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Judíos, indios y catalanes: algunas propuestas para estudiar la etnicidad

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31600605 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Santiago Bastos Judíos, indios y catalanes: algunas propuestas para estudiar la etnicidad Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, vol. III, núm. 6, diciembre, 1997, pp. 71-100, Universidad de Colima México ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, ISSN (Versión impresa): 1405-2210 [email protected] Universidad de Colima México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31600605

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Sistema de Información Científica

Santiago Bastos

Judíos, indios y catalanes: algunas propuestas para estudiar la etnicidad

Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, vol. III, núm. 6, diciembre, 1997, pp. 71-100,

Universidad de Colima

México

¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista

Estudios sobre las Culturas Contemporaneas,

ISSN (Versión impresa): 1405-2210

[email protected]

Universidad de Colima

México

www.redalyc.orgProyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

JUDIOS, INDIOS YCATALANES:

algunas propuestas paraestudiar la etnicidad

Santiago Bastos

Frente a las conceptualizaciones hechas y discutidas a lo largo de losultimos veinte o treinta afios en relacion a la etnicidad, en la actuali-

dad parecen estar apareciendo ciertas certezas que suponen nuevas viasde arialisis. Por un lado, un grupo variado de autorcs panece haber en-contrado en el Estado un elemento para explicar la existencia de estosgrupos, relaciones e identidades. Desde posturas y planteamientos tandiferentes como los de Williams (1989), Horowitz (1987) o Rosaldo(1993), esta ganando cada vez mas fuerza la idea de entender al Estadocomo la base donde se asientan las relaciones de poder y la ideologia y,con ello, de examinar la relacion de este con el fenomeno etnico. Porotro lado, y dentro de una linea mas amplia, aparece cada vez con ma-yor claddad la histoda como un elemento central para explicar el feno-meno de la etnicidad (Peterson, 1982; Comaroff & Comaroff, 1992;WUson, 1993).

Este articulo pretende contribuir a exploiar como se adecuan estasnuevas lineas de comprension a interpretaciones planteadas anterior-mente, proponiendo ima forma mediante la cual estos modelos de inter-pretacion se ajusten a dos elementos con los que tradicionalmente se havinculado la etnicidad: nacion y clase. Esta tarea no puede ser totaliza-dora, por lo cual se exponen a debate —de forma im lanto esquemati-ca— algunas ideas macrosociales, dejando otras muy importantes parala comprension de este complejo fenomeno —como la identidad y lacultura.

La amplia definicion de "lo etnico", las diferentes posibilidades encuanto a las relaciones que se establezcan entre los grupos y las caracte-

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Santiago Bastos

dsticas historicas en donde se han dado, hacen que se aplique la etiquetade "fenomeno etnico'" a realidades tan diferentes entre si como son lasituacion de los judios en los Estados Unidos, los indios en Latinoame-rica o los catalanes en Espafia. Estos casos se van a ir situando a lo largode este articulo, utilizandolos como ejemplos de las formas que puedetomar la etnicidad en contextos concretos, y tratando de entender, tantoque es lo que tienen en comun asi como que es lo que caracteriza y defi-ne a cada uno de ellos en relacion a los otros.

Adscripcion y discriminadon etnica

Uno de los aspectos en el cual es mas dificil que los estudiosos de la et-nicidad se pongan de acuerdo, es en lo tocante a su elemento definito-rio. Implicitamente, uno de los pocos elementos de partida en el cualpuede encontrarse cierto consenso es considerando la etnicidad como unfenomeno social vinculado a la adscripcion de un individuo a un grupo:

la etnicidad sirve como sistema de clasiticacion social, proporciona unaserie de categorias (Epstein, 1978: xii).

Esta idea sirve para vincular el nivel individual y el social, y significaque, cuando hablamos de la etnicidad, estamos refiriendonos a la exis-tencia de dos 0 mas conjuntos de individuos que se ven y son vistoscomo pertenecientes a grupos con culturas e identidades propias y dife-rentes a la del conjunto social mayor en donde estan insertos.

Asi, la etnicidad es sobre todo una forma de identificacion y de per-tenencia diferente o compiementaria a la identificacion y pertenencia aese conjunto social en el cual se esta inmerso. Asi, segun Anthony Co-hen (citado por Williams, 1989), las diferencias culturales entre gruposaislados no son etnicas, sino que se convierten en tales cuando interac-tuan dentro de un contexto comiin. La identidad etnica supone sentirseidendficado con un grupo que comparte unos rasgos culturales, los cua-les, en cierta manera, son propios y diferentes a los del conjunto socialmayor.

Esta identidad puede darse dentro de cualquier grupo nacional actual,desde el momento en el cual uno se identifica con un conjunto concretode la sociedad, con su gente y con su cultura, ya sea por criterios regio-nales, religiosos, hngtiisticos, etcetera. Esto significada, como dice DiazPolanco, que

no es congniente atribuir la cualidad ettiica exclusivamente a ciertos gruposo conjimtos sociales [porque] equivale a reducir la etnicidad a ciertasformas especitlcas de la misma (1981: 57).^

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En este pdmer "nivel" de etnicidad, esta no es determinante delcomportamiento ni de las interacciones grupales o individuales, y ade-mas, no conlleva otras identificaciones "anexas". Sirve como una for-ma de adscdpcion entre individuos o grupos que en pdncipio esta almismo nivel que otras posibles identificaciones sociales y que no cues-tiona, en ningun momento, la adscdpcion nacional dada por supuesta.

Este podda ser el caso de las relaciones y adscdpciones etnicas des-cdtas por Mitchell (1956) y Epstein (1976) en el Copperbelt (AfdcaCentral) preindependiente, donde la etnicidad regula parte de las rela-ciones sociales entre parte de los individuos de la sociedad, pero no esdeterminante para estas. El estudio que hace Cohen (1969) sobre loshausas de Ibadan muestra como esta adscdpcion puede tener una fun-cion mas, al ser la base de una organizacion economica que involucra atodo el grupo y, segiin el autor, asegura su reproduccion como tal.'*

Los estudios comentados por Barth tambien poddan caer en este ni-vel de categodzacion de la etnicidad: hablan de relaciones entre gruposaparentemente en situacion similar, simetdca en cuanto a poder dentrode "sistemas polietnicos" (1976: 19), y por ello, este autor recalca laadscdpcion como elemento basico para comprender su interaccion. Enlos estudios de estos autores citados falta un elemento que nos puedahacer comprender realmente el significado que tiene para ellos la etnici-dad: cual es su lugar de poder dentro del conjunto nacional en donde seencuentran y dentro del cual interaccionan. Es decir, no sabemos si sonrealmente relaciones entre grupos con similar poder, o si los autores nose han preocupado por abordar ese aspecto. Tampoco sabemos si siem-pre han estado en esa situacion, ni como llegaron a ella.

Con todo esto, lo que se plantea es que la etnicidad es una forma deadscdpcion en pdncipio como cualquier otra y pudiendo estar presenteen cualquier conformacion social. Su caractedzacion estaria en hacerreferencia a una supuesta cultura compartida, producto de una histodapropia y diferenciada de la del conjunto social mayor donde se inscdbe.El que esta cultura sea realmente diferente y realmente propia, es otroproblema, pero asi es percibida por quienes la comparten v por quienes,por el contrado, estan fuera del grupo por no compartirla. Este nivel deetnicidad es lo que Peterson denomina como los casos estudiados bajo"el enfoque de interaccion", incluyendo a los autores aqui menciona-dos. Esta misma autora diferencia este enfoque del de "oposicion", atd-buido a Spicer y que, segun ella, no sirve para cualificar a todos los sis-temas interetnicos, sino

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mas especificamente para sistemas que han durado a lo largo del tianpo...situaciones [que dan] comportamientos basados en lo etnico [ethnic-basedbehaviors] (1982: 49).

Entonces ^cuando se dan las condiciones para que la etnicidad sea labase del comportamiento?, ^cuando esta adscdpcion se convierte en unfenomeno social? En definitiva, ^cuando la etnicidad es algo tan rele-vante en una conformacion social como para que los analistas socialesse preocupen de ella?

Poddamos decir que la etnicidad deviene en im fenomeno social —y,por tanto, un objeto de analisis— cuando conlleva una dosis de poder ydominacion, cuando da como resultado la "fdccion interetnica" (Cardo-so, 1992; 59) y con ello el conflicto —latente o abierto, reconocido ocamuflado—; cuando no se queda en ser un fenomeno de mera adscdp-cion, sino que pasa a ser causa de discriminacion. Es decir, cuando elhecho de pertenecer a un grupo caractedzado por una supuesta culturapropia y diferenciada es una razon para situar socialmente al individuodentro de unas relaciones de dominacion. Normalmente, esto suponeque el grupo de pertenencia sea visto y tratado como una "minoria so-cial" (Cardoso, 1992; 100).^

Y, en la actualidad, el conjunto social mayor es por antonomasia lanacion-Estado,

unidad etectiva de identificacion donde hay iina congniencia entre la naciony el grupo primordial (Bell, 1976: 153);

aunque, segun este mismo autor, "pocas naciones en la actualidad tie-nen esa congraencia" (ibid). Por ello, dado que la mayoda de las "na-ciones" se han formado y se estan formando a partir de gmpos diferen-ciados intemamente, existe una fuente de discrepancia entre una ads-cdpcion comun que se da por supuesta y otra particular que coexistecon ella. Veamos por que esto es conflictivo.

Etnicidad y nacion

A lo largo de la histoda pueden haberse dado, de forma localizada o engrandes conjuntos politicos, algunas fonnas de etnicidad, segun hayasido la relacion de poder establecida entre poblaciones con odgenes ycon histodas diferentes que han compartido su destino bajo un mismodominio politico. Pero, en la actualidad, y como fnito de un desarrollohistodco de largo plazo, la forma "sacializada" del Estado es la nacion,y la nacion es la forma "sacralizada" de la etnicidad;

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al crear fronteras entre grupos, basadas en idoitidades categoricas y lazoscon sistemas culturales, las naciones crean la pureza a partir de la impureza(Williams, 1989: 429).

La etnicidad va asi unida a la formacion de las naciones-Estado y tam-bien a su decadencia.

Anderson (1983) muestra el proceso que a lo largo de varios sigloshizo posible que, en parte de Europa, se diera esa conformacion ideolo-gica —ese "estado de conciencia"— el cual posteriormente se conver-tiria en la nacion. Desde el decaimiento del latin como lengua sacra, elcuestionamiento de las bases divinas de la monarquia y del catohcismocomo religion universal, la llegada de formas capitalistas y su influenciaen la capacidad de comunicacion en las lenguas vemaculas, se dio unproceso historico que, a finales del siglo XVIII y sobre todo a principiosdel XIX, hizo posible la emergencia del nacionalismo como fenomenopolitico y que, junto con el capitalismo y el liberalismo, la nacion seconvirtiera en la forma de organizacion politica por antonomasia en Oc-cidente. A partir de ese moniento y hasta finales de este siglo, la nacion-Estado ha sido el marco politico y social donde se han dado las relacio-nes entre gmpos sociales.

Lo que es interesante resaltar de este proceso es que la construccionideologica de la nacion esta hecha sobre las bases de la etnicidad: se su-pone que una nacion es un conjunto de personas que comparte una mis-ma historia, una misma cultura —presentada sobre todo en una mismalengua—, identificandose, ademas como un mismo grupo: la "comuni-dad imaginada" (Anderson, 1983), que pasa a ser la adscripcion cultural"dada", oficial. Para ello, identidad y cultura se convierten en un asuntodel Estado, como no lo habian sido antes. Asi, como dice Bell,

el nacionalismo unio a cultura y politica en im proposito comun(1976: 163).

Pero, como hemos visto, en la Europa occidental esto fue productode un proceso muy largo, en el cual se fueron dando las bases materialesy culturales para que tal formacion social fiiera posible.'° No estamoshablando de "naciones naturales", sino que son, en cierta medida, pro-ducto de un proceso historico propio; lo cual no les resta conflictividad,como lo vamos a ver con los catalanes en Espafia.

Se puede pensar que el caso Catalan es una muestra de esta diversi-dad negada en terminos nacionales. Reconociendoseles su identidad,representan el problema de "reconciliar el regionalismo con la naciona-lidad" (Rodriguez, 1988: 1). SegiinShafir,

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Espana se convirtio en un Estado pronto, pero comenzo su formacionnacional relativainente tarde y la dejo como una asignatura incompleta(1995:29).

Asi, cuando esta formacion nacional espaflola empieza a darse en elpiano ideologico, la burguesia catalana tambien intemaliza la suya y, alo largo del tiempo, se va construyendo una imagen de nacion con dere-cho al autogobiemo.

Lo interesante en las relaciones de este territorio con la nueva nacionde la cual paso a formar parte es que su riqueza siempre ha dependidodel mercado espanol, y que cuando el nacionalismo —desde finales delXIX— se convierte en una opcion polltica, la presion del movimientoobrero le obliga a mirar al centro en busca de aliados. Fruto de esta si-tuacion especifica, las demandas nunca han sido de independencia, sinode autonomia y autogobiemo respecto a Madrid. Mas tarde, otra cir-cunstancia historica —la dictadura de Primo de Rivera a partir de 1920,que reprime tanto a trabajadores como a nacionalistas— hace que estesentimiento nacional trasponga los limites de clase y conviva con el. Elregimen de Franco redobla esta "alianza" y el resultado es que los parti-dos de clase en Catalufia esten aliados con sus homologos espafioles,pero mantengan una autonomia y, sobre todo, un discurso claramente

Como vemos, el modelo basico de constniccion de una ideologia na-cionalista en oposicion a la nacional hegemonica, puede tomar diferen-tes formas segiin las circunstancias historicas que la hayan ido moldean-do.'^ Ademas, en Europa, las relaciones entre diferentes conjuntos "na-cionales" dentro de un mismo Estado pueden depender de la capacidadde negociacion de las burguesias "nacionalistas" con las "nacionales"y del proceso de construccion del sentimiento nacional en cada caso.

Pero cuando esta construccion ideologica se transplanta y "piratea"(Anderson, 1983) a otras partes del mundo, los problemas tienen mu-chas mas posibilidades de aparecer, pues se esta obviando el procesohistorico que la creo. Por ello, para entender como se vive la etnicidaden Latinoamerica, y el lugar de los indios en ella, hay que tener en cuen-ta unhecho basico:

[en] los paises latinoamericanos... la construccion de los Estados Naciona-les se puso en marclia por los descendientes de los colonizadores, quienes...elaboraron las justificaciones ideologicas de la fundacion nacional de lasnuevas unidades independientes (Hernandez, 1992: 47).

Por esta pemianencia, contra la idea imaginaria de la nacion comocomutiidad, jugara un elemento que proviene de las relaciones socio-ra-ciales implantadas en la colonia y profundamente enraizado en el pensa-

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miento criollo: su sentimiento oligarquico y por tanto su conciencia dediferencia del resto de los pobladores de Atnerica. Asi, desde stis iniciosestaremos ante "naciones imperfectas" en cuanto a su formacion ideo-logica (Bastos, 1996).

Fruto de ello es que, pese a las doctrinas politicas teoricamente pre-dominantes, los indios se mantienen en unas relaciones estamentales es-tando ausentes de la toma de decisiones y, como consecuencia, cala enellos un muy escaso sentimiento de pertenencia hacia las "naciones" enlas cuales estan inscritos. La conformacion etnica actual es resultado,entonces, de un largo proceso iniciado en la colonia, continua con la in-dependencia y toma bastante de su forma en el momento de creacion delEstado modemo a finales del siglo XIX. Podemos decir que es reforza-do cuando los criollos infimden en los mestizos un sentimiento nacionalde la diferencia etnica y estos se pereiben a si mismos como parte delgrupo dominante, pese a no ser propietarios de los medios de produc-cion (Bastos, 1996).

En este somero repaso podemos encontrar como los diferentes mo-mentos y contextos que vieron nacer a los Estados nacionales han inci-dido en la variada forma que toma actualmente la etnicidad.' Podria-mos asi hablar de una primera diferencia entre indios y catalanes: su lu-gar diferencial en la formacion ideologica de la nacion-Estado en dondeestan insertos. Los primeros son negados por no pertenecer al grupo"fundador" de la nacion, mientras que en los segundos el problema esel reconocimiento politico de una diferencia admitida. De todas formas,este proceso es mucho mas complejo, como veremos.

Inclusi6n y exclusion

El proceso de crear la ideologia nacional, de darle forma sobre un con-junto social concreto y en unas cireunstancias historicas especificas, noes tan sencillo como la simple imposicion de un grupo sobre otros y,con ello, de la implantacion de su historia y su cultura como las "nacio-nales". Para comprender como la nacion moldea la etnicidad en las so-ciedades actuales, hemos de tener en cuenta que su "naturalizacion" vade la mano de, al menos, otros dos procesos importantes: la extensiondel liberalismo como doctrina politica y del capitalismo como forma-cion economica. Este ultimo se tratara mas adelante, pero el primerohay que recalcarlo porque ayuda a poner las bases para la supuesta ho-mogeneizacion del conjunto social nacional. El liberalismo supone quetodos los habitantes son iguales ante la ley, lo cual implica acabar juridi-

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camente con las situaciones estamentales —de tipo positivo o negativeEntonces, las etnicidades que no han quedado incorporadas al proyectonacional son proscritas —frente a las sociedades estamentales dondeson reconocidas juridicamente—. De esta forma, la legalidad liberal co-labora en "prohibir la diversidad" (De Valle, 1987) dentro del nuevomodelo nacional."

En el discurso oficial nacional, paralelo al de los derechos ciudada-nos, solo existe como legitima una cultura y una historia, que es la quecorresponde a todos los habitarttes del pais, pero en la practica diaria si-guen existiendo gmpos con elementos distintivos y, sobre todo, sigueexistiendo una ideologia no oficial que los discrimina. Es la diferenciamarcada por Williams (1993) entre el "discurso nacional oficial" y el"extraoficial". Refuiendose al caso estadounidense y a la categoria de"ciudadania", esta autora muestra como el primero

no habla de los derechos del grupo, identidad del grupo. [Estas] leyes queprotegen los derechos civiles son necesarias debido a la existencia de loque yo llamo discurso extraoficial de ciudadania. Este discurso dirige lapragmatica diaria... De acuerdo a este discurso, aquellos que llegaronprimero, contribuyeron mas y sufrieron mis, son ciudadanos de primeraclase, quienes tienen que determinar los criterios por los que los otros—ciudadanos de segunda y tercera clase— ejercitan su ciudadania(1993: 41-43).

En el discurso oficial la diversidad puede estar parcialmente recono-cida 0 no aparecer, segiin los casos; pero en el extraoficial es parte fun-damental de la adjudicacion de estereotipos dentro de la nacion. Su faltade reconocimiento legal hace que esta faceta ideologica, no declarada,se vuelva mas importante y, al mismo tiempo, oculte la dominacion queconlleva la realidad multietnica.

Por otro lado, como muestra Williams, en el proceso de construir lanacion, el discurso homogeneizador cumple la ftincion de legitimar loque ella denomina como la

corriente principal de raza, clase y nacion (1989: 437).

En este discurso se supone que

la sangre de algunos ciudadanos corre por la corriente principal de lasociedad civU, acreditando la fundacion del Estado, mieutras que otrassangres corren por el suelo (ibid: 436).

Esto supone que, pese a la ideologia igualitaria oficial, existan en elconjunto social diferentes tipos de "sangres", asociados al origen y lu-gar que ocupan en la sociedad. En este esquema, la etnicidad etiqueta

a los que estan en los bordes del imperio, en su frontera ideologica (ibid).'

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Judios, indios y catalanes

El discurso de inclusion-exclusion que supone el binomio nacion-et-nicidad no es simplemente el de la homogeneidad itnpuesta, sino sobretodo el de la dominacioa Pero este ejercicio de la hegemonia no es sen-cillo, y precisamente la funcion del discurso es hacerlo legitimo. Porello la metafora de la "coniente principal" nos da un elemento a teneren cuenta: la ideologia nacional se construye continuamente, y a ella sevan uniendo, segiin va siendo necesaho, elementos pertenecientes a losgrupos negados. Esto supone de alguna forma hacerles sentir parte delflujo mayor, pero a la vez estas

apropiaciones devaluan y niegan su lazo con las contribuciones de losmarginalizados al patron nacional (Williams, 1989: 435).

Alonso tambien se refierc a esta practica cuando afirma que

el Estado se apropia de las historias regionales y locEiles de grupos subor-dinados y las transforma a traves de estrategias de naturalizaci6n, ideaUza-cion y desparticularizacion, como producto de una tradicion selectiva(1994: 389).

Este ejercicio de renovacion por apropiacion no es fortuito o gratuito,sino que se entiende perfectamente al aplicar el concepto de "hegemo-nia tiansformista", que esta autora toma de Gramsci. La dominacionesta continuamente desafiada por los grupos subaltemos, y la hegemo-nia es un proceso, una lucha por renovarla continuamente.

Asi, a la hora de comprender el juego entre nacion y etnicidad, nopodemos asumir a los grupos subordinados como pasivos. Para De Va-Ue

el Estado intenta cubrir todos los posibles antagonismos, tensiones ydiferencias bajo la cobertura de la unicidad. Sin embargo, esle intento deinclusividad es siempre selectivo y Umitado, y no llega a tocar un amplioespectro de e5q)eriencias sociales, percepciones altemativas de las relacio-nes sociales y del mundo material y la dinamica de la conciencia politica.Es en estos campos donde los sectores subordinados crean zonas deresistencia, desarrollando en ellos una estrategia de supervivencia y accionpolitica (1987: 20-21, cursivas de la autora).

La forma que tome el discurso de inclusion y exclusion variara seguncada caso, dando mas importancia al elemento racial, religioso, cultural,etc. Asi, Williams (1989) destaca el papel jugado por la "raza" comoconstmccion ideologica —y su referente fenotipico— en la elaboracionde la ideologia de esa "corriente principal" de la nacioa'^ Quiza estecdteho no sea muy v^ido para casos como la constmccion de la nacio-nalidad catalana, peio habria que pensar sehamente que lugar tiene laiaza, como epitome de la cultura, y por tanto de la fundacion ideologica

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1 ilde la nacion, en Latinoamerica. El contacto real de razas que se dio enesta area y las diferentes posiciones de poder adjudicadas a cada una deellas hacen aparecer el fenomeno etnico como muy vinculado al racial,incluso en aquellas sociedades sin presencia india actual. La raza juegaun papel importante en la definicion del discurso extraoficial de la na-cion, matizandolo por las diferencias que el mestizaje haya tomado en eldiscurso oficial.

Por ultimo, vinculado con este aspecto racial, aparece otro elementopara la formacion del discurso nacional-etnico que puede ser fundamen-tal en algunos casos: me refiero a la constmccion del "otro", aspectobasico de las relaciones interetnicas. Como muestra De Valle (1987), esdentro de esta percepcion de la otredad cuando surge la etnicidad comofenomeno historico social especifico. Por tanto, ctjanto mas diferente y"menor" sea este otro, mas posibUidades habra para formar un discursoque legitime su dominacion, dado que, como recuerda Horowitz (1985),existe una asociacion historica del color con la subordinacion. Sin em-bargo, cuando este "otro" sea cercano, sera bastante similar al "noso-tros".

Asi pues, la etnicidad es parte de la base ideologica que ha permitidola hegemonia de ciertos gnipos sobre otros dentro de los contextos na-cionales. Esta hegemonia se ha materializado en el control del Estado,desde donde se reproduce esa ideologia, con sus contradicciones y posi-ciones acomodaticias. Pero esta dominacion

combina la dominacion politica y la economica con justificaciones ideolo-gicas que explicaii estas formas de dominacion como el resultado "natural"de las diferencias... Esas explicaciones resultan en la division etnica deltrabajo (Williams, 1989: 437-438).

Es decir, la etnicidad conlleva un grado de dominacion economicaque obliga a hablar de clases.

Etnicidad y clases

El proceso historico que Ueva a la formacion de la nacion como formadel Estado va unido al que implanta al capitalismo como forma de orga-nizacion socioeconomica, lo cual trae consigo la division de la sociedaden clases —sea cual sea la definicion que se de de estas—. Si unimosambos fenomenos, veremos que no podemos comprender las formas to-madas por la etnicidad en la actualidad si no lo relacionamos con la pro-blematica clasista, que es otro modo de dominacion. De Valle (como lohacia Diaz Polanco en la nota 3) plantea que

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la etnicidad es im fenomeno historico subordiiiado a las contradicciones declase... un elemento al servicio de la hegemonia de las clases dominantes yel Estado (1987: 13),

asumiendo que es este marco el que explica las relaciones interetnicas.Incluso Raymond Smith (1993) niega la pertinencia de la etnicidad parael analisis social, siendo suficiente para el contar con las clases para es-tudiar la sociedad norteamericana.

Plantear por el contrario que la etnicidad es un fenomeno asociado ala nacion no es contradictbdo, sin embargo, con que la clase sea un refe-rente basico para estudiar las conformaciones etnicas en la actualidad;viendo como se han entrelazado historicamente estos dos elementospara Uegar a la situacion en que las conocemos hoy y como han incididoen la construccion del discurso hegemonico. Como nos anunciaba Wi-lliams, la "corriente principal" se forma por la clase, ademas de por lanacion y la raza, por lo que hay que ver

las condiciones en terminos economicos bajo las cuales eiitran en contlictogrupos distintivos (1989: 434).

Este cdterio nos va a dar una base para considerar a indios y a catala-nes, siendo ambos "fenomenos etnicos", como "fenomenos sociales"diferentes. Segun la relacion que exista entre la estructura de clases deuna sociedad y la distribucion etnica a su interior, encontraremos unavadedad amplia de situaciones que en principio se moveran entre dospolos que corresponden a lo que Horowitz (1985) ha llamado grupos"paralelos" y "horizontales", inscritos respectivamente en situaciones"jerarquicas" y "nojerarquicas".

En van extremo tendriamos el caso en el cual el gmpo etnicamente di-ferenciado del conjunto nacional esta mas o menos distribuido entre to-das las clases, siendo un gmpo etnico "interclasista". Diaz Polanco ha-bla de esta situacion al mencionar la posibilidad de que

la misma configuracion etnica sirva de "cupula" a varias clases socialesarticuladas, es decir, a una estructura clasista en una formacion socialconcreta( 1981:60).

A esto mismo se refiere Horowitz cuando plantea que cada uno delos grupos que estan en relacion "paralela"

puede verse como una sociedad completa incipiente —o que incluso puedehaberlo sido (1985: 23),

por lo que esti en condiciones de producir su propia elite "legitimamen-te reconocida" (ibid), donde la movilidad social no esta condicionadapor la pertenencia etnica.

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La relacion de dominacion que se da en estas situaciones es sobretodo politica, y el mismo Horowitz comenta como las posibilidades depemianencia de este modelo es alta, pues no es cuestionado por la movi-lidad social. El conflicto vendria poique

la existencia de dos sociedades incipientes en un territorio produce intentosperiodicos de restaurar la homogeneidad o de subordinar a uno de ellos(1985: 35).

Y, dado que el conflicto es politico, los grapos

actiian como si fueran Estados en un ambiente intemacional... A menudohablan el idioma de las naciones... Y no buscan la transformacion social,sino Una aproximacion a la autonomia soberana (ibid: 31).

Este seria el caso de las ielaciones de los catalanes con el Estado es-pafbl. Como vimos antes, estamos ante un conjunto social multiclasistaque durante mucho tiempo fonno una enddad politicamente autonoma,y que al formarse la "nacion" espanola, el Estado le fue recoitando, enun principio su capacidad de autogobiemo y, ya al final, bajo el regimenfranquista, el derecho a la diferencia. Pero tanto el nacionalismo Catalancomo su expresion ha sido siempre politica, capaz de negociar esa "au-tonomia soberana" dentro de los limites de Espafia.^

En el extremo contrario a este tipo de formacion etnica estaria la ple-na correspondencia de un gmpo etnico con una clase social.^^ SegunDiaz Polanco, este seria el caso de los

grapos indigenas en America Latina, los cuales se fiindan en formas deidentidad etnica basicas, aunque sean parte integrante de la clase socialgenericamente denominada campesinado (1981: 60).

En el esquema de Horowitz, esta situacion en la que

hay una coincidencia entre clase social y origenes etnicos —uno dominantey otro subordinado—, daria una relacion "estratificada" o jerarquizadaentre los grupos (1985: 22).

Esta coincidencia hace que las oportunidades de movilidad social es-ten restringidas para los miembros del grupo dominado, al considerarsesu ubicacion social como "efecto" de su pertenencia etnica. Asi, la po-sicion politica, economica y social tienden a ser acimiulativas, asociadasa la etnica. Como consecuencia de esta jerarquia, los estereotipos songenemlmente despectivos y estan claramente ritualizados, mostrandouna discdminacion que sirve para reafirmar tanto la supedoridad comola exclusividad y la movilidad intergrupal es muy dificil.

Pero un aspecto importante para las confomnaciones sociales que sebasan en estas relaciones jeraiquizadas es que

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a pesar de la dgidez en la estratiticacion etnica, las relaciones entre lossupedores y los subordinados incorporan al menos algunos elementos decohesion social y expectativas comunes, siimado a la coercion y el contlicto{ibid\ 28).

Es decir, frente a lo que ocurda con los grupos paralelos, en este casoestamos ante un solo conjunto social. Por ello, las luchas para acabarcon este tipo de relaciones suelen tener "coloracion de clase" {ibid: 30),y este tipo de sistemas

pueden tener mas cemento social que los no jerarquicos... pero cuando elcemento falla, el edificio se colapsa: cuando las jerarquias son minadas,pueden ocunir transtbrmaciones timdamentales {ibid. 29),

dado que se estan cuesdonando en un solo elemento tanto la concepcionde la nacion como la de su estmctura socioeconomica.

Este es el caso de los indios en Latinoamedca. La construccion de lanacion que se hizo sobre la base ideologica de la diferenciacion racialpreexistente fue mantenida por la colonia porque era fiincional a los in-tereses economicos de los cdoUos. Los indios siguieron siendo la manode obra, y su papel fue afianzandose con el dempo: con la inde-pendencia desaparece el centra metropolitano y los cdollos ya puedenadjudicarse todos los beneficios de la explotacion. A finales del sigloXIX, lais economias ladnoamedcanas entran de lleno en la economia ca-pitalista mundial y esto sirve para acabar de situar al indio tanto en elcontexto socioeconomico como en el discurso de la nacion.

De Valle apunta ciertamente c6mo estas dos dominaciones son vistascomo la misma por los afectados. Citando a E.P. Thompson, comentaque

la conciencia de clase se desarroUa a partir de la realidad de explotaci6n decada dia. Para quienes viven esa realidad, lo que implica "clase" no es, porlo general, objeto de traduccion a discursos abstractos. La "clase" se vivecomo proceso y "se maneja en terminos culturales" (1987: 37).

Asi, esta identificacion acaba redundando en una mayor concienciade clase. A mi modo de ver, se produce generalmente el efecto contra-do: ese "manejo en terminos culturales" imphca que se ve la de clasecomo imbuida y "natural" por las caractedsticas etnicas. A esto se re-fieren los Comaroff cuando dicen que

la etnicidad se convierte en el medio dominante a traves del cual seinterpreta el orden social... tiende a tomar la apariencia "natural" de unafuerza autonoma, un "principio" capaz de determinar el ciirso de la vidasocial (1992: 59-60).

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Esta es precisamente la funcion de la ideologia etnica segiin hemosestado viendo: si respecto a la nacion sirve para justificar la existenciade una "corriente principal" y otras menores, respecto a la dominacioneconomica, "debe adscribir las desigualdades como intrinsecas y natu-rales a los gmpos" (ibid: 58) y justificar "la clasificacion estereotipicade estos gmpos... en la division social del trabajo" (ibid: 52). Por ello,frente al extremo anterior, es francamente dificil separar ambas identi-dades y asi en Latinoamerica las luchas indias han sido durante decadasplanteadas en terminos de clase (Bastos y Camus, 1993; De la Pefia,1995).

La riqueza de la realidad etnica

Hasta aqui se ha planteado y se ha pretendido argumentar como en laactualidad, para estudiar la etnicidad como "fenomeno social", es litilanalizar los casos concretos en tomo a dos ejes: la construccion nacionalque les hizo nacer y su relacion con la estructura de clases en la cual seinscriben. Pero con ello no se pretende hacer ninguna tipologia de losfenomenos etnicos, sino simplemente mostrar con casos los efectos decada eje. Hay que considerarlos como momentos de un proceso quepuede variar por circunstancias historicas y, con ello, transformar el dis-curso de la nacioa En este apartado pretendo mostrar como la realidadetnica supera las clasificaciones faciles, y por tanto, como existen otroselementos que hay que tener en cuenta a la hora de estudiarla. Los casosde los "fenomenos etnicos" que nos incumben pueden seguimos ayu-dando en este aspecto.

Catalufia, ademas de un area donde se ha mantenido y recreado unaideologia nacional, ha sido historicamente una de las regiones mas ricasde la Peninsula Ibehca. Esto ha provocado que una gran cantidad de mi-grantes procedentes de las regiones mas pobres de Espaiia haya Uegadoa establecerse en ella. Estos migrantes se diferencian de los catalanesextemamente por su desconocimiento —en principio— del Catalan, porsu forma de hablar el espafiol, e incluso en parte por su color Pero ade-mas, se distinguen por ser los obreros de las fabricas propiedad de loscatalanes (Shafir, 1995). Esto ha hecho que las relaciones de clase entreestos inmigrantes y los nativos de la region (extendida de los propieta-rios al resto de los pobladores) se hayan convertido en relaciones inte-retnicas, y que exista una etiqueta —"los chamegos"— para denominara estos inmigrantes, sobre quienes se lleva a cabo una discriminacion, "De la misma forma, los nacidos fuera de Catalufia que no son obreros.

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Judios, indios y catalanes

no son designados como chamegos, ni incluso como "inmigrantes"(Rodriguez, 1993).

Es decir, dentro de una formacion etnica de tipo interclasista se pue-den dar relaciones interetnicas que conlleven aspectos de clase. Asi loreconoce el mismo Shafir, cuando plantea que si se cierran las posibili-dades de ascenso social a estos migrantes

la confrontacion de clase puede convertirse en uii conflicto etnico(1995: 78).

Este mismo autor plantea que esa posibilidad de ascenso social, mostra-da en la existencia de una

minoria educada entre los inmigrantes, explica la coexistencia de poblacio-nes desiguales con tensiones minimas o inexistentes (ibid).

A esta razon yo afiadiria otra que tiene que ver con la forma como seconstruye la imagen de los chamegos. Estos no estan unificados ideolo-gicamente solo por no ser catalanes. no hablar Catalan es la muestrasimbolica de ello. Por lo tanto su identificacion etnica y el resto de suetnicidad se construye negativamente y, aparte del uso del castellano —idioma oficial en todo el estado espafiol—, no hay una cultura, un mito,una simbologia y un origen que los unifique. Esta situacion puede ha-cemos reflexionar y mostrar al menos dos asuntos: el que exista una re-lacion basada en la etnicidad no implica necesariamente que esta se deentre dos grupos etnicos; y, para que este tipo de grupo exista, ha de ha-ber algo mas que relaciones interetnicas.

Por ultimo, es interesante destacar que la alta presencia de esta po-blacion — la cual supone la mitad de los habitantes de Barcelona (Rodri-guez, 1993)— ha obligado a las fuerzas politicas nacionalistas catalanasa cambiar su discurso con el fm de captar sus votos potenciales. Asi, ensu discurso, los catalanes ya no son quienes hablan el Catalan, sino"quienes viven y trabajan en Catalufia" (ibid). Esto supone una trans-formacion evidente en la construccion ideologica oficial, aunque habraque ver si logra ser admitido en el discurso extraoficial cotidiano que,recordemos a Williams (1993), es el que realmente regula las relacionessociales.

Por otro lado, la identificacion del grupo etnico con clase no es sufi-ciente para la caracterizacion de la situacion de los indios en Latinoame-rica. En primer lugar estaria el problema de como situar al mestizo den-tro del esquema de dominacion nacional-clasista. Este sector social esuna muestra clara de como se inserta la ideologia etnica de dominacionentre los sectores economicamente oprimidos y, al mismo tiempo mues-tra como los gmpos dominantes han de crear una ideologia que les apor-

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te aliados al dividir la sociedad en dos gmpos en donde ellos desapare-cen. Esto significa que si bien podemos pensar que un gmpo etnico estainserto en una clase, esta clase no solo esta fonnada por los miembrosde ese gmpo: no hay una relacion directa y univoca entre ambas catego-rias sociales.

En segundo lugar, no podemos asumir que todos los indios latinoa-mehcanos se hallan en una situacion similar, pese a que comparten unlugar como gmpo en la sociedad, un papel para la economia y, comoconsecuencia, el lugar en donde se les ha ubicado dentro de la ideologia"racial" de la nacion. Para poder comprender cual es la "constmccionsocial del indio" en cada pais, hay que tener en cuenta elementos quevan desde el peso demogr^ico, absoluto y relativo, de cada gmpo en elpais; su concentracion o dispersion geogiifica; el lugar concreto ocupa-do por ellos historicamente y el que ocupan en la actualidad dentro delsistema economico; la forma como cada pais ha constmido el discursode la nacion, y el lugar que ha ocupado en el tanto el indio como, sobretodo, el mestizo (Camus, 1996).

Por ultimo, el movimiento indio de Latinoamerica puede mostramosotro aspecto interesante. Como se ha dicho, durante decadas estuvo so-bre todo planteando demandas clasistas. Pero en la actualidad se estagenerali2ando y extendiendo un discurso con una forma y un contenidoque se acerca mucho al nacionalista (Bastos, 1996). Podemos interpretareste cambio de discurso como una consecuencia de las diferenciacionesintemas aparecidas dentro de los gmpos indios. Si hace algun tiempoestas demandas no tenian el eco que ahora logran dentro de los propiosindios, podemos suponer que era porque la mayoria veia su situacion et-nica en terminos unidos a los de clase. Sin embargo, con el tiempo, laintroduccion cada vez mayor de la economia mercantil, la instruccion ylos efectos de los programas indigenistas han provocado una estratifica-cion por la cual cada vez un mayor niimero de ellos se ve mas como unanaci6n dominada que como una clase explotada.

Esto no significa que la mayoria de ellos no sufra ambas dominacio-nes, sino que quienes crean el discurso ya no se ven como economica-mente explotados y asumen que clase y etnia no deben necesariamenteir emparejadas.^'* De todas fonnas, a estas alturas es imposible negar ladiferenciacion intema que se esta dando dentro de los indios, aunquedebeda saberse si, a nivel global, esto supone no poder hablar ya de unaidentificacion entre etnicidad y clase. Parece que estamos ante una delas lineas y, segiin Horowitz, puede tomar el cambio en este tipo de so-ciedades: que los subordinados traten de "mover el sistema de jerarqui-co a no jerarquico" (1985: 34), legitimando la diferencia etnica, pero

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Judios, indios y catalanes

eliminandole su carga de subordinacion. Esta puede ser la direccion queesta tomando el movimiento indio en Latinoamerica desde cuando em-pezo a cambiar las demandas clasistas por las nacionalistas: se ven a simismos como naciones y hablan ese idioma. En este caso, el caracterprocesal de las formaciones etnicas esta transformando la imagen quede si mismos tienen los indios y en base a ello, ademas de otros proce-sos, estan consiguiendo cambiar su situacion juridica dentro de los esta-dos en donde estan inscritos, con lo cual estan contribuyendo a quecambie la ideologia nacional oficial.

Un ultimo caso interesante para mostrar esta diversidad de posibili-dades podria ser el de la heterogenea sociedad norteamericana, paradig-ma de la multietnicidad constniida sobre la mezcla de origenes y lugarde escasa estratificacion intema. Nos puede servir para comprender ladiferencia entre adscripcion y discriminacion etnicas planteadas al ini-cio del texto. Como ejemplo claro de situacion de "inmigracion" (Wil-kie, 1977: 87), en este pais la etnicidad proviene de los diferentes orige-nes nacionales, por lo que la "nacionalidad" pasa a ser una categoriaadscriptiva en el momento en que se llega a el, y no es opuesta sinocomplementaria a la identificacion nacional. Incluso, segun esta autora,el "estereotipo etnico es una ayuda para la integracion" (ibid: 88), quees complementada por la posibilidad de la movilidad interetnica de losindividuos. Estariamos asi, en pdncipio, ante una situacion en la cual laetnicidad juega im papel meramente adscriptivo, pues no define el lugardel grupo en la sociedad.

Sin embargo, esto solo es verdad para algunos de los giupos. La mis-ma Willde ha de reconocer que

la posicion de los inmigrantes de color incluye aspectos de las situacionesde inmigrantes y de la colonial (ibid: 92).

Es decir, para algunos de estos colectivos, autores tan poco sospe-chosos de veleidades clasistas como Behar (1993) o Rosaldo, planteanclaramente que

las exclusiones de la linea de color muchas veces niegan una ciudadaniacompleta a los latinos y otra gente de color (1993: 1).

Podriamos decir que en Estados Unidos conviven una etnicidad quese da entre los blancos, los ciudadanos que Rosaldo llama "de primeraclase" —pudiendo considerarla como una etnicidad meramente adscrip-tiva— y otra —discriminatoria—, que los separa de la "gente de color"(negros e hispanos sobre todo).

Segun Williams (1993) esta diferencia etnica se ubica en el centro dela ideologia nacional estadounidense, donde la "corriente principal" se

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forma alrededor de los "primeros fundadores" blancos protestantes,mientras que los negros y "recien llegados" (hispanos) quedan en losmargenes. Ademas de un asunto de "ciudadania" —es decir, de dere-chos dentro del sistema politico—, como lo enfocan estos autores, lamencion de Wilkie a la similitud de la situacion de estos grupos con lacolonial nos recuerda que esta ultima se basa en la "perfecta coinciden-cia... entre raza y clase" (1977: 77). Asi pues, no es casualidad que los"ciudadanos de segunda y tercera categoria" se encuentren entre los tra-bajadores peor pagados en Estados Unidos.

Este marco de la sociedad norteamericana nos Ueva al caso de uno delos grupos mencionados en el titulo del ensayo que habia estado aparen-temente olvidado: los judios. Paradigma para muchos de "grupo etni-co", va a ser util para aclarar algunos otros elementos presentes a teneren cuenta para estudiar este fenomeno.

Los judios y la historia

Dentro del esquema anterior de la relacion entre la etnia y la clase, losjudios no podrian entrar en ningiin lugar concneto. Por un lado, estanpresentes en muchas formaciones nacionales, sin Uegar a ser en ningunade ellas parte tan importante como para que amerite formar parte deldiscurso de inclusion-exclusion de la ideologia nacional (lo que no quitapara que en ciertos y bien conocidos contextos historicos hayan sidousados como revulsivo para crear esa "unidad" nacional). Es decir, laidenddad judia no cuestiona en ningun momento la nacional del lugardonde residen. Asi lo deja bien claro un rabino citado por Epstein:

Somos judios dentro de la sinagoga, pero americaiios en los demas lugares(1978:64).

De hecho, los judios como grupo han estado y estan presentes enmultitud de contextos nacionales a lo largo de su historia. En este senti-do, poddamos decir que los judios representan una etnicidad "anacio-nal", dado que no surgen como efecto de la implantacion del discursohegemonico de la nacion por parte del Estado.

Por otro lado, los judios estan presentes en multitud de "nichos den-tro de la division social del trabajo" (como lo defmen Comaroff & Co-maroff, 1992: 52). Epstein (1978) muestra como las diversas oleadasque Uegaron a Estados Unidos provenian de diferentes origenes y comose fueron situando en distintas ocupaciones, desde las altas finanzashasta el proletariado industrial, sin que ello afectara su identificacioncomo tales. Asi pues, podemos decir que son un grapo etnico "aclasis-

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Judios, indios y catalanes

ta", pues tampoco son objeto de una dominacion economica por razonde sus supuestas caracteristicas "naturales".

Entonces, ^que es lo que caracteriza a este gnipo, una de las "mino-rias" mas antiguas de la historia?, ,de donde surge su "etnicidad"? Laclave puede estar en el hecho de que las bases miticas del pueblo judio,ademas de su contrato con Yahve, estan en su diaspora; y en que desdehace milenios la falta de un terdtorio, la persecucion y la discriminaeionhan sido el contexto en el cual se ha formado la cultura judia. Y eso nodesaparece en las pocas generaciones que han pasado desde su ultimoholocausto. Israel Zangwill, citado por Epstein, lo explica bastante bien:

la gente que ha estado viviendo en tin guetto por doscientos afios no puedesalir simplemente porque se demimben sus puertas... El aislamiento im-puesto desde afuera habra llegado a parecer la ley de su ser... Esta gentetiene sus propias puertas del guetto, cuando migran las cargan consigo atraves del mar (1978: 62).

Asi, el caso judio nos muestra la importancia de conocer la historia—entendida no como contexto sino como acumulacion, incluso comocarga— por donde han pasado estos gmpos para entender su etnicidadactual. Su comportamiento se caracteriza por un mantenimiento muyfuerte de la identidad y una interaccion gnipal muy cohesiva. Epsteinnos da claras muestras, a partir de diferentes estudios realizados en Es-tados Unidos, de como la insercion en la sociedad "gentil" no provocaapenas la perdida de esta identidad y como finalmente se acaban casan-do entre ellos, relacionandose sobre todo entre si y educando a sus hijossegun los canones judios:

la atiliacion a la sinagoga expresa la conciencia explicita de los padres deque sus hijos adquieran algun conocimiento de la religion judia y de lahistoria y herencia culttiral de su ptieblo (ibid: 80).

Este autor tambien nos dice como la religion no es finalmente el ele-mento identificador mas importante, asi que podemos suponer que loque pretenden los padres es que sus hijos conozcan la historia —unahistoria de guettos y persecuciones— la herencia cultural —una serie dedtos basados en el mantenimiento del gnipo.

Otro testimonio citado por Espstein dice que

la principal leccion aprendida en el hogar fue un conjunto de conductasdefensivas. El comportamiento apropiado estaba basado en el miedo acomo podria reaccionar el mundo gentil. Un judio no crea "problemas"{ibid: 85).

Con estas ensefianzas, no es de extrafiar que estos jovenes, con eltiempo, tambien tiendan hacia la autorreproduccion del grupo.

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En definitiva y de forma muy esquematica, la forma de actuar de losjudios en la actualidad no puede entenderse separada de su larga y ator-mentada historia, que ha creado un compoitamiento que rebasa epocas yfronteras. Podemos decir entonces que son un gmpo etnico no tanto por-que asi son adscritos (les es muy facil desidentificarse, pero no lo ha-cen), sino porque se comportan como tal. De hecho, Epstein destaca

la insistencia subconsciente de los judios de mantenerse como un pueblo(ibid: 108).

Esta carga de la historia en la eultura y la identificacion que aqui haquedado en evidencia no puede solo circunscribirse a este caso, ya ha deser recuperada para otros situaciones caracterizadas por una "profundi-dad historica". Realmente, como dice Wilson, no podemos comprenderlas comunidades indias (las q'eqchis guatemaltecas en su caso)

pasando por alto la forma como las identidades indigenas estan encadena-das a las im^enes de la tradicion... La tradicion se reajusta continuamentea las circunstancias, pero dentro de una matriz monumental arrastrada desdeel pasado (1993: 135)."

Etnicidad y fen6menos ^tnicos

Segun hemos visto a lo largo de este aiticulo, una definicion minima dela etnicidad seria verla como un fenomeno de adscripcion vinculado alas relaciones sociales, que identifica a individuos y gmpos con tradicio-nes culturales diferentes conviviendo en el mismo conjimto social, su-poniendo que existen otra identidad y otra eultura comunes a ambos.Esto significa que la etnicidad puede ser vista y estudiada a este nivelminimo de identidad y adscripcion, en ei cual tiene un papel similar aotras categorias sociales y regula parte de las relaciones sociales. Inclu-so esta relacion especial que se establece a traves de la etnicidad puedetener un papel mayor y servir de cobertura para agmpar intereses econo-micos comunes, como en el caso de los hausas de Ibadan descrito porCohen (1969).

Pero esta identificacion pasa de ser un mero aspecto de adscripcion,de reconocimiento, a uno de discriminacion, y se generaliza cuando losEstados convierten a la nacion en su base "natural" y, por tanto, ideolo-gica. Esto hace que a la adscripcion se le una la dominacion por paite deuno de los gmpos, cuya etnicidad se convierte en "la legitima". En estesentido, la doctrina de la nacion, una doctrina etnica, juega un papel evi-dente como una de las ideologias legitimadoras de la dominacion delEstado:

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Judios, indios y catalanes

El nacionalismo es, en parte, un efecto de los proyectos totalizadores yhomogeneizadores del Estado (Alonso, 1994: 391).

Dentro del territorio estatal, los grupos que no portan esa etnicidadno son considerados como los autenticos "hijos" de la naci6n y se dasobre ellos un doble proceso: por un lado, su tradicion cultural y suidentidad se convierten en ilegitimos —desaparecen del discurso nacio-nal oficial—; y por otro, se les impone la cultura y la identidad oficialesde la nacion. Esta operacion no es arbitraha ni fortuita, sirve para darbase ideologica al asentamiento de un grupo y su dominacion sobreotros. Por ello, como dicen los Comaroflf (1992), la dominacion etnicanormalmente va unida a la economica y por eso es tan facil confundirlos fenomenos etnicos y clasistas. Pero esto no ocurre siempre: en algu-nos casos la imposicion del dominio etnico-nacional se da sobre un con-junto social en donde estan presentes todas las clases, por lo cual, esta-mos ante un fenomeno diferente del anterior, pues ya no dene la finali-dad de asegurar la explotacion economica del grupo subordinado. Eneste caso, siguiendo a Diaz Polanco, a este tipo de conformacion etnicase le podda denominar "nacionalidad" (1981: 60).

Esto significaria que la etnicidad puede dar lugar a diferentes feno-menos sociales segiin sean las relaciones existentes entre los grupos alos cuales se impone el discurso nacionalista y su propia estructura in-tema. Ademas de fenomenos adscdptivos como los que hemos visto,

la etnicidad puede ser el sustento tanto de las etnias como de las naciona-lidades: pero es importante distinguirlas, pues se trata de entidades distin-tas. La etnia abarca un ten6meno de identidad restringido a ciertos gruposconstitutivos de tina clase social determinada o, a lo sumo, al conjunto deuna clase social. El fenomeno nacional, por su parte, involucra a unaestructura social compleja de clases sociales en relaciones reciprocasasimetricas, que encuentran, no obstante, un terreno comun de solidaddaden funcion del ciial desarroUan una forma particular de identidad(ibid: 60, cursivas del autor).

Al adoptar estos terminos, se esta recalcando que el fenomeno de lanacionalidad es del tipo similar al de la nacion, y que su diferencia estaen la relacion entre la nacion-comunidad, al modo de Anderson (1983),y la nacion-Estado como detentadora del poder. Por otra parte, el termi-no "etnia" para refedrse a los grupos que sufren la dominacion etnicacomo una base ideologica para asegurar la subordinacion economica esconfuso.^^ De hecho, muestra la vadedad de significados que se le hadado a la terminologia asociada con la etnicidad, y la poca claddad quehay en su uso. Sin embargo, pondda de relieve que este es el resultadomas habitual de ia dominacion y las relaciones interetnicas.

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El hecho de que en la actualidad se utilice el termino "etnico" o "et-nico-nacional" para descdbir la gran cantidad de conflictos que se danen el mundo, puede estar en el origen o haber contribuido a esa confu-sion. Esta puede deberse a que en todos ellos se utiliza un mismo len-guaje; el "idioma de la nacion", como consecuencia de varios procesos.Por un Iado, pese a los avatares que esta sufriendo el Estado-nacion(Hobsbawm, 1990; Comaroff, 1994), la nacion-comunidad sigue siendola forma de asociacion legitimamente mas reconocida para grupos conuna historia y una eultura comunes, mientras que en los ultimos tiemposel discurso clasista sufre un proceso de desprestigio. Por ultimo, los gru-pos subordinados que sufren la dominacion etnica ademas de la de cla-se, estan desde hace tiempo sufriendo un proceso de diferenciacion in-tema y de posicionamiento en el conjunto social, por el cual esta identi-ficacion esta dejando de ser automatica y estan empezando a verse — almenos sus lideres— mas como "nacionahdades" que como "etnias".

Pero ademas de estos fenomenos que necesitan del marco nacionalpara su comprension, existen situaciones en las cuales la etnicidad tam-bien puede dar lugar a gmpos que dificihnente podrian entrar en las ca-tegorias que se estan viendo. Me refiero al caso de los judios, cuya pre-sencia a lo largo y ancho de momentos historicos y situaciones naciona-les bien diferentes rehusa su posibilidad de definicion. Su caso seria si-milar al de los gitanos y al de esos "pueblos comerciantes" como losturcos 0 los Ubaneses — no importa su lugar de origen— dispersos portodo el mundo sin llegar a formar parte ni casi incumbir a los discursosnacionales de los Estados en donde se encuentran inscritos.

Por estas peculiaridades, que hacen de la etnicidad un elemento masde cohesion y reconocimiento intemo —a veces muy provechoso a lahora de hacer negocios—, quiza seria litil diferenciarles de los otros fe-nomenos etnicos mencionados y buscarles una denominacion del tipode "minorias". Ademas, sobre todo en el caso de los judios pero tam-bien de los gitanos, se trata de grapos con etnicidades prenacionales,donde en su momento la "otredad" estuvo legitimada por otras vias,como la religiosa.

Pero los fenomenos etnicos concretos que nos encontramos hoy endia pueden cambiar, no son estables, dependiendo mas bien de las cir-cunstancias en que se dan. De hecho, dada la "explosion etnica" en laque nos hallamos y el cuestionamiento del Estado nacional, puede serque estemos en un momento en el ctial estan cambiando las mismas de-finiciones y, desde luego, los fenomenos etnicos tal y como los conoce-mos.^ Por ello, para comprender como se vive y ejerce la etnicidad,hay que incluir la historia como tercer eje para su estudio. Una historia

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entendida en su doble dimension de coyuntura y de tradicion. La prime-ra esta mas que justificada y trabajada, pero la segunda es importantesenalarla como hace Wilson:

las marcas de la etnicidad no son arbitradas siiio que tienen ima complejahistoria de uso que debe ser explorada (1993: 121).

Una justa comprension de la importancia de la carga que supone estaacumulacion en los usos culturales e identitarios podria ayudar a evitarmuchas de las esteriles discusiones entre "primordialistas" y "construc-cionistas", como dice este mismo autor. Y esto es especialmente vdlidopara aquellos grupos subordinados que no han podido elaborar su propiahistoria ofieial y han tenido que buscar en la tradicion mucho de su sersocial negado.

En definitiva, la etnicidad tiene tantas y tan variadas expresiones —de las cuales aqui he querido rescatar alguna— y cada caso depende detal cantidad de factores que es dificil generalizar sobre sus resultados.De Valle propone

distinguir, por un lado, la construccion tedrica de la etnicidad, creada porlas teorias sociales para catalogar fenbmenos y grupos sociales... y, por elotro, la etnicidad como se vive, como un proceso dinamico con un presenteespecitlco que constituye un modo especial de experiencia social.(1987: 17).

Mi propuesta no es distinguir ambos aspectos, sino precisamente re-lacionarlos. Por ello, lo expuesto aqui no es el resultado de un trabajodeductivo ni quiere ser una guia para la aplicacion de formulas que es-peran resultados abstractos. Los fenomenos etnicos se pueden estudiar yentender a partir de las minucias de las practicas cotidianas de su pre-sente especifico, de donde se pueden aprehender los fenomenos y cate-gorias que los cientificos sociales han de construir para entenderlos me-jor.

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Notas y referencias bibliograiicas

1. Un ejemplo son los dos volumenes editados por la Universidad de Texas enAustin dedicados a la relacion del Estado con los indios latinoamericanos—Urban y Sherzer eds. (1991)— y con los guatemaltecos, en concretoSmithed. (1992).

2. Asi, se menciona al grupo con sus fronteras (Barth, 1969), las relaciones so-ciales (Comaroff, 1994), la identidad (Epstein, 1978), la culUira (Rosal-do, 1993), los intereses politicos (Glazer y Mohinyam, 1976, Bell, 1976,Cohen, 1969), el sentimiento primordial de pertenencia (Geertz, 1983), lacombinacion de ambos (Tambiah, 1984), o la dominacion, ya sea politica(Williams, 1989, 1994, Alonso, 1994) o de clase (De Valle, 1987; DiazPolanco, 1981).

3. No esti claro si es este el sentido que este autor da a sus palabras, porque lue-go dice que "fo<to grupo social constituido posee su etnicidad propia"(1981: 57, cursivas mias) y, mas tarde, que "una vez contbrmados lossistemas sociales clasistas, la etnicidad debe ser coasiderada como unadimension de las clases" (ibid, cursivas del autor), con lo cual entra enotro terreno que se discutira mas tarde.

4. Este autor pone el enfasis de la etnicidad en esto.s interes&s economicos, queincluso el describe como politicos aiinque no los pone en relacion a la di-n ^ i c a de poder en la cual estan inscritos a nivel nacional.

5. Al comentar uno de los trabajos de la compilacion que introduce, cuando setratan las relaciones entre los lapones con sus vecinos del norte de Nonie-ga, Barth si reconoce la importiincia que ha tenido la incorporaci6n de"la periferia del norte al sistema nacional mas general" (1976:40), aun-que esto no le haga ver las relaciones entre los gnipos etnicos dentro deun conjunto nacional.

6. Por ello, cuando Williams (1989) nos da el ejemplo, tomado de Anthony Co-hen, de los brokers (corredores de bolsa) de la City de Londres como ungrupo etnico, veinos que algo talla. Se trata de un grupo con unas formasculturales hasta cierto punto propias, pero estas no son producto de esasupuesta herencia, sino de una insercion laboral comiin, que conllevaUnas relaciones muy ritualizadas, unos codigos comunes muy especit'icosy una posicion socioeconomica muy particular. Mas complejo es el casode los hibakusha japoneses, los afectados por las bombas atomicas de Hi-roshima y Nagasaki mencionados por Epstein (1978). Se trata aqui de ungrupo social marcado por una experiencia comiin que les da una identi-dad muy fuerte y cierta adschpcion social, y que podria Uegar a ser el ori-gen de un grupo etnico si socialmente se les viera como gente especial, yello incidiera en sus relaciones con el resto de la poblaci6n japonesa.

7. Para ello es importante la idea basica de Roseberry (1989) de que las relacio-nes entre gnipos siempre implican relaciones de poder y de dominaci6n;

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y que no pueden concebirse como estaticas, sino como dinamicas, cam-biando con la historia.

8. Para este autor, solo se puede aplicar el concepto "etnia" —que es como eltraduce el termino ingles ethnicity— para "gnipos minoritarios... inserta-dos en sistemas sociales globales (como las sociedades nacionales)", enlos cuales estan ''los miembros de las sociedades anfitrionas, y por lotanto, mayoritarios" (Cardoso, 1992: 100, ciirsivas del autor). Segun estaidea, el teimino minoritario no hace referencia a la posicion cuantitativadel gnipo dentro del conjunto , sino a su posicion social.

9. Esta puede ser la razon por la cual la etnicidad es un fenomeno aparentemen-te ubicuo (como plantean Comaroff, 1994; Glazer y Moynihan, 1976; oHorowitz, 1985) y por la que, segiin Tambiah, el conflicto etnico es "unarealidad mayor de nuestro tiempo" tanto por frecuencia como por inten-sidad (1984:337).

10. El trabajo de Eugen Weber (1976) "De campesinos a franceses" presentaquizd el ejemplo mas logrado de este proceso, por medio del cual los he-terogeneos habitantes de la Francia de la Revoluci6n Uegan a ser, un si-glo despues, un conjunto mas o menos homogeneo "nacionalmente" ha-blando. De todas formas, los esporadicos brotes de separatismo occitano,por ejemplo, muestian c6mo es muy ditlcil llegar a hablar de una "na-ci6n" totalmente homogenea. Segun Tambiah (1989), solo Japon y algunotro pais pueden considerarse como tal.

11. Estos dos rasgos del nacionalismo Catalan perduran en la politica espanolaactual. Por un lado, ha sido la actitud del lider Jordi Pujol y su partido laque ha permitido la gobemabilidad de Espafia en los liltimos tres anos,apoyando tanto a socialistas como a conservadores. Por otro, las forma-ciones poUticas "de clase" catalanes —PSC e IC— siguen manteniendosu doble actitud respecto al tema tratado en el Parlamento.

12. Asi, en el mismo libro de Shafir (1995)'se puede ver como y porque el na-cionalismo vasco toma sus propios derroteros, tanto por sus odgenescomo por el desarroUo economico, social y politico que se da en ese areay su relacion con el de Espana.

13. Por otro lado, pese a las contradicciones que conUevan ambos discursos —como veremos— en Europa, el desarroUo de formulas estatales adaptadasa la realidad etnica va muy unido al avance de los derechos individuales.Anderson muestra c6mo ya el primer nacionalismo "nacional popular"(1983) combinaba demandas gnipales con las democraticas.

14. A este panorama habria que anadir el grueso de los paises africanos y asi^ti-cos, cuya independencia supone la "ultima oleada" de Anderson (1983).Este y otros autores dan cuenta del conflicto cuasi inevitable que ha con-Uevado la formacion de Estados que imjwnen la doctrina ideologica de lahomogeneidad nacional a unas reeilidades profundamente heterogeneas;de tal tbrma que se puede decir que ha surgido una subrama especializa-da dentro de los estudios de la etnicidad: la de los contlictos etnicos(Tambiah, 1989; Horowitz, 1985).

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15. Esta posicion de la doctrina liberal respecto al hecho etnico la percibe per-tectamente Escalante cuando comenta que en los Acuerdos de Larrainzar,entre el Gobiemo de Mexico y el EZLN, se oponian "de ima parte la tra-dicion del liberalismo clasico, para el cual la identidad etnica no puedeser priodtaria y anteponerse a la identidad 'universal' del genero hiima-no, ni puede por eso ser tiiente de derechos civiles o politicos; de otra,una especie de liberalismo 'romantico' que pone el acento en el reconoci-miento y exige una valoracion publica de las distintas culturas". La pos-tura personal del autor, insinuada en estas lineas, queda bastante claracuando continua afirmando que "la idea de fundar derechos en las identi-dades etnicas socava el proyecto liberal y amenaza, de hecho, nuestroproceso de civilizacion. Y ademas, la vindicacion de los valores cultura-les, tal como hoy se entiende no conduce al 'multictilturalismo' (que, porcierto, encuentra mejor suelo en el orden liberal) sino a un separatismoauto-afirmativo proclive al dogtnatismo y a la intolerancia" (1996: 52-53, cursivas mias).

16. Alonso mtiestra claramente el papel que juega esta disposicibn socio-ideolo-gica cuando afirma que la etnicidad "produce formas jerarquizadas deimaginar el ser pueblo, que son asignadas con diferentes grados de estimasocial y privilegios diferenciales y prerrogativas dentro de una comuni-dadpolitica" (1994: 391).

17. Esta autora aplica su analisis a sociedades multirraciales como Guayana(1989) o los Est£idos Unidos (1993), y plantea que el discurso etnico estamuy basado en las "aportaciones" de cada gnipo como merecedoras depertenecer —y dirigir— a esas nacioties. La centralidad que da al "sutri-miento" podria ser discutible, pero desde luego, tal y como ella lo argu-menta, es un aspecto a tener en cuenta.

18. Esta misma autora cita un trabajo de Stutzmann sigriiticativamente titulado"El mestizaje: una ideologia inclusiva de exclusion", en donde muestracomo en Ecuador el blanqueamiento es la esencia del mestizaje. Este sebasa en terminar con el problema y la raza indias, asumiendo que "serecuatoriano es un proceso selectivo por el que la heterogeneidad subordi-nada periferica [es asimilada] al centro pedferico dominante" (1989:432).

19. "El grado de segregacion [de los afroamedcanos] no tiene nada que ver conla 'etnicidad' y todo con el racismo y la pobreza" (Smith, 1993: 10), antelo cual habda que preguntarse y preguntarle si el racismo no tiene "algoque ver" con la etnicidad. De hecho, clase y etnia son aspectos tan estre-chamente interrelacionados que se han dado y se dan debates sobre ello(al respecto, ver Solares, 1989 y Diaz Polanco, 1981).

20. Este "paralelismo" no implica una similitud de estnicturas sociales, pues ladqueza relativa de cada grupo es vadable, y la piramide social de un gru-po no tiene que ser igual a la del otro (Horowitz, 1985).

21. El caso yugoslavo es mucho mas complicado pues, como Denitch (1995)muestra, proviene de una histoda mas compleja y de la creacion de unpais por las potencias europeas a partir de diferentes conjuntos naciona-

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les. Pero en esta complejidad no se puede hablar de dotninacion clasistapor parte de un grupo sobre otro.

22. Este es el tipo de formacion etnica que plantean los Comaroff (1992) cuan-do definen la etnicidad como surgida de "la incorporacion asimetrica degrupos de estructuras disimiles dentro de una economia politica singular'"(1992; 54). Esta idea proviene de lo que Comaroff comenta: "la etnici-dad tiene tipicamente sus origenes en situaciones de desigtialdad" (1994:10).

23. Este caso seria semejante al de la cantidad de inmigrantes sureuropeos y no-ratricanos que fueron desde los afios 50 a trabajar a los paises europeos.Lo que le diferencia es que te6ricamente se hallan en su mismo pais, aun-que, como pudieron comprobar, no dentro de su "naci6n".

24. "En los grupos subordinados, el cambio economico esta produciendo nue-vos Hderes e intelectuales que no pueden ser absorbidos por el sistema...Por tanto [estos grupos] y sus elites thistradas pretenden destruir el prin-cipio de subordinacion que impide su movilidad y limita su. dignidad"(Horowitz, 1985: 33). Anadamos la tendencia a asumir la movilizacionpolitica india con estas intelligentsias (de la Pena, 1995), pero no pode-mos olvidar la variedad de origenes de estos lideres, y sobre todo su liga-z6n con las comunidades (Zarate, 1994). Para Guatemala, LeBot (1992,1995) muestra como estas ultimas fueron el origen del movimiento queahora conocemos, y Bastos y Camus (1993) explican como siguen siendoparte fundamental tanto de la movilizacion como de la creacion de dis-curso.

25. Behar, cubana de origen judio, muestra esta "linea" al comentar acerca delas relaciones interetiiicas que se dan en el lugar de trabajo de su madre:"No es blanca ni negra en ese contexto, pero ciertamente es un poco masnegra que blanca. No la ayiida mucho decir que es judia, porque una mu-jer judia blanca en America no habla normalmente esa especie de 'inglesroto' que hablan los latinos y las latinas. Su acento y su continua luchacon el idioma ingl^s' son un recuerdo siempre presente de que ella es unaemigrante en una America que no es la suya, que sus odgenes estan enotro lugar. Ella se da cuenta de su 'otredad' continuamente y de como lasmujeres negras de su departamento reciben el mismo trato. Entonces ellame dice: 'estoy con ellas, con las mujeres de color'. Y yo le digo: Mama^no loves? Aqui tu tambien eres una mujer decolor" (1993: 11).

26. Esta situacion de discriminacion etnico-racial esta dando lugar a una luchapor la conquista de la "ciudadania plena", denominada por Rosaldocomo "Ciudadania cultural...el derecho a ser diferente (en t^rminos deraza, etnicidad o idioma nativo) con respecto a las normas de la comuni-dad nacional dominante, sin comprometer el derecho individual de perte-nencia, en el sentido de participar en los procesos democrMcos de la na-ci6n estado" (1993: 1). Por estas caracteristicas, ComarotY plantea quelos "Estados Unidos son el epicentro del hetero-nacionalismo", cuyo ob-jetivo es "acomodar la diversidad cultural dentro de una sociedad civil

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compuesta por ciudadanos aut6nomos... que son iguales e indiferentesante la ley" (1994: 32).

27. Se podria aplicar, con un sentido de largo plazo, la idea de Rosebeny de que"cuando cambian algunas de las circunstancias, y la gente trata de reali-zar el mismo tipo de actividades bajo nuevas circunstancias, siis entendi-mientos culturdes afectaran su vision de las circunstancias y de sus acti-vidades. Las actividades de la gente es t^ condicionadas por sus entendi-mientos culturales, asi como sus actividades bajo mievas circunstanciaspueden cambiar estos entendimientos" (1989:42).

28. El uso que da Cardoso (1992) a este termino (ver nota 9) puede en parteequipararse a este, pero el que da de La Pefia (1995) es mucho mas res-tringido, y se fija sobre todo en el comportamiento y la solidaridad in-traetnicas.

29. En Bastos (1996), planteo que se puede establecer una continuidad entre eldiscurso y los reclamos de los nacionalistas europeos del siglo XIX y losque hoy en dia utilizan estos gnipos. Esta idea, y el planteamiento gene-ral del articulo, cuestionan la propuesta de Comaroff de que "el eUrona-cionalismo [del siglo XIX] y el etnonacionalismo [actual] son ontologi-camente opuestos" (1994: 35). Mas bien se trataria de un mismo fenome-no en dos circunstancias t o t ^ e n t e diferentes; asi, aplicando la premisade ComarofT de ver la etnicidad y el nacionalismo como constniccioneshistoricas fuertemente influenciadas por sus circunstancias, podemos de-sarmar su propia aseveraci6n en cuanto a las diferencias basicas entreambos estadios de una misma "lucha".

30. Comaroff (1994) da una buena interpretacion de hacia d6nde van las cosasen este sentido. Ademds de las "nuevas politicas de la identidad" comen-tadas por el, los cambios que se estan dando nos hacen posible imaginaruna Europa en donde la etnicidad se defina por el color y este claramenteasociada a la clase, similar a la estadounidense; en cuyo sur a lo mgorvamos a poder encontrar una etnicidad latina dominante buscando ejercerun poder hasta ahora en manos de sajones.

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* Debo pedir disculpas a estas autoras por citar sus trabajos sin su permiso,como lo piden; pero su calidad me ha puesto en la necesidad de incluirlosen este texto.

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