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Walt Whitman: Vida y Obra. Canto de mi mismo.

Date post: 15-Aug-2015
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WALT WHITMAN (1819 – 1892) CANTO A MI MISMO (fragmento) 1855
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WALT WHITMAN(1819 – 1892)

CANTO A MI MISMO (fragmento)

1855

Walt Whitman (1819/05/31 - 1892/03/26)

Poeta estadounidense

Apuntes biográficos

Dentro del llamado "renacimiento" de la literatura norteamericana, a mediados del siglo XIX, Walt Whitman ocupa, para la crítica especializada, un sitial de excepción junto a nombres como los de Herman Melville, Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau y Nathaniel Hawthorne. Hojas de hierba (1855) es tan "clásico" como lo son la desesperada búsqueda espiritual del Moby Dick (1851) de Melville, o la frustrada historia pasional de La letra escarlata (1850) de Hawthorne, o la reflexión a propósito del sentido y las fuentes de la vida en el Walden de Thoreau, o las dos series de Ensayos de Emerson (1841 y 1844). Pero probablemente su impacto —algo tardío y mediatizado por la lectura europea— en la sociedad norteamericana, fue mayor que el de todos esos nombres juntos.

Su más célebre poema, el "Canto a mí mismo", era la voz multiforme, contradictoria y persuasiva de Norteamérica misma, una proclama de autosuficiencia individual y colectiva, de exaltación vitalista, y una apuesta al igualitarismo y la democracia en tiempos en que la esclavitud era tema de discusión ardiente y acabaría siendo tema de guerra civil.

Originariamente sin título, el texto pasaría a llamarse en ediciones sucesivas "'Poema de Walt Whitman, un americano", luego "Walt Whitman", y a partir de 1881 tomaría el nombre que conserva hasta hoy. Publicado a los treinta y seis años, marcó el punto de inflexión determinante en la carrera literaria de Whitman. Para muchos críticos, borraba también la necesidad de cualquier cronología: Walt Whitman nacía y se hacía a sí mismo en ese canto, y lo que quisiéramos saber de él estaba ahí.

Cuando el poeta español León Felipe prologa, en 1974, su traducción/versión del "Canto" (que él llama paráfrasis y que es, a la vez, interpretación y traición al texto original) no sólo establece algunas características del mismo y la oportunidad de su lectura, en el contexto intolerante de un avanzado siglo XX. También traza, en ese prólogo estructurado como un poema, una particular semblanza del hombre que contenía "multitudes", un retrato sin datos ni fechas, pasible de visualizarse sólo en la obra "Los grandes poetas no tienen biografía, /tienen Destino./ Y el Destino no se narra.. /se canta...", dice León Felipe. Esa descontextualización biográfica sitúa al poeta en el único contexto al que de verdad pertenece, el universal e intemporal del "Canto".

Mientras "el otro Whitman" canta, como quieren Borges o L. Felipe, algunos datos biográficos acompañan al menos al Walter Whitman nacido en 1819, en una comunidad granjera de Long Island, Nueva York.

Fue el segundo de ocho hijos, en una familia problemática donde no faltaron locos, alcohólicos, minusválidos, hipocondríacos, y una respetable dosis de mala suerte a la hora de elegir pareja. Cierto que también hubo entre los hermanos algún veterano de guerra (George Washington) o ingeniero exitoso (Thomas Jefferson). La predilección por nombres de ilustres presidentes para hijos de la clase obrera, obedecía al patriotismo desmesurado de! padre, y se completaba con el de Andrew Jackson, muerto de alcoholismo y tuberculosis durante la Guerra Civil.

Antes de los treinta, Whitman trabajó en la construcción, fue maestro, oficial impresor y periodista. En 1838 fundó un periódico semanal, el Long Islander. Luego, en medio del florecimiento fugaz de la prensa escrita que en pocos años vio nacer y morir decenas de periódicos, fue redactor del New York Aurora en 1842, y seguidamente registraron su paso media docena de publicaciones más. Por esa fecha escribía relatos del tipo de "El último deseo de Reuben" o "Franklin Evans; o, el borracho", donde el tema de la autoridad y ebriedad paterna cobraba especial relevancia.

En 1855 llegaba la primera edición de Hojas de hierba, aclamada sin reservas por Ralph Waldo Emerson, el padre de la doctrina "trascendentalista", que veía en Whitman un continuador explosivo de la misma.

https://www.youtube.com/watch?v=yEHlupQzXeg

En realidad, el trascendentalismo —variante americana del romanticismo europeo— había surgido casi como evento de carácter público allá por 1836, con debates, revistas, manifiestos, órganos de prensa propios, y hasta un Club que aglutinaba a sus principales adeptos. Destacaban el ex clérigo Emerson (que ahora era profesor, ensayista y poeta), su discípulo Thoreau, Amos Bronson Alcott (padre de la autora de Mujercitas, Louisa May Alcott), George Ripley, otro ministro de dios convertido a escritor, la feminista Margaret Fuller y otras personalidades. El movimiento, de índole religioso-filosófica, aparecía vinculado —con reservas y con un fervor más principista que práctico— a expresiones reivindicativas tales como el abolicionismo, el feminismo, la lucha antialcohólica, el sectarismo o el comunitarismo.

El viraje poético literario que la mayoría de sus miembros practicaron, llevó naturalmente a suponer que la "verdad", en términos espirituales, podía avistarse mejor desde la torre del "artista" que desde el púlpito del predicador. El escritor se constituye en profeta (idea romántica que John Milton había apadrinado), conoce al hombre y su alma mejor que ninguno.

En ese punto surge la voz de Whitman, superando el costado puritano del transcendentalismo, privilegiando el cuerpo y los sentidos: "lo mejor de mi ser está agarrado a mis huesos".

Las sucesivas ediciones incrementan el número de poemas de Hojas de hierba. La de 1860 (que eran dos: una barata y otra de lujo) presagiaba un buen éxito de venta (que su autor alimentaba autopublicitándose escandalosamente para la época), pero no contaba con un acontecimiento capital. El 13 de abril de 1861, el ataque de los estados sureños a Fort Sumter y la decidida respuesta del recién electo A. Lincoln, daba comienzo a la Guerra Civil que enfrentaría a los estados de la Unión: veintitrés del Norte industrial y abolicionista contra once del Sur, esclavista.

La experiencia de la guerra —que no marcó al poeta sino indirectamente, a través del hermano herido en combate—, se plasmó literariamente en posteriores modificaciones a Hojas de hierba, y en Redobles de tambor (1865) incorporado al anterior en la edición de 1871-72. Luego de la guerra, Whitman publicó algunos textos en prosa: Vistas democráticas (1871), Notas de guerra (1873) y Días ejemplares (1882).

La crítica de su tiempo no fue particularmente favorable con Whitman; en su exaltación vitalista había más contenido sexual del que se podía admitir públicamente. Recién en 1880 llegaría sin regateo la opinión elogiosa de un crítico reconocido, Edmund Clarence Stedman. Merced a ella una importante editorial financió la sexta edición de Hojas..., la mayor venta de Whitman —tanto que le permitió adquirir su propia casa en Camdem, en 1884— y un original escándalo cuando el fiscal de Boston la retiró de circulación alegando que el texto violaba las leyes sobre obscenidad. Con el tiempo, sería el libro impreso más veces de cualquier poeta norteamericano.

El "Canto a mí mismo" se constituyó en la parte fundamental de ese libro en crecimiento que fue Hojas... Contiene cincuenta y dos fragmentos cuyo rasgo medular es la intensidad, cualitativa y cuantitativa, y su recurso de estilo más visible es la enumeración. La fuerza del texto no proviene sólo del peso acumulativo de ésta o de la lograda combinación de lirismo y expresión coloquial.

En realidad, el "Canto'' se va de las manos cuando se intenta totalizarlo en una definición, o comparó mentarlo en casilleros temáticos. Dispara en todas direcciones, y si en eso, más que en ninguna otra cosa, reside su impacto —en el ansia abarcadora: que nada quede sin nombrar, que todo entre al texto— también de ahí deriva el sedimento de disgregación, de fuga, que deja la lectura total.

Quedan en la memoria frases que por sí solas tienen peso definitivo, sentencias que logran un efecto de descubrimiento retardado de aquello que siempre supimos, del tipo de "Un mundo me ve,/ el más grande de todos los mundos: Yo"'; o "Nunca ha habido otro comienzo que éste de ahora, /ni más juventud que ésta/ni más vejez que ésta;/y nunca habrá más perfección que la que tenemos/ ni más cielo/ni más infierno que éste de ahora".

Observador y partícipe del universo, el poeta se maravilla ante la perfección de cada partícula de éste, todas lo contienen y él las contiene a todas: " Yo soy Walt Whitman … Un cosmos". Celebra la existencia en todas sus manifestaciones, lo insignificante y lo trascendente participan del mismo rango, lo grande y lo pequeño valen igual, y un ser vivo vale más que cualquier creación humana.

La industria, que daba pasos gigantes cuando estos versos fueron escritos, aparece relegada en ellos. La naturaleza ocupa un lugar preponderante (un espacio de voluptuosidad donde se expande la belleza y la salud de los cuerpos que se entregan a ella), pero en rigor tampoco es la protagonista, ni lo es el yo-psicológico, su subimiento o sus pasiones.

Tampoco lo es la ciudad, aunque nada de su desbordante empuje decimonónico queda en el tintero, ni siquiera “esos pequeños maniquíes que se mueven a mi alrededor vestidos de cuello y de levita". El verbo, la capacidad de nombrar las cosas, es el motor del texto, y aún así el poeta afirma que su discurso no es más que el hermano menor de sus sueños.

No obstante, si bien es verdad que todo ingresa al "Canto" (y el carpintero y el esclavo y la prostituta están al mismo nivel que el Presidente), también es cierto que lo hace moldeado por una visión que lo engrandece. No hay cosa que aparezca rebajada a lo burdo, lo ridículo o lo feo. La ironía es la gran ausente.

La concepción de Whitman sobre la grandeza del Hombre hace que todo lo que le concierne adquiera su dimensión, potenciada sin duda por la desmesura del país al que pertenece. Si el trascendentalismo fue uno de los intentos de definir el "corazón de lo americano", Whitman se acercó más que nadie a la definición deseada por el ciudadano medio: "Soy de una nación gigante/formada por muchas naciones y donde las pequeñas valen lo mismo que las grandes ".

CANTO A MI MISMO

IMe celebro y me canto a mí mismo.Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,porque lo que yo tengo lo tienes túy cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago…… e invito a vagar a mi alma.Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierrapar ver cómo crece la hierba del estío.Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,de esta tierra y de estos vientos.Me engendraron padres que nacieron aquí,de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.Y con mi aliento purocomienzo a cantar hoyy no terminaré mi canto hasta que me muera.Que se callen ahora las escuelas y los credos.Atrás. A su sitio.Se cuál es mi misión y no lo olvidaré;que nadie lo olvide.Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,dejo hablar a todos sin restricción,y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada.

IILas casas y los aposentos están cargados de perfumes,los estantes y los armarios están cargados de perfumes.Aspiro y me complazco en su fragancia,siento su influjo enervador,pero me rebelo……… Me rebelo y me escapo.

La atmósfera no es un perfume.No tiene el gusto de las esencias;es inodora,está hecha para mi bocay yo lo absorbo y la adoro como a una novia.Iré a los repechos donde comienzan los bosques y me desnudaré para gozar enloquecido su contacto.

Me gusta ver el vaho de mi aliento,las ondas del río,los hilos de seda que se cruzan entre los árboles,las horquillas donde descansa la vid.

Me gusta oír los ecos,los zumbidos, los murmurios de la selva.Me gusta sentir el empuje amoroso de las raícesal través de la tierra,el latido de mi corazón,la sangre que inunda mis pulmones,el aire puro que los oreaen inspiraciones y espiraciones amplias.Me gusta olfatear las hojas verdesy las hojas secas,las rocas negruzcas de la playay el heno que se apila en los pajares.Me gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los remolinos del viento.Me gusta besar,abrazary alcanzar el corazón de todos los hombres con mis brazos.

Me gusta ver entre los árboles el juego de luces y de sobras cuando la brisa agita las ramas.Me gusta sentirme solo entre las multitudes de la ciudad,en las estepasy en los flancos de la colina.Me gusta sentirme fuerte y sano bajo la luna llenay levantarme cantando alegremente a saludar al sol.¿Qué creíais?¿Qué me conformaría con mil hectáreas de tierra nadamás?¿Pensasteis que toda la tierra sería demasiado para mí?¿Para qué habéis aprendido a leer si no sabeís ya interpretar mis poemas?

Quédate hoy conmigo,vive conmigo un día y una nochey te mostraré el origen de todos los poemas.Tendrás entonces todo cuanto hay de grande en la Tierra y en el Sol(existen además millones de soles más allá)y nada tomarás ya nunca de segunda ni de tercera mano,ni mirarás más por los ojos de los muertos,ni te nutrirás con el espectro de los libros.Tampoco contemplarás el mundo con mis ojosni tomarás las cosas de mis manos.Aprenderás a escuchar en todas direccionesy dejarás que la esencia del Universo se filtre por tu ser.

IIIHe oído a unos juglares que hablaban del comienzoy del fin.Pero yo no hablo del comienzo y del fin.

Nunca ha habido otro comienzo que éste de ahora,ni más juventud que éstani mas vejez que ésta;y nunca habrá más perfección que la que tenemosni más cieloni más infierno que éste de ahora.

Instinto……. instinto…… instintoInstinto siempre procreando el mundo.De la sombra surgen los iguales que se contradicen y se complementan,la sustancia que se multiplica……el sexo siempre,siempre una malla de identidades y diferencias……. y la preñez y el parto siempre.Inútil es querer perfeccionar.Esto lo saben ya los doctos y los indoctos.Firmes,clavadosligados,abrazados al mismo palo,resistiendo como caballos percherones,amorosos,altivosy eléctricos……..¡yo y este misterio estamos aquí!

Clara y tierna es mi alma.Y claro y tierno es mi cuerpo:todo lo que no es mi alma también.

Si falta uno, faltan los dos.Y lo invisible se prueba por lo visible,hasta que lo visible se haga invisible y sea probado a su vez.

En todas las edades el mundo ha dispuesto sobre lobueno y lo malo.Pero yo que conozco la correspondencia exactay la imparcialidad absoluta de las cosas,no discuto,me calloy me voy a bañar al río para admirar mi cuerpo.Hermoso es cada uno de mis órganos y mis atributos,y los de otro hombre cualquiera sano y limpio.No hay en mi cuerpo ni una pulgada vil;nobles son todos los átomos de mi sery ninguno me es más conocido que los otros.

Estoy satisfecho:veo, danzo, río, canto…….Cuando mi amante y fervoroso camarada, que ha dormido a mi lado toda la noche,se levanta y se va sigilosamente al amanecer,dejándome canastas, tapadas con blancos lienzos que llenan y alegran mi casa con su abundancia, las aceptosin remilgos,sin preguntar de dónde vieneny sin ponerme a calcular lo que valen.

Whitman en la literatura universal

Pablo Neruda

ODA A WALT WHITMAN

YO no recuerdo a qué edad, ni dónde, si en el gran Sur mojado o en la costa temible, bajo el breve grito de las gaviotas, toqué una mano y era la mano de Walt Whitman: pisé la tierra con los pies desnudos, anduve sobre el pasto, sobre el firme rocío de Walt Whitman.

Durante mi juventud toda me acompañó esa mano, ese rocío, su firmeza de pino patriarca, su extensión de pradera, y su misión de paz circulatoria.

Sin desdeñar los dones de la tierra, la copiosa curva del capitel, ni la inicial purpúrea de la sabiduría, tú me enseñaste a ser americano, levantaste mis ojos a los libros, hacia el tesoro de los cereales:

ancho, en la claridad de las llanuras, me hiciste ver el alto monte tutelar. Del eco subterráneo, para mí recogiste todo, todo lo que nacía, cosechaste galopando en la alfalfa, cortando para mí las amapolas, visitando los ríos, acudiendo en la tarde a las cocinas.

Pero no sólo tierra sacó a la luz tu pala; desenterraste al hombre, y el esclavo humillado contigo, balanceando la negra dignidad de su estatura, caminó conquistando la alegría.

Al fogonero, abajo, en la caldera, mandaste un canastito de frutillas, a todas las esquinas de tu pueblo un verso tuyo llegó de visita y era como un trozo de cuerpo limpio el verso que llegaba, como tu propia barba pescadora o el solemne camino de tus piernas de acacia.

Pasó entre los soldados tu silueta de bardo, de enfermero, de cuidador nocturno que conoce el sonido de la respiración en la agonía y espera con la aurora el silencioso regreso de la vida.

Buen panadero! Primo hermano mayor de mis raíces, cúpula de araucaria, hace ya cien años que sobre el pasto tuyo y sus germinaciones, el viento pasa sin gastar tus ojos.

Nuevos y crueles años en tu patria: persecuciones, lágrimas, prisiones, armas envenenadas y guerras iracundas, no han aplastado la hierba de tu libro, el manantial vital de su frescura.

Y, ay! los que asesinaron a Lincoln ahora se acuestan en su cama, derribaron su sitial de olorosa madera y erigieron un trono por desventura y sangre salpicado.

Pero canta en las estaciones suburbanas tu voz, en los desembarcaderos vespertinos chapotea como un agua oscura tu palabra, tu pueblo blanco y negro, pueblo de pobres, pueblo simple como todos los pueblos, no olvida tu campana:

se congrega cantando bajo la magnitud de tu espaciosa vida: entre los pueblos con tu amor camina acariciando el desarrollo puro de la fraternidad sobre la tierra.

Federico García Lorca

ODA A WALT WHITMAN

Por el East River y el Bronxlos muchachos cantaban enseñando sus cinturas,con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocasy los niños dibujaban escaleras y perspectivas.

Pero ninguno se dormía,ninguno quería ser el río,ninguno amaba las hojas grandes,ninguno la lengua azul de la playa.

Por el East River y el Queensboroughlos muchachos luchaban con la industria,y los judíos vendían al fauno del ríola rosa de la circuncisióny el cielo desembocaba por los puentes y los tejadosmanadas de bisontes empujadas por el viento.

Pero ninguno se detenía,ninguno quería ser nube,ninguno buscaba los helechosni la rueda amarilla del tamboril.

Cuando la luna salgalas poleas rodarán para tumbar el cielo;un límite de agujas cercará la memoriay los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.

Nueva York de cieno,Nueva York de alambres y de muerte.¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,he dejado de ver tu barba llena de mariposas,ni tus hombros de pana gastados por la luna,ni tus muslos de Apolo virginal,ni tu voz como una columna de ceniza;anciano hermoso como la nieblaque gemías igual que un pájarocon el sexo atravesado por una aguja,enemigo del sátiro,enemigo de la vidy amante de los cuerpos bajo la burda tela.Ni un solo momento, hermosura virilque en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,soñabas ser un río y dormir como un ríocon aquel camarada que pondría en tu pechoun pequeño dolor de ignorante leopardo.

Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,porque por las azoteas,agrupados en los bares,saliendo en racimos de las alcantarillas,temblando entre las piernas de los chauffeurso girando en las plataformas del ajenjo,los maricas, Walt Whitman, te soñaban.

¡También ese! ¡También! Y se despeñansobre tu barba luminosa y casta,rubios del norte, negros de la arena,muchedumbres de gritos y ademanes,como gatos y como las serpientes,los maricas, Walt Whitman, los maricasturbios de lágrimas, carne para fusta,bota o mordisco de los domadores.

¡También ése! ¡También! Dedos teñidosapuntan a la orilla de tu sueñocuando el amigo come tu manzanacon un leve sabor de gasolinay el sol canta por los ombligosde los muchachos que juegan bajo los puentes.

Pero tú no buscabas los ojos arañados,ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,ni la saliva helada,ni las curvas heridas como panza de sapoque llevan los maricas en coches y terrazasmientras la luna los azota por las esquinas del terror.

Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,toro y sueño que junte la rueda con el alga,padre de tu agonía, camelia de tu muerte,y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.

Porque es justo que el hombre no busque su deleiteen la selva de sangre de la mañana próxima.El cielo tiene playas donde evitar la viday hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.

Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,los ricos dan a sus queridaspequeños moribundos iluminados,y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.

Puede el hombre, si quiere, conducir su deseopor vena de coral o celeste desnudo.Mañana los amores serán rocas y el Tiempouna brisa que viene dormida por las ramas.

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,contra el niño que escribenombre de niña en su almohada,ni contra el muchacho que se viste de noviaen la oscuridad del ropero,ni contra los solitarios de los casinosque beben con asco el agua de la prostitución,ni contra los hombres de mirada verdeque aman al hombre y queman sus labios en silencio.Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,de carne tumefacta y pensamiento inmundo,madres de lodo, arpías, enemigos sin sueñodel Amor que reparte coronas de alegría.

Contra vosotros siempre, que dais a los muchachosgotas de sucia muerte con amargo veneno.Contra vosotros siempre,Faeries de Norteamérica,Pájaros de la Habana,Jotos de Méjico,Sarasas de Cádiz,Ápios de Sevilla,Cancos de Madrid,Floras de Alicante,Adelaidas de Portugal.

¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,abiertos en las plazas con fiebre de abanicoo emboscadas en yertos paisajes de cicuta.

¡No haya cuartel! La muertemana de vuestros ojosy agrupa flores grises en la orilla del cieno.¡No haya cuartel! ¡Alerta!Que los confundidos, los puros,los clásicos, los señalados, los suplicantesos cierren las puertas de la bacanal.

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudsoncon la barba hacia el polo y las manos abiertas.Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamandocamaradas que velen tu gacela sin cuerpo.Duerme, no queda nada.Una danza de muros agita las praderasy América se anega de máquinas y llanto.Quiero que el aire fuerte de la noche más hondaquite flores y letras del arco donde duermesy un niño negro anuncie a los blancos del orola llegada del reino de la espiga.

Rubén Darío

Walt Whitman

En su país de hierro vive el gran viejo, bello como un patriarca, sereno y santo. Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo algo que impera y vence con noble encanto.

Su alma del infinito parece espejo; son sus cansados hombros dignos del manto; y con arpa labrada de un roble añejo como un profeta nuevo canta su canto.

Sacerdote, que alienta soplo divino, anuncia en el futuro, tiempo mejor. Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,

y «¡Trabaja!», al robusto trabajador. ¡Así va ese poeta por su camino con su soberbio rostro de emperador!

De nuevo «Canto…»

XXIVYo son Walt Witman……Un cosmos. ¡Miradme!El hijo de ManhattanTurbulento, fuerte y sensual;como, bebo y engendro…..no soy sentimental.Ni por encima ni separado de nadie,ni orgulloso ni humilde.

Desclavad las cerraduras de las puertas.Sacad las puertas mismas de sus goznes.Quien humilla a otrome humilla a mí.Y todo lo que se dice y lo que se hace repercute en mí.De mí surge la inspiración:y lo corriente y lo vulgar.

Yo digo la palabra mágica y primeray doy el santo y seña de la democracia.Y digo que no aceptaré nada que no tenga una réplica inmediata y numerosa.De mi garganta salen voces largo tiempo calladas,voces de largas generaciones de prisioneros y de esclavos,voces de ciclos de preparación y crecimiento,voces de desesperados y de enfermos,voces de ladrones y de enanos,voces de cuerdas que conectan las estrellas,voces de matrices y de gérmenes paternos…..Voces de odio:

la voz del deformado,del trivial,del estúpido,del loco,del resentido;la voz de la niebla en el aire,la voz de los escarabajos que ruedan su bola de estiércol……De mi garganta salen voces olvidadas;voces de sexo y de lujuria,voces veladas que yo desgarro,voces indecentes que yo clarifico y transfiguro……

Yo no me tapo la bocani pongo el índice sobre los labios.Me estremezco ante el vientre lo mismo que ante el corazón y la cabeza.

La cópula tiene el mismo rango que la muerte.Creo en la carne y en los apetitos.La vista,el oído,el tacto…son milagros.Y cada partícula,cada apéndice míoes un milagro.Soy divino por dentro y por fueray santifico todo lo que tocoy todo lo que me toca:el olor de mis axilas es tan fino como el de una plegaria;y esta cabeza mía vale más que las iglesias,las bibliasy los credos.

Cuando adoro una cosa más que otra, adoro tan sólo la extensión de mi cuero o de una parte de mi cuerpo.Tú no eres más que la réplica deslumbrante de mí mismo.Surcos y tierra húmeda, eso eres tú;la reja firme y masculina del arado,todo cuanto en mí se cultiva y se labra;eres mi sangre fecunday tus corrientes pálidas de leche, las ordeñas en mi vida;eres el pecho que se aprieta a otro pechoy en mi cerebro están tus circunvoluciones ocultas;raíces lavadas del cáñamo,tímida alondra,nido oculto de huevos duplicados….. eso eres tú;

heno mezclado y tundido de la cabeza, de las barbas y de la carne dura….. eso eres tú;jugo fermentado de manzanas,fibras de trigo viril,sol generoso……. eso eres tú;vapores que iluminany apagan mi rostro……. eso eres tú;arroyos de sudor y de rocío….. eso eres tú;viento que acaricia mi carne con el cosquilleo de los genitales en celo,amplios campos vigorosos,ramas de roble vivo,amante compañero en mi vagar sin rumbo….. eso eres tú;manos que yo he apretado,rostro que yo he besado,hermana criatura a quien mis brazos estrechan sin cesar…… ¡eso eres tú!

Me asombro de mí mismo.Chocheo ante mi ser.¡Hay en él tantas cosas admirables!Cada momento de mi viday cuanto sucede en míme estremece de júbilo.¿Por qué se doblan mis tobillosy cuál es la causa de mis más insignificantes deseos?¿Por qué irradio amistad….y por qué la recibo?

Cuando subo las escaleras de mi casa me detengo y digo de pronto: pero ¿es esto cierto?La enredadera que trepa por mi ventana me satisface más que toda la metafísica de los libros.

¡Oh, maravilla del alba!Una tenue luz allá lejos deslíe las sombras diáfanas e inmensas.El aire es un manjar para mi lengua.

Del mundo moviblesaltan en silencio,brincan inocentes,rezuman frescasmasas que cruzan oblicuashacia arriba y hacia abajo.

Algo que no puedo ver eriza púas libidinosas,y mares de jugos resplandecientesinundan la bóveda celeste.La tierra y el cielo se juntan. Y de esta diaria conjunción llega por el oriente un reto que se posa un instante sobre mi cabeza para decir- me agresivo y burlón:¿Serás tú el amo de todo esto?


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