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Cohen y Arato Sociedad Civil y Teoria Politica PDF

Date post: 20-Oct-2015
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  • Primera edicin en ingls,Tercera edicin en ingls.: .Primera edicin en espanol de la tercera en ingls,Primera reimpresin,

    1992199520002001

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    Se prohbe la reproduccin total o parcial de esta obra-incluido el diseo tipogrfico y de portada-,sea cual fuere el medio, electrnico o mecnico,sin el consentimiento por escrito del editor.

    ITtulo original:Civil Society and Political TheoryD. K 1992, Massachuselts Institute of TechnologyPublicado por MlT Press, Cambridge, Mass.ISBN .0-262-53121-6 (edicin rstica)

    D. R. 2.0.0.0, FONDO DE CULTURA ECONMICACarretera Plcacho-Ajusco, 227; 142.0.0 Mxic D Fwww.fcc.com.mx o, . .

    ISBN 968-16-5483-8

    Impreso en Mxico

    PREFACIO

    Este libro tiene como propsito contribuir a la teora democrtica. Sinembargo, a diferencia de otras aproximaciones al tema, la nuestra no se .enfoca directamente sobre las instituciones polticas. Tampoco se limitaal dominio de la filosofa poltica normativa, aunque tanto las institucio-nes como la filosofa tienen su lugar en el texto. En realidad nuestro obje-tivo es doble: demostrar la relevancia del concepto de sociedad civil parala teora poltica moderna y desarrollar por lo menos la estructura de unateora de la sociedad civil adecuada a las condiciones contemporneas.En el proceso esperamos llenar una laguna evidente en las obras que sehan realizado recientemente en el campo de la' teora demorUa: Todateora de la democracia presupone un modelo de sociedad, a pesar de locual ninguna se ha ocupado del problema relativo al tipo de sociedad civilms adecuado para una poltica democrtica moderna.' Para decirlo deotra manera, la relacin entre los modelos normativos de la democracia olos proyectos de democratizacin, y la estructura, institucions Y~dirrmi-Iea de la sociedad civil no ha quedado en claro, en parte porque. lita conta-mos actualmente con una teora lo bastante compleja de la sociedad ~ivil.La tarea de este libro es empezar a construir esa teora. '" .

    El concepto de sociedad civil, en varios usos y definiciones, se ha puestode moda hoy en da gracias a las luchas en contra de las dictaduras comu-nistas y militares en muchas partes del mundo. Apesar de todo, su statuses ambiguo en las democracias liberales. Para algunos, parece indicar 1que Occidente ya ha conseguido, y por consiguiente carece de cualquierpotencial crtico aparente para examinar las disfunciones e injusticias de0nuestro tipo de sociedad. Para otros, el concepto pertenece a las primeras ~formas modernas de la filosofa poltica que carecen actualmente de im-portancia para las cornpljas sociedades del presente. Sin embargo, nues-tra tesis es que el-fQnceQtode sociedad civil indica un terreno en occiden-/IIte que se ve amenazado por la lgica de los mecanismos administrativos yeconmicos, pero que tambin es el principal espacio para la expansinpotencial de la democracia bajo los regmenes democrtico-liberales "querealmente existen". Al presentar esta tesis, trataremos de probar la mo-d~~nidad e importancia normativa y crtica del concepto de sociedadCIVIlpara todos los tipos de sociedades contemporneas.

    Hay buenos argumentos para cada una de estas tres posiciones, Y nosocuparemos de ellos en detalle. Trataremos de mostrar que los dos prime-

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  • TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 477

    RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    una teora en sus partes y volverla a juntar en una nueva parar 1 bi . h fii d ,.btener ms plenamente e o jetvo que se a ]a o a.SI ml~-,para o I forma normal de "tratar con una teora que necesita revi-~ta es hos aspectos, pero cuyo potencial para estimular el pensa-

    odl1lUC'a no ha sido agotado".' En nuestra reconstruccin de la

    t aV1 , . d 1de sociedad civil, dependeremos, aunque crticamente, e segu~-

    d 1 Propia estrategia terica de dos pasos de Habermas, es decir,ea , laci 1 di'U de una teora dual que diferencia y re aciona as meto o ogiasoteOnecesarias que tratan con el "mundo de la vida" y el "siste-

    )'roCedemos mediante los siguientes pasos.

    sando un modelo de tres partes de~mundo de la vi~a y de los sub-poltico y econrnico.P profundizamos el paradigma heredado

    as sci y Parsons, y tambin lo desarrollamos para reflejar la teoranzada de la diferenciacin disponible en Luhmann, para ayudar ar y limitar el argumento de la fusin de Schmitt y de otros.

    te las objeciones terico-sistmicas de Luhmann, tratamos de de-lamodernidad de la sociedad civil,entendida en trminos de un mun- '/vida capaz de racionalizacin. En particular, mostramos el papel del. je normativo y de los derechos fundamentales en la estabiliza-las sociedades civiles modernas.

    tratar con los ataques genealgicos e ideolgicos sobre la so-civil,usamos las nociones de reificacin y de colonizacin del mun-Ja vida para mostrar que todos los fenmenos negativos en quenfass los crticos pueden ser acomodados en nuestra concepcin,ncia de versiones anteriores del modelo de tres partes. En particu-ostramos el vnculo histrico entre las luchas unilaterales por laacin y la emergencia de las relaciones economa-sociedad-Estadopor nuevas formas heternomas, culminando en las formas de -1

    cin caractersticas de los estados benefactores.o.obstante, insistimos contra aquellos que dudan de las implicacio-ticas del concepto de sociedad civil y nos acusan de "reformismo", que el modelo de una sociedad civil diferenciada retiene suutpica en los estados benefactores as como en los estados gober-

    formalmente por el socialismo de Estado, promesa que seala ha-reconstruccin y defensa de la publicidad y de la vida ntima en unlIlodelo de derechos.tamos de mostrar que la utopa de la sociedad civil no es nadadeber" abstracto en relacin con las versiones heternomas quen. En vista de las varias teoras del tipo de la Escuela de Francfort.Unidimensionalidad y administracin total, bosquejamos unalnque muestra que los fenmenos negativos en los que hemos

    IX. TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL

    QUIZ porque se ha puesto de moda, la idea de la sociedad civilvez ms ambigua en la actualidad. Cuando es articulada por los -::sociales, la nocin de reconstruir o defender a la sociedad civil ciete tiende a aumentar la movilizacin. Pero su imagen no es readecuada como una base para la autorreflexin crtica o inclusoorientacin en relacin con las limitaciones ms importantes sobre Jacin colectiva. Es igualmente fcil para esos actores caer en posicfundamentalistas o identificar el proyecto de la sociedad civil con losjetivos de las lites econmicas o de los partidos polticos, renunc

    -1- as a su propia autonoma y originalidad. Lo que se necesita es unacepcin de la sociedad civil que se pueda reflejar en el ncleo de nidentidades colectivas y articular los trminos dentro de los cualesproyectos basados en esas identidades pueden contribuir a la emergde sociedades ms democrticas y ms libres.

    Incluso las mejores teoras de la sociedad civil heredadas del pasadopueden cumplir esta tarea hoy en da. La debilidad contemporn~proyectos basados directamente en las concepciones de Hegel, TocquGramsci o Parsons se deriva no slo de sus antinomias internas muyles, a las que hemos estudiado, sino tambin de su relativa vulnerab" .ante crticas como las de Arendt, Schmitt, el joven HabeITIlasY~o~Sin duda, las tesis que se refieren a la decadencia de la esfera.l?ub c:la transformacin de lo social en nuevas formas de manipulacwn, ~y dominacin, corresponden por lo menos igual de bie~ a la e~~taSde los pases capitalistas avanzados que los puntos de VIstaoptunlos defensores tericos de la sociedad civil que ven en todas !'~~cos democrticos, solidaridades intactas y formas de autonom;a" ~idaddo las opiniones de un analista que se ajusta fuertemente a a rla sociedad existente, como es el caso de Luhmann, empiezan ~~ad .a las de los crticos ms radicales.' los defensores de la sOCJeti"OS,cuyos ojos estn cerrados frecuentemente a los fenmenos negaDa

    .. etidos a utonces comienzan a caer bajo la sospecha de estar sominfluencia ideolgica. . d d ci"u

    Para que se la pueda usar hoy en da, la categora de ~ocJe a s.-'\ ser reconstruida. Definimos "reconstruccin" en un senudo no s

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  • 478 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    insistido, representan slo un aspecto del tejido institucional de las demn,cracias capitalistas. Finalmente, en la seccin ms larga de este captulopresentamos un proyecto poltico detallado para democratizar a las socie~dades civiles existentes, en trminos de la continuacin reflexiva tanto dela revolucin democrtica como del Estado benefactor. Creemos que eseproyecto permitira tambin una reorientacin de las estrategias polticasen Europa oriental, alejndola de la probablemente inviable (y segn no-sotros, indeseable) alternativa del pasado y presente de Occidente, haciaun modelo basado en un futuro comn posible (y en nuestra opinin,normativamente deseable).

    La sociedad civil, el mundo de la viday la diferenciacin de la sociedad

    La superioridad de una estructura de tres partes para entender a la socie-dad civil es fundamental para nuestra concepcin." El modelo dicotmico

    -\- de Estado y sociedad (que todava usan algunos marxistas y en particularlos neoliberales) neoconservadores y los herederos actuales del socialis-mo utpico," representa una figura del pensamiento esencialmentedecimonnico. Sus dos fundamentos histrico-sociales estn incluidos en

    ~ el trmino ambiguo "liberal": la lucha antiabsolutista presupona y cimenttemporalmente la unidad "polmica" de todas las fuerzas sociales (Schmitt)y la emergencia, probablemente por primera y ltima vez en la historia,de una "sociedad econmica" dominada por un mecanismo de mercadoautorregulador (Polanyi).

    Como lo ha mostrado Luhmann, las ideas inconsistentes de una socie-dad econmica que lo incluye todo y de una dicotoma entre el Estado y lasociedad representan formas caractersticas de la conciencia (para l. "concien-cia falsa") de la poca liberal.f Marxistas y liberales sofisticados, en especialcuando trataron de la poltica, prefirieron la concepcin dictoma del br-gerliche Gesellschaft a la puramente econmica. Desde el punto de vista dela resea que hemos hecho, la razn parece obvia. Ya sea que aceptemos elargumento de Polany de que se present una tendencia a reducir todaslas relaciones sociales (el hbitat, el status,la cultura) a la economa de mer-c~do, o la tesis de Luhmann de la emergencia de una nueva primaca fun-cional de la economa, no podemos evitar observar que el crecimiento deuna ~conoma autorregulada no neg, sino que ocurri junto con la emer-genera del aparato cada vez ms diferenciado del Estado moderno. En tr-m~~s de .los c?nceptos de Polanyi, esto puede explicarse por las demandaspohtlc~s ImI:>hc~,dasen el mantenimiento de las precondiciones negativa-mente utpicas de la reduccin de la tierra, la mano de obra y la empresa

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL

    productiva a mercancas "ficticias"." Como l dice, a diferencia del iniciode la planificacin, "eilaissez-iaire fue planeado". 10 Para Luhmann,la prima-ca de la economa permite, por razones estructurales, una mayor diferencia-cin que la primaca anterior de lo poltico, y alienta la transformacin deuna estructura difusa de dominacin poltico-religiosa-social-econmicaen un Estado moderno que es ms po-deroso que su predecesor.

    Aunque menos reduccionista que la idea de la sociedad econmica, elmodelo dicotmico de Estado y sociedad (econmico-civil) sigue siendoreduccionista. En trminos de Luhmann, la economa nunca es el nico )t..ambiente social del Estado; la diferenciacin de la economa supone ypromueve la diferenciacin de otras esferas: la jurdica, la de la ciencia, elarte y la familia.!' Incluso en el modelo ms dinmico de Polanyi (que esmucho ms sensible a los peligros de nuestra civilizacin), la utopa delmercado autorreguladory la creacin de una "sociedad de mercado" nun-ca tuvo, ni poda tener, un xito total en sus esfuerzos por autocerrarse,como lo muestra el "contramovimiento de la sociedad". Por lo tanto, la"sociedad" del siglo XIX contena "dos principios organizadores" muy dis-tintos entre los que haba un profundo conflicto potencial: la autorregula-cin econmica y la autoproteccin societal.'? Nosotros aadiramos queel conflicto entre los dos principios (el liberal-econmico y el democrti-co) aumenta y sale a la luz, en especial a medida que el antiguo enemigode las fuerzas societales, el Estado autoritario-burocrtico en su formaheredada, es abolido o debilitado decididamente. El modelo dicotmico, >1cualesquiera que sean sus mritos relativos para describir a la poca libe-ral clsica, no puede describir ni las fuerzas que se encuentran detrs desu transformacin ni la nueva estructura de la sociedad.

    Tal es la matriz de los orgenes del modelo de tres partes en las relacio- \ ..nes sociedad civil-economa-Estado. El descubrimiento de Polnyi fue vi-ciado por su propia identificacin en ltima instancia de la regulacin delEstado e incluso de la estatizacin de la economa con la autodefensa dela sociedad. Enfrentndose a las versiones marxistas y liberales delreduccionismo, Gramsci y Parsons fueron, respectivamente, los primerosen ver que la sociedad contempornea se reproduce no slo medianteprocesos econmicos y polticos, o incluso de su fusin nueva o renovada,sino por medio de la interaccin de las estructuras legales, las asociacio-nes sociales, las instituciones de la comunicacin y las formas culturales,todas las cuales tienen un grado significativo de autonoma. Ambos auto-res fueron influidos por Hegel. Ambos entendieron la resurreccin de lavida asociativa no como la fusin de las lgicas de lo privado y de lo pbli-co, de la economa y del Estado, sino como la recreacin de un tejido deintermediaciones societales ms antiguo que las revoluciones industrial Yfrancesa, en una forma nueva y postradicional,

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  • 480 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    Es dudoso que los modelos de Gramsci o de Parsons puedan sostenersecontra el argumento de la fusin que hemos visto en Schrnitt, en el Struk-turwandel de Habermas e incluso en Arendt, que es la forma alternativade concebir a la "gran transformacin" de la sociedad liberal. Gramsci fuenotoriamente incapaz de distinguir claramente entre el Estado y la socie-dad civil, entre la dominacin y la hegemona, y fue capaz de (o deseaba)

    + tematizar la mayor parte del tiempo a las instituciones independientes dela sociedad civil slo en trminos de su funcin para reproducir al Estadoy a la economa ya existentes. En esta representacin, la sociedad civilan se puede ver como una extensin del propio Estado, que sirve a la re-produccin del orden econmico establecido. As, la hegemona seguirasiendo la continuacin de la dominacin por otros medios. Parsons, quienhaba hecho a la comunidad societal el centro normativo de la sociedad,pudo declarar su independencia, pero la forma en que trat a la comuni-dad societal, el Estado, y la economa como subsistemas totalmente anlo-gos, cada uno regulado por un medio discreto de intercambio, implica queha remplazado al reduccionismo sustantivo con el metodolgico. Por estarazn, entre otras, es totalmente insensible al fenmeno de la estatizaciny de la economizacin en que ponen nfasis los tericos de la fusin. Comolo indica su adopcin unilateral del argumento de Polnyi, que le permitever slo la diferenciacin pero no el dominio (transicional) del mercadoautorregulador, es incapaz de concebir la amenaza a la sociedad civil porparte de la lgica de las grandes estructuras en expansin del Estado moder-no y de la economa capitalista. As, las diferentes formas de funcionalismode Gramsci y de ~rsons tienen consecuencias opuestas y, no obstante,igualmente indeseables para una teora de la sociedad civil. La primeranos da una imagen exageradamente integrada en una determinada es-tructura de dominacin y la segunda nos lleva a un modelo de autorregu-lacin y conservacin de los lmites que es irrealmente inmune a la hete-ronomia.

    Necesitamos una teora capaz de considerar como un tema tanto a laamenaza como a la promesa. La "crtica de la razn funcionalista'T' deHabermas proporciona la mejor estructura conceptual disponible parareconstruir el modelo de tres partes de la sociedad civil. A primera vi~ta,la distincin dual metodolgica entre el sistema y el mundo de la v~d~parece ser la versin de Habermas de la dualidad Estado/sociedad CIVIlutilizada en los modelos liberal y marxistas estndar. Sin embargo, si .seanaliza con ms detalle, la tesis de que dos subsistemas estn diferenCIa-dos entre s y del mundo de la vida implica un modelo que correspondems de cerca a la estructura tripartita tipo de Gramsci. En esta teora, I~Smedios del dinero y el poder, que integran respectivamente a la economlay al Estado, son considerados como menos anlogos en su operacin de lo

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 481

    que propone Parsons. Sus "situaciones estndares" implican una estruc-tura fundamentalmente diferente: en el caso del dinero el intercambiovinculado a la ganancia y en ltima instancia a una "sancin positiva"; enel caso del poder, un sub y un superordenamiento, vinculados en ltimainstancia a una "sancin negativa" ejercida desde una posicin diferen-ciada jerrquicamente que conserva un elemento de comando directo.Esta diferencia no slo conduce a condiciones de simbolizacin ms d-bil en un sistema mucho ms heterogneo de cdigos, circulacin menosfluida, acumulacin menos estable, mayores dificultades en la medicin yuna mayor dependencia en la organizacin, sino tambin a la necesidadde compensar las asimetras en las posibilidades de gobernar y ser gober-nado, por medio de la legitimacin directa vinculada a la tradicin o alacuerdo.!" La estructura de la institucionalizacin por medio de la ley ci-vil y pblica refleja esta diferencia: slo la ltima est relacionada con la"obligacin". 15 Adems, a diferencia del dinero, generar e incluso conser-var el poder presupone la regeneracin en el mundo de la accin comu-nicativa." No obstante, el poder, al igual que el dinero, est ligado a unareferencia a motivaciones empricas (intereses) y proporciona cierto "auto-matismo" en la interaccin basada en una capacidad para sustituir teatral-mente a la comunicacin propia del lenguaje ordinario. De acuerdo conlo anterior, est institucionalizado como el medio de direccin constitu-tivo del Estado moderno, aunque en un nivel de formalizacin inferior aldel dinero.'?

    As, el dualismo metodolgico se conserva respecto a la "lgica" de lastres esferas institucionales. Los dos medios/subsistemas participan en lamisma funcin social fundamental, la de integracin de sistemas, que hacereferencia a las interdependencias funcionales no intencionales de los efec-tos de la accin coordinada, sin referirse a las orientaciones o normas delos actores. is No obstante, el dualismo metodolgico lleva a una estructu-ra de tres partes. Las diferencias y similaridades en las formas de institucio-nalizacin del Estado moderno y de la economa capitalista, aunque losdistinguen del mundo de la vida, bastan para indicar tres patrones dife-rentes dentro de una teora de "dos pasos" de la sociedad. Los dos tipos dediferenciacin, entre las lgicas en un caso y las formas de instituciona-lizacin en el otro, tambin influyen en el significado de la interaccin deestas tres esferas. Aunque la direccin de la influencia del grado de inter-penetracin entre el mundo de la vida y el sistema implica cuestiones deprincipio normativo, el grado de interpenetracin del Estado y la econo-ma (su "doble intercambio") y su direccionalidad ahora se convierten"meramente" en problemas tcnicos.

    El concepto del mundo de la vida, integrado socialmente por medio deinterpretaciones de un consenso asegurado normativamente o creado

  • 482 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    comunicativamente, ocupa un espacio terico similar al de la sociedad ci-vil en el modelo tripartito. En realidad, Habermas con frecuencia introdu-ce el mundo de la vida como una traduccin de la nocin de la comunidadsocietal de Parsons, aunque en una sntesis ms amplia que a veces inclu-ye a la cultura y en otras ocasiones, tambin a la personalidad. 19 Una vez

    .1.. dicho esto, no es para nada auto evidente, incluso a nivel superficial, queel concepto de mundo de la vida pueda ser traducido sin distorsin como elde sociedad civil. Por el contrario, estos conceptos parecen operar en ni-veles categricos muy diferentes, en especial si uno piensa en la tradicinfenomenolgica de la conceptualizacin del mundo de la vida.i''

    Apesar de todo.nuestra tesis es que el concepto de mundo de la vida, talcomo lo presenta Habermas, tiene dos niveles distintos que, si se les di-ferencia y clarifica adecuadamente, nos permitirn ubicar con precisinel lugar exacto de la sociedad civil dentro de la estructura general (vase el

    t cuadro IX.l).21 Por una parte, el mundo de la vida se refiere a la reserva detradiciones conocidas implcitamente, a los supuestos ya existentes queestn incorporados en la lengua y en la cultura y a los que recurren los

    )( individuos en la vida diaria. Esta existencia estructurada lingsticamen-te de conocimiento, la reserva de nuestras convicciones inamovibles, y lasformas de solidaridad y competencia que se usan y de las que se dependeson dadas a los actores sin cuestionamientos. As, los individuos no pue-den ni salir de su mundo de la vida ni ponerlo en duda como un todo. Es-pecialmente es este nivel que Habermas integr los niveles ms profundosdel concepto de cultura de Parsons, dndole, sin embargo, la estructura designificados y recursos lingstico s interpenetrantes en vez del de un siste-ma que mantiene los lmites.

    Segn Habermas, el mundo de la vida tiene tres componentes estructu-rales -cultura, sociedad y personalidad- y stos pueden ser diferencia-dos el uno del otro.22 En la medida en que los actores se entienden mutua-mente y estn de acuerdo sobre su situacin, comparten una tradicincultural. En la medida en que coordinan su accin por medio de normas

    CUADRO IX.l

    Subsistema: Economa Estado

    Institucin delmundo de la vida:

    Recurso simblico:Contexto estructural:

    Personalidad Integracin socialCompetencia SolidaridadMundo de la vida lingstico/cultural

    CulturaSignificado

    /

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 483

    reconocidas intersubjetivamente, actan como miembros de un gruposocial solidario. Amedida que los individuos crecen dentro de una tradi-cin cultural y participan en la vida del grupo, internalizan las orientacio-nes de valor, adquieren competencias de accin generalizadas y desarro-llan identidades individuales y sociales." La reproduccin no slo del con-texto cultural-lingstico sino tambin de la segunda dimensin delmundo de la vida -sus componentes "institucionales" o "sociolgicos"-ocurre en el medio de la comunicacin.t" Esto implica los procesosreproductivos de transmisin cultural, integracin social y socializacin.Pero, y ste es el principal punto para nosotros, la diferenciacin estruc-tural del mundo de la vida (que es parte del proceso de modernizacin)ocurre por medio de la emergencia de instituciones especializadas en lareproduccin de tradiciones, solidaridades e identidades.

    La discusin que hace Habermas de los componentes estructurales del 'fmundo de la vida se concentra en la reconstruccin de la forma del inven-tario de conocimientos, de las solidaridades de las que se depende y de lascompetencias abstractas de las personalidades que nuestra cultura ponea nuestra disposicin. Pero esta reconstruccin implica un rango de insti-tuciones que no puede igualarse ni con el conocimiento de los anteceden-tes culturales en el cual se apoyan, ni con los mecanismos de direccinque coordinan la accin en la economa (dinero) o en las organizacionesformalmente organizadas, estructuradas burocrticamente (poder)." Esaqu, al nivel institucional del mundo de la vida, que uno puede arraigar i.un concepto de sociedad civil accesible hermenuticamente por estar inte-grado socialmente. Este concepto incluira todas las instituciones y for- '1mas asociativas que requieren la interaccin comunicativa para su repro-duccin, y que dependen principalmente de los procesos de la integracinsocial para coordinar la accin dentro de sus fronteras.

    Identificar a la sociedad civil (una categora de la teora poltica y de lasociologa poltica) con los trminos de una sociologa general, llevara aun entendimiento exageradamente politizado de la estructura social. Nila comunidad societal de Parsons ni el mundo de la vida de Habermas de-ben ser entendidos en una forma tan limitada. Por tanto, es convenienterestringir el esfuerzo por traducir estos conceptos de la sociologa polticay econmica al estudio de las instituciones y procesos que son directamen-te relevantes poltica y econmicamente y que tambin estn arraigados,en la estructura social general. El mismo Habermas nos ayuda, en e~teesfuerzo y lo que es interesante, en el proceso relaciona su teona SOCIaldual con su anterior comprensin de lo pblico y de lo privado. postulaque el dinero y el poder poltico requieren, para su estableci~iento Yfundamentacin como medios, una institucionalizacin en el propIOmun-do de la vida del cual estn diferenciados. Esto se logra mediante los meca-

  • 484 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    nismos de la ley civil (o privada) y de la ley pblica, respectivamente.P Es-tos mecanismos constituyen y estn arraigados en dos complejos distintosde instituciones: lo privado y lo pblico. As, si se le observa desde el pun-to de vista de los sistemas de direccin, el modelo de tres partes se articulacomo un modelo de cuatro partes entendido en trminos de la duplicacinno slo de la esfera pblica (como en el Strukturwandel} sino tambin dela esfera privada.i?

    A diferencia del modelo del Strukturwandel, en el presente contexto lasesferas pblica y privada son vistas no como mediaciones, sino como es-feras dentro del mundo de la vida con las que la economa y el Estadopueden tener relaciones de insumo-producto estructuradas exclusivamenteen trminos de intercambio de dinero y de poder, que tambin estructurana las relaciones Estado-economa. Este punto de vista de la teora de siste-mas, de cuyas deficiencias nos ocuparemos posteriormente, tiene algunasventajas 'importantes. La primera y ms obvia es que podemos seguir aLuhmann en el remplaza de la nocin de fusin con la de relaciones deinsumo-producto cada vez ms complejas, aumentado simultneamentela autonoma y la interdependencia. Puede parecer que esto trae consigoel aspecto negativo de aceptar una estructura de diferenciacin en que lasociedad civil y sus varios remplazas desaparecen o son absorbidos por elsistema poltico -un argumento que implica, como ya hemos visto, unanueva enunciacin de la tesis de la fusin desde el punto de vista de lateora de sistemas-, pero los propios esfuerzos de Luhmann para descu-brir la funcin de la esfera pblica y del sistema legal tambin llevan auna duplicacin caracterstica, dentro y fuera del subsistema poltico.El esquema de Habermas (vase el cuadro XI.2), que retiene los trminosde intercambio de la teora de sistemas, es de hecho idntico a este resul-tado del intento parcialmente fallido de Luhmann para erradicar la cate-gora de sociedad civil. A diferencia del punto de vista del mundo de lavida, este esquema no tiene estructuras de integracin entre las esferas p-blica y privada. En vez de destruir a la sociedad civil absorbindola, en estecaso el peligro es por la destruccin mediante la fragmentacin. Posterior-mente retornaremos a este punto.

    La segunda ventaja de esta estructura sobre los modelos duales delEstado y de la sociedad civil es que permite aclarar las interrelacionesestructurales entre la sociedad civil, la economa y el Estado, terminandocon la correlacin ideolgica uno a uno de la sociedad civil con la esferap~iv~da y del ~stado con la esfera pblica. Los dos conjuntos de dicotomaspblicas y ~nvadas, una al nivel de los subsistemas (Estado/economa) yl~ o~ra .~l nivel de la sociedad civil (esfera pblica/familia), permiten unadlstmcl,on. en,~re los dos significados de privatizacin y de "la ampliacinde lo pblico". Como resultado, la intervencin estatal en la economa no

    i. r.

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 485

    equivale automticamente a la penetracin del Estado en la esfera priva-da, al menos no ms de lo que la liberalizacin de la economa debe signi-ficar lgicamente la erosin de las esferas pblica y privada. Por el con-trario, en vista de los dos significados de "privado", a diferencia del casodel modelo dictomo del Estado y la sociedad, en este caso la retirada delEstado no necesita ser en beneficio de la expansin de la economa priva-da, y la limitacin de la economa privada no debe verse necesariamentecomo el otro lado del crecimiento de la intervencin estatal.I"

    Aqu tambin hay una desventaja correspondiente a este modelo, aun-que no en beneficio de su competidor dictomo ms sencillo. Desde elpunto de vista de las relaciones de intercambio de los dos subsistemas y lasociedad civil, la estructura es demasiado simtrica. Es en este contextoque la esquematizacin del mundo de la vida por parte de la teora desistemas (desde el punto de vista de las esferas que pueden participar enlas relaciones insumo-producto monetarias y de poder) nos muestra nue-vamente sus lmites. De las tres dimensiones institucionales del mundo dela vida, las nociones de lo pblico y de lo privado tal como se las usa aquactivan slo las de la reproduccin de la cultura y de la personalidad. Lasinstituciones de la integracin social, los grupos institucionalizados, co-lectivos y las asociaciones son omitidos en esta forma de tratar el tema, apesar de su obvia importancia poltica y econmica. En su ausencia, laposibilidad de que las instituciones del mundo de la vida puedan influir"en los dominios de la accin organizada forrnalmente'"? no es tratadarealmente como un tema; la idea de que la comunicacin entre el mundode la vida y el sistema de vida puede usar canales diferentes a los de losmedios del dinero y del poder ni siquiera se presenta. Retornaremos aestos problemas, que reproducen nuevamente en el esquema de Habermasalgunas de las limitaciones del modelo de Luhmann.

    La teora que adoptamos responde al argumento de la fusin en dosniveles: al reconceptualizar la diferenciacin de una manera similar a lade Luhmann, y al diferenciar las esferas (economa, esfera privada, etc.)agrupadas tradicionalmente como los objetivos supuestos de la desdiferen-ciacin. Desde el punto de vista emprico, ambas elecciones tericas pue-den ser importantes; adems, en cualquier contexto dado, es posible queninguna versin, o que ni siquiera su combinacin, pueda eliminar la po-sibilidad de la "des diferenciacin". A diferencia de Parsons, no queremosremplazar lo que siempre tuvo la finalidad de ser un "diagnstico ernpri-'co" (es decir, la fusin) por una distincin analtica previa (es decir, ladiferenciacnj.s? Incluso Luhmann considera la desdiferenciacin, conel sistema poltico como su centro, como una posibilidad genuina en lassociedades modernas. La forma en que Pol nyi trata del mercadoautorregulador tiene consecuencias anlogas respecto al dinamismo del

  • 486 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    CUADRO IX.2

    Pblico Privado

    Sistema Subsistema polticoo "Estado"

    Subsistema econmico

    Mundo de la vida Esfera pblica Esfera privada

    sistema econmico. El modelo que hemos adoptado est abierto empri-camente a estas formas de fusin o desdiferenciacn.'!

    En el siglo xx, los casos de politizacin "totalitaria" nos muestran loabsurdo de aplicar literalmente el argumento de la fusin a los estados

    +- benefactores democrticos Y Como lo indican las experiencias de las so-ciedades de tipo sovitico, es posible politizar completamente "desde arri-ba" durante periodos relativamente largos a todas las cuatro esferas quehemos aislado: la economa, los campos de la cultura, la personalidad y lavida asociacional. No obstante, nuestra concepcin a dos niveles del mundode la vida nos permite decir que an en este caso el sus trato lingstico-cultural de la sociedad civil no fue destruido, conservando as las condi-ciones constitutivas (significados, solidaridades, competencias) para losesfuerzos posteriores de reconstitucin.

    La situacin es ms compleja para el intervencionismo y el corporati-vismo en las democracias capitalistas. Incluso si consideramos que stasson casi totalitarias, en la tradicin de la antigua Escuela de Francfort, eincluso si pensramos que las tendencias hacia la politizacin desde arri-ba y al corporativismo desde abajo se complementan plenamente la unacon la otra, an tendramos que admitir la posibilidad disponible en eltotalitarismo -es decir, la reconstitucin de la sociedad civil fuera de las

    .s; instituciones oficiales sobre la base de los potenciales culturales del mun-do de la vida-.33 En un examen ms detallado, el problema resulta serms un producto de una extensin exagerada inaceptable de un modelode totalitarismo, que una derivacin de un modelo de dos partes. Esto es-t claro en la obra de Claus Offe, quien ha observado dos problemas sepa-rados: mantener los puentes democrticos (liberales) o las mediacionesentre el ciudadano y el Estado." y la compatibilidad de la democracia y elcapitalismo.35 En este contexto, el corporativismo (que implica la fusin yla reduccin de la mediacin) y el intervencionismo del Estado benefac-tor (que implica slo el crecimiento de relaciones complejas de insumo-producto con la economa), no atacan o ponen en peligro a las mismase~tructuras societales. Su complementacin funcional para la reproduc-cin del "capitalismo democrtico", no necesita verse como parte del pro-

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 487

    ceso singular de fusin. El corporativismo nunca elimina o remplaza auna red comprensiva de asociaciones voluntarias; el intervencionismoestatal deja en su lugar grandes sectores competitivos y orientados al mer-cado de las economas capitalistas. La amenaza a la integracin socialrepresentada por ambos procesos -el primero directamente, el segundoindirectamente mediante la extensin del medio del dinero- es real. Perotambin lo son los recursos institucionalizados y culturales de una socie-dad civil que potencialmente pueden contrarrestar a aqullos: los dere-chos legales, las asociaciones y las instituciones autnomas de la culturaen un nivel; los significados compartidos, las solidaridades y las compe-tencias personales en el otro.

    Ms all de la sociedad civil tradicional

    Una teora de la diferenciacin no puede por s sola reconstruir el conceptode sociedad civil. Hemos visto la forma en que una teora como la desarro-llada por Luhmann tiende a conducir a la absorcin o a la fragmentacindel topos. Y mientras que Luhmann no puede evitar rediferenciar la lega-lidad y la publicidad, resiste su reubicacin en una sola red de vidainstitucional, que en su opinin, slo era posible en forma de una organi-zacin corporativa, tradicional, de la sociedad civil-poltica. Por otra par-te, aunque reconoce la conexin interna de la personalidad y de la comu-nicacin bajo las condiciones de la modernidad, se rehsa a considerar laposibilidad de que esta condicin interna tenga un sustrato, esto es, elmundo de la vida. Aunque un mundo de la vida relacionado con los proce-sos reales de llegar a un entendimiento aparece en su concepcin, slo lohace bajo condiciones premodernas, antes del surgimiento de los mediosgeneralizados, cuando la tradicin daba los fundamentos de un consensoque poda ser inmune a los temas discursivos y eliminar la necesidad dediscusiones que consumieran demasiado tiempo." Aunque reconstruir elconcepto de la sociedad civil en trminos del mundo de la vida puede serposible lgicamente en la estructura de Luhmann, la sntesis como untodo quedara consignada a la sociedad tradicional. As, l pondra enduda, no la posibilidad, sino la modernidad del modelo de sociedad civilque hemos propuesto.

    Creemos que nuestra reconstruccin responde al problema de la ~?-dernidad mucho mejor que cualquier teora anterior de la sociedad CIVILLa diferenciacin entre las dos dimensiones del mundo de la vida no slomarca ellocus de la sociedad civil dentro de una concepcin sistemticageneral, sino que tambin nos permite desarrollar, en t?~OS lo~ ~iveles '

  • 488 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    una moderna. Dicho de otra manera, las distinciones analticas entre elsistema y el mundo de la vida, y entre los dos niveles del mundo de la vidaindican una va que supera la eleccin, en la que insiste Luhmann, entreuna sociedad civil tradicional (organizada corporativamente, que depende deun ethos o Sittlichkeit) y una estructura moderna de diferenciacin que notiene lugar para la sociedad civil incluso si se presenta bajo la aparienciade una comunidad societal o un mundo de la vida reproducido comunica-tivamente.

    Para empezar, la concepcin de dos niveles del mundo de la vida nospermite concebir a la unidad de una sociedad civil no en el nivel de insti-tucin, de la organizacin o incluso de un orden normativo compartidofundamentalmente no cuestionado. El contexto cultural-lingstico, lafuente de la unidad que subyace a todo el complejo de rdOde la vi a,o es ni una institucin ni una organizacin, sino una red e recursospara las instituciones y organizaciones. Adems, slo puede tener uCOn-tenido normativo compartido indiscutible en una sociedad tradicional, eincluso entonces esto no es necesario. De hecho, la sociedad tradicionalse define aqu no en trminos de una tradicin comn, sino de su relacintradicional con las tradiciones y en ltima instancia, con el propio mundode la vida. La idea de la modernizacin del mundo de la vida, por otraparte, implica dos procesos entrelazados: una diferenciacin, al nivel so-ciolgico, de los componentes estructurales e institucionales del mundode la vida y su resultante racionalizacin interna; y la racionalizacin delsus trato cultural-lingstico del mundo de la vida.

    Es difcil separar estos dos procesos e imposible asignarles priorida-des. En alguna medida, cada uno presupone y promueve al otro. La di-ferenciacin al nivel sociolgico impide la posibilidad, ya algo ilusoria,de tratar a la sociedad como una sola red organizada de instituciones (deparentesco o de la sociedad civil-poltica). Lo que es implcito aqu es ladiferenciacin no slo de las instituciones de la socializacin (la familia,la educacin), la integracin social (grupos, colectivos y asociaciones) y lareproduccin cultural (religiosa, artstica, cientfica), sino tambin de losconstitutivos de las esferas de la personalidad, "la sociedad" y la cultura.En el proceso, las instituciones sociales gradualmente se separan de lospuntos de vista que se tienen del mundo y de las personas concretas, elalcance de la contingencia para formar identidades personales y relacio-nes interpersonales se libera de los valores tradicionales y de las institu-ciones, y la renovacin y creacin de la cultura se libera del dominio delas instituciones sociales que tienen propsitos diferentes a los culturales;el resultado es el surgimiento de una relacin crtica y reflexiva con latradicin.F

    El proceso de diferenciacin contina dentro de cada complejo insti-

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 489

    tucional. En este contexto, la llamada racionalizacin cultural representael puente a la modernizacin del sus trato lingstico-cultural ms profun-do del mundo de la vida. La racionalizacin de la cultura involucra la di-ferenciacin de las esferas culturales en conjuntos de instituciones agru-padas en torno a valores cognitivos-instrurnentales, esttico-expresivos ymorales-prcticos o a formas de validez sobre las cuales llamaron porprimera vez la atencin Nietzsche, Weber y los neokantianos. Para Ha-bermas, esta modernizacin de las esferas culturales del mundo de la vidaes la que hace posible (pero no necesario) el desarrollo de formas de aso-ciacin, publicidad, solidaridad e identidad postradicionales y reflexivas,coordinadas comunicativamente. nicamente sobre esa nueva base cul-tural puede concebirse el remplazo de una sociedad civil tradicional poruna postradicional. Esta modernizacin cultural, a medida que sus resul-tados se retroalimentan desde las instituciones especializadas en la co-municacin diaria, promueve poderosamente la transformacin de lossupuestos lingstico s-culturales del mundo de la vida y de su modo deoperacin en relacin con la accin."

    Un mundo de la vida modernizado, racionalizado, involucra una aper-tura comunicativa del ncleo sagrado de las tradiciones, las normas y laautoridad a los procesos de cuestionamiento, as como el remplazo de unconsenso normativo basado convencionalmente, por uno que est funda-mentado "comunicativarnente". El concepto de la accin comunicativa es,por lo tanto,~

  • 490 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    do en el contexto de la posible modernizacin de la propia tradicin, loque no significa su abolicin, sino una relacin nueva y reflexiva, una

    -.L relacin no tradicional con la tradicin.Como ya se observ, la racionalizacin del mundo de la vida es tam-

    bin una presuposicin y un estmulo para la modernizacin adicional de.. sus componentes estructurales y esferas institucionales. En particular, per-

    mite la emergencia de una nueva forma de asociacin voluntaria con de-rechos iguales de membresa, libre de las restricciones del parentesco,patriarcales u otras atribuibles a causas supuestas (herencia, riqueza, no-bleza, status) para pertenecer y ocupar un cargo que renueva sus formasde solidaridad principalmente en la interaccin libre de sus miembrosactuales. De igual importancia son la emergencia y la estabilizacin de lostipos posconvencionales de personalidad y de formas crticas de cultura(el arte postaurtico, la moralidad posconvencional, la ciencia), que pre-suponen una relacin cambiada de la accin con su mundo de la vida y lahabilidad de tematizar y criticar cualquiera de sus componentes, inclusoa las estructuras normativas. Mientras que las etapas de la direccin nor-mativa fueron descubiertas primero en el contexto del desarrollo de lapersonalidad, las presuposiciones para adquirir las competencias siguenarraigadas en las estructuras del mundo de la vida en el que deben crecer

    + los indivduos.t" La modernizacin del mundo de la vida es as, la basepara el paralelismo entre las formas individuales, sociales y culturales dela conciencia moral.

    De gran importancia para una teora de la sociedad civil es la penetra-cin de la estructura moderna del mundo de la vida en las institucioneslegales y la prctica legal, mediante las formas de una esfera de valoresculturales diferenciada moral-legalmente, que se libera gradualmente detodos los restos de un orden sagrado. El resultado es la institucionalizacinde la ley positiva. Luhmann interpret que este proceso significaba quelas bases de la ley positiva son principalmente cognitivas en vez de nor-mativas. Tambin defini la actitud normativa de la expectativa como unaque se resiste a aprender, debilitando as uno de los componentes institu-cionales clave de una sociedad civil diferenciada de las esferas de la po-ltica y de la economa orientadas al xito. Tambin debemos recordarque Luhmann entiende al desarrollo legal como un proceso de dos pasos queimplica la diferenciacin de las actitudes normativa y cognitiva de lasexpectativas y su revinculacin, sin desdiferenciacn, en nuevas combi-naciones reflexivas, expectativas de expectativas. Mediante estos pasos dedesarrollo, la estructura contraria a los hechos de las expectativas, su-puestamente es incorporada en normas invariables, reforzadas por elaprendizaje.

    A diferencia de la lnea de argumentacin de Luhmann, la idea de la

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 491

    modernizacin del mundo de la vida implica la fundamentacin del apren-dizaje normativo en dos sentidos: uno documentado por la psicologacognitiva del desarrollo." y otro por la posibilidad de transponer sus re-sultados dentro de una teora de la evolucin social.f De acuerdo con loanterior, las bien conocidas etapas de la conciencia moral y legal precon-vencional, convencional y pos convencional, representan el desarrollo realde las estructuras normativas, no slo en el sentido de la diferenciacin dela norma del hecho (incluida la sancin), que en realidad slo explica laemergencia de la etapa convencional, sino tambin el desarrollo de for-mas de argumentacin a las que recurrimos cuando tratamos de restable-cer, en el caso de expectativas no cumplidas (Luhmann), los fundamentosde la intersubjetividad que es puesta en peligro (Habermas).

    En la etapa preconvencional, en la que todava se percibe a las acciones, moti-vos y a los sujetos actuantes en el mismo plano de realidad, slo se evalan lasconsecuencias de la accin en los casos de conflicto. En la etapa convencional,se puede evaluar a los motivos independientemente de las consecuencias de laaccin concreta; lo comn es la conformidad con cierto papel social o con unsistema de normas existente. En la etapa posconvencional, estos sistemas denormas pierden su validez casi natural; requieren que se les justifique desdepuntos de vista universales."

    La etapa de las estructuras posconvencionales de la argumentacinmoral supone el aprendizaje, tanto respecto a las anteriores etapas evo-lutivas, como dentro de esta misma etapa. En realidad, puede decirseque las estructuras posconvencionales institucionalizan el aprendizajenormativo continuo, sin por ello abandonar un estilo normativo de expec-tativa.

    La duplicacin de la esfera legal, en el contexto de las estructuras poscon-vencionales de la conciencia y argumentacin morales, en trminos de losdos niveles de normas y principios (Kohlberg) o de reglas y principios(Dworkin), es crucial." Si bien en "casos fciles" puede ser posible aplicardogmticamente normas e incluso convertir conflictos normativos en pro-blemas cognitivos, los "casos difciles" representan o dificultades de inter-pretacin o conflictos normativos profundos que no pueden resolversesin recurrir a un nivel normativamente ms alto de principios vlidos."Sera ftil tratar a las reglas y principios, fundamentalmente como fun-ciones de los mismos tipos de decretos y aplicaciones (Luhmann), o comomeros ejemplos de la distincin entre reglas primarias y secundarias (H.L. A. Hart).46 La razn es que recurrir a los principios (en defensa de losderechos o participacin democrtica) implica una forma de argumenta-cin totalmente diferente y estructuralmente ms exigente, un discurso

  • l492 LA RECO STRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    normativo que no puede mantenerse dentro del marco institucional o tem-poral del decreto y aplicacin legal. En esos casos, simplemente es falsodecir (como lo hace Luhmann) que el juez, en especial los tribunales supe-riores (a diferencia de las mayoras parlamentarias), pueden no aprenderde aquel que rompe la ley; el caso de la desobediencia civil es un ejemploen contrario.t? Por supuesto, ese aprendizaje puede ocurrir y no obstanteevitar una orientacin cognitivo-pragmtica slo si los constitutivos con-trafcticos de un procedimiento discursivo continan aplicndose; es de-cir, si las condiciones del discurso emprico son corregidas continuamen-te en trminos de estos principios."

    As, sera errneo considerar que la positivizacin de la ley conduce aun debilitamiento de las estructuras normativas o incluso sostener, comoparece hacerlo Habermas en ocasiones, que la vigencia de la regla se veobligada a depender de justificaciones normativas de un nuevo tipo sloal nivel de la legitimizacin del sistema legal como un todo."? No obstan-te, este aspecto de la legitimizacin del sistema legal como un todo en tr-minos de estructuras normativas capaces de resistir la prueba de la argu-mentacin posconvencional -ante todo, los derechos fundamentales ylos procedimientos democrticos- es una dimensin importante de lainstitucionalizacin de la ley positiva. La ley positiva moderna est enuna posicin especialmente favorable para producir regulaciones detalla-das de los sistemas econmico y administrativo modernos. Las normas dela sociedad civil, por lo tanto, se convierten en constitutivos y reguladoresdirectos de los procesos econmicos, que a su vez producen (indirecta-mente) gran parte de su propia regulacin legal. Lo mismo puede decirseprobablemente del desarrollo del derecho pblico como ley y reglamentoadministrativo. Como lo expresa Habermas (en relacin con la ley civil ycon la economa burguesa), la ley pierde as su status privilegiado comouna metainstitucin, disponible para la resolucin del conflicto y paraasegurar contra las posibilidades de ruptura de la ntegracn.P La dupli-cacin de la regla y del principio, de la ley y de la ley constitucional, sehace posible por los subsistemas emergentes del Estado moderno y de laeconoma capitalista, a los que a su vez estabiliza.

    De conformidad con lo anterior, los dos procesos generales constituti-vos de la modernizacin de la sociedad como un todo -la emergencia delos subsistemas econmico y administrativo, y la racionalizacin de losniveles lingstico-cultural y societal del mundo de la vida- se presuponenel uno al otro. El mundo de la vida no puede ser modernizado sin facilitarestratgicamente la coordinacin de la accin comunicativa mediante el~esa~rollo de los dos subsistemas. stos, a su vez, requieren una base ins-tituciorial en un mundo de la vida que sigue estando estructurado simb-licamente, coordinado lingsticamente y no obstante, en cierta medida

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 493

    por lo menos, modernizado. Esta necesidad no se limita a la existencia demetainstituciones de regulacin del conflicto. El sujeto del derecho priva-do es necesario en una economa coordinada mediante el intercambio mo-netario (basada en las relaciones contractuales) as como la administra-cin del Estado organizada por medio de relaciones de poder estructu-radas burocrticamente necesita un sujeto capaz de obligaciones polticas(y posteriormente de los derechos de los ciudadanos). Estos "sujetos" slopueden surgir si las competencias morales y cognitivas, y las estructurasinstitucionales requeridas estn disponibles en el mundo de la vida. Talprecondicin implica cambios dentro de las instituciones de la sociedad ci-vil que son responsables de la reproduccin cultural, integracin social ydesarrollo de la personalidad, en la relacin de estas instituciones entre sy en la relacin de las instituciones del mundo de la vida con su sustratolingstico-cultural modernizado.

    Es importante tener en mente la complementacin de las dos dimen-siones de la modernizacin, si uno se va a comprometer con alguna deellas. La comunicacin puede desempear un papel postradicional y po-tencialmente democrtico en la integracin social porque, como lo ha sos-tenido Luhmann, otras formas de coordinacin social -los medios deldinero y el poder, en particular-liberan a la comunicacin de muchas desus limitaciones de tiempo. A la vez, como no hay un lmite natural parala "mediatizacin" del mundo de la vida, la expansin de los subsistemascoordinada por el dinero y el poder representa un remplazo posible de lacoordinacin de la accin comunicativa en cualquier rea dada." Losmismos procesos que se encuentran entre las condiciones constitutivasde un mundo de la vida moderno tambin representan las mayores ame-nazas potenciales a ese mundo de la vida.

    Esta circunstancia nos obliga a redefinir nuestro concepto de la socie- ydad civil como la estructura institucional de un mundo de la vida moder-no estabilizado or los derechos fundamentales, que incluirn dentro de sucampo las esferaSde lo pblico y de lo privado, en esta ocasin desde elpunto e VIsta de un mundo de la vida. La institucin de los derechos fun-amenta es representa un componente esencia1 de la modernizacin del

    mundo de la vida porque su estructura posconvencional est ligada a prin-cipios legales en vez de a reglas normativas, y tambin porque los de-rechos pueden contribuir a la modernizacin en el sentido de la diferen-ciacin.-':"'Unasociedad civil en formacin, que est siendo moldeada por movi-mientos y otras iniciativas civiles (como ocurri recientemente en Europaoriental), podra durante un tiempo tener que sostenerse sin una est:uc~u-ra establecida de derechos. No obstante, argumentaramos que el ndicede su xito en la institucionalizacin de la sociedad civil es el estableci-

  • 494 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    miento de los derechos, no slo en el papel sino como proposiciones ope-rativas. La razn de esto se encuentra en lo que subyace a la modernidad:el poder y la expansin de las esferas o subsistemas coordinados por losmedios que hacen a las estructuras de este mundo de la vida modernosingularmente precarias. En vista de la posible penetracin y distorsinde los procesos internos y de la reproduccin de las instituciones cultura-les, sociales y socializadoras, stas pueden ser estabilizadas slo sobre labase de la forma histricamente nueva de la juridificacin representadapor los derechos. Ciertamente, uno puede de hecho ubicar el terreno e in-cluso determinar el tipo de la sociedad civil moderna en trminos de losderechos fundamentales universales y subjetivos del periodo moderno.Por supuesto, este espacio puede ser defendido slo en el contexto de unaforma adecuadamente moderna de cultura poltica que valora la autoor-ganizacin societal y la publicidad. La prctica de los derechos y de lascorrespondientes formas de aprendizaje social ayuda, a su vez, a estable-cer precisamente esa cultura poltica.

    + Si nos concentramos en las esferas institucionales de la sociedad civil,podemos aislar tres complejos de derechos: los que se refieren a la repro-duccin cultural (las libertades de pensamiento, prensa, expresin y comu-nicacin); los que aseguran la integracin social (la libertad de asociaciny de reunin); y los que aseguran la socializacin (la proteccin de la vidaprivada, de la intimidad y de la inviolabilidad de la persona). Otros dos

    ~ complejos de derechos median entre la sociedad civil y la economa demercado (los derechos de propiedad, de contrato y del trabajo) o el Esta-do burocrtico moderno (los derechos polticos de los ciudadanos y los

    x derechos de los clientes al bienestar). Las relaciones internas de estos com-plejos de derechos determinan el tipo de sociedad civil que es insti-tucionalizada. Retornaremos a este tema cuando consideremos las dimen-siones negativas y la utopa de la sociedad civil moderna.

    El discurso de los derechos ha sido acusado de ser puramente ideolgi-co y lo que es peor, de ser el portador de la penetracin estatista y delcontrol de la poblacin. La objecin marxista clsica es que los derechosformales son meramente el reflejo ideolgico de la propiedad capitalista yde las relaciones de intercambio. Sin embargo, claramente slo algunosder~chos tienen una estructura individualista y no todos ellos pueden re-d~clrse. ~ los derechos de propiedad. 52 La posicin anarquista tpica(ejernplificada por Foucault) es que los derechos son simplemente el pro-ducto de la voluntad del Estado soberano articulada a travs del mediode ~a ley ~ositi~a y facilita~do la vigilan~ia de todos los aspectos de la~o~ledad. Nadie puede obligar al Estado a respetar su propia legalidad;ulllca.mente lo hace as cuando sus propios intereses lo llevan a hacerlo.Por ejemplo, esto se puede ver en la canalizacin de la protesta dentro de

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 495canales estrechos y manejables, como en el caso del derecho de huelga,que va unido a una obligacin de evitar formas ilegales de los conflictoslaborales.

    Aunque el Estado es la agencia de la legalizacin de los derechos, no es yni la fuente ni la base de su validez. Los derechos empiezan como deman-das presentadas por grupos e individuos en los espacios pblicos de unasociedad civil emergente. Pueden ser garantizados por la ley positiva pero yno equivalen a la ley ni son derivables de la misma; en el dominio delderecho, la ley asegura y estabiliza lo que se ha logrado en forma autno- yma por actores sociales. No obstante, no se debe entender a los derechoscomo productos de un conflicto de suma cero. Las tendencias a la desdife- ..renciacin de la economa moderna (Polanyi) y el Estado moderno (Luh-mann) representan amenazas a la modernidad y a la institucionalizacinde estas esferas. Si desde el punto de vista de los actores los derechostienden a ser creados y defendidos desde abajo, desde el punto de vista delos sistemas sociales, representan, como lo ha mostrado Luhmann, el prin-cipio de diferenciacin. Por supuesto, ste es un proyecto para aumentarel poder, pero ocurre mediante una limitacin del poder en vez de su ex-tensin y ampliacin (por medio de redes de vigilancia, por ejemplo). Estaconvergencia de los dos puntos de vista metodolgicos apunta hacia unade nuestras tesis clave: los derechos fundamentales deben ser vistos como xel principio organizador de una sociedad civil moderna. 54

    La dimensiones negativas de la sociedad civil

    Las formas de la modernidad cultural han desempeado un importantepapel en la emergencia de las sociedades civiles. No obstante, argumenta-remos que el potencial pleno de estas formas nunca se ha realizado en lugaralguno. Por el contrario, la modernizacin en Occidente ha procedido se-gn patrones que han distorsionado las instituciones de la sociedad civil ylos potenciales de un mundo de la vida modernizado. Habermas ofrece unatipologa histrica que muestra la forma en que los procesos de la diferen-ciacin entre el sistema y el mundo de la vida han producido una moderni-dad cargada de dimensiones negativas.P Segn nosotros, esta tipologa sevuelve especialmente til si se le revisa y reconstruye crticamente.

    En la discusin de Habermas, las principales etapas de lajuridificacin(Verrechtlichung) resultan ser un verdadero conjunto de relaciones Esta-do-sociedad civil-economa. 56 El anlisis es parcialmente paralelo a losargumentos que se encuentran en obras como The Creat Transformationde Polanyi e In Search of Community de Nisbet, pero evita las ingenuas

  • 496 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    expectativas del primero ante el Estado y la inocencia del ltimo ante laeconoma de mercado capitalista. En realidad, la tipologa histrica reve-la las virtudes de un modelo de tres partes en comparacin con una concep-cin polmica, simplista, de sociedad contra Estado. Lo hace as evitandola identificacin de la economa y de la sociedad, del poder econmico ydel estatal, o de los intereses sociales y los del Estado. Todas estas identi-ficaciones terminan reflejando constelaciones histricas transitorias. Laautonoma de la sociedad civil en particular depende de su habilidad paraprotegerse contra ambos subsistemas.

    Habermas indica cuatro etapas en el desarrollo de la relacin entreel mundo de la vida y el Estado y economa modernos: el Estado burgus; elEstado constitucional-burgus (brgerliche Rechtsstaat); el Estado cons-titucional democrtico, y el Estado constitucional democrtico y social(benefactorj.>? El primero es un trmino desorientador para el Estadoabsolutista, al que aparentemente se entiende mal en este anlisis, repre-sentando una proyeccin ms bien ahistrica del modelo poltico deHobbes a esta era.58 Preocupado por las "oleadas de juridificacin", Ha-bermas define al Estado absolutista en trminos de su establecimiento derdenes legales que garantizan la propiedad privada, la seguridad y laigualdad ante la ley (todos en forma de ley objetiva en vez de derechossubjetivos procesables). El objetivo es la institucionalizacin de los nue-vos medios, sin ninguna preocupacin por el medio de vida, consideradonada ms como una fuente de una resistencia todava tradicional. Sinembargo, en el mejor de los casos esta proyeccin representa un puntode inicio estilizado para el anlisis, que se concentra en las tendencias de de-sarrollo en que el Estado soberano moderno y la economa capitalistaapoyan simbiticamente la libertad de movimiento del otro a la vez queprivan al mundo de la vida (tradicional) de toda proteccin. Incluso enInglaterra, ste no fue el caso en la era del absolutismo (parlamentario)que estaba caracterizado por muchas estructuras de proteccin paternalistay de "economa moral". El modelo es incluso menos aplicable al absolu-tismo continental propiamente dicho, una nueva creacin histrica quecombinaba los elementos de un Estado parcialmente moderno y burocr-tico con una sociedad de rdenes (las rdenes despolitizadas del Stdndes-taat). Hasta los proyectos del despotismo ilustrado y especialmente hastalas codificaciones legales de finales del siglo XVIII y principios del XIX, estesistema doble estaba arraigado tambin en la estructura de la ley. Aun-que en realidad carecan de derechos, como en la concepcin de Habermas.los sistemas legales absolutistas protegan un mundo de la vida tradicio-nal mediante privilegios ordenados jerrquicamente.V

    El problema con este modelo errneo del Estado absolutista es queprepara la evaluacin de las siguientes etapas de una manera equivocada.

    q

    497TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL

    Aunque Habermas expresa varios grados de duda sobre el carcter garan-tizador de la libertad de la mayora de sus etapas, omite hacerla as en elcaso del Estado constitucional. Tampoco presenta sus variantes liberal yburocrtica-autoritaria. Habermas est totalmente en lo correcto al hacerhincapi en la primera institucionalizacin de los derechos civiles (a dife-rencia de los polticos), subjetivos o libertades para actuar sin coacciones(Freiheitsrechte) como demandas a las cuales es posible responder. Sin em-bargo, no est en una buena posicin para evaluar el carcter amenazadordel mundo de la vida de esta etapa. Habiendo localizado bajo el absolutis-mo el establecimiento de los subsistemas del Estado y economa moder-nos, con todas las consecuencias devastadoras para las relaciones socia-les y culturales, ve el funcionamiento del Rechtsstaat slo en trminos delimitar la amenaza de uno de estos subsistemas: el Estado. De lo que enrealidad se trataba era de un intercambio desde el punto de vista del mun-do de la vida: la limitacin del Estado se obtuvo a costa de establecer unasociedad econmica por primera vez en la historia. Slo la oposicin re-formista y revolucionaria ("desde arriba"), tanto al Estado absolutista comoa la sociedad de rdenes, puede explicar este resultado. Pero el estableci-miento del Rechtsstaat junto con la economa capitalista ciertamente debedescribirse como muy ambiguo desde el punto de vista de "garantizarla libertad de las coacciones impuestas". La ambigedad es evidente enel modelo particular de derechos subjetivos establecido, que implica entodas partes la centralidad y el carcter modelo de los derechos de pro-piedad.

    El mismo punto es ms o menos vlido para el otro curso de desarrolloms all del absolutismo: el curso revolucionario de los movimientos de-mocrticos que conducen al establecimiento (rpido o eventual) del Esta-do constitucional democrtico. En este caso, un conjunto ms amplio dederechos civiles y polticos, protegen al mundo de la vida (que se estmodernizando) del Estado, limitndolo pero tambin intentando colocar-lo bajo cierto grado de control social. Si el Rechtsstaat protega slo a lasesferas privada e ntima contra el Estado moderno, el Estado constitucio-nal democrtico aadi tambin la proteccin institucionalizada de laesfera pblica. Sin embargo, aqu debemos decir (en contra de Habermas)que el fortalecimiento de la economa a costa del mundo de la vida societalOcurre precisamente en esta fase (y no en la absolutista anterior), como loha demostrado convincentemente Polnyi. As, se logra proteger al mun-'do civil o sociedad civil del Estado nuevamente a costa del fortalecimien-to del otro subsistema, igualmente amenazador, un resultado que estdocumentado nuevamente por la primaca de los derechos de propiedaden el catlogo de los derechos, incluso aunque sean menos centrales quebajo las condiciones del Rechtsstaat predemocrtico.

  • 498 LA RECONSTRUCCIN DE LA SOCIEDAD CIVIL

    En el caso del Estado constitucional democrtico, Habermas observauna ambigedad en la estructura de juridificacin desde el punto de vistadel mundo de la vida. Procura explicada por el contraste parcialmentefalso de los derechos civiles (Freiheitsrechte) y los derechos polticos en-tendidos como el derecho de membresa (Teilhaberrechte). Estos ltimosestn organizados de tal manera que restringen "las posibilidades de laformacin espontnea de opinin y de la formacin de la voluntad discur-siva".6oLos propios derechos (sufragio, asamblea, asociacin, prensa, etc.)no son los culpables, sino el partido poltico burocratizado democrticode lite y las formas culturalmente manipulativas de su organizacin. A di-ferencia de la conceptualizacin ms limitada de los derechos polticos quepresenta Luhmann, la que conduce a un sistema poltico autnomo, aqulos derechos a ser miembro sealan intrnsecamente las formas de controlsobre la burocracia poltica: los derechos de participacin (Teilnehme-rrechte). Como resultado, no est claro por qu la descripcin de Luhmannresulta ser correcta despus de todo, en el sentido de que los derechos po-lticos estn, a pesar de su propia teleologa, organizados burocrticamenteen vez de autnomamente. Es desorientador, si no del todo incorrecto,explicar esta anomala recurriendo al establecimiento de los derechos en laley formal burguesa. Las leyes formales son de hecho mejores para demar-car negativamente la autonoma privada que para garantizar positivamentela inclusin en el sentido de participacin en la esfera pblica."! Pero estoes slo parte de la historia. Adems, debemos subrayar que, precisamen-te bajo esta etapa de la juridificacin, una sociedad civil organizada co-mo una sociedad econmica es comparativamente dbil en su habilidadde utilizar los canales positivos abiertos por los derechos polticos for-males.s-

    La sociedad civil y un mundo de la vida moderno fueron fortalecidospor el movimiento contra el mercado autorregulado encabezado por losmovimientos de la clase trabajadora industrial, que establecieron a los es-tados burocrticos de bienestar social. Pero la ventaja es de nuevo ambi-gua. Esta situacin es, en cierto sentido, lo contrario de las dos etapasprevias: el subsistema al que se someti a nuevas formas de limitacin esel de la economa, y el intercambio fortalece al Estado administradorintervencionistae! Nuevamente, Habermas trata de indicar la diferenciaen trminos de derechos sociales concebidos con base en el modelo delibertades y en el modelo de los derechos de membresa (Teilhaberrechte).La legislacin laboral protege sin ambigedades al mundo de la vida con-tra las fuerzas econmicas incontroladas, pero algunos conjuntos que com-prende de derechos concedidos por el Estado benefactor (aunque puedentener la intencin de promover la autonoma y reconstruir la integracinsocial) tienen el efecto opuesto debido a la manera burocrtica, estatista,

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 499

    de su implementacin. Y no obstante, como lo reconoci T. H. Marshall(aunque lleg a una conclusin opuesta), stos, en vez de los derechos deltrabajo, representan los "derechos" sociales clsicos del Estado benefac-tor. Desde otro punto de vista, uno tiene buena razn para dudar que losbeneficios, cuyo ejercicio no depende primariamente de la libre actividadde sus beneficiarios, sean en absoluto derechos.P' La estructura de los be-neficios, a diferencia de la de los derechos polticos de participacin, tieneuna afinidad electiva con la implementacin burocrtica. Al contrario delo que piensa Marshall, los derechos sociales del tipo que da derecho a unbeneficio, logran la ventaja de la membresa para los individuos comoclientes, en vez de como ciudadanos. As, a diferencia de los derechos deltrabajo, en su forma presente fortalecen al Estado administrativo y no a lasociedad civil.65

    Los "derechos" sociales (en el sentido de dar derecho a recibir algo) sonposibles, y en realidad existen en sociedades sin una estructura de dere-chos en absoluto. En este contexto, aadiramos al socialismo de Estadoautoritario a nuestra tipologa. sta es una formacin peculiar que com-bina caractersticas de un sucesor revolucionario del absolutismo y de larespuesta estatista a la economa de mercado capitalista, y que, no obs-tante, no puede ser identificado con ninguna de esas dos formas. Desde elpunto de vista de la juridificacin, esta sociedad, de conformidad con suideologa socialista-estatista, slo busca proteccin de uno de los dossubsistemas: el econmico. En este respecto, el socialismo de Estado esdistinto del Estado benefactor democrtico, cuya estructura legal con-serva tambin las limitaciones liberales y democrticas sobre el Esta-do. Supuestamente, el mundo de la vida en el socialismo autoritario estprotegido no por una estructura de derechos, sino por un sistema com-prehensivo de paternalismo estatal. As, el partido-Estado se presenta a smismo recubierto por el carcter familiar, asociacional e incluso por losmovimientos del mundo de la vida, el que de hecho carece totalmente deproteccin contra un intervencionismo que no contiene ninguna au-tolimitacin. El carcter jurdico de esta formacin es el de la primaca dela prerrogativa del Estado, en una estructura dual en que los lmites siem-pre cambiantes de la prctica normativa y discrecional son determinadosa dscrecin." El socialismo de Estado autoritario, una formacin sinderechos o constitucionalismo, es una respuesta a las amenazas econmi-cas contra el mundo de la vida, pero toma la forma de suprimir a la socie-dad civil junto con la sociedad burguesa (con la cual se identifica a lasociedad civil). Como tal, representa un grave peligro a la modernidad delmundo de la vida al funcionamiento de la economa politizada y a la ra-,cionalidad del propio sistema poltico. . ,

    Habermas pudo haber omitido al socialismo de Estado de su tpologfa.

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    a causa de las dificultades de adaptarlo a cualquier teora de la moderni-zacin y debido a su renuencia a declarar -como lo hizo Parsons- que elmodelo sovitico constituye un callejn sin salida de la modernizacin.No obstante, toda la discusin respecto a las oleadas de juridificacin caedentro de una tradicin de la teora de modernizacin abierta. Las dife-rencias con el tratamiento ms tardo de la diferenciacin y de la moder-nizacin de la "comunidad societal" por parte de Parsons son instructi-vas. Primero, Habermas trata al periodo contemporneo como muyambiguo desde el punto de vista de la autonoma del mundo de la vida (esdecir, la comunidad societal!sociedad civil), como lo muestra su crticadel Estado benefactor a partir de la publicacin de Legitimation Crisis.Segundo, aunque Parsons consider que los movimientos sociales eranlos fundamentalismos ineficaces de cada poca correspondiente a las nue-vas etapas del desarrollo de la comunidad societal, Habermas trata a losmovimientos de emancipacin "burguesa" ya los movimientos de la clasetrabajadora como la dinmica clave que promueve las transformacionesinstitucionales relevantes, a la vez que defienden al mundo de la vida. As,estos movimientos desempean un papel de la mayor importancia en larealizacin de los potenciales de la modernidad cultural. La ambigedadde la ltima etapa de desarrollo (y en nuestra opinin de las ltimas cua-tro etapas, incluyendo la experiencia decididamente negativa del socialis-mo de Estado) es, sin embargo, una consecuencia involuntaria de las ac-ciones de los defensores de la sociedad (sin importar que Habermas slovincule con la accin de los movimientos a la parte de los resultados quegarantizan la libertad). Podramos decir que la ausencia de reflexin encada caso sobre ambos subsistemas que amenazan al mundo de la vidalleva a un fortalecimiento del uno o el otro en nombre de la defensa delmundo de la vida.

    El modelo de etapas que acabamos de describir indica que la recons-truccin de la teora de la sociedad civil en trminos de la dualidad siste-~a!mundo de la vida busca considerar el lado negativo de la sociedadCIVIlen el que pusieron nfasis Foucault y otros. Sin embargo, en el mode-lo de etapas, las dimensiones negativas aparecen principalmente comoa~en~zas contra la sociedad civil que provienen de afuera. La complejadiscusin de Habermas sobre la tesis de Weber de la "prdida de significa-d" 1 " rdid d .~ y a per 1 a e libertad" implicadas en la modernizacin (en sus tr-mmos, el empobrecimiento cultural y la colonizacin del mundo de lavida) indican que estas di . d b d 1rmensiones e en encontrarse entro de a pro-pia sociedad civil moderna.

    El contraste conceptual entre los patrones de modernizacin pote n-c~almente no sele~tivos y los reales selectivos le permite a Habermas com-binar las evaluaciones diametralmente opuestas de la sociedad civil con-

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 501

    tempornea, que aqu hemos esquematizado como las posiciones deParsons y de Foucault, como alternativas dentro de la modernidad. Ade-ms, nuestro concepto de sociedad civil, reconstruido sobre la base delconcepto de mundo de la vida de Habermas, tiene la ventaja de indicarel lado negativo de la modernidad sin hacer que todas las instituciones dela sociedad civil se vean iguales a su desarrollo unilateral. En resumen, elmodelo existente de la sociedad civil que ha institucionalizado selectiva-mente los potenciales de la modernidad cultural es slo uno de sus cursoslgicamente posibles.F No es completamente negativa, pero debe tenerseen cuenta el lado negativo. En trminos ms concretos, Habermas sostie-ne que la racionalizacin del mundo de la vida respecto a la realizacin delos potenciales culturales incorporados en los dominios esttico y moral!prctico ha sido obstaculizada en una medida significativa. La racionali-zacin de los subsistemas econmico y administrativo, y la importanciapreponderante que se le da a sus imperativos reproductivos, se ha llevadoa cabo a costa de la racionalizacin de la sociedad civil.La brecha resultanteentre las culturas de expertos que participan en la diferenciacin de lasesferas de valor del conocimiento cientfico, del arte y de la moralidad, ylas del pblico en general, conducen a un empobrecimiento cultural deun mundo de la vida cuya sustancia tradicional ha sido erosionada. Sinembargo, al contrario de la tesis de Weber,68no es la propia modernidadcultural sino su institucionalizacin selectiva, la que resulta en el empo-brecimiento cultural.

    Adems, la institucionalizacin unilateral de los potenciales cognitivo-instrumentales de la racionalizacin cultural (en la institucin de la cien-cia y en los dos subsistemas) prepara el campo para una penetracin delos medios del dinero y el poder en las esferas de la reproduccin de lasociedad civil, que requiere integracin por medio de procesos comuni-cativos. Los sujetos capaces de actuar se subordinan a los imperativos deaparatos que se han vuelto autnomos y que sustituyen a la interaccincomunicativa. Pero la distincin entre sistema y mundo de la vida, entreel Estado, la economa y la sociedad civil, nos permiten mostrar que no esla emergencia de los subsistemas poltico y econmico diferenciados y sucoordinacin interna por medio de la integracin de sistemas la que producela "prdida de libertad", sino ms bien la penetracin de un mundo de la vidaya modernizado por su lgica, ayudada por el patrn selectivo de institucio-nalizacion. Habermas llama a esta penetracin la reificacin o coloniza-.cin del mundo de la vida, reteniendo y revisando a la vez de esa manerala categora clave de Lukcs.

    La discusin del lado negativo de una sociedad civil racionalizadaselectivamente, colonizada en parte y por lo tanto insuficientemente mo-derna, implica que la versin existente de la sociedad civil es slo una de

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    las vas lgicamente posibles de la institucionalizacin de los potencialesde la modernidad cultural. Lo que est en juego es el hecho de la diferen-ciacin y tambin la relacin entre los trminos modelo sistema/mundo

    + de la vida. La modernizacin societal siempre implica el remplazo de al-gn aspecto de lo social por la integracin de sistema.s? Pero uno debedistinguir entre los efectos de la diferenciacin de los subsistemas de unmundo de la vida tradicionalmente estructurado y los que resultan de lapenetracin de los mecanismos de direccin en un mundo de la vida queha empezado a modernizarse. En el primer caso, el costo es la destruc-cin de las formas tradicionales de vida y el desarrollo de institucionespolticas y econmicas penetradas por la dominacin. Pero lo que se gana,adems de la eficiencia econmica y administrativa relativa, es la apertu-ra del mundo de la vida a la modernizacin y la creacin de potenciales deuna cultura posconvencional de la sociedad civil. En el segundo caso (co-lonizacin) el costo es el socavamiento de la prctica comunicativa de unmundo de la vida ya (parcialmente) modernizado, y la obstaculizacin dela modernizacin adicional de la sociedad civil. Es un verdadero proble-ma saber si es posible continuar considerando los beneficios (como laseguridad garantizada por el Estado) sin ambigedades en ese contexto.Amedida que las instituciones especializadas en la socializacin, la inte-gracin social y la transmisin cultural son funcionalizadas cada vez mspara servir a los imperativos de subsistemas que se expanden continua-mente y sin control, y a medida que la coordinacin de la accin comu-nicativa en las reas relevantes es remplazada por los medios del dinero yel poder, habr ms y ms consecuencias patolgicas."?

    Esto puede aclararse respecto a la relacin entre las esferas pblica yprivada de la sociedad civil, y la economa y el Estado en los sistemas delEstado benefactor. Cuando los subsistemas penetran a la esfera privadade la familia y la subordinan a sus imperativos, entonces el papel del con-sumidor (respecto a los requerimientos econmicos) llega a predominarsobre los papeles del trabajador y la solidaridad autnoma como miem-bro de la familia. La unilateralidad de los estilos de vida que se concen-tran en el consumismo fue uno de los principales temas de la crtica cultu-ral en la dcada de 1960. Si los imperativos sistmicos penetran en laesfera pblica (respecto a los requerimientos administrativos de lealtad),entonces el papel del ciudadano se fragmenta y se neutraliza, con el resul-tado de que la carga de la despolitizacin debe ser soportada por un papelexagerado como cliente arraigado en la esfera privada.

    Habermas interpreta esta transformacin en las esferas pblica y pri-vada de la sociedad civil, y los efectos laterales reificadores y patolgicosque la acompaan, en trminos de la tesis de la colonizacin. De esa ma-nera es capaz de explicar las dimensiones negativas de la sociedad civil

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL

    moderna sin confundir el lado negativo con el todo. Concreta su anlisisde este aspecto de los desarrollos contemporneos en su discusin de lapoltica social del Estado benefactor que implica la penetracin adminis-trativa (por medio de la juridificacin) de las reas de la sociedad civil quepreviamente estaban libres de esas formas de interferencia." Como sedijo antes, la monetarizacin y la burocratizacin de las relaciones socia-les de la sociedad civil son procesos muy ambivalentes que crean un con-junto de beneficios y seguridades sociales al costo de crear un nuevo ran-go de dependencias y de destruir, tanto la solidaridad como la capacidadde los actores para la autoayuda y para resolver problemas mediante lacomunicacin. Por ejemplo, el manejo administrativo del cuidado de losancianos, de las relaciones interfamiliares y de los conflictos respecto alas escuelas implica procesos de burocratizacin e individualizacin quedefinen al cliente como un actor estratgico con intereses privados espe-cficos a los que se puede tratar sobre una base de caso por caso. Pero estoimplica una abstraccin violenta y dolorosa de los individuos de una si-tuacin social existente y daa su auto estima y las relaciones interper-sonales que constituyen a las instituciones relevantes. La monetarizacionde estas reas de la vida tambin tiene consecuencias negativas. Los pa-gos por retiro o jubilacin no pueden compensar la prdida de un senti-do de finalidad y de auto estima de un individuo anciano al que se ha obligadoa dejar su trabajo a causa de su edad. Finalmente, la "terapeutizacin" de lavida diaria promovida por las agencias de servicio social contradice elmismo propsito de la terapia -lograr la autonoma y dar poder al pacien-te-o Cuando profesionales (basados administrativamente) afirman serexpertos y tienen el poder legal para apoyar sus pretensiones, se crea unciclo de dependencia entre un paciente que se ha convertido en cliente y elaparato teraputico.

    En cada caso, el dilema consiste en que la intervencin del Estado be-nefactor (en nombre de la satisfaccin de las necesidades de la sociedad)civil promueve la desintegracin de sta y obstaculiza la racionalizacinadicional. La descripcin que hace Foucault de las tcnicas de vigilancia,individualismo, disciplina y control es incluida explcitamente en el anli-sis de Habermas.

    No obstante, y a pesar de las apariencias, Habermas no se une en lacrtica del tipo de la de Foucault (o, para el caso, la neoconservadora) delEstado benefactor. Para l, la legalidad, la normatividad, la publicidad yla legitimidad no son slo los portadores de mecanismos disciplinarios ode los velos para ocultar a los mismos. Incluso en esta poca del supuestofin de la utopa, Habermas nos desafa a no perder de vista la promesautpica de las normas liberales y democrticas de la sociedad civil, q~epara l no se reducen a una mera "legitimacin" de la situacin contrarIa.

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    La utopa de la sociedad civil

    En una poca en que las utopas revolucionarias totalizadoras han sidodesacreditadas, el modelo dual de la sociedad civil que hemos reconstrui-do evita el reformismo "sin alma" al permitirnos desarrollar el tema deuna utopa autorreflexiva y autolimitadora de la sociedad civil. As pode-mos vincular el proyecto de la democracia radical, reinterpretado en tr-minos de nuestra nocin de la "pluralidad de democracias",n algunaspremisas institucionales clave de la modernidad.

    Amenudo, el lema "la sociedad contra el Estado" se ha entendido comoun llamado fundamentalista para generalizar la toma de decisiones de-mocrtica participativa (como un principio coordinador) a todas las esfe-ras de la vida social, incluyendo el Estado y la economa. En realidad, elideal de la asociacin voluntaria libre, estructurada democrticamente ycoordinada comunicativamente, siempre se ha alimentado en la utopade la sociedad civil (poltica), desde Aristteles hasta el joven Marx en

    -c 1843. Pero esa utopa "democrtica", si se la generalizara totalmente,amenaza la diferenciacin de la sociedad que constituye la base de la moder-nidad. Adems, desde un punto de vista normativo, cualquier proyecto dedesdiferenciacin es contradictorio, porque implicara tal sobrecarga de pro-cesos democrticos que desacreditara a la democracia asocindola conla desintegracin poltica o abrindola a la subversin por medio de una ac-cin estratgica oculta, no regulada.

    Al contrario de esto, la utopa autolimitadora de la democracia radicalbasada en el modelo dual de la sociedad civil abrira "el horizonte utpicode una sociedad civil". Para citar a Habermas:

    la racionalizacin del mundo de la vida permite, por una parte, la diferencia-cin de subsistemas independientesy abre, por otra parte, el horizonte utpicode una sociedad civilen que las esferas de la accin de la burguesa organiza-das formalmente (elaparato econmicoy el estatal) constituyen los fundamen-tos para el mundo de la vida postradicional del l'homme (esfera privada) y delcitoyen (esferapblica)." .

    Esta utopa es de diferenciacin en vez de unificacin. Por supuesto, laidea de la diferenciacin en s no es utpica. Implica un modelo nor-mativamente deseable de una sociedad alternativa, una que "regula" alpensamiento crtico (por lo tanto una "utopa") slo por medio de su rela-cin con otra idea: la creacin de instituciones capaces de realizar plena-mente los potenciales de la reproduccin comunicativa y de un mundo dela vida moderno.?" En particular, el desarrollo de estructuras posconven-cionales de cultura permitira la proyeccin de instituciones interconec-

    .-.

    TEORA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 505

    tadas de la vida ntima y de la publicidad, que remplazaran a las relacio-nes de dominacin tradicionales no examinadas, por formas no limitadasde solidaridad, producidas y reproducidas por medio de la interaccinlibre, voluntaria. Esta segunda idea genuinamente utpica, est vincula-da con una teora de la diferenciacin que implica procesos de autorre-flexin y autolimitacin.

    En vista de la experiencia de la utopa liberal del mercado autorregu-lador, por una parte, y del socialismo, con su utopa sinttica de una socie-dad organizada (planificada) racionalmente de productores libres (o deindividuos trabajadores, creadores), por la otra, est claro que el pensa-miento utpico slo puede ser rescatado si es posible incorporar en l lareflexin auto crtica. Un elemento que las dos utopas fallidas tienen encomn es su esfuerzo por totalizar un modelo nico de una sociedad "ra-cional", arraigada en uno o ambos subsistemas, cada una vinculada a unvalor nico: en un caso la libertad negativa, en el otro la igualdad sustantiva.Hoy en da sabemos que la propia aceptabilidad de estas utopas, y lo quelas vincula a ellas con la misma lgica de la historia, depende del dinamis-mo de una razn instrumental centrada en la economa, en un caso, y deuna razn funcional centrada en el Estado, en el otro." Ahora debemosestar conscientes de las consecuencias negativas de cada uno de estostipos de reduccionismo. Aunque cada una de estas utopas hizo mayores omenores concesiones a los modelos democrticos de la organizacin so-cial, el hincapi en la racionalidad de un mercado plenamente autnomoo en una forma de poder capaz de combinar a una economa que no erade mercado, pero moderna, era incompatible con la reproduccin delsustrato del mundo de la vida de la coordinacin democrtica de la ac-cin. Que esto no era un dilema interno fundamental para ninguno de losdos modelos lo muestra la existencia de versiones autoritarias de ambasutopas, la del mercado y la de la planificacin.i'' Desde el punto de vistade la poltica democrtica, ambas utopas tenan que hacerse sospecho-sas, y de hecho lo fueron, incluso antes de que las desastrosas consecuen-cias se manifestaran en la prctica.

    Desde su emergencia, aproximadamente en 1919, la tradicin del mar-xismo occidental siempre ha estado consciente de los peligros de las uto-pas productivistas del socialismo clsico: las alternativas de Lukcs, Blochy Marcuse tienen poco que ver con una sociedad trabajadora. En cambio,estos pensadores desarrollaron algunas teleologas inherentes a las esfe-ras modernas de la cultura esttica (el joven Lukcs, Bloch) y de la perso-nalidad (Marcuse en sus ltimos aos), siguiendo orientaciones utpicasy totalizadoras. Sus afinidades con la avant-garde leninista -explcita-mente para Lukcs y Bloch, implcitamente para Marcuse- indican, sinembargo, que no podan realmente liberarse de la utopa del poder. Cier-

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    tamente parece ser el caso que utopas principalmente culturales, en lamedida en que son fundamentalistas y revolucionarias, basan implcita-mente su promesa de la transformacin social en el potencial dinmicodel medio del poder. Dentro de la tradicin marxista, nicamente Adornoy Horkheimer fueron capaces de escapar de la atraccin del poder, al pre-cio, no obstante, de desarrollar una utopa de solidaridad cuyos trminosno pueden ser vinculados a ninguna poltica o incluso articulados explci-tamente."

    Reconocidamente, las utopas democrticas que aprovechan el recursode la solidaridad y proyectan la vasta expansin de los procesos comun-cativos de la formacin de la voluntad tambin pueden ser, y a menudo lohan sido, totalizadoras. Esta caracterstica del fundamentalismo demo-crtico, siempre que est presente, ha tendido a hacer que las utopas anar-quistas sean, o cubiertas transparentes para proyectos de poder, o proyec-tos para la desdiferenciacin primitivista de la sociedad. Mientras que latotalizacin llev a la destruccin de la democracia en el caso de las uto-pas del mercado y del poder, en las primeras versiones de la utopa de lacomunicacin el resultado fue su autodestruccin. La razn para esta di-ferencia es que, en el caso de la utopa de la comunicacin, la totalizacinrepresenta en principio una contradiccin. El mundo de la vida no se pa-rece al dinero y al poder; incluso sus instituciones organizadas en formaasociativa no pueden fcil o espontneamente invadir y subsumir a lossubsistemas diferenciados. An ms importante es que su propia moderni-zacin depende de la diferenciacin de la economa y el Estado moder-nos; su desdiferenciacin privara a la sociedad civil de tiempo (recursosde tiempo) para la deliberacin y toma de decisiones democrticas. As, latotalizacin de la lgica (comunicativa) de la asociacin democrtica noslo conduce a efectos disfuncionales y p


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