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Cap Sheed Teologia y sensatez 300 320

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  • 5/11/2018 Cap Sheed Teologia y sensatez 300 320

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    F. J . SHEED

    TEOLOGIAY SENSATEZ

    BARCELONAE DIT OR IA L H ERDER

    1972

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    30 0 Las criaturasto las limitac iones propias de ella. No torno un cuerpo .... , .... ...,para actuar despues como si no 10 tuviera. Es propio del ser decuerpo natural tener lirnitaciones, y cuando choca contra esasmitaciones esta sujeto a aparecer deficiente. No I1egaa la edaddura, sino despues de haber abandonado la nifiez, El cuerpoDios escogio comenzo asf , Cualquiera hubiera podido decir ,a Cristo en los brazos de su madre No se parece a Dios. Ymismo sucedio cuando siguiendo aun la estr icta logica de sucion, se doblego, al ser azotado, cuando cayo bajo el peso decruz excesivamente pesada para sus fuerzas naturales, y cuando mu-rio y fue enterrado. Escogio tener un cuerpo como nosotros y estasson las deficiencias de un cuerpo como el nuestro . En estos puntasespecialmente no parecia Dios, pero era Dios.Precisamente del mismo modo que hay Iimitaclones, deficienciasy debilidades propias de un cuerpo material, asl tambien las hayen aquella otra clase de cuerpo, una sociedad de seres humanoscada uno de ellos con su propia y libre voluntad, y entre estaslimitaciones encontramos un nuevo elemento: Ia posibiJidad del pe -cado. Sin embargo, tambien aqui y una vez mas Cristo es conse-cuente y fiel a Ia Iogica de su e le cc io n, E I no forzo su cuerpo na -tural; tampoco fuerza, pues, su cuerpo mfstico, Cada uno sigue lasleyes de la c1ase de ser que es, de u M modo que sus apariencias amenudo mas sirven para enmascarar a' Cristo que para revelarle .Con toda seguridad EI no concedio a su cuerpo natural una perfec-cion que habria privado de su signif icado a su sacr if icio. Tampococonfir io a los miembros de su cuerpo mtst ico una perfeccion auto-matica que hubiera privado de signif icado a su vida sobre Ia t ierra.Pero del mismo modo que su cuerpo natural fue glorificado y ce-saron can ello sus defectos, as! tambien su cuerpo mfstico sera.glori ficado un dfa y todos sus miembros se venin l ibres de pecado.La conclus ion de todo esto es que, asi como pensando acerca deCristo nuestro Senor distinguimos entre la naturaleza humana y ladivina, asi tambien debemos dist inguir entre el elemento humanoy el divino al pensar en Ia Iglesia, siendo divino toda aquella esferaque Cristo nuestro Senor garantiza que debera cumplirse sin defee-to alguno, porque de heche es realmente EI quien la ree liza , y elhumano, aquella estera en la que Cristo deja a los hombres paraque respondan par sf mismos a 10 que EI les ofrece.ies decir, el quele permitan operar total 0 parcialmente en ellos, 0 que no se ]0 per-mitan en absoluto.

    24. LA VIDA DESPUEs DE LA MUERTEr te II Separaci6n eterna de Dios, I II . ElI Formidable finalidad de la roue . .~urgatorio. IV, El clelo,

    . . nuestra vida en el cuerpo mistico.As! pues, n~sotros VIVunOS mal Hemos visto los tres estad?sbien 0 menos bien 0 francamente I rtades totalmente a la de Cris-. d u n . i r nuestras vo u npOSlbles: po emo~ 1 tades parcialmente a la suya, re-to, 0 podemos unir nue~tras vo unr 0 odemos separar totalmenteservando algo de ella sin entrega, .,pdonos como algo aparte denuestras voluntades de la suya, esco~~nde su vida. En uno u otroDios, cerrando nuestras almas al fl. ~ .er momento dado de nues-de estos estados nos hal lamos en cu~ qU~e ellos morimos. Detenga-tra vida sobre la tierra; en uno Y 0 ro tiSn de la muerte na-siderar esta cues 0monos un mom~~to para con 1 e1 alma que pone fin a nuestra vidatural , la separacion de cuerpo Y de rueba y crecimiento.sobre la tierra, a nuestra temporada t Psi se debe a la violencia,Llega un momento - repent lDameln;uerpo no puede respondero por un lento desgaste - ,en ~~fieed ra del alma. Esto, precisa-. la energia VIVI ca 0 Ipor mas nempo a . .da se descompone en sus e e-mente , es la muerte. El cuerpo sm Vi I cuerpo (,Por que tenia quementes. Pero el alm~.no muere ende e ara su .vida del euerpo : lahacerIo? Como espintu .no d1epen, 't: En ausencia del cuerpo, e lmateria no puede dar VIda a espln mo animadora del mismo, dealma no puede ejercer sus poderes co escondidos en ella hasta, d b ran permanecer .tal modo que esto~ e e en el ultimo dia, Perc en su p.r~plaque el cuerpo reSuclt : .de nuev.o lecto y voluntad, ella sigue vivteu-naturaleza, como espmtu con ient d acuerdc con el estado en quedo . En que estado? Exactamen e ela ';uerte la sorprendi6.

    I. dos somos entonces arrojados paraSi monmos totalm:n~e separa tra'suerte esui ligada para siempresiempre del cuerpo ml~t1Co.Nueds t por decir lo asi, aquel que fuea la del angel que creo el prece en e,

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    302 Las criaturasel primero en optar por escogerse a sf mismo contra Dios. Si mo-rimos unidos, aunque no sea totalmente, es decir si Ia menor chispade la vida sobrenatural se halla en nosotros, nos salvaremos. Si nosha~lamos totalme~te unidos, totalmente penetrados par la vida dec :nsto entonees sm interrupcion ni intervale el alma entrara en elclel? y gozara de la vision beatffica contemplando la faz de Dioshabiendo 11gad0 par fin a su meta. Si restan ann algunos elemen-tos del yo ~i~ entregar, habra entonces una primera purificacionpor los sufrimientos del purgatorio, de tal modo que la vida puedatomar posesion aiin hasta del mas Infimo elemento de nuestro ser,de tal modo que podamos hacernos perfectos como es perfectonuestro Padre celestial, y asf, sin que quede ninguna eorrupci6n ennosotros, podamos entrar en el cielo.Todo esto sugiere una formidable finalidad aeerca de la muertey finalidad es precisamente 10que ella senala. La muerte es un fin'un fin no de la vida, sino de Ia vacilaci6n. En cualquier mementode nuestra vida sobre la tierra nos hallamos en uno de los tres es-tados posibles, Pero no nos hallamos fi jos en ninguno de ellos, pa-samos del uno al otro y del segundo al primero ininterrumpida,

    mente. El tiempo en su fluir proyecta a1 primer termino de la vidaterrenal uno u otro, u otro de los mil objetos que pueden atraer lavoluntad, de tal modo que la voluntad se encuentra a sfrnisma casivfctima de un juego intolerable por la atraccion varia de mil fas-cinantes posibilidades, Y frente a una prueba de tan continua se-verid~d Ja.voluntad reacciona con diferentes energfas de aceptaciono resistencia.Los objetos misrnos son inconcebiblemente variados y varladfsi-mos tambien los caminos que conducen la voluntad a elIos. Perocan toda su variedad, pueden reducirse ados categorias: 0 estande acuerdo con la voluntad de Dios para con nosotros 0 en contra;y.para todos los caminos que se ofreeen a la voluntad, esta se hallasiempre frente a una doble alternativa: escoger aDios, 0 escogersea sf mismo contra Dios, es decir escoger el incremento del ser 0 ladisminucion del ser, Ia reaIidad absoluta 0 Ia realidad mezclada conla ilusion, Esta eleccion es e1 elemento determinante de nuestravida. Y, segiin ya vimos, la mayor parte de nosotros no permanecefirme en sus decisiones e invariablemente escoge ora una, ora otrade las posibilidades. Consideremos el cat61ico en estado de gracia,~ero no perfecto. Hay algunos objetos que Ie atraen, a pesar de queel conoce que caen fuera de 10que la voluntad de Dios ha dispuesto

    La vida despues de la muerte 303para el. Si los escoge, peca. Si se trata de algo pequefio, que noimplica una deliberada afinnaci6n de si mismo contra Dios, dealgo indigno en sf mismo de consideracion, tal que ni 61mismo Iepresta una gran importancia, tenemos el pecado venial. Este pecadono rompe Ia re1aci6n de amor, y por tanto de vida, entre 61mismoy Dios. Significa, sin embargo, que hay este pequefio elemento deel que no ha sido totalmente entregado aDios. Si se trata de algoimportante, escogido con plena deliberacion, tenemos el pecadomortal. Es una eleccion definitiva del yo contra Dios, esta autoafir-rnaci6n rompe el lazo de amor, y vacia asf el alma de la vida.No es facil trazar en cada caso dado una linea entre el pecadomortal y el venial; sino que la distinci6n esta completamente deacuerdo con nuestra singuIaridad. Un hombre puede amar apasio-nadamente su pais. y sin embargo. quebranta sus leyes conduciendosu automovil con exceso de velocidad 0 haciendo una pequefia eintrascendente trampa en Ia cuestion de sus impuestos; bay unmundo de diferencia entre cosas como estas y pasarse al enemigoen tiempo de guerra. Un hombre como este puede amar a Dios, ycaer, sin embargo. en pequeiios pecados: y aunque estes son faltascontra la ley de Dios, hay un mundo de diferencia entre elias y Jadeliberada entronizaci6n de sf mismo en lugar de Dios,Sea como fuere, podemos caer tanto en lo s pecados mortaIescomo en los veniales; pero 10 que no es absolutamente necesarioes que permanezcamos en elIos. Por la contrici6n. dolor verdaderopor arnor aDios, podemos reparar nuestros pecados veniales. PorIa contricion por los pecados mortales y el sacramento de la peni-tencia, podemos restaurar la relacion de amor y eI flujo de la vidaa nuestra alma. Y despues de esto una nueva tentaci6n puede ern-zarse en nuestro camino, y acaso la resistamos 0 quiza caigamosen ella, y si caemos, podemos ser restaurados como antes, ya seainmediatamente 0 al cabo de algunos, aiios. Un simple recuerdodenuestro pasado nos muestra una serie de caidas y resurgimientos yun nuevo caer y un nuevo resurgir. En verdad nada de 10 que sen-tirse muy orgullosos, y sf bastantes motivos para sentirse desanima-dos. Pero de hecho, aunque 1a voluntad es siempre susceptible deestas vioIentas oscilaciones, hay sin embargo, cierta actitud definiti-va en su eleccion. A medida que 1a vida avanza 0 tendemos haciaDios, 0 nos inclinamos hacia nosotros mismos apartandonos de Dios.Habra an n titubeos, el campo se estrechara progresivamente, y ladirecci6n general a seguir por el movimiento sera cada vez menos

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    30 4 Las criaturasdudosa. La voluntad se va afirmando en una direccion, Hacia elfin de esta vida sabre la tierra su direccion queda definitivamentefijada. Ama a Dios, 0 se ama a sf misma contra Dios. Hay vida enella a esta vacfa de vida.

    II

    Tornemos la segunda posibilidad. El alma se ha escogido a sfmisma. Es posible que en esta vida escasamente se haya dado cuen-ta de ello; la vida esta repleta de toda suerte de intereses, el almaocupada con ellos puede no haber advert ido la elecci6n que estabahaciendo, la direccion en que se estaba afirmando. Pero la realidadesta ahi: el alma ha llegado a amarse exclusivamente a sf misma,Aun en esta vida. semejante estado puede tener su consecuencianatural de un odio consciente a Dios, pues la majestad de Dios esun insulto intolerable para un amor de simismo que ha alcanzadotan monstruosas proporciones, Sin embargo. una vez mas la nuevamultiplicidad de la vida pudiera haber impedido al alma contem-plar claramente ya sea su propio estado 0 la majestad de Dios. Perouna vez que llega la muerte deja de haber nada que se interpongaent~e el alm~ y su conciencia tanto de sf misma como de Dios: yamandose asi de un modo tan total soIamente puede odiar a Dios,Observese y tengase presente que la voluntad se halla ahara fijada:ya no podra cambiar su propia eleccion, se ama a sf misma hastallegar a Dios. No puede, por tanto. ir aDios: el cielo esta cerradopara ella. tanto ~or su ~rencia de aquella vida sobrenatural quehace posible la vida del cielo, como par su propio y continuo odioa Dios, Tampoco puede dejar de existir, porque es inmortal parsu naturaleza. Dios podrfa, por supuesto, aniquilarla, pero no 10hara, Nuestro Sefior nos ha dicho (Mt 25. 41) cual es su suerte:ser separada de lit (a quien odia): e ir al fuego eterno que esta pre-parado para el diablo y sus angeles.Ya se ha dicho bastante acerca del infierno en el capitulo XIII.El alma estara alIi para siempre, mantenida allf par su inrnutablevoluntad que le hace amarse a sf misma y odiar a Dios, Habra ungran sufrimiento en la naturaleza misma de la situaci6n. Puestoque el hombre fue hecho para Dios, necesita por eso mismo a Dios,s. en la ausencia de ese Dios que necesita hasta en la mas int imafib~a de .su s~r. debera sufrir como siempre se sufre por una ne-cesidad insatisfecha, Habra alll castigo par las ofensas contra la

    La vida despues de la muerte 30 5justicia de Dios , y acaso vade de un alma a otra: nada sabemosde 61 , salvo que Cristo. con todas las palabras del lenguaje humanopara escoger, escogio la palabra fuego para designarlo. Pero delsufrimiento que nosotros hemos dicho esta en la naturaleza mismade la situacion, el sufrimiento de todas las necesidades que no pue-den ser satisfechas en el infierno, podemos formarnos una debitidea ~ par~ir de nuestra. misma experiencia en esta vida. EI cuerponecesita alimento y bebida y sufre una verdadera agonia al carecerde ellos; la totalidad del ser del hombre necesita a Dios : la nece-sidad puede ser adormecida en esta vida par toda clase de cosasmenos irnportantes que Dios, pero en el infierno el alma se halladesnuda y reducida a su propia insuficiencia, sin nada que puedaadormecerla 0 distraerla. Es una dolorosa necesidad, separada re-suelta y definitivamente de la iinica realidad que podrfa satisfacerla.Si contemplamos Integramente la verdad de esto, hay en ellounaverdadera pesadilla, una sensaci6n de horror ante la idea de que lavoluntad del hombre pueda pervertirse a sf misma tan profunda-mente. Si contemplamos el hecho s610de un modo superficial, exis-te una ilusion de pesadilla, una sensaci6n de horror de que Diospueda tratar al hombre de un modo tan cruel. Debieramos saberque esto es una ilusion, aunque solo fuera por el hecho de que elinfierno es algo que nos ha sido dado a conocer por Cristo nuestroSenor. quien mostro su amor por los hombres como ningun otrohombre ha llegado [amas a hacerlo. Si Cristo predica el infierno, esque el infierno no es una contradiccion del arnor. De todo esto de-bieramos estar seguros simplemente por nuestro conocimiento de~l. Pero debieramos tambien ser capaces de ver por que. Es la vo-luntad del hombre la que hace la elecci6n. Dado que el hombrepuede, libremente, escoger el arnor de sf mismo y el odio a Dios,el resto se deduce tacilmente, Con todo el respeto necesario podemosdecir que Dios, respetando la libertad de la voluntad, no puedehacer nada acerca de ello. ~l no arroja a los diablos ni a los hom-bres al infierno: son ellos quienes van alli , porque aquel es su lugar,As! nos 10dicen las Sagradas Escrituras CO D estas mismas contadaspalabras referidas a Judas: muri6 y fue a su propio lugar. Es unanaturaleza espiri tual que busca su lugar de modo semejante a comouna cosa material busca el suyo propio por la ley de la gravedad.De este modo pudo deck nuestro Senor: Yo vi a Satanas, comoun rayo precipitdndose desde los cielos...20 - Shoed

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    30 6 Las criaturas

    IIISanto Tomas, entre otros, ha desarrollado esta noci6n de unaley de la gravedad espiritual : Por esto, del mismo modo que uncuerpo, a menos que sea impedido, es arrastrado a su Iugar por su

    propio peso 0 ingravidez, asf tambien las almas, cuando el lazo dela came por el eual eran retenidas en la condicion de esta vida sedisuelve , inmediatamente alcanzan su recompensa 0 su castigo, amenos que algo intervenga (In IV Sent. dist. XLV. Q. 1.) . Muchotiempo antes, san Agustin habfa empleado la misma idea: el peso,dice, l leva la cosa material a donde ella debe ir: si es pesada, haciabajo; si es ligera, hacia arriba. Pero respecto a sf mismo (comorespecto a todos los hombres) Amor meus pondus meum, mi arnores mi peso. Si un hombre ama a Dios, entonces, por una especiede movimiento natural, es arrastrado hacia Dios; si un hombre seama a sf mismo con preferencia aDios, entonces , con i de nti ca n a-tural idad, es arrastrado Iejos de Dios. Y nosotros fabricamos nues-tro propio peso: Dios nos da todo 1 0 necesario, pero somas nos-otros quienes 1 0 hacemos.Hemos estado considerando hasta aqui el caso del hombre quemuere habiendo apartado su amor de Dios, Ciertamente encuentrasu lugar. Pero as! sucede tambien con el hombre que muere aman-do aDios. Este amor , como vimos , puede se r total , una union de suvoluntad con la voluntad de Dios tan completa que no queda nin-gun elemento suyo sin haberse sometido a ella. Pero hay la otraposibilidad : un amor real de Dios, y una union de la voluntad conIa voluntad de Dios, pero con algunos pequefios elementos de lapropia voluntad no sometidos a la de aquel, Esto pudiera ser a cau-sa de peeados eornetidos: pecados veniales no tornados 10 bastanteen serio para un serio arrepentimiento, 0 pecados rnortales de losque ha exist ido un arrepentimiento can genuino dolor aunque conalguna falta en la intensidad de este dolor. 0 pudieran ser pecadosde omisi6n que consisten fundamentalmente en la ausencia de unatotal entrega del yo en este 0 aquel otro pequefio punto. En unou otro caso se llega al mismo resultado, El amor real que efectiva-mente existe debiera l levar al hombre directaniente a Dios, peroesas frivolidades, esos elementos sin vida estorban el movimiento.Para ellos existe el purgatorio.No es mucho 10 que nos ha side revelado acerca de la natura-

    La vida despues de la muerte 30 7leza del purgatorio. Es un lugar de espera donde, por un sufrimien-to aceptado con am or, el alma se purifica de todas estas impurezasmenores. Pureza significa la entrega de uno mismo a la voluntadde Dios sin mezcla alguna de otras influencias: retener cualquierelemento en uno mismo por leve que sea, es una adul teracion, ypor 10 tanto. una impureza, y nada impure puede entrar en el cielo.No sabemos nosotros cual es el sufrimiento por medio del cual elalma es elevada a la perfecci6n en el purgatorio, Pero que ello debeser un sufrimiento, es bastante natural. La impureza consiste pre-cisamente en la afirmaci6n del yo. La afirmaci6n del yo no es cu-rada tan radicalmente por nada como por la aceptacion de ]0 que10 empequefiece, como efeetivamente se empequefiece por el sufri-miento.

    NPara el alma totalmente unida a Dios, ya sea en el momento de

    la muerte 0 despues de la purificacion en el purgatorio, existe in-mediatamente la vision directa de la santfsima Trinidad. El hombrealcanza con ello aquello para 1 0 que Dios 'Ie cre6. La union conDios alcanza ahora un grado de intimidad para expresar el cualnosotros carecemos de palabras 0conceptos adecuados. Dios harevelado 10 esencial de ello, y nosotros podemos repetir las palabras,pero la mente apenas puede avanzar algunos pasos en su compren-si6n de la cuestion. De este modo nos 10 recuerda san Pablo (1 Cor13. 9-12): Porque ahora nuestro conocimiento es imperfecto e im-perfecta la profecfa. Mas llegado que sea 10 perfecto, desaparecera10 imperfecto ... AI presente no vemos sino como un espejo y bajoimagenes obscuras, pero entonces le veremos cara a cara. San Juandice 10 mismo: Somos ya ahora hijos de Dios; mas 10 que seremosalgnn dia no aparece aun, Sabemos, sf, que euando se manifestarec1aramente seremos semejantes a El porque le veremos como El es(loh 3. 2).As! pues, tanto san Juan como san Pedro insisten sobre la vision: le veremos tal como es, Ie veremos cara a cara. Esta es ladoctrina de la vision beatffica, la vision que proporciona felicidad.La mente en ella conoce a Dios, no por una idea de Dios por muyrica 0 plena que pueda ser, sino directamente. Carecemos de expe-riencia de un conocimiento directo aqui abajo, puesto que todo 10conocemos por medio de ideas. Pero acaso podamos intentar ima-

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    30 8 Las crlaturasginarnoslo como un tan Intimo contacto entre el alma y Dios, queDios toma en el alma el lugar que ocupaba en el alma la ideade Dios. Avanzamos asf tartamudeando y tropezando en nuestro es -fuerzo de comprension. La que debemos retener principalmentees la certeza de una union con Dios inconcebiblemente intima. Elintelecto 1 0 c ont emp l ar a , sin nada que 10 impida. La voluntad leamara de acuerdo con esta nueva vision. El intelecto y la voluntady con ellos todas las potencias del alma adquiriran en este contactosu mas perfecta plenitud. La total idad de la energia del alma estaratrabajando en este punto culminante con su maxima intensidad: noex is t ir a f ru st rac ion alguna debida a inactividad 0 a uso equivocadode esta energfa, Habra una total felicidad,Esta felicidad, aunque total para cada uno, no sera igual paratodos. Intelecto y voluntad estaran trabajando at maximo de sus po-sibiJidades, sin que quede sin usar 0 insatisfecho ninguno de suselementos. Pero i,cu:i1sera mi maximo, cual el tuyo? Sera tal cualnuestra cooperacion can la vida de la gracia 10 haya hecho. Es estavida la que hace crecer a las almas; cada fragmento de verdad,cada canal de gracia, pueden ser usados po r nosotros, si 10 deseamos,en beneficio de nuestro crecimiento. Cualquiera que sea la capacidadque el alma haya adquirido hasta el momento de su muerte, esasera precisamente la capacidad satisfecha en la gloria y en el gozodel cielo. Un hombre que no acepta la Iglesia cat6lica puede tam-bien salvarse, es decir puede tambien entrar en el cieio. Pero no ha -biendo posefdo todas las verdades 0 todos los medios de la gracia,no habra acrecentado 1a capacidad del alma hasta el grado que latotal idad de los dones de Cristo hubieran significado para ella. Unno catolico cualquiera hubiese efectivamente podido hacer mejoruso de su menor participacion de los dones que un catolico deter-minado hubiera podido hacer de la totalidad. Si n embargo, su ca -pacidad, aunque muy bien puede ser mayor que la que este 0 aquelcatolico realmente posee, no es con todo tan grande como la que61 mismo hubiera podido tener, caso de haber sido c ato lic o, Y ladiferencia importa bastante mas de 10 que nosotros podemos ima-ginar.Ahora bien, sea con un alma grande 0 pequefia, todos nos-otros seremos colmados. En nuestro total contacto con Dios sere-mos plenamente felices, e imperecederamente felices. Hay aquf po-sibles dos interpretaciones erroneas, Alguien podria pensar quepodriamos quedar colmados por una felicidad mas substancial que el

    La vida despues de la muerte 30 9conocimiento y el amor de Dios. Alguien podrfa asimismo creer quela eternidad, despues de todo, quizas es demasiado larga para nos-otros.

    EI primero es el mas connin de los do s sentimientos: cuandopensamos acerca de las cosas de que hemos gozado en esta vida,el gozo del cielo parece noble, por supuesto, pero demasiado te-nue. Penetrando un poco en el fondo de nuestro corazon, nos encon-tramos a nosotros mismos acariciando la esperanza de que realmen-te se transforme en algo mejor de 10 que a primera vista parece,Es esta una amable debilidad, es 1 0 m i sm o que si un nino pequefio,a1 enterarse de que las personas adultas gozan de la poesia, las cien-cias 0 las matematicas, sintiera cuan pequefias e intrascendentes sontodas esas cosas comparadas con sus soldaditos de plomo, su caba-llo de carton 0 las tartas de manzana que constituyen su propiodeleite,No debemos permitir a la imaginacion que nos engafie. Todaslas cosas de las que aquf tanto nos .gozamos han sido hechas porDios de la nada. Cualquiera que sea la realidad que hay en ellas sedebe exclusivamente aDios. Pero Dios no les co nced io 1 0 que EIno poseyera ya. Toda realidad que por obra suya tienen las cosas,debe tenerla ya . 1 mismo. Estara en EI de acuerdo con su infinitud,pero no sera par eso menor, sino mayor. Las cosas que nosotroshemos gozado mezcladas con su parte de no ser, las poseeremos enDios en toda su plenitud, sin mezcla alguna. El hombre que ha vi-vido toda su vida junto a una corriente turbia y j amas ha tenidootra cosa para saciar su sed que el .agua turbia, quiza retrocederiala primera vez que viera una fuente de agua clara. iLe parecerfaalgo tan sutil e incorp6reo! Pero permitamosle beber. Por primeravez conoce entonces el agradable sabor del agua, y en ese mismomomento se da cuenta de 10 que el barro es. La realidad reflejadaen la nada ha proporcionado a todos los hombres momentos exqui-sitos, la realidad enturbiada por la nada. Lo que la realidad noreflejada, sin enturbiar, tiene que darles no sera menos.El segundo sentimiento fue expresado par Engels. el amigo deKarl Marx. en su escarnio de e l tedio de la inmortalidad personal,EI error nace de un profundo sentido de la vaciedad de la vidasobre la tierra. combinado con una noci6n de la eternidad comotiempo que no tiene fin: el (manana, manana y manana, de 'Mac-beth, deslizandose con pasos diminutos dia a dia. Pero el pasodel cielo no es diminuto. Y no hay allf sucesion de mananas. En el

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    310 Las criaturascielo no estaremos en la eternidad, en el inmutable ahora de Diospero estaremos fuera del incesante fluir del cambio que elmide.La eviternidad, como vimos en el capitulo XI , es la duracionpropia del espiritu: el espiritu mora en el cielo, sin el .conocimiento de los momentos que huyen ni cansancio alguno de-bido a necesidades 0 facultades insatisfechas que pueda i nq ui et ar lo 'en busca del cambio, en la feIicidad de una experiencia total. Niaun cuando el cuerpo vuelva a unirse a 61 en'el Ultimo d fa, sera parael espiritu una distraccion perturbadora el conocimiento de la menorperfecci6n del cuerpo mantenido en un constante presente, pues el~uer~o habra dejado ya de arrastrar al espfritu a su propio nivelinferior de ser. Los detalles acerca de esta nueva relacion entre elalma y el cuerpo son algo que hoy queda mas alla de nuestras posi-bilidades de conocimiento; pero la realidad de ello es absolutamentec~:rta. H:mos visto ya como ac a abajo el cuerpo impone su suje-CIon al tiempo de modo tan contundente sobre el alma que casihemos olvidado que el alma tiene una duraci6n propia por sfmisma.En el cielo no sera asi. La inmutable contemplacion de la santisimaTrinidad por el alma sera la realidad dominante; sus relaciones conel c~erpo, aunque no del mismo orden, no la disminuiran, sino queen cierto modo caeran dentro de ella; 10mismo, misteriosamente,sucedera can nuestras relaciones can los angeles y otras almas enel cielo.Pues observese que el alma en su contacto vivificador con 10absoluto no se halla sumergida en 10 absoluto. Sigue siendo ellarnisma, un valor querido por Dios. Y del mismo modo que el totalarnor de Dios en esta vida no excluye sino que fiuye de modo natu-ral al arnor de nuestros pr6jimos porque Dios los arna tambien aelIos, aslmismo Ia vision total de Dios no exc1uye sino que fluyenaturalmente al conocimiento de todos aquelIos restantes seres quese encuentran en el misrno contacto de arnor. Benedicto XlI en laenciclica Benedictus Deus escribe por esta razon que las almas delos justos que ven la divina esencia can una vision intuitiva y(rente a frente estan en el cielo con Cristo. encadenadas con lacompafifa de los angeles. Y no son solamente los angeles aquellosde cuya cornpafifa gozaremos en el cielo, Estaremos en la recipro-ca compafifa de otros. AsCen la misa de difuntos la Iglesia tienesus oraciones especiales por el padre y la madre muertos del sacer-dote: en Ia colecta rogamos a Dios que nos conduzca a ver a aque-

    La vida despues de la muerte 31 1llos en el gozo de la eterna gloria y en la secreta que nos una aenos en la felicidad de los santos. Que es 10 que significara estanuestra reciproca compaiiia en el cielo, es otro de los problemasque no nos es dado conocer con detal le , y no hay excesivo interes,aunque 8 o { gran placer, en especular sobre ello.Lo que es mas practice y verdaderamente interesante es captarque nosotros sobre la t ierra. tenemos con ellos una verdadera rela-cion aqui y ahora. Las almas en el cielo y en el purgatorio son to- .davia miembros del cuerpo mistico, confirmadas ellas para siempreen su condicion de miembros mientras que nosotros no 10 estaroosaun aqui sobre la tierra, pero miembros en un mismo cuerpo connosotros a pesar de todo. La doctrina de la comunion de los santoscobra una nueva dimension. Nosotros podemos ayudar a las almasdel purgatorio con nuestras oraciones, y son varies los teologos quemantienen que ellas pueden hacerlo igualmente con nosotros; lasalmas que estan en el cielo ciertamente pueden hacerlo. Pueden anteDios unir sus plegarias a las nuestras. Ellos no estan menos connosotros porque esten en el cielo sino mucho mas. porque estanmas profundamente en Cristo en quien tambien nosotros estamos.Es este el sentido en que decimos que elpecado separa pero la muer-te no. Las preocupaciones de esta vida se interponen aiin entre nos-otros y ellos, pero no entre ellos y nosotros. Ellos estan ahora masestrechamente unidos a nosotros que ninguna uni6n conocida sobrela tierra. Anotarnos ya antes que no nos unimos a la Iglesia por lacompafiia, sino por los dones que Cristo concede por medio deella. Pero si no nos unimos a la Iglesia por la compafiia, nos ha-llamos en ella de todos modos can una muy notable compafiia :Os habeis acercado al monte de Si6n. y a la ciudad de Dios vivo.la celestial Jerusalen, al coro de muchos millares de angeles, a laIglesia de los primogenitos que estan alistados en los cielos, y aDios, juez de todos, y a los espiritus de los justos ya perfectos. ya Jesus, mediador de la nueva alianza, y a la aspersion de aquellasangre que hablo mejor que la de Abell>(Hebr 12, 22-24).

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    25. EL FIN DEL MUNDOEl fin del mundo 31 3

    ~'. ~l cuerpo mis tico va alcanzando la madurez. I I. E l Anticristo. I II .JUlCIO. IV. Un nuevo cielo y una nueva tierra.

    r ior de esto, Cristo se halla formando la nueva ~~anidad: ~acien.dola renaeer y rehaciendola en El. El euerpo misuco continua ere-ciendo. Hay millones que han muerto en cr~sto y que se ha~anformando parte del edificio del cuerpo par~ sl.eI?pr~, y ha~ mille-nes todavia sobre la t ierra en quiencs ;:)1,1 pilliClPlO vital esta traba-jando, evidente 0 secretamente. Tras to?a la tnrbulencia, ~1edificiodel euerpo mfstieo de Cristo prosigue mcesantemente~ Y este es eltrabaio real de la humani.lad, limitado .como tantos huma~os sos-pechan. puesto que t an t os t r' d{ , ;a j aI ]- obstmadamente contra el, pues-to que tantos cooperan tibiamente'. .'EI edificio progresa ineesantemente, pero no par la simple ad.I"cion de mas Y mas elementos sin sentido alguns. 'Progresa ~aclaalgo, hacia un fin determinacc. Y esto es 10 que san Pablo dice alos efesios (2. 18-21): (~Pu~spo r EHenemoS los U??s y los otrosel poder de acercamos al Padre en ~n mism? EsplIltu. Por tanto.ya no sois extranjeros y huespedes; smo conclUdadanos de los san-tos y familiares de Dios, edificados sobre el fundam~nto de .10sap6stoles Y de los profetas, siendo piedra angular el rmsmo CristoJesus en quien bien trabada se alza toda la edificacion para templosanto en el Sefior.

    Aqui se ve a la Iglesia como un edificio que tiende a transfer-marse en un temple. Dos capitulos mas adelante la contempl~remoscomo un cuerpo que crece buseando su madurez. :r:eI?~s visto yacomo se anlicaban los versiculos siguientes al alma individual, peroconvienen "tambien al cuerpo considerado en su conjunto-; Y ba.staque arribemos todos .. . al esta~o de ~ v~ron perfecto, a la medld~de la edad perfecta, segun Cnsto... s lgUlendo la verdad, con can-dad, y en todo vayamos creciendo en Cristo que es nuestra ~abe~;))Ambas imagenes conducen a la rnisma verdad. La edlficaclOnde un temple es algo mas que un interminable e ince~~nteamonto-nar piedras sin plan alguno. Es un proceso de c~lecclOn y ordena-cion de los materiales, y tiene un fin: llega un instante en q~e eltemplo esta .eonstruido, Solo Dios conoce la forma y proporclOnesdel templo que El est! construyendo; s610Dios conoce cuan cercade su termmacion esta el temple. Y 10 roismo sucede con un cuerpo :no es un simple desarrollo de nuevas celulas ; tiene tambi~n un,aforma y unas proporciones Y crece hacia una madurez. Cuan pro-ximo se halla el cuerpo mtstico de su madurez total. es algo que El10 sabe, mas nosotros no. Pero no es pura fantasia el pensar quecon .la definitiva terminacicn del templo, con la total madurez del

    I

    Asi mueren los hombres y van a la fel icidad 0 al dolor. El mun-do sigue entretanto. Cristo murio a manes de los pecadores y resu-cito de nuevo victorioso sobre la muerte y sobre el pecado. Pero lamuerte y el pecado siguen, La victoria. completada en Cristo. esprogresiva en los hombres: su culminacion esta en algun Iugar enel futuro. Satanas es destronado, pero no separado del campo debatalla. Ha perdido el dominio sobre la raza humana, pero puedeann conseguir victorias sobre los individuos, y esta a punto de con-seguirla sobre muchos y perturba a muchos a quienes no esta tan apunto de veneer. Despues de la resurrecci6n y ascension de nuestroSefior san Pablo escribio a los efesios (6, 11): Revestios de todala armadura de Dios, para poder contrarrestar las asechanzas deldiablo, porque no es nuestra pelea contra la carne y la sangre. sinocontra los principes y potestades, contra los adalides de estas tinie-blas del mundo, contra los espfritus malignos esparcidos en losaires.El mundo esta saturado con la turbulencia de los hombres. EIautor del libro de la Sabidurfa no dulcificarfa ni una sola linea desu dura pintura: las proporciones pueden haber cambiado, el mun-do ha realizado ciertos progresos, pero todas esas cosas siguen es-tando en 61: No conservan ni la vida ni el matrimonio sin deshon-rar, s~o que uno mata al otto por la envidia 0 10 agravia por eladulteno. Y andan todas las cosas juntas y confundidas, la sangre,el crimen, el robo y el disimulo, la corrupcion y la infidelidad, lostumultos y el perjurio, la turbaci6n del bien. el olvido de Dios, laprofanacion de las almas, el cambio de la naturaleza, el desordenen el matrimonio y la irregularidad del adulterio y la impureza.Pero todo esto es s6lo la coloreada fachada de las cosas. Estaes la huma~idad atormentada por su propio diablo y por los pode-res de un diablo mayor que el suyo propio. Tras esto y en el inte-

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    314 Las criaturascu?rpo, la raza humana dejara. de reproducirse. iCon que fin hawbnan de nacer nuevas zeneraciones una ve z realizado plenamenteel cuerpo mfst tco de Cristo?

    II

    Tarde 0 temprano acabarg el mundo y Ilegara e l dfa del Sefior.Nosotros desconocemos cuando l legara el fin: todo 10 que sabemosSe funda en. las propias palabras de nuestro Sefior: Se predicaraeste evangelic del remo en todo el mundo, en testimonio para todaslas naciones; y entonces vendra el fin (Mt 24, 14).. Sin embargo, si desconocemos el memento , conocemos, en cam-bio, las sefiales que indicaran el hecho. Nuestro Sefior nos 10 ha

    dicho, por ejemplo, en el capitulo XXIVde san Mateo. Tenemos va-rios detalles en el profeta Daniel (especialmente en los capftu losVII, XI Y XlII, Y t amb i e n en Ia segunda epfstola de san Pablo a lostesalonicenses. De estas sefiales, dos son indicadas con inmensa clawridad, a saber la apostasfa general y la llegada del Anticristo: Noa?andon~is ligeramente vuest ros sentimientos, ni os alarmels ... conc~ertos, dlSCurS~S... que . se supongan enviados por noso tros, comosl.el dfa del Senor estuviera ya muy cercano ... Sin que haya venidopnmer~ ~~ a postasfa, y aparecido el hombre del pecado, el hijo de1~ per~lclOn. EI cual se opondra y se alzara contra todo 10 que sedice ?lOS, 0 se adora, hasta Ilegar a poner SU asiento en el templode DIOS, dando a entender que es Dios ... Ya sabeis vosotros la cau-sa que ahora le detiene, hasta que sea manifestado en su tiempo.EI hecho es que ya va obrando el misterio de iniquidad. Entre tantoe~que esta firme ahora, mantengase, hasta que sea quitado el impe-dimento, Y entonces se dejara ver aquel perverso, a quien eI sefiorJesus matara con el aliento de su boca, y, des tru ira con el resplan-dor de su presencia a aquel inicuo que vendra con el poder de Sa-tanas . con toda suerte de milagros, de sefiales, y de prodigios fa lsosy con todas las ilusiones que pueden conducir a la iniquidad aaquellos que se perderan : por no haber recibido y amado la unionen la verdad a fin de salvarse (2 Tes 2).Hay un tercer signo que parece ser indicado par san Pablo. Es

    la conversion de los judfos: Una parte de Israel ha caido en la~bcecaci6n, hasta tanto que la plenitud de los gentiles se haya rea.lizado ; entonces se salvara todo Israeli> (Rom 11, 25). San Pablo

    EI fin del mundo 315es el iinico en decirnos esto. Las Sagradas Escrituras insisten con-tinuamente sobre e l hecho de la apostasia y la venida de l Anticristo .R e in ar a 'p o r doquier la iniquidad y se enfriara el arnor, vendra en-tonces el Anticristo, y muy poco d es pu es v en dr a Cristo.

    Tanto san Pablo como san Pedro nos ofrecen algun detalle delpes imo estado de los hombres bajo el re ino de la apos tas ia . Escribesan Pablo (2 Tim 3): Mas has de saber esto, que en los dfas pos-treros sobrevendran tiempos peligrosos: levantaranse hombres ama-dores de si mismos, codiciosos, altaneros, soberbios, blasfemos,desobedientes a sus padres, ingratos. facinerosos , desnaturalizados,iroplacables, calumniadores. disolutos, fieros,. inhumanos. !I'aidores,protervos, hinchados y mas amadores de delelt~s que de DlOS: ,~os-trando, sf, apariencia de piedad, pero renunciando a suo espintu.San Pedro nos da una descripcion que parece poder aphcarse consingular propiedad a nuestro propio m~mento, cua_ndo nos hablade especialmente aquellos que, para sat lsfacer. sus impuros deseoss iguen la concupiscencia de la carne y desprecian las potestades ...tienen los ojos Ilenos de adulterio, y de un ~ontinuo peca~. E~osa traen con ha lagos las a lmas inconstantes, t eniendo e l corazon e.Jer-citado en la avaricia, son hijos de la maldicion ... porque profirien-do discursos pomposos llenos de vanidad atraen con el cebo deapetitos carnales de lujuria a los que poco antes habfan huido de l?sque profesan el error, prometiendoles libertad, cuando enos mIS-mos son esclavos de la corrupcion (2 P etr 2 ).

    EI exito del Anticristo habra de ser espectacular mientras dure ,San Juan narrando su vision de el, escribe : Y aSI la adoraron to-dos los habitantes de la tierra: aqueUos cuyos nombres no estanescritos en ellibro de la vida del Cordero, que fue sacrificado desdeel principio del mundo (Apoc 23)., ..

    Parte de este exito universal se debera a otra m is te no sa f ig ur a,el falso profeta, primer mini st ro del Anticri st~: Y obr? prodi-gios grandes hasta hacer que bajase fuego del cielo a .la tierra enpresencia de los hombres; as! es que enga.ii? a los habltante.s de latierra con. los prodigios que se Ie perrni t ieron hacer a VIsta dela bestia.

    Acabamos de ver quienes han de salvarse: aquellos cuyos ~om-bres esten escritos en el libro de la vida; y hace un momento vimosel modo en que san Pablo indicaba como aque llos escap~rian alerror del resto. Existe una union en la verdad que aquel dfa habrade salvar a todos aquellos que hayan confiado en ella. Por abru-

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    316 Las criaturasmadores que sean los milagros del Anticristo, la ensefianza de laIglesia permanecera all f para quienes quieran seguir aferrandosea ella. Y la prueba, aunque feroz, no sera larga. Cristo vendra : elfalso Cris to y su falso profeta seran derrotados; la humanidad serajuzgada,

    lQue bay del Anticristo en cuanto a 61 rnismo? Leyendo lasSagradas Escrituras es muy diffcil ver en el otra cosa que un sim- .ple indiv iduo, Hemos visto que san Pablo le describe como el re- .belde que se alzara contra todo 10 que se dice Dios 0 se adora,hasta llegar a poner su asiento en el temple de Dios dando a entender que es Dios, Daniel dice de e l (11, 36): Y hara el reycuanto querra, y se levantara soberbio e indolente contra todos losdioses ; y hablara con arrogancia contra el Dios de los dioses, ytodo Ie saldra bien hasta tanto que se despl iegue la colera de Dios;porque asi esta decretado. Y no tendra respeto al Dios de sus pa-dres, y sera dominado de la lascivia, y no hara caso alguno de losdioses, pues se creera superior a todo.Pero si el Anticristo ha de ser una persona real y la apostasfauna apostasfa real que han de venir al fin del mundo, ambos. Anti-cristo y apostasfa , han tenido sus precedentes en todas las edadesdel mundo. Pues la verdad es que exactamente del mismo modoque cada muerte es el f in del mundo en miniatura, asf tambien cadaedad es la ultima edad en miniatura . En este sentido nos hallamostodos en la edad postrera. EI Anticristo esta al llegar; pero nos-otros hemos escuchado ya a San Pablo decir el hecho es que yava obrando el misterio de iniquidad. En su primera epfstola (4 ;2-3) san Juan nos dice 10mismo : Todo espiritu que confiesaJesucristo vino en carne . es de Dios, y todo espfritu que desuneJesus. no es de Dios: antes es espiritu del Anticristo, de quienneis ofdo que viene, y ya desde ahora esta en el mundo.

    IIILas Sagradas Escrituras nos cuentan algo acerca de la venidaJesus en poder para juzgar al mundo. San Pablo escribe: Estopara el dfa en que el Sefior Jesus descienda del c ie lo , con losles proc1amando su poder; rodeado de un fuegoeco de la propia frase de nuestro Sefior: Porque como elpago sale del oriente y se deja ver hasta el occidente, asi sera

    EI fin del mundo 317advenimiento del Hijo del Hombre. Sonaran entonces las trompe-tas , y los muertos se alzaran con sus cuerpos. As! nos 10dice nues-tro Senor: Y luego, despues de la tribulacion de aquellos dias, elsol se obscurecera , la luna no alumbrara y las estrellas caeran delcielo, y las vir tudes de los cielos temblaran. Entonces aparecera enel cielo la sefia! del Hijo del Hombre, a cuya vis ta todos los pueblosde la t ierra prorrumpiran en llantos: y veran venit al ! li jo del Hom-bre sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad, EI cualenviara sus angeles, que a voz de trompeta sonora , eongregaran asus escogidos de las cuatro partes del mundo, desde el uno al o troextremo del cielo (Mt 24).San Pablo nos da algunos detal les mas referentes a aquel los queviviran todavia sobre la t ierra cuando Begue aquel dfa : En un mo-mento , en un abrir y cerrar de ojos, al son de la ultima trompeta ,porque sonara la trompeta, los muertos resucitaran en un esta~oincorruptible y nosotros seremos in~utado~. Porque ~~necesanoque este cuerpo corruptible sea revestido de mcorrupUblhdad. Y queeste cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad (1 Cor 15, ?2.53).No son solamente los justos los que tendran que resucitar denuevo: Cuando venga, pues, e l Hijo del Hombre. con toda su ma-jes tad, y acompafiado de todos los angeles . se sentara entonces enel trono de su gloria y hara comparecer del ante de El a todas lasnaciones, y separara a los unos de los otros, como el pastor separalas ovejas de los cabritos , y pondra las ovejas a su derecha y loscabritos a la izquierda, Entonces el rey dlra a los qu.e,estan a . suderecha: Venid , benditos de mi Padre , a tomar posesion del ~ellloque os esta preparado desde el princ ip io del mundo ... Al ~Dlsmotiempo dira a los que estaran a Ia izquierda : Apartaos de rm, mal-ditos, al fuego etemo, preparado para el diablo y sus angeles."E iran estes al etemo suplicio y los justos a Ia vida eterna (Mt 25).Es poco 10que nos ha sido revelado acerca .de los deta lles ~el[u ic io , En el mismo pasaje que acabamos d~ crtar, nuestro Senorhace depender la sentencia de las obras de car idad hechas ~ rehusa-das a los hombres , y hechas 0 rehusadas, por tanto, a 1 mlsmo: Ladoctrina mas comtin sobre este punto es que esas obras de candadcitadas representan aquf las virtudes en generaL El juicio sera ver-daderamente un juicio exhaustive, en el que .los hombres contem-plaran sus propias acciones consideradas en ~u valor r~al y verd~-dero, y enmarcadas en el conjunto de sus circunstancias, es ~eclren su relaci6n con las acciones de todos los demas hombres . y estas

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    El fin del mundo 31 9318 Las criaturasy las suyas propias en relacion con la providencia directora deEs decir, en cierto modo se extenders ante la mente del hombrevastocuadro de la totalidad del orden creado y delplan de la labor de Dios sobre el, Por fin veremos en aquel momen-to la verdadera forma y significado de todas las cosas.

    tonces los cielos con espantoso estruendo pasaran, los elementoscon el ardor se disolveran y la tierra, y las obras que hay en ella,seran abrasadas ... Bien que esperamos conforme a sus promesas,nuevos cielos, y nueva tierra, donde habitara la justicia (2 Petr 3,10-13). El capitulo XXI completo del Ultimo libra del Nuevo Testa-mento debiera ser leido para comprender estas cosas. Cito aquf losversiculos iniciales:

    Y vi un cielo nuevo, y tierra nueva. Porque el primer cielo, yla primera tierra desaparecieron, y ya no habia mar. Pues yo, Juan,vi la ciudad santa, la nueva Jerusalen, descender del cielo por lamano de Dios, compuesta, como una novia engalanada para su es-poso. Y of una voz grande que venia del trona, y decia: Ved aqufel tabernaculo de Dios entre los hombres. y El morara con enos.Y ellos seran su pueblo, y el mismo Dios habitando en medio deellos sera su Dios, y Dios enjugara de sus ojos todas las lagrimas.Ni habra muerte, ni llanto, ni alarido, ni habra mas dolor, porquelas cosas de antes son pasadas. Y dijo aquel que estaba sentado ensolio: He aqui que renuevo todas las cosas.Que la naturaleza inanimada estara inc1uidade algun modo enelreino que [amas tendra fin es algo que parece cierto. Sin embargo,el misterio pudiera estar en los detal les. San Pablo escribe muchoacerca de este punto. Dice asf, por ejemplo, a los romanos (8, 19-22):Asf las criaturas todas, estan aguardando con gran ansia la mani-festacion de los hijos de Dios. Porque se yen sujetas a la vanidadno de grado, sino por causa de aquel que les puso tal sujecion ; canla esperanza de que seran tambien ellas mismas libertadas de estaservidumbre a la corrupci6n, para participar de la Iibertad y gloriade los hijos de Dios.Este destino de la creacion material esta ligado al papel de lasegunda persona de la santfsima Trinidad en y por medic de quientodas las casas fueron creadas y quien se hizo hombre para recons-truir el plan que el hombre habfa estropeado. Consideremos dos delos puntas que expone san Pablo. El primero dirigiendose a loscolosenses (I, 15-20): El cual es imagen del Hijo de Dios invisible.engendrado ante toda criatura, pues por :81fueron creadas todas lasCO Sas en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles... y as!~l t iene ser ante todas las cosas y en El todas las cosas subsisten ...pues plugo al Padre poner en Ella plenitud de todo ser, y reconci-liar por lil todas las cosas consigo, restableciendo la paz entre cieloy tierra. por medio de la sangre que derramo en la cruz. Y dice a

    Se establecera entonces en su total plenitud el reino de Dios.Y (,cmil sera eI lugar que la materia oeupara en el? Una vez masnuestras almas volveran a unirse a nuestros cuerpos, de tal modoque poseeremos nuestra compieta personalidad. lTendran estoscuerpos alguna conexion con los cuerpos que actualmente tenemos?La respuesta es sf, pero los detal les para explicarla no son claros.Despues de todo, aunque tengo ahora el mismo cuerpo que teniahace veinte afios, ni una sola celula de el es la misma: cada celulade mi cuerpo ha desaparecido y una nueva celula la ha reempla-zado. Y, sin embargo, no es pura palabrerfa afirmar que tenzo el 0mismo cuerpo. Evidentemente, aparte de las celulas, hay algun ele-mento que persiste y que can su persistencia preserva la identidadde mi cuerpo. Escaparia aI proposito de este libro el plantear y dis-cutir aqui las teorfas cientificas y filosoficas referentes a la natura-leza de este elemento persistente. Pero pudiera muy bien ser eseelemento, cualquiera que sea, el que se reuniera luego con el almaen la resurrecci6n del cuerpo y eonstituye la identidad del nuevocuerpo con el viejo. Sea como fuere, nuestra resurrecci6n corporalsera. expresada en la frase teologica, en unos cuerpos glorificados:la corrupcion debera revestirse con una vida incorruptible, la natu-raleza mortal con la inmortal idad. Sabremos entonees par fin quees 1 0 que debe ser un hombre, pues la union del alma y el cuerpoexistira sin inercia ni rebelion ninguna por parte del cuerpo quepueda mermar Ia union. Dicho can Ia frase de Christopher Dawson: Una vez mas la materia sera la extensi6n del espiritu, no su limite;el instrumento del espfritu, no su enemigo.No sabemos muy bien que clase de materia habra aIIi aparte dela del cuerpo humano, ni en que condicion se dati. Las SagradasEscrituras, tanto el Viejo como el Nuevo Testamento, rebosan depromesas de nuevos cielos y de una nueva tierra. He aqui aIgunasfrases de san Pedro: EI dfa del Sefior vendra como ladron, y en-

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    320 Las criaturas

    EL HOMBRE

    los efesios (1. 8-10): Por las riquezas de su gracia que con abun-dancia ha derramado Dios sobre nosotros, colmandonos de todasabidurfa y prudencia para hacemos conoeer el misterio de su vo-lu nta d, fu nd ad a e n s u b en ep la cito , p or e l c ua l s e p ro pu so e l re sta u-rar en Cristo, cumplidos los tiempos prescritos, todas las cosas delos cielos y de la tierra.Lo esencial de la vida en el reino consistira en esto, que enunioncon Cristo contemplaremos directamente la faz de Dios, manifes-tandose la totalidad de nuestro ser mismo en el conocimiento y arnorde Dios. Pero exactamente del mismo modo que el infinito amor yconocimiento de Dios respecto a sf mismo no excluye a las criatu-ras, sino que rebosa en el conocimiento y amor a ellas, asf tambiennuestro total conocimiento y amor de Dios tampoco excluira a lascriaturas, sino que de modo semejante rebosara en el conocimientoyamor de ellas. Y Dios sera todo en todas.


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