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El Mensajero de San Antonio. Agosto 2013

Date post: 29-Mar-2016
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Revista católica de los padres franciscanos de la Basilica de San Antonio en Padua, Italia. Edición digital en castellano.
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La lengua de San Antonio ESPECIAL El Credo según San Francisco AÑO DE LA FE n.1 Julio / Agosto 2013 «Taxe Perçue» «Tassa Riscossa» PADOVA C.M.P. Poste Italiane S.p.A.- Sped. in Abb. Post. D.L. 353/2003 (conv. in L. 27/02/2004 n. 46) art. 1, comma 1, DCB Padova ¿Descendio a los infiernos? BIBLIA IGLESIA VIVA!
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Page 1: El Mensajero de San Antonio. Agosto 2013

La lengua de San Antonio

ESPECIAL

El Credo según San Francisco

AÑO DE LA FE

n.1 Julio / Agosto 2013

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¿Descendio a los infiernos?

BIBLIA

IGLESIA VIVA!

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Di rec tor: Carlos Trovarelli

Jefe de Redaccion: Luis Furgoni Ferrari

Consejo de Redacción: Ismael Crespo, Orquídea Díaz Maseda, Luis Furgoni Ferrari, María Cecilia Jaurrieta, Gabriel López Santamaría, Elida Orfano, Carlos Trovarelli

Responsable edición digital: Gabriel Lopez Santamaria / [email protected]

Redacción: Cóndor 21501437 Buenos Aires, Argentina

Te lé fo no: +54-11-49183673 - Fax: +54-11-49181209

C o r r e o e l e c t r ó n i c o : m s a @ p a z y b i e n . e s

Página web: www.mensajerodesanantonio.com

w w w . f a c e b o o k . c o m / p a z y b i e n . e s

ACTUALIDAD IGLESIA EN FAMILIA

SUMARIO

n. Julio / Agosto 2013

DI REC CIO NESPARA INFORMACIÓN

ITALIAVia Or to Bo ta ni co, 11 35123 Pa duaTel.: +39-0498225777 Fax: +39-0498225650

CANADÁSaint Anthony of Padua Mission Aid1320 Leslie St. Suite 100Toronto, ON - M3C 2K9Tel: +1 416 690 9904 / Fax: +1 416 690 2969

USAAn tho nian As so cia tion101 St. An thony Dri ve Mount St. Fran cis, IN 47146Tel.: +1-812-9236356 / Fax: +1-812-9232300

Colaboran en este numero:Luis Furgoni, Ariel Álvarez Valdés, Orquidea Diaz Maseda, Maria Cecilia Jaurrieta, Victor Parachin, Lucas Cerviño, Felice Accrocca, Gabriel Lopez.

Publicidad: [email protected]

La revista "El Mensajero de San Antonio", edición digital es la voz de la Basílica de San Antonio (Padua-Italia), y es editada por los Hermanos Franciscanos Conventuales, de la Provincia Rioplatense "San Antonio de Padua".

Con el permiso de los Superiores.

Todos los derechos reservados.

EDI TO RIAL 1

LA RADICALIDAD EVANGELICA, FUTURO DE LA IGLESIA 2

BIBLIA: ¿DESCENDIO JESUS A LOS INFIERNOS? 4

SOCIEDAD: UNA CATASTROFE QUE NOS DEJO AL DESNUDO 8

SOCIEDAD: EL EVANGELIO DE LA VIDA 10

ESPIRITUALIDAD: SANTA CLARA DE ASIS 12

ESPECIAL: SAN ANTONIO, LA VOZ DE DIOS 13

PSICOLOGIA: CONSTRUIR EL ROMANCE 18

ESPIRITUALIDAD: LA MISION DEL LAICO 20

IGLESIA: ¿COMO VIVIRIA SAN FRANCISCO HOY EL CREDO? 23

JMJ: UNA IGLESIA VIVA EN RIO DE JANEIRO 26

NOS EN VÍ AN 30

EL CUEN TO 32

NOTICIAS 33

La lengua de San Antonio

ESPECIAL

El Credo según San Francisco

AÑO DE LA FE

n.1 Julio / Agosto 2013

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¿Descendio a los infiernos?

BIBLIA

IGLESIA VIVA!

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1Julio / Agosto 2013

Durante varias décadas la revista “El Mensajero de San Antonio” en español llevó a miles de hogares de toda Hispanoamérica la enseñanza, la caridad y

la viva cercanía de San Antonio de Padua.

Partiendo desde la magnífica Basílica –destino de millones de fieles- la revista logró difundir la voz del “Santo”, que sigue siendo fuente de sabiduría y de piedad después de ocho siglos de historia.

El cambio de época que nos toca vivir nos ha obligado a cambiar de propuesta y a hacer llegar la voz antoniana de un modo nuevo, siempre en la esperanza de que el Evangelio y la Caridad del “Santo” se difundan por todo el mundo, en este caso en los lugares de habla hispana.

Es por ello que presentamos esta versión electrónica de la revista “El Mensajero de San Antonio” como un gran desafío de adaptación a los nuevos tiempos, tan necesitados como los anteriores de la Palabra de Dios y del ejemplo de santidad. Es nuestro deseo mantener viva esa voz, regalo del cielo para la historia cotidiana de todos los tiempos.

No es casualidad de que comencemos esta empresa en el marco de los 750 años del hallazgo de la lengua incorrupta del Santo. Como sabemos el 8 de abril de 1263, durante el primer reconocimiento de los restos mortales de Antonio de Padua, en presencia de San Buenaventura, Ministro General de la Orden, los her-manos encontraron, todavía incorrupta, la lengua con la que el Santo había pre-dicado el Evangelio y enseñado al mundo la profundidad del mensaje cristiano.

Es bueno que el “Santo de todo el mundo”, como lo llamara el papa León XIII, pueda seguir estando presente entre nosotros con su particular estilo: tan cercano a las familias con problemas, a los pobres, a los encarcelados, a los enfermos, a los sufrientes; a hombres y mujeres en general y a los creyentes en particular.

Su oratoria no sólo enseñaba sino que también exhortaba y hasta denunciaba con toda valentía lo que se oponía a la ética surgida del Evangelio. Creemos que no es casualidad, sino parte de los signos de los tiempos, el que el Papa Francisco nos anime a esas mismas actitudes.

Esperamos que este medio sirva, entonces, no sólo a seguir siendo un nexo con el “Arca” en particular (capilla donde moran los venerados restos de San Antonio) o la Basílica, en general, sino también la voz del Santo y de tantos hermanos de la gran familia franciscano-antoniana que peregrinan en el “fin del mundo” o allí donde el Señor los haya llevado.

Esperamos que cada uno de ustedes, fieles, devotos o simplemente lectores, gus-ten de esta publicación y se nutran de ella. De nuestra parte estaremos abiertos no sólo a ofrecerles lo mejor de nuestro servicio, sino también a escucharlos y atender sus inquietudes y necesidades.

Que por sus fatigas y trabajos, su predicación y doctrina, su paciencia y humildad, San Antonio nos siga acompañando y bendiciendo.

San Antonio y un modo nuevo

para comunicar el mensaje evangelico.

Por Fray Carlos Trovarelli

EDITORIAL

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Julio / Agosto 2013

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IGLESIA HOY

EL PAPA FRANCISCO

Cronica y testimonio del viaje del Papa Francisco a

Lampedusa, Italia , el 8 de Julio de 2013

“He sentido que tenía que venir aquí a rezar y a abrir las

conciencias, para que lo que aconteció no se

repita”por L.F.

“Papa Francisco habla de periferias, pero no sólo habla sino que va a

la periferia. Y creo que en la Italia (y Europa) de hoy no exista una periferia “más periferia” que Lampedusa, no sólo geográficamente, sino también humana, social e históricamente ha-blando”. Así, Mons. Mariano Crociata, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, comentó la visita del Santo Padre a la isla de Lampedusa

Las palabras de Papa Francisco: “No más muertos en el mar, no a

la globalización de la indiferencia”, gracias a los medios de comunicación, han dado la vuelta al mundo. Un grito fuerte, pero también una advertencia, porque todos tienen que sentirse res-ponsables del drama ignorado de las

víctimas del mar: más de 19.000 son las personas que han terminado en el fondo del mar.

Esta visita tuvo también otro valor sim-bólico, como también la decisión de usar el pastoral hecho con la madera de las barcazas. Eran 10.000 los fieles que, en la cancha deportiva, seguían la celebración de la santa misa: ciuda-danos locales, turistas, gente que llegó para la ocasión y ellos, los migrantes, que hasta el día anterior se sentían huéspedes, y que desde ese momento se sentían como en su casa.

Papa Francisco les dijo: “La Iglesia está cerca de ustedes para ayudarles en la búsqueda de una vida más digna para ustedes y para sus familias”. Y luego

LA RADICALIDAD EVANGELICA, FUTURO DE LA IGLESIA.

Francisco:

“¿Quién de nosotros ha llorado por las jóvenes madres que llevaban a sus hijos sobre las barcas?

Estamos anestesiados ante el dolor de los de-más”.

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quiso encontrarse con los migrantes en el muelle Favarolo, lugar donde habitualmente se les prestaba los primeros auxilios. Ha escuchado con-mocionado sus relatos trágicos de las violencias padecidas, sobre todo en Libia, y a lo largo de los “viajes de la esperanza”.

Justamente, la noche anterior a la visi-ta del Santo Padre, habían llegado a la isla 166 inmigrantes subsaharianos. A lo largo de estos años la Capitanía del puerto ha socorrido a más de 30.000 migrantes.

LA RADICALIDAD EVANGÉLICA

Para un jesuita, la periferia es una elec-ción de vida. Y no es sólo una cuestión de experiencia personal, sino de pro-yecto teológico-pastoral. De todas for-mas, las nuevas decisiones pastorales de Papa Francisco exigirán una gran metabolización en el modo de ser y hacer Iglesia, y no será una tarea fácil. Seguramente, habrá posiciones que intentarán contrarrestar esta radica-lidad evangélica, porque “siempre ha sido así”… Tenemos conciencia de que si la radicalidad evangélica no sigue un recorrido creíble y coherente, termina-rá destruyendo al mismo Pontífice que la sostiene.

Haber elegido a la “isla de la espe-ranza” como primer viaje apos-

tólico es un signo profético: Papa Francisco quiso colocar su ministerio en ese lugar, símbolo de pobreza, de exclusión y de muerte. Quiso ir perso-nalmente a esa periferia de la que muy a menudo habla.

Es una Iglesia que se hace “prójima” de los pobres.

No se trata tampoco de romper con el pasado. El Evangelio no está jamás en contra de, sino a favor de… Por tanto, no se trata de tirar… sino de hacer

diversamente. Hablando de globaliza-ción de la indiferencia, Papa Francisco ha recuperado la sclerocardia (corazón endurecido). Hay que pensar en la acción pastoral que ayuda al hombre a encontrarse consigo mismo a través de las relaciones con los hermanos, en un camino bíblico-antropológico de auténtica humanidad. Hay que acompañar a la persona en el des-cubrimiento de sí, del Evangelio, de Cristo resucitado.

No olvidemos que la Iglesia tiene más de dos mil años: nuestra cul-

tura es muy compleja, estamos ante una subjetividad que muy a menudo degenera en subjetivismo autorre-ferencial. No nos tiene que llamar la atención. Es un camino normal para la Iglesia dentro de la historia eso de dejarse empolvar e incrustar.

EL FUTURO DE LA IGLE-SIA

Este viaje del Santo Padre a Lampedu-sa, y sobre todo su mensaje, nos dan indicaciones para el futuro.

Ante todo la característica del viaje: Papa Francisco no puso el acento sobre categorías psicológicas (miedo, seguridad, lo diverso), ni categorías sociológicas (análisis de las políticas migratorias), ni sobre el derecho in-ternacional (rol de la ONU, acuerdos entre los Estados), ni sobre la política (cuestión del consenso, del poder, de los derechos humanos), ni sobre la economía (el mercado, la crisis). Por el contrario, ha usado la clave antropoló-gica-teológica: “Vengo como discípulo de Cristo, conozco el rostro de Dios y el corazón del hombre”.

Y luego se preocupó de justificarse por la ausencia de las instituciones,

y así quitó fuerza a las lecturas morales o conflictivas.

Una cosa es decir que la “proximidad” a

los hermanos marcados por la necesi-dad, frágiles y excluidos, es un camino de coherencia, y otra es decir que la “proximidad” es parte del “ser” de la Iglesia. El practicar la caridad (Cáritas) no puede estar ausente de la pastoral ni de la misión de la Iglesia. En efecto -subrayó el Papa Francisco-, la segun-da pregunta que encontramos en el comienzo de la Biblia es la de Dios a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” Por-que la indiferencia, que impide ver lo diverso, existe desde siempre.

¿Nos quedaremos con un fuerte aplau-so al actuar del Santo Padre, o recoge-remos el grito de él? Probablemente no pasará nada; nuestra cultura está contagiada por una amnesia congéni-ta. Basta con un nuevo acontecimiento de crónica para olvidar el anterior. Lamentablemente la indiferencia no es sólo un factor ético, sino también cultural. No creo que la ONU se haya sentido trastornada por el grito del Papa Francisco.

Por otro lado, no creo que la Europa actual, en plena crisis y estructura-

da sobre los Bancos, lejana de la rea-lidad, tenga la capacidad de dar una respuesta concreta a la situación efec-tivamente difícil. Sin embargo, para su bien y su futuro, o Europa intenta dar un salto de calidad, o bien, además de estar económicamente finita, arriesga una implosión.

LA RADICALIDAD EVANGELICA, FUTURO DE LA IGLESIA.

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¿DESCENDIÓ JESÚS A LOS INFIERNOS? El verdadero sentido de uno de los episodios biblicos mas destacados.

BIBLIA

FORMACION

¿Descendió Jesus a los infiernos o se trata de una

metáfora?

El verdadero infierno y la victoria de la Vida sobre la

muerte.

por Ariel Álvarez Valdés

UN DOGMA DOMINICAL

Los que asisten los domingos a misa, luego de escuchar la prédica del sacerdote, participan del rezo del Credo, es decir, recitan en voz alta la lista de los artículos de la fe que un católico debe creer para estar unido a las enseñanzas de la Iglesia.

Pero habitualmente lo hacen de un modo mecánico y rutinario, de mane-ra tal que no prestan mayor atención a lo que están diciendo. Y es así como en el elenco de esos dogmas de fe en los que dicen creer, se les desliza uno tan extraño como inquietante. Es el que afirma: “Creo que Jesucristo fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos”.

Si alguien nos preguntara repenti-namente si creemos que Jesús haya estado en el infierno, con toda segu-ridad contestaríamos rotundamente que no. Y sin embargo, al llegar el do-mingo, una y otra vez lo pregonamos sin hesitación y con total naturalidad. ¿Qué es lo que con ello queremos afirmar?

EL LUGAR DE LA DESESPERANZA

Cuenta el Dante en La Divi-na Comedia, que al llegar un día en una visión a la puerta de entrada del infierno, vio un gran cartel con una inscripción pavorosa que anunciaba a cuantos allí ingresaban: “Los que entren aquí, abandonen afuera toda esperanza”.

Es que realmente, y tal cual lo enseña la Iglesia, el infierno es un estado defi-nitivo, y una vez que alguien entra allí no puede abandonarlo nunca jamás. ¿Jesucristo, al subir a los cielos, violó esta ley eterna?

Y siendo el infierno el destino de los condenados, es decir, de aquellos que durante su existencia rechazaron a Dios con una vida de pecado, ¿cómo es que Jesús estuvo allí si, como afir-ma la carta a los Hebreos (4,15), él nunca cometió un pecado?

Pero además la teología enseña que el infierno es la ausencia total de Dios. Jesucristo, que era el mismo Dios, no pudo entonces haber ido allí, porque al llegar portando al propio Dios, el in-fierno se habría convertido en el cielo.

¿Entonces Jesucristo descendió o no a los infiernos? Tenemos que responder inevitablemente que sí, ya que se trata de un dogma de fe propuesto por la Iglesia. Vemos, pues, cómo entender el verdadero significado de las verda-des de nuestra fe es más importante que conocerlas de memoria.

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¿DESCENDIÓ JESÚS A LOS INFIERNOS? El verdadero sentido de uno de los episodios biblicos mas destacados.

LOS RECUERDOS DEL SÁBADO SANTO

Cualquier cristiano sabe qué acontecimientos celebramos el Vier-nes Santo y el Domingo de Pascua. Muy pocos, sin embargo, podrían explicar qué suceso conmemora la Iglesia el Sábado Santo.

Sabrán que litúrgicamente es un día vacío, en el que no se pueden celebrar misas, ni bautismos, ni casamientos. A lo sumo dirán que es un día de luto por la muerte y sepultura de Cristo. Pero nada más. Y sin embargo, la Iglesia coloca en este día el dogma de la “bajada de Cristo a los infiernos”.

Se trata de una verdad olvidada, que no despierta interés en la predicación ni en la catequesis, a tal punto que muchos cristianos incluso la desco-nocen y hasta la encuentran extraña. Pero constituye un pilar fundamental de nuestra fe. Con ella la Iglesia quiere

expresar dos realidades que resultan cardinales para la comprensión de toda la doctrina cristiana.

CUANDO LA TIERRA ERA PLANA

Comencemos diciendo que “los infiernos”, no son “el infierno”. El infierno es, según la teología cristiana, el estado en el que se encuentran los condenados eternamente. En cambio “los infiernos” era el lugar a donde en la antigüedad el pueblo de Israel imaginaba que iban a parar todos los que morían.

En efecto, los judíos en el Antiguo Testamento tenían una imagen del cosmos muy distinta a la nuestra. Se lo representaban como un disco enorme y plano, circular, rodeado por las inmensas aguas del océano. Estaba asentado sobre cuatro columnas que se hundían en el abismo. Por encima del espacio se hallaba el firmamento. Era una cúpula sólida, sobre la cual se suponía que había agua, y que servía para separarla de las aguas de abajo. De esta cúpula pendían el sol, la luna y las estrellas. Para que lloviera, se abrían las compuertas de arriba, y en-tonces las aguas caían sobre la tierra.

El tercer estrato de este cosmos era el lugar llamado en hebreo “sheol”, la morada de los muertos, el mundo subterráneo, colocado debajo la tie-rra. Allí descendían todos los difuntos sin excepción.

Cuando la palabra “sheol” tuvo que ser traducida al griego, se usó el vocablo “hades”. Y más tarde, al pasar al latín, se tradujo por “infernus”, que significa precisamente eso: “lugar inferior, sub-terráneo”. Estas tres palabras, pues, indican la misma realidad.

EL SHEOL, MORADA DE LOS MUERTOS

Los hebreos no habían desarrollado casi nada la doctrina del más allá. Por eso es muy poco lo que dice la Biblia sobre el sheol o “los infiernos”.

Estaba supuestamente localizado bajo tierra, por lo que se hablaba de “bajar” al sheol, y como envuelto en tinieblas, ya que la luz era sólo patrimonio de los vivos. Allí no se oía ningún sonido, ni las voces de nadie, sino que se vivía en el más absoluto de los silencios.

Quien bajaba al sheol ya no podía regresar nunca más. Allí, a esa región sombría y caliginosa, iban a parar todos los hombres que habían traspa-sado las fronteras de la vida. Buenos y malos indistintamente, tenían como ineludible cita final la tenebrosa mo-rada de los muertos. A los habitantes del sheol la Biblia les da el enigmático nombre de “refaím” (los impotentes), puesto que allí subsistían como en estado fláccido, debilitados, con una exis-tencia vaporosa y somnolienta. Allí no hacían nada, ni pensaban en nada, ni gozaban de nada, ni sabían lo que pasaba en la tierra, ni podían alabar a Dios ni tener ningún contacto con él. Eran sombras vivientes.

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CIERTO, PERO DIFÍCIL DE CREER

Ahora bien, que Jesús, siendo Dios, y gozando del poder y de la con-dición divina, haya perecido como un simple mortal, y haya probado el sheol, no fue algo fácil de admitir por los cre-yentes de las distintas épocas. Ya entre los primeros cristianos había quienes negaban que Jesús hubiera tenido un cuerpo real, auténtico, mortal como el nuestro, y se contentaban con sostener que su cuerpo era aparente, como un vestido exterior, un ropaje que cubría a la persona divina.

Los que defendían esta doctrina he-rética fueron llamados “docetistas” (del verbo latino “doceo”, que significa “parecer”, “aparentar”). Con un cuerpo aparente, era lógico que Jesús no mu-riera en verdad. No al menos como lo hace cualquier ser humano.

De esta manera, creían exaltar aún más la figura del Señor, como sucede ac-tualmente entre los musulmanes, que consideran a Jesús como un profeta tan grande, que piensan que no pudo ha-ber muerto de la forma en que narran los Evangelios. Según el Corán, el Vier-nes Santo, en medio de la confusión, los soldados romanos tomaron por error a Simón Cireneo y lo crucificaron, mientras Jesús se escapaba.

Se entiende, pues, cómo en la Iglesia no se impuso fácilmente la idea del Cristo humanamente muerto.

UN MUERTO BIEN MUERTO

El peligro era grande, porque si Jesucristo no había muerto realmente, tampoco había resucitado. Entonces no se habría operado nuestra salvación y estaríamos igual que antes de su veni-da. Se vio, así, la necesidad de plasmar

esta creencia en un dogma, que quedó definido así: “Creo que Jesucristo fue muerto y sepultado”. Y para que no hubiese duda alguna de que su muerte era real, se añadió: “Descendió a los infiernos”.

La frase “descendió a los infiernos”, como se comprende, está compues-ta de conceptos que ya no son los nuestros. Ahora que sabemos que la tierra no es plana sino redonda, tam-poco creemos que los muertos bajen a ningún “lugar inferior”. Sin embargo la verdad de fe sigue en pie. Con ésta sólo se quiere decir que Jesús murió “realmente”, que pasó por la humilla-ción de estar muerto, separado de esta vida, excluido del resto del mundo que sigue viviendo.

Cuando los católicos, entonces, con-fesamos en nuestra fe que Jesucristo descendió a los infiernos, simplemente queremos decir que permaneció en el estado real de muerte; que llegó al límite extremo de su anonadamiento; que con ella había tocado fondo.

EL RUIDO DE ROTAS CADENAS

Pero había un segundo as-pecto que se quería subrayar con esta frase: la salvación de todos los hombres justos del Antiguo Testamento.

En efecto, en “los infiernos” o sheol estaban todos los buenos, los justos, los santos, que habían muerto antes de Cristo. Y ninguno podía ingresar en “el cielo”, en la salvación, antes de Cristo, porque como dice San Pablo, él es el primero en resucitar de entre los muer-tos, el primero de entre los hermanos, el primero en todo (Col 1,18). Estaban todos aguardando en “los infiernos” que se produjera la redención de Cristo.

Cuando éste murió, bajó, pues, a bus-carlos para darles la buena noticia y lle-varlos con él al Paraíso. Cristo inauguró el cielo, y por detrás de él entraron to-dos los que antes de su venida habían sido dignos de la salvación. Las cadenas, que según San Pedro en su discurso de Pentecostés retuvieron a Cristo y a todos los difuntos en el sheol (Hech 2,24), fueron rotas para siempre.

LA BIBLIA LO DICE

El mismo San Pedro, en su primera carta, escribe sobre este tema, aunque de un modo velado y confuso, cuando relata: “Cristo, como hombre, murió. Pero resucitó en el Espíritu. Y fue a predicar a los espíritus encarcelados” (3,18-19). Y más adelante agrega “Por eso hasta a los muertos se ha anuncia-do la Buena Noticia, para que, aunque juzgados en la carne según los hom-bres, vivan en el Espíritu según Dios” (4,6).

San Mateo también alude a esta libera-ción, entre la muerte y la resurrección de Cristo, cuando cuenta que apenas expiró Jesús “se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él entra-ron en la Ciudad Santa (escatológica, es decir, el cielo)” (Mt 27,52-53).

Igualmente Juan en el Apocalipsis presenta a Jesucristo como “el viviente; estuve muerto pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (1, I 8).

EN LA MORADA DE LOS MUERTOS, LA VIDA

La “bajada” de Cristo a los infiernos tiene, pues, un mensaje in-

BIBLIA

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menso. Todos aquellos que habían vivido antes de Cristo, a quienes el Evangelio nunca había llegado, que jamás habían oído hablar de un Re-dentor, también pudieron salvarse.

Todas las épocas de la historia han sido santificadas, comenzando des-de Adán. Por eso hoy, que sabemos mejor que antes lo antigua que es nuestra humanidad, esta doctrina tiene dimensiones mayores.

Y para los que venimos a este mundo después de Cristo, el dogma afirma que Jesucristo pasó por la aterradora puerta de la muerte, que antes eran “los infiernos”, y los destruyó. Todo el miedo del mundo estaba puesto en ellos. Pero ahora el sheol ha quedado superado. La muerte ya no es lo mis-mo que antes porque la vida está en medio de ella.

Las puertas de la muerte quedaron definitivamente abiertas, tanto para los que vienen después, como para los que murieron antes.

LA LEYENDA DE ADÁN En Jerusalén, a la entrada de la Iglesia del Santo Sepulcro, hay una gruta llamada “la gruta de Adán”. Los primeros cristianos, a los que les gustaba conmemorar las verdades de la fe de un modo plástico y popular, habían creado una leyenda en torno a ella.

Decían que allí habían vivido Adán y Eva, y en ella habían sido enterrados.

Ahora bien, esta gruta se encuentra exactamente abajo de la roca del Calvario, donde plantaron el madero en el que fue clavado Jesús. Según esta leyenda, cuando Cristo murió en la cruz, su sangre, deslizándose por las hendiduras de la roca partida por el temblor, cayó sobre los restos de Adán, allí sepultado, y bañó sus huesos.

Con este relato enseñaban cómo a Adán, que representa al primer hom-

bre que pecó, quienquiera que haya sido, también lo había alcanzado la salvación. Con él comenzaba la redención.

Por eso en muchos crucifijos antiguos se ve una calavera a los pies de Cristo: la calavera de Adán, que recibe las primeras gotas de redención.

DOGMA AVEJENTADO, PERO RICO

La “bajada a los infiernos” es una doctrina que tiene una importan-cia fundamental para la comprensión de la fe cristiana. Tal como la enunciamos hoy, está expresada en categorías obsoletas y ya superadas. No obstante, conserva fresca la preciosa verdad de que Cris-to, muriendo realmente, destruyó la muerte antigua. Y desde entonces no hay persona, no importa la época en que haya vivido, que quede fuera de la salvación de Cristo, es decir, sin la posibilidad que Dios ofrece a cada uno.

Ante Cristo nadie tiene privilegios cronológicos. Ni los que nacieron an-tes, ni los que llegaron después, ni los contemporáneos a él. Todas las etapas de la historia, desde que apareció el chispazo de humanidad en el hombre primitivo hace dos millones de años, hasta la última que atravesará nuestro universo, han quedado santificadas.

Cuando Clodoveo, rey bárbaro de los francos, se convirtió al cristianis-mo en el año 496, solía recibir del obispo San Remigio las enseñanzas catequísticas. Un día, mientras oía el relato del prendimiento y la Pasión de Jesús, exclamó con el ímpetu propio de un neoconverso: “¡Ah, Señor, si yo hubiera estado allí con mis francos, lo habría impedido!”.

Pero la pretensión de Clodoveo es vana. No hace falta haber nacido en la época de Jesús. Siempre estaremos a tiempo de prestarle ayuda, de escu-charlo, o de comprometemos con su causa, así como lo estuvieron quienes

pisaron este mundo antes que él.

Podemos nacer en cualquier siglo. La bajada de Cristo a los infiernos santi-ficó a todos los hombres de todos los tiempos.

BIBLIA

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SOCIEDAD

ACTUALIDAD

Cuando la actividad económica tiene como único objetivo “el negocio”, es decir el máximo

beneficio, produce situaciones como la vivida en la ciudad

argentina de La Plata, que ya se han dado y que pueden

darse en cualquier región del planeta.

por Dra. Orquidea Diaz Maseda

La ciudad de La Plata, capital de la pro-vincia de Buenos Aires, fue fundada

por el gobernador Dardo Rocha el 19 de noviembre de 1882. Es la quinta ciudad más poblada de Argentina, luego de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza. Conocida como “la ciudad de las diagonales” y también como “la ciudad de los tilos”, está ubi-cada a 58 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Esta ciudad planificada y cuyo diseño es obra del ingeniero Pedro Benoit, es reconocida por su trazado, un cuadrado perfecto con el “eje histórico” conservado hasta hoy en forma intacta, al igual que el diseño sobresaliente de las diagonales que lo cruzan formando rombos dentro de su contorno, con bos-ques y plazas colocadas con exactitud cada seis cuadras.

La ciudad de La Plata, la primera ciudad de la América del Sur que contó con alumbrado eléctrico en 1886 (propor-cionado por la Brush Electric Company) sufrió el pasado 2 de abril una catástrofe climática que dejó al desnudo la au-sencia de obras hídricas que debieron haber sido realizadas, una urbanización descontrolada, la falta de manteni-miento de las alcantarillas, la atención precaria y hasta el abandono de amplias zonas, falta de conducta ciudadana en el cuidado del espacio público (la basura), la incapacidad del estado para hacer frente a una inundación. La lluvia desbordó todos los cauces naturales. Este fenómeno fue anunciado por voces autorizadas que no fueron escuchadas por las autoridades de turno.

El actual Ministro de Justicia de la Na-ción, Julio Alak, fue Intendente de la ciudad de La Plata durante 16 años, y el actual es Pablo Bruera que protagonizó un hecho bochornoso y a mi juicio, delictual, “apareciendo” en los medios de comunicación recorriendo las calles y socorriendo a la población (material trocado) cuando estaba vacacionando en una playa de Brasil con su familia, y

debió regresar apresurado y reconocer el falseamiento de las imagines.Las gestiones de Alak y su continuador Bruera aceleraron en forma alarmante la urbanización de la ciudad; Bruera modi-ficó el Código de Planeamiento Urbano agravando la situación. Los emprendi-mientos y el negocio inmobiliario, am-parados en la “burbuja” de la construc-ción y una población mayoritariamente indiferente hicieron posible, que más tarde o más temprano, una catástrofe pusiera al desnudo la vulnerabilidad de la ciudad, cuyo sueño fundacional era ser una ciudad ordenada, previsible,

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hábitat seguro para el desarrollo huma-no. Pero triunfó el criterio del negocio rápido, políticas de “abaratamiento” de servicios que terminan siendo caras (energía, saneamiento, transporte) y aquellos que pudieron alzar la voz para frenar la prepotencia de los gobernan-tes de turno, guardaron silencio.

Las imagines de La Plata posteriores al 2 de abril son conmocionantes. A la des-comunal tormenta se le sumó el incen-dio de la Destilería a pocos kilómetros. La corriente de agua, transformada en violento río urbano, se llevó personas,

animales, carteles, postes de alumbra-do público, automóviles. Los medios de comunicación nos hicieron conocer historias de vida que revelaron la tra-gedia padecida por miles de personas. Aún hoy no hay cifra cierta del número de fallecidos.

El Estado, en todos sus estamentos estuvo ausente. Como única excepción debemos reconocer a los bomberos que combatieron, en medio de la noche y la lluvia, el incendio de la Destilería. El Estado estuvo ausente antes del 2 de abril porque no previó las obras ne-cesarias (pronósticos meteorológicos, infraestructura de servicios, recolección de residuos, mantenimiento de des-agües, seguridad pública, educación y acción de Defensa Civil, entre otras) ante el avance del negocio inmobiliario; y estuvo ausente durante el martes 2 de abril y las horas inmediatas en que calmó la lluvia. Paradójicamente, un Estado omnipresente que cada día avanza con más fuerza en la vida de las personas, demostró desprecio por los afectados e ineficacia en el método para enfrentar la catástrofe. El Estado comenzó aparecer tibiamente, al día siguiente: el intendente Bruera llegado de sus vacaciones en Brasil, la Presidente de la Nación visitando Tolosa el barrio de su infancia y adolescencia, el ministro “en las sombras” de Seguridad, Berni, la cuñada presidencial, Alicia Kirchner, el acompañante presidencial Andrés La-rroque, con sus muchachos de La Cám-pora, generando una trágica confusión entre Estado y partido gobernante con sus remeras alusivas y las inscripciones estampadas en las cajas de productos comprados por el Estado o donado por instituciones, organizaciones no guber-namentales o gente del pueblo. La que sí reaccionó rápidamente, emocional y conmovida, fue la sociedad civil. La solidaridad movió, desinteresadamen-te, a jóvenes y adultos que ofrecieron bienes y su tiempo para auxiliar a los que el agua les había llevado todo, o

casi todo. Fue impresionante la tarea de-sarrollada por Red Solidaria, Cruz Roja, Caritas. La solidaridad responde a una realidad antropológica, que no puede realizarse prescindiendo de los otros, y constituye una necesidad social. Actuar solidariamente no es sólo reaccionar frente a la adversidad, sino madurar estructuras de gestión, administración y gobierno para brindar soluciones reales y concretas a los problemas de los ciudadanos. La encíclica Sollicitudo rei socialis nos dice que es un principio social ordenador de las instituciones, de manera que –mediante la creación o modificación de leyes y ordenamientos – las “estructuras de pecado” se tornen estructuras de solidaridad. Santo Tomás de Aquino sostiene que “la justicia sin misericordia es crueldad, pero que la misericordia sin justicia es madre de la disolución” El rol del Estado es el de prever, ordenar, privilegiar la protección de la vida de sus ciudadanos, cumplir y hacer cumplir las leyes y normas. La so-lidaridad sin responsabilidad del Estado, es origen de muchas tragedias.Debemos ser concientes que el cambio climático es una realidad acuciante. La naturaleza “se cobra” el daño que le he-mos producido y responde de variados modos. La catástrofe de La Plata debería hacer tomar conciencia a los dirigentes políticos y a nosotros, los ciudadanos (que eligen a aquellos mediante el sufragio), de promover estructuras pú-blicas eficientes y eficaces, no sometidas a los vaivenes políticos o partidarios.La catástrofe de La Plata no sólo fue ambiental motivada por el cambio climático, sino también por la codicia y el poder interviniendo irracionalmente sobre la naturaleza.Como cristianos es bueno que reciba-mos y aceptemos la invitación que nos hiciera el papa Francisco en el primer mensaje a los argentinos: nos invitó a cuidarnos, y en especial a los ancianos. Paradójicamente, el mayor número de muertos hasta hoy conocido en la ca-tástrofe de La Plata, fueron ancianos. ■

UNA CATASTROFE QUE NOS DEJO AL DESNUDO

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www.lamercedvida.orgwww.gravida.orgwww.notivida.com.arwww.derechoavivir.org

@ WEB

CON

TAC

TOS

SOCIEDAD

DEFENSA DE LA VIDA

Etrevista con miembros de la ONG La Merced Vida.

Una asociación argentna que ayuda a madres, padres y

familias a vivir el embarazo felizmente.

por Maria Cecilia Jaurrieta

El genocidio silencioso-el abor-to- se ha instalado en todas las culturas. No debería haberse

convertido en una incumbencia solo de creyentes. La ciencia ha demostrado que la vida comien-za en la concepción. La ciencia proporciona medios eficaces para proteger la vida no nacida.

Existen contradicciones que no resisten el menos análisis y que no generan la atención de nadie. ¿Hay alguien que pretenda legitimar el homicidio de ancianos, minusváli-dos, incluso delincuentes? ¿Cómo defender el derecho a la vida de las ballenas cuando se justifica el aborto? ¿No es la especie humana la más amenazada? . Menos mal que la ONU rechazó la petición de que el aborto fuera considerado un derecho humano.

Sin embargo solamente aquellas personas con firmes conviccio-

nes religiosas están decididas a proteger, a cuidar, a hacer nacer, a que vean la luz tantos seres huma-nos condenados a morir. Red La Merced Vida: entre los gru-pos que trabajan a favor de la vida se encuentra esta Red, originaria de Méjico. Son hombres y mujeres firmemente motivados por el evan-gelio de la vida. Trabajan desde el silencio, la oración y el compromiso concreto. Acompañan la mayoría de las veces, situaciones difíciles, desesperadas en donde se com-binan la soledad, la pobreza, la falta de afectos, el desamparo. El Mensajero de San Antonio parti-cipó de una reunión de equipo en una ciudad del sur del Gran Buenos Aires. En distintos lugares de Amé-rica Latina podría haberse dado un encuentro parecido.

¿Quiénes son? Juan, seminarista a punto de ordenarse; Oscar, sa-

cerdote y psicólogo; Patricia, 43, ama de casa y catequista, casada, tres hijos; Fernando, 23, empleado, estudiante de Ciencias Sagradas; Daniel, 43, profesor matemática y física; Concepción, mama de dos hijas, 49, ama de casa y catequista también acompañante espiritual y estudiante de psicopedagogía; Eduardo, 55, casado, cinco hijos, dos nietos, empleado y diácono permanente; Silvia, 54, empleada, franciscana seglar; Graciela, 54, ca-sada, ama de casa; Yamila, 24 años, profesora de historia; Ana,17, estu-diante; Silvia, 58, casada, dos hijos, licenciada en enfermería; Sandra, artesana de rosarios, separada, una hija

¿Cómo se formó el equipo? En la mayoría hubo algo así como una convocatoria desde la devoción a María. Nos fuimos “enredando” pero a los iniciadores sentimos que fue concretamente un llamado de nuestra Madre.

¿Cómo se da la relación con las mu-jeres que llegan al grupo? Nosotros somos instrumentos. Escuchamos sin juzgar, acompañamos. Mostra-mos con los gestos que estamos a favor de ese bebe que está en la pancita de su mamá si ella lo elige. Pero hasta ahí. Hay quienes están cerradas, dicen no, no y no. Hay que estar muy fortalecidos por la oración. En estos últimos meses re-cibimos un caso de embarazo por violación, otro de un embarazo de un bebe con síndrome de Down, una joven con hemorragia por las pastillas del día después. Un poco hay que recordar la frase del Padre Pío: Reza, ten fe y no te preocupes

¿Cómo se maneja el no poder?Tenemos claro que somos instru-mentos. Que damos todo lo que podemos. Que solo el Señor sabe

EL EVANGELIO DE LA VIDA

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lo que está pasando por el corazón de esa persona. Nos han aparecido muchos casos todos juntos, con lo más oscuro, lo más dramático. Que estas situaciones nos fortalezcan, porque a veces uno se llena de fastidio, de sentimientos de im-potencia al ver que no se puede hacer nada. Porque desde uno es muy fácil, pero hay que ponerse en la piel del otro.En definitiva está la misericordia de Dios, que supera nuestros pensamientos, nuestras fragilidades, nuestros juicios.

¿Cómo se hacen conocer por los que necesitan atención? Utilizamos avisos muy creativos dejando nú-meros de teléfono para consultar. También nos conocen los párrocos y otros cristianos comprometidos.

¿Cuál es la forma de trabajar ade-más del trato personalizado? Nos acercamos a los colegios secun-darios y a otras instituciones para difundir la cultura de la vida, el respeto por el no nacido. Usamos distintos recursos

¿Qué camino siguen las mujeres que buscan contención? Nos ubi-can por el teléfono, siempre hay una guardia. Concertamos una cita, las escuchamos, si se puede vemos un video. Luego le ofrece-mos conexiones para la atención del embarazo si optan por seguir.

¿Cómo sostienen el servicio? ¿Qué gastos deben afrontar? Nosotros nos hacemos cargo de todo lo ne-cesario. Sostenemos con nuestros aportes. A veces es poco. Pero la Providencia nunca nos falla. Lo poco, como los peces y los panes, lo aportamos nosotros. El resto lo hace la oración y el Señor.

¿Cómo se vinculan con la Iglesia institución? Contamos con el apo-

yo del Obispo. Si no fuera así no estaríamos trabajando.

La reunión se interrumpe con la llegada de un matrimonio que viene a mostrar, orgulloso a su bebe, fruto del acompañamiento oportuno del equipo.

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IGLESIA

SANTORAL

El 11 de Agosto la Iglesia toda y la Familia Franciscana en particular, recuerda a Santa

Clara de Asis, la mejor discipula de Francisco.

Con los estudios especializados de la biografía de Santa Clara

y de las Fuentes Franciscanas en general, que se han venido hacien-do en los últimos años, ha crecido enormemente el conocimiento de la figura de Clara y de la espiri-tualidad de las “Damas pobres”.

Hoy día ya no nos acercamos a Clara como a una simple

“copia” de Francisco, sino como a una personalidad fuerte en sí misma y autónoma, pero siem-pre en relación constante con Francisco en la reciprocidad y la complementariedad del carisma franciscano. Santa Clara mantiene, sin embargo, su propia originali-dad, que no puede reducirse a la de Francisco.

Lo que sostiene la complemen-tariedad entre los seguidores

de Francisco y las seguidoras de Clara, es un profundo sentido de pertenencia común a la misma Familia. Hay un gran deseo de crecer juntos en esta ayuda mu-tua; y donde falta esta conciencia, existe un gran peligro: la pérdida de la dimensión contemplativa en los frailes, el desánimo carismático y espiritual en las clarisas, y la desorientación carismática en los franciscanos seglares.

Frailes, Hermanas y Franciscanos seglares: queremos lograr una

colaboración más intensa a partir de una reestructuración de nuestras relaciones. Esto es lo que nos pide la Iglesia hoy; rechazar este diálogo fraterno significa privarse de una riqueza, negar la coparticipación de un don que nos ha sido transmitido y confiado para el servicio de todos.

La Regla de vida, común a toda la Familia Franciscana, consiste en

“vivir el santo Evangelio”, deseando ente todo “tener el Espíritu del Se-ñor y su santa operación”, teniendo como prioridad absoluta la oración y la contemplación. El trayecto es también el mismo: la humildad y la pobreza de nuestro Señor Jesucristo y de su Madre pobrecilla. Clara dice explícitamente: “El hijo de Dios se hizo para nosotras camino”.

Ésta es nuestra vocación, nues-tra “ciencia”: ser cada vez más

oyentes de la Palabra evangélica y más fieles cumplidores de la misma, contemplando y siguiendo hasta las últimas consecuencias a “Jesús pobre y crucificado”. De esta identidad brotan las formas diversas y complementa-rias de evangelización, las diversas misiones franciscano-clarianas en el seno de la Iglesia. Pero, ¡qué difícil asimilar estos valores cuando el “mundo” habla otra lengua y nos impulsa a aceptar sus seducciones!

El camino evangélico de Francisco y de Clara, sus historias, son in-

terdependientes. Si Clara se define “la plantita” de Francisco, éste, por su parte, según la tradición, en los momentos más difíciles de su vida acude a Clara y se deja guiar por ella.

Santa Clara de Asis

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IGLESIA

ESPECIAL

“AQUELLA PLUMA DEL ESPÍRITU SANTO, ES DECIR LA LENGUA”

(Vita Prima 8,7), NO HA CESADO DE ESCRIBIR NUEVAS PÁGINAS;

SU ELOCUENCIA ATRAVIESA LOS SIGLOS Y DE ÉL SIGUEN

HABLANDO EMINENTES PERSONALIDADES Y HUMILDES DEVOTOS, FASCINADOS POR SU

SANTIDAD.

HE AQUÍ UN PEQUEÑO HOMENAJE A “EL SANTO QUE EL MUNDO AMA”, EN EL 750°

ANIVERSARIO DEL HALLAZGO DE SU LENGUA INCORRUPTA (1263-

2013).

PRIMER TRASLADO Y RECONOCIMIENTO DEL CUERPO

DE SAN ANTONIO

8 DE ABRIL DE 1263

Por distintas fuentes históricas se-guras, sabemos que, muerto San Antonio el 13 de junio de 1231

en el pequeño convento franciscano de Arcella, su cuerpo fue enterrado provisoriamente en el mismo lugar a causa del gran calor estivo, a la espera de la llegada del Ministro Provincial de los Hermanos Menores.

El día 17 de junio, es decir, casi cinco días después de su muerte, el cuerpo del Santo, que había sido puesto en un simple y pobre cajón de madera, desde Arcella fue llevado solemne y procesionalmente a la pequeña iglesia de Santa María “Mater Domini”, en la ciudad de Padua, y ahí fue depositado en un sarcófago de piedra sobre la tie-rra, rodeado por una baja protección, para permitir un fácil acceso y poder, como muchas veces sucedió, acostar encima a los enfermos.

El 8 de abril de 1263, una semana después de Pascua, contando con la presencia del Ministro General de los Hermanos Menores, Buenaventura de Bagnoregio, que había concurrido a la ciudad de Padua para participar del Capítulo de la Orden Franciscana, el cuerpo de San Antonio fue trasladado de la pequeña iglesia a la nueva basíli-ca erigida en su honor, y fue colocado en una tumba de mármol sostenida por cuatro columnas para permitir el acceso de los enfermos “inter co-lumnas”, y ubicada en el centro del deambulatorio, es decir, bajo la actual cúpula del Ángel.

Una inscripción marmórea, encontrada

en el interior de la tumba del Santo el día 6 de enero de 1981, cuando el reco-nocimiento de sus despojos mortales, documenta con precisión las fechas de la muerte de San Antonio (13 de junio de 1231), de su canonización (30 de mayo de 1232, día de Pentecostés) y, finalmente, la fecha de su primer traslado (8 de abril de 1263, Octava de Pascua).

Esta importante inscripción, probable-mente realizada en ocasión del trasla-do de 1263, fue colocada en el nuevo templo, no muy lejos de la tumba del Santo (delante del actual presbiterio), de manera que los peregrinos pudie-ran leer rápidamente una precisa ficha bibliográfica.

Como la inscripción no hace ninguna referencia al prodigioso hallazgo de la Lengua incorrupta de San Antonio, hace suponer que fue esculpida con anterioridad al afortunado hallazgo. Los sucesivos traslados (1310 y 1350) relegaron esta lápida al olvido, pues terminó siendo incompleta al no recor-dar los eventos sucesivos a la muerte del Santo. Por eso, probablemente en el año 1310, fue encerrada en la nueva tumba como objeto precioso para los frailes y los peregrinos, que en aquel entonces ya concurrían al santuario desde los lugares más diversos. Fue así que se perdió el conocimiento de su existencia hasta la tarde del 6 de enero de 1981, cuando, al abrir nuevamente la tumba para el segundo reconoci-miento del cuerpo del Santo, apareció como humilde primer objeto.

San Antonio de Padua.

LA VOZ DE DIOS

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EL HALLAZGO DE LA LENGUA INCORRUPTA

La biografía de San Antonio, de-nominada Benignitas, así relata el solemne traslado de los restos de

San Antonio, durante el cual su Lengua fue hallada incorrupta:

En el año de la Encarnación del

Señor 1263 -luego de que con su agrado Dios, por los méritos del mismo Santo, liberó a la ciudad de Padua del yugo del tirano Ezzelino, que la había devastada- los paduanos, encendidos por su gran devoción al Santo, erigie-ron en su honor una grandiosa y magnífica basílica. Además decidieron trasladar ahí el santo cuerpo del Santo. Se celebraba

la octava de la resurrección del Señor. Los venerados restos mortales, que por mucho tiempo habían quedado bajo tierra, fue-ron sacados de ahí; y he aquí que fue hallada la lengua del Santo tan natural, rojiza y bella a pesar de haber quedado bajo tierra por (treinta y dos) años, como si el santísimo padre hubiese recién fallecido.

Y el venerable varón, fray Bue-naventura -en aquel entonces ministro general de la Orden (Franciscana), y más tarde cardenal y obispo de Albano-, que presidía este gozoso trasla-do, tomó con reverencia en sus manos la lengua y con el rostro surcado por copiosas lágrimas, le dirigió en la presencia de la multitud estas devotísimas pala-bras: “OH LENGUA BENDITA, QUE SIEMPRE BENDECISTE AL SEÑOR Y LO HICISTE BENDECIR POR LOS DEMÁS, AHORA APARECE CLARA-MENTE CUÁNTO MÉRITO ADQUI-RISTE ANTE DIOS”. Y besándola con ternura y devoción, ordenó que fuese colocada en un lugar a parte, con honor” (Benignitas 21,1-8).

La biografía de San Antonio deno-minada Raymundina (1293) afirma:

“La Lengua del Santo, que había sido trompeta de Cristo, instrumento del Espíritu Santo y palillo bronceo del Tabernáculo, fue hallada totalmente íntegra y puntiaguda que parecía la de un hombre vivo” (Raymundina 14,16)., Desde entonces, la Lengua del Santo fue venerada con particular honor (honorifice) junto al mentón, retirado y apartado por el mismo San Buenaven-tura en el primer reconocimiento junto a otras reliquias. En la capilla destinada a ellas, estas insignes reliquias están ubicadas en el centro, en el punto de

“Es plata de ley la lengua del justo, el corazón del malvado es ganga. Los labios del justo sustentan a muchos. Los necios perecen por falta de seso” (Pr 10,

20-21)

Con estas palabras la liturgia honra a San Antonio de Pauda, insigne predicador, socorro de los pobres, realizador de muchos prodigios, doctor de la Iglesia.

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convergencia de las miradas de los pe-regrinos que, luego de haber venerado el cuerpo de San Antonio en la capilla de la tumba, suben devotamente los escalones para verlas de cerca, en-cerradas en valiosísimos relicarios: la venerada Lengua en un esplendoroso relicario del 1400 en plata dorada, obra de Julián de Florencia; el mentón en un relicario hecho en forma de busto, realizado en el año 1349 y donado por el cardenal Guido de Boulogne, que -como delegado pontificio- presidió el definitivo traslado del cuerpo de San Antonio a la capilla de la tumba actual, el día 15 de febrero de 1350.

Durante el segundo reconocimien-to, que tuvo lugar en enero de

1981, en ocasión de los 750 años de la muerte de San Antonio, fueron halla-das de manera providencial, en la mas-sa corporis, importantes piezas anató-micas relacionada con el aparato vocal del Santo: los cartílagos aritenoideos y corniculados dichos “de Santorini”, el anatomista veneciano Juan Domingo Santorini (1681-1737), profesor de anatomía en la Universidad de Padua, quien publicó importantes observa-ciones sobre los mismos. También se encontró un pedazo importante de cu-

tis pegado al hueso hioides abajo del cartílago tiroideo. Todo esto se guardó en un artístico relicario (1981), obra de Carlos Balljana, y está ubicado en el nicho central por debajo del relicario de la Lengua.

Desde el libro del Evangelio suben llamas que envuelven el precioso contenido: las cuerdas vocales del Santo, instrumentos de la fonación, es decir de la pala-bra, que junto a la lengua testi-monian su incansable ministerio. “A propósito -dice Carlos Ballja-na- quise encrespar las páginas, ya sea por una exigencia estética de verticalidad hacia las reliquias, como también para expresar la perenne vitalidad de la palabra de Dios… Como succionando la linfa de las páginas, salen la lla-mas que expresan el ardor de San Antonio predicador. Imaginando cómo este fuego ardiera en el corazón del Santo, he modelado las llamas como si formaran un corazón encendido, y no resultara un simple fuego prendido. Luego pensé en colocar los dos cartíla-gos que regulan las vibraciones de la voz dentro del cáliz de dos

pequeñas azucenas de vidrio: la luz reflejada por los cristales invita al devoto observador a la pureza de quien proclama la palabra de Dios. Por eso las llamas que envuelven, aunque sea exteriormente, a las reliquias, son llamas de purificación. Todo esto me lo ha inspirado por un lado la lectura de unos versículos del profeta Isaías: «Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con la tenaza había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: ‘He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado’»; y por otro la oración de purificación que el sacerdote o el diácono hacen antes de proclamar el Evangelio”.

EL TRASLADO DE LA LENGUA DEL SANTO A LA CAPILLA DE LAS

RELIQUIAS

La bella capilla barroca, re-donda y con cúpula, fue construida a partir del 1691, siguiendo el proyecto del arquitecto y escultor genovés Fe-lipe Parodi, alumno de Juan Lorenzo Bernini. Resultó ser una de las más bellas e importantes obras del barroco italiano. Parodi es autor también de las seis estatuas que están en la balaustra-da y representan a San Francisco, San Buenaventura, y a cuatro virtudes: Fe, Penitencia, Humildad y Caridad. Del mismo autor es también la estatua de San Antonio colocada en la gloria por encima del fastigio.

Las insignias reliquias del Santo -entre ellas la Lengua-, fueron tras-

ladadas aquí en el año 1745 desde la sacristía, donde estaban custodiadas. Amena e interesante es la descripción del evento que nos ha dejado el padre Bernardo Gonzati, a mitad del siglo XIX.

Traslado de las Ss. Reliquias al nuevo Santuario

Terminada la construcción de aquella bella y suntuosa capilla que en el siglo pasado había

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sido proyectada con el fin de custodiar todas las reliquias que hasta entonces se conservaban en los armarios de la sacristía, el día 20 de junio de 1745 tuvo lu-gar el público traslado. El mismo fue extensamente relatado en el libro del Santuario, y lo transcribi-mos aquí en su totalidad.

El sagrado rito se solemnizó de una manera especial, secundado por la universal alegría de Padua, por una afluencia casi increíble de naciones: franceses, españo-les, alemanes. Nuestros padres nos han legado una descripción tal vez un poco exagerada, pero bella por su inocente e ingenua alegría que transpira. La iglesia estaba vestida a fiesta, horna-da como una bellísima esposa; pero no sin que la simplicidad majestuosa de la arquitectura, la riqueza de los mármoles, la grandiosidad de los monumen-tos sepulcrales hayan tenido que ceder ante una tela, un festón, un damasco completamente entre-tejido de oro y plata. Alfombras entretejidas por muchos y varia-dos colores y tapices historiados cubrían las gradas de los altares, luminosos por los candelabros, tablillas y vasos de plata. Desde

el medio de los arcos colgaban luminarias de cristal, propor-cionadas por su grandeza a la anchura de los mismos arcos; y todavía más magníficas y relu-cientes pendían desde las cúpu-las, sumadas a los acostumbrados candelabros que sobresalían en los ángulos de los pilones. Brilla-ba el templo con más de 1.160 luces; deslumbraba de antorchas el Santuario (de la Reliquias), en cuyo centro una luminaria de pla-ta, de alhajas y otros objetos pre-ciosos del Tesoro, encandilaba a los visitantes. La tarde del día 19 de junio los padres, los diputados del Municipio, los presidentes del Arca (tumba) y dos caballe-ros episcopales se encontraron en la sacristía. Dos sacerdotes sacaron del antiguo armario uno por uno y ordenadamente los relicarios, que eran contabiliza-dos y reconocidos por el compe-tente consejo, registrados por los cancilleres y consignados en un catálogo; luego fueron entrega-dos a otros dos padres que entre gozosos rostros los transportaron al nuevo Santuario. Quedó última la Lengua, que se quiso honrar de una manera más especial. El padre Maestro Juan Pablo

Cesarotti, precedido por la familia conventual que dirigía, y seguido por todos los miembros de la importante asamblea, entre lu-minarias, himnos, cantos festivos, trasladó la reliquia al altar mayor, donde quedó custodiada toda la noche por guardias y vigilantes sacerdotes. Al día siguiente el car-denal Carlos Rezzonico, obispo de Padua, acompañado por su senado, por la congregación de los párrocos y muchos otros del clero, llegó a la Basílica; y estando presentes en nobilísima reunión los magistrados, el municipio, los jefes de la milicia, pontificó la Misa. El espléndido rito fue enaltecido con la presencia del cardenal Crescenzi, legado de Ferrara, de Mons. Benzoni obispo de Chioggia, Mons. Rezzonico sobrino del Cardenal y de otros prelados, y para los cuales se había erigido una barandilla en la tribuna mayor. Como por la mañana también y más aún se festejó por la tarde. Una vez can-tado pontificalmente el himno ambrosiano (Te Deum) e impar-tida la bendición con la Lengua incorrupta, el Cardenal guardó en el Santuario el precioso depósito, lo selló, y habiendo los cancilleres redactado el rollito, fue encerra-do dentro de su nicho. Mientras tanto todas las campanas de la ciudad tocaban a fiesta, rimbom-baban los disparos marciales en las murallas, bandas musicales alegraban con conocidas sinfo-nías el templo; hasta en el balcón de la fachada había trompetas, timbales, tambores que mitiga-ban la amargura de aquellos que por la muchedumbre estaban impedidos de poder entrar en la Basílica. Sólo para la música se gastaron 2.736 Liras vénetas. Para perpetuar la memoria de un día tan festivo fue permitido a la iglesia, por decreto de los Presi-dentes, acuñar cierto número de medallas de oro, de plata y de co-bre. Lamentablemente, nosotros tenemos que decir que tan noble pensamiento no logró jamás su El

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objetivo, pues en ningún lugar hemos podido encontrar un solo ejemplar.

De este traslado como de otros de los cuales hemos hablado, además de encontrarlos en las historias de su tiempo, se hace mención competente de los mis-mos en las lecturas que se hacen en el oficio de la Santa Lengua o de los traslados, tal como se celebra el día 15 de febrero de cada año”.

“¡OH LENGUA BENDITA Y RICA EN MÉRITOS!”

La Lengua de San Antonio es, antes que nada, silenciosa (silente),

es decir, capaz de ese silencio que predispone a la escucha de Dios y del corazón. En el bullicio incesante de la comunicación informática, en la invasión de la “cháchara” y en el imaginario televisivo y periodístico, San Antonio nos recuerda la urgencia de reservarse un tiempo de orden exterior e interior, condición indispensable para que pueda brotar una palabra auténtica y confiable. El riesgo, en efecto, es el de ser superficiales y conformistas, perdidos en la nada: a la bulimia de las técnicas informáticas corresponde una anorexia de contenidos sin valor. El resultado es que las personas se sienten más solas y frágiles en su propia identidad, peleadoras y exasperadas. San Antonio ha estado mucho tiempo en la escuela de la palabra de Dios, “con los oídos del corazón”: y esto lo ha preparado a gastarse por la evangelización en muchas ciudades y para la reconciliación entre las familias y poblaciones.

La Lengua del Santo es orante, ha cantado día tras día las

alabanzas de Dios junto a los frailes Menores y se ha vuelto intérprete de las necesidades de los hermanos en la intercesión, porque “la gloria de Dios es el hombre viviente” (San Ireneo).

Y la la caridad siempre tiende la oración litúrgica y personal que, brotando de la fe, alimenta la esperanza y la perseverancia, crece y se consolida en el saber atender. La serenidad y la sabiduría de San Antonio surgen de la certeza de ser hijo de Dios e instrumento en sus manos.

La Lengua de San Antonio es consoladora, canal de la

consolación y de la misericordia de Dios en las situaciones de dificultad material, moral y espiritual. Quien ha recurrido a él, siempre ha encontrado ayuda para pacificarse con la propia humanidad y realidad. Él ha predicado en cada eucaristía, ha escuchado y aconsejado en la celebración del perdón, ha rezado por todos y ha ayudado a muchos a confiar en el Señor.

La Lengua del hijo de la tierra portuguesa es tronante,

siempre lista a denunciar los males de la sociedad de su tiempo, pronta a defender a los pobres y a los débiles. Él testimonia un discernimiento y un coraje no comunes en aquel contexto de particularismos, violencias y herejías.

La Lengua de San Antonio es amante, eco de Cristo

verdadero hombre y verdadero Dios, voz del Espíritu Santo generador de la civilización del amor. Totalmente dedicado al Reino, las intervenciones orales y escritas del discípulo de San Francisco no son genéricas, formales y previsibles, ni están orientadas a su afirmación personal o a la complacencia de los oyentes. Su solicitud es para apasionarse de Cristo testimoniando el “plus” de la verdad de la fe; es educar a ser contemplativos en la acción, a recordar el bien último evitando el intimismo inconcluyente y un activismo dispersivo.

La Lengua del Santo de Padua queda como un referente

y una provocante advertencia para los ministros ordinarios y los catequistas, para los padres y los educadores, para todos aquellos que se preocupan por el presente y por el futuro. Hay necesitad de lenguas entrenadas en el silencio, fieles en la oración y entusiastas en la transmisión del sentido cristiano de la vida. Que la Lengua del Santo purifique y eduque nuestra lengua en la familia, en la comunidad cristiana y en la vida cívica.

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EN FAMILIA

PSICOLOGÍA

“Fueron felices, comieron perdices, y a mi no me

dieron…”

“Te necesito para respirar,

necesito tus ojos para ver

necesito tus labios para sentir,

necesito tu alma para vivir

necesito tu existencia para sonreír

te necesito para saber amar.”

por Victor Parachin

Hace tiempo ya, el multimillonario zar de la industria informática, Bill Gates, decidió abandonar su

condición de “solterón” para unir su des-tino con el de Melinda French. Después de una boda muy elaborada y de una luna de miel principesca, comentó a los periodistas: “somos muy felices y espe-ramos compartir una larga vida juntos”.

Todas las parejas al casarse esperan dis-frutar mucho tiempo de amor comparti-do, sostén, compañerismo, aceptación e intimidad. El matrimonio puede ser algo magnífico. “Disfruta la vida con la mujer que amas” (Qo 9,9).

Toda relación es una construcción de a dos. La convivencia debería ayudarnos a crecer como personas. No hay recursos mágicos sino voluntad de amar, de ser feliz haciendo feliz al otro..

SIETE SENCILLOS CONSEJOS PARA MEJORAR LA CONVIVENCIA

1. SER GENEROSOS EN LA ALABANZA

Muchas veces nos acosa el espíritu de la crítica destructiva y del juicio lleno de dureza. Sin proponérnoslo lo ponemos en práctica con nuestros seres más queridos. Por eso la propuesta es no ahorrar elogios, comentarios favorables y estimulantes en el compañero que refuercen su autoesti-ma y lo hagan sentirse valioso como ser humano. Debemos recordar el consejo del libro de los Proverbios: “Panal de miel son las palabras amables, dulzura en la garganta, salud en los huesos” (16,24).

2. COMPARTIR RESPONSABILIDADES

En una relación conyugal muy rápida-mente puede instalarse el resentimiento cuando las tareas domésticas recaen en uno solo. Por eso, es conveniente plantear

CONSTRUIR EL ROMANCE

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la “división del trabajo” hogareño ni bien se planea la convivencia. Afortu-nadamente los varones, actualmente están más predispuestos a compartir las actividades hogareñas. Un camino puede ser que cada uno haga aquello para lo que se siente más favorecido… Y al cabo de un tiempo cambiar, para experimentar otros roles.

3. EVITAR LOS COMENTARIOS NEGATIVOS

Sería bueno desterrar la costumbre de volver al hogar, destacando sólo lo malo que ha sucedido en la jornada. Y lo mis-mo ocurre para el que se quedó en casa. En vez de decir “no sabes lo mal que estuvo mi jefe” ó “hoy fue un día horrible con el tránsito, odio vivir en esta ciudad”, sería mejor un saludo con la alegría de volverse a encontrar. Vale lo mismo para la esposa que se queja del comporta-miento de los niños, esperando que el padre regrese para “poner las cosas en orden”. Si tratamos de expresarnos en forma positiva atraeremos el trato cor-dial de todos. En cambio el reproche, la negatividad, hacen que la otra persona quiera escapar lo antes posible.

Siempre es bueno recordar aquello de san Francisco de Sales: “Se atraen más moscas con una cucharada de miel, que con un barril de vinagre”.

4. PRACTICAR LA RECONCILIACIÓN

Una relación que no tiene discrepancias, momentos tormentosos, desacuerdos, no es de seres humanos. Tal vez los ángeles no discutan.

Lo importante es aceptar la diversidad y asumirla como una riqueza. Y como dice el apóstol Pablo en la carta a los Efesios: “Si se enojan, no pequen. Que la puesta del sol no los sorprenda en su enojo”

(4,26). Con lo cual, una sana costumbre sería el “pedirse perdón” ó disculparse antes de que concluya la jornada.

5. SORPRENDER AL OTROLa rutina es la ruina de muchos matri-monios. Por eso es maravilloso sorpren-der al otro, con regalitos, flores, y tantas maneras creativas de decirle “te quiero”.

La rutina conduce a sentirse no recono-cido, deshumanizado, cosificado.

La monotonía aburre. Por eso hay que proponerse tener gestos genuinos con que asombrar y seguir deslumbrando al cónyuge.

6. ESTABLECER UN TIEMPO PARA EL ENCUENTRO

Las parejas necesitan establecer mo-mentos destinados a intercambiar vivencias, proyectos, frustraciones, alegrías, esperanzas. Solos y relajados, sentarse a conversar es una inversión que dará sus frutos inmediatamente. La conversación es el ejercicio del compañerismo. No hace falta dinero ni tener un “status” social especial. Sólo proponérselo.

7. SER EXPERTOS EN EL ARTE DE LA COMUNICACIÓN

El deterioro del amor siempre es ex-presión de falta de comunicación. La comunicación eficaz, en una pareja, significa crear un ambiente propicio en el que cada uno se puede expresar con libertad, teniendo la plena convicción de que será escuchado con respeto por la otra parte.

En una relación sana y madura, aún los sentimientos de enojo pueden ser articulados de modo tal que, lejos de debilitar la relación, la fortalezcan.

Aspectos vitales de una buena comu-nicación:

• Hablar de los propios sentimientos, no de los defectos del otro

• Atenerse a un solo tema sin traer cosas del pasado

• Después de expresarse, dar tiempo al otro para responder: dialogar no es monologar con testigos

• Conversar para desahogarse, no para dominar al otro

• Equilibrar la crítica con el afecto: jamás ridiculizar o utilizar la ironía o el sarcasmo

• Desdramatizar las situaciones po-niendo humor.

PERMANECER UNIDOS ES UNA GANANCIA

La duración de una pareja no es en sí misma un fin. La decidida voluntad de convivir, superando obstáculos y difi-cultades confiere madurez y sabiduría. Como tan bellamente lo expresara Antoine de Saint Exupery: “Amar no es mirarse el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección”.■

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IGLESIA

ESPIRITUALIDAD

“No hay posibilidad de promocionar al laicado sin cambiar la Iglesia. La clericalización que se ha

dado en los pasados siglos sigue siendo un elemento

determinante para la Iglesia de hoy y se convierte en un

impedimento casi insalvable para la renovación teológica y práctica de los seglares.” (Juan

A. Estrada)

por Lucas Cerviño

LA MISION DEL LAICO

Algunas consideraciones iniciales

Inicio esta reflexión con cierto respeto y pudor. Respeto porque soy de una generación cristiana

nieta del Concilio Vaticano II, ya que padres y madres fueron quienes lo gestaron, e hijos/as quienes expe-rimentaron la nueva vida, la prima-vera eclesial. Como nieto, que nació hacia el final del pontificado de Pablo VI y creció durante el pontifi-cado de Juan Pablo II, que escuchó hablar mucho y de diversas maneras sobre este acontecimiento, jamás podré comprender con cabalidad el cambio y la carga transformadora que significó el Concilio para mu-chos cristianos y cristianas.

Cincuenta años es medio siglo, cincuenta años en un país como Bolivia es una vida, por

ello me acerco también con pudor a este evento que todavía no ha dado todo de sí y que está ahí, como una herencia que avanza y retrocede, causa de penurias para algunos y anhelos inconclusos para otros. En mi caso, quiero que esta herencia eclesial sea una memoria viva que ilumine mi presente y el de los de-más, que sea cimiento de una nueva eclesialidad pero sobre todo de un mundo más justo, digno y solidario.

Con estos sentimientos internos me aventuro a revisitar algu-nas afirmaciones del Concilio

que permitan refocalizar la misión del laicado en la actualidad. En estos tiempos de post-Aparecida donde hemos sido interpelados a redescubrir y revitalizar nuestro discipulado misionero que brota del bautismo y nos hace sujetos activos de la iglesia. Por tanto, la intención no es revolver cartas viejas para añorar el pasado y lo que se perdió en el camino, sino retomar la heren-cia para vivir con mayor claridad el presente y evitando cometer errores del pasado.

Nuestro punto de partida

La motivación, o mejor dicho in-quietud, para ahondar en el tema de la misión laical en Gaudium et Spes (GS), Ad Gentes (AG) y también Lumen Gentium (LG) surge de algu-nas apreciaciones y observaciones realizadas por los obispos sobre el laicado en Latinoamérica y Bolivia.

Concretamente el documento de Aparecida (DA) manifiesta “el escaso acompañamiento

dado a los fieles laicos en sus tareas de servicio a la sociedad, particular-mente cuando asumen responsabi-lidades en las diversas estructuras del orden temporal” (DA 100c). Cabe preguntarse el porqué de este abandono al laicado justamente a la hora de dar su aporte específi-co, algo que no sucede cuando se necesita catequistas, agentes de pastoral, ministerio musical, etc. Tal vez una pista la dan los mismos

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obispos cuando verifican “en oca-siones una limitada comprensión del carácter secular que constituye la identidad propia y específica de los fieles laicos” (DA 100c). Pero ¿quiénes tienen esa “limitada com-prensión” del valor insustituible de la vocación laical? Indirectamente parecen estar indicando al clero y religiosos/as.

A pesar de constatar un laica-do abandonado e infecun-do, el documento de Apa-

recida pone en los laicos una gran confianza y esperanza. Afirmar que el estado permanente de mi-sión, el gran proyecto de nuestra iglesia latinoamericana, “no puede realizarse hoy sin la colaboración de los fieles laicos. Ellos han de ser parte activa y creativa.” (DA 213). Parte activa, o sea que son actores eficaces y eficientes; creativos, o sea que crean junto a otros y no simplemente reciben directivas.

Claro que, continúa el do-cumento, “esto exige, de parte de los pastores, una

mayor apertura de mentalidad para que entiendan y acojan el ‘ser’ y el ‘hacer’ del laico en la Iglesia.” (DA 213) Parece que no habrá una verdadera renovación laical sin una conversión mental, descolonización de los pastores. Pero ¿en qué consiste el ‘ser’ y el ‘hacer’ del laicado? Tal vez pasa por “un laicado capaz de actuar como verdadero sujeto eclesial y compe-tente interlocutor entre la Iglesia y la sociedad, y la sociedad y la Iglesia” (DA 497), como lo expresa sintéticamente el documento de Aparecida. Un laicado mayor de edad, capaz de formarse, discernir y actuar bajo conciencia; un laica-do que hace de puente entre la iglesia y la sociedad, por el simple hecho que su vida se alimentan de ambas realidades viviendo con un pie en cada lado.

Siguiendo esta percepción hacia el laicado, que va des-de una cierta frustración por

no saber cómo acompañarlo, pa-sando por una fuerte autocrítica y llegando a una gran confianza en que venga en luz su aporte específico que es tan vital hoy, los obispos de Bolivia, en su última Carta Pastoral (CP), subrayan: “Nos preocupan, de la misma manera, el trato paternalista o verticalista de algunos ministros de la Iglesia hacia los fieles, la búsqueda de ga-nancia en el servicio religioso y la persistencia de actitudes cerradas que no reconocen la vocación del laico como miembro del Pueblo de Dios, en especial de la mujer” (CP 16). Pero también preocupa “la pa-sividad de muchos laicos cristianos en la vida social, vecinal, sindical y política. Llama la atención que muchos católicos están dispues-tos a transigir en sus principios de fe o a olvidarlos cuando median la influencia, el poder o la mera figuración” (CP 134).

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¿Qué manifiestan estas afir-maciones tanto de Aparecida como de los obispos en Boli-

via? Por una parte la incapacidad del clero de acompañar al laicado y establecer relaciones maduras y horizontales, como también una pasividad, tibieza y comodidad del laicado. Por otra parte una gran expectativa a que el laicado florezca, casi una necesidad que redescubra su vocación específica para que la Iglesia pueda respon-der a los desafíos y exigencia del mundo de hoy, y de esta manera no perder, tal vez nuevamente, la cita con la historia.

Pero parece ser que esto no es de ahora, porque ya el Do-cumento de Santo Domingo

(SD), de 1992, decía “que los laicos no son siempre adecuadamente acompañados por los pastores en el descubrimiento y maduración de su propia vocación”. Además, continúa el documento, “la per-sistencia de cierta mentalidad clerical en numerosos agentes de pastoral, clérigos e incluso laicos, la dedicación de muchos laicos de manera preferente a tareas intra-eclesiales y una deficiente forma-ción les privan de dar respuestas eficaces a los desafíos actuales de la sociedad.” (SD 96)

Parece ser que estamos ante una serie de tensiones ecle-siológicas de vieja data. La

tensión entre iglesia y mundo donde por momento parece que sigue vigente la iglesia contra el mundo y no la iglesia en el mundo de la GS; la tensión laicado y orden sagrado, donde este último se considera superior, olvidando que la santidad viene de la vida y no de la condición eclesial; la tensión creyente y ciudadano donde ser cristiano es refugiarse en templos y casas de retiros ignorando la lla-mada a santificar el mundo.

El desafío es articular estas tensiones de manera crea-tiva y revitalizadora, donde

no hay predomino de uno de los polos, sino mutuo enriquecimien-to. Donde la iglesia aprende de los avances sociales y la sociedad aprende del testimonio eclesial; donde laicos/as, clérigos y religio-sos/as se enriquecen mutuamente y manifiestan principios eclesiales co-esenciales: el principio mariano, joánico, petrino y paulino, como diría Urs von Balthasar. ■

@Sobre el autor

Lucas Cerviñ[email protected] de MisionologíaCochabamba – Bolivia

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IGLESIA

ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA

Francisco de Asís fue y sigue siendo un “maestro de vida”

evangélica, pero es también un “maestro de fe”.

He aquí un aporte para el “año de la fe”…

por Felice Accrocca

¿COMO VIVIRIA SAN FRANCISCO HOY EL CREDO?

San Francisco tenía conciencia de la importancia del Símbolo apos-tólico; todos los frailes tenían esta

conciencia, al punto que en capítulo III de la Regla no bulada (1R) se recomen-daba a los frailes laicos rezarlo varias veces durante el día, en los distintos momentos de la oración litúrgica. Des-de un momento preciso en adelante, en efecto, la vida de Francisco se dejó guiar por la fe; no una fe cualquiera en un Dios cualquiera, sino la fe en el Dios de Jesucristo transmitida y custodiada por la Iglesia romana, admirablemente sintetizada en aquel Credo que abarca todas las verdades necesarias para la salvación. Esta misma convicción la exigía a todos los frailes: antes de ser

recibidos en la Orden tenían que ser examinados “sobre la fe católica y los sacramentos de la Iglesia” (2R II,2).

Francisco, hombre de fe, tuvo su punto de referencia en el Credo, porque su fe estaba contenida en aquel símbolo. Y es interesante observar el modo con el cual él hablaba de la fe a los frailes y cómo los invitaba a acoger ese don. Acogida, don: porque la fe es un don, antes que nada; pero es un don a aco-ger y a fructificar en tierra buena. No es por pura casualidad que las Admo-niciones, que nos recuerdan el eco de los discursos que Francisco tuvo para con los frailes en los últimos años de su vida, se abran con el gran discurso

Francisco bendiciendo el pan. De la pelicula “Hermano Sol, Hermana Luna” (1972)

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sobre “el Cuerpo del Señor” que es, en realidad, un gran discurso sobre la ne-cesidad de la fe. “La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de lo que no se ve -dice la Carta a los Hebreos-… Ahora bien, sin fe es imposible agradarle a Dios” (Hb 11,1.6).

Por eso, Francisco advierte que: así como todos aquellos que vieron con sus propios ojos a Jesús caminar en medio de ellos y no creyeron que él era Dios fueron condenados, “del mis-mo modo ahora, todos los que ven el sacramento… en forma de pan y vino, y no ven ni creen, según el espíritu y la divinidad, que es verdaderamente el santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, están condenados” (Adm 1,8-9). Esto sucedió porque el hombre, víctima de la propia dureza de corazón, se rehúsa a creer a causa de la soberbia. El que sabe ver y creer mirará a los hombres y a las cosas con los ojos de la fe, sabrá discernir entre el bien y el mal y sabrá reconocer al verdadero enemigo contra el cual hay que luchar: el pecado, que impulsa al hombre a la desobediencia, a la apropiación inde-bida de los dones de Dios, y reduce su cuerpo a la esclavitud. El verdadero siervo de Dios, por tanto, puede consi-derarse guiado por el Espíritu que viene

de lo alto cuando no “se enaltece más por el bien que el Señor dice y obra por su medio, que por el que dice y obra por medio de otro” (Adm XVII 1), porque “cuan-to es el hombre ante Dios, tanto es y no más” (Adm XIX 2). El hombre, al final, valdrá en la medida en que sabrá vivir como hijo de Dios, y por tanto, en la medida en que sabrá conformar su vida con su Credo, porque el Credo -valga la redundancia- es verdaderamente “creído” cuando cambia la vida… de lo contrario, es pura cháchara…

CÓMO SAN FRANCISCO COMENTARÍA EL CREDO

El Credo Apostólico está compuesto por doce artículos:

1. Creo en Dios, Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra…

Francisco leyó su vida con los ojos de la fe. El sufrimiento de los hombres le hizo redescubrir el rostro de un Dios omnipotente, pero aún antes de un Dios que es Padre, capaz de amar a sus hijos con un amor entrañable; un Dios que ama y pide ser amado. Recemos, por tanto, con las palabras de Francisco: “Omnipotente, eterno, justo y miseri-cordioso Dios, concédenos a nosotros miserables de hacer, por tu amor, lo que sabemos que tú quieres, y de querer siempre lo que es de tu agrado”.

2. …y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor…

El Señor Jesucristo, “el Hijo del Altísi-mo”, volverá un día “en la gloria de su majestad”. Señor del cosmos y de la historia, en un arrebato supremo de amor ha bajado entre los hombres para reconducirlos al Padre, y está siempre entre nosotros, porque “diariamente se humilla, como cuando desde el trono real descendió al seno de la Virgen; diariamente viene a nosotros Él mismo en humilde apariencia; diariamente desciende del seno del Padre al altar en manos del sacerdote” (Adm 1,16).

3. …que fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la Virgen

María…Del seno de María, Cristo “recibió la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad. Y siendo Él sobremanera rico, quiso, junto con la bienaventurada Virgen, su Madre, escoger en el mundo la pobreza” (2CtaF 5). Jesús vivió la existencia como un don, y vivió pobre, para enseñar a los hombres que una sola cosa es necesaria. Francisco quiso seguir sus huellas y repetir en su vida la experiencia de Cristo. Él nos enseña así, que la fe o cambia la vida o no es fe.

4. …padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y

sepultado…“Próximo a la pasión, Cristo puso su voluntad en la voluntad del Padre”. Él salvó a los hombres con el precio de su propia vida. Él, que era Dios, se vació a sí mismo para reconciliarnos, a noso-tros pecadores, con el Padre: nuestra vida ha sido pagada con el precio de su muerte; nuestra liberación, con su irrevocable entrega. “Por tanto, hijos de los hombres, ¿hasta cuándo serán duros de corazón?¿Por qué no conocen la verdad y no creen en el Hijo de Dios?”.

5. …descendió a los infiernos; el tercer día resucitó de entre los

muertos…Porque no hubiera sido Dios si no hu-biera resucitado. Por eso Francisco, en el Oficio de la Pasión, pone en los labios de Cristo estas palabras: “Me dormí y re-sucité, y mi Padre santísimo me acogió con gloria. Padre santo, sostuviste mi mano derecha y me guiaste según tu voluntad y me acogiste en gloria” (OfP Sal 6,11-12). Re-surgir, levantarse nue-vamente, realzarse después de cada caída: es el renacimiento que el Señor nos pide que cumplamos día tras día.

6. …subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopo-

deroso… El Cristo, sentado en el trono de la majestad, requiere nuestra obedien-cia, que es antídoto necesario contra las insidias del tentador, porque “con-funde todos los quereres corporales y carnales; y mantiene mortificado su cuerpo para obedecer al espíritu y para obedecer a su hermano” (SalVir 14). Es ésta la pobreza extrema, que muy bien había entendido Jacobo de Todi: “pobreza es nada poseer / y ninguna

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cosa luego querer / y toda cosa poseer / en espíritu de libertad”.

7. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Todos tendremos que dar ra-zón de nuestra vida, “en el día del juicio, delante del tribunal de Cristo”. Por eso Francisco pide a todos, y sobre todo a quien ha recibido “la potestad de juzgar a los demás”, de ejercer “el juicio con misericordia, así como cada uno desea obtener misericordia del Señor”; porque “el juicio será sin misericordia para aquellos que no han usado miseri-cordia; la misericordia, por el contrario, siempre prevalece en el juicio”.

8. Creo en el Espíritu Santo…Dice el apóstol: “nadie puede decir

«Jesús es el Señor» si no es movido por la acción del Espíritu Santo”. Por lo tanto los frailes deben “desear por encima de todo” tener el Espíritu del Señor y su santa operación, y “por la caridad que viene del Espíritu” deben servirse y obedecerse “mutuamente”. Porque sólo el Espíritu puede doblar nuestras rigideces, calentarnos cuando estamos congelados, y enderezar nuestros cami-nos desviados…

9. ...la santa Iglesia católica, la comu-nión de los santos…

“El Señor -escribe Francisco- me dio, y me sigue dando, una fe tan grande en los sacerdotes que viven según la norma de la santa Iglesia romana, por

su ordenación, que, si me viese perse-guido, quiero recurrir a ellos” (Test 6). Ésta es la Iglesia que amó Francisco, y en la persona de los sacerdotes -que hay que acoger y venerar sin tener en cuenta su fragilidad- él encuentra a quien le hace presente el Cristo en sus sacramentos, signos eficaces de la gracia que salva. ¿Estamos convenci-dos de esto?

10. …el perdón de los pecados…Francisco sabía que “al cuerpo

le gusta pecar y es cosa amarga servir a Dios, pues todas las cosas malas, los vicios y pecados, salen y proceden del corazón de los hombres”. Pero tam-bién sabía que Cristo ha derramado su sangre para perdonar nuestros peca-dos ante el Padre, y por tanto miraba hacia el futuro con confianza y pedía a los frailes de practicar una gran mise-ricordia, condición necesaria para ser a su vez perdonados. Digno aprendiz, también en esto, de su Maestro.

11. …la resurrección de la carne… “Nuestra carne -dijo Pablo VI

en el entierro de Aldo Moro- resuci-tará, nuestra vida será eterna. ¡Ojalá que nuestra fe nos haga gustar ya desde ahora esta realidad prometi-da!”. Francisco creía firmemente en la resurrección de la carne, y por eso se esforzaba en dominar la carne, natu-ralmente inclinada hacia los vicios y los pecados. Porque es la perspectiva

de la eternidad que da al hombre la fuerza necesaria para vencer lo peor de sí mismo y hacer emerger su be-lleza interior.

12. …y la vida eterna. Amén. Francisco no hace descuentos:

“debemos alegrarnos cuando esta-mos expuestos a diversas pruebas, y cuando sobrellevamos todo tipo de angustia o tribulación del alma y del cuerpo en este mundo en vista a la vida eterna”. Y él sabe que es Jesús “nuestra vida eterna”, nuestro misericordioso Salvador”. “A través de él sube a Dios nuestro Amén para su Gloria” (2Cor 1,20). Sea toda nuestra vida un canto de alabanza a él, un Amén para su gloria.

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El Papa Francisco abraza a un joven recuperado de su adiccion en el Hospital San Francisco de Rio.

ACTUALIDAD

JMJ 2013

La Jornada Mundial de la Juventud que reunio en Rio

de Janeiro a mas de tres millones de personas no dejo

indiferente a nadie.

Un magnifico testimonio de una Iglesia viva y cimentada en

el Evangelio.

por Gabriel Lopez Santamaria

Los números de la JMJ que acaba de concluir en Rio de

Janeiro son mas que elocuentes. Más de 3,5 millones de personas. Brasil, Argentina, Estados Unidos, Chile, Italia, Venezuela, Francis, Paraguay, Perú y México entre los países más representados. Las mujeres representaron el 55 % de los participantes (el 45 % eran hombres).

El 60% de los jóvenes tenía entre 19 y 34 años. Hubo,

además 60 mil voluntarios, 6.500 periodistas acreditados de 57 países. Participaron 644 obispos,

de los cuales 28 eran cardenales. Se consumieron cuatro millones de hostias consagradas. Son algunos de los números de la JMJ brasileña que acaba de terminar, según lo que indicó en una conferencia de prensa el arzobispo de la ciudad de Río, Orani Tempesta.

Las tomas aéreas de la playa de Copacabana, tan habituada

a otro tipo de escenas, dejan sin aliento. El clamor de mas de 3.000.000 de almas hace emocionar, pero mas aun el silencio, en los momentos de

UNA IGLESIA VIVA EN RIO DE JANEIRO.

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oración, de tan ingente masa de personas.

Jóvenes, y no tanto, venidos de todos los rincones de la

tierra que soportan frío, lluvia, duermen a la intemperie, en aeropuertos, y todo por un hombre.

Todo por un Hombre...

He escuchado en estos días a muchos cronistas destacar

el “poder de convocatoria” del papa Francisco. El carisma del Santo Padre, su humildad, su cercanía. Y ciertamente todo eso es verdad. Pero quien de verdad ha convocado a este inmenso pueblo en la hermosa Rio es un hombre que piso estas tierras ¡hace mas de dos mil años! ¡JESUCRISTO!

En estos días el Santo Padre nos ha hablado de amor, nos

ha hablado del servicio a los mas pobres, de construir un mundo mejor, de no tener miedo, de salir a las calles a anunciar a Cristo, vivo entre nosotros.

El gran mensaje de estas Jornadas, inspiradas por el

beato Juan Pablo II, no es otro que el testimoniar en la propia vida aquello en lo que creemos. De nada sirve una fe sin obras (cf. Santiago 2, 14-17), de nada vale decirnos cristianos sino

vivimos como tal.

Tengo siempre muy presentes unas palabras del

Papa Francisco cuando aun era Arzobispo de Buenos Aires. En la ultima procesión de Corpus Christi, el 9 de Junio de 2012, el dijo que “en la vida hay que caminar como caminó Jesús: dejando huellas que marquen la historia. Huellas que dejen descendencia” Y de eso se ha tratado esta y todas las JMJ, de dejar huella. De mostrar al mundo una Iglesia viva, joven, que, a pesar de las crisis, sigue estando viva porque la impulsa el Espíritu Santo y se alimenta del propio Cristo.

La primer actividad que quiso realizar el papa, mas allá de

las formalidades, fue visitar a la Madre y fue hasta Aparecida.

UNA IGLESIA VIVA EN RIO DE JANEIRO.El clima era sombrío, con lluvia,

viento y frio pero el Santo Padre nos dijo que

“Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en ningún momento los

abandona. Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El «dragón», el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra

esperanza.”

Que debemos dejarnos sorprender por Dios y vivir

con alegría. Tantas veces caemos en la desesperanza, en la tristeza y yo creo que este es el mayor de los pecados! ¿Como podemos estar tristes cuando el mismo Cristo nos ha ganado la Vida Eterna? ¿De que vamos a tener miedo? Si Dios esta con nosotros ¿quien podrá hacernos daños? (cf. Rm 8:13)

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El papa concluyo diciendo:

“Queridos amigos, hemos venido a llamar a la puerta de la casa de María. Ella nos ha abierto, nos ha hecho entrar y nos muestra a su Hijo. Ahora ella nos pide: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5).”

La siguiente “parada” del papa fue la “periferia”, porque no

solo basta con predicar y disertar sobre los pobres y marginados de nuestro tiempo, es necesario actuar. De este modo estaremos predicando lo que vivimos y viviendo lo que predicamos (cf. Homilia del cardenal Bergoglio en la Misa por el Año del Espíritu Santo en 1998)

El Hospital para drogadictos, San Francisco de Asís y la

favela Varginha fueron testigos privilegiados de estas palabras:

“Aquel hermano que sufría (el leproso) era «mediador de la luz (...) para san Francisco de

Asís» (cf. Carta enc. Lumen fidei, 57), porque en cada hermano y

hermana en dificultad abrazamos la carne de Cristo que sufre. Hoy, en este lugar de lucha contra la dependencia química, quisiera abrazar a cada uno y cada una de ustedes que son la carne de Cristo, y pedir que Dios colme

de sentido y firme esperanza su camino, y también el mío.

Abrazar, abrazar. Todos hemos de aprender a abrazar a los

necesitados, como San Francisco.”

y que

“No dejemos, no dejemos entrar en nuestro corazón la cultura

del descarte. No dejemos entrar en nuestro corazón la cultura del descarte, porque somos

hermanos. No hay que descartar a nadie. Recordémoslo siempre:

sólo cuando se es capaz de compartir, llega la verdadera

riqueza; todo lo que se comparte se multiplica.”

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Saliendo de la agenda prevista quiso reunirse con

los jóvenes de su patria y les dijo a ellos, y a toda la Iglesia, que quería “lio”, que quería que salieran a la calle, porque una Iglesia encerrada es una Iglesia enferma y se convierte en una ONG “¡y la Iglesia no puede ser una ONG!”

Al llegar a los momentos culminantes en una playa de

Copacabana abarrotada, a pesar de la lluvia, en la Vigilia Nocturna nos dijo que

“No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande que sea, que el Señor no comparta con nosotros.”

Porque el Dios en el que creemos no es un “dios mago” que resuelve nuestros problemas sin mas, el Dios en el que creemos es un Dios que nos acompaña en el sufrimiento, propio de esta vida, que camina a nuestro lado y nos consuela.

Es un Dios compasivo y misericordioso...

EN LA MISA DE CLAUSURA EL SANTO PADRE RESUMIÓ

MAGNÍFICAMENTE EL MANDATO MISIONERO

CRISTIANO: “VAYAN, SIN MIEDO, PARA SERVIR”... SIN MIEDO Y

PARA SERVIR!

El mensaje final, como siempre, ha sido “vayan y

hagan discípulos a todos los pueblos” (Mt. 28, 19-20) y solo lo haremos cuando la gente vea como nos amamos, como tratamos al pobre, al marginado, al abandonado, a todos y cada uno de nuestros hermanos.

Hemos preparado un ebook (libro digital) con todas

las intervenciones del Santo Padre Francisco que se puede descargar en www.seriglesia. com y en nuestro Kiosco (http://issuu.com/pazybien) , para que cuando pase la euforia

de estos días, podamos volver a ellas y meditandolas hacerlas carne y llevarla a las calles.

Paz y Bien!

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30Julio / Agosto 2013

NOS ENVÍAN

En diciembre de 2012 anunciábamos que la edición castellana de El Mensajero de San Antonio dejaba de editarse. Reproducimos a continuación alguna de las muchas cartas que llegaron a nuestra redacción y nuestra respuesta.

Estimado Padre Director:

Con mucha tristeza recibí la noticia sobre el cierre del ‘Mensajero’ espero que sea un hasta luego y le pido que me tenga presente si eso sucede.No tengo palabras para agradecer el envío de la revista puntualmente durante tantos años alimentando mi fe. Que San Antonio los colme de bendiciones a Ud. y a toda la familia antoniana y me despido con el amor de Jesús que con su presencia siempre nos alienta y nos hace mirar hacia adelante. ¡Paz y Bien!

Tita Cena San Francisco (Córdoba)

Argentina

Estimado Padre Ugo Sartorio:He recibido con bastante pesar la noticia del cierre de la edición de la Revista. La recibo desde 2009 y me gusta leerla por los efectos espirituales y de mayor comprensión de nuestra fe que me produce. Es una gran pena que deba discontinuarse, pero confiemos en la Providencia que las cosas puedan cambiar en el futuro.Yo había agendado renovar mi suscripción en agosto y

tanto considerando que la recibiré hasta diciembre, como por parecerme de toda justicia colaborar en el costo de su envío, he renovado esa suscripción y le acompaño comprobante de depósito.Lo saludo con todo afecto en Cristo Nuestro Señor.

Susana Czar de Zalduendo Olivos - Buenos Aires

Argentina

Padre Ugo Sartorio,Días pasados recibí una hermosa cartita pero a su vez con una tristísima noticia, el cierre de la revista tan querida. Me quede asombradísima, ya que con ella leía en la Parroquia de Santa Lucía, a la cual pertenezco, los pensamientos a la Tercera Edad y ellas estaban encantadas hasta me aplaudían y me felicitaban por tan bella lectura.¡Cómo podré resignarme a la perdida de tan hermosa revista, no la recibiré más! En cuanto al dinero de la suscripción yo nunca dejé de abonarla, pensar que mi finado suegro me alentaba para que fuera devota del Santo, lo seguiré siendo con la gran pena que no la recibiré más.Le pido sus oraciones Padre por mi nietito Mateo Emanuel, nació con una glándula del cerebro muy chiquita, la hipófisis y ya tiene un año y medio y no va a caminar, ni reírse, ni hablar, los padres son catequistas de nuestra Parroquia y tocan la guitarra en la Misa de los niños, son padres

ejemplares, voy a envidiar el Cielo grande que van a tener ¿verdad Padre?Con esta carta le adjunto una colaboración pues mi suscripción debía abonarla en julio pero nunca es tarde para hacer el bien y como ahora ya no se puede pagar la suscripción, que sirva para dar un granito de arena para algún seminarista humilde o la obra que usted desee.Sin más que agregar, esperando su santa bendición y le pido en especial por mi nietito, no se olvide de él y de mi familia, estoy muy agradecida por todo.

Gladys de Forni Buenos Aires

Argentina

Padre Director,Con todo respeto me dirijo a Ud. para decirle que siento mucho que no se vaya a publicar más la edición española. De todos modos agradezco todas sus oraciones durante estos 47 años de socia, seguiré unida siempre a las oraciones de nuestro amado Santo tan milagroso, San Antonio.Le cuento que todos en

la familia y a través de los años tenemos esta fe, firme y fuerte, Dios quiera pueda recibir la estatuita prometida por Ud...Muchísimas gracias por todas sus bendiciones y oraciones y así seguiremos unidos, que Jesús y María Santísima nos seguirán ayudando. Lo saludo atentamente.

Familia Ramírez Rosario - Santa Fe

Argentina

Padre Director:Le escribo desde Alto Alberdi, Córdoba, (le digo esto para que se acuerde de mí, de cuando Ud. fr. Javier estaba en Córdoba).Me gustó mucho su Editorial de octubre, pero mi carta va más allá de las alabanzas. Le escribo porque estoy decepcionado con la decisión de suspender la edición para América Latina, y yo también, como dice la lectora Carolina Ferraro de Montevideo-Uruguay- lloro ahora y lloré de pena. No puedo creer que una revista tan importante, nos abandone así, sin más, sin luchar por otros medios.

Cartas

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31Julio / Agosto 2013

Tal vez uno peque de cómodo y no les escriba casi nunca para hacerles saber lo hermosa que es la revista y el bien que nos hace a los que la leemos, porque la leemos no sólo los suscriptores, sino muchas otras personas.Quiero también hacerles saber que los artículos que más leo y releo, son los relacionados con la Biblia, escritos por Ariel Álvarez Valdés. A este autor extraordinario, lo conocí a través de Uds. y a partir de allí empecé a comprar sus libros, pero sus artículos en la revista me parecen siempre fascinantes, escritos de una manera amena, didáctica y al alcance de todos los que no tenemos un estudio profundo y queremos saber más, y aprovechamos no sólo sus conocimientos, sino también sus conclusiones de vida con que termina siempre sus artículos. A él mis públicas felicitaciones.Tal vez, el Santo les haga re veer la decisión tomada. Sinceramente creo que así como nos ayuda a sus devotos, no puede dejar caer una obra tan importante.Espero finalmente antes de fin de año, que tomen la decisión de seguir adelante. Con una gran estima, les saludo en el Señor.

Luis ForesiCórdoba - Argentina

Padre Director:Querido Padre el día 7 de agosto de 2012, recibí su carta donde me dice que no pueden seguir más con la tan linda

revista ‘El Mensajero de San Antonio’. Muy triste quedé, hace más o menos 50 años que la recibo, la voy a extrañar mucho.Si es que vuelven a editarla le adjunto la etiqueta tal como la recibo, no se olviden de mí, porque voy a seguir con ella si así fuera, es mi deseo.Querido Padre Ugo, espero recibir la estatuilla de nuestro amado San Antonio, ¿puede ser que llegue a mis manos?, porque a veces se pierden, no se sabe a quién le llega.Le deseo a usted Padre Ugo, que Dios lo bendiga y a todos los demás que tanto hicieron para la revista, que a todos los bendiga Dios y que se pueda volver a redactar pronto.Cariñosamente los saluda con un fuerte apretón de manos una devota de San Antonio.

Esther Truccone Muñiz Santa Fe - Argentina

Padre Director:Con profundo dolor quiero saludar a usted y a todo su equipo de nuestra querida revista ‘El Mensajero de San Antonio’.Es muy triste, es producto de la situación triste que estamos atravesando, pero para mí esa revista es parte de la historia de mi vida, yo no estoy segura

del tiempo que hace que la recibía, pero estoy cerca de los 60 años, o más. Mi papá nos regaló la primera suscripción a mi hermana y

a mí, recuerdos imborrables pasan por mi mente, tantos temas de interés, el almanaque que tantos años ocupo su lugar en la puerta del placard y la necesidad de hojear la revista que nos brindaba material para la liturgia y la catequesis, luego se las daba a un sacerdote muy amigo de la casa, porque a él también le interesaba y cuando le enseñe la nota con la triste noticia, lo lamentó mucho.No nos queda más que rezar y pedirle al Señor, por medio de San Antonio que se solucionen los problemas y la pobreza que de a poco va invadiendo el mundo. Agradezco de corazón a todos quienes prepararon esa revista durante tantos años y los saludo en Cristo

Nelly de Gauchat Sunchales - Santa Fe

Argentina

la querida revista.

Fernando Esteban JapazMendoza - Argentina

En respuesta a todas estas peticiones y

las que aun, casi un año después, seguimos recibiendo, es que nos hemos animado a re editar El Mensajero de San Antonio pero esta vez en versión digital. Estamos convencidos de que es el mejor modo de no acallar la voz del Santo y de llegar cada vez a mas lectores, cosa que con la edición en papel se tornaba cada vez mas difícil debido a problemas logísticos.

Entendemos que esta nueva propuesta sera

del agrado de los mas de 10.000 suscriptores de la edición en papel y de los nuevos lectores que la descubran gracias al universo de internet.

Queremos también renovar nuestro

contacto con todos y los invitamos a seguirnos y enviarnos sus comentaros en Facebook:

www.facebook.com/pazybien.es

Que San Antonio los siga protegiendo y

bendiciendo a todos.

Page 34: El Mensajero de San Antonio. Agosto 2013

32Julio / Agosto 2013

El gran orador ateniense Demóstenes se encontraba en la plaza, tratando de llamar la atención de sus ciudadanos sobre los graves

problemas sociales y políticos de la ciudad.Sin embargo, a nadie le interesaban sus palabras.Entonces empezó a hablar de un joven que había alquilado un burro para irse desde Atenas a un pueblito cercano.

- Era verano, y el sol estaba con toda su fuerza. El dueño del burro y el joven resolvieron parar un poco para descansar a la sombra del burrito. Pero… la sombra no alcanzaba para los dos.

-Yo te arrendé el burro, no su sombra -dijo el dueño del burro-.-¡No!, yo arrendé el burro entero, con su sombra -contestó el joven-.

A este punto, Demóstenes dejó de hablar. Los oyentes, vivamente interesados, le pidieron a gritos que terminara el cuento.

-¿Cómo -exclamó Demóstenes-, la sombra del burro les preocupa más que sus propios intereses?

Los atenienses aprendieron la lección, pero no supieron nunca cómo terminó el cuento del burro y su sombra.

Moraleja:La historia de Demóstenes se repite… ¿Qué sociedad se interesa más por la farándula que la nuestra?Hoy día el sombrero vale más que la cabeza, los anteojos más que la vista, la caja más que el contenido. Y las consecuencias ¡se palpan!

Al respecto:El Cardenal Martín dijo: “Hay muchachas que tardan más en elegir el vestido que se van a poner que a rezar las oraciones de la mañana”.

De burros y ... sombras.

por Hermano Suplicio

Oscar Wilde escribió:

“Las muchachas de hoy

prefieren ser bellas antes que

inteligentes, porque saben

que al hombre moderno le

gusta más mirar que pensar”.

EL CUENTO

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Julio / Agosto 2013

DIOS EN LA CIUDAD. PRIMER CONGRESO DE PASTORAL URBANA. ED. SAN PABLO.JORGE MARIO BERGOGLIO

El Primer Congreso Regional de Pastoral urbana fue un encuentro

de agentes pastorales atraídos por el deseo de renovar la evangelización en la ciudad, precisamente, cuando pareciera que las motivaciones son escasas.

Este real interés y compromiso pro-vocaron entre los participantes,

esperanza y entusiasmo para seguir hallando los modos más adecuados para una Nueva Evangelización en los grandes conglomerados urbanos en los que viven, luchan y sueñan millones de personas.

Los aportes teológico-bíblico-pas-torales y –muy especialmente- la

pedagogía y la metodología de la “salida-encuentro” a distintos lugares de la urbe presentes en este libro, muestran que una pequeña semilla se ha sembrado en la tierra-humus de la comunidad eclesial.

“Ahora es tiempo de espera pacien-te, mientras se realiza el esfuerzo

por brindar el servicio sencillo y hu-milde del riego fecundo”.

EL AMOR AL HERMANO.CHIARA LUBICHCIUDAD NUEVA

¿Es posible soñar con una civiliza-ción basada en el amor? Sólo si

consideramos a cualquier persona como un hermano al que amar.

Dice san Juan que “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Jn 4, 20). Chiara Lubich “descubrió” que el amor cristiano a los hermanos, dirigido durante siglos sobre todo a los pobres y abandonados, pue-de abrirse en un horizonte infinito que abarca a cualquier persona, sea cual fuere su situación social, su pertenencia política, cultural o religiosa. Mediante apuntes, pági-nas de su diario personal, discursos o respuestas en conferencias dic-tadas, la autora despliega magis-tralmente la novedad, el valor del amor al prójimo y su método de

aprendizaje.

WWW.SERIGLESIA.COM

EDITORIALESNOVEDADES

NOTICIAS

¿QUIERES RECIBIREL MENSAJERO EN EDICION PAPEL?

La revista de la Familia Antoniana

La voz que mantiene vivo el mensaje religioso y humano del Santo.

Nuestra revista se edita en inglés, alemán, español, polaco, rumano… Llega a 700.000 hogares alrededor del mundo.

El próximo puede ser el tuyo…

La edición castellana en papel ha dejado de salir en diciembre de 2012 pero estamos evaluando su relanzamiento. Por ello, si estás interesado/a en recibir el Mensajero en su versión en papel (6 numeros al año) envianos tus datos a:

[email protected]

y te diremos cuando este diponible.

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