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Bautismo y Confirmacion -Serie Manuales de Teologia - Onatibia, Ignacio.pdf

Date post: 02-Mar-2016
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  • PLAN GENERAL DE LA SERIE

    Teologa fundamental 3 Dios, horizonte del hombre, J. de Sahagn Lucas (publicado) 5 Patrologa, R. Trevijano (publicado) 9 Historia de la Teologa, J. L. Illanes y I. Saranyana (publicado)

    14 Introduccin a la Teologa, J. M.a Rovira Belloso (publicado) 19 Fenomenologa y filosofa de la religin, J. de Sahagn Lucas

    (publicado) Teologa de la revelacin y de la fe, A. Gonzlez Montes

    Teologa sistemtica 1 Teologa del pecado original y de la gracia, L. F. Ladaria (publicado)

    10 Mariologa, J. C. R. Garca Paredes (publicado) 16 La pascua de la creacin, J. L. Ruiz de la Pea (publicado) 18 Eclesiologa, E. Bueno de la Fuente (publicado)

    El misterio del Dios trinitario, S. del Cura Cristologa fundamental y sistemtica, O. Gonzlez de Cardedal Antropologa teolgica y fundamental, A. Martnez Sierra

    Teologa sacramental 2 Penitencia y Uncin de enfermos, G. Flrez (publicado) 4 Tratado general de los sacramentos, R. Arnau Garca (publicado) 6 La liturgia de la Iglesia, Mons. J. Lpez Martn (publicado)

    11 Orden y ministerios, R. Arnau Garca (publicado) 12 Matrimonio y familia, G. Flrez (publicado) 22 Bautismo y Confirmacin, I. Oatibia (publicado)

    Eucarista, D. Borobio Teologa moral

    8 Moral fundamental, J. R. Flecha Andrs (publicado) 15 Moral socioeconmica, A. Galindo (publicado)

    Moral de la persona, J. R. Flecha Andrs Moral sociopoltica, R. M.a Sanz de Diego

    Teologa pastoral y espiritual 7 Teologa espiritual, S. Gamarra (publicado)

    13 Teologa pastoral, J. Ramos Guerreira (publicado) Pastoral catequtica, A. Caizares

    Historia y arte 17 Arqueologa cristiana, J. lvarez Gmez (publicado)

    Historia de la Iglesia. I: Antigua, J. lvarez Gmez Historia de la Iglesia. II: Media, J. Garca Oro Historia de la Iglesia. III: Moderna, J. Snchez Herrero Historia de la Iglesia. IV: Contempornea, J. M.a Laboa

    21 Historia de las religiones, M. Guerra Gmez (publicado) 20 Historia del arte cristiano, J. Plazaola (publicado)

    BAUTISMO Y CONFIRMACIN

    Sacramentos de iniciacin

    POR

    IGNACIO OATIBIA

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID 2000

  • Con licencia eclesistica del Arzobispado de Madrid (2-11-2000)

    Ignacio Oatibia Audela Biblioteca de Autores Cristianos

    Don Ramn de la Cruz, 57. Madrid 2000 Depsito legal: M. 17.259-2000 ISBN: 84-7914-469-6 Impreso en Espaa. Printed in Spain .'?

    NDICE GENERAL

    Pgs.

    PRESENTACIN xin SIGLAS Y ABREVIATURAS xvn

    BIBLIOGRAFA GENERAL xxi INTRODUCCIN: El gran sacramento de la iniciacin cristiana . 3

    I. La iniciacin cristiana 3 II. Los sacramentos de la iniciacin cristiana 9

    PRIMERA PARTE

    LA INICIACIN EN LA EXPERIENCIA HISTRICA DE LA IGLESIA

    CAPTULO I. La iniciacin en el Nuevo Testamento 15 I. En los Hechos de los Apstoles 16

    II. En la literatura paulina 20 III. En la primera de Pedro 29 IV. En la literatura jonica 30 V. El mandato bautismal 32

    VI. Bautizar en el nombre del Seor Jess 33 VIL Bautizar con agua-bautizar con Espritu 34

    VIII. El bautismo de los nios 36 IX. Posibles modelos del bautismo cristiano 37 X. Bautismo de Juan y bautismo cristiano 39

    XI. El bautismo de Jess en el Jordn 41 XII. Ordo de la iniciacin cristiana 41

    XIII. Paradigmas diversos de la iniciacin cristiana 44

    CAPTULO II. La iniciacin en la Iglesia antigua 47 I. La iniciacin antes del Concilio de Nicea 48

    II. La iniciacin en los siglos IV-VII 57

    CAPTULO III. Bautismo y confirmacin en la Edad Media . . 65 I. Entre la Patrstica y la Escolstica 66

    II. El bautismo y la confirmacin segn la Escolstica . . . 70

  • X ndice general

    Pgs.

    CAPTULO IV. Bautismo y confirmacin en la poca moderna. 77 I. En la Reforma y en Trento 78

    II. De Trento a la era romntica 86 III. La iniciacin en la historia reciente 90

    SEGUNDA PARTE

    PARTE SISTEMTICA

    CAPTULO V. Introduccin 101 I. Consideraciones metodolgicas 101

    II. El simbolismo global de la iniciacin cristiana 103 III. Simbolismo de los sacramentos de la iniciacin 106 IV. Tipologa bblica de los sacramentos de la iniciacin . . 112

    Primera seccin: EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO 117

    CAPTULO VI. Las dimensiones histrico-salvficas del sacra-mento del bautismo 119

    I. La dimensin cristolgica 120 II. Bautismo e Iglesia 126

    III. Bautismo y mundo venidero 142 IV. Bautismo y Espritu Santo 148 V. Bautismo y Trinidad 154

    VI. La respuesta humana en el bautismo 162

    CAPTULO VII. Los efectos del bautismo en el cristiano 175 I. Perdn de los pecados I77

    II. Nuevo nacimiento, filiacin divina, divinizacin jgQ III. Renovacin (nueva creacin) 185 IV. Santificacin, justificacin, consagracin 186 V. Iluminacin 188

    VI. Vida en Cristo 190 VII. Sello y carcter 192

    VIII. Sacerdotes, reyes y profetas 195 IX. Seguridad y optimismo I97

    CAPTULO VIII. Las exigencias ticas del bautismo 203 I. Conservar el bautismo 204

    II. El combate cristiano 205 III. Vivir en Cristo 207 IV. Vivir segn el Espritu 208 V. Vivir en Iglesia (para Iglesia) 209

    ndice general XI

    Pgs.

    VI. Comprometidos en la misin de Cristo y de la Iglesia . 210 VIL La ley del crecimiento 211

    VIII. Tensin escatolgica 214

    Segunda seccin: EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIN 215

    CAPTULO IX. Introduccin 217 I. Consideraciones metodolgicas 218

    II. La confirmacin, un sacramento 219 III. Lugar de la confirmacin entre los sacramentos de la

    iniciacin 222 CAPTULO X. Dimensiones histrico-salvficas de la confirma-

    cin 231 I. La dimensin cristolgica 232

    II. Sacramento del don del Espritu Santo 234 III. Confirmacin y plenitud escatolgica 240 IV. Confirmacin y comunidad mesinica 243

    CAPTULO XI. La gracia de la confirmacin 247 I. Robustecimiento de la gracia bautismal 248

    II. Perfeccionamiento de la gracia bautismal 249 III. Fortalecimiento para la misin 255 IV. El carcter de la confirmacin 261

    CAPTULO XII. Las exigencias de la confirmacin 263 I. Hombre del Espritu 264

    II. Responsabilidades de adulto 265 III. Operarios comprometidos en la obra de Dios 266 IV. Laparrsia del operario 267 V. Anunciadores del Reino 268

    VI. El recuerdo de la confirmacin 268

    NDICES ONOMSTICOS: 1. Autores antiguos y medievales 271 2. Autores modernos 273

    !

  • PRESENTACIN La imagen de una sociedad depende en buena medida del mode-

    lo que adopta para agregarse nuevos miembros. La iniciacin cristia-na es un banco de prueba para la identidad de la Iglesia. Se com-prende que la teologa y la pastoral del bautismo y de la confirma-cin hayan estado en el punto de mira de los movimientos renovadores que a lo largo del siglo xx han estado animando la vida de la Iglesia. Se han abierto recios y sonados debates sobre la legiti-midad o, al menos, la idoneidad pastoral de la prctica generalizada del bautismo de nios en una sociedad secularizada y laica; sobre la evolucin histrica de los ritos de la confirmacin, y su significa-cin. Ha habido desplazamiento de centros de inters, planteamiento de cuestiones nuevas, valoracin ms equilibrada de los elementos en juego. La investigacin histrica ha dilucidado algunos proble-mas oscuros y, sobre todo, ha descubierto en la tradicin riquezas insospechadas en torno a estos dos sacramentos de iniciacin cristia-na. La prctica de estos sacramentos se ha visto afectada por profun-dos cambios, propiciados en parte por los nuevos rituales de la ini-ciacin cristiana salidos de la reforma del Vaticano II. Al calor de la nueva sensibilidad que se ha creado, han proliferado proyectos de nueva organizacin pastoral de la iniciacin cristiana. Estamos, a la verdad, en este terreno ante un panorama teolgico-pastoral nuevo.

    Un manual que pretende ser actualizado tiene que intentar dar cabida a todos los logros doctrinales habidos, a la nueva problemti-ca, a los nuevos enfoques. Queremos, en esta presentacin, indicar los criterios que nos han guiado en la preparacin de este manual para lograr ese propsito.

    El ttulo del manual ya est indicando que contemplamos el bau-tismo y la confirmacin no aisladamente, sino formando parte del proceso de la iniciacin cristiana: juntamente con la Eucarista cons-tituyen su espina dorsal. El marco de la iniciacin nos ayudar a situar correctamente estos sacramentos en el conjunto del misterio y de la vida de la Iglesia, y a descubrir su verdadera naturaleza y ri-queza, sus profundas conexiones mutuas.

    En este manual se quiere tomar en serio que el bautismo y la confirmacin son sacramentos de la Iglesia, celebraciones simbli-co-litrgicas. La teologa de los sacramentos tiene que ser, antes que nada, un discurso sobre su celebracin litrgica. Su punto de partida, metodolgicamente hablando, es el estudio de la liturgia, en su es-tructura y formas de expresin; porque la liturgia es una expresin

  • XIV Presentacin

    autorizada de la fe de la Iglesia. Nuestra atencin se dirigir a la totalidad de la celebracin, en toda su complejidad de smbolos y frmulas eucolgicas, sin convertir por ello en manual de liturgia lo que debe ser un tratado de teologa. Es clara nuestra intencin de recuperar para la reflexin teolgica el mtodo mistaggico de los Santos Padres, siguiendo la recomendacin que nos llega ltima-mente con insistencia desde altas instancias.

    Dentro tambin de la gran tradicin de los Padres, primordial atencin se presta en este manual a la dimensin histrico-salvfica del misterio de salvacin que nos llega a travs de los sacramentos. Se consideran stos como acontecimientos salvfcos: actualizacin del misterio histrico de salvacin en el hoy de la Iglesia. Lo ms importante en sacramentologa es desvelar la conexin que guarda cada sacramento con las distintas etapas de la historia salutis: en primer lugar, con el Acontecimiento central de la Pascua del Seor; con la consumacin final o Parusa; con la actividad del Espritu en esta fase de la historia y con el Misterio trinitario; con el misterio de la Iglesia; por ltimo, con la insercin del individuo en esa historia salutis por su participacin en el sacramento. El conjunto de estas coordenadas histrico-salvficas nos dar las autnticas dimensiones teolgicas de un sacramento.

    Se pone especial empeo en evitar el reduccionismo empobrece-dor que ha caracterizado sobre todo a la teologa occidental durante largos perodos, por haberse enquistado en una sola tradicin litrgi-ca y casi en una sola escuela teolgica. Se busca una comprensin integral de los sacramentos. Guiados por las declaraciones del Ma-gisterio, pretendemos abrirnos a toda la variedad de tradiciones litr-gicas que recogen la experiencia sacramental y la fe de las diferentes Iglesias a lo largo de los siglos. Queremos estar atentos, con el nece-sario discernimiento, a las reflexiones de los telogos de todos los tiempos y latitudes. Nos anima la preocupacin ecumnica. No obs-tante, dedicaremos atencin preferente al momento fundante que re-presentan los tiempos del Nuevo Testamento y a la poca patrstica, perodo de gran creatividad litrgica y teolgica.

    Por eso la primera parte, histrica, quiere ser como un inventario de las riquezas que nos ofrece la tradicin universal de la Iglesia. Al narrar la evolucin histrica, tanto de la praxis como de la doctrina de los sacramentos del bautismo y la confirmacin, iremos tomando nota en cada poca de las aportaciones que merecern luego ser in-corporadas a la sntesis final, sin detenernos por el momento a ana-lizarlas en profundidad.

    En la segunda parte intentaremos presentar todo ese material de una manera sistemtica y orgnica, como corresponde a un trata-miento cientfico. Estamos convencidos de que los esquemas o prin-

    ^

    Presentacin XV

    cipios estructurantes que brotan de la naturaleza misma del objeto, es decir, de la naturaleza del sacramento, son capaces de acoger en su seno toda la riqueza de facetas que la fe de la Iglesia, ductu Spi-ritus, ha ido descubriendo en los sacramentos del bautismo y la con-firmacin. La tradicional estructura tripartita de todo sacramento nos aconseja partir del simbolismo y de la tipologa (signum tantum) pa-ra estudiar en primer lugar las dimensiones histrico-salvficas que hemos mencionado ms arriba (res et sacramentum) y pasar luego a lo que tradicionalmente se ha venido llamando los efectos o la gra-cia de cada sacramento (res sacramenti), para terminar de cara a la vida, sealando sus exigencias ticas.

    Se pretende ofrecer una teologa que sea capaz de animar la vida espiritual y alentar una accin pastoral iluminada, en un sector tan vital de la vida de la Iglesia.

  • SIGLAS Y ABREVIATURAS AAS Acta Apostohcae Sedis AC Antike und Chnstentum AL Analecta Litrgica ALw Archiv fur Liturgiewissenschaft Ant Antonianum BAC Biblioteca de Autores Cristianos BEL Bibliotheca Ephemendes Liturgicae BLE Bulletin de Litterature Ecclesiastique BM BENOIT, A , y MUNIER, CH , Le Bapteme dans l Eglise ancienne CA Constituones Apostolorum CCL Corpus Chnstianorum Senes Latina CD La Ciudad de Dios CDC Cdigo de Derecho Cannico (1983) CIC Catecismo de la Iglesia Catlica CSCO Corpus Scnptorum Chnstianorum Onentahum CSEL Corpus Scnptorum Ecclesiasticorum Latinorum CT Concilium Tndentinum CTom Ciencia Tomista DACL Dictionnaire d'Archeologie chretienne et de Liturgie DBS Dictionnaire de la Bible Supplement DS DENZINGER, H , y SCHONMETZER, A , Enchiridion symbolorum DSpir Dictionnaire de Spintualite ascetique et mystique DT Divus Thomas DThC Dictionnaire de Theologie Cathohque EE Estudios Eclesisticos EL Ephemendes Liturgicae ET Estudios Trinitarios EThL Ephemendes Theologicae Lovamenses ETR Etudes theologiques et religieuses EV Espnt et Vie FS Festschnft FThSt Freiburger Theologische Studien GCS Die gnechischen chnstlichen Schnftsteller Greg Gregonanum JAC Jahrbuch fur Antike und Chnstentum JBL Journal of Biblical Literature JLw Jahrbuch fur Liturgiewissenscha JThSt Journal of theological Studies Leiturgia AA VV , Leiturgia Handbuch des evangehsches Gottesdien-

    stes LJ Liturgisches Jahrbuch LMD La Maison-Dieu LQF Liturgiegeschichtliche Quellen und Forschungen

  • XVIII Siglas y abreviaturas

    LV Mansi

    MGH MSR MS

    MThZ NRTh NT NTA OCA OCP OR OS PG PL PLS PO PS QL RA RAC RB RBN RC RCI REA REB RechSR RET RHPhR RICA RL RPL RQ RR RSPhTh RSR RTh RTAM RThL SC ScCat SCH Schol SD SE SL

    Lumire et Vie J. D. MANSI, Sacrorum Conciliorum nova et amplissima col-lectio Monumenta Germaniae Histrica Mlanges de Science Religieuse AA.VV., Mysterium Salutis. Manual de teologa como de la salvacin Mnchener Theologische Zeitschri Nouvelle Revue Thologique Nuevo Testamento Neutestamentliche Abhandlungen Orientalia Christiana Analecta Orientalia Christiana Peridica Ordo Romanus Orient Syrien Patrologia Graeca Patrologa Latina Patrologia Latina. Supplementum Patrologia Orientalis Patrologia Syriaca Questions liturgiques Recherches Augustiniennes Reallexikon fir Antike und Christentum Revue Biblique Ritual del Bautismo de los Nios Ritual de la Confirmacin Rivista del Clero Italiano Revue des tudes Augustiniennes Revista Eclesistica Brasileira Recherches de Science religieuse Revista Espaola de Teologa Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuses Ritual de la Iniciacin Cristiana de Adultos Rivista Litrgica Rivista di Pastorale Litrgica Rmische Quartalschrift Rituale Romanum Revue des Sciences Philosophiques et Theologiques Revue des Sciences Religieuses Revue Thomiste Recherches de Thologie Ancienne et Mdivale Revue Thologique de Louvain Sacrosanctum Concilium La Scuola Cattolica Sources Chrtiennes Scholastik Sacra Doctrina Sciences Ecclsiastiques Studia Litrgica

    historia

    Siglas y abreviaturas XIX

    SM SP ST StAn SvG TA TE ThGl ThSt ThZ TU

    TWNT

    VC VSSuppl WA ZkTh ZNW

    Studia Moralia Studia Patrstica Studi e Testi Studia Anselmiana Sacramentarium Gelasianum Vetus Traditio Apostlica Teologa espiritual Thologie und Glaube Theological Studies Theologische Zeitschri Texte und Untersuchungen zur Geschichte der altchristlichen Literatur Theologisches Worterbuch zum Neuen Testament, ed. G. KIT-TEL y G. FRIEDRICH Vigiliae Christianae La Vie Spirituelle. Supplment D. Martin Luthers Werke (Weimar 1883ss) Zeitschri flir katholische Thologie Zeitschri fir neutestamentliche Wissenscha und die Kunde der alteren Kirche

  • BIBLIOGRAFA GENERAL AA VV , Le baptme Catechese 88-89 (1982) 3-231 AA VV , Baptme-Conftrmation LMD 110 (1972) 3-87 AA VV , Le baptme, entre dans l'existence chretienne (Pubhcations des

    Facultes umversitaires St-Louis, 29, Bruselas 1983) AAVV , Baptme Sacrement d'unite (Tours 1971) AA VV , // battesimo e la confermazione Credere oggi 6 (1986) 3-95 A A VV , // Battesimo Teologa e Pastorale (Quadern di RL, 13, Turn-

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    sakramentes (Paderborn 1974) AA VV , Imziazwne cristiana degb adulti oggi (BEL Subsidia, 99, Roma

    1998) AA VV , Iniziazione cristiana e immagme di Chiesa (Collana di teologa

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    (Collegeville MI 1995) AA VV , Made, not Born New Perspectives on Christian Inihatwn and the

    Catechumenate (Notre Dame-Londres 31980) AA VV , El sacramento del Espritu La Confirmacin en la Iglesia de hoy

    (Renovacin Litrgica, 14, Madrid 1976) AA VV , Los sacramentos de la iniciacin cristiana Phase 29 (1989) 177-

    255 AA VV , Studies on Syrian Baptismal Rites (The Synan Churches, 6, Kot-

    tayam 1973) A A VV , Zeichen des Glaubens Studien zu Taufe und Firmung FS B Fis-

    cher (Zunch etc 1972) ADAM, A , Confirmacin y cuta de almas (Barcelona 1961)

  • XXII Bibliografa general

    AMOUGOU-ATANCANA, J , Ein Sakrament des Geistesempfangs? Zum Ver-haltms von Taufe und Firmung (Oekumemsche Forschungen III Sakra-mentologische Abteilung, 1, Fnburgo etc 1974)

    AUSTIN, G , Anointing with the Spirit The Rite of Confirmation The Use of Oil and Chrism (Nueva York 1985)

    BAIGORRI, L , Bautismo (Estella 1984) BOROBTO, D , La iniciacin cristiana Bautismo - Educacin familiar - Pri-

    mera eucarista Catecumenado - Confirmacin - Comunidad cristiana (Lux mundi, 72, Salamanca 1996)

    BOUREAU, D , El futuro del bautismo (col Controversia, Barcelona 1973) BOURGEOIS, H , L initiation chretienne et ses sacrements (Croire et com-

    prendre) (Pars 1982) Theologie catechumenale (Pars 1991) CABIE, R , La iniciacin cristiana, en AA VV , La Iglesia en oracin

    Introduccin a la liturgia (Biblioteca Herder Seccin de liturgia, 57, Barcelona 1987) 572-665

    Les sacrements de l inihation chretienne (baptme confirmation pre-miare commumon) (Bibhotheque du Christiamsme, 32, Pars 1994)

    CAMELOT, TH , Espiritualidad del bautismo (Madrid 1960, nueva edicin ampliada Pars 1966)

    El Bautismo y la Confirmacin en la teologa contempornea (Pequea Biblioteca Herder, 19, Barcelona 1961)

    CECCHINATO, A , Celebrare la confermazione Rassegna critica dell attuale dibattito teolgico sul sacramento (Padua 1987)

    CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA, La iniciacin cristiana Reflexiones y orientaciones (Madrid 1998)

    DACQUINO, P , I sacramenti dell iniziazionne La loro catechesi alia luce della Bibbia (Leumann-Turm 1974)

    Un dono di Spirito profetico La cresima alia luce della Bibbia (Tunn-Leumann 1992)

    DANIELOU, J , L entree dans l histoire du salut Bapteme et confirmation (Foi vivante, 36, Pars 1967)

    DOLGER, F X , Das Sakrament der Firmung historisch-dogmatisch darge-5e//(Smzig31990)

    DORONZO, E , Tractatus dogmatici de baptismo et confirmatione (Milwau-kee 1947)

    FALSINI, R , L iniziazione cristiana e i suoi sacramenti (Collana di teologa e di spintualita, 2, Miln 41992)

    FISHER, J D C , Confirmation Then and Now (Alcum Club Collection, 60, Londres 1978)

    GABORIAU, F , Naitre a Dieu Questions sur le bapteme (Theologie nouvel-le, Pars 1981)

    GANOCZY, A , Devenir chretien Essai sur l historate de l existence chre-tienne (Pars 1973)

    GARCA PAREDES, J C R , Iniciacin cristiana y eucarista Teologa par ticular de los sacramentos (Biblioteca de Teologa, 17, Madrid 1992)

    GONDAL, M-L , Iniciacin cristiana bautismo confirmacin eucarista (Bilbao 1990)

    Bibliografa general XXIII HAMMAN, A , El bautismoy la confirmacin (El misterio cristiano Teologa

    sacramental 11, Barcelona 41982) HAUKE, M , Die Firmung Geschichthche Entfaltung und theologischer

    Sinn (Paderborn 1999) JANERAS, V S , L iniziazione cristiana nella tradizione litrgica orintale

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    LARRABE, J L , Bautismo y Confirmacin sacramentos de iniciacin cris-tiana (Madrid 1989)

    LIGIER, L , La confirmation Sens et conjoncture oecumenique hier et au-jourd hu (Pars 1973)

    MAGRASSI, M , Teologa del Battesimo e della Cresima (Roma 1968) MITCHELL, L L , Baptismal Anointing (Londres 1966) MOINGT, J , Le devenir chretien Inihation chretien des jeunes (Pars 1973) MOUHANNA, A , Les rites de l inihation dans l Eglise maronite (Chnstiams-

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    SCHMEMANN, A , Of Water and the Spint A Liturgish Study of Baptism (Londres 1976)

    STASIAK, K , Return to Grace A Theologyfor Infant Baptism (Collegeville MI 1996)

    STENZEL, A , Die Taufe Eme genetische Erklarung der Taufliturgie (Inns-bruck 1958)

  • XXIV Bibliografa general

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    VERGS, S., El bautismo y la confirmacin. Sacramentos de la iniciacin cristiana (Actualidad teolgica espaola; Madrid 1972).

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    WALSH LIAM, G., The Sacraments of Initiation: Baptism-Confirmation-Eu-charist (Geoffrey Chapman Theology Library, 7; Londres 1988).

    WINKLER, G., Das armenische lnitiationsrituale. Enrwicklungsgeschichtli-che und liturgievergleichende Untersuchung der Quellen des 3. bis 10. Jahrhunderts (OCA 217; Roma 1982).

    BA UTISMO Y CONFIRMA C1N

    4

  • INTRODUCCIN EL GRAN SACRAMENTO DE LA INICIACIN

    CRISTIANA

    BIBLIOGRAFA

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    Los tres primeros sacramentos de la Iglesia el bautismo, la con-firmacin y la Eucarista aparecen desde el principio formando par-te del proceso que se debe seguir para hacerse cristiano, es decir, de la iniciacin cristiana. En realidad, ellos son la culminacin del pro-ceso y encarnan mejor que ningn otro elemento todo el sentido y los contenidos del camino inicitico. ste, en una comunidad como la Iglesia, que vive del Misterio y ella misma es Misterio, tiene que re-vestir necesariamente gran hondura y riqueza. Interesa, pues, precisar desde el umbral qu entendemos por iniciacin cristiana, ya que constituye el marco obligado de referencia para la comprensin de la naturaleza de los sacramentos que sern objeto de nuestro estudio.

    1. LA INICIACIN CRISTIANA En nuestro siglo la nocin de iniciacin cristiana ha vuelto a ad-

    quirir carta de naturaleza en la teologa de los sacramentos como un concepto importante '. El concilio Vaticano II y los documentos que

    1 Al parecer, fue L. DUCHESNE quien la puso en circulacin: Origines du cuite

    chrtien (Pars 1889).

  • 4 Introduccin

    de alguna manera derivan de l la han incorporado a su vocabulario sin reservas 2.

    Iniciacin viene del verbo latino initiare, que a su vez deriva del sustantivo initium, principio, en cuya raz est el verbo inire, entrar. Sugiere, pues, adems de la idea de empezar, la de introducir a al-guien en algo. Si tenemos en cuenta que el plural initia, en los auto-res clsicos, poda significar sacrificios, misterios, se comprende que el vocablo se cargara pronto de connotaciones religiosas.

    Para expresar la misma idea, los Padres griegos se valen de dos trminos distintos: 1) Mysis, iniciacin (al misterio), del verbo mye, me inicio (en el misterio), de donde resultan las expresiones mysts y memioumenos, iniciado; amytos, no iniciado; mystrion, misterio; y, sobre todo, mystagoge, inicio en el misterio; mystag-gos, iniciador, y mystaggia, accin de conducir al misterio o, tam-bin, accin por la cual el misterio nos conduce. Todos estos voca-blos conservaron el sentido religioso originario. 2) Tlete, iniciacin, rito 3: del verbo teleio, cumplo, perfecciono, que deriva de telos, fin, trmino; resultan las expresiones teloumenos, iniciado; atelestos, no iniciado; teleisis, consagracin.

    Aunque el trmino no se encuentra en los escritos del NT, s se encuentra en forma embrionaria la realidad que expresa. No poda faltar en el cristianismo algo que los antroplogos consideran una dimensin especfica de la condicin humana (M. Eliade), una constante antropolgica (J.-B Renard), que est presente prctica-mente en todas las culturas y religiones, aunque alcanza especial re-levancia en las llamadas religiones de misterios (p. e., en los miste-rios de Eleusis, Isis y Mitra). Antes de ser una institucin eclesisti-ca, fue una categora antropolgica universal. Para profundizar en el sentido de la iniciacin cristiana, pueden ser de utilidad los estudios de los antroplogos sobre este fenmeno universal tan importante de la etnologa y de la fenomenologa religiosa, dejando siempre a sal-vo la originalidad de la institucin cristiana 4.

    Sin perder de vista que son muy variados los modelos iniciticos (initiation patterns) en uso en el presente y en el pasado 5, indicare-

    2 Cf. SC 65, 71, AG 14, PO 2; RICA, RBN y KCpassim: CDC, cnones 788/2,

    842/2, 851/1, 872, 879, 920/1; CIC, n.695, 1211, 1229, 1230, 1232, 1233, 1285, 1289, 1322, 1420.

    3 Fcil y, en las religiones de misterios, frecuente juego de palabras con teteu-

    tan, morir. 4 En la controversia suscitada a raz de la Mysterienlehre de Odo Casel qued

    demostrada la originalidad de la iniciacin cristiana respecto de la iniciacin a los misterios helnicos.

    5 En la variada tipologa de las iniciaciones interesan sobre todo, para nuestro

    intento, los rituales de integracin de los adolescentes o de los jvenes a la sociedad

    Introduccin 5

    mos las principales coordenadas de la iniciacin, que resultan de un estudio comparativo de distintas tradiciones, apuntando cada vez las diferencias que marcan la originalidad del fenmeno cristiano.

    1. El terminus ad quem de la iniciacin

    En antropologa cultural no se trata primariamente de la inicia-cin a unos conocimientos (iniciacin a las matemticas, iniciacin a la msica...), sino de la iniciacin a la vida de un grupo (comuni-dad, sociedad, religin...). Es muy variada la tipologa de sociedades en que uno puede ser iniciado. Se trata siempre de entrar en un gru-po ya constituido, que tiene un proyecto, una misin, unas tradicio-nes, un lenguaje simblico. El proceso de integracin exige la trans-misin de una tradicin viva recibida de los mayores y el aprendiza-je del lenguaje simblico del grupo (incluso, si se tercia, de doctrinas esotricas). Se debe entrar, sobre todo, en contacto con el arquetipo del grupo, con los mitos de los orgenes, con los acontecimientos fundacionales que estn en la base de la comunidad: la bsqueda inicitica, en las religiones mistricas, promete al hombre la reinte-gracin a su condicin primordial. De ah la importancia de la anam-nesis, de la memoria cultual, que permite a los iniciandos conectar personalmente con los orgenes del grupo. La iniciacin es un proce-so de socializacin, de progresiva introduccin en el grupo, de asi-milacin gradual de los valores comunitarios, socioculturales y reli-giosos. Ya desde este punto de vista la iniciacin presenta una clara dimensin comunitaria: es un acontecimiento institucional.

    La iniciacin cristiana es para hacer cristianos, porque uno no nace cristiano, sino que (tiene que) hacerse cristiano 6. El ser cristiano no es un hecho de naturaleza, sino algo que sobreviene a la existencia. Hacerse cristiano es primordialmente injertarse en el mis-terio de Cristo muerto y resucitado, que no es un mito, sino un Acontecimiento salvfco histrico: La iniciacin cristiana no es otra cosa que la primera participacin sacramental en la muerte y resurreccin de Cristo (RICA 8). Esto equivale a hacerse miembro del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. La Iglesia no es un grupo social ms; ella misma es misterio: sacramento de la Redencin uni-versal. Se precisa una iniciacin para entrar en ella. El ideario de la Iglesia es un depsito de fe revelado, que se transmite a travs de una tradicin viva, y sus misterios son sacramentos en sentido estric-

    adulta (age-group initiation) y los rituales de entrada en grupos religiosos restringi-dos y cerrados (esoteric initiation).

    6 TERTULIANO, De testimonio animae, 1,7: CCL 1,176.

  • 6 Introduccin

    to. Hacerse miembro de una comunidad local que es solidaria de otras comunidades significa entrar en la comunin de la Iglesia uni-versal.

    2. El agente de la iniciacin

    En la iniciacin es decisiva la participacin activa de la comuni-dad de los ya iniciados: es ella la que acoge y acompaa a los ini-ciandos, influye en ellos y se compromete con ellos; es ella la que prev la institucionalizacin del camino inicitico para poder verifi-car la autenticidad de la iniciacin. El xito de la iniciacin depende en gran medida de la vitalidad de la comunidad. Pero tambin el grupo se ve enriquecido en cada iniciacin: repasa cada vez su mo-delo de identidad; se dice a s mismo lo que es. El protagonismo del grupo no descarta la intervencin peculiar de algunas mediaciones (ancianos, jefes, responsables, sacerdotes), pero siempre en nombre del grupo.

    La iniciacin cristiana es tambin un proceso eclesial: la ini-ciadora es la Ecclesia Mater en el ejercicio privilegiado de su ma-ternidad. La Iglesia es el lugar y el mbito de la iniciacin7. Pero la misma Iglesia sale tambin beneficiada de la agregacin de nuevos miembros: Ecclesia semper initianda; por la agregacin de nuevos miembros la Iglesia se va re-iniciando ella misma. Pero no hay que olvidar que en esta accin de la Iglesia toma cuerpo y forma la ini-ciativa de Dios, que es quien da peso a todo el proceso: El (verda-dero) iniciador est arriba 8. Los ritos que jalonan la marcha del catecumenado celebran como don de Dios los progresos que va ha-ciendo el catecmeno en todos los sentidos.

    3. El sujeto de la iniciacin Es el hombre o mujer libre, capaz de actos personales y cons-

    cientes de adhesin, con voluntad de agregarse al grupo. La inicia-cin no va dirigida solamente a la mente, al hombre interior, sino al hombre con toda su realidad corporal-espiritual. ste se somete li-bremente a un proceso personal de transformacin radical en su con-dicin social o religiosa. La iniciacin es, pues, un paso: paso de una condicin a otra, de un status a otro; por eso a los ritos de iniciacin

    7 Cf. BOURGEIS, L.-H., L 'glise est-elle initiatrice?: LMD 132 (1977) 103-135.

    Sobre el papel de la comunidad y de sus responsables (padrinos, obispo, presbteros, diconos y catequistas), cf. AG 14; RICA 7,37, 41-48.

    8 V. TOMBER citado en PH.-E. RAUSIS, O.C, 82.

    Introduccin 7

    se les llama tambin ritos de paso o ritos de umbral9. La simblica de muerte-resurreccin expresa bien la radicalidad de esta transfor-macin. Como signo de esta vida nueva, el iniciado recibe a veces un nombre nuevo, vestidos nuevos...

    El carcter personal de la iniciacin cristiana se manifiesta sobre todo en la importancia que reviste la fe en todo el proceso: la fe como actitud personal de adhesin radical de todo el ser a la Per-sona del Redentor, que est llamada a desarrollarse segn ritmos e itinerarios establecidos hasta culminar en la experiencia personal que hace el iniciado de la muerte y resurreccin de Cristo en los sacramentos de la iniciacin. Pero antes tiene que recorrer un largo camino de conversin y de adiestramiento en la vida cristiana, que le introducirn en un gnero de vida totalmente distinto, que exige la transformacin del sujeto en su mentalidad y comportamiento. La iniciacin se articula sobre la conversin y el adiestramiento del can-didato en la vida cristiana (cf. AG 13-14; RICA 10). Al final del proceso ser otro, una criatura nueva, un nefito. A diferencia de otros tipos de iniciacin, reservados a los varones o a los miembros de la tribu, etc., la iniciacin cristiana se distingue por su carcter universal: se ofrece a todos, sin discriminacin: a judos y griegos, a libres y esclavos, a hombres y mujeres.

    4. Los medios de la iniciacin

    La iniciacin es sin duda una revelacin, una traditio, transmi-sin de la tradicin de la comunidad (secretos, doctrinas, smbolos del grupo); la instruccin es elemento importante en toda iniciacin. Pero no es slo comunicacin de esquemas de pensamiento; no es slo enseanza doctrinal. Es tambin aprendizaje de un nuevo gne-ro de vida. Por eso los medios que pone en juego no pertenecen slo al nivel de las ideas; moviliza toda una simbologa (gestos, objetos, lugares, personas, tiempos...), haciendo intervenir a todas las facul-tades del hombre y en especial al cuerpo. La corporeidad se revela como condicin primera de toda iniciacin autntica (Rausis). El candidato es sometido a ejercicios de adiestramiento, a duras prue-bas fsicas y psicolgicas para comprobar su resistencia de espritu. Todos los medios empleados y su estructuracin tienen que ser ade-ms institucionalizados, regulados o reconocidos por la comunidad. Los ritos de iniciacin son de suyo colectivos.

    En la iniciacin cristiana el primer paso, primordial, es la evangelizacin, que tiene como finalidad la conversin y la fe. Viene

    9 Cf. A. VAN GENNEP, Les rites de passage (Pars 1909; Pars-La Haya 1969).

  • 8 Introduccin

    luego la formacin en la fe. La fuerza de la Palabra juega un papel insustituible. La formacin doctrinal ocupa un espacio importante en la preparacin del catecmeno: se imparte al candidato una instruc-cin, elemental, s, pero completa y orgnica (catequesis). Pero el catecumenado no es una mera exposicin de dogmas y preceptos, sino la formacin y el noviciado debidamente prolongado de toda la vida cristiana, en que los discpulos se unen a Cristo, su Maestro (AG 14). Por eso en todo tiempo han formado parte del programa catecumenal los ejercicios ascticos, as como una variedad de ritos litrgicos que culminan en los tres sacramentos de la iniciacin cris-tiana. Es que el cristianismo no es ante todo un cuerpo de doctrina ni un cdigo de normas ticas; primordialmente es una historia: historia de la salvacin. Por eso los instrumentos de que se vale para intro-ducir en el misterio son smbolos reales, sacramentales, acciones del Seor de la gloria, memorial eficaz del misterio de salvacin en el que son iniciados los nuevos miembros (cf. AG 14; RICA 1-2).

    5. La iniciacin es un proceso

    La iniciacin presenta siempre un aspecto dinmico, tal como se evidencia en la variada simblica empleada en las distintas culturas: es itinerario que hay recorrer; es paso de una situacin a otra (de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la esclavitud a la liber-tad); es gestacin y parto; maduracin y crecimiento; aprendizaje. La metfora ms socorrida es la del paso de la muerte a la nueva vida. Est claro que la iniciacin requiere tiempo y comporta fases y etapas. Los especialistas sealan fundamentalmente tres tiempos: a) tiempo de separacin, de ruptura con el camino viejo, de aislamiento (Buschzeit = tiempo de selva); b) tiempo de marginacin, de transi-cin, de pruebas y sufrimientos, de aprendizaje de palabras impor-tantes; c) tiempo de integracin en el grupo, de introduccin en el nuevo gnero de vida, de investidura. Ritos adaptados van jalonando en cada etapa los progresos que va haciendo el iniciando. Pero la iniciacin es slo comienzo de una experiencia destinada a conti-nuar (J. Ries); aun terminado todo el proceso, la iniciacin se con-sidera slo virtual; la iniciacin efectiva viene despus y dura toda la vida ,0.

    La ley del desarrollo constante y progresivo es tambin una de las caractersticas de la iniciacin cristiana. La afirmacin de Cle-mente de Alejandra de que el catecmeno necesita tiempo " refleja

    10 Entrar en el camino es la iniciacin virtual; seguir el camino es la iniciacin

    efectiva: R. GUNON, citado en PH.-E. RAUSIS, O.C, p.16. 11

    Strom. 2,961: SCH 38,107.

    Introduccin 9

    una conviccin unnimemente compartida desde los primeros orge-nes del catecumenado cristiano. Se necesita tiempo para purificar las motivaciones, consolidar la conversin, madurar la fe, habituarse al gnero de vida de los cristianos, identificarse con la Iglesia. Pero la iniciacin cristiana es tambin slo el comienzo de la existencia cris-tiana; slo abre la puerta a la vida cristiana, que toda ella ha de considerarse como un proceso de conversin e iniciacin permanen-tes. La verdadera iniciacin definitiva slo se dar, a travs de la muerte, con el ingreso en el goce de la vida eterna. Esta perspectiva de la meta final confiere a todo el proceso una tensin escatolgica.

    6. La iniciacin es un proceso unitario

    A pesar de la variedad de elementos, actores y momentos que intervienen, el proceso inicitico es nico; hay una unidad orgnica entre todos los elementos.

    Tambin en la iniciacin cristiana todos los agentes, elemen-tos y etapas estn articulados entre s de forma que todo el proceso constituya un nico acontecimiento. Esto nos autoriza a hablar del gran sacramento de la iniciacin cristiana.

    Resumiendo lo dicho, podramos definir la iniciacin diciendo que es el proceso mediante el cual el sujeto modifica radicalmente su estatuto comunitario, religioso y social, viviendo al mismo tiempo un cambio existencial profundo para adquirir el puesto normal que corresponde a todo miembro activo de la comunidad y se caracteriza por una identidad singular respecto de los no iniciados !2. No resul-tar difcil al lector ajustar esta definicin a la realidad concreta y original de la iniciacin cristiana.

    II. LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIN CRISTIANA En el cristianismo la iniciacin al misterio se realiza principal-

    mente en las acciones sacramentales. Mediante los sacramentos de la iniciacin cristiana, el bautismo, la confirmacin y la Eucarista, se ponen los fundamentos de la vida cristiana (CIC 1212). Por eso los Padres griegos del s. iv casi siempre identifican la iniciacin (mystaggia) con la celebracin misma de los misterios (fundamen-talmente el bautismo y la Eucarista). stos, segn RICA 27, repre-sentan el ltimo grado o etapa, una especie de cumbre y de punto de llegada del itinerario de la iniciacin cristiana. Dentro del gran sa-

    12 Cf. S. MAGGIANI, O.C, 18.

  • 10 Introduccin

    cramento de la iniciacin cristiana son momentos de mayor densi-dad sacramental, que condensan mejor que ningn otro momento el significado de todo el proceso, su orientacin y dinamismo.

    El redescubrimiento de que los tres primeros sacramentos el bautismo, la confirmacin y la Eucarista forman parte del proce-so de la iniciacin cristiana, es decir, que son los sacramentos de la iniciacin cristiana, ha supuesto un paso importante en el camino de la renovacin teolgica de estos sacramentos. Sacados del aislamien-to en que se encontraban y perfectamente situados en el contexto orgnico que les es propio, revelan mejor su naturaleza y toda su verdad 13.

    1. Su unidad14

    Estos tres sacramentos, desde las pocas ms remotas, se presen-tan como una unidad, formando parte de una nica celebracin. Pero la unidad ritual es reflejo de una unidad ms profunda, teolgica. La razn de esta unidad es que los tres concurren juntos a asegurar la progresiva configuracin del creyente con Cristo y su plena agre-gacin a la Iglesia y a llevar a los fieles a su pleno desarrollo (RICA 2). RICA 1-2 describen adecuadamente la obra comn de salvacin que realizan conjuntamente los tres sacramentos y, al ha-cerlo, subrayan el dinamismo unitario que crean y las conexiones mutuas que surgen entre ellos. La iniciacin no ser completa mien-tras no se hayan recorrido estas tres etapas. Los tres se requieren para la plena iniciacin cristiana (CDC, c.842/2). Los tres sacra-mentos se complementan mutuamente.

    Aun cuando, ms tarde, se va desarrollando la conciencia de la significacin especfica de cada uno de los distintos ritos, permanece viva durante muchos siglos la conviccin de la unidad orgnica que vincula entre s a estos sacramentos. Posteriormente, en Occidente, a consecuencia de la desintegracin de la iniciacin cristiana en tres ritos autnomos, la conciencia de esta unidad sufri un eclipse. En la poca moderna, debido en buena medida a los estudios litrgico-pa-trsticos que se han venido realizando a partir del s. xvn, se ha vuel-

    11 Cf CAIZARES LLOVFRA, A , Los sacramentos de la iniciacin cristiana, en

    Teologa y Catequesis (1988) 629-642, CAPRIOLI, A , Per una lettura globale dei sacramenti d'imziazwne (Bolonia 1976), KRETSCHMAR, G , Nouvelles recherches sur l'initiatwn chretienne LMD 132 (1997) 7-32, LLABRES, P , Teologa de la iniciacin cristiana RET 48 (1988) 393-431, ID , La iniciacin cristiana, el gran sacramento de la nueva creacin, bid 29 (1989) 183-202

    14 Cf. G CELADA, Unidad de los sacramentos de la iniciacin cristiana Nico-

    laus 4 (1976) 139-174 A FRANQUESA, El gran sacramento de la iniciacin cristiana Phase 30 (1990) 185-209

    Introduccin 11

    to a recuperar. ltimamente, gracias sobre todo al movimiento litr-gico, ha tomado carta de naturaleza en la teologa contempornea y puede considerarse como uno de sus logros importantes. Se ha abier-to camino en los documentos del magisterio l5, en los libros oficiales de la Iglesia romana l6 y en los acuerdos ecumnicos l7. La unidad de los sacramentos de la iniciacin cristiana es un criterio tenazmen-te mantenido por la reforma litrgica del Vaticano II. Es adems un principio teolgico de importancia suma. El haberlo perdido de vista en el pasado llev a la teologa de estos sacramentos a un empobre-cimiento. Es preciso estudiar cada uno de estos sacramentos dentro de la unidad orgnica que forma con los otros dos, en conexin in-terna con ellos, situndolo bien en el lugar que le corresponde en la lnea progresiva del proceso de la iniciacin cristiana.

    2. Su coordenacin l8

    No son tres ritos de paso independientes, cerrados en s mismos; ni siquiera tres etapas autnomas. Existe una relacin orgnica entre ellos; un dinamismo interior los conecta entre s. Son tres etapas de un nico proceso de progresiva introduccin en el misterio de Cristo, de configuracin con Cristo y de agregacin a la Iglesia. Los tres sacramentos de la iniciacin cristiana se ordenan entre s para llevar a su pleno desarrollo a los fieles (RICA 2).

    La Eucarista, celebracin plenaria del misterio cristiano, se con-sidera como el trmino del camino, la meta final, el culmen de la iniciacin: la iniciacin cristiana alcanza su culmen en la comunin del Cuerpo y de la Sangre de Cristo (RC 13) 19. El bautismo y la confirmacin tienden por su naturaleza hacia la comunin eucarsti-ca. El bautismo, puerta de la vida espiritual, primera participacin en el misterio cristiano, marca el comienzo del itinerario inicitico,

    15 Cf CONC VAT II, SC 71, AG 14, PO 5, PABLO VI, Const apost Divinae

    consortium naturae, CEE, La iniciacin cristiana, 46-47 16

    Cf RICA y RBN. pren gener 1 y 2, RICA 27, 34, RC 1, 3, 13, CDC can 842, 966, CEC 1212, 1229, 1233, 1244, 1285, 1292, 1306, 1318, 1321, 1322, 1325

    17 Cf. el documento de Bar Fe, sacramentos y unidad de la Iglesia (1987),

    art 37, Bautismo, Eucarista, Ministerio (documento de Lima 1982) n 14 y 20 La unidad de la iniciacin cristiana con estos tres momentos lleva camino de convertirse en un acuerdo ecumnico (P CONGAR)

    18 Cf P DE CLERCK, L'initiation et l'ordre des sacrements Catchse n 147

    (1997) 33-42, J -C HUGUES, L 'ordre des sacrements de l'mitiation chrtienne Cle-brer n 250 (1995) 11-16, G WAINWRIGHT, The Relation between Baptism, Conflrma-tion and the Eucharist in the Pre-Nicene Church SL 4 (1965) 9-36

    19 Cf M RAMOS, La eucarista, cumbre de la iniciacin cristiana Phase (1971)

    309-321.

  • 12 Introduccin

    el momento fundacional. La confirmacin, perfeccionamiento y pro-longacin del bautismo, hace avanzar a los bautizados por el cami-no de la iniciacin cristiana (RC 1), disponindolos para participar plenamente en la Eucarista. La iniciacin cristiana tiene cierta ana-loga con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el bautismo se fortalecen con el sacramento de la confirmacin y, finalmente, son alimentados en la Eucarista con el manjar de la vida eterna 20. Definir estas rela-ciones mutuas equivale a reflejar el dinamismo de la iniciacin cristiana.

    El orden de sucesin tradicional entre estos sacramentos no tiene nada de arbitrario y discrecional; se asienta en la naturaleza misma de cada sacramento y tiene un sentido propiamente teolgico y normativo.

    3. Su importancia para toda la existencia cristiana

    Estos tres sacramentos revisten importancia capital para el resto de la vida cristiana: constituyen su fundamento. No son slo un pun-to de partida, que exige desarrollo y fructificacin ulterior: la inicia-cin dura toda la vida del creyente hasta su floracin definitiva en la Gloria. Son adems un impulso vital y una orientacin permanente.

    20 PABLO VI, Const. apost. Divinae consortium naturae. Esta analoga tiene fuer-

    tes apoyos en la tradicin patrstica.

    PRIMERA PARTE

    LA INICIACIN EN LA EXPERIENCIA HISTRICA DE LA IGLESIA

  • CAPTULO I LA INICIACIN EN EL NUEVO TESTAMENTO

    BIBLIOGRAFA

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    Son abundantes los pasajes del NT que, explcita o implcitamen-te, se refieren a la entrada de nuevos miembros en la Iglesia '. Parece legtimo ver alusiones a la iniciacin cristiana en muchos textos que hablan de los efectos de la redencin de Cristo en nosotros, dado que stos llegan a nosotros por medio de aquel proceso. Del conjunto resulta con claridad la existencia, ya desde los primeros tiempos y en todas las Iglesias, de un proceso de iniciacin, si bien embrionario, en el que el bautismo ocupa un lugar prominente. Cabe tambin re-cabar de ellos una doctrina relativamente copiosa sobre la naturaleza de dicho proceso. Los textos capitales los daremos por extenso, pero sin demorarnos en su comentario, sealando rpidamente los puntos

    ' Cf. A. GEORGE, Les textes du Nouveau Testament sur le Baptme. Prsentation littraire: LV 6 (1956) 9-18.

  • 16 PI La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    exegeticos que nos permitirn en la segunda parte del tratado dedu-cir las conclusiones teolgicas pertinentes

    Debemos tener en cuenta en primer lugar que los testimonios son ocasionales hablan de la agregacin de nuevos miembros o bien como prueba del rpido crecimiento de la Iglesia (en los Hechos de los Apostles) o bien (sobre todo en las cartas paulinas) en un con-texto parenetico, para recordar las exigencias eticas que se derivan de la iniciacin Directamente no pretenden dar una descripcin completa del proceso ni una teologa elaborada del mismo

    Tampoco se debe perder de vista que los testimonios mas anti-guos datan de dos decenios despus de la muerte de Jess 2 y que los dems provienen de pocas y regiones distintas, bastante distan-ciadas entre si a veces Es preciso situarlos cronolgica y topogr-ficamente

    I EN LOS HECHOS DE LOS APOSTLES 3

    La preocupacin principal de los Hechos es mostrar el creci-miento de la comunidad cristiana en los orgenes Obviamente con-tienen noticias sobre sucesivas incorporaciones de nuevos miembros a la Iglesia Aunque no es esa su intencin, nos informan tambin algo sobre el ritual de la iniciacin y dejan entrever cierta doctrina Hemos de tener en cuenta que entre los primeros pasos de la Iglesia naciente y la fecha de redaccin de los Hechos media un intervalo de unos 50 aos, que deja la puerta abierta a posibles evoluciones

    a) El da mismo de Pentecosts Al or esto [la proclamacin del kengma por Pedro v 14-36],

    sintieron traspasado el corazn, y preguntaron a Pedro y a los dems apostles "6Que tenemos que hacer, hermanos7" Pedro les contesto "Convertios (metanoesate) y sea bautizado (baptistheto) cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo (epi to onomati Iesou Chnstou) para (eis) remisin de vuestros pecados y recibiris el don (ten do-rean) del Espritu Santo Salvaos (sothete) de esta generacin per-versa" Los que aceptaron sus palabras fueron bautizados (ebaptis-thesan) y aquel da se les agregaron (prosetethesan) unos tres mil Y perseveraban asiduamente en la doctrina de los apostles y en la comunin, en la fraccin del pan y en las oraciones El Seor lleva-

    2 A modo de orientacin damos algunas fechas que se barajan entre los enten

    didos muerte de Jess 7 abril 30 1 Cor 2 Cor y Gal ca 55 Hch y Mt ca 80 Me un poco mas tarde que Mt

    3 Cf QUESNEL, M Baptices dans l Espnt Bapteme et Esprti Saint dans les

    Actes des Apotres Lectio divina, 120 (Pars 1985)

    C 1 La iniciacin en el Nuevo Testamento 17

    ba todos los das a unirse con ellos (prosetithei epi to auto) a los que se iban salvando (Hch 2,37-38 40-42 47)

    Se dejan entrever las lineas de un proceso el anuncio de la sal-vacin, su acogida favorable por parte de los oyentes (implcitamen-te la fe), la invitacin a la conversin, el bautismo Merecen sealar-se la forma pasiva del verbo bautizar 4 y la expresin bautizar en el nombre de Jesucristo, que marca la referencia del bautismo a Cristo

    Son de advertir una sene de conexiones la conversin como condicin para el bautismo, la relacin directa que se establece entre el bautismo y el perdn de los pecados, una conexin no tan especi-ficada entre el bautismo y el don del Espritu Santo (solo conexin temporal7, simultanea o sucesiva7, tambin conexin causal7), la relacin entre el bautismo y la agregacin a la vida de la Iglesia En el proceso se atribuye protagonismo al Seor de la gloria

    El contexto invita a contemplar la iniciacin cristiana (sobre todo el bautismo) en el marco de lo acontecido en Pentecosts El don del Espritu se manifiesta en dones extraordinarios como la glosolaha y la profeca (signos escatologicos)

    Algunos de estos elementos los volvemos a encontrar en Hch 4,4 Muchos de los que haban odo el discurso creyeron (epis-teusan), y el numero de los varones vino a ser como de unos cinco mil Aqu la fe es mencionada explcitamente

    b) Bautismo (y confirmacin?) en Samara Felipe bajo a la ciudad de Samara y predicaba all a Cristo

    Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba la Buena Noticia del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, fueron bautizados (ebaptizonto) tanto hombres como mujeres Tambin crey Simn y fue bautiza-do Cuando los apostles, que estaban en Jerusalen se enteraron de que Samara haba recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan, ellos bajaron hasta all y oraron por los feles, para que recibie-ran el Espritu Santo aun no haba bajado sobre ninguno, estaban solo bautizados en el nombre del Seor Jess (eis to onoma tou Kvriou Iesou) Entonces les imponan las manos (epetithesan tas cheiras ep autous) y reciban el Espritu Santo Al ver Simn que por la imposicin de las manos (da tes epitheseos ton cheiron) de los apostles se daba el Espritu Santo (Hch 8,5 12-13 14-18a)

    4 Observaremos que en el NT el verbo bautizar aparece o bien en forma pasiva

    o bien en forma activa con sujeto distinto del que es bautizado Es un dato que no carece de significacin teolgica queda excluido, por una parte el autobautismo por otra, la forma pasiva sugiere muchas veces el protagonismo de Dios (passivum divi num)

  • 18 P.I. La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    Se mencionan como elementos del proceso: el anuncio del kerig-ma, su aceptacin en la fe, el bautismo en el nombre de Jess, la invocacin del Espritu, seguida de la imposicin de las manos. El verbo bautizar se presenta tambin aqu en forma pasiva.

    Sorprende (y crea dificultad) el que la venida del Espritu Santo sobre los bautizados se atribuya, no al bautismo (bautismo cristiano sin don del Espritu?), sino a la imposicin de las, manos (gesto re-servado a los apstoles). Sera un indicio de la existencia de un ordo bautismal en el que al acto bautismal propiamente dicho segui-ra una imposicin de las manos para el don del Espritu? La teolo-ga catlica, durante mucho tiempo, ha considerado este pasaje (jun-to con Hch 19,1-7), como el testimonio bblico clsico en favor del sacramento de la confirmacin; la opinin generalizada hoy es que, exegticamente, no hay fundamento suficiente para afirmarlo, pero no se puede negar que la hiptesis ha tenido en la historia un gran peso en la interpretacin del segundo sacramento 5.

    c) El bautismo del eunuco de Etiopa Un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopa, (que) haba

    ido en peregrinacin a Jerusaln, iba de vuelta, sentado en su carro-za, leyendo al profeta Isaas... Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunci la Buena Noticia de Jess (eungelisa-to auto ton lsoun). En el viaje llegaron a un sitio donde haba agua y dijo el eunuco: Mira, agua. Qu dificultad hay en que sea bautiza-do (ti klyei me baptisthnai? [Felipe le contest: Si crees de todo corazn, se puede. Respondi el eunuco: Creo que Jess es el Hijo de Dios]. Mand parar la carroza, bajaron los dos al agua, y Felipe lo bautiz (ebaptisen autonj y, en saliendo del agua, [el Espritu del Seor cay sobre (epepesen epi) el eunuco y el ngel arrebat a Fe-lipe] (Hch 8,27-28.34-39)6.

    El episodio se presenta como un esbozo de la praxis bautismal primitiva, con el siguiente itinerario: el anuncio de la Buena Noticia de Jess a partir del Antiguo Testamento, la peticin del bautismo, la profesin de fe (?) y el bautismo. Se trata del primer gentil bauti-zado. Est ausente toda idea de contexto comunitario.

    d) Tambin en la conversin de Pablo se habla primero de la imposicin de las manos por Ananas para que recobres la vista y

    Cf. N. ADLER, Taufe und Handaujlegung. Eine exegetisch-theologische Unter-suchung von Apg. 8, 14-17 (NTA, 19/3; Mnster 1951).

    Los incisos entre [ ] son glosas antiguas conservadas en el texto occidental; cf. J. HEIMERDINGER, La foi de l'eunuque thiopien: le problme textuel d'Actes 8/37: ETR 63 (1988) 521-528.

    C. 1. La iniciacin en el Nuevo Testamento 19

    seas lleno del Espritu (Hch 9,17), y slo a continuacin se mencio-na el bautismo: y levantndose, fue bautizado (v.18). En otra ver-sin del mismo hecho leemos: Levntate, bautzate (baptisai) y la-va tus pecados invocando su nombre (apolousai tas hamartas sou, epikalesmenos to onoma autou) (Hch 22,16).

    e) El c.10 narra detalladamente la conversin y bautismo del centurin Cornelio, religioso y temeroso de Dios (v.2).

    Todava estaba hablando Pedro [proclamacin del kerigma: v.34-43], cuando cay el Espritu Santo sobre todos los que escucha-ban sus palabras. Al orlos hablar en lenguas extraas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que haban venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espritu Santo se derrama-ra tambin sobre los gentiles. Pedro aadi: Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espritu Santo igual que nos-otros? Y mand que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo (en t onomati lsou Xhristou baptisthnai) (Hch 10,44-48a; cf. 11,13-17).

    El autor de los Hechos no parece advertir la anormalidad que a nuestros ojos suponen unos no-bautizados que de pronto se ven ha-bitados por el Espritu Santo. El propio Pedro no lo interpreta como que el bautismo est de sobra, sino como signo de que tambin son dignos del bautismo.

    f) En la narracin del bautismo de Lidia se subraya el papel activo de Dios en la respuesta de fe de la vendedora de prpura de Filipos:

    Lidia estaba escuchando; y el Seor le abri el corazn para que aceptara (prosechein) lo que deca Pablo. Fue bautizada (ebap-tisth) con toda su familia (ho oikos auts) (Hch 16,13-15).

    g) El bautismo del carcelero de Filipos

    El carcelero, que, impresionado por la generosidad de sus presos Pablo y Silas,

    les pregunt: Seores, qu tengo que hacer para salvarme?, le con-testaron: Cree (pisteuson) en el Seor Jess y te salvars t y tu familia (ho oikos sou). Y le explicaron la Palabra del Seor a l y a todos los de su casa (ellsan auto ton lgon tou Kyriou syn pasin tois en t oika autou). El carcelero se los llev a aquellas horas de la noche, les lav las heridas y fue bautizado (ebaptisth) en seguida l con todos los suyos (hoi autou apantes), los subi a su casa, les

  • 20 PI La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    preparo la mesa, y celebraron una fiesta de familia (egalhasato) por haber credo (pepisteuks) en Dios (Hch 16,30-34)

    A pesar de la rapidez con que se sucedieron los acontecimientos, se mencionan una catequesis embrionaria, una invitacin a expresar la fe en el Seor Jess, el bautismo del carcelero y de toda su familia (que incluira posiblemente nios) y un alegre festn

    Es ms lacnica la descripcin del proceso en el caso de Cris-po, el jefe de la sinagoga [de Connto] crey en el Seor con toda su casa, y muchos de los corintios, al or la palabra, crean y eran bau-tizados (Hch 18,8)

    h) Bautismo (y confirmacin7) en Efeso Pablo llego a Efeso All encontr unos discpulos y les pregun-

    to ^Recibisteis el Espritu Santo al aceptar la fe*? Contestaron Ni siquiera hemos odo hablar de un Espritu Santo Pablo les volvi a preguntar Entonces, en que (eis ti) habis sido bautizados7 Respon-dieron En el bautismo de Juan Pablo les dijo El bautismo de Juan era signo de conversin, y el deca al pueblo que creyesen en el que iba a venir despus, es decir, en Jess Al or esto, fueron bautizados en el nombre del Seor Jess (eis to onoma tou Kyrwu Iesou Chris-tou), cuando Pablo les impuso las manos (epithentos autois tou Pau-lou charas), bajo sobre ellos el Espritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar Eran en total unos doce hombres (Hch 19,lb-7)

    Fuera de la circunstancia anmala de unos discpulos que slo han recibido el bautismo de Juan, este episodio presenta cierto paralelis-mo con el de Samara (Hch 8,5-18) en ambos casos nos encontramos ante un doble gesto de iniciacin bautismo ms imposicin de ma-nos, en ambos la venida del Espritu Santo se vincula al bautismo, y no a la imposicin de las manos del Apstol, en los dos casos el don del Espritu va acompaado de manifestaciones escatolgicas

    II EN LA LITERATURA PAULINA 7

    San Pablo alude vanas veces a su propio bautismo (1 Cor 12,13, Rom 6,3), ocurrido a pocos aos de distancia de la muerte de Jess

    7 Cf SCHNACKENBURG, R , Das Hesgesthehen bei der Taufe nach dem Aposte!

    Paulus Eme Studie zur paulimschen Theologw (Munchener Theologische Studien, 1/1, Munich 1950), TAMAYO, A , El bautismo en la teologa de San Pablo Francisca-num 1 (1959) 7 56

    C 1 La iniciacin en el Nuevo Testamento 21

    (Hch 9,18) Tanto en las cartas estrictamente paulinas 8 como en las otras, que provienen de su entorno, el bautismo aparece como una prctica comn a todas las Iglesias cristianas En ellas encontramos algunos de los textos neotestamentanos ms importantes de teologa bautismal, aunque no resulta fcil distinguir entre lo que es tradicin anterior y pensamiento original de Pablo El Apstol no se muestra especialmente interesado en el tema del bautismo, cuando se refiere a l, lo hace para resolver problemas particulares o con fines paren-ticos, como recurriendo a una doctrina admitida por todos (lo que en cierto sentido da mayor valor a su testimonio)

    a) En las dos cartas a los Corintios Los testimonios histricos ms antiguos sobre la iniciacin cris-

    tiana los encontramos en la primera carta de Pablo a los Corintios Ya de entrada, para desautorizar las divisiones existentes en el seno de la comunidad cristiana de Connto, arguye a partir del bautismo en el nombre de Cristo

    ,Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros7 .Habis sido bauti-zados en nombre de Pablo (eis to onoma tou Paulou) ? Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros bautice, si no es a Crispo y Gayo, para que nadie diga que en mi nombre (eis to emon onoma) fuisteis bautizados No me envo Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evan-gelio (1 Cor 1,12b-15 17)

    Por primera vez alude aqu veladamente a su concepcin del bautismo como asociacin a la muerte de Cristo, que pronto desarro-llara en Rom 6 y Col 2 Sugiere que el bautismo genera en el bauti-zado una pertenencia a Cristo

    Para alejar a los cristianos de Connto de comportamientos indig-nos de su condicin cristiana, pone ante sus ojos los momentos sa-lientes de su iniciacin

    Pero fuisteis lavados (apelousasthe), pero fuisteis santificados (hagiasthete), pero fuisteis justificados (edikaithete) en el nombre de nuestro Seor Jesucristo (en t onomati tou Kyrwu hemn lesou Chnstou) y en el Espritu de nuestro Dios (en tpneumati tou Theou hemn) (1 Cor 6,11)

    Es de notar el nfasis de esta secuencia de pasivos teolgicos en aoristo, que resaltan con singular fuerza la multiforme accin de

    8 Segn la opinin mas corriente hoy, sean Rom, 1 Cor, 2 Cor, Gal, Flp, Col,

    1 Tes, 2 Tes y Flm

  • 22 PI La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    Dios como protagonista de aquella primera experiencia cristiana Encontramos tambin la conexin entre el bautismo y el Espritu (aunque en este caso probablemente como agente)

    Mas adelante se refiere a los sacramentos de la iniciacin cristiana.

    No quiero que ignoris que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moiss (eis ton Moysen) por la nube y el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiri-tual, pues beban de la roca espiritual que los segua, y la roca era Cristo Pero la mayora de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuer-pos quedaron tendidos en el desierto Estas cosas sucedieron en figu-ra (typoi) para nosotros Todo esto les suceda como un ejemplo (typiks) y fue escrito para escarmiento nuestro (pros nouthesian hemn), a quienes nos ha tocado vivir en la ultima de las edades (1 Cor 10,l-6a 11)

    La exgesis cree percibir en este pasaje el eco de la tradicin midrshica palestinense. Tradicionalmente se ha credo que aqu Pa-blo echa mano de la tipologa bblico-sacramental como procedi-miento hermeneutico el paso del mar Rojo fue typos del bautismo cristiano 9 Algunos crticos lo ponen hoy en duda el Apstol se limitara a recordar los hechos del xodo como simples casos ejem-plarizantes y no como anticipaciones profticas del bautismo y la Eucarista 10. Por lo dems, merece destacarse el carcter colectivo de la experiencia de los hebreos (y, consiguientemente, de la inicia-cin cristiana)

    Queriendo encarecerles la unidad, les recuerda que lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, asi es tambin Cristo Todos nosotros, judos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados (ebaptisthemen) en un mismo Espritu (en hem pneumati), para (formar) un solo cuerpo (eis hen soma) y a todos se nos dio a beber de un solo Espritu (hen pneuma epotisthe-men)(\ Cor 12,12-13)

    El hecho de que la expresin baptsthnai eis va las ms de las veces con complemento cnstolgico y que soma, en las epstolas paulinas mayores, no se refiere a la unidad Cristo + Iglesia (Cabe-

    9 Para poder ver un bautismo (inmersin) en el paso del mar Rojo y en la nube,

    la exegesis judia haba imaginado que las aguas formaron como un tnel y la nube no preceda a los israelistas, sino que los cubra, Cf BARTH, G , o c , 93

    10 Cf G BARBAGLIO, E tutti n Mose son stati battezzati nella nube e nel

    mare (1 Cor 10,2), en AA VV , Alie ongini del battesimo cristiano 167-191 (bibl)

    C 1 La iniciacin en el Nuevo Testamento 23

    za + Cuerpo), sino al cuerpo mismo del Seor resucitado, ha induci-do a ver en este hen soma el cuerpo (= la persona) de Cristo (y no la Iglesia) el pasaje sera por tanto un testimonio de la dimensin cris-tolgica del bautismo (y no de la dimensin eclesial)'' Con todo, se ha de tener en cuenta que, segn Pablo, hay identidad entre ser in-corporado a Cristo y ser agregado a la Iglesia (cf Gal 3,27-28)

    La imagen beber del Espritu la hemos encontrado ya, tambin en contexto bautismal, en 1 Cor 10,4 (cf Jn 7,37-39) Parece afir-marse aqu una conexin entre la incorporacin al soma de Cristo y la comunin con su Espritu, ambos frutos del bautismo 12

    Al comienzo de la 2 Cor, al evocar los inicios de la comunidad, parece aludir a los sacramentos de la iniciacin mediante una acu-mulacin de imgenes referentes al Espritu (confirmar, ungir, se-llar), que luego la tradicin aplicar especficamente al sacramento de la confirmacin

    Dios es el que nos confirma (bebain) en (orden a) Cristo (eis Christon) a nosotros junto con vosotros y nos ungi (chrisas) el mismo que nos sello (sphragisas) y puso en nuestros corazones la prenda del Espritu (ton arrabna tou pneumatos) (2 Cor 1,21-22)

    b) El pasaje bautismal de mayor densidad teolgica entre los paulinos lo encontramos en Rom 6 13 Est situado tambin dentro del contexto de una exhortacin a la comunidad entre el c 5, que trata de la fuerza salvfica de la muerte de Cristo, y el c 8, que des-cribe la vida en el Espritu de los redimidos No pretende ofrecer una exposicin teolgica del bautismo, sino slo la fundamentacin de la nueva tica cristiana Esto explica que pase por alto aspectos mpor-

    " Cf L CERFAUX, La theologie de l Eghse selon saint Paul Unam Sanctam, 54 (Pars 1965)207-210

    12 Para afianzar la fe en la resurreccin, aduce como argumento la extraa prac-

    tica de hacerse bautizar por (hyper) los difuntos (1 Cor 15,29) Hay exegetas que entienden la preposicin hyper en sentido de sustitucin hacerse bautizar en lugar de los difuntos (bautismo vicario) Otros prefieren atribuirle un sentido de finalidad hacerse bautizar por el amor de los difuntos con la esperanza de unirse a ellos en la resurreccin Cf G BARTH, o c , 100-104 (bibl)

    13 Cf DACQUINO, P, La nostra morte e la nostra nsurrezione con Cristo secn

    do San Paolo [Rom 6 2-14] Rivista Bblica 14 (1966) 225-259, FRANKENMOLLF, H , Das Taujverstandnis des Paulus Taufe und Tod und Auferstehung nach Rom 6 (Stuttgart 1970), GAUMANN, N , Taufe und Ethik Studien zu Romer 6 (Munich 1967), PENNA, R , Battesimo e partecipazione alia morte di Costo n Rom 6,1-11, en AA VV , Alie origim del battesimo 145-146, SCHNACKENBURO, R , Todes- und Le-bensgemeinschaft mit Christus Neue Studien zu Rom 6 1 11 MThZ 6 (1955) 322-53, WAGNER, G , Das religionsgeschichtliche Problem von Romer 6 1/11 (ATNT, 39, Zunch 1962), WARNACH, V , Die Tauflehre des Romerbnefes in der neueren theologischen Diskusswn ALw 5 (1958) 274-352

  • 24 PI La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    tantes de la teologa del bautismo que si menciona en otros lugares Los c 6 y 7 son un parntesis en el que responde a la objecin de que, por estar asegurada su redencin en Cristo, al cristiano le es indiferente estar en pecado o no Para rebatirla, a juicio de algunos exegetas que se apoyan en el giro inicial (Es que ignoris que ), Pablo se basa en una doctrina elemental sobre el bautismo, bien co-nocida de los destinatarios de su carta

    Los que hemos muerto al pecado, como viviremos aun en el? ,0 es que ignoris que cuantos fuimos bautizados en (eis) Cristo Jess, fuimos bautizados en su muerte (eis ton thanaton autouP Por (da) el bautismo fuimos sepultados con el en la muerte (synetaphe-men eis ton thanaton) para que, asi como Cristo fue resucitado de entre los muertos para la gloria del Padie, asi tambin nosotros ande-mos en una vida nueva Porque si hemos sido hechos una cosa con el (symphytoi gegonamen) mediante la imagen de su muerte (to ho-moiomati tou thanatou autou) lo seremos tambin mediante la de su resurreccin, comprendiendo que nuestra vieja condicin (hopalaios hemon anthropos) ha sido crucificada con el (synestaurothe), para que nuestra condicin de pecadores quede destruida (ina katargethe to soma tes hamartias), a fin de que no seamos ya esclavos del peca-do Pues quien muo, absuelto queda del pecado Y si morimos con Cristo (apethanomen syn Christo) creemos que tambin viviremos con el (syzesomen auto) (Rom 6,2-6)

    Segn la perspectiva de este pasaje, el bautismo cobra su verda-dero significado por la comunin que establece entre el bautizado y el acontecimiento de la cruz, de ella deriva toda su realidad El rea-lismo de esta vinculacin viene expresado con fuerza por la acumu-lacin de verbos con el prefijo syn La mencin de los diferentes momentos del misterio pascual viene a sugerir que la comunin es total con todo el misterio de Cristo El especial nfasis sobre la muerte, que se advierte en el texto de la comunin con la resurrec-cin de Cristo se habla aqu solo en futuro, en esperanza (v 5 y 8, ver, sin embargo, mas adelante Col 2,11-13), se explica por la perspectiva en que se aborda esta dimensin teolgica del bautismo como fundamento de una etica cristiana cuyo componente que mas interesa aqu a Pablo es la muerte al pecado Esta comunin del bautizado con el misterio de Cristo se realiza en virtud del bautismo, que es homowma de la muerte de Cristo Para la teologa del bautis-mo tiene importancia la interpretacin que se de a este v 5 si ho-mowma se entiende en sentido abstracto de semejanza en cuyo caso entre el bautismo y la muerte de Jess solo habra una analoga de situaciones, o mas bien se interpreta como imagen sacramental que guarda identidad formal con la muerte de Jess (la imagen no es menos que su modelo), con lo cual el bautismo nos pondra en con-

    C 1 La iniciacin en el Nuevo Testamento 25

    tacto real con el acontecimiento salvifico 14 La iniciativa de la ac-cin de Dios aparece subrayada con fuerza por la acumulacin de pasivos divinos

    En Rom 13,11-14 volvemos a encontrar las expresiones despo-jarse-revestirse que Pablo utiliza para definir lo que acontece en el bautismo

    c) En la carta a los Galatas tenemos probablemente el texto bautismal mas antiguo de Pablo Hablando de la libertad de los hijos de Dios, ganada por Cristo para los suyos, la relaciona con el bautis-mo (y con la fe)

    Porque todos sois hijos de Dios por la fe (da tes psteos) en Cristo Jess En efecto, los que habis sido bautizados en Cristo (eis Chnston ebaptisthete), os habis revestido de Cristo (Chnston enedysasthe) Ya no hay judio ni griego, no hay esclavo m libre, no hay hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jess (heis este en Christo Iesou) Y si vosotros sois de Cristo sois por tanto descendencia de Abrahan herederos conforme a la promesa Como sois hijos, Dios envo a nuestros corazones el Espritu de su Hijo, que clama jAbba' (Padre1 Asi que ya no eres esclavo, sino hijo, y, si eres hijo, eres tambin heredero por voluntad de Dios (Gal 3 26-28 4,6-7)

    Este texto es importante para las relaciones entre fe y bautismo, en el contexto inmediato precedente (v 22-25) la palabrapistis apa-rece cinco veces Se atribuyen al bautismo explcitamente una espe-cial vinculacin a Cristo (expresada con la metfora revestir a Cris-to) y la unidad en Cristo de los bautizados, menos directamente, la filiacin divina (especialmente recalcada aqu y directamente atri-buida a la fe en Jess) y el don del Espritu 15 Por la fe y el bautismo se ingresa en un grupo mayor donde las diferencias religiosas y so-ciales no cuentan

    d) Al comienzo de la carta a los Efesios damos con una des-cripcin bastante detallada de la estructura de la iniciacin cristiana (aunque sin mencionar explcitamente ninguno de los sacramentos)

    Tambin vosotros, que habis escuchado la palabra de la ver-dad la Buena Noticia de vuestra salvacin en la que habis credo

    14 Para las diversas interpretaciones de homowma en Rom 6 5 cf R SCHNAC

    KENBURG a c V WARNACH a c G BARTH O C , 106ss 15

    Cf DFLLAGIACOMA V Induere Chnstum (Gal 3 27 Rom 1314) Rivista Bblica 4 (1956) 114 142 GRAIL A Le bapteme dans l epitre aux Galates 3 26 4 7 RB 58 (1951) 503 520 LFGASSE S FOX et bapteme selon St Paul Etude de Galates 3 26 27 BLE (1973) 81 102 En Gal 2 16 19 20 encontramos alusiones a distintos momentos de la iniciacin

  • 26 P.I. La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    (pisteusantes), fuisteis sellados (esphragisthte) con el (t) Espritu Santo de la promesa, el cual es prenda de nuestra herencia (arrabn ts klronomas hmn), con vistas a (eis) la recuperacin del patri-monio, para alabanza de su gloria (Ef 1,13-14).

    Se apuntan las dimensiones pneumatolgica y escatolgica del bautismo. Poco ms adelante reafirma la comunidad de destino con Cristo y la edificacin de la Iglesia, que tienen su punto de arranque en el bautismo (sin mencionarlo expresamente tampoco esta vez):

    Cuando estbamos muertos por los pecados, nos convivific (synezopoisen) con Cristo estis salvados (sessmenoi) por pura gracia, l nos resucit (syngeiren) y con l nos hizo sentar (syne-kthisen) en el cielo en Cristo Jess... As pues, ya no sois extranje-ros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estis edificados sobre el cimiento de los apstoles y profetas, y el mismo Cristo es la piedra angular. Por l todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Seor. Por l tambin vosotros os vais integrando en la construccin, para ser morada de Dios, por el Espritu (Ef 2,5-6; 19-22)16.

    Ms adelante, entre los factores que garantizan la deseada unidad de la Iglesia se mencionan un solo bautismo (lien baptisma) y una sola fe (ma pstis), en un contexto pneumatolgico y escatolgico (adems de eclesiolgico, por supuesto); cf. Ef 4,3-6. El encontrar mencionado el bautismo entre las grandes unidades de la fe da una idea de la importancia que el Apstol (y la comunidad cristiana pri-mitiva) otorgaba a este sacramento. El pasaje da la impresin de ser una frmula de confesin bautismal. Es de sealar tambin la cone-xin fe-bautismo.

    Aduce luego un texto tomado de la liturgia bautismal, segn el sentir casi unnime de los exegetas, aunque luego discutan sobre si se trata de un himno o una exclamacin; contiene una alusin al bautismo como iluminacin:

    Despierta t que duermes, y levntate de entre los muertos; y te iluminar Cristo (Ef 5,14).

    Para encarecer el amor de los maridos hacia sus mujeres, Pablo remonta hasta el acontecimiento primordial del Glgota, pero descri-bindolo en trminos que evocan veladamente el bautismo como misterio de purificacin:

    16 Cf. R. SCHNACKENBURG, 'Er hat uns auferweckt' Zur Tauflehre des Epheser-

    briefes: LJ 2 (1952) 159-183.

    C.l. La iniciacin en el Nuevo Testamento 27

    Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo am a su Iglesia y se entreg a s mismo por ella, para santificarla, purificndola con el bao del agua y la palabra (hagias katharisas t loutr tou hyda-tos en rmati), para ofrecerla ante s gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada (Ef 5,25-27).

    e) En la carta a los Colosenses, en un pasaje que podramos considerar paralelo a Rom 6,1-6 (aunque ms terminante que aqul), Pablo exhorta a los fieles de Colosas a permanecer fieles a Cristo por razn de la experiencia vivida en el bautismo (que tampoco aqu se menciona explcitamente):

    En l (Cristo) reside toda la plenitud de la divinidad corporal-mente, y vosotros estis cumplidamente llenos en l (peplrmenoi en auto), que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad. En l (en h) (Cristo) fuisteis tambin circuncidados con una circunci-sin no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos ins-tintos de vuestro ser, en (en) la circuncisin de Cristo, cuando fuis-teis sepultados con l (syntaphentes) en el bautismo y en l (en el bautismo) resucitasteis con l (syngerthte) por la fe en la fuerza de Dios (dia ts psteos ts energeas tou Theou), que le resucit de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados, pero Dios os vivific con l (synezopoi-sen), perdonndoos todos los pecados, borrando el protocolo que nos condenaba con sus clusulas y era contrario a nosotros, lo quit de en medio, clavndolo en la cruz y destituyendo por medio de Cristo a los poderes y autoridades... (Col 2,11-15).

    Por una parte, la consideracin del bautismo como antitipo de la circuncisin juda y la referencia al protocolo contrario a nosotros permiten a Pablo afirmar con singular fuerza la potencia purificadora del bautismo; mas, por otra, da tambin como realizada sacramental-mente la participacin en la resurreccin de Cristo (usa el aoristo, y no el futuro como en Rom 6,6).

    Ambos aspectos reaparecen ms adelante, reforzados con la nue-va metfora de despojarse y ponerse los vestidos (que terminar plasmndose en una accin simblica en la liturgia bautismal del futuro):

    Ya que habis resucitado con Cristo (syngerthte t Christ), buscad los bienes de all arriba, donde est Cristo, sentado a la dere-cha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habis muerto (apethnete) y vuestra vida est con Cristo escondida en Dios... Despojaos del hombre viejo con sus obras y revestios del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. En este orden nuevo no hay griego ni judo, circuncisin

  • ' I I I ii inlt lu HI i n la i xperiencia de la Iglesia

    ni mciiuinustn, brbaro, escita, esclavo, libre, porque Cristo es la sntesis de todo y esta en todos (Col 3,1-4 9-11)

    Merece destacarse el fuerte acento escatolgico y tico del pasaje. j) Un denso prrafo de la epstola a Tito recoge algunas de las

    significaciones del bautismo ya sealadas

    Cuando se manifest la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, el nos salvo (essen) por medio del bao de regeneracin y renovacin del Espritu Santo (da loutrou palingene-sias kai anakainses pneumatos hagwu), que Dios derramo copio-samente (plousis) sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados (dikaithentes) por su gracia, seamos hechos herederos de la vida eterna en esperanza Es cierta esta afir-macin, y quiero que en esto te mantengas firme para que los que creen (pepisteukotes) en Dios traten de sobresalir en la practica de las buenas obras (Tit 3,4-8)

    Interesa sealai las perspectivas histonco-salvfica, trinitaria y escatolgica, la definicin del bautismo (con sus dos genitivos de finalidad, que expresan una misma realidad) l7, la mencin de la efu-sin del Espritu Santo y de la justificacin, la atribucin de los efec-tos del bautismo al mismo Espritu (genitivo de agente o causativo) El bautismo aparece como obra de Dios

    g) Por fin, temas relativos a la iniciacin cristiana se mencio-nan tambin en un pasaje discutido de la epstola a los Hebreos

    Dejando aparte la enseanza elemental acerca de Cristo, eleve-monos a lo perfecto, sin repetir los temas fundamentales de la con-versin de las obras muertas y de la fe en Dios, de la instruccin sobre los bautismos y de la imposicin de las manos (baptismn di-daches, epitheses te cheirn), de la resurreccin de los muertos y del juicio eterno Asi procederemos con el favor de Dios Porque es imposible que cuantos fueron iluminados (phtisthentas) una vez, gustaron el don celestial y fueron hechos participes del Espritu San-to (metochom genethentas pneumatos hagwu), saborearon las bue-nas nuevas de Dios y los prodigios del mundo futuro, y a pesar de todo cayeron, se renueven otra vez mediante la penitencia, pues cru-cificaron de nuevo por su parte al Hijo de Dios y le expusieron a publica infamia (Heb 6,1-6)

    Parece clara la alusin a una instruccin elemental previa al bau-tismo El plural de bautismos, ms que a la diversidad de prcticas

    17 Cf J DEY, 'Palingenesia Ein Beitragzur Klarung der rehgwnsgeschichth

    chen Bedeutung von Titus 3 5 (NTA 17/5, Munster i W 1937)

    C 1 La iniciacin en el Nuevo Testamento 29

    bautismales, se refiere probablemente a la diferencia entre el bautis-mo de Juan y el bautismo cristiano De la mencin de la imposicin de las manos sera aventurado argir su presencia como rito regular en la liturgia de la iniciacin ya en este tiempo. Parece afirmarse la vinculacin del bautismo con la crucifixin de Cristo (en la lnea de Rom 6) como razn de la unicidad del bautismo 18

    III EN LA PRIMERA DE PEDRO

    Sobre la naturaleza de este documento han prohferado en los l-timos aos entre los exegetas opiniones que nos llevaran a valorar sobremanera su testimonio para el tema que nos ocupa Segn algu-nos, ofrecera el esquema completo de la celebracin del bautismo l9 o, al menos, segn otros, fragmentos (himnos ) que provendran de la liturgia bautismal Otros piensan que se trata de la reelaboracin de una homila bautismal. Sin embargo, la exegesis mas reciente nos invita a ser cautos en esta clase de apreciaciones Lo que si parece fuera de duda es la presencia de importantes temas bautismales, que pasamos a analizar

    Al comienzo de la carta se habla dos veces del segundo naci-miento (anagennan, trmino que pertenece al vocabulario bautis-mal), que se atribuye una vez a la resurreccin de Jesucristo (1,3) y, la otra, a la semilla incorruptible de la palabra de Dios viva y eterna (o de Dios vivo y eterno) Esta es la Palabra, la Buena Nueva anunciada a vosotros (1,23 25)

    Nuevamente, en el c 3, en contexto parentico sobre el sufrimien-to, se refiere al bautismo, pero esta vez de manera ms explcita La mencin del descensus ad inferos de Cristo le trae el recuerdo de

    los que haban sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguarda-ba en tiempos de Noe, mientras se construa el arca, en la que unos pocos ocho personas se salvaron por medio (da) del agua la cual (ho kai), como antitipo (antitypon), (es decir) el bautismo, os salva tambin a vosotros actualmente, no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia recta (svneideses agathes epertema eis Then), por (da) la resurreccin

    18 Aunque no sea un texto estrictamente bautismal, tomemos nota de Heb 10,22

    Acerqumonos con corazn sincero y lleno de fe, con el corazn purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura Advirtamos la secuencia conver-sion-fe-bautismo

    " Segn una de esas composiciones, el esquema de la celebracin sena el si-guiente 1,3 5 himno de introduccin, 1,13-21 reflejara la lectura de Ex 12, seguida de homila, vendra luego el bautismo y a continuacin 1,22-2,10 representara una nueva homila con alusiones a los acontecimientos de la travesa del desierto, en especial al de la roca de Horeb

  • jO P.l. La iniciacin en la experiencia de la Iglesia

    de Cristo Jess, Seor nuestro, que est a la derecha de Dios (1 Pe 3,20-21).

    Concibe el diluvio como figura (typos) del bautismo 20, del que surge una humanidad purificada interiormente; a esta tipologa le espera un gran futuro en la tradicin mistaggca cristiana. No es de descartar que el autor est jugando tambin con la idea del diluvio como figura de la muerte-resurreccin de Cristo (a juzgar por la alu-sin a la resurreccin en el v.21); en este caso estaran presentes los tres niveles de la tipologa bblico-sacramental: AT, NT y tiempo de la Iglesia.

    Epertema podra traducirse tambin por empeo/compromiso expresado; en este caso, el bautismo supondra en el bautizado el compromiso expreso ante Dios de una disposicin interior recta. De todos modos, el pasaje resalta la dimensin personal del bautismo.

    Encontramos nuevamente la relacin del acto bautismal con la resurreccin del Seor 21.

    IV. EN LA LITERATURA JON1CA Debemos tener en cuenta que la informacin sobre la iniciacin

    cristiana que nos ofrecen los escritos atribuidos a Juan nos llega un tanto tamizada por la experien


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