Surge tu voz en las letras calladas,

nombrándome la Arena, el Sur, el Chau y el Alma.

Haré una pausa corta ni bien pregunte un verso

¿en qué minuto rojo se impacientan tus pasos?

De la primera nube que llueva con tu nombre

me robaré el primer pirata , barco y canto.

Es que encontrar un corazón a la altura de mi inocencia

es como hallar mi nombre tallado en tu flamante

rabieta de poemas.

Si me nombras «recuerdo su monte cabellera»

si escribes «arroró , mi niño duerme ya»

si mordiendo el lápiz refieres «mar perdido»

si subrayás «olvido», «desencuentro», «reloj».

Será que es justamente un mayo de paraguas

y embrujas la guitarra que ha de matar el sol.

Ergasto

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