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FOTOGRAFÍAS POR DAVID DEGNER PARA THE NEW YORK … · El crowdfunding, en que las personas piden a...

Date post: 16-Feb-2019
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Copyright © 2016 The New York Times DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016 Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY VENTANA Plan de salud brinda fármacos gratis en intento por curar la hepatitis C Para lo que sea, se pide dinero en Internet Suecia ve un futuro sin efectivo Egipto pondría fin a flagelo Por LIZ ALDERMAN ESTOCOLMO — Los fieles tex- tean sus diezmos a sus iglesias. Los vendedores ambulantes indigentes cargan lectoras móviles de tarjetas de crédito. Incluso el Museo Abba, un templo al grupo de música pop de los 70 que escribió la canción “Money, Money, Money”, no acepta billetes ni monedas. Pocos lugares se inclinan con tanta rapidez hacia un futuro sin dinero en efectivo como Suecia, que ha desarro- llado una adicción por la convenien- cia de pagar vía app y plástico. Este país tecnológicamente van- guardista, hogar del servicio de streaming musical Spotify y fabri- cante de los juegos móviles Candy Crush, ha sido atraído por las innova- ciones que facilitan los pagos digita- les. También es una cuestión prácti- ca, dado que muchos de los bancos ya no aceptan ni entregan efectivo. En el Museo Abba, “no queremos ser retrógradas al aceptar efectivo cuando el efectivo está moribundo”, dijo Bjorn Ulvaeus, ex integrante de Abba quien ha convertido al legado del grupo en un inmenso imperio de negocios, incluyendo el museo. La acogida de Suecia a los pagos electrónicos ha alarmado a las orga- nizaciones de defensa al consumidor y a los detractores que advierten una creciente amenaza a la privacidad y una mayor vulnerabilidad a los crí- menes vía internet. Los adultos mayores y los refugia- dos en Suecia que utilizan efectivo podrían verse marginados, dicen los detractores. Y los jóvenes que utilizan apps para pagar todo o tra- mitan préstamos con sus teléfonos inteligentes se arriesgan a hundirse en deudas. “Podrá ser lo de moda, pe- ro el que una sociedad empiece a no manejar efectivo conlleva toda clase de riesgos”, dijo Bjorn Eriksson, ex director de la fuerza de policía sueca y ex presidente de la Interpol. Sin embargo, los partidarios, co- mo Ulvaeus, citan la seguridad per- sonal como una razón por la cual los países deberían abandonar el dinero en efectivo. Él empezó a utilizar sólo tarjetas y pagos electrónicos después de que el departamento en Estocolmo de su hijo fue robado dos veces hace varios años. “Había una sensación tan grande de inseguridad”, dijo el cantante, que no carga efectivo. “Me hizo pensar: ¿qué sucedería si esta fuera una so- ciedad sin dinero en efectivo y los ladrones no pudieran vender lo que robaron?”. Los billetes y las monedas hoy re- presentan sólo un 2 por ciento de la economía sueca, frente a un 10 por ciento en el área del euro y un 7.7 por ciento en Estados Unidos. En 2015, alrededor de un 20 por ciento de to- Por DONALD G. McNEIL Jr. SHABAS EL SHUHADA, Egipto — Abdel Gawad Ellabbad sabe precisa- mente cómo se infectó con hepatitis C. Cuando era niño en esta aldea dedi- cada al cultivo de arroz en el Delta del Nilo, todos los niños de su salón de cla- se iban a la clínica local cada mes para inyecciones contra esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria disemi- nada por los caracoles. Una enfermera hervía las jeringas, llenaba cada una con cinco dosis y en- tonces picaba a cinco niños seguidos con una sola aguja. “Yo no quería que la aguja caliente me tocara, así que creí ser listo”, dijo Ellabbad, de 52 años. “Yo dejaba que los otros pasaran primero”. Seis millones de egipcios fueron in- fectados con hepatitis C por agujas no esterilizadas durante la lucha de déca- das del país contra la esquistosomiasis. Hoy, por lo menos un 10 por ciento de los egipcios, casi 9 millones de personas, presentan esa infección crónica, el ín- dice más alto del mundo. Sin embargo, un gran experimento que se desarrolla en Egipto podría cambiar la situación. Alguna vez demonizadas por retener medicamentos para el sida de países pobres en África, varias compañías farmacéuticas están poniendo a prue- ba una estrategia alternativa: un trato complicado para vender medicamen- tos para la hepatitis a una fracción de su costo normal al tiempo que imponen férreas restricciones con la intención de proteger los lucrativos mercados en Occidente. La estrategia ha causado indigna- ción entre algunos defensores de la salud pública. Sin embargo, si tiene éxito, el esquema en Egipto podría ser- vir como un plan de acción no sólo para curar la hepatitis, sino también para proporcionar otros medicamentos de vanguardia a los ciudadanos de países pobres que nunca podrían costearlos. El experimento aquí se inició hace alrededor de un año y parece encami- nado al éxito. Ellabbad, por su parte, finalmente se curó de hepatitis esta primavera. Se sometió a un tratamiento de tres meses que incluyó sofosbuvir, el primero de la nueva generación de fármacos mila- grosos. Las pastillas habrían costado 84.000 dólares en Estados Unidos. Él las recibió gratis del gobierno egipcio, que pagó unos 900 dólares. “Antes sentía que me estaba murien- do. Ahora me siento como jamás me había sentido antes. Como si tuviera 35 años de nuevo”, dijo. La hepatitis C constituye una cri- sis global. Alrededor de 150 millones de personas en el mundo están cróni- camente infectadas y alrededor de 500.000 mueren cada año debido a sus complicaciones, particularmente ci- rrosis y cáncer del hígado. Transmitida comúnmente por con- tacto con sangre, la hepatitis C puede no causar síntomas durante años. Al- gunos pacientes resisten la infección por sí solos, pero en la mayoría se vuel- ve crónica, dañando lentamente al hí- gado con el tiempo. En promedio, cada egipcio infectado transmite el virus a tres personas más, dijo Manal Hamdy El-Sayed, quien di- rige la campaña nacional de concientización de la hepatitis. Abunda el temor al virus. Sherif Mechawy, un barbero en El Cairo, se aplica gel anti- séptico en las manos y mues- tra un paquete de plástico transparente que contiene un peine y una navaja desechable para cada cliente. “Tienen que verme abrir el paquete frente a sus ojos”, dijo Mechawy, de 39 años. Alre- dedor de una cuarta parte de sus clientes prefiere llevar sus propias tijeras. Aún más golpeados que El Cairo es- tán los pueblos del Delta del Nilo, donde la mitad de todos los hombres mayores de 50 años está infectada. Para ser un país pobre, Egipto tiene un sistema de cuidado de la salud rela- tivamente efectivo, incluyendo gran- des cantidades de especialistas en el hígado. Comprometido a resarcir el daño infligido por la campaña contra la esquistosomiasis, el Ministerio de Salud desarrolló en 2007 un ambicioso plan nacional de tratamiento para la hepatitis usando dos fármacos viejos: interferón y ribavirin. Los fármacos están llenos de efectos Solía ser que si uno quería algo fuera del alcance de su bolsillo, ahorraba di- nero con tiempo o sacaba un préstamo. Ahora, con la ayuda de internet, puede pedir a sus amigos y familiares, y a per- sonas no tan cerca- nas, que se lo costeen. El crowdfunding, en que las personas piden a otras que compartan el costo de proyectos artís- ticos o empresas comerciales, ahora cubre aspectos más personales de la vida. Unas 3.300 “campañas personales” se agregan al sitio GoFundMe cada día, escribió el columnista Ron Lieber en The New York Times. Los gastos médicos son el moti- vo más común de las peticiones, señaló, seguidos por “memoriales y funerales, emergencias generales y costos de la educación”. Los hermanos Dana y Luke Nowakowski, de Milwaukee, Wisconsin, pidieron 25.000 dólares para ayudar a sus padres de edad avanzada. Su madre, que tiene demencia y problemas de mo- vilidad, se había mudado recientemente a un centro de residencia asistida, y su padre batallaba para pagar su cuidado. Al principio los hermanos vacilaban en pedir ayuda, pero finalmente decidie- ron que era una manera de mostrar gra- titud por la generosidad que sus padres habían demostrado durante sus vidas. “Eran los primeros en apoyar a sus ami- gos y familiares”, dijo Dana a The Times. Pero no siempre es una falta de dine- ro lo que motiva esas peticiones. Los deportes universitarios en EE.UU. son una industria multimillonaria y, sin em- bargo, también son objeto de crowdfun- ding: buscan pagar a los jugadores sin violar las reglas. La Asociación Atlética Universitaria Estadounidense (NCAA, por su sigla en inglés) dicta que las universidades no deben remunerar a los atletas, ya que son amateurs y no profesionales. Pero Rob Morgan, graduado de la Escuela de Negocios de la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, quería asegurar que su universidad, y otras, pudiera atraer a reclutas de primer nivel. Así que creó el sitio web UBooster para permitir que los fans prometieran donativos para reclu- tas de preparatoria, que recibirían los pa- gos después de terminar la universidad. “Creemos que es la dirección en la que los deportes universitarios van”, dijo Morgan a The Times, aunque la NCAA y algunas universidades han advertido a esos sitios que no se pongan en contacto con los jugadores. El que se pueda recaudar dinero pue- de depender de cuánto ya han abierto los donadores sus carteras, mientras los sitios de crowdfunding se vuelven cada vez más concurridos. Escribiendo en The Times, la autora Judith Newman in- dicó que se había topado con peticiones de 600 dólares para “el viaje de desarro- llo personal” de una chica, fondos para una nueva MacBook para reemplazar una sobre la cual se había derramado una bebida, y una “súplica de cumplea- ños” de 200.000 dólares. El dinero es la motivación principal, pero también puede estar involucrad una búsqueda de reconocimiento a, dijo Ethan Mollick, profesor de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, quien ha estudiado el crowdfunding en línea. “Las personas usan plataformas como Kickstarter e Indiegogo no sólo para recaudar dinero para un proyecto, sino para evaluar si hay un público, para construir una co- munidad y para recibir atención”, dijo. Pero en algunos casos sólo se trata del dinero. Newman recordó el desconcier- to de una amiga al recibir cuatro peticio- nes en un solo día. “Una era de mi ex niñera anunciando su boda y dónde yo podía enviar dinero”, dijo la amiga. “No había una invitación a la boda. Sólo pidió dinero”. TESS FELDER Sus comentarios son bienvenidos en [email protected]. Continúa en la página 2 Continúa en la página 2 INTELIGENCIA Empleadas domésticas buscan derechos. PÁG. 2 EL MUNDO Con calma, Myanmar ve democracia. PÁG. 3 NUEVA YORK Inmigrantes buscan remedios herbales. PÁG. 7 ARTE Y DISEÑO Streaming es nuevo género de TV. PÁG. 8 LINUS SUNDAHL-DJERF PARA THE NEW YORK TIMES El Museo Abba, templo al grupo musical, ya no acepta efectivo. FOTOGRAFÍAS POR DAVID DEGNER PARA THE NEW YORK TIMES Casi 9 millones de egipcios están infectados con hepatitis C. Abdel Gawad Ellabbad se infectó de niño, pero se curó esta primavera. Una mujer recoge medicina (arr.).
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Copyright © 2016 The New York Times

DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY

VENTANA

Plan de salud brinda fármacos gratis en intento por curar la hepatitis C

Para lo que sea, se pide dinero en Internet

Suecia ve un futurosin efectivo

Egipto pondría fin a flagelo

Por LIZ ALDERMAN

ESTOCOLMO — Los fieles tex-tean sus diezmos a sus iglesias. Los vendedores ambulantes indigentes cargan lectoras móviles de tarjetas de crédito. Incluso el Museo Abba, un templo al grupo de música pop de los 70 que escribió la canción “Money, Money, Money”, no acepta billetes ni monedas.

Pocos lugares se inclinan con tanta rapidez hacia un futuro sin dinero en efectivo como Suecia, que ha desarro-llado una adicción por la convenien-cia de pagar vía app y plástico.

Este país tecnológicamente van-guardista, hogar del servicio de streaming musical Spotify y fabri-cante de los juegos móviles Candy Crush, ha sido atraído por las innova-ciones que facilitan los pagos digita-les. También es una cuestión prácti-ca, dado que muchos de los bancos ya no aceptan ni entregan efectivo.

En el Museo Abba, “no queremos ser retrógradas al aceptar efectivo cuando el efectivo está moribundo”, dijo Bjorn Ulvaeus, ex integrante de Abba quien ha convertido al legado del grupo en un inmenso imperio de negocios, incluyendo el museo.

La acogida de Suecia a los pagos electrónicos ha alarmado a las orga-nizaciones de defensa al consumidor y a los detractores que advierten una creciente amenaza a la privacidad y una mayor vulnerabilidad a los crí-menes vía internet.

Los adultos mayores y los refugia-dos en Suecia que utilizan efectivo podrían verse marginados, dicen los detractores. Y los jóvenes que utilizan apps para pagar todo o tra-mitan préstamos con sus teléfonos inteligentes se arriesgan a hundirse en deudas. “Podrá ser lo de moda, pe-ro el que una sociedad empiece a no manejar efectivo conlleva toda clase de riesgos”, dijo Bjorn Eriksson, ex director de la fuerza de policía sueca y ex presidente de la Interpol.

Sin embargo, los partidarios, co-mo Ulvaeus, citan la seguridad per-sonal como una razón por la cual los países deberían abandonar el dinero en efectivo. Él empezó a utilizar sólo tarjetas y pagos electrónicos después de que el departamento en Estocolmo de su hijo fue robado dos veces hace varios años.

“Había una sensación tan grande de inseguridad”, dijo el cantante, que no carga efectivo. “Me hizo pensar: ¿qué sucedería si esta fuera una so-ciedad sin dinero en efectivo y los ladrones no pudieran vender lo que robaron?”.

Los billetes y las monedas hoy re-presentan sólo un 2 por ciento de la economía sueca, frente a un 10 por ciento en el área del euro y un 7.7 por ciento en Estados Unidos. En 2015, alrededor de un 20 por ciento de to-

Por DONALD G. McNEIL Jr.

SHABAS EL SHUHADA, Egipto — Abdel Gawad Ellabbad sabe precisa-mente cómo se infectó con hepatitis C.

Cuando era niño en esta aldea dedi-cada al cultivo de arroz en el Delta del Nilo, todos los niños de su salón de cla-se iban a la clínica local cada mes para inyecciones contra esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria disemi-nada por los caracoles.

Una enfermera hervía las jeringas, llenaba cada una con cinco dosis y en-tonces picaba a cinco niños seguidos con una sola aguja.

“Yo no quería que la aguja caliente me tocara, así que creí ser listo”, dijo Ellabbad, de 52 años. “Yo dejaba que los otros pasaran primero”.

Seis millones de egipcios fueron in-fectados con hepatitis C por agujas no esterilizadas durante la lucha de déca-das del país contra la esquistosomiasis. Hoy, por lo menos un 10 por ciento de los egipcios, casi 9 millones de personas, presentan esa infección crónica, el ín-dice más alto del mundo. Sin embargo, un gran experimento que se desarrolla en Egipto podría cambiar la situación.

Alguna vez demonizadas por retener medicamentos para el sida de países pobres en África, varias compañías farmacéuticas están poniendo a prue-ba una estrategia alternativa: un trato complicado para vender medicamen-tos para la hepatitis a una fracción de su costo normal al tiempo que imponen férreas restricciones con la intención de proteger los lucrativos mercados en Occidente.

La estrategia ha causado indigna-ción entre algunos defensores de la salud pública. Sin embargo, si tiene éxito, el esquema en Egipto podría ser-

vir como un plan de acción no sólo para curar la hepatitis, sino también para proporcionar otros medicamentos de vanguardia a los ciudadanos de países pobres que nunca podrían costearlos.

El experimento aquí se inició hace alrededor de un año y parece encami-nado al éxito.

Ellabbad, por su parte, finalmente se curó de hepatitis esta primavera. Se sometió a un tratamiento de tres meses que incluyó sofosbuvir, el primero de la nueva generación de fármacos mila-grosos. Las pastillas habrían costado 84.000 dólares en Estados Unidos.

Él las recibió gratis del gobierno egipcio, que pagó unos 900 dólares.

“Antes sentía que me estaba murien-do. Ahora me siento como jamás me

había sentido antes. Como si tuviera 35 años de nuevo”, dijo.

La hepatitis C constituye una cri-sis global. Alrededor de 150 millones de personas en el mundo están cróni-camente infectadas y alrededor de 500.000 mueren cada año debido a sus complicaciones, particularmente ci-rrosis y cáncer del hígado.

Transmitida comúnmente por con-tacto con sangre, la hepatitis C puede no causar síntomas durante años. Al-gunos pacientes resisten la infección por sí solos, pero en la mayoría se vuel-ve crónica, dañando lentamente al hí-gado con el tiempo.

En promedio, cada egipcio infectado transmite el virus a tres personas más, dijo Manal Hamdy El-Sayed, quien di-

rige la campaña nacional de concientización de la hepatitis.

Abunda el temor al virus.Sherif Mechawy, un barbero

en El Cairo, se aplica gel anti-séptico en las manos y mues-tra un paquete de plástico transparente que contiene un peine y una navaja desechable para cada cliente.

“Tienen que verme abrir el paquete frente a sus ojos”, dijo Mechawy, de 39 años. Alre-dedor de una cuarta parte de sus clientes prefiere llevar sus

propias tijeras.Aún más golpeados que El Cairo es-

tán los pueblos del Delta del Nilo, donde la mitad de todos los hombres mayores de 50 años está infectada.

Para ser un país pobre, Egipto tiene un sistema de cuidado de la salud rela-tivamente efectivo, incluyendo gran-des cantidades de especialistas en el hígado. Comprometido a resarcir el daño infligido por la campaña contra la esquistosomiasis, el Ministerio de Salud desarrolló en 2007 un ambicioso plan nacional de tratamiento para la hepatitis usando dos fármacos viejos: interferón y ribavirin.

Los fármacos están llenos de efectos

Solía ser que si uno quería algo fuera del alcance de su bolsillo, ahorraba di-nero con tiempo o sacaba un préstamo. Ahora, con la ayuda de internet, puede pedir a sus amigos y familiares, y a per-

sonas no tan cerca-nas, que se lo costeen.

El crowdfunding, en que las personas piden a otras que compartan el costo de proyectos artís-ticos o empresas comerciales, ahora cubre aspectos

más personales de la vida. Unas 3.300 “campañas personales” se agregan al sitio GoFundMe cada día, escribió el columnista Ron Lieber en The New York Times. Los gastos médicos son el moti-

vo más común de las peticiones, señaló, seguidos por “memoriales y funerales, emergencias generales y costos de la educación”.

Los hermanos Dana y Luke Nowakowski, de Milwaukee, Wisconsin, pidieron 25.000 dólares para ayudar a sus padres de edad avanzada. Su madre, que tiene demencia y problemas de mo-vilidad, se había mudado recientemente a un centro de residencia asistida, y su padre batallaba para pagar su cuidado.

Al principio los hermanos vacilaban en pedir ayuda, pero finalmente decidie-ron que era una manera de mostrar gra-titud por la generosidad que sus padres habían demostrado durante sus vidas. “Eran los primeros en apoyar a sus ami-gos y familiares”, dijo Dana a The Times.

Pero no siempre es una falta de dine-ro lo que motiva esas peticiones. Los deportes universitarios en EE.UU. son una industria multimillonaria y, sin em-bargo, también son objeto de crowdfun-ding: buscan pagar a los jugadores sin violar las reglas.

La Asociación Atlética Universitaria Estadounidense (NCAA, por su sigla en inglés) dicta que las universidades no deben remunerar a los atletas, ya que son amateurs y no profesionales. Pero Rob Morgan, graduado de la Escuela de Negocios de la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, quería asegurar que su universidad, y otras, pudiera atraer a reclutas de primer nivel. Así que creó el sitio web UBooster para permitir que los fans prometieran donativos para reclu-

tas de preparatoria, que recibirían los pa-gos después de terminar la universidad.

“Creemos que es la dirección en la que los deportes universitarios van”, dijo Morgan a The Times, aunque la NCAA y algunas universidades han advertido a esos sitios que no se pongan en contacto con los jugadores.

El que se pueda recaudar dinero pue-de depender de cuánto ya han abierto los donadores sus carteras, mientras los sitios de crowdfunding se vuelven cada vez más concurridos. Escribiendo en The Times, la autora Judith Newman in-dicó que se había topado con peticiones de 600 dólares para “el viaje de desarro-llo personal” de una chica, fondos para una nueva MacBook para reemplazar una sobre la cual se había derramado

una bebida, y una “súplica de cumplea-ños” de 200.000 dólares.

El dinero es la motivación principal, pero también puede estar involucrad una búsqueda de reconocimiento a, dijo Ethan Mollick, profesor de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, quien ha estudiado el crowdfunding en línea. “Las personas usan plataformas como Kickstarter e Indiegogo no sólo para recaudar dinero para un proyecto, sino para evaluar si hay un público, para construir una co-munidad y para recibir atención”, dijo.

Pero en algunos casos sólo se trata del dinero. Newman recordó el desconcier-to de una amiga al recibir cuatro peticio-nes en un solo día.

“Una era de mi ex niñera anunciando su boda y dónde yo podía enviar dinero”, dijo la amiga. “No había una invitación a la boda. Sólo pidió dinero”.

TESS FELDERSus comentarios son bienvenidos en [email protected].

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INTELIGENCIA

Empleadas domésticas buscan derechos. PÁG. 2

EL MUNDO

Con calma, Myanmar ve democracia. PÁG. 3

NUEVA YORK

Inmigrantes buscan remedios herbales. PÁG. 7

ARTE Y DISEÑO

Streaming es nuevo género de TV. PÁG. 8

LINUS SUNDAHL-DJERF PARA THE NEW YORK TIMES

El Museo Abba, templo al grupo musical, ya no acepta efectivo.

FOTOGRAFÍAS POR DAVID DEGNER PARA THE NEW YORK TIMES

Casi 9 millones de egipcios están infectados con hepatitis C. Abdel Gawad Ellabbad se infectó de niño, pero se curó esta primavera. Una mujer recoge medicina (arr.).

E L M U N D O

2 DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

INTERNATIONAL WEEKLY

NANCY LEE Editora ejecutivaTOM BRADY Editor en jefeALAN MATTINGLY Editor

The New York Times International Weekly620 Eighth Avenue, New York, NY 10018

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SITE INTELLIGENCE GROUP,VÍA AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

El estatus de Anwar al-Awlaki ha crecido pese a su muerte.

SCOTT NELSON PARA THE NEW YORK TIMES

Precaución contra la hepatitis C: Sherif Mechawy, barbero, usa navajas desechables y guantes con cada cliente.

Hepatitis C es epidemia preocupante en Egipto

Suecia se arriesga a la bancarización

Legado de odio de clérigo sigue en línea sin censura

Por SCOTT SHANE

Desde el tiroteo en Fort Hood, Texas, hasta las bombas en el Maratón de Bos-ton y ahora la masacre en San Bernardi-no, California, los videos incendiarios e instrucciones para fabricar explosivos de Anwar al-Awlaki, fácilmente accesi-bles en internet, han hecho acto de apa-rición como una influencia poderosa.

Cuatro años después de su muerte en un ataque con drones, la pregunta so-bre qué puede y debería hacerse sobre el legado digital de Awlaki, el clérigo y propagandista estadounidense para Al Qaeda, se plantea cada vez con más apremio. Matarlo únicamente realzó el atractivo de su mensaje para muchos admiradores, quienes lo consideran un mártir.

La presión sobre las compañías de internet para que eliminen el trabajo de Awlaki va en aumento. Hay frustración generalizada entre funcionarios de con-traterrorismo y expertos independien-tes respecto a su continuo impacto. Sin embargo, las posibles soluciones son divisivas y complejas, al plantear una maraña de cuestiones que involucran tecnología, seguridad nacional, religión y libertad de expresión.

Counter Extremism Project, un gru-po de defensa con sede en Washington, apeló hace poco a YouTube y otras pla-taformas para que prohíban el material de Awlaki.

“Su trabajo ha inspirado innumera-bles complots y ataques”, dijo Mark D. Wallace, director ejecutivo del proyecto. “Es discurso de odio. Debería ser supri-mido, punto. Al igual que la pornografía infantil, debería ser eliminado de mane-ra expedita”.

Wallace dijo que la prohibición debe-ría cubrir cualquier cosa grabada por Awlaki, incluyendo sus cátedras sobre la vida del Profeta Mahoma. Dicho ma-terial le suma autoridad a los posterio-res llamados a la violencia del fallecido clérigo.

“Hay muchas fuentes para las ense-ñanzas del Islam que no provienen de uno de los terroristas más conocidos del mundo”, añadió.

Sin embargo, activistas musulmanes y defensores de las libertades civiles se oponen a esas medidas. Jameel Jaffer, del grupo American Civil Liberties Union, dijo que la petición para eliminar los videos de Awlaki era “errónea”.

“Algunas personas parecen pensar

que hay una relación directa entre ver estos videos y llevar a cabo ataques te-rroristas, pero la gente ve estos videos por todo tipo de razones totalmente le-gítimas”, dijo Jaffer. Censurarlas, indi-có, “sin duda haría que sea más difícil para ciudadanos comunes y corrientes enterarse de las motivaciones, agravios y visión del mundo de quienes hacen un llamado a la violencia contra los esta-dounidenses”.

Muslim Advocates, un grupo de de-rechos civiles en Washington, también rechazó una prohibición. El grupo dijo en una declaración que YouTube debe-ría eliminar material que incite a la vio-lencia independientemente de su sesgo ideológico o religioso “y no hacer una excepción con base en la fe de la gente”.

El debate sobre Awlaki tiene como telón de fondo una tensión más amplia entre las autoridades de seguridad nacional y las compañías del Valle del Silicio cuyos servicios en ocasiones son empleados por terroristas.

Awlaki fue nombrado en repetidas ocasiones en la querella penal contra Enrique Márquez, un vecino del ma-trimonio que asesinó a 14 personas y

dejó 22 heridos en los tiroteos del 2 de diciembre en San Bernardino. Syed Ri-zwan Farook, el esposo, y Márquez pa-saron horas escuchando las cátedras de Awlaki y analizando instrucciones para fabricar explosivos, de acuerdo con la querella.

Aunque el material de Awlaki se ha-lla en muchos lugares en la Red, quizás la colección más grande se encuentra en YouTube. YouTube dijo en un comu-nicado que tiene “políticas claras que prohíben el reclutamiento terrorista y el contenido que busca incitar a la vio-lencia”. Sin embargo, permite “videos publicados con un propósito noticioso o documental claro”.

YouTube ha hecho poco para elimi-nar incluso el material más provocador de Awlaki. Una búsqueda de “Anwar al-Awlaki” produjo 61.900 resultados. Algunos son respaldos explícitos a ata-ques contra EE.UU..

La influencia de Awlaki en casos de te-rrorismo fue advertida por investigado-res del FBI desde incluso 2006. Pero se volvió un asunto público a fines de 2009, después de que Nidal Hasan, un mayor del ejército que era admirador del cléri-go, mató a 13 personas en Fort Hood.

“La vida media del mensaje de Awlaki es asombrosa”, dijo Patrick M. Skinner, un ex oficial de contraterrorismo de la CIA. “Realmente es como plutonio. Es tóxico y no desaparece”.

Podría haber lecciones en otro tipo de material ilícito. Facebook y otros usan ahora un procedimiento de Microsoft llamado PhotoDNA para encontrar y borrar pornografía infantil.

Hany Farid, profesor de ciencias com-putacionales en Dartmouth College, en New Hampshire, ayudó a desarrollar PhotoDNA. Dijo que no sería difícil dise-ñar software para encontrar imágenes de Awlaki o muestras de audio o secuen-cias de video específicas.

“Es asunto de políticas. Expresión y privacidad son temas complicados”.

Asmaa Al Zohairy contribuyó con reportes a este artículo.

Christina Anderson contribuyócon reportes a este artículo.

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Una sociedad sin billetes y monedas, pero con otros riesgos digitales.

dos los pagos de los consumidores se realizaron en efectivo. El promedio en el resto del mundo es de un 75 por ciento, de acuerdo con Euromonitor International.

En Suecia, hubo casi 2.400 millones de transacciones con tarjetas de crédito y débito en 2013, hace 15 años eran 213 millones de transacciones. En más de la mitad de las sucursales de los bancos más grandes del país, incluyendo SEB, Swedbank, y Nordea Bank, no hay di-nero en efectivo a la mano ni se aceptan depósitos en efectivo. Dicen que también ahorran en seguridad al eliminar el mo-tivo para los asaltos bancarios.

El señor Erikkson, que encabeza un grupo de empresas que brindan segu-ridad para transferencias de efectivo, acusa a los bancos y a las compañías de tarjetas de crédito de tratar de “sacar al efectivo del mercado” para hacer lugar para las tarjetas y los pagos electrónicos, que tienen cuotas por cada transacción.

Leif Trogen, funcionario en la Asocia-ción de Banqueros de Suecia, reconoció que los bancos estaban ganando ingre-sos sustanciales por cuotas de transac-ción de la revolución sin efectivo. Pero ya que les cuesta dinero a los bancos y a los negocios hacer transacciones en efectivo, reducir su uso tiene sentido fi-nanciero.

Con todo, el efectivo no está muerto. El banco central sueco, el Riksbank, predi-ce que tendrá un declive marcado, pero que aún estará en circulación dentro de 20 años. El banco recientemente emitió nuevas monedas y billetes con nuevo di-seño.

En la iglesia Filadelfia Stockholm, son

tan pocos de los mil feligreses cargan efectivo que la iglesia tuvo que adaptar-se, dijo Soren Eskilsson, el pastor.

El último domingo, el número de cuen-ta bancaria de la iglesia fue proyectado en una pantalla grande. Los feligreses sacaron sus teléfonos celulares y paga-ron su diezmo mediante un app llamado Swish, un sistema de pagos establecido por los bancos más grandes de Suecia.

Otros fieles hicieron fila en una má-quina de tarjeta “Kollektomat” especial, donde podían transferir fondos a diver-sas operaciones de la iglesia. De los 20 millones de coronas recaudadas en diez-mos en 2014, más del 85 por ciento llega-ron por pago con tarjeta o pago digital. “La gente da más dinero a la iglesia aho-ra porque es electrónico y fácil”, dijo Es-kilsson, al añadir que la iglesia se ahorró en costos de seguridad al manejar menos efectivo.

“Suecia siempre ha estado a la van-guardia de la tecnología, así que es fácil acoger esto”, dijo Jacob de Geer, uno de los fundadores de iZettle, que fabrica lectoras de tarjetas móviles. “Pero Big Brother puede observar exactamente qué estás haciendo si haces tus compras sólo electrónicamente”, dijo.

Para Ulvaeus, tales preocupaciones son exageradas. “Todo habla a favor de una sociedad sin dinero en efectivo”, di-jo, mientras caminaba afuera del Museo Abba. “Es un pensamiento utópico, pero estamos muy cerca de ello”.

Hizo una pausa en un puesto de hot-dogs. La lectora de tarjetas estaba fuera de servicio.

“Lo siento”, dijo el vendedor. “Tendrá que pagar en efectivo”.

secundarios y son difíciles de tolerar. En 2014, Gilead Sciences, con sede en Cali-fornia, ofreció una alternativa.

La compañía produce sofosbuvir, que desde 2013 se vende en Estados Unidos como Sovaldi, por unos mil dólares por pastilla diaria. Tomada con ribavirin y frecuentemente con interferón, normal-mente cura la infección de hepatitis C en 12 semanas. Sofosbuvir es un enorme éxito: en su primer año en el mercado, el fármaco le redituó a Gilead más de 10.000 millones de dólares. Durante el último año, Gilead ha vendido el fárma-co al gobierno egipcio a unos 10 dólares por pastilla. El gobierno la distribuye a las farmacias de todo el país, donde se reparte gratuitamente.

A cambio de vender sofosbuvir a un precio tan bajo, Gilead solicitó que Egip-to impusiera férreas restricciones para evitar que el fármaco sea vendido en el mercado negro y socave su negocio en otras partes.

Esas restricciones enfurecieron a los activistas internacionales que abogan por mayor acceso a las medicinas, quie-nes las consideraron violaciones a los derechos de los pacientes. Sin embargo, los funcionarios de salud de Egipto di-cen que el trato es justo.

“Si puedes solucionar el problema de la hepatitis en Egipto, eres un héroe”, dijo Gamal Esmat, especialista en el

hígado en la Escuela de Medicina de la Universidad de El Cairo. “Las compa-ñías farmacéuticas lo saben”.

El objetivo del gobierno egipcio es tra-tar a 300.000 pacientes de hepatitis al año a partir de este 2016 y bajar el índice nacional de infección a menos del 2 por ciento para 2025.

El primer año fue exitoso: un total de 125.000 pacientes han sido tratados con sofosbuvir.

La existencia de fármacos de clase mundial para la hepatitis ha provocado “gran emoción en Egipto”, dijo Wahid Doss, presidente del Comité Nacional para el Control de la Hepatitis Viral. “Se está curando la gente”.

De hecho, algunos egipcios parecen estar perplejos.

“¿Acaso ustedes los estadounidenses

quieren a los egipcios más que a ustedes mismos?”, preguntó Hany Tawfik, de 66 años, un especialista en capital privado que en 2014 fue el primer egipcio en reci-bir sofosbuvir. “¿Por qué no presionan a Gilead para que también se los venda a ustedes a un precio razonable?”.

Gilead no quiere ver pérdidas en los países pobres, pero está dispuesto a ayudar casi sin registrar ganancias, dijo Gregg H. Alton, vicepresidente eje-cutivo para asuntos médicos y corpora-tivos. Gilead estaba negociando con sus gobiernos y “hará descuentos en ellos a tasas que sean realistas”.

Para agosto, Gilead había añadido a 10 países de ingresos medios a su pro-grama de acceso, incluyendo a Brasil y Argentina, y a todos estaba vendiendo Sovaldi a 10 dólares la pastilla y Harvo-

ni, una nueva combinación de sofosbu-vir y ledipasvir, a unos 14 dólares.

Sin embargo, a algunos activistas ex-ternos y médicos egipcios les preocupa que el actual esquema ordenado podría caer en el caos a medida que aparezcan más genéricos.

¿Y qué sucede si los extranjeros infec-tados con hepatitis C en los países desa-rrollados empiezan a ver a Egipto como el lugar para lograr una cura rápida y barata? Si un paciente estadounidense sin seguro médico “tiene una receta de un médico egipcio, ¿debemos surtirla o no?”, preguntó Sherine Helmy, director ejecutivo de Pharco, una importante compañía farmacéutica egipcia.

“Uno no puede impedir que las perso-nas enfermas obtengan medicina”, aña-dió. “Es un derecho humano”.

INTELIGENCIA/ERNESTO LONDOÑO

Mucama encabeza una rebeliónMEDELLÍN, Colombia

Las reglas para las trabajadoras do-mésticas no estaban escritas, pero eran claras para todos en 1996, cuando María Roa se unió al sinnúmero de mujeres colombianas que huyeron de la violencia en las zonas rurales y se dispusieron a reconstruir sus vidas en la relativa se-guridad de las grandes ciudades.

Los turnos eran largos: 16 horas dia-rias, seis días a la semana. El sueldo era una miseria: menos de 150 dólares al mes.

Las mujeres de raza negra, como Roa, estaban en el escalón más bajo, recibien-do normalmente las tareas más arduas y a menudo eran mantenidas fuera de la vista cuando arribaban visitas.

“Recordar esas cosas es difícil”, co-mentó Roa, quien se convirtió en una líder sindical vanguardista en un país

en el que las trabajadoras domésticas han estado indefensas. “Te preguntas: ‘¿cómo es posible que la gente pudiera ser tan inhumana?’”.

Desde que Roa renunció a su empleo como mucama en 2005, ha tenido un éxito extraordinario en lograr que el gobierno colombiano y los ciudadanos ordinarios lidien con esa cuestión y re-consideren el trato que deben recibir las empleadas domésticas, como una cues-tión de principios y bajo la ley.

Roa no se propuso convertirse en una activista o en una líder laboral. Durante sus primeros meses de desempleo, escu-chó muchas historias desgarradoras de otras mucamas.

Cuando una organización laboral la entrevistó como parte de un estudio de investigación, se preguntó si sería posi-ble formar un sindicato.

“Somos invisibles; es como si no exis-tiéramos”, recordó Roa haberles dicho a otras empleadas domésticas. “Si le mostramos al estado las cosas por las que pasamos, se darán cuenta que es un enorme problema”.

Había muchos escépticos, pero Roa logró que los líderes en una coalición de sindicatos laborales en Medellín aboga-ran por su causa.

Sus esfuerzos, que incluyeron una campaña en los medios sociales llama-da “Hablemos de Empleadas Domésti-cas”, empezó a recibir cobertura de la prensa y la atención de los creadores de políticas.

En 2012, los legisladores colombianos aceptaron apegarse a un tratado de la Organización Internacional del Trabajo que establece normas internacionales para las trabajadoras domésticas.

El sindicato que encabeza Roa funcio-

na como un grupo de defensa, pero no tiene autoridad de negociación formal.

Aunque los sueldos bajos y los abusos siguen siendo generalizados en Colom-bia, los esfuerzos de Roa han obtenido reconocimiento en casa y han dado pie a esfuerzos similares que se han iniciado en otros países latinoamericanos.

La campaña de las trabajadoras do-mésticas en Colombia ha coincidido con un periodo de transformación política y social incitada por conversaciones de paz que el gobierno ha sostenido con el grupo guerrillero más grande del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias

de Colombia.Desde su funda-

ción en los 60, el grupo de inspira-ción marxista ha justificado el uso de la violencia co-

mo un medio para combatir la desigual-dad arraigada. Las conversaciones de paz han forzado a los colombianos a lidiar con las causas del conflicto de dé-cadas, y a considerar los cambios socia-les necesarios para poner fin a la guerra permanentemente.

El movimiento de Roa es un ejemplo de lo que se necesita.

“Fue una profunda desigualdad lo que precipitó el conflicto”, dijo Viviana Oso-rio, abogada y líder laboral en Medellín quien ha trabajado con Roa. “Si eso no cambia, no tendremos una paz perdura-ble y sostenible”.

Ernesto Lodoño es miembro del consejo editorial de The New York Times. Envíe sus comentarios a [email protected].

Trabajadoras domésticas ven avances laborales en América Latina.

PAUL SMITH PARA THE NEW YORK TIMES

María Roa, mucama convertida en activista, es una pionera en derechos de trabajadoras en Colombia.

E L M U N D O

DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016 3THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

AFGANISTÁN

80 KMS.

JRíoSwat

RíoIndus

Río Kabul

PAQUISTÁN

Áreas Tribales

Myanmar en lenta transición

Ciudad gala quiere ser más que su pasado nazi

Una región afgana fuera del tiempo resiste cambios

Hijos de enemigos hoy comparten gran pesar

Por MIKE IVES

CIUDAD HO CHI MINH, Vietnam — Durante casi medio siglo, Margot Carl-son Delogne había llorado la muerte de su padre. Luchó con el alcoholismo, lle-vaba un brazalete de perdido en acción y estaba profundamente resentida con los vietnamitas que derribaron su avión en 1966.

Ahora, se encontraba en una sala de conferencias aquí, frente a seis hombres y mujeres vietnamitas que habían per-dido a sus padres en la misma guerra, luchando a favor del otro bando. Era su cuarta reunión así en ocho días, y ya le estaba cobrando una factura emocional.

“Nos preguntábamos si el reunirnos reabriría viejas heridas o si alguno de nosotros estaría nuevamente enojado o triste”, empezó. Entonces comenzó a llorar. “Hemos estado tristes, pero no he-mos encontrado enojo”, dijo.

El encuentro aquí a fines de diciembre fue parte de una odisea de esperanza y redención para Carlson Delogne, de 51 años, quien nació en una base militar en Texas y hoy vive en Massachusetts.

Había viajado a Vietnam con otros cin-

co hijos adultos de padres estadouniden-ses que murieron o desaparecieron du-rante la guerra. Su misión era encontrar los lugares donde sus padres lucharon y murieron, y hablar con los hijos de vete-ranos caídos de Vietnam del Norte y del Viet Cong.

Las reuniones fueron las primeras for-males en realizarse entre hijos de efec-tivos estadounidenses y norvietnamitas muertos en la guerra, afirmaron funcio-narios vietnamitas.

Se realizaron en un año en que, cuatro décadas después de librar una guerra que cobró más de 2.5 millones de vidas, los dos países inician una tercera década de relaciones normalizadas.

En Ciudad Ho Chi Minh, Susan Mitche-ll-Mattera, de 51 años, una enfermera de California, tocó unas cuantas notas en una armónica que había pertenecido a su padre, James C. Mitchell Jr., antes de morir en la Delta del Mekong en 1970. Ella la había encontrado recientemente, en un baúl que su madre no pudo abrir en 46 años.

Esa historia hizo eco en Nguyen Thi Hong Diem, de 47 años, de Ciudad Ho Chi

Minh, cuyo padre y cuya madre fueron soldados del Viet Cong y también murie-ron en la Delta del Mekong. “Realmente siento que compartimos un dolor en co-mún”, dijo.

Cerca de ella, Vu Ngoc Xiem, de 66 años, miraba fijamente a los estadouni-denses. Finalmente, se paró para hablar. Cuando tenía 14 años, dijo, bombas esta-dounidenses mataron a su padre. Cuatro años después, impactaron en su escuela, matando a todos salvo 19 estudiantes.

Durante la mayor parte de su vida había querido venganza. Ahora, du-daba. “Ustedes deben entender”, dijo. “Vietnam es un país que ama a su pueblo y ama la paz”.

Su deseo de venganza se había desva-necido, dijo. “La venganza no puede ayu-darnos. Creo que podemos hacer algo más útil por nuestros países y nuestros pueblos”.

Los estadounidenses también busca-ron consuelo visitando los sitios donde sus padres habían muerto o habían des-aparecido.

Ronald R. Reyes, de 47 años, siguió una cresta a la base de una colina en Khe Sanh, donde su padre, el soldado de pri-mera clase Ronald Reyes, murió en 1968.

“He vuelto”, dijo, “y el país me está cui-dando”.

Carlson Delogne dijo estar menos se-gura sobre dónde o cómo había muerto su padre, el Capitán John W. Carlson de la Fuerza Aérea. Se reportó que el jet ca-za F-5C que piloteaba se había estrellado el 7 de diciembre de 1966 a unos 63 kiló-metros de Ciudad Ho Chi Minh, entonces conocida como Saigón.

Pero justo antes de su viaje a Vietnam, dijo Carlson Delogne, el Departamento de Defensa de Estados Unidos le envió

un archivo con coordenadas cerca de la aldea de Long Nguyen que los investiga-dores creen podría ser el sitio del estre-llamiento.

Reyes puso las coordenadas en Google Earth y tres de los estadounidenses de-jaron su hotel en autobús. Tras unos 48 kilómetros, el chofer se detuvo en un ca-mino de grava entre dos grupos de altos árboles.

El rastro digital terminaba a unos 200 metros del camino en un cráter poco pro-fundo. Reyes dijo que el cráter no parecía natural.

Carlson Delogne entró al cráter y cayó de rodillas, sollozando. Entonces le habló al padre que ansiaba haber conocido.

“Quizás estés aquí o quizás estés cer-ca”, dijo. “Veo la belleza de este lugar y su gente y he visto los efectos de las bom-bas. No entiendo cómo alguien tan amo-roso —y bueno y guapo— pudiera estar en guerra con este lugar”.

Con las manos cavó un pequeño hueco en la tierra negra y sepultó el brazalete de perdido en acción.

Por MUJIB MASHAL

PROVINCIA DE NURISTÁN, Afga-nistán — Cuando el rey de Afganistán decidió hace más de un siglo someter a esta inhóspita región montañosa en el este del país al Islam, sus soldados enfrentaron un enorme problema: no había caminos.

La única manera en que el ejército afgano podía entrar a la provincia  —hoy conocida como Nuristán, pero en ese entonces llamada Kafiristán, la tie-rra de los infieles— era abrir a hacha-zos una vía de 3 metros de ancho para animales de carga y carros de artille-ría hacia el área más remota y monta-ñosa de un país afamado por ello. Los soldados por fin lo lograron, pero sólo después de un número de bajas intimi-dantemente alto que ha ensombrecido los proyectos gubernamentales en la región desde entonces.

Los habitantes de Nuristán, algunos de los más necesitados en Afganistán,

aún están a merced de su geografía. La capital provincial, Parun, tiene una delegación gubernamental, pero está desconectada de seis de sus siete distritos, y uno de ellos, Barg-e Matal, tiene años de permanecer bajo sitio talibán.

El difícil terreno ha llevado poco de-sarrollo a la provincia en los últimos 14 años, pese a la ayuda extranjera que fluye al resto del país. Lo más cercano a un centro del cuidado de la salud de-cente es un hospital de 50 camas que aún está en construcción.

Hay algunos caminos, pero según el gobernador, ninguno está pavimenta-do, pese el supuesto gasto de 106 millo-nes de dólares en proyectos carreteros militares estadounidenses en la pro-vincia de 2004 a 2007.

Antes de que el rey invadiera la pro-

vincia, Kushteki, una aldea de unas 200 familias afuera de Parun, era el hogar del templo antigüo más grande. Los viejos templos fueron reemplazados por mezquitas hace mucho tiempo y los ídolos de madera que fueron llevados a Kabul estaban destinados a ser hechos añicos por los combatientes talibanes vencedores (muchos han sido restau-rados recientemente). Nuristán ha llegado a ser conocida por su ferviente fe islámica y eso, junto con sus remo-tos distritos y su cercanía a la frontera paquistaní, la ha convertido en un lu-gar preferido para el refugio de grupos milicianos.

Los funcionarios de seguridad en Kabul también afirman que Paquis-tán, en su intento por expulsar a gru-pos milicianos de su territorio, está creando bases en las Provincias de Nuristán y Kunar para milicias como Lashkar-e-Taiba, principalmente en-focado en combatir a India en Cache-mira. Desde hace mucho tiempo, Las-hkar-e-Taiba ha tenido simpatizantes en Nuristán; durante años, la bandera del grupo ondeó sobre edificios en dis-tritos en la provincia y docenas de hom-bres de Parun lucharon en su nombre en Cachemira.

La gente de Nuristán se enorgullece de su historia de férrea independen-cia. Durante mucho tiempo, las his-torias han tratado más de a quiénes se resistieron que de con quiénes se unieron.

Las fuerzas armadas estadouniden-ses intentaron desarrollar Nuristán en 2006 al establecer un Equipo de Reconstrucción Provincial para tra-tar de extender el alcance del gobierno afgano.

La labor del equipo de reconstruc-ción era difícil. No obstante, los esta-dounidenses trataron de crear una ba-se cerca de Parun. Cuando los lugare-ños se resistieron, los estadounidenses persuadieron al gobernador para que les diera un permiso de construir, dijo David Katz, representante del Depar-tamento de Estado.

Un día, mientras un equipo esta-dounidense inspeccionaba el sitio, de acuerdo con Hajji Shergul, un ex gober-nador, seis o siete hombres mayores lle-garon. Pusieron sus mantas de oración en el suelo y rezaron. Luego empezaron a avanzar hacia los estadounidenses con hachas y garrotes.

“¿Qué pasa?”, preguntaron los esta-dounidenses, recordó Shergul.

“Les dijimos que no construyeran una base aquí. Ahora que están aga-rrando nuestra tierra, tenemos que combatirlos”.

Los estadounidenses desistieron.

Por THOMAS FULLER

NAYPYIDAW, Myanmar — Desde la victoria electoral de su partido, en no-viembre, Daw Aung San Suu Kyi, líder de la democracia de Myanmar, ha dicho poco. Así que cuando apareció reciente-mente en su distrito electoral, fue ase-diada por reporteros y fotógrafos, ávidos por conocer pistas sobre la forma en que gobernará su partido después de que el nuevo parlamento tome posesión este mes.

Mas no fue así. Aung San Suu Kyi ha-bía ido a recolectar basura, un ejercicio descrito por su partido como generador de cambio a través de actos de responsa-bilidad individual.

“No tomen simplemente fotografías”, amonestó a los fotógrafos. “Ayuden a re-coger la basura”.

En estas semanas, Aung San Suu Kyi, quien ha sido prisionera política, emergió como la persona más poderosa en el país de 51 millones de habitantes, desde en-tonces ha mantenido a Myanmar en vilo sobre los detalles de la transferencia de poder a su movimiento democrático, que lo recibirá de manos del establishment militar que ha gobernado durante más de cinco décadas.

Aung San Suu Kyi, de 70 años, se ha reunido a puerta cerrada con grupos de minorías étnicas, miembros de su

partido y figuras militares con quienes tendrá que compartir el poder. Entre-vistas con funcionarios de alto nivel de ambos bandos sugieren que ha transmi-tido el mensaje de que el nuevo partido no causará trastornos importantes.

“La primera intención fue calmar sus nervios, asegurándoles que no serían perjudicados”, dijo U Win Htein, miem-bro de alto nivel del partido, sobre los an-tiguos carceleros de Aung San Suu Kyi. “Simplemente dijimos que no queríamos venganza, que no guardábamos resenti-miento personal y que queríamos avan-zar y hablar sobre el futuro”.

Aung San Suu Kyi ha dicho que quiere reconciliación nacional, pero también ha prometido sacudir al sistema. El ma-nifiesto electoral de su partido hace un llamado a una reducción en el número de ministerios para “establecer un gobier-no austero y eficaz”. Antes de las eleccio-nes, hizo campaña para que se cambiara la Constitución, que fue redactada por el ejército y tiene una cláusula que le prohí-be tener un puesto en el gobierno.

Su partido parece ahora estar dispues-to a esperar.

“No haremos nada que reduzca el po-

der del ejército por el momento”, dijo Win Htein.

No obstante, funcionarios en el gobier-no saliente han expresado molestia ante la alianza de Aung San Suu Kyi con Thu-ra Shwe Mann, un ex general en la dicta-dura que ha sido destituido.

Aung San Suu Kyi parece haberlo se-leccionado como intermediario con el ejército; los analistas han hablado de él como posible presidente sustituto.

En medio de la intriga, también ha ha-bido indicios de la forma en que podría gobernar el partido de Aung San Suu Kyi.

Durante sus años bajo arresto domici-liario, ella se acostumbró a confiar en un grupo estrecho de asesores.

En vista de los agobiantes problemas de Myanmar —narcotráfico, corrupción, insurgencias étnicas, pobreza y sistemas inadecuados de salud y educación— in-cluso a algunos asesores les preocupa que Aung San Suu Kyi necesite más ayu-da.

“Realmente es un problema”, dijo U Nyan Win, miembro de alto nivel del par-tido quien también es el abogado de Aung San Suu Kyi. “Necesita un buen equipo. Todavía no lo tiene”.

Por JESSICA BURSTEIN

VICHY, Francia — Tal vez se podría perdonar a la pequeña ciudad de Vichy por pensar, 70 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, que podría ser vista como algo más que la capital del gobierno colaboracionista del Mariscal Philippe Pétain.

Vichy, en la región de Auvernia, en el centro de Francia, ha tratado de atraer interés hacia otros proyectos, entre ellos Omnisports Parc, uno de los centros deportivos más grandes en Europa. Un centro de idioma francés atrae a miles de estudiantes internacionales cada año. Y su casino, construido durante el mandato de Napoleón III, ha sido transformado en un centro de convenciones

En el último fin de semana de agosto, 3.000 personas de todo el mundo corrie-ron por las calles en el primer Triatlón Ironman de la Ciudad, y productos para el cuidado de la piel hechos allí han em-pezado a ganar un mercado considerable en EE.UU.

Sin embargo, por más que Vichy de-sea forjar un futuro vibrante y honrar su pasado cosmopolita como un centro turístico para aristócratas europeos y

millonarios estadounidenses, persisten los fantasmas de los años de la guerra. La ruta del triatlón llevó a los corredores frente al Hôtel du Parc, donde la oficina de Pétain ha sido cuidadosamente pre-servada por una organización dedicada a consagrar su memoria.

Aunque la ciudad de 25.000 habitantes puede seguir siendo un símbolo, quizás ya no sea un chivo expiatorio. El gobierno ha empezado a divulgar en línea 200.000 registros de colaboración en tiempos de guerra. Thierry Wirth, un historiador de Vichy, señaló que los registros ofrecerían un retrato verdadero de “la participación colectiva” de Francia.

“El régimen de Vichy estaba situado aquí, en la zona libre, pero los registros muestran claramente que, de hecho, el mayor número de colaboracionistas

estaba en la zona ocupada, incluyendo París”, aseveró. “Además, esta región, Auvernia, tenía la fuerza francesa más grande de combatientes de la Resisten-cia, ‘Maquis du Mont Mouchet’”.

Lucien Guyot, de 91 años, miembro de la Resistencia, dijo que cualquiera que se preguntara por qué tantos de sus com-patriotas colaboraron con los ocupantes nazis debía considerar un panorama más amplio.

“El gobierno draconiano de Pétain fue mucho más allá de las expectativas de los alemanes, en particular con la depor-tación de judíos ‘extranjeros’, entre ellos niños, a campos de concentración, y nos persiguieron con furia”, narró Guyot. “Pero fueron las acciones del gobierno las que fueron imperdonables, no las de esta ciudad”.

André Leca, de 53 años, un restaura-dor, galerista y autodenominado agita-dor cultural, dijo que ha estado promo-viendo “un centro de investigación en Vichy sobre la resistencia, donde la gen-te de todo el mundo pueda estudiar los movimientos de la resistencia y llegar a entender que una sola persona que se resista al mal puede hacer la diferencia”.

Wai Moe y Saw Nang contribuyeron con reportes.

Ayuda extranjera deja poco rastro en remota provincia de montañas.

Colaboraron con los nazis funcionarios, no la ciudad, afirman.

Hay tristeza, no enojo, por muertes de padres y amigos en la guerra.

Un grupo de estadounidenses

visitando Ciudad Ho

Chi Minh fue llevado a un centro de

rehabilitación de Agente Naranja.

Derecha, Margot Carlson

Delogne, cuyo padre murió en la Guerra

de Vietnam, en el sitio donde

quizás se estrelló.

LYNN BO BO/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

THE NEW YORK TIMES

La Provincia de Nuristán se ubica en la región montañosa en el este de Afganistán y tiene pocos caminos para llegar a ella.

FOTOGRAFÍAS POR CHRISTIAN BERG PARA THE NEW YORK TIMES

Daw Aung San Suu Kyi, líder de la Liga Nacional para la Democracia, recoge basura durante campaña de limpieza comunitaria.

E L M U N D O

4 DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Sociedad israelí debate valores en la ocupación

ANÁLISIS NOTICIOSO

China intimida abogados de derechos humanos

DIARIO DE YOGYAKARTA

Transgéneros tienen lugar para orar

Refugiados revelan maltrato de la policía fronteriza búlgara Por RICK LYMAN

SUKRUPASA, Turquía — “La policía fronteriza búlgara”, dijo Hasan Bulgur, de 73 años, señalando a los límites de esta aldea en el norte de Turquía. “Nos está vigilando ahora. Cuando los refugiados tratan de cruzar, los detienen y los re-pelen, y a veces los golpean, los roban e incluso les sueltan perros”.

Tras no lograr pasar más allá de los búlgaros, los ininmigrantes frecuente-mente emergen de los campos aquí, mo-jados tras vadear un río cercano. Llegan a veces en grupos de hasta 50 personas, algunos con cráneos magullados y nari-ces golpeadas, indicaron Bulgur y otros residentes.

“Me pegaron y tomaron mi dinero”, di-jo Alan Murad, de 17 años, un buscador de asilo iraquí que vive en un centro de refugiados en Sofía, la capital de Bulga-ria. “Huí del infierno en mi país, tratando de encontrar el paraíso en Europa. En lu-gar de ello, encontré otro infierno”.

La mayoría de los refugiados opta por hacer la peligrosa y a veces mortal tra-vesía marítima de Turquía a Grecia en lugar de cruzar a pie una frontera terres-tre aparentemente accesible de Turquía al sur de Bulgaria. Los funcionarios y los mismos ininmigrantes apuntan a varias razones.

La ruta marina es más barata y prefe-rida por los traficantes humanos. Esta frontera, tan atrayente en el mapa, es un obstáculo más duro de lo que parece, so-bre todo en invierno, compuesta de ríos rápidos, bosques densos y colinas escar-padas. Y nuevas vallas con alambre de púas y equipo de monitoreo de alta tec-nología han hecho más difícil cruzarla furtivamente.

Pero la razón principal, afirmaron muchos refugiados entrevistados en Turquía y en todos los Balcanes, es lo despiadado de las agencias fronterizas búlgaras.

Entrevistas con trabajadores humani-tarios y refugiados revelaron un temor generalizado a las autoridades búlga-ras. Hablaron de la conducta brusca o violenta de los guardias fronterizos, que registran a los ininmigrantes y les toman las huellas dactilares —lo que significa que tienen que permanecer en Bulgaria mientras sus casos se deciden— o los en-vían de vuelta a Turquía.

El gobierno búlgaro desestimó suge-rencias de esfuerzos sistémicos de inti-

midar a los refugiados.“Creo que estas acusaciones son enor-

memente exageradas”, dijo Philip Gou-nev, Viceministro del Interior en Bulga-ria. “Nuestra política siempre ha sido de investigar tales casos, si hay una queja. Pero de 30 mil personas que han pasado por la frontera, hemos tenido sólo dos quejas que resultaron en juicios”.

Pero para los 80 residentes de Sukru-pasa, una de una serie de aldeas turcas que dominan la frontera, se ha vuelto co-

mún ver a ininmigrantes que regresan, especialmente en este lugar donde aún no hay una valla fronteriza con alambre de púas.

“Los ininmigrantes usualmente cru-zan al otro lado de noche, dirigidos por los traficantes”, dijo Osman Aran, de 81 años, que ha vivido en Sukrupasa toda su vida. “Y luego los vemos regresando poco a poco en la mañana”.

Krassimir Kanev, presidente del Comi-té de Helsinki búlgaro, comentó que creía

que el maltrato a los ininmigrantes era generalizado, pero es imposible saberlo a ciencia cierta.

Un reporte publicado en noviembre por Oxfam y el Centro para los Derechos Humanos de Belgrado recurrió a entre-vistas con 110 refugiados que habían pasado por Bulgaria. Cada uno que tuvo contacto con la policía búlgara reportó maltrato, un resultado que otros grupos humanitarios cuestionaron.

Para complicar las cosas, dijo Kanev, algunos de los traficantes les dicen a los ininmigrantes que se quejen de ese mal-trato, sea cierto o no.

Bajo las reglas de inmigración euro-peas, se espera que los buscadores de asilo que son registrados y cuyas hue-llas dactilares son tomadas en un país permanezcan en ese país hasta que su caso se decida. Si continúan a otro país, podrían ser arrestados y devueltos.

“Los traficantes les dicen que si se quejan de maltrato por parte de la policía búlgara y luego continúan a Alemania, tienen una mejor posibilidad de no ser devueltos a Bulgaria”, dijo Kanev. “Tie-nen un incentivo para mentir”.

Pero las historias de abuso son tan ge-neralizadas que se debe prestar atención a ellas, afirman los grupos de defensa de los refugiados.

Una tarde hace poco, un grupo de unos 30 refugiados descansaba cerca de la mezquita de Sukrupasa. Varios habían sido golpeados y robados por la policía búlgara, aseguraron, incluyendo a un hombre cuya nariz estaba fracturada.

“Los policías se llevaron nuestros te-léfonos y dinero”, dijo Ahmad Safi, de Afganistán.

Por ISABEL KERSHNER

JERUSALÉN — Algunos años des-pués de que Avihai Stollar había termina-do su servicio militar obligatorio —que coincidió con la segunda Intifada— fue abordado por un miembro de Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), una organización izquierdista de veteranos que dice tener como objetivo sacar a la luz la sombría realidad de la ocupación israelí de Cisjordania.

Stollar, quien prestó servicio como sargento de pelotón en una unidad de infantería al sur de Hebrón, relató ex-periencias que dijo que habían parecido “lógicas” desde la perspectiva de un sol-dado. Como civil, indicó: “Algo se abrió. Estaba impactado”.

No fueron “momentos Srebrenica”, dijo, en referencia a la masacre de mu-sulmanes durante la guerra bosnia, sino reglas de la ocupación de Israel, como prohibir vehículos palestinos en ciertas carreteras y castigar a los infractores, aún cuando podía no haber ninguna otra ruta.

Stollar, de 32 años, hoy es director de investigaciones de Breaking the Silence y está en el medio de un debate que deja al descubierto las divisiones de Israel so-bre sus valores fundamentales y la natu-raleza de su democracia.

El Primer Ministro Benjamin Netan-yahu denunció recientemente al grupo desde el podio del Parlamento de Israel,

al acusarlo de “calumniar” a soldados israelíes. El Ministro de Defensa, Moshe Yaalon, describió los motivos del grupo como “maliciosos” y prohibió que par-ticipe en actividades que involucren a soldados. Naftali Bennet, el Ministro de Educación, prohibió su entrada a escue-las del estado.

Ahora, algunos generales jubilados en-cabezan un contraataque.

“Breaking the Silence fortalece a las FDI y a su moralidad”, escribió Amiram Levin, un ex comandante, en un anun-cio que apareció en el periódico liberal Haaretz, en referencia a las Fuerzas de Defensa de Israel. Un ex director del ser-vicio de seguridad Shin Bet y un mayor general de la policía israelí publicaron luego anuncios similares.

Breaking the Silence considera que es corrosiva la naturaleza de la ocupación de Cisjordania en la sociedad israelí y pu-blica testimonios de soldados, en su ma-yoría de forma anónima. Abusos como el saqueo y la destrucción de propiedad, argumenta, se convirtieron en la norma.

El debate cada vez más estridente no tiene que ver tanto con los aciertos y errores del gobierno militar en Cisjorda-nia sino con qué tipo de sociedad quieren los israelíes.

Para muchos israelíes, quienes son re-clutados a los 18 años para cumplir con el servicio militar obligatorio y desempe-ñan servicio de reserva, el Ejército Israe-lí es visto como un ejército del pueblo que protege a sus ciudadanos en un entorno hostil.

El sondeo anual 2015 del grupo de in-vestigación apartidista Israel Democra-cy Institute halló que el ejército era la institución que tenía el nivel más alto de confianza entre los judíos israelíes.

En 2014, el grupo publicó testimonios de más de 60 oficiales y soldados israe-líes que prestaron servicio durante la guerra en Gaza en 2014. Sostenía que el principio militar rector era uno de “ries-go mínimo a nuestras fuerzas, incluso a costa de lastimar a civiles inocentes”.

Yoaz Hendel, un ex director de comuni-caciones de Netanyahu, dijo que las crí-ticas de Breaking the Silence ignoraban la complejidad y los dilemas enfrentados por los soldados.

“Es legítimo que alguien argumente a favor de una retirada a las líneas de 1967”, dijo Hendel, quien prestó servicio en una unidad de comando naval de élite. “Pero para poder promover su agenda política, intentan trastocar tu identidad”.

Por JANE PERLEZ

BEIJING — Al enjuiciar a uno de los abogados de derechos humanos más prominentes de China, el gobier-no chino ha propinado un golpe a un movimiento legal independiente que hasta fechas recientes había logrado arraigarse pese a muchos obstáculos, indican defensores de los derechos legales.

Aunque el abogado Pu Zhiqiang, de 50 años, el 22 de diciembre recibió una sentencia suspendida de tres años que, en teoría, le permitió salir libre, la condena pondrá fin a su carrera legal y acallará a un miembro incon-dicional de un grupo de abogados que ha luchado para la justicia y la libertad de expresión dentro de los confines estrechos del sistema legal de China.

Desde que el Presidente Xi Jinping llegó al poder, en 2012, un flujo cons-tante de abogados y defensores de los derechos humanos han sido detenidos, y en varios casos han sido sometidos a juicio y sentenciados.

“Durante los últimos 20 años, la gran historia de éxito de los derechos humanos ha sido el crecimiento del nú-mero de abogados y activistas en Chi-na que trabajan en todo, desde la contaminación y la corrupción hasta los derechos de las mujeres”, dijo Sophie Richardson, directora para China de Human Rights Watch. “Este caso deja muy cla-ro que el alto liderazgo no tolerará que la gente se organice, no importa qué tan pacíficamente”.

En julio, el gobierno detuvo a más de 300 abogados y asistentes legales, una maniobra que envió un escalofrío a través de la comunidad legal, aun cuando la ma-yoría de los detenidos fue puesta en libertad más tarde. Más de 20 aboga-dos han permanecido secretamente bajo detención desde la redada en julio, según Chinese Human Rights Defenders, un grupo de defensa con sede fuera de China. Otros abogados han sido detenidos por periodos más largos, entre ellos un colega de Pu, el abogado de los derechos humanos Xia Lin, que lleva más de un año detenido.

Dado que Pu enfrentaba un máximo de ocho años en prisión, la sentencia suspendida fue menos severa de lo que se había previsto. Pero al impe-dir que Pu ejerza como abogado, el gobierno silenció a un litigante habili-doso que había convertido la libertad de expresión en la causa central de su trabajo.

En los 19 meses desde que fue dete-nido por primera vez, a Pu, que padece diabetes, se le han negado visitas con su familia y peticiones de ser puesto

en libertad por razones médicas.El caso de Pu fue emblemático

porque era conocido como un orador franco que atraía la atención con una mezcla de críticas mordaces y referen-cias a la literatura china clásica.

La parte acusadora presentó car-gos contra Pu por “buscar pleitos y provocar problemas” e “incitar el odio étnico” en siete mensajes en línea. Los mensajes contenían críticas de las políticas del Gobierno hacia la minoría étnica uigur y comentarios sarcásticos sobre dos legisladores muy conocidos.

Sin duda, los funcionarios chinos sabían que habría extensas críticas de Estados Unidos y los países europeos si Pu recibía una larga pena carcela-ria.

“Con esta sentencia, el gobierno no es criticado por enviarlo a prisión de

tres a seis años, pero lo puede enviar a prisión por capricho”, afirmó Richard-son.

Las medidas severas contra aboga-dos bajo el Presidente Xi comenzaron en 2013, cuando Xu Zhiyong, fundador del Movimiento Nuevos Ciudada-nos, grupo dedicado a promover los derechos legales, fue arrestado bajo cargos de “reunir a una multitud para trastocar el orden público”. Fue enjui-ciado en enero de 2014 y sentenciado a cuatro años en prisión.

En una declaración, Chinese Hu-man Rights Defenders advirtió que aunque Pu recibió una sentencia suspendida, podría ser detenido si el gobierno consideraba que rompió los términos de su sentencia.

“Pu estará bajo una enorme presión, porque nunca sabes si serás arrestado por cualquier razón y encarcelado sin el debido proceso”, dijo Jerome A. Cohen, experto en derecho chino en la Universidad de Nueva York.

Por JON EMONT

YOGYAKARTA, Indonesia — Mien-tras resonaba el llamado a la oración en el pueblo universitario de Yogyakarta, hileras de mujeres musulmanas vesti-das conservadoramente extendían sus tapetes de oración, se inclinaban hacia La Meca y murmuraban oraciones en árabe. Ese ritual se realizaba por toda la ciudad.

Lo que distinguía a esta academia era que la mayoría de las fieles allí habían nacido siendo varones.

De acuerdo con su líder, Al Fatah Pesantren es la única academia musul-mana, o madrasa, para personas trans-género en el mundo.

Shinta Ratri, de 53 años, la directora del plantel, lo fundó con otras mujeres transgénero en 2008, dos años después de que un gran terremoto sacudió la ciudad.

“Era una época de sufrimiento y la gente transgénero necesitaba una ma-nera para orar”, explicó.

Las mujeres transgénero tienen pocas oportunidades para practicar el islam, ya que su resistencia a una ca-racterización estricta de género va en contra de los conservadores puntos de vista musulmanes.

Yuni Shara, de 48 años, dijo que en-contró aquí una aceptación que no halló

en las mezquitas locales. “La gente se me quedaba viendo en la mezquita”, narró.

En Indonesia, las mujeres transgéne-ro son conocidas como waria. Aunque las waria tienen mucho tiempo de ser parte de la cultura javanesa, viven en los márgenes de la sociedad. Se pueden convertir en estilistas, bailarinas y, a veces, hasta en estrellas pop.

Sin embargo, muchas trabajan en las calles, mendigando y prostituyéndose.

Aunque la meta principal de la acade-mia es brindar un lugar de oración para mujeres transgénero, otro objetivo es utilizar el islam para abogar por los de-rechos transgénero, dijo Shinta. La ley indonesia no ofrece protecciones contra la discriminación o el acoso en el lugar de trabajo.

Para reunir dinero para lecciones de árabe, Shinta y muchas de las alumnas estudian danza javanesa tradicional, que presentan en bodas y otras ceremo-nias.

La organización musulmana más grande del país, Nahdlatul Ulama (NU), ha sido de “gran apoyo” para la escuela. Shinta explicó que NU, que tiene 50 millones de miembros por toda Java, sigue el islam javanés tradicional, con interpretaciones más relajadas de la ley islámica y énfasis en la tolerancia.

A Shinta no se le pasa lo irónico que es el apoyo del grupo musulmán tradicio-nalista más prominente de Indonesia.

“Las mujeres transgénero fueron introducidas al pueblo javanés mucho antes de que llegara aquí el islam”, ex-plicó Shinta.

Boryana Dzhambazova contribuyó con reportes.

Andrew Jacobs contribuyó con reportes desde Nueva York.

Acciones en Cisjordana dañan los valores de la democracia, dicen.

Aldeanos turcos son testigos cotidianos del maltrato a inmigrantes.

Alecciona Beijing a activistas y acalla desafíos legales.

KIN CHEUNG/ASSOCIATED PRESS

Pu Zhiqiang enfrentaba ocho años en prisión por “buscar pleitos y provocar problemas”. Partidarios de su liberación en Hong Kong.

KEMAL JUFRI PARA THE NEW YORK TIMES

Mujeres transgénero ejecutan danzas javanesas para financiar sus clases en una madrasa. Una bailarina de la escuela habla con una mujer y su hija.

MAURICIO LIMA PARA THE NEW YORK TIMES

Dificultades en la frontera: Un río separa a Turquía de Bulgaria, junto con una valla levantada en diciembre.

D I N E R O Y N E G O C I O S

DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016 5THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Es anticuado admitir esto en la era de Expedia, Priceline y otras herra-mientas de “hágalo usted mismo”, pero aquí va: extraño a los agentes de viaje.

La Internet tomó fuerza como una ma-nera de reservar viajes porque los intermedia-rios humanos siempre eran un poco sospecho-sos: su pericia cues-

tionable, sus métodos turbios y sus lealtades poco claras. Y, en un princi-pio, las máquinas parecieron mejorar todo. Para viajes sin complicaciones, reservar en línea ahora es mucho más fácil que antes.

No obstante, a medida que sufrimos otra temporada de viajes de fin de año, podríamos hacer una pausa para considerar lo mucho que realmente hemos ganado —y perdido— al cam-biar los agentes humanos por máqui-nas. Y quizás recibamos con gusto una tendencia emergente en internet: compañías emergentes que intentan colocar a agentes humanos, así sea de viajes, servicios del hogar o ventas, de vuelta en la forma en que tomamos decisiones.

“Creemos que los humanos agre-gan valor, así que estamos tratando de diseñar tecnología para facilitar la conexión de humano a humano”, señaló Paul English, cofundador de una nueva compañía en línea llamada Lola Travel.

Lola, que actualmente opera sólo en una ver-sión limitada de prelanzamiento, tiene una inter-faz inusual: cuando el cliente busca reservar un viaje, simplemente envía un mensaje de texto. Su solicitud puede ser vaga —”Mi familia está pensando ir a Eu-ropa el próximo verano”— porque al otro lado de la línea está un humano. El agente conoce las preferencias ge-nerales de viaje de uno y tiene acceso a muchas de las mismas herramientas que uno utilizaría para reservar un viaje. Pero el agente también cuenta con algo adicional: experiencia.

No es sólo en la industria de los via-jes que se nos pide cargar con más tra-bajo. La gran magia de la Internet es lo que un catedrático de administración de empresas llamaría “desinterme-diación”.

Ahora, en vez de consultar a un agente de seguros, simplemente se efectúa una búsqueda en línea. Pode-mos comprar acciones sin un corredor de bolsa, publicar un libro sin una editorial, vender una casa sin una in-mobiliaria y comprar un auto sin una agencia automotriz. De forma lenta, pero segura, los robots parecen estar reemplazando a todos los intermedia-rios y convirtiendo al mundo en una sociedad de autoservicio.

Un economista alabaría la gran desintermediación por su eficiencia. Como cliente, uno podría tener una re-acción distinta: Miren todo el trabajo que se nos pide hacer ahora. ¿Acaso realmente fue sensato deshacernos de todos esos ayudantes humanos?

En muchos casos sí, pero aún exis-te un gran número de industrias en los que la orientación de un experto humano funciona mucho mejor que una máquina. Fuera de los viajes, considere el proceso de buscar a un técnico de mantenimiento, o a un plomero. Podría pasar todo el día en Craigslist, Yelp o Angie’s List buscan-do a la mejor persona para el trabajo que necesita, lo que es precisamente el problema.

“Va a pasar mucho tiempo antes de que una computadora pueda reem-plazar el poder de estimación de un técnico experimentado”, apuntó Doug Ludlow, fundador de Happy Home

Company, compañía creada hace un año y que echa mano de expertos humanos para buscar a la persona idónea que realice la reparación que necesita el cliente. La compañía, que opera en el Área de la Bahía de San Francisco, pero planea expandirse a nivel nacional en Estados Unidos, tie-ne contratos con una red confiable de profesionales de servicios. 

Happy Home se queda con un por-centaje del cobro por cada servicio, pero ya que logra reducir ciertos cos-tos al operar una red de profesionales, sus precios se equiparan a lo que se podrían encontrar si uno buscara ayu-da por cuenta propia.

El ascenso de las computadoras a menudo es retratado como una gran amenaza a nuestros empleos. Pero estos servicios trazan un escenario más optimista: que los humanos y las máquinas trabajarán juntos, y a noso-tros, como clientes, se nos permitirá, una vez más, pedir ayuda perezosa-mente.

En el mundo “en línea”, algunas compañías dan un toque más humano.

La OPEP no puede frenar la extracción

A falta de efectivo, griegos recurren al “plástico”

La gran novedad en las búsquedas es la gente

Aumento de tasas de interés en EE.UU. afecta a IndonesiaPor NEIL GOUGH

PANGKALAN KERINCI, Indonesia — En esta ciudad, donde la vida gira en tor-no a una compañía y los árboles de acacia y las palmeras se extienden kilómetros, el conglomerado indonesio Royal Golden Eagle se prepara para el impacto.

Los precios del aceite de palma ya han caído, el valor de la rupia indonesia se ha desplomado y los inversionistas extranjeros han estado reconsiderando ampliamente las perspectivas del país, generando incertidumbre.

Ahora que la Reserva Federal de EE.UU. elevó las tasas de interés por primera vez en casi una década, la com-pañía está manteniendo bajo su nivel de deuda y cambiando su cartera de produc-tos. Y sigue adelante con una expansión de 300 millones de dólares que busca re-ducir su dependencia de las exportacio-nes de pulpa de acacia, de menor valor.

“Queríamos estar bien posicionados para esta desaceleración”, dijo Ander-son Tanoto, hijo del fundador, Sukanto Tanoto.

Durante años, las economías emergen-tes se beneficiaron de un torrente de di-nero fácil. En Indonesia, mineros, trans-portistas, operadores de plantaciones y otros acumularon deuda barata para financiar inversiones y expansión. Indo-nesia rebasó a Malasia como el principal productor mundial de aceite de palma del mundo y emergió como un relevan-te proveedor regional de otras materias primas importantes.

Sus esfuerzos fueron respaldados por los elevados precios de las materias bási-cas, o commodities, cuando la demanda china por los recursos parecía inagota-ble. El auge transformó economías desde el Sureste de Asia hasta Latinoamérica.

Pero los países en desarrollo hoy se ven bajo presión. El dólar se ha fortaleci-do en anticipación a la decisión de la Re-serva de EE.UU, pero la rupia indonesia ha caído.

La demanda de los consumidores en este país relativamente joven de 250 mi-llones de habitantes también comienza a

tambalearse. Las ventas de autos caye-ron casi un 20 por ciento este año y las de teléfonos inteligentes se contrajeron por primera vez desde que se lleva un regis-tro. Una variedad de compañías locales batalla para cubrir sus deudas.

Es difícil escapar de los paralelos entre el bache económico actual y la crisis de fines de los 90. En ese entonces, estalló el caos cuando por toda la región las divisas comenzaron a desplomarse, desatando una reacción en cadena de incumpli-miento de pagos entre compañías que habían tomado muchos préstamos de inversionistas extranjeros.

En ese entonces, alrededor de dos ter-ceras partes de la fábrica y plantación de Royal Golden Eagle en la isla de Sumatra estaban en construcción, con proyectos que sumaban un total aproximado de 2.000 millones de dólares. Sus tres fuen-

tes de financiamiento —bancos locales, bancos extranjeros y agencias de crédito para la exportación— se agotaron casi de la noche a la mañana.

“Todo lo que podía salir mal salió mal al mismo tiempo”, dijo Tanoto padre.

En el entorno actual, la operación se centra en mantener costos bajos me-diante una mayor eficiencia. En un labo-ratorio en las instalaciones, científicos cruzan tipos diferentes de árboles de aceite de palma, para intentar desarro-llar una variedad que produzca más acei-te y resista mejor las enfermedades. Los árboles también son cultivados para ser

menos altos y facilitar la recolección de su fruto.

La compañía intenta reducir su depen-dencia de commodities de menor valor. Con la expansión de la fábrica, será ca-paz de producir más de su propia marca Paper One, que puede vender a un precio más alto. Los precios de la pulpa y el pa-pel han demostrado ser más estables que los del aceite de palma.

La caída económica que comenzó en las materias básicas y firmas industria-les se está extendiendo. Durante años, las ventas de teléfonos móviles crecieron rápidamente. Ahora los consumidores se contienen.

“Las compañías de artículos básicos de consumo y de bienes y servicios eran muy sólidas, pero esa parte de la econo-mía vive hoy una desaceleración”, dijo Sandiaga S. Uno, del grupo indonesio de

capital privado Saratoga Capital.El sector de las telecomunicaciones

en general ha estado trabajando para contener el impacto. Indosat Ooredoo, el segundo proveedor de servicios mó-viles más grande de Indonesia, continúa sumando nuevos suscriptores. Sin em-bargo, Alexander Rusli, su director eje-cutivo, dice que la divisa en baja ha per-judicado su capacidad para expandirse y vuelto más caro al equipo importado.

Mientras, Sukanto Tanoto no pierde su optimismo. El aumento en las tasas de interés y un crecimiento más lento en China no significan un desastre.

“Hacer negocios de commodities con China es como beber café”, dijo Tanoto. “Durante mucho tiempo disfrutamos de tres cucharadas de azúcar por taza. De pronto, eso se reduce a una y media cu-charadas y nos sabe amargo”.

FARHAD MANJOOENSAYO

EN LÍNEA: PAPEL VS. ACEITELa producción de papel y aceite de palma: nytimes.com Busque‘Indonesia’s commodities’

Muhammad Rusmadi contribuyó con reportes a este artículo.

FOTOGRAFÍAS POR KEMAL JUFRI PARA THE NEW YORK TIMES

La papelera Royal Golden Eagle en Indonesia se prepara para la desaceleración. Cuidado de acacias y fabricación y empaque de papel (Sentido horario).

Elisabeth Malkin contribuyó con reportes desde la ciudad de México.

Pavlos Zafiropoulos contribuyó con reportes a este artículo.

Por STANLEY REED y SARA HAMDAN

VIENA — Mientras que los delegados de la conferencia en la ONU sobre el cli-ma se reunieron en París a principios de diciembre buscando formas de reducir la dependencia del mundo de los combusti-bles de alto contenido de carbono, como el petróleo, algunos de los principales productores de crudo afirmaron que se-guirían la extracción.

La Organización de Países Exportado-res de Petróleo dijo que continuaría pro-duciendo petróleo a los niveles actuales, más de 31 millones de barriles diarios.

Pero con los precios del petróleo con-tinuando su desplome y los líderes mun-diales resueltos a reducir la quema de crudo y gas natural de manera sostenida, la OPEP podría estar celebrando lo que la historia podría demostrar que sería la última gran patada de ahogado de la industria petrolera. Algunos miembros de la OPEP, incluyendo a los Emiratos Árabes Unidos, han reconocido que sus economías necesitan abandonar una die-ta rica en petróleo.

De hecho, la delegación de los Emira-tos Árabes Unidos en la conferencia de clima se comprometió a incrementar su uso de fuentes de energía limpia —tan só-lo un 0.2 por ciento del consumo del año pasado— a un 24 por ciento para 2021.

Los Emiratos Árabes Unidos, entre cuyos siete miembros se cuenta Abu Dhabi, planean utilizar su riqueza petro-lera para establecer los cimientos para la era postpetrolera, llegue cuando llegue. “Necesito estar en un mundo donde mis nietos y mis bisnietos puedan vivir en un entorno saludable”, dijo Ahmad Bel-houl, director ejecutivo de Masdar, una paraestatal en Abu Dhabi que está traba-jando en diversos proyectos de energía solar para el gobierno. Masdar encabe-zará el esfuerzo de energía renovable, que incluirá construir plantas de energía nuclear.

Sin embargo, la extracción continúa sin menguar. Los EAU dicen estar pro-duciendo cerca de 3 millones de barriles diarios, unos 189 mil barriles diarios más que el año pasado.

La docena de países en la OPEP, y otros grandes productores de petróleo como México y Rusia, se encuentran en-tre la espada y la pared, presionados por la nueva filosofía de bajas emisiones de carbono representada por la conferencia del clima y por un excedente de petróleo mundial que ha causado que los precios se desplomen en más de un 50 por cien-

to desde principios del año pasado. Nuevos suminis-tros, encabezados por el petróleo de esquisto de Es-tados Unidos, han causado que el valor en dólares de los ingresos petroleros de la OPEP, México y Rusia caiga a la mitad desde 2014. Su respuesta es seguir pro-duciendo y vendiendo, casi

con desesperación.A medida que ha disminuido la influen-

cia en el mercado de la OPEP, ésta se fue fragmentando. Varios miembros, inclu-yendo a Venezuela y Argelia, están pro-poniendo límites a la producción con la esperanza de apuntalar los precios.

También Arabia Saudita —aún el mayor productor de petróleo del mun-do— reconoce que las preocupaciones climáticas son una razón para volver su economía más diversificada y eficiente en energía.

Sin embargo, Arabia Saudita argu-menta, junto con Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, que ahora serían inútiles los cortes a la producción de petróleo, porque éstos sólo entregarían más del mercado a los productores de esquisto y otros rivales.

Belhoul dijo sentir optimismo porque las preocupaciones climáticas, junto con tecnologías alterativas, permitirían a los EAU cumplir con su objetivo de 24 por ciento de su energía provenga de fuentes limpias para 2021.

“La energía renovable ya no es una al-ternativa costosa —se está convirtiendo en una tecnología de elección”, dijo.

Por SUZANNE DALEY

ATENAS — Recientemente, aquí en el mercado central, brillantes anuncios que colgaban sobre las bandejas de bacalao comunicaban que los clientes podían pagar con tarjetas de débito y crédito, por lo menos en algunos puestos. “Me guste o no, la gente lo pide”, dijo Christos Papoutsis, de 57 años, un carnicero que finalmente cedió al “plástico” en noviem-bre. “Si no acepto las tarjetas, perderé ventas”.

Los economistas, en general, no cele-bran demasiado los bancos tapiados que siguieron a las negociaciones de Grecia con sus acreedores este verano, ni los con-troles de capital, aún vigentes, que limitan a los griegos a disponer de un máximo de efectivo semanal de 420 euros, o unos 457 dólares. Sin embargo, los expertos dicen que estos sucesos están impulsando un gran salto hacia adelante en el uso de las transacciones electrónicas.

“Una vez que tienes a mucha gente con muchas tarjetas, se produce un efecto de bola de nieve”, dijo Nikos Vettas, econo-mista en la Universidad de Atenas y uno

de los autores de un reciente estudio sobre el tema, que estimó que bajo diversos es-cenarios, Grecia podría ver miles de mi-llones más en ingresos fiscales.

Grecia tiene mucho tiempo de estar inundada en efectivo, lo cual ha facilitado una inmensa economía a la sombra que se estima en un 20 a un 25 por ciento de su PBI, de acuerdo con Costas Bakouris, pre-sidente de la división griega de Transpa-rency International, la organización anti-corrupción. Pero desde julio, los griegos, incapaces de obtener grandes cantidades de efectivo, se han visto forzados a utilizar las tarjetas.

Los ciudadanos en la Unión Europea realizaron un promedio de 189 transac-ciones electrónicas en el año 2013, según las cifras más recientes disponibles. En Grecia, ese promedio fue de sólo 17 por ciudadano. Antes de la crisis, menos de

150.000 negocios tenían las terminales necesarias para procesar las transaccio-nes de tarjeta de crédito.

“Es algo así como el huevo y la gallina”, dijo Athanasios Geramanis, gerente de MasterCard en Grecia, Chipre y Malta. “Los negocios no tenían las terminales porque nadie las pedía”.

En el mercado ateniense, muchos clien-tes dijeron haber tramitado una tarjeta de débito sólo por si acaso los bancos cerra-ran de nuevo. Un jubilado dijo que su espo-sa lo había obligado de sacar una tarjeta y añadió que él las consideraba “viles”.

Los expertos dicen que detrás de tales sentimientos yace el temor de que queden registradas las compras de uno. Vassilis Korkidis, que encabeza la Confederación de Comercio y Emprendimiento, dijo que esa desconfianza no era difícil de enten-der, ya que en los últimos años los griegos habían sido objeto de un código fiscal que cambiaba cada dos o tres meses, en oca-siones introduciendo medidas retroacti-vas.

“La gente cree que dentro de tres años el gobierno es capaz de venir y decir, ‘dé-jame ver qué gastaste’”, dijo Vettas. “Los políticos no ven lo importante que es es-tablecer confianza para la gente”.

HAIDAR MOHAMMED ALI/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

STUART GOLDENBERGLa recaudación fiscal crece, pero el mercado negro sufre un revés.

Una refinería en Iraq. Algunos miembros de la OPEP han reconocido que necesitan diversificarse.

C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A

6 DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por SANDRA BLAKESLEE

El dodo está muerto. La paloma pasa-jera es historia. Pero el Solitario George, la tortuga gigante de las Galápagos cuya muerte marcó el fin de su especie, corre con buena suerte post mórtem.

Una expedición científica ha descu-bierto que algunos de sus parientes de sangre cercanos están vivitos y colean-do. Con crianza cuidadosa, los biólogos ahora esperan revivir la especie de Geor-ge y reintroducir a las tortugas a la isla en la que evolucionaron.

Los científicos ahora creen que origi-nalmente había al menos ocho especies de tortuga de las Galápagos. (Una de ellas fue recién descubierta, en 2015). Por lo menos tres especies ahora están extin-tas, entre ellas las tortugas en la Isla Pin-ta. La última, George, fue descubierta deambulando sola en 1972 y fue resguar-dada amorosamente. Su muerte, en 2012, a sus más de 100 años, fue un poderoso recordatorio de los estragos causados en los últimos dos siglos por los humanos en delicados ecosistemas en todo el mundo.

El número de tortugas cayó de más de 250.000 en el siglo 16 a un récord mínimo de unas 3.000, en los 70. En el siglo 19, ba-lleneros, piratas y otros navegantes to-maron a los animales de sus islas nativas para utilizarlos como lastre y alimento en viajes largos.

Hay dos tipos de tortugas gigantes de las Galápagos: con caparazón en forma

de silla de montar y con caparazón en forma de domo. Los marineros preferían por mucho a las tortugas más pequeñas de caparazón de silla de montar, que eran más fáciles de cargar de un lado a otro y presuntamente tenían mejor sabor.

Estas tortugas desaparecieron de la Isla Santa Fe y de la Isla Floreana. Con la muerte de George, también se extinguie-ron las de la Isla Pinta.

Sin embargo, ahora la historia de las extintas tortugas de las Galápagos ha tomado un giro extraño y esperanzador.

Resulta que, hace más de un siglo, los marineros tiraron tortugas con capara-zón de silla de montar que no necesitaron en la Bahía Banks, cerca del Volcán Wolf en la Isla Isabela. Muchas se aparearon con las tortugas de caparazón con forma de domo nativas de la Isla Isabela.

En 2008, los científicos etiquetaron y tomaron muestras de sangre a más de 1.600 tortugas que vivían en las faldas del volcán. De regreso en el laboratorio, hubo un eureka genético: 89 de los ani-males eran parte Floreana, cuyo perfil genético completo había sido obtenido de muestras de museo. Algunos tenían genes que indicaban que sus padres eran tortugas vivientes puras de Floreana.

Luego de ser lanzadas por la borda en la Bahía Banks hace más de un siglo, las tortugas de caparazón en forma de silla de montar no se han movido más de unos cuantos kilómetros.

Se mostró que 17 tortugas tenían altos niveles de ADN de tortugas de Isla Pin-ta. Las tortugas pueden vivir más de 150 años, así que algunas de ellas bien po-drían tener parentesco con George.

El mes pasado, los científicos regresa-ron a buscarlas. Su plan era capturar y separar a las tortugas con altos niveles de ADN de tortugas de Pinta y Floreana, y luego cruzarlas. En sólo unas cuantas generaciones, debe ser posible obtener tortugas con un 95 por ciento de sus ge-nes ancestrales “perdidos”, explicaron los científicos.

En total, la expedición descubrió a más de 100 tortugas gigantes que comparten la forma de silla de montar de George. Un helicóptero atrapó a los animales con una red de carga.

Los científicos llevaron a 32 tortugas con los caparazones de silla de mon-tar más espectaculares a un centro de crianza en la Isla Santa Cruz. Entre las tortugas capturadas hay 21 hembras y 11 machos. La mayoría parece tener entre 30 y 40 años. Algunas podrían ser mucho más viejas.

Linda Cayot, asesora científica para la organización Galapagos Conservancy, dijo que con el apareamiento en cauti-verio y con suerte podrían ser liberadas nuevas poblaciones de tortugas en las is-las Pinta y Floreana dentro de 5 a 10 años, ayudando a restaurar sus ecosistemas perdidos.

Por KATHERINE ELLISON

Hacer que un avatar surfee por un río cubierto de hielo inclinando la tablet. Atrapar azulejos (pero no aves rojas) en la pantalla dando golpecitos con el pul-gar. Pasar velozmente sobre estaciones de energía parpadeantes, pero mante-nerse alejado de los cauces de ríos.

Estos son los desafíos de Project: EVO, un programa computacional creado para mejorar la atención y reducir la impulsi-vidad en niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Sus creadores planean realizar un estu-dio clínico del producto el próximo año y luego buscar aprobación médica para que los doctores lo receten para tratar TDAH.

“Queremos que esto sea una opción generalizada en el consultorio de cual-quier doctor, junto con el medicamento Adderall”, dijo Eddie Martucci, director ejecutivo de Akili Interactive Labs, que produce Project: EVO.

Algunas investigaciones sugieren que los problemas de atención podrían au-mentar con el número de horas que pasa un niño frente a pantallas de computado-ra y televisión.

Sin embargo, los partidarios de lo que se conoce como programas de en-trenamiento cerebral comercializados para combatir el TDAH argumentan que investigaciones muestran que con las recompensas y los retos adecuados, sesiones limitadas de juegos pueden, de

hecho, ayudar.Un estudio piloto de Project: EVO des-

cubrió que niños con TDAH que usaban el juego durante media hora al día, cinco días a la semana durante cuatro sema-nas, mejoraban significativamente en pruebas de atención.

El nombre de Project: EVO hace honor al objetivo del juego de ayudar a que los cerebros de los jugadores “evolucionen” a un nivel superior de desempeño. Sin embargo, los ex-pertos exhortan a la cautela.

Una comisión co-mercial estadouni-dense ha tomado medidas enérgicas contra las afirma-ciones de la indus-

tria del entrenamiento cerebral. “Las compañías deben respaldar sus afirma-ciones de entrenamiento cerebral con ciencia fiable”, dijo Jessica Rich, de la Oficina de Protección al Consumidor.

Los fundadores de Akili y C8 Sciences sostienen que hacen precisamente eso,

con una nueva generación de productos más sofisticados.

“Entrenamos un conjunto de funciones simultáneamente, que incluyen inhibi-ción de respuesta, flexibilidad cognitiva y resistencia a distracciones, y nuestra receta secreta es la forma en que el pro-grama se individualiza para cada niño, al volverse más desafiante a medida que el niño avanza”, dijo Bruce E. Wexler, cofundador de C8 Sciences. C8 Sciences tiene intención de buscar aprobación fe-deral para su producto.

La teoría que opera detrás de la indus-tria del entrenamiento cerebral es que la gente puede mejorar sus funciones cog-nitivas por medio de ejercicios repetiti-vos, cada vez más difíciles, tal como se mejora el tono muscular en el gimnasio. Esto es particularmente atractivo para muchos padres a los que les preocupan los efectos secundarios potenciales de los medicamentos estimulantes, que son los tratamientos más comunes para el TDAH.

Vidas jóvenes en países pobres podrían salvarse con costos más bajos.

Mapa del cáncer divide al mundo en ricos y pobres

Programa de juego podría ayudar a niños hiperactivos

La tortuga gigante volverá a Galápagos

El espacio, campo infinito del artePor NATALIE ANGIER

Con la publicación de su teoría general de la relatividad hace un siglo, Albert Einstein hizo a un lado las nociones tra-dicionales de un espacio estático e inal-terable y en lugar de ello nos dio el tejido dúctil y milagroso del continuo espa-cio-temporal.

El espacio ya no podía ser visto como un vacío monótono. El espacio einstei-niano tiene peso, forma y un sentido de lugar. Se curva alrededor de soles gigan-tes y se expande incansablemente en todas direcciones. El espacio se rehúsa a ser ignorado, clamando atención incluso en las actividades humanas. En el arte, la arquitectura, la música, los diseños de nuestras ciudades y la psicología de lo in-visible, zonas de privacidad multicapas que construimos alrededor de nuestros cuerpos, el espacio dice mucho.

¿Cree estar cómodo con un colega en el trabajo? Anat Perry, investigador post-doctoral en psicología en la Universidad de California, en Berkeley, sugiere pro-bar este ejercicio. La siguiente vez que hable con la persona, ajuste el espacio entre ambos por la distancia de un meñi-que, parándose más cerca o más lejos de lo que normalmente lo haría. “Lo cambia todo”, dijo Perry.

La escultora Rachel Whiteread expre-sa la imposición del espacio al utilizar re-sina, yeso u otro material para llenar el área bajo una mesa, detrás de un librero

o una habitación completa. Las impre-siones resultantes son como el fantasma congelado de una habitación, impulsan-do al observador a recordar cómo se sen-tía ocultarse bajo las mesas en la infancia o haber buscado refugio en los pasillos de una biblioteca.

“La música es el espacio entre las no-tas”, se cree que dijo una vez Claude De-bussy, el compositor francés, en pocas palabras, sólo mediante pausas precisa-mente articuladas se puede distinguir a

la música del ruido.Entre los pintores, los avances en la re-

presentación espacial frecuentemente han abierto paso a las revoluciones. “La formulación de las leyes de la perspecti-va en el siglo 14 dio a los artistas permi-so para ver todo de una manera nueva”, dijo el artista Matthew Ritchie. “Ahora tu cielo no es plano, tienes un cielo con profundidad y ahora tus ángeles pueden realmente darse gusto”.

A mediados del siglo 18, los pintores re-

descubrieron la naturaleza bidimensio-nal del lienzo, propiciando el surgimiento del arte abstracto. “La superficie plana fue vista como un lugar para la dispo-sición de colores”, dijo Noam M. Elcott, profesor asociado de arte en la Univer-sidad de Columbia, en Nueva York. Para artistas como Cézanne, dijo, “al espacio entre dos figuras se le otorgó igual peso que al así llamado primer plano”.

La preocupación con la democracia es-pacial alcanzó su apoteosis en la obra de Jackson Pollock, en la que no hay primer plano ni hay fondo, dijo Elcott.

Otros pintores modernos, como Picas-so, Marcel Duchamp y Kazimir Male-vich, desarrollaron una fascinación por la idea de una cuarta dimensión superior, no el tiempo, sino una cuarta dimensión de espacio, dijo Linda D. Henderson, pro-fesora de Historia del Arte en la Universi-dad de Texas en Austin y autora de “The Fourth Dimension and Non-Euclidean Geometry in Modern Art”.

El tema surgió del interés popular a fines del siglo 19 gracias a los avances en geometría, el descubrimiento de los rayos X y la publicación en 1884 del influ-yente libro “Planilandia”, una alegoría de la vida en dos dimensiones. De allí una obra cubista como el “Retrato de una Mu-jer” de Picasso en 1910, con sus formas multifocales y cambiantes disolviéndose unas en otras.

Hoy, Ritchie y otros buscan visualizar

conceptos aún más exóticos, como el hi-perespacio o el espacio cuántico. Su obra fue incluida en una exhibición importan-te, “The Shapes of Space” (Las Formas del Espacio) hace varios años en el Mu-seo Guggenheim.

Ritchie apila capas de dibujos que más tarde vuelve a dar forma como escultu-ras y grandes instalaciones de líneas que serpentean y se entrelazan, por ejemplo, sobre el piso, por las paredes, por el aire “como los rastros que dejamos a nuestro paso, todos los errores, todos los buenos momentos, que anticipan y nos siguen mientras nos movemos por el espacio y

el tiempo”, dijo.De manera más pragmática, nuestros

movimientos por el espacio atañen a los arquitectos y planeadores urbanos, que intentan determinar los deseos y las su-posiciones muchas veces no verbaliza-das que llevamos a un espacio. Alice T. Friedman, profesora de Arte y Arquitec-tura en el Wellesley College, dijo, “Cuan-do es posible, la gente tiende a aislar una pequeña área que puede llamar propia.

Después de todo, la gente hace eso pre-cisamente con el aire a su alrededor, me-tafóricamente reclamando un espacio personal en gran medida inviolable.

Por GEORGE JOHNSON

En Estados Unidos, la media de edad en que ataca el cáncer de colon es 69 años en los hombres y 73 en las mujeres. En Chad, la expectativa de vida promedio al nacer es de unos 50 años, mucho antes de que las células acumulen las mutaciones que causan el cáncer del colon. De hecho, ningún tipo de cáncer figura entre las 15 prin-cipales causas de muerte en Chad, o en Somalia, o en otros sitios donde el pro-medio de vida llega cuando mucho a los 55 años.

Qué diferencia con los Estados Uni-dos, donde los oncólogos trabajan para erradicar el melanoma metastásico, uno de los cánceres más mortíferos, de un ex presidente de 91 años. Uno de los medicamentos recetados a Jimmy Car-ter, Keytruda, cuesta 12.500 dólares al mes, a los que hay que sumar el costo de su cirugía y del tratamiento con haces de radiación guiados por computado-ra. Carter, un hombre religioso, dice estar preparado para ver al Creador. Pero se cuen-ta entre los afortunados que antes tienen el lujo de agotar los remedios más caros que puede ofrecer la medicina.

El Vicepresidente Jo-seph Biden Jr. reciente-mente hizo un llamado por un “tiro a la Luna” para po-ner fin al cáncer: infusio-nes de dólares adicionales que, a juzgar por el pasa-do, se canalizarían princi-palmente hacia investiga-ción que ayuda a personas mayores a alcanzar mayor edad.

También podrían be-neficiarse los niños con leucemia, linfoma u osteosarcoma, junto con algunos adultos más jóvenes y aquéllos entrando a la flor de la vida. Pero la media de edad de diagnóstico para los cánceres de todo tipo es 66 años en Estados Unidos. El 78 por cien-to de los casos se diagnostican en per-sonas mayores de 55 años. El cáncer infantil, entre los más curables, sigue siendo raro.

En el mundo en desarrollo, el cáncer tiene un aspecto muy diferente, como lo ilustran los mapas trazados por la Agencia Internacional de Investiga-ción del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud. Los países con la mayor incidencia, como Estados Uni-dos, Canadá, Australia y los de Europa Occidental, aparecen en azul oscuro. Con la excepción de Sudáfrica, casi todo el continente africano aparece celeste o blanco. El mapa podría servir

con otra función: como indicador de los lugares con los mayores estándares de vida y, por ende, los promedios de vida más largos.

Entre los mapas internacionales hay un retrato de la incidencia del cáncer cervical, causado por la infección con el virus del papiloma humano. El mapa es una imagen casi a la inversa de los correspondientes al cáncer colorrec-tal o de mama, los cánceres líderes en las regiones más ricas. En el caso del cáncer cervical, los azules oscuros de preocupación están concentrados en lugares como Mali.

La infección también es un factor

importante en el cáncer del estómago y del hígado. Un tiro a la Luna de la es-cala de la misión Apolo dirigido a todos estos asesinos salvaría a millones de personas que aún tienen muchos años por delante en sus vidas.

Pero a medida que se den avances en el desarrollo económico y la salud pú-blica, la expectativa de vida se elevará lentamente y de igual forma lo hará el índice de cáncer en general.

El oncólogo estadounidense Vincent T. DeVita Jr. tituló su nuevo libro “La muerte del cáncer”, imaginando una época en que “podremos curar casi to-do cáncer”.

Quizás eso suceda, si podemos cos-tearlo. Pero restan por hacerse muchos tiros a la Luna de menor costo, y a final de cuentas más heroicos, que podrían salvar vidas más jóvenes en África y en todo el mundo.

Cuando cambia la idea del espacio como vacío, cambian las obras.

JOE FLANAGAN

Los parientes cercanos de Solitario George podrían revivir a la especie. Desafío entre tortugas de Galápagos.

LANCE BREWER/GALERÍA ANDREA ROSEN

Los artistas buscan visualizar conceptos más exóticos como el hiperespacio y el espacio cuántico. “Night Drawing” de Matthew Ritchie.

JAMES YANK

VALERO DOVAL

N U E V A Y O R K

DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016 7THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

One57 CERCA DE SÉPTIMA AVENIDA

306 metros2014

111 57th StreetCASI CON AVENUE OF

THE AMERICAS

435 metros2018

Central Park Tower217 CALLE 57 OESTE

Y BROADWAY

472 metros2019

432 Park Avenue ENTRE LAS CALLES 56 Y 57

425 metros2016520 Park Avenue

CON LA CALLE 60

238 metros2018

220 CentralPark SouthCERCA DE

COLUMBUS

CIRCLE

290 metros2018

53W5353 CALLE 53 OESTE

320 metros2018

Park Lane Hotel36 CENTRAL PARK SUR

305 metros2020

Altos, Esbeltos y CostososUn huerto de edificios esbeltos que crecen al sur de Central Park señala el albor de una nueva era de rascacielos super altos en Nueva York, posibles gracias a avances técnicos y una marcada desigualdad de ingresos.

MIKA GRÖNDAHL Y FORD FESSENDEN/THE NEW YORK TIMESFuente: La Sociedad Municipal de Arte de Nueva York

Por ALEX VADUKUL

Tony Bennett se encontraba sentado en una banca verde en la calma matuti-na de Central Park, pintando el follaje de colores encendidos reflejado en un estan-que para patos.

Vestía un traje verde para correr y te-nis. El pincel en su mano recorría el cua-derno de dibujo en su regazo. Afloraban los colores en acuarela.

“No puedes tardar demasiado”, dijo, refiriéndose a la luz cambiante. “Quieres atraparla”.

El talento de Bennett con una brocha es eclipsado por lo que puede hacer con su voz, pero ha pintado desde los 8 años, cuando vivía en Queens.

Hoy tiene 89 y su posición como el gran cantante de Nueva York lo mantiene ocu-pado —18 Premios Grammy hasta la fe-cha— pero durante un tiempo pensó que la pintura sería su profesión principal.

Firma sus obras Anthony Benedetto (su nombre de nacimiento) y ha publica-do dos libros con su obra. El Smithsonian tiene tres de sus pinturas en sus coleccio-nes permanentes.

“Vivo en la Ciudad”, dijo, “pero cuando entro al parque, estoy en el bosque”.

Calcula que ha pintado o dibujado más de 800 escenas de parque en el curso de casi dos décadas: hombres remando un bote, una figura solitaria caminando en-tre una fuerte nevada, taxis medio borro-sos en la lluvia nocturna. Pinta el parque durante todo el año —si no desde su inte-rior, entonces en su estudio con vista a él, frecuentemente escuchando a Frank Si-natra. Va al parque en las mañanas para evitar ser interrumpido.

Bennett se encontraba a la mitad de su pintura cuando apareció su esposa, Susan Benedetto, paseando a su perrito maltés. “Hay un chico pescando allá”, le informó. “Es una escena muy bella”.

Susan Benedetto, de 49 años, ve un equilibrio entre la pintura y el canto. “Cuando anda medio desgastado con uno, se vuelca al otro”.

Cuando no termina una pintura en el parque, ella fotografía la escena para que pueda continuar en la casa.

John Benedetto, padre de Bennett era un tendero que murió cuando el cantante tenía 10 años. Su madre, Anna, era costu-rera y crió a sus tres hijos sola.

“Después de que murió mi padre, pen-sé, ‘¿quién soy? ¿qué se supone que debo hacer?’”.

Encontró su propósito cuando tíos, tías, sobrinos y primos los visitaban los domingos en su casa.

“Me decían, ‘nos encanta cómo cantas, nos encanta cómo pintas’”, dijo. “Me dije-ron quién era. Cambió mi vida”. Estudió pintura de adolescente en la Preparato-ria de Artes Industriales, en Manhattan.

Sus favoritos son los impresionistas, pero idolatra a John Singer Sargent.

Bennett regresó a casa a descansar en su departamento y posteriormente iría a su estudio de arte para ponerle los toques finales a su pintura del estanque. Benne-tt miró el paisaje y dijo, “Puedo ver las cuatro estaciones”.

Por MATT A.V. CHABAN

Hasta hace apenas dos años, sólo cin-co torres en la ciudad de Nueva York re-basaban los 300 metros de altura. Hoy, se cuenta esa misma cantidad de torres “superaltas” en construcción tan sólo en la Calle 57.

La ciudad no ha visto un cambio tan marcado en su perfil desde el auge de postguerra y, antes de eso, la Era del Jazz.

Este hecho, impulsado por avances en ingeniería y la afluencia de dinero extranjeras, y facilitado por reglas la-xas de zonificación, ha dejado a los re-sidentes, políticos y los desarrolladores mismos apresurándose por adaptarse al perfil cambiante de la ciudad.

Mientras la ciudad compite en verti-calidad con Beijing, Dubai y Londres, son las torres residenciales las que le dan nueva forma al horizonte, no los edificios de oficinas como en el pasado. Torres nuevas en la calle de los multimi-llonarios, el área entre el borde sur de Central Park y la calle 56, superan las nubes y la locura de la ciudad. Sin em-bargo, sus anuncios tienden a hacer ca-so omiso de la competencia de altura en la misma cuadra. Las vistas que retra-tan no muestran los edificios cercanos que ya se elevan al cielo, ni dan indica-ción de que pronto habrá otros.

En la fiesta de lanzamiento del edifi-cio en el 520 de Park Avenue este otoño, ilustraciones de la futura torre, en la esquina con la calle 60, colgaban como obras de arte. Una miraba hacia el su-reste. Retrataba a la Torre Bloomberg, el futuro edificio en el 520 de Park Ave-nue, el Centro Citigroup, el edificio GM e incluso la aguja Chrysler en la distan-cia.

Una cosa estaba obviamente ausente, a pesar de que tiene casi tres años de ser una parte importante del horizonte de la ciudad: el edificio en el 432 de Park Ave-nue, entre las calles 56 y 57. Un corredor explicó que la fotografía utilizada para la ilustración había sido tomada antes de que la torre, de 425 metros y el segun-do edificio más alto de la ciudad en este momento, fuera empezado.

En el caso del edificio en el 11 de la calle 57 Oeste, que tendrá 435 metros, la publicidad tiene una visión cerrada, incrementando el drama y el detalle de la torre terracotta dentada y su relación con Central Park. Allí aparece One57, pero tampoco está aquí el 432 de Park Avenue, tampoco un propuesto redesa-rrollo del Hotel Park Lane, próximo a elevarse por lo menos 300 metros en la Quinta Avenida cerca del Central Park Sur.

“No somos pronosticadores, así que cualquier edificio sin edificar aún no es un factor para nosotros”, dijo Michael Stern, de JDS Development, que cons-truye el 11 en la calle 57 Oeste. “De he-cho, realmente me gusta el 432”, añadió. “Hace que mi edificio luzca menos inti-midante”.

Gary Barnett, fundador de Extell De-velopment, es responsable de One57, donde alrededor de una cuarta parte de las 92 unidades todavía está sin ven-derse, dos años tras haberse terminado. Los departamentos que sí se han vendi-

do han establecidos récords, incluyen-do un penthouse de 100.400 millones de dólares. Barnett también supervisa el Central Park Tower, en la esquina de Broadway y la calle 57, hoy en construc-ción. Con sus 470 metros, sería el edifi-cio más alto de la ciudad, si no fuera por la aguja de 124 metros del World Trade Center.

Estos rascacielos no habrían sido edi-ficados sin la confluencia de nuevas tec-nologías y compradores adinerados en busca de una dirección en Manhattan. Concreto súper fuerte y nuevas pruebas en túnel de aire hacen posibles edificios como el que se halla en el 432 de la Calle Park que, con 28 metros de ancho es 15 veces más alto que ancho.

“Nueva York estuvo dormida al vo-lante durante los últimos 20 a 30 años en términos de diseño y el horizonte de la ciudad”, dijo David Williams, titular de Williams New York, una compañía de desarrollo de bienes raíces con dos pro-yectos en el borde oriente de la calle 57. “Hoy no se me ocurre ninguna ciudad

del mundo que esté contruyendo tantas cosas en un solo boulevard. De costa a costa, es el arrojo neoyorquino”.

Entre muchos neoyorquinos, las to-rres son una anatema, proyectando sombras sobre Central Park y oscure-ciendo las calles y banquetas abajo.

“A medida que ha mejorado la tecno-logía,  nuestros procesos cívicos no lo han hecho”, dijo Mary Rowe, la vicepre-sidenta ejecutiva de la Sociedad de Arte Municipal.

Aunque numerosos miembros del Concejo de la Ciudad de Manhattan quieren restringir las ventas de dere-chos del aire, que permite que sean po-sibles estos edificios superaltos, Carl Weisbrod, Comisionado de Planeamien-to Urbano, reafirmó su valor en una au-diencia del concejo en noviembre.

“Esto frecuentemente lleva a un perfil ciudadano y una experiencia más inte-resante para el peatón”, dijo Weisbrod. “Además, resulta en un horizonte urba-no increíblemente dinámico y emblemá-tico que es la envidia del mundo”.

Escaleras de madera sobreviven en Macy’s

Tony Bennett ve su musa en Central Park

Inmigrantes buscan en NY hierbas para curar

Súper ricos pueblan las alturas de Manhattan

EN LÍNEA: CANTANTE CON PINCELFotos del arte de Tony Bennett en el parque: nytimes.comBusque ‘Famous Crooner Paints’

Por RICHARD SCHIFFMAN

Una tarde reciente, Ina Vandebroek hurgaba en los estantes de la 21 División Botánica, en el barrio del Bronx. Sus es-trechos pasillos estaban abarrotados de velas, pociones herbales y estatuas muy coloridas de santos.

Vandebroek, etnobotánica nacida en Bélgica, hizo una pausa para dar un vistazo a los aceites con infusiones de hierbas. Los frasquitos tenían nombres como Amor Prohibido, para aquellos en busca de aventura, y Conquistar, para los tímidos. Ambos gozaban de gran-des ventas. Bendición de Dinero Al Ho-gar, que viene en atomizador, también es muy popular. La 21 División es muy frecuentada por Vandebroek, pues está cerca de su laboratorio en el Jardín Bo-tánico de Nueva York, donde es curado-ra asistente de botánica económica.

Ella está realizando un estudio de los remedios caseros vendidos en las botánicas neoyorquinas, más de 100 almacenes que ofrecen productos para todo lo que aqueje al cuerpo, la mente y el alma a una clientela compuesta prin-cipalmente de inmigrantes latinoameri-canos y caribeños. Ella está reuniendo guías en inglés y en español describien-do las plantas y sus usos. Su objetivo es promover un “cuidado de la salud cul-turalmente efectivo y sensible” en una comunidad que no es atendida satisfac-toriamente por la medicina tradicional.

La guía, que el Jardín Botánico pu-

blicará este año, incluirá advertencias sobre efectos secundarios potenciales y toxicidad.

Vandebroek ha consultado con ex-pertos locales como Eliseo Trinidad, propietario de La 21 División. Trinidad, de 63 años, delgado y de apariencia jo-ven, atribuye su buena salud a su uso de herbolaria toda la vida. “La gente sabe mucho más sobre los remedios natura-les hoy que hace 20 años cuando comen-cé con este negocio”, dijo.

Trinidad, que nació en la República Dominicana, señaló unos sobres de hierbas secas de Perú: Había Cola de caballo (Equisetum giganteum) pa-

ra problemas de vejiga; Palo de Brasil (Caesalpinia brasilensis) para limpiar el riñón; y Anamí (Petiveria alliacea) para fiebres y artritis.

Vandebroek tomó de un estante una bolsa de tallos de planta. “Insulina”, dijo, al añadir que la planta (Costus ig-neus), pariente cercana del jenjibre, es empleada por los diabéticos para dismi-nuir sus niveles de glucosa en la sangre. Pero, ¿funciona? Un estudio con roedo-res arrojó que sí; otro estudio dijo que no. Y la hierba Insulina aún no ha sido puesta a prueba con pacientes huma-nos. Al igual que con muchas medicinas basadas en plantas, hay interrogantes acerca de su efectividad.

Sin embargo, la incertidumbre cientí-fica no deprime las ventas: de acuerdo con la Organización Mundial de la Sa-lud, el 80 por ciento de las personas en el mundo en desarrollo utiliza plantas me-dicinales como parte de sus cuidados.

Los conocimientos tradicionales de las plantas con frecuencia se desvane-

cen a medida que la gente se muda a las ciudades, pero lo opuesto está sucediendo en Nueva York, donde la última oleada de mexicanos y cen-troamericanos, dominicanos, puertorriqueños y jamaiqui-nos ha estado comparando apuntes sobre el uso de hier-bas y alimentos como medi-cinas.

“Uno entra a una tienda de comestibles latinoamericana y escuchas a alguien en la fila para pagar comentando, por decir, que el pepino es bueno para la alta presión arterial”, dijo Vandebroek.

Con una subvención de 130.000 dólares de la Fundación Cigna, el Jardín Botánico ofrece capacitación a médicos para ayudarles a entender la cultura de sus pacientes. Hasta la fecha, 740 médicos y estudiantes de medicina han aprendido sobre las plantas medi-cinales.

Los altos costos y las diferencias cul-turales han creado una brecha entre muchos hispanos y el sistema de cuida-do de la salud. Es algo que a Roger Chi-rurgi, director de programa de la resi-dencia en medicina de emergencia en el Colegio Médico de NY en el Centro Hos-pitalario Metropolitano, en Manhattan, le gustaría cerrar. Ahora pregunta a los pacientes si toman remedios herbales.

“Quiero estar seguro de que no pre-sente un peligro y no se contrapongan con los medicamentos que estoy rece-tando”, dijo. Aún así, reconoció que los remedios herbales podrían ser de ayu-da.

“Si crees que algo funcionará, es posi-ble que funcione en algunos casos”, dijo.

Por DAVID W. DUNLAP

Esto es lo que podía hacer en el Man-hattan de los años 20 que no puede hacer hoy: Comprar un par de zapatos de piel de cocodrilo en la tienda departamental Franklin Simon o ver a un par de cocodri-los en el Acuario. Reunirse con su cónyu-ge -o quien quiera- bajo el reloj en el Hotel Biltmore.

He aquí algo que aún puede hacer: Ascender y descender por las escaleras mecánicas de madera en Macy’s.

Macy’s está saliendo de una remodela-ción de 4 años y 400 millones de dólares que ha abierto y dado más luz a su tienda principal en el centro de Manhattan. Una entrada tapiada por la calle 34 ha sido re-abierta, al igual que grandes ventanales en el sexto piso.

Sin embargo, el impulso de moder-nización se detuvo en las 20 escaleras mecánicas Otis de roble y fresno, una madera dura utilizada frecuentemente para pisos, que tienen hasta 95 años de transportar a los clientes de un piso al siguiente.

“Cuando hablaba con la gente sobre la

remodelación, lo primero que me decían, sin excepción, era, ‘Por favor dígame que van a conservar las escaleras eléctricas de madera”, dijo Steven Derwoed, vice-presidente senior de diseño y comercia-lización de la tienda.

Los entusiastas de las maderas han subido docenas de videos a YouTube. De hecho, el mejor sitio para admirar las escaleras mecánicas de Macy’s es en el sexto piso, donde convergen cuatro -las número 54, 55, 64 y 65- en un descanso. Los números pares significan que suben, y los nones significan que bajan.

Derwoed y Alan Westenberger, direc-tor de instalaciones en Macy’s Inc., dije-ron que nunca se consideró reemplazar las escaleras eléctricas.

“Son emblemáticas de nuestra marca”, dijo Westenberger. “A final de cuentas, funcionan eficientemente, cumplen con todos los reglamentos y son confiables”.

Aún así, su supervivencia parece poco menos que milagrosa.

Entre 1920 y 1930, a medida que Ma-cy’s se extendía hacia la Séptima Ave-nida y modernizaba su edificio de 1902, 40 escaleras móviles Tipo L “Escalator” (marca registrada de Otis en ese enton-ces) fueron instaladas en la tienda, dijo Westenberger. En los 90, 19 de ellas fue-ron modificadas con huellas de peldaño de metal, manteniendo los paneles inte-riores de roble.

Las escaleras mecánicas sin modifi-car se distinguen por las muescas tama-ño gigante en las huellas de los pelda-ños. Miden alrededor de un centímetro de ancho. Cada huella —con muescas y dientes y todo— fue tallada en una sola pieza de madera de fresno, dijo Westen-berger.

Sólo una escalera mecánica Tipo L ha sido retirada.

Westenberger dijo que los trabajado-

res conservaron elementos recuperables como peldaños, rodillos, el ensamblaje de los pasamanos y las paredes latera-les. Tener reemplazos a la mano significa la diferencia entre reparar una escalera mecánica en un día o esperar hasta tres semanas por la pieza.

Los grandes huecos entre los dientes siempre han hecho que estas escaleras eléctricas sean de un poco de cuidado para cualquiera en tacones altos. Calco-manías amarillas de “peligro” advierten del riesgo.

Rótulos también instan tener cuidado con los niños, quienes pueden tropezar con las “placas de peine” de donde emer-gen y desaparecen los dientes.

Como uno de los pocos operadores de escaleras mecánicas de madera del mun-do, Macy’s ha compartido con Sydney Trains en Australia su expertise ganado a pulso, que también tiene escaleras me-cánicas de madera en su estación Wyn-yard y en otras más.

“Somos un club pequeño”, dijo Derwoed.

HIROKO MASUIKE/THE NEW YORK TIMES

BENJAMIN NORMAN PARA THE NEW YORK TIMES

DAMON WINTER/THE NEW YORK TIMES

Anthony Benedetto (su nombre de cuna) pinta o dibuja una variedad de escenas. “Siempre pinto la naturaleza, pues es la que manda”.

Algunas escaleras de roble y fresno llevan 95 años funcionando.

Eliseo Trinidad (ext. izq.), dueño de La 21 División Botánica, en el Bronx, atribuye su buena salud al uso de hierbas.

Latinos recurren a herbolaria para una diversidad de males.

Las escaleras mecánicas de madera de Macy’s, instaladas en los años 20, aún conservan partes originales talladas en una sola pieza de fresno.

A R T E Y D I S E Ñ O

8 DOMINGO 3 DE ENERO DE 2016THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Durante “Sense8” de Netflix —una hermosa y ridícula serie sobre ocho desconocidos diseminados en el mun-do que utilizan una conexión psíquica para ayudarse en peleas y en cierto

momento se enfrascan en una orgía virtual— tuve que preguntarme: ¿qué estoy viendo?

¿Era una miniserie? ¿Una megapelícula? Dicho de otra forma:

¿Es Netflix televisión?Hoy, cuando los periódicos tienen

estudios de producción en video y puedes ver “The Walking Dead” en tu teléfono, “TV” es un club bastante incluyente. Los programas en strea-ming —las series originales que Netflix, Amazon y sus congéneres li-beran de un solo golpe, en temporadas completas—  son más que series de televisión. Se están convirtiendo en un género individual por sí mismos.

En la televisión, la narrativa siem-pre ha sido un derivado del mecanis-mo de entrega. ¿Por qué hay finales de suspenso? Para que uno sintonice la siguiente semana. ¿Por qué tienen los programas una duración de media hora o una hora? Porque el ver en tiempo real requería programacio-nes predecibles. ¿Por qué tienen los episodios una estructura de múltiples actos? Para dar espacio a los comerciales.

Las series de HBO como “Deadwood” —que echa-ron por la borda los cortes comerciales y las restric-ciones de contenido de la televisión de cadena— han sido comparadas con las novelas seriales de Charles Dickens. Ver una serie en streaming se parece más a leer un libro, ya que uno lo recibe como un todo sin pausas y uno establece su propio horario para verlo. Pero también es como jugar un videojuego.

Enfrascarse en una maratón de episodios es inmersivo y está orientado al usuario. “Reproduce el siguiente capítulo” es la opción estándar y es tan fácil. Incluso puede ser competitivo. Tus amigos es-tán manteniendo a la gente enterada de su progreso, hora por hora, en los medios sociales. Cada capítulo se con-vierte en un nivel que hay que superar.

La televisión tradicional supone que uno padece escasez de tiempo y tiene para ti unas pocas preciadas horas antes de dormir. Los servicios de streaming suponen que son dueños del tiempo libre de uno, llegue cuando llegue —de viaje, en días festivos, en fines de semana— para llenarlo con entretenimientos de 5 y 10 horas.

Así que programan las emisiones exactamente cuando no lo hacen las cadenas de televisión. Estrenan se-ries en viernes (considerada la barra muerta en las cadenas de televisión) y durante los días de fiesta. Hacia finales del año pasado, la larga siesta invernal de la televisión con repeti-

ciones, los servicios de streaming en-tregaron temporada tras temporada entera de TV original: “Jessica Jones”, “Transparent”, “Making a Murderer”, “The Art of More”, y más y más.

De acuerdo con datos de Netflix, la mayoría de los televidentes de strea-ming toman de tres a cuatro capítulos para decidir comprometerse con una temporada, eso significa que los ser-vicios de streaming pueden tener más paciencia que las cadenas, quienes suponen que el episodio piloto es de vida o muerte.

Ted Sarandos, director de contenido de Netflix, ha dicho que él considera a la primera temporada de una serie, no el primer episodio, como el “piloto”. Así que sus estrenos no tienden tanto a hacer picar al espectador, sino más bien a dejarlo hundirse en ellos.

Los programas de la TV tradicional, que producen nuevos episodios mien-tras las temporadas se transmiten, pueden corregir su curso a mitad de temporada cuando caen los ratings o un nuevo personaje no es bien recibi-do. El surgimiento de los foros en línea de fans y los medios sociales volvieron aún más intenso al diálogo como he-rramienta para mejorar o complacer.

Lo que Netflix sí tiene es una canti-dad tremenda de datos sobre qué ya le ha gustado a la gente. ¿Les gustan los

dramas de aventuras? Produce “Mar-co Polo”. ¿Las sagas de drogas como “Breaking Bad”? Denles “Narcos”. Probablemente sea buen negocio, pero no fomenta grandes riesgos creativos.

Esa podría ser una razón por la que los servicios de streaming aún no han creado un drama auténticamente fa-buloso. (“Orange is the New Black” y la magnífica “Transparent” son por lo menos parcialmente comedias). Son sus comedias, incluyendo “Master of None”, “Unbreakable Kimmy Schmi-dt”, “Bojack Horseman” y “Catastro-phe” las que han sido algunos de los mejores programas de televisión del año en cualquier plataforma.

Más que cualquier otra innovación reciente en la TV, el streaming tiene el potencial de crear un género en-teramente nuevo de narrativa: uno con elementos de televisión, cine y novela, pero diferente de ellos. Pero va a tomar tiempo que todos lo domi-nemos.

MURRAY CLOSE/NETFLIX

“Sense8” (Netflix) es como “Cloud Atlas” con “Héroes” con un documental de viaje.

Novelista publica narrativa múltiple en app digitalPor ALEXANDRA ALTER

En 1992, dos novelistas debutantes ofrecieron una lectura conjunta en una librería de Manhattan. Uno de ellos era Ken Siman, cuya novela, “Pizza Face”, tuvo ventas decentes, pero distó mucho de ser un gran éxito. A la larga termina-ría por dedicarse a la carrera editorial.

El otro novelista era Wally Lamb. Su primera novela, “Tocando Fondo”, fue seleccionada para el club del libro de Oprah Winfrey y llegó a vender más de 3 millones de copias.

Casi 25 años después, se han reuni-do para colaborar en la sexta novela de Lamb, “I’ll Take You There”, que será pu-blicada el año próximo exclusivamente como app digital por Metabook, la nueva compañía editorial de libros electrónicos de la que Siman en cofundador y editor.

Asegurar una obra nueva de Lamb es un triunfo para Metabook, que se fundó el año pasado y se especializa en narra-ción interactiva y multimedia. Con una

novela original de Lamb, Meta-book se establece como un actor serio en el creciente mercado para apps literarias. “Dijimos, ‘nuestro primer título original tiene que ser de alguien de re-nombre”, señaló Siman.

“I’ll Take You There” se cen-tra en un profesor de cine que dirige un club fílmico los lunes por la noche en un viejo cine que resulta estar poseído por el fantasma de Lois Weber, una innovadora actriz, pro-ductora y directora de la era del cine mu-do. El fantasma de Lois se convierte en un espíritu guía para el narrador, Felix. Además de la narrativa escrita, la app in-tercala otras características, incluyendo una banda sonora original, un drama en audio con elenco completo que narra la

historia y un documental sobre Lamb, grabado en el cine que inspiró la novela.

Hay desventajas obvias en publicar un libro exclusiva-mente como app. “I’ll Take You There” no estará disponible en librerías ni tampoco con mi-noristas de libros electrónicos como Amazon o Barnes & No-ble cuando salga a la venta la

próxima primavera. En lugar de eso, los fans de Lamb tendrán que comprarlo en la tienda de aplicaciones iTunes, y sólo funcionará en dispositivos Apple.

Lamb dijo que le entusiasmaba la posi-bilidad de pensar una narrativa con mú-sica, tomas de cine y video. “Pienso para mí mismo, wow, esto es realmente genial, es algo un poco diferente”, dijo.

Algunos escritores han creado apps que permiten que los lectores jueguen un papel en la trama o se conviertan en un personaje. Otros han desarrollado apps que ofrecen contenido a la medida dependiendo de la ubicación geográfica del lector.

Eli Horowitz, ex director editorial y editor en McSweeney’s, también ha en-contrado un público ávido para sus nove-las digitales interactivas. Su app seriada “The Silent History”, ha sido comprada y descargada más de 30 mil veces.

“En esencia, todo tiene que ver con ha-llar formas nuevas de involucrar al lec-tor”, dijo Horowitz.

A la larga, Metabook busca publicar de 6 a 12 “metalibros” al año en una va-riedad de géneros, dijo Benjamin Al-fonsi, director creativo y cofundador de

la compañía. “Todo el concepto es muy nuevo, en

términos de cómo se imagina la forma de experimentar un libro”, dijo Alfonsi.

A pesar de las tentadoras promesas creativas que presenta la tecnología, muchos novelistas y casas editoriales aún muestran recelo hacia el gasto y los riesgos que implica crear una app para ficción. Las oportunidades de ventas al menudeo son estrechas y el concepto de un libro multimedia aún resulta extra-ño, o poco atractivo, para lectores que preferirían quedar inmersos en una sola narrativa.

Sin embargo, Horowitz y otros novelis-tas dicen que hay un apetito por formas nuevas.

“Creo que muchos escritores están in-teresados y son capaces de explorar es-tas áreas, pero aún no existe una verda-dera red para apoyar los proyectos”, dijo Horowitz. “Pero de hecho siento que ya hay un público real de lectores ávidos”.

Los teatros londinenses encantan con talento

Por PATRICK HEALY

En la quietud perfecta de un teatro londinense, donde los miembros del pú-blico son lo suficientemente conocedores como para dejar de comer dulces duran-te una escena importante, Judi Dench está ofreciendo una cátedra de arrojo político en “El Cuento de Invierno” de Shakespeare. Como Paulina, la aliada de una reina traicionada, se mantiene inquebrantable al enfrentarse al celoso Rey Leontes, interpretado por Kenneth Branagh. Él lanza insultos —”dama au-daz”, “bruja de la humanidad”, “arpía re-pugnante”. Pero Dench ni parpadea, co-sa que uno realmente puede ver gracias a la intimidad de los teatros londinenses.

“Te haré arder”, dice furibundo Leon-tes.

“No me importa”, responde Paulina. “Es un hereje el que enciende el fuego, no aquella que arde en él”. Con su voz de acero, Dench es la verdadera Dama de Hierro de la Gran Bretaña este invierno, mostrando nuevamente el poder de una mujer segura en un mundo de hombres descorteses.

Los placeres y sorpresas definitivas del teatro londinense pueden ser emo-cionantes, sin mencionar a la realeza actoral. Rara vez se ve a Dench y Brana-gh en Nueva York; su escena por sí sola valió el precio del boleto (que puede ser de tan sólo 15 libras, o unos 22 dólares).

Muchos británicos consideran el asis-tir al teatro como una tradición nacional de por lo menos 440 años, desde que Ja-mes Burbage construyó el primer esce-nario exitoso, conocido simplemente co-mo El teatro, cuyas compañías incluían

la de Shakespeare. Cada año, más de 14 millones de personas ven obras en los sesentaitantos teatros importantes reunidos alrededor del barrio de Soho y Leicester Square (conocido como el West End) y más allá, frente a unos 13 millones en los 40 teatros de Broadway y decenas de miles más en varios teatros importantes en el Off Broadway.

Si bien los británicos toman más en serio al teatro, el público aquí no es muy formal. Hay gente en pantalones de mezclilla, camisetas y tenis. En el inter-medio beben copas de chenin blanc por 20 euros, pero también disfrutan helado en conos de papel por 3.

“Sunny Afternoon”, un nuevo musi-cal sobre el grupo los Kinks que ganó el principal Premio Olivier de 2015 y se presenta en el Teatro Harold Pinter, es típico en un aspecto: la inusual obra creada en Gran Bretaña se estrenó en los confines más seguros de un teatro más chico financiado por el gobierno y luego, una vez que tuvo éxito allí, se tras-ladó al West End. Éxitos futuros pueden ser vistos en espacios acogedores y a

precios mucho me-nores antes de que se dirijan a teatros más grandes, incluyendo a Broadway. Los mu-sicales “The Color Purple” y “American Psycho”, en Nueva York esta temporada, tuvieron sus inicios en teatros diminutos en Londres.

Quizás el mejor lu-gar para ver obras prometedoras es el Teatro Nacional, que bien podría de-cirse es el escenario más importante en

el teatro de habla inglesa. El Nacional actualmente tiene cuatro escenarios. El Olivier es el principal; en otro esce-nario, the Dorfman, recientemente se montó una nueva obra, “People, Places & Things” de Duncan Macmillan, que se irá al West End en marzo con su estrella, Denise Gough, repitiendo su interpre-tación de una joven actriz que cae en la locura por la adicción.

Arun Blair-Mangat, parte del público de “People, Places & Things” y joven ac-tor que aparece en “Kinky Boots”, una importación de Broadway, dijo que mu-chos de sus colegas aspiran a trabajar en teatros como el Nacional, el Almeida y el Royal Court con la esperanza de ser parte de la siguiente obra que alcance gran éxito mundial (como “War Hor-se”, que hizo su debut en el escenario Olivier).

“Nada supera esa energía y emoción de observar un momento mágico en el escenario en su hogar original”, dijo Blair-Mangat. “Es algo emocionante y nuevo cuando experimentas estas obras exitosas en sus hogares”.

FOTOGRAFÍAS POR DAVID AZIA PARA THE NEW YORK TIMES

El público de “Sunny Afternoon”, un inusual musical hecho en Gran Bretaña sobre los Kinks. El Teatro Garrick (sup.).

Sonidos de un campo de muerte se oyen sin música de melodrama.

El cine tiene una nueva cara para el HolocaustoPor RACHEL DONADIO

PARÍS — ¿Cómo encontrar una pers-pectiva nueva sobre el Holocausto? En su primer largometraje, “El hijo de Saúl”, el director húngaro Laszlo Nemes optó por retratar la enormidad a través de lo específico. Durante la mayor parte de la película de ficción de 107 minutos, la cá-mara se concentra en el rostro de un pri-sionero en Auschwitz-Birkenau mientras corre de un lado a otro del campo de ex-terminio tratando de sepultar a un niño que él cree que es su hijo.

El film obtuvo el segundo lugar en el Festival de Cine de Cannes, en 2015, un logro inusual para un director primerizo, y ha provocado debates intensos entre los críticos respecto a las implicaciones morales de las decisiones estéticas de Nemes. Es la representante de Hungría en la contienda por el Oscar a la Mejor Película Extranjera, y está nominada a un Globo de Oro.

Nemes, cuya familia perdió a muchos

miembros en Auschwitz, dijo que se ha-bía sentido frustrado con los retratos a menudo exageradamente emocionales que Hollywood hacía del Holocausto, con su insistencia en buscar héroes e histo-rias inspiradoras —mencionó a “La lista de Schindler”, de Steven Spielberg, como ejemplo principal— y señaló que había querido hacer algo nuevo.

“Definitivamente tratamos de ampliar la gramática del idioma cinematográfi-co con esta cinta”, explicó Nemes, de 38 años, en una conversación reciente por Skype, desde su hogar en Budapest.

“El hijo de Saúl” está filmado en tomas

largas, con una banda sonora que no es más que la cacofonía sombría de un cam-po de concentración, y se desarrolla en el curso de un día y medio en octubre de 1944. Sigue a Saúl Auslander, un miem-bro húngaro del Sonderkommando, los judíos obligados a deshacerse de los res-tos humanos de las cámaras de gas, que intenta rescatar de los hornos el cuerpo de un niño muerto.

Nemes escribió el guión con Clara Royer, una novelista francesa, tras to-parse con una colección de testimonios de miembros del Sonderkommando. El filme no consiguió financiamiento de Francia o Israel, y la mayoría de su pre-supuesto —costó unos 1.580.000 dóla-res— provino del Fondo Nacional de Cine de Hungría.

El largometraje se concentra en el ros-tro de Saúl, el debut cinematográfico de Geza Rohrig, un poeta húngaro que Ne-mes conoció mientras cursaba estudios en la Facultad de Cine de la Universidad

de Nueva York. Durante los 28 días del rodaje, hizo que Rohrig ensayara duran-te horas antes de filmar tomas breves con una cámara colocada a unos 50 cen-tímetros de su rostro.

“Tenía que estar súper enfocado, por-que el más mínimo cambio importaba”, explicó Rohrig. 

Nemes declaró que su meta era redu-

cir el alcance del filme para capturar la enormidad del Holocausto. “Así que ha-cerlo pequeño, de hecho, lo vuelve mucho más grande”, afirmó.

“El Hijo de Saúl” ha recibido elogios de Claude Lanzmann, cuyo documental de 1985, “Shoah”, Nemes había visto cuan-do era niño, y quien en 1994 había escrito sobre “La Lista de Schindler” que el Ho-locausto era “irrepresentable” en una cinta de ficción. En una entrevista en su hogar en París, Lanzmann, de 90 años, dio su bendición a “El hijo de Saúl” y a Ne-mes. “Creo que es un filme muy nuevo, original e inusual”, externó Lanzmann.

“Es una película que te da un sentido muy real de cómo era estar en el Sonder-kommando”, agregó. “No es para nada melodramática”.

Otros intelectuales franceses también han expresado su opinión. El filósofo Georges Didi-Huberman escribió una carta abierta de 25 cuartillas a Nemes que ha sido publicada como un libro pe-queño. Comienza con estas palabras: “Tu película, ‘El hijo de Saúl’, es un monstruo. Un monstruo necesario, coherente, bené-fico e inocente”.

SONY PICTURES CLASSICS VÍA ASSOCIATED PRESS

“Hijo de Saúl” se enfoca en los cambios del rostro de Geza Rohrig (der.), con Christian Harting.

El streaming marca nuevo género en TV

JAMES PONIEWOZIK

ENSAYO

Wally Lamb


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