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Seis saltos que practicamos por los caminos de la ...Se plantea una crítica a las excesivas...

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Política y Sociedad, 2007, Vol. 44 Núm. 1: 73-94 73 Seis saltos que practicamos por los caminos de la complejidad social* Six Jumps we Practise on the Way of Social Complexity Tomás R. VILLASANTE Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente Sustentable, de la UCM) [email protected] Recibido: 13.09.06 Aceptado: 31.10.06 RESUMEN Se plantea una crítica a las excesivas teorizaciones abstractas de los debates de las ciencias sociales acerca de objetivismos, construccionismos, complejidades, fluideces, etc. que no acaban de aterrizar y menos aún ser operativos. Se aportan 6 conceptos que se vienen aplicando en procesos participati- vos locales con ciertos resultados en la última década. Y se aporta un cuadro en donde aparecen los 6 saltos articulados en el tiempo, yendo desde el saber epistemológico hasta algunas técnicas de refe- rencia. PALABRAS CLAVE: transducción, conjuntos de acción, tetra-lemas, emergentes de valor, eco-organización, reversión. ABSTRACT It proposes a criticism of the excessive abstract theorifications on the social science debates about objec- tivisms, constructionisms, complexities, fluencies, etc. that still in the air and aren’t operative. It brings 6 concepts that have been aplicated in local participatives processes with some good outcomes in the last ten years. It also brings a diagram with the 6 jumps during the time, from epistemology knowledge to some reference techniques. KEY WORDS: Transduction, action sets, tetralemmas, emerging of value, eco-organization, reversion. SUMARIO Siempre estamos implicados en procesos que nos desbordan. Los usos de las metáforas para articular metodologías. Distinciones entre construccionistas, la enacción eco-social. Los lenguajes ocultos y la * Este artículo se basa en otros anteriores que aquí se resumen y actualizan. Para ampliar se puede ver: (2002) Sujetos en movimiento. Nordan. Uruguay, y (2006) Desbordes Creativos. La Catarata. Madrid.
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  • Política y Sociedad, 2007, Vol. 44 Núm. 1: 73-94 73

    Seis saltos que practicamos por loscaminos de la complejidad social*

    Six Jumps we Practise on the Way of Social Complexity

    Tomás R. VILLASANTE

    Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente Sustentable, de la UCM)

    [email protected]

    Recibido: 13.09.06Aceptado: 31.10.06

    RESUMEN

    Se plantea una crítica a las excesivas teorizaciones abstractas de los debates de las ciencias socialesacerca de objetivismos, construccionismos, complejidades, fluideces, etc. que no acaban de aterrizary menos aún ser operativos. Se aportan 6 conceptos que se vienen aplicando en procesos participati-vos locales con ciertos resultados en la última década. Y se aporta un cuadro en donde aparecen los 6saltos articulados en el tiempo, yendo desde el saber epistemológico hasta algunas técnicas de refe-rencia.

    PALABRAS CLAVE: transducción, conjuntos de acción, tetra-lemas, emergentes de valor, eco-organización,reversión.

    ABSTRACT

    It proposes a criticism of the excessive abstract theorifications on the social science debates about objec-tivisms, constructionisms, complexities, fluencies, etc. that still in the air and aren’t operative. It brings 6concepts that have been aplicated in local participatives processes with some good outcomes in the lastten years. It also brings a diagram with the 6 jumps during the time, from epistemology knowledge tosome reference techniques.

    KEY WORDS: Transduction, action sets, tetralemmas, emerging of value, eco-organization, reversion.

    SUMARIO

    Siempre estamos implicados en procesos que nos desbordan. Los usos de las metáforas para articularmetodologías. Distinciones entre construccionistas, la enacción eco-social. Los lenguajes ocultos y la

    * Este artículo se basa en otros anteriores que aquí se resumen y actualizan. Para ampliar se puede ver: (2002) Sujetos en movimiento.Nordan. Uruguay, y (2006) Desbordes Creativos. La Catarata. Madrid.

  • unión de los opuestos. Errores creativos, en redes cognitivas y operativas. Seis caminos que creemosestar abriendo. 1. Transducciones. 2. Conjuntos de acción. 3. Tetra-lemas. 4. Emergentes de valor.5. (Eco) organizaciones. 6. Reversiones. Los tiempos concretos para crear colectivamente.

  • SIEMPRE ESTAMOS IMPLICADOS EN PROCESOS QUE NOS DESBORDAN

    Escribir sobre la complejidad de las cosasdesde quienes estamos metidos en la resoluciónde problemas prácticos y metodológicos traealgunas dificultades. Puede parecer una discul-pa más o menos cínica para no dar resultadosexactos en los procesos locales en los que noscomprometemos. Puede ser una forma de justi-ficación traída por los pelos para que no se noteun cierto voluntarismo en lo que hacemos. Perotambién puede ser la prueba a las teorías de lacomplejidad que las haga aterrizar de una vez, ysacarlas de sus generalizaciones casi eternas. Ytambién para que se puedan aplicar estos plan-teamientos a la transformaciones que necesitanuestra sociedad. Siendo conscientes de lospeligros señalados, es bueno que nos metamosen la creatividad de los retos anunciados.

    Al discutir algunas tesis sobre los usos de lacomplejidad social y de su tratamiento en lasciencias sociales es conveniente situar los pun-tos de partida que motivan a cada cual. No es lomismo llegar a estas reflexiones desde la quími-ca, desde la ecología, o desde las propias cien-cias de la sociedad, y aún dentro de éstas desdela economía, la antropología o la sociología. Ytampoco es lo mismo según el sentido y uso aque vaya destinada la reflexión. Establecer unasuerte de genealogía de la construcción de lasciencias suele ayudar a no mitificar sus avances.Cuando se habla de complejidad como cuandohablamos de totalidad hay siempre una tenta-ción de abarcarlo todo, de hacer un sistemaexplicativo completo, un atlas del todo, inten-tando que todo nos cuadre. En la ciencia tienenque razonarse los procesos, incluso desde unalógica paradójica, pero también han de verifi-carse por la práctica. Incluso en muchos casosun resultado práctico inesperado puede abrirnuevas lógicas hasta entonces ocultas a larazón. Muchos cientistas sociales siguen toda suvida razonando sólo desde los argumentos deautoridad de los grandes predecesores, cruzán-dolos desde las lógicas previas en que uno se haformado o que ha ido adoptando.

    En realidad hay una serie de prácticas, ymotivaciones encubiertas y no muy explicitas,que están actuando, lo queramos confesar o no.La conversación virtual con los otros textosencubre una conversación con las circunstan-cias concretas en que vive cada cual. Hay accio-

    nes reales, hay cruces de sujetos con sus estrate-gias, hay respuestas y nuevas preguntas que nosllegan desde los procesos en vivo. en que nece-sariamente estamos implicados. Este problemade la «encarnación» (García Selgas, 1994), queafecta a los debates teóricos o metodológicos,lejos de ser una dificultad nos parece que es laoportunidad de hacer más creativos los procesosmismos de la construcción social de las cien-cias. Puede ser un problema adicional si no sees consciente de su presencia e importancia, sise pretende hacer la teoría definitiva/complejaque todo lo abarca, que abre todas las puertas,que encuadra todos los razonamientos. Pero silo que se pretende es sólo abordar los problemasreales que tiene uno y la sociedad donde vive(que no parece poco), entonces hay que ser máspráxico, contando con los agentes sociales pro-blemáticos y paradójicos que nos toquen.

    En las complejidades que se suceden en lapráctica, aprendemos a manejarnos con ciertasbrújulas de navegar, en medio de tantas turbulen-cias inesperadas. Lo importante no es tener labrújula sino saber cómo manejarla al igual quelos otros aparatos de navegación. Pero con la teo-ría sola y sin haber subido a un barco y sin estarfamiliarizado con los instrumentos también esmuy difícil manejarse, y más aún ser creativoante los imprevistos que siempre llegan. Por esoqueremos ir más allá de la teoría, y también de lapura práctica. Tenemos la tendencia a preguntar-nos no sólo ¿cómo? y ¿porqué?, sino también¿para qué? ¿para quién? Hay una visión tambiénmás estratégica de la ciencia y de los posiciona-mientos previos ante las tareas, y además de lasconsecuencias queridas o no de lo que hacemos.Así pues situar el contexto en que se dicen lascosas, sus orígenes, sus métodos en relación a susobjetivos, nos ayuda a sacar de la abstracción lasteorías y los conceptos. Estos problemas de la«auto-eco-organización» (Morin, 1994), y otrossimilares, necesitan bajar a la vida cotidiana. Esen el terreno de la operatividad de los planesestratégicos, de empresas o de ciudades, en los«socio-análisis» o las «investigaciones-acciones-participantes» (IAP) de los barrios o los movi-mientos sociales, donde hay que verificar el¿para qué? y el ¿para quién?

    Sabemos que las realidades nos desbordansiempre, por eso no necesitamos tener la con-cepción compleja al máximo en nuestra cabezapara actuar, sino unos esquemas no-reduccio-nistas, procesuales, etc. con los que enfrentar

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    unos fenómenos inabarcables. Y que cada vezque nos metemos en ellos provocamos nuevascomplejidades, unas queridas y otras no queri-das. Pero esta sensación no nos hace pararnoshasta ver claro el camino, sino que vamos«construyendo camino al andar..». Somos cien-cias reflexivas, práxicas, preocupadas por elmismo instrumental que usamos, por las utilida-des sociales o físicas o biológicas contradicto-rias en que nos metemos. Nuestra conversaciónno es solo lingüística-informativa, es tambiénenergética y vital, y las condiciones de avance ycreatividad siempre están más allá de las lógicasprecedentes. Es posible que la intervención delos movimientos sociales, por ejemplo comosíntomas de una sociedad conflictiva, nos obli-gue a resolver en el mejor sentido posible. Yluego ya analizaremos cómo podemos continuarla profundidad del análisis y las propuestas.Nuestra forma de resolver los círculos viciosos,los nudos «gordianos», no es quedarnos pensan-do hasta aclararnos, sino intervenir en el proce-so y pensar como irlo resolviendo con los prin-cipales sujetos implicados.

    Decir que todo es complejo puede ser unaforma de cinismo para justificar algunos deba-tes diletantes y quedarse encerrados en la críticapor la crítica. Incluso abordar algún pensamien-to complejo manejando tantas variables o con-dicionantes, que una mente humana no puedecontrolar más que en cada caso particular, estambién una forma de decir que cada caso essingular e irrepetible y que nada se puede gene-ralizar. Siempre es posible hacer una crítica máscrítica y encontrar algún elemento de la comple-jidad en el proceso que no ha sido suficiente-mente tenido en cuenta. Y siempre podemoscomplejizar más nuestro pensamiento con másvariables y nuevas entradas lógicas. Pero el pro-blema es si tantas variables y/o metáforas cien-tíficas resultan más útiles o inútiles para los pro-cesos en marcha que tenemos que resolver. Hayque adoptar cierta modestia del conocimiento ycentrarnos en lo que en cada momento podemosy debemos resolver, con la provisionalidad quetodo avance científico debe tener en cuenta.

    LOS USOS DE LAS METÁFORAS PARAARTICULAR METODOLOGÍAS

    Las ciencias de la naturaleza han venido usan-do desde siempre metáforas de la sociedad y de

    la humanística más o menos adaptadas a susnecesidades, y desde las ciencias sociales tam-bién se han usado y usan muchas metáforas delas ciencias físicas, químicas y biológicas. Elproblema no está en el uso de unos conceptos ometáforas, sino en si su aplicación resulta perti-nente para hacer avanzar el conocimiento y lastransformaciones necesarias. En estos momentosla crítica de los dualismos y los maniqueísmosreduccionistas es un tema central en todo tipo deciencias, y es en esta crítica dónde la compleji-dad debe demostrar que no se trata de un simple«pensamiento débil» o juegos de palabras sinounos caminos que abren la resolución de proble-mas concretos que tiene la sociedad.

    La «auto-poiesis» en biología (Varela, 1998)no se puede trasladar sin más a lo social (Luh-mann, 1997) porque «lo social no pertenece a lasociología, pertenece a la vida cotidiana» (Matu-rana, 1995). Los ordenes ocultos de la física yquímica son ciertamente complejos (Prigogine,1997), pero los de los comportamientos animalesmucho más, sobre todo si pasamos de las regula-ridades de un grupo de hormigas con un mapamental muy pegado al territorio al comporta-miento de algunos mamíferos mucho más autó-nomos. En los propios humanos hay relacionesmuy diferenciadas cuando estas se producen caraa cara y continuadamente, o cuando son media-das por encuentros ocasionales y especializados,cuando intervienen mediaciones como el dinero,el internet, o las lenguas. Las potenciales auto-organizaciones tienen mucho que ver con loscontextos, con los ecosistemas, con los condicio-nantes en dónde y desde dónde construimos cadaproceso.

    «La complejidad es un desorden aparentedonde se tiene razones para suponer un ordenoculto; o también, la complejidad es un ordencuyo código no se conoce» (Atlan, 1990). Esdecir, que aún no se conoce, y que posiblementeno vamos a conocer en toda su complejidad,pero que si nos va a permitir poder navegar porsus turbulencias con ciertos resultados. En esesentido las relaciones entre los elementos de lacomplejidad, de la fiesta, de las turbulencias,nos interesan aún más que los propios elemen-tos singulares, su número, etc. Los tipos de rela-ciones nos dan más noticias de esos órdenesocultos que nos interesan, para poder viajar porlos ríos turbulentos en que nos encontramos,para trabajar en un laboratorio, o para poderbailar en las fiestas a las que acudimos. El cono-

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    cimiento de lo complejo hay que entenderlodesde dentro de cada proceso y no valen lasmismas reglas para un movimiento social quepara una operación en bolsa. Las reglas lasconstruimos con las redes de sujetos en cadaproceso, pero hay que saber construirlas.

    Integrar los conflictos y las paradojas dentrodel pensamiento no es algo nuevo, pero es algoque hay que hacer con cierto rigor. La metáforaso las paradojas no pueden ser sólo un «diverti-mento», sino también un instrumental útil paramanejarse en las turbulencias. Las ciencias hoyrecuperan las metáforas de los viajes, las fiestas,la navegación, la caza, etc. Estrategias ante situa-ciones en que hemos de improvisar, donde elfinal está por construir. Pero en la metáfora de lacaza lo más importante no es el hecho en si de lacaptura de los datos (la pieza), como si estos fue-sen una cosa externa, sino el sentido de la misma(la supervivencia de una especie, el placer demostrar la superioridad, la aniquilación de algoque se juzga dañino, etc...), pues ello nos lleva adistintas consecuencias, también a la hora deinvestigar, de pensar la realidad, de actuar.

    Para situarnos ante las distintas metodologí-as, la metáfora de una fiesta de disfraces a laque llegamos tarde, me parece muy útil. Si alentrar tarde en una fiesta pretendemos clasificara todos los tipos de disfraces, como un coleccio-nista de mariposas, estaríamos matando la fiestaaunque tuviésemos al final todo muy bien con-tado y clasificado. Si nos dedicamos a seguirunos disfraces determinados observando sucomportamiento, nos arriesgamos a tomar uncomportamiento por la totalidad de las relacio-nes mucho más complejas. Si simplemente nosdedicamos a mariposear como los demás sinreflexionar, a vivir la relación sin pensar sobrelas situaciones, aún tiene menos utilidad socialnuestra presencia. Pero también podemos adop-tar una cuarta posición, es decir, una estrategia,que integre el mariposear al principio pero pen-sando cuales pueden ser los disfraces de mayorinterés para acercarnos a ellos, y cuando yahayamos podido entender algo de las relacionesposibles (capacidad de baile, ligue, etc.), enton-ces podemos intentar comprender e interveniren el resto del baile, en la organización, etc...

    Para alguien que llega de fuera a un baile dedisfraces, o a una realidad social, todo es com-plejidad, pero para los que la están viviendodesde dentro no tanto. Pero al intentar reduciresa complejidad uno puede matarla si se empe-

    ña en clasificarla, como un coleccionista demariposas, con sus alfileres. Uno también pue-de respetar tal realidad hasta confundirse conella, pero sin ningún tipo de capacidad deentenderla y/o transformarla, solo disfrutarla osufrirla tal como se nos da. El hecho de adap-tarse a una parte de esa realidad, el estudio decaso cualitativo, es interesante, pero ganamucho más si está dentro de una estrategia deconocimiento-intervención, contando con capa-cidades reflexivas y operativas. Von Foerster,citado por J. Ibañez, decía que un desfile esfácil de controlar desde fuera y no desde den-tro, mientras que un baile es más fácil de con-trolar para el que está dentro, aunque para elque viene de fuera le resulte caótica la primeraimpresión compleja que le causa.

    DISTINCIONES ENTRECONSTRUCCIONISTAS,LA ENACCIÓN CO-SOCIAL

    Es curioso que en las filosofías más antiguas,taoistas, algunas pre-socráticas, y en el mismométodo socrático, el budismo zen, etc. y en lasciencias más actuales se venga a coincidir enesa capacidad de formular preguntas aparente-mente sin solución, paradójicas, para ampliar lacapacidad de razonamiento de los sistemas, arti-ficialmente reducidas por muchas de las cien-cias más académicas para dejarlo todo bajo sucontrol del saber/poder. Pero también es curiosoque desde las resistencias pasivas de las «astu-cias» de las mujeres frente al patriarcado, o dealgunos pueblos colonizados frente a los impe-rios, en los estilos de vida haya una serie deprácticas que llamamos «reversivas» (del «sípero no» al mismo tiempo). Y que en los movi-mientos sociales más pro-activos también hayamuchas prácticas de «desborde popular» quemuestran las hipocresías de los sistemas dedominación que afirman una cosa mientras en lapráctica la niegan (por ejemplo el derecho a lavivienda, a la salud o al trabajo).

    Es decir, que son muchas de las prácticas delaboratorio, de vida cotidiana, o de los propiosmovimientos sociales, las que nos sitúan en loscontextos práxicos de ampliación de los reduc-cionismos aprendidos en las tipologías cerradasacadémicas. Los movimientos ecologistas, porejemplo, al trabajar prioritariamente sobre lasrelaciones de ecosistemas frágiles nos muestran

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    un ser humano muy relativo a su contexto vital,que no se pude pensar a sí mismo como unaindividualidad «auto-poiética» aislada, sino quetiene que obtener energía e información de uncontexto que le alimenta y le supera con otroscódigos, a su vez dependientes de otros energé-ticos e informacionales en procesos entrópicosdesbordantes. El antropocentrismo tiene queceder sitio a unos construccionismos ecológicosy sociales, energéticos e informativos, en cuyasturbulencias hay que aprender a manejarnos,manejándolos.

    Cabe establecer una distinción importanteentre constructivismos «pan-semiológicos» yconstructivismos «eco-sociales». En algunasexpresiones de Luhmann («solo la comunica-ción comunica»), o de Von Glasersfeld («unonecesita a los otros para confirmar algunas delas cosas que uno mismo construye»), o inclusode Ibáñez («no hay más remedio que ser panse-miologista»), aunque sean contrapuestas entresi, late un concepto de la comunicación un tan-to reduccionista, como si desde la comunica-ción/lenguaje se construyese todo, y las fuerzasenergéticas y sociales fuesen consecuencias deesos procesos informativos. Incluso desde lapropia lingüística como es el caso de Bajtin(1971) hay una comprensión de que la comuni-cación hay que inscribirla en un contexto másamplio: «Tales distinciones como las que seestablecen entre el sentido usual y el ocasionalde una palabra, entre su sentido central y loslaterales, entre denotación y connotación, etc.son fundamentalmente insatisfactorias... Cual-quier tipo genuino de comprensión debe seractivo, debe contener ya el germen de una res-puesta. Solo la comprensión activa nos permiteaprender el tema, pues una evolución no puedeser aprendida sino es con la ayuda de otro pro-ceso evolutivo»

    Es decir, pasamos del «conocer» también al«comprender» (P. Navarro, 1993) «El nivel sen-sorio motor es anterior al lenguaje» (Piaget) «Eldiálogo experimental con la naturaleza...nosupone una observación pasiva, sino una prácti-ca. Se trata de manipular...conferirle una aproxi-mación máxima» (Prigogine) El «construccio-nismo operativo» se contrapone aquí claramentea la «teoría de la observación», entendida éstasolo como cognitivismos, representaciones yconexionismos. O sea que comprender por unapraxis operacional implicada en los problemasvitales y sociales es algo más que una transdis-

    ciplinariedad meta-científica, o procesos deobservar (ver, oír) o incluso conversacionales(hablar). La construcción del conocimientoimplica también lo energético-vital de los otrossentidos (tocar, gustar, oler) a través del hacer,del sentirse co-protagonista, y no solo delobservar o del conversar sobre ello.

    La teoría de sistemas va pasando así de unaprimera bifurcación entre los sistemas más ele-mentales a los sistemas de segundo orden, perodentro de estos hay también otra bifurcaciónentre la observación cognitiva y conexionista derepresentaciones, y de otro lado la «enacción»(F. Varela, 1998). Esta enacción la debemosentender como una acción efectiva capaz dehacer emerger un «mundo» desde un trasfondoproblemático. «Como esta perspectiva analíticaenfatiza más la acción que la representación, esadecuado llamar enactivo a este enfoque alter-nativo»... «Para el espacio «ajedrez» pareceposible diseñar una red de relaciones cuyosnudos representan cada elemento pertinente. Enel caso del «conductor automovilístico» unatentativa semejante muestra que, más allá deciertos elementos aislados, la red evolucionarápidamente hacia un trasfondo no circunscritode sentido común»... «el conocimiento se rela-ciona con el hecho de estar en un mundo queresulta inseparable de nuestro cuerpo, nuestrolenguaje, de nuestra historia social»... «se com-prende por imitación, convirtiéndose en parte deuna comprensión ya existente.»... «El contextoy el sentido común no son artefactos residualesque se puedan eliminar progresivamentemediante el descubrimiento de reglas más ela-boradas. Constituyen la esencia misma de lacognición creativa» (Varela).

    No todo vale en el mundo de la comprensiónde lo complejo. Hay una serie de avances desdelas neurociencias, desde la comunicación, ydesde los conjuntos de acción, que muestranque no cualquier constructivismo o pensamien-to complejo o paradigmas de segundo orden tie-nen los mismos sentidos y significaciones.Podemos decir con Varela: «El huevo y la galli-na se definen mutuamente, son correlativos...Loque marca la diferencia entre el enfoque enacti-vo y cualquier forma de constructivismo o neo-kantismo biológico es el énfasis en la codeter-minación (del huevo y la gallina)»... «el colorpercibido de un objeto es en buena medida inde-pendiente de la longitud de onda que recibimos.En cambio, hay un complejo proceso (el cual

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    entendemos solo parcialmente de comparacióncooperativa entre los múltiples conjuntos neuro-nales del cerebro, el cual determina el color deun objeto según el estado cerebral global quecorresponde tanto a una imagen de la retinacomo a cierta expectativa de lo que debería serdicho objeto».

    Aquí se juntan la evolución de los primatesdurante siglos, y el sentido común de nuestrasvidas cotidianas. El color y el olor son construc-ciones creativas de sentidos. Hay una red de ele-mentos interconectados capaces de cambiosestructurales, en procesos continuos. Varela :«La inteligencia ha dejado de ser la capacidadde resolver un problema para ser la capacidadde ingresar en un mundo compartido»...»Dehecho, dicha red de actos de habla, con sus con-diciones de satisfacción, no constituye unaherramienta para la comunicación sino la tramade nuestra identidad». O sea, las identidades lasestamos construyendo en esas redes de conjun-tos de acción, entre analizadores históricos yconstruidos, en sus «mundos» colectivos, a par-tir de estrategias de supervivencia y sentidocomún, y algunos elementos algo más novedo-sos que le intentamos ir incorporando.

    LOS LENGUAJES OCULTOS Y LA UNIÓN DE LOS OPUESTOS

    Todo lenguaje nos está situando en las rela-ciones de poder en que se haya metido. Por esocabe distinguir entre los «lenguajes públicos» ylos «lenguajes ocultos» (J. C. Scott, 2003), ypartir de esas complejidades de relaciones, másque considerar el lenguaje como un «dato» quese pueda analizar por sí mismo. Para Habermas(teoría de la acción comunicativa) hay unasituación ideal de discurso en la que cadahablante dice lo que quiere decir, no esta min-tiendo, o en todo caso hay una degeneración dellenguaje. Pero el discurso dominado está defor-mado por necesidad, porque las estrategias demanipulación y de resistencia están operandosiempre. Incluso en el «carnaval» que analizaBajtín (1971), dónde el diálogo sería muy«socrático», lo que subyace no es tanto unaexpresión «libre y verdadera», como unasexpresiones en conflicto. O en el psicoanálisis,que busca que salga una verdad reprimida en unambiente de tolerancia, el marco es una relaciónde poder muy asimétrica. Y en la vida cotidiana,

    todo lo que decimos está estratégicamentemediado, aunque no seamos conscientes.

    «No existe ningún punto especial y privile-giado desde el cual se pueda medir la distancia ala que se encuentra el discurso del «verdadero»discurso. Sintetizando: todos medimos nuestraspalabras. Lo que sí se puede hacer es comparardiferentes situaciones de discurso para vercómo se iluminan mutuamente. En este sentidoBajtín está comparando el lenguaje que seencuentra allí donde el anonimato y el ambientefestivo eluden ciertas relaciones cotidianas depoder, con una relación de poder diferente»(Scott, 2003) Pero haríamos mal en creernos loque dice la gente tal cual, sino en compararlodentro de la red de posiciones que son habitua-les, para que vayan emergiendo las contradic-ciones y paradojas, y para que (a partir de ahí),podamos construir colectivamente nuevas «ver-dades» más creativas y eficientes. No trabaja-mos la participación porque creamos que «elpueblo tiene la razón» sin más, si no porque hayque partir de sus razones para poder ser operati-vos.

    «Así, una elite dominante trabaja incesante-mente para mantener y extender su controlmaterial y su presencia simbólica. Por su parte,un grupo subordinado se ingenia estrategiaspara frustrar y revertir esa apropiación y tam-bién para conquistar más libertades simbóli-cas... En este terreno ninguna victoria es parasiempre: apenas se está asentando el polvo yaestá empezando seguramente una nueva tentati-va para recuperar el terreno perdido. La natura-lización de la dominación siempre se pone aprueba en espacios reducidos pero significati-vos, especialmente en el punto dónde se ejerceel poder» (Scott, 2003) Se suele llamar «infra-política» a estas formas de resistencias cotidia-nas, que a nosotros nos parecen fundamentalesde entender y trabajar con ellas, y que no sereducen tan sólo a dominantes y dominados,sino a una complejidad de posiciones, inclusoen el interior de los grupos y los sujetos.

    Pareciera que las redes informales carecen devida política por su discurso «anti-partidos»,etc. o que sólo ocurre en ocasiones de explosio-nes populares aisladas. Pero ignorar todo lo quese esconde en los lenguajes «ocultos» es ignorarque la «infrapolítica» es una fuerza política real.Lo que pasa es que tiene otras lógicas, de lasque hay que partir, para poder entender tanto lassituaciones de no actividad como aquellas otras

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    de explosión social. En situaciones de no liber-tades formales se ve más claro. «La lógica deldisfraz que sigue la infrapolítica se introducetanto en su organización como en su propia sus-tancia. De nuevo la forma de organización estanto un producto de la necesidad política comouna elección política. Puesto que la actividadpolítica explícita está casi prohibida, la resisten-cia se reduce a las redes informales de la fami-lia, los vecinos, los amigos y la comunidad, enlugar de adquirir una organización formal.»(Scott, 2003)

    Y aquí aparecen una serie de expresionesemergentes, minoritarias, pero que nos abrenmuchas claves de interpretación, sobre todo siquienes las saben y pueden interpretar están enlos procesos participativos, «desde dentro». Porejemplo el hacerse el tonto: «Los de color hanaprendido una cosa: hacerse los tontos. Así pue-den lograr muchas cosas. Yo mismo, en reali-dad, no los conozco. No creo que sea posibleconocerlos. Me hablan, pero siempre hay unmuro entre nosotros; hay un punto más allá delcual no entiendo nada. Puedo saber cosas deellos, pero no puedo conocerlos» (Ellison,1952) Al usar el hacerse ignorantes, tal como seles aplica desde los poderes, usan creativamenteeste estereotipo, dándole la vuelta, por ejemplopara no trabajar, o para no tener que decir suopinión. Dolores Juliano (1992) para el com-portamiento de las mujeres ante el patriarcadotambién ha analizado estas conductas desde lasposiciones oprimidas.

    Existen una multitud de posiciones y no sólodos contrapuestas en cada caso. La compleji-dad de las expresiones que se pueden recogeren un proceso participativo es muy alta, y sobrecada tema no sólo aparecen dos opciones, sinouna variedad muy interesante. Por eso hemostrabajado con las posiciones de F. Jameson(1989) para recoger «tetralemas» más allá delos dilemas dominantes. Porque lo que trata-mos de encontrar «no es una síntesis de estasdos opciones sino una suerte de unión de losopuestos» (2006) No se trata de posicionesintermedias entre las contrarias, no se trata quelas ocultas se peleen frontalmente contra lasdominantes a ver quien gana, sino de estrate-gias «reversivas» que en los actos de la vidacotidiana acaban por desbordar los procesos,usando una variada articulación de técnicas, delas que no son conscientes, pero que les danuna gran eficiencia muchas veces. Aprender de

    estos procesos de gran complejidad nos haabierto muchas puertas intelectuales.

    ERRORES CREATIVOS, EN REDESCOGNITIVAS Y OPERATIVAS

    La cuestión de la complejidad se nos planteaentonces en cómo conseguir no bloquear losprocesos, cuando necesariamente tenemos quehacer reducciones y constreñimientos con nues-tras intervenciones. «La organización en buclese distingue radicalmente de la organizaciónbloqueada; es cierre activo que asegura la aper-tura activa, la cual asegura a su vez su propiocierre» (Morin) Lo que nosotros estamos plan-teado es que con cualquier técnica aplicada apa-recen concreciones que siempre generan cons-treñimientos (Piaget) o bien reducciones(Luhmann). Lo que está por ver es si son cierreso concreciones con tendencias para cristalizar ycosificar los procesos, o son cierres para abrir-los más («socio-praxis»), para aumentar lascomplejidades y las creatividades. Toda concre-ción tiene efectos no previstos, tiene bifurcacio-nes o «sistemas disipativos», con muchos«rozamientos» irreversibles. Esto genera multi-tud de «errores» sobre las previsiones normali-zadas, pero generalmente estos errores se pier-den o desprecian.

    El hecho de que aumente la energía y lainformación de un sistema, que haya más com-plejidad, no garantiza que automáticamente estémejor organizado. El orden de la complejidadpuede ser un juego de concreciones y bifurca-ciones que nos lleve a situaciones irreversiblesde degradación ambiental o social (como engran medida está sucediendo). Entre todos loserrores o situaciones no previstas, sólo algunasde esas potencialidades son las que pueden con-vertirse en elementos creativos, innovadores,capaces de reorientar y reequilibrar las situacio-nes heredadas. No se trata sólo de más informa-ción o más energía, sino de una mejor relación yarticulación entre los elementos del ecosistemafísico y social. Una gran metrópoli acumula unalto grado de energía y de información, pero suaprovechamiento puede ser más despilfarradorque el de una ciudad media. En un pequeñopueblo se dan más relaciones cara a cara que enuna gran ciudad anómica, pero eso no garantizatampoco mayor creatividad y vitalidad de lasiniciativas locales. No es el tamaño sino el tipo

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    de relaciones que se dan en las redes, aunqueciertamente unas infraestructuras lo facilitenmás que otras.

    Algunos elementos considerados «errores» o«atractores extraños», que aparecen en las rela-ciones de manera no habitual, son precisamentelos potenciales ejes de unas nuevas relaciones alos que hay que estar atentos para que no se nospasen desapercibidos. Continuamente en losmapas de relaciones aparecen numerosas con-tradicciones y elementos paradójicos (por ejem-plo, cuando estamos analizando unas conversa-ciones cualitativamente). Si allí uno sólo ve des-vío de lo normal, errores o alienaciones, nopodrá entrar en las potencialidades de esas com-plejidades que se nos están ofreciendo paradinamizar tales situaciones. Pero si somos capa-ces de correlacionar, triangular, cuadrangular,esos «elementos extraños» entre sí, podemosdescubrir tanto importantes bloqueos en lassituaciones establecidas, como elementos dina-mizadores o transformadores de los conjuntosde acción en presencia. Pueden ser confianzas odesconfianzas, o temas aparentemente menores,entre las relaciones, los habitus (Bourdieu)construidos. Pero desbloquear alguno de estoselementos puede generar nuevos procesos, quede nuevo abran potencialidades emergentes.Pequeños elementos pueden hacer grandes sal-tos en determinadas situaciones.

    Los sujetos se mueven por razones y por con-tenidos argumentados, pero también por redesafectivas basadas en vivencias compartidas, enilusiones de todo tipo, y esto sirve para aumen-tar la complejidad aún más, pero también la cre-atividad. Los procesos de auto-configuraciónquímica (Prigogine) o de auto-poiesis biológica(Varela) tienen un grado de complejidad cierta,pero no comparable con la hiper-complejidadde las relaciones de los humanos. Además deincorporar las características físico-químicas ybiológicas de aquellos ecosistemas donde vivi-mos y de los mamíferos a los que pertenecemos,los seres humanos nos las vemos desde peque-ñitos con redes de socialización muy prolonga-das. Cualquier cachorro de animal en unoscuantos meses ya sabe valerse, y pasa a seradulto con unas cuantas rutinas sobre la infor-mación genética que traía al mundo. Pero nos-otros, además de la genética y del habitat conque nacemos, tenemos muchos años de presiónsocial acumulada y sintetizada por los estilos devida, afectivos e informativos, de nuestros

    padres, amigos, maestros, jefes, etc. Lo máscomplejo en todo esto es la «coordinación deconductas» (Maturana). La persona o el grupoes un «sujeto en proceso» (Kristeva, Ibáñez)porque es una síntesis de muchas redes donde leha tocado vivir, es una concreción operativa,fracturada entre varios mundos, pero que a suvez va provocando otros procesos con sus con-ductas, que es incapaz de controlar.

    Es en esta concreción con-vivencial dóndedebemos entrar a analizar las conductas y laspotencialidades de lo que hacemos. No vienemal conocer los condicionantes estructurales delos procesos, pero estos son sólo un marco his-tórico relativamente amplio. No viene malconocer las finalidades proclamadas por losdiferentes actores sociales, pero esto no es másque un abanico de declaraciones formales.Entre la estructura y las subjetividades mani-fiestas, están las redes de relaciones de cotidia-nidad, que es dónde se juega la articulaciónsocial de las conductas. O sea los «analizado-res» capaces de precisar la dimensión del objetocon el que se trabaja y de los objetivos que seentrecruzan en cada momento. La distinción desujeto y objeto en ciencias sociales, según loque venimos diciendo, no deja de tener proble-mas. En realidad los objetos de toda investiga-ción o de toda intervención son siempre relacio-nes, conductas, no objetos en sí, ni sujetos tam-poco, pues estos aunque sean los soporteshumanos o grupales, están escindidos en dife-rentes tipos de redes y de conductas según lasdiferentes situaciones de convivencia.

    Estamos entonces ante la fundamentación dela participación o negociación de todo procesode construcción del conocimiento. Si empeza-mos este texto tratando de fundamentar quetodo conocimiento, y más aún el social, tieneuna dimensión de implicación, de utilidadsocial, de instrumento de intervención, etc. Sidespués hemos insistido en que las teorías de laobservación y de la conversación debían desem-bocar en construccionismos de tipo eco-social,tener en cuenta las contradicciones en las redesy las conversaciones; y la «enacción», porque elcomprender es el hacer. Ahora debemos con-cluir que la implicación y la con-vivencia conlos procesos dan una percepción y una capaci-dad de negociación mucho más alta para pro-mover una construcción del conocimiento másajustada a las necesidades reales de los mismos.Queda por ajustar qué metodologías y praxis

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    sociales son las que están dentro de estos abani-cos propuestos.

    Sólo aclarar que las metodologías de análisisde redes debemos repensarlas desde estas lógicasimplicativas aquí propuestas. Por ejemplo recon-siderar las bases digitales y dicotómicas en quese basan muchas de las matrices de los «networkanalisys», y pasar a una tercera etapa más cuali-tativa, estratégica y compleja. Más allá de loshabitus y campos de Bourdieu, de los dobles vín-culos de Giddens, cabe un trabajo con redes yconjuntos de acción, entendiendo estos plantea-mientos como complejidades, paradojas y proce-sos de las relaciones, pasando desde los analiza-dores históricos a los analizadores construidosdel socioanálisis. Por ejemplo Bourdieu está deacuerdo en hablar de redes y de socio-análisispero no se dedicó a desarrollarlo y conceptuali-zarlo. Ibáñez se murió cuando empezaba a razo-nar en ese camino. Y también han muerto o aban-donado otros muchos teóricos que sólo han deja-do apuntado esta problemática.

    En el campo de la investigación-acción-parti-cipante también ha habido abandonos y descali-ficaciones sobre su voluntarismo inicial. Com-partimos muchas de esas críticas, y ya en elCongreso mundial de Cartagena las pudimosmanifestar, y concordar con otros investigado-res y planificadores la necesidad de entrar arepasar, con claves del análisis de la compleji-dad, estas prácticas interesantes pero insuficien-tes. Hemos llamado socio-praxis a una serie deprácticas de auto-diagnóstico y de programa-ción integral que venimos practicando desdehace algunos años, y que tratan de cruzar algu-nos avances del socio-análisis, de la I(A)P, delas redes, y de la teoría de la complejidad. Eneste camino estamos algunos, y nos gustaríacompartirlo con otros y otras que se tomen estatarea como objetivo.

    SEIS CAMINOS QUE CREEMOS ESTAR ABRIENDO

    Puede ser aclaratoria la distinción de estos 6saltos creativos que proponemos, para compa-rarlos con las metodologías habituales, no sólodistinguirnos de lo cuantitativo, sino también delo cualitativo y de lo participativo… Es una for-ma de articular e integrar lo que hemos venidopresentando como distintas aportaciones, puesaunque pensamos que pertenecen a un mismo

    paradigma de fondo y a una epistemologíacomún, se han venido construyendo desdemetodologías y espacios muy diferenciados, yasí los hemos ido aprendiendo y reconstruyen-do. Aclaremos, antes de pasar a proponer unaforma operativa de proceso metodológico, algode estos 6 conceptos, tal como los venimos utili-zando en los grupos que trabajamos en red. Almenos hacer algunas distinciones, más que defi-niciones, para que se pueda entender en quéámbitos no nos movemos y en cuales sí. No setrata de acabar de cerrar o definir cada expre-sión, sino de delimitar un campo donde poda-mos comunicarnos con cierta eficiencia. Tratarde establecer una definición más o menos cerra-da para luego ver en la práctica como funciona,es justo la lógica contraria a la que solemosusar. Tomamos algunos conceptos prestados,casi siempre con algún debate previo sobre ellosentre autores, y al aplicarlos en nuestros proce-sos vemos qué dan de sí. Es decir, nos damoscuenta de qué no son y para qué no sirven, deli-mitando por negativo lo que no nos interesa, ypor otro lado vemos qué aportaciones se puedensacar. Algunos ejemplos de su uso acaban pordelimitar y deslindar en qué campo se mueve talconcepto, no dejándolo tampoco en una ambi-güedad in-operativa.

    1. TRANSDUCCIONES

    Lo que no son: No son posiciones «neutra-les» para la participación comunitaria, como sifuera posible tal neutralidad. Precisamente porsaber de la no neutralidad de ninguna posiciónse está vigilante con los sectarismos, y se actúacomo facilitador/a de acuerdos. Pero tampocose trata de que las mayorías aplasten a lasminorías, no se es más participativo porqueacuda más gente a una asamblea, por ejemplo,sino porque se puedan debatir más propuestas ymás innovadoras. Si hay más creatividad aun-que menos gente, puede ser más participativoun proceso con «talleres» que una asamblea,dónde poca gente se atreve a hablar. Pero tam-poco basta que se «traduzcan» unos y otras,para hacerse más inteligibles en las multicultu-ralidades, que pueden convertirse en «guetos».Hay que ser capaces de superar las «autoesti-mas grupales» y las «identidades narcisistas»,dónde lo participativo ignora los dolores y pla-ceres de los otros grupos o sectores. Hay que

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    aceptar entrar en la construcción de «identifica-ciones mestizas» pero tratando de aminorar lasimposiciones de unas u otras culturas. Tampocose trata de proponer un modelo resumen, porsistematización, pues los estilos creativos no sepueden basar en una «ética ejemplar», ni demínimos ni de máximos. Se han de aceptaralgunos criterios porque los procesos de com-plejidad nunca son puros, sino híbridos o mes-tizos, pero dónde no todo debe valer. Ni en laselva todo vale y mucho menos cuando quere-mos construir participadamente con las comu-nidades y con rigor crítico.

    Lo que aportan: Son conceptos que se usanen ciencias naturales y sociales con un sentidoparecido, es decir, acostumbrarse a transformar-se dando saltos de un tipo de energía a otra. Porejemplo, pasar de la energía calorífica a la elec-tricidad, o de una acción hormonal en una enzi-mática en las proteínas. Son transformacionesque ocurren continuamente en nuestras vidas yentorno, aunque no seamos muy consciente deello. Las transducciones se basan en unos dispo-sitivos para crear «situaciones» peculiares detransformación, «provocaciones» con ciertatransparencia, al estilo de las preguntas «ma-yéuticas» que formulaba Sócrates. De tal mane-ra que el rigor crítico está en la forma y fondode las preguntas, y se deja en libertad los cami-nos que se puedan o quieran emprender a partirde ellas. En primer lugar el propio «grupoexperto» del que partimos debería someterse aprácticas críticas sobre lo que pueda tener deprejuicios en sus primeras preguntas y plantea-mientos. Avanzaremos además mejor si losotros grupos que participan están en una predis-posición también poco dogmática desde unprincipio. Para que estos estilos transductivossean cooperativos debemos someter las pregun-tas iniciales a un filtro participativo y plural, porejemplo con aquellas personas que acudan a lasprimeras convocatorias. Es un ejercicio parahacer no sólo al principio de un proceso, sinopermanente para toda la vida, según le vamosdesenvolviendo todas sus potencialidades.

    Ejemplos: Hay diversas técnicas o prácticasque pueden ejemplificar las formas de haceroperativo este «estilo» o posicionamiento. Lossimples «juegos de rol», o los «socio-dramas»,pueden ser mecanismos para que otras personasvean, o vernos nosotros mismos, en las expre-siones gestuales de nuestras representaciones,muchas de las cosas que no diríamos que pensa-

    mos… Lo importante no es la técnica en sí mis-ma sino para qué la queremos, y en ese sentidolo más importante es el papel de preguntas des-veladoras de los prejuicios ocultos, o creativasde una mayor profundización y reflexividad delos procesos. Por ejemplo, con un «transecto» opaseo de los expertos con los campesinos, nom-brando y calificando cada elemento que apareceen el campo, no sólo se produce un intercambiode información, sino de estilos transductores.Los «situacionistas» en el medio urbano euro-peo lo que hacían era «derivas», que igualmenteservían para perderse y dejar que las intuicionespropias y ajenas pudieran aflorar y mostrar losprejuicios hacia los males urbanos de nuestrasciudades. A partir de crear estas «situaciones»no cotidianas lo interesante es ver como adopta-mos unos estilos transductivos u otros, y cómonos relacionamos con los de las otras personas.

    2. CONJUNTOS DE ACCIÓN

    Lo que no son: No es, desde luego, la mitifi-cación de la comunidad como una identidad arecuperar o como una unidad, sino como unaserie de pequeñas redes sociales en muchoscasos contrapuestas entre sí, y en procesos muyvariados. El que se parta del «análisis de redes»no quiere decir que adjudiquemos roles deter-ministas a cada grupo o colectivo, pues nadamás lejos de nuestras intenciones que juzgar lasposiciones (que siempre están en procesos ysuelen tener comportamientos paradójicos). Elanálisis de redes muchas veces suele aparecerdescontextualizado, como una variable en símisma suficientemente explicativa, pero tampo-co es lo que nosotros planteamos pues lo encua-dramos entre los condicionantes socio-econó-micos y culturales de cada situación concreta.No los consideramos sinónimo de «movimien-tos sociales» con esas descripciones de suscaracterísticas estructurales (sobre todo exter-nas) que suelen hacer los sociólogos. Los inten-tos de definir los «movimientos sociales» enca-sillándolos, no suelen tener en cuenta sus carac-terísticas internas, y su variabilidad tanto haciala acumulación de fuerzas como hacia su dege-neración. Por eso preferimos hablar de conjun-tos de acción, que no revisten valoraciones apriori sobre sus sentidos trascendentes, sinosobre sus momentos y potencialidades ante cadatransformación concreta.

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    Lo que aportan: No basta la buena voluntad dequerer aprender con los movimientos o las aso-ciaciones. Los conjuntos de acción, tal como losentendemos, lo que aportan es una integración detres variables, tres elementos clave, que se hanmostrado esclarecedores en los procesos mismos.Son las redes de confianzas y miedos internas enlas comunidades, son los condicionantes de clasesocial, y son las posiciones ideológicas ante cadaproblema concreto en disputa. Los analistas vení-an escribiendo sobre la «clase en sí» y la «clasepara sí», nosotros a esta matriz le añadimos la«clase así». Es decir, cómo es en la vida cotidia-na de cada lugar, cómo se han ido construyendolas relaciones y vínculos entre grupos, sectores,etc. Lo que construimos con los propios sujetosimplicados son instantáneas de un proceso,radiografías, o fotogramas de una película, queestá siempre con cambios continuos, y muy pocoprevisibles a veces. «Todo lo real es relacional» ypor eso nos interesan más los vínculos y lo quepuedan ser sus dinámicas que las definiciones delos grupos o sectores que soportan las relaciones.No es posible lo uno sin lo otro, pero es másposible cambiar las relaciones que los sujetos porsí mismos, y esto es lo que pretendemos aportar.También aportamos con los conjuntos de acciónuna forma concreta de manejar que lo «políticoestá en lo cotidiano». Es posible ver la correla-ción entre la familia patriarcal con su estructuravincular, típica de tal o cual cultura, con lo queaparece en la escuela, las relaciones de trabajo, ola dominación simbólica en el conjunto de lasociedad. Las relaciones de poder que podemospercibir desde cualquier forma de conversaciónpueden ser base para construir, participativamen-te con miembros de diversos conjuntos de acciónlocales, algunas estrategias socio-políticas quevayan más allá de cada situación concreta.

    Ejemplos: Tal como utilizamos en nuestrasprácticas los Socio-Gramas, queremos ir más alláde los «Diagramas de Venn» o de los «mapeos» oanálisis de redes convencionales. En primer lugaral hacerlos participativos con algunos gruposlocales sirve de cierta «autocrítica» para que lospropios grupos constaten hasta dónde conocen ydesconocen de las relaciones de su propia comu-nidad. Es curioso cómo muchos de los líderesconocen a penas el entorno de sus propios gru-pos, y cómo se da lugar a muy interesantes deba-tes entre los miembros de grupos afines. Porsupuesto esto obliga a precisar, mucho más de loque sería una simple entrevista, a algunos de los

    líderes locales, aportando mucha más informa-ción y más compleja. En segundo lugar, al hacer-lo con ejes (de clase social y de ideologías), ycruzar las tres variables dichas, podemos aprove-char el diseño participativo como una más com-pleta «muestra», para guiarnos en entrevistas, ogrupos, talleres, documentación, etc. En tercerlugar, tendremos una primera radiografía que,aún siendo borrosa por ser la inicial, ya nos sirvepara poderla comparar más adelante con lossocio-gramas siguientes, ya documentados conentrevistas y otras formas conversacionales, e irverificando así (con sucesivos socio-gramas) loque estamos construyendo en cuanto a relacionesen el proceso.

    3. TETRA-LEMAS

    Lo que no son: No se trata de «tetralemas» detipo lingüístico estructuralista como los que sesuelen hacer al analizar novelas u otros relatosya dados. Primero porque en nuestros casos lossujetos están vivos y participando en las tomasde decisiones, y no sólo de una forma metafóri-ca sino real. En segundo lugar porque tambiénintentamos superar la simple «escucha» de losproblemas, o hacer «dinámicas socio-cultura-les». El estilo de «praxis» que empleamos esmás que la militancia de escuchar e interpretar.No creemos que nadie nos haya autorizado ahacer de jueces a partir de las conversaciones uopiniones que podemos recoger. Planteamosuna «praxis» que devuelva lo que recoge, paraque sean los propios grupos como «sujetos enproceso» los que vayan creando y construyendonuevas situaciones y aportaciones. Pero no estampoco cualquier devolución, simplementeporque éticamente hemos sacado una informa-ción que pertenece a quién la ha dado. Si sólodevolvemos dilemas o posiciones intermedias,aún no habríamos salido de los discursos domi-nantes, nos estaríamos quedado encerradosentre lo que ya se plantea el sistema, incluida suoposición. Los tetra-lemas van un poco más alláde los dilemas, al abrir nuevos planos de inter-pretación de la realidad, pero no por eso supe-ran siempre interpretaciones dialécticas deter-ministas.

    Lo que aportan: Poder hacer protagonistas alos propios sujetos de sus frases en juegos de 4en 4, tetra-lemas, para abrir debates creativos.La selección de frases para ser devueltas no es

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    algo que aparezca sin más: el encontrar los ejesde contraposiciones y de contradicciones es unatarea que necesita un cierto rigor lógico, paraque aparezcan claros los «disensos» y no sólolos «consensos» de las mayorías. Para desblo-quear los dilemas dominantes es interesante quese devuelvan también las frases y posicionesminoritarias para que puedan abrir nuevos ejes oplanos alternativos. Estas posiciones se convier-ten en preguntas/dispositivos para la creativi-dad, más allá de quién las haya formulado. Es loque han llamado a veces «reflexividad desegundo orden o de segundo grado», pero quecasi nunca se materializa en formas operativasde fácil ejecución, y menos aún de propuestasparticipativas abiertas. Lo que aportamos aquíes precisamente unas formas variadas en queestas reflexividades se pueden poner en prácticacasi como un juego, dónde casi cualquier perso-na o grupo que quiera participar durante unashoras, puede salir después bastante satisfechode lo que consigue por sí mismo.

    Ejemplos: Preparar y devolver algunas frasesclaras, en el lenguaje textual de la gente, y sindecir quién dijo tal o cual cosa. En seguida losque participan no sólo interpretan el porqué sehan dicho tales o cuales cosas, sino que suelenañadir nuevas aportaciones de mucha mayorprofundidad. Un caso: Las respuestas dadas enun barrio ante la inseguridad que se percibe. Enunas primeras preguntas rápidas es fácil queaparezcan un buen número de peticiones demayor presencia policial en las calles. Pero sihablamos más despacio y con cierta confianzacon algunas de esas mismas personas es posibleque cuenten cómo en las ocasiones que llego lapolicía al barrio su comportamiento no fue nadaeficaz. Es más, habrá quien pueda relatar que nodetuvieron a quién debían y asustaron a buenaparte de las personas inocentes. El «experto» sequedará con la duda de si debe poner en suinforme que quieren (o no) policía. ¿Pero ha deser él quien dicte el veredicto? ¿Por qué nodevolver esas posiciones a la misma gente quelas dijo? Seguramente la gente nos dirá que enrealidad lo que querían decir es que quierenpolicía pero no la convencional, sino otra detipo preventivo y comunitario. Esta respuesta talvez puede ser de tipo minoritario, pero en unTaller de Creatividad es fácil que salga comomuy valorada, si la damos la oportunidad de quese la considere. Pero además también cavenotras respuestas, como que son los propios veci-

    nos quienes se organizan para aplicar su propiajusticia, o para vigilar en rondas, etc. La cosa esno cerrar demasiado pronto y en falso el análisisantes de que la gente pueda construir explica-ciones y propuestas más complejas y concretas,más creativas a partir de las primeras respuestascontradictorias.

    4. EMERGENTES DE VALOR

    Lo que no son: No se trata de la llamada«educación en valores», al menos tal como sesuele plantear y que consiste en explicar unaserie de valores abstractos, todos muy bienintencionados, y con palabras y frases de muchacarga moral, cercana a los derechos humanos.Se suelen repetir las consignas de la moderni-dad «libertad, igualdad, fraternidad», a las quese añaden solidaridad, sostenibilidad medioam-biental, transparencia en las comunicaciones,etc. Son expresiones con las que casi todo elmundo puede estar de acuerdo, aunque a la horade la práctica cada cual las entienda como quie-re, y las justifique desde ideologías para todoslos gustos. Tratamos de detectar estos «dilemasde valores» dominantes precisamente para noquedarnos en su utopía abstracta o en el cinismode enunciarlos y al tiempo no practicarlos, o dequedarnos a medio camino. Existen unos «equi-valentes generales de valor» que marcan cualesson los referentes en los que nos deberemosfijar los humanos, en la economía, la ecología,la democracia, la cultura, etc., pero en nuestraspropuestas tendemos a distinguirnos de estoscriterios e indicadores prefijados. Nos interesapoco la planificación convencional con índicescomo el PIB, etc. Nos interesan poco causaslineales y sectoriales (económicas, tecnológi-cas, etc.) que pretendan ser la prioridades parala generación de valor, porque así se reclama enla globalización y en las cuentas macro-econó-micas. No se desconoce que hay sectoresimportantes a no descuidar como comercializa-ción, financiación, etc. pero preferimos dar másla prioridad a la «integralidad» concreta y parti-cipada en los procesos que a la sectorialización.

    Lo que aportan: Una crítica operativa de los«equivalentes de valor» dominantes. Significa irmás allá de la causa-efecto lineal, y aportar lasconstrucción «recursiva» de los procesos (cómoel anuncio de algo que puede suceder se con-vierte en otra causa). Es decir, aportar en primer

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    lugar qué bloqueos, nudos críticos, son los queobstaculizan las relaciones complejas entre lasvariadas causas y los diferentes efectos en unproceso. Hacer esto participadamente integravisiones mayoritarias, y también las minorita-rias, correlaciones entre variadas causas y efec-tos y sus pasos intermedios, con referencias alos diferentes subtemas a considerar, y a lasdiferentes alianzas posibles entre sectores socia-les. Podemos construir así, con bastante rigorcrítico y participativo, en primer lugar las «prio-ridades» de acción, en las que cree el «sujetocolectivo» que se está construyendo por hacerestas prácticas. Y luego se puede construir algu-na «Idea-fuerza» que vaya más allá, y que aúneaún más a los sectores participantes. Aportamosademás a esto la forma de debatir y acordar enbase a la propuesta por lo que dice en sí mismay no por quién la propone. Se trata de superarlos personalismos, las luchas de grupos, conformas participativas que lo favorezcan, conunos dispositivos que desbloqueen lo preconce-bido y así entremos en procesos de creatividadcolectiva. Son sistemas democráticos de debatesen pequeños grupos, y en plenarios, donde setrata de recoger por escrito las aportaciones detodas las personas, y luego irlas articulando ydebatiendo en grupos mixtos, sin poner en cues-tión el prestigio de nadie. Ideas o propuestasminoritarias se pueden demostrar mucho másconstructivas que otras mas generalizadas.Incluso si es necesario llegar a algún sistema devotación, este se puede hacer de manera ponde-rada, tratando de no hacer excluyentes unas uotras propuestas, sino de que se refleje su res-paldo entre los participantes (con los puntos quepueden dar a cada una), para luego articularentre sí a las que hubieran tenido mayor acepta-ción.

    Ejemplos: Mejor que los DAFO (debilidades,amenazas, fortalezas y oportunidades) que sehan generalizado con los Planes Estratégicosconvencionales, nos parecen los Flujo-Gramasporque permiten correlacionar los diferentes«conjuntos de acción» que pueden intervenir enla resolución de los procesos concretos; comotambién por que pueden profundizar en las rela-ciones causales (más allá de afirmar lo positivoo negativo de cualquier factor, que no suele serlo más importante). Practicamos diversas mane-ras de establecer estas relaciones dependiendode las características de las comunidades o delos movimientos, pero siempre para tratar de

    que los «emergentes» sean una construccióncolectiva, y que vayan más allá de los «equiva-lentes generales de valor». Por ejemplo, para laconstrucción de indicadores de «calidad devida» no sirve tomar lo disponible en cualquierestadística (construido con criterios de «nivelesde vida» para ser comparado en todo el mundo),sino que habrá que hacer un Foro Cívico queproponga criterios para cada situación y que sepuedan ir renovando según la comunidad cadacierto número de años. Nos interesa partir decuales son los valores emergentes en cadamomento y situación, para que cada comunidadpueda valorar en sí misma lo que avanza, y nodecretar «equivalentes generales» para regir entodo el mundo (como si fuera deseable alcanzarlos niveles de contradicciones de los más pode-rosos). La creatividad local puede ir generali-zando de esta manera en ámbitos culturales muyamplios nuevos valores emergentes, y formas deseguimiento y verificación práctica, que losconcreten y hagan operativos.

    5. (ECO) ORGANIZACIONES

    Lo que no son: No estamos planteando unajerarquía «natural» en la sociedad, la simplezade que «siempre hubo pobres y ricos». Pues enla propia naturaleza, son los sistemas más com-plejos y sinérgicos los que han ido mostrándosemás competentes que los sistemas más simpleso sectoriales. Y entre los seres vivos con mayorrazón debemos aprovechar al máximo las capa-cidades de las que disponemos, organizándonosde tal modo que todos podamos contribuir a lamejora de la vida. No estamos hablando de unmodelo para coordinación de «recursos» (técni-cos, económicos, ecológicos, etc.) que dé mássostenibilidad a los procesos, pues con estotodavía estaríamos en planteamientos defensi-vos frente a la indolencia burocrática de la quepartimos y que no conseguimos superar. Ante lamanifiesta insuficiencia de los sistemas demo-cráticos electorales y las burocracias profesio-nales que les acompañan en la gestión (públicay privada), no nos planteamos tan sólo un com-plemento participativo para remediar los malesmayores. Esto sería lo mínimo para evitar losestallidos más violentos en la sociedad (como losucedido hace años en los barrios de Caracas ode Los Angeles, o aún más recientemente en lasperiferias de las ciudades francesas). Esto aún

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    sigue siendo el «fondo de miedo» con el quenos seguimos gobernando defensivamente paraevitar males mayores. Con algunas formas departicipación comunitaria no se resuelven losproblemas de fondo, pero al menos se mitiganlos efectos más desastrosos del sistema en quevivimos.

    Lo que aportan: Se plantea cooperar desdeabajo y no sólo coordinar desde arriba, integraren el proceso todas las iniciativas y capacidadesde los seres de cada uno de los ecosistemas endonde estamos. La «sinergia» que se trata deproducir no es una simple suma de las partes,sino la multiplicación de las iniciativas que sur-gen en la vida cotidiana. Es decir, pasar a mar-car la agenda de los sistemas representativosdesde propuestas populares y comunitarias. Yno esperar a que sean los poderes económicos ymediáticos los nos organicen la vida, y ante losque tengamos que estar en continua defensa(con más protestas que propuestas). Pero nosolo para superar la pobreza o las lacras másevidentes de la sociedad, sino para que todos ytodas podamos sentirnos creativos en ella. Una«democracia de iniciativas» dónde puede haberprotagonismo de cualquier grupo, o de varios ala vez, que han de coordinar sus esfuerzos..Criterios del tipo «de cada quién según su capa-cidad, y a cada cual según sus necesidades» sonpropuestas a las que ya podemos aspirar enmuchas formas comunitarias. Y que los delega-dos, o los gestores, sean mandatarios de lasdecisiones construidas colectivamente, y nointerpretes caprichosos de las mismas. Todoesto implica un cambio en los procesos que cos-tará años de nuevas prácticas, y de una nuevacultura, con sus nuevos procedimientos de me-todologías participativas. Pues al igual que lapráctica electoral representativa ha llevado bas-tantes años consolidarse como referente demo-crático, también los talleres y asambleas, y lasredes sociales de iniciativas, las votaciones pon-deradas, el mandato a los gestores, los planes detipo integral comunitario, etc. tendrán que se-guir un proceso de mejora, con avances y retro-cesos, y que vayan dando resultados para que selleguen a consolidar. Lo que aportamos es queya se ha empezado con estos procesos, parademostrar que las cosas están cambiando.

    Ejemplos: los Presupuestos Participativos noson nada revolucionario desde el punto de vistade que impliquen un cambio radical de las cla-ses sociales o del sistema económico. Simple-

    mente introducen con mayor o menor coheren-cia unos sistemas, más transparentes y partici-pativos, de hacer unas propuestas de iniciativasque el gobierno se compromete a realizar al añosiguiente. Tanto los Planes comunitarios comootras formas de procesos con «acciones integra-les» tampoco significan más que mejoras conse-cuentes con los sistemas de cogestión social queproclama cualquier partido. Las «IniciativasLegislativas Populares», o los Foros Cívicospara el seguimiento con «índices de calidad devida», o tantas otras nuevas formas que se ensa-yan en muy diversas ciudades y comarcas, sonel caldo de cultivo para que vayan madurandolas democracias participativas y su «(eco)orga-nización». Aportamos que algunas Redes deSeguimiento de los procesos en marcha son másoperativas en la medida en que tratan de articu-lar entre sí varias de estas metodologías, y sobretodo si lo hacen a partir de alianzas estratégicasde varios «conjuntos de acción». La «(eco)organización» que supone una Red de Segui-miento tiene sus pautas relacionales entreMesas de trabajo por temas, el o los GruposMotores, con sus «crono-gramas» de actuacióny de rendir cuentas por las tareas planteadas,etc. Y todo esto supone prácticas muy diferen-ciadas en unas y otras localidades y culturas,pero con algunos elementos comunes que esbueno considerar y desarrollar.

    6. REVERSIONES

    Lo que no son: Tal como las utilizamos, noson ni posiciones intermedias ni gradualismosentre los dilemas opuestos que se nos presentan.Hay que aclarar esto porque la tendencia ante losdilemas de los opuestos es a buscar posiciones amedio camino, y con las «reversiones» lo que seplantea es «desbordar» tales supuestos. Es noaceptar, por ejemplo, el debate entre lo «refor-mista» y lo «revolucionario» como un plantea-miento previo a la acción, que en general (en elsiglo XX) ha paralizado más que animado para latransformación social. En la práctica muchosprocesos revolucionarios han acabado haciendoreformas, y algunos procesos por reformas hanacabado radicalizándose en revoluciones. Por esotratamos de huir de dilemas un tanto sectariosque sirven para muy poco en los procesos comu-nitarios de la vida cotidiana de la gente. Las«reversiones» se plantean desbordar los debates

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    endogámicos de muchos grupos, tanto de los aca-démicos, como activistas, como basistas, etc. Noes académico en la medida en que es necesariauna cierta densidad práctica con los movimientospara poder experimentar lo que está pasando, noes un concepto que se pueda captar solo en teo-ría. No es una posición activista si no que necesi-ta escuchar mucho el ritmo de la gente, de losmovimientos, y aportar metodologías que vayancuajando con los «conjuntos de acción». No es«basista» en la medida en que no se le da la razóna todo lo que hacen los sectores populares porserlo. Y aunque haya que partir de sus contradic-ciones, es solo porque así se está más enraizadoen sus problemáticas.

    Lo que aportan: Se parte de «grupos operati-vos» y centrándose en resolver problemas con-cretos, pero estos procesos no se puede sabernunca como pueden acabar. Desbordar los pri-meros supuestos con los que se comienza no esun error de planificación, sino demostrar lacapacidad de ir consiguiendo que grupos y sec-tores sociales vayan ganando en proponerseobjetivos más avanzados para ellos mismos.Siempre se parte de algún esquema mental pre-vio, más o menos explícito, pero eso no quieredecir que haya que quedarse en él, sobre todocuando son muchas las aportaciones nuevas deotras personas y grupos, y las vivencias propiasde estos procesos, etc. La mayor parte de losdebates pre-juiciosos de los grupos se solucio-nan al ponerse en marcha alguno de los cami-nos, con el ritmo de la gente que ha de partici-par. Hay que dar posibilidades a lo que pode-mos llamar «transversalidad» de las propuestas.Salir de las «dialécticas cerradas» significa queen cada momento se puede optar por una com-plejidad de alternativas (radicales o menos, pre-vistas o desbordantes, según las circunstancias),y esto es poner más profundidad y rigor en losprocesos. Lo que llamamos «monitoreo» pasaentonces a ser un elemento clave, que no se que-da en una simple evaluación tal como suelenhacer los planificadores, sino en un ejercicio deseguimiento y rectificación en algunos puntosque la metodología participativa ha señaladocomo más sensibles. El que haya un cronogra-ma sólo es un referente, no tanto para cumplirlocomo para saber por dónde nos está desbordan-do la realidad o por dónde nosotros no alcanza-mos a llegar a los planteamientos previstos.Porque siempre lo que ocurre es más complejoy dinámico que lo que podamos planear.

    Ejemplos: En un caso de pedagogía liberado-ra no es que los «grupos operativos» se concien-cien de que los contenidos del proceso comuni-tario sean muy buenos, por lo bien que explica-mos las cosas desde lo que llamamos «gruposmotores». Más bien se trata de que negocien losgrupos operativos y motores como «revertir» alos «opuestos» a este proceso, encontrando lasincoherencias y contradicciones que tengan, yjugando con ellas para poder hacer estrategiascon «conjuntos de acción» suficientementeamplios. Crear situaciones donde los opuestosse vean «revertidos» en la práctica es la mejorconcienciación. Es decir, que sean desbordadosporque buena parte de los grupos locales hannegociado alianzas de participación conjunta,en primer lugar. En segundo lugar, revertidosporque se hacen explícitas las contradiccionesque hemos podido estudiar y hacer emerger enestas situaciones. Y en tercer lugar, porque con-sigamos persuadir o seducir a buena parte de lagente que estaba ajena para nuestra causa, paraque se vea implicada en lo que estemos hacien-do, lo que supone el aislamiento o desborde dequienes se oponen. Además, estas apuestasestratégicas nos suelen desbordar también anosotros, sobre todo en los idealismos que aúnpodamos conservar de pensar en que habíamoshecho unos planes perfectos. De esa maneratambién nosotros podemos seguir aprendiendo.Y este suele ser el indicador más cercano y fielde cómo va el proceso.

    LOS TIEMPOS CONCRETOS PARACREAR COLECTIVAMENTE

    Todo lo que venimos diciendo hay que bajar-lo, con sus tiempos, a cualquier práctica social,con sus ritmos particulares de vivencias cultura-les. Para no quedarnos, como suele suceder, engeneralizaciones, proponemos un cuadro conalgunos tiempos aproximados. Es preferible sercriticado por cuadricular los períodos de cadaactividad o salto creativo, que quedarnos en lainconcreción de las grandes palabras. No noscansaremos de recomendar el no tomar comorecetas los tiempos que aquí se proponen, pues-to que están sacados de experiencias muy diver-sas. Pueden servir como referencia para algunasprácticas en localidades dónde no tengan muchaexperiencia. Desde luego entre 9 y 12 meses unequipo de 5 o 6 personas con cierta dedicación

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    puede hacer la tarea y conseguir algunos resul-tados iniciales. Evidentemente si el tiempo quepueden dedicar, y la capacidad es alta, todo elproceso puede acabar antes. Y si se puede hacercon más calma, en razón de las capacidades o eltiempo, también se podrá conseguir que el pro-ceso sea más asumido, pues no por muchocorrer saldrá mejor. Las diferencias de tamañode la comunidad, ciudad o región, y la culturaparticipativa también son variables para modifi-car todo lo que aquí estamos proponiendo, y sele puedan hacer todo tipo de enmiendas. Esimportante saber si hay en el proceso trabajado-res públicos, cuantificar cuantas horas le puedendedicar, no confundiendo «voluntarismo» conrigor, al usar las metodologías que se necesitanpara hacer bien estos saltos o períodos. Y teneren cuenta que los horarios son los disponiblesbásicamente por la gente que trabaja en otrascosas y que quiera participar, puesto que son losgrupos motores y operativos los que han de irasumiendo las iniciativas y dirección del proce-so.

    En primer lugar hemos de considerar untiempo preliminar, muy variable y no cuantifi-cable, que nos pueda situar en las experienciasprecedentes de las que se parte. No es lo mismollegar a estos procesos desde el impulso de unmovimiento social, que por el voluntarismo deun equipo técnico o de un político con buenavoluntad. Hay una serie de características bási-cas, y no sólo la buena voluntad, para que sepueda empezar con ciertas garantías de podercumplir con lo que se pretende. Esta columnanos muestra algunas de las predisposiciones quese han de tener además de la voluntad de quererimplicarse en metodologías participativas.Después hay cuatro columnas para: hacer unplan de trabajo, realizarlo, hacer devoluciones,y unas propuestas operativas (más adelantecomentaremos algo de cada una). Y en la últimacolumna se abre el proceso sin tiempos límite,aunque se recomienda que se tengan cronogra-mas para poder hacer los seguimientos y moni-toreos oportunos. Existe cierta lógica en la dis-posición en este orden de las fases o saltos arealizar, pero esto no quiere decir que no se pue-da alterar, o que se pueda acelerar o retrasarcualquiera de los elementos en función de losrequisitos de cada situación. Para lo que sirveeste cuadro es para poder justificar el porqué delos cambios que se puedan hacer. Sería bueno sise puede razonar el porqué tanto de lo que se

    propone como de los cambios que se introduz-can, y que no sea el fruto de decisiones no deba-tidas o de oportunismos ajenos a la propia lógi-ca participativa. Desde luego el cuadro nodebiera tener este lenguaje, que aquí pretendecierto rigor conceptual, si se piensa en implicara personas no acostumbradas a estas terminolo-gías. En cualquier caso será bueno que se cons-truya alguno más concreto y específico paracada situación.

    Los «saberes» que pretendemos desenvolverlos podemos dividir en 5 apartados (que entre sísiempre están muy entrelazados), para poderdistinguir mejor lo concreto de cada momento ycada pretensión. Lo primero es «saber estar», esdecir una serie de capacidades personales o gru-pales que se pueden y deben tener previamentepor las experiencias vividas. También se puedenadquirir en el proceso, pero siempre suelen ocu-par más tiempo que el de unos meses o un año.El tener «poso» vital sobre todo para dirigir unproceso metodológico, o unos talleres o asam-blea, no es algo que se pueda aprender en loslibros o en un curso acelerado. El saber «¿paraqué?/¿para quién?» del conjunto de lo que hace-mos (lo que llamamos «episteme»); y el saber el«¿por qué?» de cada fase (lo que llamamos«metodología»), y que dan sentido a las técni-cas y a los resultados, son los elementos funda-mentales de lo que proponemos. Los seis saltosde la «epistemología» ya han sido comentadosanteriormente como fundamentales para lo quehemos llamado «socio-praxis». Y la «metodolo-gía participativa» que apuntamos sólo trata deser coherente con lo que venimos postulando,razonando cómo articular esos saltos de lamanera más conveniente desde lo que nos ense-ña nuestra experiencia. En cuanto al «saberhacer» (las técnicas, el «¿cómo?»),» no nosparece tan importante aplicar unas u otras,siempre que se justifique el «¿por qué?» dehacerlo. Y sobre el «¿qué?» o resultados (losdocumentos y las prácticas que se van quedan-do), el que se logren más completas o menos,pues es cuestión de tiempo y de participaciónpara que sean mejores, siempre que no serenuncie a aspirar a conseguir los objetivos pro-puestos.

    Comentando estas columnas podemos veruna cierta lógica de desenvolvimiento de lo quevenimos planteando. En la primera columna hayalguna predisposición que parece necesaria parapoder comenzar cualquier proceso. Aunque no

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    sean imprescindibles todas al mismo tiempo, nonos cabe duda que se empieza con problemas sino se cumplen algunos de estos pre-requisitos.Por ejemplo que la gente que se implica ya sepa«estar» por haber participado antes en otrasexperiencias, o que tenga un mínimo de capaci-dad autocrítica, es decir, no ir de prepotente.Para no quedarnos en las vivencias y pasar a los«estilos transductivos», algo hay que estar dis-puestos, aunque no se sepa aún del todo de quése trata. Para ello, al menos, hay que saber dis-

    tinguir entre metodologías participativas y otrasde las ciencias sociales (aún hay profesionalesque piensan que es participativa una encuesta oun grupo de discusión). Si las distinciones no seconocen del todo previamente no pasa nada,pero hay que aclarar cuanto antes de qué esta-mos hablando, y a qué nos comprometemos,para que nadie se engañe. Por ejemplo, el estardispuesto a salir a la calle y al trabajo con gru-pos, que son cosas muy claras para unas perso-nas pero a otras les resultan muy difíciles de

    PLANIFICACION DE ACCIONES INTEGRALES SUSTENTABLES(SABERES, EN 6 SALTOS – TIEMPOS, EN LOS PROCESOS SOCIO – PRAXICOS)

    TIEMPOS

    SABERES

    Predisposición desde las

    experiencias previas

    Construcción del plan de trabajo

    negociado(2/3 meses)

    Trabajo de campo y análisis

    abiertos(2/3 meses)

    Devoluciones creativasy priorización

    (2/3 meses)

    Propuestas integralesy sustentables

    (2/3 meses)

    Proceso derealizaciones y

    seguimiento conmonitoreo

    ¿Quién?

    Saber estar

    — ExperienciasSociales.

    — Capacidad Auto-crítica.

    — (Eco) evaluarprejuicios.

    — Conversar congrupos.

    — Escuchar todaslas posiciones.

    — Facilitar ladinámica degrupos.

    — Dirigir talleres yencuentros.

    — Provocar lossaltos creativos.

    — Facilitar lasalianzas.

    — Planificarparticipada-mente.

    — (Eco) Dirigirmetodoló-gicamente.

    — Monitorearsituaciones.

    ¿Para qué?

    Conocimien-tos, Episteme

    — De vivenciascon analiza-dores a lapredisposiciónpara «EstilosTransductivos».

    — De la buenavoluntad de lossujetos-sujetos alas estrategiascon «Conjuntosde acción».

    — De los análisisde acción-reflexión a lasparadojas y a lareflexividad delos Tetralemas yla «Tetrapraxis».

    — De lascausalidades«recursivas» a laconstrucción denudos críticos y«EjesEmergentes»

    — De losindicadores desustentabilidad ala fuerza de las«Redes (eco)organizadas».

    — De los gruposoperativos a los«Desbordescreativos» yprocesos de«Reversión».

    ¿Por qué?

    Metodologías

    — Distincionesentre otrasmetodologías ylo participativo

    — Fases de unproceso.

    — Problemáticainicial y análisisde redessociales.

    — Complejidad deconjuntos deacción.

    — Temáticascomunes ycontrapuestas.

    — PlanificaciónEstratégicaSituacional.

    — Creatividad congruposheterogéneos.

    — Idea-fuerza ydispositivos.

    — DemocraciaParticipativa yRecursos.

    — Articulación deproyectos.

    — Evaluación ymonitoreo.

    ¿Cómo?

    Saber hacer,Herramientas

    — Trabajo engrupos.

    — Salir a la calle.

    — Socio-Dramas.— Transectos

    (DRP).— Socio-Gramas y

    muestras.— DAFO.

    — Entrevistas.— Talleres.— Análisis.— Tetralemas.

    — Flujo-Gramas.— Talleres para

    devolucionescreativas.

    — Votacionesponderadas(EASW).

    — Cuadros deOrganización yRecursos.

    — Cronograma portareas yproyectos.

    — Campañas dedifusión y (eco)auto-formación

    ¿Qué?

    Resultadosoperativos

    — Formación degruposimplicados.

    — Delimitación delsíntoma.

    — Grupo Motor ymuestra.

    — Plan de trabajo.

    — Saturar lasposiciones delos conjuntos deacción.

    — Cuadrostemáticos,tetralemas.

    — Nudos críticospriorizados

    — Construcción dela Red deiniciativas.

    — InformeOperativo:propuestas,organización yrecursos.

    — Seguimientocronogramas.

    — Rearticulaciónde estrategias.

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    asumir, o al menos les da reparo antes de hacer-lo. Nada de esto es algo imposible de realizar, yde hecho lo solemos hacer en otros aspectos denuestras vidas, aunque no lo nombremos así. Loimportante es que seamos capaces de aclarar ydistinguir en qué momento estamos al empezarun proceso, para que podamos comenzar cali-brando bien nuestras fuerzas.

    En la siguiente columna ya empezamos lastareas, y lo mejor es hacerlo con aquellos pri-meros grupos que se apuntan al proceso. Nobasta tener buena voluntad y tratarnos unos yotras como sujetos. No basta la simple conver-sación porque siempre estamos cargados conprejuicios que sin duda acumulamos (de teoríasy de las experiencias de las que cada cual vie-ne). Por eso es bueno que nos «(eco) evalúen»(podamos ver como nos ven otras personas)desde un primer momento. Dentro de las fasesde un proceso parece también convenienteempezar por reconocer las redes sociales quepuede haber en un mapa de relaciones local, quelo podemos construir con algunos grupos impli-cados participadamente. La idea es llegar apoder poner en ese mapa de relaciones los dife-rentes «conjuntos de acción» y sus estrategiasparticulares, contradictorias o afines, ajenas osimplemente diferentes a las nuestras. Hay téc-nicas, para saber cómo hacer al principio de losprocesos. Hacer un DAFO (Debilidades, Ame-nazas, Fortalezas y Oportunidades) para delimi-tar lo síntomas de los que partimos, o hacer un«transecto» (paseos de profesionales y usuariosque intercambian sus conocimientos sobre elterreno) para comentar las distintas percepcio-nes de los síntomas. También un «socio-dra-ma», o un «juego de rol», para reconocer losprejuicios de los que partimos. Después lo queplanteamos es algún «socio-grama», que talcomo lo hacemos es un mapa de relacioneslocal, con varias finalidades: a) que los gruposimplicados locales muestren hasta dónde cono-cen a los otros sujetos que tengan que ver en elasunto (se descubren sorpresas muy interesan-tes), b) también nos puede servir como «mues-tra» para saber cómo enfocar el plan de entre-vistas, grupos, talleres, documentación, etc. c)queda una radiografía inicial del proceso.

    Ya abiertos al trabajo de campo cabe escu-char todas las posiciones que se pueda, y adop-tar un estilo de facilitador/a. No basta reflexio-nar personalmente o en grupo sobre las accionesy sobre la recogida de información que estemos

    haciendo con entrevistas, talleres, análisis pro-fesionales, porque aunque esto está bien y esinteresante, la «híper-complejidad» de las para-dojas sociales que nos encontramos da para unproceso que precisa de mayores profundizacio-nes. Es por lo que procuramos realizar «reflexi-vidades de segundo grado» a ser posible con losmismos colectivos o sectores sociales que noshan informado en las entrevistas o en talleres,haciendo que se analicen ellos mismos, el por-qué dijeron lo que dijeron, y qué otras cosas seles ocurren en este segundo momento. Los«tetra-lemas» (sobre cuestiones que han dicho,se pueden construir cuadros de 4 posiciones), ylas «tetra-praxis» (otro cuadro de 4 posicionessobre las actitudes o posiciones que adoptan losgrupos implicados), pueden ser instrumentosque faciliten el saber hacer estos análisis sinnecesidad de ser necesariamente profesionalesdel tema. Lo mejor es que haya grupos mixtosde profesionales y voluntarios locales quehagan la tarea de simplificar las paradojasencontradas a las más significativas en cadamomento, sobre todo para que no parezca lacosa más complicada de lo que realmente sea.Luego con el debate se vuelven a construir nue-vas paradojas, y aparecen propuestas muy crea-tivas. Pero hay que comenzar por «saturar» (esdecir, completar en el mapa o socio-grama) elrecorrido por todas las principales posicionesque se pueden dar en torno a un tema (no suelenbajar de 9, ni superar unas 12, más o menos), yentonces es cuando ya podemos cruzar lasinformaciones de un tipo y de otro, y confeccio-nar esos cuadros de varias posiciones contra-puestas para estos análisis participativos.

    Una nueva columna nos muestra precisamen-te momentos para «devolver creativamente»esas frases, y posiciones, que vienen de la faseanterior. Hay que estar dispuestos a dirigir talle-res que permitan provocar saltos creativos ensus participantes, es decir, lo que venimosdiciendo de que las gentes puedan reflexionarsobre lo que dijeron y por qué, y posiblementeañadir algunas nuevas razones que tenían den-tro, pero que no aparecieron en una primeraconversación. Así pueden aparecer los «ejesemergentes» que nos muestran que estamos enlos buenos caminos de la creatividad participati-va. Para estos saltos nos ayudamos de algunatécnica de la «planificación estratégica situacio-nal» como es el «flujo-grama», para priorizarparticipadamente (en grupos de 10 a 20 perso-

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    nas, y luego ir a un plenario) cuales son losprincipales «nudos críticos» o cuellos de botellaque están dificultando los procesos. Aparecencausas y efectos relacionados entre sí «recursi-vamente» (es decir, no linealmente sino de for-ma cruzada, y también cómo los posibles efec-tos influyen en las causas), y podemos ver dón-de confluyen más relaciones y se debe actuarprioritariamente. Es interesante en esta fase ylas siguientes que los grupos de trabajo empie-cen a ser «heterogéneos», es decir mezcladosentre diferentes tipos de procedencias, tantovecinales o profesionales, pues cuanta mayorsea la pluralidad de cada grupo no se repitentanto los hábitos heredados y se anima la creati-vidad del mismo. También es importante que sepuedan discutir los análisis causales o las pro-puestas más por las ideas en sí mismas que porquién las dice. Por eso dividir los talleres engrupos «heterogéneos» también contribuye a irconstruyendo «sujetos colectivos» (identifica-ciones de quienes han creado colectivamentealgo), en el camino de que se vaya construyendouna «red de seguimiento» del proceso.

    Luego vienen las propuestas, en una colum-na donde hay que saber facilitar las alianzaspara que la planificación acabe siendo operati-va. No bastará un proceso técnico con indica-dores para hacer seguimiento de lo que se varealizando, sino que son las «redes (eco)organi-zadas» las que deben llevar el control para cadapaso que hay que dar. Redes de seguimientocon su democracia externa, interna y operativa,y por eso con unas relaciones «(eco)sistémi-cas» en su organización. No es la jerarquía deautoridad quién manda sino la «Idea-fuerza»quién es capaz de reunir las voluntades y ani-mar el proceso. Estos esquemas de «democra-cias participativas» para manejar los recursosdisponibles pueden ser muy operativos no tantopor las técnicas que empleen como por la«Idea-fuerza» y su capacidad de mover disposi-tivos voluntarios en su entorno. No sólo porcreer que la democracia sea un fin en sí misma,sino porque puede servir para conseguir ade-más algún fin concreto, y sobre todo para irconstruyendo un futuro en que la gente sientaque cuenta. Desde luego el que haya nuevasformas o estilos de hacer las cosas más partici-pativamente y con más transparencia es muchomejor, como por ejemplo realizar votacionesponderadas, y no tanto de enfrentamiento fron-tal de unos contra otros. Aún cabe avanzar

    mucho más en estos dispositivos para que lagente pueda participar y que además pueda sen-tirse protagonista, aunque sea de las pequeñascosas. A estas alturas del proceso ya se ha teni-do que construir colectivamente cuales son lasprincipales propuestas, cómo es la mejor orga-nización interna y hacia fuera, y de dónde hayque conseguir los recursos de las inversiones,tiempos de dedicación, etc. que se necesitanpara continuar.

    En la última columna el proceso ya no tienetiempo definido porque está abierto a todo tipode nuevas eventualidades, y para eso y debetener como referencia su propio cronograma.Saber hacer en estos momentos ya es más com-plejo, porque hay que «monitorear» situacionesa veces no previstas, y aunque se cuente con unaorganización democrática y participativa nobasta con la buena voluntad de los grupos ope-rativos. Hay que ser capaces de co-dirigir conmetodologías que escuchen el eco de lo impre-visto, y sepan atender los «desbordes» que seproduzcan. Por eso hablamos de «(eco) dirigir»para estar a la altura de algunas «reversiones»que pueden desbordar muchas partes de lo plan-teado, o que simplemente llevan más allá losmismos planteamientos que se pretenden, peroa mayor ritmo (o tal vez se paralizan). La cues-tión es cómo articular los


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