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Como Se Escribe La Historia de La Politización Rural

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Cómo se escribe la historia de la politización rural. Reflexiones a partir del estudio del campo francés en el siglo XIX Author(s): Gilles Pécout and Eduard J. Verger Source: Historia Social, No. 29 (1997), pp. 89-110 Published by: Fundacion Instituto de Historia Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40340625 . Accessed: 24/02/2015 14:54 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Fundacion Instituto de Historia Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Historia Social. http://www.jstor.org This content downloaded from 200.68.120.225 on Tue, 24 Feb 2015 14:54:30 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions
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  • Cmo se escribe la historia de la politizacin rural. Reflexiones a partir del estudio del campofrancs en el siglo XIXAuthor(s): Gilles Pcout and Eduard J. VergerSource: Historia Social, No. 29 (1997), pp. 89-110Published by: Fundacion Instituto de Historia SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/40340625 .Accessed: 24/02/2015 14:54

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  • COMO SE ESCRIBE LA HISTORIA DE LA POLITIZACION RURAL

    Reflexiones a partir del estudio del campo fiances en el siglo xix 1

    Gilles Pecout

    I. La escritura de una historia social de la politica

    La historia politica se ha interpretado en Francia demasiado a menudo segiin un esquema reductor organizado alrededor de una adecuacion y una oposicion. La oposicion entre his- toria politica e historia social y la adecuacion entre historia politica e historia del tiempo presente, es decir, historia del siglo xx, y mas aiin de los liltimos cincuenta afios. 2 Esta vi- sion simplista concierne en realidad a las modalidades de la escritura de la historia y a las declaraciones de principio de los historiadores y de sus "escuelas": como si, por ejemplo, los promotores de la "escuela de los Annales", en su voluntad de hacer historia socioeco- nomica, hubieran descartado todo lo que proviniera de la historia politica en nombre de una investigation de la historia "total" o "global". Evidentemente, ese tipo de reflejo de exclusion ha existido y ha favorecido posteriormente la constitution de dos ambitos para- lelos cuya distincion no es retorica: "la historia politica", asimilada a las practicas tradicio- nales, y "la historia de lo politico", considerada como una indagacion de la globalidad a traves de las teorias, las representaciones y el analisis de la eficacia de los discursos. 3

    Ahora bien, la historia politica del campo frances, especialmente para el siglo xix, hace mucho que demuestra la vanidad de tales debates en terminos de relaciones de fuerza

    Nota bene: Las fechas entre parentesis indican siempre la edition original cuando se trata de una obra re- editada o traducida.

    1 Este articulo aprovecha mucho, especialmente en los epigrafes II y III, parte del articulo publicado en frances, "La politisation des paysans au xixe siecle. Reflexions sur l'histoire politique des campagnes franchi- ses", en Histoire et societes rurales, 2, 2 semestre 1994, pags. 91-125, de acuerdo con la redaction de las dos revistas.

    2 Encontramos la ilustracion de este esquema en textos tan diferentes pero igualmente estimulantes como la obra dirigida por Rene Remond, Pour une histoire politique, Paris, Le Seuil, 1988, especialmente su articulo "Une histoire presente", pags. 11-32, y la reciente obra de Gerard Noiriel, Sur la "crise" de I'histoire, Paris, Belin, 1966, en que el autor asimila consciente y apresuradamente la historia politica a la historia inmediata, pags. 204-205.

    3 Para esta definition de la historia de lo politico hay que dirigirse, por ejemplo, al buen articulo de Mar- cel Gauchet, "Changement de paradigme dans les sciences sociales", en Le Debat, 50, mayo-agosto de 1988, pags. 165-170, y a la definition siguiente de esta nueva practical "el acceso, a traves de lo politico, a una clave nueva para la arquitectura de la totalidad", citada en Noiriel, 1996, pag. 124.

    Historia Social, n. 29, 1997, pp. 89-1 10. 89

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  • intradisciplinarias. Intentando ilustrar las condiciones de aprendizaje de la politica, las for- mas de la difusion de los mecanismos civicos y nacionalizadores y su penetration en el campo y especialmente entre los campesinos, historiadores como Philippe Vigier y Mau- rice Agulhon han subrayado la importancia de una "historia social de la politica" partiendo de estudios de campo globales, sin reivindicar ni empirismo critico ni modelizacion defi- nitiva. La historia de la politizacion depende de esa escritura de una historia social de la politica que toma tanto como da a los diversos ambitos de las ciencias humanas y sociales.

    La publication en 1958 y 1972 de dos mesas redondas de la Association Frangaise de Science Politique, dedicadas respectivamente a "los campesinos y la politica en la Francia contemporanea"4 y al "universo politico de los campesinos", 5 da una imagen fiel de la vi- talidad de las investigaciones situadas en la encrucijada de la ciencia politica y la sociolo- gia durante un periodo considerado como el de las mayores "transformaciones economicas y sociales de la agricultura". 6 El enfoque de estos trabajos era propiamente comportamen- talista y su proposito explicitamente prospectivo: se hacia evidente la urgencia de plantear el problema del comportamiento politico de los agricultores en una sociedad en que la re- presentatividad social del mundo agricola declina, mientras su espacio politico -electoral, pero tambien ideologico- parece intacto y constituye todavia un envite de gran importan- cia en las estrategias de conquista o de reafirmacion del poder. Politologos y sociologos te- nian la voluntad de alumbrar "el conocimiento de uno de los problemas mas importantes de aquellos cuya solution determinara el porvenir de la sociedad francesa", como escribia Frangois Goguel en su prefacio de 1972. 7 Y que hay de la historia, a todo esto? Como la economia, como la psicologia de las multitudes y de los individuos, la historia es uno de los recursos, aparentemente de los menos peligrosos, para reconstruir el itinerario politico del mundo agricola y explicar puntualmente eventuales discordancias entre unas "fidelida- des politicas" expresadas mediante el voto y el compromiso partidario, por una parte, y las logicas socioeconomicas de defensa de los intereses, por la otra.

    Ahora bien, estos interrogantes surgen en el decenio en que llega a la madurez todo un conjunto de trabajos historicos que reanudan las primeras indagaciones de Andre Sieg- fried sobre las campinas del Oeste 8 y propone una mirada a las condiciones de "forma- tion" y a los mecanismos de "revelation de las actitudes populares". 9 Situados en una perspectiva de historia regresiva y de revision critica, como el libro de Paul Bois sobre la Sarthe revolucionaria 10 y su posteridad en el siglo xx, o en un enfoque global de compren- sion de una "coyuntura especifica corta", como la tesis de Fhilippe Vigier sobre la Segun- da Repiiblica en la region alpina, n esos jalones historiograficos obedecen a una misma voluntad. Superar el mero analisis de los comportamientos electorales intentando poner a la vista las diversas formas de participation en la vida politica nacional en la Francia del siglo xix. Desde esta conception se asocia el estudio del comportamiento con el de las ac- titudes en periodos largos, se amplia el horizonte de la estrategia partidista a las formas de movilizacion civica, y se concibe el analisis de las ideologias calcandolo del de las menta- lidades para aprehender el proceso de socialization politica o de politizacion.

    En una brillante sintesis dedicada a la Sociologie historique du politique, el politolo- go Yves Deloye evoca "el espejo roto de la politizacion" y "la excesiva elasticidad de las

    4 Fauvet, Mandras (dirs.), 1958. 5 T a vernier, Mendras (dirs.), 1972. 6 Id, pags. 2-106. 7 Id., pag. 4. 8 Siegfried (1913) 1964. 9 Bois (1960) 1971, pags. 6 y 89. 10 La tesis de P. Bois comienza por "L'Ouest cT Andre Siegfried", nags. 9-30, ed. 1971. 11 Vigier, 1963, pag. 12. 90

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  • definiciones retenidas de la politizacion". 12 De hecho, es permanente el vaiven entre unas definiciones teoricas demasiado vastas que suponen una asimilacion entre politizacion e "interes global por la politica" a traves, principalmente, del estudio del discurso politico, y unos analisis de campo, a menudo monograficos, que toman en cuenta las estructuras ma- teriales y mentales de reception locales del discurso politico nacional y las modalidades concretas de aprendizaje de la politica. El encuentro entre la historia politica, la antropolo- gia y la sociologia historica no solo es deseable, sino que es inevitable y estructural en la construction de una aproximacion concebida en terminos de aculturacion y de socializa- tion politica. Con esta idea, parece iniitil y esteril querer a toda costa definir de un modo inimitable los contornos del objeto decidiendo sobre cual es el contenido de la politizacion para todos. Estudiar la politizacion del campo del siglo xix es ante todo reconstruir todas las etapas de un proceso de "descenso de la politica hacia las masas", segun la formula de Maurice Agulhon, sin preocuparse a priori de la validez universal de las modalidades con- cretas de impregnation de esos discursos y esas practicas concebidos como modernos por los campesinos. Hace falta sin duda, una vez mas, en este terreno de la historia social de la politica, decir adios a las definiciones iniciales, comodas y retoricas, y aceptar que los conceptos se van desvelando en la medida de las aportaciones y las insuficiencias del pro- cedimiento adoptado. En estas condiciones, no sorprendera a nadie la coexistencia de va- rios modelos de politizacion enunciados a posteriori y obtenidos de los numerosos estu- dios de casos que han cubierto el campo frances del pasado siglo.

    II. Los modelos de politizaci6n: democratizaci6n, integraci6n y nacionalizaci6n

    La cuestion de la transition democrdticq

    Por lo que parece, todo son problemas a la hora de definir la politizacion en el medio rural: el objeto -el campesinado planteado asi en la tradition de su unicidad de representa- tion-, los limites cronologicos -en la medida en que los historiadores de la politizacion parecen haber privilegiado algunos periodos-laboratorio del siglo pasado- y, en fin, el ter- mino mismo de politizacion, que solo aparece muy tarde y raramente en los estudios pro- piamente historicos.

    Hay que esperar a los afios de 1980 para encontrar explicitamente la expresion "poli- tizacion campesina o rural" en el recoveco de un titulo de articulo o de libro sobre la Fran- cia del siglo xix: mencionaremos a este respecto la importancia de un articulo de Eugen Weber publicado en la American Historical Review 13 un ano antes de la traduccion al fran- ces de Peasants into Frenchmen. 14 El mismo ano 1982, Roger Dupuy publica las actas de un coloquio dedicado a "los campesinos y la politica 1750-1850" 15 con un articulo de Mi- chel Vovelle sobre las formas de politizacion de la sociedad rural en Provenza en tiempos de la Revolucion francesa. 16 Estudios recientes inspirados por los trabajos de Maurice Agulhon 17 anuncian mas directamente la tendencia, como el ultimo libro de Peter McPhee sobre la "movilizacion politica del campo frances de 1846-1852". 18 Ciertamente, los estu- dios sobre politizacion precedieron al uso corriente del termino. Desde la publication de La Republique au village, y mas aiin desde el prefacio de su segunda edicion, 19 se distin-

    12 DSloye, 1996, pag. 88. 13 Weber, 1982. 14 Weber, (1977) 1983. 15 Dupuy (dir.), 1982. 16 Vovelle, 1982. Se notara empiricamente que los historiadores de la Revolucion francesa hacen uso

    mas precozmente y mas a menudo del termino "politizacion". 17 Agulhon, 1970, 1979. 18 McPhee, 1992. 19 Agulhon, (1970) 1979, pags. i-xv. I 91

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  • gue mas claramente el estudio traditional de la vida politica, en el marco de un departa- mento, del analisis selectivo de las modalidades del "descenso de la politica a las masas". 20 Esta opcion lexica se manifiesta en la production universitaria en la concentra- tion geografica y cronologica de las monografias departamentales: dedicadas muy a me- nudo al Mediodia de Francia en busca de una nueva demostracion del proceso de radicali- zacion politica a partir de los anos del fin de la Monarquia de Julio. Entre los historiadores extranjeros, sobre todo americanos, que se han interesado por este problema referido al siglo xix frances, esta opcion es muy perceptible desde el final de los anos setenta. 21

    Concebida como un movimiento social, de arriba hacia abajo, la politizacion tendria tambien un sentido ideologico preciso. Los primeros trabajos emprendidos directamente en la estela de Maurice Agulhon han sido muy influidos por el modelo de la "transition democratica". La cuestion inicial es bien conocida, incluso ha parecido a algunos demasia- do simple: corno se pasa de las campinas varesas "blancas" de la Restauracion a las al- deas "rojas" de la Segunda Repiiblica? Los elementos de respuesta los dara el detalle de las etapas del proceso de politizacion; los examinaremos mas adelante. De momento, solo importa el resultado. Un "campesinado republicano... demasiado numeroso para que se pueda explicar unicamente por la extension, como una mancha de aceite, de la influencia de los nucleos jacobinos supervivientes". 22 La politizacion de las aldeas varesas esta, pues, dominada por la impregnation democratica de todos los engranajes de la vida social y de las mentalidades. Es entonces la Repiiblica la que permite, a los ojos de los campesinos y aldeanos, el paso del "espiritu democratico" a las "ideas democraticas". Por eso el numero es la virtud del proceso de politizacion. Ahora bien, la Repiiblica, en 1848, es democratica, sus bases ideologicas y sociales son aritmeticas. Como sugiere Raymond Huard, en la in- troduction de una tesis sobre el movimiento republicano en el bajo Languedoc de 1848 a 1871, hay que admitir "que en cada epoca el area de lo politico es susceptible de variar, el ambito politico puede extenderse o estrecharse". 23 Esta verdad es afirmada ya como regla metodica por Andre Armengaud, autor de un estudio sobre las poblaciones del Este aquita- no (1845-1871), para quien todo estudio politico, especialmente del campo, no puede ser sino "la historia del mayor niimero". 24 La clave de la ecuacion "politizacion igual a Repii- blica" viene dada por el sentido que reviste la democracia. La confusion de la democracia politica y la social, en su contenido y en sus formas, sirve de transition. Ella acredita para las clases populares el uso igualitario de todos los medios de participation en la vida poli- tica. Esta relation permite a ciertos historiadores determinar unos "paroxismos de la poli- tizacion de los campesinos" cruzando, a veces un poco mecanicamente, la expresion del sufragio electoral y el apoyo al regimen republicano. Lo cual hace decir a Judith Silver, a partir del campo del Vendomois, que "el aprendizaje politico del campesinado culmina en las elecciones legislativas de 1876-1877... cuando las masas rurales eligieron una mayoria republicana para la Asamblea". 25

    20 Id., pags. 259 y sig. 21 Loubere, 1975: Margadant, 1979; Judit, 1979. 22 Agulhon, (1970) 1979, pag. iv. 23 Huard, 1982, pag. 20. 24 Armengaud, 1961, pag. 14: "La description de la evolution regional no estaria arbitrariamente trunca-

    da sin el estudio de las eventuales consecuencias de esos hechos en el orden politico? Pero era indispensable atenerse, tambien aqui, a la historia del mayor numero. Desde ese momento, la historia del espiritu publico se

    . confundia, en una amplia medida, con la historia del sufragio universal". I 25 Silver, 1980, pag. 277: "The political apprenticeship of the French peasentry culminated in the legisla- I tive elections of 1876 and 1877. For the first time since universal suffrage was introduced in 1848, the rural I masses elected a republican majority to the national Assembly". Mas matizados, los analisis de N. Vivier subra- I yan la importancia de las elecciones de 1877 en el Brianconnais adicto a la Repiiblica moderada, Vivier, 1992, I pags. 245-247. 92

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  • Si bien la asimilacion entre politizacion y difusion de la democracia explica los exi- tos de la Repiiblica en el Sureste provenzal, no por eso garantiza la alianza a perpetuidad entre el regimen republicano y los valores democraticos a los ojos de los campesinos. Con los trabajos de Raymond Huard sobre el departamento del Gard se esboza una situation original en que intervienen los diversos "niveles de lo politico": para empezar, a diferencia del perfil nacional, el campo languedociano va "por delante" de las ciudades en cuanto a la difusion de las ideas republicanas. Y al final del periodo, el "movimiento republicano", tan afianzado, pierde terreno en el campo y es suplantado por el empuje socialista, enton- ces favorecido por el voto negativo de algunos legitimistas por la extrema izquierda y con- tra la Repiiblica. Se pasa de la politizacion como identification con la democracia a la po- litizacion como proceso de radicalizacion, eso que la sociologia politica de lengua inglesa llama, sin el menor malentendido, "radicalism" 26 ("fenomeno de radicalismo"). El proce- so de politizacion como proceso de democratization puede llevar a la toma de conciencia del divorcio entre democracia social y democracia politica y manifestarse en la election de una option politica reivindicativa que integra la lucha de clases como conclusion de la education politica de las masas rurales. Se concibe asi globalmente como el aprendizaje de la democracia en un medio popular. La cuestion es si en la Francia del siglo xix la pro- gresion de la democracia es casi siempre conflictiva, si se arranca al Estado o se puede ob- tener de el por medio de grupos sociales representativos.

    A partir de este modelo de la transicion democratica han proliferado las simplifica- ciones caricaturescas en torno a la falsa pregunta "

  • los herederos politicos de la Francia de 1789 y de 1792. Naturalmente, lo que se ventila en semejante planteamiento del problema es algo mas ideologico que el objeto mismo, y la cuestion de si ha habido o no, en algunas regiones concretas, procesos del despertar a la politica del mundo campesino se ha olvidado en provecho de la orientation dominante del proceso. Esta claro que la adquisicion de mecanismos apropiados a los usos de la demo- cracia o a los valores del liberalismo no esta sistematicamente ligada a la izquierda. Aun cuando los campos de estudio preferidos por los primeros historiadores de la politizacion han puesto sobre todo en evidencia unos procesos de radicalizacion a la izquierda, sabe- mos, gracias especialmente a trabajos efectuados sobre el campo del Oeste frances, sobre el papel de la Iglesia y de las organizaciones catolicas y sobre la sociabilidad politica en el mundo rural espanol, que un cierto numero de fuerzas tenidas mas bien por moderadas o francamente conservadoras y tradicionalistas, en cualquier caso ligadas a valores de la de- recha, podian utilizar formas de education politica muy modernas y participar en el movi- miento de aprendizaje de la politica en el medio rural. 27

    El modelo de la integration y de la nationalization

    Hemos elegido destacar las aclaraciones teoricas que una historiadora americana, co- nocedora de la ciencia politica, da en su estudio del campo breton desde finales del siglo xix. 28 A principios de los afios setenta, Suzanne Berger propone un modelo de definition de las "relaciones existentes entre una comunidad rural dada y la politica national". 29 El cuadro construido tiene el merito de remitir a la vez a un vasto conjunto de referencias teo- ricas e historiograficas y a un estudio de campo historico y sociologico. Constituye pues una muestra significativa de los lazos incesantes establecidos entre la ciencia, la sociologia politica y la historia monografica. Segiin la autora, tres fases definen el lugar de la socie- dad campesina como centro de la comunidad rural en la vida politica nacional:

    - Una fase de "politizacion propiamente dicha" marcada por la toma de "conciencia de las conexiones" entre los acontecimientos locales y los acontecimientos politicos a escala nacional. 30

    - Una fase de aparicion de "las grandes cuestiones politicas comunes a la nation" que se manifiesta principalmente en la organization de las instituciones y de los conflictos agrarios.

    - Y una fase de establecimiento de "un consenso en el seno de la nation" que ilustra la conclusion del proceso de integration de la sociedad rural bajo el efecto principalmente del papel del Estado.

    El esquema se ve perjudicado, evidentemente, por su caracter teleologico. Y la autora misma reconoce que la ultima fase esta cerca de una construction del espiritu que se pare- ce al sueiio piadoso de una trayectoria asimilacionista. Permanece como idea fundamental la adecuacion planteada entre politizacion e integration nacional. 31 Es este registro de de-

    27 Martin, 1987, 1989; Ford, 1993; Canal, 1993, 1994. 28 Berger, (1972) 1975.

    I 29 Id., pag. 60. Ibid., pag. 62: "^En que medida los individuos y las comunidades que constituyen son conscientes del

    I30 vinculo existente entre, por una parte, los acontecimientos locales y los problemas de la vida privada, y por otra los acontecimientos y las estructuras politicas a escala nacional?".

    I 31 Ibid., pag. 64. 94

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  • finicion de la politizacion rural lo que Eugen Weber pretende destacar. La afirmacion tiene valor de axioma: la politizacion es la integration nacional del campo, empezando por la del mercado nacional. Y precisamente la de la poblacion mas atrasada y traditional, la de los campesinos. Todo lo que demuestra, de uno a otro extremo del territorio nacional, que continiia "el foso que separa al campesinado de la sociedad urbana y del Estado", 32

    atestigua por eso mismo que la modernization de la Francia rural ha fracasado. 33 En una palabra, que el campo frances es "premoderno en el terreno politico". En su demostracion, Eugen Weber no duda en convocar las regiones mas arcaicas de Francia; lo que plantea el problema de la validez de un estudio hecho a escala nacional con unos ejemplos extremos.

    Dos aproximaciones a la politizacion rural se distinguen por sus presupuestos: a un "modelo frances" de politizacion precoz ilustrado por los estudios de Philippe Vigier y Maurice Agulhon se opondria pues un "modelo americano" tardio construido por Eugen Weber y Suzanne Berger. 34 Un esquema en el que los campesinos solo estan politizados en el momento en que el campo del territorio nacional, en su conjunto, se integro efectiva- mente en el mercado nacional. Quedara por preguntarse en que medida la diferencia de ritmo de integration segiin las regiones y las comunidades rurales se ha de considerar como un signo de retraso sociopolitico. La argumentation weberiana tiene un origen histo- riografico claro: hay que demostrar que las conclusiones de los trabajos de sociologia elec- toral rural, en el modelo siegfriediano, estan inicialmente sesgadas a partir de la election del objeto de estudio. La election solo es significativa en la medida en que los electores tienen ya un grado de politizacion que les permite realizar una option consciente y volun- taria. Las clases populares urbanas, en rigor, pero seguramente no la poblacion del campo. Esta critica, expresada con fuerza por Weber, no es un descubrimiento: simplemente rele- yendo a Siegfried se nota que "el sufragio universal (en el campo) solo es revelador si se interpreta con el afan de la realidad". 35 El "afan de la realidad"? Simplemente, tener en cuenta las presiones que entorpecen el voto, las formas de abstention y de "indiferencia", y mostrar los mecanismos del control politico, sus relaciones con el control social, "la in- dependencia y la interdependencia economica de las clases sociales". 36 Consciente, sin duda, de las reservas ya contenidas en los trabajos de Siegfried, caricaturizadas, sin embar- go, tan a gusto, Eugen Weber continiia distinguiendo claramente entre "politizacion" y "condiciones de la politizacion". 37

    III. Problemas de limites: cronologia y categorias sociales

    En elprincipio, la Revolution: el debate sobre el terminus a quo

    ^A partir de cuando hablar de politizacion campesina? Se reserva normalmente el ter- mino de politizacion para el campesinado de la Francia del siglo xix, considerando que ese

    32 Berger, (1972) 1975, pag. 67. 33 Weber, (1976) 1983. 34 Encontramos la exposition clara de estas orientaciones en el lnforme introductono de Philippe Vigier al

    coloquio "Les agriculteurs aux urnes" organizado por la Association Franchise de Science Politique en Burdeos los dias 15 y 16 de noviembre de 1990. Vigier, 1991.

    35 Siegfried, (1913) 1964, pag. vm. 36 Id., pag. X: "Es una vision completamente falsa imaginar la opinion pubhca como una suma de opinio-

    nes individuates separadas. Solo cuentan en la practica las opiniones bastante libres o bastante energicas para I osar expresarse. El resultado final esta condicionado por la eficacia de esas influencias o esas presiones, que I concurren tan estrechamente en la formation de la opinion que se hacen inseparables de ella y, lejos de defor- I

    marla, acaban por revelarla mejor". I 37 Weber, 1982, pag. 359. I 95

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  • siglo comienza en 1789 con la Revolution Francesa o eligiendo, como han hecho los orga- nizadores del coloquio de Rennes en mayo de 1981, cubrir el periodo 1750-1850. 38 Lo que, de hecho, viene a ligar de nuevo la cuestion al problema mas general de los origenes de la cultura politica moderna al final del Antiguo Regimen. 39 Periodicamente vuelve a la superficie esta serpiente de mar: la politica en el medio rural no nacio con la Revolution Francesa, del mismo modo que el campo no han sido objeto de un proceso de aculturacion que supondria su falta de cultura previa. La ruptura revolucionaria, en el campo de los es- tudios sobre politizacion, no se ha impuesto, por lo demas, con tanta naturalidad como po- dria hacer creer la practica universitaria de los cortes en las periodizaciones. 40 La idea de que la instauracion del sufragio universal en 1848 constituyo el primer escalon de la politi- zacion campesina ha prevalecido durante mucho tiempo. 41

    Ha hecho falta el examen en su continuidad historica de los mecanismos de aprendi- zaje de la vida politica publica, especialmente a traves de la vida de sociabilidad, para im- poner que se tuviera en cuenta el periodo revolucionario como momento de aceleracion de un doble proceso: la "publicidad" de la vida politica y la referencia a unos valores y unas formas politicas considerados como manifestations de la opinion civica, es decir, validas para todos, habitantes de las ciudades y del campo confiindidos en la nation. Jurgen Ha- bermas ha revelado la importancia de la "publicidad" de los debates parlamentarios que "permite a la opinion publica verificar la influencia que ejerce en ellos" con toda una serie, a nivel local, "de derechos fundamentals concernientes a la esfera de lo piiblico que hace uso de su razon": 42 derecho de petition, de voto, o libertad de prensa, de opinion y de reunion.

    Considerar que no se habla de politizacion mas que a partir de los aiios 1789-1792 no significa, evidentemente, que se niegue todo sentido a la vida politica de las comunidades rurales del Antiguo Regimen. Ello seria confundir el todo con la parte. En el mismo orden de ideas, y por exorcizar los infortunios actuales de la expresion "aculturacion politica" to- mada de los etnologos o de los antropologos de las sociedades llamadas primitivas, tener en cuenta las formas de la aculturacion politica no significa inmediatamente que se postu- le la incultura del mundo rural. 43 Incluso es quiza, como recuerda oportunamente Yves Deloye, una de las pocas posibilidades de dar cuenta de la diversidad de las practicas que

    38 Dupuy, 1982, pag. 139. Este corte se vuelve a encontrar en trabajos recientes sobre la politizacion aldea- na como la tesis de J. P. Jessenne o el libro de P. Jones: Jessenne, 1987; Jones, 1985. Pero se puede concebir igualmente que la election de esta periodizacion revele de hecho la comprobacion de la permanencia mas alia de la Revolution de movimientos de revuelta campesina de Antiguo Regimen; vease al respecto Soboul, 1975. 39 Para esta cuestion nos remitiremos a los tres volumenes de las Actas de los coloquios intemacionales de 1986, 1987 y 1988, publicadas con el titulo colectivo de The French Revolution and the Creation of Modern Political Culture: Keith Baker (ed.), vol. 1, La culture politique de VAncien regime, Coloquio de Chicago, 11- 15 de septiembre de 1986, Oxford, Pergamon Press, 551 pags.; Colin Lucas (ed.), vol. 2, The Political Culture of the French Revolution. Coloquio de Oxford, septiembre de 1987, Oxford, Pergamon Press, 1988, 465 pags.; The transformation of political Culture 1789-1848, vol. 3, Oxford, Pergamon Press, 1989, 685 pags. Y particu- larmente el articulo de M. Ozouf, Ozouf, (1987) 1989, cuya importancia para la comprension del nacimiento de la opinion publica nos ha recordado Philippe Boutrv.

    40 Boutier, 1996. 41 Edelstein, 1993, pags. 630-631. 42 Habermas, (1962) 1978, pag. 93. 43 Quiza haya que recordar que si la expresion aculturacion politica provoca a veces revuelos entre los

    especialistas en las sociedades campesinas -especialmente de la epoca moderna- es porque esta tomada del vo- I cabulario y del metodo de los etnologos e inquieta a aquellos que temen la asimilacion -por deslizamiento del I objeto de estudio- del mundo campesino a un modelo de sociedad indigena primitiva. Donde volvemos a en- I contrar, en otro piano pero con la misma claridad, las inquietudes y los prejuicios reavivados por Laurence I Wylie, que durante los "treinta gloriosos" habia sometido a los habitantes del pueblo de Roussillon a la mirada I del etnologo extranjero. L. Wylie, Un village du Vaucluse, Paris, Gallimard, (1968) 1979. 96

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  • contiene el termino politizacion y "de someter la politizacion a un analisis en terminos de interaction entre dos o varias culturas y de obligar... al investigador a mantener una aten- cion al contenido de esas culturas heterogeneas y a las resistencias que encuentra el esta- blecimiento de una cultura politica national dominante". 44

    Lo innegable es que la voluntad de insistir en el lugar de la Revolution Francesa en el proceso de politizacion campesina conduce, de hecho, a reafirmar una idea simple: el aprendizaje de la ciudadania en un contexto que, por primera vez, es indisociable de la "nationalization de la politica", por decirlo como Charles Tilly. 45

    Los trabajos sobre las comunidades rurales del Antiguo Regimen enuncian el proble- ma politico en terminos de relaciones con el poder, especialmente a traves de los movi- mientos populares. Hace ya diez anos, Jean Jacquart recordaba claramente la necesidad de distinguir dos niveles en las conmociones rurales: los conflictos de intereses y los "movi- mientos que enfrentan el mundo rural a los demas grupos sociales y a las estructuras en- globantes: instituciones y ambiciones urbanas". 46 Ahora bien, ese segundo nivel percepti- ble a traves de la reaction antiestatal, por ejemplo, no desemboca en una forma de action politica -es decir, de interferencia con esas estructuras-, como tampoco va acompanada de verdaderas consignas o programas. La reaction o la revuelta no tienen sentido como ele- mento del proceso de politizacion sino por referencia a la conciencia que los actores tienen de la inscription de sus objetivos en una vision amplia, que en cualquier caso sobrepasa sus intereses del momento, o por referencia a la instrumentation politica que las institucio- nes y las mentalidades pueden permitir. 47 Para que haya politizacion hace falta, pues, que las mismas "condiciones de la sociedad englobante", segun los terminos de Mendras, hayan evolucionado en el sentido de esa difusion a escala nacional de ideas y practicas que den a los campesinos la impresion de que pueden jugar un papel nuevo y activo en la vida civica y politica, fiiera del unico medio regido por las relaciones sefioriales. Esta es la tran- sition que observa Jean Boutier en el Bas-Limousin al mostrar "la insertion de las revuel- tas campesinas en el seno del vasto movimiento revolucionario de 1790 a 1793, que pro- gresivamente los empuja fuera del marco del senorio rural". 48

    Como iniciador de un Estado y de una sociedad politica organizada segiin ese princi- pio de publicidad, el regimen salido de la Revolution Francesa constituye la primera etapa cronologica de la historiografia de la politizacion campesina. Todas las investigaciones sobre el mundo campesino y la Revolution49 gravitan en torno al alcance real de los cam- bios inducidos por los anos 1790-1792, de las formas de movilizacion y de las resistencias rurales al nuevo orden. 50

    44 Deloye. 1997. oaes. 88-89. 45 Citado por Edelstein, 1993, pag. 629. 46 Jean Jacquart, "Sociologie et politique de la contestation. Peuple et notables en milieu rural", en Nico-

    las. 1985. odes. 732-733. 47 Jacquart, Ibid. 48 Boutier, 1987, pag. 108. 49 Entre el cumulo de coloquios del Bicentenario, hemos elegido, a titulo indicativo, algunos titulos apro-

    piados para iluminar el problema de la politizacion en el medio rural, o de la socialization politica de las masas en general. Estas referencias, por otra parte, no figuran en la bibliografia elaborada al final del articulo, ya muy abundante. "Midi rouge" et "Midi blanc", les antagonismes politiques sous la Revolution frangaise et leurs he- ritages dans le Midi mediterraneen, Coloquio de Avinon, 10-11 de octubre de 1986, publicado como numero especial de Provence historique, 148, 1987, 229 pags.; La Revolution frangaise et le monde rural. Coloquio de Paris INRA e IHRF, 23-25 de octubre de 1987, Paris, Publications de la Sorbonne-CTHS, 1989, 582 pags.; La Revolution en pays de France. Coloquio de Tremblay-les-Gonesse sobre Les paysans et la Revolution en pays

    I de France, 15-16 de octubre de 1988, Tremblay, Association pour la celebration du Bicentenaire de la Revolu- I tion en pays de France, 1989, 260 pags.; La Revolution et I'homme moderne. Coloquio interdisciplinar de 1988, I IRED-Universite de Rouen/Messidor, 1989, 778 pags. I 50 R. Dupuy (dir.), Les resistances a la Revolution. Actes du Colloque de Rennes 17-21 septembre 1985, I Rennes, Imago, 1987, 478 pags. 98

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  • Con esa idea, los historiadores han puesto un particular cuidado en los conductos te- rritoriales de las ideas revolucionarias, volviendo a veces a la dualidad ciudades-campo, como Raymonde Monnier en el caso particular de los alrededores de Paris. 51 Las redes de sociabilidad politica urbanas y rurales han sido reconsideradas. La indagacion sobre las sociedades populares y clubs jacobinos dirigida por Jean Boutier y Philippe Boutry ha de- mostrado la difusion en el campo frances de una forma de sociabilidad politica, a menudo vivida como un instrumento de identification nacional. 52 El registro de una sociedad po- pular es patente de civismo y certificado de nacionalidad; la distancia entre la voluntad proclamativa de ciertas comunidades campesinas, la creation efectiva de celulas y la parti- cipation real de los campesinos plantea, de entrada, el mismo tipo de problema -la necesi- dad de superar el verbo y el niimero- que las elecciones estudiadas por Siegfried. Serial eminente de que una de las dificultades de los estudios de la politizacion en el medio rural, asi como, mas generalmente, en un medio popular, es la de determinar el alcance concreto de una decision politica. Con mas amplitud, se encuentra asi esbozado desde la epoca de la Revolucion el problema del "expresionismo en la politica democratica" que se encontrara sesenta afios despues en el estudio emprendido por Raymond Huard sobre el papel movilizador del legendario republicano en el campo languedociano. 53

    Elpapel del recuerdoyde la memoria como fermento de politizacion

    Partiendo de 1848 para volver a 1789, los historiadores rehacen asi el camino inverso poniendo en paralelo este periodo con el de la Segunda Repiiblica, considerada, con la ins- tauracion del sufragio universal, como un punto culminante de la politizacion campesina. El paralelismo clasico entre las dos revoluciones populares y las dos primeras repiiblicas prosigue a traves del interes suscitado por las referencias de la Gran Revolucion durante la Segunda Repiiblica, por el estudio del rastro de la "memoria de la Revolucion" y del Impe- rio en el campo que se subleva en diciembre de 1851. 54 Las reflexiones de Christian Amalvi sobre la "posteridad revolucionaria de la Revolucion" en la Francia de las aldeas de principios de la Tercera Repiiblica sugieren, por lo demas, el alcance integrador de las diversas generaciones del recuerdo revolucionario para los rurales enfrentados al estableci- miento de una Repiiblica que ha ganado progresivamente los sufragios campesinos. 55 In- versamente, como han demostrado los trabajos de Jean-Clement Martin, el recuerdo de las guerras de Vendee, la sabia orquestacion y la metamorfosis de la memoria vendeana a todo lo largo del siglo xix, han permitido "dar un lenguaje comiin a los notables, a los clerigos y a los rurales, lo que hace de el el mayor identificador de la sociedad". 56

    La cuestion importante es como estas formas de transition del recuerdo y de la leyen- da politica se insertan en una herencia reivindicada -sea por el Estado, sea por una co- rriente ideologica y espiritual dominante en una region- en relation a unos movimientos de contestation de ese consenso. En pocas palabras, el analisis que se beneficiara plena- mente de la aproximacion comparativa internacional abierta por Jean-Clement Martin en su disciplina nos ilustrara sobre las razones coyunturales y estructurales del triunfo de una memoria politica e historica. 57 Asi, en un estudio del proceso de politizacion, lo que llama

    51 Monnier, 1989. 52 Boutier, Boutry, 1989. 53 Huard. 1982. Prefacio de L. Girard, pag. 13. 54 Skinner, 1990; McPhee, 1990. 55 Amalvi, 1991. 56 Martin, 1989, pags. 183-183. 57 Martin, 1993. I 99

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  • la atencion es el momento de identification entre un recuerdo o una leyenda politica e his- torica (la Vendee, las guerras de la Revolution, grandes personajes como Napoleon en Francia o Garibaldi en Italia), unas formas particulares de transmision de las imagenes y los simbolos con un designio pedagogico, y la definicion de un compromiso politico ho- mogeneo en el que puede reconocerse la sociedad campesina de un lugar, de una region o de un conjunto nacional.

    Sociedad campesina y mundo rural: la realidady el orden de la representation en politica

    En el caso de las sociedades campesinas, las dificultades de definicion del grupo so- cial parecen insuperables, sobre todo desde el momento en que nos enfrentamos a la cues- tion de la difusion de la politica como dinamica de impregnation de las masas. Quienes son esas masas campesinas? ^Cual es su relation con el resto de la gente del campo? ^Cuales son los conductos sociales utilizados por la politica? Estas cuestiones requieren una distincion rigurosa entre el orden de la representation ideologica y cultural del campo y el de la realidad de las relaciones sociales en el aprendizaje de la politica.

    Desde el siglo xix, en la tradition estetica de representation del mundo rural, el campo es pintado como un marco de vida especifico y homogeneo. La referencia a la pala- bra y a la imagen de "marco" es aqui fundamental en la medida en que esta vision tiene como postulado la difuminacion de los individuos y de los grupos sociales en favor del primado "natural" del medio de vida rural o del "eterno campesino" que borraria las ten- siones sociales, como recuerda Jean-Claude Chamboredon. 58 Como sugiere igualmente Pierre Bourdieu, existe una corriente de "representation burguesa del mundo" que pone el paisaje como simple decorado, sin ninguna necesidad de esbozar personajes reales: "paisa- je sin paisano, cultura sin cultivador". 59 Las investigaciones de sociologia literaria de Rimy Ponton han demostrado que hasta los aiios de 1880 las imagenes del campesinado en la novela rural del siglo xix pertenecen a dos grandes familias que destierran la pintura de las relaciones sociales en el seno del mundo campesino. 60 La "novela pastoral" (Sand), integrada en el catecismo de la instruction primaria, presenta una imagen idilica del cam- pesinado, a menudo encarnado por lo que Ponton llama una "elite campesina", por ejem- plo el molinero, pero que convendria definir mas justamente como individuos al margen de la sociedad campesina. Los vicios (codicia, tosquedad, retraso) denunciados por la no- vela realista se deben a una psicologia de grupo que ignora los matices sociologicos y di- buja un campesino asocial. Las consecuencias politicas de esta representation parecen de la misma naturaleza, a pesar de las diferencias de contenido ideologico. Idilico y pacifico o "psicologicamente indocil" 61 y asocial, el campesinado confundido con la poblacion rural se opone a la ciudad, ora foco de turbulencias y de confusion, ora lugar de la civiliza- tion, en cualquier caso sede y conducto del poder politico.

    58 Chamboredon, 1977. Sin embargo, el autor ve en la aparicion de esa imagen del "eterno campesino, como actitud general y como nueva moral" el indicio de un cambio historicamente fechado de la representation sociopolitica del campo: "en el momento en que la gente del campo pasa del papel de factor de desorden (1845- 1847) al de factor de orden".

    Bourdieu, 1977, pag. 4: "Entre todos los grupos dominados, la clase campesina, sin duda porque no se

    I59 ha dado nunca el contra-discurso capaz de constituirla en sujeto de su propia verdad, es la expresion por exce- lencia de la clase obieto. oblieada a formar su orooia subietividad a oartir de su obietivacion. .".

    60 ponton, 1977. I 61 Agulhon, en Duby, Wallon, 1976, pag. 143. 100

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  • Al pasar de la representation literaria a la representation propiamente politica, dos temas parecen imponerse incluso mas alia del siglo xix: la "unidad territorial" y la paz contractual, garantia de estabilidad sociopolitica y de apoliticismo. 62

    La idea de que el "mundo agrario" es homogeneo responde en primer lugar a esa "mirada objetivadora". 63 Para Philippe Gratton, 64 esa representation es resultado de una voluntad exterior, la de la "burguesia rural", que se opondria a la vision del "mundo obre- ro" que, por su parte, plantea la heterogeneidad de las "clases campesinas" 65 en una estra- tegia de movilizacion politica. La perception de la unanimidad del mundo campesino es heredada de las imagenes del campesinado adherido al Segundo Imperio y a la Tercera Re- publica por contraste con la imagen subversiva del campesino insurgente de diciembre de 1851. En cierto modo, el termino mismo de "agrarien" utilizado por Pierre Barral expre- saba, en una perspectiva historiografica, ese tipo de representation politica, dandole unos cimientos socioeconomicos y culturales. 66

    La imagen de la unidad rural tiene por corolario una construction mental y politica que va mas alia del siglo xix y de los limites franceses. Su piedra angular es una especie de modelo contractual ideal de la vida social, economica y politica en la campiria. Un con- trato de trabajo y de vida que garantiza "el orden eterno del campo". 67 Los campesinos no desempefian mas que un papel pasivo asignado para su bien por los notables y las autori- dades, que les dan a cambio un cierto niimero de ventajas sociales y economicas y les per- miten vivir en las tierras que trabajan. Apenas se ensancha el trazo para dar nacimiento a las contradictorias trivialidades derivadas del aislamiento campesino: la pureza para unos, la ignorancia y la irresponsabilidad para otros. 68

    El mejor ejemplo de ese contrato ideal de vida es la aparceria, representada como un verdadero pacto social y politico. Antes de los afios ochenta y del desarrollo de la novela de aparceria como forma de la "novela social" campesina69 a la par con la aparicion de las primeras organizaciones de aparceros en el Borbones, la aparceria es un topos de los can- tores de la paz social y la calma politica de las campinas. El sistema que favorece la sumi- sion de los aparceros a los administradores y los propietarios, que se manifiesta en una estructura semidispersa de la poblacion agricola y toma a su cargo, mediante unos meca- nismos de autorregulacion ancestrales, los excedentes familiares y el endeudamiento, fiin-

    62 Para facilitar esta transition de lo literario a lo politico, nos remitiremos a las sugestivas observaciones de Alain Guillemin sobre un relato de Guy de Maupassant titulado Un coup d'ttat, publicado en 1884. Guille- min. 1991.

    63 Bourdieu, 1977, pag. 4. 64 Gratton, 1971. 65 Para un resumen, en ese mismo momento, de las relaciones entre el proletariado urbano y la cuestion

    agraria, vease el articulo de Ph. Gratton, "Le mouvement ouvrier et la question agraire de 1870 a 1947", pags. 163-194, en Tavernier, 1972.

    66 Sobre estas cuestiones, muy debatidas a pnncipios de los anos setenta, se leera con provecho la larga nota critica de C. Mesliand aparecida tras la publication del segundo tomo de los trabajos de Ph. Gratton, Les

    paysans francais contre I'agrarisme, Paris, Maspero, 1972, 223 pags. Mesliand, 1974, pags. 113-114: "Estu- diar la lucha de clases en el campo es no aceptar la unidad campesina y oponer a los campesinos franceses al

    agrarismo, es ir mas lejos en el analisis de las relaciones sociales. [...] Hay que estar agradecido a Ph. Gratton

    por haber roto con esa tradition y haber hecho entrar en la historia del campesinado a aquellos de quienes no se habla apenas, porque no han dejado muchos escritos, porque han mantenido unas luchas oscuras, a menos que alguien haya organizado el silencio respecto a ellos".

    67 Maspetiol, 1946. 68 Leanse a este respecto las pocas lineas de comentano del articulo paysan ( campesino ) del Grand

    Dictionnaire Universel du XV? siecle de Pierre Larousse por M. Agulhon en Duby, Wallon, 1976, pags. 358- 360.

    69 Ponton, 1977, pag. 69. Vease a proposito de esto la distincion que se ha hecho entre tres autores princi- pales de este tipo de literatura, Eugene Le Roy, Emile Guillaumin y Rene Bazin. I 101

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  • ciona como un "contrato" obligatorio que inmunizaria a los campesinos contra toda rela- tion con el exterior aislandolos incluso en el seno de la comunidad civica.

    Esta representation de la aparceria desemboca en la oposicion entre dos tipos de or- ganization de la vida colectiva. El primero, estrictamente social y economico, se fiinda en la armonia con el marco natural ilustrado por el trabajo en el campo. En ese contrato de vida no cabe lo politico. Si no es en una acepcion que asimila respeto al orden politico a sumision al orden social dominante. La sociedad politica, extrana al marco rural, es urbana en la medida en que los centros de poder estan en las aglomeraciones -a menudo alejadas del habitat campesino en las zonas de aparceria. Por oposicion, la politica urbana aparece a traves de su dualidad: la sede del poder y del orden transmitido por los notables rurales y, por otra parte, el lugar de las crisis, de lo inorganico por comparacion con el cuerpo sano rural. El foco de los enfrentamientos y de la inestabilidad indisociable de ese estado de "patologia social" propio de las grandes ciudades que Louis Chevalier ha reconstruido en cuanto se refiere al Paris de la primera mitad del siglo xix. 70

    Sin embargo, este tipo de equilibrio es precario. A partir de los afios ochenta, esta re- presentation es socavada por situaciones de crisis. El contrato ya no cumple su mision y las clausulas del pacto se deterioran. Al mismo tiempo, con los diversos factores que rom- pen el aislamiento de los aparceros -entre ellos la inmigracion-, la oposicion vida social / vida politica ya no responde fielmente a la dualidad ciudad / campo en las mentalidades y los discursos. Es en ese momento cuando el patriciado terrateniente multiplica su puesta en guardia contra la contamination ciudadana a traves del proletariado agricola, fermento de desorganizacion de la unidad campesina.

    En respuesta, la propaganda progresista y socialista pone el acento en las apuestas politicas representadas por ese mundo campesino cuya crisis revela las divisiones internas. 71 Esta movilizacion radical de nuevo cuno no olvida el mundo de los aparceros, como demuestran los trabajos de Claude Pennetier y las observaciones de Alain Corbin sobre la colonization partidista. 72 En el caso de la aparceria, las contradicciones entre un discurso teorico socialista que exalta la lucha de clases y asimila la aparceria a un resurgi- miento del feudalismo y una propaganda local que lucha aqui y alia contra el deterioro del mismo pacto colonistico para asegurar la supervivencia de familias de aparceros, a veces tambien pequenos propietarios que emplean a obreros agricolas, indican que el mundo campesino no obedece a la misma logica que el mundo obrero para los promotores de una sociedad colectivista. Los exitos de un modelo de politizacion socialista, en tierras de aparceria, se explican en parte por el rechazo oportunista a generalizar el modelo de la lucha de clases en el campo y, en cierto modo, por la adhesion a una especie de unidad o de comunidad campesina de los humildes, a diferencia de lo que Philippe Gratton concluia de sus sondeos en el Centro y el Mediodia viticola.

    Para dar cuenta de la diversidad de actitudes de los agricultores frente a los poderes politicos durante la Tercera Repiiblica, la tipologia clasica de Pierre Barral establece un sistema de oposiciones basado en un cruce de datos socioeconomicos y culturales, que se derivan implicitamente de una tipologia siegfriediana de los "temperamentos politicos". Las "tierras de democracias" caracterizan a las regiones de minifundio, donde lo mas fre- cuente es que el habitat este agrupado en aldeas: las "democracias republicanas", en que

    I 70 Louis Chevalier, Classes laborieuses et classes dangereuses a Paris pendant la premiere moitie du I xif siecle, Paris, Plon, 1958, xxvm + 561 pags. I 71 Compere-Morel, 1920. I 72 Pennetier, 1982; Corbin, 1975. 102

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  • los campesinos independientes estan integrados en la Repiiblica; 73 las "democracias anti- clericales", marcadas por unas relaciones conflictivas con el poder central y las autorida- des tradicionales y por el peso de la descristianizacion; 74 las "democracias protestantes", 75

    que utilizan los mismos conductos que el anticlericalismo pero son menos ariscos para con los poderes estatales; las "democracias clericales", donde los campesinos ven a sus cleri- gos como aliados contra los grandes notables y el Estado, 76 y las "democracias neutras", donde el campesinado seria indiferente a la politica por dedicarse esencialmente a la de- fensa de sus intereses socioeconomicos. 77 Por contraste, las "tierras de jerarquias" se ca- racterizan por la dependencia socioeconomica de los campesinos, por la debil difusion de la propiedad individual, la dispersion del habitat y la dominacion de los grandes propieta- rios. Las tierras de "jerarquias aceptadas", donde triunfan los notables tradicionales contra el Estado republicano, 78 se distinguen de las tierras de "jerarquias discutidas", tierras de latifundios y de aparceria, que sufren con toda su crudeza las consecuencias de la crisis y caeran en el socialismo. 79 A cada tipo de relation con la tierra corresponde una vision de las relaciones de fuerza que integra la tradition cultural y religiosa. La tipologia de Pierre Barral ha tenido el gran merito de demostrar, con la ayuda de la primera modelizacion na- cional intentada desde la construction regional de Siegfried, que, segiin el contexto, una misma categoria de agricultores no abrazaba forzosamente la misma causa politica, y que

    73 Champana, Borgona, Poitu calcareo, norte del macizo central, Delfinado, comarcas de vinas del norte de Franc ia.

    74 Lemosin, Baia Provenza, Laneuedoc y norte de la cuenca parisina. 75 Cevennes, Charentes, Vienne y Deux-Sevres. I 76 Leon, Finisterre, Flandes, sureste de la cuenca parisina. I 77 Normandia y resto de la cuenca parisina. I 78 Bretana interior, Anjou, Sarthe. I 79 Borbones, suroeste aquitano. I 103

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  • un mismo tipo de relation con el resto de la comunidad agricola no desembocaba en un comportamiento identico en la esfera piiblica.

    Si bien es evidentemente esquematico asimilar la politizacion a una categoria particu- lar de campesinos, ya sea tomando como indicador los sistemas de propiedad rural y de explotacion y aprovechamiento agricola, ya la escala de las rentas reconstruida sobre el termino medio, 80 se nota la coincidencia entre la progresion de la politica como democra- tization o integration nacional y ciertos medios de actividades agricolas: los pequenos propietarios labradores en el Var, donde tiende a desaparecer la dicotomia entre "trabaja- dores" y "casero", los vinadores del Beaujolais, del Languedoc y del Var a finales del siglo xix, 81 los productores lecheros y queseros, policultores convertidos en ganaderos en el Doubs. 82

    Mas aiin, se destaca la importancia dada a las categorias socioprofesionales dificiles de clasificar: sea en razon de la pluriactividad, sea por su marginalidad respecto a la comu- nidad dominante de labradores. Es sobre todo en la gente de los bosques en quien la mira- da de los historiadores de la politizacion rural se ha fijado con mas insistencia. "Lo mas importante es el bosque", 83 como uso colectivo y como cuestion de fondo de las luchas entre el derecho traditional y el derecho moderno, se dice. Pero el bosque es tambien el terreno de explotacion de los leiiadores y los carboneros. En el Loire-et-Cher, es un sindi- cato de lefiadores nacido en 1892 el que favorece, por medio de sus consignas, la conver- gencia entre los socialistas y los obreros agricolas. 84 En el Cher, el acercamiento entre los lenadores, los carboneros y los carreteros contribuye a reforzar un "proletariado de los bosques homogeneo... descristianizado y pronto para la revuelta" en contacto permanente con los obreros agricolas y los aparceros, de ahi el deslizamiento electoral hacia el socialis- mo de los cantones boscosos. 85

    Mas aiin que el papel emergente de tal o cual categoria, es la vida de relation en el campo el que a menudo da sentido a la politizacion campesina. El ejemplo clasico de ello es, muy evidentemente, el campesino aldeano meridional. El incipit de La Republique au village: "La repiiblica y la aldea estan muy ligados en la historia francesa", casi ha adqui- rido la forma de un lugar comiin, vuelto banal e intangible, hasta tal punto que los traduc- tores italianos de la obra de Maurice Agulhon han traspuesto su titulo tal cual a riesgo de introducir un ligero contrasentido para el lector italiano poco habituado al termino "villaggio", mas restrictivo y mucho menos usual que en frances. 86 El campesino republi- cano habita en un centro de habitat agrupado, una "aldea urbanizada" en que residen tam- bien "burgueses" artesanos y ricos comerciantes, miembros de las profesiones liberales o/y propietarios, rentistas del suelo. La reunion de estas diversas categorias contribuye al origen de la entrada en politica del campesinado. Pero la vida de relation puede tambien limitarse a un fuerte sentimiento comunitario, no siempre ligado a la diversidad de las fun- ciones sociales reunidas en un lugar de habitat ni a la especificidad municipal del burgo. Eso es lo que Alain Corbin llama "la cohesion de los grupos" en los caserios lemosines. 87

    A partir de un estudio de los poderes locales en cuatro municipios del Vaucluse du- rante la Tercera Repiiblica, Claude Mesliand demuestra la ausencia de lazos sistematicos

    80 Dupeux, 1962, segunda parte. 81 Garrier, 1973; Loubere, 1974; Rinaudo, 1982; Leveque, 1983, 1987. 82 Mayaud, 1986. 83 Agulhon, (1970) 1979, pag. 42.

    I 84 Dupeux, 1962, pags. 517-524, y Pigenet, 1993. I 85 Pennetier, 1982. I 86 La obra se titula en italiano La Repubblica nel villaggio. Una comunitd francese tra Rivoluzione e Se- I conda Repubblica, Bolonia, II Mulino, 1991, 505 pags. I 87 Corbin, 1975, pag. 997. 104

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  • entre antagonismos sociales, rivalidades politicas y reparto de la riqueza. 88 La curiosidad del historiador debe ejercitarse entonces en lo que legitima la representatividad politica de un individuo dentro de la comunidad. Esto es, ciertamente, otro problema, pero que vuelve a la interrogation sobre el proceso de politizacion de las masas, indisociable de la emer- gencia de dirigentes populares, como demuestran ya a principios del siglo xix las reflexio- nes de sociologia politica de Robert Michels, a partir de una investigacion sobre el movi- miento obrero y campesino europeo. 89

    Resumiendo varios ejemplos monograficos, llegamos a dos tipos de analisis de las realidades sociales que se imbrican: la observacion de la complejidad socio-profesional del mundo rural (con el papel de los artesanos, de los tenderos y de los diversos tipos de notables) y, por otra parte, el "debil gradiente de diferenciacion" social -como escribe Alain Corbin- dentro de la sociedad campesina. Hay que tener en cuenta esas dos miradas, que permiten razonar en terminos de morfologia social mas que de relaciones de fuerza sociales, para determinar los factores y los indicios de la politizacion campesina, y apre- ciar las nuevas pistas que descubren para la investigacion.

    A partir de ahi, la politica se aprende: tal es la gran novedad del siglo xix frances. Esta afirmacion tiene la fuerza de un principio en cuanto se refiere a las sociedades libera- les. Toda la dificultad consiste en como se educa al pueblo en la politica y quien decide sobre las lecciones a dar; la masa de los educandos tiene voz en ese capitulo, o los nuevos pedagogos no son mas que unos nuevos amos? El progreso de las nuevas ideas democrati- cas -que no se pueden reducir a simples abstracciones o a la manifestation momentanea de intereses individuates dados- completa el principio: todos deben poder acceder a ese aprendizaje, sin distincion de nacimiento, de lugar de residencia o de condition socio-pro- fesional. Esta propedeutica constituye el fundamento y el objetivo del proceso de politiza- cion. La tarea del historiador es distinguir sus factores, sus signos y sus etapas, y determi- nar el papel de procesos tradicionalmente analizados, como el acceso al sufragio -en una Europa en que el sufragio universal masculino es aiin la exception hasta el final del siglo- o como la participation directa en las formas de militancia partidaria y asociativa.

    Durante mucho tiempo, la historia de la politizacion no ha pasado del relato de aven- turas de una anomalia: como se puede ser "rojo" y campesino en nuestras campinas de Francia? Con este proposito, pero con la voluntad de sobrepasar o redefinir las normas so- ciales de un comportamiento politico, historiadores, sociologos y politologos deben pre- guntarse sobre que es una cultura politica dominante en el medio rural, sobre el modo en que es aceptada mas que heredada, reivindicada y transmitida por la comunidad. Es decir, finalmente reconstruida.

    Esta reconstruction no se da en todas partes segun modalidades identicas e impide toda definition univoca de la politizacion. Sin confiar en la virtud de las definiciones ma- gicas iniciales, nos contentaremos con enunciar dos de las peticiones de principio indis- pensables para considerar la politizacion campesina como objeto historico.

    En primer lugar, la necesidad de no postular que la politizacion esta sistematicamente orientada hacia la izquierda, o hacia la extrema izquierda. Aun cuando el primer campo de observacion frances ha puesto en evidencia los fenomenos de radicalismo politico, la tierra de los pioneros no debe enmascararnos unos horizontes nuevos descubiertos por los traba- jos sobre la contrarrevolucion en Francia, 90 sobre el catolicismo reaccionario en Italia y

    88 Mesliand, 1976, pag. 210. 89 Robert Michels, Les partis politiques. Essai sur les tendances oligarchiques des democraties, 1914.

    Reedicion, Paris, Flammarion, 1971, 309 pags. Para Michels, esa necesidad de jefes conduce con el tiempo a la destruction de la democracia idealmente indisociable del buen funcionamiento de los "partidos populares".

    Martin (1987, 1989, 1993). 105

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  • sobre el carlismo en Espana, 91 que demuestran que no hay correlation entre modernidad de los instrumentos politicos, modernidad de los temas de propaganda y radicalismo de contenido.

    Y, en fin, es indispensable concebir el movimiento de politizacion como una dinami- ca. El movimiento de aprendizaje es por esencia un "descenso de la politica hacia las masas", y las reservas perezosa y frecuentemente expresadas afectan mas al lexico que a las realidades, en la medida en que el estudio de un tal movimiento implica, como es evi- dente, el de las estructuras de acogida locales de los debates y de las practicas, y el de los conductos y las formas del intercambio. En esta esfera de correspondencias, la considera- tion de los estratos de la sociabilidad rural es primordial para plantear de manera compa- rativa el problema de los vinculos entre la socialization y la nationalization de las socie- dades campesinas europeas en el siglo xix.

    Traduccion de EduardJ. Verger

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    Issue Table of ContentsHistoria Social, No. 29 (1997), pp. 1-168Front MatterLa opinin castellana sobre Catalua en el siglo XVI [pp. 3-20]La Conflictividad laboral en Catalua a comienzos del siglo XX: sus causas [pp. 21-43]Dossier: Sociabilidad. En Torno a AgulhonPresentacin [pp. 44-45]Maurice Agulhon: historia y compromiso republicano [pp. 47-72]Reflexiones sobre la imagen del burgus francs en vsperas de 1848: Monsieur Prudhomme, Monsieur Homais y Monsieur Bamatabois [pp. 73-87]Cmo se escribe la historia de la politizacin rural. Reflexiones a partir del estudio del campo francs en el siglo XIX [pp. 89-110]El culto a la Repblica en los tiempos del rey. Lugares de la memoria y smbolos republicanos en la Italia liberal [pp. 111-128]Maurice Agulhon: bibliografa [pp. 129-143]

    Teora y MtodoFoucault y la historia social [pp. 145-159]

    Resmenes [pp. 161-162]Abstracts [pp. 163-164]Back Matter


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