Date post: | 16-Mar-2023 |
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PROLOGO
Migue l Ange l Carbone l l, el joven y
notab le autor de“Hombres de Nues
tra América”, ha reunido en esta obra
sus trabajos de critica, y ha querido te
ner de mi mano unas cuantas palabras
que la precedan. Realmente, yo h e se
guido con simpatía e interés, la labor
de este escritor que aspira al mejor en
grandecimiento de las cosas de Am'
e'ri
ca, y esta circunstancia, sin duda,ami
nora un tanto la dificultad del empeño
que se me ha confiado.
Quien hubiese leido Hombres de
Nuestra América”, que fué obra de ini
ciación,habria podido precisar qué
género de ideas iba a defender, en futuros volúmenes, Migue l Ange l Carbo
ne ll . La g lorificación de los patriotas
que ofrendaron su sangre por la inde
pendencia del Continente de nuestra ra
za y la defensa de las ideas que han ser
o ido de fundamento a las instituciones
de nuestros pueb los, fueron los senti
mientos que movieron lo pluma de Mi
f'
rr"
3M L ºU x 3 Q)
L.
-
i
6 Prólogo
gue l Ange l Carbone l l, y ahora, en este
libro, realiza más ampliamente y con
mejor oportunidad, idéntica labor :
magnificar, con nob le desinterés, el
acervo inte lectual que constituye nues
tra grandeza en el orden de las ideas
puras.
“Evocando al Maestro es obra que
reve la no comunes dotes de pensador ;conocimiento cabal de los problemas
que en este momento . preocupan a los
politicos estadistas de la América La
tina ; erudito saber de las orientaciones
literarias que los inte lectuales ibero
americanos han seguido en estos últi
mos años ; y, naturalmente , con estos
antecedentes su visión del porvenir de
América es la que más se acerca a la
realidad de las cosas.
Recuerda Hipólito Taine, en los
Orígenes de la Francia Contemporá
nea”, cierta escena descrita por La
harpe en sus Memorias y que el insigne
historiador califica de ficción. Laharpe ,testigo de vista de los sangrientos acon
tecimientos de la Revo lución de 1792 ypersona de re lieve en los que la prece
dieron, e voca,en sus impresiones pre
te'fitas, la sobremesa de uno de aque
llos banque tes en que, según el propio
Taine , se hacian frases de ocasión y se
Prólogo 7
reia a má s y mejor : se echaba por la
ventana, son sus palabras, entre risas
y con aterradora inconsciencia, todo un
sistema de filosofia que habia de pro
ducir sus efectos en los humildes v e
cinos del piso bajo . El buen vino de
Constancia alegraba los corazones y
despejaba los entendimientos, y h e
aqui que como se pasase de la conver
sación chispeante y anecdótica a los in
trincados prob lemas que postularon
Vo ltaire y Diderot, uno de los comen
sales, viejo filósofo que ya veia abrirse
para él la tumba en que se desaparece
para siempre , dolióse de que no alcan
zaria,a causa de tan precaria vida co
mo le quedaba, la exce lente época de la
historia que se avecinaba.
La juventud, como una flor entre
abierta que lanza al espacio las prime
ras emanaciones, dejó correr la pala
bra del entusiasmo, y con los ojos de la
imaginación preparó e l espiritu para
los grandes y trascendentales sucesos
que habrian de venir . Entonces Ca
zotte , dice Laharpe, en medio del silen
cio que habia provocado el desencanto
en los viejos y el misterio de lo por ve
nir en los jóvenes, alzó la voz y dijo
que todos los que al li estaban alcanza
rian esa futura y tenebrosa época que
8 Prólogo
los Vo ltaire , Diderot y Rousseau habian
preparado en el laboratorio de las ideas
durante medio siglo de incesante labor
inte lectual . El imperio de la razón y de
la libertad—exclamó—se avecina, y vo
sotros serei s las primeras victimas. Y
comenzó Cazotte a profetizar el fin de
cada uno . Condorcet moriria envene
nado ; Vicg de Azyr se haria abrir las
v enas para expirar ; y uno a uno fué se
h alando a aque llos que irian en carreta
al cadalso , atadas las manos. Luis ! VI
estaba entre las victimas . Y un profun
do estupor invadió la sala. Taine apunta
que esta profecia de Cazotte era la del
pensador que contempla el estado social
y parte de afirmaciones concretas pa
ra otras de más vue lo en el futuro de
los pueb los. Podía decirse que Francia
estaba a punto de transformarse por
que la descomposición del cuerpo so
cial era un hecho que no dejaba duda
alguna. Tal afirmación, en boca de Ca
zotte, era tan verdadera como las que
predicen un eclipse o un temporal . Lacorriente de las ideas y las orientacio
nes de la política son, siempre, bases
muy ciertas en que el sociólogo o el fi
lósofo puede precisar el“devenir ”.
El escritor refleja en lo que produce
el estado de las costumbres y el progre
Prólogo 9
so de las ideas, según que estudie u ob
serve .
En las páginas primeras de este li
bro,Migue l Ange l Carbonell analiza
con detenimiento la influencia que él
cree ha venido ejerciendo en los acon
tecimientos po liticos de la América Es
pano la, el Gobierno de los Estados Unidos, y con viril determinación , desde el
punto d e vista en que se co loca, deja
caer al Gobierno de ! ashington la in
mensa responsabilidad del e stado inte
rior de los pueb los que España descu
brió y colonizó . Para controvertir las
afirmaciones que contienen estas pagi
nas de Carbone ll, seria preciso un aná
lisis muy hondo de cada uno de los
acontecimientos interiores que han de
terminado la intervención del Gobierno
de ! ashington, en diversas ocasiones ,
en nuestros asuntos. En estos aconte
cimientos han influido, desde luego, un
cúmulo de circunstancias distintas v,
a veces, antagónicas entre si. N o quiere
esto decir que se desvie al juzgarlos, elconcepto de la justicia ni que se adulte
re la verdad en beneficio de quien no
las tenga de su parte . Pero cualquiera
que sea el punto de vista del autor de es
tas páginas en asunto de tan vital im
portancia, puede afirmarse que e llas
10 Prólogo
van encaminadas a proponer un acerca
miento más sincero entre nuestros pue
b los, como fundamento de futuros em
penos políticos'
e inte lectuales. Esta
obra de Migue l Ange l Carbone ll resp on
de, pues, a las ideas sustentadas por los
p ensadores más influyentes de Améri
ca ; José Enrique Rodó, Manue l Diaz
Rodriguez, Carlos Arturo Torres y
Francisco Garcia Calderón, por no ci
tar sino a unos cuantos . Y en las obras
de estos insignes escritores se prueba
que la alteza de nuestro origen y la
grandeza de las revo luciones manteni
das por la independencia po litica y por
afianzar y robustecer el espiritu demo
eró tico que las informó, no nos pone a
cubierto de los errores que cometamos.
Al contrario .
Rufino B lanco-Fombona, el ilustre
escritor que defiende y ha defendido
siempre con talento y gallardía nues
tras cosas, y por quien Migue l ! nge l
Carbone ll siente especial adhesión y
simpatia, me escribió, no hace mucho ,desde Madrid con motivo de mi obra
El retab lo de Maese Pedro y afirma
ba que compartía enteramente mi juicio acerca de la república de Fray Ge
rónimo Savonaro la y las nuestras ac
tuales en cuanto a la limitación del de
Prólogo 11
recho de sufragio que destruye toda ver
dadera democracia y crea, en su lugar,oligarquías y estados anárquicos. Esto
mismo ha declarado el no menos ilustre
escritor y hombre público mexicano D .
Federico Gamboa en cierto trabajo con
que me honró, y en re lación con el cau
dillaje en América.
He aqui una norma de conducta que
debemos seguir : estudiemos nuestra
psico logia ; ahondemos un poco en nues
tros errores politicos ; procuremos en
contrar en qué parte reside nuestra
inadaptabilidad a ciertas leyes que , sin
embargo, son las de nuestra vocación
y que recibimos en herencia de los h om
bres de la inmortal Revo lución France
sa: N o juzguemos superficialmente para
dictar luego fallos definitivos, que- de
cia Don Quijote a Sancho—para sacar
una verdad en limpio menester son
muchas pruebas y repruebas.
En esas mismas páginas que Carbo
ne l l ha co locado al frente de su libro ya las que v engo refiriéndome , se dice,
que Inglaterra y Rusia que ahora lu
chan por el triunfo de los derechos de
las pequeñas naciona lidades, sojuzgaron y maltrataron un dia a los boers ya Finlandia . Es cierto . Pero todas las
épocas de la historia no son iguales y
12 Prólogo
los hombres obran a v irtud de muchas
concausas que no pueden determinarse
en generalizaciones, y además, ya no se
rechaza, en nombre de ciertas ideas, el
pasado de un pueb lo , sino que esas epo
cas—que han sido necesarias al orden
del mundo—se las estudia, se las inves
tiga, se las compara. Es preciso juzgar,
pues, con amp litud de miras y con sim
patia humana esas“disputas de los
hombres” de las que han surgido, siem
pre , todo avance y bienestar .
Todo anhe lo de redención, toda as
piración de conquistar un derecho, todaobra trascendente , en una palabra, na
ce en el alma de los hombres del modo
como Carbone ll lo ha visto ; despuntan
estos sueños débilmente en las estrofasde los poe tas, y lentamente van toman
do calor de vida en las páginas de lasnove las hasta que el revolucionario ra
tifica en sus proclamas lo que está“
en
señando con el ejemplo, y el orador y
el periodista contribuyen, no menos—ar
dientemente que aquél, a obtener identica finalidad : ver convertido en realidad ese sueno de oro.
Carbone ll recorre , con todo el entu
siasmo de que es capaz la ardiente juventud, la vida inte lectual de A lbertoGh iraldo, Juan Vicente González
, Ma
Prólogo 1 3
riano Aramburo, González Lanuza, yen estos trabajos evoca perennemente
la causa de la libertad en América co
mo el estimulo más fuerte que las haya
mantenido y dignificado, y en el con
cepto de nuestra actual generación el
motivo más justo que puede invocarsc
para realzarlas. Este género de obras
fortalece y anima. Estas vidas parale
las tienen para el pueb lo que las con
templa, un dob le encanto : el de saber
que al engrandecimiento suyo se consa
graron y el de servirles de mode lo pa
ra aná logos apostolados.
El trabajo consagrado a José Anto
nio González Lanuza nos da a conocer
serenamente el alma de ese hombre
singular que dominó tantas discip linas
del saber y cuya vida estuvo siempre
al servicio del pais que le vió nacer ; el
que dedica a Mariano Aramburo, con
motivo de sus“Doctrinas Juridicas
”,
tiene en este momento un valor de
oportunidad que lo realza ; y en los tra
bajos que se refieren a Juan Vicente
González y A lberto Ghiraldo, pone de re
li eve el utor de este libro todo el amor
a América que inspira y guia las obras
de estos escritores .
“Evocando al Maestro en resumen,
es obra que tiene una real significación
14 Prólogo
en estos momentos aciagos en que la ci
vilización y el progreso alcanzados han
perdido , al menos aparentemente,la
soberana virtud que les es congenial,dejando a la fuerza y a la suerte de las
armas la reso lución de problemas de
esencialísimo interés para el porvenir
de la humanidad ; y en que las naciones,como consecuencia de sacudidas tan
vio lentas, habrán de transformarse . Ya
se verá, dentro de algunos años, si la
sangre vertida ha sido útil para todos,
o si sólo quedará el recuerdo doloroso
de tanto sacrificio y heroísmo en aras
de las intransigencias, de las pasiones
y de mezquinos intereses materiales.
Emilio Gaspar RODRIGUEZ.
Habana, 1917.
EVOCANDO AL MAESTRO
Desesperanzas de vencido , to rmento s
de visionario , de cepcione s de patrio ta
que mira con asombro la real idad de l
cuadro pre sente , asaltan mi espíritu .
Siento pesim ismo s no reve lado s , re
cónditas no stalgias , do lo re s incom
prendido s po r tanta gente que no sabe
de luchas altas, porque vive en e l com
bate incesante de las más bajas pasio
nes. Tengo pleno convencimiento de
que pre sentarse en las bata l las de la
existencia con e l pe cho de snudo de
impure zas y la mente bañada por la
luz e s, más que símbo lo de triunfo ,
símb o lo de derro ta . Sé que no puede
tener alma de gladiador, sino alma de
siervo , e l que pre tenda emprender un
viaje a las alturas, a e sas alturas que
casi siempre se ganan a cambio de h a
lagos y sonrisas. No igno ro que en la
lucha entre e l ideal y la materia , siem
pre vence ésta . Mientras Ormuz se
16 Miguel Angel Carbonell
pre o cupa de cuanto h ay de noble y pu
ro para emb e lle cer las co sas de la t ie
rra y e levarno s por encima de las im
pure zas de la vida , Ariman adiestra
su puñal en la sombra . Pe ro , no por
e so , no po r advertir que e s más fáci l
conqu istar po sicione s a lo s que andan
de rodillas que a lo s que se mantienen
e rgu idos ; no por saber de las adve r
sidade s de l Destino y de las inclemen
cias de la sue rte ; no por cono ce r lo
infructuo so de l e sfuerzo personal sin
ce ro y 1ímpido , ya que siempre re
sultan vencedore s lo s que se incl inan
con se rvil ismo de lacayo s al paso de
encumbrado s corte sano s, lo s que hacen
de la astucia y la duct ilidad repugnan
t e conso rcio , de jaré de mantenerme
a ltivo , de e spaldas siempre a las im
pure zas de la real idad . ¿Que no triun
faré nunca ? Y e so , ¿qué importa ? He
ven ido a luchar por e l ideal ; no a ser
corte sano de la maldad . Yo no sé ca
b algar en e l jumento de S ancho . No
me preo cupan lo s triunfo s materiale s,porque sé cuán infe cundos son ; n i los
triunfo s de l pensamiento , porque son
e fíme ro s . Amo la so ledad , amo e l En
sueño , po rque e l Ensueño tiene alas”.
Y aunque po r pensar así la gente de l
hartazgo sonría mal iciosamente y m e
Evocando al Maestro 17
hiera con sus burdo s sarcasmo s y me
lastime con sus dardo s, no abandonaré
mi ruta . To rce r e l camino por temor
a las e spinas se ría traficar con la v ir
tud . Y yo quiero mo rir como h e vivi
do : a so las con m is infortun io s y con
mis triste zas , con mis arranques de
visionario y con mis indignadas rebe l
días . Yo qu iero morir sin la l ige ra
sombra de una so spe cha, ya que no
puede caberme la gloria de caer como
t e cupo la glo ria de caer a t i bajo e l
anch ísimo do se l de l ñrmam ento , ñjos
lo s o jo s en e l Gólgo ta pleno de vi
rilidad e l co razón e l inmenso co ra
zón de donde pare cían bro tar ríos de
te rnura —alzada la noble frente , pre
sintiendo e l surgimiento de un pueblo ;anonadando con la sin par grande za
de tu re so lución a lo s“soñstas sin
gloria que insultaban tu gen io eu
vo lviendo con e l fulgor de la m irada ,
—como qu ien no que ría patria chica ,
sino ancho e spacio de tierra donde
justicia y l ibe rtad fue sen algo más que
mero re to ric ismo y Constitución cosa
más pura que arma levantada sobre
la cabe za de l pueblo po r lo s más en
carnizado s vio ladore s de lo s sagrados
principios en e lla e stable cido s—todoun Continente que anhe labas ver só
18 Miguel Angel Carbone ll
lidament e h ermanado , mientras ob se
dido por la nob le za de l Ideal , te lan
zab as en lo ca carrera sobre lo s , cuadros
enemigos, para lucir desde entonces,
más grande que nunca , en lo s domi
nios de la Inmo rtal idad .
Cuando h oy , Maestro , como por apo
calípt ico encanto , surgiste ante m i con
la b lanca tún ica de Apósto l , y sentí e l
fuego de tus pupilas , de aque l las pu
pi las que pare cían re fle jar en cam
b iant e s encendido s e l panorama de l
mundo , de l mundo exte rio r y de l mun
de interio r, po rque tú ten ías la visión
e stupenda de lo s prede stinado s y sa
bias e scrutar en las entrañas de l o r
gan ismo y reve lar lo s arcano s de l por
ven ir yo , que siempre t e re cuerdo con
la mas pura de las devo cione s y pre
gono tus do ctrinas cuando v e o manos
corruptoras e strujando e l fruto codi
ciado de lo s grande s pre curso re s , de
la pro te sta renovada y victorio sa po r
e l pode r evangél ico de tu ve rbo , por
la fuerza avasal ladora de tu gen io y
por e l poder incontrastable de tus ideas ,
pensaba en tí , en tus iras de rebe lde .
en tus ansias lib e rado ras , en tus pro
Evocando al Maestro 19
pósito s noble s para cuando surgiera de
lo s e scombros co lon iale s la Repúbl ica
culta y genero sa, sin irritante s privi
legio s ni e sclavitude s e conómicas , de
que hab labas cuando cual un nuevo
Pedro e l Ermitaño ibas sumando fie
le s para tu causa . Y , aunque yo sin
ce sar pienso en tí , en e se momento e l
re cue rdo acentuábase más, pre o cupado
de tal modo por e l ansia de e scucharte ,
acaso si pensando que de sde la altura
pedirías cuenta a lo s culpab le s de su
infame pro ceder,porque o le adas de in
dignación m e sacudían con vio lencia
e l pe cho y la có lera ab ogab a la vo z
e n mi garganta , al ver cómo centena
re s de faccioso s—en una tarde de mu
ch a luz , que pare cía negar lo s dictado s
de los que cre en que un supremo jue z
rige lo s acto s de l hombre y se me zcla
en nue stras co sas , porque de me z
c larse en nuestras co sas y re gir nue s
tro s acto s hubiera de scargado sobre la
ciudad circundada como por vaho s de
ignomin ia la tempe stad de sus có leras
y la h ubie ra cubie rto con sus som
b ras—abo fe teaban , ante una co le ct iv i
dad muda de asombro , e l pudo r nacio
nal , consagrando la de l incuencia a las
puertas mismas de l Capito l io , mientras
lo s firme s mant ene dore s de la verdad
20 Miguel Angel Carbone ll
sufrían ve jacione s en e l sombrío re
fo rmato rio en que lo s código s , pasio
nales e imperfe cto s como todo lo mo
de lado o concebido po r e l hombre ,pre tenden regenerar a l individuo .
Aque l la conglomeración , en la que
pare cían e star repre sentado s todo s lo s
ape t ito s humano s , hacía pe rder to da
tranqu il idad a mi e spíritu . Y sus vo
ce s e stentóre as premiando la usurpa
c ión y tratando de encubrir e l crimen
con e l manto de la virtud , sonaban en
mis o ído s como lo s go lpe s de fatídica
campana anunciando e l e cl ipse to tal
de la justicia . Y a fe , Maestro , que e l
he cho no me hubiera causado tanto
asombro , ya que ten ía e l convenci
mien de que aque llo no era nuestro
pueblo gene ro so y .digno , si no hubiera
visto me zclados en aque l contubern io
bo chornoso , amparado por la piratica
Cartago , a no po co s de lo s que pare
cían grande s en e l cuadro de la mar
cial contienda , empe queñe c ido s h oy al
segu ir la prove cho sa máxima de los
que se manchan con e l fango de l
de shono r y adoptan inñamadas act itu
de s para vivir, e scudado s en e l mato
nismo , de mísero s parásitos de l te soro
nacional .
22 Miguel Angel Carbone ll
ra de edifi car lo devastado por e l h u
racan revo lucionario . Cre erse , por e l
he cho altamente ennob le cedor de h a
b er puesto las mano s en la obra re
dentora , con dere cho s sufi ciente s para
levantarse sobre lo s demás , piso te an
do la Ley , e rigiendo la e stafa e le cto ral
en mode rno sistema de gobierno y
po spon iendo en prove cho de part icu
lare s intere se s lo s fine s de la co le cti
vidad , e s manchar lo s laure le s con
quistado s .
Los pueblo s que se preparan a lu
char por su emancipación po l ítica t ie
nen que cumpl ir do s misione s igual
mente difícile s : de struir y edificar.
Generalmente po seen suficiente aco
me t iv idad para real izar lo primero ;
pero care cen de la serena ene rgia y de
la consistencia e spiritual para llevar a
cabo lo segundo . Y e sto suce de siem
pre por la impaciencia de los que no
reparan en lo fraudulento de lo s medio s
con tal de satisface r sus aspiracione s
pe rsonale s . No nos h an faltado a no
so tro s e so s impaciente s empeñado s en
cobrar a pre cio de o ro sus servicio s a
la e popeya re ivindicadora . Y para e so s ,
para lo s que basan en la coacción y en
la astucia sus aspiraciones ; para los
que vio lan las institucione s repub l ica
Evocando al Maest ro 23
nas y e levan la transgresión a la ca
t ego ría de ley ; para lo s que ansiosos
sólo de usufructuar ho lganzas , usan
indebidamente de lo s re so rte s de l po
der ; para los que toman de asiento la
bandera y de cabalgadura la patria
que lo s nutre , yo no puedo tener ni h o
no res n i re spe to , aunque hayan mil i
tado en la revo lución . Tú lo dij iste en
pre térita épo ca , cuando se moría en
silencio y nadie pensaba en convertir
la patria en mera facto ría de l codicioso
aventure ro que fomenta nuestro s anta
gon ismo s :“se puede de fender la l iber
tad ; pero de la de fensa de e l la no se h a
de sacar pre texto para vivir de tábano
o de turiferario
Pasamos días de sombras. El es
fue rzo de lo s glorioso s paladine s de la
emancipación , h a sido e cl ipsado pó r
lo s he ro ísmo s inmarce sib le s de Bona
parte s de vaudeville . Lo s bueno s yacen
o lvidado s, mientras en e l fe stín alegre
devo ran lo s manjare s los alzaco las y
lo s pillo s. La nul idad impera en las
alturas o ficiale s. Y lo s gritos e struen
do sos de la o rgía ensorde cen lo s o i
do s . El sacrificio e s co sa inútil . Se ta
24 Miguel Angel Carbone ll
ch a de soñado re s a lo s que no trafican.
Y se mira con desdén a lo s que hablan
de l Ideal , porque e l positivismo es lo
que impe ra . La ley se h a convertido
en dócil instrumento al servicio de
uno s hombre s y en de trimento de los
más . La po lítica no se h a tomado co
mo ciencia de gobie rno y arte de h a
cer justicia” , sino como banca de azar o
medio de hacerse un po tentado de la
no che a la mañana. Es Argos que con
duce al Ve l lo cino codiciado . Abundan
los e spíritus malévo lo s que viven cla
vando la ponzoña en pe cho s leale s y
cubriendo de e sco llo s e l camino por
donde puedan apare ce r, pregonando los
postulados sub l ime s de Monte cristi ,lo s po co s que no h an abjurado de los
ideale s que lo s l levaran a sacudir e l
pe so odio so“
de cuatro ciento s años de
barbarie . El crimen y e l engaño frue
t ifican . El raqu itismo en lo s principios
predomina. El yo ismo constituye la
e stre l la de lo s más. No h ay je fes de
partido , sino cac iques encumbrados
que instruyen a sus se cuaces en la
vio lencia y e l fraude . Y no se podrá
lograr una lucha ordenada y pacífica,
mientras no se de scentralice e ste con
junto de individuos que no obede ce a
inspiraciones de l corazón , sino a co
Evocando al Maestro 25
rrompidos alb aceas sal ido s de la sima
en tiempo s de ego ísmo , como salen a
la supe rfi 0 1e de lo s mare s, por ine s
perados movimiento s , las inmundicias
de l fondo , comerciante s de o pin ión
que , según tu apo stó l ica do ctrina , de
h ieran se r sacados po r las calle s con
e l saya! de l ienzo y la cabe za l lena de
cen iza” .
No e s la hora de l pensamiento , sino
la hora de la acción . para lo s que
accionan entre do s luces en improvisa
do y me zqu ino e scenario . Lo que no
alcanza la idea lo conqu ista la fuerza .
Hora amarga y- crue l ; ho ra en que
no se escucha e l concepto que edu
ca 0 la idea que i lumina, sino e l grito
matone sco y e l alarido ronco de l va
lor mal entendido . hora muy a pro
pósito para que Caicaje e cl ipse a Palo
Se co y Perale jo . Y para que sobre las
glorias de Góme z y Maceo se alce“
n ,
por irrisorio sortilegio , las de lo s hé
ro e s de una I líada de opere ta bufa , e s
crita por un Home ro co jo de e spíritu
y manco de ideale s .
Maestro : e l mundo espantado se re
v ue lve eu una vorágine de odios. La
26 Miguel Angel Carbonell
justicia inte rnacional sufre pavoro so
e cl ipse . Lo s que afirman luchar por la
l ibe rtad y la demo cracia mantienen
atado s al carro de la conqu ista a pue
blo s cuya debil idad no le s permite de s
tro zar las cadenas . Asistimo s al triun
fo de la fuerza sobre e l de re cho . ¿No
v e s a lo s co rsario s de John Bul l b laso
nar de re spe to a las nacione s pequeñas
como si e l ergo tismo de unas horas
pudie ra bo rrar la cacería de lo s bo ers
y lo s implacable s atro pe l lo s de Irlan
da , ex trangulada en su último generoso
Apósto l ? ¿No contemplas march ando
a su lado , en idéntica romería de idea
le s , a lo s co sacos, que vienen de se
pultar bajo lo s casco s de sus co rce le s,lo s dere cho s de Fin landia, sin que
e sto le s impida ir contra e l bárbaro
que vio la la neutral idad de Bélgica ?
¿No observas a Francia ardiendo en
las mismas llamaradas vo lcán icas con
que i luminó e l mundo en las postri
merias de l siglo die z y o cho , como si
no hubie ra de svirtuado aque l las su
b lime s l lamaradas de l o chenta y nue
ve al un ir en cercano pre térito todo
su poderío diplomático al de la im
piedosa Teuton ia y la pérñda Albión ,
para hacer a Cuba, e scudada en la fuer
za , gravo sas cuanto injustas re clama
Evocando al Maestro 2 7
cione s ? Y vo lviendo lo s o jo s a tu Amé
rica , a la América que sembrara de
Repúbl icas e l co rpulento brazo de Bo
livar y que tú , sigu iendo sus do ctrinas ,
soñaste confederar para la común de
fensa en un de slumbramiento de visio
nario , ¿no de scubre s al monstruo que
cono ciste por haber vivido en sus en
trañas , absorbiendo l ibertade s conqu is
tadas en los tremendo s v iacrucis de l
te rremo to revo lucionario ? ¿No ve s a
México devastado , a Co lombia mutila
da, a N icaragua some tida, a Santo Do
mingo ho llado , a Cuba fiscal izada en
sus asuntos interiore s? ¿No distingue s
lo s hilo s de la diplomacia cartaginesa?
¿No traspones e l porven ir y contem
p las, como en una pe sadilla,los mer
cenarios pún ico s en marcha triunfal
al Capito l io ? Y, entre tanto , le jo s de
prepararse para la hora fatal de la
abso rción , ¿ no v e s a tus compatrio
tas , o lvidado s de lo s po emas de San
Lorenzo y Dos Río s , debatiéndo se en
imp lacable s quere l las intestinas, mien
tras e l abso lutismo de Lu is ! IV ani
qui la las conquistas de la revo lución ?
3 0 Miguel Angel Carbonell
de Je sús de Gal ile a , y no por satisfa
ce r sus de smedidas ansias expansio
nistas , contribuyeron a nuestra eman
cipación po lit ica . Nuestros legislado
re s, que son lo s llamados a real izar
una bril lante labo r en ese sentido ,
pre o cupado s en tareas que en nada
bene fi cian a la co le ctividad , no h an
consagrado_
su atención a e se asunto .
Y e s que h ay congre sistas que todavía
no se h an dado exacta cuenta de su
misión . Y mucho s de lo s que se dan
cuenta , prefieren , po rque e s ardua la
tarea de anal izar y de hacer inve sti
gacione s y de sustitu ir con ventaja lo
que se tiene , pasarse la vida o torgan
do pensione s , a ve ce s a qu iene s las m e
re cen , a ve ce s a quienes care cen de
e je cutoria , y siempre con una abun
dano ia tal en las asignac ione s me ta
licas , que en no po cas o casione s me jo
ran la s ituación e conómica de qui ene s,en vida de aque l a qu ien deben la
gracia de que disfrutan ,nunca tuv ie
ron las ho lganzas de l pre sente .
Al to car—incidentalmente - e ste pun
to de las pensiones , debo adve rtir que
no combato la fórmula merced a la
cual viven con de co ro servidore s leales
de la nacional idad y huérfano s y v iu
das de patrio tas que todo lo sacrifica
Evocando al Maest ro 3 1
ron a la hora en que la e stre lla de l
ideal fulguraba en los co razone s y la
e spe ranza de v er a la patria l ibre y
re generada, re scatada a la codicia de
sus ensob erb e cido s mandatario s , ton i
ficaba lo s músculo s ; lo que si combato
e s e l pro cedimiento empleado . La pen
sión—entiendo yo—é s algo como un
pal iativo moral : su misión e s mitigar
e l d o lo r allí donde la e scase z enarbo la
su en lutada bandera . Mas no pare cen
haberlo entendido así nue stro s congre
sistas , lo s cuale s vo tan con fre cuencia
pensiones tan onero sas para e l Erario
como e spléndidas para lo s que con su
producto pueden muy bien vivir en e l
boato .
Contra lo s que de tal modo pro
ceden , contra los que pudiendo servir
a su país modifi cando , de acuerdo con
las corriente s de lo s tiempo s , sus sis
temas rutinarios y caduco s , preñeren
e charle cargas al pre supue sto , pro
te sta, en su magn ífi ca obra Doctrinas
Juridicas como antaño pro te stara
de sde la tribuna evo lucion ista contra
la corrompida y monstruo sa adm inis
tración co lon ial , e l do ctor Mariano
Aramburo , inte le ctual de vigo ro sa
mental idad , siempre a la vanguardia
e n las gallardas justas de la inte ligen
3 2 Miguel Angel Carbone ll
c ia , que h a consagrado su vida de pen
sador, no a derru ir lo edifi cado por
o tro s , no a e levar a lo s nulo s y a de
prim ir a los i luminado s po r e l fuego
de Apo lo ; no a corte jar servilmente a
los ado rado re s de Me rcurio , h oy tan
numero sos ; sino a trazar, anal izando
la situación de su país, programas de
grande za y de verdad , en concordancia
con la o bra de re construcción que se
impone ; a arro jar pro líficas simiente s
en e l sagrado surco , donde o tro s se
comp lacen arro jando simiente s de ig_
nom inia ; a pro clamar , no como un
teo rizante a qu ien se le o currie sen
fantásticas do ctrinas , sino como pro
fe sional y como hombre que h a nutri
do su entendimiento en las fuente s de
la sabiduría , cuále s son las causas y
concausas de nuest ro s male s y cuále s
lo s remedio s e fi cientes que debemo s
apl icar al cue rpo so cial , debil itado po r
la acción diso lvente de una minoría
incapaz y de unas clase s dire cto ras ca
rente s en lo abso luto de la pre paración
mental que deben po se er lo s llamado s
a encauzar la co nciencia co le ctiva .
Evocando al Maestro 3 3
El o rigen de nue stra de so rgan iza
ción , de nue stro deñc ient e e stado so
c ial y po l ítico , no está , pre cisamente ,
en la marcha más o meno s aceptab le
de los intereses particulare s , ni en
que e l Gobierno sea o no cordial y ge
meroso , sino en la falta de un idad en
los principio s, y de amor a lo s pro
gramas y dogmas republ icano s ; en la
flaque za e spiritual que no s l leva a
verlo todo al través de lo s anteo jo s
de l ve cino ; en la falta de energía para
sanear la admin istración , co rtando de
raíz la gangrena que la corro e ; la
gangrena de lo s parásitos que amena
zan de jar exangiies las arterias de l
te soro nacional . Y e so depende de l in
cump l imiento de ! programa ré vo lu
c ionario y de la adaptación , con todas
sus concupiscenc ias y venal idade s , de l
método co lon ial , que tanta influencia
h a ten ido en la formación de l alma
nacional . No so tro s no hemo s alcanza
do con e l adven imiento soberano más
que la emancipación po l itica—amena
zada h oy por la invasión fen icia ;—perola emancipación moral , la emancipa
ción de la conciencia , la emancipación
so cial , la emancipación de enve je cidas
3 4 Miguel Angel Carbone ll
y rutinarias preo cupacione s no la h e
mo s alcanzado n i la alcanzaremos si
no e s que surgen hombre s preparados
para fomentar la verdadera l ibertad .
Todavía no hemo s arro jado de nue s
tras institucione s las reso lucione s car
comidas de lo s que legislaron , con e l
látigo en una mano y e l crucifi jo en
la o tra , para pueb lo s atrasado s y re
trógrado s . El virus co lon ial no h a sa
l ido aún de las entrañas de Cuba . Y e s
indispensable que salga para que la
independencia sea una real idad .
¿Qué hemo s sacado hasta ahora de
la continuada ap l icación de l sistema
que no s le garan lo s dominadore s ? Pue s
entorpe cer la marcha admin istrativa ,
supeditando e l biene star de la co le cti
vidad a las vorace s -
exigencias de l lu
cro personal ; hace r de la fue rza en
cargada de ve lar por la seguridad
púb l ica instrumento de bastardas com
plicidade s , temero sa siempre de l que
manda y haciendo alarde s de fuerza
contra lo s que no cuentan para su
ventura pe rsonal con lo s re sortes de
pern icio sas infiuencias ; la de smorali
zación de lo s pode re s públ icos , carac
terizada por lo s funcionario s venale s,pre sto s siempre a mane jo s y nego cia
cione s po co l impio s ; la incapacidad de
Evocando al Maestro 3 5
lo s empleado s , que h oy como aye r no
se e scogen po r e l mayor número de
virtude s , sino po r la mayor o menor
e lasticidad de su mo ral po lítica ; la
falta de ampl itud do ctrinaria de los
alto s tribunale s de justicia , suje to s co
me a un barro te a lo s mo lde s de la leye scrita , sin medir nunca , con l ibre
crite rio y lucide z mental , las atenuam
tes o agravante s de l de lito ; la ansen
c ia de re spe to públ ico , e l e spionaje .
o ficial y todo s los vicio s y fealdades
que se de rivan , como inevitab le se cue
la, de l prostitu ído sistema co lon ial .
Y como si e sto no fuera suficiente
para de stru ir e l e spíritu cubano , de
bemo s a la acción diso lvente de la tan
de smoral izada como de smo ra l izante
inte rvención norteamericana—provocada po r Estrada Palma en mi ! nove
ciento s se is , con tal de no pactar con
sus compatrio tas que se habían lan
zado a la pro te sta re clamando sus de
recho s , atro pe llado s por lo s fune sto s
hombre s de l moderant ismo en coutu
b ern io con la fue rza públ ica y con fo
ragido s que purgab an en la cárce l sus
criminale s hazañas—é l arte mágico de
trasegar, con perspicacia de slumbra
do ra , de las arcas nacionale s a las
bo lsas pe cadoras , las rentas que e l pue
3 6 Miguel Angel Carbonell
b lo satisface con cre ces para que se le
admin istre con justicia y sabiduría , y
e l novísimo pro cedimiento , merced al
cual la cárce l e s mirada como salón
de e spera, instituyendo , como régimen
de gobierno , e l indulto para los autores
de los más grave s de l itos .
Estudia e l do ctor Aramburo e sa erró
nea ampl itud de l sufragio un iversal
me rce d a la cual tienen dere ch o al vo
to hasta los analfabe to s ; y atribuye
muchos de nue stro s male s a la incons
ciencia de buen número de e le ctore s
que van siempre tras e l que les pro
me te con las glorias de l cie lo todo e l
o ro de la tierra . Razón tiene e l do ctor
Aramburo al e stimar que debieran
exigirse pruebas de capacidad para
e jercitar e l de re cho de l vo to , de la
misma manera que se exigen para
e jercitar cualqu ier de re cho ; mas no
Eon cie rtamente entre no so tro s los
analfabe tos lo s que con fre cuencia
cambian su vo to po r un plato misera
b le de lente jas : son e lemento s repre
sentat ivo s lo s que co lo can en una b a
lanza las migajas arro jadas a sus pie s
de uno y de o tro bando , y o ptan por
3 8 Miguel Angel Carb oneu
some te a la más de primente e sclav i
tud . ( 1)Las re laciones de Cuba con los Es
tado s Unido s y la intervención de és
tos en nuestra lucha emancipadora,
son anal izadas po r e l do cto r Arambu
ro con sereno ju icio y clara visión
pro fética. Comenta atinadamente las
instrucciones se cre tas (2)dirigidas porla Se cre taría de la Guerra de la moden
na pseudo -Roma al je fe de l e jército en
o perac ione s, un año antes de que esta
llara la guerra entre e sta nación y Es
paña, instruccione s que reve lan la más
infame perfidia de que haya pre ce den
tes en la Historia , y que debieran co
no cer lo s que en su afán de serv idum
b re se pasan la vida incu lcando a
nue stro pueb lo un agrade cimiento il i
m itado que pugna con la dign idad .
Véase e se do cumento que reve la los
sombríos pro pósitos que impulsaran a
la guerra a los que después de las am
pulosas de claracione s de la Re so lución
Conjunta , de snaturalizaron con su ac
tuación al hacerse cargo , por e l Tra
tado de París, de l Gobierno de la Isla,
los propósitos que no po co s cubanos
( 1) La Ley del D ivorcio es ya Ley de la R epúbl ica .Y no sé yo que haya sobreven ido el desquiciamiento soc ial tan decantado por sus impugnadores .(2) Instrucciones citadas anteriormente por Gandari
lla en su obra Contra e l yanqui.
Evocando al Maest ro 3 9
supusieron sincero s ; y, traspasando
los límites asignado s po r e l derecho
internacional al poder de l o cupante
mil itar, pe caron por abuso—como vi
rilmente denuncia Aramburo—h ac iendo 10 que no podían , y por omisión,
de jando hacer lo que no debieron per
mitir, a fin de robuste cer con e l lo los
mo tivo s de su influjo y la justifi cación
futura de su conducta.
”
“! ashington , D . C .,
2-4—1897 .
Querido señor : Esta Secretaría , de acuerdo con lade Estado y la de Mar ina , se cree obl igada a comp l etar las instrucciones que sobre la parte de organizaciónmil itar de la próx ima campaña en las An itllas le tienedadas , con algunas observaciones e instrucciones relativas a la mis i ón polít ica que como Genera l en Jefe denuestras fuerzas recaerá en Ud .
Las anexiones de terr itorios de nuestra Repúb lica hans ido hasta ahora de vas tísimos terr itor ios con escasadens idad de población, y s iempre precedidas por la invasión pacífica de emigrados nuestros , de modo que laabsorción o amalgama de la poblaci ón exi stente ha s idofáci l y rápida .El problema se presenta con relación a las islas Há
wai, más comp lejo y pel igroso , pues la divers idad derazas y el hallarse cas i n ivelados nuestros in tereses conlos de los japoneses así lo determinan ; pero teniendoen cuenta lo exiguo de su poblaci ón , la corriente deinmigración nuestra hará estos peligros i lus or ios . El
problema anti l lano se presenta ba jo dos aspectos : el unorelat ivo a la is la de Cuba y el otro a Puerto Rico ; as ícomo también son distintas nuestras aspiraciones y l apol ítica que respecto a ellas ha de desarrollarse .Puerto R ico cons tituye una isla feracísima, estratégi
camente s ituada en la extremidad or ienta l de las grandes Antillas
,y a mano para que l a N aci ón que la posea
sea dueña de la via de comun icación más importantedel golfo de Méxi co el día , que no tardará en lucir gracias a nosotros , en que sea un hecho la apertura del
istmo de Dari én .
40 Miguel Angel Carbone ll
Esta isla tiene cerca de un mil lón de habitan tes deraza blanca , negra y mezc lada , pero labor iosa y mansa .Esa adqu is ici ón que debemos hacer y conservar, nosserá fáci l , pues al cambiar la soberan ía cons idero tienenmás que ganar que perder, por ser los in tereses a ll íex istentes más cosmopol itas que insulares .Para la conquista habrá que emp lear medios sumamente suaves , ex tremando en nuestra ocupación del territorio , con exquis ito celo, e l cump l imiento de todos lo spreceptos y usos de la guerra entre N aciones civi l izadasy cr istianas , l legando só lo en caso muy extremo a l bomhardeo de a lgunas de sus plazas fuertes
_
Para evitar conflictos , las fuerzas de desembarco l oefectuarán aprovechando en lo pos ibl e los pun tos deshab itados de la costa Sur.Los habitantes pacíficos serán r igurosamen te respetados con sus propiedades , as í como también las autoridades ec les iásticas y civiles que permanecieren en los
pun tos ocupados, las cuales serán invitadas a entraren nuestro servicio .R ecomiendo a Ud . muy eficazmente procure ganarsepor todos los medios pos ibles el a fecto de la raza decolor, con doble objeto : pr imero, para procuram os suapoyo en el p lebiscito sobre la anex i ón , y segundo, ten iendo presente que el móvi l principal y objetivo de laexpans ión de los Estados Un idos en las An ti l las es resolver de una manera eficaz , rápida y humana , nuestiºo
confl icto in terior de razas , confl icto que cada día au
menta merced a l crecimiento de los negros . Conocidaslas venta josas circunstancias para ellos de las IndiasO ccidentales , una vez éstas en nuestro poder, no tardaránen ser inundadas por un desbordamiento de esa inmigraci ón .
La isla de Cuba , con mayor terr itor io, tiene m enordens idad de poblaci ón que Puerto R ico y des igualmenterepartida ; pero, a pesar . de ello, constituye el núcleomás importan te de la poblaci ón de las Anti l las ; su po
b laci ón la forman las razas b lanca , negra , as iática ysus der ivadas . Sus habitan tes son , por lo general , in
dolentes y apáticos . En i lustraci ón se hal lan colocadosdesde la más refinada hasta la ignorancia más groseray abyecta ; su pueblo es indiferente en mater ia de religión, y por lo tanto su mayoría es inmora l y a la vezde pas iones muy sensuales, y como no posee s ino nociones vagas de lo justo y de lo in justo es propenso a procurarse los goces , no por medio del trabajo, s ino por
Evocando al Maestro 41
medio de la vi olencia , y como resultado efi ciente de estafalta de moral idad es despreciador de la vida humana .Claro está que la anex i ón inmediata a nues tra confederación de elementos tan perturbadores y en tangran númerº sería una locura , y que antes de p lantearladebemos sanear ese país .Habrá que destruir cuantº a lcancen nues trºs cañones
con el hierro y el fuego , habrá que extremar el blºqueopara que el hambre y la peste
,su constante compañera
,
diezmen sus poblaciones pac íficas y mermen su ejército,
y el ejército a liado ha de emp learse c ons tantemente enexp loraciºnes y vanguardias para que sufra indeclina
b lemente el peso de la guerra en tre dos fuegos , y a é lse encomendarán precisamente todas las expediciones peligrosas.
La base de ºperaciones más conven iente será Santiagode Cuba y el Departamento Oriental
,desde donde se po
drá efectuar la invas i ón lenta por Camaguey, ocupandocon la rapidez pºs ible los puertos necesarios para refu
gio de nuestra escuadra en la estación de lºs cic lones .Coe táneamente , o mejor dicho , cuando estos p lanesempiecen a tener cump l idº desarrºl lo, se enviará un
ejército numeroso a la provi ncia de Pinar del Río , conel objeto ostens ible de completar el bloqueo mar ít imode la Habana con la circunvalaci ón por tierra ; pero suverdadera mis i ón será impedir que el enemigo s iga ocupando el inter ior , disgregando columnas de operacionescontra el ejército invasor de Or iente
,pues
,dadas las
condiciones de inemugnab ilidad de la Habana , es ociºsoexponerse ante el la a pérdidas dolorosas .El ejército occidenta l emp leará los mismos procedimientos que el or iental .Dominadas y retiradas las fuerzas regulares españolas , sobrevendrá una época indeterminada de pacifi caci ón parcial , durante la cual seguiremos ocupando militarmente el país , apoyando con nuestras bayonetas a lgobierno independiente que se consti tuya , aunque seainformalmente , mientras resul te minoría en el país . Elterror por un lado y la prºpia cºnven.enc ia por otro hande determinar que esa minoría se vaya rºbusteciendo yequil ibrando sus fuerzas , cons tituyendº en minoría a lelemento autonomista y a l elemento pen insular que op
ten por quedarse en el pais. Llegado ese momento, sonde aprovecharse para crear confl ictos con el gobiernoindependiente las dificultades que a éste tienen que acarrear la ins¡ñiciencia de medios para a tender a nuestras
42 Miguel Angel Carbone ll
exigencias y los compromisos con nosotros contraídos,
los gastos de la guerra y la ºrgan izaci ón de un nuevopa ís . Estas dificultades se harán cº incidir c on las reivindicac iones que los a tropellos han de suscitar en losotros dos e lementºs citados
,a los cuales debemos pres
tar nuestro apoyo .R esumiendo , nuestra polít ica se cºncreta en apoyars iempre a l más débi l con tra e l más fuerte , hasta obtenere l completo extermin iº de ambºs , para lºgrar anexarnosla gran perla de las Anti llas
_
Con respecto a las pºses iones as iáticas de España,en
principiº se ha resuelto un mov imien tº de divis i ón , cuyaextens i ón y detal les ºportunamente se acordarán
,te
n iendo en cuenta que los celos de las potencias coloniales as iáticas forzosamen te nos obligarán a limitar aes trecho círculº nuestra acci ón , y prºcurandº a la vezno excitar la susceptibil idad del Japón , ya demas iadoviva por la anex i ón de las islas Hawa i .La épºca probabl e de empezar la campaña será e l
próx imc Octubre ; perº conviene ul timar , hasta el menor detal le , cuan tº se refiere a rec lutamiento , organ izaci ón , movi lizaci ón , armamento , acopiº de mun iciones debºca y guerra y reun i ón de medios de transpºrte , c on
forme a las instrucciones ya acordadas y remitidas,para
es tar l istos an te la eventual idad de que nos viéramosprecisados a precip itar lºs acontecimientos para anulare l desarrollo del movimiento autonomista , que pudieraan iqui lar a l mºvimiento separa tista .Aunque la mayor parte de estas instrucciones estábasada en las cºnferencias que hemºs celebrado , estimaremos nos someta cualquiera observaci ón que puedala práctica y l a experiencia aconsejar como corrección ;pero ateniéndose estrictamente mientras tanto a lo acord ado.Soy sinceramente su muy ob secuente servidor .
J . M . B .
En Cuba h a sidº muy mal inte rpre
tada la actuación de lº s Estadºs Unidos en nuestra cºntienda cºn España.
Ha queridº ve rse un patéticº ge stº de
Evocando al Maestro 43
amºr hacia nºsºtrºs , de devo ción a lº s
principio s de human idad y de re conº
cimiento de l dere chº de lº s pueb lºs
pequeñºs a disfrutar de su sºberan ía ,
en lº que só lº existe e l interés calcu
lado de lº s que muchº antes de la ce
leb rac ión de l Cºngresº de Panamá ,
cºnvo cadº pºr Bº lívar, ya ve ían a Cu
ba cºmº campº abiertº a la cºnqu ista ,
mºtivo pº r que se ºpusierºn , cºn visi
b le e scarn iº de la tan de cantada dºc
trina de Mºnrºe , a lº s insistente s pro
pósitº s de l L ibertadºr de ven ir a
emancipar a las Antillas de la tute la
eurºpea .
La actitud bél ica de Mac -Kinley t ie
ne sus raíce s en lº s ferviente s de seºs
expansion istas exteriorizado s pºr Jéf
fe rsºn en ºcasión de re spºnder a cºn
sulta de Mºnrºe ace rca de la actitud
que debían adºptar lº s Estadºs Un idºs
re spe ctº a la de claración cºnjunta sº
b re las cºlºn ias hispano -americanas
prºpuesta pº r e l min istrº inglés Can
n ing . ( 1)Fué, pues, e l resultadº de
un p lan intere sadº . Y e s un errºr sos
tener que lº s cubanºs, de spués de h a
b er afrontado la muerte en e l cadalsº
y en lº s campo s de la revo lución , y
( l) Léase El mito de Monroe , por Carlos Pereyra .Editor ia l Am érica : Madrid.
44 Miguel Angel Carbonell
de spués de haber sºpºrtadº sin feme
n ile s temºre s encarce lam ientº s, de st ie
rro s y cºnñscac iºne s , vayan a aceptar
cºmº buenº que deben a lº s Estadºs
Un idºs lº que supierºn cºmprar cºn
su sangre en largºs añºs de he ro ísmo s
y mart iriº s .
Yº aceptº que cada cual prº fe se a
lº s Estadºs Un idºs tºdº e l agrade ci
miento que e stime conven iente—no
tengº interés en suprimirle a nadie la
argºl la que bondado samente se qu ie ra
apl icar ;—pero lº que nº ace ptº e s que
se enseñe a nue stro s cºmpatriºtas a
e xagerar un agrade cimientº al fuerte
cº lºsº que nº s vigila y nº s ase cha .
Lº que me re pugna e s que se les haga
cre er , cºmº pre tenden lº s que tºdavia
nº ºcultan en la patria l ibre su l ibrea
de sie rvºs , que lº s pueblºs de nue stra
América , de la América cºn que sºñó
Martí, fue rºn indiferente s cuandº nº
hºstiles al ide al re vo luc iºnariº lº
que re chazº e s que se le s n iegue in
tere sadamente que Bº l ívar sºñó , ante s
que nadie , cºn la separación de Cuba
de la tute la de España , y que si nº
l levó a cabº sus ideale s l ibe rtadºresfué pºr culpa de aque llºs que cºn sº
físt icas argumentaciºne s se ºpusierºn
a e llo , destruyendº lº s plane s de l gue
46 Miguel Angel Carbone ll
que cºnside ran insº spe ch ab le , van al
abismº comº pº r una rampa . Nº es de
cantándo le a nue strº pueblº que tºdº
se lº debe al yanqu i y haciéndº le des
deñar a las Repúbl icas hermanas de l
Cºntinente que tuvierºn para Martí y
para su causa hºnºre s y respe tºs cº
mo hemºs de cimentar la naciºnal idad ,
sinº educándo lo en e l amºr a la inte
gridad de la nación , haciéndº le aban
dºnar tºdº lº que pueda traducirse en
servil ismo , pºrque e l agrade cimientº
cuandº se exage ra se cºnvie rte en e s
clav itud e spiritual ; y enseñándº le a
de fender su patria contra tºdas las
naciºne s de la tierra que quieran es
trujar su l ibertad .
¿Qué pensarºn de lº s yanqu is nue s
tros inmºrtale s de América ?
De Bº livar e s e sta frase : Lºs Es
rezca a l exhibicion ismo patrio tero puesto en evidenciadurante la revoluci ón de febrero de 1917 por su monopolizador el señºr Carlos de Velasco , quien en lugar deapelar a los corazones de todºs para salvar la bambaleante nacional idad , sent ó p laza bajo las banderas de losamos del momen to s in que su nacional ismo , desvanecidopºr el plus de campaña, l e permitiera protestar contralas notas humi l lantes del min istro de la fuerza .El credo de la cruzada que el honor pa trio reclamadebe inspirarse en el prºgrama de Mºntecristi ; y su labordebe ser eminentemen te popular . Lºs que afi rman que enCuba nº hay cºnciencia colectiva son los interesados enque Cuba se pierda . Conciencia cº lectiva hay y es éstala que acusa a unos elementos ejecutivos capaces de vender por los tre in ta dineros al evangel ista de Gal i lea . Escºn aquél los y contra éstos que se debe comba tir. ¿ Queel esfuerzo es estéri l ? No hay esfuerzo estéri l . El puebl oque conoce los enemigos de su l ibertad, puede y debositiarlos.
Evocando al Maestro 47
tado s Un idºs pare cen haber s idº cº
lo cado s pº r la Fatal idad en e l Nuevo
Mundº para causar dañºs a América
en nºmbre de la L ibe rtad Antºn iº
Mace º , e l gigante sco c íc lºpe de la gi
gante sca Prºte sta de Baraguá , si gran
de po r su figura gue rrera más grande
aún pº r su figura mºral , afirmaba cin
cº me ses ante s de se r ungidº pº r la
Inmo rtal idad en Punta Brava : “nada
e spe ro de lº s americanºs ; tºdº debe
mo s fiarlº a nue strºs e sfuerzºs ; me jºr
e s subir o caer sin su ayuda que cºn
trae r deudas de gratitud co n un ve cino
tan pºde rºso ” . ( 1) Jºsé Martí , e l
apóstº l y e l máritr de nue stra lucha
emancipado ra , la más alta glºria in
te le ctual de América , previendº la
prºbable absºrción de ésta pº r lº s
sajone s , dijº :“viví en e l mºnstruº y le
cºnºzcº las entrañas” . (2)¿Y se equ ivo có Bº lívar y se e qu i
vº có Maceº , y se equ ivo cº Martí ? De
pensar e s que nº . Y cºmo prueba de
e l lº examíne se la po lítica segu ida po r
lº s Estadºs Un idºs en sus re laciºne s
( 1) De la Campaña por Anton io Maceo .—Carta a lcorºnel Federico Pérez , .página 71 .
—Bibl ioteca Cuba, Há
bana , 1916 .
(2) “En Cuba L ibre por José Marti
_
-C arta a Manuel Mercado
,página 64.
—Bib l ioteca Cub a , Habana , 19 16 .
48 Miguel Angel Carbone ll
cºn lo s pueblºs de nue stra América,
pº lítica que en nada se diferencia a la
pérñda de dividir para re inar seguida
pºr Rºma en lº s pueblºs de l Medite
rráne º de spués que la batal la de Zama ,
sepultando para siempre e l fantasma
de Cartago , de jó campº l ibre a sus
de smedidas ansias de cºnqu ista . Es
e sa la pº l ítica pºr e l lºs e sbo zada en
e l dºcumentº transcrito , dºcumentº
en que apare ce sºrprendida en su mí
sera pequeñe z la egºísta y calculado ra
tendencia expansion ista de la que lla
man pompo samente Repúb lica mode
io , cºmº si pudiera serlº una R epúb li
ca dºnde se divide a lº s hºmbre s , pºr
me zqu inºs antagon ismo s de raza ;“dºnde , re cºrdandº palabras de dºn
Juan Mºntalvo , las co stumbre s cºn
trarre stan a las leye s ; dºnde éstas
l laman al Senadº a los negrºs , y e sas
lº s repe len de las fondas, las pºsadas ;dºnde impera la demºcracia en las
instituciºn e s , y la aristºcracia en for
ma de ºrgullº y menºspre ciº excluye
de l gremio cºmún a lº s que nº brillan
pº r e l cº lºr ; dºnde nada pre sta e l ta
lento mismº ,n i las rique zas, cuandº
e l individuº e stá sindicadº de cuarte
rón º de mulatº ; dºnde la te z tantº
cuantº apagada, e s lepra que e l º rácu
Evocando al Maestro 49
lº de Amón denuncia a lº s Faraºne s
y cºndena al de stierrº al pueblº de
Israe l” . ( 3)Es e sa , cubanºs y lat inº
ame ricano s que tºdavía nº º s con
vencéis de que ,—como de cía Marti—“
e l
nºrteamericanº se apasiºna, se exalta,
se rebe la, se aturde y se cºrrºmpe lº
mismº que e l hispano -americano ” la
pº lítica que h a de sangradº a Méx ico ,
y que prºvºcó e l e scipiºnescº de sem
barcº en Veracruz cºn ve ladºs li nes
pun itivo s ; la que sustituyó en N ica
ragua, viºlandº e l territºriº naciºnal.e l de spºtismº de Ze laya pºr e l de spo
tismº de l de spºjo , y se aprºve chó de
la duct ilidad de un gobie rnº de facto
para cºncertar e l Tratadº Chamorro
! e itze l , cºncediendº a perpe tu idad a
lº s Estadºs Un idºs dere chºs para la
cºnstrucción , serviciº y mantenim ien
to de un canal interº ceán icº pº r e l
Ríº San Juan y e l Gran Lago , e l arrien
do pºr nºventa y nueve año s de las
Great Co rn Island y L ittle Cºrn Island
y e l e stable cimiento , pº r e l mismº
lapsº , an tº jadizam ente prºrrºgable , de
una e stación naval en un sitiº cual
qu iera de l Gº lfo de Fºnse ca, de soyen
( 3) Siete Tra tados po r Juan Montalvo ; página 121.—Bib liºteca de Grandes Autores americanos ; Garn ierHermanos , París .
50 Miguel Angel Carbonell
dº las justas prºte stas de lo s Goh ier
nº s de Cºsta R ica, Salvadºr y Hondu
ras, lastimadas y amenazadas pºr e se
tratadº en sus cºmunes dere chºs sºbre
e l Ríº San Juan y sºbre e l Gº lfº de
Fºnse ca re spe ctivamente , cºn visible
menºspre ciº de lº e stipuladº en ante
riº re s tratadºs ; la que h a convertidº
a Santº Domingº en campº de devas
tación donde un mil itar impºne su cá
prich º cºmº ley y ampara su gºbiernº
en e l e span to ; la que me rmó su te rri
torio a Cº lºmbia y de fraudó la vo lun
tad popular levantandº sºbre la falsifi
cación de l Acta de Padilla la usurpación
de Reye s ; la que fºmentó la pseudº
Repúbl ica panameña cºn fine s intere sa
dº s y perversºs, apºyandº a una fac
ción sin ideale s n i prºgrama merced
al cºmprºmisº de firmar más tarde ,
mediante e l º rº cºn que lº s agio tistas
de l Nºrte siembran la cizaña en nues
tras tierras , e l vergºnzante traspasº
de la cºnce sión , próxima entºnces a
caducar, que hiciera Cº lºmbia a la
Cºmpañía Nueva de l Canal de Panamá,traspasº que e l Cºngre sº cº lºmbiano ,
de espaldas a las conminato rias nºtas
de Rººseve lt , se negara a autºrizar
cºn maje stuºsa viril idad , aun a sa
b iendas de que e l mandatariº de la
Evocando al Maestro 51
Casa Blanca había prºnunciadº la in
ape lab le sentencia de apºyar, si nº se
aceptaba la impºsición , la indepen
dencia de Panamá ; la que h a impues
tº en Cuba la bºndad de l fraude y
cºnvertidº en campamentº pún ico la
herºica prºvincia en que Mace o , de s
pués de asombrar al mundº aniqui
landº en o cho cientas acciºnes las ague
rridas huestes de l pºder cº lºn ial , se
mantuvo , altivo cºmº la prºte sta, cºn
tra e l Pactº en que naufragaron lºs
ideale s que inspiraran a Céspede s en
e l amane ce r glºriºsº de la Demajagua.
54 Miguel Angel Carbone ll
aun en lº s pechºs más l lenºs de fe ,
la e spiga de de sconso lador pesimismº .
Pºcºs hºmbres en nuestrº país o fre
cen psico lºgia tan cºmp l icada a lº s
ºjºs de qu ien pre tenda estudiar su re
levante personal idad , cºmº Jºsé An
ton io Gºnzále z Lanuza,—pensador,
cºnferencista , sºció lºgo , jurisconsultº ,
catedráticº . legisladºr, y, pºr encima
de tºdº fi lósºfo . Filósºfo , si, en cuyo s
labiºs jugaba casi siempre , a manera
de aristo crático flage lo , una sºnrisa
vo lteriana, prºvo cada acasº pº r la
cºnstante cºntemp lación de lo s nulºs
l legandº al Capitº l iº .
Comple ja era la pe rsºnal idad de es
te gallardº re pre sentante de Cuba in
te le ctual que—prº digiº de actividad
hablaba en la Sociedad de Cºnferen
cias º en e l Atene o , hºy sºbre To lstoy,
mañana sºbre Ada Negri ; disertaba en
diversºs centrºs culturales sºbre do c
trinas de Dere chº de spachaba en su
bufe te asuntºs prºfe siºnales ; atendía
cºn severa puntual idad lº s debere s de
su cátedra en la Un iversidad Naciºnal ;y nº le faltaba e l tiempo para ex ta
siarse en la contemplac ión de la Be
Evocando al Maestro 55
lle za, re cordar cºn entusiasmo , en inº l
vidab les ve ladas e spirituales , º ra las
nºtas me lódicas e scuchadas cºn fasci
nante de le ctación ; º ra lº s arranques
subl ime s de trágica gen ial ; º ra la de
licade za encantadora de Anna Pavlowa
emprendiendº una cºmº fantástica as
censión hacia lº s paíse s de l Ensueñº .
Comple ja , si, era la pe rsºnal idad de
e ste"
hºmbre que—iron ista sutil—se
ignºraba si sºnre ía cuandº aparecía
grave º si e staba grave cuandº son
re ía ; que nº gustaba de pro digarse
hasta e l extremº de mºstrar a tºdº e l
mundº lºs canales de su e spíritu , tal
ve z si pensandº en la incºnv en ienc ia
de enseñar lº s re sºrte s de l me can ismº
inte rnº ; que apare cía débil a fuer de
bºndadºsº y pºse ía , pºr e l cºntrario ,
una serena energía amparada en una
frialdad anímica que e ra cºmº la ur
na en que cºnservaba las vibraciºne s
de su espíritu .
Qu ien juzgase al dºctºr Lanuza h ºm
b re demasiadº reservado , de rºstrº se
vero , tan seve rº cºmº e l de algunºs
de nuestrºs imprºvisadºs gen iºs, lº
descºnºcía pºr cºmp le tº : era sencillº
pºr naturale za , nº pºr fingida demº
cracia : mo de sto , sin alardes prºvºca
dº s casi siempre pºr e l de seº de ex
56 Miguel Angel Carbonell
pre sar lº contrariº º de prºvºcar e l
ju iciº halagador de qu ien e scucha. Su
cºnversación cautivaba . Ni amaba e l
rebuscam ientº caprichºsº de vo cablºs
de slumbrante s , lº s cuale s le prºducían
la más irón ica sºnrisa en labiºs
de lº s e legidºs de la nul idad , ni en
vº lv ía sus palabras en e l mantº de una
re tórica vacía .
Hab laba cºn repºsº . Sus ademane s
eran sencil lo s . Y cuandº sus pequeñºs
ºjºs se clavaban cºn fije za, de sentra
ñab an las cºsas de l alma y e l alma
de las cºsas.
En lº s pueblºs de América, pºr ley
general , se de stacan só lº lº s hºmbres
que unen a la capacidad inte le ctual , el
temperamentº cºmbativo . Qu ien pºsea
lº primerº sin lº segundo , difícilmentetriunfa . El hºmbre a qu ien nº provo
can grandes entusiasmo s lº s prºb le
mas naciºnale s y a qu ien e l panºrama
de la Naturale za arranca pro fundas
concepciºne s ; perº cºncepciºne s des
l igadas de l calºr cºmun icativo prºpiº
de nue stra raza, nº lºgran pºr lº cº
mún , e l lauro pºpular. Y , sm embargo ,
Jºsé Antºn iº Gºnzále z Lanuza, tem
Evocando al Maest ro 5 7
pe ram entº sajón , casi ajenº a las ln
chas partidaristas , en qu ien e l senti
miento pºpular nº prºvºcaba grande s
impre siºne s y a qu ien e l cºmbate dia
riº de las ide as nº lºgró nunca con
move r, destacóse de l núcleº de lº s de
más cºmpºnente s de nue stra cº le ctiv i
dad siendo admiradº pºr las masas ,
pºr e sas agrupaciºne s inqu ie tas ne ce
sitadas de cºntemp lar a lo s hºmbres
en e l escenariº dºnde se cºmbate cºn
te són . Y e s lógicº tºdº e stº . Lanuza
tenía ciertº atractivº irre sistible . Quien
lº trataba lº admiraba . Y qu ien lº ad
miraba lº pro clamaba . Y así fué cre
c iendº e l núme rº de aque l lºs a quie
nes prºvº cara ratºs de e sparc imiento ,
pudiendº de cirse que nº h ay cubanº
ajenº a su cºnversación e lºcuente , a
sus festivas narraciºne s , a sus cuentºs
saturadºs de e spiritual grace jo . De ah í
que e l hºmbre he chº a lucir sus cua
l idades excepcionale s de prºfe siºnal ,
de pensadºr y cºnfe rencista en nues
tro s más altºs centrºs cu lturale s ; mas
nº a cºnquistar la admiración de un
pueblo , fue se admiradº pº r éste que ,
inte ligente y pe rspicaz cºmº lº sºn
pºcos pueblºs de la tierra, se rego cija
b a cuandº º ía hablar de l hºmbre a
quien supºnían agriº y resultaba sua
58 Miguel Angel Carbone ll
ve ; a qu ien cre ían severº y era sºn
riente , a qu ien e stimaban rese rvadº y
re sultaba cºmun icativº a qu ien só lº
se figuraban de rro chador de frases
c ientífi cas y e ra cuentista de rego cija
da y bril lante fantasía .
Lanuza e ra hombre para edificar.
De ah í que de sdeñase la lucha parti
darista , e sa lucha que h a lle gadº a
cºnve rtirse en Cuba en campº dºnde
se de struyen hºnras sin re spe tar n in
guna legitima ni ve rdade ra . El ap lausº
de la multitud nº l legó nunca a cºn
moverlo . El cºmbate de las ide as le
seducía ; la pº lémica se ctaria le ho rro
rizaba . La tribuna académica le atraía ;la tribuna pº lítica le inspiraba hºrrºr.
¿Era un pe simista ? Pe simista se le
l lamaba a diariº ; mas su fe cunda la
b or nº pare ce cºnfirmar que lº fuera.
Pe simista e s e l que , pºbre de e spíritu ,
permane ce estaciºnariº pºrque care ce
de fuerzas para luchar ; e l que nº arro
ja la simiente en e l surcº pºrque pien
sa que e l huracán h a de arrasarla e l
que nº crea pºrque tºdº le parece e s
téril mas nº quien cºmº Lanuza ape
nas si tuvo un mºmentº para desean
Evocando al Maestro 59
sar de las fatigas de la faena diaria ;nº qu ien educaba en e l prºgrama só
l ido de la re cºnstrucción sºcial a lº s
que habrán de ser mañana lº s condue
tore s de la cºnciencia públ ica ; nº qu ien
era e l primerº en pre star su nobilísimo
cºncursº a tºda fie sta cultura l .
Lº s pe simistas pe rmane cen en la si
ma . Lº s ºptimistas van hacia la cum
b re . Lanuza e ra de lo s últimºs . Y si
nº pusº ininte rrumpidam ente su gran
talentº al serviciº de su patria en la
tarea re cºnstructiva de la Repúbl ica ,
fué pºrque temió siempre verse en
vue lto en e l huracán de las pasiºne s y
nº qu isº que turbasen sus apacible s
hºras de repºsº en e l ambiente espi
ritual que él se había fºrjado , ni las
envidias n i las mºrdeduras cº rtesanas.
n i lo s dicterio s cºn que aqu í se premia
al que , en nºmbre de l hºnºr naciºnal ,se atreve a ap licar e l te rmº cauterio
a lº s que sº pre textº de haber servido
a la patria se cre en cºn dere chº a cº
rrºmperla en su prºve chº .
Nº justifi cº yº bajº n ingún cºnceptº
e sta actitud de Lanuza . Lº s hºmbre s
repre sentativos de un pueb lo , y él lº
e ra de l nuestrº en gradº superlativo ,
se deben a él . Perº sí disculpº sus e s
crúpulº s de tºmar parte activa en las
60 Miguel Angel Carbone ll
cºntiendas de sus cºnciudadanºs, ya
que qu ien cºmº él nº pºse ía tempera
men to de luchadºr, sinº sensible t em
peramentº de artista , difícilmente pº
día lanzarse a cºmbatir en mediº de
e stas tin ieblas re pub l icanas en que se
dibuja la silue ta de Ge rión , tan pare
cidas a aque l las o tras tin ieblas cº lº
niale s que prº vo caran las virile s ad
mºniciºnes de Martí cuandº e l epin i
ciº vibrante divin izado en sus labiºs
hacía sºñar cºn algº más que cºn una
factºría ave riada dºnde fºrzadºs al
b aceas legislasen antº jadizamente .
Nº era Gºnzále z Lanuza brillante
en la fºrma , nº amaba las arrogancias
de e stilº n i vistió nunca e l lenguaje
cºn traje s re camado s de las ricas pie
dras de la fantasia ; e ra serenº en la
expºsición , sencillº y límpidº . Sus
trabajºs l iterariºs , saturadºs de suave
irºn ía , reve lan , al par que las“
ve tas
inago tables de l ºrº finº de su mente
he lén ica , aque l la exqu isita dono sura
que constituyera e l más grande atrae
t ivº de su atractiva persºnal idad . Gon
zale z Lanuza un ía a la prºfundidad
crítica de Macaulay la punzante inten
ción de Gan ive t .
Cºnferencista, su verbº repºsadº y
persuasivo seducía cºn seducc ión irre
62 Miguel Angel Carbonell
e l tiranº en las entrañas mismas de su
feudº ahíto de cºrte sanºs y de e spías,pre sto s siempre a acusar ante la usur
pada autºridad de su señºr a lº s que
supºn ían cºmpl icadºs en lº que autº
nom istas y e spañº le s rival izaban en
llamar crimen separatista. Y en e se
pue stº pe rmane ció hasta que , descu
b iertº en sus labºre s francamente re
vº luc iºnarias ,fué reducidº a prisión
pº r las autºridade s cº lºn iale s y de
portado a Chafarinas. Pue stº en l iber
tad ,más tarde pasó a New Yºrk , dºnde
fué Se cre tario de l De legadº de l Parti
do Revº luciºnariº Cubanº .
Apóstº l de la emancipación , su vºz
se de jó º ír en las emigracione s . Nº
e ra Lanuza ºradºr fo goso he cho a es
treme cer un pueblº cºn lo s acentºs
lapidariº s de sus arengas infiamadas .
Y , sin embargo ,lº s cubanºs de Tampa
le aclamaron cºn frenéticº entusiasmº
cuandº de sde la p latafºrma de la ma
nufactura de Mart ine z Ibor—túibunade sde la cual Martí había invitadº a lº s
patriºtas al de spertar herºicº de Bai
re—habló , de scartandº tºda pºsible
transigencia cºn e l autonomismo , de
la ne ce sidad de pe rseverar en e l es
fuerzo hasta sepu ltar la t inaría , po r
que más vale—exclamó al final izar su
Evocando al Maestro 63
magna o ración—que nºsºtrºs nº s de s
pedacemº s para que mañana nuestrºs
hijºs no se de spedacen” . Nº le pasó
entºnce s pºr la mente al insigne cu
bano la visión de scºncertante de su
pueblº de sangrándº se en implacab le
due lº a lo s qu ince añºs de ser l ibre ,
cºmº si las cadenas cº lºn iale s nº h u
b ieran quedado cºmple tamente de stro
zadas y se hubiera impuestº al cabo
e l sacrificiº de lº s hijºs .
La vida—de cía Marti—e s cºmº la
pared de la jarra : que cºntiene e l vá
cíº útil , e l vacíº que se llena cºn leche ,
con vinº , cºn mie l , cºn pe rfume ; perº
más que la pared , vale en la jarra e l
vacío , cºmº la e tern idad , dichºsa y sin
límite s , más que la existencia dºnde
e l hºmbre nº pue de hace r triunfar la
l ibertad . Mºrir ¿nº e s vº lver a lº que
se e ra en principiº ? La mue rte es azul ,e s blanca , e s de cº lºr de perla , e s la
vue lta al gºzº perdido , es un viaje .
El dºctºr Lanuza acaba de emprender
e se viaje .
Y ante su tumba , prºnunciº e stas
palabras reve ladºras de una intensa
amargura patriótica : Maestro : h as
64 Miguel Angel Carbonell
muertº cuandº la L ibertad que tiñera
en glºriºsa púrpura los hºrizºntes de
la patria pal ide ce amenazandº e cl ipse .
Bien hi0 1ste en partir a e sa región que“e s azul , blanca, cº lºr de perla
”, que
e s la vue lta al gºzº perdidº antes
de verla ex trangulada entre las garras
de l águ ila pérfida .
NUESTRA ACADEMIA DE HISTORIA
Y EL HISTORIADOR VILLANUEVA
¿Cºnºcen lº s ilustradºs miembro s
de nue stra Academia de H istºria , e l
Re sumen de la Historia de América
de su miembrº cºrre spºndiente e l se
ñº r Carlºs A . Villanueva ? ¿Han le ídº
lo que respe ctº a Cuba dice ? ¿Nº?
Pue s le ed cºnmigo , señºres Académi
cº s , algunºs párrafºs de ese l ibro , que
de segurº º s enseñarán cºsas nuevas.
sºrprendente s, fantásticas . Perº , nº
o s eno jéis , señºres Académicºs, que
nº e s mi intención mºrt ificarº s ni mor
t iñcar tampºcº al Sr. Vil lanueva . Nº
toméis pºr afán inmode rado de hace
ros blancº de injusta crítica 10 que
só lº gu ía e l amºr a la verdad . Vºsºtrºs
habéis rendidº hºmenaje al Sr. Carlºs
A. Villanueva. Y nº lº discutº . Ante s
al contrario , creº que e l Sr. Villanueva
mere ce e l hºmenaje respe tuºsº de sus
66 Miguel Angel Carbone ll
cºmpatriºtas ame ricanºs . Es de h u
manos e rrar. Y e l he chº de que e l
Sr. Villanueva haya incurridº en errº
nes grave s y grave s ºmisiºne s al pre
tender sinte tizar en su ºbra la histºria
de nue stras luchas , nº e s mºtivo sufi
ciente para negarle méritºs que le
hagan acre edºr al hºmenaje de vº sº
trºs. Perº , expliquémºnº s : e l hºme
naje_
de nue stra Academia al Sr. Vil la
nuva reve la e l conºcimientº de su ºbra
en general pº r parte de lo s señºres
Académicºs . Y, siendº así, ¿nº e s ló
gieo que e l histo riadºr haya cre ídº
sanciºnada su labºr ? Nº e s una san
ción real : e s una sanción mºral . Y esa
sanc ión mºral e s la que yº , señºres
Académicºs, de seº que se de svane zca.
Y para e l lº apºrtº pruebas . Le ed :
En 1868—dice e l Sr. Villanueva
o curre la primera grande insurre cción ,
que dura die z añºs , pue s fué en 1878
cuandº e l Mariscal Mart ine z Campºs
firmó cºn lº s independiente s la Paz
de l Zanjón , donde prºme tió las re fºr
mas admin istrativas pedidas pº r lo s
autºnºmistas , cºsa que se hacía ya
ne cesariº ºtºrgar, pue s Estadºs Uni
Ev ocando al Maestro 67
dº s vº lvían a su prºpaganda de 1854
bajº su garantía de cºmprar e l re co
nº c im ientº de la independencia de lº s
cubanºs pº r ve inte millºne s de dó la
re s.
Care ce de tºdº fundamentº la ase
ve rac ión de que en e l Pactº de l Zan
jón se prome tieran re fºrmas de n in
guna clase . En e l Pactº e scritº nº se
tºcó ese puntº para nada . El compro
miso de re ctificar la pº lítica cºlºn ial ,fué un cºmprºmisº mºral , cºmº la san
ción de vºsºtrºs para cºn e l Sr. Villa
nueva , señºre s Académicºs . Y, muchº
menºs pºdían haber sidº prºme tidas
las re fºrmas admin istrativas sº licita
das pº r e l autonomismo , cuandº e l
autonomismo nació , pre cisamente , sº
bre lº s e scºmbrºs de la guerra v enc ida.
Y si grave s sºn e stºs erro re s, graves ,muchº más grave s, sºn las ºmisiºnes.
Nº menciºnar a Céspede s , e l dulce
Cristº de la Demajagua , e l in iciadºr
de aque l la jºrnada e stupenda ; ni cºn
sagrar un párrafº siqu iera a lº s pre
ju icio s étn icºs barrido s pºr la e spada
l ibe rtadora , n i a la Cºnstitución de
Guaimaro , n i a las grande s acciºnes
en que e l cubanº dió pruebas de sin
par resºlución herºica , sºn ºmisiºne s
que vosºtrºs , señºre s Académicºs, nº
68 Miguel Angel Carbonell
pºdriais justificar. Y cºmº si e l autºr
se empeñase en ºcultar lº s ge stºs
herºicºs, hace caer a la”
revo lución
he rida de mue rte en e l Zanjón , sin
menciºnar la cº lºsal prºtesta de Ma
ceo en Baragua.
Mas o íd , señºre s Académicºs, lº que
de spués de re ferir la cºnducta de Es
paña nº cumpl iendº e l cºmprºmisº
mºral cºntraídº cºn lº s insurre ctºs,dice e l Sr. Villanueva :
“Cºn tºdº (a pesar de l incumpli
mientº)so portaron lº s cubanºs , fá
t igadº s de tan larga gue rra a muerte ,
aque lla incºrre cta cºnducta, y creyen
dº encºntrar en e l senº de la paz e l
caminº que nº le s dierºn las armas
para ºbtene r e l me jºramientº de su
cºndición pº l ítica , se ºrgan izarºn a
fin de arrancar a la me trópºl i e l re co
nºcimientº de su autºnºmía , de a ouer
do cºn e l principiº inglés de l se lf
go vernment .
Nº soportaron lº s cubanºs, cºmo
vosotrºs, señºres Académicºs, véis que
afirma e l Sr. Villanueva , la afrenta de
sus ºpresºre s ni muchº menºs se eu
tregaron al—autonomismo . El e lementº
revo luciºnariº nº se afil ió a la nueva
bandera , sinº que cºntinuó pensandº
que e l Pactº de l Zanjón e ra só lº una
70 Miguel Angel Carbone ll
Mºnte cristi , nº existe , ni la vasta la
b o r real izada pºr e l Partidº R evº lu
ciºnariº Cubano , fundadº y dirigidº
pº r Marti. La invasión tampºcº e s ci
tada, n i e l desplºme en Dº s Ríºs de l
últimº l ibe rtadºr y primer pensadºr
de América .
Veamºs lº que sºbre e l tratadº de
paz dice e l histºriadºr“Este (e l tratadº)se firmó en París
e l 10 de diciembre , y e l prime rº de
enero , 1897 , entregarºn lº s e spañº les
la ciudad de la Habana, e tc .
El primerº de enerº de 1897 aún lº s
cubanºs sangraban pº r su de cºrº y lº s
Estadºs Un idºs nº pensaban encon
trar eu la vo ladura de l acorazadº
Maine ºpºrtun idad para rºmper sus
hºstil idade s cºn España , mal podían
haber entregadº lº s e spañº le s la ciu
dad de la Habana a lº s nºrteameri
canºs .
Pro sigamo s . Cºrre e l añº de 1902 .
“Pºr Presidente de la Repúbl ica
nºmbró la Asamblea, 20 de mayo , a
dºn Tºmás Estrada Palma, y pºr vice
presidente a dºn Luis Estevas Rº
mero .
”
¿Qué Asamblea será e sa , señores
Académicºs, que nºmbró a dºn Tºmás
Estrada Palma y a Luis Estéve z , nº
Evocando al Maestro 71
Estevas, cºmº dice e l histºriadºr, pá
ra las dº s más altas magistraturas de
la nación ? ¿ Será la Cºnstituyente ?
Pe ro , ¿acasº ignºra e l Sr. Vil lanueva
que la Asamblea Cºnstituyente nº tuvº
más misión que la de dar a Cuba una
Cºnstitución y nunca la de designar
al presidente y al vicepre sidente de la
Repúbl ica ? ¿ Ignºra e l Sr. Vil lanueva
que éstºs sºn e le gidºs en e lecciºne s
generales cºnvo cadas al e fe ctº ?
Sigamºs al Sr. Villanueva :“En dº s de jul io , 1903 , se firmarºn
dº s tratadºs cºn Estadºs Un idºs . Pºr
unº se cºncedió a éstºs e l dere chº pa
ra e l e stable cimientº de una e stación
naval en Guantánamº y Bahía Hºnda ;
pºr e l ºtrº se le s cedió la prºpiedad
de la Isla de Pinºs” .
Inexacto , absº lutamente inexactº .
El cºnven iº entre Cuba y lº s Estadºs
Un idºs merced al cual aquélla arrien
da—no concede—a éstºs, para e l e sta
b le cim ientº de e staciºne s carboneras
º navale s varias extensiºne s de tierra
y agua ,fué firmadº e l día 1 6 de febre
rº de 1903 pºr e l pre sidente Palma ,
y e l 23 de febrerº de l mismº año , pº r
e l pre sidente de lº s Estadºs —Unidº s ,Sr. Roºseve lt . El Senadº de la R epú
bl ica cubana lº aprºbó e l día 16 de
72 Miguel Angel Carbon-ell
jul iº , de l añº citadº . El Sr. Villanueva ,
al afirmar que e ste tratadº fué firma
do e l 2 de jul iº , 10 cºnfunde lastimo sa
mente con e l tratadº que reglamenta
e l arrendamientº de las e staciºnes
navale s y carboneras. Existe una gran
diferencia entre unº y ºtro . Pº r e l
primero , pºr e l de febrero , se arrienda ;
pº r e l segundo , pº r e l de jul io , se de
te rminan las base s de e se arrenda
mientº .
En cuantº al tratadº cediendº a lº s
Estadºs Un idºs la prºpiedad de la Isla
de Pinºs, es sólº prºductº de la fan
tasia de l histºriadºr. En verdad que e l
Sr. Vi llanueva se dºcumentó cºn al
gún indº cumentadº .
Y cºncluye e l Sr. Vil lanueva“La insurre cción cubana de 1904
mºtivó que lº s Estadºs Un idºs º cu
paran de nuevo la isla , e tc .
El Sr. Villanueva debe referirse a la
revo lución de agºstº de 1 906.
Otrºs muchºs errºre s y ºmisiones
pudiera anºtar ; mas cºn lº s citado s
basta para que la Academia de la His
toria quede cºmp lacida de la erudic ión
de su miembrº cºrre spºndiente .
Evocando al Maestro 73
Y se me ºcurre pensar la re sponsa
bilidad mº ral que caería sºbre nues
tra Academia de H istºria si un tribu
nal examinadºr suspendie se a un exa
m inandº a quien se le o currie se la
peregrina idea de e studiar Histºria de
Cuba en la ºbra de l Sr. Villanueva ,
histºriadºr hºnradº cºn títulº hono
ríficº pº r nuestra e rudita Academia de
Histºria .
Preºcupadº cºn e stºs de satinºs sº
b re he chºs reciente s, tan re cientes que
aún viven actºre s y te stigºs a qu ienes
pudº cºnsultar e l Sr. Vil lanueva , pon
gº tan en duda la verdad histórica que
la l legº a cºnfundir cºn la leyenda y
n iegº pºr igual , en un arranque de
anarquismo , e l pºema cristianº y e l
sacrifi ciº de Scevo la, lo s prºdigiºs de
Hércule s y la existencia de l divinº
C iego , lº s milagrºs de la vara de Mº i
sés y la pasión de Antºn iº pºr Cle ºpa
tra ; las ºraciºne s de la Piton isa y la
fiera acome tividad de l hijº de Fil ipo ,
la mºnstruºsidad de l Papa Bºrgia y e l
absº lutismº de Fe l ipe II . Y para nº
de jar de dudar, dudº hasta de la acción
e stupenda de Da0 iz y de Ve larde .
UN PROCER DE NUESTRA
INDEPENDENCIA
N iñº aún , ajenº a las tºrturas a que
la nación cº lºn izadºra ten ía sºme tidºs
a sus cºmpatriºtas, de scºnº cedºr de
las infam ias que a diariº se cºme tían
ante la indiferencia de l mundº civi l i
zado en e sta tie rra nue stra dºnde nº
se pºdía prºnunciar e l nºmbre de la
patria sin sufrir la pe rse cución de lºs
tiranºs , e scuchaba Deme triº Castillº
Duany allá en e l hºgar amado—dºnde ,
nº pºrque e l disfrute de una hº lgada
pºsición e cºnómica permitie se vivir
en e l boato se de jaban de cºmentar cºn
fervoroso entusiasmº las virile s pro
t estas l ibertadoras de l pueblº cubano
lº s re latºs de las fracasadas reb e liº
n es de Narcisº Lópe z , de Jºsé Isidºrº
Armentero s y de Jºaquin Aguero y
Agiierº , que pagarºn cºn sus vidas e l
de l ito , e l infamante de l itº para lº s
76 Miguel Angel Carbonell
audace s mandatariºs de la Cº lon ia, de
aspirar a fundar una patria l ibre . Pºcº
después llegarºn a sus ºídºs lº s mar
ciale s rumore s de la década inmºrtal ,
que sacudían sus múscu lºs cºmº en
una cºnvu lsión viº lenta . Céspede s ,vene radº en la casa paterna , en la cual
tºda simiente revo luciºnaria encon
traba preparadº e l surco , cºmenzó a
se r miradº pºr él cºmº un D iºs ih
maculado ; las prºe zas de Góme z y
Mace º de spertarºn en su imaginación
e l cu ltº a lo s hérºe s y e l nºble de s
prendimiento de Aguilera y la re so lu
ción de Cal ixtº García , imitandº e l
gallardº gestº de l gran Carlºs Manue l
ante s de caer en pºder de l enemigº.avivaron en su alma e l fuegº de la
rebe ldía .
En un mediº tan prºpiciº para sen
tirse atraídº pºr lá ácc ión revo luciº
naria , cºntemp landº en lº s albºres de
la existencia la lucha cº lºsal de su
pueb lº cºntra e l déspºta aumentandº
aún más e l ansia emancipado ra las h a
zañas de lº s dominadore s, hazañas an
te las cuale s pal ide cían lº s crímenes
que , cincuenta añºs atrás, y en nom
b re de l mismº pºder y de la misma
santidad papal , cºme tían lº s sangui
nariº s Bove s y Mºrale s en la América
78 Miguel Angel Carbonell
t ificadº s cºn la causa revo luciºnaria ,
para evitar que se nutrie sen las filas
rebe lde s y pºder lºgrar sus prºpósitºs
de dºminar la insurre cción sin acudir
a mediºs reprº b ab le s , ºbl igarºn a De
me triº Castillº Duany , que nº sabía
pºne r frenº a sus generºsºs entusias
mo s patriótico s , a emigrar a lº s Esta
do s Un idºs. Y cuandº Cal ixtº García ,
de spués de de sembarcar en e l Aserra
dero , ce rca de Santiagº de Cuba , al
frente de die cinueve expediciºnariºs ,
cºmprendiendo , lº mismº que Jºsé
Mace º y lº s demás je fe s de la región
ºriental , lº inúti l de la re sistencia , se
de cidierºn a capitular ; y cuandº Nú
ñe z , que se había manten idº en las
Vi llas al frente de un grupº de pa
triº tas luchandº cºn las armas arre
batadas al enemigo , depuso más tarde
su actitud a cºndición de que se le pe r
m itiera sal ir de la isla ,quedandº ésta
pacificada nuevamente y sºme tidºs sus
infe l ice s mºradºre s a las iras de la
so ldadesca enfure cida , Castillº Duanycºnsagróse pºr cºmp le tº a la causa de
Cuba , dispue stº a tºmar parte activa
en e l mºvimientº revo lucionario , que
habría ne ce sariamente de e stal lar de s
pués de l fracasº de e sta última cºn
tienda , ya que nº e ra pºsible que lº s
Evocando al Mae stro 79
cubanºs se re signasen a vivir de rº
dillas ante e l déspºta .
La evangélica palabra de Martí, e l
Savonaro la de la epºpeya cubana des
pertandº a lº s dºrmidºs, fortale c 1endº
a lº s d ébile s , enarde ciendo a lº s cre
yente s y atrayendº a lº s hºmbre s de
la Gue rra Grande , dispersºs por las
emigracione s , de scºnfiadº s de l pº rv e
nir, encºntró e cº gene rºsº en e l cº
razón de Deme triº Castillº Duany que
nº dudó un mºmentº de la e ficacia de
aque l subl ime verbº de apºstº ladº que
había de prºvºcar la e rupción de l vº l
cán revo luciºnariº cuyas lavas sepul
tarían para siempre a la dºminación
e spañº la en América .
Ya Martí , viendº más allá de lº que
ve ían sus cºmpatriºtas, aprºve chandº
la de scºnfianza que a lº s cubanºs ver
daderº s inspiraban las tan de cantadas
re fºrmas de Maura y de Arb azuza y
la indife rencia cº n que miraban la pro
paganda autonomista , había lºgradº
aunar vº luntade s , y lº que es más aún ,
las había preparadº para e l cºmbate :
ún icº caminº que pºdia cºnducir a l
Capitºl iº . La revo lución se pre sentía .
80 Miguel Angel Carbonell
Nº pºdía hacerse e sperar. El mar se
había de sbºrdadº y era impºsible con
tenerlo . El terremºtº revo luciºnariº
amenazaba e streme cer e l palaciº de l
déspºta. La hºra de las re sº luciºnes
se aproximaba . Y llegó un dia , e l ve in
te y cuatro de febrerº de mi l o cho
ciento s nºventa y cincº , en que las
mºntañas ºrientale s se conmovieron
cºmº si sere s invisible s e scalaran sus
cúspide s . Algº cºmº un e struendº de
º las embrave cidas se sentía : ¡dijérase
que lº s hérºe s de Hºme rº l lamaban a
la guerra ! De prºntº se siente un cla
mo reo general . Se e scuchan vºce s : sºn
las de Rab i, lº s hermanºs Lºra , Masó ,Mºncada , Periquito Pére z , Sartorio ,
Bandera, Gºule t , Garzón , Pºrtuºndo ,
Miró , Amadºr Guerra , que convidan al
asaltº a sus hue ste s bravias , enarb º
lando e l pendón de la l ibertad que
ve inte y sie te añºs atrás enarb º lara
en Yara e l inmºrtal Carlºs Manue l de
Céspede s.
Y entºnce s Deme triº Castillº Dua
ny, é l cubanº que escuchara cºn un
ción e l mágico verbº de Martí, e l re
be lde impaciente que ardía en nºbles
ansias redentoras , evo cando , llenº de l
más fe rvo ro so patriºtismo , aque l las
dulce s ve ladas de l hºgar en que él ,
Bvocando al Maestro 81
ºyendº hablar de l sacrificiº de Lópe z ,de Armente ro s y de Aguero , de l ge stº
de Céspede s, de las prºe zas portento
sas de Góme z y Mace o , de la re sº lución
de Cal ixtº García y de l magnº des
prendimiento de Aguilera , juró de feu
der la patria, e chó sºbre sus hºmbrºs,sin temºr a las amenazas de lº s sica
riº s de l déspºta , la ardua misión de
facil itar armas a Mºncada y a ºtrºs
jefes de la revo lución durante lº s cº
m ienzº s de ésta, hasta que e l tre s de
jul iº de l mismº añº en que e stallara
la prºte sta fulgurante , engro só , acom
pañadº de su hermanº Jºaqu ín , las
filas de l Ej ércitº L ibe rtadºr.
Las marchas fºrzadas a través de
los abruptºs caminºs ºrientales, la
falta de al imentºs , la e spera constan
te de l enemigo , e l asaltº ine spe rado ,
nº sºrprendierºn al nuevº cºmb at ien
te , que demºstró de sde lº s primerºs
mºmentºs excepciºnale s dispºsiciºne s
para e l mandº y bravura y de cisión en
la pe lea , bravura y de cisión que le va
lierºn las más fe rvo ro sas fe l icitaciºnes
de Victºrianº Garzón , a cuyas órdene s
inmediatas ºperó hasta que Jºsé Ma
c e o , e l indºmable Ayax , persºn ificación
de l valºr, le cºnfirió , atendiendº a la
audacia de splegada pº r Castillo Dua
82 Miguel Angel Carbonell
ny , e l altº hºnºr de nºmbrarlº Je fe de
la Cabal lería de su Escº lta .
Se cundó bril lantemente a Jºsé Ma
ceº en lº s cºmbate s de Yerba de Gui
nea y la Curia de Majaguabo , demos
trandº gran seren idad al mantene rse ,
al frente de lo s suyºs , en unº de lo s
lugare s de mayºr pe l igrº y cºntribu
yendo cºn su vigºrºsa in iciativa al
triunfº de las fuerzas insurre ctas , lº
que le val ió e l ascensº al gradº de te
n iente cºrºne l .
Más tarde se le cºnfi ó ,interinamen
te , e l mandº de l Regimiento Mºncada,
so sten iendo—lo s cºmbate s de El Triun
fº y Saº de l Indio , en lº s que venció
a un enemigº superiºr en número y
bien mun icionado , triunfºs envidiable s
éstºs, pº r lº que fué confirmadº al
frente de l menciºnado Regimientº .
Acompañó cºn sus fuerzas a Antºn iº
Mace o , e l glºriºsº c íclºpe derribadº en
Punta Brava , hasta la cañada de l Ya
rey , en las Tunas , vo lviendº de nuevo
a ºcupar su puesto , en e l que tantºs
laure le s co nouistara , al ladº de Jºsé
Maceº , a cuyas órdenes luchó hasta e l
aciago día en que éste cayera , º rde
nandº la carga , en la inºlvidab le ac
ción de Lºma de l Gatº .
Castil lº Duany fué nºmbradº en
Evocando al Maestro 3
tºnce s pº r Cal ixtº García Je fe de la
brigada de Baracoa , cargº que le h á
b ía cºnfiadº días ante s de su trágicº
fin e l general Mace º y en e l que e l
inº lvidable je fe de la insurre cción de l
se tenta y nueve se complació cºnfir
mando lo . Pºco de spués fué de signadº
para e l mandº de la brigada de Ramón
de las Yaguas , la primera de las divi
siºne s de l Primer Cuerpº de l Ejércitº ,a cuyº frente se hallaba e l general Ce
bre co .
En e sta situación se encºntraba
cuandº surgió la ruptura de las ho sti
l idades entre España y lº s Estadºs
Un idºs , siendº cºmisiºnadº pº r e l ge
ne ral Cal ixtº García , que ten ía cºn
fianza e u lº que él , cºnºcedºr de la
zºna en que habían de de sarrº l larse
las ºperaciºne s , convin iera cºn lº s
nºrteamericanºs , para que se entre
v istara cºn e l Almirante Sampsºn .
Cumpl iendº la misión a él encºmen
dada , conferenció cºn éste a bºrdº de l
acºrazadº New York , dandº cuenta
de spués al general Cal ixtº García de
la entrevista , y pre sen tándº le su plan
para la mayºr e fe ctividad de l ataque .
A indicacione s suyas , fuerºn mºdifi
cado s lº s prºpósitºs de lº s je fe s nº r
t eamericanº s , quedandº aceptado ,cºmo
84 Miguel Angel Carbonen
e l más e fe ctivo , su prºye ctº de de sem
barcº de las fuerzas pºr Daiqu iri, cºn
e l que se mºstrarºn de cºnfºrmidad
Shafter, Je fe de l Ejércitº nº rteame
ricano , e l Almirante Sampsºn y e l ge
ne ra l Cal ixtº García .
Para e fe ctuar dichº de sembarco ,
Castil lº Duany , que había re cibidº
qu in ientºs hºmbre s de re fuerzº a las
órdene s de l cºrºne l Carlºs Gºnzále z
Clave l , partió de Sigua y atacó a Dai
quiri, mientras lº s nºrte americanºs
lº atacaban pºr mar, venciendº al
enemigº y facil itando ,lº s días ve inte
y—dos y ve inte y tre s de jun iº de m il
ºchºcientºs nºventa y ºchº , e l de s
embarco de qu ince mil sº ldadºs, lº s
cuales , de acuerdº cºn las trºpas de l
Ejércitº L ibertadºr, se dispusierºn al
ataque de Santiago de Cuba .
Ante s de que l legaran las fuerzas de
lº s Estadºs Un idºs , Castillº Duany se
dirigió a Siboney, desalo jando de este
lugar a lo s e spañº le s y tºmandº e l
fuerte , evitandº de este mºdº las enor
me s pérdidas que , de nº haberse an
t ic ipadº en e l ataque , hubieran sufri
dº las fuerzas de Shafte r. Luegº se
cundó a aquéllas en lºs combate s de l
Caney, de fendido pº r lº s so ldadºs de l
86 Miguel Angel Carbone ll
barcaran lº s nºrteamericanºs dºnde
dºminaba más la insurre cción”
. ( 1)
Así, a purº e sfuerzº de hºmbre , re
ch azandº hºy al enemigº que lº sor
prende aprove chando la fatiga de sus
huestes ; asaltando mañana un cam
pamentº dºnde lº s augustos de fenso
re s de l dere chº siembran e spantº al
esgrimir en la die stra vigºrºsa e l ta
jante mache te , auxil iar e ficacísimº de l
mambi en sus acºme tidas glºriºsas
pºr la re dención ; ya atacandº un pue
blº , que se viste cºmº en día de fie sta
para saludar a lº s triunfadºre s que
arrºjan de su dºmin iº a lº s de fensºre s
de la tiran ía ; ya de fendiéndo lo , cuan
do lº s contrá rio s ,'
reorgan izado s de s
pués de la derrºta que sue le ser pºde
ro so acicate , ven1an a resarcirse de
e lla ; ºra viéndo se compe l ido a mante
nerse e l mayor tiempº pºsible sin tra
bar la pe lea , pºrque las fue rzas e stán
sin parque y extenuadas después de
extensºs re cºrridºs y de mºrtal e sca
se z ºra viéndºse pre cisadº a arrebatar
( 1) Véase “C ómo terminó la dominaci ón de España
en Amér ica por Enrique Piñeyro—G arn ier Hermanos ;París, 1908.
Evocando al Maestro 87
al contrariº sus prºpias armas para
prºve er a lº s suyºs, ganó Castillo
Duany , e l paladín incansable de nues
tras luchas pºr la independenc ia , e l
que aprendió a triunfar en las batal las
de uno cºntra cientº al ladº de Cal ixtº
García, e l insigne caudillº a quien tres
revo luciºne s encºntrarºn dispuestº a
esgrimir e l acerº y ceñirse las po lai
nas , las estre llas de general y, cºn las
e stre llas de general , un pue stº entre
lº s hérºe s . Si, bien lº mere ce e l que
cuandº sus cºmpatriºtas , nº pudiendº
sºpºrtar pº r más tiempo e l afrento so
yugº , se lanzarºn a la man igua a re
clamar cºn e l dere chº de la fuerza , la
fuerza de l dere cho , no vaciló un ins
tante en trºcar lº s go ces de una exis
tencia regalada pº r las amarguras de
una jºrnada rºdeada de pe l igrºs . Bien
ganadº se tiene , si, e l títulº de hérºe
e l que sin más discipl ina que la apren
dida en lº s cºmbate s demºstró que la
re cia vº luntad y la firme za de tempe
ramento de un patriºta pue stºs al ser
v ic iº de l de cºrº de un pueb lo , vencen ,
al cabº , de la pericia militar al servi
c iº de l déspºta .
88 Miguel Angel Carbonell
El que pe le ó en la revo lución ,—d e
cía Marti—e s santº para m i. El que
hace industria de habe r pe leadº en la
revº lución , º go za de spués de e l la ,
entre sus amigo s, de un influjº supe
rio r al que tuvº entre sus compatriº
tas, º usa de su influencia para aflºjar
la virtud re ciente de su país que ne
ce sita de tºda su virtud , éste bajará
ante m i sus ºjºs , aunque haya mil ita
do en la revºlución ; y lº s bajará ante
tºdº hºmbre hºnradº ! ”
Nº se equ ivo có e l Maestrº al e sta
ble cer divisione s entre lº s revo luciº
nariº s de sintere sados , incapace s de
supºner que por haber de fendidº lº s
dere chºs de su pueblº e stán autºriza
do s para vivir a expensas de la na
ciºnalidad fundada , nº cºn e l ºbje tº
de que sirva de escalera a lº s audaces ,de puente a la ho lgazanería y de pie
dra“
filo sºfal a lº s ambiciºsºs y a lº s
pillºs , sinº cºn e l nºb le prºpósitº de
que se a una Repúb l ica dºnde se fºrgen
verdaderºs ciudadanºs, dºnde cada
hºmbre , haya nacidº cerca a las ribe
ras de l Sena º cerca a las cadenc iº sas
aguas de l Plata, encuentre gene rosº y
l ibre asilo ; y lº s revº luciºnariºs que
Evocando al Maest ro 89
co tizarían a altºs pre ciºs sus se rviciºs
a la empresa emancipado ra , º lvidandº
que se empequeñe ce qu ien hace gran
jería de l ideal y que e cha abajº su
histºria, pº rg rande que ésta sea , qu ien
exija , en nºmbre de e sa histºria , la
real ización , en su prºve cho , de actºs
que m enº scab en e l pre stigiº de la na
ción . Perº , si e s verdad incºncusa que
nº h an faltadº quiene s, ansiºsºs de
medrar, se h an de sviadº de l caminº
en que é l hubiera queridº v er siempre
a lº s servidºre s de Cuba , justº e s pro
clamar que aún quedan muchºs que ,
cºmº e l gene ral Deme triº Castil lº
Duany, nº h an tºmadº de míserº e s
cabe l , la glºria que conqu istarºn .
EL RETABLO DE MAESE PEDRO
Si Emil iº Gaspar Rºdrígue z nº h u
biera reve ladº ya en e studiºs se renºs
y ju icio so s, dºnde la idea vigºrºsa
asºma envue lta en lº s rºpajes de la
fºrma , la sº l ide z de su talentº , la pu
b licación de El Re tab lo de Maese
Pedro , ºbra p lena de vigo rºsº opti
m ismº en que mantiene altºs ideales
y señala rumbo s luminºsºs hacia dºn
de deben tender tºdºs lo s hºmbres la
mirada ante s de cae r enervado s pºr e l
pe simismº º pro stituído s pº r la ambi
ción , bastaría a ev idenciarlº de ma
nera brillante .
Rico en ºbservaciºne s atinadas, re
b º sante de l más firme entusiasmº pºr
cuantº dign ifica la vida , flage lante
cºntra la maldad , ºfre ciendº aún a lº s
más de sfalle cidos ante lº s embate s de
la adversidad , la fuente bienhe chora
de cºnsº lador o ptimismo , El Re tab lo
de Mae se Pedro e s un be l lº manual
92 Miguel Angel Carbone ll
de sanas y nºble s enseñanzas, dºnde
se de staca , pujante y vigºrºsa , la per
sºnalidad de un de scendiente e spiri
tual de l inmensº pensadºr de Mº tivos
de Pro tec .
¿Re cuerdas aque l pasaje de El In
genioso Hidalgo Don Quijo te de la
Manch a, en que Ginés de Pasamonte ,
e l gale o te arrancado a las garras de
lº s agente s de la Santa He rmandad
pº r e l Caballe rº de la Triste Figura ,
apare ce , cºnve rtidº en Mae se Pedrº ,
engañando a lº s cándido s cºn su mºnº
milagrºsº y pre sentandº luegº en su
re tablº en la humilde venta de la Man
ch a , e l rºmance de dºn Gaife rº s, m ien
tras las mal icio sas insinuaciºne s de l
n iñº que lº re cita prºvºcan las amº
ne stac iones de Dºn Qu ijºte , e spe ctadºr
juntº cºn Sancho , de aque l la que él se
imagina verdade ra aventura ? ¿R e cuer
das la a irada pro te sta de l andante ca
bal lero y su arreme tida , después cºn
tra lº s perseguidºre s de dºn Ga1ferº s
y Me lisendra , pºrque un tan altº de s
facedºr de agraviºs nº pºdía cºnsentir
que se atentase impunemente cºntra
la vida de aquél y e l hºnºr de ésta ?
94 Miguel Angel Carbone ll
la e stultic ia y enalte ce r, cubriendº sus
l lagas cºn bºndadºsº manto , a lº s ma
culadº s pº r e l dºlo , sembrando , cºmº
es lógicº , e l de sencantº en lº s que se
sienten cºn alas para e scalar la cima
y en lº s que tienen la suficiente ene r
gía mºral para mantenerse firmes en
las trincheras de l hºnºr.
Eca de Que iro z , e l maravillºsº c in
ce lado r de punzante s irºn ías , creadºr
mºnumental de tipºs y caracte re s , mo s
tró en e l Episto lario de Fadrique Mén
de z, su inconfo rmidad cºn e l Mae se
—aprove chó e l simbº l ismº de Em i
liº Gaspar R ºdrígue z—considerándo losub vert idº r de la lógica de las cºsas y
e stimulante de la van idad .
Emil iº Gaspar Rºdrígue z , re cº rdan
dº e l final de l rºmance de dºn Gaife
rº s , cre e encºntrar e l remediº cºntra
lº s exce sºs de la prensa en la lanza
de l Quijºte , arreme tiendo cºntra e lla ,
cºmº arreme tie ra cºntra lº s muñe cos
de l titiriterº en e l Re tablº de la Man
ch a . Perº , pensadºr se reno , compren
diendº que e l la e s , de sde cualqu ier
puntº de vista , heraldº de la civil iza
ción , ensaya luegº ºtra fórmula aun
que sin de scartar aquélla , cual debió
hacerlo , y señala entonce s cºmº e fe c
t ivº remediº la emancipación de San
Evocando al Maestro 9 3
chº , la masa incºnsciente , de la in
fluencia que en su án imº e jerce e l
diarista , autómata de l Mae se . Y, en
realidad , nadie más que él puede ser
e l Dºn Qu ijºte que extirpe la gan
grena.
Mantiene , también , en e ste l ibrº
Emil iº Gaspar Rºdrígue z la ne ce sidad
de buscar de cºntinuº diversºs campºs
a la actividad , al imentandº e l e spíritu
con nuevºs ideales , saludandº cºn una
sºnrisa cada de ce pción cºn tal de que
e l la prºvoque ºtra tendencia ; imitan
do , en fin , al n1nº aque l que nº s pre
senta Rodó en Mo tivos de Pro teo ,
jugandº cºn una cºpa de cristal a la
que da suave s gº lpe s cºn un junco ,
haciéndº le prºducir armón icºs sºni
dos hasta que , h ast iadº de l de le ite que
al principiº le prºdujera aque lla ine s
pe rada sºnºridad , cambia de ide a , e
inclinándºse sºbre la tie rra re cºge
arena y la vierte en la cºpa hasta lle
narla . Trata entºnces de“vº lver a
arrancar al cristal su fre sca re sºnan
c ia ; perº e l cristal , enmude c idº cºmº
si hubie ra emigradº un alma de su
diáfanº senº ,nº re spºndía más que
96 Miguel Angel Carbonell
cº n un ruidº de se ca percusión al gº l
pe de 1 juncº El n iñº , contrariado ,
derrama una lágrima ante e l fracasº
de su l ira” ; mas , de prºntº , acaricia
ºtra idea, clava su mirada en una
b lanca rºsa de un jardín cre canº y,
arrancándo la de la rama que la sº s
ten ía , la co lºcó gracio samente en la
cºpa de cristal” ,
“asegurandº e l tal lº
endeb le me rced a la misma arena que
había so fo cado e l alma musical de la
cºpa” Y, satisfe chº de su re ivindica
ción , levantó cuan altº pudo , la flºr
entron izada, y la pase ó , cºmº en triun
fo , pºr entre la muche dumbre de las
flºres.
"
R e formarse e s vivir : h e ah í la di
visa de Emil iº Gaspar Rºdrígue z ,
que e s, también , la divisa de Rodó—é l glºriºsº cruzadº de l Ideal , he lenopºr e l pensamientº y pº r e l cºrazón ,
sºrprendidº pº r la muerte en la Ciu
dad Ete rna cuandº e speraba contem
p lar tras lº s re splandore s del devasta
dºr incendiº que devora al mundo ,
grandes resurgim ientº s artísticos .
Persigu iendo s iempre un ide al y aban
dºnándº lº cºmo Gºe the apenas couse
gu ido ,para luchar pº r ºtrº , levantan
do se cºn más fue rza—nuevo An teo
después de cada ca ída , e s cºmo ent ien
Evoca.ndo al Maestro 97
de e l fervoroso c ervant ista , autºr de
e ste l ibro , e l ºptimismo .
La ideal Repúbl ica de Platón y la
que , tºmandº a ésta pºr mºde lo , le
vantara en Flºrencia , en mediº de las
tin ieblas monacale s de la Edad Media,
Fray Gerón imº Savonaro la, luchadºr
incansable contra la tiran ía de lºs
Médices , sºn anal izadas tan sintética
cºmº e lº cuentemente pºr Emil iº Gas
par R ºdríguez , e stab le ciendo parale lºs
e ntre e stas Repúbl icas, templºs de la
verdadera demºcracia , y las que él lla
ma cºn sºbrada razón º l igarquías ame
ricanas , parºdias de demºcracias en
que e l dere cho , generalmente , e stá su
peditadº a lº s vºrace s desenfrenº s del
caudillaje ; e stadºs sin cºhe sión n i dis
c iplina en que las instituciºne s, de su
yº de ficiente s, lo sºn más pº r la fia
que za mental y la incºnsistencia
mºral de sus gºbe rnante s.
Yº , que vivº prºclamandº las virtu
des de lº s pueb lºs de nue stra Améri
ca , que las tienen y en grande , a pe sar
de lº que afirman cºn fines interesadºs
lº s que pre tenden e char sºbre nuestra
raza tºdºs lº s viciºs y fealdades, cºmº
98 Miguel Angel Carbone ll
si viciºs º virtude s pudieran ser pá
trimºniº exclusivo de una raza ,nº me
atrevería , mirandº las sºmbrías rea
lidade s de l cuadrº a través de lº s ve
lº s de un ºptimismº risible , a aseverar
que en nuestras re púb l icas de América
se practica la verdade ra demºcracia.
En e l las , pº r e l cºntrario , e l reaccio
narismº levanta su maligna enredade
ra , y e l dere chº e s le tra muerta , y la
viº lencia y e l fraude sºn las ún icas ar
mas de combate . Lº s pºdere s nac iºna
le s no se traspasan de unas manºs a
ºtras merced al sufragiº de la mayo
ría , sinº pº r la criminal impºsición
de l que manda , util izandº indebida
mente lº s re sºrte s que e l pueblº pºne
en sus manºs para garantía de l pro
cºmún . Estº , cuandº nº impºne su
prºpia candidatura amparadº en las
bayone tas de sus centuriºne s. Hab lar
de sufragiº e s una irºn ía . En e l las nº
se cºnºce más sufragiº que e l que de
pºsitan en las urnas , caprichºsamente
mistificado ,manºs pe cadoras ampara
das pºr e l usurpadºr ; ni se cºnºce más
pº lítica que la que instruye en las fal
sificaciºnes de bº le tas y en la cºmpra
bo cho rno sa de cºnciencias ; n i se es
tudia º tra qu ímica que la ne cesaria
para hacer, terminada la lucha cºmi
Evocando al Maestro 99
cial , inve rosímile s suplantaciºne s en
las actas e le ctºrale s. El principiº de la
sºberan ía de l pueblo , la l ibertad indi
vidual , la libe rtad de prensa , la l iber
tad de cºnciencia, tºdas las sagradas
cºnqu istas de la Revo lución Francesa ,
h an de sapare cidº en e l las pº r la ao
ción de sus gºbiernºs pe rsºnalistas y
absºrbente s , dirigidºs pº r la manº
brutal de caudillºs tan ayuno s de m en
talidad cºmº ahíto s de cºdicia .
Pueblºs aptºs para bril lar en e l cam
pº de las más avanzadas in iciativas ;pueblºs que , rºmpiendº cºn e l frenº de
hierrº de vie jas supe rsticiºne s co lonia
le s, h an o peradº la más gal larda trans
formación sigu iendo , dentrº de l más
amp l iº e cle cticismo , vigºrºsas tenden
cias que en mºdº algunº pudº legarle
en herencia la nación prºgenitºra, _
e n
e l lºs, pºr irriso rio sortilegio ,triunfa
la nul idad de la inte ligencia ,la dema
gogia de l apºstº lado , º lº que e s lº
mismo , aprºve chandº luminºsa sen
tencia de Enrique Geºrge ,
“lº s me jo
re s grav itan hacia e l fºndo , lº s peºres
flºtan en la superficie , y lº s malvadºs
só lº sºn de spo se ído s pº r lº s que lº sºn
más
Debatiéndo se siempre entre la tira
nía gubernamental y la tiran ía revo
100 Miguel Angel Carbonell
lucionaria ; entre e l que da go lpes de
estadº de sde e l pºder y e l que aspira
al pºder pºr luchas turbulentas ; sin
cºntar cºn agrupaciºne s perfe ctamen
te organ izadas y con bien defin idas
ºrientac iºne s, pue s º cúltanse a menu
do bajº la capa de un l iberal las más
abso lutistas tendencias mientras surge
un conservadºr l indando en lº s l ímites
de l anarqu ismº ; mortificado s de cºn
t inuº pº r la mirada de e spías y laca
yos pre sto s siempre a ver un enemigo
en tºdº ciudadanº amante de su patria
y respe tuºsº de las leye s ; un lºco en
cada aspirante a fºmentar la mo ral i
dad admin istrativa ; un pern icioso en
cada e scritºr hºnradº ; minadºs pºr la
labºr corruptº ra y disº lvente de la
América sajona que , supºn iéndºse
acaparadora de tºdas las bºndade s t e
rrenas juzga a lº s latino -americanos
seres inferiºre s en qu iene s la maldad
y la incapacidad e stán só l idamente
hermanadas, lº s pueblºs americanºs
esperan en vanº e l Bº l ívar que venga
a emanciparlº s de la ºpre sión de la
ºpre sión interiºr y de la ºpres10 n ex
teriº r, de la manº que ex trangula den
tro y de la perfidia que la estimula fue
ra. Empero la América avanza ; nuevas
ideas ilumman a diariº las tin ieblas
102 Miguel Angel Carbonell
que mientras aquél nació lord, se
pasó la vida viajandº fastuosamente
pºr e l mundo , tuvo cien amºre s y“murió cºmº un Cruzado ante lºs mu
ros de M isso longhi pº r la l ibertad de
Gre c ia” , Esprºnceda nació en“la cla
se media”
,
“pasó unºs cuantºs días h u
m ildemente en Pºrtugal y un par de
semanas en Lºndre s, re tºrnandº en
seguida a Madrid” ,nº tuvo más amºr
que e l de“la vo lub le Te re sa” , y mu
rió pro saicamente de una tifº idea en
una casa de Madrid” .
Olvida e l Cºnde que Esprºnceda nº
só lº e stuvº en Pºrtugal y en Lºndre s,dºnde nº fue rºn pºcºs “
sus de svaríºs
amºrºsºs y dºnde e studió prº funda
mente a Byrºn , tomándo lo pº r mo de
lo , sinº también en Hº landa , ante cuyº
gºbiernº de sempeñó la Se cre taria de
la Legación de eu_
_
país y de la cual
retºrnó enfermº ya, para repre sentar
a Almería ante e l Cºngre sº ; y en Pa—ris , en cuyas barricadas combatiera ,
enamºradº de la libertad ,“durante lo s
tres días de jul iº Luegº b regó en
España pºr nºble s ideales, alistándº se ,
a su re tºrnº a París, en la fracasada
cruzada que durante e l gºbiernº de
Lu is Fe l ipe se preparara para luchar
pºr la l ibertad de Pº lºn ia. Pºr su ca
Evocando al Maestro 103
rácter rebe lde y su altivo t empera
mentº tuvº que sal ir de la M il icia y fué
depºrtadº en re pe tidas ºcasiºnes, to
mando parte activa , en España, en lo s
mºvimientºs revo luciºnariºs de m il
ºchºcientºs tre inta y cincº y de mil
ºchºcientºs tre inta y se is. También
e stuvo en ºtras aventuras b él icas, pro
clamando s iempre cºn viril entusias
mo lº s ide ale s repub l icanºs.
—Eu cuantº a sus amºre s, nº debió
sºstener só lº lº s de Te re sa , cuandº
unº de sus biógrafºs Antºn iº Fe rrer
de l Ríº , afi rma que se de sbºrdó cºn
furia gastandº su ardºr bizarrº en
de senfrenadº s p lace re s y crapu loso s
fe stine s” y que“a haber pºse ídº in
mensº s caudale s fuera e l Dºn Juan
Tenºriº de l siglº die z y nueve ”
Esprºnceda l levó una vida tan disi
pada cºmº la de Byrºn . Y e l he chº de
que la de éste fuera principe sca y b º
h em ia la de aquél , n º quita nada a su
pare cidº e spiritual .
El Cºnde h a º lvidadº también que a
Byrºn nº le cupº la glºria de mºrir,
cºmº hubiera anhe ladº , luchandº h e
rº icament e pºr la l ibe rtad de Gre cia
frente a lo s murºs de M isso longhi , si
nº a cºnse cuencia de una fi ebre en lo s
104“ Mi guel Angel Carbone ll
alrededºres de e sta ciudad , e s de cir,tan pro saicamente ” cºmº Esprºnceda.
Cómº nº encºntrar seme janza entre
la vida triste de Espronceda y la vida
de Byrºn , sºbre e l que pe saban los
grandes dº lºre s de aque l de qu ien h e
redó la dign idad que pºse ía , criminal ,
de l padre adúltero , de la madre aban
dºnada y º b sedida pº r su de sventura ,
de l primer amºr trºnch adº pºr la trai
ción de la amada , de la espºsa fugitiva ,
de la imperfe cción física y de l de sdén
de sus cºmpatriºtas , dº lºre s éstºs to
dº s que lº l levaron a buscar e l calman
te activo en e l p lacer, e l p lacer, que
era—según la expre sión de Caste lar
e l venenº que tragaba sabiendº que
era dulce al paladar y cºrrºsivº a las
entrañas” .
Yº piensº cºn Emi l iº Gaspar R º
drígue z , que es grande la simi l itud que
existe entre e sas dº s g lºriºsas existen
cias hermanadas por e l dº lºr.
106 Miguel Angel Carbonell
tañas incendiadas de sde dºnde se cº n
temp la e l e spaciº iluminadº pºr lº s
fucilazo s de divinas có leras , Góme z Ca
rrillº h a ceñidº un nuevº laure l a su
frente de triunfadºr.
Nº h a segu idº esta v e z mi imagi
nación al exqu isitº autºr de El En
canto de Bueno s Aire s al través de
lº s países ide ales , dºnde la fantasía
japºne sa fºrja trabajºs artisticºs , b re
v e s y de l icado s cºmº lº s pie s de sus
muje re s ; n i al París de lº s boulevare s
dºnde canta e l amºr su pºema inmº r
tal y riman los bardo s , juntº a la cºpa
de ajenjo , sus e strºfas a la amada
n i a las ribe ras pºéticas de la ciudad
bañada pº r e l Plata , s inº a las trin
cheras glºriºsas dºnde e l he rºísmº se
reve la en e l cºrazón de l n iñº , de l ado
le scente y de l ancianº ; dºnde e l en
tusiasmº patrióticº se de sbºrda y la fe
en e l triunfº tºn ifi ca las almas ; dºnde
lº s hºmbre s se encaran cºn la muerte ,
alta la nºb le frente , sin tímidas vaci
lac iºne s ; donde—º b serva Le ón Bour
ge º is lº s sº ldadºs sufren sin decir
una palabra , en la ºbscuridad abso lu
ta , lº s pie s sºbre e l agua he lada , é s
piando lº s menºres ru idºs de la nºche
sin sueñº , la manº sºbre e l arma ,
pue stºs a cºmbatir, puestºs a mºrir.
”
Evocando al Maestro 107
Góme z Carril lº habla en su l ibrº de l
lºcº entusiasmº patrióticº cºn que lº s
sº ldadºs france se s de las trincheras se
disputan e l hºnºr de sustitu ir al º fi
c ial que mue re en su sitiº de“
º b serva
dº r ; de la de cisión cºn que se lanzan
a un lugar dºnde saben que encºntra
rán la muerte ; de l e sto icismo de l sar
gento Gaub art atrave sandº sº lº , cºn
ímpe tu avasal lador, pº r entre los ene
m igº s que nob lemente respe tan al hé
ro e ; de la dantºniana re sº lución de
aque l campe sinº de Maucourt , Luis
Rouse l le , que murió apostro fando al
invasºr que ºfre cía re spe tar su vida
a cambiº de v ergºnzante sumisión
de n iñºs que abandºnaron e l hºgar
paterno , a la hºra en que aun nº h a
bian sal idº de las aulas, para ºfre cer
su cºncursº a la patria , que cºntem
p lan en sus hºras de repºsº e l re tratº
de la dulce madre ausente ; de l acera
dº temperamento , en fin , de e sºs de
nº dadº s cºmbatiente s a qu iene s e l
cuadrº devastadºr de la sangrienta
tragedia , nº h a lºgradº b º rrarle s n i la
alegría de l rºstrº ni la sºnrisa de l la
biº . Y también habla Góme z Carri
llº—bueno e s de c irlo—de l cºmpºrta
106 Miguel Angel Carbonell
tañas incendiadas desde dºnde se cºn
temp la e l espaciº iluminadº pºr lº s
fucilazo s de divinas cóle ras , Góme z Cá
rrillº h a ceñidº un nuevº laure l a su
frente de triunfadºr.
Nº h a segu idº e sta v e z mi imagi
nación al exqu isitº autºr de El En
canto de Bueno s Aire s al través de
lo s paíse s ideales , dºnde la fantasía
japºne sa fºrja trabajºs artisticºs , b re
ve s y de l icado s cºmº lo s pie s de sus
muje re s ; n i al París de lº s boulevares
dºnde canta e l amºr su pºema inmº r
tal y riman lº s bardo s, juntº a la cºpa
de ajenjo , sus e strºfas a la amada *
n i a las riberas pºéticas de la ciudad
bañada pº r e l Plata , sinº a las trin
cheras glºriºsas dºnde e l herºísmº se
reve la en e l cºrazón de l n iñº , de l ado
le scente y de l ancianº ; dºnde e l en
tusiasmº patrióticº se de sbºrda y la fe
e n e l triunfº tºn ifica las almas ; dºnde
lº s hºmbre s se encaran con la mue rte ,
alta la nob le frente , sin t im idas'
vaci
laciºne s ; donde—ºb serva Le ón Bour
ge º is lº s so ldadºs sufren sin de cir
una palabra , en la ºbscuridad abso lu
ta , lº s pie s sºbre e l agua he lada, e s
piando lº s menºres ru idºs de la nºche
sin sueñº , la manº sºbre e l arma,
puestºs a cºmbatir, pue stºs a mºrir.
”
1 06 Miguel Angel Carbonell
tañas incendiadas de sde dºnde se cºn
temp la e l e spaciº i luminadº por lº s
fucilazo s de divinas có leras , Góme z Cá
rrillº h a ceñidº un nuevo laure l a su
frente de triunfadºr.
Nº h a segu idº e sta v e z mi imagi
nación al exqu is itº autºr de El En
canto de Bueno s Aire s al través de
lo s paíse s ideales, dºnde la fantasia
japºnesa fºrja trabajºs artisticºs , b re
ve s y de l icado s comº lº s pies de sus
muje re s ; n i al Paris de lº s boulevare s
dºnde canta e l amºr su pºema inmºr
tal y riman lº s bardos , juntº a la cºpa
de ajenjo , sus e strºfas a la amada
n i a las riberas pºéticas de la ciudad
bañada po r e l Plata , sinº a las trin
cheras glºriºsas dºnde e l he rºísmº se
reve la en e l cºrazón de l n iñº , de l ado
le scente y de l ancianº ; dºnde e l en
tusiasmº patrióticº se de sbºrda y la fe
e n e l triunfº tºn ifica las almas ; dºnde
lº s hºmbre s se encaran cºn la muerte ,
alta la nºb le frente , sin t ím idas'
vaci
laciºnes ; donde—º b serva León Bour
geº is lº s sº ldadºs sufren sin de cir
una palabra , en la ºbscuridad abso lu
ta, lº s pie s sºbre e l agua he lada, e s
piando lº s menºres ru idºs de la nºche
sin sueñº , la manº sºbre e l arma
pue stºs a cºmbatir, puestºs a mºrir.
Evocando al Maestro 107
Góme z Carri llº hab la en su l ibrº de l
lºcº entusiasmº patrióticº cºn que los
sº ldado s france ses de las trincheras se
disputan e l hºnºr de sustitu ir al º fi
cial que mue re en su s itiº de“
º b serva
dºr ; de la de cisión cºn que se lanzan
a un lugar dºnde saben que encºntra
rán la mue rte ; de l e sto icismo de l sar
gen to Gaub art atrave sandº sº lo , cºn
ímpe tu avasal lador, pº r entre lo s ene
m igº s que nob lemente re spe tan al hé
ro e ; de la dantºn iana re sº lución de
aque l campesinº de Maucourt , Lu is
Rouse lle , que murió apo stro fando al
invasºr que ºfre cía re spe tar su vida
a cambiº de v ergºnzant e sumisión ;
de n iñºs que abandºnarºn e l hºgar
pate rno , a la hºra en que aun nº h a
b ían sal idº de las aulas , para ºfre cer
su cºncursº a la patria, que contem
p lan en sus hºras de repºsº e l re tratº
de la dulce madre ausente ; de l acera
dº temperamento , en fin , de e so s de
nºdadº s cºmbatiente s a qu iene s e l
cuadrº devastadºr de la sangrienta
tragedia, nº h a lºgradº b º rrarle s n i la
a legría de l rºstrº ni la sºnrisa de l la
biº . Y también habla Góme z Carri
llº—bueno e s de c irlo—de l cºmpºrta
108 Miguel Angel Carbone ll
mientº de lº s alemane s en Amiens
mºstrándºse co rte se s y re spe tuºso s
cºn sus inde fensºs habitantes, pagandº
cuantº cºnsumían , saliendº de all í sin
cºme ter una infamia ni real izar un
crimen ; de aque l gal lardº oncial t eu
tón a qu ien las de sdichas de la patria
hacen asºmar lágrimas a lº s ºjºs ; de l
triste aspe ctº de lº s prisiºne rºs, sus
pirando pºr ºcupar sus pue stºs en la
l ínea de fuego , reve lándo se , en me diº
de su infºrtun iº , cºn una tan brava
altive z , que arranca palabras de admi
ración hasta de labiºs de lº s generºsºs
enemigºs .
Acciºne s be l las , que dicen muy altº
de l herºísmº de lo s sº ldadºs france se s
y también de l herºísmº de lº s germa
nº s, que distan much o de ser, en cºn
junto , cºmº lº s pre senta la pasión
se ctaria , trae e ste hermºsº l ibrº . Aun
que e l tºnº siempre e s e l mismº , aun
que no h ay diversidad de face tas, pues
que la fºrma emp leada pºr Góme zCarri llº e s idéntica en tºdas las oró
n icas de que se cºmpºne e l vo lumen ,
e l interés nº de cae pºrque narra cºn
mae stría y e s suge stivo cuantº narra .
1 10 Miguel Angel Carbonell
Es ve rdaderamente risible e l tºnº
despe ctivo cºn que la inmensa mayo
ría de lo s que simpat izan cºn la causa
de Inglate rra y de Francia , hab lan
de l impe riº alemán , supºniéndº lº algº
así cºmº un mºnstruº de sºmbras a
quien , para bien de la c ivi l ización , e s
ne ce sariº extirpar. Nº , señºres ger
manó fºb º s, nº seais tan l ige rºs en
vue strºs ju iciºs y tan pºbre s de lógica
en vuestrºs razºnamientºs . Aleman ia
nº e stá l igada , cºmº vºsºtro s suponéis ,al asesinatº y al despºjº la fi lºsºfía ,
la ciencia , e l arte , la pºe sía , pregonan
cºn la trºmpa de la fama a sus fi ló
so fo s, a sus hºmbre s de ciencia , a sus
artistas y a sus pºe tas . Y para flage lar
su pºde r central izador y auto crático ,
su pern icio so mil itarismo , nº e s ne ce
sario acudir a falace s argum entac io
ne s. Tampºcº e s hºra de anal izar si
tºca a e l la e l de sencadenam ientº de la
tºrmenta y si atacó pºr sºrpre sa, por
que nada de e sº respºnde a la ve rdad .
Pre tender demºstrar que Aleman ia
sºrprendió a la Eurºpa , e s infantil . A
e l lº se ºpºnen irre futable s leye s biº
lógicas y seve rºs antagon ismo s h istó
rico s . La Eurºpa nº podía sorprender
se de nada viviendº , cºmº vivía desde
e l tratadº de Francfºrt, consagrador
Evocando al Maestro 111
de l de spºjº de Alsacia y Lo rena, en la
ve la constante de las armas . La pre
pºnderanc ia cºmercial de Aleman ia ,
e stre chando cada v e z más e l radiº de
acción de l cºmerciº inglés, de terminó
e l acercamientº de Inglate rra a Fran
cia , su antigua rival , y, más tarde , pº r
mediación de ésta , a Rusia , cºn e l fin
de nº quedar aislada en su hºsti l idad
hacia aquélla . De sapare cieron , en aras
de l interés , antiguºs antagon ismo s ;
pe ro , de sde entºnce s, e l fantasma de
la gue rra dibujóse cºn más pre cisión
que nunca , sin ie strº y amenazado r, en
e l ho rizºnte . La cuestión de Marrue cºs ,
dandº lugar a la inte rvención amena
zante de l Ka iser , que de te rminó una
derrºta para Francia cal ificada de nue
vº Sedán pºr Vargas Vi la , reve ló la
inminencia de l cºnfl ictº . Existiendo
causas eñciente s tan pºderºsas nº e s
lógicº supºner que e l chºque o casio
nal de Sarajevº encºntrase a la Euro
pa de spreven ida . Si la pó lvºra la h a
b ían acumu ladº tºdºs , ¿ pº r qué sº r
prenderse de l e stal l idº ?
Se r partidariº de la causa de lº s
al iadºs nº impl ica la ne cesidad de re
11 2 Miguel Angel Carbonell
ne gar de lº s alemane s al extremº de
º lvidar cuantº de grande y buenº les
debe la mºderna civi l ización , cºmº
tampºcº debe º lvidarse que en e sta
lucha cº lºsal h an ten ido , junto a las
imp lacable s crue ldade s de la guerra,
rasgºs nºble s , muchºs de lº s cuales
apunta e l Sr. Góme z Carri llº . Yº nº
me prºpºngº apo logizar en e se senti
do . Nº impugno n i de fi endº . Me l imitº
a señalar lo injustº de vitupe rar a Ale
man ia por sus prºcedimientºs o fensi
vº s , prºce dimientºs emp leadºs en tºda
guerra , ya que a e lla van s iempre lo s
hºmbres a luchar pº r la victºria se
gando vidas y destruyendº pueblºs . Nº
e s ciertamente Góme z Carril lº de lº s
que más incurren en e se e rrºr, pºrque
é l hasta re cuerda en su l ibrº he chºs que
la enalte cen ; perº a ve ce s , entab lando
fºrmidab le due lº de cºntradicciºnes,su de vºc ión pº r lo s aliadºs lº condu
c e a mirar al través de satán icºs v i
driº s e l pºderºsº imperiº de Guiller
mo II .
114 Mi guel Angel Carbone ll
mientras haya pueblº sin l ibertad , pa
tria sin justicia, hºmbre s sin dere chºs,concusión sin castigo ? Pue s e sas do lo
rºsas emºciºne s h an sacudidº mi al
ma y e sas ºndas de amargura h an
bañadº mi e spíritu y e sa congo ja infi
n ita se h a apºde radº de mi sér, al sa
b er é l e cl ipse de e sta ºtra vida mag
nifi cada pº r e l sacrifi cio , que fué la
vida generºsa y nºb le de Jºsé de Die
gº , e l atºrmentadº Don Qu ijºte de la
l ib ertad a qu ien tºcó e l triste de stinº
de asistir, cºmº e l atºrmentadº de la
Mancha , rºta la lanza y de stro zada la
loriga, al de sp lºme de lº s palac iºs ima
ginadº s por su fantasía, mientras cºn
templaba , cºn lo s ºjºs de su dº lºr, la
silue ta absºrbente de Calib án transii
guradº en águ ila , aprisionando cºn sus
vºraces garras e l débil co rde rº , amadº
símb º lº de su tierra sin ventura.
L levandº sºbre lº s hºmbrºs la cruz
de su patria e sclava , l legó a Cuba hace
tre s añºs Jºsé de D iegº . Ven ía en b us
ca de abanderadºs para su causa , e l
ideal de la cºnfederación antillana,
que él cre ía la prime ra piedra de la
cºnfederación americana, que había
Evocando al Maest ro 115
de arrancar su patria a la cºdicia de
sus ºpresºre s. Fué entºnce s cuandº le
cºnºcí. Y e l pºe ta que yo había se
guidº cºn entusiasmº a través de can
tº s tempe stuo so s en que vibraban clari
ne s, conminando a la América herma
na a hermºsºs ge stºs que e l egºísmº
de jará siempre en prºye ctº ; y e l ºra
dº r de las arengas inflamadas que dis
paraba al invasºr la catapu lta de sus
cóleras , encºntré que guardaban es
tre ch a cºrre lación cºn aque l hºmbre
tan débil de cºmp lex ión cºmº rºbustº
de e spíritu , un espiritu n erviºsº , v en
cede r altivo de e sa me lancól ica in
quie tud inherente a tºdºs lº s prºpul
sºres de pueblºs. Sus cantºs y sus
ºraciºne s h ab íanme reve ladº ya esº
que tan po cº abunda en e sta fuente de
engaño s en que la mirada buceadºra
de Gracián de scubrió tantºs humanºs
cºn pie s de p luma para e l mal y de
p lºmº para e l bien : un hºmbre sin
cero . Y la impre sión persºnal sirvió
de cºrº lariº a aque lla reve lación . R e
cuerdo que en aque l lo s días de su vi
sita a la Habana l ibraba Ismae l Clark ,
de sde las cº lumnas de l Heraldo , su tan
patriótica cºmº lumino sa campaña en
favºr de la naciºnal ización de la e s
cue la privada primaria , campaña que
1 16 Miguel Angel Carbone ll
le val ió la re cºmpensa, pºr parte de un
ensoberbe cido cºn mando , de ser pri
vadº de la Inspe cción Espe cial de Es
cue las, que por irºn ía de l destinº des
empeñaba, mientras la nul idad º cupa
ba las alturas. Y cuandº le visité , me
habló cºn febri l entusiasmº de Clark ,
de su cultura , de su talentº , de su cº
razón , de la ne ce sidad de que tºdºs lº s
cubanºs le pre stasen su concursº en
ºbra de tantº vue lº . y cuál nº fué su
sºrpre sa cuandº le dije que Clark era
pºcº menºs que un enemigº de la na
c iºnalidad para los centrºs ºfic iales.
—La enseñanza—me de cía él —e s labase en que de scansa e l pºrven ir de
un pueb lº . Y e l prºgrama de Clark e s
e l más hermºsº prºgrama que pue da
de senvº lver un Estadº para ºbtener e l
tipº de ciudadanº que le es indispen
sable . La real idad h a demºstradº que
e l Estado , encauzado pºr manºs pe
cadº ras , ne ce sitaba un tipº muy dis
tinto al anhe ladº pºr Clark .
Hºmbre para qu ien la vida nº se re
ducía só lº al disfrute de ho lganzas,
contemp lando impasible lº s do lºres de
la comunidad , Jo sé de Diegº pusº su
118 Miguel Angel Carbone ll
tad de lº s Estadºs Unidos , dió fin a su
pro paganda . Entºnce s, convencidº de
la inutil idad de la lucha y de la impo
sib ilidad de l levar a sus conciudadanºs
a un más be l lº pºrven ir, pue stº que
se confºrmaban cºn la sumisión , re
riunció la pre sidenc ia de la Cámara ,
renunc ia que nº le fué aceptada ; se
re tiró de las luchas pº l íticas, y buscó
en e l hºgar calmante para sus dº lºre s
patrió tico s . Moralmente , e staba clava
do en la cruz .
Y ya nº se ºyó más , entre lo s e s
pantab les truenºs bél icºs de l mundº ,
en lucha cºntra e l predºmin iº de cas
tas y por la afirmación de l dere chº de
lº s pueb lºs débile s al disfrute de la
sºberan ía , la vo z de un dº lºrºsº após
to l de la independencia , vencidº pºr
lº s de fensºre s de la l ibertad .
Pºe ta , e scritºr y ºradºr, la ºbra de
Jºsé de D iegº , con excepción de sus
Jovillos, versºs de juventud , e s cºm
plemento de su prºpaganda patriót ica .
En Pomarrosas y en Cantos de Re
b eldia, lº mismº que en sus Nuevas
Campañas, cº le cción de articulºs, dis
Evocando al Maestro 119
cursos, manifi estºs y e statuto s, aparece de pie e l luchador.
Entre e l autºr de Jovillo s y e l de
Pomarrosas y Canto s de Reb e ldía niedia una barrera. Fºrmas e ideas h an
evo luciºnadº . En aquél nó tanse cie rtºs
rasgºs prºfano s que nº se ven luego
en éste ,—caballero andante hacia e l
Misticismº . D iºs e stá ausente de aque
llas páginas y D iºs lº e s tºdº en e stas
ºtras . El ideal nº cre ce al li, y e l ideal
lº“
e s tºdº acá . Epicúreo , a rato s , en
tºnce s e s sentimental ahºra. .
Nó tanse en su ºbra pºética las aspe
re zas naturale s de lº s que tºman e l
pensamientº cºmº vehículº de ideas
grande s y nº se pre ºcupan de pulim en
tº s ni afe ite s . Y en cuantº al ideal que
la inspira , adº le ce de l grave de fe ctº de
incl inarse a una dºminación en cºntra
de ºtra , en lugar de flage lar pºr igual
la que o primió y la que ºprime , lº que ,
desde ciertº puntº de vista, pudiera
restar fuerza a su pasión l ibertadora .
Nº pº r haber caídº en lº s abismºs
de lº De scºnºcido , sin haber vistº su
ºbra cºrºnada pº r la victºria , e sa vic
to ria que pºr ve le idade s de la sue rte
120 Miguel Angel Carbonell
sºnríe a ve ces a lº s e legidºs de la ra
piña, de l fraude y de l pillaje , de jaré yo
de incl inarme ante la tumba de Jºsé
de Diego cºmº ante la de l últ imº prº
pulsº r de las l ibertades de América .
Venc idº fué Dºn Quijºte , y Dºn Qui
jo te e s inmortal .
1 22 Miguel Angel Carbonell
resulta bastante de fi ciente . Su labºr de
re co pilador e s acre edºra a las mayo
res alabanzas, mas nº así su labor de
e scritºr.
Rºdrígue z García h a prºducidº no
tab les obras de fi lº lºgía ; sus merit ísi
mo s trabajo s sobre gramática , nº h an
s idº superados pº r nadie , hasta ahºra,
en nue stra patria . El e s cºnsiderado ,
dentrº y fue ra de Cuba, cºmº una au
tº ridad en mate rias de e sa índº le , pe
rº care ce de la imaginación , de la b ri
llante z y de l estilº que pudieran acre
ditarlo cºmº e scritºr fácil y amenº .
Su frase , dura casi siempre , prºduce
mala impre s1ºn en e l án imº . Rara es
la ºcasión en que cºnstruye un períºdº
luminºsº . Po r e sº e s que nº se le pue
de alabar como e scritºr , al juzgarlo en
su ºbra sºbre la Ave l laneda .
Nº e s, ciertamente , e l tema e scºgidº
po r e l dºctºr Rºdrígue z García, e l más
a prºpósitº para h alagar a tºdºs lº s
e spíritus . La Ave llaneda , a pesar de
su empeñº en pre sentarla—l levado de
su ciega admiración pºr e l la,—como
amante ve rdadera de su tie rra, perdió
la ºpºrtun idad de'
inmº rtalizarse en
pºemas de rebe l ión , pºr vivir de rodi
l las, cantándo le a la púrpura. A la h º
ra en que pudº exaltar lº s ensueño s
Evocando al Maestro 123
l ibertadºre s de su pueblo , cºmº lº s
exaltara Heredia, en e strºfas virile s y
pujante s, h alagó al ºpre sºr en versºs
de sumisión .
Y, sin embargo , le h a sidº adjudica
do e l pompo so títulº de pºe tisa nacio
nal, y se h an vºtadº créditºs para ce
lebrar fi e stas en su hºnºr y difundir
su ºbra , cuandº cºmº pºe ta y cºmº
patriºta la supera Heredia , ún icº a
qu ien en justicia corre spºnde ese titu
lo de glºria .
¿Cómº nº asombrarse y mºstrarse
inconforme—como virilmente se mos
trara Carricarte en su bril lante ºpúscu
10 Un Centenario—de que aquí vivan
º lvidadºs lº s que más lucharºn pºr
dar cima al ideal de independencia ,
mientras lº s que se pasarºn la vida
prodigando halagos a lº s o pre sºre s ,
sºn reverenciado s cºn amºr? ¿Pº r
qué , entre un pºe ta inmensº que nº
arrancó nºtas a su l ira para cantar la
l ibertad y o trº , también inmenso , que
cºnsagró a la patria su e strº desper
tandº a sus compatriºtas de omino so
letragº con las clarinadas bél icas de
sus e stancias, en tiempºs en que , al
de cir de Fºrnaris,“sólº bajº una for
ma simbó l ica hubiera pºdidº e l pºe ta
expre sar su amºr a la patria y pro
124 Miguel Angel Carbonell
testar cºntra e l mºdº injustº e inso
lente de regirla nº hemºs de prefe
rir e l segundo , que une , al méritº in
discutib le , la santa virtud de l patrio
t ismº ?
De lº s labiºs de Heredia sal ierºn lº s
prime rºs rugido s de rebe l ión ; a Cuba
cºnsagró su vida y cºn su mente la
i luminó . Tºdas sus pºe sías tienen un
anatema para lº s tiranºs , en tºdas
prºclama, exaltadº pº r las glºrias de l
L ibertadºr
“La agonizante patr ia gime triste ,
y no la s alvarán c lamores vanos
¡cuando amagan y truenan los t iranos
en hierro y sangre la salud cons iste !”
Y qu ien tal hizº , ¿nº mere ce ser
cºnsideradº e l verdaderº pºe ta nacio
nal? Qu ien cantó a Cuba en días de
sºmbras y lanzó su verbº cºmº una
l lamarada sºbre lº s que , para o pro
b iº de la Humanidad , la manten ían
atada , y sufrió por e l la perse cuciºnes
y destierro s, ¿nº e s digno , pº r sºbre
todºs nuestrºs pºe tas, de ceñ ir e l lau
re l inmarce sib le que c iña Cuba agra
de c ida a su pºe ta naciºnal ? ¿Nº e s
acre edºr a e sa consagración aque l bar
do sublime que quiso—como dijº Mar
ti—“hacer de l mar cabal lº para ir
126 Miguel Angel Carbone ll
sustituciºnes cºmº la de abrasante
pºr frío que indican claramente que
e sa pºesía nº debió sugerirse la un e s
tado de án imº pºrque , de haber sidº
así, le hubiera pre ºcupadº más , segu
rameute , e l re fle jº exactº de su pen
samiento , que la mayºr º menºr fuer
za que pudie se darle e l cambiº de l ad
je t ivº . El gran enciclºpedista e spañº l
Menénde z Pe layo , hizº nºtar e sa im
pre cisión de la Ave l laneda , la cual , a
su juicio , suprimió muchas ve ce s un
versº buenº , para cº lºcar en su lugar
unº inferiºr. La exageración en e l pu
limentº , la hizº incurrir en e rrºres .
El dºctºr Rºdrígue z García e studia
la vida tºda de la Ave l laneda,cºnsa
grándº le pre ferente atención a su la
b ºr l iteraria . Sus apre ciaciºnes aun
cuandº nº las comparta ,impre smnan
pº r la seren idad y pºrque sºn produc
to de firme s cºnvicciºne s . En Su gran
devºción pº r la pºe tisa , h a trabajadº
sin de scansº pºr cº le cciºnar cuantº
sºbre e lla se h a e scritº , y casi lº h a
lºgrado ,nº obstante haber de jadº de
citar sendºs trabajºs de lº s dire ctºres
de Le tras,—cºn perdón sea dicho
pub l icado s en lo s númerºs de e sta re
vista, cºrre spºndiente s al ve inte y dº s
Evocan do al Maestro 127
y ve inte y nueve de marzº de mil no
v e cientº s catºrce .
Es de lamentar que e l dºctºr Bodri
gue z García nº re tº case un pºcº la
co le cción de artículºs que figuran en
su librº , qu itándo le s ciertº se l lº pe
riºdísticº y suprim ientº re ferencias a
trabajºs apare cidºs en ºtrº lugar de
la pub l icación en que vierºn la luz .
También debió evitar la repe tición de
párrafºs enterºs . Hablandº de la ad
m irac ión de Gal legº pºr la Ave l laneda,
dice en la página dºscientºs die cinue
ve lo siguiente :
Gal le go , e l inmºrtal traductºr de la
e legía al Dos de Mayo y traductºr
incºmparab le de Los novio s, la pri
moro sa nºve la histórica de Manzon i ,era gran admiradºr de la eminente
pºe tisa cubana . Cºmo se habrá vistº
al final de l pró lºgº que compusº para
la edición de las Pºe sías, he cha en
Madrid , e l añº de mi l ºchºcientºs cua
renta y uno , e l cual pró lºgº se repro
duce en e l pre sente número , ( e sta alu
sión al númerº de l Teatro Cubano en
que apare cierºn e l articu lº y e l pró lºgo
en aquél citadº , pudº se r suprimida),e l célebre pºe ta discern ia a nuestra
eminente compatriºta “la primacía sº
b re cuantas pe rsºnas de su sexº h an
128 Miguel Angel Carbonell
pulsadº la l ira , así en éste cºmº en lº s
pasadºs siglºs ; juic iº que h an cºn
firmadº pº r cºmp le tº lº s críticºs más
distingu idºs . Agrega ºtras muchas
co sas , y cita la frase que se le atribuye
a Gal legº : “e s muchº hºmbre e sta
mujer, que , sea dichº de pasº , perte
nezca a Gal legº 0 a Bre tón , care ce de
sentidº . En la página dºscientºs o chen
ta y cuatro , vu e lve e l le ctºr a trope
zar con e l mismº párrafo , cºsa que
debió evitarse . Lunare s sºn éstºs que
de smere cen e l méritº intrínse cº de l
l ibrº .
Si e l prºpósitº de l dºctºr Rºdrígue z
García, h a s idº e l de divulgar la ºbra
de la Ave l laneda y darla a cono cer'
á
lo s que ignºran su fe cunda prºducción ,
h a conseguidº su ºbje tº . Si su prºpó
s ito fué mºstrarse e scritºr cºncisº y
e legante , ne ce sariº e s convencerse de
que en e sa esfera nº h a consegu idº e l
lauro a que lº h an he chº acre e dºr sus
nºtab le s trabajºs de filºlºgía.
Esta apre ciación , no aminora en na
da mi admiración pºr e l dºctºr Bodri
gue z García , a quien cºnsiderº muy
pºr encima de muchºs de lo s que aquí
LA EMOCION DEL MINUTO
El señºr Jºsé de la Luz Le ón h a cº
le cc iºnadº en l ibro , bajº e l títulº de
La Emo ción de l Minuto , las crón icas
que pub l icara , al calºr de he chºs que
subyugaran su espíritu º de spertaran
su emºción , en periódicºs y revistas de
la Repúb l ica . Lº s mºtivºs que las ins
piran son mºtivºs pasaje rºs . Pº r e sº
e l seño r Le ón h a puestº a su ºbra ,
guardandº e stre cha cºrre lación cºn e l
asuntº , un títulº que patentiza frivº
l idad . La nºve la , e l cuentº ,la pºesia,
pueden pe rdurar. Nº así e l vulgar dra
ma dºmést icº que duró 10 que e l re
lámpago en e l e spaciº en la cºnciencia
púb l ica ; ni la nºta pº l ítica palpitante
he cha a e streme ce r de entusiasmº a
lº s cándido s señºre s de comité que
tºdavia sueñan cºn de scubrir pétalºs
en lº s zarzale s de la venal idad am
b iente y a dibujar un ge stº de supre
mo de sdén en labiºs de qu iene s bu
1 3 2 Miguel Angel Carbonell
ce ando la mísera armadura humana
v en más al lá de lº que van ido sa º ma
lignament e se ex teriº riza ; n i la nºta
impre siºn ista sºbre tal º cual po e ta º
escritºr que ºstente en e l e scudº de
nºble za l iteraria más º menºs insig
n ias . Pe rº si las ºbras sºbre asun
to s frívo lo s nº perduran ni pueden
abrir a nadie las puertas de la Pº s
teridad—co sa que tendrá muy sin cui
dado al señºr Le ón , a nº ser que
pro fe se dºctrinas e spiritual istas y le
h alague la idea de sentir su frente
acariciada pºr e l laure l , luegº de h á
b er partido en la barca de Caronte
dan al menºs una idea de lº que e l au
tor e s y de lº que pue de l legar a ser.
La Emoción de l Minuto e s e l me jºr
cºrº lariº de lº expuestº . Narraciºne s,crítica , pº l ítica , de tºdº se trata en é l
y tºdº reve la un hºmbre de talentº
ºriginal , un tantº anárqu ico y prº fun
damente revº luciºnariº . R evº luc iºna
riº h e dichº . Y aunque h e dichº bien y
nº me arrepientº de la clasificación ,
quiero , e n previsión de pºsible s funes
tos resultadºs, advertir que hab lº en
términºs puramente ideº lógicºs, nº va
ya e l e spionaje asalariado—falange negra de tºdºs lº s gobierno s—a pensar
que arrºjº a sus fauces hambrientas
1 3 4 Miguel A ngel Carbone ll
y en su alma excepciºnalmente artis
ticas de spie rta e l panºrama de la Na
turale za . Compáre se para cºmprºbar
lº la narración en que e l señºr León
nºs hab la de su excursión al Salta
derº y una cualquie ra de las crón icas
que integran e l l ibrº . Hay en e sa pe
regrinación pº r lº s e scarpadºs mºn
tes ºrientale s tal p lasticidad , tal ahun
danc ia de ideas expre sadas cºn sº r
prendente concisión , tal calºr comun i
cat ivo , que se le sigue cºn pasión , se
expe rimentan las peripe cias de la odi
sea, se e scuchan las percusiºne s , se le
ve'
en la indígena canºa siguiendº e l
perip lº que le aprox ima a la e stación
ñnal de la jºrnada , se l lega a una ex
traña identificación cºn aque l la natu
rale za salvaje y se de scubre la si lue ta
de l indiº bravº que le guía envue lta
en e l mantº de arcaicas supersticiºne s .
En tºdº . e l l ibrº de scúb rense rasgºs
ºriginale s, dºn de creación , e spíritu
ºbservadºr, nervio , arte ria reple ta de
savia rºbusta perº só lº e stas páginas
cºnservarán siempre primaveral fre s
cura . Hay en e l las manantiale s de
ideas y nº sé qué extrañº sabºr roman
tico de spºjadº de tºda afe ctac ión. Nº
se trºpie za cºmº en las ºtras cºn in
cohe renc ias aquí, culte ranismº s al lá,
Evocando al Maestro 1 3 5
impre cisione s en e l usº de l vo cab lo ,
expre siºnes vulgares, ramil le te s de e s
puma. Tºdº respºnde a una exactitud
matemática. Las ide as apare cen des
nudas de falsºs ºrnamentºs , cºn la su
prema fuerza sintética de quien nº
gusta de inúti le s digre siones .
La Emo ción de l Minuto—re pito
nº dará al señºr León dere chº a la in
mortal idad ; pe rº si le da de re chº a º cu
par sit iº en la vanguardia de lº s que
en Cuba luchan pº r e l arte y la lite
ratura . ¿Que nº h a he chº una ºbra
pe rfe cta ? ¿Y qué ºbra humana 10 e s ?
Las flºres sºn lº s más be l lºs º rna
mento s de la Naturaleza y e stán cua
jadas de e spinas . Y , además , e sas cºsas
nº deben discutirse en un país en que
e l señºr Byrne , después de haber arran
cado las nºtas más gal lardas a su l ira
para cantar las glºrias épicas de Cai
caje , sigue siendº miradº a través de
los rºmant icismº s patriºs , y en que e l
señºr Carlºs de Ve lascº , a pe sar de
haber pedidº en un rasgº de se ctaris
mo jacobino cabe zas de l ibertadºre s,
sigue siendº naciºnalista.
1 3 8 Miguel Angel Carbonell
te de la redacción de Heraldo de Cu
ba, dºnde dió pruebas de pºse e r una
firme mental idad y una cultura só l ida
de spºjada de remiendo s re tórico s y de
cast ic idade s más º menºs de se spe ran
te s , y la nube cargada de intrigas ,le
jo s de irse disipando , cre ció ; perº nº
tardó algu ien , algu ien que lº cºnºció
en Buenºs Aire s cuandº había e n la
capital de la Repúb l ica Argentina un
ambiente de hºstil idad cºntra Cuba
pºr parte de cier t a prensa me rcenaria ,
en cºntar sus arre stºs v'
rile s e n de fe u
sa de l buen nºmbre de su patria , y en
hab lar de sus no bil ísimas campañas
en diariºs de la nación he rmana , pº
n iendº de man ifie stº la capacidad cu
bana y lan zandº cºntra sus denº sta
dºre s encendidºs vºcab lºs .
Entºnce s e l cuadrº cambió ; ya nº
e ra Lugº Viña e l supue stº audaz que
ven ía a nue stras p layas en busca de
imprºvisada fºrtuna , sinº e l cubanº
viri l enamºradº de la Re púb l ica , que
vº lvía, de spués de habe r hºnrado a su
patria en e l exteriºr, a calentarse e l
alma cºn lº s rayºs abrasadore s de su
sº l .
Evocando al Maestro 1 3 9
Lucha tenazmente en e l pe riºdismº .
y a las pºcas semanas lºgra conqu is
tar, no a cºsta de l ingratº favºritismo ,
s inº impue stº pº r su talentº , una de
las prime ras pºsiciºne s entre la juven
tud inte le ctual . Y sus crón icas bri l lan
te s—me zcla de frivo l idade s a lº Góme z
Carri l lº y de agudas re flex iºne s a lº
Bºnafºux—abundante s en atinadas º b
servac iºne s psicº lógicas y salpicadas
de incisivo s vºcab lºs , sºn ap laudidas .
De e sas crón icas—labor de algunºs
me se s que se ría para mucho s labºr de
algunºs año s—surge ahºra un l ibrº ,
Lo s Ojos de Argo s, l ibrº ameno , abun
dante en párrafºs de amarga iro
nía envue ltºs en ºcasiºne s en inten
so s pe ríºdºs pºéticºs .
Este l ibrº , de sigual , sin un idad , va
riº ,cºmº lº s mismºs asuntºs que lº
cºmpºnen , e s un l ibrº be l lº ; pe rº nº
e s , nº puede ser la ºbra al través de
la cual pueda ser juzgada la persona
l idad l ite raria de su autºr , pue s éste
e s absº lutamente superiºr a aquélla .
En éste h ay un cerebrº creadºr pre
parado para altas tareas inte le ctuale s,
ya sea para e l drama ya para la no
ve la ; en aquélla h ay un emºtivº ante
140 Miguel Angel Carbonell
cuyas pupi las adqu ieren cºnsistencia
lº s mºtivºs más s imp le s ; éste e s tºdº
un pensadºr, asaltadº siempre pºr h ºn
das re flexione s ; aquélla e s un conjun
to de impre siºne s l ige ras en las que
asºman rºsas cºn e spinas ; éste e s un
sºbe rbiº Dºn Qu ijºte , enamºradº de l
ideal , ante e l que se e stre l lan , cºmº
cºntra ace rada mal la , tºdºs lº s pos i
t ivismº s de la tierra ; en aquél la apa
re ce un Tartarin extraño , se v en lu
char a un mismº tiempº dº s pe rsona
l idade s antagón icas, aunque a dife ren
c ia de l persºnaje de Daude t , aqu í e l
Sanchº nº s irve para incu lcar miedº
en e l Qu ijºte , sinº para salvarlº de la
exp lºtación por parte de supuestºs
cºnde s , y para hace rle re trºce der ante
la mirada codicio sa de cualqu ier Baia
encantadºra de“b lanca nuca” y “pie s
de snudºs
Lo s Ojo s de Argo s basta para mo s
mo strar a Lugº Viña cºmº e scritºr de
fáci l y e legante cºncepción ,y casi pº
dria asegurar que lº cº lºca , en e ste
mediº nue strº abundante en irºn istas
que subrayan las frases para denºtar
la intención , en primer lugar en e se
aspe ctº al ladº de l magn íficº y rego
c ijadº Fél ix Cal le jas . Y nº menciºno ,
al hablar de nuestrºs caractere s inci
142 Miguel Angel Carbone ll
algunºs de salmados , sin que a estº lº
ºb l igara un sue ldº de l Erariº , abiertº
siempre para los que desdeñan y pu
dren la naciºnal idad . Y e s e se Lugo
Viña e l que ne ce sitan cºnºce r lº s que
cºn menºs títulºs que él , lº supºnen
extrañº en la tierra en que nac ió , y
tachan de pendante scº s sus e scritºs
pºrque le s due le amargamente tener
que reve renciar e l méritº ajenº .
LA LAMPARA DE ALADINO
Así cºmº en la nºve la me gusta v er
emancipado pº r cºmp le tº e l e spíritu
de l autºr, pºrque estimº que aquél la
nº debe servir para expºner e l mºdº
de pensar de éste , sinº para crear ca
racte re s ajenºs a su psicº lºgía y a sus
tendencias, en las impre siºne s críticas ,en lº s trabajºs de cºmbate , en las cró
n icas impre siºn istas , me gusta v er al
go de l e scritºr, me gusta saber de sus
luchas íntimas , de sus ímpe tus º de
sus mansedumb re s, de sus rebe ldías º
de sus te rne zas . De ah í e l interés
que en m i de spiertan las prºducciºne s
de Rufinº Blancº Fºmb º_
na, e l vibran
te e scritor latino -americano , que siem
pre hace asºmar en sus creaciºnes ,
cºmº a una ventana , la viril idad de
su temperamento , he chº para la agita
ción constante . Pº r esº h e sentidº ver
dadero placer leyendº las cautivadº
ras páginas de La Lámpara de Ala
144 Miguel Angel Carbone ll
dino , l ibrº que tiene muchº de su yºcºmbativo , l ibrº que hab la al alma de
períºdºs diversºs de su vida agitada y
tumu ltuosa, l ibrº en e l que se herma
nan la crítica razºnada y justa y e l
ataque b rav íº , la impre sión l igera de
un pa isaje y e l atarde cer rºmántico
de una puesta de sº l en extranje ras
p layas, e l re cue rdº de la patria y la
visión de lº s hérºe s . Nº pºrque B lan
cº Fºmb º na se mue stre altivo en su
prº sa—cál ida y sincera siempre—v á
ya a pensar algún tºntº que se trata
de un hºmb re he chº só lº de pasiºne s
y dadº a la agre sividad a tºdº trance ;nada de e sº : nadie cºn un cºrazón
más tierno , nadie más cºrdial y más
generºsº que él : bajº la aspere za de
sus actitude s bravias , qué de suav ida
de s se e scºnden . En su últimº l ibrº ,
nº s muestra cómº sabe ser inflexib le
cºn los que nº me re cen más que e l
anatema , y cómº sabe hab lar cºn pº é
t ica dulzura , cuandº de scribe lº s pai
sajes que hacen evºcar y hacen sen
t ir. Hay qu iene s juzgan a priori la
ºbra l ite raria de B lanco -Fombonu,
considerándo la más persºnal que ar
t istica , º lº que es lº mismº , que en
e l la apare ce más e l hºmbre que e l ar
t ista . En parte , sºbra razón a lº s que
146 Miguel Angel Carb oneu
fuerte intranqu il idad de e spíritu , pro
duc ida pºr las pe rse cuciºne s de que
fué víctima a causa de las vile zas y cº
bardias de hºmbre s que viven en e l
fangº de adulac iºne s cº rtesanas y se
cre tan su ºdiº , de sde e l fango , cºntra
lo s hºmbre s l ibre s . Un añº de cárce l y
cºmº cºrº lariº e l de stie rrº ; muchº h a
b ía sufridº y muchº e staba sufriendº
Blnacº -Pombone para que nº e stal lase
cºntra sus enemigºs .
El pró lºgº de Canto s de la Prisión
y de l De stierro—debe insistirse—fuée scritº en mºmentºs en que tºdº e l
fuegº de su alma se sal ía al exteriºr
comº queriendº abrasar a lo s mal
vado s : esa agre sividad tiene e l se l lº
de la s inceridad . Lº s que nº se exp li
can é l flage lº y hasta e l dicterio en ca
so s seme jante s, nº h an sabido nunca
la e xaltación que prºduce en lº s pe
chos caballere scº s y bizarrºs la mor
de dura de la intriga . Yº , que sé de lº s
sufrim ientº s—sufrim ientº s de hºmbre ,
sufrimientºs que nº se asºman feme
nilmente al rºstrº , sinº que exp lºtan
cºmº granadas—de Blancº—Fºmb ºna.
a causa de la infin ita pequeñe z de al
gunº s ; que sé lº que la maldad y la
baje za hicieron pº r aplastar para siem
pre al que muy bien debió l levar la
Evocando al Maestro 147
patria cºn ºrgu l lº a lº s e scañºs de la
Cámara, para que la de fendiera cºn
sin par bravura patriótica y cºn arres
tos inte le ctuales pºcº cºmunes, en
cuentrº justificadº e l mºdº e spe cial
de v e r y sentir las cºsas de e ste ga
llardº mosque tero de mente sana y
viri l .
La Lámpara de Aladino e s l ibrº
sincerº : l ibrº be l lº . Hay en él pagi
nas de una exqu isite z encantadºra,
páginas que hab lan al alma en un
idiºma musi cal . Su e stilº bril lante ,
l impiº de vac iedades culteranistas ,
senci llamente tiernº unas ve ce s, y i r
m e e iracundº ºtras ; sus imágenes ri
cas en cº lºridº y de spo jadas de tºda
ridícu la afe ctación ; sus apre ciaciºnes,
sus girºs ºriginale s , sus frases res
plande c iente s, hacen que sea le ídº cºn
verdaderº entusiasmº .
Las ºbras de B lanco -Fºmb ºna, pº
drán ser abandºnadas pºr espiritus
asustadizo s , ya que pºr e l las pasan al
tivo s lº s leºne s y se ven cºmº relám
pague º s de tempe stad ; perº nadie po
drá ab andºnarlas, h ast iadº de buscar
la be l le za sin encºntrarla ;—nadie pº
148 Miguel Angel Carb oneu
drá ab andºnarlas pºrque care zcan de
interés , ya que en e l las h ay unidas a la
be l le za de la frase la impe cab ilidad
de l vo cab lo , frase y vºcab lº que , en
ºcasiºne s, sºn cºmº fle chas hirientes
º cºmº rudºs ale tazos . Su léx ico es
ricº ; en su prºsa nº se encuentran
ex ce sºs gramaticale s , prºpiºs de pe
dagºgº s sin nºc ión de l arte ; y bril la
la l impide z de l lenguaje , l ibre de la
re tórica a la mºda .
Pe rº , ¿qué e s lº que más se destaca
en e ste cºmº en tºdºs lº s demás librºs
de Blancº—Fºmb ºna ? La verdad y la
s ince ridad . La verdad , que la dicen
s iempre sus labiºs sin miedºs rincone
rº s y sin femenile s temºre s ; y la sin
ceridad , que late siempre en sus crea
cione s y que e s lo que da a éstas e l
sellº varºn i l y hasta agre sivo que tan
to exaspera a las almas bobadille s
cas.'
Esa prºsa de Blancº—Fºmb ºna ,
exenta de credulidade s y reacia a tºdº
cºnvenc iºnalismº , nº es prºpia para
mºnaguillº s : e s rºja flºr de cºmba
tiente ; nº mustia flºr de sacristía .
La Lámpara de Aladino m e h a pro
pº rciºnadº ratºs de l iciºsºs . De su
le ctura h e deducidº no pºcas enseñan
zas .
Cºn verdade rº interés h e le ídº lºs
" º º º º º º º º º t º º º º º “ º
RIMAS DE GOZO
Cºpiar en lº s mº lde s de la be lle za
pºética , nº las visiºne s encantadas que
cºntemp lan lº s bardo s en sus hºras
de inspiración y de scriben más tarde
cºn lº s ricºs cº lºre s de la fantasia,
sinº las hondas y amargas fi lºsºfías
que sugiere la vida ; hace r un l ibrº de
pasión , l ibrº sentido , en e l que se des
criba la real idad de la existencia , cºn
sus noble zas y cºn sus lace rías , cºn sus
ensueño s y cºn sus triste zas , cºn sus
puras te rne zas y cºn sus p lacere s in
satisfe cho s, e s algº l lamadº a sacudir
viº lentamente e l án imº y a hacer m e
ditar largas hºras sºbre las sºmbrías
real idade s de la tierra . Y tºdº e sº lº
h a encerradº Mariº Muño z Bustaman
te eu sus R imas de Go zo , rimas de
de sº lación y de amargura que , a ve
ce s, pro ducen inqu ie tud y , a ve ces , pro
ducen una intensa y se cre ta cºnmºción .
Acºstumbrado a esa po esía senti
152 Miguel An gel Carbonell
mental , sin pale tadas b aude lairianas,
que e s la que en Cuba h a ten idº más
cultivadºre s, la pºe sía de Mariº Muño z
Bustamante m e h a suge stionado pºr
la rare za y ºriginal idad que la carac
terizan ,haciéndºme pasear cºmº pº r
un jardin dºnde en lº s tal lºs e sbe lto s
se irgu ie sen extrañas y suge stivas flº
re s negras, flºre s de de sencantº y de
tºrtura . Sus cuadrºs, de sconso ladora
mente pesimistas, pe rº severamente
fi lºsóficºs , dicen muy altº de su pº
tencialidad emºtiva y de su clara
visión mental . Leyendº sus composi
ciºne s, nacidas casi tºdas al calºr de
fuerte s impre siºne s mºrale s , h e cre idº
ver pasar pºr e l las lº s persºnajes de
Ste cche tti : inqu ie tante s, vengativos ,
tétrico s . y h e vistº asºmar en tºdºs
e l lºs e l alma de l pºe ta , enferma de
vo luptuº sidad y enamºrada de la muer
te como la de l bardº bo loñés.
Rimas de Go zo , cºmº nacidas al
cab º al calºr de fuerte s conmo c ione s,
he chas muchas de e l las bajº e l pºder
de la neurºsis y alimentadas pºr un
epicúreo desenfrenado , muestran a
Muñºz Bustamante bajº e l aspe ctº de
un cantºr de l p lacer y de l dºlºr, y dan
c lara idea de la decepc ión de su espí
ritu , sacudidº tantas veces pºr el h u
154 Miguel Angel Carbonell
tración de la idea, pº r la inc l inación
a de scribir cuadrºs de una vº luptuºsi
dad lúbrica , pº r la ºbse sión torturante
de la muerte , e s a Ste cche tti . Si bien
la idea nº e s la misma, puede apre
c iarse cierta seme janza en la cºncep
c ión de l cuadro , en e ste rasgº de l au
to r de Póstuma, cuandº evºca a la
amada de las ºrgias juven ile s , y la
l lama , viéndºse ya en la tumba , para
que se acerque a e lla , y re cºja lº s ta
l los al lí cre c ido s , diciéndº le :
Bésalos . ¡ Son mi s angre ! y a tus besos
sent iré—como al dármelos en vida
t emb l ar de amor mis descarnados huesos
cºn e stºs versºs de l intensº pºe ta cu
b anº :
Si en e l hondo misterio
en la profunda paz de l cementerio
oyes un beso sobre e l mármol frío ,
como ardiente rec l amo
¡ es que te busca e l esqueleto mío !
¡ es que en la muert e con pas i ón t e amo !
¿Nº v e 1s cómº lº s dº s l levan“
la pa
sión hasta la tumba ? ¿Nº véis cómº
lº s dº s sueñan cºn la almºhada de l
sepulcrº ? La fºrma nº e s la misma :
e s la tendencia ; tendencia que se re
v e la cºnstantemente en la pºe sía de
ambºs . Nº e s lº que se de staca cºn
Evocando al Maestro 155
más fuerza en la labºr de Muño z Bus
tamante e l picare sco girº campº amº
riano , muchº más intensº y más pe
ne trante en aquél ; nº es la sºnrisa
amarga de He ine , tºcada de m e lancº
lía en éste ; nada de e sº asºma cºn la
ne ce saria pre cisión característica en
lº s versºs extrañºs, saturadºs de sen
sualidad , de l inspiradº rimador ; sinº
más bien , repito , e l inquie tante e stadº
de án imo , la tendencia al p lacer y a la
venganza ; la inquebrantab le de cisión
de án imº ; e l amºr a lº tétrico , e l de
se º insaciab le , e l gºce cºn e l sufrí
miento ; la aleación de la caricia y de l
ge stº impiedo so , que h an he chº de l
enfermº cantºr de Bº lºña e l in iciadºr“de un génerº de pºesía”
Versºs nacidºs al calºr de las pri
meras pasiºne s juven ile s, de scúb rense
en e l lºs fuerte s impre siºnes . Sºn pºr
tantº las creaciºne s de Muño z Busta
mante ,nº las ideal istas º de cepciºna
das narraciºnes inventadas pºr la fan
tasia, sinº e l prºductº lógicº de un
momentº de angustia y de zo zºbra , de
una hºra de desesperanza en que e l
mºrbº de la desesperación le minaba
156 Miguel Angel Carbonell
e l e spíritu y amenazaba cºntam inár
se lº tºdº . Fué entºnces cuandº cºmen
zó a cre cer en su alma e l árbº l de las
de silusiºne s fué entºnce s cuando ,
dándºse cuenta de la real idad de l am
b iente en que se de senvo lvía, cºnven
e ido de la pequeñe z que encierra h as
ta aque l lº que a lº s ºjºs asºmbradºs
pare ce grande , y cºnvencido , también ,
de que la be l le za exteriºr ºculta casi
siempre e l cº rrºmpim ientº y la“
putre
facción inte rnºs , cºmpusº e se manºjº
de e strºfas, de sencantadas y pe sim is
tas, como su cºrazón ; imp lacab le s y
fieras , cºmº aque l lº que las inspiraba.
Desde entºnces de jó de sºñar cºn lo s
países de la idealidad ; arrºjó de su
jardín las rºsas perfumadas y co lori
das ; nº sºñó cºn las prince sas encan
tadas, re camadas de bri l lante s ; sinº
cºn las caras pál idas, con las be l las
enlutadas , cºn lº s paisaje s mustios . En
e stºs versºs mue stra su incl inación a
lº t étrico y perfi la cºn exactitud los
cº lºre s que más dicen a sus ºjºs
“Con e l traje b lanco eres una reina,
con e l traj e rojo e res una llama,
con el traje negro eres la sublime
pas i ón de mi alma”.
con la absºluta convicc ión de l que
158 M iguel Angel Carbonen
mº en un l ienzº e l dº lºr de l hijº que
teme pre sentarse cºn e l rºstrº e scuá
l ido y la mirada vacilante an te la ma
dre anciana, para que nº adivine la
pena y e l dº lºr que lº cºnsumen ? Le ed
e sa be l la estrºfa , salpicada de lágri
mas
Te quejas , madre mía, porque no voy a verte .
Es la ausencia una prueba de mi ñ | ial car iño.
¡Estoy y temo, como un n iño ,
que notes en mis ojos ret rat ada la muert e !"
Un rasgº de mº rdac idad puede v e r
se en e sta qu inti lla , inspirada en lº s
que ºcupan en nue strº e scenariº lo s
me jºre s pue stºs :
Ser doctor o general,
tener una credenc ial
o darle vuelta a una
¡Qué cuatro t im bres de gloria
en la regi ón t ropical !”
Hay mºmentºs en que e l p lan a que
se ajusta e l pºe ta, pare ce variar ; en
algunas pºe sías cambia e l tema que lº
subyuga , tema que pue de muy bien en
cerrarse en e stas dº s palabras : vº lup
tuº sidad y muerte ; perº de re pente ,
cºmº para que nº se º lvide la fibra
que lº inspira , cºmº para que se sepa
bien que la enredadera de l estíº e s la
ún ica que cre ce rºbusta en su interiºr,
Evocando al Maestro 1 59
de ja asºmar de nuevº la idea tºrturan
te . De continuº sºñandº cºn lº h e r
mo so de mºrir, de rribado pºr la prºpia'
mano , advierte
Como si fuera m i mejor amigo ,como si fuera la mujer amada ,llevo s iempre conmigo
Una pistola belga
A l lá a lo lejos la emboscada asoma
en la t inieb la e l ases ino
¡y no qu iero morir como paloma,
s ino qu iero morir como
Siempre robuste ciendo la ºbse sión
que le embarga , siempre de jandº ver
cuál e s e l más intensº de tºdºs sus
amºres , y ºbst inadº en que la llama
de la vida debe apagarse cºn un be sº
de p lºmo , vue lve a sºñar cºn e l arma'
¡Qu ien pudiera sent ir tu rudo golpe , tu caric ia crue l !
¡Qu ien pudiera bañars e en t ib ia sangre y dorm irse deepués l
Re cºrdandº ºtra edad , y vº lviendº
de nuevo al mºmentº de de se speración
en que fºrmuló un gestº su icida , dice :
Mient ras e l rudo golpe m e agob iaba
con intensos dolores ,
en un piano vecino jugueteaba.
como una burla, la canc i ón de amores .”
160 Miguel Angel Carbonell
Escépticº incurab le , la realidad le
h a matadº e l ensueñº ; revo luciºnariº
de temperamento , las ideas más atre
vidas y las más inconcebibles cºncep
ciºne s anárqu icas , se apºderan de é l ;incl inadº a los fácile s go ces de l s iba
rit ismº , fuera de l p lacer nº cºnc ibe la
dicha de la vida ; pes imista incurab le ,l leva la existencia a cuestas, y le pesa
tanto , tanto , que , cºmº Sísifº cºn e l
peñasco fabulºsº a las e spaldas, h a
l legadº a cºnvencerse de que nº pue
de l levarla cue sta arriba . Pºr e sº h a
prºducidº e sa amalgama de suspirºs
y de lágrimas , de ideas extrañas y de
amargas nºstalgias : de lº trágicº y lº
sensual : de l p lace r y la muerte .
El l ibrº de Mariº Muñºz Bustaman
te , e s e l l ibrº de un pºe ta excepcional
mente ºriginal , de un pºe ta de vue lº
que sabe pºne r en la be l le za de l ritmº
la vida tºda , envo lviéndo la en e l man
to de su inspiración , mantº unas ve
c es tierno , me lancó l ico , triste , y ºtras,terrible satán ico , impie do so .
162 Miguel Angel Carbone ll
al vo ciferado r de comité que por una
bandera sin cº lºr y sin estre l la, muere
combatiendo , que a qu ien se pasa la
vida trasladandº al pape l las altas im
pre sione s de l e spíritu ; que º s asºmbra
cualqu ier fifirº ch e arrºjandº inútiles
tºnterías pº r lº s labiºs y º s causa risa
un enamºradº de l Ideal , e s lógicº que
tºdº lº igno réis de lº s que labºran po r
e l arte y la l iteratura
Nue strº mediº e s pºcº prºpiciº para
las man ife stacione s de l pensamientº .
Se levantan a alturas inme re cidas su
pue sto s gen iºs, lumbreras insºpºrta
ble s que le en a Juvenal en latín y de s
entrañan a maravi l la lº s se cre tºs de
tºdºs lº s idiºmas, y viven anulados los
acreedºre s al laure l . Empe ro , nº pº r
e sº de se speran y se rinden en mitad
de la jºrnada lº s que labºran en la
sº ledad , sin participar de las tertul ias
pedante scas de lº s usurpado re s de l ta
lentº , he chºs pºe tas º e scritºre s pºr
e l favoritismº de lº s de arriba , q ue
ap lauden cºmº buenas las co sas malas.
Al lá , en e l le janº Oriente ,dºnde
nue stras luchas l ibertadoras h an ten i
do su cuna ; dºnde las altas concepcio
Evocando al Maestro 163
ne s de la mente encuentran siempre
favºrable acºgida , cre ció , se fºrmó y
de sarro l ló Armandº Leyva, e l jºven
escritºr de fre sca imaginación cuya
prºsa l ímpida y se rena , saturada de cº
lº r y pºe sía , p lácidamente musical ,sin amaneram ientº s bruscºs ni rare
zas de léxico , h e pºdidº sabºrear en
las páginas bril lantes de su l ibrº Alma
Perdida.
Lº s cuentºs , las impre siºne s l ige
ras y las crón icas que h a encerradº
Leyva en e ste vº lumen , sºn bastante s
a demºstrar la l impide z exqu isita de
su prºsa . Cºmº nº pade ce de megalo
man ía , mal endémico en las arterias
de nuestrºs no tab le s, nº hace alarde
de sus cual idade s artísticas, ni se cre e
insuperable , ni sueña con renºvar e l
idiºma , cºnspirandº cºntra él , ni hace
usº de vo cable s exóticºs y, a ve ces,inventadºs . quede e so para ciertas
fantasías de carte l . Perº si nº le da
reve se s al lenguaje n i º b sedidº pºr la
ºriginal idad cae en e l ridículo , sabe ,
sin embargº ,pºner la be lle za de l pai
saje º la mustia de sº lación de la an
tigua casa que lº vió nacer, en ima
gene s pre ciosas que dicen de la exu
b erancia de su imaginación . Y sabe
también de sarrºllar una idea cºn pa
164 Miguel Angel Carbone ll
labras sencil las y armºn iºsas que ni
last iman e l º ídº pºr rebuscadas ni pro
ducen hastíº pºr vanas º me diºcres.
Leyva e s un cuentista ameno , que
pºne en sus trabajºs tºda la sutile za
de su e spíritu y tºda la luz de su men
te . prºcurandº ceñirse siempre a la
real idad , cºn e l fin de evitar que lºs
persºnaje s re sulten de fábula y lº s
argumentºs pare zcan arrancadºs a las
fantásticas narrac iºne s de Salgari .
Traza su p lan y lº desarrºl la cºn se
renidad y pre cisión , dándºle cºlºr a
lº s cuadrºs y vida y mºvimien tº a lº s
prºtagon istas , cºn la vibración de su
e stilº , sin ampulº sidade s n i po stizos .
Si algún de fe ctº tiene , nº e s de fºrma
pre cisamente , s inº de fºndº . Ahonda
pºcº en las cºsas : e s demasiadº su
perficial . Nº cre a tipºs que mue stren
su pene trac ión psicº lógica : lº s hace
pasar inadve rtido s hac iendº que só lº
cautive la trama , pe rº sin que la aten
ción re caiga sºbre unº que , a di feren
c ia de lº s ºtrºs, reve le una más hºnda
cºmp l icación e spiritual , capaz de sa
oudir e l án imº . Algº de e stº sucede en
e l l igerº e sbo zº nove le sco Alma Per
dida, cuyº asuntº requería mayºr
dedicación para e vitar que la acción
se cºrte y final ice de una manera v io
166 Mi guel Angel Carbonell
nº pºdía sºrprenderse de nada pºr e s
crúpulº s . Estº un idº a las leye s in
flex ible s que rigen casi siempre e l cº
razón de l hºmbre , sºn cºsas que con
firman lº injustificadº de l de sen lace .
Lº s que se hubieran encºntradº en la
vida en análºga situac ión a la de Bus
to , seguramente hubieran meditadº
primerº y, dºminadºs pº r la º b ce ca
ción más tarde , hubie sen rºtº cºn la
amistad e sperandº la ºpºrtun idad de
encºntrarse cºn la que de spertara en
e l alma una pasión . La cºnducta pa
sada pue sta a lº s ºjºs , cuandº ya h a
cre cidº y se h a de sarrº l ladº e sa si
miente , nº sirve sinº para apre tar más
lº s lazºs de la un ión . Hay mºmentºs
en que , impulsadº pº r una fuerza irre
sist ib le , ve e l hºmbre una flºr impo
luta en e l alma más manchada de lºdo
y de scubre la virtud hasta dºnde tºdº
lº devo ra la lepra v e rgºnzante . Pºr
cºnºcer e sºs arrebato s y e sas º b se siº
ne s que hacen mºver e l án imº hacia
cualqu ier parte ; pºr saber que h ay mo
mento s en que nº ex iste palabra pºr
punzante que sea, n i verdad pºr do lo
rºsa que se e stime , que lºgre desistir
de su prºpósitº a un cºrazón varºn i l ,e s pº r lº que nº me h a cºnven cidº la
resº lución de Bustº de irse a mºrir en
Evocando al Maest ro 167
e l destierrº sin prºnunciar siquiera
una palabra de reprºche , para que lue
go Tºny, ya casadº cºn Raque l , lea
indiferente a ésta , la mue rte de Busto ,
inte resándºse aquél la que , al cºnven
ce rse de l triste fin de l visiºnariº a
qu ien só lº p latón icamente pudº amar,de ja en la cuna a la pequeñue la que
tiene entre sus brazºs para vº lver a
la sala , dºnde l lºra la muerte de Bus
tº y, entre so l lo zos, tºca al pianº m e
lancó lica y dº l iente se renata .
Esta narración nove le sca , cambian
do e se final , e s verdaderamente h er
mo sa . Abunda en pasaje s inte re sant í
simo s . Está muy bien de scrita la fa
milla Pére z , una de e sas famil ias que ,
a lº s qu ince días de e star en la capi
tal neºyorqu ina , º lvidan e l idiºma . Es
una sátira ºpºrtuna y he cha cºn v er
dade ra sutile za .
El re tratº y Caserón Arcaico , sºn
dº s trabajºs de exqu isitº sabºr li
terariº y de una de l icada sensibil idad .
Cºn amargº escepticismo re cuerda en
e ste últimº e l antiguº caserón dºnde
pasó lº s más gratºs añºs de la vida ,
la casa de lº s abue lºs dºnde jugó de
n iñº , y re cº rdándº la al cruzar, hºmbre
ya , sus salºne s ºscurºs pº r lo s cuale s
lº s añºs nº h an pasadº en vanº , de
168 Miguel Angel Carbone ll
rrama a raudale s purº sent imentalis
mo . Esa evºcación e s lº más hermºsº
que encierra su l ibrº , e s lº que más
t iene de l alma de Leyva . Y cºmº lº
que se hace a impulsºs de l cºrazón e s
cºsa muy distinta a lº que inventa la
fantasía , pº r e sº e s muy superiºr e ste
trabajº a cuantºs vienen en e l pequeñº
vo lumen .
Lºs escritºs de Armandº Leyva, t ie
nen un se l lº de galanura encantadºr
aunque se resienten de algunºs voca
b lo s inoportunos que le qu itan be l le za
y fuerza a la expresión . En cuantº al
génerº a que h a dedicadº sus nºtab le s
facu ltade s , puede de c irse , sin temºr a
caer en censurab le hipérbo le , que es ,
entre lº s jóvene s e scritºres de Cuba ,
e l que más preparadº e stá para e l cul
tivº de l arte nºve ladº r, casi huérfanº
entre nºsºtrºs de cultivadºre s.
1 70 Miguel Angel Carbonell
be rtº Gh iraldº muéstrase en sus ver
sos tal cual e s : inexºrab le y altivo .
Enamºradº de la l ibertad , rebe lde a
tºdº bajo cºnv enc iºnalismº , e l pºe ta
entona e strºfas de gran e levación . Sus
pºe sías , exqu isitamente ºriginale s, dan
clara idea de su temp le mºral . Apare
c e en e l las cual un mo sque tero vigº
roso , fustigando a lº s malvadºs .
En Gh iraldo , cºmº en todºs lº s e spi
r itus nº cºntaminadºs pº r e l vaho as
fix iant e de mal ignº an e stésico , h ay ,
tras e l pºe ta un paladín que sabe de
las luchas altas y sueña cºn guiar a
las mu ltitude s , nº pº r e l caminº que
las cºnducen lº s que alqu ilan al pºder
sus p lumas ; s inº pº r e l caminº sem
brado de ide al idade s y bañadº pº r la
luz de pºrtentºsa antºrcha , que cºn
duce a la cima . Alma en la que hierve
e l entusiasmº l ibertariº , de e l la b ro
tan chispas abrasadoras y candente s .
Exalta a lº s de abajº en co lérico s v er
so s para que nº se de jen deslumbrar
pº r lº s falsºs Catºne s que lº s“
tºman
de míse rºs pe ldañºs . El, a diferencia
de e sºs pºe tas venale s que hacen de
arch itriclinº s de lº s encumbrado s, cºn
ságrase a la tarea dignificadº ra de
emancipar cºnciencias . Pºr e sº sus
pºe sías re sultan , Música Prohibida.
Evocando al Maestro 171
Lº s re lámpagºs ro j1zº s de l verbº re
vº luc iºnariº tienen que apare cer ex
trañº s y cºmº sal idºs de l infiernº m is
mº , a lo s que pactan cºn tºdas las
indign idade s terrenas, y viven de la
cºncupiscencia y la maldad .
Cuéntanse de e ste Artagnan gallar
do , anécdºtas inte re santes que cºnfir
man , de nº haberlº cºnfirmadº ya su
vigºrºsº e strº pºéticº , la energía de
su temperamentº . El e scritºr Ruy de
Lugº Viña , que fué su cºmpañerº de
luchas en la be l la ciudad bañada pº r
las cadencio sas aguas de l Plata , me h a
hab lado , siempre que le h e abºrdadº
e l tema , cºn ve rdade rº entusiasmº de l
i lustre pºe ta argentino , diciéndºme
mucho de su vida de redentºr y de pro
fe ta .—Un día fué Gh iraldo ,
—cuentaLugº Viña repre sentandº al gran
diariº bºnaerense La Nación , a pre sen
ciar e u la capital de la Argentina una
pena capital . Y cuandº e l mºmentº
fatal llegó , cuandº ya se iba a cumpl ir
la inexºrable cºndena, levantóse a ira
do , y, acasº si pensandº cºn Hugº que
n º e s de pueb lºs virile s y sanºs la
apl icac ión de penas crue le s , de jó º ir
1 72 Miguel Angel Carbonell
su vo z de prºte sta , prºclamandº cºn
re ciº y varºn i l ademán , que é l se opo
nía e n nºmbre de la justicia , de la
justicia divina ,muy pº r encima de lº s
códigºs he chºs pº r los hºmbres , a la
cºnsumación de aque lla brutal senten
c ia . Una expe ctación general re inó en
aque l instante º murmul lºs de vºce s ,
ge stºs de asºmbrº , seve rºs ºrdena
mientºs para que se prºcedie ra en e l
actº cºntra aque l que emulaba , en ple
nº siglº mate rial ista , al andante ca
ballero de la Mancha . Y lº s guardadº
re s de l ºrden , cump l iendº superiºre s
dispºsiciºne s, se l levarºn de l lugar a
qu ien e ra en e sºs instante s vºcerº in
dignado de la razón y de l dere chº .
Otrº d ía , cuandº Cuba bregaba
he ro icamente pº r rºmper las cadenas
o pre so ras , y las hue ste s glºriºsas de
Góme z y Maceº , paseaban en triunfº
e l e standarte de la l ibertad , º rganizóse
al lá , en Buenºs Aire s , una man ife sta
ción de e spañº le s, cºntraria a lº s ré
vo luc iºnariº s cubanºs . Y cuandº lo s
man ife stante s cruzaban las cal le s dan
do gritºs ºfensivºs para lº s que an
siab an la independencia y luchaban
denº dadam ente pº r conqu istarla ,Ghi
raldo , cº lºcándºse sº lº , frente a e l lºs ,
lº s apº strº fó rudamente , e irguiéndº se
1 74 Miguel Angel Carbonell
pºemas hermºsºs, bastarían a de sta
carlo cºmº en un marcº e sp lendoro so .
Y de su Música Prohibida ¿qué
de cir? De entre las muchas pºesías
que encierra , pºe sías que a ve ce s t ie
nen suavidade s de l iriº y a ve ce s sºn
cºmº l iriºs que flage lan cºn dure za de
látigº , de stácase la titu lada Pueblo ,dºnde apº strº fa así a esta entidad ,
siempre sacrificada a lo s pícarºs y a
lº s nu lºs :
La jauría de D ios ladrando al c ielo
gu ía tus pasos por la humana senda
y cual dóc il rebaño a la matanza
hac ia la sombra en p roces i ón te lleva.
¡Y t ú altares alzando a la ignorancia
dando espalda a la luz , marchas a t ientas
llevando como s ímbolo de gloria
sobre una cruz una bandera negra.
Felice s de vo so tro s, e s un fle chazº
para lº s analfabe tºs e incºnscientes
que só lº piensan , ¡pºbre s Sanch º s ! , en
l lenar la bº lsa aunque sea a cºsta de
ignºm inias y en subir, aunque sea pºr
e scalºnes de lºdº .
Gorrita e s un pºema h e rm º sisimº
y sentidº . Sus e strºfas sºn de una sen
c il le z y fre scura de liciºsas.
Evocando al Maestro 175
En Senda de abrojos, y Una vi
da, e l po e ta , filóso fo pe simista , empe
ñase en de sentrañar e l alma de las
co sas , derramando a raudales la amar
gura . Pe ro donde l le ga a lo más pro
fundo de su alta concepción filo sófi ca
es en Caras, por la cual de sfilan , co
mo con fisonomía humana , la Glo ria , e l
Amor, e l Crimen , e l Arrepentimiento ,
la Lo cura y la Muerte .
No che de Invierno , tan hermo sa
como de l icada, atrae por la musical i
dad y e l sentimiento , y por la viva ima
ginación de scriptiva que reve la.
El libro de Alberto Gh iraldo e s man
jar que no se saborea todos los días ,
porque en é l se escucha e l lenguaje de
la verdad y la verdad hace tiempo que
se h a de clarado en qu iebra en e l cam
po de las ideas un iversale s. De sus pá
ginas bro ta e l grito prepo tente de l l i
b ertario que e stimula en la práctica de
sus dere cho s a las clases vi lmente ex
plo tadas por e l capital , y le s anunc ia
la aurora de libertad que le s espera si
organizan sus actividade s y las ponen
al serv ic io del ideal común .
1 78 Miguel Angel Carbone ll
la o casión , halagado ra en sumo grado ,
de continuar viviendo las grande zas de
aque l la lucha por e l de coro y la dig
n idad de tanto s pueblos .
Juan Vicente Gonzále z es un narra
dor sincero . La soltura de su brillante
e stilo da a su obra fuerza y atractivo .
Cuando se e studien con de ten imiento
los he cho s cu lminante s de aque l v ía
crucis terrible , de seguro que se con
sultará e l l ibro de e ste escritor, cuya
labo r instructiva y prove cho sa puede
conside rarse como impo rtante facto r
en la historia de Sur América .
¿Quién no cono ce en e l Continente
e l nombre de Juan Vicente Gonzále z ,e l gallardo sagitario que cuando la co
dicia y la maldad abrían sus fauces
devoradoras para abarcarlo todo y o s
cure ce r la estre l la de l dere cho , supo
castigar con las clarinadas de su pro sa
fulgente a los que se enseñoreaban de l
poder o lvidando las do ctrinas de l pro
fe ta de1 Aventino ?
Po r su carácte r altivo y su consa
gración a la lucha contra la falacia
so cial , Juan Vicente Gonzále z sufrióp e rse cucione s . La cárce l fué e l con
se cuente de sus campañas regenera
doras . Pero , no se abatió por eso ; y a
cada nueva publ icación surgía más se
Evocando al Maestro 179
vero en e l dicterio . La edad, le jos de
re starle brío s, dijérase que se los acre
centaba . Así quien anal ice su labor
periodística de sde sus comienzo s en
Las Catilinarias hasta sus po strime
r ías eu e l Heraldo y El Nacional ,
labor que abarca ve inte año s, obse rva
rá que e l gladiador tiene lo s múscu lo s
más flexible s y e jerc ita e l brazo con
más fuerza cuando ya va l legando a
la cumbre de lo s se senta año s . Cata
pultas e ran sus apóstro fe s de lo s últi
mo s días de luchador. Juzgando su
obra de sagitario , dice Rufino B lanco
Fomb ona“Ro chefort y Drumont no tienen n i
su fuerza, ni su talento n i su e stilo .
Montalvo era demasiado clásico . Só lo
Laurent Tailh ade en Francia y Vargas
Vila en América h an escrito l ibe lo s que
se pare zcan a los de Juan Vicente
Gonzále z” .
Un ía a un gran poder de asimilación ,
y a una re tentiva sorprendente , inte
ligencia de firme ra igambre y o pulento
manantial de ideac ión . ¿Qué de extra
ño que hombre de tan singulare s do te s
pudiera hacerse , sin visitar paíse s crea
do re s de civil ización , mae stro de idio
mas y cátedra de sabiduría ?
Po lemista , Juan Vicente González
189 Miguel Angel Carbonell
arguye con so lide z de argumentación ;crítico es implacab le y, a ve ces, inci
sivo ; historiador,narra con galanura
sencil le z y da a los personaje s su
estatura natural . Su e stilo e s vigoro so ;
originale s sus ideas ; luminosos sus na
Macizo en e l fondo y radiante en la
envo ltura , Juan Vicente Gonzále z es
uno de los más grandes representat i
vos de l pensamiento americano en la
pasada centuria.
Re correr las páginas de la Biogra
fía de José Félix Ribas, e s atrave sar,
pre ce dido de luminoso práctico , los
campos en que se dirim ieran sacro
s_
a_
nto s dere cho s ; e s andar los lugares
legendario s que inmo rtal izó con su es
tupenda hazaña e l e stupendo Ricaurte
y bañara en charcas de abundante san
gre e l satán ico Campo—Elias .
Y al l í, en esos campos , testigos tan
tas ve ces de ino lvidab le s pro e zas, ve
réis surgir de lo s primero s a José Fé
lix Ribas , e l vencedor de N iquitao y losHorcone s, sembrando terror en las
las realistas. Al l í lo veréis sin fatigas
182 Miguel Angel Carbone ll
Ribas abandonar al L ibertador y a
Mariño , y deponer a ambo s je fe s. No
ob stante , tuvo consideracione s y re s
pe to s para Bo l ívar, para e l varón ,
más alto que aquel Corso q ue muri ó en caut iverio”.
Juan Vicente Gonzále z , que no se
de ja l levar po r la pasión , censura esa
actitud de Ribas, como censura tam
bién la pro clama de Truj il lo , que re
pugna a su alma sensib le .
Yo no cre o que la pro clama de Tru
jillo sea producto de la infamia , de la
falta de magnan im idad en e l L iberta
dor : po r e l contrario , la juzgo conse
cuencia lógica de l me dio . La guerra e s
crue l y ne ce sita sangre . Lo s palacio s
de la l ibe rtad se levantan siempre so
b re monto ne s de cadávere s . Las revo
luc ione s no se predican con cruc iñjo s
en e l pe cho y e levando p legarias . El
incendio y e l extermin io h an caracte
rizado todas las guerras ; las evo luc io
nes de lo s pueb lo s , lo s cambio s b eneñ
cio so s , lo s ade lanto s y las transfo r
mac iones, h an s ido re sultante s de lu
chas encarn izadas y vio lentas . Un militar a qu ien la piedad hace vacilar un
só lo instante , h a perdido la acción .
Las de cisiones deben ser rápidas y
aplastan te s . Si e l enemigo e s crue l , se
Evocando al Maes tro 183
debe aceptar e l re to . Lo s pueb lo s dé
b ile s dirigido s a la ho ra de la arrem e
tida por almas sensitivas , no pueden
a lcanzar su l ibertad . El tirano no cede
más que al hierro .
Por e so encuentro razonab le la pro
clama de Bo l ívar, que no dictó , en mo
do alguno , ansio so de extermin io , sino
po r la ne ce sidad de salvar la patria de
sus enemigo s . Si Bo l ívar se de tiene a
pensar como M iranda en la conv enien
c ia de pe rmane ce r obediente a la Co
rona y no atacar, la revo lución no h u
biera triunfado . Martí lo dijo : “e l ar
b o l que da me jo r fruto e s e l que tiene
debajo un muerto
Bo l ívar resistió cuanto pudo para
no ado ptar medidas crue le s ; se man
tuvo siempre gene ro so para con sus
enemigo s ; le s pro puso e l canje de pri
sione ro s , y hasta ordenó la captura
de l co rone l Briceño , que se había per
m it ido e l satan ismo de enviarle como
presente una cabe za e spaño la ; pero
l legó un momento en que le exasperó
la in iqu idad de lo s que le combatían ,
vió pe rdida la revo lución si ñaqueab a ,
y de cidió lanzar su célebre pro clama
que , e studiada con amp l io criterio y
abso luta imparcial idad , tiene que acep
tarse como salvado ra . Las crue ldades
184 Miguel Angel Carbonell
de Bove s , de Mo rale s, de Monteve rde ,
de Ro se te , monstruo s abominable s que
pasaban a cuchil lo las poblacione s ; la
insaciab le sed de sangre de lo s so lda
dos de l bárbaro , insultando“las lagri
mas de la esposa y de la madre” : las
dante scas e scenas de San Juan de los
Mo rro s , donde lo s ve cino s pacífico s
fue ron inmo lado s en las cal le s, en sus
casas y en lo s monte s e l ahorca
miento de l patrio ta Zuazo la y lo s crue
les exce so s a que se entregaban los
real istas a medida que e l L ibertador
se acercaba a Vene zue la , días aque llo s
en que—según expre sa e l propio Bo
livar—“empe zó a correr la sangre so
b re lo s cadalso s, y la h o z de lo s ase si
no s mutilaba las víctimas en e l seno
de l repo so doméstico ” , justifican de
manera e lo cuente la de claración de
guerra a muerte .
Españo le s y canario s : Contad con
la muerte aun s iendo indiferente s .
“Americano s : Contad con la vida,
aun siendo culpab le s.
"
“A ser h oy promulgado tal de creto—e scrib ía e l historiador bo l ivariano
marqués de Ro jas en mil o cho cientos
o chenta y tre s—me re cería e l cal ifica
tivo de bárbaro , porque en n inguna
o casión e s justificable la muerte de l
186 Miguel Angel Carbonell
sar por las armas a ciento s de e spa
ño les y canarios re cluidos en las cár
ce le s de Caracas y la Guaira ,fué una
medida de guerra o portuna. Si los rea
l istas atacan e stas ciudade s, aque l lo s
hombre s , mucho s de lo s cuale s algu
no s histo riado re s consideran ino cen
te s , se hubie ran un ido a sus compatrio
tas para dar go lpe mo rtal a la revo
lución . Al l í, donde la sensib il idad se
apo de ra de lo s je fes , la re friega h a
concluido . No e s compatib le la magna
n im idad con la guerra .
Y en e se caso ,lo mismo que en la
pro clama de Truj i llo ,Bo lívar fué in
térpre te de l alma co le ctiva . En aque l la
s ituación e ra ne cesario cambiar e l ala
d e la paloma po r la garra de l león . No
impulsaba en e so s momento s a Bo lí
var e l de l irio de matanza , sino la ne
c e sidad que se impon ía . El dilema era
claro : si no mataba a la fiera caería
devorado po r e l la .
Juan Vicente Gonzále z no lo ab sue l
v e ,pe ro no lo condena . El no cre e jus
ta la guerra a muerte , pero no tacha
a Bo lívar de crue l . Véase si no e ste
párrafo hermo so en que hace resaltar
la bondad de l L ibertador“V edle al lí, duro como e l destino ,
dictar, al galope de su cabal lo , l istas
Evocando al Maestro 187
inmensas de proscripción . Héle aqu í
o rdenando en e l frene sí de la rabia la
muerte de 800 hombre s, ino centes la
mayor parte . ¿Qué le importa ? El de
jara sus órdene s , y n i v erá caer las
victimas n i e scuchará lo s so l lo zo s de
los hijo s y e spo sas . Que si de paso , en
la no che en que vue lve a lo s combate s ,
una muje r añigida gime a sus o jo s,de sarmase repentinamente , se enter
ne ce , y ordena la l ibertad de l que ib a
a morir.
”
Y si aque l hombre no podia re sistir
al rue go de una madre o de un hijo ,
sin ser vencido , ¿no era porque t enia
un co razón piado so y e ran las c ircuns
tancias las que le impon ían reso lucio
ne s vio lentas ?
Cuando se concluye de le er e l l ibro
de Juan Vicente Gonzále z queda en e l
a lma un pe sar inmenso : Ribas asesi
nado sus hue ste s dispersas ; Bo lívar
ven0 1do ; la revo lución die zmada . Em
pero ,como para dar al le ctor e l e lixir
fort iñcante que le devue lva la fuerza
ne ce saria , h ay a llí , como un apéndice
d e l l ibro , un pequeño co lo qu io en e l
que discuten alguno s o fic iales con al
188 Evocando al Maestro
gu ien que habla desde una hamaca
e s Bo l ívar que yace re costado sin ro
pas, sangrando , pero no rendido . Des
de su tienda de campaña hab la con lo s
generale s Arismendi y Souble tte y e l
corone l Briceño de ir a“l ibertar a
Nueva Granda” , de arro jar “a lo s ene
migo s de l re sto de Vene zue la”, consti
tuir la gran Co lombia , y l levar lo s“pendone s victorio so s al Perú”
“Sorprendido s, atón ito s, se miraban
uno s a o tro s los o fi ciale s que le cerca
b an : nadie o saba pronunciar una pa
labra. Lo s o jo s de Bo livar arro jaban
fuego , y al hablar de la España , de su
ruina, to rmentas e léctricas pare cian
ceñir su cabe za , como la cumbre de l
Duida, cuya sangrienta y encapo tada
cima alcanzaban apenas a
Aque llo s p lane s de Bo livar eran juz
gado s como de l irios de la lo cura : e l
corone l Briceño lo disculpaba asegu
rando que e l Li bertador se chanceaba
para hace r o lvidar e l mal rato que é l
y todo s h ab ían pasado aque l la tarde .
A lo s do s me ses Bo livar h ab ía tomado
a Ango stura ; do s años de spués la Nue
va Granada le aclamaba vencedor en
Bogo tá ; cuatro año s más tarde de s
truye en Carabobo e l e j ército de Mori
llo ; a lo s cinco , da l ibertad a Quito , y
194 Apéndice
menos grandes , hay qu ienes han terminado su obra yquienes s iguen acrecentándola . Unos son j ó venes y yahan acabado . No pueden hacer más . O tros son más viejos y están todavía en producci ón .
Hay un hombre en tre los que he puesto en e l s egundogrupo
,es dec ir , en el de los que no hubiesen podido figu
rar en el l ibro del cual tra to , s i en vez de l lamarse éste“Hombres de Nuestra Amér ica fuera su título G randesHomb res de Nuest ra Amé rica , uno , especia lmente , a qu ienha hecho Carbonel l la jus tic ia que m erece , F ranciscoD íaz Si lve ira , de qu ien dice que :Sol i tar io , arrastrando hacia la c ima sus grandes idea
les, va por l a v ida como incansabl e forjador de ideas ,el poeta nobl e de los versos sen tidos y de las estrofassonoras y vibran tes .”He leido el capitulo que dedica a es te poeta , con ver
dadera de lectación, porque mi e5píritu , s iempre en mansareb eldia con tra nuestro ambien te reacio a aceptar nuevosnombres , hos ti l a los que se abren paso , tanto como es
tolerante con los que ya han llegado a la meta , me hahecho pensar que no s ó lo rea l iza tarea halagadora ybenévola para aqué l los , s ino obra pa tr i ó t ica , benefic iosaa la comun idad , quien procura elevar y mos trar a su
pueb lo los hombres que s in ser todava grandes , en lamás amp l ia y s incera acepci ón del concepto , l levan acabo su labor de manera tal que con tr ibuyen a l resurgimiento que cas i insens iblemente es tá rea l izando nues tropa ís , en el orden l iterar io , en el orden mora l y en e lorden poltico, pues D iaz Si lve ira no s ó lo fué e l poetai lus tre de “Fugitivas s ino que supo lucir gal lardamen teen la es fera pol ítica
,más que cuando of'rendó su concurso
a la independen cia , a l ser , an imado por e l pa tr iotismomenos efectista
,y menos agradecido , pero por eso mismo
más puro, uno de los pocos casos nega t ivos a l con tagiode l virus de la corrupci ón admin istrativa que envenenala savia de nuestro pa ís y al que no han podido sustraerse ni s iqu iera hombres que tienen rel ieve an te nuestro pueb l o, más por honrados que por patr iotas o in telec tuales.
Sint iendo la tr is teza morderme el corazón,leí las pá
ginas que dedica el l ibro que mot iva estos apun tesJesús Castel lanos , porque conven ía con Carbonel l en que
"A lgu ien recogerá algún dia del polvo de l camino labandera de arte que tremolara en vida e l soñador infortunado ; pero h oy su puesto está vacío ; las campiñas
Juicios Crít icos 195
de la pa tr ia y los idi l ios román ticos del bosque notanla ausencia de su ún ico pintor . El género por él cul tivado con ga llardía y celo , no t iene por ahora muchoscontinuadores ; el es tandart e cayó p legado, en medio deun a floración de i lus iones , en un crepús culo de esperanzasy glor ias .”Uno de los grandes hombres de Amér ica mejor descr itos
por Carbonel l en su l ibro es Manuel Sanguily . Hay enel capitulo que dedica a l orador de la independencia ,estas frases , que le retratan
“Tiene la cual idad pr imordia l en todo hombre de ge
n io : la severidad del temperamento . Cuando echa hac iaa trás la cabeza soñadora , l a cabeza glor iosa que la n ievede los años ha cubierto de p la teados hi los
,diriase un
román tico cabal lero del ensueño de cuyos labios van abrota r las palabras con a las mult icolores .Y estas o tras , referentes a l mismo Sangu i ly , que sonunas de las pocas del li bro con las que no es toy con
forme“Si hubiera nacido en otros t iempos y bajo otros c ielos , su varonil figura aparecería nimb ada por e l radiosomarco de la inmortal idad , y su nombre, coreado conorgul lo por las voces de sus conciudadanos y los himn osde l pa tr iotismo, resonaría en los oidos como toque in
terminable de c larines .Nuestro pueb lo es , o ha s ido ingra to . Mejor aún , no
ha sabido medir nl dis tribuir su reconocimiento,pero
el que tr ibuta a Manuel Sangui es grande , l a admiraci ón que le inspira su ta lento es honda , y e l recuerdode sus gallardos ges tos de la época azarosa en la que lacolon ia s e disponía a ergu irse, imperecedero . Y s i estono nos ofrece la garantía de que su figura apareceránimbada por el marco de la inmortal idad y de que sunombre será coreado con orgullo por las voces de susconciudadanos , cuando cese de rea lizar su obra y la magia del recuerdo le dé su verdadero rel ieve , jamás a lcanzado por los hombres que como é l fueron piquetasy son s ímbolos
,hasta que se levantaron sobre e l áureo
pedesta l de la muerte , tendriamos que confesar que el
cubano procede de muy distin ta manera que los demáspueblos, en lo que todos son igual es , en la veneraci óna sus pr óceres .
A Mart i dedica Carbonel l páginas de oro, en las queel corazón se sale a l a pluma . De una de el las es esto
“Empez ó por buscar e l apoyo de los de aba jo y con
su elocuencia sub l ime , puso en la s ima la semi l la revolucionaria y di ó a sus conc iudadanos la grata nueva
196 Apéndice
de un amanecer br i l lan te , y su gr i to sonoro de redenci ón repercuti ó en l a a tmósfera tranqu ila . Desde eso smomen tos era como un mar en c ó lera ; todas las protestas del puebl o sal ieron por los l abios de un hombre queenton ó gorjeos y voceó anatemas ; q ue a lz ó el vuelo comoel águi l a y a tac ó como el león .
En esa admirab le s ín tes is , es tá retra tada la obra deMartí con porten tosa justeza ; es como una exp li cación ,en dos docenas de pa labras , a cerca de cuá l es el motivode que un hombre tenga derecho a la glor ia inmarcesxb le
de ser e l creador de su pa tr ia , de haber ten ido éxi to ,donde tan tos fracasaron
No he de segu ir entresacando las gemas que e l l ibro d eCarbonell con tiene
,n i los o tros muchos pun tos de con
tacto en los que nues tros espiritus , a pesar de encontrarnos ambos en la fron tera de dos generaciones , yo de laque se va , é l de la que l lega , se confun den y h ermanan,
sino que , tratándole en con jun to , he de decir que en esasu obra in icial veo un nuevo sintoma de que , pasado elperiodo de es tancamiento que s igu i ó a la revoluc ión , enel que parecieron los cubanos como deseosos de deseansar de la obra que h ab ían real izado , tienen motivo parasen tirse jubi losos los que esperan que no s iga exceptuadaCuba de l a magna producci ón l iteraria de Amér ica
,n i
que ha de ver eternamen te consagradas sus me jores inteligenc ias a empresas que s ó lo s irven a l medro pers ona l .jus tifi cando as í a los que nos causan el dolor que producen las verdades amargas , a l acusarnos de ser c on
trarios a las más el evadas man ifes tac iones in telectuales ,de desdeñar a l espíritu, por sat isfacer los imperiosos mandatos de la ma teria .El l ibro de Miguel Angel Carbonell le ha hecho en tra ren la Vida l i terar ia por la puerta de oro que conduce a léxi to y no s ó lo merece fel ic itaciones su autor por e ll o ,y por l a maestría con que ha tratado sobre la mayorparte de los hombres que le s irvieron de tema , s ino cue
también es acreedor a el las por haber escogido e l asun toque escogió para cons tru ir el primer peldaño de la esca laque ha de llevarle muy a l to en el curso de su vida , l lenade promesas , puesto que la ex is tencia de los hombres quehan hecho a lgo br inda el ma ter ia l para el más s ano delos man jares espir i tua les que puede servir un escri tora quien le l ea . Mayor provecho y más pro lífica enseñanzase obtiene del estudio de los hombres , que de l de susobras , y cuan tos con tribuyan al conoc imien to de él, rea
198 Apéndice
visima bibl iografia cubana . En la cubierta ,—d ebida a llápiz capr ichoso de Salc ines—hay arte ; en la impres i ónhay arte
,y arte también en todos los trabajos . Arte y
va len tía . Porque es preciso que se diga a pulmón p leno,para que todo el mundo lo oiga , que “Hombres de Nuestra Amér ica” es e l pr imer ja lón de un nuevo cic lo l iterario : e l cicl o nacional ista .( La Prensa , Habana .)
s a= x
DE AN I CETO VALD IV I A( Conde Kost ia)
R eun ir en un as 3 00 páginas a l a edad de 18 o 19
años—y en Cuba , donde no hay pasto a l hambre deconocimien tos soberbiamen te his t ór icos
, fi los ófi cos y 11
terarios que agita a ciertos cerebros —reun ir en e l las ,decía
,tal erudici ón transformadora , tal segur idad de
expres i ón,tal fuerza de aná l is is
,tan amp l ias s íntes is ,
ta l des treza en la me tamó rfos is de las ideas y ta l segur idad en la manera de conduc ir la narraci ón que seofrece a los ojos del lector , es verdaderamen te e xcep
ciona l . ¿D ónde ha hal lado fuerzas este joven , a laedad en que aún se es tudia y se comienza , apenas , aseparar los el emen tos de la pers onal idad creadora , parala expres i ón del verbo defi n itivo ? No lo sé ; me bas taa tes tiguarlo . He sabido que el Joven don M iguel AngelC arbonell es per iodista , redactor de un diar io habanero .Yo , pensando en ese heredero —en el es ti lo y l a fantas ia—de José Martí en es e hermano
,en imágenes , de
Manuel de la Cruz , en ese acda en prosa l ir ica tan deslumb radora , he lamen tado verlo entregado a las consu
midoras labores del traba jo a l jour le jour.( La Lucha , Habana .)
=x=
DE FERNANDO LLESpues , a M iguel Angel Carbonel l , l a g lor ia
de ser un talen toso y esforzado precursor . De acuerdocon el ex igen te sen tido crítico de mi buen amigo D iwaldo Sa lom , p ienso , con ín timo convencimien to , queM iguel Ange l Carbonel l está l lamado a grandes destinos .(El Jején , Ma tanzas )
:x:
DE JULIO CESAR GANDAR I LLACarbonel l , este radian te y al tivo agu i lucho , inmacu
lado y soberbio , me parece un Vargas Vi la joven con el
Juicios Crít icos 199
maravi l loso don de una palabra cautivadora y encen
dida para incinerar s in p iedad los tiranos y los histr iones ; es un volcán en batalla con tra el oprobio ; un látigo cos ido al cuero del cortesano ; un cauter io en e latormen tad o cuerpo del envidioso ; un bienhechor desinfectan te con tra la ignorancia engreída , contra los traficantes de l a naci ón , con tra los falsos patr iotas que,en cín ica jactancia desna tural izan los ideales popula
res para aprovecharse,como Bacos triun fantes y ju
gl ares s in conciencia , de los desastres politicos de lapa tria . Este joven de hierro , con pensamien tos que sonsoles
,con gigan tes y nob les aspiraciones , con senten
cias que parecen la voz de l Ideal , con un rotundo e indomabl e afán de justi cia , con un intrans igente empeñode que todo se eleve a los magnos ejemp los qu epresenta
en su incomparable l ibro,confirman que el pa ís t iene
corazones indec linabl es que laboran por Cuba con vivaenergía .
(El D ebate , Manzani l lo .)a<
DE ARMANDO LEYVA
L ibro bendito ! B endita nobleza espir itual la de suautor ! Un optimismo azul de mañana verna l s e di luyeen nuestra alma cuando voces as í
,serenas
,fuertes
,re
posadas , l lenas de amor para su pueblo y de fe enlos horizontes , desen tona en el coro estr idente de las vocesde hoy .
De mi sé decir que cuando terminé esta lectura fren teal mar de mi aldea , el mar y el cielo me parecieronmás azules y un nuevo brío se me despert ó en el corazón y un vigor nuevo agilizó la p luma en mi diestray un afán de luchar me hizo sa lir del s i lencio que ibas iendo la suprema conquista de mis ú ltimas(Manatí, Or iente .)
=x=
DE ARMANDO D . GARC !A
M iguel Angel Carbonel l se in ic ia en estos traba josen el gran apostolado del amer ican ismo . Lo s iente ylo profesa ; orienta hacia é l todas sus energías juven i les y envuelve en la simpatía y admiración que leinspiran sus excelsos paladines
,la propiedad de la idea .
Es un prob lema de raza y de fami l ia que aún no harecibido de nosotros la atenci ón que merece . Hora esya de que de 3 pierte a lgún cerebro bien dotado para pre
200 Apéndi ce
d icar la idea . ¿ Será e l autor de Hombres de NuestraAmérica” e l l lamado a esa mis i ón ?Cuando la ascens i ón se in ic ia con firmeza y bríos ,aportando caudales de volun tad y tesoros de dispos ici óny de ta len to, se alcanza , indudablemente , la cima . Precisa tener alas : é l l as tiene . Precisa tener talen to : aé l le sobra . Que la g lor ia , n i se r inde a l oro , n i se entrega por capr icho : se da a los que saben conquistarlapor el mérito(El T riunfo , Habana .)
a:
DE MA! DE OPORTOHombres de Nuestra América” garan tiza de muy dig
na manera l a personal idad l iterar ia del joven Carbonell . A través de sus páginas se descubre a qu ien enel estudio ha puesto su más preciada vocaci ón . Adviertese
,a primera v ista , una d icc i ón fáci l , sencil l a , axen
ta de esas tortuosas , amodorrantes , ul tra ex travagant escons trucciones tan usua les al presen te en tre los que sel laman pomposamente consagrados y no pasan de ser unosmediocres
,—ratacueros—que les llama muy acertadamente
el cáus tico Bonafcux . (Cuba , Habana ):x:
DE GALVEZ OTEROLa obra de M iguel Angel C arbonell
,en la hora en
que aparece , es como br ioso corce l que entrando en elcampo de indiferencia y depravaci ón que quiere reinaren buena parte de una juventud descreída y aten ta al
l ujo y a l despilfarro más que a los grandes problemasque tiene neces idad de es tudiar s i qu iere conservar lafuen te de donde brota aun su propia fel ic idad presen te
,
l leva sobre sus lomos poten tes a la idea ,que esgrime con
su diestra la fus ta de un pensamien to todo luz parai luminar las conciencias que están dormidas y que deben despertar antes que la garra del águ il a l es muestrecon el dolor del zarpazo su tem ible presencia . No sepuede decir que ll egará , s ino que ha l legado adondemuy pocos son capaces de l legar .( La Correspondenc ia , San Juan , P . R .)
DE BOHEMIASomos s in ceros a l decir que a l hojear el indice deeste l ibro formamos la resoluci ón de no leerlo .
“Bolivar “Juan Mon tal vo”
,
“Mar tí”,etc.
202 Apéndice
usted, que me despido es trechándole car iñosam ente la
mano .(Paris, sep tiembre ,
DE R. BLANCO -FOMBONA
Quer ido compañeroLa impres i ón que m e haya producido la lectura desu obra us ted puede suponerla. Pr imero
,s e tra ta de un
au tor que acaric ia los mismos ideal es que yo, o cas icas i ; segundo, ese autor es un compañero , y , para mimodo de ver y de sen tir a nues tra América , un compatriota ; tercero , ese compa tr iota me ha coronado, generoso, de inmet -3rzidos laureles ; cuar to , encuen tro en esaobra lo que yo más aprecio en la v ida y en los l ibross incer idad , pas i ón , en tus iasmo por cosas bel las y no
bles , con absoluta prescindenc ia de todo v i l interés .S i yo le di jes e a us ted que su l ibro no me gus ta , na
ted ser ía el pr imero en no creerlo . Si, me gus ta , me gusta mucho . P )r venirlo l eyendo , de via je , he dejado decon templ ar preciosos pa isa jes de A s turias . Y olvidar a lana tura leza por el arte un hombre que es tá tan cerca de la na turaleza como yo , y hacia la cua l se sien tetan atraido , no es pequeño tr iun fo del arl e . Pero nome exp l ico b ien. No es el arte , la l itera tura de su obra ,l o que me seduce . Esto es en el la y en la mayoria delas obras secundar io desde cierto pun to de vis ta . Silo que hay de esenc ia l en las obras del espíri tu es elpensamien to que las an ima , ¿no valdria el espiritu delas obras por sobre toda otra cosa ? En tendidas asi lasproducciones del pensamien to , ¿no podr ia asegurarseque la de usted se salva , an imada como está , desdela pr imera hasta l a ú l t ima página , de las más loabl esy al tivas preocupaciones moral es ?(Luanco , Asturias , Agosto ,
a:
DE JO SE ENRIQUE ROBO
Est imado señor y amigo : Debo a us ted dob les agradecimientos , por e l obsequ io de su br il lan te colecci ón desemb lanzas l iterarias que ha reun ido us ted en l ibro
,y
por la inc lusion , en tre ellas , de l a que hizo us ted de mi ,con tan benévol a inspiraci ón como galana p luma . Laan ima y exa lta el generoso en tus iasmo de su juven tud .
Me ha imaginado us ted , sin duda , mejor de lo que soy ;pero ello prueba que es us ted capaz de concebir y de
Juicios Crít icos 203
sen tir un bel lo tipo de escr itor,y por tanto , de tende
realizarlo .Saludo en su obra primogénita la l ison jera prom esa
de las que nan de sueederla, acen tuando l a nombradíade l autor . Emretanto , reciba usted sen tidas gracias yamistosos efectºs de su compatriota americano.(Montevideo, agosto,
DE SANTIAG O ARGUELLOMuy señor mío y amigo : Acabo de recibir su b ellisi
mo l ibro “Hombres de Nuestra Amér ica” . Esa obraviene a cimentar una reputaci ón menta l tan to más estimabl e euant i es e l producto de un cerebro joven delque ya deben esperarse las más br il lantes hojas para ellaurel cubano .Reciba usted mis p lácemes más entus ias tas , y l a ore
dicci ón de un lison jero porven ir . ¡ Cuántos qu is ieran para su carrera lo que ya t iene espigado usted al comenzar la suya l
( León , N icaragua , agosto,
DE MANUEL 8 . PICHARDOM i est imad ísimo amigo :He leído todas las páginas de su l ibro con intimo deleite y he hablado de el las a Fomb ona, a C es tero , a N ervo , a a los hombres de nuest ra América quese encuen tran en Madr id.Usted no neces i ta al ien tos , porque los l leva en laín tima fuerza de su vocaci ón y de su talento
,pero
permítame que l e exprese mi voto sincerisimo de verl esegu ir tan derecham ente por ese camino de l a g lor iapara nuevo honor de los suyos y lus tre del pensamientoy la l itera tura pa tr ios .(Madr id , agosto ,
a:
DE CARLO S MANUEL DE CESPEDESQuerido M iguel Angel : A l volver de N ew York encontré sobre mi escr itor io e l ejemplar que tan cariñosamente me dedicas , de tu b ello l ibro , que he leído conla sa tisfacc ión más intensa y el más vivo interés . Y
no podía ser de otro modo : el tema a trayente, galeno
el est il o, l as observaciones fil os óficas a tinadas,l as
ps icológicas a v eces originales y profundas , el sentimien
204 Apéndice
to que pa lpita en toda la obra , eminen temente pa tr i ótico ,e l au tor s impático y puro, l leno de promesas para las
letras nacionales , ¿ qué más se neces itaba para cautivarmi e5píritu y ganar mis aplausos ? ¿ Qué fueras tú u no
de los Carbonel l ? B ien , pero es que todos us tedes sonas í ; ta l como te nos revelas en ese l ibro en que, másque a los grandes
,entonas tu a la grandeza misma .
( ! ashington , octubre ,
DE D I ON I S I O PEREZ
L ibro in teresan tís imo para nosotros los españoles quequeremos encon trar l a trab azón de nuestro espír i tu conel espír itu amer icano , fuera del re toric ismo vacio y engañoso en que ha quer ido mantenerse aqui el hispanoamer ican ismo . Carbonel l es un vigoroso escr itor que hace desfi l ar ante nosotros las figuras de Bol ívar , Monta ivo , Céspedes , Máximo Gómez , Heredia , Martí , Vargas Vi la , R odó , Sangu i ly
, B lanco -Fomb ona , Loinas ,
Si lva , Ugarte , Argiiello , D iaz Silveira , Castellanos yDomin i ci , hombres de acci ón y de letras , recio yunquede voluntad y de ideales en el que el pensamiento ame
ricano se va formando a través de un s iglo a lborotadoy sangr iento . Si efectivamente España qu iere
,no recon
quistar ideológicamen te a Amér ica , s ino convivir polí
tica y espir itualmen te con ella , debiera comenzar por
hacer vulgares entre nosotros l ibros como este que co
men tamos .(Nuevo Mundo , Madrid ,
DE F . GARC I A G O DOY
Apreciaciones de relevan te precis i ón y rasgos pe r
sonales bien sorprendidos dan a cas i todos estos retratos uh muy pecul iar y a tractivo color ido . Se ve , se
s ien te que su joven autor se ha e ompene trado con loque hay de más nob leza an ímica en los person 1 jes que
hace aparecer ante nues tros ojos en medi o de fascinan tes deslumbramien tos de en tus iasmo .En Miguel Angel Carbonel l , hay un notab l e escr itoren gérmen . Su estil o es cl aro , precis o, expres i ón de loque piensa y s ien te s in artificiosidades de un rete ríeismo vácuo e incoloro . Si todavía hay en é l a lgo de l ib resco , no dudo que lentamen te i rá formando su con
ciencia intel ectual con elementos de su propio yo ,de n
206 Apéndi ce
todos son escritores o poetas : e l padre , el hijo y e l esp ir itu santo. Fa ltaba un diab lo, digo, un crí tico, y ya
sa l i ó en es te Miguel acr imon ioso por temperamento, impulsiva a fuer de joven , in tel igente por herencia , trabajador, tozudo y algo i conoclasta . Miguel piensa alto ,escribe fuerte, ahonda con penetraci ón cas i inveros ímila sus pocos años , vale y promete , es una real idad sindejar de ser una esperanza. ¿Qué le fa lta ? Lo que únicamen te dan los años , la exper iencia , l a madurez comp le ta del cerebro , domin io de s í prop io y del est ilo , mande sobre las pas iones , refinamien to del gus to. Pero h oyt iene todo lo que puede y debe tener : mucha fibra ygrandes bríos .(El Mundo , Habana .
* ; v
DE HECTO R DE SAAVED RA
Los Carbonel l son de buena y vieja cepa revolucio
naria . Un poco exa l tados en sus ideas me recuerdan alos hombres de la G ironda que p inta Lamartine . Estudiosos e in te ligen tes , han podido man i fes tarse en elcampo de la li tera tura , apar tándose de esta escueladesencantada y amarga , ya decadente , que con tantaperfecci ón caracter izó el es tado de án imo de a lgunospueb los la tinos en el ú lt imo terc io de l s iglo ! I! .
Por fortuna hay una reacci ón hacia el roman ticismo ,y digo que es una ven ta ja , porque los hombres no pueden vivir,—la v1da decorosa y amab le—s in ideales n isacrif icios . Aquel la l itera tura que precon iz aba las malas pas iones , el predomin io de l ma l y el rel ie ve de los
sentimien tos repugnan tes es una morbos idad a la quesup ieron sus traerse l os hermanos Carbonell . Es verdadque han tenid > la dicha incomparab le de la juventud
,en
este renac im iento glor ioso de nuestro pa ís .De Miguel Angel Carbonel l , que es e l au tor del l ibroHombres de Nuest ra América”deb e decirse que es unode l os merit ísimos coadyuvantes a esta obra pa tr i ó ticaque es tán l levando a cabo unos cuan tos l itera tos his
pano-amer icanos acerca de Bol ívar y la independencia deAmér ica , l as obras que ven la luz en la bibl ioteca “Andres Bell o”, que dir ige B lanco—Fomb ona ; la bibl iotecade Ayacucho y las divresas obras , ya his tór icas , yal iterar ias que incesantemente están aparec iendo.Todos estos esfuerzos , que s in orden n i concier to a lguno se aportan con mater ia les que han de u ti l izarse
Juicios Críti cos 207
más tarde, revelan una tácita pero efectiva relaci ón en.tre las c lases intel ectua les de l a Amér ica Lat in a .
L ibros como el de Carbonel l deben ser sa ludados conprofundo respeto.( D iario de la Marina, Habana .)
a
DE P. MENDOZA GUERRA
Para condensar en unas cuantas líneas, l a op in i ónque tengo formada , muy reñex ivamente de Hombres deNuestra América vengo a hacer mías para aplicárselas
a Miguel Angel Carbonel l, estas elocuentes afirmacio
nes de su l ibm, a l habla r de F rancisco D íaz Si lve ira.
Un corazón que proyecta resp landores , una bandera hermosa con lomas de grandeza y de verdad, y con
ideal es dignos y sagradosAsí dice Carbonell , y, sin in tentarlo, ha hecho el fl
delísimo cuadro de lo que él mismo represen ta .(El Triunfo , Habana .)
e
DE VlCTOR B I LBAO
Hombres de Nuestra Amér ica es , quizás , e l mejorde los l ibros en prosa editados de algún tiempo a estapa rt e , en es ta aldea .(El Mundo, Habana .)
a
DE M. FRANCO VARONA
Hay qu ién ai_
cabo de tre inta o más años de cont inualabor inúti l , sigue s iendo ignorado , o es s ó lo medianamen te conocido , porque podrá tr iun far la mediocr idad entodo t iempo ; pe ro nadie podrá negarme a mi que en
tod o tiempo su triun fo será rela t ivo, efímero , no com oel del talento verdadero , que se abre paso prontame nte ,y br i l la , y re fulge , y se impone, y es su triunfo imperecedero como el de l sol . Y Miguel Angel Caroone ll tiene ta len to, mucho ta lento, y es por el lo por lo que enel mundo de las l etras es adm irado ya , y es respetado ,a pesar de sus pocos años , este va l ioso joven autor deHombres de Nuestra Amé rica , l ibro prim oroso y arrogan te que llega a mis manos como mensaje de gloria .
(El Día, Habana .)
208 Apéndice
DE FELI! CALLEJAS
(Blliken)Es senci l l amen te , este l ibro de Miguel Ange l Carbonell , como el p rimer batir de a l as de una joven águ i laque de un Vulid0 se p lanta en la cumbre y , desde e lla ,escudriña e l espacio y toma impulsos para l legar a perders e también detrás de las nubes .Qu ien leyera “Hombres de Nuestra América s in co
nocer al au tor y sin saber de su juventud , creería es tar! eyendo l a obra de un escr itor ya ducho y exper imentado en las artes de l bien decir , pero con un pequeño defe cto , que lo es , acaso, solamen te , para qu ienes h us
camos va en la l ectura , mejor un oas is para nuestrocansancio y nuestra ans iedad, que una tormen ta más paranues tros n ervi o s : demas iada fogos idad, demas iada agitaci ón
, no solamen te en las ideas , que son en el jovenescr itor como puntas hirientes , como espuelas , comolátigos
,como flechas
,s ino en el esti lo , que se acomoda
más a l de la orato r ia trib unicia y es trepitosa que a lastranqu i las páginas de un l ibro .( La Prensa, Habana .)
DE JOAQU IN LLERENA
En Hombres d e Nues tra Améri ca a poco que seescarbe , asoma la veta , opulen ta , hinchada , maciza , inagotab le . El cauce oculto apenas s i cabe en el subsuelo ,y rompe con frecuen cia en el manan tial de l infa fresca
,
l ímpida , sabrosa, que fecunda y embell ece .Tal es lo importante : la r iqueza orgán ica
,la persona
in terna capaz de plasmarse en una fórmul a , un yo dis_
puesto a producirse en una afirmaci ón concreta y alt iva.
Esto sobra en Carbonel l , y de ahí los trazos firmes y resueltos con que su obra va desdobl ando no obs tan te laobjetividad de su varíe asun to—una encan tadora perspectiva ps icol ógica . Dijérase que los motivos sobre quese as ien ta todo el traba jo , los distintos persona jes que corren a través de las páginas in flamadas de una hondafi ebre de jus tic ia , no son más que los pretextos de un
espíritu intensamente ob cedido por esos augus tos ideales , tal vez inasequ ibl es , que hacen como soles en los
hor izontes del mundo moral. y tras los cuales la Human idad marcha sin cesar , por entre desolaciones , desdeel fondo de las edades.Carbonell , con ser tan joven , a pesar de no haber acabado de en trar en ese gran tal ler de veleidades , y de
210 Apéndi ce
ideas de los demás . Por eso Carbonel l s iente con propiosen tir, piensa con propio pensar y escr ibe lo me piensa s in eufemismos n i vaci laciones . Cual idades son éstas que le p erm i ten a islarse , como las águi las . ¿Y qué ,s ino un águi l a es este joven de veinte años que marchaen vuelo majes tuoso hacia la cumbre ?(Arte , Habana .)
ºf
DE L. GONZALEZ ALCORTAen efecto, l o lei con fru ici ón , sintiéndome com
pletamente identi ficado con sus trascendentales enseñanzas y con su propaganda tan saludabl e y oportunacomo pa tr i ótica ; admirándome de que un joven como us
,
ted vin iese con tanto vigor y l ozania a coºperar así alsaneamiento de nuestra pu trefacta atmósfera , impregnada de las miasmas con que l a bacana l s in l ímitesamenaza hundir en el abismo l a obra a costa de tantossacri ficios realizada . En su l ibro late l a transmigración
de almas como la de Martí y se perpetúa la robustezde l idioma que corre par ejas con el sol en su fuego y ensu luz inextinguibl es .(Pinar del Río ,
septiembre ,s e a
DE ENRIQUE MAZASMiguel Angel Carbonel l , el adolescente-cumbre , es como Ruy de Lugo V iña , un campeón garr ido del idealque anda muy lejos de l a des ilus i ón y cuyas plan tasno han sangrado como las de tantos patr iotas de cartón, generales de l ibrea y servi l leta a l s ervicio delyanqui filibustcro , porque están ungidas con raras esencias y con á l oes de maravi l losa virtud .
(El Nacional, C ien fuegos .)s e 3
DE FELI! MATOS BERN IERaquí el fondo de' esa fuente de amor que se
ti tula "Hombre s de Nuestra Amér ica”. Su autor deshebra sus ideas sobre el glor ioso grupo que ana liza , conest i lo fáci l y galan o, y con una exquis ita s ens ibi lidad.
Lo mismo al estudiar la tragedia en que Bol ívar culmin ó como un t itán que a l juzgar al poeta del "absolutodesprecio de lo hum ano”
,da la nota sens itiva y per
sonal que hace tr ansparente el a lma del escr itor . Es,
pues , un l ibro s incero este l ibro , y por serlo , merece unap lauso tanto como por su mérito literar io . La s incer i
Juicios Crít icos 211
dad es la esencia del icada del pensamien to : e l escritordebe expresar lo que s iente como una flor da su perfu
me , s in temores y s in bochornos .(El Día, Ponce, Puerto R ico .)
DE M I GUEL Lescm o
Mucho y var io se ha escr ito sobre e l ch ispazo degen io de Miguel Ange l Carbonel l : Hombres de Nuestra Amér ica su ameno , interesante y exqu is ito li bro ;mucho y vario se ha dicho ; pero , en tono encomiástico ;todo ha s ido mirra e incienso , que a no ser Carbonel ltan super ior seguramen te estuviera envanec ido con tanto elogio, jus to como es na tura l .Yo voy a s er uno de los pocos que le flage lan. Hom
bres de Nuestra A mér ica t iene un defecto imperdonab le¡ es demas iado corto lYo me a trevería a asegura r que todo el que lo haleido a l term inar el ú ltimo capítulo ha sentido la nos
talgia de la lec tura . Carbonel l no debi ó detenerse en susoberbio estudio de Pedro César Domin ici . Debió de
haber puesto al terminar : f in del tomo pr imero .Por eso l o flagelo .
DE JESUS LOPEZLa prosa de Carbonel l es buena prosa . La obra en
conjun to es loable . Es obra seria,meditada , digna de
que se tenga en cuenta el esfuerzo .( La D iscus i ón , Habana )
DE ARTURO ALFONSO RO SELLO
Hombres de Nues tra América pr imera producción ovástago” l iterar io de Miguel Ange l Carbonell , es unl ibro bueno . Bueno por la forma , bueno por el fondoy bueno por el valor in tr ínseco del mismo . Es tilo v ibrante
, sencilio ,correcto ; per íodos de una br il lantez in
comparab l e,donde e l joven escr itor hace alardes de
erudición,de galanura , de faci l idad , de eloc uenc ia ;
fondo de una mora l a ltis ima , que perfil a su a lma nobl eenamorada del idea l , cautivada por un anhelo infin ito del ibertad ; forma elegante de una exquis i tez que encanta ; todo en fin es digno de ap lauso y alabanza , en la
primera obra de Miguel Angel Carbonell .El posee—y debe enorgullecerse de el lo lo que fal
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ta a cas i todºs los escr itores in cip ien tes : esti lº prºpiº .Y e l esti lº de Carbºnel l , es de una viri l idad dominadora
,cas i sugest iva . En é l se man if iesta tal cual es
escr itºr persona l y hasta agres i vº s i se quiere" de se
pir itu indoma b l e y a l tivo y, sºbre todº , cºn el valºr desus convicciºnes y con la fe inquebran tabl e en el triunfe de sus ideales .( D iar io de la Marina, Habana .)
s ºs —sDEL CONSENSUM STATE J OURNAL
Para Carbºnell Nues tra Amér ica es , desde luegº , laAmérica Lat ina , más º menºs un ida pºr el idiºma es
pañol . La pequeña cºmpañía de hºmbres grandes q ue é lreune asciend e a diez y s iete
,de los cuales s iete sºn
cubanºs ; y el restº represen tan a Venezuela , Ecuadºr ,Colºmbia , San to Domingo , Uruguay , Argen tina y N icaragua . Tºdºs , monos Bºl ívar, son hºmbres de letras ,perº sºn tºdos también hºmbres que han es tadº a lacabeza de la luch a por la l ibertad . Carbonel l admiray ama cºn e l en tus iasmo de la juven tud ; su es t ilº esnerviºso , impetuoso , br il lante y rº tundo . Su l ibrº con
tribuye al sentimien tº fra terna l en tre las repúolicas españºlas, l a Amér ica La tina que é l ama tanto ; cºn ºtrasmi l fuerzas tiende a un irlas cºntra el cºlºsº de l norte ,de quien tºdºs descºnfían y a qu ien tºdos temen . Quedapºr verse todavia s i tºdas las fuerzas e influenciasque estén actuandº pueden realmente prºducir esa un i ónlas ºpºrtun idades están en cºntra .
Pró lºgº
Evºcandº a l maes tro
Dºctrinas jurídicas
Ab imo pectore
Nuestra Academia de His tºria y e l histºriadºr Vi
llanueva
Un prócer de nues tra independencia
El retablº de Maese
En las trincheras
El últ imo prºpulsor
De la Avellaneda
La emºci ón del minuto
Lºs º jºs de
La lámpara de
Rimas de gozº
A lma perdida
Mús ica prºhibida
H is tºr ia de una gran época .
Apéndice