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Fanon, Antillanos y Africanos

Date post: 02-Jun-2018
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    LATINOAMERICCUADERNOS DE CULTURA LATINOAMERICANA

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    FRANTZ FANON

    ANTILLANOS Y AFRICANOS

    UNAM

    COO RD INAC ION DE HUM AN I DADE S

    CENTRO DE ESTUD IOS LAT INOAMER ICANOS/Facultad de Filosofa y LetrasUN ION DE UN IVE RS IDA D ESDE AM E R I CA LAT INA

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    FRANTZ FANON

    ANTILLANOS Y AFRICANOS

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    COORDINACIN DE HUMANIDADES

    CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOSFacultad de Filosofa y Letras

    UNIN DE UNIVERSIDADES DE AMRICA LATINA

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    FRANTZ FANON (1925-1961), nacido en Martinica, anti-llas francesas, pensador de la realidad de esta que llamaraMart, nuestra Amrica. En su pensamiento sobre la realidad en la que su principal actor lo es el hombre de raza negra,Fanon ir ms all de lo que se plantearon y propusieron losfilsofos de la negritud como lo hiciera su compatriota Aim Cesaire (Cf. Latinoamrica54). Entre sus obras se destacan,Piel negra, mscaras blancasyLos condenados de la tierra.Su muerte, vctima del cncer de sangre, le encontr luchandoen frica, por la libertad de Argelia con lo que muestra su

    preocupacin por ir ms all de cualquier limitacin racial.La raza no es sino expresin concreta del hombre. Todo

    hombre tiene una determinada configuracin, una piel deun determinado color, sin que esta coloracin decida sobresu superioridad e inferioridad. Es el hombre que lucha por sulibertad en Amrica, en Asia, en frica, en cualquier otro lugar de la tierra. Es el mismo hombre el que lucha o por el cual

    se lucha a lo largo de la tierra. Por ello la lucha libertaria argelina es para Fanon, su propia lucha en las Antillas. Es una y lamisma lucha como ya lo haban demostrado en Amrica Simn Bolvar al llevar sus huestes libertadoras a lo largo delcontinente. Es esta la preocupacin actual de la Revolucincubana que hace de la lucha de los pueblos del frica expresin de su propia lucha. Fanon hizo lo mismo. Luch en frica, por el hombre sin discriminacin No est contra Europa,ni contra el llamado Occidente. Simplemente sabe que su lucha es la misma lucha del hombre que quiere libertad y el reconocimiento de su dignidad, y de las cuales han dado, tambinextraordinarios ejemplos los europeos y occidentales. Lo importante es que lo que un pueblo, o pueblos, reclamen para si,sea tambin reconocido en otros pueblos. Este trabajo fue pu

    blicado por la Revista de la Casa de las Amricas. Como se ve

    r es una crtica a la limitada preocupacin por la negritud.

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    ANTILLANOS Y AFRICANOS

    Frantz Fanon

    Hace dos aos, terminaba yo una obra1sobre el problemadel hombre de color en el mundo blanco. Saba que no era en

    lo absoluto necesario am putar la realidad. No ignoraba que en elseno mismo del "pueblo negro, esa entidad, se podan distinguir movimientos desgraciadamente bastante inestticos.Quiero decir, por ejemplo, que a menudo el enemigo del negrono es el blanco, sino su propio congnere. Es por esto que yosealaba la posibilidad de un estudio que contribuyese a la disolucin de los complejos afectivos susceptibles de oponer aantillanos y africanos.

    Antes de adentrarnos en el debate, quisiramos hacer notarque esta historia de negros es una historia sucia. Una historianauseabunda. Una historia ante la cual uno se halla totalmente desarmado si se aceptan las premisas de los deshonestos. Ycuando digo que la expresin pueblo negro es una entidad,con ello indico que si se excluyen las influencias culturales yano nos queda nada. Hay tanta diferencia entre un antillano y

    un habitante de Dakar como entre un brasileo y un madrileo. Lo que se pretende al englobar a todos los negros bajo elapelativo pueblo negro es arrebatarles toda posibilidad deexpresin individual. Lo que se pretende as es colocarlos en laobligacin de responder a la idea que uno se hace de ellos.Qu sera el pueblo blanco? No se ve entonces que slo

    puede haber una raza blanca? Es necesario entonces que yo

    explique la diferencia que existe entre nacin, pueblo, patria ycomunidad? Cuando se dice pueblo negro, se supone sistemticamente que todos los negros estn de acuerdo sobre ciertas cosas; que existe entre ellos un principio de comunin. Laverdad es que no hay nada, a priori, que permita suponer laexistencia de un pueblo negro. Que haya un pueblo africano,lo creo; que haya un pueblo antillano lo creo. Pero cuando seme habla de ese pueblo negro trato de comprender. Enton

    ces, desgraciadamente, comprendo que hay en eso una fuentede conflictos. As pues, intento destruir esa fuente.2

    1 Peau noire, masques blancs (Coleccin Esprit, Ed. du Seuil).

    2 Digam os que las concesiones que hemos hecho son ficticias. Filosfica ypolticamente no hay un pueblo africano, sino un mundo africano. Del mis

    mo modo que un mundo antillano. Por el contrario, se puede decir que exis

    te un pueblo judo, pero no una raza juda.

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    Se me ver emplear trminos como culpabilidad metafsicao locura de pureza. Pedir al lector que no se espante de ello;ese empleo ser exacto en la medida en que se comprenda que,al no poder alcanzarse lo importante, o, ms exactamente, alno ser deseado lo importante, uno se repliega hacia lo contingente. Es una de las leyes de la recriminacin y de la mala fe.Reencontrar lo importante bajo lo contingente, tal es la urgencia.

    Cul es aqu el problema? Yo digo que en quince aos se haproducido una revolucin en las relaciones antillano-

    africanas. Y deseo mostrar en qu consiste este acontecimiento.

    En la Martinica, es raro hallar posiciones raciales tenaces.El problema racial est recubierto por una discriminacin econmica y, en una clase social determinada, es sobre todo productor de ancdotas. Las relaciones no son alteradas por lasacentuaciones epidrmicas. A despecho de la carga ms o me

    nos grande de melamina, existe un acuerdo tcito que permitea unos y a otros reconocerse como mdicos, comerciantes yobreros. Un negro obrero contra el negro burgus. Esta es laprueba de que las historias raciales slo son una superestructura, un manto, una sorda emanacin ideolgica que revisteuna realidad econmica.

    Cuando all se nota que un individuo es, a pesar de todo,muy negro, se hace sin desprecio, sin odio. Es necesario estarhabituado a eso que uno llama espritu martiniqueo para entender lo que pasa. Jankelevitch ha mostrado que la irona erauna de las formas de la buena conciencia. Es exacto que la irona en las Antillas es un mecanismo de defensa contra la neurosis. Un antillano, principalmente un intelectual, que no seoriente sobre el plano de la irona, descubre su negritud. Aspues, mientras que en Europa la irona protege de la angustia

    existencial, en la M artinica protege de una toma de concienciade la negritud. La misin consiste en desplazar el problema, encolocar lo contingente en su lugar y en dejar al martiniqueola eleccin de los valores supremos. Se ve todo lo que podradecirse si enfrentramos esta situacin a partir de las etapaskierkegaardianas. Se ve tambin que un estudio de la irona enlas Antillas es capital para la sociologa de esta regin. La

    agresividad, casi siempre, resulta all amortiguada por la irona.3Para facilitar nuestra exposicin, nos parece interesante dis

    tinguir en la historia antillana dos periodos: antes y despus dela guerra de 1939-1945.

    3 Vase, por ejemplo, el Carnaval y las canciones com puestas en esta ocasin.

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    ANTES DE LA GUERRA

    Antes de 1939, el antillano se deca feliz4o al menos crea serlo.

    Votaba, iba a la escuela cuando poda, segua las procesiones,amaba el ron y bailaba biguine. Los que tenan el privilegio deir a Francia hablaban de Pars; de Pars, es decir, de Francia.Y los que no tenan el privilegio de conocer Pars se dejabanilusionar.

    Haba tambin funcionarios que trabajaban en frica. Atravs de ellos se vea un pas de salvajes, de brbaros, de ind

    genas, de criados. Es necesario decir ciertas cosas si no se quiere falsear el problema. El funcionario de la metrpoli, que retorna de frica, nos ha habituado a los clichs: brujos, fetiches, tam-tam, bondad, fidelidad, respeto al blanco, retraso.El drama es que el funcionario antillano, al hablar de frica,no lo hace en otros trminos. Y como el funcionario no es solamente el administrador de las colonias, sino el gendarme, eladuanero, el notario, el militar, resulta que en todas las capasde la sociedad antillana se forma, se sistematiza, se fragua unirreductible sentimiento de superioridad sobre el africano. Entodo antillano, antes de la guerra de 1939, no slo haba la certidumbre de una superioridad sobre el africano, sino de unadiferencia fundamental. El africano era un negro y el antillanoun europeo.

    Todo el mundo parece conocer estas cosas; pero, en verdad,

    nadie en lo absoluto las tiene en cuenta.Antes de 1939, el antillano reclutado voluntariamente en el

    ejrcito colonial, iletrado, o sabiendo leer y escribir prestabaservicios en una unidad europea, mientras que el africano, conexcepcin de los originarios de los cinco territorios, lo haca enuna unidad indgena. El resultado sobre el cual queremos llamar la atencin es que, cualquiera que fuese el dominio consi

    derado, el antillano era superior al africano, de otra esencia,asimilado al ciudadano de la metrpoli. Pero como en el exterior era un poquito africano, puesto que era negro, estabaobligado reaccin normal en la economa sicolgicaa fortalecer sus fronteras a fin de estar al abrigo de todo desprecio.

    Digamos que, no contento con ser superior al africano, elantillano lo despreciaba, y si el blanco poda permitirse ciertaslibertades con el indgena, el antillano, por su parte, no podahacer lo mismo. Y es que, entre blancos y africanos, no habanecesidad de una llamada al orden, esto salta a la vista. Peroqu drama si, de repente, el antillano era tomado por africano!...

    4 Se podra decir: com o la pequea burguesa francesa de esta poca; pero no

    es sa nuestra perspectiva. Lo que queremos estudiar aqu es el cambio de

    actitud del antillano con respecto a la negritud.

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    Digamos tambin que esta posicin del antillano era autentificada por Europa. El antillano no era un negro, era un antillano, es decir, casi un ciudadano de la metrpoli. Con esta ac

    titud, el blanco daba razn al antillano en su desprecio delafricano. En suma, el negro habitaba en frica.

    En Francia, antes de 1940, cuando se presenta a un antillano en una sociedad bordelesa o parisiense, siempre se agrega

    ba: originario de la Martinica. Y digo Martinica porque, seha adivinado? la Guadalupe no se sabr nunca por quera considerada como un pas de salvajes. Hoy todava en

    1952, nos sucede que omos a un martiniqueo afirmar queellos (los de la Guadalupe) son ms salvajes que nosotros.

    El africano, por su parte, era en frica el representante realde la raza negra. Adems cuando un patrn reclamaba un esfuerzo demasiado grande de un martiniqueo, ste le responda: Si quiere un negro vaya a buscarlo a frica ; entendien-dose con eso que los esclavos y los trabajadores por la fuerzase reclutaban en otra parte. All, entre los negros.

    El africano, inferiorizado, despreciado con la excepcinde algunos escasos evolucionados , se corrom pa en el la

    berinto de su epidermis. Como se ve, las pasiones eran ntidas:de un lado el negro, el africano; del otro el europeo y el antillano. El antillano era un negro, pero el negro estaba en frica.

    En 1939, ningn antillano en las Antillas se declaraba negro

    o pretenda tener parentesco negro. Cuando lo haca era siempre en sus relaciones con un blanco. Era el blanco, el blancomalo quien lo obligaba a reivindicar su color o, ms verdaderamente, a defenderlo. Pero se puede afirmar que en las Antillas, en 1939, no brotaba ninguna reivindicacin espontneade la negritud.

    Es entonces cuando, sucesivamente, van a producirse tres

    acontecimientos.Y ante todo la llegada de Csaire.Por primera vez, se ver a un profesor de liceo, o sea, un

    hom bre aparentemente digno, decir simplemente a la sociedadantillana que es bueno y bello el ser negro. Esto era, ciertamente, un escndalo. Se ha contado que en esa poca l estabaun poco loco, y que sus camaradas de promocin se esforza

    ban en dar detalles sobre su pretendida enfermedad.Qu otra cosa ms grotesca, en efecto, que un hombre instruido, un diplomado, que por ende haba comprendido muchas cosas, entre otras la de que era una desgracia ser negro ,clamando que su piel era bella y que el gran agujero negroes una fuente de verdades? Ni los mulatos ni los negros comprendieron este delirio. Los mulatos, porque se haban escapado de la noche y los negros, porque aspiraban a salir de ella.

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    Dos siglos de verdad blanca le quitaban la razn a este hombre. Era necesario que estuviese loco, pues no poda admitirseque tuviera razn.

    Apaciguado el sobresalto, todo pareci tomar de nuevo suprimer aspecto... Y Cesaire habra de estar errado hasta quese produjo el segundo acontecimiento: me refiero a la derrotafrancesa.

    Con Francia vencida, el antillano asista en cierto sentido alasesinato del padre. Esta derrota nacional habra podido servivida como lo fue en la metrpoli; pero una buena parte de la

    flota francesa qued bloqueada en las Antillas durante loscuatro aos de la ocupacin alemana. Quisiera llamar la atencin del lector sobre este punto. Creo que es necesario entender la importancia histrica de esos cuatro aos.

    Antes de 1939 haba en la Martinica alrededor de dos mileuropeos. Esos europeos tenan funciones definidas, estabanintegrados a la vida social, interesados en la economa del

    pas. Ahora bien, de la noche a la maana, slo la ciudad deFort-de France fue sumergida por cerca de diez mil europeoscon una verdadera mentalidad racista, que hasta ese momentose haba mantenido latente. Quiero decir que los marinos del

    Barn o del Emile Bertin, que anteriormente se detenan enFort-de France durante ocho das, no tenan tiempo de manifestar sus prejuicios raciales. Los cuatro aos durante los cuales se vieron obligados a vivir cerrados sobre s mismos, inacti

    vos, vctimas de la angustia cuando pensaban en sus padres dejados en Francia, vctimas frecuentes de la desesperacin anteel porvenir, les permitieron dejar caer una mscara, que por dems era bastante superficial, y comportarse como autnticosracistas . Agreguemos que la economa antillana sufri unrudo golpe, pues fue preciso encontrar, sin transicin, cuando ninguna importacin era posible, de que nutrir diez mil

    hombres. Adems, muchos de esos marinos y militares pudieron trasladar a sus mujeres y a sus hijos, a los cuales fue precisoalbergar. La Martinica tuvo una crisis de la vivienda despusde su crisis econmica. El martiniqueo consider responsable de todo aquello a los blancos racistas. El antillano, anteesos hombres que lo despreciaban, comenz a dudar de sus valores. El antillano atravesaba su primera experiencia metafsica.

    Y luego la Francia libre. De Gaulle, en Londres, hablaba detraicin de militares que rendan su espada an antes de haberla desenvainado. Todo esto contribuy a persuadir a losantillanos de que la Francia de ellos no haba perdido la guerra, sino que algunos traidores la haban vendido. Y esos traidores, dnde se encontraban, sino escondidos en las Antillas?Y se vio esta cosa extraordinaria: antillanos que rehusaban

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    descubrirse durante la ejecucin de la Marsellesa. Qu antillano no recuerda esos jueves por la noche cuando, sobre la ex

    planada de la Sabana, las patrullas de marinos armados recla

    maban silencio y atencin mientras se tocaba el himno nacional? Qu haba pasado?

    En virtud de un proceso fcil de comprender, los antillanoshaban asimilado la Francia de los marineros a la mala Francia, y la Marsella que respetaban esos hombres no era la deellos. No hay que olvidar que esos militares eran racistasAhora bien, a nadie le cabe duda de que el verdadero francs

    no es racista, es decir, no considera al antillano como un negro . Puesto que aquellos hombres lo hacan, eso quera decirque no eran verdaderos franceses. Quin sabe, a lo mejor, sialemanes? Y de hecho, sistemticamente, el marino fue considerado como un alemn. Pero la consecuencia que nos interesa es la siguiente: ante diez mil racistas el antillano se vio obligado a defenderse. Sin Csaire esto le hubiera sido difcil, Pero Csarie estaba all y con l se entonaba ese canto, antesodioso, de que es bello y bueno y est bien el ser negro!...

    Durante dos aos, el antillano defendi palmo a palmo su color virtuoso y, sin sospecharlo, danzaba sobre un precipicio. Pues en fin, si el color negro es virtuoso, ser ms virtuoso cuanto ms negro sea! Entonces, salieron de la sombra losmuy negros, losazules, los puros, y Csaire, fiel cantor, re

    peta: por ms que el tronco del rbol se ha pin tado de blan

    co, las races debajo siguen siendo negras . Entonces se hizorealidad que no slo lo negro-color se encontraba valorizado,sino tambin lo negro-ficcin, lo negro-ideal lo negro en lo absoluto, lo negro-primitivo, el negro. Qu era esto, sino provocar en el antillano una refundicin total de su mundo, una metamorfosis de su cuerpo? Qu era, sino exigir de el una actividad axiolgica inversa, una valorizacin del rechazado?

    Pero la historia continuaba. En 1943, cansados por un ostracismo al cual ellos no estaban habituados, irritados, hambrientos, los antillanos, antes repartidos en grupos sociolgicos cerrados, quebrantaban las barreras se ponan de acuerdosobre ciertas cosas, entre otras, sobre que esos alemanes haban sobre pasado los lmites y obtenan, apoyados por elejrcito local, la adhesin a la Francia libre. El almirante Robert, ese otro alemn , ceda. Y es entonces cuando tiene lugar el tercer acontecimiento.

    Se puede decir que las manifestaciones de la Liberacin, quetuvieron lugar en las Antillas, y en todo caso en la Martinica,durante los meses de julio y agosto de 1943, fueron la consecuencia del nacimiento del proletariado. La Martinica sistematizaba por primera vez su conciencia poltica. Es lgico quelas elecciones que siguieron a la liberacin haya elegido a dos

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    diputados comunistas sobre tres. En la Martinica, la primeraexperiencia metafsica, o se quiere ontolgica, coincidi con laprimera experiencia poltica. Comte converta al proletariado

    en un filsofo sistemtico; el proletariado martiniqueo, porsu parte, es un negro sistematizado.

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    DESPUS DE LA GUERRA

    As pues, el antillano despus de 1945, ha alterado sus valores.Mientras que antes de 1939 tena los ojos fijos en la Europablanca, y el bien para l era la evasin fuera de su color, en1945 se descubre, no solamente de color negro, sino un hom

    bre negro, y es hacia la lejana frica hacia donde lanzar susseudpodos en lo adelante, El antillano en Francia recordabaconstantemente que l no era negro; a partir de 1945, el antillano, en Francia, recordar constantemente que l es un negro.

    Mientras tanto, el africano continuaba su camino. El no estaba desgarrado, no tena por qu situarse simultneamenteante el antillano y ante el europeo. Estos ltimos pertenecanal mismo costa, el de los explotadores, el de los bandidos. Claro est, haba habido un Ebou que, en la conferencia de Brazzaville, a pesar de ser antillano, haba hablado a los africanosdicindoles: "Mis queridos hermanos . Y esta fraternidad no

    era evanglica, estaba basada sobre el color. Los africanos haban adoptado a Ebou. Este les perteneca. Ya podan venirlos dems antillanos, que sus pretensiones de baobabseran conocidas. Ahora bien, para gran sorpresa de todos, los antillanos llegaron a fricadespus de 1945, y se presentaron con lasmanos suplicantes, la espalda encorvada, agobiados. Llega

    ban a frica con el corazn pleno de esperanzas, deseosos de

    reencontrar el origen, de nutrirse en las autnticas ubres de latierra africana. Los antillanos, funcionarios y militares, abogados y mdicos, que desembarcaban en Dakar, se sentan desgraciados por no ser lo bastante negros. Quince aos atrs, ledecan a los europeos: No se fijen en mi piel negra, es el solque me ha tostado as, mi alma es blanca como la de ustedes .A partir de 1945, cambian de propsitos. Ahora le dicen a losafricanos: No se fijen en mi piel blanca, mi alma es negracomo la de ustedes y es eso lo que importa.

    Pero los africanos les tenan demasiado rencor para que latransformacin fuese tan fcil. Reconocidos en su negrura, ensu oscuridad, en lo que, hace quince aos, era la culpa, los africanos denegaron al antillano toda variedad en ese terreno. Sedescubran al fin poseedores de la verdad, portadores seculares de una inalterable pureza, y remitieron al antillano hacia el

    otro lado, recordndole que ellos no haban desertado, queellos no haban traicionado, que ellos haban sufrido y luchado sobre la tierra africana. El antillano haba dicho no al blanco; el africano deca no al antillano.

    Este ltimo pasaba por su segunda experiencia metafsica.Experimentaba ahora la desesperacin. Obsesionado por laimpureza, abrumado por la responsabilidad, surcado por la

    culpabilidad, vivi el drama de no ser ni blanco ni negro.

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    Llor, compuso poemas, cant al frica: frica dura y bella tierra, frica explosin de clera, ajetreo tumultuoso, deslumbrante, frica tierra de verdad. En el Instituto de Lenguas

    Orientales de Pars, aprendi el Bambara. El africano, en sumajestad, condenaba todos los trmites. El africano, tomabasu revancha y el antillano pagaba.

    Si intentamos ahora explicar y resumir la situacin, podemos decir que en la Martinica, antes de 1939, no haba negrosde un lado y blancos del otro , sino gamas coloreadas cuyos intervalos eran fciles de franquear. Era suficiente tener nios

    con un poco menos de negro que los padres. No haba barreraracial, no haba discriminacin. Haba ese sabor irnico, tancaracterstico de la mentalidad martiniquea.

    Pero en frica, la discriminacin era real. All el negro, elafricano, el indgena, el sucio negro era rechazado, despreciado, maldito. All haba apuntacin, desconocimiento de humanidad.

    Hasta 1939 el antillano viva, pensaba, soaba asi lo he

    mos mostrado en nuestro ensayo Peau noire, masquesblancs, com pona poemas y escriba novelas, tal como lo hubiera hecho un blanco.Se comprende ahora por qu le era imposible cantar, como los poetas africanos, la noche negra, Lamujer negra de talones rosados . Antes de Csarie, la literatura antillana es una literatura de europeos. El antillano se identificaba con el blanco, adoptaba una actitud de blanco, era

    un blanco.Despus de que el antillano fue obligado, bajo la presin delos europeos racistas, a abandonar posiciones que eran a lalarga frgiles, en tanto que absurdas, en tanto que inexactas,en tanto que alineadoras, va a nacer una nueva generacin. Elantillano 1945 es un negro...

    Hay, en Cahier d un retour au pays natal, un perodo africano pues:

    A fuerza de pensar en el Congo

    M e he vuelto un Congo susurrante de

    (arboledas y ros5)

    Entonces, vuelto hacia frica, el antillano va a llamarla desde lejos. Se descubre hijo trasplan tado de esclavos siente la vi

    bracin de frica en lo ms profundo de su cuerpo y slo aspi

    ra a una cosa: sumergirse en el gran agujero negro .Parece, pues, que el antillano, tras el gran error blanco estviviendo ahora en el gran espejismo negro.

    (Publicando la revista Esprit, febrero de 1955)(Traduccin de Reinaldo Garca Ramos).

    5 Cahier d un retour au pays natal, Pgina 49.

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    Siendo director general de Publicaciones Jos Dvalos se termin de imprimir en los talleres de Imprenta Madero, S. A.,

    Avena 102, Mxico 13, D. F. en septiembre de 1979.

    Se tiraron 10,000 ejemplares.

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    TOMO VI:

    51. George Robert Coulthard, PAR ALELISMO Y DIVERGENCIAS ENTRE IND IGE-NAS Y NEGRITUD. 52. Benito Jurez, CARTAS. 53. Germn Arciniegas, NUES-TRA AM ER ICA ES UN ENSAYO. 54. Aime Cesaire, DISCU RSO SOBRE EL COLO-

    NIALISMO (fragmento). 55. Jos Mara Arguedas, EL INDIGENISMO EN EL PE-RU. 56. Justo Arosemena, PROYECTO DE TRATADO PARA FUNDAR UNA LIGASU DAM ER ICA NA. 57. Samuel Silva Gotay, TEOLOGIA DE LA LIBERACION LATI-NOAMERICANA: CAMILO TORRES. 58. Servando Teresa de Mier, QUEJAS DELOS AMERICANOS. 59. Benjamn Carrin, RAIZ E ITINERARIO DE LA CULTURALATINOAMERICANA. 60. Ernesto Che Guevara, LATINOAMERICA: LA REVOLU-CION NECESARIA.

    TOMO VII:

    61. Luis Villoro, DE LA FUNCION SIM BO LICA DEL MUN DO INDIGENA. 62. Au-gusto Csar Sandino presentado por Jorge Mario Garca Laguardia, REALIZACIONDEL SUE O DE BOLIVAR. 63. Arturo UslarPietri, ANDRES BELLO EL DESTE-RRADO.

    RECTOR

    Dr. Guillermo Sobern AcevedoSECRETARIO GENERAL ACADEMICO

    Dr. Fernando Prez CorreaSECRETARIO GENERAL ADMINISTRATIVO

    Ing. Gerardo Ferrando BravoDIRECTOR FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS

    Dr. Abelardo VillegasCENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

    Dr. Leopoldo Zea.COORDINADOR DE HUMANIDADES

    Dr. Leonel Pereznieto CastroCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA UNIVERSIDAD


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