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Decuando laficción superaba larealidad: Apuntes sobre ...inif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de...

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Cristina Bloj De cuando la "ficción" superaba la "realidad": Apuntes sobre la identidad nacional costarricense. II parte Abstract: This article, along the lines of stu- dies of social identities and from an anthropolo- gical approach, reflects on the process of the shaping ofthe "national identity" in Costa Rica; its foundational emblems, the collective repre- sentations which have grown up around it, and its transformations throughout history. As well as examining the theoretical and methodological difficulties raised by studies of the key to identity, we aim to narrow down this category, so widely discussed in social sciences, in the light o/ the particular contents of the Costa Rican process. Resumen: En la línea de los estudios sobre identidades sociales, y desde un acercamiento antropológico, estas páginas contienen una re- flexión acerca del proceso de configuración de la "identidad nacional" en Costa Rica; sus emble- máticas fundacionales, las representaciones co- lectivas que se han generado a su alrededor, y las transformaciones a lo largo de la historia. Al mismo tiempo que exponemos las dificultades teórico-metodológicas que plantean los aborda- jes en clave de identidad pretendemos tensionar esta categoría, tan evocada en las ciencias so- ciales, a la luz de los contenidos singulares que asume el proceso costarricense. De "mitos" y "decepciones": Un racconto de las ''virtudes'' costarricenses ...Por lo tanto nuestro País nació diferente al resto de Centroamérica. Además, no existía una población in- dia que los colonizadores Españoles pudieran explotar. Ellos tenían que trabajar con sus propias manos, situa- ción distinta a la de los otros países latinoamericanos donde el trabajo manual era efectuado por indios es- clavos. Como resultado, un pequeño país europeo fue establecido en medio de las Américas. I (El subrayado es nuestro) Costa Rica se inscribe en la demarcación que conocemos como "América Central". Este apela- tivo prescribe una frontera -fluctuante en su com- posición hasta alcanzar la configuración actual- en cuyo límites conviven un conjunto de naciones que han dado vida a una historia regional. Pero su consideración, como tal, plantea algunos obstácu- los puesto que más allá que hagamos confluir es- tos países en una reseña "relativamente" común, cada uno ha esculpido su propia singularidad; y esta simple evidencia imposibilita un tratamiento indiferenciado. De todas maneras, no pretende- mos desarrollar aquí una visión regional sino re- ferir a ella en la medida que el seguimiento de las vicisitudes costarricenses lo requiera. Decíamos que en todo proceso identitario hay una enunciación de "lo propio" a la vez que se ejerce un mecanismo contrastivo frente a "otros". También hemos hecho hincapié en que para aproximamos a estos procesos deberíamos recorrer la/las historias, emblemáticas, represen- taciones y rasgos en los cuales se expresa, en los contextos de aparición/significación. ¿Cómo se definen los costarricenses? ¿Quie- nes son los "otros" de Costa Rica? ¿Los Nicas? Frecuentemente hallamos esta afirmación, y a Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (99) Extraordinario, 79-93. Diciembre 2001
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Cristina Bloj

De cuando la "ficción" superaba la "realidad":Apuntes sobre la identidad nacional costarricense.

II parte

Abstract: This article, along the lines of stu-dies of social identities and from an anthropolo-gical approach, reflects on the process of theshaping ofthe "national identity" in Costa Rica;its foundational emblems, the collective repre-sentations which have grown up around it, andits transformations throughout history. As well asexamining the theoretical and methodologicaldifficulties raised by studies of the key to identity,we aim to narrow down this category, so widelydiscussed in social sciences, in the light o/ theparticular contents of the Costa Rican process.

Resumen: En la línea de los estudios sobreidentidades sociales, y desde un acercamientoantropológico, estas páginas contienen una re-flexión acerca del proceso de configuración de la"identidad nacional" en Costa Rica; sus emble-máticas fundacionales, las representaciones co-lectivas que se han generado a su alrededor, y lastransformaciones a lo largo de la historia. Almismo tiempo que exponemos las dificultadesteórico-metodológicas que plantean los aborda-jes en clave de identidad pretendemos tensionaresta categoría, tan evocada en las ciencias so-ciales, a la luz de los contenidos singulares queasume el proceso costarricense.

De "mitos" y "decepciones": Unracconto de las ''virtudes'' costarricenses

...Por lo tanto nuestro País nació diferente al resto deCentroamérica. Además, no existía una población in-

dia que los colonizadores Españoles pudieran explotar.Ellos tenían que trabajar con sus propias manos, situa-ción distinta a la de los otros países latinoamericanosdonde el trabajo manual era efectuado por indios es-clavos. Como resultado, un pequeño país europeo fueestablecido en medio de las Américas. I (El subrayadoes nuestro)

Costa Rica se inscribe en la demarcación queconocemos como "América Central". Este apela-tivo prescribe una frontera -fluctuante en su com-posición hasta alcanzar la configuración actual-en cuyo límites conviven un conjunto de nacionesque han dado vida a una historia regional. Pero suconsideración, como tal, plantea algunos obstácu-los puesto que más allá que hagamos confluir es-tos países en una reseña "relativamente" común,cada uno ha esculpido su propia singularidad; yesta simple evidencia imposibilita un tratamientoindiferenciado. De todas maneras, no pretende-mos desarrollar aquí una visión regional sino re-ferir a ella en la medida que el seguimiento de lasvicisitudes costarricenses lo requiera.

Decíamos que en todo proceso identitariohay una enunciación de "lo propio" a la vez quese ejerce un mecanismo contrastivo frente a"otros". También hemos hecho hincapié en quepara aproximamos a estos procesos deberíamosrecorrer la/las historias, emblemáticas, represen-taciones y rasgos en los cuales se expresa, en loscontextos de aparición/significación.

¿Cómo se definen los costarricenses? ¿Quie-nes son los "otros" de Costa Rica? ¿Los Nicas?Frecuentemente hallamos esta afirmación, y a

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (99) Extraordinario, 79-93. Diciembre 2001

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propósito de ella, nos hemos detenido en las im-presiones del "estar" en Costa Rica de un "nica",Constantino Urcuyo Fournier: "Antes de entraren materia quiero conversarles de otra razón queme llevó a aceptar esta invitación -en referenciaal coloquio "Costa Rica Imaginaria"-. Mi sangrenicaragüense. Me di cuenta que no sólo hacíaparte del imaginario de los poderes, sino tam-bién de esa "otredad" por la que se define el ti-co, por oposición al extranjero. La "otredad'' ni-ea que ha sido estigmatizada cotidianamente enla prensa, los chistes y hasta en la vida [ami-liar".2 Urcuyo desagrega los contenidos valorati-vos que encierra la "otredad" descalificadora-los "nicas" son tanto racionalmente como se-xualmente "inferiores" así como portadores deun carácter violento que contrasta con el espíritucostarricense-o En todo caso, podemos ya adver-tir que Costa Rica ha autoafirmado su identidadhaciendo hincapié en los signos contrastivos,más que "idénticos", con sus partenaires regio-nales; rindiendo pleitesía a sus virtudes en des-medro de la valoración de su entorno inmediato.

Destacábamos también, en otra parte del tra-bajo, el lugar que ocupa la "memoria colectiva",con sus "olvidos" consubstanciales. Y a propósi-to de ello, cómo el pasado es descodificado y re-construido en términos de un presente, cada vezque se recae en él.3 ¿Qué han, selectivamente,"omitido" y qué han consagrado de su propia his-toria los costarricenses? ¿Quiénes han sido losresponsables de esta retórica transpuesta? ¿Loque ha trascendido como puramente "costarri-cense" es el raconto de las memorias colectivas ola "imaginación" impuesta de un "ser" y "saberhacer" de las elites? ¿Hay voces proclamadas yvoces olvidadas? A lo largo del desarrollo pun-tualizaremos estas cuestiones pero sobre la basede un supuesto claro: La configuración ideológi-co-política hegemónica tiende a producir un ima-ginario para "el afuera" pero también hacia den-tro de la propia sociedad; hay "otros" dentro del"nosotros", condenados a la "ilegitimidad". Yes-te proceso no es propiedad exclusiva del univer-so costarricense; en todo caso, la singularidad lahallaremos en los contenidos que asume.

¿Cómo podemos deshil vanar esta trama decasi más de un siglo, si no es recalando en algu-

nos tópicos de su historia? Tal vez un sentido le-vemente "clásico" nos conduce a respetar ciertadiacronía que "ordena" la travesía por los surcoshistóricos, hasta alcanzar la contemporaneidad.

¿En qué reside la "excepcionalidad" de CostaRica? Sintetizaremos los núcleos centrales de la re-tórica que, por cierto, no son ni desatinados ni fal-tos de hondura. Tengan o no anclaje en aconteci-mientos "reales", lo importante a considerar es có-mo han sido rodeados -"capturados" tal vez seríauna expresión más afortunada- de un envoltoriomítico, que trasluce la manipulación de las elitesque necesitaron "crear", no sin forzarnientos, unaconciencia común. Pero somos conscientes de quela construcción de un imaginario no es responsabi-lidad exclusiva de este segmento, aunque sean laspromotoras. La ideología hegemónica no es autó-noma respecto de "io popular" y se nutre, también,de contenidos que provienen de la "cultura popu-lar". Estas dimensiones se entrecruzan en las signi-ficaciones sociales y la pretendida "excepcionali-dad" porta este sello a la vez que ha sido apropiada,y abonada, por la mayoría de los sectores sociales.

En este sentido, y como recurso analítico,podemos distinguir registros diferentes dentrode este imaginario que consagra la "excepciona-lidad", en el cual cobran sentido rasgos, aconte-cimientos y representaciones: Una dimensióngeográfica-ambiental, una porción de la "istmi-cidad" que le es propia al igual que la diversidadnatural que contiene; "una dimensión estructu-ral, que remite al lugar "marginal" que ocupódurante el período colonial y la posibilidad tem-prana de una "democracia rural"; una dimensiónpolítica, donde se destaca una sociedad que seconstituyó democrática y sólida, al estilo mo-derno, y que logró resistir los avatares y encru-cijadas de la región, contrastando con sus veci-nos y con América del Sur; una dimensión étni-ea, donde ha quedado disipado el peso culturalaborigen y, como contrapartida, ha legitimado elmito de la "nación blanca"; una dimensión ética:una Nación previsora y pacífica que logró dis-tanciarse de los conflictos político-militares queinvadieron al resto de los países, así como abo-lir el ejército; una dimensión económica, lapreeminencia de un modelo distributivo conjusticia social, difícil de hallar en el continente.

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Estas "virtudes "4 no han sido reivindicadasal unísono sino que han aparecido/desapareci-do/amalgamado, en diferentes momentos y bajodistintos signos ideológico-políticos, a lo largode la historia. Pero es evidente que la "Nación",el discurso del Liberalismo Reformista de finesde Siglo XIX, es el gran intento de reunir y ex-tender al conjunto la totalidad de ellas. Aunquepara alcanzar este objetivo hizo falta la "memo-ria" y la "omisión"; la "transposición de emble-mas"; cuando no la "inventiva". Intentaremos en-trelazar en lo sucesivo estas propiedades, a la vezque problema tizar sus contenidos.

... la geografía... la istmicidad ...la naturaleza ...

La literatura vemácula no en vano insiste endestacar que Centro América es un "istmo" sitia-do por dos océanos, ..Una lengua de tierra queune las dos grandes masas continentales ameri-canas"; esta condición, conjuntamente con losatributos naturales, tienen consecuencias quetrascienden lo meramente geográfico e instru-mental. La mayor parte de la extensión centroa-mericana está conformada por montañas y valles.La vida humana, "campesina" de tradición, se hadesarrollado mayormente en las laderas y los va-lles cultivables entre los que destacamos, hacia elsur, el Valle Central de Costa Rica, "En ciertaforma puede decirse que los altiplanos triunfansobre los litorales". Las costas no fueron pobla-das masivamente y: .....desde el siglo XVI, se hanutilizado como salida ultramarina, o como lugarde paso en una ruta interoceánica. Hay que es-perar al siglo XX para que se produzca una va-lorización distinta de los litorales ... "5

La propiedad "ístmica", el pasaje entre unaAmérica y otra, ha provocado que la región sea geo-políticamente relevante durante siglos: "El pasaje através del istmo constituye pues uno de los rasgosfundamentales de la historia y de la geografía cen-troamericana'"; aunque su rol fue variando esta par-ticularidad ha tenido una fuerte impronta, en su po-sitividad y negatividad, incluso intrarregionalmente.Estas diferencias se profundizaron durante la colo-nia al igual que en el transcurso del siglo XIX.

La "istmicidad", junto con la diversidad am-biental, son características que se esgrimen a lahora de aproximamos a la identidad; Costa Ricacomparte, en su faceta regional, este rasgo quepuede ser significado como "aislamiento", "trán-sito", ¿"ocasionalidad"? Es una restricción a lavez que una apertura, en su "indefinición". Porotra parte, en el universo de las representacionesse ha ganado un lugar destacado la naturaleza -la"biodiversidad"- cuyos atributos apareceráncristalizados, en décadas más recientes, en el pa-radigma eco lógico, como más adelante veremos.

... la génesis ... la etnicidad .la unificación de los colores .

¿La génesis? Remite a los orígenes del po-blamiento de América. Pero este tópico no traepolémica alguna sino a posteriori. El "conflicto"tiene un punto de inflexión, la conquista. Así, elsiglo XVI encuentra al territorio de la actual Cos-ta Rica habitado por una población indígena deorigen mexicano, dedicada a la agricultura, y gra-vitando relativamente en el tránsito y producciónde alimentos al interior del "istmo"; con una so-ciedad organizada en base a cacicazgos y seño-ríos, jerarquizada y fragmentada. Con un modelode dominación asentado en la nobleza militar yreligiosa y en las relaciones de parentesco y lina-je. Esta configuración rigió durante la etapa pre-colonial."

La violencia ejercida por la conquista impug-nó el desarrollo de las poblaciones originales y segeneró una diversidad de sociedades que, comoadvierte Richard N. Adams, desembocó en cuatrotipos, con una historia y una distribución geográ-fica bien delimitada (los conquistadores: españo-les y criollos; los conquistados: indígenas y escla-vos negros; los no conquistados: indígenas del li-toral Atlántico que no fueron sometidos; y la so-ciedad mestiza). Con este mosaico étnico tambiénarribaron nuevas clasificaciones y contenidos,dentro del cual no se puede negar la relevanciaque adquirieron los denominados "ladinos"."

La conquista efectiva de Costa Rica se mate-rializó con cierto "retraso" comparativamente alresto de Centroamérica puesto que su reducido y

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"rebelde" número de pobladores, así como los es-casos recursos mineros, determinaron que la coro-na dirigiera sus esfuerzos "civilizadores" haciaotros centros más atractivos. Recién en 1563 seinstituye la capital colonial: Cartago. A esta funda-ción le sucedieron una serie de episodios bélicosque, sumados a enfermedades, culminaron en unafuerte disminución de la población original-a par-tir del año 1600 desciende a la cifra de 10.000 ha-bitantes- o, en su defecto, con el desplazamientohacia "áreas de refugio" del sector Atlántico. Estasáreas han sido, en diversos momentos de la histo-ria del país, el destino obligado de los grupos abo-rígenes condenados a la reclusión/exclusión. Elescenario costarricense de comienzos del sigloXVil no resultaba muy alentador.?

Desde el punto de vista que nos interesa, unode los aspectos trascendentes de la herencia colo-nial, en la dimensión étnica, es el modo en que lapercepción del europeo construye la categoría"indio", con el peso simbólico y contenido des-calificador que porta; a partir de entonces asumi-rá un carácter genérico. Las poblaciones origina-les regían su identidad, y la nominaban en conse-cuencia, por las adscripciones locales y no seapropiaron del apelativo "indio" homólogamentea como eran visualizados. Sin embargo, sabemoscómo ha gravitado esta mirada, desde afuera, enla identidad étnica y en su inserción en las socie-dades nacionales; cómo esta cristalización, y lasadjetivaciones derivadas, forjaron el camino pa-ra consolidar relaciones de subalternidad "ra-cial" y "cultural" que han impreso un rumboconflictivo a las relaciones interétnicas, en elmundo occidental. 10

La escasa -y tal vez no tan escasa- pobla-ción indígena se "disipó" rápidamente en las are-nas del mestizaje; igualmente el porcentaje denegros, jamaiquinos o chinos, que arribaron enperíodos posteriores. Lo significativo, en todocaso, es que podemos reconocer aquí el punto desutura del mito de "lo blanco". Mítico porque-sería muy ingenuo suponer que no hay un "sa-ber" respecto de los orígenes-, más allá de la ver-dad o distorsión de la realidad que implique con-densar un sentido social extendido, construidodesde la autobiografía nacional pero apropiadopor la comunidad en su conjunto. Mítico también

porque no hay pureza de factura posible en nin-gún país de nuestra región. Aquí se sientan lasbases cognitivas de una etnicidad y Costa Ricacontrae la primera "deuda social" con su "di-versidad", quebrantada y oscurecida. 11

Hacia el siglo XVIll, junto con la profundi-zación del mestizaje se produce una expansión dela agricultura en la tierras más fértiles del ValleCentral --caña de azúcar, licor, tabaco- que de-semboca en el delineamiento de un sistema pro-ductivo, en manos de un campesinado español ymestizo, consagrado como "democracia ru-ral".12 Introducir la expresión "democracia ru-ral" merece cierta reflexión a la altura de la his-toria en que nos ubicamos puesto que, en reali-dad, la integración de la palabra "democracia" ensu connotación más actual al discurso políticocostarricense recién se puede constatar en la se-gunda mitad del siglo XIX, de acuerdo con las in-vestigaciones del historiador V.H.Acuña.P Pero,en adelante la unidad productiva, familiar y pa-triarcal, será la "chácara" y la zona del ValleCen-tral el epicentro del "progreso". No en vano SanJosé es declarada, posteriormente, capital del Es-tado: "la capital del capitalismo agrario fue de-clarada capital del país".

Miguel Ángel Rodríguez advierte que esteproceso, desde la propiedad colectiva de la tierra,que desembocó en un sistema de pequeña y me-diana propiedad, fue "lento" y "pacífico't.I" Esevidente que en la medida que Costa Rica lograinsertarse en el mercado internacional a través dela producción y exportación del café, asumiendoun perfil capitalista agrario, se requirió de la pri-vatización de la tierra. Al mismo tiempo se rede-finen las relaciones sociales puesto que emergennuevos segmentos a la par del mercado laboral:los asalariados. El Valle Central fue "apropiado"por los sectores étnicamente más "homogéneos"y que, a la vez, representaban al segmento econó-micamente dinámico, acorde con el viraje de lostiempos. De allí en adelante será la región quemejor refleja los ímpetus de progreso de la ideo-logía liberal.

Este proceso es clave para desanudar aspec-tos de la mítica representación en torno a las ba-ses democráticas, igualitarias, y pacíficas delpaís. Tal vez podríamos aventurar la tesis de que

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una porción del pequeño país encarnó los ..idea-les" de la República. Sin más colores que el"blanco", la homogeneidad llegaba por deriva-ción; con ribetes pacíficos y sobre la base de una"democracia" en la senda del capitalismo. ¿Y el"olvido"? Los indígenas que. fueron progresiva-mente despojados de sus tierras. Contornos de-mocráticos pero también raciales.

...Ia Nación ... el gran relato ..."que se aclaren los nublados del día" ...

Como bien sugiere Taracena Arriola:" ... lafórmula moderna del Estado Nación se europei-zó en el curso del siglo XIX y luego se universa-lizó ..."15. Pero para el análisis de la experiencialatinoamericana habría que agregar que existecierto consenso entre los historiadores respectode que las Independencias no condujeron auto-máticamente a la construcción de la nación. In-cluso enfatizando el carácter "incompleto", "con-flictivo" y "difuso" de este proceso se sostiene latesis de que, en realidad, no se produjo una ver-dadera ruptura con el régimen colonial, y por en-de una "modernización", hasta bien entrado el si-glo XIX. Aunque las motivaciones fueran tantoalcanzar .autonornía frente a la Corona Españolacomo implementar un proyecto en cuyo itinera-rio era indispensable la formación, derivada oforzosa, de un Estado "moderno". 16 Para el casode Centroamérica, específicamente, Pérez Brig-noli agrega que las fronteras estatales siguieron,en cierta forma, el delineamiento de las unidadespolíticas de finales del siglo XV!.17

Es evidente que los Estados-naciones ennuestra región se edificaron a partir de la impor-tación/apropiación de las ideas liberales y de laexperiencia legada por los modelos europeos ynorteamericano, pero también es cierto que asu-mió rasgos propios.!" Las condiciones de partidafueron muy diferentes y sobre todo asimétricas y,por derivación, sus modalidades de implernenta-ción, y dinámica del proceso, no coinciden exac-tamente con el "modelo ideal". Considerar locontrario sería reforzar la creencia de los esque-mas "generalizadores" que postulan la unidirec-cionalidad universal de estos procesos.

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A semejanza del resto de los países de la re-gión, la "nueva sociedad costarricense" se ci-mienta sobre el proyecto liberal conducido porlas elites intelectuales, políticas y económicasque al mismo tiempo que intentan construir la"república de ciudadanos" legitiman su poder ypredicamento mediante la implementación decomplejos mecanismos de inclusión-exclusión.Los contornos "difusos" del perfil nacional sefueron "corrigiendo" hacia las dos últimas dé-cadas del siglo y reforzar el trazo histórico im-plicó la resignificación de viejas emblemáticasasí como la creación de nuevas, convocantes pa-ra el conjunto.

Un hecho curioso lo constituye la polémicagenerada alrededor de la propia fecha de la Inde-pendencia. La primera historia costarricense, dela pluma de Felipe Molina y que data de 1851,consagraba el día 15 de septiembre de 1821. Sinembargo, resulta paradójico recuperar la crónicadonde se advierte que no está demasiado clara lavoluntad política de la época por alcanzar esta si-tuación -incluso su divulgación se produce unmes después de acontecida-o En la consideraciónde S. Palmer: .....representa un desplazamientodel momento de liberación de Costa Rica al Rei-no de Guatemala". 19 Esta "errática" fecha habíaadquirido su lugar en la historia a partir del textode Molina pero vale la pena recordar que previa-mente a la proclamación de la República en1848, Costa Rica se integra a la Federación Cen-troarnericana.P Otra evidencia en este sentido, yaún más "desafortunada", es que también medióun intento de convertir al país en un protectoradode Gran Bretaña y fue, justamente, el propio Mo-lina el encargado de llevar adelante esta negocia-ción." Este es un ejemplo elocuente de cómo,desde la narrativa, se ha intentado dar vida a lanación en los umbrales del siglo, pero lo cierto esque la "génesis" de la república permaneció difu-sa hasta varias décadas posteriores.

Otro hecho paradigmático, rodea al año1856. Los aires costarricenses para entoncesolían a café y a "progreso" pero en un entorno re-gional conflictivo. Contrastando con la pacíficavida "tica", en Nicaragua se desenvuelve unaguerra civil en medio de la cual se dirime la po-sibilidad de la anexión de Centroamérica al sur

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de Estados Unidos. Costa Rica jugó un papel re-levante que tributó al fracaso de este intento pe-ro el saldo quizás más significativo es la emer-gencia de un nuevo símbolo nacional, Juan San-tamaría, cuyas raíces hay que rastrearlas en esteepisodio. La muerte de un soldado, sería poste-riormente inscripta en la trama histórica comonúcleo emblemático de la nación.

En el marco de las Reformas Liberales de lasdos últimas décadas del siglo, se podría decir enel sentido planteado por Letourneau (1991) que el .Estado "re inventa" la nación en una triple opera-ción: "histórica, de memoria y de identidad" alre-dedor de dos núcleos: la figura del soldado y lacorrección de la vergonzosa confusión de la fechapatria por excelencia, la Independencia. Reciénen 1891, el Estado Liberal logra disipar el malen-tendido fijando el 15 de septiembre de 1821 comofecha de la independencia; hecho que va simbóli-camente y objetivamente unido a la inauguraciónde la estatua del "héroe inventado". En una mis-ma operatoria el mito de origen y el mito de la za-ga popular se entrelazan y se toman palpables.

Develar este proceso permite advertir cómoya casi finalizando el siglo la narrativa naciona-lista logra configurar un corpus sólido, resignifi-cando la memoria colectiva y disipando los"errores", tras el mecanismo de "inventar" la tra-dición; al cual le seguirán otros esfuerzos, en lamedida que la legitimación nacional lo fue requi-riendo. Es interesante registrar este movimientoporque aparece justo frente a la amenaza de unaalternativa unionista muy lejana a los intereses delas elites. No es casual, entonces, que se buscarael camino de la legitimidad por la vía de la con-validación de un mito de raigambre popular.V

Estas transformaciones liberales se asocianal círculo de políticos e intelectuales, "El Olim-po", cuyo propósito expreso giró alrededor de lamodernización del país. En este clima se empren-dieron las "reformas" de la década del ochentaque implicó, como en el resto de los países lati-noamericanos, la renovación de mecanismos deinclusión-exclusión así como la extensión de laeducación como una de las herramientas privile-giadas de difundir los contenidos de la patria.

Quesada Soto apunta otro aspecto que va acontribuir a configurar las bases del imaginario

nacional: "Las contradicciones y limitacionesdel 'patriotismo liberal' se harán sobre todo evi-dentes hacia finales de siglo, cuando las conce-siones ferrocarrileras y bananeras introduzcanun nuevo factor en la vida económica y políticacostarricense: el imperialismo norteamerica-no. '>23 Si el "progreso" estaba unido al "grano deoro", el café, la extensión de esta actividad trans-formó y complejizó las bases de las relacioneseconómicas y sociales: .....anteriormente, la ha-cienda era el único núcleo económico y social,basado en relaciones patriarcales y familiaresque, algunos autores como Facio, definen comode un tono democrático e igualitario. "24 Decía-mos más arriba que una de las apoyaturas paraesgrimir la "excepcionalidad" del país se asientaen la mentada "democracia rural", y ello no sólotiene consecuencias en la dimensión económicasino también ética, puesto que constituye unapropiedad de "ser costarricense" unida a una se-rie de adjetivaciones: laboriosidad, igualitarismo,individualismo, voluntad de progreso, etc.

Es muy sugerente la observación de Quesa-da Soto, respecto de que habría, durante todo elsiglo, un intento de "olvidar" los escollos deriva-dos de la superposición de las formas productivasque conviven, no sin conflicto, en el escenario"tico": las relaciones patriarcales y las relacionescapitalistas. Es evidente que las relaciones "capi-talistas" quebrantan algunos principios de estanaturaleza pero no se distancian demasiado deotros que ya estaban presentes. El autor, abonan-do señala, entonces, que tanto las relaciones pa-triarcales como las liberales tienen un cierto as-pecto positivo y negativo al mismo tiempo: "Co-mo positivo, en ambas, su "democratismo", quelas identifica con importantes intereses y aspira-ciones populares de la época pero paradójica-mente, como rasgo negativo, un cierto individua-lismo mezquino. De allí que el patriotismo y de-mocratismo de ambas tiene el límite de cuandose atenta contra el interés individual ... Es proba-blemente la persistencia de éste último rasgo ne-gativo lo que da nacimiento a ese .•individualis-mo pequeño burgués" del costarricense ... Esteindividualismo determina una actitud autocom-placiente y oportunista, la ausencia de grandezade alma, de solidaridad humana, y de capacidad

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de sacrificio antes las crisis y encrucijadas histó-ricas; rasgos todos que una historiografia y so-ciología apologéticas, han pretendido elevar alrango de virtud. ,,25

Siguiendo con nuestro recorrido por las di-mensiones fundantes del "imaginario" nacional,otro síntoma de virtuosismo estriba en las condi-ciones pacíficas, estables e igualitarias de la na-ción. Ciertamente se alcanzó un "pacto social" sinla violencia que caracteriza a la mayoría del restode los países de la región, y con continuidad demo-crática (excluyendo la dictadura de Tomás Guardiay de los hermanos Tinoco entre 1917 y 1919). Laselites no necesitaron recurrir a la violencia para im-poner su hegemonía pero la sola constatación deltipo de relaciones que se generaron basta paradeconstruir el universo de "libertad" e "igual-dad".26La ficción pacífica se cristaliza en la aboli-ción del ejército, e indudablemente constituye unamedida excepcional, recuperando el "maltratado"término, en el concierto más amplio de países.

Si bien este pacto en Costa Rica fue más exi-toso que en otras latitudes, este savoir faire "ti-co" no está exento de un envoltorio imaginariopuesto que hubo "ganadores y perdedores"; do-minación de unos sectores "mediada" por moda-lidades pacíficas. ¿Cual es el "olvido" más signi-ficativo del auge liberal cafetalero? ¿Quiénesfueron los "perdedores" de la "democracia" esta-ble e igualitaria? Los indígenas del Valle Centraly los campesinos a los cuales se les arrebataronlas tierras. La formación de la República, en laversión clamorosa, representa el tránsito desde"sujetos pueblo" a "ciudadanos libres e iguales"en pleno ejercicio de sus derechos. Pero más alláque los derechos ciudadanos fueran restringidoso ampliados en un acto pacífico, lo que funda-mentalmente se "olvida" en la crónica, es otro ti-po de violencias ejercidas: la "violencia simbóli-ca" que operó reduciendo la heterogeneidad a lahomogeneidad excluyente. La configuración delEstado-nación se realizó en un contexto multiét-nico que "entorpecía", en el entender liberal, lasposibilidades de una construcción cohesionada.El "virtuosismo" tico radica en haber logrado"deshacerse" de la tradición indígena, minimi-zando su volumen y gravitación social y cultural,al tiempo que blanqueaba sus orígenes y los ho-

mogeneizaba. Y ello fue viable en un contexto in-telectual e ideológico donde primaban las ideasevolucionistas, positivistas y raciales.

Como ya hemos mencionado, oscurecer nosignifica borrar y las "sociedades" dentro de la"sociedad" en cada período han pugnado por suvisibilidad. Durante la "dinastía" de los Refor-mistas Liberales, y hasta la crisis del 30 -con susefectos perturbadores en el "equilibrio" del con-tinente- campesinos, indígenas, artesanos yobreros -en las luchas urbanas- dan contenido ala "cuestión social". El Estado asumió estos re-clamos con una mayor injerencia en la vida so-cial y económica a la vez que "integrando" en laarena política, no sin manipulación, a los secto-res reclamantes.??

Pese a este cuadro conflictivo, la ciudad deSan José entra al siglo XX habiéndose erigido enla "Suiza Centroamericana", por sus progresosen el campo urbano y cultural, y a fuerza de ocul-tar los intersticios donde se visibilizan las "otras"San José. Dos ciudades se iban delineando, y aespaldas de la identidad nacional hegemónica: laCosta Rica liberal y la Costa Rica popular urba-na con espacios, actividades y representacionesdiferenciadas. Hay que señalar, también, que elmalestar caló hondo hasta minar las bases de lacreencia en el progreso y la reivindicación, en lapluma de escritores de la talla de García Mongeo Carlos Luis Fallas, de las emblemáticas étnicasy rurales empezaron a conformar una narrativaparalela con énfasis en el mundo de los exclui-dos; en la cara olvidada de los perdedores.

El esfuerzo por consolidar el valor de la so-beranía también recibió su primer cimbronazo enla etapa conocida como "imperialista". Al augedel café le seguirá después de 1890 el del banano,como eje de la economía. Esta transición se con-densa con la fundación de la United Fruit Com-pany, en 1889; fecha alegórica en razón del vira-je de la economía y de las relaciones al interior dela sociedad, y con el exterior. A partir de entoncestodo Centroamérica, y Costa Rica dentro de ella,comenzará a vivir un período donde los vínculoscon Estados Unidos y con los capitales extranje-ros, definen en gran medida los destinos del país.Este momento es particularmente significativorespecto del conflicto social de la región.

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Con la crisis del treinta -del modelo agroex-portador y el deterioro en los precios de intercam-bio- se inicia en la región una etapa que conoce-mos como "modernización". Costa Rica encuen-tra en el Estado el modo de afrontar la coyunturay agudiza la faz proteccionista e intervencionistaen todas las dimensiones. La recuperación econó-mica comienza justo en el momento en queirrumpe la Segunda Guerra Mundial, hecho quesignificó que el país orientara nuevamente su mi-rada hacia Estados Unidos. Acompasando esteproceso, la producción identitaria encuentra unnuevo leit motiv para sacralizar ancestrales pro-piedades; y a propósito de ello, Acuña encuentraque: .....la caricatura de la identidad nacionalcostarricense la formuló en 1940 el presidenteLeón Cortés, conocido por sus inclinaciones au-toritarias y sus opiniones derechistas, cuando enun contexto de fuerte lucha ideológica y de incre-mento de la influencia de los comunistas en la vi-da nacional manifestó: «Vivimos un socialismosano y confortable.»" (M. P. VI, 284)28

La génesis del Estado del Bienestar hay quebuscarla en este período y aunque sobre este con-cepto recaigan diversas críticas cierto es que, ysiempre que no tomemos especularmente el mo-delo del welfare State británico, es evidente quela tendencia distributiva y social se profundizó.

... la concertación ... la "reinvención"del bienestar ...

Entre 1948Y1978 se desarrolla un período de"bienestar" visible. En el contexto de la "guerrafría" y de dictaduras militares, Costa Rica logrómantener sus bases democráticas bajo elliderazgodel partido de "Liberación Nacional", así como unmodelo distributivo, aunque desigual, más sensi-ble a las necesidades sociales. Los altos indicado-res sociales demuestran esta afírmación.P

El auge de la economía mundial viabilizó unaumento de las exportaciones -banano y café-oEllo sumado a la diversificación productiva, a laintervención del Estado que favoreció la indus-trialización del empresariado local, al fortaleci-miento de una clase media y la integración deCosta Rica, en 1963, al Mercado Común Cen-

troamericano, propició una mejoría económica ysocial de magnitud. Como señalan Molina y Pal-mer, en los años posteriores a 1950 el Estado am-plía su aparato burocrático así como la inversiónpública y de capital humano.P

Asimismo, la nacionalización de la banca,dentro de la reformas iniciales del período, fuecrucial para la creación de instituciones autóno-mas -Instituto de Defensa del Café; impuestosque recayeron sobre la United Fruit Company; elConsejo Nacional de la Producción, el InstitutoCostarricense de Electricidad, etc.- que sientanlas bases de un nuevo "estilo de desarrollo" asícomo la creación de espacios políticos nuevos alservicio, fundamentalmente, de las clases mediasen ascenso.'!

El esquema implementado por el partido enel poder tuvo efectos notables en el fortaleci-miento de la imagen hacia afuera y hacia adentrode una "Costa Rica excepcional" en la medida enque llevó adelante, dentro del esquema democrá-tico, una política con niveles distributivos y jus-ticia social. Pero sería muy ingenuo sostener lacreencia de que el conjunto de la población gozópor igual de estas ventajas; también tuvo perde-dores puesto que al tiempo que crecían los secto-res medios urbanos y rurales, ligados a la expor-tación industrial, se cerraban los espacios paracampesinos y artesanos herederos de una lógicaproductiva "tradicional". Las consecuencias so-bre el medio ambiente también se hicieron sentirtras los designios de la industrialización.

La movilización popular no se hizo esperar,estimulada por un contexto internacional dondecrecían los movimientos sociales por la paz, eldesarme, la ecología, el feminismo y los dere-chos humanos. Tampoco se hizo esperar el Esta-do costarricense que, nuevamente, intentó encau-zar el conflicto por la vía institucional creandoentidades especializadas para la atención de pro-blemas sociales específicos. Se corporativiza lasociedad a la vez que se promueve la desmovili-zacíón.t?

Los conflictos estudiantiles y la emergenciade las guerrillas en la región atraviesan la reali-dad pacífica "tica" y un leve eco del proceso"revolucionario" deja su impronta tras la con-signa de "Alcoa-no" del 24 de Abril de 1970, en

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protesta por las concesiones mineras otorgadaspor el Estado a la transnacional. El Estado, consu capacidad probada de reacción y ante el peli-gro de una radicalización profunda de los secto-res de izquierda, respondió con su mejor faceta:la del Estado del Bienestar, aumentando la inver-sión en educación y en salud, y estimulando lavida cultural del país.33

El movimiento feminista en Costa Rica datade las luchas sufragistas de principios de siglo;nombres como el de Ángela Acuña y Carmen Ly-ra están asociados a esta historia en lo que refierea la participación de la mujer en política, educa-ción y líteratura.é" Ahora bien, la década del se-tenta marca, también, un nuevo impulso a las lu-chas por reivindicar el lugar social de las mujeresy revertir las ancestrales situaciones de exclusiónen el ejercicio de sus derechos ciudadanos, dentrode una sociedad de tradición patriarcal. La mujercomienza a irrumpir en el mundo del trabajo y lapolítica, hecho que produce cambios cruciales enla vida cotidiana. Esta participación, cada vezmás activa, de la mujer en los espacios de la vidapública no sólo ha producido cambios en las are-nas políticas y culturales sino también en la esfe-ra doméstica. Y es irrefutable que la estructura delos hogares ha ido variando en la misma medidaque ha cedido el "patriarcado". Hoyes frecuenteencontrar hogares cuya jefatura la ejercen muje-res, situación impensable en otros tiempos.

Las visiones optimistas del bienestar costa-rricense empezaron progresivamente a convivircon los presagios y signos de la crisis; con losvientos desoladores del petróleo, la deuda exter-na, el crecimiento "o", y los procesos revolucio-narios de los vecinos países: Nicaragua, El Sal-vador y Guatemala.

.. .la crisis el reordenamiento ...la paz la ecología ...

A la década del ochenta se ingresa en un cli-ma de conmoción regional y de erosión de lasbondades de la democracia distributiva y estable.En opinión de Rovira Mas, las consecuencias dela crisis obligan a establecer un reordenamientoglobal del desarrollo costarricense en los distin-

tos órdenes de la vida social, y en una perspecti-va a largo plazo.35 El desafío político se centróalrededor del conflicto en Nicaragua y el triunfodel sandinismo. Costa Rica no cedió a las presio-nes de Estados Unidos y mantuvo una posiciónneutral. Los historiadores vemáculos encuentranaquí una nueva apelación del Estado a los símbo-los ancestrales de paz y soberanía nacional; lla-mado al pasado ante el cual la población respon-dió en la dirección trazada, con una movilizaciónmasiva en apoyo a la salida diplomática, contra-ria a la intervención militar.

Esta es, sin duda, la década de la consagra-ción de una de las virtudes que con diferentessignos ha atravesado la identidad nacional: lapaz. y nuevamente hay hechos objetivos que larodean, en los cuales también distinguimos unplus de significación, puesto que el presidenteOscar Arias Sánchez (1986-1990), logra promo-ver un plan de pacificación para el istmo que levalió la obtención del Premio Nobel de la Paz en1987.36 Pero estas vicisitudes, sumadas a los ar-tificios para insuflar energía a la autoafmnación"excepcional" no lograron revertir el desalientonacional producto, en gran medida aunque no ex-clusivamente, del deterioro de las condiciones devida. Los síntomas de una sociedad que se deses-tructura se toman más visibles y se expresan dediferentes maneras: una expansión del evalengis-mo, mayores niveles de violencia social, e inclu-so formas de representación de intereses socialesy económicos alternativos -negociación entreempresarios y obreros- como el "solidarismo",Hay una transformación del diagrama social tan-to productiva como étnica en la que quedan invo-lucrados, particularmente, los sectores medios.

En este panorama poco margen queda a laimaginación pero, sin embargo, cobra vida unadimensión históricamente "propia": la naturale-za. Reaparece con nuevos bríos, bajo el paradig-ma ecolágico, para redimir no sólo el daño me-dioambiental causado durante décadas pasadassino para revivir las propiedades que caracterizana la región, a esa "isla" de especies endémicas o"colmena de nichos ecolágicos", en palabras dePérez Brignoli. Pero ya no estamos en la CostaRica prehispánica donde primaba el equilibrio yel "saber" indígena acerca del medio ambiente

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que: ..... hacía posible un desarrollo armonioso yecológicamente orientado ... " ni tan siquiera enel período colonial.F En esta etapa las posibilida-des ambientales son vistas como una salida de lacrisis; Costa Rica comienza a promocionarse, aerigirse frente al mundo, como "paraíso" turísti-co; incluso a costa de profundizar' el deterioro.También alrededor de esta dimensión se teje unatrama que sigue el curso histórico y es interesan-te revisar los textos que reproducen los folletosturísticos que "venden" al país: "Quienes añocon año eligen como destino turístico a Costa Ri-ca, reciben la gratificación prometida: éste es undestino único en el mundo ... La imponencia dela naturaleza sumada a la amabilidad de un pue-blo que transmite amor por la paz y el gozo de in-teractuar y aprender de los visitantes, conviertenla visita al país en una experiencia mágica ...exuberante, paradisíaca, mística ... " (El subraya-do es nuestro)38 Significativo, también, resultacómo alrededor de la exaltación de la naturalezase refuerzan las mismas "virtudes" destacadas enotras esferas de la vida pública y privada costa-rricense conformando un paquete cívico-turísti-co, si vale el neologismo que incluye la toleran-cia, la cordialidad, la paz y la democracia.

.. .Ia "imaginación" adulterada ...la provisoriedad

de las cristalizaciones identitarias ...

¿Que significan los noventa a nivel mun-dial? En breves palabras, y desde un punto devista general, los noventa están marcados por elfin de la Guerra Fría, el descrédito del Estado delBienestar, la ascensión del pensamiento neolibe-ral y la idea de un mundo globalizado convivien-do con heterogeneidades y fragmentación cre-ciente. ¿Pero que ha significado esta década paranuestros países? El "ajuste estructural" y "refor-mas del Estado", el achicamiento del sector pú-blico, privatizaciones, corrupción, reducción delgasto social, aumento de la pobreza y la exclu-sión social. En síntesis, es la década de los con-trastes abruptos y de la pérdida de condiciones deciudadanía social, para la mayoría. Costa Rica noha estado al margen de este proceso y el impacto

tiene muchas aristas puesto que al mismo tiempoque ha provocado un deterioro real de la calidadde vida, ha fracturado la "idealización" que gozósu bienestar previo. Ha constituido un embate ala sociedad y a la "imaginación". En este hori-zonte ya no resulta tan sencillo sostener las pro-posiciones de "excepcionalidad". En este senti-do, Tatiana Lobo sugiere una hipótesis interesan-te: "Los mitos nacen porque se necesitan. Y en-tran en crisis cuando ya no son funcionales. Qui-zá el mito de la Costa Rica singular y diferenteya no es funcional en los tratados de libre comer-cio, donde se supone que todos los países debencompetir en igualdad de condiciones. De prontoresulta que para los propósitos totalizanies de laglobalizacián, la Suiza Centroamericana viene aser un engorro peligrosamente nacionalista. "39

Estamos siendo testigos protagónicos de una "in-vención" de alcance universal que presupone uncamino y una ideología única que reedita la: vie-ja promesa del "progreso" sobre clásicos supues-tos remozados. Tal vez semejante, en su potencia,al proyecto modernizador de otrora pero cuyoscostos sociales están provocando un desgaste queparece, por momentos, irreversible.

La configuración ficcional democrática, li-bre, justa, pacífica, blanca, que logró eclipsar el"lado oscuro" --el arrebatamiento de las tierrasindígenas, la desigualdad, la represión de la mu-jer, la delincuencia, o la histórica venta de escla-vos chinos en el auge liberal- no puede hoy fre-nar la irrupción y visibilidad de los "males" queempañan lo tradicionalmente más propio del"nosotros" costarricense. Las múltiples caras deCosta Rica, que han convivido siempre en ese es-pacio aunque no todas fueran narradas, se levan-tan para adulterar la imaginación.

¿Como amarrarse de los "puntos fijos" quesacraliza la tradición? Si somos coherentes connuestras argumentaciones reconoceremos cómolos símbolos ancestral es se reagrupan y resignifi-can; algunos persisten en su intento mientras queotros se deshacen. Las identidades son dinámicasy provisorias, en su cristalización, y recogen laexperiencia social a la vez que son construidaspor ella. Pese a todos los intentos de imponer unaconfiguración atemporal sus núcleos fundantesno resisten la pretendida "esencialidad".

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Pero decíamos que algunos mitos se resistena ser archivados aunque sus contornos se vuelvanmás difusos y sus contenidos cambien. El mitopor excelencia, la "nación blanca", sigue identifi-cando el corpus nacional y es ilustrativo, al res-pecto, el comentario de Giovanna Giglioli, "Na-da es tan común como ver a un costarricense aso-mado a la cuna de un compatriota recién nacidoy oírlo exclamando: «[Pero, qué hermoso, si esblanquitico!» ... Por lo demás, si hay en el paísuna fórmula de cortesía capaz de atravesar todafrontera geográfica y social [Hela aquí!"(40) Lapotencia del color, la garantía de la "autenticidad"a la cual se han amarrado los ticos, aunque amal-gamado con nuevos ideales estéticos, sigue cons-tituyendo un parámetro de "distinción" y contras-te, "... 10 que más me llamó la atención en mi via-je a Costa Rica es la insistencia de la gente en re-marcar que son blancos ... "(41)

Peor suerte ha corrido la "imaginación" entomo a la esfera de "lo político". Las huellas dela pobreza, la corrupción y la desigualdad, tienenun destinatario concreto donde anclar la decep-ción, "En Costa Rica, la percepción de lo políti-co, como ámbito donde la sociedad produce lascondiciones de posibilidad de la convivencia,presenta signos que deben ser descifrados. El de-sencanto no parece sólo un pesimismo culturalpasajero, puesto a circular desde los media.También designa un proceso de desgaste de losderechos a una vida buena ... Para alguna gente,el desencanto designa una forma de memoria.Frente a una clase política desmemoriada, la re-sistencia al olvido es una forma de lucha. Algo seesperaba y no fue dado, algo les pertenecía y lesha sido hurtado."(42)

El declive de la fe en lo político está promo-viendo la emergencia de nuevas identidades enconflicto con la configuración hegemónica. Or-ganizaciones no gubernamentales que luchan porpaliar la exclusión; agrupaciones en defensa delos Derechos Humanos; y las mujeres alzandosus voces y ampliando su campo de incumben-cia. La sociedad que prodigó el bienestar deja es-pacio para discursos de ribetes críticos y desalen-tadores de las bondades del sistema pero al mis-mo tiempo posibilita que, "el rostro de la Na-ción" asuma nuevos colores sobre " su histórico

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fondo blanco" y estas metáforas no solo refieren almito de la nación blanca sino también al espacioque se abra a la pluralidad, en sentido amplio.f

Puede que estemos asistiendo al derrumbede un viejo imaginario que durante un períodomuy prolongado resultó exitoso, pero puede sertambién que de las cenizas de esa construcción,monolítica y excluyente, surja una nueva confi-guración atenta a las diferencias, a los "otros" dela propia sociedad. Tal vez esta "reescritura" delrelato costarricense acepte "faltas de ortografía"en su inscripción, puesto que la vida cotidiana delos pueblos está repleta de hibridaciones, coloresy facetas; y en ello reside su fuerza y fascinación.

Notas

1. Reading, A. (1986) "Voices from Costa Rica". EnCasaus, M. y R. Castillo Quintana (1987) Infor-me sobre Costa Rica, Documentos y Materialesde Trabajo W5. Madrid: Cedeal, p. 3.

2. Urcuyo Foumier, Constantino. (1997) "Arroz conmango". En Jiménez, A. & 1. Oyamburu (Comp.).Costa Rica Imaginaria. Heredia, Costa Rica: Edi-torial Fundación UNA, p. 115.

3. En esta dirección, Víctor H. Acuña resalta de unamanera muy sugestiva, el lugar que tiene la me-moria social en los procesos identitarios y en lalegitimación del ejercicio del poder "...En senti-do estricto, somos los individuos quienes tenemosla capacidad de recordar,pero la sociedad tieneinstituciones que cumplen funciones en el terrenode la elaboración y la administración de la me-moria social: museos, bibliotecas, conmemora-ciones, lugares de peregrinación, literatura, his-toria, tradiciones orales, etc. Probablemente elEstado, con sus instituciones y funciones y con sumera continuidad, es un principio fundamental deestructuración de la memoria en nuestras socie-dades ... El pasado pesa en el recuerdo y en el ol-vido, es decir pesa en nuestras mentalidades,ideologías y representaciones sociales, pero tam-bién pesa en nuestras prácticas y en nuestras re-laciones sociales. El pasado gravita como arqui-tectura de la vida social, de manera independien-te de nuestra facultad de recordar y olvidar... "Acuña, V. H. (1998) "Memoria, olvido, impuni-dad y securalización política". En Jiménez, A.; J.Oyamburu & J. González, M. A. (Cornp.). Lapercepción de lo político en Costa Rica. Heredia,

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Costa Rica: Editorial Fundación UNA: pp.211-213.

4. Acuña, al historiar el significado de los términosEstado, República, Nación y Democracia en Cos-ta Rica, se pregunta, "¿Cuales serían los atribu-tos de esa nación? En sentido estricto, las señasde identidad de la nacionalidad costarricensemás parecen políticas y sociales que propiamen-te culturales. Acuña, Víctor Hugo. (1995) "Histo-ria del vocabulario político en Costa Rica: Esta-do, república, nación y democracia(1821-1949)". En TarracenaA., Arturo & J. Piel(Cornp.). Identidades nacionales y Estado mo-derno en Centroamérica. San José: Editorial de laUniversidad de Costa Rica, p. 68.

5. Pérez Brignoli, Héctor. (1987) Transformacionesdel espacio centroamericano. Costa Rica: Mi-meo, Universidad de Costa Rica, pp. 1-11.

6. Ibid, p.8.7. "El territorio de Costa Rica, a comienzos del si-

glo XVI, estaba ocupado por 400.000 indígenas,la mayoría ubicados en el Pacífico Norte y en elValle Central". Molina, Iván y S. Palmer. (1997)Historia de Costa Rica. Breve actualización y conilustraciones. San José: Editorial de la Universi-dad de Costa Rica, pp. 11-25.

8. Adams, Richard. (1992) Etnias en evolución so-cial. Estudios de Guatemala y Centroamérica.Universidad Autónoma Metropolitana, UnidadIztapalapa. División de Cs. Sociales y Humanida-des. Dto. de Antropología, pp. 110-112.

9. Molina, Iván y Steven Palmer. (1997) Historia deCosta Rica ... Los autores señalan que la conquis-ta del istmo se originó en México y Panamá entre1519 y 1523. La gran diversidad de aborígenes ysu resistencia complicó el control español en laregión y entre 1536 y 1540 prevaleció la exporta-ción de esclavos como medio económico: "La or-ganización política del istmo se estabilizá entre1540 y 1570; en 1548, se fundó la Audiencia deSantiago de Guatemala, que comprendió a partirde 1570 el territorio que se extiende de Chiapasa Costa Rica ..... Elllamado "Reino de Guatema-la ", un dominio español bastante autónomo, con-servó este perfil durante toda la época colonial".pp. 19-24.

10. Como bien afirma Carmen Murillo (1997), ..... lasuposición de que nuestra sociedad se caracteri-za por la existencia de una población caucásicade origen europeo implica más que un asunto deapariencia externa, defenotipo. El asunto del co-lor de la piel cala más allá de la epidermis; dehecho se amalgama con una serie de actitudes y

atributos que se suponen consustanciales al "serblanco": iniciativa, inteligencia, disposición pa-ra el trabajo, belleza ... en fin, superioridad". Mu-rillo Chaverri, Carmen. (1998) "La piel de la pa-tria: sobre las representaciones de la diversidadcultural en C. R." En Jiménez, A.& 1. Oyamburu(Comp.). Costa Rica Imaginaria. Heredia, CostaRica: Editorial Fundación UNA, p.42.

11. Giovanna Giglioli, a propósito de la cuestión, traea la memoria ....:cómo la afirmación de la homo-geneidad racial en el origen de la historia costa-rricense es común a todos y cada uno de nuestrosautores, lo que sin duda tiende a ubicar el co-mienzo de la biografía patria en el momento de laconquista y la colonización, borrándose así todorastro histórico de herencia indígena y pre-hispá-nica ... ". Gigioli, Giovanna. (1998) "Los coloresde la patria. Los colores de la idiosincrasia". EnJiménez, A.& J. Oyamburu (Comp.). Costa RicaImaginaria. Heredia, Costa Rica: Editorial Fun-dación UNA, p.19.

12. Molina, Iván y S. Palmer. (1997) Historia de Cos-ta Rica ... pp. 33-35.

13. Acuña, Víctor Hugo..(1995) "Historia del voca-bulario político en Costa Rica.....", p. 69.

14. Rodríguez, Miguel Ángel. (1989) Al progreso porla libertad. Una interpretación ... , p.37.

15. Taracena Arriola, Arturo. (1995) "Nación y Repú-blica en Centroamérica (1821-1865)". En Tarace-na Arriola, A y J. Piel (Comp.). Identidades na-cionales y Estado moderno en Centroamérica.San José: Editorial de la Universidad de Costa Ri-ca. Colección Istmo, p. 45.

16. Quijada, Mónica. (1994) "¿Qué Nación? Dinámi-cas y Dicotomías de la Nación en el ImaginarioHispanoamericano del Siglo XIX". En Francois-Xavier Guerra & Mónica Quijada (Coord.). Ima-ginar la Nación. Cuadernos de Historia Latinoa-mericana N° 2. Asociación de Historiadores Lati-noamericanistas Europeos, pp.15-19.

17. Pérez Brignoli, Héctor. (1987) Transformacionesdel espacio ... , p.16.

18. Sobre este punto, Quesada Soto advierte: "En es-te sentido, no se puede hablar -como veremos-de «liberalismo» en abstracto, aun cuando se leasignen ciertos contenidos ideológicos comunes-libertad individual, libertad de contratación, li-bertad de empresa- a las diversas variantes loca-les de esa corriente ... El «liberalismo» europeo,el «liberalismo americano», y el «liberalismo»costarricense, a pesar de ciertas coincidencias enla defensa de algunos conceptos abstractos (la«libertad», el «progreso», la «civilización», etc. )

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no cumplen las mismas funciones, ni tienen elmismo significado, en cada una de las realidadeshistóricas concretas donde se desenvuelven".Quesada Soto, Álvaro. (1995) Laformación de lanarrativa nacional costarricense (1890-1910).Enfoque Histórico Social. San José: Editorial dela Universidad de Costa Rica, p.15.

19. Palmer, S. (1992) "Sociedad Anónima, CulturaOficial: Inventando la Nación en Costa Rica,1848-1900" En Molina Jiménez, 1. & S. Palmer(Edit.). Héroes al gusto de moda. Sociedad ycambio cultural en Costa Rica (1750/1900). Edi-torial Porvenir. Plumsock Mesoamerican Studies,p.170.

20. Y es interesante sobre este punto traer la observa-ción de V. H. Acuña, a partir de una relectura delas fuentes: " ... hasta 1848 Costa Rica es el Esta-do pero la República seguirá siendo Centroamé-rica". Acuña, V. H. (1995) Historia del Vocabula-rio Politico en Costa Rica... , p. 63.

21. El "ambiguo nacionalismo" de la política costa-rricense, también queda demostrado al constatar-se que el libro de Felipe Molina se imprimió enNew York con el objetivo de promocionar CostaRica y defender los reclamos limítrofes. Palmer,Steven. (1992 ) "Sociedad Anónima, Cultura Ofi-cial ... ", p.169.

22. Pakkasvirta, Jussi. (1997) ¿ Un Continente, unaNación? Intelectuales ... ", pp. 118-120.

23. Quesada Soto, Álvaro. (1995) Laformación de lanarrativa ... , p. 30.

24. Ibid, p. 21.25. Ibid, p.31.26. Incluso, aunque hemos señalado que está fuera de

nuestra intención prioritaria, se podría contrastarel mito con la realidad a través de las revelacionesque aporta Tatiana Lobo: "La libertad era la ideade felicidad que se hacían los viejos liberales.Costa Rica se precia mucho de su pasado liberal,de su paz social y de sus cien años de democracia.Así aparece en todos los libros de texto. Pero muypocos costarricenses saben (yo me enteré porquelo leí en el libro de Carmen Murillo, Identidadesde Hierro y Humo) que a finales del siglo dieci-nueve los chinos se vendían, en Costa Rica, a dos-cientos pesos la unidad. Liberalismo y esclavitudconviviendo en perfecta armonía, reveladora pa-radoja de los mitos". Lobo, Tatiana. (1997) "Cos-ta Rica Imaginaria". En Jiménez, A. & J. Oyam-buru (Comp.), Costa Rica Imaginaria. Heredia,Costa Rica: Editorial Fundación UNA, p. 30.

27. 1. Molina y S. Palmer señalan que la apertura de-mocrática que advino luego de los doce años au-

toritarios de Rodríguez e Iglesias (1890-1902) fueel contexto en que se aprobó el voto directo(1913) y secreto (1925) de los varones pero quepese a esta tendencia, las mujeres reciben el dere-cho a votar en 1949; cuestiones centrales en tér-minos de ciudadanía. (1997) Historia de CostaRica... , p. 64.

28. Acuña, Víctor Hugo. (1995) Historia del vocabu-lario político en Costa Rica ... , p. 69.

29. 90% de alfabetismo; seguro social a tres cuartaspartes de la población; y desempleo menor al 5%- pese a que su población había aumentado con-siderablemente, a cerca de dos millones en1973-.

30. Molina & Palmer, Historia de Costa Rica... , p. 82.31. Casaus Arzu, Marta y R. Castillo Quintana. (1987)

Informe sobre Costa Rica, Documentos y Mate-riales de Trabajo N" 5. Madrid: Cedeal, p. 10.

32. Molina & Palmer, Historia de Costa Rica... , pp.91-92.

33. Molina y Palmer remarcan que son los gobiernosde José Figueres (1970-1974) y Daniel Oduber(1974-1978) los escenarios de este viraje. Caberecordar que en el período anterior, y bajo las in-fluencias de la guerra fría, la producción intelec-tual se vio mermada por un profundo anticomu-nismo desaprovechando el "cosmopolitismo" y la"apertura" al mundo que había inaugurado el li-beralismo También se destaca que el anticomu-nismo invadió los medios de comunicación y Ma-mita Yunai fue tácitamente prohibida en Costa Ri-ca durante esos años por su carácter revoluciona-rio. (1997) Historia de Costa Rica... , pp. 96-119.

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Cristina BlojFacultad de Humanidades y Artes

Universidad Nacional de Rosario, [email protected]


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