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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL200.23.113.51/pdf/19745.pdf · familia, en la comunidad rural o...

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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRA EN EDUCACIÓN CAMPO DOCENCIA Y DIVULGACIÓN DE LA HISTORIA. QUEHACER COTIDIANO DE LA MUJER NOVOHISPANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO, SIGLO XVI ASESOR DE TESIS: DR. CESAR NAVARRO GALLEGOS REYNA PEREZ CASTILLO MÉXICO SEPTIEMBRE DE 2003
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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL

TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE

MAESTRA EN EDUCACIÓN CAMPO DOCENCIA Y DIVULGACIÓN DE LA HISTORIA.

QUEHACER COTIDIANO DE LA MUJER

NOVOHISPANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO, SIGLO

XVI

ASESOR DE TESIS:

DR. CESAR NAVARRO GALLEGOS

REYNA PEREZ CASTILLO

MÉXICO SEPTIEMBRE DE 2003

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.

DEDICADA A USTEDES

Pa, soy parte tuya y parte de Ma.

Ustedes me hicieron y tengo mezcla de ambos.

De ti saqué‚ la fuerza, el coraje, la perseverancia pero

también tu debilidad.

De Ma saqué el silencio, la parquedad y su fe, su férrea

y terca fe, pero también me heredó el sufrimiento y el

dolor

Soy tu dolor madre

soy tu silencio abuela

soy tu sufrimiento bisabuela

y soy todas ustedes, mis hermanas

y soy el coraje,

y soy la impotencia encadenada

amarrada años ha.

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Soy la Malinche violada.

Soy la Virgen pisoteada.

Mil mujeres soy.

f

Muy antiguo es mi dolor

como antiguo es mi llanto atorado

y antigua mi rebeldía desatada.

¿ Y quien soy ?

Soy Reyna y esclava fui

o ¿esclavizada sigo?

Que petulante me oigo

Soy Reyna y no soy

más que una simple mortal

con un padre muerto enterrado antes de morir.

Y una madre sumisa y abnegada, una madre

di uminada

Como muchos esclavos, que fueron príncipes.

Como muchos reyes que fueron pordioseros

pero también como muchos hermanos que se quitaron

el corazón

y se lo comieron entre ellos, preferible ESO

a que se lo comieran los zopilotes.

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Como muchas hermanas que se pudrieron y los gusanos

se las comieron

preferible ESO

a que se las cogieran ellos.

Soy todas ellas, todos ellos, soy la ambigüedad

soy la vaguedad, andando a ratos

volando y nadando y luego caminando

Soy su hija y ya.

A USTEDES:

Mis hermanas, a quien la historia selló o quiso sellar

sus labios y que como confeti se fueron reconstruyendo,

primero P. y poco a poco aparecieron las otras: E, R, E,

Z, y sus nombres reaparecieron, y la historia se hizo y

apareció el verbo y TU, YO, NOSOTRAS también.

A USTEDES:

Mis amigas, con las que he compartido, penas y

también alegrías, realidades y quimeras.

A USTEDES:

Mis maestras y maestros que me enseñaron el camino

hacia el A, B, C... y de ahí para adelante.

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INTRODUCCIÓN

ORIGEN

Han pasado algunos años desde que me pregunté por primera vez, ¿por qué las mujeres

tienen que aguantar el maltrato de sus maridos? Y seguramente lo que dicen estas líneas

parecerá trillado, pero es una realidad que muchas mujeres hemos padecido y seguimos

padeciendo.

De mi niñez, recuerdo a las mujeres golpeadas, en ocasiones sangrando, que

llegaban buscando un refugio y tengo presente las palabras proferidas por mi madre y

otras mujeres: ¡Es tu marido, es tu cruz! Aguántate.

En la casa, a mí me correspondía “lavar los trastes, echar las tortillas”; mi madre y

hermanas mayores “servían” a mi padre y hermanos. En la escuela, las niñas jugaban a

la casita y a la comidita y los niños a los carritos y caballitos.

En mi adolescencia recuerdo la negativa de mi padre a que continuara mis estudios:

“¡No!, porque tu hermano está estudiando, y para casarte y tener hijos no necesitas

estudiar.”

Ahora, como profesora, me percato que, de mi niñez a la actualidad, no se ha dado

mayor cambio. Sigo viendo a las niñas y a los niños efectuando los mismos juegos,

ellas en las orillas y ellos ocupando toda la cancha. Sigo escuchando quejas de las

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mamás sobre el maltrato y, cuando les pregunto por sus estudios, algunas dicen no

haber terminado la primaria, pocas continuaron con la secundaria y menos aún son las

que tienen una profesión. Cuando les pregunto sobre su jornada a estas mujeres que no

han parado de trabajar, la gran mayoría dice: “no trabajo, soy ama de casa”.

Entonces, me hago la siguiente pregunta: ¿Por qué no se valora el trabajo

doméstico?

A las profesoras las escucho decir “niños”, refiriéndose a ambos sexos. Se dice

“junta de padres de familia” cuando la casi totalidad de “los” participantes son madres;

de igual manera, en los discursos magisteriales se dice profesores, pero un 80% del

sector magisterial lo constituimos mujeres. Entonces me surge otra pregunta: ¿Por qué a

las mujeres se nos omite?

Cuando abro los textos de educación primaria –que en la actualidad ya se refieren al

sexo femenino y aparecen mujeres en las ilustraciones- veo que aún existe una

discriminación sexista.

Si revisamos los libros de historia pareciera ser que sólo los hombres han

participado en ella, existe una ausencia de las mujeres y, cuando aparecen, lo hacen de

forma estereotipada, con una serie de características que no varían en las diferentes

etapas de la historia mexicana.

Soy maestra y soy historiadora. Me preocupa saber qué y cómo enseñamos la

historia y qué papel juega la mujer en ella, en los salones de la escuela primaria en

México.

Por ello, cuando inicio un recorrido por la historia con otra mirada, descubro que las

mujeres han vivido desde hace mucho tiempo, en las diferentes etapas de la historia, en

condiciones de discriminación ocupando un papel secundario. La razón de esta

diferencia parece ser solamente su “condición de ser mujer”.

Estas reflexiones me llevan a buscar el origen de esta discriminación sexista en la

cultura mexicana, preguntándome: ¿Desde cuándo y cómo se fueron conformando las

relaciones sociales, culturales y económicas, quedando las mujeres subordinadas al

colectivo masculino? ¿Cómo se fue conformando el estereotipo de la mujer mexicana?

¿Cómo se la fue confinando a un espacio laboral privado-doméstico, permitiéndosele

sólo algunas actividades?

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Estas reflexiones también se originan en la necesidad de hacer públicas a las

mujeres, de dar a conocer su participación en la historia de la humanidad.

Con esta investigación intento aportar herramientas a la comunidad escolar para que

puedan conocer y entender el proceso de la construcción de la relaciones sociales que se

dan desde el interior de la familia, donde cada integrante tiene un rol social

predeterminado y donde el rol que le corresponde a la mujer es el de la subordinación.

Como estas relaciones reflejan una estructura más amplia, observaremos que el espacio

privado, el del interior del hogar, destinado a la mujer se entrelaza con el espacio

asignado al hombre, el público. Así, podemos aplicar aquí el postulado feminista “lo

personal es político”.

Para entender este proceso es necesario hacer un recorrido por la historia, pero tiene

que ser una historia con una visión integral, una historia que recupere la participación

de la mujer como sujeto en los diferentes aspectos de la vida social, porque la historia

que se enseña en educación básica tiene una visión masculina y, por lo tanto, parcial. El

historiador construye la historia con una carga de valores y conceptos patriarcales. Esta

carga de valores y conceptos se va reproduciendo en las diferentes etapas históricas y

son las mujeres las principales reproductoras de esta práctica sexista, en función del rol

asignado biológicamente por el sexo –procreadora- y socialmente por el género:

maternidad, atención y educación de la familia.

De hecho, si la mujer mexicana es la más afectada, también es la principal

reproductora de esta cultura sexista y, por lo mismo, puede convertirse en un elemento

fundamental para el cambio.

Desarrollo esta investigación con el enfoque de la vida cotidiana con una

perspectiva de género, porque considero que es desde este enfoque donde podré

demostrar el quehacer de la mujer en la historia. Entiendo la vida cotidiana como todas

las actividades que realizamos día tras día desde el ámbito donde vivimos, ya sea en la

familia, en la comunidad rural o urbana, con las características propias de cada uno de

esos lugares y en las condiciones también propias de nuestro entorno físico,

psicológico, social y económico. La humanidad nace ya inserta en esa cotidianidad, que

le fue dada por ciertas condiciones creadas por el mismo ser mismo ser humano; por

esta razón, en la medida en que se conozca el quehacer de la cotidianidad de una

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individualidad, de un grupo, en esa medida se podrán conocer y transformar esas

condiciones.

Es desde esta perspectiva que quiero abordar mi investigación porque es en la vida

cotidiana donde se reproducen y reflejan las relaciones laborales, sociales y humanas y,

por lo mismo, es ahí donde se puede gestar la alternativa del cambio necesario.

Esta Tesis de Maestría en Educación, Docencia y Divulgación de la Historia,

realizada en la Universidad Pedagógica Nacional, titulada Quehacer Cotidiano de la

Mujer Novohispana en la Ciudad de México, Siglo XVI, es con el objetivo de:

- Conocer la importancia de la participación de la mujer mexicana en la historia.

- Valorar el trabajo de la mujer en la cotidianidad.

- Realizar la enseñanza de la historia con un enfoque integral, lúdico y con significado.

- Reconocer a la historia como un instrumento que permite cambiar una realidad

discriminatoria, sexista y androcéntrica por otra realidad integral y democrática.

DELIMITACION EN TIEMPO Y ESPACIO

Mi investigación descubrirá la vida cotidiana de las mujeres peninsulares y criollas, así

como indias, negras, mestizas y mulatas, libres y esclavas, durante las primeras décadas

de la capital de la Nueva España, sede del poder económico y religioso de la colonia,

donde se asentaban las máximas instituciones del gobierno y se llevaban a cabo la

mayoría de las transacciones económicas, sociales y culturales.

De las etapas de la Historia de México me interesa revisar la segunda mitad del

siglo XVI1 por ser el momento de intersección de varias culturas, principalmente de la

española y la mexica, pero para que los y las lectoras escolares puedan tener un

seguimiento del proceso histórico y tener un referente de comparación de vidas de las

1 La época de objeto es la correspondiente al reinado de Felipe II que gobierna de 1556 a 1598, terminando en Nueva España el gobierno del virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo de 1595-1603.

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mujeres, será necesario remitirme a otros tiempos y espacios, de ahí que esta

investigación la divida en tres partes:

En la primera parte hago un recorrido sinóptico desde que la humanidad atravesó el

Estrecho de Bering, hasta el esplendor de los mexicas, con una cronología, manejando

períodos cortos y largos para que el lector pueda tener una mejor comprensión temporal

y espacial del proceso histórico.

En la segunda parte abordo de manera general la vida cotidiana de la población,

desde el momento de la conquista española hasta finales del siglo XVI.

La tercera parte, que es la central de mi tesis, aborda específicamente a la mujer

novohispana en la Ciudad de México, en los años que van de 1550 hasta 1600. Aquí es

donde enfatizo el papel que las mujeres jugaron en el proceso del mestizaje de los

diferentes grupos culturales que se establecieron en el siglo XVI y que es una

característica que predominará en la cultura mexicana. Subrayo, también, la

importancia que tiene la educación para la conformación de este mestizaje cultural.

FUENTES Quiero manifestar que otro de los motivos que me llevó a realizar esta investigación

fue aprovechar la información que, durante dos años, recabé en el Archivo de Notarías

de la Ciudad de México, de los escribanos del siglo XVI, Baltazar Díaz, Antonio de

Villalobos y Antonio Alonso, ya que en el momento que hice las lecturas de esos

documentos, algunas hojas se me “deshacían en mis manos, y caían los pedacitos como

confeti” y, como digo en la introducción de la tesis de licenciatura:

... ahí estaba intentando armar un rompecabezas del siglo XVI con una sopa de letras, porque

con un pedacito de documento que faltara, quedaba incompleto un nombre, una fecha, un dato

importante para la información que perseguía. A veces, en lugar de la resequedad, padecían

extrema humedad y sucedía lo mismo, se caían letras, palabras, y a veces, párrafos completos y

entonces sí el contenido de esos documentos era irrescatable.2

2 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México 1994, p. 4.

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Por la antigüedad de esos documentos, casi quinientos años, el tiempo, el clima y la

falta de cuidado necesario, habían realizado su labor; la resequedad, la humedad, el

trabajo de los hongos y bacterias habían deteriorado algunos testimonios y actualmente

me atrevería a decir que algunos de los leídos en esos años (1980-1982) ya no existen.

De esta realidad surge mi necesidad de sacar del anonimato toda esta información

recabada y darla a conocer.

El primer paso fue realizar un catálogo de esos documentos. El segundo, utilizarlos

para esta investigación, dado que son fuentes directas, escritas en esa época, que

contienen datos cuya veracidad es difícilmente refutable y, por lo mismo, más

confiables. Y, lo que es importante, no tienen interpretación alguna: se trata solamente

de la transferencia del testimonio oral que da el emisor, al testimonio escrito plasmado

por el escribano.

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PRIMERA PARTE

Y CUENTAN QUE VENÍAN

ANTECEDENTES DE LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS

HUMANOS EN MESOAMERICA

Desde el origen de la humanidad, las mujeres han sido las dadoras de vida y podemos

decir que han tenido una participación de vital importancia en el proceso de cambio que

viene desde los estadios primitivos, independientemente de su capacidad procreadora.

Sin embargo, la historia tradicional omite toda referencia a la presencia de la mujer y le

niega su importancia en el desarrollo de las diferentes culturas que, por el contrario, le

otorga al hombre. El objetivo de este trabajo es hacer visible a la mujer en la historia

como sujeta social, no como alguien subsumida en el hombre; para ello es necesario

empezar a mencionarla desde su llegada a este continente, remitirnos a los años 40000 a

9000 a.C., cuando se cree que hordas asiáticas cruzaron el Estrecho de Bering, hasta

aproximadamente el año 1200 d.C., cuando los chichimecas ya se encuentran

establecidos en el valle de México.

A este respecto no he encontrado muchas obras que hablen de la mujer americana,

lo cual señala la necesidad de realizar más investigaciones sobre el tema. Para hablar

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sobre su condición de género en la transición del nomadismo a la vida sedentaria, me

remitiré a obras que hablan sobre la mujer en el occidente, más concretamente en

Europa.

Algunos estudios del siglo XIX, como los de Carlos Marx y Federico Engels,

plasmados en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, La mujer y el

comunismo, así como otros más actuales ya escritos por mujeres y basados en

planteamientos arqueológicos y antropológicos, como Sexo contra sexo, de Evelyn

Reed, plantean algunas hipótesis acerca de la importancia de la mujer en la invención

de la agricultura, la domesticación de animales, el descubrimiento de la cerámica, la

cestería y otros.3

Riane Eisler, en El Cáliz y la Espada, apoyada en numerosos mitos donde a las

Diosas se les atribuye el invento de la agricultura o la enseñanza de cultivar la tierra y

por los elementos que le aporta la arqueología, defiende esta hipótesis.4 También

plantea que el tejido, la justicia, la curación y la escritura han sido invento de las

mujeres,5 al tiempo que pone en tela de juicio el origen y antigüedad de la escritura,6 ya

que las investigaciones de la arqueóloga Marija Gimbutas, lo hacen remontar a 5300 a

4000 a.C., cerca de Vinca, en Yugoslavia.7

El Arte Prehistórico Levantino en la Península Ibérica, descubierto a principios del

siglo, ha hecho aportes importantes que podrían confirmar las tesis referentes a las

actividades de la mujer en esa época:

La composición escénica es uno de los elementos esenciales del Arte Levantino. A lo largo de la

investigación se ha relacionado a aquella con una diversidad notable de escenas: algunas de carácter

doméstico, agrícola o, con más trascendencia, con composiciones de tipo religioso en relación con ritos

agrícolas.8

3 Reed, Evelyn, Sexo contra sexo o clase contra clase, 1987. 4 Eisler,Riane, El cáliz y la espada, Cuatro Vientos, Chile 1990. 5 Ibid., pp. 78-80. 6 El antecedente oficial de la escritura se remonta hasta 3200 años a.C., con el descubrimiento de tablillas de arcilla pertenecientes a la antigua cultura sumeria. 7 Eisler, Riane, op. cit., p. 81. 8 Alonso Tejeda, Anna y Alexandre Gamal, “Mujeres en la prehistoria”,Revista de arqueología, 1995, p. 15.

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Entre las culturas que se desarrollaron en Mesoamérica también se relaciona a la

mujer con la agricultura, con la naturaleza, con la semilla, con la vida y hay evidencia

de esta relación en códices, testimonios indígenas e infinidad de figurillas que la

muestran como reproductora de vida y productora de diferentes utensilios.

Es posible que la capacidad de engendrar vida, que desde siempre fue y es utilizada

por el patriarcado9 para oprimir y limitar a la mujer al espacio doméstico, dejándola sin

injerencia en la vida pública, hizo posible que fuera ella la descubridora de actividades

que impulsaron más rápidamente el desarrollo cultural de la humanidad.

Para comprender mejor este proceso en la historia de México, tendré necesidad de

ubicar algunos acontecimientos históricos relevantes en un tiempo y espacio en orden

cronológico*. Considero pertinente aclarar que no intento proponer nuevas tesis sobre el

origen de la humanidad en el continente americano, ni sobre el desarrollo cultural que

tuvo lugar en la región.

Para que las culturas mesoamericanas10 alcanzaran un esplendor y llegaran al ocaso

en un tiempo determinado, antes tuvieron un nacimiento, y este hecho se remite a siglos

atrás. Con base en estudios recientes de códigos genéticos,11 las culturas que se

desarrollaron en México tenían una raíz común y vieja, que podría remontarse hasta las

primeras mujeres y hombres que cruzaron el Estrecho de Bering y llegaron a América

entre los años 40000 a 9000 a.C., coincidiendo con la última glaciación.12

9 “Organización social primitiva en que la autoridad se ejerce por un varón jefe de familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje”. Gran diccionario Patria de la lengua Española, prólogo de Antonio Tovar, Patria, México 1994. “Organización social caracterizada por la preponderancia del padre sobre los otros miembros de la tribu”. Campillo Cuatli, Héctor, Diccionario Academia enciclopédico, Fernández Editores, México 1996, p. 406. “La categoría del patriarcado, es decir, la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y los niños en lo familiar y, por extensión, el dominio del hombre sobre la mujer en la sociedad, como causa central de la opresión de la mujer” (Ramos, 1992: 15). * Ver anexo al final de este trabajo. 10 “Mesoamérica más que indicar un territorio se refiere a un concepto cultural, que es el producto de la aglutinación de rasgos comunes compartidos por grupos humanos diferentes asentados en un marco geográfico muy variado. Los rasgos, a pesar de las diferencias físicas, lingüísticas, plásticas y de otras clases, tuvieron un lejano origen común que propició la creación de la civilización mesoamericana”. Terrazona Silvia C., Mujer mesoamericana, p. 16. 11 Secretaría de Educación Pública (SEP), México Antiguo. Antología de Arqueología mexicana, 1995, p. 5. 12 Ibid., p. 5.

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Est@s primer@s* habitantes, en su peregrinar en búsqueda de alimentación y

vivienda, fueron adentrándose en el continente dejando huellas por los lugares de

tránsito. Es por medio de estas huellas que los especialistas han podido determinar el

tiempo de su desarrollo. Este proceso ha sido lento, como lento ha sido el desarrollo

cultural de los primeros habitantes para que pasaran de un estado primitivo a uno

civilizado.

Durante los primeros 10000 o 15000 años, el desarrollo cultural fue mínimo; los

hombres y, seguramente, las mujeres, se dedicaban a la caza, a la pesca y a la

recolección; sus rústicas herramientas se hacían de piedras y palos. Andaban en

pequeños grupos deambulando por lo que es ahora "Baja California Norte, Tamaulipas,

Valle de México, Puebla, Morelos y Chiapas".13

Los descubrimientos de las puntas de Clovis y Folsom,14 con una antigüedad entre

10000 y 5000 años a.C., dan indicios de que se dedicaban a la caza de grandes

animales como el mamut y el bisonte, los cuales desaparecen entre los años 7000 y

5000 a.C. debido a cambios climáticos. Este hecho seguramente influyó para que

quedaran indicios de sedentarización, tales como el consumo de semillas y su

almacenamiento, como hace suponer el hallazgo de instrumentos de molienda.

Entre los años 5000 y 3000 a.C. se da un proceso de sedentarización ligado a la

agricultura. A esta época se la conoce como neolítica. Una de las hipótesis sobre el

desarrollo de las culturas primitivas, con la cual comulgo, es que a la mujer se le

atribuye el descubrimiento de la agricultura, así como la manufactura de los primeros

utensilios necesarios para cocinar, como las vasijas de barro. Un hecho importante de

esta era en México es la domesticación de las plantas alimenticias como la calabaza,

chile, amaranto, aguacate, maíz primitivo y posteriormente el frijol.

Esta situación propicia que los pequeños grupos humanos cada vez sean más

grandes, de tal manera que para el año 3000 a.C. aparecen las primeras aldeas en lo que

se conoce ahora como la costa de Chiapas, el valle de Oaxaca, el centro de México y

* Para no utilizar el género masculino plural, por sus connotaciones sexistas, como término genérico que incluye al femenino en las construcciones gramaticales, se dio en utilizar el signo @ como un símbolo neutral que engloba ambos géneros de manera igualitaria, con lo que se evita la preponderancia de un género (masculino) sobre otro (femenino). 13 Ibid., p. 6 14 Puntas acanaladas asociadas a la caza de animales como el mamut y el bisonte.

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Tabasco. En el estado de Veracruz, por los vestigios de "lascas burdas de obsidiana,

pequeñas lascas del mismo material, punzones, buriles, raederas y piedras rotas por el

fuego",15 encontrados en Santa Luisa del Río Tecolutla, se deduce que los primeros

habitantes ocuparon ese lugar entre los años 5600 y 2400 a.C.

Hay una serie de evidencias que me hacen deducir que la mujer tuvo una gran

participación e influencia para que el cambio de un período nómada a la sedentarización

haya sido más pronto, participando directamente en el desarrollo de las primeras aldeas

en Mesoamérica hasta llegar a la construcción de grandes ciudades como Tenochtitlan.

Se han encontrado una serie de ofrendas de figuras femeninas, que representan el

ciclo vital, desde el nacimiento hasta la muerte de las mujeres, en las escalinatas de la

Pirámide de las Flores, construcción que forma parte del complejo arquitectónico

realizado por los antiguos habitantes de Xochitécatl, construido en la cima de un volcán

extinto, cerca del volcán La Malinche (Tlaxcala), que datan del año 600 a.C. (era

epiclásica).16

En ese lugar las mujeres de diferentes regiones se reunían cada 29 de septiembre,

único momento en que "el sol parece emerger de la boca del volcán de La Malinche en

el rostro dibujado sobre el horizonte" y que sólo se puede ver desde la parte más alta de

la pirámide. Este acontecimiento implicaba una ceremonia en que las mujeres

celebraban el acontecimiento de "dar vida": la madre tierra, la montaña sagrada, donde

se encuentran las fuerzas de germinación y crecimiento representadas por corazones y

serpientes, engendra al sol, a las plantas, a la vida. Las mujeres se identifican con este

acontecimiento porque ellas mismas pueden parir la vida y se unen sin discriminación,

en el hecho de ser mujeres, lo que se demuestra por la infinidad de estatuillas

encontradas en ese lugar, donde se muestra -por la posición, tipo de vestido y

ornamentos- que las mujeres, además de "dadoras de vida", podían ser oradoras,

sacerdotisas, dirigentas, guerreras y, seguramente, tener otros cargos más.

En esta época, mientras los hombres se encuentran cazando largo tiempo fuera del

grupo, las mujeres permanecen en las cuevas o habitaciones provisionales al parir y

alimentar a sus hijos; en ese lapso descubren la agricultura y la ganadería, tal vez

15 SEP, México Antiguo. Antología de arqueología mexicana, 1995, p.107. 16 Serra Puche, Mari Carmen y Karina R. Durán, “Las mujeres de Xochiquetzal, en Arqueología Mexicana. La mujer en el mundo prehispánico, vol. V, n. 29, México 1998, pp. 20-27.

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accidentalmente, pero después, por medio de la observación y la práctica, aprenden a

sembrar y a domesticar algunos animales; también realizan las primeras vasijas de barro

y sus primeras vestimentas.

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LLEGARON DESPUÉS DE MUCHO TIEMPO...

ORIGEN DE LA CULTURA AZTECA-MEXICA

Para hablar sobre el origen de mexicas, aztecas o acolhuas, nombres con los cuales es

conocido este grupo cultural, es necesario remitirse a la mitología y a la historia porque

ambas se encuentran fusionadas en la memoria oral, que se transmite de generación a

generación y, en su transcurrir, va mezclando los hechos históricos con las

interpretaciones míticas de los mismos, máxime si se habla de culturas donde no hay

fuentes escritas. Y aún en las fuentes escritas existen problemas de interpretación, sobre

cuándo y qué se considera mito o historia.

Los especialistas dicen que los documentos escritos más antiguos encontrados en el

valle de México, no van más allá del año 900.17 Esta fecha coincide con la llegada al

valle de México de los primeros grupos chichimecas que venían del norte, de una zona

extendida entre los actuales estados de Jalisco y Zacatecas, dirigidos por Mixcoatl.

La migración mexica aún presenta varias zonas oscuras, como por ejemplo el

nombre del lugar en donde comienza el éxodo, la fecha en que la iniciaron, además de

los nombres de sus dirigentes, a qué grupo pertenecían o cuál era la lengua en que se

expresaban. De ahí que no exista acuerdo entre investigadores. Hay quienes dicen que

salieron de la isla de Aztlán, como Wigberto Jiménez, que localiza Aztlán en la laguna

de Mezcaltitlán, lugar que se encuentra en el actual Nayarit y que tiene una isla que se

llama Aztatlán que significa "lugar de las garzas". Paul Kirchhoff, por su parte, dice que

se localiza entre Yuriria y Cortázar, al sur de Guanajuato; uno de los lugares de

Chicomostoc.18

17 Aunque existen otras culturas que estaban fuera del Valle de México que sí cuentan con documentos más antiguos, como los mayas. 18 Salvat Editores, Historia de México, t. 4, p. 706.

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Jiménez asegura que la etnia mexica es un grupo de Aztlán, de estirpe nahua,

perteneciente a los totorame que viven en la costa de Nayarit.19 Y Kirchhoff, de acuerdo

con sus investigaciones, afirma que mexitin-mexicas que vienen de Zacatecas y

Pátzcuaro, al pasar por Aztlán, arrastran a los atlacachichimecas, liberándolos de los

aztecos chicomostoques;20 en tanto que Carlos Martínez Marín tercia en que los

atlacachichimecas, como antes se conocía a los mexicas, salen de la isla de Aztlán,

situada en la laguna de Mezcaltitlán, y que eran tributarios de los aztlanecos.21

Una leyenda relata que, en el año 1111, salen del norte, de un lugar llamado Aztlán,

que significa lugar de las garzas, siete u ocho grupos nahuatlacas dirigidos por cuatro

sacerdotes que cargan un bulto. Uno de esos grupos eran mexicas que obedecen las

instrucciones dadas a los sacerdotes por su dios Huitzilopochtli, el cual les tiene

predestinado un lugar en donde encontrarán la señal: un águila posada en un nopal que

devora una serpiente. Cuando encontraron esta señal, con la dirección de Tenoch, sumo

sacerdote, construyen su ciudad llamándola Tenochtitlan.

Otra leyenda los hace salir de Chicomostoc, que significa lugar de las siete cuevas,

y en las fuentes escritas aparece un cerro con siete cuevas que pueden ser las siete tribus

chichimecas: malpantlacas, texcaltecas, cuauhtlinchantlacas, totomihuaques, zacatecas,

acolchichimecas y tzauctecas.22

La tira de peregrinación del Códice Boturini relata que salen de Aztlán, en el año Ce

Técpatl (uno cuchillo de pedernal, 1091), acompañados por ocho tribus, y llegan a

Coatepec en una primera etapa; en la segunda etapa, ya solos, parten de Coatepec a

Chapoltepec y la tercera etapa de Chapoltepec a Mixiutlan (lugar del parto).23

El mismo nombre de mexicas, aztecas o acolhuas, también tiene su dificultad para

explicarse. Podemos deducir que se llaman aztecas por el lugar de Aztlán; mexicas por

Mexitl, otro nombre de Huitzilopochtli, o por "metztli, la luna y el de xictli, ombligo o

centro (México que está en medio del lago o de la luna)"; Metztliapan era el nombre

19 Idem. 20 Ibid., p. 707. 21 Ibid., p. 694. 22 SEP, México Antiguo. Antología de Arqueología Mexicana, p. 224. 23 Cronología de la tira de peregrinación establecida por Wigberto Jiménez, en Historia de México, Salvat Editores, t. 4, p 701.

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antiguo de la laguna.24 Y acolhuas por considerarse descendientes de los toltecas que se

refugian en Culhuacán. Y el nombre de Tenochtitlan porque es el lugar del tenochtli

(nopal de tuna dura) y porque Tenoch se llama uno de su sacerdotes.

Si conjuntamos todas estas versiones, podemos decir que los mexicas-aztecas-

acolhuas son uno de los grupos chichimecas que vienen del norte del valle de México,

dirigidos por Xolotl, y que llegan al valle de México por los siglos XII-XIII. Vienen de

Aztlán-Aztatlan (lugar de las garzas), isla que se encuentra en la laguna de Mezcaltitlán,

de la región de Chicomostoc (lugar de las siete cuevas) localizado al norte u occidente

del valle de México, salen en el año 1091, 1111 o 1116 dirigidos por cuatro sacerdotes

cargando un bulto, haciendo un largo recorrido hasta llegar al lugar que el dios

Huitzilopochtli les ha prometido, construyendo su ciudad, Tenochtitlan, en 1325.

Carlos Martínez Marín, en Historia de México, considera que la cronología más

pertinente acerca de la migración, es la que maneja Wigberto Jiménez.25 Considera que

salen de Aztlán en 1111 y que en 1163 llegan a Coatepec donde encienden su primer

fuego. En 1215 ya están en el valle de México, en Apazco, y encienden su segundo

fuego. En 1267, en Tacpayocan, encienden su tercer fuego. En 1319 en Chapultepec

encienden el cuarto fuego. Desde 1111 a 1319 habían pasado cuatro ciclos de 52 años,

como rige el calendario azteca.

Los mexicas, por ser de los últimos grupos chichimecas en llegar al valle de

México, encuentran los lugares ocupados por los primeros chichimecas de Xólotl, como

Azcapotzalco (tecpanecas), Culhuacan y Coatlichan, por lo que piden permiso de

asentamiento a los señores de dichos lugares, como sucede en Chapultepec donde se

quedan más tiempo, llegando a encender cuatro fuegos; puede ser entre 1280 y 1323.

Encontrándose en Chapultepec, tecpanecas y acolhuas se unen para expulsarlos y

quedan como prisioneros de Achitometl, señor de Culhuacán; éste les presta tierras en

Tizapán donde sólo había alimañas, como las culebras, que les sirven de alimento. De

Tizapán salen corridos cuando, en una ceremonia, desuellan a la hija de Achitometl;

con la piel, visten a un sacerdote y cuando Achitometl se da cuenta, azuza a sus vasallos

para que los persigan y maten. Los mexicas huyen entre los tulares del pantano

24 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, p. 19. 25 Salvat Editores, Historia de México, t. 4, p. 701.

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adentrándose cada vez más en la laguna de Metztliapan, pasan por Mexicaltzingo,

Ixtacalco, Temazcaltitlan y Mixiutlan (lugar del parto) o Mixiuhcan (lugar del

alumbramiento).

En ese lugar, una de las mujeres da a luz y es cuando descubren el lugar prometido.

Prontamente, ganando terreno al lago de Texcoco, inician la construcción de la ciudad

de Tenochtitlan en 1325 y el templo del dios Huitziloppochtli de lodo y carrizos, que

era lo que se encontraba en los alrededores, actividades que dan inicio a la organización

social de población.

En la primera pintura del Códice Mendocino, aparecen l@s fundadores de

Tenochtitlan donde Tenoch ocupa un lugar especial, por lo que se considera que el

primer gobierno mexica fue teocrático. Es indudable que las mujeres estuvieron

presentes desde la salida de Aztlan hasta la llegada al valle de México y fundación de

Tenochtitlan. Silvia Terrazona26 menciona que uno de los cuatro dirigentes mexicas en

su peregrinación era una mujer llamada Chimalma.

Suponemos que, en la etapa de migración, las actividades cotidianas eran realizadas

a la par por hombres y mujeres y, seguramente, también los niños y niñas hacían lo

suyo. Las mujeres al igual que los hombres se proveían de alimentos, por medio de la

caza, pesca o recolección de frutas y semillas. El hecho de parir no significaba dejar de

hacer sus labores, que aún no eran consideradas como "propias de su género", y es

posible que su injerencia en el poder de decisión era similar a la del hombre porque la

familia, en esa época de peregrinaje, aún no existía como tal; asimismo, como no eran

propietarios de ningún bien material, no tenían necesidad de cuidarlos ni de darlos en

herencia.

Pero esta situación cambia cuando los hombres se van sedentarizando y adiestrando

más en las cuestiones guerreras, hecho que los obliga a estar más tiempo fuera de sus

primeras chozas, mientras las mujeres siguen dedicándose a la provisión de alimentos y

a producir los utensilios y equipos necesarios para la subsistencia. Los testimonios o

huehuehtlahtolli y los textos en náhuatl de Fray Bernardino de Sahagún dan idea de las

actividades de las mujeres prehispánicas.27

26 Terrazona, Silvia, La mujer mesoamericana, 1991. 27 Ver, “La mujer en el mundo prehispánico”, en Arqueología Mexicana, vol. V, n. 29, 1998, p. 15.

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También suponemos que muy cerca del final de la etapa de migración, se inicia el

gobierno patriarcal, según el mito del nacimiento del dios Huitzilopochtli. Cuenta la

leyenda que después de un largo peregrinaje llegan por las cercanías de Tula, que ya

había sido abandonada por l@s toltecas y se encontraba destruida; allí encuentran a una

viuda que tiene una hija y 400 hijos; al barrer, ella descubre una bola de plumas y la

guarda en su seno quedando embarazada. Los hijos, enojados por ese embarazo,

deciden castigarla pero Huitzilopochtli dándose cuenta de lo que pensaban hacer, nace

armado de un átlatl, un escudo y una serpiente de fuego, matando a su hermana

Coyolxauqui.

Esta leyenda mítica tiene un significante en su ideología religiosa, porque la viuda

representa a la tierra, su hija a la luna y los 400 hijos a las estrellas; al vencer

Huitzilopochtli-sol, vence a la luna y a la tierra, es decir, a la antigua cultura, con lo que

la figura de Huitzilopochtli adquiere mayor resplandor como representante del sol,

convirtiéndose en uno de los principales dioses. L@s mexicas sabiéndose elegidos por

ese dios tendrán la misión de no permitir que el sol se apague; de ahí surgirá el

sacrificio humano para alimentar al sol con la sangre de los sacrificados.

Para algunas especialistas, este mito simboliza la derrota de una cultura femenina

por el patriarcado: el hombre, representado por el dios Huitzilopochtli, vence a la mujer

representada por la diosa Coyolxauhqui, diosa de la luna y a Coatlicue, "madre de todos

los dioses, de la tierra, de la vida y de la muerte", que pierde su carácter de diosa

quedando solamente como madre del dios.

Retomando la etapa de migración, al encontrarse con la tierra prometida, l@s

aztecas inician la construcción de su ciudad en un espacio que pertenece a los

tecpanecas, pasando a ser tributarios. Aprovechando su actividad de guerreros, se

convierten en mercenarios de los tecpanecas, ayudando a Tezozomoc a expandir su

imperio.

En uno de los cantos que se encuentra en Los antiguos mexicanos, erudito trabajo de

don Miguel León Portilla, se lee: “Obtengamos piedra y madera, paguémosla con lo que

se da en el agua: los peces, renacuajos, ranas [...] Enseguida se pusieron a pescar,

atraparon, cogieron peces [...] y enseguida fueron a vender y a comprar”.28

28 León Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos, 1961, p. 84.

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Este pasaje nos da idea de las primeras actividades de la población mexica. Es de

suponer que también la mujer para subsistir se dedica a la pesca, a la recolección en un

principio y después al cultivo de plantas, tomando en cuenta que están rodeados por

agua. Máxime si son un pueblo subyugado y por lo mismo obligados a pagar tributos en

productos de su trabajo, conseguidos de la rapiña, consecuencia de la incorporación

como mercenarios en las guerras. Las mujeres tienen que pagar estos tributos

dedicándose a las actividades antes mencionadas y otras más seguramente, como lo

señalan los códices, que muestran a las mujeres sentadas, enseñando a sus hijas a tejer,

a hilar, a barrer, a moler, a echar tortillas.

Ya asentados en Tenochtitlan dice la historia que surgen problemas entre quienes

fundaron la ciudad por “la disputa de los envoltorios que encerraban la piedra preciosa

y los palos para sacar lumbre, ya disgustados porque no los distinguieron en la división

de la isleta; y capitaneados por Atlacuahuitl, Huicto, Opochtli y Atlacol, fueron a vivir a

otra isla, al norte de la de Tenochtitlan”.29 Es así como por el año 1337, la división se

consuma y el grupo disidente inicia la construcción de Tlatelolco, nombre que se le da

por ser "como montón de tierra".

En 1367 conquistan Culhuacan a favor de los tecpanecas. A la muerte del supremo

sacerdote Tenoch, en 1369,30 deciden nombrar a un tlatoani,31 heredero de la cultura

tolteca, y es así como eligen a Acamapichtli, descendiente del rey de Culhuacán. Por lo

mismo, los varones aztecas se unen con mujeres acolhuas, iniciándose un proceso de

transculturación, que da lugar al nacimiento del primer gobernante de los mexicas,

Acamapichtli, hijo de un mexica y una culhuacana, cultura ésta considerada como

heredera del bagaje cultural tolteca.

León Portilla asegura que “los aztecas empezaron a buscar mujeres entre las hijas de

sus vecinos. Así fueron emparentando con aquella gente de origen tolteca”,32 de ahí que

se consideren descendientes de la cultura madre. Desde ese tiempo se ve la importancia,

que tiene para el hombre, la mujer como transmisora de la cultura. Dentro de la cultura

29 Riva Palacio, Miguel, México a través de los siglos, p. 67. 30 Existe una diferencia de siete años con la fecha que maneja León Portilla en Los antiguos mexicanos, p. 86. 31 Término que significa gobernante supremo entre los mexicas. 32 León Portilla, Miguel, op. cit., p. 41.

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náhuatl se relaciona a la mujer con la agricultura, con la montaña (Tlalocan) fuente del

agua y de corazones (semillas) de donde sale la nueva vida, el fruto nuevo. La

particularidad más valorada en la mujer es la maternidad, de tal forma que si muere de

parto es divinizada y equiparada con los guerreros que mueren en batalla. La mujer

como dadora de vida es representada en diversas figuras donde aparece embarazada,

dando vida (serpientes), o con niños.33

Durante el gobierno de Acamapichtli,34 que duró entre 21 y 28 años, los mexicas se

dedican a la construcción de su ciudad y por medio de la caza y pesca de animales que

se encuentran en los alrededores, pagan los tributos a los tecpanecas. También

comienzan a ejercitarse en la guerra, como un medio de sobrevivencia en un principio.

En 1396 muere Acamapichtli y eligen a su hijo Huitzilihuit en 1397 (muere en

1417). Huitzilihuit se casa con una hija de Tezozomoc, señor de Azcapotzalco; esta

relación influye para que los tributos se mitiguen un poco y puedan disfrutar de una

relativa paz, ocupándose en la construcción de su ciudad , de los templos de sus dioses e

ir conformando su religión , mezcla de raíces toltecas con sus tradiciones y prácticas.

En 1417 sube al trono Chimalpopoca, nieto por línea materna de Tezozomoc.35 Es

en este periodo cuando Tezozomoc, señor de Azcapotzalco, reduce los tributos a los

mexicas; posteriormente, a su muerte en 1426, dos de sus cuatro hijos36 se enfrentan por

el poder. Gana Maxtla quien manda apresar a Chimalpopoca en 1428 por haber

apoyado a su contrincante y hermano Quetzalayatzin o Tayatzin, como lo nombran los

cronistas.

En 1418, por mandato de los tecpanecas, los mexicas conquistan Texcoco,

muriendo Itztlixochitl, padre de Netzahualcoyotl, quien sale de Texcoco.

En 1426 se elige a Izcoatl, hijo de Acamapichtli y, como consejero, a Tlacaelel

("cemenahuac tepehua", conquistador del mundo), cargo que conserva con los dos

siguientes emperadores: Motecuhzoma Ilhuicamina y Axayácatl.

33 Ver, “La mujer en el mundo prehispánico”, en Arqueología Mexicana, vol. V, n. 29, 1998. 34 Hijo del mexica Opochtli y de una culhuacana, Atotoxtli, México Antiguo, SEP, p. 26. 35 Bernal, Ignacio, Tenochtitlan en una isla, 1976, p. 139. 36 México a través de los siglos, p. 77.

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Es importante resaltar el reinado de Izcoatl porque fue en esta época cuando, por

consejo de Tlacaelel, se decide quemar los viejos libros donde la historia no los

favorece y se hacen otros libros donde se resalta una nueva historia como pueblo

elegido para gobernar todos los reinos y como cuidador del sol. Esta nueva visión

histórica les dará el fundamento mítico-religioso a su cultura. Con ella justifican la

guerra como medio para obtener prisioneros que servirán de tributo a Huitzilopochtli,

ya que con la sangre de los sacrificados el Quinto Sol no morirá. Para los mexicas, el

mundo había existido a través de varias edades o soles: la edad de la tierra, edad del

viento, edad del fuego y edad del agua.

En un pasaje de la recopilación de Cuauhtitlan, dice que estas edades terminan en

cataclismos para mejorar las especies vivas, es decir que la evolución se da en espiral:

en la primera edad los hombres son de ceniza y al terminar esta era quedan convertidos

en peces; en la segunda edad, los habitantes son gigantes pero débiles; en la tercera

edad quedan convertidos en guajolotes y en la cuarta edad en hombres monos.37 La

quinta edad o sol del movimiento, que se ha iniciado en Teotihuacan, llegará a su

término, pero los mexicas se encargarán de que esto no suceda por medio del sacrificio.

También en el gobierno de Izcoatl se inician algunas reformas que perduran mucho

tiempo. En el aspecto administrativo, para agilizar la solución de los problemas, se

forman consejos como el Tlatocan, formado por cuatro nobles o pipiltin, que son

quienes conceden títulos de nobleza a los capitanes más distinguidos en la guerra y

distribuye las tierras conquistadas.

En 1428 se liberan de Azcapotzalco e inician un periodo de mayor auge porque los

lugares conquistados son para ellos; además, se alían con Texcoco y Tlacopan,

formando la triple alianza en 1434.

En 1440 al morir Izcoatl, sube Moctecuhzuma Ilhuicamina, hijo de Huitzilihuit; es

en esta época cuando se inicia la construcción del Templo Mayor; es también cuando,

por consejo de Tlacaelel, el emperador manda que una comisión de sesenta

encantadores y hechiceros38 busque el origen de su pasado, el mítico Aztlán. Al regresar

la comisión dijo haber encontrado la región Chicomostoc; a las orillas de la laguna

37 León Portilla, Miguel, op. cit., p. 16. 38 Tibón, Gutierre, Aventuras de los azteca en el más allá, col. Duda, p. 129.

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encontraron un cerro torcido llamado Culhuacán y unas cuevas; se entrevistaron con

Coatlicue, madre de Huitzilopochtli quejándose de que su hijo no hubiera vuelto, ya que

cuando se fue le dijo "madre mía, no me detendré mucho en dar la vuelta, luego

volveré".39 Y habían pasado casi 400 años (es posible que éste sea el origen del dicho

mexicano: “ahorita vuelvo”). Hay que resaltar aquí la importancia que tiene para el

emperador Motecuhzuma Ilhuicamina conocer sus raíces.

Entre 1450-1454 sufren una sequía, logrando sobrevivir gracias al maíz de los

totonacas, adquiriendo interés esta región que posteriormente conquistan en 1463

pasando a ser los totonacos tributarios de los mexicas.

En 1468 Tlacaelel delega el gobierno que tenía, al morir Motecuhzoma, a

Axayacatl, hijo de Tezozomoctli, nieto de Izcoatl; en su reinado conquistan Tlatelolco

en 1473 y continúan las conquistas de otros señoríos. Es posible que la muerte de

Tlacaelel haya sucedido entre 1478 y 1480. En 1481 al morir Axayacatl, gobierna su

hermano Tizoc; a su muerte gobierna su hermano Ahuitzotl en 1486, que termina la

construcción del Templo Mayor y el imperio abarca lo que es ahora Guerrero, Oaxaca,

Chiapas, Guatemala, Puebla, Veracruz; sólo faltaban Cholula, Huexotzingo y cuatro

cabeceras de Tlaxcala.

En 1499 la ciudad sufre una de las primeras inundaciones como consecuencia de la

construcción del acueducto que trae las aguas de los manantiales que pertenecen al

señorío de Coyoacán, y es tal la cantidad de agua que pronto se llena el lago, de tal

forma que se desborda inundando la ciudad y destruyendo casas. Dicen las crónicas que

la población, al igual que la familia imperial, salen de sus casas con tanta prisa que “el

mismo emperador de México fue víctima de esa inundación, pues habiendo entrado el

agua en su aposento y saliendo precipitadamente por salvarse, se dio contra una puerta

baja tan terrible golpe en la cabeza que sus resultados fueron la causa de su muerte”.40

En 1502 asume el poder Moctecuhzuma Xocoyotzin o Moctezuma II, gobernando

hasta el inicio de la conquista española. En 1519 llegan a Moctezuma las primeras

noticias del regreso de Quetzalcóatl y, a partir de ese momento, se inicia un nuevo

capítulo en la historia de México.

39 Ibid., p. 23. 40 México a través de los siglos, p. 356.

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Cuando los mexicas se establecen en Tenochtitlan y la guerra es una actividad

necesaria para su permanencia y sobrevivencia en ese lugar, cambia la participación de

las mujeres. Aunque su participación como sujetas de la historia ya se encuentra

opacada, seguramente habrían algunas mujeres guerreras, a pesar de que se considere

actividad de hombres. Aquí es cuando se enfatiza más la división de trabajo por género

porque ya existe el precedente del concepto familia, base de la organización en calpulli.

Además, el conocimiento de la agricultura y la domesticación de animales nos da idea

de que ya existían bienes que cuidar.

El reparto del poder y la herencia del trono se da por línea paterna, los hijos de los

monarcas son los siguientes herederos del trono. En tanto, las mujeres eran utilizadas

como intercambio con otros grupos y destinadas, de esta manera, para el fortalecimiento

de las políticas de alianza. Así, no se puede dejar de lado la importancia de las mujeres

como transmisoras de la cultura, como se dio en diferentes etapas del desarrollo cultural

mexica.

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MANOS A LA OBRA

LA CIUDAD DE TENOCHTITLAN Y SU POBLACIÓN EN 1519

Cuando las fuerzas españolas llegan a Tenochtitlan, el imperio mexica se encuentra en

su máximo esplendor; sus dominios se han agrandado, abarcando los territorios actuales

de los estados de México, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Morelos, Guerrero, Oaxaca,

Chiapas, al igual que otros territorios como Guatemala y Belice.

La ciudad ha crecido. Las elementales aldeas hechas de carrizo y lodo del comienzo,

se han transformado en una serie de construcciones firmes, hechas de piedra, tezontle,

cal y arena, ocupando una superficie en forma de cuadrado de alrededor de 3 km. por

lado, con una superficie de mil hectáreas, aproximadamente.41 Rojas maneja una cifra

de 13,5 km cuadrados de superficie, dato que le servirá para calcular la densidad de la

población, cantidad que, hasta la actualidad, provoca discrepancias entre los

especialistas.42

El conquistador Hernán Cortés, observando la ciudad desde lo alto del teocalli de

Tlatelolco, escribió:

De allí vimos las tres calzadas que entran a Méjico que es la de Istapalapa, que fue por la que entramos

cuatro días hacía, y la de Tacuba, que fue por donde después salimos huyendo la noche de nuestro gran

desbarate [...] y la de Tepeaquilla.43

En efecto, los mexicas, para facilitar el transporte humano y de mercancías, han

construido calzadas y, a la par, canales por donde pueden transitar y trasladarse, ya sea

a pie o en canoas, con facilidad.

41 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, FCE, p. 25. 42 Rojas, José Luis, México Tenochtitlan. Economía y Sociedad en el siglo XVI. 43 Soustelle, Jacques, op. cit., 28.

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Estos canales y calzadas parten del centro de Tenochtitlan hacia los diferentes puntos

cardinales:

En el norte se encuentra la calzada de Tlatelolco llegando hasta el Santuario de

Tonantzin en el Tepeyac, hoy Calzada de los Misterios.

Por el sur, parte una calzada que se divide en dos ramales: por el suroeste, llega a

Coyoacán y por el oriente llega a Iztapalapa, hoy San Antonio Abad y Tlalpan.

Al poniente, parte una del centro, uniendo la metrópoli con el señorío de Tlacopan, de

donde se puede llegar a Texcoco por medio de canoas.44

También la traza de la ciudad tiene cuatro secciones, con base en los cuatro puntos

cardinales, cada uno orientado hacia los cuatro rumbos del universo, partiendo del

centro, donde se encuentra el Gran Teocalli:

Norte o noroeste: Cuepopan (lugar donde se abren las flores), lo que es ahora el barrio

de Santa María la Redonda.

Oriente o sureste: Teopan (el barrio de dios, es decir del templo), posteriormente

barrio de San Pablo.

Sur o suroeste: Moyotlan (lugar de los mosquitos), allí desembocan las calles y los

canales en los pantanos que se llamarán en la época colonial, Ciénega de San Antonio

Abad y Ciénega de La Piedad.

Poniente o noreste: Aztacalco (casa de las garzas)45 o Atzacoalco (en el lugar de la

compuerta)46 que en la época colonial será el barrio de San Sebastián.

Tienen grandes construcciones, entre ellas los sitios más importantes son el Gran

Teocalli o Templo Mayor, constituido por 78 edificios, enfrente del cual se encuentra el

palacio de Axayacatl y, frente a la Gran Plaza, el palacio de Moctezuma, en lo que es

ahora el Palacio Nacional.

44 Cfr., Historia de México, Salvat, p. 148; Soustelle, J., op. cit., p. 31; Orozco y Berra, Historia de la Ciudad de México, p. 27. 45 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 27. 46 Salvat Editores, op. cit., p. 848.

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Además del Gran Teocalli hay otros centros ceremoniales de menor tamaño y

edificios oficiales como la casa de las Águilas, los Calmecac, los Tlacochcallis o

arsenales. Con el fin de contar con agua potable, también han construido acueductos

desde Chapultepec hasta el Palacio Real.

La mayoría de las casas son de tezontle, adobe, piedras y vigas pintadas de blanco

con cal. Tienen el suelo elevado, algunas tienen un segundo piso, principalmente las

casas de los nobles. La construcción más importante y elegante es el palacio del rey

Moctezuma. Las casas pertenecientes a la clase de los macehualtin son de adobe, de un

solo piso, con azotea o terrado. Las puertas y ventanas, que dan a un patio interior, se

cierran con petates.

La población mexica ama a la madre naturaleza, a las plantas y a los animales. En

los patios y terrazas cultivan flores; todas las casas cuentan con un jardín pequeño o

grande, según sea la clase a la que pertenecen. En sus corrales cuentan con animales

domésticos; algunos son comestibles como los conejos, los perros, el totolin; otros son

de compañía y adorno como los pericos y las guacamayas. Se vive poco dentro de la

casa y mucho fuera de ella.47

LA POBLACIÓN

Hablar sobre la cantidad de habitantes que tiene la ciudad de Tenochtitlan en la época

del arribo español, es difícil; no hay información sobre cantidades dadas por los

primeros españoles que llegaron y vieron la ciudad; solamente comparan, como Hernán

Cortés, quien dijo que era tan grande como Sevilla y Córdoba. Aún no existe acuerdo

entre los especialistas y, así, los datos que se tienen son muy diferentes los unos de

otros; se manejan cifras que van de los 3 millones a 30 mil o de 2 millones a 2 mil;

Bartolomé de las Casas dice que había 50 mil casas, 200 mil familias y un millón de

habitantes48 y Antonio de Solís dice que había "sesenta mil familias de vecindad".49

47 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 134. 48 Rojas, José Luis, op. cit., p. 59. 49 Solís, Antonio de, Historia de la conquista, Porrúa, México 1973, p. 166.

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Por los datos que maneja Gibson de 21636 tributarios en 1560, Rojas supone una

población de 250 mil a 400 mil habitantes en Tenochtitlan-Tlatelolco en 1519.50

Soustelle, por su lado, maneja una cifra de entre 80 mil y 100 mil casas y de 560 a 700

mil habitantes. Admitiendo que las casas albergaran de cuatro a diez personas, como

dice Torquemada, deduce un promedio de siete personas por casa; al respecto, escribe

que:

Se puede admitir que Tenochtitlan-Tlatelolco tendrían de 80,000 a 100,000 hogares de siete personas, o

sea una población total de 560,000 a 700,000 almas. Digamos que esa población era seguramente

superior a 500,000 personas y probablemente inferior a 1,000,000.51

Pilar Gonzalbo, citando a Cook y Borah, nos dice que en 1521 había en

Mesoamérica‚ doce millones de mujeres indias, las que posteriormente se redujeron a

600 mil en el siglo XVII; además, durante los tres siglos siguientes llegaron unas

cuantas mujeres españolas y 80 mil negras traídas de África.

A pesar de la no concordancia de las cifras acerca de la cantidad de población que

habita la ciudad de Tenochtitlan, es inegable que era la más poblada de toda

Mesoamérica, tal y como lo sigue siendo en la actualidad.

Resulta asombroso que, desde 1325, cuando los mexicas llegaron a un lago donde

sólo existían peces y otros animales propios del medio, sólo habían pasado 194 años, y

91 desde que logran su independencia de los tecpanecas. Sobre ese lago habían

construido, según dicen los mismos conquistadores españoles, una ciudad de

encantamiento, con una población enorme que cuenta con los servicios propios de una

ciudad de esa época.

También resulta asombrosa la coincidencia entre el máximo esplendor alcanzado

por la cultura mexica y la fragilidad de la relación con los pueblos sometidos, situación

que desencadenará la debacle de la conquista.

50 Ibid., p. 61. 51 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 27.

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EL PROBLEMA DE LA "AUTORIDAD" DE LAS

MUJERES

NO SOMOS IGUALES. ORGANIZACIÓN SOCIAL

Los mexicas, según Carlos Martínez Marín, tenían una división social de trabajo basada

en las tareas realizadas por los hombres y jóvenes, y las de las mujeres, consistente en

labores complementarias, éstas “cargaban la impedimenta”.52

Esta primera división social construye el género femenino entre los aztecas, ya que

las mujeres, independientemente de su estatus, fueron segregadas de ciertas actividades

y sólo realizaban las "complementarias". Dentro de ese contexto, la mujer también era

considerada como un complemento y, por lo mismo, su quehacer es tomado de esa

manera. En efecto, la situación de la mujer mexica en el momento de la llegada de los

españoles era de discriminación hacia algunas actividades, principalmente las derivadas

de la guerra y de la religión, las cuales eran las que otorgaban mayor poder político,

religioso y económico.

Aunque la mujer mexica realizaba un sinfín de actividades, existía una

discriminación; por citar un ejemplo, las mujeres podían ser sacerdotisas, pero no tenían

el mismo poder que el hombre e incluso sus tareas consistían en cuidar el santuario, o lo

que es lo mismo, barrer, limpiar, sacudir. Pero, seguramente esta situación no fue la

misma en la etapa de peregrinación y en los primeros años de la construcción de su

ciudad y de su cultura; hombres y mujeres realizaban las mismas actividades, todos

participaban, porque las condiciones así lo exigían. En esta situación las mujeres podían

52 Martínez Marín, Carlos, en Historia de México, Salvat, p. 703.

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ser dirigentas, como Chimalma, uno de los cuatro personajes que aparecen en los

códices de la peregrinación.

Cuando recién llegan a la tierra prometida, su organización se basa en el calpulli,

que es una agrupación de familias donde predomina el parentesco y los problemas que

surgen son resueltos de forma colectiva, así como colectivo es el reparto del producto

de la tierra. En este estadio no es notoria la estratificación social y económica, porque

todos cuentan con un pedazo de tierra, con que se mantienen, y trabajan la propiedad

comunal, de donde salen los productos necesarios para pagar los tributos y otras

necesidades como las ceremonias en honor a sus dioses.

Cada calpulli tiene a un responsable político que es el encargado de resolver, junto

con los demás, los problemas que surjan y un responsable religioso que interpreta los

mandatos del dios. Las diferencias sociales no son tan marcadas puesto que toda la

población participa en el trabajo de la tierra y, cuando es necesario, hombres y mujeres

de todas las edades pelean. No hay mucha riqueza que disputar, situación que cambia

conforme van adquiriendo mayor poder.

Así, mediante alianzas políticas con sus vecinos y por la guerra, los mexicas

obtienen bienes como esclavos y otros tributos que se acumulan de manera particular y

se instala la transmisión por herencia de los cargos políticos, principalmente hacia los

hijos varones. La mujer es segregada al espacio privado y sólo realiza determinadas

actividades, con algunas excepciones.

Conforme el grupo cultural va adquiriendo mayor importancia política, económica y

social, también su organización social va haciéndose cada más compleja. Hay más

cargos y más rangos y la diferencia económica y social se hace más distante de un

grupo al otro.

A medida que la ciudad crece, se amplían las actividades y se van especializando;

aparecen grupos sociales que sólo se dedican a una rama particular de la producción. De

esta manera, entramos a una sociedad jerárquica y estratificada.

La estratificación social se hace notoria con la construcción de Tenochtitlan en

cuatro secciones, división que tiene un carácter administrativo y gubernamental. Es una

red jerárquica superpuesta a todos los calpulli; cada sección tiene su templo y su jefe

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nombrado por el gobierno central y no poseen tierra. En cambio el calpulli elige a su

jefe y posee su propia tierra.

Se puede decir que la sociedad mexica está dividida en dos grandes grupos: pipiltin

y macehualtin; esta división social se proyecta en todos los aspectos de la vida social,

religiosa, política, cultural. Se observa en la actividad laboral, en la casa habitación, en

la alimentación, en el vestido y el ornato, en las costumbres; en fin, en todos los

aspectos de la vida terrenal y también más allá, después de la muerte.

Difícilmente alguien puede ascender otro nivel; a lo sumo, puede obtener por medio

de la guerra algunos privilegios, pero no cambia su condición, sigue siendo el mismo.

Por el contrario, puede descender en la escala social por diversas circunstancias.

Pipiltin es la clase noble, la que posee superioridad de casta, prestigio, riqueza y

dominio; sus integrantes tienen todos los privilegios, la riqueza y los cargos. Viven del

trabajo de los y las macehuales, quienes se ven obligados a pagar tributo. Los pipiltin

"ocupaban los principales puestos de la organización social, ya sea en la administración,

civil, en el ejército o en el sacerdocio".53

En este grupo también hay jerarquías. En orden de importancia, en el primer lugar

está el Huey Tlatoani, el representante más alto del imperio con poder civil, militar y

religioso. En la organización militar se ubican los tlacatecuhtli; después vienen los

tlatoques que son los tlatoanis de las otras ciudades y una de sus actividades es

centralizar los tributos de su área de influencia. Posteriormente están los tetecuhtin, un

linaje de los nobles. El tecuhtli es un cargo que ocupa el jefe de un teocalli o casa

señorial. Quienes habitan ese teocalli se llaman teocalleques. Luego siguen los jefes del

calpulli llamados calpulleque que, a su vez, tienen a un grupo de asesores ancianos

llamados huehueques.

El segundo grupo, conocido como macehualtin, son pobladores que no son nobles ni

tienen cargos políticos, militares o religiosos, pero que conforman la mayoría de la

población, el pueblo. Son trabajadores, productores de la riqueza que casi no poseen

nada, sólo su fuerza de trabajo. Pueden ascender a otro nivel por méritos en la batalla,

llamándose cuacuauhtin, quahpipiltin (nobles guerreros águilas) y sus hijos adquieren el

titulo de pillis. Dentro de este grupo también hay categorías y así tenemos a los

53 Ibid., p. 87.

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tlamemes o tamemes, cargadores que difícilmente pueden ascender a otro nivel; luego

están los mayeques o tlalmaitl, poseedores de manos o brazos, pueden rentarse a un

señor noble o ser artesanos o comerciantes.

Cuando se conquistan tierras de grupos aledaños, se distribuyen entre los pillis y

quienes antes trabajaban esas tierras comunales, lo siguen haciendo para los pillis.

Finalmente tenemos a los tlacohtli, tlatlacoliztli, o sea, esclavos, que lo son por

"coacción de derecho"54 o por voluntad propia o familiar; es decir, los cautivos

producto de una batalla, los deudores que pagan con su persona o con la de sus

descendientes, o por haber cometido un delito. Pueden tener propiedades, casarse con

personas libres y sus hijos al nacer, son libres y ellos pueden comprar su libertad.55

También están los mamaltin o cautivos de guerra que tienen un destino superior: el

sacrificio a los dioses. Por último están los tlatlacohtin de collera o desahuciados, no

importando que sean hombres y mujeres.

Una clase aparte la constituyen los comerciantes, llamados pochtecas, que no son

pipiltin ni macehualtin; es un grupo intermedio que, si bien no tiene nobleza, sí acumula

riquezas. Dentro de este grupo también hay categorías, dependiendo de la actividad

comercial a la que se dediquen.56 Algunos estudiosos incluyen a los amantecas

(artesanos y artesanas) entre los pochtecas, por la relación cercana que existe entre

ellos, dado que mientras es amanteca el que produce el objeto, el pochteca se encarga

de venderlo.

Ahora bien, todas estas divisiones sociales son notorias porque abarcan el barrio

donde viven, la casa que habitan, el vestido que portan, los ornamentos de su persona,

de la casa, la alimentación diaria, las ceremonias que realizan, la actitud; y se da desde

que nacen hasta que mueren. Y más allá, porque después de la muerte, dependiendo del

grupo social a que pertenezcan, se van a lugares diferentes: unos se van al Tlalocan y

otros al Mictlan.57

54 Ibid., p. 794. 55 Rojas, José Luis, México Tenochtitlan. Economía y sociedad en el siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1995, pp. 86-92. 56 Ibid., pp. 224-229. 57 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, pp. 113-114.

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En cuanto al comportamiento, las madres son las encargadas de educar a las hijas y

así podemos oír como una madre aconseja a la hija, diciéndole:

Recuerda la autoridad paterna, tu origen noble, viste con discreción, sin mucho adorno, para que no

parezcas una prostituta. La prostituta se pinta los dientes, mastica chicle, lleva el pelo largo y suelto,

enseña las piernas, se contonea, anda levantando la cabeza, hace señas con la mano, guiña los ojos.58

[...]

Pero no vistas tan humilde para que te confundan con las macehualtin; no hables ni muy alto ni muy bajo;

no camines ni muy aprisa ni muy despacio, sino moderado; no andes con la cabeza gacha ni encorvada,

pero tampoco muy erguida; no voltees la cabeza de un lado a otro; cuando mires a la gente no pongas

cara ni de enojo ni de risa y no te pintes, anda muy limpia, no te enojes ni digas malas palabras, eso lo

hacen los macehuales que se insultan y pelean a cada rato.59

58 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la familia, Antologías Universitarias, Instituto Mora, México 1993, p 452. 59 Ibid., p. 450.

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Y POCO A POCO

ECONOMÍA Y TRABAJO

Una vez construida la ciudad de Tenochtitlan, con una organización social estratificada

y jerárquica -hablamos de los años posteriores a 1325-, la actividad laboral también se

había diversificado y dependía tanto del grupo social al que se pertenecía como al

género. Existían actividades específicas del género masculino, como la militar y la

administrativa, aunque algunos testimonios se refieren a mujeres guerreras. Por lo

general, hombres eran los que ejercían las actividades públicas, es decir, las

relacionadas con la administración civil, con el ejército y con el sacerdocio.

Conforme crece la ciudad, crece la población, se hace más compleja la organización

y se multiplican las actividades laborales. También la economía cambia porque las

diferentes funciones públicas y privadas se ejecutan de acuerdo con el estrato social al

que pertenecen. A los pipiltin les corresponden las actividades militares, administrativas

y de culto, en tanto la clase macehualtin está dedicada a la agricultura (cultivan la tierra

en forma de chinampas o jardines flotantes)60, también se ocupan del comercio,

artesanías y otros oficios, al igual que las actividades de caza y pesca.

Los oficios y artesanías son variados, tales como "pintores, lapidarios, carpinteros,

albañiles (tlaquilqui), encaladores, oficiales de plumas, oficiales de loza, hiladores y

tejedores".61

Además, el sexo es un elemento importante para marcar las actividades a las que

pueden dedicarse. Como apunta Pilar Gonzalbo, “en la sociedad prehispánica había una

60 Rojas, José Luis, México Tenochtitlan. Economía y Sociedad en el siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1995, p. 134. 61 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, pp. 76-77.

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división muy estricta de las tareas que correspondían a cada uno de los sexos, a tal

punto que relacionar a un hombre con el metate se hacía para expresar sarcasmo.62

Con respecto a las mujeres, hay tareas generales que se realizan con independencia

del grupo social al que pertenezcan, como la enseñanza a las hijas o hilar y tejer, pero

existen un sinfín de actividades que sólo realizan las macehualtin como el hilar y tejer

para otros, echar tortillas para vender en el mercado, cultivar la tierra, cazar y pescar.

Dice Pablo Escalante63 que las actividades básicas son tres: hilar, tejer y moler en el

metate, ocupaciones que obligan a la mujer a permanecer sentada frente a los

instrumentos, en una posición especial para realizar dichas actividades. Así, las mujeres

debían “plegar las piernas y sentarse sobre sus talones. Los empeines quedaban

directamente en contacto con el piso y expuestos al roce producido por el ir y venir del

tronco y los brazos".64

Una macehualtin difícilmente podrá ser sacerdotisa, y sólo las hijas de los pipiltin

recibían una educación especial en los templos, consistente en realizar ofrendas y la

ejecución de labores propias de su sexo; salían de ahí cuando tenían edad para casarse.65

Al tiempo que la sociedad crece y se hace más compleja, también las actividades de

las mujeres macehualtin se multiplican, porque aparte de preparar los alimentos (moler

el maíz en el metate, hacer las tortillas, cocer los frijoles, moler el chile y el tomate en

el molcajete, preparar el atole de amaranto) debían cuidar y educar a los hijos, dedicar

un rato para moldear el barro y hacer sus ollas, comales, platos y otros objetos

necesarios para la cocina; un tiempo importante lo ocupan para hilar y tejer la

vestimenta de la familia.

También realizan las labores del campo como sembrar las semillas con la coa,

cuidar los sembradíos y cosechar. Además se ocupan de la caza y la pesca, para agregar

alimentos a la dieta familiar. También son curanderas y enfermeras cuando algún

familiar o vecino requiere de sus cuidados.

62 Gomzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, México 1996, p. 444. 63 Escalante, Pablo, “Sentarse, guardar compostura y llorar entre los antiguos nahuas”, en Gonzalbo A, Pilar y Cecilia Rabel Romero (coords.), Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, México 1996, p. 443. 64 Gonazlbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 443. 65 Rojas, José Luis, op. cit., p. 190.

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Los recursos naturales con que cuentan son abundantes. Poseen buenas tierras para

el cultivo de diferentes especies vegetales. Están rodeados de agua (lagos, ríos y

manantiales) de donde se abastecen de alimentos acuáticos de diferentes especies;

además, en los lagos se construyen las chinampas66 dedicadas al cultivo. Una fauna

diversa, domesticada y salvaje, provee de la carne necesaria para la alimentación, al

igual que algunas clases de insectos comestibles.

Todo esto se comercia en los tianguis, que son una muestra de los recursos con que

cuenta la ciudad. Ahí se exhiben todas las especies animales, vegetales, cultivados,

cazados y pescados, así como las artes manuales y culinarias de la población.

MERCADO

El mercado (tiyantiztle), hierve de gente que se mueve constantemente de un lugar a

otro. Centro de convivencia de la diversidad, en él se rozan los pipiltzin con los

macehuales. Los mercaderes, clase intermedia entre ambos polos, vienen de diferentes

lugares, hablan diferentes lenguas y visten de distinta forma. Hay totonacas,

tlaxcaltecas, otomíes y de otros grupos.

Está dividido en barrios y en cada uno se intercambian productos diferentes. ¡Qué

de colores se ven en los puestos! El chile en diferentes tonalidades de verde, el blanco

de la sal. Hay frutas de diferentes formas y sabores, verduras que se cosechan en las

chinampas, centli (mazorca de maíz), tlaulli (maíz desgranado), tloctli y miyauatl

(elote), chiyan; aves, como guajolotes, palomas, codornices; otros animales como

conejos, venados, perros, tuzas, peces de agua dulce y salada. En otros barrios se

mercan ropas de algodón con hermosos bordados y tejidos, un sinfín de plantas

medicinales y piedras curativas; también se comercia madera, tablas, leña, plumas de

aves de hermosos colores; metales como el oro y plata, y el cacao que se utiliza como

moneda, o las mantas pequeñas que llaman patolt coachtli. La mayoría realiza “las

compras” por medio del trueque o intercambio de mercancías.

66 Isla pequeña, estacionaria y artificial construida con troncos y limo, sobre la cual se cultivan flores y verduras. Es característica de los lagos del Valle de México (Diccionario Academia Enciclopédico, Fernández Editores, México 1996).

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El comercio se ha expandido y va adquiriendo mayor importancia, de tal manera

que los que se dedican a esa actividad forman la clase intermedia entre los nobles y los

del pueblo. Tienen ritos religiosos propios y viajan constantemente por lo que, a veces,

se encargan de servir como embajadores o espías del tlatoani.

Por aquí vemos a los pipiltin haciendo arreglos con los lapidarios, pintores,

carpinteros y albañiles (tlaquilqui) para que les construyan otra casa, o a los sacerdotes

menores hablando con los pintores (tlacuilos) para que hagan arreglos en el templo del

dios Huitzilopochtli y al escribano para que registre alguna observación astral. Allá se

ve a los petateros (petlachiuhqui) que tejen las hojas de palmas y el tule para realizar los

petates (petlatl), y los asientos (icpalli) que l@s pipiltin compran. Más adelante están

los cesteros que trabajan con juncos y madera que cortaron cerca de los lagos, y a las

que añaden cuero, las hermosas canastas (chiquihuites), cestos (icpalli), capas (tanatlis)

y petacas (petlacalli) femeninas.

Los alfareros (zoquichiuhqui) ofrecen diferentes objetos de loza, barro y madera.

Vasos, jícaras (xicallis), tecomates (tecomatl), comales, braceros, molcajetes, que

algunas macehualtin se llevarán a sus casas para cocinar ricos guisados que luego

venderán en el mercado. Pero, antes compran al mecapalero (mecapalchiuhqui), unos

mecapales para poder llevar sus compras.

Las doncellas se preocupan por encontrar el lugar de los jaboneros (amolchiuhqui),

que fabrican jabón del fruto del copalxocotl, llamado árbol del jabón, y de la raíz de la

saponaria, que usan todos los días para bañarse, vieja costumbre de higiene. Estos

jabones engrosarán el mecapal, donde ya hay hermosos huipiles bordados y tejidos con

hilo de algodón, hechos por las tejedoras, hilanderas y costureras totonacas que tienen

gran prestigio por hacer los tejidos más hermosos y los bordados de colores más

brillantes, claro, sin olvidar algunos ornamentos realizados con hermosas plumas de

aves y de joyas creadas por los orfebres. En otro sector, algunas personas, por lo general

pipiltin, adquieren sus sandalias a los curtidores de cuero que las hacen con las pieles de

diferentes animales.

Allá, los aceiteros (chiamachiuhqui) ofrecen el aceite que fabrican exprimiendo la

semilla de chía. Más adelante vemos a un grupo de otomíes resaltar por la blancura del

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producto que venden: son los salineros que traen desde muy lejos la sal que las mujeres

utilizan para conservar la carne o para condimentar los frijoles.

En la sección de las carnes, nos acercamos a l@s totonacas que también resaltan por

la blancura, pero no del producto sino de su vestimenta. Tienen fama de portar las

vestimentas más blancas, limpias y de buen olor. Su producto, en sí, es bastante fuerte,

nos transporta de inmediato al mar, al sol y la arena; vemos apiladas en orden diversas

especies marinas, peces y moluscos que traen desde el Pánuco. Más allá están algunas

macehualtin vendiendo carne de totol, de perro, conejo y aún queda algo de venado, la

carne de codorniz se acabó ya.

En la sección de semillas, lo más comerciado es, por supuesto, el maíz; después

viene el frijol y el amaranto (huautli), que ocupan para hacer atole y pan. Una anciana

macehualtin busca a los navajeros (itzcopeuhqui), capaces de hacer filosas y precisas

navajas de obsidiana. Necesita comprar una navaja para cortar el cordón umbilical de

los recién nacidos o, a lo mejor, para cortar al feto que no pudo salir del vientre de la

madre.67

Los pipiltin que participarán en su primera batalla miran absortos a los tlapetzoani

que bruñen el papel, las mantas u otros objetos parecidos; a los orfebres que realizan

objetos de metal: cobre, latón, estaño, oro y plata; a los plumeros (amantecatl) que

realizan los vestidos de los nobles, sacerdotes y guerreros, y los penachos de los jefes

con plumas preciosas de diferentes aves; y a los lapidarios que trabajan las piedras

preciosas como esmeraldas, turquesas y chalchihuite, todas de color verde. Se imaginan

la vestimenta que portarán en la guerra, los penachos de hermosas plumas de diversos

colores, escudos de piel pintados con colores intensos, como el del tinte que se obtiene

de la cochinilla.

Por otro lado, los salineros, que vienen de lejanas tierras del señorío mixteco, hacen

trato con los pescadores del Pánuco porque éstos necesitan la sal para que no se les eche

a perder su pesca.

El calor es intenso y así las y los jóvenes macehualtin se acercan al puesto de las

sabrosas y frescas aguas de chía. Ancianas y ancianos saborean el néctar de los dioses,

el pulque (octli), bebida prohibida para la mayoría de la población que sólo ellos

67 Terrazona, Silvia, Mujer mesoamericana, p. 65.

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pueden beber (y uno que otro transgresor). Su venta es restringida y sólo es permitida

cuando se utiliza para las ceremonias y en esos casos se pueden observar a las y los

mayores disfrutar el octli y, a intervalos, fumar tabaco en pipas o canutos, al tiempo que

discuten algún tema de interés familiar.

LOS TRABAJOS DE LAS MUJERES

La estratificada sociedad mexica también se caracteriza por la división sexual de

trabajo. La mujer cihuapilli goza de los privilegios de la nobleza, aunque no pueda

ocupar cargos públicos o políticos. Se dedica al cuidado de su casa y de sus hijos, a la

costura y al tejido, pero cuenta con el servicio de las otras mujeres cihuapipiltin que

realizan todos los trabajos de la casa. Maestras se encargan de educar a las niñas en la

casa o en la escuela y son las transmisoras del lenguaje, costumbres y tradiciones.

A su servicio, también están las cocineras, las molenderas, las tortilleras:

Las mujeres con abanicos tejidos, soplan el fuego que dormitaba entre las piedras del hogar y después‚

arrodilladas ante el metlatl, de piedra volcánica, comienzan a moler el maíz. El trabajo cotidiano se inicia

con el ruido sordo de la mano del metate: así ha ocurrido durante milenios. Un poco más tarde, se

escucha el palmoteo rítmico que producen las mujeres al aplastar entre sus manos, con pequeños golpes,

la pasta de maíz para confeccionar las tortillas ( tlaxcalli ).68

A ellas se suman las panaderas que afanosamente amasan la harina del amaranto o

del camotli para hacer ricos panes que cocerán en el horno hecho de lodo y piedra

fabricado por las mismas mujeres.

En otra estancia de la casa se encuentran las tejedoras, labraderas, hilanderas y

costureras con chiquihuites llenos de manta, de hilos de algodón, de pelo de algunos

animales como el conejo y de diferentes colores de cochinilla, que utilizan para tejer,

hilar y teñir las mantas que se convertirán en hermosas vestimentas para la familia o

para la venta. Algunas mujeres prefieren llevarse los petlacallis llenos de mantas a sus

casas para estar más tiempo con sus hijos, pero hay otras que no tienen opción, tienen

68 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 128.

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que quedarse ahí porque son cautivas de guerra y por no ser hermosas ni vírgenes como

las cihuapipiltin, no son destinadas al sacrificio de los dioses.69

Todas las macehualtin trabajan desde el amanecer hasta el anochecer,

desempeñando diferentes actividades relacionadas con el cuidado de los hijos y de la

casa, incluidas la cría de animales y las actividades de la labranza. Administran los

bienes de la familia, siguiendo una costumbre, según la cual, como describe Landa,

desde que se casaban recibían del marido cinco mantas (moneda) con las que realizaban

las compras de la casa.70

El arte de las tejedoras parece ser que vino del este; eran mujeres las que fabricaban

los vestidos de lujo. Los tejidos más hermosos y los bordados de colores más brillantes

venían de la tierra de los totonacas y huastecas, que llegaban a miles en cargas a

Tenochtitlan como impuesto. Se decía que las mujeres que nacían bajo el signo de ce

xochitl, serían hábiles tejedoras.71

La mujer se encarga de la elaboración de alimentos para la familia, "desde moler las

semillas, amasarlas para hacer las tortillas y que éstas fueran llanas, redondas y

delgadas, hasta hacer tamales, guisados sabrosos y delicadas bebidas, todo ello

realizado con limpieza y pulcritud".72

Son mujeres las que ejercen la medicina. Curan a la gente, utilizando las

propiedades curativas de los árboles, hojas, tallos, raíces, frutos, semillas, hierbas,

piedras y animales, además de conocer a los astros. Para esto usan cataplasmas, tisanas,

infusiones, masajes, baños de vapor; también practicaban la cirugía y la trepanación.

Las parteras cuidan a las parturientas desde antes del nacimiento hasta el bautizo.

Preparan infusiones para acelerar el parto. Si hay dificultad en nacer, meten la mano en

el vientre y cortan con una navaja de obsidiana al producto en pedazos, para extraerlo

sin peligro para la vida de la madre.73

También hay prostitutas (ahuianime).74 Son las mujeres públicas que rentan su

cuerpo a los hombres. Andan arregladas, pintadas y perfumadas y muy limpias. Van por

69 Rodríguez, María de Jesús, et al., Presencia y transparencia. La mujer en la historia de México, p. 18. 70 Terrazona, Silvia C., op. cit. 71 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 138. 72 Ibid., p. 28. 73 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 67. 74 Gonzalbo Aizpuru, op. cit., p. 452.

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las calles paseando, masticando chicle (tzictli) para limpiar sus dientes; circulan

haciendo ruidos escandalosos con el fin de conseguir hombres, a los cuales llaman con

señas, guiños de ojo, o con la mano. También hay otras que convencen a otras mujeres

para hacer el mismo trabajo, las alcahuetas. A algunos mancebos como los del

telpochcalli les era permitido bailar con ellas, hasta amancebarse.75 Los guerreros que

llegaban de una batalla escogían a una de esas mujeres con quien relacionarse y era

honroso para ellas ser escogida.

En las familias de artesanos, las mujeres de los tejedores de plumas tejen y bordan,

fabrican los cobertores de piel de conejo o se dedican a teñir las plumas. Los hijos

aprenden el oficio trabajando junto a sus padres.76

Hay pintoras que trabajan en el mercado. Los guerreros van con ellas para que les

pinten el cuerpo. Son escribanas. Pintan con glifos los acontecimientos históricos y

cotidianos.77 Asimismo, las mujeres son plumarias y alfareras. La alfarería antes sólo

era realizada por las mujeres, pero la introducción del torno la volvió actividad

masculina.78 Son cesteras. También hay mujeres que se dedican a la albañilería. Existen

representaciones en el Códice Azcatitlán de mujeres que realizan este trabajo. En

Chalco, en la época de Netzahualcóyotl, como había pocos hombres, las mujeres

participaron en la construcción de templos y palacios en pago de tributo.79

Los ancianos y las ancianas mexicas tienen prestigio y el respeto de los más

jóvenes; realizan actividades específicas relacionadas con la edad. Generalmente se les

pide consejos ante diferentes situaciones. Los ancianos dejaban de pagar tributo a los 52

años. No perdían posición sino que, por el contrario, se premiaba la sabiduría que

habían alcanzado.

Los tecihuatlanque son los que piden a las mujeres para el casamiento. Los teanque

llevaban a los mozos a la escuela de canto y baile.80 Las cihuatepixque son ancianas que

llevan y recogen a las mozas de la escuela. A las ancianas que piden a las mujeres para

casarse las llaman ilamatque cioatlaque.

75 Rojas, José Luis, op. cit., pp. 208-210. 76 Ibid., p. 79. 77 Ibid., p. 37. 78 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 33. 79 Ibid., p. 34. 80 Rojas, José Luis, op. cit., pp. 128-129.

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Una vez elegida la novia, el novio, con la licencia de su maestro y tras haberse

despedido de sus amigos, llaman a la cihuatlaque (casamentera) para que los lleve a la

casa de la novia y pidan la mano. Como es de mala educación aceptar a la primera vez,

las casamenteras regresan una y otra vez con regalos y los familiares alegan que la

novia no sabe hacer nada.81

Como podemos ver, las mujeres mexicas eran merecedoras de respeto y

participaban en diversas actividades similares a los hombres, pero excluidas de algunas

otras en función de quehaceres considerados "propios de su sexo". Podemos concluir

que ya en esa etapa histórica, existía la discriminación de género, a la par de la social y

económica.

81 Terrazona, Silvia, op. cit., p. 98.

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HABLARON LAS DIOSAS Y LOS DIOSES

RELIGIÓN

Desde sus albores, la humanidad ha tenido suma preocupación por aspectos

primordiales, como la alimentación, la habitación, la comunicación y la religión, entre

otros. Y es el aspecto religioso el que ahora nos ocupa.

Terrazona nos dice que, con base en los hallazgos de los arqueólogos, al pasar de la

fase nómada a la sedentaria, entre los aztecas aparecen deidades referentes a la

fertilidad representadas en figurillas femeninas.82 Seguramente relacionan a la tierra con

la mujer como dadora de vida. También aparecen deidades representados por animales

como el jaguar y la serpiente, introducidos por los olmecas.

Posteriormente, con el surgimiento de las ciudades, donde ya la agricultura se

practica y hay una mayor observación del cosmos, de los fenómenos naturales y de la

relación que el cosmos y estos fenómenos tienen con los ciclos agrícolas, aparecen

nuevas deidades, vinculados a la naturaleza, como las que representan a la tierra, al

agua, al sol.

Nos dice Dittmer Kunz, en Etnología general. Formas y evolución de la cultura,

que en el culto se vive la dualidad a través de parejas divinas o pares de un dios y una

diosa. De esta dualidad de dioses deduzco que al adquirir mayor importancia la mujer

con la aparición de la agricultura, el hombre intenta aminorar esta importancia con la

pareja masculina o contraria; de aquí el dualismo y la dicotomía: hombre-mujer, tierra-

cielo, arriba-abajo, noche-día, etcétera.83

Poco a poco, el poder que la mujer tuvo en un principio, no sólo por el hecho de ser

capaz de dar vida sino también por la capacidad de hacer producir la tierra, de

domesticar animales y con ello dar vida a otros seres, les fue arrebatado por el temor de

82 Terrazona, Silvia C., Mujer mesoamericana. 83 Ibid., pp. 117-119.

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los hombres de no poder contrarrestarlo. Esto es evidente desde el mundo religioso, con

la existencia de un sinfín de dioses y diosas a la par, máxime cuando se trata de una

cultura religiosa sincrética como la azteca, donde se encuentran incorporados dioses de

culturas anteriores y afines a ella como la olmeca, tolteca, teotihuacana, junto a dioses

propios.

La religión mexica es un sincretismo de diferentes cultos de los grupos de

Aridoamérica y Mesoamérica. Su religión es una mezcla de ritos que vinculan

elementos de la naturaleza (la tierra, el agua, el sol, el viento) y del cosmos (el cielo, el

sol, la luna, las estrellas, los planetas). Cada uno de estos elementos, al mismo tiempo,

cuentan con una simbología, una imagen. En esta mezcla de cultos, se da la dualidad y

polaridad de creencias y así encontramos parejas de dioses semejantes o contrarios.

Dentro de la cosmogonía azteca, hay un mito que habla sobre la creación de la

humanidad y se le atribuye a la pareja Ometecuhtli y Omecihuatl; esta pareja tuvo

cuatro hijos que a su vez tuvieron otros, los cuales poblaron el mundo. Esos cuatro hijos

son: "Tezcatlipoca rojo, identificado con Xipe Totec y Camaxtli o Mixcóatl; el

Tezcatlipoca negro, que es el Tezcatlipoca adorado generalmente con ese nombre; el

Tezcatlipoca azul, que no es otro que Huitzilopochtli y, finalmente, Quetzalcóatl".84

Los dioses y diosas de los grupos sedentarios que ya practican la agricultura,

además de la caza y pesca, tienen referencias a la fertilidad; y los grupos que, además

se dedican a la guerra, presentan dioses guerreros como el dios de los aztecas,

Huitzilopochtli, dios de la guerra y del sol.

EL QUINTO SOL

El mito de la creación del mundo, para los aztecas, contempla la existencia de cuatro

mundos -cuatro soles- que ya pasaron; ahora viven en el quinto sol, el mundo actual.

Uno de los manuscritos anónimos que se encuentra en el Códice Chimalpopoca

relata cómo los cuatro mundos han terminado en catástrofes. El primero es destruido

por jaguares. El segundo es destruido por el huracán y los que ahí viven se convierten

84 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 126.

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en monos. El tercero es destruido por el fuego y los que ahí viven se convierten en

guajolotes. Y el cuarto que es destruido por una inundación que duró 52 años y los

hombres terminaron convertidos en peces.

El mundo del Quinto Sol, llamado Naui-Ollin, fue creado por Quetzalcoatl que,

acompañado por su gemelo Xolotl, da vida a los huesos de los antiguos vertiendo su

sangre; esta era terminará con un gran movimiento de tierra. Este mundo está

representado con una cruz, donde cada punto cardinal tiene los signos de los días, un

color y unos dioses que lo resguardan. Norte: tecpatl (cuchillo-pedernal), negro,

Yayauhqui-Tezcatlipoca "Espejo negro que humea". Este: acatl (caña), rojo o verde,

Xipe Totec "Nuestro Señor el Desollado". Oeste: calli (casa), blanco, Quetzalcóatl

"Serpiente emplumada". Sur: tochtli (conejo), azul, Huitzilopochtli, "Colibrí de la

izquierda". El quinto punto cardinal es el centro, atribuido a Huehueteotl, dios del

fuego.

Sobre la tierra se encuentran los trece cielos, en el último cielo vive la pareja

suprema. Abajo, están los nueve infiernos del Mictlan con varios ríos que las almas

deben pasar.85

La cosmovisión azteca nos explica varios aspectos de su pensamiento filosófico, al

tiempo que anticipa la conquista de los españoles y el sincretismo posterior que se dio

con la religión española. El mundo no es permanente y para tener cierta estabilidad es

necesario realizar sacrificios con sangre, como lo había hecho su dios creador

Quetzalcoatl.

Uno de los mitos sobre la creación de la humanidad narra que Quetzalcoatl,

encargado de buscar los huesos de los antepasados en el inframundo, se los pide a

Mictlantecutli, que le pone trampas y lo confunde, de tal forma que es su hermano

gemelo, Xolot, el que tiene que rescatarlo para llevarlo al Tamoanchan, donde la diosa

Quilaztli tritura los huesos en un molcajete y, ahí, "Quetzalcóatl se punza el miembro

viril y vierte su sangre sobre ellos. Los demás dioses imitan el autosacrificio".86 Y es así

cómo, de los huesos y de la sangre, la humanidad existe, tiene vida.

85 Soustelle, Jacques, El universo de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1982, pp. 51-52. 86 Fernández, Adela, Dioses prehispánicos de México, Panorama, México 1982, pp. 76-77.

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La vida y la muerte forman una totalidad, la vida surge de la muerte como la planta

surge de la semilla que se muere debajo de la tierra. De aquí vemos que el origen de sus

creencias está en el renacimiento: diosas y dioses se sacrificaron para renacer

eternamente, se puede superar la muerte con la voluntad de morir y la fe de renacer.87

Los aztecas, como pueblo guerrero, alimentan a su dios con la sangre de los muertos

en campaña; los guerreros mueren para que el dios se mantenga; además, la muerte es

pasajera porque renacerán.

REENCARNACIÓN

El sacrificio es un deber cósmico porque "el sol sólo se elevará, la lluvia sólo

descenderá de las cumbres de las montañas, el maíz sólo surgirá de la tierra, y el tiempo

mismo sólo proseguirá su curso majestuoso si se consuman los sacrificios... la sangre de

los hombres es la fuerza vital del sol".88

Algunas mujeres nobles son sacrificadas en honor de algún dios o diosa, “revestidas

de los ornamentos de la diosa madre cantarán y danzarán estoicamente, fingiendo

ignorar su destino, hasta el momento en que su cabeza rodaba por las baldosas".89

Los guerreros muertos en campaña, acompañan al sol; a los cuatro años reencarnan

en el cuerpo frágil y multicolor del colibrí que vuela de flor en flor.90 La zona

occidental, el oeste, es el lado femenino, la morada de las diosas-madres y de las

mujeres que fallecen al parir convirtiéndose en diosas: Cihuateteo.91

Las y los aztecas regulan su vida con el Tonalamatl, creen en la predestinación y en

los presagios, su destino está regulado por un calendario (tonalpohualli), por el signo en

que han nacido y sólo pueden cambiar su sino por medio de penitencias y privaciones.

De ahí el sacrifico que hacen a sus diferentes deidades, porque es una religión politeísta,

pero al mismo tiempo existe la creencia de un dios supremo, padre (madre) de todos los

otros dioses y diosas.

87 Soustelle, Jacques, El universo de..., FCE, México, 1982. 88 Ibid., p. 13. 89 Idem. 90 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana..., FCE, México 1956, p. 113. 91 Idem.

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Los fundamentos religiosos se hacen patentes en la vida cotidiana, que se encuentra

saturada de rituales y ceremonias. El ciclo natural de la vida humana, parir, nacer,

morir, es motivo de ceremonias. Las fiestas son rituales relacionados con esos

acontecimientos.

A continuación, hago una lista de algunos dioses y diosas parejas que nos hablan del

dualismo y dicotomía que en un principio enuncié.

DIOSES

DIOSAS

Tonacatecuhtli:dios de los

mantenimientos. Pareja del este y

principio: representado por el tigre.

Tonacacíhuatl: diosa de la vida:

representada por el águila

Cipactona: viejo, mago Oxomoco: vieja, maga

Huitzilopochtli: sol, dios de los

guerreros: huitzilin: colibrí

Coatlicue: diosa terrestre"la de la falda

de las serpientes”. Mextli, luna

Opochtli: zurdo“ guerrero resucitado

del sur”

Coyolxauhqui: diosa lunar:

encarnación de

las tinieblas nocturnas

Otontecuhtli. Dios Otomi-fuego.

Tezcatlipoca: dios tolteca. de la Osa-

mayor: cielo nocturno,hechicero.*

Mixcoatl: dios de la vía lactea. Dios de

Tlaxcala: Camaxtli.

Ilancueye. diosa vieja de los cielos

Tlaloc: dios preazteca, de la Lluvia,

de los campesinos, de los agricultores

Chalchiuhtlicue: de las aguas dulces:

"la

de las faldas de las turquesas"

Itztlacoliuhqui: dios del hielo Huixtoccíhuatl: del agua salada,del mar

Xochipilli: dios joven lunar de la danza Xochiquetzal: diosa joven solar

* Soustelle, Jacques, El Universo de los Aztecas. Fondo de Cultura Económica, México 1982, pp. 17-18.

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Macuilxóchitl: de las flores

Ometochtli: del pulque.

Ahuiteotl: dios de los ociosos,

vagabundos, gente baldía y

despreciable

Tlazolteotl: del amor carnal, del pecado

y confesión le decían Tlaelquani,

devoradora de inmundicias, de los

pecados, de la luna

Ixchel. diosa maya. de la

luna/nacimiento, tejidos y medicina

Xipe Totec: de la lluvia primaveral.

Dios desollado Dios de los orfebres la

confesión de los pecados"**

Quetzalcóatl: Venus, muerte,

renacimiento: serpiente, soberano/rey

de los toltecas, sacerdote. No aprueba

el sacrificio. Dios tolteca.

Mictlantecuhtli: Plutón mexicano,

inframundo

Mictecacíhuatl: su pareja que vivían en

Mictlan. infierno, país de las tinieblas y

el frío. diosa de la muerte.

Yoaltecutli.dios de la noche o

Yacahuiztli o Yamaniliztli

Yoaltícitl: diosa de los baños

Centeolt: dios del maíz Cántico: diosa del fuego o fogón maíz

** Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas. Fondo de Cultura Económica, México 1956, pp. 126-127.

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ASI APRENDIMOS

EDUCACIÓN

Ya vimos que la sociedad mexica es sumamente estratificada y dentro de estos estratos,

hay jerarquías. También es una sociedad sexista, donde los privilegios de una clase no

son los mismos para sus integrantes, dependen del sexo y, dentro de los grupos más

oprimidos, a las mujeres les toca la peor parte. Esta división social notoria se refuerza y

canoniza a través de la educación.

En la madre recae, en un principio, la responsabilidad de la educación familiar;

posteriormente la escuela asume esa responsabilidad, y tanto padres y madres como

escuela, refuerzan no sólo la división de clases, sino también la del sexo. Así

encontramos una escuela para hombres nobles, otra para mujeres nobles y una para

hombres macehuales. Al parecer las mujeres macehuales no tienen una escuela

específica y, aunque asisten al tepochcalli, la mayor parte de su educación la reciben de

la madre. De esta forma podemos decir que la educación mexica es discriminatoria y

sexista como en la actualidad.

Aunque son las madres quienes se encargan de la educación, interpretando las

imágenes del Códice Mendocino, es posible que también haya sido partícipe el padre;

después, cuando niñas y niños ya tienen edad para asistir a la escuela, la responsabilidad

recae en las maestras (ichpochtlatoque), maestros (telpochtlatoque) que son

funcionarios laicos,92 y en los sacerdotes. Cada uno actúa en sus respectivos espacios: la

madre en la casa, el padre afuera, en el campo, y si es artesano le enseña el oficio en el

espacio correspondiente; las maestras y maestros en las escuelas, y el sacerdote en el

templo.

92 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 173.

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El sexo marca el destino de la vida de un niño o niña. Cuando nace un varón, se

entierra el ombligo con las insignias del arco y la flecha. Esto significa que se educará

para la guerra y su espacio estará afuera de la casa. Si es niña, el ombligo se entierra en

las cenizas del fogón, con las insignias del huso, la escoba y la cestilla,93 señal que

indica que su lugar está dentro en la casa, cerca del fogón, por lo que, desde pequeñas,

reciben la educación "propia de su sexo".94

Hasta los cinco años, las hijas e hijos están al cuidado de las madres porque es a esa

edad cuando ingresarán a la escuela. Las hijas de los nobles, en tanto, son ofrecidas

desde pequeñas al templo y ahí permanecen unos años, hasta que salen para casarse; allí

aprenden a coser, a bordar y otras actividades como limpiar y cuidar el templo. Las que

no entran al templo se quedan con sus madres que les enseñan, además de los

quehaceres cotidianos, las costumbres y creencias de su cultura, a vestir y a

comportarse debidamente.95

A las mujeres se les enseña a usar el huso y la rueca, así como otros oficios y el

cuidado de su cuerpo. Para los mexicas la higiene es primordial; se bañan dos o tres

veces al día y quien no lo hiciere es castigado y mal visto, así como es castigado el que

está sin hacer nada. El ocio está desterrado. Niñas y mujeres deben estar siempre en

actividad desde el amanecer hasta el anochecer, porque la pereza y dormir mucho es

malo. En un párrafo del Huehuehtlahtolli se lee: "Y no sientas como dulce, no sientas

como sabroso el sueño, el acostarse", lo que podemos interpretar como "no seas

perezosa".96

Silvia Terrazona documenta que las niñas, a los cuatro años, aprenden a cardar las

fibras vegetales; a los seis, a hilar y a los catorce a tejer; a los doce aprenden a barrer

sus casas, a los trece a elaborar los alimentos desde la preparación del nixtamal.97

El niño aprende a acarrear agua y leña, a recoger granos y acompaña al padre al

mercado; a partir de los siete aprenden a pescar y a conducir canoas. En la comunidad

les enseñan a honrar a sus dioses, a ser obedientes, "porque Él, Dios, es tu misma

93 Benítez, Fernando, Historia de la Ciudad de México, Salvat Editores, México 1984, p. 96. 94 Idem: “Ya tomarás con presteza el uso, la tablilla para tejer y el agua, el metate y el molcajete, el canasto”. 95 Ibid., p. 97. 96 León Portilla, Miguel, Huehuehtlahtolli. Testimonio de la antigua palabra, SEP-FCE, México 1991, p. 93. 97 Terrazona, Silvia C., Mujer mesoamericana.

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madre, tu padre, mucho se esmera para cuidar bien de ti, para amarte mucho más de lo

que yo te amo a ti, yo que soy tu madre, tu padre".98

En la tercera parte del Códice Mendocino99 se muestra la vida cotidiana mexica; en

esos dibujos, acompañados de escritura española de la época (siglo XVI), vislumbramos

diferentes aspectos de la educación familiar.

En quince cuadros aparecen las imágenes del padre y el hijo, la madre y la hija. El

padre y la madre tienen el glifo100 del habla, que les da voz a ambos; hablan, enseñan,

aconsejan, en una palabra educan: el padre al hijo y la madre a la hija. Aparecen

círculos o rosetas que representan la edad; están los dibujos de una a dos tortillas; las

insignias y las actividades de cada quien. Interpretando estas imágenes, colegimos que

durante los primeros catorce o quince años de edad infantil, la educación recae en la

madre y el padre; sobre ellos se establece la tarea de determinar cuántas tortillas se

deben comer, qué actividades se tienen que realizar, cómo debe ser el comportamiento

y cuáles los castigos que ameritan si no se siguen las enseñanzas.

A los tres años comen media tortilla. A los cuatro comen una tortilla y la hija se

encuentra en cuclillas, la madre tiene en sus manos algodón y muestra el huso que se

encuentra abajo. A los cinco años, comen una tortilla; los niños aparecen cargando un

bulto, la niña está hincada y la madre le enseña un huso. A los seis años, niños y niñas

comen tortilla y media; el niño aparece con algo en las manos y la niña ya está hilando.

A los siete años, siguen comiendo tortilla y media, el niño aparece usando la red de

pescar y la niña sigue tejiendo.

A los ocho años siguen comiendo tortilla y media, se ven púas de maguey: "su padre

le está amenazando que no sea bellaco porque le castigará, enterrándole por el cuerpo

púas de maguey".101 De igual manera la madre amenaza a la hija. A los nueve siguen

comiendo tortilla y media, el niño aparece amarrado de pies y manos, con las púas

98 Ibid., p. 51. 99 Ibid., p. 87. Códice Mendocino, llamado así porque el virrey Antonio de Mendoza mandó hacer a un tlacuilo un libro para que el rey Carlos V tuviera una idea gráfica del reino conquistado. El libro consta de tres partes: la primera describe la genealogía de los reyes de Tenochtitlan, la segunda parte es un registro administrativo y la tercera describe la cotidianidad. 100 El glifo, que se interpreta en náhuatl como hablar (tlatoa), se conoce como vírgula porque tiene la forma de una coma. 101 Benítez Fernando, op. cit., p. 98.

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hincadas en el cuerpo; la niña tiene clavada una púa en la palma de la mano. De esta

forma son castigados por ser "incorregibles".

A los diez años siguen comiendo tortilla y media, al niño lo castigan con un palo, la

niña tiene las manos amarradas y también es castigada con un palo. A los once, el niño

es castigado haciéndole oler chile quemado. A los trece años comen dos tortillas, los

niños ya trabajan cargando leña en la espalda y remando en la canoa, la niña haciendo

tortillas y de comer, muele el maíz en el metate, junto a ella está el comal donde cuece

las tortillas, el molcajete para hacer la salsa y en la olla está el guisado, seguramente de

frijoles. A los catorce, el niño pesca y la niña teje en el telar, de igual modelo que el que

utilizan actualmente muchas mujeres indígenas.

Cuando cumplen quince y dieciséis años los niños son entregados a los maestros del

Calmecac y Cuicacalli para que continúen el aprendizaje.102 En esta edad, de quince y

dieciséis años aparecen los nombres de las escuelas del Calmecac y Cuicacalli, lo que

puede significar que esta educación sólo la reciben miembros de la nobleza, aunque

también pudiera significar que la educación es similar hasta los catorce años, tanto en

las familias de los macehuales como en las familias de los pipiltin. Después, a los

quince años, los pipiltin ingresan al Calmecac o Cuicacalli y los macehuales al

Tepochcalli; en cambio las mujeres macehualtin, se quedan en la casa trabajando.

Al Calmecac asisten los pillis, hijos de la nobleza y de los mandatarios, pero

pareciera ser que también lo hacían los hijos de los pochtecas y algunos macehuales. La

educación, de tipo austero, sirve para prepararlos para ejercer el sacerdocio y los altos

cargos de estado. Les enseñan a hablar, a saludar, la lectura y escritura de los caracteres

pictográficos, adivinación, interpretación de los sueños, la cuenta de los años,

astrología, cronología, poesía, retórica, versos del canto; les acentúan el sacrificio y la

abnegación. Es una escuela de dominio y autoendurecimiento; se invoca a Quetzalcoatl.

y culmina a los veinte años.103

Enfrente del Calmecac de niños, está el de niñas (cihuapipiltin), al que,

generalmente, llegaban por una promesa de los padres y podían estar desde un par de

años o más hasta casarse o quedarse para el servicio hasta la muerte. En ese lugar, desde

102 Ibid., pp. 97-100. 103 Ibid., p. 174.

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los cinco años, aprenden labores textiles como tejer, hilar y bordar y funciones

específicas para el cuidado de los templos.

También está el Cuicacalli donde los nobles mandan a sus hijos para que aprendan a

tocar los instrumentos musicales -teponaxhtli, huehuetl,104 atabales, chirimías,

caracoles, sonajas (ayacaxtli), flautas o pitos-, canto, danza, música; los ritos y

ceremonias. Además parece ser un centro de solaz diversión para los jóvenes; por un

relato de Durán se sabe que los y las jóvenes bailaban, encontrándose en medio de ellos

el anciano o anciana encargado de su cuidado. Esta escuela se localiza junto a los

templos y los más ancianos y ancianas son quienes se encargan de acompañar a los y las

jóvenes y cuidar que no hubiera “deshonestidad” entre ellos.105

También está el telpochcalli, donde la educación que reciben es militar y

esencialmente práctica, orientada hacia la guerra. Ahí aprenden "historia, civismo,

manejo de armas, mitos, artesanías, ciencias, o seguir la carrera sacerdotal e ingresar en

el Calmecac".106

Al parecer, la disciplina es menos rigurosa que en el Calmecac. Ahí los alumnos

participan en actividades públicas como barrer, cortar leña para el uso escolar, hacer

zanjas, cultivar las tierras comunales. Al ponerse el sol, los jóvenes se encaminan al

Cuicacalco donde se divierten tocando instrumentos musicales, cantando y bailando; es

posible que ahí sea el sitio de reunión con las jóvenes cortesanas llamadas auhianime

con las que después salen para amancebarse, porque, al contrario de los jóvenes que

asisten al Calmecac, los del Tepochcalli sí pueden hacerlo.107 En esta escuela se invoca

a Tezcatlipoca.

Soustelle dice que desde los seis o siete años, los niños macehuales son llevados al

Telpochcalli, para recibir una educación, principalmente militar. A los diez años se les

corta el cabello, dejándoles sólo un mechón en la nuca, que se les cortará cuando hagan

un prisionero en combate, hecho que les permitirá adquirir el título de iyac. Después‚ se

dejarán crecer otro mechón sobre la oreja derecha. Cuando hayan hecho prisioneros o

104 Cilindro de madera hueco y cubierto en la parte superior con una piel bien estirada (México a través de los siglos, pp. 338-339). 105 Benítez, Fernando, op. cit., p. 83. 106 Ibid., p. 89. 107 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 175.

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matado en combate a cuatro enemigos, obtendrán el título de tequiua y podrán ser un

cuauhchichimecatl, chichimeca águila, y llegar a ser caballero tigre o águila.108

CASTIGOS

La educación es severa, como ya vimos en las imágenes del Códice Mendocino. Si no

obedecen las enseñanzas de sus padres o maestros, los hombres son bellacos y las

mujeres son deshonestas y coquetas. Los castigos van desde una llamada de atención,

pellizcos en las orejas y en los brazos, las punzadas con púas de maguey en el cuerpo,109

ser untados de chile u obligados a respirar el humo de chiles quemados, hasta la

lapidación y muerte.110

Si hablamos sobre la educación mexica en Tenochtitlan, es elemental remitirnos al

Huehuehtlahtolli, la antigua palabra. Son testimonios de la sabiduría de las mujeres y

hombres de la cultura mexica. Discursos y enseñanzas plasmados por medio de pinturas

y signos jeroglíficos en los Amoxtli (libros indígenas), libros de pinturas o códices,

plasmados en hojas fabricadas con la corteza del árbol del amate.

De la primera legión de españoles que llegaron a Tenochtitlan, no todos destruyeron

y arrasaron con la cultura mexica; algunos frailes se ocuparon en resguardar

testimonios, como el que refiere Alonso de Zurita, Oidor en México (1511-1585),

acerca del fraile franciscano Andrés de Olmos (1500-1571) que, asombrado por las

enseñanzas y consejos que los padres dan a sus hijos, enseñanzas que los sabios tienen

en sus códices en forma de pinturas, hizo que sus colaboradores mexicas los copiasen y

transcribieran del náhuatl a la lengua castellana. Es así como se rescataron los

Huehuehtlahtolli (antigua palabra) mexicas, herencia tolteca.111

“La antigua palabra" habla sobre los principios y normas vigentes en el orden social, político y religioso

del mundo náhuatl... son estos textos la expresión más profunda del saber náhuatl acerca de lo que es y

debe ser la vida humana en la tierra. Son pláticas que se dirigen a una amplia gama de interlocutores que

108 Ibid., p. 58. 109 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 80. 110 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 173. 111 León Portilla, Miguel, op. cit.

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abarca a los hijos, desde pequeños hasta aquellos ya casados; los esposos; los gobernantes y los

gobernados; los enfermos y los que han muerto.112

Hablando sobre educación, el Huehuehtlahtolli se refiere al tlamatini (sabio) y al

temachtiani (el maestro). El tlamatini, es:

... el que sabe algo, el que conoce las cosas, [...] suya es la tinta negra y roja, de él son los códices [...] él

mismo es escritura y sabiduría [...] suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la

verdad... pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que en ellos aparezca

una cara (una personalidad) [...] conforta el corazón, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos cura.113

El temachtiani, es "el que hace que los otros sepan algo, conozcan lo que está sobre

la tierra".114

Para la cultura mexica, la educación es elemental. Hay personas encargadas

específicamente de enseñar, es una obligación para las madres y padres hacerlo en el

principio de la niñez y continúa en las escuelas, en los templos, en el trabajo, en todos

los lugares y en todos los momentos de su vida y está basada principalmente en el

respeto a sus dioses:

Gracias al señor nuestro, acaso estarás de pie, acaso vivirás en la tierra... por su generosidad sírvelo

amorosamente, para que te ayude, para que su corazón otorgue, para que te entregue sus dones.115

Y ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de la madre, del

padre, porque es su don, porque es su merecimiento.116

Y no te rías, no te burles, no hagas bromas del anciano, de la anciana o del enfermo, del de boca torcida,

del ciego, del tuerto o del manco [...] del tullido que anda a gatas, del cojo [...] del mudo [...] del sordo

[...] del loco, de aquel que sufre con los errores, o de quien frente a ti incurre en faltas.117

112 Ibid., pp. 31-32. 113 Ibid., p. 10. 114 Ibid., p. 9. 115 Ibid., p. 51. 116 Ibid., p. 53. 117 Ibid., p. 59.

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En la sociedad mexica se enseña con el ejemplo, de ahí que las personas encargadas

de la educación se ganaran el respeto de los educandos. Con la educación severa que los

niños y niñas reciben de su padre, madre, maestro, maestra o sacerdote, se asegura una

sociedad trabajadora, respetuosa hacia los mayores, hacia las ancianas y ancianos, evita

los hurtos y escándalos y pleitos por borrachera, aunque seguramente hay quienes,

como lo dice el Códice, son bellacos, incorregibles, borrachos, infieles, amantes de lo

ajeno y que por lo mismo son merecedores de severos castigos.

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DE DONDE VENGO

LA FAMILIA

Hablar sobre la familia, lleva inevitablemente a plantear el problema de la opresión de

las mujeres mexicanas que es, precisamente, una búsqueda de respuestas a este

problema.

¿Cuál es el origen de la opresión de la mujer en México?, es la pregunta que guía

esta investigación y que intenté responder conforme fui avanzando en el análisis de la

relación socio-familiar mexica.

Las madres mexicas cargan a los niños como los portadores cargaban el bulto de

Huitzilopochtli, pero además llevan consigo la carga cultural que significa haber nacido

mujer. Desde pequeñas se preparan para las actividades que van a realizar de adultas.

Adoptan una actitud física y de comportamiento que deben mantener en la casa, en la

calle, en la escuela, en el templo y en todos los lugares públicos y privados; los vestidos

y ornatos que deben portar, la escuela a la que deben asistir, el lenguaje que deben

manejar, al igual que las prácticas sexuales permitidas.

Un recién nacido no llega al mundo con su bulto; más bien, desde que nace la

cultura se encarga de poner el énfasis de su lugar en la sociedad, no en la espalda sino

en los genitales. La partera, al cortar el cordón umbilical, si es hombre, le dice: “Sábete

y entiende que no es aquí tu casa donde has nacido, porque eres soldado y cría, eres ave

que llaman quecholli [...] tu oficio es dar a beber al sol con la sangre de los

enemigos”.118

Cuando el niño tiene cuatro días de nacido, la partera lo baña con octli y agua, y le

coloca al lado “una rodela, un arco, y cuatro flechas, todo pequeño, y los instrumentos

118 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 167.

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del oficio del padre, que era el que por regla general seguían los hijos [...] se ven los

símbolos de los cuatro oficios principales, platero, pintor, albañil y maestro de mosaico

de pluma”.119 Y se lo ofrenda al dios Huitxilopochtli, poniéndole en sus manos las

armas en miniatura.

Si es niña, la ofrece a la Diosa Chalchiuhtlicue, poniéndole en sus manos "una

escoba, un malacatl para tejer y un petlatl para sentarse a trabajar" y le dice: "Habéis de

estar dentro de casa como el corazón dentro del cuerpo".120

Todas estas enseñanzas inician en la familia, pero ¿qué es familia?, ¿quiénes la

integran?, ¿en dónde viven?

Si nos vamos a la Tira de Peregrinación del Códice Boturini, vemos a los y las

mexicas caminando por varios años, en búsqueda de la tierra prometida, organizados en

siete calpullis.121 En tanto encuentran el lugar, pernoctan durante una luna o varias en

diferentes lugares, permaneciendo el tiempo necesario para abastecerse de alimentos,

vestidos o para realizar el ritual a su dios.

En ese caminar incesante, como lo dicen los testimonios antiguos, los hombres se

roban a las mujeres de otros grupos, tanto que "rápidamente adquirieron una fama -bien

merecida- de pendencieros, crueles, ladrones de mujeres, falsos a su palabra".122

Los mexicas se apropian de la cultura de pueblos más avanzados por medio de las

mujeres, como sucede en Culhuacan. Cuando llegan a tierras de los culhuacanos, con

profundas raíces de la cultura tolteca, se despierta la admiración de los mexicas quienes

intentan emparentarse con ellos:

Luego empezaron a ir hacia allá, hacia Culhuacan

De allí trajeron a sus mujeres, a las hijas de los culhuacanos;

allí mismo les hacían hijos, dentro de la ciudad de Culhuacan.123

119 Riva Palacio, Vicente, “Historia antigua y de la conquista”, México a través de los siglos, t. II, Ed. Cumbres SA, México 1981, p. 127. 120 Idem. 121 Especie de clan compuesto por varias familias, relacionadas por cierto parentesco. 122 Bernal, Ignacio, Tenochtitlan en una isla, Utopía, México 1976, p. 118. 123 León Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos, Fondo de Cultura Económica, México 1961, p. 82.

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Con estos actos continúan el camino señalado por la mitología náhuatl, en la cual

los dioses se roban a las diosas, como se cuenta de Xochiquétzal, mujer de Tláloc, que

fue raptada por Tezcatlipoca:

Xochiquétzal -Flor Preciosa- [...] vivía encerrada y bien guardada que hombre alguno no podía siquiera

verla... tenía por ocupación única estar labrando, hilando y tejiendo [...] Era tan linda y hermosa que nada

puede con ella compararse [...] cuidaba de los rosales de Tamoanchan, en donde con Tláloc moraba [...]

pero la hurtó Tezcatlipoca, la llevó a los nueve cielos y la hizo su propia esposa. Fue desde entonces

cuando se convirtió en diosa del amor.124

O como en el mito de Mixcoatl, que en una de sus conquistas, en el actual Morelos,

se encuentra a Chimalma:

Ya va enseguida Mixcóatl a conquistar a Huiznáhuac, en su camino encontró a una mujer de nombre

Chimalma. Al momento pone en tierra su escudo y apresta sus flechas y su lanza-dardos. Ella se yergue

ante él enteramente desnuda: sin faldellín, sin camisa. No bien la miró Mixcoatl, se puso a lanzarle

dardos [...] cuatro dardos lanzó solamente Mixcóatl y se alejó en su camino. También la mujer huye [...]

va a esconderse en un lugar que se llama las Cuevas Rojas. Regresa otra vez Mixcoatl [...] la busca y no

la ve. Entonces comienza a maltratar a las mujeres de Huiznahuac [...] ellas entonces la toman y la

obligan y ella viene a Huiznáhuac. Y otra vez la ve Mixcóatl y otra vez se enfrenta a ella. Ella es la

misma, ahí está en pie, desnuda, pero ahora tiene el cuerpo pintado de rojo y amarillo [...] Otra vez él [...]

lanza sus tiros contra ella [...] ya vencida, yace al fin con ella. De lo cual ella quedó encinta.125

Podemos imaginar a los mexicas hombres con su cuerpo desnudo, las partes genitales

tapadas con bragueros de piel, calzados con huaraches también de piel, con sus arcos y

flechas al hombro, robando y violando a mujeres y a éstas pariendo en el camino, tal

vez solas o acompañadas de otras mujeres. Y vemos a los hijos e hijas caminando atrás

o al lado de su madre; después, en la adolescencia, de seguro moviéndose en grupos,

prestos para cazar, en la búsqueda de alimentos o listos para defenderse de los ataques

enemigos. En la marcha, de infantes pasan a adolescentes, a la adultez y la vejez

124 Garibay K., Ángel, Épica náhuatl, Divulgación Literaria, UNAM, México 1978, p. 16. 125 Ibid., pp. 23-24. Chimalma muere al nacer Quetzaltcoatl –Uno-caña- quien es criado por Quilatzi, mujer serpiente.

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durante muchas generaciones.126 Cuando mueren dejan sus cuerpos como huellas de su

larga peregrinación.

Por ningún lado vemos a la casa hogar con el papá, la mamá y los hijos, como en la

actualidad concebimos a la familia. Después, cuando llegan a la tierra prometida e

inician la construcción de su ciudad y de sus casas, comienza a vislumbrarse una

familia más parecida a la que conocemos, viviendo en una choza. Así se forman ya no

siete calpullis sino veinte, según Martínez Marín.127 Cada calpulli tiene a un dirigente y

cuatro sacerdotes que lo dirigen. Comparto con Castillo Farreras128 que el calpulli no es

una institución terminada, sino que va cambiando de acuerdo a los avances que tiene la

sociedad mexica.

El calpulli, según Castillo Farreras, es el "conjunto de linajes o grupos de familias

generalmente patrilineales (ambilaterales en el caso de los pipiltin, o nobles), y de

amigos y aliados; cada linaje con tierras de cultivo aparte de las que tenían carácter

comunal".129

Soustelle dice que las familias son numerosas y que en los hogares de los pipiltin,

además, se integran servidores y esclavos. Es sabido que los mexicas pipiltin practican

la poligamia, con una esposa principal con la que celebran el ritual del matrimonio y

otras secundarias, tantas como un hombre pueda mantener. Para Jacques Soustelle, con

datos obtenidos en La historia de Tlaxcala,130 "la mujer legítima daba órdenes a las

concubinas de su marido, y ella misma adornaba y acicalaba a la que su marido escogía

para dormir con ella". También las mujeres tenían un papel económico, las esposas

secundarias eran tejedoras que contribuían a la economía de los grupos privilegiados

como hacedoras de regalos para el intercambio.

Aunque algunos investigadores coinciden en decir que la familia mexica era nuclear

y patrilineal, integrada por padre, madre e hijos, en la realidad estos hijos con sus hijos,

todos descendientes por línea masculina, comparten el mismo hogar. En cambio, las

126 La peregrinación comienza en Aztlán, alrededor del 1100 y llegan al Anáhuac por 1325. 127 Martínez Marín, Carlos, “Peregrinación de los mexicas”, en Historia de México, Salvat Editores, vol. 4, México 1986, p. 702. 128 Castillo Farreras, Víctor M., “Fuerzas y relaciones mexicas de producción”, en Historia de México, Salvat Editores, vol. 5, México1986, p. 799. 129 Ibid., p. 805. 130 De Muñoz Camargo, La historia de Tlaxcala, México 1892. Citado por J. Soustelle, op. cit., p. 181.

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hijas pasan a formar parte de la familia del esposo. Cada familia reúne de ocho a doce

familias casadas en orden patrilineal.131 Y así encontramos en las casas viviendo a:

...abuelos, padres, hijos, nietos y bisnietos y de ahí adelante [...] descendientes por la línea masculina [...]

hasta ocho o diez o doce casados en cada familia, porque las hembras han de casar con los hijos de las

otras familias, y irse a ellas a morar con sus maridos en las familias de ellos... tantos que no quepan en la

familia, se ha de hacer otra de nuevo.132

De esta manera, la familia mexica se acerca más a una familia mexicana tradicional

extendida. El padre, la madre y los hijos conviven con los parientes más cercanos en

una casa con varios compartimientos que ocupa cada núcleo familiar, formando el

calpulli. Esta casa-calpulli congregada a otras similares, cuenta con una propiedad

comunal, llamada calpullalli, la cual es utilizada para pagar los tributos y para otros

usos comunes. Además, cada familia cuenta con un terreno para beneficio propio,

también llamado calpulli. Este es un tipo de propiedad asignada de por vida que no

puede ser enajenada y que si no se trabaja, puede perderse.

Los mexicas practican los principios morales que transmiten a su prole, lo cual

permite el mantenimiento del orden social. Esta lógica social, sin embargo, se verá rota

con la conquista, porque no habrá similar coherencia con la doctrina y práctica del

comportamiento español.

En el México prehispánico, las normas reguladoras de la conducta individual y colectiva respondían a las

necesidades de fortalecimiento del calpulli y del tlatolcayotl. El rigor impuesto en torno al

comportamiento sexual de los nobles, especialmente de las doncellas, los métodos adecuados para

mantener la cohesión entre los grupos familiares, el fortalecimiento de la autoridad paterna, el respeto a

los ancianos y la condena rigurosa de las actitudes desviantes, no se basaban en principios teóricos.133

Es así como se establecen normas sociales entre los mexicas, que regulan los

aspectos del desarrollo humano en la relación entre hombre y mujer, donde la mujer

131 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 13. 132 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México 1987, pp. 60-61. 133 Ibid., p. 48.

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ocupa un lugar de subordinación; estas reglas se ven reforzadas con la educación en la

familia y en la escuela.

Durante el largo proceso de la peregrinación, Martínez Marín menciona que ya

había una división del trabajo, donde "los hombres y jóvenes cazaban, pescaban,

cultivaban y cosechaban. Las mujeres hacían labores complementarias y cargaban la

impedimenta.134 Después, cuando se encuentran asentados en Tenochtitlan y son ya un

imperio, los padres y las madres encaminan a los hijos, haciendo hincapié en las labores

que deben realizar, según el sexo, tal y como lo menciona el Huehuehtlahtolli o Antigua

Palabra.

Señalo algunos puntos que considero relevantes para mostrar la relación que existe

entre la familia mexica y la teoría que manejan investigadores sobre la opresión de la

mujer. A tal efecto, en la cultura mexica era común el secuestro o intercambio de

mujeres; la división de trabajo por sexo y por clase; la poligamia y la monogamia,

según una rígida división de clases, y una familia patrilineal.

Según la concepción materialista, el factor determinante en la historia es la

producción de los medios de existencia (alimento, casa) y la reproducción de los seres

humanos; por lo tanto, la etapa de organización social en que vive un grupo, depende

del desarrollo de la producción y reproducción o sea del desarrollo del trabajo y de la

familia.

A lo largo de los siglos, así como el trabajo se ha desarrollado, también lo ha hecho

la familia. Según el materialismo histórico, a cada estadio de evolución de la

humanidad le corresponde un tipo de familia: "Al salvajismo corresponde el

matrimonio por grupos; a la barbarie, el matrimonio sindiásmico; a la civilización, la

monogamia".135

Esta visión, que seguramente corresponde a una visión evolucionista decimonónica,

nos permite constatar, sin embargo, que conforme los grupos crecen, se van excluyendo

las posibilidades de una sexualidad y una afectividad familiar más libre para mujeres y

hombres, por lazos de parentesco, sean consanguíneos o sociales. Se generaliza el tabú

del incesto, de tal forma que para el estadio de la civilización, la familia es

134 Martínez Marín, Carlos, op. cit., p. 703. 135 Marx, Carlos, F. Engels y V. Lenin, La mujer y el comunismo, Ed. Anteo, Buenos Aires 1956, p. 10.

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monogámica, ya existen una madre y un padre, y descendencia definidos y respetados

socialmente. También, en este proceso de evolución del matrimonio por grupos al

matrimonio sindiásmico, se da el surgimiento de la propiedad privada y la división del

trabajo, correspondiéndole al hombre:

Procurar la alimentación y los instrumentos de trabajo necesarios para ello; consiguientemente, era, por

derecho, el propietario de dichos instrumentos y en caso de separación se los llevaba consigo, de igual

manera que la mujer conservaba sus enseres domésticos [...] el hombre era propietario del nuevo

manantial de alimentación, el ganado, y más adelante del nuevo instrumento de trabajo, el esclavo [...]

pero sus hijos no podían heredar de él.136

Entre los grupos de familias reunidas alrededor de un nombre o un animal totémico

(gens),137 al morir un hombre su herencia pasa a sus hermanos o hermanas, no a sus

hijos en tanto pertenecen a la gens de la madre debido a que la filiación es matrilineal.

En el proceso de evolución de la familia las mujeres pierden el derecho materno,

porque:

El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo.

El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en servidora, en

la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción.138

Cuando la familia matrilineal pasa a ser patrilineal, la mujer ocupa un lugar

subalterno por la necesidad del hombre de asegurarse su paternidad y sus bienes,

incluyendo a la mujer e hijos. Tenemos entonces que "la monogamia nació de la

concentración de grandes riquezas en las mismas manos -las de un hombre- y del deseo

de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de este hombre".139

La opresión de la mujer es producto del surgimiento de la propiedad privada; el

hombre es propietario de la mujer, de sus hijos, del ganado, la tierra, las herramientas

de trabajo; la mujer pierde el derecho materno y se produce una rígida división del

136 Ibid., pp. 13-14. 137 Grupo de familias que llevan el mismo nombre en la antigua Roma, según el Diccionario Academia Enciclopédico, Fernández Editores, México 1996. 138 Marx, Carlos, F. Engels y V. Lenin, op. cit., p. 15. 139 Ibid., p. 30.

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trabajo por sexo, la mujer queda subordinada al cuidado de la casa y de los hijos, y el

hombre, por el contrario, se convierte en dueño y señor de la familia y, como tal, la

tiene que proveer. Comparando la teoría marxista sobre el origen de la opresión de la

mujer con la historia de la familia mexica, puedo concluir que la familia mexica es:

Exogámica, porque los matrimonios se realizan con personas que no pertenecen al

mismo grupo, tribu, casta, etc., aunque probablemente en un principio fuera de

tendencia endogámica (flexibilizada por el hurto de mujeres durante la peregrinación).

Patriarcal, porque tanto el poder como la autoridad recae en el hombre que tiene

acceso a las diferentes áreas del desarrollo político, económico, social y religioso, es

decir, al poder. La mujer, en cambio, está subordinada a la autoridad y control de los

hombres.

Sexista, porque hay una primera discriminación social basada en la división de sexos;

esta división es remarcada y reforzada en la educación que inicia en la familia, continúa

en la escuela y termina en el matrimonio. Una división del trabajo, una educación y una

escuela propias para hombres o mujeres, lugares de creación y recreación y un

comportamiento adecuado a su sexo.

Clasista, porque dentro de esta sociedad patriarcal y sexista, hay una estratificación de

clases. La clase social con mayor poder tiene mayores privilegios para los hombres,

como el derecho a una familia poligámica, porque tiene los medios para sostenerla. La

clase no privilegiada tendrá una familia monogámica.

Existen investigaciones que demuestran que en épocas anteriores al siglo XVI, las

mujeres mesoamericanas tenían mayor poder y autoridad. Soustelle, por ejemplo,

menciona que en la cultura tolteca, Ilancueitl transmitió el linaje dinástico de los

toltecas en Colhuacan.140 Asimismo, Terrazona141 menciona que en Mesoamérica se

prefería el nacimiento de las mujeres, porque el linaje se transmitía por línea femenina y

el cacicazgo lo heredaban las mujeres. También se dan casos de hombres que ascienden

a otra clase social por medio del matrimonio con una noble, como es el caso de Izcoatl.

140 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 71. 141 Terrazona, Silvia C., Mujer mesoamericana, p. 71.

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En la obra de Sahagún se menciona que las mujeres conservaban sus bienes y

podían hacer negocios sin intervención de los hombres.142 Pero poco a poco el poder

masculino se refuerza; las mujeres se ven reducidas al espacio doméstico y, aunque

prácticamente trabajan en todas las áreas de la sociedad, sus puestos están subordinados

al de los hombres y son considerados de menor importancia.

Además, según la teoría antropológica estructuralista, la mujer es el medio que

utilizan los hombres para realizar alianzas en la guerra y en el comercio, por medio del

matrimonio143 de las hijas y hermanas, pactado por los padres y hermanos. De esta

manera, el hombre empieza a tener control sobre el cuerpo de la mujer, estableciendo

principios morales en el comportamiento sexual, social, cultural, religioso, educativo,

laboral. De aquí que las niñas deben aprender “los oficios mujeriles [...] como son obras

de lana y lino y seda y algodón y para todo lo necesario accesorio y útil al oficio de los

telares, y juntamente vendan [...] cada parentela morar en su familia [...] y al más

antiguo abuelo han de acatar y obedecer toda la familia, y las mujeres sirvan a sus

maridos, y los descendientes a los descendientes [...] en fin los de menos edad y los más

mozos a los más viejos”.144

Hay teorías que manejan la génesis de la opresión de la mujer mucho antes de la

aparición de la propiedad privada, insertándola en el sistema de parentesco o el "tráfico

de mujeres", teoría sustentada por Claude Lévi-Strauss, padre de la antropología

estructuralista. Paralelamente, la teoría de la sexualidad, derivada del psicoanálisis de

Sigmund Freud, intenta explicar cómo el hombre llega a ser hombre y la mujer llega a

ser mujer, y la división de sexos, por medio de la existencia del complejo de Edipo y de

Electra.

Recientemente, la feminista estadounidense Gayle Rubin, ha planteado que si no

existiera una división sexual del trabajo, la decisión de la opción/preferencia sexual

sería libre, y "si el sistema de propiedad sexual se reorganizara", no habría poder

superior del hombre sobre la mujer.

142 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 185. 143 Rodríguez, María, “La mujer en la familia y en la sociedad mexica”, en Carmen Ramos (coord.), Presencia y transparencia. La mujer en la historia de México, El Colegio de México, México 1987, p. 23. 144 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., op. cit., p. 59.

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DIARIO ACONTECER MEXICA. ACONTECIMIENTOS

NATURALES, COSTUMBRES Y CEREMONIAS

EMBARAZO, PARTO, NACIMIENTO, BAUTIZO, DESTETE,

EDUCACIÓN, VIRGINIDAD, NOVIAZGO, MATRIMONIO,

INCESTO, DOTE, MONOGAMIA Y POLIGAMIA, DIVORCIO,

ADULTERIO, HOMOSEXUALIDAD, HERMAFRODITISMO,

VEJEZ, MUERTE Y FUNERAL, TUMBAS, SALUD, BAÑO,

ALIMENTACIÓN, MEDICINA, OCTLI, TABACO, CIRUGÍA,

VESTIDO Y ORNATO

La vida para las mexicas está íntimamente ligada al movimiento del cosmos que, a su

vez, da sustento a la religión. Por lo mismo, la vida cotidiana está impregnada de

ceremonias que se relacionan con la vida y la muerte de la humanidad y del cosmos.

El ciclo natural de una mexica, desde su concepción y nacimiento hasta la muerte,

estará acompañado siempre de rituales. En el diario acontecer se manifiesta la

estratificación económica, social y religiosa que impera, haciéndose patente en

cualquier aspecto de la vida y en cualquier momento; esta estratificación se hace

extensiva y se manifiesta en una discriminación donde es más afectada la mujer,

independientemente de su estrato social.

Desde el momento del nacimiento de un nuevo ser, éste ya tiene marcado su

destino, su trabajo u oficio y su comportamiento. Cuando la partera corta el cordón

umbilical, le indica cuáles serán sus deberes: si es niña, le dice que debe ser como la

ceniza que cubre el fuego del hogar, como el corazón dentro del cuerpo, luego entierra

su ombligo en las cenizas del hogar en señal de que no saldrá de la casa, es decir, en

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funciones puramente privadas.145 Si es niño, la partera al nacer lo consagra a la guerra.

El cordón umbilical del niño se entierra junto con un escudo y unas flechas en

miniatura.146

Para darnos una idea de cómo es este acontecer cotidiano, vayamos con el inicio de

una nueva vida y empecemos con el embarazo de una mujer. Dice Pablo Escalante que

el cuerpo, para los nahuas, es el elemento principal de distinción étnica, social,

económica y sexual.147 La actitud corporal, vestimenta y adornos, denotan la

pertenencia a un grupo social determinado; también el cuerpo es el elemento principal

para ofender o alabar, como "a los huastecos los definían y rechazaban como impúdicos

y lujuriosos porque no se cubrían el cuerpo debidamente".148

Sin embargo, a pesar de todo este significado del cuerpo, no hay datos ni estudios

sobre el cuerpo y la sexualidad de los mexicas. ¿Será porque a los españoles la

sexualidad los atemorizaba? Al respecto Todorov expone: “Quizás esa información fue

soslayada por los mismos informantes [...] pero da la impresión de que los actos de

crueldad, ya presentes en la mitología cristiana, no escandalizan demasiado al

encuestador español y que los transcribe fielmente, mientras que la sexualidad no

encuentra lugar”.149

Esta idea parece confirmada por las palabras del religioso Antonio de Solís, para

quien "en los demás ritos y costumbres de aquella nación tocaremos solamente lo que

fuere digno de historia, dejando las supersticiones, indecencias y obscenidades que

manchan la narración".150

145 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, p. 58. 146 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 58. 147 Escalante, Pablo, “Sentarse, guardar compostura y llorar entre los antiguos nahuas”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX. 148 Ibid., p. 444. 149 Todorov, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI Editores, México 1987, p. 248. 150 Solís, Antonio de, Historia de la conquista, Porrúa, México 1973, p. 181.

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EMBARAZO

Los cuidados que tiene una macehualtin embarazada, son diferentes a los de una mujer

cihuapilli; la primera no tiene servidoras que la cuiden y realicen los quehaceres

domésticos y en el momento del parto, en muchas ocasiones, está sola; en cambio, las

mujeres de la clase dirigente, son acompañadas desde el principio del embarazo por las

parteras y por sus servidoras.

El nacimiento de un nuevo ser era considerado como un obsequio divino, por eso

desde el embarazo, la mujer debe seguir ciertos consejos dados por la partera, como no

dormir mucho, no llorar, no suspirar, no tener penas ni enojos, ni sustos para no abortar,

asimismo tienen que arreglar, limpiar y barrer los altares.151

Es interesante anotar la preocupación que tenían en cuanto a la intensidad de las

relaciones sexuales durante el embarazo, para lo cual se recomendaba realizarlas con

poca frecuencia en los primeros meses y cuando ya la mujer estuviese a punto de parir,

que la pareja se abstuviese porque podría ocasionar enfermedad a los niños y dolor a la

mujer en el parto:

...que se abstuviesen del acto carnal, porque si no lo hiciese así la criatura saldría sucia y cubierta de una

viscosidad blanca [...] y esta misma viscosidad da mucha pena, y dolor a la mujer cuando pare, tiene mal

parto, y aún queda lastimada por dos o tres días.152

La ceremonia que se realiza en el momento del parto, tendrá variaciones

dependiendo de la clase social. Si la futura madre es de clase privilegiada, cuando

anuncia su embarazo, sus padres, parientes cercanos y amistades realizan un banquete

para celebrar el suceso. Las macehualtin también realizan la ceremonia, pero el

banquete varía en función de los recursos con que se cuenta.

Como la costumbre de la limpieza y el baño está muy arraigada, el lugar de parto

debe estar limpio, a la parturienta se la baña antes; luego, la partera le soba la barriga

para acomodar al niño y, si es necesario, le da una infusión para acelerar el proceso; a

un lado, debe estar la ropa limpia para cubrir al que nace.

151 Ibid., p. 53. 152 Terrazona, Silvia, Mujer mesoamericana, p. 54.

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Desde el momento en que inicia el trabajo de parto, se prenden grandes teas de

ocote para anunciar el momento, las cuales se apagan cuando se celebra el "bautismo",

o sea, cuatro días después. Los padres y parientes cuidan que estas teas no se apaguen y

que nadie saque el fuego hacia otro lugar porque "apocaban la ventura de la criatura

recién nacida".153

En el momento que nace el niño, la partera le corta el ombligo que es enterrado,

luego baña a la criatura diciéndole: “Recíbate el agua por ser tu madre la diosa

Chalchihuitlicue, Clalchiuhtlatonac y póngate el labatorio para labar y quitar las

manchas y suciedades que tienes de parte de tus padres y límpiete su corazón y de

buena y perfecta vida”.154

Luego se dirige a la diosa del agua expresando: “Señora excelentísima

Chalchihuitlicue, Clalchiuhtlatonac, ya nació esta criatura en el mundo, enviada de los

dioses Ometecuhtli y Omecihuatl, que viven y reinan en el doceno cielo, para que le

lavéis y limpiéis de las manchas y suciedades que trae, heredadas de su padre y madre...

recibid a la criaura venida y nacida en este triste mundo”.155

Después la partera toma agua en la mano derecha, la sopla y la pasa por la boca, el

pecho y la cabeza del recién nacido y le pide que reciba a su madre, diosa del agua,

Luego le lava el cuerpo y lo envuelve en sus pañales diciéndole: “Pues sábete (niño

mío) que este mundo donde has venido es triste y doloroso y lleno de trabajos y de

miseria, y es un valle de lágrimas; y, creciendo en él, has de comer pan con dolor

trabajado de tus manos”.156

Luego se dirige a la parturienta, le alaba la fortaleza mostrada en el parto,

semejándola con la diosa Cihualcohuatl, animándola al siguiente parto; posteriormente

se dirige a los padres y parientes, agradeciéndoles el cuidado que han tenido y dándoles

otras recomendaciones. Ellos, a su vez, le agradecen el trabajo realizado.

Si la criatura recién nacida lo es de un señor principal, o de un pochteca, los amigos

de éstos le mandan a un anciano para que le dé el parabién del recién nacido.

153 Torquemada, Juan de, Monarquía indiana, pp. 213-214. 154 Ibid., p. 198. 155 Ibid., pp. 198-199. 156 Idem.

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Terminados los ritos, los padres mandan a traer al adivino para que le lea el futuro y

vea si el cuarto día es bueno para el bautizo. El adivino con seriedad pregunta día y hora

del nacimiento, luego revisa sus libros y si el día es bueno, así lo hace saber y les dice

que al cuarto día tienen que bautizarlo y lavarlo, pero si el día no es bueno, porque ese

día "reinaban dioses crueles, impíos y tiranos y que había de ser pobre y miserable,

sujeto a grandes desventuras",157 lo cambia para remediar esa desventura. El trabajo de

estos adivinos es bien pagado, ya sea con moneda o con especies.

BAUTISMO-LAVATORIO-TLACOZOLAQUILO

A los cuatro días, la criatura es bautizada con un gran convite, para el cual se invita a

más niños, niñas, amigos y parientes, si sus recursos se los permite.

Antes del amanecer, la partera desnuda al niño, lo levanta cuatro veces hacia el

cielo, dirigiéndose a las divinidades en este orden: primero a Ometecuhtli y Omecihuatl,

después a la diosa del agua, Chalchihuitlicue, luego a los dioses celestiales y por último

al dios del sol y de la guerra, diciendo algunas palabras como: "Hijo mío, Ometecuhtli y

Omecihuatl, señores del doceno cielo, te criaron para enviarte a este mundo triste y

calamitoso; toma pues el agua que te ha de dar vida".158

Luego, con la mano derecha toma el agua que tiene en un recipiente y se lo pone en

la boca, luego sobre los pechos, después sobre la cabeza y finalmente lava todo el

cuerpo y mientras lo hace, recita algunas oraciones.

Después, si es niño, toma el escudo, arco y flechas en miniatura y lo ofrece al dios

de la guerra. Si es niña, toma unas enaguas, un huipil, una petaquilla, un huso y todo lo

necesario para tejer, también en miniatura, le pone agua en la boca, diciéndole:

Abre la boca y recibe a la diosa Chalchihuitlicue, que da vida, para vivir en el mundo”; y al ponérsela en

el pecho decía: “toma el agua clara que limpia y refresca el corazón y lo despierta”; y cuando se lo ponía

en la cabeza decía: “toma y recibe el agua Chalchihuitlicue, que te hará vigilante para que nunca seas

tocada del demasiado sueño; ella te abrace y te avise para que seas vigilante y no dormilona en este

157 Ibid., p. 204. 158 Idem.

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mundo”. Lavándole las manos decía: “apártate hurto de la niña”; y lavándole las ingles, añadía: “¿dónde

estás mala fortuna? Apártate de la niña, con la virtud del agua clara”.159

Finalmente, le pone el nombre, previamente consultado con el adivino, repitiéndolo

cuatro veces, envuelve a la criatura en sus pañales y lo mete a la cuna,160 ofreciéndola a

la diosa de las cunas, Yohualticitl, para que la cuide y al dios de la noche,

Yohualtecuhtli, para que le procure buen sueño. Una vez terminado el ritual, se inicia el

banquete, mientras las teas de ocote, continúan ardiendo y sólo son apagadas cuando

termina la fiesta.

El nacimiento de un nuevo ser es un momento importante en la vida de una familia.

Dependiendo de los recursos con que se cuenta, la ceremonia se celebra con

ostentosidad o pobremente, pero realizándose siempre.

Familiares y amistades visitan a la recién parida restregándose la ceniza del fogón

en todo el cuerpo, apretando las rodillas, en especial las otras recién paridas, para que

se fortifiquen los huesos y miembros de las recién nacidas.

El padre, previamente preparado, ya tiene las mantas y vestidos para obsequiar, así

como las aves, pan y caña (pipa) que reparte a los invitados.

Todo mundo trabaja. Las mujeres ayudan en la elaboración de la comida, desde

preparar el maíz (cocerlo –nixtamal-, lavarlo y molerlo) para hacer los tamales, el atole

y las tortillas. Por allá, otras muelen en el metate el chile y el cacao para otros guisados

y bebidas, mientras, más allá, otras preparan la mesa.

Los hombres cuidan que no se apague el fuego, limpian el camino por donde llegan

los invitados, ponen ramas y flores en las puertas. Algunos matan y pelan aves y otros

animales con los que las mujeres guisarán ricos platillos. El caso es que todas están en

pleno ajetreo y con singular alegría ayudan en los preparativos de la gran ceremonia.

Lista ya la comida, pasan primero los ancianos nobles y principales hasta terminar con

los jovenzuelos y niños; los servidores de estos señores principales, pasan a comer

después y si sobra comida, hacen su itacate para llevarlo a su casa. Mientras que por un

159 Ibid., pp. 205-206. 160 Este ritual es conocido con el nombre de tlacozolaquilo, que quiere decir depositar a la criatura en la cuna.

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lado comen los hombres, por el otro comen las mujeres e igual que ellos, primero lo

hacen las de alto rango hasta terminar con sus servidoras.

Al atardecer se juntan los ancianos y ancianas a fumar sus cañas de humo y a beber,

en sendos tecomatecos (vasos de madera) el octli. Las bebidas embriagantes como el

octli (pulque), están reservadas para la gente anciana, pero otras bebidas preparadas con

cacao y chian, a las que se agrega un "badulaque de chile que llaman panilli",161 son

bebidos normalmente por hombres y mujeres.

Ya entonados, los ancianos inician el canto, mientras que algunos parientes e

invitados platican, o lloran de alegría. Más allá, otro grupo cuenta historias. Así

transcurre el día y llega la noche. Satisfechos, los invitados inician la retirada. Los que

no estuvieron contentos se retiraron antes de la noche, murmurando y, si el descontento

fue por falta de atención, al día siguiente son nuevamente invitados y agasajados para

que estén contentos.

DESTETE

Es una costumbre mexica amamantar hasta los dos o tres años a los hijos e hijas porque

de esta manera crecen más fuertes. En el momento del destete vuelven a celebrar un

acto con fiesta y convites. En otros lugares, como en la Florida, los destetan más

grandes, a los seis años, y algunas veces hasta los doce años, porque dicen que si los

destetan antes, sus hijos "no tendrían fuerzas y que se criarían afeminados".162

Una vez destetados, las madres les enseñan a tener una alimentación frugal.163

También es una costumbre cubrirlos escasamente de ropa para que crezcan fuertes y sin

achaques.

161 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 215. 162 Ibid., p. 217. 163 Ver capítulo La Educación.

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VIRGINIDAD

Parece ser que la castidad para las y los mexicas es muy importante, las mujeres son

educadas con austera severidad y mantenidas en virtual cautiverio, guardando

celosamente su virginidad164 hasta el momento del matrimonio.

La educación y disciplina, enseñada y practicada tanto en la casa como en la escuela

y templos, están enfocadas, precisamente, al recato en la conducta de las mujeres; la

disciplina que practican en la casa y en el templo es severa, no se les permite reír con

los hombres. Si una joven comete el pecado de la carne cree que su propia carne se le

pudrirá y si su proceder es conocido por otras personas, podría perder la vida junto con

el hombre con quién cometió el acto sexual.165

El hombre tiene la responsabilidad moral de cuidar su buen nombre y el honor y

buenas costumbres de la familia.166 Terrazona,167 basándose en los datos que encontró,

dice que era más deseada una mujer que demostrara que podía tener hijos. Es posible

que así sea por el significado que tienen los hijos, y seguramente, en el grupo de los

macehuales, podía suceder con más frecuencia.

NOVIAZGO

El matrimonio mexica, en muchas ocasiones, significa poder político y es utilizado para

concertar alianzas y evitar guerras; también para ampliar cacicazgos por cuanto en

algunos lugares las mujeres eran las transmisoras de la herencia.168 Por lo mismo,

generalmente son los padres quienes eligen a la novia o al novio y lo hacen por

conveniencia social, económica, militar.169

164 Rodríguez, María de Jesús, “La mujer y la familia en la sociedad mexica”, en Presencia y Trasparencia. La mujer en la historia de México, El Colegio de México, México 1987, pp. 16-17. 165 Ibid., p. 91. 166 Muriel, Josefina, “La transmisión cultural en la familia criolla novohispana”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, p. 115. 167 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 108. 168 Ibid., p. 94. 169 Rodríguez, María de Jesús, op. cit., p. 24.

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Esta elección de pareja por parte de los padres, seguramente se daba más entre la

nobleza porque había intereses de por medio y porque los hijos e hijas se encuentran en

las escuelas o en los templos y estaban más vigilados. Suponemos que no sucedía lo

mismo con los macehuales, ya que muchos de ellos no asisten a las escuelas y desde

pequeños se dedican a trabajar conjuntamente con el padre o la madre. Nos lo podemos

imaginar con mayor libertad de movimiento.

En la misma escuela, entre los que asisten al Tepochcalli, como lo dicen los

testimonios, había más libertad que en el Calmecac. Los muchachos pueden asistir al

Cuicacalli que es la escuela de canto y danza, donde aprenden los ritos y ceremonias y

seguramente, es el lugar donde los muchachos y las muchachas se miraban y se

flechaban, buscando los momentos propicios para verse a solas, por más cuidado que

tuvieran los ancianos y ancianas de la custodia.

Por otro lado, los mismos testimonios dicen que las parejas de los macehuales no se

casan si no tienen los recursos necesarios, y lo pueden hacer después, si así lo desean.

MATRIMONIO-BODA

Al ser los padres quienes eligen a las parejas, el casamiento es una decisión colectiva y

no particular. Si el consejo familiar aprueba al novio, o a la novia, la ceremonia se

puede realizar.

Robert McCaa dice que antes de la llegada de los españoles, en el periodo

postclásico, "los aztecas estuvieron sometidos a constricciones demográficas menos

severas"170 que en el período clásico, cuando el ambiente natural era más severo. En

esos ambientes hostiles, vivían menos años y seguramente por lo mismo, la edad para el

matrimonio era más temprana, como sucedió después de la conquista. Esto coincide con

las investigaciones osteopatológicas de restos del período clásico.

Coincido con la opinión de McCaa, porque conforme transcurre el tiempo, también

se transforma la cultura, ofreciendo mayores herramientas para mejorar el modus

vivendi y vivir más años y, como consecuencia, no hay urgencia para casarse a una edad

170 McCaa, Robert, “Tratos nupciales”, en Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica.

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temprana. Antes de la conquista española, la edad permitida para casarse en las mujeres

es de los veinte a los veinticinco años, y en los hombres es de veinte a cuarenta. En el

templo, los hombres novicios están consagrados a Quetzalcoatl, tanto que si entre los

veinte y los veintidós años no se han casado, se convertirán en tlamacazqui

(sacerdotes).171

Después de la conquista, la edad para casarse es más temprana, entre los doce y

catorce años, porque la mortandad ha crecido; la guerra de conquista, las epidemias y la

construcción de la ciudad, ha matado a multitud de mexicas. El matrimonio a temprana

edad es usado como una política poblacional.172

Podemos imaginarnos una boda de la siguiente manera. Una vez que los padres ya

han encontrado la pareja idónea, previamente se consulta el libro sagrado para conocer

los presagios de cada uno de los contrayentes y verificar que los signos sean afines;

para eso, debían tener presente la fecha del nacimiento. Si eran afines podían casarse y

si no, se calculaba cuál sería el día óptimo para hacerlo.

El hombre, si está en el Calmecac, pide permiso a sus maestros para liberarse de la

escuela. Para esa liberación se hace una ceremonia y un banquete. El maestro le dirige

un discurso lleno de consejos.

En el momento en que los hombres quedan libres y se ha consultado a los adivinos,

los padres del muchacho envían a unas ancianas conocidas como cihuatlanque, cuyo

oficio era el de negociar los casamientos, a la casa de la novia con algún presente para

hacer la petición. Es costumbre que los padres de la novia no acepten el compromiso

sino hasta la segunda o tercera visita y cada vez que regresan las ancianas, el regalo

debe ser más grande. En la segunda o tercera vez, las ancianas informan sobre el monto

de la dote del novio y los padres de la novia dicen cuál va a ser su aportación al

matrimonio. Con los padres de acuerdo, las ancianas van a darle la buena noticia al

novio y después retornan estas ancianas para hablar con la novia y hacer la petición

directamente con ella; con este último consentimiento se concierta la boda.

El día designado para la ceremonia, desde la mañana llegan los invitados, maestros

y condiscípulos; al medio día llegan los viejos y viejas. Todos llevan regalos a los

171 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 65. 172 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 93.

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contrayentes. Por la tarde arreglan a la novia, la bañan, peinan y pintan con polvo

amarillo de tecozahuitl, después la sientan sobre un petate y ahí van a saludarla. Los

ancianos y las ancianas les dan consejos sobre su comportamiento de mujer casada.173

Más tarde llega el novio acompañado de sus padres, parentela y amigos, a la casa de la

novia portando un bracero para que él y ella sean incensados. Se encuentra con ella, le

toma las manos y entran al aposento ya arreglado para la ocasión y se sientan sobre un

petate nuevo, cerca del fuego, la mujer del lado izquierdo del hombre. La madre del

muchacho regala a la nuera una camisa y la de la novia al yerno una manta.

La boda consiste en unir con un nudo la manta del novio con la camisa de la novia.

Algunos dicen que es la casamentera la que realiza el acto y otros que el sacerdote, y en

el templo. Después él le da un vestido de mujer a ella y ella, a su vez, uno de hombre a

él. Luego les traen comida, cuatro bocados de tlatonilli (tamal) y ambos se dan bocados

en la boca. Los desposados quedan encerrados en un cuarto y, afuera, la fiesta sigue, los

invitados cantan, bailan, comen y beben, mientras los novios hacen penitencia de ayuno

de comida y de sexo, ya que los desposados no consuman el matrimonio sino hasta la

cuarta noche; no salen de la casa más que para realizar sus necesidades naturales.

A la cuarta noche llegan los guardas del templo, juntan dos petates y, debajo,

colocan una pluma y una piedra (chalchihuitl), un pedazo de cuero y encima, unas

mantas rodeadas con unas espinas de maguey, con las cuales se ofrecerá un sacrificio a

los dioses, consistente en ofrendar la sangre que mana de las orejas y de la lengua. En

esos cuatro días no se lavan ni se bañan y permanecen en ayuno. A la media noche del

cuarto día, salen para ofrecer el sacrificio y queman incienso en el altar de su dios.

Después consuman el matrimonio y llevan los petates que usaron, al templo para dar

gracias. Al quinto día se bañan, se visten con ropas nuevas, el novio perfuma con el

incensario a sus dioses y los invitados siguen celebrando la ceremonia, cantando,

bailando, comiendo y bebiendo.

Las personas que no cuentan con recursos, igual realizan la ceremonia aunque sin

tanta pompa; también se daba el caso de que se casaban sin festejo, trabajaban y

después lo realizaban, invitando a sus parientes y amistades. Cuando se casaban sin

consentimiento de los padres, dejaban pasar un tiempo y después el varón llegaba con

173 Ibid., p. 178.

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los padres de la mujer, pide disculpas por no haber ido antes a pedir a la novia y haberse

casado sin su licencia, les promete que si aceptan, ellos harán la ceremonia para vivir

bien, tener hijos y educarlos y piden el perdón; si los padres están de acuerdo se realiza

la ceremonia. Era corriente, también, que una pareja podía formarse sin el casamiento y

sin tantos remilgos. Es sabido que muchas veces los novios no esperaban la aprobación

familiar, "ayuntaban un tiempo"174 y después lo comunicaban a la familia; esto

generalmente pasaba con la gente del pueblo.

Parece ser que no todas las bodas se realizaban de la misma manera. Para Jacques

Soustelle, la ceremonia del matrimonio se hacía en la casa del hombre, pero antes con

una fiesta anterior en la casa de la novia, donde ella se baña y lava su cabellera, se pinta

la cara de color amarillo y se cubre brazos y piernas con plumas rojas.175

INCESTO

El incesto no está permitido hasta el séptimo grado de parentesco, o tercer grado si es

que el contrayente había realizado algún hecho importante. No se pueden casar padre

con hija, madre con hijo, suegro con nuera, yerno con suegra, padrastro con entenada,

entenado con madrastra, hermanos con hermanas. Torquemada comenta que se

encontraron algunos casos de matrimonios entre hermanos y hermanas, pero porque

“eran reyes y gente poderosa".176

También nos dice que, en Texcoco era una costumbre que los señores principales

cuando morían, sus hijos, además del señorío y otros bienes, heredaban también las

mujeres que no hubiesen tenido hijos con el fallecido. Si bien era una costumbre de los

señores principales, no fue bien aceptada por la sociedad, por lo que constantemente “se

vituperaba y reprobaba y por esto le llamaban a este hecho tetzahuitl, que quiere decir

cosa espantosa y de asombro; y a los hijos que nacían de este ayuntamiento llamaban

174 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 181. 175 Ibid., p. 179. 176 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 164.

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tetzauhconetl, hijos de asombro y de espanto, porque les espantaba ver que era aquello

prohibido y que hubiese gente que lo cometiese”.177

También en algunos códices mixtecos se historian casamientos entre hermanos178 y

el mismo Torquemada dice que, entre los principales, se acostumbraba casarse con la

suegra, o con la hija de su mujer actual.

Si alguno casaba con mujer que fuese mayor en días, si esta tal tenía una hija habida de otro, se la solía

dar a este segundo marido, sólo a fin de tenerle contento, para que no la dejase por vieja; de manera que

tenía a madre y hija por mujeres, ambas en un tiempo.179

En cuanto a la dote, también el valor y contenido difiere dependiendo del grupo

social al que pertenece la novia y puede ir desde el intercambio de ropa que se hacen los

desposados, hasta los regalos que reciben de los parientes. En otros lugares, el novio le

paga al padre de la novia con cargas de leña o incluso va a vivir a la casa de ella para

pagar la fuerza de trabajo de la mujer.180

POLIGAMIA Y MONOGAMIA

La poligamia y la monogamia dependen del estrato social y de la solvencia económica

del varón. Los pipiltzin pueden tener una o más esposas si las pueden mantener, aunque

sólo una es la esposa principal, por lo que la poligamia es permitida siempre y cuando

el hombre cuente con los recursos necesarios para la manutención de sus esposas, que

son consideradas legítimas, así como legítimos son sus descendientes; en el caso de la

herencia, los hijos de la mujer principal son los que heredan el cargo y los bienes

mayores.

Esta costumbre fue prohibida por los frailes inmediatamente después de la

conquista. Éstos obligaron a los pipiltzin a preferir a una sobre todas las demás esposas,

177 Idem. 178 Ibid., p. 95. 179 Ibid., p. 164. 180 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 98.

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la que era considerada legítima; las otras pasaron a la categoría de concubinas y los

hijos de estas mujeres, hasta ese momento legítimos, pasaron a ser conocidos como

bastardos (Relación de Michoacán).181

Los casos más conocidos de bigamia son los de Moctezuma y Nezahualpilzintli.

Moctezuma tenía dos mujeres de esta calidad, con título de reinas, en cuartos separados de igual pompa y

ostentación. El número de sus concubinas era exorbitante y escandaloso; pues hallamos escrito que

habitaban dentro de su palacio más de tres mil mujeres entre amas y criadas.182

Torquemada abunda sobre el tema e informa que en la Florida, los médicos se casan

con dos o tres mujeres y que éstas se tratan entre sí como si fueran hermanas.183

DIVORCIO

El hombre puede divorciarse cuando la mujer es estéril, perezosa y descuidada en sus

tareas, o "si tenían mal carácter, ser impacientes o descuidadas".184 Aunque la

esterilidad es motivo de divorcio tanto para el hombre como para la mujer, ésta sólo

puede hacerlo si alega maltrato, haber sido golpeada o que el hombre no le da sustento

para la familia y abandona a sus hijos.185

Para divorciarse, las parejas se presentan ante un juez y dan su queja; el juez los

escucha con atención y luego les pregunta si son casados o sólo amancebados porque,

para el segundo caso, los dejan ir libres, dándoles castigos si lo mereciesen. En cambio,

si son casados, primero se intenta la reconciliación y, si no es posible, se otorga la

separación, llevándose cada quien los bienes aportados al matrimonio; en el caso que

hubieran bienes comunes producto de la convivencia, se dividen. Con respecto a los

hijos, si son pequeños, se quedan con la madre; si son grandes (Durán) los niños se van

con el padre y las niñas con la madre.

181 Ibid., p., 109. 182 Solís, Antonio de, op. cit., p. 173. 183 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 173. 184 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, p. 178. 185 Ibid., p. 188.

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Un motivo fuerte para el divorcio es el adulterio femenino, y las que lo cometen

pueden llegar a perder la vida, pero si el hombre ofendido no se queja, nada pasa. La

condena por adulterio consiste en que a la adúltera y a su amante se les aplaste la

cabeza a pedradas, pero antes la mujer es estrangulada. Para llegar a la pena de muerte

es necesario que existan testigos del hecho.186

Una creencia mexica dice que si los padres son adúlteros, el niño nace con las

piernas encorvadas, enfermedad conocida con el nombre de Tlazol, por Tlazolteotl

diosa de lo sexual.187

HOMOSEXUALIDAD

Entre los mexicas no se reportan casos de homosexualidad y Torquemada nos habla de

homosexuales sólo en la Florida.188

Se casaban unos con otros los hombres, como que conviniese en el contrato natural, siendo pecado

gravísimo cometido contra él. Estos son unos hombres mariones impotentes que andan vestidos con traje

mujeril y hacen los mismos oficios que ellas y no tiran arco ni flechas. Son muy corpulentos y

membrudos, y por esto llevan grandes cargas. De estos referidos se vido uno casado con un hombre de

los otros que podían serlo con mujer y podían tener hijos de ella.189

Torquemada también relata que un hijo de Xicoténcatl (Señor de Tlaxcala) se

enamoró de una muchacha a la que pidió como mujer y se la llevó a su casa junto con

las otras. Después de un largo viaje regresó y vio a sus mujeres (veinte) preñadas por la

moza que, en realidad, era hermafrodita; a las esposas las perdonó y casó con otros y a

la hermafrodita la sacaron desnuda y le abrieron "el costado siniestro" con un pedernal

y se fue huyendo, sangrando y apedreada por todos hasta que cayó muerta.190

186 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 186. 187 Terrazona, Silvia C., op., cit., p. 54. 188 Por la descripción que hace Torquemada, supongo que se refiere al actual estado de Veracruz. 189 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 174. 190 Ibid., p. 112.

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VEJEZ

Al llegar a la vejez las mujeres no pierden su valor social, por el contrario, son

reverenciadas por su experiencia y sabiduría, se las consulta en asuntos políticos,

administrativos, económicos y sociales y gozan de consideraciones y comodidades en la

comunidad.191 A ellas se les permite beber octli. Además, nunca están ociosas porque

cumplen las funciones de parteras, curanderas o hechiceras especialistas en

encantamiento.192

MUERTE Y SEPELIO

Dice Pablo Escalante193 que es una costumbre entre los nahuas llorar al muerto; es parte

del ritual llorarle a los veinte días de fallecido y "al cabo de año", hasta completar

cuatro. A los muertos les amarran las piernas, les colocan vestidos de papel y los

amortajan con sus mantas, se queman sus pertenencias de trabajo para que los

acompañen y los entierran junto con un perro que los ayuda a cruzar el río del

inframundo.

Según los mitos, quienes mueren por enfermedad se van al Mictlan (tierra), desde

donde, después de estar cuatro años en ese lugar, se dirigen al inframundo. Si se

mueren ahogados o relacionados con el agua, se van al Tlalocan, que es un paraíso

siempre verde y soleado. En cambio, si mueren en la guerra o en el parto, se van al

tonatiuh (sol) y se convierten en colibríes.194

En los escasos suicidios, los ahorcados tienen su diosa maya Ix Tab; se les admira

porque es una forma honrosa de morir y se van al cielo. Torquemada menciona que en

Tenochtitlan había un lugar o cuarto de los ahorcados llamado Coyanacazco.195 Los que

mueren en el combate o en la piedra de los sacrificios tienen asegurada una eternidad

191 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 69. 192 Ver capítulo Trabajo. 193 Escalante, Pablo, op. cit. 194 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 126. 195 Ibid., pp. 126-127.

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dichosa y un lugar asegurado entre los compañeros del águila, acompañan al sol en su

recorrido y luego reencarnan en un colibrí y viven entre flores.196

Los cadáveres son colocados directamente en una fosa o envueltos en petates, en

diferentes posiciones: extendidos, flexionados, de lado, parados o acostados. Dicha fosa

puede estar bajo el piso de las casas, cavada en forma de rectángulo y recubierta con

mampostería, pisos y paredes, o en forma de pirámides con pinturas. Es costumbre

enterrar a los muertos de la familia con ofrendas como vasijas, utensilios y alimentos.

También la incineración es común entre los mexicas y las cenizas se depositan en una

caja de piedra labrada con ofrendas.197

SALUD E HIGIENE

Por los testimonios recabados, podemos decir que los mexicas se preocupaban por tener

una buena salud, lo cual se constata por el tipo de alimentos que consumen y por la

higiene personal.

Generalmente, durante la noche duermen bien para madrugar al día siguiente, ya

que las normas de convivencia condenan la ociosidad y los vicios. Por lo tanto, "todo

mundo se levantaba muy temprano: los tribunales, por ejemplo, estaban abiertos desde

el amanecer y los jueces comenzaban sus sesiones con los primeros resplandores del

sol".198

Una costumbre que llamó mucho la atención de los españoles cuando llegaron a

Tenochtitlan, fue la limpieza de la ciudad, así como el baño diario; por toda la ciudad,

por sus calles, templos y casas, se respiraba limpieza.

"La ciudad, a principios del siglo XVI, parece haber sido saludable, gracias a la

abundancia de agua, a los hábitos de limpieza de los habitantes y al clima de altura",199

pero con la llegada de los españoles, llegaron también enfermedades desconocidas que,

por lo mismo, no tienen manera de curarse; por lo tanto, las epidemias causaron

196 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 59. 197 Terrazona, Silvia C., op. cit., p128. 198 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 135. 199 Ibid., p. 49.

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verdaderos estragos en la población; a esto se deben agregar costumbres adquiridas en

imitación de los conquistadores, como el emborracharse, lo que mengua la salud y, por

ende, repercutía en la disminución de la población mexica. “Dibujos de los nativos

muestran a las víctimas y a sus síntomas; entre ellos las erupciones de la piel, las

hemorragias nasales y la muerte son los más comentados. Hubo suicidios, infanticidios

y negativas a tener hijos”, informa Gibson.200

Una de las costumbres mexicas totalmente diferente a la de los españoles es el baño,

el cual, además de ser una medida higiénica‚ es también una ablución ritual con carácter

ceremonial. Desde que la criatura nace, se realiza el ritual del bautismo, bañándosele

con agua fría. Las mujeres recién paridas se bañan en el temazcalli (baño de vapor

construido con barro y piedras) antes de reanudar sus actividades cotidianas. Los

mexicas tenían el hábito de tomar baños en el temazcalli, era y es una costumbre

higiénica, terapéutica y de purificación.201

Entre los consejos que las madres dan a sus hijas antes del matrimonio, se subraya

la importancia de mantenerse siempre limpias y bañadas, como limpia ha de ser la casa,

la ropa y todos los enseres que usen. Charles Gibson comenta que "todo mundo se

bañaba frecuentemente, y muchas veces todos los días, en los ríos, lagunas y

canales".202

ALIMENTACIÓN

La alimentación de una familia mexica depende del grupo social al que pertenece y la

cuantía de sus recursos económicos.

La alimentación macehual es frugal y consiste en dos o tres ingestas de tortilla,

atole, tamales, frijoles y granos, amaranto y chía y otras plantas cultivadas o silvestres

como el huauhtli. A veces pueden comer carnes de aves, peces, insectos y batracios que

logran cazar y pescar por los alrededores del calpulli. Beben sólo agua y cuando tienen

que salir fuera por un día completo o por más tiempo, se llevan su itacatl.

200 Gibson, Charles, España en América, Ed. Grijalbo, México 1977, p. 234. 201 Ibid., p. 136. 202 Ibid., p. 153.

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La clase alta, la nobleza de los pipiltzin, consume una gran variedad de platillos,

cuya base son los alimentos arriba mencionados, a los que se agregan carnes exquisitas

traídas de varios lugares, como guajolotes, faisanes, perdices, cornejas, patos

domésticos o salvajes, venados, jabalíes, pichones, liebres y conejos. Dentro de su

alimentación, también se encuentra una gran variedad de frutas. Beben cacao con miel

perfumada de vainilla y, en ocasiones especiales y con moderación, el octli. Después de

haber comido y bebido, los señores fumaban sendas cañas de tabaco.

En la comida existe un orden; primero comen los señores, los hijos, las señoras e

hijas e invitados y por último, y en otro lugar, el servicio doméstico libre o esclavo.

Algunos ejemplos de especies animales, plantas, semillas y otros alimentos.

ALIMENTOS:

VEGETALES CARNES

Huauhtli: amaranto203 Pavos:Totolin o guajolote:uexo

quilitl: quelites faisanes, perdices, tórtolas, aves acuáticas

chian: chía patos, pichón, cornejas, pescado, tortuga, cangrejos,

atolli:atole ostras, batracios: ranas: axolotl

octli: jugo fermentado renacuajos: atepocatl, camarones de agua: acociltin

exotl: ejotes insectos: hormigas, meocuilin, gusanos de maguey, moscas

camotli: camote acuáticas, puercos salvajes, reptiles: iguana: quahcuetzpalin

ahuantli: huevos de mosca, perros.

MEDICINA

La cultura mexica se caracterizó por el gran conocimiento de la naturaleza y de las

propiedades curativas de diferentes especies de árboles, hierbas, plantas, frutas y

203 Los españoles prohibieron el cultivo del amaranto porque lo ligaban a ritos indígenas. Ver, Soustelle, Jacques, op. cit., p 156.

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semillas. Con los tallos, hojas, semillas y frutas de centenares de especies elaboraban

infusiones, emplastos y otros compuestos para detener la enfermedad.

"Abundaban los remedios caseros, elaborados o recetados por curanderos y

hierberos. La población indígena acudía [...] a sus propios médicos. Algunas religiosas

se habían especializado en la elaboración de bálsamos, jarabes y comprimidos

medicinales"204, nos asegura Pilar Gonzalbo.

Algunos ejemplos de remedios caseros son el ogitl, líquido negro que se utiliza

contra el frío y la sarna; el zoquitl o quahtepuztli, barro negro utilizado para teñir los

cabellos y para matar los piojos.205 El iztacpatli, que sirve para evacuar las flemas; el

tlacacahuatl, para quitar la calentura; el culuzizicastli, para despejar la cabeza; el

ololiuhqui, útil para sanar las llagas; la raíz de Michoacán, como purgativo; la medicina

bendita: ruibarbo, escamonea y casia;206 el cihuapactli, una pócima para las parturientas

que acelera el parto;207 y la cola molida de tlaquuatzin (zarigüeya), también para

acelerar el parto.208

Una hierba narcótica muy usada para curar y para rituales de adivinación es el

tlapatl, una solanácea209 que contiene solanina, un glucósido muy venenoso. También

usan el mixitl o grano y el teonanacatl, o nanácatl, honguillos que producen estados

alternos de alucinaciones y lucidez y que se comen con miel.210

Hay hombres y mujeres que practican formas de curación que hoy consideramos

cirugía. Principalmente hacen uso de prácticas de corte quirúrgico cuando el niño está

muerto y no puede salir del vientre de la madre. La partera mete la mano en la que porta

una navaja de piedra u obsidiana y corta el producto en trozos para extraerlo y salvar a

la madre. Sin embargo, en algunas ocasiones, la parturienta se muere.

204 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos y la vida urbana, Serie Historia de la Educación, El Colegio de México, México 1990, p. 104. 205 Orozco y Berra, Manuel, Historia de la Ciudad de México, SEP Setentas Diana, México 1980, p. 65. 206 Ibid., p. 66. 207 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 56. 208 Ibid., p. 65. 209 “Aplícase a hierbas, matas y arbustos angiospermos dicotiledóneos, que tiene hojas simples y alternas, flores de corola acampanada y baya o caja con muchas semillas provistas de albumen carnoso, como la hierba mora, la patata, la berenjena, el pimiento y el tabaco” (Gran Diccionario Patria de la Lengua Española, p. 1479). 210 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 158.

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Cuando eso sucede la llaman mocihuaquetzqui, mujer valiente, y la inhuman. Antes

de sepultarla tienen que proteger el cadáver porque lo pueden robar ya que su cuerpo es

considerado mágico para los guerreros: el dedo medio de la mano y el pelo les daban

fuerzas y cegaba a los enemigos. Para los hechiceros, el brazo y la mano izquierda de

una mujer muerta en el parto servía para invisibilizarse en el momento de un robo.

Morir al dar a luz es considerado tan honorable como la muerte de un guerrero y a las

mujeres muertas de parto las llaman Cihualpipiltin, diosa celeste.211

Los aztecas también utilizaban la cirugía para extirpar los dientes, limarlos y, en

algunos casos, realizaban trepanaciones craneanas.

OCTLI

La bebida alcohólica por excelencia, el octli, representa un peligro. Es el principio y fin

de todo mal y de toda perdición, causa de discordia y disensión, de revueltas y

desasosiegos De la borrachera proceden todos los adulterios, estupros, corrupción de

vírgenes, violencia entre parientes, robos, maldiciones y riñas. Por lo tanto, el octli sólo

es bebido por los ancianos y las ancianas, pero sin llegar a la embriaguez.212

Raros llegan a ser los casos de hombres borrachos y mucho más de mujeres

borrachas; pero puede suceder, como lo registra el códice Magliabecchiano, donde se

representa a una mujer borracha, que no está sentada sobre sus talones sino que "yace

en el piso, sentada sobre sus nalgas y con las piernas extendidas".213

Las leyes contra la embriaguez pública son feroces porque se teme al alcohol por

sus propiedades y sus consecuencias. Los castigos severos son una medida de defensa

social contra una tendencia considerada peligrosa. Los que se emborrachan son

apaleados, se los rapa en público y si se trata de un funcionario, pierde sus funciones y,

si reincide, hasta la vida.

211 Ibid., p. 67. 212 Ibid., pp. 159-160. 213 Escalante, Pablo, op. cit., p. 452.

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Cuando llegan los españoles destruyen las estructuras morales y el sistema jurídico

de los indígenas; una de sus consecuencias es el desarrollo prodigioso del alcoholismo,

así como de otras actitudes antisociales.214

TABACO

El tabaco, llamado antiguamente por los mexicas picietl (de picilihui, hacerse pequeño,

y yetl, perfume), es considerado como una planta silvestre. También existe el quauhyetl,

o tabaco de árbol.215 Ambos se usan con fines medicinales y rituales, así como el peyotl,

una cactácea descrita por Soustelle como que "es un manjar de los chichimecas que los

mantiene y da ánimo para pelear y no tener miedo, ni sed , ni hambre y dicen que los

guarda de todo peligro”.216

VESTIDO Y ORNATO

La vestimenta, calzado y otros implementos del vestir, van de acuerdo al grupo social

de pertenencia.

Desde pequeña, la niña de clase acomodada viste blusa y falda que se alarga hasta

los tobillos. Las mujeres usan una falda (cueitl), formada por una pieza de tela enrollada

alrededor de la parte inferior del cuerpo que cae por debajo de la pantorrilla y se fija a la

cintura con un ceñidor bordado. En el campo no se cubren el busto. En la ciudad, las

mujeres usan huipilli (blusa), que, a veces, cubre sólo el torso y, en otras, cae hasta las

rodillas. El cuello se adorna con bordados.217 Las mujeres que tienen jerarquía social se

ponen cactli (sandalias), con suela de fibra vegetal o piel, mientras que las macehualtin

andan descalzas.

214 Ibid., p. 160. 215 Revista Natura, diciembre 1986, n. 117, p. 101. 216 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 158. 217 Ibid., p. 140.

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En general, la vestimenta de la mujeres es sencilla. No sucede así con las mujeres

ahuianime, que en las fiestas danzan con los soldados, sus faldas están decoradas con

dibujos de corazones, peces, espirales, hojas.218

En una sociedad fuertemente jerarquizada, las joyas de oro, plata y pluma son

símbolos de poder y las mujeres se adornan las orejas y se ponen collares y brazaletes

en los brazos y en los tobillos.219 Se pintan los dientes de negro o rojo así como las

manos, el cuello y el pecho. Se acostumbran peinados diversos. Algunas traen los

cabellos largos hasta la cintura, otras hasta la espalda. Las hay que se lo trasquilan,

menos los de las sienes y otras más que los peinan en trenzas con listones de algodón,

levantados sobre la cabeza formando dos capullos como cuernos pequeños. Finalmente,

algunas se lo tiñen con lodo prieto o con xiuhquilitl, hierba verde.

Utilizan frecuentemente espejos de obsidiana o de pirita pulidos; se untan con

ungüentos, cremas y perfumes y se maquillan el color de la piel moreno bronceado con

un tinte amarillo claro, dado por el ungüento axin o una tierra amarilla, tecozauitl. Se

supone que las mujeres de la nobleza azteca no acostumbran pintarse la cara como

leemos en el párrafo siguiente:

Un padre le dice a su hija: lávate la cara, lávate las manos, lávate la boca [...] nunca te acontezca afeitar

la cara o poner colores en ella [...] porque esto es señal de mujeres mundanas y carnales; los afeites y los

colores son cosas que las malas mujeres y carnales lo usan, las desvergonzadas. Para que tu marido no te

aborrezca atavíate, lávate y lava tus ropas.220

Pablo Escalante, con base en los testimonios encontrados, dice que en el postclásico

tardío “los nobles se vestían de algodón, con mantos más abajo de la rodilla; usaban

piedras preciosas engastadas en brazaletes, collares, orejeras y otros adornos; llevaban

complejos peinados y tocados. Los macehuales vestían cortas mantas de fibras ásperas

y carecían de los lujosos adornos que usaba la nobleza”.221

Antes de los trece años, el niño viste un pequeño manto (tilmatli), sobre los

hombros. A partir de esa edad usa maxtlatl, un taparrabo que envuelve la cintura

218 Ibid., pp. 141-142. 219 Ibid., p. 144. 220 Ibid. p., 137. 221 Escalante, Pablo, op. cit., p. 449.

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pasando entre las piernas, anudándose por delante. Dependiendo de la clase, el

taparrabo puede estar bordado o no. También pueden seguir usando el tilmatli, una capa

de manta de fibra de maguey, de algodón, de piel de conejo adornado con plumas y

bordado. El tipo de tilmatli depende de la clase social al que pertenece, pero siempre se

usa en la espalda, anudada sobre el hombro derecho o en el pecho.

Las mujeres totonacas llevan faldas y blusas con dibujos tejidos. Sus faldas

multicolores se conocen con el nombre de intlatlapalcue, aunque las mujeres del pueblo

llevan faldas azules. El quexquemitl es una pieza superior del vestido, tiene una forma

romboide bordada de forma multicolor, propia de las totonacas, que complementan con

los peinados realizados con plumas y flores. Las totonacas se miran en sus espejos,

saben adornarse bien y tienen menos prohibiciones sexuales que las aztecas.

Las mujeres otomíes, por su parte, se pintan los dientes y se cubren de tatuajes de

azul muy fino, el pecho y los brazos. Entre los nahuas una manera de bromear y ofender

a una mujer o a un joven, era diciéndole que era otomí, tlahuica, totonaco o huasteco,

porque se sentían superiores moral y estéticamente a los pueblos que les eran

tributarios.

COMPORTAMIENTO

Las madres aconsejaban a sus hijas que recordaran la autoridad paterna, a su origen

noble, que vistieran con discreción, sin mucho adorno pero no demasiado humilde, que

no hablara ni muy alto ni muy bajo, que no caminara ni muy aprisa ni muy despacio

sino moderado, ni muy erguida ni muy encorvada, que no volteara la cabeza de un lado

a otro, que al mirar a la gente pusiera semblante ni de enojo ni de risa, que no se pintara

la cara y que anduviera muy limpia. En otras palabras, les imponían comportarse según

las reglas de su rango y origen.

Entre los nobles se prohibe exaltarse, “hacer manifestación pública de enojo o decir

malas palabras”.222 En tanto que los macehuales son más dados a los insultos y a las

riñas.

222 Ibid., p. 450.

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SEGUNDA PARTE

CONQUISTA DE TENOCHTITLAN

MUJERES EN LA CONQUISTA: MALINTZIN

En la historia de México, durante la etapa de la conquista, las mujeres no tenían voz,

eran objetos, mercancía de intercambio, regalos para apaciguar a los españoles. Hubo

algunas excepciones, por ejemplo Malintzin, mejor conocida como la Malinche que, a

pesar de haber sido un regalo para Cortés, tuvo una participación en la historia de esta

etapa fundamental tanto para Cortés como para el mismo proceso histórico. En los

testimonios que los cronistas legaron esa importancia se evidencia; según relata Bernal

Díaz, los mexicas al dirigirse a Cortés, le decían Malinche.1

Cuando por el año de 1519, los españoles se encaminan hacia Tlaxcala, Xicoténcatl

se dirige a Cortés: "Y dijo Xicotenga a Cortés: Malinche: ésta es mi hija, y no ha sido

casada, que es doncella, y tomadla para vos. La cual le dio por la mano, y las demás que

las diese a los capitanes".2

1 Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de Nueva España, p. 131. 2 Ibid., p. 132.

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La Malinche es una figura esencial en el proceso de la conquista. Malintzin es la

voz de Cortés, su intérprete y el primer agente de intercambio cultural entre México y

España; sin ella es posible que la conquista cultural no se hubiera realizado; tal vez, los

españoles al concretar su objetivo principal, o sea saquear la ciudad y llevarse todo el

oro posible, se hubiesen retirado o los mexicas los hubieran derrotado y hecho

prisioneros de guerra.

Nos dice Bernal Díaz que el 15 de marzo de 1519, estando en Tabasco, llegan

caciques y principales, trayendo regalos: objetos de oro, mantas y veinte mujeres:

Entre ellas una muy excelente mujer que se dijo Doña Marina, que así se llamó después de vuelta

cristiana [...] verdaderamente era gran cacica e hija de grandes caciques y señora de vasallos [...] éstas

fueron las primeras cristianas que hubo en la Nueva España, y Cortés las repartió a cada capitán la suya,

y a esta doña Marina, como era de buen parecer y entremetida y desenvuelta, dio a Alonso Hernández

Puerto Carrero [...] primo del conde de Medellín, y después que fue a Castilla Puerto Carrero estuvo la

doña Marina con Cortés, y hubo en ella un hijo que se dijo don Martín Cortés.3

La Malinche es de las primeras veinte mujeres indias cristianizadas y bautizadas por

Fray Bartolomé de Olmedo. También cuenta Bernal Díaz que la Malinche era hija de

caciques de Painala. Al morir el padre siendo ella niña, la madre se casa con otro

cacique, naciendo un hijo de ese matrimonio, al que le dieron el cacicazgo. Temiendo

que la Malinche fuera algún estorbo, la regalaron a unos indios de Xicalango; después,

los de Xicalango la regalan a los caciques de Tabasco y éstos a Cortés.

La Malinche conoce la lengua mexica y la de Tabasco y junto con Jerónimo

Aguilar, son los primeros y principales medios de información y comunicación de

Cortés. Como la Malinche entiende el náhuatl, traduce al maya a Jerónimo y éste

informa en español a Cortés; de esta manera él se entera de lo que estos intérpretes

quieren que se entere.4

Nos dice Salvador Sánchez que la Malinche o doña Marina es hermosa: "La cara era

de facciones bellas aunque un poco ancha; sin embargo, los grandes ojos negros, la

3 Ibid., pp. 58-60. 4 Ibid., pp. 61-62.

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nariz recta y la boca sensual, dábanle un atractivo muy singular; el cuerpo cimbreante y

bien formado llamaba la atención de los castellanos".5

En efecto, la imagen que aparece en los testimonios, es la del prototipo de una mujer

india hermosa, de una belleza contrastante a la española, aunque no viene al caso

discutir su belleza sino la importancia que tiene en la historia y el impacto que produce

su actuación. En la actualidad, existe un término político, "malinchista", para referirse a

alguien que reniega de su origen, alaba lo extranjero y actúa en consecuencia.

Según cuenta Bernal Díaz, cuando la Malinche vio a su madre y a su hermano

Lázaro, por el cual ella había sido regalada, les dijo:

Que no hubiesen miedo, que cuando la traspusieron con los de Xicalango que no supieron lo que hacían,

y se los perdonaba [...] y que Dios la había hecho mucho merced en quitarla de adorar ídolos ahora y ser

cristiana y tener un hijo de su amo y señor Cortés, y ser casada con un caballero como era su marido Juan

Jaramillo.6

MUJERES EN DESVENTAJA

Poner en evidencia la credibilidad del pensamiento y sentir de un conquistador español,

no es el objetivo de esta tesis. Sin embargo, es necesario señalar que la historia es

escrita desde los intereses y la mentalidad de los vencedores, quienes desde esa

perspectiva observan los hechos.

Los españoles desconocían la lengua y mucho más las costumbres y personalidades

de los indígenas, lo más que hacían era interpretarlos desde su perspectiva de la

realidad. Por otro lado, en la actualidad, me es difícil pensar de manera similar a las

mujeres de la época de la conquista, puesto que son otras nuestras condiciones de vida.

La historia también dice que la acción de la conquista no era un hecho desconocido

para las culturas mesoamericanas porque, antes, habían sido conquistadas por los

mexicas; incluso la destrucción de libros y de construcciones religiosas y civiles que

5 Sánchez Santoyo, Salvador, Citlali, la Diosa Reina, p. 129. 6 Díaz del Castillo, Bernal, op. cit., p. 62.

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hicieron los españoles, la habían perpetrado cien años atrás los mexicas con Ixcóatl.7

Sin embargo, por los testimonios existentes podemos afirmar que la conquista de unos y

otros, fue diferente: los españoles matan y destruyen por oro, y los mexicas para honrar

a sus dioses; el motivo y fin para unos es la riqueza y para los otros, la religión. A la

vez, la conquista mexica, no está acompañada de técnicas de genocidio ni por la

imposición violenta de una religión ajena.

La guerra misma, se efectúa de forma diferente porque, como dice Bernal Díaz, “por

ser entre aquella gente mayor hazaña el cautiverio que la muerte del enemigo, y más

valeroso el que daba más prisioneros para el sacrificio".8

También es cierto que los antepasados de los mexicas y los mismos mexicas

robaron a las mujeres de otros grupos, pero con fines matrimoniales (el matrimonio es

el instrumento legal de posesión del cuerpo y la reproducción humana) o las hacen

prisioneras para posteriormente sacrificarlas a los dioses. Cuando Ahuizotl derrotó a los

zapotecas en 1494 en Mitla, según cuenta Salvador Sánchez:

La incendió, llevándose gran cantidad de prisioneros para ser sacrificados en los templos de Tenochtitlan

[...] el rey Cosijoeza [...] conoció a la hermosa princesa tenochca Coyolcatzin, sobrina de Motecuhozoma

II [...] envió emisarios a la corte de México solicitando la mano de la princesa. Motecuhzoma, viendo la

conveniencia de tener por aliado al inquieto monarca zapoteco, aceptó la proposición.9

Situación diferente viven las indias que son robadas, violadas y masacradas por los

españoles porque, según ellos, ellas no son humanas; "son bestiales, y précianse de ser

abominables en vicios [...] comen piojos y arañas y gusanos crudos, doquiera que los

hayan; no tienen arte ni maña de hombres".10

Es interesante subrayar que la inferiorización de las indias esconde propósitos de

esclavitud sexual. Entre menos humanas sean, más pueden ser obligadas a satisfacer la

pulsión violatoria del soldado español. Según Araceli Barbosa, “a la praxis violenta y

7 Todorov, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI Editores, México 1987, p. 65. 8 De Solís, Antonio, Historia de la conquista, p. 179. 9 Sánchez Santoyo, Salvador, op. cit., p. 274. 10 Ibid., p. 163.

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guerrera de la conquista europea estuvo vinculada la praxis sexual del dominio de los

cuerpos, bajo el control del soldado conquistador”.11

Hay varios relatos de los mismos soldados o misioneros españoles que hablan del

maltrato y matanza que hacen los españoles a los y las indias. El mismo Salvador

Sánchez señala que Diego de Landa "vio un gran árbol cerca del pueblo en el cual un

capitán ahorcó a muchas mujeres indias en sus ramas y de los pies de ellas a los niños,

sus hijos".12 También dice que les cortaban a las mujeres los pechos y las echaban en

lagunas profundas.

En el supuesto caso de que la Malinche prefiera a los españoles, hay muchos más en

que las mujeres prefieren que las apedreen a pertenecer a ellos, como relata Diego de

Landa:

El capitán Alonso López de Ávila prendió una moza india y bien dispuesta y gentil mujer, andando en la

guerra de Bacalar. Ésta prometió a su marido, temiendo que en la guerra no la matasen, no conocer otro

hombre sino él, y así no bastó persuasión con ella para que no se quitase la vida por no quedar en peligro

de ser ensuciada por otro varón, por lo cual la hicieron apedrear.13

La mujer que se resiste es siempre castigada por el conquistador porque éste

necesita instaurar un clima de terror, por el cual garantiza su derecho al abuso sexual.

Seguramente el trato que reciben las cacicas es muy diferente al que reciben las

macehualas y como hay más macehualas que cacicas, hay más mujeres maltratadas y

masacradas, aunque también existen excepciones, como cuenta Salvador Sánchez.

La conquista "fue una ola sangrienta que arrasó el pasado indígena trayendo un

idioma distinto, una religión nueva, costumbres diferentes y uniones raciales que

acabaron por crear el mestizaje. Muchísimas mujeres buscaron la muerte antes que caer

en brazos extraños; pero hubo otras que desearon tener hijos de los teules".14 Pocos son

los españoles que viven con mujeres indias, respetando el rango que les corresponde. Es

el caso del capitán Pedro de Alvarado, casado con doña Luisa Xicoténcatl, que lo

11 Barbosa Sánchez, Araceli, Sexo y conquista, UNAM, México 1994, p. 13. 12 Sánchez Santoyo, Salvador, op. cit., pp. 153-154. 13 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 256. Landa, Diego de, Relación de las cosas de Yucatán, p. 32. 14 Sánchez Santoyo, Salvador, op. cit., p. 276.

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acompaña a Perú junto con la hija de ambos, doña Leonor de Alvarado, teniendo ambas

los honores correspondientes a su rango.15

Y dijo el viejo Xicotenga: Malinche: porque más claramente conozcáis el bien que os queremos y

deseamos en todo contentaros, nosotros queremos dar nuestras hijas para que sean vuestras mujeres y

hagáis generación porque queremos teneros por hermanos [...] Otro día vinieron los mismos caciques

viejos y trajeron cinco indias, hermosas doncellas y mozas, y para ser indias eran de buen parecer y bien

ataviadas, y traían para cada india otra india moza para su servicio, y todas eran hijas de caciques.16

Estas mujeres son bautizadas, como doña Luisa a la que Cortés da por esposa a

Pedro de Alvarado; doña Elvira, casada con Juan Velázquez de León y otras más dadas

a Gonzalo de Sandoval, Cristóbal de Olid y Alonso de Ávila. Posteriormente doña

Luisa tiene un hijo llamado Pedro, que muere al poco tiempo, y una hija llamada doña

Leonor que será esposa de Francisco de la Cueva, con el que tendrá cinco hijos.17

Un hecho indiscutible es que, fueran mexicas o españoles los conquistadores, el

destino de las mujeres en general es el de ser objeto y no sujeto. Es de suponer que el

destino de estas mujeres puede ser mejor o peor, según su rango de pertenencia, cacicas,

macehualas o esclavas.

Aunque la historia no mencione a la gran mayoría de las mujeres, sin ellas el

proceso del mestizaje y transculturación no se hubiera realizado, porque ellas jugaron el

papel no sólo de conquistadas o sometidas sino de asimiladoras, transmisoras y

transformadoras de una cultura nueva.

Las mujeres españolas, aunque pocas en un principio, juegan un papel en esta etapa

que, por la importancia de su quehacer, es similar al de las mexicas, pero de ellas

hablaremos en otro capítulo.

La importancia que los hombres mexicas dan a sus mujeres, se relaciona

principalmente con la capacidad biológica de dar vida y transmitir la cultura. Así lo

demuestra el discurso que manejan los mexicas al entregar mujeres como regalos.

Bernal Díaz relata que cuando iban rumbo a Cempoal, Xicoténcatl obsequia a Cortés

ocho mujeres:

15 O’Sullivan, Nancy, Las mujeres de los conquistadores, pp. 95-96. 16 Díaz del Castillo, Bernal, op. cit., pp. 131-132. 17 Ibid., pp. 133-134.

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Y dijeron a Cortés que pues éramos ya sus amigos, que nos quieren tener por hermanos, que será bien

que tomásemos de sus hijas y parientes para hacer generación; y para que más fijas sean las amistades

trajeron ocho indias, todas hijas de caciques y dieron a Cortés una de aquellas cacicas, y era sobrina del

mismo cacique gordo [...] venían acompañadas de otras indias para servirse de ellas.18

Como vimos, la capacidad de ser dadoras de vida es una característica muy valorada

por las culturas mesoamericanas; las mujeres mismas la asumen como una misión

transmisora de la vida y, con ella, de cultura y religión. Todas las mujeres,

independientemente del estatus social y económico, sean cacicas o esclavas, son las

maestras que enseñan a sus hijos la lengua, la religión, el comportamiento y

costumbres, quehacer que realizan en las épocas posteriores a la conquista e incluso en

la actualidad, con matices propios de la época.

Una vez señalada la importancia de la mujer en esta etapa, pasemos a los

acontecimientos históricos de la conquista.

LLEGAN LOS TEULES

Dicen los testimonios indígenas que diez años antes de la llegada de los españoles,

ocurren fenómenos inexplicables que tienen al emperador Moctezuma muy preocupado

y a los que los hechiceros no dan ninguna clase de respuesta. La llegada de un macehual

que viene de la costa de Veracruz le confirma sus sospechas: el regreso del Dios

Quetzalcoatl, que viene a tomar el lugar que le corresponde, como lo había vaticinado al

irse de Tula, hacía mucho tiempo.19

Moctezuma envía embajadores con hermosos presentes20 para Cortés. Cuando éstos

se presentan ante los españoles y entregan los regalos, Cortés les infunde miedo con sus

18 Ibid., pp. 86-87. 19 Quetzalcoatl y Tezcatlipoca, dentro de la visión cosmogónica, son los dioses representantes del bien y del mal: El gobernante tolteca Ce Acatl Topiltzin hace méritos para ser digno representante del Dios Quetzalcoatl, pero sus oponentes representados por Tezcatlipoca provocan que transgreda sus principios; cuentan que con engaños hacen que bebas pulque y ya borracho se aprovecha de su hermana, luego al mirarse en un espejo se espanta y huye cubriéndose el rostro con una máscara de jade. Se va rumbo a Yucatán. Después, dicen que abordó una lancha de serpientes y se fue por el mar, buscando la sabiduría, pero dijo que volvería (Adela Fernández, Dioses prehispánicos de México, 1998, pp. 78-79). 20 León Portilla, Miguel, La visión de los vencidos, UNAM, México 1976, pp. 22-23.

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cañones y sus arcabuces de hierro de tal forma que se desmayan.21 De regreso informan

a Moctezuma sobre lo que vieron y describen a los perros “enormes, de orejas

ondulantes y aplastadas, de grandes lenguas colgantes; tienen ojos que derraman fuego,

están echando chispas [...] no están quietos, andan jadeando”.22 También informan

sobre las armas y el efecto de los cañones: “Y cuando cae el tiro una bola de piedra sale

de sus entrañas: va lloviendo fuego, va destilando chispas, y el humo que de él sale, es

muy pestilente, huele a lodo podrido”.23

Con toda esta información, Moctezuma, además de preocupado y confundido entre

el retorno de los dioses o extraños que llegan a conquistar, “no hizo más que esperarlos.

No hizo más que resolverlo en su corazón, no hizo más que resignarse”.24

Los españoles se dirigen rumbo a Tenochtitlan, pasando por Tecoac, habitado por

otomíes, los cuales los enfrentan y son derrotados. Los tlaxcaltecas, al ver esa derrota,

deciden unirse a ellos y conjuntamente pelean contra los de Cholula, matándolos a

todos. Los pocos que quedan vivos “se despeñaban ellos propios y se echaban a

despeñar de cabeza arrojándose del Cu de Quetzalcoatl abajo por ser rebeldes y

contumaces como gente indómita y dura de cerviz, y que tenían por �lasón de morir

muerte contraria de las otras naciones, y morir de cabeza”.25

Realizada esta matanza, los españoles emprenden el camino hacia Tenochtitlan,

saliendo por Tlalmanalco. Por ahí son encontrados por Ixtlilxúchitl, hermano de

Cacamatzin, señor de Tezcoco, que los invita a pasar por Tezcoco donde son bien

recibidos. Cortés, por medio de la Malintzin, les habla sobre la religión cristiana y son

bautizados más de veinte mil personas, comenzando con la familia real, a pesar de la

inconformidad de la madre de Ixtlilxúchitl. Dicen los testimonios que, cuando llaman a

Yacotzin para bautizarla, ella se niega diciendo que su hijo ha perdido el juicio al

dejarse convencer por unos pocos bárbaros.26

Los españoles continúan su camino hacia Tenochtitlan con un ejército aumentado

por tlaxcaltecas y tezcocanos. Moctezuma, al no poder detener a los españoles con

21 Ibid., p. 28. 22 Ibid., pp. 31-32. 23 Ibid., p. 31. 24 Ibid., p. 38. 25 Ibid., p. 50. 26 Ibid., p. 62.

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regalos enviados con sus emisarios, que más bien los incitan a seguir,27 reúne por última

vez a su hermano Cuitlahuactzin, a su sobrino Cacama y a otros señores principales

para ver qué hacer ante la inminente llegada de los españoles, si los reciben y de qué

manera; Cuitlahuactzin, que se niega a recibirlos, responde que "en ninguna de las

maneras y Cacama respondió que él era de contrario parecer".28

Moctezuma, de acuerdo con Cacama, da por terminada la reunión con el enojo de

Cuitlahuactzin que proféticamente dice: "plega a nuestros dioses que no metáis en

vuestra casa a quien os eche y os quite el reino, y quizá cuando lo queráis remediar no

sea tiempo".

Finalmente los españoles entran a Tenochtitlan por Iztapalapa, caminan por

Xoloco.29 El 8 de noviembre de 1519 Hernán Cortés es recibido por Motecuhzoma y

otros señores principales con regalos de oro y un discurso en que decía: “Ya a la tierra

tú has llegado. Has arribado a tu ciudad [...] a sentarte en tu solio, en tu trono [...] Como

que esto era lo que nos habían dejado dicho los reyes, los que rigieron, los que

gobernaron tu ciudad".30

Después Moctezuma hospeda a Cortés en su casa. Los españoles ya instalados,

pronto se adueñan de las riquezas de los mexicas fundiendo las joyas de oro en barras y

discos.

Posteriormente, cuando Cortés va a combatir a Pánfilo de Narváez que trae órdenes

del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, de apresarlo, el capitán Pedro de Alvarado

inicia la matanza de mexicas cuando se celebraba en el Templo Mayor una fiesta en

honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas una vez repuestos del asombro y del miedo,

inician la defensa enfrentando sus armas primitivas (escudos, lanzas de piedra y palos)

contra los cañones, espadas, arcabuces, cascos y camisas de hierro de los españoles,

además del caballo, animal de vital importancia para obtener el triunfo campal.

27 “... se les puso risueña la cara, se alegraron mucho (los españoles), estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se renovaba y se les iluminaba el corazón” (Miguel León Portilla, La visión de los vencidos) 28 Ibid., p. 63. 29 Actualmente Calzada de San Antonio Abad. 30 León Portilla, Miguel, op. cit., pp. 67-68.

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Moctezuma con grilletes en los pies puestos por los españoles, pide a sus vasallos

que no luchen porque no son competentes para igualarlos, que se deje en paz el escudo

y la flecha.31

Habla a su pueblo desde la terraza del palacio en donde es prisionero de los españoles. Apenas havya

acabado cuando un valeroso capitán llamado Quiuihtémoc, de edad de diez y ocho años, a quien ya

querían elegir por rey, dixo en alta boz: ¿Qué es lo que dize ese bellaco de Motecucuma, muger de los

españoles, que tal se puede llamar pues con ánimo mugeril se entregó a ellos de puro miedo y

asegurándonos nos ha puesto a todos en este trabajo.32

Y se dice que los mexicas enojados le arrojan piedras y una de ellas le da en la

cabeza y pierde la vida: “Y le dieron tres pedradas, una en la cabeza, otra en un brazo y

otra en una pierna; y puesto que le rogaban se curase y comiese [...] no quiso, antes

cuando no nos catamos vinieron a decir que era muerto”.33

Los mexicas continúan la lucha, cercan a los españoles, cierran caminos y acequias.

Combaten durante siete días y el cerco duró veintitrés días. Una noche lluviosa,

sigilosamente, los españoles intentan escapar, pero son descubiertos por una mujer que

saca agua. Inmediatamente grita avisando de esta huida y los mexicanos de

Tenochtitlan y Tlatelolco pronto abordan sus barcas para perseguirlos. Otros a pie, en

las orillas arrojan sus lanzas, dardos y piedras y los canales se cubren de muertos de

ambos bandos. El amanecer encuentra a los españoles en Popotla, donde lloran su

desgracia; atrás ha quedado el combate, siguen rumbo a Otancalpulco donde se

recuperan con la ayuda de los tlaxcaltecas.

Seguramente las mujeres tienen una participación activa en esta lucha, como la han

tenido en luchas posteriores, aunque no son mencionadas, salvo algunas excepciones.

En Tenochtitlan, Cuitláhuac, como nuevo tlatoani, dirige la restauración de la

ciudad, pero pronto se verán asolados por una enfermedad desconocida llamada

hueyzáhuatl o hueycocoliztli (viruela), que mata a muchos, entre ellos al propio

tlatoani. Cuauhtémoc es el elegido como sucesor.

31 Ibid., p. 84. 32 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 100. 33 Díaz del Castillo, Bernal, op. cit., p. 253.

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Mientras los mexicas sufren de mortandad ocasionada por la gran peste, los

españoles, ya restablecidos, regresan a la ciudad, meten por los canales sus bergantines

y con sus cañones van tirando todo lo que encuentran. A pesar de la resistencia, los

mexicanos son vencidos por el poder de las armas que derrumban los templos, los

incendian, destruyen las casas, matan por doquier. Los españoles buscan oro por todas

partes y se apoderan de las mujeres:

Escogen entre las mujeres, las blancas, las de piel trigueña, las de trigueño cuerpo. Y algunas mujeres a la

hora del saqueo, se untaron de lodo la cara y se pusieron como ropa andrajos [...] Todo era harapos lo que

se vistieron.34

Cuauhtémoc y otros señores principales, son apresados y martirizados para que

confiesen el lugar donde tienen el oro y después son ahorcados. Mientras los soldados

españoles asolan y roban lo que queda de una gran ciudad. Finalmente la ciudad es

destruida en 1521. Los españoles se establecen en Coyoacan porque en Tenochtitlan es

imposible. Hay una descripción épica de la ciudad que da idea de la situación:

En los caminos yacen dardos rotos,

los cabellos están esparcidos.

Destechadas están las casas [...]

Gusanos pululan por calles y plazas,

y en las paredes están los sesos.

Rojas están las aguas, están como teñidas,

y cuando las bebimos, es como si bebiéramos agua de salitre...

Hemos comido palos de colorín (eritrina),

hemos masticado grama salitrosa,

piedras de adobe, lagartijas, ratones, tierra en polvo, gusanos...35

34 Ibid., p. 129. 35 Ibid., p. 154.

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MANOS A LA OBRA

LA CIUDAD DE MÉXICO Y SU POBLACIÓN EN 1550

LA CIUDAD

Para 1550, la ciudad de México, construida sobre los escombros de Tenochtitlan, ya

tiene prestigio como capital del virreinato. La importancia de sus instituciones se debe a

que proveen los servicios básicos de salud, educación, religión, legislación y asistencia

social para grupos desamparados.

De 1521 a 1550, han pasado veintinueve años. Desde el momento en que los

españoles tomaron la gran Tenochtitlan, arrasaron con ella, destruyeron todo, dejando

sólo escombros y cadáveres, de tal forma, que era imposible vivir ahí. Se fueron a

Coyoacán donde organizaron el primer ayuntamiento de México, y planearon la

reconstrucción de la ciudad. Sobre las ruinas, se construye una nueva ciudad; la gran

iglesia se edifica sobre las ruinas del templo de Huitzilopochtli.36

Se arrasaron palacios para construir templos [...] se deshicieron señoríos para establecer nuevas

circunscripciones políticas y administrativas: corregimientos, encomiendas o municipios [...] se

destruyeron ídolos y se erigieron altares dedicados al culto de las imágenes del santoral cristiano. La

desnudez de los indios se cubrió con camisas de mantas y zaragüelles; pero cambiar los hábitos

cotidianos, las lealtades comunitarias, los afectos familiares y los valores estéticos y morales‚ era tarea

ardua en la que se empeñaron durante siglos los frailes evangelizadores y autoridades civiles [...]

encomenderos y terratenientes [...] establecer nuevas jerarquías [...] la implantación del sistema tributario

36 Cervantes de Salazar, Francisco, México en 1554, UNAM, México 1993, p. 113.

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colonial y la congregación en pueblos, fueron procesos que implicaron necesarias adaptaciones en la

organización familiar.37

En efecto, después de haber terminado la batalla, de lo que antes fuera una gran

ciudad sólo quedan escombros, ruinas, muerte, enfermedad y una enorme desolación y

desesperanza para los sobrevivientes mexicas. Y a los españoles, después de haber

saqueado la ciudad, les queda el enorme trabajo de volver a reconstruirla.

La reconstrucción inicia con una limpieza total, tomando en cuenta que los canales

y calles están llenos de cadáveres. Se toman algunas medidas higiénicas para evitar una

mayor contaminación y la diseminación de enfermedades. Después vendrá la decisión

del lugar para construir la nueva ciudad, el nombre que se le pondrá y la forma de su

trazado.

Cortés decide que la nueva ciudad se construya sobre las ruinas de la anterior,

pensando seguramente en el peso simbólico que este suelo tiene para los mexicas38 y lo

que se puede aprovechar de este significado. También el nombre, Hernán Cortés lo

decide pensando en que tendría que guardar memoria perpetua de la anterior ciudad:

Por la presente, es Nuestra Merced y Voluntad, que perpetuamente la dicha ciudad, se pueda llamar e

intitular, la Muy Noble, Insigne y Muy Leal Ciudad de México, ca Nos, por esta carta, le damos Título y

renombre y licencia y facultad para que se pueda llamar e intitular, como dicho es y ponerlo así, en todas

y cualesquier Escripturas [...] mandamos dar la presente firmada de El Serenísimo Príncipe; Nuestro Muy

Caro y Muy Amado Nieto y Hijo: Gobernador que a la sazón es de estos reinos y sellada con el Nuestro

Sello y librada de los del Nuestro Consejo de la Indias. Fecha en la Villa de Valladolid a veinte y cuatro

días del mes de julio, de Mil quinientos y cuarenta y ocho años.39

Una vez encontrado el lugar y el nombre, lo primero que hace Cortés es "señalar a

los indios en qué "parte habían de poblar y qué parte habían de dejar desembarazada"

para que la poblaran los españoles.40 De esta manera, la traza intenta separar a la

población española de la indígena. En el centro se ubican españoles y principales y en

37 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 694. 38 O’Gorman, Edmundo, “La traza de la nueva ciudad”, en La Ciudad de México. Antología de lecturas, SEP, México 1995, p. 47. 39 Ibid., p. 49 40 Ibid., p. 47.

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las afueras de este rectángulo están las viviendas indígenas. El Alarife Alonso García

Bravo se encarga de la nueva traza de la ciudad, siguiendo la urbanística "reticular".41

La planta es cuadrada, rodeada de acequias o canales, con cuatro principales por

donde entran las canoas con los bastimentos:

Una que viene del canal de la Viga, de sur a norte y tuerce de oriente a poniente a la

altura del palacio, pasa por la plaza frente al Ayuntamiento, corre por la actual calle de

16 de Septiembre y se pierde en los muladares o huertas de lo que ahora es Bucareli.

Otra corre por lo que ahora es San Juan de Letrán. La tercera acequia, ahora es la

calle de Perú. La cuarta corre de oriente a poniente pasando por detrás de La Merced,

sigue entre Regina y San Jerónimo, terminando en lo que ahora es Avenida

Chapultepec. Hay unos 50 puentes de madera, cal y canto.

Las antiguas calzadas aztecas se respetan con algunos añadidos como los quince

monumentos a los Misterios del Rosario hechos para rezar las diez avemarías en el

transcurso del camino de la Calzada de Guadalupe42 hasta llegar al Tepeyac, antes

templo de la diosa de la luna, Tonantzin.43

Tiene tres plazas. La principal y más grande es la Plaza Mayor, le siguen la del

Volador, actual Palacio de Justicia, y la del Marqués, hoy Monte de Piedad; también

hay mesones, hospitales, hospederías, bodegones donde las mujeres venden sus

guisados.44 La plaza central está rodeada por el cabildo, la residencia del corregidor o

gobernador civil, la iglesia y los principales establecimientos comerciales y, como en

España, tiene calles dedicadas a los diferentes gremios, donde los artesanos, tienen ahí

su casa y su taller o negocio.

La traza de la nueva ciudad no se parece a las de Europa porque las ciudades

medievales son laberintos de calles estrechas y retorcidas, comprimidas dentro de

recintos amurallados. En América, los españoles trazan calles rectas, largas y anchas

41 Ibid., p. 45. 42 de la Maza, Francisco, La Ciudad de México en el siglo XVII, Fondo de Cultura Económica, México 1985, pp. 15-16. 43 Soustelle, Jacques, El universo de loa aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1982, pp 51 y 184. 44 de la Maza, Francisco, op. cit., p. 15.

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con cuadras uniformes y rectangulares, prescindiendo de murallas,45 según una idea

renacentista.

La mayoría de las casas se construyen de tezontle, cal y canto, de una planta, como

fortalezas, con los escudos de las familias en las fachadas; terminan en azotea y no en

tejados como los de Castilla.46 De las cornisas se asoman canales de madera o barro por

donde escurre el agua. Un siglo después, a principios del XVII aparecen las casas

platerescas o mudéjares y templos con bóvedas y cúpulas.47

En la capital se ve el lujo de los ricos y las caprichosas modas europeas en los

carruajes, en el vestido, en las calles, en sus opulentas tiendas, que se llaman cajones

porque se hicieron de madera hasta que se produjo el gran incendio en 1692.48 Ya se

cuenta con tres tianguis o mercados importantes: el de Tlatelolco, San Hipólito, y San

Juan.49

En las afueras de la ciudad, las casas para indígenas se organizan en cuatro barrios:

Barrio de San Juan Moyotla, Barrio de Santa María Tlaquechihuacan, Barrio de San

Sebastián Atzacualco y Barrio de San PabloTeopan.50

Los callejones no son rectos ni anchos como los del centro. Las viviendas están

construidas en desorden, la mayoría son de adobe, pintadas de cal y con techos de

ramas o zacate, tienen una o dos habitaciones. El hecho de que colinden con acequias o

canales, les permite usar el agua para el riego de los productos que siembran en sus

pequeñas huertas: hortalizas, verduras, flores y plantas.

OTRAS CONSTRUCCIONES EN EL SIGLO XVI

Por encargo de Fray Bartolomé de las Casas, del virrey, prelados y religiosos, fue

atendida la petición de contar con una universidad y el 21 de septiembre de 1551 se

45 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, p. 206. 46 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 53. 47 de la Maza, Francisco, op. cit., p. 7. 48 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, p. 266. 49 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 28. 50 Ibid., p. 115.

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despachó la "cédula real en Toro", firmada por el príncipe que después fue el rey de

España, Felipe II, ordenando la fundación de la Universidad de México para que "los

naturales y los hijos de los españoles fuesen industriados en las cosas de nuestra Santa

Fe Católica y en las demás facultades".51

Las primeras clases se dieron en el edificio que se encuentra en las calles de

Arzobispado y Seminario en enero de 1553. El edificio de la Universidad se construyó

en estilo renacentista, hasta que en el siglo XVIII cambió por el churrigueresco y

después por el neoclásico.52

LA CATEDRAL

La construcción se inicia en 1573 con planos de Claudico de Arciniega y se interrumpe

en 1615. Según Sariñana, primer cronista de la catedral, primero se levantaron los

muros del templo, las paredes de las capillas y algunas columnas hasta el capitel; se

hicieron bóvedas de lacería, lo que corresponde a la capilla mayor, llamada de los

Reyes, la sala Capitular y las cuatro primeras capillas.

Posteriormente se encargan otros planos, como el del arquitecto Alonso Pérez de

Castañeda, maestro mayor de la catedral, que se envía al Rey Felipe III y otro el del

arquitecto Juan Gómez de Mora.53

LA POBLACIÓN

Para 1550, la población en la Nueva España es una mezcla de pocos caucásicos, en su

mayoría españoles, sobrevivientes indios, mongoloides y negroides brutalmente

arrancados de África y deportados a América para trabajar en las minas. Por la gran

51 de la Maza, Francisco, op. cit., p. 1. 52 Ibid., p. 34. 53 Ibid., p. 38.

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disminución de la población indígena, los españoles inician la explotación de mano de

obra esclava traída principalmente de África para que realicen trabajos pesados.

En la primera generación colonial ya aparece la combinación de diferentes grupos

raciales, blancos, indios y negros, y aparecen las castas: mestizos, mulatos, zambos o

coyotes.

Es difícil dar cuenta exacta de la población de la ciudad de México y más aún de la

población indígena, tanto que los especialistas no coinciden; algunos dicen que la

población india, al principio, era de 50 millones; luego disminuyó en el siglo XVII a 4

millones, subiendo a finales de la colonia a 7,5 millones. La población blanca, por el

contrario, aumentó a 100 mil pobladores a mediados del siglo XVI, llegando a 3

millones a finales de la colonia.54

Habrá discordancia en la cantidad, pero lo que es innegable es que la población

india, de 1519 a 1550, disminuyó considerablemente, tomando en cuenta las

calamidades que se inician con la conquista armada de Tenochtitlan, la gran cantidad de

muertos por la guerra y por las epidemias de viruela, tifus y sarampión, contra las que

las poblaciones americanas no tenían defensas.

Francisco Cervantes nos dice que la séptima plaga fue la edificación de la ciudad:

“Allí murieron muchos indios, y tardaron muchos años, hasta los arrancar de cepa”. Era

tanta la gente ocupada en la construcción que no cabían en las calles, a pesar de ser tan

anchas, y muchos morían por accidentes: les caían encima las vigas, la construcción

misma y muchos más se caían de lo alto de las construcciones.55

Por el hambre, el excesivo trabajo, el maltrato físico y la imposición de nuevas

formas de vida que trajo consigo la colonización,56 es tal la mortandad que, para 1550,

la población india ha descendido y es el valle de México la zona más afectada. Según

Gibson, la población indígena empezó a disminuir desde el primer contacto con los

españoles, de 25 millones en 1519, bajó a un poco más de 1 millón en 1605.57 Haciendo

54 Gibson, Charles, op. cit., p. 194. 55 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 114. 56 Gonzalbo Aizpuru, Historia de la educación en la época colonial, El Colegio de México, México 1990, p. 12. 57 Gibson, Charles, op. cit., p. 109.

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cálculos de que la población había descendido de cuatro a cinco veces en 1570, en 1519

habría alrededor de 1,500,000 indígenas en el Valle de México.58

Después de 1570 la población indígena siguió disminuyendo, agravándose con la

epidemia de 1576-81, dándose una disminución de un 90% de la población a finales del

siglo XVI y principios del XVII. Pilar Gonzalbo habla de 2 millones de habitantes

indígenas a principios del siglo XVII59 y Francisco Cervantes contabiliza 300 mil60 en

1554, año de su llegada a México.

Francisco de la Maza reporta 50 mil habitantes: de ésos, 4000 eran criollos y los

otros miles lo constituían las mezclas. En 1521 había en Mesoamérica‚ unos 12

millones de mujeres indias que se reducen a 600 mil en el siglo XVII, y unas 80 mil

negras traídas de África.61 A pesar de la disminución, la población india sigue siendo

una inmensa mayoría.

Al principio de la colonización hay una desproporción numérica entre

evangelizadores y gentiles o indígenas, de tal forma que la evangelización se realiza de

forma masiva, situación que después cambia por la mortandad india. Para finales del

siglo, los límites de los señoríos donde viven los indígenas se desdibujan porque los que

antes vivían ahí han muerto.

58 Ibid., p. 140. 59 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 12. 60 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 111. 61 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva..., op. cit., p. 43.

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NO SOMOS IGUALES

ORGANIZACIÓN SOCIAL

Las tareas de reconstrucción de la ciudad y el impulso hacia la organización política,

económica y social, si bien recae en los representantes del absolutismo español y de la

iglesia católica, necesitan de un elemento primordial para realizarse, esto es, la

educación como vehículo esencial para el establecimiento de nuevas relaciones

sociales. En este proceso, tanto la mujer española como la mexica tienen un papel

fundamental, porque les corresponde educar a las hijas e hijos y organizar la

transmisión y reproducción de formas de pensar y de actuar. No sólo enseñan la nueva

religión, sino también las costumbres, tradiciones y valores. Una vez más, resalta la

participación de las mujeres en la conformación social, en este caso de la cultura

novohispana, con una nueva organización social.

El proyecto de estructura social que tienen la corona y la iglesia católica es

sumamente estratificada, donde cada habitante debe ocupar el lugar que le corresponde,

situación ya conocida anteriormente en la cultura mexica, porque también su

organización social es jerárquica.

El nuevo proyecto social, comenta Pilar Gonzalbo, “de la iglesia y el de la corona

coincidían en la consolidación de una sociedad rígidamente estratificada, en la que cada

cristiano y cada vasallo del rey de España conocieran y aceptaran el lugar que les

correspondía.62

Por lo tanto, las divisiones sociales son para siempre, aunque existirán quienes

quieran saltarse los obstáculos. Una forma de impedir que un grupo acceda a otra

situación social es la persuasión, la amenaza y la violencia, pero lo más efectivo es la

educación que se transmite en la casa, donde tanto el niño como la niña aprenden

62 Gonzalbo Aizpuru, pilar, La educación de la mujer en la Nueva España, México 1985, p. 12.

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costumbres y prejuicios sociales que lo obligan a defender su honor, a defender la

honra.63

Por esta necesidad de orden social y por el valor que se da a "la honra y el honor",

los españoles tienen cuidado en regular los matrimonios, vigilando que se realicen

dentro de los mismos grupos: españoles con españoles, indios con indios y, dentro de lo

posible, que tuviesen el mismo poder adquisitivo: ricos con ricos y pobres con pobres.

Para los españoles es muy importante no mezclar la raza con el fin de mantener la

pureza de sangre, necesaria para aspirar a cargos dignatarios; un casamiento con una

india arruinaría su linaje.

Por el alto valor que tienen los bienes, son comunes los casos de matrimonios

negociados: mujer española pobre pero con nobleza y español conquistador sin título,

pero con bienes. Josefina Muriel refiere que un simple soldado de Hernán Cortés,

siendo conquistador se queda en el lugar como poblador y, posteriormente, se hace

dueño de medio Mestitlán y manda a traer a su familia de España; después casa a su

hija con Don Diego de Guevara, hermano del virrey de Navarra Joseph de Guevara. De

esta manera, una vez más, la mujer es usada como objeto de transacción; por medio de

ella, una familia adquiere la nobleza y la otra, riqueza.64

Por el mismo motivo, hay algunos casos de matrimonios de conquistadores con

indias caciques, precisamente por el rango y los bienes de la mujer.

El conquistador Juan Cano desposó así a Isabel Motecuhzoma, la bella Tecuichpo, hija mayor del antiguo

tlatoani de México, y bombardeó a la corona española con peticiones de restitución de bienes que habían

pertenecido a la familia de su mujer y que la administración colonial había confiscado.65

No importa tanto si la mujer es española o mexica porque de igual forma es usada,

aunque es posible que en los estratos más altos fuera más notoria la negociación. A

principios de la conquista, la existencia de dos grupos con culturas diferentes hizo que

conquistadores, funcionarios españoles y misioneros, pensaran en la conformación de

63 Villafuerte García, Lourdes, “El matrimonio como punto de partida para la formación de la familia. Ciudad de México, siglo XVII”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México 1991, p. 98. 64 Muriel, Josefina, Cultura femenina novohispana, México 1982, pp. 16-17. 65 Baudot, George, La vida cotidiana en la América de Felipe II. Siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1983, p. 100.

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dos repúblicas con dos legislaciones diferentes, pero como la tendencia del gobierno

español es, precisamente, la unificación y no la dispersión, se constituye una única

estructura legislativa, social, económica y política, que gobierna tanto a españoles como

indígenas.66

Y aunque autoridades del estado como de la iglesia son cuidadosos en evitar la

mezcla de grupos raciales, el mestizaje entre españoles e indias es un hecho cotidiano.

Las indias, al inicio de la conquista, en muchas ocasiones fueron regaladas a los

conquistadores, como por ejemplo la Malinche, y si no eran regaladas fueron tomadas

por ellos como esclavas y usadas como un objeto más. George Baudot apunta que “las

mujeres indígenas podían ser esclavas, capturadas en guerra o recibidas en tributo,

servidoras domésticas o ‘indias de labor’ y, en la mayoría de los casos, atendían

también las necesidades sexuales de sus amos”.67

Con el paso de los años, la situación de la mujeres indias no cambia mucho; aunque

ya hay más mujeres españolas, los españoles las siguen usando. Una vez casados con

las mujeres recién llegadas de España, es común que las concubinas pasen a ser

propiedad de otros. Algunos españoles se casaron con indias caciques para ascender

socialmente, ya que en un principio, los indígenas pertenecientes a la clase dirigente,

mantenían su estatus. Las familias principales o pipiltin se consideraban parte de la

aristocracia en la Nueva España y gozaban de ciertos privilegios que, poco a poco, se

les fueron restringiendo, al grado de desaparecer las diferencias entre pipiltin y

macehuales.

La organización social mexica se va desintegrando, como se van desintegrando sus

costumbres. Se va anulando la nobleza indígena como intermediaria entre los

conquistadores y conquistados, al tiempo que se pierde interés en la educación superior

que se había pensado para los indígenas. Ya no hay diferencias entre pipiltin y

macehualtin; sólo españoles e indios.68

Fueron pocos los matrimonios legítimos entre españoles e indias, no así el

amancebamiento y, por lo mismo, el grupo de los mestizos fue creciendo tanto que

66 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 23. 67 Baudot, George, op. cit., p. 100. 68 Gonzalbo Aizpuru, op. cit., p. 25.

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predominó en fechas posteriores, considerándose un problema social. Por esta situación,

Carlos I, en 1533, expidió una ley, mediante la cual los hijos de españoles e indias

quedarían a cargo de los padres si éstos tenían hacienda, de lo contrario se los

adjudicaba a un encomendero para que los educara, adoctrinara y enseñara un oficio.69

Gibson nos dice que, antes de la llegada de los españoles, había alrededor de

cincuenta millones de indígenas en estas tierras, pero esa cantidad baja hasta cuatro

millones en el siguiente siglo. Llegando a siete y medio millones a finales de la época

colonial.70

Así es que, para 1550, la población de la ciudad de México esta integrada por

españoles peninsulares, españoles criollos, indios, mestizos de españoles e indias y,

aunque no hay registros de mestizaje de indios con españolas, seguramente se dieron. A

esta clasificación se deben agregar los mulatos (de negra y español) y otros grupos

raciales, que constituyeron las llamadas castas.

La estratificación social para esa época es de una rigidez evidente, con notorias

diferencias entre un grupo y otro e incluso entre los mismos españoles. El peninsular se

cree superior al criollo y el criollo está resentido por la distribución de privilegios donde

no son muy favorecidos, ya que por el hecho de haber nacido en Nueva España, están

limitados para cargos en el gobierno y en la iglesia.71 Es así que, “los peninsulares

fueron asociados con actitudes de arrogancia y dominación hispánica, mientras que los

criollos se tenían a sí mismos por americanos que sufrían el despotismo extranjero”.72

Podemos distinguir tres grupos en la población española:

El grupo de los encomenderos,73 formado principalmente por los conquistadores y

españoles aristócratas. El deseo de los conquistadores es la aspiración a una autonomía

política de la metrópoli, pero ésta nunca estuvo dispuesta a concedérselos, de ahí que

las audiencias gobernadoras, que sirvieron como una forma de gobierno provisional,

69 Gonzalbo Aizpuru, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México 1987, p. 58. 70 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, p. 21. Estos datos el mismo Gibson en la actualidad, los pone en duda por otras investigaciones que se han realizado, subiendo la población indígena hasta 28 millones, antes de la llegada de los españoles. 71 Ibid., p. 212. 72 Ibid., p. 213. 73 Ibid., pp. 88-89.

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dieran paso al establecimiento de los virreyes "que gobernaron con amplísimos poderes

hasta las reformas del siglo XVIII".74

Los que conforman la iglesia, o sea, los diferentes grupos de religiosos que, a veces,

sirven de freno a los desmanes de los gobernadores y encomenderos y también, a veces,

se enfrentan con ambos grupos para conseguir jerarquías o privilegios.

El estado secular español y toda la burocracia, integrada por el virrey, auxiliado por

la Real Audiencia y los alcaldes mayores, corregidores y gobernadores en los distritos

que componen el virreinato.75 En cada distrito, además de sus gobernantes, se

encuentran los consejos locales de ciudades y villas. A la cabeza de toda esta

organización social se encuentra el rey de España, auxiliado por el Consejo de Indias.

La época objeto de estudio corresponde al reinado de Felipe II, que gobernó de 1556

a 1598.

Los virreyes que gobernaron en Nueva España fueron:

2º Virrey, Luis de Velasco 1550-1564

3º Gastón de Peralta 1564-1567

4º Enríquez de Almansa 1567-1580

5º Lorenzo Suárez de Mendoza 1580-1583

6º Pedro Moya de Contreras 1584-1585

7º Álvaro Manríquez de Zúñiga 1585-1590

8º Luis de Velasco 1590-1595

9º Gaspar de Zúñiga y Acevedo 1595-1603

Dentro de los principales cargos sociales, políticos y religiosos, no existe ninguno que

haya sido otorgado a una mujer. Ellas sólo son las esposas, mujeres y madres de alguien

más; sus nombres y acciones, no aparecen en la historia.

74 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 13. 75 Ibid. p. 137.

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Y POCO A POCO

ECONOMÍA Y TRABAJO

Con la inserción de los españoles en la vida política y económica del Valle de México

se introducen nuevos sistemas de producción y explotación de los recursos naturales.

Las nuevas herramientas de trabajo cambian las condiciones laborales en la agricultura,

la ganadería, la minería; además se introducen nuevos cultivos como el trigo, la caña de

azúcar. Estos cambios afectan a toda la población indígena, aunque de diferente

manera.

La clase dirigente mexica pierde el poder que detentaba al inicio de la conquista,

momento en que los españoles los utilizan como intermediarios para imponer las nuevas

instituciones sociales como la encomienda. Los encomenderos se apoyan en los jefes

indios, convirtiéndolos en cómplices y agentes de los españoles. Ellos siguen cobrando

tributo, pero el botín pasa a los españoles, es decir, de jefes pasan a ser servidores con

algunas canonjías como la exención de pago de tributos. Poco a poco los españoles les

van quitando el poder que tienen al grado que, para 1550, muchos nobles no se

diferencian de los macehuales.

A los macehuales les quitan sus pequeñas propiedades y su libertad, ya que son

obligados a servir, a dar su fuerza de trabajo a los españoles, los cuales pronto

encuentran formas legales para disfrutar la mano de obra de los indígenas y de los

recursos naturales. Los macehuales son explotados y maltratados de tal forma que una

gran cantidad de ellos mueren por las malas condiciones del trabajo, como lo

demuestran los estudios que se han realizado al respecto.

La explotación de los recursos naturales y humanos cambia "del botín al tributo, de

la agricultura de subsistencia a la producción comerciable, de la propiedad comunal a

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las grandes haciendas agrícolas o ganaderas".76 Del cultivo comunal y pequeñas

propiedades, se pasa a la encomienda, a la explotación de grandes extensiones de tierra

y de la fuerza de trabajo de los indígenas.

La economía colonial de 1550 se basa, principalmente, en la agricultura, ganadería

y, posteriormente, la minería que, poco a poco, se va incrementando y adquiriendo una

primordial importancia en el comercio exterior.

Los nuevos sistemas legales de producción que se introducen para la explotación de

los recursos humanos son:

a) La encomienda

Es una institución española que se impuso desde los primeros años de la conquista. Por

medio de ella, los conquistadores pueden tener como "encomendados" varias familias,

habitantes de un pueblo o más, dependiendo de sus hazañas en la conquista. El

conquistador tiene derecho a cobrar un tributo en especie y a gozar de la fuerza de

trabajo de los encomendados; a su vez, se compromete a cristianizar a los indios y a

prestar servicio militar de protección a la colonia contra posibles sublevaciones

indígenas u otras. Los españoles ya tienen precedente de este sistema porque lo

practicaron con los moros en la reconquista del territorio español.

Cada vez hay más encomenderos y menos indígenas dado que, por la misma

explotación desmesurada, las muertes son abundantes. Por el maltrato y las epidemias,

en un período corto, la población indígena disminuyó en gran proporción. Gonzalbo

resalta que "el informe moderno más concienzudo informa de una disminución en la

Nueva España de unos 25 millones en 1519, a poco más de un millón en 1605".77

La reina Isabel favorece a los encomenderos, pero después, su esposo Fernando, por

las demandas de los dominicos, dicta las Leyes de Burgos de 1512-1513, mediante las

cuales regula la encomienda. Dichas leyes disponían “que los indios no debían ser

maltratados; que los encomenderos habrían de proveer todo lo necesario para la

76 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 12. 77 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, p. 109.

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cristianización; que los indios de las encomiendas no deberían ser esclavizados; que las

encomiendas debían limitarse en número".78

Estas leyes disponían sanciones severas e intentaron conseguir un mejor trato para

los indios, pero los gobiernos de la Nueva España, que estaban en poder de los

encomenderos, no las aplicaron y siguieron con el mismo sistema de explotación. En

España, al morir el rey Fernando ocupa la corona Carlos I, quien contando con la

asesoría de algunos humanistas, como fray Bartolomé de las Casas, decide en 1520, la

suspensión de la encomienda, pero dicha orden no fue acatada.

Cada vez aumenta más el número de encomenderos porque si bien, en un principio

sólo los conquistadores tenían el derecho a demandar indios, después también lo hacen

funcionarios civiles, eclesiásticos y otros españoles por el sólo hecho de participar en

alguna represión de alzamiento indígena. Cada vez disminuye más la población

indígena y, por lo mismo, los encomenderos intentan legalizar la encomienda.

Aunque la encomienda no es hereditaria ni perpetua, los españoles actúan como si

lo fuera, y así la practican, situación que choca con la política española centralista de

Carlos I. Al gobierno español no le conviene que se origine una nobleza española en

América y se dictan nuevas leyes al respecto en los años 1542-1543,79 por las cuales se

prohíbe la esclavitud de los indios, aun cuando se la imponga como castigo; se prohíbe

la concesión de nuevas encomiendas y se ordena a eclesiásticos y funcionarios que

dejen las encomiendas y a los encomenderos que no las hereden; su duración debe

abarcar sólo una generación. La negativa de los encomenderos no permiten su

cumplimiento y en 1545-1546 se deroga esta ley. Con una nueva regulación en 1549, la

encomienda cambia; a partir de ese momento “sólo fue obligatorio el pago del tributo

en mercaderías, y el servicio personal ya no se consideró parte del tributo".80

En 1555 la corona permite una tercera vida para la encomienda, y en 1607 se

permite una cuarta vida aunque, en la realidad, las encomiendas se consideran

perpetuas. Para fines del siglo XVI, empieza a decaer, como consecuencia de la

despoblación indígena y, finalmente, las leyes del siglo XVIII la eliminan.

78 Ibid., p. 95. 79 Ibid., p. 103. 80 Ibid., p. 105.

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Socialmente, la encomienda permite la formación de conciencia de clase del grupo

que detenta el poder, los españoles encomenderos, que en la época colonial son uno de

los grupos con mayor poder político económico, religioso y social.

b) Las mercedes

Son concesiones de terrenos en propiedad perpetua para la libre explotación con

derecho al uso del agua. Estas concesiones las otorga el monarca a los conquistadores.

Gonzalo de Escobar, otorga poder a Luis Ortiz de Vargas, ambos vecinos de México, para que cobre de

la Real Caja de Nueva España, 200 pesos de oro común, que su majestad le debe como merced, por ser

hijo de conquistador.81

... de Santa Cruz, vecino de México, dijo que Don Luis de Velasco, Caballero de Santiago, siendo

Visorey de Nueva España, otorgó merced a Baltazar de Fuenlabra, teniente Mayor de México...82

c) El repartimiento

En 1555 se generalizó el repartimiento, mediante el cual una comunidad debía prestar

un número de trabajadores proporcional al total de habitantes, durante dos semanas en

rotación anual. Muchos abusaron de esta forma de explotación, por lo que es abolida en

1601 por real cédula.83

En 1632 el virrey de la Nueva España dispuso la abolición del repartimiento de

indios para todas las industrias menos para la minería. Esta abolición no tuvo gran

rechazo de los españoles, puesto que ya habían encontrado otra manera de explotación

para obtener la fuerza de trabajo, el peonaje, que se desarrolla principalmente en las

haciendas. El peonaje ya es practicado desde finales del siglo XVI, pero tuvo su auge

principalmente en los siglos XVII y XVIII.84

81 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos. 1580-1603, Tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México 1994, p. 370. 82 Ibid., p. 471. 83 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 24. 84 Gibson, Charles, op. cit., p. 241.

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d) La hacienda

Tuvo su desarrollo en el siglo XVI y, mientras decae el uso de la encomienda, la

hacienda va teniendo auge. Se dan dos tipos de hacienda, la agrícola y la ganadera.

La hacienda agrícola se implanta donde hay más población india. En los campos

que antes fueron de los mexicas, ahora ellos mismos cultivan cereales tradicionales de

Europa para los españoles y que ellos no consumen, aunque después, por la demanda

que los indios tienen del maíz, algunas haciendas comienzan a cultivar este grano.85

La hacienda ganadera se desarrolla en lugares con escasa población india y, por lo

mismo, con pocos campos cultivados y llenos de hierbas.

En la escribanía de Antonio de Villalobos encontramos varios documentos que

hablan sobre haciendas como el siguiente, con fecha del 13 de noviembre de 1595:

Gómez de Quintana Dueñas, vecino de la provincia de Zacatula, dice ser deudor de Juan Sánchez... le

debe dos mil pesos de oro común y se compromete a pagarlos así como de darle treinta cargas de cacao

en grano de sus haciendas de San Bartolomé y Santa Ana.86

Como sabemos, los españoles introducen el ganado vacuno, ovino, porcino y

tenemos constancia de esta producción en el siglo XVI, como lo demuestran los

documentos de archivo:

Diego López de las Ruelas, criador, vecino del pueblo de Tzantaloa, estante en México, vende a Juan

Fernández, dos mil borregos de lana, que están en su estancia, en términos de Tuzantalpa, por precio de

seiscientos pesos de oro común.87

Diego de Orozco Cervantes, vecino de México, se obliga a entregar a Francisco Jiménez, doscientos

puercos machos y hembras que tienen en la hacienda de Ciénegas a veinte reales cada uno.88

También se inicia la producción de azúcar y surgen las grandes plantaciones de caña

donde trabajan, principalmente, negros originarios de las islas Canarias. La demanda de

azúcar por los europeos aumenta rápidamente en los siglos XVI y XVII. Existe

85 Ibid., p. 196. 86 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., p. 194. 87 Ibid., p. 539. 88 Ibid., p. 239.

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testimonio de estos ingenios en el Archivo de Notarías como el siguiente, con fecha 13

de febrero de 1603:

Manuel Vázquez Pinto, albañil, se compromete a trabajar en su oficio... en el ingenio de azúcar llamado

San Bernardo que está en los términos de Tlachichilco, que es del doctor Villanueva Zapata, por el

tiempo de un año, dándole comida, media arroba de vino, casa y ropa y 400 pesos de oro común en el

año.89

d) La minería

En la Nueva España, la explotación de recursos naturales desmesurada y

transformadora de las herramientas y las condiciones de trabajo, fue la minería. Los

indios ya utilizaban los metales, pero no le daban la misma importancia que los

españoles, principalmente al oro y a la plata.

En un principio, los españoles explotan los minerales de la misma forma que los

indios, en la superficie, procedimiento que cambia con el descubrimiento, a mediados

del siglo XVI, de la amalgama de mercurio, que es usado para separar la plata de la

ganga.90

Al inicio de la explotación de minas, la producción era propiedad de la corona

aunque algunos blancos, por concesión real, venta o arrendamiento, podían explotarlas.

Tuvo su principal avance a mediados del siglo XVI, cuando se descubren las vetas de

Zacatecas, San Luis y Guanajuato. Muchos españoles se hicieron ricos con esta

explotación de minerales y de recursos humanos. Asimismo, la minería sirvió para

conquistar y poblar nuevas tierras del centro y norte del país.

Alonso de Medina, vecino de México, otorga poder a Dionicio de Torres, cirujano, vecino de las Minas

de san Luis, para que pueda tomar, señalar, registrar y catear cualquier mina y tomar posesión de las

mismas.91

89 Ibid., p. 495. 90 Ibid., p. 200. 91 Ibid., p. 371.

116

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La minería de Nueva España tuvo grandes repercusiones a nivel mundial que ni los

mismos españoles imaginaron, tanto que enriquecieron a otras naciones del viejo

continente y empobrecieron a la misma España.

Los siguientes documentos del Archivo de Notarias, nos muestran las vías

principales por donde salen y entran las mercaderías, así como el oro y la plata.

Josephe López, presbítero, como albacea de los bienes de Pedro López y Doña Juana León, su mujer,

difunta y Juan López de Zárate, otorgaron poder a Manuel de San Juan Escobar, vecino y encomendero

de Acapulco para que registre 2700 pesos de oro común, en las naos que van para las islas Filipinas, que

envían al bachiller Nicolás López, su hermano.92

Domingo González reconoce haber recibido de Diego de Velasco y Francisco de Velasco, unas partidas

de plata de arcones reales y se compromete llevarlos en su recua a Veracruz.93

e) Los oficios

Son otra actividad que sufre cambios ya que se incrementa su número, tanto como

cambian las condiciones laborales. Los trabajadores se agrupan en gremios para cada

actividad, notándose la estratificación de grupos sociales porque sólo los españoles

pueden ser maestros y, a veces, hasta los aprendices tienen que ser blancos.

Francisco Revelo, portugués, natural de la Villa de Guelva, estante en México se asienta a servicio para

aprendiz con Pedro Ruiz de Valdeviezo, sastre, vecino de México por el tiempo de dos años.94

Así surgen gremios de "zapateros, ebanistas, vidrieros, guarnicioneros y artesanos

de otros ramos, que no sólo vivían e instalaban sus talleres y tiendas en las localidades

designadas, sino que además se agrupaban formalmente para evitar la competencia".95

El comercio, actividad muy importante en este período y en los siguientes de la

colonia, también sufre cambios porque se incrementa de manera notoria el número de

mercaderías, las rutas y los caminos para el transporte de dichas mercaderías, y los

mismos medios de transporte como son los caballos, las carretas, los barcos.

92 Ibid., p. 495. 93 Ibid., p. 241. 94 Ibid., p. 192. 95 Ibid., p. 208.

117

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Antonio Pérez de Salas, estante en México, debe pagar a Diego Martínez, mercader, 266 pesos, seis

granos de oro de tepusque por razón de mercaderías: 20 docenas de herraje mular y caballar, 50 libras de

hilo laso, 15 libras de hilo gallo, 10 docenas de anillo de vergara, tijeras de bambú, camisas de granada y

jubones con fecha del 19 de octubre de 1558.96

f) Esclavitud

La condición libre de los indígenas transita hacia la esclavitud: incluso la misma

condición de esclavos en la cultura mexica cambia, porque la concepción de esclavitud

de los españoles es diferente a como la conciben los indígenas.

La economía colonial, en un principio, se apoya en el servicio de los indios

recurriéndose a la esclavitud jurídicamente legitimada en caso de guerra o prolongación

de ésta; pero por recomendación pontificia y real, los indios se vieron libres a mediados

del siglo XVI y solamente eran esclavos aquellos que eran capturados en campañas de

guerra contra los chichimecas. Desde 1530 existe una real provisión que prohíbe

esclavizar indios, pero en 1534 se autoriza el rescate de piezas.97

La condición de los indígenas, desde el principio de la conquista, causa controversia

en cuanto a si eran considerados esclavos o no, aprobándose en los casos arriba

expuestos y, posteriormente, prohibiéndose, sin ser acatado por muchos españoles. Así,

los indios son vasallos libres, pero pagan tributo obligatorio todos los varones entre

dieciocho y cincuenta años, menos los caciques, sus hijos y alcaldes del pueblo.98

En teoría no pueden ser comprados ni vendidos, sólo asignados al encomendero que

debe tratarlos con humanidad respetando los principios cristianos. Los documentos de

los escribanos de 1550 nos muestran todo lo contrario, como el caso de dos documentos

de la escribanía de Antonio de Villalobos, emitidas en los años de 1590, uno, y el otro

en 1599:

Luis de Cabrera, en nombre de Domingo Hernández, vecino de México, vende una india chichimeca, del

reino de León, que tiene una raya que le baja de la frente a la punta de la nariz, otras dos rayas en la

frente, otra raya enmedio y dos piquetes en la nariz, por 140 pesos de oro común.

96 Escribanía de Baltasar Díaz, folio 163-4, Archivo de Notarías de la Ciudad de México. 97 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 24. 98 Ibid., p. 23.

118

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Viuda arrienda y traspasa a María Arias [...] una india chichimeca que fue condenada por diez años al

servicio personal de Diego Martínez, por la justicia Mayor de Sinaloa.

La esclavitud fue condenada por la reina Isabel, pero solapada ya que pedía

participación en el tráfico de esclavos.99

La economía colonial se apoya en el servicio de los indios como vasallos libres que

pagan tributo o como esclavos. Son esclavizados los indígenas que se rebelan o

persisten en ciertas costumbres como el canibalismo.100

En la Nueva España, el trabajo pesado es realizado por los esclavos negros que

llegaron, desde la primera expedición, con Hernán Cortés. Se dice que uno de ellos fue

el que introdujo la viruela que causó grandes estragos en la población india, aunque

bien podría ser una invención para separar a los negros de los indios, en cuanto su

posible alianza era temida por los colonialistas.

Familias completas son puestas en venta en la Nueva España, como lo dice el

siguiente documento:

Juan Cano Moctezuma, vecino de México, vende a Antonio Rodríguez vecino de Villa de Guadiana, un

matrimonio de esclavos compuesto por Antón Martín, de la isla de Portugal de treinta y cinco años,

Gracia de Terranova de treinta y cinco años y su hija Catalina de un año, por mil pesos de oro común.101

Existen leyes reales que legalizan el tráfico de esclavos negros porque,

fundamentalmente, se trataba de “que los esclavos negros sustituyeran a los explotados

trabajadores indios en las industrias particulares [...] Los poseedores de permisos para

dedicarse al tráfico de esclavos (asientos), entregaban parte de sus beneficios a la

corona".102

Por medio del asiento, que es un contrato realizado entre el gobierno real que da una

concesión a los particulares para que introduzcan esclavos a Hispanoamérica, pagando

ciertos derechos, los esclavos negros eran traídos de Guinea, de Sierra Leona, de las

99 Gibson, Charles, op. cit., p. 93. 100 Idem. 101 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., p. 356. 102 Ibid., pp. 191-192.

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regiones del Congo, Angola, Cabo Verde, Mandinga, Mozambique, Biafara y otros

lugares cercanos. En los documentos notariales aparece el lugar de origen de esta

población como el siguiente ejemplo:

Un esclavo negro de treinta años, tierra de zape de cuarenta años, otro de cincuenta años de terra cabito,

otro de veinticinco años [...] una negra de Tierra Biafara.103

También informan sobre las características que tienen, si son bozales, ladinos,

"huidores" o borrachos y de esas características depende su precio. Generalmente, los

negros tienen varias marcas en la cara o en el cuerpo, realizadas por sus anteriores

dueños. En la Nueva España se dieron algunas liberaciones de negros por parte de sus

dueños y otros compraron su libertad. Los que intentaban huir, eran castigados

duramente cuando los capturaban.

Es notoria la importancia que esta población negra tuvo en la Nueva España, la cual

favoreció en mucho la misma situación de los indígenas, liberándolos de ciertos

trabajos. Asimismo favoreció la economía, principalmente la minería y la explotación

de los ingenios azucareros.

103 Ibid., p. 467.

120

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HABLARON LAS DIOSAS Y LOS DIOSES

RELIGIÓN E IGLESIA

La religión católica y su institución la Iglesia constituyen un pilar imprescindible en la

conformación de la cultura novohispana; por medio de ellas se evangelizará a la

población indígena. Para la España conquistadora la evangelización es fundamental, por

cuanto es la acción que justifica moral y legalmente la conquista de América. La guerra

de la conquista se legitima por motivos religiosos, aunque no sea precisamente una

Santa Cruzada contra los infieles;104 es la posibilidad de darle más fieles a la iglesia de

Roma, atacada en el norte de Europa por los credos protestantes.

En la conformación de esta cultura novohispana, la evangelización no se separa de

la educación, van de la mano; la educación es el medio por el cual se introduce la

religión cristiana, mezclándose con la religión india, y la iglesia es el espacio escolar y,

al mismo tiempo, la institución legal que permitirá la educación.

(La iglesia católica) en cualquier circunstancia mantuvo su misión de sustentadora del sistema,

legitimadora de la situación colonial y difusora de elementos ideológicos, tan eficaces como la coacción

externa y de efectos mucho más seguros y duraderos. Responsable de la educación popular, por vocación

y por mandato real, la jerarquía eclesiástica novohispana, tanto regular como secular, organizó un sistema

de instrucción en diferentes niveles [...] Para la población indígena y las castas prácticamente no existió

más enseñanza que la impartida por los religiosos.105

La iglesia es la institución que avala una compleja organización religioso-social,

sustentándose en elementos teóricos y religiosos de una cultura diferente a la indígena.

Es la atenta vigía de "los aspectos morales y sociales del matrimonio, de la familia y de

las mujeres. Los tribunales eclesiásticos investigaban todos los casos en que se les

104 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 21. 105 Ibid., p. 13.

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informaba de abandono marital por marido o mujer, adulterio, concubinato, bigamia o

incesto".106

La educación formal que se da en Nueva España y que, en un principio, es asumida

por los soldados conquistadores, es una educación basada en la religión cristiana e

impartida por los religiosos. Con las primeras expediciones de españoles a nuevas

tierras, llegaron personas que no tenían futuro en España porque -como dice Pilar

Gonzalbo- eran presos, aventureros sin escrúpulos, soldados rudos e ignorantes,

artesanos y campesinos desterrados y sin ocupación ni tierra que labrar, pero también

arribaron eclesiásticos cultos, con espíritu religioso y sensibles para apreciar los valores

espirituales y culturales de la gente, personas con el espíritu renovador de los

humanistas del Renacimiento y deseosos de implantar los principios de la religión

cristiana.107

En la Europa del siglo XV, los misioneros y otros humanistas, inconformes con el

deterioro de la religión católica -cuya iglesia se había transformado en una institución

de privilegio y de corrupción moral y social- se unen al movimiento de la Reforma

religiosa católica, iniciado por Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro en Holanda e

Inglaterra.

En España, este movimiento fue abanderado por Francisco Jiménez de Cisneros,

cardenal de Toledo, que unifica y nacionaliza la religión cristiana en la época de los

Reyes Católicos y funda la Universidad de Alcalá de Henares en 1508.108 Cisneros se

dedicó a la reforma de los franciscanos. Para 1520 todas las órdenes mendicantes

estaban listas para la misión cristiana, tan es así que en 1523 llegaron los tres primeros

frailes franciscanos a México: fray Pedro de Gante, fray Juan de Tecto y fray Juan de

Ahora, que se establecen en Texcoco, aprenden el nahuatl para poder comunicarse con

la gente y se dedican a la evangelización de los indígenas.

En 1524 llegan otros doce frailes franciscanos de la provincia de San Gabriel de

Extremadura, dirigidos por fray Martín de Valencia, quienes construyen cuatro

106 Kuznesof, Elizabeth Anne, “Raza, clase y matrimonio en la Nueva España. Estado actual del debate”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 382. 107 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos y la vida urbana, México 1990, p., 13. 108 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, pp. 122-123.

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conventos en las poblaciones más densamente habitadas: México, Texcoco, Tlaxcala y

Huejotzingo.

Posteriormente, en 1526, llegaron los dominicos y, en 1532, los agustinos. También

llegaron clérigos seculares, formando el grupo de eclesiásticos seculares encabezados

por el obispo Juan de Zumárraga, primer obispo en México en 1532.109

En el momento de la conquista de Nueva España, el movimiento de Reforma

católica ofrece el motivo que justifica la acción de los conquistadores españoles y la

política externa de los Reyes Católicos.

El mensaje del humanismo cristiano a los frailes misioneros fue que los pueblos paganos del nuevo

mundo eran capaces de grandeza y que el instrumento más efectivo para civilizarlos sería esta misma

cristiandad purificada [...] Para los frailes humanistas, América aparecía como una obligación cristiana de

proporciones evangélicas. Su numerosa población había de ser encaminada por los nuevos senderos de la

virtud y la bondad cristiana. Había que aplicar la Philosophia Christi erasmista. Había de realizarse la

Utopía.110

En aras de esa cristianización, algunos misioneros aprendieron las lenguas indias,

con lo que se facilitaba la comunicación con los indígenas; convertían a la nueva

religión a los líderes de las comunidades para que, a su vez, ellos convencieran a los

otros. A la par, destruían los templos y las imágenes sagradas y, sobre las ruinas,

construían las iglesias intentando borrar de golpe y porrazo toda una historia de

religiosidad forjada en siglos.

A la Nueva España llegaron, como mencionamos anteriormente, aventureros y

oportunistas que lo único que les interesaba era el oro, tanto así que Lope de Vega en

una de sus obra dice que "no es la cristiandad la que los mueve, sino el oro y la

codicia".111 Su desmedido afán de enriquecimiento no tomaba en cuenta a los habitantes

oriundos del lugar porque, para ellos, el indio era un ser inferior e incluso de dudosa

humanidad. Por lo tanto, la sumisión era inevitable, natural.

109 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., pp. 25-26. 110 Ibid., pp. 124-125. 111 Gibson, Charles, op. cit., pp. 122-123.

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Los misioneros humanistas intentaron reparar los daños que causaban. Al respecto,

fray Juan de Zumárraga, franciscano y primer obispo de México, en 1527 fundó el

Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco para los indios.

Fray Bartolomé de las Casas, dominico, obispo de Chiapas, escribió Opúsculos,

donde defendía el derecho de los seres humanos a mantener su propia identidad; por lo

mismo no justificaba el despojo de los bienes materiales ni de sus elementos culturales,

en función de una pretendida extensión de la fe cristiana.112 Escribió que los indígenas

tenían derecho "a conservar sus propiedades, y el rey de España tenía el deber de

devolver América a sus legítimos propietarios",113 pues la acción de los españoles era

contraria a la justicia y a la ley.

Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán -llegó a Veracruz en 1530-, en la

Segunda Audiencia encabezada por el obispo de Santo Domingo, Sebastián Ramírez de

Fuenleal, intentó crear comunidades basadas en la utopía de Tomás Moro donde

existiera una propiedad y trabajo comunal, con un gobierno representativo.114 Para

lograr su proyecto fundó pequeñas comunidades urbanas, aisladas del resto de los

demás indígenas, con el fin de evitar la contaminación de prácticas idolátricas. Este

proyecto utopista se realizó por encima del modo de vida indígena.115

La tan ansiada evangelización que los religiosos y seculares propugnaban, no iba a

ser una tarea fácil, porque la religión que practicaban los mexicas en el momento de la

conquista constituía un sincretismo ancestral, mezcla de religiones de otras culturas

mesoamericanas muy antiguas, como la tolteca y de más atrás.

Estaba tan arraigada formando parte de su mundo cotidiano que, por lo mismo, el

nuevo sincretismo religioso novohispano, mezcla de una cosmovisión indígena con la

religión cristiana, tardó siglos en consolidarse. Para lograrlo, los misioneros echaron

mano de cuantos recursos encontraron. Muchos se lo proporcionaron los mismos

indígenas, ya que en el acercamiento que tuvieron con ellos para aprender su lengua,

descubrieron sus habilidades naturales, el gusto que tenían por la música, la danza y la

pintura y se aprovecharon de las antiguas costumbres. Los frailes utilizaron la música y

112 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., pp. 59-60. 113 Gibson, Charles, op. cit., p. 73. 114 Ibid., p. 128. 115 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 61.

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el canto para facilitar la memorización de la doctrina católica. Al igual usaron la

escritura jeroglífica y su interpretación, con lo que facilitaban la comprensión del

catecismo por medio de imágenes.116

Otras costumbres que facilitaron el proceso del sincretismo religioso fueron la

similitud de algunas prácticas entre las creencias prehispánicas y cristianas, como el

“autosacrificio, las peregrinaciones y los rituales de purificación [...] elementos que

facilitaron la aceptación de la nueva fe”.117

La conversión religiosa indígena fue una tarea difícil. Los indígenas tenían su

personal forma de interpretación y, aunque pareciera en lo externo que se había logrado

la conversión, seguían creyendo y practicando su religión anterior, lo que dio como

resultado una religión sincrética.

116 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, El humanismo y la educación en la Nueva España, México, pp. 15-16. 117 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 37.

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ASÍ APRENDIMOS

EDUCACIÓN

Una vez que los españoles conquistan la gran Tenochtitlan, se inicia la reorganización

social, religiosa, económica y política de los habitantes de la ciudad y pueblos aledaños.

En primera instancia se debía contar con un gobierno que asumiera la responsabilidad

de esta reorganización, recayendo esta función en los conquistadores y en los religiosos,

quienes posteriormente se convierten, los primeros en encomenderos, y los segundos en

el estado secular, iniciando con el obispo.

Estos tres poderes implantan la cultura española, la que se inicia con la enseñanza

de la religión católica y la implantación de la lengua, es decir con el establecimiento de

sus instituciones y de la educación sobre los conquistados. Ésta es una prioridad para

los españoles porque por medio de ella se cristianizaba a los indígenas. Para Pilar

Gonzalbo, "la conquista espiritual fue inseparable de la militar, y la evangelización

constituyó, durante muchos años, la forma generalizada de impartir educación".118

Se abocaron a la educación porque sólo por ese medio podían lograr la

cristianización y la castellanización de la población en general. La comunicación es un

aspecto sumamente relevante porque sin ella no hay entendimiento y esta comunicación

sólo se logra con el conocimiento de la lengua extranjera, tanto de los españoles como

de los mexicas, por lo que "la religión y la lengua eran elementos decisivos en la

conformación de una nueva mentalidad".119

Por medio de la educación pueden implantarse los patrones culturales del país

conquistador, al tiempo que se integra a los habitantes a la actividad y grupo social que

118 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación de la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 19. 119 Ibid., p. 237.

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les corresponde. Recordemos que los españoles, al igual que los tenochcas, tienen una

sociedad sumamente estratificada. Por lo tanto:

La mejor educación sería la que apagase ardores bélicos, anulase personalidades independientes y

quebrantase voluntades rebeldes [...] Su instrumento no sería otro que la educación, y su lógica la

sumisión, la obediencia y la esperanza en una recompensa después de la muerte.120

Desde un principio, los evangelizadores-educadores intentan modificar de raíz la

cosmovisión y modo de vida de los indígenas, considerados como propio de personas

primitivas, por lo que se procura:

Desarraigar viejas costumbres, e implantar nuevos hábitos. El torso desnudo, las largas melenas de los

hombres, el culto a las fuerzas naturales, las extrañas y difíciles lenguas, los rudimentarios instrumentos,

el poblamiento disperso y las frágiles viviendas de los americanos, eran otros tantos signos de

primitivismo y barbarie.121

Con las nuevas creencias y nuevas formas de comportamiento se pretende inculcar

una cosmovisión y una lengua diferente, pero al darse cuenta de la fuerza de la cultura

tenochca, deciden realizar cambios sólo en algunos aspectos considerados como

paganos por la religión cristiana porque, precisamente, es en el aspecto religioso donde

serán más estrictos, aunque tengan que dejar algunas costumbres religiosas similares a

las españolas.

Este proceso de aculturación no será una labor sencilla, ya que la misma educación

funciona como un instrumento de cambio, pero también de resistencia. Los tenochcas,

por necesidad, adoptan algunos rasgos culturales españoles, pero se arraigan en algunas

costumbres ancestrales.

120 Ibid., p. 30. 121 Ibid., p. 67.

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¿QUÉ QUIEREN?

Uno de los objetivos de la educación en los siglos XVI y XVII es lograr que todos los

habitantes de la Ciudad de México, los novohispanos españoles y los tenochcas, en un

principio y, posteriormente, negros esclavos y libres y las mezclas que de estos grupos

resultan, se sometan a las normas de comportamiento del grupo y rango social al que

pertenecen, fijados por las autoridades virreinales. Al respecto, las autoridades civiles y

eclesiásticas dictan una serie de disposiciones con el fin de que cada habitante ocupe el

lugar que le corresponda en la sociedad estratificada.

La educación que se imparte está de acuerdo con el grupo étnico y social al que se

pertenece, de tal modo que en el siglo XVI, hay una educación diferente para españoles

peninsulares, criollos, indios y mestizos (las castas no estaban incluidas).

Las ordenanzas que se dictan van encaminadas a reglamentar todas las actividades

de la población, incluida su forma de vestir. El mensaje que se transmite revela

claramente una:

Reverencia ciega debida a la iglesia y a sus santos, la sumisión absoluta a la autoridad, el amor filial a los

padres espirituales, el respeto a las eminencias intelectuales, el servilismo a los ricos y poderosos y, en

fin, la gratitud hacia los representantes de un sistema que proporcionaba paz en esta vida y propiciaba la

felicidad eterna.122

Los objetivos a lograr con los tenochcas son catequizar, castellanizar, instruir en las

nuevas costumbres, en el comportamiento, en el vestido, en la medicina, en lo

recreativo, congregar y urbanizar las poblaciones. Para lograrlo, los conquistadores

pensaban que, primero, había que hacer hombres a los indios antes que cristianos,

porque para muchos españoles, los tenochcas no alcanzaban el carácter de humanos;

después, hacerlos mejores cristianos desterrando las idolatrías y hechicerías; y, por

último, integrarlos a la vida social novohispana.123

122 Ibid., p. 233. 123 Ibid., p. 234.

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¿QUIÉNES ENSEÑAN?

La educación informal es absorbida desde la casa, con la familia. Podemos imaginar

una escena doméstica de españoles peninsulares o criollos, donde el padre reúne a la

esposa, hijos y criados para leerles la vida de los santos, y la madre enseña a sus hijas

las labores propias de su sexo; a la par podemos imaginar a una familia de mexicas

donde la madre enseña a sus hijas a tejer, cocinar y el padre enseña a sus hijos a

sembrar, a pescar u otro oficio.

La educación formal es dirigida desde un principio por la corona, que se hace cargo

de la evangelización, transfiriendo la responsabilidad de la conversión de los indios

americanos a las tres órdenes mendicantes: franciscanos, dominicos y agustinos.

Antes de que estas órdenes se aposentaran en México, los conquistadores españoles

habían asumido esta obligación, estableciendo un sistema educativo para la

cristianización con el precedente de la labor que habían realizado en las Antillas.

Hernán Cortés tiene interés en que los indios aprendan lo necesario para

desempeñar los cargos y funciones que les corresponde en la división de

responsabilidades decretadas por su gobierno. Por esta razón, en un principio se

pensaba en el establecimiento de dos repúblicas, es decir, sistemas diferentes de

enseñanza para indígenas y españoles. Cortés encomienda la tarea de la educación a los

frailes menores, hasta la llegada de los clérigos seculares que se hacen cargo de la tarea.

Los primeros conquistadores que se convierten en encomenderos, son los

responsables de la educación de los indios, los responsables de la enseñanza de la

doctrina cristiana; a cambio, tienen derecho a gozar de las tierras y la mano de obra de

los indígenas. Estos encomenderos, a su vez, relegan la responsabilidad en clérigos

regulares o seculares.

Las Instrucciones, dadas por los reyes Isabel y Fernando en 1503 al gobierno y a los

oficiales reales, imponen a los encomenderos la obligación de enseñar la lectura,

escritura y catecismo, principalmente. En 1504, la reina Isabel, en su testamento,

recomienda mandar personas a América para enseñar la doctrina católica y las buenas

costumbres. En 1512, en las Leyes de Burgos se especifica cómo se debe impartir la

instrucción bajo la responsabilidad de los encomenderos; recomiendan que, de cada

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cincuenta indígenas, debe instruirse a uno, para que, posteriormente, se convierta en

maestro de los demás.124

Para las congregaciones que no estaban a cargo de ningún encomendero, la corona

asume la responsabilidad de la educación. Es así que "la corona, como encomendero

directo de las poblaciones que no estaban adjudicadas a particulares, destinó parte de

los ingresos de la Real Hacienda al pago de los doctrineros, párrocos o beneficiados".125

En 1523 llegan a la Ciudad de México los tres primeros frailes franciscanos

flamencos: fray Pedro de Gante, fray Juan de Tecto y fray Juan de Ahora. Se establecen

un tiempo en Texcoco, ya que aún no se concluía la reconstrucción de la ciudad y se

hospedan con la familia Ixtlixochitl; se preocupan por aprender el nahuatl y adaptar sus

sonidos al alfabeto castellano, para facilitar el trabajo posterior.

En 1524 desembarcaron doce frailes franciscanos de la provincia de San Gabriel de

Extremadura, dirigidos por fray Martín de Valencia; por razones prácticas, se dividen

en cuatro grupos para atender las poblaciones más densas como México‚ Texcoco,

Tlaxcala y Huejotzingo, abarcando las regiones de Michoacán y Jalisco por el oeste,

Durango y Zacatecas por el norte, Puebla y Tlaxcala por el este y sureste.

En 1526 llegaron los dominicos, dirigiéndose a Oaxaca y Chiapas. En 1532, los

agustinos fundan la provincia de San Luis y ocupan las regiones actuales de Michoacán,

norte de Puebla, Veracruz, Hidalgo y Guerrero.126 También llegaron los clérigos

seculares encabezados por el obispo Fray Juan de Zumárraga en 1532.

Los religiosos llegan a estas tierras nuevas con el afán de aplicar las Santas

Escrituras y que el ideal evangélico se pudiese realizar, hablando de paz y amor. Para

cumplir este proyecto se hace necesaria la fundación de comunidades ejemplares, tal y

como eran las comunidades cristianas primitivas, ya que encuentran semejanzas en

"actitudes y normas de comportamiento de la sociedad prehispánica basadas en una

ética que encajaba perfectamente en los modelos de virtud recomendados por la iglesia

católica".127

124 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El colegio de México, México1987, p. 66: cita textual n. 1. 125 Ibid., p. 66. 126 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 39. 127 Ibid., p. 29.

130

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Y en aras de aplicar ese ideal evangélico, muchos de ellos protegen a los indios de

los maltratos perpetrados por los encomenderos, aunque también se aprovechan de su

fuerza de trabajo para la construcción de iglesias, conventos, capillas y para la labranza

de las tierras, porque también se convierten en encomenderos.

La muerte de una gran cantidad de indígenas en el siglo XVI hace que la corona real

y otras personalidades humanistas, se preocupen y ocupen de esta problemática, de ahí

que "la legislación general para las Indias, emanada de ordenanzas y reales cédulas y

recopiladas a fines del siglo XVII, se refieren una y otra vez a la protección que ha de

darse a los indios, como pobres, desvalidos e ignorantes".128

¿CÓMO REALIZAN ESTA ENSEÑANZA?

El objetivo del proyecto educativo español es la transmisión de la cultura de los

conquistadores, por intermedio de la religión cristiana y del idioma castellano. Aunque

el rey y los primeros misioneros desean que este cambio cultural se lleve a cabo por

medio de la instrucción y el convencimiento -para que fuese una conversión de fondo y

no superflua, se fomenten los hábitos de la vida urbana, las buenas costumbres, el

trabajo y, por supuesto, la sumisión- en la vía de los hechos, en la cotidianidad, no

sucede así.

Los obstáculos que se presentan son varios, como la avaricia de muchos

encomenderos y autoridades que explotan al máximo a los indígenas, sin permitirles un

tiempo y espacio para dicha instrucción; la gran cantidad de encomiendas que los

misioneros tienen que visitar para impartir la educación cristiana, los recursos

necesarios para la manutención de los misioneros y de sus conventos. A esto se debe

agregar la incomunicación, es decir, el problema de la compresión del idioma, ya que

los indígenas no entienden su doctrina, ni los misioneros los entienden a ellos.

Para resolver estos problemas, se dictan ordenanzas y cédulas reales para la

protección de los indígenas y el establecimiento de horarios para dicho aprendizaje,

para lo cual "las ordenanzas locales sobre instrucción religiosa de indios y negros se

128 Ibid., p. 67.

131

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complementaron con las disposiciones reales expuestas en una cédula en la que se

exigía el establecimiento de horarios para la instrucción cotidiana de los trabajadores

habitantes de las ciudades, y catequesis dominical en los ranchos y comunidades

rurales".129

Debido a la carencia de maestros, los misioneros buscan la ayuda de los mexicas, de

los caciques, principales y ancianos, para lo cual primero inician con ellos la conversión

para que después éstos influyan en los demás.130 De esta manera se intenta adoptar la

también estratificada organización indígena, cuya educación está basada en el respeto

hacia los ancianos.

Con el fin de facilitar la evangelización y la práctica educativa, algunos misioneros

se dieron a la tarea de aprender el idioma de los mexicas. Luego de este aprendizaje se

abocaron a la realización de cuadernillos, cuadros, pinturas, donde por medio de

ilustraciones explicaban los fundamentos del catolicismo.

¿QUÉ ENSEÑAN?

La política educativa durante la colonia tuvo varios cambios. En un principio se pensó

en una educación diferenciada para los macehualtin y los pipiltin, de acuerdo con el

proyecto de las dos repúblicas, donde los nobles desempeñarían funciones directivas en

sus comunidades. El rey Carlos I, por su parte, propuso que algunos indios llegasen a

España para educarse en monasterios y colegios, para que al regresar sirvieran de

ejemplo a los demás, pero este proyecto no funcionó porque los pocos que se fueron,

cuando regresaron, se asimilaron dentro del grupo de los criollos.

Se había planteado una educación para los macehualtin donde sólo se abordara la

catequización, y para los pipiltin, una de nivel superior que integrara lectura y escritura

en su lengua, música y canto; además, se crea otro nivel educativo, el Colegio de

Tlatelolco, concebido específicamente para la educación de los hijos de los mexicas

nobles o principales, proyecto que posteriormente fue abortado.

129 Ibid., p. 27. 130 Ibid., p. 25.

132

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Cuando los indígenas principales pierden tierras y servidores, también pierden

prestigio y el respeto de los que iban a gobernar. Asimismo, cuando ocupan cargos

como gobernadores o alcaldes, su lealtad es dirigida hacia los conquistadores y se

adaptan al modo de vida de los españoles, por lo que los macehuales no los reconocen

como autoridad. Los que se mantienen como caciques, se benefician con el sistema de

trabajo libre contratado por temporadas.

Esta nueva situación de los principales indígenas hace que pierda sentido una

educación específica para ellos. Por lo tanto, "la pretensión de los frailes de dar

educación superior a los hijos de principales, tenía sentido cuando aquellos estaban

destinados a desempeñar funciones directivas en sus comunidades".131

De esta manera, el proyecto educativo cambia en el último tercio del siglo XVI y las

autoridades civiles dejan la educación indígena en manos de los religiosos, debido al

desacuerdo que existe entre autoridades en cuanto a la educación superior para los

indos. Unos piensan que no es conveniente que sigan por la gran capacidad de

aprendizaje que tienen, a lo que se les atribuye características malignas; en tanto otros

alegan que sin esa enseñanza, no podrían tener una creencia firme en el cristianismo:

Por una parte se manifestaban intereses mezquinos y burdas acusaciones, como las reiteradas por el

funcionario real Jerónimo López, escandalizado no de la ignorancia, sino de los excesivos conocimientos

de humanidades de los jóvenes indios [...] Aquél se alarmaba que los indígenas podían hablar latín tan

elegantemente como Cicerón. Éstos vacilaban entre atribuir a los americanos estulticia o malignidad.132

En el siglo XVII era un hecho el cambio de visión del proyecto educativo para

indios, porque se estimaba que "los indios instruidos eran menos dóciles y resignados

que los ignorantes. Quienes estaban en contacto con los españoles y aprendían

castellano y otras muchas costumbres españolas, eran los ladinos-latinos, palabra que

pasó a significar astuto, tramposo o malicioso".133

La educación principalmente religiosa del principio, cuando se pensaba crear una

comunidad cristiana ejemplar, se transforma a finales del siglo XVI y los siguientes

131 Ibid., p. 46. 132 Ibid., p. 115. 133 Ibid., p. 234.

133

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siglos coloniales, en una tendencia dirigida hacia la enseñanza de estudios prácticos y a

la capacitación, para que los indígenas fuesen más productivos.134

En lo que respecta a la educación infantil, a los niños externos e internos se les

enseña el catecismo, después a leer y escribir en su idioma, seguido de cantos litúrgicos

y memorización de frases latinas que utilizaban en las ceremonias litúrgicas. Aunque al

principio no había una obligatoriedad de la enseñanza del castellano, algunos maestros

religiosos la emprendieron; la metodología predominante consistía en la repetición de

"la doctrina pero glosada, comentada y acompañada de ejemplos, que se consideraban

adecuados al nivel de comprensión y a la mentalidad infantiles. En relatos breves se

reproducían fragmentos de vidas de santos o del 'martirologio'".135

¿CÓMO ENSEÑAN?

En un principio no existe una sistematización de la enseñanza y mucho menos una

metodología para la transmisión del conocimiento; las autoridades laicas y religiosas no

estaban de acuerdo sobre qué enseñar, tampoco acerca del cómo. Para algunos es

prioritario enseñar la religión cristiana, otros buscan la manera de que los indígenas

produzcan más y algunos otros, quieren quitar de raíz viejas costumbres que en algún

momento pudiera tomarse como motivo de levantamiento. Y mientras, los indígenas,

hasta donde les es posible, siguen practicando sus costumbres.

Los antiguos habitantes de Mesoamérica añoraban las escuelas prehispánicas, la formación del carácter

por medio de la autodisciplina, la religiosidad como fundamento de los lazos comunitarios, la autoridad

de los mayores y los conocimientos superiores, que habían sido exclusivos de los pipiltin y que día a día

se perdían.136

Ante la falta de una política educativa oficial, los religiosos utilizan su propia

metodología que les permita enseñar, principalmente, el catecismo y oficios, dirigida a

134 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., op. cit., p. 9. 135 Ibid., p. 137. 136 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 29.

134

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caciques y niños, los que serían los reproductores de las enseñanzas religiosas. El

método utilizado apela a la repetición y la observación de imágenes en cuadros, en

libritos y cuadernillos; para ello se apoyan en los catecismos dibujados y pintados por

los frailes o sus ayudantes indios, de estampas, imágenes de santos y representaciones

dramáticas; también utilizan música y cantos.

El aprendizaje de la lectura se realizaba sobre las cartillas, que no eran otra cosa que catecismos de la

doctrina cristiana con una o varias páginas iniciales en las que aparecía el alfabeto y un muestrario de

combinaciones silábicas. Se acostumbraba acompañar las labores manuales con el monótono canto del

texto catequístico del padre Jerónimo Ripalda.137

¿QUIÉNES ENSEÑAN?

Los encomenderos son los encargados de la educación de los indios en un principio.

Después asumen esa responsabilidad los clérigos regulares y seculares, auxiliados por

los caciques o mexicas principales, al tiempo que se convierten en vigilantes de la

asistencia a la catequesis y en cuidar que no se reincidiera en las antiguas costumbres.

Los niños son utilizados como catequistas, debido a la elocuencia natural que poseen

para la predicación en los sermones y, sobre todo, porque son capaces de identificar

vestigios de culto “idolátrico” y localizar los escondites de los “ídolos”.

Se establecen normas, se dictan ordenanzas con castigos hacia aquellos que

persistan y reincidan en sus antiguas costumbres, principalmente religiosas, de lo que

resulta que "padres y maestros, clérigos y laicos, impusieron un mundo de creencias y

un conjunto de normas que perduraron por muchos años".138

137 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., op. cit., p. 135. 138 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 14.

135

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¿EN DÓNDE ENSEÑAN?

La educación religiosa es impartida por el clero en la forma de catequesis. Para ello

reúnen a los pobladores en los atrios, en las capillas posas, en las capillas abiertas de los

conventos, en las escuelas pías y en las municipales; también lo hacen en las

encomiendas y comunidades donde realizan sermones, oyen confesiones, y celebran los

ritos católicos, afianzando los conocimientos doctrinales e inculcando la devoción

católica, el respeto a los representantes del clero y la reverencia a los símbolos de la fe.

Con esta enseñanza se intenta transmitir una nueva cultura que permita desarraigar

las costumbres ancestrales. Con este fin, los religiosos separan a la población indígena

por sexo y por edades; también separan a los niños de sus padres para que éstos no les

inculquen sus costumbres. De esta forma los adultos reciben la catequesis sólo los

domingos, porque el trabajo les impide asistir entre semana. Los hijos e hijas de

principales y macehuales, asisten a diario formando ruedas o corrillos y las más

aplicadas, enseñan a los demás.

También hay un sistema de internado para niños. Los conventos cuentan con

dormitorios, aposentos y refectorio para estos niños que viven aislados de su padres.

Además del catecismo, estos niños aprenden lectura y escritura en náhuatl, canto

litúrgico y frases en latín y algunos, aunque no es obligatorio enseñarlo, aprenden el

castellano.

CONVENTOS Y COLEGIOS EN EL SIGLO XVI

El primer y único seminario que hubo en la Nueva España para enseñar oficios a los

indios, fue el de la capilla de San José‚ cercana a la iglesia y monasterio de San

Francisco, en la ciudad de México. Allí, fray Pedro de Gante se hizo cargo del

aprendizaje de los indígenas en los oficios y artes españoles, como sastres, zapateros,

carpinteros, herreros, pintores, además de enseñarles la doctrina cristiana, la lectura,

escritura y canto. Y fueron tan hábiles en este aprendizaje que los españoles temían su

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competencia. Por ese temor se dicta una ordenanza donde se prohíbe que los indígenas

fueran maestros de oficios.139

Uno de los primeros oficios que aprendieron y con mucha perfección, fue la

fabricación de campanas; también aprendieron muy bien a bordar con hilos de plata y

oro, bajo la conducción del franciscano fray Daniel. Se perfeccionaron en la cantería,

primero labraban sin hierro que no había; después aprendieron a usar picos y escodas.140

La práctica fue en muchos casos el mejor aprendizaje, por ejemplo, trabajando en la

construcción de conventos e iglesias aprendieron a hacer bóvedas.

Los españoles se sorprenden de lo bien que aprenden y la rapidez con que lo hacen.

Como muestra de este aprendizaje, fray Jerónimo de Mendieta en 1570, en España,

enseña el libro al presidente del Consejo de Indias, Don Juan de Ovando, llamado

Contemptus Mundi, escrito por un indio:

Escrito de letra de un indio, tan bien formada, igual y graciosa, que de ningún molde pudiera dar más

contento a la vista; y mostrándolo al licenciado Don Juan de Ovando, que a la sazón, era presidente del

Consejo de Indias, agradóle tanto, que se quedó con el, diciendo que lo quería dar al rey Don Felipe

Segundo.141

También aprendieron el oficio de laudería, o sea, la fabricación de instrumentos

musicales, como flautas, chirimías, orlos, vihuelas de arco y cornetas y bajones. No

había consenso sobre la enseñanza de la gramática latina y finalmente, se decidió que

cuando menos algunos la aprendieran para entender el contenido de las Sagradas

Escrituras y pudieran enseñar a otros.142

En un principio era difícil, porque los frailes no encontraban palabras semejantes a

su lengua para explicarles la gramática, pero después encontraron "términos de nuevos

compuestos por donde con facilidad se pudieron declarar y dar a entender las reglas de

la gramática".143 Y de esta manera comienza el mestizaje lingüístico.

139 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, El humanismo y la educación en la Nueva España, p. 112. 140 Ibid., p. 114. 141 Ibid., p. 117. 142 Ibid., p. 119. 143 Ibid., p. 120.

137

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COLEGIO SANTA CRUZ TLATELOLCO

Terminada la conquista armada, desde 1525 se hacen peticiones para enseñar "estudios

mayores", con un programa donde figuran las materias de gramática, artes y teología. A

este respecto, "el presidente de la segunda Audiencia, don Sebastián Ramírez de

Fuenleal, recomendó a los franciscanos que iniciasen la enseñanza de la gramática

latina en el colegio de San José de los Naturales".144

Con esta recomendación, en 1532 comienzan los franciscanos a impartir clases en el

colegio de San José de los Naturales, con tan buenos resultados que se planea un

colegio de estudios superiores ya que el latín, que era el obstáculo, se había superado. A

esta petición se une el primer obispo fray Juan de Zumárraga y el virrey don Antonio de

Mendoza, de tal manera que se inicia la construcción del Colegio de Tlatelolco, en el

barrio de Santiago de Tlatelolco.

En 1536 se abre el colegio con una población estimada entre sesenta y ochenta

alumnos. Muchos de ellos ya traían las nociones del latín, estudiado en San José pero

ahí lo profundizan más; también inician las clases de artes, incluyendo lógica y

filosofía.145 El colegio fue bien visto por las autoridades, tanto que la reina le encarga al

virrey Antonio de Mendoza que se encargara de la asistencia económica.

En 1546 los franciscanos renuncian a la dirección quedando en manos de los

estudiantes, al mismo tiempo que Antonio de Mendoza parte a Perú; aunque los frailes

menores construyen su convento en Tlatelolco, ya no atienden el colegio. Para finales

del siglo XVI, el proyecto educativo del colegio, que se construyó para educación

superior, se vino abajo y sólo quedó la catequesis en los atrios de los conventos y dos

internados para los niños principales.

En 1547 la epidemia de matlazáhuatl acabó con muchos estudiantes. Con la ayuda

del virrey Luis de Velasco se pudo detener su decadencia en los años 50, pero para

1560 el edificio ya estaba en ruinas, los estudiantes abandonaron el internado y sólo

quedaron clases externas. En 1566 los franciscanos se vuelven a ocupar del Colegio,

aunque ya no fue posible su restablecimiento porque la sociedad lo rechazaba. En esta

144 Gonalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 111. 145 Ibid., p. 112.

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situación el gobierno no podía sostener el proyecto educativo para los que, en ese

momento, ya estaban destinados a vivir al margen de la vida académica e intelectual y

sólo debían aprender la práctica de la sumisión. Prácticamente, lo que puso final a este

proyecto fue el Concilio de 1585.

El tercer Concilio provisional mexicano, en 1585, determinó que la instrucción de los indios se redujese a

cuestiones elementales de la fe cristiana y, siempre que fuese viable, la enseñanza del castellano. Los

colegios para indios que se fundaron después de esa fecha no se destinaron ya a dar formación

humanística y no se planeó nada semejante a lo que alguna vez había sido Santa Cruz de Tlatelolco.146

EDUCACIÓN CRIOLLA

Desde la llegada de los españoles a Nueva España, surge la necesidad de dar educación

a sus hijos y buscar personas adecuadas que la impartan, ya que ellos están muy

ocupados en la conquista y los frailes estaban dedicados a la tarea de evangelización de

indígenas; por lo tanto, la educación de estos hijos de españoles la cubren los españoles

que llegan posteriormente: inmigrantes, clérigos seculares, bachilleres y maestros de

primeras letras; el caso es que pronto hay una serie de maestros que no tienen

conocimiento de la enseñanza.

Muchos de ellos practican el oficio sin tener licencia, desconociendo el trabajo;

parecía que para ser maestro sólo se requería saber leer y escribir. Hubo fraudes y

anomalías; estos maestros muchas veces no cumplían con los convenios realizados con

las partes interesadas, de tal forma que las autoridades, en este caso el Cabildo, toma

cartas en el asunto con el fin de regular y reglamentar el oficio. También se autoriza la

construcción de escuelas públicas, como el caso de la Universidad.

En 1557 el Ayuntamiento de México se encarga de expedir licencias y cobra las

fianzas. Unas ordenanzas que venían desde la época de Enrique II, eran la norma de la

profesión docente.147 Felipe II, en 1576, ordena la promulgación de dichas ordenanzas

donde se estable que los aspirantes a maestros tienen que pasar un examen ante un

146 Ibid., p. 125. 147 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 32; ver citas.

139

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tribunal designado por el real Consejo de Castilla y acreditar limpio linaje; una vez

cubierto estos requisitos, los aspirantes obtienen sus licencias y la autorización para

establecer sus escuelas, gozando de algunos privilegios como "la exención del servicio

en el ejército y de alojamiento de tropas y el disfrutar de preferencias en actos

judiciales".148

Los ayuntamientos designaban a las personas encargadas de la inspección a estos

maestros. En 1586, el Virrey Don Álvaro de Manrique dicta una disposición, mediante

la cual se prohíbe el ejercicio del magisterio sin licencia. Los maestros tienen que pasar

un examen o acreditar con constancias haberlo hecho; el castigo por infringir esta regla

es de cien pesos y destierro por un año.

En 1601 se pregonan nuevas ordenanzas en la Nueva España, donde se exige el

examen ante dos maestros como veedores y examinadores. Se prohibe el ejercicio de la

profesión para los negros, indios y mulatos, aunque estas normas no entran en vigor

sino hasta muchos años después. El curriculum que debe tener el maestro abarca lectura

y escritura de distintos tipos de letras y aritmética elemental; las escuelas deben estar a

no menos de dos cuadras en cuadro y los maestros no pueden dejar el cargo a sustitutos

ni tener negocios.149

Las "amigas", que son las mujeres que se dedican principalmente a enseñar

"catecismo y buenos modales", trabajo que no se considera como profesión y por lo

mismo no está reglamentado, no pueden recibir alumnos varones, pero sobre este tema

hablaremos más ampliamente en otro capítulo.150

Aunque el Concilio de Trento151 celebra sus sesiones entre 1545 y 1563, sus

decretos se imponen antes de su promulgación, por lo que en los países católicos la

educación está subordinada a un plan misionero. A pesar de esta situación, en las

148 Ibid., p. 33. 149 Ibid., p. 34. 150 Ibid., p. 39. 151 Reunión de ecuménicos, convocada por Paulo II en 1545 y terminada por Pío IV, donde se define la doctrina católica atacada por los protestantes Lutero y Calvino; se decretan reformas severas de disciplinas y costumbres eclesiásticas (Diccionario Academia Enciclopédico, Fernández Editores, México 1996, p. 121).

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universidades católicas se "daba gran importancia a los títulos, diplomas y privilegios

honoríficos y aparecía como instrumento de ascenso social".152

Desde que se abre la primera Universidad en la Nueva España,153 "los bajos sueldos

de los catedráticos fueron una constante en la vida universitaria. A ello se atribuían

vicios y corruptelas con los que los maestros compensaban su exigua remuneración.

Muy pronto se inició la costumbre de dejar las clases encargadas a un suplente,

mientras el titular se ocupaba de actividades más lucrativas".154

Pero aun con este problema varios maestros siguen en su labor porque "el sueldo

podía ser un pobre aliciente, pero junto a él se encontraba la ambición de lograr mayor

prestigio y de gozar de los privilegios que las reales cédulas habían otorgado a los

universitarios".155

LA UNIVERSIDAD

Los españoles, desde un principio, manifestaron la necesidad de tener una universidad

en la Nueva España porque simplificaba los problemas de mandar a los hijos a la

metrópoli a estudiar y porque, además, las escuelas tienen la función de recalcar las

diferencias sociales, étnicas y de género.

El trasplante de un sistema de educación propio del viejo mundo afianzó el conservadurismo de los

criollos y facilitó su arraigo a las nuevas tierras. El elitismo de los colegios contribuyó a consolidar una

situación social perpetuadora de diferencias y privilegios.156

El proyecto educativo había sufrido cambios. En los primeros años de la conquista,

cuando se hacen las primeras peticiones de la instalación de la universidad en 1525,

pudo haber sido el centro integrador de la sociedad novohispana, donde los indios y

españoles continuaran sus estudios superiores. Después de la Reforma religiosa en

152 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. La educación de los criollos y la vida urbana, México 1990, p. 55. 153 Ibid. pp. 68-69. 154 Ibid., p. 113. 155 Ibid., p. 114; ver cita n. 60. 156 Ibid, p. 157.

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Europa, la Contrarreforma y el Concilio de Trento, las universidades de países

católicos, sufren cambios en su estructura y finalidad, porque “en 1553 lo que se

buscaba era una institución conservadora y difusora de la ortodoxia cristiana, formadora

de funcionarios civiles y eclesiásticos y símbolo de desarrollo cultural”.157 Así es que,

para la época de 1550-1600, la universidad es un centro elitista, conservador y religioso.

COMPAÑÍA DE JESÚS

Las primeras gestiones para que llegasen los jesuitas a Nueva España se hacen desde

1540. Vasco de Quiroga reitera la petición. En 1554, Gregorio Pesquera, mayordomo

del colegio de San Juan de Letrán, viaja a España y acude con el rey y con el Consejo

de Indias para solicitar el establecimiento de la Compañía de Jesús en México. Lo

mismo hace Martín Cortés quien había sido novicio en la orden. En 1570 el Cabildo de

la ciudad de México se reúne con Felipe II y se insiste en la petición.158

Finalmente ante tanta persistencia, Felipe II dicta una real cédula en donde ordena

el traslado de los jesuitas. El encargado de escoger a los doce o quince jesuitas fue

Pedro Sánchez, como primer provincial y desembarcan en San Juan de Ulúa el 9 de

septiembre de 1572.159 En tanto construyen un colegio donde puedan aplicar sus

enseñanzas, los jesuitas hacen visitas a los enfermos y ancianos y enseñan en la calle.

Posteriormente, don Alonso de Villaseca, acaudalado comerciante y minero, regala un

terreno a la Compañía.160 El Virrey Enríquez dona las piedras necesarias para la

construcción; Lorenzo López, la hacienda de Jesús del Monte de donde extraen la

madera;. Melchor Chávez regala un horno de cal y, así, en 1574 levantan su edificio y

lo inauguran el 18 de octubre.161

Los ricos españoles y las autoridades civiles y religiosas colaboraban de buen grado en una obra que no

sentían ajena, como habría sido la evangelización o educación de los indios, sino que tomaban como

157 Ibid., p. 68. 158 Ibid., p. 148. 159 Ibid., p. 151. 160 Ibid., p. 154; ver cita. 161 Ibid., p. 156.

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propia, pues con el aliciente de apertura de escuelas esperaban que la Compañía contribuiría a la

formación de sus hijos.162

La labor que realizan los jesuitas en Nueva España es de gran utilidad a la política de la

metrópoli y de la Nueva España, por cuanto afianza la práctica cristiana reformada,

afianza a criollos y españoles en la tierra conquistada y afianza una estructura

jerárquica, clasista y racista.

Los jesuitas tenían escuelas públicas para alumnos externos, pero no para todas las

clases sociales, aunque en algunas se llegaban a aceptar uno o dos indios, como en San

Martín de Tepotzotlán o San Gregorio de México. Abrieron, también, dos escuelas

donde predomina la población indígena.163 En la política educativa de los jesuitas, esto

es, en la formación de una clase dirigente y de buenos súbditos, "hay que advertir que

los colegios novohispanos no se establecieron con fines lucrativos y que la enseñanza

en las escuelas no aportaba remuneración alguna a los maestros ni a los

establecimientos".164

Alonso de Villaseca, además de hacer donación de su fortuna a los jesuitas, también

les aconseja que inviertan sus capitales en haciendas y no en censos o fincas urbanas;

este consejo les reditúa ingresos durante doscientos años.165

162 Idem. 163 Ibid., p. 172; ver cita 23. 164 Ibid. p. 227. 165 Ibid., p. 228.

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DE DÓNDE VENGO

FAMILIA

Es ineludible mencionar el problema del inicio de esta investigación, o sea el origen de

la opresión de la mujer mexicana, al plantear el tema de la familia porque considero que

es precisamente en esta etapa de la historia, cuando se amalgama el modelo familiar

impuesto por los españoles con el modelo familiar mexica ya existente. Al mezclarse,

se acentúa más la opresión de la mujer ya existente en ambos modelos.

La familia va a ser un elemento primordial para que los españoles logren la

conquista religiosa y, por supuesto, la mujer tiene el papel principal para que este

cometido se realice. Una necesidad prioritaria del estado español y de la iglesia católica,

una vez realizada la conquista armada, es la expansión de su religión y por supuesto de

su institución. Y para que esta necesidad sea cubierta, es necesaria "la promoción y

conservación del matrimonio y de la familia".

El estado y la religión se encargan de legislar y vigilar el funcionamiento de la

familia; el primero ofrece “una base legal a la familia y a las relaciones intrafamiliares,

(en tanto) la iglesia vigilaba los aspectos morales y sociales del matrimonio, de la

familia y de las mujeres", como lo enuncia Pilar Gonzalbo.166

La expansión religiosa y del modelo familiar es una necesidad vigente desde la

conquista hasta el final de la colonia ya que en la cultura española, al igual que otras, la

familia era considerada como "el pilar" de la civilización, y "central" en la red social de

la Nueva España.167

Y así, una vez realizada la conquista armada y demolida la anterior ciudad, los

españoles se dedican a la construcción de una nueva, a la que llaman Nueva España y la

166 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 382. 167 Ibid., p. 382.

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realizan sobre los escombros de la gran ciudad de Tenochtitlan. Pero los españoles no

sólo destruyen una ciudad, su construcción física, sino también destruyen la

organización política, social, religiosa; en otros términos, se trata de eliminar la cultura

mexica e implantar una nueva, la española, con toda su organización e instituciones.

Y en un principio tiran la ciudad, destruyen templos, imponen su lengua, su religión,

su vestido, pero cambiar las costumbres, los hábitos cotidianos, los valores morales,

religiosos, es un trabajo más arduo, más difícil y más lento. Para lograr este cometido,

algunos españoles se dieron a la tarea de averiguar cuáles eran las costumbres de los

mexicas.

Algunos cronistas reflexionaron e indagaron acerca de las antiguas formas de

convivencia y parentesco, con el objeto de aprovechar la fuerza de trabajo, de legitimar

las expropiaciones de tierras y de hacer más productiva la recaudación de los tributos.

A este respecto se tomó en cuenta el antiguo sistema de agrupación de familias.

Pero posteriormente, clérigos y laicos consideraron necesario imponer en las Indias su

propia concepción de la familia.168

Con esta investigación descubren que los mexicas tienen una organización

sociofamiliar que les permite mantener el orden social, el calpulli:

Entre los tenochcas existía la familia nuclear (padre, madre, hijo) pero no aisladamente, sino unida por

lazos familiares patrilineales con la comunidad, que con ellos se constituía en determinado sitio o

patrilocalmente. De aquí la importancia de la filiación en la formación de esas comunidades, calpullis o

clanes y de allí también la importancia que tenía la unidad familiar nuclear y la conciencia de familia en

sentido amplio que hubo entre ellos.169

Definido en otros términos, se trata de una "unidad social compuesta por familias de

tributarios emparentadas o unidas por vínculos de afinidad, que trabajan en forma

comunal un área que les es asignada para tal fin”.170

Esta unidad social se fortalece con las normas que regulan la conducta tanto

individual como colectiva de sus integrantes.

168 Ibid., p. 695. 169 Ibid., p. 113. 170 Rodríguez, María de Jesús, “La mujer y la familia en la sociedad mexica”, en Presencia y Transparencia. La mujer en la historia de México, 1987, p. 30.

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En el México prehispánico, las normas reguladoras de la conducta individual y colectiva respondían a las

necesidades de fortalecimiento del calpulli y del tlatolcayotl. El rigor impuesto en torno al

comportamiento sexual de los nobles, especialmente de las doncellas, los métodos adecuados para

mantener la cohesión entre los grupos familiares, el fortalecimiento de la autoridad paterna, el respeto a

los ancianos y la condena rigurosa de las actitudes desviantes, no se basaban en principios teóricos.171

Una vez resuelta la investigación, los españoles deciden utilizar esta organización

sociofamiliar para introducir la nueva cultura y, al mismo tiempo, descomponerla y,

precisamente, fueron inteligentes al escoger a las mujeres, a las niñas que serían las

próximas madres y, por ende, encargadas de la educación familiar, para instaurar el

nuevo modelo familiar español, donde la mujer ya tiene ese rol: el de ser cuidadora de

la familia, de los hijos y de los bienes familiares.

Desde el siglo XVI se reconoció la importancia de la educación familiar indígena en la transmisión de los

nuevos valores culturales y por esto reyes, obispos, y frailes, pusieron gran empeño en educar a las niñas

indias para que fueran después de sus familias, las divulgadoras de la nueva cultura que se imponía.172

Para que este plan funcionara, se cuidaba que esas indias se casaran con los indios

que también habían tenido la misma formación religiosa, con el fin de que dentro de la

familia existiera una misma educación hacia los hijos y no se perdiera la cristianización

lograda con los padres.

En el Códice conocido como Franciscano se detalla el actuar de los miembros de

esta orden mendicante, quienes no sólo querían realizar una instrucción catequista, sino

que trataban de “modificar radicalmente las costumbres, en un ámbito tan amplio que

abarcaba las relaciones familiares, los métodos de trabajo, las actividades sociales y la

vida comunitaria, a partir de una transformación de la propia conciencia individual”.173

171 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México 1987, p. 48. 172 Muriel, Josefina, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 118. 173 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, El humanismo y la educación en la Nueva España, 1985, p. 14.

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IMPORTANCIA DE LA FAMILIA

La familia es una institución de suma importancia en la conformación de una cultura

porque por medio de ella se trasmiten los valores culturales, independientemente del

modelo de familia que sea.

Una pareja al unirse, forma ya una familia, y al tener hijos da lugar a la reproducción, no sólo de los seres

humanos, que han de remplazar a los que mueren, sino que, al educar a los hijos, se reproducen ciertas

formas de pensar y de actuar, costumbres, tradiciones, valores morales y religiosos, en fin la cultura. Así,

con la reproducción biológica y cultural que se da en la familia, se reproduce la sociedad misma.174

De ahí la importancia que tiene la familia en la conformación de una nueva cultura,

la novohispana.

MODELO DE LA FAMILIA ESPAÑOLA. CARACTERÍSTICAS

Los españoles imponen un modelo de familia diferente al de los mexicas, siendo la

iglesia católica es la encargada de establecer el modelo y las normas. Este modelo

familiar es fundamentado por la religión y regulado por las normas jurídicas.

Para normarlo, los teólogos se abocaron al estudio del Nuevo Testamento, Las

Epístolas y Libro de los Hechos de los Apóstoles. No encontraron mucho, pero sí lo

suficiente para resaltar que, en el momento en que una pareja se une en matrimonio, se

rompe con el hogar paterno. Asimismo se condena el divorcio y se exigía sumisión,

obediencia y amor de las mujeres a sus maridos.175

Es necesario hacer notar que lo que hicieron los teólogos fue una interpretación de

esos textos realizada a su conveniencia, resaltando lo que les interesaba resaltar y

condenando lo que querían condenar, como fue el caso de la poligamia.

174 Villafuerte García, Lourdes, “El matrimonio como punto de partida para la formación de la familia. Ciudad de México, siglo XVII”, en Familias novohispanas..., op. cit., p. 99. 175 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, “La familia y las familias en el México colonial”, en Familias novohispanas..., op. cit., p. 696.

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Para el siglo XVI los teólogos y canónigos tenían diferencias en la interpretación de

los documentos antes mencionados, porque los tomistas, basándose en la filosofía

aristotélica, decían que "el matrimonio era una institución derivada de la ley natural y

que el requisito para su validez era la libre voluntad de los creyentes, que se unían con

la intención de establecer un vínculo firme y estable". Y los otros, siguiendo las normas

evangélicas, afirmaban que la unión carnal era el lazo más fuerte que unía a la pareja.176

En definitiva se impuso la interpretación tomista. De esa manera, el matrimonio de

los indígenas es legítimo porque "había firmeza del vínculo afectivo", pero se anulaban

los matrimonios realizados por conveniencia política, económica o simple deseo sexual

como era la costumbre mexica.

Así fue como el modelo familiar que imperó, primero tenía que ser avalado por el

matrimonio y tenía que ser "sagrado, indisoluble, monogámico y haberse realizado por

libertad de elección".177

Este modelo familiar choca con la costumbre indígena, principalmente en los grupos

de poder donde se practicaba la poligamia y los matrimonios eran concertados por la

familia, según la conveniencia política y económica. Para los nobles indígenas, la

poligamia es ejercida como una responsabilidad y un privilegio de clase, así como

también los matrimonios entre parientes, costumbres todas que chocan con las de los

españoles.

A partir de 1563 se decreta el matrimonio canónico en el Concilio de Trento,

posteriormente lo ratifican los Concilios Provinciales de 1565 y 1585. En la medida de

lo posible se aplicaron estos decretos178 que son, principalmente, la celebración del

matrimonio en presencia del párroco o sacerdote y dos testigos, matrimonio a dos

grados de parentesco por afinidad en caso de violación. Hay una reglamentación de

impedimentos de matrimonio, como los grados de parentesco espiritual derivados del

bautismo y confirmación, a lo que se agrega la proclamación de tres veces la intención

de casarse para que si hubiere un impedimento, no se realizara.179

176 Ibid., p. 697. 177 Ibid., p. 704. 178 Ibid., p. 702. 179 Margadant, Guillermo F., “La familia en el derecho novohispano”, en Familias novohispanas..., op. cit., p. 32.

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De esta manera se estructura la familia nuclear con impedimentos. La tradición

familiar hispánica se consolida como elemento integrador de la identidad y muchos

españoles mandan por sus mujeres y muchas familias interrumpidas se reconstruyen,

principalmente en el ultimo tercio de siglo XVI.180

MODELO DE FAMILIA NOVOHISPANA

En este modelo familiar el padre y los hijos varones ocupan un lugar predominante; se

encargan de cuidar los bienes y el honor de la familia, lo que tiene que ver directamente

con la castidad de las mujeres. Las mujeres están sometidas a la autoridad del marido y

requieren su autorización para realizar cualquier acción.181

Según la ley, en la convivencia cotidiana, toda la autoridad correspondía al padre, quien también

ostentaba la patria potestad sobre los hijos menores de edad. Reminiscencia del derecho romano, en el

castellano se mencionaba que podía el padre vender a sus hijos como esclavos, en caso de extrema

necesidad, o incluso matarlos para comérselos si padecía hambre y se encontraba sitiado en una plaza

cuya defensa se le había encomendado.182

EDAD PARA EL MATRIMONIO

La reglamentación de la edad para el matrimonio se encontraba en Las Partidas que

precisaba, para el hombre, mayor de catorce años, y la mujer mayor de doce; por otro

lado, se requería la autorización paterna cuando los hijos fueran menores de veinticinco

y la hijas menores de veintitrés. En caso de que el padre muriera, a la madre le tocaba

otorgar este permiso; si no estuvieran ninguno de los dos, le correspondía al abuelo

paterno o materno.183

180 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, “La familia y las...”, op. cit., p. 703. 181 Margadant, Guillermo F., op. cit., p. 41. 182 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 700. 183 Magadant, Guillermo F., op. cit., p. 30.

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MESTIZAJE

En cuanto a la mezcla de razas, en un principio se aprobaron los matrimonios entre

españoles e indias, después no se permitía, y en 1514 otra vez sí, pero sólo entre

blancos e indias principales. La unión entre blancos y negros no se aprueba.

De ahí la gran cantidad de mestizos que en su mayoría son hijos ilegítimos. En el

caso de los esclavos, a los dueños les convenía que se casaran entre ellos para que la

esclava no cambiara de dueño.184

LEGITIMIDAD DE LOS HIJOS

Las relaciones de pareja podían ser de incumbencia personal o someterse al tribunal,

pero los hijos eran un asunto de interés de la sociedad.185 En el matrimonio, los hijos

fueron un aspecto muy importante que se tenía que normar, de ahí la importancia de la

legitimidad; ésta daba ventajas para realizar carrera en la corte o en la iglesia, aunque se

podía obviar la ilegitimidad si los padres eran ricos e influyentes; además, los hijos

naturales se convertían en legítimos cuando sus padres se casaban.

Para que a un hijo legítimo se le desheredara tenía que ser mediante trámites legales

y justificados. Esto nos da idea de la temprana intervención del Estado en cuestiones de

la economía familiar, lo que puede ser un indicador de la ruptura del orden viejo por el

nuevo, en una actitud de valoración de la función económica y social de la familia.

Y, bueno, aquí meteré un refrán: "del dicho al hecho hay un gran trecho"; una cosa

es el deber ser y otra cosa es el hacer. Una cosa es la normatividad y decir que se

respetan las normas, pero otra cosa son los hechos; el actuar cotidiano de los indígenas

se encontraba ya mezclado entre sus costumbres ancestrales y las costumbres nuevas, y

lo mismo sucedía con los otros grupos; para el siglo XVI ya estaba formándose una

nueva cultura, la novohispana, mezcla de varias culturas: la india, la española y la

negra.

184 Ibid., p. 39. 185 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 697.

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Los indios, superada la resistencia inicial, comprendieron pronto que las diferencias

formales no cambiaban sustancialmente su modo de apreciar el matrimonio, de modo

que lo aceptaron en considerable proporción y lo respetaron con mayor o menor

fidelidad.186 Y en la medida de sus posibilidades, siguieron practicando las mismas

costumbres, familiares, religiosas, sociales, que fueran compatibles con las nuevas

normas religiosas, y aunque no lo fueran, de igual manera seguían con sus costumbres,

de manera más oculta o disfrazada.

El trasplante de una cultura a otra no iba a ser posible en su totalidad, se tenían que

tomar en cuenta las condiciones propias de la cultura anterior, de ahí que no se diera el

cambio de una cultura por otra, sino una transculturación, esto es, la formación de otra

cultura con elementos de las dos anteriores, o sea la cultura novohispana.

186 Ibid., p. 703.

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TERCERA PARTE

LLEGAN LAS PRIMERAS CONQUISTADORAS

ORGANIZACIÓN SOCIAL

En la primera etapa de la conquista, las mujeres españolas, indígenas y negras, juegan un

papel importante y necesario para la consolidación y la conformación de la colonia.

Para los españoles es una prioridad poblar el nuevo territorio. Por ello desde un principio

exigen que las mujeres españolas puedan viajar con los conquistadores. Ante esta necesidad,

los Reyes Católicos brindan facilidades para que los familiares de los conquistadores puedan

emigrar. El mismo Hernán Cortés, al darse cuenta de que puede mantener mayor control de

sus hombres y arraigarlos si sus familiares están con ellos, ofrece pasaje gratuito a las

familias de sus soldados, por lo que “en 1502 ya se había ofrecido pasaje gratuito a quienes

quisieran cruzar el océano acompañados de sus familias”. 1

1 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México1987, p. 50.

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Enrique Otte dice que de las 650 cartas que los emigrantes pobladores mandan a España

entre los años 1540 a 1616, la mayoría son las conocidas como de llamada a los familiares.2

En 1518 se ordena a los hombres casados que mandaran por sus esposas. En 1521 se otorga

franquicia en los derechos de equipaje para las familias que piensan establecerse, y más

ordenanzas en los mismos términos se expiden en 1544, 1549 y 1551.3

De esta manera, durante el siglo XVI varias familias españolas llegan al territorio recién

conquistado, especialmente de Andalucía, las Castillas, Extremadura, Galicia, León, Madrid y

el País Vasco, “todas bajo la corona de Castilla”.4 Los españoles y españolas que emigran

hacia las nuevas tierras, a pesar del temor a los lugares extraños, lo hacen con la esperanza de

encontrar mejores horizontes. Se atreven a cruzar los océanos e iniciar la aventura de

conformar una nueva población en México: la novohispana, mezcla de españoles e indígenas,

principalmente.

Enrique Otte agrega que, de las 650 cartas que los emigrantes escriben a sus familiares,

hay 146 cartas escritas en México, cuyos lugares de destino son Sevilla, en Andalucía en

primer lugar, con 122 cartas; le sigue la región de Castilla la Nueva (Toledo y Madrid); y más

atrás las regiones de Extremadura, Castilla la Vieja y León.5

El tránsito de personas hacia el Nuevo Mundo, procedente de España, registra 54,882

pasajeros entre 1493 y 1600, de los cuales 10,118, son mujeres, es decir, entre 26 y 28 % en

total, según Boyd-Bowman.6

Es probable que las primeras mujeres que llegaron al nuevo continente, vinieran en la

expedición de Nicolás de Ovando, por el año de 1502, que arribara a la isla Española, hoy

Santo Domingo, según cuenta el cronista Fernández de Oviedo.7 Después, en 1509, lo

hicieron otras mujeres “doncellas e hijasdalgo”, que acompañaban a la virreina María de

Toledo, entre las que figuraban Catalina Juárez, La Marcaida, posteriormente esposa de

Hernán Cortés y María Cuellar, casada después con Diego Velázquez.

2 Otte, Enrique, Cartas privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616, p. 11 . 3 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., pp. 50-51. 4 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p. 32. 5 Otte, Enrique, op. cit., p. 12. 6 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España ..., op. cit., p. 51. 7 Pumar Martínez, Carmen, Españolas e Indias. 1591, REI, España 1991, p.8.

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Siendo estas mujeres madres, esposas e hijas de hombres con cierta jerarquía, es de

suponer que junto con ellas venían esclavas. Es importante señalarlo porque a partir de estas

mujeres se inicia el mestizaje de los diferentes grupos raciales y culturales que conformarán

a la población que habitará en América.

Las primeras mujeres que llegan a Nueva España, lo hacen en la expedición de Pánfilo de

Narváez; alrededor de catorce, entre las que están, María Estrada, Francisca de Orgaz, La

Bermuda, la señora Gómez, Isabel Rodríguez, Mari Hernández, según lo consigna Bernal

Díaz.8

En los documentos del Archivo de Notarias, en la escribanía de Juan Fernández del

Castillo , se encuentra el testamento de Isabel Rodríguez:

Sepan cuantos esta carta de testamento y postrimera voluntad vieren como yo, Isabel Rodríguez, mujer de

Miguel Rodríguez de Guadalupe, vecina que soy de esta ciudad de Tenuxtitan que es en la Nueva España [...]

otorgo y conozco que hago y ordeno este mi testamento [...] confieso que traje en casamiento a poder del dicho

Miguel Rodríguez de Guadalupe, mi marido, quinientos pesos de buen oro fino, de los cuales me otorgó carta de

dote en la ciudad de Santo Domingo de la isla Española [...] 12 días de septiembre de 1527.9

A partir de esas fechas llegan más mujeres, conforme reciben noticias de las nuevas tierras

y de las riquezas que pueden encontrar y que son requeridas por sus familiares. En un

principio, los españoles casados que se alistaron rumbo a América, una vez establecidos

mandan por sus mujeres, hijas y parentela porque, precisamente por la escasez de mujeres

españolas, éstas son muy solicitadas, como lo muestra la carta escrita por Sebastián de

Montes de Oca a su mujer que vive en Sevilla en 1558:

Muy deseada y querida señora: [...] deseo mucho que ambos hagamos la voluntad de Dios y que estemos juntos

como Dios lo manda [...] vista la presente se venga en el primer navío que salga de San Lúcar para este puerto de

la Veracruz.10

8 Ibíd., p.39. 9 Archivo de Notarías, Claustro III, México 1981, pp. 41, 47, 48. 10 Otte Enrique, op. cit., p. 44.

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Por lo mismo, estas mujeres son bien casadas sin muchos requisitos, en ocasiones, sin

dote; las viudas son muy solicitadas sobre todo si tienen bienes y algunas veces son

castigadas por no querer casarse. Así tenemos el ejemplo de Juana de Mancilla que “fue

azotada por no acatar las órdenes de volverse a casar cuando su marido Alonso Valiente que

acompañó a Cortés a las Hibueras había muerto”.11

La política española en cuanto a la emigración de mujeres hacia Nueva España, parece

variable. En un principio, la corona favorece la migración de mujeres porque España vive un

momento de expansión demográfica y no tiene los medios para sostener a esa población.12 A

esta situación se agrega la necesidad de poblar el territorio recién conquistado. De esta

manera inicia la emigración de españoles, sobre todo las esposas e hijas de los que ya se

encuentran en Nueva España, situación que obliga a la Corona “a notificar a la casa de

Contratación de Sevilla, el 9 de noviembre de 1554, que se autorizara el paso a ‘algunas

mujeres casadas que tienen en las Indias sus maridos’ ”.13

Pero así como en un principio las españolas son requeridas, en un segundo momento los

conquistadores no se muestran tan deseosos de reunirse con sus familias, al grado que se

dictan disposiciones para obligar a los conquistadores casados que manden por sus mujeres, a

reserva de ser castigados si no lo hicieren.

Esta situación se deriva del desinterés de muchos de ellos por sus esposas, ya que en

Nueva España encuentran un paraíso de mujeres hermosas que en varias ocasiones fueron

ofrecidas como regalo y, en otras, simplemente tomadas y usadas como objeto sexual, además

de utilizar su fuerza de trabajo. En no pocas ocasiones las tienen en sus casas como

concubinas y sirvientas o esclavas.

Muchos de ellos se desatienden de sus obligaciones familiares en España, de ahí que la

disposición del 19 de octubre de 1544 señale que, por convenir al servicio de Dios y

administración de justicia del gobierno español, “nuestros vasallos casados o desposados en

11 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 51. 12 Ibíd., p. 52. 13 Pumar Martínez, Carmen, op. cit., p. 12.

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estos reinos y ausentes en los de las Indias, donde viven y pasan apartados mucho tiempo de

sus propias mujeres, vuelvan a ellos y asistan en lo que es su obligación”.14

Y como muchos de ellos no hacen caso a esta disposición, son obligados y castigados

hasta con la cárcel, como relata Juan Díaz Pacheco en una carta que manda a su mujer en

1586:

Señora Mía: Con un hombre que se dice Diego Gómez envié doscientos pesos, para que vengáis vos y vuestros

hijos [...] Determinado estuve de ir a España por vos, y prendiéronme por casado, y me tuvieron preso y con

mucha vejación y, vístome en la cárcel, hombres que me debían mi hacienda se me fueron con ella.15

El 29 de julio de 1565, se prohíbe dar licencias a casados para residir en Indias.16 El

cambio en la política de emigración -de mujeres españolas y la negación de licencias a

españoles casados para viajar- es posible que obedeciera a la presencia de mujeres madres,

esposas e hijas abandonadas en España, demandando sustento al gobierno español. El

aumento de población mestiza en la ciudad de México se da como consecuencia de la

proliferación del concubinato, bigamia y poligamia, situación contraria a los mandamientos

religiosos impartidos por la iglesia. Se considera a menudo que el período temprano de

colonización fue de desenfrenada poligamia.17 También se debe agregar la multiplicación de

mujeres indias madres solteras e hijos huérfanos que repercute en la administración del

gobierno novohispano.

A partir de estas primeras mujeres españolas que llegan a Nueva España, se conforma un

grupo social, económico, político y religioso predominante y la genealogía continuará en los

subsecuentes años. Esto lo constatamos en los documentos de archivo de los años

correspondientes al tiempo y espacio del objeto de estudio. De las actas documentales de las

tres escribanías investigadas, aparecen mujeres emisoras o receptoras, emitiendo dos y mas

veces. Si seguimos el curso genealógico de esas mujeres, podrían ser parientes de las

14 Ibíd., p. 15. 15 Otte, Enrique, op. cit., p. 112. 16 Pumar Martínez, Carmen, op. cit., p. 18. 17 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XVI-XIX., p. 384.

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primeras mujeres que llegaron, como es el caso de unos documentos que aparecen en la

escribanía de Antonio Alonso, emitidos el 5 de diciembre de 1562:

Doña Ana de Estrada, viuda del tesorero Juan Alonso de Sosa, vecina, otorga poder a Cristóbal Escudero, vecino

para que cobre de Diego Pérez de Frías, 1651 pesos de oro común, que está obligado a pagar, a plazo por

cumplir [...] y se los traspasa como pago de parte de la deuda que Cristóbal de Escudero contrajo con el

Monasterio de la Concepción, por la dote de doña Inez de Cabrera, hija de la otorgante. Lope de Sosa y Alonso

de Estrada, mayores de 15 años y menores de 20, hijos de doña Ana de Estrada, de mancomún, con su madre se

obligan al saneamiento de la deuda.18

Esta mujer podría ser nieta y heredera del tesorero Alonso de Estrada del que habla Bernal

Díaz. Alonso de Estrada, que obtiene el encargo de gobernar Nueva España por el poder que

le otorga Marcos de Aguilar que, a su vez, recibe el cargo del licenciado Luis Ponce que

llega a Nueva España por mandato del Rey para “tomar residencia a Cortés” y castigarlo si

resulta culpable de las quejas de que es inculpado por parte de Diego Velázquez. Al morir,

Luis Ponce nombra en su testamento “teniente de gobernador al licenciado Marcos de

Aguilar”. Al morir Marcos, a causa de la enfermedad de “bubas”, deja poder para gobernar a

Alonso de Estrada quien tuvo dos hijas que casó con Jorge de Alvarado, hermano de Pedro

de Alvarado, y con Luis de Guzmán.19

Y así como varias veces aparece Ana de Estrada como emisora, también aparecen los

nombres de otras mujeres, manifestando ser madres, esposas, hermanas e hijas de

conquistadores.

En la escribanía de Antonio Alonso, aparece un documento fechado en 1562 que se refiere

a un otorgamiento de poder, emitido por hermanas y hermano, dirigido hacia otra hermana

para el cobro de un censo, especificando que son hijos y herederos de conquistador:

18 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1994, f. 61. 19 Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, pp. 505, 510, 115.

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Antonio de Cuellar Verdugo, Juana Verdugo, su hermana... Inez Amaya... hijos y herederos de Juan de Cuellar

Verdugo, conquistador, difunto, ellas con licencias de sus maridos, otorgan poder especial a María de Cuellar

Verdugo [...].20

Podemos suponer que, por la necesidad de poblar las nuevas tierras, la condición

socioeconómica de todas las mujeres españolas, aun las de bajos estratos, al llegar a Nueva

España se ve favorecida porque serán posteriormente las esposas de los conquistadores

privilegiados.

No sucede lo mismo con las otras mujeres porque las esclavas que llegaron con sus amas

o las que son objeto de compraventa, seguirán siendo propiedad de alguien y seguirán

sirviendo a sus dueños y dueñas. También la situación de las mujeres indígenas se ve

sumamente alterada; de las mujeres pipiltin, pocas serán esposas y muchas concubinas.

Muchas mujeres macehualtin serán servidoras o esclavas de los españoles y muchas de ellas

serán madres solteras y abandonadas.

ENTRE MEZCLAS

Entre 1550 y 1600, habían nacido tres generaciones de novohispanos, tomando en cuenta que

en ese período se casaban o los casaban jóvenes, desde los catorce años o incluso antes.

Desde la fecha en que llegaron los primeros españoles a las costas del Golfo de México

(1519) y conquistaron la ciudad de Tenochtitlan (1521), hasta 1550 han pasado alrededor de

30 años. Las personas que nacieron en este período, lo hicieron en un espacio donde las

prácticas, la ideología, los hábitos cotidianos, eran una mezcla de costumbres españolas y

mexicas, principalmente.

A pesar de que los conquistadores imponen su cultura, ésta se altera al mezclarse con la de

los pueblos conquistados que se niegan a aceptarla en su totalidad, surgiendo así el mestizaje

20 Archivo de Notarías, Escribanía de Antonio Alonso,.1562, p. 49.

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tanto en el aspecto genético-biológico como cultural. En este mestizaje participa otra cultura

la de los esclavos negros de África traídos por los conquistadores.

Así se va conformando la nueva sociedad novohispana, con características de las culturas

antes mencionadas, pero en lo general, lo que va a caracterizar a la sociedad colonial –al igual

que la sociedad contemporánea- es el sexismo, el clasismo y el racismo. Para el año de 1550

ya han nacido en Nueva España, dos o tres generaciones de hijos de españoles, situación que

les da la condición de ser españoles criollos.

El concubinato o la barraganía, era una forma popular de pareja. Los españoles tienen tan

arraigada esta costumbre que la siguen practicando en la Nueva España, aunado a las

condiciones propicias para hacerlo: hombres solos sin sus esposas y en un edén donde las

mujeres abundan. Y, a pesar de que los Reyes Católicos y la legislación real condenaron la

barraganía, “los solteros sin impedimento matrimonial podían vivir juntos, a voluntad,

separarse a su capricho o permanecer unidos por toda la vida”.21

La barraganía22 por costumbre y por ley, había sido permitida hasta el Concilio de Trento

en 1563, que prohíbe cualquier tipo de cohabitación entre no casados, con lo cual intenta

exterminar esta costumbre. En Valencia se logra prohibir en 1687, sin embargo, debido a la

influencia morisca, la barraganía se sigue practicando en el país vasco23 hasta el siglo XVIII.

De ahí que muchos españoles se juntaban con mujeres indígenas sin casarse, teniendo como

resultado una gran cantidad de hijos “naturales” mestizos. Lo mismo sucede con las mujeres

negras, de las que nacían hijos “mulatos”. Con el transcurso de los años, las mezclas de

grupos raciales continuaron dándose hasta desdibujarse las características iniciales de cada

grupo racial.

En un documento de Antonio de Villalobos aparece un ejemplo de cómo se mezcla un

esclavo y una indígena, lo que da una idea del surgimiento de las llamadas castas:

21 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 376. 22 Dentro de la legislación española surge una ley derivada del derecho romano, reiterada en las Siete Partidas que impide que los sacerdotes y hombres casados tuvieran concubina, los solteros podían vivir juntos sin casarse y sus hijos eran naturales, a esto se le llamó barraganía. 23 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada..., op. cit., p. 35.

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Diego Mejía del Águila, vende a Juan del Clavo, un esclavo llamado Roque de tierra de Cabo de 50 años más o

menos, casado con una india, por precio de 310 pesos de oro común.24

Dentro de la organización social creada en la Nueva España, el grupo que tiene mayores

privilegios es el de los españoles peninsulares y los menos favorecidos serán los esclavos

negros. En ese sentido, “el peninsular se creía superior al criollo y el criollo estaba resentido

por la distribución discriminada de privilegios [...] se sentían subestimados por las

limitaciones a que se les sometían en el gobierno y la iglesia”.25 Por lo mismo, el peninsular

es asociado con una actitud altanera y dominante, y los criollos se sienten como los afectados

por el despotismo peninsular.

El grupo que más predominó en cantidad desde el principio de la colonia fueron los

mestizos, ya sea como hijos legítimos o “naturales”; desde un principio a los españoles les

preocupó esta situación, para los cuales un mestizo era un "proscrito errabundo, sin

verdaderas raíces en ninguna de ambas culturas. Como pragmático oportunista que obtuvo

fuerza y número con el tiempo".26

Esta división de la sociedad por sus características raciales, es consecuencia de una

sociedad altamente jerarquizada y estratificada, donde cada grupo o clase tiene una función

social, política y económica y ocupa un espacio determinado. Esta división se reflejará en

todos los ámbitos y aspectos de vida como es el aspecto laboral y que más adelante

estudiaremos. Los grupos raciales y sociales menos favorecidos serán los que en el transcurso

de la historia impulsarán los movimientos sociales reivindicativos conocidos.

24 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 922. 25 Gibson, Charles, España en América, Ed. Grijalbo, México 1977, p. 212. 26 Ibíd., pp. 193-194.

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LA MUJER EN LA CONFORMACIÓN DE LA FAMILIA

NOVOHISPANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO

En las escribanías investigadas para esta tesis se encuentran algunos documentos que

muestran el arribo de españoles a Nueva España, como el que se encuentra en la notaría de

Antonio Alonso fechado en 1563, donde se asienta que Pedro Díaz de Mongíbar como

principal deudor y Rodrigo de Carvajal como su fiador, se obligan a pagar a Ruy Díaz de

Matamoros, maestre del navío Santa Catalina, que está en el Puerto de San Juan de Ulúa, 450

pesos, 7 tomines de oro común por el flete que les hizo, trayendo a “su mujer, sus hijos y su

casa” de Castilla.27

Al llegar a las nuevas tierras también llegan los usos y costumbres los cuales se implantan

en el nuevo territorio, como ocurre con la institución familiar. En el siglo XVI en la Península

Ibérica, se concibe a la familia “como una unidad doméstica bajo la primacía jurídica del

marido y padre”.28

Este modelo familiar es el que se impone en Nueva España y, en el transcurso de la

colonia, conforma grandes familias en donde la figura y autoridad paterna y patriarcal, está

presente. En estas grandes familias la presencia de la sumisión, fidelidad y lealtad hacia el

amo, iniciando por la esposa o mujer hasta abarcar toda la servidumbre, constituye la base de

la sociedad.

En España, la predominancia jurídica del hombre se vio favorecida desde 1348 con “la

extensión de las 7 Partidas por la corona de Aragón hasta los decretos de 1776 y 1803, que

fortalecían el poder de los padres”,29 en aspectos como la patria potestad de hijos y nietos, la

legitimidad de los hijos, las donationes propter nuptias (arras) y la dote. El decreto de 1803

27 Archivo de Notarías. Escribano Antonio Alonso, p. 92 28 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p. 30. 29 Ibíd.., p. 32.

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proclamado para robustecer el control de los padres sobre el matrimonio, fortaleció el poder

del varón en el cortejo y en el convenio nupcial, privando a las mujeres del derecho de

demandar por ruptura de promesa de matrimonio, por seducción e incluso por violación.30

A estas leyes se suman las originadas en las conclusiones del Concilio de Trento, las

cuales obligan a la celebración del matrimonio religioso, dejando como ilegal la costumbre

altamente difundida en Europa de la barraganía o concubinato que se encontraba muy

difundida entre los conquistadores por las causas que ya hemos visto. Anteriormente, en la

Edad Media europea, la convivencia entre hombre y mujer se realizaba juntándose parejas en

estado matrimonial, sancionadas por la comunidad y la parentela. Era muy común la

barraganía o concubinato, el adulterio, la bigamia y poligamia.

Durante el siglo XVI llegan cada vez más inmigrantes españoles y en un principio llegan

más hombres que mujeres. Según Alejandro von Humboldt, en la ciudad de México en 1793

hay 10 hombres españoles por una mujer española.31

Las familias de peninsulares que se formaron y reorganizaron en la Nueva España,

constituian "una extensa estructura entretejida y jerarquizada con el amo, la esposa del amo,

sus hijos e hijas, los parientes periféricos, parientes políticos, servidores (que a veces eran

parientes pobres), e íntimos que habían llegado a serlo de varios modos”.32

En una carta que un emigrante español envía a su hermana radicada en Sevilla, tenemos

un ejemplo de la conformación de estas redes familiares:

Señora hermana: [...] el marido de Juana de Medina ya es en la otra vida, y dejó más muy bien de comer, más de

15 mil ducados vale su hacienda, y por eso deseo que vengáis vos y mi sobrino, porque tengo entendido que

casaré a mi sobrino con una hija suya [...] y así deseo vuestra venida y la de mi sobrino, porque yo no tengo otro

quien pueda dejar lo que tengo sino es a él.33

30 Las Siete Partidas es un conjunto de leyes que se redacta en la época de Alfonso el Sabio, hijo del rey Fernando III, intentando unificar las leyes del reino de Castilla y León. 31 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 41. 32 Gibson, Charles, España en América, Ed. Grijalvo, México 1977, p. 210. 33 Otte, Enrique, Cartas privadas de emigrantes a Indias 1450-1616, p. 95.

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También hay que agregar a esta familia, la multitud de hijos mestizos ilegítimos que

seguramente se encuentran mezclados entre la servidumbre.

Las familias españolas se encuentran relacionadas por lazos de parentesco y sangre; en la

primera etapa, familias de conquistadores y encomenderos; después, familias de grandes

comerciantes, mineros, hacendados y detentadores de cargos políticos. A partir de estas

primeras familias se aplica el proyecto de estructura social del estado y de la iglesia; se trata

de una estructura estratificada y jerárquica donde cada habitante debe ocupar el lugar que le

corresponde.

Para cuidar esta organización social, el matrimonio es una institución importante que se

usa para regular las mezclas de sangre y de grupos sociales; los contrayentes al matrimonio

deben pertenecer a la misma raza y al mismo grupo social con el mismo poder adquisitivo en

la medida de lo posible, aunque se dan mezclas de españoles pobres pero nobles con hijas de

conquistadores y dueñas de bienes o viceversa, no importando la pureza de sangre, porque

con dinero se puede comprar la “pureza” necesaria para obtener ciertos cargos religiosos,

políticos y administrativos.

IMPORTANCIA DE LA DOTE

En la conformación de esta estructura social, la función de la dote es importante porque

garantiza alianzas matrimoniales con familias de grupos sociales similares. La dote afianza el

estatus socioeconómico entre las familias españolas, manteniendo el patrimonio en la clase

dominante. De allí que “dos terceras partes de los matrimonios realizados entre españoles de

la élite, durante el período de 1521 a 1555, estaban formados por parejas en las que ambos

contrayentes pertenecían a familias de encomenderos”.34 Los documentos notariales constatan

los matrimonios de grupos similares:

34 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 213.

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Mariana de Sandoval, esposa legítima del Doctor Luis de Villanueva por el poder que él le otorgó, hace una

reseña del escrito y trato del casamiento de la hija de ambos, Doña Beatriz Zapata con Don Tristán de Luna y

Arellano, gobernador de Tlaxcala, hijo de Don Carlos Luna y Arellano, mariscal de Castilla y de Doña Leonor

Dirzio, en donde ellos se comprometen a entregarle al susodicho 50000 pesos de oro común, en dote y

casamiento, él entrega 10000 pesos de oro común de arras. La susodicha se compromete a sacar "in paz y

salvo".35

Como el matrimonio sólo tiene efecto legal si se realiza dentro de los ritos católicos, “los

registros parroquiales y las informaciones matrimoniales han proporcionado ya testimonios

acerca de la frecuencia con que hombres y mujeres novohispanos contraían nupcias con

personas de su mismo grupo étnico, de familias dedicadas al mismo oficio o profesión, del

mismo nivel socioeconómico”.36

El monto de la dote y su importancia cambia de acuerdo con las crecientes necesidades

de la población española. En un principio las mujeres españolas son muy requeridas y muchas

de ellas contraen matrimonio sin grandes cantidades de dote o incluso sin ella. Después se

convierte en un requerimiento necesario y de la cantidad ofrecida depende la entrada o

permanencia a un determinado grupo social. Asimismo la dote posibilita llegar al matrimonio,

que es un estado necesario que da estatus social y económico; de lo contrario la mujer

permanece soltera o asilada en un convento.

De ahí que algunos padres o parientes de españolas en estado de soltería en España,

recomienden que antes de partir las casen porque las dotes son menores ya que, debido a la

despoblación, las autoridades de España promueven el casamiento, bajando los montos de la

dote, caso contrario a lo que sucede en Nueva España, donde la dote ha adquirido mayor

importancia, aumentando la cantidad. En el caso de los españoles casaderos, les recomiendan

que viajen solteros para que en Nueva España puedan consumar un buen matrimonio con

doncella o viuda “bien dotada”.37

35 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México 1994, .f. 758. 36 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., 219. 37 Ibíd., p. 208.

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Para los españoles es tentador casarse con viudas de conquistadores, ya que muchos de

ellos son encomenderos. Con la herencia y la dote de sus anteriores matrimonios, la

aportación económica que hacen a su nuevo marido contribuye a acrecentar el patrimonio

familiar y, al mismo tiempo, afirmar la posición privilegiada de los pobladores

conquistadores y encomenderos.

¿QUÉ ES LA DOTE?

El diccionario de la Lengua Española dice que la dote es “lo que aporta la mujer para el

sostenimiento de las cargas conyugales”.38

En el aspecto jurídico podemos encontrar referencias sobre la dote y arras en el Fuero

Real de Alfonso el Sabio, en Las Siete Partidas y en Las Leyes del Toro.39 Los españoles

heredan la costumbre de la dote y de las arras de los romanos, de los visigodos y también de

los germanos.

En el régimen romano, al disolverse el matrimonio, el marido o sus herederos restituyen a

las mujer los bienes adquiridos por dote. Nos dice G. Margadant que generalmente cuando

muere la esposa, el que la haya dotado recibe la dote y si muere el marido, es la esposa quien

la recibe. Esto lo podemos constatar en los documentos notariales analizados.

Hernando Marín, estante en México, otorga poder a Simón de Pontaza, vecino de dicha mina para que cobre a

Diego Gutiérrez, todos vecinos de las minas de Pachuca en Real del Monte, 600 pesos de oro común por una

venta de metales de fundición los cuales cede y traspasa como parte de los 6000 pesos que le debe, se los dio

como dote por casarse con su hija Florentina Pontaza y dijeron que al morir y no tener descendientes sus bienes

pasan a su padre.40

38 Esquivel Obregón, T., Apuntes para la Historia del Derecho en México, p. 609. 39 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México 1991, p. 42. 40 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1375.

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Las arras, como lo vimos, también son una antigua costumbre española. Esta costumbre es

una herencia del derecho visigodo que pasa a Las Siete Partidas como las donationes propter

nuptias.

En el régimen visigodo el marido daba a la mujer, en calidad de arras, la décima parte de

sus bienes, y además diez mancebos, diez mancebas, y veinte caballos y de donas cuanto

quisiere, hasta mil sueldos, y de bienes podía disponer como quisiera cuando no había hijos...

pero las ganancias no se repartían por igual, sino en proporción de los haberes de cada uno.41

En el Renacimiento recibe el nombre de arras, de origen arábigo y que generalmente los

padres dan de regalo al contrayente de matrimonio y, generalmente, constituye una décima

parte de los bienes del contrayente.42 Esta situación la constatamos en los documentos

estudiados de Antonio Alonso, en 1564.

Juan Bautista Martínez, natural de Málaga [...] otorga carta de pago y dote a Diego de Contreras, zapatero, por

cuanto se casó con Ana de Cobarrubias su mujer por 1700 pesos de oro común que Diego de Contreras le mandó

en dote [...] por su parte manda en [...] arras 500 pesos de oro común, que confesó valen la décima parte de sus

bienes que al presente tiene.43

Nos dice Pilar Gonzalbo que la dote tuvo en Castilla, como en la Nueva España, una etapa

de auge creciente que coincidió con la primera modernidad del Renacimiento y se mantuvo

vigente aún en plena época ilustrada.44 Se supone que su decadencia fue en el inicio de la

edad moderna. Esta costumbre española pasa a Nueva España donde se practica desde el siglo

XVI hasta el siglo XIX en menor porcentaje.

Este aporte de las mujeres para la concreción de su nueva familia podía “ser en dinero,

bienes inmuebles, ropa, joyas, menaje de la casa. De acuerdo con la legislación [...] una mujer

casada conservaba la propiedad de su dote [...] Sin embargo el marido tenía el control de los

41 Esquivel Obregón, T., op.cit., pp. 91-92. 42 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada..., op. cit., pp. 42-43. 43 Archivo de Notarías, Escribano Antonio Alonso, p.170. 44 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 210.

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bienes y podía disponer de los intereses, aunque no podía enajenar el capital”.45 Así lo

constatamos en el siguiente documento de Baltazar Díaz emitido en 1547:

Sepan cuantos esta carta vieren como yo Hernando de Armijo, pregonero del Consejo de esta ciudad de México,

digo que [...] Ana Gómez de Armijo mi hija y de Catalina González mi mujer, se haya de casar y case [...] con

vos Bartolomé López, pichelero, hijo de Juan Moya pichelero [...] y porque dicho casamiento tenga y para

ayuda a los cargos del matrimonio, por esta presente otorgo y prometo [...] para ella y para su propia dote [...]

cuatrocientos pesos de oro de minas.46

Las arras son la aportación del 10% de los bienes que el marido hace por “la honra,

virginidad, limpieza y nobleza”47 de la esposa, como lo expresa el siguiente documento de

Antonio de Villalobos en 1595:

Diego Pérez Bejarano, vecino de México, natural de la ciudad Antequera del valle de Oaxaca, hijo legítimo de

Bartolomé Díaz y Juana Pérez Bejarano, recibió de María Aguztínez, mujer del capitán Juan de Sayas, tío de

Constanza de Sayas, hija de Gaspar López y de Isabel Herrera, difunta, en dote de matrimonio 2735 pesos de oro

común en lo siguientes rubros: 3 ternos de almohadas, 2 sábanas de Holanda de ruan, 2 colchones de ruan, una

colcha de Holanda de Castilla, basquina de terciopelo, 1 berdugado, piezas de razo y gorbarón, sayas, 2 anillos

de oro, 1 rosario de ámbar, 1 cama, chapines, camisas y 1 solar; más 500 pesos que él da por su honradez y

virginidad, en caso que falleciere él se los dará a sus hijos o a sus hijos por tener.48

En la primera mitad de siglo XVI y hasta que dura la encomienda, entre 1525 y 1599, las

dotes generalmente las constituyen pesos reales y otros bienes como encomiendas, haciendas,

casas, solares, ajuar, joyas de oro y plata y otros minerales, inmuebles, esclavos, otros

objetos de trabajo, telares, herramientas. Nos dice Pilar Gonzalbo que, al reducirse el numero

de encomiendas, aumentan las dotes en pesos “reales”.49

45 Ibíd.., p. 229. 46 Archivo de Notarias, Baltazar Díaz, pp. 47 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 229. 48 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 274. 49 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 214.

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¡ Y CUENTAN LOS DOCUMENTOS...!

Para analizar la situación socioeconómica de la mujer en la época que va de 1550 a 1600, me

aboqué al estudio de las escrituras notariales, principalmente de tres escribanos, encontrando

diferente tipificación de documentos. Los que más datos aportan sobre este aspecto son los

documentos que se refieren a dotes y arras, como cartas de promesa de dote, cartas de pago de

dote, recibo de dote, testimonio de recibo de dote, poder para cobrar por promesa de dote,

carta compromiso de separación de bienes por dote, cartas de petición de la dote al morir el

esposo, devolución de dote por parte del marido a los familiares de la esposa fallecida por

tener hijos, donación de obras pías para dotar a huérfanas, dote como pago de servicios y

otros.

En Baltazar Díaz, “Escribano de su Magestad de 1547 a 1573”, del total de 247 escrituras,

encontré ocho documentos donde aparecen las mujeres y en tres se refieren a dotes de menos

de mil pesos.

En Antonio Alonso, “Escribano Público de 1562 a 1565”, de 108 escrituras donde

aparecen mujeres hay diecisiete documentos referentes a cartas de dote.

En Antonio de Villalobos, escribano real de 1590 a 1603, de 243 documentos referentes a

mujeres, encontré 20 sobre dotes y arras.

Los datos que aportan estos documentos nos dan elementos para estudiar la vida privada y

la pública de las mujeres, pero no de todas. Estos documentos se refieren solamente a un

pequeño grupo de españolas peninsulares y criollas, es decir aquellas que tienen los

elementos económicos, sociales y políticos que les permiten realizar determinada operación

económica o jurídica. Con el análisis de estos documentos podemos deducir que a partir de

las primeras familias novohispanas, se conforman los diferentes grupos socioeconómicos que

imperarán en toda la etapa de la colonia.

Imaginemos a estas familias que, como ya vimos, son numerosas, con varios hijos e hijas,

legítimos o naturales. El padre elige a la hija que va a casar y que tiene que dotarla bien para

que tenga buen matrimonio y perpetúe el estatus familiar; las otras hermanas como ya no

alcanzan una buena dote, no podrán tener un buen matrimonio y por lo tanto el estatus será

menor a la primera y, de acuerdo con las circunstancias, se quedan solteras o se van al

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convento. Y así conforme transcurren los años se van afianzando en un lugar y espacio físico

y social las familias de las mujeres bien dotadas que conformarán el grupo predominante de la

clase alta; después viene el grupo de la clase media y, por último, las “venidas a menos”,

clase baja, dentro del grupo de las mujeres peninsulares y criollas.

Y con estas mujeres novohispanas, constatamos que aun las que están en el primer grupo,

se encuentran en condiciones desiguales con relación a los hombres porque en el contrato de

matrimonio, mientras ellas aportan en la dote generalmente toda la herencia, los hombres sólo

aportan el 10% de sus bienes en arras, con lo que la virginidad de la doncella queda

garantizada.

Del total de dotes aportadas, en los documentos estudiados, sólo un 25% señalan la

aportación de arras. De treinta y siete dotes, sólo en nueve se manifiestan las arras. Pero

también estos datos encontrados, nos muestran a mujeres que sí construyen la historia, que sí

participan como una parte importante en la construcción histórica de esta época y no sólo

como meras reproductoras humanas. Nos muestran a mujeres activas que participan en:

En la rama económica, en la producción y reproducción de bienes realizando diferentes

operaciones económicas desde cartas de compraventa de implementos culinarios hasta la

compraventa de minas y haciendas o participando en la conformación de compañías de

mercaderías, de “farzas” y otras.

En la rama social, en la fundación de obras de beneficencia, hospitales o liberando a

indígenas de una hacienda.

En la rama religiosa, fundando capellanías, obras pías, conventos.

En la rama política, aunque en estos documentos no encontré ninguno referente al tema.

Asimismo, las características femeninas de sumisión, obediencia, acato irrestricto a la

autoridad del marido, las ponemos en tela de juicio porque la misma aportación económica

que hacen al patrimonio familiar nos hace pensar que ella tiene mucha incidencia en la

administración de esos bienes en el caso de las que viven con el marido y, en el caso de las

viudas, no queda la menor duda porque los documentos hablan por sí mismos: ellas son las

amas y señoras de todos sus bienes y por lo mismo las administradoras.

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A continuación desglosaré las cantidades aportadas de dotes y arras, señalando los cargos

u oficios de los emisores y receptores de dichos documentos que permitan ubicarlos en

determinado grupo social.

En la escribanía de Antonio de Villalobos encontramos que de veinte documentos

referentes a dotes y arras, seis registran menos de mil pesos de oro común. El menor es de

100 pesos oro común que recibe un zapatero. Hay otro de 300 pesos de oro común que dona

un hombre como obra pía para que se puedan casar huérfanas del convento de Regina Coeli.

Hay dos documentos de mil pesos de oro común. Otros tres de más mil pesos de oro común;

en uno de ellos el emisor es el padre de oficio caporal y el novio es maestro de albañilería. Se

encontró uno de dos mil pesos oro común y cuatro documentos de más de dos mil pesos oro

común; uno de ellos es de una viuda que cobra dote y arras al morir su marido. Hay otro

donde manifiesta que la mujer es “doncella honrada e hija de nobles” y otro donde el yerno

devuelve a su suegro la dote porque su hija muere sin descendientes; es posible que ambos

hayan sido mineros. También se encontró uno de cuatro mil trescientos pesos de oro común y

otro de seis pesos de oro común y por último está el de 50000 pesos de oro común que recibe

el gobernador de Tlaxcala, hijo de un mariscal de Castilla, por casarse con la hija de un doctor

y él da 10 mil pesos de oro común como arras.

Del Escribano Antonio Alonso encontré tres documentos que consignan cantidades de

menos de mil pesos oro común; hay uno de 311 pesos oro común, 150 pesos oro común y el

resto en bienes. El contrayente es hijo natural y oficial de barbero y el que da la dote es el

padre que es confitero. Hay uno de mil pesos oro de minas; es una carta compromiso que

hace una mujer viuda de conquistador y es tutora de cuatro hijas y tres hijos, pide inventario

de bienes, separando lo que le corresponde por dote “y parte de multiplicado” para que se

haga la repartición con los 7 hijos: 3 mujeres y 4 hombres del primer matrimonio de su

marido fallecido.

Le siguen dos de más de dos mil pesos oro de minas. Uno es de una repartición de bienes

que son haciendas de minas y esclavos indios y negros. El padre fallecido pide en testamento

que se repartan sus bienes en dos partes: la primera para casar huérfanas y la segunda para

beneficio de la hacienda; también pide que se liberen a doscientas indígenas. Dos de sus hijas

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piden la repartición que les corresponde de dote que les dejó su padre, una por 4000 pesos

oro de minas y la otra por 2000 pesos oro de minas.

También encontré tres documentos que avalan cantidades de más de 1000 pesos oro

común. Uno, de un cuñado que da la dote de 1159 pesos oro común a otro que es natural de

Villa de Briones en Rioja, Castilla, y él se compromete a dar de arras 500 pesos de oro

común; además, uno de más de 2000 pesos de oro común, otro de cuatro pesos de oro de

minas y uno más de cinco mil pesos oro de minas, otorgado por una viuda de tesorero.

En esos diecisiete documentos, sobresalen cinco donde los susodichos dan arras desde

137 pesos oro común por 800 pesos oro común de dotes; 300 pesos de oro de minas por 1086

pesos oro de minas de dote (las arras la da un confitero y la dote la da el padre de la “hija

natural”, de oficio barbero); dos de 500 pesos oro común y uno de 4000 pesos oro común de

arras por 2000 pesos de oro común de dote (es posible que haya una equivocación en la

escritura).

Con los ejemplos de las cantidades de estas dotes podemos imaginar la constitución de las

familias según grupo socioeconómico y oficios. Tenemos familias de cereros, albañiles,

carpinteros, plateros, zapateros, espaderos, barberos, maestres, confiteros y otros oficios. Le

siguen los mercaderes, herederos de conquistadores, mineros, tesoreros, hacendados y,

finalmente, los altos burócratas, como gobernadores.

Los matrimonios en el siglo XVI se realizan entre familias con posición económica social

muy similar y las elevadas dotes que reciben algunos destacados personajes como el

gobernador de Tlaxcala, van de acuerdo a su propia situación económica. Hay equilibrio entre

las familias de los cónyuges. No por todas las dotes los hombres dan arras aunque sí se

comprometen a que si su mujer muriese sin hijos, ellos regresarían la dote y las arras, si las

hubiere, a familiares de su mujer. Otras mujeres, al morir su esposo, reclaman la parte

correspondiente de dote y arras.

Podemos concluir que la dote tiene una función importante en la conformación de la

estructura social novohispana, perseguida desde un principio por el estado y la iglesia, debido

a que garantiza la conformación y consolidación de los grupos predominantes, al tiempo que

crea un mecanismo que mantiene la igualdad económica, social y racial entre los

contrayentes.

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En el caso específico de la mujer, la dote funciona, desde mi punto de vista, como un

elemento que favorece, en algunos casos, su posición personal en la vida privada, dándole un

lugar de igualdad, como lo manifiesta Pilar Gonzalbo:

... como medio de distribución y preservación del patrimonio familiar y como signo de la posición de la mujer

dentro del hogar [...] su función necesaria, como complemento de los ingresos familiares y no sólo a su carácter

de seguro que podría atenuar los riesgos de un futuro incierto para la esposa [...] Era [...] un mecanismo que

contribuía a alentar los matrimonio entre iguales y dar a ambos cónyuges una posición similar dentro del

hogar.50

Pero, en la mayoría de los casos, sume a aquella mujer que no tiene la posibilidad de

contar con una dote en la “condena” a la soltería o al ingreso a un convento. La mujer

novohispana sin dote, al no tener una figura masculina (esposo, hijos o padre) que le

proporcione una seguridad socioeconómica, queda relegada a la inestabilidad, llena de

inseguridades. Estas mujeres, al no tener apoyo familiar y ser incapaces de buscar sustento

por ellas mismas, ya que no cuentan con las herramientas necesarias, se ven orilladas en

muchas ocasiones a buscar asilo en los hospicios y conventos.

El estado civil idóneo para la mujer novohispana es el matrimonio. Cuando no puede

contraerlo se siente obligada a buscar la alternativa considerada aceptable por la sociedad: ser

monja. El estado de viudez puede ser aceptable o no, dependiendo de la posición económica.

Hay varias viudas que tienen una posición envidiable por los bienes heredados de sus

matrimonios, como en el siguiente ejemplo:

Leonor del Fresco, viuda de Francisco de Vera, que murió en la ciudad de los Reyes, de los reinos del Perú,

recibió de Diego Martínez de Sande, 971 pesos, 2 tomines de oro común por razón de su dote y arras.51

50 Ibíd., p. 208. 51 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 340.

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TRABAJO

Luego de la consolidación social posterior a la conquista, la sociedad novohispana, como ya

hemos visto, sigue el modelo jerárquico impuesto en la España medieval. Esta estratificación

también se manifiesta sobre todo en el aspecto laboral.

En los documentos notariales estudiados encontramos diferentes ocupaciones, tales como

cargos otorgados por el rey, oficios desempeñados por los españoles de estratos bajos y,

además, oficios desempeñados por los indígenas, mestizos y esclavos.

Aunque la historia oficial no habla de la mujer, ésta habla por sí misma en diferentes

documentos, mediante los cuales conocemos sus ocupaciones en el ámbito privado y también

en el público; es decir, no solamente como madre, esposa, hija de, sino como ella misma,

como sujeta de historia. Debemos señalar que, en comparación con los hombres, son muchas

menos las mujeres que aparecen. En la escribanía de Baltazar Díaz, de 247 escrituras, en ocho

documentos aparecen mujeres, siendo hombres el 97% y mujeres el 3%. En la escribanía de

Antonio Alonso, de 448 documentos en 108 aparecen mujeres, siendo hombres el 76% y

mujeres el 24%. En la escribanía de Antonio de Villalobos, de 1436 documentos, en 243

aparecen mujeres, siendo hombres el 88% y mujeres el 12%. Del total de 2131 documentos,

en 282 aparecen mujeres (13%) y hombres en 1849 (87%).

En los tres escribanos estudiados, cuyos archivos abarcan los años que van de 1547 a

1603, aparecen escrituras emitidas por mujeres. Se trata principalmente de documentos de

compraventa, traspasos de bienes, testamentos y algunos otros que dan idea de sus diversas

propiedades, como encomiendas, estancias de ganado, tierras de cultivo, minas, molinos,

ingenios, tiendas de mercaderías, carros de fletes, recuas para esos carros, casas, etcétera.

Muchos de estos bienes fueron adquiridos por dote, viudez, herencia de padres, madres u

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otros familiares, como lo consigna, a manera de ejemplo, el siguiente documento de Antonio

de Villalobos:

Catalina de Balza, mujer legítima de Juan de Salazar, vecino de México, natural de Sevilla, hija legítima de

Gaspar de Larralde y de Isabel de Balza, difuntos, pide sea sepultada en la iglesia Mayor de México. Dijo haber

sido casada con Juan de Balza. Dice que su madre falleció en la ciudad de Cuenca de los reinos del Perú y que

sus bienes y haciendas le pertenecen. Nombró como albaceas testamentarios a Sebastián de los Reyes y a

Catalina Romero y nombra como herederos legítimos a sus hijos Juan, Agustín y Francisco que no sabe donde

están, si son vivos o muertos, en caso que sean fallecidos nombra a su sobrina Catalina Romero Tamariz.52

El hecho de ser emisoras o receptoras, nos habla de un estatus privilegiado como en el

siguiente ejemplo:

Mariana de Sandoval, esposa legítima del Doctor Luis de Villanueva por el poder que él le otorgó, hace una

reseña del escrito y trato del casamiento de la hija de ambos, Doña Beatriz Zapata con Don Tristán de Luna y

Arellano, gobernador de Tlaxcala, hijo de Don Carlos Luna y Arellano, mariscal de Castilla y de Doña Leonor

Dirzio, en donde ellos se comprometen a entregarle al susodicho 50000 pesos de oro común, en dote y

casamiento, él entrega 10000 pesos de oro común de arras. La susodicha se compromete a sacar "in paz y

salvo".53

Los pobladores de la Nueva España, según al grupo social, racial y de género al que

pertenecen, podrán desempeñar un tipo particular de trabajo, vivir en un determinado espacio,

vestir, comer, divertirse, hablar, en fin, tendrán un comportamiento diferente.

Generalmente los grupos privilegiados viven en las manzanas y calles más cercanas al

centro de la ciudad; los indígenas lo hacen en las afueras; los esclavos en lugares apartados de

la misma casa de servicio o en barracas, en tanto que las castas libres y uno que otro “huido”

deambulan por las calles, durmiendo en los quicios de las casas o en los lugares especiales

construidos para ellos.

52 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la Escribanía de Antonio de Villalobos 1580-1603, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, .México 1994, f. 1233. 53 Ibíd., f. 758.

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Todas las mujeres novohispanas desempeñan labores diferentes, según sea el grupo de

pertenencia, como los que se enumeran a continuación:

1. Mujeres españolas casadas o en unión libre con conquistadores, encomenderos,

funcionarios de gobierno, funcionarios de la iglesia, comerciantes, mineros, hacendados y

oficiales. Conocidos como peninsulares.

2. Mujeres hijas legítimas y naturales de estos matrimonios, nacidas en Nueva España o

criollas.

3. Mujeres indígenas.

4. Mujeres hijas legítimas y naturales de españoles e indígenas libres (mestizas).

5. Mujeres hijas de españoles con indígenas y negras libres (mulatos y zambos).

6. Mujeres esclavas, indígenas, negras y mulatas.

En las actas de las escribanías analizadas, aparecen solamente mujeres que pertenecen a

un estrato socioeconómico preponderante, constatado por los bienes que manifiestan que, en

varias ocasiones, fueron adquiridos por dote o herencia de esposo o familiares.

Las mujeres de este grupo gozan de una situación acomodada, viven en casas de gran

tamaño con varios aposentos y cuentan con un sinnúmero de sirvientes y esclavos. Muchas

de ellas destacan como buenas administradoras y contadoras ya que dentro de las actividades

a realizar está el de administrar el dinero que sus esposos les dan para la manutención de la

familia, incluyendo sirvientes y esclavos.

Las españolas, acompañadas de sus sirvientas, acuden a los tianguis para comprar carnes,

verduras, legumbres, granos, especias, vinos, dulces y todo lo necesario para la alimentación.

También compran telas y demás enseres para el vestido y otros adornos que utilizan para su

embellecimiento, compran mercaderías que servirá para amueblar la casa, desde los utensilios

de cocina hasta algunas herramientas necesarias para dar servicio y mantenimiento.

Asimismo aprenden oficios en sus talleres, trabajando conjuntamente con sus maridos, o

solas en el caso de las viudas. Es en el interior de la casa, y en la cocina donde se puede

constatar que la opresión de la mujer es general. Esta situación puede recrudecerse,

dependiendo del estrato social y de la raza y así encontramos que, según lo constata Josefina

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Muriel, “dentro del desarrollo de la gastronomía novohispana, las mujeres de las distintas

clases sociales tienen cada una un importante papel. Unas mandan hacer los platillos y vigilan

su elaboración, éstas son generalmente las criollas y españolas; otras las indias son quienes

los ejecutan”.54

Las primeras son las que escriben las recetas, pero son las indígenas las que realizan la

mezcla de ingredientes españoles, mexicas y negros, surgiendo una nueva cocina, la cocina

mexicana, mestiza y compleja.

Ese ir combinando unos y otros elementos, utilizando lo nativo y lo importado, buscando los nuevos sabores, las

hermosas y sugestivas presentaciones, es un arte que va vinculado al espíritu de la época [...] da un estilo al arte

culinario [...] como los chiles en nogada o el mole de guajolote.55

También en la cocina y en la comida se notan las diferencias socioeconómicas. En el

grupo preponderante la comida es abundante aunque de poca variedad, ya que se alimentan

principalmente de carnes de puerco, ternera, res y aves, pan de harina de trigo, dulces y

pasteles y algunos platillos de España como el manjar blanco, realizado con caldo de pollo,

azúcar , leche y harina de arroz.

Algunas familias ya incluyen en su alimentación el chocolate y lo beben por la mañana,

muy temprano: lo sirven a las siete de la mañana; también consumen tortilla de maíz y otros

alimentos de origen mexica. Estas familias se reúnen alrededor de la mesa a la hora del

almuerzo; luego, al mediodía, se sirve la comida, interrumpiéndose todas las actividades

laborales y académicas durante tres horas. A las cinco se vuelven a reunir para tomar otra vez

el chocolate y a las nueve de la noche es la cena.56

Entre comida y comida, las mujeres organizan, mandan y vigilan a la servidumbre,

cuidando que realicen bien su trabajo y su comportamiento; previamente tuvieron que

instruir en forma general a esa servidumbre, tomando en cuenta que eran personas no

54 Muriel, Joasefina, Cultura Femenina Novohispana, Historia Novohispana 30, UNAM, p. 476. 55 Ibíd., p. 476. 56 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, p.207.

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acostumbradas a prestar ese tipo de servicio, con utensilios desconocidos y alimentos nuevos

y en una lengua extraña y con costumbres diferentes.

En las horas libres, las mujeres casadas asisten a una o varias misas en distintas iglesias;

las otras horas las ocupan en la costura y el bordado, generalmente en el estrado que es sala

de recibir y cuarto de labores, donde también reciben a sus visitas para platicar o jugar

baraja.57 En otros momentos, acompañan al esposo en las reuniones sociales.

De manera obligada, estas españolas fueron maestras de sus hijos y de la servidumbre,

enseñándoles la lengua castellana, la religión católica, la cocina española, el vestido y formas

de comportamiento ante la sociedad, en la casa, en la calle, en las fiestas y otras reuniones

públicas.

En una familia de españoles peninsulares y criollos, el padre tiene la máxima autoridad y,

generalmente, es el único que sabe leer y, por lo mismo, es el que selecciona los libros de

lectura, las sagradas escrituras y biografías de santos. Una forma de enseñanza-aprendizaje

consiste en la reunión de la familia en las estancias o estrados, donde el padre lee en voz alta

y los demás escuchan.58

Una actividad importante de las mujeres consiste en aconsejar a sus hijas sobre el

comportamiento personal, por cuanto, para los españoles, es sumamente importante cuidar “el

buen nombre de la familia, el honor y la castidad de las doncellas”, así como la fidelidad de

las mujeres casadas. A las mujeres españolas casadas se les exige una actitud de modestia y

recato por su responsabilidad en la dignidad del hogar y, a las doncellas, para que

consiguieran un matrimonio ventajoso.59

La literatura femenina novohispana perfila como la mujer ideal a aquella que con mayor virtud (pero virtud

cristiana) supo vivir en el lugar que le correspondió. Jamás ocupó este sitio la prostituta, ni la más atractiva, ni la

más bella, ni la más rica [...] ni la mejor poetisa, ni la mejor música, sino la más buena.60

57 Ibíd., p. 209. 58 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XV1-X1X, El Colegio de México, 1991, p. 114. 59 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva..., p.53. 60 Muriel, Josefina, op. cit., p. 506.

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Después del padre, le corresponde al hijo mayor la responsabilidad del cuidado de la

familia, de ahí que él fuera como heredero de los bienes, mediante la figura jurídica de

mayorazgo. Al morir el padre, el hijo mayor hereda, además de los bienes materiales, la

responsabilidad de la familia y proveer de dote a las hermanas o mandarlas al convento,

también con dote.61 Los hermanos menores, por lo tanto, deben respetar y obedecer al

hermano mayor y, aunque posteriormente se casen, siguen formando parte de la familia,

hecho que se constata en diversas empresas familiares, en las casas grandes y de varios

aposentos.62

En la sociedad colonial española, la familia era considerada como "el pilar" de la civilización, y "central" en la

red social de la Nueva España, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. La promoción y conservación del

matrimonio y de la familia era una de las principales preocupaciones del Estado y de la Iglesia. Mientras que el

estado ofrecía una base legal a la familia y a las relaciones intrafamiliares, la Iglesia vigilaba los aspectos

morales y sociales del matrimonio, de la familia y las mujeres.63

Hay otras mujeres españolas mandadas a traer específicamente para trabajar como

maestras, muchas de ellas forman las escuelas de “las amigas”. Una de las primeras maestras

en México es Marina Velez de Ortega.64

Muchas de estas primeras mujeres casadas con conquistadores y encomenderos, quedaron

viudas y con hijos, viéndose en la necesidad de ser ellas las administradoras de esas

encomiendas y de otros bienes como casas, tiendas, estancias ganaderas, minas, como es el

caso de Catalina de Balza que, en 1603, pide licencia para otorgar poder para que cobren su

herencia dejado por su madre en los reinos de Perú, en vista de que su marido anda ausente.

En una parte del protocolo del documento se afirma que “Juan de Nava, jubetero, vecino de

México, dijo que la susodicha tiene capacidad para gobernar sus bienes y hacienda.”65 Con

este escrito podemos constatar que esa mujer, en ausencia del marido del que no conoce su

paradero, se ve obligada a administrar sus bienes.

61 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas..., p. 121. 62 Ibíd., p. 121. 63 Ibíd., p. 382. 64 O´Sullivan, N, Las Mujeres de los Conquistadores, p.75. 65 Perez Castillo, Reyna, op. cit.,.f. 1258.

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Varias de estas viudas se vuelven a casar ya que para muchos españoles, resultaban muy

atractivas económica y socialmente por sus diversos bienes, como es el caso de un

documento de 1590, que dice: “Felipe Quiñones de Robles y Francisca de Medina su mujer,

estantes en México, otorgan poder a Jaime García, vecino del Puerto de Acapulco para que

cobre los bienes y mercaderías de Simón, primer marido de Francisca de Medina.”66

Dice Pilar Gonzalbo que el estado de viudez daba a la mujer una gran libertad de acción,

compartiendo responsabilidades con el hijo mayor o el yerno. Las viudas eran excelentes

partidos por los bienes propios y heredados del marido situación que las coloca en una buena

posición económica, muchas veces superior a la de las doncellas.67 Ese mismo estado de

viudez les da la libertad del manejo de sus bienes y, por lo mismo, pueden realizar obras pías;

tal es el caso de “Isabel de Carmona, mujer de Baltazar Muñóz, vecino de México, ante el

escribano real Juan de Vallejo, manda que su cuerpo sea enterrado en el Monasterio de las

Mercedes, se construya una capellanía y se mande una cruz a la ciudad de Granada por Pedro

Sánchez, su marido”.68

También pueden liberar a sus esclavos, como “Doña Victoria de Castro, viuda de

Domingo (que) da por libre y horno a Agustín Martínez.69

Otras mujeres trabajaban conjuntamente con sus esposos en las estancias, en las minas, en

los ingenios, en las tiendas de mercaderías, en las compañías de fletes y “farsas” como lo

muestran los siguientes ejemplos.

Gonzalo de Riancho, vecino de México, Marco Antonio Ferrer y María Ana de Valdez, su mujer, hacen una

compañía para hacer y presentar comedias en Nueva España por 1 año. Gonzalo Riancho pone el puesto,

vestidos, aderezos y ornatos, los otros ponen su trabajo y las ganancias se repartirán en partes iguales.70

Diego de Vargas, dueño de carros y Magdalena de Alcázar, su mujer, dicen haber recibido de Francisco de

Torquemada, vecino de México, 1000 pesos de oro común en reales de plata y se obligan a llevarlos a las minas

de Zacatecas, una vez hecho el rescate se les pagar el flete.71

66 Ibíd., f. 35. 67 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas..., p. 120. 68 Perez Castillo, Reyna, op. cit., f. 167. 69 Ibíd., f. 825. 70 Ibíd., f. 977.

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De acuerdo con los documentos del escribano real Antonio de Villalobos, hay más

mujeres que se dedican al comercio de mercaderías conjuntamente con sus esposos o solas;

les siguen las que viven de las rentas de casas, tiendas, estancias, y después otras que ejercían,

junto con el marido, operaciones de flete, transporte de personas, mercaderías o ganado.

Como podemos darnos cuenta, son pocas las mujeres que, además de trabajar en los

“quehaceres propios de su sexo” se dedican a realizar otros trabajos como los arriba

mencionados y menos aún, las que lo hacen solas, sin el marido, porque son viudas. Las

mujeres viudas que dicen tener propiedades llevan la administración de las mismas, aun

teniendo administradores.72

En una escritura notarial, el hecho de ser emisora y receptora señala una importancia

económica, ya que manifiesta una transacción legal y jurídica y en muchas ocasiones

manifiestan sus bienes materiales que nos da idea de su situación económica, política y social.

En varios documentos estudiados, los esclavos entran dentro del inventario de bienes

como objetos o mercaderías. En el siguiente documento de Antonio de Villalobos, podemos

observar un inventario de bienes, realizado el 26 de marzo de 1599:

Ante el escribano, pareció Leonor Ruiz, viuda de Cristóval Vicente, en presencia del albacea Diego de

Bernavidez, vecino de Cuernavaca, se hizo inventario de los bienes de su marido que son: unas casas con tienda

en la calle de [...] carnicerías, un esclavo negro de 30 años, otro de zape de 40 años, otro de 50 años de terra

Cabito, otro de 25 años, otro de 14, 7 mulatos de 2 años, una negra de tierra Biafara de 50 años, otra de 23, una

mulata de 3 años, 11 platillos de plata, candelabros y otras cosas más, aparte de 3700 pesos de oro común.73

Si comparamos el número de habitantes que había en Nueva España, es un porcentaje

ínfimo de mujeres españolas peninsulares y criollas, las que realizan las actividades arriba

mencionadas. En su gran mayoría se dedican a las labores domésticas y el cuidado de la

familia.

71 Ibíd., f. 304. 72 En la escribanía de Antonio de Villalobos hay 76 mujeres emisoras de las cuales 17 son casadas y 49 entre solteras y viudas. Hay 34 mujeres receptoras de las cuales seis son hijas solteras, cuatro son casadas, de trece no se sabe y once son viudas. Hay veinte mujeres, algunas solas y otras conjuntamente con el marido, que dicen tener bienes como casas, casas con tienda, casas con corralones y esclavos. 73 Ibíd., f. 1008.

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Pero no todas las mujeres españolas viven “en castillos encantados”; hay testimonios de

mujeres que, una vez que quedan viudas y sin bienes, se ven en la necesidad de trabajar de

damas de compañía, emplearse en tiendas u obrajes o incluso asilarse en conventos como el

de San Miguel de Belem y el de las Vizcaínas.74

Hay unos documentos donde la dueña de esclavos los alquila cobrando ella el alquiler y

con el trabajo de sus esclavos ellas pueden vivir.

74 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, p.p. 20, 121.

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LA INDÍGENA Y EL MESTIZAJE

De los documentos analizados en las tres escribanías, pocos mencionan a las indígenas,

menos aún a los mestizos y en el caso de las mestizas, no encontré ninguno aunque sabemos

que para el año 1550 la población mestiza ocupa un lugar importante en la sociedad

novohispana.

Gibson75 aporta unas cifras aproximadas de la población en la ciudad de México en

1560. Hay alrededor de 80000 indígenas, 8000 de raza blanca, 2000 mestizos y 1000 mulatos.

Estas cifras nos dan una idea de la mezcla de grupos raciales, dada en dos generaciones en la

Nueva España.

En los documentos analizados, en su gran mayoría aparece mencionada la población

blanca que, aunque no especifica la pertenencia de raza, menciona su lugar de origen, como el

siguiente ejemplo de la escribanía de Antonio de Villalobos, fechada el 15 de noviembre de

1595, del cual se deduce que la testamentaria es española peninsular.

Merva Rodríguez, natural de la villa de Madrid, hija legítima de Bernardo Uste y de María Rodríguez, difuntos,

mujer de Felipe Monzón, nombra como albacea testamentario al Licenciado Eugenio de Salazar, Felipe de

Monzón o a Francisco Canatas, y como herederos universales a sus hijos María Rodríguez y Gerónimo

Rodríguez.76

Hay otros documentos que, además de mencionar el lugar de origen de los emisores,

indican el lugar de origen de su ascendencia más cercana, padre y madre, como este ejemplo,

fechado el 14 de noviembre de 1595. También en este caso los emisores son españoles

peninsulares.

75 Gibson, Charles, Los aztecas bajo el dominio español. 1519-1810, Siglo XXI, México 1977, pp. 140, 387, 389, 390. 76 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la Escribanía de Antonio de Villalobos 1580-1603, Tesis de Licenciatura, FFyL, UNAM, México 1994, f. 80.

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Cristóbal Vicente y Francisco Pérez Saborido, vecinos y estantes en México, naturales de la villa de Lepe en los

reinos de Castilla, como hijos legítimos, herederos de González lo Vicente y María González, difuntos, vecinos

de Lepe. Ellos otorgan poder a [...] Vicente, clérigo presbítero, vecino de Sevilla para que pida cuentas a

Cristóbal Lorenzo vecino de Lepe de los bienes que heredaron de sus padres.77

En el caso de la población mestiza, como arriba mencioné, raro es aquel documento en

que aparezca el término y es difícil saber si lo son, porque en la mayoría de documentos sólo

aparece el lugar donde viven y oficio si lo tienen. En algunos se menciona si se trata de hijos

naturales o legítimos, dato de alguna manera referente porque, generalmente los españoles

sólo si la indígena fuese “india principal o cacique”, se casaban con ella y concebían hijos

legítimos. La mayoría de las veces las indígenas sólo son concubinas, y aunque en algunas

ocasiones sus hijos son reconocidos y portan el apellido paterno, no son considerados

legítimos sino solamente hijos naturales. En su gran mayoría, sin embargo los y las mestizas

no son ni legítimos ni naturales. El término de hijo legítimo o natural aparece mencionado en

algunos documentos.

Catalina de Chávez, vecina de México, natural de la villa de Burguillos en Extremadura reino de Castilla, hija

legítima de Andrés Cavalgante y Catalina Rodríguez, pide su cuerpo sea sepultado en la Iglesia Mayor de

México. Deja la tercera parte de sus bienes a su hija natural Francisca de Escobar Martina y nombra por sus

herederos universales a sus hijos legítimos Francisco Pérez Payán y Luis Pérez de Escobar.78

En el caso de la población indígena se localizaron algunos documentos en que se destaca

el origen étnico, como los siguientes ejemplos de la escribanía de Antonio de Villalobos:

Francisco de la Peña, vende a Juan García, zapatero, unas casas con solar con 2 camellones en el barrio de San

Juan, las compró de Juan Martín y Bárbara María su mujer, indios ante Juan Baptista Moreno, escribano de

Provincia, lo vende por 290 pesos de oro común.79

Sebastián Gonzalez Odrero, vecino de México, debe pagar a don Fernando de Andrade, indio cacique,

gobernador de Tamazulapa y a Francisco de Saavedra, vecino de México, 200 pesos de oro común por el resto

de 521, 5 tomines por 321 pesos [...] a 413 reales cada uno.80

77 Ibíd., f. 400. 78 Ibíd., f. 402. 79 Ibíd., f. 396.

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Diego Mejía del Águila, vende a Juan del Clavo, un esclavo llamado Roque de tierra de Cabo de 50 años más o

menos, casado con una india, por precio de 310 pesos de oro común.81

También se encuentran algunos documentos de mujeres esclavas como los siguientes:

Luis de Cabrera, en nombre de Domingo Hernández, vecino de México, vende una india chichimeca, del reino

de León, que tiene una raya que le baja de la frente a la punta de la nariz, otras dos rayas en la frente, otra raya

en medio, y dos piquetes en la nariz, por 140 pesos de oro común a Bartolomé Llano.82

Diego Martínez, estante en México, vende a su primo Diego Martín, vecino de México, una india chichimeca

tepeguana de 25 a 30 años más o menos “agujerada las orejas” por 170 pesos de oro común.83

Luis de Lizalde, soldado, vecino de las minas de Mazapil, traspasó a María de Herrera, viuda, vecina de México,

una india chichimeca por 120 pesos de oro común.84

De la escribanía de Antonio Alonso, sobresalen estos documentos:

Pedro Cuxcux y María Xoco, su mujer, indios, naturales de México del barrio de San Pablo, pidieron al alcalde

ordinario de México, Gonzalo de las Casas, mediante Francisco Granados, intérprete de la lengua mexicana,

licencia para vender a Ana Brava, india ladina natural de México del barrio de San Juan, unas casas que ellos

tienen en la ciudad de los Angeles.85

Pedro Jerónimo, viudo, Petronila Tiacapan, mujer de Baltazar de San Francisco, todos indios, piden licencia para

vender a Alonso Ximenez, unas casas de indios con pedazo de tierras.86

En otro documento, suscrito por Juan y Juana de Sala, hijos naturales de Juan de la Sala

difunto, se concierta con otros hermanos los bienes del difunto, entre ellos una hacienda y

minas en Zultepec y Zumpango, y 200 esclavos indios, a los que se liberan.87

80 Ibíd., f. 708. 81 Ibíd., f. 922. 82 Ibíd., f. 23. 83 Ibíd., f. 583. 84 Ibíd., f. 139. 85 Archivo de Notarías, Claustro III, Escribano Antonio Alonso, f. 92. 86 Ibíd., f. 174.

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Es este documento un ejemplo claro de cómo las mujeres no aparecen mencionadas,

aunque en esa cantidad de esclavos, forzosamente tenían que estar mujeres, porque en las

haciendas las actividades se distribuían de acuerdo con el sexo; por ejemplo, las mujeres son

las que preparan la comida para todos los trabajadores y como esta actividad efectúan otras

más.

Estos documentos dan prueba de la existencia de una división social por pertenencia

étnica. También muestran el proceso de mestizaje entre los diferentes grupos raciales, que se

da entre las indígenas y españoles, por la sencilla razón de que cuando éstos llegaron

encontraron “la mesa puesta”, porque entre los mexicas principales ya existía la costumbre

de que las mujeres se obsequiaran para sellar alianzas políticas con otros grupos o para pagar

algún favor.

Desde un principio, el desequilibrio de sexos entre españoles y españolas fue notorio, lo

cual propició el mestizaje. Según McCaa, citado por Gonzalbo, en la ciudad de México “los

varones peninsulares sobrepasaban a las mujeres por 2118 contra 217”,88 cifras que

corresponden a 1793. Se trata de una desigualdad de 10 españoles por una española; entre los

esclavos negros la desventaja era de dos esclavos por una esclava.

Para los españoles es muy fácil tener como concubinas a las indígenas, porque las

obtienen por medio de regalos o del robo, o las capturan en campañas como botín de guerra,

marcándolas como esclavas. Durante varios años, conforme se va extendiendo la conquista de

territorios, las indígenas corren esa suerte. El precio de venta de ellas es menor que el de las

negras y menor también que el de un caballo, aunque después el precio se nivela.89

Por otro lado, los españoles estaban acostumbrados a la barraganía que, incluso estaba

reglamentada desde la promulgación de las Siete Partidas. Se dan casos de muchos españoles

que viven con la esposa española y la amante indígena, y cuando mueren le deja una parte de

sus bienes a la amante y le encargan la educación de los hijos obtenidos con ella.90 De esta

manera, el concubinato se hace costumbre y, en un principio, las autoridades eclesiásticas y la

corona intentan limitarlo, incentivando el matrimonio mixto, preferible al concubinato.

87 Ibíd., f. 179. 88 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p. 41. 89 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, p. 44. 90 Ibíd., p. 45.

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Desde 1503 la Corona española dicta normas autorizando matrimonios entre españoles e

indias y españolas con indios. También las reales cédulas de 1514 y 1521 insistían en lo

mismo; en 1539 se exige a los encomenderos solteros que se casen y muchos lo hacen con sus

mancebas indias.91 Hay otros casos en que los españoles se casan con indígenas,

principalmente con aquellas que tienen como dote tierras o cacicazgos u otros bienes que les

sirven para iniciar o acrecentar su riqueza.92 Pero no obstante esto, algunas indígenas, viudas

de conquistadores o colonizadores, quedan desamparadas al morir el esposo, porque, si bien

jurídicamente podían heredar, reclamar y ostentar el título que les correspondiera, era más

fuerte la costumbre de que sea el hombre quien se encargue de realizar la administración de

los bienes. Algunas indígenas, sobre todo las que se habían asimilado al sistema hereditario

de los españoles, al quedar viudas y siendo conocedoras de los derechos que les

correspondían por ser esposas o madres, acuden a la Real Audiencia a solicitar mercedes para

ellas y para sus hijos.93

Es indudable que estas indígenas viudas son una minoría, comparadas con la gran mayoría

de indígenas que quedan abandonadas, desamparadas conjuntamente con sus hijos y que

tienen que buscar la manera de sobrevivir. Muchas de ellas buscan regresar al cobijo familiar,

exponiéndose al rechazo; de ser así, deben buscar asilo en algunos conventos creados

específicamente para estos casos, como es el convento de las Recogidas. Este Convento se

mantiene con donaciones o censos redimibles de algunos protectores:

Beatriz de San Millán viuda de Gonzalo Rodríguez, vende al Bachiller Manuel de Amarilla, presbítero, unas

casas con solar y camellones que se encuentran en el barrio de Ayutla a espaldas del colegio Hermanos de San

Juan, por precio de 2400 pesos, dichas casas tienen impuestas unos censos redimibles de 1000 pesos a favor del

monasterio de las Recogidas. Ambos vecinos de México.94

Ahora bien, dentro de la población indígenas son contados los que tienen condiciones

sociales favorables. Pocos son los que saben escribir, debido a que no es una prioridad de los

españoles alfabetizar sino catequizar; situación que somete a los indígenas a condiciones de

91 Ibíd., p. 47. 92 Idem. 93 Idem. 94 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 516.

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desigualdad. No saber leer y escribir hace que surja la necesidad de buscar intermediarios

para realizar cualquier actividad administrativa o jurídica.

En los documentos de Antonio Alonso se encuentran ejemplos de esta situación, como el

caso de un matrimonio indio que pide licencia al alcalde ordinario de México para vender

casas a otra india.95 Anton Tlatolsuchil, indio, mediante un interprete pide licencia al alcalde

ordinario para vender tierra con medida de 8 brazos que heredó de sus padres y de sus

abuelos.

Lo mismo en el caso de Alonso de Sandoval, indio principal, que mediante interprete

pide licencia al alcalde ordinario para vender un terreno de 120 brazas de ancho por 110 de

largo en el pueblo de Talmanalco.96

O bien, dos indios y una india viuda, piden licencia para vender unas casas pequeñas de

indios con tierra labrada y solar que está en el barrio de Santa María, de largo 6 brazas y de

ancho cuatro o más, por ochenta pesos de oro común, que linda con otras casas de indios. Se

les preguntó si fueron inducidos, atemorizados o apremiados para tal venta y dijeron que lo

hacían por que estaba baldío y sin labrar porque ellos tienen otras tierras que labrar y donde

vivir.97

Como este documento hay otros donde los indígenas piden licencia para realizar alguna

venta de sus propiedades, mediante un intérprete. Con el transcurrir del tiempo muchos

fueron perdiendo sus propiedades, situación que propició que los reyes de antaño, dueños y

señores de riquezas, en pocos años fueran esclavos ya que primero iniciaron vendiendo sus

animales, después sus casas y sus tierras y, finalmente, terminaron vendiendo su fuerza de

trabajo y seguramente muchos de estos indígenas también perdieron a sus mujeres, presas

fáciles para los españoles que las “usaban”, embarazaban y dejaban.

Podemos decir que las causas que provocaron el mestizaje racial fueron:

• La escasez de españolas en Nueva España.

• La costumbre arraigada de la barraganía de los españoles.

95 Archivo de Notarías, Claustro III, Escribano Antonio Alonso, f. 160. 96 Ibíd., f. 165. 97 Ibíd., f. 174.

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• La costumbre de los mexicas de regalar a las mujeres como señal de alianza política, como

señal de amistad o como pago de deudas.

• La captura de indígenas principalmente chichimecas pasando a ser esclavas.

• La costumbre de los mexicas de obtener por medio de campañas, esclavos.

TRABAJOS DE LAS INDÍGENAS

Como arriba mencioné, muy pocas son las indígenas que se reconocen como esposas

legítimas, “principales” generalmente, por lo que un gran número de ellas pasan a ser

concubinas de los conquistadores, dedicándose a las labores domésticas. Las hijas de estos

concubinatos o sea las mestizas, son reconocidas y pasan al servicio de las casas de estos

españoles donde se dedican a las mismas actividades que sus madres.

El trabajo que las mujeres indígenas realizan en la época novohispana, tiene que ver

directamente con su estrato social y con su estado civil. Las pocas mujeres pipiltin, hijas de la

nobleza mexica y dueñas o herederas de señoríos, que logran casarse con españoles

conquistadores, continúan con similar estatus social, económico y político al que tenían antes

de la conquista. Su trabajo consistía, al igual que las españolas, en la administración de la

casa, el manejo de los y las sirvientas para que realicen las diferentes actividades domésticas.

Pero éstas eran las menos.

Una gran mayoría de mujeres macehualtin no son esposas sino concubinas de los

españoles o simplemente usadas como objeto sexual y muchas de ellas con hijos mestizos,

situación que hace difícil su estancia. Muchas de ellas se ven en la necesidad de servir en las

casas de los españoles realizando el mismo trabajo que antes hacían, pero ahora en casa ajena.

Si las colocan en la cocina siguen moliendo el nixtamal, amasando la masa para hacer las

tortillas que la servidumbre consume, no así la mayoría de los patrones españoles que comen

pan de harina de trigo.

Se encargan del proceso de elaboración de los alimentos, al igual que de la compra de los

elementos necesarios para cocinar. Las más jóvenes recogen y lavan los trastes ocupados para

dicha realización. También sacuden, limpian, barren y lavan la cocina y otros aposentos de la

casa, así como limpian y pulen objetos de plata y cristal o recogen, lavan, doblan y guardan la

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ropa de vestir, las sábanas, manteles y servilletas. Estas empleadas domésticas ganan en teoría

doce pesos anuales con derecho al alimento y al aprendizaje de estas labores, pero son pocas

las que se atreven a cobrar; en muchas ocasiones sólo se ganan la comida, a veces la

habitación y pequeños regalos, generalmente ropa usada porque entonces, como ahora, el

contrato se realiza de forma verbal.98

Otras mujeres preparan tortillas y comida para vender en los tianguis o lugares

establecidos, “pequeñas tiendas llamadas pulperías, cacahueterías o tendajones (los cuales)

podían ser propiedad de “españoles, indios, mestizos, castizos y mujeres”.99 En esos

establecimientos está prohibida la venta de carne de carnero y cerdo.

Muchas indígenas comercian sin conocer los pesos y medidas al uso ni el castellano,

porque muchas de ellas no asisten ni asistieron a las escuelas; sin embargo, saben pesar,

medir y cobrar, usando técnicas ancestrales como el trueque o intercambio de unas

mercancías por otras.

Fuera de las pulperías, también se comercia aves, frutas y verduras en los tianguis de

pueblos y ciudades para lo cual no necesitan licencia porque está permitido este tipo de

comercio. Las mujeres ofrecen tortillas, tamales, atole, cacao listo para beber, platillos

sazonados con chile y tomate, carne cocida. Los hombres ofrecen productos agrícolas como

maíz, frijol, granos, entre otros productos.100

Hasta 1570 las mujeres solteras que tienen tierras deben pagar un tributo; aunque después

quedan eximidas, muchos encomenderos lo siguen exigiendo,101 de ahí que estas mujeres,

tienen que hacer tortillas, la comida, el pan, en grandes cantidades con lo que pagaban el

impuesto exigido. Otras más, pagan el tributo con las mantas que tejen y que son muy

solicitadas. Algunas mujeres tejedoras organizan sus pequeños talleres aprovechando que hay

una legislación que excluye del trabajo de tejer a los españoles .

Nos dice Josefina Muriel que las indígenas sabían tejer pero no bordar.102 El arte de

bordar prontamente es adquirido por las indígenas y se destacan las mujeres que lo aprenden

en las escuelas, conventos y recogimientos, como las monjas indígenas del convento de

98 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España..., op. cit., p 120. 99 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial, p. 58. 100 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 152. 101 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España..., op. cit, p. 117. 102 Muriel, Josefina, Cultura femenina novohispana, Historia Novohispana 30, UNAM, 1982, p. 491.

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Corpus Christi, que “hacían imágenes con los lienzos de lino que en la sacristía se

desechaban por inservibles.”103

También destacan las monjas del convento de Santa Rosa, en Puebla, de cuyo trabajo,

“uno de los ejemplares más hermosos, es el ornamento que fue hecho por las monjas del

convento de Santa Rosa [...] se trata de una verdadera pintura a la aguja en el cual aparece una

angélica orquesta como la que se veía en las pinturas del coro alto”.104

En los obrajes se contrata a las indígenas casadas para pagar cuentas pendientes de sus

maridos.105 En este trabajo gremial sólo aspiraban a ser aprendices y oficiales, no maestras.

Cuando son viudas, dueñas del taller del marido muerto, pueden atender los talleres,

contratando un maestro.106 Los trabajos más pesados lo realizan las mulatas libres, mestizas y

algunas indias.107 Aunque está prohibido que se empleen las mujeres indígenas en los trabajos

de las minas, en muchas ocasiones estas disposiciones no se respetan.

También está prohibida la esclavitud de estas mujeres, muchas indígenas esclavas son

obligadas a trabajar por más de 15 años en obrajes, ranchos, casas particulares y haciendas,108

como el ejemplo que sigue:

Cota, viuda, arrienda y traspasa a María Arias Cota y a Diego Martínez de Bazani, una india chichimeca que fue

condenada por 10 años, al servicio personal de Diego Martínez, por la justicia Mayor de Sinaloa, la traspasa por

1[80] pesos de oro común. Todos son vecinos de México.109

Algunas de ellas obtienen su libertad trabajando hasta juntar el precio puesto; otras al

casarse logran que su pareja pague el precio, otras más se escapan o simplemente mueren. Las

mujeres esclavizadas son principalmente las chichimecas que una vez capturadas por los

conquistadores, son vendidas de forma individual o en almoneda; también son objeto de

cambios o trueques, mercaderías por esclavas, como podemos constatar en las escrituras de

Antonio de Villalobos.

103 Ibíd., p. 491. 104 Ibíd., p. 491. 105 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España..., p.118. 106 Ibíd., p. 120. 107 Ibíd., p. 118. 108 Ibíd., p. 116. 109 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 974.

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LAS MUJERES NEGRAS Y LAS CASTAS

LLEGAN CON LOS CONQUISTADORES

Los primeros negros esclavos llegaron a Nueva España en 1518 con la expedición de Hernán

Cortés; después vinieron otros con Diego Velázquez y a partir de esa fecha, muchos más.110

De los registros de los tres escribanos analizados, uno de los documentos más antiguos

referente a esclavos negros111 data de 1557 y pertenece a la escribanía de Baltazar Díaz.

Hernando Morales y Francisco Marín, harriero, en mancomunidad, deben pagar a Pedro Pegrero, 800 pesos de

oro de minas fundido y marcado; cada peso vale 450 maravedíes de buena moneda por razón de una recua de 12

caballos aparejados, 26 cargas cueros para vino y dos negros ladinos uno llamado Francisco y Juan Grumete de

30 años.112

Debemos destacar que es más antiguo el documento referente a una mujer, del mismo

escribano, aunque no registra fecha porque no se finalizó el trámite, por el lugar encontrado

puede corresponder a 1554. En él podemos apreciar que “Juan de León, sastre, estante en

México, vende a Juan de Meneses, vecino de México, una esclava borracha llamada Catalina

por 196 pesos oro de minas”.

Así como los primeros negros esclavos llegaron con los primeros conquistadores como

servidores personales,113 es posible que las primeras esclavas negras lo hayan hecho con las

primeras mujeres españolas, familiares de los primeros conquistadores, por cuanto la

110 Saco, José Antonio, Historia de la Esclavitud, p.173. 111 En Nueva España hay esclavitud de indígenas principalmente chichimecas y esclavas blancas como el siguiente documento de Antonio de Villalobos: “Diego de Montaño, vende a Hernando de Za, mercader, una esclava llamada Vilante ‘más blanca que membrillo de la India de Portugal’ de costa Malaya”. f. 964. 112 Archivo de Notarías, Claustro III, ff. 27-28. 113 Baudot, Georges, La Vida Cotidiana en la América Española en tiempos de Felipe II. Siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1986, p. 94.

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esclavitud estaba autorizada en España y establecida legalmente desde el siglo XIII en las

Siete Partidas.114

Aunque España no tenía colonias en África, se valía de los traficantes de esclavos,

principalmente portugueses, genoveses, franceses e ingleses115 para conseguirlos. En el

momento de la conquista, varios esclavos oriundos de Guinea y otros lugares de África se

encontraban ya en Andalucía y otros lugares, de ahí que al emigrar sus dueños a América los

trajeron consigo pagando derechos a la corona. En 1513 se pagaban dos ducados por cada

uno. Se los consideraba como “personas privadas de religión”, que no era el caso de esclavos

judíos, moros y turcos,116 para los cuales estaba vetada su importación.

Posteriormente se expidieron licencias para la importación. De las primeras, una fue la

expedida a “Garrebod, mayordomo mayor del rey y gobernador de Bresa, (quien) solicitó y

obtuvo en 1517 el privilegio de introducir negros por espacio de ocho años; pero como sólo

aspiraba a sacar pronta ganancia, lo vendió inmediatamente a unos genoveses”.117

En 1578 las licencias por cada esclavo es de 30 ducados. Posteriormente para 1595 se le

confiaba a un mercader el tráfico por medio de “asientos”. George Baudot informa que “el

primer asiento fue concedido por Felipe II a Pedro Gómez Reynel, quien se comprometió a

suministrar treinta y dos mil esclavos negros, en nueve años, puestos en el puerto de

Cartagena en la Nueva Granada, y a pagar 900 000 ducados (...) después de vender los negros

al precio de su elección.”118

Del análisis de los documentos de los escribanos del siglo XVI: Baltasar Díaz, Antonio de

Villalobos y Antonio Alonso, se dedujeron estos datos: referentes al comercio de esclavos, los

precios varían de acuerdo con el sexo, edad, salud, si es bozal, ladino o cimarrón y el año en

que se realiza la transacción que, en este caso, están en el lapso que va de 1590 a 1603.

114 Saco, José Antonio, op.cit., p. 137. 115 Pérez Mallaína, Pablo Emilio, La colonización , La Huella, p. 74. 116 Saco, José Antonio, op.cit., p. 167. 117 Ibíd., p. 172. 118 Baudot, Georges, op. cit.,. pp. 94-95.

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No.

Mujer

precio

oro c.

Edad Lugar con hijos

1 s/p 23 “más blanca

que

membrillo”

costa malaya

4 206 Xipe

2 210 1 de 9 y 1 s/e

2 210 1 de 9 y otra

de 10 por 210

pesos o.c.

2 300 10

1 320 14 Angola

1 350 32

1 380 21

1 390 29

1 400 25 con dos hijos

4 400 22, 40, 30 y 30 1 de Biáfara, otra de

Angola y las otras s/l

una

“preñada”

1 410 15 Angola

1 415 40 Cabo Verde

1 430 18 Angola,“traída de

Cartagena”

2 450 25 “criolla” Biáfara

1 460 Angola

1 485 21 Tierra de Bran

1 490 21 Angola, “traída de

Cartagena”

2 500 24 y 26 Angola y tierra de la

Mina

1 510 25 Mozambique

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1 515 22 Tierra Conga

1 530 22 Olvanagos

1 400 1 hijo

1 440 2 hijos

1 500 1 hijo

1 540 25

1 550 1hijo de 1 año

1 650 1 hijo

2 800 2 por 800

“criollas”

1 140

0

madre 29 años

padre 30 años

1 de 9 y otro

de 7 a.

1 100

0

padre de Portugal y

madre de Terranova

hija de 1 año

En el siguiente cuadro notamos que las edades van de tres a cincuenta años,

predominando las de 25.

edad 3 9 10 14 15 18 21 22 23 24 25 26 29 30 32 40 50

No. 1 3 1 1 1 1 2 2 1 2 6 1 1 3 1 1 1

En cuanto a lugares de procedencia, aparecen Olvanagos, Angola, Biafara, Xipe,

Cartagena, Valle de Guadiana, Mozambique, Terranova, tierra de Mina, tierra de Bran, Tierra

Conga, Cabo Verde, predominando más de Angola y Biafara. También vemos que las

esclavas con hijos tienen mayor precio y más aún las familias.

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FAMILIA DESINTEGRADA

Podemos imaginar las condiciones infrahumanas que estas personas sufren en los barcos que

los trasladan de España y otros lugares, como lo describe el jesuita Alonso de Sandoval:

“hombres y mujeres desnudos, esqueléticos y aterrorizados, que eran encerrados al

desembarcar en grandes patios abiertos donde se arrastraban y morían sin que se les prestara

atención alguna”.119

Desde la captura, las familias se desintegran porque bien pudieron ser esclavizados en

tiempos diferentes y por separado; el padre, la madre o los hijos solamente; es seguro que

cuando se capturaban a las familias completas, éstas al llegar a nuevas tierras, seguramente ya

estaban incompletas por la muerte de algunos miembros durante el viaje. Cuando lograba

sobrevivir la familia completa, a la hora de la venta quedaban desintegradas, porque sus

integrantes se vendían por separado.

Por los datos analizados, vemos que es común que las ventas se realicen mediante un

pregonero en almonedas públicas, situación que hace más factible la separación de las

familias que aún estaban unidas.

Juliana Ramírez, viuda de Francisco Alver, vecina de México, vende a Estevan de Alver, su hijo, tres esclavos

llamados Juan de 35 años, Agustina de 13 a 14 años, Tomás de 8 a 9 años, que adquirió de la almoneda que hizo

Francisco de Alver por 1150 pesos de oro común.120

Antonio de Velasco, pregonero, por pedimento de Diego López de Loes, albacea de Juan Flores de Granada,

pone en almoneda pública, una negra esclava llamada León de tierra xipe, en 206 pesos de oro común.121

Antonio de Velasco, pregonero, en pedimento de Diego de Loes, albacea de Juan Flores de Granada, pone en

almoneda pública a una negra llamada Juliana en 210 pesos de oro común.122

119 Ibíd., p. 96. 120 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la Escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de Licenciatura, FFyL UNAM, México 1994, f. 1315. 121 Ibíd., f. 367. 122 Ibíd., f. 368.

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Una vez que desaparece la esclavitud en el siglo XVIII, más de una tercera parte de los

esclavos desconocen quiénes son sus familiares, de ahí que “los vínculos familiares se

volvieron la norma sólo cuando la esclavitud se desintegró.”123

Por esta misma situación, la reproducción de esclavos es poca ya que las parejas viven

separados como es el caso de este documento:

Francisco Jiménez‚ vende a Bartolomé Torres, ambos vecinos de México, un esclavo negro llamado Juan

Babtista Garrote, que compró a Rodrigo de Vera, alguacil, de 25 años, casado con una mulata libre, es manco de

un dedo de la mano izquierda, a 300 pesos de oro común.124

Por lo mismo, aunque la pareja viviera junta sus contactos sexuales eran pocos. Como

señala Aguirre Beltrán, la convivencia conyugal y la cohabitación era limitada, no podían

dormir juntos, porque no se contaba con un espacio para parejas. Viven en corralones,

espacios abiertos sin compartimientos, y con una reglamentación rigurosa para el intercambio

sexual.125

Por otro lado, los esclavos o esclavas libres no se querían casar con alguien esclavizado o

esclavizada porque, en el caso de las mujeres, sus hijos serían esclavos. Esta situación

favorece el frecuente abuso sexual por parte de los dueños con lo que obtenían una mayor

cantidad de fuerza de trabajo. Por esto, las esclavas son usadas como fábrica de niños y,

también, los esclavos pasan a convertirse en sementales.

De esta manera, a la fuerza, se da el mestizaje entre esclavas y sus dueños generalmente

españoles, aunque el sistema legal imperante se muestre “desfavorable a las uniones entre

españoles y africanos o castas, y se opuso resueltamente a los matrimonios entre indios y

africanos o mulatos [...] la corona se opuso más enérgicamente al concubinato interracial que

al matrimonio interracial".126

Pero estos impedimentos difícilmente se cumplen, sobre todo entre los españoles con

esclavas porque va en contra de sus intereses económicos; éstos las usan y aunque muchas

veces sus esclavas pueden tener algún parentesco con ellos, no se tiene en cuenta, como este

123 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p.44. 124 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 416. 125 Gonzalbo Azpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XV1-X1X, El Colegio de México, 1991, p. 97. 126 Ibíd., p. 379.

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“tío beneficiado en Tequila quien compra a la mulata Isabel de Ávila, hija de su propio

hermano, para convertirla en su barragana”.127

La real cédula del 11 de mayo de 1527 (que) “recomendaba que los negros se casaran con

negras, seguía vigente a pesar que contravenía la norma tridentina del libre consentimiento

para contraer matrimonio”.128 Esta cédula es considerada muy conveniente por los dueños

porque pueden concertar matrimonios entre sus esclavos y esclavas, garantizando la

reproducción sin importar los lazos afectivos, como lo hizo “el amo de Gertrudis de Escobar

(que) la casa a la fuerza con un esclavo ciego para imponerle definitivamente la condición de

servil.”129

Si bien el contacto sexual entre españolas y esclavos es difícil, Solange Alberro relata que

“habiéndose convertido un mulato esclavo en amante de una joven española separada de su

marido, son sorprendidos ambos por el tutor de ella; la muchacha alega entonces que siempre

odió al mulato, pero que fue hechizada por él. Su madre, escandalizada, la encierra en un

convento, denuncia el caso ante el Tribunal [...] el esclavo recibe azotes de su amo, quien lo

vende luego a un molino de metales [...] el marido de la española pide reanudar la vida

común”.130

Asimismo el matrimonio entre esclavos e indias es difícil, pero se puede dar como lo

registra este documento, mediante el cual “Diego Mejía del Águila, vende a Juan del Clavo,

un esclavo llamado Roque de tierra de Cabo de 50 años más o menos, casado con una india,

por precio de 310 pesos de oro común”.131

Para los dueños de estas esclavas les conviene que sus esclavos se ayunten entre sí para

contar con más esclavos, por un lado y, por otro, para tenerlos más tranquilos.

127 Alberro, Solange, Inquisición y Sociedad en México. 1571-1700, Fondo de Cultura Económica, México 1989, p. 457. 128 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas..., op. cit., p. 96. 129 Alberro, Solange, op. cit., p. 458. 130 Ibíd., p. 484. 131 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 922.

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RAÍCES MUY LEJANAS

Nos dice Solange Alberro que una característica de los negros es el desarraigo; no conocen el

lugar de origen de sus ancestros y tampoco sus raíces. En muchas ocasiones desconocen el

paradero de sus familiares más cercanos, como este ejemplo:

Francisco de la Cruz es esclavo en 1660 en un ingenio de azúcar, en Tamascaltepec. Tiene treinta años, nació en

México y sirvió primero a un labrador en Toluca, para luego trabajar en un obraje capitalino. Sus padres eran

esclavos, oriundos de Guinea; no sabe nada de sus abuelos, ignora si tiene tíos o tías, desconoce la suerte de sus

tres hermanos: el mayor huyó a Campeche, en donde se esfumó, los otros dos fueron vendidos al morir su ama

para pagar los gastos del entierro”.132

Es fácil imaginar lo que pasa con las pocas familias de esclavos cuando llegaban: el

pregonero los pone en venta y, así, los miembros de una familia pasan a ser mercancía de

diferentes dueños, los cuales los trasladan a diferentes lugares de labores, generalmente

obrajes, plantaciones de caña de azúcar, estancias de cultivo y ganado, también a las minas,

aunque en esos lugares no sobrevivan muchos años porque no soportaban, además del

maltrato, el clima, la altura y la temperatura.

Alberro refiere que Juan de Leiva, un esclavo, fue “repetidamente azotado con toda

crueldad por el poderoso Gaspar de Rivadeneyra, quemado con tea, encadenado con una

argolla alrededor del cuello, y echado a un cuartucho helado con el solo abrigo de un costal,

lo cual acabó por causarle la muerte”.133

O la gala de crueldad que hace Beatriz de Padilla:

Beatriz de Padilla no era nada compasiva para con sus esclavas [...] solía castigarlas con crueldad, en particular a

la mulata Catana La Garay, “a quien esta confesante la castigaba todos los días, y la pringaba muchas veces y la

hizo herrar en el rostro porque era mala hembra embustera, y por no nada levantaba un testimonio, y la tenía con

prisión.”134

132 Alberro, Solange, op. cit., p. 456.

133 Ibíd., p. 461. 134 Ibíd., p. 476.

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TRABAJO ESCLAVO

Desde un principio, la llegada de esclavos y esclavas a Nueva España se hizo con el fin de

que se encargaran de los trabajos más pesados, es decir, los que causaban estragos en la

población indígena, como el trabajo en las minas, en las haciendas de caña de azúcar, o en los

obrajes.

Las discusiones sobre si los miembros de raza negra eran humanos o si tenían alma

favorecieron el proceso de cosificación de los esclavos, los cuales fueron considerados como

simple mercancía. Los documentos estudiados así lo manifiestan.

Ante el escribano, pareció Leonor Ruiz, viuda de Cristóbal Vicente, en presencia del albacea Diego de

Bernavidez, vecino de Cuernavaca, se hizo inventario de los bienes de su marido que son: unas casas con tienda

en la calle de [...] carnicerías, un esclavo negro de 30 años, otro de zape de 40 años, otro de 50 años de terra

Cabito, otro de 25 años, otro de 14, 7 mulatos de 2 años, una negra de tierra Biafara de 50 años, otra de 23, una

mulata de 3 años, 11 platillos de plata, candelabros y otras cosas más, aparte de 3700 pesos de oro común”.135

En la escribanía de Antonio de Villalobos, de 243 documentos que corresponden a las

mujeres peninsulares, criollas y seguramente mestizas, hay 26 donde aparecen las mujeres

negras y mulatas esclavas en operaciones de compra, venta o traspaso, tres documentos de

negras casadas, seis de negras con hijo, cuatro documentos de matrimonios con hijo y tres

documentos de niñas negras y un niño.

En estos documentos no aparece la actividad que ellas realizan, ni tampoco datos que nos

puedan dar idea de la actividad, como es el caso de los documentos de las españolas

peninsulares, criollas, mestizas e incluso indígenas. Tal vez lo que sí nos puede ayudar para

tener idea de la actividad que realizan, es el cargo u oficio del comprador o vendedor y

también el dato del lugar residencia de los patrones, como los siguientes documentos. Por los

datos, suponemos que estas esclavas trabajan en una mina.

135 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1008.

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Pedro Rubio de Espinoza, vecino de México, vende 2 esclavas negras a Felipe de Palacio, vecino y minero de

las minas de Taxco, por 800 pesos de oro común.136

Pedro Ramírez, vecino de las minas de Sultepec, estante en México, en nombre de Doña Catalina de Lara

Caravajal, viuda, vende a Antonio de Peña Valla, mercader, una negra esclava llamada Mariana de 9 años más o

menos por 210 pesos de oro común.137

O este otro que nos hace suponer que la familia de esclavos irá a trabajar a una estancia de

ganado.

Antonio Rodríguez, vecino de Guadiana, estante en M‚México, se obliga a entregar a Juan Cano Moctezuma,

vecino de México, 500 novillos en el pueblo de Ocaynacaque, a cambio de la familia de esclavos y debe pagar el

resto que es de 125 pesos de oro común.138

Con estos datos, y apoyándonos con otras investigaciones sobre la esclavitud, tenemos

cierta idea del trabajo que realizan estas mujeres. Muchas de ellas, las que tienen mejor

suerte, trabajan de criadas en las casas de los españoles ya sea en las grandes cocinas,

haciendo la comida, lavando trastes, haciendo la limpieza de la casa, puliendo las vajillas de

plata y cristal, limpiando los pisos y paredes, lavando la ropa, cociendo e hilando. Pilar

Gonzalbo señala que “las mestizas y mulatas encontraban su lugar en las fondas, los obrajes,

los reales mineros [...] y en los barrios más populosos de las ciudades”.139

Esta actividad es efectuada por las negras, mulatas y otras castas, una vez que lograban su

libertad. También trabajan en las panaderías. Las mujeres mestizas y mulatas fabricaban el

pan de trigo mediante un pago anual o mensual, además de recibir alojamiento y alimentos.140

Las amasadoras o panaderas trabajaban en pequeños talleres familiares, pero también en

grandes tahonas u obrajes por un jornal. Una negra libre, en un año de trabajo gana treinta y

seis pesos; aunque era un trabajo pesado, comparado con la situación de otras esclavas, el

salario era bueno. Otras con menos suerte trabajan en las estancias de ganado, sembradíos de

136 Ibíd., f. 355. 137 Ibíd., f. 411. 138 Ibíd., f. 729. 139 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, 1987, p. 115. 140 Ibíd., p. 116.

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caña o cereales; las menos favorecidas se encuentran en las minas, donde seguramente

muchas de ellas pierden la vida rápidamente.

Otras ocupaciones de las mujeres negras, de acuerdo con los datos aportados por los

archivos inquisitoriales, son la prostitución, la magia y la hechicería. Este último trabajo en

ocasiones lo realizan conjuntamente con las indígenas, como lo menciona Solange Alberro:

La india proporciona las sustancias y procedimientos necesarios y la española los recibe por medio de la mujer

negra o mulata. Este esquema refleja exactamente la realidad social en que las castas no pueden ser sino

intermediarias entre productores y consumidores, y el campo marginal y en cierta medida clandestino de la

magia y de la hechicería [...] Ya en 1536 son esclavas negras las que establecen la relación entre un indio

proveedor de hierbas y de polvos y las mujeres de mercaderes españoles”.141

Recordemos que eran las mujeres, anterior a la llegada de los españoles, las que conocían

las cualidades curativas de diferentes especies animales, vegetales y minerales y que uno de

los trabajos ejercido por ellas es, precisamente, la medicina. Si a este conocimiento le

agregamos la magia y la hechicería de las negras, podemos imaginar el alcance de esta

práctica.

BUSCANDO LA LIBERACIÓN

Son pocas las esclavas negras que llegan a conseguir su libertad, muchas de ellas mueren sin

haber logrado romper las cadenas de la esclavitud; de 38 documentos referentes a esclavas

negras, sólo dos tratan el asunto de la libertad:

El Doctor Matheo de Yllescas, presbítero, vecino de México, como albacea de doña Gerónima de Villafuerte,

difunta y de Gonzalo Ruiz de Villafuerte, hijo y heredero de la difunta, dijo que su madre en una cláusula dijo

que: cuando su esclava negra criolla de 30 años más o menos le diece a su albacea 400 pesos de oro común, le

dieran su libertad. El la vende por estar preñada a Francisco de Zúñiga Villotas por 400 pesos de oro común, y

141 Ibíd., pp. 475-76.

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siempre y cuando la esclava tenga los dichos 400 pesos, se los de y ella quede libre así como los hijos que

tuviere.142

Otra manera de obtener la libertad es que la misma esclava la compre por medio de su

trabajo, como el ejemplo que cita Pilar Gonzalbo, situación difícil porque en muchas

ocasiones ellas nunca ven dinero en efectivo porque se les pagan con alimentos y un lugar

donde dormir, principalmente.

Una joven negra, esclava de Cortés, firmó contrato de aprendizaje con un panadero, quien durante dos años le

enseñaría a elaborar pasteles y la mantendría en la panadería; al finalizar el plazo recibiría ciento treinta pesos,

con los cuales esperaba completar el pago para obtener su libertad.143

Sin embargo, hay una población negra o mezclada con los otros grupos que son libres,

como lo muestran los documentos que se refieren a negras o mulatas libres, como es el caso

de Rodrigo de Vera, esclavo, casado con una mulata libre, documento antes citado.144

Doña Victoria de Castro, viuda de Domingo da por libre y horno a Agustín Martínez.145

Pedro Díaz Montaño de color negro, libre, vecino y natural de México, pide sea sepultado en la iglesia de Santo

Domingo, frontero con la capilla de la Sra. del Rosario. Pide se pague 80 pesos al capitán Pacheco por una deuda

anterior. Manda se paguen sus deudas con las prendas que tiene su hermana Ana Pérez de Sumaya, se pague a la

cofradía de la Señora de la Consolación de la Iglesia de Santo Domingo 50 pesos que tomó como mayordomo

que era de ese lugar, nombra como albacea a Martín López de Gaytán y a Ana Pérez de Zumaya, como heredera

universal.146

En las mujeres negras -aprovechando su atractivo físico, aunado al vestido que tenía que

ser diferente al de las indígenas y españolas y que se caracteriza por ser vistoso, junto con el

porte- es común que, usando su cuerpo, mejoren un poco su situación. Alberro narra el caso

142 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1072. 143 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en Nueva España..., p. 116. 144 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 416. 145 Ibíd., f. 825. 146 Ibíd., f. 603.

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de una morisca, acusada de dar muerte a un comisario, quien “solía decir muchas veces en

chanza que los hechizos y encantos los tenía entre las piernas”.147

Y así, algunas logran su libertad al encontrarse a un español, indígena o mestizo que paga

su libertad, o dueño que la libere; en cambio, otras lo conseguían por medio de su trabajo.

Los siguientes documentos son ejemplos de cómo se logra la libertad:

El bachiller Juan Gutiérrez de Vega, presbítero, capellán del Colegio de San Juan de Letrán de México, dijo que

en su casa nació una niña negra, hija de sus esclavos Cristóbal y María Malabar y al bautizarla le pone el nombre

de Melchora y le da libertad para el resto de su vida.148

En ocasiones, el dueño o dueña las liberan por algún favor en especial como el documento

de arriba. Otras veces obtienen su libertad huyendo de sus dueños hacia otros lugares :

Martín de Ibarra, vecino de México, otorga poder a Andrés de Igarza y a Gonzalo Carriero, vecino de Zacatecas,

para que vendan una esclava negra llamada Cecilia, de 25 años, casada con un negro llamado Pedro "que hace 6

meses anda huido.149

Muchas veces estos esclavos son marcados por sus dueños como ganado, con rayas en la

cara o en el cuerpo, con las siglas del dueño y, a veces, con el nombre completo en la cara,

otras cortándoles un dedo. Así lo registran estos documentos de Antonio Alonso:

México, 19 noviembre 1563. Alonso Ramos, vecino de las minas de Pachuca, residente en México, vende a

Fabián Cortés, residente, una negra nombrada María, de tierra de Maricongo, ladina, mediana de cuerpo, de 32

años, con unas letras en la cara que dicen Toledo; habida con justo título, por precio de 185 pesos.150

México, 18 noviembre 1563. Diego de Ocampo y doña Francisca de Calderón, su mujer, vecinos, venden a

Antonio de Aguayo, vecino de la villa de la Purificación, en el Nuevo reino de Galicia, una negra llamada

Mónica, de tierra de Biafara, alta de cuerpo, con letras en la cara que dicen Francisca de Calderón, de 30 años y

su hijo Francisquito, mulato, de 10 meses, habidos de buena guerra, por precio de 461 pesos de oro común.151

147 Alberro, Solange, op. cit., p. 475. 148 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1102. 149 Ibíd., f. 1218. 150 Archivo de Notarias, Claustro III, Escribano Antonio Alonso, f. 89. 151 Ibíd., f. 106.

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México, 5 enero 1565. Alonso de Aranda, vecino, vende a Hernando Altamirano, vecino de la ciudad de los

Ángeles, una esclava negra, Francisca, natural de Bañol, de edad de 20 años, entre bozal y ladina, con los pechos

labrados con fuego y mediana de cuerpo; por precio de 330 pesos de oro común.152

Robert MaCaa afirma que, en 1570, había 25 mil africanos en Nueva España y 20 mil

españoles y que el índice de masculinidad estaba más balanceado entre los negros que los

blancos; en los primeros es de 2 hombres por una mujer y entre los segundos es de 4 a 10

hombres por una mujer, de ahí que se haya procreado más la población mestiza y negra que

de blancos.153

Si bien no especifica cuántos de estos negros eran libres, haciendo especulaciones, para

1550 seguramente eran muy pocos los libres y, conforme el tiempo avanza, también más

esclavos van adquiriendo su libertad tomando en cuenta que si la mujer es libre, sus hijos por

derecho adquieren la libertad.

152 Ibíd., f. 206. 153 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en..., p. 44.

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LA EDUCACIÓN DE LAS MUJERES NOVOHISPANAS.

TESTIMONIOS

En la segunda parte de esta investigación se manejó información general de la educación en

Nueva España. En esta tercera parte, nos abocaremos principalmente a la educación de las

mujeres. He de manifestar que las fuentes primarias revisadas para esta investigación no

aportaron datos suficientes para analizar el tema de la educación con mayor profundidad, sin

embargo, los datos recabados me permiten realizar algunas deducciones y, apoyada con

información bibliográfica sobre el tema, puedo profundizar más.

Algunos documentos de las escribanías investigadas, que permiten realizar estas

deducciones, son las escrituras donde quedaron asentadas las diversas actividades

comerciales, religiosas o civiles, que realizaron las personas de la época y espacio estudiado y

que asentaron su firma o rúbrica como se decía en esa época. La firma de los emisores y

receptores es un dato que puede señalar si estas personas sabían o no leer y escribir.154

También esas escrituras nos aportan datos para deducir quiénes enseñan, dónde lo hacen, a

qué educandos, las materias escolares y los métodos e instrumentos que utilizan.

En las actas del escribano público Antonio Alonso (1562-1565) se encontraron 448

documentos, de los cuales 269 se refieren a mujeres, pero sólo en 42 aparecen las mujeres

como emisoras o receptoras, de los cuales 16 son firmados por ellas y 26 no. En el resto, en

227 aparecen los hombres como emisores o receptores, 190 son firmados por ellos y 37 no.

En las siguientes gráficas se manejan datos deducidos del análisis de los documentos de

los escribanos: Baltasar Díaz, Antonio de Villalobos y Antonio Alonso.

154 Aunque no necesariamente porque me atrevo a deducir que algunas mujeres, por la necesidad de su trabajo o estatus, mínimamente tenían que escribir su nombre y su firma aunque no supieran leer y escribir.

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Hombres y Mujeres emisoras y receptoras

hombres82%

mujeres18%

Como podemos ver del total de 269 documentos de emisores y receptores de hombres y

mujeres, el 82% corresponde a hombres y el 18% corresponde a mujeres.

Hombres firmantes y no firmantes

f irmantes84%

no firmantes

16%

De 190 documentos donde aparecen los hombres el 84% corresponde a hombres que sí

firman y 16% que no.

mujeres firmantes y no firmantes

f irmantes38%no

firmantes62%

De 42 documentos donde aparecen las mujeres, el 62% corresponde a las mujeres que no

firman y el 38% que sí.

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Partiendo del supuesto de que las personas que firman sí saben leer y escribir, la gráfica

muestra la gran diferencia entre hombres y mujeres alfabetizados. También los documentos

de estas mujeres emisoras o receptoras muestran el grupo socioeconómico al que pertenecen,

como lo constatamos en los 16 documentos firmados por 11 mujeres que son:

1. Ana de Estrada, viuda del tesorero Juan Alonso de Sosa, realiza tres escrituras que sí

firma: dos otorgamientos de poder y un arrendamiento de casas (1562, 1563).155

2. Juana de San Miguel, abadesa del Monasterio de Nuestra Señora de México. Firma una

aceptación de 4 escrituras y un traspaso que suman 5000 pesos oro de minas que es la dote de

Inez Cabrera, hija de Ana de Estrada, que se encuentra en dicho convento (1563).156

3. Beatriz de Estrada, viuda del gobernador Francisco Vázquez Coronado. Firma como

fiadora una obligación de pago a Ana de Estrada por un préstamo de 100 pesos oro común

(1563).157

4. María de Godoy junto con su hermano, hijos y herederos de doña Inez de Cabrera, firma

un otorgamiento de poder a Gregorio Ruiz para que cobre las deudas de su madre. En otro,

junto con su marido, Sancho de Figueroa, firma una ratificación de venta de una hacienda de

minas en Guanajuato y en otro más, también con su marido, una carta de venta de casas

heredadas por su madre, a su hermano Juan de la Torre. Son mineros en Guanajuato (1564,

1565).158

5. Catalina Gómez, viuda de Alonso Pérez de Zamora, conquistador, como tutora y curadora

de 7 hijos, firma una carta donde se compromete a tener como árbitros a abogados de la Real

Audiencia para evitar pleitos con los herederos, hijos de la primera mujer de su difunto

esposo (1562).159

6. Inez de Paz, viuda del Dr. Pedro de Morones, oidor del Nuevo Reino de Galicia, firma una

carta de venta de un esclavo negro(1564 ).160

155 Archivo de Notarías, Escribano Antonio Alonso, ff. 151/ 152 (131/134), 279/280 (405/407), 282/283 (411/413). 156 Ibíd., ff. 272/272 (391/392) 93. 157 Ibíd., ff. 278/277 ( 403/404). 158 Ibíd., ff. 585/586 (991/993), 628/632, 700/703. 159 Ibíd., ff. 113/117 (53/62). 160 Ibíd., ff. 585/586 (991/993).

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7. María Ponce de León, con licencia de su marido, firma un concierto de compañía,

otorgando poder para administrar minas en Guanajuato (1564).161

8. Beatriz de Herrera, viuda del Dr. Juan Álvarez, firma un otorgamiento de poder para

cobrar una deuda (1564).162

9. Catalina de Montejo, mujer del adelantado Alonso Maldonado, firma un compromiso de

pago de un depósito de dinero (1563).163

10. Ana de León, viuda del conquistador Rodrigo de Castañeda, como tutora y albacea de sus

hijos, firma un otorgamiento de poder para el cobro de una deuda de un remate de unas minas

y haciendas en Taxco (1565).164

11. Bernardina de Tapia, mujer de Rodrigo Carvajal, mineros de Nueva Galicia,

conjuntamente con su marido firma un otorgamiento de poder especial para vender casas y un

solar en México, ganado que está en términos de Zacatlán y una huerta que linda con la

huerta del marqués del Valle (Hernán Cortés, 1565).165

Por los datos reportados en estos documentos, deducimos que pertenecen a un estrato

socioeconómico privilegiado; son mujeres y esposas de conquistadores, mineros,

gobernadores, oidores y doctores. Podemos suponer que por el estatus del marido, ellas se

vieron obligadas a aprender a leer y escribir; otras aprendieron por la necesidad de

administrar sus bienes ya que varias eran viudas.

Es de llamar la atención que la viuda del primer impresor del continente americano Juan

Pablos, Jerónima Gutiérrez, y su hija María de Figueroa no firmaran las escrituras que

realizaron: la madre, una escritura de arrendamiento de dos “emplentas”166 de imprimir con

las letras e imágenes de cuatro ramas167 (1563), y la venta de unas casas que realizó la hija

(1565).168

161 Ibíd., ff. 541/542 (903/905). 162 Ibíd., ff. 547/548 (915/917). 163 Ibíd., ff. 378/378 (607/608). 164 Ibíd., ff. 704/704. 165 Ibíd., f. 696. 166 Pedazo de tapia o trozo de pared amasada y apisonada en una horma que se hace de una sola vez. 167 Ibíd., ff. 272/272 (391/392). 168 Ibíd., ff. 663/664.

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Es difícil creer que la mujer y la hija del personaje que impulsó el avance de la cultura en

Nueva España con el uso de la imprenta, no pudiesen leer ni escribir y que por esa situación

no firmaran dichas escrituras.

Como en las escrituras arriba señaladas no aparecen los datos de origen de estas mujeres

(generalmente donde aparecen estos datos son en los testamentos o cartas de dote), parto del

supuesto de que muchas de ellas, o todas, eran españolas peninsulares o criollas, basándome

en los años de emisión de las escrituras que van de 1562 a 1565. Recordando que algunos

españoles o llegaron con ellas o mandaron por ellas, éstas fueron esposas, hermanas, hijas o

tuvieron otro parentesco, principalmente aquellos españoles que por su estatus las requerían y

también, por la posición política, económica y social que detentaban estas mujeres.

En este mismo sentido la revista Claustro169, es otra fuente importante pues en ella se

encuentran datos como los siguientes :

1. Un documento del escribano Juan Fernández del Castillo, fechado en 1525, es el que

suscribe María de Marcayda, madre de la difunta Catalina Juárez, esposa de “Don Fernando

Cortés, gobernador que fue de la Nueva España, la madre como única heredera de su hija

difunta otorga poder a su hijo Juan Juárez para que demande y cobre los bienes que eran de su

hija. Y dijo que no sabía escribir, no lo firmó de su nombre”.170

2. Otro documento del mismo escribano, en 1527, es el testamento que hace en vida pero

enferma, Isabel Rodríguez, viuda de Juan Lorenzo y esposa actual de Miguel Rodríguez de

Guadalupe; nombra como albacea a su compadre para que pague sus deudas por préstamos

que pidió de vino, carne, pan, zapatos, recupere las diversas prendas de oro que dejó a

cambio, entre ellas una sortija de oro con una turquesa que era “del almirante Diego Colón”;

también dice que dio de dote de casamiento a su segundo marido 500 pesos de oro fino y

después le dio 600. Nombra como heredera a su hija Catalina Lorenzo y en caso que hubiese

fallecido a su segundo marido; “dijo que no sabía escribir”.171

3. En otro documento, ella misma pide que se cobre una deuda por una obligación que le

traspasó Alonso de Estrada, gobernador de Nueva España y, en otro, fechado en 1528,

169 Revista editada por el Instituto de Estudios y Documentos Históricos, A.C. en los años 1980-1981, México. 170 Archivo de Notarías, Claustro III, pp. 35-39. 171 Ibíd., pp. 41-49.

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Nicolás de Gibraltar en nombre de Pablo de Retamales, se obliga a pagar una deuda que

Pablo tenía con ella, de una compañía de “un pueblo de indios otomíes que se dice

Mexquila.”172

4. Un documento del escribano Gaspar Calderón, de 1554, es el otorgamiento de poder

general que hace “doña Leonor Cortés, hija del marqués del Valle, don Hernando de Cortés”

a su hermano Martín Cortés y firma.173

5. Otro documento -que aunque es realizado posteriormente a los años estudiados, lo

expongo por la importancia del documento y por el cargo que detenta el emisor- es el

testamento que realiza Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar, virrey de

Nueva España entre los años 1612-1621, por poder que le otorga su esposa Mariana Reiderer,

hija de Jorge Reiderer y María Isabel Amerín naturales de Alemania. Por la gravedad de su

enfermedad, ella pide que sean herederos “de los seis mil ducados de renta en cada un año por

dos vidas”, la de ella y la de un hijo o hija, merced que le otorgó “el rey su majestad” una vez

casada con el susodicho virrey. Ella nombra a su hijo Francisco Fernández de Córdoba, si él

muriese le sucedería su hija Mariana de Córdoba y, si ella faltase, a otra hija Brianda de

Córdoba. Como albaceas nombra a su esposo, a Luis Fernández de Córdoba, obispo de

Málaga, y a Diego San Esteban, religioso de la Compañía de Jesús. El poder no lo firmo “por

no poder escribir”.174

Llama la atención que estas mujeres que gozan en una posición privilegiada, ya que son

unas, esposas de conquistadores, otra, suegra de Hernán Cortés y otra más, esposa de un

virrey, no firmaran porque no sabían hacerlo como ellas lo dicen. Estos datos también nos da

idea de cuál era la situación de las otras mujeres en cuanto al nivel educativo.

No en todas las transacciones que algunas mujeres realizan aparece el dato de si saben

escribir, generalmente es en los testamentos, como el caso de Sor Juana Inés de la Cruz175,

novicia del convento de San Jerónimo, antes llamada Juana Ramírez de Asbaje, natural de

Chalco, hija legítima de Pedro de Asbaje y Vargas y de doña Isabel Ramírez. Ella nombra

como albaceas a su madre, a sus hermanas doña María y doña Josefa de Asbaje y Vargas y

172 Ibíd., pp. 51-52. 173 Ibíd., pp. 59-61. 174 Claustro X, p. 189 (179-215). 175 Otro documento posterior a la época investigada, pero por los datos manejados considero necesario mostrar.

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como herederas a su hermana María y, si faltase, a su hermana Josefa. También dice que

entregó tres mil pesos de dote al convento y firmó el testamento, fechado el 23 de febrero de

1669.176

También está la petición que hace ante Antonio de Cárdenas y Salazar, juez provisor y

vicario del arzobispado para otorgar testamento y está firmado por ella en 1669.

Otra fuente que me da elementos para analizar la educación, son los expedientes de

solicitud de licencia de emigración a Indias, investigación que realizó Enrique Otte en el

Archivo General de Indias. El dice que son 529 personas las que escriben cartas desde el

nuevo continente, de México a Chile, a diferentes lugares de España como Andalucía,

Castilla la Nueva, Extremadura, Castilla la Vieja y León, principalmente en los años que van

de 1540 a 1616; de esas 529 personas sólo 51 son mujeres, primer dato que nos da referencia

de la disimilitud que existe entre españoles y españolas que sabían escribir.

HOMBRES Y MUJERES QUE EMIGRAN A INDIAS Y QUE ESCRIBEN

HOMBRES90%

MUJERES10%

De esas 51 mujeres migrantes a Indias, 10 se establecen en México.

176 Claustro X, pp. 61-67.

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MUJERES QUE VIVEN EN MEXICO Y QUE ESCRIBEN

184%

216%

En el contenido de las cartas, algunas mujeres hacen alusión a la gran importancia que

tiene el saber escribir y leer, características muy valoradas porque son pocas las personas que

lo saben hacer. Ana López escribe a su madre que vive en Santa Olalla y pide que vayan sus

hermanos para México diciendo: “hase de entender estando despiertos en leer y escribir para

saberse gobernar, porque faltando esto es muy gran manquera [...] Lo que me mueve para

escribir esto es tener Juan Francisco dos hijas, niñas, y tener para poderlas casar muy

aventajadamente”.177

O la carta que Francisco Sánchez escribe a su padre también, recalcando sobre la

importancia de la escritura y lectura, en donde dice que “le pareciese encaminase para esta

ciudad a mis hermanos Sancho y Juan [...] procure que sepan leer y escribir, que es lo que en

estas partes es no poco menester”.178

En la carta de Mariana de Morguiz se entrevé su molestia por la discriminación de género

a la que se ven sometidas; ella se queja de que las mujeres no pueden hacer todo lo que

quisieran como los hombres y, en este caso concreto, escribir y leer. En una carta que envía a

su padre Juan Rodríguez, en Medina del Campo, hace alusión a la escritura diciendo:

Yo no he hecho esto y más presto por estar en tan larga tierra y no tener por quien escribir, y las mujeres no

tienen tanto aparejo para escribir y hacer todo lo que hombre querría como los hombres [...] hacerle saber de mis

trabajos, y la causa es que yo estoy viuda [...] y venga mi hermano derecho a México, adonde yo quedo muy

sola.179

177 Otte, Enrique, Cartas Privadas de Emigrantes a Indias, p. 64. 178 Ibíd., p. 65. 179 Ibíd., p. 43.

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Es notorio que en varios documentos de las fuentes investigadas, las mujeres que firman

los documentos o que escriben las cartas, son viudas y muchas de ellas viven solas. Podría

decirse que la viudez y el estar sola sin familiares cercanos, las obliga a aprender a leer y

escribir para poder administrar sus bienes y evitar que extraños se aprovechen de sus

pertenencias, como lo manifiesta doña María de Esquivel y Castañeda que escribe a su nieta,

que vive en Sevilla, para que viaje ya que se encuentra sola y además, su padre dejó una

hacienda con deudas. Y remata con estas palabras: “como soy sola y vieja y enferma, y no

tengo quien me ayude, todos me quitan un pedazo, y muchos días ha que hubiera enviado por

vos, sino he podido hasta ahora”.180

O la carta que escribe María Díaz, viuda, a su hija Inez Díaz, en Sevilla. Pide que manden

por ella “para no verme viuda y desamparada tan lejos de mi natural, y en tierra adonde no me

conocen”.181

Si analizamos la gráfica de las escrituras de Antonio Alonso, vemos que de 227

documentos donde aparecen mujeres, sólo el 18% de ellas son emisoras o receptoras y de

ésas, sólo el 38% firman. Estas cifras nos dan cierta idea de cuál era el nivel de analfabetismo

entre las españolas. Pero, ¿qué pasa realmente con la educación de las mujeres novohispanas

en esta época? ¿Qué, con las mestizas, las indígenas, las negras y las castas?

OBJETIVOS DE LA EDUCACIÓN

Recordemos que uno de los objetivos de la educación en los siglos XVI y XVII, es lograr que

la población de la ciudad de México ocupe el lugar que le corresponde en una sociedad

estratificada y se someta a las disposiciones emitidas para ese fin. El mensaje es reverenciar a

la iglesia y a sus representantes, someterse a la autoridad y demostrar gratitud y servilismo

hacia los poderosos, sean autoridades eclesiásticas o civiles.

El modelo educativo a seguir, debía asegurar el orden de la estratificación social y el

respeto a la religión:

180 Ibíd., p. 120. 181 Ibíd., p. 97.

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El orden político y social, reflejo del orden celestial, era sagrado e intocable y por ello cada individuo debía

cumplir con las funciones que tenía asignadas, cualesquiera que fueran. Las mujeres no podían quedar excluidas

de esta norma, de modo que su educación tendía a prepararlas para desempeñar las tareas que se les

asignaban.182

Por medio de la educación se busca la implantación de patrones culturales del país

conquistador y la integración de los habitantes al grupo social y actividad que les corresponda

en una sociedad jerárquicamente estratificada, al tiempo que se inculca una nueva

cosmovisión, con una lengua, religión, costumbres y formas de comportamiento diferentes a

las antes practicadas. Las prioridades para la educación de la población indígena, primero y,

posteriormente, la mestiza, eran cristianizar, castellanizar e implantar nuevas costumbres, lo

que implicaba reeducar.

La educación que las mujeres novohispanas recibían, debía sujetarse a lo que la corona y

la religión exigen de ellas; eran las encargadas de conservar las tradiciones castellanas, de

fomentar la religión católica en la familia. No había “un sistema orgánico de instrucción, ni

siquiera instituciones de enseñanza superior o media; los conocimientos teóricos y la vida

académica eran ajenos a la mayor parte de las mujeres".183

La mujer novohispana debía ajustarse al ideal que se esperaba de ella como madre, ama

de casa y maestra de sus hijos; para eso sólo requería una sólida formación en los principios

religiosos y en la administración y organización de las actividades domésticas.

Para Pilar Gonzalbo, la labor de la educación era precisamente moldear los hábitos,

controlar las pasiones, abortar desde la infancia los intentos de rebeldía, de modo que la

propia conciencia fuese el fiscal de las acciones y cualquier coacción externa resultase

innecesaria".184

La educación impartida será diferente, de acuerdo con el grupo racial, sexual y social al

que se pertenece. No es la misma educación la que recibe un novohispano y una novohispana,

una mujer española y una mujer indígena o mestiza; ya no digamos la de las negras y mulatas.

182 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La Educación de los Criollos y la Vida Urbana, Serie Historia de la Educación, El Colegio de México, 1990, p. 320. 183 Ibíd., p. 319. 184 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La Educación de la Mujer en la Nueva España. Antología, SEP-El Caballito, México 1985, p. 12.

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Como explica Pilar Gonzalbo, “la instrucción superior, la vida religiosa y el prestigio

académico se convirtieron en propiedad exclusiva del grupo dominante, la tarea consistió en

crear instituciones que reprodujesen las características de las del viejo mundo”.185

Otra diferencia es la educación que se imparte en las ciudades o en lugares rurales. En las

ciudades es donde más se construyen conventos, colegios, recogimientos y donde están los

lugares más prestigiados y lujosos, obviamente para las familias privilegiadas. En el medio

rural cabe la suposición que la educación formal que se imparte no debe distraer las labores

agrícolas a las que estaba destinada la población rural.

No toda la población novohispana tenía acceso a la educación. En general las mujeres son

las más desfavorecidas, sea cual fuere su nivel social o grupo racial, aunque dentro de éstas,

las más favorecidas eran las españolas. Para la población indígena, no saber leer y escribir la

pone aún más en una situación de vulnerabilidad mayor, de dependencia, sujetándola a la

autoridad. En muchos casos el analfabetismo es motivo de abuso.

En los siguientes documentos del escribano Antonio Alonso, constatamos como la

población indígena tenía la necesidad de buscar un intérprete para poder realizar alguna

transacción, ya que no podía hablar y mucho menos escribir el español:

• Un indio principal Alonso de Sandoval, mediante un intérprete pide licencia para vender

un pedazo de tierra de “120 brazas en ancho y 110 en largo”, porque tiene otras tierras que

labrar y firma el documento (1564).186

• Pedro Cuxcux y María Xoco, su mujer, indios del barrio de San Pablo mediante un

intérprete, piden licencia al alcalde ordinario para vender a otra india del mismo barrio unas

casas que se encuentran en la ciudad de los Ángeles que lindan con propiedades de otros

indios, ya que ellos viven en México. El alcalde con base en la Cédula Real donde dice que

“los indios puedan vender” autoriza la licencia. No firman los indios (1563).187

• Antón Tlotolsuchil del barrio de Santa María mediante un intérprete también pide licencia

al alcalde ordinario para vender un pedazo de tierra de “8 brazos en cuadra por todas partes”

185 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La Educación de los Criollos..., p. 353. 186 Archivo de Notarías, ff. 549/550 (919/922). 187 Ibíd., ff. 268/269 (383/386).

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que heredó de sus padres y que fueron de sus abuelos porque tiene otras casas y otros

terrenos donde labrar; no firma (1564).188

• Petronila Tiacapan, Pedro Jerónimo y Baltazar de San Francisco, indios, mediante

intérprete piden licencia para vender un terreno de 6 brazas por 4 en el barrio de Santa María

que linda con terrenos de otros indios. Llevaron como testigos otros indios y una vez que el

alcalde corroboró que no habían “sido inducidos, apremiados o atemorizados y lo querían

hacer de su propia voluntad”, autorizó la licencia para vender. Los indios no firmaron

(1564).189

También aparecen algunos documentos que llamaron mi atención, porque están firmados

a pesar de ser personas “de color”, como en las mismas escrituras lo manifiestan y son los

siguientes:

• Mulato “de color moreno, persona libre, oficial chapinero, se obliga a pagar una deuda, y

firma (1563).190

• Mulato libre realiza una venta de una “haca alazana”; firma el documento (1565).191

Llaman la atención interés porque sabemos que, en un principio, los españoles se

preocuparon por la educación de la población española, indígena y, posteriormente de la

mestiza, mandando construir colegios para esa población, como ya lo vimos en la segunda

parte de esta tesis, pero para la población negra y castas no había escuelas; sin embargo,

como vemos en estos documentos, ellos saben firmar.

QUIÉNES ENSEÑAN

Desde principios de la colonia, la educación es una preocupación para los españoles porque

mandar a los hijos a educarse a España les era costoso y problemático, de ahí que requirieran

188 Ibíd., ff. 530/530 (881/884). 189 Ibíd., ff. 579/580 (979/982. 190 Ibíd., f. 419. 191 Ibíd., f. 647.

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de maestros y escuelas para sus hijos. Esta preocupación es notoria en la reina Isabel, quien

hace una recomendación en su testamento de 1504, pidiendo el envío de personas a Nueva

España para enseñar la doctrina católica y las buenas costumbres.

O’Sullivan refiere que una de las primeras maestras que llegó a Nueva España, era Marina

Vélez de Ortega:

... muger de Xriptóbal Martyn Camacho, natural de Moguer, el cual pasó a esta Nueva España con Garay, y

sirvió a su majestad en algunas conquistas de ella [...] una de las primeras mugeres que binyeron a esta Nueva

España, e una de las primeras vecinas de la dicha ciudad de los Ángeles, donde siempre ha tenido su casa

poblada con cinco doncellas huérfanas, criándolas e yndustriándolas dende niñas a su costa.192

Las primeras mujeres españolas -madres, esposas, hermanas o de otro parentesco que las

liga con los conquistadores y colonizadores, y que llegaron junto con ellos o unos años

después a México- y que habían tenido acceso a una educación, traen consigo una cultura

emanada de las enseñanzas de los humanistas del Renacimiento europeo. Para éstos la

educación era importante porque sostenían que era el medio con que se lograba el

perfeccionamiento individual y contribuía a la armonía social.193

Entre ellos tenemos al humanista español Juan Luis Vives (1492-1524 ) que escribe De

como se han de criar las doncellas. El recomienda que las mujeres se encarguen de la

educación de sus hijos, por cuanto “ahora el maestro que ha de tener la nuestra virgen; yo por

mí querría que fuese alguna mujer antes que hombre, y antes su madre o tía o hermana que no

alguna extraña”.194

También tiene influencia Erasmo de Rotterdam, quien recomendaba para las mujeres el

estudio del latín y la buena educación. Lo justificaba por la influencia que tenían sobre sus

hijos; la educación en el hogar era fundamental porque los padres eran el ejemplo a seguir.

Tomas Moro (1477-1535), helenista, amigo de Erasmo de Rotterdam y Luis Vives,

recomienda que las madres eduquen a su hijos y, para poderlo hacer, las mujeres debían

dedicar varias horas del día al estudio porque la educación era un proceso largo.

192 O´Sullivan Beare, Nancy, Las Mujeres de los Conquistadores. La mujer española en los comienzos de la colonización americana, Compañía Bibliográfica Española, Madrid 1956, p 75. 193 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, 1987, p. 28. 194 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de la mujer en..., p. 35.

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Aunque Moro, Vives y Erasmo coinciden en que la educación era un derecho para

hombres y mujeres, ponían especial énfasis en que no se les enseñara lo mismo. Aunque

recomendaran la lectura, muchas mujeres no sabían leer, a pesar de ser mujeres de la nobleza,

privilegiadas, como la misma virreina Mariana Reiderer, esposa del marqués de Guadalcázar,

antes mencionada.

El hecho de que algunas mujeres españolas no supiesen leer ni escribir podría ser porque,

a pesar de que se impulsara que las madres fueran las que educaran a sus hijos e hijas, los

varones de la familia (sean padres, hermanos u otro familiar), decidían cuáles eran las lecturas

que podían realizar195. Eran los vigilantes de la educación de sus vástagos y es posible que,

para evitar la lectura de libros que pervirtieran la moral femenina, les hayan prohibido el

aprendizaje de la lectura.

Erasmo de Rotterdam resalta la importancia de la educación debido a la importancia que

da al ejemplo que pueden brindar los padres de familia. Algunos documentos muestran como

esta recomendación no se llevó a cabo. Así lo señala el testamento de Mariana Reiderer,

quien al llegar a Nueva España, trajo consigo mujeres para ayudarla en la educación de sus

hijos, en particular a doña Leonor del Peso y Quiñónez, quien “ha tenido a su cargo el acudir

al de nuestras hijas con muy buena voluntad [...] para continuar este cuidado teniéndole de la

crianza de doña Brianda y doña Luisa [...] me pidió la tuviese en mi casa todo el tiempo que

ella quisiese, dándole lo necesario para su sustento.196

Es notorio que las españolas privilegiadas traían consigo personas, principalmente

mujeres, que las apoyaban en las labores de la casa y en la educación de sus hijas. También se

trajo para su servicio a “doña Isabel Manuel, doña María de Abaneja, doña Inez de Valverde

y doña Catalina de León, doncellas honradas y virtuosas, de más de doña García Yáñez y

doña Jerónima Cortés, a quien casó, y doña Luisa de Mario y doña Beatriz Meléndez, que

metió monjas en los conventos de Santa Inez y Santa Teresa de esta ciudad”.197

Para agradecer el servicio que le hicieron, pide que se las procure casándolas o

metiéndolas de monjas. También pide que se apoye a su camarera Inés de Soto y se ayude a

su hija Jerónima Cortés para su casamiento y dote. Podemos decir que las primeras maestras

195 Muriel, Josefina, Cultura Femenina Novohispana, UNAM 1982, p. 21. 196 Claustro X, p. 201. 197 Ibíd., p. 203.

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de los hijos de españoles, además de sus madres, son estas mujeres acompañantes, como

señala en su testamento Mariana Reiderer.

Las madres se preocupan por la educación de sus hijos, como se constata en la carta de

Isabel Durán; ella escribe a sus hermanos en Madrid, quejándose de que no le escriben y que

está apenada por la muerte de su madre, con estas líneas: “estoy muy apenada de la muerte de

mi señora madre [...] porque si deseaba ir a España, era por solamente verla [...] he puesto a

Bartolomé a bordador [...] y a Perico tengo conmigo, que traigo a la escuela”.198

Notamos la preocupación de ella porque sus hijos asistan a la escuela o aprendan un

oficio. Una de las obligaciones que tienen las mujeres en la Nueva España es la enseñanza de

las costumbres y tradiciones españolas desde la lengua, religión y normas sociales familiares,

como lo enuncia Gonzalbo:

La sociedad criolla encomendó a las mujeres la conservación de sus tradiciones castellanas, el fomento de la

religiosidad doméstica y la consolidación del modelo de vida familiar. Para que fuesen capaces de cumplir

adecuadamente estas tareas, las niñas y las jóvenes novohispanas debieron someterse al ideal educativo que se

había establecido para ellas. Desde luego que no existió un sistema orgánico de instrucción, ni siquiera

instituciones de enseñanza superior o media; los conocimientos teóricos y la vida académica eran ajenos a la

mayor parte de las mujeres.199

Como vimos en el testamento de la virreina de Guadalcázar, seguramente hay otras

españolas que traen o mandan traer mujeres para que se dediquen a la enseñanza de sus hijos.

A estas primeras maestras se las conoce como “migas” o “amigas”, que ya tenían tradición en

España.

Estas maestras trabajan un par de horas o más dentro de sus casas y la enseñanza consiste

en continuar o apoyar la educación inicial en el hogar, en cuanto a las buenas costumbres,

respeto y obediencia a los mayores, religión, catecismo y cantos religiosos.

Se trata de una educación muy elemental, ya que ellas mismas no cuentan con una

preparación mayor. En esta educación no había ningún reglamento establecido en cuanto a

metodología, horario y costo. Ellas enseñaban según las horas acordadas con la madre y

cobraban dependiendo de la posición económica de la familia. Según Gonzalbo, en las calles

198 Otte, Enrique, op. cit., p. 103. 199 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 319.

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céntricas donde vivían las familias de mejor posición, las maestras cobraban un peso mensual.

La disciplina era rigurosa, y una manera de imponerla eran los azotes.

En un principio no había normas educativas; posteriormente, a petición de un grupo de

maestros, se promulga una ordenanza en 1586 que exige a los maestros una licencia que los

acreditara como tal, lo que se demostraba mediante un examen donde exponían el

conocimiento de la “lectura y escritura de los distintos tipos de letras impresa y manuscrita, y

conocimientos elementales de aritmética”.200

Un ejemplo de la currícula que se manejaba entonces, está en un documento de Antonio

de Villalobos donde se presenta un “maestro de enseñar”, que se compromete a enseñar “las

cinco reglas generales de contar, sumar, restar, multiplicar” y cobra 24 pesos de oro

común.201

Otra ordenanza prohíbe que negros e indios fuesen maestros; de ahí la exigencia de la

pureza de sangre, aunque por la escasez de maestros esta ordenanza no se respetó del todo.

Como las ordenanzas sólo se referían a hombres, las mujeres eran maestras a las que no se

acreditaba, que no podían recibir niños; aun así, los educaban hasta los 6 o 7 años.202 Otras

mujeres que se dedican a enseñar son las religiosas que se encuentran en los conventos de

diversas órdenes.

Además están las maestras informales, que son las de “farzas”, como lo señala el

documento del escribano Antonio de Villalobos, mediante el cual Marco Antonio Ferrer y su

mujer María Ana de Valdez, con Gonzalo de Riancho, hacen una compañía para hacer y

presentar comedias en Nueva España repartiéndose las ganancias en partes iguales.203 En

otros documentos204, Gonzalo de Riancho y Antonio Ferrer organizan otras compañías.

Los varones tenían maestros en sus casas, contratados, como “Diego Gutiérrez maestro

de enseñar [...] está comprometido [...] para que enseñe [...] las cinco reglas generales de

contar, sumar, restar, multiplicar y le han de pagar 24 pesos de oro común” (1599).205

200 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 131. 201 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos,1580-1603, Tesis de Licenciatura, FFyL, UNAM, México 1994, f. 774. 202 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 132. 203 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 974. 204 Ibíd., doc. 933, 952, 976, 978. 205 Ibíd., f. 774.

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Pero también podían ser enviados a los colegios, como dice el documento: “Francisco de

la Cerda, presbítero [...] debe y se obliga a pagar al colegio Seminario de San Idelfonso, 100

pesos de oro común, por razón de sustento y colegiatura de Josephe de la Cerda” (1599).206

O asistían a los conventos, como muestra otro documento del mismo escribano:

“Hernando Barachona Loariza, presbítero [...] otorga poder a Sancho Barachona, su hermano,

presbítero vecino de la ciudad de Santiago de los Caballeros para que en su nombre acepte y

pida alimentos que le deben de dar sus padres” (1603).207

Además de esa educación, llamémosle formal, aprendían de manera informal algún oficio

con los maestros oficiales, como lo muestran algunos documentos del mismo escribano:

Francisco Revelo, portugués, natural de la villa de Guelva, estante en México se asienta a servicio para aprendiz

con Pedro Ruis de Valdevieso, sastre (1595).208

Angelo Carlo, natural de Génova, estante en México, hace un concierto para aprendiz con Blas Hernández

maestro de hacer vidrios al candil (1595).209

Melchor de las Ruelas [...] pone a Bartolomé, chichimeco, esclavo como aprendiz de hilador [...]

comprometiéndose a alimentarlo, vestirlo y curarlo de sus enfermedades (1590).210

DÓNDE ENSEÑAN

El lugar en donde se imparte la educación novohispana, depende del grupo racial, del nivel

social y del sexo de los educandos.

El primer espacio son las mismas casas de las educandas, después “las casas de las

amigas” que no eran propiamente escuelas y, posteriormente, los conventos y colegios donde

regularmente asistían las hijas de las españolas, acompañadas de servidoras indígenas.

206 Ibíd., f. 864. 207 Ibíd., f. 1210. 208 Ibíd., f. 391. 209 Ibíd., f. 295. 210 Ibíd., f. 106.

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Finalmente se construyeron conventos y recogimientos para indígenas y mestizas y beaterios

para las adultas.

Las escuelas de las amigas inician desde la segunda mitad del siglo XVI, aunque la

necesidad de educación se da desde un principio; solamente las familias que pueden pagar

maestras particulares lo pueden hacer, amén de que no había muchas mujeres que ejercieran

la profesión.

Por esta necesidad de educación, las mujeres que tienen el conocimiento elemental, abren

sus casas como escuelas donde asisten tres o cuatro niñas y, también, algunos niños aunque

no estuviese permitido.

Después de las casas de las amigas están los conventos que datan de finales de la primera

mitad del siglo XVI. Las primeras religiosas que se establecieron en México fueron las

concepcionistas, cuyo primer convento data de 1541, aunque un documento del siglo XVIII

afirma que se funda en 1540; se menciona a tres monjas que venían de Santa Isabel de

Salamanca y se recibían hijas de nobles y conquistadores.211

La congregación de las concepcionistas fue fundada en España por la portuguesa Doña

Beatriz de Silva y la orden fue aprobada por el Papa Inocencio VIII en 1498; para “1511

recibieron su regla particular, que las ponía bajo la jurisdicción de la jerarquía ordinaria”. 212

En los conventos, según establecía el Concilio de Trento, sólo estarían las mujeres que

quisieran ser religiosas; no obstante, era costumbre que las postulantas españolas llegasen

acompañadas de otras mujeres, además de sus mozas, fuesen indias, mestizas o mulatas.

Las mujeres que aspiraban a ser religiosas eran sometidas a una vida rigurosa, hacían

votos solemnes y si no los cumplían eran severamente castigadas. Se les permitía tener su

propia vivienda dentro del convento, compartiéndola con sus acompañantas y mozas,

contaban con amplias celdas y su propia cocina.

Para ingresar al convento como novicia debían entregar un documento donde se

especificara que eran hijas legítimas, un testimonio de limpieza de sangre y buen

comportamiento, además de una dote cuyo monto oscilaba entre uno y cuatro mil pesos. Hay

varios documentos que dan testimonio de esto, como en los siguientes:

211 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 214. 212 Ibíd., p. 221.

222

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• El testamento de Sor Juana Inez de la Cruz213, novicia del convento de San Jerónimo que

se llamaba antes Juana Ramírez de Asbaje, natural de Chalco, hija legítima de Pedro de

Asbaje y Vargas y de doña Isabel Ramírez, nombra como albaceas a su madre, a sus

hermanas doña María y doña Josefa de Asbaje y Vargas y como herederas a su hermana

María, y si faltase, a su hermana Josefa. También dice que entregó tres mil pesos de dote al

convento y firmó el testamento el 23 de febrero de 1669.214

• Alonso de Pineda, en nombre de Ana de Estrada, estando en el monasterio de Nuestra

Señora de México, entregó a la señora Juana de San Miguel, abadesa de dicho monasterio,

para ella y para las demás monjas cinco escrituras: una por la que Cristóbal Escudero se

obligó a pagar a dicho monasterio 1000 pesos de oro de minas; otra donde doña Ana de

Estrada y los señores tesoreros don Fernando de Portugal y Jerónimo de Medina se obligaron

a pagar al monasterio 700 pesos de oro de minas; otra de imposición de censo de 200 pesos

oro de minas cada año; otra escritura de censo de 100 pesos oro de minas cada año que

Antonio Alonso, escribano, y su mujer, otorgaron a Ana de Estrada y un traspaso de censo

que realiza Ana de Estrada junto con sus hijos, a favor del convento, que en total suma 5000

pesos de oro de minas, como dote de Inez de Cabrera. Dichas escrituras las recibe la abadesa

en nombre de las demás religiosas firmando el documento.215

Esta cantidad podía reducirse a mil pesos, si las postulantas sabían de música y eran

buenas cantoras. También se les exigía que supieran leer y escribir y tuviesen habilidad en

los menesteres mujeriles. Si no tenían la dote, entraban como novicias de velo blanco sin

derecho a pasar a profesas de velo negro. Para las acompañantas seglares no era forzoso

someterse a esta rigurosidad.

El convento de la Concepción, de la orden concepcionista, era uno de los más ricos,

grandes y lujosos durante el siglo XVI y ocupaba grandes extensiones en el centro de la

ciudad. Esta orden tuvo su auge durante la segunda mitad del siglo XVI y comienzos del siglo

XVII, llegando a tener ocho conventos en la capital: Concepción (1540), Regina Coeli216

213 Documento posterior a la época investigada, pero por los datos manejados considero necesario mostrar. 214 Claustro X, pp. 61-67. 215 Archivo de Notarías, Escribanía Antonio Alonso, ff. 273/273 (393/394). 216 En la escribanía de Antonio de Villalobos, en Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 352 (1595), se encuentra un documento que da referencia de este convento: “Diego Márquez, platero, natural de la villa de Aracena, hijo de Diego Márquez e Isabel Jiménez, recibe de la abadesa y definidoras del convento de Regina Coeli, 300 pesos de

223

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(1570), Jesús María217 (1579), Encarnación, Santa Inez, San José de Gracia, Balvanera (1573)

y San Bernardo.

Después llegaron las monjas dominicas218, de Santa Catalina de Siena, de la orden de San

Agustín219, reformada por Santo Domingo de Guzmán, que se establecen en un principio en la

ciudad de los Ángeles, actualmente Puebla.220

En un documento de Antonio de Villalobos aparece que “Fray Diego de Mendiola,

procurador general de la orden de San Agustín de Nueva España [...] dice que doña Mariana

Núñez [...] impusieron sobre sus bienes [...] que están en las calles que van de las casas reales

a al Monasterio de San Sebastián [...] un censo de 1400 pesos de oro común a favor del

convento de San Agustín”.221

En 1586, desembarcan las clarisas de la orden franciscana.222 Otte cita a las clarisas: “y

queriendo El Señor como yo se lo pido no se carguen de cosa alguna más que su malotaje [...]

y sus vestidos tan honestos como quien vienen a recibir el hábito de una religión tan Santa

como es el de Santa Clara”.223

En el Claustro aparece el testamento de Isabel Rodríguez, mujer de Miguel Rodríguez de

Guadalupe quien deja como heredera a Catalina de Lorenzo, hija que tuvo con su primer

marido, Juan Lorenzo y además, “mando a las obras del dicho monasterio de San Francisco y

Santo Domingo de esta dicha ciudad, a cada una, doce pesos de limosna”.224

Después llegan las agustinas no reformadas de Santo Domingo,225 que fundan el convento

de San Jerónimo en 1591. Hay otra fecha que maneja Fernández del Castillo, para quien el

convento de San Jerónimo, antes llamado de Santa Paula, de la regla de San Jerónimo, de la

orden de San Agustín, fue fundado por Isabel de Barrios (se dice que era pariente de la madre

de Sor Juana) con autorización del arzobispo don Pedro Moya de Contreras el 26 de

El convento de Jesús María fue el tercero de las monjas concepcionistas; fundado en 1579 fue proyectado como colegio de niñas seglares donde algunas monjas podían ser maestras.

una obra pía que dejó Domingo Dorantes, para las huérfanas del convento como dote para que se casara con Elena de Villasana”. 217

218 Dominicos, orden mendicante fundada por Santo Domingo de Guzmán (1215) para combatir la herejía albigense. Se encargó del Tribunal del Santo Oficio. 219 Orden religiosa fundada en 1256, siguiendo la regla de pobreza individual y oración en común. 220 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 337. 221 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 1283. 222 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 337. 223 Otte, Enrique, op. cit. 224 Claustro III, p. 47. 225 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 337.

224

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septiembre de 1585. Las primeras cuatro religiosas salieron del convento de la Concepción,

entre ellas una sobrina de la fundadora y primera abadesa sor Paula de San Jerónimo y, entre

las primeras novicias, se encontraban sus hijas.226 El mismo autor dice que las carmelitas

fundan el convento de San José.

Mediante un documento encontrado en el archivo de Antonio de Villalobos, se impone un

censo a favor del convento y monasterio de San Jerónimo, estando como priora Isabel de San

Jerónimo, María de San Pablo, Juana Bautista y Juana de San Martín.227

Después llegan las capuchinas de la orden franciscana. Luego lo hacen las carmelitas, que

fundan el convento de Santa Teresa la Antigua y la Nueva.228

Villalobos da referencia de esto:

... doña Isabel Manuel, doña María de Abaneja, doña Inez de Valverde y doña Catalina de León, doncellas

honradas y virtuosas, de más de doña García Yáñez y doña Jerónima Cortés, a quien casó, y doña Luisa de

Mario y doña Beatriz Meléndez, que metió monjas en los conventos de Santa Inez y Santa Teresa de esta

ciudad.229

En el siglo XVII (1680) se funda el colegio de San Miguel de Belem, llamado también de

las capuchinas seglares o de las Mochas. En un principio fue planeado para adultas, después

se abrió para niñas de diferentes estratos que estuvieran en la pobreza y que se

comprometieran a la aceptación de una disciplina rigurosa.

También se construyen algunos monasterios para huérfanas, como el Monasterio de las

Recogidas. Un documento de Villalobos se refiere a: “Beatriz de San Millán, viuda [...] vende

al bachiller Manuel de Amarilla, presbítero, unas casas con solar y camellones, que se

encuentran en el barrio de Ayutla a espaldas del colegio Hermanos de San Juan, por precio de

2400 pesos, dichas casas tienen unos censos redimibles de 1000 pesos a favor del monasterio

de las Recogidas (1596).230

226 Fernández del Castillo, Francisco, Sor Juana Inez de la Cruz y la medicina de su tiempo, Instituto de Estudios y Documentos Históricos, AC., p. 5. 227 Pérez Castillo Reyna. op. cit., f. 1559. 228 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, 1991, p. 217. 229 Claustro X, p. 203. 230 Pérez Castillo Reyna, op. cit.

225

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También los hospitales son espacios donde la población recibe cierta educación; al

respecto, Villalobos da referencia:

Juan Rodríguez de León, como administrador del Hospital Real de los Indios de México, dice que el conde de

Monterrey, visorey de Nueva España, en nombre de su majestad, hizo merced al hospital para que se celebren

farzas y comedias, cobrando el hospital por el préstamo de “aposento, bancos y asientos altos, bajos y

alrededores, mesas de tuncos y trompillos y entradas, para beneficio de los pobres (1603).231

También en la revista Claustro hay referencias a los Hospitales de Nuestra Señora de la

Concepción y Desamparados, como consta en el siguiente párrafo: “Item, mando cien pesos a

la cofradía de nuestra señora del Rosario y de San Pedro y a los hospitales de Nuestra Señora

de la Concepción y Desamparados de esta ciudad”.232

Don Vasco de Quiroga estableció unas Ordenanzas para sus hospitales-pueblo (1532) y

prescribía que las niñas no asistieran a las clases de lectura, pero aprendieran labores textiles

y ayudaran en algunas tareas agrícolas.233

Había fundaciones de obras pías, capellanías y dotaciones para sostener a alguna religiosa

o huérfana. En la ciudad de México, desde 1582 existieron centros asistenciales para niños

abandonados, entre ellos, una casa-cuna en el Hospital de los Desamparados.234

Además de conventos, también se construyeron recogimientos, tanto de protección como

de corrección; la finalidad era cobijar por un tiempo a las desamparadas o las que necesitaran

corrección por haber cometido algún delito. El más antiguo es el de las Recogidas, también

llamado Jesús de la Penitencia, patrocinado por la cofradía de la Soledad. Era destinado a las

prostitutas españolas, a quienes se intentaba redimir por medio de penitencias. En el siglo

XVII pasó a propiedad de la orden concepcionista.235 Otros recogimientos eran el de la

Misericordia, destinado a españolas respetables, y el de las Arrepentidas, en Santa

Magdalena, llamado Las Magdalenas, destinado a mujeres públicas, lugar éste donde vivían

231 Ibíd.. 232 Claustro X, p. 193 233 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, p. 65. 234 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 261. 235 Ibíd., pp. 258-259.

226

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miserablemente.236 Se construyeron también beaterios o recogimientos que alojaban mujeres

mayores y solas.

En el siglo XVI, la educación de las mujeres era una continuación de la educación que

recibían en sus casas en donde las materias elementales eran las labores del hogar, propias de

la mujer. En esa época no se consideraba necesario que las mujeres supieran leer y mucho

menos escribir.

La instrucción de las mujeres podía contemplarse como el camino de su perdición.

Independencia equivalía a rebelión, éxitos en los negocios a vanidad, eficiencia en el trabajo a

egoísmo, y todo lo que significase afán de superación se equiparaba a demoniaca tentación de

subvertir el orden establecido.237

Las primeras escuelas públicas, donde las niñas externas podían aprender gratuitamente la

lectura, la escritura, la doctrina y las labores domésticas, se abrieron en la segunda mitad del

siglo XVIII y las pioneras de este proyecto fueron las jesuitas de la Compañía de María,

orden fundada en Francia en 1606 por una viuda adinerada, Juana de Lestonnac, asesorada

por dos jesuitas.238

Para que se aceptara el proyecto de educación gratuita, las monjas tuvieron que insistir

mucho, ya que los señores de la Real Audiencia no entendían que la educación pudiera ser

externa sino interna, como la que se impartía en los conventos y recogimientos. De ahí que,

para que fuera aceptada, pasaron varios años.

En 1755 se inauguró la primera “escuela de amiga” pública y gratuita en la ciudad de

México, “en el colegio de monjas de la Enseñanza o colegio del Pilar; poco después sería

imitado por el colegio de Indias y, antes de finalizar el siglo, por el de las Vizcaínas.239

Las reglas que gobernaban los colegios y los conventos eran muy similares, pero los

primeros eran seglares y los segundos pertenecían a las órdenes regulares.

236 Ibíd., p. 259. 237 Ibíd., p. 134. 238 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 326. 239 Ibíd.

227

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LOS CONVENTOS Y SU MANUTENCIÓN

En general, todos los conventos tenían la misma estructura, con más o menos dimensiones,

con más o menos lujos. Eran de planta irregular con grandes salas comunes y celdas

individuales habitadas por una religiosa con sus criadas o pupilas, donde rezaban, cosían o

cocinaban.

Cada convento tenía su especialidad; en el de la Concepción se hacían hermosas flores

artificiales, bizcochos, tarros de dulce y empanadas; en el de la de Encarnación, sus belenes;

Regina Coeli, los chocolates; Santa Catalina, las labores de aguja y en Jesús María se

preparaban medicinas con recetas tradicionales.240

En la actualidad, aún podemos ver algunos conventos que conservan su estructura original

y podemos pasearnos en sus corredores y meternos en sus múltiples aposentos y podemos

imaginarnos de las múltiples necesidades que estos conventos requerían. Seguramente las

administradoras eran las primeras en percatarse de estos requerimientos y las primeras en

afligirse para solventarlos y nos preguntamos, ¿de dónde salían los recursos para resolver las

necesidades de mantenimiento del convento y la manutención de las religiosas, como

alimentación, vestido, curaciones y otras necesidades?

Para la fundación de un convento era necesaria la existencia de un patrono o patronato que

aportaba los fondos para la construcción, en tanto que la autorización la daba la Corona

española. Los archivos consultados muestran algunos ejemplos de patronazgo, como éste,

donde “Pedro Hernández, maestro de albañilería, vecino de México, dice asentarse con Don

Matheo de Maullen, como patrón y fundador del convento de Santiago.241

También hay patrones para las capellanías:

El doctor Francisco de Loya, abad de la congregación eclesiástica del señor San Pedro, vecino de México, como

patrón perpetuo de la capellanía, dice que Pedro de Nava, presbítero, canónigo que fue de la Santa iglesia de

esta ciudad, por testamento [...] dejó por herederos a Diego Troche Arévalo y a doña Catalina de Nava y que

instituyeran una capellanía [...] se nombraron por capellanes a Diego de Nava, [...] Pedro Charo, Manuel de

240.Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., pp. 217-218. 241 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 803.

228

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Guzmán y Nicolás de Nava, todos presbíteros. Con dicho cargo que tiene el doctor como patrón y en virtud de

que Manuel de Guzmán y Diego de Nava renuncian, él nombra a Sebastián Ramírez de Castro (1603).242

Una forma de manutención de los conventos son, precisamente, las capellanías que

constituyen las personas con recursos para que se digan misas por el descanso de sus almas,

como consta este documento de Antonio de Villalobos:

El prior fray Diego de Contreras del convento de San Agustín de México [...] dice que don Juan de Guzmán y

su mujer Doña Isabel de Guzmán conciertan fundar e instituir una capellanía de 3 misas por semana y

perpetuidad y han ofrecido por cada misa una limosna de 1 peso, 4 tomines de oro común, que montan 234

pesos cada año, más la paga de 3276 pesos de oro común en reales (1599).243

También se sostienen de los censos redimibles que son otorgados por diversas personas, a

cambio de los cuales estas donantes pedían que fueran sepultadas en esos lugares y que se

dijeran misas por el descanso de su alma. Ejemplos de estos acuerdos se muestra en algunos

documentos de Antonio Alonso:

• Elena de Gallego, viuda de Juan López de Padilla, hace donación a la casa y monasterio de

San Agustín de México y a los padres, prior, frailes y convento de cierto censo que tiene de

300 pesos de oro común en cada año [...] para que en el monasterio haya el censo para ayuda

de los religiosos, después de los días de la vida de la otorgante, perpetuamente digan 15 misas

rezadas y una cantada y de réquiem, con diácono y subdiácono en un día del mes de

diciembre de cada año (1563).244

• El prior fray Diego de Contreras del convento de San Agustín de México, dijo que estando

reunidos [...] fray Juan de Santa Catarina, fray Diego Delgadillo, fray Antonio Paché [...] dice

que don Juan de Guzmán y su mujer doña Isabel de Guzmán conciertan fundar e instituir una

capellanía de tres misas por semana y perpetuidad y han ofrecido por cada misa una limosna

de un peso, cuatro tomines de oro común que montan 234 pesos cada año más la paga de

242 Ibíd., f. 1142. 243 Ibíd. 951. 244 Archivo de Notarías, ff. 372/373 (595/597).

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3276 pesos de oro común en reales y solicitan a Francisco de León Pacheco y a fray Diego, se

lo entreguen a los religiosos (1599).245

• Pedro de Guzmán e Isabel de Barrios, fundan una capellanía, ella pagaría 200 pesos de oro

común por cada año [...] y nombra por capellán a Hernán González de Zalaba, al morir

Hernán ella nombra a Pedro Juárez de Ávila, clérigo presbítero [...] y le otorga poder para que

cobre la dote de 200 pesos de oro común para la capellanía (1603).246

• Ana de Mendoza, viuda mujer de Diego de Villapadierna y su hijo Diego de Villapadierna,

impusieron dos censos redimibles a favor del convento de Santa Clara de unas casas y huerta

y reconocen la redención de un censo de 868 pesos que hizo Francisco de León (1595).247

• Isabel de Carmona, mujer de Baltazar Muñoz, vecino de México, ante el escribano real

Juan de Vallejo, manda que su cuerpo sea enterrado en el monasterio de las Mercedes, se

construya una capellanía y se mande una cruz a la ciudad de Granada (1595).248

Las dotes que son entregadas para las profesas se utilizan para su propia manutención y la

del mismo convento; además reciben otras donaciones y son numerosos los censos de

propiedades a favor de esos conventos.

En el documento 200249 de Antonio Alonso, Juan Pablos, impresor, impuso un censo a

favor del monasterio de la Concepción de México y Pedro Ocharte impuso otro censo a favor

del Colegio de San Juan de Letrán.

En el documento 95250 del mismo escribano, Inez de Amaya otorga poder a abadesa,

monjas y mayordomo del convento de la Concepción de México para que cobren a los

oficiales de su majestad y a la caja real lo que le corresponde a ella y a su hermana monja

Ana de la Visitación, que se encuentra en dicho convento por “ayuda de costa como hijos de

conquistador”.

En un documento de Antonio de Villalobos se habla del Monasterio Convento de Santa

Paula, mediante el cual, “Iñigo Cesar de Junguito, clérigo presbítero [...] reconoce que el

245 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 951. 246 Ibíd., f. 1373. 247 Ibíd., f. 243. 248 Ibíd., f. 167. 249 Archivo de Notarías, Escribanía Antonio Alonso, ff. 660/663. 250 Ibíd., ff. 279/280 (405/407).

230

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Monasterio Convento de Santa Paula, es dueño de unos censos redimibles [...] dichos censos

son: 1 de 500 pesos y otro de 1000 pesos de oro común” (1596).251

A QUIÉNES

Aunque existían conventos, colegios, monasterios, recogimientos y hospitales especiales para

españolas, indias y mestizas y desamparadas, no encontré referencias que hablen sobre

lugares especiales para negras y castas.

La población más favorecida fue la española, ya que habían más lugares dedicados a la

educación; así algunos españoles mandan por sus familiares mujeres, con el fin de internarlas

en los conventos, que son los centros educativos de más prestigio. Sólo pueden entrar ahí las

que tienen asegurada la dote requerida, tal y como explica la siguiente carta que escribe

Domingo Pérez a sus padres, para que envíen a sus hermanas.

... daré orden como mis dos hermanas Ana Pérez de Castro y Margarita se queden con mi tía Ana de Santa María

en el monasterio de esta ciudad de México, que cierto es una religiosa de mucha importancia, agora la han hecho

maestra de novicias [...] y queriendo El Señor como yo se lo pido no se carguen de cosa alguna más que su

malotaje [...] y sus vestidos tan honestos como quien vienen a recibir el hábito de una religión tan Santa como

es el de Santa Clara.252

O el documento253 de Antonio Villalobos, donde Doña Francisca de la Torre manda 900

pesos de oro común a su hija, monja que profesa en el monasterio de la Encarnación de Lima.

Casi todas las españolas, criollas pobres o ricas, tuvieron una educación escolarizada

dentro o fuera de sus casas. No sucedía lo mismo con las indígenas ni con las mestizas. Las

españolas de clase pudiente podían tener maestras y maestros particulares o asistir a las

escuelas de las amigas, internarse en los conventos o asistir a los colegios. En ocasiones eran

acompañadas por sus servidoras mestizas, indígenas o mulatas. Las más pobres, huérfanas y

251 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 691. 252 Otte, Enrique, op. cit., pp. 124-125. 253 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 301.

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solas podían asistir a los colegios que se construyeron especialmente para ellas, como el de la

Caridad.

Durante los primeros años se recibió a pensionistas junto a las colegialas becadas. El

precio de la pensión fue inicialmente de 20 pesos de oro de minas, equivalente a 32 de oro

común más un “cahíz” de trigo como cuota anual; para fines del siglo XVI la cifra había

ascendido a 66 pesos de oro común”.254

QUÉ ENSEÑAN

La mujer idónea para los hombres españoles de la época renacentista era la que cumplía con

el papel que la sociedad requería: madre y educadora de sus descendientes y transmisora de

las costumbres y valores con sustento en la religión cristiana. Por lo mismo, las mujeres

requerían de una educación basada en el conocimiento de la religión católica y todo lo

concerniente a las labores domésticas. Esta educación debía fomentar en ellas principios

religiosos y morales. Se educaban para ser obedientes y respetuosas, siendo las virtudes más

valoradas el recato y la castidad.

Dentro de su educación se podía incluir la enseñanza del canto y tocar algún instrumento

por cuanto se consideraba que “la música estaba al alcance de la capacidad de la mujer”.255

Estas habilidades eran muy útiles para el regocijo de la familia e invitados y entraba

dentro del canon de “ser buena esposa”. Las mujeres españolas de esta época reciben una

gran influencia de pensadores humanistas renacentistas y, las que podían, leían al español

Juan Luis Vives (1492-1524, que escribe De como se han de criar las doncellas, donde

aconseja que la madre cuide a la hija, moderándola y refrenándola, enseñándole cosas de

virtud y honestidad, ya que la mujer es más inclinada a los placeres que el varón. Qué no le

enseñe palabras deshonestas ni movimientos de mala crianza, como el culto del ánima; debe

aprender el gobierno de la casa según la edad que consideren ya sea de 4 , 5 o 7 años, que

aprendan a hilar y labrar, a ser trabajadoras, por cuanto el ocio es el principio de los

pasatiempos y éste de otros más, que aprendan a guisar cosas sobrias, templado y limpio para

254 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 329. 255 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 31.

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contentar a sus padres, hermanos o marido, ya que les deben mucho. Debe obedecer la

hermana al hermano, la mujer al marido, la madre al hijo.

La mujer, continúa Vives, debe vigilar a sus mozas en la cocina porque pueden echarle

cosas que no van o dejar de hacer unas cosas por otras. Dice que a las mujeres que saben leer

y les gusta, no se les prohíba y a las que no les gusta que no se las obligue ya que "los libros

abren camino a las maldades y desencaminan las virtudes y a la honestidad y bondad; pero

que lea buenos libros compuestos por santos varones".256

También aconseja que las mujeres no enseñaran sino a sus hijos, y cita a San Pablo que

escribe a su discípulo Timoteo:

... enseñar ella yo no lo permito, ni que tenga autoridad sobre el varón, sino que esté en silencio, porque es

notorio que Adán fue primeramente formado que no Eva, y él no fue engañado, y ella sí [...] Por lo tanto, como

la mujer sea naturalmente animal enfermo, y su juicio no está‚ de todas partes seguro [...] no es bien que ella

enseñe.257

También se leía al fraile agustino Luis de León (1528-1591) quien en su libro La perfecta

casada, habla sobre las cualidades de una perfecta casada y del buen comportamiento que

debe tener en el hogar, que es el lugar adecuado para ella. Dice que la naturaleza ordenó que

los hombres se casaran para perpetuar en los hijos su nombre y linaje y su propia

conservación. El hombre es para trabajar la tierra y hacer negocios, ganar dinero; la mujer es

para guardar (cuidar) lo que el hombre gana, por ser su naturaleza inclinada al sosiego y a la

escasez. La perfecta casada no debe ser costosa y sí hacendosa. Las mujeres comen poco

porque tienen menos calor natural; la naturaleza las hizo ociosas “para que rompiesen poco y

por otro aseadas para que lo poco les luciese mucho”.258

Dice que las mujeres nacieron sumisas y humildes. Los hombres, aunque gasten mucho,

lo hacen en cosas útiles y de provecho y las mujeres en cosas que no valen ni lucen. Que Dios

creó a la mujer para ser ayudadora del marido y no su calamidad y desventura, que su hogar

sea un puerto seguro y deseado donde ellos puedan descansar y rehacer sus fuerzas, porque

“su naturaleza cargó sobre ella, criándola pare este oficio; que es agradar y servir, alegrar y

256 Ibíd., p. 35. 257 Ibíd., p. 37. 258 Ibíd., p. 42.

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ayudar en los trabajos de la vida [...] y que, como el hombre está obligado al trabajo de

adquirir, así la mujer tiene la obligación del conservar y guardar”.259 Aconseja que, aunque el

marido sea un beodo y un verdugo, tiene que soportarlo porque es su marido.260

Los religiosos como fray Martín de Córdoba, consejero, y fray Hernando de Talavera,

confesor de la reina Isabel, consideran a la virginidad y la castidad como el mayor atributo

femenino y recomiendan la espiritualidad y la docilidad, denunciando como vicio “la

intemperancia y la locuacidad”.261

Otros pensadores de la época, como Juan Díaz de Arce, catedrático de la Universidad, no

aceptaban que las mujeres leyeran en la cátedra o predicaran en los púlpitos, pero sí en el

interior de su casa.

Este ideal de mujer es trasladado a Nueva España y las primeras mujeres españolas que

llegaron a México vienen con esta educación y son el ejemplo a seguir de las mujeres

novohispanas, las cuales, prácticamente, la única educación elemental que todas tenían eran

los principios cristianos.

Las mujeres se educaban dentro o fuera de su casa para ser buenas esposas, madres y

maestras de sus hijos. Así como en los niños se elogiaba la precocidad intelectual, en las

niñas la obediencia, el recato y el silencio. Una actitud callada y sumisa era una señal de

predestinación para ser religiosa.

Las madres que por sus condiciones socioeconómicas no podían mandar a sus hijas con

las maestras o amigas o a los conventos, las educaban en sus casas enseñándoles estos

principios cristianos y morales así como las labores mujeriles.

Las hijas que sí podían ir con las maestras, aprendían las labores domésticas como

cocinar, hilar, tejer, bordar, coser y repetir de memoria pasajes del catecismo, maneras de

comportamiento y cómo educar a los hijos.

La currícula se limita a “al recitado de algunas oraciones y preguntas del catecismo y al

ejercicio de las labores de aguja [...] En la práctica de las virtudes se elogiaba especialmente

la obediencia, acompañada de laboriosidad y sosiego."262 No es requisito que las niñas

aprendan a leer ni mucho menos a realizar cuentas, de ahí que, como lo señalan las gráficas

259 Ibíd., p. 46. 260 Ibíd., p. 47. 261 Ibíd., p. 30. 262 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., p. 323.

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presentadas al inicio, de 42 mujeres que realizan una acción notarial, ya sea como emisoras o

receptoras, sólo el 38% firma esos documentos y el 62% no lo hace, manifestando que no

sabían escribir.

Así lo demuestra el siguiente ejemplo del escribano Juan Fernández del Castillo del año

de 1525: la viuda del conquistador Cristóbal de Olid, Felipa de Araujo, otorga poder a Juan

de la Peña para que se presente ante fray Toribio de Benavente y demande el divorcio y

devolución de dote a Diego López Pacheco, con el cual se había casado y otorgado 5000

ducados de oro como dote, resultando engañada por éste que estaba casado en Castilla, “la

susodicha no lo firmó de su nombre porque dijo que no sabía escribir”.263

Las mujeres que sabían leer y escribir, seguramente lo hacían porque en la práctica

cotidiana lo habían aprendido por necesidad, como algunas religiosas que firman las acciones

notariales que realizan, como Juana de San Miguel, abadesa del monasterio de Nuestra

Señora de México,264 que firma una aceptación de cuatro escrituras y un traspaso que suman

5000 pesos de oro de minas, dote de Inez Cabrera, hija de Ana de Estrada, que se encuentra

en dicho convento.

En las escuelas de las amigas se enseñaban los principios que habrían de regir sus vidas,

basadas en el respeto y obediencia a sus mayores, piedad cristiana, los principios de trabajo y

buen comportamiento; también se enseñaban labores mujeriles y la memorización del

catecismo por medio de cantos, ya que pocas maestras amigas podían leer y escribir y mucho

menos sus alumnas.

Existen documentos donde, todavía para el siglo XIX, aún se considera la lectura y

escritura como un aditamento especial y no una obligación.265 En el Colegio de la Caridad la

educación consistía en la enseñanza de labrar, coser, tejer, hilar lino y lana y hacer oficios

mujeriles y enseñar la doctrina cristiana; no se especifica la enseñanza de lectura y escritura.

Pero es posible que en algunos colegios les enseñaran a leer porque, como señala

Gonzalbo, “debió de haber clases de lectura, puesto que en las cuentas del año de 1569

aparece una partida de ‘seis tomines de cartillas para enseñar a leer’ a las muchachas”.266

263 Claustro III, p. 31-33. 264 Archivo de Notarías, ff. 273/274 (393/394). 265 Margarita de Arrieta, maestra nombrada por el ayuntamiento, 1813. 266 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 329.

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Y como para todo hay excepciones, seguramente había algunas que, además de aprender

lo elemental para ser una buena madre, hija y esposa, también aprendieron otras cosas, como

lo señala Josefina Muriel, “si podían darse el lujo de pagar maestros particulares, realizaba

estudios de gramática latina y castellana”.267 Las que saben leer, también leen biografías de

mujeres ejemplares de la época, como apunta Josefina Muriel.

Si leemos con cuidado esas biografías, veremos exaltada en ellas una forma de

organización familiar que es la que fundamenta a una sociedad paternalista, en la cual la

mujer tiene un sitio determinado inamovible y necesario para el funcionamiento de esa

colectividad.268

Leen también, además de los libros permitidos, otros que adquirían clandestinamente

como los de caballería de Amadís de Gaula, a los clásicos castellanos como Cervantes de

Saavedra y otros; obviamente estamos pensando en mujeres que tienen las posibilidades

económicas, políticas y sociales que permite la adquisición de estos libros porque, como en la

actualidad, sólo tiene acceso a la cultura la clase privilegiada.

La educación para las mujeres indígenas era principalmente la religión cristiana. Entre los

años 1580-1640, con la anexión de Portugal, Castilla adquirió la tan deseada unidad

peninsular y, al mismo tiempo, se acepta la pluralidad lingüística. Esta situación repercute en

Nueva España, dándosele mayor importancia a la enseñanza-aprendizaje del español, ya que

los religiosos decían que si las mujeres lo hablan podrían defender mejor sus derechos.269 Los

otras enseñanzas, como la castidad y el respeto a sus mayores, ya la practicaban.

CÓMO ENSEÑAN

Una forma de enseñanza se da en la vida diaria, en la casa con la familia. En el proceso de sus

labores domésticas las niñas repiten las lecturas del catecismo, acompañándose de cánticos

religiosos. En momentos libres, leen las cartillas que tienen las combinaciones silábicas

donde se encuentra el canto catequístico del Padre Ripalda.

267 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 19. 268 Muriel, Josefina, Cultura Femenina..., p. 41. 269 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p.102.

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Esta forma de educación estaba destinada a que pudiesen encontrar un buen candidato

para casarse, ya que en esa época sólo había dos caminos para la mujer: el matrimonio o el

convento, de ahí que las madres se esforzaran para que sus hijas tuviesen las cualidades de

una buena esposa: mujeres decentes, castas y hacendosas.

Las niñas que asisten a la escuela de las amigas y terminan su educación a los 10 u 11

años, que es hasta donde está permitida, en su casa seguían practicando lo aprendido y las

lecturas de Conemptus Mundi o Imitación de Cristo y versiones del Año Cristiano.270

MATERIALES DIDÁCTICOS

En primer lugar se encuentran los libros religiosos como los catecismos, libros de cantos

religiosos, santorales. Después de poder leer la cartilla, las niñas pasan a la lectura del

catón271, ahí los párrafos son más grandes y más difíciles, también se encontraban fragmentos

de vidas de santos o del martirologio, para resaltar la virtud de estas santas.

También leen algunos libros permitidos como De como se han de criar las doncellas de

Juan Luis Vives o el de Las cualidades de una buena esposa, de Fray Luis de León. Pocas

leían a autores del Siglo de Oro como Lope de Vega, Tirso de Molina, Miguel de Cervantes y

Francisco de Quevedo.

En seis documentos de Antonio Alonso, se muestran los recursos didácticos que utilizan

para enseñar:

• Pedro de Ocharte y María de Figueroa su mujer, hija de Juan Pablos impresor y Jerónima

Gutiérrez, que venden a Pedro de Salcedo por 1245 pesos, unas casas que se encuentran en la

calle que va de la Iglesia de San Pablo a la Calzada de Chapultepec que fueron de Juan

Pablos. Como Pedro de Salcedo no les pagó, ellos traspasan la deuda a Francisco Mendoza

que es librero, porque tienen deuda con él. Francisco de Mendoza a su vez, otorga poder a

Bartolomé de Torres y a Pedro del Águila para que le cobren a Pedro Salcedo y una vez

cobrados los 1245 pesos, se los queden por razón de la deuda del resto de “57 libros de canto

270 Ibíd., p. 138. 271 Libro compuesto de frases y períodos cortos y graduados para ejercitar en la lectura en los principiantes.

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llano con los que se ofrecían oficios divinos, 28 dominicales, y 29 santorales” impresos en

México que Pedro del Águila vendió a Pablos en nombre de Bartolomé de Torres.272

• También hay otro documento donde Pedro de Ocharte, como deudor y Francisco de

Mendoza, librero, como su fiador, deben pagar a Bartolomé de Torres y a Pedro del Águila

(libreros) por el resto del precio de 17 libros de canto de iglesia, impresos en México, los 9

dominicales y los 8 santorales a 20 pesos cada uno.273

Otro medio de enseñanza son las obras que las mujeres, principalmente religiosas,

escriben sobre sus vidas o sobre los conventos, como las cronistas que difunden estas obras

entre sus familiares. Entre varios ejemplos tenemos a la primera cronista y fundadora del

convento de San José de Carmelitas Descalzas en México, Inez de la Cruz Castillet (1570-),

monja del convento Jesús María, que también fue buena música.274

La segunda cronista del convento de San José de México, Mariana de la Encarnación

Herrera de Pedroza (1571-1657), entró al convento de Jesús María en 1580 y empezó a

promover la construcción del convento carmelitano, lográndose en 1616 la fundación del

convento de San José (Santa Teresa la Antigua).275 Hay otras cronistas en fechas posteriores a

la época estudiada.

MUJERES ESCRITORAS

Además de mujeres cronistas e historiadoras, también hubo mujeres poetas como Catalina de

Eslava.276 Josefina Muriel, también se refiere a María de Estrada Medinilla277, que escribe un

poema refiriéndose a la llegada de Diego López Pacheco y Cabrera, Marqués de Villena,

virrey y gobernador y Capitán General de Nueva España el 28 de agosto de 1640, se saca a

relucir porque aunque sea de fechas posteriores a la estudiada porque me llama la atención

272 Archivo de Notarías, ff. 664/665. 273 Ibíd., ff. 665/666. 274 Muriel, Josefina, op. cit., p. 55. 275 Ibíd. 276 Ibíd., pp. 121-123. 277 Ibíd., p. 124.

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que se llame igual que la Ana de Estrada que aparece en los documentos de mi fuente

primaria, por lo que pienso que podría tener algún parentesco.

MUJERES MÚSICAS

Juana de Santa Catarina (1588-1633), considerada como niña prodigio, colegiala del convento

de Santa Catalina, a los 7 años aprendió a leer, escribir en castellano y latín, aritmética y

música. Sor Gerónima de la Trinidad, también del convento dominico de Santa Catalina. Ana

Arias Rivera, estudió en el mismo convento.

Seguramente, también hubieron buenas contadoras, matemáticas, así como debieron

existir buenas pintoras y escultoras y no dudamos de que existieran, perdidas en el anonimato,

excelentes químicas, físicas y médicas, ya que el mismo trabajo cotidiano les exigía realizar

algunos experimentos en la cocina, inventando combinaciones de olores, sabores y colores

para subyugar a sus respectivos esposos y amantes y también para curarlos.

EDUCACIÓN INDÍGENA

Desde principios de la conquista existió interés de los religiosos por impartir educación a las

indígenas y, entre 1530 y 1550, se hacen los máximos esfuerzos cuando aún existía la idea de

la conformación de una república de indígenas y otra de españoles, manteniendo la antigua

sociedad indígena.

Como ya vimos, las prácticas religiosas y normas de comportamiento se acercaban mucho

al ideal evangélico que hablaba de amor y de paz y los religiosos querían fundar, con ello,

comunidades ejemplares similares a las de la cristiandad primitiva, por cuanto las "actitudes y

normas de comportamiento de la sociedad prehispánica basadas en una ética [...] encajaban

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perfectamente en los modelos de virtud recomendados por la iglesia católica",278 de ahí que

quisieran mantener estas costumbres indígenas, pero cristianizadas.

Otro de los intereses era que los indígenas principales pudiesen gobernar a su gente y para

eso requerían una educación y, por lo mismo, la mujer que fuera su esposa requería de la

misma educación.

El obispo Fray Juan de Zumárraga viendo que la vida conventual sería lo idóneo para la

continuación de la labor cristiana de las indígenas recién bautizadas, pide que se establezcan

internados para las mujeres indias hijas de principales, con el fin de que pudieran casarse con

los jóvenes conventuales para que las nuevas costumbres aprendidas no se perdieran. Él

informaba a la reina Isabel de las cualidades de la población infantil indígena y de la

necesidad de que tuviesen una educación. Decía que eran domésticos y sujetos para la

enseñanza y, conjuntamente con Hernán Cortés, solicitaba al monarca que enviase maestras.

La reina Isabel manda de Castilla tres beatas, seglares, devotas, dadas al recogimiento y

ejercicios espirituales para que hicieran casas honestas y pudieran tener recogidas hijas de

indios principales y les enseñaran buenas costumbres, ejercicios cristianos y oficios mujeriles

como coser y labrar, porque tejer lo hacían muy bien. Estas tres beatas llegan con la esposa de

Cortés.279

La reina, en 1530, dicta una real cédula para que dos religiosas levantaran un monasterio

en México, “a instancia e ruego nuestro, pasan a ella dos religiosas emparedadas de la ciudad

de Salamanca [...] es nuestra voluntad de les mandar hacer una casa e monasterio en la dicha

ciudad de México”.280

Estas dos religiosas y una sobrina de ellas, llamada Catalina Hernández, pasan tantas

penurias durante el viaje que les causa enfermedad y tardan en recuperarse; por lo mismo, en

iniciar sus labores encomendadas. Después una de ellas se va al recogimiento que ya existe en

Texcoco y las otras se van a Huejotzingo, pero se regresan al no encontrar las condiciones

esperadas. En la capital tienen problemas por desacato, ya que le piden a Catalina Hernández

no reciba las visitas de un joven llamado Calixto que las acompañaba desde el viaje de

278 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la Educación de la Época Colonial. El Mundo indígena, Centro de Estudios Históricos, El Colegio de México, 1990, p. 29. 279 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p.76. Las tres beatas pertenecen a un grupo de beguinas flamencas, mujeres solteras o viudas que se dedican a realizar actos piadosos y a enseñar las labores hogareñas a las niñas, “sin votos solemnes ni hábito religioso”. 280 Ibíd., p. 77.

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España; al negarse a la orden, ella es apresada por la Audiencia por sospecha de herejía.

Finalmente, la situación se arregla cuando una de las maestras, Juana Velázquez, en su viaje

a España plantea la situación a la reina y ésta toma cartas en el asunto mandando cartas al

obispo y a la real Audiencia:

... recomendaba que se acelerasen las obras de construcción de la casa y que los frailes de San Francisco dejasen

en paz a las maestras, puesto que no estaban sujetas a aquella orden ni a ninguna otra, ya que no eran monjas

profesas sino seglares sujetas a la jerarquía ordinaria como cualquier cristiano. También recomendaba a la real

Hacienda de la Nueva España que se hiciese responsable de los gastos médicos que las maestras requiriesen.281

Los problemas que tiene el obispo con estas maestras, lo motiva a traer consigo a siete

mujeres seglares, en el viaje que realiza a España en 1534, para que se dediquen a la

educación de las indígenas, mientras se construye en México un colegio para niñas. En este

mismo año, la situación se torna difícil porque muchos indios no mandan a sus hijas a los

colegios, de tal forma que el obispo Zumárraga pide autorización para recoger a las niñas por

la fuerza y para adoctrinarlas.

Para 1537 los obispos novohispanos, al ver que los colegios, tanto de maestras beatas

como seglares, no habían dado el resultado que ellos esperaban, solicitan al rey autorización

para construir conventos de monjas profesas en México, uno franciscano y el otro dominico,

para indígenas y mestizas, ya que cada vez eran más las hijas naturales de españoles que no se

podían casar por falta de dote.

Fray Juan de Zumárraga y los obispos de Antequera, Oaxaca, y Guatemala, encomiaban las ventajas de que la

instrucción estuviese a cargo de las religiosas, quienes seguramente serían mucho más eficientes y responsables

que las beatas o seglares [...] Además las jóvenes formadas en los conventos se convertirían a su vez, en

maestras de sus comunidades.282

De esta manera, las indígenas inician una vida de enclaustramiento y servicios religiosos,

cosa nada nueva para ellas porque antes de la conquista se recluían en los templos y, a

principios de la colonia, antes de que llegaran las maestras beatas o seglares, se formaron

281 Ibíd., p. 79. 282 Ibíd., p. 213.

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casas de recogimiento donde se enseñaba, principalmente, la doctrina cristiana. Existen datos

sobre el funcionamiento de estas casas en México, Texcoco, Otumba, Tepeapulco,

Huejotzingo, Tlaxcala, Cholula y Coyoacán, que albergaban de 300 a 400 niñas y muchachas.

En especial, Fray Juan de Zumárraga, en una de sus carta enviadas al rey en 1529, habla

de la de Texcoco:

En la ciudad de Tezcuco, que es de V.M., está una casa muy principal, con grande cerca, que los padres

custodios y guardianas de San Francisco muchos días ha que dedicaron para encerramiento, a manera de

monasterio de monjas, y en éste hay mucha cantidad de mujeres doncellas y viudas, hijas de señores y personas

principales, y de otras que de su voluntad quieren entrar en aquel encerramiento y mejor se inclinan a querer

aprender la doctrina cristiana; que aunque no son monjas profesas, por ser como son indias...283

Para cuando se construye el primer convento de las concepcionistas, 1540, bajo el mando

de monjas profesas, como había sido la petición de los obispos, ya el proyecto de educación

para indígenas no les interesaba, porque en la organización social novohispana a los indios

principales ya no les convenía gobernar para su pueblo sino amoldarse a la vida de los

españoles; también, porque sólo lograban obtener puestos inferiores y por lo tanto no

necesitan mujeres instruidas, sino sumisas.

Por otro lado, la población mestiza había crecido tanto que a los españoles les era muy

fácil someter, abusar y abandonar a las indígenas. Las hijas de estas relaciones pasaban a ser

mestizas, muchas de ellas desamparadas por el padre, ya que fueron pocos los que asumieron

su paternidad reconociéndolas como hijas naturales, y mucho menos legítimas. Solamente

aquellas indias que poseían riqueza y eran bien dotadas podían aspirar a un matrimonio

canónico; en esos casos no importaba tanto la etnia ni la pureza de sangre, sino la cantidad de

la dote.

En 1544 se cancela el proyecto de educación para las indias, de tal forma que el espacio

designado para el convento de mujeres que estaba junto al Hospital Real, una casa y un solar,

Zumárraga lo cede al Hospital de las Bubas.284

La falta de recursos, desatención e incomprensión, junto con la epidemia de 1546-1547,

destruyen por completo el proyecto y, para 1550, ya no habían colegios femeninos. En el

283 Ibíd., p. 80. 284 Ibíd., p. 83.

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siglo XVII los colegios para indias casi están extinguidos, época en que Felipe II y Felipe IV

ordenan la construcción de los recogimientos.285

Todas las otras mujeres mestizas, indígenas o de castas que no podían tener una educación

en las instituciones antes mencionados, reciben educación informal en las casas, donde

muchas laboran o en otros espacios laborales, como los molinos y las panaderías.

Existen en los documentos notariales de la época, escrituras que muestran la forma de

aprendizaje de las indígenas de lo esencial de la lengua española, mínimamente para poder

entender las órdenes de sus patrones y para entender el catecismo cuando asisten a los atrios.

Tales documentos son conciertos de servicio, cartas de dote donde las patronas, en

agradecimiento por el servicio dado, las dotan a ellas o a sus hijas para que puedan casarse, o

los documentos de venta y traspasos de indígenas como en los siguientes ejemplos:

...Cota, viuda, arrenda y traspasa a María Arias Cota y a Diego Martínez de Bazani, una india chichimeca que

fue condenada por 10 años, al servicio personal de Diego Martínez, por la Justicia Mayor de Sinaloa, la traspasa

por 180 pesos de oro común” (1599).286

Diego Martínez, estante en México, vende a su primo, Diego Martín, vecino de México, una india chichimeca

tepeguana de 25 a 30 años más o menos “agujerada las orejas” por 170 pesos de oro común (1596).287

La mayoría de las mujeres indígenas aprendían lo esencial del idioma español y la religión

en las casas donde servían, ocupadas como nanas de los españoles y, a su vez, los españoles

aprendían de ellas. Claro, hubieron mujeres que aprendieron a pesar del poco interés de las

autoridades y, así, aparecen datos de una noble indígena, María Bartola de Iztapalapa,

historiadora y cronista que escribía en náhuatl y español.288 Sor Antonia Pérez de los Santos,

india cacique, destacó tocando la vihuela y cantando en el convento de Corpus Christi.289

Los franciscanos elogian a las indias solteras porque se enfrentaba la virtud cristiana de la

castidad con la poligamia, costumbre indígena, y presentan algunas indias ejemplares como

Clara María, Ana de la Cruz de Tlatelolco, la niña Francisca de Tlaxcala, Ana Cozal, Isabel e

285 Ibíd., p. 21. 286 Pérez Castillo Reyna, op. cit., p. 974. 287 Ibíd., p. 287. 288 ver caso en Guillén de Nicolao, 1956, p. 31. 289 Pérez Castillo Reyna, op. cit., p. 488.

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Inez.290 Pero también hay indígenas que debido a la escasa instrucción recibida en el sermón

o catequesis dominical y, teniendo vivas las creencias ancestrales, mezclaron el conocimiento

de conjuros y prácticas mágicas con supersticiones españolas y ritos africanos, haciendo de

estos saberes su fuente de trabajo.

LA ENSEÑANZA

Una tarea importante para las mujeres ha sido y es, mantener las tradiciones familiares y el

fervor religioso. Esta enseñanza-aprendizaje se realiza en la cotidianidad de los quehaceres

domésticos. Una característica de la educación mexica eran los principios de su religión, el

respeto a los mayores y las instituciones, impuestos por medio de una disciplina fuerte. Por lo

mismo, para las indígenas la educación novohispana no era nada nuevo, ya que tenían la

costumbre de ser educadas con “disciplina y honestidad”.

A las hijas de los principales, desde los cuatro años se les enseñaba a ser honestas en el

hablar y andar; a los cinco aprendían a hilar, tejer y labrar.291 En el Códice Mendoza se

observan ilustraciones que tratan de la educación que las niñas y niños tienen dentro y fuera

de su casa.

El cambio en la educación que sufren las indígenas es el enclaustramiento, ya que antes,

en los Huehuetlatolli, se recomendaba a la esposa cuidar las sementeras, los campos

sembrados, a organizar a los trabajadores. Esta misma costumbre también estaba presente en

la época medieval en Europa, situación que cambia con la Edad Moderna donde se impuso el

enclaustramiento y la inutilidad de la mujer.

Los hijos de los principales pipiltin, en un principio, recibían la educación en los atrios ya

que no se tenía la costumbre de lugares encerrados; ahí les enseñaban la doctrina cristiana.

Además de lectura, escritura en castellano y canto que se impartían en las habitaciones de la

iglesia, algunos quedaban internos en los conventos, seleccionaban a un grupo más instruido

para que fueran los maestros de las niñas, para que éstas a su vez, se encargaran de transmitir

290 Muriel, Josefina, op. cit., p. 28. 291 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la Educación..., p. 74.

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lo aprendido a otras. La enseñanza consistía en el aprendizaje del catecismo y los quehaceres

mujeriles.

Como la preocupación por la castidad era mayor que por la instrucción, se puso como

límite la edad de 10 años para las niñas, ya que era peligroso que se ausentaran de sus

casas.292 Entre ellas no hay diferencia entre principales y macehuales y, algunas veces, eran

las macehuales las que enseñaban a las otras. En los corrillos se enseñaba primero a

persignarse con la Señal de la Cruz y el Ave María, después el Credo, los Mandamientos y,

una vez memorizada la doctrina, se aprendía lo demás.

Las adultas sólo asistían a los atrios los días festivos, mientras que niños y niñas iban

todos los días acompañados por los ancianos o ancianas o madres espirituales que pasaban a

recogerlos a la hora del catecismo y al término de las actividades.

¿MÉTODOS?

Los religiosos ocuparon a la niñez para la enseñanza religiosa porque, de esta manera, se

reproducía el aprendizaje con los padres y madres; muchos niños fueron los maestros de las

niñas y esta situación también propiciaba la pérdida de respeto hacia los mayores. Los padres,

las madres y la ancianidad pierden la autoridad que antaño tenían y que era el fuerte sostén de

la organización mexica y del gobierno.

Para catequizar se utilizaba la danza, el baile, la pintura y el teatro, para hacer con estas

actividades más atractiva la enseñanza y motivar su interés, amén de que eran técnicas de

enseñanza conocidas y practicadas por los indígenas. Los regulares intentaron excluir a las

mujeres del teatro aunque las lecciones morales se referían a ellas. Cuando el Santo Oficio

desterró el teatro, se desarrollaron los nescuitiles o representaciones religiosas de atrio, “los

cuales reproducían escenas de la pasión de Cristo o del sermón correspondiente a cada

domingo”.293

292 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 23. 293 Ibíd., p. 73.

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De la compilación que hizo fray Juan de Torquemada, en Cómo los padres deben de criar

a sus hijos, y las costumbres que han de enseñarles,294 en la parte que corresponde a la

educación de las indias, dice que tuvieron cuidado en enseñar también la doctrina a las niñas

y lo hacían afuera de la iglesia, en los patios: “... allí se juntaban por barrios, repartidas en

corrillos, y salían de la escuela los niños que era menester, para cada corrillo uno, de los que

ya sabían la doctrina; y éstos las enseñaban, hasta que hubo de ellas quien la supiese; y

después ellas mismas se enseñaban unas de otras".295

EDUCACIÓN MESTIZA

A principios de la colonia no había interés por la educación de la población mestiza, mucho

menos por las castas. Lo que preocupaba a las autoridades virreinales era la educación de

españolas e indígenas. Pero conforme el tiempo transcurría, el número de mestizas aumentaba

convirtiéndose así en un problema social, ya que se observaba en las calles el “vagabundeo”

de muchos y muchas de ellas sin oficio ni beneficio, y es hasta entonces que las autoridades

se preocupan por solucionar el problema.

Para 1557 “se había producido un cambio de actitud hacia los mestizos que ya no eran

vistos como las inocentes víctimas de pecados ajenos, sino como la potencial amenaza que se

cernía sobre una sociedad rigurosamente ordenada, pero frágil por sus profundas

desigualdades”.296

Primero se ocupan de la educación de los hombres y se plantea la construcción del colegio de San Juan de

Letrán, algunos dicen que sus orígenes fueron entre 1529 y 1547. En 1529 el cabildo de la ciudad aprobó una

solicitud hecha por el guardián del convento de San Francisco para la construcción de una casa hospital para

curar a los que asistían a tomar clases. Se aprueba la solicitud pero el terreno que era para el hospital se ocupa

para la construcción del colegio de San Juan, que está junto al Hospital Real de los Indios y a un costado del

convento de San Francisco.297

294 Gonzalbo Aizpuru, El humanismo y la educación en Nueva España, SEP, México 1985, p. 121. 295 Ibíd., p. 121. 296 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la Educación..., p. 201. 297 Ibíd., p. 198.

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Después las autoridades se ocuparon de la educación de las mestizas y se pensó entonces

en un colegio donde pudiesen educarse y prepararse para el matrimonio. Es probable que la

iniciativa la hayan tenido los franciscanos alrededor de 1543, porque antes de esa fecha ya se

hace referencia a una casa de recogimiento para mestizas, llamándola Casa de la Caridad, que

vendría a ser el primer colegio en México.

En un principio se llama colegio de La Caridad, aunque posteriormente sería el Colegio

de Niñas, de Doncellas, de Santa Isabel o de la Visitación. Según algunas referencias, su

fundación se da entre 1543 y 1548, recomendado por don Antonio de Mendoza que fuese

principalmente para mujeres mestizas. Por los años de 1548, el Colegio de la Caridad queda

bajo la protección de la cofradía del Santísimo Sacramento298, dándosele una renta y un

reglamento.

En 1548, una real cédula dona a los colegios de San Juan y de la Caridad cierta cantidad

de dinero, con lo que se compran unas casas que se ubican “al noroeste del convento de los

Franciscanos, entre las actuales calles de Bolívar, 16 de septiembre y Gante”,299 pagándose

1100 pesos, cantidad muy alta que se justifica por el lugar de ubicación. Es posible que este

colegio haya empezado a funcionar a la par que el colegio de San Juan (1545-1546).

La principal función de este colegio fue la de recoger, acoger y proteger a las niñas

mestizas abandonadas por el padre y la madre, que deambulaban por las calles de la ciudad,

hasta tanto se pudiesen casar. Estas niñas era un serio problema social, porque generaban un

rechazo general, ya que se las consideraba el resultado de “relaciones prohibidas”.

A las niñas había que recogerlas, de modo que los hombres no abusasen de su inocencia ni ellas se convirtiesen

en motivo de tentación para los respetables ciudadanos [...] por la parte que tenían de españolas era indigno que

aquellas jóvenes pudiesen caer en relaciones ilícitas o, aún peor, en una profesión indecorosa.300

En 1552 ya habían cambiado las disposiciones y se reciben también a criollas desvalidas.

Para 1555 se expide un reglamento, mediante el cual se aceptan 30 niñas becadas hijas de

298 Esta cofradía, conformada por personajes relevantes de la época, se funda en el convento de San Francisco en 1538 con el fin de prestar servicio a las personas que lo requiriesen. 299 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 156. 300 Ibíd., p. 207.

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españolas, huérfanas, sin parientes y pobres. Como el apoyo económico que se daba al

colegio no alcanzaba, se aceptan niñas que pudiesen pagar 20 pesos de oro de minas y “un

cahiz de trigo por cada año”.301 Las edades de las pupilas iban de los 8 a los 40 años, cuando

ya no había peligro de la deshonra, porque era común que eso les pasara a las indias y

mestizas, mas no a las españolas.

301 Ibíd., p. 158.

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CONSIDERACIONES FINALES

Como es del todo evidente, la participación de la mujer en la historia de México y, en

general, en la historia de la humanidad se encuentra relegada, es decir, se encuentra

escondida detrás de la historia oficial, la historia creada por el hombre a partir de su

especial punto de vista. En esta historia las mujeres no tenemos participación. Hemos

sido arrojadas a la esfera de lo privado, a las actividades que, por su naturaleza, no nos

permiten más que continuar con la especie mediante la reproducción y la transmisión de

los valores culturales de cuya creación estamos excluidas.

No tenemos la certeza de que la situación de las mujeres haya sido siempre de la

manera en que nos retrata la historia. Estudios recientes, sobre todo en la antropología y

en la historia, hacen pensar que en algún momento de la marcha de la humanidad hubo

un quiebre que llega hasta nuestros días y cuya intención es la de continuar por siempre.

La investigadora Riane Eisler utiliza el término gilania1 para referirse a un estadio

anterior en la prehistoria de la humanidad y que ubica en el paleolítico superior y en el

1 Para describir una alternativa real a un sistema basado en la jerarquización de una mitad de la humanidad sobre la otra, propongo el nuevo término gilania (gylanny). Gy deriva de la raíz griega gyne, mujer; An deriva de andros, honbre. La letra l entre ambas tiene un doble significado. En inglés representa la vinculación entre ambas mitades de la humanidad, más que su jerarquización

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neolítico -de acuerdo con excavaciones realizadas en el este de Europa-, donde hubo un

momento de sociedad no jerárquica, solidaria; en ella, la vida se desarrollaba en forma

igualitaria y el poder se repartía entre los pobladores de una zona. Estos estudios fueron

rechazados por la historia oficial porque, seguramente, el avance de la civilización no se

traducía en guerras de conquistas sino en el intercambio en la paz. Pero también, en la

investigación emprendida para este trabajo surgen evidencias de la relación igualitaria

entre ambos sexos, como se refleja en el mito de la peregrinación de los mexicas hacia

el Anáhuac.

Las culturas más antiguas tuvieron a la Madre Tierra como base de toda una

cosmovisión, donde la reproducción es lo central en todas las actividades humanas. El

respeto a la mujer como dadora de vida surge, según puede deducirse, cuando las

hordas se sedentarizan y es la agricultura la base sobre la que se organiza la sociedad. Y

el quiebre estuvo aquí. La invasión de los nómadas pastores a las regiones cultivadas

(en la región euroasiática) marca la declinación de esta cultura horizontal y la

imposición de nuevos dioses -solares y masculinos- con el consiguiente surgimiento del

poder masculino.

Los mitos fundacionales de nuestra actual civilización tienen especial cuidado en

marcar la supremacía del varón sobre la mujer. En la Biblia, más propiamente en el

Génesis, es clara la dependencia de la mujer con respecto al varón, desde el momento

que la figura femenina surge de una parte (las costillas) del varón. Lo mismo con

respecto a las actividades consideradas propias del hombre y de la mujer: Abel ofrenda

como en androcracia. En griego deriva del verbo lyen o lyo, que a su vez tiene un doble significado: solucionar o resolver (como en análisis-analysis) y disolver o liberar (como en catálisis-catalysis). En este sentido, la letra l representa la resolución a nuestros problemas, a través de la liberación de ambas mitades de la humanidad de la idiotizante y distorsionadora rigidez de roles, impuesta por las jerarquéas de dominación inherentes a los sistemas androcráticos (Riane Eisler, El cáliz y la espada. Nuestra historia, nuestro futuro, Cuatro Vientos, Santiago de Chile 1990).

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un cordero (el cordero de Dios del cristianismo) a Dios, en tanto que Caín ofrece los

frutos de la tierra, es decir, el producto de la agricultura, actividad esencialmente

femenina y, por lo tanto, inferior. También nuestros mitos se refieren a algo similar, tal

y como lo muestra el surgimiento de Huitzilopochtli como deidad solar, seguido del

desplazamiento de Coatllicue de creadora a “madre del dios”, y el correspondiente

cambio a una era de dominio masculino.

A pesar de los cambios adaptativos ocurridos en la historia de la civilización, existe

un punto nodal, en donde las relaciones entre los géneros se mantiene, si no igual, por

lo menos en la misma línea de sucesión. Esto es, la relación hombre-mujer, la cual

continúa siendo de sujeción del elemento mujer al elemento varón. Felizmente, desde

hace algunos años, décadas mejor, una serie de mujeres, conscientes del papel

secundario en que el patriarcado ha relegado a la mujer, se han dado a la tarea de

rescatar las acciones realizadas por la mujer en tanto mujer, es decir, en tanto que sujeta

de la historia, o lo que es lo mismo, en tanto que creadora de cultura. Para la pensadora

chilena Margarita Pisano2, lo que debemos hacer las mujeres es producir un cambio en

las raíces mismas de la civilización, es decir que debemos tener una propuesta

civilizatoria donde no existan las relaciones de dominación como en la actual.

* * *

2 Pisano, Margarita, Un cierto desparpajo, Sandra Lidid ed., Ediciones Número Crítico, Santiago de Chile 1996.

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El siglo XVI es un punto de inflexión en el devenir histórico de México; marca el fin de

una época y de una civilización y el comienzo de una nueva era que surge como

consecuencia de la invasión, conquista y posterior colonización española. El choque de

estas dos culturas dio como resultado una fusión de elementos disímiles, como son las

tradiciones indígenas, por un lado, y la civilización europea que comenzaba el camino

del Renacimiento y la modernidad, por el otro.

A su llegada, los españoles encontraron una sociedad establecida, con una clase

minoritaria, los pipiltin, que ejerce el poder sobre el resto del pueblo, los macehualtin;

pero ambos grupos, a su vez, habían construido ya una marcada diferenciación sexual

del trabajo, reduciendo a las mujeres al ámbito privado, sea cual fuere su extracción de

clase.

Aunque las escasas fuentes documentales no consignen una participación destacada

de las mujeres, es posible que, de acuerdo con las diferentes investigaciones realizadas

por y desde las mujeres, no haya sido siempre de esa manera. En el comienzo del relato

de la peregrinación, las hordas comandadas por Xolotl se movían de manera igualitaria;

si bien las mujeres eran las encargadas de “cargar la impedimenta”, suponemos que

también participaban, cuando era necesario, de la defensa del grupo. No estaban

acentuadas las diferencias de género, aparte de las tareas propias de la reproducción y

alimentación, por cuanto las necesidades de la comunidad eran prioritarias; por lo

mismo no estaba desarrollado el concepto de familia, tal y como lo conocemos. Incluso,

se tiene conocimiento de que fue una mujer, como integrante del grupo sacerdotal, la

que junto al resto de los sacerdotes portaba el “bulto”.

Esto cambia a medida que se acercan a la “tierra prometida”. Las mujeres son vistas

y utilizadas como un elemento de intercambio que favorece la asimilación con otras

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culturas. Así, en este intercambio se van fundando las alianzas necesarias para la

sobrevivencia , al tiempo que se incorporan nuevas pautas culturales. En esta situación

es notoria la tarea de difusoras de la cultura de las mujeres, tanto desde los núcleos de

población ya asentados en el Valle de México de herencia tolteca, como desde los

mismos continuadores de Xolotl.

Por lo mismo, cuando se acentúa el proceso de sedentarización cambian las

relaciones de género del comienzo de la peregrinación. Comienza la división del trabajo

por sexos, la familia como tal se consolida, quedando las mujeres a cargo de las tareas

de la casa y de la educación de las hijas (la educación de los varones estaba a cargo de

los padres, como hemos visto en el capítulo correspondiente).

Con la fundación de Tenochtitlan culmina el proceso de organización social iniciado

desde la creación de los primeros asentamientos. Ya se puede observar una sociedad

dividida en clases, pipiltin y macehuales, acentuada por una traza de la ciudad que

determina los lugares que deben ser ocupados por cada una de ellas.

Pero en ambos sectores sociales, aunque todavía se puede hablar de una herencia

matrilineal en el caso de las mujeres nobles, la situación de las mujeres ya es de total

dependencia del colectivo masculino, quedando relegadas al ámbito privado.

La conquista española encuentra una sociedad estratificada, con algunos elementos

comunes que permitirán el establecimiento de una nueva cultura de dominación.

Además, en el proceso de consolidación de la conquista, las mujeres tendrán a su cargo

el proceso de conformación y consolidación de la nueva sociedad. Las mujeres

indígenas, casi de manera obligatoria, serán las encargadas de dar comienzo a un nuevo

mestizaje, esta vez ya no entre culturas diferentes de una misma región, sino con la

incorporación forzada de pautas culturales ajenas a la idiosincrasia indígena.

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El violento golpe que significó la conquista y colonización trajo como consecuencia

directa la destrucción de una civilización y la imposición de otra, la europea, que

iniciaba un proceso de expansión. Esta nueva sociedad, la novohispana del siglo XVI,

será construida sobre la base de la estratificación existente, pero con el ejercicio del

poder por parte de una minoría, los conquistadores, los cuales impondrán nuevas

relaciones sociales, fundadas en las ya existentes en la península española.

La conformación de la familia peninsular, con la llegada de las mujeres españolas,

no difiere en mucho con la estructura que existía en la cultura mexica. Es igual la

diferencia entre hombre y mujer, quedando esta última bajo la custodia masculina, sea

la del padre, marido o hijo mayor. Este tipo de familia fue el que se impuso como

modelo para toda la organización social, al tiempo que contaba con el pleno respaldo de

la iglesia católica, institución llegada con la conquista, que establece las normas que

deben seguirse para no quedar fuera de la moral y las buenas costumbres.

Tanto peninsulares como indígenas son mujeres que están constreñidas a los roles

de género “propios de su sexo”, desde una posición de invisibilidad que no permite la

reivindicación plena de las tareas que realizan, esto es, la manutención de la familia

mediante las labores domésticas y, también importante, la transmisión de la cultura a la

progenie mediante el cuidado y la educación informal.

* * *

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Ahí están dadas las bases de este trabajo. ¿Cómo hacer para que las mujeres sean

partícipes y constructoras de la historia? La respuesta a este gran interrogante es lo que

me llevó a realizar la investigación para esta tesis. Los materiales consultados deben

servir para encontrar otra visión de la historia, donde las mujeres puedan contribuir

como sujetas en la creación de un nuevo orden simbólico, libre, igualitario, donde las

relaciones hombre-mujer, en primer lugar, sean horizontales de equidad y no verticales

de poder.

Mujeres como creadoras de cultura existieron, tanto en la prehistoria como en la

actualidad. Esto lo sabemos aunque no se reconozca. A eso apunto, a hurgar en los

entramados de la historia, que no construimos las mujeres, para encontrarlas y sacarlas

a la luz. Quizás solamente encontremos algunos nombres de notables que, por lo

mismo, no pudieron ser ocultadas, pero me interesa destacar a aquellas que en la

cotidianidad de su vida pusieron todo de sí en un proceso de construcción civilizatoria,

para que podamos reivindicarlas por su sola calidad de mujer.

A eso apunta mi trabajo, a lograr que tanto en la niñez como en la juventud, los

seres humanos puedan acceder a otra manera de percibir la historia, no ya como algo

dado de una vez por todas, sino como construcción cotidiana, un hacer continuo,

siempre con nuevos elementos que permitan la visibilidad de esa otra parte de la

humanidad, las mujeres, a la que le fue negada la participación real en la historia.

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ANEXO

PRIMEROS POBLADORES DE MESOAMÉRICA

Una de las primeras culturas en México que contó con una complejidad económica y

social fue la olmeca, considerada como la cultura madre; su desarrollo se da entre 1200

y 400 a. C. en San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, localizadas en el sur de Veracruz

y Tabasco. Alcanza su mayor auge en el año 900 a. C., cuando su influencia llega hasta

Centroamérica. En México, entre los años 300 a.C. y 300 d. C. se encuentran vestigios

con influencia olmeca en Tlatilco, Tlapacoya, Puebla, Toluca, Morelos y Guerrero,

Oaxaca y Chiapas.1

Hay una tradición totonaca que dice que sus antepasados construyeron Teotihuacan.

¿Se referían a los olmecas?2

También Miguel León Portilla en Los Antiguos Mexicanos, basándose en las dos

formas que los mexicas tenían para transmitir su historia (el Italoca -lo que se dice de

alguien y de algo- y el Xiuhámatl -anales o códices de años), es decir, en sus crónicas y

cantares, en un pasaje sobre el origen de los primeros pobladores de México central,

dice que:

1 Bernal, Ignacio, Tenochtitlan en una isla, Utopía; México 1976, p. 45. 2 Soustelle, Jacques, El universo de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1982, p. 69.

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Por el agua en sus barcas vinieron, en muchos grupos, y allí arribaron a la orilla del agua, a la costa del

norte, y allí donde fueron quedando sus barcas, se llama Panutla [...] iban buscando los montes [...]

llegaron a Quautemalla [...] después vinieron, allá llegaron, al lugar que se llama Tamoanchan [...] largo

tiempo hubo señorío; después pasó el señorío al lugar llamado Xomiltepec [...] porque no viviremos aquí,

[...] vamos a buscar una tierra. Allá vamos a conocer [...] al que es Noche y Viento, al Dueño del cerca y

del junto...3

De este pasaje deduzco que se referían a los olmecas y cómo la expansión de estos

antiguos grupos, muestra el recorrido cronológico y geográfico de la herencia cultural

tolteca, legada a posteriores culturas, terminando en Teotihuacan. Sin embargo, en otro

pasaje dice: "Que gobierne Acamapichtli a la gente del pueblo, a los que son siervos de

Tloque Nahuaque (el Dueño del cerca y del junto), del que es noche y viento".4

Interpretando este pasaje se diría que la influencia olmeca no se queda en Teotihuacan

sino que llega hasta los mexicas.

La división que se hace entre Mesoamérica y Aridoamérica es más clara a partir de

los olmecas. Mesoamérica se caracteriza por una mayor población, con características

culturales similares y va desde parte de Centroamérica hasta lo que es actualmente

Zacatecas, Querétaro y Guanajuato, mientras que en lo que resta del actual territorio

mexicano vivían cazadores y recolectores en su mayoría.

En el occidente, en el año 500 a.C., se da la fundación de Monte Albán, considerada

como la primera ciudad de América, con construcciones de piedra monumentales. Sus

primeros habitantes usaban el calendario y la escritura; tenía mercados, templos,

sistemas de almacenamiento de agua y drenaje.5 La ciudad decae en el año 800.

En los años 500 a 200 a. C. surge la ciudad de Cholula que decae en el 700. Por esta

misma fecha se funda Tajín como centro ceremonial. Se desarrolla entre los años 300 a

900. Su mayor auge se da entre 900-1100; decae el Tajín Chico en el año 1100.

En el valle de México siguen habitados El Arbolillo, Zacatenco, Tlapacoya,

Tlatilco, Chimalhuacán y posteriormente Ticomán. Después de la erupción del volcán

Xitle, entre 200 y 100 a.C., Cuicuilco es despoblado y algunos grupos que habitan

Texcoco emigran hacia el valle de Teotihuacan; otros se van al Tajín. Entre el año 100

3 León Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos, Fondo de Cultura Económica, México 1961, p. 25. 4 Ibid., p. 86. 5 SEP, México antiguo. Antología de arqueología mexicana, México 1995, p. 97.

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a.C. al 700 d.C. se acrecienta la población teotihuacana con los emigrantes de Cuicuilco

y de Monte Albán, siendo la cultura más importante de la época clásica. Decae en el

año 700.

En el sureste se desarrolla la cultura maya entre 200-250 a.C., período conocido

como preclásico y se desarrolla en el clásico entre 250-800 d.C. Entra en decadencia en

el año 900. Algunos grupos de esta cultura se van hacia Yucatán poblando Uxmal y

Chichen Itzá, fusionándose con los toltecas que llegan a Chichen Itzá por los años 1000

a 1200 d.C.

A finales del período clásico (100 a.C. a 900 d.C.) decaen las culturas existentes y

florecen otras ciudades como Xochicalco, Cacaxtla. El siglo X, para algunos

investigadores, también marca el tránsito de la prehistoria a la Historia,6 ya que los

documentos escritos encontrados en el valle de México, datan de esa fecha, aunque en

otros lugares ya existen vestigios de la escritura, sobre todo en las áreas donde se

desarrolló la cultura olmeca y maya.7

Este siglo marca también el final del clásico y principio del posclásico que se

prolonga hasta la conquista española, entre los años 700-900 a 1500-1600. También

esta época está marcada con la llegada de grupos chichimecas provenientes del norte de

Jalisco y sur de Zacatecas, dirigidos por Mixcoatl; para algunos historiadores, estos

grupos son de "gente bárbara" como lo enuncian los Anales de Cuautitlan: “No tenían

casas, no tenían tierras [...] Se dice que, estando todavía en tinieblas [...] sólo vivían

como vagabundos”.8

Otros, como el cronista Fernando de Alba Ixtlixóchitl, dicen que era gente que había

vivido en el centro y se fueron hacia el norte y que ahora regresaban, por lo tanto no

eran bárbaros, sino que tenían cierto grado de civilización.9

Miguel León Portilla maneja que en el año 900 llegaron los olmecas xicalancas o

históricos, que venían del norte de Oaxaca y del sur de Puebla, expulsando a los

teotihuacanos nobles (pipiltin) que se encontraban en Cholula. Este grupo se establece

6 Ignacio Bernal interpreta que el cambio de la prehistoria a la historia lo constituyen los documentos escritos, existiendo otras interpretaciones en cuanto a qué es historia desde que la humanidad tiene conciencia histórica y la plasma de diferentes formas, tales como pinturas, grabados y otras formas de expresión. 7 Bernal, Ignacio, op. cit., p. 77. 8 León Portilla, Miguel (coord.), Historia de México, Salvat Editores, México 1986, t. 4, p. 548. 9 Ibid.

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en Culhuacán, fundando la primera capital tolteca y expandiéndose luego a Morelos,

Toluca y Teotlalpan.10

Dice la crónica que, en Morelos, Mixcóatl en una de sus campañas, conoce a

Chimalman, una mujer joven y hermosa que, al estar junto a él, se desnuda y Mixcóatl

le dispara pero no logra cazarla, de ahí el nombre Chimalman que significa "mano

escudo". Tras un segundo fallido intento de matarla, la toma como su mujer, quedando

ella preñada.11 Cuando después Mixcóatl es asesinado por uno de sus capitanes, quien

usurpa el trono de Culhuacan, Chimalman se refugia en Tepoztlán, muriendo al nacer

Ce Acatl Topiltzin en el año 900. En Tepoztlán erigen rey a Topiltzin y después lo

nombran sacerdote del dios Quetzacoatl, haciéndose llamar él mismo Quetzalcóatl.

Unos años después regresa a Culhuacán, venciendo al usurpador y convirtiéndose en

jefe de los toltecas. Llega a Tula en el año 980.

Durante ese tiempo, hasta la partida de Quetzalcóatl, la cultura tolteca tiene un

esplendor; en el año 999, Quetzalcóatl es derrotado por Tezcatlipoca y abandona Tula.

La decadencia de la cultura tolteca se ve marcada por la marcha de Quetzalcóatl rumbo

a Chichen Itzá, donde se da la aculturación maya-tolteca. La cultura tolteca todavía se

mantiene hasta el reinado de Huémac que abandona Tula en 1156 rumbo a Chapultepec.

Para el año 1200, Tula queda despoblada.

Cuando llegan las hordas chichimecas de las llanuras del norte acaudilladas por

Xólotl, llamadas popolocas, de lenguas pame y mazahua, al encontrar Tula en

escombros deciden proseguir hacia Tenayuca en el año 1224; los grupos con

ascendencia tolteca que ahí se encontraban se refugian en Culhuacán.

Para finales del siglo XIII, varios grupos chichimecas que llegaron entre los

tecpanes, siglos XII y XIII, se encuentran ya establecidos, como los tepanecas en

Azcapotzalco y los acolhuas en Coatlichan.

En Tenayuca se queda Nopaltzin, que es del grupo de Xólotl, casándose con una

princesa culhuacana de ascendencia tolteca, dándose así la aculturación chichimeca-

tolteca, hombre bárbaro-mujer civilizada, portadora y transmisora de cultura. De esta

unión nace Tlotzin que muere a principios del s. XIV; su hijo Quinatzin se ubica en

10 Ibid., p. 456. 11 Bernal, Ignacio, op. cit., pp. 84-85.

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Texcoco, fundado en 1327. De 1357 a 1409, Texcoco es gobernado por Techotlala, hijo

de Quinatzin. Después le sucede su hijo Ixtlixóchitl que gobierna de 1409 a 1414.

Iztlixóchitl se casa con una nieta de Tezozomoc y hermana de Chimalpopoca

gobernante de los mexicas.

En ese tiempo, Tezozomoc, descendiente de los chichimecas de Xólotl y gobernante

de los tecpanecas, en su afán de dominio se enfrenta con Ixtlixóchitl conquistando

Texcoco en 1418. Al morir Iztlixóchitl, Netzahualcóyotl su hijo y heredero, se ve en la

necesidad de salir de Texcoco, regresando en 1472 cuando Maxtla, gobernante de los

tecpanecas en el período 1428-33, es derrotado por los mexicas. Los tepanecas

establecidos en Azcapotzalco en 1230, inician su reinado.

En 1363-1430 gobierna Tezozomoc que tiene sed de conquista y ayudado por los

mexicas en 1367 conquista Culhuacan. Para 1400 ha conquistado el centro del valle de

México y sólo le queda por conquistar Texcoco, haciéndolo en 1418. Al morir en el año

de 1426, su dos hijos se enfrentan, quedando Maxtla gobernando de 1428 hasta la

derrota que tiene con los mexicas trayendo su propia muerte en el año de 1433.

En el grupo antecesor de los mexicas, los chichimecas acaudillados por Xólotl que

pueblan el valle de México, se expresa un patriarcado donde el hombre por medio de la

violencia, se apropia de los territorios y de las mujeres demostrando una vez más la

relación entre guerra y dominación sexual. La mujer es usada como objeto o mercancía

de intercambio. La herencia se transmite por línea paterna, hay reyes y princesas, no

reinas. Sin embargo, sin ellas, la cultura no habría avanzado y seguramente los

chichimecas seguirían siendo bárbaros. En este ejemplo, es evidente la importancia de

la mujer como enlace y transmisora de cultura y por lo tanto, sujeta de historia.

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN Origen 1 Delimitación en tiempo y espacio 3 Fuentes 5 PRIMERA PARTE Y cuentan que venían 7 Antecedentes de los primeros asentamientos humanos en Mesoamérica 7 Llegaron después de mucho tiempo... 13 Origen de la cultura azteca-mexica 13 Manos a la obra 23 La ciudad de Tenochtitlan y su población en 1519 23 La población 25 El problema de la “autoridad” de las mujeres 27 No somos iguales. Organización social 27 Y poco a poco 32 Economía y trabajo 32 Mercado 34 Los trabajos de las mujeres 37 Hablaron las diosas y los dioses 42 Religión 42 El quinto sol 43 Reencarnación 45 Así aprendimos 48 Educación 48 Castigos 53

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De donde vengo 56 La familia 56 Diario acontecer mexica 65 Embarazo, parto, nacimiento, bautizo, destete, educación, virginidad Noviazgo, matrimonio, incesto, dote, monogamia y poligamia... 65 Embarazo 67 Bautismo-lavatorio-tlacozolaquilo 69 Destete 71 Virginidad 72 Noviazgo 72 Matrimonio-boda 73 Incesto 76 Poligamia y monogamia 77 Divorcio 78 Homosexualidad 79 Vejez 80 Muerte y sepelio 80 Salud e higiene 81 Alimentación 82 Medicina 83 Octli 85 Tabaco 86 Vestido y ornato 86 Comportamiento 88 SEGUNDA PARTE Conquista de Tenochtitlan 88 Mujeres en la Conquista: Malintzin 88 Mujeres en desventaja 90 Llegan los teules 94 Manos a la obra 99 La ciudad de México y su población en 1550 99 La ciudad 99 Otras construcciones en el siglo XVI 102 La catedral 103 La población 103 No somos iguales 106 Organización social 106 Y poco a poco 111 Economía y trabajo 111 La encomienda 112

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Las mercedes 114 El repartimiento 114 La hacienda 115 La minería 116 Los oficios 117 Esclavitud 118 Hablaron las diosas y los dioses 121 Religión e iglesia 121 Así aprendimos 126 Educación 126 ¿Qué quieren? 128 ¿Quiénes enseñan? 129 ¿Cómo realizan esta enseñanza? 131 ¿Qué enseñan? 132 ¿Cómo enseñan? 134 ¿Quiénes enseñan? 135 ¿En dónde enseñan? 136 Conventos y colegios en el siglo XVI 136 Colegio Santa Cruz Tlatelolco 138 Educación criolla 139 La universidad 141 Compañía de Jesús 142 De dónde vengo 144 Familia 144 Importancia de la familia 147 Modelo de la familia española. Características 147 Modelo de familia novohispana 149 Edad para el matrimonio 149 Mestizaje 150 Legitimidad de los hijos 150 TERCERA PARTE Llegan las primeras conquistadoras 152 Organización social 152 Entre mezclas 158 La mujer en la conformación de la familia novohispana en la ciudad de México 161 Importancia de la dote 163 ¿Qué es la dote? 165 ¡Y cuentan los documentos! 168 Trabajo 173

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La indígena y el mestizaje 182 Trabajos de las indígenas 188 Las mujeres negras y las castas 191 Llegan con los conquistadores 191 Familia desintegrada 195 Raíces muy lejanas 198 Trabajo esclavo 199 Buscando la liberación 201 La educación de las mujeres novohispanas 205 Testimonios 205 Objetivos de la educación 213 Quiénes enseñan 216 Dónde enseñan 221 Los conventos y su manutención 228 A quiénes 231 Qué enseñan 232 Cómo enseñan 236 Materiales didácticos 237 Mujeres escritoras 238 Mujeres músicas 239 Educación indígena 239 La enseñanza 244 ¿Métodos? 245 Educación mestiza 246 CONSIDERACIONES FINALES 249 ANEXO Primeros pobladores de Mesoamérica 256 BIBLIOGRAFÍA 260 ÍNDICE 265


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