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Spinoza en Althusser. Una Aproximacion a La Lectura Althusseriana de Spinoza a Proposito de La...

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  • 7/27/2019 Spinoza en Althusser. Una Aproximacion a La Lectura Althusseriana de Spinoza a Proposito de La Relacion Entre Ci

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    Este documento est disponible para su consulta y descarga en

    Memoria Acadmica, el repositorio institucional de la Facultad de

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    Rom, Natalia

    27 al 29 de abril de 2011

    VIII Jornadas de Investigacin enFilosofa

    Cita sugeridaRom, N. (2011) Spinoza en Althusser. Una aproximacina la lecturaalthusseriana de Spinoza a propsito de la relacin entre ciencia, ideologay poltica [En lnea]. VIII Jornadas de Investigacin en Filosofa, 27 al 29 deabril de 2011, La Plata. Disponible en Memoria Acadmica:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1322/ev.1322.pdf

    Spinoza en Althusser. Unaaproximacin a la lecturaalthusseriana de Spinoza apropsito de la relacin entrciencia, ideologa y poltica

    http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar/http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/
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    Departamento de Filosofa.Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin.

    Universidad Nacional de La Plata

    Spinoza en Althusser. Una aproximacin a la lectura althusseriana de Spinoza a

    propsito de la relacin entre ciencia, ideologa y poltica

    Natalia Rom (UBA)

    Introduccin

    Hacia 1972, procurando desembarazarse de la impronta estructuralista que se le

    adjudicaba, Louis Althusser realizaba una categrica confesin: Fuimos culpables de unapasin fuerte y comprometedora: fuimos spinozistas.(Althusser, 1975:44)

    A fin de desentraar el sentido de esta afirmacin, dedicaremos nuestra exposicin adesplegar algunas de las dimensiones posibles de esta toma de partido en filosofa.(Althusser, 1972: 65-66)1 Y como sabemos que no existe un nico Spinoza, liso,transparente; asumimos que su obra y su filosofa quedarn atrapadas en el perfil queresulte de la lectura althusseriana. Nuestro trabajo tendr como horizonte esa dobleoperacin: buscar a Spinoza en Althusser e inevitablemente retratar al Spinoza de

    Althusser.

    Si bien cabe sealar que es recin en sus textos tardos que podemos encontrar algunaexplicitacin ms clara de los objetivos y alcances del recurso a la filosofa de Spinoza, nopuede dejar de advertirse que sta resulta una referencia recurrente en la obra del filsofomarxista y una pieza sumamente importante para dimensionar la magnitud de su apuestaterica, desde sus comienzos.

    En trminos muy generales, la empresa althusseriana puede ser pensada como un largorodeo2 a fin de precisar las coordenadas de una posicin materialista en el campofilosfico. Un proceso de produccin terica que si bien suele identificarse con la

    1 Esta frase suena como una consigna directamente poltica, en la que tomar partido querra decir partido poltico, partidocomunista. Sin embargo, basta leer a Lenin () para ver que se trata de un concepto, y no de una consigna. Lenin constatasimplemente que toda filosofa toma partido. Althusser, L.Lenin y la filosofa. Bs.As. CEPE. 1972., pp.65-662 rodeo que lleva toda su vida y esfuerzos.

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    elaboracin de una filosofa para el marxismo3, ha excedido largamente este captulo,para construir un horizonte ms ambicioso, el de producir una transformacin en lafilosofa misma.

    A partir de entender que se trata de una concepcin de la filosofa como prctica de

    intervencin, podemos recuperar la problemtica althusseriana en la forma de undespliegue contra un programa terico-poltico: el que se identifica con la Filosofa de las

    Luces, caracterizada en trminos generales por una creencia en la posibilidad dereemplazar a la ideologa con el conocimiento, y por la ambicin de desplegar esteesquema como plan de transformacin social.

    Asumiendo resulta imposible pensar en el despliegue de un sistema terico como unasucesin de peldaos, diremos que el problema aparentemente regional- de la ideologacondensa y permite cercar uno de los nudos gruesos de esa red de objetos, problemas ycategoras que constituye la problemtica filosfica althusseriana y esto, no slo en

    relacin con la teora marxista y su tradicin de discusiones, sino con un horizonte msamplio: el del propio vnculo entre la historia y la filosofa.

    As, leemos:

    la ciencia no puede, en su funcin social, reemplazar a la ideologa, como lo crean losfilsofos de la Ilustracin, quienes no vean en la ideologa ms que ilusin o error sin veren ella la alusin a lo real, sin ver en ella la funcin social de esta unina primera vistadesconcertante, pero esencial de la ilusin y de la alusin, del reconocimiento y deldesconocimiento.(Althusser, 1968: 57)

    El hecho crucial de que la ideologa no se agote en pura ilusin, puro desconocimientonos indica el camino. Los trminos de la alusin y el reconocimiento, balizan ese espaciono homogneo con el campo epistemolgico y sealan, de algn modo, la irrupcin de lapoltica en la teora, o mejor todava, de la historia en el campo de la filosofa.

    Esta doble funcin de la ideologa que se hace visible a partir de su interrogacin desde laciencia, apunta a un nudo vertebral de la problemtica althusseriana: el del tipo de vnculoo articulacin entre prcticas tericas y prcticas polticas. Este nudo es el nudo de laposicin materialista en filosofa. Un cierto espacio filosfico se va enhebrando en estascuatro nociones: ilusin, alusin, reconocimiento, desconocimiento. Un espacio que pone

    en confrontacin a la ideologa no con la ciencia sino con la posicin materialista enfilosofa.

    3 Cfr. Sobre la dialctica materialista. En, Althusser, L.La revolucin terica de Marx., Mexico, Siglo XXI, 1968.

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    De lo que se trata, con ella, es no de enunciar otra Verdad filosfica, sino de sealar loslmites de la propia filosofa, en la existencia de lo real, no lo real de las cosas o de losestados de cosas sino de lasprcticas, de la transformacin:

    Las filosofas materialistas afirman la primaca de la prctica y la prctica es, en todo,

    extraa al logos. No es la Verdad y no se reduce ni se realiza en el ver (la intuicin) ni enel decir (logos). La prctica es un proceso de transformacin sometido a sus propiascondiciones de existencia4

    Como podemos ya advertir, confrontar con la ideologa no consiste en enunciar un nuevodiscurso ms verdadero sobro lo real, sino ms bien, consiste en emplazar una distanciao una diferencia en todo discurso, sealar sus bordes, sus puntos de absolutaheterogeneidad.

    Habr que pensar en unos trminos nuevos la relacin entre ciencia e ideologa para

    comprender en qu medida la propia Filosofa organizada en torno al problema delconocimiento (o mejor, histrica y hegemnicamente identificada con l) no puede serpensada exclusivamente en el campo epistemolgico, justamente porque es de l desdedonde toma su poder ideolgico.

    La posicin materialista en filosofa exige asumir que una tesis filosfica es tambin unatoma de partido, un gesto poltico, justamente en la medida en que o bien tiende afortalecer esa circularidad epistemologizante de la filosofa o bien, tiende a subvertirla.

    La cerrazn que opera el llamado logocentrismo filosfico se apoya, justamente, en lafrmula especular de la ideologa. All donde el problema del conocimiento es interrogadoa partir de una pregunta por la garanta de la verdad, estamos ya en la ideologa. DeDescartes en adelante, esta constituye la posicin hegemnica del idealismo en el campofilosfico.5

    De all que Althusser identifique una de las funciones de la Filosofa (idealista) en launificacin de la ideologa:

    Me parece que y esto es lo que Marx nos permiti comprender- no se puede entenderla tarea determinante de la filosofa ms que en relacin con la cuestin central de lahegemona, de la constitucin de la ideologa dominante ante todo. En resumen, la tarea

    que le est asignada y delegada a la filosofa por la lucha de clases ideolgica es la de

    4 Althusser, L.Filosofa y marxismo. Entrevista de Fernanda Navarro. Mxico, Siglo XXI. 1988., p.555 Sobre este tema, Althusser, L.Para leer El Capital. Mxico, siglo XXI. 1969

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    contribuir a la unificacin de las ideologas en una sola Ideologa dominante, detentadorade la Verdad6

    La filosofa no est por encima del mundo sino entreverada en l, y en tanto tal se articulatanto con la ciencia como con lapoltica, tal el sentido de la definicin althusseriana de la

    filosofa como, en ltima instancia, lucha de clases en la teora.7

    La posicin materialista en filosofa no es la proclama de un nuevo fundamento (en estecaso material) para la filosofa, sino el rechazo de todo fundamento y de toda garanta, detodo Origen y de todo Fin. La posicin materialista en filosofa es aquella que entiendeque la Filosofa tiene un exterior inesperado, que sin embargo no es un mero afuerasino un revs: aquella otra cosa, a partir de la cual no slo se puede hacer tambalear ala filosofa sino, ms an, aquello gracias a lo cual se puede comenzar a ver claro en elinterior de la filosofa8 Llammosle prctica, o de otro modo, lo fundamental de laposicin materialista en filosofa es que seala su borde, o mejor, lo produce.

    Spinoza en Althusser

    Segn Althusser reconoce en mltiples ocasiones, la de Spinoza resulta una de esasraras filosofas en la historia de la filosofa: no-apologtica; no religiosa, ni aprisionada enla dada materialismo/idealismo (que es todava un espacio hegemonizado por la tradicinidealista que establece la demarcacin).

    Entre los grandes filsofos que han evadido esta estructura, este sistema podemosmencionar a Epicuro, Spinoza, Marx, NietzscheHeidegger.9

    En la lectura althusseriana de Spinoza (no slo la del propio Althusser sino la de susdiscpulos) puede reconocerse esta bsqueda de la tendencia materialista, justamentesostenida en la doble operacin que ya hemos anticipado: la pregunta por el vnculo de la

    filosofa con la prctica terica y con la prctica poltica en el terreno general de unadisputa filosfica con la filosofa de la historia. Un proceso de produccin terica que, si ensu coyuntura ms inmediata de intervencin, ha revestido la forma de unadeshegelianizacin de Marx, ms all de ella inaugura problemas y abre zonas poco

    6 Idem, p. 727 Idem, p. 73. Para un desarrollo terico de esta doble incumbencia de la filosofa: cfr. Althusser, L. Lenin y la filosofa.Bs.As., CEPE, 19728 Althusser, L. (1988) op cit., p. 569 Idem, p. 53

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    transitadas por la tradicin marxista, a la vez que produce un movimiento en la filosofafrancesa (y no solamente), de largo aliento.10

    Spinoza vs. Hegel: articulacin entre filosofa e historia

    La direccin general de la gravitacin de Spinoza en el pensamiento althusseriano, puederetomarse a partir de sus propias reflexiones:

    entend la razn de las tesis de Spinoza, como tesis antitticas a las de Descartes,cuyos efectos quera combatir tomndolas a la inversa; al igual que Hegel, en laexposicin aparentemente dogmtica de su filosofa, quera combatir los efectos de lastesis filosficas de Kant utilizando tesis opuestas a las suyas para abrir un nuevo espaciode libertad. () ya no hay cogito en Spinoza (sino tan slo la proposicin factual homocogitat, el hombre piensa), ya no hay sujeto trascendental en Hegel sino un sujeto comoproceso (paso por alto su teleologa [inmanente])11

    Y si bien en Hegel tanto como en Spinoza pueden encontrarse las claves de unaperspectiva antihumanista, los efectos del sistema filosfico spinoziano se muestranmucho ms fecundos que los del hegeliano e, incluso, permiten encontrar las pistas paraindicar el camino hacia la ruptura con el idealismo y la teleologa propios de este. La cuapara operar esta separacin tiene, desde Marx y Engels, el nombre de materialismo12.

    El materialismo, recordamos la sugerencia engelsiana, interviene en ese gran problemade la filosofa, como una nueva relacin entre el ser y el pensar.13 Althusser aclararincansablemente que no se trata de un materialismo clsico tal como el que imputa aFeuerbach- sino de esa posicin otra, o mejor, de la posicin de un espacio de otredad,

    en el campo filosfico.

    10 Al respecto y en el caso de la articulacin de spinozismo y marxismo, tanto Tatin como Montag coinciden en que noresulta mera casualidad que dos de los principales lectores de Spinoza en Francia Etienne Balibar y Pierre Macherey-hayan salido de las huestes althusserianas. En relacin con otros campos y slo por ofrecer una noticia puede mencionarsela fuerza de su irradiacin en mbitos tan heterogneos como: la teora del discurso de Michel Pecheux; el psicoanlisis deJacques-Alain Miller; la filosofa de Alain Badiou; la epistemologa de Adolfo Sanchez Vazquez y Enrique Mar ; losestudios culturales de Stuart Hall; la teora de la ideologa de Slavoj Zizek, etc.11 Althusser, L. La nica tradicin materialista [1985].op cit. .12 Que si, obviamente, no es nuevo en la historia de la filosofa, s asiste para Althusser a una reconfiguracin radical, a

    partir de la inauguracin cientfica de Marx. Una reconfiguracin que permite incluso producir la visibilizacin detradiciones filosficas anteriores, otorgndoles en una suerte de operacin retroactiva, una nueva existencia en laexistencia de nuevos efectos tericos y polticos. cfr. Althusser, L. Para un materialismo aleatorio. Madrid. ArenaLibros. 200213 Cfr. Engels, F. Feuerbach y fin de la filosofa clsica alemana. En, Obras escogidas. Mosc, Editorial Progreso, s/f.ed. or. 1886.

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    Pero esto supone, en gran medida, una inversin subyacente del orden de precedencias,asumiendo que no es Hegel la alternativa crtica al pensamiento de Spinoza sino a lainversa:

    Spinoza se anticipaba a Hegel, pero llegaba ms lejos. Pues Hegel, que critic todas

    las tesis de la subjetividad, no regate un lugar al sujeto, no slo en el devenir-sujeto dela Sustancia (por lo que reprocha a Spinoza el error de permanecer en la Sustancia),sino en la interioridad del Telos del proceso sin Sujeto que realiza los designios y eldestino de la Idea en virtud de la negacin. De esta forma Spinoza nos descubre, entre elSujeto y el Fin, la alianza que mixtifica la dialctica hegeliana.14

    Spinoza asedia al sistema hegeliano en la totalidad de su desarrollo y ofrece, en algnpunto, una superacin en futuro anterior- de la propia revisin crtica hegeliana. Unahiptesis de este tipo gravita en la interpretacin de Spinoza que produce PierreMacherey: Spinoza abre el camino hacia la bsqueda de una suerte de dialcticamaterialista, no-hegeliana, porque nos ayuda a plantear la siguiente pregunta qu es oqu sera una dialctica que funcione en ausencia de toda garanta, de maneraabsolutamente causal, sin orientacin previa que le fije desde el comienzo el principio dela negatividad absoluta, sin la promesa de que todas las contradicciones en las cuales seembarque se resuelvan por derecho, porque ellas llevan en s mismas las condiciones desu resolucin?15 Una pregunta que segn admite Macherey- no tenga, acaso,respuesta, pero cuyo slo planteo redunda en una riqueza de consecuencias tericas ypolticas.

    En Hegel, la contradiccin es el medio que suscita una historia y que permite al mismotiempo superarla, llevndola hasta ese trmino en el que todos sus aspectos sucesivosson totalizados y reconciliados () por su recurso a la negatividad, la historia, al volversobre s misma, avanza () hacia un fin que es tambin su cumplimiento y su realizacin;historia recurrente, porque est orientada, porque tiene un sentido, que se afirma demanera permanente en todos sus momentos. En tal caso, el verdadero sucesor deDescartes no sera Spinoza, sino el mismo Hegel.16

    Y es all donde la superacin de Spinoza por Hegel se invierte, para Macherey. Porque enSpinoza el poder del entendimiento no comporta ningn tipo de negatividad, esntegramente positivo; pero esto lejos de suponer la erradicacin de movimiento en lafilosofa, exige otro tipo de expulsin, la de toda garanta. Es la garanta del sentido deese movimiento y no el movimiento per se lo que la filosofa spinoziana deja afuera:

    14 Althusser, L.Elementos de autocrtica. Barcelona, Laia, 1975., p. 5015 Idem, p.26016 Idem, p.78

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    garanta de la historia como garanta de la verdad, es decir, garanta de la identidadteleolgica de la Historia con la Filosofa.17

    Esta diferencia significativa entre Hegel y Spinoza se apoya en la distancia que existeentre una ontologa de lo necesario18, ntegramente positiva y la hegeliana fundada en la

    negacin de la negacin. Ya Althusser anticipaba el rasgo idealista de esta dialcticafundada en la admisin de la negatividad: una dialctica abandonada al delirio absoluto

    de la negacin de la negacin: () es, para decirlo brutalmente, una dialctica queproduce su propia materia19.

    El planteo de Macherey nos aproxima al modo en que el recurso de Althusser a Spinozatiene, en varios aspectos, el mismo objetivo que en algn momento haba tenido paraMarx: la refutacin de Hegel y la construccin del camino materialista20. Dice Althusser:

    Spinoza en contra de lo que es preciso llamar el empirismo latente del idealismo

    cartesiano, nos previno, no obstante, de que el objeto del conocimiento o esencia era ens absolutamente distinto y diferente del objeto real21 mientras que como hubieraobservado Marx- Hegel cay en la ilusin de concebir lo real [das Reale] como resultadodel pensamiento, abarcndose a s mismo, profundizndose y ponindose enmovimiento22 Spinoza seala el camino por el que debe transitar una filosofa que,decidida a pensar la historia, se resiste a pensarla en trminos de una filosofa de lahistoria, o lo que es lo mismo, se resiste a subordinar la historia a la filosofa devenidalgica.

    Verdad como teleologa y verdad como proceso productivo terico-poltico

    As, en un primer acercamiento, Spinoza ofrece a Althusser unas tesis filosficasliberadoras del subjetivismo trascendentalde modo anlogo que la nocin de proceso sinsujeto de Hegel; pero lo hace, en cambio, abriendo un camino hacia la formulacin deuna posicin materialista, desconfiada de toda linealidad de progreso racional, de todo

    17 Mientras que, en trminos spinozianos, advierte Macherey que: Si el conocimiento no procede conforme a un orden delas razones, fijndose abstractamente un marco que no tendra ms que ocupar, es porque existe primero en su historiareal, en su trabajo efectivo. Podemos decir que el saber es un proceso, el proceso de la produccin de ideas, y es eso lo que

    justifica que se lo compare con un proceso de produccin material. Idem, p.7518 Esta caracterizacin es desplegada por Marilena Chaui, en La institucin del campo poltico En, Poltica en Spinoza .

    Bs.As., Gorla., pp. 87 y sigs.19 Althusser, L. (1975) op cit. ,pp. 53-5420 Aunque luego el propio Spinoza fuera rechazado por Marx por considerarlo idealista.cfr. Tatin, D. op cit.21 Idem, p.4622 Marx, K y Engels, F. Contribution la crtique de lconomie poltique. Ed. Sociales, Pars, 1971, p.165. Citado enAlthusser, L. (1969) op cit.,p.46

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    idealismo del proceso y de toda teologa filosfica y poltica. El hegelianismo permanecerecostado en lo que Althusser denomina el mito religioso de la lectura y que msadelante, identificar con la frmula heideggeriana de logocentrismo:

    Romper con el mito religioso de la lectura: esta necesidad terica ha tomado en Marx la

    forma precisa de la ruptura con la concepcin hegeliana del todo como totalidadespiritual y ms precisamente como totalidad expresiva () como la teora en la cual,por ltima vez y sobre el terreno de la historia misma, se han reunido en Hegel todos losmitos complementarios de la voz que habla (el Logos) en las secuencias de un discurso;de la Verdad que habita en su Escritura23

    Y es confrontando con este mito, que se despliega la empresa colectiva de Lire le Capital,que apunta a concebir la prctica terica como produccin tal como la encuentraMacherey en la concepcin del conocimiento de Spinoza.

    Distinguiendo la pregunta por el conocimiento de la preocupacin por su garanta, se abrela posibilidad de una aproximacin a la verdad como actividad y como proceso. Estaoperacin que en Lire le Capitalse produce en el terreno del problema del conocimiento24

    la pregunta por el perfil de cientificidad de la novedad inaugurada por Marx- y trabaja

    bsicamente en la idea de inspiracin bachelardiana de la ruptura epistemolgica, en elmarco de una coyuntura signada por una fuerte disputa con las exgesis humanistas(ideolgicas) de Marx25; supone sin embargo, desde el inicio, la imbricacin de esteproblema con la pregunta por laprctica poltica26.

    De all que la empresa althusseriana de producir una filosofa para Marx consista enleer27 los presupuestos filosficos presentes en estado prctico en esos dos grandescampos de prcticas que configuran la historia concreta de ese proceso singularllamadomarxismo28:

    23 Althusser, L. (1969) op cit., p.2224 Un problema que si bien apunta a ocupar las plazas de la epistemologa, no quiere confundirse con ella, una vez quela propia teora del conocimiento desplegada por Althusser, tanto en Lire le Capital como en Elementos de autocrtica,apunta justamente a disolver la tradicional concepcin que el trmino epistemologa condensa, en sus diversas dadas: elvnculo epistmico Sujeto-Objeto; la dicotoma verdad-error; etc.25 Cfr. Marxismo y Humanismo, En, Althusser, L. (1968) op cit.26 Como se plantea con claridad, ya desde Prctica terica y lucha ideolgica de 1966 y ya con toda vehemencia en

    Repnse a John Lewis y en la entrevista realizada por Fernanda Navarro Cfr.(respectivamente) Althusser, L. La filosofacomo arma de la revolucin. Mxico, Siglo XXI, 1974; -------, Para una crtica de la prctica terica. Respuesta a JohnLewis. Mexico. Siglo XXI Editores, 1974 ; -----------.,Filosofa y Marxismo. Mxico, SigloXXI, 1988.27 En el sentido de una lectura culpable, es decir, poltica; tal como se advierte al inicio deLire le Capital.28 Partiremos de las prcticas en las que podemos encontrar en accin la dialctica marxista en persona: la prctica tericay la prctica poltica marxistas. Althusser, L. Sobre la dialctica materialista. En (1968) op cit., p.142

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    -la prctica terica de Marx y otros pensadores marxistas, el materialismo histrico(bsicamente, aquella teora de la historia que toma consistencia a partir de la obra del

    Marx maduro, en sus frmulas materialistas);-la prctica poltica efectiva que ha caracterizado las luchas del movimiento obrero(encarnada en los textos y en los actos de algunos de sus protagonistas: Lenin, Mao, etc.,

    no en la forma de la elucubracin filosfica sino en la de la experiencia de la lucha).

    Desde el principio y ms all de los momentos de esta bsqueda y de los diversosinterrogantes y acentos desplegados en una u otra direccin, el esfuerzo de precisar unaposicin filosfica materialista constituye para Althusser un doble frente de batalla (doble,pero tambin nico): terico y poltico.29

    De lo que se trata con Althusser, desde el principio y hasta sus ltimos esfuerzos, es deproducir una transformacin en la filosofa. En el ncleo de este proceso se ubicar lapregunta por la funcin de la filosofa, esta ser contemplada bajo el esquema de una

    doble articulacin, con la ciencia y con lapoltica: Punto nodal n1: relacin de la filosofacon las ciencias. Punto nodal n2: relacin de la filosofa con la poltica. Todo se juega enesa doble relacin.30 Una doble relacin en la que la ideologa constituye a la vez, eltrmino tcito y el que la sostiene, en la medida en que puede pensarse -a partir deSpinoza y su materialismo de lo imaginario31- como aquello que ciencia ypoltica tienenen comn .

    Ya en Lire le CapitalSpinoza es presentado:

    el primero en plantear el problema del leer, y por consiguiente el de escribir, siendo

    tambin el primero en el mundo en proponer a la vez una teora de la historia y unafilosofa de la opacidad de lo inmediato; el hecho de que en l, por primera vez en elmundo, un hombre haya unido de ese modo la esencia del leer y la esencia de la historiaen una teora de la diferencia entre lo imaginario y lo verdadero es lo que nos permiteentender por qu Marx slo pudo llegar a ser Marx fundando una teora de la historia yuna filosofa de la distincin histrica entre la ideologa y la ciencia, y, en ltimo anlisis,el que esa fundacin se haya consumado en la disipacin del mito religioso de la lectura.32

    29 De modo tal que el pretendido desvo teoricista proclamado por detractores y asumido por l mismo, carece de

    significatividad filosfica y ms bien debe ser ledo como una intervencin en las condiciones de recepcin yreconocimiento de los artculos dePour Marx. Cfr. Althusser, L. Prlogo a la segunda edicin. En, (1968) op cit.30 Althusser, L.Lenin y la filosofa. Bs.As.CEPE.1972 , p. 6731 La expresin es de Diego Tatin. Cfr. Spinoza con Marx. Protocolos de un encuentro. En, Pensamiento de losConfines. Num. 25, noviembre de 2009. Bs.As., Guadalquivir, pp. 121 y sigs.32 Althusser, L. Balibar, E.Para leer El Capital. Tomo I. Mexico. Siglo XXI. 1969., p.21

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    El espacio de la imaginacin, concebido desde la filosofa spinoziana, no en base a unadicotoma o una contraposicin con lo real o lo verdadero, sino a partir de unaproblematizacin de los vnculos entre estos trminos, permitir a Althusser reconfigurarel problema marxista de la determinacin, confiriendo una eficacia histrica a lasrelaciones superestructurales (para elaborar, a partir de all, las teoras de la ideologa y

    de la poltica que Marx no desarroll).

    Pero, adems, en la medida en que el problema de la determinacin en la teora marxistano es sino otro nombre para el problema filosfico de la necesidadal menos en uno desus aspectos- estas teorizaciones apuntarn a un marco ms ambicioso; aquel que, anuestro juicio, constituye el corazn de la problemtica althusseriana: la produccin deuna filosofa del movimiento y los procesos histricos, de tendencia materialista y noteleolgica; una filosofa que permita dar tratamiento simultneo pero diferencial y noidntico- a los problemas de la poltica y del conocimiento.

    Decimos entonces que la problemtica althusseriana no se ubica en el terreno de laciencia (siquiera de la teora de la ciencia) sino en el de la filosofa misma, en la queprocura producir una transformacin. Esta tarea consiste en el trabajo quirase mejor opeor logrado- de producir una frmula nueva para la necesidad.

    La relacin entre esta tarea y el acontecimiento de la teora marxista descansa en questa ofrece al problema de la necesidad o de la legalidad intelectiva, un obstculoepistemolgico privilegiado: la singularidad del caso. ste es el regalo de la teora(marxista) de la historia para la historia de la filosofa: el lugar por el cual se hace visibleun impasse; un punto ciego para toda figura jurdica del conocimiento entendido como

    legalidad universal, o incluso general. En la singularidad del caso, en lo concreto de losprocesos histricos efectivos, la posicin materialista en filosofa puede hacer pie ydesplegar su batalla.

    Resulta innegable la gravitacin de Spinoza en uno de los primeros hitos tericos de laobra althusseriana y aquel que en gran medida ensombreci a los que le siguieron: lapropuesta de una perspectiva filosfica para el marxismo, centrada en el problema delconocimiento y basada en el reconocimiento de la indistincin entre teora y prctica queintroduce la nocin deproblemtica para teorizar la convivencia de ciencia e ideologa enuna coyuntura terica determinada.33

    33 La relacin entre la unidad (interna) de un pensamiento singular con el campo terico (ideolgico, cientfico, filosfico)en el que se enmarca, es el lugar en el que Althusser introduce la nocin de problemtica, que permite pensar la unidadde un pensamiento en sus determinaciones y, por lo tanto, constituye la puesta en evidencia de la estructura sistemticatpica, que unifica todos los elementos de un pensamiento; es, por lo tanto, descubrir un contenido determinado a estaunidad, que permite, a la vez, concebir el sentido de los elementos de la ideologa considerada, y poner en relacin esta

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    Pero ms all de este primer punto de encuentro, puede identificarse la marca spinozianaen el recorrido que, partiendo desde aquella pregunta filosfica por el conocimiento (conla que el althusserismo tomaba las plazas ocupadas por el idealismo), la desborda paraavanzar hacia la imbricacin de la filosofa con la prctica poltica. Y desde all, hacia laapertura de un campo de problemas tericos en torno de la pregunta por lo

    imaginario/ideolgico que trascienden el problema cognoscitivo (la relacin entre laimaginacin o ideologa y la accin poltica, la eficacia estructurante de la ideologa; larelacin entre historia y sentido, etc.)

    Se trata, de alguna manera, de la imbricacin entre la filosofa y la historia que, como unmandato legado por Marx en su clebre Tesis XI, gravita sobre toda filosofa que sepretenda marxista. Es sta la que se ubica en el corazn de la lectura althusseriana deSpinoza y, en virtud de ella, reconfigura el campo de la historia de la filosofa; en esemovimiento se inscribe, por ejemplo, su reivindicacin filosfica de Maquiavelo34 y Lenin35,realizada tempranamente; pero tambin puede pensarse en esa serie la elaboracin

    madura de la tesis de la corriente subterrnea de la filosofa del encuentro.36

    As, contra la distincin clsica entre filosofa especulativa y filosofa prctica, WarrenMontag ubica el vector de la lectura althusseriana de Spinoza producida por EtienneBalibar, en la rbita de la siguiente premisa: toda filosofa es poltica37, en la medida enque existe encarnada en las formas prcticas de su existencia histrica38.

    Esta idea condensa, a nuestro juicio, el centro gravitacional del programa althusseriano del que Balibar es heredero confeso-, tal como se advierte en la nocin de problemtica,por un lado; y en la idea de la filosofa como lucha de clases en la teora, por otro.39

    La filosofa de Spinoza ofrece la base de una ontologa relacional, dice Balibar; o segnprefiere Marilena Chaui, de una ontologa de lo necesario y de las relaciones inmanentesentre potencias que al rechazar toda asociacin teolgica entre contingencia, posibilidad

    ideologa con los problemas legados o planteados a todo pensador por el tiempo histrico en que vive.Idem., p.5334 con qu derecho podramos tratarlo como filsofo, a l que no ha dicho jams una palabra al respecto, l que nuncaha sido comentado como tal, pero eso sera olvidar, como en el caso del recubrimiento por la filosofa del derecho natural,que los tiempos que le han seguido han aprendido a pensar en una filosofa muy particular () un materialismo cuyoorigen se encuentra en Epicuro. Althusser, L. La soledad de Maquiavelo. Madrid, Akal., p.34335 Es Lenin quien a partir de la introduccin de la relacin de la filosofa con la poltica, viene a responder y es el primeroen hacerlo ya que nadie, ni siquiera Engels, lo hizo antes de l, a la profeca de la tesis XI. Althusser, L. (1972) op cit.

    p., 6836 Cfr. Althusser, L. (2002) op cit.37 Montag, W. Prefacio En, Balibar, E. Spinoza and poltics. Londres, Verso, 2008.38 Una premisa que se plasma, por ejemplo, en las discontinuidades que Balibar seala entre el TTP y el TPinterpretndolas en virtud del impacto de la Revolucin Orangista de 1672. Balibar, E., op cit., pp. 50-5139 Cfr. Althusser, L.,Lenin y la filosofa, BsAs. CEPE.1972

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    y voluntad- permite a la tica y a la poltica recuperar los fundamentos de un discursodemostrativo que desde Aristteles les haba sido negado.40

    Spinoza reconcilia la realidad efectiva de la poltica, con la filosofa. La experiencia polticala prctica concreta, histrica- es tomada en su justa magnitud, porque es concebida en

    el marco de un discurso more geomtrico de los afectos y el deseo41, en el que la accinno est concebida en trminos de deliberacin racional sobre lo posible porque no hay

    tal- y el afecto no es pensado comopathos o accidente sufrido por un sujeto. La praxispoltica se funda en el conatus o en la potencia necesaria que define la esencia actual decada singularidad humana y sus operaciones son determinadas en el orden necesario dela Naturaleza.42

    Contra toda moralizacin de la poltica y contra todo utopismo, Spinoza inspirado enMaquiavelo, parte de los hombres como realmente son y no como los filsofos desearanque fueran43; y es all que la experiencia poltica se hace pensable porque en ella los

    acontecimientos y las acciones no son () sino una lgica de fuerzas concordantes ycontrarias que instituyen la lgica del poder y el ejercicio de la libertad.44

    As, puede pensarse el Tratado poltico como un texto que al buscar aquello que hace dela experiencia poltica una experiencia humana, encontrar su necesario fundamento en lanaturaleza humana, siempre y cuando se tome al individuo humano como parte de laNaturaleza.45

    En esto radica la originalidad de Spinoza recogida por Althusser, en el desarrollo de unapoltica no disociada de la ontologa; que no se confunde tampoco con una teora poltica

    que se pretende fundada en una antropologa y concibe al hombre como un Imperiodentro de un Imperio. Tanto en la tica como en el Tratado Poltico, derecho natural yconatus son identificados y considerados causa y fundamento de la poltica 46

    Tomando la concepcin de la esencia humana como potencia de actuar (o conatus) sededuce la fundacin del campo poltico a partir de la fsica y de la teora de las nocionescomunes, en la frmulajus sive potentia: el derecho natural de cada individuo se extiende

    40 Chaui, M. op cit., p.16041 as pues, tratar de la naturaleza y fuerza de los afectos, y de la potencia del espritu sobre ellos, con el mismo mtodocon que en las Partes anteriores he tratado de Dios y del espritu, y considerar los actos y apetitos humanos como si fuesecuestin de lneas, superficies o cuerpos. Spinoza, tica. Parte III. Prefacio.42 Idem43 Cfr.Tratado Poltico, Cap. I, 1.44 Idem.45 Idem., p.23546 Chaui, M. op cit., p. 158

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    hasta donde llega su potencia.47 Y esto supone, simultneamente, pensar la existenciapropiamente humana como slo siendo realizada en la Ciudad, en el campo de lapoltica.48

    El tipo de vnculo que traza Spinoza entre ontologa y poltica hace posible el desarrollo de

    la concepcin materialista de la poltica que Althusser considera conveniente a laconcepcin materialista de la historia inaugurada por Marx y a la prctica revolucionaria

    sostenida durante aos por el movimiento obrero. Esta confluencia se hace visible en lainvitacin althusseriana a pensar la teora marxista como una teora finita49, que abre dosgrandes campos de problemas: por un lado, planteando la necesidad de producir la teoradel estado, la poltica y la ideologa marxista (esto es, autnticamente materialista) queMarx no produjo.50

    Por otro lado y como pre-condicin de la propuesta anterior, la apoyatura de la idea de lafinitud terica (que podramos resumir en la exigencia, para el discurso cientfico, de una

    estructura abierta y no clausurada- y un criterio de interioridad radical o de racionalidadinmanente a las prcticas tericas) en la premisa ontolgica del paralelismo de losatributos51, contra la identidadhegeliana entre razn y realidad, centro de gravedad de suhistoricismo teleolgico y de su concepcin de totalidad centrada conforme a un principiosimple de unidad.52

    47 el Derecho Natural de toda naturaleza, y consiguientemente el de cada individuo, se extiende hasta donde llega supotencia... Spinoza,Tratado Poltico, Cap.1, 4.48 Chaui, M. op cit., p.92 Porque en el Estado de Naturaleza las posibilidades de concretizar el deseo de libertad o deseo desersui juris son nulas, mientras que Spinoza demuestra que conviene a la naturaleza humana fortalecer lo que loshombres tienen en comn o lo que comparten naturalmente sin disputa, pues en eso reside el aumento de la vida y de lalibertad de cada uno. Chaui, M. op cit., p.17049 Creo que la teora marxista es finita, limitada. Limitada al anlisis del modo de produccin capitalista y de sutendencia contradictoria que abre la posibilidad de pasar a la abolicin del capitalismo () Decir que la teora marxista esfinita significa sustentar la idea esencial de que la teora marxista es todo lo contrario de una filosofa de la historia que

    pretende englobar, pensndolo efectivamente, todo el porvenir de la humanidad Cfr. Althusser, L. El marxismocomo teora finita En AAVV. Discutir el Estado. Posiciones frente a una tesis de Louis Althusser. Mexico. FolioEdiciones, 1982., p.1250 la teora marxista dice casi nada acerca del estado, ni sobre la ideologa y las ideologas, ni sobre la poltica, ni sobrelas organizaciones de la lucha de clase () Es un punto ciego que atestigua indudablemente algunos lmites tericos conlos cuales ha tropezado Marx, como si hubiese sido paralizado por la representacin burguesa del estado, de la poltica,etc Idem, p.1351 Esto es, pensando los vnculos entre teora, ideologa y accin poltica en el marco de una arquitectura terica compleja

    que asuma que Ni el cuerpo puede determinar al espritu a pensar, ni el espritu puede determinar al cuerpo almovimiento o al reposo, ni a otra cosa alguna (si la hay) Spinoza, B.tica, III, prop.II52 Para Balibar, en trminos de su teora de la transindividualidad, la causalidad es concebida bajo el esquema de una redque supone una complejidad, no derivada, sino originaria; esto es, implicada ya en el patrn elemental de todacausalidad y realizndose en infinitos procesos de integracin, diferenciacin y autonomizacin. cfr. Balibar, E. (2009)op cit., pp.147 y sigs.

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    Spinoza constituye para Althusser una estacin privilegiada en el recorrido de lacorriente subterrnea de la filosofa del encuentro53 porque ofrece herramientas para

    desplegar lo que constituye el centro neurlgico de la problemtica althusseriana: lapregunta por las posibilidades de articulacin entreprcticas tericas yprcticas polticas,en un marco radicalmente opuesto al de la Filosofa de la Historia, que no desde el punto

    de vista althusseriano, otra cosa que una filosofa del conocimiento, o de la conciencia; esdecir, una filosofa de la identidad concntrica entre lgica e historia.

    La nocin de proceso y la posibilidad de la poltica: de la conjoncture a la

    conjonction

    Tal como la entiende Althusser: La totalidad hegeliana es el desarrollo enajenado de unaunidad simple, de un principio simple que a su vez es un momento en el desarrollo de laIdea Motivo por el cual su unidad es de tipo espiritual: 1) no est realmente sino sloen apariencia articulada en esferas; 2) su unidad no consiste en su misma complejidad,

    es decir, en la estructura de esta complejidad; 3) que, por lo tanto, carece de estaestructura dominante condicin absoluta que permite que una complejidad real sea unaunidad, y que sea realmente el objeto de una prctica, que se propone transformar esaestructura: laprctica poltica. No se debe al azar que la teora hegeliana de la totalidadsocial no haya fundado jams una poltica, que no exista ni pueda existir una polticahegeliana54.

    El concepto de unidad constituye para Althusser, una de las plazas centrales por la quedisputa la tendencia materialista en el campo filosfico:

    Una ltima diferencia con el idealismo es su concepto de unidad. No debemos pensarque hay un solo modelo de unidad: la unidad de una Sustancia, de una Esencia o de unacto; como ocurre en las confusiones que se presentan tanto en el materialismomecanicista como en el idealismo de la conciencia. () La unidad de la que habla elmarxismo es la unidad de la complejidad misma, que el modo de organizacin yarticulacin de la complejidad convierte en unidad.55

    Como advierte Diego Tatin, el rodeo por Spinoza producido por Althusser permita laadquisicin de una radicalidad que despejaba la va inmanente para la nocin de procesosin sujeto, Sustancia que no deviene Sujeto, prescindencia radical de las nociones deOrigen, Trascendencia, Humanismo y Fin.56

    53 Althusser, L. Para un materialismo aleatorio. Madrid, Arena Libros.200254 Althusser, L. (1968) op cit. ,pp. 168- 16955 Althusser, L. (1988) op cit., pp. 58-5956 Tatin, D., op cit., p. 125

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    De all que, si la principal deuda de Marx con Hegel es, a los ojos de Althusser, la nocinde proceso sin sujeto, sta debe ser desmadrada de su encuadre panlogicista. Si escierto que para Hegel la Historia no tiene su origen en la accin de ningn sujeto, sea esteabsoluto o humano, debe sin embargo ser pensada como un proceso que tiene su origenen otro lugar: en la Lgica.57 En esto consiste la gran operacin filosfica de Lenin: leer

    a Hegel, para un materialista, es extraer todo origen, para dejar en el lugar de loabsoluto, no la Idea, sino elproceso: lo absoluto del movimiento58

    En la problemtica althusseriana, el producto de esa lectura es ya en 1964, la introduccinde la nocin freudiana de sobredeterminacin. No resulta en absoluto casual que elartculo en el que Althusser despliega el esquema central de esta categora, para trazar laespecificidad de la dialctica materialista de Marx, se apoye en los textos de reflexinpoltica de Lenin y Mao.59As, la formulacin althusseriana de la sobredeterminacin tomaforma a partir de la realidad efectiva de los hechos de la lucha y la experiencia poltica. Lacategora de sobredeterminacin que constituye la piedra basal a partir de la cual la

    problemtica althusseriana consiste, como toma de posicin materialista en el campofilosfico, resulta intrnsecamente solidaria de un esfuerzo por pensar la historia entrminos de procesos complejos de articulacin material, puramente positivos, en los quelos puntos de ruptura o de reproduccin- son concebidos en trminos de condensacinde elementos materiales e imaginarios.60

    Para ampliar esta idea podemos retomar la definicin ofrecida por Jacques-Alain Miller,discpulo de Althusser y Lacan: Llamamos sobredeterminacin a la determinacinestructurante, que por ejercerse por el rodeo de lo imaginario, se hace indirecta, desigualy excntrica a sus efectos61 y recordar que este concepto aparece en la reflexin

    althusseriana, como un esfuerzo de revisar la dialctica, en trminos materialistas; estoes, una reformulacin de la contradiccin hegeliana, de modo tal que permita pensar losprocesos histricos como movimientos de una complejidad no concntrica; o en otraspalabras, una concepcin de la historia pensada como un permanente estado deexcepcin, esto es abierta a la poltica. Ms todava, de lo que se trata es de producir unpensamiento de la excepcin como norma.62

    57 Cfr. Althusser, L.A transformaao da filosofa. Sao Paulo, Mandacaru.1989., pp.122-12358 Idem., pp.124- 12559

    Cfr. Althusser, L. Contradiccin y sobredeterminacin En (1968) op cit.60 En esta sobredeterminacin de lo real por lo imaginario y de lo imaginario por lo real, la ideologa es, por principio,activa y refuerza o modifica las relaciones de los hombres con sus condiciones de existencia. Althusser, L. (1968) opcit.,p. 19461 Miller, J. Accin de estructura.Matemas I. Buenos Aires. Manatial.1986., p.1362 Cfr. Althusser, L. (1968) Contradiccin y sobredeterminacin, op cit.

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    Acaso, esta bsqueda encuentre en las frmulas del materialismo aleatorio su desarrolloms logrado: all donde se trata de pensar la contingencia como advenimiento y elencuentro como desvo o clinamen producto del cual, mundo, sentido y seres tomanconsistencia. Se trata, en definitiva de producir una posicin filosfica no que proclame elocaso de toda necesidadsino el inicio de una necesidad de la contingencia.63

    El rechazo del idealismo encarnado en la figura de Hegel supone admitir que una filosofaconstitutivamente entrelazada con la poltica es una filosofa que no se confunde con ella,ni con la ciencia64 y que, fundamentalmente, no pretende subordinar a la historia.65 Laproduccin terica althusseriana desde 1960 hasta 1985 puede, en alguna medida, serpensada como el esfuerzo de mantener estas diferencias a fin de sealar con justeza yrigor los modos en que estos ordenes se articulan.66

    El trabajo de Althusser y sus discpulos fue trazando un esquema de bsqueda filosficacomo una doble problemtica cuyo desarrollo intermitente y confuso (l mismo sujeto a la

    dinmica de fuerzas del campo en el que se fue inscribiendo y del que fuera producto67)promovi un efecto de lectura en el que el doble ncleo de esta dialecticidad tendi adesdibujarse; unas veces, a pesar de los recurrentes esfuerzos de Althusser paraapuntalar y rectificar su recorrido; otras, como efecto de sus intervenciones especficas enrelacin con controversias puntuales.

    A ttulo introductorio, podemos indicar este doble programa que a nuestro juicio constituyela mdula del aporte filosfico de Louis Althusser, empleando un juego de palabras queFranois Matheron rescata en un manuscrito de 1966: una teora de la conjoncture y de laconjonction68.

    Contra las exgesis que periodizan la obra althusseriana en etapas divergentes inclusoconsideradas contradictorias- Matheron encuentra que aquellas ideas sobre la coyuntura

    63 Cfr. Althusser, L. (2002) op cit.64 Cfr. Althusser, L. Filosofa y Ciencias Humanas, En, (2008) op cit., pp.47-6265 La irrupcin de la prctica en la tradicin filosfica es la denuncia de la pretensin de la filosofa de abarcar elconjunto de las prcticas sociales y de no tener un espacio exterior. Es contra es filosofa sin espacio exterior que elmarxismo afirma que la filosofa tiene un exterior, o para decirlo con palabras ms apropiadas, que la filosofa no existesino a travs de ese exterior y para l. Ese exterior (que la filosofa quiere fungir como la ilusin de la Verdad) es la

    prctica, son las prcticas sociales.. Althusser, L. (1989) op cit., p.2566 reducir la filosofa a la ciencia es caer en un oportunismo de derecha (economicismo). Reducir la ciencia a la

    filosofa es caer en un oportunismo de izquierda. (subjetivismo) Idem., p. 65.67 Y encontramos all otro punto de encuentro con Spinoza, en el hecho de que sus filosofas tienen como primera premisamaterialista no un contenido filosfico, sino un modo de practicar la filosofa: como una intervencin, como una arma enuna arena de lucha. Sobre un lectura de la obra de Spinoza en esta clave, cfr. Balibar, E. Spinoza and Politics. London,Verso. 2008.68 Mantenemos los trminos en el idioma original para permitir apreciar la raz comn que en el espaol se pierde.

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    desarrolladas en los aos sesenta tenan de modo manifiesto, como trasfondo, el proyectode una teora de la conjuncin conjonction- finalmente inacabado.69 Un proyecto cuya

    prolongacin y supervivencia podemos encontrar en la entrelnea de los lectoresalthusserianos de Spinoza: Macherey ms explcitamente- y Balibar -en el largo rodeo desu teora de la transindividualidad.70

    Tanto en uno como en otro, puede seguirse la pista de esta bsqueda de una dialcticagenuinamente materialista; -o si acaso el trmino dialctica resulta ya demasiadocargado de connotaciones inadecuadas-, en todo caso, de una ontologa no idealista delos procesos.

    Cabe recordar las notas que se registran en aquel manuscrito mencionado por Matheron:1. Teora del encuentro o conjuncin conjonction (= gnesis) cf. Epicure, clinamen,Cournot), () 2. Teora de la coyuntura conjoncture(=estructura)71

    Se trata de un esquema todava malogrado, podramos decir, de lo que a nuestro juicioconstituye el eje vertebral de la problemtica althusseriana. Su fecundidad reside en quepermite poner en perspectiva gran parte del trabajo de Althusser y pensar sus desarrollosy productos como fragmentos de un entramado mayor, que apunta a dibujar la posicinmaterialista en filosofa, en los trminos de una ontologa de la inmanencia noinmovilizada sino procesual y que, por ello mismo, permite pensar simultneamente y ensu singularidad, la ciencia, la poltica y la historia72.

    Mientras que la inmanencia que propone la filosofa de Hegel, tambin procesual yantisubjetivista, queda atrapada en el crculo del despliegue teleolgico y obtura el lugar

    de lapoltica. La de Spinoza, en cambio, le despeja el camino, porque siendo deducida laconstitucin del campo poltico a partir de la naturaleza humana (es decir, a partir detomar al individuo humano como parte de la naturaleza), no deja sin embargo de advertirque la naturaleza constituye individuos pero no constituye pueblos ni naciones.

    La constitucin del Pueblo lejos de derivarse de la naturaleza, adviene all donde una

    multiplicidad compleja de partes, en funcin de una unidad causal, con-forma un

    69 Matheron, F. Presentation. En Althusser, L.crits philosophiques et politiques.Tome.1.Paris.Stock/IMEC.1994, p.1970

    Balibar, E. Spinoza. De la individualidad a la transindividualidad. En RevistaPensamiento en los Confines, Num. 25 ,Nov. 2009, Bs.As. Guadalquivir, pp.143-16771 Idem., p.2072 Algo que, como hemos trabajado en otra oportunidad, una propuesta estructuralista stricto sensu no habilitara. Cfr.Rom, N. En busca del materialismo. Una hiptesis de lectura en torno al vnculo entre filosofa, ciencia y poltica, en la

    produccin terica de Louis Althusser Tesis de maestra, Fac. de Cs. Sociales, UBA. Bs.As. 2009

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    individuo colectivo. En este gesto se produce una fundacin que tiene carcter deacontecimiento: la fundacin del campo poltico.

    En Spinoza, la nocin de individualidad en relacin con la problemtica poltica esplanteada en trminos de su concepcin de multitud:

    Ser parte de la naturaleza significa por un lado, ser una potencia actual o singularque esuna potencia de existir y de actuar, y por otro lado, poseer cualidades, propiedades oaspectos comunes con otras que participan del mismo todo. Desde el punto de vistapoltico, la teora del conatus como individualidad compleja nos permite comprender lagnesis de la multitudo, o mejor, de la potencia de la masa como sujeto poltico ysoberano...73

    Pero la realidad del campo poltico quedara trunca si adems no se asumiera que, sobrela base de esta deduccin -que pone a la fsica y a la teora de las nociones comunes enla raz de la tica y la poltica- se despliega la irreductibilidad de lo humano en lasingularidadde la constitucin de la Ciudad. Esa re-unin de los derechos/potencias noest establecida previamente en la Naturaleza, porque segn indica el Tratado TeolgicoPoltico, la Naturaleza no crea pueblos ni naciones, sino individuos. La unin consiste enun acontecimiento que constituye el sujeto poltico e instituye su Imperium, mediante unacto de auto-institucin.74

    Y esto en tanto se advierta queel Imperium no es el Estado, es una lgica de poder,una lgica de acciones que se corporifica en las instituciones () y se expresa en las

    costumbres y en las leyes. () El Imperium es la potencia de la multitudo en accin y,como tal, es una individualidad o una singularidad en los trminos en los que Spinozadefine al individuo y una cosa singular.75

    As apunta Chaui a subrayar aquello que juzga una de las originalidades ms interesantesdel pensamiento poltico de Spinoza: la manera en que habiendo rechazado lasubjetividad especulativa cartesiana en la ontologa, introduce la idea de un sujetocolectivo que se auto-instituye por la prctica.

    La multitudo y el Imperium son acontecimientos (cosas singulares en la duracin); lamultitudo se constituye como consecuencia de las determinaciones naturales de la fsica,de la psicologa y de las nociones comunes; el Imperium se instituye como consecuencia

    73 Chaui, M. op cit.p.148.74 Idem., p.17475 Chaui, M., op cit, p.176 A fin de reforzar esta indicacin de Chaui puede recordarse el fragmento del Tratado poltico:Se suele llamarImperium al derecho definido por la potencia de la multitud. (TP, Cap. 2, 17)

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    de las operaciones naturales del conatus humano. El campo poltico es una estructura ouna accin ordenada en s misma.76 Una estructura o una accin, natural y artificial

    que se constituye a partir de la unin pero deviene institucin, acontecimiento.

    Esta concatenacin de oposiciones desarticuladas nos permite dar crdito a la tesis de

    Macherey y nos recuerdan las referencias a la sobredeterminacin como fusin decontradicciones y como unidad en la complejidad77. Esta dialecticidad si acaso valeretener el nombre para decir muy otra cosa- constituye una de las claves que permitenentender la bsqueda incansable de Althusser en Spinoza; un ejercicio de lectura querecorre los trminos de un juego de oposiciones para evitar radicalmente las dicotomas:ontologa inmanente/ produccin de novedad; relaciones necesarias/accin poltica;sujeto/comunidad; teora/experiencia; filosofa/prctica poltica; etc.

    Este mismo problema de la fundacin de lo poltico como constitucin de un individuocon carcter de acontecimiento, es decir, como singularidadhistrica o como pueblo, es

    trabajada por Althusser a propsito de su lectura materialista de Maquiavelo. Una lectura,sin dudas, apoyada en Spinoza:

    He llegado a Maquiavelo por una expresin de Marx, repetida sin cesar, que dice que elcapitalismo ha nacido del encuentro entre el hombre de los escudos y los trabajadoreslibres () Volva a encontrar la misma frmula en Maquiavelo cuando habla delencuentro entre la buena ocasin (la fortuna) y el hombre de virt78

    Sin dudas, esta frmula reaparece cuando se trata de pensar la coyuntura de emergenciadel marxismo, en trminos del encuentro entre la teora de Marx y la lucha del

    movimiento obrero, una unin que si desde el punto de vista terico, expresa lanecesidad de teora marxista79, desde el punto de vista histrico es efecto de unalucha.80

    A modo de conclusin

    76 Sugiere Chaui retomando la idea de Lefort sobre Maquiavelo, de pensar la poltica como una experiencia ordenada ens misma. Cfr. Lefort, C., Maquiavel. Le travail de loeuvre, Gallimard, Pars, 1972.p.358. Cabe quizs, sealar queAlthusser toma en consideracin y homenajea esta interpretacin de Lefort: No conozco anlisis ms agudo einteligente. Cfr. Althusser, L.Maquiavelo y nosotros. Madrid, Akal. 2004., p. 4377 Cfr. Althusser, L. Filosofa y Marxismo. Mxico, Siglo XXI. 198878 Althusser, L. (1985) La autntica tradicin materialista. op cit.,p.141.79 Althusser, L. La filosofa como arma de la revolucin. Mexico, Siglo XXI, 1974., p.60. Dejamos de lado aqu losmatices que pueden identificarse en la obra de Althusser respecto del tratamiento de este problema entre 1965 y 1982.80 Idem, p.18

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    Por ltimo, entonces, no podemos sino retomar la idea de Balibar quien, asumiendo concautela la dificultad de hablar de Spinoza como un dialctico seala, sin embargo, esacondicin de su filosofa para avanzar en oposiciones:

    retratar a Spinoza como un dialctico al menos en algn significado pre-establecido

    del trmino- slo producira confusin. Sin embargo, la asombrosa lgica de coincidenciaoppositorum (mejor dicho: la lgica de la negacin simultnea [simultaneous rejection] delos opuestos abstractos) que est en juego en esos argumentos, exige una terminologaespecial. El mejor trmino que puedo encontrar es transindividualidad81

    El concepto de transindividualidad propuesto por Balibar, permite pensar ese procesotransindividual de individuacin82 en el que se despliega una ontologa de la complejidadque desafa toda dicotoma y la somete a una movimiento procesual de reenvos quenunca permanece idntico a s mismo; que no avanza de modo continuo o lineal sino que,trazando un esquema reticular, crece en integracin y diferenciacin; en otros trminos,un juego entre individuacin e individualizacin que deviene proceso de produccin deidentificaciones.

    Sin dudas, algo de esto gravita en el desarrollo althusseriano del principio de lasobredeterminacin como punto de torsin entre filosofa e historia; o para decirlo en otrostrminos, entre orden significante y acontecimiento.

    Podemos ubicar all, el corazn de la herencia spinoziana en Althusser, quien segnseala el propio Balibar- hizo de sta su propuesta ontolgica fundamental: la concepcinde la identidad como divisin y de la existencia como lucha.83

    Althusser no habla de otra cosa cuando plantea todava de modo algo confuso, perosumamente significativo, que el falso problema del papel del individuo en la historia essin embargo el indicio de un verdadero problema que depende indiscutiblemente, de lateora de la historia: el problema del concepto de las formas de existencia histricas de laindividualidad.84 Ya vislumbraba entonces, Althusser, que un concepto materialista deindividuo no tena nada que ver con la apuesta individualista sino que deba ser atendidoen el marco de una pregunta por la historia y la poltica, como se hace explcito enrelacin con su lectura de Maquiavelo. Tambin en este caso, Althusser evoca a Spinoza,

    81

    Un trmino que sugerido a Balibar por un trabajo de Simondon, es reconocido por l en diversas filosofas: Hegel,Leibniz, pero tambin Freud, Marx y Lacan; en todos los casos se trata de diversos modos de evitar la dicotoma indivuo-entorno. Cfr. Baibar, (2009) op cit. nota 19, p.16282 Idem., p.14783 Balibar, E.Escritos por Althusser. Bs.As., Nueva Visin, 2004., p.6284 Althusser, L. (1969) op cit., p.123

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    en el marco de un programa de produccin del concepto de tiempo histrico irreductible ala ideologa del tiempo, inconciliable con la nocin de un tiempo homogneo, continuo ylineal.85

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    85 Idem, pp. 110 a 113. Resulta interesante, en estas pginas el dilogo tcito propuesto por Althusser entre Spinoza y

    Freud, a propsito de la concepcin de eternidad. En el caso del psicoanlisis como espacio terico para reflexionar estamatriz tiempo-individuo que, a nuestro juicio, se proyecta en la teora de la transindividualidad de Balibar, puede revisarsela correspondencia de Althusser con Ren Diatkine y con el propio Lacan, en Escritos sobre psicoanlisis. Mxico.SigloXXI. 1996. Por nuestra parte, hemos trabajado este vnculo en Rom, N. Laberinto de espejos: el Lacan deAlthusser. Notas sobre la relacin entre sentido y temporalidad.Psikeba. Revista de Psicoanlisis y Estudios Culturales.

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