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Sembrando ambigüedad · fincas por varias generaciones tam-bién influyó en ello, lo mismo que el...

Date post: 01-May-2020
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E l libro Gaining Ground. Land Reform and the Constitution of Community in the Tojolabal Highlands of Chiapas, Mexico, de Gemma van der Haar, trata de las consecuencias que trajo la reforma agraria para la población de las tierras altas tojolaba- les en lo referente a la constitución de las comunidades como entidades corporativas y como formas de orga- nización y de gobierno local. Tres as- pectos me parecen relevantes. La historia agraria de las tierras altas tojolabales El texto hace un importante aporte a la historia agraria de esta región de Chiapas. Geográficamente, las tierras altas tojolabales podrían considerarse como parte de Los Altos de Chiapas, pero la historia de las comunidades que la habitan las distingue de los pueblos del centro del estado. A dife- rencia de las poblaciones tzotziles y tzeltales del centro de Chiapas, los tojolabales habitaron propiedades ru- rales conocidas como fincas. A partir de un acercamiento a los documentos existentes en el Registro Agrario Sembrando ambigüedad José Luis Escalona GEMMA VAN DER HAAR, 2001 Gaining Ground. Land Reform and the Constitution of Community in the Tojolabal Highlands of Chiapas, Mexico Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Costa Rica Center for Latin American Studies (CLACS), Universidad de Utrech, Utrech, Holanda (Col. Thela Latin America Series), 287 pp. JOSÉ LUIS ESCALONA VICTORIA: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Sureste, México [email protected] Desacatos, núm. 20, enero-abril 2006, pp. 179-184.
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El libro Gaining Ground. LandReform and the Constitution of

Community in the Tojolabal Highlandsof Chiapas, Mexico, de Gemma vander Haar, trata de las consecuenciasque trajo la reforma agraria para lapoblación de las tierras altas tojolaba-les en lo referente a la constitución de las comunidades como entidadescorporativas y como formas de orga-

nización y de gobierno local. Tres as-pectos me parecen relevantes.

La historia agraria de las tierrasaltas tojolabales

El texto hace un importante aporte ala historia agraria de esta región deChiapas. Geográficamente, las tierras

altas tojolabales podrían considerarsecomo parte de Los Altos de Chiapas,pero la historia de las comunidadesque la habitan las distingue de lospueblos del centro del estado. A dife-rencia de las poblaciones tzotziles ytzeltales del centro de Chiapas, lostojolabales habitaron propiedades ru-rales conocidas como fincas. A partirde un acercamiento a los documentosexistentes en el Registro Agrario

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Sembrando ambigüedad

José Luis Escalona

GEMMA VAN DER HAAR, 2001

Gaining Ground. Land Reform and theConstitution of Community in the TojolabalHighlands of Chiapas, MexicoFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Costa Rica Center for Latin American Studies (CLACS), Universidad de Utrech,Utrech, Holanda (Col. Thela Latin America Series), 287 pp.

JOSÉ LUIS ESCALONA VICTORIA: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores enAntropología Social-Sureste, Mé[email protected]

Desacatos, núm. 20, enero-abril 2006, pp. 179-184.

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Nacional y en otros archivos locales, laautora nos ofrece una mirada detalla-da de los propietarios, la producción ylas extensiones aproximadas de esaspropiedades, en particular en el perio-do del porfiriato y de la Revoluciónmexicana. A partir de entrevistas re-construye parte de las relaciones quese establecían entre patrones, capora-les, mayordomos, mozos y peones, enuna jerarquía de tareas y responsabili-dades. También analiza el impacto dela reforma agraria cardenista y de lasposteriores dotaciones, compras e in-

vasiones de tierras en la zona, hasta lasocupaciones de los residuos de las fin-cas (sus casas y capillas) en 1994. Conuna combinación de análisis de infor-mación de archivo, entrevistas y estu-dio de caso (de la comunidad deChibtik, municipio de Altamirano) laautora nos ofrece una perspectiva dela paulatina disolución del régimen de finca y del surgimiento de las co-munidades tojolabales.

Las ideas de que la reforma no había sido efectiva en Chiapas y que el zapatismo había surgido en parte

como una lucha contra las grandesconcentraciones de tierra tuvieronextensa difusión después de 1994.Sin embargo, sí hubo un reparto agra-rio y, paradójicamente, la demanda de tierra fue más aguda en el este deChiapas, donde el reparto de tierrasfue mayor. Estas comunidades usaronla burocracia agraria para adquirir latierra, pero esta institución perdiólegitimidad cuando fue incapaz de sa-tisfacer nuevas solicitudes, de resolvercasos de dotación incompleta o con-flictos pendientes y cuando se involu-

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Pablo O’Higgins, Haciendo el arado, litografía a lápiz, 1953.

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cró en estrategias políticas del gobier-no estatal.

En este contexto los campesinos deleste de Chiapas recibieron el anunciodel fin de la reforma agraria en 1992;era la renuncia a la principal oferta delEstado mexicano hacia los campesi-nos. El mensaje fue que ellos no teníannada más que esperar del gobierno.Pero esta posición tenía antecedentes.Las invasiones de tierras de las últimastres décadas mostraban los límites delreparto agrario en Chiapas. Por un la-do, dicha región tiene un númerogrande de casos de rezago agrario.Por otro, las poblaciones tomaron elproceso de redistribución más allá delo proyectado, especialmente despuésde que se decretara el fin de la reformaagraria. Así, dice la autora, las invasio-nes en el contexto del zapatismo sonel resultado de una reacción a los lí-mites de la reforma agraria dirigidapor el Estado y un desafío a la cance-lación de la reforma agraria en ladécada de 1990 (y no expresión de unreparto incumplido).

La comunidad como gobierno local

Otro aspecto es el de las consecuenciasque esta transformación agraria tuvopara la población local, más allá de lapropiedad de la tierra. Al igual que enotras regiones de México, el ejido fuetransformado en una institución confunciones no previstas en el modelolegal. Los arreglos para el reparto detierra y de los recursos se hicieron aceptando los requisitos legales, perobajo la influencia de elementos localescomo el parentesco y la presencia de lí-

deres destacados en algunas poblacio-nes. Así, aun cuando el usufructo de latierra se realiza a través de parcelas tra-bajadas por familias, la administracióncolectiva de la tierra dio origen a unaserie de regulaciones acerca de la he-rencia de las parcelas y el trabajo fa-miliar. Al mismo tiempo, la adminis-tración de la tierra y de otros recursos(potreros, caminos, sistemas de agua)llevó a la creación de instituciones de cooperación y trabajo colectivo(asambleas, autoridades, listas de eji-datarios), lo que implicó también una serie de presiones y castigos paralos que no cumplieran.

La autora sugiere que en estos arre-glos operaba algo como un “principiode partes iguales”, que implica que to-dos deben cooperar con dinero o tra-bajo en la misma proporción, mien-tras que cualquier evasión de estaobligación conlleva una falta al princi-pio de partes iguales. Este principio noimplica que hubiera una equidad ge-neralizada, puesto que había diferen-cias importantes entre las familias ysus recursos (derivadas del desigualreparto original y de sucesivas adquisi-ciones de tierra por parte de algunaspersonas, así como de la creciente dife-rencia entre ejidatarios con derechos yavecindados, personas sin derechosque sólo obtenían tierra por medio de vínculos de trabajo o de parentescocon algún “derechero”). El principiode partes iguales parece actuar másbien como una forma de regulaciónde los esfuerzos y los beneficios en ta-reas comunes. La regulación de heren-cia y arreglos matrimoniales o de tra-bajo colectivo y actividades religiosasse relaciona con la administración

corporativa de la tierra y hace que elejido no opere sólo como una institu-ción agraria, sino como una forma de“gobierno local de facto”.

Van der Haar analiza el gobiernocomo práctica más que a partir de susdefiniciones legales; revisa cómo, a ni-vel local, la reforma agraria creó elcampo social semiautónomo en el cual se produce la comunidad y lasinteracciones entre reglas e institucio-nes más allá de los modelos institu-cionales. La esencia de estos camposestá localizada en su capacidad de pro-ducir y afirmar reglas, en su afirma-ción como estructuras de “gobierno”frente a otras, incluyendo al Estado; lalucha no se da por la autenticidad desus reglas, sino por defender la legiti-midad de su capacidad de gobierno.Sugiere que, a diferencia de la antro-pología jurídica que analiza sólo la re-solución de conflictos, hay que ir másallá de las discusiones sobre las nor-mas y centrar el análisis en las prácti-cas de gobierno (governance): la tomade decisiones, la organización de laautoridad, el ejercicio del control,la forma de definir los derechos sobrelos recursos y de reforzar las regula-ciones, la delimitación de facto de lascompetencias jurídicas, la capacidadde intervenir en casos concretos y elposicionamiento frente a otras instan-cias de control.

Revisión del corporativismo

Un tercer elemento es el de las conse-cuencias de la reforma agraria en lasrelaciones entre las instituciones gu-bernamentales y las poblaciones rura-

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les de esta región. En el caso tojola-bal se puede hablar de comunidadesproducidas por la reforma agraria,no como comunidades reconstrui-das, sino como formaciones nuevas.Pero no produjo sólo comunidades,sino comunidades corporadas, en elsentido de Wolf (membresía res-tringida, control corporado de latierra, prescripción de derechos,deberes y conductas de sus miem-bros, así como representación colec-tiva). Sin embargo, a diferencia de lasentidades claramente delimitadas deWolf, las fronteras son más fluidas y permeables, con una redefiniciónpermanente de exclusión y mem-bresía como parte del mantenimien-to de las mismas. Éstas no son sólodiscursivas; implican discontinui-dades institucionales relacionadascon el acceso a recursos vitales y a derechos y deberes; la adhesión aciertas reglas, el acceso a recursos yla identificación están fuertementevinculados. La identidad entoncesestá relacionada con el gobierno y lajurisdicción. En ese sentido, el pro-ceso de formación del Estado produ-ce localidad (Aitken, 1999).

Al actuar sobre la titulación de tie-rras, los arreglos espaciales y las for-mas de organización y asociación, elEstado también influyó en la consti-tución de la comunidad. Pero, adiferencia de otras regiones, la acep-tación de la reforma agraria no pue-de explicarse sólo por imposición ocoerción; el hecho de que los tojola-bales hayan estado inmersos en lasfincas por varias generaciones tam-bién influyó en ello, lo mismo que elvacío que surgió después de des-

manteladas las fincas. Las bases co-lectivistas del modelo ejidal genera-ron también una forma de gobiernolocal, reforzada por la intervenciónlimitada de la burocracia agraria una vez establecidos los ejidos y laextensión de la autoridad ejidal másallá de los asuntos agrarios. Por me-dio de esta distribución de tierras, elEstado incrustó los derechos agra-rios en un sistema codificado (el eji-do) y dio un marco de organizacióny representación política interna,pero al mismo tiempo proveyó lostérminos para la resistencia a laintervención estatal.

Este análisis muestra los límites delos estudios de la reforma agraria co-mo un instrumento de cooptaciónpolítica por parte de los gobiernosde la Revolución mexicana, y al ejidocomo un aparato de dominación delEstado. Por el contrario; al parecer lareforma agraria no ha operado co-mo un instrumento de cooptación,aun cuando en algún momento hayasido manipulada con ese fin. Porejemplo, en la década de 1980, orga-nizaciones como la Central Indepen-diente de Obreros Agrícolas y Cam-pesinos (CIOAC) empezaron apromover la invasión de tierras anteel fracaso de los procedimientos dedotación y ampliación. Una de lasrespuestas fue indemnizar a propie-tarios y repartir tierras entre cam-pesinos de centrales ligadas al Par-tido de la Revolución Institucional(PRI). Sin embargo, esto no devinoen un control estatal sobre el pro-cedimiento ni en la cooptación delos campesinos. La autora proponeun análisis alternativo: ver a la refor-

ma agraria como un mecanismopara sembrar ambigüedad.

Tanto en los aspectos jurídicoscomo en los procedimientos y lasdiversas instancias que intervienenlo que parece predominar es la am-bigüedad. El procedimiento buro-crático era largo e implicaba distin-tos niveles de gobierno. Además, lospropietarios “compraban tiempo” aldividir sus tierras para hacerlas noafectables, o al tratar de negociar lasque estarían sujetas a expropiación.Igualmente estaban los conflictosque se desataban entre comunidadespor los predios. Además, los proce-dimientos de intermediación y ase-soría que incluyeron paulatinamentea organizaciones campesinas, Iglesiasy partidos políticos hicieron que elreparto agrario se “politizara” de ma-nera paulatina. Así, como instrumen-to político, la distribución de tierrases muy compleja, porque la propiaburocracia agraria es una maquina-ria opaca, implantada de manerasdiversas y con dinámicas muy des-centralizadas, y porque sus resulta-dos políticos son imprevisibles pues dependen de las agendas dedistintos actores y rivales políticos.

Además, en el Chiapas oriental lapoblación tuvo autonomía frente alos mecanismos de control e inter-mediación política. Hubo repartoagrario, los ejidos debieron ajustarsea los marcos legales y dependieronde intermediarios de la Confedera-ción Nacional Campesina (CNC).Pero una vez establecidos los ejidos,la burocracia fue un actor lejano y suintervención estuvo limitada a la re-solución de conflictos por tierra. Has-

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ta entonces el voto en bloque por elPRI fue común, pero no está clarocómo operaban las estructuras decontrol político. La organización dela población no se inició, al parecer,sino hasta la década de 1970, perono fue el PRI sino organizaciones po-líticas opositoras y la Iglesia las quela iniciaron. Cuando el Estado llegóencontró estructuras organizativascon las que tuvo que competir. Elincremento de la presencia del go-bierno se dio en un ambiente ya po-litizado y las identidades políticassurgieron independientemente o enoposición al Estado. La represión se-

lectiva en la década de 1980 polarizólas posiciones existentes y contribuyóa darle al Estado una imagen de fuer-za controversial que generaba divi-siones. Su legitimidad era frágil ycontingente. Sin embargo, a travésde la reforma agraria se construye-ron interfaces entre la estructura degobierno y la población, creándosecondiciones para un gran rango deintermediarios (empleados, propieta-rios, abogados, comisariados ejidalesy líderes campesinos).

Experiencias de anomalía y ambi-güedad han dado una mala repu-tación a los empleados, acusados

de corrupción y abuso. Los casosrevisados sugieren que los conflictosentre comunidades fueron agrava-dos por la intervención de la buro-cracia agraria, pues los funcionariosno hicieron lo que estaba en susmanos para prevenirlos y en algunoscasos los extremaron. Pero su papelno puede ser entendido como partede un plan maestro de “divide y ven-cerás”. Los conflictos son impulsadosmás bien por interés personal; perotambién son resultado de informa-ción incompleta o de falta de clari-dad acerca del problema. Los casosde conflicto respecto de la propiedad

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Luis Arenal, Repartición de tierras, grabado en linóleo.

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de la tierra y los límites entre ejidosno parecen ser el resultado de unamanipulación política orquestada,sino de las limitaciones de los pro-cedimientos burocráticos, así comode las posiciones de las partesinvolucradas.

La reforma agraria produjo tam-bién un imaginario político. A dife-rencia de la máquina generadora deesperanza (hope-generating machine)que propone Nuijten (2003), Van derHaar sugiere que en Chiapas la ima-gen del Estado es la de una máquinageneradora de miedo (fear-genera-ting machine): fuerza poderosa peropotencialmente dañina y frecuente-mente desfavorable, que compitecon otras maquinarias generadorasde esperanza. La carencia de hege-monía del Estado es característica deChiapas oriental, donde la diócesis ylas organizaciones campesinas for-man importantes estructuras políti-cas rivales.

El mito corporativo se descubre alver el éxito que ha tenido la reformaagraria en crear ejidos y su debilidadcomo forma de control de la pobla-ción. Para entender esto es necesarioabandonar las perspectivas centradasen el Estado y entender los diversosconflictos que ha significado su in-tervención en el reparto agrario, esdecir, abordarlo desde la perspectivaque incluya la dotación condicionadadesde arriba y la apropiación desdeabajo. La dominación aparece en-tonces no como una cualidad abs-tracta del sistema político, sinocomo un resultado que requiere deun continuo reforzamiento. Más queasumir que el control se da, es nece-

sario preguntar en qué circunstan-cias y de qué forma se produce. Engeneral, el reparto agrario como for-ma de control estatal en esta regióndifícilmente ha sido exitoso. Por esomismo la reforma agraria puede servista como parte del proceso de for-mación del Estado (Joseph y Nu-gent, 1994). El gobierno y la domi-nación deben ser entendidos comoprocesos de legitimación y lucha enmarcha, partes de un complejo cam-bio político permanente e histórica-mente contingente.

En la región tojolabal lo que pre-dominó fue la aceptación y el aco-modo a la reforma agraria (a diferen-cia del caso que estudiaron Nugent yAlonso en Namiquipa, Chihuahua,1994). Pero ésta no puede ser equipa-rada con el establecimiento efectivodel control estatal. Más que asumir

que la reforma agraria asegura laaceptación de los campesinos, debe-mos entenderla como generadora decombinaciones de aceptación y re-sistencia. Una combinación de aná-lisis de la formación del Estado y delas prácticas de gobierno local per-mitirán enfrentar la paradoja plan-teada por la imposición del ejidocomo institución del Estado que sevuelve en su contra. Este libro anali-za cómo la legislación agraria y losmodelos institucionales se convir-tieron en un punto de referenciapara los pueblos tojolabales, pero no para reproducirlos simplemente,sino que devinieron en marcos dereferencia y en prácticas de organi-zación resignificadas en el proceso.

Bibliografía

Aitken, Rob, 1999, Localizing Politics.Cardenismo, the Mexican State andLocal Politics in Contemporary Mi-choacán, Research School CNWS,Leiden University, Leiden.

Joseph, Gilbert y Daniel Nugent, 1994,Everyday Forms of State Formation.Revolution and the Negotiation of Rulein Mexico, Duke University Press,Durham.

Nugent, Daniel y Ana María Alonso,1994, “Multiple Selective Traditions inAgrarian Reform and Agrarian Strug-gle: Popular Cultura and State Forma-tion in the Ejido of Namiquipa, Chi-huahua”, en Gilbert Joseph y DanielNugent, Everyday Forms of State For-mation. Revolution and the Negotia-tion of Rule in Mexico, Duke Univer-sity Press, Durham.

Nuijten, Monique, 2003, Power, Commu-nity and the State. The Political An-thropology of Organization in Mexico,Pluto Press, Londres.

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Mariano Paredes, Desbrozando, linóleo,1954.


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