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Índice
Introducción:
El Estudio de la Historia Antigua
Fuentes para el estudio del pueblo vettón
El territorio y el paisaje:
La influencia del paisaje en los antiguos vettones.
La concepción del tiempo:
El tiempo en la antigüedad
La manera de medir el tiempo en el pueblo vettón
La historiografía para el estudio de los vettones:
La historiografía de los pueblos de la Antigüedad
Las referencias de los autores clásicos sobre los vettones
Iconografía:
Los verracos como símbolo y su significado
Epigrafía:
La epigrafía en territorio vettón
Arqueología:
La arqueología para comprender la historia
La arqueología del pueblo vettón
El mundo cultual:
Características básicas de su religión
Santuarios y cultos
Necrópolis y el mundo más allá de la muerte.
Conclusiones
Documentación gráfica
Bibliografía
Prácticas
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Introducción
El Estudio de la Historia Antigua
¿Qué es la Historia?
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua la Historia es:
La narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de
memoria, sean públicos o privados.
Conjunto de hechos y sucesos políticos, sociales, económicos, culturales,
etc., de un pueblo o una nación
Hay muchas más definiciones pero las que más se centran en lo que queremos
nosotros centrarnos corresponde con estas dos definiciones, pues una se refiere de
manera más global a lo que va a ser nuestra investigación de la Historia Antigua en
general y la otra en el particular del abordamiento del pueblo prerromano peninsular
vetton.
La Historia Antigua se encuadra dentro de una Historia general que con el
tiempo ha ido especializándose y separándose en distintas ramas que embarcan
periodos más cortos cronológicamente y que implica distintos métodos de
acercamiento hacia en conocimiento del periodo escogido. En nuestro caso sería
desde la aparición de la escritura en la zona oriental, muy ligado al desarrollo de las
primeras actividades urbanas y a una jerarquización social y política mucho más
marcada; hasta la caída del Imperio romano de occidente en el siglo V d.C., aunque
hay discrepancias sobre cuando acabaría realmente este periodo.
Dentro de este periodo tan importante como es la Historia Antigua se ha
introducido hace poco tiempo una etapa que trata de ajustarse más a la realidad y que
comprende a los pueblos que conviven con otros que poseen escritura, pero que sin
embargo estos otros no la han desarrollado todavía. En el caso de España es
fácilmente identificable, ya que los pueblos peninsulares no había creado una escritura
propia hasta que entraron en contacto con los pueblos mediterráneos como los
fenicios o los griegos, y posteriormente con los romanos por las guerras cartaginesas,
y la consiguiente conquista de la península en época republicana e imperial. Lo que
nos sitúa en la posición privilegiada al poseer pueblos tanto históricos como
protohistóricos conviviendo en un mismo periodo de tiempo y durante un amplio
número de años.
El problema principal que nos encontramos entre los pueblos que sí había
desarrollado una escritura en la Península, es que no se han podido descifrar, y por lo
tanto desconocemos el significado de sus textos aunque algunos podamos leerlos al
conocer su pronunciación, pero nada más.
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Los vettones se encontraban en un amplio territorio según los autores clásicos
entre el río Tormes, Duero y Tajo, lo que representa casi unos 32.000 kilómetros
cuadrados que comprendería la casi totalidad de la provincia de Salamanca y Ávila,
salvo en el extremo norte, el occidente del Toledo y la mitad de Cáceres
Fuentes para en estudio de pueblo vettón
Nos acercamos a la historia a través de las fuentes para entenderla y
reconstruirla, para encontrarnos más cercanos a esos tiempos pasados que tratamos
de estudiar. Es uno de los medios más principales que tenemos para acercarnos la
Historia.
Contamos con muchas fuentes que nos pueden ser útiles para el estudio de los
vettones, además de diversa índole y que se complementan entre ellas ya que el que
se trate de un pueblo protohistórico nos deja menos documentos escritos directos
realizados por el pueblo en cuestión a estudiar.
Las fuentes literarias que si se pueden recoger no son escasas ya que los
autores griegos y más especialmente los latinos, pero al no pertenecer a los
testimonios del mismo pueblo que se está tratando siempre hay que tener cuidado en
darse cuanta de las posibles manipulaciones que estos autores extranjeros pudiesen
cometer, ya fuese de manera intencionada o no.
Por ello las fuentes que más documentación directa que nos pueden ofrecer los
vettones desde su propia cultura sea la que obtenemos por medio de las excavaciones
y prospecciones, es decir, por el registro arqueológico.
Otras fuentes que nos ayudan en la investigación del pasado, que
complementan la información y que son muy útiles para el desarrollo de la
investigación de una cultura son por ejemplo la epigrafía, que está enormemente
vinculada con la arqueología, sobre todo por aquellos epígrafes que no han sido
traducidos y de los que sólo nos sirve entonces el documento en sí.
La numismática es otra de las fuentes auxiliares que nos dan aún más datos
sobre una cultura ya que por medio de las monedas se puede obtener mucha
información, no sólo ya sobre la situación económica de un pueblo en un momento
determinado, si no por la iconografía que se representa en sus caras y que nos refleja
un mundo de creencias tanto políticas como religiosas que son de gran utilidad para
entender la mentalidad de los antiguos. Aunque en el caso vettón es poco importante,
ya que no hay casi monedas, pero la parte iconográfica que las monedas nos ofrecen
pueden ser sustituida en este caso, por ejemplo, por la figura de las esculturas de
verracos que tan destacadas son en esta cultura.
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El Territorio y El Paisaje
La influencia del paisaje en los antiguos vettones
Los vettones se encontraban bastante repartidos por el territorio de la meseta
occidental de la península, y por estos lares podemos encontrar los asentamientos
más destacados de esta cultura. Se les localiza mediante las fuentes clásicas en un
punto central entre los lusitanos con los que limitan al oeste, con los celtíberos y
carpetanos al este, y con los vacceos y asures al norte.1
Debemos tener en cuenta que los paisajes que hoy observamos no tienen
porqué ser los mismos que en épocas pasadas, tanto la acción del paso del tiempo
como la mano del hombre han ido modificándolo poco a poco y muchas veces cosas
que podrían contarnos narradores del pasado tengamos que darlas por verdaderas en
caso de no encontrarlas en la actualidad como se nos había transmitido.
La mayoría de los lugares que ocuparon los vettones son zonas en alto que
dificultaban la explotación de la tierra por medio de la agricultura, pero que favorecía
imperiosamente a la práctica de la ganadería, cosa que va a marcar de manera
importante a esta cultura, pues la ganadería va a ser un elemento fundamental para su
subsistencia y su economía.
La topografía de los poblados está muy influida por el paisaje, y como
consecuencia lógica, adaptado a éste. Podemos encontrar emplazamientos en
espigones fluviales, en cerro, en acrópolis, en meandros o en laderas. Unas
características que si que guardan todos los castros de esta cultura, como la mayoría
de los desarrollados por los pueblos prerromanos protohistóricos peninsulares, es que
se encuentran cerca de zonas con una fácil accesibilidad al agua y con una buena
panorámica desde la que puedan controlar los recursos de sus zonas y los caminos de
acceso hacia su territorio.
Pero nunca debemos olvidar que aunque muchas veces esté bastante
condicionando el paisaje al modo en que los vettones organizaron su modo de
poblamiento, también debemos contar con la inventiva del propio pueblo y su
capacidad para manipular y cambiar su entorno según sus necesidades y objetivos.
Un ejemplo son las construcciones que se realizan como medios defensivos:
Importantes amurallamientos que delimitan el poblado y lo protegen de
posibles agresiones además de ser un elemento aglutinador y que puede
servir como ostentación del poder de aquellos que viven en el castro o el
1 Figura 1 de la Documentación gráfica
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oppida. Muchos de ellos son bastante impresionantes y ocupan las zonas
más expuestas, dejando otros tramos sin construir ya que el paisaje puede
ofrecer suficiente protección por su orografía y no necesitar de refuerzos
añadidos. Suelen ser murallas bastante espectaculares dimensiones,
algunas de ellas llegando a alcanzar los 5 metros de altura.
El sistema de piedra hincadas2, que es un sistema que se basa en la
colocación de piedras afiladas trabadas unas con otras, más o menos
grandes, a lo largo del perímetro del poblado que impiden un acceso fácil
al mismo.
Los lugares orográficos más comunes que solían aprovechar los vettones para
emplazar sus poblados suelen ser variados, pero siguiendo unas características
bastante parecidas entre los mismos.
En un espigón fluvial va a ser el más común de los modos de asentamiento, ya
que se encuentra en más de la mitad de los yacimientos de esta cultura, como son por
ejemplo La Mesa de Miranda, Picón de la Mora, Yecla la Vieja... entre otros.
Las facilidades de defensas naturales van a ser también muy importantes y con
una proximidad de una corriente fluvial que garantiza una mejor defensa, un alto de
cerro amesetado que permita el mayor control visual posible. Unos ejemplos de este
tipo de asentamiento son Las Cogotas, El Raso, Las Merchanas... Si fuese sobre la
cresta de una zona montañosa los yacimientos más representativos serían Ulaca,
Sanchorreja o el Berrueco, con un importantísimo dominio visual de todos los caminos
y recursos de que dispone a sus alrededores.
2 Figura 2 de la Documentación gráfica
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La Concepción Del Tiempo
El tiempo en la Antigüedad
El tiempo es quizá el elemento más importante que hay que tener en cuenta
para entender la Historia y sus procesos. Por medio del tiempo las culturas van
marcando el devenir de su propia historia y viven según ciclos de tiempo que ellos
mismos establecen para entender mejor el mundo y organizarse de una manera que
les resulte productiva. Es además una fuente en sí misma, porque nos da los modos
de vida que estos pueblos llevaban, y su manera de comprender en cosmos y lo que
les rodeaba, a parte de acercarnos a la religiosidad de los mismos.
Los calendarios son la representación material del tiempo en todas las culturas,
establecen los límites estacionales y los ciclos que una cultura sigue, por la cual
organiza toda su vida. Como es lógico pensar aquel que establecía esas fecha
concretas y controlaba “ el tiempo” era una persona enormemente poderosa, ya que
podía manipular como quisiera ese orden temporal a su antojo. Los sacerdotes de
todas las culturas han sido los encargados de estas divisiones en el tiempo y los que
mayor control sobre los calendarios tenían, por lo que modificarlos con fines políticos o
religiosos no les supondría ninguna dificultad. Los grandes dirigentes cambiarán estas
fechas en su beneficio desde el primer calendario elaborado al último que se realice.
Pero también es verdad que en ocasiones se modificaban por causas que lo que
hacían era beneficiar la estabilidad del mismo calendario y hacerlo más accesible.
En la Antigüedad, casi más que ninguna otra época, la vida se regía por ciclos
estacionales que marcaban el inicio de la siembra, o la época de la cosecha, que
marcaba la actividad o el cese de ésta en una cultura.
Los calendarios con una combinación entre el poder político y el religioso, que
intenta ayudar a ambos, y organizar una sociedad según unas pautas entendibles y
mayoritariamente estables.
Actualmente tenemos una concepción bastante distinta de los que es el paso
del tiempo, por lo que nos es más complicado entender sus cómputos de tiempo con la
mentalidad que ahora tenemos. Los hombres antiguos veían el mundo como una
consecución de hechos que eran unidos por medio de ciclos míticos que rellenaban
las lagunas temporales que se desconocían de su pasado. Y por ello o había barreras
que dividiesen pasado, presente o futuro, pues todo era una continuidad que iba
reflejándose en ciclos históricos. Muchos de esos ciclos que se justifican por un
enraizamiento en un mito servía de elemento legitimador para los gobernantes de
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distintas culturas, por lo que con ello obtenían el poder de una manera más justificada.
Y muchos de ellos también servían para unir al pueblo y dotarlo de identidad.
Los griegos y los romanos van a utilizarlo de una manera muy clara, aunque
todos los pueblos de la antigüedad e incluso ya en la Edad Media se han retrotraído a
pasados míticos para conseguir una centralización del poder en una persona o en una
institución, como fue el caso de Alejandro Magno y el pasado del mítico Aquiles. Otro
ejemplo es la justificación por medio de la Eneida de Virgilio de la supremacía romana
porque eran descendientes de una rama divina como era la de Venus y un gran
guerrero troyano.
El pasado y el presente son elementos con los que los que han manipulado los
calendarios han jugado siempre como si fuese una manera de poder. Por ello no
podemos referirnos a que haya un solo concepto de tiempo, ya que depende no sólo
de lo computable si no también de las culturas que lo transforman en algo que es más
un concepto determinado por una cultura y sus gentes.
Pero aquí, en este estudio, lo que nos interesa es, sobretodo, el tiempo como
elemento que nos ayuda a datar, un uso del tiempo desde el punto de vista de la
cronología, el estudio del tiempo como tal. Está claro que con lo expuesto arriba ello
queda considerablemente matizado sobre si es un método realmente empírico.
Podemos encontrar dos tipos de cronología dentro de los estudios
arqueológicos:
La cronología relativa se obtiene por medio de la comparativa de diversos
materiales arqueológicos encontrados que nos sirven como referencia
cronológica a otros. Como indicadores de secuencias temporales, que se
pueden aplicar muy bien en la evolución de los materiales manufacturados,
como por ejemplo es la cerámica, uno de los grandes elementos que
marcan cronologías relativas en arqueología. ¿Cómo se establecen pues
estas cronologías? Con el estudio de las secuencias estratigráficas y de los
cambios que se va produciendo en la cultura material. El resultado
cronológico obtenido no es absoluto, por lo que hay que hacer una
comparativa y obtener un estudio sincrónico con respecto a otras piezas de
ese mismo periodo y de otros.
La cronología absoluta da una mayor precisión conduciéndonos a fechas
determinadas con pocos fallos de fechación y que puede independizarse
del contexto arqueológico con una mayor facilidad. Se pueden obtener
cronologías absolutas de muchas maneras: por medio de exámenes
físicoquímicos como puede ser el carbono 14 o la termoluminiscencia; de
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elementos de la naturaleza y su estudio como; por ejemplo; el estudio de
pólenes o de las maderas de los árboles y sus marcas (dendrocronología);
por medio de textos que nos den la fecha exacta de una acontecimiento
como pueda ser la fundación de una ciudad, una batalla o la subida o caída
del poder de un gobernante destacado.
Las fechas absolutas dan al historiador la oportunidad de elaborar una
evolución diacrónica que nos marque los cambios de una cultura en un tiempo más
concreto o en una zona determinada que se quiera estudiar.
Hay tres manera de medir el tiempo por medio de ciclos, que se diferencian por
su duración en el tiempo:
Ciclo corto: es aquel que marcan unos momentos más concretos, aquellos
que se pueden medir con un reloj como pueden ser las horas y los minutos.
Ciclo medio: son los días, los meses, aquellos que mide el calendario, que
pueden ser a su vez de dos tipos, lunares o solares.
Ciclo largo: es el que está formado por una continuación de ciclos medios,
que conforman periodos de tiempo mucho más amplios, lo que podría
denominarse Eras.
Al dividir el tiempo en estos ciclos y comprender el paso del mismo, los
calendarios comenzaron a utilizarse sistematizando estos periodos y que conseguía
organizar el tiempo de una manera que el hombre comprendiese y pudiera seguir.
Como consecuencia y con la medida de estos ciclos basados en los fenómenos como
el día y la noche se comenzaron a establecer los meses y los años.
Ya sabemos que un día es el transcurso de tiempo que va desde un amanecer
a otro, pero los meses y los años fueron concepciones que fueron cambiando según
cada cultura y dependiendo de la época que estemos investigando.
En el calendario romano que es el que se va a implantar después de la
conquista, por todos los territorios ocupados, toma la fecha de la fundación de Roma
como el punto inicial para contar las eras, establecida por ellos en nuestro 753 a.C., lo
que se le suele denominar “ad urbe condita”.
Otra de las divisiones importantes y que marcan una Era es la llamada Era
Hispánica que se inicia en el 38 a.C. por un cambio administrativo. Aunque quizá la
más importante para nosotros sea la cronología que establece la Era Cristiana creado
este cómputo por Dionisio el Exiguo, pero con el pequeño problema de que no añadió
el año cero y eso a creado algunos problemas en los cambios de siglos y milenios y
sus nomenclaturas. Pensó que el año de la fundación de Roma se produjo en el 753
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a.C, y estableció en nacimiento de Cristo como el siglo I. Con este cómputo la vida y la
historia se dividió en las dos maneras que tenemos de medir el tiempo, el antes de
Cristo o a.C., y el después de Cristo o d.C.
La manera de medir el tiempo en el pueblo vettón
Los vettones son un pueblo del cual se conocen pocas cosas a ciencia segura,
pero todo parece demostrar que el componente celta en éste es innegable y por lo
tanto lo más seguro es que estableciesen su tiempo según los cómputos que los
pueblos celtas compartían por sus creencias. También es comprensible que aunque
las grandes fechas de las celebraciones celtas las compartiesen otras se hayan podido
modificar en función de las necesidades propias de los mismos vettones.
Sin embargo, lo que aquí podemos reflejar con mayor fiabilidad es que, por lo
menos antes de la llegada romana a la península y la ocupación de las tierras por
ellos, lo más probable era que se guiaran por el calendario galo de carácter litúrgico
que se encuentra reflejado en la pieza arqueológica conocida como el calendario de
Coligny3.
Este calendario celta es tanto lunar como solar, con los meses marcados por
los ciclos lunares y un número variable de meses a lo largo del año que tenían que ir
ajustando según las estaciones. Como resultado encontrábamos que había sesenta y
dos meses en un periodo de cinco años, pero que cada vez que se cumplían esos
cinco años había que intercalar un par de meses que contaban con treinta días. A
estos meses se les llamaban Mid y Ciallos. A pesar de todos esos cambios que
pueden resultar muy complicados las duraciones del año eran bastante parecidas a las
nuestras en la actualidad4.
Mes Días actuales Árbol asociado
Beth 24 diciembre- 20 enero Abedul
Luuius 21 enero- 17 febrero Serbal
Nion 18 febrero- 17 marzo Fresno
Fearn 18 marzo- 14 abril Aliso
Saille 15 abril- 12 mayo Sauce
Vath 13 mayo- 9 junio Espino
3 Figura 3 de Documentación gráfica
4 Figura 4 de Documentación gráfica
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Duir 10 junio- 7 julio Roble
Tinne 8 julio- 4 agosto Acebo
Coll 5 agosto- 1 septiembre Avellano
Muin 2 septiembre-29 septiembre Viña
Gort 30 septiembre- 27 octubre Hiedra
Ngetal 28 octubre- 24 noviembre Carrizo
Ruis 25 noviembre- 23 diciembre Sauco
5
Algunos de los datos informativos que se han obtenido sobre la manera en que
los celtas organizaban su calendario son detallados por Julio Cesar en su obra “La
guerra de las Galias” lo que se podría aplicar a los celtas peninsulares.
Un ejemplo son las grandes festividades celtas por antonomasia que
corresponden con los fenómenos astronómicos y naturales más destacados en casi
todas las culturas como son los equinoccios y solsticios que marcan los cambios de
verano, primavera, otoño e invierno; y los ciclos de las cosechas. A parte de algunas
celebraciones intermedias como Litha (21 de junio) o Yule (21 de diciembre) que
corresponden a los equinoccios, estas son las festividades más conocidas y
celebradas por los celtas:
Samonios o Samhain: corresponde con la noche que va del 31 de octubre
al 1 de noviembre, y marcaba el año nuevo celta, el inicio de la Era de la
oscuridad. Actualmente coincide con la fiesta de Todos los Santos cristiana,
que es una adaptación de este momento en que lo vivo y los muerto está
más cercano uno de otro.
Imbolc: se celebraba el que sería nuestro 1 de febrero, que en el
calendario cristiano es representado por la fiesta de la Candelaria. En esta
fiesta se celebra la unión familiar y clánica, con un carácter más doméstico.
Beltaine o Beltane: es la celebración contraria a Samonios y se produce la
noche del 31 de abril al 1 de mayo. Es otra de las grandes fiestas, en la
cual se celebra la llegada de los meses luminosos y del renacer de la tierra
para que ese año pueda dar frutos, es un rito de fertilidad además de gran
importancia religiosa, pues era la fiesta principal de los druidas. Fertilidad y
conocimiento.
Lugnasa o Lughnasadh: es el 10 de agosto que contiene un gran
simbolismo hacia las clases dirigentes y los guerreros, personas de enorme
5 Graves, R. La diosa blanca
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importancia en estas culturas, ya que son los que ostentan el poder y
protegen a la población contra el caos y los otros pueblos. Se celebraba en
honor del dios Lug que es representaba el astro solar y tenía gran relación
con la fecha en la que la recolección comenzaba.
Además de esta forma de organizar su tiempo, con la llegada romana los
conquistadores implantarán su calendario a los pueblos sometidos y éstos se
adaptarán a esta nueva concepción temporal. Es la que actualmente utilizamos para
guiarnos, por lo menos en la base, ya que ha sido modificada en varias ocasiones
posteriores a lo largo de toda la historia y sobre todo en época cristiana y medieval.
Un calendario de 365, a excepción de que cada cuatro años se añadiese un día
más en el mes de Febrero y resultase un año bisiesto. Éste fue elaborado por Julio
Cesar en la llamada reforma juliana, con ayuda de alejandrino Sosígenes, que se
acabó implantando en el año 46 a.C. Se divide el año en meses de treinta y treinta y
un días, y dentro de cada uno de ellos hay tres días que son especiales: kanlendae,
idus y nonae, lo que dividía el propio mes en tres periodos distintos. De hecho la
palabra calendario viene de la palabra kalenda.
Estas divisiones se debía a causas tanto políticas como religiosas:
Idus: Es la fecha que marca la mitad del mes que depende de cual sea cae
en quince o en trece. El periodo conocido como idus son los nueve días que
hay hasta las nonas, más concretamente.
Nona: Es la primera mitad del mes, el tiempo que queda para llegar hasta
kalendas. El día nonae suele ser el siete o el cinco de cada mes,
dependiendo de cuál sea el mes.
Kalenda: El periodo de calendas son los quince días anteriores a la llegada
de la fecha de kalendas como tal que sería el primero de mes. El último día
del mes se le conoce como previe kalendas
A pesar de que la romanización tuvo un gran impacto en la manera de
organizar el tiempo y su vida para estos pueblos prerromanos, no se llegó a imponer
de manera tan dura que hiciese que desapareciesen las antiguas tradiciones. Como
bien es sabido, los romanos se caracterizaron siempre por su gran capacidad de
adaptación y asimilación de otras culturas, que fue la causa de su éxito durante tanto
tiempo, por lo que muchas de las costumbres locales y fiestas se pudieron combinar y
hacer coincidir con pequeñas variaciones con fechas importantes para ambos bandos.
No se sabe exactamente si los vettones siguieron los modelos del calendario
romano, todo parece indicar que sí, como el resto de sus vecinos limítrofes, pero lo
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que si es claro es que aunque se impusieran esos cómputos la identidad de la
población vettona seguía entendiendo el tiempo y celebrando las festividades
tradicionales como había hecho anteriormente. La perduración de los ritos me parece
una confirmación de que su manera de entender el tiempo y el espacio no pudo
eliminarse con la imposición de la cultura romana.
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La Historiografía para el estudio de los vettones
La historiografía de los pueblos de la Antigüedad
La Historiografía se encarga del estudio de la propia Historia por medio de las
fuentes escritas, los restos de documentos escritos que han llegado hasta nosotros a
lo largo del tiempo.
Los textos que nos llegaron desde la antigüedad muchas veces han sido
manipulados, recortados u ocultados por los propios historiadores para cumplir unos
objetivos determinados. Pero no todo ha sido hecho voluntariamente, pues muchos de
los textos que nos han llegado son sólo pequeños fragmentos de obras enteras que en
su conjunto podían cambiar mucho el sentido de lo que ahora conservamos.
Con respecto a otros métodos que ayudan a elaborar la Historia es quizá uno
de los más fácilmente manipulables, y por lo tanto debemos tener mucho cuidado a la
hora de interpretar lo que los autores nos dicen en los textos. Aunque es enormemente
útil y nunca se puede dejar de lado si se quieren obtener unos estudios completos.
Otra de las grande ventajas que nos ofrece la historiografía es que nos
transmiten imágenes, pensamientos y datos de una época y unas circunstancias que
nosotros no hemos conocido, pero que los autores han vivido de primera mano, o por
lo menos se han informado en un contexto contemporáneo a los sucesos acaecidos.
Los autores griegos y romanos fueron los primeros historiadores como tales, y
también fueron los primeros en elaborar tratados y libros interesándose por la Historia
como tal, separándose de los mitos y tratando de ser lo más objetivos posibles. Narran
los pueblos nuevos que fueron descubriendo con sus distintas expansiones, los viajes,
las costumbres, las ciudades, la geografía... Todo ello es de vital importancia si se
quieren, por ejemplo, descubrir nuevos yacimientos o profundizar en el modus vivendi
de los pueblos que conocieron.
Debido a lo que anteriormente he mencionado es importante tener en cuenta
que la información que podemos obtener debe ser parada por un tamiz antes de sacar
conclusiones o dar por verdadero todo aquello que leamos.
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Las referencias de los autores clásicos sobre los vettones
Los romanos entrarán en contacto con los pueblos de la Península Ibérica a
través de las guerras contra los cartagineses, y a partir de ahí con la conquista
posterior de la misma.
Los historiadores greco-romanos fueron documentando lo que podía ir
observando en sus viajes o de la información que les iba llegando a Roma y que les
resultaba útiles.
Entre estos pueblos y estos grupos con los cuales entraron en contacto se
encontraban los vettones, que participaron activamente en los procesos de resistencia
antes el avance de las tropas romanas y prestando su ayuda a pueblos vecinos
peninsulares como los vacceos o los celtíberos.
Podemos dividir a estos estudiosos en dos épocas que son también pautas de
diferenciación para dos periodos muy distintos de la historia latina: autores de época
republicana y los autores de época imperial.
Autores republicanos:
Cornelio Nepote
Estabón
Cayo Julio Cesar
Posidonio
Tito Livio
Autores imperiales:
Lucano
Plinio
Silio Itálico
Apiano
Otros
Cornelio Nepote menciona a los vettones cuando habla sobre la muerte de
Amílcar Barca por su lucha contra éstos, aunque aún no se sabe cuanto tiene de
mítico este personaje. Su obra prioncipal es De viribus ilustribus, que narra las
importantes batallas que se desarrollaron contra los pueblos de la península con el
pretor de la Ulterior Marco Fulvio.
La visión que se nos transmite con estos escritos es la de que los vettones eran
un pueblo bastante belicoso y bastante buenos combatientes, y que les implicará
posteriormente en la participación en las grandes guerras de conquista como van a ser
la lusitana y la celtibérica.
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Cesar en su Bellum Civile nos ofrece otra de las muestras más directas sobre
los pobladores de la Vettonia y la vincula más hacia el occidente, más en relación con
los lusitanos y hasta el Saltus Castulonensis, una de las zonas principales de las
luchas de los latinos y los pueblos prerromanos, como fueron la Beturia y la
Carpetania. Es lógico ya que es una vía de paso obligado para conducirse hacia la
Citerior, como indicaba el propio Julio Cesar.
Vuelven a ser citados en las guerras sertorianas, ya que junto con los lusitanos
se unirán a las tropas de Sertorio, siendo firmes durante mucho tiempo a los que se
convertían en rebeldes de los romanos. Primero en este caso y luego quizá como
auxilia para las tropas de Pompeyo.
Después de estas menciones no encontramos más que pequeñas referencias a
ellos como otro más de los pueblos que residen en la provincia Ulterior y que pasan a
ser parte del convento emeritense.
Estrabón será otro de los grandes referentes en cuanto a la historiografía
romana, a pesar de que escriba en griego ya que es su lengua nativa. Su obra más
importante y extensa es su Geografía, en la que hay un libro que trata específicamente
de la Península Ibérica y al que debemos hacer más caso que al resto en el tema que
nos interesa. Una cosa bastante a tener en cuenta de este autor es que nunca estuvo
en la Península, por lo que aunque tenga buenas fuentes y fiables no debemos olvidar
que no estuvo allí para comprobar in situ sus comentarios y estudios.
La información más completa que nos ofrecen estos autores es en gran parte
de carácter geográfica, más concretamente Estrabón y Plinio, y la importancia de ésta
en la política romana. Pero dentro que los estudios geográficos en esos tiempos
también se incluían tratados aunque cortos sobre las culturas que allí habitaban y sus
costumbres, lo que se podría venir denominando un estudio etnográfico y
antropológico de las regiones peninsulares.
Ptolomeo, ya a mediados del siglo II d.C., hace un estudio sobre las ciudades
con nombres vettonas basándose en etnónimos de esta cultura para relacionar estos
centro entre sí y establecer un territorio determinado gracias a ello.
Un par de referencias curiosas sobre los vettones que son más bien anécdotas
curiosas, pero que hacen destacar a este pueblo son uno sobre el relato de las yeguas
de poniente y el otro sobre la llamada planta vettonica.
Silio Itálico relata la leyenda que era propia de los lusitanos en el que se
cuenta que el viento fecundaba a las yeguas, de tan fértiles que eran, y que ya había
sido mencionado en otras fuentes. Pero en este caso y por este autor se vuelve
también extensible a los vettones este mito.
La otra anécdota literaria, pero está sí mucho más real, es la de la planta
vettonica a la cual se le atribuyen muchas propiedades sanadoras, como remedio
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contra venenos, infecciones, tónicos... Muchos autores consideran que el nombre de
pueblo vettón viene dado por esta planta y por situarse donde crecía ésta.
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Iconografía
Los verracos como símbolo y su significado
Si hay algo que marca a esta cultura desde siempre y que ha llamado bastante
la atención desde que el interés por la historia han sido los conocidos como verracos,
desde la cita más antigua que se conserva de ellos en textos antiguos en el siglo XIII
Los verracos6 son esculturas de gran tamaño esculpidas en piedra representan
animales de la vida cotidiana vettona, pero cargados de un gran potencial significativo
e iconográfico; son toros, cerdos, jabalíes, toricos...
Están distribuidos por todo el territorio vettón e incluso se pueden encontrar en
zonas que pertenecen a otras culturas vecinas tales como los vacceos, los lusitanos o
los astures, entre otros. Podemos ver que las provincias que tienen este tipo de
esculturas son muchas: Ávila, Salamanca, Zamora, Cáceres, Orense, Segovia,
Toledo, Burgos y Pontevedra; y las zonas portuguesas de Tras-os-Montes, Beira Alta,
Minho y Douri Litoral. A pesar de esta gran difusión de estas esculturas el mayor
porcentaje de ellas se encuentran dentro de los territorios propiamente vettones.
Los estudiosos han creado una tipología que ha conseguido hacer una
clasificación de estos animales pétreos, y con ello se ha conseguido alcanzar una
cronología relativa. Los que están elaborados con un mejor tallaje y de mayor tamaño,
con un soporte central son los que se pueden incluir en el primer grupo y se datan con
unas fechas de entre el IV y el II a.C. Aquellos más pequeños, con un gran
geometrismo y un pedestal macizo parecen ser de época altoimperial, según los
estudios de Martín Valls. Otros especialistas ha preferido clasificarlos según los
animales a los cuales representan como es, por ejemplo, Hernández en 1982 cuando
estableció su tipología sobre los verracos. Matos da Silva años después aplicará un
método parecido de catalogación para los verracos encontrados en zona portuguesa.
Otros de los que han prestado especial atención a estas esculturas son Arias
Cabezudo y Blanco.
¿Cuál es el origen de estos verracos? Es una de las preguntas fundamentales
que se han hecho muchos historiadores y que encuentra sus posibles respuestas,
muchos de ellos tratando de relacionar estas esculturas con las representaciones
pétreas del ámbito ibérico. Se basan en ello en la comparativa con algunos toros y
leones andaluces.
Como otros estudiosos piensan no se puede rechazar totalmente la idea de la
difusión de determinadas influencias meridionales, como por ejemplo puedan ser
6 Figuras 5 y 6 de Documentación gráfica
18
determinados préstamos artísticos. Pero estaría bien aclarar un par de cosas que
muchos han destacado y con las cuales estoy muy de acuerdo.
“Parece que, en efecto, el sur fue inicialmente el foco transmisor hacia el
interior del trabajo escultórico sobre bloque exento en el tránsito del siglo V- IV a.C.;
pero a este influjo continúa una labor de adaptación local por parte de los tallistas
meseteños, tal y como ocurre por ejemplo en la orfebrería vetona de raíz tartesio-
meridional” 7
Se puede observar cuando sed miran las piezas con detenimiento vemos que
los ejemplos occidentales son más esquemáticos y simbólicos, más que una
representación centrada en el realismo, ya que seguramente lo que querían
representar era más lo que el animal simbolizaba y significaba que el animal como tal.
Parece que hay unas características que se mantienen dentro de la elaboración
de estos verracos y que les diferencia de la escultura ibera:
El material empleado es casi exclusivamente granito, cuando entre los
iberos se solía utilizar mayoritariamente la arenisca.
Formalmente los suidos ganan terreno a los bóvidos, que son más clásicos
de la zona ibérica a al hora de representarlos.
El estilismo no es muy conseguido, pero más que por que no se tenga la
técnica necesaria, sería más lógico pensar que es porque no se busca eso,
si no transmitir un mensaje más que representar.
Desde que estas piezas de la cultura vettona se encontraron se ha especulado sobre
que podrían significar o representar para su cultura, el porqué de su existencia. Se han
encontrado varios posibles significados según el sentido que hayan dado a la pieza:
1. Sentido económico- territorial. Fue valorada mucho al principio, pero luego
cayó en desuso esta teoría hasta que ha sido puesta en valor de nuevo de
hace relativamente poco. Los verracos podían representar hitos
geográficos o territoriales étnicos, para unos; para otros pueden cumplir
mejor la manera de delimitadores de rutas o caminos entre los pueblos
celtas peninsulares (extendiendo los verracos a todos los pueblos y no
como elemento vettón únicamente). En la actualidad Álvarez Sanchís ha
optado por una óptica de aprovechamiento agropecuario, marcando los
lugares en los que estos verracos fuero encontrados como demarcadores
de pastos de invierno y como símbolo de riqueza orientada hacia la
importancia de la posesión de ganado y tierras para estos grupos
prerromanos. Hay gente que cree que esta teoría no es del todo factible y
prefiere considerar la amplitud de los contextos en los cuales se
19
encontraron las piezas, en lugar de las zonas locales. Verlos como el
conjunto total de verracos y vincularlos con todo el territorio donde se
encontraron.
2. El sentido religioso es otro de los cuales se deben tener en cuenta y que ha
sido bastante discutido, aunque hay una serie de matizaciones. Los
estudios de cabré y posteriormente en la misma dirección de Maluquer, que
se basaron en los verracos encontrados en Las Cogotas y la Mesa de
Miranda les otorgaron una capacidad mágico- religiosa en parte por la
especial atención en que los órganos reproductores de los animales. Esto
significaría una simbología direccionada hacia la importancia de la
procreación y de la productividad de los campos y de los ganaderos.
Diodoro ya menciona la especial atención que se le brindaba al toro en el
interior de la Península desde antiguo. El hallazgo de un verraco en el
interior de una cámara en una yacimiento portugués, parece confirmar este
posible culto. Caro Baroja opina que son símbolos sacro- religiosos
además de protectores del territorio. En otro hallazgo, esta vez en
Tornadizos, en la provincia de Ávila, fue incluso mucho más importante
para corroborar esta teoría, ya que en un recinto cuadrangular de esquinas
redondeadas se encontraron más de una veintena de estas esculturas.
3. El último de los posibles sentidos que se han encontrado a los verracos es
el que tiene que ver con el mundo funerario. A sido siempre muy
respaldada esta teoría desde los primeros tiempos de estas
investigaciones, sobretodo enormemente apoyada por las inscripciones
latinas encontradas con esta temática esculpidas en ellos. Aunque que
estas inscripciones de encuentren realizadas en latín hace pensar que la
categoría funeraria fuese posterior a su objetivo primordial, y que surgiese
después de una cierta romanización. El ejemplo más importante es el que
encontramos en el conjunto de verracos de Martiherrero en Ávila, en los
que junto a estos verracos aparecieron cremaciones que se encontraban
justo debajo de estos, además de alguna inscripción funeraria y materiales
que fechas estos enterramientos en el II o III d.C. según Martín Valls y
Pérez Herrero.
Como conclusión me parece más lógico pensar que los verracos deben tener
una mezcla de los distintos significados que podemos observar en los párrafos
anteriores. Y podemos observar la enorme importancia que el simbolismo tenía en la
antigüedad para los pueblos en general, y en especial en las culturas celtas, y en
7 Sanchez Moreno, E. Vetones, historia y arqueología de una pueblo prerromano, (1998),p.142
20
consecuencia los celtas peninsulares prerromanos; como son el que aquí nos ocupa
en esta investigación. Por lo que tanto un significado territorial, como uno funerario y
otro cultual o religioso pueden ser factibles y complementarse entre sí obteniendo una
interpretación más cercana y más general.
21
Epigrafía
La epigrafía en territorio vettón
Se conoce como epigrafía a ciencia que estudia las inscripciones o percepción
sensible de la escritura cuando se plasma sobre materiales perdurables tales como la
roca.
La epigrafía es una ciencia reconocida por los especialistas en los
estudios de la historia, pero además sirve como una ciencia auxiliar para la
arqueología y para la reconstrucción histórica. Como toda ciencia debe seguir una
serie de pautas, que son conocidas como “método epigráfico”, y que consiste en
determinados puntos a seguir para una mayor fiabilidad a la hora de realizar sus
estudios:
- Una detallada descripción del epígrafe, hablando sobre las medidas del
mismo, las características principales, las circunstancias del hallazgo y
su contexto histórico si es que se puede obtener, número y medida de
las líneas del mismo.
- Transcripción del epígrafe, escribiendo todo tal y como aparece sin
variar nada, como si se realizase una fotografía del mismo, y
respetando la numeración de las líneas de las frases.
- Por supuesto, todas las copias que se hagan de el textos y los dibujos
deben realizarse a escala, para que no haya dudas sobre los tamaños
ni las proporciones de la pieza.
- Desarrollo de la escritura y si es posible la reconstrucción tanto de las
abreviaturas como de las lagunas que poseyese el texto, por medio de
un código ya establecido previamente de signos especificados por la
especialidad o el estudioso.
- Se debe intentar traducir el texto literalmente sin ningún tipo de intento
de interpretación.
- Se debe realizar un estudio paleográfico, sobre la distribución de texto y
si ello puede marcar en ello de alguna manera el significado del texto o
del contexto dando más datos sobre él.
- El comentario arqueológico es básico para ampliar la información, ya
no sólo centrándose en el epígrafe en sí, si no además en todo aquello
que lo rodea y lo dota de una significado más completo y amplio, como
puedan ser decoraciones o símbolos de carácter iconográfico.
22
La epigrafía como acabamos de comprobar es un elemento muy útil que puede
complementar a la arqueología y a la historia, pero también sucede al contrario. La
arqueología complementa la información que un epígrafe nos ofrece, ya que además
de entender lo que el texto en sí nos puede querer decir, ya que por ejemplo nos
ofrece la oportunidad de estudiar el soporte del mismo, por ejemplo. Además si se
conoce la lengua del texto en el que está escrito se puede convertir en una fuente de
carácter literario e identificar nombre de personas, yacimientos, zonas de recursos y
ampliar los estudios sobre el entorno del territorio en que fue encontrado la pieza, o
sobre su cultura.
Los testimonios que podemos encontrar del pueblo vettón en cuanto a lo que la
epigrafía se refiere son bastante escasos y la mayoría son ya en latín de una época en
la que la ocupación romana estaba claramente asentada.
Hay un problema importante con respecto a la lingüística de los pueblos
prerromanos de la Península, ya que de muchos de ellos se desconoce la lengua que
tenían y mucho menos se conoce la escritura, en el caso de encontrar un pueblo con
ella, que practicaban.
En zonas vettonas se puede comprobar que los testimonios lingüísticos marcan
claramente un idioma de origen indoeuropeo, lo que no significa que tuviesen un único
habla. Se ha venido demostrando en los últimos años que de hecho hay dos ramas
dentro del indoeuropeo en Hispania que se diferencian tanto en tiempo como en
estilo:
Una rama más arcaica que se podría considerar pre-céltico, aunque por
algunos autores la denominación cambia a “antiguo europeo”, y que se ha
relacionado con el lusitano; que fue descubierta por unas inscripciones latinas
tardías de carácter ritual en el yacimiento portugués de Cabeço das Fraguas y
Lamas de Moledo entre otras.
El celtíbero es la otra rama aceptada como indoeuropea y que ha sido
reconocido desde el siglo II a.C., se identifica con una lengua céltica de la
periferia con importantes signos de arcaísmo, como es la pérdida de la /p/
parecido a un céltico lepóntico. Por medio de la toponimia y la antroponimia al
área vettona se le considera que tiene cierto nivel de celtiberización.
Las inscripciones más antiguas que se han encontrado de carácter epigráfico que
no hallan sido escritas en latín marcan evidencias de la escritura del sudoeste, o
tartésica.
Con estos datos podemos intentar averiguar cual era la lengua de los vettones. La
posibilidad es variada, que se comunicaran en una lengua como la precelta, que lo
23
hicieran por medio del celtíbero, por un dialecto que combinase las características de
las dos ramas, o quizá por una lenguaje independiente de ellos, uno propio o
autóctono.
Los que si está muy claro es que los vettones eran un pueblo que utilizaban una
lengua hispano- celta. Pero parece claro deducir que por su situación geográfica y sus
relaciones con los pueblos que les rodeaban, sobretodo con los celtíberos. De todos
modos se conoce demasiado poco sobre la epigrafía de este pueblo como para sacar
conclusiones definitivas que aclaren este apartado de la cultura que estamos
estudiando.
Sin embargo la mayoría de los documentos que encontramos pertenecen ya a una
época romanizada, muchas de ellas de carácter funerario8. Aunque un par de
documentos nos han dado datos de la época de transición; como es, por ejemplo, el
topónimo prelatino Lacimurga del núcleo de sur de territorio vettón que se ha
comentado como una posible influencia tartésica de la zona cercana a Extremadura.
Otros epígrafes parecen variantes de escrituras o dialectos levantinos, pero con
muchas dudas que se fechan alrededor del Hierro II, muy cercano ya a la época de
contactos con los romanos. Parece claro que la zona sur del territorio vettón tiene un
mayor número de epígrafes gracias a sus contactos con los pueblos del sur de la
península, encontrándose, por ejemplo un número determinado de jalones con
inscripciones, con una cierta adaptación de la escritura ibérica y en otras zonas con
una influencia más greco fenicia.
En estos pueblos la escritura está muy poco extendida y parece que los grupos
dirigentes podrían ser los que la empleasen más o los que tuvieran el monopolio de su
conocimiento, siendo enormemente restringido y como elemento de prestigio.
Cuando el latín se implanta por el establecimiento de los romanos la epigrafía
cambiará, como es lógico, pero aun así podemos encontrar toponímia y teonímia
indígena, y en estos momentos lo hacen de una manera más amplia y más extendida
para un público mayor. Sin embargo casi el cien por cien de los epígrafes que
encontramos en zona vettona están escritos en lengua indoeuropea que simplemente
se transcriben a alfabeto latino; muchas de estas se encuentran que son de carácter
funerario, la gran mayoría encontrados en la provincia de Ávila.
Estas estelas parece que tienen una cronología que abarcaría desde mediados del
siglo I d.C hasta finales del III, principios del IV d.C.
Aun queda mucho por investigar y descubrir en este campo de la epigrafía
prerromana peninsular y más concretamente en el referido a los pueblos occidentales
y centrales de ésta que son los que más carecen de testimonios de este tipo.
8 Figura 7 de Documentación gráfica
24
Arqueología
La Arqueología para comprender la Historia
La Arqueología es otro de los medios de los que la Historia se sirve para
obtener información y que se pueda completar lo más fielmente posible. Pero lo que
hay que observar es hasta que punto la Historia complementa a la Arqueología y
viceversa.
Los restos que se recuperan en las excavaciones dan muchísima información
sobre la cultura material de los pueblos que se investigan, y muchas veces confirman
o niegan hechos y datos que se suponían ya sabidos.
Cuando una excavación arqueológica se lleva a cabo se cumplen una serie de
pautas que marcan una metodología y técnica específicas que la convierten en una
ciencia como tal. Se basa en unos principios estratigráficos que se trata de ir
eliminando las distintas capas de tierra y estudiándolas de una manera sistemática, lo
que ayuda a crear una cronología relativa de los objetos encontrados y del yacimiento
de forma global. Lo normal es que lo más antiguo es lo que está más profundo y lo que
se encuentra más superficialmente lo más nuevo, pero en ocasiones se puede dar una
estratigrafía en negativo, como puede suceder en pozos o silos.
Con un buen estudio arqueológico podemos reconstruir, por medio de los
elementos materiales, una sociedad, su modo de vida, su organización social, política
y religiosa, su economía, Y con un trabajo destacado en las necrópolis además se
puede recopilar información de su demografía y sus creencias religiosas, entre otras
muchas cosas.
La Arqueología nos ofrece una reconstrucción muy completa de las sociedades
que se estudian, y es una de las herramientas más importantes, si no la más
importante, para conocer los pueblos que no tienen escritura, ya que muchas veces es
la casi única herramienta de que disponemos para acercarnos a éstos.
25
La arqueología del pueblo vettón
En el comienzo del trabajo he comenzado a hablar sobre el paisaje y el
territorio vettón, y con ello he descrito a grandes rasgos los distintos tipos de
poblamientos que se han dado en su zona.
Desde una óptica más arqueológica podemos centrarnos ya en un análisis más
profundo de las estructuras internas de los castros y oppida de este pueblo. El
esquema general de los castros excavados es bastante homogéneo, al igual que las
construcciones domésticas. Éstas son de base rectangular, con un orden interno
establecido previamente, que se puede observar en la cimentación de estas
estructuras que se levantan sobre zócalos de piedra y que luego se terminan con
alzados de adobe o de tapial. En el interior se puede observar una generalización
hacia que las paredes sean cubiertas con un elucido de cal, los suelos son de tierra
apisonada y los techos de urdimbre vegetal y vigas de madera, muchas veces con
manteados de barro para reforzar su capacidad aislante. En todo ello mantenían su
tendencia general de amoldarse al medio en el que establecen sus asentamientos,
aprovechando las facilidades topográficas.
El mundo funerario lo conocemos al desenterrar las necrópolis, que en este
caso son espacios que se han dedicado a la cremación y no a la inhumacion, y cuya
forma de organizarse también pueden dar muchos datos de la mentalidad de los
vettones. Por desgracia aun no conocemos demasiado sobre los cementerios de este
pueblo, y queda mucho por investigar ya que no contamos más que con ocho
yacimientos de este tipo en proceso de investigación. Al contrario que en otros pueblos
peninsulares, incluso vecinos como los vacceos, en los yacimientos vettones no se
han encontrado enterramientos infantiles bajo las casas. Las necrópolis datadas más
antiguas nos remontan hasta el V a.C. Son focos que aglutinan enterramientos tanto
familiares como individuales, lo que nos marca una sociedad plural. Más adelante9,
podemos observar que no todos los individuos eran enterrados, lo que hay que tener
en cuenta a la hora de interpretar los restos.
La producción cerámica es otro de los puntos más destacados en la
arqueología vettona, sobre todo por la gran cantidad de piezas de este material que se
encuentran en los yacimientos. La cerámica vettona ha ido sufriendo modificaciones
desde el Calcolítico10 hasta la romanización, entre la que destaca sobre todo la
cerámica peinada o a peine11. Encontramos producciones tanto de piezas hechas a
9 En el apartado dedicado al mundo cultual hay un estudio más pormenorizado de los cementerios y sus
interpretaciones. En Necrópolis y el mundo más allá de la muerte. 10
No se puede considerar que la cerámica calcolítica sea vettona como tal, pero es para conseguir
establecer una cierta evolución tipológica de estas manufacturas hasta la época que nos toca estudiar. 11
Figura 8 de Documentación gráfica
26
mano como realizadas a trono, que aparecen a partir del siglo IV a.C. cuando ya se
generalizan. Las decoraciones con esta técnica son muy variadas: espigas, zig zags,
trenzados, figuras geométricas, etc. Se pueden combinar con otras técnicas
decorativas como son las incrustaciones de trozos de bronce o cobre, estampillados,
punteados... Conforme va avanzando el tiempo parece que las piezas tienden a
barroquizarse, principalmente con la mayor profusión de bandas y frisos peinados.
Como es lógico las producciones realizadas a torno son mucho más esmeradas y
delicadas, pero no va a desplazar a la cerámica de mano. En cuanto a estas piezas
más modernas encontramos las llamadas como cerámicas grises al ser cocidas por
medio de la reducción, pero que recoge decoraciones tradicionales, aunque algunas
incluso podemos hallarlas bruñidas. Otras cerámicas son las decoradas con motivos
de temática y técnica ibérica, pintados a pre-cocción y de una pasta clara, ello marca
un cierto grado de celtiberización llegados por el sur12 desde rutas como será la Vía de
la Plata. Contamos con abundante número de piezas y que cumplen gran variedad de
funciones como son las vasijas, vasos... y todo tipo de cerámica de cocina o común.
Los elementos metálicos son muy destacables en esta cultura, ya que se
destacan por importantes y bellas producciones de armas y de herramientas13 tanto
para uso bélico como para el trabajo diario. La mayoría de las armas que se
documentan son de carácter ofensivo, como son las espadas, lanzas o soliferreum, o
dagas; muchas de ellas ricamente decoradas incluso con incrustaciones de oro y plata
en la vaina o la empuñadura; y han sido halladas en las necrópolis formando parte de
ajuares destacados. La espada vettona observamos que es una adaptación de la
espada de La Tène, de filos rectos y paralelos. Luego encontramos también espadas
afalcatadas y de frontón, junto con sus complementos como tahalies o cuchillos. En el
armamento defensivo habría que destacar las escasas apariciones de cascos, a favor
de placas pectorales de bronce y trozos de caetras compuestos por umbos en su
mayoría, a parte de las tiras que sostienen el escudo. Los arreos de caballos marcan
una categoría social definida por la propiedad de dicho animal y la capacidad y el
aprendizaje del combate con montura14, partes de las bridas bridas y bocados
confeccionados con metales como el bronce o el hierrro es lo que ha llegado hasta
nosotros.
Los elementos de adorno son muy importantes y los podemos encontrar
elaborados tanto en metales corrientes como el hierro, el bronce o el cobre, como en
metales preciosos como el oro o la plata son piezas cuyo uso es más bien personal o
doméstico. La fíbula es el elemento predominante y generalmente están
12
Sánchez Moreno, E. Vetones: Historia y Arqueología de un pueblo prerromano, 1998, p.116 13
Figuras 9 y 10 de Documentación gráfica
27
manufacturadas en bronce, y se pueden encontrar tanto en zonas de habitación como
en necrópolis, de formas muy simples como las de arco o las rematadas en el pie; y
otras con una elaboración mucho más costosa y compleja como son las conocidas
como fíbulas de caballito y otras zoomorfas, o antropomorfas. Son frecuentes también
las placas decoradas con imágenes variadas, que pertenecen a cinturones, hebillas, o
trozos de colgantes, que representan desde simples juegos geométricos a figuras
complejas de animales y entrelazados complejos.
En cuanto a la orfebrería, en que se dan en un porcentaje mucho más alto los
objetos de oro que los de plata, parece inspirada en los modelos mediterráneos que
pudieron llegar por influencia tartésica, que convive en esta cultura con las
producciones con una iconografía local. Las arracadas es la joya más típica del pueblo
vettón. La decoración con lunas crecientes, figuras vegetales y geométricas es la más
habitual en este entorno. Los dos enclaves que mejores hallazgos de orfebrería han
documentado son El Raso y Pajares, obteniendo de ellos importantes torques,
fragmentos de diademas articuladas con una técnica de granulado bastante bien
elaborado, cuentas de collar bitoncocónicas, placas, etc... Las joyas se elaboraban in
situ según el descubrimiento de utensilios específicos para la elaboración de estas
piezas documentado en los mismos yacimientos. El trabajo en plata se conoce
muchísimo menos, en parte porque es más complicado que se conserve en buenas
condiciones, y sólo se han encontrado algunos tesorillos que los vinculan con la
cultura vaccea.
14
Es verdad que de los arreos que encontramos muchos hayan podido emplearse no con fines militares, si
no como herramientas que el caballo necesitaba para su uso doméstico o común.
28
El Mundo Cultual
Características básicas de su religión
La religión es quizá uno de los puntos más importantes para llegar a conocer la
personalidad más profunda de un pueblo. A través de sus creencias la gente expresa
su modo de pensar y de entender el mundo, la vida y lo que hay tras ella. Por medio
de ella se organizan grupos socialmente, económicamente y políticamente, dando
estabilidad y unidad a un grupo que puede ser muy disperso pero que por medio de
esas creencias se sienten con un lazo común que los unen.
Las creencias llegan a ser tan homogéneas en sus puntos básicos que incluso
la lengua muchas veces supone un problema menor para entender determinados
comportamientos entre unos pueblos determinados.
La religiosidad prerromana ha presentado siempre bastantes problemas por la
parcialidad y la falta de datos y complejo. Los medios por los cuales podemos obtener
esta información son principalmente apoyos de carácter arqueológico y algunas pocas
menciones en textos clásicos sobre los hábitos de estos pueblos. Además hay que
añadir la problemática de que la metodología no se ha aplicado aún satisfactoriamente
y sus fuentes de estudio son bastante escasas y no demasiado seguras.
Otra dificultad para su correcta fiabilidad es que muchos de los nombres que se
conocen de las divinidades o festividades paganas que como nos han llegado por
medio de los textos clásicos y, por lo tanto, modificadas y latinizadas. Conocidas éstas
en su mayoría por epígrafes posteriores a la conquista de Roma sobre la península
Ibérica.
Los dioses se han podido ir identificando gracias a las inscripciones votivas que
se han ido hallando gracias a la arqueología, casi todas de origen indoeuropeos. La
religión de los pueblos peninsulares estaba muy claro que era una religión de carácter
politeísta y, de hecho, con una cantidad de dioses bastante considerable. Aunque la
mayoría son dioses menores que representan elementos naturales o la geografía del
lugar en que se manifiestan para los pobladores del lugar y que tienen esa importancia
porque suponen un condicionante de sus vidas.
¿Cuáles son los principales elementos que constituyen a los dioses de este
marco y sus principales características?
Dioses que representan elementos de la naturaleza y elementos
topográficos, como pueden ser fuerzas de las aguas, de la lluvia,
montañas...
29
Dioses tutelares como genios familiares o miembros de una familia
legendaria.
Dioses territoriales protectores de los poblados y zonas de recursos dentro
del espacio que el poblado controla y que suponen su medio de
abastecerse.
Dioses de los elementos astrales que representan el sol, la luna y las
estrellas.
Dioses que reflejan una personificación de las actividades humanas más
básicas tales como la agricultura, la ganadería, el comercio o la guerra
entre otras.
Deidades universales que podemos encontrar sus nombres en
inscripciones votivas en exvotos dedicados a estas mismas divinidades
extendidas por todo el territorio con influencia céltica en la península, pero
en muchas ocasiones con sus nombres romanizados en parte. Quizá los
dos más importantes sean Ataecina y Vaelicus a los que describiré a
continuación, ya que parecen los dos dioses principales del panteón vettón.
Ataecina:
Es de las divinidades más conocidas y extendidas por el elevado número de
exvotos dedicados a ella y de los lugares sagrados. Su principal centro de culto se
considera que está en Turobriga, una ciudad solamente citada por Plinio y que se creé
en la Beturia céltica.
Se identifica con la santa cristiana Santa Lucia, esto es debido a que en un
santuario visigodo dedicado a esta misma santa de época visigoda se hallaron un
número considerable de aras dedicada a esta diosa prerromana.
Las cualidades que se le atribuyen a esta diosa son muy similares a los de la
diosa griega Proserpina y por eso se asimiló a ella, debido a que sus atributos son
principalmente los mismos. Por lo tanto sería considerada una diosa de los infiernos,
pero también representaría el renacimiento y la vuelta a la vida por ejemplo de los
ciclos naturales como las cosechas.
Su traducción desde el celta antiguo podría significar como “Ate_ Gena”, la
nacida de nuevo, lo que refuerza su carácter de diosa de lo escatológico. Otra de las
traducciones posibles viene dada desde el gaélico irlandés, que la atiende como una
diosa de la noche, pues la raíz “adaig” significa noche, tal como el estudioso Steuding
marcara.
Al estar identificada con la muerte, y consecuentemente con la noche, se le
adjudica la luna como símbolo. También es considerada como una madre tutelar o
gran madre de la naturaleza. Los romanos la equipararán a su diosa Cibeles que
asimilaron desde los cultos orientales.
30
Los símbolos que caracterizan a la diosa son un ramo de plantas y flores y el
animal con el que siempre va acompañada es una cabra, que muchas veces se ve en
las representaciones votivas por medio de figurillas de bronce o terracota que se han
hallado en tumbas, algunas de esta incluso con inscripciones que hacía referencia a la
diosa.
Vaelicus:
Uno de los puntos principales del culto de este dios, deducido por la abundante
cantidad de inscripciones se encuentra en la zona de Candeleda, cerca de castro de El
Raso.
Se le rendirá culto también en época romana siguiendo la tradición que había
antes de la conquista de la península por parte del ejército romano. Está relacionado
íntimamente con el teónimo de Endovélico, que era el dios más importante dentro de
los lusitanos. Lo más seguro es que se refieran a la misma divinidad pero que varia su
nombre por un la territorialidad al cambiar hacia zona lusitana
Se le relaciona con el cristiano San Miguel, y cerca de lugares de culto de
Vealicus se pueden encontrar ermitas y zonas dedicadas al culto del santo cristiano.
No sería muy diferente de la personalidad del dios galo Sucellus.
La medicina, el mundo infernal y de la otra vida, la adivinación y todo lo que
tiene que ver con los productos que la tierra da con su explotación como puede ser la
minería, especialmente la del hierro.
Los animales que le representan son según algunos autores el jabalí y en un
mayor número de casos se identifica con el lobo, que incluso se puede encontrar en la
raíz celta del nombre del dios el nombre del animal “vailos”.
Otros dioses que serían importantes de mencionar aunque no se profundice en
ellos y que coinciden con algunas de las divinidades lusitanas: Bandua, Nabia y Reve
(no se han encontrado aún referencias a la cuarta divinidad Cosus). Toga es otra de
las deidades de gran importancia en el territorio vettón.
Santuarios y Cultos
El estudio de los cultos y los lugares donde se practicaban dan mucha
información sobre el pueblo que se estudia, y es otra manera de obtener de casi
primera mano nombres sobre las divinidades a las que se les daba culto en éstos.
Gracias a la arqueología se conocen los lugares sacros en mayor profundidad, y
durante el periodo que se han usado como lugar de culto. A parte de que gracias a ello
se puede realizar estudios comparativos entre estos lugares y establecer más
31
concretamente su función desde una óptica más fiable. Esto sucede, por ejemplo, con
el caso del altar de sacrificios de Ulaca15 de Ávila y el de Panoias en Portugal, que
ayudaron mucho a complementarse gracias a las inscripciones del santuario portugués
que explicaron el funcionamiento, por lo menos parecido, del altar de Ulaca. Estos dos
ejemplos pertenecen a los santuarios rupestres que se encuentran al aire libre, que
tanto caracterizan a los pueblos celtas y a los indígenas en general de la península
prerromana.
Incluso bien entrados en la Edad Media se documentan la continuación de
algunos de estos ritos antiguos.
Hay otros santuarios que presentan evidencias ya de época romana como
puede ser el caso del centro cultural de Ataecina en Santa Lucía del Trampal que
representa un santuario que hace de frontera.
Parece que debía haber una especie de sacerdocio organizado, lo que es
bastante lógico, aunque no poseamos aún de evidencias directas, aunque las fuentes
antiguas nos pueden dar pistas como marca Estrabón, Diodoro o Plutarco.
Los sacrificios eran algo común entre estos pueblos prerromanos, entregando a
la divinidad a todo tipo de animales, pero quizá lo que más sorprendió a los romanos y
sus historiadores sea la costumbre de realizar sacrificios humanos, muchas veces
documentado por éstos. Pero ello no significaba que tuviera carácter de norma, si no
que quizá fuera en casos extremos cuando recurrieran a esta práctica. Vemos que los
sacrificios también se realizaban para realizar comidas de objetivo comunal como
medio para unir los lazos de la comunidad, como sucede en el hallazgo del yacimiento
del Castrejón de Capote, muy cerca de la Beturia Céltica.
Las cabezas esculpidas en piedra caracterizadas por un esquematismo muy
destacado como las que se pueden encontrar en Yecla de Yeltes, algunos autores las
consideran como representaciones del rito celta de las cabezas cortadas o al sacrificio
de seres humanos, como pequeños exvotos de ambos ritos. Pero, por ejemplo, el
especialista Marco Simón no lo considera así, si no como un símbolo protector de los
espacios16. Quizá con cierto parecido básico a algunas de las funciones que podrían
cumplir las figuras de los verracos.
15
Figura 11 de Documentación gráfica 16
En el artículo “La religión de los vettones” de Celtas y Vettones (2001) podemos sacar esta conclusión
32
Necrópolis y el mundo más allá de la Muerte
Entre los pueblos con importantes influencias celtas, entre los que los vettones
se hayan se da que las necrópolis no suelen ser demasiado extensas, debido en gran
parte a la cremación que necesita de menos espacio para depositar los restos del
difunto, pero otra de las características destacables es que es muy posible que
emplearan otros medios de rituales deposicionales y del viaje a la otra vida. Todos
estos ritos nos dejan ver la organización socio- política que tenían estos grupos y
como era su medio de entender la vida en sociedad.
Lo primero que se tiene que tener en cuenta es que no todos los miembros de
la sociedad tenían el derecho a ser enterrados, por lo que los resultados de la
excavación sólo nos dan datos de aquellos que si lo fueron, y tenían el rango
específico para ello.
Me voy a centrar principalmente en la necrópolis del castro de las Cogotas que
es la que más información nos ha aportado hasta ahora:
La organización social que se ha podido deducir de los resultados hallados e
investigados es en grandes rasgos una sociedad formada por guerreros, artesanos y
otros que son más complicados de identificar, distinguiendo las tumbas masculinas de
la femeninas y de, en alguna ocasión, también las de los niños. Podemos distinguir a
grandes rasgos 4 categorías de enterramientos en la necrópolis del castro de la
Cogotas:
1. Guerreros, que se caracterizan por la aparición de armas entre sus
ajuares. Dentro de éstos también podemos observar otras categorías
dependiendo del nivel de riqueza de los mismos: los más ricos con arreos
de caballo y las armas más sofisticadas y los más pobres que poseen una
destacada panoplia, pero que carecen de elementos de atalaje. Los
guerreros representan un 18 % del total en este yacimiento con ajuar.
2. Artesanos, cuyos ajuares son principalmente herramientas de labor
industrial de manufactura, como pueden ser punzones, aunque en algunas
ocasiones podemos encontrar en tumbas de guerreros y femeninas,
también punzones. Son un 5 % de las tumbas con ajuar.
3. Mujeres, el elemento más distintivo de este tipo de ajuares son las
fusayolas, que en algunas ocasiones representan el único ajuar que
podemos encontrar. En otros ajuares más completos se pueden hallar
canicas de cerámica, y en excepciones objetos metálicos de adorno
personal como sortijas, pulseras, brazaletes, o cuentas de pasta vítrea (a
veces esto no es solo exclusivo de las femeninas y se pueden encontrar
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en algunas masculinas). Las tumbas femeninas son un 20 % de los
enterramientos con ajuar.
4. Otros, se identifican por los elementos cerámicos y los de adorno, sin una
identificación más exacta. Entre algunas de ellas se encuentran las que
han podido ser identificadas como infantiles; y dan cabida al 57,5 % de las
tumbas que contienen ajuar.
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Conclusiones
Muchas veces el trabajo del estudioso de la historia puede resultar agotador: la
búsqueda de la información, la elección y selección de la documentación para el
estudio, la valoración de los datos y la elaboración final son tareas que pueden resultar
en ocasiones aburridas o como mínimo lentas.
Pero dentro de todas estas situaciones está la satisfacción de conocer más y
de poder ampliar aquello que aún nos queda por elaborar de estos pueblos, que
incluso lo más conocidos siempre presentan un halo de que algo aún está por saber.
Para hacer el trabajo monográfico he escogido los vettones porque es un
pueblo que desde que empecé a estudiar Historia me ha llamado mucho la atención, y
que me ha resultado muy interesante.
He creído oportuno incluir un apartado sobre el mundo de la cultura y el
pensamiento de los vettones porque me parece que es un tema muy interesante y que
dice mucho de su vida. Me parece que muchas veces los investigadores se intentan
apartar de este tipo de vías de conocimiento por les resulta superfluo o que tiene poco
que aportar. Personalmente me parece una mina casi sin explotar y que nos puede
hacer ver la funcionalidad de muchas cosas que desconocemos o que no se tienen
aún demasiado claras. Entrar en el conocimiento de un pueblo del pasado me da la
impresión de que puede resultar más sencillo si intentamos pensar como pensaban
ellos, colocándonos en su lugar.
He quedado bastante satisfecha con el trabajo realizado, aunque en algunos
momentos la cantidad de datos era tal que resultaba bastante complicado seguir,
saber que era descartable y que había que añadir.
De todos modos aún queda mucho camino que recorrer para llegar a conocer a
fondo, o por lo menos en el nivel que a otras culturas como las que tienen escritura,
pero los últimos hallazgos que se está viniendo realizando en los últimos años van a
arrojar muchas luces sobre esta cultura; al igual que abrirán nuevos interrogantes para
los estudiosos de los vettones.
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Documentación gráfica
Figura 1. El territorio vettón
Figura 2. Sistema de piedras hincadas de un castro vettón
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Figura 8. Urna de cerámica a peine de La Osera
Figuras 9 y 10. Ajuar metálico: armas y arreos de caballo