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Jorge Icaza por Manuel Espinosa

Date post: 09-Dec-2023
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2 CUADERNOS DE DIVULGACIÓN CÍVICA

MANUEL ESPINOSA APOLO

JORGE ICAZA CRONISTA DEL MESTIZAJEMimetismo e identidad en la sociedad quiteña

PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICACOMISIÓN NACIONAL PERMANENTE

DE CONMEMORACIONES CÍVICAS

COMISIÓN NACIONAL PERMANENTEDE CONMEMORACIONES CÍVICAS

Doctor Claude Lara,Presidente (e) de la CNPCC.Doctora Cumandá Campi, Miembro, Representante de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.Coronel E.M.C. Arturo Cadena Merlo, Miembro, Representante de las Fuerzas Armadas.Embajador. Hernán Holguín, Miembro, Representante del Ministerio de Educación.Doctor Carlos Joaquín Córdova, Miembro Asesor, Representante de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.Economista Fabiola Cuvi Ortiz, Miembro Asesor, Representante del Instituto Ecuatoriano de Capacitación e Investigación de la Mujer.Doctor Manuel de Guzmán Polanco, Miembro Asesor, Representante de la Academia Nacional de Historia.Fabián Bedón Samaniego,Secretario (e), Jimmy Chung,Asistente.

Av. Amazonas 477 y Roca, Telfax: 2 502 770 - 2 231 [email protected] - www.conmemoracionescivicas.gov.ec

© Comisión Nacional Permanentede Conmemoraciones Cívicas

JORGE ICAZA CRONISTA DEL MESTIZAJEMimetismo e identidad en la sociedad quiteñaManuel Espinosa Apolo

Fotografías: Archivo histórico del Banco Central del Ecuador

CREAR GRÁFICA - EDITORES

Publicación DigitaliMaction - Juan Manuel Rosero

Quito, abril de 2006

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 5

LA CRISIS IDENTITARIAEN UNA SOCIEDAD DE TRANSICIÓN 15

EL MIMETISMO EXITOSO O EL ACHOLAMIENTO CIUDADANO 23

EL MIMETISMO FALLIDO O LA SIMULACIÓN DEL CHOLERÍO 31

El encopetamiento del gamonalismo cholo 31

Los sueños de gran señor del chulla 40

A MANERA DE CONCLUSIONES 47

BIBLIOGRAFÍA 51

INTRODUCCIÓN

Quien iba a ser el literato ecuatoriano de mayor resonanciainternacional, nace el 10 de julio de 1906, en el antiguo barrio quiteñodel Vergel ubicado en torno a la antigua Plaza de Toros Belmonte.Cuando a penas contaba con 4 años de edad su padre muere. Al pocotiempo su madre vuelve a casarse con un hombre de fuerte idealismoliberal. Desde entonces el niño Jorge Icaza recibirá la decisivainfluencia de su padrasto. Cuando tiene la edad para ingresar a laescuela lo hace en la tradicional y entrañable institución de lasSeñoritas Toledo, escuela de la más rancia y pintoresca quiteñidad deaquella época.

En 1915 interrumpe su educación primaria y se traslada con suspadres al latifundio de su tío materno, don Enrique. Allí permanece dosdesolados años en los cuales se le revelan los frecuentes y brutalesactos opresivos de la aristocracia rural en contra del indio. A su regresoestudia en los colegios San Gabriel, en un primer momento, y luego,en el Nacional Mejía. Terminada la secundaria ingresa a la carrera deMedicina en la Universidad Central; sin embargo no puede concluirsus estudios universitarios, debido al fallecimiento de sus padres, quelo dejan sin sustento económico1.

1 Anthony Vetrano, La problemática psico-social y su correlación lingüística en las novelasde Jorge Icaza, Ediciones Universal, Miami, 1974, pp. 25.

En tales circunstancias, aquel mozo de mediana estatura, se ve enla necesidad de ingresar al ambiente espeso y gris de la burocracia. Sutrajín será arduo por el mundo de las oficinas, pues tendrá que hacer detodo. Desde amanuense asimilado a la Intendencia de Policía -connombramiento de policía- hasta oficial mayor de la Tesorería de laProvincia de Pichincha.

Pero ya antes, en el ocre año de 1926, después del fallecimiento desu madre, ha ingresado en el Conservatorio Nacional atraído por loscursos de arte dramático. Desde los 18 años había aflorado su vocaciónpor el teatro, iniciándose en las tablas un 24 de mayo de 1925 en la"Compañía Dramática Nacional". Ese día Jorge Icaza formó parte delelenco que representó la obra: Asirse de un cabello en el Teatro Sucre.Gracias a su talento y gran voz, su actuación es elogiada por la prensa.A partir de entonces se convierte en un actor exitoso que recibe críticasfavorables.

La compañía viaja al norte del país y al sur de Colombia. Dichaexperiencia, permite al joven actor entrar nuevamente en contacto conla realidad indígena y pueblerina. A la sazón, ha decidido escribir obrasdramáticas, iniciándose en tan arduo oficio con la comedia El Intruso,estrenada en 1928, al mismo tiempo que para solventar sus gastostrabaja como ayudante de ventanilla en la Pagaduría Nacional. Comoautor teatral recorrerá una larga trayectoria que lo lleva desde lacomedia clásica costumbrista, pasando por el teatro de cortepsicoanalítico, hasta desembocar en "Flagelo", su última obradramática y pieza lograda del teatro indigenista, que se publica en1936 y se estrena en Buenos Aires allá por 1940. A mediados de 1932,organiza y dirige al Compañía de Teatro "Marina Moncayo", afamada

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El joven Jorge Icaza, junto a sus compañeros de tablas de la Compañía Dramática Nacional.

actriz de ese entonces, quien en el feliz año de 1936 se convertirá ensu esposa2.

No obstante, un año clave en la vida y trayectoria de Jorge Icazaes 1933. En ese año, el Icaza definitivo, seguro de su vocación y dueñode recursos técnicos originales, aflora. Icaza se convierte realmente enescritor con la publicación del libro de relatos cortos o cuentosdenominado Barro de la Sierra. Desde entonces su labor narrativa noda tregua. Inmediatamente después irán apareciendo sus novelas:Huasipungo (1934), En las calles (1935), Cholos (1938), Media vidadeslumbrados (1942), Huairapamushcas (1948), Seis relatos (1952),El Chulla Romero y Flores (1958), Viejos cuentos (1960) y Atrapados,trilogía novelesca (1972).

Mientras tanto el escritor quiteño, alterna su vida de escritor con lade burócrata, dueño de librería, director de la Biblioteca Nacional y porúltimo, embajador ecuatoriano en la Unión Soviética. En 1978,sobreviene su muerte física.

La obra narrativa de Icaza es sin duda la más representativa deaquella corriente que ha sido llamada El Realismo Social de los años30. Por esa razón, en ella se encuentran todos los defectos y todas lasvirtudes de dicha tendencia literaria. Icaza es el autor ecuatoriano detodos los tiempos más conocido fuera del país, debido a que su obra hasido la más traducida, y por tanto, constituye la obra de mayorpermanencia y resonancia.

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Retrato de Marina Moncayo, esposa de Jorge Icaza y afamada actriz de teatro.

2 Renán Flores Jaramillo, Jorge Icaza una visión profunda y universal del Ecuador, Edit.Universitaria, Quito, 1979, pp. 13-15.

Para Agustín Cueva3, Icaza es un inmejorable representante de lascapas intelectuales de extracción popular, las mismas que se formarongracias a la relativa democratización operada por la revolución liberalde 1895. Estas capas estaban arraigadas en el pueblo pero al mismotiempo "extraídas" de él. Proceso llevado a cabo por el sistemaeducativo liberal progresista e indispensable para sacar a lo popular desu simple condición de folklore. En esas circunstancias, aquellosintelectuales no produjeron una literatura "autocentrada", volcada a larecreación de su universo pequeñoburgués. Esas clases estabanatravesando aún un estado de desarrollo embrionario, razón por la cual,sus intelectuales asumieron una actitud centrífuga, anclándose yregodeándose en lo popular y lo campesino, realidad opuesta a looligárquico, contra lo cual se manifestaron. Sin embargo, hay que tenerpresente que aquel mundo, constituía una realidad próxima, dada laíndole semirural de las "urbes" ecuatorianas de ese entonces.

Los críticos y estudiosos de la obra icaciana coinciden en señalarque ésta, antes que el indio trata sobre el mestizo.

Agustín Cueva ha sido quien más ha destacado este hecho4. ParaCueva, Icaza con sus cuentos y novelas logró conformar un verdaderofresco coherente y multifacético de la sociedad ecuatoriana. Razón porla cual no puede ser considerado únicamente indigenista. Lo fue soloen la medida en que su literatura enfocó el problema del indio conmayor fuerza y claridad que ningún otro literato ecuatoriano, pero sinreducirse a dicho tema. El tratamiento del problema indígena no seagotó con la plasmación de la situación del "indio" propiamente dicho,sino que avanzó a otros sectores más vastos de la población urbana y

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3 Agustín Cueva, Lecturas y rupturas, diez ensayos sociológicos sobre la literatura delEcuador, Edit. Planeta, Quito, 1986.

4 Agustín Cueva, Literatura y Conciencia Histórica en América Latina, Letraviva, PlanetaQuito, 1993, pp. 92.

semiurbana, afectados por una discriminación de origen colonial queno ha podido ser abolida por el relativo avance del capitalismo, losmismos que pueden ser identificados en la actualidad como mestizos.Icaza dedicó al tema y trauma del mestizo tres cuartas partes de suobra5. Manuel Corrales comparte la apreciación de Cueva:

El análisis, tanto temático como estilístico de los relatos deIcaza, nos ha mostrado que la estructura generadora no era elproblema indigenista según se lo entiende -el indio comoproblema-, sino el mestizaje, o dicho de otra forma: elmestizo como problema. Y si en Huasipungo el mestizo (elcholo) es tratado con dureza, una dureza que persiste, aunquesuavizándose progresivamente; poco a poco ese mestizo se vacentrando y acaparando la atención del narrador hastaconstituirse en el centro motivador de toda la temática6.

El paso del indio como tema central a la del mestizo, y másespecíficamente a la del cholo y el cholerío, se registró a partir de lanovela En las Calles (1935). Según Francisco Ferrandiz, esta novelahace de los mestizos de sangre o de espíritu, personajes centrales en suacontecer sentimental, social y político7. Por primera vez, el acento enesta narración, está puesto en el destino de los mestizos. Icaza indagaen la vida de los indios y cholos en la ciudad, luego de que han huidodel mundo rural.

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5 Agustín Cueva, Lectura y rupturas. Diez ensayos sociológicos sobre la literatura delEcuador, edit. Planeta, Quito, 1986, pp. 181.

6 Manuel Corrales, Jorge Icaza, frontera del relato indigenista, Ediciones de la UniversidadCatólica, Quito, 1974, pp. 248-249.

7 Francisco Ferrandiz, "El novelista hispanoamericano Jorge Icaza", en: Literatura Icaciana,Su Librería, Quito - Guayaquil, Ecuador S.A.M, p. 94.

Icaza continua penetrando en los problemas vinculados almestizaje en sus siguientes obras: Cholos (1937), Media VidaDeslumbrados (1942), Huairapamushcas (1948), Seis Relatos (1952)hasta llegar a El Chulla Romero y Flores (1958). Sin embargosolamente en esta novela y En las calles, el tema del mestizaje sedesarrolla en el escenario urbano, mientras que en el resto de obras seescenifica en el mundo rural.

Cuando Icaza se refiere a los indios, no es capaz de crear unpersonaje singular, con profundidad, como bien señala AngelFelicísimo Rojas en su ensayo sobre la novela ecuatoriana, pero si lohace cuando se refiere a los mestizos. Por esa razón, Renán FloresJaramillo destaca que, Icaza trata al indio como un sujeto plural, peroal mestizo como un sujeto singular.

Sin embargo el escritor quiteño, excepcionalmente usa el término"mestizo". En su lugar aparecen los vocablos: "cholo", "cholosamayorados", "cholos encopetados", "cholos adinerados", "chulla","chagra", "caballeros hechizos". Y en lugar del término "mestizaje"habla de "acholamiento ciudadano", "cholerío simulador" y "sueños degran señor". En rigor podría decirse que Icaza debe ser considerado elescritor del cholerío, en tanto abordan múltiples aspectos relacionadascon la constitución del cholo en sujeto, es decir, su condición social,económica, cultural y psicológica. Icaza deviene así en un cronista delo que posteriormente en la literatura sociológica y antropológicaandinas se llamará mestizaje y cholificación, a raíz de la presenciapalmaria de inmigrantes rurales de condición indígena en las grandesciudades de los países andinos. Procesos a los que son inherentesfenómenos aculturativos y de hibridación, los mismos que dieron y danpaso a la formación de nuevas identidades y culturales populares.

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Mercado popular de Quito a inicios del siglo. XX, lleno de inmigrantes pueblerinos: indios, cholos y chagras.

Teniendo como base dichos antecedentes, hemos formulado lasiguiente pregunta para orientar el presente ensayo: ¿Cómo interpretay enfoca Icaza los procesos que hoy día podemos definir comomestizaje y cholificación en la sociedad quiteña de la primera mitaddel siglo XX?

En consecuencia, el presente ensayo, hace una relectura de la obraicaciana, centrándose en las dos novelas que están escenificadas en laciudad de Quito: En las Calles y El Chulla Romero y Flores, con elpropósito de encontrar respuestas debidamente fundamentadas a dichainterrogación.

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LA CRISIS IDENTITARIAEN UNA SOCIEDAD DE TRANSICIÓN

La obra icaciana refiere y expone sin pudicia ni resquemoresentretelones y lacras de la vida privada y pública de las clases altas ybajas, tanto de la sociedad urbana quiteña como de las sociedadespueblerinas de los alrededores. Se trata en cierta forma de unacolección de aspectos repugnantes: amoralidad, promiscuidad,prejuicios, complejos, taras, etc., etc. Elementos que resultan clarasmanifestaciones de un profundo proceso de descomposición por el queatraviesa en la primera década del siglo XX, una sociedad tradicional,señorial y de castas, heredera directa de la época colonial, en sutransformación a una sociedad moderna, fincada esta vez, enrelaciones de producción capitalistas.

La recurrencia permanente a la fetidez que realiza Icaza en ladescripción de los sujetos populares y de sus objetos (los oloresinsalvables de indios y cholos) así como de ciertos individuos de larancia aristocracia quiteña y de la ciudad misma de Quito (la referenciaa las quebradas hediondas y el mal olor que despiden los barrios estánsiempre presente a lo largo de la narración en El Chulla Romero yFlores), son pruebas claras de la descomposición del viejo ordensocial, y de la percepción de una crisis social general que es a la vezestancamiento, debido a que -como diría Gramsci es su definición decrisis- lo viejo no termina por morir ni lo nuevo acaba por nacer.

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La fetidez de los objetos y los sujetos, remite necesariamente a laimagen de la sociedad patriarcal y premoderna como un cadáver quese pudre a la intemperie impúdicamente.

Esta descomposición social se ilustra sobretodo, cuando Icaza serefiere a la bancarrota de ciertas familias terratenientes y aristocráticas,como la familia de Braulio Peñafiel en Cholos o de ciertos personajesque encarnan la ruina de las gentes de abolengo. Es el caso de MiguelRomero y Flores, padre del Chulla Alfonso, llamado Majestad yPobreza,

... viejo altanero y miserable con su anacrónica chistera, consu levita verdosa, con su elegancia zurcida en los hombros, enlas rodillas, en los codos, en los zapatos, con su andarenyesado en prosas marciales, con su piel apergaminada deárbol centenario, con su bigote de puntas hacia arriba, con sunariz ganchuda, con su entrecejo adusto para subrayar elfulgurante desprecio de sus ojos color de tabaco8

Aquella descomposición también es evidente en la situación de lossujetos populares rurales y urbanos. Icaza presenta a los indioshuasipungueros y los cholos del mundo rural y urbano comoindividuos carentes de costumbres refinadas, y en su lugar, destaca enellos solamente elementos y rasgos de vileza, degradación y sordidez,realizando anotaciones desolladoras o conmiserativas.

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Retrato de un hombre menesteroso de rasgos blancos. Muchos fueron los individuosde las clases altas en las primeras décadas del siglo XX que se arruinaron económicamente.

8 Jorge Icaza, Huasipungo/El Chulla Romero y Flores, Maestros de la Literatura Universal,Oveja Negra, Bogotá, 1987, pp. 153.

Este hecho nos lleva a preguntarnos si el caso de Icaza ¿es acasoel de un escritor antipopular, como lo fueron los escritoresaristocráticos y aristocratizantes de fines del siglo XIX e inicios delsiglo XX: Alfredo Espinosa Tamayo o Modesto Espinosa, especialistasen lanzar diatribas contra los sujetos populares? Sin embargo, si setiene en cuenta que Icaza también revela al mismo tiempo la sordidezde gamonales, hacendados y de la gente bien o "lo mejorcito de laciudad", hay que concluir que su motivación no es una actitud anti-popular, sino en contra de una sociedad de signo arcaico y colonial queestá agonizando. Se trata de una postura que repudia la pobreza y lopremoderno. De un odio a la vida indigna de los pobres, en tanto éstaaparece en íntima vinculación con la arrogancia y ostentación de losricos. En la obra icaciana, la pobreza se presenta como consecuenciade la vida opulenta de los segundos.

Pero al mismo tiempo, la narrativa de Icaza hace mención a lossujetos sociales emergentes, a esos actores colectivos gestados por elnuevo orden social que ha empezado a afirmarse: el proletariado, laburguesía junker y las capas medias. Éstos, sin embargo, sonpresentados en vinculación con los viejos actores. Para Icaza se tratade los mismos sujetos pero transformados. Son los indios desplazadosde sus comunidades y huasipungos los que se convierten enproletarios; los cholos o chagras que fungen de comerciantespueblerinos quienes se convierten en empresarios adinerados,hacendados modernizantes o políticos citadinos. Son los chagras, loscholos urbanos y los chullas quienes al ingresar al servicio público setransforman en señores de oficina. Habría que concluir, por tanto, queIcaza da cuenta tanto de la génesis de las nuevas clases sociales comode la extinción de las viejas castas y clases.

Estos surgimientos y declives, dan cuenta del establecimiento en lasociedad de una nueva forma de clasificación social basada esta vez encriterios socioeconómicos, la misma que no termina por desplazar a la

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arcaica forma de clasificación social basada en la raza y el origenétnico. A este nivel otra vez se constata que lo nuevo no acaba porconstituirse ni lo viejo por disolverse. En su lugar estas dos formas deestratificación social se superponen o se conjugan, complejizando laubicación y valoración social de los individuos en tanto genera unaespecie de hiper-estratificación, vigente aún en nuestro días.

De esta manera, resulta que el principio de supremacía social siguefincándose en el origen europeo español y en la condición racialblanca, solo que ahora se han sumado a estos requisitos la capacidadde acumulación y el poder adquisitivo. En correspondencia, elprincipio de subalternidad sigue basándose en el origen indígena ocampesino, en la condición racial andina y en el estatus de pobreza. Enciertos momentos, los antiguos criterios de clasificación pareceprevalecer, pero otra veces, los nuevos criterios logran imponerse. Deahí que en este período de transición y crisis, son muchos losaristócratas empobrecidos a quienes se los sigue reconociendo comosuperiores, mientras que a los nuevos ricos de origen indígena ocampesino, no se los termina por aceptar de todo como preeminentes,siendo más bien objeto de desprecio.

En consecuencia, se afirman un conjunto de prejuicios en contradel indio, debido en gran parte a la ideología de la modernización, queconcibe al indio como obstáculo para el progreso y, por tanto, causa dela "desgracia nacional". Discurso que alimenta en la vida diaria ladiscriminación contra quienes portan la marca indígena.

En estas circunstancias quienes pretenden ascender socialmente ysuperar su condición de subalternidad se ven obligados a ocultar suorigen indio o procedencia campesina como condición previa para supromoción social. Para cumplir este cometido se recurre al camuflajeo al disfraz, es decir, a la construcción de imágenes públicas odiscursos gestuales y visuales basados en la imitación. Se trata de

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estrategias identitarias que se implementan a partir de prácticasmiméticas por las cuales los sujetos subalternos buscan parecerse a losprivilegiados, los otros. Así se confunden los límites entre copias yoriginales. La obra icaciana y sobre todo las novelas En las Calles y ElChulla Romero y Flores da cuenta de estas acciones que el mismoIcaza definirá como los disfraces del cholerío.

Solo en pocos casos, la estrategia mimética resultará un proyectoexitoso y lo será cuando ésta, de paso a la mutación. Sin embargo, lamayoría de las veces la estrategia mimética no resulta más que conato,acto fallido, en tanto la simulación deviene en parodia. Este es el casodel llamado gamonalismo cholo (los nuevos ricos de origen rural ycampesino) y los chullas (los hijos de las vecindades pobres y antiguasde la ciudad ), quienes al mismo tiempo que reaniman y reactivan losreferentes de las viejas identidades desahuciadas, crean nuevosreferentes llamados a constituirse en sustentos de nuevas identidades.

En estas circunstancias, las nuevas identidades no terminan poraflorar ni las viejas identidades por disolverse. La crisis social quedefine la situación de la sociedad quiteña del período de transicióncorrespondiente a la primera mitad del siglo XX, genera una crisis deidentidades socioculturales.

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Hombre pobre de Quito vestido de caballero.

EL MIMETISMO EXITOSO O EL ACHOLAMIENTO CIUDADANO

A medida que el capitalismo prosperaba en la sociedadecuatoriana, liberaba una gran cantidad de población que se encontrabaatrapada en el mundo rural, por obra y gracia de una suerte demecanismos supraeconómicos de origen colonial.

Los aires de modernización que soplaban cada vez con más fuerzaen el mundo rural, y de los cuales da clara cuenta la novelística deIcaza, beneficiaban tan solo a unos pocos y pauperizaban aún más a lamayoría de campesinos indígenas y mestizos. Mientras tanto la ciudadde Quito cobraba un nuevo impulso urbano que se evidenciaba en elmejoramiento de su imagen (equipamiento urbano), en el desarrollo desu economía interna y el crecimiento físico y demográfico.

De esta manera, la ciudad se constituyó en referente de bienestar,prosperidad y progreso, para las gentes pobres del campo y los pueblosdel interior de la sierra. Es así que a partir de las primeras décadas delsiglo XX, se inició una corriente migratoria que a medida queavanzaba el siglo irá arrastrando cada vez a más población desde elmundo rural hacia Quito.

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Rostros mestizos. (dibujo de Joaquín Pinto).

En la novela En las calles se da cabal cuenta de dicho proceso: laemigración como única salida de supervivencia para los indios ycholos de Chaguarpata, un pueblo del interior de los Andes.

Una vez en la ciudad, estos desplazados, se verán en la necesidadde adaptarse a los nuevos requerimientos del medio urbano, resultadode lo cual se irán transfigurándose hasta constituirse en personasdiferentes, esto es, en cholos urbanos.

Esta transfiguración se inicia con una acción de camuflaje: elcambio de indumentaria. En la obra icaciana y particularmente en lanovela En las calles, el vestido se torna en indicador del inicio y fin deuna situación de cambio sociocutural.

Los indios y cholos de Chaguarpata se ven impelidos a modificarsu indumentaria, ante las exigencias de una ciudad que ya no tolera lavestimenta indígena. En estas condiciones, mantenerla, supone perderoportunidades de inserción laboral y consideración social.

La intolerancia a la vestimenta indígena se ilustra claramente en elpasaje en que los indios huasipungueros de Chaguarpata esperan seratendidos por el Presidente en el Palacio de Gobierno. En esascircunstancias, se desprende de sus cuerpos e indumentaria un mal oloren forma de miasma que se expande y esparce con propósitoscontaminantes y sin consideración alguna por todo el edificio,provocando una profunda sensación de asco en el Presidente y susecretario, al extremo de indisponer al primero (Icaza, 1944: 16-17).

Con diabólica burla, el mal olor de la indiada se envolvió depronto en las piernas, en la barriga, en el pecho -viscosaenredadera- del señor Secretario Particular. Y, conimprudencia que comprometía al subalterno, saltó sobre lospapeles del escritorio para hurgar en el chuchaqui de su

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Excelencia, el cual, dejando a un lado la estilográfica yagarrándose la frente con ambas manos, murmuró:

- Cosa rara ... Nunca antes... Siento una descomposicióngeneral... Una náusea...

"Mis pies... A lo peor el sudor de mis pies... No me cambié demedias... Las mismas de hace cinco días.. ¡Maldita mujer!Ahora ... Ella sabe que no puede...", se dijo el señor SecretarioParticular con el temor y la vergüenza de quien se sienteresponsable de un pecado nada aristocrático. Y en busca de ladisculpa más adecuada, de la razón que le ponga a salvo,afirmo:

- Quizás lo de de anoche ... Tal vez una intoxicación ... Sí ...Eso ... Cuando yo ...

- Lo de anoche ... Lo de anoche... -alcanzó a decir el señorPresidente, levantándose y entrando a su higiénico particularcon ansia y desesperación grotescas. Cuando quiso volver altrabajo y entró de nuevo a su despacho, su ayudante habíadesaparecido, y, aquel mareo como de asco de sí mismo,latente en él y fuera de él, le apretó en la garganta, en elestómago. "Imposible. Debe ser algo grave", se dijo y timbróvarias veces. De inmediato se presentaron los edecanes yvarios empleados de Secretaría.

- Me siento indispuesto. Algo enfermo. Cancelen la audienciade la mañana...

Al parecer para la década de los 30 del siglo anterior, época de la queproviene esta novela, el triunfo de la cultura odorífica como aspectoconsustancial al estilo de vida burgués, se presenta arraigada en laciudad. La vestimenta indígena es vista como fuente de hedor y asco,constituyéndose en motivo y justificación para el desprecio y rechazohacia indios y cholos del campo, por parte de las gentes de la ciudad.

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En otro pasaje de esta novela, en cambio, la indumentaria rural yparticularmente el poncho, pasan a simbolizar una situación deextrema vulnerabilidad o de indefensión en el escenario urbano.Cuando otro de los inmigrantes de Chaguarpata, el zapatero AmbrosioYánez se instala en uno de los barrios bajos de la ciudad de eseentonces: La Tola, rodeada de burdeles y cantinas, es víctima del abusode 3 señores "bien vestidos", que a empellones abren en la noche lapuerta de la tienda que había logrado arrendar el zapatero, paraaprovecharse de la candidez de su hija, la joven Raquel. El padre quequiere impedir el atropello es golpeado despiadadamente. Cuandollega la policía, los señores se quejan de que han sido tratadosirrespetuosamente por el chagra. La policía decide entonces llevar alzapatero y los agresores a la cárcel. En el trayecto, los segundos danuna coima a los gendarmes, razón por la cual termina en la cárcelsolamente el chagra de Chaguarpata. El Comisario impone a Yánez 3días de cárcel y multa por haber agredido a "los que no son de poncho"(Icaza, 1944: 78). La justicia opera por tanto a favor de quienes vistencomo señores. Dado el caso de un conflicto entre gentes del campo yseñores de la ciudad, la sospecha caía en primer lugar en los deponcho. Resulta entonces que ir vestido como "señor" en Quito, nosolo era un atenuante sino que confería impunidad. De ahí la célebreexpresión popular que hasta hace pocos años atrás tenía plena vigenciaen el medio: "la cárcel es para los de poncho".

No cabe duda que el cambio de vestimenta para indios y cholosresultaba una estrategia orientada a superar la indefensión ante la ley yaminorar abusos y atropellos. Sin embargo y a medida que estosactores lograban resolver su inserción en el aparato laboral, se observaque además de la adopción de un nuevo traje, van adquirido otramentalidad, olor, nuevos hábitos y comportamientos culturales.

Con respecto a Ricardo Quishpe y Lucas Guamán indios ex-huasipungueros de la hacienda de Luis Antonio Urrestas ubicada en

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Chaguarpata, convertidos en trabajadores urbanos, el uno peón y elotro cargador de Chimbacalle, Icaza señala (1944: 85):

Y ambos, sin darse cuenta, se transformaban -indumentaria,costumbres, voz, olor, sentimientos- adaptándose poco a pocoa la vida y trabajo ciudadanos. Aquel tono peculiar -marca delatifundio- como de humildad resentida que los caracterizabase había endurecido en taimado cinismo. Y el poncho, y lacotona, y el calzón de liencillo, y las hoshotas, envejecían y seremendaban en la esperanza siempre aplazada de un vestido decasinete, de una gorra a lo gringo -maquinistas, mecánicos ygerentes de ferrocarril- y de unos zapatos de becerro.

Aspiración que se hace realidad cuando el indio Lucas Guamán,junto con su paisano el cholo Ramón Landeta pasan a desempeñarsecomo porteros de una fábrica: "Al impulso, consejo y magia de lasnuevas obligaciones, cholo e indio modificaron su aspecto y en mayorescala sus costumbres. Guamán dejó la cotona y el poncho, cambió lashoshotas por los zapatos -el primer par le regaló el señor ingeniero-".

Estos pasajes destaca la conversión exitosa que han protagonizadociertos indios y cholos de Chaguarpata. Cambio al que Icaza denomina"acholamiento ciudadano" y que al parecer era facilitado por ciertasactividades laborales inherentes a la economía capitalista o por lasactividades de carácter represivo demandadas por dicho sistema(ejército y policía). El desempeño de estos roles impulsaban con mayorrapidez la conversión de chagras o indios a cholos urbanos, adiferencia de esas otras labores de cuño colonial asociadas a losantiguos oficios como la de ladrilleros, tapialeros, limpiadores dedesagues, albañiles, que más bien detenían dicho proceso.

En fin, el acholamiento ciudadano no es más que la adaptación-transformación de aquellos sujetos rurales a las exigencias del medio

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urbano lo que deriva en el cambio étnico de indio a cholo y en elcambio social de campesinos a trabajadores urbanos. Ya como tales,estos actores pasarán a ser parte de lo que se denominará "el pueblo" ola masa; pertenencia de la cual tiene plena conciencia el cholo Játiva.Cuando éste pasa a engrosar las filas de la policía, destaca: "Aquí estoydiluido, anónimo, hecho una masa de pendejos". La pertenenciadespersonalizante a la masa se resume en la substitución de su nombrepor el de su placa: el No. 120, principal y única seña de identificación.La masa, realidad inherente a una sociedad urbana moderna, adquiereuna presencia protagónica en la narrativa icaciana como se destaca enla escena de la huelga, al final de la novela En las Calles. Sackett9

advierte que "la masa chola se convierte en algo simbólico, más grandeque la mera vida individual". Icaza se refiere en estos términos: "Masasin armas, enfurecida, ante los policías-ejércitos a pie y caballo ... (quetambién son masa) Era imposible disolver de un solo impulso aquelhormiguero humano que se abría en grupos de remolino enloquecidopara soldarse de nuevo con tenacidad heroica, misteriosa".

El acholamiento ciudadano, alude por tanto a un cambio noplanificado, que si bien apela en un inicio a una estrategia miméticadevine en un cambio real, profundo e integral, en tanto la modificaciónse opera desde el nivel de indumentaria hasta el psicológico, afectandopor tanto la mentalidad. Dicho en otras palabras, se trata de unatransfiguración. Es así como la estrategia mimética da paso a lamutación.

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Caricatura a cerca de la transformación de un chagra en señor. Caricatura de C. de La Torre, 1921.

9 Theodore Alan Sackett El arte en la novelística de Jorge Icaza, Edit. Casa de la CulturaEcuatoriana, Quito, 1974, pp.109.

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EL MIMETISMO FALLIDO O LA SIMULACIÓN DEL CHOLERIO

El encopetamiento del gamonalismo cholo

En las novelas En las Calles y El Chulla Romero y Flores, Icazase refiere al gamonalismo cholo que súbitamente se ha vuelto notorioen la vida urbana. Se trata de esos nuevos ricos de procedencia rural yorigen campesino o "chagra" quienes súbitamente han accedido a unestatus económico superior en base al aprovechamiento de ciertasventajas comerciales y a la explotación abusiva de la mano de obra quetenían bajo su control.

Es el caso de don Rafael Humberto Urrestas, padre del gamonalprotagonista de la novela En las Calles, representante ejemplar de loque Icaza denomina en otros momentos "caballeros hechizos" o"cholerío adinerado". El aspecto de caballeros que han adoptado estosnuevos ricos, constituye para Icaza un mero disfraz. Para evidenciarlodestaca la transformación del aspecto de don Rafael:

Aquel hombre sin escrúpulos que en época no lejanaacostumbraba salir del pueblo de Chaguarpata arreando dos otres mulas con carga de sombreros de paja; aquel choloemponchado y carajeador a quien los vecinos llamaban don

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Familia Chagra.

Rafiquito al venderle el trabajo de sus manos y de susdesvelos -un sombrero desflecado el ala- en precio irrisorio opor algún turbio cambalache; aquel comerciante aventureroque llegó un día al puerto principal de la República y delpuerto saltó a Panamá; aquel chagra que a la vuelta de suprimer viaje al extranjero, saturado de aire marino y decivilización, dejó el poncho y las alpargatas en la posada deManosalvas -alias el Colegio de los Burros-, y luciendozapatos de becerro comprados en las Cuatro Esquinas yvestido de casimir, volvió al pueblo hecho un caballero; aquel"caballero hechizo" -broma sarcástica de sus amigos antes latransformación paramental- que envenenado de codiciaextremó su crueldad exigiendo a sus sirvientes sombreros porcentenares (Icaza, 1944: 29-30).

La burguesía de origen campesino se ha visto obligada a cambiarsu indumentaria original no tanto con un propósito de distinción sinofundamentalmente para ocultar dicho pasado. Icaza busca destacar eltemor del gamonalismo cholo por ser reconocidos como chagras.Comportamiento que se ajusta a la realidad de esa época, puesto quedicho término fue utilizado como un estigma por la población urbanareceptora en la primera mitad del siglo XX, con el propósito deetiquetar y encasillar a los inmigrantes del mundo rural y así podercontener sus ansias de asenso social, en un contexto en el cual se habíainstaurado una intensa competencia laboral.

El complejo de inferioridad del que adolecía el gamonalismocholo, se explica además por el hecho de que su origen campesino yrural lo vinculaba con el indio, convertido en símbolo de inferioridadpor la ideología de la modernización. En fin, la superación de lacondición de subalternidad, exigía de estos nuevos ricos recurrir

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nuevamente a una estrategia mimética, es decir, la imitación delaspecto de los aristócratas quiteños que a su vez se vestían comoaristócratas europeos.

Esta pasión por la imitación es destacada en El Chulla Romero yFlores por Eduardo Contreras, dueño de una de las guardarropías10 deQuito:

Todos me necesitan en un momento dado. A veces llegan delcampo oliendo a sudadero de mula, a chuchaqui demayordomo, a sangre de indio, a boñiga y quieren que yo...Tengo que acomodarles la corbata, los broches, las medias...Tengo que limpiarles las uñas, enseñarles a llevar en buenaforma los guantes... Tengo que indicarles cómo debensentarse. Siempre es lo mismo: en los banquetes, en losbailes, en los matrimonios, en la época del Congreso (Icaza,1987: 171).

Debido a esa "urgencia cotidiana de un gamonalismo cholo quecreyéndose desnudo de belleza y blasones busca a toda costa cubrirsecon postizos y remiendos" las guardarropías de la ciudad, crecieron yse convirtieron en negocios prósperos. Con dichas "cáscaras", comolas llama Contreras, los nuevos ricos esperaban "cubrir a medias elvacío angustioso de las gentes que no se hallan en sí ya que no quierensaber nada con los disfraces de su propia pequeñez".

Tal es el deseo de imitar a través del vestido que el Baile de lasEmbajadas narrado en la novela El Chulla Romero y Flores, devienebaile de disfraces si que esa sea su finalidad. Icaza (1987: 174-177) se

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10 Tiendas en donde se alquilaban vestidos.

refiere con detalle al sinnúmero de vestidos que llevan las damas:"reinas de baraja, princesas de opereta, estrellas de cine sin contrato".Los hombres por su parte llevan trajes militares al estilo "de Napoleón,de Fouché, de Jorge Sand... de Clark Gable". Sin embargo y a medidaque la ingesta de alcohol se incrementa, las ropas, las poses y losgestos asumidos se revelan como imposturas:

Poco a poco se ajaron los vestidos -en lo que ellos tenían dedisfraz y copia-. Poco a poco se desprendieron, se desvirtuaron-broma del maldito licor-. Por los pliegues de los tules, de lassedas, de los encajes, del paño inglés, en inoportunidad devoces y giros olor a mondonguería, en estridencia decarcajadas, en tropicalismo de chistes y caricias libidinosas,surgió el fondo real de aquellas gentes chifladas de nobleza,mostró las narices, los hocicos, las orejas -chagras con plata,cholos medio blanquitos, indios amayorados- Rodaban por losrincones, por el suelo, sobre sillas y divanes -plaza de pueblodespués de la feria semanal- retazos de cáscaras, tiras depellejos... (Icaza, 1987: 176-177).

También la escenografía de las fiestas del "cholerío adinerado"resulta tan postiza como los trajes que utilizan éstos. En la novela Enlas Calles, el autor construye una escena referida a la inauguración deuna nueva fábrica en Chimbacalle, perteneciente a Luis AntonioUrrestas. Para la ocasión se ha decorado el lugar de tal forma quecombinado con los trajes de los invitados, se genera una atmósferaabsolutamente artificiosa:

Todo muy chic, muy francés, muy inglés, muynorteamericano, pero que, al mezclarse con las exageraciones

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Fiesta de un señor de pueblo, a quien Icaza denomina "cholerío encopetado".

tropicales del cholerío adinerado y con el ingenuo marcoambiental de festones de papel de color, de luces chillonas, debrillos, de adornos, de alfombras, de banderas... tomaba unapersonalidad propia, naciente, sui géneris, abigarrada, de lacual era imposible evadirse -todo intento resultó siemprecaricaturesco, desmedido, postizo-"(sub. nuestro).

La fiesta brinda la posibilidad de reafirmar el falso aspecto deseñores, aristócratas o burgueses occidentalizados que busca adoptar elgamonalismo cholo. En una ciudad donde el pasado barroco aún estapresente, la fiesta afianzó los delirios de los nuevos ricos, como antañocristalizó los sueños aristocratizantes de los sectores dominantesquiteños; debido a que las representaciones visuales y en vivo sonmecanismos muy eficientes para la impregnación a profundidad decontenidos ideológicos en los participantes, es decir, deconvencimiento y autoconvencimiento11. En estas condiciones, lasfiestas pomposas del "cholerío adinerado" constituyeron admirablesesfuerzos de conversión identitaria aunque al mismo tiempo tuvieronun sentido restaurador o retrogado: el deseo de imponer el ordenaristocrático que la dinámica histórica había desbaratado. No obstante,en la narrativa icaciana, este propósito se ve obstaculizado cuando lafiesta adquiere una intensidad dionisíaca, como en el caso del Baile delas Embajadas. Pues de forma paradójica, el desate de la fiesta, en tantolibera los comportamientos reprimidos o saca a flote las realidadesprofundas de la conciencia, torna los disfraces transparentes,permitiendo presenciar lo que precisamente se busca ocultar, haciendoevidente -en este caso- el simulacro del gamonalismo cholo. Al finalde la fiesta solo se constata una apariencia sin realidad, la total

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11 Ver, José Antonio Maravall, teatro y literatura en la sociedad barroca, Edit. Crítica,Barcelona, 1990, pp. 160-161.

ausencia de coherencia entre la forma y el contenido o la inadecuaciónentre ser y parecer, como sostendría Nietzsche en su reflexión sobre eldisfraz12.

La obsesión por aparentar de la burguesía de extracción rural ychola, sobre todo su anhelo de pasar por ricos del primer mundo, setorna caricatura de la realidad, es decir, parodia.

La insistencia en la imitación a través del vestido, es entonces unaconducta frecuente de los sectores sociales emergentes de Quito. Peroal mismo tiempo, dicho comportamiento configura un estilo de vidaescindido o esquizofrénico. Cuando se exponen a las miradas de losdemás, dichos sectores cuidaran todos los detalles, mientras ello nosuceda descuidarán sus conductas refinadas. Este comportamiento sevuelve paradigmático en los chullas y de ello dará cabal cuenta Icazaa través de su personaje Alfonso Romero y Flores. En la vida públicael chulla se presenta como un señor, un blanco, pero en la vida privada,en la intimidad, el chulla se comporta como un cholo o un indio.

En definitiva, y a partir de las escenas arriba destacadas, Icaza nosmuestra la incapacidad de los nuevos ricos por forjar una propiacultura e identidad. Dicha aspiración se convierte en un proyectotrunco y fallido, debido a que dichos sectores entienden la condiciónburguesa meramente como un disfraz y en tanto siguen tomando comomodelo a la rancia aristocracia. Precisamente esto es lo que le sucedea don Luis Antonio Urrestas, el cholo encopetado de la novela En lasCalles:

Del mismo modo que cubría y encubría su realidad física concigarros habanos, con tabaco americano, con perfumes, con

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12 Ver, Gianni Vatimo, El sujeto y la máscara, ediciones Península, Barcelona, 1989 pp.20.

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joyas, con paños extranjeros, a don Luis Antonio Urrestas legustaba disfrazar lo rancio y retrógrado de su espíritulatifundista -olor a vargueño, a baúl de cuero, a plataenterrada, a sacristía de aldea, a cuarto de bacines-, soñandoy hablando de fantásticos proyectos de tipo industrial ycapitalista: minas, fabricas, máquinas, puentes, carreteras. Enverdad, aquella chifladura le obligó muchas veces a realizarcosas paradójicas: metió tractores en su hacienda de cerros yquebradas, abrió una oficina con aspecto de pequeño banco -donde las operaciones más audaces se reducían a firmarpagarés y letras de cambio con intereses adelantados yusuarios-, se dio fama de experto en automóviles, enferrocarriles, en aviones, en barcos, en gringos - chapurreabaun inglés de tercer orden, hizo circular de cuando en cuando-la prensa, folletos- planes económicos de su invención parasalvar al país -cínica copia de alguna revista norteamericanao europea-. (Icaza, 1944: 32).

Pero Cuando Urrestas conversa sobre la realidad nacional con elMinistro de Gobierno, y al referirse a "los culpables del mal nacional",reproduce ideas retrógadas. Señala que el problema del país es moraly está en la sangre, razón por la cual plantea cambiar la sangre de laplebe fomentando la inmigración europea. Sin embargo, súbitamenteUrrestas se da cuenta que esa tesis no era propia para alguien quequería fungir de burgués liberal, entonces comprende que:

su proyecto de mestizaje no fue debidamente expuesto ydesentonaba con la pulcritud de su casimir inglés, con elperfume de su cigarro habano, con el brillo de sus zapatos, consu cara cuadrada y rasurada de caballero de nobles empresas.Esa forma de decir hubiera estado bien en un vejete curuchupa

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de jaqué, con quevedos, barbita de punta y paraguas bajo elbrazo (Idem.).

Urrestas quiere ser otra cosa. Es el deseo de los nuevos ricos quehan surgido desde abajo. Pretenden ser empresarios progresistas y poresa razón deberían tratar de diferenciarse de la aristocracia, pero no lologran puesto que siguen teniendo a éstos como referentes y modelos.

A medida que avanza la novela, queda claro que Urrestas desea sercomo don Pablo Solano del Castillo, quien representa a la viejaaristocracia terrateniente de abolengo, "-eso que el cholerío llamaaristocracia de ojos claros, de pelos rubios, de labios finos-" y de quienIcaza (1987: 163) hace el siguiente retrato: "-perfil de prócer, ojosclaros, alto, sonrisa paternal para grandes y chicos, gestos de altivaelegancia, pañuelo anudado al cuello como en los figurines, saco decasa con solapas de seda-".

En definitiva, para Icaza, estos burgueses en ciernes obnubiladospor la aristocracia a quien admiran y desprecian al mismo tiempo,fracasan en su proyecto de construcción de una nueva identidad ycultura porque se comportan en términos psicológicos, políticos ymorales de igual manera que la rancia aristocracia. Urrestas igual queSolano de Castillo exigirá a la policía que masacre sin piedad a loshuasipungueros de su hacienda cuando éstos se interponen a susplanes. Ambos grupos: terratenientes de origen aristocráticos y nuevosricos de extracción rural, desprecian lo popular y lo indio.Menosprecian justamente a quienes ha contribuido a amasar susfortunas.

De esta manera, el cholerío adinerado, solamente ha adquirido lapose de burgueses, el disfraz pero nada más, su mentalidad siguesiendo premoderna, patriarcal, machista, autoritaria. Por esa razón, sonuna suerte de impostores; su apariencia solamente evidencia suridiculez e inautenticidad.

Los sueños de gran señor del chulla

El gran representante de lo que Icaza había definido en su novelaCholos como el cholerío simulador13 es el Chulla, "mozo de vecindariopobre" (Icaza, 1987: 253), representante de aquellos sectores popularesquiteños de origen indígena y con mayor arraigo en la ciudad, quiencomo nadie ha sido profundamente seducido por la hegemoníasimbólica de la aristocracia quiteña. De esta casta desahuciada,adoptará una serie de valores para construir una imagen pública quebusca marcar una distancia evidente con los inmigrantes indios ycholos pueblerinos que han iniciado la invasión de Quito, desde lasprimeras décadas del siglo XX.

El chulla Romero y Flores, personaje central y arquetípico de lanovela homónima de Icaza, no es capaz de dar significación a sucondición real: un hombre pobre de barriada popular y de ancestroindígena. Realidad que aborrece y de la cual abjura, convirtiéndose enuna suerte de apostata sociocultural. De ahí sus aspiraciones denobleza y acercamiento al blanco, es decir, su propósito de adquirirsignificado como "otro".

Para cumplir tal objetivo, el chulla se ve obligado a simular ofingir un modo de hablar que no es suyo, a adoptar una vestimentaajena o incorporarle abolengo a su apellido paterno. Estoscomportamientos, convierten al chulla en una especie de actor teatral,un simulador por excelencia.

En virtud de esta lógica de simulación, el vestido nuevamentejuega un papel crucial, y torna evidente su estrategia mimética.Movido por su "mal natural": "tirar prosa", como señalan sus vecinos,El chulla Romero y Flores,

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13 Jorge Icaza, Cholos, Editorial Libresa, Quito 1990, pp. 243.

Jóvenes de una barriada popular de Quito. A estos sectores sociales pertenecía el chulla quiteño.

modeló su disfraz de caballero usando botainas -prendaextraída de los inviernos londinenses por algún chagra turista-para cubrir remiendos y suciedad de medias y zapatos,sombrero de doctor virado y teñido varias veces, y un ternode casimir oscuro a la última moda europea para alejarse dela cotona del indio y del poncho del cholo - milagro deremiendos, planchas y cepillo- (Icaza, 1987: 243).

En ocasiones especiales, a esta vestimenta añadirá: "clavel alpecho, periódicos al bolsillo, corbata y prendedor, ceño y prosa deparada militar" (Ibíd., 210).

Esta forma de vestir para Icaza es solamente un disfraz que sirvepara "parecer lo que no se es". Quienes lo utilizan con este fin,desarrollarán lo que el mismo autor define como "una preocupaciónenfermiza por el vestido" (Ibíd., 138). No obstante y por más que seutilice con el fin de ocultar los orígenes indígenas, las prendas de vestirno logran esconder los rasgos raciales andinos. En la novela En lasCalles, Icaza destaca este hecho en un importante empleado público:el secretario del Presidente de la República. Refiriéndose a talpersonaje destaca: "facciones, pelos, bigotes y color de cholo de tierrafría; vestido, sonrisa y reverencia de caballero doctorado enesbirrismo".

Con el ánimo de reforzar la función del vestido, los empleadospúblicos que han llegado a ocupar puestos de dirección echan mano deciertos artilugios de distinción que posibilita el habla. Icaza (1987:136) al describir al jefe del Chulla Romero y Flores y director de laOficina de Investigaciones Económicas, destaca en aquél el cinismopara encubrir la "ignorancias y chabacanería cholas -afán desmedido ypostizo para rasgar las erres y purificar las elles".

En estas circunstancias, el disfraz conduce irremediablemente a laalienación. Ello hace que los personajes disfrazados en la narrativa

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icaciana y específicamente el chulla Romero y Flores, generen unamentalidad que se basa siempre en una evasión de la realidadcircundante. El mejor ejemplo de dicha condición se ilustra en aquellaescena en que el chulla vestido de lord inglés para el baile de lasembajadas, y luego de la velada, entra con su novia Rosario a una casade citas, una miserable pocilga, que dicho protagonista mira y asumecomo su "castillo".

Esa condición de alienación conduce al Chulla por otra parte a laafirmación de la identidad por lo que se finge ser14. El fingimiento delchulla pronto se revela como tal, y en esa medida, la estrategia delchulla fracasa. ¿Cómo sucede este revés? El chulla al abjurar de sucondición sociocultural real queda en una especie de vacío. Suapostasía sociocultural no lo lleva automáticamente a su nuevo destinoo estatus sociocultural anhelado: "un gran señor" según la perspectivade la ideología aristocrática de cuño colonial, y ese sueño no se lograpor la misma situación de pérdida de vigencia que enfrenta dichaideología y, en tanto, esa misma ideología lo extravía de los caminosposibles y factibles para el ascenso social. En esta situación el chullaqueda en una situación de espera indefinida; sus objetivos se tornaninviables, meros delirios. El chulla queda así colgado en el vacío.Situación a la que hace referencia Jorge Icaza cuando alude a ese"vacío angustioso de las gentes que no se hallan en sí".

El caso del chulla es el caso del imitador que no logra convertirseen quien imita, pero al no desistir en su afán por imitar se perpetuacomo imitador. Su juego y disfraz quedan en evidencia, resultan soloapariencia. El Chulla se revela simplemente como farsante, impostor.Su disfraz se torna máscara, es decir, deja de pasar como realidad para

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14 Alicia Ortega, "El hombrecito amargado y doliente. Una lectura del Chulla Romero yFlores de Jorge Icaza", en Letras del Ecuador, Quito, 2005, pp. 110.

convertirse en develamiento de la realidad en su calidad de apariencia(Vattimo 1989: 49). El mimetismo del chulla se torna parodia, puroespectáculo.

Sin embargo y a diferencia de sus anteriores novelas en las cualeslos personajes se quedan sin salida posible, en El Chulla Romero yFlores, Icaza vislumbra una posibilidad de redención para su personajecentral. Esta es posible en la medida que Luis Alfonso va cobrandoconciencia de su disfraz. En efecto y a medida que avanza la novela, elchulla Romero y Flores irá adquiriendo plena conciencia de su vidacomo una impostura. En la escena en que Luis Alfonso Romero yFlores espera el resultado de un concurso para llenar una vacante, juntocon otros aspirantes, de pronto fija su atención en uno de ellos. Se tratade un joven que viste más o menos como el chulla. Entonces Romeroy Flores piensa: "Yo... Yo mismo... Menos afeminado, en otro tono, endiferente color... El disfraz..., se dijo saboreando la sorpresa no muygrata de sentirse informe, en desacuerdo con sus posibilidades,ridículo" (Icaza, 1987: 209).

No obstante, la redención misma se opera a raíz de la fuga delchulla de los pesquisas que quieren aprehenderlo por haber falsificadoun cheque, aunque en realidad dicho delito les ha brindado laoportunidad a sus enemigos para castigarlo por haberse atrevido, en sucalidad de fiscalizador de la Oficina de Investigaciones Económicas, acuestionar la honradez de un preclaro representante de los sectoresdominantes quiteños que funge de candidato a la presidencia de larepública. En esas circunstancias los vecinos del chulla le brindan susolidaridad ayudándole a burlar la autoridad. En este pasaje, Icazapone nuevamente énfasis en el vestido como símbolo de identidad. Siantes le había servido al chulla para la evasión identitaria ahora lo espara la recuperación de la identidad perdida. En la huída los vecinos ledespojan de su vestido de señor o caballero y le colocan sus prendas devestir para despistar a los pesquisas. De esta suerte, los vecinos, en la

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urgencia de burlar a la autoridad, le quitan su disfraz y le colocan lasropas del pueblo. En esa situación, a Romero y Flores

de pronto le pareció imposible ir a ninguna parte con ese sacode héroe en desgracia, con esa gorra de muchacho deplazuela, con esa bufanda de chagra, con... Se sentía otro. Porvez primera era el que en realidad debía ser: un mozo delvecindario pobre con ganas de unirse a las gentes que leayudaron -extraño despertar de una fuerza individual ycolectiva a la vez (Ibíd., p 253).

De esta manera, Luis Alfonso recupera su apariencia y con ella suser. Ese ser que el Chulla había juzgado vergonzoso. Se da así unretorno al punto de partida. El chulla encuentra significación para sucondición de cholo urbano. Se trata de un caso claro de reconciliacióncon su ser y por tanto, el fin de una condición de alienación. CuandoRomero y Flores entra al velorio de su amada Rosario, que ha muertoen el parto y en el cuarto de arriendo de donde los pesquisas no ladejaron salir al hospital ni permitieron que sea atendida o socorrida atiempo por los demás vecinos, el narrador describe la nueva situaciónpersonal del chulla: "Nunca más estaría de acuerdo con sus viejosanhelos, con sus prosas intrascendentes, con su disfraz, con lavergüenza de mama Domitila, con el orgullo de Majestad y Pobreza".

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A MANERA DE CONCLUSIONES

La relectura de la obra icaciana y en especial de las novelas aquíanalizadas: En las Calles y El chulla Romero y Flores, nos permitenconcluir que Icaza fue uno de los primeros escritores del orbepostcolonial en reparar sobre la importancia que juegan dentro de estassociedades las conductas imitacionistas o de simulación. En susnovelas, Icaza busca evidenciar cómo, en determinadas condicioneshistóricas, la imitación parece ser la única salida posible para superarla condición de subalternidad, pero al precio del extravío y elanulamiento. Los imitadores obsesivos tarde o temprano pierdeninventiva y se convierten en "nadie", sujetos que no trascienden, másallá de convertirse en el mejor de los casos en máscaras, casos deextrema ridiculez o a lo sumo sujetos pintorescos.

Por otra parte, la obra de Icaza ha aportado a más de una ricainformación, una nueva manera de ver y entender el mestizaje y lasituación de los mestizos. En las novelas icacianas, los mestizos no sonsujetos preexistentes, dados de antemano, como fueron presentadospor la antigua historiografía ecuatoriana, sino sujetos que se hacen oestán en construcción. Aquí radica lo significativo del aporte de Icazapara comprender el fenómeno de mestizaje. Sin sus novelas, hubiese

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sido muy difícil desentrañar las formas y estrategias de los sujetos queterminaron por constituirse en mestizos en la época contemporánea, asícomo la íntima vinculación entre éstos y las castas o comunidadesculturales de origen colonial de las cuales se desprendieron.

Asimismo la obra de Icaza nos permite vislumbrar y concluir quela adopción del calificativo "mestizo" y la construcción de la identidadmestiza, acaecida ya en la segunda mitad del siglo XX, constituyó unasalida y solución a la crisis identitaria de la primera mitad de dichosiglo. Crisis que mantenía atrapados a un vasto conjunto de lapoblación ecuatoriana en una situación existencial angustiosaocasionada por una serie de identidades discriminadas, definidas apartir de apelativos estigmatizantes. Población que estaba conformadapor los nuevos sujetos sociales que emergieron en el paso del viejoorden social al nuevo orden que representó el advenimiento yafirmación de la sociedad moderna actual.

Por último, cabe destacar, que si bien el chulla representa elfracaso de un proyecto identitario de los sectores subalternos de laciudad, que fincaron dicha posibilidad en la recuperación de referentesidentitarios en vías de disolución, por otra parte, el chulla inició laconstrucción de un modelo propio de vida para las capas mediasurbanas. Este tipo popular con su insistencia y pasión imitativa, abrióun lugar entre los segmentos antagónicos de una sociedad polariza paralos sectores sociales emergentes que desde entonces se ubicaron yposesionaron en una situación intermedia.

Después de la experiencia del chulla, las sectores medios sereplantearan los objetivos de aquél. De alguna forma, dichos sectoressociales descubrieron que el acto de imitar no debe pretender ladisolución en el segmento de los imitados, sino la construcción de unpropio estilo de vida diferenciado, con respecto a quienes se buscadistanciarse y de aquellos a quienes se busca aproximarse. Fue así

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como lograron construir, un estilo de vida, imagen pública e identidaden correspondencia con ese ser que se había forjado en unascondiciones históricas específicas. De esta manera, lograron resolverla escisión entre el ser y el parecer, en cuya confrontación naufragó elchulla.

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* Investigación realizada por Diego Hernández.

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CUADERNOS DE DIVULGACIÓN CÍVICADE LA COMISIÓN NACIONAL PERMANENTE

DE CONMEMORACIONES CÍVICAS

1 - Eloy Alfaro y Juan Montalvo 2 - Eloy Alfaro y Manuela Cañizares 3 - Eloy Alfaro y José Mejía Lequerica 4 - Antonio José de Sucre5 - Teniente Hugo Ortiz6 - Pedro Vicente Maldonado7 - Aurora Estrada8 - Jorge Carrera Andrade 9 - Elisa Ortiz Garcés de Aulestia 10 - Federico Proaño 11 - Fray Jodoco Rique 12 - Antonio Flores Jijón 13 - Alexander von Humboldt (en preparación)14 - Manuela Sáenz 15 - Gonzalo Escudero 16 - Luis Humberto Salgado 17 - Clemente Yerovi Indaburu 18 - Rumiñahui 19 - Un Rey llamado Atahualpa 20 - Jorge Icaza, 21 - Abdón Calderón 22 - La Revolución Juliana y el Gobierno de Isidro Ayora23 - La Revolución de los Estáncos24 - Leopoldo Benites Vinueza25 - Alfredo Gangotena26 - La Expedición a la Canela y el descubrimiento

del Amazonas

Formato electrónico: www.conmemoracionescivicas.gov.ec/cc.html

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