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Rel Evan CIA

Date post: 18-Jan-2016
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Artículo sobre la relevancia (Lingüística)
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DAN SPERBER y DEIRDRE WILSON LinguIstica y Conocimiento -19 LA RELEVANCIA COMUNICACION Y PROCESOS COGNITIVOS Diseæo grafico: Alberto CorazOn G Cc L .2 . 5 * CC C I - Tftulo originaLS Relevance. // Dan Sperber and Deirdre Wilson, 1986 Published by arrangement with Harvard Uni versity Press De Ia presente ediciOn: VisoR Dis. S. A, 1994 TomÆs BretOn, 55 28045 Madrid ISBN: 84-7774-869-1 DepOsito Legak M. 19.788-1994 Visor Fotocomposicin Impreso en Espafia - Printed in Spain Graflcas ROgar, S. A. Fuenlabrada Madrid
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DAN SPERBER y DEIRDRE WILSON LinguIstica y Conocimiento -19

LA RELEVANCIACOMUNICACION Y PROCESOS COGNITIVOS

Diseæo grafico: Alberto CorazOn

G

Cc L .2 . 5 *

CC C

I - Tftulo originaLS Relevance.// Dan Sperber and Deirdre Wilson, 1986

Published by arrangement with Harvard University PressDe Ia presente ediciOn:VisoR Dis. S. A, 1994TomÆs BretOn, 5528045 Madrid

ISBN: 84-7774-869-1DepOsito Legak M. 19.788-1994

Visor FotocomposiciónImpreso en Espafia - Printed in Spain

Graflcas ROgar, S. A.Fuenlabrada Madrid

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CAPITULO 4

Aspectos de la comunicación verbal

En este capitulo queremos presentar en lineas generales algunas de lasimplicaciones que la teoria de La relevancia tiene pan el estudio de Lacomunicación verbal. Lo que ofrecemos es simplemente un perfil agrandes rasgos: no vamos a repasar toda La bibliografla, vamos a tratarsolo algunos temas concretos y no siempre vamos a justificar nuestrasconclusiones paso a paso. No obstante, esperamos mostrar que Ia teoriade La relevancia ofrece un marco ra mÆtico en el que es posi&iitearpreguntas serias y esarro ar nuevas respuestas.

1. Lenguaje y comunicaciØn

Con frecuencia, lenguaje y comunicacidn se consideran conio dos carasde una misma moneda. Desde este punto de vista, el rasgo esencial dellenguaje es que se utiliza en Ia comunicacidn, y el rasgo esencial de Lacomunicación Cs que implica La utilizacidn de un lenguaje o código. Sepiensa en La relacidn eritre lenguaje y comunicación como en La relaciOrique existe entre el corazón y Ia circulaciOn de Ia saxlgre: no es posibledescribir adecuadamente uno de Los dos sin referirse tambiØn al otro. Enel capitulo I hemos afirmado que se puede alcanzar la comunicaciOn sinutilizar un cOdigo; en el capitulo 3 hemos mostrado cómo. En esta secciónqueremos completar el divorcio entre lenguaje y comunicaciOn n-iostrandoque pueden existir y existen lenguajes, en un sentido razonablementeamplio del tØrtnino, que no son utilizados para Ia comunicaci6n. Losleon indisbles para La comunicaciOn, sino paraejprocesamientod informacion: Østa es su tunción esenctinaiezrºIizao el supuesto de que existe necesariamente un vinculo entrelenguaje comunicaciOn, reska interesantyer_quØ ocurre cuando,

vinculac[os: en La cornuniihverbalpor ejemplo.

En el sentido mÆs amplio, un lenguaje es un conjunto de formulas bien

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formadas, un conjunto de combinaciones permisibles de elementos dealgin vocabulario generadas por una gramÆtica. En un sentido mÆslimitado, un lenguaje es un conjunto de formulas bien formadas interpretadas semÆnticamente. Una fOrmula es interpretada semÆnticamente cuandose Ia pone en correspondencia sistemÆtica con otros objetos: por ejemplo,con fOrmulas de otro lenguaje, con estados del usuario del lenguaje o conposibles estados del mundo. En este sentido mÆs limitado el que nosotrosvamos a utilizar, un lenguaje es un sistema de representaciOn regido poruna gramtica.si definir lo que es un lenguaje de una forma adn mÆs

restringida: como un conjunto de fOrmulas bien formadas semÆnticamenteinterpretadas que se emplean para Ia comunicaciOn. Entonces, por definiciónserla cierto que el lenguaje y la comunicaciOn estarian unidos indisolublemente. Sin embargo, Ia propia definiciOn tendria que estar motivada. Enel irnbito cientifico, una definiciOn esti motivada cuando agrupa propiedadesque esthn sistemÆticamente vinculadas en Ia naturaleza. Lo que nosotrosafirmamos es precisamente que la propiedad de ser un sistema derepresentaciOn regido por una gramtica y Ia propiedad de ser empleadopara la comunicaciOn no estÆn sistem.ticamente vinculadas. Se encuentranjuntas en el caso singular de las lenguas naturales humarias, de Ia mismaforma que la propiedad de ser un Organo olfativo y la propiedad de ser unOrgano prensil, que no estin sistemÆticamente vinculadas en la naturaleza,resultan estar juntas en el singular caso de Ia trompa del elefante.

Las actividades que implican necesariamente ‘a utilizaciOn de un lenguajees decir, un sistema de representaciOn regido por una gramÆtica no soncomunicativas qcoanitivas. El lenguaje es una herramienta fundamentalpara el procesamientoy Ia memorizacion de infaci6KComo tal nopuedexistir solo en los sehumanos, sino tambien en una amphavariedad de animales y de mquinas que poseen capacidades para elprocesamiento de informaciOn. Cualquier organismo o dispositivo dotado dememoria tiene que ser capaz de representarse estados pasados del mundo ode si mismo. Cualquier organismo o dispositivo que tenga Ia capacidad deextraer inferencias tiene que tener un sistema de representacida cuyasfOrmulas mantengan entre si relaciones a la vez sintÆcticas y semÆnticas.Evidentemente, estas capacidades no son propias sOlo de los seres humanos.

El gran debate sobre si los hombres son Ia Onica especie que posee unlenguaje se basa en una concepciOn errónea de la naturaleza del lenguaje.En realidad, no se trata de un debate sobre si otras especies, adem.s de loshombres, poseen un lenguaje, sino sobre si poseen lenguajes que utilicencomo medio de comunicacidn. Ahora bien, el hecho de que los sereshumanos hayan desarrollado lenguajes que pueden servir para comunicarsees interesante, pero no nos dice nada de la verdadera riaturaleza del

lenguaje. La originalidad de Ia especie_humana consiste precisamente enhaber descubier-to este curioso uso adicion para algo que muchas otrasespecies poseen tambiØn, de Ia misma orma que la originalidad de loselefantes consiste en haber descubierto que pueden utilizar su nariz parael curioso propOsito adicional de coger cosas. En ambos casos, el resultadoha sido que algo que Se encuentra ampliamente en otras especies hasufrido una adaptación y un desarrollo notables debido a los nuevos usosa los que ha sido destinado. Sin embargo, que los humanos Ilegaran a laconclusiOn de que el propOsito esencial del lenguaje es la comunicaciOnserla tan absurdo como que los elefantes concluyeran que ci propOsitoesencial de Ia nariz es coger cosas.

El lenguaje no es un medio imprescindible para la comunicacidn: lacomunicaciOn no codificada tambiØn existe. Ni tampoco es necesariamenteun medio de comunicación: existen lenguajes que no se utilizan para lacomunicaciOn. Sin embargo, el lenguaje Si’ es un atributo imprescindible delos ispositivos que se comunican. Dos dispositivos capaces de comunicarseentre bin tienen que ser capaces de representarse internamente IainformaciOn comunicada y, por consiguiente, tienen que tener un lenguajeinterno. En el caso de la comunicaciOn ostensivo-inferencial, este lenguajeinterno tiene que ser suficientemente rico como para representar lasintenciones de otros organismos y permitir complejos procesos inferenciales.

En efecto, para que la comunicaciOn ostensiva sea posible, los disposi-tivos que se comunican tienen que tener un lenguaje interno mÆs rico yunas capacidades inferenciales mÆs potentes que las que generalmente senecesitan para la comunicaciOn codificada. Las abejas no tienen queatribujrse intenciones unas a otras o recurrir a Ia inferencia para comunicarsemediante su cOdigo basado en Ia danza: todo lo que necesitan es unlenguaje interno capaz de representar direcciones y distancias en elespacio. Los organismos simples en ci piano cognitivo pueden practicar lacomunicaciOn codificada, pero sOlo los organismos sofisticados en el pianocognitivo pueden practicar Ia comunicacidn ostensiva. Podria argumentarseque La comunicaciOn ostensivo-inferencjal existe dentro de, y quizs entre,varias especies animales: por ejemplo, dentro de aquelias especies animalesque exhiben conductas de amenaza y que son capaces de disringuir laamenaza del ataque; tal vez entre el perro y el hombre cuando ci perroreconoce las intenciones de su dueflo.

Est claro que los seres humarios tienen un lenguaje interno suficientemente rico como para pern-litir la comunicaciOn ostensivo-inferencjal.Tambin tienen lenguajes externos, como ci swahili o ci espafiol, que, porsupuesto, se utilizan para Ia comunicaciOn. PodrIa arecer LcQnsinre,que djferentes bienpr ostensiOn e inferencia, o bien por codificaciOn y descodificaciOn.

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/y Nosotros hemos sugerido un enfoque diferente ue vamos 7a desarrollar‘ detalladamente en este capItulo: que la unicaci6 ntenciona umana

es qu enguaj:s exte os no codiican a case deinformación que los seres humanos estÆn interesados en comunicar. Lasrepresentaci ‘nticas lingüIsticamente codificadas son estruŁturasmentales abstractas qe deben ser in erencia mente enriquecidas antes de

d gndemteres.Aunque el anÆlisis lingüfstico de un enunciado determina en gran

medida su interpretación, el rasgo ms ilarnativo de la comunicaciónlinguIstica es que puede alcanzar un grado de precisión y de complejidadque raramente se alcanza en Ia comunicaci6n no verbal. Cuando Mariaaspira el aire ostensivamente para dirigir la atención de Pedro hacia el olorde la playa, no hay limite para la cantidad de formas en que Øl puederepresentarse la conducta de ella: podria haber todo un conglomerado deotras posibles interpretaciones, todas ellas de contenido similar y relevanciacomparable. En diferente medida, toda comunicaci6n no verbal escomunicación dØbil en el sentido que hemos definido en el capItulo 1:nunca podemos estar seguros de cu1, de entre una garna de supuestos quehan sido hechos manifiestos por el emisor, es el que Øste tenIa realmenteen mente. Es posible definir en tØrminos generales el conjunto desupuestos que han sido comunicados, pero no es posible enumerarindiviclualmente cada uno de los miembros de dicho conjunto.

En el caso de la comunicación verbal la situación es bastante diferente.En primer lugar, la de un enunciado estÆ determinadapor Ia gramÆtica y no varla de acuerdo con ios intereses o el punto devista de los oyentes. En segundo lugar, esta descripci6n lingüisticaproduce toda una serie de re ntacionesniÆnr.ica&- una por cadasentido de Ia oraci6n enunciada. sem.ntica esunesquema ue ebe ser corn letado e integrado en un supsto sobre lantencionmT ante, y pue e ser tan complj como elha ante se cuide de hacerla. Es mis, generalmente cada sentido esquemÆticoes bastante diferente de todos los demÆs, y puede ser completado enformas bastante distintas. Las distintas interpretaciones alternativas de unestImulo ostensivo no codificado, por ejemplo una aspiración con gesto deaprecio, tienden a formar una gama continua de variantes; por el contrario,

las varias interpretaciones posibles de un enunciado tienden a ser radicalmente diferentes las unas de las otras, de forma que en el momento enque una es elegida las demÆs quedan automÆticamente eliminadas.

Consideremos, por ejemplo, el enunciado 1:

1 Ese es un gallego.

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Supongamos que, sobre la base de un anlisis linguistico de 1 y de unaasignación de referentes contextualmente accesibles, pudiera considerarseque el hablante ha afirmado una de las posibilidades de 2a-d:

2 a Pedro contesta a las preguntas con preguntas.b Roberto contesta a las preguntas con preguntas.c Pedro es natural de Galicia.d Roberto es natural de Galicia.

Resultari’a totalmente extraordinario que estas distintas interpretacioneslinguistica y referencialmente posibles de 1 fueran igual de coherentescon el principio de relevancia. Puesto que cada una de estas interpretacioneses especIfica y claramente distinguible de las demÆs, normalmente eloyente puede saber con certeza cul debe haber estado en la intenci6n delhablante. La comunicación lingüistica es Ia forma de comunicación mÆsfuerte que existe: introduce un elemento de car’ explicito donde lacornunicación no verbal nunca puede ser sinolim licit . De los supuestostransmrti os por un enuncia o, por o menos Os que son expresa OsexplIcitamente si pueden enumerarse.

Por consiguiente, nosotros consideramos que la comunicación verbalimplica dos tipos de proceso de comunicaci6n: uijQj2asado en la codificacióny la descodificación, y elo enlaostensi6n_ylainferencia. El procesode cornunicación codificada no es autónomo: eihrdinado al procesoinfeensiaL El proceso inferencial si es autónomo: su funcionamiento esesencialmente el mismo independientemente de que estØ combinado o nocon Ia comunicaŁión codificada aunque en ausencia de comunicaci6ncodificada Ia ejecuci6n es, generalmente, ms pobre. La comunicaci6ncodificada es, por supuesto, lingüistica: se utilizan seæales acüsticas ogrficas para comunicar representaciones semnticas. Las representacionessemnticas recuperadas mediante la descodificaci6n son iitiles solo comofuente de hipOtesis y de evidencias para el segundo proceso de comunicaciOn,el inferencial. La comunicaciOn inferencial no implica la aplicaciOn dereglas de descodificaciOn de carÆcter especifico, sino de reglas de inferenciade carcter general, aplicables a cualquier informaciOn representada conceptualmente.

Haciendo un inciso: esta concepción de la comunicaciOn verbal tienealgunas implicaciones para el origen de las lenguas humanas. El hecho deque las representaciones semÆnticas de las expresiones de las lenguasnaturales no sean sino meras herramientas para la comunicaciOn inferencialindica que la comunicaciOn inferencial debió existir antes de que sedesarrollaran los lenguajes externos: los lenguajes humanos externos solopueden tener un valor de adaptaciOn para aquellas especies que estØn ya

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usando intensamente la comunicación inferencial. RecuØrdese Ia viejacomparaci6n entre la lengua y el dinero: es verdad que palabras ymonedas se parecen en que ambas derivan su valor de una convención? Anosotros nos gustarla plantear la comparaci6n en tØrminos distintos. Eldinero constituye el niicleo de una economia moderna de carÆcter rnonetario,de la misma forma que el lenguaje constituye el niicleo de la comunicaci6nverbal. Sin embargo, el sistema monetario sólo pudo aparecer en unsistema econ6mico preexistente, y sólo tiene sentido como parte de esesistema. De igual forma, el lenguaje natural humano s6lo pudo aparecer enun sistema preexistente de comunicación inferencial, y s6lo tiene sentidocomo parte de ese sistema. La comunicación verbal es una intensificacióride la comunicación ostensivo-inferencial.

2. La comunicación verbal, explicaturas e implicaturas

Un enunciado es una modificaci6n perceptible del entorno fisico.Como tal, hace manifiestos una serie de supuestos. Supongamos, porejemplo, que Maria enuncia ci sonido complejo transcrito en 3:

3 [seaenfriar]

Esto hace manifiesto para Pedro un conjunto de supuestos {A} quepodrIan incluir, entre muchos otros, los supuestos 4a-e:

4 a Alguien ha producido un sonido.b Hay alguien en casa.c Maria est en casa.d Maria ha hablado.e Maria estÆ af6nica.

Si algunos de los supuestos 4a-e son relevantes para Pedro, entoncesprobablemente Ia conducta de Maria sea relevante simplemente porhaberle hecho manifiestos estos supuestos. En este caso, las propiedadeslinguisticas, y en particular las propiedades semnticas de Ia oraciónemitida, no contribuyen a la relevancia. Un carraspeo para aclarar lagarganta podrIa haber sido exactamente igual de relevante para Pedro, o lohabrIa sido incluso mis, dado que habria conseguido los inisnos efectossin necesidad de ningin procesamiento linguistico.

El conjunto de supuestos {A} que ha sido hecho manifiesto por Iaconducta de Maria tambiØn incluye 5:

5 Maria ha emitido la oraci6n <<Se va a enfriar.>’

En condiciones apropiadas, un supuesto de la forma de 5 se construiriade forma automtica. Incluso en malas condiciones aci.’isticas, un estImulofonØtico en Ia iengua nativa del oyente se analiza automxicamente comoejemplar de una particular estructura lingiiIstica: {sef3aenfriar] se analizacomo <<se va a enfrian>. Esta información podria ser filtrada y descartadaa nivel inconsciente, pero mientras Se cumplan determinados niveles declaridad y de prominencia aciistica la seæal fonØtica se analizarÆ automticamente y se le asignarÆ una representaci6n sem.ntica o en caso deambiguedad, varias re resenta jones semnticas, haciendo maxiifiiunsupuesto con la orma de 5.

Dicho de otro modo, un estimulo F ncadena unçoautomatico e descoificacion. Al igual que no podemos elegir ver los ob

en bianco y negro en lugar de en color, al igual queno podemos elegir no oIr una pistola que alguien dispara cerca de nosotros,tampoco podemos elegir oIr un enunciado en una Iengua que conocemoscomo una mera secuencia no analizada de sonidos. AutomÆricamertterecuperamos su representación semntica, aunque lo hayamosoIdiic

como mues-tran pr rciifiºt1Imk7inzura1 aunque noseamos conscientes de haberlo oido en absoluto El sistema de descifTaion

de los sistemas perceptivos Ireflejos de carilcter automtico, como el oido y la vista. En tØrminos deFodor 1983, que desarrolla este tema en profundidad, se trata de unsistema de aducto y no de un sistema central de procesamiento. y esta esuna de las razones de que haya sido relativamente asequible para el estudio.Esto sugiere, a su vez, que si Ia comprensión se define como un proceso deidentificación de la intención informativa del hablante, Ia descodificaci6n unguIstica no ser tanto una arte delp e e ver a ero trabao de comprender, algo que simpiemente proporcio a ucto para ia parte p proceso de comprension.

La comunjcaci6n verbal nunca se alcanza meramente mediante ladescodificaci6n automtica de seæaies lingüIsticas. Dicha descodificaci6n seproduce incluso cuando es manifiesto que no se estÆ realizando ningdnintento de comunicación: por ejemplo, cuando casualmente se oye a unactor que estÆ realizando ejercicios de voz. TambiØn se produce cuando Seutiliza un enunciado para comunicar información que no guarda ningunarelaci6n con su contenido semÆntico, como en el siguiente diÆlogo:

6 A: Ha funcionado tu tratamiento para la tartamudez?B: Tres tristes tigres comIan trigo en un trigal.A: Pero eso es estupendo!B: Si, p-pero e-es a-a-lgo que no d-dig-g-o m-muy a m-mm-menudo.

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Para comunicar que el tratamiento ha funcionado bien, la primerarespuesta de B no <dice que ha funcionado, sino que ofrece una pruebadirecta de que es asi. Hablando en sentido estricto, este no es un caso decomunicacidn verbal, y cae fuera del mbito de Ia pragmtica. Lacomunicacidn verbal empieza propiamente cuando un enunciado, como lasegunda respuesta de B, es escogido manifiestamente por el hablante porsus propiedades semÆnticas.

En otras palabras, Ia comunicación verbal empieza propiamente cuandofi se reconoce no que el hablante estÆ sencillamente hablando, ni tampoco

que estÆ simplemente comunicÆndose al hablar, sino que le estÆ diciendoalgo a alguien. La mayoria de los enunciados cumple este requisito, porsupuesto, y una explicación adecuada de la comunicación verbal tiene queexplicar por quØ. Una manera de explicarlo consiste en suponer que laspersonas aprenden o estn equipadas de forma innata con unas reglaspragmÆticas mÆs o menos especificas cuya funcidn es que los enunciadossolo se utilicen para Ia comunicaciOn en virtud de sus propiedadessemnticas2. Sin embargo, esto deja sin explicar excepciones como 6.

Una explicación mÆs simple es la que se desprende del principio derelevancia. Iecuerdo con Ia teoriacorrecta de tfn estimuloostensivo La ‘mera i ‘ ccesiblecFi i io e relevancia. Para Ia mayorIa de los enuncidosse tratarÆ de una interpretaclon asada en las propiedades semÆnticas:generalmente, las demÆs propiedades del enunciado no son suficientementerelevantes como para proporcionar una interpretaciOn coherente con elprincipio de relevancia. En casos aislados como el de 6, las propiedadessemnticas no proporcionan una interpretación apropiada, mientras queocras propiedades en este caso propiedades actisticas, sI lo hacen. Porconsiguiente, el principio de relevancia explica tanto los casos corrientesde interpretaciOn de enunciados basados en la semÆntica como las excepciones ocasionales.

Supongamos que la conducta de Maria sea un caso corriente decomunicacidn verbal, es decir, que haga manifiesto el supuesto 7:

7 Maria le ha dicho a Pedro ><Se va a enfriar>.

Puesto que decirle algo a alguien es un caso de comunicaciOn ostensiva, elcon;unto de supuestos 1A que ha hecho manifiesto el enunciado de Mariaincluye tambiØn 8:

8 Existe un conjunto de supuestos {i} que Maria quiere hacer manifiestopara Pedro diciØndole <Se va a enfriar>.

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Ahora podemos describir la tarea del oyente de dos maneras. Unaconsiste en decir que el oyente tiene que encontrar en {A} un supuestomutuamente manifiesto de la forma de 9:

9 El hablante quiere hacer manifiesto i}.

Sin embargo, supongamos que el hablante ilega a cumplir no solo suintencjdn comunicativa, sino tambiØn su intencidn informativa, tal comoocurrir si el oyente le comprende y confia en Øl suficientemente. En ese*caso, i}, el conjunto de supuestos comunicado por el enunciado, serÆ unsubconjunto de A}, el conjunto de supuestos puesto de manifiesto por elenunciado. Entonces La tarea del oyente podrÆ describirse de otra manera:el oyente tiene que decidir quØ supuestos de {A} serÆn tambiØn, en caso deque el hablante Sea digno de confianza, miembros de {I}: es decir, tienequdecidir cuÆles de los supuestos gue

queellab!g1te g1erIa hacer1os

Normalmente, el conjunco [I} podria incluir supuestos como lOa-e.

10 a El enunciado de Maria es Optimamente relevante para Pedro.b Maria ha dicho que Ia cena se Va a enfriar.c Maria cree que la cena se va a enfriar muy pronto.d La cena Se va a enfriar muy pronto.e Maria quiere que Pedro venga y cene inmediatamente.

El objetivo de la ra ‘rica consiste en explicar cOmo puede Ilevarse acabo a t oyente, cal como la hemos descrito arriba: cOmo puedeidentificar un conjunto [I}, por ejemplo 10, utilizando como premisasuna descripcidn de La conducta del hablante, por ejemplo 7, y ademsinformacjdn contextual.

La tarea del o ente im lica una Serie d_ arasjnfrencjales.primy consiste en asigI enunciaouna_forma proposicionalnica.Esto implica s lmbiüedad de la oracidn miida, es decir,seleccionar una de las representaciones semÆnticas asignadas a Østa por Ia 4gramtica. En este caso, hay que seleccionar un solo sentido de enfriarse>>ponerse frIo o resfriarse. Sin embargo, la recuperación c1 una formaproposicional ünica implica algo mÆs que la desambiguaciOn. Es necesarioasignar un referente a cada expresidn que establezca una referii7como

Hay que especificar mÆs Ia contribución detØrminos imprecisos como <va a>> por ejemplo, afiadiendo muy pronto ennuestro ejemplo. En otras palabras, para que una representaciOn semÆnticapueda proporcionar Ia forma proposicional expresada por el enunciado es

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necesario seleccionarla, compietaria y n i uecerla de stintas formas.Esta tarea es de caricter inferencial, esto es irre atible. Sin embargo, haymuy poco en la bibliografla pragmitica que explique c6m9 se ileva a caboaparte del comentario de que las mÆximas de Grice y el conocimientomutuo podrian ayudar3. Ademis, suele subestimarse la complejidad de latarea: Se la considera una simple cuestión de elegir un solo sentido ysola referencia de entre un conjunto limitado de aiternativas. El hecho deque con frecuencia sea necesario eririquecer las formas 16 icasgeneralmentese pasa por alto; no se diiiuna exp icaci6n de c6mo puedectuarsedicho enriquecimiento.

Supongamos que Pedro ha decidido que <se>> se refiere a la cena, que<<va a>> se refiere ai futuro inmediato, y que <<enfriar>> significa ponerse frIo.En otras palabras, ha decidido que Ia forma proposicional expresada por elenunciado de Maria es lOd:

10 d La cena se va a enfriar muy pronto.

Un enunciado hace aigo mis que expresar una forma proposicionalexpilcita: expresa esta forma en un modo !ingüisticamente determinado.Por ejemplo, si el nciado de MarIa 3 tiene una entonación descendente,se tratari de u mod enunciativo: sen el caso de <<decir que>>. Si tiene unperfil de entonacion ascendente, se tratarÆ de un modo interrogativo: senci caso de <<preguntar si<<. El modo esti codificado !ingüIsticamente, perode la misma manera que la forma lógica de un enunciado determinaparcialmente la fonma proposicional expresada, asI el modo de un enunciadodetermina parcialmente Ia actitud proposicional expresada. Una de lassubtareas del oyente, una vez mis de caricter inferencial, consiste enidentificar dicha propQionai.

Uria vez que ha identificado la forma proposicional de un enunciado yci modo expresado, el oyerite esti en posición de identificar otro miembromis de {I} es decir, ademis de la presunción de relevancia en si misma:ci supuesto de que ci hablante ha expresado esta determinada formaproposicional en este determinado modo. Por ejemplo, supongamos que cienunciado de Maria esti en modo enunciativo. Entonces sen mutuamentemanifiesto que Maria queria que lob fuera manifiesto para Pedro; enotras palabras, se puede infenir que lob es un miembro de 1]:10 b Maria ha dicho que la cena se va a enfriar muy pronto.

No obstante, un oyente puede recuperar lob y seg1ir sin saber quactitud proposicional queria comunicar Maria, y sin saber esto senincapaz de decidir quØ queria comunicar ademis del propio supuesto

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lob. En particular, aunque Maria haya dicho que Ia cena se va a enfriarmuy pronto, no tiene por quØ estar ajirmando que ia cena se va a enfriarmuy pronto. Afirmar que P impiica comunicar que se cree que P. Sinembargo, en ci sentido dØbil de <<decir que>> que corresponde ai modoenuniciativo, se puede decir que P Sin comunicar que se cree que P. Porejempio, al decir que P, Maria podria estar habiando metafóricamente oirónicamente, en cuyo caso no comunicania que cree que Ia cena se va aenfriar muy pronto.

Ademis, afirmar que P implica aigo mis que simpiemente comunicarque se cree que P. Por consiguiente, Maria podria comunicar que cree quela cena se va a enfriar muy pronto sin afirmarlo de verdad. Supongamosque lOc fuera un miembro de I:

10 c Maria cree que la cena se va a enfriar muy pronto.

Un hablante que comunica que cree que P no comunica automiticamenteque P. Por ejemplo, supongamos que sea mutuamente manifiesto quePedro cree que la cena va a seguir caiiente durante todo ci tiempo quetarde en terminar lo que esti haciendo, y que no tiene ninguna raz6n paraconfiar mis en Ia opinion de Maria que en Ia suya propia. Entonces, Mariano podri haber pretendido que su enunciado alcance relevancia ai hacermanifiesto para Pedro que la cena se va a enfriar muy pronto, sino sóio a!hacer manifiesto que ella cree que se enfriari.

Trataremos los probiemas de la de Iaiiocutiva en las secciones6y7. Vani -a--uponer, por ci momenjo, que

queria comunicar a la vez que ella cree quela cena va a enfriarse muy pronto y que la cena va a enfriarse muy pronto.En otras palabras, vamos a suponer que es mutuamente manifiesto queMaria quiere que Pedro infiera lod de lOc:

10 d La cena se va a enfniar muy pronto.

A los enunciados que cumpien esta cdic-i4*i.,..s decir, Ia de comunicar suorma proposicion , vamos a amar irmaciones o aserciones corrientesordinary assertions.

Supongamos ahora que de lcd, junto con información mutuamentemanifiesta, pueda inferirse lOe:

10e Mariauque Pedro venga y cene inmediatamente.

Sg1os, ademis, que sea mutuamente manifiesto que es iimpicaci6ncontextuaTi lOe ia que hace que ei entero enunciado sea suficientemente

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relevante para que a Pedro le merezca Ia pena procesarlo. Entonces, podrÆinferirse que lOe es un miembro de [I, y que iCe estÆ comunicado porel enunciado de Maria.

No obstante, existe una diferencia notable entre Ia forma en que seidentifican lOb-d por una parte y iCe por otra. Los supuesto lOb-dincluyen como subparte una de las formas lógicas codificadas por elenunciado. Estn construidos inferencjplmente iiti1jzndo nformaci6ncontextual para completar yece safQr 9ypa forma

desüuesto queAQzn1ahpenteexpresa una c.titadhacia ella.Vmos a denominar a este proceso de construcción de supuestos desarrollode una forma lógica. iCe, por el contrario, no es un desarrollo de una delas formas Idgicas codificadas por el enunciado: est construidosobrelabase de información contextual y, en particular, mealante el desarrollo dees4üŁthas dº süpuest recuperados de la memoiia encic1opdica. Porejemplo, Ia memoria enciclopØdica de PedropodrIa contener toda una ideade Ia situación <<cena en casa>>, incluido el esquema de supuesto 11:

11 Maria quiere que Pedro venga y cene en el momento m. [mmomento en que Ia cena todava estÆ caliente]

Nosotros consideramos que la diferencia entre lOb-d por una parte yICe por otra consiste en la diferencia entre comunicación explicita ycomunicacidn implIcita. Definimos:

12 Exp1icitdUn supuesto comunicado por un enunciado E es explz’cito si y solo sies un desarrollo de una forma lógica codificada por E.

En analog ía con -

comunicados ex<frcaturas. Todo supuesto comunicado, pero no de formaexplicit stTiipiTcitamente comunicado: es una implicatura. De acuerdocon esta definición, los estImulos ostensivos que no codifican formaslógicas tendrÆn, por supuesto, solamente implicaturas.

Este concepto clasificador de la explicitud se presta de una formacompletamente natural a una interpretación comparativa. Una ljcatura Ies una cOrflblnaclón de ragps cQnCe2tual JinguIsucamente codificados ycontextualmente..jnferi Cuanto menor sea la contribucion relativa delos rasgos conceptuales ms explIcita ser la explicatura, y viceversa. Laexplicitud, asi entendida, es a Ia vez clasificatoria y comparativa: unsupuesto comunicado es o bien una explicatura o bien una implicatura,pero una explicatura es explIcita en mayor o menor grado.

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Esta no es una forma convencional de trazar la distinción entre el<<contenido> explicito e implicito de un enunciado. Desde un punto devista ms tradicional, el contenido explIcito de un enunciado es unconjunto de supuestos descodificados y el contenido implIcito un conjuntode supuestos inferidos. Puesto que estamos afirmando que ning.’1n supuestoes simplemente descodificado y que Ia recuperación de cualquier supuestorequiere un elemento de inferencia, nosotros no aceptamos que la distinciónentre explicito e implicito pueda trazarse de esta manera.

Grice ye las cosas de una forma bastante diferente. Para Øl, recuperarel contenido explIcito de un enunciado equivale aparentemente a recuperarlo que podriamos liamar la forma proposicional y la actitud proposicionalexpresadas; cualquier otro supuesto comunicado por el enunciado, ya seadescodificado o inferido, es una implicatura. Las implicaturas descodificadasson lo que Øl llama <<implicaturas convencionales>>; las implicaturas inferidasson las implicaturas <<no convencionales>>, de las que las ms conocidas sonlas famosas <<implicaturas conversacionales>>. Nosotros dirlamos que noexisten implicaturas convencionales en el sentido de Grice, pero no es Østanuestra principal objecidn a su forma de trazar la distincidn entreimplicito y explicito.

El principal inconveniente de la distinción de Grice no tiene que vercon la caracterizacidn de las implicaturas, sino con Ia caracterizacidn de lanoci6n de explIcito. En primer lugar, Grice no prevØ el tipo de enriquecimiento de una forma lógica que se produce, por ejemplo, al interpretar<<Va a>’ como va a ... muy pronto; trata otros casos comparabies a Øste, porejemplo Ia interpretacidri de <<y>> como y entonces en algunos contextos,como casos de implicatura. La mayorIa de los pragmatistas que siguen aGrice dan sin mÆs por sentado que cualquier aspecto pragmÆticamentedeterminado de Ia interpretacidn de enunciados, salvo la desambiguación yIa asignación de referente, es necesariamente una implicatura. En realidad,trabajos recientes han demostrado que una serie de problemas queplanteaba el anlisis clsico en tØrminos de implicaturas se resuelven a!reanalizar las <<implicaturas>> como aspectos pragmticamente determinadosdel contenido explIcito.

En segundo lugar, Grice apenas habla de cómo se comunican lasactitudes proposicionales, y no est claro quØ considerarIa Øl <<explicito yquØ considerarIa <>implicito>> en este mbito. En tercer lugar, no tienenoción de que haya grados de explicitud. En tØrminos generales, nosotroscreemos que el lado explicito de la comunicación es ms rico, mÆsinferencial y, por consiguiente, ms digno de investigaci6n pragmtica delo que creen la mayorIa de los pragmatistas que siguen la tradición deGrice.

En las dos secciones siguientes mostramos cómo da cuenta la teorla de

227

j

I

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L relevancia de la recuperaci6n de la forma proposicional de un enunciadosecci6n 3 y de sus implicaturas secckn 4. En bien de la sencillez denuestra exposici6n, examinarernos s6lo afirmaciones corrientes, es decir,enunciados que comunican su forma proposicional. En las secciones finalesde este capfrulo extenderernos nuestro plantearniento de forma general aotras clases de enunciados.

3. La identificación de hi forma proposicional

Laprimeratarea del oyente a la hora I erar las xlicaturis deunenuncjado consiste en identificar su forrna prQosiciQnal. En estasecci6i varnos a describir esta tarea con mis detalle y varnos a mostrarc6mo Se ileva a cabo. Limitaremos nuestra atención a las afirmacionescorrientes, en las que la forma proposicional del enunciado es en sc mismauna explicatura.

La tarea consiste, por supuesto, en identificar la forma proposicionalcorrecta, y lajQrproposicionalorrectaeslaqueeabaenlajntflcjfldel hablante. No obstante, este no puede ser el criterio que utiliza elºpara identificar Ia forma proposicional correcta: si ya conociera la

intención del hablante, no le quedarla ninguna tarea de identificación porhacer. Cuil es el criterio que utiliza el oyente para seleccionar Ia formaproposicional correcta? Aunque existe una cnsiderable cantidad de bibliografia sobre ‘cfesarnbiguacin y asignacidn de refere nadie ha planteadonunca esta preguiita Łriarnente. Lsestudios-expementaIes sobre desambiguacidn dan sencillarnente por sentado que normalmente hay un solosentido de un enunciado que aparentemente podria haber estado en IaintenciOn del hablante; no se hace ningiIn intento de explicar por quØ. Losobjetivos de los psicolingüistas que estudian la desambiguacidn son otros:no quiererl describir el criterio empleado en Ia desarnbiguaciOn, sino elprocedirniento mediante el que se consigue.

Cabe preguntarse si Ia respuesta podrIa ser sencillarnente que la formaproposicional correcta es la que se obtiene siguiendo un determinadoprocedirniento de la misrna manera que el resultado correcto en unamultiplicaciOn es el que se obtiene aplicando un deterniinado algoritmo.La existencia de los Ilamados enunciados garden-path constituye unaprueba fehaciente de que no es asi. Consideremos un ejemplo de Østos,13, con us posibles interpretaciones 14a-b5:

13 CornprO pasteles y vino antes de corner.14 a Comprd pasteles, y vino a casa antes de corner.b Cornpró pasteles y comprO vino antes de corner.

228

j

Cuando 13 se procesa de forma aislada el proceso de desambiguaciOnnormal favorece Ia interpretaciOn 14a. Sin embargo, el que se prosiguieracon 15 obligarfa a hacer una nueva interpretaciOn:

15 El vino era un Rioja excelente.

Lo que sugiere esta clase de enunciados es que el resultado del procedirniento de desambiguacidn normal no se acepta autorniticarnente como laforma proposicional correcta. Se rechaza cuando no satisface algiin criteriodeterminado, que atm esti por definir.

Al final del captulo 3 hemos sugerido cuil podrIa ser el criteriogeneral para la interpretaciOn de un estmulo ostensivo: Ia interpretaciOncorrecta es la que es coherente con el principio de relevancia. Esto sugierea su vez un criterio para identificar la forma proposicional de unenunciado: Ia forma ro osiciona a--esJtque conduce aun-’interpretaciOn genera coherente con el principio de ref nciiEi ºs la

explicaturasrecuperadas mediante los procedimientos normales de desambiguaciOn apartir de 13, es decir, la primera parte del enunciado general, noconducen a una interpretaciOn coherente con el principio de relevancia ,

cuando 15, la segunda parte del enunciado, se torna tambiØn en cuenta.Por consiguiente, lo que nosotros sugerimos es que Ia forma proposi

cional que el oyente tendrIa que estar interesado en recuperar es la que escoherente con el principio de relevancia. La siguiente pregunta es quØprocedimiento general podrIa utilizar el oyente para identificar las formasproposicionales que cumplen este criterio. Una vez mis, tambiØn aqui elperfil de Ia respuesta nos lo sugiere con fuerza el principio de relevancia.En cada una de las etapas de la desambiguaciOn, la asi nación de referente

r la solucidn que imp i uun es uerzo menor, y soo deberfaabandonarla en caso e gue nopro u erpretaciOn coherente con el principio de relevancia.

Seguidamente, vamos aexaminar por separa o s tres su tareasimplicadas en la identjficaddndeiaforma proposicional: Ia desambiguacióla asignación de referente y el ri ueci to. Un prob ema on e quenos encóntramos inme iatamente es que no podemos evitar utilizarejemplos artificiales. Cuando se proporciona un ejemplo artificial, porejemplo dentro de una discusión teOrica o en una situacidn experimental,es procesado y comprendido fuera de todo contexto naturaL Esto nosignifica que sea procesado y comprendido fuera de todo contexto. Enprimer lugar, da acceso a iriformacidn enciclopØdica sobre los objetos y losacontecimientos a los que hace referencia, y, a partir de aqul, tambiØn daacceso a toda una gama de contextos potenciales de tipo corriente; en

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segundo lugar, el autor de la teorIa o del experimento pueden proporcionaralgunos elementos de un contexto natural describiendo un escenario,pidiendo al individuo que imagine un enunciado anterior, etc.

Aun as, a la hora de evaluar Ia relevancia los ejemplos artificialestienden a favorecer la consideraci6n del efo frente a Ia consideracióndel e ecto. A falta de limitaciones contextuales reales o de limitacionesespecia mente establecidas por el autor, los oyentes construirÆn automÆticamente un contexto que produzca la interpretaci6n coherente con elprincipio de relevancia que requiera menos esfuerzo. Por consiguiente,serla fcil concluir, sobre la base de ejemplos artificiales, que Ia determinaci6n de la forma proposicional estÆ totalmente determinada por unprincipio de mInimo esfuerzo. La existencia de enunciados garden pathcomo 13 deberia impedirnos cometer ese error.

Aunque el esfuerzo es s6lo uno de los dos factores que participan enla evaluación de lii relevancia, se trata de un factor que realmente merecela pena estudiar, y aqul tenemos una ventaja por cuanto en cierta medidaqueda aislado por los ejemplos artificiales. Estamos dando por sentadoque Ia identificación de la forma proposicional implica dos mecanismosmentales: un m6dulo linguistico de aducto y una destreza inferencialcentral. Cual es ia iTion entre ios dos mecanismos y como afecta eleIzo realizado por cada uno de ellos al esfuerzo de procesamientoglobal? En un sentido m.s especifico, Ia cuesti6n es si el módulolingüistico de aducto construye todas las posibles representaciones semÆnticas de una oración, de las que luego una es seleccionada por los procesoscentrales, o si construir las distintas representaciones semÆnticas de unaoraci6ri exige un mayor o menor esfuerzo por parte del m6dulo deaducto, de forma que primero construye Ia mÆs fÆcil y solo construye unasegunda si la primera es rechazada, y asi sucesivamente. En otras palabras,cómo se descartan las interpretaciones equivocadas>?

No vamos a responder a estas preguntas en el piano puramenteespeculativo de Ia presente discusión. La considerable cantidad de pruebasexperimentales de que ya se dispone no son concluyentes, a juzgar por losdebates que han provocado6. Lo que si se puede decir a five1 especulativoes esto: Ia eiiminaci6n de todas las interpretaciones menos una no es unproceso consciente, 10 que indica fuertemente que se trata de un procesorelativamente perifØrico. Por_otra parte, lo que hace que una intepciónsea <<correcta>> y otra <<equivocaes lEa información contextual: en el caso

decarÆcter general.

Consideremos 16, por ejemplo:

16 El niæo dejó la pajita en el vaso.

230

Esto podria significar, en el espaiol corriente de Espaæa, 0 bien que elniæo dejó en el vaso una paja de sorber, o bien que dejó en el vaso el tallode un cereal. A falta de un contexto especifico, se seleccionaria Iainterpretaci6n paja de sorber. Por qua?: a five1 puramente lingüistico nohay razones para suponer que el sentido de tallo de cereal de la palabra<pajita>> sea menos accesible que el sentido de paja de sorber; porconsiguiente, no hay razdn para preferir ninguna de las dos interpretaciones.La seiecci6n implica, claramerite, factores contextuales.

Un niæo bebiendo de un vaso con una pajita es un estereotipo quenosotros damos por supuesto como hacen la mayorIa de quienes trabajanen el estudio de la organización de la memoria, que estÆ grabado enforma de un bloque individual, archivado en una ubicación individual dela memoria, y at que se tiene acceso como unidad individual. Dichobloque constituye un contexto enciclopdico altamente accesibie, en elque Ia interpretación paja de sorber de 16 puede procesarse con un costemInimo. Por supuesto, nada impide que un niflo deje tallos de cereales enun vaso, 0 que un hablante decida informar de dicho acontecimiento. Sinembargo, el contexto enciclopØdico necesario para procesar esta informaci6nseria menos accesible que el contexto necesario para procesar la interpretación paja de sorber de 16: no estarla almacenado como un solo bloque,sino que habrIa que derivarlo reuniendo informacidn sobre niæos y vasospor un lado y tallos de cereales por otro. De aqul que Ia interpretaciónms accesible de 16, paja de sorber, sea tambiØn, una vez recuperada, mÆsfcil de procesar.

Si suponemos, con Fodor 1983, que los módulos de aducto no tienenacceso a la información enciclopØdica general, los ejemplos como 16parecen implicar que el módulo de aducto tiene que construir todas lasrepresentaciones semnticas de un enunciado, y que las equivocadas soneliminadas, despuØs de todo, a nivel central. No obstante, la relación entremódulo de aducto y procesos centrales no tiene por quØ ser tan simple:por ejemplo, el m6du!o de aducto podria construir todas las interpretacioneslinguIsticamente posibles del primer constituyente de Ia oración y someterlasal mecanismo central, que, cuando fuera posible, elegiria una de ellas einformarIa a! módulo linguIstico de su elección. En consecuencia, losprocesos de descodificaci6n del módulo quedarIan parcialmente inhibidos,y Øste conservaria solamente las interpretaciones del constituyente siguienteque fueran lingiiisticamente compatibles con Ia interpretación del primerconstituyente que ha sido seleccionada, y as1 sucesivamente. Concibiendode esta forma la interacción del m6dulo de aducto y de los mecanismoscentrales, sigue siendo cierto que el módulo no tiene acceso a lainformación enciclopØdica contextual; sin embargo, los factores contextualespueden afectar a sus procesos de forma puramente inhibitoria [haciendo,

r3i

Lj

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por ejemplo, que Ia interpretación 14a se presente antes que 14b; ver lanota 5 stipra; T.].

Las hip6tesis de desambiguacidn se recuperan por descodificacidn y seevaldari inferencialmente. Normalmente, las hipdtesis sobre el referente delas expresiones referenciales que se deseaba indicar no pueden recuperarsesolo por descodificaci6n. Para construir una hipdtesis sobre el referentede <<eso>> en 18 el oyente tiene que utilizar no sOlo informaciOnlinguIstica, sino tambiØn informaciOn no linguIstica:

18 9se va a enfriar.

LinguIsticamente, la Onica limitacidn para ci referente de <<eso>> es que nodeberla referirse a un ser humano. Esto deja a! oyente una gama ilimitadade referentes para elegir.C6mo deberla construir y evaluar ci oyente las hipOtesis inferenciales?

Dado ci principio de relevancia, primero tendria que considerar elcontcxto inmediato y ver si alguno de los conceptos de entidad no}iumana representados en dicho contexto presenta una forma proposicionalcoherente con el principio de relevancia cuando se lo sustituye por <<eso>>;en caso de que no, deberla ampliar ci contexto y repetir ci procedimiento.Puede que esto suene bastante engorroso, pero en la prÆctica puede serbastante sencillo. Supongamos que ci oyente sabe que la cena estÆ en lamesa y se pregunta si permaneceri cahente mientras Øl terrnina de escribiruna carta: entonces ya habrÆn sido deducidas todas las implicacionescontextuales de 18, y sOlo seri necesario reforzarlas para que produzcanun bloque inmediatamente accesible de efectos contextuales. En ese caso,ci oyente no tendrIa probiemas para verificar La cerza como posiblereferente para <<Eso>>, o para comprobar que Ia interpretaciOn generalresultante es coherente con ci principio de relevancia. Esta es Ia clase desituacidn en Ia que 18 resultarIa ms apropiado. Si ci contexto inmediatono produce un referente adecuado para <<eso>>, ci oyente podria aæadir alcontexto las entradas enciclopØdicas de los distintos contextos que tienenenfriar como entrada lØxica. Uno de los esquemas altamente accesibles queproporcionarlan estas entradas versarla sobre ci hecho de enfriarse lacomida. La relevancia de Ia interpretaciOn resuitante podria comprobarsefÆcilmente.

Una creencia muy extendida es que si se eliminan todos los sentidos deuna oracidn menos uno y se asignan referentes a sus expresiones referenciales, la combinacidn resuitante de senticlo y referencia corresponder auna Onica forma proposicional. Nosotros hemos disentido de esta opiniOn.Consideremos 19:

19 El gato es pequeæo.

Supongamos que <<gato>> se entiende en sentido zoolOgico, que <<El gato>>se refiere a un gato determinado, y que ci tiempo presente <<es> se refierea un tiempo determinado. Entonces se sucic afirmar que 19 puede serverdadero o falso; expresa una tinica forma proposicional. Es posible, peroque hay de 20-21?

20 El gato de Pedro es pequeæo.21 El gato es demasiado pequeæo.

El gato de Pedro>> podrIa referirse a! gato que tiene Pedro, al gato que haelegido Pedro, a! gato que se ha encontrado Pedro, al gato que hamencionado Pedro, etc. Cuesta creer que ci genitivo sea ambiguo y quetenga tantos sentidos cuantas relaciones pueda denotar, o que todas esasrelaciones caigan bajo una dnica definiciOn que serla ci i.nico significadoexpresado por el uso dci genitivo en todas las ocasiones. Se dirla, mÆsbien, que Ia interpretacidn semÆntica de una oraciOn con un genitivo delque se hayan eliminado las ambiguedades y las indeterminaciones referenciales es aigo quc todavIa no liega a ser plcnamente proposicionai. Hacefa!ta Ia informaciOn contextual para resolver lo quc deberla considerarse,mÆs que como ambiguedad, como una faitadcpicnitudsemnticadelenitivo.

e igual forma puede argumeratarse que un adverbio como <<demasiado>>es semnticamcnte incompleto. Un gato es demasiado pequeæo para algo.Si no sabemos quØ es ese algo, cntonces no sabemos dci todo quØ Sepretende expresar ai utilizar <<demasiado pcqueæo>>. 21 es una oraciónperfectamente gramatical de Ia Iengua espafiola. Sin embargo, Ia combinacidnde uno de sus sentidos con unos referentes fijos corresponde a una gamainfinita de formas proposicionales. Una vez mÆs, pueden aplicarsc y sehan aplicado a menudo argumentos semejantes a adjetivos graduablescomo <<pcqueæo>> en 20: cs ci gato pequeflo para ser un gato aduito,pcquc?io para ser un gato dc su edad, pequefio para cazar ratoncs...? YademÆs, cxpresaria <<pequeæo>> un sentido compieto si no hubiera unaescala de referencia?

Ejempios como 20-21 indican fucrtemente que la brecha que existeentrc rcprcsentaciones semÆnticas y formas proposicionales no puedecerrarse simpiemente con la desambiguaciOn y la asignaciOn de referente. /Bastante a menudo, las representaciones semÆnticas tambiØn nccesitan serenriquccidas. Se trata, por supuesto, de una tarea inferencial. Consideremos22:

22 LlevarÆ aigt’in tiempo arreglarte ci rcloj.

-

232 233

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La interpretación de este enunciado recuperable mediante Ia descodificacidn

y la asignación de referente es una perogrullada y, por consiguiente, es

irrelevante. Es evidente que arreglar relojes es un proceso con una

duracidn temporal, y un hablante que observe el principio de relevancia

tiene que haber querido expresar algo mÆs que lo simplemente evidente.

En general, habria que interpretar que lo que transmite un enunciado con

la forma de 22 no es Ia perogrullada dç que el trabajo en cuestión llevar

algin tiempo, sino que llevarÆ una cantidad de tiempo que serIa relevante

subrayar, es decir, que llevar mis tiempo de lo que uno se esperaria

normalmente. Supongamos que siempre llevo mi reloj a la misma relojeria

y que normalmente tardan una semana en arreglarlo. Entonces, si el

hablante de 22 es consciente de estos hechos, habrÆ que entender que

estÆ diciendo que la reparación llevar mÆs de una semana. Cuanto mÆs

precisas sean las expectativas, con mayor precision poddn concretarse las

intenciones del hablante.Esta siruación estÆ prevista en la teorIa de la relevancia en Ia forma

habitual: un enunciado, al igual que cualquier otro estimulo ostensivo, es

una prueba de la intenciOn informativa del emisor. El hecho de que active

determinados conceptos y, en el caso de los enunciados, una determinada

forma ldgica, da razdn para suponer que por lo menos algunos de los

supuestos que el emisor desea hacer manifiestos contienen esos conceptos

esa forma lógica. La forma lOgica de un enunciado, en particular, es un

- esquema de supuesto. La presencia de tØrminos sem.nticamente incom letos

o manifiestamente imprecisos es nacarain icacion e d6nde podria<algiin tiempØr22 se trata de

encontrar el piniŁr Ønriquecimiento accesible- del concepto que vaya a

producir una interpretaciOn suficientemente relevante como para ser

coherente con el principio de relevancia. El <algiin tiempo>> en cuestidn

podria ser por lo menos un segundo, por lo menos una hora, por lo

menos una semana, etc., y cada una de estas interpretaciones seria un

enriquecimiento de la anterior en el sentido de que contiene Ia misma

informaciOn y ademÆs informaciOn adicional. En este caso, el primer

enriquecimiento accesible coherente con el principio de relevancia es el

que especifica que el tiempo que llevarÆ arreglar el reloj es por lo menos

ms del que se esperarIa normalmente.De igual forma, comparemos 23 y 24:

23 He desayunado.24 He estado en el Tibet.

Lo que puede recuperarse de estos enunciados mediante la descodificaciOn

y la asignación de referente es que el hablante ha desayunado, o ha estado

234

en el Tibet, en alg’in momento dentro de un perIodo de tiempo anteriora su enunciado. En Ia vida real, se esperaria que un oyente establecieraalgiin supuesto ms o menos especifico sobre la longitud de dichoperIodo. Para ello le guia el hecho de que ha sido comunicada unapresunciOn de relevancia. En el caso de 23, por ejemplo, normalmente noharia falta decir que el hablante ha desayunado en alg’in momento de suvida. Si quiere que su enunciado sea manifiestamente relevante, tiene quequerer hacer manifiesto que ha desayunado en un momento suficientementereciente comO para que merezca la pena hacer esa observaciOn: porejemplo, en un momento suficientemente reciente como para que nonecesite volver a corner inmediatamente. En el caso de 24, por elcontrario, el mero hecho de que el hablante haya visitado el Tibet enalgtin momento de su vida serla suficientemente relevante, y, a falta deinforrnaciOn mÆs especifica, Østa es la interpretaciOn que seria coherentecon el principio de relevancia.

Vamos a mostrar de manera informal cdmo Se combinan la desambiguaciOn, la asignacidn de referente y el enriquecimiento, examinandocómo podria interpretarse 25 como una continuación de 26 y 27:

25 El gato de Pedro es demasiado pequeio.26 No podemos cambiar la rueda.27 Hemos elegido al ratOn de Juan para el experimento de crIa.

Supongamos que 25 sea la continuaciOn de 26 en una situacidn real enIa que el oyente sea una muchacha que conduce una camioneta y queacaba de tener un pinchazo en la autopista. Pedro y Maria han paradopara ayudarla y ella les ha dicho que no lleva ninguna clase de herramientas.26 darÆ acceso a las entradas enciclopØdicas de Ia oyente correspondientesa <<cambiar’ y >crueda>, y probablernente harÆ que se pregunte por quØ nopueden cambiar la rueda. Dadas las circunstancias, dificilmente podrevitar la hipOtesis de que lo que Maria ha querido decir es que el gatomecÆnico que Pedro lleva en su coche es demasiado pequeflo para levantarel peso de una camioneta. Esta hipdtesis se vera reforzada retroactivamenteal producir una serie de efectos contextuales en un contexto facilmenteaccesible: en particular, al explicar por quØ Pedro y Maria no puedenayudarla a cambiar Ia rueda de la camioneta. Esta es Ia interpretaciOn queseria coherente con el principio de relevancia.

Supongamos que 25 sea Ia continuacidn de 27 en una situaci6nartificial, por ejemplo, en un experimento de desambiguación. 27 daacceso al oyente a sus entradas enciclopØdicas para <<elegir>>, <ratones>>,<criar>> y <<experimentos>>; en cualquier caso, para lograr un cierto grado derelevancia tendrÆ que establecer algunos supuestos sobre quiØn era el

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hablante, quiØn era Juan, cuil era su relaci6n con el rat6n y para quØ erael experimento de crca. Si tiene un esquema relativo a los experimentos debiologla en el colegio podria tener acceso ficilmente, por ejemplo, alsupuesto de que el hablante es un maestro, y de que Juan es un alumnoque ha lievado a su rat6n como posible sujeto de un experimento degenØtica para la clase de biologla. El mismo esquema puede utilizarse, conun coste de procesamiento minimo, para interpretar la segunda parte delenunciado, produciendo Ia hipótesis de que Pedro es otro alumno que halievado a un gato como posible sujeto para el mismo eperimento degenØtica, pero su gato es demasiado pequeflo para usarlo en ese experimentoconcreto. Una vez mis, esta hipótesis se verla reforzada en formaretroactiva al originar una gama de efectos contextuales satisfactorios eneste contexto estereotipado. En particular, supongamos que la interpretaci6nde 27 haya suscitado en la mente del oyente la pregunta de por quØ hasido elegido ese ratón concreto para ese experimento concreto; entonces25, segin esta interpretación, ofrecerIa una respuesta a su pregunta. AsIpues, el principio de relevancia desempeia una funci6n decisiva en larecuperación de la forma proposicional del enunciado y, por consiguiente,de sus explicaturas, tanto en situaciones naturales como en situacionesartificiales.

Las observaciones anteriores, aparte de perfilar nuestra hipótesisparticular sobre desambiguación, asignaci6n de referente y enriquecinliento,suscitan una pregunta mis general sobre la funci6n de las representacionesseminticas en Ia comunicación. Existe una opinion muy extendida de que,en principio, todos los pensamientos que un ser humano puede coricebiry desea comunicar podrIan codificarse linguIsticamente. Katz incorporaesta opiniOn en el siguiente <principio de expresabi1idad>:

28 Toda proposiciOn pensamiento puede expresarse mediante algunaoraci6n en todas las lenguas naturales Katz 1981:226.

QuØ quiere decir que todo pensamiento puede expresarse rnediante algunaoraciOn? SegOn una interpretaciOn dØbil, quiere decir que todo pensanlientopuede transmitirse enunciando alguna oración. Si no se ponen Ilmites a lacomplejidad de la oraciOn, parece una cuestiOn de sentido comOn. Es estaintuiciOn basada en el sentido comOn lo que constituye el argumento misobvio para el principio de expresabilidad. Sin embargo, segin estainterpretaciOn, lo que afirma el principio de expresabilidad serla relativo alos enunciados dentro de un contexto, mÆs que a las oraciones: al uso dellenguaje, mis que a! lenguaje en sI mismo. No implica que todopensamiento concebible pueda codificarse linguIsticamente.

Katz ofrece una interpretaciOn mis fuerte y mis interesante del

principio. SegOn sus palabras, para cada pensamiento que pueda serpensado existe, en todas las lenguas, una oraciOn de cuyos sentidos unocorresponde exclusivamente a ese pensamiento; si dicha oraciOn se utilizaliteralmente y con ese sentido, entonces, sea cual sea el contexto,expresari ese pensamiento. De acuerdo con este pianteamiento, todopensamiento esti codificado por uno de los sentidos de alguna oraciOn.

Desde este enfoque serfa posible, por lo menos en principio, comunicarpensamientos lingüIsticamente sin apelar en absoluto a Ia inferencia y aIcontexto excepto, tal vez, con fines de desambiguación. Por quØ,entonces, las lenguas naturales contienen tantas oraciones que no codificanpensamientos sino meras formas lOgicas incompletas? Cuil es la razOn deque la mayori’a de las oraciones que realmente se enuncian sean esquemiticas,y se requieran la descodificaciOn y la inferencia para una comprensiOncompleta? La principal respuesta de Katz es que

esto permite a los hablantes utilizar rasgos contextuales para hablar deforma mucho mÆs concisa que si no lo hicieran. Imaginese quØ largosserIan los enunciados si tuviØramos que explicar explicitamente con Iagramitica de nuestras oraciones todo lo que queremos expresar. Lapragmitica nos salva de este derroche de verbosidad. Asi, en lugar deutilizar oraciones como [291, podemos utilizar, en Ia ocasiOn apropiada,oraciones como [30].[29] El hombre que acaba de hacer esa estt’ipida pregunta sobre la

relaciOn entre lo mental y lo fIsico ha salido, gracias a Dios, de lahabitaciOn.

[30] Gracias a Dios, se ha ido Katz 1977:19-20.

Nótese, sin embargo, que 29 no es plenamente proposicional: expresariadiferentes formas proposicionales en diferentes situaciones refiriØndose aindividuos diferentes. Puede que su interpretaciOn necesitara menos pistascontextuales que Ia de 30, pero necesitarla algunas. Para eliminar laindeterminación referencial se necesitarla algo como 31, donde el tiempoy ci espacio podrian especificarse mediante coordenadas universales:

31 Gracias a Dios, el hombre x que en el momento m estaba en el lugar1 ha salido, en el momento in’, de la habitaciOn en la que el hombrex estaba en ci momento m.

No obstante, queda abierta la pregunta de si 29 y 31 expresan elmismo pensamiento que 30. Es decir, yo puedo pensar en lo quetransmite <<Gracias a Dios, se ha ido>> sin concebir ninguno de los sentidosde 29 o de 31, o de ninguna otra oraciOn; no necesito describirme a!hombre de quien me alegro de que se haya marchado como <<el hombre

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que acaba de hacer esa estüpida pregunta sobre la relacidn entre lo mentaly lo fIsico>, o como <el hombre que en ci momento m estaba en ci lugar1, o en tØrminos de una descripción concreta en cuaiquier lenguajeexterno. Parece verosimil pensar que en nuestro lenguaje interno muy amenudo fijamos las referencias de tiempo y espacio no mediante coordenadasuniversales, sino mediante nuestro propio y privado diario de a bordo yun mapa cuyo centro somos nosotros mismos; ademÆs, la mayorIa de lasreferencias a personas o a sucesos, por ejemplo, pueden fijarse medianteestas coordenadas privadas de espacio y de tiempo. Los pensamientos quecontienen esta clase de referencias privadas no podrian codificarse en laslenguas naturales, sino sdlo representarse de forma incompieta.

QuØ implica esto para las posibilidades de que dos personas tenganexactamente ci mismo pensamiento y para las posibilidades de comunicacidn?Implica que dos personas pueden ser capaces de pensar a propósito de elmismo hombre que se ha ido, sin que sean capaces de pensar exactamenteel mismo pensamiento, porque puede que no individuen a ese hombreexactamente de la misma manera. Dc igual forma, al decir <<El se ha ido>yo podria inducir en otra persona un pensamiento que se parece ai mb enque predica la misma cosa que se ha ido del mismo individuo, pero quese diferencia del mb en la manera en que esa persona fija el referente de<cØl". Creemos que no es ni paradójico ni contrario a la intuicidn afirmarque hay pensamientos que no podemos compartir de una forma exacta, yque Ia comunicación puede ser satisfactoria sin dar como resultado unaduplicación exacta de pensamientos en ci emisor y en ci oyentc. Nosotrosvemos Ia comunicación como una cuestión de ampliar los entornoscognitivos mutuos, no de duplicar pensamientos8.

Si las’oraciones no codifican pensamientos, quØ es lo que codifican?CuÆles son los significados de las oraciones? Los significados de lasoraciones son representaciones semnticas, tantas representaciones sem.nticascomo formas en que la oración es ambigua. Las representaciones semÆnticasson forrnas ldgicas incompletas, es decir, en ci mejor de los casos,representaciones fragmentarias de pensamientos. Hemos argumentado queson incompietas en ms de un aspecto: no solo porque contienenexpresiones referenciales indeterminadas, como los pronombres, sino tambiØnporque contienen constituyentes poco definidos, como <<demasiado>>, <<enalgün momento’ o ci genitivo. Lo que queremos sugerir es que laafirmaciOn de que la semntica de las ienguas naturales es probablementedemasiado dØbil para codificar todos los pensamientos humanamenteconcebibles es bastante compatible con io que sabemos de Ia funciOn dellenguaje en la comunicaciOn verbal.

Concebimos pensamientos: no concebimos representaciones semÆnticasde oraciones. Las representaciones semnticas de las oraciones son objetos

mentales que nunca afloran a la consciencia. Si lo hicieran, parecerfantotalmente carentes de interØs excepto, por supuesto, para los estudiososde Ia sem.ntica. Las representaciones semÆnticas liegan a representarsementalmente como resultado de un proceso automtico y subconscientede descodificaciOn lingubstica. Luego pueden emplearse como esquemas desupuesto para identificar, primero, la forma proposicional y, luego, lasexplicaturas de un enunciado. Son sOlo estas explicaturas las que tienenefectos contextuales, y por consiguiente merecen una atenciOn consciente.

jc ,4. La identificaciOn de las impiicaturas

En ia sccciOn anterior hemos mostrado ci principio de relevanciarige Ia identificacidn de la forma proposicionai. En Ia sección 8 discutiremosIa identificaciOn de ia acIt nal dcl ha Partiendo dcicontexto, e a orma roposicional del enunciado y de Ia actitudproposicional expresada pueden inferirse todas la implicaturas dcl enunciado.Por el momento, vamos a seguir considerando solamcntc afirmacionescorrientes, en las que Ia forma ro sicional cs en sí misma unaexplicatura, y de hecho la imp icatura e Ia que epen en a mayoria clos efcctos contextualcs dcl enunciado y, por consiguiente, Ia mayor partede su relevancia. En esta sccciOn vamos a mostrar cOmo ci principio derelevancia gobierna la recuperación de las irnplicaturas. Expondrcmos uclas implicatur2c k un eriupciado se recuperan haciendo re erenciaalasexpcctativas manifiestas del hablante suciTpti

Un hablante puede tenet motivos para creer que una determinadainformaciOn ser rclevante para ci oyente sin tener la mÆs minima idea dccui serÆ esa relevancia. Un transetinte nos pregunta la hora: nosotrossabemos que son las 5 de Ia tarde. El hecho de que haya hecho estaprcgunta nos da razones para pensar que la informaciOn de que son las 5de la tarde serÆ relcvante para Øl. Sin embargo, no tenemos forma de saberde quØ forma serÆ relevante: en quØ contexto serÆ procesado y cules scthnsus efcctos contextuales. En csta situaciOn, intuitivamentc, la simplerespuesta de que son las 5 de la tarde no conlieva ninguna implicatura.Nuestra intenciOn informativa al dar esta respuesta serIa sencilIamcnte lade hacer manifiesto que son las 5 de la tarde. Esta es la primerainterpretaciOn inferible coherente con ci principio de relevancia.

Comparemos este caso con otro en ci que ci hablante tenga expectativasmanifiestas sobre cual serÆ ia relevancia de su enunciado:

32 a Pedro: ,Tc gustarla tener un Mercedes?b Maria: No me gustarla tener NINGUN coche caro.

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Damos por supuesto que 32b es una afirmación corriente y porconsiguiente que su principal explicatura, la t’inica que nos interesa, essimplemente su forma proposicional. La forma proposicional de 32b nocontesta directamente a la pregunta de 32a. Sin embargo, da a Pedroacceso inmediato a su información enciclopØdica sobre coches caros, queincluye, vamos a suponer, la informacidn de 33:

33 Un Mercedes es un coche caro.

Si lo procesamos en un contexto que contenga 33, 32b producir laimplicacidn contextual 34:

34 A Maria no le gustaria tener un Mercedes.

Esto a su vez, tendria que tener una gama aceptable de efectos contextualesen un contexto a! que Pedro, al preguntar si a Maria le gustaria tener unMercedes, ha indicado que tiene acceso.

Por consiguiente, tenemos una situaci6n en la que Maria, al enunciar32b, no ha contestado directamente es decir, explIcitamente a lapregunta de Pedro, pero ha hecho manifiesta una respuesta contextualmenteimplicada. Puesto que en circunstancias normales no podrIa esperar que suenunciado fuera relevante a menos que hiciera manifiesta dicha respuesta,es mutuamente manifiesto que esta respuesta implicada es intericionada: esuna implicatura de su enunciado. Una implicatura es un su u to oim licación contextual que un hablante ue su enunciado seamani iestamente re evante, mani ies amen e a querloacer am iesto a!oiI Viæös istinUTdos les diiflicaturas: prer&s7Tias

conclusiones implicadas. 3 es una premisa imp ica a e 32b y 34una conc usion imp icada. Nosotros sostenemos que todas las implicaturascaen dentro de una de estas dos categorlas.

Las premisas implicadas tiene que proporcionarlas el hablante, quetiene o bien que recuperarlas de la memoria, o bien que construirlasdesarrollando esquemas de supuesto recuperados de la memoria. Lo quepermite identificar dichas premisas como implicaturas es que conducen auna interpretación coherente con el principio de relevancia y que sonmanifiestamente las premisas mÆs fÆcilmente accesibles para conducir adicha interpretación. Las conclusion im licadas se deducen de lasex licaturas del enun o e contexto. Lo qutflentifiic as *ones como implicaturas es que el hablante tiene que haber

esperado que el oyente las derivara, todas o por lo menos algunas, puestoque queria que. su enunciado fuera manifiestamente relevante para eloyente. Asi pues, tanto las premisas como las conclusiones implicadas

pueden identificarse como partes de Ia primera interpretacidn inferiblecoherente con el principio de relevancia.

Las implicaturas 33 y 34 tienen dos propiedades que muchospragmatistas consideran compartidas por todas las implicaturas, o por lomenos por todas las implicaturas interesantes desde el punto de vistateórico. En primer lugar, estn plenamente determinadas. Maria esperaque Pedro no proporcione simplemente algo corno la premisa 33 y laconclusion 34, sino una premisa y una conclusiOn exactamente con esecontenido lOgico. En segundo lugar, Maria es totalmente responsable desu veracidad. Supongamos que antes de que Maria pronunciara 32b,Pedro hubiese creido, equivocadamente, que ios Mercedes eran cochesbaratos; entonces, 32b proporcionari’a una refutaciOn de ese supuestoexactamente igual que si Maria hubiese afirmado explicitamente que unMercedes es un coche caro. 0 supongamos que Pedro meramente sospecharaque los Mercedes eran caros; en ese caso, 32b reforzaria ese supuestoexactamente igual que si Maria hubiese afirmado explicitamente que unMercedes es un coche caro. En otras palabras, Marfa es tan responsabie dela veracidad de 33 y 34 como silas hubiera afirmado directamente.

En la pragmtica moderna se ha tendido a tratar todas las implicaturasen estos tØrminos: como supuestos plenamente determinados de los que elhablante es tan responsable como si los hubiera afirmado directamente.SegOn este planteamiento, la corn rensiOn de los enunciadosconsisteenrpanjuutoenumerable e su estos, unos ex resados explicitamente, otros transmitidos ificitamente, pero todos presentes individeniiTani&d1JE1propio Grice no considera las implicaturas como algo determinado:

Puesto que calcular una implicatura conversacional equivale a calcularquØ hay que suponer para mantener el supuesto de que se ha observadoel Principio de CooperaciOn, y puesto que podria haber varias explicacionesespecificas posibles, de las que podria haber una lista abierta, en talescasos el implicatum conversacional sen una disyuntiva de dichas explicaciones especIficas; y si constituyen una lista abierta, el implicatum tendriexactamente Ia misma clase de indeterminaciOn que, en efecto, niuchosimplicata reales parecen poseer Gnice 1975:58.

Otros pragmatistas9, aim reconociendo la existencia de la indeterminación,han tendido a excluir!a de su consideraciOn. Asi, Gazdar comenta:

puesto que la indeterminación es dificil de tratar formalmente, en lo quesigue la pasarØ por alto en Ia mayoria de los casos. Un tratamiento miscompleto de las implicaturas no tendria que hacer suya esta omisión,que, en realidad, sOlo puede defenderse sobre bases formales Gazdar1979:40.

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La propuesta de prescindir de la indeterminación podrIa considerarsecomo una idealización legitima, como un supuesto simplificador del tipoque en otros campos de la investigación cientIfica permaneceria indisctidoy aqul no necesitaria ninguna justificaci6n. Es razonable examinar prirnero,prosigue la argumentacidn, no la compleja y confusa realidad que sabemosque existe, sino una idealizacidn de la que la confusion ha sido eliminada,y que se presta a un tratamiento formal. Si las implicaturas de unenunciado se tratan como un conjunto determinado de inferencias intencionadas se puede establecer un modelo tedrico explicito que luego puedecompletarse de varias maneras para dar cuenta de Ia vaguedad de toda lagama de datos.

Sin embargo, no toda idealizaciOn es legitima. Una idealizaciOn no eslegitima si al simplificar los datos, introduce alguna d,:sión significativa

- que pone a! trabajo teOrico sobre Ia pista equivocada. Un ejemplo de estaclase de idealizacidn ilegItima es la reducción del lenguaje, por parte de loslinguistas anteriores a Chomsky, a un corpus finito de enunciados.Argumentaremos que, al concentrarse en implicaturas plenamente determinadas como 33 y 34, los modernos pragmatistas han oscurecido unaimportante diferencia entre contenido explicito y sentido implicito. Comoresultado, han perpetuado una visiOn semiOtica de la comunicaci6nequivocada, y en particular se han privado de la capacidad de proporcionarun anlisis adecuado de los efectos estilisticos y poØticos.

Nótese que aunque al emitir 32b Maria espera manifiestamente quePedro extraiga Ia conclusiOn de 34 y todas las implicaciones de 34 quepuedan interesarle, si esto es todo lo que espera no puede suponer que suenunciado es Optimamente relevante. Si toda Ia relevancia de 32bdepende de la recuperación de 34, MarIa podria haberle ahorrado a Pedroun cierto esfuerzo de procesamiento innecesario diciendo en su lugar 35:

35 No me gustaria tener un Mercedes.

Del principio de relevancia se desprende que al dane la respuesta indirecta32b, Maria debe haber esperado conseguir algunos efectos contextualesadicionales que no pueden obtenerse de 35, y que compensarIan elesfuerzo adicional necesario para procesar 32b, proporcionar Ia premisa33 y deducir 34 como conclusiOn implicada. En tØrminos ms generales,del principio de relevancia se desprende que el excedente de informaci6nque da una respuesta indirecta tiene que conseguir alguna relevancia por si’mismo.

No se desprende, sin embargo, que haya ninguna implicatura especifica,aparte de 33 y 34, que Maria debe haber esperado que Pedro recuperara.Un acto de comunicación pone de manifiesto simplemente quØ supuestos

desea hacer m_ fiestos ele isor, o, lo que es lo mismo, simplementelniiestos esos supuestos sobre el supuesto ulterior de que elhablante es fidedigno. No hace necesariamente que el oyente concibarealmente todos los supuestos comunicados. Esto sucede tambiØn en elcaso de las implicat.uras. Las implicaturas se hacen manifiestas meramentepor el acto de la comunicaciOn una vez mis, sobre el supuestos ulteriorde que el hablante es fidedigno. Algunas implicaturas se hacen tanfuertemente manifiestas que el oyente apenas puede evitar recuperarlas.Otras no se hacen tan fuertemente manifiestas. Basta con que el oyentetenga que prestar atenciOn a alguna de estas implicaturas ms dØbiles paraque se haga manifiesta la relevancia de Ia interpretaciOn deseada.

Como hemos visto, el enunciado 32b daacces_esQ. a Pedro a suinformaciOn enciclo Ødica bre coches caros. Una linea de interpretaciOno via consistirIa en recuperar los nombres de otros coches caros y derivarla conclusion de que a Maria no le gustaria tenerlos. El hecho de que unRolls Royce y un Cadillac sean coches caros es un elemento estereotipado,y por lo tanto altamente accesible, de cultura general. Por consiguiente,serIa razonable que Pedro afladiera a! contexto las premisas 36 y 37,derivara las conclusiones 38 y 39, e investigara sus efectos contextuales:

36 Un Rolls Royce es un coche caro.37 Un Cadillac es un coche caro.38 A Maria no le gustarIa tener un Rolls Royce.39 A Maria no le gustaria tener un Cadillac.

0, tambiØn, podria construir algunas premisas como 40, que es suficientemente verosimil en su entorno cognitivo mutuo, derivar la conclusion41, e investigar los efectos contextuales de esta conclusiOn:

40 La gente que se niega a tener coches caros desaprueba la ostentacidnde riqueza.

41 Maria desaprueba Ia ostentaciOn de riqueza.

Asi pues, la respuesta indirecta de 32b abre una serie de posibilidades deinterpretación de que no dispone su equivalente directo 35. Dado elprincipio de relevancia, Maria tiene que haber esperado que alguna deestas posibilidades sea suficientemente fructIfera como para compensar elgasto extra de esfuerzo de procesamiento que provocan.

Son 36-41 implicaturas de 32b? No, de acuerdo con Ia idea!izaciOnque hemos descrito anteriormente. En primer lugar, Maria no tiene porquØ haber prtŁndido especificamente que Pedro proporcionara las premisas36, 37 y 40 y derivara las conclusiones 38, 39 y 41. 32b tiene

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una serie de implicaciones contextuales diferentes en un contexto adØcuadamente ampliado, de las que cualquiera podria praiucir suficientesefectos contextuales para compensar el esfuerzo de procesamiento extraque implican. En segundo lugar, precisamente porque pueden utilizarsedistintos subconjuntos de premisas y de conclusiones implicadas paraestablecer la optima relevancia de la interpretaciOn pretendida, ninguna deellas tiene por quØ haber sido especificamente pretendida por Maria. Laintención mutuamente manifiesta de Maria consiste meramente en hacermanifiestos algunos supuestos. Por consiguiente, no hace a ninguno deestos supuestos mÆs que dØbilmente manifiesto. No garantiza su veracidadtan fuertemente como garantiza la de 33 y 34. Por lo tanto, aunque alemitir 32b Maria ofrece pruebas concluyentes de - que considera alMercedes un coche caro y de que se niega a tener uno, ofrece pruebasbastante menos concluyentes de que vaya a negarse a tener un Rolls

Por otra parte, serIa absurdo decir que al enunciar 32b Maria no hainducido a Pedro a pensar que se negarfa a tener un Rolls Royce. Sinllegar a afirmarlo explIcitamente, o a forzar realmente a Pedro a proporcionar ese supuesto como implicatura, quØ otra inducciOn ms clarapodria haberle dado que 32b? Aunque no puede forzarse a 38, 39 y41 a encajar en el molde de las inferencias determinadas especificamenteintencionadas, seria un clara error considerarlas totalmente libres deintenciOn, derivadas Onicamente de Ia responsabilidad de Pedro. Comohemos visto, no estaria justificado que Maria hubiese comunicado supresunciOn de relevancia si no hubiese esperado que se derivaran algunasde esas implicaturas, es decir, si no hubiese querido hacerlas todasdØbilmente manifiestas.

Vamos a seguir en esta linea de argurnentaciOn considerando algunasotras premisas y conclusiones que Pedro podria verse tentado de proporcionar al procesar la respuesta indirecta 32b. En un entorno cognitivomoderno corriente, es manifiesto que si Maria considera que un Mercedeses c2.ro tambiØn considerarÆ que son caros un Rolls Royce y un Cadillacy, pot consiguiente, que 36-39 son un fiel reflejo de su opiniOn. TarnbiØn es manifiesto que considerarÆ caro cualquier otro cache que cuestetanto o mÆs que un Mercedes. Pero, cuales son esos caches? Pren-iisas yconclusiones relativamente seguras, como 36-39, pasan gradualmente aotras, como 42-45, que conllevan un riesgo bastante mayor:

42 Un Alfa Romeo es un cache caro.43 Un BMW es un coche caro.44 A Maria no le gustaria tener un Alfa Romeo.45 A Maria no le gustarIa tener un BMW.

Son Østas implicaturas de 32b? Aunque de ninguna manera estÆ forzandoa Pedro a investigar estas posibilidades, sin duda Maria le ha instado encierta medida a pensar en estos tØrminos, aunque las conclusiones derivadasdeben tratarse con bastante ms cautela que las implicaturas plenamentedeterminadas 33 y 34 o las inferencias fuertemente inducidas 36-41.

Imaginemos ahora que Pedro cree en 46 y que encuentra que lemerece la pena derivar 47 coma implicaciOn contextual de 46 y de laexplicatura de 32b:

46 Las personas que no se comprarian un coche caro tampoco harfan uncrucero.

47 Maria no harIa un crucero.

Hay serias dudas de que Maria haya inducido de alguna manera a Pedroa proporcionar la premisa 46 y a derivar la conclusiOn 47. Lo quedemuestran los ejemplos 32-47 es que puede que no haya soluciOn decontinuidad entre los supuestos fuertemente respaldados par el hablante ylos supuestos derivados del enunciado pero sOlo baja la responsabilidaddel oyente. La invenciOn de que existe una distinción bien marcada entreinferencias especificamente intencionadas y totalmente determinadas einferencias indeterminadas totalmente involuntarias es insostenible. Lateoria de la relevancia ofrece una manera de librarse de esta invención sinsacrificar Ia claridad a el marco conceptual.

Cabe decir que las impIicaur de un eqpciado, al gualguelosspuetos en general, puedenvarijterza. Comunicar un supuesto Aequivale a hacer mutuamente manifiesta la intenciOn de hacer A manifiestoo mÆs manifiesto. Cuanto mayor sea el mutuo carÆcter manifiesto de laintenciOn informativa de hacer manifiesto un determinado supuesto, conms fuerza se comunicar ese supuesto. Las implicaturas mÆs fuertes sonaquellas premisas o conclusiones y3 , que rea mente han e proporcionarse si Ia interpreti& iene queser coherente con el principio de relevancia, y de las que el hablante sehace totalmente responsable. Las irnplicaturas fuertes son aquellas premisasy conclusiones, como 36-41, que el oyente se ye fuertemente inducido,pero no realmente forzado, a proporcionar. Cuando ms dØbil sea lainducciOn y mÆs amplia sea la gama de posibilidades entre las que puedeelegir el oyente, mÆs dØbiles ser.n las implicaturas. Al final, como hemosilustrado con los ejemplos 46-47, se ilega a un punto en el que eloyente no recibe ninguna inducciOn a proporcionar ninguna premisa oconclusiOn en particular, y Øl mismo asume toda Ia responsabilidad deproporcionaras por 51 mismo.

De acuerdo con este planteamiento, la indeterminaciOn de las implica

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turas no presenta ningün problema formal. Un enunciado con una premisao conclusion implicada plenamente determinada fuerza al oyente a proporcionar exactamente esta premisa o conclusiOn y a atribuIrsela al oyentecomo parte de sus creencias. Un enunciado con una pequefia gama deprernisas o conclusiones fuertemente implicadas induce fuertemente aloyente a utilizar a1gin subconjunto de estas premisas o conclusiones, y aconsiderar a algOn subconjunto de Østas no necesariamente el mismo,como parte de las creencias del hablante. Evidentemente, cuanto mÆsdØbiles sean las implicaturas menos podrÆ confiar el oyente en que lasparticulares premisas o conclusiones que Øl aporta reflejen los pensamientosdel hablante, y aquf es donde reside Ia indeterminaciOn. Sin embargo, laspersonas pueden concebir pensamientos diferentes y llegar a asumircreencias diferentes sobre Ia base de un mismo entomb cognitivo. Elobjetivo de la comunicaciOn en general consiste en aumentar la mutualidadde los entornos cognitivos, mÆs que en garantizar una imposible duplicaciOnde pensamientos.

Para concluir esta secciOn, queremos comparar nuestro planteamientocon otros planteamientos de las implicaturas. En primer lugar, en nuestromarco teOrico no hay ninguna conexión entre transmitir una implicaturay violar un principio o una maxima de pragmatica. Las implicaturas deGrice se dividen en dos clases: aquellas en las que no hay violaciOn o laviolación es sOlo aparente, y aquellas en las que hay una verdaderaviolaciOn e incluso la recuperaciOn de una implicatura no restaura elsupuesto de que las maximas han sido observadas. En nuestra opiniOn,hay que volver a analizar esta segunda clase de ejemplos.

En segundo lugar, hemos tornado en serio el requisito de Grice de quelas implicaturas tendrIan que ser calculables, es decir, recuperables medianteun proceso de inferencia. En el marco teOrico de Grice, y de la mayoria delos pragmatistas, puede darse algün tipo de justificaciOn a posteriori parala identificaciOn de una implicatura, pero la argumentaciOn habria funcionadoigual de bien para supuestos completamente diferentes que resultaran noestar implicados en absoluto. Esto es cierto especialmente para la segundaclase de implicaturas, las que derivan de una violaciOn deliberada de lasmÆximas: tienden a violar el requisito de calculabilidad de forma particularmente evidente.

Consideremos, por ejemplo, el an.lisis de Grice de la ironia. Maria dice48, y al hacerlo viola patenten-iente Ia maxima de cualidad Decir laverdad:

48 Pablo es un buen amigo.

Pedro, suponiendo que Maria debe de estar intentado transmitir alguna

informaci6n verdadera, busca algi’in supuesto verdadero relacionado con48 que ella pueda haber querido transmitir. Decide que debe de haberquerido transmitir lo contrario de lo que ha dicho:

49 Pablo no es un buen amigo.

Por consiguiente, segi.’in el analisis de Grice, un hablante puede violardeliberadamente la maxima de calidad y conseguir implicar satisfactoriamentelo contrario de lo que ha dicho. No obstante, <<buscar algin supuestorelacionado que el hablante pueda haber querido transmitir> no cuentacomo un proceso de inferencia: dicho proceso esta pdcticamente libre derestricciones racionales. Por ejemplo, por quØ no deberla decidir Pedroque hay que interpretar 48 como si transmitiera el supuesto estrechamenterelacionado 50, dado que 50 es algo que Maria habria podido querertranstnitir?10

50 RamOn es un buen amigo.

La teorfa de la relevancia no acepta el anÆlisis de 48 con el significadode 49 a menos que 48 no sea claramente un lapsus linguae, aunquesOlo sea porque un hablante que meramente quisiera transmitir 49 podriahaberle ahorrado al oyente un esfuerzo de procesamiento innecesarioafirmÆndolo directamente. En la secciOn 7 propondremos una explicaciOnen diferentes tØrminos.

La razón de que las explicaciones corrientes de las implicaturas nosiempre satisfagan el requisito de la calculabilidad de las implicaturas esque el calculo de las implicaturas es una cuestiOn de inferencia nodemostrativa. Implica un proceso parcialmente no lOgico de formaciOn desupuestos; luego, hay que confirmar el supuesto. Las teorias corrientesimponen pocos limites, si es que imponen alguno, a la formaciOn desupuestos. En la prÆctica, se limitan a tomar lo que es el supuestointuitivamente correcto y a demostrar que es coherente con las mÆximasde Grice o con alglln otro principio, limitación o regla de la rnisma clase.Por desgracia, de esta manera los supuestos intuitivamente equivocados,como el supuesto de que el hablante de 48 quisiera significar 49, sonigual de faciles de .xconfirmar.

La teoria de la relevancia resuelve este problema examinando no sololos efectos cognitivos de un supuesto, sino tambiØn el esfuerzo deprocesamiento que requiere. Los procesos psicolOgicos con los que seforman los supuestos determinan su accesibilidad, que a su vez afecta a surelevancia, que a su vez afecta a su plausibilidad. Asi’, se puede predecirque distintos supuestos tendrÆn distinta plausibiidad antes de que tenga

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lugar ningin proceso de confirmación. Cuando se ye que una interpretacióninicialmente mÆs plausible es coherente con el principio de relevancia,entonces se confirma inicamente esa interpretación y se refutan otrasinterpretaciones inicialmente menos plausibles.

Otro punto importante que ha surgido de esta sección tiene que vercon el Æmbito de Ia pragm.tica. La idea de que la pragmtica solo deberlaocuparse de Ia recuperaciOn de un conjunto enumerable de supuestos,unos explicitamente expresados y otros impilcitamente transmitidos, perotodos individualmente queridos por el hablante, nos parece una ideaequivocada. Hemos argumentado que existe un continuo de casos, desdeimplicaturas que Se esperaba especIficamente que el oyente recuperarahasta implicaturas que meramente se pretendla hacer manifiestas, e inclusomodificaciones ulteriores del entomb cognitivo mutuo del hablante y deloyente que el hablante sOlo pretendla en el sentido de que querla que suenunciado fuera relevante y, por consiguiente, que tuviera unos efectoscognitivos ricos y no completamente predecibles. Los pragmatistas y lossemiotistas que sOlo corisideran las formas mÆs fuertes de implicaturatienen una imagen sumamente distorsionada de Ia comunicaciOn verbal.Omiten explicar la clase de efectos mÆs sutiles que consigue una granparte de la comunicaciOn implIcita, o por lo menos no lo consiguen.Volveremos sobre la funciOn de las implicaturas dØbiles cuando examinemosel estilo y los tropos en las secciones 6 y 7. Antes, sin embargo, queremosconsiderar algunas de las maneras en que la forma lingUistica afecta a lainterpretaciOn pragmtica.

5. Forma proposicional y estilo: Efectos presuposicionales

Un hablante que quiera emitir un enunciado relevante tiene dosobjetivos interrelacionados: primero, crear algOn efecto contextual en eloyente y, segundo, minimizar el esfuerzo de procesamiento que estoimplica. Podria parecer que dos enunciados con unas mismas condicionesveritativas linguisticamente determinadas tendrian que tener efectos contextuales idØnticos. Vamos a demostrar que, por el contrario, puedendiferir tanto en sus efectos contextuales como en el esfuerzo de procesamiento que equieren, y Østa es Ia dave de una teorla explicativa del estilo.

En esta secciOn vamos a examinar una gama de efectos estilisticosdeterminados esencialmente por la estructura linguIstica del enunciado, yque se logran durante el propio proceso de identificaciOn de su formaproposicional. Puesto que, como antes, estamos examinando sOlo lasaserciones corrientes, dicha forma proposicional constituye tambiØn laprincipal explicatura del enunciado. Estos efectos estilIsticos han sido

estudiados y catalogados con las siguientes distinciones: tema/asunto o<topico< y comentario, informaciOn dada e informaciOn nueva, tema yrema, presuposiciOn y foco, presuposiciOn y aserciOn, etc., y quedanilustrados por los siguientes ejemploshl:

51 a La hermana gemela de Carlos vive en BERLfN. -

b Carlos tiene una hermana gemela que vive en BERLIN.52 a LloviO el LUNES.b El lunes LLOVIö.c El LUNES lloviO.

53 a Juan Pablo Segundo es el actual PAPA.b El actual Papa es Juan Pablo SEGUNDO.c Es Juan Pablo SEGUNDO quien es el actual Papa.

En 51a, Ia informaciOn de que Carlos tiene una hermana gemela sepresupone, se trata como informaciOn dada; en 51b se afirmada, o setrata como nueva. 52a-c ilustran una serie de efectos que se puedenobtener mediante Ia distinta colocación del Ønfasis y el cambio en el ordende palabras: asI, 52a o 52c, a diferencia de 52b, constituirlan unarespuesta apropiada para Ia pregunta <<Cundo lloviO?, mientras que52b, a diferencia de 52a o 52b, constituirla una respuesta apropiadapara la pregunta <<QuØ tiempo hizo el lunes?>. En 53a el tema esintuitivamente Juan Pablo Segundo, mientras que en 53b y 53c el temaes el actual Papa.

Existe una enorme cantidad de bibliografi’a descriptiva en este terreno,pero nada semejante a una teorla explicativa de Ia relaciOn que existe entreestructura linguIstica y efectos pragmÆticosl2. Existe, sin embargo,cierto nOmero de intuiciones dispersas que nos parece que merece la penaestudiar. Una es que es natural que la informaciOn dada es decir,informaci6n que el hablante estÆ tratando como conocida o irrebatible,venga antes que Ia informaciOn nueva, y que el Ønfasis focal caiga hacia elfinal del enunciado, puesto que esto, de alguna forma, facilita la comprensiOn. Se trata, en cierto grado, de una cuestiOn de sentido comOn, pero nosiempre es cierto que Ia informaciOn dada venga antes que Ia nueva: lainformación nueva viene antes que la dada en nuestros ejemplos 52c y53c anteriormente citados, y Green 1980 recoge una amplia gama deejemplos que demostrarlan la falsedad de esta idea. El problema estriba enproducir una teorla que se adapte tanto a los ejemplos <<naturales>> comoa ios <<marcados*.

Otra idea es que el Ønfasis representa una especie de equivalente vocalde la acciOn de seflalar con el dedo, un medio natural para atraer laatenci6n sobre un determinado constituyente de un enunciado. El parale

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lismo se ye reforzado por el hecho de que el Ønfasis, al igual que el hechode seæalar, es inherenternente ambivalente. En 54, por ejemplo, elsustantivo acentuado <<FUTBOL forma parte del sintagma nominal <<elpartido de fütbol>>, de los sintagmas verbales <<ver el partido de fitbol y<fue a ver el partido de f&bol, y de la oración <<Luisa fue a ver el partidode fitbol>>:

54 Luisa fue a ver el partido de FTJTBOL.

Como es bien sabido, un hablante que ponga el Ønfasis focal en <<Mtbol>>podri’a querer subrayar cualquier otro de dichos constituyentes sintÆcticosmayores. Vamos a liamar al constituyente enfatizado m&s pequeæo, en esteejemplo el sustantivo <<fztbol>>, constitu te ocalizado, y al constituyenteque se pretende subrayarJ Por consiguiente, e constituyente focalizadoraramente etermina a Un unico oco, y e pro ema estri a en emostrarcdmo Se llega a elegir un foco concreto de entre una gama de focospotenciales.

Una tercera idea es que para encontrar el foco de un enunciadodeclarativo hay que ver a quØ interrogativa parcial tenla que responder opodrIa responder apropiadamente. Por ejemplo, 54 puede interpretarsecomo una respuesta a una serie de preguntas relacionadas, cada una de lascuales es el resultado de sustituir por un sintagma interrogativo apropiadocada uno de sus posibles focos: <<quØ partido fue a ver Luisa?>’, quØ fuea ver Luisa?>>, <<quØ fue a hacer Luisa?’>, <<quØ hizo Luisa?, y <quØocurrió?>. Cada uno de los posibles focos determina una interrogativaparcial y viceversa. Aunque esta observación intuitiva ha sido hechaprcticamente por todos los que trabajan en esta area, el problemaconsiste en proporcionar alguna explicaciÆn satisfactoria de por quØ tieneque ser as1.

Por t’iltimo, se ha sugerido muy a menudo que en lugar de distincioriesbinarias entre información dada e inforrnación nueva, foco y presuposición,etc., lo que existe realmente es una gradacidn o estructura jerÆrquica.Supongamos que el foco de 54 fuera el sintagma verbal <ver un partidode FUTBOL>, de forma que toda Ia información transmitida por estesintagma verbal estuviera resaltada. Sin embargo, intuitivamente estÆ claroque no estÆ resaltada toda por igual, que la información transmitida porla palabra <<ft’itbol>’ es mÆs prominente que Ia información transmitida porIa palabra <cver>. Es como si el foco consistiera en una serie de focosentrelazados con distintos grados de prominencia, de los que el foco mÆspequefto serla el mÆs prominente de todos. Una vez mÆs, las intuicionesestÆn claras, aunque lo que estÆ menos claro es cómo habrIa queincorporarlas a una teorla explicita.

Lo que confiere valor explicativo a estas observaciones es Ia idea deque la organización sintactica y fonológica de un enunciado podria afectardirectamente a la forma de procesarlo y de entenderlo. Lo que resultadesconcertante es que, habiendo visto que existe Ia posibilidad de unvinculo natural entre forma linguIstica e interpretación pragmatica, tantosautores sientan Ia necesidad de interponer niveles intermedios de descripci6nsemÆntica y pragmatica para vincular artificialmente lo que, si estasconsideraciones son correctas, ya estÆ vinculado de forma natural. NosgustarIa tomar Ia idea de un vinculo natural entre forma lingüIstica einterpretacidn pragmÆtica, y mostrar Ia manera de desarrollarla dentro delmarco de Ia teori’a de Ia relevancja.

Consideremos, en primer lugar, lo que en nuestro marco te6ricoconstituiria Ia forma mas antieconómica de procesar un enunciado. Si loscostes de procesamiento no tuvieran ningt’xn peso, el oyente podriaexplorar todas las posibles segmentaciones, desambiguaciones, fuerzasilocutivas, asignaciones de referentes y enriquecimienros. Podrfa considerarcada una de las explicaturas resultantes, ampliar el contexto inmediatoafiadiØndole las entradas enciclopØdicas de todos los conceptos queaparecen, en la explicatura y explorar sistemÆticarnente sus efectos contextuales en dicho contexto. PodrIa, ademas, derivar todas las implicacionesanaliticas de las explicaturas, aæadir al contexto las entradas enciclopØdicasde todos sus conceptos constituyentes, explorar el conjunto resultante deimplicaciones contextuajes, y asi’ indefinidamente. Este mØtodo de procesamiento garantizarla que ninguna interpretación concebible se pasara poralto, que ningt’in posible contexto quedara inexplorado y que ningdnposible efecto contextual quedara por derivar. Claramente, sin embargo,implicarla tambiØn una enorme cantidad de procesamiento int’itil.

AdviØrtase, sin embargo, que dado que un enunciado se produce y Seprocesa a lo largo de un espacio de tiempo, el oyente estarÆ en condicionesde acceder a alguno de sus conceptos constituyentes, junto con suscorrespondientes entradas ldgicas y enciclopØdicas, antes que a otros. Paraun hablante que se proponga obtener una relevancia optima resultaradecisivo explotar eficazmente esta secuencia temporal. A continuación,vamos a mostrar brevemente cdmo puede ayudar el hecho de mantenerunos bajos costes de desambiguacidn y asignación de referente.

Cuanto antes se consiga la desambiguaci6n y Ia asignación de referente,menor sera el esfuerzo de procesamiento requerido. Cuanto mayot sea elnt’imero de posibles inrerpretaciones que haya que tener en mente amedida que avanza el enunciado, mayor sera el esfuerzo de procesamiento.De aqul se desprende que un hablante que tienda a Ia relevancia optimatendria que expresar su enunciado de una forma que facilite una desambiguaciOn rÆpida y correcta. C6mo conseguirlo?

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4

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Una gran parte de los trabajos recierttes sobre Ia asignacidn de anÆlisis

sintÆctico parsing indican que se trata, en cierta medida, de un proceso

<<de arriba a abajo> top-down, es decir, que el oyente construye hipótesis

de anticipación sobre la estructura general del enunciado basÆndose en lo

que ya ha oido13. Por ejemplo, adem.s de identificar cada palabra y de

asignarla provisionairnente a una categoria sintktica, podria utilizar

tambiØn su conocimiento de las propiedades lØicas y de las limitaciones

de coaparición sinthctica de dicha palabra para predecir las categorias

sintÆcticas de las palabras o expresiones que vienen despuØs.

La literatura experimental sobre desambiguacidn sugiere que la desam

biguacidn y la asignacidn de referente tambiØn son, en cierta rnedida,

procesos <cde arriba a abajo: es decir, que el oyente construye hipdtesis de

anticipación sobre la estructura lógica general del enunciado y resuelve,

sobre la base de estas hipdtesis, las potenciales ambiguedades y ambivalen

cias1. Queremos sugerir una manera de construir hipótesis ldgicas de

anticipacidn sobre la base de las hipótesis sintcticas de anticipaciSn cuya

función en la comprensi6n parece bastante bien establecida.Vamos a suponer que las formas lógicas, al igual que las formas

sintcticas, sean diagramas arb6reos con nudos etiquetados o lo que es

igual, encorchetamientos rotulados. Las etiquetas sintcticas son las

categorias N, SN, V, SV, etc., donde podrIamos considerar N como una

variable de nombres, SN como una variable de sintagmas nominales, V

como una variable de verbos y SV como una variable de sintagmas

verbales, etc. Con una argumentacin paralela, las etiquetas l6gicas

deberlan ser un conjunto de categorias l6gicas bsicas extraidas, tal vez,

de una gama fija que formara parte del equipamiento mental bisico de los

seres humanos que podrIan considerarse como variables de distintos tipos

de representaciones conceptuales. Vamos a utilizar las proformas del

espafiol para representarlas: asi, alguien es una variable de representaciones

conceptuales de personas, algo de representaciones conceptuales de cosas,

hacer algo de representaciones conceptuales de acciones, etc.Por poner un ejemplo lo ms simple posible, la oración 55 tiene Ia

estructura arbórea subyacente 56, y su forma ldgica tiene la estructura

57:

55 Juan invitd a Lucia.

Por consiguiente, una representación proposicional del hecho de que Juan

invitd a Lucia. conilevarla, a craves de las etiquetas que se encuentran en

los nudos de su estructura arb6rea, la informacidn de que alguien invitó a

alguien, de que alguien invitó a LucIa, de que Juan invitó a alguien, deque Juan hizo algo, etc.

Segdn este enfoque, en un cierto sentido muy claro las etiquetas decategorla idgica corresponden a, y de hecho son interpretaciones semnticasde, etiquetas de categorla sintÆctica de una lengua natural si bien no tienepor quØ haber una correspondencia biunivoca eritre unas y otras. Enconsecuencia, un oyente que haya construido Ia hipdtesis sintÆctica deanticipacidn de que, por ejemplo, las palabras <<Juan invitó>> se verÆnseguidas por un SN, puede, interpretando semnticamente esta hipótesissintÆctica de anticipación, derivar la hipdtesis lógica de anticipación de

56 Oracidn

SN

Juan V SN

invitd Lucia

57 algo es el caso

alguien hizo algo

Juan invitó alguien

Lucia

253252

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que Juan invitó a alguien. Nosotros creemos que estas hip&esis desernpeæanuna función crucial en Ia desambiguación y en la asignación de referente.

Supongamos que al oIr la palabra <‘Laura>’ en 58 el oyente acceda auna gama de posibles referentes para <Laura>, es decir, a un conjunto dedirecciones conceptuales en las que Ia palabra <‘Laura’> forma parte de suentrada lØxica, y obtenga acceso, a su vez, a una gama de entradasenciclopØdicas asociadas con dichos referentes:

58 Laura admitió EL ROBO.

Al asignar <<Laura>’ a la categorla sintÆctica SN, el oyente establece lahipdtesis sintÆctica de anticipación de que Se ver seguido por un SV, loque ileva, por sustitucidn de Ia variable, a la hipótesis idgica de anticipación59:

59 Laura hizo algo.

Vamos a suponer que el oyente conozca a una Laura Gonz6iez y a unaLaura Esteban. Nuestra hipdtesis es que, seguidamente, el oyente procedea realizar una asignación provisional de referente a Ia expresión <<Laura>>,considerando si la información de que Laura Gonzalez haya hecho algo ola informacidn de que Laura Esteban haya hecho algo pudiera serrelevante para Øl en algi.’in contexto al que tenga acceso en este momento.

Supongamos, por ejemplo, que tiene acceso a un contexto en que Iainformación de que Laura Esteban hizo algo seria manifiestamente relevantepara Øl. Entonces, por un argumento que ya tendrIa que sernos familiar,tendria que suponer que cuando el hablante dijo <<Laura’> prŁtendIareferirse a Laura Esteban. De lo contrario, el hablante tendria que haberconstruido su enunciado de una forma diferente para eliminar estainterpretación. Ademas, deberia suponer que el contexto en el queencuentra relevante Ia información de que Laura Esteban hizo algo seguiradesempeflando una funci6n en el proceso de comprensión: de lo contrario,el esfuerzo que ha hecho para acceder a Øl habrIa sido intltil.

Es posible que en esta etapa inicial no haya ninguna asignación obviade referente que haga que 59 resulte relevante. Sin embargo, algunaasignación de referente podria suscitar uria pregunta relevante en la mentedel oyente donde una pregunta relevante es una pregunta cuya respuestaserÆ, segura o probablemente, relevante. Con frecuencia, una afirmaciónsuscita preguntas relevantes. Por ejemplo, Si O digo que me siento infeliz,casi seguramente mi interlocutor se preguatarÆ por quØ. Del mismo modo,podrIa haber alguna asignación de referente por Ia que 59, aun sin serrelevante por sI mismo, pudiera suscitar una pregunta, como 60a o 60b,

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que fuera relevante en algiin contexto actualmente accesible para elOyente:

60 a QuØ hizo Laura Gonzujez?b QuØ hizo Laura Esteban?

Si es asI, segün un razonamiento ya conocido, el oyente deberla suponerque esta es una pregunta que el hablante pretendla suscitar, que el restodel enunciado contestara a esta pregunta y que Ia contestación serarelevante en el contexto al que acaban de instarle a acceder.Vatnos a suponer, pues, que se haya asignado provisionalmente unreferente a Ia expresión <<Laura>>. La siguiente palabra que hay queprocesar es el verbo <<admitió>: esta palabra tiene dos posibles significados:confesa- y dar entrada, y en los dos es transitivo. Entonces, el oyentepuede establecer Ia hipdtesis sintactica de anticipación de que <admitid>>ira seguido de un SN, y obtener por sustitucidn de la variable Ia hipótesisIógica de anticipaci6n 61a-b:

61 a Laura dejd entrar a alguien.b Laura confesd algo.

El oyente, que ahora tiene acceso a las entradas enciclopØdicas para darentrada y confesar, puede proceder a desambiguar el verbo ‘<admitir>>preguntÆndose si uno de los elementos de 61a-b o una de las preguntasrelacionadas 62a-b es manifiestamente relevante en algn contexto al quetenga acceso en este molnento:

62 a A quiØn dio entrada Laura?b QuØ confesó Laura?

Si es asi, entonces deberia aceptar provisionalmente esa interpretacjdn yretener el Contexto pat-a el ulterior procesamiento.Por iiltimo, Si el hablante ha alcanzado la relevancja optima, IaexpresiOn >>el robo>’ deberIa caer en un lugar ya preparado para elladurante el proceso de interpretaciOn, es decir, tendrIa que contestar acualquier pregunta que hubiese surgido pero hubiese quedado sin respuesta,y las respuestas tendrian que ser relevantes en un conteto que el procesode interpretación habrIa ayudado a preparar. Por ejemplo, si el oyente haaccedido a un contexto en el que la pregunta <<quØ confesó Laura?>> fuerarelevante para Øl en alguna asignaciOn de referente a la expresiOn <Laura>>,entonces el enunciado en su totalidad deberia poder interpretarse comouna respuesta a esa pregunta en esa asignaci6n de referente.

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Si el hablante ha hecho su trabajo correctamente, el final del enunciadotendrIa que confirmar todas las elecciones provisionales de contenido y decontexto que se han realizado mientras tanto. Por el contrario, si el finaldel enunciado no confirma estas elecciones provisionales, entonces laidentificación de la intención informativa del hablante implicarÆ una capaextra de inferencia en un esquema inferencial, -por lo dems, sin cambios.Cuando la cornunicación no presenta problemas, el oyente simplemente dapor sentado que el hablante tiene una apreciaci6n correcta de quØ puedeser relevante para Øl; cuando surgen problemas el oyente tendrIa queintentar descubrir cuÆl es Ia imagen err6nea de si mismo que ha hechopensar al hablante que su enunciado serla dptimamente relevante.

AdviØrtase, ademÆs, que las hipótesis de anticipación correctas, aquellasque al final resultarÆn confirmadas, estÆn relacionadas entre si de formal6gica. En cualquier pareja de hipótesis de esta clase una de ellas esthnecesariamente implicada por la otra. Para ser mÆs precisos, el conjunto dehipótesis de anticipacidn forma una escala en la que cada miembro implicaanalIticamente al miernbro inmediatamente precedente y es implicadoanailticarnente por el miembro inmediatamente posterior. Para 58, deacuerdo con la interpretación que acabamos de considerar, la escalaapropiada cuenta con tres miembros 63a-c:

63 a Laura hizo algolQuØ hizo Laura?

b Laura confesó algolQuØ confesó Laura?

c Laura confes6 el robo.

De estos miembros, el mÆs general, 63a, serÆ el primero en serrecuperado y, como hemos visto, si el hablante ha alcanzado Ia relevanciaoptima deberfa o bien ser relevante por si mismo, o bien suscitar unapregunta relevante. El siguiente en ser recuperado serÆ 63b, que deberlao bien ofrecer una respuesta relevante a la pregunta suscitada por 63a, obien suscitar una pregunta relevante por sI mismo. Por Oltimo, 63cdeberla ofrecer una respuesta relevante a la pregunta suscitada por 63b,y podrIa suscitar por si mismo la siguiente pregunta: <<por quØ confesdLaura el robo?>>, preparando asi el terreno para un enunciado posterior. Laescala de 63 acnia asI como un esqueleto sobre el que se construye todala interpretación.

La escala de 63 contiene un subconjunto de las implicacionesanalIticas de 58. Este subconjunto estÆ estrictamente ordenado segi’ln larelación de irnplicaci6n analItica, tal como se ha descrito anteriormente.Adems, puesto que ci Ønfasis focal de 58 recae sobre Ia Oltima

expresidn, <<el robo>’, este subconjunto se relaciona de forma obvia con elconjunto de posibies focos del enunciado. Si se toma Ia forrna proposicionaldel enunciado y se reemplaza el foco por su etiqueta lOgica, se obtiene unaimpiicaciOn de la escala. Todas las implicaciones de Ia escala, exceptuandola propia forma proposicional, pueden obtenerse de esta forma. Vamos aliamar a este conjunto estrictamente ordenado de implicaciones anailticas,determinado por la localizaciOn del Ønfasis focal, una escala focaL Cuandoel Ønfasis focal cae sobre Ia Oltima palabra de un enunciado, como ocurreen 58, el conjunto de hipdtesis lOgicas de anticipaciOn realizadas duranteci proceso de interpretacidn coincide con la escala focal.

Como hemos demostrado, las implicaciones de la escala focal de unenunciado no se procesan todas a la vez. El procesamiento de cadimpiicación puede contribuir a Ia relevancia general del enunciado de dosformas distintas: bien reduciendo el esfuerzo necesario para procesarlo, obien aumentando sus efectos contextuales. Aun cuando no tenga efectoscontextuales por si misma, una implicacidn puede contribuir a Ia relevanciaproporcionando acceso directo a un contexto en el que 51 puedanalcanzarse dichos efectos y reduciendo asI el esfuerzo de procesamientonecesario para conseguirlos. En lo que respecta a los efectos contextualesde un enunciado, pueden obterierse en varias etapas, a travØs de distintasimplicaciones de Ia escala focal.

Digamos que cuando una implicaciOn de Ia escala focal de un enunciadotiene efectos contextuales por sI misma y, por consiguiente, es relevantepor derecho propio, es una impiicacin de primer piano, y de lo contrarioes una implicackcn de fondo. Entonces, el foco de un enunciado serÆ ciconstituyente sintictico ms peque?io cuya sustitución por una variableproduzca una implicacidn de fondo antes que una impiicación de primerpiano. Por ejemplo, en 58 ci foco podria ser el SN <<el robo>>, el SV<<admitid ci robo, o la oración entera. Si 63a es relevante por si misnio,serÆ una implicaciOn de primer piano, y el foco serÆ la oración entera. Si63a no es relevante por sI mismo pero 63b sI lo es, entonces el focoser. el SV <admitiO ci robo>’, y si 63b no es relevante por sI mismo,entonces ci foco ser ci propio SN <el robo>.

Una implicaciOn puede contribuir a Ia relevancia de las dos formas queacabamos de describir: dando acceso a un contexto en el que otrasimplicaciones tendr.n efectos contextuales, y produciendo efectos contextuales por si misma. Por consiguiente, es bastante probable que elhablante no sepa, o no le preocupe, dónde estar exactamente el punto deruptura entre fondo y primer piano. Al procesar58, por ejemplo, es muyprobable que, si ci oyente tuviera acceso a suficiente información enciclopØdica sobre ci carÆcter y las incinaciones de Laura, pudiera encontrarrelevante ci hecho de que haya confesado algo. Pero tal vez no estØ

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preparado para invertir tanto esfuerzo. Esto no deberla importarle demasiado al habiante. Mientras tenga razones para creer que por lo menos unode los miembros de Ia escala focal serÆ relevante por si mismo y en uncontexto al que otros miembros hayan dado acceso, no necesita preocuparsedemasiado de dónde estarÆ Ia li’nea divisoria entre fondo y primer piano,es decir, no tiene por quØ tener una intención especifica sobre cuÆl de lasimplicaciones de su enunciado es de primer piano y cul es de fondocuÆles son preexistentes y cuIes nuevas, al contrario de lo que sueledarse por sentado en los estudios sobre el tema.

TambiØn podemos arrojar un poco de luz sobre la intuición de queexiste una gradación de información dada e información nueva. Dondequieraque recaiga la ilnea divisoria entre fondo y primer piano, estÆ ciaro, en uncierto sentido, que 63b, por ejemplo, actt’ia simultÆneamente comoimpiicación de primer piano en relación con 63a, dada la respuestaparcial que ofrece a Ia pregunta que suscita, y como implicación de fondoen relación con 63c, suscitando una pregunta a Ia que 63c responde porlo menos parcialmente. Como hemos visto, incluso 63c, que constituyenecesariamente una implicaci6n de primer piano, puede a la vez suscitaruna pregunta de fondo a la que responderÆ algin enunciado sucesivo ouna continuación del mismo. Nuestra distinción entre primer piano yfondo, por consiguiente, al igual que nuestra noción de foco, es meramentefuncional, y no deberla desempefiar ninguna función en Ia descripciónlingüIstica de las oraciones.

Diferentes iocaiizaciones del Ønfasis provocan diferentes escaias focales.Si el constituyente focalizado fuera Laura>, la escala focal para 58 serIa64:

64 a Alguien confesó el robo/QuiØn confesó el robo?

b Laura confes6 el robo.

Si ei constituyente focalizado fuera el verbo xadmiti6>>, Ia escala focal seria65:

65 a Laura hizo algolQuØ hizo Laura?

b Laura hizo aigo relacionado con robarlQuØ hizo Laura relacionado con robar?

c Laura confesó el robo.

64 y 65 tienen las mismas propiedades lógicas que 63: cada uno deellos consiste en una serie de miembros relacionados I6gicamente en Ia que

cada uno de los miembros implica anailticamente al miembro inmediatamente precedente y es implicado anailticamente por el miembro inmediatamente posterior. Adems, cada uno de ellos puede obtenerse mediante elmismo procedimiento general: se toma Ia forma proposicional entera delenunciado y se reemplaza por una variable lógica primero la interpretacióndel constituyente focalizado, luego Ia interpretación del constituyentesintÆctico mÆs pequeæo que contenga el constituyente focalizado, y asisucesivamente hasta que no queden mÆs constituyentes superiores quereemplazar.

No obstante, existe una importante diferencia entre 63, por unaparte, y 64 y 65 por otra, relacionada con el hecho de que en los dosizltimos casos el Ønfasis focal no recae en Ia 1tima palabra de la oracidn.En consecuencia, la escala focal, que estÆ determinada por la iocalizacidndel Ønfasis, no puede corresponder, o por lo menos no enteramente, a Iaescala de hipótesis de anticipación que estÆ deterniinada por el orden depalabras. Es difIcil imaginar cómo un hablante podria guiar a su oyentepaso a paso desde una hipótesis de anticipación a otra hipótesis deanticipación por las escalas de 64 y 65 de la misma forma que hemosejemplificado anteriormente para 63. Por ejemplo, a menos que el oyenteya sepa cómo va a terminar el enunciado, serIa incapaz de establecer Iahipótesis de anticipación 64a a! aparecer Ia palabra <Laura>>, o lahipótesis de anticipación 65b a! aparecer Ia palabra <‘admitió>>. Aunque63-65 tienen propiedades iógicas semejantes y una relación parecida conla estructura sintctica de 58, en circuristancias normales solo 63 puederecuperarse paso a paso mediante una serie de hip6tesis de anticipaci6n amedida que avanza el enunciado.

Es natural que el Ønfasis focal recaiga al final del enunciado y, porconsiguiente, que se recupere el fondo antes que el primer piano, por lamisma razón por la que es natural plantear una pregunta antes de dar unarespuesta o comunicar paso a paso un eiemento de inforrnaci6n complejo.Sin embargo, se producen excepciones a esta estructura, y estas excepcionestambiØn pueden ser coherentes con el principio de relevancia. Por ejemplo,cuando una pregunta ha sido explIcita o implIcitamente suscitada por elenunciado inmediatamente precedente, volver a repetirla representarla ungasto inütii de esfuerzo de procesamiento. Las respuestas a preguntas.expli’citas pueden, por consiguiente, ser altamente fragmentarias, y en unarespuesta no fragmentaria el foco puede preceder al fondo, tal como loilustran las posibles respuestas 66b-c a Ia pregunta de 66a:

66 a El: QuiØn es el ms importante escritor inglØs?b Ella: SHAKESPEARE es el ms importante escritor inglØs.c Ella: SHAKESPEARE.

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Se ha discutido si el contraste entre ejemplos como 67b y 68b puedetratarse en tØrminos puramente pragmÆticoS1’:

67 a Siento Ilegar tarde.b A mi COCHE se le pirichó una rueda.

68 a Siento liegar tarde.b A mi coche le han puesto una BOMBA.

La cuestión es si en estos ejemplos el Ønfasis ha perdido su funci6n naturalde elemento enfatizador y se ha transformado en un elemento sujeto alimitaciones linguIsticas arbitrarias, o si puede considerarse que su posici6nparte, de alguna forma interesante, de principios pragmÆticos. Si es posibledar una explicaci6n pragmÆtica, sugerimos que puede ser la siguiente.

Existe una intuición profundamente enraizada de que en los ejempioscon Ønfasis inicial como 67b el material que sigue al sintagma nominalcon función de sujeto puede predecirse de alguna forma. Segin creemos,el sentido apropiado de esta intuici6n puede derivarse de nuestrasnociones de implicatura dØbil y comunicación dØbil. Cuando el hablantede 67a se disculpa por haber ilegado tarde, ci oyente esperar de formanatural una explicación. Ante Ia menci6n de las palabras <<a mi coche>>construirÆ automÆticamente la hipótesis de anticipación de que algo le haocurrido a! coche del hablante que ha provocado su retraso, y acceder aIa parte apropiada de su entrada enciclopØdica de coche. Alil encontrarÆ lossupuestos altamente accesibles y fuertemente confirmados de que a ioscoches se les pueden pinchar las ruedas, de que pueden tener averIas opueden quedarse Sin gasolina, todos elios supuestos que constituirlan unaexplicaci6n razonable de que ci habiante no haya podido ilegar a tiempo.

AdviØrtase que el hablante podrIa implicar dØbilmente esta gama deexcusas sin ni siquiera expresarlas explicitamente. Asi, si dijera <cSientoilegar tarde. E1 maldito cocheb’, se entenderla perfectamente que se hareferido a una de estas excusas predecibles. Por consiguiente, lo que sigueal sintagma nominal inicial en estos ejemplos ya est dØbilmente comunicadocon ia sola mención de dicho sintagma nominal, y los efectos contextualesde los que depende la principal relevancia del enunciado pueden calcularsesobre la base de las hipótesis de anticipación resultantes.

Los intentos de explicar ci contraste entre ejemplos como 67b y68b rara vez han ido mÆs allÆ de vagas alusiones a! <<peso semÆnticorelativo>> o a Ia <<importancia relativa>>. Nuestro marco teórico permiteexplicarlo bastante mejor. Para ci oyente de 68b, aun cuando hayaestabiecido Ia hipótesis de anticipación de que ci hablante ilega tardeporque algo le Ea pasado a su coche, Ia información de que al coche Ic hanpuesto una bomba seguirÆ siendo bastante relevante. En otras palabras, el

material que sigue ai sintagma nominal inicial no enfatizado de 68b tieneefectos contextuales significativos en un contexto creado por el procesamiento del sintagma nominal inicial, mientras que ci material que sigue alsintagma nominal inicial enfatizado de 67b no los tiene. En consecuencia,el material que sigue a! sintagma nominal inicial de 68b deber{a estarfocalizado, mientras que ci material que sigue ai sintagma nominal inicialde 67b no lo necesita. Dc acuerdo con esta Ilnea de razonamiento, cicontraste entre ejemplos como 67 y 68 puede plantearse sin tener queapelar a ninguna regla ad hoc de asignación del Ønfasis.

Generaimente, por lo menos en los recientes estudios sobre gramÆticagenerativa, el Ønfasis contrastivo ha sido tratado como un fenómeno nolingüIstico o paralingWstico, no sujeto a especiales icmites fonológicos.Esto encaja bien con Ia idea de que ci Ønfasis es meramente un instrumentonatural para seæalar con exactitud un determinado aspecto digno de notadentro del enunciado. A primera vista, el hecho de que el nfasiscontrastivo funcione de forma diferente segiin las ienguas supone unproblema para este planteamiento. Por ejemplo, se utiliza mucho mÆslibremente en ingls que en frances: mientras que 69 suena totaimentenatural, su equivalente frances 70h solo podria aparecer de forma naturalcomo eco de un enunciado precedcntc del tipo de 70a:

69 YOU must do the washing up.70 a El: 11 faut que vous fassiez Ia vaisselle.b Ella. Non, il faut quc VOUS fassiez la vaisselie.

Sin embargo, esta objeción no es particularmente convincente a menosque pueda demostrarsc quc las variacioncs en el Ønfasis contrastivo nopuedcn explicarse en tØrminos de proccsamiento. Si un mismo esqucmaentonativo pucde tcner un coste de procesamiento mayor en una Ienguaque en otra, o cuando aparece en una expresión ms que en otra, entoncesun hablante que tienda a ia relcvancia optima deberla utilizar ci esquemaentonativo ms costoso con menos frecuencia.

Parece que estÆ claro que en una lcngua como ci frances, con un pcrfilde entonación relativamente piano y una fuerte localizaci6n dcl Ønfasisfocal preferiblemente al final, la utilizaciOn no final del Ønfasis contrastivocausarla una ruptura mucho mayor dcl perfil de entonaciOn quc en unalengua como ci inglØs, con su perfil dc entonacidn relativamente variabley una localizaciOn del Ønfasis focal mfs libre. Una mayor ruptura implicaun mayor csfuerzo de procesamiento y, en igualdad de condiciones, menoraceptabilidad. Por consiguiente, nos atreverfamos a predecir que ci Ønfasiscontrastivo interno en un cnunciado de una icngua como ci francesresultarfa aceptable sOio en un intcrcambio repetitivo como ci de 70,

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donde el paralelismo entre forma linguIstica e interpretación pragmticareduce el esfuerzo general de procesamiento, y ofrece una forma particularmente económica de sefialar la gama de efectos contextuales que sedesea.

Lo que estamos sugiriendo, por tanto, es que la localización delØnfasis, a! igual que otros rasgos estilisticos, debØri’a estudiarse en tØrminosde esfuerzo de procesamiento. El hecho de que el Ønfasis contrastivo seaun mØtodo natural de distinción no impide que su utilización sea mscostosa en unas circunstancias que en otras, al igual que seflalar con eldedo, otro mecanismo natural de distinci6n, puede conilevar un costesocial mayor en unas circunstancias que en otras16. Esto sugiere, porconsiguiente, un interesante planteamiento de la variación interlinguIsticaen ios esquemas entonativos, un planteamiento que creemos podrIa arrojarcierta luz sobre una gama de datos no contrastivos que han sido objeto demuchas interesantes investigaciones en los ltimos aflost7.

Volviendo ahora a nuestra primitiva hip6tesis sobre el vinculo naturalque existe entre estructura lingu{stica y efectos pragmÆticos, vamos amostrar c6mo se tratarIan los ejemplos 51-53 dentro del marco quehemos perfilado en esta secci6n. Consideremos 51a-b:

51 a La hermana gemela de Carlos vive en BERLfN. -

b Carlos tiene una hermana gemela que vive en BERLIN.

La descripción clÆsica de estos ejemplos plantea una distinción entrepresuposición y aserción: 51a presupone lo que sib afirma, es decir,que Carlos tiene una hermana gemela. Para justificar esta distinción serequieren dos tipos de intuición. Supongamos que Carlos no tieneninguna hermana gemela y que el oyente lo sabe. Entonces, existe unaintuici6n con la que estamos de acuerdo y que, de hecho, parecedifIcilmente rebatible: que 51a se percibirla como mucho mÆs gravenientedefectuosa que 51b. Se ha dicho que existe otra intuici6n ms fuerte:que si Carlos no tiene ninguna hermana gemela, entonces, independiente.mente de lo que el oyente crea a! reSpecto, 51a no expresa ningunaproposición. Nosotros cuestionamos esta segunda intuición pero, puestoque en cualquier caso es marginal con respecto a hi pragmÆtica, no nosproponemos discutirla aquIl8. La primera intuici6n, sin embargo, sededuce directamente de nuestro marco teórico.

Vamos a suponer que tanto 51a como 51b impliquen anailticamente71:

71 Carlos tiene una hermana gemela.

Entonces, ios dos enunciados comparten sus condiciones veritativas. En51b, no obstante, 71 estÆ en la escala focal que, en este caso,corresponde a la escala de hipótesis de anticipación. Actüa como unaevolución de Ia hipótesis precedente <<Carlos tiene aigo>, o, lo que es igual,como respuesta a Ia pregunta <quØ tiene Carios?, y constituye por lomenos parte de una respuesta relevante a esta presumiblemente relevantepregunta. Si la ijnica contribución de Ia información de que Carlos tieneuna hermana gemela fuera Ia de dar acceso inmediato a una etiquetaconceptual preexistente para esta hermana gemela, entonces habria quepreferir la mÆs económica 51a. En 51a, 71 no es una implicaci6n de laescala focal y, correlativamente, no responde a ninguna pregunta sugerida.En efecto, la primera pregunta relevante sugerida por la escala focal de51a es <<quØ hace Ia hermana gemela de Carios?>’. En quØ ocasionesdeberla un hablante que tienda a la relevancia optima preferir 51b a51a? Cuando la informaci6n de que Carlos tiene una hermana gemela seasuficientemente relevante por derecho propio. Por consiguiente, un hablanteque considere que el supuesto de que Carlos tiene una hermana gemela noes ni manifiesto ni manifiestamenre verosImil para el oyente, deberi’a elegirSib, y un oyente que rechace dicho supuesto considerarla que 51amucho mÆs gravemente defectuoso que sib.

Como ha notado Strawson 1964b, existe tambiØn una gama mÆs sutilde intuiciones relacionadas con los efectos presuposicionales de las expresiones referenciales en distintas posiciones sintÆcticas. Asi, comparemos72a y 72b:

72 a El rey de Francia visitO Ia EXPOSICION.b La exposiciOn fue visitada por el rey de FRANCIA.

SegOn Strawson, Si hubiera una exposiciOn identificabie pero no hubieraningOn rey de Francia identificable, 72b conseguirla, en cualquier caso,hacer una aserciOn, aunque equivocada, mientras que 72a no harlaaserciOn alguna. En nuestro marco te6rico estas intuiciones puedenpredecirse en tØrminos de la distinci6n entre implicaciones de primerpiano e implicaciones de fondo. Los efectos presuposicionales ms fuertesson provocados por las implicaciones anaiIticas de implicÆciones deAsI, si el en 72a es cla exposiciOn>> 0 <<visitO la exposiciOn>>, y eifondo es el rey de Francia hizo algo o el rey de Francia visito1 algo, IainformaciOn de que existe un rey de Francia estar anailticamente implicadaen el fondo, y un oyente que la rechace serÆ incapaz de acceder a uncontexto en el que el enunciado pueda tener aiguna relevancia. Por elcontrario, si el foco en 72b es <cel rey de Francia>> o <cfue visitada por elrey de Francia>>, y el fondo es Ia exposici6n tenla alguna propiedad o la

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exposicio’n fue visitada POT alguien, entonces el oyente podr por lo menosacceder al contexto apropiado, y ver quØ clase de efectos contextualesdebió tener en mente el hablante. De aqul Ia intuición de que, en estecaso, las consecuencias del fallo de referente sean menos dramticas.

Vamos a ocuparnos ahora de los ejemplos 52a-c. Con frecuencia se haconsiderado que ios trios de esta clase demuestran la necesidad de dosdistinciones separadas, una basada en el orden de palabras de izquierda aderecha y la otra en la prominencia de Ia entonacidn:

52 a Llovió el LUNES.b El lunes LLOVIO.c El LUNES ilovid.

Asi, Halliday 1967-8 distingue entre Ia estructura temtica o textual,basada en el orden de palabras de izquierda a derecha, y la estructurainformativa, basada en la prominencia entonativa. Define el tema como ciconstituyente sintctico que se encuentra ms a Ia izquierda en la oraci6n,y el rema como todo lo que le sigue. La distinción tema-rema, al igual quela distinción se ha considerado a menudo comogenuinamente inguistica. Asi, Brown y Yu e 1983:133 a irman que e<<tema es una categoria formal en el anÆlisis de las oraciones>>. En nuestromarco teórico es posible dar cuenta de las diferencias entre 52a, 52b y52c sin tener que introducir el tema como categorfa formal.

Hemos visto que 52a tiene una gama de focos posibles: <dunes>>, <<ciiunes>’ y la oracidn entera. Asi pues, puede considerarse como unarespuesta a las preguntas <<QuØ dfa liovid?>>, <<CuÆndo llovid?>> yocurrid?. El efecto de 52b y 52c consiste en modificar Ia gama deposibles interpretaciones. Una vez que el oyente de 52b haya procesadolas palabras <<el lunes>>, sabr que hay aiguna pregunta sobre quØ ocurrid cilunes que el hablante considera relevante para Øl. En otras palabras, ciefecto que se consigue al poner al frente el constituyente no enfatizado <<ellunes>’ es el de forzarlo como elemento de fondo. Asimismo, una vez queel oyente de 52c haya procesado las palabras <‘el lunes>>, deberla saber queconstituyen la respuesta a alguna pregunta a la que en ese momentodeberia ser capaz de acceder por sI mismo. En otras palabras, el efecto quese consigue poniendo al frente el constituyente enfatizado <<ci lunes>> es cide seleccionarlo como foco. Oraciones como 52b y 52c pueden implicarcostes de procesamiento ligeramente mayores que los de 52a. En ese casose tratarIa del precio que hay que pagar por fijar una expresidn adverbialen el fondo mientras se retiene el Ønfasis de final del enunciado, o porindicar el foco con ms precision de lo que permitirla su posiciOnsintÆctica normal. No obstante, los efectos especiales de estas estructuras

surgen sencillamente de la interacciOn entre la sintaxis, Ia locaiización delØnfasis y el principio de relevancia. Aunque Ia distinción tema-rema puedeser una forma Otil de subrayar determinadas intuiciones, no hay lugar paraella en el vocabulario tØcnico descriptivo ni de Ia linguistica ni de Iapragmtica.

Uno de los trabajos clsicos sobre la distinciOn tema-comentario es elde Reinhart 1981. Reinhart define el <ctema oracional>> como un constituyente sintÆctico explIcitamente presente en Ia oraciOn, de cuyo referentetrata Ia oración. Muchos autores apelan tambiØn a una nociOn algo msimprecisa de <<tema discursivo>. En general, los temas oracionales no estÆnenfatizados y se encuentran al principio en el orden de palabras. Asi, en53a el tema oracional es Juan Pablo Segundo, y en 53b es el actualPapa:

53 a Juan Pablo Segundo es el actual PAPA.b El actual Papa es Juan Pablo SEGUNDO.c Es Juan Pablo SEGUNDO quien es el actual Papa.

En lo referente a la funciOn pragmtica de los temas, existe un acuerdogeneral sobre el hecho de que su funcidn consiste en dar acceso a lo queen nuestros tØrminos seria información contextual crucial para el procesode comprensiOn. AsI, el ejemplo clsico de tema discursivo son ios tItuiosy ios pies de ilustraciOn, cuya funcidn consiste precisamente en dar accesoa informaciOn enciclopØdica decisiva para Ia comprensiOn de los textos yde las ilustraciones que los acompafian. Dc igual forma, los temasoracionales soi’ generalmente constituyentes sintacticos no enfatizadosque aparecen al principio del enunciado, cuya funciOn en nuestro marcoteOrico consiste en permitir el acceso a informaciOn enciclopØdica que elhablante considera crucial para ci proceso de interpretaciOn.

Una razOn para examinar seriamente todos los estudios sobre temas esque, a menudo, se ha dicho que Ia noción ms bÆsica de relevancia, Ia quetendrIa rnÆs importancia definir, es Ia de relevancia para un tema. As1Brown y Yule 1983:68 comentan que aunque la nociOn de tema es <muydificil de concretar>’, es, sin embargo, <esencial para conceptos como losde relevancia y coherencia>>. Dada la funciOn que desempeæan los temas ala hora de dar acceso a los contextos, este tipo de comentarios no resultasorprendente. En la medida en que un enunciado es relevante en nuestrosentido en un contexto homogØneo derivable de una inica entradaenciclopØdica, serÆ relevante con respecto a un tema en un sentidoderivado, considerndose como tema simpiemente la etiqueta conceptualvinculada con esa entrada enciclopØdica. No obstante, en nuestro marcoteOrico un enunciado tambiØn puede ser relevante en un contexto no

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homogØneo, es decir, en un contexto derivado de distintas fuentesenciclopØdicas y del entomb en el que no deberIa resultar fcii tener

juicios sistemticos sobre su relevancia respecto a un tema. Los enunciadosrelevantes respecto a un tema sdlo son un subconjunto de todos losenunciados relevantes, y es Ia noci6n de relevancia respecto a un tema la

que es derivada19.Por lo que se refiere a las distinciones entre información dada

información nueva y foco-presuposici6n, tenemos poco que afladir a lo

que ya se ha dicho. En nuestro marco teórico la información de fondo es

informaci6n que contribuye a la relevancia sólo de forma indirecta,

reduciendo el esfuerzo de procesamiento requerido; no tiene que ser ni

preexistente ni presupuesta. La información de primer piano es inforniación

que es relevante en sí misma por el hecho de tener efectos contextuales;

no necesita ser nueva20. No obstante, la diferencia fundamental entre

nuestra distinción primer plano-fondo y las distinciones preexistente

nuevo y foco-presuposicidn reside en su estatus tedrico. Las distincionespreexistente-nuevo y foco-presuposici6n suelen considerarse como parte

de la maquinaria bÆsica de la teorla linguIstica yb pragmitica. Nuestradistincidn primer plano-fondo, por el contrario, no tiene ninguna funci6n

que desempeflar en la teoria lingustica, y en la pragmitica es simplemente

una etiqueta descriptiva que se utiliza para distinguir dos aspectoscomplementarios e independientemente necesarios del proceso de interpre

tación. Por consiguiente, no es que demos por supuesto que un hablante

competente tenga que tener incorporada en su gramitica o en sus

capacidades inferenciales ninguna noción de primer piano y fondo. Estas

nociones surgen corno efectos automiticos de Ia tendencia del oyente a

maximizar la relevancia y de la explotacidn que el hablante hace de esta

tendencia.El principal argumento de esta sección ha sido el siguiente: puesto que

los enunciados tienen estructura de constituyentes, orden interno y Ønfasis

focal, y puesto que su procesamiento no es puntuai en el tiempo, la formamis eficaz, en lo referente a los costes, de explotar estos rasgos estructuralesharÆ surgir una serie de efectos pragmiticos. Existe un vinculo natural

entre estructura lingustica e interpretación pragmitica, y no hay necesidad

de ninguna convencidn ni regia de interpretación pragmitica especial. El

hablante simplemente adapta su enunciado a la forma en que ei oyente va

a procesarlo en cuaiquier caso, teniendo en cuenta las limitacionesestructurales y temporales existentes21.

6. Implicaturas y estilo: efectos poØticos

A veces se ha dicho que el estilo es el hombre. Nosotros dirlamos misbien que el estilo es la relación. Del estilo de una comunicación se puedeninferir cosas como cuÆles cree el habiante que son las capacidadescognitivas y el nivel de atención del oyente, en quØ medida esti preparadopara ayudar al oyente o guiarle en el procesamiento de su enunciado, elgrado de complicidad que existe entre ambos, y su cercanIa o distanciaemocional. En otras palabras, un hablante no sdlo pretende ampliar elentorno cognitivo mutuo que comparte con el oyente sino que, ademis,da por sentado que existe un cierto grado de mutualidad, tal como indica,y a veces comunica, su estilo.

La elección del estilo es algo que ni los hablantes ni los escritorespueden evitar. Al tender hacia la relevancia el hablante tiene que estableceralgunos supuestos sobre las capacidades cognitivas y los recursos contextuales del oyente, que se verin necesariamente reflejados en la forma enque se comunica y, en particular, en quØ decide hacer expilcito y quØdecide dejar implicito. Comparemos 73a-c:

73 a Sólo los amateurs pueden competir en las olimpiadas.b Los juegos olImpicos son una competición deportiva internacional

que se celebra cada cuatro aæos. Solo los amateurs puedencompetir.

c Los juegos olimpicos son una competici6n deportiva internacionalque se celebra cada cuatro aflos. SOlo los amateurs, es decir,personas que no cobran por su actividad deportiva, puedencompetir en los juegos olimpicos. A los profesionales, es decir,personas que cobran por su actividad deportiva, no se les permitecompetir en los juegos olImpicos.

Estos enunciados no se diferencian tanto por su significado como por lacantidad de ayuda que prestan al oyente para poder recuperar dichosignificado. El hablante de 73a confla en que el oyente conoce una seriede datos sobre las olimpiadas que en 73b y en 73c, .por el contrario, seafirman explicitamente. Lo que el hablante de 73a y 73b confla en queel oyente conoce sobre el amateurismo, en 73c esti expilcitamenteespecificado. El estilo de 73c es mis pesado que el de 73b que, a suvez, es mis pesado que el de 73a, y esto se debe al diferente grado conque se cuenta con la capacidad del oyente para recuperar el significadoimpilcito.

Un hablante que tienda a la relevancia Optima dejari implccito todoaquello que pueda esperarse que el oyente vaya a aportar por sI mismo

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con menos esfuerzo del que seria necesario para procesar una indicaciónexpllcita. Cuanta mÆs información deje implicita el hablante, mayor serf elgrado de comprensión mutua que hace manifiesto que cree que existeentre Øl y el oyente. Por supuesto, si sobrestima este grado de comprensiónmutua existe el riesgo de hacer que su enunciado sea mÆs difIcil o inclusoimposible de entender. No siempre es fÆcil acer-tar con el equilibriocorrecto. Aun el mÆs ligero desfase entre las estimaciones del hablante yla capacidad del oyente puede hacer que Jo que simplemente se pretendiaque fuera una ayuda parezca un trato de condescendencia, o parezcaabiertamente ofensivo para el oyente. Lo que es importante, en cualquiercaso, es que el hablante tiene que elegir alguna forma para transmitir elmensaje que desea, y que la forma que elija no podrÆ sino revelar cuÆlesson sus supuestos sobre los recursos contextuales y las capacidades deprocesamiento del oyente. No existe ningn estilo completamente neutro.

Otra dimension en la que los estilos pueden variar es el grado en queencauzan o gulan Ia btisqueda de relevancia del oyente. Comparemos 74b-d como respuestas a Ia pregunta 74a:

74 a Pedro: jack es un buen marinero?b Maria: SI, Jo es.c Maria: TODOS los ingleses son buenos marineros.d MarIa: Es ingls.

Como vimos en la secciOn 4, mientras que una respuesta directa deja aloyente libre de procesar como quiera la informaciOn que se le ofrece, unarespuesta indirecta sugiere una particular linea de procesamiento en elcÆlculo de los efectos contextuales. Al decir 74c, por ejemplo, Maria nosOlo espra que Pedro acceda al supuesto de que Jack es inglØs y loutilice, e infiera que Jack es un buen marinero; ademÆs, le incita aespecular sobre el supuesto de que los ingleses son buenos marineros, y aderivar de Øl algunas conclusiones adicionales. Al decir 74d, por elcontrario, se comporta como si el supuesto de que todos los ingleses sonbuenos mariner-os fuera mutuamente manifiesto para ella y para Pedro, ymÆs manifiesto que el supuesto de que Jack es inglØs. Podria habercircunstancias en las que la principal relevancia de 74d no viniera de IaconclusiOn fuertemente implicada de que Jack es un buen rnarinero, sinodel hecho de que Maria, al tratar como mutuamente manifiesto el hechode que todos los ingleses son buenos marineros, haya hecho mutuamentemanifiesta su intención de hacer manifiesto que ella supone que compartecon Pedro un sentimiento de orgullo nacional.

Nosotros sostenemos que el estilo surge en la bOsqueda de larelevancia. Las figuras del discurso clÆsicas se definieron en tØrminos derasgos for-males que podlan tener o no los efectos estilisticos esperados.

268 I

ConsidØrese la epizeuxis o repeticiOn, por ejemplo. Los efectos de IarepeticiOn en Ia interpretaciOn de enunciados no son, ni mucho menos,constantes. Comparemos los siguientes ejemplos:

75 AquI hay un calcetin rojo, aqul hay un calcetln rojo, aqul hay uncalcetIn azul...

76 Dimos un paseo largo, largo.77 Habla casas, casas por todas partes.78 Nunca, nunca voy a volver a fumar.79 Hay un zorro, un zorro en el jardln.80 Mi niæez se fue, se fue.

En circunstancias fciles de imaginar, 75 podria transmitir que hay doscalcetines rojos, 76 que el hablante dio un paseo muy largo, 77 quehabia muchIsimas casas, 78 que decididamente el hablante no volver afumar nunca mÆs, 79 que el hablante estaba excitado porque habla unzorro en el jar-din, y 80 que estaba conmovido por la desapariciOn de suniflez. Asi pues, los efectos <enfÆticos>> de la repeticiOn se interpretan deforma diferente en cada ejemplo. En particular, pueden quedar reflejadosen el contenido proposicional del enunciado, como en 75-77, en elgrado de compromiso del hablante con ese contenido proposicional, comoen 78, o en alguna otra expresiOn de la actitud del hablante, como en79 y 80.

Una forma de explicar esta variaciOn serla establecer unos principiosespecificos de interpretaciOn sem.ntica o pragmÆtica de for-ma que, porejemplo, el primero de dos adjetivos graduables repetidos se interpretariacomo miy, el primero de dos sustantivos plurales repetidos se interpretarfacomo muchos/as, etc. No obstante, en el caso de 79, y especialmente de80, es dificil concebir una parÆfrasis proposicional que pueda captaradecuadamente su significado. Es como si estos enunciados, ms quedescribir simplemente el estado mental o emocional del hablante, loexpusieran: originan efectos no proposicionales que se perderlan al sustituirlos por una parÆfrasis. Por consiguiente, Ia idea de un tratamientosemntico o pragmtico de la repetición especIfico par-a cada caso noparece demasiado recomendable.

Otra posibilidad serla la de demostrar que los efectos de la repeticiOnproceden de principios psicolOgicos ms generales, tal vez de un conjuntouniversal de estrategias cognitivas par-a hacer frente a las entradas informativas repetitivas en la naturaleza. Dicho esto, sin embargo, es dificilimaginar cOmo dos ovejas, o un rebaflo de ovejas, podrIan entendersecomo una version conmovedora, excitante o enfÆtica de una sola oveja.Adems, los ejemplos 79 y 80 presentan, una vez mis, problemas paradicho enfoque.

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Desde el punto de vista de Ia teorla de la relevancia, ambos planteamientos estn de mis, en cualquier caso, dado que las interpretaciones de75-80 se desprenden automÆticamente del principio de relevancia.Dentro de nuestro marco te6rico, la tarea del oyente que se enfrenta aestos enunciados consiste en reconciliar ci hecho de que una ciertaexpresi6n haya sido repetida con el supuesto de que se tiende a larelevancia 6ptima. Evidentemente, el esfuerzo extra de procesamientolinguIstico a que obliga Ia repetici6n debe verse compensado por alg1nincremento en los efectos contextuales desencadenados por la propiarepetición. Las distintas interpretaciones de 75-80 ilustran simplementelas distintas formas en que puede alcanzarse dicho incremento.

En el caso de 75, serIa coherente con el principio de relevanciasuponer que las dos apariciones de <<aqul hay un calcetIn rojo>> hacenreferencia a objetos distintos numØricamente: por consiguiente, se comprendede forma natural que 75 significa que hay dos calcetines rojos. Con 76serfa coherente con el principio de relevancia suponer que el habiantequerla indicar que el paseo fue m.s largo de lo que de lo contrario eloyente habria creldo: en otras palabras, que fue un paseo muy largo. Con77 serIa coherente con el principio de relevancia suponer que ci hablantequerla indicar que habla mÆs casas de las que de lo contrario el oyentehabria pensado: en otras palabras, que habla un gran ni’imero de casas. Encada uno de estos casos la repetición modifica la forma proposicional y,por consiguiente, las explicaturas del enunciado, y alcanza, gracias a esto,efectos contextuales adicionales.

Ninguna de estas lineas de interpretación puede aplicarse a 78. Eneste caso, serla coherente con el principio de relevancia suponer que elhablante concede a! supuesto expresado un valor de confirmación mis altodel que el oyente le atribuiria en caso contrario. Sabiendo que suenunciado sen acogido con escepticismo, ci hablante repite la palabra<<nunca>’ con toda probabilidad el objetivo del sentimiento de escepticismo,para convencer al oyente de que realmene piensa lo que dice: en otraspalabras, <nunca, nunca>’ tiene aquI un significado semejante a <decididamente nunca", y refleja ci grado de compromiso del hablante con elsupuesto expresado. Esto refuerza la explicatura y todas sus implicacionescontextuales, aumentando de esta forma los efectos contextuales delenunciado.

Con 79 y 80 no funciona ninguna de las interpretaciones anteriores.No es probable que por enriquecer la forma proposicional o por reforzarlas implicaturas vaya a lograrse ningiin aumento del efecto. Queremossugerir que en estos casos la repetición deberla producir un aumento delos efectos contextuales, al instar al oyente a que amplie el contexto y, deesa forma, aflada ulteriores implicaturas. La repetición de 79 no puede

explicarse suponiendo que hay varios zorros en ci jardIn, o reforzando cisupuesto de que hay un zorro. En su lugar, al oyente de 79 se Ic instaa profundizar en su entrada enciclopØdica de zorro, con Ia garantla de queeste esfuerzo extra de procesamiento se yen compensado por un beneficioen efectos contextuales: el hecho de que haya un zorro en ci jardIn sepresenta como un hecho mis relevante de lo que ci oyente habriapercibido espontineamente.

Dc igual forma, no puede expiicarse la repetición de 80 suponiendoque Ia niflez del habiante se fue hace mis tiempo o de una forma misdefinitiva de lo que de lo contrario podria haberse supuesto; asi que, sihay que confirmar Ia presunción de relevancia, la repetición de <se fue"deberla interpretarse como un estimulo a ampliar ci contexto. Sinembargo, existe una diferencia entre 79 y 80. Si se presta atenci6n alhecho de que hay un zorro en ci jardin y se hace un esfuerzo pararecordar datos bisicos sobre los zorros, es probable que esto produzcaalgunas implicaciones fuertes y ficilmente predecibies como, por ejemplo,que <<las gallinas estin en peligro. Estas implicaciones fuertes se prestan aser interpretadas como impiicaturas fuertes del enunciado. En ci caso de80 es mis probable que la relevancia adicionai se alcance mediante unaampliaci6n mis diversificada del contexto y mediante una gama misamplia de implicaturas mis dØbiles. En otras palabras, al oyente se Ic instaa ser imaginativo y a asumir una responsabilidad mayor a Ia hora deimaginar quØ podnia significar para ci habiante que su juventud hayapasado hace tiempo.

Compirense las interpretaciones de 80 y 81:

80 Mi nifiez se fue, se fue.81 Mi niflez se fue.

Lo que nosotros sugenimos no es que en un determinado contexto 80tenga unas impiicaciones contextuales de las que 81 carece. El oyente decada uno de los enunciados es libre de denivar todas las consecuencias quequiera dci hecho de que Ia niæez del hablante se ha ido. Lo que tiene 80son mis implicaturas que 81, es decir, mis supuestos e implicacionescontextuales que reciben aigi’in tipo de respaido por parte dcl hablante.Para justificar ia repetición de se fue>>, ci oyente tiene que pensar entodas las imp!icaturas que ci habiante podnIa haber esperado razonabiementeque Øl denivara de 81, y luego suponer que existe toda una gama deulteriores premisas y conclusiones que ci hablante desea respaidar. Paraesto, ci oyente tiene que ampliar ci contexto. En consecuencia, 80 podn’asugenir, por ejemplo, que ci hablante esti viviendo un torrente derecuerdos que se confla que ci oyente pueda imaginar por Si mismo. Todo

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aquello que parezca un efecto no proposicional asociado con la expresi6nde actitudes, sentimientos y estados animicos, puede plantearse apelando ala noci6n de implicatura dØbil desarrollada en Ia sección 4.

Vamos a denominar efectos poØticos a los efectos caracterIsticos de unenunciado que consigue la mayorIa de su relevancia a travØs de una ampliagama de implicaturas dØbiles. Generalmente, los ejemplos mÆs ilamativosde una figura determinada, como aquellas en las que se fijan los retóricosy los estudiosos del estilo, son ios que tienen efectos poe’ticos en estesentido. Estos efectos poØticos, por consiguiente, se atribuyen a laconstruccidn sintÆctica o fonológica en cuesti6n. No obstante, comodemuestran los anteriores ejemplos, una estructura sintctica repetitiva noprovoca invariablemente efectos estilisticos notables. Lo mismo ocurrecon todas las figuras de estilo identificadas por la ret6rica clÆsica.

Corisideremos, por ejemplo, la construccidn sintictica que los actualesestudiosos de sintaxis ilaman vaciado y los retóricos clÆsicos llamanzeugma, tal como aparece en ios ejemplos 82-84:

82 Maria fue de vacaciones a la montana, BelØn a la playa y Luisa alcampo.

83 Maria vive en CÆceres, BelØn en Cuenca y Luisa en un rascacielos.84 Maria venia con Pedro, BelØn con Juan y Luisa con una triste

sonrisa.

En cada uno de estos ejemplos existen claros paralelismos sintÆcticos,semÆnticos y fonol6gicos. Dichos paralelismo refuerzan la tendencianatural del oyente a reducir el esfuerzo de procesamiento buscandoparalelismos iguales en Ia forma proposicional y en las irnp!icaturas. En82, por ejemplo, puede suponerse con toda seguridad que el sintagmaverbal que falta en la segunda y en la tercera oración es fue devacaciones>. Adems, ese mismo contexto fÆcilmente accesible, el delugares tipicos para ir de vacaciones, permite a las tres oraciones producirefectos contextuales paralelos con algunas conclusiones verdaderas sobreMarIa, BelØn y Luisa, y otras que contraponen sus respectivas vacacionessegün parÆmetros comparativos bastante corrientes. Un hablante quetienda a la relevancia optima deberla introducir deliberadamente dichosparalelismos lingüIsticos SOlO Si espera que produzcan una reducción delesfuerzo de procesamiento del oyente y, en particular, si piensa que labüsqueda de contextos y efectos contextuales paralelos se vera recompensadacon algn beneficio. De lo contrario, los paralelismos podrIan guiar en unadirecci6n falsa el esfuerzo del oyente, aumentÆndolo asi en lugar dereducirlo. Por consiguiente, en la medida en que refleja Ia elecciOndeliberada del hablante, la forma de 82-84 indica al oyente que la

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btisqueda de contextos e implicaciones contextuales paralelos serÆ satisfactoria.

En 82 el paralelismo no alcanza ningi’Ln efecto estilistico Ilamativo.En el caso de 83, sin embargo, y aun mÆs en el de 84, si lo hace. Heaqui una posible explicaciOn: en el caso de 82 el paralelismo sintÆctico secorresponde con un paralelismo semÆntico, y es fÆcil conseguir efectoscontextuales paralelos en un contexto ampliamente comn. Por consiguiente,el paralelismo de 82 contribuye a la relevancia simplemente porquereduce el esfuerzo de procesamiento pero no crea ningl’In efecto contextualespecial. En el caso de 83 y 84, el paralelismo sintÆctico no secorresponde con ningi.’in paralelismo semantico semejante en la terceraoraciOn: <<un rascacielos>> no va con <<CÆceres>> y <<Cuenca>>; <<una tristesonrisa>> no va con <<Pedro>> y <<Juan>>. Sin embargo, el paralelismosintactico destaca demasiado como para ser accidental o pasar inobservado;es suficientemente fuerte como para desencadenar un procesamientoparalelo a pesar de Ia parcial divergencia seinÆntica. El problema consiste,por consiguiente, en encontrar un contexto en el que las tres oracionestengan efectos contextuales paralelos. Esto requiere un esfuerzo deimaginaciOn: el oyente tiene que conectar entradas enciclopØdicas relativamente dispares y construir supuestos no estereotipados.

En el caso de 83, la tarea del oyente consiste en encontrar unconjunto de supuestos en cuyo contexto el hecho de que Maria viva enCaceres, BelØn viva en Cuenca y Luisa viva en un rascacielos tenga o bienimplicaciones idØnticas, o bien irnplicaciones directamente contrapuestas.Algunos datos bÆsicos sobre CÆceres, Cuenca y los rascacielos sugieren laconclusiOn de que Maria y BelØn no viven en un rascacielos, y de queLuisa no vive en una ciudad pequefia. No obstante, estas conclusionespodrIan haberse derivado con menos esfuerzo si el hablante hubiesenombrado la ciudad en la que vive Luisa o Ia clase de edificio en el queviven Maria y BelØn. Si la interpretaciOn general tiene que ser coherentecon el principio de relevancia, hay que confiar en que el hablante hayaquerido implicar algo mÆs que eso: por ejemplo, podria haber intentadotransmitir una serie de implicaturas dØbiles que demostraran que la formaen que viven Maria y BelØn se ye mas afectada por el tipo de ciudad quepor el tipo de edificio en que viven, mientras que en lo que respecta a laforma de vida de Luisa ocurre lo contrario.

En el caso de 84 Ia tarea del oyente consiste en encontrar unconjunto de supuestos en cuyo contexto el hecho de que Maria vinieracon Pedro, BelØn con Juan y Luisa con una triste sonrisa tenga o bienimplicaciones idØnticas, o bien implicaciones directamente contrapuestas.Lo que podrIa sugerirse es que Luisa no tenla a nadie con quien venir, queestaba triste porque no tenIa a nadie con quien venir, que habi’a toda una

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historia tras su triste sonrisa en la que, de alguna manera, Maria, Pedro,BelØn y Juan estaban implicados, y que un oyente imaginativo se la podriaexplicar de diferentes maneras. De esta forma, podria mantenerse elparalelismo requerido entre contexto y efectos contextuales. El resultadoserla una amplia gama de implicaturas bastante dØbiles.

En 82, 83 y 84, debido a la forma del enunciado, Ia biisqueda deuna interpretación coherente con el principio de relevancia induce unadeterminada estrategia de procesamiento. En el caso de 82, esta estrategiaorigina una interpretación absolutamente corriente; la contribución a larelevancia que realiza la forma del enunciado consiste meramente enreducir el esfuerzo de procesamiento. En el caso de 83, y ain mis en elde 84, esta estrategia ileva a! oyente mis alli de contextos y premisasnormales, y produce unos efectos tipicamente poØticos.C6mo afectan los efectos poØticos a! entorno cognitivo mutuo del

hablante y del oyente? Lo que hacen no es afiadir supuestos enteramentenuevos que sean fuertemente manifiestos en este entorno. En lugar de eso,aumentan ligeramente el caricter manifiesto de una gran cantidad desupuestos dØbilmente manifiestos. En otras palabras, los efectos poØticoscrean, mis que conocimientos comunes, impresiones comunes. Los enunciados con efectos poØticos pueden utilizarse precisamente para crear estasensacidn de mutualidad aparentemente afectiva mis que cognitiva. Loque estamos sugiriendo es que si observamos estos efectos afectivos atravØs del microscopio de la teoria de la relevancia, veremos una ampliagama de mirn’isculos efectos cognitivos.

Lo que reivindicamos es que los efectos poØticos son el resultado deacceder a una amplia gama de implicaturas muy dØbiles en Ia por lo demiscorriente büsqueda de la relevancia. Las diferencias estilIsticas no son sinodiferencias en la forma en que se obtiene la relevancia. Un aspecto en elque pueden diferir los estilos es la mayor o menor confianza en los efectospoØticos, de la misma forma que pueden diferenciarse en la mayor omenor confianza en Ia implicatura, y en la forma en que explotan en susexplicaturas el hecho de que Ia información sea de fondo o de primerpIano.

7. Dimension descriptiva y dimensiOn interpretativa del usodel lenguaje

Hasta el momento, hemos limitado nuestra atención a las asercionescorrientes: enunciados cuya explicatura principal consiste sencillamente ensu forma proposicional. En muchos casos tal vez en la mayorIa, la formaproposicional de un enunciado no es en absoluto una explicatura. Esto es

asi en el caso de los tropos, por una parte, y de los actos de habla noasertorios, por otra. Normalmente, sin embargo, unos y otros no seconsideran particularmente relacionados.

El anilisis tradicional de los tropos implica Ia sustituciOn de unsignificado figurado por un significado literal. Consideremos Ia ironia de85:

85 a Pedro es una persona muy leida. b Hasta ha oido hablar deShakespeare.

La forma proposicional de 85a es el supuesto de que Pedro es unapersona muy lelda. Sin embargo, no es un supuesto que el hablante quierahacer manifiesto; no es una explicatura. La tinica explicatura obvia de85a es 86, donde, como ya hemos visto, se puede decir que P sinafirmar o explicar que P.

86 El hablante esti diciendo que Pedro es una persona muy leIda.

De igual forma, Ia forma proposicional del ejemplo de metifora 87tampoco es una explicatura:

87 Esta habitación es una pocilga.

El hablante no espera que el oyente empiece a mirar a su alrededorbuscando a ver si hay cerdos. La t’inica explicatura obvia de 87 es 88:

88 El hablante esti diciendo que esta habitaciOn es una pocilga.

El problema de ciadosfiuiadoscomo 85a y 87, que no parecentener mÆs explicatura que expresiones como 86 y 88, consiste enexplicar de quØ manera podrian ser relevantes.

En el caso de los actos de habla distintos de las aserciones, la formaser una explicatura. ConsidØrese la

interrogativa general 89:

89 Va a venir Sonia a la fiesta?

La forma proposicional de 89 es 90:

90 Sonia va a venir a la fiesta.

Sin embaio, si 89 es una pregunta real, la intención del hablante no es

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comunicar que Sonia va a venir a Ia fiesta, sino descubrir si va a venir.Para producir 92, la explicatura de 89, hay que integrar la formaproposicional 90 en un esquema de supuesto como 91:

91 El hablante est. preguntando si es verdad que92 El hablante est preguntando si es verdad que Sonia va a venir a la

fiesta.

De igual manera, Ia forma proposicional de la petici6n que hay en 93es 94:

93 Cierra la puerta, por favor.94 La puerta va a ser cerrada dentro de un momento.

Sin embargo, evidentemente la intención del habiante no es comunicar aloyente que la puerta va a ser cerrada dentro de un momento. Paraproducir 96 como explicatura de 93, hay que integrar la formaproposicional 94 en un esquema de supuesto como 95:

95 El hablante estÆ diciØndole a! oyente que haga realidad el hecho deque

96 El hablante est diciØndole al oyente que haga realidad ci hecho deque la puerta vaya a ser cerrada dentro de un momento.

Existe una cantidad considerable de estudios sobre erzas ilocutivas yy una cantidad ai’in mÆs considerable de estu ios sobre

tropos. En ambos casos, Ia preocupación principal han sido los problemasde clasificacidn, y poco es lo que se ofrece respecto a posibies formas deexplicarlos. A pesar de este parecido superficial, el solapamiento entre lostrabajos sobre fuerzas ilocutivas y los trabajos sobre tropos es mInimo,como si sobrara decir que se trata de aspectos radicalmente diferentes deluso del lenguaje. Nosotros no compartimos esta idea de que las fuerzasilocutivas y los tropos definan dos campos homogØneos y radicalmentedistintos. Nos gustarla sugerir un enfoque diferente y ms integrado,basado en una distinci6n fundamental entre interpretación y descripción22.Esta distinción no es un elemento ad hoc de maquinaria adicionalintroducido para dar cuenta de los tropos y las fuerzas ilocutivas. Es unadistinci6n que se desprende de forma bastante natural de la explicaci6n deIa comunicación ostensivo-inferencial basada en la relevancia que hemosintentado desarrollar. En esta sección vamos a introducir y a ejemplificardicha distinción. Ms adelante la utilizaremos para explicar la metÆfora enIa sección 8 y para explicar la ironla en la sección 9, y para examinar bajouna nueva luz los actos de habla y las fuerzas ilocutivas en la secci6n 10.

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La mayorIa de los estimulos que se utilizan en la comunicaciónostensiva son representaciones representaciones piiblicas ms que mentales,por supuesto. Esto es cierto no sólo en el caso de los enunciadoslinguIsticos, sino tambiØn en el caso de otras clases de estimulos ostensivos.La teorIa de la relevancia proporciona una expiicación directa de estehecho, sin que haya que recurrir a reglas, limitaciones o principios ad hocde ninguna clase, como por ejemplo, una convención tÆcita. de querepresentar un determinado estado de cosas equivale a indicar que existede lo que, en cualquier caso, existen innumerables contraejemplos.

La identificación de un estimulo, y en particular de un estImuloostensivo, implica tener en mente una forma lógica, una cadena estructuradade conceptos. Como hemos visto, los conceptos dan acceso a las entradasenciclopØdicas, y una forma l6gica puede utilizarse como esquema desupuesto. Dado el principio de relevancia, y en particular Ia presunción deque, en lo que respecta al esfuerzo, ci estimulo es ci mejor que el emisorpodria haber elegido, ci destinatario de un acto de comunicaci6n estÆautorizado a suponer que, para recuperar la interpretación pretendida,debe utilizar ci esquema de supuesto sugerido por la forma l6gica que esthconcibiendo, y las entradas enciclopØdicas a las que dan acceso susconceptos constituyentes.

Una representacidn reconocible puede utilizarse para atraer la atencióndel oyente hacia conceptos que no estÆn ejemplificados en ci entornoinmediatamente perceptible. Si queremos que alguien piense en un perrocuando no hay ning1.in perro cerca al que podamos se?ialar, tendremos queusar la representación de un perro: un dibujo, una postura canina, Iaimitaci5n de un ladrido, la palabra <<perrox., la palabra <chien. Siqueremos que alguien piense en un perro que muerde, tendremos que usaruna representación, verbal o visual, de un perro que muerde. Puesto quese trata de una conducta ostensiva,. nuestro destinatario supondrÆ que nosestamos comunicando, que Ia información que estamos comunicandomerece su atención, que ci estimulo que utilizamos es económico, y que,por consiguiente, no estamos haciØndole concebir gratuitamente Ia representación mental de un perro que muerde, y que la primera representacióninferible coherente con esos supuestos tendria que ser Ia correcta.

En condiciones apropiadas, cualquier fenómeno natural o artificial queexista en el mundo puede utiiizarse como representación de aigiin otrofenómeno con ci que guarde algin tipo de parecido. Tras haber trepado alo alto del muro del jardin, el primero de los ladrones imita silenciosamentea un perro que muerde para avisar a su c6mplice que se encuentra al piedel muro. Si me preguntas quØ forma tiene Brasil, como respuesta teseflalarØ una nube con Ia forma apropiada. Maria quiere comunicar aPedro que quiere marcharse de la fiesta, e imita la acción de conducir.

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Hay otra forma de utilizar los enunciados como representaciones: noen virtud de su semejanza con un fen6meno, sino en virtud de que tenganuna forma proposicional que refleje fielmente un estado de cosas real oconcebible. En el caso de una aserci6n, por ejemplo, la forma proposicionalse utiliza para representar un determinado estado de cosas del mundo real;en el caso de una petición, Ia forma proposicional del enunciado se utilizapara representar un estado de cosas deseable. En cualquier caso, losenunciados tambiØn son fen6menos, y como todos los fenómenos puedenutilizarse para representar algo con lo que guardan parecido. Muy amenudo los teóricos pasan por alto esta posibilidad, y aun cuando no lohacen queremos decir que se subestima enormemente la función quedesempefia en la comunicación verbal.

Consideremos ci siguiente diÆlogo:

97 Pedro: En quØ idioma hablaste con ci camarero?Maria: Bonjour, comment allez-vous, bien, merci, et vous?

Maria no comunica que habló en frances con ci camarero diciendo que lohizo, sino imitando ci hecho que quiere hacer manifiesto. La emisión desu enunciado se debe a que se parece al fenómeno de su conversación enfrances con el camarero, aun cuando su forma proposicional no describeen absoluto dicho fenómeno. Sin embargo, al igual que en ci ejemplo 6de la demostración del tartamudo, la respuesta de Maria dificilmenteconstituye un caso de verdadera comunicación linguistica.

Consideremos ahora el diÆlogo 98:

98 Pedro: Y quØ dijo ci camarero?Maria: Je l’ai cherchØ partout!

Una vez mÆs, aquI Maria tampoco estÆ comunicando la forma proposicionalde su enunciado. Est utilizando este enunciado porque se parece alenunciado del camarero. Se parece a ese enunciado porque es un ejempiarde la misma oración: es una cita directa. Una cita directa tiene unaestructura linguistica, lo que incluye una estructura semÆntica, y cuandose Ia utiliza para hacer manifiesta esta estructura semÆntica cae, propiamente,en ci campo de la comunicación verbal. Las citas directas son el ejemplomÆs obvio de un enunciado que no se emplea para representar lo quedescribe, sino aquello a lo que Se parece. Y no son ni mucho menos ciiinico ejemplo.

Consideremos otra version del diÆlogo entre Pedro y Maria:

99 Pedro: Y quØ dijo el camarero?Maria: Lo he buscado por todas partes.

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Esta vez, ci enunciado de Maria es una traducciOn del enunciado delcamarero. Una vez mÆs, se lo utiliza para representar aquello a lo que separece: se parece al enunciado del camarero porque tiene la mismaestructura semntica.

Consideremos ahora:

100 Pedro: Y quØ dijo ci camarero?Maria: Ha buscado tu cartera por todas partes. Dc todas formas,no me lo creo.

En 100, la primera oraciOn del enunciado de Maria es una representaci6ndel enunciado del camarero, aunque no es ni una cita directa ni unatraducciOn. En quØ se parece ci enunciado de Maria a! del camarero? Losdos enunciados tienen una estructura semntica distinta, puesto que, parareferirse a si mismo, ci camarero utilizO un verbo en primera persona y noun verbo en tercera persona, y para referirse a Ia cartera de Pedro utilizOun pronombre de tercera persona y no una descripciOn concreta. Lo quelos dos enunciados tienen en comt’in es su forma proposicional.

Supongamos ahora que en lugar de la oraciOn <Je i’ai cherchØpartout!, ci camarero hubiese pronunciado un largo discurso que noincluyera ni esta oración concreta ni ninguna otra estrechamente parecida.Consideremos el ejemplo siguiente:

101 Pedro: Y quØ dijo ci camarero?Maria: Que ha buscado tu cartera por todas partes.

Una vez mÆs, ci enunciado de Maria se estÆ utilizando para representaraquello a lo que se parece, es decir, ci discurso del camarero. Pero, quØnaturaleza tiene ci parecido esta vez? Las estructuras iingüIsticas sondiferentes, ias estructuras semÆnticas son diferentes, las formas proposicionales son diferentes. Sin embargo, si ci resumen de Maria es fidedigno, lasformas proposicionales, aunque diferentes, tienen que ser parecidas: tienenque compartir algunas propiedades lOgicas, por ejempio, tienen que tenerimplicaciones contextuales parciaimente idØnticas en algunos contextos.

Cualquier representacidn que tenga una forma proposicional, y enparticular cualquier enunciado, puede utilizarse de dos maneras distintaspara representar cosas. Puede representar un estado de cosas en virtud deque su forma proposicional refleja fielmente ese estado de cosas: en esecaso, diremos que Ia representación es una descripcio’n, o que se utilizadescriptivarnente. 0 puede representar a otra representaciOn que tambiØntenga una forma proposicional un pensamiento, por ejemplo en virtuddel parecido que existe entre ambas formas proposicionales: en ese caso

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diremos que la primera representación es una interpretaci6n de la segunda,0 que se utiliza interpretativamente.

CuÆl tiene que ser el grado de parecido entre las formas proposicionalesde dos representaciories para que una sea una interpretacidn de la otra?Vamos a demostrar que Ia respuesta a esta pregunta varfa segiln los casos,pero que invariablemente se deduce del principio de relevancia. Lo quequeremos sefalar en este punto es que, mientras podra haber un grado desemejanza minimo por debajo del cual no es posible ningi.n uso interpretativo, no tiene por quØ haber un grado mÆxinio por encima del cual Iasemejanza se yea reemplazada por la identidad y la interpretación por lareproduccidn. La identidad es un caso limite de la semejanza y lareproducción es un caso l{mite de la representación. Cuando una representaci6n se utiliza para representar a otra que tiene exactamente Ia mismaforma proposicional, como en el ejemplo 100, se trata simplemente deun caso limite de interpretaci6n.

El iinico uso interpretativo de los enunciados que se reconoce deforma general es la reproducci6n de lenguaje hablado o la reproducci6n depensamientos: cuando un enunciaclo se emplea para reproducir otroenunciado, como en los ejemplos 98-101, o un pensamiento, como en102:

102 MarIa: Nosotros no nos vamos a molestar en ir a Ia policla, piensaØl, y asi puede quedarse tranquilamente con la cartera.

Aqul, el enunciado de Maria, con la excepci6n de la expresi6n parentØtica<<piensa Øl>’, se utiliza para reproducir un pensamiento que Maria atribuyea! camarero.

Existen otros usos interpretativos de los enunciados, adems de lasreproducciones de lenguaje hablado o de pensamientos. Consideremos elsupuesto 103:

103 Si las jirafas tuvieran alas pondrian huevos.

Le suena verosImil? Bueno, no importa. La cuestión es que acabamos deusar un enunciado de forma interpretativa, para representar un supuesto,pero sin atribuirle ese supuesto a nadie: es decir, sin reproducirlo. Es algoque ya hemos hecho muchas veces en este libro: muchos de nuestrosejemplos numerados se utilizan para representar enunciados, supuestos ointenciones que no atribuimos a nadie, ni siquiera a personajes ficticios, yque presentamos para ilustrar alguna idea abstracta.

Con frecuencia, en el pensamiento especulativo los pensamientos seconciben como .supuestos que nos gustarla poder formular mejor. Esto escierto en el caso de la especulación trivial: supongamos que no recuerdo

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cundo se supone que va a ser Ia fiesta de los Perez, y voy probandomentalmente: <<Es el martes<<, <<Es el miØrcoles>>, <<Es el jueves<<, etc., con Iaesperanza de que cuando acierte con el dia correcto de alguna manera loreconocerØ. Concibo sucesivamente estoS pensainientos en un intento porrepresentar en mi memoria el elemento relevante de informaci6n, y esto eslo que hace que mi esperanza no sea del todo descabellada: es posible quese produzca una asociación mental. Por el contrario, si estos pensamientosse procesaran como descripciones, tendrIa que esperar hasta que seprodujera el acontecimiento para poder verificar una de ellas y descartarlas otras como falsas. TambiØn en la especulaci6n cientIfica se concibenconscientemente hipótesis incorrectas o iricompletas, no como descripcionesdel fenómeno empIrico en estudio, sino como representaciones temporalesde futuras hipótesis mejores.

Asi pues, el discurso directo o indirecto no constituye el iinico usointerpretativo del lenguaje. Los enunciados pueden utilizarse interpretativamente para representar tipos de enunciados o pensamientos que vale lapena considerar por sus propiedades intrinsecas, y no porque puedan seratribuidos a Pedro, Maria, al camarero, o a la opini6n pt’iblica. Peroqueremos decir que existe un uso interpretativo de los enunciados todaviams esencial: a nivel ms bsico, todo enunciado Se utiliza para representarun pensamiento del hablante.

Uno de los supuestos que un hablante pretende hacer manifiesto esque estÆ concibiendo un determinado pensamiento con una determinadaactitud, puesto que esta es la base sobre lii que puede guiarse al oyentepara que conciba un pensamiento similar con una actitud similar. Da igualque una persona me diga que va a venir maæana: no harÆ que me lo creaa menos que antes me haga creer que ella lo cree tambiØn. Todo esto esdificilmente discutible. De hecho, suele afirmarse algo ain ms fuerte. LamayorIa de los pragmatistas y de los filósofos del lenguaje dan por sentadoque existe alguna convención, principio o presunción23 que dice que elsignificado de un enunciado tiene que ser una expresión literal, es decir,una reproducción idØntica de un pensamiento del hablante. Nosotroscreemos que esta afirmación es demasiado arriesgada. Evidentemente, laspersonas no se expresan literalmente todo el tiempo, y cuando no lohacen no tenemos ninguna intuición de que se haya transgredido unanorma. Por consiguiente, no hay pruebas empiricas de que exista unaconvención de literalidad, ni nada que se le parezca. Dicha convención hasido postulada sobre bases puramente teóricas: el subyacente modelo de lacomunicacidn como código implica que los enunciados se entienden sobreIa base de que comunican lo que codifican; los usos no literales puedenanalizarse como desviaciones de la literalidad mÆs o menos codificadas,recuperables por inferencia.

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Nuestro planteamiento es diferente: hemos rechazado el modelo delcódigo y esperamos explicar cómo es posible la comunicación verbal sinpostular ninguna !imitación ad hoc, exceptuando las limitaciones estrictamente gramaticales. Los te6ricos que defienden el modelo del códigoconsideran que la comunicación verbal implica que un hablante codifiqueuno de sus pensamientos en un enunciado que luego serÆ descodificadopor el oyente con una capa adicional de inferencia, en las versiones mÆsmodernas. Nosotros creemos que Ia comunicación verbal implica que unhablante emita un enunciado como interpretación püblica de uno de suspensamientos y que el oyente construya una interpretación mental dedicho enunciado, y por consiguiente del pensamiento original. Se podriadecir que un enunciado es una expresi6n interpretativa de un pensamientodel hablante, y que el oyente construye un supiesto interpretativo sobre laintenci6n informativa del hablante. De nuestra explicación general de lacomunicaci6n inferencial se desprende que un enunciado tendria que seruna expresión interpretativa de un pensamiento del hablante. En cualquiercaso, no vemos la necesidad de postular ninguna convención, presuncidn,mxima o regla de literalidad que diga que esta interpretación tiene queser una reproducción literal. Que sea una interpretación mÆs o menoscercana, y en particular que sea literal, es algo que se puede determinarsobre Ia base del principio de relevancia.

Nosotros damos por supuesto, por consiguiente, que todo enunciadoes una expresión interpretativa de un pensamiento del hablante. ,QuØrepresenta por sI mismo ese pensamiento, y cómo? Una representaciónmental, a! igual que cualquier representación que tenga una formaproposicional, puede utilizarse descriptivamente o interpretativamente. Sise usa descriptivamente, puede ser una descripción de un estado de cosasdel mundo real2 o una descripción de un estado de cosas deseable. Si seutiliza interpretativamente, puede ser una interpretación de un pensamientoo de un enunciado atribuidos a alguien, o de un pensamiento que es oseria deseable concebir de una forma determinada: como el conocimientode algo, por ejemplo. Puede haber otras posibilidades, y una serla la deconsiderar quØ es lo que los pensamientos representados por pensamientospodrian representar y cómo; pero vamos a dejarlo as1, y vamos a utilizarla figura 3 para mostrar las representaciones y las relaciones que hemosconsiderado hasta ahora.

/ Todo enunciado implica por lo menos dos relaciones: una relaciónentre su forma proposicional y un pensamiento del hablante, y una de lascuatro posibles relaciones entre ese pensamiento y lo que representa.Como mostraremos en las próximas tres secciones, en este diagrama estnrepresentadas to.das las relaciones bÆsicas que se hallan presentes en lostropos y en las fuerzas ilocutivas. Nuestro argumento podrIa resumirse

La fortna proposicionalde un enunciado

es una interpretacidn de

un pensamiento del hablante

que puede ser

una interpretacidn de una descripcsdn de

Un pensamiento Un pensamientoatribuido deseable

a b

//un estado de un estado decosas real cosas deseable

c d

Figiira 3

como sigue: Ia metÆfora implica una relación interpretativa entre la formaproposicional de un enunciado y el pensamiento que representa; la ironlaimplica una relaci6n interpretativa entre el pensamiento del hablante ypensamientos o enunciados atribuidos a otros; la aserción implica unarelación descriptiva entre el pensamiento del hablante y un estado de cosasdel mundo real; pedir o aconsejar implican una relación descriptiva entreel pensamiento del hablante y un estado de cosas deseable; las interrogativasy las exclamativas implican una relación interpretativa entre el pensamientodel hablante y otros pensamientos deseables. A continuación expondremosestas afirmaciones con ms detalle.

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8. Literalidad y metÆfora

En esta secci6n vamos a considerar la relación que aparece en la partesuperior de la figura 3: entre la forma proposicional de un enunciado y elpensamiento que se quiere representar con el uso de dicho enunciado.Hemos argumentado que, en general, la relación entre las formas proposicionales es de semejanza, y no de identidad. Estamos tratando laliteralidad o identidad de las formas proposicionales como un caso lImite,ms que como una norma. Vamos a demostrar que este planteamiento,combinado con Ia teorIa de la relevancia, proporciona una explicaci6ndirecta de las metforas y de los tropos relacionados con Østas.

Se podrIa pensar que incluso por el mero hecho de contemplar laposibilidad de dar un paso en esta dirección, nos estamos aventurando enterreno peligroso. Todos saben que <semejanza>> no es un tØrmino biendefinido. Cualquier cosa puede parecerse a cualquier otra, por lo menos enalgün aspecto. Cundo y c6mo se percibe una semejanza es una cuestiónque todavIa esti. por resolver en la psicologca cognitiva: no se conocenbien los mecanismos que participan en el proceso. Sin embargo, puestoque sospechamos que una explicaci6n adecuada de la percepci6n de lasemejanza en general teridrIa que basarse en una noci6n bien desarrolladade la relevancia, no nos sentimos demasiado desanimados. AdemÆs, por elmomento solo nos preocupa una clase muy limitada de semejanzas: lassemejanzas lógicas entre formas proposicionales donde dos formas proposicionales se parecen si y sOlo si comparten alguna propiedad lOgica.Vamos a demostrar que la identificaci6n de estas semejanzas, al igual quetodos los demÆs aspectos de la comprensiOn, estÆ regida por el principiode relevancia.

Se podria decir que un enunciado, en su funciOn de expresióninterpretativa de un pensamiento del hablante, es estrictamente literalcuando tiene Ia misma forma proposicional que el pensamiento. Decir queun enunciado no es estrictamente literal equivale a decir que su formaproposicional comparte algunas propiedades lOgicas, pero no todas, con laforma proposicional del pensamiento que se quiere interpretar mediantedicho enunciado. Desde el punto de vista de la teorla de la relevancia noexisten razones para pensar que la expresiOn interpretativa Optimamenterelevante de un pensamiento tenga que ser siempre Ia ms literal. Sesupone que el hablante tiende a la Optima relevancia, no a la verdad literal.La Optima expresión interpretativa de un pensamiento tendrIa que proporcionar al oyente informaciOn sobre ese pensamiento que fuera suficientemente relevante como para que merezca ser procesada, y deberlarequerir tan poco esfuerzo de procesamiento como fuera posible. Existenmuchas situaciones. completamente normales en las que un enunciado

literal no resulta Optimamente relevante: por ejemplo, cuando el esfuerzonecesario para procesarlo no se ye compensado por un beneficio eninformaciOn transmitida. Por consiguiente, existen muchas situaciones enlas que un hablante que busque Ia Optima relevancia no deberla dar unainterpretaciOn literal de su pensamiento, y un oyente no deberla tratar elenunciado del hablante como literal.

Por ejemplo, supongamos que yo gano 797 libras y 32 peniques al mes.Mientras tomamos una copa, usted y un amigo al que hace aæos que novela me preguntan cunto estoy ganando ahora. Si recuerdo Ia cifraexacta, puedo elegir entre la respuesta verdadera y estrictamente literal de104a y la menos literal de 104b, de Ia que sØ que, hablando conpropiedad, es falsa:

104 a Gano 797 libras y 32 cØntimos al mes.b Gano 800 libras al mes.

Dadas las circunstancias, no hay razOn para pensar que usted necesitasaber la cifra exacta. De cuaiquiera de las dos respuestas, usted serI capazde deducir exactamente las mismas conclusiones sobre mi condiciOn social,nivel de vida, poder adquisitivo, tren de vida y cualquier otra cosa para laque piense utilizar mi salario como indicador. Por consiguiente, dado elprincipio de relevancia, yo deberia elegir la respuesta que transmita estasconclusiones de la manera mÆs econOmica posible. En otras palabras,deberla elegir la falsa pero econOmica 104b en lugar de Ia compleja peroestrictamente literal y verdadera 104a, y esperar que Vd. reconozca queestoy ofreciendo una interpretaciOn de mis pensamientos que no esestrictamente literal.

Por poner un ejemplo bastante mÆs abstracto, supongamos que tengoun pensamiento complejo P que hace manifiesto para ml un conjunto desupuestos [I}, y que quiero comunicarle I} a otra persona. Ahora bien,supongamos que se dieran las siguientes condiciones: P es demasiadocomplejo para ser representado literalmente, pero todos los supuestos de[I] pueden derivarse directamente de un supuesto Q fÆcilmente expresable.El problema es que Q no es un pensamiento mb; tiene algunas implicaciones lOgicas y contextuales que no acepto como verdaderas y que noquiero comunicar. QuØ tengo que hacer, entonces? Dado el principio derelevancia, y mientras que esa persona tenga alguna forma de clasificar lasimplicaciones de Q en implicaciones que yo quiero respaldar e implicacionesque no, la mejor manera de comunicar {i} puede ser, sin mis, la decomunicar Onicamente el supuesto Q, y dejar que sea esa persona la quese ocupe de la clasificaciOn.

En estas circunstancias, el enunciado que expresa. Q es una expresiOn

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interpretativa de mi pensamiento complejo P: comparten algunas propiedades lógicas y, m.s especIficamente, implicaciones ldgicas y contextuales.AdemÆs, el principio de relevancia proporciona un medio para distinguirlas implicaciones contextuales que se comparten de las que no, es decir,ofrece a esa persona una manera de construir el supuesto interpretativocorrecto sobre mi intención informativa.

Estamos suponiendo que todo lo que el oyente puede dar por sentadoes que un enunciado estÆ concebido para ser una interpretación de uno delos pensamientos del hablante. Esto no significa que cada vez que seexprese un supuesto el oyente tenga que calcular todas sus implicacionesidgicas y contextuales y clasificarlas de una en una para descubrir cuÆlesforman un subconjunto de implicaciones del pensamiento del hablante. Enel marco teórico que estamos proponiendo, esta costosa maniobra serIatotalmente innecesaria. Si el hablante ha hecho bien su trabajo, todo loque el oyente tiene que hacer es empezar a calcular, por orden deaccesibilidad, aquellas implicaciones que puedan ser relevantes para Øl, e iraæadiØndolas a la interpretacidn general del enunciado hasta que Østaresulte suficientemente relevante como para ser coherente con el principiode relevancia. Llegados a este punto, la clasificación se habrÆ realizadocomo un subproducto dentro de Ia propia bisqueda de relevancia, y norequerir ningi1n esfuerzo especifico.

De esto se desprende que un oyente solo deberla interpretar unenunciado como plenamente literal cuando nada sino la plena literalidadpueda confirmar la presunciOn de relevancia. En general, hay que esperarun cierto grado de aproximaciOn en la expresi6n. Por ejemplo, cuandoalguien dice <Son las 5 de la tarde’>, no habria que reprenderle si resultaque faltan cinco minutos o dos minutos para la hora en punto, a menosque la relevancia del enunciado dependa de esa clase de exactitud. Sialguien dice Estoy agotado>>, no tiene sentido entrar en disquisicionessobre si su estado es exactamente de agotamiento: mientras puedaconsiderarse que ha implicado una gama aceptable de implicaciones, habralcanzado la relevancia optima.

Normalmente, los ejemplos que hemos examinado hasta ahora seabordarfan como usos aproximativos del lenguaje, pero no se considerarlanejemplos figurados: no se siente ninguna tentaciOn de ver en ellos lasustitución de un significado figurado por uno literal. Queremos expresarla convicciOn de que no existe discontinuidad eritre estos usos aproximativosy toda una serie de ejemplos <figurados>> entre los que se cuentan losejemplos mÆs caracteristicos de metÆfora poØtica. En ambos casos, laforma proposicional del enunciado se diferencia de la del pensamiento quese interpreta. En’ ambos casos el oyente puede apoyarse en el supuesto deque estas dos formas proposicionales tienen en comi’in algunas implicaciones

contextuales y lOgicas identificables. En arnbos casos participan las mismascapacidades y los mismos procedimientos de interpretación.

Consideremos primero un ejemplo de hipØrbole. El hablante expresa,pero no explica, el supuesto de 105a, e implica el mÆs dØbil 105b:

105 a Fernando es la persona mÆs encantadora del mundo.b Fernando es una persona encantadora.

C6mo puede ser esto compatible con el principio de relevancia? Vamos asuponer que expresando directamente 105b el hablante no expusiera deforma exhaustiva sus pensamientos sobre Fernando: los efectos contextualesserlan insuficientes para transmitir lo que quiere. Tampoco existe unaclara combinación de adverbios y adjetivos que pueda expresar exactamentesus pensamientos. Tal vez sean Østos demasiado imprecisos: hay muchosaspectos del encanto de Fernando en los que no piensa con la mismaclaridad en ese mon-lento, y acceder a esos pensamientos y hacerlos msprecisos implicarla mÆs trabajo del que estÆ preparado para realizar. Porotra parte, puede estar seguro de que todos los supuestos que quierecomunicar se encuentran entre las implicaciones lOgicas y contextuales de105a. 105a tiene tambiØn otras implicaciones que no quiere comunicar.Mientras pueda contar con el hablante para que las pase por alto o lasdescarte, 105a ser una interpretación de sus pensamientos mucho mÆsadecuada que Ia mÆs dØbil 105b.

QuØ transmite exactamente 105a? Sin duda, el hablante estÆ implicando fuertemente 105b. Sin embargo, si eso fuera todo lo que querfatransmitir, habrIa podido ahorrarle al oyente cierto esfuerzo de procesamiento expresando directamente 105b. Como de costumbre, el carcterindirecto de un enunciado tiene que ser compensado con algOn aumentode los efectos contextuales. Por consiguiente, expresando lO5a el hablanteincita al oyente a buscar una gama de ulteriores efectos contextuales nocompartidos, o no reforzados igualmente, por 105b, y a suponer quedentro de esa gama hay algunos que el hablante desea implicar. Por lotanto, podria empezar a repasar los nombres de sus conocidos comunes yilegar a la conclusion de que el hablante prefiere a Fernando antes que atodos ellos, podria ilegar a Ia conclusiOn de que Fernando se ha comportadode una forma tan admirable que el hablante no encuentra palabras paradescribirlo, etc. Cuanto mÆs amplia sea la gama de posibles conclusionesy cuanto mÆs dØbiles sean las implicaturas, mayor serÆ la responsabilidadque el oyente tiene que compartir para derivarlas. Por consiguiente, 105atransmite por una parte una indicaciOn de que el oyente tiene unadeterminada actitud hacia Fernando, una determinada visiOn de Fernandoy de su encanto y, por otra, un incentivo para que el oyente desarrolle su

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propia opinion de Fernando y ilegue a Ia conclusiOn de que, en ciertamedida, esa visiOn se solapa con Ia del hablante.

Regresemos, entonces, a nuestro ejemplo originario de metfora:

87 Esta habitaciOn es una pocilga.

Se trata de una metfora muy estereotipada. Normalmente, esta clase deejemplos dan acceso a un esquema enciclopdico con uno o dos supuestosdominantes y altamente accesibles. AsI, las pocilgas son el estereotipo deun lugar sucio y desordenado. Al ser procesada en su contexto estereotipico,87 produce la implicacidn de que la habitaciOn estÆ sucia y desordenada.Si el hablante no hubiese querido que se derivara esta implicaciOn, habriatenido que modificar la estructura del enunciado para eliminarla: porconsiguiente, 86 implica fuertemente que la habitaciOn estÆ sucia ydesordenada. No obstante, si hay que justificar el carcter relativamenteindirecto del enunciado, el hablante debe haber querido transmitir algoms que eso: una imagen, por asi decirlo, de suciedad y de desorden msall de lo normal, ms allÆ de lo que habria podido transmitirse diciendosimplemente <Esta habitaciOn estÆ muy sucia y muy desordenada>. AsIpues, ni siquiera este ejemplo altamente estandarizado puede parafrasearseSin que Se pierda algo.

Pasando a un ejemplo ligeramente mÆs creativo, 106 es una metÆforabastante convencional cuya interpretaciOn implica relacionar las entradasenciclopØdicas de Roberto y de tanque, que normalmente no aparecenjuntas en i.rna relaciOn sujeto-predicado:

106 Roberto es un tanque.

El resultado serÆ una a9pij mad imlicacionescontextuales de lasque muchas, al Ser cotitradictorias, podrn descartarse automaticamente.Para establecer la relevancia de 106 habrÆ que encontrar una gama deefectos contextuales que puedan considerarse como implicaturas dØbiles ofuertes. Aqul no hay una sola implicatura fuerte que se nos vengaautomticamente a la mente, Sino ms bien una gama de implicaturasligeramente ms dØbiles y menos determinadas relacionadas con la perseverancia, la obstinaciOn, la insensibilidad y la fortaleza de Roberto. Porconsiguiente, el oyente tiene que aSumir una responsabilidad mayor frentea Ia interpretaciOn resultante que con 105a o 87.

En general, cuanto mÆs amplia sea la gama de implicaturas potencialesy mayor sea la responsabilidad del oyente a la hora de construirlas, mayorserÆ el efecto poØtico y ms creativa la metÆfora. Una buena metforacreativa es precisamente aquella en que toda una serie de efectos contex

tuales pueden considerarse y entenderse como dØbilmente implicados porel hablante. En los casos de mayor riqueza y que estÆn ms conseguidos,el oyente o el lector pueden ir ms all de la simple exploraciOn delcontexto inmediato y de las entradas de los conceptos que participan enØl, y acceder a una amplia area de conocimiento, aæadir metaforas propiascomo interpretaciones de posibles desarrollos en los que no estÆ.n preparadospara penetrar y obtener mas y mas implicaturas muy dØbiles, con mÆssugerencias aün para ulteriores procesamientos. El resultado es un cuadrobastante complejo, del que el oyente comparte una gran parte de laresponsabilidad, pero cuyo descubrimiento ha sido desencadenado por elescritor. La sorpresa o la belleza de una metafora creativa bien logradaresiden en esta amalgama, en el hecho de que una sola expresiOn, que ensf misma ha sido utilizada de forma aproximativa, va a determinar unagama muy amplia de implicaturas aceptablemente dØbiles.

Tomemos, por ejemplo, el comentario de Flaubert sobre el poetaLeconte de Lisle:

107 Su tinta es palida. Son encre est pMe.

Queda claramente descartada una interpretaciOn estrictamente literal deeste enunciado: dificilmente podra verse quØ relevancia puede tener saberde quØ color era la tinta con la que escribla un poeta. Tampoco existeninguna clara implicatura fuerte. La Onica manera de establecer la relevanciade este enunciado consiste en buscar una gama extensa de implicaturasmuy dØbiles. Esto requiere varias ampliaciones del contexto. En elcontexto mas accesible, el de informaciOn ericiclopØdica sobre tintacaligrafIa, la mayorIa de las implicaciones son irrelevantes: despuØs detodo, la poesla de Leconte de Lisle no se lee en su letra manuscrita, sinoimpresa. La inica implicatura clara en este primer contexto es queLeconte de Lisle tenla el caracter de un hombre que usarla tinta pÆlida.Algunas implicaturas mas que los escritos de Leconte de Lisle carecen decontraste, que podrIan desvanecerse tienen ulteriores implicaciones relevantes en un contexto al que se haya afiadido la premisa de que lo que escierto a propOsito de su caligrafla es cierto tambiØn de su estilo. Alguienque no sepa mucho de la obra de Leconte de Lisle podria sacar IaconclusiOn, por ejemplo, de que en su poesa hay algo dØbil, de que susescritos no durarin, de que no puso todo su corazón en su obra, etc.Alguien que estØ mis familiarizado con el poeta podrIa interpretar lacritica de una forma mucho mis detallada y mis concreta. La interpretaciOnresultante, con su caracteristico efecto poØtico, le debe mucho tanto aFlaubert, por haber previsto cOmo podria desarrollarse, cuanto al lector,por haberla elaborado en Ia realidad.

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Segiin este planteamiento, la metÆfora y una serie de tropos relacionadoscon ella por ejemplo la hipØrbole, Ia metonimia, la sinØcdoque sonsimplemente explotaciones creativas de una dimensidn perfectamentegeneral del uso del lenguaje. La biisqueda de la optima relevancia lieva alhablante a adoptar, segl.mn las ocasiones, una interpretaciOn ms o menosfiel de sus pensamientos. En algunos casos el resultado es la literalidad, enotros la metÆfora. Por consiguiente, la metÆfora no requiere capacidades oprocedimientos interpretativos especiales: es el resultado natural de algunascapacidades y procedimientos de cadcter totalmente general que seemplean en Ia comunicaci6n verbal. En la siguiente secciOn, demostraremosque lo mismo ocurre con Ia ironia.

9. Los enunciados de eco y la ironla

Ahora nos gustaria demostrar que la ironla y una serie de troposrelacionados con la misma por ejemplo Ia meiosis o Ia iltotes se puedenagrupar con una serie de casos que normalmente no se considerarian enabsoluto ejemplos de lenguaje figurado. Lo que une a estos casos es elhecho de que el pensamiento del hablante interpretado por el enunciadoes, en si mismo, una interpretación. Es una interpretacidn de un pensamiento de alguien distinto del hablante o del hablante mismo en elpasado. Es decir, estos enunciados son interpretaciones de segundo gradodel pensamiento de otra persona, tal como ilustra la opci6n a en la figura3. Si estamos en lo cierto, ocurre con Ia ironla lo mismo que con IametÆfora: las destrezas y los procedimientos necesarios para comprenderla,cualesquiera que sean, son necesarios de forma independiente tambiØn paraIa interpretaciOn de enunciados no figurativos completamente corrientes25.

Ya hemos considerado en la sección 7 el caso de enunciados que seutilizan para interpretar el habla o el pensamiento de otra persona.Siempre son interpretaciones por lo menos de segundo grado. Al igual quetodos los enunciados, en primer lugar interprean un pensamiento delhablante, y si en Oltima instancia representan tambiØn el pensamiento deotra persona se debe sOlo a que el pensamiento del hablante es, en simismo, una interpretaciOn del pensamiento de otro. Otra forrna deafirmar esto mismo consiste en decir que un enunciado utilizado comointerpretaciOn del pensamiento de otra persona siempre es, en primerlugar, una interpretaciOn de nuestra propia forma de comprender esepensamiento de otra persona. Por consiguiente, deberia estar claro quecuando hablamos de enunciados utilizados para interpretar el pensamientode otra persona siempre estamos hablando de interpretaciones de segundogrado.

De quØ forma alcanzan Ia relevancia las interpretaciones del pensamientode otra persona? En el caso mejor conocido, el del <<discurso directo oindirecto>’, alcanzan Ia relevancia iriformando a! oyente del hecho de quetal persona ha dicho algo o piensa algo. En otros casos, estas interpretaciones alcanzan Ia relevancia informando al oyente del hecho de que elhablante tiene en mente lo que tal persona dijo y tiene una determinadaactitud hacia ello: la interpretaciOn del hablante del pensamiento de esa talpersona es en si misma relevante. En los casos en que las interpretacionesalcanzan la relevancia de esta manera vamos a denominarlas interpretacionesde eco, y vamos a argumentar que los enunciados ir6nicos son casos deinterpretaciOn de eco.

Este es un caso sencillo de enunciado de eco:

108 Pedro: Los Perez no van a venir a Ia fiesta.MarIa: No van a venir? Hhm. En ese caso podrIamos invitar a los

Blzquez.

La primera oraciOn de Maria repite lo que Pedro acaba de decir. Si alcanzaIa relevancia, por supuesto, no es porque informa a Pedro de lo que acabade decir, sino porque constituye una prueba de que Maria ha prestadoatenciOn a su enunciado y est sopesando su veracidad y sus implicaciones.

Un enunciado de eco no necesita interpretar un pensamiento atribuiblede forma exacta: puede hacerse eco del pensamiento de un cierto tipo depersonas o de Ia gente en general. Supongamos que alguien me dice queme dØ prisa y yo respondo lo siguiente:

109 Vistem despacio que tengo prisa.

Este enunciado es una interpretaciOn literal de un elemento de sabiduriapopular que logra la relevancia a! hacer manifiesto que yo considero queeste elemento de sabidurIa es realmente sabio en estas circunstancias. Noobstante, evidentemente, lo que hace popular a la sabiduria popular es queno es atribuible a ninguna fuente especifica, sino a la gente en general.

Al representar el enunciado de otra persona, o la opiniOn de undeterminado tipo de personas, o Ia sabiduria popular, de una formamanifiestamente escØptica, divertida, sorprendida, triunfante, mostrandoaprobaciOn o reprobaciOn, el hablante puede expresar su propia actitudhacia el pensamiento del que se hace eco, y la relevancia de su enunciadopuede depender, en gran parte, de la expresión de esta actitud. A veces laactitud del hablante se deja impilcita, y hay que deducirla contando solocon el tono de voz, el contexto y otras pistas paralinguIsticas. Otrasveces, sin embargo, puede hacerse expli’cita. Vamos a argumentar que,

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invariablemente, la ironla verbal implica la expresi6n implicita de unaactitud, y que la relevancia de un enunciado irónico depende invariablemente, por lo menos en parte, de la información que stetransmite sobrela actitud del hablante respecto a Ia opini6n de Ia que se hace eco.

No hay ilmites para las actitudes que un hablante puede expresar haciauna opinion de la que se hace eco. En particular, puede indicar su acuerdoo desacuerdo con dicha opiniOn. CompÆrense 110 y 111:

110 a El: Hace un dIa precioso para ir de excursiOn.[Van de excursiOn y el so! brilla]

b Ella con felicidad: SI, es verdad, hace un dia precioso para ir deexcursiOn.

111 a El: Hace un dIa precioso para ir de excursiOn.[Van de excursiOn y llueve]

b Ella con sarcasmo: SI, es verdad, hace un dla precioso para irde excursiOn.

Tanto en liOb como en Ilib existe una alusiOn de eco que hay quecaptar. En las circunstancias descritas estÆ claro que el hablante de liObrespalda !a opiniOn de la que se hace eco, mientras que el hablante deIlib Ia rechaza con desprecio. Estos enunciados se interpretan segOnunas pautas muy similares; Ia Onica diferencia est en Ia actitud queexpresan. Los retóricos no han considerado que ilOb merezca unaespecial atenciOn; en cuanto a 11 ib, es, por supuesto, un caso de ironlaverbal.

La actitud expresada por un enunciado irOnico es, invariablemente,una actitud de rechazo o de desaprobaciOn. El hablante se desliga de IaopiniOn de !a que se hace eco e indica que no lii respalda. En realidad, endeterminadas circunstancias puede ser evidente que Ia opiniOn del hablantees Ia opuesta a la opiniOn repetida. AsI, el hablante de iuib creemanifiestamente que no es un dia precioso para it de excursiOn. De estose deduce que su compaæero ha cometido un error al decir que era un diaprecioso para it de excursiOn, que su juicio ha sido equivocado, que nuncadeberlan haber salido, que ha sido culpa suya si se les ha estropeado el dIa,

/ etc. La recuperaciOn de estas implicaturas depende, primero, del reconocimiento del enunciado como enunciado de eco, segundo, de la identificaciOnde la fuente de la que proviene la opiniOn repetida y, tercero, delreconocimiento de que la actitud del hablante respecto a la opiniOnrepetida es una actitud de rechazo o de desaprobaciOn. Nosotros dirlamosque estos son factores comunes en la interpretaciOn de todos los enunciadosirOnicos.

Por lo que respecta en particular a Ia gama de actitudes de rechazo o

desaprobaciOn transmitidas por Ia ironla verbal, no hay necesidad debuscar una respuesta definida. EstIn la ira, la indignaciOn y la irritaciónentre las actitudes que puede transmitir Ia persona que ironiza? En nuestraopiniOn, esta pregunta sOlo deberfa ser de interØs para los lexicOgrafos.Desde el punto de vista pragmÆtico, lo importante es que un hablantepuede utilizar un enunciado de eco para transmitir toda una gama deactitudes y emociones que abarcan desde la total aceptaciOn y aprobaciOnhasta el rechazo y Ia desaprobaciOn totales, y que el reconocimiento deestas actitudes y emociones puede set determinante en el proceso deinterpretacidn. Dudamos mucho de que exista ni un subconjunto biendefinido de actitudes irOnicas ni un subconjunto bien definido de enunciadosirOnicos que expresen dichas actitudes. MÆs bien, lo que existe es uncontinuo con distintos matices de actitud y emociOn que dan pie a todauna gama de casos lImite que no encajan clararnente en ningiin esquemapredefinido. La ironla no es una especificaciOn natural.

Vamos a comparar brevemente esta explicaciOn con la explicaciónclÆsica de que Ia ironla equivale a decir una cosa y querer decir o implicarlo contrario. El inconveniente mÆs patente de la explicaciOn clÆsica y desu variante moderna, Ia explicaciOn de Grice es que no explica por quØun hablante que teOricamente podria haber expresado de forma directa elmensaje que desea transmitir tendrla que decidir, en su lugar, decir locontrario de lo que piensa. Es imposible recalcar suficientemente loabsurda que resultarla esta conducta. Supongamos que un amigo me Ilevaen su coche y que antes de incorporarse a Ia carretera principal se para amirar a ambos lados. La carretera esti vacla, pero cuando estÆ a punto devolver a arrancar yo digo tranquilamente:

112 Viene uno.

Mi amigo pega un frenazo y vuelve a mirar a ambos lados, pero lacarretera esti tan vacla como antes. Cuando me pregunta quØ demoniosestoy haciendo, yo le explico amablemente que sOlo intentaba ayudarleaseguthndole que la carretera estaba vacla. Mi enunciado satisface ladefiniciOn clÆsica de ironla: yo he dicho algo que es patentemente falso, yexiste un supuesto relacionado lOgicamente con mi enunciado, a saber,113, que yo podrIa haber expresado con arreglo a la verdad:

113 No viene nadie.

Por quØ no ha saltado instantÆneamente mi amigo a la conclusiOn de queesto es lo que yo estaba intentando transmitir?

La explicaciOn clÆsica de la ironIa falla notablemente a la hora de

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explicar quØ distingue Ia ironla genuina de Ia mera irracionalidad demostradÆen el ejemplo 112. En nuestro marco teórico, Ia diferencia estÆ clara: laironla genuina es un fenómeno de eco y estÆ concebida en primer lugarpara ridiculizar la opinion de la que se hace eco. Vamos a replantearnuestro ejemplo de forma que estas condiciones se vean cumplidas. Miamigo es un conductor exageradamente prudente, constantemente alertafrente a! pe!igro, que nunca se mete en una carretera principal si haycoches acercÆndose, aunque estØn muy lejos. Cuando nos paramos en elcruce, Ia carretera, totalmente recta, est completamente vada en ambasdirecciones, salvo por un ciclista que apenas se divisa en el horizonte.Cuando mi amigo toma la carretera principal, yo digo, con aire dereprobaciOn, 112. En esas circunstancias, esa observaciOn puede perfectamente ser irOnica. Yo me estoy haciendo eco de !a clase de opinion que miamigo estÆ expresando constantemente, pero en circunstancias que Iahacen claramente ridIcula. Asi pues, todo lo que se necesita para hacer que112 sea irdnica es un elemento de eco y una actitud asociada con Øste dedesaprobaciOn o de burla.

AdviØrtase quØ inadecuado resultarIa en el caso de este ejemplo decirque yo simplemente intentaba implicar lo opuesto de lo que dije. Comomucho, 113 es una premisa implicada de mi enunciado y, desde luego, noconstituye su ncJeo principal. El ncleo principal del enunciado consisteen expresar mi actitud hacia la clase de opiniones que mi amigo expresaconstantemente y en implicar, al hacerlo asI, que es exageradamenteprudente, que se pone en ridiculo a! preocuparse tanto, etc. Si simplementehubiese querido transmitir 113, evidentemente habrfa expresado esesupuesto directamente.

En realidad, existen rnuchos ejemplos de ironca que caen fuera delÆmbito de la definición clsica segin la cual la ironha equiva!e a decir unacosa y significar otra. ConsidØrese 114a, citado como ejemplo de ironIaen muchos de los trabajos corrientes sobre el tema:

114 a Cuando todo habla pasado y los reyes rivales estaban celebrandosu victoria con tedeums en sus respectivos campos... Voltaire,Cdndido.

Tratar este enunciado como equivalente a 114b o 114c no solo serlapoco convincente, sino claramente equivocado:

114 b Cuando todo habla pasado y. los reyes rivales no estabancelebrando su victoria con tedeums en sus respectivos campos...

c Cuando todo habla pasado y los reyes rivales estaban lamentandosu derrota con misereres en sus respectivos campos...

Voltaire no estaba sugiriendo que ninguna de las dos partes hubieseganado la batalla y celebrase la victoria, ni tampoco que ambas pasteshubiesen perdido y lamentaran la derrota. El punto dave del enunciadoest en otra parte. Nuestro marco teOrico explica tanto la intuici6n deque se trata de un genuino caso de ironla como el hecho de que noimplica ni 114b ni 114c. Voltaire se estÆ haciendo eco de las reivindicaciones hechas por los reyes rivales. Puesto que las reivindicaciones secontradicen, estÆ claro que si est minimamente atento no puede estarrespaldÆndolas a ambas y que, en efecto, debe creer, y esperar que ash locrea tambiØn el oyente, que por lo menos una de ellas es falsa. Noobstante, no hay necesidad de ilegar a la conclusiOn mÆs fuerte de que hayalgün supuesto concreto que significa lo contrario de lo que se ha dichoexplicitamente y que Voltaire querha respaldar.

En efecto, al igual que muchos de los mejores ejemplos de ironIa,114a es un enunciado garden path que Se presta a hacer que lasmomentÆneas dificultades de procesamiento del lector se vean compensadasn-iÆs tarde por una apropiada recompensa. Al principio, uno lo lee comouna asercidn corriente, es guiado a Ia absurda conclusion de que ambaspartes ganaron, y sOlo despuØs Jo reinterpreta como enunciado de eco. Aldejar implhcito el eco, cuando aæadir algi’in material explIcito habrIapuesto al lector inmediatamente sobre la pista buena, el autor abre todauna nueva gama de interpretaciOn. QuØ clase de oyente no necesitarlaningt’ln indicio explicito para Ia interpretaciOn de eco? Uno que automticamente diera por supuesto que tras una batalla ambas partes, invariablemente, se proclaman vencedoras, que este comportamiento siempre esabsurdo, que el autor y el lector no son la clase de gente a la que se puedeengafiar, etc.. Ash, al dejar el eco implicito, el autor consigue sugerir quecomparte con sus lectores toda una visiOn dinica que no aparece, encambio, en Ia versiOn expllcitamente de eco de 114d:

114 d Cuando Ia batalla habla terminado y los reyes rivales estabanhaciendo lo que ellos describlan como celebrar su victoria contedeums en sus respectivos campos...

El ejemplo 85 de Ia secciOn 7 encaja de forma bastante directa en estemarco:

85 Pedro es usia persona bastante leida: hasta ha oldo hablar deShakespeare.

Para creer 85, tambiØn habrIa que creer que cualquiera que haya oldohablar de Shakespeare es una persona muy leIda, una idea evidentemente

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absurda. El hablante de 85, por consiguiente, se ne de Ia idea de quePedro sea una persona muy lelda, e implica fuertemente que no es muyleldo en absoluto. No obstante, la ironla caerIa manifiestamente en elvaclo Si fli el propio Pedro ni ninguna otra persona hubiese concebidonunca la idea de que Pedro es una persona muy lelda: en ese caso nohabria ningiin eco.

Nuestras explicaciones de la metÆfora y de Ia ironla comparten dosrasgos esenciales. En primer lugar, estamos sosteniendo que Ia posibilidadde expresarse metafóricamente o irdnicamente y de que se comprenda quelo estamos haciendo se desprende de unos mecanismos muy generales dela comunicacidn verbal, ms que de algt’in nivel adicional de competencia26.En segundo lugar, estamos sosteniendo que existe un continuo de casos,y no una ilnea divisoria, entre enunciados metafóricos y literales por unaparte y enunciados irónicos y otros enunciados de eco por la otra.Estamos sosteniendo, en otras palabras, que la metfora y la irona noimplican una desviación de ninguna norma ni una transgresi6n de ningunaregla, convencidn o maxima.

Si nuestra explicación es correcta, hay dos conclusiones que extraer.Pnimero, que la metifora y la ironla no son esencialmente diferentes deotros tipos de enunciados <no figurados>> y, segundo, que no sonesencialmente parecidas Ia una a la otra. La metafora juega con la relacidnentre la forma proposicional de un enunciado y el pensamiento delhablante; Ia ironIa juega con la relación entre el pensamiento del hablantey un pensamiento de otra persona diferente. Esto indica que la noci6n detropo, que abarca la metafora y la ironla y las distingue radicalmente delos enunciados <<no figurados>>, deberla abandonarse totalmente: agrupafenómenos que no estan estrechamente relacionados y no agrupa otrosfendmenos que silo estan.

10. Los actos de habla

Tal vez el iinico supuesto absolutamente indiscutido de la pragmÆticamoderna sea que cualquier explicacidn adecuada de la comprensión de losenunciados debe incluir alguna versi6n de Ia teoria de los actos de habla.Como dice Levinson 1983:226,

los actos de habla siguen siendo, junto con la presuposición y Iaimplicatura en particular, uno de los fenómenos centrales de los que todateorla pragmÆtica debe dar cuenta.

Nos gustanla cuestionar este supuesto. La vasta gama de datos de la quese han ocupado los teóricos de los actos de habla no tiene especial interØs

para Ia pragmatica. Lo que 51 resulta interesante es su intento de ocuparsede la interpretacidn de las oraciones no declarativas por ejemplo, interrogativas e imperativas que, en efecto, deben explicarse dentro de unateorla completamente pragmÆtica. En esta seccidn examinaremos pnimero‘a teorla de los actos de habla como programa pragmatico general, y luegoel anÆlisis de las no declarativas, para el que esbozaremos algunaspropuestas propias.

La teorla de los actos de habla nacid de una reacción a lo que seconsideraba una concentracidn excesivamente limitada en el uso informativodel lenguaje. El lenguaje puede utilizarse para ejecutar acciones, es deciractos de habla: por ejemplo, para crear obligaciones y dispensar de ellas,para influir sobre los pensamientos y las acciones de otros y, mas engeneral, para crear nuevds estados de cosas y nuevas relaciones sociales.Segiin sostenia Austin 1962, una mejor comprensión de la naturaleza dellenguaje debe implicar una mejor comprensidn de la forma en que ellenguaje esta introducido en las instituciones sociales y de las distintasacciones que pueden ejecutarse utilizando el lenguaje.

Los estudiosos de los actos de habla se han preocupado mucho porcuestiones descriptivas: cuÆntos tipos de actos de habla existen y cómodeberlan agruparse27. Searle 1979a distingue los asertivos por ejemplo,las afirmaciones, que comprometen al hablante con la verdad del supuestoexpresado; los directivos por ejemplo, las drdenes, intentos de hacer queel oyente haga algo; los comprornisivos por ejemplo, las promesas, quecomprometen al hablante con el cumplin-iiento de una accidn futura; losexpresivos por ejemplo, las felicitaciones, que transmiten Ia actitudemocional del hablante hacia el supuesto expresado; y las declaracionespor ejemplo, declarar abierta Ia sesión, que originan el estado de cosasdescrito en el supuesto expresado.

No obstante, tambiØn ha habido algunos intentos de explicar cdmo seasignan los enunciados a un determinado tipo de acto de habla y cÆmo seejecutan los actos de habla indirectos o implicitos. Generalmente, seconsidera que el reconocimiento de los actos de habla indirectos procedede acuerdo con las teorlas de Grice. ConsidØrese, por ejemplo, 115:

115 La bateria se ha descargado.

Esto podnia analizarse como una aserciàn directa de que la baterla Se hadescargado. Es fÆcil imaginar una situacidn en la que un hablante queafirmara 115 implicaria tambiØn 116 o 117:

116 El oyente no habria tenido que dejar que se descargara la baterla.117 El oyente tendria que volver a cargar la bateri’a.

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