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Miguel Angel Carbonell - Forgotten Books

Date post: 16-Mar-2023
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223
Transcript

PROLOGO

Migue l Ange l Carbone l l, el joven y

notab le autor de“Hombres de Nues

tra América”, ha reunido en esta obra

sus trabajos de critica, y ha querido te

ner de mi mano unas cuantas palabras

que la precedan. Realmente, yo h e se

guido con simpatía e interés, la labor

de este escritor que aspira al mejor en

grandecimiento de las cosas de Am'

e'ri

ca, y esta circunstancia, sin duda,ami

nora un tanto la dificultad del empeño

que se me ha confiado.

Quien hubiese leido Hombres de

Nuestra América”, que fué obra de ini

ciación,habria podido precisar qué

género de ideas iba a defender, en futuros volúmenes, Migue l Ange l Carbo

ne ll . La g lorificación de los patriotas

que ofrendaron su sangre por la inde

pendencia del Continente de nuestra ra

za y la defensa de las ideas que han ser

o ido de fundamento a las instituciones

de nuestros pueb los, fueron los senti

mientos que movieron lo pluma de Mi

f'

rr"

3M L ºU x 3 Q)

L.

-

i

6 Prólogo

gue l Ange l Carbone l l, y ahora, en este

libro, realiza más ampliamente y con

mejor oportunidad, idéntica labor :

magnificar, con nob le desinterés, el

acervo inte lectual que constituye nues

tra grandeza en el orden de las ideas

puras.

“Evocando al Maestro es obra que

reve la no comunes dotes de pensador ;conocimiento cabal de los problemas

que en este momento . preocupan a los

politicos estadistas de la América La

tina ; erudito saber de las orientaciones

literarias que los inte lectuales ibero

americanos han seguido en estos últi

mos años ; y, naturalmente , con estos

antecedentes su visión del porvenir de

América es la que más se acerca a la

realidad de las cosas.

Recuerda Hipólito Taine, en los

Orígenes de la Francia Contemporá

nea”, cierta escena descrita por La

harpe en sus Memorias y que el insigne

historiador califica de ficción. Laharpe ,testigo de vista de los sangrientos acon

tecimientos de la Revo lución de 1792 ypersona de re lieve en los que la prece

dieron, e voca,en sus impresiones pre

te'fitas, la sobremesa de uno de aque

llos banque tes en que, según el propio

Taine , se hacian frases de ocasión y se

Prólogo 7

reia a má s y mejor : se echaba por la

ventana, son sus palabras, entre risas

y con aterradora inconsciencia, todo un

sistema de filosofia que habia de pro

ducir sus efectos en los humildes v e

cinos del piso bajo . El buen vino de

Constancia alegraba los corazones y

despejaba los entendimientos, y h e

aqui que como se pasase de la conver

sación chispeante y anecdótica a los in

trincados prob lemas que postularon

Vo ltaire y Diderot, uno de los comen

sales, viejo filósofo que ya veia abrirse

para él la tumba en que se desaparece

para siempre , dolióse de que no alcan

zaria,a causa de tan precaria vida co

mo le quedaba, la exce lente época de la

historia que se avecinaba.

La juventud, como una flor entre

abierta que lanza al espacio las prime

ras emanaciones, dejó correr la pala

bra del entusiasmo, y con los ojos de la

imaginación preparó e l espiritu para

los grandes y trascendentales sucesos

que habrian de venir . Entonces Ca

zotte , dice Laharpe, en medio del silen

cio que habia provocado el desencanto

en los viejos y el misterio de lo por ve

nir en los jóvenes, alzó la voz y dijo

que todos los que al li estaban alcanza

rian esa futura y tenebrosa época que

8 Prólogo

los Vo ltaire , Diderot y Rousseau habian

preparado en el laboratorio de las ideas

durante medio siglo de incesante labor

inte lectual . El imperio de la razón y de

la libertad—exclamó—se avecina, y vo

sotros serei s las primeras victimas. Y

comenzó Cazotte a profetizar el fin de

cada uno . Condorcet moriria envene

nado ; Vicg de Azyr se haria abrir las

v enas para expirar ; y uno a uno fué se

h alando a aque llos que irian en carreta

al cadalso , atadas las manos. Luis ! VI

estaba entre las victimas . Y un profun

do estupor invadió la sala. Taine apunta

que esta profecia de Cazotte era la del

pensador que contempla el estado social

y parte de afirmaciones concretas pa

ra otras de más vue lo en el futuro de

los pueb los. Podía decirse que Francia

estaba a punto de transformarse por

que la descomposición del cuerpo so

cial era un hecho que no dejaba duda

alguna. Tal afirmación, en boca de Ca

zotte, era tan verdadera como las que

predicen un eclipse o un temporal . Lacorriente de las ideas y las orientacio

nes de la política son, siempre, bases

muy ciertas en que el sociólogo o el fi

lósofo puede precisar el“devenir ”.

El escritor refleja en lo que produce

el estado de las costumbres y el progre

Prólogo 9

so de las ideas, según que estudie u ob

serve .

En las páginas primeras de este li

bro,Migue l Ange l Carbonell analiza

con detenimiento la influencia que él

cree ha venido ejerciendo en los acon

tecimientos po liticos de la América Es

pano la, el Gobierno de los Estados Unidos, y con viril determinación , desde el

punto d e vista en que se co loca, deja

caer al Gobierno de ! ashington la in

mensa responsabilidad del e stado inte

rior de los pueb los que España descu

brió y colonizó . Para controvertir las

afirmaciones que contienen estas pagi

nas de Carbone ll, seria preciso un aná

lisis muy hondo de cada uno de los

acontecimientos interiores que han de

terminado la intervención del Gobierno

de ! ashington, en diversas ocasiones ,

en nuestros asuntos. En estos aconte

cimientos han influido, desde luego, un

cúmulo de circunstancias distintas v,

a veces, antagónicas entre si. N o quiere

esto decir que se desvie al juzgarlos, elconcepto de la justicia ni que se adulte

re la verdad en beneficio de quien no

las tenga de su parte . Pero cualquiera

que sea el punto de vista del autor de es

tas páginas en asunto de tan vital im

portancia, puede afirmarse que e llas

10 Prólogo

van encaminadas a proponer un acerca

miento más sincero entre nuestros pue

b los, como fundamento de futuros em

penos políticos'

e inte lectuales. Esta

obra de Migue l Ange l Carbone ll resp on

de, pues, a las ideas sustentadas por los

p ensadores más influyentes de Améri

ca ; José Enrique Rodó, Manue l Diaz

Rodriguez, Carlos Arturo Torres y

Francisco Garcia Calderón, por no ci

tar sino a unos cuantos . Y en las obras

de estos insignes escritores se prueba

que la alteza de nuestro origen y la

grandeza de las revo luciones manteni

das por la independencia po litica y por

afianzar y robustecer el espiritu demo

eró tico que las informó, no nos pone a

cubierto de los errores que cometamos.

Al contrario .

Rufino B lanco-Fombona, el ilustre

escritor que defiende y ha defendido

siempre con talento y gallardía nues

tras cosas, y por quien Migue l ! nge l

Carbone ll siente especial adhesión y

simpatia, me escribió, no hace mucho ,desde Madrid con motivo de mi obra

El retab lo de Maese Pedro y afirma

ba que compartía enteramente mi juicio acerca de la república de Fray Ge

rónimo Savonaro la y las nuestras ac

tuales en cuanto a la limitación del de

Prólogo 11

recho de sufragio que destruye toda ver

dadera democracia y crea, en su lugar,oligarquías y estados anárquicos. Esto

mismo ha declarado el no menos ilustre

escritor y hombre público mexicano D .

Federico Gamboa en cierto trabajo con

que me honró, y en re lación con el cau

dillaje en América.

He aqui una norma de conducta que

debemos seguir : estudiemos nuestra

psico logia ; ahondemos un poco en nues

tros errores politicos ; procuremos en

contrar en qué parte reside nuestra

inadaptabilidad a ciertas leyes que , sin

embargo, son las de nuestra vocación

y que recibimos en herencia de los h om

bres de la inmortal Revo lución France

sa: N o juzguemos superficialmente para

dictar luego fallos definitivos, que- de

cia Don Quijote a Sancho—para sacar

una verdad en limpio menester son

muchas pruebas y repruebas.

En esas mismas páginas que Carbo

ne l l ha co locado al frente de su libro ya las que v engo refiriéndome , se dice,

que Inglaterra y Rusia que ahora lu

chan por el triunfo de los derechos de

las pequeñas naciona lidades, sojuzgaron y maltrataron un dia a los boers ya Finlandia . Es cierto . Pero todas las

épocas de la historia no son iguales y

12 Prólogo

los hombres obran a v irtud de muchas

concausas que no pueden determinarse

en generalizaciones, y además, ya no se

rechaza, en nombre de ciertas ideas, el

pasado de un pueb lo , sino que esas epo

cas—que han sido necesarias al orden

del mundo—se las estudia, se las inves

tiga, se las compara. Es preciso juzgar,

pues, con amp litud de miras y con sim

patia humana esas“disputas de los

hombres” de las que han surgido, siem

pre , todo avance y bienestar .

Todo anhe lo de redención, toda as

piración de conquistar un derecho, todaobra trascendente , en una palabra, na

ce en el alma de los hombres del modo

como Carbone ll lo ha visto ; despuntan

estos sueños débilmente en las estrofasde los poe tas, y lentamente van toman

do calor de vida en las páginas de lasnove las hasta que el revolucionario ra

tifica en sus proclamas lo que está“

en

señando con el ejemplo, y el orador y

el periodista contribuyen, no menos—ar

dientemente que aquél, a obtener identica finalidad : ver convertido en realidad ese sueno de oro.

Carbone ll recorre , con todo el entu

siasmo de que es capaz la ardiente juventud, la vida inte lectual de A lbertoGh iraldo, Juan Vicente González

, Ma

Prólogo 1 3

riano Aramburo, González Lanuza, yen estos trabajos evoca perennemente

la causa de la libertad en América co

mo el estimulo más fuerte que las haya

mantenido y dignificado, y en el con

cepto de nuestra actual generación el

motivo más justo que puede invocarsc

para realzarlas. Este género de obras

fortalece y anima. Estas vidas parale

las tienen para el pueb lo que las con

templa, un dob le encanto : el de saber

que al engrandecimiento suyo se consa

graron y el de servirles de mode lo pa

ra aná logos apostolados.

El trabajo consagrado a José Anto

nio González Lanuza nos da a conocer

serenamente el alma de ese hombre

singular que dominó tantas discip linas

del saber y cuya vida estuvo siempre

al servicio del pais que le vió nacer ; el

que dedica a Mariano Aramburo, con

motivo de sus“Doctrinas Juridicas

”,

tiene en este momento un valor de

oportunidad que lo realza ; y en los tra

bajos que se refieren a Juan Vicente

González y A lberto Ghiraldo, pone de re

li eve el utor de este libro todo el amor

a América que inspira y guia las obras

de estos escritores .

“Evocando al Maestro en resumen,

es obra que tiene una real significación

14 Prólogo

en estos momentos aciagos en que la ci

vilización y el progreso alcanzados han

perdido , al menos aparentemente,la

soberana virtud que les es congenial,dejando a la fuerza y a la suerte de las

armas la reso lución de problemas de

esencialísimo interés para el porvenir

de la humanidad ; y en que las naciones,como consecuencia de sacudidas tan

vio lentas, habrán de transformarse . Ya

se verá, dentro de algunos años, si la

sangre vertida ha sido útil para todos,

o si sólo quedará el recuerdo doloroso

de tanto sacrificio y heroísmo en aras

de las intransigencias, de las pasiones

y de mezquinos intereses materiales.

Emilio Gaspar RODRIGUEZ.

Habana, 1917.

EVOCANDO AL MAESTRO

Desesperanzas de vencido , to rmento s

de visionario , de cepcione s de patrio ta

que mira con asombro la real idad de l

cuadro pre sente , asaltan mi espíritu .

Siento pesim ismo s no reve lado s , re

cónditas no stalgias , do lo re s incom

prendido s po r tanta gente que no sabe

de luchas altas, porque vive en e l com

bate incesante de las más bajas pasio

nes. Tengo pleno convencimiento de

que pre sentarse en las bata l las de la

existencia con e l pe cho de snudo de

impure zas y la mente bañada por la

luz e s, más que símbo lo de triunfo ,

símb o lo de derro ta . Sé que no puede

tener alma de gladiador, sino alma de

siervo , e l que pre tenda emprender un

viaje a las alturas, a e sas alturas que

casi siempre se ganan a cambio de h a

lagos y sonrisas. No igno ro que en la

lucha entre e l ideal y la materia , siem

pre vence ésta . Mientras Ormuz se

16 Miguel Angel Carbonell

pre o cupa de cuanto h ay de noble y pu

ro para emb e lle cer las co sas de la t ie

rra y e levarno s por encima de las im

pure zas de la vida , Ariman adiestra

su puñal en la sombra . Pe ro , no por

e so , no po r advertir que e s más fáci l

conqu istar po sicione s a lo s que andan

de rodillas que a lo s que se mantienen

e rgu idos ; no por saber de las adve r

sidade s de l Destino y de las inclemen

cias de la sue rte ; no por cono ce r lo

infructuo so de l e sfuerzo personal sin

ce ro y 1ímpido , ya que siempre re

sultan vencedore s lo s que se incl inan

con se rvil ismo de lacayo s al paso de

encumbrado s corte sano s, lo s que hacen

de la astucia y la duct ilidad repugnan

t e conso rcio , de jaré de mantenerme

a ltivo , de e spaldas siempre a las im

pure zas de la real idad . ¿Que no triun

faré nunca ? Y e so , ¿qué importa ? He

ven ido a luchar por e l ideal ; no a ser

corte sano de la maldad . Yo no sé ca

b algar en e l jumento de S ancho . No

me preo cupan lo s triunfo s materiale s,porque sé cuán infe cundos son ; n i los

triunfo s de l pensamiento , porque son

e fíme ro s . Amo la so ledad , amo e l En

sueño , po rque e l Ensueño tiene alas”.

Y aunque po r pensar así la gente de l

hartazgo sonría mal iciosamente y m e

Evocando al Maestro 17

hiera con sus burdo s sarcasmo s y me

lastime con sus dardo s, no abandonaré

mi ruta . To rce r e l camino por temor

a las e spinas se ría traficar con la v ir

tud . Y yo quiero mo rir como h e vivi

do : a so las con m is infortun io s y con

mis triste zas , con mis arranques de

visionario y con mis indignadas rebe l

días . Yo qu iero morir sin la l ige ra

sombra de una so spe cha, ya que no

puede caberme la gloria de caer como

t e cupo la glo ria de caer a t i bajo e l

anch ísimo do se l de l ñrmam ento , ñjos

lo s o jo s en e l Gólgo ta pleno de vi

rilidad e l co razón e l inmenso co ra

zón de donde pare cían bro tar ríos de

te rnura —alzada la noble frente , pre

sintiendo e l surgimiento de un pueblo ;anonadando con la sin par grande za

de tu re so lución a lo s“soñstas sin

gloria que insultaban tu gen io eu

vo lviendo con e l fulgor de la m irada ,

—como qu ien no que ría patria chica ,

sino ancho e spacio de tierra donde

justicia y l ibe rtad fue sen algo más que

mero re to ric ismo y Constitución cosa

más pura que arma levantada sobre

la cabe za de l pueblo po r lo s más en

carnizado s vio ladore s de lo s sagrados

principios en e lla e stable cido s—todoun Continente que anhe labas ver só

18 Miguel Angel Carbone ll

lidament e h ermanado , mientras ob se

dido por la nob le za de l Ideal , te lan

zab as en lo ca carrera sobre lo s , cuadros

enemigos, para lucir desde entonces,

más grande que nunca , en lo s domi

nios de la Inmo rtal idad .

Cuando h oy , Maestro , como por apo

calípt ico encanto , surgiste ante m i con

la b lanca tún ica de Apósto l , y sentí e l

fuego de tus pupilas , de aque l las pu

pi las que pare cían re fle jar en cam

b iant e s encendido s e l panorama de l

mundo , de l mundo exte rio r y de l mun

de interio r, po rque tú ten ías la visión

e stupenda de lo s prede stinado s y sa

bias e scrutar en las entrañas de l o r

gan ismo y reve lar lo s arcano s de l por

ven ir yo , que siempre t e re cuerdo con

la mas pura de las devo cione s y pre

gono tus do ctrinas cuando v e o manos

corruptoras e strujando e l fruto codi

ciado de lo s grande s pre curso re s , de

la pro te sta renovada y victorio sa po r

e l pode r evangél ico de tu ve rbo , por

la fuerza avasal ladora de tu gen io y

por e l poder incontrastable de tus ideas ,

pensaba en tí , en tus iras de rebe lde .

en tus ansias lib e rado ras , en tus pro

Evocando al Maestro 19

pósito s noble s para cuando surgiera de

lo s e scombros co lon iale s la Repúbl ica

culta y genero sa, sin irritante s privi

legio s ni e sclavitude s e conómicas , de

que hab labas cuando cual un nuevo

Pedro e l Ermitaño ibas sumando fie

le s para tu causa . Y , aunque yo sin

ce sar pienso en tí , en e se momento e l

re cue rdo acentuábase más, pre o cupado

de tal modo por e l ansia de e scucharte ,

acaso si pensando que de sde la altura

pedirías cuenta a lo s culpab le s de su

infame pro ceder,porque o le adas de in

dignación m e sacudían con vio lencia

e l pe cho y la có lera ab ogab a la vo z

e n mi garganta , al ver cómo centena

re s de faccioso s—en una tarde de mu

ch a luz , que pare cía negar lo s dictado s

de los que cre en que un supremo jue z

rige lo s acto s de l hombre y se me zcla

en nue stras co sas , porque de me z

c larse en nuestras co sas y re gir nue s

tro s acto s hubiera de scargado sobre la

ciudad circundada como por vaho s de

ignomin ia la tempe stad de sus có leras

y la h ubie ra cubie rto con sus som

b ras—abo fe teaban , ante una co le ct iv i

dad muda de asombro , e l pudo r nacio

nal , consagrando la de l incuencia a las

puertas mismas de l Capito l io , mientras

lo s firme s mant ene dore s de la verdad

20 Miguel Angel Carbone ll

sufrían ve jacione s en e l sombrío re

fo rmato rio en que lo s código s , pasio

nales e imperfe cto s como todo lo mo

de lado o concebido po r e l hombre ,pre tenden regenerar a l individuo .

Aque l la conglomeración , en la que

pare cían e star repre sentado s todo s lo s

ape t ito s humano s , hacía pe rder to da

tranqu il idad a mi e spíritu . Y sus vo

ce s e stentóre as premiando la usurpa

c ión y tratando de encubrir e l crimen

con e l manto de la virtud , sonaban en

mis o ído s como lo s go lpe s de fatídica

campana anunciando e l e cl ipse to tal

de la justicia . Y a fe , Maestro , que e l

he cho no me hubiera causado tanto

asombro , ya que ten ía e l convenci

mien de que aque llo no era nuestro

pueblo gene ro so y .digno , si no hubiera

visto me zclados en aque l contubern io

bo chornoso , amparado por la piratica

Cartago , a no po co s de lo s que pare

cían grande s en e l cuadro de la mar

cial contienda , empe queñe c ido s h oy al

segu ir la prove cho sa máxima de los

que se manchan con e l fango de l

de shono r y adoptan inñamadas act itu

de s para vivir, e scudado s en e l mato

nismo , de mísero s parásitos de l te soro

nacional .

22 Miguel Angel Carbone ll

ra de edifi car lo devastado por e l h u

racan revo lucionario . Cre erse , por e l

he cho altamente ennob le cedor de h a

b er puesto las mano s en la obra re

dentora , con dere cho s sufi ciente s para

levantarse sobre lo s demás , piso te an

do la Ley , e rigiendo la e stafa e le cto ral

en mode rno sistema de gobierno y

po spon iendo en prove cho de part icu

lare s intere se s lo s fine s de la co le cti

vidad , e s manchar lo s laure le s con

quistado s .

Los pueblo s que se preparan a lu

char por su emancipación po l ítica t ie

nen que cumpl ir do s misione s igual

mente difícile s : de struir y edificar.

Generalmente po seen suficiente aco

me t iv idad para real izar lo primero ;

pero care cen de la serena ene rgia y de

la consistencia e spiritual para llevar a

cabo lo segundo . Y e sto suce de siem

pre por la impaciencia de los que no

reparan en lo fraudulento de lo s medio s

con tal de satisface r sus aspiracione s

pe rsonale s . No nos h an faltado a no

so tro s e so s impaciente s empeñado s en

cobrar a pre cio de o ro sus servicio s a

la e popeya re ivindicadora . Y para e so s ,

para lo s que basan en la coacción y en

la astucia sus aspiraciones ; para los

que vio lan las institucione s repub l ica

Evocando al Maest ro 23

nas y e levan la transgresión a la ca

t ego ría de ley ; para lo s que ansiosos

sólo de usufructuar ho lganzas , usan

indebidamente de lo s re so rte s de l po

der ; para los que toman de asiento la

bandera y de cabalgadura la patria

que lo s nutre , yo no puedo tener ni h o

no res n i re spe to , aunque hayan mil i

tado en la revo lución . Tú lo dij iste en

pre térita épo ca , cuando se moría en

silencio y nadie pensaba en convertir

la patria en mera facto ría de l codicioso

aventure ro que fomenta nuestro s anta

gon ismo s :“se puede de fender la l iber

tad ; pero de la de fensa de e l la no se h a

de sacar pre texto para vivir de tábano

o de turiferario

Pasamos días de sombras. El es

fue rzo de lo s glorioso s paladine s de la

emancipación , h a sido e cl ipsado pó r

lo s he ro ísmo s inmarce sib le s de Bona

parte s de vaudeville . Lo s bueno s yacen

o lvidado s, mientras en e l fe stín alegre

devo ran lo s manjare s los alzaco las y

lo s pillo s. La nul idad impera en las

alturas o ficiale s. Y lo s gritos e struen

do sos de la o rgía ensorde cen lo s o i

do s . El sacrificio e s co sa inútil . Se ta

24 Miguel Angel Carbone ll

ch a de soñado re s a lo s que no trafican.

Y se mira con desdén a lo s que hablan

de l Ideal , porque e l positivismo es lo

que impe ra . La ley se h a convertido

en dócil instrumento al servicio de

uno s hombre s y en de trimento de los

más . La po lítica no se h a tomado co

mo ciencia de gobie rno y arte de h a

cer justicia” , sino como banca de azar o

medio de hacerse un po tentado de la

no che a la mañana. Es Argos que con

duce al Ve l lo cino codiciado . Abundan

los e spíritus malévo lo s que viven cla

vando la ponzoña en pe cho s leale s y

cubriendo de e sco llo s e l camino por

donde puedan apare ce r, pregonando los

postulados sub l ime s de Monte cristi ,lo s po co s que no h an abjurado de los

ideale s que lo s l levaran a sacudir e l

pe so odio so“

de cuatro ciento s años de

barbarie . El crimen y e l engaño frue

t ifican . El raqu itismo en lo s principios

predomina. El yo ismo constituye la

e stre l la de lo s más. No h ay je fes de

partido , sino cac iques encumbrados

que instruyen a sus se cuaces en la

vio lencia y e l fraude . Y no se podrá

lograr una lucha ordenada y pacífica,

mientras no se de scentralice e ste con

junto de individuos que no obede ce a

inspiraciones de l corazón , sino a co

Evocando al Maestro 25

rrompidos alb aceas sal ido s de la sima

en tiempo s de ego ísmo , como salen a

la supe rfi 0 1e de lo s mare s, por ine s

perados movimiento s , las inmundicias

de l fondo , comerciante s de o pin ión

que , según tu apo stó l ica do ctrina , de

h ieran se r sacados po r las calle s con

e l saya! de l ienzo y la cabe za l lena de

cen iza” .

No e s la hora de l pensamiento , sino

la hora de la acción . para lo s que

accionan entre do s luces en improvisa

do y me zqu ino e scenario . Lo que no

alcanza la idea lo conqu ista la fuerza .

Hora amarga y- crue l ; ho ra en que

no se escucha e l concepto que edu

ca 0 la idea que i lumina, sino e l grito

matone sco y e l alarido ronco de l va

lor mal entendido . hora muy a pro

pósito para que Caicaje e cl ipse a Palo

Se co y Perale jo . Y para que sobre las

glorias de Góme z y Maceo se alce“

n ,

por irrisorio sortilegio , las de lo s hé

ro e s de una I líada de opere ta bufa , e s

crita por un Home ro co jo de e spíritu

y manco de ideale s .

Maestro : e l mundo espantado se re

v ue lve eu una vorágine de odios. La

26 Miguel Angel Carbonell

justicia inte rnacional sufre pavoro so

e cl ipse . Lo s que afirman luchar por la

l ibe rtad y la demo cracia mantienen

atado s al carro de la conqu ista a pue

blo s cuya debil idad no le s permite de s

tro zar las cadenas . Asistimo s al triun

fo de la fuerza sobre e l de re cho . ¿No

v e s a lo s co rsario s de John Bul l b laso

nar de re spe to a las nacione s pequeñas

como si e l ergo tismo de unas horas

pudie ra bo rrar la cacería de lo s bo ers

y lo s implacable s atro pe l lo s de Irlan

da , ex trangulada en su último generoso

Apósto l ? ¿No contemplas march ando

a su lado , en idéntica romería de idea

le s , a lo s co sacos, que vienen de se

pultar bajo lo s casco s de sus co rce le s,lo s dere cho s de Fin landia, sin que

e sto le s impida ir contra e l bárbaro

que vio la la neutral idad de Bélgica ?

¿No observas a Francia ardiendo en

las mismas llamaradas vo lcán icas con

que i luminó e l mundo en las postri

merias de l siglo die z y o cho , como si

no hubie ra de svirtuado aque l las su

b lime s l lamaradas de l o chenta y nue

ve al un ir en cercano pre térito todo

su poderío diplomático al de la im

piedosa Teuton ia y la pérñda Albión ,

para hacer a Cuba, e scudada en la fuer

za , gravo sas cuanto injustas re clama

Evocando al Maestro 2 7

cione s ? Y vo lviendo lo s o jo s a tu Amé

rica , a la América que sembrara de

Repúbl icas e l co rpulento brazo de Bo

livar y que tú , sigu iendo sus do ctrinas ,

soñaste confederar para la común de

fensa en un de slumbramiento de visio

nario , ¿no de scubre s al monstruo que

cono ciste por haber vivido en sus en

trañas , absorbiendo l ibertade s conqu is

tadas en los tremendo s v iacrucis de l

te rremo to revo lucionario ? ¿No ve s a

México devastado , a Co lombia mutila

da, a N icaragua some tida, a Santo Do

mingo ho llado , a Cuba fiscal izada en

sus asuntos interiore s? ¿No distingue s

lo s hilo s de la diplomacia cartaginesa?

¿No traspones e l porven ir y contem

p las, como en una pe sadilla,los mer

cenarios pún ico s en marcha triunfal

al Capito l io ? Y, entre tanto , le jo s de

prepararse para la hora fatal de la

abso rción , ¿ no v e s a tus compatrio

tas , o lvidado s de lo s po emas de San

Lorenzo y Dos Río s , debatiéndo se en

imp lacable s quere l las intestinas, mien

tras e l abso lutismo de Lu is ! IV ani

qui la las conquistas de la revo lución ?

3 0 Miguel Angel Carbonell

de Je sús de Gal ile a , y no por satisfa

ce r sus de smedidas ansias expansio

nistas , contribuyeron a nuestra eman

cipación po lit ica . Nuestros legislado

re s, que son lo s llamados a real izar

una bril lante labo r en ese sentido ,

pre o cupado s en tareas que en nada

bene fi cian a la co le ctividad , no h an

consagrado_

su atención a e se asunto .

Y e s que h ay congre sistas que todavía

no se h an dado exacta cuenta de su

misión . Y mucho s de lo s que se dan

cuenta , prefieren , po rque e s ardua la

tarea de anal izar y de hacer inve sti

gacione s y de sustitu ir con ventaja lo

que se tiene , pasarse la vida o torgan

do pensione s , a ve ce s a qu iene s las m e

re cen , a ve ce s a quienes care cen de

e je cutoria , y siempre con una abun

dano ia tal en las asignac ione s me ta

licas , que en no po cas o casione s me jo

ran la s ituación e conómica de qui ene s,en vida de aque l a qu ien deben la

gracia de que disfrutan ,nunca tuv ie

ron las ho lganzas de l pre sente .

Al to car—incidentalmente - e ste pun

to de las pensiones , debo adve rtir que

no combato la fórmula merced a la

cual viven con de co ro servidore s leales

de la nacional idad y huérfano s y v iu

das de patrio tas que todo lo sacrifica

Evocando al Maest ro 3 1

ron a la hora en que la e stre lla de l

ideal fulguraba en los co razone s y la

e spe ranza de v er a la patria l ibre y

re generada, re scatada a la codicia de

sus ensob erb e cido s mandatario s , ton i

ficaba lo s músculo s ; lo que si combato

e s e l pro cedimiento empleado . La pen

sión—entiendo yo—é s algo como un

pal iativo moral : su misión e s mitigar

e l d o lo r allí donde la e scase z enarbo la

su en lutada bandera . Mas no pare cen

haberlo entendido así nue stro s congre

sistas , lo s cuale s vo tan con fre cuencia

pensiones tan onero sas para e l Erario

como e spléndidas para lo s que con su

producto pueden muy bien vivir en e l

boato .

Contra lo s que de tal modo pro

ceden , contra los que pudiendo servir

a su país modifi cando , de acuerdo con

las corriente s de lo s tiempo s , sus sis

temas rutinarios y caduco s , preñeren

e charle cargas al pre supue sto , pro

te sta, en su magn ífi ca obra Doctrinas

Juridicas como antaño pro te stara

de sde la tribuna evo lucion ista contra

la corrompida y monstruo sa adm inis

tración co lon ial , e l do ctor Mariano

Aramburo , inte le ctual de vigo ro sa

mental idad , siempre a la vanguardia

e n las gallardas justas de la inte ligen

3 2 Miguel Angel Carbone ll

c ia , que h a consagrado su vida de pen

sador, no a derru ir lo edifi cado por

o tro s , no a e levar a lo s nulo s y a de

prim ir a los i luminado s po r e l fuego

de Apo lo ; no a corte jar servilmente a

los ado rado re s de Me rcurio , h oy tan

numero sos ; sino a trazar, anal izando

la situación de su país, programas de

grande za y de verdad , en concordancia

con la o bra de re construcción que se

impone ; a arro jar pro líficas simiente s

en e l sagrado surco , donde o tro s se

comp lacen arro jando simiente s de ig_

nom inia ; a pro clamar , no como un

teo rizante a qu ien se le o currie sen

fantásticas do ctrinas , sino como pro

fe sional y como hombre que h a nutri

do su entendimiento en las fuente s de

la sabiduría , cuále s son las causas y

concausas de nuest ro s male s y cuále s

lo s remedio s e fi cientes que debemo s

apl icar al cue rpo so cial , debil itado po r

la acción diso lvente de una minoría

incapaz y de unas clase s dire cto ras ca

rente s en lo abso luto de la pre paración

mental que deben po se er lo s llamado s

a encauzar la co nciencia co le ctiva .

Evocando al Maestro 3 3

El o rigen de nue stra de so rgan iza

ción , de nue stro deñc ient e e stado so

c ial y po l ítico , no está , pre cisamente ,

en la marcha más o meno s aceptab le

de los intereses particulare s , ni en

que e l Gobierno sea o no cordial y ge

meroso , sino en la falta de un idad en

los principio s, y de amor a lo s pro

gramas y dogmas republ icano s ; en la

flaque za e spiritual que no s l leva a

verlo todo al través de lo s anteo jo s

de l ve cino ; en la falta de energía para

sanear la admin istración , co rtando de

raíz la gangrena que la corro e ; la

gangrena de lo s parásitos que amena

zan de jar exangiies las arterias de l

te soro nacional . Y e so depende de l in

cump l imiento de ! programa ré vo lu

c ionario y de la adaptación , con todas

sus concupiscenc ias y venal idade s , de l

método co lon ial , que tanta influencia

h a ten ido en la formación de l alma

nacional . No so tro s no hemo s alcanza

do con e l adven imiento soberano más

que la emancipación po l itica—amena

zada h oy por la invasión fen icia ;—perola emancipación moral , la emancipa

ción de la conciencia , la emancipación

so cial , la emancipación de enve je cidas

3 4 Miguel Angel Carbone ll

y rutinarias preo cupacione s no la h e

mo s alcanzado n i la alcanzaremos si

no e s que surgen hombre s preparados

para fomentar la verdadera l ibertad .

Todavía no hemo s arro jado de nue s

tras institucione s las reso lucione s car

comidas de lo s que legislaron , con e l

látigo en una mano y e l crucifi jo en

la o tra , para pueb lo s atrasado s y re

trógrado s . El virus co lon ial no h a sa

l ido aún de las entrañas de Cuba . Y e s

indispensable que salga para que la

independencia sea una real idad .

¿Qué hemo s sacado hasta ahora de

la continuada ap l icación de l sistema

que no s le garan lo s dominadore s ? Pue s

entorpe cer la marcha admin istrativa ,

supeditando e l biene star de la co le cti

vidad a las vorace s -

exigencias de l lu

cro personal ; hace r de la fue rza en

cargada de ve lar por la seguridad

púb l ica instrumento de bastardas com

plicidade s , temero sa siempre de l que

manda y haciendo alarde s de fuerza

contra lo s que no cuentan para su

ventura pe rsonal con lo s re sortes de

pern icio sas infiuencias ; la de smorali

zación de lo s pode re s públ icos , carac

terizada por lo s funcionario s venale s,pre sto s siempre a mane jo s y nego cia

cione s po co l impio s ; la incapacidad de

Evocando al Maestro 3 5

lo s empleado s , que h oy como aye r no

se e scogen po r e l mayor número de

virtude s , sino po r la mayor o menor

e lasticidad de su mo ral po lítica ; la

falta de ampl itud do ctrinaria de los

alto s tribunale s de justicia , suje to s co

me a un barro te a lo s mo lde s de la leye scrita , sin medir nunca , con l ibre

crite rio y lucide z mental , las atenuam

tes o agravante s de l de lito ; la ansen

c ia de re spe to públ ico , e l e spionaje .

o ficial y todo s los vicio s y fealdades

que se de rivan , como inevitab le se cue

la, de l prostitu ído sistema co lon ial .

Y como si e sto no fuera suficiente

para de stru ir e l e spíritu cubano , de

bemo s a la acción diso lvente de la tan

de smoral izada como de smo ra l izante

inte rvención norteamericana—provocada po r Estrada Palma en mi ! nove

ciento s se is , con tal de no pactar con

sus compatrio tas que se habían lan

zado a la pro te sta re clamando sus de

recho s , atro pe llado s por lo s fune sto s

hombre s de l moderant ismo en coutu

b ern io con la fue rza públ ica y con fo

ragido s que purgab an en la cárce l sus

criminale s hazañas—é l arte mágico de

trasegar, con perspicacia de slumbra

do ra , de las arcas nacionale s a las

bo lsas pe cadoras , las rentas que e l pue

3 6 Miguel Angel Carbonell

b lo satisface con cre ces para que se le

admin istre con justicia y sabiduría , y

e l novísimo pro cedimiento , merced al

cual la cárce l e s mirada como salón

de e spera, instituyendo , como régimen

de gobierno , e l indulto para los autores

de los más grave s de l itos .

Estudia e l do ctor Aramburo e sa erró

nea ampl itud de l sufragio un iversal

me rce d a la cual tienen dere ch o al vo

to hasta los analfabe to s ; y atribuye

muchos de nue stro s male s a la incons

ciencia de buen número de e le ctore s

que van siempre tras e l que les pro

me te con las glorias de l cie lo todo e l

o ro de la tierra . Razón tiene e l do ctor

Aramburo al e stimar que debieran

exigirse pruebas de capacidad para

e jercitar e l de re cho de l vo to , de la

misma manera que se exigen para

e jercitar cualqu ier de re cho ; mas no

Eon cie rtamente entre no so tro s los

analfabe tos lo s que con fre cuencia

cambian su vo to po r un plato misera

b le de lente jas : son e lemento s repre

sentat ivo s lo s que co lo can en una b a

lanza las migajas arro jadas a sus pie s

de uno y de o tro bando , y o ptan por

3 8 Miguel Angel Carb oneu

some te a la más de primente e sclav i

tud . ( 1)Las re laciones de Cuba con los Es

tado s Unido s y la intervención de és

tos en nuestra lucha emancipadora,

son anal izadas po r e l do cto r Arambu

ro con sereno ju icio y clara visión

pro fética. Comenta atinadamente las

instrucciones se cre tas (2)dirigidas porla Se cre taría de la Guerra de la moden

na pseudo -Roma al je fe de l e jército en

o perac ione s, un año antes de que esta

llara la guerra entre e sta nación y Es

paña, instruccione s que reve lan la más

infame perfidia de que haya pre ce den

tes en la Historia , y que debieran co

no cer lo s que en su afán de serv idum

b re se pasan la vida incu lcando a

nue stro pueb lo un agrade cimiento il i

m itado que pugna con la dign idad .

Véase e se do cumento que reve la los

sombríos pro pósitos que impulsaran a

la guerra a los que después de las am

pulosas de claracione s de la Re so lución

Conjunta , de snaturalizaron con su ac

tuación al hacerse cargo , por e l Tra

tado de París, de l Gobierno de la Isla,

los propósitos que no po co s cubanos

( 1) La Ley del D ivorcio es ya Ley de la R epúbl ica .Y no sé yo que haya sobreven ido el desquiciamiento soc ial tan decantado por sus impugnadores .(2) Instrucciones citadas anteriormente por Gandari

lla en su obra Contra e l yanqui.

Evocando al Maest ro 3 9

supusieron sincero s ; y, traspasando

los límites asignado s po r e l derecho

internacional al poder de l o cupante

mil itar, pe caron por abuso—como vi

rilmente denuncia Aramburo—h ac iendo 10 que no podían , y por omisión,

de jando hacer lo que no debieron per

mitir, a fin de robuste cer con e l lo los

mo tivo s de su influjo y la justifi cación

futura de su conducta.

“! ashington , D . C .,

2-4—1897 .

Querido señor : Esta Secretaría , de acuerdo con lade Estado y la de Mar ina , se cree obl igada a comp l etar las instrucciones que sobre la parte de organizaciónmil itar de la próx ima campaña en las An itllas le tienedadas , con algunas observaciones e instrucciones relativas a la mis i ón polít ica que como Genera l en Jefe denuestras fuerzas recaerá en Ud .

Las anexiones de terr itorios de nuestra Repúb lica hans ido hasta ahora de vas tísimos terr itor ios con escasadens idad de población, y s iempre precedidas por la invasión pacífica de emigrados nuestros , de modo que laabsorción o amalgama de la poblaci ón exi stente ha s idofáci l y rápida .El problema se presenta con relación a las islas Há

wai, más comp lejo y pel igroso , pues la divers idad derazas y el hallarse cas i n ivelados nuestros in tereses conlos de los japoneses así lo determinan ; pero teniendoen cuenta lo exiguo de su poblaci ón , la corriente deinmigración nuestra hará estos peligros i lus or ios . El

problema anti l lano se presenta ba jo dos aspectos : el unorelat ivo a la is la de Cuba y el otro a Puerto Rico ; as ícomo también son distintas nuestras aspiraciones y l apol ítica que respecto a ellas ha de desarrollarse .Puerto R ico cons tituye una isla feracísima, estratégi

camente s ituada en la extremidad or ienta l de las grandes Antillas

,y a mano para que l a N aci ón que la posea

sea dueña de la via de comun icación más importantedel golfo de Méxi co el día , que no tardará en lucir gracias a nosotros , en que sea un hecho la apertura del

istmo de Dari én .

40 Miguel Angel Carbone ll

Esta isla tiene cerca de un mil lón de habitan tes deraza blanca , negra y mezc lada , pero labor iosa y mansa .Esa adqu is ici ón que debemos hacer y conservar, nosserá fáci l , pues al cambiar la soberan ía cons idero tienenmás que ganar que perder, por ser los in tereses a ll íex istentes más cosmopol itas que insulares .Para la conquista habrá que emp lear medios sumamente suaves , ex tremando en nuestra ocupación del territorio , con exquis ito celo, e l cump l imiento de todos lo spreceptos y usos de la guerra entre N aciones civi l izadasy cr istianas , l legando só lo en caso muy extremo a l bomhardeo de a lgunas de sus plazas fuertes

_

Para evitar conflictos , las fuerzas de desembarco l oefectuarán aprovechando en lo pos ibl e los pun tos deshab itados de la costa Sur.Los habitantes pacíficos serán r igurosamen te respetados con sus propiedades , as í como también las autoridades ec les iásticas y civiles que permanecieren en los

pun tos ocupados, las cuales serán invitadas a entraren nuestro servicio .R ecomiendo a Ud . muy eficazmente procure ganarsepor todos los medios pos ibles el a fecto de la raza decolor, con doble objeto : pr imero, para procuram os suapoyo en el p lebiscito sobre la anex i ón , y segundo, ten iendo presente que el móvi l principal y objetivo de laexpans ión de los Estados Un idos en las An ti l las es resolver de una manera eficaz , rápida y humana , nuestiºo

confl icto in terior de razas , confl icto que cada día au

menta merced a l crecimiento de los negros . Conocidaslas venta josas circunstancias para ellos de las IndiasO ccidentales , una vez éstas en nuestro poder, no tardaránen ser inundadas por un desbordamiento de esa inmigraci ón .

La isla de Cuba , con mayor terr itor io, tiene m enordens idad de poblaci ón que Puerto R ico y des igualmenterepartida ; pero, a pesar . de ello, constituye el núcleomás importan te de la poblaci ón de las Anti l las ; su po

b laci ón la forman las razas b lanca , negra , as iática ysus der ivadas . Sus habitan tes son , por lo general , in

dolentes y apáticos . En i lustraci ón se hal lan colocadosdesde la más refinada hasta la ignorancia más groseray abyecta ; su pueblo es indiferente en mater ia de religión, y por lo tanto su mayoría es inmora l y a la vezde pas iones muy sensuales, y como no posee s ino nociones vagas de lo justo y de lo in justo es propenso a procurarse los goces , no por medio del trabajo, s ino por

Evocando al Maestro 41

medio de la vi olencia , y como resultado efi ciente de estafalta de moral idad es despreciador de la vida humana .Claro está que la anex i ón inmediata a nues tra confederación de elementos tan perturbadores y en tangran númerº sería una locura , y que antes de p lantearladebemos sanear ese país .Habrá que destruir cuantº a lcancen nues trºs cañones

con el hierro y el fuego , habrá que extremar el blºqueopara que el hambre y la peste

,su constante compañera

,

diezmen sus poblaciones pac íficas y mermen su ejército,

y el ejército a liado ha de emp learse c ons tantemente enexp loraciºnes y vanguardias para que sufra indeclina

b lemente el peso de la guerra en tre dos fuegos , y a é lse encomendarán precisamente todas las expediciones peligrosas.

La base de ºperaciones más conven iente será Santiagode Cuba y el Departamento Oriental

,desde donde se po

drá efectuar la invas i ón lenta por Camaguey, ocupandocon la rapidez pºs ible los puertos necesarios para refu

gio de nuestra escuadra en la estación de lºs cic lones .Coe táneamente , o mejor dicho , cuando estos p lanesempiecen a tener cump l idº desarrºl lo, se enviará un

ejército numeroso a la provi ncia de Pinar del Río , conel objeto ostens ible de completar el bloqueo mar ít imode la Habana con la circunvalaci ón por tierra ; pero suverdadera mis i ón será impedir que el enemigo s iga ocupando el inter ior , disgregando columnas de operacionescontra el ejército invasor de Or iente

,pues

,dadas las

condiciones de inemugnab ilidad de la Habana , es ociºsoexponerse ante el la a pérdidas dolorosas .El ejército occidenta l emp leará los mismos procedimientos que el or iental .Dominadas y retiradas las fuerzas regulares españolas , sobrevendrá una época indeterminada de pacifi caci ón parcial , durante la cual seguiremos ocupando militarmente el país , apoyando con nuestras bayonetas a lgobierno independiente que se consti tuya , aunque seainformalmente , mientras resul te minoría en el país . Elterror por un lado y la prºpia cºnven.enc ia por otro hande determinar que esa minoría se vaya rºbusteciendo yequil ibrando sus fuerzas , cons tituyendº en minoría a lelemento autonomista y a l elemento pen insular que op

ten por quedarse en el pais. Llegado ese momento, sonde aprovecharse para crear confl ictos con el gobiernoindependiente las dificultades que a éste tienen que acarrear la ins¡ñiciencia de medios para a tender a nuestras

42 Miguel Angel Carbone ll

exigencias y los compromisos con nosotros contraídos,

los gastos de la guerra y la ºrgan izaci ón de un nuevopa ís . Estas dificultades se harán cº incidir c on las reivindicac iones que los a tropellos han de suscitar en losotros dos e lementºs citados

,a los cuales debemos pres

tar nuestro apoyo .R esumiendo , nuestra polít ica se cºncreta en apoyars iempre a l más débi l con tra e l más fuerte , hasta obtenere l completo extermin iº de ambºs , para lºgrar anexarnosla gran perla de las Anti llas

_

Con respecto a las pºses iones as iáticas de España,en

principiº se ha resuelto un mov imien tº de divis i ón , cuyaextens i ón y detal les ºportunamente se acordarán

,te

n iendo en cuenta que los celos de las potencias coloniales as iáticas forzosamen te nos obligarán a limitar aes trecho círculº nuestra acci ón , y prºcurandº a la vezno excitar la susceptibil idad del Japón , ya demas iadoviva por la anex i ón de las islas Hawa i .La épºca probabl e de empezar la campaña será e l

próx imc Octubre ; perº conviene ul timar , hasta el menor detal le , cuan tº se refiere a rec lutamiento , organ izaci ón , movi lizaci ón , armamento , acopiº de mun iciones debºca y guerra y reun i ón de medios de transpºrte , c on

forme a las instrucciones ya acordadas y remitidas,para

es tar l istos an te la eventual idad de que nos viéramosprecisados a precip itar lºs acontecimientos para anulare l desarrollo del movimiento autonomista , que pudieraan iqui lar a l mºvimiento separa tista .Aunque la mayor parte de estas instrucciones estábasada en las cºnferencias que hemºs celebrado , estimaremos nos someta cualquiera observaci ón que puedala práctica y l a experiencia aconsejar como corrección ;pero ateniéndose estrictamente mientras tanto a lo acord ado.Soy sinceramente su muy ob secuente servidor .

J . M . B .

En Cuba h a sidº muy mal inte rpre

tada la actuación de lº s Estadºs Unidos en nuestra cºntienda cºn España.

Ha queridº ve rse un patéticº ge stº de

Evocando al Maestro 43

amºr hacia nºsºtrºs , de devo ción a lº s

principio s de human idad y de re conº

cimiento de l dere chº de lº s pueb lºs

pequeñºs a disfrutar de su sºberan ía ,

en lº que só lº existe e l interés calcu

lado de lº s que muchº antes de la ce

leb rac ión de l Cºngresº de Panamá ,

cºnvo cadº pºr Bº lívar, ya ve ían a Cu

ba cºmº campº abiertº a la cºnqu ista ,

mºtivo pº r que se ºpusierºn , cºn visi

b le e scarn iº de la tan de cantada dºc

trina de Mºnrºe , a lº s insistente s pro

pósitº s de l L ibertadºr de ven ir a

emancipar a las Antillas de la tute la

eurºpea .

La actitud bél ica de Mac -Kinley t ie

ne sus raíce s en lº s ferviente s de seºs

expansion istas exteriorizado s pºr Jéf

fe rsºn en ºcasión de re spºnder a cºn

sulta de Mºnrºe ace rca de la actitud

que debían adºptar lº s Estadºs Un idºs

re spe ctº a la de claración cºnjunta sº

b re las cºlºn ias hispano -americanas

prºpuesta pº r e l min istrº inglés Can

n ing . ( 1)Fué, pues, e l resultadº de

un p lan intere sadº . Y e s un errºr sos

tener que lº s cubanºs, de spués de h a

b er afrontado la muerte en e l cadalsº

y en lº s campo s de la revo lución , y

( l) Léase El mito de Monroe , por Carlos Pereyra .Editor ia l Am érica : Madrid.

44 Miguel Angel Carbonell

de spués de haber sºpºrtadº sin feme

n ile s temºre s encarce lam ientº s, de st ie

rro s y cºnñscac iºne s , vayan a aceptar

cºmº buenº que deben a lº s Estadºs

Un idºs lº que supierºn cºmprar cºn

su sangre en largºs añºs de he ro ísmo s

y mart iriº s .

Yº aceptº que cada cual prº fe se a

lº s Estadºs Un idºs tºdº e l agrade ci

miento que e stime conven iente—no

tengº interés en suprimirle a nadie la

argºl la que bondado samente se qu ie ra

apl icar ;—pero lº que nº ace ptº e s que

se enseñe a nue stro s cºmpatriºtas a

e xagerar un agrade cimientº al fuerte

cº lºsº que nº s vigila y nº s ase cha .

Lº que me re pugna e s que se les haga

cre er , cºmº pre tenden lº s que tºdavia

nº ºcultan en la patria l ibre su l ibrea

de sie rvºs , que lº s pueblºs de nue stra

América , de la América cºn que sºñó

Martí, fue rºn indiferente s cuandº nº

hºstiles al ide al re vo luc iºnariº lº

que re chazº e s que se le s n iegue in

tere sadamente que Bº l ívar sºñó , ante s

que nadie , cºn la separación de Cuba

de la tute la de España , y que si nº

l levó a cabº sus ideale s l ibe rtadºresfué pºr culpa de aque llºs que cºn sº

físt icas argumentaciºne s se ºpusierºn

a e llo , destruyendº lº s plane s de l gue

46 Miguel Angel Carbone ll

que cºnside ran insº spe ch ab le , van al

abismº comº pº r una rampa . Nº es de

cantándo le a nue strº pueblº que tºdº

se lº debe al yanqu i y haciéndº le des

deñar a las Repúbl icas hermanas de l

Cºntinente que tuvierºn para Martí y

para su causa hºnºre s y respe tºs cº

mo hemºs de cimentar la naciºnal idad ,

sinº educándo lo en e l amºr a la inte

gridad de la nación , haciéndº le aban

dºnar tºdº lº que pueda traducirse en

servil ismo , pºrque e l agrade cimientº

cuandº se exage ra se cºnvie rte en e s

clav itud e spiritual ; y enseñándº le a

de fender su patria contra tºdas las

naciºne s de la tierra que quieran es

trujar su l ibertad .

¿Qué pensarºn de lº s yanqu is nue s

tros inmºrtale s de América ?

De Bº livar e s e sta frase : Lºs Es

rezca a l exhibicion ismo patrio tero puesto en evidenciadurante la revoluci ón de febrero de 1917 por su monopolizador el señºr Carlos de Velasco , quien en lugar deapelar a los corazones de todºs para salvar la bambaleante nacional idad , sent ó p laza bajo las banderas de losamos del momen to s in que su nacional ismo , desvanecidopºr el plus de campaña, l e permitiera protestar contralas notas humi l lantes del min istro de la fuerza .El credo de la cruzada que el honor pa trio reclamadebe inspirarse en el prºgrama de Mºntecristi ; y su labordebe ser eminentemen te popular . Lºs que afi rman que enCuba nº hay cºnciencia colectiva son los interesados enque Cuba se pierda . Conciencia cº lectiva hay y es éstala que acusa a unos elementos ejecutivos capaces de vender por los tre in ta dineros al evangel ista de Gal i lea . Escºn aquél los y contra éstos que se debe comba tir. ¿ Queel esfuerzo es estéri l ? No hay esfuerzo estéri l . El puebl oque conoce los enemigos de su l ibertad, puede y debositiarlos.

Evocando al Maestro 47

tado s Un idºs pare cen haber s idº cº

lo cado s pº r la Fatal idad en e l Nuevo

Mundº para causar dañºs a América

en nºmbre de la L ibe rtad Antºn iº

Mace º , e l gigante sco c íc lºpe de la gi

gante sca Prºte sta de Baraguá , si gran

de po r su figura gue rrera más grande

aún pº r su figura mºral , afirmaba cin

cº me ses ante s de se r ungidº pº r la

Inmo rtal idad en Punta Brava : “nada

e spe ro de lº s americanºs ; tºdº debe

mo s fiarlº a nue strºs e sfuerzºs ; me jºr

e s subir o caer sin su ayuda que cºn

trae r deudas de gratitud co n un ve cino

tan pºde rºso ” . ( 1) Jºsé Martí , e l

apóstº l y e l máritr de nue stra lucha

emancipado ra , la más alta glºria in

te le ctual de América , previendº la

prºbable absºrción de ésta pº r lº s

sajone s , dijº :“viví en e l mºnstruº y le

cºnºzcº las entrañas” . (2)¿Y se equ ivo có Bº lívar y se e qu i

vº có Maceº , y se equ ivo cº Martí ? De

pensar e s que nº . Y cºmo prueba de

e l lº examíne se la po lítica segu ida po r

lº s Estadºs Un idºs en sus re laciºne s

( 1) De la Campaña por Anton io Maceo .—Carta a lcorºnel Federico Pérez , .página 71 .

—Bibl ioteca Cuba, Há

bana , 1916 .

(2) “En Cuba L ibre por José Marti

_

-C arta a Manuel Mercado

,página 64.

—Bib l ioteca Cub a , Habana , 19 16 .

48 Miguel Angel Carbone ll

cºn lo s pueblºs de nue stra América,

pº lítica que en nada se diferencia a la

pérñda de dividir para re inar seguida

pºr Rºma en lº s pueblºs de l Medite

rráne º de spués que la batal la de Zama ,

sepultando para siempre e l fantasma

de Cartago , de jó campº l ibre a sus

de smedidas ansias de cºnqu ista . Es

e sa la pº l ítica pºr e l lºs e sbo zada en

e l dºcumentº transcrito , dºcumentº

en que apare ce sºrprendida en su mí

sera pequeñe z la egºísta y calculado ra

tendencia expansion ista de la que lla

man pompo samente Repúb lica mode

io , cºmº si pudiera serlº una R epúb li

ca dºnde se divide a lº s hºmbre s , pºr

me zqu inºs antagon ismo s de raza ;“dºnde , re cºrdandº palabras de dºn

Juan Mºntalvo , las co stumbre s cºn

trarre stan a las leye s ; dºnde éstas

l laman al Senadº a los negrºs , y e sas

lº s repe len de las fondas, las pºsadas ;dºnde impera la demºcracia en las

instituciºn e s , y la aristºcracia en for

ma de ºrgullº y menºspre ciº excluye

de l gremio cºmún a lº s que nº brillan

pº r e l cº lºr ; dºnde nada pre sta e l ta

lento mismº ,n i las rique zas, cuandº

e l individuº e stá sindicadº de cuarte

rón º de mulatº ; dºnde la te z tantº

cuantº apagada, e s lepra que e l º rácu

Evocando al Maestro 49

lº de Amón denuncia a lº s Faraºne s

y cºndena al de stierrº al pueblº de

Israe l” . ( 3)Es e sa , cubanºs y lat inº

ame ricano s que tºdavía nº º s con

vencéis de que ,—como de cía Marti—“

e l

nºrteamericanº se apasiºna, se exalta,

se rebe la, se aturde y se cºrrºmpe lº

mismº que e l hispano -americano ” la

pº lítica que h a de sangradº a Méx ico ,

y que prºvºcó e l e scipiºnescº de sem

barcº en Veracruz cºn ve ladºs li nes

pun itivo s ; la que sustituyó en N ica

ragua, viºlandº e l territºriº naciºnal.e l de spºtismº de Ze laya pºr e l de spo

tismº de l de spºjo , y se aprºve chó de

la duct ilidad de un gobie rnº de facto

para cºncertar e l Tratadº Chamorro

! e itze l , cºncediendº a perpe tu idad a

lº s Estadºs Un idºs dere chºs para la

cºnstrucción , serviciº y mantenim ien

to de un canal interº ceán icº pº r e l

Ríº San Juan y e l Gran Lago , e l arrien

do pºr nºventa y nueve año s de las

Great Co rn Island y L ittle Cºrn Island

y e l e stable cimiento , pº r e l mismº

lapsº , an tº jadizam ente prºrrºgable , de

una e stación naval en un sitiº cual

qu iera de l Gº lfo de Fºnse ca, de soyen

( 3) Siete Tra tados po r Juan Montalvo ; página 121.—Bib liºteca de Grandes Autores americanos ; Garn ierHermanos , París .

50 Miguel Angel Carbonell

dº las justas prºte stas de lo s Goh ier

nº s de Cºsta R ica, Salvadºr y Hondu

ras, lastimadas y amenazadas pºr e se

tratadº en sus cºmunes dere chºs sºbre

e l Ríº San Juan y sºbre e l Gº lfº de

Fºnse ca re spe ctivamente , cºn visible

menºspre ciº de lº e stipuladº en ante

riº re s tratadºs ; la que h a convertidº

a Santº Domingº en campº de devas

tación donde un mil itar impºne su cá

prich º cºmº ley y ampara su gºbiernº

en e l e span to ; la que me rmó su te rri

torio a Cº lºmbia y de fraudó la vo lun

tad popular levantandº sºbre la falsifi

cación de l Acta de Padilla la usurpación

de Reye s ; la que fºmentó la pseudº

Repúbl ica panameña cºn fine s intere sa

dº s y perversºs, apºyandº a una fac

ción sin ideale s n i prºgrama merced

al cºmprºmisº de firmar más tarde ,

mediante e l º rº cºn que lº s agio tistas

de l Nºrte siembran la cizaña en nues

tras tierras , e l vergºnzante traspasº

de la cºnce sión , próxima entºnces a

caducar, que hiciera Cº lºmbia a la

Cºmpañía Nueva de l Canal de Panamá,traspasº que e l Cºngre sº cº lºmbiano ,

de espaldas a las conminato rias nºtas

de Rººseve lt , se negara a autºrizar

cºn maje stuºsa viril idad , aun a sa

b iendas de que e l mandatariº de la

Evocando al Maestro 51

Casa Blanca había prºnunciadº la in

ape lab le sentencia de apºyar, si nº se

aceptaba la impºsición , la indepen

dencia de Panamá ; la que h a impues

tº en Cuba la bºndad de l fraude y

cºnvertidº en campamentº pún ico la

herºica prºvincia en que Mace o , de s

pués de asombrar al mundº aniqui

landº en o cho cientas acciºnes las ague

rridas huestes de l pºder cº lºn ial , se

mantuvo , altivo cºmº la prºte sta, cºn

tra e l Pactº en que naufragaron lºs

ideale s que inspiraran a Céspede s en

e l amane ce r glºriºsº de la Demajagua.

54 Miguel Angel Carbone ll

aun en lº s pechºs más l lenºs de fe ,

la e spiga de de sconso lador pesimismº .

Pºcºs hºmbres en nuestrº país o fre

cen psico lºgia tan cºmp l icada a lº s

ºjºs de qu ien pre tenda estudiar su re

levante personal idad , cºmº Jºsé An

ton io Gºnzále z Lanuza,—pensador,

cºnferencista , sºció lºgo , jurisconsultº ,

catedráticº . legisladºr, y, pºr encima

de tºdº fi lósºfo . Filósºfo , si, en cuyo s

labiºs jugaba casi siempre , a manera

de aristo crático flage lo , una sºnrisa

vo lteriana, prºvo cada acasº pº r la

cºnstante cºntemp lación de lo s nulºs

l legandº al Capitº l iº .

Comple ja era la pe rsºnal idad de es

te gallardº re pre sentante de Cuba in

te le ctual que—prº digiº de actividad

hablaba en la Sociedad de Cºnferen

cias º en e l Atene o , hºy sºbre To lstoy,

mañana sºbre Ada Negri ; disertaba en

diversºs centrºs culturales sºbre do c

trinas de Dere chº de spachaba en su

bufe te asuntºs prºfe siºnales ; atendía

cºn severa puntual idad lº s debere s de

su cátedra en la Un iversidad Naciºnal ;y nº le faltaba e l tiempo para ex ta

siarse en la contemplac ión de la Be

Evocando al Maestro 55

lle za, re cordar cºn entusiasmo , en inº l

vidab les ve ladas e spirituales , º ra las

nºtas me lódicas e scuchadas cºn fasci

nante de le ctación ; º ra lº s arranques

subl ime s de trágica gen ial ; º ra la de

licade za encantadora de Anna Pavlowa

emprendiendº una cºmº fantástica as

censión hacia lº s paíse s de l Ensueñº .

Comple ja , si, era la pe rsºnal idad de

e ste"

hºmbre que—iron ista sutil—se

ignºraba si sºnre ía cuandº aparecía

grave º si e staba grave cuandº son

re ía ; que nº gustaba de pro digarse

hasta e l extremº de mºstrar a tºdº e l

mundº lºs canales de su e spíritu , tal

ve z si pensandº en la incºnv en ienc ia

de enseñar lº s re sºrte s de l me can ismº

inte rnº ; que apare cía débil a fuer de

bºndadºsº y pºse ía , pºr e l cºntrario ,

una serena energía amparada en una

frialdad anímica que e ra cºmº la ur

na en que cºnservaba las vibraciºne s

de su espíritu .

Qu ien juzgase al dºctºr Lanuza h ºm

b re demasiadº reservado , de rºstrº se

vero , tan seve rº cºmº e l de algunºs

de nuestrºs imprºvisadºs gen iºs, lº

descºnºcía pºr cºmp le tº : era sencillº

pºr naturale za , nº pºr fingida demº

cracia : mo de sto , sin alardes prºvºca

dº s casi siempre pºr e l de seº de ex

56 Miguel Angel Carbonell

pre sar lº contrariº º de prºvºcar e l

ju iciº halagador de qu ien e scucha. Su

cºnversación cautivaba . Ni amaba e l

rebuscam ientº caprichºsº de vo cablºs

de slumbrante s , lº s cuale s le prºducían

la más irón ica sºnrisa en labiºs

de lº s e legidºs de la nul idad , ni en

vº lv ía sus palabras en e l mantº de una

re tórica vacía .

Hab laba cºn repºsº . Sus ademane s

eran sencil lo s . Y cuandº sus pequeñºs

ºjºs se clavaban cºn fije za, de sentra

ñab an las cºsas de l alma y e l alma

de las cºsas.

En lº s pueblºs de América, pºr ley

general , se de stacan só lº lº s hºmbres

que unen a la capacidad inte le ctual , el

temperamentº cºmbativo . Qu ien pºsea

lº primerº sin lº segundo , difícilmentetriunfa . El hºmbre a qu ien nº provo

can grandes entusiasmo s lº s prºb le

mas naciºnale s y a qu ien e l panºrama

de la Naturale za arranca pro fundas

concepciºne s ; perº cºncepciºne s des

l igadas de l calºr cºmun icativo prºpiº

de nue stra raza, nº lºgran pºr lº cº

mún , e l lauro pºpular. Y , sm embargo ,

Jºsé Antºn iº Gºnzále z Lanuza, tem

Evocando al Maest ro 5 7

pe ram entº sajón , casi ajenº a las ln

chas partidaristas , en qu ien e l senti

miento pºpular nº prºvºcaba grande s

impre siºne s y a qu ien e l cºmbate dia

riº de las ide as nº lºgró nunca con

move r, destacóse de l núcleº de lº s de

más cºmpºnente s de nue stra cº le ctiv i

dad siendo admiradº pºr las masas ,

pºr e sas agrupaciºne s inqu ie tas ne ce

sitadas de cºntemp lar a lo s hºmbres

en e l escenariº dºnde se cºmbate cºn

te són . Y e s lógicº tºdº e stº . Lanuza

tenía ciertº atractivº irre sistible . Quien

lº trataba lº admiraba . Y qu ien lº ad

miraba lº pro clamaba . Y así fué cre

c iendº e l núme rº de aque l lºs a quie

nes prºvº cara ratºs de e sparc imiento ,

pudiendº de cirse que nº h ay cubanº

ajenº a su cºnversación e lºcuente , a

sus festivas narraciºne s , a sus cuentºs

saturadºs de e spiritual grace jo . De ah í

que e l hºmbre he chº a lucir sus cua

l idades excepcionale s de prºfe siºnal ,

de pensadºr y cºnfe rencista en nues

tro s más altºs centrºs cu lturale s ; mas

nº a cºnquistar la admiración de un

pueblo , fue se admiradº pº r éste que ,

inte ligente y pe rspicaz cºmº lº sºn

pºcos pueblºs de la tierra, se rego cija

b a cuandº º ía hablar de l hºmbre a

quien supºnían agriº y resultaba sua

58 Miguel Angel Carbone ll

ve ; a qu ien cre ían severº y era sºn

riente , a qu ien e stimaban rese rvadº y

re sultaba cºmun icativº a qu ien só lº

se figuraban de rro chador de frases

c ientífi cas y e ra cuentista de rego cija

da y bril lante fantasía .

Lanuza e ra hombre para edificar.

De ah í que de sdeñase la lucha parti

darista , e sa lucha que h a lle gadº a

cºnve rtirse en Cuba en campº dºnde

se de struyen hºnras sin re spe tar n in

guna legitima ni ve rdade ra . El ap lausº

de la multitud nº l legó nunca a cºn

moverlo . El cºmbate de las ide as le

seducía ; la pº lémica se ctaria le ho rro

rizaba . La tribuna académica le atraía ;la tribuna pº lítica le inspiraba hºrrºr.

¿Era un pe simista ? Pe simista se le

l lamaba a diariº ; mas su fe cunda la

b or nº pare ce cºnfirmar que lº fuera.

Pe simista e s e l que , pºbre de e spíritu ,

permane ce estaciºnariº pºrque care ce

de fuerzas para luchar ; e l que nº arro

ja la simiente en e l surcº pºrque pien

sa que e l huracán h a de arrasarla e l

que nº crea pºrque tºdº le parece e s

téril mas nº quien cºmº Lanuza ape

nas si tuvo un mºmentº para desean

Evocando al Maestro 59

sar de las fatigas de la faena diaria ;nº qu ien educaba en e l prºgrama só

l ido de la re cºnstrucción sºcial a lº s

que habrán de ser mañana lº s condue

tore s de la cºnciencia públ ica ; nº qu ien

era e l primerº en pre star su nobilísimo

cºncursº a tºda fie sta cultura l .

Lº s pe simistas pe rmane cen en la si

ma . Lº s ºptimistas van hacia la cum

b re . Lanuza e ra de lo s últimºs . Y si

nº pusº ininte rrumpidam ente su gran

talentº al serviciº de su patria en la

tarea re cºnstructiva de la Repúbl ica ,

fué pºrque temió siempre verse en

vue lto en e l huracán de las pasiºne s y

nº qu isº que turbasen sus apacible s

hºras de repºsº en e l ambiente espi

ritual que él se había fºrjado , ni las

envidias n i las mºrdeduras cº rtesanas.

n i lo s dicterio s cºn que aqu í se premia

al que , en nºmbre de l hºnºr naciºnal ,se atreve a ap licar e l te rmº cauterio

a lº s que sº pre textº de haber servido

a la patria se cre en cºn dere chº a cº

rrºmperla en su prºve chº .

Nº justifi cº yº bajº n ingún cºnceptº

e sta actitud de Lanuza . Lº s hºmbre s

repre sentativos de un pueb lo , y él lº

e ra de l nuestrº en gradº superlativo ,

se deben a él . Perº sí disculpº sus e s

crúpulº s de tºmar parte activa en las

60 Miguel Angel Carbone ll

cºntiendas de sus cºnciudadanºs, ya

que qu ien cºmº él nº pºse ía tempera

men to de luchadºr, sinº sensible t em

peramentº de artista , difícilmente pº

día lanzarse a cºmbatir en mediº de

e stas tin ieblas re pub l icanas en que se

dibuja la silue ta de Ge rión , tan pare

cidas a aque l las o tras tin ieblas cº lº

niale s que prº vo caran las virile s ad

mºniciºnes de Martí cuandº e l epin i

ciº vibrante divin izado en sus labiºs

hacía sºñar cºn algº más que cºn una

factºría ave riada dºnde fºrzadºs al

b aceas legislasen antº jadizamente .

Nº era Gºnzále z Lanuza brillante

en la fºrma , nº amaba las arrogancias

de e stilº n i vistió nunca e l lenguaje

cºn traje s re camado s de las ricas pie

dras de la fantasia ; e ra serenº en la

expºsición , sencillº y límpidº . Sus

trabajºs l iterariºs , saturadºs de suave

irºn ía , reve lan , al par que las“

ve tas

inago tables de l ºrº finº de su mente

he lén ica , aque l la exqu isita dono sura

que constituyera e l más grande atrae

t ivº de su atractiva persºnal idad . Gon

zale z Lanuza un ía a la prºfundidad

crítica de Macaulay la punzante inten

ción de Gan ive t .

Cºnferencista, su verbº repºsadº y

persuasivo seducía cºn seducc ión irre

62 Miguel Angel Carbonell

e l tiranº en las entrañas mismas de su

feudº ahíto de cºrte sanºs y de e spías,pre sto s siempre a acusar ante la usur

pada autºridad de su señºr a lº s que

supºn ían cºmpl icadºs en lº que autº

nom istas y e spañº le s rival izaban en

llamar crimen separatista. Y en e se

pue stº pe rmane ció hasta que , descu

b iertº en sus labºre s francamente re

vº luc iºnarias ,fué reducidº a prisión

pº r las autºridade s cº lºn iale s y de

portado a Chafarinas. Pue stº en l iber

tad ,más tarde pasó a New Yºrk , dºnde

fué Se cre tario de l De legadº de l Parti

do Revº luciºnariº Cubanº .

Apóstº l de la emancipación , su vºz

se de jó º ír en las emigracione s . Nº

e ra Lanuza ºradºr fo goso he cho a es

treme cer un pueblº cºn lo s acentºs

lapidariº s de sus arengas infiamadas .

Y , sin embargo ,lº s cubanºs de Tampa

le aclamaron cºn frenéticº entusiasmº

cuandº de sde la p latafºrma de la ma

nufactura de Mart ine z Ibor—túibunade sde la cual Martí había invitadº a lº s

patriºtas al de spertar herºicº de Bai

re—habló , de scartandº tºda pºsible

transigencia cºn e l autonomismo , de

la ne ce sidad de pe rseverar en e l es

fuerzo hasta sepu ltar la t inaría , po r

que más vale—exclamó al final izar su

Evocando al Maestro 63

magna o ración—que nºsºtrºs nº s de s

pedacemº s para que mañana nuestrºs

hijºs no se de spedacen” . Nº le pasó

entºnce s pºr la mente al insigne cu

bano la visión de scºncertante de su

pueblº de sangrándº se en implacab le

due lº a lo s qu ince añºs de ser l ibre ,

cºmº si las cadenas cº lºn iale s nº h u

b ieran quedado cºmple tamente de stro

zadas y se hubiera impuestº al cabo

e l sacrificiº de lº s hijºs .

La vida—de cía Marti—e s cºmº la

pared de la jarra : que cºntiene e l vá

cíº útil , e l vacíº que se llena cºn leche ,

con vinº , cºn mie l , cºn pe rfume ; perº

más que la pared , vale en la jarra e l

vacío , cºmº la e tern idad , dichºsa y sin

límite s , más que la existencia dºnde

e l hºmbre nº pue de hace r triunfar la

l ibertad . Mºrir ¿nº e s vº lver a lº que

se e ra en principiº ? La mue rte es azul ,e s blanca , e s de cº lºr de perla , e s la

vue lta al gºzº perdido , es un viaje .

El dºctºr Lanuza acaba de emprender

e se viaje .

Y ante su tumba , prºnunciº e stas

palabras reve ladºras de una intensa

amargura patriótica : Maestro : h as

64 Miguel Angel Carbonell

muertº cuandº la L ibertad que tiñera

en glºriºsa púrpura los hºrizºntes de

la patria pal ide ce amenazandº e cl ipse .

Bien hi0 1ste en partir a e sa región que“e s azul , blanca, cº lºr de perla

”, que

e s la vue lta al gºzº perdidº antes

de verla ex trangulada entre las garras

de l águ ila pérfida .

NUESTRA ACADEMIA DE HISTORIA

Y EL HISTORIADOR VILLANUEVA

¿Cºnºcen lº s ilustradºs miembro s

de nue stra Academia de H istºria , e l

Re sumen de la Historia de América

de su miembrº cºrre spºndiente e l se

ñº r Carlºs A . Villanueva ? ¿Han le ídº

lo que respe ctº a Cuba dice ? ¿Nº?

Pue s le ed cºnmigo , señºres Académi

cº s , algunºs párrafºs de ese l ibro , que

de segurº º s enseñarán cºsas nuevas.

sºrprendente s, fantásticas . Perº , nº

o s eno jéis , señºres Académicºs, que

nº e s mi intención mºrt ificarº s ni mor

t iñcar tampºcº al Sr. Vil lanueva . Nº

toméis pºr afán inmode rado de hace

ros blancº de injusta crítica 10 que

só lº gu ía e l amºr a la verdad . Vºsºtrºs

habéis rendidº hºmenaje al Sr. Carlºs

A. Villanueva. Y nº lº discutº . Ante s

al contrario , creº que e l Sr. Villanueva

mere ce e l hºmenaje respe tuºsº de sus

66 Miguel Angel Carbone ll

cºmpatriºtas ame ricanºs . Es de h u

manos e rrar. Y e l he chº de que e l

Sr. Villanueva haya incurridº en errº

nes grave s y grave s ºmisiºne s al pre

tender sinte tizar en su ºbra la histºria

de nue stras luchas , nº e s mºtivo sufi

ciente para negarle méritºs que le

hagan acre edºr al hºmenaje de vº sº

trºs. Perº , expliquémºnº s : e l hºme

naje_

de nue stra Academia al Sr. Vil la

nuva reve la e l conºcimientº de su ºbra

en general pº r parte de lo s señºres

Académicºs . Y, siendº así, ¿nº e s ló

gieo que e l histo riadºr haya cre ídº

sanciºnada su labºr ? Nº e s una san

ción real : e s una sanción mºral . Y esa

sanc ión mºral e s la que yº , señºres

Académicºs, de seº que se de svane zca.

Y para e l lº apºrtº pruebas . Le ed :

En 1868—dice e l Sr. Villanueva

o curre la primera grande insurre cción ,

que dura die z añºs , pue s fué en 1878

cuandº e l Mariscal Mart ine z Campºs

firmó cºn lº s independiente s la Paz

de l Zanjón , donde prºme tió las re fºr

mas admin istrativas pedidas pº r lo s

autºnºmistas , cºsa que se hacía ya

ne cesariº ºtºrgar, pue s Estadºs Uni

Ev ocando al Maestro 67

dº s vº lvían a su prºpaganda de 1854

bajº su garantía de cºmprar e l re co

nº c im ientº de la independencia de lº s

cubanºs pº r ve inte millºne s de dó la

re s.

Care ce de tºdº fundamentº la ase

ve rac ión de que en e l Pactº de l Zan

jón se prome tieran re fºrmas de n in

guna clase . En e l Pactº e scritº nº se

tºcó ese puntº para nada . El compro

miso de re ctificar la pº lítica cºlºn ial ,fué un cºmprºmisº mºral , cºmº la san

ción de vºsºtrºs para cºn e l Sr. Villa

nueva , señºre s Académicºs . Y, muchº

menºs pºdían haber sidº prºme tidas

las re fºrmas admin istrativas sº licita

das pº r e l autonomismo , cuandº e l

autonomismo nació , pre cisamente , sº

bre lº s e scºmbrºs de la guerra v enc ida.

Y si grave s sºn e stºs erro re s, graves ,muchº más grave s, sºn las ºmisiºnes.

Nº menciºnar a Céspede s , e l dulce

Cristº de la Demajagua , e l in iciadºr

de aque l la jºrnada e stupenda ; ni cºn

sagrar un párrafº siqu iera a lº s pre

ju icio s étn icºs barrido s pºr la e spada

l ibe rtadora , n i a la Cºnstitución de

Guaimaro , n i a las grande s acciºnes

en que e l cubanº dió pruebas de sin

par resºlución herºica , sºn ºmisiºne s

que vosºtrºs , señºre s Académicºs, nº

68 Miguel Angel Carbonell

pºdriais justificar. Y cºmº si e l autºr

se empeñase en ºcultar lº s ge stºs

herºicºs, hace caer a la”

revo lución

he rida de mue rte en e l Zanjón , sin

menciºnar la cº lºsal prºtesta de Ma

ceo en Baragua.

Mas o íd , señºre s Académicºs, lº que

de spués de re ferir la cºnducta de Es

paña nº cumpl iendº e l cºmprºmisº

mºral cºntraídº cºn lº s insurre ctºs,dice e l Sr. Villanueva :

“Cºn tºdº (a pesar de l incumpli

mientº)so portaron lº s cubanºs , fá

t igadº s de tan larga gue rra a muerte ,

aque lla incºrre cta cºnducta, y creyen

dº encºntrar en e l senº de la paz e l

caminº que nº le s dierºn las armas

para ºbtene r e l me jºramientº de su

cºndición pº l ítica , se ºrgan izarºn a

fin de arrancar a la me trópºl i e l re co

nºcimientº de su autºnºmía , de a ouer

do cºn e l principiº inglés de l se lf

go vernment .

Nº soportaron lº s cubanºs, cºmo

vosotrºs, señºres Académicºs, véis que

afirma e l Sr. Villanueva , la afrenta de

sus ºpresºre s ni muchº menºs se eu

tregaron al—autonomismo . El e lementº

revo luciºnariº nº se afil ió a la nueva

bandera , sinº que cºntinuó pensandº

que e l Pactº de l Zanjón e ra só lº una

70 Miguel Angel Carbone ll

Mºnte cristi , nº existe , ni la vasta la

b o r real izada pºr e l Partidº R evº lu

ciºnariº Cubano , fundadº y dirigidº

pº r Marti. La invasión tampºcº e s ci

tada, n i e l desplºme en Dº s Ríºs de l

últimº l ibe rtadºr y primer pensadºr

de América .

Veamºs lº que sºbre e l tratadº de

paz dice e l histºriadºr“Este (e l tratadº)se firmó en París

e l 10 de diciembre , y e l prime rº de

enero , 1897 , entregarºn lº s e spañº les

la ciudad de la Habana, e tc .

El primerº de enerº de 1897 aún lº s

cubanºs sangraban pº r su de cºrº y lº s

Estadºs Un idºs nº pensaban encon

trar eu la vo ladura de l acorazadº

Maine ºpºrtun idad para rºmper sus

hºstil idade s cºn España , mal podían

haber entregadº lº s e spañº le s la ciu

dad de la Habana a lº s nºrteameri

canºs .

Pro sigamo s . Cºrre e l añº de 1902 .

“Pºr Presidente de la Repúbl ica

nºmbró la Asamblea, 20 de mayo , a

dºn Tºmás Estrada Palma, y pºr vice

presidente a dºn Luis Estevas Rº

mero .

¿Qué Asamblea será e sa , señores

Académicºs, que nºmbró a dºn Tºmás

Estrada Palma y a Luis Estéve z , nº

Evocando al Maestro 71

Estevas, cºmº dice e l histºriadºr, pá

ra las dº s más altas magistraturas de

la nación ? ¿ Será la Cºnstituyente ?

Pe ro , ¿acasº ignºra e l Sr. Vil lanueva

que la Asamblea Cºnstituyente nº tuvº

más misión que la de dar a Cuba una

Cºnstitución y nunca la de designar

al presidente y al vicepre sidente de la

Repúbl ica ? ¿ Ignºra e l Sr. Vil lanueva

que éstºs sºn e le gidºs en e lecciºne s

generales cºnvo cadas al e fe ctº ?

Sigamºs al Sr. Villanueva :“En dº s de jul io , 1903 , se firmarºn

dº s tratadºs cºn Estadºs Un idºs . Pºr

unº se cºncedió a éstºs e l dere chº pa

ra e l e stable cimientº de una e stación

naval en Guantánamº y Bahía Hºnda ;

pºr e l ºtrº se le s cedió la prºpiedad

de la Isla de Pinºs” .

Inexacto , absº lutamente inexactº .

El cºnven iº entre Cuba y lº s Estadºs

Un idºs merced al cual aquélla arrien

da—no concede—a éstºs, para e l e sta

b le cim ientº de e staciºne s carboneras

º navale s varias extensiºne s de tierra

y agua ,fué firmadº e l día 1 6 de febre

rº de 1903 pºr e l pre sidente Palma ,

y e l 23 de febrerº de l mismº año , pº r

e l pre sidente de lº s Estadºs —Unidº s ,Sr. Roºseve lt . El Senadº de la R epú

bl ica cubana lº aprºbó e l día 16 de

72 Miguel Angel Carbon-ell

jul iº , de l añº citadº . El Sr. Villanueva ,

al afirmar que e ste tratadº fué firma

do e l 2 de jul iº , 10 cºnfunde lastimo sa

mente con e l tratadº que reglamenta

e l arrendamientº de las e staciºnes

navale s y carboneras. Existe una gran

diferencia entre unº y ºtro . Pº r e l

primero , pºr e l de febrero , se arrienda ;

pº r e l segundo , pº r e l de jul io , se de

te rminan las base s de e se arrenda

mientº .

En cuantº al tratadº cediendº a lº s

Estadºs Un idºs la prºpiedad de la Isla

de Pinºs, es sólº prºductº de la fan

tasia de l histºriadºr. En verdad que e l

Sr. Vi llanueva se dºcumentó cºn al

gún indº cumentadº .

Y cºncluye e l Sr. Vil lanueva“La insurre cción cubana de 1904

mºtivó que lº s Estadºs Un idºs º cu

paran de nuevo la isla , e tc .

El Sr. Villanueva debe referirse a la

revo lución de agºstº de 1 906.

Otrºs muchºs errºre s y ºmisiones

pudiera anºtar ; mas cºn lº s citado s

basta para que la Academia de la His

toria quede cºmp lacida de la erudic ión

de su miembrº cºrre spºndiente .

Evocando al Maestro 73

Y se me ºcurre pensar la re sponsa

bilidad mº ral que caería sºbre nues

tra Academia de H istºria si un tribu

nal examinadºr suspendie se a un exa

m inandº a quien se le o currie se la

peregrina idea de e studiar Histºria de

Cuba en la ºbra de l Sr. Villanueva ,

histºriadºr hºnradº cºn títulº hono

ríficº pº r nuestra e rudita Academia de

Histºria .

Preºcupadº cºn e stºs de satinºs sº

b re he chºs reciente s, tan re cientes que

aún viven actºre s y te stigºs a qu ienes

pudº cºnsultar e l Sr. Vil lanueva , pon

gº tan en duda la verdad histórica que

la l legº a cºnfundir cºn la leyenda y

n iegº pºr igual , en un arranque de

anarquismo , e l pºema cristianº y e l

sacrifi ciº de Scevo la, lo s prºdigiºs de

Hércule s y la existencia de l divinº

C iego , lº s milagrºs de la vara de Mº i

sés y la pasión de Antºn iº pºr Cle ºpa

tra ; las ºraciºne s de la Piton isa y la

fiera acome tividad de l hijº de Fil ipo ,

la mºnstruºsidad de l Papa Bºrgia y e l

absº lutismº de Fe l ipe II . Y para nº

de jar de dudar, dudº hasta de la acción

e stupenda de Da0 iz y de Ve larde .

UN PROCER DE NUESTRA

INDEPENDENCIA

N iñº aún , ajenº a las tºrturas a que

la nación cº lºn izadºra ten ía sºme tidºs

a sus cºmpatriºtas, de scºnº cedºr de

las infam ias que a diariº se cºme tían

ante la indiferencia de l mundº civi l i

zado en e sta tie rra nue stra dºnde nº

se pºdía prºnunciar e l nºmbre de la

patria sin sufrir la pe rse cución de lºs

tiranºs , e scuchaba Deme triº Castillº

Duany allá en e l hºgar amado—dºnde ,

nº pºrque e l disfrute de una hº lgada

pºsición e cºnómica permitie se vivir

en e l boato se de jaban de cºmentar cºn

fervoroso entusiasmº las virile s pro

t estas l ibertadoras de l pueblº cubano

lº s re latºs de las fracasadas reb e liº

n es de Narcisº Lópe z , de Jºsé Isidºrº

Armentero s y de Jºaquin Aguero y

Agiierº , que pagarºn cºn sus vidas e l

de l ito , e l infamante de l itº para lº s

76 Miguel Angel Carbonell

audace s mandatariºs de la Cº lon ia, de

aspirar a fundar una patria l ibre . Pºcº

después llegarºn a sus ºídºs lº s mar

ciale s rumore s de la década inmºrtal ,

que sacudían sus múscu lºs cºmº en

una cºnvu lsión viº lenta . Céspede s ,vene radº en la casa paterna , en la cual

tºda simiente revo luciºnaria encon

traba preparadº e l surco , cºmenzó a

se r miradº pºr él cºmº un D iºs ih

maculado ; las prºe zas de Góme z y

Mace º de spertarºn en su imaginación

e l cu ltº a lo s hérºe s y e l nºble de s

prendimiento de Aguilera y la re so lu

ción de Cal ixtº García , imitandº e l

gallardº gestº de l gran Carlºs Manue l

ante s de caer en pºder de l enemigº.avivaron en su alma e l fuegº de la

rebe ldía .

En un mediº tan prºpiciº para sen

tirse atraídº pºr lá ácc ión revo luciº

naria , cºntemp landº en lº s albºres de

la existencia la lucha cº lºsal de su

pueb lº cºntra e l déspºta aumentandº

aún más e l ansia emancipado ra las h a

zañas de lº s dominadore s, hazañas an

te las cuale s pal ide cían lº s crímenes

que , cincuenta añºs atrás, y en nom

b re de l mismº pºder y de la misma

santidad papal , cºme tían lº s sangui

nariº s Bove s y Mºrale s en la América

78 Miguel Angel Carbonell

t ificadº s cºn la causa revo luciºnaria ,

para evitar que se nutrie sen las filas

rebe lde s y pºder lºgrar sus prºpósitºs

de dºminar la insurre cción sin acudir

a mediºs reprº b ab le s , ºbl igarºn a De

me triº Castillº Duany , que nº sabía

pºne r frenº a sus generºsºs entusias

mo s patriótico s , a emigrar a lº s Esta

do s Un idºs. Y cuandº Cal ixtº García ,

de spués de de sembarcar en e l Aserra

dero , ce rca de Santiagº de Cuba , al

frente de die cinueve expediciºnariºs ,

cºmprendiendo , lº mismº que Jºsé

Mace º y lº s demás je fe s de la región

ºriental , lº inúti l de la re sistencia , se

de cidierºn a capitular ; y cuandº Nú

ñe z , que se había manten idº en las

Vi llas al frente de un grupº de pa

triº tas luchandº cºn las armas arre

batadas al enemigo , depuso más tarde

su actitud a cºndición de que se le pe r

m itiera sal ir de la isla ,quedandº ésta

pacificada nuevamente y sºme tidºs sus

infe l ice s mºradºre s a las iras de la

so ldadesca enfure cida , Castillº Duanycºnsagróse pºr cºmp le tº a la causa de

Cuba , dispue stº a tºmar parte activa

en e l mºvimientº revo lucionario , que

habría ne ce sariamente de e stal lar de s

pués de l fracasº de e sta última cºn

tienda , ya que nº e ra pºsible que lº s

Evocando al Mae stro 79

cubanºs se re signasen a vivir de rº

dillas ante e l déspºta .

La evangélica palabra de Martí, e l

Savonaro la de la epºpeya cubana des

pertandº a lº s dºrmidºs, fortale c 1endº

a lº s d ébile s , enarde ciendo a lº s cre

yente s y atrayendº a lº s hºmbre s de

la Gue rra Grande , dispersºs por las

emigracione s , de scºnfiadº s de l pº rv e

nir, encºntró e cº gene rºsº en e l cº

razón de Deme triº Castillº Duany que

nº dudó un mºmentº de la e ficacia de

aque l subl ime verbº de apºstº ladº que

había de prºvºcar la e rupción de l vº l

cán revo luciºnariº cuyas lavas sepul

tarían para siempre a la dºminación

e spañº la en América .

Ya Martí , viendº más allá de lº que

ve ían sus cºmpatriºtas, aprºve chandº

la de scºnfianza que a lº s cubanºs ver

daderº s inspiraban las tan de cantadas

re fºrmas de Maura y de Arb azuza y

la indife rencia cº n que miraban la pro

paganda autonomista , había lºgradº

aunar vº luntade s , y lº que es más aún ,

las había preparadº para e l cºmbate :

ún icº caminº que pºdia cºnducir a l

Capitºl iº . La revo lución se pre sentía .

80 Miguel Angel Carbonell

Nº pºdía hacerse e sperar. El mar se

había de sbºrdadº y era impºsible con

tenerlo . El terremºtº revo luciºnariº

amenazaba e streme cer e l palaciº de l

déspºta. La hºra de las re sº luciºnes

se aproximaba . Y llegó un dia , e l ve in

te y cuatro de febrerº de mi l o cho

ciento s nºventa y cincº , en que las

mºntañas ºrientale s se conmovieron

cºmº si sere s invisible s e scalaran sus

cúspide s . Algº cºmº un e struendº de

º las embrave cidas se sentía : ¡dijérase

que lº s hérºe s de Hºme rº l lamaban a

la guerra ! De prºntº se siente un cla

mo reo general . Se e scuchan vºce s : sºn

las de Rab i, lº s hermanºs Lºra , Masó ,Mºncada , Periquito Pére z , Sartorio ,

Bandera, Gºule t , Garzón , Pºrtuºndo ,

Miró , Amadºr Guerra , que convidan al

asaltº a sus hue ste s bravias , enarb º

lando e l pendón de la l ibertad que

ve inte y sie te añºs atrás enarb º lara

en Yara e l inmºrtal Carlºs Manue l de

Céspede s.

Y entºnce s Deme triº Castillº Dua

ny, é l cubanº que escuchara cºn un

ción e l mágico verbº de Martí, e l re

be lde impaciente que ardía en nºbles

ansias redentoras , evo cando , llenº de l

más fe rvo ro so patriºtismo , aque l las

dulce s ve ladas de l hºgar en que él ,

Bvocando al Maestro 81

ºyendº hablar de l sacrificiº de Lópe z ,de Armente ro s y de Aguero , de l ge stº

de Céspede s, de las prºe zas portento

sas de Góme z y Mace o , de la re sº lución

de Cal ixtº García y de l magnº des

prendimiento de Aguilera , juró de feu

der la patria, e chó sºbre sus hºmbrºs,sin temºr a las amenazas de lº s sica

riº s de l déspºta , la ardua misión de

facil itar armas a Mºncada y a ºtrºs

jefes de la revo lución durante lº s cº

m ienzº s de ésta, hasta que e l tre s de

jul iº de l mismº añº en que e stallara

la prºte sta fulgurante , engro só , acom

pañadº de su hermanº Jºaqu ín , las

filas de l Ej ércitº L ibe rtadºr.

Las marchas fºrzadas a través de

los abruptºs caminºs ºrientales, la

falta de al imentºs , la e spera constan

te de l enemigo , e l asaltº ine spe rado ,

nº sºrprendierºn al nuevº cºmb at ien

te , que demºstró de sde lº s primerºs

mºmentºs excepciºnale s dispºsiciºne s

para e l mandº y bravura y de cisión en

la pe lea , bravura y de cisión que le va

lierºn las más fe rvo ro sas fe l icitaciºnes

de Victºrianº Garzón , a cuyas órdene s

inmediatas ºperó hasta que Jºsé Ma

c e o , e l indºmable Ayax , persºn ificación

de l valºr, le cºnfirió , atendiendº a la

audacia de splegada pº r Castillo Dua

82 Miguel Angel Carbonell

ny , e l altº hºnºr de nºmbrarlº Je fe de

la Cabal lería de su Escº lta .

Se cundó bril lantemente a Jºsé Ma

ceº en lº s cºmbate s de Yerba de Gui

nea y la Curia de Majaguabo , demos

trandº gran seren idad al mantene rse ,

al frente de lo s suyºs , en unº de lo s

lugare s de mayºr pe l igrº y cºntribu

yendo cºn su vigºrºsa in iciativa al

triunfº de las fuerzas insurre ctas , lº

que le val ió e l ascensº al gradº de te

n iente cºrºne l .

Más tarde se le cºnfi ó ,interinamen

te , e l mandº de l Regimiento Mºncada,

so sten iendo—lo s cºmbate s de El Triun

fº y Saº de l Indio , en lº s que venció

a un enemigº superiºr en número y

bien mun icionado , triunfºs envidiable s

éstºs, pº r lº que fué confirmadº al

frente de l menciºnado Regimientº .

Acompañó cºn sus fuerzas a Antºn iº

Mace o , e l glºriºsº c íclºpe derribadº en

Punta Brava , hasta la cañada de l Ya

rey , en las Tunas , vo lviendº de nuevo

a ºcupar su puesto , en e l que tantºs

laure le s co nouistara , al ladº de Jºsé

Maceº , a cuyas órdenes luchó hasta e l

aciago día en que éste cayera , º rde

nandº la carga , en la inºlvidab le ac

ción de Lºma de l Gatº .

Castil lº Duany fué nºmbradº en

Evocando al Maestro 3

tºnce s pº r Cal ixtº García Je fe de la

brigada de Baracoa , cargº que le h á

b ía cºnfiadº días ante s de su trágicº

fin e l general Mace º y en e l que e l

inº lvidable je fe de la insurre cción de l

se tenta y nueve se complació cºnfir

mando lo . Pºco de spués fué de signadº

para e l mandº de la brigada de Ramón

de las Yaguas , la primera de las divi

siºne s de l Primer Cuerpº de l Ejércitº ,a cuyº frente se hallaba e l general Ce

bre co .

En e sta situación se encºntraba

cuandº surgió la ruptura de las ho sti

l idades entre España y lº s Estadºs

Un idºs , siendº cºmisiºnadº pº r e l ge

ne ral Cal ixtº García , que ten ía cºn

fianza e u lº que él , cºnºcedºr de la

zºna en que habían de de sarrº l larse

las ºperaciºne s , convin iera cºn lº s

nºrteamericanºs , para que se entre

v istara cºn e l Almirante Sampsºn .

Cumpl iendº la misión a él encºmen

dada , conferenció cºn éste a bºrdº de l

acºrazadº New York , dandº cuenta

de spués al general Cal ixtº García de

la entrevista , y pre sen tándº le su plan

para la mayºr e fe ctividad de l ataque .

A indicacione s suyas , fuerºn mºdifi

cado s lº s prºpósitºs de lº s je fe s nº r

t eamericanº s , quedandº aceptado ,cºmo

84 Miguel Angel Carbonen

e l más e fe ctivo , su prºye ctº de de sem

barcº de las fuerzas pºr Daiqu iri, cºn

e l que se mºstrarºn de cºnfºrmidad

Shafter, Je fe de l Ejércitº nº rteame

ricano , e l Almirante Sampsºn y e l ge

ne ra l Cal ixtº García .

Para e fe ctuar dichº de sembarco ,

Castil lº Duany , que había re cibidº

qu in ientºs hºmbre s de re fuerzº a las

órdene s de l cºrºne l Carlºs Gºnzále z

Clave l , partió de Sigua y atacó a Dai

quiri, mientras lº s nºrte americanºs

lº atacaban pºr mar, venciendº al

enemigº y facil itando ,lº s días ve inte

y—dos y ve inte y tre s de jun iº de m il

ºchºcientºs nºventa y ºchº , e l de s

embarco de qu ince mil sº ldadºs, lº s

cuales , de acuerdº cºn las trºpas de l

Ejércitº L ibertadºr, se dispusierºn al

ataque de Santiago de Cuba .

Ante s de que l legaran las fuerzas de

lº s Estadºs Un idºs , Castillº Duany se

dirigió a Siboney, desalo jando de este

lugar a lo s e spañº le s y tºmandº e l

fuerte , evitandº de este mºdº las enor

me s pérdidas que , de nº haberse an

t ic ipadº en e l ataque , hubieran sufri

dº las fuerzas de Shafte r. Luegº se

cundó a aquéllas en lºs combate s de l

Caney, de fendido pº r lº s so ldadºs de l

86 Miguel Angel Carbone ll

barcaran lº s nºrteamericanºs dºnde

dºminaba más la insurre cción”

. ( 1)

Así, a purº e sfuerzº de hºmbre , re

ch azandº hºy al enemigº que lº sor

prende aprove chando la fatiga de sus

huestes ; asaltando mañana un cam

pamentº dºnde lº s augustos de fenso

re s de l dere chº siembran e spantº al

esgrimir en la die stra vigºrºsa e l ta

jante mache te , auxil iar e ficacísimº de l

mambi en sus acºme tidas glºriºsas

pºr la re dención ; ya atacandº un pue

blº , que se viste cºmº en día de fie sta

para saludar a lº s triunfadºre s que

arrºjan de su dºmin iº a lº s de fensºre s

de la tiran ía ; ya de fendiéndo lo , cuan

do lº s contrá rio s ,'

reorgan izado s de s

pués de la derrºta que sue le ser pºde

ro so acicate , ven1an a resarcirse de

e lla ; ºra viéndo se compe l ido a mante

nerse e l mayor tiempº pºsible sin tra

bar la pe lea , pºrque las fue rzas e stán

sin parque y extenuadas después de

extensºs re cºrridºs y de mºrtal e sca

se z ºra viéndºse pre cisadº a arrebatar

( 1) Véase “C ómo terminó la dominaci ón de España

en Amér ica por Enrique Piñeyro—G arn ier Hermanos ;París, 1908.

Evocando al Maestro 87

al contrariº sus prºpias armas para

prºve er a lº s suyºs, ganó Castillo

Duany , e l paladín incansable de nues

tras luchas pºr la independenc ia , e l

que aprendió a triunfar en las batal las

de uno cºntra cientº al ladº de Cal ixtº

García, e l insigne caudillº a quien tres

revo luciºne s encºntrarºn dispuestº a

esgrimir e l acerº y ceñirse las po lai

nas , las estre llas de general y, cºn las

e stre llas de general , un pue stº entre

lº s hérºe s . Si, bien lº mere ce e l que

cuandº sus cºmpatriºtas , nº pudiendº

sºpºrtar pº r más tiempo e l afrento so

yugº , se lanzarºn a la man igua a re

clamar cºn e l dere chº de la fuerza , la

fuerza de l dere cho , no vaciló un ins

tante en trºcar lº s go ces de una exis

tencia regalada pº r las amarguras de

una jºrnada rºdeada de pe l igrºs . Bien

ganadº se tiene , si, e l títulº de hérºe

e l que sin más discipl ina que la apren

dida en lº s cºmbate s demºstró que la

re cia vº luntad y la firme za de tempe

ramento de un patriºta pue stºs al ser

v ic iº de l de cºrº de un pueb lo , vencen ,

al cabº , de la pericia militar al servi

c iº de l déspºta .

88 Miguel Angel Carbonell

El que pe le ó en la revo lución ,—d e

cía Marti—e s santº para m i. El que

hace industria de habe r pe leadº en la

revº lución , º go za de spués de e l la ,

entre sus amigo s, de un influjº supe

rio r al que tuvº entre sus compatriº

tas, º usa de su influencia para aflºjar

la virtud re ciente de su país que ne

ce sita de tºda su virtud , éste bajará

ante m i sus ºjºs , aunque haya mil ita

do en la revºlución ; y lº s bajará ante

tºdº hºmbre hºnradº ! ”

Nº se equ ivo có e l Maestrº al e sta

ble cer divisione s entre lº s revo luciº

nariº s de sintere sados , incapace s de

supºner que por haber de fendidº lº s

dere chºs de su pueblº e stán autºriza

do s para vivir a expensas de la na

ciºnalidad fundada , nº cºn e l ºbje tº

de que sirva de escalera a lº s audaces ,de puente a la ho lgazanería y de pie

dra“

filo sºfal a lº s ambiciºsºs y a lº s

pillºs , sinº cºn e l nºb le prºpósitº de

que se a una Repúb l ica dºnde se fºrgen

verdaderºs ciudadanºs, dºnde cada

hºmbre , haya nacidº cerca a las ribe

ras de l Sena º cerca a las cadenc iº sas

aguas de l Plata, encuentre gene rosº y

l ibre asilo ; y lº s revº luciºnariºs que

Evocando al Maest ro 89

co tizarían a altºs pre ciºs sus se rviciºs

a la empresa emancipado ra , º lvidandº

que se empequeñe ce qu ien hace gran

jería de l ideal y que e cha abajº su

histºria, pº rg rande que ésta sea , qu ien

exija , en nºmbre de e sa histºria , la

real ización , en su prºve cho , de actºs

que m enº scab en e l pre stigiº de la na

ción . Perº , si e s verdad incºncusa que

nº h an faltadº quiene s, ansiºsºs de

medrar, se h an de sviadº de l caminº

en que é l hubiera queridº v er siempre

a lº s servidºre s de Cuba , justº e s pro

clamar que aún quedan muchºs que ,

cºmº e l gene ral Deme triº Castil lº

Duany, nº h an tºmadº de míserº e s

cabe l , la glºria que conqu istarºn .

EL RETABLO DE MAESE PEDRO

Si Emil iº Gaspar Rºdrígue z nº h u

biera reve ladº ya en e studiºs se renºs

y ju icio so s, dºnde la idea vigºrºsa

asºma envue lta en lº s rºpajes de la

fºrma , la sº l ide z de su talentº , la pu

b licación de El Re tab lo de Maese

Pedro , ºbra p lena de vigo rºsº opti

m ismº en que mantiene altºs ideales

y señala rumbo s luminºsºs hacia dºn

de deben tender tºdºs lo s hºmbres la

mirada ante s de cae r enervado s pºr e l

pe simismº º pro stituído s pº r la ambi

ción , bastaría a ev idenciarlº de ma

nera brillante .

Rico en ºbservaciºne s atinadas, re

b º sante de l más firme entusiasmº pºr

cuantº dign ifica la vida , flage lante

cºntra la maldad , ºfre ciendº aún a lº s

más de sfalle cidos ante lº s embate s de

la adversidad , la fuente bienhe chora

de cºnsº lador o ptimismo , El Re tab lo

de Mae se Pedro e s un be l lº manual

92 Miguel Angel Carbone ll

de sanas y nºble s enseñanzas, dºnde

se de staca , pujante y vigºrºsa , la per

sºnalidad de un de scendiente e spiri

tual de l inmensº pensadºr de Mº tivos

de Pro tec .

¿Re cuerdas aque l pasaje de El In

genioso Hidalgo Don Quijo te de la

Manch a, en que Ginés de Pasamonte ,

e l gale o te arrancado a las garras de

lº s agente s de la Santa He rmandad

pº r e l Caballe rº de la Triste Figura ,

apare ce , cºnve rtidº en Mae se Pedrº ,

engañando a lº s cándido s cºn su mºnº

milagrºsº y pre sentandº luegº en su

re tablº en la humilde venta de la Man

ch a , e l rºmance de dºn Gaife rº s, m ien

tras las mal icio sas insinuaciºne s de l

n iñº que lº re cita prºvºcan las amº

ne stac iones de Dºn Qu ijºte , e spe ctadºr

juntº cºn Sancho , de aque l la que él se

imagina verdade ra aventura ? ¿R e cuer

das la a irada pro te sta de l andante ca

bal lero y su arreme tida , después cºn

tra lº s perseguidºre s de dºn Ga1ferº s

y Me lisendra , pºrque un tan altº de s

facedºr de agraviºs nº pºdía cºnsentir

que se atentase impunemente cºntra

la vida de aquél y e l hºnºr de ésta ?

94 Miguel Angel Carbone ll

la e stultic ia y enalte ce r, cubriendº sus

l lagas cºn bºndadºsº manto , a lº s ma

culadº s pº r e l dºlo , sembrando , cºmº

es lógicº , e l de sencantº en lº s que se

sienten cºn alas para e scalar la cima

y en lº s que tienen la suficiente ene r

gía mºral para mantenerse firmes en

las trincheras de l hºnºr.

Eca de Que iro z , e l maravillºsº c in

ce lado r de punzante s irºn ías , creadºr

mºnumental de tipºs y caracte re s , mo s

tró en e l Episto lario de Fadrique Mén

de z, su inconfo rmidad cºn e l Mae se

—aprove chó e l simbº l ismº de Em i

liº Gaspar R ºdrígue z—considerándo losub vert idº r de la lógica de las cºsas y

e stimulante de la van idad .

Emil iº Gaspar Rºdrígue z , re cº rdan

dº e l final de l rºmance de dºn Gaife

rº s , cre e encºntrar e l remediº cºntra

lº s exce sºs de la prensa en la lanza

de l Quijºte , arreme tiendo cºntra e lla ,

cºmº arreme tie ra cºntra lº s muñe cos

de l titiriterº en e l Re tablº de la Man

ch a . Perº , pensadºr se reno , compren

diendº que e l la e s , de sde cualqu ier

puntº de vista , heraldº de la civil iza

ción , ensaya luegº ºtra fórmula aun

que sin de scartar aquélla , cual debió

hacerlo , y señala entonce s cºmº e fe c

t ivº remediº la emancipación de San

Evocando al Maestro 9 3

chº , la masa incºnsciente , de la in

fluencia que en su án imº e jerce e l

diarista , autómata de l Mae se . Y, en

realidad , nadie más que él puede ser

e l Dºn Qu ijºte que extirpe la gan

grena.

Mantiene , también , en e ste l ibrº

Emil iº Gaspar Rºdrígue z la ne ce sidad

de buscar de cºntinuº diversºs campºs

a la actividad , al imentandº e l e spíritu

con nuevºs ideales , saludandº cºn una

sºnrisa cada de ce pción cºn tal de que

e l la prºvoque ºtra tendencia ; imitan

do , en fin , al n1nº aque l que nº s pre

senta Rodó en Mo tivos de Pro teo ,

jugandº cºn una cºpa de cristal a la

que da suave s gº lpe s cºn un junco ,

haciéndº le prºducir armón icºs sºni

dos hasta que , h ast iadº de l de le ite que

al principiº le prºdujera aque lla ine s

pe rada sºnºridad , cambia de ide a , e

inclinándºse sºbre la tie rra re cºge

arena y la vierte en la cºpa hasta lle

narla . Trata entºnces de“vº lver a

arrancar al cristal su fre sca re sºnan

c ia ; perº e l cristal , enmude c idº cºmº

si hubie ra emigradº un alma de su

diáfanº senº ,nº re spºndía más que

96 Miguel Angel Carbonell

cº n un ruidº de se ca percusión al gº l

pe de 1 juncº El n iñº , contrariado ,

derrama una lágrima ante e l fracasº

de su l ira” ; mas , de prºntº , acaricia

ºtra idea, clava su mirada en una

b lanca rºsa de un jardín cre canº y,

arrancándo la de la rama que la sº s

ten ía , la co lºcó gracio samente en la

cºpa de cristal” ,

“asegurandº e l tal lº

endeb le me rced a la misma arena que

había so fo cado e l alma musical de la

cºpa” Y, satisfe chº de su re ivindica

ción , levantó cuan altº pudo , la flºr

entron izada, y la pase ó , cºmº en triun

fo , pºr entre la muche dumbre de las

flºres.

"

R e formarse e s vivir : h e ah í la di

visa de Emil iº Gaspar Rºdrígue z ,

que e s, también , la divisa de Rodó—é l glºriºsº cruzadº de l Ideal , he lenopºr e l pensamientº y pº r e l cºrazón ,

sºrprendidº pº r la muerte en la Ciu

dad Ete rna cuandº e speraba contem

p lar tras lº s re splandore s del devasta

dºr incendiº que devora al mundo ,

grandes resurgim ientº s artísticos .

Persigu iendo s iempre un ide al y aban

dºnándº lº cºmo Gºe the apenas couse

gu ido ,para luchar pº r ºtrº , levantan

do se cºn más fue rza—nuevo An teo

después de cada ca ída , e s cºmo ent ien

Evoca.ndo al Maestro 97

de e l fervoroso c ervant ista , autºr de

e ste l ibro , e l ºptimismo .

La ideal Repúbl ica de Platón y la

que , tºmandº a ésta pºr mºde lo , le

vantara en Flºrencia , en mediº de las

tin ieblas monacale s de la Edad Media,

Fray Gerón imº Savonaro la, luchadºr

incansable contra la tiran ía de lºs

Médices , sºn anal izadas tan sintética

cºmº e lº cuentemente pºr Emil iº Gas

par R ºdríguez , e stab le ciendo parale lºs

e ntre e stas Repúbl icas, templºs de la

verdadera demºcracia , y las que él lla

ma cºn sºbrada razón º l igarquías ame

ricanas , parºdias de demºcracias en

que e l dere cho , generalmente , e stá su

peditadº a lº s vºrace s desenfrenº s del

caudillaje ; e stadºs sin cºhe sión n i dis

c iplina en que las instituciºne s, de su

yº de ficiente s, lo sºn más pº r la fia

que za mental y la incºnsistencia

mºral de sus gºbe rnante s.

Yº , que vivº prºclamandº las virtu

des de lº s pueb lºs de nue stra Améri

ca , que las tienen y en grande , a pe sar

de lº que afirman cºn fines interesadºs

lº s que pre tenden e char sºbre nuestra

raza tºdºs lº s viciºs y fealdades, cºmº

98 Miguel Angel Carbone ll

si viciºs º virtude s pudieran ser pá

trimºniº exclusivo de una raza ,nº me

atrevería , mirandº las sºmbrías rea

lidade s de l cuadrº a través de lº s ve

lº s de un ºptimismº risible , a aseverar

que en nuestras re púb l icas de América

se practica la verdade ra demºcracia.

En e l las , pº r e l cºntrario , e l reaccio

narismº levanta su maligna enredade

ra , y e l dere chº e s le tra muerta , y la

viº lencia y e l fraude sºn las ún icas ar

mas de combate . Lº s pºdere s nac iºna

le s no se traspasan de unas manºs a

ºtras merced al sufragiº de la mayo

ría , sinº pº r la criminal impºsición

de l que manda , util izandº indebida

mente lº s re sºrte s que e l pueblº pºne

en sus manºs para garantía de l pro

cºmún . Estº , cuandº nº impºne su

prºpia candidatura amparadº en las

bayone tas de sus centuriºne s. Hab lar

de sufragiº e s una irºn ía . En e l las nº

se cºnºce más sufragiº que e l que de

pºsitan en las urnas , caprichºsamente

mistificado ,manºs pe cadoras ampara

das pºr e l usurpadºr ; ni se cºnºce más

pº lítica que la que instruye en las fal

sificaciºnes de bº le tas y en la cºmpra

bo cho rno sa de cºnciencias ; n i se es

tudia º tra qu ímica que la ne cesaria

para hacer, terminada la lucha cºmi

Evocando al Maestro 99

cial , inve rosímile s suplantaciºne s en

las actas e le ctºrale s. El principiº de la

sºberan ía de l pueblo , la l ibertad indi

vidual , la libe rtad de prensa , la l iber

tad de cºnciencia, tºdas las sagradas

cºnqu istas de la Revo lución Francesa ,

h an de sapare cidº en e l las pº r la ao

ción de sus gºbiernºs pe rsºnalistas y

absºrbente s , dirigidºs pº r la manº

brutal de caudillºs tan ayuno s de m en

talidad cºmº ahíto s de cºdicia .

Pueblºs aptºs para bril lar en e l cam

pº de las más avanzadas in iciativas ;pueblºs que , rºmpiendº cºn e l frenº de

hierrº de vie jas supe rsticiºne s co lonia

le s, h an o peradº la más gal larda trans

formación sigu iendo , dentrº de l más

amp l iº e cle cticismo , vigºrºsas tenden

cias que en mºdº algunº pudº legarle

en herencia la nación prºgenitºra, _

e n

e l lºs, pºr irriso rio sortilegio ,triunfa

la nul idad de la inte ligencia ,la dema

gogia de l apºstº lado , º lº que e s lº

mismo , aprºve chandº luminºsa sen

tencia de Enrique Geºrge ,

“lº s me jo

re s grav itan hacia e l fºndo , lº s peºres

flºtan en la superficie , y lº s malvadºs

só lº sºn de spo se ído s pº r lº s que lº sºn

más

Debatiéndo se siempre entre la tira

nía gubernamental y la tiran ía revo

100 Miguel Angel Carbonell

lucionaria ; entre e l que da go lpes de

estadº de sde e l pºder y e l que aspira

al pºder pºr luchas turbulentas ; sin

cºntar cºn agrupaciºne s perfe ctamen

te organ izadas y con bien defin idas

ºrientac iºne s, pue s º cúltanse a menu

do bajº la capa de un l iberal las más

abso lutistas tendencias mientras surge

un conservadºr l indando en lº s l ímites

de l anarqu ismº ; mortificado s de cºn

t inuº pº r la mirada de e spías y laca

yos pre sto s siempre a ver un enemigo

en tºdº ciudadanº amante de su patria

y respe tuºsº de las leye s ; un lºco en

cada aspirante a fºmentar la mo ral i

dad admin istrativa ; un pern icioso en

cada e scritºr hºnradº ; minadºs pºr la

labºr corruptº ra y disº lvente de la

América sajona que , supºn iéndºse

acaparadora de tºdas las bºndade s t e

rrenas juzga a lº s latino -americanos

seres inferiºre s en qu iene s la maldad

y la incapacidad e stán só l idamente

hermanadas, lº s pueblºs americanºs

esperan en vanº e l Bº l ívar que venga

a emanciparlº s de la ºpre sión de la

ºpre sión interiºr y de la ºpres10 n ex

teriº r, de la manº que ex trangula den

tro y de la perfidia que la estimula fue

ra. Empero la América avanza ; nuevas

ideas ilumman a diariº las tin ieblas

102 Miguel Angel Carbonell

que mientras aquél nació lord, se

pasó la vida viajandº fastuosamente

pºr e l mundo , tuvo cien amºre s y“murió cºmº un Cruzado ante lºs mu

ros de M isso longhi pº r la l ibertad de

Gre c ia” , Esprºnceda nació en“la cla

se media”

,

“pasó unºs cuantºs días h u

m ildemente en Pºrtugal y un par de

semanas en Lºndre s, re tºrnandº en

seguida a Madrid” ,nº tuvo más amºr

que e l de“la vo lub le Te re sa” , y mu

rió pro saicamente de una tifº idea en

una casa de Madrid” .

Olvida e l Cºnde que Esprºnceda nº

só lº e stuvº en Pºrtugal y en Lºndre s,dºnde nº fue rºn pºcºs “

sus de svaríºs

amºrºsºs y dºnde e studió prº funda

mente a Byrºn , tomándo lo pº r mo de

lo , sinº también en Hº landa , ante cuyº

gºbiernº de sempeñó la Se cre taria de

la Legación de eu_

_

país y de la cual

retºrnó enfermº ya, para repre sentar

a Almería ante e l Cºngre sº ; y en Pa—ris , en cuyas barricadas combatiera ,

enamºradº de la libertad ,“durante lo s

tres días de jul iº Luegº b regó en

España pºr nºble s ideales, alistándº se ,

a su re tºrnº a París, en la fracasada

cruzada que durante e l gºbiernº de

Lu is Fe l ipe se preparara para luchar

pºr la l ibertad de Pº lºn ia. Pºr su ca

Evocando al Maestro 103

rácter rebe lde y su altivo t empera

mentº tuvº que sal ir de la M il icia y fué

depºrtadº en re pe tidas ºcasiºnes, to

mando parte activa , en España, en lo s

mºvimientºs revo luciºnariºs de m il

ºchºcientºs tre inta y cincº y de mil

ºchºcientºs tre inta y se is. También

e stuvo en ºtras aventuras b él icas, pro

clamando s iempre cºn viril entusias

mo lº s ide ale s repub l icanºs.

—Eu cuantº a sus amºre s, nº debió

sºstener só lº lº s de Te re sa , cuandº

unº de sus biógrafºs Antºn iº Fe rrer

de l Ríº , afi rma que se de sbºrdó cºn

furia gastandº su ardºr bizarrº en

de senfrenadº s p lace re s y crapu loso s

fe stine s” y que“a haber pºse ídº in

mensº s caudale s fuera e l Dºn Juan

Tenºriº de l siglº die z y nueve ”

Esprºnceda l levó una vida tan disi

pada cºmº la de Byrºn . Y e l he chº de

que la de éste fuera principe sca y b º

h em ia la de aquél , n º quita nada a su

pare cidº e spiritual .

El Cºnde h a º lvidadº también que a

Byrºn nº le cupº la glºria de mºrir,

cºmº hubiera anhe ladº , luchandº h e

rº icament e pºr la l ibe rtad de Gre cia

frente a lo s murºs de M isso longhi , si

nº a cºnse cuencia de una fi ebre en lo s

104“ Mi guel Angel Carbone ll

alrededºres de e sta ciudad , e s de cir,tan pro saicamente ” cºmº Esprºnceda.

Cómº nº encºntrar seme janza entre

la vida triste de Espronceda y la vida

de Byrºn , sºbre e l que pe saban los

grandes dº lºre s de aque l de qu ien h e

redó la dign idad que pºse ía , criminal ,

de l padre adúltero , de la madre aban

dºnada y º b sedida pº r su de sventura ,

de l primer amºr trºnch adº pºr la trai

ción de la amada , de la espºsa fugitiva ,

de la imperfe cción física y de l de sdén

de sus cºmpatriºtas , dº lºre s éstºs to

dº s que lº l levaron a buscar e l calman

te activo en e l p lacer, e l p lacer, que

era—según la expre sión de Caste lar

e l venenº que tragaba sabiendº que

era dulce al paladar y cºrrºsivº a las

entrañas” .

Yº piensº cºn Emi l iº Gaspar R º

drígue z , que es grande la simi l itud que

existe entre e sas dº s g lºriºsas existen

cias hermanadas por e l dº lºr.

106 Miguel Angel Carbonell

tañas incendiadas de sde dºnde se cº n

temp la e l e spaciº iluminadº pºr lº s

fucilazo s de divinas có leras , Góme z Ca

rrillº h a ceñidº un nuevº laure l a su

frente de triunfadºr.

Nº h a segu idº esta v e z mi imagi

nación al exqu isitº autºr de El En

canto de Bueno s Aire s al través de

lº s países ide ales , dºnde la fantasía

japºne sa fºrja trabajºs artisticºs , b re

v e s y de l icado s cºmº lº s pie s de sus

muje re s ; n i al París de lº s boulevare s

dºnde canta e l amºr su pºema inmº r

tal y riman los bardo s , juntº a la cºpa

de ajenjo , sus e strºfas a la amada

n i a las ribe ras pºéticas de la ciudad

bañada pº r e l Plata , s inº a las trin

cheras glºriºsas dºnde e l he rºísmº se

reve la en e l cºrazón de l n iñº , de l ado

le scente y de l ancianº ; dºnde e l en

tusiasmº patrióticº se de sbºrda y la fe

en e l triunfº tºn ifi ca las almas ; dºnde

lº s hºmbre s se encaran cºn la muerte ,

alta la nºb le frente , sin tímidas vaci

lac iºne s ; donde—º b serva Le ón Bour

ge º is lº s sº ldadºs sufren sin decir

una palabra , en la ºbscuridad abso lu

ta , lº s pie s sºbre e l agua he lada , é s

piando lº s menºres ru idºs de la nºche

sin sueñº , la manº sºbre e l arma ,

pue stºs a cºmbatir, puestºs a mºrir.

Evocando al Maestro 107

Góme z Carril lº habla en su l ibrº de l

lºcº entusiasmº patrióticº cºn que lº s

sº ldadºs france se s de las trincheras se

disputan e l hºnºr de sustitu ir al º fi

c ial que mue re en su sitiº de“

º b serva

dº r ; de la de cisión cºn que se lanzan

a un lugar dºnde saben que encºntra

rán la muerte ; de l e sto icismo de l sar

gento Gaub art atrave sandº sº lº , cºn

ímpe tu avasal lador, pº r entre los ene

m igº s que nob lemente respe tan al hé

ro e ; de la dantºniana re sº lución de

aque l campe sinº de Maucourt , Luis

Rouse l le , que murió apostro fando al

invasºr que ºfre cía re spe tar su vida

a cambiº de v ergºnzante sumisión

de n iñºs que abandºnaron e l hºgar

paterno , a la hºra en que aun nº h a

bian sal idº de las aulas, para ºfre cer

su cºncursº a la patria , que cºntem

p lan en sus hºras de repºsº e l re tratº

de la dulce madre ausente ; de l acera

dº temperamento , en fin , de e sºs de

nº dadº s cºmbatiente s a qu iene s e l

cuadrº devastadºr de la sangrienta

tragedia , nº h a lºgradº b º rrarle s n i la

alegría de l rºstrº ni la sºnrisa de l la

biº . Y también habla Góme z Carri

llº—bueno e s de c irlo—de l cºmpºrta

106 Miguel Angel Carbonell

tañas incendiadas desde dºnde se cºn

temp la e l espaciº iluminadº pºr lº s

fucilazo s de divinas cóle ras , Góme z Cá

rrillº h a ceñidº un nuevº laure l a su

frente de triunfadºr.

Nº h a segu idº e sta v e z mi imagi

nación al exqu isitº autºr de El En

canto de Bueno s Aire s al través de

lo s paíse s ideales , dºnde la fantasía

japºne sa fºrja trabajºs artisticºs , b re

ve s y de l icado s cºmº lo s pie s de sus

muje re s ; n i al París de lº s boulevares

dºnde canta e l amºr su pºema inmº r

tal y riman lº s bardo s, juntº a la cºpa

de ajenjo , sus e strºfas a la amada *

n i a las riberas pºéticas de la ciudad

bañada pº r e l Plata , sinº a las trin

cheras glºriºsas dºnde e l herºísmº se

reve la en e l cºrazón de l n iñº , de l ado

le scente y de l ancianº ; dºnde e l en

tusiasmº patrióticº se de sbºrda y la fe

e n e l triunfº tºn ifica las almas ; dºnde

lº s hºmbre s se encaran con la mue rte ,

alta la nob le frente , sin t im idas'

vaci

laciºne s ; donde—ºb serva Le ón Bour

ge º is lº s so ldadºs sufren sin de cir

una palabra , en la ºbscuridad abso lu

ta , lº s pie s sºbre e l agua he lada, e s

piando lº s menºres ru idºs de la nºche

sin sueñº , la manº sºbre e l arma,

puestºs a cºmbatir, pue stºs a mºrir.

1 06 Miguel Angel Carbonell

tañas incendiadas de sde dºnde se cºn

temp la e l e spaciº i luminadº por lº s

fucilazo s de divinas có leras , Góme z Cá

rrillº h a ceñidº un nuevo laure l a su

frente de triunfadºr.

Nº h a segu idº e sta v e z mi imagi

nación al exqu is itº autºr de El En

canto de Bueno s Aire s al través de

lo s paíse s ideales, dºnde la fantasia

japºnesa fºrja trabajºs artisticºs , b re

ve s y de l icado s comº lº s pies de sus

muje re s ; n i al Paris de lº s boulevare s

dºnde canta e l amºr su pºema inmºr

tal y riman lº s bardos , juntº a la cºpa

de ajenjo , sus e strºfas a la amada

n i a las riberas pºéticas de la ciudad

bañada po r e l Plata , sinº a las trin

cheras glºriºsas dºnde e l he rºísmº se

reve la en e l cºrazón de l n iñº , de l ado

le scente y de l ancianº ; dºnde e l en

tusiasmº patrióticº se de sbºrda y la fe

e n e l triunfº tºn ifica las almas ; dºnde

lº s hºmbre s se encaran cºn la muerte ,

alta la nºb le frente , sin t ím idas'

vaci

laciºnes ; donde—º b serva León Bour

geº is lº s sº ldadºs sufren sin de cir

una palabra , en la ºbscuridad abso lu

ta, lº s pie s sºbre e l agua he lada, e s

piando lº s menºres ru idºs de la nºche

sin sueñº , la manº sºbre e l arma

pue stºs a cºmbatir, puestºs a mºrir.

Evocando al Maestro 107

Góme z Carri llº hab la en su l ibrº de l

lºcº entusiasmº patrióticº cºn que los

sº ldado s france ses de las trincheras se

disputan e l hºnºr de sustitu ir al º fi

cial que mue re en su s itiº de“

º b serva

dºr ; de la de cisión cºn que se lanzan

a un lugar dºnde saben que encºntra

rán la mue rte ; de l e sto icismo de l sar

gen to Gaub art atrave sandº sº lo , cºn

ímpe tu avasal lador, pº r entre lo s ene

m igº s que nob lemente re spe tan al hé

ro e ; de la dantºn iana re sº lución de

aque l campesinº de Maucourt , Lu is

Rouse lle , que murió apo stro fando al

invasºr que ºfre cía re spe tar su vida

a cambiº de v ergºnzant e sumisión ;

de n iñºs que abandºnarºn e l hºgar

pate rno , a la hºra en que aun nº h a

b ían sal idº de las aulas , para ºfre cer

su cºncursº a la patria, que contem

p lan en sus hºras de repºsº e l re tratº

de la dulce madre ausente ; de l acera

dº temperamento , en fin , de e so s de

nºdadº s cºmbatiente s a qu iene s e l

cuadrº devastadºr de la sangrienta

tragedia, nº h a lºgradº b º rrarle s n i la

a legría de l rºstrº ni la sºnrisa de l la

biº . Y también habla Góme z Carri

llº—bueno e s de c irlo—de l cºmpºrta

108 Miguel Angel Carbone ll

mientº de lº s alemane s en Amiens

mºstrándºse co rte se s y re spe tuºso s

cºn sus inde fensºs habitantes, pagandº

cuantº cºnsumían , saliendº de all í sin

cºme ter una infamia ni real izar un

crimen ; de aque l gal lardº oncial t eu

tón a qu ien las de sdichas de la patria

hacen asºmar lágrimas a lº s ºjºs ; de l

triste aspe ctº de lº s prisiºne rºs, sus

pirando pºr ºcupar sus pue stºs en la

l ínea de fuego , reve lándo se , en me diº

de su infºrtun iº , cºn una tan brava

altive z , que arranca palabras de admi

ración hasta de labiºs de lº s generºsºs

enemigºs .

Acciºne s be l las , que dicen muy altº

de l herºísmº de lo s sº ldadºs france se s

y también de l herºísmº de lº s germa

nº s, que distan much o de ser, en cºn

junto , cºmº lº s pre senta la pasión

se ctaria , trae e ste hermºsº l ibrº . Aun

que e l tºnº siempre e s e l mismº , aun

que no h ay diversidad de face tas, pues

que la fºrma emp leada pºr Góme zCarri llº e s idéntica en tºdas las oró

n icas de que se cºmpºne e l vo lumen ,

e l interés nº de cae pºrque narra cºn

mae stría y e s suge stivo cuantº narra .

1 10 Miguel Angel Carbonell

Es ve rdaderamente risible e l tºnº

despe ctivo cºn que la inmensa mayo

ría de lo s que simpat izan cºn la causa

de Inglate rra y de Francia , hab lan

de l impe riº alemán , supºniéndº lº algº

así cºmº un mºnstruº de sºmbras a

quien , para bien de la c ivi l ización , e s

ne ce sariº extirpar. Nº , señºres ger

manó fºb º s, nº seais tan l ige rºs en

vue strºs ju iciºs y tan pºbre s de lógica

en vuestrºs razºnamientºs . Aleman ia

nº e stá l igada , cºmº vºsºtro s suponéis ,al asesinatº y al despºjº la fi lºsºfía ,

la ciencia , e l arte , la pºe sía , pregonan

cºn la trºmpa de la fama a sus fi ló

so fo s, a sus hºmbre s de ciencia , a sus

artistas y a sus pºe tas . Y para flage lar

su pºde r central izador y auto crático ,

su pern icio so mil itarismo , nº e s ne ce

sario acudir a falace s argum entac io

ne s. Tampºcº e s hºra de anal izar si

tºca a e l la e l de sencadenam ientº de la

tºrmenta y si atacó pºr sºrpre sa, por

que nada de e sº respºnde a la ve rdad .

Pre tender demºstrar que Aleman ia

sºrprendió a la Eurºpa , e s infantil . A

e l lº se ºpºnen irre futable s leye s biº

lógicas y seve rºs antagon ismo s h istó

rico s . La Eurºpa nº podía sorprender

se de nada viviendº , cºmº vivía desde

e l tratadº de Francfºrt, consagrador

Evocando al Maestro 111

de l de spºjº de Alsacia y Lo rena, en la

ve la constante de las armas . La pre

pºnderanc ia cºmercial de Aleman ia ,

e stre chando cada v e z más e l radiº de

acción de l cºmerciº inglés, de terminó

e l acercamientº de Inglate rra a Fran

cia , su antigua rival , y, más tarde , pº r

mediación de ésta , a Rusia , cºn e l fin

de nº quedar aislada en su hºsti l idad

hacia aquélla . De sapare cieron , en aras

de l interés , antiguºs antagon ismo s ;

pe ro , de sde entºnce s, e l fantasma de

la gue rra dibujóse cºn más pre cisión

que nunca , sin ie strº y amenazado r, en

e l ho rizºnte . La cuestión de Marrue cºs ,

dandº lugar a la inte rvención amena

zante de l Ka iser , que de te rminó una

derrºta para Francia cal ificada de nue

vº Sedán pºr Vargas Vi la , reve ló la

inminencia de l cºnfl ictº . Existiendo

causas eñciente s tan pºderºsas nº e s

lógicº supºner que e l chºque o casio

nal de Sarajevº encºntrase a la Euro

pa de spreven ida . Si la pó lvºra la h a

b ían acumu ladº tºdºs , ¿ pº r qué sº r

prenderse de l e stal l idº ?

Se r partidariº de la causa de lº s

al iadºs nº impl ica la ne cesidad de re

11 2 Miguel Angel Carbonell

ne gar de lº s alemane s al extremº de

º lvidar cuantº de grande y buenº les

debe la mºderna civi l ización , cºmº

tampºcº debe º lvidarse que en e sta

lucha cº lºsal h an ten ido , junto a las

imp lacable s crue ldade s de la guerra,

rasgºs nºble s , muchºs de lº s cuales

apunta e l Sr. Góme z Carri llº . Yº nº

me prºpºngº apo logizar en e se senti

do . Nº impugno n i de fi endº . Me l imitº

a señalar lo injustº de vitupe rar a Ale

man ia por sus prºcedimientºs o fensi

vº s , prºce dimientºs emp leadºs en tºda

guerra , ya que a e lla van s iempre lo s

hºmbres a luchar pº r la victºria se

gando vidas y destruyendº pueblºs . Nº

e s ciertamente Góme z Carril lº de lº s

que más incurren en e se e rrºr, pºrque

é l hasta re cuerda en su l ibrº he chºs que

la enalte cen ; perº a ve ce s , entab lando

fºrmidab le due lº de cºntradicciºnes,su de vºc ión pº r lo s aliadºs lº condu

c e a mirar al través de satán icºs v i

driº s e l pºderºsº imperiº de Guiller

mo II .

114 Mi guel Angel Carbone ll

mientras haya pueblº sin l ibertad , pa

tria sin justicia, hºmbre s sin dere chºs,concusión sin castigo ? Pue s e sas do lo

rºsas emºciºne s h an sacudidº mi al

ma y e sas ºndas de amargura h an

bañadº mi e spíritu y e sa congo ja infi

n ita se h a apºde radº de mi sér, al sa

b er é l e cl ipse de e sta ºtra vida mag

nifi cada pº r e l sacrifi cio , que fué la

vida generºsa y nºb le de Jºsé de Die

gº , e l atºrmentadº Don Qu ijºte de la

l ib ertad a qu ien tºcó e l triste de stinº

de asistir, cºmº e l atºrmentadº de la

Mancha , rºta la lanza y de stro zada la

loriga, al de sp lºme de lº s palac iºs ima

ginadº s por su fantasía, mientras cºn

templaba , cºn lo s ºjºs de su dº lºr, la

silue ta absºrbente de Calib án transii

guradº en águ ila , aprisionando cºn sus

vºraces garras e l débil co rde rº , amadº

símb º lº de su tierra sin ventura.

L levandº sºbre lº s hºmbrºs la cruz

de su patria e sclava , l legó a Cuba hace

tre s añºs Jºsé de D iegº . Ven ía en b us

ca de abanderadºs para su causa , e l

ideal de la cºnfederación antillana,

que él cre ía la prime ra piedra de la

cºnfederación americana, que había

Evocando al Maest ro 115

de arrancar su patria a la cºdicia de

sus ºpresºre s. Fué entºnce s cuandº le

cºnºcí. Y e l pºe ta que yo había se

guidº cºn entusiasmº a través de can

tº s tempe stuo so s en que vibraban clari

ne s, conminando a la América herma

na a hermºsºs ge stºs que e l egºísmº

de jará siempre en prºye ctº ; y e l ºra

dº r de las arengas inflamadas que dis

paraba al invasºr la catapu lta de sus

cóleras , encºntré que guardaban es

tre ch a cºrre lación cºn aque l hºmbre

tan débil de cºmp lex ión cºmº rºbustº

de e spíritu , un espiritu n erviºsº , v en

cede r altivo de e sa me lancól ica in

quie tud inherente a tºdºs lº s prºpul

sºres de pueblºs. Sus cantºs y sus

ºraciºne s h ab íanme reve ladº ya esº

que tan po cº abunda en e sta fuente de

engaño s en que la mirada buceadºra

de Gracián de scubrió tantºs humanºs

cºn pie s de p luma para e l mal y de

p lºmº para e l bien : un hºmbre sin

cero . Y la impre sión persºnal sirvió

de cºrº lariº a aque lla reve lación . R e

cuerdo que en aque l lo s días de su vi

sita a la Habana l ibraba Ismae l Clark ,

de sde las cº lumnas de l Heraldo , su tan

patriótica cºmº lumino sa campaña en

favºr de la naciºnal ización de la e s

cue la privada primaria , campaña que

1 16 Miguel Angel Carbone ll

le val ió la re cºmpensa, pºr parte de un

ensoberbe cido cºn mando , de ser pri

vadº de la Inspe cción Espe cial de Es

cue las, que por irºn ía de l destinº des

empeñaba, mientras la nul idad º cupa

ba las alturas. Y cuandº le visité , me

habló cºn febri l entusiasmº de Clark ,

de su cultura , de su talentº , de su cº

razón , de la ne ce sidad de que tºdºs lº s

cubanºs le pre stasen su concursº en

ºbra de tantº vue lº . y cuál nº fué su

sºrpre sa cuandº le dije que Clark era

pºcº menºs que un enemigº de la na

c iºnalidad para los centrºs ºfic iales.

—La enseñanza—me de cía él —e s labase en que de scansa e l pºrven ir de

un pueb lº . Y e l prºgrama de Clark e s

e l más hermºsº prºgrama que pue da

de senvº lver un Estadº para ºbtener e l

tipº de ciudadanº que le es indispen

sable . La real idad h a demºstradº que

e l Estado , encauzado pºr manºs pe

cadº ras , ne ce sitaba un tipº muy dis

tinto al anhe ladº pºr Clark .

Hºmbre para qu ien la vida nº se re

ducía só lº al disfrute de ho lganzas,

contemp lando impasible lº s do lºres de

la comunidad , Jo sé de Diegº pusº su

118 Miguel Angel Carbone ll

tad de lº s Estadºs Unidos , dió fin a su

pro paganda . Entºnce s, convencidº de

la inutil idad de la lucha y de la impo

sib ilidad de l levar a sus conciudadanºs

a un más be l lº pºrven ir, pue stº que

se confºrmaban cºn la sumisión , re

riunció la pre sidenc ia de la Cámara ,

renunc ia que nº le fué aceptada ; se

re tiró de las luchas pº l íticas, y buscó

en e l hºgar calmante para sus dº lºre s

patrió tico s . Moralmente , e staba clava

do en la cruz .

Y ya nº se ºyó más , entre lo s e s

pantab les truenºs bél icºs de l mundº ,

en lucha cºntra e l predºmin iº de cas

tas y por la afirmación de l dere chº de

lº s pueb lºs débile s al disfrute de la

sºberan ía , la vo z de un dº lºrºsº após

to l de la independencia , vencidº pºr

lº s de fensºre s de la l ibertad .

Pºe ta , e scritºr y ºradºr, la ºbra de

Jºsé de D iegº , con excepción de sus

Jovillos, versºs de juventud , e s cºm

plemento de su prºpaganda patriót ica .

En Pomarrosas y en Cantos de Re

b eldia, lº mismº que en sus Nuevas

Campañas, cº le cción de articulºs, dis

Evocando al Maestro 119

cursos, manifi estºs y e statuto s, aparece de pie e l luchador.

Entre e l autºr de Jovillo s y e l de

Pomarrosas y Canto s de Reb e ldía niedia una barrera. Fºrmas e ideas h an

evo luciºnadº . En aquél nó tanse cie rtºs

rasgºs prºfano s que nº se ven luego

en éste ,—caballero andante hacia e l

Misticismº . D iºs e stá ausente de aque

llas páginas y D iºs lº e s tºdº en e stas

ºtras . El ideal nº cre ce al li, y e l ideal

lº“

e s tºdº acá . Epicúreo , a rato s , en

tºnce s e s sentimental ahºra. .

Nó tanse en su ºbra pºética las aspe

re zas naturale s de lº s que tºman e l

pensamientº cºmº vehículº de ideas

grande s y nº se pre ºcupan de pulim en

tº s ni afe ite s . Y en cuantº al ideal que

la inspira , adº le ce de l grave de fe ctº de

incl inarse a una dºminación en cºntra

de ºtra , en lugar de flage lar pºr igual

la que o primió y la que ºprime , lº que ,

desde ciertº puntº de vista, pudiera

restar fuerza a su pasión l ibertadora .

Nº pº r haber caídº en lº s abismºs

de lº De scºnºcido , sin haber vistº su

ºbra cºrºnada pº r la victºria , e sa vic

to ria que pºr ve le idade s de la sue rte

120 Miguel Angel Carbonell

sºnríe a ve ces a lº s e legidºs de la ra

piña, de l fraude y de l pillaje , de jaré yo

de incl inarme ante la tumba de Jºsé

de Diego cºmº ante la de l últ imº prº

pulsº r de las l ibertades de América .

Venc idº fué Dºn Quijºte , y Dºn Qui

jo te e s inmortal .

1 22 Miguel Angel Carbonell

resulta bastante de fi ciente . Su labºr de

re co pilador e s acre edºra a las mayo

res alabanzas, mas nº así su labor de

e scritºr.

Rºdrígue z García h a prºducidº no

tab les obras de fi lº lºgía ; sus merit ísi

mo s trabajo s sobre gramática , nº h an

s idº superados pº r nadie , hasta ahºra,

en nue stra patria . El e s cºnsiderado ,

dentrº y fue ra de Cuba, cºmº una au

tº ridad en mate rias de e sa índº le , pe

rº care ce de la imaginación , de la b ri

llante z y de l estilº que pudieran acre

ditarlo cºmº e scritºr fácil y amenº .

Su frase , dura casi siempre , prºduce

mala impre s1ºn en e l án imº . Rara es

la ºcasión en que cºnstruye un períºdº

luminºsº . Po r e sº e s que nº se le pue

de alabar como e scritºr , al juzgarlo en

su ºbra sºbre la Ave l laneda .

Nº e s, ciertamente , e l tema e scºgidº

po r e l dºctºr Rºdrígue z García, e l más

a prºpósitº para h alagar a tºdºs lº s

e spíritus . La Ave llaneda , a pesar de

su empeñº en pre sentarla—l levado de

su ciega admiración pºr e l la,—como

amante ve rdadera de su tie rra, perdió

la ºpºrtun idad de'

inmº rtalizarse en

pºemas de rebe l ión , pºr vivir de rodi

l las, cantándo le a la púrpura. A la h º

ra en que pudº exaltar lº s ensueño s

Evocando al Maestro 123

l ibertadºre s de su pueblo , cºmº lº s

exaltara Heredia, en e strºfas virile s y

pujante s, h alagó al ºpre sºr en versºs

de sumisión .

Y, sin embargo , le h a sidº adjudica

do e l pompo so títulº de pºe tisa nacio

nal, y se h an vºtadº créditºs para ce

lebrar fi e stas en su hºnºr y difundir

su ºbra , cuandº cºmº pºe ta y cºmº

patriºta la supera Heredia , ún icº a

qu ien en justicia corre spºnde ese titu

lo de glºria .

¿Cómº nº asombrarse y mºstrarse

inconforme—como virilmente se mos

trara Carricarte en su bril lante ºpúscu

10 Un Centenario—de que aquí vivan

º lvidadºs lº s que más lucharºn pºr

dar cima al ideal de independencia ,

mientras lº s que se pasarºn la vida

prodigando halagos a lº s o pre sºre s ,

sºn reverenciado s cºn amºr? ¿Pº r

qué , entre un pºe ta inmensº que nº

arrancó nºtas a su l ira para cantar la

l ibertad y o trº , también inmenso , que

cºnsagró a la patria su e strº desper

tandº a sus compatriºtas de omino so

letragº con las clarinadas bél icas de

sus e stancias, en tiempºs en que , al

de cir de Fºrnaris,“sólº bajº una for

ma simbó l ica hubiera pºdidº e l pºe ta

expre sar su amºr a la patria y pro

124 Miguel Angel Carbonell

testar cºntra e l mºdº injustº e inso

lente de regirla nº hemºs de prefe

rir e l segundo , que une , al méritº in

discutib le , la santa virtud de l patrio

t ismº ?

De lº s labiºs de Heredia sal ierºn lº s

prime rºs rugido s de rebe l ión ; a Cuba

cºnsagró su vida y cºn su mente la

i luminó . Tºdas sus pºe sías tienen un

anatema para lº s tiranºs , en tºdas

prºclama, exaltadº pº r las glºrias de l

L ibertadºr

“La agonizante patr ia gime triste ,

y no la s alvarán c lamores vanos

¡cuando amagan y truenan los t iranos

en hierro y sangre la salud cons iste !”

Y qu ien tal hizº , ¿nº mere ce ser

cºnsideradº e l verdaderº pºe ta nacio

nal? Qu ien cantó a Cuba en días de

sºmbras y lanzó su verbº cºmº una

l lamarada sºbre lº s que , para o pro

b iº de la Humanidad , la manten ían

atada , y sufrió por e l la perse cuciºnes

y destierro s, ¿nº e s digno , pº r sºbre

todºs nuestrºs pºe tas, de ceñ ir e l lau

re l inmarce sib le que c iña Cuba agra

de c ida a su pºe ta naciºnal ? ¿Nº e s

acre edºr a e sa consagración aque l bar

do sublime que quiso—como dijº Mar

ti—“hacer de l mar cabal lº para ir

126 Miguel Angel Carbone ll

sustituciºnes cºmº la de abrasante

pºr frío que indican claramente que

e sa pºesía nº debió sugerirse la un e s

tado de án imº pºrque , de haber sidº

así, le hubiera pre ºcupadº más , segu

rameute , e l re fle jº exactº de su pen

samiento , que la mayºr º menºr fuer

za que pudie se darle e l cambiº de l ad

je t ivº . El gran enciclºpedista e spañº l

Menénde z Pe layo , hizº nºtar e sa im

pre cisión de la Ave l laneda , la cual , a

su juicio , suprimió muchas ve ce s un

versº buenº , para cº lºcar en su lugar

unº inferiºr. La exageración en e l pu

limentº , la hizº incurrir en e rrºres .

El dºctºr Rºdrígue z García e studia

la vida tºda de la Ave l laneda,cºnsa

grándº le pre ferente atención a su la

b ºr l iteraria . Sus apre ciaciºnes aun

cuandº nº las comparta ,impre smnan

pº r la seren idad y pºrque sºn produc

to de firme s cºnvicciºne s . En Su gran

devºción pº r la pºe tisa , h a trabajadº

sin de scansº pºr cº le cciºnar cuantº

sºbre e lla se h a e scritº , y casi lº h a

lºgrado ,nº obstante haber de jadº de

citar sendºs trabajºs de lº s dire ctºres

de Le tras,—cºn perdón sea dicho

pub l icado s en lo s númerºs de e sta re

vista, cºrre spºndiente s al ve inte y dº s

Evocan do al Maestro 127

y ve inte y nueve de marzº de mil no

v e cientº s catºrce .

Es de lamentar que e l dºctºr Bodri

gue z García nº re tº case un pºcº la

co le cción de artículºs que figuran en

su librº , qu itándo le s ciertº se l lº pe

riºdísticº y suprim ientº re ferencias a

trabajºs apare cidºs en ºtrº lugar de

la pub l icación en que vierºn la luz .

También debió evitar la repe tición de

párrafºs enterºs . Hablandº de la ad

m irac ión de Gal legº pºr la Ave l laneda,

dice en la página dºscientºs die cinue

ve lo siguiente :

Gal le go , e l inmºrtal traductºr de la

e legía al Dos de Mayo y traductºr

incºmparab le de Los novio s, la pri

moro sa nºve la histórica de Manzon i ,era gran admiradºr de la eminente

pºe tisa cubana . Cºmo se habrá vistº

al final de l pró lºgº que compusº para

la edición de las Pºe sías, he cha en

Madrid , e l añº de mi l ºchºcientºs cua

renta y uno , e l cual pró lºgº se repro

duce en e l pre sente número , ( e sta alu

sión al númerº de l Teatro Cubano en

que apare cierºn e l articu lº y e l pró lºgo

en aquél citadº , pudº se r suprimida),e l célebre pºe ta discern ia a nuestra

eminente compatriºta “la primacía sº

b re cuantas pe rsºnas de su sexº h an

128 Miguel Angel Carbonell

pulsadº la l ira , así en éste cºmº en lº s

pasadºs siglºs ; juic iº que h an cºn

firmadº pº r cºmp le tº lº s críticºs más

distingu idºs . Agrega ºtras muchas

co sas , y cita la frase que se le atribuye

a Gal legº : “e s muchº hºmbre e sta

mujer, que , sea dichº de pasº , perte

nezca a Gal legº 0 a Bre tón , care ce de

sentidº . En la página dºscientºs o chen

ta y cuatro , vu e lve e l le ctºr a trope

zar con e l mismº párrafo , cºsa que

debió evitarse . Lunare s sºn éstºs que

de smere cen e l méritº intrínse cº de l

l ibrº .

Si e l prºpósitº de l dºctºr Rºdrígue z

García, h a s idº e l de divulgar la ºbra

de la Ave l laneda y darla a cono cer'

á

lo s que ignºran su fe cunda prºducción ,

h a conseguidº su ºbje tº . Si su prºpó

s ito fué mºstrarse e scritºr cºncisº y

e legante , ne ce sariº e s convencerse de

que en e sa esfera nº h a consegu idº e l

lauro a que lº h an he chº acre e dºr sus

nºtab le s trabajºs de filºlºgía.

Esta apre ciación , no aminora en na

da mi admiración pºr e l dºctºr Bodri

gue z García , a quien cºnsiderº muy

pºr encima de muchºs de lo s que aquí

LA EMOCION DEL MINUTO

El señºr Jºsé de la Luz Le ón h a cº

le cc iºnadº en l ibro , bajº e l títulº de

La Emo ción de l Minuto , las crón icas

que pub l icara , al calºr de he chºs que

subyugaran su espíritu º de spertaran

su emºción , en periódicºs y revistas de

la Repúb l ica . Lº s mºtivºs que las ins

piran son mºtivºs pasaje rºs . Pº r e sº

e l seño r Le ón h a puestº a su ºbra ,

guardandº e stre cha cºrre lación cºn e l

asuntº , un títulº que patentiza frivº

l idad . La nºve la , e l cuentº ,la pºesia,

pueden pe rdurar. Nº así e l vulgar dra

ma dºmést icº que duró 10 que e l re

lámpago en e l e spaciº en la cºnciencia

púb l ica ; ni la nºta pº l ítica palpitante

he cha a e streme ce r de entusiasmº a

lº s cándido s señºre s de comité que

tºdavia sueñan cºn de scubrir pétalºs

en lº s zarzale s de la venal idad am

b iente y a dibujar un ge stº de supre

mo de sdén en labiºs de qu iene s bu

1 3 2 Miguel Angel Carbonell

ce ando la mísera armadura humana

v en más al lá de lº que van ido sa º ma

lignament e se ex teriº riza ; n i la nºta

impre siºn ista sºbre tal º cual po e ta º

escritºr que ºstente en e l e scudº de

nºble za l iteraria más º menºs insig

n ias . Pe rº si las ºbras sºbre asun

to s frívo lo s nº perduran ni pueden

abrir a nadie las puertas de la Pº s

teridad—co sa que tendrá muy sin cui

dado al señºr Le ón , a nº ser que

pro fe se dºctrinas e spiritual istas y le

h alague la idea de sentir su frente

acariciada pºr e l laure l , luegº de h á

b er partido en la barca de Caronte

dan al menºs una idea de lº que e l au

tor e s y de lº que pue de l legar a ser.

La Emoción de l Minuto e s e l me jºr

cºrº lariº de lº expuestº . Narraciºne s,crítica , pº l ítica , de tºdº se trata en é l

y tºdº reve la un hºmbre de talentº

ºriginal , un tantº anárqu ico y prº fun

damente revº luciºnariº . R evº luc iºna

riº h e dichº . Y aunque h e dichº bien y

nº me arrepientº de la clasificación ,

quiero , e n previsión de pºsible s funes

tos resultadºs, advertir que hab lº en

términºs puramente ideº lógicºs, nº va

ya e l e spionaje asalariado—falange negra de tºdºs lº s gobierno s—a pensar

que arrºjº a sus fauces hambrientas

1 3 4 Miguel A ngel Carbone ll

y en su alma excepciºnalmente artis

ticas de spie rta e l panºrama de la Na

turale za . Compáre se para cºmprºbar

lº la narración en que e l señºr León

nºs hab la de su excursión al Salta

derº y una cualquie ra de las crón icas

que integran e l l ibrº . Hay en e sa pe

regrinación pº r lº s e scarpadºs mºn

tes ºrientale s tal p lasticidad , tal ahun

danc ia de ideas expre sadas cºn sº r

prendente concisión , tal calºr comun i

cat ivo , que se le sigue cºn pasión , se

expe rimentan las peripe cias de la odi

sea, se e scuchan las percusiºne s , se le

ve'

en la indígena canºa siguiendº e l

perip lº que le aprox ima a la e stación

ñnal de la jºrnada , se l lega a una ex

traña identificación cºn aque l la natu

rale za salvaje y se de scubre la si lue ta

de l indiº bravº que le guía envue lta

en e l mantº de arcaicas supersticiºne s .

En tºdº . e l l ibrº de scúb rense rasgºs

ºriginale s, dºn de creación , e spíritu

ºbservadºr, nervio , arte ria reple ta de

savia rºbusta perº só lº e stas páginas

cºnservarán siempre primaveral fre s

cura . Hay en e l las manantiale s de

ideas y nº sé qué extrañº sabºr roman

tico de spºjadº de tºda afe ctac ión. Nº

se trºpie za cºmº en las ºtras cºn in

cohe renc ias aquí, culte ranismº s al lá,

Evocando al Maestro 1 3 5

impre cisione s en e l usº de l vo cab lo ,

expre siºnes vulgares, ramil le te s de e s

puma. Tºdº respºnde a una exactitud

matemática. Las ide as apare cen des

nudas de falsºs ºrnamentºs , cºn la su

prema fuerza sintética de quien nº

gusta de inúti le s digre siones .

La Emo ción de l Minuto—re pito

nº dará al señºr León dere chº a la in

mortal idad ; pe rº si le da de re chº a º cu

par sit iº en la vanguardia de lº s que

en Cuba luchan pº r e l arte y la lite

ratura . ¿Que nº h a he chº una ºbra

pe rfe cta ? ¿Y qué ºbra humana 10 e s ?

Las flºres sºn lº s más be l lºs º rna

mento s de la Naturaleza y e stán cua

jadas de e spinas . Y , además , e sas cºsas

nº deben discutirse en un país en que

e l señºr Byrne , después de haber arran

cado las nºtas más gal lardas a su l ira

para cantar las glºrias épicas de Cai

caje , sigue siendº miradº a través de

los rºmant icismº s patriºs , y en que e l

señºr Carlºs de Ve lascº , a pe sar de

haber pedidº en un rasgº de se ctaris

mo jacobino cabe zas de l ibertadºre s,

sigue siendº naciºnalista.

1 3 8 Miguel Angel Carbonell

te de la redacción de Heraldo de Cu

ba, dºnde dió pruebas de pºse e r una

firme mental idad y una cultura só l ida

de spºjada de remiendo s re tórico s y de

cast ic idade s más º menºs de se spe ran

te s , y la nube cargada de intrigas ,le

jo s de irse disipando , cre ció ; perº nº

tardó algu ien , algu ien que lº cºnºció

en Buenºs Aire s cuandº había e n la

capital de la Repúb l ica Argentina un

ambiente de hºstil idad cºntra Cuba

pºr parte de cier t a prensa me rcenaria ,

en cºntar sus arre stºs v'

rile s e n de fe u

sa de l buen nºmbre de su patria , y en

hab lar de sus no bil ísimas campañas

en diariºs de la nación he rmana , pº

n iendº de man ifie stº la capacidad cu

bana y lan zandº cºntra sus denº sta

dºre s encendidºs vºcab lºs .

Entºnce s e l cuadrº cambió ; ya nº

e ra Lugº Viña e l supue stº audaz que

ven ía a nue stras p layas en busca de

imprºvisada fºrtuna , sinº e l cubanº

viri l enamºradº de la Re púb l ica , que

vº lvía, de spués de habe r hºnrado a su

patria en e l exteriºr, a calentarse e l

alma cºn lº s rayºs abrasadore s de su

sº l .

Evocando al Maestro 1 3 9

Lucha tenazmente en e l pe riºdismº .

y a las pºcas semanas lºgra conqu is

tar, no a cºsta de l ingratº favºritismo ,

s inº impue stº pº r su talentº , una de

las prime ras pºsiciºne s entre la juven

tud inte le ctual . Y sus crón icas bri l lan

te s—me zcla de frivo l idade s a lº Góme z

Carri l lº y de agudas re flex iºne s a lº

Bºnafºux—abundante s en atinadas º b

servac iºne s psicº lógicas y salpicadas

de incisivo s vºcab lºs , sºn ap laudidas .

De e sas crón icas—labor de algunºs

me se s que se ría para mucho s labºr de

algunºs año s—surge ahºra un l ibrº ,

Lo s Ojos de Argo s, l ibrº ameno , abun

dante en párrafºs de amarga iro

nía envue ltºs en ºcasiºne s en inten

so s pe ríºdºs pºéticºs .

Este l ibrº , de sigual , sin un idad , va

riº ,cºmº lº s mismºs asuntºs que lº

cºmpºnen , e s un l ibrº be l lº ; pe rº nº

e s , nº puede ser la ºbra al través de

la cual pueda ser juzgada la persona

l idad l ite raria de su autºr , pue s éste

e s absº lutamente superiºr a aquélla .

En éste h ay un cerebrº creadºr pre

parado para altas tareas inte le ctuale s,

ya sea para e l drama ya para la no

ve la ; en aquélla h ay un emºtivº ante

140 Miguel Angel Carbonell

cuyas pupi las adqu ieren cºnsistencia

lº s mºtivºs más s imp le s ; éste e s tºdº

un pensadºr, asaltadº siempre pºr h ºn

das re flexione s ; aquélla e s un conjun

to de impre siºne s l ige ras en las que

asºman rºsas cºn e spinas ; éste e s un

sºbe rbiº Dºn Qu ijºte , enamºradº de l

ideal , ante e l que se e stre l lan , cºmº

cºntra ace rada mal la , tºdºs lº s pos i

t ivismº s de la tierra ; en aquél la apa

re ce un Tartarin extraño , se v en lu

char a un mismº tiempº dº s pe rsona

l idade s antagón icas, aunque a dife ren

c ia de l persºnaje de Daude t , aqu í e l

Sanchº nº s irve para incu lcar miedº

en e l Qu ijºte , sinº para salvarlº de la

exp lºtación por parte de supuestºs

cºnde s , y para hace rle re trºce der ante

la mirada codicio sa de cualqu ier Baia

encantadºra de“b lanca nuca” y “pie s

de snudºs

Lo s Ojo s de Argo s basta para mo s

mo strar a Lugº Viña cºmº e scritºr de

fáci l y e legante cºncepción ,y casi pº

dria asegurar que lº cº lºca , en e ste

mediº nue strº abundante en irºn istas

que subrayan las frases para denºtar

la intención , en primer lugar en e se

aspe ctº al ladº de l magn íficº y rego

c ijadº Fél ix Cal le jas . Y nº menciºno ,

al hablar de nuestrºs caractere s inci

142 Miguel Angel Carbone ll

algunºs de salmados , sin que a estº lº

ºb l igara un sue ldº de l Erariº , abiertº

siempre para los que desdeñan y pu

dren la naciºnal idad . Y e s e se Lugo

Viña e l que ne ce sitan cºnºce r lº s que

cºn menºs títulºs que él , lº supºnen

extrañº en la tierra en que nac ió , y

tachan de pendante scº s sus e scritºs

pºrque le s due le amargamente tener

que reve renciar e l méritº ajenº .

LA LAMPARA DE ALADINO

Así cºmº en la nºve la me gusta v er

emancipado pº r cºmp le tº e l e spíritu

de l autºr, pºrque estimº que aquél la

nº debe servir para expºner e l mºdº

de pensar de éste , sinº para crear ca

racte re s ajenºs a su psicº lºgía y a sus

tendencias, en las impre siºne s críticas ,en lº s trabajºs de cºmbate , en las cró

n icas impre siºn istas , me gusta v er al

go de l e scritºr, me gusta saber de sus

luchas íntimas , de sus ímpe tus º de

sus mansedumb re s, de sus rebe ldías º

de sus te rne zas . De ah í e l interés

que en m i de spiertan las prºducciºne s

de Rufinº Blancº Fºmb º_

na, e l vibran

te e scritor latino -americano , que siem

pre hace asºmar en sus creaciºnes ,

cºmº a una ventana , la viril idad de

su temperamento , he chº para la agita

ción constante . Pº r esº h e sentidº ver

dadero placer leyendº las cautivadº

ras páginas de La Lámpara de Ala

144 Miguel Angel Carbone ll

dino , l ibrº que tiene muchº de su yºcºmbativo , l ibrº que hab la al alma de

períºdºs diversºs de su vida agitada y

tumu ltuosa, l ibrº en e l que se herma

nan la crítica razºnada y justa y e l

ataque b rav íº , la impre sión l igera de

un pa isaje y e l atarde cer rºmántico

de una puesta de sº l en extranje ras

p layas, e l re cue rdº de la patria y la

visión de lº s hérºe s . Nº pºrque B lan

cº Fºmb º na se mue stre altivo en su

prº sa—cál ida y sincera siempre—v á

ya a pensar algún tºntº que se trata

de un hºmb re he chº só lº de pasiºne s

y dadº a la agre sividad a tºdº trance ;nada de e sº : nadie cºn un cºrazón

más tierno , nadie más cºrdial y más

generºsº que él : bajº la aspere za de

sus actitude s bravias , qué de suav ida

de s se e scºnden . En su últimº l ibrº ,

nº s muestra cómº sabe ser inflexib le

cºn los que nº me re cen más que e l

anatema , y cómº sabe hab lar cºn pº é

t ica dulzura , cuandº de scribe lº s pai

sajes que hacen evºcar y hacen sen

t ir. Hay qu iene s juzgan a priori la

ºbra l ite raria de B lanco -Fombonu,

considerándo la más persºnal que ar

t istica , º lº que es lº mismº , que en

e l la apare ce más e l hºmbre que e l ar

t ista . En parte , sºbra razón a lº s que

146 Miguel Angel Carb oneu

fuerte intranqu il idad de e spíritu , pro

duc ida pºr las pe rse cuciºne s de que

fué víctima a causa de las vile zas y cº

bardias de hºmbre s que viven en e l

fangº de adulac iºne s cº rtesanas y se

cre tan su ºdiº , de sde e l fango , cºntra

lo s hºmbre s l ibre s . Un añº de cárce l y

cºmº cºrº lariº e l de stie rrº ; muchº h a

b ía sufridº y muchº e staba sufriendº

Blnacº -Pombone para que nº e stal lase

cºntra sus enemigºs .

El pró lºgº de Canto s de la Prisión

y de l De stierro—debe insistirse—fuée scritº en mºmentºs en que tºdº e l

fuegº de su alma se sal ía al exteriºr

comº queriendº abrasar a lo s mal

vado s : esa agre sividad tiene e l se l lº

de la s inceridad . Lº s que nº se exp li

can é l flage lº y hasta e l dicterio en ca

so s seme jante s, nº h an sabido nunca

la e xaltación que prºduce en lº s pe

chos caballere scº s y bizarrºs la mor

de dura de la intriga . Yº , que sé de lº s

sufrim ientº s—sufrim ientº s de hºmbre ,

sufrimientºs que nº se asºman feme

nilmente al rºstrº , sinº que exp lºtan

cºmº granadas—de Blancº—Fºmb ºna.

a causa de la infin ita pequeñe z de al

gunº s ; que sé lº que la maldad y la

baje za hicieron pº r aplastar para siem

pre al que muy bien debió l levar la

Evocando al Maestro 147

patria cºn ºrgu l lº a lº s e scañºs de la

Cámara, para que la de fendiera cºn

sin par bravura patriótica y cºn arres

tos inte le ctuales pºcº cºmunes, en

cuentrº justificadº e l mºdº e spe cial

de v e r y sentir las cºsas de e ste ga

llardº mosque tero de mente sana y

viri l .

La Lámpara de Aladino e s l ibrº

sincerº : l ibrº be l lº . Hay en él pagi

nas de una exqu isite z encantadºra,

páginas que hab lan al alma en un

idiºma musi cal . Su e stilº bril lante ,

l impiº de vac iedades culteranistas ,

senci llamente tiernº unas ve ce s, y i r

m e e iracundº ºtras ; sus imágenes ri

cas en cº lºridº y de spo jadas de tºda

ridícu la afe ctación ; sus apre ciaciºnes,

sus girºs ºriginale s , sus frases res

plande c iente s, hacen que sea le ídº cºn

verdaderº entusiasmº .

Las ºbras de B lanco -Fºmb ºna, pº

drán ser abandºnadas pºr espiritus

asustadizo s , ya que pºr e l las pasan al

tivo s lº s leºne s y se ven cºmº relám

pague º s de tempe stad ; perº nadie po

drá ab andºnarlas, h ast iadº de buscar

la be l le za sin encºntrarla ;—nadie pº

148 Miguel Angel Carb oneu

drá ab andºnarlas pºrque care zcan de

interés , ya que en e l las h ay unidas a la

be l le za de la frase la impe cab ilidad

de l vo cab lo , frase y vºcab lº que , en

ºcasiºne s, sºn cºmº fle chas hirientes

º cºmº rudºs ale tazos . Su léx ico es

ricº ; en su prºsa nº se encuentran

ex ce sºs gramaticale s , prºpiºs de pe

dagºgº s sin nºc ión de l arte ; y bril la

la l impide z de l lenguaje , l ibre de la

re tórica a la mºda .

Pe rº , ¿qué e s lº que más se destaca

en e ste cºmº en tºdºs lº s demás librºs

de Blancº—Fºmb ºna ? La verdad y la

s ince ridad . La verdad , que la dicen

s iempre sus labiºs sin miedºs rincone

rº s y sin femenile s temºre s ; y la sin

ceridad , que late siempre en sus crea

cione s y que e s lo que da a éstas e l

sellº varºn i l y hasta agre sivo que tan

to exaspera a las almas bobadille s

cas.'

Esa prºsa de Blancº—Fºmb ºna ,

exenta de credulidade s y reacia a tºdº

cºnvenc iºnalismº , nº es prºpia para

mºnaguillº s : e s rºja flºr de cºmba

tiente ; nº mustia flºr de sacristía .

La Lámpara de Aladino m e h a pro

pº rciºnadº ratºs de l iciºsºs . De su

le ctura h e deducidº no pºcas enseñan

zas .

Cºn verdade rº interés h e le ídº lºs

" º º º º º º º º º t º º º º º “ º

RIMAS DE GOZO

Cºpiar en lº s mº lde s de la be lle za

pºética , nº las visiºne s encantadas que

cºntemp lan lº s bardo s en sus hºras

de inspiración y de scriben más tarde

cºn lº s ricºs cº lºre s de la fantasia,

sinº las hondas y amargas fi lºsºfías

que sugiere la vida ; hace r un l ibrº de

pasión , l ibrº sentido , en e l que se des

criba la real idad de la existencia , cºn

sus noble zas y cºn sus lace rías , cºn sus

ensueño s y cºn sus triste zas , cºn sus

puras te rne zas y cºn sus p lacere s in

satisfe cho s, e s algº l lamadº a sacudir

viº lentamente e l án imº y a hacer m e

ditar largas hºras sºbre las sºmbrías

real idade s de la tierra . Y tºdº e sº lº

h a encerradº Mariº Muño z Bustaman

te eu sus R imas de Go zo , rimas de

de sº lación y de amargura que , a ve

ce s, pro ducen inqu ie tud y , a ve ces , pro

ducen una intensa y se cre ta cºnmºción .

Acºstumbrado a esa po esía senti

152 Miguel An gel Carbonell

mental , sin pale tadas b aude lairianas,

que e s la que en Cuba h a ten idº más

cultivadºre s, la pºe sía de Mariº Muño z

Bustamante m e h a suge stionado pºr

la rare za y ºriginal idad que la carac

terizan ,haciéndºme pasear cºmº pº r

un jardin dºnde en lº s tal lºs e sbe lto s

se irgu ie sen extrañas y suge stivas flº

re s negras, flºre s de de sencantº y de

tºrtura . Sus cuadrºs, de sconso ladora

mente pesimistas, pe rº severamente

fi lºsóficºs , dicen muy altº de su pº

tencialidad emºtiva y de su clara

visión mental . Leyendº sus composi

ciºne s, nacidas casi tºdas al calºr de

fuerte s impre siºne s mºrale s , h e cre idº

ver pasar pºr e l las lº s persºnajes de

Ste cche tti : inqu ie tante s, vengativos ,

tétrico s . y h e vistº asºmar en tºdºs

e l lºs e l alma de l pºe ta , enferma de

vo luptuº sidad y enamºrada de la muer

te como la de l bardº bo loñés.

Rimas de Go zo , cºmº nacidas al

cab º al calºr de fuerte s conmo c ione s,

he chas muchas de e l las bajº e l pºder

de la neurºsis y alimentadas pºr un

epicúreo desenfrenado , muestran a

Muñºz Bustamante bajº e l aspe ctº de

un cantºr de l p lacer y de l dºlºr, y dan

c lara idea de la decepc ión de su espí

ritu , sacudidº tantas veces pºr el h u

154 Miguel Angel Carbonell

tración de la idea, pº r la inc l inación

a de scribir cuadrºs de una vº luptuºsi

dad lúbrica , pº r la ºbse sión torturante

de la muerte , e s a Ste cche tti . Si bien

la idea nº e s la misma, puede apre

c iarse cierta seme janza en la cºncep

c ión de l cuadro , en e ste rasgº de l au

to r de Póstuma, cuandº evºca a la

amada de las ºrgias juven ile s , y la

l lama , viéndºse ya en la tumba , para

que se acerque a e lla , y re cºja lº s ta

l los al lí cre c ido s , diciéndº le :

Bésalos . ¡ Son mi s angre ! y a tus besos

sent iré—como al dármelos en vida

t emb l ar de amor mis descarnados huesos

cºn e stºs versºs de l intensº pºe ta cu

b anº :

Si en e l hondo misterio

en la profunda paz de l cementerio

oyes un beso sobre e l mármol frío ,

como ardiente rec l amo

¡ es que te busca e l esqueleto mío !

¡ es que en la muert e con pas i ón t e amo !

¿Nº v e 1s cómº lº s dº s l levan“

la pa

sión hasta la tumba ? ¿Nº véis cómº

lº s dº s sueñan cºn la almºhada de l

sepulcrº ? La fºrma nº e s la misma :

e s la tendencia ; tendencia que se re

v e la cºnstantemente en la pºe sía de

ambºs . Nº e s lº que se de staca cºn

Evocando al Maestro 155

más fuerza en la labºr de Muño z Bus

tamante e l picare sco girº campº amº

riano , muchº más intensº y más pe

ne trante en aquél ; nº es la sºnrisa

amarga de He ine , tºcada de m e lancº

lía en éste ; nada de e sº asºma cºn la

ne ce saria pre cisión característica en

lº s versºs extrañºs, saturadºs de sen

sualidad , de l inspiradº rimador ; sinº

más bien , repito , e l inquie tante e stadº

de án imo , la tendencia al p lacer y a la

venganza ; la inquebrantab le de cisión

de án imº ; e l amºr a lº tétrico , e l de

se º insaciab le , e l gºce cºn e l sufrí

miento ; la aleación de la caricia y de l

ge stº impiedo so , que h an he chº de l

enfermº cantºr de Bº lºña e l in iciadºr“de un génerº de pºesía”

Versºs nacidºs al calºr de las pri

meras pasiºne s juven ile s, de scúb rense

en e l lºs fuerte s impre siºnes . Sºn pºr

tantº las creaciºne s de Muño z Busta

mante ,nº las ideal istas º de cepciºna

das narraciºnes inventadas pºr la fan

tasia, sinº e l prºductº lógicº de un

momentº de angustia y de zo zºbra , de

una hºra de desesperanza en que e l

mºrbº de la desesperación le minaba

156 Miguel Angel Carbonell

e l e spíritu y amenazaba cºntam inár

se lº tºdº . Fué entºnces cuandº cºmen

zó a cre cer en su alma e l árbº l de las

de silusiºne s fué entºnce s cuando ,

dándºse cuenta de la real idad de l am

b iente en que se de senvo lvía, cºnven

e ido de la pequeñe z que encierra h as

ta aque l lº que a lº s ºjºs asºmbradºs

pare ce grande , y cºnvencido , también ,

de que la be l le za exteriºr ºculta casi

siempre e l cº rrºmpim ientº y la“

putre

facción inte rnºs , cºmpusº e se manºjº

de e strºfas, de sencantadas y pe sim is

tas, como su cºrazón ; imp lacab le s y

fieras , cºmº aque l lº que las inspiraba.

Desde entºnces de jó de sºñar cºn lo s

países de la idealidad ; arrºjó de su

jardín las rºsas perfumadas y co lori

das ; nº sºñó cºn las prince sas encan

tadas, re camadas de bri l lante s ; sinº

cºn las caras pál idas, con las be l las

enlutadas , cºn lº s paisaje s mustios . En

e stºs versºs mue stra su incl inación a

lº t étrico y perfi la cºn exactitud los

cº lºre s que más dicen a sus ºjºs

“Con e l traje b lanco eres una reina,

con e l traj e rojo e res una llama,

con el traje negro eres la sublime

pas i ón de mi alma”.

con la absºluta convicc ión de l que

158 M iguel Angel Carbonen

mº en un l ienzº e l dº lºr de l hijº que

teme pre sentarse cºn e l rºstrº e scuá

l ido y la mirada vacilante an te la ma

dre anciana, para que nº adivine la

pena y e l dº lºr que lº cºnsumen ? Le ed

e sa be l la estrºfa , salpicada de lágri

mas

Te quejas , madre mía, porque no voy a verte .

Es la ausencia una prueba de mi ñ | ial car iño.

¡Estoy y temo, como un n iño ,

que notes en mis ojos ret rat ada la muert e !"

Un rasgº de mº rdac idad puede v e r

se en e sta qu inti lla , inspirada en lº s

que ºcupan en nue strº e scenariº lo s

me jºre s pue stºs :

Ser doctor o general,

tener una credenc ial

o darle vuelta a una

¡Qué cuatro t im bres de gloria

en la regi ón t ropical !”

Hay mºmentºs en que e l p lan a que

se ajusta e l pºe ta, pare ce variar ; en

algunas pºe sías cambia e l tema que lº

subyuga , tema que pue de muy bien en

cerrarse en e stas dº s palabras : vº lup

tuº sidad y muerte ; perº de re pente ,

cºmº para que nº se º lvide la fibra

que lº inspira , cºmº para que se sepa

bien que la enredadera de l estíº e s la

ún ica que cre ce rºbusta en su interiºr,

Evocando al Maestro 1 59

de ja asºmar de nuevº la idea tºrturan

te . De continuº sºñandº cºn lº h e r

mo so de mºrir, de rribado pºr la prºpia'

mano , advierte

Como si fuera m i mejor amigo ,como si fuera la mujer amada ,llevo s iempre conmigo

Una pistola belga

A l lá a lo lejos la emboscada asoma

en la t inieb la e l ases ino

¡y no qu iero morir como paloma,

s ino qu iero morir como

Siempre robuste ciendo la ºbse sión

que le embarga , siempre de jandº ver

cuál e s e l más intensº de tºdºs sus

amºres , y ºbst inadº en que la llama

de la vida debe apagarse cºn un be sº

de p lºmo , vue lve a sºñar cºn e l arma'

¡Qu ien pudiera sent ir tu rudo golpe , tu caric ia crue l !

¡Qu ien pudiera bañars e en t ib ia sangre y dorm irse deepués l

Re cºrdandº ºtra edad , y vº lviendº

de nuevo al mºmentº de de se speración

en que fºrmuló un gestº su icida , dice :

Mient ras e l rudo golpe m e agob iaba

con intensos dolores ,

en un piano vecino jugueteaba.

como una burla, la canc i ón de amores .”

160 Miguel Angel Carbonell

Escépticº incurab le , la realidad le

h a matadº e l ensueñº ; revo luciºnariº

de temperamento , las ideas más atre

vidas y las más inconcebibles cºncep

ciºne s anárqu icas , se apºderan de é l ;incl inadº a los fácile s go ces de l s iba

rit ismº , fuera de l p lacer nº cºnc ibe la

dicha de la vida ; pes imista incurab le ,l leva la existencia a cuestas, y le pesa

tanto , tanto , que , cºmº Sísifº cºn e l

peñasco fabulºsº a las e spaldas, h a

l legadº a cºnvencerse de que nº pue

de l levarla cue sta arriba . Pºr e sº h a

prºducidº e sa amalgama de suspirºs

y de lágrimas , de ideas extrañas y de

amargas nºstalgias : de lº trágicº y lº

sensual : de l p lace r y la muerte .

El l ibrº de Mariº Muñºz Bustaman

te , e s e l l ibrº de un pºe ta excepcional

mente ºriginal , de un pºe ta de vue lº

que sabe pºne r en la be l le za de l ritmº

la vida tºda , envo lviéndo la en e l man

to de su inspiración , mantº unas ve

c es tierno , me lancó l ico , triste , y ºtras,terrible satán ico , impie do so .

162 Miguel Angel Carbone ll

al vo ciferado r de comité que por una

bandera sin cº lºr y sin estre l la, muere

combatiendo , que a qu ien se pasa la

vida trasladandº al pape l las altas im

pre sione s de l e spíritu ; que º s asºmbra

cualqu ier fifirº ch e arrºjandº inútiles

tºnterías pº r lº s labiºs y º s causa risa

un enamºradº de l Ideal , e s lógicº que

tºdº lº igno réis de lº s que labºran po r

e l arte y la l iteratura

Nue strº mediº e s pºcº prºpiciº para

las man ife stacione s de l pensamientº .

Se levantan a alturas inme re cidas su

pue sto s gen iºs, lumbreras insºpºrta

ble s que le en a Juvenal en latín y de s

entrañan a maravi l la lº s se cre tºs de

tºdºs lº s idiºmas, y viven anulados los

acreedºre s al laure l . Empe ro , nº pº r

e sº de se speran y se rinden en mitad

de la jºrnada lº s que labºran en la

sº ledad , sin participar de las tertul ias

pedante scas de lº s usurpado re s de l ta

lentº , he chºs pºe tas º e scritºre s pºr

e l favoritismº de lº s de arriba , q ue

ap lauden cºmº buenas las co sas malas.

Al lá , en e l le janº Oriente ,dºnde

nue stras luchas l ibertadoras h an ten i

do su cuna ; dºnde las altas concepcio

Evocando al Maestro 163

ne s de la mente encuentran siempre

favºrable acºgida , cre ció , se fºrmó y

de sarro l ló Armandº Leyva, e l jºven

escritºr de fre sca imaginación cuya

prºsa l ímpida y se rena , saturada de cº

lº r y pºe sía , p lácidamente musical ,sin amaneram ientº s bruscºs ni rare

zas de léxico , h e pºdidº sabºrear en

las páginas bril lantes de su l ibrº Alma

Perdida.

Lº s cuentºs , las impre siºne s l ige

ras y las crón icas que h a encerradº

Leyva en e ste vº lumen , sºn bastante s

a demºstrar la l impide z exqu isita de

su prºsa . Cºmº nº pade ce de megalo

man ía , mal endémico en las arterias

de nuestrºs no tab le s, nº hace alarde

de sus cual idade s artísticas, ni se cre e

insuperable , ni sueña con renºvar e l

idiºma , cºnspirandº cºntra él , ni hace

usº de vo cable s exóticºs y, a ve ces,inventadºs . quede e so para ciertas

fantasías de carte l . Perº si nº le da

reve se s al lenguaje n i º b sedidº pºr la

ºriginal idad cae en e l ridículo , sabe ,

sin embargº ,pºner la be lle za de l pai

saje º la mustia de sº lación de la an

tigua casa que lº vió nacer, en ima

gene s pre ciosas que dicen de la exu

b erancia de su imaginación . Y sabe

también de sarrºllar una idea cºn pa

164 Miguel Angel Carbone ll

labras sencil las y armºn iºsas que ni

last iman e l º ídº pºr rebuscadas ni pro

ducen hastíº pºr vanas º me diºcres.

Leyva e s un cuentista ameno , que

pºne en sus trabajºs tºda la sutile za

de su e spíritu y tºda la luz de su men

te . prºcurandº ceñirse siempre a la

real idad , cºn e l fin de evitar que lºs

persºnaje s re sulten de fábula y lº s

argumentºs pare zcan arrancadºs a las

fantásticas narrac iºne s de Salgari .

Traza su p lan y lº desarrºl la cºn se

renidad y pre cisión , dándºle cºlºr a

lº s cuadrºs y vida y mºvimien tº a lº s

prºtagon istas , cºn la vibración de su

e stilº , sin ampulº sidade s n i po stizos .

Si algún de fe ctº tiene , nº e s de fºrma

pre cisamente , s inº de fºndº . Ahonda

pºcº en las cºsas : e s demasiadº su

perficial . Nº cre a tipºs que mue stren

su pene trac ión psicº lógica : lº s hace

pasar inadve rtido s hac iendº que só lº

cautive la trama , pe rº sin que la aten

ción re caiga sºbre unº que , a di feren

c ia de lº s ºtrºs, reve le una más hºnda

cºmp l icación e spiritual , capaz de sa

oudir e l án imº . Algº de e stº sucede en

e l l igerº e sbo zº nove le sco Alma Per

dida, cuyº asuntº requería mayºr

dedicación para e vitar que la acción

se cºrte y final ice de una manera v io

166 Mi guel Angel Carbonell

nº pºdía sºrprenderse de nada pºr e s

crúpulº s . Estº un idº a las leye s in

flex ible s que rigen casi siempre e l cº

razón de l hºmbre , sºn cºsas que con

firman lº injustificadº de l de sen lace .

Lº s que se hubieran encºntradº en la

vida en análºga situac ión a la de Bus

to , seguramente hubieran meditadº

primerº y, dºminadºs pº r la º b ce ca

ción más tarde , hubie sen rºtº cºn la

amistad e sperandº la ºpºrtun idad de

encºntrarse cºn la que de spertara en

e l alma una pasión . La cºnducta pa

sada pue sta a lº s ºjºs , cuandº ya h a

cre cidº y se h a de sarrº l ladº e sa si

miente , nº sirve sinº para apre tar más

lº s lazºs de la un ión . Hay mºmentºs

en que , impulsadº pº r una fuerza irre

sist ib le , ve e l hºmbre una flºr impo

luta en e l alma más manchada de lºdo

y de scubre la virtud hasta dºnde tºdº

lº devo ra la lepra v e rgºnzante . Pºr

cºnºcer e sºs arrebato s y e sas º b se siº

ne s que hacen mºver e l án imº hacia

cualqu ier parte ; pºr saber que h ay mo

mento s en que nº ex iste palabra pºr

punzante que sea, n i verdad pºr do lo

rºsa que se e stime , que lºgre desistir

de su prºpósitº a un cºrazón varºn i l ,e s pº r lº que nº me h a cºnven cidº la

resº lución de Bustº de irse a mºrir en

Evocando al Maest ro 167

e l destierrº sin prºnunciar siquiera

una palabra de reprºche , para que lue

go Tºny, ya casadº cºn Raque l , lea

indiferente a ésta , la mue rte de Busto ,

inte resándºse aquél la que , al cºnven

ce rse de l triste fin de l visiºnariº a

qu ien só lº p latón icamente pudº amar,de ja en la cuna a la pequeñue la que

tiene entre sus brazºs para vº lver a

la sala , dºnde l lºra la muerte de Bus

tº y, entre so l lo zos, tºca al pianº m e

lancó lica y dº l iente se renata .

Esta narración nove le sca , cambian

do e se final , e s verdaderamente h er

mo sa . Abunda en pasaje s inte re sant í

simo s . Está muy bien de scrita la fa

milla Pére z , una de e sas famil ias que ,

a lº s qu ince días de e star en la capi

tal neºyorqu ina , º lvidan e l idiºma . Es

una sátira ºpºrtuna y he cha cºn v er

dade ra sutile za .

El re tratº y Caserón Arcaico , sºn

dº s trabajºs de exqu isitº sabºr li

terariº y de una de l icada sensibil idad .

Cºn amargº escepticismo re cuerda en

e ste últimº e l antiguº caserón dºnde

pasó lº s más gratºs añºs de la vida ,

la casa de lº s abue lºs dºnde jugó de

n iñº , y re cº rdándº la al cruzar, hºmbre

ya , sus salºne s ºscurºs pº r lo s cuale s

lº s añºs nº h an pasadº en vanº , de

168 Miguel Angel Carbone ll

rrama a raudale s purº sent imentalis

mo . Esa evºcación e s lº más hermºsº

que encierra su l ibrº , e s lº que más

t iene de l alma de Leyva . Y cºmº lº

que se hace a impulsºs de l cºrazón e s

cºsa muy distinta a lº que inventa la

fantasía , pº r e sº e s muy superiºr e ste

trabajº a cuantºs vienen en e l pequeñº

vo lumen .

Lºs escritºs de Armandº Leyva, t ie

nen un se l lº de galanura encantadºr

aunque se resienten de algunºs voca

b lo s inoportunos que le qu itan be l le za

y fuerza a la expresión . En cuantº al

génerº a que h a dedicadº sus nºtab le s

facu ltade s , puede de c irse , sin temºr a

caer en censurab le hipérbo le , que es ,

entre lº s jóvene s e scritºres de Cuba ,

e l que más preparadº e stá para e l cul

tivº de l arte nºve ladº r, casi huérfanº

entre nºsºtrºs de cultivadºre s.

1 70 Miguel Angel Carbonell

be rtº Gh iraldº muéstrase en sus ver

sos tal cual e s : inexºrab le y altivo .

Enamºradº de la l ibertad , rebe lde a

tºdº bajo cºnv enc iºnalismº , e l pºe ta

entona e strºfas de gran e levación . Sus

pºe sías , exqu isitamente ºriginale s, dan

clara idea de su temp le mºral . Apare

c e en e l las cual un mo sque tero vigº

roso , fustigando a lº s malvadºs .

En Gh iraldo , cºmº en todºs lº s e spi

r itus nº cºntaminadºs pº r e l vaho as

fix iant e de mal ignº an e stésico , h ay ,

tras e l pºe ta un paladín que sabe de

las luchas altas y sueña cºn guiar a

las mu ltitude s , nº pº r e l caminº que

las cºnducen lº s que alqu ilan al pºder

sus p lumas ; s inº pº r e l caminº sem

brado de ide al idade s y bañadº pº r la

luz de pºrtentºsa antºrcha , que cºn

duce a la cima . Alma en la que hierve

e l entusiasmº l ibertariº , de e l la b ro

tan chispas abrasadoras y candente s .

Exalta a lº s de abajº en co lérico s v er

so s para que nº se de jen deslumbrar

pº r lº s falsºs Catºne s que lº s“

tºman

de míse rºs pe ldañºs . El, a diferencia

de e sºs pºe tas venale s que hacen de

arch itriclinº s de lº s encumbrado s, cºn

ságrase a la tarea dignificadº ra de

emancipar cºnciencias . Pºr e sº sus

pºe sías re sultan , Música Prohibida.

Evocando al Maestro 171

Lº s re lámpagºs ro j1zº s de l verbº re

vº luc iºnariº tienen que apare cer ex

trañº s y cºmº sal idºs de l infiernº m is

mº , a lo s que pactan cºn tºdas las

indign idade s terrenas, y viven de la

cºncupiscencia y la maldad .

Cuéntanse de e ste Artagnan gallar

do , anécdºtas inte re santes que cºnfir

man , de nº haberlº cºnfirmadº ya su

vigºrºsº e strº pºéticº , la energía de

su temperamentº . El e scritºr Ruy de

Lugº Viña , que fué su cºmpañerº de

luchas en la be l la ciudad bañada pº r

las cadencio sas aguas de l Plata , me h a

hab lado , siempre que le h e abºrdadº

e l tema , cºn ve rdade rº entusiasmº de l

i lustre pºe ta argentino , diciéndºme

mucho de su vida de redentºr y de pro

fe ta .—Un día fué Gh iraldo ,

—cuentaLugº Viña repre sentandº al gran

diariº bºnaerense La Nación , a pre sen

ciar e u la capital de la Argentina una

pena capital . Y cuandº e l mºmentº

fatal llegó , cuandº ya se iba a cumpl ir

la inexºrable cºndena, levantóse a ira

do , y, acasº si pensandº cºn Hugº que

n º e s de pueb lºs virile s y sanºs la

apl icac ión de penas crue le s , de jó º ir

1 72 Miguel Angel Carbonell

su vo z de prºte sta , prºclamandº cºn

re ciº y varºn i l ademán , que é l se opo

nía e n nºmbre de la justicia , de la

justicia divina ,muy pº r encima de lº s

códigºs he chºs pº r los hºmbres , a la

cºnsumación de aque lla brutal senten

c ia . Una expe ctación general re inó en

aque l instante º murmul lºs de vºce s ,

ge stºs de asºmbrº , seve rºs ºrdena

mientºs para que se prºcedie ra en e l

actº cºntra aque l que emulaba , en ple

nº siglº mate rial ista , al andante ca

ballero de la Mancha . Y lº s guardadº

re s de l ºrden , cump l iendº superiºre s

dispºsiciºne s, se l levarºn de l lugar a

qu ien e ra en e sºs instante s vºcerº in

dignado de la razón y de l dere chº .

Otrº d ía , cuandº Cuba bregaba

he ro icamente pº r rºmper las cadenas

o pre so ras , y las hue ste s glºriºsas de

Góme z y Maceº , paseaban en triunfº

e l e standarte de la l ibertad , º rganizóse

al lá , en Buenºs Aire s , una man ife sta

ción de e spañº le s, cºntraria a lº s ré

vo luc iºnariº s cubanºs . Y cuandº lo s

man ife stante s cruzaban las cal le s dan

do gritºs ºfensivºs para lº s que an

siab an la independencia y luchaban

denº dadam ente pº r conqu istarla ,Ghi

raldo , cº lºcándºse sº lº , frente a e l lºs ,

lº s apº strº fó rudamente , e irguiéndº se

1 74 Miguel Angel Carbonell

pºemas hermºsºs, bastarían a de sta

carlo cºmº en un marcº e sp lendoro so .

Y de su Música Prohibida ¿qué

de cir? De entre las muchas pºesías

que encierra , pºe sías que a ve ce s t ie

nen suavidade s de l iriº y a ve ce s sºn

cºmº l iriºs que flage lan cºn dure za de

látigº , de stácase la titu lada Pueblo ,dºnde apº strº fa así a esta entidad ,

siempre sacrificada a lo s pícarºs y a

lº s nu lºs :

La jauría de D ios ladrando al c ielo

gu ía tus pasos por la humana senda

y cual dóc il rebaño a la matanza

hac ia la sombra en p roces i ón te lleva.

¡Y t ú altares alzando a la ignorancia

dando espalda a la luz , marchas a t ientas

llevando como s ímbolo de gloria

sobre una cruz una bandera negra.

Felice s de vo so tro s, e s un fle chazº

para lº s analfabe tºs e incºnscientes

que só lº piensan , ¡pºbre s Sanch º s ! , en

l lenar la bº lsa aunque sea a cºsta de

ignºm inias y en subir, aunque sea pºr

e scalºnes de lºdº .

Gorrita e s un pºema h e rm º sisimº

y sentidº . Sus e strºfas sºn de una sen

c il le z y fre scura de liciºsas.

Evocando al Maestro 175

En Senda de abrojos, y Una vi

da, e l po e ta , filóso fo pe simista , empe

ñase en de sentrañar e l alma de las

co sas , derramando a raudales la amar

gura . Pe ro donde l le ga a lo más pro

fundo de su alta concepción filo sófi ca

es en Caras, por la cual de sfilan , co

mo con fisonomía humana , la Glo ria , e l

Amor, e l Crimen , e l Arrepentimiento ,

la Lo cura y la Muerte .

No che de Invierno , tan hermo sa

como de l icada, atrae por la musical i

dad y e l sentimiento , y por la viva ima

ginación de scriptiva que reve la.

El libro de Alberto Gh iraldo e s man

jar que no se saborea todos los días ,

porque en é l se escucha e l lenguaje de

la verdad y la verdad hace tiempo que

se h a de clarado en qu iebra en e l cam

po de las ideas un iversale s. De sus pá

ginas bro ta e l grito prepo tente de l l i

b ertario que e stimula en la práctica de

sus dere cho s a las clases vi lmente ex

plo tadas por e l capital , y le s anunc ia

la aurora de libertad que le s espera si

organizan sus actividade s y las ponen

al serv ic io del ideal común .

1 78 Miguel Angel Carbone ll

la o casión , halagado ra en sumo grado ,

de continuar viviendo las grande zas de

aque l la lucha por e l de coro y la dig

n idad de tanto s pueblos .

Juan Vicente Gonzále z es un narra

dor sincero . La soltura de su brillante

e stilo da a su obra fuerza y atractivo .

Cuando se e studien con de ten imiento

los he cho s cu lminante s de aque l v ía

crucis terrible , de seguro que se con

sultará e l l ibro de e ste escritor, cuya

labo r instructiva y prove cho sa puede

conside rarse como impo rtante facto r

en la historia de Sur América .

¿Quién no cono ce en e l Continente

e l nombre de Juan Vicente Gonzále z ,e l gallardo sagitario que cuando la co

dicia y la maldad abrían sus fauces

devoradoras para abarcarlo todo y o s

cure ce r la estre l la de l dere cho , supo

castigar con las clarinadas de su pro sa

fulgente a los que se enseñoreaban de l

poder o lvidando las do ctrinas de l pro

fe ta de1 Aventino ?

Po r su carácte r altivo y su consa

gración a la lucha contra la falacia

so cial , Juan Vicente Gonzále z sufrióp e rse cucione s . La cárce l fué e l con

se cuente de sus campañas regenera

doras . Pero , no se abatió por eso ; y a

cada nueva publ icación surgía más se

Evocando al Maestro 179

vero en e l dicterio . La edad, le jos de

re starle brío s, dijérase que se los acre

centaba . Así quien anal ice su labor

periodística de sde sus comienzo s en

Las Catilinarias hasta sus po strime

r ías eu e l Heraldo y El Nacional ,

labor que abarca ve inte año s, obse rva

rá que e l gladiador tiene lo s múscu lo s

más flexible s y e jerc ita e l brazo con

más fuerza cuando ya va l legando a

la cumbre de lo s se senta año s . Cata

pultas e ran sus apóstro fe s de lo s últi

mo s días de luchador. Juzgando su

obra de sagitario , dice Rufino B lanco

Fomb ona“Ro chefort y Drumont no tienen n i

su fuerza, ni su talento n i su e stilo .

Montalvo era demasiado clásico . Só lo

Laurent Tailh ade en Francia y Vargas

Vila en América h an escrito l ibe lo s que

se pare zcan a los de Juan Vicente

Gonzále z” .

Un ía a un gran poder de asimilación ,

y a una re tentiva sorprendente , inte

ligencia de firme ra igambre y o pulento

manantial de ideac ión . ¿Qué de extra

ño que hombre de tan singulare s do te s

pudiera hacerse , sin visitar paíse s crea

do re s de civil ización , mae stro de idio

mas y cátedra de sabiduría ?

Po lemista , Juan Vicente González

189 Miguel Angel Carbonell

arguye con so lide z de argumentación ;crítico es implacab le y, a ve ces, inci

sivo ; historiador,narra con galanura

sencil le z y da a los personaje s su

estatura natural . Su e stilo e s vigoro so ;

originale s sus ideas ; luminosos sus na

Macizo en e l fondo y radiante en la

envo ltura , Juan Vicente Gonzále z es

uno de los más grandes representat i

vos de l pensamiento americano en la

pasada centuria.

Re correr las páginas de la Biogra

fía de José Félix Ribas, e s atrave sar,

pre ce dido de luminoso práctico , los

campos en que se dirim ieran sacro

s_

a_

nto s dere cho s ; e s andar los lugares

legendario s que inmo rtal izó con su es

tupenda hazaña e l e stupendo Ricaurte

y bañara en charcas de abundante san

gre e l satán ico Campo—Elias .

Y al l í, en esos campos , testigos tan

tas ve ces de ino lvidab le s pro e zas, ve

réis surgir de lo s primero s a José Fé

lix Ribas , e l vencedor de N iquitao y losHorcone s, sembrando terror en las

las realistas. Al l í lo veréis sin fatigas

182 Miguel Angel Carbone ll

Ribas abandonar al L ibertador y a

Mariño , y deponer a ambo s je fe s. No

ob stante , tuvo consideracione s y re s

pe to s para Bo l ívar, para e l varón ,

más alto que aquel Corso q ue muri ó en caut iverio”.

Juan Vicente Gonzále z , que no se

de ja l levar po r la pasión , censura esa

actitud de Ribas, como censura tam

bién la pro clama de Truj il lo , que re

pugna a su alma sensib le .

Yo no cre o que la pro clama de Tru

jillo sea producto de la infamia , de la

falta de magnan im idad en e l L iberta

dor : po r e l contrario , la juzgo conse

cuencia lógica de l me dio . La guerra e s

crue l y ne ce sita sangre . Lo s palacio s

de la l ibe rtad se levantan siempre so

b re monto ne s de cadávere s . Las revo

luc ione s no se predican con cruc iñjo s

en e l pe cho y e levando p legarias . El

incendio y e l extermin io h an caracte

rizado todas las guerras ; las evo luc io

nes de lo s pueb lo s , lo s cambio s b eneñ

cio so s , lo s ade lanto s y las transfo r

mac iones, h an s ido re sultante s de lu

chas encarn izadas y vio lentas . Un militar a qu ien la piedad hace vacilar un

só lo instante , h a perdido la acción .

Las de cisiones deben ser rápidas y

aplastan te s . Si e l enemigo e s crue l , se

Evocando al Maes tro 183

debe aceptar e l re to . Lo s pueb lo s dé

b ile s dirigido s a la ho ra de la arrem e

tida por almas sensitivas , no pueden

a lcanzar su l ibertad . El tirano no cede

más que al hierro .

Por e so encuentro razonab le la pro

clama de Bo l ívar, que no dictó , en mo

do alguno , ansio so de extermin io , sino

po r la ne ce sidad de salvar la patria de

sus enemigo s . Si Bo l ívar se de tiene a

pensar como M iranda en la conv enien

c ia de pe rmane ce r obediente a la Co

rona y no atacar, la revo lución no h u

biera triunfado . Martí lo dijo : “e l ar

b o l que da me jo r fruto e s e l que tiene

debajo un muerto

Bo l ívar resistió cuanto pudo para

no ado ptar medidas crue le s ; se man

tuvo siempre gene ro so para con sus

enemigo s ; le s pro puso e l canje de pri

sione ro s , y hasta ordenó la captura

de l co rone l Briceño , que se había per

m it ido e l satan ismo de enviarle como

presente una cabe za e spaño la ; pero

l legó un momento en que le exasperó

la in iqu idad de lo s que le combatían ,

vió pe rdida la revo lución si ñaqueab a ,

y de cidió lanzar su célebre pro clama

que , e studiada con amp l io criterio y

abso luta imparcial idad , tiene que acep

tarse como salvado ra . Las crue ldades

184 Miguel Angel Carbonell

de Bove s , de Mo rale s, de Monteve rde ,

de Ro se te , monstruo s abominable s que

pasaban a cuchil lo las poblacione s ; la

insaciab le sed de sangre de lo s so lda

dos de l bárbaro , insultando“las lagri

mas de la esposa y de la madre” : las

dante scas e scenas de San Juan de los

Mo rro s , donde lo s ve cino s pacífico s

fue ron inmo lado s en las cal le s, en sus

casas y en lo s monte s e l ahorca

miento de l patrio ta Zuazo la y lo s crue

les exce so s a que se entregaban los

real istas a medida que e l L ibertador

se acercaba a Vene zue la , días aque llo s

en que—según expre sa e l propio Bo

livar—“empe zó a correr la sangre so

b re lo s cadalso s, y la h o z de lo s ase si

no s mutilaba las víctimas en e l seno

de l repo so doméstico ” , justifican de

manera e lo cuente la de claración de

guerra a muerte .

Españo le s y canario s : Contad con

la muerte aun s iendo indiferente s .

“Americano s : Contad con la vida,

aun siendo culpab le s.

"

“A ser h oy promulgado tal de creto—e scrib ía e l historiador bo l ivariano

marqués de Ro jas en mil o cho cientos

o chenta y tre s—me re cería e l cal ifica

tivo de bárbaro , porque en n inguna

o casión e s justificable la muerte de l

186 Miguel Angel Carbonell

sar por las armas a ciento s de e spa

ño les y canarios re cluidos en las cár

ce le s de Caracas y la Guaira ,fué una

medida de guerra o portuna. Si los rea

l istas atacan e stas ciudade s, aque l lo s

hombre s , mucho s de lo s cuale s algu

no s histo riado re s consideran ino cen

te s , se hubie ran un ido a sus compatrio

tas para dar go lpe mo rtal a la revo

lución . Al l í, donde la sensib il idad se

apo de ra de lo s je fes , la re friega h a

concluido . No e s compatib le la magna

n im idad con la guerra .

Y en e se caso ,lo mismo que en la

pro clama de Truj i llo ,Bo lívar fué in

térpre te de l alma co le ctiva . En aque l la

s ituación e ra ne cesario cambiar e l ala

d e la paloma po r la garra de l león . No

impulsaba en e so s momento s a Bo lí

var e l de l irio de matanza , sino la ne

c e sidad que se impon ía . El dilema era

claro : si no mataba a la fiera caería

devorado po r e l la .

Juan Vicente Gonzále z no lo ab sue l

v e ,pe ro no lo condena . El no cre e jus

ta la guerra a muerte , pero no tacha

a Bo lívar de crue l . Véase si no e ste

párrafo hermo so en que hace resaltar

la bondad de l L ibertador“V edle al lí, duro como e l destino ,

dictar, al galope de su cabal lo , l istas

Evocando al Maestro 187

inmensas de proscripción . Héle aqu í

o rdenando en e l frene sí de la rabia la

muerte de 800 hombre s, ino centes la

mayor parte . ¿Qué le importa ? El de

jara sus órdene s , y n i v erá caer las

victimas n i e scuchará lo s so l lo zo s de

los hijo s y e spo sas . Que si de paso , en

la no che en que vue lve a lo s combate s ,

una muje r añigida gime a sus o jo s,de sarmase repentinamente , se enter

ne ce , y ordena la l ibertad de l que ib a

a morir.

Y si aque l hombre no podia re sistir

al rue go de una madre o de un hijo ,

sin ser vencido , ¿no era porque t enia

un co razón piado so y e ran las c ircuns

tancias las que le impon ían reso lucio

ne s vio lentas ?

Cuando se concluye de le er e l l ibro

de Juan Vicente Gonzále z queda en e l

a lma un pe sar inmenso : Ribas asesi

nado sus hue ste s dispersas ; Bo lívar

ven0 1do ; la revo lución die zmada . Em

pero ,como para dar al le ctor e l e lixir

fort iñcante que le devue lva la fuerza

ne ce saria , h ay a llí , como un apéndice

d e l l ibro , un pequeño co lo qu io en e l

que discuten alguno s o fic iales con al

188 Evocando al Maestro

gu ien que habla desde una hamaca

e s Bo l ívar que yace re costado sin ro

pas, sangrando , pero no rendido . Des

de su tienda de campaña hab la con lo s

generale s Arismendi y Souble tte y e l

corone l Briceño de ir a“l ibertar a

Nueva Granda” , de arro jar “a lo s ene

migo s de l re sto de Vene zue la”, consti

tuir la gran Co lombia , y l levar lo s“pendone s victorio so s al Perú”

“Sorprendido s, atón ito s, se miraban

uno s a o tro s los o fi ciale s que le cerca

b an : nadie o saba pronunciar una pa

labra. Lo s o jo s de Bo livar arro jaban

fuego , y al hablar de la España , de su

ruina, to rmentas e léctricas pare cian

ceñir su cabe za , como la cumbre de l

Duida, cuya sangrienta y encapo tada

cima alcanzaban apenas a

Aque llo s p lane s de Bo livar eran juz

gado s como de l irios de la lo cura : e l

corone l Briceño lo disculpaba asegu

rando que e l Li bertador se chanceaba

para hace r o lvidar e l mal rato que é l

y todo s h ab ían pasado aque l la tarde .

A lo s do s me ses Bo livar h ab ía tomado

a Ango stura ; do s años de spués la Nue

va Granada le aclamaba vencedor en

Bogo tá ; cuatro año s más tarde de s

truye en Carabobo e l e j ército de Mori

llo ; a lo s cinco , da l ibertad a Quito , y

194 Apéndice

menos grandes , hay qu ienes han terminado su obra yquienes s iguen acrecentándola . Unos son j ó venes y yahan acabado . No pueden hacer más . O tros son más viejos y están todavía en producci ón .

Hay un hombre en tre los que he puesto en e l s egundogrupo

,es dec ir , en el de los que no hubiesen podido figu

rar en el l ibro del cual tra to , s i en vez de l lamarse éste“Hombres de Nuestra Amér ica fuera su título G randesHomb res de Nuest ra Amé rica , uno , especia lmente , a qu ienha hecho Carbonel l la jus tic ia que m erece , F ranciscoD íaz Si lve ira , de qu ien dice que :Sol i tar io , arrastrando hacia la c ima sus grandes idea

les, va por l a v ida como incansabl e forjador de ideas ,el poeta nobl e de los versos sen tidos y de las estrofassonoras y vibran tes .”He leido el capitulo que dedica a es te poeta , con ver

dadera de lectación, porque mi e5píritu , s iempre en mansareb eldia con tra nuestro ambien te reacio a aceptar nuevosnombres , hos ti l a los que se abren paso , tanto como es

tolerante con los que ya han llegado a la meta , me hahecho pensar que no s ó lo rea l iza tarea halagadora ybenévola para aqué l los , s ino obra pa tr i ó t ica , benefic iosaa la comun idad , quien procura elevar y mos trar a su

pueb lo los hombres que s in ser todava grandes , en lamás amp l ia y s incera acepci ón del concepto , l levan acabo su labor de manera tal que con tr ibuyen a l resurgimiento que cas i insens iblemente es tá rea l izando nues tropa ís , en el orden l iterar io , en el orden mora l y en e lorden poltico, pues D iaz Si lve ira no s ó lo fué e l poetai lus tre de “Fugitivas s ino que supo lucir gal lardamen teen la es fera pol ítica

,más que cuando of'rendó su concurso

a la independen cia , a l ser , an imado por e l pa tr iotismomenos efectista

,y menos agradecido , pero por eso mismo

más puro, uno de los pocos casos nega t ivos a l con tagiode l virus de la corrupci ón admin istrativa que envenenala savia de nuestro pa ís y al que no han podido sustraerse ni s iqu iera hombres que tienen rel ieve an te nuestro pueb l o, más por honrados que por patr iotas o in telec tuales.

Sint iendo la tr is teza morderme el corazón,leí las pá

ginas que dedica el l ibro que mot iva estos apun tesJesús Castel lanos , porque conven ía con Carbonel l en que

"A lgu ien recogerá algún dia del polvo de l camino labandera de arte que tremolara en vida e l soñador infortunado ; pero h oy su puesto está vacío ; las campiñas

Juicios Crít icos 195

de la pa tr ia y los idi l ios román ticos del bosque notanla ausencia de su ún ico pintor . El género por él cul tivado con ga llardía y celo , no t iene por ahora muchoscontinuadores ; el es tandart e cayó p legado, en medio deun a floración de i lus iones , en un crepús culo de esperanzasy glor ias .”Uno de los grandes hombres de Amér ica mejor descr itos

por Carbonel l en su l ibro es Manuel Sanguily . Hay enel capitulo que dedica a l orador de la independencia ,estas frases , que le retratan

“Tiene la cual idad pr imordia l en todo hombre de ge

n io : la severidad del temperamento . Cuando echa hac iaa trás la cabeza soñadora , l a cabeza glor iosa que la n ievede los años ha cubierto de p la teados hi los

,diriase un

román tico cabal lero del ensueño de cuyos labios van abrota r las palabras con a las mult icolores .Y estas o tras , referentes a l mismo Sangu i ly , que sonunas de las pocas del li bro con las que no es toy con

forme“Si hubiera nacido en otros t iempos y bajo otros c ielos , su varonil figura aparecería nimb ada por e l radiosomarco de la inmortal idad , y su nombre, coreado conorgul lo por las voces de sus conciudadanos y los himn osde l pa tr iotismo, resonaría en los oidos como toque in

terminable de c larines .Nuestro pueb lo es , o ha s ido ingra to . Mejor aún , no

ha sabido medir nl dis tribuir su reconocimiento,pero

el que tr ibuta a Manuel Sangui es grande , l a admiraci ón que le inspira su ta lento es honda , y e l recuerdode sus gallardos ges tos de la época azarosa en la que lacolon ia s e disponía a ergu irse, imperecedero . Y s i estono nos ofrece la garantía de que su figura apareceránimbada por el marco de la inmortal idad y de que sunombre será coreado con orgullo por las voces de susconciudadanos , cuando cese de rea lizar su obra y la magia del recuerdo le dé su verdadero rel ieve , jamás a lcanzado por los hombres que como é l fueron piquetasy son s ímbolos

,hasta que se levantaron sobre e l áureo

pedesta l de la muerte , tendriamos que confesar que el

cubano procede de muy distin ta manera que los demáspueblos, en lo que todos son igual es , en la veneraci óna sus pr óceres .

A Mart i dedica Carbonel l páginas de oro, en las queel corazón se sale a l a pluma . De una de el las es esto

“Empez ó por buscar e l apoyo de los de aba jo y con

su elocuencia sub l ime , puso en la s ima la semi l la revolucionaria y di ó a sus conc iudadanos la grata nueva

196 Apéndice

de un amanecer br i l lan te , y su gr i to sonoro de redenci ón repercuti ó en l a a tmósfera tranqu ila . Desde eso smomen tos era como un mar en c ó lera ; todas las protestas del puebl o sal ieron por los l abios de un hombre queenton ó gorjeos y voceó anatemas ; q ue a lz ó el vuelo comoel águi l a y a tac ó como el león .

En esa admirab le s ín tes is , es tá retra tada la obra deMartí con porten tosa justeza ; es como una exp li cación ,en dos docenas de pa labras , a cerca de cuá l es el motivode que un hombre tenga derecho a la glor ia inmarcesxb le

de ser e l creador de su pa tr ia , de haber ten ido éxi to ,donde tan tos fracasaron

No he de segu ir entresacando las gemas que e l l ibro d eCarbonell con tiene

,n i los o tros muchos pun tos de con

tacto en los que nues tros espiritus , a pesar de encontrarnos ambos en la fron tera de dos generaciones , yo de laque se va , é l de la que l lega , se confun den y h ermanan,

sino que , tratándole en con jun to , he de decir que en esasu obra in icial veo un nuevo sintoma de que , pasado elperiodo de es tancamiento que s igu i ó a la revoluc ión , enel que parecieron los cubanos como deseosos de deseansar de la obra que h ab ían real izado , tienen motivo parasen tirse jubi losos los que esperan que no s iga exceptuadaCuba de l a magna producci ón l iteraria de Amér ica

,n i

que ha de ver eternamen te consagradas sus me jores inteligenc ias a empresas que s ó lo s irven a l medro pers ona l .jus tifi cando as í a los que nos causan el dolor que producen las verdades amargas , a l acusarnos de ser c on

trarios a las más el evadas man ifes tac iones in telectuales ,de desdeñar a l espíritu, por sat isfacer los imperiosos mandatos de la ma teria .El l ibro de Miguel Angel Carbonell le ha hecho en tra ren la Vida l i terar ia por la puerta de oro que conduce a léxi to y no s ó lo merece fel ic itaciones su autor por e ll o ,y por l a maestría con que ha tratado sobre la mayorparte de los hombres que le s irvieron de tema , s ino cue

también es acreedor a el las por haber escogido e l asun toque escogió para cons tru ir el primer peldaño de la esca laque ha de llevarle muy a l to en el curso de su vida , l lenade promesas , puesto que la ex is tencia de los hombres quehan hecho a lgo br inda el ma ter ia l para el más s ano delos man jares espir i tua les que puede servir un escri tora quien le l ea . Mayor provecho y más pro lífica enseñanzase obtiene del estudio de los hombres , que de l de susobras , y cuan tos con tribuyan al conoc imien to de él, rea

198 Apéndice

visima bibl iografia cubana . En la cubierta ,—d ebida a llápiz capr ichoso de Salc ines—hay arte ; en la impres i ónhay arte

,y arte también en todos los trabajos . Arte y

va len tía . Porque es preciso que se diga a pulmón p leno,para que todo el mundo lo oiga , que “Hombres de Nuestra Amér ica” es e l pr imer ja lón de un nuevo cic lo l iterario : e l cicl o nacional ista .( La Prensa , Habana .)

s a= x

DE AN I CETO VALD IV I A( Conde Kost ia)

R eun ir en un as 3 00 páginas a l a edad de 18 o 19

años—y en Cuba , donde no hay pasto a l hambre deconocimien tos soberbiamen te his t ór icos

, fi los ófi cos y 11

terarios que agita a ciertos cerebros —reun ir en e l las ,decía

,tal erudici ón transformadora , tal segur idad de

expres i ón,tal fuerza de aná l is is

,tan amp l ias s íntes is ,

ta l des treza en la me tamó rfos is de las ideas y ta l segur idad en la manera de conduc ir la narraci ón que seofrece a los ojos del lector , es verdaderamen te e xcep

ciona l . ¿D ónde ha hal lado fuerzas este joven , a laedad en que aún se es tudia y se comienza , apenas , aseparar los el emen tos de la pers onal idad creadora , parala expres i ón del verbo defi n itivo ? No lo sé ; me bas taa tes tiguarlo . He sabido que el Joven don M iguel AngelC arbonell es per iodista , redactor de un diar io habanero .Yo , pensando en ese heredero —en el es ti lo y l a fantas ia—de José Martí en es e hermano

,en imágenes , de

Manuel de la Cruz , en ese acda en prosa l ir ica tan deslumb radora , he lamen tado verlo entregado a las consu

midoras labores del traba jo a l jour le jour.( La Lucha , Habana .)

=x=

DE FERNANDO LLESpues , a M iguel Angel Carbonel l , l a g lor ia

de ser un talen toso y esforzado precursor . De acuerdocon el ex igen te sen tido crítico de mi buen amigo D iwaldo Sa lom , p ienso , con ín timo convencimien to , queM iguel Ange l Carbonel l está l lamado a grandes destinos .(El Jején , Ma tanzas )

:x:

DE JULIO CESAR GANDAR I LLACarbonel l , este radian te y al tivo agu i lucho , inmacu

lado y soberbio , me parece un Vargas Vi la joven con el

Juicios Crít icos 199

maravi l loso don de una palabra cautivadora y encen

dida para incinerar s in p iedad los tiranos y los histr iones ; es un volcán en batalla con tra el oprobio ; un látigo cos ido al cuero del cortesano ; un cauter io en e latormen tad o cuerpo del envidioso ; un bienhechor desinfectan te con tra la ignorancia engreída , contra los traficantes de l a naci ón , con tra los falsos patr iotas que,en cín ica jactancia desna tural izan los ideales popula

res para aprovecharse,como Bacos triun fantes y ju

gl ares s in conciencia , de los desastres politicos de lapa tria . Este joven de hierro , con pensamien tos que sonsoles

,con gigan tes y nob les aspiraciones , con senten

cias que parecen la voz de l Ideal , con un rotundo e indomabl e afán de justi cia , con un intrans igente empeñode que todo se eleve a los magnos ejemp los qu epresenta

en su incomparable l ibro,confirman que el pa ís t iene

corazones indec linabl es que laboran por Cuba con vivaenergía .

(El D ebate , Manzani l lo .)a<

DE ARMANDO LEYVA

L ibro bendito ! B endita nobleza espir itual la de suautor ! Un optimismo azul de mañana verna l s e di luyeen nuestra alma cuando voces as í

,serenas

,fuertes

,re

posadas , l lenas de amor para su pueblo y de fe enlos horizontes , desen tona en el coro estr idente de las vocesde hoy .

De mi sé decir que cuando terminé esta lectura fren teal mar de mi aldea , el mar y el cielo me parecieronmás azules y un nuevo brío se me despert ó en el corazón y un vigor nuevo agilizó la p luma en mi diestray un afán de luchar me hizo sa lir del s i lencio que ibas iendo la suprema conquista de mis ú ltimas(Manatí, Or iente .)

=x=

DE ARMANDO D . GARC !A

M iguel Angel Carbonel l se in ic ia en estos traba josen el gran apostolado del amer ican ismo . Lo s iente ylo profesa ; orienta hacia é l todas sus energías juven i les y envuelve en la simpatía y admiración que leinspiran sus excelsos paladines

,la propiedad de la idea .

Es un prob lema de raza y de fami l ia que aún no harecibido de nosotros la atenci ón que merece . Hora esya de que de 3 pierte a lgún cerebro bien dotado para pre

200 Apéndi ce

d icar la idea . ¿ Será e l autor de Hombres de NuestraAmérica” e l l lamado a esa mis i ón ?Cuando la ascens i ón se in ic ia con firmeza y bríos ,aportando caudales de volun tad y tesoros de dispos ici óny de ta len to, se alcanza , indudablemente , la cima . Precisa tener alas : é l l as tiene . Precisa tener talen to : aé l le sobra . Que la g lor ia , n i se r inde a l oro , n i se entrega por capr icho : se da a los que saben conquistarlapor el mérito(El T riunfo , Habana .)

a:

DE MA! DE OPORTOHombres de Nuestra América” garan tiza de muy dig

na manera l a personal idad l iterar ia del joven Carbonell . A través de sus páginas se descubre a qu ien enel estudio ha puesto su más preciada vocaci ón . Adviertese

,a primera v ista , una d icc i ón fáci l , sencil l a , axen

ta de esas tortuosas , amodorrantes , ul tra ex travagant escons trucciones tan usua les al presen te en tre los que sel laman pomposamente consagrados y no pasan de ser unosmediocres

,—ratacueros—que les llama muy acertadamente

el cáus tico Bonafcux . (Cuba , Habana ):x:

DE GALVEZ OTEROLa obra de M iguel Angel C arbonell

,en la hora en

que aparece , es como br ioso corce l que entrando en elcampo de indiferencia y depravaci ón que quiere reinaren buena parte de una juventud descreída y aten ta al

l ujo y a l despilfarro más que a los grandes problemasque tiene neces idad de es tudiar s i qu iere conservar lafuen te de donde brota aun su propia fel ic idad presen te

,

l leva sobre sus lomos poten tes a la idea ,que esgrime con

su diestra la fus ta de un pensamien to todo luz parai luminar las conciencias que están dormidas y que deben despertar antes que la garra del águ il a l es muestrecon el dolor del zarpazo su tem ible presencia . No sepuede decir que ll egará , s ino que ha l legado adondemuy pocos son capaces de l legar .( La Correspondenc ia , San Juan , P . R .)

DE BOHEMIASomos s in ceros a l decir que a l hojear el indice deeste l ibro formamos la resoluci ón de no leerlo .

“Bolivar “Juan Mon tal vo”

,

“Mar tí”,etc.

202 Apéndice

usted, que me despido es trechándole car iñosam ente la

mano .(Paris, sep tiembre ,

DE R. BLANCO -FOMBONA

Quer ido compañeroLa impres i ón que m e haya producido la lectura desu obra us ted puede suponerla. Pr imero

,s e tra ta de un

au tor que acaric ia los mismos ideal es que yo, o cas icas i ; segundo, ese autor es un compañero , y , para mimodo de ver y de sen tir a nues tra América , un compatriota ; tercero , ese compa tr iota me ha coronado, generoso, de inmet -3rzidos laureles ; cuar to , encuen tro en esaobra lo que yo más aprecio en la v ida y en los l ibross incer idad , pas i ón , en tus iasmo por cosas bel las y no

bles , con absoluta prescindenc ia de todo v i l interés .S i yo le di jes e a us ted que su l ibro no me gus ta , na

ted ser ía el pr imero en no creerlo . Si, me gus ta , me gusta mucho . P )r venirlo l eyendo , de via je , he dejado decon templ ar preciosos pa isa jes de A s turias . Y olvidar a lana tura leza por el arte un hombre que es tá tan cerca de la na turaleza como yo , y hacia la cua l se sien tetan atraido , no es pequeño tr iun fo del arl e . Pero nome exp l ico b ien. No es el arte , la l itera tura de su obra ,l o que me seduce . Esto es en el la y en la mayoria delas obras secundar io desde cierto pun to de vis ta . Silo que hay de esenc ia l en las obras del espíri tu es elpensamien to que las an ima , ¿no valdria el espiritu delas obras por sobre toda otra cosa ? En tendidas asi lasproducciones del pensamien to , ¿no podr ia asegurarseque la de usted se salva , an imada como está , desdela pr imera hasta l a ú l t ima página , de las más loabl esy al tivas preocupaciones moral es ?(Luanco , Asturias , Agosto ,

a:

DE JO SE ENRIQUE ROBO

Est imado señor y amigo : Debo a us ted dob les agradecimientos , por e l obsequ io de su br il lan te colecci ón desemb lanzas l iterarias que ha reun ido us ted en l ibro

,y

por la inc lusion , en tre ellas , de l a que hizo us ted de mi ,con tan benévol a inspiraci ón como galana p luma . Laan ima y exa lta el generoso en tus iasmo de su juven tud .

Me ha imaginado us ted , sin duda , mejor de lo que soy ;pero ello prueba que es us ted capaz de concebir y de

Juicios Crít icos 203

sen tir un bel lo tipo de escr itor,y por tanto , de tende

realizarlo .Saludo en su obra primogénita la l ison jera prom esa

de las que nan de sueederla, acen tuando l a nombradíade l autor . Emretanto , reciba usted sen tidas gracias yamistosos efectºs de su compatriota americano.(Montevideo, agosto,

DE SANTIAG O ARGUELLOMuy señor mío y amigo : Acabo de recibir su b ellisi

mo l ibro “Hombres de Nuestra Amér ica” . Esa obraviene a cimentar una reputaci ón menta l tan to más estimabl e euant i es e l producto de un cerebro joven delque ya deben esperarse las más br il lantes hojas para ellaurel cubano .Reciba usted mis p lácemes más entus ias tas , y l a ore

dicci ón de un lison jero porven ir . ¡ Cuántos qu is ieran para su carrera lo que ya t iene espigado usted al comenzar la suya l

( León , N icaragua , agosto,

DE MANUEL 8 . PICHARDOM i est imad ísimo amigo :He leído todas las páginas de su l ibro con intimo deleite y he hablado de el las a Fomb ona, a C es tero , a N ervo , a a los hombres de nuest ra América quese encuen tran en Madr id.Usted no neces i ta al ien tos , porque los l leva en laín tima fuerza de su vocaci ón y de su talento

,pero

permítame que l e exprese mi voto sincerisimo de verl esegu ir tan derecham ente por ese camino de l a g lor iapara nuevo honor de los suyos y lus tre del pensamientoy la l itera tura pa tr ios .(Madr id , agosto ,

a:

DE CARLO S MANUEL DE CESPEDESQuerido M iguel Angel : A l volver de N ew York encontré sobre mi escr itor io e l ejemplar que tan cariñosamente me dedicas , de tu b ello l ibro , que he leído conla sa tisfacc ión más intensa y el más vivo interés . Y

no podía ser de otro modo : el tema a trayente, galeno

el est il o, l as observaciones fil os óficas a tinadas,l as

ps icológicas a v eces originales y profundas , el sentimien

204 Apéndice

to que pa lpita en toda la obra , eminen temente pa tr i ótico ,e l au tor s impático y puro, l leno de promesas para las

letras nacionales , ¿ qué más se neces itaba para cautivarmi e5píritu y ganar mis aplausos ? ¿ Qué fueras tú u no

de los Carbonel l ? B ien , pero es que todos us tedes sonas í ; ta l como te nos revelas en ese l ibro en que, másque a los grandes

,entonas tu a la grandeza misma .

( ! ashington , octubre ,

DE D I ON I S I O PEREZ

L ibro in teresan tís imo para nosotros los españoles quequeremos encon trar l a trab azón de nuestro espír i tu conel espír itu amer icano , fuera del re toric ismo vacio y engañoso en que ha quer ido mantenerse aqui el hispanoamer ican ismo . Carbonel l es un vigoroso escr itor que hace desfi l ar ante nosotros las figuras de Bol ívar , Monta ivo , Céspedes , Máximo Gómez , Heredia , Martí , Vargas Vi la , R odó , Sangu i ly

, B lanco -Fomb ona , Loinas ,

Si lva , Ugarte , Argiiello , D iaz Silveira , Castellanos yDomin i ci , hombres de acci ón y de letras , recio yunquede voluntad y de ideales en el que el pensamiento ame

ricano se va formando a través de un s iglo a lborotadoy sangr iento . Si efectivamente España qu iere

,no recon

quistar ideológicamen te a Amér ica , s ino convivir polí

tica y espir itualmen te con ella , debiera comenzar por

hacer vulgares entre nosotros l ibros como este que co

men tamos .(Nuevo Mundo , Madrid ,

DE F . GARC I A G O DOY

Apreciaciones de relevan te precis i ón y rasgos pe r

sonales bien sorprendidos dan a cas i todos estos retratos uh muy pecul iar y a tractivo color ido . Se ve , se

s ien te que su joven autor se ha e ompene trado con loque hay de más nob leza an ímica en los person 1 jes que

hace aparecer ante nues tros ojos en medi o de fascinan tes deslumbramien tos de en tus iasmo .En Miguel Angel Carbonel l , hay un notab l e escr itoren gérmen . Su estil o es cl aro , precis o, expres i ón de loque piensa y s ien te s in artificiosidades de un rete ríeismo vácuo e incoloro . Si todavía hay en é l a lgo de l ib resco , no dudo que lentamen te i rá formando su con

ciencia intel ectual con elementos de su propio yo ,de n

206 Apéndi ce

todos son escritores o poetas : e l padre , el hijo y e l esp ir itu santo. Fa ltaba un diab lo, digo, un crí tico, y ya

sa l i ó en es te Miguel acr imon ioso por temperamento, impulsiva a fuer de joven , in tel igente por herencia , trabajador, tozudo y algo i conoclasta . Miguel piensa alto ,escribe fuerte, ahonda con penetraci ón cas i inveros ímila sus pocos años , vale y promete , es una real idad sindejar de ser una esperanza. ¿Qué le fa lta ? Lo que únicamen te dan los años , la exper iencia , l a madurez comp le ta del cerebro , domin io de s í prop io y del est ilo , mande sobre las pas iones , refinamien to del gus to. Pero h oyt iene todo lo que puede y debe tener : mucha fibra ygrandes bríos .(El Mundo , Habana .

* ; v

DE HECTO R DE SAAVED RA

Los Carbonel l son de buena y vieja cepa revolucio

naria . Un poco exa l tados en sus ideas me recuerdan alos hombres de la G ironda que p inta Lamartine . Estudiosos e in te ligen tes , han podido man i fes tarse en elcampo de la li tera tura , apar tándose de esta escueladesencantada y amarga , ya decadente , que con tantaperfecci ón caracter izó el es tado de án imo de a lgunospueb los la tinos en el ú lt imo terc io de l s iglo ! I! .

Por fortuna hay una reacci ón hacia el roman ticismo ,y digo que es una ven ta ja , porque los hombres no pueden vivir,—la v1da decorosa y amab le—s in ideales n isacrif icios . Aquel la l itera tura que precon iz aba las malas pas iones , el predomin io de l ma l y el rel ie ve de los

sentimien tos repugnan tes es una morbos idad a la quesup ieron sus traerse l os hermanos Carbonell . Es verdadque han tenid > la dicha incomparab le de la juventud

,en

este renac im iento glor ioso de nuestro pa ís .De Miguel Angel Carbonel l , que es e l au tor del l ibroHombres de Nuest ra América”deb e decirse que es unode l os merit ísimos coadyuvantes a esta obra pa tr i ó ticaque es tán l levando a cabo unos cuan tos l itera tos his

pano-amer icanos acerca de Bol ívar y la independencia deAmér ica , l as obras que ven la luz en la bibl ioteca “Andres Bell o”, que dir ige B lanco—Fomb ona ; la bibl iotecade Ayacucho y las divresas obras , ya his tór icas , yal iterar ias que incesantemente están aparec iendo.Todos estos esfuerzos , que s in orden n i concier to a lguno se aportan con mater ia les que han de u ti l izarse

Juicios Críti cos 207

más tarde, revelan una tácita pero efectiva relaci ón en.tre las c lases intel ectua les de l a Amér ica Lat in a .

L ibros como el de Carbonel l deben ser sa ludados conprofundo respeto.( D iario de la Marina, Habana .)

a

DE P. MENDOZA GUERRA

Para condensar en unas cuantas líneas, l a op in i ónque tengo formada , muy reñex ivamente de Hombres deNuestra América vengo a hacer mías para aplicárselas

a Miguel Angel Carbonel l, estas elocuentes afirmacio

nes de su l ibm, a l habla r de F rancisco D íaz Si lve ira.

Un corazón que proyecta resp landores , una bandera hermosa con lomas de grandeza y de verdad, y con

ideal es dignos y sagradosAsí dice Carbonell , y, sin in tentarlo, ha hecho el fl

delísimo cuadro de lo que él mismo represen ta .(El Triunfo , Habana .)

e

DE VlCTOR B I LBAO

Hombres de Nuestra Amér ica es , quizás , e l mejorde los l ibros en prosa editados de algún tiempo a estapa rt e , en es ta aldea .(El Mundo, Habana .)

a

DE M. FRANCO VARONA

Hay qu ién ai_

cabo de tre inta o más años de cont inualabor inúti l , sigue s iendo ignorado , o es s ó lo medianamen te conocido , porque podrá tr iun far la mediocr idad entodo t iempo ; pe ro nadie podrá negarme a mi que en

tod o tiempo su triun fo será rela t ivo, efímero , no com oel del talento verdadero , que se abre paso prontame nte ,y br i l la , y re fulge , y se impone, y es su triunfo imperecedero como el de l sol . Y Miguel Angel Caroone ll tiene ta len to, mucho ta lento, y es por el lo por lo que enel mundo de las l etras es adm irado ya , y es respetado ,a pesar de sus pocos años , este va l ioso joven autor deHombres de Nuestra Amé rica , l ibro prim oroso y arrogan te que llega a mis manos como mensaje de gloria .

(El Día, Habana .)

208 Apéndice

DE FELI! CALLEJAS

(Blliken)Es senci l l amen te , este l ibro de Miguel Ange l Carbonell , como el p rimer batir de a l as de una joven águ i laque de un Vulid0 se p lanta en la cumbre y , desde e lla ,escudriña e l espacio y toma impulsos para l legar a perders e también detrás de las nubes .Qu ien leyera “Hombres de Nuestra América s in co

nocer al au tor y sin saber de su juventud , creería es tar! eyendo l a obra de un escr itor ya ducho y exper imentado en las artes de l bien decir , pero con un pequeño defe cto , que lo es , acaso, solamen te , para qu ienes h us

camos va en la l ectura , mejor un oas is para nuestrocansancio y nuestra ans iedad, que una tormen ta más paranues tros n ervi o s : demas iada fogos idad, demas iada agitaci ón

, no solamen te en las ideas , que son en el jovenescr itor como puntas hirientes , como espuelas , comolátigos

,como flechas

,s ino en el esti lo , que se acomoda

más a l de la orato r ia trib unicia y es trepitosa que a lastranqu i las páginas de un l ibro .( La Prensa, Habana .)

DE JOAQU IN LLERENA

En Hombres d e Nues tra Améri ca a poco que seescarbe , asoma la veta , opulen ta , hinchada , maciza , inagotab le . El cauce oculto apenas s i cabe en el subsuelo ,y rompe con frecuen cia en el manan tial de l infa fresca

,

l ímpida , sabrosa, que fecunda y embell ece .Tal es lo importante : la r iqueza orgán ica

,la persona

in terna capaz de plasmarse en una fórmul a , un yo dis_

puesto a producirse en una afirmaci ón concreta y alt iva.

Esto sobra en Carbonel l , y de ahí los trazos firmes y resueltos con que su obra va desdobl ando no obs tan te laobjetividad de su varíe asun to—una encan tadora perspectiva ps icol ógica . Dijérase que los motivos sobre quese as ien ta todo el traba jo , los distintos persona jes que corren a través de las páginas in flamadas de una hondafi ebre de jus tic ia , no son más que los pretextos de un

espíritu intensamente ob cedido por esos augus tos ideales , tal vez inasequ ibl es , que hacen como soles en los

hor izontes del mundo moral. y tras los cuales la Human idad marcha sin cesar , por entre desolaciones , desdeel fondo de las edades.Carbonell , con ser tan joven , a pesar de no haber acabado de en trar en ese gran tal ler de veleidades , y de

210 Apéndi ce

ideas de los demás . Por eso Carbonel l s iente con propiosen tir, piensa con propio pensar y escr ibe lo me piensa s in eufemismos n i vaci laciones . Cual idades son éstas que le p erm i ten a islarse , como las águi las . ¿Y qué ,s ino un águi l a es este joven de veinte años que marchaen vuelo majes tuoso hacia la cumbre ?(Arte , Habana .)

ºf

DE L. GONZALEZ ALCORTAen efecto, l o lei con fru ici ón , sintiéndome com

pletamente identi ficado con sus trascendentales enseñanzas y con su propaganda tan saludabl e y oportunacomo pa tr i ótica ; admirándome de que un joven como us

,

ted vin iese con tanto vigor y l ozania a coºperar así alsaneamiento de nuestra pu trefacta atmósfera , impregnada de las miasmas con que l a bacana l s in l ímitesamenaza hundir en el abismo l a obra a costa de tantossacri ficios realizada . En su l ibro late l a transmigración

de almas como la de Martí y se perpetúa la robustezde l idioma que corre par ejas con el sol en su fuego y ensu luz inextinguibl es .(Pinar del Río ,

septiembre ,s e a

DE ENRIQUE MAZASMiguel Angel Carbonel l , el adolescente-cumbre , es como Ruy de Lugo V iña , un campeón garr ido del idealque anda muy lejos de l a des ilus i ón y cuyas plan tasno han sangrado como las de tantos patr iotas de cartón, generales de l ibrea y servi l leta a l s ervicio delyanqui filibustcro , porque están ungidas con raras esencias y con á l oes de maravi l losa virtud .

(El Nacional, C ien fuegos .)s e 3

DE FELI! MATOS BERN IERaquí el fondo de' esa fuente de amor que se

ti tula "Hombre s de Nuestra Amér ica”. Su autor deshebra sus ideas sobre el glor ioso grupo que ana liza , conest i lo fáci l y galan o, y con una exquis ita s ens ibi lidad.

Lo mismo al estudiar la tragedia en que Bol ívar culmin ó como un t itán que a l juzgar al poeta del "absolutodesprecio de lo hum ano”

,da la nota sens itiva y per

sonal que hace tr ansparente el a lma del escr itor . Es,

pues , un l ibro s incero este l ibro , y por serlo , merece unap lauso tanto como por su mérito literar io . La s incer i

Juicios Crít icos 211

dad es la esencia del icada del pensamien to : e l escritordebe expresar lo que s iente como una flor da su perfu

me , s in temores y s in bochornos .(El Día, Ponce, Puerto R ico .)

DE M I GUEL Lescm o

Mucho y var io se ha escr ito sobre e l ch ispazo degen io de Miguel Ange l Carbonel l : Hombres de Nuestra Amér ica su ameno , interesante y exqu is ito li bro ;mucho y vario se ha dicho ; pero , en tono encomiástico ;todo ha s ido mirra e incienso , que a no ser Carbonel ltan super ior seguramen te estuviera envanec ido con tanto elogio, jus to como es na tura l .Yo voy a s er uno de los pocos que le flage lan. Hom

bres de Nuestra A mér ica t iene un defecto imperdonab le¡ es demas iado corto lYo me a trevería a asegura r que todo el que lo haleido a l term inar el ú ltimo capítulo ha sentido la nos

talgia de la lec tura . Carbonel l no debi ó detenerse en susoberbio estudio de Pedro César Domin ici . Debió de

haber puesto al terminar : f in del tomo pr imero .Por eso l o flagelo .

DE JESUS LOPEZLa prosa de Carbonel l es buena prosa . La obra en

conjun to es loable . Es obra seria,meditada , digna de

que se tenga en cuenta el esfuerzo .( La D iscus i ón , Habana )

DE ARTURO ALFONSO RO SELLO

Hombres de Nues tra América pr imera producción ovástago” l iterar io de Miguel Ange l Carbonell , es unl ibro bueno . Bueno por la forma , bueno por el fondoy bueno por el valor in tr ínseco del mismo . Es tilo v ibrante

, sencilio ,correcto ; per íodos de una br il lantez in

comparab l e,donde e l joven escr itor hace alardes de

erudición,de galanura , de faci l idad , de eloc uenc ia ;

fondo de una mora l a ltis ima , que perfil a su a lma nobl eenamorada del idea l , cautivada por un anhelo infin ito del ibertad ; forma elegante de una exquis i tez que encanta ; todo en fin es digno de ap lauso y alabanza , en la

primera obra de Miguel Angel Carbonell .El posee—y debe enorgullecerse de el lo lo que fal

212 Apéndi ce

ta a cas i todºs los escr itores in cip ien tes : esti lº prºpiº .Y e l esti lº de Carbºnel l , es de una viri l idad dominadora

,cas i sugest iva . En é l se man if iesta tal cual es

escr itºr persona l y hasta agres i vº s i se quiere" de se

pir itu indoma b l e y a l tivo y, sºbre todº , cºn el valºr desus convicciºnes y con la fe inquebran tabl e en el triunfe de sus ideales .( D iar io de la Marina, Habana .)

s ºs —sDEL CONSENSUM STATE J OURNAL

Para Carbºnell Nues tra Amér ica es , desde luegº , laAmérica Lat ina , más º menºs un ida pºr el idiºma es

pañol . La pequeña cºmpañía de hºmbres grandes q ue é lreune asciend e a diez y s iete

,de los cuales s iete sºn

cubanºs ; y el restº represen tan a Venezuela , Ecuadºr ,Colºmbia , San to Domingo , Uruguay , Argen tina y N icaragua . Tºdºs , monos Bºl ívar, son hºmbres de letras ,perº sºn tºdos también hºmbres que han es tadº a lacabeza de la luch a por la l ibertad . Carbonel l admiray ama cºn e l en tus iasmo de la juven tud ; su es t ilº esnerviºso , impetuoso , br il lante y rº tundo . Su l ibrº con

tribuye al sentimien tº fra terna l en tre las repúolicas españºlas, l a Amér ica La tina que é l ama tanto ; cºn ºtrasmi l fuerzas tiende a un irlas cºntra el cºlºsº de l norte ,de quien tºdºs descºnfían y a qu ien tºdos temen . Quedapºr verse todavia s i tºdas las fuerzas e influenciasque estén actuandº pueden realmente prºducir esa un i ónlas ºpºrtun idades están en cºntra .

Pró lºgº

Evºcandº a l maes tro

Dºctrinas jurídicas

Ab imo pectore

Nuestra Academia de His tºria y e l histºriadºr Vi

llanueva

Un prócer de nues tra independencia

El retablº de Maese

En las trincheras

El últ imo prºpulsor

De la Avellaneda

La emºci ón del minuto

Lºs º jºs de

La lámpara de

Rimas de gozº

A lma perdida

Mús ica prºhibida

H is tºr ia de una gran época .

Apéndice

DEL MISMO AUTOR

HOMBRES D NUESTRA AMERICA

P h e o uo :

UN I VERS I TY O F C AL I FO R N I A AT LO S AN G ELES

THE UN IVERS ITY L IB RA RY

Th is bººk is DUB ºn t h e last dat e stamped be lºw¡ 1 0

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