UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL
TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRA EN EDUCACIÓN CAMPO DOCENCIA Y DIVULGACIÓN DE LA HISTORIA.
QUEHACER COTIDIANO DE LA MUJER
NOVOHISPANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO, SIGLO
XVI
ASESOR DE TESIS:
DR. CESAR NAVARRO GALLEGOS
REYNA PEREZ CASTILLO
MÉXICO SEPTIEMBRE DE 2003
:
.
DEDICADA A USTEDES
Pa, soy parte tuya y parte de Ma.
Ustedes me hicieron y tengo mezcla de ambos.
De ti saqué‚ la fuerza, el coraje, la perseverancia pero
también tu debilidad.
De Ma saqué el silencio, la parquedad y su fe, su férrea
y terca fe, pero también me heredó el sufrimiento y el
dolor
Soy tu dolor madre
soy tu silencio abuela
soy tu sufrimiento bisabuela
y soy todas ustedes, mis hermanas
y soy el coraje,
y soy la impotencia encadenada
amarrada años ha.
Soy la Malinche violada.
Soy la Virgen pisoteada.
Mil mujeres soy.
f
Muy antiguo es mi dolor
como antiguo es mi llanto atorado
y antigua mi rebeldía desatada.
¿ Y quien soy ?
Soy Reyna y esclava fui
o ¿esclavizada sigo?
Que petulante me oigo
Soy Reyna y no soy
más que una simple mortal
con un padre muerto enterrado antes de morir.
Y una madre sumisa y abnegada, una madre
di uminada
Como muchos esclavos, que fueron príncipes.
Como muchos reyes que fueron pordioseros
pero también como muchos hermanos que se quitaron
el corazón
y se lo comieron entre ellos, preferible ESO
a que se lo comieran los zopilotes.
Como muchas hermanas que se pudrieron y los gusanos
se las comieron
preferible ESO
a que se las cogieran ellos.
Soy todas ellas, todos ellos, soy la ambigüedad
soy la vaguedad, andando a ratos
volando y nadando y luego caminando
Soy su hija y ya.
A USTEDES:
Mis hermanas, a quien la historia selló o quiso sellar
sus labios y que como confeti se fueron reconstruyendo,
primero P. y poco a poco aparecieron las otras: E, R, E,
Z, y sus nombres reaparecieron, y la historia se hizo y
apareció el verbo y TU, YO, NOSOTRAS también.
A USTEDES:
Mis amigas, con las que he compartido, penas y
también alegrías, realidades y quimeras.
A USTEDES:
Mis maestras y maestros que me enseñaron el camino
hacia el A, B, C... y de ahí para adelante.
INTRODUCCIÓN
ORIGEN
Han pasado algunos años desde que me pregunté por primera vez, ¿por qué las mujeres
tienen que aguantar el maltrato de sus maridos? Y seguramente lo que dicen estas líneas
parecerá trillado, pero es una realidad que muchas mujeres hemos padecido y seguimos
padeciendo.
De mi niñez, recuerdo a las mujeres golpeadas, en ocasiones sangrando, que
llegaban buscando un refugio y tengo presente las palabras proferidas por mi madre y
otras mujeres: ¡Es tu marido, es tu cruz! Aguántate.
En la casa, a mí me correspondía “lavar los trastes, echar las tortillas”; mi madre y
hermanas mayores “servían” a mi padre y hermanos. En la escuela, las niñas jugaban a
la casita y a la comidita y los niños a los carritos y caballitos.
En mi adolescencia recuerdo la negativa de mi padre a que continuara mis estudios:
“¡No!, porque tu hermano está estudiando, y para casarte y tener hijos no necesitas
estudiar.”
Ahora, como profesora, me percato que, de mi niñez a la actualidad, no se ha dado
mayor cambio. Sigo viendo a las niñas y a los niños efectuando los mismos juegos,
ellas en las orillas y ellos ocupando toda la cancha. Sigo escuchando quejas de las
1
mamás sobre el maltrato y, cuando les pregunto por sus estudios, algunas dicen no
haber terminado la primaria, pocas continuaron con la secundaria y menos aún son las
que tienen una profesión. Cuando les pregunto sobre su jornada a estas mujeres que no
han parado de trabajar, la gran mayoría dice: “no trabajo, soy ama de casa”.
Entonces, me hago la siguiente pregunta: ¿Por qué no se valora el trabajo
doméstico?
A las profesoras las escucho decir “niños”, refiriéndose a ambos sexos. Se dice
“junta de padres de familia” cuando la casi totalidad de “los” participantes son madres;
de igual manera, en los discursos magisteriales se dice profesores, pero un 80% del
sector magisterial lo constituimos mujeres. Entonces me surge otra pregunta: ¿Por qué a
las mujeres se nos omite?
Cuando abro los textos de educación primaria –que en la actualidad ya se refieren al
sexo femenino y aparecen mujeres en las ilustraciones- veo que aún existe una
discriminación sexista.
Si revisamos los libros de historia pareciera ser que sólo los hombres han
participado en ella, existe una ausencia de las mujeres y, cuando aparecen, lo hacen de
forma estereotipada, con una serie de características que no varían en las diferentes
etapas de la historia mexicana.
Soy maestra y soy historiadora. Me preocupa saber qué y cómo enseñamos la
historia y qué papel juega la mujer en ella, en los salones de la escuela primaria en
México.
Por ello, cuando inicio un recorrido por la historia con otra mirada, descubro que las
mujeres han vivido desde hace mucho tiempo, en las diferentes etapas de la historia, en
condiciones de discriminación ocupando un papel secundario. La razón de esta
diferencia parece ser solamente su “condición de ser mujer”.
Estas reflexiones me llevan a buscar el origen de esta discriminación sexista en la
cultura mexicana, preguntándome: ¿Desde cuándo y cómo se fueron conformando las
relaciones sociales, culturales y económicas, quedando las mujeres subordinadas al
colectivo masculino? ¿Cómo se fue conformando el estereotipo de la mujer mexicana?
¿Cómo se la fue confinando a un espacio laboral privado-doméstico, permitiéndosele
sólo algunas actividades?
2
Estas reflexiones también se originan en la necesidad de hacer públicas a las
mujeres, de dar a conocer su participación en la historia de la humanidad.
Con esta investigación intento aportar herramientas a la comunidad escolar para que
puedan conocer y entender el proceso de la construcción de la relaciones sociales que se
dan desde el interior de la familia, donde cada integrante tiene un rol social
predeterminado y donde el rol que le corresponde a la mujer es el de la subordinación.
Como estas relaciones reflejan una estructura más amplia, observaremos que el espacio
privado, el del interior del hogar, destinado a la mujer se entrelaza con el espacio
asignado al hombre, el público. Así, podemos aplicar aquí el postulado feminista “lo
personal es político”.
Para entender este proceso es necesario hacer un recorrido por la historia, pero tiene
que ser una historia con una visión integral, una historia que recupere la participación
de la mujer como sujeto en los diferentes aspectos de la vida social, porque la historia
que se enseña en educación básica tiene una visión masculina y, por lo tanto, parcial. El
historiador construye la historia con una carga de valores y conceptos patriarcales. Esta
carga de valores y conceptos se va reproduciendo en las diferentes etapas históricas y
son las mujeres las principales reproductoras de esta práctica sexista, en función del rol
asignado biológicamente por el sexo –procreadora- y socialmente por el género:
maternidad, atención y educación de la familia.
De hecho, si la mujer mexicana es la más afectada, también es la principal
reproductora de esta cultura sexista y, por lo mismo, puede convertirse en un elemento
fundamental para el cambio.
Desarrollo esta investigación con el enfoque de la vida cotidiana con una
perspectiva de género, porque considero que es desde este enfoque donde podré
demostrar el quehacer de la mujer en la historia. Entiendo la vida cotidiana como todas
las actividades que realizamos día tras día desde el ámbito donde vivimos, ya sea en la
familia, en la comunidad rural o urbana, con las características propias de cada uno de
esos lugares y en las condiciones también propias de nuestro entorno físico,
psicológico, social y económico. La humanidad nace ya inserta en esa cotidianidad, que
le fue dada por ciertas condiciones creadas por el mismo ser mismo ser humano; por
esta razón, en la medida en que se conozca el quehacer de la cotidianidad de una
3
individualidad, de un grupo, en esa medida se podrán conocer y transformar esas
condiciones.
Es desde esta perspectiva que quiero abordar mi investigación porque es en la vida
cotidiana donde se reproducen y reflejan las relaciones laborales, sociales y humanas y,
por lo mismo, es ahí donde se puede gestar la alternativa del cambio necesario.
Esta Tesis de Maestría en Educación, Docencia y Divulgación de la Historia,
realizada en la Universidad Pedagógica Nacional, titulada Quehacer Cotidiano de la
Mujer Novohispana en la Ciudad de México, Siglo XVI, es con el objetivo de:
- Conocer la importancia de la participación de la mujer mexicana en la historia.
- Valorar el trabajo de la mujer en la cotidianidad.
- Realizar la enseñanza de la historia con un enfoque integral, lúdico y con significado.
- Reconocer a la historia como un instrumento que permite cambiar una realidad
discriminatoria, sexista y androcéntrica por otra realidad integral y democrática.
DELIMITACION EN TIEMPO Y ESPACIO
Mi investigación descubrirá la vida cotidiana de las mujeres peninsulares y criollas, así
como indias, negras, mestizas y mulatas, libres y esclavas, durante las primeras décadas
de la capital de la Nueva España, sede del poder económico y religioso de la colonia,
donde se asentaban las máximas instituciones del gobierno y se llevaban a cabo la
mayoría de las transacciones económicas, sociales y culturales.
De las etapas de la Historia de México me interesa revisar la segunda mitad del
siglo XVI1 por ser el momento de intersección de varias culturas, principalmente de la
española y la mexica, pero para que los y las lectoras escolares puedan tener un
seguimiento del proceso histórico y tener un referente de comparación de vidas de las
1 La época de objeto es la correspondiente al reinado de Felipe II que gobierna de 1556 a 1598, terminando en Nueva España el gobierno del virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo de 1595-1603.
4
mujeres, será necesario remitirme a otros tiempos y espacios, de ahí que esta
investigación la divida en tres partes:
En la primera parte hago un recorrido sinóptico desde que la humanidad atravesó el
Estrecho de Bering, hasta el esplendor de los mexicas, con una cronología, manejando
períodos cortos y largos para que el lector pueda tener una mejor comprensión temporal
y espacial del proceso histórico.
En la segunda parte abordo de manera general la vida cotidiana de la población,
desde el momento de la conquista española hasta finales del siglo XVI.
La tercera parte, que es la central de mi tesis, aborda específicamente a la mujer
novohispana en la Ciudad de México, en los años que van de 1550 hasta 1600. Aquí es
donde enfatizo el papel que las mujeres jugaron en el proceso del mestizaje de los
diferentes grupos culturales que se establecieron en el siglo XVI y que es una
característica que predominará en la cultura mexicana. Subrayo, también, la
importancia que tiene la educación para la conformación de este mestizaje cultural.
FUENTES Quiero manifestar que otro de los motivos que me llevó a realizar esta investigación
fue aprovechar la información que, durante dos años, recabé en el Archivo de Notarías
de la Ciudad de México, de los escribanos del siglo XVI, Baltazar Díaz, Antonio de
Villalobos y Antonio Alonso, ya que en el momento que hice las lecturas de esos
documentos, algunas hojas se me “deshacían en mis manos, y caían los pedacitos como
confeti” y, como digo en la introducción de la tesis de licenciatura:
... ahí estaba intentando armar un rompecabezas del siglo XVI con una sopa de letras, porque
con un pedacito de documento que faltara, quedaba incompleto un nombre, una fecha, un dato
importante para la información que perseguía. A veces, en lugar de la resequedad, padecían
extrema humedad y sucedía lo mismo, se caían letras, palabras, y a veces, párrafos completos y
entonces sí el contenido de esos documentos era irrescatable.2
2 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México 1994, p. 4.
5
Por la antigüedad de esos documentos, casi quinientos años, el tiempo, el clima y la
falta de cuidado necesario, habían realizado su labor; la resequedad, la humedad, el
trabajo de los hongos y bacterias habían deteriorado algunos testimonios y actualmente
me atrevería a decir que algunos de los leídos en esos años (1980-1982) ya no existen.
De esta realidad surge mi necesidad de sacar del anonimato toda esta información
recabada y darla a conocer.
El primer paso fue realizar un catálogo de esos documentos. El segundo, utilizarlos
para esta investigación, dado que son fuentes directas, escritas en esa época, que
contienen datos cuya veracidad es difícilmente refutable y, por lo mismo, más
confiables. Y, lo que es importante, no tienen interpretación alguna: se trata solamente
de la transferencia del testimonio oral que da el emisor, al testimonio escrito plasmado
por el escribano.
6
PRIMERA PARTE
Y CUENTAN QUE VENÍAN
ANTECEDENTES DE LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS
HUMANOS EN MESOAMERICA
Desde el origen de la humanidad, las mujeres han sido las dadoras de vida y podemos
decir que han tenido una participación de vital importancia en el proceso de cambio que
viene desde los estadios primitivos, independientemente de su capacidad procreadora.
Sin embargo, la historia tradicional omite toda referencia a la presencia de la mujer y le
niega su importancia en el desarrollo de las diferentes culturas que, por el contrario, le
otorga al hombre. El objetivo de este trabajo es hacer visible a la mujer en la historia
como sujeta social, no como alguien subsumida en el hombre; para ello es necesario
empezar a mencionarla desde su llegada a este continente, remitirnos a los años 40000 a
9000 a.C., cuando se cree que hordas asiáticas cruzaron el Estrecho de Bering, hasta
aproximadamente el año 1200 d.C., cuando los chichimecas ya se encuentran
establecidos en el valle de México.
A este respecto no he encontrado muchas obras que hablen de la mujer americana,
lo cual señala la necesidad de realizar más investigaciones sobre el tema. Para hablar
7
sobre su condición de género en la transición del nomadismo a la vida sedentaria, me
remitiré a obras que hablan sobre la mujer en el occidente, más concretamente en
Europa.
Algunos estudios del siglo XIX, como los de Carlos Marx y Federico Engels,
plasmados en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, La mujer y el
comunismo, así como otros más actuales ya escritos por mujeres y basados en
planteamientos arqueológicos y antropológicos, como Sexo contra sexo, de Evelyn
Reed, plantean algunas hipótesis acerca de la importancia de la mujer en la invención
de la agricultura, la domesticación de animales, el descubrimiento de la cerámica, la
cestería y otros.3
Riane Eisler, en El Cáliz y la Espada, apoyada en numerosos mitos donde a las
Diosas se les atribuye el invento de la agricultura o la enseñanza de cultivar la tierra y
por los elementos que le aporta la arqueología, defiende esta hipótesis.4 También
plantea que el tejido, la justicia, la curación y la escritura han sido invento de las
mujeres,5 al tiempo que pone en tela de juicio el origen y antigüedad de la escritura,6 ya
que las investigaciones de la arqueóloga Marija Gimbutas, lo hacen remontar a 5300 a
4000 a.C., cerca de Vinca, en Yugoslavia.7
El Arte Prehistórico Levantino en la Península Ibérica, descubierto a principios del
siglo, ha hecho aportes importantes que podrían confirmar las tesis referentes a las
actividades de la mujer en esa época:
La composición escénica es uno de los elementos esenciales del Arte Levantino. A lo largo de la
investigación se ha relacionado a aquella con una diversidad notable de escenas: algunas de carácter
doméstico, agrícola o, con más trascendencia, con composiciones de tipo religioso en relación con ritos
agrícolas.8
3 Reed, Evelyn, Sexo contra sexo o clase contra clase, 1987. 4 Eisler,Riane, El cáliz y la espada, Cuatro Vientos, Chile 1990. 5 Ibid., pp. 78-80. 6 El antecedente oficial de la escritura se remonta hasta 3200 años a.C., con el descubrimiento de tablillas de arcilla pertenecientes a la antigua cultura sumeria. 7 Eisler, Riane, op. cit., p. 81. 8 Alonso Tejeda, Anna y Alexandre Gamal, “Mujeres en la prehistoria”,Revista de arqueología, 1995, p. 15.
8
Entre las culturas que se desarrollaron en Mesoamérica también se relaciona a la
mujer con la agricultura, con la naturaleza, con la semilla, con la vida y hay evidencia
de esta relación en códices, testimonios indígenas e infinidad de figurillas que la
muestran como reproductora de vida y productora de diferentes utensilios.
Es posible que la capacidad de engendrar vida, que desde siempre fue y es utilizada
por el patriarcado9 para oprimir y limitar a la mujer al espacio doméstico, dejándola sin
injerencia en la vida pública, hizo posible que fuera ella la descubridora de actividades
que impulsaron más rápidamente el desarrollo cultural de la humanidad.
Para comprender mejor este proceso en la historia de México, tendré necesidad de
ubicar algunos acontecimientos históricos relevantes en un tiempo y espacio en orden
cronológico*. Considero pertinente aclarar que no intento proponer nuevas tesis sobre el
origen de la humanidad en el continente americano, ni sobre el desarrollo cultural que
tuvo lugar en la región.
Para que las culturas mesoamericanas10 alcanzaran un esplendor y llegaran al ocaso
en un tiempo determinado, antes tuvieron un nacimiento, y este hecho se remite a siglos
atrás. Con base en estudios recientes de códigos genéticos,11 las culturas que se
desarrollaron en México tenían una raíz común y vieja, que podría remontarse hasta las
primeras mujeres y hombres que cruzaron el Estrecho de Bering y llegaron a América
entre los años 40000 a 9000 a.C., coincidiendo con la última glaciación.12
9 “Organización social primitiva en que la autoridad se ejerce por un varón jefe de familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje”. Gran diccionario Patria de la lengua Española, prólogo de Antonio Tovar, Patria, México 1994. “Organización social caracterizada por la preponderancia del padre sobre los otros miembros de la tribu”. Campillo Cuatli, Héctor, Diccionario Academia enciclopédico, Fernández Editores, México 1996, p. 406. “La categoría del patriarcado, es decir, la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y los niños en lo familiar y, por extensión, el dominio del hombre sobre la mujer en la sociedad, como causa central de la opresión de la mujer” (Ramos, 1992: 15). * Ver anexo al final de este trabajo. 10 “Mesoamérica más que indicar un territorio se refiere a un concepto cultural, que es el producto de la aglutinación de rasgos comunes compartidos por grupos humanos diferentes asentados en un marco geográfico muy variado. Los rasgos, a pesar de las diferencias físicas, lingüísticas, plásticas y de otras clases, tuvieron un lejano origen común que propició la creación de la civilización mesoamericana”. Terrazona Silvia C., Mujer mesoamericana, p. 16. 11 Secretaría de Educación Pública (SEP), México Antiguo. Antología de Arqueología mexicana, 1995, p. 5. 12 Ibid., p. 5.
9
Est@s primer@s* habitantes, en su peregrinar en búsqueda de alimentación y
vivienda, fueron adentrándose en el continente dejando huellas por los lugares de
tránsito. Es por medio de estas huellas que los especialistas han podido determinar el
tiempo de su desarrollo. Este proceso ha sido lento, como lento ha sido el desarrollo
cultural de los primeros habitantes para que pasaran de un estado primitivo a uno
civilizado.
Durante los primeros 10000 o 15000 años, el desarrollo cultural fue mínimo; los
hombres y, seguramente, las mujeres, se dedicaban a la caza, a la pesca y a la
recolección; sus rústicas herramientas se hacían de piedras y palos. Andaban en
pequeños grupos deambulando por lo que es ahora "Baja California Norte, Tamaulipas,
Valle de México, Puebla, Morelos y Chiapas".13
Los descubrimientos de las puntas de Clovis y Folsom,14 con una antigüedad entre
10000 y 5000 años a.C., dan indicios de que se dedicaban a la caza de grandes
animales como el mamut y el bisonte, los cuales desaparecen entre los años 7000 y
5000 a.C. debido a cambios climáticos. Este hecho seguramente influyó para que
quedaran indicios de sedentarización, tales como el consumo de semillas y su
almacenamiento, como hace suponer el hallazgo de instrumentos de molienda.
Entre los años 5000 y 3000 a.C. se da un proceso de sedentarización ligado a la
agricultura. A esta época se la conoce como neolítica. Una de las hipótesis sobre el
desarrollo de las culturas primitivas, con la cual comulgo, es que a la mujer se le
atribuye el descubrimiento de la agricultura, así como la manufactura de los primeros
utensilios necesarios para cocinar, como las vasijas de barro. Un hecho importante de
esta era en México es la domesticación de las plantas alimenticias como la calabaza,
chile, amaranto, aguacate, maíz primitivo y posteriormente el frijol.
Esta situación propicia que los pequeños grupos humanos cada vez sean más
grandes, de tal manera que para el año 3000 a.C. aparecen las primeras aldeas en lo que
se conoce ahora como la costa de Chiapas, el valle de Oaxaca, el centro de México y
* Para no utilizar el género masculino plural, por sus connotaciones sexistas, como término genérico que incluye al femenino en las construcciones gramaticales, se dio en utilizar el signo @ como un símbolo neutral que engloba ambos géneros de manera igualitaria, con lo que se evita la preponderancia de un género (masculino) sobre otro (femenino). 13 Ibid., p. 6 14 Puntas acanaladas asociadas a la caza de animales como el mamut y el bisonte.
10
Tabasco. En el estado de Veracruz, por los vestigios de "lascas burdas de obsidiana,
pequeñas lascas del mismo material, punzones, buriles, raederas y piedras rotas por el
fuego",15 encontrados en Santa Luisa del Río Tecolutla, se deduce que los primeros
habitantes ocuparon ese lugar entre los años 5600 y 2400 a.C.
Hay una serie de evidencias que me hacen deducir que la mujer tuvo una gran
participación e influencia para que el cambio de un período nómada a la sedentarización
haya sido más pronto, participando directamente en el desarrollo de las primeras aldeas
en Mesoamérica hasta llegar a la construcción de grandes ciudades como Tenochtitlan.
Se han encontrado una serie de ofrendas de figuras femeninas, que representan el
ciclo vital, desde el nacimiento hasta la muerte de las mujeres, en las escalinatas de la
Pirámide de las Flores, construcción que forma parte del complejo arquitectónico
realizado por los antiguos habitantes de Xochitécatl, construido en la cima de un volcán
extinto, cerca del volcán La Malinche (Tlaxcala), que datan del año 600 a.C. (era
epiclásica).16
En ese lugar las mujeres de diferentes regiones se reunían cada 29 de septiembre,
único momento en que "el sol parece emerger de la boca del volcán de La Malinche en
el rostro dibujado sobre el horizonte" y que sólo se puede ver desde la parte más alta de
la pirámide. Este acontecimiento implicaba una ceremonia en que las mujeres
celebraban el acontecimiento de "dar vida": la madre tierra, la montaña sagrada, donde
se encuentran las fuerzas de germinación y crecimiento representadas por corazones y
serpientes, engendra al sol, a las plantas, a la vida. Las mujeres se identifican con este
acontecimiento porque ellas mismas pueden parir la vida y se unen sin discriminación,
en el hecho de ser mujeres, lo que se demuestra por la infinidad de estatuillas
encontradas en ese lugar, donde se muestra -por la posición, tipo de vestido y
ornamentos- que las mujeres, además de "dadoras de vida", podían ser oradoras,
sacerdotisas, dirigentas, guerreras y, seguramente, tener otros cargos más.
En esta época, mientras los hombres se encuentran cazando largo tiempo fuera del
grupo, las mujeres permanecen en las cuevas o habitaciones provisionales al parir y
alimentar a sus hijos; en ese lapso descubren la agricultura y la ganadería, tal vez
15 SEP, México Antiguo. Antología de arqueología mexicana, 1995, p.107. 16 Serra Puche, Mari Carmen y Karina R. Durán, “Las mujeres de Xochiquetzal, en Arqueología Mexicana. La mujer en el mundo prehispánico, vol. V, n. 29, México 1998, pp. 20-27.
11
accidentalmente, pero después, por medio de la observación y la práctica, aprenden a
sembrar y a domesticar algunos animales; también realizan las primeras vasijas de barro
y sus primeras vestimentas.
12
LLEGARON DESPUÉS DE MUCHO TIEMPO...
ORIGEN DE LA CULTURA AZTECA-MEXICA
Para hablar sobre el origen de mexicas, aztecas o acolhuas, nombres con los cuales es
conocido este grupo cultural, es necesario remitirse a la mitología y a la historia porque
ambas se encuentran fusionadas en la memoria oral, que se transmite de generación a
generación y, en su transcurrir, va mezclando los hechos históricos con las
interpretaciones míticas de los mismos, máxime si se habla de culturas donde no hay
fuentes escritas. Y aún en las fuentes escritas existen problemas de interpretación, sobre
cuándo y qué se considera mito o historia.
Los especialistas dicen que los documentos escritos más antiguos encontrados en el
valle de México, no van más allá del año 900.17 Esta fecha coincide con la llegada al
valle de México de los primeros grupos chichimecas que venían del norte, de una zona
extendida entre los actuales estados de Jalisco y Zacatecas, dirigidos por Mixcoatl.
La migración mexica aún presenta varias zonas oscuras, como por ejemplo el
nombre del lugar en donde comienza el éxodo, la fecha en que la iniciaron, además de
los nombres de sus dirigentes, a qué grupo pertenecían o cuál era la lengua en que se
expresaban. De ahí que no exista acuerdo entre investigadores. Hay quienes dicen que
salieron de la isla de Aztlán, como Wigberto Jiménez, que localiza Aztlán en la laguna
de Mezcaltitlán, lugar que se encuentra en el actual Nayarit y que tiene una isla que se
llama Aztatlán que significa "lugar de las garzas". Paul Kirchhoff, por su parte, dice que
se localiza entre Yuriria y Cortázar, al sur de Guanajuato; uno de los lugares de
Chicomostoc.18
17 Aunque existen otras culturas que estaban fuera del Valle de México que sí cuentan con documentos más antiguos, como los mayas. 18 Salvat Editores, Historia de México, t. 4, p. 706.
13
Jiménez asegura que la etnia mexica es un grupo de Aztlán, de estirpe nahua,
perteneciente a los totorame que viven en la costa de Nayarit.19 Y Kirchhoff, de acuerdo
con sus investigaciones, afirma que mexitin-mexicas que vienen de Zacatecas y
Pátzcuaro, al pasar por Aztlán, arrastran a los atlacachichimecas, liberándolos de los
aztecos chicomostoques;20 en tanto que Carlos Martínez Marín tercia en que los
atlacachichimecas, como antes se conocía a los mexicas, salen de la isla de Aztlán,
situada en la laguna de Mezcaltitlán, y que eran tributarios de los aztlanecos.21
Una leyenda relata que, en el año 1111, salen del norte, de un lugar llamado Aztlán,
que significa lugar de las garzas, siete u ocho grupos nahuatlacas dirigidos por cuatro
sacerdotes que cargan un bulto. Uno de esos grupos eran mexicas que obedecen las
instrucciones dadas a los sacerdotes por su dios Huitzilopochtli, el cual les tiene
predestinado un lugar en donde encontrarán la señal: un águila posada en un nopal que
devora una serpiente. Cuando encontraron esta señal, con la dirección de Tenoch, sumo
sacerdote, construyen su ciudad llamándola Tenochtitlan.
Otra leyenda los hace salir de Chicomostoc, que significa lugar de las siete cuevas,
y en las fuentes escritas aparece un cerro con siete cuevas que pueden ser las siete tribus
chichimecas: malpantlacas, texcaltecas, cuauhtlinchantlacas, totomihuaques, zacatecas,
acolchichimecas y tzauctecas.22
La tira de peregrinación del Códice Boturini relata que salen de Aztlán, en el año Ce
Técpatl (uno cuchillo de pedernal, 1091), acompañados por ocho tribus, y llegan a
Coatepec en una primera etapa; en la segunda etapa, ya solos, parten de Coatepec a
Chapoltepec y la tercera etapa de Chapoltepec a Mixiutlan (lugar del parto).23
El mismo nombre de mexicas, aztecas o acolhuas, también tiene su dificultad para
explicarse. Podemos deducir que se llaman aztecas por el lugar de Aztlán; mexicas por
Mexitl, otro nombre de Huitzilopochtli, o por "metztli, la luna y el de xictli, ombligo o
centro (México que está en medio del lago o de la luna)"; Metztliapan era el nombre
19 Idem. 20 Ibid., p. 707. 21 Ibid., p. 694. 22 SEP, México Antiguo. Antología de Arqueología Mexicana, p. 224. 23 Cronología de la tira de peregrinación establecida por Wigberto Jiménez, en Historia de México, Salvat Editores, t. 4, p 701.
14
antiguo de la laguna.24 Y acolhuas por considerarse descendientes de los toltecas que se
refugian en Culhuacán. Y el nombre de Tenochtitlan porque es el lugar del tenochtli
(nopal de tuna dura) y porque Tenoch se llama uno de su sacerdotes.
Si conjuntamos todas estas versiones, podemos decir que los mexicas-aztecas-
acolhuas son uno de los grupos chichimecas que vienen del norte del valle de México,
dirigidos por Xolotl, y que llegan al valle de México por los siglos XII-XIII. Vienen de
Aztlán-Aztatlan (lugar de las garzas), isla que se encuentra en la laguna de Mezcaltitlán,
de la región de Chicomostoc (lugar de las siete cuevas) localizado al norte u occidente
del valle de México, salen en el año 1091, 1111 o 1116 dirigidos por cuatro sacerdotes
cargando un bulto, haciendo un largo recorrido hasta llegar al lugar que el dios
Huitzilopochtli les ha prometido, construyendo su ciudad, Tenochtitlan, en 1325.
Carlos Martínez Marín, en Historia de México, considera que la cronología más
pertinente acerca de la migración, es la que maneja Wigberto Jiménez.25 Considera que
salen de Aztlán en 1111 y que en 1163 llegan a Coatepec donde encienden su primer
fuego. En 1215 ya están en el valle de México, en Apazco, y encienden su segundo
fuego. En 1267, en Tacpayocan, encienden su tercer fuego. En 1319 en Chapultepec
encienden el cuarto fuego. Desde 1111 a 1319 habían pasado cuatro ciclos de 52 años,
como rige el calendario azteca.
Los mexicas, por ser de los últimos grupos chichimecas en llegar al valle de
México, encuentran los lugares ocupados por los primeros chichimecas de Xólotl, como
Azcapotzalco (tecpanecas), Culhuacan y Coatlichan, por lo que piden permiso de
asentamiento a los señores de dichos lugares, como sucede en Chapultepec donde se
quedan más tiempo, llegando a encender cuatro fuegos; puede ser entre 1280 y 1323.
Encontrándose en Chapultepec, tecpanecas y acolhuas se unen para expulsarlos y
quedan como prisioneros de Achitometl, señor de Culhuacán; éste les presta tierras en
Tizapán donde sólo había alimañas, como las culebras, que les sirven de alimento. De
Tizapán salen corridos cuando, en una ceremonia, desuellan a la hija de Achitometl;
con la piel, visten a un sacerdote y cuando Achitometl se da cuenta, azuza a sus vasallos
para que los persigan y maten. Los mexicas huyen entre los tulares del pantano
24 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, p. 19. 25 Salvat Editores, Historia de México, t. 4, p. 701.
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adentrándose cada vez más en la laguna de Metztliapan, pasan por Mexicaltzingo,
Ixtacalco, Temazcaltitlan y Mixiutlan (lugar del parto) o Mixiuhcan (lugar del
alumbramiento).
En ese lugar, una de las mujeres da a luz y es cuando descubren el lugar prometido.
Prontamente, ganando terreno al lago de Texcoco, inician la construcción de la ciudad
de Tenochtitlan en 1325 y el templo del dios Huitziloppochtli de lodo y carrizos, que
era lo que se encontraba en los alrededores, actividades que dan inicio a la organización
social de población.
En la primera pintura del Códice Mendocino, aparecen l@s fundadores de
Tenochtitlan donde Tenoch ocupa un lugar especial, por lo que se considera que el
primer gobierno mexica fue teocrático. Es indudable que las mujeres estuvieron
presentes desde la salida de Aztlan hasta la llegada al valle de México y fundación de
Tenochtitlan. Silvia Terrazona26 menciona que uno de los cuatro dirigentes mexicas en
su peregrinación era una mujer llamada Chimalma.
Suponemos que, en la etapa de migración, las actividades cotidianas eran realizadas
a la par por hombres y mujeres y, seguramente, también los niños y niñas hacían lo
suyo. Las mujeres al igual que los hombres se proveían de alimentos, por medio de la
caza, pesca o recolección de frutas y semillas. El hecho de parir no significaba dejar de
hacer sus labores, que aún no eran consideradas como "propias de su género", y es
posible que su injerencia en el poder de decisión era similar a la del hombre porque la
familia, en esa época de peregrinaje, aún no existía como tal; asimismo, como no eran
propietarios de ningún bien material, no tenían necesidad de cuidarlos ni de darlos en
herencia.
Pero esta situación cambia cuando los hombres se van sedentarizando y adiestrando
más en las cuestiones guerreras, hecho que los obliga a estar más tiempo fuera de sus
primeras chozas, mientras las mujeres siguen dedicándose a la provisión de alimentos y
a producir los utensilios y equipos necesarios para la subsistencia. Los testimonios o
huehuehtlahtolli y los textos en náhuatl de Fray Bernardino de Sahagún dan idea de las
actividades de las mujeres prehispánicas.27
26 Terrazona, Silvia, La mujer mesoamericana, 1991. 27 Ver, “La mujer en el mundo prehispánico”, en Arqueología Mexicana, vol. V, n. 29, 1998, p. 15.
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También suponemos que muy cerca del final de la etapa de migración, se inicia el
gobierno patriarcal, según el mito del nacimiento del dios Huitzilopochtli. Cuenta la
leyenda que después de un largo peregrinaje llegan por las cercanías de Tula, que ya
había sido abandonada por l@s toltecas y se encontraba destruida; allí encuentran a una
viuda que tiene una hija y 400 hijos; al barrer, ella descubre una bola de plumas y la
guarda en su seno quedando embarazada. Los hijos, enojados por ese embarazo,
deciden castigarla pero Huitzilopochtli dándose cuenta de lo que pensaban hacer, nace
armado de un átlatl, un escudo y una serpiente de fuego, matando a su hermana
Coyolxauqui.
Esta leyenda mítica tiene un significante en su ideología religiosa, porque la viuda
representa a la tierra, su hija a la luna y los 400 hijos a las estrellas; al vencer
Huitzilopochtli-sol, vence a la luna y a la tierra, es decir, a la antigua cultura, con lo que
la figura de Huitzilopochtli adquiere mayor resplandor como representante del sol,
convirtiéndose en uno de los principales dioses. L@s mexicas sabiéndose elegidos por
ese dios tendrán la misión de no permitir que el sol se apague; de ahí surgirá el
sacrificio humano para alimentar al sol con la sangre de los sacrificados.
Para algunas especialistas, este mito simboliza la derrota de una cultura femenina
por el patriarcado: el hombre, representado por el dios Huitzilopochtli, vence a la mujer
representada por la diosa Coyolxauhqui, diosa de la luna y a Coatlicue, "madre de todos
los dioses, de la tierra, de la vida y de la muerte", que pierde su carácter de diosa
quedando solamente como madre del dios.
Retomando la etapa de migración, al encontrarse con la tierra prometida, l@s
aztecas inician la construcción de su ciudad en un espacio que pertenece a los
tecpanecas, pasando a ser tributarios. Aprovechando su actividad de guerreros, se
convierten en mercenarios de los tecpanecas, ayudando a Tezozomoc a expandir su
imperio.
En uno de los cantos que se encuentra en Los antiguos mexicanos, erudito trabajo de
don Miguel León Portilla, se lee: “Obtengamos piedra y madera, paguémosla con lo que
se da en el agua: los peces, renacuajos, ranas [...] Enseguida se pusieron a pescar,
atraparon, cogieron peces [...] y enseguida fueron a vender y a comprar”.28
28 León Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos, 1961, p. 84.
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Este pasaje nos da idea de las primeras actividades de la población mexica. Es de
suponer que también la mujer para subsistir se dedica a la pesca, a la recolección en un
principio y después al cultivo de plantas, tomando en cuenta que están rodeados por
agua. Máxime si son un pueblo subyugado y por lo mismo obligados a pagar tributos en
productos de su trabajo, conseguidos de la rapiña, consecuencia de la incorporación
como mercenarios en las guerras. Las mujeres tienen que pagar estos tributos
dedicándose a las actividades antes mencionadas y otras más seguramente, como lo
señalan los códices, que muestran a las mujeres sentadas, enseñando a sus hijas a tejer,
a hilar, a barrer, a moler, a echar tortillas.
Ya asentados en Tenochtitlan dice la historia que surgen problemas entre quienes
fundaron la ciudad por “la disputa de los envoltorios que encerraban la piedra preciosa
y los palos para sacar lumbre, ya disgustados porque no los distinguieron en la división
de la isleta; y capitaneados por Atlacuahuitl, Huicto, Opochtli y Atlacol, fueron a vivir a
otra isla, al norte de la de Tenochtitlan”.29 Es así como por el año 1337, la división se
consuma y el grupo disidente inicia la construcción de Tlatelolco, nombre que se le da
por ser "como montón de tierra".
En 1367 conquistan Culhuacan a favor de los tecpanecas. A la muerte del supremo
sacerdote Tenoch, en 1369,30 deciden nombrar a un tlatoani,31 heredero de la cultura
tolteca, y es así como eligen a Acamapichtli, descendiente del rey de Culhuacán. Por lo
mismo, los varones aztecas se unen con mujeres acolhuas, iniciándose un proceso de
transculturación, que da lugar al nacimiento del primer gobernante de los mexicas,
Acamapichtli, hijo de un mexica y una culhuacana, cultura ésta considerada como
heredera del bagaje cultural tolteca.
León Portilla asegura que “los aztecas empezaron a buscar mujeres entre las hijas de
sus vecinos. Así fueron emparentando con aquella gente de origen tolteca”,32 de ahí que
se consideren descendientes de la cultura madre. Desde ese tiempo se ve la importancia,
que tiene para el hombre, la mujer como transmisora de la cultura. Dentro de la cultura
29 Riva Palacio, Miguel, México a través de los siglos, p. 67. 30 Existe una diferencia de siete años con la fecha que maneja León Portilla en Los antiguos mexicanos, p. 86. 31 Término que significa gobernante supremo entre los mexicas. 32 León Portilla, Miguel, op. cit., p. 41.
18
náhuatl se relaciona a la mujer con la agricultura, con la montaña (Tlalocan) fuente del
agua y de corazones (semillas) de donde sale la nueva vida, el fruto nuevo. La
particularidad más valorada en la mujer es la maternidad, de tal forma que si muere de
parto es divinizada y equiparada con los guerreros que mueren en batalla. La mujer
como dadora de vida es representada en diversas figuras donde aparece embarazada,
dando vida (serpientes), o con niños.33
Durante el gobierno de Acamapichtli,34 que duró entre 21 y 28 años, los mexicas se
dedican a la construcción de su ciudad y por medio de la caza y pesca de animales que
se encuentran en los alrededores, pagan los tributos a los tecpanecas. También
comienzan a ejercitarse en la guerra, como un medio de sobrevivencia en un principio.
En 1396 muere Acamapichtli y eligen a su hijo Huitzilihuit en 1397 (muere en
1417). Huitzilihuit se casa con una hija de Tezozomoc, señor de Azcapotzalco; esta
relación influye para que los tributos se mitiguen un poco y puedan disfrutar de una
relativa paz, ocupándose en la construcción de su ciudad , de los templos de sus dioses e
ir conformando su religión , mezcla de raíces toltecas con sus tradiciones y prácticas.
En 1417 sube al trono Chimalpopoca, nieto por línea materna de Tezozomoc.35 Es
en este periodo cuando Tezozomoc, señor de Azcapotzalco, reduce los tributos a los
mexicas; posteriormente, a su muerte en 1426, dos de sus cuatro hijos36 se enfrentan por
el poder. Gana Maxtla quien manda apresar a Chimalpopoca en 1428 por haber
apoyado a su contrincante y hermano Quetzalayatzin o Tayatzin, como lo nombran los
cronistas.
En 1418, por mandato de los tecpanecas, los mexicas conquistan Texcoco,
muriendo Itztlixochitl, padre de Netzahualcoyotl, quien sale de Texcoco.
En 1426 se elige a Izcoatl, hijo de Acamapichtli y, como consejero, a Tlacaelel
("cemenahuac tepehua", conquistador del mundo), cargo que conserva con los dos
siguientes emperadores: Motecuhzoma Ilhuicamina y Axayácatl.
33 Ver, “La mujer en el mundo prehispánico”, en Arqueología Mexicana, vol. V, n. 29, 1998. 34 Hijo del mexica Opochtli y de una culhuacana, Atotoxtli, México Antiguo, SEP, p. 26. 35 Bernal, Ignacio, Tenochtitlan en una isla, 1976, p. 139. 36 México a través de los siglos, p. 77.
19
Es importante resaltar el reinado de Izcoatl porque fue en esta época cuando, por
consejo de Tlacaelel, se decide quemar los viejos libros donde la historia no los
favorece y se hacen otros libros donde se resalta una nueva historia como pueblo
elegido para gobernar todos los reinos y como cuidador del sol. Esta nueva visión
histórica les dará el fundamento mítico-religioso a su cultura. Con ella justifican la
guerra como medio para obtener prisioneros que servirán de tributo a Huitzilopochtli,
ya que con la sangre de los sacrificados el Quinto Sol no morirá. Para los mexicas, el
mundo había existido a través de varias edades o soles: la edad de la tierra, edad del
viento, edad del fuego y edad del agua.
En un pasaje de la recopilación de Cuauhtitlan, dice que estas edades terminan en
cataclismos para mejorar las especies vivas, es decir que la evolución se da en espiral:
en la primera edad los hombres son de ceniza y al terminar esta era quedan convertidos
en peces; en la segunda edad, los habitantes son gigantes pero débiles; en la tercera
edad quedan convertidos en guajolotes y en la cuarta edad en hombres monos.37 La
quinta edad o sol del movimiento, que se ha iniciado en Teotihuacan, llegará a su
término, pero los mexicas se encargarán de que esto no suceda por medio del sacrificio.
También en el gobierno de Izcoatl se inician algunas reformas que perduran mucho
tiempo. En el aspecto administrativo, para agilizar la solución de los problemas, se
forman consejos como el Tlatocan, formado por cuatro nobles o pipiltin, que son
quienes conceden títulos de nobleza a los capitanes más distinguidos en la guerra y
distribuye las tierras conquistadas.
En 1428 se liberan de Azcapotzalco e inician un periodo de mayor auge porque los
lugares conquistados son para ellos; además, se alían con Texcoco y Tlacopan,
formando la triple alianza en 1434.
En 1440 al morir Izcoatl, sube Moctecuhzuma Ilhuicamina, hijo de Huitzilihuit; es
en esta época cuando se inicia la construcción del Templo Mayor; es también cuando,
por consejo de Tlacaelel, el emperador manda que una comisión de sesenta
encantadores y hechiceros38 busque el origen de su pasado, el mítico Aztlán. Al regresar
la comisión dijo haber encontrado la región Chicomostoc; a las orillas de la laguna
37 León Portilla, Miguel, op. cit., p. 16. 38 Tibón, Gutierre, Aventuras de los azteca en el más allá, col. Duda, p. 129.
20
encontraron un cerro torcido llamado Culhuacán y unas cuevas; se entrevistaron con
Coatlicue, madre de Huitzilopochtli quejándose de que su hijo no hubiera vuelto, ya que
cuando se fue le dijo "madre mía, no me detendré mucho en dar la vuelta, luego
volveré".39 Y habían pasado casi 400 años (es posible que éste sea el origen del dicho
mexicano: “ahorita vuelvo”). Hay que resaltar aquí la importancia que tiene para el
emperador Motecuhzuma Ilhuicamina conocer sus raíces.
Entre 1450-1454 sufren una sequía, logrando sobrevivir gracias al maíz de los
totonacas, adquiriendo interés esta región que posteriormente conquistan en 1463
pasando a ser los totonacos tributarios de los mexicas.
En 1468 Tlacaelel delega el gobierno que tenía, al morir Motecuhzoma, a
Axayacatl, hijo de Tezozomoctli, nieto de Izcoatl; en su reinado conquistan Tlatelolco
en 1473 y continúan las conquistas de otros señoríos. Es posible que la muerte de
Tlacaelel haya sucedido entre 1478 y 1480. En 1481 al morir Axayacatl, gobierna su
hermano Tizoc; a su muerte gobierna su hermano Ahuitzotl en 1486, que termina la
construcción del Templo Mayor y el imperio abarca lo que es ahora Guerrero, Oaxaca,
Chiapas, Guatemala, Puebla, Veracruz; sólo faltaban Cholula, Huexotzingo y cuatro
cabeceras de Tlaxcala.
En 1499 la ciudad sufre una de las primeras inundaciones como consecuencia de la
construcción del acueducto que trae las aguas de los manantiales que pertenecen al
señorío de Coyoacán, y es tal la cantidad de agua que pronto se llena el lago, de tal
forma que se desborda inundando la ciudad y destruyendo casas. Dicen las crónicas que
la población, al igual que la familia imperial, salen de sus casas con tanta prisa que “el
mismo emperador de México fue víctima de esa inundación, pues habiendo entrado el
agua en su aposento y saliendo precipitadamente por salvarse, se dio contra una puerta
baja tan terrible golpe en la cabeza que sus resultados fueron la causa de su muerte”.40
En 1502 asume el poder Moctecuhzuma Xocoyotzin o Moctezuma II, gobernando
hasta el inicio de la conquista española. En 1519 llegan a Moctezuma las primeras
noticias del regreso de Quetzalcóatl y, a partir de ese momento, se inicia un nuevo
capítulo en la historia de México.
39 Ibid., p. 23. 40 México a través de los siglos, p. 356.
21
Cuando los mexicas se establecen en Tenochtitlan y la guerra es una actividad
necesaria para su permanencia y sobrevivencia en ese lugar, cambia la participación de
las mujeres. Aunque su participación como sujetas de la historia ya se encuentra
opacada, seguramente habrían algunas mujeres guerreras, a pesar de que se considere
actividad de hombres. Aquí es cuando se enfatiza más la división de trabajo por género
porque ya existe el precedente del concepto familia, base de la organización en calpulli.
Además, el conocimiento de la agricultura y la domesticación de animales nos da idea
de que ya existían bienes que cuidar.
El reparto del poder y la herencia del trono se da por línea paterna, los hijos de los
monarcas son los siguientes herederos del trono. En tanto, las mujeres eran utilizadas
como intercambio con otros grupos y destinadas, de esta manera, para el fortalecimiento
de las políticas de alianza. Así, no se puede dejar de lado la importancia de las mujeres
como transmisoras de la cultura, como se dio en diferentes etapas del desarrollo cultural
mexica.
22
MANOS A LA OBRA
LA CIUDAD DE TENOCHTITLAN Y SU POBLACIÓN EN 1519
Cuando las fuerzas españolas llegan a Tenochtitlan, el imperio mexica se encuentra en
su máximo esplendor; sus dominios se han agrandado, abarcando los territorios actuales
de los estados de México, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Morelos, Guerrero, Oaxaca,
Chiapas, al igual que otros territorios como Guatemala y Belice.
La ciudad ha crecido. Las elementales aldeas hechas de carrizo y lodo del comienzo,
se han transformado en una serie de construcciones firmes, hechas de piedra, tezontle,
cal y arena, ocupando una superficie en forma de cuadrado de alrededor de 3 km. por
lado, con una superficie de mil hectáreas, aproximadamente.41 Rojas maneja una cifra
de 13,5 km cuadrados de superficie, dato que le servirá para calcular la densidad de la
población, cantidad que, hasta la actualidad, provoca discrepancias entre los
especialistas.42
El conquistador Hernán Cortés, observando la ciudad desde lo alto del teocalli de
Tlatelolco, escribió:
De allí vimos las tres calzadas que entran a Méjico que es la de Istapalapa, que fue por la que entramos
cuatro días hacía, y la de Tacuba, que fue por donde después salimos huyendo la noche de nuestro gran
desbarate [...] y la de Tepeaquilla.43
En efecto, los mexicas, para facilitar el transporte humano y de mercancías, han
construido calzadas y, a la par, canales por donde pueden transitar y trasladarse, ya sea
a pie o en canoas, con facilidad.
41 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, FCE, p. 25. 42 Rojas, José Luis, México Tenochtitlan. Economía y Sociedad en el siglo XVI. 43 Soustelle, Jacques, op. cit., 28.
23
Estos canales y calzadas parten del centro de Tenochtitlan hacia los diferentes puntos
cardinales:
En el norte se encuentra la calzada de Tlatelolco llegando hasta el Santuario de
Tonantzin en el Tepeyac, hoy Calzada de los Misterios.
Por el sur, parte una calzada que se divide en dos ramales: por el suroeste, llega a
Coyoacán y por el oriente llega a Iztapalapa, hoy San Antonio Abad y Tlalpan.
Al poniente, parte una del centro, uniendo la metrópoli con el señorío de Tlacopan, de
donde se puede llegar a Texcoco por medio de canoas.44
También la traza de la ciudad tiene cuatro secciones, con base en los cuatro puntos
cardinales, cada uno orientado hacia los cuatro rumbos del universo, partiendo del
centro, donde se encuentra el Gran Teocalli:
Norte o noroeste: Cuepopan (lugar donde se abren las flores), lo que es ahora el barrio
de Santa María la Redonda.
Oriente o sureste: Teopan (el barrio de dios, es decir del templo), posteriormente
barrio de San Pablo.
Sur o suroeste: Moyotlan (lugar de los mosquitos), allí desembocan las calles y los
canales en los pantanos que se llamarán en la época colonial, Ciénega de San Antonio
Abad y Ciénega de La Piedad.
Poniente o noreste: Aztacalco (casa de las garzas)45 o Atzacoalco (en el lugar de la
compuerta)46 que en la época colonial será el barrio de San Sebastián.
Tienen grandes construcciones, entre ellas los sitios más importantes son el Gran
Teocalli o Templo Mayor, constituido por 78 edificios, enfrente del cual se encuentra el
palacio de Axayacatl y, frente a la Gran Plaza, el palacio de Moctezuma, en lo que es
ahora el Palacio Nacional.
44 Cfr., Historia de México, Salvat, p. 148; Soustelle, J., op. cit., p. 31; Orozco y Berra, Historia de la Ciudad de México, p. 27. 45 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 27. 46 Salvat Editores, op. cit., p. 848.
24
Además del Gran Teocalli hay otros centros ceremoniales de menor tamaño y
edificios oficiales como la casa de las Águilas, los Calmecac, los Tlacochcallis o
arsenales. Con el fin de contar con agua potable, también han construido acueductos
desde Chapultepec hasta el Palacio Real.
La mayoría de las casas son de tezontle, adobe, piedras y vigas pintadas de blanco
con cal. Tienen el suelo elevado, algunas tienen un segundo piso, principalmente las
casas de los nobles. La construcción más importante y elegante es el palacio del rey
Moctezuma. Las casas pertenecientes a la clase de los macehualtin son de adobe, de un
solo piso, con azotea o terrado. Las puertas y ventanas, que dan a un patio interior, se
cierran con petates.
La población mexica ama a la madre naturaleza, a las plantas y a los animales. En
los patios y terrazas cultivan flores; todas las casas cuentan con un jardín pequeño o
grande, según sea la clase a la que pertenecen. En sus corrales cuentan con animales
domésticos; algunos son comestibles como los conejos, los perros, el totolin; otros son
de compañía y adorno como los pericos y las guacamayas. Se vive poco dentro de la
casa y mucho fuera de ella.47
LA POBLACIÓN
Hablar sobre la cantidad de habitantes que tiene la ciudad de Tenochtitlan en la época
del arribo español, es difícil; no hay información sobre cantidades dadas por los
primeros españoles que llegaron y vieron la ciudad; solamente comparan, como Hernán
Cortés, quien dijo que era tan grande como Sevilla y Córdoba. Aún no existe acuerdo
entre los especialistas y, así, los datos que se tienen son muy diferentes los unos de
otros; se manejan cifras que van de los 3 millones a 30 mil o de 2 millones a 2 mil;
Bartolomé de las Casas dice que había 50 mil casas, 200 mil familias y un millón de
habitantes48 y Antonio de Solís dice que había "sesenta mil familias de vecindad".49
47 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 134. 48 Rojas, José Luis, op. cit., p. 59. 49 Solís, Antonio de, Historia de la conquista, Porrúa, México 1973, p. 166.
25
Por los datos que maneja Gibson de 21636 tributarios en 1560, Rojas supone una
población de 250 mil a 400 mil habitantes en Tenochtitlan-Tlatelolco en 1519.50
Soustelle, por su lado, maneja una cifra de entre 80 mil y 100 mil casas y de 560 a 700
mil habitantes. Admitiendo que las casas albergaran de cuatro a diez personas, como
dice Torquemada, deduce un promedio de siete personas por casa; al respecto, escribe
que:
Se puede admitir que Tenochtitlan-Tlatelolco tendrían de 80,000 a 100,000 hogares de siete personas, o
sea una población total de 560,000 a 700,000 almas. Digamos que esa población era seguramente
superior a 500,000 personas y probablemente inferior a 1,000,000.51
Pilar Gonzalbo, citando a Cook y Borah, nos dice que en 1521 había en
Mesoamérica‚ doce millones de mujeres indias, las que posteriormente se redujeron a
600 mil en el siglo XVII; además, durante los tres siglos siguientes llegaron unas
cuantas mujeres españolas y 80 mil negras traídas de África.
A pesar de la no concordancia de las cifras acerca de la cantidad de población que
habita la ciudad de Tenochtitlan, es inegable que era la más poblada de toda
Mesoamérica, tal y como lo sigue siendo en la actualidad.
Resulta asombroso que, desde 1325, cuando los mexicas llegaron a un lago donde
sólo existían peces y otros animales propios del medio, sólo habían pasado 194 años, y
91 desde que logran su independencia de los tecpanecas. Sobre ese lago habían
construido, según dicen los mismos conquistadores españoles, una ciudad de
encantamiento, con una población enorme que cuenta con los servicios propios de una
ciudad de esa época.
También resulta asombrosa la coincidencia entre el máximo esplendor alcanzado
por la cultura mexica y la fragilidad de la relación con los pueblos sometidos, situación
que desencadenará la debacle de la conquista.
50 Ibid., p. 61. 51 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 27.
26
EL PROBLEMA DE LA "AUTORIDAD" DE LAS
MUJERES
NO SOMOS IGUALES. ORGANIZACIÓN SOCIAL
Los mexicas, según Carlos Martínez Marín, tenían una división social de trabajo basada
en las tareas realizadas por los hombres y jóvenes, y las de las mujeres, consistente en
labores complementarias, éstas “cargaban la impedimenta”.52
Esta primera división social construye el género femenino entre los aztecas, ya que
las mujeres, independientemente de su estatus, fueron segregadas de ciertas actividades
y sólo realizaban las "complementarias". Dentro de ese contexto, la mujer también era
considerada como un complemento y, por lo mismo, su quehacer es tomado de esa
manera. En efecto, la situación de la mujer mexica en el momento de la llegada de los
españoles era de discriminación hacia algunas actividades, principalmente las derivadas
de la guerra y de la religión, las cuales eran las que otorgaban mayor poder político,
religioso y económico.
Aunque la mujer mexica realizaba un sinfín de actividades, existía una
discriminación; por citar un ejemplo, las mujeres podían ser sacerdotisas, pero no tenían
el mismo poder que el hombre e incluso sus tareas consistían en cuidar el santuario, o lo
que es lo mismo, barrer, limpiar, sacudir. Pero, seguramente esta situación no fue la
misma en la etapa de peregrinación y en los primeros años de la construcción de su
ciudad y de su cultura; hombres y mujeres realizaban las mismas actividades, todos
participaban, porque las condiciones así lo exigían. En esta situación las mujeres podían
52 Martínez Marín, Carlos, en Historia de México, Salvat, p. 703.
27
ser dirigentas, como Chimalma, uno de los cuatro personajes que aparecen en los
códices de la peregrinación.
Cuando recién llegan a la tierra prometida, su organización se basa en el calpulli,
que es una agrupación de familias donde predomina el parentesco y los problemas que
surgen son resueltos de forma colectiva, así como colectivo es el reparto del producto
de la tierra. En este estadio no es notoria la estratificación social y económica, porque
todos cuentan con un pedazo de tierra, con que se mantienen, y trabajan la propiedad
comunal, de donde salen los productos necesarios para pagar los tributos y otras
necesidades como las ceremonias en honor a sus dioses.
Cada calpulli tiene a un responsable político que es el encargado de resolver, junto
con los demás, los problemas que surjan y un responsable religioso que interpreta los
mandatos del dios. Las diferencias sociales no son tan marcadas puesto que toda la
población participa en el trabajo de la tierra y, cuando es necesario, hombres y mujeres
de todas las edades pelean. No hay mucha riqueza que disputar, situación que cambia
conforme van adquiriendo mayor poder.
Así, mediante alianzas políticas con sus vecinos y por la guerra, los mexicas
obtienen bienes como esclavos y otros tributos que se acumulan de manera particular y
se instala la transmisión por herencia de los cargos políticos, principalmente hacia los
hijos varones. La mujer es segregada al espacio privado y sólo realiza determinadas
actividades, con algunas excepciones.
Conforme el grupo cultural va adquiriendo mayor importancia política, económica y
social, también su organización social va haciéndose cada más compleja. Hay más
cargos y más rangos y la diferencia económica y social se hace más distante de un
grupo al otro.
A medida que la ciudad crece, se amplían las actividades y se van especializando;
aparecen grupos sociales que sólo se dedican a una rama particular de la producción. De
esta manera, entramos a una sociedad jerárquica y estratificada.
La estratificación social se hace notoria con la construcción de Tenochtitlan en
cuatro secciones, división que tiene un carácter administrativo y gubernamental. Es una
red jerárquica superpuesta a todos los calpulli; cada sección tiene su templo y su jefe
28
nombrado por el gobierno central y no poseen tierra. En cambio el calpulli elige a su
jefe y posee su propia tierra.
Se puede decir que la sociedad mexica está dividida en dos grandes grupos: pipiltin
y macehualtin; esta división social se proyecta en todos los aspectos de la vida social,
religiosa, política, cultural. Se observa en la actividad laboral, en la casa habitación, en
la alimentación, en el vestido y el ornato, en las costumbres; en fin, en todos los
aspectos de la vida terrenal y también más allá, después de la muerte.
Difícilmente alguien puede ascender otro nivel; a lo sumo, puede obtener por medio
de la guerra algunos privilegios, pero no cambia su condición, sigue siendo el mismo.
Por el contrario, puede descender en la escala social por diversas circunstancias.
Pipiltin es la clase noble, la que posee superioridad de casta, prestigio, riqueza y
dominio; sus integrantes tienen todos los privilegios, la riqueza y los cargos. Viven del
trabajo de los y las macehuales, quienes se ven obligados a pagar tributo. Los pipiltin
"ocupaban los principales puestos de la organización social, ya sea en la administración,
civil, en el ejército o en el sacerdocio".53
En este grupo también hay jerarquías. En orden de importancia, en el primer lugar
está el Huey Tlatoani, el representante más alto del imperio con poder civil, militar y
religioso. En la organización militar se ubican los tlacatecuhtli; después vienen los
tlatoques que son los tlatoanis de las otras ciudades y una de sus actividades es
centralizar los tributos de su área de influencia. Posteriormente están los tetecuhtin, un
linaje de los nobles. El tecuhtli es un cargo que ocupa el jefe de un teocalli o casa
señorial. Quienes habitan ese teocalli se llaman teocalleques. Luego siguen los jefes del
calpulli llamados calpulleque que, a su vez, tienen a un grupo de asesores ancianos
llamados huehueques.
El segundo grupo, conocido como macehualtin, son pobladores que no son nobles ni
tienen cargos políticos, militares o religiosos, pero que conforman la mayoría de la
población, el pueblo. Son trabajadores, productores de la riqueza que casi no poseen
nada, sólo su fuerza de trabajo. Pueden ascender a otro nivel por méritos en la batalla,
llamándose cuacuauhtin, quahpipiltin (nobles guerreros águilas) y sus hijos adquieren el
titulo de pillis. Dentro de este grupo también hay categorías y así tenemos a los
53 Ibid., p. 87.
29
tlamemes o tamemes, cargadores que difícilmente pueden ascender a otro nivel; luego
están los mayeques o tlalmaitl, poseedores de manos o brazos, pueden rentarse a un
señor noble o ser artesanos o comerciantes.
Cuando se conquistan tierras de grupos aledaños, se distribuyen entre los pillis y
quienes antes trabajaban esas tierras comunales, lo siguen haciendo para los pillis.
Finalmente tenemos a los tlacohtli, tlatlacoliztli, o sea, esclavos, que lo son por
"coacción de derecho"54 o por voluntad propia o familiar; es decir, los cautivos
producto de una batalla, los deudores que pagan con su persona o con la de sus
descendientes, o por haber cometido un delito. Pueden tener propiedades, casarse con
personas libres y sus hijos al nacer, son libres y ellos pueden comprar su libertad.55
También están los mamaltin o cautivos de guerra que tienen un destino superior: el
sacrificio a los dioses. Por último están los tlatlacohtin de collera o desahuciados, no
importando que sean hombres y mujeres.
Una clase aparte la constituyen los comerciantes, llamados pochtecas, que no son
pipiltin ni macehualtin; es un grupo intermedio que, si bien no tiene nobleza, sí acumula
riquezas. Dentro de este grupo también hay categorías, dependiendo de la actividad
comercial a la que se dediquen.56 Algunos estudiosos incluyen a los amantecas
(artesanos y artesanas) entre los pochtecas, por la relación cercana que existe entre
ellos, dado que mientras es amanteca el que produce el objeto, el pochteca se encarga
de venderlo.
Ahora bien, todas estas divisiones sociales son notorias porque abarcan el barrio
donde viven, la casa que habitan, el vestido que portan, los ornamentos de su persona,
de la casa, la alimentación diaria, las ceremonias que realizan, la actitud; y se da desde
que nacen hasta que mueren. Y más allá, porque después de la muerte, dependiendo del
grupo social a que pertenezcan, se van a lugares diferentes: unos se van al Tlalocan y
otros al Mictlan.57
54 Ibid., p. 794. 55 Rojas, José Luis, México Tenochtitlan. Economía y sociedad en el siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1995, pp. 86-92. 56 Ibid., pp. 224-229. 57 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, pp. 113-114.
30
En cuanto al comportamiento, las madres son las encargadas de educar a las hijas y
así podemos oír como una madre aconseja a la hija, diciéndole:
Recuerda la autoridad paterna, tu origen noble, viste con discreción, sin mucho adorno, para que no
parezcas una prostituta. La prostituta se pinta los dientes, mastica chicle, lleva el pelo largo y suelto,
enseña las piernas, se contonea, anda levantando la cabeza, hace señas con la mano, guiña los ojos.58
[...]
Pero no vistas tan humilde para que te confundan con las macehualtin; no hables ni muy alto ni muy bajo;
no camines ni muy aprisa ni muy despacio, sino moderado; no andes con la cabeza gacha ni encorvada,
pero tampoco muy erguida; no voltees la cabeza de un lado a otro; cuando mires a la gente no pongas
cara ni de enojo ni de risa y no te pintes, anda muy limpia, no te enojes ni digas malas palabras, eso lo
hacen los macehuales que se insultan y pelean a cada rato.59
58 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la familia, Antologías Universitarias, Instituto Mora, México 1993, p 452. 59 Ibid., p. 450.
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Y POCO A POCO
ECONOMÍA Y TRABAJO
Una vez construida la ciudad de Tenochtitlan, con una organización social estratificada
y jerárquica -hablamos de los años posteriores a 1325-, la actividad laboral también se
había diversificado y dependía tanto del grupo social al que se pertenecía como al
género. Existían actividades específicas del género masculino, como la militar y la
administrativa, aunque algunos testimonios se refieren a mujeres guerreras. Por lo
general, hombres eran los que ejercían las actividades públicas, es decir, las
relacionadas con la administración civil, con el ejército y con el sacerdocio.
Conforme crece la ciudad, crece la población, se hace más compleja la organización
y se multiplican las actividades laborales. También la economía cambia porque las
diferentes funciones públicas y privadas se ejecutan de acuerdo con el estrato social al
que pertenecen. A los pipiltin les corresponden las actividades militares, administrativas
y de culto, en tanto la clase macehualtin está dedicada a la agricultura (cultivan la tierra
en forma de chinampas o jardines flotantes)60, también se ocupan del comercio,
artesanías y otros oficios, al igual que las actividades de caza y pesca.
Los oficios y artesanías son variados, tales como "pintores, lapidarios, carpinteros,
albañiles (tlaquilqui), encaladores, oficiales de plumas, oficiales de loza, hiladores y
tejedores".61
Además, el sexo es un elemento importante para marcar las actividades a las que
pueden dedicarse. Como apunta Pilar Gonzalbo, “en la sociedad prehispánica había una
60 Rojas, José Luis, México Tenochtitlan. Economía y Sociedad en el siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1995, p. 134. 61 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, pp. 76-77.
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división muy estricta de las tareas que correspondían a cada uno de los sexos, a tal
punto que relacionar a un hombre con el metate se hacía para expresar sarcasmo.62
Con respecto a las mujeres, hay tareas generales que se realizan con independencia
del grupo social al que pertenezcan, como la enseñanza a las hijas o hilar y tejer, pero
existen un sinfín de actividades que sólo realizan las macehualtin como el hilar y tejer
para otros, echar tortillas para vender en el mercado, cultivar la tierra, cazar y pescar.
Dice Pablo Escalante63 que las actividades básicas son tres: hilar, tejer y moler en el
metate, ocupaciones que obligan a la mujer a permanecer sentada frente a los
instrumentos, en una posición especial para realizar dichas actividades. Así, las mujeres
debían “plegar las piernas y sentarse sobre sus talones. Los empeines quedaban
directamente en contacto con el piso y expuestos al roce producido por el ir y venir del
tronco y los brazos".64
Una macehualtin difícilmente podrá ser sacerdotisa, y sólo las hijas de los pipiltin
recibían una educación especial en los templos, consistente en realizar ofrendas y la
ejecución de labores propias de su sexo; salían de ahí cuando tenían edad para casarse.65
Al tiempo que la sociedad crece y se hace más compleja, también las actividades de
las mujeres macehualtin se multiplican, porque aparte de preparar los alimentos (moler
el maíz en el metate, hacer las tortillas, cocer los frijoles, moler el chile y el tomate en
el molcajete, preparar el atole de amaranto) debían cuidar y educar a los hijos, dedicar
un rato para moldear el barro y hacer sus ollas, comales, platos y otros objetos
necesarios para la cocina; un tiempo importante lo ocupan para hilar y tejer la
vestimenta de la familia.
También realizan las labores del campo como sembrar las semillas con la coa,
cuidar los sembradíos y cosechar. Además se ocupan de la caza y la pesca, para agregar
alimentos a la dieta familiar. También son curanderas y enfermeras cuando algún
familiar o vecino requiere de sus cuidados.
62 Gomzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, México 1996, p. 444. 63 Escalante, Pablo, “Sentarse, guardar compostura y llorar entre los antiguos nahuas”, en Gonzalbo A, Pilar y Cecilia Rabel Romero (coords.), Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, México 1996, p. 443. 64 Gonazlbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 443. 65 Rojas, José Luis, op. cit., p. 190.
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Los recursos naturales con que cuentan son abundantes. Poseen buenas tierras para
el cultivo de diferentes especies vegetales. Están rodeados de agua (lagos, ríos y
manantiales) de donde se abastecen de alimentos acuáticos de diferentes especies;
además, en los lagos se construyen las chinampas66 dedicadas al cultivo. Una fauna
diversa, domesticada y salvaje, provee de la carne necesaria para la alimentación, al
igual que algunas clases de insectos comestibles.
Todo esto se comercia en los tianguis, que son una muestra de los recursos con que
cuenta la ciudad. Ahí se exhiben todas las especies animales, vegetales, cultivados,
cazados y pescados, así como las artes manuales y culinarias de la población.
MERCADO
El mercado (tiyantiztle), hierve de gente que se mueve constantemente de un lugar a
otro. Centro de convivencia de la diversidad, en él se rozan los pipiltzin con los
macehuales. Los mercaderes, clase intermedia entre ambos polos, vienen de diferentes
lugares, hablan diferentes lenguas y visten de distinta forma. Hay totonacas,
tlaxcaltecas, otomíes y de otros grupos.
Está dividido en barrios y en cada uno se intercambian productos diferentes. ¡Qué
de colores se ven en los puestos! El chile en diferentes tonalidades de verde, el blanco
de la sal. Hay frutas de diferentes formas y sabores, verduras que se cosechan en las
chinampas, centli (mazorca de maíz), tlaulli (maíz desgranado), tloctli y miyauatl
(elote), chiyan; aves, como guajolotes, palomas, codornices; otros animales como
conejos, venados, perros, tuzas, peces de agua dulce y salada. En otros barrios se
mercan ropas de algodón con hermosos bordados y tejidos, un sinfín de plantas
medicinales y piedras curativas; también se comercia madera, tablas, leña, plumas de
aves de hermosos colores; metales como el oro y plata, y el cacao que se utiliza como
moneda, o las mantas pequeñas que llaman patolt coachtli. La mayoría realiza “las
compras” por medio del trueque o intercambio de mercancías.
66 Isla pequeña, estacionaria y artificial construida con troncos y limo, sobre la cual se cultivan flores y verduras. Es característica de los lagos del Valle de México (Diccionario Academia Enciclopédico, Fernández Editores, México 1996).
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El comercio se ha expandido y va adquiriendo mayor importancia, de tal manera
que los que se dedican a esa actividad forman la clase intermedia entre los nobles y los
del pueblo. Tienen ritos religiosos propios y viajan constantemente por lo que, a veces,
se encargan de servir como embajadores o espías del tlatoani.
Por aquí vemos a los pipiltin haciendo arreglos con los lapidarios, pintores,
carpinteros y albañiles (tlaquilqui) para que les construyan otra casa, o a los sacerdotes
menores hablando con los pintores (tlacuilos) para que hagan arreglos en el templo del
dios Huitzilopochtli y al escribano para que registre alguna observación astral. Allá se
ve a los petateros (petlachiuhqui) que tejen las hojas de palmas y el tule para realizar los
petates (petlatl), y los asientos (icpalli) que l@s pipiltin compran. Más adelante están
los cesteros que trabajan con juncos y madera que cortaron cerca de los lagos, y a las
que añaden cuero, las hermosas canastas (chiquihuites), cestos (icpalli), capas (tanatlis)
y petacas (petlacalli) femeninas.
Los alfareros (zoquichiuhqui) ofrecen diferentes objetos de loza, barro y madera.
Vasos, jícaras (xicallis), tecomates (tecomatl), comales, braceros, molcajetes, que
algunas macehualtin se llevarán a sus casas para cocinar ricos guisados que luego
venderán en el mercado. Pero, antes compran al mecapalero (mecapalchiuhqui), unos
mecapales para poder llevar sus compras.
Las doncellas se preocupan por encontrar el lugar de los jaboneros (amolchiuhqui),
que fabrican jabón del fruto del copalxocotl, llamado árbol del jabón, y de la raíz de la
saponaria, que usan todos los días para bañarse, vieja costumbre de higiene. Estos
jabones engrosarán el mecapal, donde ya hay hermosos huipiles bordados y tejidos con
hilo de algodón, hechos por las tejedoras, hilanderas y costureras totonacas que tienen
gran prestigio por hacer los tejidos más hermosos y los bordados de colores más
brillantes, claro, sin olvidar algunos ornamentos realizados con hermosas plumas de
aves y de joyas creadas por los orfebres. En otro sector, algunas personas, por lo general
pipiltin, adquieren sus sandalias a los curtidores de cuero que las hacen con las pieles de
diferentes animales.
Allá, los aceiteros (chiamachiuhqui) ofrecen el aceite que fabrican exprimiendo la
semilla de chía. Más adelante vemos a un grupo de otomíes resaltar por la blancura del
35
producto que venden: son los salineros que traen desde muy lejos la sal que las mujeres
utilizan para conservar la carne o para condimentar los frijoles.
En la sección de las carnes, nos acercamos a l@s totonacas que también resaltan por
la blancura, pero no del producto sino de su vestimenta. Tienen fama de portar las
vestimentas más blancas, limpias y de buen olor. Su producto, en sí, es bastante fuerte,
nos transporta de inmediato al mar, al sol y la arena; vemos apiladas en orden diversas
especies marinas, peces y moluscos que traen desde el Pánuco. Más allá están algunas
macehualtin vendiendo carne de totol, de perro, conejo y aún queda algo de venado, la
carne de codorniz se acabó ya.
En la sección de semillas, lo más comerciado es, por supuesto, el maíz; después
viene el frijol y el amaranto (huautli), que ocupan para hacer atole y pan. Una anciana
macehualtin busca a los navajeros (itzcopeuhqui), capaces de hacer filosas y precisas
navajas de obsidiana. Necesita comprar una navaja para cortar el cordón umbilical de
los recién nacidos o, a lo mejor, para cortar al feto que no pudo salir del vientre de la
madre.67
Los pipiltin que participarán en su primera batalla miran absortos a los tlapetzoani
que bruñen el papel, las mantas u otros objetos parecidos; a los orfebres que realizan
objetos de metal: cobre, latón, estaño, oro y plata; a los plumeros (amantecatl) que
realizan los vestidos de los nobles, sacerdotes y guerreros, y los penachos de los jefes
con plumas preciosas de diferentes aves; y a los lapidarios que trabajan las piedras
preciosas como esmeraldas, turquesas y chalchihuite, todas de color verde. Se imaginan
la vestimenta que portarán en la guerra, los penachos de hermosas plumas de diversos
colores, escudos de piel pintados con colores intensos, como el del tinte que se obtiene
de la cochinilla.
Por otro lado, los salineros, que vienen de lejanas tierras del señorío mixteco, hacen
trato con los pescadores del Pánuco porque éstos necesitan la sal para que no se les eche
a perder su pesca.
El calor es intenso y así las y los jóvenes macehualtin se acercan al puesto de las
sabrosas y frescas aguas de chía. Ancianas y ancianos saborean el néctar de los dioses,
el pulque (octli), bebida prohibida para la mayoría de la población que sólo ellos
67 Terrazona, Silvia, Mujer mesoamericana, p. 65.
36
pueden beber (y uno que otro transgresor). Su venta es restringida y sólo es permitida
cuando se utiliza para las ceremonias y en esos casos se pueden observar a las y los
mayores disfrutar el octli y, a intervalos, fumar tabaco en pipas o canutos, al tiempo que
discuten algún tema de interés familiar.
LOS TRABAJOS DE LAS MUJERES
La estratificada sociedad mexica también se caracteriza por la división sexual de
trabajo. La mujer cihuapilli goza de los privilegios de la nobleza, aunque no pueda
ocupar cargos públicos o políticos. Se dedica al cuidado de su casa y de sus hijos, a la
costura y al tejido, pero cuenta con el servicio de las otras mujeres cihuapipiltin que
realizan todos los trabajos de la casa. Maestras se encargan de educar a las niñas en la
casa o en la escuela y son las transmisoras del lenguaje, costumbres y tradiciones.
A su servicio, también están las cocineras, las molenderas, las tortilleras:
Las mujeres con abanicos tejidos, soplan el fuego que dormitaba entre las piedras del hogar y después‚
arrodilladas ante el metlatl, de piedra volcánica, comienzan a moler el maíz. El trabajo cotidiano se inicia
con el ruido sordo de la mano del metate: así ha ocurrido durante milenios. Un poco más tarde, se
escucha el palmoteo rítmico que producen las mujeres al aplastar entre sus manos, con pequeños golpes,
la pasta de maíz para confeccionar las tortillas ( tlaxcalli ).68
A ellas se suman las panaderas que afanosamente amasan la harina del amaranto o
del camotli para hacer ricos panes que cocerán en el horno hecho de lodo y piedra
fabricado por las mismas mujeres.
En otra estancia de la casa se encuentran las tejedoras, labraderas, hilanderas y
costureras con chiquihuites llenos de manta, de hilos de algodón, de pelo de algunos
animales como el conejo y de diferentes colores de cochinilla, que utilizan para tejer,
hilar y teñir las mantas que se convertirán en hermosas vestimentas para la familia o
para la venta. Algunas mujeres prefieren llevarse los petlacallis llenos de mantas a sus
casas para estar más tiempo con sus hijos, pero hay otras que no tienen opción, tienen
68 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 128.
37
que quedarse ahí porque son cautivas de guerra y por no ser hermosas ni vírgenes como
las cihuapipiltin, no son destinadas al sacrificio de los dioses.69
Todas las macehualtin trabajan desde el amanecer hasta el anochecer,
desempeñando diferentes actividades relacionadas con el cuidado de los hijos y de la
casa, incluidas la cría de animales y las actividades de la labranza. Administran los
bienes de la familia, siguiendo una costumbre, según la cual, como describe Landa,
desde que se casaban recibían del marido cinco mantas (moneda) con las que realizaban
las compras de la casa.70
El arte de las tejedoras parece ser que vino del este; eran mujeres las que fabricaban
los vestidos de lujo. Los tejidos más hermosos y los bordados de colores más brillantes
venían de la tierra de los totonacas y huastecas, que llegaban a miles en cargas a
Tenochtitlan como impuesto. Se decía que las mujeres que nacían bajo el signo de ce
xochitl, serían hábiles tejedoras.71
La mujer se encarga de la elaboración de alimentos para la familia, "desde moler las
semillas, amasarlas para hacer las tortillas y que éstas fueran llanas, redondas y
delgadas, hasta hacer tamales, guisados sabrosos y delicadas bebidas, todo ello
realizado con limpieza y pulcritud".72
Son mujeres las que ejercen la medicina. Curan a la gente, utilizando las
propiedades curativas de los árboles, hojas, tallos, raíces, frutos, semillas, hierbas,
piedras y animales, además de conocer a los astros. Para esto usan cataplasmas, tisanas,
infusiones, masajes, baños de vapor; también practicaban la cirugía y la trepanación.
Las parteras cuidan a las parturientas desde antes del nacimiento hasta el bautizo.
Preparan infusiones para acelerar el parto. Si hay dificultad en nacer, meten la mano en
el vientre y cortan con una navaja de obsidiana al producto en pedazos, para extraerlo
sin peligro para la vida de la madre.73
También hay prostitutas (ahuianime).74 Son las mujeres públicas que rentan su
cuerpo a los hombres. Andan arregladas, pintadas y perfumadas y muy limpias. Van por
69 Rodríguez, María de Jesús, et al., Presencia y transparencia. La mujer en la historia de México, p. 18. 70 Terrazona, Silvia C., op. cit. 71 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 138. 72 Ibid., p. 28. 73 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 67. 74 Gonzalbo Aizpuru, op. cit., p. 452.
38
las calles paseando, masticando chicle (tzictli) para limpiar sus dientes; circulan
haciendo ruidos escandalosos con el fin de conseguir hombres, a los cuales llaman con
señas, guiños de ojo, o con la mano. También hay otras que convencen a otras mujeres
para hacer el mismo trabajo, las alcahuetas. A algunos mancebos como los del
telpochcalli les era permitido bailar con ellas, hasta amancebarse.75 Los guerreros que
llegaban de una batalla escogían a una de esas mujeres con quien relacionarse y era
honroso para ellas ser escogida.
En las familias de artesanos, las mujeres de los tejedores de plumas tejen y bordan,
fabrican los cobertores de piel de conejo o se dedican a teñir las plumas. Los hijos
aprenden el oficio trabajando junto a sus padres.76
Hay pintoras que trabajan en el mercado. Los guerreros van con ellas para que les
pinten el cuerpo. Son escribanas. Pintan con glifos los acontecimientos históricos y
cotidianos.77 Asimismo, las mujeres son plumarias y alfareras. La alfarería antes sólo
era realizada por las mujeres, pero la introducción del torno la volvió actividad
masculina.78 Son cesteras. También hay mujeres que se dedican a la albañilería. Existen
representaciones en el Códice Azcatitlán de mujeres que realizan este trabajo. En
Chalco, en la época de Netzahualcóyotl, como había pocos hombres, las mujeres
participaron en la construcción de templos y palacios en pago de tributo.79
Los ancianos y las ancianas mexicas tienen prestigio y el respeto de los más
jóvenes; realizan actividades específicas relacionadas con la edad. Generalmente se les
pide consejos ante diferentes situaciones. Los ancianos dejaban de pagar tributo a los 52
años. No perdían posición sino que, por el contrario, se premiaba la sabiduría que
habían alcanzado.
Los tecihuatlanque son los que piden a las mujeres para el casamiento. Los teanque
llevaban a los mozos a la escuela de canto y baile.80 Las cihuatepixque son ancianas que
llevan y recogen a las mozas de la escuela. A las ancianas que piden a las mujeres para
casarse las llaman ilamatque cioatlaque.
75 Rojas, José Luis, op. cit., pp. 208-210. 76 Ibid., p. 79. 77 Ibid., p. 37. 78 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 33. 79 Ibid., p. 34. 80 Rojas, José Luis, op. cit., pp. 128-129.
39
Una vez elegida la novia, el novio, con la licencia de su maestro y tras haberse
despedido de sus amigos, llaman a la cihuatlaque (casamentera) para que los lleve a la
casa de la novia y pidan la mano. Como es de mala educación aceptar a la primera vez,
las casamenteras regresan una y otra vez con regalos y los familiares alegan que la
novia no sabe hacer nada.81
Como podemos ver, las mujeres mexicas eran merecedoras de respeto y
participaban en diversas actividades similares a los hombres, pero excluidas de algunas
otras en función de quehaceres considerados "propios de su sexo". Podemos concluir
que ya en esa etapa histórica, existía la discriminación de género, a la par de la social y
económica.
81 Terrazona, Silvia, op. cit., p. 98.
40
HABLARON LAS DIOSAS Y LOS DIOSES
RELIGIÓN
Desde sus albores, la humanidad ha tenido suma preocupación por aspectos
primordiales, como la alimentación, la habitación, la comunicación y la religión, entre
otros. Y es el aspecto religioso el que ahora nos ocupa.
Terrazona nos dice que, con base en los hallazgos de los arqueólogos, al pasar de la
fase nómada a la sedentaria, entre los aztecas aparecen deidades referentes a la
fertilidad representadas en figurillas femeninas.82 Seguramente relacionan a la tierra con
la mujer como dadora de vida. También aparecen deidades representados por animales
como el jaguar y la serpiente, introducidos por los olmecas.
Posteriormente, con el surgimiento de las ciudades, donde ya la agricultura se
practica y hay una mayor observación del cosmos, de los fenómenos naturales y de la
relación que el cosmos y estos fenómenos tienen con los ciclos agrícolas, aparecen
nuevas deidades, vinculados a la naturaleza, como las que representan a la tierra, al
agua, al sol.
Nos dice Dittmer Kunz, en Etnología general. Formas y evolución de la cultura,
que en el culto se vive la dualidad a través de parejas divinas o pares de un dios y una
diosa. De esta dualidad de dioses deduzco que al adquirir mayor importancia la mujer
con la aparición de la agricultura, el hombre intenta aminorar esta importancia con la
pareja masculina o contraria; de aquí el dualismo y la dicotomía: hombre-mujer, tierra-
cielo, arriba-abajo, noche-día, etcétera.83
Poco a poco, el poder que la mujer tuvo en un principio, no sólo por el hecho de ser
capaz de dar vida sino también por la capacidad de hacer producir la tierra, de
domesticar animales y con ello dar vida a otros seres, les fue arrebatado por el temor de
82 Terrazona, Silvia C., Mujer mesoamericana. 83 Ibid., pp. 117-119.
41
los hombres de no poder contrarrestarlo. Esto es evidente desde el mundo religioso, con
la existencia de un sinfín de dioses y diosas a la par, máxime cuando se trata de una
cultura religiosa sincrética como la azteca, donde se encuentran incorporados dioses de
culturas anteriores y afines a ella como la olmeca, tolteca, teotihuacana, junto a dioses
propios.
La religión mexica es un sincretismo de diferentes cultos de los grupos de
Aridoamérica y Mesoamérica. Su religión es una mezcla de ritos que vinculan
elementos de la naturaleza (la tierra, el agua, el sol, el viento) y del cosmos (el cielo, el
sol, la luna, las estrellas, los planetas). Cada uno de estos elementos, al mismo tiempo,
cuentan con una simbología, una imagen. En esta mezcla de cultos, se da la dualidad y
polaridad de creencias y así encontramos parejas de dioses semejantes o contrarios.
Dentro de la cosmogonía azteca, hay un mito que habla sobre la creación de la
humanidad y se le atribuye a la pareja Ometecuhtli y Omecihuatl; esta pareja tuvo
cuatro hijos que a su vez tuvieron otros, los cuales poblaron el mundo. Esos cuatro hijos
son: "Tezcatlipoca rojo, identificado con Xipe Totec y Camaxtli o Mixcóatl; el
Tezcatlipoca negro, que es el Tezcatlipoca adorado generalmente con ese nombre; el
Tezcatlipoca azul, que no es otro que Huitzilopochtli y, finalmente, Quetzalcóatl".84
Los dioses y diosas de los grupos sedentarios que ya practican la agricultura,
además de la caza y pesca, tienen referencias a la fertilidad; y los grupos que, además
se dedican a la guerra, presentan dioses guerreros como el dios de los aztecas,
Huitzilopochtli, dios de la guerra y del sol.
EL QUINTO SOL
El mito de la creación del mundo, para los aztecas, contempla la existencia de cuatro
mundos -cuatro soles- que ya pasaron; ahora viven en el quinto sol, el mundo actual.
Uno de los manuscritos anónimos que se encuentra en el Códice Chimalpopoca
relata cómo los cuatro mundos han terminado en catástrofes. El primero es destruido
por jaguares. El segundo es destruido por el huracán y los que ahí viven se convierten
84 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 126.
42
en monos. El tercero es destruido por el fuego y los que ahí viven se convierten en
guajolotes. Y el cuarto que es destruido por una inundación que duró 52 años y los
hombres terminaron convertidos en peces.
El mundo del Quinto Sol, llamado Naui-Ollin, fue creado por Quetzalcoatl que,
acompañado por su gemelo Xolotl, da vida a los huesos de los antiguos vertiendo su
sangre; esta era terminará con un gran movimiento de tierra. Este mundo está
representado con una cruz, donde cada punto cardinal tiene los signos de los días, un
color y unos dioses que lo resguardan. Norte: tecpatl (cuchillo-pedernal), negro,
Yayauhqui-Tezcatlipoca "Espejo negro que humea". Este: acatl (caña), rojo o verde,
Xipe Totec "Nuestro Señor el Desollado". Oeste: calli (casa), blanco, Quetzalcóatl
"Serpiente emplumada". Sur: tochtli (conejo), azul, Huitzilopochtli, "Colibrí de la
izquierda". El quinto punto cardinal es el centro, atribuido a Huehueteotl, dios del
fuego.
Sobre la tierra se encuentran los trece cielos, en el último cielo vive la pareja
suprema. Abajo, están los nueve infiernos del Mictlan con varios ríos que las almas
deben pasar.85
La cosmovisión azteca nos explica varios aspectos de su pensamiento filosófico, al
tiempo que anticipa la conquista de los españoles y el sincretismo posterior que se dio
con la religión española. El mundo no es permanente y para tener cierta estabilidad es
necesario realizar sacrificios con sangre, como lo había hecho su dios creador
Quetzalcoatl.
Uno de los mitos sobre la creación de la humanidad narra que Quetzalcoatl,
encargado de buscar los huesos de los antepasados en el inframundo, se los pide a
Mictlantecutli, que le pone trampas y lo confunde, de tal forma que es su hermano
gemelo, Xolot, el que tiene que rescatarlo para llevarlo al Tamoanchan, donde la diosa
Quilaztli tritura los huesos en un molcajete y, ahí, "Quetzalcóatl se punza el miembro
viril y vierte su sangre sobre ellos. Los demás dioses imitan el autosacrificio".86 Y es así
cómo, de los huesos y de la sangre, la humanidad existe, tiene vida.
85 Soustelle, Jacques, El universo de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1982, pp. 51-52. 86 Fernández, Adela, Dioses prehispánicos de México, Panorama, México 1982, pp. 76-77.
43
La vida y la muerte forman una totalidad, la vida surge de la muerte como la planta
surge de la semilla que se muere debajo de la tierra. De aquí vemos que el origen de sus
creencias está en el renacimiento: diosas y dioses se sacrificaron para renacer
eternamente, se puede superar la muerte con la voluntad de morir y la fe de renacer.87
Los aztecas, como pueblo guerrero, alimentan a su dios con la sangre de los muertos
en campaña; los guerreros mueren para que el dios se mantenga; además, la muerte es
pasajera porque renacerán.
REENCARNACIÓN
El sacrificio es un deber cósmico porque "el sol sólo se elevará, la lluvia sólo
descenderá de las cumbres de las montañas, el maíz sólo surgirá de la tierra, y el tiempo
mismo sólo proseguirá su curso majestuoso si se consuman los sacrificios... la sangre de
los hombres es la fuerza vital del sol".88
Algunas mujeres nobles son sacrificadas en honor de algún dios o diosa, “revestidas
de los ornamentos de la diosa madre cantarán y danzarán estoicamente, fingiendo
ignorar su destino, hasta el momento en que su cabeza rodaba por las baldosas".89
Los guerreros muertos en campaña, acompañan al sol; a los cuatro años reencarnan
en el cuerpo frágil y multicolor del colibrí que vuela de flor en flor.90 La zona
occidental, el oeste, es el lado femenino, la morada de las diosas-madres y de las
mujeres que fallecen al parir convirtiéndose en diosas: Cihuateteo.91
Las y los aztecas regulan su vida con el Tonalamatl, creen en la predestinación y en
los presagios, su destino está regulado por un calendario (tonalpohualli), por el signo en
que han nacido y sólo pueden cambiar su sino por medio de penitencias y privaciones.
De ahí el sacrifico que hacen a sus diferentes deidades, porque es una religión politeísta,
pero al mismo tiempo existe la creencia de un dios supremo, padre (madre) de todos los
otros dioses y diosas.
87 Soustelle, Jacques, El universo de..., FCE, México, 1982. 88 Ibid., p. 13. 89 Idem. 90 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana..., FCE, México 1956, p. 113. 91 Idem.
44
Los fundamentos religiosos se hacen patentes en la vida cotidiana, que se encuentra
saturada de rituales y ceremonias. El ciclo natural de la vida humana, parir, nacer,
morir, es motivo de ceremonias. Las fiestas son rituales relacionados con esos
acontecimientos.
A continuación, hago una lista de algunos dioses y diosas parejas que nos hablan del
dualismo y dicotomía que en un principio enuncié.
DIOSES
DIOSAS
Tonacatecuhtli:dios de los
mantenimientos. Pareja del este y
principio: representado por el tigre.
Tonacacíhuatl: diosa de la vida:
representada por el águila
Cipactona: viejo, mago Oxomoco: vieja, maga
Huitzilopochtli: sol, dios de los
guerreros: huitzilin: colibrí
Coatlicue: diosa terrestre"la de la falda
de las serpientes”. Mextli, luna
Opochtli: zurdo“ guerrero resucitado
del sur”
Coyolxauhqui: diosa lunar:
encarnación de
las tinieblas nocturnas
Otontecuhtli. Dios Otomi-fuego.
Tezcatlipoca: dios tolteca. de la Osa-
mayor: cielo nocturno,hechicero.*
Mixcoatl: dios de la vía lactea. Dios de
Tlaxcala: Camaxtli.
Ilancueye. diosa vieja de los cielos
Tlaloc: dios preazteca, de la Lluvia,
de los campesinos, de los agricultores
Chalchiuhtlicue: de las aguas dulces:
"la
de las faldas de las turquesas"
Itztlacoliuhqui: dios del hielo Huixtoccíhuatl: del agua salada,del mar
Xochipilli: dios joven lunar de la danza Xochiquetzal: diosa joven solar
* Soustelle, Jacques, El Universo de los Aztecas. Fondo de Cultura Económica, México 1982, pp. 17-18.
45
Macuilxóchitl: de las flores
Ometochtli: del pulque.
Ahuiteotl: dios de los ociosos,
vagabundos, gente baldía y
despreciable
Tlazolteotl: del amor carnal, del pecado
y confesión le decían Tlaelquani,
devoradora de inmundicias, de los
pecados, de la luna
Ixchel. diosa maya. de la
luna/nacimiento, tejidos y medicina
Xipe Totec: de la lluvia primaveral.
Dios desollado Dios de los orfebres la
confesión de los pecados"**
Quetzalcóatl: Venus, muerte,
renacimiento: serpiente, soberano/rey
de los toltecas, sacerdote. No aprueba
el sacrificio. Dios tolteca.
Mictlantecuhtli: Plutón mexicano,
inframundo
Mictecacíhuatl: su pareja que vivían en
Mictlan. infierno, país de las tinieblas y
el frío. diosa de la muerte.
Yoaltecutli.dios de la noche o
Yacahuiztli o Yamaniliztli
Yoaltícitl: diosa de los baños
Centeolt: dios del maíz Cántico: diosa del fuego o fogón maíz
** Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas. Fondo de Cultura Económica, México 1956, pp. 126-127.
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ASI APRENDIMOS
EDUCACIÓN
Ya vimos que la sociedad mexica es sumamente estratificada y dentro de estos estratos,
hay jerarquías. También es una sociedad sexista, donde los privilegios de una clase no
son los mismos para sus integrantes, dependen del sexo y, dentro de los grupos más
oprimidos, a las mujeres les toca la peor parte. Esta división social notoria se refuerza y
canoniza a través de la educación.
En la madre recae, en un principio, la responsabilidad de la educación familiar;
posteriormente la escuela asume esa responsabilidad, y tanto padres y madres como
escuela, refuerzan no sólo la división de clases, sino también la del sexo. Así
encontramos una escuela para hombres nobles, otra para mujeres nobles y una para
hombres macehuales. Al parecer las mujeres macehuales no tienen una escuela
específica y, aunque asisten al tepochcalli, la mayor parte de su educación la reciben de
la madre. De esta forma podemos decir que la educación mexica es discriminatoria y
sexista como en la actualidad.
Aunque son las madres quienes se encargan de la educación, interpretando las
imágenes del Códice Mendocino, es posible que también haya sido partícipe el padre;
después, cuando niñas y niños ya tienen edad para asistir a la escuela, la responsabilidad
recae en las maestras (ichpochtlatoque), maestros (telpochtlatoque) que son
funcionarios laicos,92 y en los sacerdotes. Cada uno actúa en sus respectivos espacios: la
madre en la casa, el padre afuera, en el campo, y si es artesano le enseña el oficio en el
espacio correspondiente; las maestras y maestros en las escuelas, y el sacerdote en el
templo.
92 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 173.
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El sexo marca el destino de la vida de un niño o niña. Cuando nace un varón, se
entierra el ombligo con las insignias del arco y la flecha. Esto significa que se educará
para la guerra y su espacio estará afuera de la casa. Si es niña, el ombligo se entierra en
las cenizas del fogón, con las insignias del huso, la escoba y la cestilla,93 señal que
indica que su lugar está dentro en la casa, cerca del fogón, por lo que, desde pequeñas,
reciben la educación "propia de su sexo".94
Hasta los cinco años, las hijas e hijos están al cuidado de las madres porque es a esa
edad cuando ingresarán a la escuela. Las hijas de los nobles, en tanto, son ofrecidas
desde pequeñas al templo y ahí permanecen unos años, hasta que salen para casarse; allí
aprenden a coser, a bordar y otras actividades como limpiar y cuidar el templo. Las que
no entran al templo se quedan con sus madres que les enseñan, además de los
quehaceres cotidianos, las costumbres y creencias de su cultura, a vestir y a
comportarse debidamente.95
A las mujeres se les enseña a usar el huso y la rueca, así como otros oficios y el
cuidado de su cuerpo. Para los mexicas la higiene es primordial; se bañan dos o tres
veces al día y quien no lo hiciere es castigado y mal visto, así como es castigado el que
está sin hacer nada. El ocio está desterrado. Niñas y mujeres deben estar siempre en
actividad desde el amanecer hasta el anochecer, porque la pereza y dormir mucho es
malo. En un párrafo del Huehuehtlahtolli se lee: "Y no sientas como dulce, no sientas
como sabroso el sueño, el acostarse", lo que podemos interpretar como "no seas
perezosa".96
Silvia Terrazona documenta que las niñas, a los cuatro años, aprenden a cardar las
fibras vegetales; a los seis, a hilar y a los catorce a tejer; a los doce aprenden a barrer
sus casas, a los trece a elaborar los alimentos desde la preparación del nixtamal.97
El niño aprende a acarrear agua y leña, a recoger granos y acompaña al padre al
mercado; a partir de los siete aprenden a pescar y a conducir canoas. En la comunidad
les enseñan a honrar a sus dioses, a ser obedientes, "porque Él, Dios, es tu misma
93 Benítez, Fernando, Historia de la Ciudad de México, Salvat Editores, México 1984, p. 96. 94 Idem: “Ya tomarás con presteza el uso, la tablilla para tejer y el agua, el metate y el molcajete, el canasto”. 95 Ibid., p. 97. 96 León Portilla, Miguel, Huehuehtlahtolli. Testimonio de la antigua palabra, SEP-FCE, México 1991, p. 93. 97 Terrazona, Silvia C., Mujer mesoamericana.
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madre, tu padre, mucho se esmera para cuidar bien de ti, para amarte mucho más de lo
que yo te amo a ti, yo que soy tu madre, tu padre".98
En la tercera parte del Códice Mendocino99 se muestra la vida cotidiana mexica; en
esos dibujos, acompañados de escritura española de la época (siglo XVI), vislumbramos
diferentes aspectos de la educación familiar.
En quince cuadros aparecen las imágenes del padre y el hijo, la madre y la hija. El
padre y la madre tienen el glifo100 del habla, que les da voz a ambos; hablan, enseñan,
aconsejan, en una palabra educan: el padre al hijo y la madre a la hija. Aparecen
círculos o rosetas que representan la edad; están los dibujos de una a dos tortillas; las
insignias y las actividades de cada quien. Interpretando estas imágenes, colegimos que
durante los primeros catorce o quince años de edad infantil, la educación recae en la
madre y el padre; sobre ellos se establece la tarea de determinar cuántas tortillas se
deben comer, qué actividades se tienen que realizar, cómo debe ser el comportamiento
y cuáles los castigos que ameritan si no se siguen las enseñanzas.
A los tres años comen media tortilla. A los cuatro comen una tortilla y la hija se
encuentra en cuclillas, la madre tiene en sus manos algodón y muestra el huso que se
encuentra abajo. A los cinco años, comen una tortilla; los niños aparecen cargando un
bulto, la niña está hincada y la madre le enseña un huso. A los seis años, niños y niñas
comen tortilla y media; el niño aparece con algo en las manos y la niña ya está hilando.
A los siete años, siguen comiendo tortilla y media, el niño aparece usando la red de
pescar y la niña sigue tejiendo.
A los ocho años siguen comiendo tortilla y media, se ven púas de maguey: "su padre
le está amenazando que no sea bellaco porque le castigará, enterrándole por el cuerpo
púas de maguey".101 De igual manera la madre amenaza a la hija. A los nueve siguen
comiendo tortilla y media, el niño aparece amarrado de pies y manos, con las púas
98 Ibid., p. 51. 99 Ibid., p. 87. Códice Mendocino, llamado así porque el virrey Antonio de Mendoza mandó hacer a un tlacuilo un libro para que el rey Carlos V tuviera una idea gráfica del reino conquistado. El libro consta de tres partes: la primera describe la genealogía de los reyes de Tenochtitlan, la segunda parte es un registro administrativo y la tercera describe la cotidianidad. 100 El glifo, que se interpreta en náhuatl como hablar (tlatoa), se conoce como vírgula porque tiene la forma de una coma. 101 Benítez Fernando, op. cit., p. 98.
49
hincadas en el cuerpo; la niña tiene clavada una púa en la palma de la mano. De esta
forma son castigados por ser "incorregibles".
A los diez años siguen comiendo tortilla y media, al niño lo castigan con un palo, la
niña tiene las manos amarradas y también es castigada con un palo. A los once, el niño
es castigado haciéndole oler chile quemado. A los trece años comen dos tortillas, los
niños ya trabajan cargando leña en la espalda y remando en la canoa, la niña haciendo
tortillas y de comer, muele el maíz en el metate, junto a ella está el comal donde cuece
las tortillas, el molcajete para hacer la salsa y en la olla está el guisado, seguramente de
frijoles. A los catorce, el niño pesca y la niña teje en el telar, de igual modelo que el que
utilizan actualmente muchas mujeres indígenas.
Cuando cumplen quince y dieciséis años los niños son entregados a los maestros del
Calmecac y Cuicacalli para que continúen el aprendizaje.102 En esta edad, de quince y
dieciséis años aparecen los nombres de las escuelas del Calmecac y Cuicacalli, lo que
puede significar que esta educación sólo la reciben miembros de la nobleza, aunque
también pudiera significar que la educación es similar hasta los catorce años, tanto en
las familias de los macehuales como en las familias de los pipiltin. Después, a los
quince años, los pipiltin ingresan al Calmecac o Cuicacalli y los macehuales al
Tepochcalli; en cambio las mujeres macehualtin, se quedan en la casa trabajando.
Al Calmecac asisten los pillis, hijos de la nobleza y de los mandatarios, pero
pareciera ser que también lo hacían los hijos de los pochtecas y algunos macehuales. La
educación, de tipo austero, sirve para prepararlos para ejercer el sacerdocio y los altos
cargos de estado. Les enseñan a hablar, a saludar, la lectura y escritura de los caracteres
pictográficos, adivinación, interpretación de los sueños, la cuenta de los años,
astrología, cronología, poesía, retórica, versos del canto; les acentúan el sacrificio y la
abnegación. Es una escuela de dominio y autoendurecimiento; se invoca a Quetzalcoatl.
y culmina a los veinte años.103
Enfrente del Calmecac de niños, está el de niñas (cihuapipiltin), al que,
generalmente, llegaban por una promesa de los padres y podían estar desde un par de
años o más hasta casarse o quedarse para el servicio hasta la muerte. En ese lugar, desde
102 Ibid., pp. 97-100. 103 Ibid., p. 174.
50
los cinco años, aprenden labores textiles como tejer, hilar y bordar y funciones
específicas para el cuidado de los templos.
También está el Cuicacalli donde los nobles mandan a sus hijos para que aprendan a
tocar los instrumentos musicales -teponaxhtli, huehuetl,104 atabales, chirimías,
caracoles, sonajas (ayacaxtli), flautas o pitos-, canto, danza, música; los ritos y
ceremonias. Además parece ser un centro de solaz diversión para los jóvenes; por un
relato de Durán se sabe que los y las jóvenes bailaban, encontrándose en medio de ellos
el anciano o anciana encargado de su cuidado. Esta escuela se localiza junto a los
templos y los más ancianos y ancianas son quienes se encargan de acompañar a los y las
jóvenes y cuidar que no hubiera “deshonestidad” entre ellos.105
También está el telpochcalli, donde la educación que reciben es militar y
esencialmente práctica, orientada hacia la guerra. Ahí aprenden "historia, civismo,
manejo de armas, mitos, artesanías, ciencias, o seguir la carrera sacerdotal e ingresar en
el Calmecac".106
Al parecer, la disciplina es menos rigurosa que en el Calmecac. Ahí los alumnos
participan en actividades públicas como barrer, cortar leña para el uso escolar, hacer
zanjas, cultivar las tierras comunales. Al ponerse el sol, los jóvenes se encaminan al
Cuicacalco donde se divierten tocando instrumentos musicales, cantando y bailando; es
posible que ahí sea el sitio de reunión con las jóvenes cortesanas llamadas auhianime
con las que después salen para amancebarse, porque, al contrario de los jóvenes que
asisten al Calmecac, los del Tepochcalli sí pueden hacerlo.107 En esta escuela se invoca
a Tezcatlipoca.
Soustelle dice que desde los seis o siete años, los niños macehuales son llevados al
Telpochcalli, para recibir una educación, principalmente militar. A los diez años se les
corta el cabello, dejándoles sólo un mechón en la nuca, que se les cortará cuando hagan
un prisionero en combate, hecho que les permitirá adquirir el título de iyac. Después‚ se
dejarán crecer otro mechón sobre la oreja derecha. Cuando hayan hecho prisioneros o
104 Cilindro de madera hueco y cubierto en la parte superior con una piel bien estirada (México a través de los siglos, pp. 338-339). 105 Benítez, Fernando, op. cit., p. 83. 106 Ibid., p. 89. 107 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 175.
51
matado en combate a cuatro enemigos, obtendrán el título de tequiua y podrán ser un
cuauhchichimecatl, chichimeca águila, y llegar a ser caballero tigre o águila.108
CASTIGOS
La educación es severa, como ya vimos en las imágenes del Códice Mendocino. Si no
obedecen las enseñanzas de sus padres o maestros, los hombres son bellacos y las
mujeres son deshonestas y coquetas. Los castigos van desde una llamada de atención,
pellizcos en las orejas y en los brazos, las punzadas con púas de maguey en el cuerpo,109
ser untados de chile u obligados a respirar el humo de chiles quemados, hasta la
lapidación y muerte.110
Si hablamos sobre la educación mexica en Tenochtitlan, es elemental remitirnos al
Huehuehtlahtolli, la antigua palabra. Son testimonios de la sabiduría de las mujeres y
hombres de la cultura mexica. Discursos y enseñanzas plasmados por medio de pinturas
y signos jeroglíficos en los Amoxtli (libros indígenas), libros de pinturas o códices,
plasmados en hojas fabricadas con la corteza del árbol del amate.
De la primera legión de españoles que llegaron a Tenochtitlan, no todos destruyeron
y arrasaron con la cultura mexica; algunos frailes se ocuparon en resguardar
testimonios, como el que refiere Alonso de Zurita, Oidor en México (1511-1585),
acerca del fraile franciscano Andrés de Olmos (1500-1571) que, asombrado por las
enseñanzas y consejos que los padres dan a sus hijos, enseñanzas que los sabios tienen
en sus códices en forma de pinturas, hizo que sus colaboradores mexicas los copiasen y
transcribieran del náhuatl a la lengua castellana. Es así como se rescataron los
Huehuehtlahtolli (antigua palabra) mexicas, herencia tolteca.111
“La antigua palabra" habla sobre los principios y normas vigentes en el orden social, político y religioso
del mundo náhuatl... son estos textos la expresión más profunda del saber náhuatl acerca de lo que es y
debe ser la vida humana en la tierra. Son pláticas que se dirigen a una amplia gama de interlocutores que
108 Ibid., p. 58. 109 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 80. 110 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 173. 111 León Portilla, Miguel, op. cit.
52
abarca a los hijos, desde pequeños hasta aquellos ya casados; los esposos; los gobernantes y los
gobernados; los enfermos y los que han muerto.112
Hablando sobre educación, el Huehuehtlahtolli se refiere al tlamatini (sabio) y al
temachtiani (el maestro). El tlamatini, es:
... el que sabe algo, el que conoce las cosas, [...] suya es la tinta negra y roja, de él son los códices [...] él
mismo es escritura y sabiduría [...] suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la
verdad... pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que en ellos aparezca
una cara (una personalidad) [...] conforta el corazón, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos cura.113
El temachtiani, es "el que hace que los otros sepan algo, conozcan lo que está sobre
la tierra".114
Para la cultura mexica, la educación es elemental. Hay personas encargadas
específicamente de enseñar, es una obligación para las madres y padres hacerlo en el
principio de la niñez y continúa en las escuelas, en los templos, en el trabajo, en todos
los lugares y en todos los momentos de su vida y está basada principalmente en el
respeto a sus dioses:
Gracias al señor nuestro, acaso estarás de pie, acaso vivirás en la tierra... por su generosidad sírvelo
amorosamente, para que te ayude, para que su corazón otorgue, para que te entregue sus dones.115
Y ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de la madre, del
padre, porque es su don, porque es su merecimiento.116
Y no te rías, no te burles, no hagas bromas del anciano, de la anciana o del enfermo, del de boca torcida,
del ciego, del tuerto o del manco [...] del tullido que anda a gatas, del cojo [...] del mudo [...] del sordo
[...] del loco, de aquel que sufre con los errores, o de quien frente a ti incurre en faltas.117
112 Ibid., pp. 31-32. 113 Ibid., p. 10. 114 Ibid., p. 9. 115 Ibid., p. 51. 116 Ibid., p. 53. 117 Ibid., p. 59.
53
En la sociedad mexica se enseña con el ejemplo, de ahí que las personas encargadas
de la educación se ganaran el respeto de los educandos. Con la educación severa que los
niños y niñas reciben de su padre, madre, maestro, maestra o sacerdote, se asegura una
sociedad trabajadora, respetuosa hacia los mayores, hacia las ancianas y ancianos, evita
los hurtos y escándalos y pleitos por borrachera, aunque seguramente hay quienes,
como lo dice el Códice, son bellacos, incorregibles, borrachos, infieles, amantes de lo
ajeno y que por lo mismo son merecedores de severos castigos.
54
DE DONDE VENGO
LA FAMILIA
Hablar sobre la familia, lleva inevitablemente a plantear el problema de la opresión de
las mujeres mexicanas que es, precisamente, una búsqueda de respuestas a este
problema.
¿Cuál es el origen de la opresión de la mujer en México?, es la pregunta que guía
esta investigación y que intenté responder conforme fui avanzando en el análisis de la
relación socio-familiar mexica.
Las madres mexicas cargan a los niños como los portadores cargaban el bulto de
Huitzilopochtli, pero además llevan consigo la carga cultural que significa haber nacido
mujer. Desde pequeñas se preparan para las actividades que van a realizar de adultas.
Adoptan una actitud física y de comportamiento que deben mantener en la casa, en la
calle, en la escuela, en el templo y en todos los lugares públicos y privados; los vestidos
y ornatos que deben portar, la escuela a la que deben asistir, el lenguaje que deben
manejar, al igual que las prácticas sexuales permitidas.
Un recién nacido no llega al mundo con su bulto; más bien, desde que nace la
cultura se encarga de poner el énfasis de su lugar en la sociedad, no en la espalda sino
en los genitales. La partera, al cortar el cordón umbilical, si es hombre, le dice: “Sábete
y entiende que no es aquí tu casa donde has nacido, porque eres soldado y cría, eres ave
que llaman quecholli [...] tu oficio es dar a beber al sol con la sangre de los
enemigos”.118
Cuando el niño tiene cuatro días de nacido, la partera lo baña con octli y agua, y le
coloca al lado “una rodela, un arco, y cuatro flechas, todo pequeño, y los instrumentos
118 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 167.
55
del oficio del padre, que era el que por regla general seguían los hijos [...] se ven los
símbolos de los cuatro oficios principales, platero, pintor, albañil y maestro de mosaico
de pluma”.119 Y se lo ofrenda al dios Huitxilopochtli, poniéndole en sus manos las
armas en miniatura.
Si es niña, la ofrece a la Diosa Chalchiuhtlicue, poniéndole en sus manos "una
escoba, un malacatl para tejer y un petlatl para sentarse a trabajar" y le dice: "Habéis de
estar dentro de casa como el corazón dentro del cuerpo".120
Todas estas enseñanzas inician en la familia, pero ¿qué es familia?, ¿quiénes la
integran?, ¿en dónde viven?
Si nos vamos a la Tira de Peregrinación del Códice Boturini, vemos a los y las
mexicas caminando por varios años, en búsqueda de la tierra prometida, organizados en
siete calpullis.121 En tanto encuentran el lugar, pernoctan durante una luna o varias en
diferentes lugares, permaneciendo el tiempo necesario para abastecerse de alimentos,
vestidos o para realizar el ritual a su dios.
En ese caminar incesante, como lo dicen los testimonios antiguos, los hombres se
roban a las mujeres de otros grupos, tanto que "rápidamente adquirieron una fama -bien
merecida- de pendencieros, crueles, ladrones de mujeres, falsos a su palabra".122
Los mexicas se apropian de la cultura de pueblos más avanzados por medio de las
mujeres, como sucede en Culhuacan. Cuando llegan a tierras de los culhuacanos, con
profundas raíces de la cultura tolteca, se despierta la admiración de los mexicas quienes
intentan emparentarse con ellos:
Luego empezaron a ir hacia allá, hacia Culhuacan
De allí trajeron a sus mujeres, a las hijas de los culhuacanos;
allí mismo les hacían hijos, dentro de la ciudad de Culhuacan.123
119 Riva Palacio, Vicente, “Historia antigua y de la conquista”, México a través de los siglos, t. II, Ed. Cumbres SA, México 1981, p. 127. 120 Idem. 121 Especie de clan compuesto por varias familias, relacionadas por cierto parentesco. 122 Bernal, Ignacio, Tenochtitlan en una isla, Utopía, México 1976, p. 118. 123 León Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos, Fondo de Cultura Económica, México 1961, p. 82.
56
Con estos actos continúan el camino señalado por la mitología náhuatl, en la cual
los dioses se roban a las diosas, como se cuenta de Xochiquétzal, mujer de Tláloc, que
fue raptada por Tezcatlipoca:
Xochiquétzal -Flor Preciosa- [...] vivía encerrada y bien guardada que hombre alguno no podía siquiera
verla... tenía por ocupación única estar labrando, hilando y tejiendo [...] Era tan linda y hermosa que nada
puede con ella compararse [...] cuidaba de los rosales de Tamoanchan, en donde con Tláloc moraba [...]
pero la hurtó Tezcatlipoca, la llevó a los nueve cielos y la hizo su propia esposa. Fue desde entonces
cuando se convirtió en diosa del amor.124
O como en el mito de Mixcoatl, que en una de sus conquistas, en el actual Morelos,
se encuentra a Chimalma:
Ya va enseguida Mixcóatl a conquistar a Huiznáhuac, en su camino encontró a una mujer de nombre
Chimalma. Al momento pone en tierra su escudo y apresta sus flechas y su lanza-dardos. Ella se yergue
ante él enteramente desnuda: sin faldellín, sin camisa. No bien la miró Mixcoatl, se puso a lanzarle
dardos [...] cuatro dardos lanzó solamente Mixcóatl y se alejó en su camino. También la mujer huye [...]
va a esconderse en un lugar que se llama las Cuevas Rojas. Regresa otra vez Mixcoatl [...] la busca y no
la ve. Entonces comienza a maltratar a las mujeres de Huiznahuac [...] ellas entonces la toman y la
obligan y ella viene a Huiznáhuac. Y otra vez la ve Mixcóatl y otra vez se enfrenta a ella. Ella es la
misma, ahí está en pie, desnuda, pero ahora tiene el cuerpo pintado de rojo y amarillo [...] Otra vez él [...]
lanza sus tiros contra ella [...] ya vencida, yace al fin con ella. De lo cual ella quedó encinta.125
Podemos imaginar a los mexicas hombres con su cuerpo desnudo, las partes genitales
tapadas con bragueros de piel, calzados con huaraches también de piel, con sus arcos y
flechas al hombro, robando y violando a mujeres y a éstas pariendo en el camino, tal
vez solas o acompañadas de otras mujeres. Y vemos a los hijos e hijas caminando atrás
o al lado de su madre; después, en la adolescencia, de seguro moviéndose en grupos,
prestos para cazar, en la búsqueda de alimentos o listos para defenderse de los ataques
enemigos. En la marcha, de infantes pasan a adolescentes, a la adultez y la vejez
124 Garibay K., Ángel, Épica náhuatl, Divulgación Literaria, UNAM, México 1978, p. 16. 125 Ibid., pp. 23-24. Chimalma muere al nacer Quetzaltcoatl –Uno-caña- quien es criado por Quilatzi, mujer serpiente.
57
durante muchas generaciones.126 Cuando mueren dejan sus cuerpos como huellas de su
larga peregrinación.
Por ningún lado vemos a la casa hogar con el papá, la mamá y los hijos, como en la
actualidad concebimos a la familia. Después, cuando llegan a la tierra prometida e
inician la construcción de su ciudad y de sus casas, comienza a vislumbrarse una
familia más parecida a la que conocemos, viviendo en una choza. Así se forman ya no
siete calpullis sino veinte, según Martínez Marín.127 Cada calpulli tiene a un dirigente y
cuatro sacerdotes que lo dirigen. Comparto con Castillo Farreras128 que el calpulli no es
una institución terminada, sino que va cambiando de acuerdo a los avances que tiene la
sociedad mexica.
El calpulli, según Castillo Farreras, es el "conjunto de linajes o grupos de familias
generalmente patrilineales (ambilaterales en el caso de los pipiltin, o nobles), y de
amigos y aliados; cada linaje con tierras de cultivo aparte de las que tenían carácter
comunal".129
Soustelle dice que las familias son numerosas y que en los hogares de los pipiltin,
además, se integran servidores y esclavos. Es sabido que los mexicas pipiltin practican
la poligamia, con una esposa principal con la que celebran el ritual del matrimonio y
otras secundarias, tantas como un hombre pueda mantener. Para Jacques Soustelle, con
datos obtenidos en La historia de Tlaxcala,130 "la mujer legítima daba órdenes a las
concubinas de su marido, y ella misma adornaba y acicalaba a la que su marido escogía
para dormir con ella". También las mujeres tenían un papel económico, las esposas
secundarias eran tejedoras que contribuían a la economía de los grupos privilegiados
como hacedoras de regalos para el intercambio.
Aunque algunos investigadores coinciden en decir que la familia mexica era nuclear
y patrilineal, integrada por padre, madre e hijos, en la realidad estos hijos con sus hijos,
todos descendientes por línea masculina, comparten el mismo hogar. En cambio, las
126 La peregrinación comienza en Aztlán, alrededor del 1100 y llegan al Anáhuac por 1325. 127 Martínez Marín, Carlos, “Peregrinación de los mexicas”, en Historia de México, Salvat Editores, vol. 4, México 1986, p. 702. 128 Castillo Farreras, Víctor M., “Fuerzas y relaciones mexicas de producción”, en Historia de México, Salvat Editores, vol. 5, México1986, p. 799. 129 Ibid., p. 805. 130 De Muñoz Camargo, La historia de Tlaxcala, México 1892. Citado por J. Soustelle, op. cit., p. 181.
58
hijas pasan a formar parte de la familia del esposo. Cada familia reúne de ocho a doce
familias casadas en orden patrilineal.131 Y así encontramos en las casas viviendo a:
...abuelos, padres, hijos, nietos y bisnietos y de ahí adelante [...] descendientes por la línea masculina [...]
hasta ocho o diez o doce casados en cada familia, porque las hembras han de casar con los hijos de las
otras familias, y irse a ellas a morar con sus maridos en las familias de ellos... tantos que no quepan en la
familia, se ha de hacer otra de nuevo.132
De esta manera, la familia mexica se acerca más a una familia mexicana tradicional
extendida. El padre, la madre y los hijos conviven con los parientes más cercanos en
una casa con varios compartimientos que ocupa cada núcleo familiar, formando el
calpulli. Esta casa-calpulli congregada a otras similares, cuenta con una propiedad
comunal, llamada calpullalli, la cual es utilizada para pagar los tributos y para otros
usos comunes. Además, cada familia cuenta con un terreno para beneficio propio,
también llamado calpulli. Este es un tipo de propiedad asignada de por vida que no
puede ser enajenada y que si no se trabaja, puede perderse.
Los mexicas practican los principios morales que transmiten a su prole, lo cual
permite el mantenimiento del orden social. Esta lógica social, sin embargo, se verá rota
con la conquista, porque no habrá similar coherencia con la doctrina y práctica del
comportamiento español.
En el México prehispánico, las normas reguladoras de la conducta individual y colectiva respondían a las
necesidades de fortalecimiento del calpulli y del tlatolcayotl. El rigor impuesto en torno al
comportamiento sexual de los nobles, especialmente de las doncellas, los métodos adecuados para
mantener la cohesión entre los grupos familiares, el fortalecimiento de la autoridad paterna, el respeto a
los ancianos y la condena rigurosa de las actitudes desviantes, no se basaban en principios teóricos.133
Es así como se establecen normas sociales entre los mexicas, que regulan los
aspectos del desarrollo humano en la relación entre hombre y mujer, donde la mujer
131 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 13. 132 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México 1987, pp. 60-61. 133 Ibid., p. 48.
59
ocupa un lugar de subordinación; estas reglas se ven reforzadas con la educación en la
familia y en la escuela.
Durante el largo proceso de la peregrinación, Martínez Marín menciona que ya
había una división del trabajo, donde "los hombres y jóvenes cazaban, pescaban,
cultivaban y cosechaban. Las mujeres hacían labores complementarias y cargaban la
impedimenta.134 Después, cuando se encuentran asentados en Tenochtitlan y son ya un
imperio, los padres y las madres encaminan a los hijos, haciendo hincapié en las labores
que deben realizar, según el sexo, tal y como lo menciona el Huehuehtlahtolli o Antigua
Palabra.
Señalo algunos puntos que considero relevantes para mostrar la relación que existe
entre la familia mexica y la teoría que manejan investigadores sobre la opresión de la
mujer. A tal efecto, en la cultura mexica era común el secuestro o intercambio de
mujeres; la división de trabajo por sexo y por clase; la poligamia y la monogamia,
según una rígida división de clases, y una familia patrilineal.
Según la concepción materialista, el factor determinante en la historia es la
producción de los medios de existencia (alimento, casa) y la reproducción de los seres
humanos; por lo tanto, la etapa de organización social en que vive un grupo, depende
del desarrollo de la producción y reproducción o sea del desarrollo del trabajo y de la
familia.
A lo largo de los siglos, así como el trabajo se ha desarrollado, también lo ha hecho
la familia. Según el materialismo histórico, a cada estadio de evolución de la
humanidad le corresponde un tipo de familia: "Al salvajismo corresponde el
matrimonio por grupos; a la barbarie, el matrimonio sindiásmico; a la civilización, la
monogamia".135
Esta visión, que seguramente corresponde a una visión evolucionista decimonónica,
nos permite constatar, sin embargo, que conforme los grupos crecen, se van excluyendo
las posibilidades de una sexualidad y una afectividad familiar más libre para mujeres y
hombres, por lazos de parentesco, sean consanguíneos o sociales. Se generaliza el tabú
del incesto, de tal forma que para el estadio de la civilización, la familia es
134 Martínez Marín, Carlos, op. cit., p. 703. 135 Marx, Carlos, F. Engels y V. Lenin, La mujer y el comunismo, Ed. Anteo, Buenos Aires 1956, p. 10.
60
monogámica, ya existen una madre y un padre, y descendencia definidos y respetados
socialmente. También, en este proceso de evolución del matrimonio por grupos al
matrimonio sindiásmico, se da el surgimiento de la propiedad privada y la división del
trabajo, correspondiéndole al hombre:
Procurar la alimentación y los instrumentos de trabajo necesarios para ello; consiguientemente, era, por
derecho, el propietario de dichos instrumentos y en caso de separación se los llevaba consigo, de igual
manera que la mujer conservaba sus enseres domésticos [...] el hombre era propietario del nuevo
manantial de alimentación, el ganado, y más adelante del nuevo instrumento de trabajo, el esclavo [...]
pero sus hijos no podían heredar de él.136
Entre los grupos de familias reunidas alrededor de un nombre o un animal totémico
(gens),137 al morir un hombre su herencia pasa a sus hermanos o hermanas, no a sus
hijos en tanto pertenecen a la gens de la madre debido a que la filiación es matrilineal.
En el proceso de evolución de la familia las mujeres pierden el derecho materno,
porque:
El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo.
El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en servidora, en
la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción.138
Cuando la familia matrilineal pasa a ser patrilineal, la mujer ocupa un lugar
subalterno por la necesidad del hombre de asegurarse su paternidad y sus bienes,
incluyendo a la mujer e hijos. Tenemos entonces que "la monogamia nació de la
concentración de grandes riquezas en las mismas manos -las de un hombre- y del deseo
de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de este hombre".139
La opresión de la mujer es producto del surgimiento de la propiedad privada; el
hombre es propietario de la mujer, de sus hijos, del ganado, la tierra, las herramientas
de trabajo; la mujer pierde el derecho materno y se produce una rígida división del
136 Ibid., pp. 13-14. 137 Grupo de familias que llevan el mismo nombre en la antigua Roma, según el Diccionario Academia Enciclopédico, Fernández Editores, México 1996. 138 Marx, Carlos, F. Engels y V. Lenin, op. cit., p. 15. 139 Ibid., p. 30.
61
trabajo por sexo, la mujer queda subordinada al cuidado de la casa y de los hijos, y el
hombre, por el contrario, se convierte en dueño y señor de la familia y, como tal, la
tiene que proveer. Comparando la teoría marxista sobre el origen de la opresión de la
mujer con la historia de la familia mexica, puedo concluir que la familia mexica es:
Exogámica, porque los matrimonios se realizan con personas que no pertenecen al
mismo grupo, tribu, casta, etc., aunque probablemente en un principio fuera de
tendencia endogámica (flexibilizada por el hurto de mujeres durante la peregrinación).
Patriarcal, porque tanto el poder como la autoridad recae en el hombre que tiene
acceso a las diferentes áreas del desarrollo político, económico, social y religioso, es
decir, al poder. La mujer, en cambio, está subordinada a la autoridad y control de los
hombres.
Sexista, porque hay una primera discriminación social basada en la división de sexos;
esta división es remarcada y reforzada en la educación que inicia en la familia, continúa
en la escuela y termina en el matrimonio. Una división del trabajo, una educación y una
escuela propias para hombres o mujeres, lugares de creación y recreación y un
comportamiento adecuado a su sexo.
Clasista, porque dentro de esta sociedad patriarcal y sexista, hay una estratificación de
clases. La clase social con mayor poder tiene mayores privilegios para los hombres,
como el derecho a una familia poligámica, porque tiene los medios para sostenerla. La
clase no privilegiada tendrá una familia monogámica.
Existen investigaciones que demuestran que en épocas anteriores al siglo XVI, las
mujeres mesoamericanas tenían mayor poder y autoridad. Soustelle, por ejemplo,
menciona que en la cultura tolteca, Ilancueitl transmitió el linaje dinástico de los
toltecas en Colhuacan.140 Asimismo, Terrazona141 menciona que en Mesoamérica se
prefería el nacimiento de las mujeres, porque el linaje se transmitía por línea femenina y
el cacicazgo lo heredaban las mujeres. También se dan casos de hombres que ascienden
a otra clase social por medio del matrimonio con una noble, como es el caso de Izcoatl.
140 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 71. 141 Terrazona, Silvia C., Mujer mesoamericana, p. 71.
62
En la obra de Sahagún se menciona que las mujeres conservaban sus bienes y
podían hacer negocios sin intervención de los hombres.142 Pero poco a poco el poder
masculino se refuerza; las mujeres se ven reducidas al espacio doméstico y, aunque
prácticamente trabajan en todas las áreas de la sociedad, sus puestos están subordinados
al de los hombres y son considerados de menor importancia.
Además, según la teoría antropológica estructuralista, la mujer es el medio que
utilizan los hombres para realizar alianzas en la guerra y en el comercio, por medio del
matrimonio143 de las hijas y hermanas, pactado por los padres y hermanos. De esta
manera, el hombre empieza a tener control sobre el cuerpo de la mujer, estableciendo
principios morales en el comportamiento sexual, social, cultural, religioso, educativo,
laboral. De aquí que las niñas deben aprender “los oficios mujeriles [...] como son obras
de lana y lino y seda y algodón y para todo lo necesario accesorio y útil al oficio de los
telares, y juntamente vendan [...] cada parentela morar en su familia [...] y al más
antiguo abuelo han de acatar y obedecer toda la familia, y las mujeres sirvan a sus
maridos, y los descendientes a los descendientes [...] en fin los de menos edad y los más
mozos a los más viejos”.144
Hay teorías que manejan la génesis de la opresión de la mujer mucho antes de la
aparición de la propiedad privada, insertándola en el sistema de parentesco o el "tráfico
de mujeres", teoría sustentada por Claude Lévi-Strauss, padre de la antropología
estructuralista. Paralelamente, la teoría de la sexualidad, derivada del psicoanálisis de
Sigmund Freud, intenta explicar cómo el hombre llega a ser hombre y la mujer llega a
ser mujer, y la división de sexos, por medio de la existencia del complejo de Edipo y de
Electra.
Recientemente, la feminista estadounidense Gayle Rubin, ha planteado que si no
existiera una división sexual del trabajo, la decisión de la opción/preferencia sexual
sería libre, y "si el sistema de propiedad sexual se reorganizara", no habría poder
superior del hombre sobre la mujer.
142 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 185. 143 Rodríguez, María, “La mujer en la familia y en la sociedad mexica”, en Carmen Ramos (coord.), Presencia y transparencia. La mujer en la historia de México, El Colegio de México, México 1987, p. 23. 144 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., op. cit., p. 59.
63
DIARIO ACONTECER MEXICA. ACONTECIMIENTOS
NATURALES, COSTUMBRES Y CEREMONIAS
EMBARAZO, PARTO, NACIMIENTO, BAUTIZO, DESTETE,
EDUCACIÓN, VIRGINIDAD, NOVIAZGO, MATRIMONIO,
INCESTO, DOTE, MONOGAMIA Y POLIGAMIA, DIVORCIO,
ADULTERIO, HOMOSEXUALIDAD, HERMAFRODITISMO,
VEJEZ, MUERTE Y FUNERAL, TUMBAS, SALUD, BAÑO,
ALIMENTACIÓN, MEDICINA, OCTLI, TABACO, CIRUGÍA,
VESTIDO Y ORNATO
La vida para las mexicas está íntimamente ligada al movimiento del cosmos que, a su
vez, da sustento a la religión. Por lo mismo, la vida cotidiana está impregnada de
ceremonias que se relacionan con la vida y la muerte de la humanidad y del cosmos.
El ciclo natural de una mexica, desde su concepción y nacimiento hasta la muerte,
estará acompañado siempre de rituales. En el diario acontecer se manifiesta la
estratificación económica, social y religiosa que impera, haciéndose patente en
cualquier aspecto de la vida y en cualquier momento; esta estratificación se hace
extensiva y se manifiesta en una discriminación donde es más afectada la mujer,
independientemente de su estrato social.
Desde el momento del nacimiento de un nuevo ser, éste ya tiene marcado su
destino, su trabajo u oficio y su comportamiento. Cuando la partera corta el cordón
umbilical, le indica cuáles serán sus deberes: si es niña, le dice que debe ser como la
ceniza que cubre el fuego del hogar, como el corazón dentro del cuerpo, luego entierra
su ombligo en las cenizas del hogar en señal de que no saldrá de la casa, es decir, en
64
funciones puramente privadas.145 Si es niño, la partera al nacer lo consagra a la guerra.
El cordón umbilical del niño se entierra junto con un escudo y unas flechas en
miniatura.146
Para darnos una idea de cómo es este acontecer cotidiano, vayamos con el inicio de
una nueva vida y empecemos con el embarazo de una mujer. Dice Pablo Escalante que
el cuerpo, para los nahuas, es el elemento principal de distinción étnica, social,
económica y sexual.147 La actitud corporal, vestimenta y adornos, denotan la
pertenencia a un grupo social determinado; también el cuerpo es el elemento principal
para ofender o alabar, como "a los huastecos los definían y rechazaban como impúdicos
y lujuriosos porque no se cubrían el cuerpo debidamente".148
Sin embargo, a pesar de todo este significado del cuerpo, no hay datos ni estudios
sobre el cuerpo y la sexualidad de los mexicas. ¿Será porque a los españoles la
sexualidad los atemorizaba? Al respecto Todorov expone: “Quizás esa información fue
soslayada por los mismos informantes [...] pero da la impresión de que los actos de
crueldad, ya presentes en la mitología cristiana, no escandalizan demasiado al
encuestador español y que los transcribe fielmente, mientras que la sexualidad no
encuentra lugar”.149
Esta idea parece confirmada por las palabras del religioso Antonio de Solís, para
quien "en los demás ritos y costumbres de aquella nación tocaremos solamente lo que
fuere digno de historia, dejando las supersticiones, indecencias y obscenidades que
manchan la narración".150
145 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, p. 58. 146 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 58. 147 Escalante, Pablo, “Sentarse, guardar compostura y llorar entre los antiguos nahuas”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX. 148 Ibid., p. 444. 149 Todorov, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI Editores, México 1987, p. 248. 150 Solís, Antonio de, Historia de la conquista, Porrúa, México 1973, p. 181.
65
EMBARAZO
Los cuidados que tiene una macehualtin embarazada, son diferentes a los de una mujer
cihuapilli; la primera no tiene servidoras que la cuiden y realicen los quehaceres
domésticos y en el momento del parto, en muchas ocasiones, está sola; en cambio, las
mujeres de la clase dirigente, son acompañadas desde el principio del embarazo por las
parteras y por sus servidoras.
El nacimiento de un nuevo ser era considerado como un obsequio divino, por eso
desde el embarazo, la mujer debe seguir ciertos consejos dados por la partera, como no
dormir mucho, no llorar, no suspirar, no tener penas ni enojos, ni sustos para no abortar,
asimismo tienen que arreglar, limpiar y barrer los altares.151
Es interesante anotar la preocupación que tenían en cuanto a la intensidad de las
relaciones sexuales durante el embarazo, para lo cual se recomendaba realizarlas con
poca frecuencia en los primeros meses y cuando ya la mujer estuviese a punto de parir,
que la pareja se abstuviese porque podría ocasionar enfermedad a los niños y dolor a la
mujer en el parto:
...que se abstuviesen del acto carnal, porque si no lo hiciese así la criatura saldría sucia y cubierta de una
viscosidad blanca [...] y esta misma viscosidad da mucha pena, y dolor a la mujer cuando pare, tiene mal
parto, y aún queda lastimada por dos o tres días.152
La ceremonia que se realiza en el momento del parto, tendrá variaciones
dependiendo de la clase social. Si la futura madre es de clase privilegiada, cuando
anuncia su embarazo, sus padres, parientes cercanos y amistades realizan un banquete
para celebrar el suceso. Las macehualtin también realizan la ceremonia, pero el
banquete varía en función de los recursos con que se cuenta.
Como la costumbre de la limpieza y el baño está muy arraigada, el lugar de parto
debe estar limpio, a la parturienta se la baña antes; luego, la partera le soba la barriga
para acomodar al niño y, si es necesario, le da una infusión para acelerar el proceso; a
un lado, debe estar la ropa limpia para cubrir al que nace.
151 Ibid., p. 53. 152 Terrazona, Silvia, Mujer mesoamericana, p. 54.
66
Desde el momento en que inicia el trabajo de parto, se prenden grandes teas de
ocote para anunciar el momento, las cuales se apagan cuando se celebra el "bautismo",
o sea, cuatro días después. Los padres y parientes cuidan que estas teas no se apaguen y
que nadie saque el fuego hacia otro lugar porque "apocaban la ventura de la criatura
recién nacida".153
En el momento que nace el niño, la partera le corta el ombligo que es enterrado,
luego baña a la criatura diciéndole: “Recíbate el agua por ser tu madre la diosa
Chalchihuitlicue, Clalchiuhtlatonac y póngate el labatorio para labar y quitar las
manchas y suciedades que tienes de parte de tus padres y límpiete su corazón y de
buena y perfecta vida”.154
Luego se dirige a la diosa del agua expresando: “Señora excelentísima
Chalchihuitlicue, Clalchiuhtlatonac, ya nació esta criatura en el mundo, enviada de los
dioses Ometecuhtli y Omecihuatl, que viven y reinan en el doceno cielo, para que le
lavéis y limpiéis de las manchas y suciedades que trae, heredadas de su padre y madre...
recibid a la criaura venida y nacida en este triste mundo”.155
Después la partera toma agua en la mano derecha, la sopla y la pasa por la boca, el
pecho y la cabeza del recién nacido y le pide que reciba a su madre, diosa del agua,
Luego le lava el cuerpo y lo envuelve en sus pañales diciéndole: “Pues sábete (niño
mío) que este mundo donde has venido es triste y doloroso y lleno de trabajos y de
miseria, y es un valle de lágrimas; y, creciendo en él, has de comer pan con dolor
trabajado de tus manos”.156
Luego se dirige a la parturienta, le alaba la fortaleza mostrada en el parto,
semejándola con la diosa Cihualcohuatl, animándola al siguiente parto; posteriormente
se dirige a los padres y parientes, agradeciéndoles el cuidado que han tenido y dándoles
otras recomendaciones. Ellos, a su vez, le agradecen el trabajo realizado.
Si la criatura recién nacida lo es de un señor principal, o de un pochteca, los amigos
de éstos le mandan a un anciano para que le dé el parabién del recién nacido.
153 Torquemada, Juan de, Monarquía indiana, pp. 213-214. 154 Ibid., p. 198. 155 Ibid., pp. 198-199. 156 Idem.
67
Terminados los ritos, los padres mandan a traer al adivino para que le lea el futuro y
vea si el cuarto día es bueno para el bautizo. El adivino con seriedad pregunta día y hora
del nacimiento, luego revisa sus libros y si el día es bueno, así lo hace saber y les dice
que al cuarto día tienen que bautizarlo y lavarlo, pero si el día no es bueno, porque ese
día "reinaban dioses crueles, impíos y tiranos y que había de ser pobre y miserable,
sujeto a grandes desventuras",157 lo cambia para remediar esa desventura. El trabajo de
estos adivinos es bien pagado, ya sea con moneda o con especies.
BAUTISMO-LAVATORIO-TLACOZOLAQUILO
A los cuatro días, la criatura es bautizada con un gran convite, para el cual se invita a
más niños, niñas, amigos y parientes, si sus recursos se los permite.
Antes del amanecer, la partera desnuda al niño, lo levanta cuatro veces hacia el
cielo, dirigiéndose a las divinidades en este orden: primero a Ometecuhtli y Omecihuatl,
después a la diosa del agua, Chalchihuitlicue, luego a los dioses celestiales y por último
al dios del sol y de la guerra, diciendo algunas palabras como: "Hijo mío, Ometecuhtli y
Omecihuatl, señores del doceno cielo, te criaron para enviarte a este mundo triste y
calamitoso; toma pues el agua que te ha de dar vida".158
Luego, con la mano derecha toma el agua que tiene en un recipiente y se lo pone en
la boca, luego sobre los pechos, después sobre la cabeza y finalmente lava todo el
cuerpo y mientras lo hace, recita algunas oraciones.
Después, si es niño, toma el escudo, arco y flechas en miniatura y lo ofrece al dios
de la guerra. Si es niña, toma unas enaguas, un huipil, una petaquilla, un huso y todo lo
necesario para tejer, también en miniatura, le pone agua en la boca, diciéndole:
Abre la boca y recibe a la diosa Chalchihuitlicue, que da vida, para vivir en el mundo”; y al ponérsela en
el pecho decía: “toma el agua clara que limpia y refresca el corazón y lo despierta”; y cuando se lo ponía
en la cabeza decía: “toma y recibe el agua Chalchihuitlicue, que te hará vigilante para que nunca seas
tocada del demasiado sueño; ella te abrace y te avise para que seas vigilante y no dormilona en este
157 Ibid., p. 204. 158 Idem.
68
mundo”. Lavándole las manos decía: “apártate hurto de la niña”; y lavándole las ingles, añadía: “¿dónde
estás mala fortuna? Apártate de la niña, con la virtud del agua clara”.159
Finalmente, le pone el nombre, previamente consultado con el adivino, repitiéndolo
cuatro veces, envuelve a la criatura en sus pañales y lo mete a la cuna,160 ofreciéndola a
la diosa de las cunas, Yohualticitl, para que la cuide y al dios de la noche,
Yohualtecuhtli, para que le procure buen sueño. Una vez terminado el ritual, se inicia el
banquete, mientras las teas de ocote, continúan ardiendo y sólo son apagadas cuando
termina la fiesta.
El nacimiento de un nuevo ser es un momento importante en la vida de una familia.
Dependiendo de los recursos con que se cuenta, la ceremonia se celebra con
ostentosidad o pobremente, pero realizándose siempre.
Familiares y amistades visitan a la recién parida restregándose la ceniza del fogón
en todo el cuerpo, apretando las rodillas, en especial las otras recién paridas, para que
se fortifiquen los huesos y miembros de las recién nacidas.
El padre, previamente preparado, ya tiene las mantas y vestidos para obsequiar, así
como las aves, pan y caña (pipa) que reparte a los invitados.
Todo mundo trabaja. Las mujeres ayudan en la elaboración de la comida, desde
preparar el maíz (cocerlo –nixtamal-, lavarlo y molerlo) para hacer los tamales, el atole
y las tortillas. Por allá, otras muelen en el metate el chile y el cacao para otros guisados
y bebidas, mientras, más allá, otras preparan la mesa.
Los hombres cuidan que no se apague el fuego, limpian el camino por donde llegan
los invitados, ponen ramas y flores en las puertas. Algunos matan y pelan aves y otros
animales con los que las mujeres guisarán ricos platillos. El caso es que todas están en
pleno ajetreo y con singular alegría ayudan en los preparativos de la gran ceremonia.
Lista ya la comida, pasan primero los ancianos nobles y principales hasta terminar con
los jovenzuelos y niños; los servidores de estos señores principales, pasan a comer
después y si sobra comida, hacen su itacate para llevarlo a su casa. Mientras que por un
159 Ibid., pp. 205-206. 160 Este ritual es conocido con el nombre de tlacozolaquilo, que quiere decir depositar a la criatura en la cuna.
69
lado comen los hombres, por el otro comen las mujeres e igual que ellos, primero lo
hacen las de alto rango hasta terminar con sus servidoras.
Al atardecer se juntan los ancianos y ancianas a fumar sus cañas de humo y a beber,
en sendos tecomatecos (vasos de madera) el octli. Las bebidas embriagantes como el
octli (pulque), están reservadas para la gente anciana, pero otras bebidas preparadas con
cacao y chian, a las que se agrega un "badulaque de chile que llaman panilli",161 son
bebidos normalmente por hombres y mujeres.
Ya entonados, los ancianos inician el canto, mientras que algunos parientes e
invitados platican, o lloran de alegría. Más allá, otro grupo cuenta historias. Así
transcurre el día y llega la noche. Satisfechos, los invitados inician la retirada. Los que
no estuvieron contentos se retiraron antes de la noche, murmurando y, si el descontento
fue por falta de atención, al día siguiente son nuevamente invitados y agasajados para
que estén contentos.
DESTETE
Es una costumbre mexica amamantar hasta los dos o tres años a los hijos e hijas porque
de esta manera crecen más fuertes. En el momento del destete vuelven a celebrar un
acto con fiesta y convites. En otros lugares, como en la Florida, los destetan más
grandes, a los seis años, y algunas veces hasta los doce años, porque dicen que si los
destetan antes, sus hijos "no tendrían fuerzas y que se criarían afeminados".162
Una vez destetados, las madres les enseñan a tener una alimentación frugal.163
También es una costumbre cubrirlos escasamente de ropa para que crezcan fuertes y sin
achaques.
161 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 215. 162 Ibid., p. 217. 163 Ver capítulo La Educación.
70
VIRGINIDAD
Parece ser que la castidad para las y los mexicas es muy importante, las mujeres son
educadas con austera severidad y mantenidas en virtual cautiverio, guardando
celosamente su virginidad164 hasta el momento del matrimonio.
La educación y disciplina, enseñada y practicada tanto en la casa como en la escuela
y templos, están enfocadas, precisamente, al recato en la conducta de las mujeres; la
disciplina que practican en la casa y en el templo es severa, no se les permite reír con
los hombres. Si una joven comete el pecado de la carne cree que su propia carne se le
pudrirá y si su proceder es conocido por otras personas, podría perder la vida junto con
el hombre con quién cometió el acto sexual.165
El hombre tiene la responsabilidad moral de cuidar su buen nombre y el honor y
buenas costumbres de la familia.166 Terrazona,167 basándose en los datos que encontró,
dice que era más deseada una mujer que demostrara que podía tener hijos. Es posible
que así sea por el significado que tienen los hijos, y seguramente, en el grupo de los
macehuales, podía suceder con más frecuencia.
NOVIAZGO
El matrimonio mexica, en muchas ocasiones, significa poder político y es utilizado para
concertar alianzas y evitar guerras; también para ampliar cacicazgos por cuanto en
algunos lugares las mujeres eran las transmisoras de la herencia.168 Por lo mismo,
generalmente son los padres quienes eligen a la novia o al novio y lo hacen por
conveniencia social, económica, militar.169
164 Rodríguez, María de Jesús, “La mujer y la familia en la sociedad mexica”, en Presencia y Trasparencia. La mujer en la historia de México, El Colegio de México, México 1987, pp. 16-17. 165 Ibid., p. 91. 166 Muriel, Josefina, “La transmisión cultural en la familia criolla novohispana”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, p. 115. 167 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 108. 168 Ibid., p. 94. 169 Rodríguez, María de Jesús, op. cit., p. 24.
71
Esta elección de pareja por parte de los padres, seguramente se daba más entre la
nobleza porque había intereses de por medio y porque los hijos e hijas se encuentran en
las escuelas o en los templos y estaban más vigilados. Suponemos que no sucedía lo
mismo con los macehuales, ya que muchos de ellos no asisten a las escuelas y desde
pequeños se dedican a trabajar conjuntamente con el padre o la madre. Nos lo podemos
imaginar con mayor libertad de movimiento.
En la misma escuela, entre los que asisten al Tepochcalli, como lo dicen los
testimonios, había más libertad que en el Calmecac. Los muchachos pueden asistir al
Cuicacalli que es la escuela de canto y danza, donde aprenden los ritos y ceremonias y
seguramente, es el lugar donde los muchachos y las muchachas se miraban y se
flechaban, buscando los momentos propicios para verse a solas, por más cuidado que
tuvieran los ancianos y ancianas de la custodia.
Por otro lado, los mismos testimonios dicen que las parejas de los macehuales no se
casan si no tienen los recursos necesarios, y lo pueden hacer después, si así lo desean.
MATRIMONIO-BODA
Al ser los padres quienes eligen a las parejas, el casamiento es una decisión colectiva y
no particular. Si el consejo familiar aprueba al novio, o a la novia, la ceremonia se
puede realizar.
Robert McCaa dice que antes de la llegada de los españoles, en el periodo
postclásico, "los aztecas estuvieron sometidos a constricciones demográficas menos
severas"170 que en el período clásico, cuando el ambiente natural era más severo. En
esos ambientes hostiles, vivían menos años y seguramente por lo mismo, la edad para el
matrimonio era más temprana, como sucedió después de la conquista. Esto coincide con
las investigaciones osteopatológicas de restos del período clásico.
Coincido con la opinión de McCaa, porque conforme transcurre el tiempo, también
se transforma la cultura, ofreciendo mayores herramientas para mejorar el modus
vivendi y vivir más años y, como consecuencia, no hay urgencia para casarse a una edad
170 McCaa, Robert, “Tratos nupciales”, en Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica.
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temprana. Antes de la conquista española, la edad permitida para casarse en las mujeres
es de los veinte a los veinticinco años, y en los hombres es de veinte a cuarenta. En el
templo, los hombres novicios están consagrados a Quetzalcoatl, tanto que si entre los
veinte y los veintidós años no se han casado, se convertirán en tlamacazqui
(sacerdotes).171
Después de la conquista, la edad para casarse es más temprana, entre los doce y
catorce años, porque la mortandad ha crecido; la guerra de conquista, las epidemias y la
construcción de la ciudad, ha matado a multitud de mexicas. El matrimonio a temprana
edad es usado como una política poblacional.172
Podemos imaginarnos una boda de la siguiente manera. Una vez que los padres ya
han encontrado la pareja idónea, previamente se consulta el libro sagrado para conocer
los presagios de cada uno de los contrayentes y verificar que los signos sean afines;
para eso, debían tener presente la fecha del nacimiento. Si eran afines podían casarse y
si no, se calculaba cuál sería el día óptimo para hacerlo.
El hombre, si está en el Calmecac, pide permiso a sus maestros para liberarse de la
escuela. Para esa liberación se hace una ceremonia y un banquete. El maestro le dirige
un discurso lleno de consejos.
En el momento en que los hombres quedan libres y se ha consultado a los adivinos,
los padres del muchacho envían a unas ancianas conocidas como cihuatlanque, cuyo
oficio era el de negociar los casamientos, a la casa de la novia con algún presente para
hacer la petición. Es costumbre que los padres de la novia no acepten el compromiso
sino hasta la segunda o tercera visita y cada vez que regresan las ancianas, el regalo
debe ser más grande. En la segunda o tercera vez, las ancianas informan sobre el monto
de la dote del novio y los padres de la novia dicen cuál va a ser su aportación al
matrimonio. Con los padres de acuerdo, las ancianas van a darle la buena noticia al
novio y después retornan estas ancianas para hablar con la novia y hacer la petición
directamente con ella; con este último consentimiento se concierta la boda.
El día designado para la ceremonia, desde la mañana llegan los invitados, maestros
y condiscípulos; al medio día llegan los viejos y viejas. Todos llevan regalos a los
171 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 65. 172 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 93.
73
contrayentes. Por la tarde arreglan a la novia, la bañan, peinan y pintan con polvo
amarillo de tecozahuitl, después la sientan sobre un petate y ahí van a saludarla. Los
ancianos y las ancianas les dan consejos sobre su comportamiento de mujer casada.173
Más tarde llega el novio acompañado de sus padres, parentela y amigos, a la casa de la
novia portando un bracero para que él y ella sean incensados. Se encuentra con ella, le
toma las manos y entran al aposento ya arreglado para la ocasión y se sientan sobre un
petate nuevo, cerca del fuego, la mujer del lado izquierdo del hombre. La madre del
muchacho regala a la nuera una camisa y la de la novia al yerno una manta.
La boda consiste en unir con un nudo la manta del novio con la camisa de la novia.
Algunos dicen que es la casamentera la que realiza el acto y otros que el sacerdote, y en
el templo. Después él le da un vestido de mujer a ella y ella, a su vez, uno de hombre a
él. Luego les traen comida, cuatro bocados de tlatonilli (tamal) y ambos se dan bocados
en la boca. Los desposados quedan encerrados en un cuarto y, afuera, la fiesta sigue, los
invitados cantan, bailan, comen y beben, mientras los novios hacen penitencia de ayuno
de comida y de sexo, ya que los desposados no consuman el matrimonio sino hasta la
cuarta noche; no salen de la casa más que para realizar sus necesidades naturales.
A la cuarta noche llegan los guardas del templo, juntan dos petates y, debajo,
colocan una pluma y una piedra (chalchihuitl), un pedazo de cuero y encima, unas
mantas rodeadas con unas espinas de maguey, con las cuales se ofrecerá un sacrificio a
los dioses, consistente en ofrendar la sangre que mana de las orejas y de la lengua. En
esos cuatro días no se lavan ni se bañan y permanecen en ayuno. A la media noche del
cuarto día, salen para ofrecer el sacrificio y queman incienso en el altar de su dios.
Después consuman el matrimonio y llevan los petates que usaron, al templo para dar
gracias. Al quinto día se bañan, se visten con ropas nuevas, el novio perfuma con el
incensario a sus dioses y los invitados siguen celebrando la ceremonia, cantando,
bailando, comiendo y bebiendo.
Las personas que no cuentan con recursos, igual realizan la ceremonia aunque sin
tanta pompa; también se daba el caso de que se casaban sin festejo, trabajaban y
después lo realizaban, invitando a sus parientes y amistades. Cuando se casaban sin
consentimiento de los padres, dejaban pasar un tiempo y después el varón llegaba con
173 Ibid., p. 178.
74
los padres de la mujer, pide disculpas por no haber ido antes a pedir a la novia y haberse
casado sin su licencia, les promete que si aceptan, ellos harán la ceremonia para vivir
bien, tener hijos y educarlos y piden el perdón; si los padres están de acuerdo se realiza
la ceremonia. Era corriente, también, que una pareja podía formarse sin el casamiento y
sin tantos remilgos. Es sabido que muchas veces los novios no esperaban la aprobación
familiar, "ayuntaban un tiempo"174 y después lo comunicaban a la familia; esto
generalmente pasaba con la gente del pueblo.
Parece ser que no todas las bodas se realizaban de la misma manera. Para Jacques
Soustelle, la ceremonia del matrimonio se hacía en la casa del hombre, pero antes con
una fiesta anterior en la casa de la novia, donde ella se baña y lava su cabellera, se pinta
la cara de color amarillo y se cubre brazos y piernas con plumas rojas.175
INCESTO
El incesto no está permitido hasta el séptimo grado de parentesco, o tercer grado si es
que el contrayente había realizado algún hecho importante. No se pueden casar padre
con hija, madre con hijo, suegro con nuera, yerno con suegra, padrastro con entenada,
entenado con madrastra, hermanos con hermanas. Torquemada comenta que se
encontraron algunos casos de matrimonios entre hermanos y hermanas, pero porque
“eran reyes y gente poderosa".176
También nos dice que, en Texcoco era una costumbre que los señores principales
cuando morían, sus hijos, además del señorío y otros bienes, heredaban también las
mujeres que no hubiesen tenido hijos con el fallecido. Si bien era una costumbre de los
señores principales, no fue bien aceptada por la sociedad, por lo que constantemente “se
vituperaba y reprobaba y por esto le llamaban a este hecho tetzahuitl, que quiere decir
cosa espantosa y de asombro; y a los hijos que nacían de este ayuntamiento llamaban
174 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 181. 175 Ibid., p. 179. 176 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 164.
75
tetzauhconetl, hijos de asombro y de espanto, porque les espantaba ver que era aquello
prohibido y que hubiese gente que lo cometiese”.177
También en algunos códices mixtecos se historian casamientos entre hermanos178 y
el mismo Torquemada dice que, entre los principales, se acostumbraba casarse con la
suegra, o con la hija de su mujer actual.
Si alguno casaba con mujer que fuese mayor en días, si esta tal tenía una hija habida de otro, se la solía
dar a este segundo marido, sólo a fin de tenerle contento, para que no la dejase por vieja; de manera que
tenía a madre y hija por mujeres, ambas en un tiempo.179
En cuanto a la dote, también el valor y contenido difiere dependiendo del grupo
social al que pertenece la novia y puede ir desde el intercambio de ropa que se hacen los
desposados, hasta los regalos que reciben de los parientes. En otros lugares, el novio le
paga al padre de la novia con cargas de leña o incluso va a vivir a la casa de ella para
pagar la fuerza de trabajo de la mujer.180
POLIGAMIA Y MONOGAMIA
La poligamia y la monogamia dependen del estrato social y de la solvencia económica
del varón. Los pipiltzin pueden tener una o más esposas si las pueden mantener, aunque
sólo una es la esposa principal, por lo que la poligamia es permitida siempre y cuando
el hombre cuente con los recursos necesarios para la manutención de sus esposas, que
son consideradas legítimas, así como legítimos son sus descendientes; en el caso de la
herencia, los hijos de la mujer principal son los que heredan el cargo y los bienes
mayores.
Esta costumbre fue prohibida por los frailes inmediatamente después de la
conquista. Éstos obligaron a los pipiltzin a preferir a una sobre todas las demás esposas,
177 Idem. 178 Ibid., p. 95. 179 Ibid., p. 164. 180 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 98.
76
la que era considerada legítima; las otras pasaron a la categoría de concubinas y los
hijos de estas mujeres, hasta ese momento legítimos, pasaron a ser conocidos como
bastardos (Relación de Michoacán).181
Los casos más conocidos de bigamia son los de Moctezuma y Nezahualpilzintli.
Moctezuma tenía dos mujeres de esta calidad, con título de reinas, en cuartos separados de igual pompa y
ostentación. El número de sus concubinas era exorbitante y escandaloso; pues hallamos escrito que
habitaban dentro de su palacio más de tres mil mujeres entre amas y criadas.182
Torquemada abunda sobre el tema e informa que en la Florida, los médicos se casan
con dos o tres mujeres y que éstas se tratan entre sí como si fueran hermanas.183
DIVORCIO
El hombre puede divorciarse cuando la mujer es estéril, perezosa y descuidada en sus
tareas, o "si tenían mal carácter, ser impacientes o descuidadas".184 Aunque la
esterilidad es motivo de divorcio tanto para el hombre como para la mujer, ésta sólo
puede hacerlo si alega maltrato, haber sido golpeada o que el hombre no le da sustento
para la familia y abandona a sus hijos.185
Para divorciarse, las parejas se presentan ante un juez y dan su queja; el juez los
escucha con atención y luego les pregunta si son casados o sólo amancebados porque,
para el segundo caso, los dejan ir libres, dándoles castigos si lo mereciesen. En cambio,
si son casados, primero se intenta la reconciliación y, si no es posible, se otorga la
separación, llevándose cada quien los bienes aportados al matrimonio; en el caso que
hubieran bienes comunes producto de la convivencia, se dividen. Con respecto a los
hijos, si son pequeños, se quedan con la madre; si son grandes (Durán) los niños se van
con el padre y las niñas con la madre.
181 Ibid., p., 109. 182 Solís, Antonio de, op. cit., p. 173. 183 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 173. 184 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, p. 178. 185 Ibid., p. 188.
77
Un motivo fuerte para el divorcio es el adulterio femenino, y las que lo cometen
pueden llegar a perder la vida, pero si el hombre ofendido no se queja, nada pasa. La
condena por adulterio consiste en que a la adúltera y a su amante se les aplaste la
cabeza a pedradas, pero antes la mujer es estrangulada. Para llegar a la pena de muerte
es necesario que existan testigos del hecho.186
Una creencia mexica dice que si los padres son adúlteros, el niño nace con las
piernas encorvadas, enfermedad conocida con el nombre de Tlazol, por Tlazolteotl
diosa de lo sexual.187
HOMOSEXUALIDAD
Entre los mexicas no se reportan casos de homosexualidad y Torquemada nos habla de
homosexuales sólo en la Florida.188
Se casaban unos con otros los hombres, como que conviniese en el contrato natural, siendo pecado
gravísimo cometido contra él. Estos son unos hombres mariones impotentes que andan vestidos con traje
mujeril y hacen los mismos oficios que ellas y no tiran arco ni flechas. Son muy corpulentos y
membrudos, y por esto llevan grandes cargas. De estos referidos se vido uno casado con un hombre de
los otros que podían serlo con mujer y podían tener hijos de ella.189
Torquemada también relata que un hijo de Xicoténcatl (Señor de Tlaxcala) se
enamoró de una muchacha a la que pidió como mujer y se la llevó a su casa junto con
las otras. Después de un largo viaje regresó y vio a sus mujeres (veinte) preñadas por la
moza que, en realidad, era hermafrodita; a las esposas las perdonó y casó con otros y a
la hermafrodita la sacaron desnuda y le abrieron "el costado siniestro" con un pedernal
y se fue huyendo, sangrando y apedreada por todos hasta que cayó muerta.190
186 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 186. 187 Terrazona, Silvia C., op., cit., p. 54. 188 Por la descripción que hace Torquemada, supongo que se refiere al actual estado de Veracruz. 189 Torquemada, Juan de, op. cit., p. 174. 190 Ibid., p. 112.
78
VEJEZ
Al llegar a la vejez las mujeres no pierden su valor social, por el contrario, son
reverenciadas por su experiencia y sabiduría, se las consulta en asuntos políticos,
administrativos, económicos y sociales y gozan de consideraciones y comodidades en la
comunidad.191 A ellas se les permite beber octli. Además, nunca están ociosas porque
cumplen las funciones de parteras, curanderas o hechiceras especialistas en
encantamiento.192
MUERTE Y SEPELIO
Dice Pablo Escalante193 que es una costumbre entre los nahuas llorar al muerto; es parte
del ritual llorarle a los veinte días de fallecido y "al cabo de año", hasta completar
cuatro. A los muertos les amarran las piernas, les colocan vestidos de papel y los
amortajan con sus mantas, se queman sus pertenencias de trabajo para que los
acompañen y los entierran junto con un perro que los ayuda a cruzar el río del
inframundo.
Según los mitos, quienes mueren por enfermedad se van al Mictlan (tierra), desde
donde, después de estar cuatro años en ese lugar, se dirigen al inframundo. Si se
mueren ahogados o relacionados con el agua, se van al Tlalocan, que es un paraíso
siempre verde y soleado. En cambio, si mueren en la guerra o en el parto, se van al
tonatiuh (sol) y se convierten en colibríes.194
En los escasos suicidios, los ahorcados tienen su diosa maya Ix Tab; se les admira
porque es una forma honrosa de morir y se van al cielo. Torquemada menciona que en
Tenochtitlan había un lugar o cuarto de los ahorcados llamado Coyanacazco.195 Los que
mueren en el combate o en la piedra de los sacrificios tienen asegurada una eternidad
191 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 69. 192 Ver capítulo Trabajo. 193 Escalante, Pablo, op. cit. 194 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 126. 195 Ibid., pp. 126-127.
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dichosa y un lugar asegurado entre los compañeros del águila, acompañan al sol en su
recorrido y luego reencarnan en un colibrí y viven entre flores.196
Los cadáveres son colocados directamente en una fosa o envueltos en petates, en
diferentes posiciones: extendidos, flexionados, de lado, parados o acostados. Dicha fosa
puede estar bajo el piso de las casas, cavada en forma de rectángulo y recubierta con
mampostería, pisos y paredes, o en forma de pirámides con pinturas. Es costumbre
enterrar a los muertos de la familia con ofrendas como vasijas, utensilios y alimentos.
También la incineración es común entre los mexicas y las cenizas se depositan en una
caja de piedra labrada con ofrendas.197
SALUD E HIGIENE
Por los testimonios recabados, podemos decir que los mexicas se preocupaban por tener
una buena salud, lo cual se constata por el tipo de alimentos que consumen y por la
higiene personal.
Generalmente, durante la noche duermen bien para madrugar al día siguiente, ya
que las normas de convivencia condenan la ociosidad y los vicios. Por lo tanto, "todo
mundo se levantaba muy temprano: los tribunales, por ejemplo, estaban abiertos desde
el amanecer y los jueces comenzaban sus sesiones con los primeros resplandores del
sol".198
Una costumbre que llamó mucho la atención de los españoles cuando llegaron a
Tenochtitlan, fue la limpieza de la ciudad, así como el baño diario; por toda la ciudad,
por sus calles, templos y casas, se respiraba limpieza.
"La ciudad, a principios del siglo XVI, parece haber sido saludable, gracias a la
abundancia de agua, a los hábitos de limpieza de los habitantes y al clima de altura",199
pero con la llegada de los españoles, llegaron también enfermedades desconocidas que,
por lo mismo, no tienen manera de curarse; por lo tanto, las epidemias causaron
196 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 59. 197 Terrazona, Silvia C., op. cit., p128. 198 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 135. 199 Ibid., p. 49.
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verdaderos estragos en la población; a esto se deben agregar costumbres adquiridas en
imitación de los conquistadores, como el emborracharse, lo que mengua la salud y, por
ende, repercutía en la disminución de la población mexica. “Dibujos de los nativos
muestran a las víctimas y a sus síntomas; entre ellos las erupciones de la piel, las
hemorragias nasales y la muerte son los más comentados. Hubo suicidios, infanticidios
y negativas a tener hijos”, informa Gibson.200
Una de las costumbres mexicas totalmente diferente a la de los españoles es el baño,
el cual, además de ser una medida higiénica‚ es también una ablución ritual con carácter
ceremonial. Desde que la criatura nace, se realiza el ritual del bautismo, bañándosele
con agua fría. Las mujeres recién paridas se bañan en el temazcalli (baño de vapor
construido con barro y piedras) antes de reanudar sus actividades cotidianas. Los
mexicas tenían el hábito de tomar baños en el temazcalli, era y es una costumbre
higiénica, terapéutica y de purificación.201
Entre los consejos que las madres dan a sus hijas antes del matrimonio, se subraya
la importancia de mantenerse siempre limpias y bañadas, como limpia ha de ser la casa,
la ropa y todos los enseres que usen. Charles Gibson comenta que "todo mundo se
bañaba frecuentemente, y muchas veces todos los días, en los ríos, lagunas y
canales".202
ALIMENTACIÓN
La alimentación de una familia mexica depende del grupo social al que pertenece y la
cuantía de sus recursos económicos.
La alimentación macehual es frugal y consiste en dos o tres ingestas de tortilla,
atole, tamales, frijoles y granos, amaranto y chía y otras plantas cultivadas o silvestres
como el huauhtli. A veces pueden comer carnes de aves, peces, insectos y batracios que
logran cazar y pescar por los alrededores del calpulli. Beben sólo agua y cuando tienen
que salir fuera por un día completo o por más tiempo, se llevan su itacatl.
200 Gibson, Charles, España en América, Ed. Grijalbo, México 1977, p. 234. 201 Ibid., p. 136. 202 Ibid., p. 153.
81
La clase alta, la nobleza de los pipiltzin, consume una gran variedad de platillos,
cuya base son los alimentos arriba mencionados, a los que se agregan carnes exquisitas
traídas de varios lugares, como guajolotes, faisanes, perdices, cornejas, patos
domésticos o salvajes, venados, jabalíes, pichones, liebres y conejos. Dentro de su
alimentación, también se encuentra una gran variedad de frutas. Beben cacao con miel
perfumada de vainilla y, en ocasiones especiales y con moderación, el octli. Después de
haber comido y bebido, los señores fumaban sendas cañas de tabaco.
En la comida existe un orden; primero comen los señores, los hijos, las señoras e
hijas e invitados y por último, y en otro lugar, el servicio doméstico libre o esclavo.
Algunos ejemplos de especies animales, plantas, semillas y otros alimentos.
ALIMENTOS:
VEGETALES CARNES
Huauhtli: amaranto203 Pavos:Totolin o guajolote:uexo
quilitl: quelites faisanes, perdices, tórtolas, aves acuáticas
chian: chía patos, pichón, cornejas, pescado, tortuga, cangrejos,
atolli:atole ostras, batracios: ranas: axolotl
octli: jugo fermentado renacuajos: atepocatl, camarones de agua: acociltin
exotl: ejotes insectos: hormigas, meocuilin, gusanos de maguey, moscas
camotli: camote acuáticas, puercos salvajes, reptiles: iguana: quahcuetzpalin
ahuantli: huevos de mosca, perros.
MEDICINA
La cultura mexica se caracterizó por el gran conocimiento de la naturaleza y de las
propiedades curativas de diferentes especies de árboles, hierbas, plantas, frutas y
203 Los españoles prohibieron el cultivo del amaranto porque lo ligaban a ritos indígenas. Ver, Soustelle, Jacques, op. cit., p 156.
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semillas. Con los tallos, hojas, semillas y frutas de centenares de especies elaboraban
infusiones, emplastos y otros compuestos para detener la enfermedad.
"Abundaban los remedios caseros, elaborados o recetados por curanderos y
hierberos. La población indígena acudía [...] a sus propios médicos. Algunas religiosas
se habían especializado en la elaboración de bálsamos, jarabes y comprimidos
medicinales"204, nos asegura Pilar Gonzalbo.
Algunos ejemplos de remedios caseros son el ogitl, líquido negro que se utiliza
contra el frío y la sarna; el zoquitl o quahtepuztli, barro negro utilizado para teñir los
cabellos y para matar los piojos.205 El iztacpatli, que sirve para evacuar las flemas; el
tlacacahuatl, para quitar la calentura; el culuzizicastli, para despejar la cabeza; el
ololiuhqui, útil para sanar las llagas; la raíz de Michoacán, como purgativo; la medicina
bendita: ruibarbo, escamonea y casia;206 el cihuapactli, una pócima para las parturientas
que acelera el parto;207 y la cola molida de tlaquuatzin (zarigüeya), también para
acelerar el parto.208
Una hierba narcótica muy usada para curar y para rituales de adivinación es el
tlapatl, una solanácea209 que contiene solanina, un glucósido muy venenoso. También
usan el mixitl o grano y el teonanacatl, o nanácatl, honguillos que producen estados
alternos de alucinaciones y lucidez y que se comen con miel.210
Hay hombres y mujeres que practican formas de curación que hoy consideramos
cirugía. Principalmente hacen uso de prácticas de corte quirúrgico cuando el niño está
muerto y no puede salir del vientre de la madre. La partera mete la mano en la que porta
una navaja de piedra u obsidiana y corta el producto en trozos para extraerlo y salvar a
la madre. Sin embargo, en algunas ocasiones, la parturienta se muere.
204 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos y la vida urbana, Serie Historia de la Educación, El Colegio de México, México 1990, p. 104. 205 Orozco y Berra, Manuel, Historia de la Ciudad de México, SEP Setentas Diana, México 1980, p. 65. 206 Ibid., p. 66. 207 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 56. 208 Ibid., p. 65. 209 “Aplícase a hierbas, matas y arbustos angiospermos dicotiledóneos, que tiene hojas simples y alternas, flores de corola acampanada y baya o caja con muchas semillas provistas de albumen carnoso, como la hierba mora, la patata, la berenjena, el pimiento y el tabaco” (Gran Diccionario Patria de la Lengua Española, p. 1479). 210 Terrazona, Silvia C., op. cit., p. 158.
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Cuando eso sucede la llaman mocihuaquetzqui, mujer valiente, y la inhuman. Antes
de sepultarla tienen que proteger el cadáver porque lo pueden robar ya que su cuerpo es
considerado mágico para los guerreros: el dedo medio de la mano y el pelo les daban
fuerzas y cegaba a los enemigos. Para los hechiceros, el brazo y la mano izquierda de
una mujer muerta en el parto servía para invisibilizarse en el momento de un robo.
Morir al dar a luz es considerado tan honorable como la muerte de un guerrero y a las
mujeres muertas de parto las llaman Cihualpipiltin, diosa celeste.211
Los aztecas también utilizaban la cirugía para extirpar los dientes, limarlos y, en
algunos casos, realizaban trepanaciones craneanas.
OCTLI
La bebida alcohólica por excelencia, el octli, representa un peligro. Es el principio y fin
de todo mal y de toda perdición, causa de discordia y disensión, de revueltas y
desasosiegos De la borrachera proceden todos los adulterios, estupros, corrupción de
vírgenes, violencia entre parientes, robos, maldiciones y riñas. Por lo tanto, el octli sólo
es bebido por los ancianos y las ancianas, pero sin llegar a la embriaguez.212
Raros llegan a ser los casos de hombres borrachos y mucho más de mujeres
borrachas; pero puede suceder, como lo registra el códice Magliabecchiano, donde se
representa a una mujer borracha, que no está sentada sobre sus talones sino que "yace
en el piso, sentada sobre sus nalgas y con las piernas extendidas".213
Las leyes contra la embriaguez pública son feroces porque se teme al alcohol por
sus propiedades y sus consecuencias. Los castigos severos son una medida de defensa
social contra una tendencia considerada peligrosa. Los que se emborrachan son
apaleados, se los rapa en público y si se trata de un funcionario, pierde sus funciones y,
si reincide, hasta la vida.
211 Ibid., p. 67. 212 Ibid., pp. 159-160. 213 Escalante, Pablo, op. cit., p. 452.
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Cuando llegan los españoles destruyen las estructuras morales y el sistema jurídico
de los indígenas; una de sus consecuencias es el desarrollo prodigioso del alcoholismo,
así como de otras actitudes antisociales.214
TABACO
El tabaco, llamado antiguamente por los mexicas picietl (de picilihui, hacerse pequeño,
y yetl, perfume), es considerado como una planta silvestre. También existe el quauhyetl,
o tabaco de árbol.215 Ambos se usan con fines medicinales y rituales, así como el peyotl,
una cactácea descrita por Soustelle como que "es un manjar de los chichimecas que los
mantiene y da ánimo para pelear y no tener miedo, ni sed , ni hambre y dicen que los
guarda de todo peligro”.216
VESTIDO Y ORNATO
La vestimenta, calzado y otros implementos del vestir, van de acuerdo al grupo social
de pertenencia.
Desde pequeña, la niña de clase acomodada viste blusa y falda que se alarga hasta
los tobillos. Las mujeres usan una falda (cueitl), formada por una pieza de tela enrollada
alrededor de la parte inferior del cuerpo que cae por debajo de la pantorrilla y se fija a la
cintura con un ceñidor bordado. En el campo no se cubren el busto. En la ciudad, las
mujeres usan huipilli (blusa), que, a veces, cubre sólo el torso y, en otras, cae hasta las
rodillas. El cuello se adorna con bordados.217 Las mujeres que tienen jerarquía social se
ponen cactli (sandalias), con suela de fibra vegetal o piel, mientras que las macehualtin
andan descalzas.
214 Ibid., p. 160. 215 Revista Natura, diciembre 1986, n. 117, p. 101. 216 Soustelle, Jacques, op. cit., p. 158. 217 Ibid., p. 140.
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En general, la vestimenta de la mujeres es sencilla. No sucede así con las mujeres
ahuianime, que en las fiestas danzan con los soldados, sus faldas están decoradas con
dibujos de corazones, peces, espirales, hojas.218
En una sociedad fuertemente jerarquizada, las joyas de oro, plata y pluma son
símbolos de poder y las mujeres se adornan las orejas y se ponen collares y brazaletes
en los brazos y en los tobillos.219 Se pintan los dientes de negro o rojo así como las
manos, el cuello y el pecho. Se acostumbran peinados diversos. Algunas traen los
cabellos largos hasta la cintura, otras hasta la espalda. Las hay que se lo trasquilan,
menos los de las sienes y otras más que los peinan en trenzas con listones de algodón,
levantados sobre la cabeza formando dos capullos como cuernos pequeños. Finalmente,
algunas se lo tiñen con lodo prieto o con xiuhquilitl, hierba verde.
Utilizan frecuentemente espejos de obsidiana o de pirita pulidos; se untan con
ungüentos, cremas y perfumes y se maquillan el color de la piel moreno bronceado con
un tinte amarillo claro, dado por el ungüento axin o una tierra amarilla, tecozauitl. Se
supone que las mujeres de la nobleza azteca no acostumbran pintarse la cara como
leemos en el párrafo siguiente:
Un padre le dice a su hija: lávate la cara, lávate las manos, lávate la boca [...] nunca te acontezca afeitar
la cara o poner colores en ella [...] porque esto es señal de mujeres mundanas y carnales; los afeites y los
colores son cosas que las malas mujeres y carnales lo usan, las desvergonzadas. Para que tu marido no te
aborrezca atavíate, lávate y lava tus ropas.220
Pablo Escalante, con base en los testimonios encontrados, dice que en el postclásico
tardío “los nobles se vestían de algodón, con mantos más abajo de la rodilla; usaban
piedras preciosas engastadas en brazaletes, collares, orejeras y otros adornos; llevaban
complejos peinados y tocados. Los macehuales vestían cortas mantas de fibras ásperas
y carecían de los lujosos adornos que usaba la nobleza”.221
Antes de los trece años, el niño viste un pequeño manto (tilmatli), sobre los
hombros. A partir de esa edad usa maxtlatl, un taparrabo que envuelve la cintura
218 Ibid., pp. 141-142. 219 Ibid., p. 144. 220 Ibid. p., 137. 221 Escalante, Pablo, op. cit., p. 449.
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pasando entre las piernas, anudándose por delante. Dependiendo de la clase, el
taparrabo puede estar bordado o no. También pueden seguir usando el tilmatli, una capa
de manta de fibra de maguey, de algodón, de piel de conejo adornado con plumas y
bordado. El tipo de tilmatli depende de la clase social al que pertenece, pero siempre se
usa en la espalda, anudada sobre el hombro derecho o en el pecho.
Las mujeres totonacas llevan faldas y blusas con dibujos tejidos. Sus faldas
multicolores se conocen con el nombre de intlatlapalcue, aunque las mujeres del pueblo
llevan faldas azules. El quexquemitl es una pieza superior del vestido, tiene una forma
romboide bordada de forma multicolor, propia de las totonacas, que complementan con
los peinados realizados con plumas y flores. Las totonacas se miran en sus espejos,
saben adornarse bien y tienen menos prohibiciones sexuales que las aztecas.
Las mujeres otomíes, por su parte, se pintan los dientes y se cubren de tatuajes de
azul muy fino, el pecho y los brazos. Entre los nahuas una manera de bromear y ofender
a una mujer o a un joven, era diciéndole que era otomí, tlahuica, totonaco o huasteco,
porque se sentían superiores moral y estéticamente a los pueblos que les eran
tributarios.
COMPORTAMIENTO
Las madres aconsejaban a sus hijas que recordaran la autoridad paterna, a su origen
noble, que vistieran con discreción, sin mucho adorno pero no demasiado humilde, que
no hablara ni muy alto ni muy bajo, que no caminara ni muy aprisa ni muy despacio
sino moderado, ni muy erguida ni muy encorvada, que no volteara la cabeza de un lado
a otro, que al mirar a la gente pusiera semblante ni de enojo ni de risa, que no se pintara
la cara y que anduviera muy limpia. En otras palabras, les imponían comportarse según
las reglas de su rango y origen.
Entre los nobles se prohibe exaltarse, “hacer manifestación pública de enojo o decir
malas palabras”.222 En tanto que los macehuales son más dados a los insultos y a las
riñas.
222 Ibid., p. 450.
SEGUNDA PARTE
CONQUISTA DE TENOCHTITLAN
MUJERES EN LA CONQUISTA: MALINTZIN
En la historia de México, durante la etapa de la conquista, las mujeres no tenían voz,
eran objetos, mercancía de intercambio, regalos para apaciguar a los españoles. Hubo
algunas excepciones, por ejemplo Malintzin, mejor conocida como la Malinche que, a
pesar de haber sido un regalo para Cortés, tuvo una participación en la historia de esta
etapa fundamental tanto para Cortés como para el mismo proceso histórico. En los
testimonios que los cronistas legaron esa importancia se evidencia; según relata Bernal
Díaz, los mexicas al dirigirse a Cortés, le decían Malinche.1
Cuando por el año de 1519, los españoles se encaminan hacia Tlaxcala, Xicoténcatl
se dirige a Cortés: "Y dijo Xicotenga a Cortés: Malinche: ésta es mi hija, y no ha sido
casada, que es doncella, y tomadla para vos. La cual le dio por la mano, y las demás que
las diese a los capitanes".2
1 Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de Nueva España, p. 131. 2 Ibid., p. 132.
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La Malinche es una figura esencial en el proceso de la conquista. Malintzin es la
voz de Cortés, su intérprete y el primer agente de intercambio cultural entre México y
España; sin ella es posible que la conquista cultural no se hubiera realizado; tal vez, los
españoles al concretar su objetivo principal, o sea saquear la ciudad y llevarse todo el
oro posible, se hubiesen retirado o los mexicas los hubieran derrotado y hecho
prisioneros de guerra.
Nos dice Bernal Díaz que el 15 de marzo de 1519, estando en Tabasco, llegan
caciques y principales, trayendo regalos: objetos de oro, mantas y veinte mujeres:
Entre ellas una muy excelente mujer que se dijo Doña Marina, que así se llamó después de vuelta
cristiana [...] verdaderamente era gran cacica e hija de grandes caciques y señora de vasallos [...] éstas
fueron las primeras cristianas que hubo en la Nueva España, y Cortés las repartió a cada capitán la suya,
y a esta doña Marina, como era de buen parecer y entremetida y desenvuelta, dio a Alonso Hernández
Puerto Carrero [...] primo del conde de Medellín, y después que fue a Castilla Puerto Carrero estuvo la
doña Marina con Cortés, y hubo en ella un hijo que se dijo don Martín Cortés.3
La Malinche es de las primeras veinte mujeres indias cristianizadas y bautizadas por
Fray Bartolomé de Olmedo. También cuenta Bernal Díaz que la Malinche era hija de
caciques de Painala. Al morir el padre siendo ella niña, la madre se casa con otro
cacique, naciendo un hijo de ese matrimonio, al que le dieron el cacicazgo. Temiendo
que la Malinche fuera algún estorbo, la regalaron a unos indios de Xicalango; después,
los de Xicalango la regalan a los caciques de Tabasco y éstos a Cortés.
La Malinche conoce la lengua mexica y la de Tabasco y junto con Jerónimo
Aguilar, son los primeros y principales medios de información y comunicación de
Cortés. Como la Malinche entiende el náhuatl, traduce al maya a Jerónimo y éste
informa en español a Cortés; de esta manera él se entera de lo que estos intérpretes
quieren que se entere.4
Nos dice Salvador Sánchez que la Malinche o doña Marina es hermosa: "La cara era
de facciones bellas aunque un poco ancha; sin embargo, los grandes ojos negros, la
3 Ibid., pp. 58-60. 4 Ibid., pp. 61-62.
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nariz recta y la boca sensual, dábanle un atractivo muy singular; el cuerpo cimbreante y
bien formado llamaba la atención de los castellanos".5
En efecto, la imagen que aparece en los testimonios, es la del prototipo de una mujer
india hermosa, de una belleza contrastante a la española, aunque no viene al caso
discutir su belleza sino la importancia que tiene en la historia y el impacto que produce
su actuación. En la actualidad, existe un término político, "malinchista", para referirse a
alguien que reniega de su origen, alaba lo extranjero y actúa en consecuencia.
Según cuenta Bernal Díaz, cuando la Malinche vio a su madre y a su hermano
Lázaro, por el cual ella había sido regalada, les dijo:
Que no hubiesen miedo, que cuando la traspusieron con los de Xicalango que no supieron lo que hacían,
y se los perdonaba [...] y que Dios la había hecho mucho merced en quitarla de adorar ídolos ahora y ser
cristiana y tener un hijo de su amo y señor Cortés, y ser casada con un caballero como era su marido Juan
Jaramillo.6
MUJERES EN DESVENTAJA
Poner en evidencia la credibilidad del pensamiento y sentir de un conquistador español,
no es el objetivo de esta tesis. Sin embargo, es necesario señalar que la historia es
escrita desde los intereses y la mentalidad de los vencedores, quienes desde esa
perspectiva observan los hechos.
Los españoles desconocían la lengua y mucho más las costumbres y personalidades
de los indígenas, lo más que hacían era interpretarlos desde su perspectiva de la
realidad. Por otro lado, en la actualidad, me es difícil pensar de manera similar a las
mujeres de la época de la conquista, puesto que son otras nuestras condiciones de vida.
La historia también dice que la acción de la conquista no era un hecho desconocido
para las culturas mesoamericanas porque, antes, habían sido conquistadas por los
mexicas; incluso la destrucción de libros y de construcciones religiosas y civiles que
5 Sánchez Santoyo, Salvador, Citlali, la Diosa Reina, p. 129. 6 Díaz del Castillo, Bernal, op. cit., p. 62.
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hicieron los españoles, la habían perpetrado cien años atrás los mexicas con Ixcóatl.7
Sin embargo, por los testimonios existentes podemos afirmar que la conquista de unos y
otros, fue diferente: los españoles matan y destruyen por oro, y los mexicas para honrar
a sus dioses; el motivo y fin para unos es la riqueza y para los otros, la religión. A la
vez, la conquista mexica, no está acompañada de técnicas de genocidio ni por la
imposición violenta de una religión ajena.
La guerra misma, se efectúa de forma diferente porque, como dice Bernal Díaz, “por
ser entre aquella gente mayor hazaña el cautiverio que la muerte del enemigo, y más
valeroso el que daba más prisioneros para el sacrificio".8
También es cierto que los antepasados de los mexicas y los mismos mexicas
robaron a las mujeres de otros grupos, pero con fines matrimoniales (el matrimonio es
el instrumento legal de posesión del cuerpo y la reproducción humana) o las hacen
prisioneras para posteriormente sacrificarlas a los dioses. Cuando Ahuizotl derrotó a los
zapotecas en 1494 en Mitla, según cuenta Salvador Sánchez:
La incendió, llevándose gran cantidad de prisioneros para ser sacrificados en los templos de Tenochtitlan
[...] el rey Cosijoeza [...] conoció a la hermosa princesa tenochca Coyolcatzin, sobrina de Motecuhozoma
II [...] envió emisarios a la corte de México solicitando la mano de la princesa. Motecuhzoma, viendo la
conveniencia de tener por aliado al inquieto monarca zapoteco, aceptó la proposición.9
Situación diferente viven las indias que son robadas, violadas y masacradas por los
españoles porque, según ellos, ellas no son humanas; "son bestiales, y précianse de ser
abominables en vicios [...] comen piojos y arañas y gusanos crudos, doquiera que los
hayan; no tienen arte ni maña de hombres".10
Es interesante subrayar que la inferiorización de las indias esconde propósitos de
esclavitud sexual. Entre menos humanas sean, más pueden ser obligadas a satisfacer la
pulsión violatoria del soldado español. Según Araceli Barbosa, “a la praxis violenta y
7 Todorov, Tzvetan, La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI Editores, México 1987, p. 65. 8 De Solís, Antonio, Historia de la conquista, p. 179. 9 Sánchez Santoyo, Salvador, op. cit., p. 274. 10 Ibid., p. 163.
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guerrera de la conquista europea estuvo vinculada la praxis sexual del dominio de los
cuerpos, bajo el control del soldado conquistador”.11
Hay varios relatos de los mismos soldados o misioneros españoles que hablan del
maltrato y matanza que hacen los españoles a los y las indias. El mismo Salvador
Sánchez señala que Diego de Landa "vio un gran árbol cerca del pueblo en el cual un
capitán ahorcó a muchas mujeres indias en sus ramas y de los pies de ellas a los niños,
sus hijos".12 También dice que les cortaban a las mujeres los pechos y las echaban en
lagunas profundas.
En el supuesto caso de que la Malinche prefiera a los españoles, hay muchos más en
que las mujeres prefieren que las apedreen a pertenecer a ellos, como relata Diego de
Landa:
El capitán Alonso López de Ávila prendió una moza india y bien dispuesta y gentil mujer, andando en la
guerra de Bacalar. Ésta prometió a su marido, temiendo que en la guerra no la matasen, no conocer otro
hombre sino él, y así no bastó persuasión con ella para que no se quitase la vida por no quedar en peligro
de ser ensuciada por otro varón, por lo cual la hicieron apedrear.13
La mujer que se resiste es siempre castigada por el conquistador porque éste
necesita instaurar un clima de terror, por el cual garantiza su derecho al abuso sexual.
Seguramente el trato que reciben las cacicas es muy diferente al que reciben las
macehualas y como hay más macehualas que cacicas, hay más mujeres maltratadas y
masacradas, aunque también existen excepciones, como cuenta Salvador Sánchez.
La conquista "fue una ola sangrienta que arrasó el pasado indígena trayendo un
idioma distinto, una religión nueva, costumbres diferentes y uniones raciales que
acabaron por crear el mestizaje. Muchísimas mujeres buscaron la muerte antes que caer
en brazos extraños; pero hubo otras que desearon tener hijos de los teules".14 Pocos son
los españoles que viven con mujeres indias, respetando el rango que les corresponde. Es
el caso del capitán Pedro de Alvarado, casado con doña Luisa Xicoténcatl, que lo
11 Barbosa Sánchez, Araceli, Sexo y conquista, UNAM, México 1994, p. 13. 12 Sánchez Santoyo, Salvador, op. cit., pp. 153-154. 13 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 256. Landa, Diego de, Relación de las cosas de Yucatán, p. 32. 14 Sánchez Santoyo, Salvador, op. cit., p. 276.
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acompaña a Perú junto con la hija de ambos, doña Leonor de Alvarado, teniendo ambas
los honores correspondientes a su rango.15
Y dijo el viejo Xicotenga: Malinche: porque más claramente conozcáis el bien que os queremos y
deseamos en todo contentaros, nosotros queremos dar nuestras hijas para que sean vuestras mujeres y
hagáis generación porque queremos teneros por hermanos [...] Otro día vinieron los mismos caciques
viejos y trajeron cinco indias, hermosas doncellas y mozas, y para ser indias eran de buen parecer y bien
ataviadas, y traían para cada india otra india moza para su servicio, y todas eran hijas de caciques.16
Estas mujeres son bautizadas, como doña Luisa a la que Cortés da por esposa a
Pedro de Alvarado; doña Elvira, casada con Juan Velázquez de León y otras más dadas
a Gonzalo de Sandoval, Cristóbal de Olid y Alonso de Ávila. Posteriormente doña
Luisa tiene un hijo llamado Pedro, que muere al poco tiempo, y una hija llamada doña
Leonor que será esposa de Francisco de la Cueva, con el que tendrá cinco hijos.17
Un hecho indiscutible es que, fueran mexicas o españoles los conquistadores, el
destino de las mujeres en general es el de ser objeto y no sujeto. Es de suponer que el
destino de estas mujeres puede ser mejor o peor, según su rango de pertenencia, cacicas,
macehualas o esclavas.
Aunque la historia no mencione a la gran mayoría de las mujeres, sin ellas el
proceso del mestizaje y transculturación no se hubiera realizado, porque ellas jugaron el
papel no sólo de conquistadas o sometidas sino de asimiladoras, transmisoras y
transformadoras de una cultura nueva.
Las mujeres españolas, aunque pocas en un principio, juegan un papel en esta etapa
que, por la importancia de su quehacer, es similar al de las mexicas, pero de ellas
hablaremos en otro capítulo.
La importancia que los hombres mexicas dan a sus mujeres, se relaciona
principalmente con la capacidad biológica de dar vida y transmitir la cultura. Así lo
demuestra el discurso que manejan los mexicas al entregar mujeres como regalos.
Bernal Díaz relata que cuando iban rumbo a Cempoal, Xicoténcatl obsequia a Cortés
ocho mujeres:
15 O’Sullivan, Nancy, Las mujeres de los conquistadores, pp. 95-96. 16 Díaz del Castillo, Bernal, op. cit., pp. 131-132. 17 Ibid., pp. 133-134.
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Y dijeron a Cortés que pues éramos ya sus amigos, que nos quieren tener por hermanos, que será bien
que tomásemos de sus hijas y parientes para hacer generación; y para que más fijas sean las amistades
trajeron ocho indias, todas hijas de caciques y dieron a Cortés una de aquellas cacicas, y era sobrina del
mismo cacique gordo [...] venían acompañadas de otras indias para servirse de ellas.18
Como vimos, la capacidad de ser dadoras de vida es una característica muy valorada
por las culturas mesoamericanas; las mujeres mismas la asumen como una misión
transmisora de la vida y, con ella, de cultura y religión. Todas las mujeres,
independientemente del estatus social y económico, sean cacicas o esclavas, son las
maestras que enseñan a sus hijos la lengua, la religión, el comportamiento y
costumbres, quehacer que realizan en las épocas posteriores a la conquista e incluso en
la actualidad, con matices propios de la época.
Una vez señalada la importancia de la mujer en esta etapa, pasemos a los
acontecimientos históricos de la conquista.
LLEGAN LOS TEULES
Dicen los testimonios indígenas que diez años antes de la llegada de los españoles,
ocurren fenómenos inexplicables que tienen al emperador Moctezuma muy preocupado
y a los que los hechiceros no dan ninguna clase de respuesta. La llegada de un macehual
que viene de la costa de Veracruz le confirma sus sospechas: el regreso del Dios
Quetzalcoatl, que viene a tomar el lugar que le corresponde, como lo había vaticinado al
irse de Tula, hacía mucho tiempo.19
Moctezuma envía embajadores con hermosos presentes20 para Cortés. Cuando éstos
se presentan ante los españoles y entregan los regalos, Cortés les infunde miedo con sus
18 Ibid., pp. 86-87. 19 Quetzalcoatl y Tezcatlipoca, dentro de la visión cosmogónica, son los dioses representantes del bien y del mal: El gobernante tolteca Ce Acatl Topiltzin hace méritos para ser digno representante del Dios Quetzalcoatl, pero sus oponentes representados por Tezcatlipoca provocan que transgreda sus principios; cuentan que con engaños hacen que bebas pulque y ya borracho se aprovecha de su hermana, luego al mirarse en un espejo se espanta y huye cubriéndose el rostro con una máscara de jade. Se va rumbo a Yucatán. Después, dicen que abordó una lancha de serpientes y se fue por el mar, buscando la sabiduría, pero dijo que volvería (Adela Fernández, Dioses prehispánicos de México, 1998, pp. 78-79). 20 León Portilla, Miguel, La visión de los vencidos, UNAM, México 1976, pp. 22-23.
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cañones y sus arcabuces de hierro de tal forma que se desmayan.21 De regreso informan
a Moctezuma sobre lo que vieron y describen a los perros “enormes, de orejas
ondulantes y aplastadas, de grandes lenguas colgantes; tienen ojos que derraman fuego,
están echando chispas [...] no están quietos, andan jadeando”.22 También informan
sobre las armas y el efecto de los cañones: “Y cuando cae el tiro una bola de piedra sale
de sus entrañas: va lloviendo fuego, va destilando chispas, y el humo que de él sale, es
muy pestilente, huele a lodo podrido”.23
Con toda esta información, Moctezuma, además de preocupado y confundido entre
el retorno de los dioses o extraños que llegan a conquistar, “no hizo más que esperarlos.
No hizo más que resolverlo en su corazón, no hizo más que resignarse”.24
Los españoles se dirigen rumbo a Tenochtitlan, pasando por Tecoac, habitado por
otomíes, los cuales los enfrentan y son derrotados. Los tlaxcaltecas, al ver esa derrota,
deciden unirse a ellos y conjuntamente pelean contra los de Cholula, matándolos a
todos. Los pocos que quedan vivos “se despeñaban ellos propios y se echaban a
despeñar de cabeza arrojándose del Cu de Quetzalcoatl abajo por ser rebeldes y
contumaces como gente indómita y dura de cerviz, y que tenían por �lasón de morir
muerte contraria de las otras naciones, y morir de cabeza”.25
Realizada esta matanza, los españoles emprenden el camino hacia Tenochtitlan,
saliendo por Tlalmanalco. Por ahí son encontrados por Ixtlilxúchitl, hermano de
Cacamatzin, señor de Tezcoco, que los invita a pasar por Tezcoco donde son bien
recibidos. Cortés, por medio de la Malintzin, les habla sobre la religión cristiana y son
bautizados más de veinte mil personas, comenzando con la familia real, a pesar de la
inconformidad de la madre de Ixtlilxúchitl. Dicen los testimonios que, cuando llaman a
Yacotzin para bautizarla, ella se niega diciendo que su hijo ha perdido el juicio al
dejarse convencer por unos pocos bárbaros.26
Los españoles continúan su camino hacia Tenochtitlan con un ejército aumentado
por tlaxcaltecas y tezcocanos. Moctezuma, al no poder detener a los españoles con
21 Ibid., p. 28. 22 Ibid., pp. 31-32. 23 Ibid., p. 31. 24 Ibid., p. 38. 25 Ibid., p. 50. 26 Ibid., p. 62.
95
regalos enviados con sus emisarios, que más bien los incitan a seguir,27 reúne por última
vez a su hermano Cuitlahuactzin, a su sobrino Cacama y a otros señores principales
para ver qué hacer ante la inminente llegada de los españoles, si los reciben y de qué
manera; Cuitlahuactzin, que se niega a recibirlos, responde que "en ninguna de las
maneras y Cacama respondió que él era de contrario parecer".28
Moctezuma, de acuerdo con Cacama, da por terminada la reunión con el enojo de
Cuitlahuactzin que proféticamente dice: "plega a nuestros dioses que no metáis en
vuestra casa a quien os eche y os quite el reino, y quizá cuando lo queráis remediar no
sea tiempo".
Finalmente los españoles entran a Tenochtitlan por Iztapalapa, caminan por
Xoloco.29 El 8 de noviembre de 1519 Hernán Cortés es recibido por Motecuhzoma y
otros señores principales con regalos de oro y un discurso en que decía: “Ya a la tierra
tú has llegado. Has arribado a tu ciudad [...] a sentarte en tu solio, en tu trono [...] Como
que esto era lo que nos habían dejado dicho los reyes, los que rigieron, los que
gobernaron tu ciudad".30
Después Moctezuma hospeda a Cortés en su casa. Los españoles ya instalados,
pronto se adueñan de las riquezas de los mexicas fundiendo las joyas de oro en barras y
discos.
Posteriormente, cuando Cortés va a combatir a Pánfilo de Narváez que trae órdenes
del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, de apresarlo, el capitán Pedro de Alvarado
inicia la matanza de mexicas cuando se celebraba en el Templo Mayor una fiesta en
honor del dios Huitzilopochtli. Los mexicas una vez repuestos del asombro y del miedo,
inician la defensa enfrentando sus armas primitivas (escudos, lanzas de piedra y palos)
contra los cañones, espadas, arcabuces, cascos y camisas de hierro de los españoles,
además del caballo, animal de vital importancia para obtener el triunfo campal.
27 “... se les puso risueña la cara, se alegraron mucho (los españoles), estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se renovaba y se les iluminaba el corazón” (Miguel León Portilla, La visión de los vencidos) 28 Ibid., p. 63. 29 Actualmente Calzada de San Antonio Abad. 30 León Portilla, Miguel, op. cit., pp. 67-68.
96
Moctezuma con grilletes en los pies puestos por los españoles, pide a sus vasallos
que no luchen porque no son competentes para igualarlos, que se deje en paz el escudo
y la flecha.31
Habla a su pueblo desde la terraza del palacio en donde es prisionero de los españoles. Apenas havya
acabado cuando un valeroso capitán llamado Quiuihtémoc, de edad de diez y ocho años, a quien ya
querían elegir por rey, dixo en alta boz: ¿Qué es lo que dize ese bellaco de Motecucuma, muger de los
españoles, que tal se puede llamar pues con ánimo mugeril se entregó a ellos de puro miedo y
asegurándonos nos ha puesto a todos en este trabajo.32
Y se dice que los mexicas enojados le arrojan piedras y una de ellas le da en la
cabeza y pierde la vida: “Y le dieron tres pedradas, una en la cabeza, otra en un brazo y
otra en una pierna; y puesto que le rogaban se curase y comiese [...] no quiso, antes
cuando no nos catamos vinieron a decir que era muerto”.33
Los mexicas continúan la lucha, cercan a los españoles, cierran caminos y acequias.
Combaten durante siete días y el cerco duró veintitrés días. Una noche lluviosa,
sigilosamente, los españoles intentan escapar, pero son descubiertos por una mujer que
saca agua. Inmediatamente grita avisando de esta huida y los mexicanos de
Tenochtitlan y Tlatelolco pronto abordan sus barcas para perseguirlos. Otros a pie, en
las orillas arrojan sus lanzas, dardos y piedras y los canales se cubren de muertos de
ambos bandos. El amanecer encuentra a los españoles en Popotla, donde lloran su
desgracia; atrás ha quedado el combate, siguen rumbo a Otancalpulco donde se
recuperan con la ayuda de los tlaxcaltecas.
Seguramente las mujeres tienen una participación activa en esta lucha, como la han
tenido en luchas posteriores, aunque no son mencionadas, salvo algunas excepciones.
En Tenochtitlan, Cuitláhuac, como nuevo tlatoani, dirige la restauración de la
ciudad, pero pronto se verán asolados por una enfermedad desconocida llamada
hueyzáhuatl o hueycocoliztli (viruela), que mata a muchos, entre ellos al propio
tlatoani. Cuauhtémoc es el elegido como sucesor.
31 Ibid., p. 84. 32 Todorov, Tzvetan, op. cit., p. 100. 33 Díaz del Castillo, Bernal, op. cit., p. 253.
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Mientras los mexicas sufren de mortandad ocasionada por la gran peste, los
españoles, ya restablecidos, regresan a la ciudad, meten por los canales sus bergantines
y con sus cañones van tirando todo lo que encuentran. A pesar de la resistencia, los
mexicanos son vencidos por el poder de las armas que derrumban los templos, los
incendian, destruyen las casas, matan por doquier. Los españoles buscan oro por todas
partes y se apoderan de las mujeres:
Escogen entre las mujeres, las blancas, las de piel trigueña, las de trigueño cuerpo. Y algunas mujeres a la
hora del saqueo, se untaron de lodo la cara y se pusieron como ropa andrajos [...] Todo era harapos lo que
se vistieron.34
Cuauhtémoc y otros señores principales, son apresados y martirizados para que
confiesen el lugar donde tienen el oro y después son ahorcados. Mientras los soldados
españoles asolan y roban lo que queda de una gran ciudad. Finalmente la ciudad es
destruida en 1521. Los españoles se establecen en Coyoacan porque en Tenochtitlan es
imposible. Hay una descripción épica de la ciudad que da idea de la situación:
En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas [...]
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos, es como si bebiéramos agua de salitre...
Hemos comido palos de colorín (eritrina),
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, lagartijas, ratones, tierra en polvo, gusanos...35
34 Ibid., p. 129. 35 Ibid., p. 154.
98
MANOS A LA OBRA
LA CIUDAD DE MÉXICO Y SU POBLACIÓN EN 1550
LA CIUDAD
Para 1550, la ciudad de México, construida sobre los escombros de Tenochtitlan, ya
tiene prestigio como capital del virreinato. La importancia de sus instituciones se debe a
que proveen los servicios básicos de salud, educación, religión, legislación y asistencia
social para grupos desamparados.
De 1521 a 1550, han pasado veintinueve años. Desde el momento en que los
españoles tomaron la gran Tenochtitlan, arrasaron con ella, destruyeron todo, dejando
sólo escombros y cadáveres, de tal forma, que era imposible vivir ahí. Se fueron a
Coyoacán donde organizaron el primer ayuntamiento de México, y planearon la
reconstrucción de la ciudad. Sobre las ruinas, se construye una nueva ciudad; la gran
iglesia se edifica sobre las ruinas del templo de Huitzilopochtli.36
Se arrasaron palacios para construir templos [...] se deshicieron señoríos para establecer nuevas
circunscripciones políticas y administrativas: corregimientos, encomiendas o municipios [...] se
destruyeron ídolos y se erigieron altares dedicados al culto de las imágenes del santoral cristiano. La
desnudez de los indios se cubrió con camisas de mantas y zaragüelles; pero cambiar los hábitos
cotidianos, las lealtades comunitarias, los afectos familiares y los valores estéticos y morales‚ era tarea
ardua en la que se empeñaron durante siglos los frailes evangelizadores y autoridades civiles [...]
encomenderos y terratenientes [...] establecer nuevas jerarquías [...] la implantación del sistema tributario
36 Cervantes de Salazar, Francisco, México en 1554, UNAM, México 1993, p. 113.
99
colonial y la congregación en pueblos, fueron procesos que implicaron necesarias adaptaciones en la
organización familiar.37
En efecto, después de haber terminado la batalla, de lo que antes fuera una gran
ciudad sólo quedan escombros, ruinas, muerte, enfermedad y una enorme desolación y
desesperanza para los sobrevivientes mexicas. Y a los españoles, después de haber
saqueado la ciudad, les queda el enorme trabajo de volver a reconstruirla.
La reconstrucción inicia con una limpieza total, tomando en cuenta que los canales
y calles están llenos de cadáveres. Se toman algunas medidas higiénicas para evitar una
mayor contaminación y la diseminación de enfermedades. Después vendrá la decisión
del lugar para construir la nueva ciudad, el nombre que se le pondrá y la forma de su
trazado.
Cortés decide que la nueva ciudad se construya sobre las ruinas de la anterior,
pensando seguramente en el peso simbólico que este suelo tiene para los mexicas38 y lo
que se puede aprovechar de este significado. También el nombre, Hernán Cortés lo
decide pensando en que tendría que guardar memoria perpetua de la anterior ciudad:
Por la presente, es Nuestra Merced y Voluntad, que perpetuamente la dicha ciudad, se pueda llamar e
intitular, la Muy Noble, Insigne y Muy Leal Ciudad de México, ca Nos, por esta carta, le damos Título y
renombre y licencia y facultad para que se pueda llamar e intitular, como dicho es y ponerlo así, en todas
y cualesquier Escripturas [...] mandamos dar la presente firmada de El Serenísimo Príncipe; Nuestro Muy
Caro y Muy Amado Nieto y Hijo: Gobernador que a la sazón es de estos reinos y sellada con el Nuestro
Sello y librada de los del Nuestro Consejo de la Indias. Fecha en la Villa de Valladolid a veinte y cuatro
días del mes de julio, de Mil quinientos y cuarenta y ocho años.39
Una vez encontrado el lugar y el nombre, lo primero que hace Cortés es "señalar a
los indios en qué "parte habían de poblar y qué parte habían de dejar desembarazada"
para que la poblaran los españoles.40 De esta manera, la traza intenta separar a la
población española de la indígena. En el centro se ubican españoles y principales y en
37 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 694. 38 O’Gorman, Edmundo, “La traza de la nueva ciudad”, en La Ciudad de México. Antología de lecturas, SEP, México 1995, p. 47. 39 Ibid., p. 49 40 Ibid., p. 47.
100
las afueras de este rectángulo están las viviendas indígenas. El Alarife Alonso García
Bravo se encarga de la nueva traza de la ciudad, siguiendo la urbanística "reticular".41
La planta es cuadrada, rodeada de acequias o canales, con cuatro principales por
donde entran las canoas con los bastimentos:
Una que viene del canal de la Viga, de sur a norte y tuerce de oriente a poniente a la
altura del palacio, pasa por la plaza frente al Ayuntamiento, corre por la actual calle de
16 de Septiembre y se pierde en los muladares o huertas de lo que ahora es Bucareli.
Otra corre por lo que ahora es San Juan de Letrán. La tercera acequia, ahora es la
calle de Perú. La cuarta corre de oriente a poniente pasando por detrás de La Merced,
sigue entre Regina y San Jerónimo, terminando en lo que ahora es Avenida
Chapultepec. Hay unos 50 puentes de madera, cal y canto.
Las antiguas calzadas aztecas se respetan con algunos añadidos como los quince
monumentos a los Misterios del Rosario hechos para rezar las diez avemarías en el
transcurso del camino de la Calzada de Guadalupe42 hasta llegar al Tepeyac, antes
templo de la diosa de la luna, Tonantzin.43
Tiene tres plazas. La principal y más grande es la Plaza Mayor, le siguen la del
Volador, actual Palacio de Justicia, y la del Marqués, hoy Monte de Piedad; también
hay mesones, hospitales, hospederías, bodegones donde las mujeres venden sus
guisados.44 La plaza central está rodeada por el cabildo, la residencia del corregidor o
gobernador civil, la iglesia y los principales establecimientos comerciales y, como en
España, tiene calles dedicadas a los diferentes gremios, donde los artesanos, tienen ahí
su casa y su taller o negocio.
La traza de la nueva ciudad no se parece a las de Europa porque las ciudades
medievales son laberintos de calles estrechas y retorcidas, comprimidas dentro de
recintos amurallados. En América, los españoles trazan calles rectas, largas y anchas
41 Ibid., p. 45. 42 de la Maza, Francisco, La Ciudad de México en el siglo XVII, Fondo de Cultura Económica, México 1985, pp. 15-16. 43 Soustelle, Jacques, El universo de loa aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1982, pp 51 y 184. 44 de la Maza, Francisco, op. cit., p. 15.
101
con cuadras uniformes y rectangulares, prescindiendo de murallas,45 según una idea
renacentista.
La mayoría de las casas se construyen de tezontle, cal y canto, de una planta, como
fortalezas, con los escudos de las familias en las fachadas; terminan en azotea y no en
tejados como los de Castilla.46 De las cornisas se asoman canales de madera o barro por
donde escurre el agua. Un siglo después, a principios del XVII aparecen las casas
platerescas o mudéjares y templos con bóvedas y cúpulas.47
En la capital se ve el lujo de los ricos y las caprichosas modas europeas en los
carruajes, en el vestido, en las calles, en sus opulentas tiendas, que se llaman cajones
porque se hicieron de madera hasta que se produjo el gran incendio en 1692.48 Ya se
cuenta con tres tianguis o mercados importantes: el de Tlatelolco, San Hipólito, y San
Juan.49
En las afueras de la ciudad, las casas para indígenas se organizan en cuatro barrios:
Barrio de San Juan Moyotla, Barrio de Santa María Tlaquechihuacan, Barrio de San
Sebastián Atzacualco y Barrio de San PabloTeopan.50
Los callejones no son rectos ni anchos como los del centro. Las viviendas están
construidas en desorden, la mayoría son de adobe, pintadas de cal y con techos de
ramas o zacate, tienen una o dos habitaciones. El hecho de que colinden con acequias o
canales, les permite usar el agua para el riego de los productos que siembran en sus
pequeñas huertas: hortalizas, verduras, flores y plantas.
OTRAS CONSTRUCCIONES EN EL SIGLO XVI
Por encargo de Fray Bartolomé de las Casas, del virrey, prelados y religiosos, fue
atendida la petición de contar con una universidad y el 21 de septiembre de 1551 se
45 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, p. 206. 46 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 53. 47 de la Maza, Francisco, op. cit., p. 7. 48 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, p. 266. 49 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 28. 50 Ibid., p. 115.
102
despachó la "cédula real en Toro", firmada por el príncipe que después fue el rey de
España, Felipe II, ordenando la fundación de la Universidad de México para que "los
naturales y los hijos de los españoles fuesen industriados en las cosas de nuestra Santa
Fe Católica y en las demás facultades".51
Las primeras clases se dieron en el edificio que se encuentra en las calles de
Arzobispado y Seminario en enero de 1553. El edificio de la Universidad se construyó
en estilo renacentista, hasta que en el siglo XVIII cambió por el churrigueresco y
después por el neoclásico.52
LA CATEDRAL
La construcción se inicia en 1573 con planos de Claudico de Arciniega y se interrumpe
en 1615. Según Sariñana, primer cronista de la catedral, primero se levantaron los
muros del templo, las paredes de las capillas y algunas columnas hasta el capitel; se
hicieron bóvedas de lacería, lo que corresponde a la capilla mayor, llamada de los
Reyes, la sala Capitular y las cuatro primeras capillas.
Posteriormente se encargan otros planos, como el del arquitecto Alonso Pérez de
Castañeda, maestro mayor de la catedral, que se envía al Rey Felipe III y otro el del
arquitecto Juan Gómez de Mora.53
LA POBLACIÓN
Para 1550, la población en la Nueva España es una mezcla de pocos caucásicos, en su
mayoría españoles, sobrevivientes indios, mongoloides y negroides brutalmente
arrancados de África y deportados a América para trabajar en las minas. Por la gran
51 de la Maza, Francisco, op. cit., p. 1. 52 Ibid., p. 34. 53 Ibid., p. 38.
103
disminución de la población indígena, los españoles inician la explotación de mano de
obra esclava traída principalmente de África para que realicen trabajos pesados.
En la primera generación colonial ya aparece la combinación de diferentes grupos
raciales, blancos, indios y negros, y aparecen las castas: mestizos, mulatos, zambos o
coyotes.
Es difícil dar cuenta exacta de la población de la ciudad de México y más aún de la
población indígena, tanto que los especialistas no coinciden; algunos dicen que la
población india, al principio, era de 50 millones; luego disminuyó en el siglo XVII a 4
millones, subiendo a finales de la colonia a 7,5 millones. La población blanca, por el
contrario, aumentó a 100 mil pobladores a mediados del siglo XVI, llegando a 3
millones a finales de la colonia.54
Habrá discordancia en la cantidad, pero lo que es innegable es que la población
india, de 1519 a 1550, disminuyó considerablemente, tomando en cuenta las
calamidades que se inician con la conquista armada de Tenochtitlan, la gran cantidad de
muertos por la guerra y por las epidemias de viruela, tifus y sarampión, contra las que
las poblaciones americanas no tenían defensas.
Francisco Cervantes nos dice que la séptima plaga fue la edificación de la ciudad:
“Allí murieron muchos indios, y tardaron muchos años, hasta los arrancar de cepa”. Era
tanta la gente ocupada en la construcción que no cabían en las calles, a pesar de ser tan
anchas, y muchos morían por accidentes: les caían encima las vigas, la construcción
misma y muchos más se caían de lo alto de las construcciones.55
Por el hambre, el excesivo trabajo, el maltrato físico y la imposición de nuevas
formas de vida que trajo consigo la colonización,56 es tal la mortandad que, para 1550,
la población india ha descendido y es el valle de México la zona más afectada. Según
Gibson, la población indígena empezó a disminuir desde el primer contacto con los
españoles, de 25 millones en 1519, bajó a un poco más de 1 millón en 1605.57 Haciendo
54 Gibson, Charles, op. cit., p. 194. 55 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 114. 56 Gonzalbo Aizpuru, Historia de la educación en la época colonial, El Colegio de México, México 1990, p. 12. 57 Gibson, Charles, op. cit., p. 109.
104
cálculos de que la población había descendido de cuatro a cinco veces en 1570, en 1519
habría alrededor de 1,500,000 indígenas en el Valle de México.58
Después de 1570 la población indígena siguió disminuyendo, agravándose con la
epidemia de 1576-81, dándose una disminución de un 90% de la población a finales del
siglo XVI y principios del XVII. Pilar Gonzalbo habla de 2 millones de habitantes
indígenas a principios del siglo XVII59 y Francisco Cervantes contabiliza 300 mil60 en
1554, año de su llegada a México.
Francisco de la Maza reporta 50 mil habitantes: de ésos, 4000 eran criollos y los
otros miles lo constituían las mezclas. En 1521 había en Mesoamérica‚ unos 12
millones de mujeres indias que se reducen a 600 mil en el siglo XVII, y unas 80 mil
negras traídas de África.61 A pesar de la disminución, la población india sigue siendo
una inmensa mayoría.
Al principio de la colonización hay una desproporción numérica entre
evangelizadores y gentiles o indígenas, de tal forma que la evangelización se realiza de
forma masiva, situación que después cambia por la mortandad india. Para finales del
siglo, los límites de los señoríos donde viven los indígenas se desdibujan porque los que
antes vivían ahí han muerto.
58 Ibid., p. 140. 59 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 12. 60 Cervantes de Salazar, Francisco, op. cit., p. 111. 61 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva..., op. cit., p. 43.
105
NO SOMOS IGUALES
ORGANIZACIÓN SOCIAL
Las tareas de reconstrucción de la ciudad y el impulso hacia la organización política,
económica y social, si bien recae en los representantes del absolutismo español y de la
iglesia católica, necesitan de un elemento primordial para realizarse, esto es, la
educación como vehículo esencial para el establecimiento de nuevas relaciones
sociales. En este proceso, tanto la mujer española como la mexica tienen un papel
fundamental, porque les corresponde educar a las hijas e hijos y organizar la
transmisión y reproducción de formas de pensar y de actuar. No sólo enseñan la nueva
religión, sino también las costumbres, tradiciones y valores. Una vez más, resalta la
participación de las mujeres en la conformación social, en este caso de la cultura
novohispana, con una nueva organización social.
El proyecto de estructura social que tienen la corona y la iglesia católica es
sumamente estratificada, donde cada habitante debe ocupar el lugar que le corresponde,
situación ya conocida anteriormente en la cultura mexica, porque también su
organización social es jerárquica.
El nuevo proyecto social, comenta Pilar Gonzalbo, “de la iglesia y el de la corona
coincidían en la consolidación de una sociedad rígidamente estratificada, en la que cada
cristiano y cada vasallo del rey de España conocieran y aceptaran el lugar que les
correspondía.62
Por lo tanto, las divisiones sociales son para siempre, aunque existirán quienes
quieran saltarse los obstáculos. Una forma de impedir que un grupo acceda a otra
situación social es la persuasión, la amenaza y la violencia, pero lo más efectivo es la
educación que se transmite en la casa, donde tanto el niño como la niña aprenden
62 Gonzalbo Aizpuru, pilar, La educación de la mujer en la Nueva España, México 1985, p. 12.
106
costumbres y prejuicios sociales que lo obligan a defender su honor, a defender la
honra.63
Por esta necesidad de orden social y por el valor que se da a "la honra y el honor",
los españoles tienen cuidado en regular los matrimonios, vigilando que se realicen
dentro de los mismos grupos: españoles con españoles, indios con indios y, dentro de lo
posible, que tuviesen el mismo poder adquisitivo: ricos con ricos y pobres con pobres.
Para los españoles es muy importante no mezclar la raza con el fin de mantener la
pureza de sangre, necesaria para aspirar a cargos dignatarios; un casamiento con una
india arruinaría su linaje.
Por el alto valor que tienen los bienes, son comunes los casos de matrimonios
negociados: mujer española pobre pero con nobleza y español conquistador sin título,
pero con bienes. Josefina Muriel refiere que un simple soldado de Hernán Cortés,
siendo conquistador se queda en el lugar como poblador y, posteriormente, se hace
dueño de medio Mestitlán y manda a traer a su familia de España; después casa a su
hija con Don Diego de Guevara, hermano del virrey de Navarra Joseph de Guevara. De
esta manera, una vez más, la mujer es usada como objeto de transacción; por medio de
ella, una familia adquiere la nobleza y la otra, riqueza.64
Por el mismo motivo, hay algunos casos de matrimonios de conquistadores con
indias caciques, precisamente por el rango y los bienes de la mujer.
El conquistador Juan Cano desposó así a Isabel Motecuhzoma, la bella Tecuichpo, hija mayor del antiguo
tlatoani de México, y bombardeó a la corona española con peticiones de restitución de bienes que habían
pertenecido a la familia de su mujer y que la administración colonial había confiscado.65
No importa tanto si la mujer es española o mexica porque de igual forma es usada,
aunque es posible que en los estratos más altos fuera más notoria la negociación. A
principios de la conquista, la existencia de dos grupos con culturas diferentes hizo que
conquistadores, funcionarios españoles y misioneros, pensaran en la conformación de
63 Villafuerte García, Lourdes, “El matrimonio como punto de partida para la formación de la familia. Ciudad de México, siglo XVII”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México 1991, p. 98. 64 Muriel, Josefina, Cultura femenina novohispana, México 1982, pp. 16-17. 65 Baudot, George, La vida cotidiana en la América de Felipe II. Siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1983, p. 100.
107
dos repúblicas con dos legislaciones diferentes, pero como la tendencia del gobierno
español es, precisamente, la unificación y no la dispersión, se constituye una única
estructura legislativa, social, económica y política, que gobierna tanto a españoles como
indígenas.66
Y aunque autoridades del estado como de la iglesia son cuidadosos en evitar la
mezcla de grupos raciales, el mestizaje entre españoles e indias es un hecho cotidiano.
Las indias, al inicio de la conquista, en muchas ocasiones fueron regaladas a los
conquistadores, como por ejemplo la Malinche, y si no eran regaladas fueron tomadas
por ellos como esclavas y usadas como un objeto más. George Baudot apunta que “las
mujeres indígenas podían ser esclavas, capturadas en guerra o recibidas en tributo,
servidoras domésticas o ‘indias de labor’ y, en la mayoría de los casos, atendían
también las necesidades sexuales de sus amos”.67
Con el paso de los años, la situación de la mujeres indias no cambia mucho; aunque
ya hay más mujeres españolas, los españoles las siguen usando. Una vez casados con
las mujeres recién llegadas de España, es común que las concubinas pasen a ser
propiedad de otros. Algunos españoles se casaron con indias caciques para ascender
socialmente, ya que en un principio, los indígenas pertenecientes a la clase dirigente,
mantenían su estatus. Las familias principales o pipiltin se consideraban parte de la
aristocracia en la Nueva España y gozaban de ciertos privilegios que, poco a poco, se
les fueron restringiendo, al grado de desaparecer las diferencias entre pipiltin y
macehuales.
La organización social mexica se va desintegrando, como se van desintegrando sus
costumbres. Se va anulando la nobleza indígena como intermediaria entre los
conquistadores y conquistados, al tiempo que se pierde interés en la educación superior
que se había pensado para los indígenas. Ya no hay diferencias entre pipiltin y
macehualtin; sólo españoles e indios.68
Fueron pocos los matrimonios legítimos entre españoles e indias, no así el
amancebamiento y, por lo mismo, el grupo de los mestizos fue creciendo tanto que
66 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 23. 67 Baudot, George, op. cit., p. 100. 68 Gonzalbo Aizpuru, op. cit., p. 25.
108
predominó en fechas posteriores, considerándose un problema social. Por esta situación,
Carlos I, en 1533, expidió una ley, mediante la cual los hijos de españoles e indias
quedarían a cargo de los padres si éstos tenían hacienda, de lo contrario se los
adjudicaba a un encomendero para que los educara, adoctrinara y enseñara un oficio.69
Gibson nos dice que, antes de la llegada de los españoles, había alrededor de
cincuenta millones de indígenas en estas tierras, pero esa cantidad baja hasta cuatro
millones en el siguiente siglo. Llegando a siete y medio millones a finales de la época
colonial.70
Así es que, para 1550, la población de la ciudad de México esta integrada por
españoles peninsulares, españoles criollos, indios, mestizos de españoles e indias y,
aunque no hay registros de mestizaje de indios con españolas, seguramente se dieron. A
esta clasificación se deben agregar los mulatos (de negra y español) y otros grupos
raciales, que constituyeron las llamadas castas.
La estratificación social para esa época es de una rigidez evidente, con notorias
diferencias entre un grupo y otro e incluso entre los mismos españoles. El peninsular se
cree superior al criollo y el criollo está resentido por la distribución de privilegios donde
no son muy favorecidos, ya que por el hecho de haber nacido en Nueva España, están
limitados para cargos en el gobierno y en la iglesia.71 Es así que, “los peninsulares
fueron asociados con actitudes de arrogancia y dominación hispánica, mientras que los
criollos se tenían a sí mismos por americanos que sufrían el despotismo extranjero”.72
Podemos distinguir tres grupos en la población española:
El grupo de los encomenderos,73 formado principalmente por los conquistadores y
españoles aristócratas. El deseo de los conquistadores es la aspiración a una autonomía
política de la metrópoli, pero ésta nunca estuvo dispuesta a concedérselos, de ahí que
las audiencias gobernadoras, que sirvieron como una forma de gobierno provisional,
69 Gonzalbo Aizpuru, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México 1987, p. 58. 70 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, p. 21. Estos datos el mismo Gibson en la actualidad, los pone en duda por otras investigaciones que se han realizado, subiendo la población indígena hasta 28 millones, antes de la llegada de los españoles. 71 Ibid., p. 212. 72 Ibid., p. 213. 73 Ibid., pp. 88-89.
109
dieran paso al establecimiento de los virreyes "que gobernaron con amplísimos poderes
hasta las reformas del siglo XVIII".74
Los que conforman la iglesia, o sea, los diferentes grupos de religiosos que, a veces,
sirven de freno a los desmanes de los gobernadores y encomenderos y también, a veces,
se enfrentan con ambos grupos para conseguir jerarquías o privilegios.
El estado secular español y toda la burocracia, integrada por el virrey, auxiliado por
la Real Audiencia y los alcaldes mayores, corregidores y gobernadores en los distritos
que componen el virreinato.75 En cada distrito, además de sus gobernantes, se
encuentran los consejos locales de ciudades y villas. A la cabeza de toda esta
organización social se encuentra el rey de España, auxiliado por el Consejo de Indias.
La época objeto de estudio corresponde al reinado de Felipe II, que gobernó de 1556
a 1598.
Los virreyes que gobernaron en Nueva España fueron:
2º Virrey, Luis de Velasco 1550-1564
3º Gastón de Peralta 1564-1567
4º Enríquez de Almansa 1567-1580
5º Lorenzo Suárez de Mendoza 1580-1583
6º Pedro Moya de Contreras 1584-1585
7º Álvaro Manríquez de Zúñiga 1585-1590
8º Luis de Velasco 1590-1595
9º Gaspar de Zúñiga y Acevedo 1595-1603
Dentro de los principales cargos sociales, políticos y religiosos, no existe ninguno que
haya sido otorgado a una mujer. Ellas sólo son las esposas, mujeres y madres de alguien
más; sus nombres y acciones, no aparecen en la historia.
74 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 13. 75 Ibid. p. 137.
110
Y POCO A POCO
ECONOMÍA Y TRABAJO
Con la inserción de los españoles en la vida política y económica del Valle de México
se introducen nuevos sistemas de producción y explotación de los recursos naturales.
Las nuevas herramientas de trabajo cambian las condiciones laborales en la agricultura,
la ganadería, la minería; además se introducen nuevos cultivos como el trigo, la caña de
azúcar. Estos cambios afectan a toda la población indígena, aunque de diferente
manera.
La clase dirigente mexica pierde el poder que detentaba al inicio de la conquista,
momento en que los españoles los utilizan como intermediarios para imponer las nuevas
instituciones sociales como la encomienda. Los encomenderos se apoyan en los jefes
indios, convirtiéndolos en cómplices y agentes de los españoles. Ellos siguen cobrando
tributo, pero el botín pasa a los españoles, es decir, de jefes pasan a ser servidores con
algunas canonjías como la exención de pago de tributos. Poco a poco los españoles les
van quitando el poder que tienen al grado que, para 1550, muchos nobles no se
diferencian de los macehuales.
A los macehuales les quitan sus pequeñas propiedades y su libertad, ya que son
obligados a servir, a dar su fuerza de trabajo a los españoles, los cuales pronto
encuentran formas legales para disfrutar la mano de obra de los indígenas y de los
recursos naturales. Los macehuales son explotados y maltratados de tal forma que una
gran cantidad de ellos mueren por las malas condiciones del trabajo, como lo
demuestran los estudios que se han realizado al respecto.
La explotación de los recursos naturales y humanos cambia "del botín al tributo, de
la agricultura de subsistencia a la producción comerciable, de la propiedad comunal a
111
las grandes haciendas agrícolas o ganaderas".76 Del cultivo comunal y pequeñas
propiedades, se pasa a la encomienda, a la explotación de grandes extensiones de tierra
y de la fuerza de trabajo de los indígenas.
La economía colonial de 1550 se basa, principalmente, en la agricultura, ganadería
y, posteriormente, la minería que, poco a poco, se va incrementando y adquiriendo una
primordial importancia en el comercio exterior.
Los nuevos sistemas legales de producción que se introducen para la explotación de
los recursos humanos son:
a) La encomienda
Es una institución española que se impuso desde los primeros años de la conquista. Por
medio de ella, los conquistadores pueden tener como "encomendados" varias familias,
habitantes de un pueblo o más, dependiendo de sus hazañas en la conquista. El
conquistador tiene derecho a cobrar un tributo en especie y a gozar de la fuerza de
trabajo de los encomendados; a su vez, se compromete a cristianizar a los indios y a
prestar servicio militar de protección a la colonia contra posibles sublevaciones
indígenas u otras. Los españoles ya tienen precedente de este sistema porque lo
practicaron con los moros en la reconquista del territorio español.
Cada vez hay más encomenderos y menos indígenas dado que, por la misma
explotación desmesurada, las muertes son abundantes. Por el maltrato y las epidemias,
en un período corto, la población indígena disminuyó en gran proporción. Gonzalbo
resalta que "el informe moderno más concienzudo informa de una disminución en la
Nueva España de unos 25 millones en 1519, a poco más de un millón en 1605".77
La reina Isabel favorece a los encomenderos, pero después, su esposo Fernando, por
las demandas de los dominicos, dicta las Leyes de Burgos de 1512-1513, mediante las
cuales regula la encomienda. Dichas leyes disponían “que los indios no debían ser
maltratados; que los encomenderos habrían de proveer todo lo necesario para la
76 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 12. 77 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, p. 109.
112
cristianización; que los indios de las encomiendas no deberían ser esclavizados; que las
encomiendas debían limitarse en número".78
Estas leyes disponían sanciones severas e intentaron conseguir un mejor trato para
los indios, pero los gobiernos de la Nueva España, que estaban en poder de los
encomenderos, no las aplicaron y siguieron con el mismo sistema de explotación. En
España, al morir el rey Fernando ocupa la corona Carlos I, quien contando con la
asesoría de algunos humanistas, como fray Bartolomé de las Casas, decide en 1520, la
suspensión de la encomienda, pero dicha orden no fue acatada.
Cada vez aumenta más el número de encomenderos porque si bien, en un principio
sólo los conquistadores tenían el derecho a demandar indios, después también lo hacen
funcionarios civiles, eclesiásticos y otros españoles por el sólo hecho de participar en
alguna represión de alzamiento indígena. Cada vez disminuye más la población
indígena y, por lo mismo, los encomenderos intentan legalizar la encomienda.
Aunque la encomienda no es hereditaria ni perpetua, los españoles actúan como si
lo fuera, y así la practican, situación que choca con la política española centralista de
Carlos I. Al gobierno español no le conviene que se origine una nobleza española en
América y se dictan nuevas leyes al respecto en los años 1542-1543,79 por las cuales se
prohíbe la esclavitud de los indios, aun cuando se la imponga como castigo; se prohíbe
la concesión de nuevas encomiendas y se ordena a eclesiásticos y funcionarios que
dejen las encomiendas y a los encomenderos que no las hereden; su duración debe
abarcar sólo una generación. La negativa de los encomenderos no permiten su
cumplimiento y en 1545-1546 se deroga esta ley. Con una nueva regulación en 1549, la
encomienda cambia; a partir de ese momento “sólo fue obligatorio el pago del tributo
en mercaderías, y el servicio personal ya no se consideró parte del tributo".80
En 1555 la corona permite una tercera vida para la encomienda, y en 1607 se
permite una cuarta vida aunque, en la realidad, las encomiendas se consideran
perpetuas. Para fines del siglo XVI, empieza a decaer, como consecuencia de la
despoblación indígena y, finalmente, las leyes del siglo XVIII la eliminan.
78 Ibid., p. 95. 79 Ibid., p. 103. 80 Ibid., p. 105.
113
Socialmente, la encomienda permite la formación de conciencia de clase del grupo
que detenta el poder, los españoles encomenderos, que en la época colonial son uno de
los grupos con mayor poder político económico, religioso y social.
b) Las mercedes
Son concesiones de terrenos en propiedad perpetua para la libre explotación con
derecho al uso del agua. Estas concesiones las otorga el monarca a los conquistadores.
Gonzalo de Escobar, otorga poder a Luis Ortiz de Vargas, ambos vecinos de México, para que cobre de
la Real Caja de Nueva España, 200 pesos de oro común, que su majestad le debe como merced, por ser
hijo de conquistador.81
... de Santa Cruz, vecino de México, dijo que Don Luis de Velasco, Caballero de Santiago, siendo
Visorey de Nueva España, otorgó merced a Baltazar de Fuenlabra, teniente Mayor de México...82
c) El repartimiento
En 1555 se generalizó el repartimiento, mediante el cual una comunidad debía prestar
un número de trabajadores proporcional al total de habitantes, durante dos semanas en
rotación anual. Muchos abusaron de esta forma de explotación, por lo que es abolida en
1601 por real cédula.83
En 1632 el virrey de la Nueva España dispuso la abolición del repartimiento de
indios para todas las industrias menos para la minería. Esta abolición no tuvo gran
rechazo de los españoles, puesto que ya habían encontrado otra manera de explotación
para obtener la fuerza de trabajo, el peonaje, que se desarrolla principalmente en las
haciendas. El peonaje ya es practicado desde finales del siglo XVI, pero tuvo su auge
principalmente en los siglos XVII y XVIII.84
81 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos. 1580-1603, Tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México 1994, p. 370. 82 Ibid., p. 471. 83 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 24. 84 Gibson, Charles, op. cit., p. 241.
114
d) La hacienda
Tuvo su desarrollo en el siglo XVI y, mientras decae el uso de la encomienda, la
hacienda va teniendo auge. Se dan dos tipos de hacienda, la agrícola y la ganadera.
La hacienda agrícola se implanta donde hay más población india. En los campos
que antes fueron de los mexicas, ahora ellos mismos cultivan cereales tradicionales de
Europa para los españoles y que ellos no consumen, aunque después, por la demanda
que los indios tienen del maíz, algunas haciendas comienzan a cultivar este grano.85
La hacienda ganadera se desarrolla en lugares con escasa población india y, por lo
mismo, con pocos campos cultivados y llenos de hierbas.
En la escribanía de Antonio de Villalobos encontramos varios documentos que
hablan sobre haciendas como el siguiente, con fecha del 13 de noviembre de 1595:
Gómez de Quintana Dueñas, vecino de la provincia de Zacatula, dice ser deudor de Juan Sánchez... le
debe dos mil pesos de oro común y se compromete a pagarlos así como de darle treinta cargas de cacao
en grano de sus haciendas de San Bartolomé y Santa Ana.86
Como sabemos, los españoles introducen el ganado vacuno, ovino, porcino y
tenemos constancia de esta producción en el siglo XVI, como lo demuestran los
documentos de archivo:
Diego López de las Ruelas, criador, vecino del pueblo de Tzantaloa, estante en México, vende a Juan
Fernández, dos mil borregos de lana, que están en su estancia, en términos de Tuzantalpa, por precio de
seiscientos pesos de oro común.87
Diego de Orozco Cervantes, vecino de México, se obliga a entregar a Francisco Jiménez, doscientos
puercos machos y hembras que tienen en la hacienda de Ciénegas a veinte reales cada uno.88
También se inicia la producción de azúcar y surgen las grandes plantaciones de caña
donde trabajan, principalmente, negros originarios de las islas Canarias. La demanda de
azúcar por los europeos aumenta rápidamente en los siglos XVI y XVII. Existe
85 Ibid., p. 196. 86 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., p. 194. 87 Ibid., p. 539. 88 Ibid., p. 239.
115
testimonio de estos ingenios en el Archivo de Notarías como el siguiente, con fecha 13
de febrero de 1603:
Manuel Vázquez Pinto, albañil, se compromete a trabajar en su oficio... en el ingenio de azúcar llamado
San Bernardo que está en los términos de Tlachichilco, que es del doctor Villanueva Zapata, por el
tiempo de un año, dándole comida, media arroba de vino, casa y ropa y 400 pesos de oro común en el
año.89
d) La minería
En la Nueva España, la explotación de recursos naturales desmesurada y
transformadora de las herramientas y las condiciones de trabajo, fue la minería. Los
indios ya utilizaban los metales, pero no le daban la misma importancia que los
españoles, principalmente al oro y a la plata.
En un principio, los españoles explotan los minerales de la misma forma que los
indios, en la superficie, procedimiento que cambia con el descubrimiento, a mediados
del siglo XVI, de la amalgama de mercurio, que es usado para separar la plata de la
ganga.90
Al inicio de la explotación de minas, la producción era propiedad de la corona
aunque algunos blancos, por concesión real, venta o arrendamiento, podían explotarlas.
Tuvo su principal avance a mediados del siglo XVI, cuando se descubren las vetas de
Zacatecas, San Luis y Guanajuato. Muchos españoles se hicieron ricos con esta
explotación de minerales y de recursos humanos. Asimismo, la minería sirvió para
conquistar y poblar nuevas tierras del centro y norte del país.
Alonso de Medina, vecino de México, otorga poder a Dionicio de Torres, cirujano, vecino de las Minas
de san Luis, para que pueda tomar, señalar, registrar y catear cualquier mina y tomar posesión de las
mismas.91
89 Ibid., p. 495. 90 Ibid., p. 200. 91 Ibid., p. 371.
116
La minería de Nueva España tuvo grandes repercusiones a nivel mundial que ni los
mismos españoles imaginaron, tanto que enriquecieron a otras naciones del viejo
continente y empobrecieron a la misma España.
Los siguientes documentos del Archivo de Notarias, nos muestran las vías
principales por donde salen y entran las mercaderías, así como el oro y la plata.
Josephe López, presbítero, como albacea de los bienes de Pedro López y Doña Juana León, su mujer,
difunta y Juan López de Zárate, otorgaron poder a Manuel de San Juan Escobar, vecino y encomendero
de Acapulco para que registre 2700 pesos de oro común, en las naos que van para las islas Filipinas, que
envían al bachiller Nicolás López, su hermano.92
Domingo González reconoce haber recibido de Diego de Velasco y Francisco de Velasco, unas partidas
de plata de arcones reales y se compromete llevarlos en su recua a Veracruz.93
e) Los oficios
Son otra actividad que sufre cambios ya que se incrementa su número, tanto como
cambian las condiciones laborales. Los trabajadores se agrupan en gremios para cada
actividad, notándose la estratificación de grupos sociales porque sólo los españoles
pueden ser maestros y, a veces, hasta los aprendices tienen que ser blancos.
Francisco Revelo, portugués, natural de la Villa de Guelva, estante en México se asienta a servicio para
aprendiz con Pedro Ruiz de Valdeviezo, sastre, vecino de México por el tiempo de dos años.94
Así surgen gremios de "zapateros, ebanistas, vidrieros, guarnicioneros y artesanos
de otros ramos, que no sólo vivían e instalaban sus talleres y tiendas en las localidades
designadas, sino que además se agrupaban formalmente para evitar la competencia".95
El comercio, actividad muy importante en este período y en los siguientes de la
colonia, también sufre cambios porque se incrementa de manera notoria el número de
mercaderías, las rutas y los caminos para el transporte de dichas mercaderías, y los
mismos medios de transporte como son los caballos, las carretas, los barcos.
92 Ibid., p. 495. 93 Ibid., p. 241. 94 Ibid., p. 192. 95 Ibid., p. 208.
117
Antonio Pérez de Salas, estante en México, debe pagar a Diego Martínez, mercader, 266 pesos, seis
granos de oro de tepusque por razón de mercaderías: 20 docenas de herraje mular y caballar, 50 libras de
hilo laso, 15 libras de hilo gallo, 10 docenas de anillo de vergara, tijeras de bambú, camisas de granada y
jubones con fecha del 19 de octubre de 1558.96
f) Esclavitud
La condición libre de los indígenas transita hacia la esclavitud: incluso la misma
condición de esclavos en la cultura mexica cambia, porque la concepción de esclavitud
de los españoles es diferente a como la conciben los indígenas.
La economía colonial, en un principio, se apoya en el servicio de los indios
recurriéndose a la esclavitud jurídicamente legitimada en caso de guerra o prolongación
de ésta; pero por recomendación pontificia y real, los indios se vieron libres a mediados
del siglo XVI y solamente eran esclavos aquellos que eran capturados en campañas de
guerra contra los chichimecas. Desde 1530 existe una real provisión que prohíbe
esclavizar indios, pero en 1534 se autoriza el rescate de piezas.97
La condición de los indígenas, desde el principio de la conquista, causa controversia
en cuanto a si eran considerados esclavos o no, aprobándose en los casos arriba
expuestos y, posteriormente, prohibiéndose, sin ser acatado por muchos españoles. Así,
los indios son vasallos libres, pero pagan tributo obligatorio todos los varones entre
dieciocho y cincuenta años, menos los caciques, sus hijos y alcaldes del pueblo.98
En teoría no pueden ser comprados ni vendidos, sólo asignados al encomendero que
debe tratarlos con humanidad respetando los principios cristianos. Los documentos de
los escribanos de 1550 nos muestran todo lo contrario, como el caso de dos documentos
de la escribanía de Antonio de Villalobos, emitidas en los años de 1590, uno, y el otro
en 1599:
Luis de Cabrera, en nombre de Domingo Hernández, vecino de México, vende una india chichimeca, del
reino de León, que tiene una raya que le baja de la frente a la punta de la nariz, otras dos rayas en la
frente, otra raya enmedio y dos piquetes en la nariz, por 140 pesos de oro común.
96 Escribanía de Baltasar Díaz, folio 163-4, Archivo de Notarías de la Ciudad de México. 97 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 24. 98 Ibid., p. 23.
118
Viuda arrienda y traspasa a María Arias [...] una india chichimeca que fue condenada por diez años al
servicio personal de Diego Martínez, por la justicia Mayor de Sinaloa.
La esclavitud fue condenada por la reina Isabel, pero solapada ya que pedía
participación en el tráfico de esclavos.99
La economía colonial se apoya en el servicio de los indios como vasallos libres que
pagan tributo o como esclavos. Son esclavizados los indígenas que se rebelan o
persisten en ciertas costumbres como el canibalismo.100
En la Nueva España, el trabajo pesado es realizado por los esclavos negros que
llegaron, desde la primera expedición, con Hernán Cortés. Se dice que uno de ellos fue
el que introdujo la viruela que causó grandes estragos en la población india, aunque
bien podría ser una invención para separar a los negros de los indios, en cuanto su
posible alianza era temida por los colonialistas.
Familias completas son puestas en venta en la Nueva España, como lo dice el
siguiente documento:
Juan Cano Moctezuma, vecino de México, vende a Antonio Rodríguez vecino de Villa de Guadiana, un
matrimonio de esclavos compuesto por Antón Martín, de la isla de Portugal de treinta y cinco años,
Gracia de Terranova de treinta y cinco años y su hija Catalina de un año, por mil pesos de oro común.101
Existen leyes reales que legalizan el tráfico de esclavos negros porque,
fundamentalmente, se trataba de “que los esclavos negros sustituyeran a los explotados
trabajadores indios en las industrias particulares [...] Los poseedores de permisos para
dedicarse al tráfico de esclavos (asientos), entregaban parte de sus beneficios a la
corona".102
Por medio del asiento, que es un contrato realizado entre el gobierno real que da una
concesión a los particulares para que introduzcan esclavos a Hispanoamérica, pagando
ciertos derechos, los esclavos negros eran traídos de Guinea, de Sierra Leona, de las
99 Gibson, Charles, op. cit., p. 93. 100 Idem. 101 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., p. 356. 102 Ibid., pp. 191-192.
119
regiones del Congo, Angola, Cabo Verde, Mandinga, Mozambique, Biafara y otros
lugares cercanos. En los documentos notariales aparece el lugar de origen de esta
población como el siguiente ejemplo:
Un esclavo negro de treinta años, tierra de zape de cuarenta años, otro de cincuenta años de terra cabito,
otro de veinticinco años [...] una negra de Tierra Biafara.103
También informan sobre las características que tienen, si son bozales, ladinos,
"huidores" o borrachos y de esas características depende su precio. Generalmente, los
negros tienen varias marcas en la cara o en el cuerpo, realizadas por sus anteriores
dueños. En la Nueva España se dieron algunas liberaciones de negros por parte de sus
dueños y otros compraron su libertad. Los que intentaban huir, eran castigados
duramente cuando los capturaban.
Es notoria la importancia que esta población negra tuvo en la Nueva España, la cual
favoreció en mucho la misma situación de los indígenas, liberándolos de ciertos
trabajos. Asimismo favoreció la economía, principalmente la minería y la explotación
de los ingenios azucareros.
103 Ibid., p. 467.
120
HABLARON LAS DIOSAS Y LOS DIOSES
RELIGIÓN E IGLESIA
La religión católica y su institución la Iglesia constituyen un pilar imprescindible en la
conformación de la cultura novohispana; por medio de ellas se evangelizará a la
población indígena. Para la España conquistadora la evangelización es fundamental, por
cuanto es la acción que justifica moral y legalmente la conquista de América. La guerra
de la conquista se legitima por motivos religiosos, aunque no sea precisamente una
Santa Cruzada contra los infieles;104 es la posibilidad de darle más fieles a la iglesia de
Roma, atacada en el norte de Europa por los credos protestantes.
En la conformación de esta cultura novohispana, la evangelización no se separa de
la educación, van de la mano; la educación es el medio por el cual se introduce la
religión cristiana, mezclándose con la religión india, y la iglesia es el espacio escolar y,
al mismo tiempo, la institución legal que permitirá la educación.
(La iglesia católica) en cualquier circunstancia mantuvo su misión de sustentadora del sistema,
legitimadora de la situación colonial y difusora de elementos ideológicos, tan eficaces como la coacción
externa y de efectos mucho más seguros y duraderos. Responsable de la educación popular, por vocación
y por mandato real, la jerarquía eclesiástica novohispana, tanto regular como secular, organizó un sistema
de instrucción en diferentes niveles [...] Para la población indígena y las castas prácticamente no existió
más enseñanza que la impartida por los religiosos.105
La iglesia es la institución que avala una compleja organización religioso-social,
sustentándose en elementos teóricos y religiosos de una cultura diferente a la indígena.
Es la atenta vigía de "los aspectos morales y sociales del matrimonio, de la familia y de
las mujeres. Los tribunales eclesiásticos investigaban todos los casos en que se les
104 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 21. 105 Ibid., p. 13.
121
informaba de abandono marital por marido o mujer, adulterio, concubinato, bigamia o
incesto".106
La educación formal que se da en Nueva España y que, en un principio, es asumida
por los soldados conquistadores, es una educación basada en la religión cristiana e
impartida por los religiosos. Con las primeras expediciones de españoles a nuevas
tierras, llegaron personas que no tenían futuro en España porque -como dice Pilar
Gonzalbo- eran presos, aventureros sin escrúpulos, soldados rudos e ignorantes,
artesanos y campesinos desterrados y sin ocupación ni tierra que labrar, pero también
arribaron eclesiásticos cultos, con espíritu religioso y sensibles para apreciar los valores
espirituales y culturales de la gente, personas con el espíritu renovador de los
humanistas del Renacimiento y deseosos de implantar los principios de la religión
cristiana.107
En la Europa del siglo XV, los misioneros y otros humanistas, inconformes con el
deterioro de la religión católica -cuya iglesia se había transformado en una institución
de privilegio y de corrupción moral y social- se unen al movimiento de la Reforma
religiosa católica, iniciado por Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro en Holanda e
Inglaterra.
En España, este movimiento fue abanderado por Francisco Jiménez de Cisneros,
cardenal de Toledo, que unifica y nacionaliza la religión cristiana en la época de los
Reyes Católicos y funda la Universidad de Alcalá de Henares en 1508.108 Cisneros se
dedicó a la reforma de los franciscanos. Para 1520 todas las órdenes mendicantes
estaban listas para la misión cristiana, tan es así que en 1523 llegaron los tres primeros
frailes franciscanos a México: fray Pedro de Gante, fray Juan de Tecto y fray Juan de
Ahora, que se establecen en Texcoco, aprenden el nahuatl para poder comunicarse con
la gente y se dedican a la evangelización de los indígenas.
En 1524 llegan otros doce frailes franciscanos de la provincia de San Gabriel de
Extremadura, dirigidos por fray Martín de Valencia, quienes construyen cuatro
106 Kuznesof, Elizabeth Anne, “Raza, clase y matrimonio en la Nueva España. Estado actual del debate”, en Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 382. 107 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos y la vida urbana, México 1990, p., 13. 108 Gibson, Charles, España en América, Grijalbo, México 1977, pp. 122-123.
122
conventos en las poblaciones más densamente habitadas: México, Texcoco, Tlaxcala y
Huejotzingo.
Posteriormente, en 1526, llegaron los dominicos y, en 1532, los agustinos. También
llegaron clérigos seculares, formando el grupo de eclesiásticos seculares encabezados
por el obispo Juan de Zumárraga, primer obispo en México en 1532.109
En el momento de la conquista de Nueva España, el movimiento de Reforma
católica ofrece el motivo que justifica la acción de los conquistadores españoles y la
política externa de los Reyes Católicos.
El mensaje del humanismo cristiano a los frailes misioneros fue que los pueblos paganos del nuevo
mundo eran capaces de grandeza y que el instrumento más efectivo para civilizarlos sería esta misma
cristiandad purificada [...] Para los frailes humanistas, América aparecía como una obligación cristiana de
proporciones evangélicas. Su numerosa población había de ser encaminada por los nuevos senderos de la
virtud y la bondad cristiana. Había que aplicar la Philosophia Christi erasmista. Había de realizarse la
Utopía.110
En aras de esa cristianización, algunos misioneros aprendieron las lenguas indias,
con lo que se facilitaba la comunicación con los indígenas; convertían a la nueva
religión a los líderes de las comunidades para que, a su vez, ellos convencieran a los
otros. A la par, destruían los templos y las imágenes sagradas y, sobre las ruinas,
construían las iglesias intentando borrar de golpe y porrazo toda una historia de
religiosidad forjada en siglos.
A la Nueva España llegaron, como mencionamos anteriormente, aventureros y
oportunistas que lo único que les interesaba era el oro, tanto así que Lope de Vega en
una de sus obra dice que "no es la cristiandad la que los mueve, sino el oro y la
codicia".111 Su desmedido afán de enriquecimiento no tomaba en cuenta a los habitantes
oriundos del lugar porque, para ellos, el indio era un ser inferior e incluso de dudosa
humanidad. Por lo tanto, la sumisión era inevitable, natural.
109 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., pp. 25-26. 110 Ibid., pp. 124-125. 111 Gibson, Charles, op. cit., pp. 122-123.
123
Los misioneros humanistas intentaron reparar los daños que causaban. Al respecto,
fray Juan de Zumárraga, franciscano y primer obispo de México, en 1527 fundó el
Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco para los indios.
Fray Bartolomé de las Casas, dominico, obispo de Chiapas, escribió Opúsculos,
donde defendía el derecho de los seres humanos a mantener su propia identidad; por lo
mismo no justificaba el despojo de los bienes materiales ni de sus elementos culturales,
en función de una pretendida extensión de la fe cristiana.112 Escribió que los indígenas
tenían derecho "a conservar sus propiedades, y el rey de España tenía el deber de
devolver América a sus legítimos propietarios",113 pues la acción de los españoles era
contraria a la justicia y a la ley.
Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán -llegó a Veracruz en 1530-, en la
Segunda Audiencia encabezada por el obispo de Santo Domingo, Sebastián Ramírez de
Fuenleal, intentó crear comunidades basadas en la utopía de Tomás Moro donde
existiera una propiedad y trabajo comunal, con un gobierno representativo.114 Para
lograr su proyecto fundó pequeñas comunidades urbanas, aisladas del resto de los
demás indígenas, con el fin de evitar la contaminación de prácticas idolátricas. Este
proyecto utopista se realizó por encima del modo de vida indígena.115
La tan ansiada evangelización que los religiosos y seculares propugnaban, no iba a
ser una tarea fácil, porque la religión que practicaban los mexicas en el momento de la
conquista constituía un sincretismo ancestral, mezcla de religiones de otras culturas
mesoamericanas muy antiguas, como la tolteca y de más atrás.
Estaba tan arraigada formando parte de su mundo cotidiano que, por lo mismo, el
nuevo sincretismo religioso novohispano, mezcla de una cosmovisión indígena con la
religión cristiana, tardó siglos en consolidarse. Para lograrlo, los misioneros echaron
mano de cuantos recursos encontraron. Muchos se lo proporcionaron los mismos
indígenas, ya que en el acercamiento que tuvieron con ellos para aprender su lengua,
descubrieron sus habilidades naturales, el gusto que tenían por la música, la danza y la
pintura y se aprovecharon de las antiguas costumbres. Los frailes utilizaron la música y
112 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., pp. 59-60. 113 Gibson, Charles, op. cit., p. 73. 114 Ibid., p. 128. 115 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 61.
124
el canto para facilitar la memorización de la doctrina católica. Al igual usaron la
escritura jeroglífica y su interpretación, con lo que facilitaban la comprensión del
catecismo por medio de imágenes.116
Otras costumbres que facilitaron el proceso del sincretismo religioso fueron la
similitud de algunas prácticas entre las creencias prehispánicas y cristianas, como el
“autosacrificio, las peregrinaciones y los rituales de purificación [...] elementos que
facilitaron la aceptación de la nueva fe”.117
La conversión religiosa indígena fue una tarea difícil. Los indígenas tenían su
personal forma de interpretación y, aunque pareciera en lo externo que se había logrado
la conversión, seguían creyendo y practicando su religión anterior, lo que dio como
resultado una religión sincrética.
116 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, El humanismo y la educación en la Nueva España, México, pp. 15-16. 117 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 37.
125
ASÍ APRENDIMOS
EDUCACIÓN
Una vez que los españoles conquistan la gran Tenochtitlan, se inicia la reorganización
social, religiosa, económica y política de los habitantes de la ciudad y pueblos aledaños.
En primera instancia se debía contar con un gobierno que asumiera la responsabilidad
de esta reorganización, recayendo esta función en los conquistadores y en los religiosos,
quienes posteriormente se convierten, los primeros en encomenderos, y los segundos en
el estado secular, iniciando con el obispo.
Estos tres poderes implantan la cultura española, la que se inicia con la enseñanza
de la religión católica y la implantación de la lengua, es decir con el establecimiento de
sus instituciones y de la educación sobre los conquistados. Ésta es una prioridad para
los españoles porque por medio de ella se cristianizaba a los indígenas. Para Pilar
Gonzalbo, "la conquista espiritual fue inseparable de la militar, y la evangelización
constituyó, durante muchos años, la forma generalizada de impartir educación".118
Se abocaron a la educación porque sólo por ese medio podían lograr la
cristianización y la castellanización de la población en general. La comunicación es un
aspecto sumamente relevante porque sin ella no hay entendimiento y esta comunicación
sólo se logra con el conocimiento de la lengua extranjera, tanto de los españoles como
de los mexicas, por lo que "la religión y la lengua eran elementos decisivos en la
conformación de una nueva mentalidad".119
Por medio de la educación pueden implantarse los patrones culturales del país
conquistador, al tiempo que se integra a los habitantes a la actividad y grupo social que
118 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación de la época colonial. El mundo indígena, El Colegio de México, México 1990, p. 19. 119 Ibid., p. 237.
126
les corresponde. Recordemos que los españoles, al igual que los tenochcas, tienen una
sociedad sumamente estratificada. Por lo tanto:
La mejor educación sería la que apagase ardores bélicos, anulase personalidades independientes y
quebrantase voluntades rebeldes [...] Su instrumento no sería otro que la educación, y su lógica la
sumisión, la obediencia y la esperanza en una recompensa después de la muerte.120
Desde un principio, los evangelizadores-educadores intentan modificar de raíz la
cosmovisión y modo de vida de los indígenas, considerados como propio de personas
primitivas, por lo que se procura:
Desarraigar viejas costumbres, e implantar nuevos hábitos. El torso desnudo, las largas melenas de los
hombres, el culto a las fuerzas naturales, las extrañas y difíciles lenguas, los rudimentarios instrumentos,
el poblamiento disperso y las frágiles viviendas de los americanos, eran otros tantos signos de
primitivismo y barbarie.121
Con las nuevas creencias y nuevas formas de comportamiento se pretende inculcar
una cosmovisión y una lengua diferente, pero al darse cuenta de la fuerza de la cultura
tenochca, deciden realizar cambios sólo en algunos aspectos considerados como
paganos por la religión cristiana porque, precisamente, es en el aspecto religioso donde
serán más estrictos, aunque tengan que dejar algunas costumbres religiosas similares a
las españolas.
Este proceso de aculturación no será una labor sencilla, ya que la misma educación
funciona como un instrumento de cambio, pero también de resistencia. Los tenochcas,
por necesidad, adoptan algunos rasgos culturales españoles, pero se arraigan en algunas
costumbres ancestrales.
120 Ibid., p. 30. 121 Ibid., p. 67.
127
¿QUÉ QUIEREN?
Uno de los objetivos de la educación en los siglos XVI y XVII es lograr que todos los
habitantes de la Ciudad de México, los novohispanos españoles y los tenochcas, en un
principio y, posteriormente, negros esclavos y libres y las mezclas que de estos grupos
resultan, se sometan a las normas de comportamiento del grupo y rango social al que
pertenecen, fijados por las autoridades virreinales. Al respecto, las autoridades civiles y
eclesiásticas dictan una serie de disposiciones con el fin de que cada habitante ocupe el
lugar que le corresponda en la sociedad estratificada.
La educación que se imparte está de acuerdo con el grupo étnico y social al que se
pertenece, de tal modo que en el siglo XVI, hay una educación diferente para españoles
peninsulares, criollos, indios y mestizos (las castas no estaban incluidas).
Las ordenanzas que se dictan van encaminadas a reglamentar todas las actividades
de la población, incluida su forma de vestir. El mensaje que se transmite revela
claramente una:
Reverencia ciega debida a la iglesia y a sus santos, la sumisión absoluta a la autoridad, el amor filial a los
padres espirituales, el respeto a las eminencias intelectuales, el servilismo a los ricos y poderosos y, en
fin, la gratitud hacia los representantes de un sistema que proporcionaba paz en esta vida y propiciaba la
felicidad eterna.122
Los objetivos a lograr con los tenochcas son catequizar, castellanizar, instruir en las
nuevas costumbres, en el comportamiento, en el vestido, en la medicina, en lo
recreativo, congregar y urbanizar las poblaciones. Para lograrlo, los conquistadores
pensaban que, primero, había que hacer hombres a los indios antes que cristianos,
porque para muchos españoles, los tenochcas no alcanzaban el carácter de humanos;
después, hacerlos mejores cristianos desterrando las idolatrías y hechicerías; y, por
último, integrarlos a la vida social novohispana.123
122 Ibid., p. 233. 123 Ibid., p. 234.
128
¿QUIÉNES ENSEÑAN?
La educación informal es absorbida desde la casa, con la familia. Podemos imaginar
una escena doméstica de españoles peninsulares o criollos, donde el padre reúne a la
esposa, hijos y criados para leerles la vida de los santos, y la madre enseña a sus hijas
las labores propias de su sexo; a la par podemos imaginar a una familia de mexicas
donde la madre enseña a sus hijas a tejer, cocinar y el padre enseña a sus hijos a
sembrar, a pescar u otro oficio.
La educación formal es dirigida desde un principio por la corona, que se hace cargo
de la evangelización, transfiriendo la responsabilidad de la conversión de los indios
americanos a las tres órdenes mendicantes: franciscanos, dominicos y agustinos.
Antes de que estas órdenes se aposentaran en México, los conquistadores españoles
habían asumido esta obligación, estableciendo un sistema educativo para la
cristianización con el precedente de la labor que habían realizado en las Antillas.
Hernán Cortés tiene interés en que los indios aprendan lo necesario para
desempeñar los cargos y funciones que les corresponde en la división de
responsabilidades decretadas por su gobierno. Por esta razón, en un principio se
pensaba en el establecimiento de dos repúblicas, es decir, sistemas diferentes de
enseñanza para indígenas y españoles. Cortés encomienda la tarea de la educación a los
frailes menores, hasta la llegada de los clérigos seculares que se hacen cargo de la tarea.
Los primeros conquistadores que se convierten en encomenderos, son los
responsables de la educación de los indios, los responsables de la enseñanza de la
doctrina cristiana; a cambio, tienen derecho a gozar de las tierras y la mano de obra de
los indígenas. Estos encomenderos, a su vez, relegan la responsabilidad en clérigos
regulares o seculares.
Las Instrucciones, dadas por los reyes Isabel y Fernando en 1503 al gobierno y a los
oficiales reales, imponen a los encomenderos la obligación de enseñar la lectura,
escritura y catecismo, principalmente. En 1504, la reina Isabel, en su testamento,
recomienda mandar personas a América para enseñar la doctrina católica y las buenas
costumbres. En 1512, en las Leyes de Burgos se especifica cómo se debe impartir la
instrucción bajo la responsabilidad de los encomenderos; recomiendan que, de cada
129
cincuenta indígenas, debe instruirse a uno, para que, posteriormente, se convierta en
maestro de los demás.124
Para las congregaciones que no estaban a cargo de ningún encomendero, la corona
asume la responsabilidad de la educación. Es así que "la corona, como encomendero
directo de las poblaciones que no estaban adjudicadas a particulares, destinó parte de
los ingresos de la Real Hacienda al pago de los doctrineros, párrocos o beneficiados".125
En 1523 llegan a la Ciudad de México los tres primeros frailes franciscanos
flamencos: fray Pedro de Gante, fray Juan de Tecto y fray Juan de Ahora. Se establecen
un tiempo en Texcoco, ya que aún no se concluía la reconstrucción de la ciudad y se
hospedan con la familia Ixtlixochitl; se preocupan por aprender el nahuatl y adaptar sus
sonidos al alfabeto castellano, para facilitar el trabajo posterior.
En 1524 desembarcaron doce frailes franciscanos de la provincia de San Gabriel de
Extremadura, dirigidos por fray Martín de Valencia; por razones prácticas, se dividen
en cuatro grupos para atender las poblaciones más densas como México‚ Texcoco,
Tlaxcala y Huejotzingo, abarcando las regiones de Michoacán y Jalisco por el oeste,
Durango y Zacatecas por el norte, Puebla y Tlaxcala por el este y sureste.
En 1526 llegaron los dominicos, dirigiéndose a Oaxaca y Chiapas. En 1532, los
agustinos fundan la provincia de San Luis y ocupan las regiones actuales de Michoacán,
norte de Puebla, Veracruz, Hidalgo y Guerrero.126 También llegaron los clérigos
seculares encabezados por el obispo Fray Juan de Zumárraga en 1532.
Los religiosos llegan a estas tierras nuevas con el afán de aplicar las Santas
Escrituras y que el ideal evangélico se pudiese realizar, hablando de paz y amor. Para
cumplir este proyecto se hace necesaria la fundación de comunidades ejemplares, tal y
como eran las comunidades cristianas primitivas, ya que encuentran semejanzas en
"actitudes y normas de comportamiento de la sociedad prehispánica basadas en una
ética que encajaba perfectamente en los modelos de virtud recomendados por la iglesia
católica".127
124 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El colegio de México, México1987, p. 66: cita textual n. 1. 125 Ibid., p. 66. 126 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 39. 127 Ibid., p. 29.
130
Y en aras de aplicar ese ideal evangélico, muchos de ellos protegen a los indios de
los maltratos perpetrados por los encomenderos, aunque también se aprovechan de su
fuerza de trabajo para la construcción de iglesias, conventos, capillas y para la labranza
de las tierras, porque también se convierten en encomenderos.
La muerte de una gran cantidad de indígenas en el siglo XVI hace que la corona real
y otras personalidades humanistas, se preocupen y ocupen de esta problemática, de ahí
que "la legislación general para las Indias, emanada de ordenanzas y reales cédulas y
recopiladas a fines del siglo XVII, se refieren una y otra vez a la protección que ha de
darse a los indios, como pobres, desvalidos e ignorantes".128
¿CÓMO REALIZAN ESTA ENSEÑANZA?
El objetivo del proyecto educativo español es la transmisión de la cultura de los
conquistadores, por intermedio de la religión cristiana y del idioma castellano. Aunque
el rey y los primeros misioneros desean que este cambio cultural se lleve a cabo por
medio de la instrucción y el convencimiento -para que fuese una conversión de fondo y
no superflua, se fomenten los hábitos de la vida urbana, las buenas costumbres, el
trabajo y, por supuesto, la sumisión- en la vía de los hechos, en la cotidianidad, no
sucede así.
Los obstáculos que se presentan son varios, como la avaricia de muchos
encomenderos y autoridades que explotan al máximo a los indígenas, sin permitirles un
tiempo y espacio para dicha instrucción; la gran cantidad de encomiendas que los
misioneros tienen que visitar para impartir la educación cristiana, los recursos
necesarios para la manutención de los misioneros y de sus conventos. A esto se debe
agregar la incomunicación, es decir, el problema de la compresión del idioma, ya que
los indígenas no entienden su doctrina, ni los misioneros los entienden a ellos.
Para resolver estos problemas, se dictan ordenanzas y cédulas reales para la
protección de los indígenas y el establecimiento de horarios para dicho aprendizaje,
para lo cual "las ordenanzas locales sobre instrucción religiosa de indios y negros se
128 Ibid., p. 67.
131
complementaron con las disposiciones reales expuestas en una cédula en la que se
exigía el establecimiento de horarios para la instrucción cotidiana de los trabajadores
habitantes de las ciudades, y catequesis dominical en los ranchos y comunidades
rurales".129
Debido a la carencia de maestros, los misioneros buscan la ayuda de los mexicas, de
los caciques, principales y ancianos, para lo cual primero inician con ellos la conversión
para que después éstos influyan en los demás.130 De esta manera se intenta adoptar la
también estratificada organización indígena, cuya educación está basada en el respeto
hacia los ancianos.
Con el fin de facilitar la evangelización y la práctica educativa, algunos misioneros
se dieron a la tarea de aprender el idioma de los mexicas. Luego de este aprendizaje se
abocaron a la realización de cuadernillos, cuadros, pinturas, donde por medio de
ilustraciones explicaban los fundamentos del catolicismo.
¿QUÉ ENSEÑAN?
La política educativa durante la colonia tuvo varios cambios. En un principio se pensó
en una educación diferenciada para los macehualtin y los pipiltin, de acuerdo con el
proyecto de las dos repúblicas, donde los nobles desempeñarían funciones directivas en
sus comunidades. El rey Carlos I, por su parte, propuso que algunos indios llegasen a
España para educarse en monasterios y colegios, para que al regresar sirvieran de
ejemplo a los demás, pero este proyecto no funcionó porque los pocos que se fueron,
cuando regresaron, se asimilaron dentro del grupo de los criollos.
Se había planteado una educación para los macehualtin donde sólo se abordara la
catequización, y para los pipiltin, una de nivel superior que integrara lectura y escritura
en su lengua, música y canto; además, se crea otro nivel educativo, el Colegio de
Tlatelolco, concebido específicamente para la educación de los hijos de los mexicas
nobles o principales, proyecto que posteriormente fue abortado.
129 Ibid., p. 27. 130 Ibid., p. 25.
132
Cuando los indígenas principales pierden tierras y servidores, también pierden
prestigio y el respeto de los que iban a gobernar. Asimismo, cuando ocupan cargos
como gobernadores o alcaldes, su lealtad es dirigida hacia los conquistadores y se
adaptan al modo de vida de los españoles, por lo que los macehuales no los reconocen
como autoridad. Los que se mantienen como caciques, se benefician con el sistema de
trabajo libre contratado por temporadas.
Esta nueva situación de los principales indígenas hace que pierda sentido una
educación específica para ellos. Por lo tanto, "la pretensión de los frailes de dar
educación superior a los hijos de principales, tenía sentido cuando aquellos estaban
destinados a desempeñar funciones directivas en sus comunidades".131
De esta manera, el proyecto educativo cambia en el último tercio del siglo XVI y las
autoridades civiles dejan la educación indígena en manos de los religiosos, debido al
desacuerdo que existe entre autoridades en cuanto a la educación superior para los
indos. Unos piensan que no es conveniente que sigan por la gran capacidad de
aprendizaje que tienen, a lo que se les atribuye características malignas; en tanto otros
alegan que sin esa enseñanza, no podrían tener una creencia firme en el cristianismo:
Por una parte se manifestaban intereses mezquinos y burdas acusaciones, como las reiteradas por el
funcionario real Jerónimo López, escandalizado no de la ignorancia, sino de los excesivos conocimientos
de humanidades de los jóvenes indios [...] Aquél se alarmaba que los indígenas podían hablar latín tan
elegantemente como Cicerón. Éstos vacilaban entre atribuir a los americanos estulticia o malignidad.132
En el siglo XVII era un hecho el cambio de visión del proyecto educativo para
indios, porque se estimaba que "los indios instruidos eran menos dóciles y resignados
que los ignorantes. Quienes estaban en contacto con los españoles y aprendían
castellano y otras muchas costumbres españolas, eran los ladinos-latinos, palabra que
pasó a significar astuto, tramposo o malicioso".133
La educación principalmente religiosa del principio, cuando se pensaba crear una
comunidad cristiana ejemplar, se transforma a finales del siglo XVI y los siguientes
131 Ibid., p. 46. 132 Ibid., p. 115. 133 Ibid., p. 234.
133
siglos coloniales, en una tendencia dirigida hacia la enseñanza de estudios prácticos y a
la capacitación, para que los indígenas fuesen más productivos.134
En lo que respecta a la educación infantil, a los niños externos e internos se les
enseña el catecismo, después a leer y escribir en su idioma, seguido de cantos litúrgicos
y memorización de frases latinas que utilizaban en las ceremonias litúrgicas. Aunque al
principio no había una obligatoriedad de la enseñanza del castellano, algunos maestros
religiosos la emprendieron; la metodología predominante consistía en la repetición de
"la doctrina pero glosada, comentada y acompañada de ejemplos, que se consideraban
adecuados al nivel de comprensión y a la mentalidad infantiles. En relatos breves se
reproducían fragmentos de vidas de santos o del 'martirologio'".135
¿CÓMO ENSEÑAN?
En un principio no existe una sistematización de la enseñanza y mucho menos una
metodología para la transmisión del conocimiento; las autoridades laicas y religiosas no
estaban de acuerdo sobre qué enseñar, tampoco acerca del cómo. Para algunos es
prioritario enseñar la religión cristiana, otros buscan la manera de que los indígenas
produzcan más y algunos otros, quieren quitar de raíz viejas costumbres que en algún
momento pudiera tomarse como motivo de levantamiento. Y mientras, los indígenas,
hasta donde les es posible, siguen practicando sus costumbres.
Los antiguos habitantes de Mesoamérica añoraban las escuelas prehispánicas, la formación del carácter
por medio de la autodisciplina, la religiosidad como fundamento de los lazos comunitarios, la autoridad
de los mayores y los conocimientos superiores, que habían sido exclusivos de los pipiltin y que día a día
se perdían.136
Ante la falta de una política educativa oficial, los religiosos utilizan su propia
metodología que les permita enseñar, principalmente, el catecismo y oficios, dirigida a
134 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., op. cit., p. 9. 135 Ibid., p. 137. 136 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 29.
134
caciques y niños, los que serían los reproductores de las enseñanzas religiosas. El
método utilizado apela a la repetición y la observación de imágenes en cuadros, en
libritos y cuadernillos; para ello se apoyan en los catecismos dibujados y pintados por
los frailes o sus ayudantes indios, de estampas, imágenes de santos y representaciones
dramáticas; también utilizan música y cantos.
El aprendizaje de la lectura se realizaba sobre las cartillas, que no eran otra cosa que catecismos de la
doctrina cristiana con una o varias páginas iniciales en las que aparecía el alfabeto y un muestrario de
combinaciones silábicas. Se acostumbraba acompañar las labores manuales con el monótono canto del
texto catequístico del padre Jerónimo Ripalda.137
¿QUIÉNES ENSEÑAN?
Los encomenderos son los encargados de la educación de los indios en un principio.
Después asumen esa responsabilidad los clérigos regulares y seculares, auxiliados por
los caciques o mexicas principales, al tiempo que se convierten en vigilantes de la
asistencia a la catequesis y en cuidar que no se reincidiera en las antiguas costumbres.
Los niños son utilizados como catequistas, debido a la elocuencia natural que poseen
para la predicación en los sermones y, sobre todo, porque son capaces de identificar
vestigios de culto “idolátrico” y localizar los escondites de los “ídolos”.
Se establecen normas, se dictan ordenanzas con castigos hacia aquellos que
persistan y reincidan en sus antiguas costumbres, principalmente religiosas, de lo que
resulta que "padres y maestros, clérigos y laicos, impusieron un mundo de creencias y
un conjunto de normas que perduraron por muchos años".138
137 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., op. cit., p. 135. 138 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 14.
135
¿EN DÓNDE ENSEÑAN?
La educación religiosa es impartida por el clero en la forma de catequesis. Para ello
reúnen a los pobladores en los atrios, en las capillas posas, en las capillas abiertas de los
conventos, en las escuelas pías y en las municipales; también lo hacen en las
encomiendas y comunidades donde realizan sermones, oyen confesiones, y celebran los
ritos católicos, afianzando los conocimientos doctrinales e inculcando la devoción
católica, el respeto a los representantes del clero y la reverencia a los símbolos de la fe.
Con esta enseñanza se intenta transmitir una nueva cultura que permita desarraigar
las costumbres ancestrales. Con este fin, los religiosos separan a la población indígena
por sexo y por edades; también separan a los niños de sus padres para que éstos no les
inculquen sus costumbres. De esta forma los adultos reciben la catequesis sólo los
domingos, porque el trabajo les impide asistir entre semana. Los hijos e hijas de
principales y macehuales, asisten a diario formando ruedas o corrillos y las más
aplicadas, enseñan a los demás.
También hay un sistema de internado para niños. Los conventos cuentan con
dormitorios, aposentos y refectorio para estos niños que viven aislados de su padres.
Además del catecismo, estos niños aprenden lectura y escritura en náhuatl, canto
litúrgico y frases en latín y algunos, aunque no es obligatorio enseñarlo, aprenden el
castellano.
CONVENTOS Y COLEGIOS EN EL SIGLO XVI
El primer y único seminario que hubo en la Nueva España para enseñar oficios a los
indios, fue el de la capilla de San José‚ cercana a la iglesia y monasterio de San
Francisco, en la ciudad de México. Allí, fray Pedro de Gante se hizo cargo del
aprendizaje de los indígenas en los oficios y artes españoles, como sastres, zapateros,
carpinteros, herreros, pintores, además de enseñarles la doctrina cristiana, la lectura,
escritura y canto. Y fueron tan hábiles en este aprendizaje que los españoles temían su
136
competencia. Por ese temor se dicta una ordenanza donde se prohíbe que los indígenas
fueran maestros de oficios.139
Uno de los primeros oficios que aprendieron y con mucha perfección, fue la
fabricación de campanas; también aprendieron muy bien a bordar con hilos de plata y
oro, bajo la conducción del franciscano fray Daniel. Se perfeccionaron en la cantería,
primero labraban sin hierro que no había; después aprendieron a usar picos y escodas.140
La práctica fue en muchos casos el mejor aprendizaje, por ejemplo, trabajando en la
construcción de conventos e iglesias aprendieron a hacer bóvedas.
Los españoles se sorprenden de lo bien que aprenden y la rapidez con que lo hacen.
Como muestra de este aprendizaje, fray Jerónimo de Mendieta en 1570, en España,
enseña el libro al presidente del Consejo de Indias, Don Juan de Ovando, llamado
Contemptus Mundi, escrito por un indio:
Escrito de letra de un indio, tan bien formada, igual y graciosa, que de ningún molde pudiera dar más
contento a la vista; y mostrándolo al licenciado Don Juan de Ovando, que a la sazón, era presidente del
Consejo de Indias, agradóle tanto, que se quedó con el, diciendo que lo quería dar al rey Don Felipe
Segundo.141
También aprendieron el oficio de laudería, o sea, la fabricación de instrumentos
musicales, como flautas, chirimías, orlos, vihuelas de arco y cornetas y bajones. No
había consenso sobre la enseñanza de la gramática latina y finalmente, se decidió que
cuando menos algunos la aprendieran para entender el contenido de las Sagradas
Escrituras y pudieran enseñar a otros.142
En un principio era difícil, porque los frailes no encontraban palabras semejantes a
su lengua para explicarles la gramática, pero después encontraron "términos de nuevos
compuestos por donde con facilidad se pudieron declarar y dar a entender las reglas de
la gramática".143 Y de esta manera comienza el mestizaje lingüístico.
139 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, El humanismo y la educación en la Nueva España, p. 112. 140 Ibid., p. 114. 141 Ibid., p. 117. 142 Ibid., p. 119. 143 Ibid., p. 120.
137
COLEGIO SANTA CRUZ TLATELOLCO
Terminada la conquista armada, desde 1525 se hacen peticiones para enseñar "estudios
mayores", con un programa donde figuran las materias de gramática, artes y teología. A
este respecto, "el presidente de la segunda Audiencia, don Sebastián Ramírez de
Fuenleal, recomendó a los franciscanos que iniciasen la enseñanza de la gramática
latina en el colegio de San José de los Naturales".144
Con esta recomendación, en 1532 comienzan los franciscanos a impartir clases en el
colegio de San José de los Naturales, con tan buenos resultados que se planea un
colegio de estudios superiores ya que el latín, que era el obstáculo, se había superado. A
esta petición se une el primer obispo fray Juan de Zumárraga y el virrey don Antonio de
Mendoza, de tal manera que se inicia la construcción del Colegio de Tlatelolco, en el
barrio de Santiago de Tlatelolco.
En 1536 se abre el colegio con una población estimada entre sesenta y ochenta
alumnos. Muchos de ellos ya traían las nociones del latín, estudiado en San José pero
ahí lo profundizan más; también inician las clases de artes, incluyendo lógica y
filosofía.145 El colegio fue bien visto por las autoridades, tanto que la reina le encarga al
virrey Antonio de Mendoza que se encargara de la asistencia económica.
En 1546 los franciscanos renuncian a la dirección quedando en manos de los
estudiantes, al mismo tiempo que Antonio de Mendoza parte a Perú; aunque los frailes
menores construyen su convento en Tlatelolco, ya no atienden el colegio. Para finales
del siglo XVI, el proyecto educativo del colegio, que se construyó para educación
superior, se vino abajo y sólo quedó la catequesis en los atrios de los conventos y dos
internados para los niños principales.
En 1547 la epidemia de matlazáhuatl acabó con muchos estudiantes. Con la ayuda
del virrey Luis de Velasco se pudo detener su decadencia en los años 50, pero para
1560 el edificio ya estaba en ruinas, los estudiantes abandonaron el internado y sólo
quedaron clases externas. En 1566 los franciscanos se vuelven a ocupar del Colegio,
aunque ya no fue posible su restablecimiento porque la sociedad lo rechazaba. En esta
144 Gonalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 111. 145 Ibid., p. 112.
138
situación el gobierno no podía sostener el proyecto educativo para los que, en ese
momento, ya estaban destinados a vivir al margen de la vida académica e intelectual y
sólo debían aprender la práctica de la sumisión. Prácticamente, lo que puso final a este
proyecto fue el Concilio de 1585.
El tercer Concilio provisional mexicano, en 1585, determinó que la instrucción de los indios se redujese a
cuestiones elementales de la fe cristiana y, siempre que fuese viable, la enseñanza del castellano. Los
colegios para indios que se fundaron después de esa fecha no se destinaron ya a dar formación
humanística y no se planeó nada semejante a lo que alguna vez había sido Santa Cruz de Tlatelolco.146
EDUCACIÓN CRIOLLA
Desde la llegada de los españoles a Nueva España, surge la necesidad de dar educación
a sus hijos y buscar personas adecuadas que la impartan, ya que ellos están muy
ocupados en la conquista y los frailes estaban dedicados a la tarea de evangelización de
indígenas; por lo tanto, la educación de estos hijos de españoles la cubren los españoles
que llegan posteriormente: inmigrantes, clérigos seculares, bachilleres y maestros de
primeras letras; el caso es que pronto hay una serie de maestros que no tienen
conocimiento de la enseñanza.
Muchos de ellos practican el oficio sin tener licencia, desconociendo el trabajo;
parecía que para ser maestro sólo se requería saber leer y escribir. Hubo fraudes y
anomalías; estos maestros muchas veces no cumplían con los convenios realizados con
las partes interesadas, de tal forma que las autoridades, en este caso el Cabildo, toma
cartas en el asunto con el fin de regular y reglamentar el oficio. También se autoriza la
construcción de escuelas públicas, como el caso de la Universidad.
En 1557 el Ayuntamiento de México se encarga de expedir licencias y cobra las
fianzas. Unas ordenanzas que venían desde la época de Enrique II, eran la norma de la
profesión docente.147 Felipe II, en 1576, ordena la promulgación de dichas ordenanzas
donde se estable que los aspirantes a maestros tienen que pasar un examen ante un
146 Ibid., p. 125. 147 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., op. cit., p. 32; ver citas.
139
tribunal designado por el real Consejo de Castilla y acreditar limpio linaje; una vez
cubierto estos requisitos, los aspirantes obtienen sus licencias y la autorización para
establecer sus escuelas, gozando de algunos privilegios como "la exención del servicio
en el ejército y de alojamiento de tropas y el disfrutar de preferencias en actos
judiciales".148
Los ayuntamientos designaban a las personas encargadas de la inspección a estos
maestros. En 1586, el Virrey Don Álvaro de Manrique dicta una disposición, mediante
la cual se prohíbe el ejercicio del magisterio sin licencia. Los maestros tienen que pasar
un examen o acreditar con constancias haberlo hecho; el castigo por infringir esta regla
es de cien pesos y destierro por un año.
En 1601 se pregonan nuevas ordenanzas en la Nueva España, donde se exige el
examen ante dos maestros como veedores y examinadores. Se prohibe el ejercicio de la
profesión para los negros, indios y mulatos, aunque estas normas no entran en vigor
sino hasta muchos años después. El curriculum que debe tener el maestro abarca lectura
y escritura de distintos tipos de letras y aritmética elemental; las escuelas deben estar a
no menos de dos cuadras en cuadro y los maestros no pueden dejar el cargo a sustitutos
ni tener negocios.149
Las "amigas", que son las mujeres que se dedican principalmente a enseñar
"catecismo y buenos modales", trabajo que no se considera como profesión y por lo
mismo no está reglamentado, no pueden recibir alumnos varones, pero sobre este tema
hablaremos más ampliamente en otro capítulo.150
Aunque el Concilio de Trento151 celebra sus sesiones entre 1545 y 1563, sus
decretos se imponen antes de su promulgación, por lo que en los países católicos la
educación está subordinada a un plan misionero. A pesar de esta situación, en las
148 Ibid., p. 33. 149 Ibid., p. 34. 150 Ibid., p. 39. 151 Reunión de ecuménicos, convocada por Paulo II en 1545 y terminada por Pío IV, donde se define la doctrina católica atacada por los protestantes Lutero y Calvino; se decretan reformas severas de disciplinas y costumbres eclesiásticas (Diccionario Academia Enciclopédico, Fernández Editores, México 1996, p. 121).
140
universidades católicas se "daba gran importancia a los títulos, diplomas y privilegios
honoríficos y aparecía como instrumento de ascenso social".152
Desde que se abre la primera Universidad en la Nueva España,153 "los bajos sueldos
de los catedráticos fueron una constante en la vida universitaria. A ello se atribuían
vicios y corruptelas con los que los maestros compensaban su exigua remuneración.
Muy pronto se inició la costumbre de dejar las clases encargadas a un suplente,
mientras el titular se ocupaba de actividades más lucrativas".154
Pero aun con este problema varios maestros siguen en su labor porque "el sueldo
podía ser un pobre aliciente, pero junto a él se encontraba la ambición de lograr mayor
prestigio y de gozar de los privilegios que las reales cédulas habían otorgado a los
universitarios".155
LA UNIVERSIDAD
Los españoles, desde un principio, manifestaron la necesidad de tener una universidad
en la Nueva España porque simplificaba los problemas de mandar a los hijos a la
metrópoli a estudiar y porque, además, las escuelas tienen la función de recalcar las
diferencias sociales, étnicas y de género.
El trasplante de un sistema de educación propio del viejo mundo afianzó el conservadurismo de los
criollos y facilitó su arraigo a las nuevas tierras. El elitismo de los colegios contribuyó a consolidar una
situación social perpetuadora de diferencias y privilegios.156
El proyecto educativo había sufrido cambios. En los primeros años de la conquista,
cuando se hacen las primeras peticiones de la instalación de la universidad en 1525,
pudo haber sido el centro integrador de la sociedad novohispana, donde los indios y
españoles continuaran sus estudios superiores. Después de la Reforma religiosa en
152 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. La educación de los criollos y la vida urbana, México 1990, p. 55. 153 Ibid. pp. 68-69. 154 Ibid., p. 113. 155 Ibid., p. 114; ver cita n. 60. 156 Ibid, p. 157.
141
Europa, la Contrarreforma y el Concilio de Trento, las universidades de países
católicos, sufren cambios en su estructura y finalidad, porque “en 1553 lo que se
buscaba era una institución conservadora y difusora de la ortodoxia cristiana, formadora
de funcionarios civiles y eclesiásticos y símbolo de desarrollo cultural”.157 Así es que,
para la época de 1550-1600, la universidad es un centro elitista, conservador y religioso.
COMPAÑÍA DE JESÚS
Las primeras gestiones para que llegasen los jesuitas a Nueva España se hacen desde
1540. Vasco de Quiroga reitera la petición. En 1554, Gregorio Pesquera, mayordomo
del colegio de San Juan de Letrán, viaja a España y acude con el rey y con el Consejo
de Indias para solicitar el establecimiento de la Compañía de Jesús en México. Lo
mismo hace Martín Cortés quien había sido novicio en la orden. En 1570 el Cabildo de
la ciudad de México se reúne con Felipe II y se insiste en la petición.158
Finalmente ante tanta persistencia, Felipe II dicta una real cédula en donde ordena
el traslado de los jesuitas. El encargado de escoger a los doce o quince jesuitas fue
Pedro Sánchez, como primer provincial y desembarcan en San Juan de Ulúa el 9 de
septiembre de 1572.159 En tanto construyen un colegio donde puedan aplicar sus
enseñanzas, los jesuitas hacen visitas a los enfermos y ancianos y enseñan en la calle.
Posteriormente, don Alonso de Villaseca, acaudalado comerciante y minero, regala un
terreno a la Compañía.160 El Virrey Enríquez dona las piedras necesarias para la
construcción; Lorenzo López, la hacienda de Jesús del Monte de donde extraen la
madera;. Melchor Chávez regala un horno de cal y, así, en 1574 levantan su edificio y
lo inauguran el 18 de octubre.161
Los ricos españoles y las autoridades civiles y religiosas colaboraban de buen grado en una obra que no
sentían ajena, como habría sido la evangelización o educación de los indios, sino que tomaban como
157 Ibid., p. 68. 158 Ibid., p. 148. 159 Ibid., p. 151. 160 Ibid., p. 154; ver cita. 161 Ibid., p. 156.
142
propia, pues con el aliciente de apertura de escuelas esperaban que la Compañía contribuiría a la
formación de sus hijos.162
La labor que realizan los jesuitas en Nueva España es de gran utilidad a la política de la
metrópoli y de la Nueva España, por cuanto afianza la práctica cristiana reformada,
afianza a criollos y españoles en la tierra conquistada y afianza una estructura
jerárquica, clasista y racista.
Los jesuitas tenían escuelas públicas para alumnos externos, pero no para todas las
clases sociales, aunque en algunas se llegaban a aceptar uno o dos indios, como en San
Martín de Tepotzotlán o San Gregorio de México. Abrieron, también, dos escuelas
donde predomina la población indígena.163 En la política educativa de los jesuitas, esto
es, en la formación de una clase dirigente y de buenos súbditos, "hay que advertir que
los colegios novohispanos no se establecieron con fines lucrativos y que la enseñanza
en las escuelas no aportaba remuneración alguna a los maestros ni a los
establecimientos".164
Alonso de Villaseca, además de hacer donación de su fortuna a los jesuitas, también
les aconseja que inviertan sus capitales en haciendas y no en censos o fincas urbanas;
este consejo les reditúa ingresos durante doscientos años.165
162 Idem. 163 Ibid., p. 172; ver cita 23. 164 Ibid. p. 227. 165 Ibid., p. 228.
143
DE DÓNDE VENGO
FAMILIA
Es ineludible mencionar el problema del inicio de esta investigación, o sea el origen de
la opresión de la mujer mexicana, al plantear el tema de la familia porque considero que
es precisamente en esta etapa de la historia, cuando se amalgama el modelo familiar
impuesto por los españoles con el modelo familiar mexica ya existente. Al mezclarse,
se acentúa más la opresión de la mujer ya existente en ambos modelos.
La familia va a ser un elemento primordial para que los españoles logren la
conquista religiosa y, por supuesto, la mujer tiene el papel principal para que este
cometido se realice. Una necesidad prioritaria del estado español y de la iglesia católica,
una vez realizada la conquista armada, es la expansión de su religión y por supuesto de
su institución. Y para que esta necesidad sea cubierta, es necesaria "la promoción y
conservación del matrimonio y de la familia".
El estado y la religión se encargan de legislar y vigilar el funcionamiento de la
familia; el primero ofrece “una base legal a la familia y a las relaciones intrafamiliares,
(en tanto) la iglesia vigilaba los aspectos morales y sociales del matrimonio, de la
familia y de las mujeres", como lo enuncia Pilar Gonzalbo.166
La expansión religiosa y del modelo familiar es una necesidad vigente desde la
conquista hasta el final de la colonia ya que en la cultura española, al igual que otras, la
familia era considerada como "el pilar" de la civilización, y "central" en la red social de
la Nueva España.167
Y así, una vez realizada la conquista armada y demolida la anterior ciudad, los
españoles se dedican a la construcción de una nueva, a la que llaman Nueva España y la
166 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 382. 167 Ibid., p. 382.
144
realizan sobre los escombros de la gran ciudad de Tenochtitlan. Pero los españoles no
sólo destruyen una ciudad, su construcción física, sino también destruyen la
organización política, social, religiosa; en otros términos, se trata de eliminar la cultura
mexica e implantar una nueva, la española, con toda su organización e instituciones.
Y en un principio tiran la ciudad, destruyen templos, imponen su lengua, su religión,
su vestido, pero cambiar las costumbres, los hábitos cotidianos, los valores morales,
religiosos, es un trabajo más arduo, más difícil y más lento. Para lograr este cometido,
algunos españoles se dieron a la tarea de averiguar cuáles eran las costumbres de los
mexicas.
Algunos cronistas reflexionaron e indagaron acerca de las antiguas formas de
convivencia y parentesco, con el objeto de aprovechar la fuerza de trabajo, de legitimar
las expropiaciones de tierras y de hacer más productiva la recaudación de los tributos.
A este respecto se tomó en cuenta el antiguo sistema de agrupación de familias.
Pero posteriormente, clérigos y laicos consideraron necesario imponer en las Indias su
propia concepción de la familia.168
Con esta investigación descubren que los mexicas tienen una organización
sociofamiliar que les permite mantener el orden social, el calpulli:
Entre los tenochcas existía la familia nuclear (padre, madre, hijo) pero no aisladamente, sino unida por
lazos familiares patrilineales con la comunidad, que con ellos se constituía en determinado sitio o
patrilocalmente. De aquí la importancia de la filiación en la formación de esas comunidades, calpullis o
clanes y de allí también la importancia que tenía la unidad familiar nuclear y la conciencia de familia en
sentido amplio que hubo entre ellos.169
Definido en otros términos, se trata de una "unidad social compuesta por familias de
tributarios emparentadas o unidas por vínculos de afinidad, que trabajan en forma
comunal un área que les es asignada para tal fin”.170
Esta unidad social se fortalece con las normas que regulan la conducta tanto
individual como colectiva de sus integrantes.
168 Ibid., p. 695. 169 Ibid., p. 113. 170 Rodríguez, María de Jesús, “La mujer y la familia en la sociedad mexica”, en Presencia y Transparencia. La mujer en la historia de México, 1987, p. 30.
145
En el México prehispánico, las normas reguladoras de la conducta individual y colectiva respondían a las
necesidades de fortalecimiento del calpulli y del tlatolcayotl. El rigor impuesto en torno al
comportamiento sexual de los nobles, especialmente de las doncellas, los métodos adecuados para
mantener la cohesión entre los grupos familiares, el fortalecimiento de la autoridad paterna, el respeto a
los ancianos y la condena rigurosa de las actitudes desviantes, no se basaban en principios teóricos.171
Una vez resuelta la investigación, los españoles deciden utilizar esta organización
sociofamiliar para introducir la nueva cultura y, al mismo tiempo, descomponerla y,
precisamente, fueron inteligentes al escoger a las mujeres, a las niñas que serían las
próximas madres y, por ende, encargadas de la educación familiar, para instaurar el
nuevo modelo familiar español, donde la mujer ya tiene ese rol: el de ser cuidadora de
la familia, de los hijos y de los bienes familiares.
Desde el siglo XVI se reconoció la importancia de la educación familiar indígena en la transmisión de los
nuevos valores culturales y por esto reyes, obispos, y frailes, pusieron gran empeño en educar a las niñas
indias para que fueran después de sus familias, las divulgadoras de la nueva cultura que se imponía.172
Para que este plan funcionara, se cuidaba que esas indias se casaran con los indios
que también habían tenido la misma formación religiosa, con el fin de que dentro de la
familia existiera una misma educación hacia los hijos y no se perdiera la cristianización
lograda con los padres.
En el Códice conocido como Franciscano se detalla el actuar de los miembros de
esta orden mendicante, quienes no sólo querían realizar una instrucción catequista, sino
que trataban de “modificar radicalmente las costumbres, en un ámbito tan amplio que
abarcaba las relaciones familiares, los métodos de trabajo, las actividades sociales y la
vida comunitaria, a partir de una transformación de la propia conciencia individual”.173
171 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México 1987, p. 48. 172 Muriel, Josefina, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, México 1991, p. 118. 173 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, El humanismo y la educación en la Nueva España, 1985, p. 14.
146
IMPORTANCIA DE LA FAMILIA
La familia es una institución de suma importancia en la conformación de una cultura
porque por medio de ella se trasmiten los valores culturales, independientemente del
modelo de familia que sea.
Una pareja al unirse, forma ya una familia, y al tener hijos da lugar a la reproducción, no sólo de los seres
humanos, que han de remplazar a los que mueren, sino que, al educar a los hijos, se reproducen ciertas
formas de pensar y de actuar, costumbres, tradiciones, valores morales y religiosos, en fin la cultura. Así,
con la reproducción biológica y cultural que se da en la familia, se reproduce la sociedad misma.174
De ahí la importancia que tiene la familia en la conformación de una nueva cultura,
la novohispana.
MODELO DE LA FAMILIA ESPAÑOLA. CARACTERÍSTICAS
Los españoles imponen un modelo de familia diferente al de los mexicas, siendo la
iglesia católica es la encargada de establecer el modelo y las normas. Este modelo
familiar es fundamentado por la religión y regulado por las normas jurídicas.
Para normarlo, los teólogos se abocaron al estudio del Nuevo Testamento, Las
Epístolas y Libro de los Hechos de los Apóstoles. No encontraron mucho, pero sí lo
suficiente para resaltar que, en el momento en que una pareja se une en matrimonio, se
rompe con el hogar paterno. Asimismo se condena el divorcio y se exigía sumisión,
obediencia y amor de las mujeres a sus maridos.175
Es necesario hacer notar que lo que hicieron los teólogos fue una interpretación de
esos textos realizada a su conveniencia, resaltando lo que les interesaba resaltar y
condenando lo que querían condenar, como fue el caso de la poligamia.
174 Villafuerte García, Lourdes, “El matrimonio como punto de partida para la formación de la familia. Ciudad de México, siglo XVII”, en Familias novohispanas..., op. cit., p. 99. 175 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, “La familia y las familias en el México colonial”, en Familias novohispanas..., op. cit., p. 696.
147
Para el siglo XVI los teólogos y canónigos tenían diferencias en la interpretación de
los documentos antes mencionados, porque los tomistas, basándose en la filosofía
aristotélica, decían que "el matrimonio era una institución derivada de la ley natural y
que el requisito para su validez era la libre voluntad de los creyentes, que se unían con
la intención de establecer un vínculo firme y estable". Y los otros, siguiendo las normas
evangélicas, afirmaban que la unión carnal era el lazo más fuerte que unía a la pareja.176
En definitiva se impuso la interpretación tomista. De esa manera, el matrimonio de
los indígenas es legítimo porque "había firmeza del vínculo afectivo", pero se anulaban
los matrimonios realizados por conveniencia política, económica o simple deseo sexual
como era la costumbre mexica.
Así fue como el modelo familiar que imperó, primero tenía que ser avalado por el
matrimonio y tenía que ser "sagrado, indisoluble, monogámico y haberse realizado por
libertad de elección".177
Este modelo familiar choca con la costumbre indígena, principalmente en los grupos
de poder donde se practicaba la poligamia y los matrimonios eran concertados por la
familia, según la conveniencia política y económica. Para los nobles indígenas, la
poligamia es ejercida como una responsabilidad y un privilegio de clase, así como
también los matrimonios entre parientes, costumbres todas que chocan con las de los
españoles.
A partir de 1563 se decreta el matrimonio canónico en el Concilio de Trento,
posteriormente lo ratifican los Concilios Provinciales de 1565 y 1585. En la medida de
lo posible se aplicaron estos decretos178 que son, principalmente, la celebración del
matrimonio en presencia del párroco o sacerdote y dos testigos, matrimonio a dos
grados de parentesco por afinidad en caso de violación. Hay una reglamentación de
impedimentos de matrimonio, como los grados de parentesco espiritual derivados del
bautismo y confirmación, a lo que se agrega la proclamación de tres veces la intención
de casarse para que si hubiere un impedimento, no se realizara.179
176 Ibid., p. 697. 177 Ibid., p. 704. 178 Ibid., p. 702. 179 Margadant, Guillermo F., “La familia en el derecho novohispano”, en Familias novohispanas..., op. cit., p. 32.
148
De esta manera se estructura la familia nuclear con impedimentos. La tradición
familiar hispánica se consolida como elemento integrador de la identidad y muchos
españoles mandan por sus mujeres y muchas familias interrumpidas se reconstruyen,
principalmente en el ultimo tercio de siglo XVI.180
MODELO DE FAMILIA NOVOHISPANA
En este modelo familiar el padre y los hijos varones ocupan un lugar predominante; se
encargan de cuidar los bienes y el honor de la familia, lo que tiene que ver directamente
con la castidad de las mujeres. Las mujeres están sometidas a la autoridad del marido y
requieren su autorización para realizar cualquier acción.181
Según la ley, en la convivencia cotidiana, toda la autoridad correspondía al padre, quien también
ostentaba la patria potestad sobre los hijos menores de edad. Reminiscencia del derecho romano, en el
castellano se mencionaba que podía el padre vender a sus hijos como esclavos, en caso de extrema
necesidad, o incluso matarlos para comérselos si padecía hambre y se encontraba sitiado en una plaza
cuya defensa se le había encomendado.182
EDAD PARA EL MATRIMONIO
La reglamentación de la edad para el matrimonio se encontraba en Las Partidas que
precisaba, para el hombre, mayor de catorce años, y la mujer mayor de doce; por otro
lado, se requería la autorización paterna cuando los hijos fueran menores de veinticinco
y la hijas menores de veintitrés. En caso de que el padre muriera, a la madre le tocaba
otorgar este permiso; si no estuvieran ninguno de los dos, le correspondía al abuelo
paterno o materno.183
180 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, “La familia y las...”, op. cit., p. 703. 181 Margadant, Guillermo F., op. cit., p. 41. 182 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 700. 183 Magadant, Guillermo F., op. cit., p. 30.
149
MESTIZAJE
En cuanto a la mezcla de razas, en un principio se aprobaron los matrimonios entre
españoles e indias, después no se permitía, y en 1514 otra vez sí, pero sólo entre
blancos e indias principales. La unión entre blancos y negros no se aprueba.
De ahí la gran cantidad de mestizos que en su mayoría son hijos ilegítimos. En el
caso de los esclavos, a los dueños les convenía que se casaran entre ellos para que la
esclava no cambiara de dueño.184
LEGITIMIDAD DE LOS HIJOS
Las relaciones de pareja podían ser de incumbencia personal o someterse al tribunal,
pero los hijos eran un asunto de interés de la sociedad.185 En el matrimonio, los hijos
fueron un aspecto muy importante que se tenía que normar, de ahí la importancia de la
legitimidad; ésta daba ventajas para realizar carrera en la corte o en la iglesia, aunque se
podía obviar la ilegitimidad si los padres eran ricos e influyentes; además, los hijos
naturales se convertían en legítimos cuando sus padres se casaban.
Para que a un hijo legítimo se le desheredara tenía que ser mediante trámites legales
y justificados. Esto nos da idea de la temprana intervención del Estado en cuestiones de
la economía familiar, lo que puede ser un indicador de la ruptura del orden viejo por el
nuevo, en una actitud de valoración de la función económica y social de la familia.
Y, bueno, aquí meteré un refrán: "del dicho al hecho hay un gran trecho"; una cosa
es el deber ser y otra cosa es el hacer. Una cosa es la normatividad y decir que se
respetan las normas, pero otra cosa son los hechos; el actuar cotidiano de los indígenas
se encontraba ya mezclado entre sus costumbres ancestrales y las costumbres nuevas, y
lo mismo sucedía con los otros grupos; para el siglo XVI ya estaba formándose una
nueva cultura, la novohispana, mezcla de varias culturas: la india, la española y la
negra.
184 Ibid., p. 39. 185 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 697.
150
151
Los indios, superada la resistencia inicial, comprendieron pronto que las diferencias
formales no cambiaban sustancialmente su modo de apreciar el matrimonio, de modo
que lo aceptaron en considerable proporción y lo respetaron con mayor o menor
fidelidad.186 Y en la medida de sus posibilidades, siguieron practicando las mismas
costumbres, familiares, religiosas, sociales, que fueran compatibles con las nuevas
normas religiosas, y aunque no lo fueran, de igual manera seguían con sus costumbres,
de manera más oculta o disfrazada.
El trasplante de una cultura a otra no iba a ser posible en su totalidad, se tenían que
tomar en cuenta las condiciones propias de la cultura anterior, de ahí que no se diera el
cambio de una cultura por otra, sino una transculturación, esto es, la formación de otra
cultura con elementos de las dos anteriores, o sea la cultura novohispana.
186 Ibid., p. 703.
TERCERA PARTE
LLEGAN LAS PRIMERAS CONQUISTADORAS
ORGANIZACIÓN SOCIAL
En la primera etapa de la conquista, las mujeres españolas, indígenas y negras, juegan un
papel importante y necesario para la consolidación y la conformación de la colonia.
Para los españoles es una prioridad poblar el nuevo territorio. Por ello desde un principio
exigen que las mujeres españolas puedan viajar con los conquistadores. Ante esta necesidad,
los Reyes Católicos brindan facilidades para que los familiares de los conquistadores puedan
emigrar. El mismo Hernán Cortés, al darse cuenta de que puede mantener mayor control de
sus hombres y arraigarlos si sus familiares están con ellos, ofrece pasaje gratuito a las
familias de sus soldados, por lo que “en 1502 ya se había ofrecido pasaje gratuito a quienes
quisieran cruzar el océano acompañados de sus familias”. 1
1 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, México1987, p. 50.
152
Enrique Otte dice que de las 650 cartas que los emigrantes pobladores mandan a España
entre los años 1540 a 1616, la mayoría son las conocidas como de llamada a los familiares.2
En 1518 se ordena a los hombres casados que mandaran por sus esposas. En 1521 se otorga
franquicia en los derechos de equipaje para las familias que piensan establecerse, y más
ordenanzas en los mismos términos se expiden en 1544, 1549 y 1551.3
De esta manera, durante el siglo XVI varias familias españolas llegan al territorio recién
conquistado, especialmente de Andalucía, las Castillas, Extremadura, Galicia, León, Madrid y
el País Vasco, “todas bajo la corona de Castilla”.4 Los españoles y españolas que emigran
hacia las nuevas tierras, a pesar del temor a los lugares extraños, lo hacen con la esperanza de
encontrar mejores horizontes. Se atreven a cruzar los océanos e iniciar la aventura de
conformar una nueva población en México: la novohispana, mezcla de españoles e indígenas,
principalmente.
Enrique Otte agrega que, de las 650 cartas que los emigrantes escriben a sus familiares,
hay 146 cartas escritas en México, cuyos lugares de destino son Sevilla, en Andalucía en
primer lugar, con 122 cartas; le sigue la región de Castilla la Nueva (Toledo y Madrid); y más
atrás las regiones de Extremadura, Castilla la Vieja y León.5
El tránsito de personas hacia el Nuevo Mundo, procedente de España, registra 54,882
pasajeros entre 1493 y 1600, de los cuales 10,118, son mujeres, es decir, entre 26 y 28 % en
total, según Boyd-Bowman.6
Es probable que las primeras mujeres que llegaron al nuevo continente, vinieran en la
expedición de Nicolás de Ovando, por el año de 1502, que arribara a la isla Española, hoy
Santo Domingo, según cuenta el cronista Fernández de Oviedo.7 Después, en 1509, lo
hicieron otras mujeres “doncellas e hijasdalgo”, que acompañaban a la virreina María de
Toledo, entre las que figuraban Catalina Juárez, La Marcaida, posteriormente esposa de
Hernán Cortés y María Cuellar, casada después con Diego Velázquez.
2 Otte, Enrique, Cartas privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616, p. 11 . 3 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., pp. 50-51. 4 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p. 32. 5 Otte, Enrique, op. cit., p. 12. 6 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España ..., op. cit., p. 51. 7 Pumar Martínez, Carmen, Españolas e Indias. 1591, REI, España 1991, p.8.
153
Siendo estas mujeres madres, esposas e hijas de hombres con cierta jerarquía, es de
suponer que junto con ellas venían esclavas. Es importante señalarlo porque a partir de estas
mujeres se inicia el mestizaje de los diferentes grupos raciales y culturales que conformarán
a la población que habitará en América.
Las primeras mujeres que llegan a Nueva España, lo hacen en la expedición de Pánfilo de
Narváez; alrededor de catorce, entre las que están, María Estrada, Francisca de Orgaz, La
Bermuda, la señora Gómez, Isabel Rodríguez, Mari Hernández, según lo consigna Bernal
Díaz.8
En los documentos del Archivo de Notarias, en la escribanía de Juan Fernández del
Castillo , se encuentra el testamento de Isabel Rodríguez:
Sepan cuantos esta carta de testamento y postrimera voluntad vieren como yo, Isabel Rodríguez, mujer de
Miguel Rodríguez de Guadalupe, vecina que soy de esta ciudad de Tenuxtitan que es en la Nueva España [...]
otorgo y conozco que hago y ordeno este mi testamento [...] confieso que traje en casamiento a poder del dicho
Miguel Rodríguez de Guadalupe, mi marido, quinientos pesos de buen oro fino, de los cuales me otorgó carta de
dote en la ciudad de Santo Domingo de la isla Española [...] 12 días de septiembre de 1527.9
A partir de esas fechas llegan más mujeres, conforme reciben noticias de las nuevas tierras
y de las riquezas que pueden encontrar y que son requeridas por sus familiares. En un
principio, los españoles casados que se alistaron rumbo a América, una vez establecidos
mandan por sus mujeres, hijas y parentela porque, precisamente por la escasez de mujeres
españolas, éstas son muy solicitadas, como lo muestra la carta escrita por Sebastián de
Montes de Oca a su mujer que vive en Sevilla en 1558:
Muy deseada y querida señora: [...] deseo mucho que ambos hagamos la voluntad de Dios y que estemos juntos
como Dios lo manda [...] vista la presente se venga en el primer navío que salga de San Lúcar para este puerto de
la Veracruz.10
8 Ibíd., p.39. 9 Archivo de Notarías, Claustro III, México 1981, pp. 41, 47, 48. 10 Otte Enrique, op. cit., p. 44.
154
Por lo mismo, estas mujeres son bien casadas sin muchos requisitos, en ocasiones, sin
dote; las viudas son muy solicitadas sobre todo si tienen bienes y algunas veces son
castigadas por no querer casarse. Así tenemos el ejemplo de Juana de Mancilla que “fue
azotada por no acatar las órdenes de volverse a casar cuando su marido Alonso Valiente que
acompañó a Cortés a las Hibueras había muerto”.11
La política española en cuanto a la emigración de mujeres hacia Nueva España, parece
variable. En un principio, la corona favorece la migración de mujeres porque España vive un
momento de expansión demográfica y no tiene los medios para sostener a esa población.12 A
esta situación se agrega la necesidad de poblar el territorio recién conquistado. De esta
manera inicia la emigración de españoles, sobre todo las esposas e hijas de los que ya se
encuentran en Nueva España, situación que obliga a la Corona “a notificar a la casa de
Contratación de Sevilla, el 9 de noviembre de 1554, que se autorizara el paso a ‘algunas
mujeres casadas que tienen en las Indias sus maridos’ ”.13
Pero así como en un principio las españolas son requeridas, en un segundo momento los
conquistadores no se muestran tan deseosos de reunirse con sus familias, al grado que se
dictan disposiciones para obligar a los conquistadores casados que manden por sus mujeres, a
reserva de ser castigados si no lo hicieren.
Esta situación se deriva del desinterés de muchos de ellos por sus esposas, ya que en
Nueva España encuentran un paraíso de mujeres hermosas que en varias ocasiones fueron
ofrecidas como regalo y, en otras, simplemente tomadas y usadas como objeto sexual, además
de utilizar su fuerza de trabajo. En no pocas ocasiones las tienen en sus casas como
concubinas y sirvientas o esclavas.
Muchos de ellos se desatienden de sus obligaciones familiares en España, de ahí que la
disposición del 19 de octubre de 1544 señale que, por convenir al servicio de Dios y
administración de justicia del gobierno español, “nuestros vasallos casados o desposados en
11 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 51. 12 Ibíd., p. 52. 13 Pumar Martínez, Carmen, op. cit., p. 12.
155
estos reinos y ausentes en los de las Indias, donde viven y pasan apartados mucho tiempo de
sus propias mujeres, vuelvan a ellos y asistan en lo que es su obligación”.14
Y como muchos de ellos no hacen caso a esta disposición, son obligados y castigados
hasta con la cárcel, como relata Juan Díaz Pacheco en una carta que manda a su mujer en
1586:
Señora Mía: Con un hombre que se dice Diego Gómez envié doscientos pesos, para que vengáis vos y vuestros
hijos [...] Determinado estuve de ir a España por vos, y prendiéronme por casado, y me tuvieron preso y con
mucha vejación y, vístome en la cárcel, hombres que me debían mi hacienda se me fueron con ella.15
El 29 de julio de 1565, se prohíbe dar licencias a casados para residir en Indias.16 El
cambio en la política de emigración -de mujeres españolas y la negación de licencias a
españoles casados para viajar- es posible que obedeciera a la presencia de mujeres madres,
esposas e hijas abandonadas en España, demandando sustento al gobierno español. El
aumento de población mestiza en la ciudad de México se da como consecuencia de la
proliferación del concubinato, bigamia y poligamia, situación contraria a los mandamientos
religiosos impartidos por la iglesia. Se considera a menudo que el período temprano de
colonización fue de desenfrenada poligamia.17 También se debe agregar la multiplicación de
mujeres indias madres solteras e hijos huérfanos que repercute en la administración del
gobierno novohispano.
A partir de estas primeras mujeres españolas que llegan a Nueva España, se conforma un
grupo social, económico, político y religioso predominante y la genealogía continuará en los
subsecuentes años. Esto lo constatamos en los documentos de archivo de los años
correspondientes al tiempo y espacio del objeto de estudio. De las actas documentales de las
tres escribanías investigadas, aparecen mujeres emisoras o receptoras, emitiendo dos y mas
veces. Si seguimos el curso genealógico de esas mujeres, podrían ser parientes de las
14 Ibíd., p. 15. 15 Otte, Enrique, op. cit., p. 112. 16 Pumar Martínez, Carmen, op. cit., p. 18. 17 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XVI-XIX., p. 384.
156
primeras mujeres que llegaron, como es el caso de unos documentos que aparecen en la
escribanía de Antonio Alonso, emitidos el 5 de diciembre de 1562:
Doña Ana de Estrada, viuda del tesorero Juan Alonso de Sosa, vecina, otorga poder a Cristóbal Escudero, vecino
para que cobre de Diego Pérez de Frías, 1651 pesos de oro común, que está obligado a pagar, a plazo por
cumplir [...] y se los traspasa como pago de parte de la deuda que Cristóbal de Escudero contrajo con el
Monasterio de la Concepción, por la dote de doña Inez de Cabrera, hija de la otorgante. Lope de Sosa y Alonso
de Estrada, mayores de 15 años y menores de 20, hijos de doña Ana de Estrada, de mancomún, con su madre se
obligan al saneamiento de la deuda.18
Esta mujer podría ser nieta y heredera del tesorero Alonso de Estrada del que habla Bernal
Díaz. Alonso de Estrada, que obtiene el encargo de gobernar Nueva España por el poder que
le otorga Marcos de Aguilar que, a su vez, recibe el cargo del licenciado Luis Ponce que
llega a Nueva España por mandato del Rey para “tomar residencia a Cortés” y castigarlo si
resulta culpable de las quejas de que es inculpado por parte de Diego Velázquez. Al morir,
Luis Ponce nombra en su testamento “teniente de gobernador al licenciado Marcos de
Aguilar”. Al morir Marcos, a causa de la enfermedad de “bubas”, deja poder para gobernar a
Alonso de Estrada quien tuvo dos hijas que casó con Jorge de Alvarado, hermano de Pedro
de Alvarado, y con Luis de Guzmán.19
Y así como varias veces aparece Ana de Estrada como emisora, también aparecen los
nombres de otras mujeres, manifestando ser madres, esposas, hermanas e hijas de
conquistadores.
En la escribanía de Antonio Alonso, aparece un documento fechado en 1562 que se refiere
a un otorgamiento de poder, emitido por hermanas y hermano, dirigido hacia otra hermana
para el cobro de un censo, especificando que son hijos y herederos de conquistador:
18 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1994, f. 61. 19 Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, pp. 505, 510, 115.
157
Antonio de Cuellar Verdugo, Juana Verdugo, su hermana... Inez Amaya... hijos y herederos de Juan de Cuellar
Verdugo, conquistador, difunto, ellas con licencias de sus maridos, otorgan poder especial a María de Cuellar
Verdugo [...].20
Podemos suponer que, por la necesidad de poblar las nuevas tierras, la condición
socioeconómica de todas las mujeres españolas, aun las de bajos estratos, al llegar a Nueva
España se ve favorecida porque serán posteriormente las esposas de los conquistadores
privilegiados.
No sucede lo mismo con las otras mujeres porque las esclavas que llegaron con sus amas
o las que son objeto de compraventa, seguirán siendo propiedad de alguien y seguirán
sirviendo a sus dueños y dueñas. También la situación de las mujeres indígenas se ve
sumamente alterada; de las mujeres pipiltin, pocas serán esposas y muchas concubinas.
Muchas mujeres macehualtin serán servidoras o esclavas de los españoles y muchas de ellas
serán madres solteras y abandonadas.
ENTRE MEZCLAS
Entre 1550 y 1600, habían nacido tres generaciones de novohispanos, tomando en cuenta que
en ese período se casaban o los casaban jóvenes, desde los catorce años o incluso antes.
Desde la fecha en que llegaron los primeros españoles a las costas del Golfo de México
(1519) y conquistaron la ciudad de Tenochtitlan (1521), hasta 1550 han pasado alrededor de
30 años. Las personas que nacieron en este período, lo hicieron en un espacio donde las
prácticas, la ideología, los hábitos cotidianos, eran una mezcla de costumbres españolas y
mexicas, principalmente.
A pesar de que los conquistadores imponen su cultura, ésta se altera al mezclarse con la de
los pueblos conquistados que se niegan a aceptarla en su totalidad, surgiendo así el mestizaje
20 Archivo de Notarías, Escribanía de Antonio Alonso,.1562, p. 49.
158
tanto en el aspecto genético-biológico como cultural. En este mestizaje participa otra cultura
la de los esclavos negros de África traídos por los conquistadores.
Así se va conformando la nueva sociedad novohispana, con características de las culturas
antes mencionadas, pero en lo general, lo que va a caracterizar a la sociedad colonial –al igual
que la sociedad contemporánea- es el sexismo, el clasismo y el racismo. Para el año de 1550
ya han nacido en Nueva España, dos o tres generaciones de hijos de españoles, situación que
les da la condición de ser españoles criollos.
El concubinato o la barraganía, era una forma popular de pareja. Los españoles tienen tan
arraigada esta costumbre que la siguen practicando en la Nueva España, aunado a las
condiciones propicias para hacerlo: hombres solos sin sus esposas y en un edén donde las
mujeres abundan. Y, a pesar de que los Reyes Católicos y la legislación real condenaron la
barraganía, “los solteros sin impedimento matrimonial podían vivir juntos, a voluntad,
separarse a su capricho o permanecer unidos por toda la vida”.21
La barraganía22 por costumbre y por ley, había sido permitida hasta el Concilio de Trento
en 1563, que prohíbe cualquier tipo de cohabitación entre no casados, con lo cual intenta
exterminar esta costumbre. En Valencia se logra prohibir en 1687, sin embargo, debido a la
influencia morisca, la barraganía se sigue practicando en el país vasco23 hasta el siglo XVIII.
De ahí que muchos españoles se juntaban con mujeres indígenas sin casarse, teniendo como
resultado una gran cantidad de hijos “naturales” mestizos. Lo mismo sucede con las mujeres
negras, de las que nacían hijos “mulatos”. Con el transcurso de los años, las mezclas de
grupos raciales continuaron dándose hasta desdibujarse las características iniciales de cada
grupo racial.
En un documento de Antonio de Villalobos aparece un ejemplo de cómo se mezcla un
esclavo y una indígena, lo que da una idea del surgimiento de las llamadas castas:
21 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 376. 22 Dentro de la legislación española surge una ley derivada del derecho romano, reiterada en las Siete Partidas que impide que los sacerdotes y hombres casados tuvieran concubina, los solteros podían vivir juntos sin casarse y sus hijos eran naturales, a esto se le llamó barraganía. 23 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada..., op. cit., p. 35.
159
Diego Mejía del Águila, vende a Juan del Clavo, un esclavo llamado Roque de tierra de Cabo de 50 años más o
menos, casado con una india, por precio de 310 pesos de oro común.24
Dentro de la organización social creada en la Nueva España, el grupo que tiene mayores
privilegios es el de los españoles peninsulares y los menos favorecidos serán los esclavos
negros. En ese sentido, “el peninsular se creía superior al criollo y el criollo estaba resentido
por la distribución discriminada de privilegios [...] se sentían subestimados por las
limitaciones a que se les sometían en el gobierno y la iglesia”.25 Por lo mismo, el peninsular
es asociado con una actitud altanera y dominante, y los criollos se sienten como los afectados
por el despotismo peninsular.
El grupo que más predominó en cantidad desde el principio de la colonia fueron los
mestizos, ya sea como hijos legítimos o “naturales”; desde un principio a los españoles les
preocupó esta situación, para los cuales un mestizo era un "proscrito errabundo, sin
verdaderas raíces en ninguna de ambas culturas. Como pragmático oportunista que obtuvo
fuerza y número con el tiempo".26
Esta división de la sociedad por sus características raciales, es consecuencia de una
sociedad altamente jerarquizada y estratificada, donde cada grupo o clase tiene una función
social, política y económica y ocupa un espacio determinado. Esta división se reflejará en
todos los ámbitos y aspectos de vida como es el aspecto laboral y que más adelante
estudiaremos. Los grupos raciales y sociales menos favorecidos serán los que en el transcurso
de la historia impulsarán los movimientos sociales reivindicativos conocidos.
24 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 922. 25 Gibson, Charles, España en América, Ed. Grijalbo, México 1977, p. 212. 26 Ibíd., pp. 193-194.
160
LA MUJER EN LA CONFORMACIÓN DE LA FAMILIA
NOVOHISPANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
En las escribanías investigadas para esta tesis se encuentran algunos documentos que
muestran el arribo de españoles a Nueva España, como el que se encuentra en la notaría de
Antonio Alonso fechado en 1563, donde se asienta que Pedro Díaz de Mongíbar como
principal deudor y Rodrigo de Carvajal como su fiador, se obligan a pagar a Ruy Díaz de
Matamoros, maestre del navío Santa Catalina, que está en el Puerto de San Juan de Ulúa, 450
pesos, 7 tomines de oro común por el flete que les hizo, trayendo a “su mujer, sus hijos y su
casa” de Castilla.27
Al llegar a las nuevas tierras también llegan los usos y costumbres los cuales se implantan
en el nuevo territorio, como ocurre con la institución familiar. En el siglo XVI en la Península
Ibérica, se concibe a la familia “como una unidad doméstica bajo la primacía jurídica del
marido y padre”.28
Este modelo familiar es el que se impone en Nueva España y, en el transcurso de la
colonia, conforma grandes familias en donde la figura y autoridad paterna y patriarcal, está
presente. En estas grandes familias la presencia de la sumisión, fidelidad y lealtad hacia el
amo, iniciando por la esposa o mujer hasta abarcar toda la servidumbre, constituye la base de
la sociedad.
En España, la predominancia jurídica del hombre se vio favorecida desde 1348 con “la
extensión de las 7 Partidas por la corona de Aragón hasta los decretos de 1776 y 1803, que
fortalecían el poder de los padres”,29 en aspectos como la patria potestad de hijos y nietos, la
legitimidad de los hijos, las donationes propter nuptias (arras) y la dote. El decreto de 1803
27 Archivo de Notarías. Escribano Antonio Alonso, p. 92 28 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p. 30. 29 Ibíd.., p. 32.
161
proclamado para robustecer el control de los padres sobre el matrimonio, fortaleció el poder
del varón en el cortejo y en el convenio nupcial, privando a las mujeres del derecho de
demandar por ruptura de promesa de matrimonio, por seducción e incluso por violación.30
A estas leyes se suman las originadas en las conclusiones del Concilio de Trento, las
cuales obligan a la celebración del matrimonio religioso, dejando como ilegal la costumbre
altamente difundida en Europa de la barraganía o concubinato que se encontraba muy
difundida entre los conquistadores por las causas que ya hemos visto. Anteriormente, en la
Edad Media europea, la convivencia entre hombre y mujer se realizaba juntándose parejas en
estado matrimonial, sancionadas por la comunidad y la parentela. Era muy común la
barraganía o concubinato, el adulterio, la bigamia y poligamia.
Durante el siglo XVI llegan cada vez más inmigrantes españoles y en un principio llegan
más hombres que mujeres. Según Alejandro von Humboldt, en la ciudad de México en 1793
hay 10 hombres españoles por una mujer española.31
Las familias de peninsulares que se formaron y reorganizaron en la Nueva España,
constituian "una extensa estructura entretejida y jerarquizada con el amo, la esposa del amo,
sus hijos e hijas, los parientes periféricos, parientes políticos, servidores (que a veces eran
parientes pobres), e íntimos que habían llegado a serlo de varios modos”.32
En una carta que un emigrante español envía a su hermana radicada en Sevilla, tenemos
un ejemplo de la conformación de estas redes familiares:
Señora hermana: [...] el marido de Juana de Medina ya es en la otra vida, y dejó más muy bien de comer, más de
15 mil ducados vale su hacienda, y por eso deseo que vengáis vos y mi sobrino, porque tengo entendido que
casaré a mi sobrino con una hija suya [...] y así deseo vuestra venida y la de mi sobrino, porque yo no tengo otro
quien pueda dejar lo que tengo sino es a él.33
30 Las Siete Partidas es un conjunto de leyes que se redacta en la época de Alfonso el Sabio, hijo del rey Fernando III, intentando unificar las leyes del reino de Castilla y León. 31 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 41. 32 Gibson, Charles, España en América, Ed. Grijalvo, México 1977, p. 210. 33 Otte, Enrique, Cartas privadas de emigrantes a Indias 1450-1616, p. 95.
162
También hay que agregar a esta familia, la multitud de hijos mestizos ilegítimos que
seguramente se encuentran mezclados entre la servidumbre.
Las familias españolas se encuentran relacionadas por lazos de parentesco y sangre; en la
primera etapa, familias de conquistadores y encomenderos; después, familias de grandes
comerciantes, mineros, hacendados y detentadores de cargos políticos. A partir de estas
primeras familias se aplica el proyecto de estructura social del estado y de la iglesia; se trata
de una estructura estratificada y jerárquica donde cada habitante debe ocupar el lugar que le
corresponde.
Para cuidar esta organización social, el matrimonio es una institución importante que se
usa para regular las mezclas de sangre y de grupos sociales; los contrayentes al matrimonio
deben pertenecer a la misma raza y al mismo grupo social con el mismo poder adquisitivo en
la medida de lo posible, aunque se dan mezclas de españoles pobres pero nobles con hijas de
conquistadores y dueñas de bienes o viceversa, no importando la pureza de sangre, porque
con dinero se puede comprar la “pureza” necesaria para obtener ciertos cargos religiosos,
políticos y administrativos.
IMPORTANCIA DE LA DOTE
En la conformación de esta estructura social, la función de la dote es importante porque
garantiza alianzas matrimoniales con familias de grupos sociales similares. La dote afianza el
estatus socioeconómico entre las familias españolas, manteniendo el patrimonio en la clase
dominante. De allí que “dos terceras partes de los matrimonios realizados entre españoles de
la élite, durante el período de 1521 a 1555, estaban formados por parejas en las que ambos
contrayentes pertenecían a familias de encomenderos”.34 Los documentos notariales constatan
los matrimonios de grupos similares:
34 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 213.
163
Mariana de Sandoval, esposa legítima del Doctor Luis de Villanueva por el poder que él le otorgó, hace una
reseña del escrito y trato del casamiento de la hija de ambos, Doña Beatriz Zapata con Don Tristán de Luna y
Arellano, gobernador de Tlaxcala, hijo de Don Carlos Luna y Arellano, mariscal de Castilla y de Doña Leonor
Dirzio, en donde ellos se comprometen a entregarle al susodicho 50000 pesos de oro común, en dote y
casamiento, él entrega 10000 pesos de oro común de arras. La susodicha se compromete a sacar "in paz y
salvo".35
Como el matrimonio sólo tiene efecto legal si se realiza dentro de los ritos católicos, “los
registros parroquiales y las informaciones matrimoniales han proporcionado ya testimonios
acerca de la frecuencia con que hombres y mujeres novohispanos contraían nupcias con
personas de su mismo grupo étnico, de familias dedicadas al mismo oficio o profesión, del
mismo nivel socioeconómico”.36
El monto de la dote y su importancia cambia de acuerdo con las crecientes necesidades
de la población española. En un principio las mujeres españolas son muy requeridas y muchas
de ellas contraen matrimonio sin grandes cantidades de dote o incluso sin ella. Después se
convierte en un requerimiento necesario y de la cantidad ofrecida depende la entrada o
permanencia a un determinado grupo social. Asimismo la dote posibilita llegar al matrimonio,
que es un estado necesario que da estatus social y económico; de lo contrario la mujer
permanece soltera o asilada en un convento.
De ahí que algunos padres o parientes de españolas en estado de soltería en España,
recomienden que antes de partir las casen porque las dotes son menores ya que, debido a la
despoblación, las autoridades de España promueven el casamiento, bajando los montos de la
dote, caso contrario a lo que sucede en Nueva España, donde la dote ha adquirido mayor
importancia, aumentando la cantidad. En el caso de los españoles casaderos, les recomiendan
que viajen solteros para que en Nueva España puedan consumar un buen matrimonio con
doncella o viuda “bien dotada”.37
35 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México 1994, .f. 758. 36 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., 219. 37 Ibíd., p. 208.
164
Para los españoles es tentador casarse con viudas de conquistadores, ya que muchos de
ellos son encomenderos. Con la herencia y la dote de sus anteriores matrimonios, la
aportación económica que hacen a su nuevo marido contribuye a acrecentar el patrimonio
familiar y, al mismo tiempo, afirmar la posición privilegiada de los pobladores
conquistadores y encomenderos.
¿QUÉ ES LA DOTE?
El diccionario de la Lengua Española dice que la dote es “lo que aporta la mujer para el
sostenimiento de las cargas conyugales”.38
En el aspecto jurídico podemos encontrar referencias sobre la dote y arras en el Fuero
Real de Alfonso el Sabio, en Las Siete Partidas y en Las Leyes del Toro.39 Los españoles
heredan la costumbre de la dote y de las arras de los romanos, de los visigodos y también de
los germanos.
En el régimen romano, al disolverse el matrimonio, el marido o sus herederos restituyen a
las mujer los bienes adquiridos por dote. Nos dice G. Margadant que generalmente cuando
muere la esposa, el que la haya dotado recibe la dote y si muere el marido, es la esposa quien
la recibe. Esto lo podemos constatar en los documentos notariales analizados.
Hernando Marín, estante en México, otorga poder a Simón de Pontaza, vecino de dicha mina para que cobre a
Diego Gutiérrez, todos vecinos de las minas de Pachuca en Real del Monte, 600 pesos de oro común por una
venta de metales de fundición los cuales cede y traspasa como parte de los 6000 pesos que le debe, se los dio
como dote por casarse con su hija Florentina Pontaza y dijeron que al morir y no tener descendientes sus bienes
pasan a su padre.40
38 Esquivel Obregón, T., Apuntes para la Historia del Derecho en México, p. 609. 39 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México 1991, p. 42. 40 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1375.
165
Las arras, como lo vimos, también son una antigua costumbre española. Esta costumbre es
una herencia del derecho visigodo que pasa a Las Siete Partidas como las donationes propter
nuptias.
En el régimen visigodo el marido daba a la mujer, en calidad de arras, la décima parte de
sus bienes, y además diez mancebos, diez mancebas, y veinte caballos y de donas cuanto
quisiere, hasta mil sueldos, y de bienes podía disponer como quisiera cuando no había hijos...
pero las ganancias no se repartían por igual, sino en proporción de los haberes de cada uno.41
En el Renacimiento recibe el nombre de arras, de origen arábigo y que generalmente los
padres dan de regalo al contrayente de matrimonio y, generalmente, constituye una décima
parte de los bienes del contrayente.42 Esta situación la constatamos en los documentos
estudiados de Antonio Alonso, en 1564.
Juan Bautista Martínez, natural de Málaga [...] otorga carta de pago y dote a Diego de Contreras, zapatero, por
cuanto se casó con Ana de Cobarrubias su mujer por 1700 pesos de oro común que Diego de Contreras le mandó
en dote [...] por su parte manda en [...] arras 500 pesos de oro común, que confesó valen la décima parte de sus
bienes que al presente tiene.43
Nos dice Pilar Gonzalbo que la dote tuvo en Castilla, como en la Nueva España, una etapa
de auge creciente que coincidió con la primera modernidad del Renacimiento y se mantuvo
vigente aún en plena época ilustrada.44 Se supone que su decadencia fue en el inicio de la
edad moderna. Esta costumbre española pasa a Nueva España donde se practica desde el siglo
XVI hasta el siglo XIX en menor porcentaje.
Este aporte de las mujeres para la concreción de su nueva familia podía “ser en dinero,
bienes inmuebles, ropa, joyas, menaje de la casa. De acuerdo con la legislación [...] una mujer
casada conservaba la propiedad de su dote [...] Sin embargo el marido tenía el control de los
41 Esquivel Obregón, T., op.cit., pp. 91-92. 42 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada..., op. cit., pp. 42-43. 43 Archivo de Notarías, Escribano Antonio Alonso, p.170. 44 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 210.
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bienes y podía disponer de los intereses, aunque no podía enajenar el capital”.45 Así lo
constatamos en el siguiente documento de Baltazar Díaz emitido en 1547:
Sepan cuantos esta carta vieren como yo Hernando de Armijo, pregonero del Consejo de esta ciudad de México,
digo que [...] Ana Gómez de Armijo mi hija y de Catalina González mi mujer, se haya de casar y case [...] con
vos Bartolomé López, pichelero, hijo de Juan Moya pichelero [...] y porque dicho casamiento tenga y para
ayuda a los cargos del matrimonio, por esta presente otorgo y prometo [...] para ella y para su propia dote [...]
cuatrocientos pesos de oro de minas.46
Las arras son la aportación del 10% de los bienes que el marido hace por “la honra,
virginidad, limpieza y nobleza”47 de la esposa, como lo expresa el siguiente documento de
Antonio de Villalobos en 1595:
Diego Pérez Bejarano, vecino de México, natural de la ciudad Antequera del valle de Oaxaca, hijo legítimo de
Bartolomé Díaz y Juana Pérez Bejarano, recibió de María Aguztínez, mujer del capitán Juan de Sayas, tío de
Constanza de Sayas, hija de Gaspar López y de Isabel Herrera, difunta, en dote de matrimonio 2735 pesos de oro
común en lo siguientes rubros: 3 ternos de almohadas, 2 sábanas de Holanda de ruan, 2 colchones de ruan, una
colcha de Holanda de Castilla, basquina de terciopelo, 1 berdugado, piezas de razo y gorbarón, sayas, 2 anillos
de oro, 1 rosario de ámbar, 1 cama, chapines, camisas y 1 solar; más 500 pesos que él da por su honradez y
virginidad, en caso que falleciere él se los dará a sus hijos o a sus hijos por tener.48
En la primera mitad de siglo XVI y hasta que dura la encomienda, entre 1525 y 1599, las
dotes generalmente las constituyen pesos reales y otros bienes como encomiendas, haciendas,
casas, solares, ajuar, joyas de oro y plata y otros minerales, inmuebles, esclavos, otros
objetos de trabajo, telares, herramientas. Nos dice Pilar Gonzalbo que, al reducirse el numero
de encomiendas, aumentan las dotes en pesos “reales”.49
45 Ibíd.., p. 229. 46 Archivo de Notarias, Baltazar Díaz, pp. 47 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 229. 48 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 274. 49 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, op. cit., p. 214.
167
¡ Y CUENTAN LOS DOCUMENTOS...!
Para analizar la situación socioeconómica de la mujer en la época que va de 1550 a 1600, me
aboqué al estudio de las escrituras notariales, principalmente de tres escribanos, encontrando
diferente tipificación de documentos. Los que más datos aportan sobre este aspecto son los
documentos que se refieren a dotes y arras, como cartas de promesa de dote, cartas de pago de
dote, recibo de dote, testimonio de recibo de dote, poder para cobrar por promesa de dote,
carta compromiso de separación de bienes por dote, cartas de petición de la dote al morir el
esposo, devolución de dote por parte del marido a los familiares de la esposa fallecida por
tener hijos, donación de obras pías para dotar a huérfanas, dote como pago de servicios y
otros.
En Baltazar Díaz, “Escribano de su Magestad de 1547 a 1573”, del total de 247 escrituras,
encontré ocho documentos donde aparecen las mujeres y en tres se refieren a dotes de menos
de mil pesos.
En Antonio Alonso, “Escribano Público de 1562 a 1565”, de 108 escrituras donde
aparecen mujeres hay diecisiete documentos referentes a cartas de dote.
En Antonio de Villalobos, escribano real de 1590 a 1603, de 243 documentos referentes a
mujeres, encontré 20 sobre dotes y arras.
Los datos que aportan estos documentos nos dan elementos para estudiar la vida privada y
la pública de las mujeres, pero no de todas. Estos documentos se refieren solamente a un
pequeño grupo de españolas peninsulares y criollas, es decir aquellas que tienen los
elementos económicos, sociales y políticos que les permiten realizar determinada operación
económica o jurídica. Con el análisis de estos documentos podemos deducir que a partir de
las primeras familias novohispanas, se conforman los diferentes grupos socioeconómicos que
imperarán en toda la etapa de la colonia.
Imaginemos a estas familias que, como ya vimos, son numerosas, con varios hijos e hijas,
legítimos o naturales. El padre elige a la hija que va a casar y que tiene que dotarla bien para
que tenga buen matrimonio y perpetúe el estatus familiar; las otras hermanas como ya no
alcanzan una buena dote, no podrán tener un buen matrimonio y por lo tanto el estatus será
menor a la primera y, de acuerdo con las circunstancias, se quedan solteras o se van al
168
convento. Y así conforme transcurren los años se van afianzando en un lugar y espacio físico
y social las familias de las mujeres bien dotadas que conformarán el grupo predominante de la
clase alta; después viene el grupo de la clase media y, por último, las “venidas a menos”,
clase baja, dentro del grupo de las mujeres peninsulares y criollas.
Y con estas mujeres novohispanas, constatamos que aun las que están en el primer grupo,
se encuentran en condiciones desiguales con relación a los hombres porque en el contrato de
matrimonio, mientras ellas aportan en la dote generalmente toda la herencia, los hombres sólo
aportan el 10% de sus bienes en arras, con lo que la virginidad de la doncella queda
garantizada.
Del total de dotes aportadas, en los documentos estudiados, sólo un 25% señalan la
aportación de arras. De treinta y siete dotes, sólo en nueve se manifiestan las arras. Pero
también estos datos encontrados, nos muestran a mujeres que sí construyen la historia, que sí
participan como una parte importante en la construcción histórica de esta época y no sólo
como meras reproductoras humanas. Nos muestran a mujeres activas que participan en:
En la rama económica, en la producción y reproducción de bienes realizando diferentes
operaciones económicas desde cartas de compraventa de implementos culinarios hasta la
compraventa de minas y haciendas o participando en la conformación de compañías de
mercaderías, de “farzas” y otras.
En la rama social, en la fundación de obras de beneficencia, hospitales o liberando a
indígenas de una hacienda.
En la rama religiosa, fundando capellanías, obras pías, conventos.
En la rama política, aunque en estos documentos no encontré ninguno referente al tema.
Asimismo, las características femeninas de sumisión, obediencia, acato irrestricto a la
autoridad del marido, las ponemos en tela de juicio porque la misma aportación económica
que hacen al patrimonio familiar nos hace pensar que ella tiene mucha incidencia en la
administración de esos bienes en el caso de las que viven con el marido y, en el caso de las
viudas, no queda la menor duda porque los documentos hablan por sí mismos: ellas son las
amas y señoras de todos sus bienes y por lo mismo las administradoras.
169
A continuación desglosaré las cantidades aportadas de dotes y arras, señalando los cargos
u oficios de los emisores y receptores de dichos documentos que permitan ubicarlos en
determinado grupo social.
En la escribanía de Antonio de Villalobos encontramos que de veinte documentos
referentes a dotes y arras, seis registran menos de mil pesos de oro común. El menor es de
100 pesos oro común que recibe un zapatero. Hay otro de 300 pesos de oro común que dona
un hombre como obra pía para que se puedan casar huérfanas del convento de Regina Coeli.
Hay dos documentos de mil pesos de oro común. Otros tres de más mil pesos de oro común;
en uno de ellos el emisor es el padre de oficio caporal y el novio es maestro de albañilería. Se
encontró uno de dos mil pesos oro común y cuatro documentos de más de dos mil pesos oro
común; uno de ellos es de una viuda que cobra dote y arras al morir su marido. Hay otro
donde manifiesta que la mujer es “doncella honrada e hija de nobles” y otro donde el yerno
devuelve a su suegro la dote porque su hija muere sin descendientes; es posible que ambos
hayan sido mineros. También se encontró uno de cuatro mil trescientos pesos de oro común y
otro de seis pesos de oro común y por último está el de 50000 pesos de oro común que recibe
el gobernador de Tlaxcala, hijo de un mariscal de Castilla, por casarse con la hija de un doctor
y él da 10 mil pesos de oro común como arras.
Del Escribano Antonio Alonso encontré tres documentos que consignan cantidades de
menos de mil pesos oro común; hay uno de 311 pesos oro común, 150 pesos oro común y el
resto en bienes. El contrayente es hijo natural y oficial de barbero y el que da la dote es el
padre que es confitero. Hay uno de mil pesos oro de minas; es una carta compromiso que
hace una mujer viuda de conquistador y es tutora de cuatro hijas y tres hijos, pide inventario
de bienes, separando lo que le corresponde por dote “y parte de multiplicado” para que se
haga la repartición con los 7 hijos: 3 mujeres y 4 hombres del primer matrimonio de su
marido fallecido.
Le siguen dos de más de dos mil pesos oro de minas. Uno es de una repartición de bienes
que son haciendas de minas y esclavos indios y negros. El padre fallecido pide en testamento
que se repartan sus bienes en dos partes: la primera para casar huérfanas y la segunda para
beneficio de la hacienda; también pide que se liberen a doscientas indígenas. Dos de sus hijas
170
piden la repartición que les corresponde de dote que les dejó su padre, una por 4000 pesos
oro de minas y la otra por 2000 pesos oro de minas.
También encontré tres documentos que avalan cantidades de más de 1000 pesos oro
común. Uno, de un cuñado que da la dote de 1159 pesos oro común a otro que es natural de
Villa de Briones en Rioja, Castilla, y él se compromete a dar de arras 500 pesos de oro
común; además, uno de más de 2000 pesos de oro común, otro de cuatro pesos de oro de
minas y uno más de cinco mil pesos oro de minas, otorgado por una viuda de tesorero.
En esos diecisiete documentos, sobresalen cinco donde los susodichos dan arras desde
137 pesos oro común por 800 pesos oro común de dotes; 300 pesos de oro de minas por 1086
pesos oro de minas de dote (las arras la da un confitero y la dote la da el padre de la “hija
natural”, de oficio barbero); dos de 500 pesos oro común y uno de 4000 pesos oro común de
arras por 2000 pesos de oro común de dote (es posible que haya una equivocación en la
escritura).
Con los ejemplos de las cantidades de estas dotes podemos imaginar la constitución de las
familias según grupo socioeconómico y oficios. Tenemos familias de cereros, albañiles,
carpinteros, plateros, zapateros, espaderos, barberos, maestres, confiteros y otros oficios. Le
siguen los mercaderes, herederos de conquistadores, mineros, tesoreros, hacendados y,
finalmente, los altos burócratas, como gobernadores.
Los matrimonios en el siglo XVI se realizan entre familias con posición económica social
muy similar y las elevadas dotes que reciben algunos destacados personajes como el
gobernador de Tlaxcala, van de acuerdo a su propia situación económica. Hay equilibrio entre
las familias de los cónyuges. No por todas las dotes los hombres dan arras aunque sí se
comprometen a que si su mujer muriese sin hijos, ellos regresarían la dote y las arras, si las
hubiere, a familiares de su mujer. Otras mujeres, al morir su esposo, reclaman la parte
correspondiente de dote y arras.
Podemos concluir que la dote tiene una función importante en la conformación de la
estructura social novohispana, perseguida desde un principio por el estado y la iglesia, debido
a que garantiza la conformación y consolidación de los grupos predominantes, al tiempo que
crea un mecanismo que mantiene la igualdad económica, social y racial entre los
contrayentes.
171
En el caso específico de la mujer, la dote funciona, desde mi punto de vista, como un
elemento que favorece, en algunos casos, su posición personal en la vida privada, dándole un
lugar de igualdad, como lo manifiesta Pilar Gonzalbo:
... como medio de distribución y preservación del patrimonio familiar y como signo de la posición de la mujer
dentro del hogar [...] su función necesaria, como complemento de los ingresos familiares y no sólo a su carácter
de seguro que podría atenuar los riesgos de un futuro incierto para la esposa [...] Era [...] un mecanismo que
contribuía a alentar los matrimonio entre iguales y dar a ambos cónyuges una posición similar dentro del
hogar.50
Pero, en la mayoría de los casos, sume a aquella mujer que no tiene la posibilidad de
contar con una dote en la “condena” a la soltería o al ingreso a un convento. La mujer
novohispana sin dote, al no tener una figura masculina (esposo, hijos o padre) que le
proporcione una seguridad socioeconómica, queda relegada a la inestabilidad, llena de
inseguridades. Estas mujeres, al no tener apoyo familiar y ser incapaces de buscar sustento
por ellas mismas, ya que no cuentan con las herramientas necesarias, se ven orilladas en
muchas ocasiones a buscar asilo en los hospicios y conventos.
El estado civil idóneo para la mujer novohispana es el matrimonio. Cuando no puede
contraerlo se siente obligada a buscar la alternativa considerada aceptable por la sociedad: ser
monja. El estado de viudez puede ser aceptable o no, dependiendo de la posición económica.
Hay varias viudas que tienen una posición envidiable por los bienes heredados de sus
matrimonios, como en el siguiente ejemplo:
Leonor del Fresco, viuda de Francisco de Vera, que murió en la ciudad de los Reyes, de los reinos del Perú,
recibió de Diego Martínez de Sande, 971 pesos, 2 tomines de oro común por razón de su dote y arras.51
50 Ibíd., p. 208. 51 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 340.
172
TRABAJO
Luego de la consolidación social posterior a la conquista, la sociedad novohispana, como ya
hemos visto, sigue el modelo jerárquico impuesto en la España medieval. Esta estratificación
también se manifiesta sobre todo en el aspecto laboral.
En los documentos notariales estudiados encontramos diferentes ocupaciones, tales como
cargos otorgados por el rey, oficios desempeñados por los españoles de estratos bajos y,
además, oficios desempeñados por los indígenas, mestizos y esclavos.
Aunque la historia oficial no habla de la mujer, ésta habla por sí misma en diferentes
documentos, mediante los cuales conocemos sus ocupaciones en el ámbito privado y también
en el público; es decir, no solamente como madre, esposa, hija de, sino como ella misma,
como sujeta de historia. Debemos señalar que, en comparación con los hombres, son muchas
menos las mujeres que aparecen. En la escribanía de Baltazar Díaz, de 247 escrituras, en ocho
documentos aparecen mujeres, siendo hombres el 97% y mujeres el 3%. En la escribanía de
Antonio Alonso, de 448 documentos en 108 aparecen mujeres, siendo hombres el 76% y
mujeres el 24%. En la escribanía de Antonio de Villalobos, de 1436 documentos, en 243
aparecen mujeres, siendo hombres el 88% y mujeres el 12%. Del total de 2131 documentos,
en 282 aparecen mujeres (13%) y hombres en 1849 (87%).
En los tres escribanos estudiados, cuyos archivos abarcan los años que van de 1547 a
1603, aparecen escrituras emitidas por mujeres. Se trata principalmente de documentos de
compraventa, traspasos de bienes, testamentos y algunos otros que dan idea de sus diversas
propiedades, como encomiendas, estancias de ganado, tierras de cultivo, minas, molinos,
ingenios, tiendas de mercaderías, carros de fletes, recuas para esos carros, casas, etcétera.
Muchos de estos bienes fueron adquiridos por dote, viudez, herencia de padres, madres u
173
otros familiares, como lo consigna, a manera de ejemplo, el siguiente documento de Antonio
de Villalobos:
Catalina de Balza, mujer legítima de Juan de Salazar, vecino de México, natural de Sevilla, hija legítima de
Gaspar de Larralde y de Isabel de Balza, difuntos, pide sea sepultada en la iglesia Mayor de México. Dijo haber
sido casada con Juan de Balza. Dice que su madre falleció en la ciudad de Cuenca de los reinos del Perú y que
sus bienes y haciendas le pertenecen. Nombró como albaceas testamentarios a Sebastián de los Reyes y a
Catalina Romero y nombra como herederos legítimos a sus hijos Juan, Agustín y Francisco que no sabe donde
están, si son vivos o muertos, en caso que sean fallecidos nombra a su sobrina Catalina Romero Tamariz.52
El hecho de ser emisoras o receptoras, nos habla de un estatus privilegiado como en el
siguiente ejemplo:
Mariana de Sandoval, esposa legítima del Doctor Luis de Villanueva por el poder que él le otorgó, hace una
reseña del escrito y trato del casamiento de la hija de ambos, Doña Beatriz Zapata con Don Tristán de Luna y
Arellano, gobernador de Tlaxcala, hijo de Don Carlos Luna y Arellano, mariscal de Castilla y de Doña Leonor
Dirzio, en donde ellos se comprometen a entregarle al susodicho 50000 pesos de oro común, en dote y
casamiento, él entrega 10000 pesos de oro común de arras. La susodicha se compromete a sacar "in paz y
salvo".53
Los pobladores de la Nueva España, según al grupo social, racial y de género al que
pertenecen, podrán desempeñar un tipo particular de trabajo, vivir en un determinado espacio,
vestir, comer, divertirse, hablar, en fin, tendrán un comportamiento diferente.
Generalmente los grupos privilegiados viven en las manzanas y calles más cercanas al
centro de la ciudad; los indígenas lo hacen en las afueras; los esclavos en lugares apartados de
la misma casa de servicio o en barracas, en tanto que las castas libres y uno que otro “huido”
deambulan por las calles, durmiendo en los quicios de las casas o en los lugares especiales
construidos para ellos.
52 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la Escribanía de Antonio de Villalobos 1580-1603, Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, .México 1994, f. 1233. 53 Ibíd., f. 758.
174
Todas las mujeres novohispanas desempeñan labores diferentes, según sea el grupo de
pertenencia, como los que se enumeran a continuación:
1. Mujeres españolas casadas o en unión libre con conquistadores, encomenderos,
funcionarios de gobierno, funcionarios de la iglesia, comerciantes, mineros, hacendados y
oficiales. Conocidos como peninsulares.
2. Mujeres hijas legítimas y naturales de estos matrimonios, nacidas en Nueva España o
criollas.
3. Mujeres indígenas.
4. Mujeres hijas legítimas y naturales de españoles e indígenas libres (mestizas).
5. Mujeres hijas de españoles con indígenas y negras libres (mulatos y zambos).
6. Mujeres esclavas, indígenas, negras y mulatas.
En las actas de las escribanías analizadas, aparecen solamente mujeres que pertenecen a
un estrato socioeconómico preponderante, constatado por los bienes que manifiestan que, en
varias ocasiones, fueron adquiridos por dote o herencia de esposo o familiares.
Las mujeres de este grupo gozan de una situación acomodada, viven en casas de gran
tamaño con varios aposentos y cuentan con un sinnúmero de sirvientes y esclavos. Muchas
de ellas destacan como buenas administradoras y contadoras ya que dentro de las actividades
a realizar está el de administrar el dinero que sus esposos les dan para la manutención de la
familia, incluyendo sirvientes y esclavos.
Las españolas, acompañadas de sus sirvientas, acuden a los tianguis para comprar carnes,
verduras, legumbres, granos, especias, vinos, dulces y todo lo necesario para la alimentación.
También compran telas y demás enseres para el vestido y otros adornos que utilizan para su
embellecimiento, compran mercaderías que servirá para amueblar la casa, desde los utensilios
de cocina hasta algunas herramientas necesarias para dar servicio y mantenimiento.
Asimismo aprenden oficios en sus talleres, trabajando conjuntamente con sus maridos, o
solas en el caso de las viudas. Es en el interior de la casa, y en la cocina donde se puede
constatar que la opresión de la mujer es general. Esta situación puede recrudecerse,
dependiendo del estrato social y de la raza y así encontramos que, según lo constata Josefina
175
Muriel, “dentro del desarrollo de la gastronomía novohispana, las mujeres de las distintas
clases sociales tienen cada una un importante papel. Unas mandan hacer los platillos y vigilan
su elaboración, éstas son generalmente las criollas y españolas; otras las indias son quienes
los ejecutan”.54
Las primeras son las que escriben las recetas, pero son las indígenas las que realizan la
mezcla de ingredientes españoles, mexicas y negros, surgiendo una nueva cocina, la cocina
mexicana, mestiza y compleja.
Ese ir combinando unos y otros elementos, utilizando lo nativo y lo importado, buscando los nuevos sabores, las
hermosas y sugestivas presentaciones, es un arte que va vinculado al espíritu de la época [...] da un estilo al arte
culinario [...] como los chiles en nogada o el mole de guajolote.55
También en la cocina y en la comida se notan las diferencias socioeconómicas. En el
grupo preponderante la comida es abundante aunque de poca variedad, ya que se alimentan
principalmente de carnes de puerco, ternera, res y aves, pan de harina de trigo, dulces y
pasteles y algunos platillos de España como el manjar blanco, realizado con caldo de pollo,
azúcar , leche y harina de arroz.
Algunas familias ya incluyen en su alimentación el chocolate y lo beben por la mañana,
muy temprano: lo sirven a las siete de la mañana; también consumen tortilla de maíz y otros
alimentos de origen mexica. Estas familias se reúnen alrededor de la mesa a la hora del
almuerzo; luego, al mediodía, se sirve la comida, interrumpiéndose todas las actividades
laborales y académicas durante tres horas. A las cinco se vuelven a reunir para tomar otra vez
el chocolate y a las nueve de la noche es la cena.56
Entre comida y comida, las mujeres organizan, mandan y vigilan a la servidumbre,
cuidando que realicen bien su trabajo y su comportamiento; previamente tuvieron que
instruir en forma general a esa servidumbre, tomando en cuenta que eran personas no
54 Muriel, Joasefina, Cultura Femenina Novohispana, Historia Novohispana 30, UNAM, p. 476. 55 Ibíd., p. 476. 56 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, p.207.
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acostumbradas a prestar ese tipo de servicio, con utensilios desconocidos y alimentos nuevos
y en una lengua extraña y con costumbres diferentes.
En las horas libres, las mujeres casadas asisten a una o varias misas en distintas iglesias;
las otras horas las ocupan en la costura y el bordado, generalmente en el estrado que es sala
de recibir y cuarto de labores, donde también reciben a sus visitas para platicar o jugar
baraja.57 En otros momentos, acompañan al esposo en las reuniones sociales.
De manera obligada, estas españolas fueron maestras de sus hijos y de la servidumbre,
enseñándoles la lengua castellana, la religión católica, la cocina española, el vestido y formas
de comportamiento ante la sociedad, en la casa, en la calle, en las fiestas y otras reuniones
públicas.
En una familia de españoles peninsulares y criollos, el padre tiene la máxima autoridad y,
generalmente, es el único que sabe leer y, por lo mismo, es el que selecciona los libros de
lectura, las sagradas escrituras y biografías de santos. Una forma de enseñanza-aprendizaje
consiste en la reunión de la familia en las estancias o estrados, donde el padre lee en voz alta
y los demás escuchan.58
Una actividad importante de las mujeres consiste en aconsejar a sus hijas sobre el
comportamiento personal, por cuanto, para los españoles, es sumamente importante cuidar “el
buen nombre de la familia, el honor y la castidad de las doncellas”, así como la fidelidad de
las mujeres casadas. A las mujeres españolas casadas se les exige una actitud de modestia y
recato por su responsabilidad en la dignidad del hogar y, a las doncellas, para que
consiguieran un matrimonio ventajoso.59
La literatura femenina novohispana perfila como la mujer ideal a aquella que con mayor virtud (pero virtud
cristiana) supo vivir en el lugar que le correspondió. Jamás ocupó este sitio la prostituta, ni la más atractiva, ni la
más bella, ni la más rica [...] ni la mejor poetisa, ni la mejor música, sino la más buena.60
57 Ibíd., p. 209. 58 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XV1-X1X, El Colegio de México, 1991, p. 114. 59 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva..., p.53. 60 Muriel, Josefina, op. cit., p. 506.
177
Después del padre, le corresponde al hijo mayor la responsabilidad del cuidado de la
familia, de ahí que él fuera como heredero de los bienes, mediante la figura jurídica de
mayorazgo. Al morir el padre, el hijo mayor hereda, además de los bienes materiales, la
responsabilidad de la familia y proveer de dote a las hermanas o mandarlas al convento,
también con dote.61 Los hermanos menores, por lo tanto, deben respetar y obedecer al
hermano mayor y, aunque posteriormente se casen, siguen formando parte de la familia,
hecho que se constata en diversas empresas familiares, en las casas grandes y de varios
aposentos.62
En la sociedad colonial española, la familia era considerada como "el pilar" de la civilización, y "central" en la
red social de la Nueva España, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. La promoción y conservación del
matrimonio y de la familia era una de las principales preocupaciones del Estado y de la Iglesia. Mientras que el
estado ofrecía una base legal a la familia y a las relaciones intrafamiliares, la Iglesia vigilaba los aspectos
morales y sociales del matrimonio, de la familia y las mujeres.63
Hay otras mujeres españolas mandadas a traer específicamente para trabajar como
maestras, muchas de ellas forman las escuelas de “las amigas”. Una de las primeras maestras
en México es Marina Velez de Ortega.64
Muchas de estas primeras mujeres casadas con conquistadores y encomenderos, quedaron
viudas y con hijos, viéndose en la necesidad de ser ellas las administradoras de esas
encomiendas y de otros bienes como casas, tiendas, estancias ganaderas, minas, como es el
caso de Catalina de Balza que, en 1603, pide licencia para otorgar poder para que cobren su
herencia dejado por su madre en los reinos de Perú, en vista de que su marido anda ausente.
En una parte del protocolo del documento se afirma que “Juan de Nava, jubetero, vecino de
México, dijo que la susodicha tiene capacidad para gobernar sus bienes y hacienda.”65 Con
este escrito podemos constatar que esa mujer, en ausencia del marido del que no conoce su
paradero, se ve obligada a administrar sus bienes.
61 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas..., p. 121. 62 Ibíd., p. 121. 63 Ibíd., p. 382. 64 O´Sullivan, N, Las Mujeres de los Conquistadores, p.75. 65 Perez Castillo, Reyna, op. cit.,.f. 1258.
178
Varias de estas viudas se vuelven a casar ya que para muchos españoles, resultaban muy
atractivas económica y socialmente por sus diversos bienes, como es el caso de un
documento de 1590, que dice: “Felipe Quiñones de Robles y Francisca de Medina su mujer,
estantes en México, otorgan poder a Jaime García, vecino del Puerto de Acapulco para que
cobre los bienes y mercaderías de Simón, primer marido de Francisca de Medina.”66
Dice Pilar Gonzalbo que el estado de viudez daba a la mujer una gran libertad de acción,
compartiendo responsabilidades con el hijo mayor o el yerno. Las viudas eran excelentes
partidos por los bienes propios y heredados del marido situación que las coloca en una buena
posición económica, muchas veces superior a la de las doncellas.67 Ese mismo estado de
viudez les da la libertad del manejo de sus bienes y, por lo mismo, pueden realizar obras pías;
tal es el caso de “Isabel de Carmona, mujer de Baltazar Muñóz, vecino de México, ante el
escribano real Juan de Vallejo, manda que su cuerpo sea enterrado en el Monasterio de las
Mercedes, se construya una capellanía y se mande una cruz a la ciudad de Granada por Pedro
Sánchez, su marido”.68
También pueden liberar a sus esclavos, como “Doña Victoria de Castro, viuda de
Domingo (que) da por libre y horno a Agustín Martínez.69
Otras mujeres trabajaban conjuntamente con sus esposos en las estancias, en las minas, en
los ingenios, en las tiendas de mercaderías, en las compañías de fletes y “farsas” como lo
muestran los siguientes ejemplos.
Gonzalo de Riancho, vecino de México, Marco Antonio Ferrer y María Ana de Valdez, su mujer, hacen una
compañía para hacer y presentar comedias en Nueva España por 1 año. Gonzalo Riancho pone el puesto,
vestidos, aderezos y ornatos, los otros ponen su trabajo y las ganancias se repartirán en partes iguales.70
Diego de Vargas, dueño de carros y Magdalena de Alcázar, su mujer, dicen haber recibido de Francisco de
Torquemada, vecino de México, 1000 pesos de oro común en reales de plata y se obligan a llevarlos a las minas
de Zacatecas, una vez hecho el rescate se les pagar el flete.71
66 Ibíd., f. 35. 67 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas..., p. 120. 68 Perez Castillo, Reyna, op. cit., f. 167. 69 Ibíd., f. 825. 70 Ibíd., f. 977.
179
De acuerdo con los documentos del escribano real Antonio de Villalobos, hay más
mujeres que se dedican al comercio de mercaderías conjuntamente con sus esposos o solas;
les siguen las que viven de las rentas de casas, tiendas, estancias, y después otras que ejercían,
junto con el marido, operaciones de flete, transporte de personas, mercaderías o ganado.
Como podemos darnos cuenta, son pocas las mujeres que, además de trabajar en los
“quehaceres propios de su sexo” se dedican a realizar otros trabajos como los arriba
mencionados y menos aún, las que lo hacen solas, sin el marido, porque son viudas. Las
mujeres viudas que dicen tener propiedades llevan la administración de las mismas, aun
teniendo administradores.72
En una escritura notarial, el hecho de ser emisora y receptora señala una importancia
económica, ya que manifiesta una transacción legal y jurídica y en muchas ocasiones
manifiestan sus bienes materiales que nos da idea de su situación económica, política y social.
En varios documentos estudiados, los esclavos entran dentro del inventario de bienes
como objetos o mercaderías. En el siguiente documento de Antonio de Villalobos, podemos
observar un inventario de bienes, realizado el 26 de marzo de 1599:
Ante el escribano, pareció Leonor Ruiz, viuda de Cristóval Vicente, en presencia del albacea Diego de
Bernavidez, vecino de Cuernavaca, se hizo inventario de los bienes de su marido que son: unas casas con tienda
en la calle de [...] carnicerías, un esclavo negro de 30 años, otro de zape de 40 años, otro de 50 años de terra
Cabito, otro de 25 años, otro de 14, 7 mulatos de 2 años, una negra de tierra Biafara de 50 años, otra de 23, una
mulata de 3 años, 11 platillos de plata, candelabros y otras cosas más, aparte de 3700 pesos de oro común.73
Si comparamos el número de habitantes que había en Nueva España, es un porcentaje
ínfimo de mujeres españolas peninsulares y criollas, las que realizan las actividades arriba
mencionadas. En su gran mayoría se dedican a las labores domésticas y el cuidado de la
familia.
71 Ibíd., f. 304. 72 En la escribanía de Antonio de Villalobos hay 76 mujeres emisoras de las cuales 17 son casadas y 49 entre solteras y viudas. Hay 34 mujeres receptoras de las cuales seis son hijas solteras, cuatro son casadas, de trece no se sabe y once son viudas. Hay veinte mujeres, algunas solas y otras conjuntamente con el marido, que dicen tener bienes como casas, casas con tienda, casas con corralones y esclavos. 73 Ibíd., f. 1008.
180
Pero no todas las mujeres españolas viven “en castillos encantados”; hay testimonios de
mujeres que, una vez que quedan viudas y sin bienes, se ven en la necesidad de trabajar de
damas de compañía, emplearse en tiendas u obrajes o incluso asilarse en conventos como el
de San Miguel de Belem y el de las Vizcaínas.74
Hay unos documentos donde la dueña de esclavos los alquila cobrando ella el alquiler y
con el trabajo de sus esclavos ellas pueden vivir.
74 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, p.p. 20, 121.
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LA INDÍGENA Y EL MESTIZAJE
De los documentos analizados en las tres escribanías, pocos mencionan a las indígenas,
menos aún a los mestizos y en el caso de las mestizas, no encontré ninguno aunque sabemos
que para el año 1550 la población mestiza ocupa un lugar importante en la sociedad
novohispana.
Gibson75 aporta unas cifras aproximadas de la población en la ciudad de México en
1560. Hay alrededor de 80000 indígenas, 8000 de raza blanca, 2000 mestizos y 1000 mulatos.
Estas cifras nos dan una idea de la mezcla de grupos raciales, dada en dos generaciones en la
Nueva España.
En los documentos analizados, en su gran mayoría aparece mencionada la población
blanca que, aunque no especifica la pertenencia de raza, menciona su lugar de origen, como el
siguiente ejemplo de la escribanía de Antonio de Villalobos, fechada el 15 de noviembre de
1595, del cual se deduce que la testamentaria es española peninsular.
Merva Rodríguez, natural de la villa de Madrid, hija legítima de Bernardo Uste y de María Rodríguez, difuntos,
mujer de Felipe Monzón, nombra como albacea testamentario al Licenciado Eugenio de Salazar, Felipe de
Monzón o a Francisco Canatas, y como herederos universales a sus hijos María Rodríguez y Gerónimo
Rodríguez.76
Hay otros documentos que, además de mencionar el lugar de origen de los emisores,
indican el lugar de origen de su ascendencia más cercana, padre y madre, como este ejemplo,
fechado el 14 de noviembre de 1595. También en este caso los emisores son españoles
peninsulares.
75 Gibson, Charles, Los aztecas bajo el dominio español. 1519-1810, Siglo XXI, México 1977, pp. 140, 387, 389, 390. 76 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la Escribanía de Antonio de Villalobos 1580-1603, Tesis de Licenciatura, FFyL, UNAM, México 1994, f. 80.
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Cristóbal Vicente y Francisco Pérez Saborido, vecinos y estantes en México, naturales de la villa de Lepe en los
reinos de Castilla, como hijos legítimos, herederos de González lo Vicente y María González, difuntos, vecinos
de Lepe. Ellos otorgan poder a [...] Vicente, clérigo presbítero, vecino de Sevilla para que pida cuentas a
Cristóbal Lorenzo vecino de Lepe de los bienes que heredaron de sus padres.77
En el caso de la población mestiza, como arriba mencioné, raro es aquel documento en
que aparezca el término y es difícil saber si lo son, porque en la mayoría de documentos sólo
aparece el lugar donde viven y oficio si lo tienen. En algunos se menciona si se trata de hijos
naturales o legítimos, dato de alguna manera referente porque, generalmente los españoles
sólo si la indígena fuese “india principal o cacique”, se casaban con ella y concebían hijos
legítimos. La mayoría de las veces las indígenas sólo son concubinas, y aunque en algunas
ocasiones sus hijos son reconocidos y portan el apellido paterno, no son considerados
legítimos sino solamente hijos naturales. En su gran mayoría, sin embargo los y las mestizas
no son ni legítimos ni naturales. El término de hijo legítimo o natural aparece mencionado en
algunos documentos.
Catalina de Chávez, vecina de México, natural de la villa de Burguillos en Extremadura reino de Castilla, hija
legítima de Andrés Cavalgante y Catalina Rodríguez, pide su cuerpo sea sepultado en la Iglesia Mayor de
México. Deja la tercera parte de sus bienes a su hija natural Francisca de Escobar Martina y nombra por sus
herederos universales a sus hijos legítimos Francisco Pérez Payán y Luis Pérez de Escobar.78
En el caso de la población indígena se localizaron algunos documentos en que se destaca
el origen étnico, como los siguientes ejemplos de la escribanía de Antonio de Villalobos:
Francisco de la Peña, vende a Juan García, zapatero, unas casas con solar con 2 camellones en el barrio de San
Juan, las compró de Juan Martín y Bárbara María su mujer, indios ante Juan Baptista Moreno, escribano de
Provincia, lo vende por 290 pesos de oro común.79
Sebastián Gonzalez Odrero, vecino de México, debe pagar a don Fernando de Andrade, indio cacique,
gobernador de Tamazulapa y a Francisco de Saavedra, vecino de México, 200 pesos de oro común por el resto
de 521, 5 tomines por 321 pesos [...] a 413 reales cada uno.80
77 Ibíd., f. 400. 78 Ibíd., f. 402. 79 Ibíd., f. 396.
183
Diego Mejía del Águila, vende a Juan del Clavo, un esclavo llamado Roque de tierra de Cabo de 50 años más o
menos, casado con una india, por precio de 310 pesos de oro común.81
También se encuentran algunos documentos de mujeres esclavas como los siguientes:
Luis de Cabrera, en nombre de Domingo Hernández, vecino de México, vende una india chichimeca, del reino
de León, que tiene una raya que le baja de la frente a la punta de la nariz, otras dos rayas en la frente, otra raya
en medio, y dos piquetes en la nariz, por 140 pesos de oro común a Bartolomé Llano.82
Diego Martínez, estante en México, vende a su primo Diego Martín, vecino de México, una india chichimeca
tepeguana de 25 a 30 años más o menos “agujerada las orejas” por 170 pesos de oro común.83
Luis de Lizalde, soldado, vecino de las minas de Mazapil, traspasó a María de Herrera, viuda, vecina de México,
una india chichimeca por 120 pesos de oro común.84
De la escribanía de Antonio Alonso, sobresalen estos documentos:
Pedro Cuxcux y María Xoco, su mujer, indios, naturales de México del barrio de San Pablo, pidieron al alcalde
ordinario de México, Gonzalo de las Casas, mediante Francisco Granados, intérprete de la lengua mexicana,
licencia para vender a Ana Brava, india ladina natural de México del barrio de San Juan, unas casas que ellos
tienen en la ciudad de los Angeles.85
Pedro Jerónimo, viudo, Petronila Tiacapan, mujer de Baltazar de San Francisco, todos indios, piden licencia para
vender a Alonso Ximenez, unas casas de indios con pedazo de tierras.86
En otro documento, suscrito por Juan y Juana de Sala, hijos naturales de Juan de la Sala
difunto, se concierta con otros hermanos los bienes del difunto, entre ellos una hacienda y
minas en Zultepec y Zumpango, y 200 esclavos indios, a los que se liberan.87
80 Ibíd., f. 708. 81 Ibíd., f. 922. 82 Ibíd., f. 23. 83 Ibíd., f. 583. 84 Ibíd., f. 139. 85 Archivo de Notarías, Claustro III, Escribano Antonio Alonso, f. 92. 86 Ibíd., f. 174.
184
Es este documento un ejemplo claro de cómo las mujeres no aparecen mencionadas,
aunque en esa cantidad de esclavos, forzosamente tenían que estar mujeres, porque en las
haciendas las actividades se distribuían de acuerdo con el sexo; por ejemplo, las mujeres son
las que preparan la comida para todos los trabajadores y como esta actividad efectúan otras
más.
Estos documentos dan prueba de la existencia de una división social por pertenencia
étnica. También muestran el proceso de mestizaje entre los diferentes grupos raciales, que se
da entre las indígenas y españoles, por la sencilla razón de que cuando éstos llegaron
encontraron “la mesa puesta”, porque entre los mexicas principales ya existía la costumbre
de que las mujeres se obsequiaran para sellar alianzas políticas con otros grupos o para pagar
algún favor.
Desde un principio, el desequilibrio de sexos entre españoles y españolas fue notorio, lo
cual propició el mestizaje. Según McCaa, citado por Gonzalbo, en la ciudad de México “los
varones peninsulares sobrepasaban a las mujeres por 2118 contra 217”,88 cifras que
corresponden a 1793. Se trata de una desigualdad de 10 españoles por una española; entre los
esclavos negros la desventaja era de dos esclavos por una esclava.
Para los españoles es muy fácil tener como concubinas a las indígenas, porque las
obtienen por medio de regalos o del robo, o las capturan en campañas como botín de guerra,
marcándolas como esclavas. Durante varios años, conforme se va extendiendo la conquista de
territorios, las indígenas corren esa suerte. El precio de venta de ellas es menor que el de las
negras y menor también que el de un caballo, aunque después el precio se nivela.89
Por otro lado, los españoles estaban acostumbrados a la barraganía que, incluso estaba
reglamentada desde la promulgación de las Siete Partidas. Se dan casos de muchos españoles
que viven con la esposa española y la amante indígena, y cuando mueren le deja una parte de
sus bienes a la amante y le encargan la educación de los hijos obtenidos con ella.90 De esta
manera, el concubinato se hace costumbre y, en un principio, las autoridades eclesiásticas y la
corona intentan limitarlo, incentivando el matrimonio mixto, preferible al concubinato.
87 Ibíd., f. 179. 88 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p. 41. 89 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, p. 44. 90 Ibíd., p. 45.
185
Desde 1503 la Corona española dicta normas autorizando matrimonios entre españoles e
indias y españolas con indios. También las reales cédulas de 1514 y 1521 insistían en lo
mismo; en 1539 se exige a los encomenderos solteros que se casen y muchos lo hacen con sus
mancebas indias.91 Hay otros casos en que los españoles se casan con indígenas,
principalmente con aquellas que tienen como dote tierras o cacicazgos u otros bienes que les
sirven para iniciar o acrecentar su riqueza.92 Pero no obstante esto, algunas indígenas, viudas
de conquistadores o colonizadores, quedan desamparadas al morir el esposo, porque, si bien
jurídicamente podían heredar, reclamar y ostentar el título que les correspondiera, era más
fuerte la costumbre de que sea el hombre quien se encargue de realizar la administración de
los bienes. Algunas indígenas, sobre todo las que se habían asimilado al sistema hereditario
de los españoles, al quedar viudas y siendo conocedoras de los derechos que les
correspondían por ser esposas o madres, acuden a la Real Audiencia a solicitar mercedes para
ellas y para sus hijos.93
Es indudable que estas indígenas viudas son una minoría, comparadas con la gran mayoría
de indígenas que quedan abandonadas, desamparadas conjuntamente con sus hijos y que
tienen que buscar la manera de sobrevivir. Muchas de ellas buscan regresar al cobijo familiar,
exponiéndose al rechazo; de ser así, deben buscar asilo en algunos conventos creados
específicamente para estos casos, como es el convento de las Recogidas. Este Convento se
mantiene con donaciones o censos redimibles de algunos protectores:
Beatriz de San Millán viuda de Gonzalo Rodríguez, vende al Bachiller Manuel de Amarilla, presbítero, unas
casas con solar y camellones que se encuentran en el barrio de Ayutla a espaldas del colegio Hermanos de San
Juan, por precio de 2400 pesos, dichas casas tienen impuestas unos censos redimibles de 1000 pesos a favor del
monasterio de las Recogidas. Ambos vecinos de México.94
Ahora bien, dentro de la población indígenas son contados los que tienen condiciones
sociales favorables. Pocos son los que saben escribir, debido a que no es una prioridad de los
españoles alfabetizar sino catequizar; situación que somete a los indígenas a condiciones de
91 Ibíd., p. 47. 92 Idem. 93 Idem. 94 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 516.
186
desigualdad. No saber leer y escribir hace que surja la necesidad de buscar intermediarios
para realizar cualquier actividad administrativa o jurídica.
En los documentos de Antonio Alonso se encuentran ejemplos de esta situación, como el
caso de un matrimonio indio que pide licencia al alcalde ordinario de México para vender
casas a otra india.95 Anton Tlatolsuchil, indio, mediante un interprete pide licencia al alcalde
ordinario para vender tierra con medida de 8 brazos que heredó de sus padres y de sus
abuelos.
Lo mismo en el caso de Alonso de Sandoval, indio principal, que mediante interprete
pide licencia al alcalde ordinario para vender un terreno de 120 brazas de ancho por 110 de
largo en el pueblo de Talmanalco.96
O bien, dos indios y una india viuda, piden licencia para vender unas casas pequeñas de
indios con tierra labrada y solar que está en el barrio de Santa María, de largo 6 brazas y de
ancho cuatro o más, por ochenta pesos de oro común, que linda con otras casas de indios. Se
les preguntó si fueron inducidos, atemorizados o apremiados para tal venta y dijeron que lo
hacían por que estaba baldío y sin labrar porque ellos tienen otras tierras que labrar y donde
vivir.97
Como este documento hay otros donde los indígenas piden licencia para realizar alguna
venta de sus propiedades, mediante un intérprete. Con el transcurrir del tiempo muchos
fueron perdiendo sus propiedades, situación que propició que los reyes de antaño, dueños y
señores de riquezas, en pocos años fueran esclavos ya que primero iniciaron vendiendo sus
animales, después sus casas y sus tierras y, finalmente, terminaron vendiendo su fuerza de
trabajo y seguramente muchos de estos indígenas también perdieron a sus mujeres, presas
fáciles para los españoles que las “usaban”, embarazaban y dejaban.
Podemos decir que las causas que provocaron el mestizaje racial fueron:
• La escasez de españolas en Nueva España.
• La costumbre arraigada de la barraganía de los españoles.
95 Archivo de Notarías, Claustro III, Escribano Antonio Alonso, f. 160. 96 Ibíd., f. 165. 97 Ibíd., f. 174.
187
• La costumbre de los mexicas de regalar a las mujeres como señal de alianza política, como
señal de amistad o como pago de deudas.
• La captura de indígenas principalmente chichimecas pasando a ser esclavas.
• La costumbre de los mexicas de obtener por medio de campañas, esclavos.
TRABAJOS DE LAS INDÍGENAS
Como arriba mencioné, muy pocas son las indígenas que se reconocen como esposas
legítimas, “principales” generalmente, por lo que un gran número de ellas pasan a ser
concubinas de los conquistadores, dedicándose a las labores domésticas. Las hijas de estos
concubinatos o sea las mestizas, son reconocidas y pasan al servicio de las casas de estos
españoles donde se dedican a las mismas actividades que sus madres.
El trabajo que las mujeres indígenas realizan en la época novohispana, tiene que ver
directamente con su estrato social y con su estado civil. Las pocas mujeres pipiltin, hijas de la
nobleza mexica y dueñas o herederas de señoríos, que logran casarse con españoles
conquistadores, continúan con similar estatus social, económico y político al que tenían antes
de la conquista. Su trabajo consistía, al igual que las españolas, en la administración de la
casa, el manejo de los y las sirvientas para que realicen las diferentes actividades domésticas.
Pero éstas eran las menos.
Una gran mayoría de mujeres macehualtin no son esposas sino concubinas de los
españoles o simplemente usadas como objeto sexual y muchas de ellas con hijos mestizos,
situación que hace difícil su estancia. Muchas de ellas se ven en la necesidad de servir en las
casas de los españoles realizando el mismo trabajo que antes hacían, pero ahora en casa ajena.
Si las colocan en la cocina siguen moliendo el nixtamal, amasando la masa para hacer las
tortillas que la servidumbre consume, no así la mayoría de los patrones españoles que comen
pan de harina de trigo.
Se encargan del proceso de elaboración de los alimentos, al igual que de la compra de los
elementos necesarios para cocinar. Las más jóvenes recogen y lavan los trastes ocupados para
dicha realización. También sacuden, limpian, barren y lavan la cocina y otros aposentos de la
casa, así como limpian y pulen objetos de plata y cristal o recogen, lavan, doblan y guardan la
188
ropa de vestir, las sábanas, manteles y servilletas. Estas empleadas domésticas ganan en teoría
doce pesos anuales con derecho al alimento y al aprendizaje de estas labores, pero son pocas
las que se atreven a cobrar; en muchas ocasiones sólo se ganan la comida, a veces la
habitación y pequeños regalos, generalmente ropa usada porque entonces, como ahora, el
contrato se realiza de forma verbal.98
Otras mujeres preparan tortillas y comida para vender en los tianguis o lugares
establecidos, “pequeñas tiendas llamadas pulperías, cacahueterías o tendajones (los cuales)
podían ser propiedad de “españoles, indios, mestizos, castizos y mujeres”.99 En esos
establecimientos está prohibida la venta de carne de carnero y cerdo.
Muchas indígenas comercian sin conocer los pesos y medidas al uso ni el castellano,
porque muchas de ellas no asisten ni asistieron a las escuelas; sin embargo, saben pesar,
medir y cobrar, usando técnicas ancestrales como el trueque o intercambio de unas
mercancías por otras.
Fuera de las pulperías, también se comercia aves, frutas y verduras en los tianguis de
pueblos y ciudades para lo cual no necesitan licencia porque está permitido este tipo de
comercio. Las mujeres ofrecen tortillas, tamales, atole, cacao listo para beber, platillos
sazonados con chile y tomate, carne cocida. Los hombres ofrecen productos agrícolas como
maíz, frijol, granos, entre otros productos.100
Hasta 1570 las mujeres solteras que tienen tierras deben pagar un tributo; aunque después
quedan eximidas, muchos encomenderos lo siguen exigiendo,101 de ahí que estas mujeres,
tienen que hacer tortillas, la comida, el pan, en grandes cantidades con lo que pagaban el
impuesto exigido. Otras más, pagan el tributo con las mantas que tejen y que son muy
solicitadas. Algunas mujeres tejedoras organizan sus pequeños talleres aprovechando que hay
una legislación que excluye del trabajo de tejer a los españoles .
Nos dice Josefina Muriel que las indígenas sabían tejer pero no bordar.102 El arte de
bordar prontamente es adquirido por las indígenas y se destacan las mujeres que lo aprenden
en las escuelas, conventos y recogimientos, como las monjas indígenas del convento de
98 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España..., op. cit., p 120. 99 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial, p. 58. 100 Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1956, p. 152. 101 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España..., op. cit, p. 117. 102 Muriel, Josefina, Cultura femenina novohispana, Historia Novohispana 30, UNAM, 1982, p. 491.
189
Corpus Christi, que “hacían imágenes con los lienzos de lino que en la sacristía se
desechaban por inservibles.”103
También destacan las monjas del convento de Santa Rosa, en Puebla, de cuyo trabajo,
“uno de los ejemplares más hermosos, es el ornamento que fue hecho por las monjas del
convento de Santa Rosa [...] se trata de una verdadera pintura a la aguja en el cual aparece una
angélica orquesta como la que se veía en las pinturas del coro alto”.104
En los obrajes se contrata a las indígenas casadas para pagar cuentas pendientes de sus
maridos.105 En este trabajo gremial sólo aspiraban a ser aprendices y oficiales, no maestras.
Cuando son viudas, dueñas del taller del marido muerto, pueden atender los talleres,
contratando un maestro.106 Los trabajos más pesados lo realizan las mulatas libres, mestizas y
algunas indias.107 Aunque está prohibido que se empleen las mujeres indígenas en los trabajos
de las minas, en muchas ocasiones estas disposiciones no se respetan.
También está prohibida la esclavitud de estas mujeres, muchas indígenas esclavas son
obligadas a trabajar por más de 15 años en obrajes, ranchos, casas particulares y haciendas,108
como el ejemplo que sigue:
Cota, viuda, arrienda y traspasa a María Arias Cota y a Diego Martínez de Bazani, una india chichimeca que fue
condenada por 10 años, al servicio personal de Diego Martínez, por la justicia Mayor de Sinaloa, la traspasa por
1[80] pesos de oro común. Todos son vecinos de México.109
Algunas de ellas obtienen su libertad trabajando hasta juntar el precio puesto; otras al
casarse logran que su pareja pague el precio, otras más se escapan o simplemente mueren. Las
mujeres esclavizadas son principalmente las chichimecas que una vez capturadas por los
conquistadores, son vendidas de forma individual o en almoneda; también son objeto de
cambios o trueques, mercaderías por esclavas, como podemos constatar en las escrituras de
Antonio de Villalobos.
103 Ibíd., p. 491. 104 Ibíd., p. 491. 105 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España..., p.118. 106 Ibíd., p. 120. 107 Ibíd., p. 118. 108 Ibíd., p. 116. 109 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 974.
190
LAS MUJERES NEGRAS Y LAS CASTAS
LLEGAN CON LOS CONQUISTADORES
Los primeros negros esclavos llegaron a Nueva España en 1518 con la expedición de Hernán
Cortés; después vinieron otros con Diego Velázquez y a partir de esa fecha, muchos más.110
De los registros de los tres escribanos analizados, uno de los documentos más antiguos
referente a esclavos negros111 data de 1557 y pertenece a la escribanía de Baltazar Díaz.
Hernando Morales y Francisco Marín, harriero, en mancomunidad, deben pagar a Pedro Pegrero, 800 pesos de
oro de minas fundido y marcado; cada peso vale 450 maravedíes de buena moneda por razón de una recua de 12
caballos aparejados, 26 cargas cueros para vino y dos negros ladinos uno llamado Francisco y Juan Grumete de
30 años.112
Debemos destacar que es más antiguo el documento referente a una mujer, del mismo
escribano, aunque no registra fecha porque no se finalizó el trámite, por el lugar encontrado
puede corresponder a 1554. En él podemos apreciar que “Juan de León, sastre, estante en
México, vende a Juan de Meneses, vecino de México, una esclava borracha llamada Catalina
por 196 pesos oro de minas”.
Así como los primeros negros esclavos llegaron con los primeros conquistadores como
servidores personales,113 es posible que las primeras esclavas negras lo hayan hecho con las
primeras mujeres españolas, familiares de los primeros conquistadores, por cuanto la
110 Saco, José Antonio, Historia de la Esclavitud, p.173. 111 En Nueva España hay esclavitud de indígenas principalmente chichimecas y esclavas blancas como el siguiente documento de Antonio de Villalobos: “Diego de Montaño, vende a Hernando de Za, mercader, una esclava llamada Vilante ‘más blanca que membrillo de la India de Portugal’ de costa Malaya”. f. 964. 112 Archivo de Notarías, Claustro III, ff. 27-28. 113 Baudot, Georges, La Vida Cotidiana en la América Española en tiempos de Felipe II. Siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México 1986, p. 94.
191
esclavitud estaba autorizada en España y establecida legalmente desde el siglo XIII en las
Siete Partidas.114
Aunque España no tenía colonias en África, se valía de los traficantes de esclavos,
principalmente portugueses, genoveses, franceses e ingleses115 para conseguirlos. En el
momento de la conquista, varios esclavos oriundos de Guinea y otros lugares de África se
encontraban ya en Andalucía y otros lugares, de ahí que al emigrar sus dueños a América los
trajeron consigo pagando derechos a la corona. En 1513 se pagaban dos ducados por cada
uno. Se los consideraba como “personas privadas de religión”, que no era el caso de esclavos
judíos, moros y turcos,116 para los cuales estaba vetada su importación.
Posteriormente se expidieron licencias para la importación. De las primeras, una fue la
expedida a “Garrebod, mayordomo mayor del rey y gobernador de Bresa, (quien) solicitó y
obtuvo en 1517 el privilegio de introducir negros por espacio de ocho años; pero como sólo
aspiraba a sacar pronta ganancia, lo vendió inmediatamente a unos genoveses”.117
En 1578 las licencias por cada esclavo es de 30 ducados. Posteriormente para 1595 se le
confiaba a un mercader el tráfico por medio de “asientos”. George Baudot informa que “el
primer asiento fue concedido por Felipe II a Pedro Gómez Reynel, quien se comprometió a
suministrar treinta y dos mil esclavos negros, en nueve años, puestos en el puerto de
Cartagena en la Nueva Granada, y a pagar 900 000 ducados (...) después de vender los negros
al precio de su elección.”118
Del análisis de los documentos de los escribanos del siglo XVI: Baltasar Díaz, Antonio de
Villalobos y Antonio Alonso, se dedujeron estos datos: referentes al comercio de esclavos, los
precios varían de acuerdo con el sexo, edad, salud, si es bozal, ladino o cimarrón y el año en
que se realiza la transacción que, en este caso, están en el lapso que va de 1590 a 1603.
114 Saco, José Antonio, op.cit., p. 137. 115 Pérez Mallaína, Pablo Emilio, La colonización , La Huella, p. 74. 116 Saco, José Antonio, op.cit., p. 167. 117 Ibíd., p. 172. 118 Baudot, Georges, op. cit.,. pp. 94-95.
192
No.
Mujer
precio
oro c.
Edad Lugar con hijos
1 s/p 23 “más blanca
que
membrillo”
costa malaya
4 206 Xipe
2 210 1 de 9 y 1 s/e
2 210 1 de 9 y otra
de 10 por 210
pesos o.c.
2 300 10
1 320 14 Angola
1 350 32
1 380 21
1 390 29
1 400 25 con dos hijos
4 400 22, 40, 30 y 30 1 de Biáfara, otra de
Angola y las otras s/l
una
“preñada”
1 410 15 Angola
1 415 40 Cabo Verde
1 430 18 Angola,“traída de
Cartagena”
2 450 25 “criolla” Biáfara
1 460 Angola
1 485 21 Tierra de Bran
1 490 21 Angola, “traída de
Cartagena”
2 500 24 y 26 Angola y tierra de la
Mina
1 510 25 Mozambique
193
1 515 22 Tierra Conga
1 530 22 Olvanagos
1 400 1 hijo
1 440 2 hijos
1 500 1 hijo
1 540 25
1 550 1hijo de 1 año
1 650 1 hijo
2 800 2 por 800
“criollas”
1 140
0
madre 29 años
padre 30 años
1 de 9 y otro
de 7 a.
1 100
0
padre de Portugal y
madre de Terranova
hija de 1 año
En el siguiente cuadro notamos que las edades van de tres a cincuenta años,
predominando las de 25.
edad 3 9 10 14 15 18 21 22 23 24 25 26 29 30 32 40 50
No. 1 3 1 1 1 1 2 2 1 2 6 1 1 3 1 1 1
En cuanto a lugares de procedencia, aparecen Olvanagos, Angola, Biafara, Xipe,
Cartagena, Valle de Guadiana, Mozambique, Terranova, tierra de Mina, tierra de Bran, Tierra
Conga, Cabo Verde, predominando más de Angola y Biafara. También vemos que las
esclavas con hijos tienen mayor precio y más aún las familias.
194
FAMILIA DESINTEGRADA
Podemos imaginar las condiciones infrahumanas que estas personas sufren en los barcos que
los trasladan de España y otros lugares, como lo describe el jesuita Alonso de Sandoval:
“hombres y mujeres desnudos, esqueléticos y aterrorizados, que eran encerrados al
desembarcar en grandes patios abiertos donde se arrastraban y morían sin que se les prestara
atención alguna”.119
Desde la captura, las familias se desintegran porque bien pudieron ser esclavizados en
tiempos diferentes y por separado; el padre, la madre o los hijos solamente; es seguro que
cuando se capturaban a las familias completas, éstas al llegar a nuevas tierras, seguramente ya
estaban incompletas por la muerte de algunos miembros durante el viaje. Cuando lograba
sobrevivir la familia completa, a la hora de la venta quedaban desintegradas, porque sus
integrantes se vendían por separado.
Por los datos analizados, vemos que es común que las ventas se realicen mediante un
pregonero en almonedas públicas, situación que hace más factible la separación de las
familias que aún estaban unidas.
Juliana Ramírez, viuda de Francisco Alver, vecina de México, vende a Estevan de Alver, su hijo, tres esclavos
llamados Juan de 35 años, Agustina de 13 a 14 años, Tomás de 8 a 9 años, que adquirió de la almoneda que hizo
Francisco de Alver por 1150 pesos de oro común.120
Antonio de Velasco, pregonero, por pedimento de Diego López de Loes, albacea de Juan Flores de Granada,
pone en almoneda pública, una negra esclava llamada León de tierra xipe, en 206 pesos de oro común.121
Antonio de Velasco, pregonero, en pedimento de Diego de Loes, albacea de Juan Flores de Granada, pone en
almoneda pública a una negra llamada Juliana en 210 pesos de oro común.122
119 Ibíd., p. 96. 120 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la Escribanía de Antonio de Villalobos, 1580-1603, Tesis de Licenciatura, FFyL UNAM, México 1994, f. 1315. 121 Ibíd., f. 367. 122 Ibíd., f. 368.
195
Una vez que desaparece la esclavitud en el siglo XVIII, más de una tercera parte de los
esclavos desconocen quiénes son sus familiares, de ahí que “los vínculos familiares se
volvieron la norma sólo cuando la esclavitud se desintegró.”123
Por esta misma situación, la reproducción de esclavos es poca ya que las parejas viven
separados como es el caso de este documento:
Francisco Jiménez‚ vende a Bartolomé Torres, ambos vecinos de México, un esclavo negro llamado Juan
Babtista Garrote, que compró a Rodrigo de Vera, alguacil, de 25 años, casado con una mulata libre, es manco de
un dedo de la mano izquierda, a 300 pesos de oro común.124
Por lo mismo, aunque la pareja viviera junta sus contactos sexuales eran pocos. Como
señala Aguirre Beltrán, la convivencia conyugal y la cohabitación era limitada, no podían
dormir juntos, porque no se contaba con un espacio para parejas. Viven en corralones,
espacios abiertos sin compartimientos, y con una reglamentación rigurosa para el intercambio
sexual.125
Por otro lado, los esclavos o esclavas libres no se querían casar con alguien esclavizado o
esclavizada porque, en el caso de las mujeres, sus hijos serían esclavos. Esta situación
favorece el frecuente abuso sexual por parte de los dueños con lo que obtenían una mayor
cantidad de fuerza de trabajo. Por esto, las esclavas son usadas como fábrica de niños y,
también, los esclavos pasan a convertirse en sementales.
De esta manera, a la fuerza, se da el mestizaje entre esclavas y sus dueños generalmente
españoles, aunque el sistema legal imperante se muestre “desfavorable a las uniones entre
españoles y africanos o castas, y se opuso resueltamente a los matrimonios entre indios y
africanos o mulatos [...] la corona se opuso más enérgicamente al concubinato interracial que
al matrimonio interracial".126
Pero estos impedimentos difícilmente se cumplen, sobre todo entre los españoles con
esclavas porque va en contra de sus intereses económicos; éstos las usan y aunque muchas
veces sus esclavas pueden tener algún parentesco con ellos, no se tiene en cuenta, como este
123 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en la historia de Iberoamérica, El Colegio de México-UNAM, 1996, p.44. 124 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 416. 125 Gonzalbo Azpuru, Pilar, Familias Novohispanas. Siglos XV1-X1X, El Colegio de México, 1991, p. 97. 126 Ibíd., p. 379.
196
“tío beneficiado en Tequila quien compra a la mulata Isabel de Ávila, hija de su propio
hermano, para convertirla en su barragana”.127
La real cédula del 11 de mayo de 1527 (que) “recomendaba que los negros se casaran con
negras, seguía vigente a pesar que contravenía la norma tridentina del libre consentimiento
para contraer matrimonio”.128 Esta cédula es considerada muy conveniente por los dueños
porque pueden concertar matrimonios entre sus esclavos y esclavas, garantizando la
reproducción sin importar los lazos afectivos, como lo hizo “el amo de Gertrudis de Escobar
(que) la casa a la fuerza con un esclavo ciego para imponerle definitivamente la condición de
servil.”129
Si bien el contacto sexual entre españolas y esclavos es difícil, Solange Alberro relata que
“habiéndose convertido un mulato esclavo en amante de una joven española separada de su
marido, son sorprendidos ambos por el tutor de ella; la muchacha alega entonces que siempre
odió al mulato, pero que fue hechizada por él. Su madre, escandalizada, la encierra en un
convento, denuncia el caso ante el Tribunal [...] el esclavo recibe azotes de su amo, quien lo
vende luego a un molino de metales [...] el marido de la española pide reanudar la vida
común”.130
Asimismo el matrimonio entre esclavos e indias es difícil, pero se puede dar como lo
registra este documento, mediante el cual “Diego Mejía del Águila, vende a Juan del Clavo,
un esclavo llamado Roque de tierra de Cabo de 50 años más o menos, casado con una india,
por precio de 310 pesos de oro común”.131
Para los dueños de estas esclavas les conviene que sus esclavos se ayunten entre sí para
contar con más esclavos, por un lado y, por otro, para tenerlos más tranquilos.
127 Alberro, Solange, Inquisición y Sociedad en México. 1571-1700, Fondo de Cultura Económica, México 1989, p. 457. 128 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias Novohispanas..., op. cit., p. 96. 129 Alberro, Solange, op. cit., p. 458. 130 Ibíd., p. 484. 131 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 922.
197
RAÍCES MUY LEJANAS
Nos dice Solange Alberro que una característica de los negros es el desarraigo; no conocen el
lugar de origen de sus ancestros y tampoco sus raíces. En muchas ocasiones desconocen el
paradero de sus familiares más cercanos, como este ejemplo:
Francisco de la Cruz es esclavo en 1660 en un ingenio de azúcar, en Tamascaltepec. Tiene treinta años, nació en
México y sirvió primero a un labrador en Toluca, para luego trabajar en un obraje capitalino. Sus padres eran
esclavos, oriundos de Guinea; no sabe nada de sus abuelos, ignora si tiene tíos o tías, desconoce la suerte de sus
tres hermanos: el mayor huyó a Campeche, en donde se esfumó, los otros dos fueron vendidos al morir su ama
para pagar los gastos del entierro”.132
Es fácil imaginar lo que pasa con las pocas familias de esclavos cuando llegaban: el
pregonero los pone en venta y, así, los miembros de una familia pasan a ser mercancía de
diferentes dueños, los cuales los trasladan a diferentes lugares de labores, generalmente
obrajes, plantaciones de caña de azúcar, estancias de cultivo y ganado, también a las minas,
aunque en esos lugares no sobrevivan muchos años porque no soportaban, además del
maltrato, el clima, la altura y la temperatura.
Alberro refiere que Juan de Leiva, un esclavo, fue “repetidamente azotado con toda
crueldad por el poderoso Gaspar de Rivadeneyra, quemado con tea, encadenado con una
argolla alrededor del cuello, y echado a un cuartucho helado con el solo abrigo de un costal,
lo cual acabó por causarle la muerte”.133
O la gala de crueldad que hace Beatriz de Padilla:
Beatriz de Padilla no era nada compasiva para con sus esclavas [...] solía castigarlas con crueldad, en particular a
la mulata Catana La Garay, “a quien esta confesante la castigaba todos los días, y la pringaba muchas veces y la
hizo herrar en el rostro porque era mala hembra embustera, y por no nada levantaba un testimonio, y la tenía con
prisión.”134
132 Alberro, Solange, op. cit., p. 456.
133 Ibíd., p. 461. 134 Ibíd., p. 476.
198
TRABAJO ESCLAVO
Desde un principio, la llegada de esclavos y esclavas a Nueva España se hizo con el fin de
que se encargaran de los trabajos más pesados, es decir, los que causaban estragos en la
población indígena, como el trabajo en las minas, en las haciendas de caña de azúcar, o en los
obrajes.
Las discusiones sobre si los miembros de raza negra eran humanos o si tenían alma
favorecieron el proceso de cosificación de los esclavos, los cuales fueron considerados como
simple mercancía. Los documentos estudiados así lo manifiestan.
Ante el escribano, pareció Leonor Ruiz, viuda de Cristóbal Vicente, en presencia del albacea Diego de
Bernavidez, vecino de Cuernavaca, se hizo inventario de los bienes de su marido que son: unas casas con tienda
en la calle de [...] carnicerías, un esclavo negro de 30 años, otro de zape de 40 años, otro de 50 años de terra
Cabito, otro de 25 años, otro de 14, 7 mulatos de 2 años, una negra de tierra Biafara de 50 años, otra de 23, una
mulata de 3 años, 11 platillos de plata, candelabros y otras cosas más, aparte de 3700 pesos de oro común”.135
En la escribanía de Antonio de Villalobos, de 243 documentos que corresponden a las
mujeres peninsulares, criollas y seguramente mestizas, hay 26 donde aparecen las mujeres
negras y mulatas esclavas en operaciones de compra, venta o traspaso, tres documentos de
negras casadas, seis de negras con hijo, cuatro documentos de matrimonios con hijo y tres
documentos de niñas negras y un niño.
En estos documentos no aparece la actividad que ellas realizan, ni tampoco datos que nos
puedan dar idea de la actividad, como es el caso de los documentos de las españolas
peninsulares, criollas, mestizas e incluso indígenas. Tal vez lo que sí nos puede ayudar para
tener idea de la actividad que realizan, es el cargo u oficio del comprador o vendedor y
también el dato del lugar residencia de los patrones, como los siguientes documentos. Por los
datos, suponemos que estas esclavas trabajan en una mina.
135 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1008.
199
Pedro Rubio de Espinoza, vecino de México, vende 2 esclavas negras a Felipe de Palacio, vecino y minero de
las minas de Taxco, por 800 pesos de oro común.136
Pedro Ramírez, vecino de las minas de Sultepec, estante en México, en nombre de Doña Catalina de Lara
Caravajal, viuda, vende a Antonio de Peña Valla, mercader, una negra esclava llamada Mariana de 9 años más o
menos por 210 pesos de oro común.137
O este otro que nos hace suponer que la familia de esclavos irá a trabajar a una estancia de
ganado.
Antonio Rodríguez, vecino de Guadiana, estante en M‚México, se obliga a entregar a Juan Cano Moctezuma,
vecino de México, 500 novillos en el pueblo de Ocaynacaque, a cambio de la familia de esclavos y debe pagar el
resto que es de 125 pesos de oro común.138
Con estos datos, y apoyándonos con otras investigaciones sobre la esclavitud, tenemos
cierta idea del trabajo que realizan estas mujeres. Muchas de ellas, las que tienen mejor
suerte, trabajan de criadas en las casas de los españoles ya sea en las grandes cocinas,
haciendo la comida, lavando trastes, haciendo la limpieza de la casa, puliendo las vajillas de
plata y cristal, limpiando los pisos y paredes, lavando la ropa, cociendo e hilando. Pilar
Gonzalbo señala que “las mestizas y mulatas encontraban su lugar en las fondas, los obrajes,
los reales mineros [...] y en los barrios más populosos de las ciudades”.139
Esta actividad es efectuada por las negras, mulatas y otras castas, una vez que lograban su
libertad. También trabajan en las panaderías. Las mujeres mestizas y mulatas fabricaban el
pan de trigo mediante un pago anual o mensual, además de recibir alojamiento y alimentos.140
Las amasadoras o panaderas trabajaban en pequeños talleres familiares, pero también en
grandes tahonas u obrajes por un jornal. Una negra libre, en un año de trabajo gana treinta y
seis pesos; aunque era un trabajo pesado, comparado con la situación de otras esclavas, el
salario era bueno. Otras con menos suerte trabajan en las estancias de ganado, sembradíos de
136 Ibíd., f. 355. 137 Ibíd., f. 411. 138 Ibíd., f. 729. 139 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, 1987, p. 115. 140 Ibíd., p. 116.
200
caña o cereales; las menos favorecidas se encuentran en las minas, donde seguramente
muchas de ellas pierden la vida rápidamente.
Otras ocupaciones de las mujeres negras, de acuerdo con los datos aportados por los
archivos inquisitoriales, son la prostitución, la magia y la hechicería. Este último trabajo en
ocasiones lo realizan conjuntamente con las indígenas, como lo menciona Solange Alberro:
La india proporciona las sustancias y procedimientos necesarios y la española los recibe por medio de la mujer
negra o mulata. Este esquema refleja exactamente la realidad social en que las castas no pueden ser sino
intermediarias entre productores y consumidores, y el campo marginal y en cierta medida clandestino de la
magia y de la hechicería [...] Ya en 1536 son esclavas negras las que establecen la relación entre un indio
proveedor de hierbas y de polvos y las mujeres de mercaderes españoles”.141
Recordemos que eran las mujeres, anterior a la llegada de los españoles, las que conocían
las cualidades curativas de diferentes especies animales, vegetales y minerales y que uno de
los trabajos ejercido por ellas es, precisamente, la medicina. Si a este conocimiento le
agregamos la magia y la hechicería de las negras, podemos imaginar el alcance de esta
práctica.
BUSCANDO LA LIBERACIÓN
Son pocas las esclavas negras que llegan a conseguir su libertad, muchas de ellas mueren sin
haber logrado romper las cadenas de la esclavitud; de 38 documentos referentes a esclavas
negras, sólo dos tratan el asunto de la libertad:
El Doctor Matheo de Yllescas, presbítero, vecino de México, como albacea de doña Gerónima de Villafuerte,
difunta y de Gonzalo Ruiz de Villafuerte, hijo y heredero de la difunta, dijo que su madre en una cláusula dijo
que: cuando su esclava negra criolla de 30 años más o menos le diece a su albacea 400 pesos de oro común, le
dieran su libertad. El la vende por estar preñada a Francisco de Zúñiga Villotas por 400 pesos de oro común, y
141 Ibíd., pp. 475-76.
201
siempre y cuando la esclava tenga los dichos 400 pesos, se los de y ella quede libre así como los hijos que
tuviere.142
Otra manera de obtener la libertad es que la misma esclava la compre por medio de su
trabajo, como el ejemplo que cita Pilar Gonzalbo, situación difícil porque en muchas
ocasiones ellas nunca ven dinero en efectivo porque se les pagan con alimentos y un lugar
donde dormir, principalmente.
Una joven negra, esclava de Cortés, firmó contrato de aprendizaje con un panadero, quien durante dos años le
enseñaría a elaborar pasteles y la mantendría en la panadería; al finalizar el plazo recibiría ciento treinta pesos,
con los cuales esperaba completar el pago para obtener su libertad.143
Sin embargo, hay una población negra o mezclada con los otros grupos que son libres,
como lo muestran los documentos que se refieren a negras o mulatas libres, como es el caso
de Rodrigo de Vera, esclavo, casado con una mulata libre, documento antes citado.144
Doña Victoria de Castro, viuda de Domingo da por libre y horno a Agustín Martínez.145
Pedro Díaz Montaño de color negro, libre, vecino y natural de México, pide sea sepultado en la iglesia de Santo
Domingo, frontero con la capilla de la Sra. del Rosario. Pide se pague 80 pesos al capitán Pacheco por una deuda
anterior. Manda se paguen sus deudas con las prendas que tiene su hermana Ana Pérez de Sumaya, se pague a la
cofradía de la Señora de la Consolación de la Iglesia de Santo Domingo 50 pesos que tomó como mayordomo
que era de ese lugar, nombra como albacea a Martín López de Gaytán y a Ana Pérez de Zumaya, como heredera
universal.146
En las mujeres negras -aprovechando su atractivo físico, aunado al vestido que tenía que
ser diferente al de las indígenas y españolas y que se caracteriza por ser vistoso, junto con el
porte- es común que, usando su cuerpo, mejoren un poco su situación. Alberro narra el caso
142 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1072. 143 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en Nueva España..., p. 116. 144 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 416. 145 Ibíd., f. 825. 146 Ibíd., f. 603.
202
de una morisca, acusada de dar muerte a un comisario, quien “solía decir muchas veces en
chanza que los hechizos y encantos los tenía entre las piernas”.147
Y así, algunas logran su libertad al encontrarse a un español, indígena o mestizo que paga
su libertad, o dueño que la libere; en cambio, otras lo conseguían por medio de su trabajo.
Los siguientes documentos son ejemplos de cómo se logra la libertad:
El bachiller Juan Gutiérrez de Vega, presbítero, capellán del Colegio de San Juan de Letrán de México, dijo que
en su casa nació una niña negra, hija de sus esclavos Cristóbal y María Malabar y al bautizarla le pone el nombre
de Melchora y le da libertad para el resto de su vida.148
En ocasiones, el dueño o dueña las liberan por algún favor en especial como el documento
de arriba. Otras veces obtienen su libertad huyendo de sus dueños hacia otros lugares :
Martín de Ibarra, vecino de México, otorga poder a Andrés de Igarza y a Gonzalo Carriero, vecino de Zacatecas,
para que vendan una esclava negra llamada Cecilia, de 25 años, casada con un negro llamado Pedro "que hace 6
meses anda huido.149
Muchas veces estos esclavos son marcados por sus dueños como ganado, con rayas en la
cara o en el cuerpo, con las siglas del dueño y, a veces, con el nombre completo en la cara,
otras cortándoles un dedo. Así lo registran estos documentos de Antonio Alonso:
México, 19 noviembre 1563. Alonso Ramos, vecino de las minas de Pachuca, residente en México, vende a
Fabián Cortés, residente, una negra nombrada María, de tierra de Maricongo, ladina, mediana de cuerpo, de 32
años, con unas letras en la cara que dicen Toledo; habida con justo título, por precio de 185 pesos.150
México, 18 noviembre 1563. Diego de Ocampo y doña Francisca de Calderón, su mujer, vecinos, venden a
Antonio de Aguayo, vecino de la villa de la Purificación, en el Nuevo reino de Galicia, una negra llamada
Mónica, de tierra de Biafara, alta de cuerpo, con letras en la cara que dicen Francisca de Calderón, de 30 años y
su hijo Francisquito, mulato, de 10 meses, habidos de buena guerra, por precio de 461 pesos de oro común.151
147 Alberro, Solange, op. cit., p. 475. 148 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 1102. 149 Ibíd., f. 1218. 150 Archivo de Notarias, Claustro III, Escribano Antonio Alonso, f. 89. 151 Ibíd., f. 106.
203
México, 5 enero 1565. Alonso de Aranda, vecino, vende a Hernando Altamirano, vecino de la ciudad de los
Ángeles, una esclava negra, Francisca, natural de Bañol, de edad de 20 años, entre bozal y ladina, con los pechos
labrados con fuego y mediana de cuerpo; por precio de 330 pesos de oro común.152
Robert MaCaa afirma que, en 1570, había 25 mil africanos en Nueva España y 20 mil
españoles y que el índice de masculinidad estaba más balanceado entre los negros que los
blancos; en los primeros es de 2 hombres por una mujer y entre los segundos es de 4 a 10
hombres por una mujer, de ahí que se haya procreado más la población mestiza y negra que
de blancos.153
Si bien no especifica cuántos de estos negros eran libres, haciendo especulaciones, para
1550 seguramente eran muy pocos los libres y, conforme el tiempo avanza, también más
esclavos van adquiriendo su libertad tomando en cuenta que si la mujer es libre, sus hijos por
derecho adquieren la libertad.
152 Ibíd., f. 206. 153 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familia y vida privada en..., p. 44.
204
LA EDUCACIÓN DE LAS MUJERES NOVOHISPANAS.
TESTIMONIOS
En la segunda parte de esta investigación se manejó información general de la educación en
Nueva España. En esta tercera parte, nos abocaremos principalmente a la educación de las
mujeres. He de manifestar que las fuentes primarias revisadas para esta investigación no
aportaron datos suficientes para analizar el tema de la educación con mayor profundidad, sin
embargo, los datos recabados me permiten realizar algunas deducciones y, apoyada con
información bibliográfica sobre el tema, puedo profundizar más.
Algunos documentos de las escribanías investigadas, que permiten realizar estas
deducciones, son las escrituras donde quedaron asentadas las diversas actividades
comerciales, religiosas o civiles, que realizaron las personas de la época y espacio estudiado y
que asentaron su firma o rúbrica como se decía en esa época. La firma de los emisores y
receptores es un dato que puede señalar si estas personas sabían o no leer y escribir.154
También esas escrituras nos aportan datos para deducir quiénes enseñan, dónde lo hacen, a
qué educandos, las materias escolares y los métodos e instrumentos que utilizan.
En las actas del escribano público Antonio Alonso (1562-1565) se encontraron 448
documentos, de los cuales 269 se refieren a mujeres, pero sólo en 42 aparecen las mujeres
como emisoras o receptoras, de los cuales 16 son firmados por ellas y 26 no. En el resto, en
227 aparecen los hombres como emisores o receptores, 190 son firmados por ellos y 37 no.
En las siguientes gráficas se manejan datos deducidos del análisis de los documentos de
los escribanos: Baltasar Díaz, Antonio de Villalobos y Antonio Alonso.
154 Aunque no necesariamente porque me atrevo a deducir que algunas mujeres, por la necesidad de su trabajo o estatus, mínimamente tenían que escribir su nombre y su firma aunque no supieran leer y escribir.
205
Hombres y Mujeres emisoras y receptoras
hombres82%
mujeres18%
Como podemos ver del total de 269 documentos de emisores y receptores de hombres y
mujeres, el 82% corresponde a hombres y el 18% corresponde a mujeres.
Hombres firmantes y no firmantes
f irmantes84%
no firmantes
16%
De 190 documentos donde aparecen los hombres el 84% corresponde a hombres que sí
firman y 16% que no.
mujeres firmantes y no firmantes
f irmantes38%no
firmantes62%
De 42 documentos donde aparecen las mujeres, el 62% corresponde a las mujeres que no
firman y el 38% que sí.
206
Partiendo del supuesto de que las personas que firman sí saben leer y escribir, la gráfica
muestra la gran diferencia entre hombres y mujeres alfabetizados. También los documentos
de estas mujeres emisoras o receptoras muestran el grupo socioeconómico al que pertenecen,
como lo constatamos en los 16 documentos firmados por 11 mujeres que son:
1. Ana de Estrada, viuda del tesorero Juan Alonso de Sosa, realiza tres escrituras que sí
firma: dos otorgamientos de poder y un arrendamiento de casas (1562, 1563).155
2. Juana de San Miguel, abadesa del Monasterio de Nuestra Señora de México. Firma una
aceptación de 4 escrituras y un traspaso que suman 5000 pesos oro de minas que es la dote de
Inez Cabrera, hija de Ana de Estrada, que se encuentra en dicho convento (1563).156
3. Beatriz de Estrada, viuda del gobernador Francisco Vázquez Coronado. Firma como
fiadora una obligación de pago a Ana de Estrada por un préstamo de 100 pesos oro común
(1563).157
4. María de Godoy junto con su hermano, hijos y herederos de doña Inez de Cabrera, firma
un otorgamiento de poder a Gregorio Ruiz para que cobre las deudas de su madre. En otro,
junto con su marido, Sancho de Figueroa, firma una ratificación de venta de una hacienda de
minas en Guanajuato y en otro más, también con su marido, una carta de venta de casas
heredadas por su madre, a su hermano Juan de la Torre. Son mineros en Guanajuato (1564,
1565).158
5. Catalina Gómez, viuda de Alonso Pérez de Zamora, conquistador, como tutora y curadora
de 7 hijos, firma una carta donde se compromete a tener como árbitros a abogados de la Real
Audiencia para evitar pleitos con los herederos, hijos de la primera mujer de su difunto
esposo (1562).159
6. Inez de Paz, viuda del Dr. Pedro de Morones, oidor del Nuevo Reino de Galicia, firma una
carta de venta de un esclavo negro(1564 ).160
155 Archivo de Notarías, Escribano Antonio Alonso, ff. 151/ 152 (131/134), 279/280 (405/407), 282/283 (411/413). 156 Ibíd., ff. 272/272 (391/392) 93. 157 Ibíd., ff. 278/277 ( 403/404). 158 Ibíd., ff. 585/586 (991/993), 628/632, 700/703. 159 Ibíd., ff. 113/117 (53/62). 160 Ibíd., ff. 585/586 (991/993).
207
7. María Ponce de León, con licencia de su marido, firma un concierto de compañía,
otorgando poder para administrar minas en Guanajuato (1564).161
8. Beatriz de Herrera, viuda del Dr. Juan Álvarez, firma un otorgamiento de poder para
cobrar una deuda (1564).162
9. Catalina de Montejo, mujer del adelantado Alonso Maldonado, firma un compromiso de
pago de un depósito de dinero (1563).163
10. Ana de León, viuda del conquistador Rodrigo de Castañeda, como tutora y albacea de sus
hijos, firma un otorgamiento de poder para el cobro de una deuda de un remate de unas minas
y haciendas en Taxco (1565).164
11. Bernardina de Tapia, mujer de Rodrigo Carvajal, mineros de Nueva Galicia,
conjuntamente con su marido firma un otorgamiento de poder especial para vender casas y un
solar en México, ganado que está en términos de Zacatlán y una huerta que linda con la
huerta del marqués del Valle (Hernán Cortés, 1565).165
Por los datos reportados en estos documentos, deducimos que pertenecen a un estrato
socioeconómico privilegiado; son mujeres y esposas de conquistadores, mineros,
gobernadores, oidores y doctores. Podemos suponer que por el estatus del marido, ellas se
vieron obligadas a aprender a leer y escribir; otras aprendieron por la necesidad de
administrar sus bienes ya que varias eran viudas.
Es de llamar la atención que la viuda del primer impresor del continente americano Juan
Pablos, Jerónima Gutiérrez, y su hija María de Figueroa no firmaran las escrituras que
realizaron: la madre, una escritura de arrendamiento de dos “emplentas”166 de imprimir con
las letras e imágenes de cuatro ramas167 (1563), y la venta de unas casas que realizó la hija
(1565).168
161 Ibíd., ff. 541/542 (903/905). 162 Ibíd., ff. 547/548 (915/917). 163 Ibíd., ff. 378/378 (607/608). 164 Ibíd., ff. 704/704. 165 Ibíd., f. 696. 166 Pedazo de tapia o trozo de pared amasada y apisonada en una horma que se hace de una sola vez. 167 Ibíd., ff. 272/272 (391/392). 168 Ibíd., ff. 663/664.
208
Es difícil creer que la mujer y la hija del personaje que impulsó el avance de la cultura en
Nueva España con el uso de la imprenta, no pudiesen leer ni escribir y que por esa situación
no firmaran dichas escrituras.
Como en las escrituras arriba señaladas no aparecen los datos de origen de estas mujeres
(generalmente donde aparecen estos datos son en los testamentos o cartas de dote), parto del
supuesto de que muchas de ellas, o todas, eran españolas peninsulares o criollas, basándome
en los años de emisión de las escrituras que van de 1562 a 1565. Recordando que algunos
españoles o llegaron con ellas o mandaron por ellas, éstas fueron esposas, hermanas, hijas o
tuvieron otro parentesco, principalmente aquellos españoles que por su estatus las requerían y
también, por la posición política, económica y social que detentaban estas mujeres.
En este mismo sentido la revista Claustro169, es otra fuente importante pues en ella se
encuentran datos como los siguientes :
1. Un documento del escribano Juan Fernández del Castillo, fechado en 1525, es el que
suscribe María de Marcayda, madre de la difunta Catalina Juárez, esposa de “Don Fernando
Cortés, gobernador que fue de la Nueva España, la madre como única heredera de su hija
difunta otorga poder a su hijo Juan Juárez para que demande y cobre los bienes que eran de su
hija. Y dijo que no sabía escribir, no lo firmó de su nombre”.170
2. Otro documento del mismo escribano, en 1527, es el testamento que hace en vida pero
enferma, Isabel Rodríguez, viuda de Juan Lorenzo y esposa actual de Miguel Rodríguez de
Guadalupe; nombra como albacea a su compadre para que pague sus deudas por préstamos
que pidió de vino, carne, pan, zapatos, recupere las diversas prendas de oro que dejó a
cambio, entre ellas una sortija de oro con una turquesa que era “del almirante Diego Colón”;
también dice que dio de dote de casamiento a su segundo marido 500 pesos de oro fino y
después le dio 600. Nombra como heredera a su hija Catalina Lorenzo y en caso que hubiese
fallecido a su segundo marido; “dijo que no sabía escribir”.171
3. En otro documento, ella misma pide que se cobre una deuda por una obligación que le
traspasó Alonso de Estrada, gobernador de Nueva España y, en otro, fechado en 1528,
169 Revista editada por el Instituto de Estudios y Documentos Históricos, A.C. en los años 1980-1981, México. 170 Archivo de Notarías, Claustro III, pp. 35-39. 171 Ibíd., pp. 41-49.
209
Nicolás de Gibraltar en nombre de Pablo de Retamales, se obliga a pagar una deuda que
Pablo tenía con ella, de una compañía de “un pueblo de indios otomíes que se dice
Mexquila.”172
4. Un documento del escribano Gaspar Calderón, de 1554, es el otorgamiento de poder
general que hace “doña Leonor Cortés, hija del marqués del Valle, don Hernando de Cortés”
a su hermano Martín Cortés y firma.173
5. Otro documento -que aunque es realizado posteriormente a los años estudiados, lo
expongo por la importancia del documento y por el cargo que detenta el emisor- es el
testamento que realiza Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar, virrey de
Nueva España entre los años 1612-1621, por poder que le otorga su esposa Mariana Reiderer,
hija de Jorge Reiderer y María Isabel Amerín naturales de Alemania. Por la gravedad de su
enfermedad, ella pide que sean herederos “de los seis mil ducados de renta en cada un año por
dos vidas”, la de ella y la de un hijo o hija, merced que le otorgó “el rey su majestad” una vez
casada con el susodicho virrey. Ella nombra a su hijo Francisco Fernández de Córdoba, si él
muriese le sucedería su hija Mariana de Córdoba y, si ella faltase, a otra hija Brianda de
Córdoba. Como albaceas nombra a su esposo, a Luis Fernández de Córdoba, obispo de
Málaga, y a Diego San Esteban, religioso de la Compañía de Jesús. El poder no lo firmo “por
no poder escribir”.174
Llama la atención que estas mujeres que gozan en una posición privilegiada, ya que son
unas, esposas de conquistadores, otra, suegra de Hernán Cortés y otra más, esposa de un
virrey, no firmaran porque no sabían hacerlo como ellas lo dicen. Estos datos también nos da
idea de cuál era la situación de las otras mujeres en cuanto al nivel educativo.
No en todas las transacciones que algunas mujeres realizan aparece el dato de si saben
escribir, generalmente es en los testamentos, como el caso de Sor Juana Inés de la Cruz175,
novicia del convento de San Jerónimo, antes llamada Juana Ramírez de Asbaje, natural de
Chalco, hija legítima de Pedro de Asbaje y Vargas y de doña Isabel Ramírez. Ella nombra
como albaceas a su madre, a sus hermanas doña María y doña Josefa de Asbaje y Vargas y
172 Ibíd., pp. 51-52. 173 Ibíd., pp. 59-61. 174 Claustro X, p. 189 (179-215). 175 Otro documento posterior a la época investigada, pero por los datos manejados considero necesario mostrar.
210
como herederas a su hermana María y, si faltase, a su hermana Josefa. También dice que
entregó tres mil pesos de dote al convento y firmó el testamento, fechado el 23 de febrero de
1669.176
También está la petición que hace ante Antonio de Cárdenas y Salazar, juez provisor y
vicario del arzobispado para otorgar testamento y está firmado por ella en 1669.
Otra fuente que me da elementos para analizar la educación, son los expedientes de
solicitud de licencia de emigración a Indias, investigación que realizó Enrique Otte en el
Archivo General de Indias. El dice que son 529 personas las que escriben cartas desde el
nuevo continente, de México a Chile, a diferentes lugares de España como Andalucía,
Castilla la Nueva, Extremadura, Castilla la Vieja y León, principalmente en los años que van
de 1540 a 1616; de esas 529 personas sólo 51 son mujeres, primer dato que nos da referencia
de la disimilitud que existe entre españoles y españolas que sabían escribir.
HOMBRES Y MUJERES QUE EMIGRAN A INDIAS Y QUE ESCRIBEN
HOMBRES90%
MUJERES10%
De esas 51 mujeres migrantes a Indias, 10 se establecen en México.
176 Claustro X, pp. 61-67.
211
MUJERES QUE VIVEN EN MEXICO Y QUE ESCRIBEN
184%
216%
En el contenido de las cartas, algunas mujeres hacen alusión a la gran importancia que
tiene el saber escribir y leer, características muy valoradas porque son pocas las personas que
lo saben hacer. Ana López escribe a su madre que vive en Santa Olalla y pide que vayan sus
hermanos para México diciendo: “hase de entender estando despiertos en leer y escribir para
saberse gobernar, porque faltando esto es muy gran manquera [...] Lo que me mueve para
escribir esto es tener Juan Francisco dos hijas, niñas, y tener para poderlas casar muy
aventajadamente”.177
O la carta que Francisco Sánchez escribe a su padre también, recalcando sobre la
importancia de la escritura y lectura, en donde dice que “le pareciese encaminase para esta
ciudad a mis hermanos Sancho y Juan [...] procure que sepan leer y escribir, que es lo que en
estas partes es no poco menester”.178
En la carta de Mariana de Morguiz se entrevé su molestia por la discriminación de género
a la que se ven sometidas; ella se queja de que las mujeres no pueden hacer todo lo que
quisieran como los hombres y, en este caso concreto, escribir y leer. En una carta que envía a
su padre Juan Rodríguez, en Medina del Campo, hace alusión a la escritura diciendo:
Yo no he hecho esto y más presto por estar en tan larga tierra y no tener por quien escribir, y las mujeres no
tienen tanto aparejo para escribir y hacer todo lo que hombre querría como los hombres [...] hacerle saber de mis
trabajos, y la causa es que yo estoy viuda [...] y venga mi hermano derecho a México, adonde yo quedo muy
sola.179
177 Otte, Enrique, Cartas Privadas de Emigrantes a Indias, p. 64. 178 Ibíd., p. 65. 179 Ibíd., p. 43.
212
Es notorio que en varios documentos de las fuentes investigadas, las mujeres que firman
los documentos o que escriben las cartas, son viudas y muchas de ellas viven solas. Podría
decirse que la viudez y el estar sola sin familiares cercanos, las obliga a aprender a leer y
escribir para poder administrar sus bienes y evitar que extraños se aprovechen de sus
pertenencias, como lo manifiesta doña María de Esquivel y Castañeda que escribe a su nieta,
que vive en Sevilla, para que viaje ya que se encuentra sola y además, su padre dejó una
hacienda con deudas. Y remata con estas palabras: “como soy sola y vieja y enferma, y no
tengo quien me ayude, todos me quitan un pedazo, y muchos días ha que hubiera enviado por
vos, sino he podido hasta ahora”.180
O la carta que escribe María Díaz, viuda, a su hija Inez Díaz, en Sevilla. Pide que manden
por ella “para no verme viuda y desamparada tan lejos de mi natural, y en tierra adonde no me
conocen”.181
Si analizamos la gráfica de las escrituras de Antonio Alonso, vemos que de 227
documentos donde aparecen mujeres, sólo el 18% de ellas son emisoras o receptoras y de
ésas, sólo el 38% firman. Estas cifras nos dan cierta idea de cuál era el nivel de analfabetismo
entre las españolas. Pero, ¿qué pasa realmente con la educación de las mujeres novohispanas
en esta época? ¿Qué, con las mestizas, las indígenas, las negras y las castas?
OBJETIVOS DE LA EDUCACIÓN
Recordemos que uno de los objetivos de la educación en los siglos XVI y XVII, es lograr que
la población de la ciudad de México ocupe el lugar que le corresponde en una sociedad
estratificada y se someta a las disposiciones emitidas para ese fin. El mensaje es reverenciar a
la iglesia y a sus representantes, someterse a la autoridad y demostrar gratitud y servilismo
hacia los poderosos, sean autoridades eclesiásticas o civiles.
El modelo educativo a seguir, debía asegurar el orden de la estratificación social y el
respeto a la religión:
180 Ibíd., p. 120. 181 Ibíd., p. 97.
213
El orden político y social, reflejo del orden celestial, era sagrado e intocable y por ello cada individuo debía
cumplir con las funciones que tenía asignadas, cualesquiera que fueran. Las mujeres no podían quedar excluidas
de esta norma, de modo que su educación tendía a prepararlas para desempeñar las tareas que se les
asignaban.182
Por medio de la educación se busca la implantación de patrones culturales del país
conquistador y la integración de los habitantes al grupo social y actividad que les corresponda
en una sociedad jerárquicamente estratificada, al tiempo que se inculca una nueva
cosmovisión, con una lengua, religión, costumbres y formas de comportamiento diferentes a
las antes practicadas. Las prioridades para la educación de la población indígena, primero y,
posteriormente, la mestiza, eran cristianizar, castellanizar e implantar nuevas costumbres, lo
que implicaba reeducar.
La educación que las mujeres novohispanas recibían, debía sujetarse a lo que la corona y
la religión exigen de ellas; eran las encargadas de conservar las tradiciones castellanas, de
fomentar la religión católica en la familia. No había “un sistema orgánico de instrucción, ni
siquiera instituciones de enseñanza superior o media; los conocimientos teóricos y la vida
académica eran ajenos a la mayor parte de las mujeres".183
La mujer novohispana debía ajustarse al ideal que se esperaba de ella como madre, ama
de casa y maestra de sus hijos; para eso sólo requería una sólida formación en los principios
religiosos y en la administración y organización de las actividades domésticas.
Para Pilar Gonzalbo, la labor de la educación era precisamente moldear los hábitos,
controlar las pasiones, abortar desde la infancia los intentos de rebeldía, de modo que la
propia conciencia fuese el fiscal de las acciones y cualquier coacción externa resultase
innecesaria".184
La educación impartida será diferente, de acuerdo con el grupo racial, sexual y social al
que se pertenece. No es la misma educación la que recibe un novohispano y una novohispana,
una mujer española y una mujer indígena o mestiza; ya no digamos la de las negras y mulatas.
182 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La Educación de los Criollos y la Vida Urbana, Serie Historia de la Educación, El Colegio de México, 1990, p. 320. 183 Ibíd., p. 319. 184 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La Educación de la Mujer en la Nueva España. Antología, SEP-El Caballito, México 1985, p. 12.
214
Como explica Pilar Gonzalbo, “la instrucción superior, la vida religiosa y el prestigio
académico se convirtieron en propiedad exclusiva del grupo dominante, la tarea consistió en
crear instituciones que reprodujesen las características de las del viejo mundo”.185
Otra diferencia es la educación que se imparte en las ciudades o en lugares rurales. En las
ciudades es donde más se construyen conventos, colegios, recogimientos y donde están los
lugares más prestigiados y lujosos, obviamente para las familias privilegiadas. En el medio
rural cabe la suposición que la educación formal que se imparte no debe distraer las labores
agrícolas a las que estaba destinada la población rural.
No toda la población novohispana tenía acceso a la educación. En general las mujeres son
las más desfavorecidas, sea cual fuere su nivel social o grupo racial, aunque dentro de éstas,
las más favorecidas eran las españolas. Para la población indígena, no saber leer y escribir la
pone aún más en una situación de vulnerabilidad mayor, de dependencia, sujetándola a la
autoridad. En muchos casos el analfabetismo es motivo de abuso.
En los siguientes documentos del escribano Antonio Alonso, constatamos como la
población indígena tenía la necesidad de buscar un intérprete para poder realizar alguna
transacción, ya que no podía hablar y mucho menos escribir el español:
• Un indio principal Alonso de Sandoval, mediante un intérprete pide licencia para vender
un pedazo de tierra de “120 brazas en ancho y 110 en largo”, porque tiene otras tierras que
labrar y firma el documento (1564).186
• Pedro Cuxcux y María Xoco, su mujer, indios del barrio de San Pablo mediante un
intérprete, piden licencia al alcalde ordinario para vender a otra india del mismo barrio unas
casas que se encuentran en la ciudad de los Ángeles que lindan con propiedades de otros
indios, ya que ellos viven en México. El alcalde con base en la Cédula Real donde dice que
“los indios puedan vender” autoriza la licencia. No firman los indios (1563).187
• Antón Tlotolsuchil del barrio de Santa María mediante un intérprete también pide licencia
al alcalde ordinario para vender un pedazo de tierra de “8 brazos en cuadra por todas partes”
185 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La Educación de los Criollos..., p. 353. 186 Archivo de Notarías, ff. 549/550 (919/922). 187 Ibíd., ff. 268/269 (383/386).
215
que heredó de sus padres y que fueron de sus abuelos porque tiene otras casas y otros
terrenos donde labrar; no firma (1564).188
• Petronila Tiacapan, Pedro Jerónimo y Baltazar de San Francisco, indios, mediante
intérprete piden licencia para vender un terreno de 6 brazas por 4 en el barrio de Santa María
que linda con terrenos de otros indios. Llevaron como testigos otros indios y una vez que el
alcalde corroboró que no habían “sido inducidos, apremiados o atemorizados y lo querían
hacer de su propia voluntad”, autorizó la licencia para vender. Los indios no firmaron
(1564).189
También aparecen algunos documentos que llamaron mi atención, porque están firmados
a pesar de ser personas “de color”, como en las mismas escrituras lo manifiestan y son los
siguientes:
• Mulato “de color moreno, persona libre, oficial chapinero, se obliga a pagar una deuda, y
firma (1563).190
• Mulato libre realiza una venta de una “haca alazana”; firma el documento (1565).191
Llaman la atención interés porque sabemos que, en un principio, los españoles se
preocuparon por la educación de la población española, indígena y, posteriormente de la
mestiza, mandando construir colegios para esa población, como ya lo vimos en la segunda
parte de esta tesis, pero para la población negra y castas no había escuelas; sin embargo,
como vemos en estos documentos, ellos saben firmar.
QUIÉNES ENSEÑAN
Desde principios de la colonia, la educación es una preocupación para los españoles porque
mandar a los hijos a educarse a España les era costoso y problemático, de ahí que requirieran
188 Ibíd., ff. 530/530 (881/884). 189 Ibíd., ff. 579/580 (979/982. 190 Ibíd., f. 419. 191 Ibíd., f. 647.
216
de maestros y escuelas para sus hijos. Esta preocupación es notoria en la reina Isabel, quien
hace una recomendación en su testamento de 1504, pidiendo el envío de personas a Nueva
España para enseñar la doctrina católica y las buenas costumbres.
O’Sullivan refiere que una de las primeras maestras que llegó a Nueva España, era Marina
Vélez de Ortega:
... muger de Xriptóbal Martyn Camacho, natural de Moguer, el cual pasó a esta Nueva España con Garay, y
sirvió a su majestad en algunas conquistas de ella [...] una de las primeras mugeres que binyeron a esta Nueva
España, e una de las primeras vecinas de la dicha ciudad de los Ángeles, donde siempre ha tenido su casa
poblada con cinco doncellas huérfanas, criándolas e yndustriándolas dende niñas a su costa.192
Las primeras mujeres españolas -madres, esposas, hermanas o de otro parentesco que las
liga con los conquistadores y colonizadores, y que llegaron junto con ellos o unos años
después a México- y que habían tenido acceso a una educación, traen consigo una cultura
emanada de las enseñanzas de los humanistas del Renacimiento europeo. Para éstos la
educación era importante porque sostenían que era el medio con que se lograba el
perfeccionamiento individual y contribuía a la armonía social.193
Entre ellos tenemos al humanista español Juan Luis Vives (1492-1524 ) que escribe De
como se han de criar las doncellas. El recomienda que las mujeres se encarguen de la
educación de sus hijos, por cuanto “ahora el maestro que ha de tener la nuestra virgen; yo por
mí querría que fuese alguna mujer antes que hombre, y antes su madre o tía o hermana que no
alguna extraña”.194
También tiene influencia Erasmo de Rotterdam, quien recomendaba para las mujeres el
estudio del latín y la buena educación. Lo justificaba por la influencia que tenían sobre sus
hijos; la educación en el hogar era fundamental porque los padres eran el ejemplo a seguir.
Tomas Moro (1477-1535), helenista, amigo de Erasmo de Rotterdam y Luis Vives,
recomienda que las madres eduquen a su hijos y, para poderlo hacer, las mujeres debían
dedicar varias horas del día al estudio porque la educación era un proceso largo.
192 O´Sullivan Beare, Nancy, Las Mujeres de los Conquistadores. La mujer española en los comienzos de la colonización americana, Compañía Bibliográfica Española, Madrid 1956, p 75. 193 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las Mujeres en la Nueva España. Educación y vida cotidiana, El Colegio de México, 1987, p. 28. 194 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de la mujer en..., p. 35.
217
Aunque Moro, Vives y Erasmo coinciden en que la educación era un derecho para
hombres y mujeres, ponían especial énfasis en que no se les enseñara lo mismo. Aunque
recomendaran la lectura, muchas mujeres no sabían leer, a pesar de ser mujeres de la nobleza,
privilegiadas, como la misma virreina Mariana Reiderer, esposa del marqués de Guadalcázar,
antes mencionada.
El hecho de que algunas mujeres españolas no supiesen leer ni escribir podría ser porque,
a pesar de que se impulsara que las madres fueran las que educaran a sus hijos e hijas, los
varones de la familia (sean padres, hermanos u otro familiar), decidían cuáles eran las lecturas
que podían realizar195. Eran los vigilantes de la educación de sus vástagos y es posible que,
para evitar la lectura de libros que pervirtieran la moral femenina, les hayan prohibido el
aprendizaje de la lectura.
Erasmo de Rotterdam resalta la importancia de la educación debido a la importancia que
da al ejemplo que pueden brindar los padres de familia. Algunos documentos muestran como
esta recomendación no se llevó a cabo. Así lo señala el testamento de Mariana Reiderer,
quien al llegar a Nueva España, trajo consigo mujeres para ayudarla en la educación de sus
hijos, en particular a doña Leonor del Peso y Quiñónez, quien “ha tenido a su cargo el acudir
al de nuestras hijas con muy buena voluntad [...] para continuar este cuidado teniéndole de la
crianza de doña Brianda y doña Luisa [...] me pidió la tuviese en mi casa todo el tiempo que
ella quisiese, dándole lo necesario para su sustento.196
Es notorio que las españolas privilegiadas traían consigo personas, principalmente
mujeres, que las apoyaban en las labores de la casa y en la educación de sus hijas. También se
trajo para su servicio a “doña Isabel Manuel, doña María de Abaneja, doña Inez de Valverde
y doña Catalina de León, doncellas honradas y virtuosas, de más de doña García Yáñez y
doña Jerónima Cortés, a quien casó, y doña Luisa de Mario y doña Beatriz Meléndez, que
metió monjas en los conventos de Santa Inez y Santa Teresa de esta ciudad”.197
Para agradecer el servicio que le hicieron, pide que se las procure casándolas o
metiéndolas de monjas. También pide que se apoye a su camarera Inés de Soto y se ayude a
su hija Jerónima Cortés para su casamiento y dote. Podemos decir que las primeras maestras
195 Muriel, Josefina, Cultura Femenina Novohispana, UNAM 1982, p. 21. 196 Claustro X, p. 201. 197 Ibíd., p. 203.
218
de los hijos de españoles, además de sus madres, son estas mujeres acompañantes, como
señala en su testamento Mariana Reiderer.
Las madres se preocupan por la educación de sus hijos, como se constata en la carta de
Isabel Durán; ella escribe a sus hermanos en Madrid, quejándose de que no le escriben y que
está apenada por la muerte de su madre, con estas líneas: “estoy muy apenada de la muerte de
mi señora madre [...] porque si deseaba ir a España, era por solamente verla [...] he puesto a
Bartolomé a bordador [...] y a Perico tengo conmigo, que traigo a la escuela”.198
Notamos la preocupación de ella porque sus hijos asistan a la escuela o aprendan un
oficio. Una de las obligaciones que tienen las mujeres en la Nueva España es la enseñanza de
las costumbres y tradiciones españolas desde la lengua, religión y normas sociales familiares,
como lo enuncia Gonzalbo:
La sociedad criolla encomendó a las mujeres la conservación de sus tradiciones castellanas, el fomento de la
religiosidad doméstica y la consolidación del modelo de vida familiar. Para que fuesen capaces de cumplir
adecuadamente estas tareas, las niñas y las jóvenes novohispanas debieron someterse al ideal educativo que se
había establecido para ellas. Desde luego que no existió un sistema orgánico de instrucción, ni siquiera
instituciones de enseñanza superior o media; los conocimientos teóricos y la vida académica eran ajenos a la
mayor parte de las mujeres.199
Como vimos en el testamento de la virreina de Guadalcázar, seguramente hay otras
españolas que traen o mandan traer mujeres para que se dediquen a la enseñanza de sus hijos.
A estas primeras maestras se las conoce como “migas” o “amigas”, que ya tenían tradición en
España.
Estas maestras trabajan un par de horas o más dentro de sus casas y la enseñanza consiste
en continuar o apoyar la educación inicial en el hogar, en cuanto a las buenas costumbres,
respeto y obediencia a los mayores, religión, catecismo y cantos religiosos.
Se trata de una educación muy elemental, ya que ellas mismas no cuentan con una
preparación mayor. En esta educación no había ningún reglamento establecido en cuanto a
metodología, horario y costo. Ellas enseñaban según las horas acordadas con la madre y
cobraban dependiendo de la posición económica de la familia. Según Gonzalbo, en las calles
198 Otte, Enrique, op. cit., p. 103. 199 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 319.
219
céntricas donde vivían las familias de mejor posición, las maestras cobraban un peso mensual.
La disciplina era rigurosa, y una manera de imponerla eran los azotes.
En un principio no había normas educativas; posteriormente, a petición de un grupo de
maestros, se promulga una ordenanza en 1586 que exige a los maestros una licencia que los
acreditara como tal, lo que se demostraba mediante un examen donde exponían el
conocimiento de la “lectura y escritura de los distintos tipos de letras impresa y manuscrita, y
conocimientos elementales de aritmética”.200
Un ejemplo de la currícula que se manejaba entonces, está en un documento de Antonio
de Villalobos donde se presenta un “maestro de enseñar”, que se compromete a enseñar “las
cinco reglas generales de contar, sumar, restar, multiplicar” y cobra 24 pesos de oro
común.201
Otra ordenanza prohíbe que negros e indios fuesen maestros; de ahí la exigencia de la
pureza de sangre, aunque por la escasez de maestros esta ordenanza no se respetó del todo.
Como las ordenanzas sólo se referían a hombres, las mujeres eran maestras a las que no se
acreditaba, que no podían recibir niños; aun así, los educaban hasta los 6 o 7 años.202 Otras
mujeres que se dedican a enseñar son las religiosas que se encuentran en los conventos de
diversas órdenes.
Además están las maestras informales, que son las de “farzas”, como lo señala el
documento del escribano Antonio de Villalobos, mediante el cual Marco Antonio Ferrer y su
mujer María Ana de Valdez, con Gonzalo de Riancho, hacen una compañía para hacer y
presentar comedias en Nueva España repartiéndose las ganancias en partes iguales.203 En
otros documentos204, Gonzalo de Riancho y Antonio Ferrer organizan otras compañías.
Los varones tenían maestros en sus casas, contratados, como “Diego Gutiérrez maestro
de enseñar [...] está comprometido [...] para que enseñe [...] las cinco reglas generales de
contar, sumar, restar, multiplicar y le han de pagar 24 pesos de oro común” (1599).205
200 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 131. 201 Pérez Castillo, Reyna, Catálogo de la escribanía de Antonio de Villalobos,1580-1603, Tesis de Licenciatura, FFyL, UNAM, México 1994, f. 774. 202 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 132. 203 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 974. 204 Ibíd., doc. 933, 952, 976, 978. 205 Ibíd., f. 774.
220
Pero también podían ser enviados a los colegios, como dice el documento: “Francisco de
la Cerda, presbítero [...] debe y se obliga a pagar al colegio Seminario de San Idelfonso, 100
pesos de oro común, por razón de sustento y colegiatura de Josephe de la Cerda” (1599).206
O asistían a los conventos, como muestra otro documento del mismo escribano:
“Hernando Barachona Loariza, presbítero [...] otorga poder a Sancho Barachona, su hermano,
presbítero vecino de la ciudad de Santiago de los Caballeros para que en su nombre acepte y
pida alimentos que le deben de dar sus padres” (1603).207
Además de esa educación, llamémosle formal, aprendían de manera informal algún oficio
con los maestros oficiales, como lo muestran algunos documentos del mismo escribano:
Francisco Revelo, portugués, natural de la villa de Guelva, estante en México se asienta a servicio para aprendiz
con Pedro Ruis de Valdevieso, sastre (1595).208
Angelo Carlo, natural de Génova, estante en México, hace un concierto para aprendiz con Blas Hernández
maestro de hacer vidrios al candil (1595).209
Melchor de las Ruelas [...] pone a Bartolomé, chichimeco, esclavo como aprendiz de hilador [...]
comprometiéndose a alimentarlo, vestirlo y curarlo de sus enfermedades (1590).210
DÓNDE ENSEÑAN
El lugar en donde se imparte la educación novohispana, depende del grupo racial, del nivel
social y del sexo de los educandos.
El primer espacio son las mismas casas de las educandas, después “las casas de las
amigas” que no eran propiamente escuelas y, posteriormente, los conventos y colegios donde
regularmente asistían las hijas de las españolas, acompañadas de servidoras indígenas.
206 Ibíd., f. 864. 207 Ibíd., f. 1210. 208 Ibíd., f. 391. 209 Ibíd., f. 295. 210 Ibíd., f. 106.
221
Finalmente se construyeron conventos y recogimientos para indígenas y mestizas y beaterios
para las adultas.
Las escuelas de las amigas inician desde la segunda mitad del siglo XVI, aunque la
necesidad de educación se da desde un principio; solamente las familias que pueden pagar
maestras particulares lo pueden hacer, amén de que no había muchas mujeres que ejercieran
la profesión.
Por esta necesidad de educación, las mujeres que tienen el conocimiento elemental, abren
sus casas como escuelas donde asisten tres o cuatro niñas y, también, algunos niños aunque
no estuviese permitido.
Después de las casas de las amigas están los conventos que datan de finales de la primera
mitad del siglo XVI. Las primeras religiosas que se establecieron en México fueron las
concepcionistas, cuyo primer convento data de 1541, aunque un documento del siglo XVIII
afirma que se funda en 1540; se menciona a tres monjas que venían de Santa Isabel de
Salamanca y se recibían hijas de nobles y conquistadores.211
La congregación de las concepcionistas fue fundada en España por la portuguesa Doña
Beatriz de Silva y la orden fue aprobada por el Papa Inocencio VIII en 1498; para “1511
recibieron su regla particular, que las ponía bajo la jurisdicción de la jerarquía ordinaria”. 212
En los conventos, según establecía el Concilio de Trento, sólo estarían las mujeres que
quisieran ser religiosas; no obstante, era costumbre que las postulantas españolas llegasen
acompañadas de otras mujeres, además de sus mozas, fuesen indias, mestizas o mulatas.
Las mujeres que aspiraban a ser religiosas eran sometidas a una vida rigurosa, hacían
votos solemnes y si no los cumplían eran severamente castigadas. Se les permitía tener su
propia vivienda dentro del convento, compartiéndola con sus acompañantas y mozas,
contaban con amplias celdas y su propia cocina.
Para ingresar al convento como novicia debían entregar un documento donde se
especificara que eran hijas legítimas, un testimonio de limpieza de sangre y buen
comportamiento, además de una dote cuyo monto oscilaba entre uno y cuatro mil pesos. Hay
varios documentos que dan testimonio de esto, como en los siguientes:
211 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 214. 212 Ibíd., p. 221.
222
• El testamento de Sor Juana Inez de la Cruz213, novicia del convento de San Jerónimo que
se llamaba antes Juana Ramírez de Asbaje, natural de Chalco, hija legítima de Pedro de
Asbaje y Vargas y de doña Isabel Ramírez, nombra como albaceas a su madre, a sus
hermanas doña María y doña Josefa de Asbaje y Vargas y como herederas a su hermana
María, y si faltase, a su hermana Josefa. También dice que entregó tres mil pesos de dote al
convento y firmó el testamento el 23 de febrero de 1669.214
• Alonso de Pineda, en nombre de Ana de Estrada, estando en el monasterio de Nuestra
Señora de México, entregó a la señora Juana de San Miguel, abadesa de dicho monasterio,
para ella y para las demás monjas cinco escrituras: una por la que Cristóbal Escudero se
obligó a pagar a dicho monasterio 1000 pesos de oro de minas; otra donde doña Ana de
Estrada y los señores tesoreros don Fernando de Portugal y Jerónimo de Medina se obligaron
a pagar al monasterio 700 pesos de oro de minas; otra de imposición de censo de 200 pesos
oro de minas cada año; otra escritura de censo de 100 pesos oro de minas cada año que
Antonio Alonso, escribano, y su mujer, otorgaron a Ana de Estrada y un traspaso de censo
que realiza Ana de Estrada junto con sus hijos, a favor del convento, que en total suma 5000
pesos de oro de minas, como dote de Inez de Cabrera. Dichas escrituras las recibe la abadesa
en nombre de las demás religiosas firmando el documento.215
Esta cantidad podía reducirse a mil pesos, si las postulantas sabían de música y eran
buenas cantoras. También se les exigía que supieran leer y escribir y tuviesen habilidad en
los menesteres mujeriles. Si no tenían la dote, entraban como novicias de velo blanco sin
derecho a pasar a profesas de velo negro. Para las acompañantas seglares no era forzoso
someterse a esta rigurosidad.
El convento de la Concepción, de la orden concepcionista, era uno de los más ricos,
grandes y lujosos durante el siglo XVI y ocupaba grandes extensiones en el centro de la
ciudad. Esta orden tuvo su auge durante la segunda mitad del siglo XVI y comienzos del siglo
XVII, llegando a tener ocho conventos en la capital: Concepción (1540), Regina Coeli216
213 Documento posterior a la época investigada, pero por los datos manejados considero necesario mostrar. 214 Claustro X, pp. 61-67. 215 Archivo de Notarías, Escribanía Antonio Alonso, ff. 273/273 (393/394). 216 En la escribanía de Antonio de Villalobos, en Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 352 (1595), se encuentra un documento que da referencia de este convento: “Diego Márquez, platero, natural de la villa de Aracena, hijo de Diego Márquez e Isabel Jiménez, recibe de la abadesa y definidoras del convento de Regina Coeli, 300 pesos de
223
(1570), Jesús María217 (1579), Encarnación, Santa Inez, San José de Gracia, Balvanera (1573)
y San Bernardo.
Después llegaron las monjas dominicas218, de Santa Catalina de Siena, de la orden de San
Agustín219, reformada por Santo Domingo de Guzmán, que se establecen en un principio en la
ciudad de los Ángeles, actualmente Puebla.220
En un documento de Antonio de Villalobos aparece que “Fray Diego de Mendiola,
procurador general de la orden de San Agustín de Nueva España [...] dice que doña Mariana
Núñez [...] impusieron sobre sus bienes [...] que están en las calles que van de las casas reales
a al Monasterio de San Sebastián [...] un censo de 1400 pesos de oro común a favor del
convento de San Agustín”.221
En 1586, desembarcan las clarisas de la orden franciscana.222 Otte cita a las clarisas: “y
queriendo El Señor como yo se lo pido no se carguen de cosa alguna más que su malotaje [...]
y sus vestidos tan honestos como quien vienen a recibir el hábito de una religión tan Santa
como es el de Santa Clara”.223
En el Claustro aparece el testamento de Isabel Rodríguez, mujer de Miguel Rodríguez de
Guadalupe quien deja como heredera a Catalina de Lorenzo, hija que tuvo con su primer
marido, Juan Lorenzo y además, “mando a las obras del dicho monasterio de San Francisco y
Santo Domingo de esta dicha ciudad, a cada una, doce pesos de limosna”.224
Después llegan las agustinas no reformadas de Santo Domingo,225 que fundan el convento
de San Jerónimo en 1591. Hay otra fecha que maneja Fernández del Castillo, para quien el
convento de San Jerónimo, antes llamado de Santa Paula, de la regla de San Jerónimo, de la
orden de San Agustín, fue fundado por Isabel de Barrios (se dice que era pariente de la madre
de Sor Juana) con autorización del arzobispo don Pedro Moya de Contreras el 26 de
El convento de Jesús María fue el tercero de las monjas concepcionistas; fundado en 1579 fue proyectado como colegio de niñas seglares donde algunas monjas podían ser maestras.
una obra pía que dejó Domingo Dorantes, para las huérfanas del convento como dote para que se casara con Elena de Villasana”. 217
218 Dominicos, orden mendicante fundada por Santo Domingo de Guzmán (1215) para combatir la herejía albigense. Se encargó del Tribunal del Santo Oficio. 219 Orden religiosa fundada en 1256, siguiendo la regla de pobreza individual y oración en común. 220 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 337. 221 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 1283. 222 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 337. 223 Otte, Enrique, op. cit. 224 Claustro III, p. 47. 225 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 337.
224
septiembre de 1585. Las primeras cuatro religiosas salieron del convento de la Concepción,
entre ellas una sobrina de la fundadora y primera abadesa sor Paula de San Jerónimo y, entre
las primeras novicias, se encontraban sus hijas.226 El mismo autor dice que las carmelitas
fundan el convento de San José.
Mediante un documento encontrado en el archivo de Antonio de Villalobos, se impone un
censo a favor del convento y monasterio de San Jerónimo, estando como priora Isabel de San
Jerónimo, María de San Pablo, Juana Bautista y Juana de San Martín.227
Después llegan las capuchinas de la orden franciscana. Luego lo hacen las carmelitas, que
fundan el convento de Santa Teresa la Antigua y la Nueva.228
Villalobos da referencia de esto:
... doña Isabel Manuel, doña María de Abaneja, doña Inez de Valverde y doña Catalina de León, doncellas
honradas y virtuosas, de más de doña García Yáñez y doña Jerónima Cortés, a quien casó, y doña Luisa de
Mario y doña Beatriz Meléndez, que metió monjas en los conventos de Santa Inez y Santa Teresa de esta
ciudad.229
En el siglo XVII (1680) se funda el colegio de San Miguel de Belem, llamado también de
las capuchinas seglares o de las Mochas. En un principio fue planeado para adultas, después
se abrió para niñas de diferentes estratos que estuvieran en la pobreza y que se
comprometieran a la aceptación de una disciplina rigurosa.
También se construyen algunos monasterios para huérfanas, como el Monasterio de las
Recogidas. Un documento de Villalobos se refiere a: “Beatriz de San Millán, viuda [...] vende
al bachiller Manuel de Amarilla, presbítero, unas casas con solar y camellones, que se
encuentran en el barrio de Ayutla a espaldas del colegio Hermanos de San Juan, por precio de
2400 pesos, dichas casas tienen unos censos redimibles de 1000 pesos a favor del monasterio
de las Recogidas (1596).230
226 Fernández del Castillo, Francisco, Sor Juana Inez de la Cruz y la medicina de su tiempo, Instituto de Estudios y Documentos Históricos, AC., p. 5. 227 Pérez Castillo Reyna. op. cit., f. 1559. 228 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Familias novohispanas. Siglos XVI-XIX, El Colegio de México, 1991, p. 217. 229 Claustro X, p. 203. 230 Pérez Castillo Reyna, op. cit.
225
También los hospitales son espacios donde la población recibe cierta educación; al
respecto, Villalobos da referencia:
Juan Rodríguez de León, como administrador del Hospital Real de los Indios de México, dice que el conde de
Monterrey, visorey de Nueva España, en nombre de su majestad, hizo merced al hospital para que se celebren
farzas y comedias, cobrando el hospital por el préstamo de “aposento, bancos y asientos altos, bajos y
alrededores, mesas de tuncos y trompillos y entradas, para beneficio de los pobres (1603).231
También en la revista Claustro hay referencias a los Hospitales de Nuestra Señora de la
Concepción y Desamparados, como consta en el siguiente párrafo: “Item, mando cien pesos a
la cofradía de nuestra señora del Rosario y de San Pedro y a los hospitales de Nuestra Señora
de la Concepción y Desamparados de esta ciudad”.232
Don Vasco de Quiroga estableció unas Ordenanzas para sus hospitales-pueblo (1532) y
prescribía que las niñas no asistieran a las clases de lectura, pero aprendieran labores textiles
y ayudaran en algunas tareas agrícolas.233
Había fundaciones de obras pías, capellanías y dotaciones para sostener a alguna religiosa
o huérfana. En la ciudad de México, desde 1582 existieron centros asistenciales para niños
abandonados, entre ellos, una casa-cuna en el Hospital de los Desamparados.234
Además de conventos, también se construyeron recogimientos, tanto de protección como
de corrección; la finalidad era cobijar por un tiempo a las desamparadas o las que necesitaran
corrección por haber cometido algún delito. El más antiguo es el de las Recogidas, también
llamado Jesús de la Penitencia, patrocinado por la cofradía de la Soledad. Era destinado a las
prostitutas españolas, a quienes se intentaba redimir por medio de penitencias. En el siglo
XVII pasó a propiedad de la orden concepcionista.235 Otros recogimientos eran el de la
Misericordia, destinado a españolas respetables, y el de las Arrepentidas, en Santa
Magdalena, llamado Las Magdalenas, destinado a mujeres públicas, lugar éste donde vivían
231 Ibíd.. 232 Claustro X, p. 193 233 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación en la época colonial. El mundo indígena, p. 65. 234 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 261. 235 Ibíd., pp. 258-259.
226
miserablemente.236 Se construyeron también beaterios o recogimientos que alojaban mujeres
mayores y solas.
En el siglo XVI, la educación de las mujeres era una continuación de la educación que
recibían en sus casas en donde las materias elementales eran las labores del hogar, propias de
la mujer. En esa época no se consideraba necesario que las mujeres supieran leer y mucho
menos escribir.
La instrucción de las mujeres podía contemplarse como el camino de su perdición.
Independencia equivalía a rebelión, éxitos en los negocios a vanidad, eficiencia en el trabajo a
egoísmo, y todo lo que significase afán de superación se equiparaba a demoniaca tentación de
subvertir el orden establecido.237
Las primeras escuelas públicas, donde las niñas externas podían aprender gratuitamente la
lectura, la escritura, la doctrina y las labores domésticas, se abrieron en la segunda mitad del
siglo XVIII y las pioneras de este proyecto fueron las jesuitas de la Compañía de María,
orden fundada en Francia en 1606 por una viuda adinerada, Juana de Lestonnac, asesorada
por dos jesuitas.238
Para que se aceptara el proyecto de educación gratuita, las monjas tuvieron que insistir
mucho, ya que los señores de la Real Audiencia no entendían que la educación pudiera ser
externa sino interna, como la que se impartía en los conventos y recogimientos. De ahí que,
para que fuera aceptada, pasaron varios años.
En 1755 se inauguró la primera “escuela de amiga” pública y gratuita en la ciudad de
México, “en el colegio de monjas de la Enseñanza o colegio del Pilar; poco después sería
imitado por el colegio de Indias y, antes de finalizar el siglo, por el de las Vizcaínas.239
Las reglas que gobernaban los colegios y los conventos eran muy similares, pero los
primeros eran seglares y los segundos pertenecían a las órdenes regulares.
236 Ibíd., p. 259. 237 Ibíd., p. 134. 238 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 326. 239 Ibíd.
227
LOS CONVENTOS Y SU MANUTENCIÓN
En general, todos los conventos tenían la misma estructura, con más o menos dimensiones,
con más o menos lujos. Eran de planta irregular con grandes salas comunes y celdas
individuales habitadas por una religiosa con sus criadas o pupilas, donde rezaban, cosían o
cocinaban.
Cada convento tenía su especialidad; en el de la Concepción se hacían hermosas flores
artificiales, bizcochos, tarros de dulce y empanadas; en el de la de Encarnación, sus belenes;
Regina Coeli, los chocolates; Santa Catalina, las labores de aguja y en Jesús María se
preparaban medicinas con recetas tradicionales.240
En la actualidad, aún podemos ver algunos conventos que conservan su estructura original
y podemos pasearnos en sus corredores y meternos en sus múltiples aposentos y podemos
imaginarnos de las múltiples necesidades que estos conventos requerían. Seguramente las
administradoras eran las primeras en percatarse de estos requerimientos y las primeras en
afligirse para solventarlos y nos preguntamos, ¿de dónde salían los recursos para resolver las
necesidades de mantenimiento del convento y la manutención de las religiosas, como
alimentación, vestido, curaciones y otras necesidades?
Para la fundación de un convento era necesaria la existencia de un patrono o patronato que
aportaba los fondos para la construcción, en tanto que la autorización la daba la Corona
española. Los archivos consultados muestran algunos ejemplos de patronazgo, como éste,
donde “Pedro Hernández, maestro de albañilería, vecino de México, dice asentarse con Don
Matheo de Maullen, como patrón y fundador del convento de Santiago.241
También hay patrones para las capellanías:
El doctor Francisco de Loya, abad de la congregación eclesiástica del señor San Pedro, vecino de México, como
patrón perpetuo de la capellanía, dice que Pedro de Nava, presbítero, canónigo que fue de la Santa iglesia de
esta ciudad, por testamento [...] dejó por herederos a Diego Troche Arévalo y a doña Catalina de Nava y que
instituyeran una capellanía [...] se nombraron por capellanes a Diego de Nava, [...] Pedro Charo, Manuel de
240.Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., pp. 217-218. 241 Pérez Castillo, Reyna, op. cit., f. 803.
228
Guzmán y Nicolás de Nava, todos presbíteros. Con dicho cargo que tiene el doctor como patrón y en virtud de
que Manuel de Guzmán y Diego de Nava renuncian, él nombra a Sebastián Ramírez de Castro (1603).242
Una forma de manutención de los conventos son, precisamente, las capellanías que
constituyen las personas con recursos para que se digan misas por el descanso de sus almas,
como consta este documento de Antonio de Villalobos:
El prior fray Diego de Contreras del convento de San Agustín de México [...] dice que don Juan de Guzmán y
su mujer Doña Isabel de Guzmán conciertan fundar e instituir una capellanía de 3 misas por semana y
perpetuidad y han ofrecido por cada misa una limosna de 1 peso, 4 tomines de oro común, que montan 234
pesos cada año, más la paga de 3276 pesos de oro común en reales (1599).243
También se sostienen de los censos redimibles que son otorgados por diversas personas, a
cambio de los cuales estas donantes pedían que fueran sepultadas en esos lugares y que se
dijeran misas por el descanso de su alma. Ejemplos de estos acuerdos se muestra en algunos
documentos de Antonio Alonso:
• Elena de Gallego, viuda de Juan López de Padilla, hace donación a la casa y monasterio de
San Agustín de México y a los padres, prior, frailes y convento de cierto censo que tiene de
300 pesos de oro común en cada año [...] para que en el monasterio haya el censo para ayuda
de los religiosos, después de los días de la vida de la otorgante, perpetuamente digan 15 misas
rezadas y una cantada y de réquiem, con diácono y subdiácono en un día del mes de
diciembre de cada año (1563).244
• El prior fray Diego de Contreras del convento de San Agustín de México, dijo que estando
reunidos [...] fray Juan de Santa Catarina, fray Diego Delgadillo, fray Antonio Paché [...] dice
que don Juan de Guzmán y su mujer doña Isabel de Guzmán conciertan fundar e instituir una
capellanía de tres misas por semana y perpetuidad y han ofrecido por cada misa una limosna
de un peso, cuatro tomines de oro común que montan 234 pesos cada año más la paga de
242 Ibíd., f. 1142. 243 Ibíd. 951. 244 Archivo de Notarías, ff. 372/373 (595/597).
229
3276 pesos de oro común en reales y solicitan a Francisco de León Pacheco y a fray Diego, se
lo entreguen a los religiosos (1599).245
• Pedro de Guzmán e Isabel de Barrios, fundan una capellanía, ella pagaría 200 pesos de oro
común por cada año [...] y nombra por capellán a Hernán González de Zalaba, al morir
Hernán ella nombra a Pedro Juárez de Ávila, clérigo presbítero [...] y le otorga poder para que
cobre la dote de 200 pesos de oro común para la capellanía (1603).246
• Ana de Mendoza, viuda mujer de Diego de Villapadierna y su hijo Diego de Villapadierna,
impusieron dos censos redimibles a favor del convento de Santa Clara de unas casas y huerta
y reconocen la redención de un censo de 868 pesos que hizo Francisco de León (1595).247
• Isabel de Carmona, mujer de Baltazar Muñoz, vecino de México, ante el escribano real
Juan de Vallejo, manda que su cuerpo sea enterrado en el monasterio de las Mercedes, se
construya una capellanía y se mande una cruz a la ciudad de Granada (1595).248
Las dotes que son entregadas para las profesas se utilizan para su propia manutención y la
del mismo convento; además reciben otras donaciones y son numerosos los censos de
propiedades a favor de esos conventos.
En el documento 200249 de Antonio Alonso, Juan Pablos, impresor, impuso un censo a
favor del monasterio de la Concepción de México y Pedro Ocharte impuso otro censo a favor
del Colegio de San Juan de Letrán.
En el documento 95250 del mismo escribano, Inez de Amaya otorga poder a abadesa,
monjas y mayordomo del convento de la Concepción de México para que cobren a los
oficiales de su majestad y a la caja real lo que le corresponde a ella y a su hermana monja
Ana de la Visitación, que se encuentra en dicho convento por “ayuda de costa como hijos de
conquistador”.
En un documento de Antonio de Villalobos se habla del Monasterio Convento de Santa
Paula, mediante el cual, “Iñigo Cesar de Junguito, clérigo presbítero [...] reconoce que el
245 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 951. 246 Ibíd., f. 1373. 247 Ibíd., f. 243. 248 Ibíd., f. 167. 249 Archivo de Notarías, Escribanía Antonio Alonso, ff. 660/663. 250 Ibíd., ff. 279/280 (405/407).
230
Monasterio Convento de Santa Paula, es dueño de unos censos redimibles [...] dichos censos
son: 1 de 500 pesos y otro de 1000 pesos de oro común” (1596).251
A QUIÉNES
Aunque existían conventos, colegios, monasterios, recogimientos y hospitales especiales para
españolas, indias y mestizas y desamparadas, no encontré referencias que hablen sobre
lugares especiales para negras y castas.
La población más favorecida fue la española, ya que habían más lugares dedicados a la
educación; así algunos españoles mandan por sus familiares mujeres, con el fin de internarlas
en los conventos, que son los centros educativos de más prestigio. Sólo pueden entrar ahí las
que tienen asegurada la dote requerida, tal y como explica la siguiente carta que escribe
Domingo Pérez a sus padres, para que envíen a sus hermanas.
... daré orden como mis dos hermanas Ana Pérez de Castro y Margarita se queden con mi tía Ana de Santa María
en el monasterio de esta ciudad de México, que cierto es una religiosa de mucha importancia, agora la han hecho
maestra de novicias [...] y queriendo El Señor como yo se lo pido no se carguen de cosa alguna más que su
malotaje [...] y sus vestidos tan honestos como quien vienen a recibir el hábito de una religión tan Santa como
es el de Santa Clara.252
O el documento253 de Antonio Villalobos, donde Doña Francisca de la Torre manda 900
pesos de oro común a su hija, monja que profesa en el monasterio de la Encarnación de Lima.
Casi todas las españolas, criollas pobres o ricas, tuvieron una educación escolarizada
dentro o fuera de sus casas. No sucedía lo mismo con las indígenas ni con las mestizas. Las
españolas de clase pudiente podían tener maestras y maestros particulares o asistir a las
escuelas de las amigas, internarse en los conventos o asistir a los colegios. En ocasiones eran
acompañadas por sus servidoras mestizas, indígenas o mulatas. Las más pobres, huérfanas y
251 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 691. 252 Otte, Enrique, op. cit., pp. 124-125. 253 Pérez Castillo Reyna, op. cit., f. 301.
231
solas podían asistir a los colegios que se construyeron especialmente para ellas, como el de la
Caridad.
Durante los primeros años se recibió a pensionistas junto a las colegialas becadas. El
precio de la pensión fue inicialmente de 20 pesos de oro de minas, equivalente a 32 de oro
común más un “cahíz” de trigo como cuota anual; para fines del siglo XVI la cifra había
ascendido a 66 pesos de oro común”.254
QUÉ ENSEÑAN
La mujer idónea para los hombres españoles de la época renacentista era la que cumplía con
el papel que la sociedad requería: madre y educadora de sus descendientes y transmisora de
las costumbres y valores con sustento en la religión cristiana. Por lo mismo, las mujeres
requerían de una educación basada en el conocimiento de la religión católica y todo lo
concerniente a las labores domésticas. Esta educación debía fomentar en ellas principios
religiosos y morales. Se educaban para ser obedientes y respetuosas, siendo las virtudes más
valoradas el recato y la castidad.
Dentro de su educación se podía incluir la enseñanza del canto y tocar algún instrumento
por cuanto se consideraba que “la música estaba al alcance de la capacidad de la mujer”.255
Estas habilidades eran muy útiles para el regocijo de la familia e invitados y entraba
dentro del canon de “ser buena esposa”. Las mujeres españolas de esta época reciben una
gran influencia de pensadores humanistas renacentistas y, las que podían, leían al español
Juan Luis Vives (1492-1524, que escribe De como se han de criar las doncellas, donde
aconseja que la madre cuide a la hija, moderándola y refrenándola, enseñándole cosas de
virtud y honestidad, ya que la mujer es más inclinada a los placeres que el varón. Qué no le
enseñe palabras deshonestas ni movimientos de mala crianza, como el culto del ánima; debe
aprender el gobierno de la casa según la edad que consideren ya sea de 4 , 5 o 7 años, que
aprendan a hilar y labrar, a ser trabajadoras, por cuanto el ocio es el principio de los
pasatiempos y éste de otros más, que aprendan a guisar cosas sobrias, templado y limpio para
254 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 329. 255 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 31.
232
contentar a sus padres, hermanos o marido, ya que les deben mucho. Debe obedecer la
hermana al hermano, la mujer al marido, la madre al hijo.
La mujer, continúa Vives, debe vigilar a sus mozas en la cocina porque pueden echarle
cosas que no van o dejar de hacer unas cosas por otras. Dice que a las mujeres que saben leer
y les gusta, no se les prohíba y a las que no les gusta que no se las obligue ya que "los libros
abren camino a las maldades y desencaminan las virtudes y a la honestidad y bondad; pero
que lea buenos libros compuestos por santos varones".256
También aconseja que las mujeres no enseñaran sino a sus hijos, y cita a San Pablo que
escribe a su discípulo Timoteo:
... enseñar ella yo no lo permito, ni que tenga autoridad sobre el varón, sino que esté en silencio, porque es
notorio que Adán fue primeramente formado que no Eva, y él no fue engañado, y ella sí [...] Por lo tanto, como
la mujer sea naturalmente animal enfermo, y su juicio no está‚ de todas partes seguro [...] no es bien que ella
enseñe.257
También se leía al fraile agustino Luis de León (1528-1591) quien en su libro La perfecta
casada, habla sobre las cualidades de una perfecta casada y del buen comportamiento que
debe tener en el hogar, que es el lugar adecuado para ella. Dice que la naturaleza ordenó que
los hombres se casaran para perpetuar en los hijos su nombre y linaje y su propia
conservación. El hombre es para trabajar la tierra y hacer negocios, ganar dinero; la mujer es
para guardar (cuidar) lo que el hombre gana, por ser su naturaleza inclinada al sosiego y a la
escasez. La perfecta casada no debe ser costosa y sí hacendosa. Las mujeres comen poco
porque tienen menos calor natural; la naturaleza las hizo ociosas “para que rompiesen poco y
por otro aseadas para que lo poco les luciese mucho”.258
Dice que las mujeres nacieron sumisas y humildes. Los hombres, aunque gasten mucho,
lo hacen en cosas útiles y de provecho y las mujeres en cosas que no valen ni lucen. Que Dios
creó a la mujer para ser ayudadora del marido y no su calamidad y desventura, que su hogar
sea un puerto seguro y deseado donde ellos puedan descansar y rehacer sus fuerzas, porque
“su naturaleza cargó sobre ella, criándola pare este oficio; que es agradar y servir, alegrar y
256 Ibíd., p. 35. 257 Ibíd., p. 37. 258 Ibíd., p. 42.
233
ayudar en los trabajos de la vida [...] y que, como el hombre está obligado al trabajo de
adquirir, así la mujer tiene la obligación del conservar y guardar”.259 Aconseja que, aunque el
marido sea un beodo y un verdugo, tiene que soportarlo porque es su marido.260
Los religiosos como fray Martín de Córdoba, consejero, y fray Hernando de Talavera,
confesor de la reina Isabel, consideran a la virginidad y la castidad como el mayor atributo
femenino y recomiendan la espiritualidad y la docilidad, denunciando como vicio “la
intemperancia y la locuacidad”.261
Otros pensadores de la época, como Juan Díaz de Arce, catedrático de la Universidad, no
aceptaban que las mujeres leyeran en la cátedra o predicaran en los púlpitos, pero sí en el
interior de su casa.
Este ideal de mujer es trasladado a Nueva España y las primeras mujeres españolas que
llegaron a México vienen con esta educación y son el ejemplo a seguir de las mujeres
novohispanas, las cuales, prácticamente, la única educación elemental que todas tenían eran
los principios cristianos.
Las mujeres se educaban dentro o fuera de su casa para ser buenas esposas, madres y
maestras de sus hijos. Así como en los niños se elogiaba la precocidad intelectual, en las
niñas la obediencia, el recato y el silencio. Una actitud callada y sumisa era una señal de
predestinación para ser religiosa.
Las madres que por sus condiciones socioeconómicas no podían mandar a sus hijas con
las maestras o amigas o a los conventos, las educaban en sus casas enseñándoles estos
principios cristianos y morales así como las labores mujeriles.
Las hijas que sí podían ir con las maestras, aprendían las labores domésticas como
cocinar, hilar, tejer, bordar, coser y repetir de memoria pasajes del catecismo, maneras de
comportamiento y cómo educar a los hijos.
La currícula se limita a “al recitado de algunas oraciones y preguntas del catecismo y al
ejercicio de las labores de aguja [...] En la práctica de las virtudes se elogiaba especialmente
la obediencia, acompañada de laboriosidad y sosiego."262 No es requisito que las niñas
aprendan a leer ni mucho menos a realizar cuentas, de ahí que, como lo señalan las gráficas
259 Ibíd., p. 46. 260 Ibíd., p. 47. 261 Ibíd., p. 30. 262 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la educación..., p. 323.
234
presentadas al inicio, de 42 mujeres que realizan una acción notarial, ya sea como emisoras o
receptoras, sólo el 38% firma esos documentos y el 62% no lo hace, manifestando que no
sabían escribir.
Así lo demuestra el siguiente ejemplo del escribano Juan Fernández del Castillo del año
de 1525: la viuda del conquistador Cristóbal de Olid, Felipa de Araujo, otorga poder a Juan
de la Peña para que se presente ante fray Toribio de Benavente y demande el divorcio y
devolución de dote a Diego López Pacheco, con el cual se había casado y otorgado 5000
ducados de oro como dote, resultando engañada por éste que estaba casado en Castilla, “la
susodicha no lo firmó de su nombre porque dijo que no sabía escribir”.263
Las mujeres que sabían leer y escribir, seguramente lo hacían porque en la práctica
cotidiana lo habían aprendido por necesidad, como algunas religiosas que firman las acciones
notariales que realizan, como Juana de San Miguel, abadesa del monasterio de Nuestra
Señora de México,264 que firma una aceptación de cuatro escrituras y un traspaso que suman
5000 pesos de oro de minas, dote de Inez Cabrera, hija de Ana de Estrada, que se encuentra
en dicho convento.
En las escuelas de las amigas se enseñaban los principios que habrían de regir sus vidas,
basadas en el respeto y obediencia a sus mayores, piedad cristiana, los principios de trabajo y
buen comportamiento; también se enseñaban labores mujeriles y la memorización del
catecismo por medio de cantos, ya que pocas maestras amigas podían leer y escribir y mucho
menos sus alumnas.
Existen documentos donde, todavía para el siglo XIX, aún se considera la lectura y
escritura como un aditamento especial y no una obligación.265 En el Colegio de la Caridad la
educación consistía en la enseñanza de labrar, coser, tejer, hilar lino y lana y hacer oficios
mujeriles y enseñar la doctrina cristiana; no se especifica la enseñanza de lectura y escritura.
Pero es posible que en algunos colegios les enseñaran a leer porque, como señala
Gonzalbo, “debió de haber clases de lectura, puesto que en las cuentas del año de 1569
aparece una partida de ‘seis tomines de cartillas para enseñar a leer’ a las muchachas”.266
263 Claustro III, p. 31-33. 264 Archivo de Notarías, ff. 273/274 (393/394). 265 Margarita de Arrieta, maestra nombrada por el ayuntamiento, 1813. 266 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación de los criollos..., p. 329.
235
Y como para todo hay excepciones, seguramente había algunas que, además de aprender
lo elemental para ser una buena madre, hija y esposa, también aprendieron otras cosas, como
lo señala Josefina Muriel, “si podían darse el lujo de pagar maestros particulares, realizaba
estudios de gramática latina y castellana”.267 Las que saben leer, también leen biografías de
mujeres ejemplares de la época, como apunta Josefina Muriel.
Si leemos con cuidado esas biografías, veremos exaltada en ellas una forma de
organización familiar que es la que fundamenta a una sociedad paternalista, en la cual la
mujer tiene un sitio determinado inamovible y necesario para el funcionamiento de esa
colectividad.268
Leen también, además de los libros permitidos, otros que adquirían clandestinamente
como los de caballería de Amadís de Gaula, a los clásicos castellanos como Cervantes de
Saavedra y otros; obviamente estamos pensando en mujeres que tienen las posibilidades
económicas, políticas y sociales que permite la adquisición de estos libros porque, como en la
actualidad, sólo tiene acceso a la cultura la clase privilegiada.
La educación para las mujeres indígenas era principalmente la religión cristiana. Entre los
años 1580-1640, con la anexión de Portugal, Castilla adquirió la tan deseada unidad
peninsular y, al mismo tiempo, se acepta la pluralidad lingüística. Esta situación repercute en
Nueva España, dándosele mayor importancia a la enseñanza-aprendizaje del español, ya que
los religiosos decían que si las mujeres lo hablan podrían defender mejor sus derechos.269 Los
otras enseñanzas, como la castidad y el respeto a sus mayores, ya la practicaban.
CÓMO ENSEÑAN
Una forma de enseñanza se da en la vida diaria, en la casa con la familia. En el proceso de sus
labores domésticas las niñas repiten las lecturas del catecismo, acompañándose de cánticos
religiosos. En momentos libres, leen las cartillas que tienen las combinaciones silábicas
donde se encuentra el canto catequístico del Padre Ripalda.
267 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 19. 268 Muriel, Josefina, Cultura Femenina..., p. 41. 269 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p.102.
236
Esta forma de educación estaba destinada a que pudiesen encontrar un buen candidato
para casarse, ya que en esa época sólo había dos caminos para la mujer: el matrimonio o el
convento, de ahí que las madres se esforzaran para que sus hijas tuviesen las cualidades de
una buena esposa: mujeres decentes, castas y hacendosas.
Las niñas que asisten a la escuela de las amigas y terminan su educación a los 10 u 11
años, que es hasta donde está permitida, en su casa seguían practicando lo aprendido y las
lecturas de Conemptus Mundi o Imitación de Cristo y versiones del Año Cristiano.270
MATERIALES DIDÁCTICOS
En primer lugar se encuentran los libros religiosos como los catecismos, libros de cantos
religiosos, santorales. Después de poder leer la cartilla, las niñas pasan a la lectura del
catón271, ahí los párrafos son más grandes y más difíciles, también se encontraban fragmentos
de vidas de santos o del martirologio, para resaltar la virtud de estas santas.
También leen algunos libros permitidos como De como se han de criar las doncellas de
Juan Luis Vives o el de Las cualidades de una buena esposa, de Fray Luis de León. Pocas
leían a autores del Siglo de Oro como Lope de Vega, Tirso de Molina, Miguel de Cervantes y
Francisco de Quevedo.
En seis documentos de Antonio Alonso, se muestran los recursos didácticos que utilizan
para enseñar:
• Pedro de Ocharte y María de Figueroa su mujer, hija de Juan Pablos impresor y Jerónima
Gutiérrez, que venden a Pedro de Salcedo por 1245 pesos, unas casas que se encuentran en la
calle que va de la Iglesia de San Pablo a la Calzada de Chapultepec que fueron de Juan
Pablos. Como Pedro de Salcedo no les pagó, ellos traspasan la deuda a Francisco Mendoza
que es librero, porque tienen deuda con él. Francisco de Mendoza a su vez, otorga poder a
Bartolomé de Torres y a Pedro del Águila para que le cobren a Pedro Salcedo y una vez
cobrados los 1245 pesos, se los queden por razón de la deuda del resto de “57 libros de canto
270 Ibíd., p. 138. 271 Libro compuesto de frases y períodos cortos y graduados para ejercitar en la lectura en los principiantes.
237
llano con los que se ofrecían oficios divinos, 28 dominicales, y 29 santorales” impresos en
México que Pedro del Águila vendió a Pablos en nombre de Bartolomé de Torres.272
• También hay otro documento donde Pedro de Ocharte, como deudor y Francisco de
Mendoza, librero, como su fiador, deben pagar a Bartolomé de Torres y a Pedro del Águila
(libreros) por el resto del precio de 17 libros de canto de iglesia, impresos en México, los 9
dominicales y los 8 santorales a 20 pesos cada uno.273
Otro medio de enseñanza son las obras que las mujeres, principalmente religiosas,
escriben sobre sus vidas o sobre los conventos, como las cronistas que difunden estas obras
entre sus familiares. Entre varios ejemplos tenemos a la primera cronista y fundadora del
convento de San José de Carmelitas Descalzas en México, Inez de la Cruz Castillet (1570-),
monja del convento Jesús María, que también fue buena música.274
La segunda cronista del convento de San José de México, Mariana de la Encarnación
Herrera de Pedroza (1571-1657), entró al convento de Jesús María en 1580 y empezó a
promover la construcción del convento carmelitano, lográndose en 1616 la fundación del
convento de San José (Santa Teresa la Antigua).275 Hay otras cronistas en fechas posteriores a
la época estudiada.
MUJERES ESCRITORAS
Además de mujeres cronistas e historiadoras, también hubo mujeres poetas como Catalina de
Eslava.276 Josefina Muriel, también se refiere a María de Estrada Medinilla277, que escribe un
poema refiriéndose a la llegada de Diego López Pacheco y Cabrera, Marqués de Villena,
virrey y gobernador y Capitán General de Nueva España el 28 de agosto de 1640, se saca a
relucir porque aunque sea de fechas posteriores a la estudiada porque me llama la atención
272 Archivo de Notarías, ff. 664/665. 273 Ibíd., ff. 665/666. 274 Muriel, Josefina, op. cit., p. 55. 275 Ibíd. 276 Ibíd., pp. 121-123. 277 Ibíd., p. 124.
238
que se llame igual que la Ana de Estrada que aparece en los documentos de mi fuente
primaria, por lo que pienso que podría tener algún parentesco.
MUJERES MÚSICAS
Juana de Santa Catarina (1588-1633), considerada como niña prodigio, colegiala del convento
de Santa Catalina, a los 7 años aprendió a leer, escribir en castellano y latín, aritmética y
música. Sor Gerónima de la Trinidad, también del convento dominico de Santa Catalina. Ana
Arias Rivera, estudió en el mismo convento.
Seguramente, también hubieron buenas contadoras, matemáticas, así como debieron
existir buenas pintoras y escultoras y no dudamos de que existieran, perdidas en el anonimato,
excelentes químicas, físicas y médicas, ya que el mismo trabajo cotidiano les exigía realizar
algunos experimentos en la cocina, inventando combinaciones de olores, sabores y colores
para subyugar a sus respectivos esposos y amantes y también para curarlos.
EDUCACIÓN INDÍGENA
Desde principios de la conquista existió interés de los religiosos por impartir educación a las
indígenas y, entre 1530 y 1550, se hacen los máximos esfuerzos cuando aún existía la idea de
la conformación de una república de indígenas y otra de españoles, manteniendo la antigua
sociedad indígena.
Como ya vimos, las prácticas religiosas y normas de comportamiento se acercaban mucho
al ideal evangélico que hablaba de amor y de paz y los religiosos querían fundar, con ello,
comunidades ejemplares similares a las de la cristiandad primitiva, por cuanto las "actitudes y
normas de comportamiento de la sociedad prehispánica basadas en una ética [...] encajaban
239
perfectamente en los modelos de virtud recomendados por la iglesia católica",278 de ahí que
quisieran mantener estas costumbres indígenas, pero cristianizadas.
Otro de los intereses era que los indígenas principales pudiesen gobernar a su gente y para
eso requerían una educación y, por lo mismo, la mujer que fuera su esposa requería de la
misma educación.
El obispo Fray Juan de Zumárraga viendo que la vida conventual sería lo idóneo para la
continuación de la labor cristiana de las indígenas recién bautizadas, pide que se establezcan
internados para las mujeres indias hijas de principales, con el fin de que pudieran casarse con
los jóvenes conventuales para que las nuevas costumbres aprendidas no se perdieran. Él
informaba a la reina Isabel de las cualidades de la población infantil indígena y de la
necesidad de que tuviesen una educación. Decía que eran domésticos y sujetos para la
enseñanza y, conjuntamente con Hernán Cortés, solicitaba al monarca que enviase maestras.
La reina Isabel manda de Castilla tres beatas, seglares, devotas, dadas al recogimiento y
ejercicios espirituales para que hicieran casas honestas y pudieran tener recogidas hijas de
indios principales y les enseñaran buenas costumbres, ejercicios cristianos y oficios mujeriles
como coser y labrar, porque tejer lo hacían muy bien. Estas tres beatas llegan con la esposa de
Cortés.279
La reina, en 1530, dicta una real cédula para que dos religiosas levantaran un monasterio
en México, “a instancia e ruego nuestro, pasan a ella dos religiosas emparedadas de la ciudad
de Salamanca [...] es nuestra voluntad de les mandar hacer una casa e monasterio en la dicha
ciudad de México”.280
Estas dos religiosas y una sobrina de ellas, llamada Catalina Hernández, pasan tantas
penurias durante el viaje que les causa enfermedad y tardan en recuperarse; por lo mismo, en
iniciar sus labores encomendadas. Después una de ellas se va al recogimiento que ya existe en
Texcoco y las otras se van a Huejotzingo, pero se regresan al no encontrar las condiciones
esperadas. En la capital tienen problemas por desacato, ya que le piden a Catalina Hernández
no reciba las visitas de un joven llamado Calixto que las acompañaba desde el viaje de
278 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la Educación de la Época Colonial. El Mundo indígena, Centro de Estudios Históricos, El Colegio de México, 1990, p. 29. 279 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p.76. Las tres beatas pertenecen a un grupo de beguinas flamencas, mujeres solteras o viudas que se dedican a realizar actos piadosos y a enseñar las labores hogareñas a las niñas, “sin votos solemnes ni hábito religioso”. 280 Ibíd., p. 77.
240
España; al negarse a la orden, ella es apresada por la Audiencia por sospecha de herejía.
Finalmente, la situación se arregla cuando una de las maestras, Juana Velázquez, en su viaje
a España plantea la situación a la reina y ésta toma cartas en el asunto mandando cartas al
obispo y a la real Audiencia:
... recomendaba que se acelerasen las obras de construcción de la casa y que los frailes de San Francisco dejasen
en paz a las maestras, puesto que no estaban sujetas a aquella orden ni a ninguna otra, ya que no eran monjas
profesas sino seglares sujetas a la jerarquía ordinaria como cualquier cristiano. También recomendaba a la real
Hacienda de la Nueva España que se hiciese responsable de los gastos médicos que las maestras requiriesen.281
Los problemas que tiene el obispo con estas maestras, lo motiva a traer consigo a siete
mujeres seglares, en el viaje que realiza a España en 1534, para que se dediquen a la
educación de las indígenas, mientras se construye en México un colegio para niñas. En este
mismo año, la situación se torna difícil porque muchos indios no mandan a sus hijas a los
colegios, de tal forma que el obispo Zumárraga pide autorización para recoger a las niñas por
la fuerza y para adoctrinarlas.
Para 1537 los obispos novohispanos, al ver que los colegios, tanto de maestras beatas
como seglares, no habían dado el resultado que ellos esperaban, solicitan al rey autorización
para construir conventos de monjas profesas en México, uno franciscano y el otro dominico,
para indígenas y mestizas, ya que cada vez eran más las hijas naturales de españoles que no se
podían casar por falta de dote.
Fray Juan de Zumárraga y los obispos de Antequera, Oaxaca, y Guatemala, encomiaban las ventajas de que la
instrucción estuviese a cargo de las religiosas, quienes seguramente serían mucho más eficientes y responsables
que las beatas o seglares [...] Además las jóvenes formadas en los conventos se convertirían a su vez, en
maestras de sus comunidades.282
De esta manera, las indígenas inician una vida de enclaustramiento y servicios religiosos,
cosa nada nueva para ellas porque antes de la conquista se recluían en los templos y, a
principios de la colonia, antes de que llegaran las maestras beatas o seglares, se formaron
281 Ibíd., p. 79. 282 Ibíd., p. 213.
241
casas de recogimiento donde se enseñaba, principalmente, la doctrina cristiana. Existen datos
sobre el funcionamiento de estas casas en México, Texcoco, Otumba, Tepeapulco,
Huejotzingo, Tlaxcala, Cholula y Coyoacán, que albergaban de 300 a 400 niñas y muchachas.
En especial, Fray Juan de Zumárraga, en una de sus carta enviadas al rey en 1529, habla
de la de Texcoco:
En la ciudad de Tezcuco, que es de V.M., está una casa muy principal, con grande cerca, que los padres
custodios y guardianas de San Francisco muchos días ha que dedicaron para encerramiento, a manera de
monasterio de monjas, y en éste hay mucha cantidad de mujeres doncellas y viudas, hijas de señores y personas
principales, y de otras que de su voluntad quieren entrar en aquel encerramiento y mejor se inclinan a querer
aprender la doctrina cristiana; que aunque no son monjas profesas, por ser como son indias...283
Para cuando se construye el primer convento de las concepcionistas, 1540, bajo el mando
de monjas profesas, como había sido la petición de los obispos, ya el proyecto de educación
para indígenas no les interesaba, porque en la organización social novohispana a los indios
principales ya no les convenía gobernar para su pueblo sino amoldarse a la vida de los
españoles; también, porque sólo lograban obtener puestos inferiores y por lo tanto no
necesitan mujeres instruidas, sino sumisas.
Por otro lado, la población mestiza había crecido tanto que a los españoles les era muy
fácil someter, abusar y abandonar a las indígenas. Las hijas de estas relaciones pasaban a ser
mestizas, muchas de ellas desamparadas por el padre, ya que fueron pocos los que asumieron
su paternidad reconociéndolas como hijas naturales, y mucho menos legítimas. Solamente
aquellas indias que poseían riqueza y eran bien dotadas podían aspirar a un matrimonio
canónico; en esos casos no importaba tanto la etnia ni la pureza de sangre, sino la cantidad de
la dote.
En 1544 se cancela el proyecto de educación para las indias, de tal forma que el espacio
designado para el convento de mujeres que estaba junto al Hospital Real, una casa y un solar,
Zumárraga lo cede al Hospital de las Bubas.284
La falta de recursos, desatención e incomprensión, junto con la epidemia de 1546-1547,
destruyen por completo el proyecto y, para 1550, ya no habían colegios femeninos. En el
283 Ibíd., p. 80. 284 Ibíd., p. 83.
242
siglo XVII los colegios para indias casi están extinguidos, época en que Felipe II y Felipe IV
ordenan la construcción de los recogimientos.285
Todas las otras mujeres mestizas, indígenas o de castas que no podían tener una educación
en las instituciones antes mencionados, reciben educación informal en las casas, donde
muchas laboran o en otros espacios laborales, como los molinos y las panaderías.
Existen en los documentos notariales de la época, escrituras que muestran la forma de
aprendizaje de las indígenas de lo esencial de la lengua española, mínimamente para poder
entender las órdenes de sus patrones y para entender el catecismo cuando asisten a los atrios.
Tales documentos son conciertos de servicio, cartas de dote donde las patronas, en
agradecimiento por el servicio dado, las dotan a ellas o a sus hijas para que puedan casarse, o
los documentos de venta y traspasos de indígenas como en los siguientes ejemplos:
...Cota, viuda, arrenda y traspasa a María Arias Cota y a Diego Martínez de Bazani, una india chichimeca que
fue condenada por 10 años, al servicio personal de Diego Martínez, por la Justicia Mayor de Sinaloa, la traspasa
por 180 pesos de oro común” (1599).286
Diego Martínez, estante en México, vende a su primo, Diego Martín, vecino de México, una india chichimeca
tepeguana de 25 a 30 años más o menos “agujerada las orejas” por 170 pesos de oro común (1596).287
La mayoría de las mujeres indígenas aprendían lo esencial del idioma español y la religión
en las casas donde servían, ocupadas como nanas de los españoles y, a su vez, los españoles
aprendían de ellas. Claro, hubieron mujeres que aprendieron a pesar del poco interés de las
autoridades y, así, aparecen datos de una noble indígena, María Bartola de Iztapalapa,
historiadora y cronista que escribía en náhuatl y español.288 Sor Antonia Pérez de los Santos,
india cacique, destacó tocando la vihuela y cantando en el convento de Corpus Christi.289
Los franciscanos elogian a las indias solteras porque se enfrentaba la virtud cristiana de la
castidad con la poligamia, costumbre indígena, y presentan algunas indias ejemplares como
Clara María, Ana de la Cruz de Tlatelolco, la niña Francisca de Tlaxcala, Ana Cozal, Isabel e
285 Ibíd., p. 21. 286 Pérez Castillo Reyna, op. cit., p. 974. 287 Ibíd., p. 287. 288 ver caso en Guillén de Nicolao, 1956, p. 31. 289 Pérez Castillo Reyna, op. cit., p. 488.
243
Inez.290 Pero también hay indígenas que debido a la escasa instrucción recibida en el sermón
o catequesis dominical y, teniendo vivas las creencias ancestrales, mezclaron el conocimiento
de conjuros y prácticas mágicas con supersticiones españolas y ritos africanos, haciendo de
estos saberes su fuente de trabajo.
LA ENSEÑANZA
Una tarea importante para las mujeres ha sido y es, mantener las tradiciones familiares y el
fervor religioso. Esta enseñanza-aprendizaje se realiza en la cotidianidad de los quehaceres
domésticos. Una característica de la educación mexica eran los principios de su religión, el
respeto a los mayores y las instituciones, impuestos por medio de una disciplina fuerte. Por lo
mismo, para las indígenas la educación novohispana no era nada nuevo, ya que tenían la
costumbre de ser educadas con “disciplina y honestidad”.
A las hijas de los principales, desde los cuatro años se les enseñaba a ser honestas en el
hablar y andar; a los cinco aprendían a hilar, tejer y labrar.291 En el Códice Mendoza se
observan ilustraciones que tratan de la educación que las niñas y niños tienen dentro y fuera
de su casa.
El cambio en la educación que sufren las indígenas es el enclaustramiento, ya que antes,
en los Huehuetlatolli, se recomendaba a la esposa cuidar las sementeras, los campos
sembrados, a organizar a los trabajadores. Esta misma costumbre también estaba presente en
la época medieval en Europa, situación que cambia con la Edad Moderna donde se impuso el
enclaustramiento y la inutilidad de la mujer.
Los hijos de los principales pipiltin, en un principio, recibían la educación en los atrios ya
que no se tenía la costumbre de lugares encerrados; ahí les enseñaban la doctrina cristiana.
Además de lectura, escritura en castellano y canto que se impartían en las habitaciones de la
iglesia, algunos quedaban internos en los conventos, seleccionaban a un grupo más instruido
para que fueran los maestros de las niñas, para que éstas a su vez, se encargaran de transmitir
290 Muriel, Josefina, op. cit., p. 28. 291 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la Educación..., p. 74.
244
lo aprendido a otras. La enseñanza consistía en el aprendizaje del catecismo y los quehaceres
mujeriles.
Como la preocupación por la castidad era mayor que por la instrucción, se puso como
límite la edad de 10 años para las niñas, ya que era peligroso que se ausentaran de sus
casas.292 Entre ellas no hay diferencia entre principales y macehuales y, algunas veces, eran
las macehuales las que enseñaban a las otras. En los corrillos se enseñaba primero a
persignarse con la Señal de la Cruz y el Ave María, después el Credo, los Mandamientos y,
una vez memorizada la doctrina, se aprendía lo demás.
Las adultas sólo asistían a los atrios los días festivos, mientras que niños y niñas iban
todos los días acompañados por los ancianos o ancianas o madres espirituales que pasaban a
recogerlos a la hora del catecismo y al término de las actividades.
¿MÉTODOS?
Los religiosos ocuparon a la niñez para la enseñanza religiosa porque, de esta manera, se
reproducía el aprendizaje con los padres y madres; muchos niños fueron los maestros de las
niñas y esta situación también propiciaba la pérdida de respeto hacia los mayores. Los padres,
las madres y la ancianidad pierden la autoridad que antaño tenían y que era el fuerte sostén de
la organización mexica y del gobierno.
Para catequizar se utilizaba la danza, el baile, la pintura y el teatro, para hacer con estas
actividades más atractiva la enseñanza y motivar su interés, amén de que eran técnicas de
enseñanza conocidas y practicadas por los indígenas. Los regulares intentaron excluir a las
mujeres del teatro aunque las lecciones morales se referían a ellas. Cuando el Santo Oficio
desterró el teatro, se desarrollaron los nescuitiles o representaciones religiosas de atrio, “los
cuales reproducían escenas de la pasión de Cristo o del sermón correspondiente a cada
domingo”.293
292 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 23. 293 Ibíd., p. 73.
245
De la compilación que hizo fray Juan de Torquemada, en Cómo los padres deben de criar
a sus hijos, y las costumbres que han de enseñarles,294 en la parte que corresponde a la
educación de las indias, dice que tuvieron cuidado en enseñar también la doctrina a las niñas
y lo hacían afuera de la iglesia, en los patios: “... allí se juntaban por barrios, repartidas en
corrillos, y salían de la escuela los niños que era menester, para cada corrillo uno, de los que
ya sabían la doctrina; y éstos las enseñaban, hasta que hubo de ellas quien la supiese; y
después ellas mismas se enseñaban unas de otras".295
EDUCACIÓN MESTIZA
A principios de la colonia no había interés por la educación de la población mestiza, mucho
menos por las castas. Lo que preocupaba a las autoridades virreinales era la educación de
españolas e indígenas. Pero conforme el tiempo transcurría, el número de mestizas aumentaba
convirtiéndose así en un problema social, ya que se observaba en las calles el “vagabundeo”
de muchos y muchas de ellas sin oficio ni beneficio, y es hasta entonces que las autoridades
se preocupan por solucionar el problema.
Para 1557 “se había producido un cambio de actitud hacia los mestizos que ya no eran
vistos como las inocentes víctimas de pecados ajenos, sino como la potencial amenaza que se
cernía sobre una sociedad rigurosamente ordenada, pero frágil por sus profundas
desigualdades”.296
Primero se ocupan de la educación de los hombres y se plantea la construcción del colegio de San Juan de
Letrán, algunos dicen que sus orígenes fueron entre 1529 y 1547. En 1529 el cabildo de la ciudad aprobó una
solicitud hecha por el guardián del convento de San Francisco para la construcción de una casa hospital para
curar a los que asistían a tomar clases. Se aprueba la solicitud pero el terreno que era para el hospital se ocupa
para la construcción del colegio de San Juan, que está junto al Hospital Real de los Indios y a un costado del
convento de San Francisco.297
294 Gonzalbo Aizpuru, El humanismo y la educación en Nueva España, SEP, México 1985, p. 121. 295 Ibíd., p. 121. 296 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la Educación..., p. 201. 297 Ibíd., p. 198.
246
Después las autoridades se ocuparon de la educación de las mestizas y se pensó entonces
en un colegio donde pudiesen educarse y prepararse para el matrimonio. Es probable que la
iniciativa la hayan tenido los franciscanos alrededor de 1543, porque antes de esa fecha ya se
hace referencia a una casa de recogimiento para mestizas, llamándola Casa de la Caridad, que
vendría a ser el primer colegio en México.
En un principio se llama colegio de La Caridad, aunque posteriormente sería el Colegio
de Niñas, de Doncellas, de Santa Isabel o de la Visitación. Según algunas referencias, su
fundación se da entre 1543 y 1548, recomendado por don Antonio de Mendoza que fuese
principalmente para mujeres mestizas. Por los años de 1548, el Colegio de la Caridad queda
bajo la protección de la cofradía del Santísimo Sacramento298, dándosele una renta y un
reglamento.
En 1548, una real cédula dona a los colegios de San Juan y de la Caridad cierta cantidad
de dinero, con lo que se compran unas casas que se ubican “al noroeste del convento de los
Franciscanos, entre las actuales calles de Bolívar, 16 de septiembre y Gante”,299 pagándose
1100 pesos, cantidad muy alta que se justifica por el lugar de ubicación. Es posible que este
colegio haya empezado a funcionar a la par que el colegio de San Juan (1545-1546).
La principal función de este colegio fue la de recoger, acoger y proteger a las niñas
mestizas abandonadas por el padre y la madre, que deambulaban por las calles de la ciudad,
hasta tanto se pudiesen casar. Estas niñas era un serio problema social, porque generaban un
rechazo general, ya que se las consideraba el resultado de “relaciones prohibidas”.
A las niñas había que recogerlas, de modo que los hombres no abusasen de su inocencia ni ellas se convirtiesen
en motivo de tentación para los respetables ciudadanos [...] por la parte que tenían de españolas era indigno que
aquellas jóvenes pudiesen caer en relaciones ilícitas o, aún peor, en una profesión indecorosa.300
En 1552 ya habían cambiado las disposiciones y se reciben también a criollas desvalidas.
Para 1555 se expide un reglamento, mediante el cual se aceptan 30 niñas becadas hijas de
298 Esta cofradía, conformada por personajes relevantes de la época, se funda en el convento de San Francisco en 1538 con el fin de prestar servicio a las personas que lo requiriesen. 299 Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Las mujeres en la Nueva España..., p. 156. 300 Ibíd., p. 207.
247
248
españolas, huérfanas, sin parientes y pobres. Como el apoyo económico que se daba al
colegio no alcanzaba, se aceptan niñas que pudiesen pagar 20 pesos de oro de minas y “un
cahiz de trigo por cada año”.301 Las edades de las pupilas iban de los 8 a los 40 años, cuando
ya no había peligro de la deshonra, porque era común que eso les pasara a las indias y
mestizas, mas no a las españolas.
301 Ibíd., p. 158.
CONSIDERACIONES FINALES
Como es del todo evidente, la participación de la mujer en la historia de México y, en
general, en la historia de la humanidad se encuentra relegada, es decir, se encuentra
escondida detrás de la historia oficial, la historia creada por el hombre a partir de su
especial punto de vista. En esta historia las mujeres no tenemos participación. Hemos
sido arrojadas a la esfera de lo privado, a las actividades que, por su naturaleza, no nos
permiten más que continuar con la especie mediante la reproducción y la transmisión de
los valores culturales de cuya creación estamos excluidas.
No tenemos la certeza de que la situación de las mujeres haya sido siempre de la
manera en que nos retrata la historia. Estudios recientes, sobre todo en la antropología y
en la historia, hacen pensar que en algún momento de la marcha de la humanidad hubo
un quiebre que llega hasta nuestros días y cuya intención es la de continuar por siempre.
La investigadora Riane Eisler utiliza el término gilania1 para referirse a un estadio
anterior en la prehistoria de la humanidad y que ubica en el paleolítico superior y en el
1 Para describir una alternativa real a un sistema basado en la jerarquización de una mitad de la humanidad sobre la otra, propongo el nuevo término gilania (gylanny). Gy deriva de la raíz griega gyne, mujer; An deriva de andros, honbre. La letra l entre ambas tiene un doble significado. En inglés representa la vinculación entre ambas mitades de la humanidad, más que su jerarquización
249
neolítico -de acuerdo con excavaciones realizadas en el este de Europa-, donde hubo un
momento de sociedad no jerárquica, solidaria; en ella, la vida se desarrollaba en forma
igualitaria y el poder se repartía entre los pobladores de una zona. Estos estudios fueron
rechazados por la historia oficial porque, seguramente, el avance de la civilización no se
traducía en guerras de conquistas sino en el intercambio en la paz. Pero también, en la
investigación emprendida para este trabajo surgen evidencias de la relación igualitaria
entre ambos sexos, como se refleja en el mito de la peregrinación de los mexicas hacia
el Anáhuac.
Las culturas más antiguas tuvieron a la Madre Tierra como base de toda una
cosmovisión, donde la reproducción es lo central en todas las actividades humanas. El
respeto a la mujer como dadora de vida surge, según puede deducirse, cuando las
hordas se sedentarizan y es la agricultura la base sobre la que se organiza la sociedad. Y
el quiebre estuvo aquí. La invasión de los nómadas pastores a las regiones cultivadas
(en la región euroasiática) marca la declinación de esta cultura horizontal y la
imposición de nuevos dioses -solares y masculinos- con el consiguiente surgimiento del
poder masculino.
Los mitos fundacionales de nuestra actual civilización tienen especial cuidado en
marcar la supremacía del varón sobre la mujer. En la Biblia, más propiamente en el
Génesis, es clara la dependencia de la mujer con respecto al varón, desde el momento
que la figura femenina surge de una parte (las costillas) del varón. Lo mismo con
respecto a las actividades consideradas propias del hombre y de la mujer: Abel ofrenda
como en androcracia. En griego deriva del verbo lyen o lyo, que a su vez tiene un doble significado: solucionar o resolver (como en análisis-analysis) y disolver o liberar (como en catálisis-catalysis). En este sentido, la letra l representa la resolución a nuestros problemas, a través de la liberación de ambas mitades de la humanidad de la idiotizante y distorsionadora rigidez de roles, impuesta por las jerarquéas de dominación inherentes a los sistemas androcráticos (Riane Eisler, El cáliz y la espada. Nuestra historia, nuestro futuro, Cuatro Vientos, Santiago de Chile 1990).
250
un cordero (el cordero de Dios del cristianismo) a Dios, en tanto que Caín ofrece los
frutos de la tierra, es decir, el producto de la agricultura, actividad esencialmente
femenina y, por lo tanto, inferior. También nuestros mitos se refieren a algo similar, tal
y como lo muestra el surgimiento de Huitzilopochtli como deidad solar, seguido del
desplazamiento de Coatllicue de creadora a “madre del dios”, y el correspondiente
cambio a una era de dominio masculino.
A pesar de los cambios adaptativos ocurridos en la historia de la civilización, existe
un punto nodal, en donde las relaciones entre los géneros se mantiene, si no igual, por
lo menos en la misma línea de sucesión. Esto es, la relación hombre-mujer, la cual
continúa siendo de sujeción del elemento mujer al elemento varón. Felizmente, desde
hace algunos años, décadas mejor, una serie de mujeres, conscientes del papel
secundario en que el patriarcado ha relegado a la mujer, se han dado a la tarea de
rescatar las acciones realizadas por la mujer en tanto mujer, es decir, en tanto que sujeta
de la historia, o lo que es lo mismo, en tanto que creadora de cultura. Para la pensadora
chilena Margarita Pisano2, lo que debemos hacer las mujeres es producir un cambio en
las raíces mismas de la civilización, es decir que debemos tener una propuesta
civilizatoria donde no existan las relaciones de dominación como en la actual.
* * *
2 Pisano, Margarita, Un cierto desparpajo, Sandra Lidid ed., Ediciones Número Crítico, Santiago de Chile 1996.
251
El siglo XVI es un punto de inflexión en el devenir histórico de México; marca el fin de
una época y de una civilización y el comienzo de una nueva era que surge como
consecuencia de la invasión, conquista y posterior colonización española. El choque de
estas dos culturas dio como resultado una fusión de elementos disímiles, como son las
tradiciones indígenas, por un lado, y la civilización europea que comenzaba el camino
del Renacimiento y la modernidad, por el otro.
A su llegada, los españoles encontraron una sociedad establecida, con una clase
minoritaria, los pipiltin, que ejerce el poder sobre el resto del pueblo, los macehualtin;
pero ambos grupos, a su vez, habían construido ya una marcada diferenciación sexual
del trabajo, reduciendo a las mujeres al ámbito privado, sea cual fuere su extracción de
clase.
Aunque las escasas fuentes documentales no consignen una participación destacada
de las mujeres, es posible que, de acuerdo con las diferentes investigaciones realizadas
por y desde las mujeres, no haya sido siempre de esa manera. En el comienzo del relato
de la peregrinación, las hordas comandadas por Xolotl se movían de manera igualitaria;
si bien las mujeres eran las encargadas de “cargar la impedimenta”, suponemos que
también participaban, cuando era necesario, de la defensa del grupo. No estaban
acentuadas las diferencias de género, aparte de las tareas propias de la reproducción y
alimentación, por cuanto las necesidades de la comunidad eran prioritarias; por lo
mismo no estaba desarrollado el concepto de familia, tal y como lo conocemos. Incluso,
se tiene conocimiento de que fue una mujer, como integrante del grupo sacerdotal, la
que junto al resto de los sacerdotes portaba el “bulto”.
Esto cambia a medida que se acercan a la “tierra prometida”. Las mujeres son vistas
y utilizadas como un elemento de intercambio que favorece la asimilación con otras
252
culturas. Así, en este intercambio se van fundando las alianzas necesarias para la
sobrevivencia , al tiempo que se incorporan nuevas pautas culturales. En esta situación
es notoria la tarea de difusoras de la cultura de las mujeres, tanto desde los núcleos de
población ya asentados en el Valle de México de herencia tolteca, como desde los
mismos continuadores de Xolotl.
Por lo mismo, cuando se acentúa el proceso de sedentarización cambian las
relaciones de género del comienzo de la peregrinación. Comienza la división del trabajo
por sexos, la familia como tal se consolida, quedando las mujeres a cargo de las tareas
de la casa y de la educación de las hijas (la educación de los varones estaba a cargo de
los padres, como hemos visto en el capítulo correspondiente).
Con la fundación de Tenochtitlan culmina el proceso de organización social iniciado
desde la creación de los primeros asentamientos. Ya se puede observar una sociedad
dividida en clases, pipiltin y macehuales, acentuada por una traza de la ciudad que
determina los lugares que deben ser ocupados por cada una de ellas.
Pero en ambos sectores sociales, aunque todavía se puede hablar de una herencia
matrilineal en el caso de las mujeres nobles, la situación de las mujeres ya es de total
dependencia del colectivo masculino, quedando relegadas al ámbito privado.
La conquista española encuentra una sociedad estratificada, con algunos elementos
comunes que permitirán el establecimiento de una nueva cultura de dominación.
Además, en el proceso de consolidación de la conquista, las mujeres tendrán a su cargo
el proceso de conformación y consolidación de la nueva sociedad. Las mujeres
indígenas, casi de manera obligatoria, serán las encargadas de dar comienzo a un nuevo
mestizaje, esta vez ya no entre culturas diferentes de una misma región, sino con la
incorporación forzada de pautas culturales ajenas a la idiosincrasia indígena.
253
El violento golpe que significó la conquista y colonización trajo como consecuencia
directa la destrucción de una civilización y la imposición de otra, la europea, que
iniciaba un proceso de expansión. Esta nueva sociedad, la novohispana del siglo XVI,
será construida sobre la base de la estratificación existente, pero con el ejercicio del
poder por parte de una minoría, los conquistadores, los cuales impondrán nuevas
relaciones sociales, fundadas en las ya existentes en la península española.
La conformación de la familia peninsular, con la llegada de las mujeres españolas,
no difiere en mucho con la estructura que existía en la cultura mexica. Es igual la
diferencia entre hombre y mujer, quedando esta última bajo la custodia masculina, sea
la del padre, marido o hijo mayor. Este tipo de familia fue el que se impuso como
modelo para toda la organización social, al tiempo que contaba con el pleno respaldo de
la iglesia católica, institución llegada con la conquista, que establece las normas que
deben seguirse para no quedar fuera de la moral y las buenas costumbres.
Tanto peninsulares como indígenas son mujeres que están constreñidas a los roles
de género “propios de su sexo”, desde una posición de invisibilidad que no permite la
reivindicación plena de las tareas que realizan, esto es, la manutención de la familia
mediante las labores domésticas y, también importante, la transmisión de la cultura a la
progenie mediante el cuidado y la educación informal.
* * *
254
255
Ahí están dadas las bases de este trabajo. ¿Cómo hacer para que las mujeres sean
partícipes y constructoras de la historia? La respuesta a este gran interrogante es lo que
me llevó a realizar la investigación para esta tesis. Los materiales consultados deben
servir para encontrar otra visión de la historia, donde las mujeres puedan contribuir
como sujetas en la creación de un nuevo orden simbólico, libre, igualitario, donde las
relaciones hombre-mujer, en primer lugar, sean horizontales de equidad y no verticales
de poder.
Mujeres como creadoras de cultura existieron, tanto en la prehistoria como en la
actualidad. Esto lo sabemos aunque no se reconozca. A eso apunto, a hurgar en los
entramados de la historia, que no construimos las mujeres, para encontrarlas y sacarlas
a la luz. Quizás solamente encontremos algunos nombres de notables que, por lo
mismo, no pudieron ser ocultadas, pero me interesa destacar a aquellas que en la
cotidianidad de su vida pusieron todo de sí en un proceso de construcción civilizatoria,
para que podamos reivindicarlas por su sola calidad de mujer.
A eso apunta mi trabajo, a lograr que tanto en la niñez como en la juventud, los
seres humanos puedan acceder a otra manera de percibir la historia, no ya como algo
dado de una vez por todas, sino como construcción cotidiana, un hacer continuo,
siempre con nuevos elementos que permitan la visibilidad de esa otra parte de la
humanidad, las mujeres, a la que le fue negada la participación real en la historia.
ANEXO
PRIMEROS POBLADORES DE MESOAMÉRICA
Una de las primeras culturas en México que contó con una complejidad económica y
social fue la olmeca, considerada como la cultura madre; su desarrollo se da entre 1200
y 400 a. C. en San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, localizadas en el sur de Veracruz
y Tabasco. Alcanza su mayor auge en el año 900 a. C., cuando su influencia llega hasta
Centroamérica. En México, entre los años 300 a.C. y 300 d. C. se encuentran vestigios
con influencia olmeca en Tlatilco, Tlapacoya, Puebla, Toluca, Morelos y Guerrero,
Oaxaca y Chiapas.1
Hay una tradición totonaca que dice que sus antepasados construyeron Teotihuacan.
¿Se referían a los olmecas?2
También Miguel León Portilla en Los Antiguos Mexicanos, basándose en las dos
formas que los mexicas tenían para transmitir su historia (el Italoca -lo que se dice de
alguien y de algo- y el Xiuhámatl -anales o códices de años), es decir, en sus crónicas y
cantares, en un pasaje sobre el origen de los primeros pobladores de México central,
dice que:
1 Bernal, Ignacio, Tenochtitlan en una isla, Utopía; México 1976, p. 45. 2 Soustelle, Jacques, El universo de los aztecas, Fondo de Cultura Económica, México 1982, p. 69.
256
Por el agua en sus barcas vinieron, en muchos grupos, y allí arribaron a la orilla del agua, a la costa del
norte, y allí donde fueron quedando sus barcas, se llama Panutla [...] iban buscando los montes [...]
llegaron a Quautemalla [...] después vinieron, allá llegaron, al lugar que se llama Tamoanchan [...] largo
tiempo hubo señorío; después pasó el señorío al lugar llamado Xomiltepec [...] porque no viviremos aquí,
[...] vamos a buscar una tierra. Allá vamos a conocer [...] al que es Noche y Viento, al Dueño del cerca y
del junto...3
De este pasaje deduzco que se referían a los olmecas y cómo la expansión de estos
antiguos grupos, muestra el recorrido cronológico y geográfico de la herencia cultural
tolteca, legada a posteriores culturas, terminando en Teotihuacan. Sin embargo, en otro
pasaje dice: "Que gobierne Acamapichtli a la gente del pueblo, a los que son siervos de
Tloque Nahuaque (el Dueño del cerca y del junto), del que es noche y viento".4
Interpretando este pasaje se diría que la influencia olmeca no se queda en Teotihuacan
sino que llega hasta los mexicas.
La división que se hace entre Mesoamérica y Aridoamérica es más clara a partir de
los olmecas. Mesoamérica se caracteriza por una mayor población, con características
culturales similares y va desde parte de Centroamérica hasta lo que es actualmente
Zacatecas, Querétaro y Guanajuato, mientras que en lo que resta del actual territorio
mexicano vivían cazadores y recolectores en su mayoría.
En el occidente, en el año 500 a.C., se da la fundación de Monte Albán, considerada
como la primera ciudad de América, con construcciones de piedra monumentales. Sus
primeros habitantes usaban el calendario y la escritura; tenía mercados, templos,
sistemas de almacenamiento de agua y drenaje.5 La ciudad decae en el año 800.
En los años 500 a 200 a. C. surge la ciudad de Cholula que decae en el 700. Por esta
misma fecha se funda Tajín como centro ceremonial. Se desarrolla entre los años 300 a
900. Su mayor auge se da entre 900-1100; decae el Tajín Chico en el año 1100.
En el valle de México siguen habitados El Arbolillo, Zacatenco, Tlapacoya,
Tlatilco, Chimalhuacán y posteriormente Ticomán. Después de la erupción del volcán
Xitle, entre 200 y 100 a.C., Cuicuilco es despoblado y algunos grupos que habitan
Texcoco emigran hacia el valle de Teotihuacan; otros se van al Tajín. Entre el año 100
3 León Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos, Fondo de Cultura Económica, México 1961, p. 25. 4 Ibid., p. 86. 5 SEP, México antiguo. Antología de arqueología mexicana, México 1995, p. 97.
257
a.C. al 700 d.C. se acrecienta la población teotihuacana con los emigrantes de Cuicuilco
y de Monte Albán, siendo la cultura más importante de la época clásica. Decae en el
año 700.
En el sureste se desarrolla la cultura maya entre 200-250 a.C., período conocido
como preclásico y se desarrolla en el clásico entre 250-800 d.C. Entra en decadencia en
el año 900. Algunos grupos de esta cultura se van hacia Yucatán poblando Uxmal y
Chichen Itzá, fusionándose con los toltecas que llegan a Chichen Itzá por los años 1000
a 1200 d.C.
A finales del período clásico (100 a.C. a 900 d.C.) decaen las culturas existentes y
florecen otras ciudades como Xochicalco, Cacaxtla. El siglo X, para algunos
investigadores, también marca el tránsito de la prehistoria a la Historia,6 ya que los
documentos escritos encontrados en el valle de México, datan de esa fecha, aunque en
otros lugares ya existen vestigios de la escritura, sobre todo en las áreas donde se
desarrolló la cultura olmeca y maya.7
Este siglo marca también el final del clásico y principio del posclásico que se
prolonga hasta la conquista española, entre los años 700-900 a 1500-1600. También
esta época está marcada con la llegada de grupos chichimecas provenientes del norte de
Jalisco y sur de Zacatecas, dirigidos por Mixcoatl; para algunos historiadores, estos
grupos son de "gente bárbara" como lo enuncian los Anales de Cuautitlan: “No tenían
casas, no tenían tierras [...] Se dice que, estando todavía en tinieblas [...] sólo vivían
como vagabundos”.8
Otros, como el cronista Fernando de Alba Ixtlixóchitl, dicen que era gente que había
vivido en el centro y se fueron hacia el norte y que ahora regresaban, por lo tanto no
eran bárbaros, sino que tenían cierto grado de civilización.9
Miguel León Portilla maneja que en el año 900 llegaron los olmecas xicalancas o
históricos, que venían del norte de Oaxaca y del sur de Puebla, expulsando a los
teotihuacanos nobles (pipiltin) que se encontraban en Cholula. Este grupo se establece
6 Ignacio Bernal interpreta que el cambio de la prehistoria a la historia lo constituyen los documentos escritos, existiendo otras interpretaciones en cuanto a qué es historia desde que la humanidad tiene conciencia histórica y la plasma de diferentes formas, tales como pinturas, grabados y otras formas de expresión. 7 Bernal, Ignacio, op. cit., p. 77. 8 León Portilla, Miguel (coord.), Historia de México, Salvat Editores, México 1986, t. 4, p. 548. 9 Ibid.
258
en Culhuacán, fundando la primera capital tolteca y expandiéndose luego a Morelos,
Toluca y Teotlalpan.10
Dice la crónica que, en Morelos, Mixcóatl en una de sus campañas, conoce a
Chimalman, una mujer joven y hermosa que, al estar junto a él, se desnuda y Mixcóatl
le dispara pero no logra cazarla, de ahí el nombre Chimalman que significa "mano
escudo". Tras un segundo fallido intento de matarla, la toma como su mujer, quedando
ella preñada.11 Cuando después Mixcóatl es asesinado por uno de sus capitanes, quien
usurpa el trono de Culhuacan, Chimalman se refugia en Tepoztlán, muriendo al nacer
Ce Acatl Topiltzin en el año 900. En Tepoztlán erigen rey a Topiltzin y después lo
nombran sacerdote del dios Quetzacoatl, haciéndose llamar él mismo Quetzalcóatl.
Unos años después regresa a Culhuacán, venciendo al usurpador y convirtiéndose en
jefe de los toltecas. Llega a Tula en el año 980.
Durante ese tiempo, hasta la partida de Quetzalcóatl, la cultura tolteca tiene un
esplendor; en el año 999, Quetzalcóatl es derrotado por Tezcatlipoca y abandona Tula.
La decadencia de la cultura tolteca se ve marcada por la marcha de Quetzalcóatl rumbo
a Chichen Itzá, donde se da la aculturación maya-tolteca. La cultura tolteca todavía se
mantiene hasta el reinado de Huémac que abandona Tula en 1156 rumbo a Chapultepec.
Para el año 1200, Tula queda despoblada.
Cuando llegan las hordas chichimecas de las llanuras del norte acaudilladas por
Xólotl, llamadas popolocas, de lenguas pame y mazahua, al encontrar Tula en
escombros deciden proseguir hacia Tenayuca en el año 1224; los grupos con
ascendencia tolteca que ahí se encontraban se refugian en Culhuacán.
Para finales del siglo XIII, varios grupos chichimecas que llegaron entre los
tecpanes, siglos XII y XIII, se encuentran ya establecidos, como los tepanecas en
Azcapotzalco y los acolhuas en Coatlichan.
En Tenayuca se queda Nopaltzin, que es del grupo de Xólotl, casándose con una
princesa culhuacana de ascendencia tolteca, dándose así la aculturación chichimeca-
tolteca, hombre bárbaro-mujer civilizada, portadora y transmisora de cultura. De esta
unión nace Tlotzin que muere a principios del s. XIV; su hijo Quinatzin se ubica en
10 Ibid., p. 456. 11 Bernal, Ignacio, op. cit., pp. 84-85.
259
260
Texcoco, fundado en 1327. De 1357 a 1409, Texcoco es gobernado por Techotlala, hijo
de Quinatzin. Después le sucede su hijo Ixtlixóchitl que gobierna de 1409 a 1414.
Iztlixóchitl se casa con una nieta de Tezozomoc y hermana de Chimalpopoca
gobernante de los mexicas.
En ese tiempo, Tezozomoc, descendiente de los chichimecas de Xólotl y gobernante
de los tecpanecas, en su afán de dominio se enfrenta con Ixtlixóchitl conquistando
Texcoco en 1418. Al morir Iztlixóchitl, Netzahualcóyotl su hijo y heredero, se ve en la
necesidad de salir de Texcoco, regresando en 1472 cuando Maxtla, gobernante de los
tecpanecas en el período 1428-33, es derrotado por los mexicas. Los tepanecas
establecidos en Azcapotzalco en 1230, inician su reinado.
En 1363-1430 gobierna Tezozomoc que tiene sed de conquista y ayudado por los
mexicas en 1367 conquista Culhuacan. Para 1400 ha conquistado el centro del valle de
México y sólo le queda por conquistar Texcoco, haciéndolo en 1418. Al morir en el año
de 1426, su dos hijos se enfrentan, quedando Maxtla gobernando de 1428 hasta la
derrota que tiene con los mexicas trayendo su propia muerte en el año de 1433.
En el grupo antecesor de los mexicas, los chichimecas acaudillados por Xólotl que
pueblan el valle de México, se expresa un patriarcado donde el hombre por medio de la
violencia, se apropia de los territorios y de las mujeres demostrando una vez más la
relación entre guerra y dominación sexual. La mujer es usada como objeto o mercancía
de intercambio. La herencia se transmite por línea paterna, hay reyes y princesas, no
reinas. Sin embargo, sin ellas, la cultura no habría avanzado y seguramente los
chichimecas seguirían siendo bárbaros. En este ejemplo, es evidente la importancia de
la mujer como enlace y transmisora de cultura y por lo tanto, sujeta de historia.
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ÍNDICE INTRODUCCIÓN Origen 1 Delimitación en tiempo y espacio 3 Fuentes 5 PRIMERA PARTE Y cuentan que venían 7 Antecedentes de los primeros asentamientos humanos en Mesoamérica 7 Llegaron después de mucho tiempo... 13 Origen de la cultura azteca-mexica 13 Manos a la obra 23 La ciudad de Tenochtitlan y su población en 1519 23 La población 25 El problema de la “autoridad” de las mujeres 27 No somos iguales. Organización social 27 Y poco a poco 32 Economía y trabajo 32 Mercado 34 Los trabajos de las mujeres 37 Hablaron las diosas y los dioses 42 Religión 42 El quinto sol 43 Reencarnación 45 Así aprendimos 48 Educación 48 Castigos 53
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De donde vengo 56 La familia 56 Diario acontecer mexica 65 Embarazo, parto, nacimiento, bautizo, destete, educación, virginidad Noviazgo, matrimonio, incesto, dote, monogamia y poligamia... 65 Embarazo 67 Bautismo-lavatorio-tlacozolaquilo 69 Destete 71 Virginidad 72 Noviazgo 72 Matrimonio-boda 73 Incesto 76 Poligamia y monogamia 77 Divorcio 78 Homosexualidad 79 Vejez 80 Muerte y sepelio 80 Salud e higiene 81 Alimentación 82 Medicina 83 Octli 85 Tabaco 86 Vestido y ornato 86 Comportamiento 88 SEGUNDA PARTE Conquista de Tenochtitlan 88 Mujeres en la Conquista: Malintzin 88 Mujeres en desventaja 90 Llegan los teules 94 Manos a la obra 99 La ciudad de México y su población en 1550 99 La ciudad 99 Otras construcciones en el siglo XVI 102 La catedral 103 La población 103 No somos iguales 106 Organización social 106 Y poco a poco 111 Economía y trabajo 111 La encomienda 112
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Las mercedes 114 El repartimiento 114 La hacienda 115 La minería 116 Los oficios 117 Esclavitud 118 Hablaron las diosas y los dioses 121 Religión e iglesia 121 Así aprendimos 126 Educación 126 ¿Qué quieren? 128 ¿Quiénes enseñan? 129 ¿Cómo realizan esta enseñanza? 131 ¿Qué enseñan? 132 ¿Cómo enseñan? 134 ¿Quiénes enseñan? 135 ¿En dónde enseñan? 136 Conventos y colegios en el siglo XVI 136 Colegio Santa Cruz Tlatelolco 138 Educación criolla 139 La universidad 141 Compañía de Jesús 142 De dónde vengo 144 Familia 144 Importancia de la familia 147 Modelo de la familia española. Características 147 Modelo de familia novohispana 149 Edad para el matrimonio 149 Mestizaje 150 Legitimidad de los hijos 150 TERCERA PARTE Llegan las primeras conquistadoras 152 Organización social 152 Entre mezclas 158 La mujer en la conformación de la familia novohispana en la ciudad de México 161 Importancia de la dote 163 ¿Qué es la dote? 165 ¡Y cuentan los documentos! 168 Trabajo 173
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La indígena y el mestizaje 182 Trabajos de las indígenas 188 Las mujeres negras y las castas 191 Llegan con los conquistadores 191 Familia desintegrada 195 Raíces muy lejanas 198 Trabajo esclavo 199 Buscando la liberación 201 La educación de las mujeres novohispanas 205 Testimonios 205 Objetivos de la educación 213 Quiénes enseñan 216 Dónde enseñan 221 Los conventos y su manutención 228 A quiénes 231 Qué enseñan 232 Cómo enseñan 236 Materiales didácticos 237 Mujeres escritoras 238 Mujeres músicas 239 Educación indígena 239 La enseñanza 244 ¿Métodos? 245 Educación mestiza 246 CONSIDERACIONES FINALES 249 ANEXO Primeros pobladores de Mesoamérica 256 BIBLIOGRAFÍA 260 ÍNDICE 265