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Llave - WordPress.com...La Canción de la Tierra: Una Síntesis de las Cosmovisiones Científica y...

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    Llave Económica

    EditoresJonathan Dawson

    Ross Jacksony

    Helena Norberg-Hodge

    Economía de Gaia

    Vivir bien dentro de los límites del planeta

    Permanent Publications

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    Publicado porPermanent PublicationsHyden House Ltd The Sustainability CentreEast MeonHampshire GU32 1HR Reino UnidoTel: 01730 823 311 Fax: 01730 823 322 Desde el exterior: (código internacional +44 - 1730)Email: [email protected]: www.permaculture.co.uk

    Primera edición © 2010 Gaia Education

    Editado por Jonathan Dawson, Ross Jackson y Helena Norberg-Hodge

    Diseñado por Two Plus George Limited, www.TwoPlusGeorge.co.uk

    Impreso en el Reino Unido porCPI Antony Rowe, Chippenham, Wiltshire

    Impreso en papel de fuentes mixtas certificado por el Forest Stewardship Council

    El Forest Stewardship Council (FSC) es una organización internacional sin fines de lucro creada para promover la gestión responsable de los bosques del mundo. Los productos que llevan la etiqueta FSC son certificados de forma independiente para asegurarle a los consumidores que proceden de bosques que se gestionan para satisfacer las necesidades sociales, económicas y ecológicas de las generaciones presentes y futuras.

    Un registro de catálogo de este libro se encuentra disponible en la Biblioteca Británica

    ISBN 978 1 85623 056 8

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o de otra manera, sin la autorización previa de Hyden House Limited.

    mailto:[email protected]:[email protected]://www.permaculture.co.ukhttp://www.permaculture.co.ukhttp://www.TwoPlusGeorge.co.ukhttp://www.TwoPlusGeorge.co.uk

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    Introducción a la Serie Las Cuatro Llaves

    Las Cuatro Llaves para el Diseño de Comunidades Sostenibles

    Gaia Education es una institución sin fines de lucro fundada por un equipo internacional de educadores en sostenibilidad procedentes de las más importantes ecoaldeas en todo el mundo. El enfoque principal de Gaia Education es en el desarrollo de planes de estudio y cursos sobre el diseño de asentamientos urbanos y rurales sostenibles. Al referirse a las mejores prácticas dentro de ecoaldeas en todo el mundo, Gaia Education trabaja en colaboración con universidades, ecoaldeas, organismos gubernamentales y no gubernamentales y las Naciones Unidas.

    Nuestro equipo ha desarrollado hasta la fecha dos programas:(1) Educación para el Diseño de Ecoaldeas (EDE) y(2) Gaia Education Diseño para la Sostenibilidad (GEDS)

    El EDE es un curso integral de cuatro semanas sobre los fundamentos del diseño de ecoaldeas. El GEDS es una versión más amplia del EDE, de nivel universitario, que se ofrece por internet con una duración de 10 meses, en español y en Inglés, en colaboración con la Universitat Abierta de Cataluña en Barcelona. El plan de estudios EDE cuenta con el aval del Instituto de Naciones Unidas para Formación e Investigación (UNITAR) y es una contribución oficial a la Década de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible - UNDESD (2005-2014).

    Economía de Gaia: Vivir Bien Dentro de los Límites del Planeta (La Llave Económica) es el segundo libro de la serie de Cuatro Llaves que complementan el EDE. Este libro está pensado para cualquier persona que busque soluciones a los problemas económicos a los que se enfrentan tanto la sociedad global como las comunidades locales a la hora de crear un mundo sostenible. Los cuatro volúmenes se pueden utilizar independientemente, o como complemento del EDE y del GEDS, tanto para estudiantes como profesores, y han sido editados por los mismos ecoaldeanos diseñaron el plan de estudios.

    Otros títulos de la serie:

    Más allá de ti y de mi: Inspiración y Sabiduría para Crear Comunidad (La Llave Social) Editores: Kosha Anja Joubert, Robin Alfred (Permanent Publications, RU, 2007)

    La Canción de la Tierra: Una Síntesis de las Cosmovisiones Científica y Espiritual (La Llave de la Visión del Mundo, Permanent Publications, RU, nyp) Editores: Maddy Harland, William Keepin

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    Diseñar Hábitats Ecológicos: Creando un Sentido del Lugar(La Clave Ecológica, Permanent Publications, RU, nyp) Editores: E. Chris Mare, Max O. Lindegger, Maddy Harland

    Los editores generales de las cuatro Llaves son Maddy y Tim Harland de Permanent Publications, RU, mientras que la coordinadora general e inspiradora del proyecto es Hildur Jackson de Gaia Trust, Dinamarca.

    El proyecto Cuatro Llaves ha sido financiado por Gaia Trust de Dinamarca (www.gaia.org) y Permanent Publications (permaculture.co.uk www). Disfrútalo!

    Ross y Hildur Jackson, Gaia TrustMay East, Program Directora del Programa, Educación Gaia

    Maddy Harland, Editora, Permanent Publications

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    Contenidos

    Prólogo Mark Richmond 10

    Introducción Jonathan Dawson, Ross 12 Jackson & Helena Norerg-Hodge

    1 Transformando la economía mundial hacia la sostenibilidad

    Reconstruyendo la verdadera seguridad en la era Vandana Shiva 16 de la inseguridadEl Gran Cambio: Del Imperio a la Comunidad Tierra David Korten 19Crecimiento sostenible: Un teorema de imposibilidad Herman E. Daly 25Transformando la economía global Ross Jackson 30Cambiando de dirección Helena Norberg-Hodge 34Más allá del rescate: agenda para una David Korten 42 Nueva EconomíaAdaptándose a una economía ajustada David Fleming 47Descendiendo la escalera energética con Cuotas Rob Hopkins 51 Negociables de Energía (CNEs)El calentamiento global y el Sur Helena Norber-Hodge 54Soluciones climáticas: Parte I. Comparando Ross Jackson 58 alternativas Soluciones climáticas: Parte II. El Consejo Ross Jackson 69del Carbono

    2 Bancos y monedas comunitarias

    La estabilidad financiera: En defensa de las Margrit Kennedy 76 Monedas ComplementariasLa Política del dinero Hazel Henderson 88Reformar el casino financiero Ross Jackson 92El Saber: Una moneda complementaria para Bernard Lietaer 96 el aprendizajeUn relato de dos ecoaldeas: Reviviendo la salud Jonathan Dawson 99 de las comunidades localesMás allá de la igualdad: Trabajo, dinero, e igualdad en Jan Martin Bang 103 la red económica de las comunidades CamphillLa Segunda Fundación de The Farm Albert Bates 107La Permacultura de las pensiones: Poniendo el Jonathan Dawson 110 ahorro para las personas y para el planetaFreecycle: Algo por nada Simon Bradbury 113

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    3 Sustento JustoEconomía budista E.F. Schumacher 117Simplicidad: Un estilo de vida fresco para un Duane Elgin 123 planeta calienteSarvodaya significa “Todos despiertan” Joanna Macy 128Diseñando una economía local Hildur Jackson 131Reglas para una economía local Wendell Berry 136En defensa del placer: El movimiento Slow Food Aldra Robinson 138El recuento de la Felicidad Nacional The Japan Times: editorial 141La Economía de la felicidad Helena Norberg-Hodge 143

    4 Economías localesLa Trampa de la especialización J.M. Greer 147Cincuenta millones de agricultores Richard Heinberg 151Por qué deberíamos pensar primero en lo local Michael H. Schuman 165Reclamar nuestro futuro: Reclamar nuestros alimentos Helena Norberg-Hodge 169Beneficios de lo local Josh Harkinson 173Rabos cortos: la próxima revolución de las Michael H. Schuman 178 Pequeñas EmpresasEconomía Solidaria: Buenas Prácticas dentro de la Jonathan Dawson 184 familia ecoaldeanaLa economía de Auroville Marti Mueller 187¿Se convertirá Earthaven en el “Machu Picchu Diane Leafe Christian 191 mágico de los Apalaches”?Creación y administración de una empresa ética: Maddy Harland 196 Permanent PublicationsPowerdown y Permacultura: En la cúspide de la Rob Hopkins 202 transición

    5 Asuntos legales y financierosAsuntos legales y financieros en la formación de Alex Walker 208 ecoaldeas y empresasCómo hacer un Plan de Negocios Ross Jackson 211Cómo preparar un Estudio de Viabilidad y un Alex Walker 214 Plan de NegociosFormas jurídicas para la propiedad de la tierra en Diane Leafe Christian 216 una ecoaldeaCompramos — El efecto de las decisiones económicas Tony Sima 221 en una ecoaldea

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    Editores

    JONATHAN DAWSON es educador y activista por la sostenibilidad. Ha pasado gran parte de los últimos 20 años trabajando en África y Asia meridional como investigador, autor, director de proyectos y consultor, principalmente en el ámbito de pequeñas empresas y el desarrollo económico comunitario. Vive en la ecoaldea Findhorn, donde enseña estudios de sostenibilidad a nivel de pregrado. Fue presidente de la Red Global de Ecoaldeas y ex Secretario Ejecutivo de GEN-Europa. Es autor de Ecoaldeas: Nuevas Fronteras para la Sostenibilidad.

    ROSS JACKSON, PhD, ha sido durante muchos años un líder innovador, tanto en el mundo de los negocios como en las organizaciones no gubernamentales. Es el presidente de Gaia Trust, una entidad caritativa danesa que co-fundó en 1987 para promover un mundo más sostenible y espiritual. En su calidad de Presidente de Gaia Trust, Ross, junto con su esposa danesa Hildur, es co-fundador y financiador principal de la Red Global de Ecoaldeas (GEN) y Gaia Education y ha apoyado a cientos de proyectos de sostenibilidad en docenas de países a lo largo de los últimos años. Es autor de Y lo Estamos Haciendo: Construyendo un Futuro de Ecoaldeas, relato de su conversión de hombre de negocios a activista del medio ambiente.

    HELENA NORBERG-HODGE es una destacada analista del impacto de la economía global en las culturas de todo el mundo. Es fundadora y directora de la Sociedad Internacional para la Ecología y la Cultura (ISEC por sus siglas en inglés), co-fundadora del Foro Internacional sobre Globalización, y ha sido galardonada con el prestigioso Right Livelihood Award. Es directora del Proyecto Ladakh, conocido por sus veinticinco años de trabajo pionero en el desarrollo sostenible en la meseta tibetana, una experiencia que la llevó a escribir Antiguos futuros: Aprendiendo de Ladakh, un clásico sobre el tema.

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    Prólogo Bajo el Patrocinio de

    Hace cinco años Naciones Unidas pusieron en marcha la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2005-2014). El objetivo de la UNDESD (por su sigla en inglés), en la que la UNESCO es el organismo principal, es integrar los principios, valores y prácticas del desarrollo sostenible en todos los aspectos de la educación y el aprendizaje. Esta iniciativa educativa ha estado fomentando cambios en el comportamiento a nivel mundial, creando así un futuro más sostenible en términos de integridad ambiental, viabilidad económica, y una sociedad justa para las generaciones presentes y futuras.

    Gaia Education fue una de las organizaciones presentes en el lanzamiento internacional de la Década, en marzo de 2005, cuando 165 participantes se reunieron en una sala de reuniones en la sede de la ONU en Nueva York, bajo la presidencia del Sr. Matsuura, Director General de la UNESCO. Desde entonces, la Década ha estado promoviendo y avanzando el debate sobre la "educación para la sostenibilidad’ como piedra angular para el futuro de la humanidad. Bajo la dirección de la UNESCO, la Década exploró los vínculos fértiles entre el medio ambiente y el desarrollo, la educación y el activismo, los valores y el comportamiento, la cultura y la ecología natural. Promueve la integración de los valores inherentes al desarrollo sostenible en todos los aspectos del aprendizaje - Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser, aprender a vivir juntos y aprender a transformar el mundo.

    La comunidad internacional está mostrando un interés sin precedentes en la EDS (Educación para el Desarrollo Sostenible). En todo el mundo se están dando debates sobre lo que exactamente tiene que ser sostenido y qué tipo de educación se requiere. Uno de los principales resultados fue el reconocimiento cros-cultural de que los obstáculos para una transición a la sostenibilidad, cualesquiera que sean, no son tanto tecnológicos sino sociales, políticos y educativos.

    Gaia Education ha sido en todos estos años un activo colaborador de la Década, figurando en diversos informes y boletines de noticias. En asociación con el Programa de la UNESCO El Hombre y la Biosfera (MAB) ofreció a los directores de la Reserva de la Biosfera lugares en los que experimentar con el Diseño para la Sostenibilidad. También fue seleccionada como uno de los 25 expositores oficiales de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre la EDS (Bonn, 2009) mostrando su trabajo en Senegal y en todo el mundo.

    Gaia Education nació del movimiento de ecoaldeas, y en un corto período de tiempo ha extendido sus alas. En la actualidad, enseña en diversos ámbitos y en colaboración con universidades y muchos centros urbanos. El logro principal de Gaia Education hasta la fecha ha sido el desarrollo del plan de estudios del Diseño de Ecoaldeas, EDE (Educación para el

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    Diseño de Ecoaldeas), que se basa en la experiencia y conocimientos de una red de algunas de las ecoaldeas y proyectos comunitarios más exitosos en todo el mundo. El EDE se organiza sistémicamente en torno a lo que Gaia Education ha identificado como las cuatro dimensiones principales intrínsecas a la experiencia humana: ecológica, social, económica, y visión del mundo o cosmovisión. En los últimos cinco años, se ha impartido en 21 países en diferentes etapas de desarrollo, y aplicado igualmente en zonas urbanas y rurales.

    El equipo de la Secretaría de la Década de la UNESCO se complace en asociarse con Gaia Education en el lanzamiento de las ediciones de las 4 Llaves para la sostenibilidad y, en particular la clave económica - Economía de Gaia, Vivir bien dentro de los límites del planeta. El desafío que tenemos ante nosotros hoy en día como civilización global es encontrar una manera de vivir bien dentro de nuestras posibilidades. Esto nos obliga a reorientar nuestros valores lejos del consumismo y hacia una sostenibilidad que enfatice los aspectos positivos de la vida; conformarse con menos y hacer un uso mucho mejor y más eficiente de lo que tenemos, y a crear sistemas que nos ayuden a vivir y permanecer en armonía con nuestro planeta.

    Esta publicación ofrece una gran cantidad de puntos de vista y perspectivas. Con contribuciones de algunos de los teóricos y activistas más eminentes de la actualidad, supone una visión general de vanguardia del pensamiento y la práctica actual en la evolución de una economía que sirva a las necesidades de las personas y del planeta. Esperamos que el lector se inspire con la lectura de este documento y sirva para empoderar a otras personas en su camino hacia la sostenibilidad.

    Mark RichmondDirector, División para la Coordinación de las Prioridades de la ONUSector de Educación de la UNESCO

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    Introducción

    Este es un libro sobre cómo vivir bien dentro de nuestras posibilidades. El juego de palabras aquí es intencional. Porque lo que estamos explorando en esta antología no es sólo la forma de reducir nuestro consumo a niveles que le permitan a los sistemas naturales auto-regenerarse, sino ¿cómo podemos hacerlo de manera que permitan una alta calidad de vida para que podamos vivir dentro de nuestras posibilidades y que vivamos bien.

    Desde el advenimiento de la era de la Ciencia en el siglo XVI, los seres humanos se han mantenido al margén del resto de la naturaleza, buscando manipularla para su propio beneficio. Asi, hemos aprendido a referirnos al mundo natural como “el medio ambiente” y a verlo, en términos económicos, como poco más que un banco de recursos a ser transformados en productos para el uso y placer de los humanos. Esto nos ha llevado al borde del colapso, con los sistemas naturales esforzándose bajo el peso impuesto por la gran cantidad de población humana y nuestros niveles de consumo.

    Estamos, sin embargo, en el umbral de un cambio de paradigma — una nueva forma de ver y entender el mundo y nuestro lugar en él — tan grande e importante como la transición de la Edad Media a la Era de la Ciencia. La nueva era en la que estamos entrando ha sido llamada por algunos la ‘Edad Ecológica'. Se caracteriza por una nueva comprensión de nuestro lugar en el mundo, un hilo más en la Trama de la Vida, y por nuestra interconexión con todos los demás seres vivos.

    Dado el papel fundamental de la economía en definir la naturaleza de la Era Industrial — caracterizada por el consumismo, la explotación insostenible del mundo natural y las desigualdades en la humanidad — es aquí donde, tal vez más que en cualquier otro campo, necesitamos urgentemente encontrar nuevas formas de pensar y de ser en el mundo.

    Este libro — que llamamos la Llave económica — es una de las "Cuatro Llaves" estructurada en la misma línea que los otros programas educativos desarrollados por Gaia Education. Estos incluyen la Educación para el Diseño de Ecoaldeas (EDE), un curso de cuatro semanas avalado por UNITAR que se enseña en ecoaldeas en todo el mundo, y en una versión en línea conocida como Gaia Education Diseño para la Sostenibilidad (GEDS), un programa de aprendizaje a distancia de 10 meses de duración que se ofrece en colaboración con la UOC (Universidad Abierta de Cataluña), en Barcelona, España. El programa GEDS ha sido desarrollado conjuntamente por la UOC (www.uoc.edu) y Gaia Education (www.gaiaeducation.net). Además de ser un complemento a estos dos programas educativos, este libro es un libro de lectura general para cualquier persona interesada en el papel de la economía en un futuro sostenible.

    Las Cuatro Llaves representan las cuatro dimensiones del diseño sostenible — Visión de Mundo, la Social, la Ecológica y la Económica. Cada clave se divide a su vez en cinco "módulos".

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    El Módulo 1 muestra cómo la economía global funciona actualmente — de qué manera estamos viviendo más allá de nuestros medios y de cómo la economía global se puede mover hacia la sostenibilidad. El Módulo 2 presta especial atención al papel del dinero en la configuración de la economía mundial y cómo es creado a través de la deuda. Se exploran diferentes maneras posibles en que los sistemas monetarios podrían ser diseñados, incluyendo la creación de monedas complementarias por comunidades, de manera que el dinero pueda, una vez más, convertirse en nuestro servidor en lugar de ser nuestro amo.

    El Módulo 3, Sustento Justo, examina los valores y la dimensiones ética de nuestra vida económica, explorando cómo la forma en que vivimos, consumimos e invertimos puede alinearse más con nuestros valores. Este módulo incluye una revisión de lo que constituye la verdadera riqueza. Más allá del capital financiero es necesario incluir el capital social y el capital natural.

    En el Módulo 4 vemos el papel de las economías locales y nos preguntamos hasta qué punto podemos utilizar pequeñas empresas locales para producir los bienes y servicios

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    sociales y ecológicos necesarios para enriquecer nuestras comunidades y acumular riqueza real.

    El Módulo 5 explora las dimensiones jurídicas y financieras de la creación de empresas sociales y otras entidades para enriquecer nuestras comunidades locales. Esto incluye diferentes formas de conseguir fondos para financiar nuestros proyectos y un repaso de las formas jurídicas más adecuadas para este fin.

    Aunque el libro se basa en la experiencia de ecoaldeas en el desarrollo de sus propias economías, también se refiere a iniciativas de base comunitaria y otras iniciativas en todo el mundo que han desarrollado herramientas y modelos importantes para la revitalización de la economía local.

    Esperamos que esta antología sea de inspiración para todos aquellos interesados en la teoría y la práctica del desarrollo económico comunitario y en la construcción de un futuro sostenible.

    Jonathan Dawson, Ross Jackson y Helena Norberg-Hodge

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    MÓDULO 1Transformando la economía global hacia la

    sostenibilidadLa economía mundial actual no surgió por accidente. Tampoco, como a veces insinúan nuestras élites políticas, es el resultado de algún proceso evolutivo natural. Más bien, es el producto de políticas y arreglos estructurales cuidadosamente seleccionados y fácilmente identificables.

    Este módulo nos ayudará a identificar los principales sistemas y modelos que hacen que la economía mundial se comporte como lo hace hoy, y que explican, por ejemplo, por qué las actividades económicas que erosionan el capital natural tienden a ser las más rentables y por qué a menudo es más barato comprar productos que han sido transportados desde el otro lado del mundo que los elaborados localmente. La comprensión de cómo y por qué estos sistemas funcionan de la manera que lo hacen nos permitirá explorar mejor cómo la economía global puede ser dirigida hacia la sostenibilidad.

    Esta exploración incluirá un análisis de algunos de los conceptos y modelos claves propuestos actualmente, y en algunos casos implementados, para lograr un cambio estructural en la manera en que opera la economía mundial.

    Contenidos

    Reconstruyendo la verdadera seguridad en la era de la inseguridadEl Gran Cambio: Del Imperio a la Comunidad Tierra

    Crecimiento sostenible: Un teorema de imposibilidadTransformando la economía global

    Cambiando de direcciónMás allá del rescate: agenda para una Nueva Economía

    Adaptándose a una economía ajustadaDescendiendo la escalera energética con cuotas negociables de energía (CNEs)

    El calentamiento global y el SurSoluciones climáticas: Parte I. Comparando alternativas Soluciones climáticas: Parte II. El Consejo del Carbono

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    La activista india Vandana Shiva, presenta en este artículo los principios básicos para una Democracia de la Tierra, una filosofía que celebra la diversidad, que busca darle voz a las especies no humanas e intenta equilibrar derechos con responsabilidades.

    Reconstruyendo la verdadera seguridad en la era de la inseguridad

    Vandana Shiva

    La humanidad parece estar en caída libre hacia el desastre. El tejido ecológico de nuestra existencia está siendo destrozado en una combinación de violencia producida por la globalización corporativa y la violencia de la guerra.

    Las alternativas a la guerra, a la insostenibilidad y a la injusticia social y económica se están convirtiendo en un imperativo de supervivencia. Estas alternativas deben combinar el hacer las paces con el planeta y el hacer las paces entre la gente de diversas culturas. No es posible lo uno sin el otro. Las raíces del terrorismo, la violencia y la guerra se encuentran en la exclusión ambiental y económica y la inseguridad que genera. La seguridad de la gente no se encuentra en los grandes presupuestos militares, bombas más grandes y estados policiales más fuertes. Se encuentra en la seguridad ecológica, en la seguridad económica, en la seguridad cultural y política. La reconstrucción de estos múltiples valores es la única manera de crear paz, justicia y sostenibilidad.

    ¿Por qué destruimos como especie la base misma de nuestra supervivencia y existencia? ¿Por qué la inseguridad resulta de todos los esfuerzos para fomentar la seguridad? ¿Cómo podemos nosotros, como miembros de la comunidad de la Tierra, reinventar la seguridad para garantizar la supervivencia de todas las especies y el futuro de las diversas culturas? ¿Cómo pasamos de las ruinas de la cultura de la muerte y destrucción, a la cultura que sostiene y celebra la vida?

    Para ello necesitamos liberarnos de la prisión mental de separación y exclusión y ver el mundo en su interconexión e inseparabilidad. Sólo desde ahí pueden emerger nuevas alternativas. La desesperación se convierte en esperanza. La violencia deja paso a la no-violencia. La escasez se transforma en abundancia, y la inseguridad en seguridad. Necesitamos una vez más sentirnos como en casa en la Tierra y entre nosotros. Necesitamos un nuevo paradigma que nos permita pasar de una cultura generalizada de violencia a una cultura de no-violencia, creatividad y paz: ese es el Paradigma de la Democracia de la Tierra.

    La Democracia de la Tierra se basa en la creación de economías vivas que protejan la vida en la Tierra y satisfagan las necesidades básicas y seguridad económica de todos. Se basa en la democracia viva, que es inclusiva. El Movimiento de la Democracia de la Tierra es un compromiso para ir más allá de la crisis de la injusticia y la desigualdad económica, la insostenibilidad ecológica, la decadencia de la democracia y el aumento del terrorismo. La Democracia de la Tierra ofrece una visión alternativa del mundo en la que los seres humanos son parte inseparable de la familia de la Tierra. Comenzamos a ver que estamos conectados unos con otros a través del amor, la compasión, la responsabilidad ecológica y la justicia económica, que sustituyen la codicia, el consumismo y la competencia como objetivos de la vida humana.

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    En la Democracia de la Tierra, la economía, la política y la sociedad se desplazan de sistemas negativos que benefician a unos pocos en el corto plazo, a sistemas positivos que garantizan el derecho fundamental a la vida de todas las especies. El mantenimiento de la vida en su diversidad e integridad es la base de las relaciones en La Democracia de la Tierra.

    Como base de las relaciones, la Democracia de la Tierra transforma nuestras mentes y nuestras acciones, y nos libera de patrones de pensamiento y paradigmas que nos han empujado a nuestra situación actual. Ayuda a tratar las raíces comunes de los problemas que se definen por separado como económicos, ecológicos y políticos. La Democracia de la Tierra nos permite llevar a cabo los cambios mentales adecuados para satisfacer nuestras necesidades sin destruir otras especies y culturas, y para mejorar el bienestar humanos, garantizando el bienestar de todos los seres. En la India, oramos: "Que todos los seres sean felices."

    La Democracia de la Tierra encarna los principios que nos permiten trascender la polarización, las divisiones y exclusiones que enfrentan a la economía contra la ecología, el desarrollo contra el medio ambiente, la gente contra el planeta, y las naciones entre sí en una nueva cultura del miedo y el odio. Se simboliza en granjas que rejuvenecen la biodiversidad, y en especies que actúan en reciprocidad en beneficio mutuo. La Democracia de la Tierra re-contextualiza a los seres humanos como uno de los miembros de la familia de la Tierra y de las diversas culturas en el mosaico de la diversidad cultural.

    Dado que otras especies no votan, no pueden ejercer presión, y no tienen poder de compra en el mercado, la Democracia de la Tierra nos obliga como humanos a tomar en cuenta su bienestar. Como Su Santidad el Dalai Lama dijo en su 60 cumpleaños, "Todos los seres tienen derecho al bienestar y a la felicidad. Tenemos el deber de garantizar su bienestar". Esto nos obliga a comportarnos como depositarios, en lugar de aferrarnos a la noción dominante de dominio, control y propiedad.

    La Democracia de la Tierra privilegia la diversidad en la naturaleza y la sociedad en forma y función. Cuando el valor intrínseco de cada forma de vida es reconocido, la diversidad biológica y la diversidad cultural florecen. Los monocultivos resultan de la exclusión y dominación de las especies: una variedad, una raza, una religión, una visión de mundo. Los monocultivos son una indicación de la coacción y privación de libertad. La libertad implica diversidad. Diversidad significa libertad.

    La Democracia de la Tierra alimenta la diversidad al ir más allá de la lógica de la exclusión, del apartheid, del “nosotros” y “ellos”, del “o/o”. Implica la multifuncionalidad, la lógica del “y”, de la inclusión. Trasciende la falsa polarización de la naturaleza salvaje vs la cultivada, de naturaleza vs. cultura, o incluso el falso choque entre culturas. Deja espacio para el cultivo forestal y para el bosque cultivado; reconoce que la biodiversidad puede ser conservada y también puede satisfacer las necesidades humanas. A través de una diversidad que sustituye los monocultivos, y una multidimensionalidad que sustituye sistemas unidimensionales, la economía negativa creadora de escasez puede ser sustituida por la economía positiva de la abundancia mutuamente compartida, por la satisfacción garantizada de las necesidades básicas y el acceso a los recursos vitales. La diversidad y la creatividad florecen en la naturaleza y la cultura.

    La Democracia de la Tierra pone la responsabilidad en el centro de nuestras relaciones, con derechos que se derivan de las responsabilidades, en lugar del paradigma dominante donde existen derechos sin responsabilidades y responsabilidades sin derechos. La separación de derechos y responsabilidades es la raíz de la devastación ecológica y la desigualdad de clases y géneros. Las empresas que se benefician de la industria química o de la contaminación genética como resultado de los cultivos genéticamente modificados, no tienen

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    que asumir la carga de esa contaminación. Los costos sociales y ecológicos son externalizados y asumidos por otros que están excluidos de las decisiones y los beneficios.

    La Democracia de la Tierra se basa en aquellos que pagan un precio por tener algo que decir, y en los que asumen la responsabilidad para tener derechos. Esto crea una democracia directa o básica. Por un lado esto implica decisiones que van de arriba hacia abajo, desde las instituciones mundiales y gobiernos centralizados a las comunidades locales. Por otra parte implica un cambio en nuestra interpretación de la soberanía. Por lo tanto, la Democracia de la Tierra cambia la constelación de poder de las corporaciones a la gente, y al hacerlo, reequilibra el papel y funciones del Estado, que se está convirtiendo cada vez más en antidemocrático.

    La Democracia de la Tierra trata sobre la vida. Trata sobre los derechos naturales de las condiciones para mantenerse con vida. Es la vida cotidiana y las decisiones y libertades relacionadas a la vida cotidiana, la comida que comemos, la ropa que usamos, el agua que bebemos. No se trata sólo de elecciones y votos. Es una democracia permanentemente vibrante. Combina la democracia económica con la democracia política y la democracia ecológica. Crea economías positivas, políticas positivas, identidades positivas. Crea seguridad, y por lo tanto, las condiciones de paz.

    La Democracia de la Tierra ofrece el potencial para cambiar la forma en que gobiernos, organizaciones intergubernamentales y empresas operan. Crea un nuevo paradigma para la gobernanza mundial, mientras empodera a las comunidades locales. Crea la posibilidad de reforzar la seguridad ecológica, mientras mejora la seguridad económica. Y sobre los cimientos de la seguridad ecológica y económica, hace a las sociedades inmunes al virus del odio y del miedo. La Democracia de la Tierra ofrece una nueva manera de ver en la que todo no está en guerra con todo lo demás, y a través de la cual podemos cooperar para crear paz, sostenibilidad y justicia.

    Publicado originalmente en la revista Resurgence no. 214

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    David Korten es co-fundador y presidente de la junta directiva de la Positive Futures Network, que publica Yes! Magazine. Es uno de los críticos más elocuentes de este mundo dominado por las corporaciones. En este artículo, basado en su libro El Gran Cambio, describe su visión para crear un mundo basado en los valores de la "Comunidad de la Tierra".

    El Gran Cambio: Del Imperio a la Comunidad de la Tierra

    David Korten

    ¿Con qué nombre las generaciones futuras conocerán nuestro tiempo?¿Hablarán con ira y frustración de la época del Gran Fracaso, cuando el despilfarro en el consumo excedió la capacidad de la Tierra para sustentarse y condujo a una ola acelerada de colapso en los sistemas ambientales, a una competencia violenta por lo que quedaba de los recursos del planeta, y a una dramática regresión de la población humana? ¿O mirarán hacia atrás en alegre celebración por la época del Gran Cambio cuando sus ancestros abrazaron el potencial superior de su naturaleza humana, convirtieron la crisis en oportunidad y aprendieron a vivir en asociación creativa entre sí y la Tierra?

    Una opción claveNos enfrentamos a una elección clave entre dos modelos excluyentes de cómo organizar los asuntos humanos. Vamos a darles los nombres genéricos de Imperio y Comunidad de la Tierra. En ausencia de una comprensión de la historia e implicaciones de esta elección, podemos desperdiciar tiempo y recursos valiosos esforzándonos para preservar o remendar culturas e instituciones que no pueden ser reparadas y que deben ser reemplazadas.

    El Imperio se organiza por la dominación en todos los niveles, desde las relaciones entre las naciones a las relaciones entre los miembros de la familia. El Imperio trae fortuna a unos pocos, condena a la mayoría a la miseria y la servidumbre, suprime el potencial creativo de todos, y se apropia de gran parte de la riqueza de las sociedades humanas para mantener las instituciones de dominación.

    La Comunidad de la Tierra, por el contrario, se organiza por asociación, da rienda suelta al potencial humano de cooperación creativa y comparte recursos y excedentes para el bien de todos. La evidencia que apoya las posibilidades de la Comunidad de la Tierra proviene de los hallazgos de la física cuántica, la biología evolutiva, la psicología del desarrollo, la antropología, la arqueología y el misticismo religioso. Era la forma humana antes del Imperio, debemos tomar la decisión de reaprender a vivir por sus principios.

    Acontecimientos característicos de nuestros tiempos nos dicen que el Imperio ha alcanzado los límites de la explotación que la gente y la Tierra pueden soportar. Una creciente tormenta económica que nace de la convergencia del pico del petróleo, el cambio climático, y una economía de EE.UU. desequilibrada y fuertemente dependiente de deudas que no puede pagar, está a punto de lograr la reestructuración dramática de todos los aspectos de la vida

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    moderna. Tenemos el poder de elegir, no obstante, si las consecuencias de la crisis nos llevan a una situación terminal o a una oportunidad épica para el cambio. El Gran Cambio no es una profecía. Es una posibilidad.

    Apartándose de la vidaDe acuerdo a la historiadora cultural Riane Eisler, los primeros humanos evolucionaron dentro de un marco cultural e institucional de la Comunidad de la Tierra. Se organizaron para satisfacer sus necesidades mediante la cooperación con la vida en lugar de dominarla. Más tarde, hace unos 5.000 años y comenzando en Mesopotamia, nuestros antepasados dieron un trágico giro de la Comunidad de la Tierra al Imperio. Se apartaron de la reverencia por el poder generativo de la vida (representado por diosas o espíritus de la naturaleza) a la reverencia de la jerarquía y el poder de la espada (representado por dioses distantes y por lo general masculinos). La sabiduría de los ancianos y las sacerdotisas dio paso a la arbitrariedad del rey poderoso y a menudo cruel.

    Pagando el precioLos pueblos de las comunidades humanas dominantes perdieron su sentido de pertenencia a la tierra viva, y las sociedades se dividieron entre gobernantes y gobernados, explotadores y explotados. La brutal competencia por el poder creó una incesante dinámica de violencia y opresión del tipo juega o muere, gobierna o sé gobernado, y sirvió para elevar a los más brutales a los puestos más altos de poder. Desde aquel fatídico cambio, la mayor parte de los recursos disponibles a las sociedades humanas dejó de utilizarse para satisfacer las necesidades de la vida y fue desviado para apoyar a fuerzas militares, prisiones, palacios, templos, además de patrocinar sirvientes y propagandistas en los que depende el sistema de dominación. De esta manera, las grandes civilizaciones construidas por gobernantes ambiciosos cayeron en sucesivas oleadas de corrupción y conquistas.

    La principal forma institucional del Imperio se ha ido transformando de las primeras ciudades-estado a las naciones-estado, y de ahí a las actuales corporaciones globales, pero el patrón subyacente de dominación sigue ahí. Es un axioma: para que unos pocos puedan estar arriba, muchos deben estar abajo. Los poderosos controlan e institucionalizan los procesos por los que se decide quién goza de los privilegios y quién paga el precio, una opción que normalmente lleva a la arbitraria exclusión del poder a grupos enteros de personas por motivos de raza y género.

    Verdades preocupantesResulta fundamental comprender que si buscamos el origen de las patologías sociales cada vez más evidentes en nuestra cultura, encontramos que tienen un origen común en las relaciones de dominación del Imperio que han sobrevivido en gran parte intactas, a pesar de las reformas democráticas de los últimos dos siglos. El sexismo, el racismo, la injusticia económica, la violencia y la destrucción del medio ambiente que han plagado a las sociedades humanas durante 5.000 años, y nos han llevado al borde de una posible crisis terminal, fluyen todas de esta fuente común. Liberarnos de estas patologías depende por tanto de una misma solución: sustituir las culturas de dominación subyacentes e instituciones del Imperio con culturas de colaboración e instituciones de la Comunidad de la Tierra. Desafortunadamente, no podemos pedirle a los titulares del poder imperial que lideren el camino.

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    Más allá de la negaciónLa historia muestra que a medida que los imperios se desmoronan, las élites gobernantes se vuelven cada vez más corruptas y despiadadas en sus esfuerzos por asegurar su propio poder, una dinámica que vemos actualmente en los Estados Unidos. Los estadounidenses basamos nuestra identidad en gran parte en el mito de que nuestra nación siempre ha personificado los más altos principios de la democracia, y se dedica a difundir la paz y la justicia al mundo.

    Pero lo cierto es que siempre ha habido tensión entre los altos ideales de los Estados Unidos y su realidad como una versión moderna del Imperio. La libertad prometida por la Carta de Derechos contrasta crudamente con la consagración de la esclavitud en otras partes de los artículos originales de la Constitución. La protección de la propiedad, una idea central para el sueño estadounidense, contradice el hecho de que nuestra nación fue construida sobre tierras tomadas por la fuerza a los nativos americanos. Aunque consideramos el voto como el sello distintivo de nuestra democracia, pasaron casi 200 años antes de que ese derecho se extendiera a todos los ciudadanos.

    Los estadounidenses adeptos a los altos ideales de EE.UU. tienen dificultades para comprender lo que nuestros gobernantes están haciendo, en gran parte en contradicción con las nociones de igualdad, justicia y democracia. Dentro del marco de la realidad histórica todo está claro: están representando el acto final del Imperio, buscando consolidar su poder por medio de políticas cada vez más autoritarias y antidemocráticas. Las decisiones sabias necesariamente descansan sobre un fundamento de verdad. El Gran Cambio depende de despertar a profundas verdades negadas por mucho tiempo.

    Despertar globalLos verdaderos creyentes en el Imperio sostienen que los defectos inherentes a nuestra naturaleza humana conducen a una propensión natural a la codicia, la violencia y a la lujuria por el poder. El orden social y el progreso material dependen, por lo tanto, en la imposición del gobierno de las élites y la disciplina de mercado para canalizar estas tendencias oscuras hacia fines positivos. Los psicólogos que estudian las vías por las que se desarrolla la conciencia individual observan una realidad más compleja. Así como crecemos en nuestras capacidades y potencialidades físicas con una alimentación adecuada y ejercicio físico, también crecemos en las capacidades y potencialidades de nuestra conciencia con una alimentación y unos ejercicios sociales y emocionales adecuados.

    A lo largo de su vida, aquellos que disfrutan del apoyo emocional necesario, atraviesan el camino de la conciencia narcisista, mágica e indiferenciada del recién nacido a la conciencia madura, inclusiva, multidimensional y espiritual del sabio anciano. Los niveles de conciencia más bajos y narcisistas son perfectamente normales en niños pequeños, pero se vuelven sociopáticos en los adultos y son fácilmente alentados y manipulados por publicistas y demagogos. Los niveles superiores de conciencia son un fundamento necesario de la democracia madura. Tal vez la mayor tragedia del Imperio es que sus culturas e instituciones impiden sistemáticamente nuestro progreso a los niveles superiores de conciencia.

    Dado que el Imperio ha prevalecido por 5.000 años, cambiar del Imperio a la Comunidad de la Tierra puede parecer una fantasía imposible si no fuera por la evidencia de las encuestas de valores que muestran que ya está en marcha un despertar global a los niveles superiores de la conciencia humana. Este despertar está impulsado en parte por una revolución de las comunicaciones que desafía la censura de las élites y que está derribando las barreras geográficas para el intercambio intercultural.

    Las consecuencias de este despertar se manifiestan en los movimientos de derechos civiles y de mujeres, ambientalistas, por la paz, y otros movimientos sociales. Estos

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    movimientos a su vez obtienen energía del creciente liderazgo de las mujeres, las comunidades de color y los pueblos indígenas, y de un cambio en el equilibrio demográfico en favor de los grupos de mayor edad que tienen más probabilidades de haber alcanzado el nivel superior de conciencia del sabio anciano.

    Es casual que los seres humanos hayamos logrado los medios para hacer una elección colectiva como especie para liberarnos de la lógica aparentemente inexorable del “compite o muere” del Imperio en el preciso momento en que sentimos el imperativo de hacerlo. La velocidad a la que los avances institucionales y tecnológicos han creado posibilidades completamente nuevas para la experiencia humana es impresionante.

    Hace poco más de 60 años creamos las Naciones Unidas, que, a pesar de sus imperfecciones, hizo posible por primera vez que representantes de todas las naciones y pueblos del mundo se reuniera en un espacio neutral para resolver diferencias mediante el diálogo y no la fuerza de las armas. Hace menos de 50 años, nuestra especie se aventuró al espacio para mirar hacia atrás y vemos a nosotros mismos como personas que comparten un destino común en una nave espacial viva. En poco más de diez años nuestras tecnologías en comunicación nos han dado la capacidad, si decidimos usarla, para vincular a todos los seres humanos del planeta en una red fluida de comunicación y cooperación casi sin costo.

    Nuestra nueva capacidad tecnológica ya ha hecho posible la interconexión de los millones de personas que en todo el mundo están aprendiendo a trabajar como un organismo social dinámico auto-dirigido que trasciende las fronteras de raza, clase, religión y nacionalidad, y funciona como una conciencia compartida de la especie. Llamamos a este organismo social la "sociedad civil global". El 15 de febrero de 2003, más de diez millones de personas salieron a las calles de ciudades, pueblos y aldeas del mundo para pedir la paz mientras EE.UU se preparaba para invadir Irak. Lograron esta monumental acción colectiva sin una organización central, presupuesto o líder carismático, a través de procesos sociales nunca antes posibles a tal escala. Este fue solo un anticipo de las posibilidades de formas radicalmente nuevas de organización asociativa a nuestro alcance.

    Rompe el silencio, acaba con el aislamiento, cambia la historiaLos seres humanos vivimos creyendo historias. La clave para seguir la Comunidad de la Tierra es reconocer que el fundamento del poder del Imperio no yace en sus instrumentos de violencia física. Se encuentra en la capacidad del Imperio de controlar las historias a través de las cuales nos definimos a nosotros mismos y nuestras posibilidades, con el fin de perpetuar los mitos sobre los que se basa la legitimidad de las relaciones de dominación del Imperio. Para cambiar el futuro humano, debemos cambiar las historias que nos definen.

    El poder de las historiasDurante 5.000 años, la clase dominante ha cultivado, premiado y amplificado las voces de aquellos cuentacuentos cuyas historias afirman la rectitud del Imperio y niegan el superior potencial de nuestra naturaleza para vivir en paz y en cooperación. Siempre ha habido entre nosotros personas que sienten las posibilidades de la Comunidad de la Tierra, pero sus historias han sido marginadas o silenciadas por los instrumentos de intimidación del Imperio. Las historias repetidas incesantemente por los escribas del Imperio se vuelven las historias más creídas. Las historias con mayor potencial para la esperanza pasan desapercibidas o desatendidas y aquellos que disciernen la verdad son incapaces de identificarse y apoyarse mutuamente en la causa común de decir la verdad. Afortunadamente, la nuevas tecnologías de comunicación están rompiendo este patrón. A medida que los que cuentan la verdad llegan a un público más amplio, los mitos del Imperio se vuelven más difíciles de mantener.

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    La lucha por definir las historias culturales imperantes define en gran medida la política cultural contemporánea en los Estados Unidos. Una alianza de extrema derecha de plutócratas elitistas, corporativos y teocráticos religiosos han ganado el control del discurso político en los Estados Unidos, no por la fuerza de sus números que son relativamente pequeños, sino mediante el control de las historias por las que la cultura imperante define el camino a la prosperidad, la seguridad, y el sentido de las cosas. En todos los casos las versiones de estas historias apoyadas por la extrema derecha afirman las relaciones de dominación del Imperio.

    La historia de la prosperidad imperial dice que una economía en eterno crecimiento beneficia a todos. Para hacer crecer la economía necesitamos gente rica que pueda invertir en empresas que crean puestos de trabajo. Por lo tanto, debemos apoyar a los ricos mediante la reducción de sus impuestos y eliminando las regulaciones que crean barreras a la acumulación de riqueza. También debemos eliminar los programas de bienestar social con el fin de enseñar a los pobres el valor de trabajar duro por los salarios que ofrece el mercado.

    La historia de la prosperidad imperial habla de un mundo peligroso, lleno de delincuentes, terroristas y enemigos. La única manera de asegurar nuestra seguridad es a través de grandes gastos militares y policiales para mantener el orden por la fuerza física.

    La historia imperial del sentido de las cosas refuerza a las otras dos, con un Dios que premia la rectitud con riqueza y poder y que manda a los ricos gobernar a los pobres. El sufrimiento de estos últimos es un justo castigo divino por sus pecados. Todas estas historias sirven para alienarnos de la comunidad de la vida y negar el enorme potencial positivo de nuestra naturaleza, al tiempo que afirman la legitimidad de la desigualdad económica, el uso de la fuerza física para mantener el orden imperial, y la rectitud especial de los que están en el poder.

    No es suficiente, como muchos están haciendo en Estados Unidos, con debatir los detalles de las políticas fiscales y educativas, o alcanzar acuerdos sobre presupuestos, guerra y actividades comerciales en busca de una agenda política positiva. Tampoco es suficiente elaborar consignas atractivas para las grandes masas cuyo objetivo es ganar las próximas elecciones o el debate político. Tenemos que inculcar en la cultura dominante las historias de la Comunidad de la Tierra. Así como las historias del Imperio alimentan una cultura de dominación, las historias de la Comunidad de la Tierra fomentan una cultura de colaboración. Afirman el potencial positivo de la naturaleza humana y muestran que alcanzar la verdadera prosperidad, seguridad y sentido depende de la creación de comunidades vibrantes, solidarias, vinculadas entre sí que apoyen a todas las personas en la realización de su humanidad plena. Compartir la alegría de nuestras posibilidades humanas a través de la palabra y la acción es quizás el aspecto más importante de la Gran Obra de nuestros tiempos.

    Cambiar las historias imperantes en los Estados Unidos puede ser más fácil de lograr de lo que podríamos pensar. A pesar de las aparentes divisiones políticas, ciertos sondeos en los EE.UU. revelan un sorprendente grado de consenso sobre cuestiones claves. El ochenta y tres por ciento de los estadounidenses cree que, como sociedad, Estados Unidos está centrado en prioridades equivocadas. La gran mayoría querría dar más prioridad a los niños, a las familias, a las comunidades y a un medio ambiente sano. Los estadounidenses también quieren un mundo que ponga a las personas por delante de las ganancias, los valores espirituales por delante de los valores financieros, y la cooperación internacional por delante de la dominación internacional. Estos valores de la Comunidad de la Tierra son de hecho ampliamente compartidos por conservadores y liberales.

    Nuestra nación está en el camino equivocado no porque los estadounidenses tengan valores incorrectos. Está en el camino equivocado por vestigios de instituciones imperiales que le están otorgando un poder irresponsable a una pequeña alianza de extremistas de derecha que se autodenominan conservadores y que alegan apoyar los valores familiares y las

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    comunidades, pero cuyas políticas económicas y sociales preferidas constituyen una guerra cruel contra niños, familias, comunidades y el medio ambiente.

    La particular capacidad humana para la reflexión y la elección intencional conlleva una responsabilidad moral de cuidarnos los unos a los otros y de cuidar el planeta. Nuestro deseo más profundo es, de hecho, vivir relaciones basadas en el amor. El deseo por vivir en familias y comunidades amorosas es una latente fuerza unificadora muy poderosa y un fundamento potencial para una coalición política ganadora dedicada a crear sociedades en las que las personas puedan desarrollar su más alto potencial.

    En estos tiempos turbulentos y a menudo atemorizantes, es importante recordarnos a nosotros mismos que tenemos el privilegio de vivir en el momento más emocionante de toda la experiencia humana. Tenemos la oportunidad de alejarnos de Imperio y abrazar la Comunidad de la Tierra como una elección colectiva consciente. Nosotros somos los que hemos estado esperando.

    Extraído de YES! magazine, verano 2006.

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    Herman Daly, economista ecológico, es profesor de políticas públicas en la Universidad de Maryland en EE.UU. Ha recibido numerosos premios por sus trabajos sobre economía y medio ambiente, incluyendo el Premio Right Livelihood. En este artículo analiza los aspectos cuantitativos y cualitativos del crecimiento económico desafíando de manera tan provocadora como reflexiva el pensamiento económico convencional.

    Crecimiento sostenible: Un teorema de imposibilidadHerman E. Daly

    Las declaraciones de imposibilidad son el fundamento mismo de la ciencia. Es imposible viajar más rápido que la velocidad de la luz, crear o destruir materia-energía, construir una máquina de movimiento perpetuo, etc. Respetando los teoremas de imposibilidad evitamos perder recursos en proyectos que están destinados al fracaso. Por lo tanto, los economistas deberían estar muy interesados en los teoremas de imposibilidad, en especial el que se va a demostrar aquí, a saber, que es imposible que la economía mundial se desarrolle a partir de la pobreza y la degradación del medio ambiente. En otras palabras, el crecimiento sostenible es imposible.

    En sus dimensiones físicas, la economía es un subsistema abierto del ecosistema terrestre, que es finito, no creciente y materialmente cerrado. A medida que el subsistema económico crece, incorpora una proporción cada vez mayor del ecosistema total en sí mismo, hasta alcanzar el límite de 100 por ciento, si ese límite no se produce antes. Por lo tanto, su crecimiento no es sostenible. El término “crecimiento sostenible” cuando se aplica a la economía, es un mal oxímoron, contradictorio en sí mismo como prosa y poco evocador como poesía.

    Desafiando el oxímoron económicoLos economistas argumentarán que el crecimiento del PIB es una mezcla de incremento cuantitativo y cualitativo y por lo tanto no está estrictamente sujeto a las leyes físicas. Tienen razón. Precisamente porque los cambios cuantitativo y cualitativo son muy diferentes es mejor mantenerlos separados y llamarlos con nombres diferentes que ya existen en el diccionario. Crecer significa “aumentar naturalmente de tamaño por la adición de material a través de la asimilación o la acreción”. Desarrollar significa “ampliar o realizar las potencialidades de algo, llevar gradualmente a un estado más completo, más grande, o mejor". Cuando algo crece se hace más grande. Cuando algo se desarrolla se hace diferente. El ecosistema terrestre se desarrolla (evoluciona), pero no crece. Su subsistema, la economía, con el tiempo debe dejar de crecer, pero puede seguir desarrollándose. El término "desarrollo sostenible” por lo tanto tiene sentido para la economía, pero sólo si se entiende como "desarrollo sin crecimiento", es decir, la mejora cualitativa de una base económica física mantenida en un estado constante por el rendimiento de la materia-energía dentro de las capacidades de regeneración y asimilación de los ecosistemas. En la actualidad el término "desarrollo sostenible" se utiliza como sinónimo del oxímoron "crecimiento sostenible". Hay que salvarlo de esta perdición.

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    Políticamente es muy difícil admitir que el crecimiento, con sus connotaciones casi religiosas de bondad absoluta, debe ser limitado. Pero es precisamente la falta de sostenibilidad del crecimiento lo que da urgencia al concepto de desarrollo sostenible. La tierra no tolera la duplicación de un solo grano de trigo 64 veces. Sin embargo, en los últimos dos siglos hemos desarrollado una cultura dependiente del crecimiento exponencial para su estabilidad económica (Hubbert, 1976). El desarrollo sostenible es una adaptación cultural realizada por la sociedad, conforme se hace consciente de la necesidad emergente de no seguir creciendo. Ni siquiera el "crecimiento verde" es sostenible. Hay un límite a la cantidad de árboles que la tierra puede soportar, así como hay un límite a las poblaciones de seres humanos y de automóviles. Engañarnos a nosotros mismos en la creencia que el crecimiento sigue siendo posible y deseable si tan sólo lo etiquetamos como "sostenible" o lo coloreamos “verde", sólo retrasará la inevitable transición y la hará más dolorosa.

    ¿Límites al crecimiento?Si la economía no puede crecer para siempre, entonces ¿cuánto puede crecer? ¿Puede crecer lo suficiente como para dar a cada persona en el mundo un nivel de uso de recursos per cápita igual al promedio estadounidense? Eso resultaría ser un factor de siete, una cifra perfectamente en línea con la petición de la Comisión Brundtland (Brundtland et al., 1987) para la expansión de la economía mundial por un factor de entre cinco a diez.1 El problema es que incluso una expansión por un factor de cuatro es imposible si Vitousek et al. (1986, pp 368-373) están en lo correcto en su cálculo de que la economía humana en la actualidad usa un cuarto del producto primario neto de la fotosíntesis global (PPN). No podemos ir más allá del 100 por ciento, y es poco probable que aumentemos el PPN ya que la tendencia histórica hasta ahora es que el crecimiento económico reduce la fotosíntesis global.

    Dado que los ecosistemas terrestres son los más relevantes y usamos el 40 por ciento del PPN terrestre, aún un factor de cuatro es una sobreestimación. También, alcanzar el 100 por ciento no es realista, ya que somos incapaces de integrar bajo un manejo humano directo todas las especies que conforman los ecosistemas de los que dependemos. Por otra parte, es ridículo urgir la preservación de la biodiversidad, sin estar dispuestos a frenar el crecimiento económico, pues éste requiere apoderarse del espacio ocupado por otras especies.

    Si el crecimiento recomendado por la Comisión Brundtland de un factor de entre cinco a diez es imposible, entonces ¿qué tal si sólo mantenemos la tasa actual, es decir, cero crecimiento neto? Todos los días nos llegan noticias de cómo el estrés de los ecosistemas afecta la economía, como ocurre con la acumulación de gases de efecto invernadero, el agotamiento de la capa de ozono, lluvia ácida, etc., que constituyen pruebas de que incluso la tasa actual es insostenible. Entonces, cómo puede la gente seguir hablando de “crecimiento sostenible”, cuando: (a) la escala actual de la economía muestra signos claros de insostenibilidad, (b) multiplicar esa escala por un factor de entre cinco a diez según lo recomendado por la Comisión Brundtland nos llevaría de la insostenibilidad a un colapso inminente, y (c) el concepto es lógicamente auto contradictorio en sí mismo en un ecosistema finito y no creciente. Sin embargo, el crecimiento sostenible es la palabra de moda de nuestro tiempo. En ocasiones llega a ser verdaderamente ridículo, como cuando los autores hablan de "crecimiento sostenible en la tasa del incremento de la actividad económica". No sólo debemos crecer para siempre, tenemos que acelerar para siempre! Esto es pura habladuría política sin sentido, totalmente desconectada de los primeros principios lógicos y físicos.

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    Aliviar la pobreza, no beatificar el PIBLa pregunta importante a la que alude la Comisión Brundtland sin encarar realmente es: ¿hasta cuánto podemos aliviar la pobreza con un desarrollo sin crecimiento? Sospecho que la respuesta será una cantidad significativa, pero menos de la mitad de lo esperado. Una de las razones para esta creencia es que si la expansión de entre cinco a diez veces realmente ha de ser para el bien de los pobres, entonces tendrá que consistir en cosas que los pobres necesitan, comida, ropa, refugio, no servicios de información. Los bienes básicos tienen una dimensión irreductible física y su expansión requerirá crecimiento más que desarrollo, aunque un desarrollo a través de una mayor eficiencia será de ayuda. En otras palabras, la reducción del contenido en recursos de cada dólar del PIB, observada en algunos países ricos en los últimos años, no puede ser anunciada como el final del vínculo entre la expansión económica y el medio ambiente, como algunos han afirmado. Un PIB beatificado no va a alimentar a los pobres.

    Para que sea una lucha seria contra la pobreza, el desarrollo sostenible debe ser un desarrollo sin crecimiento, pero con control de la población y redistribución de la riqueza. En la mente de muchas personas, el crecimiento se ha convertido en sinónimo de aumento de la riqueza. Dicen que debemos crecer para ser lo suficientemente ricos para pagar el costo de limpiar y sanar la pobreza. Que todos los problemas serían más fáciles de resolver si fuéramos más ricos no se discute. Lo que se discute es si un crecimiento con las tasas actuales nos hace más ricos. Hay pruebas de que en EE.UU. ahora somos más pobres al incrementarse los costos más rápido de lo que aumentan los beneficios (Daly y Cobb, 1989, apéndice). En otras palabras, parece que hemos crecido más allá de la escala óptima.

    Definiendo la escala óptimaEl concepto de una escala óptima del conjunto de la economía en relación con el ecosistema está totalmente ausente de la teoría macroeconómica actual. Se supone que el conjunto de la economía crece para siempre. La microeconomía, que está casi enteramente dedicada a establecer la escala óptima de cada micro-actividad, buscando equiparar los costos y beneficios marginales, se ha olvidado de preguntar si no existe también una escala óptima para el conjunto de todas las actividades micro. Una escala cualquiera (calculada a partir del producto de la población multiplicado por el uso de recursos per cápita) supone un caudal determinado de recursos y por lo tanto una carga determinada sobre el medio ambiente, y puede consistir de muchas personas, cada una consumiendo poco, o de menos personas cada una con un consumo proporcionalmente mayor.

    Una economía en desarrollo sostenible se adapta y mejora en conocimiento, organización, eficiencia técnica y sabiduría, y lo hace sin asimilar o añadir, más allá de cierto punto, un porcentaje cada vez mayor de la materia-energía del ecosistema en sí mismo. Al contrario, se detiene en una escala en la que el ecosistema restante (el entorno) puede seguir funcionando y renovándose año tras año. Una economía sin crecimiento no es estática, está siendo continuamente mantenida y renovada como medio ambiente.

    ¿Qué políticas están implícitas en el objetivo del desarrollo sostenible, tal como se define aquí? Optimistas y pesimistas deberían ser capaces de ponerse de acuerdo sobre la siguiente política para los EE.UU. (el desarrollo sostenible debe comenzar con los países industrializados): es necesario esforzarse en mantener el rendimiento constante en los niveles actuales (o niveles reducidos verdaderamente sostenibles) gravando fuertemente la extracción de recursos, especialmente la energía; conseguir la mayor parte de ingresos públicos a partir de impuestos por el uso de recursos, y compensar (para lograr la neutralidad en los ingresos) reduciendo el impuesto sobre la renta, especialmente en la parte inferior de la distribución de

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    ingresos, tal vez incluso financiando el impuesto sobre la renta negativo en el extremo inferior. Los optimistas que creen que la eficiencia de los recursos puede aumentar por un factor de diez deberían recibir con beneplácito esta política, que eleva considerablemente los precios de los recursos y supondría un fuerte incentivo para los avances tecnológicos en los que tienen tanta fe. Los pesimistas que carecen de esa fe tecnológica, sin embargo, estarán felices de ver como se imponen restricciones al tamaño de una producción ya insostenible. Los pesimistas están protegidos contra sus peores temores; los optimistas están animados a perseguir sus sueños más preciados. Si a los pesimistas se les demuestra lo contrario y la eficiencia en el uso de los recursos aumenta enormemente, no se van a quejar. Consiguieron lo que más querían, además de un bono inesperado. Los optimistas, por su parte, no deberían oponerse a una política que no sólo permite sino que da un fuerte incentivo al progreso técnico en el que se basa su optimismo. Si se demuestra lo contrario, al menos deberían estar contentos que la tasa de destrucción del medio ambiente inducida por la producción ha sido más lenta. También los impuestos por indemnización son más difíciles de evitar que los impuestos sobre la renta y no reducen los incentivos para trabajar.

    A nivel de proyectos locales hay algunas directrices adicionales para el desarrollo sostenible. Los recursos renovables deberían ser explotados de tal manera que las tasas de recolección no excedan las posibilidades de regeneración y las emisiones de los residuos no superen la capacidad renovable de asimilación del medio ambiente local.

    Equilibrando recursos renovables y no renovablesLos recursos no renovables deben ser agotados a una tasa igual a la tasa de creación de sustitutos renovables. Los proyectos basados en la explotación de recursos no renovables deben estar vinculados con proyectos que desarrollen sustitutos renovables. Las rentas netas de la extracción no renovable deben separarse en un componente de ingresos y un componente de liquidación de capital. El componente de capital se invertiría cada año en la construcción de un sustituto renovable. La separación se hace de tal manera que para el momento que los renovables se hayan agotado, los sustitutos renovables ya han sido creados por la inversión y el crecimiento natural hasta el punto en que su rendimiento sostenible es igual al componente de ingresos. El componente de ingresos se habrá convertido por lo tanto en perpetuo, justificando el término “ingresos”, que por definición, es el máximo disponible para el consumo manteniendo intacto el capital. Se ha demostrado (El Serafy, 1989, pp 10-18) cómo esta división de las rentas en capital e ingresos depende de: (1) la tasa de descuento (tasa de crecimiento del sustituto renovable), y (2) la esperanza de vida del recurso no renovable (reservas divididas entre el consumo anual). Mientras más rápido sea el crecimiento biológico del sustituto renovable y mayor la esperanza de vida del no renovable, mayor será el componente de ingresos y menor el capital de reserva. "Sustituto" aquí debe interpretarse en sentido amplio para incluir cualquier adaptación sistémica que le permita a la economía ajustar el agotamiento del recurso no renovable de manera que mantenga los ingresos futuros a un nivel dado (por ejemplo, el reciclaje en el caso de los minerales). Las tasas de retorno para proyectos vinculados deben calcularse solamente sobre la base de su componente de ingresos.

    Sin embargo, antes de que estos pasos operativos hacia el desarrollo sostenible puedan tener un juicio justo, tenemos que dar primero el paso conceptual y político de abandonar la consigna paralizante de "crecimiento sostenible".

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    Nota1 Considere el siguiente cálculo aproximado, basado en la estimación de que EE.UU. utiliza actualmente 1/3 del flujo mundial anual de recursos (Plan de la Comisión Nacional de Materiales, 1973). Sea R el consumo actual de recursos del mundo. Entonces R/3 es el consumo actual de recursos de los EE.UU., y R/3 dividido por 250 millones es el consumo actual per cápita de recursos de los EE.UU. El consumo actual de recursos per capita global sería R dividido entre 5,3 mil millones de personas. Para que el consumo de recursos per cápita mundial futuro sea igual al consumo per capita actual de los EE.UU., asumiendo una población constante, R debe aumentar en un múltiplo M. Entonces M por R dividido entre 5.3 mil millones debe ser igual a R/3, dividido entre 250 millones. Despejando M da 7. Los flujos de recursos mundiales deben aumentar siete veces si todas las personas empiezan a consumir recursos al promedio actual de los EE.UU. Pero incluso un aumento de siete veces subestima enormemente el aumento del impacto ambiental, por dos razones. En primer lugar, porque el cálculo es solamente en términos de los flujos actuales sin tomar en cuenta el aumento de las existencias acumuladas de bienes de capital necesarios para procesar y transformar el mayor flujo de recursos en productos finales. Una idea de la magnitud de las existencias adicionales necesarias proviene del cálculo de Harrison Brown de que la “biomasa" de los metales industriales ya incorporados en el inventario existente de artefactos de los diez países más ricos requeriría más de 60 años de producción de estos metales a las tasas de 1970. En segundo lugar, porque el aumento de siete veces de los minerales y energía utilizables netos requerirá de un incremento mucho mayor de los flujos de recursos brutos, ya que debemos extraer depósitos de minerales cada vez menos accesibles y de menor calidad. Es el flujo bruto lo que provoca el impacto ambiental.

    ReferenciasG. H. Brundtland, Common Future: Report of the World Commission on Environment and Development

    (Oxford: Oxford University Press, 1987).H. E. Daly & J. B. Cobb Jr., For the Common Good: Redirecting the Economy toward Community, the

    Environment and a Sustainable Future (Boston: Beacon Press, 1989).S El Serafy, 'The Proper Calculation of Income from Depletable Natural Resources' in Environmental

    Accounting for Sustainable Development, a UNEP-World Bank Symposium (Washington D.C.: The World Bank, 1989).

    M. King Hubbert, 'Exponential Growth as a Transient Phenomenon in Human History' in Margaret A. Storm, ed., Societal Issues: Scientific Viewpoints (New York: American Institute of Physics, 1976). (Reprinted in this volume.)

    National Commission on Materials Policy. Material Needs and the Environment Today and Tomorrow (Washington D.C.: US Government Printing Office, 1973).

    Peter M. Vitousek, Paul R. Ehrlich, Anne H. Ehrlich, & Pamela A. Matson, 'Human Appropriation of the Products of Photosynthesis', 34 (6 May 1986).

    Escrito originalmente en Valuing the Earth: Economics, Ecology, Ethics, MIT Press, 1993.

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    Ross Jackson, PhD., economista y persistente crítico del pensamiento neoliberal, hace una crítica de los principales componentes del sistema económico mundial y destaca cómo éstos podrían ser cambiados para proteger el medio ambiente y al mismo tiempo atender las necesidades humanas.

    Transformando la economía globalRoss Jackson

    La crisis económica mundial de 2007-2009 ha sido descrita por algunos observadores como la agonía final del modelo económico neoliberal introducido por Ronald Reagan y Margaret Thatcher en la década de 1980. La lista incluye a Francis Fukuyama, quien proclamó hace menos de 20 años, tal vez un poco apresuradamente, “el fin de la Historia", refiriéndose a que el modelo de libre mercado neoliberal habría de ser el último hasta el fin de los tiempos, porque nada mejor era posible. (La única alternativa que consideró fue el desastroso modelo de planificación central de la Unión Soviética.)1 Muchos son los que piden ahora, sobre todo gente común que está sufriendo el colapso, una "tercera alternativa", un "nuevo orden económico" o un “nuevo acuerdo Bretton Woods".

    A continuación resumo algunos de los principales componentes que serían deseables para transformar la economía global hacia un nuevo orden económico mundial que no sólo sea eficiente, sino que también proteja el medio ambiente y las estructuras sociales.

    Movimiento del capitalUna de las piedras angulares del sistema actual, que contribuye a su inestabilidad, es el libre flujo de capital a través de las fronteras. La razón por la que esto es tan importante para los neoliberales es asegurarse de poder sacar su dinero de cualquier país de forma rápida cuando sea necesario para poder invertirlo en otra parte que de mayores beneficios a corto plazo. El problema es que los montos involucrados son enormes, mientras que los mercados en los que operan son relativamente pequeños. Estos pequeños mercados de divisas y de valores no líquidos no pueden soportar la presión de venta en una crisis de liquidez, y simplemente colapsan. Varios mercados (por ejemplo, el ruso) tuvieron que suspender sus operaciones temporalmente por esta razón en el otoño de 2008. Vimos el colapso de varias monedas y mercados de valores asiáticos a finales de 1990 por la misma razón. En ese momento debieron haber hecho reformas en los flujos de capital, pero los promotores neoliberales y su representante, el FMI, se opusieron con éxito a cualquier cambio. Los críticos han señalado que no hay absolutamente ninguna razón, ni empírica ni teórica, por la que el flujo de capitales sin restricciones, que no era algo generalizado antes de la década de 1980, vaya a beneficiar a alguien que no sea a los especuladores.

    El economista y antiguo dirigente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, escribió apoyando este punto de vista, que en lo que se refiere a "la liberalización de capitales, hubo escasa evidencia a favor y una enorme cantidad de pruebas en su contra"2 y "no hay evidencia que muestre que estimula el crecimiento económico”.3 Además, el artículo VI del FMI autoriza expresamente a los países miembros a ejercer los controles que sean necesarios para regular los movimientos internacionales de capital".

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    Es un mito cruel que los controles de capital dificultan el comercio internacional. De hecho, el comercio creció más rápido en el periodo 1945-1980, cuando tales controles eran la norma, que en el período de libre mercado neoliberal después de 1980.

    Libre comercio y proteccionismoEl “libre comercio" es la abreviatura eufemística de una estrategia económica muy concreta que permite a los fuertes explotar a los débiles, a diferencia del proteccionismo, que protege a los débiles de los fuertes. Un término más descriptivo de "libre comercio" sería “comercio forzado", pues bajo un régimen de libre comercio ningún país puede prohibir la entrada de productos extranjeros no deseados, como sí era posible hacerlo antes de la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995.

    Ningún país jamás se industrializó siguiendo una política de libre comercio. Por el contrario, cada uno de los Estados industrializados existentes protegió sus industrias emergentes para llegar a donde está hoy. No hay excepciones a esta regla. China es el ejemplo más reciente. Es más, las economías más fuertes de hoy, como EE.UU. y la Unión Europea, continúan con políticas proteccionistas cuando les conviene, mientras predican la ideología de libre mercado a los países en desarrollo, el colmo de la hipocresía. Por ejemplo, el presidente Bush introdujo aranceles a las importaciones de acero en 2003 para proteger a la ineficiente industria de acero de los EE.UU. en violación flagrante de las normas de la OMC.

    Un gran mito promovido por los neoliberales es que el proteccionismo impide el crecimiento. El historiador económico Paul Bairoch escribió sobre esa afirmación: "Es difícil encontrar otro caso donde los hechos contradigan tanto una teoría dominante".4 Hay que admitir que los neoliberales han sido brillantes para lograr que un punto de vista tan fabricado haya sido aceptado por tanta gente. El control de los medios de comunicación sin duda ayuda.

    La clave para cualquier reforma es entender que hay diferentes tipos de proteccionismo. Algunos son negativos (por ejemplo, la protección de monopolios locales ineficientes), pero la mayoría son realmente positivos (por ejemplo, la protección del medio ambiente y otros intereses de seguridad nacional, como la seguridad alimentaria). El problema con las normas de la OMC es que prohíben todo tipo de proteccionismo. El resultado, totalmente predecible, es la violación del medio ambiente debido a que las empresas devoran el capital natural del planeta y lo llaman "crecimiento". Bajo las reglas de la OMC, ningún país miembro se atreve a proteger su medio ambiente exigiendo que las industrias usen métodos de producción más ecológicos, debido a que sus industrias perderían competitividad, y no se le permitiría poner aranceles a productos extranjeros con estándares ambientales más bajos.

    Varios estudios independientes han documentado que el régimen de libre comercio del último cuarto de siglo ha tenido dos efectos principales: (1) aumentó la brecha entre ricos y pobres, (2) la destrucción acelerada del medio ambiente.5 La continuación de las políticas actuales conducirá inevitablemente a una nueva crisis futura, cuando estas diferencias de ingresos se hagan insoportables, o cuando el ecosistema colapse por sobrecarga.

    Protección del medio ambientePara abordar el problema de la protección ambiental debemos introducir mecanismos que

    incentiven a las empresas privadas a proteger el medio ambiente en lugar de destruirlo. Reformas de esta naturaleza van a la esencia misma del problema actual de la economía mundial, y, sin duda encontrarán una fuerte resistencia de las economías más poderosas. Lo que necesitamos es nada menos que un nuevo régimen de comercio internacional que sustituya a la OMC. Pero, ¿cómo se puede lograr esto? Los EE.UU. y la UE no están en

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    absoluto dispuestos a tomar la iniciativa. Ni siquiera los principales países en desarrollo están preparados para ello.

    Hay, sin embargo, otra posibilidad, un grupo de naciones visionarias más pequeñas que estén dispuestas a asumir un papel de liderazgo en este momento. Deben reunirse y elaborar una plantilla nueva y justa para el comercio internacional y la gobernanza global que funcione para toda la comunidad mundial, un modelo que permita un amplio grado de libertad corporativa para innovar, pero dentro de un marco que proteja el medio ambiente y reconozca el derecho de cada nación a recuperar el control de sus economías y definir sus propias prioridades políticas.

    Esta plantilla global debe incluir la introducción de los costos medioambientales en los precios de los productos, por ejemplo, poniéndole precio al permiso para quemar combustibles fósiles.6 Los Estados nacionales deben poder establecer aranceles a las importaciones que no cumplan con sus normas ambientales. Los Estados soberanos, y no las empresas extranjeras, deben determinar qué productos pueden entrar en sus tiendas locales. Todos los países deberían ejercer activamente sus derechos establecidos en el artículo VI del FMI y restablecer los controles de capital sobre los flujos de inversión durante un mínimo especificado y de forma individual para cada país. Las reformas también deben incluir la formación de nuevas instituciones de gobernanza global con el mandato de proteger los intereses del conjunto y no la de estados individuales.

    Esta plantilla es diferente tanto del capitalismo no regulado como de la planificación centralizada. Se trata de una tercera alternativa que permitiría a las empresas privadas un máximo de libertad para innovar, dentro de un marco global que proteja el medio ambiente y las estructuras sociales, un marco de trabajo que valore la diversidad cultural y el principio de que cada país tiene el derecho a determinar su propia política económica y cultural, sin injerencia externa.

    Los pioneros que presenten esta nueva visión deben estar preparados para romper con la OMC y formar una nueva organización comercial, e invitar a otras naciones a unirse cuando estén listas, tal vez no inmediatamente, porque no están preparadas para ello, pero sí después de la próxima crisis, que no está lejos.

    Conclusión25 años del libre comercio, los flujos de capital sin restricciones y la desregulación han beneficiado sólo a los ricos y han creado un nivel inaceptable de inestabilidad financiera que continuará hasta que se implementen reformas que reviertan las piedras angulares de la ideología de libre mercado. Necesitamos una mayor regulación del sector empresarial. Necesitamos controles de capital en los flujos de inversión. Los Estados soberanos necesitan retomar el control de sus economías y arrabetárselo a las empresas extranjeras, y se debe establecer un nuevo régimen global de comercio y gobernanza mundial que proteja el medio ambiente y las necesidades sociales humanas.

    Referencias1 Francis Fukuyama, “The Fall of America Inc.”, Newsweek (Octubre 13, 2008).2 Joseph Stiglitz, Globalization and its Discontents (London: Penguin Press, 2002), p.220 ibid, p.16.3 Paul Bairoch, Economics and World History (Chicago: University of Chicago Press, 1993). 4 Ver, por ejemplo, John Gray, False Dawn: The Delusions of Global Capitalism (London: Granta Books,

    1999).

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    5 Ver, por ejemplo, Ross Jackson, “Soluciones Climáticas: Parte I” en Economía de Gaia (UK: Permanent Publications, 2010), p.49.

    6 Ross Jackson, “Una visión gaiana del mundo”, en La Canción de la Tierra – Una síntesis emergente de las cosmovisiones científica y espiritual (UK: Permanent Publications, 2009).

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    Helena Norberg-Hodge es una destacada analista de los efectos de la economía mundial sobre la cultura y la agricultura a nivel global y pionera del movimiento de la localización. En este artículo, describe los pasos esenciales para un cambio de la globalización económica a la localización económica, junto con los beneficios sociales, ecológicos y económicos que esto traería.

    Cambiando de direcciónHelena Norberg-Hodge

    Hoy en día, todas las economías del mundo están siendo obligadas a alistarse en una economía única y altamente centralizada, que depende de un gran mercado homogeneizado y de un comercio cada vez mayor. Aunque la globalización de este modelo económico está exacerbando una amplia gama de problemas sociales, económicos y ambientales, los gobiernos continúan subsidiando la infraestructura física de la economía global, y reescribiendo los tratados comerciales, leyes y reglamentos para facilitar su propagación.

    Una serie de medidas concretas permitirían desplazar el apoyo del modelo globalizador hacia la "localización". Estas medidas nos colocarían en el camino de la salud económica y ambiental, detendrían la ola malsana de la urbanización y apoyarían la diversidad cultural reduciendo los conflictos étnicos y la violencia. El cambio hacia lo local sería mucho menos costoso para los contribuyentes que nuestro camino globalizador actual, y también menos perjudicial en lo social y ambiental.

    Muchas personas y organizaciones ya están trabajando desde las bases para fortalecer sus comunidades y economías locales, creando muchas de las "micro-tendencias" positivas mencionadas anteriormente. Sin embargo, para que estos esfuerzos tengan éxito, deben ir acompañados de cambios en las políticas a nivel nacional e internacional. ¿Cómo puede, por ejemplo, la democracia participativa ser fortalecida si a las corporaciones se les permite dirigir las políticas del gobierno y manipular la opinión pública? ¿Cómo pueden los pequeños agricultores y tiendas locales florecer si los gobiernos continúan defendiendo el "libre comercio" y subsidiando a las empresas globales? ¿Cómo puede nutrirse la diversidad cultural si las imágenes monoculturales de los medios siguen bombardeando a los niños en todos los rincones del planeta? ¿Cómo pueden los proyectos de energía renovable a pequeña escala competir con los enormes subsidios para grandes represas y plantas de energía nuclear?

    Es evidente que las iniciativas locales deben ir acompañadas de cambios políticos si queremos dar marcha atrás al proceso de globalización. En lugar de pensar sólo en términos de pequeños esfuerzos de base aislados y dispersos, es necesario estimular políticas gubernamentales que promuevan la pequeña escala a gran escala, dando más espacio para que las economías comunitarias florezcan y se expandan.

    Cambios de políticaCambiar la dirección de la economía significa repensar las políticas económicas y financieras globales. Significa analizar los acuerdos comerciales, el gasto público, las reformas regulatorias y las políticas de desarrollo. He aquí algunos ejemplos:

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    • Transporte. El dinero que actualmente se invierte sólo en transporte terrestre de larga distancia da una idea de lo fuertemente subsidiada que está la economía mundial. El gobierno británico planea gastar mil millones de libras esterlinas el próximo año para mejorar las infraestructuras de transporte, principalmente en torno a los aeropuertos y redes ferroviarias de larga distancia. El Presidente de los EE.UU., Barack Obama, ha prometido la mayor inversión en la mejora de las redes de carreteras de los últimos cincuenta años. En lugar de ampliar las redes de transporte comercial, una parte de esos fondos podría encaminarse hacia una gama de opciones de transporte que favorezcan a empresas más pequeñas y locales. Este cambio traería enormes beneficios, desde la creación de puestos de trabajo, a un medio ambiente sano, a una distribución más equitativa de los recursos. Dependiendo de la situación local, el dinero para el transporte podría ser usado en la construcción de carriles para bicicletas, senderos para caminar, en el servicio ferroviario y de barcos, y donde fuese apropiado, en rutas para el transporte de animales.

    • Mercados y espacios públicos. Las grandes autopistas construidas con fondos del gobierno (o por medio de "asociaciones" públicas o privadas) inherentemente promueven el crecimiento de las ‘súpertiendas’, los ‘hipermercados’, y la extensión de los centros comerciales, todos ellos en manos de grandes empresas. Usar un poco de ese dinero para construir o mejorar espacios para mercados públicos, como los que hubo una vez en casi todas las aldeas y pueblos europeos, permitiría a los comerciantes y artesanos locales con capital limitado vender sus mercancías. Esto daría vida a los centros urbanos y reduciría el uso del automóvil, la quema de combustibles fósiles y la contaminación. Del mismo modo, el apoyo a los mercados de agricultores ayudarían a revitalizar, tanto las ciudades como la economía agraria de las regiones circundantes, al tiempo que reduciría los recursos destinados al procesamiento, envasado y transporte de alimentos. Crear y mejorar los espacios para reuniones públicas, ayuntamientos y plazas públicas, alentaría los intercambios cara a cara entre los encargados de tomar decisiones y el público, lo que serviría para fortalecer las comunidades y la democracia participativa.

    • Energía. Desde centrales nucleares a grandes represas, los grandes proyectos energéticos centralizados están fuertemente subvencionados, y sus costos ambientales en gran medida son ignorados. La eliminación gradual de estas inversiones de miles de millones de dólares supondría un verdadero apoyo a las fuentes de energía renovables disponibles localmente, y daría como resultado menores niveles de contaminación, menos emisiones de gases de efecto invernadero, y menos dependencia de los suministros en declive de petróleo y tecnologías nucleares peligrosas. Estas fuentes de energía descentralizadas ayudarían también a evitar la “fuga” de dinero de las economías locales.

    En el Sur, las grandes plantas de energía están orientadas hacia las necesidades de las zonas urbanas y para la exportación, fomentando así la urbanización y la globalización. Apoyar la infraestructura de energía renovable descentralizada fortalecería las aldeas, pueblos pequeños y economías rurales en general, ayudando con ello a detener el proceso de urbanización.

    • Agricultura. En la actualidad, los subsidios agrícolas existentes en la mayoría de los países favorecen principalmente a los grandes agronegocios industriales. En Europa, por ejemplo, sólo el 1,3% de los 635 mil millones de euros gastados en 2003 en subvenciones directas a la agricultura se utilizaron para apoyar la agricultura ecológica, a pesar que el 3,9% de la superficie agrícola total estaba dedicada al cultivo ecológico. No sólo son los pagos directos

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    a los agricultores los que están predispuestos hacia la agricultura a gran escala: la financiación para la investigación agrícola está fuertemente sesgada a favor de la biotecnología, productos químicos y el monocultivo intensivo en energía. Trasladar estos gastos hacia aquellos que alientan la agricultura a menor escala y diversificada ayudaría a revitalizar las economías rurales en el Norte y el Sur, al mismo tiempo que promovería la diversidad biológica, suelos saludables, la seguridad alimentaria, una dieta equilibrada y variada, y alimentos más frescos.

    En países del Sur, el colonialismo, el desarrollo y la globalización han hecho que las mejores tierras estén dedicadas a


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