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Escuela internacional de Doctorado
Carlos Lago Fuentes
TESIS DOCTORAL
Optimización del rendimiento físico-deportivo en fútbol sala
femenino: desde la epidemiología lesional a una propuesta de
intervención
Director:
Dr. Ezequiel Rey Eiras
Mayo 2019
Escuela internacional de Doctorado
Ezequiel Rey Eiras
Declara que el presente trabajo, titulado “Optimización del rendimiento físico-deportivo
en fútbol sala femenino: desde la epidemiología lesional a una propuesta de
intervención”, presentado por Carlos Lago Fuentes para obtener el título de Doctor, fue
llevado a cabo bajo su supervisión en el programa de Doctorado de Ciencias del
Deporte, Educación Física y Actividad Física Saludable. Este es un programa
interuniversitario integrado por la Universidad de A Coruña y la Universidad de Vigo.
Pontevedra, 2 de mayo de 2019
El director,
Dr. Ezequiel Rey Eiras
Carlos Lago Fuentes Página VII
Agradecimientos
Esta tesis es el producto de un camino que empezó hace 24 años, cuando pisé
por primera vez un entrenamiento de fútbol sala, o del clásico “futbito”. En aquel
momento inicié un recorrido marcado por cientos de horas en pabellones de todo Vigo,
Pontevedra, Galicia y España. Alegrías y tristezas, gritos y silencios, victorias y
derrotas, lecciones de vida en toda la geografía nacional que no hicieron más que
asentar mi pasión por este deporte y poder disfrutar de él desde dentro como
profesional. En vistas de cumplir con el dicho popular que tanto comparto “es de bien
nacido ser agradecido”, no querría dejar escapar la ocasión de este apartado de la tesis
doctoral para dar las gracias a tantas personas que han hecho este reto posible:
Papá y mamá, gracias por todo. Por educarme en valores del respeto, la
humildad y la constancia. Por darme todo lo que tengo en esta vida. Por incentivarme a
una vida activa, a practicar deporte y a la vez ser responsable con mis labores para
compatibilizar mi pasión con mi deber. Más de 2 décadas después llego a la cima de
este camino: defender mi tesis doctoral de fútbol sala siendo un apasionado del
movimiento. Esta tesis os pertenece.
A Alberto, mi hermano, mi inspiración y el espejo donde mirarme. Gracias por
estar ahí, por guiarme con tus pasos desde que somos pequeños, siempre siendo el
mayor, y sobre todo por demostrar al mundo que hay tiempo para ser padre, hijo,
marido, hermano, amigo y deportista. Eres un ejemplo a seguir.
A Inés, por ser el bastón de apoyo en todo este camino y enseñarme que sólo nos
hacemos más fuertes después de levantarnos tras cada caída, por sonreír juntos a cada
revés. Reaching our goals together…
A Ezequiel, mi director. 4 años de admiración como profesor en la facultad
siguieron acompañados de 4 años de trabajo en esta tesis. Aun recuerdo el primer día
que nos diste clase, y nos mostraste el camino a seguir: revisión bibliográfica, reflexión
y humildad. Contar contigo como director fue un sueño y, aunque los inicios no fueron
fáciles por la distancia y mi nuevo rumbo, conseguimos hacer que ésta no fuese un
Página VIII Carlos Lago Fuentes
obstáculo, guiándome en la etapa más dura estando a más de 9000 km. Has hecho que
los rejects pasasen de ser un muro duro de superar a un aprendizaje para seguir
mejorando cada investigación. Gracias por tu guía, consejo, enseñanza y feedback.
A Roberto, mi guía. Desde los primeros pasos en el fútbol sala a nivel
profesional con el asesoramiento en el prácticum del grado, hasta el empuje para dar el
salto a Barcelona. Has estado siempre presente para guiarme en las decisiones
importantes y abrirme los ojos cuando correspondía. Las prisas no son buenas, y marcar
los tiempos gracias a ti durante estos cuatro años ha hecho que esté infinitamente
orgulloso de este trabajo.
A Cristian, el asesor y consejero en la distancia, mi “tercer director”. Marcaste
el camino con tu tesis, y desde ese momento me hiciste confiar en que podía alcanzar
este objetivo. Tu apoyo constante durante estos más de 3 años ha sido fundamental para
llegar aquí.
A Antonio, mi mentor. Me abriste una puerta en el año 2012 que sigue abierta,
siempre estuviste pendiente de mí y me formaste desde la exigencia, el rigor y la
confianza. Hoy, tras mucho esfuerzo y el apoyo de todos, se pone fin a esta etapa tan
deseada y perseguida. Nunca podré devolverte todo lo que me has dado.
A mis dos compinches de doctorado y de batalla, infinitas horas de
conversación, reflexión, debate, críticas y mucha ayuda en equipo. Habéis dedicado
todo el tiempo posible a ayudarme desde el performance analysis, desde Polonia,
Suecia o Galicia. Siempre me habéis animado en los momentos más duros y me habéis
orientado a corregir los numerosos errores cometidos en el proceso. Sois un ejemplo a
seguir, Alexis y Alexandra.
A los coautores de las diferentes investigaciones que forman parte de esta tesis
doctoral, he tenido el lujo de aprender de cada uno de vosotros debatiendo y
reflexionando para enriquecerlas cada vez más. Esperemos que pronto sean publicadas
para seguir dando luz a este mundo del fútbol sala femenino.
Carlos Lago Fuentes Página IX
A Perfecto y David, mis entrenadores de fútbol sala, los pioneros en mi
formación. Me visteis crecer y me transmitisteis vuestra pasión por nuestro deporte,
mucho más allá del 40x20.
A Marcio, porque sin tu llamada en el 2013 este camino nunca hubiese sido
construido. Gracias a que quisiste contar conmigo, entré en el apasionante mundo del
fútbol sala femenino profesional del que espero no salir nunca. Tu humildad debe ser un
ejemplo para cualquier persona. El trabajo a tu lado equivale a un doctorado. Me guardo
una amistad para toda la vida. Obrigado, professor.
A David Muñoz, por tener uno de los corazones más grandes que he conocido
jamás. Una temporada llena de piedras, baches, muros y edificios a sortear que nos
enseñaron a entender la necesidad de ser capaces de ir de lo ideal a lo real, que el papel
sólo soporta la teoría, que si no hay cohesión grupal no hay tarea que valga.
A Robert, Iván y Noe, me acogisteis en el equipo desde el primer día y me
hicisteis crecer con cada entrenamiento. Conseguimos lo impensable, a través de
esfuerzo, pasión, crítica y sobre todo, mucha cohesión. Logros deportivos que siempre
quedarán en mi memoria junto con nuestro trabajo en equipo. Gràcies per tot.
A mis compañeros de facultad, del grado en Ciencias de la Actividad Física y
del Deporte, donde se forjó mi conocimiento y mi pasión durante tantos años de
formación. Allí se plantearon las primeras preguntas sobre el mundo del rendimiento
deportivo, la importancia de cuantificar las cargas y la dificultad de manejarlas en
entornos de alto nivel.
A mis deportistas, valientes que confiasteis en mí para haceros entender la
importancia de una vida activa y lo bonito que puede darte el entrenamiento en grupo.
Juntos se llega más fuerte.
A mis compañeros de trabajo de Funiber, la Universidad Europea del Atlántico
y el resto de la red internacional de universidades, aprendí que la distancia sólo es un
número si existe voluntad de avanzar en equipo para alcanzar los objetivos. El trabajo
multidisciplinar y multicéntrico es el mejor camino para llegar a la meta.
Página X Carlos Lago Fuentes
A todas esas personas, por suerte incontables, que pusisteis vuestro grano de
arena durante todo este proceso, a modo de apoyo, debate, ayuda o reflexión desde
cualquier parte del mundo, como Galicia, Cataluña, Cantabria, Alicante, Madrid, Jaén,
Portugal, Países Bajos, Italia, Alemania, Colombia, Brasil, México, Canadá,
Marruecos…
Por último, a las verdaderas protagonistas de esta tesis doctoral. A todas las
jugadoras que han confiado en mí en estos 6 años de preparación física, que han
entendido la necesidad e importancia de cada tarea, y que me han enseñado a amar este
deporte. Gracias también a todas aquellas jugadoras y cuerpos técnicos que han
participado en las investigaciones de esta tesis doctoral. Sin duda, un deporte pequeño
con una voluntad y un corazón muy grandes.
Sin ellas, sin las jugadoras con su sacrificio y compromiso diario, este sueño hecho
realidad no sería posible.
Carlos Lago Fuentes Página XIII
ÍNDICE
Agradecimientos ............................................................................................................ VII
Índice de tablas ........................................................................................................... XVII
Índice de figuras .......................................................................................................... XIX
Abreviaturas................................................................................................................. XXI
Resumen ........................................................................................................................... 1
Introducción ...................................................................................................................... 3
MARCO TEÓRICO ................................................................................... 9
Capítulo 1. Revisión de la literatura científica ............................................................... 11
1.1. Breve reseña histórica ...................................................................................... 13
1.2. Conceptualización del rendimiento físico-deportivo ....................................... 17
1.3. Lesión, factores de riesgo y rendimiento deportivo ......................................... 20
1.4. Mujer y rendimiento deportivo ........................................................................ 24
1.5. Factores de rendimiento en el fútbol sala femenino ........................................ 29
1.6. Epidemiología lesional en fútbol sala femenino .............................................. 36
1.7. Programación y control de la carga de entrenamiento ..................................... 43
1.8. Optimización del rendimiento físico-deportivo en fútbol sala ........................ 54
MARCO EMPÍRICO ............................................................................... 61
Capítulo 2. Problemas, objetivos e hipótesis .................................................................. 63
2.1. Origen de la problemática del objeto de estudio ................................................. 65
2.2. Problema de la investigación 1 ............................................................................ 69
2.3. Problema de la investigación 2 ............................................................................ 70
2.4. Problema de la investigación 3 ............................................................................ 71
2.5. Problema de la investigación 4 ............................................................................ 72
2.6. Objetivos .............................................................................................................. 73
2.7. Hipótesis .............................................................................................................. 74
Capítulo 3. Metodología ................................................................................................. 75
Página XIV Carlos Lago Fuentes
Capítulo 4. Investigación 1. Epidemiología lesional en fútbol sala femenino profesional:
un estudio de cohortes prospectivo ................................................................................. 81
4.1. Resumen .............................................................................................................. 83
4.2. Introducción ......................................................................................................... 84
4.3. Método ................................................................................................................. 87
4.4. Resultados ............................................................................................................ 90
4.5. Discusión ............................................................................................................. 98
Capítulo 5. Investigación 2: Estrategias para la prevención de lesiones en las ligas de
fútbol sala nacionales de España: percepciones de los cuerpos técnicos de equipos
profesionales ................................................................................................................. 105
5.1. Resumen ............................................................................................................ 107
5.2. Introducción ....................................................................................................... 108
5.3. Método ............................................................................................................... 110
5.4. Resultados .......................................................................................................... 112
5.5. Discusión ........................................................................................................... 118
Capítulo 6. Investigación 3. Monitorización de la carga de trabajo de un equipo de
fútbol sala femenino profesional a lo largo de una temporada: estudio de caso .......... 125
6.1. Resumen ............................................................................................................ 127
6.2. Introducción ....................................................................................................... 128
6.3. Método ............................................................................................................... 130
6.4. Resultados .......................................................................................................... 133
6.5. Discusión ........................................................................................................... 138
Capítulo 7. Investigación 4: Entrenamiento de fuerza de la zona central usando
superficies estables e inestables en jugadoras de fútbol sala ........................................ 143
7.1. Resumen ............................................................................................................ 145
7.2. Introducción ....................................................................................................... 146
7.3. Método ............................................................................................................... 148
7.4. Resultados .......................................................................................................... 157
Carlos Lago Fuentes Página XV
7.5. Discusión ........................................................................................................... 159
Capítulo 8. Discusión global ........................................................................................ 165
Capítulo 9. Limitaciones .............................................................................................. 175
Capítulo 10. Conclusiones ............................................................................................ 179
Capítulo 11. Perspectivas futuras de estudio ................................................................ 183
Capítulo 12. Informe científico .................................................................................... 189
Capítulo 13.Referencias bibliográficas......................................................................... 195
Capítulo 14.Anexos ...................................................................................................... 227
Carlos Lago Fuentes Página XVII
Índice de tablas
Tabla 1. Análisis temático de las tesis doctorales sobre aspectos condicionales en
España sobre fútbol sala. .................................................................................................. 4
Tabla 2. Clasificación de fases del ciclo menstrual según distintos autores. ................. 24
Tabla 3. Variables de rendimiento analizadas en partidos amistosos en jugadoras de
fútbol sala femenino.. ..................................................................................................... 30
Tabla 4. Perfil condicional en fútbol sala femenino. ...................................................... 32
Tabla 5. Estudios sobre epidemiología lesional en fútbol sala femenino ....................... 40
Tabla 6. Escalas de Percepción subjetiva del esfuerzo de Borg. .................................... 44
Tabla 7. Estudios sobre control de la carga en fútbol sala masculino.. .......................... 48
Tabla 8. Estudios sobre control de la carga en fútbol sala femenino. ............................ 52
Tabla 9. Estrategias para la optimización del rendimiento físico-deportivo en fútbol sala
femenino.. ....................................................................................................................... 57
Tabla 10. Diseño metodológico de la tesis doctoral ....................................................... 79
Tabla 11. Tiempo de exposición, gravedad de lesión y fase del ciclo menstrual ........... 90
Tabla 12. Epidemiología lesional a lo largo de la temporada ........................................ 91
Tabla 13. Epidemiología lesional en base a la fase del ciclo menstrual ......................... 96
Tabla 14. Datos descriptivos del volumen de entrenamiento y competición durante el
período preparatorio y competitivo .............................................................................. 112
Tabla 15. Frecuencia y duración de las lesiones durante el período preparatorio ........ 113
Tabla 16. Miembros del cuerpo técnico implicados en los programas preventivos. .... 114
Tabla 17. Importancia de los factores de riesgo específicos para lesiones sin contacto en
fútbol sala ..................................................................................................................... 115
Tabla 18. Frecuencia semanal del programa preventivo durante la temporada ........... 116
Tabla 19. Descripción de la carga interna a lo largo de la temporada .......................... 134
Tabla 20. Descripción de la carga interna y características generales en cada mesociclo
durante la temporada .................................................................................................... 135
Tabla 21. Estadística descriptiva de la muestra ............................................................ 150
Tabla 22. División de pruebas FMS ............................................................................. 152
Tabla 23. Protocolo de intervención de core sobre superficie estable e inestable........ 155
Tabla 24. Cambios en CMJ, sprint de 10m y RSA tras 6 semanas de intervención .... 157
Tabla 25. Cambios en la puntuación de FMS tras 6 semanas de intervención............. 158
Carlos Lago Fuentes Página XIX
Índice de figuras
Figura 1. Número de publicaciones por año sobre fútbol sala indexadas en Scopus ....... 5
Figura 2. Factores de riesgo en una modalidad deportiva .............................................. 22
Figura 3. Fluctuación hormonal durante el ciclo menstrual normal. .............................. 27
Figura 4. Secuencia del modelo preventivo ................................................................... 37
Figura 5. Mapa de variables para la monitorización del rendimiento deportivo de un
deportista ........................................................................................................................ 43
Figura 6. Tipología lesional y región corporal de acuerdo a la etiología ....................... 92
Figura 7. Tipo y momento de la sesión de acuerdo a la etiología .................................. 93
Figura 8. Distribución mensual de lesiones y por cuartiles de acuerdo a la etiología .... 94
Figura 9. Test usados para identificar riesgos lesionales.............................................. 116
Figura 10. Frecuencia de uso de los diferentes ejercicios en los programas preventivos
...................................................................................................................................... 117
Figura 11. Percepciones de los cuerpos técnicos sobre los mejores cinco ejercicios
preventivos ................................................................................................................... 117
Figura 12. Carga de trabajo semanal durante periodo preparatorio y competitivo ...... 136
Figura 13. Correlaciones entre parámetros de carga de entrenamiento ........................ 137
Figura 14. Representación esquemática del diseño de investigación ........................... 149
Figura 15. Batería de pruebas del FMS ........................................................................ 151
Figura 16. Comparación de la efectividad entre CTS y CTU para CMJ, sprint de 10m y
RSA .............................................................................................................................. 159
Figura 17. Comparación de la efectividad entre CTS y CTU en las variables de FMS.
...................................................................................................................................... 159
Carlos Lago Fuentes Página XXI
Abreviaturas
Abreviatura Significado (Inglés/Español)
ACWR Acute:chronic workload ratio / Ratio de carga aguda:crónica
ANOVA Análisis de varianza
ASLR Assisted straight leg raise / Elevación asistida de la pierna recta
AT Average time / Tiempo medio
ATR Acumulación- transformación- realización
AU / UA Arbitrary units / Unidades arbitrarias
CI /IC Confidence interval /Intervalo de confianza
CK Creatinkinasa
CMJ Countermovement jump / Salto con contramovimiento
CR Cortisol
CTS Core training stable / Entrenamiento de core en superficie estable
CTU Core training unstable / Entrenamiento de core en superficie inestable
DBL Dynamic body load / Carga corporal dinámica
DL Decreasing load / Carga descendente
E Estrógenos
ES Effect size / Tamaño del efecto
FIFA Fédération Internationale de Football Association
Fís Sesiones físicas
FMS Functional Movement Screen
FSH Follicular stimulant hormone / Hormona folículo estimulante
FT Fastest time / Tiempo más rápido
Fza Sesiones de fuerza
H:Q Hamstrings-Quadriceps rate / Ratio Isquiosurales-Cuádriceps
HMB Heavy menstrual bleeding / Sangrado menstrual fuerte
HMD High metabolic distance / Distancia metabólica alta
HR / FC Heart rate / Frecuencia cardiaca
HSR High speed running / Carrera a alta velocidad
IFT Intermittent Fitness Test
Página XXII Carlos Lago Fuentes
Abreviatura Significado (Inglés/Español)
IL Increasing load / Carga incremental
JC Jugadora de campo
Lat/min Latidos por minuto
LCA Ligamento cruzado anterior
LH Luteinizing hormone / Hormona luteneizante
M Mean / Media
MANOVA Análisis de varianza de medidas repetidas
ML Manteinance load / Carga de mantenimiento
MP Average metabolic power / Potencia metabólica media
P Portera
PC Periodo competitivo
PDM Patrón dietético mediterráneo
PP Periodo preparatorio
Pr Progesterona
PSLR Passive straight leg raise / Elevación pasiva de la pierna recta
PVS Planned visual stimulus / Estímulo visual planeado
RA Recto anterior
RCP Respiratory compensation point / Punto de compensación respiratoria
RFEF Real Federación Española de Fútbol
RIE Rate of intended exertion / Percepción intencionada del esfuerzo
ROM Range of motion / Rango de movimiento
RPE Rate of perceived exertion / Percepción subjetiva del esfuerzo
RSA Repeated sprint ability / Capacidad para repetir sprints
RV Relative velocity / Velocidad relativa
RVS Reactive visual stimulus / Estímulo visual reactivo
sRPE Session rate of perceived exertion / Percepción subjetiva del esfuerzo
de la sesión
SIgA Salivary secretory Inmuglobolin A / Secreción salivar de Inmuglobina
A
SJ Squat jump / Salto estático
Carlos Lago Fuentes Página XXIII
Abreviatura Significado (Inglés/Español)
SD / DT Standard deviation / Desviación estándar
SEBT Star Excursion Balance Test
T Testosterona
TD Total distance / Distancia total
TDL Total daily load / Carga diaria total
TL Training load / Carga de entrenamiento
TRIMP Training impulse / Impulso de entrenamiento
TT Total time / Tiempo total
TWTL Total weekly training load / Carga total de entrenamiento semanal
UEFA Union of European Football Associations
VFC Variabilidad de frecuencia cardíaca
VO2máx Potencia aeróbica máxima
VE Volumen espiratorio
VT Umbral ventilatorio
Y Test Y Balance Test
%Dec Porcentaje de descenso
Carlos Lago Fuentes Página 1
Resumen
El fútbol sala es un deporte de reciente creación en comparación con otras modalidades
deportivas, como el fútbol, baloncesto o balonmano. Apareció en la década de los años
20 en Uruguay y Brasil, y desde los años 70 se empezó a difundir a nivel mundial. Su
relevancia, número de practicantes y competitividad ha evolucionado especialmente en
los últimos 20 años, con la celebración de numerosos campeonatos mundiales y
continentales. Sin embargo, el crecimiento a nivel científico no ha presentado el mismo
ritmo de avance, especialmente en fútbol sala femenino donde la producción científica
todavía es escasa hasta la fecha. Además de esto, se trata de un deporte con menos
recursos económicos que las modalidades mencionadas, dada la ausencia de grandes
patrocinadores, menor aportación de derechos televisivos y, en comparación, con un
menor número de aficionados en los pabellones, por lo que se debe optimizar el uso de
los medios disponibles. Unido a todo esto, todavía hay muchas incógnitas al respecto
del rendimiento deportivo en jugadoras de fútbol sala. Así, surge la necesidad de esta
tesis doctoral, que tiene como objetivo analizar las diferentes variables relacionadas con
la optimización del rendimiento físico-deportivo en jugadoras profesionales de fútbol
sala femenino.
Para cumplir con este objetivo general, se llevaron a cabo cuatro investigaciones con el
fin de: a) analizar la epidemiología lesional en fútbol sala femenino a lo largo de una
temporada; b) conocer las percepciones de los cuerpos técnicos sobre los factores de
riesgo y las estrategias preventivas empleadas; c) controlar y monitorizar las cargas de
un equipo de fútbol sala femenino a lo largo de toda una temporada; y d) proponer un
estudio de intervención que compare los efectos del entrenamiento de core en superficie
estable e inestable sobre variables de rendimiento deportivo y calidad de movimiento a
través de la batería FMS en jugadoras de fútbol sala.
Las principales conclusiones de esta tesis indican que las lesiones de tobillo y
cuádriceps presentan la mayor frecuencia a lo largo de la temporada, especialmente en
acciones sin contacto a final de las sesiones y durante el primer cuarto de la temporada,
así como las lesiones articulares y ligamentosas presentan mayor frecuencia durante la
fase folicular. A su vez, los cuerpos técnicos destacaron que la lesión previa, déficit de
Página 2 Carlos Lago Fuentes
fuerza, deshidratación y desequilibrios o asimetrías musculares eran los factores de
riesgo más importantes en fútbol sala, por lo que sus estrategias preventivas se
focalizaban en el trabajo excéntrico, ejercicios funcionales, fortalecimiento del core y
equilibrio. Por otro lado, se observó como el uso de sRPE fue útil para controlar las
cargas durante toda una temporada, mostrando una estrategia ondulatoria a lo largo del
período competitivo, y planteando una carga descendente o tapering durante el
microciclo hasta el partido de cada fin de semana. Por último, se sugiere que el uso de
superficies inestables no proporciona mayores beneficios que las superficies estables en
el entrenamiento del core, ya que ambas estrategias provocan mejoras en la condición
física y calidad del movimiento.
Por tanto, estos hallazgos pueden ser de gran utilidad para los cuerpos técnicos de fútbol
sala con el fin de emplear la sRPE para el control de las cargas, así como desarrollar
protocolos preventivos multimodales, donde el core sea una de los pilares del
entrenamiento, enfocados en reducir la frecuencia y severidad de las lesiones más
comunes anteriormente citadas.
Palabras clave: fútbol sala, mujer, lesiones, prevención, carga de entrenamiento, core.
Carlos Lago Fuentes Página 3
Introducción
El fútbol sala es un deporte que está en constante crecimiento a nivel deportivo,
dando muestra de ello la aparición de nuevos torneos a nivel internacional en el último
año. En octubre de 2018 el fútbol sala participó en los Juegos Olímpicos de la Juventud
por primera vez, mientras que, en cuanto al fútbol sala femenino, en febrero de 2019 se
celebró el primer Europeo organizado por la UEFA, en el cual España se proclamó
campeona. Además, a día de hoy existen más de 110000 licencias federativas en España
(RFEF, 2018). A nivel mundial, se estima que hay más de 12 millones de jugadores y
jugadoras de fútbol sala. Sin embargo, este crecimiento no va acompañado al mismo
ritmo de la evidencia científica.
Esta tesis doctoral se basa en el hito de incrementar la evidencia científica en el
mundo del alto rendimiento en fútbol sala, especialmente la modalidad femenina, un
deporte que todavía está asentando las bases científicas, pero que ya presenta un largo
recorrido a nivel competitivo en todo el mundo. Así, se pretende aportar herramientas
que optimicen las estrategias de entrenamiento, el control de la carga y la prevención de
lesiones.
Para diseñar el marco de esta tesis, se analizaron las tesis publicadas sobre este
deporte en España, así como la producción científica publicada hasta la fecha. Así, en
primer lugar, sólo han sido publicadas 22 tesis doctorales relacionadas con el fútbol sala
en España (Teseo, 2018). La categorización de dichas tesis doctorales es la siguiente:
Aspectos condicionales y optimización del rendimiento físico-deportivo: 9
Aspectos técnico-tácticos: 6
Aspectos psicológicos del rendimiento deportivo: 3
Aspectos formativos: 3
Aspectos sociales y espectáculo: 1
Teniendo en cuenta el objeto de estudio de esta tesis doctoral, se procedió a analizar
aquellas que tienen una conexión directa con el rendimiento físico-deportivo. Por tanto,
en la Tabla 1 se presenta un análisis pormenorizado de los principales hallazgos de las
nueve tesis doctorales enfocadas en aspectos condicionales.
Tabla 1. Análisis temático de las tesis doctorales sobre aspectos condicionales en España sobre fútbol sala
Autor Título N Categoría Diseño
(Álvarez-Medina,
2001)
Estudio del perfil cardiovascular y metabólico en jugadores
profesionales y amateurs de fútbol sala 29
Primera División,
Segunda B y
Autonómica
Estudio descriptivo
(Barbero-Álvarez,
2001)
Desarrollo de un sistema fotogramétrico y su sincronización con
los registros de frecuencia cardíaca para el análisis de la
competición en los deportes de equipo. una aplicación práctica
para el fútbol sala
8 Segunda División
Masculina Estudio descriptivo observacional
(García Jiménez,
2009)
Reposición de líquidos y su efecto sobre niveles de deshidratación
en jugadores de fútbol sala en función de la posición ocupada en
el terreno de juego
14 Primera División
Masculina Estudio correlacional
(García Pellicer,
2009)
Reposición hídrica y su efecto sobre la pérdida de peso y
deshidratación en jugadores de fútbol sala 14
Primera División
Masculina Estudio correlacional
(Ayala
Rodríguez, 2012)
Efecto de un programa de estiramientos activos sobre el rango de
movimiento de la flexión de cadera en jugadores de fútbol sala 374
Amateurs, juveniles
y Primera División,
tanto masculina
como femenina
Múltiple (revisiones narrativa y
sistemática, medidas repetidas,
correlacional y
cuasiexperimental)
(Murillo Lorente,
2014)
Control de las cargas de entrenamiento y prevención de lesiones a
través de la utilización de la percepción subjetiva del esfuerzo en
un equipo profesional de fútbol sala.
12 Primera División
Masculina
Estudio observacional de
medidas repetidas
(Ruiz Freire,
2014)
Suplementación antioxidante de 6 semanas como estrategia frente
al daño oxidativo en jóvenes jugadores de fútbol sala 60
Juveniles
masculinos Estudio cuasiexperimental
(Cuadrado
Peñafiel, 2015)
Determinación de los factores de rendimiento físico en jugadores
profesionales y no profesionales de fútbol y fútbol sala 22
Primera División
Masculina Estudio descriptivo
(Berná Gascó,
2017)
Respuestas y adaptaciones de la huella plantar en fútbol y fútbol
sala en alto rendimiento 14
Primera División
Masculina
Estudio cuasiexperimental
longitudinal
Págin
a 4
C
arlos L
ago F
uen
tes
Carlos Lago Fuentes Página 5
Dentro de las principales tesis doctorales sobre fútbol sala y aspectos
condicionales, Murillo Lorente (2014) planteó un proyecto de control de carga y
prevención de lesiones a través de la percepción subjetiva del esfuerzo (RPE) en
jugadores profesionales de fútbol sala. En dicha tesis, plantea el uso del RPE previo al
entrenamiento como medida preventiva para conocer el nivel de fatiga del jugador y
adaptar la carga de la sesión en función de dicho valor como medida preventiva. Sin
embargo, no se abordó una comparación de la tipología lesional que sucedió ni cuáles
redujeron más su frecuencia en función de la herramienta empleada (temporada RPE
sólo con respecto a temporada RPE previo y RPE postentrenamiento). En segundo
lugar, Ayala Rodríguez (2012) realizó la tesis más completa hasta la fecha, compuesta
por un total de 12 investigaciones relativas al rol de la flexibilidad en fútbol sala. Sin
embargo, en esta tesis no se planteó ningún aspecto relacionado directamente con las
lesiones, así como empleó muestras heterogéneas, desde adultos activos a jugadores y
jugadoras profesionales de fútbol sala.
Por tanto, no existe hasta la fecha ninguna tesis doctoral que aborde de forma
conjunta el análisis epidemiológico de la modalidad deportiva, la evaluación de
estrategias preventivas, el control de las cargas y la aplicación de una propuesta de
entrenamiento que optimice el rendimiento y reduzca el riesgo lesional, así como
ninguna tesis doctoral que analice más de un parámetro sobre el fútbol sala femenino.
Figura 1. Número de publicaciones por año sobre fútbol sala indexadas en Scopus
(Scopus, 2018).
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Nº publicaciones por año
Página 6 Carlos Lago Fuentes
En relación a la producción científica, existen pocas publicaciones científicas en
comparación con otras modalidades deportivas. Como se puede observar en la Figura
1, la producción científica ha crecido de forma considerable desde el año 2010, siendo
en 2016 (68 estudios) donde se registró el mayor número de publicaciones, indexadas
en la base de datos Scopus.
De forma específica, se realizó un análisis bibliométrico de la producción
científica en fútbol sala (Palazón, Ortega, & García-Angulo, 2015) entre los años 2005 y
2014 en Web of Science (WOS). En este período se registraron 81 artículos indexados
bajo los términos “fútbol sala” o “futsal”. Coincidiendo con lo señalado previamente,
los autores destacan la evolución progresiva en el volumen de publicaciones,
especialmente desde el año 2010. En relación a la disciplina del estudio, el 51.7% se
etiquetaron en la categoría de “Teoría del entrenamiento” o “Fisiología”. Tres de los
datos más relevantes de la investigación son que el 65.4% de los estudios presentaron
un diseño experimental, el tamaño muestral es bajo (en general, menos de 10
deportistas) y que tres de cada cuatro emplearon deportistas profesionales para el
desarrollo del estudio.
Por último, menos del 10% de las investigaciones sobre fútbol sala en este
período (siete de 81) tomaron a equipos femeninos o jugadoras como objeto de análisis,
coincidiendo con la tendencia general de los estudios bibliométricos en el ámbito
deportivo (Palazón et al., 2015).
Como conclusión, se observa que la producción científica en fútbol sala está
creciendo de forma progresiva, aunque todavía es escasa. El principal foco hasta ahora
ha consistido en conocer los factores de rendimiento de la modalidad deportiva, así
como se plantearon algunos estudios de intervención, dejando el campo relativo a las
lesiones, tanto su análisis como la prevención, todavía bastante vacío (Moore, Bullough,
Goldsmith, & Edmondson, 2014). Además, se refleja que hay muy pocas
investigaciones que analicen a jugadoras de fútbol sala, y sólo han formado parte de una
tesis doctoral, en dos de los 12 estudios que la conformaban (Ayala Rodríguez, 2012).
Por todo esto, se justifica la necesidad de plantear una tesis doctoral que aborde
la prevención de lesiones desde diferentes perspectivas, tanto desde la epidemiología
Carlos Lago Fuentes Página 7
lesional como la evaluación de estrategias preventivas y percepciones de riesgo lesional,
control de las cargas de forma longitudinal como la aplicación de una estrategia de
entrenamiento que evalúe su efecto sobre la optimización del rendimiento y la reducción
del riesgo lesional en jugadoras de fútbol sala.
Carlos Lago Fuentes Página 13
A lo largo del presente capítulo se realiza un recorrido sobre los diferentes
elementos clave dentro del fútbol sala, empezando un pequeño resumen de la historia de
este deporte para comprender su situación actual, pasando por la conceptualización
terminológica del rendimiento deportivo hasta el análisis pormenorizado de la literatura
científica que ha analizado hasta la fecha cada uno de los factores que intervienen en el
rendimiento deportivo en el fútbol sala femenino.
1.1. Breve reseña histórica
El fútbol sala es un deporte de reciente creación, comparado con otros deportes
de mayor historia (atletismo, fútbol, rugby, baloncesto, etc.). De hecho, sus inicios se
reportan a hace menos de 100 años, a finales de la década de los años 20 e inicios de los
años 30.
Los historiadores no tienen claro los inicios de esta modalidad deportiva,
habiendo dos grandes corrientes que indican su creación en Brasil o Uruguay
(Sampedro Molinuevo, 1997; Voser, 2003). Por un lado, la corriente uruguaya indica
que este deporte nació gracias al auge del fútbol en este país tras las victorias de la
selección nacional en los principales campeonatos a nivel mundial de la década, como
fueron los Juegos Olímpicos de París (1924) y Ámsterdam (1928), así como el Mundial
de Fútbol jugado en el mismo país en 1930. Estas tres victorias favorecieron el aumento
de la práctica deportiva del fútbol en el país, donde se buscaba jugar, entrenar y
competir en cualquier espacio libre (Voser, 2003).
No obstante, el hecho de que no existiesen suficientes campos de fútbol
favoreció que se empezase a practicar en espacios más reducidos como canchas de
baloncesto, con menor número de jugadores. Así, el profesor Juan Carlos Ceriani,
secretario del Departamento de Menores de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ),
viendo la realidad que sucedía en el país y su entorno, redactó en 1933 la primera
normativa de esta nueva modalidad, titulada entonces “Fútbol de Salón” para adaptar las
normas del fútbol a las nuevas dimensiones y número de jugadores (Voser, 2003). Esta
primera normativa unía características de varios deportes colectivos como: fútbol
(esencia del juego), baloncesto (tiempo de juego), balonmano (tamaño de la pista) y
Página 14 Carlos Lago Fuentes
waterpolo (acciones del portero) (Gonzalo, Abellá, & Alcázar, 2001; Sampedro
Molinuevo, 1997; Voser, 2003). Sus primeras características fueron: 2 equipos de 6
jugadores en una pista de 26x12m con 2 períodos de 20 minutos con 10 minutos de
descanso, teniendo como gran limitación que el portero no podía sobrepasar la línea de
medio campo (Voser, 2003).
Por otro lado, otros historiadores indican que el deporte se inició en Brasil por
los mismos motivos, muchos practicantes de fútbol y espacios reducidos para jugar a lo
largo del país, especialmente en São Paulo y Rio de Janeiro. Así, en 1936 se publicó el
primer reglamento del “futebol de salão” en la Revista de Educação Física por Roger
Grain, uno de los impulsores del deporte en Brasil (Voser, 2003).
Independientemente del país creador del fútbol sala, esta dualidad favoreció la
difusión más rápida por el resto de países sudamericanos durante las siguientes décadas,
en primer lugar a través de las ACJ de los diferentes países, y después con la
institucionalización del deporte. Todo esto benefició que el número de deportistas fuese
aumentando, así como perfeccionando las normas del deporte hasta estar estandarizadas
durante la década de los años 50. Tal fue el crecimiento que en 1969 se creó la
Confederación Sudamericana de Fútbol Sala (Voser, 2003).
En la década de los 60, el fútbol sala dio el salto a Europa, llegando en primer
lugar a los Países Bajos gracias a unos marines nacionales que lo practicaron en su
estancia en Sudamérica y decidieron seguir practicándolo en su país, en fábricas y
espacios cerrados por la climatología adversa (Gonzalo et al., 2001; Voser, 2003). De
hecho, el fútbol sala pasó a formar parte de la Real Asociación Holandesa de Fútbol en
esta misma década. La aparición del deporte fue tan relevante durante estas décadas en
los Países Bajos que en 1989 se convirtió en la sede del primer Mundial de Fútbol Sala
(FIFA), siendo Brasil el primer campeón del mundo y Países Bajos, subcampeón.
El fútbol sala llegó a España a inicios de la década de los 70, gracias a las ACJ
de Madrid. Este aterrizaje vino de la mano de la creación de los primeros equipos de
fútbol sala en la capital española, fundándose el club más antiguo de España por el
comentarista de radio José María García, Interviú/Hora 25 (Gonzalo et al., 2001).
Pronto se difundió su práctica por las distintas comunidades, facilitado por los
Carlos Lago Fuentes Página 15
numerosos pabellones existentes para la práctica de deportes como baloncesto o
balonmano. Durante 20 años, existieron diferentes organizaciones y asociaciones que
organizaron campeonatos regionales y nacionales, hasta que en la temporada 1989-1990
se fundó la Liga Nacional de Fútbol Sala con 12 equipos participantes, gestionada por el
Comité Nacional de Fútbol Sala, órgano perteneciente a la Real Federación Española de
Fútbol (RFEF). A día de hoy, esta liga está considerada como la mejor liga del mundo
junto con la liga brasileña, siendo España el segundo país con mayor número de
mundiales ganados por detrás de Brasil (dos y cinco, respectivamente).
Sin embargo, el fútbol sala femenino ha tenido una menor relevancia a lo largo
de la historia de este deporte, a pesar de ser practicado desde hace más de 30 años en
España. De hecho, la primera temporada organizada a nivel nacional fue en el año 1994,
proclamándose campeón el Sal Lence Coruña. En los primeros años no tuvo el apoyo de
la RFEF, siendo organizada por la Asociación de Clubes de Fútbol Sala Femenino.
Finalmente la RFEF asumió la gestión y organización de la liga regular, integrando en
el 2018 la Copa de la Reina como la segunda competición oficial, anteriormente
denominada Copa de España.
A pesar de las diferencias administrativas para la organización de las
competiciones oficiales en sus inicios, el fútbol sala femenino ha crecido
exponencialmente, con un incremento del 35,5% de las licencias federativas en la última
década (RFEF, 2018). Así, todo este crecimiento ha llevado a una mejora en la
profesionalización del deporte, firmándose recientemente el primer convenio colectivo
de fútbol sala femenino (Burela, 2018). Actualmente, la competición está formada por
la liga de Primera División, donde compiten 16 equipos, y la Segunda División, con
cuatro grupos de 15 ó 16 equipos.
A nivel internacional, se han organizado diferentes torneos europeos y
mundiales no oficiales durante los últimos 10 años, que favorecieron la difusión y
crecimiento del deporte, pero sin estar apoyados por la FIFA ni la UEFA. Este
crecimiento ha favorecido que la proyección internacional y reconocimiento haya
alcanzado su culmen en la temporada 2018-2019. En 2018, el fútbol sala femenino
participó en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires como una de las
modalidades deportivas en auge, quedando España en tercera posición (Youth Olympic
Página 16 Carlos Lago Fuentes
Games, 2018). Además, en febrero de 2019 se celebró el primer Europeo de Fútbol Sala
femenino oficial en Portugal (UEFA, 2018), quedando España como campeona. Por
último, a finales del 2018, la FIFA publicó el informe “Women’s Football Strategy” en
el que confirmó como una de las líneas de actuación la organización del primer
campeonato mundial oficial de fútbol sala femenino (FIFA, 2018).
Por todo ello, el fútbol sala femenino se encuentra en un momento histórico de
plena expansión, con el afianzamiento de torneos internacionales oficiales, con un
crecimiento exponencial de las licencias federativas así como una mayor
profesionalización global.
Carlos Lago Fuentes Página 17
1.2. Conceptualización del rendimiento físico-deportivo
El rendimiento físico-deportivo ha sido definido de múltiples formas a lo largo
de la historia. Conceptualmente, se puede concebir como el máximo nivel deportivo que
pueda alcanzar un deportista o un equipo.
Dentro de la evolución histórica de este término, han existido diferentes
paradigmas, desde aquellos que consideran el rendimiento deportivo como la
consecución óptima del estado físico de un atleta, hasta quienes consideran este término
como un constructo multifactorial, donde no sólo se debe incluir la faceta condicional,
sino también aspectos técnicos, tácticos, psicológicos, sociales, comportamentales, etc.
Si bien es cierto que durante muchos años la perspectiva cerrada y mecanicista
asociada sólo a las capacidades condicionales fue la más repetida y, por tanto,
perseguida durante el proceso de entrenamiento deportivo; en los últimos años esta
concepción ha evolucionado, especialmente en los deportes colectivos Romero
Rodrígez & Tous Fajardo, 2011; Seirul-lo Vargas, 2017).
Uno de los principales problemas asociados a la concepción lineal del
rendimiento deportivo propia de los deportes individuales ha sido que desestima gran
parte de las situaciones indeterminadas, aleatorias y con tan alta incertidumbre propias
de los deportes de equipo (Seirul-lo Vargas, 2017). Así, en palabras del doctor
Francisco Seirul-lo: “el deportista como Estructura Disipativa se auto-estructura según
procesos dialógicos que proporcionan la continua interacción dinámica entre formas
operacionales consideradas incompatibles por el paradigma clásico de entrenamiento”
(Seirul-lo Vargas, 2017, pp.18).
Por tanto, con el paso de los años y gracias a los avances en la investigación
científica, el rendimiento deportivo ha evolucionado hasta ser considerado un constructo
multifactorial en el que intervienen diferentes componentes donde todos han de ser
tenidos en cuenta (Seirul-lo Vargas, 2017).
Página 18 Carlos Lago Fuentes
Atendiendo a la especificad del deporte, en los deportes colectivos destaca la
relevancia de algunos factores con respecto a otros. De esta forma, una de las
principales premisas que se han de tener en cuenta en la optimización del rendimiento
deportivo en deportes colectivos es aumentar el rendimiento físico-deportivo del
jugador a través de entrenamientos optimizadores que, combinados con el
entrenamiento coadyuvante, consigan que el deportista esté en un estado físico óptimo a
la vez que disponible para participar en el mayor número de competiciones posibles de
su modalidad deportiva a lo largo de toda la temporada Romero Rodrígez & Tous
Fajardo, 2011).
Esta nueva concepción tuvo tal relevancia que ha hecho modificar los
paradigmas de la planificación deportiva en deportes colectivos o de situación con
respecto a sus inicios (Seirul-lo Vargas, 2017). Hasta la década de los años 90, el
rendimiento deportivo en deportes como fútbol, balonmano, hockey o baloncesto se
perseguía en base a los paradigmas de la preparación físico-deportiva de deportes
individuales Romero Rodrígez & Tous Fajardo, 2011; Seirul-lo Vargas, 2017). Dicha
modulación de las cargas de entrenamiento tenía detrás los modelos clásicos de
planificación deportiva (periodización clásica de Matveev, por bloques de
Verkhonshansky, ATR de Issurin y Kaverin, entre otros) donde existe un claro objetivo
de alcanzar el estado de forma óptimo en momentos clave de la temporada (Seirul-lo
Vargas, 2017). De hecho, existen datos que indican que menos del 50% de los equipos
técnicos de los principales deportes colectivos en España planificaban una temporada en
base al análisis de competición en la temporada 2003-2004 (Moliner, Legaz, Munguía,
& Medina, 2010).
Sin embargo, esta perspectiva clasicistas no debe ser aplicable en la mayor parte
de los deportes colectivos, pues el período competitivo es mucho más largo y constante
(entre 30 y 50 partidos por temporada) (Lago Peñas, Martín Acero, Lalin Novoa, &
Seirul-lo Vargas, 2013) y en el cual, en la principal competición (liga regular) todos los
partidos tienen el mismo valor a lo largo de la temporada (2 ó 3 puntos por victoria), a
excepción de las fases finales como pueden ser los playoffs por el título de liga en
deportes como el fútbol sala o baloncesto. Por estos motivos, el paradigma del
entrenamiento inició una evolución hacia la optimización del rendimiento a lo largo de
la temporada, a través de la programación microciclo a microciclo basada en el
Carlos Lago Fuentes Página 19
calendario competitivo (Seirul-lo Vargas, 2017). Por todos estos motivos, el paradigma
de la optimización del rendimiento deportivo se ha asentado en la actualidad como el
mencionado constructo multifactorial u holístico (Seirul-lo Vargas, 2017).
Una vez se tiene en cuenta la multitud de factores que influyen en un deporte
colectivo, el siguiente paso necesario para conducir la optimización del rendimiento en
el mismo es, por tanto, conocer las características propias de dicho deporte. Esto es,
para poder optimizar el rendimiento deportivo de una modalidad deportiva es
fundamental conocer las demandas propias del deporte, así como las características de
la estructura propia de juego.
En relación a esto, el fútbol sala se define como un deporte de situación en el
que se enfrentan dos equipos de cinco jugadores (cuatro de pista más un portero) en un
campo de juego cubierto de 40x20 metros, durante dos mitades de 20 minutos a tiempo
parado. Cada vez que se sucede una pausa por falta o porque el balón sale del terreno de
juego, el cronómetro se para hasta que el balón se vuelve a poner en juego. Además, no
existe límite de sustituciones, lo que favorece un ritmo alto de juego durante los 40
minutos a tiempo parado que dura la competición (Barbero-Alvarez et al., 2008).
Estas características espacio-temporales del fútbol sala lo convierten en una
modalidad deportiva atractiva, de gran visibilidad y con acciones de juego de alta
velocidad (Beato et al., 2016; Matzenbacher et al., 2014; Naser et al., 2017; Travassos,
Araújo, & Davids, 2018). Esto, a su vez, supone que esté aumentando el interés
deportivo y científico sobre este deporte por su posible transferencia hacia un deporte
con mayor repercusión mundial y volumen investigador, como es el fútbol (Travassos et
al., 2018).
Página 20 Carlos Lago Fuentes
1.3. Lesión, factores de riesgo y rendimiento deportivo
La aparición de lesiones a lo largo de una temporada afecta, además de al propio
deportista y su rendimiento, a la dinámica del equipo de forma considerable. De hecho,
se ha observado una relación entre la incidencia lesional y el resultado en diferentes
competiciones (Eirale, Gillogly, Singh, & Chamari, 2017). Por ejemplo, en un estudio
con equipos de fútbol islandeses, se encontró una tendencia en la que los equipos con
menor número de días perdidos por lesiones obtuvieron mejor posición al final de la
liga (Arnason et al., 2004). Por otro lado, en uno de los estudios más relevantes sobre
esta temática, realizado a lo largo de 11 temporadas con equipos de fútbol que
competían a nivel europeo (Champions League), se encontró que aquellos que
presentaron ratios lesionales más bajos y mayor disponibilidad de jugadores para
competir, tuvieron un rendimiento mejor tanto en la liga nacional como en la
competición europea (Hägglund et al., 2013). Esto es, parece que las lesiones tienen una
clara influencia negativa sobre el rendimiento colectivo en competición a corto (partido)
y medio plazo (temporada).
Por ello, uno de los dos grandes objetivos del entrenamiento es, además de
optimizar el rendimiento, reducir el número y severidad de las lesiones para disponer de
los deportistas el mayor tiempo posible durante el período competitivo (Eckard, Padua,
Hearn, Pexa, & Frank, 2018). Antes de iniciar este apartado, se debe definir con
claridad la terminología clave para poder comprender la importancia de este punto.
En primer lugar, se debe aclarar la diferencia entre los conceptos de prevención
de lesiones y reducción de riesgo lesional (RAE, 2018):
Prevención: preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar
un riesgo o ejecutar algo.
Reducción: del verbo reducir, disminuir o aminorar.
Riesgo: contingencia o proximidad de un daño.
Lesión: daño o detrimento corporal causado por una herida, un golpe o una
enfermedad.
Carlos Lago Fuentes Página 21
Esta dicotomía ha surgido en los últimos años para aclarar que uno de los
principales objetivos del entrenamiento deportivo es reducir el riesgo de que aparezcan
lesiones, puesto que éstas no pueden ser evitadas del todo. Esto es, la práctica deportiva
lleva consigo un riesgo de lesión de forma inherente (Casáis Martínez, 2008).
Por tanto, se deben detectar los factores de riesgo propios de una modalidad
deportiva que incrementan las posibilidad de aparición de lesiones para integrar
estrategias optimizadoras que no aumenten dicho riesgo y que, especialmente, se
enfoquen en reducirlos. Esto se ve acrecentado en los deportes colectivos, donde la
propia incertidumbre del juego genera que sucedan acciones imprevisibles a muy alta
intensidad y, en muchas ocasiones, con contacto del rival. Por ejemplo, una entrada de
un rival tras hacer un regate o un apoyo asimétrico en recepción (landing) tras salto para
recibir un contacto desestabilizador en el aire al recoger un rebote en el aire en
baloncesto.
Sin embargo, el profundo estudio de los factores de riesgo lesionales de una
modalidad deportiva servirá para trabajar estrategias preventivas que preparen a los
deportistas para las acciones del juego con incertidumbre propias de los deportes
situacionales (Seirul-lo Vargas, 2017). En resumen, el objetivo de estas medidas debe
ser mejorar la respuesta del deportistas cuando se exponga a un riesgo lesional , así
como reducir la severidad de la lesión en caso de que finalmente ocurra (Pol, Hristovski,
Medina, & Balague, 2018).
Tradicionalmente, los factores de riesgo se han dividido en intrínsecos y
extrínsecos (Casáis Martínez, 2008). De esta forma, se debe plantear un mapa específico
de cada modalidad deportiva tras el análisis pormenorizado de los factores de
rendimiento, estructura formal y lógica interna del juego para, posteriormente, diseñar
las estrategias adecuadas para optimizar el rendimiento atenuando los factores de riesgo,
en la medida de lo posible.
Página 22 Carlos Lago Fuentes
Los factores de riesgo mostrados en la Figura 2 son genéricos, esto es, aplican a
prácticamente todas las modalidades deportivas. Uno de los aspectos más relevantes a la
hora de analizar los factores de riesgo es diferenciar, además de en extrínsecos e
intrínsecos, entre modificables y no modificables. Algunos factores de riesgo no son
modificables, como el sexo, la edad, el deporte o el nivel competitivo (Eckard et al.,
2018). Por ello, el análisis se debe centrar en aquellos que pueden ser modificables para
mejorar el rendimiento deportivo y reducir el riesgo de lesión, integrándolos en la
dinámica de entrenamiento de un equipo.
Figura 2. Factores de riesgo en una modalidad deportiva (adaptado de Casáis Martínez,
2008)
Uno de los principales factores de riesgo extrínsecos modificables es el control y
gestión de la dinámica de las cargas. Así, la prescripción de las cargas de entrenamiento
adecuadas requiere de un óptimo control para poder optimizar el rendimiento
(desarrollo condicional y técnico-táctico) y evitar efectos negativos (fatiga y riesgo de
lesión) (Cross, Williams, Trewartha, Kemp, & Stokes, 2016; Pol et al., 2018). De
hecho, se asume que la creación de picos de entrenamiento (subidas o bajadas bruscas
en las cargas) pueden favorecer la aparición de lesiones deportivas (Nielsen et al.,
2018).
Carlos Lago Fuentes Página 23
Otro bloque fundamental dentro de los factores de riesgo intrínsecos
modificables son las capacidades condicionales. Alcanzar los niveles óptimos de fuerza,
resistencia, velocidad y flexibilidad en una modalidad deportiva favorecerá una
reducción de riesgo de lesiones. Para ello, como se mencionó anteriormente, es
necesario conocer los valores de referencia de un deporte. De esta manera, a través de la
valoración del deportista con diferentes test podremos conocer su estado en relación a
los valores de referencia y, a partir de ahí, entrenar para optimizarlos.
Por ejemplo, en relación a la flexibilidad, incluir un mesociclo de trabajo de
amplitud de movimiento (ROM, range of motion) en flexores y extensores de cadera
facilitará alcanzar los rangos óptimos en fútbol sala (Cejudo, Sainz de Baranda, Ayala,
& Santonja, 2014, 2015; Sainz de Baranda, Cejudo, Ayala, & Santonja, 2015), y, por
tanto, mejorar el rango de movimiento en acciones a alta intensidad durante la
competición. Dicha mejora ayudará a que el deportista responda mejor ante los cambios
de dirección, aceleraciones, deceleraciones, etc. Esto no implica que el jugador no se
pueda lesionar, y más en un entorno con numerosas perturbaciones desconocidas, pero
sí ayudará a reducir el riesgo de lesión (Pol et al., 2018).
Como se puede observar, gran parte de los factores de riesgo son los propios
factores de rendimiento de un deporte. Por ejemplo, un factor de rendimiento clave es
un nivel óptimo de fuerza (generalmente evaluada a través de perfil fuerza-velocidad o
con la batería de pruebas de Bosco). De forma paralela, bajos niveles de fuerza
conforman uno de los principales factores de riesgo en equipos profesionales de fútbol
(McCall, Carling, et al., 2015).
Por tanto, conocer los factores de rendimiento del fútbol sala será uno de los
primeros pasos para programar los contenidos de entrenamiento, los valores óptimos a
alcanzar y, de forma conjunta, formar parte de las estrategias preventivas.
Página 24 Carlos Lago Fuentes
1.4. Mujer y rendimiento deportivo
Como se ha descrito en los anteriores apartados, el rendimiento deportivo ha de
tener en cuenta todos los factores que pueden influir en el mismo. Uno de los
principales elementos diferenciadores entre los hombres y mujeres es el ciclo menstrual
(de Jonge, 2003; Reilly, 2000). El ciclo menstrual se define como el proceso que
prepara al útero para el embarazo todos los meses así como incluye también la limpieza
del útero para el inicio del siguiente ciclo. El ciclo se manifiesta en la etapa reproductiva
de la mujer, apareciendo el primer ciclo (menarquía) entre los 11 y 13 años y
finalizando con la menopausia alrededor de los 50 años (Reilly, 2000).
De forma resumida, se define como el período que transcurre desde el primer día
de la menstruación (degeneración endometrial) hasta el día anterior de la siguiente
menstruación con una duración media de 28 días (Reilly, 2000). Dicha duración varía
de forma considerable en función de la mujer, las características particulares y la
regularidad del mismo. En líneas generales, se considera que una mujer eumenorreica
tiene un ciclo menstrual entre 23 y 38 días (Reilly, 2000), o hasta 45 días (Frankovich &
Lebrun, 2000). Dentro de esto, el ciclo menstrual se divide en varias fases, cada una
asociada a los procesos hormonales y fisiológicos que ocurren en ellas. A pesar de que
existen estudios sobre el ciclo menstrual desde hace décadas, todavía existe una vasta
heterogeneidad en las clasificaciones al respecto de las fases que lo conforman (de
Jonge, 2003), como se puede observar en la Tabla 2, donde se plantean sólo tres de las
propuestas existentes.
Tabla 2. Clasificación de fases del ciclo menstrual según distintos autores.
AUTORES 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28
(de Jonge,
2003) PREOVULATORIA FOLICULAR
MEDIA OVULACIÓN POSTOVULACIÓN
(Hamilton,
2012) MENSTRUAL FOLICULAR (M-T) OVULACIÓN LÚTEA (PRIMARIA-MEDIA) PREMENSTRUAL
(L-T)
(Reilly,
2000) FOLICULAR OVULACIÓN LÚTEA
M-T: menstrual tardía; L-T: lútea tardía
En líneas generales, todos los autores tienen en cuenta el núcleo y punto
principal del ciclo menstrual: la fase ovulatoria. De esta forma, prácticamente todos los
Carlos Lago Fuentes Página 25
investigadores coinciden en la división en tres principales fases: preovulatoria o
folicular, ovulatoria y postovulatoria o lútea. Durante el ciclo menstrual y las diferentes
fases mencionadas, se producen modificaciones en las concentraciones de las
principales hormonas involucradas. Así, antes de hablar de cada una de las fases,
conviene describir las funciones de dichas hormonas, agrupadas en dos pares:
Gonadotropinas: hormonas reguladoras de las gónadas, órganos de la
reproducción, influenciadas por la acción de la hipófisis (Ramírez Balas, 2014):
o Hormona folículo estimulante (FSH): responsable del crecimiento y
desarrollo de los folículos en el ovario, actuando sobre células
granulosas, las cuales producen los estrógenos, entre otras.
o Hormona luteinizante (LH): responsable de la producción y secreción de
los estrógenos y de la ovulación, además de estimular las células
foliculares para que produzcan progesterona y el cuerpo amarillo, entre
otras tareas.
Gónadas: órganos de la reproducción, donde se sitúa el ovario y se producen los
efectos provocados por las gonadotropinas, así como actúan las dos siguientes
hormonas (Ramírez Balas, 2014):
o Estrógenos (E): hormona encargada de la estimulación del crecimiento
del endometrio uterino, así como de regular las gonadotropinas, en
función de su concentración. Tienen influencia en el incremento de
contenidos elásticos, disminución del diámetro y densidad de las fibras
o Progesterona (Pr): hormona responsable de la inhibición de las
contracciones uterinas, así como provoca un aumento de la temperatura
basal por su acción sobre el hipotálamo. Parece estar conectada con un
mayor número de fibroblastos y la síntesis de colágeno.
A continuación se explica de forma resumida cada una de estas fases, y las
variaciones en las concentraciones de las principales hormonas involucradas, así como
en la Figura 3 se presentan de forma gráfica.
La fase folicular o preovulatoria va desde el día 1 hasta el día 11-13, en
función de la fuente consultada. En los primeros días, los niveles de E y Pr muestran sus
valores más bajos (Frankovich & Lebrun, 2000; Herzberg et al., 2017). Sin embargo,
los E aumentan sus niveles de concentración a lo largo de la fase folicular alcanzando su
Página 26 Carlos Lago Fuentes
concentración más alta justo antes de la fase ovulatoria, estimulando la maduración del
óvulo, mientras que la Pr se mantiene en valores bajos durante la fase preovulatoria. No
obstante, entre 24 y 36 horas antes del inicio de la fase ovulatoria, los E inician un
descenso progresivo en su concentración (Ramírez Balas, 2014).
La fase ovulatoria es la central, situándose entre los días 12-14, en función de la
fuente consultada. En esta fase, como se indicó anteriormente, continúa el descenso en
la concentración de E, mientras que esto provoca un aumento en las concentraciones
pico de la LH, y un incremento considerable en la FSH (de Jonge, 2003; Frankovich &
Lebrun, 2000). En este período se produce la liberación del óvulo desde el folículo
dominante.
Por último, la fase postovulatoria o lútea se da en la segunda mitad del ciclo,
entre los días 15-16 y 28, en función de la fuente consultada. Esta fase se caracteriza por
un aumento en las concentraciones de E y Pr, de forma inversa que en la fase folicular,
alcanzando sus concentraciones pico en la fase lútea media (días 19-24) (de Jonge,
2003; Frankovich & Lebrun, 2000). Además, el comportamiento de la LH y FSH es
paralelo, manteniendo sus niveles de concentraciones bajos. La principal acción durante
esta fase consiste en la aparición del cuerpo lúteo o amarillo tras haberse producido la
ovulación en el período anterior, así como se prepara al endometrio por si se produce la
fecundación. Una vez que esta no sucede, las concentraciones de Pr se reducen
drásticamente en los últimos días, conocidos como fase premenstrual (de Jonge, 2003).
Además de las cuatro principales hormonas mencionadas, la relaxina también
tiene peso en la laxitud a lo largo del ciclo menstrual. Esta hormona es producida por el
ovario y la placenta, y contribuye a la laxitud de la sínfisis púbica durante el embarazo
(Herzberg et al., 2017).
Carlos Lago Fuentes Página 27
Figura 3. Fluctuación hormonal durante el ciclo menstrual normal (extraído de Chidi-
Ogbolu & Baar, 2019).
Numerosos estudios han analizado la influencia que tiene la distribución
hormonal durante el ciclo menstrual (especialmente E y Pr) sobre el rendimiento
deportivo de atletas de diferentes modalidades (Constantini, Dubnov, & Lebrun, 2005;
de Jonge, 2003; Frankovich & Lebrun, 2000; Oosthuyse & Bosch, 2010; Reilly, 2000;
S. Shultz, Wideman, Montgomery, & Levine, 2011; Tounsi, Jaafar, Aloui, & Souissi,
2018).
Por ejemplo, estudios recientes parecen indicar que las fluctuaciones hormonales
durante el ciclo menstrual no afectan a los niveles de fuerza ni a las ganancias
entrenando en función de la fase del ciclo (Arazi, Nasiri, & Eghbali, 2018; Sakamaki-
Sunaga, Min, Kamemoto, & Okamoto, 2016), por lo que puede no ser necesario adaptar
el entrenamiento de fuerza en base al ciclo menstrual. Igualmente, el VO2máx no se ve
alterado durante el ciclo menstrual, aunque parece haber una mayor lipólisis durante la
fase lútea por los altos niveles de Pr y E, por lo que ésta podría ser la fase indicada para
aumentar el trabajo de resistencia en rango submáximo (Reilly, 2000).
Así, en la fase lútea sube la frecuencia cardíaca (3 lat/min) y la temperatura (0.3-
0.5ºC), aunque parece que la FC no está influenciada por el ciclo menstrual. Lo mismo
sucede con VE, el cual aumenta pero no está influenciado (de Jonge, 2003). Este
aumento de temperatura en la fase lútea parece provocar una menor tolerancia al
esfuerzo en ambientes cálidos y húmedos (de Jonge, 2003). Sin embargo, en ambientes
Página 28 Carlos Lago Fuentes
secos y no muy cálidos, las mujeres parecen reportar mayor tolerancia al esfuerzo
prolongado de carácter submáximo durante la fase lútea (Ramírez Balas, 2014)
Por otro lado, una de las principales consecuencias negativas de las
fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual es el aumento de la laxitud ligamentosa
durante la fase preovulatoria debido al aumento de los niveles de E (Chidi-Ogbolu &
Baar, 2019; Herzberg et al., 2017). Este aumento en la concentración de E parece
incrementar la síntesis de colágeno pero, a su vez, reducir el stiffness del ligamento
(Chidi-Ogbolu & Baar, 2019; Herzberg et al., 2017), lo cual podría ser el principal
responsable del aumento de laxitud y, por tanto, un mayor riesgo lesional (Chidi-
Ogbolu & Baar, 2019). Tal es así, que la rotura del ligamento cruzado anterior, lesión
más conocida y estudiada en el deporte femenino, está fuertemente asociada a su suceso
durante la fase folicular-preovulatoria (Balachandar, Marciniak, Wall, & Balachandar,
2017; Chidi-Ogbolu & Baar, 2019; Herzberg et al., 2017), con un riesgo de lesión entre
3 y 6 veces mayor que en hombres (Herzberg et al., 2017).
A pesar de los numerosos estudios que han analizado la influencia del ciclo
menstrual en algún parámetro de rendimiento, así como su relación con la aparición de
lesiones (Chidi-Ogbolu & Baar, 2019), éstos son contradictorios en muchos casos, por
ejemplo, sobre la mejora de la resistencia (Julian, Hecksteden, Fullagar, & Meyer,
2017). En resumen, el ciclo menstrual es vital para la mujer, especialmente durante su
etapa reproductiva (13-50 años), y el objetivo de la investigación debe ser dar luz a las
incógnitas alrededor del mismo, conocer con mayor profundidad la fisiología femenina
y definir con claridad los modificaciones cíclicas provocadas por las hormonas para
optimizar los procesos de entrenamiento, asimilación de cargas y plantear las estrategias
preventivas en función de las particularidades en cada una de las fases que lo componen
(Bruinvels et al., 2017; Costello, Bieuzen, & Bleakley, 2014).
Carlos Lago Fuentes Página 29
1.5. Factores de rendimiento en el fútbol sala femenino
Como se mencionó en los anteriores apartados, el análisis de las demandas de
competición es uno de los primeros pasos que se deben dar para poder optimizar el
rendimiento en una modalidad deportiva. De esta forma, se debe definir la carga interna
y externa de la competición para acercar las exigencias competitivas a la realidad del
entrenamiento (Casamichana & Castellano, 2011). En otros deportes, como rugby,
fútbol o hockey sobre hierba, se conoce desde hace años cuál es la demanda
competitiva, ya no sólo a nivel de físico, sino también fisiológico (Scott, Scott, & Kelly,
2016) . Estos deportes tienen la ventaja de ejecutarse en un espacio al aire libre, por lo
que herramientas de gran utilidad como los GPS o la tecnología de tracking system han
sido empleadas para obtener el perfil competitivo (Scott et al., 2016).
En el fútbol sala, existen algunos estudios que han analizado las demandas
competitivas en fútbol sala masculino (Matzenbacher et al., 2014). Estas investigaciones
han empleado otras tecnologías de menor fiabilidad que han permitido estimar las
demandas físicas y fisiológicas durante un partido oficial. Estas otras tecnologías fueron
dos cámaras de video y un software específico de seguimiento de jugadores (Barbero
Alvarez et al., 2008; Dogramaci, Watsford, & Murphy, 2011) o una cámara cenital con
asignación numérica para cada jugador Castagna, D’Ottavio, Grande Vera, & Barbero
Álvarez, 2009; Soares & Tourinho Filho, 2006; Travassos, Araujo, Vilar, & McGarry,
2011).
Una reciente revisión comparó las distancias recorridas en diferentes deportes
colectivos, como fútbol, baloncesto, balonmano, hockey sobre hierba y fútbol sala
(Taylor, Wright, Dischiavi, Townsend, & Marmon, 2017). En dicha revisión, los
autores encontraron que el fútbol sala es uno de los deportes colectivos donde se
reportan más metros recorridos a sprint. Hablando de porcentajes relativos, esta
diferencia es especialmente relevante si se exponen los porcentajes con respecto a la
distancia total. Por ejemplo, en fútbol, entre un 4-12% de la distancia total se recorrió a
sprint, en baloncesto, entre un 1-4%, entre un 4-5% en balonmano, en hockey sobre
hierba entre 1-3%, y en fútbol sala entre un 6-9% (Taylor et al., 2017).
Página 30 Carlos Lago Fuentes
Como se indicó anteriormente, el fútbol sala femenino es una modalidad
deportiva poco estudiada hasta la fecha (Barbero Álvarez et al., 2015; Beato, Coratella,
Schena, & Hulton, 2017; Ramos-Campo, Rubio-Arias, Carrasco-Poyatos, & Alcaraz,
2016). No obstante, dentro de las investigaciones publicadas, algunas ya han delimitado
los principales factores de rendimiento determinantes en el fútbol sala femenino. Por
ejemplo, la distancia cubierta, velocidad relativa, número de aceraciones y
deceleraciones, cambios de dirección, FCMáx, FCMedia, entre otras, son las principales
variables a tener en cuenta para poder diseñar programas de entrenamiento adecuados a
cada contexto en el fútbol sala femenino (Barbero-Alvarez et al., 2015).
Las jugadoras recorren en torno a 2700 metros a lo largo de un partido, siendo
mayor la distancia recorrida en la primera mitad con respecto a la segunda y entre 30 y
40 aceleraciones y deceleraciones por partido (Beato et al., 2017). En cuanto a la carga
interna, las jugadoras se ven sometidas a altas demandas fisiológicas durante la
competición, con un promedio de 83% de FCMedia. De hecho, estas intensidades medias
son similares a las obtenidas en competición en deportes similares como el fútbol
(Datson et al., 2017), así como en situaciones de entrenamiento (Clemente &
Nikolaidis, 2016). De forma resumida, en la Tabla 3 se exponen las variables físicas y
fisiológicas principales en una competición de fútbol sala femenino.
Tabla 3. Variables de rendimiento analizadas en partidos amistosos en jugadoras de
fútbol sala femenino (Beato et al., 2017).
Acción motriz 1ª mitad 2ª mitad Diferencias (%) Partido
Tiempo (min) 20 min 25s 20 min 26s - 40 min 51s
TD (m) 1424±114* 1313±113 -117(7.8%) 2737±207
RV (m/min) 70±6* 64±6 -4(8.4%) 67±5
HSR (m) 28±16* 22±19 -6(21.4%) 50±33
HMD (m) 80±29* 69±26 -11(13.7%) 150±53
Aceleraciones 16±4 16±4 0 (0%) 31±6
Deceleraciones 21±6 19±7 -2(9.5%) 40±12
DBL (AU) 49±26 51±28 +2 (4.1%) 101±55
MP (W/kg) 6.2±0.7* 5.9±0.7 -0.3 (4.8%) 6.1±0.6
FCMáx 85±3 81±4 -4(4.7%) 83±3 Media±DT; TD: distancia total; RV: velocidad relativa; HSR: carrera a alta velocidad; HMD: distancia metabólica alta; DBL:
carga dinámica del cuerpo; MP: potencia metabólica media; FC: Frecuencia cardíaca. * = p<0.05 primera parte comparada con la
segunda. # = p = 0.059 primera parte comparada con la segunda.
Carlos Lago Fuentes Página 31
No obstante, el presente estudio comentado tiene numerosas limitaciones que
han de ser tenidas en cuenta para valorar su transferencia a la realidad. Beato et al.
(2017) realizaron el estudio con 10 jugadoras semiprofesionales de la liga italiana.
Dentro del diseño, decidieron realizar la investigación en un campo de fútbol sala en el
exterior para poder emplear la tecnología GPS, dadas las dificultades de su uso dentro
de un pabellón. Además, el protocolo aplicado fue mediante dos partidos de simulación,
realizando una competición de 5x5 sin posibilidad de cambios para reducir el sesgo en
las distancias recorridas por cada jugadora por las constantes sustituciones propias del
deporte.
Esto implica que se necesitan nuevos estudios realizados en la pista de juego
oficial, con una situación competitiva real en la que haya sustituciones para no alterar la
lógica interna del juego ni la dinámica de las acciones propias del fútbol sala. Sin
embargo, este estudio pionero muestra un primer acercamiento a las demandas físicas
competitivas del fútbol sala femenino, que han de ser tenidas en cuenta en la
planificación, control de las cargas, optimización del entrenamiento y planteamiento de
estrategias preventivas.
Por otro lado, otras investigaciones se han centrado en analizar el perfil óptimo
de algunas de las principales capacidades condicionales propias del fútbol sala, como se
puede ver en la Tabla 4. Así, la bibliografía existente define que las jugadoras de fútbol
sala deben presentar un VO2máx elevado, en torno a 45 ml/kg/min (Barbero-Álvarez et
al., 2015), siendo capaces de alcanzar 192 lat/min en el 30-15 IFT (Valladares-
Rodríguez, Rey, Mecías-Calvo, Barcala-Furelos, & Bores-Cerezal, 2017). Por otro lado,
las jugadoras son capaces de realizar un sprint de 20 metros por debajo de los 4
segundos y los 30 metros en torno a los 5 segundos, así como realizar un test de RSA de
8x30 metros cerca de los 40 segundos (41,1±1,9 s) (Jiménez-Reyes et al., 2019;
Ramos-Campo et al., 2016; Rubio-Arias et al., 2015). Asimismo, se destaca como se
han observado diferencias significativas en la agilidad y velocidad de golpeo en función
de la categoría competitiva, siendo mayores en jugadoras de Primera División con
respecto a Segunda (Ramos-Campo et al., 2016). Por último, se refleja que han existido
diferentes test para evaluar el rango de movimiento de diferentes grupos musculares,
siendo clara la asimetría en el ratio cuádriceps-isquiosurales (H:Q ratio).
Tabla 4. Perfil condicional en fútbol sala femenino (1/3)
Estudio N Competición Variables analizadas Resultados principales
(Benvenuti, Minganti,
Condello, Capranica, &
Tessitore, 2010)
18 Liga amateur italiana RVS Test 51m (s) 17.32±0.51
PVS Test 51 (s) 14.69±0.67
(Barbero-Alvarez et al.,
2015) 14
Selección Nacional
Venezolana VO2máx (ml/kg/min) 45.3 ± 5.6
(Sainz de Baranda, Cejudo,
Ayala, & Santonja, 2015) 20
Primera División
Española
Flexibilidad
(ROM óptimo) (º) JC Dom JC No Dom P Dom P No Dom
Psoas ilíaco 7.2±5.8 8.2±5.6 6.6±2.5 7.8±2.7
Gemelo 40±5.1 41.9±5.4 38.2±2.2 29.3±4.1
Sóleo 41.7±5.9 43.8±6.4 40.1±1.5 41.8±3.2
Aductores 44.4±3.4 46.1±4.5 44.5±3.9 47.3±4.4
Isquiosural 90.2±14.1 88.5±13.7 89±7.9 87.6±10
Cuádriceps 105.7±13.3 112.5±9.9 114.4±8 116.6±10.3
Glúteo mayor 147.6±3.5 146.9±2.4 148.8±3 150±4.1
(Rubio-Arias et al., 2015) 12 Primera División
Española
Variables PDM: Baja (5) PDM: Media (7)
% graso 27.1±6.4 27.8±2.6
SJ (cm) 26±0.04 25±0.05
CMJ (cm) 25±0.01 25±0.02
Test de golpeo (km/h) 83.9±5.9 84.8±4.76
Test 30 m (s) 5.05±0.25 5.01±0.16
Test RSA (8x30m) (s) 41.28±1.92 40.95±1.39 IFT: Intermitent Fitness Test; ASLR: assisted straight leg raise; PSLR: passive straight leg raise; RSA: repeated sprint ability; RVS: estímulo visual reactivo; PVS: estímulo visual planeado; JC: jugadoras de campo; P:
portera; Dom: lado dominante; No Dom: lado no dominante; PDM: Patrón dietético mediterráneo; CK: Creatinkinasa; CMJ: countermovement jump; SJ: squat jump; H-Q: hamstring-quadriceps
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Tabla 4. Perfil condicional en fútbol sala femenino (2/3)
Estudio N Competición Variables analizadas Resultados principales
(Ramos-Campo et al., 2016) 27 Primera y Segunda
División Española
Variables Primera (14) Segunda (13)
ASLR test (cm) 68.3±10.2 / 68.9±9.6 68.3±10.1/ 68.7±5.9
PSLR test (cm) 82.9±10.2 / 84.3±4.9 82.0±10.6 / 82.4±7.3
Ratio H-Q 0.6±0.1/0.6±0.1 0.5±0.2 / 0.5±0.2
SJ (cm) 26.1±0.4 24.2±0.3
CMJ (cm) 26.7±0.3 24.3±0.3
Test de golpeo (km/h) 84.5* 79.8
Test 30m (s) 4.9±0.2 5.0±0.2
Test agilidad 30m (s) 5.5* 5.7
Test RSA (8x30m) (s) 41.1±1.9 41.8±1.7
(Valladares-Rodríguez et al.,
2017) 13
Primera División
Española
30-15 IFT (km/h)
30-15 IFT (lat/min)
17.4±1.3
192±7
(Rodrigues et al., 2017) 19 Liga amateur
brasileña Test isocinético (%) 79.96±12.32
(Baskaya, Unveren, &
Karavelioglu, 2018) 30
Liga universitaria
turca
Fuerza de pierna (kg) 71.6 ±9.93
Test 10m (s) 1.62±0.08
Test 30m (s) 4.31±0.36
Test Agilidad Illinois (s) 17.23±0.8
Test Yo-Yo 1 (m) 964.67±263.65
CMJ (cm) 23.22±2.2
Pico absoluto potencia (W) 1205.1±80.4
Potencia media (W) 1141.65±74.4 IFT: Intermitent Fitness Test; ASLR: assisted straight leg raise; PSLR: passive straight leg raise; RSA: repeated sprint ability; RVS: estímulo visual reactivo; PVS: estímulo visual planeado; JC: jugadoras de campo; P:
portera; Dom: lado dominante; No Dom: lado no dominante; PDM: Patrón dietético mediterráneo; CK: Creatinkinasa; CMJ: countermovement jump; SJ: squat jump; H-Q: hamstring-quadriceps
Carlo
s Lago
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Tabla 4. Perfil condicional en fútbol sala femenino (3/3)
Estudio N Competición Variables analizadas Resultados principales
(dos Santos et al., 2018) 14 Equipo brasileño
(nivel no indicado)
Cortisol y Creatinkinasa
post competición
Cortisol: 20.2 ± 8.2 μg/dL
CK: 165.4 ± 73.3 U/L
(Jiménez-Reyes et al., 2019) 28 Primera División
Española
F0 (N/kg) 6.63 ± 0.46
V0 (m/s) 7.64±0.40
Pmax 12.6±1.2
Perfil F-V 0.87±0.067
Test 5m (s) 1.49±0.05
Test 20m (s) 3.77±0.13
(Cejudo, Robles-Palazón, &
Sainez de baranda, 2019) 10
Primera División
Española
Flexibilidad
(ROM óptimo) (º) Dominante No dominante
Psoas ilíaco 8.4 ±3.4 9.6±2.7
Gemelo 38.4±4 36.5±4.8
Sóleo 39±4.4 39.4±6.1
Aductores 37±2.5 36.6±2.5
Rotadores externos 51±6.8 49±6.1
Rotadores internos 62±8.2 62.6±5.5
Aductores mono 65.2±3.6 67.2±2.6
Isquiosurales 76.4±5.6 77.2±6.5
Cuádriceps 114.2±6.1 118.2±7.9
Glúteo mayor 138.4±5.6 135.4±5.5 IFT: Intermitent Fitness Test; ASLR: assisted straight leg raise; PSLR: passive straight leg raise; RSA: repeated sprint ability; RVS: estímulo visual reactivo; PVS: estímulo visual planeado; JC: jugadoras de campo; P:
portera; Dom: lado dominante; No Dom: lado no dominante; PDM: Patrón dietético mediterráneo; CK: Creatinkinasa; CMJ: countermovement jump; SJ: squat jump; H-Q: hamstring-quadriceps
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Carlo
s Lago
Fu
entes
Carlos Lago Fuentes Página 35
No obstante, al igual que se indicó en relación a las demandas competitivas, se
necesita un mayor número de investigaciones que repliquen los estudios realizados para
aumentar el tamaño muestral y obtener datos que posibiliten mayor transferencia al
resto de equipos. Esto se debe a que prácticamente sólo existe un estudio por cada una
de las capacidades condicionales mencionadas.
Página 36 Carlos Lago Fuentes
1.6. Epidemiología lesional en fútbol sala femenino
Las lesiones son uno de los factores más limitantes para la optimización del
rendimiento de un deportista y equipo, dado que afecta al estado de forma de un
individuo y a la dinámica de entrenamiento y competición del equipo (Hägglund et al.,
2013). Por ello, a la hora de buscar las mejores herramientas para optimizar el
rendimiento en una modalidad deportiva, otro de los primeros pasos a realizar es
conocer la epidemiología lesional del mismo (Meeuwisse, 1994; van Mechelen, Hlobil,
& Kemper, 1992).
La epidemiología se define como “el estudio de la distribución y los
determinantes de estados o eventos relacionados con la salud y la aplicación de esos
estudios al control de enfermedades y otros problemas de salud” (OMS, 2015).
Aplicado al ámbito deportivo que nos atañe, la epidemiología lesional puede definirse
como la ciencia que estudia el número de lesiones que se suceden en una modalidad
deportiva así como los factores que influyen en su aparición (Cos, Cos, Buenaventura,
Pruna, & Ekstrand, 2010).
Por tanto, los epidemiólogos son aquellos que están “preocupados por
cuantificar la ocurrencia de lesiones con respecto a quién está afectado por una lesión,
dónde y cuándo ocurren las lesiones y cuál es su resultado, con el propósito de explicar
por qué y cómo ocurren las lesiones e identificar estrategias para controlarlas y
prevenirlas” (Phillips, 2000, p. 2).
Por tanto, como indica Phillips (2000), el conocimiento sobre la epidemiología
lesional y los factores y mecanismos que las producen se considera el primer paso en el
proceso para diseñar modelos preventivos específicos en una modalidad deportiva dada
(Cos et al., 2010). Así, a principios de los años 90, van Mechelen et al. (1992) diseñaron
la “secuencia de prevención” para protocolizar los pasos que se deben seguir con el fin
de reducir las lesiones en una modalidad deportiva. En la Figura 4 se expone el
esquema planteado por los autores.
Carlos Lago Fuentes Página 37
Figura 4. Secuencia del modelo preventivo (adaptado de van Mechelen et al., 1992)
Siguiendo esta explicación, se hace necesario conocer en profundidad la
epidemiología lesional en este deporte para cubrir las dos primeras fases del modelo
preventivo. La primera investigación publicada sobre lesiones en fútbol sala fue el
estudio prospectivo realizado a lo largo del Campeonato Brasileño de Fútbol Sala sub-
20 (Ribeiro & Costa, 2006), en el que participaron 10 equipos con un total de 180
jugadores. Encontraron que más del 60% de las lesiones se produjeron por contacto,
siendo el 80% de gravedad mínima o leve, con un tiempo de baja entre 0 y 4 días. No
obstante, este estudio no deja clara la clasificación de lesiones en función de
entrenamiento o competición.
En España, Álvarez Medina et al. (2009) realizaron el primer estudio
longitudinal sobre epidemiología lesional en fútbol sala. En esta investigación
registraron cada incidencia lesional durante los 39 microciclos que duró la temporada,
junto con todos los datos relativos a la carga de entrenamiento y competición. Los datos
más relevantes de su estudio fueron que todos los jugadores sufrieron algún incidente
lesional, el 66% de ellos más de 4 lesiones durante la temporada. No obstante, el 64%
1. Establecer la incidencia y
severidad de las lesiones
2. Establecer la etiología y
mecanismos lesionales
3. Introducir una medida
preventiva
4. Evaluar su efectividad
repitiendo el paso 1
Página 38 Carlos Lago Fuentes
de las lesiones fueron de tipo suave (3 a 5 días de recuperación). Curiosamente, los
autores no publicaron en su estudio la etiología lesional, haciendo referencia sólo a la
carga de entrenamiento, la frecuencia y la gravedad de las lesiones.
Un año después, Junge and Dvorak (2010) publicaron uno de los principales
estudios sobre lesiones en este deporte, en el que analizaron la incidencia lesional y sus
características a lo largo de los 3 mundiales de fútbol sala anteriores (Guatemala, 2000;
China Taipei, 2004 y Brasil, 2008). Ambos autores, pertenecientes al Centro de
Investigaciones de la FIFA, recopilaron todas las lesiones gracias a un instrumento ya
empleado en anteriores competiciones internacionales de otros deportes colectivos. A
pesar de ser el estudio de referencia en esta modalidad deportiva, se ha de tener en
cuenta que sólo recogen las lesiones ocurridas en competición en torneos de alta
densidad competitiva, dejando como incógnita toda lesión que pudiese suceder durante
los entrenamientos de preparación de torneo, así como entre los partidos del mismo.
En el siguiente año, Van Hespen, Stege and Stubbe (2011) expusieron, en el
IOC World Conference on Prevention of Injury & Illness in Sport de Montecarlo, uno
de los estudios sobre epidemiología lesional con mayor número de jugadores. Estos
autores llevaron a cabo tres estudios de cohortes con jugadores y jugadoras
profesionales de fútbol así como jugadores de Primera División de fútbol sala de Países
Bajos, acumulando un total de 1234 deportistas entre 2007 y 2010. De todos estos, sólo
77 eran jugadores de fútbol sala, en los que sucedieron un total de 58 lesiones, 74% de
ellas por contacto, 41% por recidiva y, finalmente, 38% se debieron a esguinces. A
pesar de los datos interesantes, estos han de ser evaluados con cautela dado que las
lesiones en este deporte fueron obtenidas a través de un estudio retrospectivo, una vez
finalizada la temporada.
Por último, el último estudio relativo a la etiología y epidemiología lesional en
fútbol sala masculino fue publicado recientemente por el cuerpo médico de la Selección
Español de Fútbol Sala (Martinez-Riaza, Herrero-Gonzalez, Lopez-Alcorocho, Guillen-
Garcia, & Fernandez-Jaen, 2017). En dicha investigación recogieron, a través de una
metodología retrospectiva, las lesiones sucedidas en cada una de las concentraciones a
lo largo de cinco temporadas (2010-2011 a 2014-2015). El promedio fue de 12.4
atenciones por lesión a cada jugador a lo largo de las 27 concentraciones realizadas,
Carlos Lago Fuentes Página 39
siendo el 57.7% lesiones musculares. Además, encontraron que las lesiones por
sobrecarga fueron más comunes en los entrenamientos, mientras que la mayor parte de
lesiones por contacto ocurrieron durante los partidos.
En resumen, existen varios estudios que han analizado las lesiones en fútbol sala
masculino con muestras de gran nivel (selecciones o equipos de Primera División), en
los que se ha encontrado una alta incidencia lesional, con alta prevalencia de lesiones
por contacto en competición. Sin embargo, no existe una clara evidencia con respecto a
la lesión más habitual en función de la región corporal, dado que la mayoría de estudios
se centraron en unas u otras variables.
Al revés que en la modalidad masculina, no existen prácticamente datos
relativos a las lesiones producidas en selecciones nacionales ni torneos de fútbol sala
femenino. Esto puede ser debido a la reciente oficialidad de los torneos internacionales,
disputando en octubre de 2018 los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud (Youth
Olympic Games, 2018), y en el pasado febrero de 2019 el primer Europeo Femenino de
fútbol sala, avalado y organizado por la UEFA (UEFA, 2018). Así, los estudios
epidemiológicos en fútbol sala femenino se han centrado en analizar la incidencia
lesional en diferentes ligas a lo largo del mundo, tanto europeas, asiáticas como
sudamericanas. En la Tabla 5 se exponen los principales resultados de los siete estudios
epidemiológicos realizados hasta la fecha. No obstante, estas investigaciones tienen
ciertos sesgos que han de ser tenidos en cuenta, dado el diseño de investigación que
aplicaron.
Gayardo et al. (2012) realizaron el primer estudio epidemiológico en fútbol sala
femenino con jugadoras brasileñas. Su estudio fue llevado a cabo a través de un
cuestionario retrospectivo aplicado durante la primera fase de la temporada 2011 sobre
la temporada 2010. No se indica que se haya realizado un análisis de la consistencia de
los datos obtenidos, así como tampoco reflejan una clasificación de lesiones en relación
a la etiología (contacto-no contacto).
Tabla 5. Estudios sobre epidemiología lesional en fútbol sala femenino
Autores N Competición Tipo de estudio Número y
frecuencia Región corporal Etiología Momento Gravedad
(Gayardo et al.,
2012) 135
1ª División
Brasileña
Retrospectivo -
Cuestionario
104 lesiones
54.1% lesionadas
28.9%: tobillo
24% muslo
23.1%: rodilla
46.2%:
contacto
40.4%:
competición
40.4%: recidiva
52.9%: moderada
(7-28 días)
(Serrano,
Shahidian,
Voser, & Leite,
2013)
127
Categorías
inferiores y
nacionales de
Portugal
Retrospectivo -
Cuestionario
161 lesiones
81.% lesionadas
52.7%: esguinces
53.9% rodilla - -
59.4%: moderada
(8-28 días)
(Varkiani,
Alizadeh, &
Pourkazemi,
2013)
- Todas las
categorías de Irán
Retrospectivo-
Hoja de registro
104 lesiones
12.6
lesiones/1000
horas
52.9%: miembro
inferior - - -
(Angoorani et
al., 2014) 17
Selección nacional
de Irán
Prospectivo-
Hoja de registro
28 lesiones
4.17
lesiones/1000
horas
82.1%: miembro
inferior
57.1%: esguinces
25%:
contacto
35.7%:
competición
17.9%:
moderadas (8-30
días)
Nemčić,
Sporiš, &
Fiorentini,
2016)
95 Serie A, C, D y
amateurs de Italia
Retrospectivo-
Cuestionario
94 lesiones
90% lesionadas
25.3%: esguince
de tobillo
73.3%
contacto
66.7%:
competición 35.6%: recidiva
(Uluöz, 2016) 66 Liga universitaria
de Turquía
Prospectivo-
Entrevista
clínica
93 lesiones
1.4
lesiones/jugadora
26.9%: tobillo
21.5%: rodilla
24.7%:
contacto
31.2%:
pretemporada
25.8%:
moderadas (8-21
días)
(Moraes, da
Silva Martins,
& Longen,
2016)
42 Regional, Sub 20 y
Sub 17 de Brasil
Retrospectivo -
Cuestionario 176 lesiones
46.1%: esguinces
tobillo
32.5%: muslo
- - -
Págin
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Fu
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Por su parte, Serrano et al. (2013) diseñaron un estudio retrospectivo en equipos
de fútbol sala de Portugal con un análisis de consistencia de datos que aumenta el rigor
de la investigación. No obstante, el registro de información fue llevado a cabo a través
de las jugadoras en conversación con los cuerpos técnicos, registrando sólo sus tres
lesiones más importantes. Además, las lesiones no fueron clasificadas en función de la
categoría de las jugadoras, siendo 101 jugadoras de categoría juvenil (18-19 años), 17
de División Nacional y 9 de la Selección Nacional. Tampoco se aclara si las jugadoras
de la selección coinciden con las de división nacional, ni los años de práctica, ni la
categoría de las jugadoras a nivel nacional.
En Irán, Varkiani et al. (2013) no recogieron el tipo de lesión ni la etiología por
falta de información, ya que el registro fue llevado a cabo en los hospitales donde
fueron trasladadas las jugadoras. La descripción de la muestra es ínfima, siendo
mostrados datos de deportistas desde 7 años hasta más de 45. Además, en este estudio
sólo se señalan los datos del número de jugadoras lesionadas, sin hacer referencia al
total de equipos involucrados ni total de jugadoras participantes en la competición. Por
último, sólo expusieron información sobre la región corporal dañada de forma global
(miembro inferior, torso, miembro superior y cabeza-cuello).
En el segundo estudio realizado en este país árabe, Angoorani et al. (2014),
realizaron un estudio prospectivo durante 18 meses en la Selección Nacional de Irán.
Sin embargo, no aclaran la frecuencia de entrenamiento o si sufrieron lesiones durante
los entrenamientos con sus respectivos equipos. Tampoco indicaron si durante el
período estudiado, las jugadoras participaron en algún torneo internacional, en los que
se ha observado que la incidencia lesional es mayor (Junge & Dvorak, 2010).
En Italia, Nemčić et al. (2016) realizaron la única investigación sobre lesiones en
futbol sala femenino realizada en varias categorías de forma definida. Este estudio
retrospectivo fue realizado con jugadoras de 4 categorías diferentes de una sola región
de Italia (Venetto). Además, el cuestionario sobre las lesiones sufridas fue cubierto
directamente por las jugadoras, con el posible sesgo de desconocimiento de información
y el bajo interés que puedan tener para indicar las lesiones sufridas.
Página 42 Carlos Lago Fuentes
Por otro lado, Uluöz (2016), seleccionó a jugadoras de nivel amateur que
competían en la liga universitaria turca. Además, la descripción metodológica en el
estudio del investigador turco es confusa, ya que no se indica en qué temporalidad se
llevó a cabo el registro, así como tampoco especifica si el estudio fue prospectivo o
retrospectivo.
Por último, Moraes et al. (2016) realizaron otro estudio epidemiológico con
deportistas brasileñas al igual que Gayardo et al. (2012), los autores aplicaron una
investigación retrospectiva relativa al período de dos temporadas a través de un
cuestionario con una metodología confusa. Además, la muestra empleada fue de
jugadoras de tres rangos de categoría y edad muy diferenciados: sub-17, sub-20 y
adultas. Dentro de este rango de jugadoras tan amplio, no existe una división por
categorías en cuanto a las lesiones, así como no se hace clasificación respecto a la
etiología lesional.
Como se ha señalado anteriormente, cinco de los siete estudios epidemiológicos
fueron realizados con un diseño retrospectivo, donde sólo el estudio en la liga
portuguesa mostró un análisis de consistencia de dato (Serrano et al., 2013). Uno de los
principales problemas que tienen los estudios retrospectivos es que existe un riesgo alto
de que la información no sea recogida de forma adecuada en base a los criterios que se
establezcan. Por otro lado, los dos estudios prospectivos fueron realizados en una liga
amateur (Uluöz, 2016) y en una selección nacional (Angoorani et al., 2014)
En resumen, a pesar de la mayor cantidad de estudios epidemiológicos en fútbol
sala femenino, la calidad metodológica de los mismos es débil (Phillips, 2000).
Además, como se ha podido observar, en España no existe ninguna investigación que
analice ningún aspecto relativo a la epidemiología lesional en fútbol sala femenino, a
pesar de ser un de las principales potencias mundiales de este deporte, y recientemente
campeona del Europeo de fútbol sala.
Por ello, surge la necesidad de realizar un estudio epidemiológico sobre las
lesiones en equipos de primer nivel de fútbol sala femenino en España.
Carlos Lago Fuentes Página 43
1.7. Programación y control de la carga de entrenamiento
El proceso de entrenamiento requiere de un óptimo control de las cargas para
asegurar la correcta adaptación del deportista, gestionando el balance entre
entrenamiento y recuperación. Uno de los aspectos más importantes para la
optimización del rendimiento es la adecuada programación, control y gestión de las
cargas de entrenamiento y competición (Bourdon et al., 2017; Vanrenterghem,
Nedergaard, Robinson, & Drust, 2017).
La carga de entrenamiento se clasifica de forma general en dos categorías: carga
externa e interna. La carga externa puede ser definida como los estímulos físicos
realizados por parte del deportista durante el entrenamiento o competición (Eckard et
al., 2018). Por otro lado, la carga interna se caracteriza por valorar el estrés fisiológico
soportado por el deportista relativo a la carga externa (Bourdon et al., 2017; Eckard et
al., 2018). A este respecto, Vanrenterghem et al. (2017) publicaron una revisión de los
indicadores más relevantes para controlar la carga de entrenamiento en deportes
colectivos, que se muestran en la Figura 5.
Figura 5. Mapa de variables para la monitorización del rendimiento deportivo de un
deportista (adaptado de Vanrenterghem et al., 2017).
Página 44 Carlos Lago Fuentes
Aplicado a una modalidad deportiva, una óptima gestión de la carga debe
integrar medidas tanto de la carga externa como interna para poder obtener una visión
completa de los niveles de estrés sufridos por parte del deportista. A pesar de la gran
variedad de herramientas existentes en la actualidad para el control de la carga, cada
cuerpo técnico debe definir los criterios sobre los que basarse para la elección de las
adecuadas a cada contexto. En este sentido, uno de los principales criterios a tener en
cuenta es el balance coste-beneficio, por lo que dependerá de los recursos disponibles en
cada contexto. Como se puede ver en la Figura 5 sólo hay una herramienta que evalúe
tanto la carga fisiológica como biomecánica. Dicha herramienta es la escala de
percepción subjetiva del esfuerzo (RPE, rate of perceived exertion).
El RPE fue diseñado por Gunnar Borg en la década de los años 60 en sus
estudios con participantes suecos (Borg, 1982). En primer lugar, diseñó una escala de
15 puntos (6-20) donde cada puntuación iba asociada a un rango de 10 pulsaciones de la
FC. El deportista debe responder a la pregunta: “¿cómo fue el entrenamiento?”, 30
minutos después de finalizar el entrenamiento. De esta forma, si el sujeto percibía una
percepción de 8, se supone que debería ir asociada a 80 lat/min. De hecho, esta escala
obtuvo altos niveles correlación con la FC, entre 0.8-0.9 (Borg, 1982). No obstante, la
valoración entre estos números generaba cierta dificultad en los deportistas, por lo que
el propio Borg publicó una adaptación de su escala a 0-10, rango más comprensible por
la mayoría de la población, ya sea deportista o no deportista (Borg, 1982). En la Tabla
6 se presentan ambas escalas.
A pesar de la relevancia del RPE de Borg, pierde utilidad en cuanto se pretende
emplear como una herramienta para la programación de entrenamiento (Foster et al.,
2001). Dada la necesidad de optimizar las herramientas para cuantificar la carga de
entrenamiento, estos mismos autores diseñaron una nueva propuesta, la session-RPE
(sRPE), que consiste en la multiplicación del RPE por la duración de la sesión de
entrenamiento, representando la carga de entrenamiento como unidades arbitrarias (AU)
(Foster et al., 2001). Esta herramienta ha mostrado ser una técnica muy útil para
cuantificar la carga de entrenamiento en una amplia variedad de aplicaciones deportivas,
fácil de emplear y consistente en relación al índice fisiológico objetivo perseguido
durante un entrenamiento (Haddad, Stylianides, Djaoui, Dellal, & Chamari, 2017).
Tabla 6. Escalas de Percepción subjetiva del esfuerzo de Borg (Borg, 1982)
Carlos Lago Fuentes Página 45
Escala
original Percepción del esfuerzo
Escala
modificada Percepción del esfuerzo
6 0 Reposo total
7 Muy, muy ligero 0.5 Muy muy suave
8
9 Muy ligero 1 Muy suave
10 2 Suave
11 Moderado 3 Moderado
12
13 Algo Duro 4 Algo duro
14
15 Duro 5 Duro
16 6
17 Muy duro 7 Muy duro
18 8
19 Muy muy duro 9 Muy muy duro
20 Máximo, extenuante 10 Máximo, extenuante
En los últimos años, dada su potencial aplicación y facilidad de uso, numerosas
investigaciones han empleado la sRPE como herramienta para cuantificar la carga de
entrenamiento en diversas modalidades deportivas, tanto individuales como colectivas,
así como para monitorizar mesociclos y macrociclos (Bourdon et al., 2017; Drew &
Finch, 2016; Haddad et al., 2017). Una de las principales utilidades que se han buscado
con esta herramienta es asociar la carga de entrenamiento con el riesgo de lesiones,
especialmente lesiones musculoesqueléticas, tanto en deportes individuales como
colectivos (Eckard et al., 2018; Soligard et al., 2016). Para analizar esta relación, se han
planteado diferentes ratios de carga (workload) que buscan comparar la carga pasada
(crónica) con la carga actual (aguda), y buscan asociar las modificaciones en la carga de
entrenamiento con la aparición de lesiones (Eckard et al., 2018; Soligard et al., 2016).
Así, aparecieron en la literatura científica términos como el ratio de carga aguda:crónica
(ACWR, acute-chronic workload ratio), popularizado por el investigador Tim Gabbett
con sus estudios en rugby y fútbol australiano, entre otros. Aunque existen diferentes
propuestas, el principal ACWR consiste en la relación de la carga acumulada durante la
Página 46 Carlos Lago Fuentes
semana actual con la media de las cuatro semanas previas. Éste es el conocido como
“Rolling Average Model”, que divide la carga aguda suma de AU a lo largo del actual
microciclo) entre la media de la carga crónica (media de las AU de las cuatro semanas
anteriores). Así, esta herramienta tiene como base la utilización de unidades arbitrarias
calculadas a través de la sRPE.
Tanto el ACWR como la sRPE han mostrado ser herramientas relevantes para el
análisis de la relación entre carga de entrenamiento y la probabilidad de lesiones
(Eckard et al., 2018). Como se ha mencionado, el ACWR es un ratio que pretende
monitorizar la carga comparando las cargas crónicas con las agudas, esto es,
adaptaciones a corto plazo (microciclo) con medio plazo (mesociclo) y las fluctuaciones
que esto supone. Numerosos estudios han intentado evaluar la asociación del ACWR
con un mayor o menor riesgo de lesiones, creando así el denominado “sweet spot”
(rango del ratio entre 0.8-1.3), en el cual el deportista parece tener un menor riesgo de
sufrir una lesión (Windt & Gabbett, 2017).
No obstante, todavía existen muchas incógnitas sobre la relación que tienen la
carga de entrenamiento, el mayor o menor riesgo de lesiones y el rendimiento deportivo
(Drew & Finch, 2016; Eckard et al., 2018; Fox, Scanlan, & Stanton, 2017; Gabbett,
2018; Schwellnus et al., 2016; Soligard et al., 2016) . Esto es, todavía hay cierta
controversia con estos estudios y la efectividad real de la asociación de un ACWR entre
0.8-1.3 y un menor riesgo de lesión (Gabbett, 2018; Gabbett & Whiteley, 2017; Windt
& Gabbett, 2017). De esta forma, ambas herramientas pueden ser empleadas para el
control de la carga de entrenamiento y gestionar las modificaciones de la misma a lo
largo de la temporada con el fin de aumentar la disponibilidad de los jugadores y evitar
la aparición de momentos pico de carga que puedan aumentar el riesgo de lesiones. No
obstante, en vista de la controversia sobre el ratio de carga aguda:crónica, parece más
adecuado todavía emplear la sRPE.
A pesar de su gran utilidad, algunos estudios han criticado la fiabilidad de esta
herramienta dada la subjetividad que presenta al basarse en la percepción del atleta, y
poder estar influenciada por las sesiones anteriores y posteriores (Bourdon et al., 2017).
No obstante, para contrarrestar dichas dudas, recientemente se ha publicado una
revisión en la que se confirma los altos niveles de correlación de la sRPE con otras
Carlos Lago Fuentes Página 47
medidas objetivas de cuantificación de la carga, como la distancia total en fútbol (r =
0.74), fútbol australiano (r = 0.81) o rugby (r = 0.83); FC en fútbol a intensidades altas
(r = 0.61-0.62) o en sesiones de fútbol australiano (r = 0.66); VO2 en entrenamientos
interválicos tanto en hombres como mujeres (r = 0.75-0.80) e incluso con el nivel
cortisol en saliva en partidos oficiales de baloncesto (r = 0.75), entre otros (Haddad et
al., 2017).
En esta misma revisión se destacan numerosos factores que pueden influir en la
valoración del RPE como la edad, género, el nivel deportivo, la experiencia o factores
personales como la extraversión, depresión o ansiedad, o factores medioambientales
como escuchar música, altitud, consumo de cafeína u otras sustancias energéticas, entre
otras (Haddad et al., 2017). A pesar de esto, numerosos estudios apoyan la validez de la
sRPE como indicador y herramienta para cuantificar la intensidad del ejercicio (Drew &
Finch, 2016; McLaren et al., 2017). Además, la buena fiabilidad y consistencia interna
obtenida en varios deportes, tanto en hombres como en mujeres con diferentes niveles
de experiencia, muestra la utilidad de la sRPE como método para monitorizar de forma
eficiente la carga de entrenamiento (Haddad et al., 2017).
En fútbol sala, la principal herramienta empleada en la evidencia científica para
el control de la carga ha sido el RPE. De hecho, a día de hoy no existen estudios que
hayan empleado el ACWR en fútbol sala. En las Tabla 7 y Tabla 8 se presentan los
principales hallazgos en los estudios que han empleado el RPE, tanto en modalidad
masculina como femenina. Dentro de dichas investigaciones, destacan algunas
conclusiones relevantes que deben ser resaltadas:
La sRPE presenta altos niveles de correlación con FC, VO2máx y TRIMP.
Se registran altas cargas en los períodos preparatorios.
Existe una dinámica oscilatoria de cargas durante los períodos competitivos.
El control de cargas a través de sRPE (TWTL) se ve asociado con un aumento
del rendimiento deportivo en el período preparatorio, especialmente en variables
más sensibles como el RSA y el Yo-Yo IR1.
Los rangos óptimos de sRPE diaria parecen estar entre 300 y 400 AU.
Tabla 7. Estudios sobre control de la carga en fútbol sala masculino (1/3).
Autores N Competición Duración Variables analizadas Principales resultados
(Álvarez Medina, Manonelles
Marqueta, & Corna Virón,
2004)
1
equipo
Primera División
Española
38 semanas
177 ent
30 of- 13 amist
Volumen total
Tipología de
contenidos
27060 minutos
12h/semana
12% competición
18% simulación competición
13% fuerza
(Álvarez Medina et al., 2009) 15 Primera División
Española
39 semanas
222 ent
31 of- 12 amist
Volumen total
Lesiones según F-
MARC
26585 minutos
11.3h/semana
100% jugadores sufrieron lesión
33.3% jugadores pararon en 4-6
microciclos
(Milanez et al., 2011) 9 Primera División
Brasileña
4 semanas
39 ent en PC
(21 T-T; 9 Fís; 9
Fza)
2 of
VO2max (ml/kg/min)
VO2 a VT (ml/kg/min)
VO2 a RCP (ml/kg/min)
sRPE
Monotonía
Strain
59.6± 2.5
42.2±6.0
50.9±4.4
sRPE = 499±166.53 AU
RPE diferente en función de tipo de
entrenamiento (P>Fís>T-T>Fza)
3ª semana > carga
Correlación negativa TL diaria y
total con VO2máx (r= -0.78. r= -0.75)
(Milanez, Ramos, Salle-Neto,
Machado, & Nakamura, 2012) 8
Sub18 Liga
regional brasileña
78 ent (25 Fís; 53
TT)
FC (Z1, Z2, Z3)
sRPE
LuciaTRIMP
sRPE- LuciaTRIMP (r= 0.81±0.09)
Z1> Z2> Z3 en cualquier sesión
PP: período preparatorio; PC: período competitivo; Ent: entrenamiento; Amist: amistoso; Of: partido oficial; Fis: sesiones físicas; Fza: sesiones de fuerza; TT: sesiones técnico-táctcas; VT: umbral ventilatorio; RCP:
punto de compensación respiratoria; VFC: Variabilidad de frecuencia cardíacasRPE: session-RPE; TDL: total daily load; TWTL: total weekly training load; CMJ: salto con contramovimiento; SIgA: Salivary secretory
immunoglobulin A; RIE: rate of intended perception; ^sRPE registrado sólo durante el período preparatorio (3 semanas);T: testosterona; CR: cortisol; CK: creatinkinasa
Págin
a 48
Carlo
s Lago
Fu
entes
Tabla 7. Estudios sobre control de la carga en fútbol sala masculino (2/3)
Autores N Competición Duración Variables analizadas Principales resultados
(Miloski, Freitas, & Bara Filho,
2012) 13
Primera División
Brasileña
37 semanas (12 PP-
25 PC)
sRPE
TDL
TWTL
Monotonía
Strain
TWTL media = 1879±754
AU
PP>PC (TWTL, M y ST)
Carga oscilatoria durante PC
(Freitas, Miloski, & Bara Filho,
2012) 12
Primera División
Brasileña
14 semanas (4 PP1-
5 PP2- 5 PC)
Volumen entrenamiento
CMJ
VO2max
Test 10m
Shuttle-run 9-14m
sRPE
TWTL
PC>PC (VO2max y test 10m)
No relación entre CMJ y
Período
PP1> PP2 > PC (TWTL)
TWTL descendente durante 14
semanas
(Oliveira, Leicht, Bishop,
Barbero-Alvarez, & Nakamura,
2013)
11 Primera División
Brasileña
4 meses (3PP -
1PC)
3 momentos de test
(PP1-PP2-PC)
15 of
VFC
RSA
YoYo IR1
sRPE
PPw1>PPw2>PPw3 (sRPE)
PP2>PP1 (RSA-YoYo IR1-
VFC)
No diferencias entre PP2 y PC
(Matzenbacher et al., 2016) 9 Sub18 Liga
regional brasileña
31 semanas
57 ent
Volumen
sRPE
Monotonía
TWTL
FC
EdwardTRIMP
BanisterTRIMP
5103 min
77% TT
TWTL media = 1018±443
AU
sRPE- EdwardTRIMP (r=0.58)
sRPE- BanisterTRIMP (r=0.79)
PP: período preparatorio; PC: período competitivo; Ent: entrenamiento; Amist: amistoso; Of: partido oficial; Fis: sesiones físicas; Fza: sesiones de fuerza; TT: sesiones técnico-táctcas; VT: umbral ventilatorio; RCP:
punto de compensación respiratoria; VFC: Variabilidad de frecuencia cardíacasRPE: session-RPE; TDL: total daily load; TWTL: total weekly training load; CMJ: salto con contramovimiento; SIgA: Salivary secretory immunoglobulin A; RIE: rate of intended perception; ^sRPE registrado sólo durante el período preparatorio (3 semanas);T: testosterona; CR: cortisol; CK: creatinkinasa
Carlo
s Lago
Fu
entes
Págin
a 49
Tabla 7. Estudios sobre control de la carga en fútbol sala masculino (3/3)
Autores N Competición Duración Variables analizadas Principales resultados
(Rabelo et al., 2016) 18 Primera División
Brasileña
45 semanas
157 ent (L-M-H)
52 oficiales
PP-PC1-PP2-PC2
RIE
RPE
RIE>RPE (tipo entrenamiento)
RIE > RPE (período)
(Álvarez Medina & Murillo
Lorente, 2016) 12
Primera División
Española
40 semanas (A-M-
D)
225 ent
RIE (6-20)
RPE (6-20)
RIE = 14.4±0.58
RPE = 14.75±0.47
RIE-RPE (r = 0.74)
(Wilke et al., 2016) 12 Primera División
Brasileña
8 semanas PP
2 amist
37ent
FC (Z1, Z2, Z3)
RPE
Hidratación
sRPE
TRIMP
FCMedia = 73.7± 3.6% FCMáx
TL diaria =153 ±21AU
TRIMP = 531±148 AU
TL y TRIMP regulares durante
8 semanas
sRPE- TRIMP (r = 0.70) (sólo
en 4 de 12)
RPE- FC (r = 0.12)
Deshidratación <2%
(Nogueira et al., 2018) 15 Primera División
Brasileña 4 semanas PP
sRPE
TWTL
4º microciclo <sRPE
1º microciclo <3º
Mejoras en capacidades físicas
(SJ,CMJ, Yo-Yo)
Mejoras en parámetros
bioquímicos (T, CR, CK) PP: período preparatorio; PC: período competitivo; Ent: entrenamiento; Amist: amistoso; Of: partido oficial; Fis: sesiones físicas; Fza: sesiones de fuerza; TT: sesiones técnico-táctcas; VT: umbral ventilatorio; RCP:
punto de compensación respiratoria; VFC: Variabilidad de frecuencia cardíacasRPE: session-RPE; TDL: total daily load; TWTL: total weekly training load; CMJ: salto con contramovimiento; SIgA: Salivary secretory
immunoglobulin A; RIE: rate of intended perception; ^sRPE registrado sólo durante el período preparatorio (3 semanas);T: testosterona; CR: cortisol; CK: creatinkinasa.
Págin
a 50
Carlo
s Lago
Fu
entes
Carlos Lago Fuentes Página 51
No obstante, a pesar del gran número de estudios realizados, además con
muestras de alto nivel (gran parte de las investigaciones con equipos de primera
división), se han detectado algunas inconsistencias que deben ser tenidas en cuenta. Por
ejemplo, a pesar de que los niveles de correlación obtenidos entre TRIMP y sRPE son
altos, dos de los estudios fueron realizados con jugadores de categorías inferiores
(sub18) (Matzenbacher et al., 2016; Milanez et al., 2012), por lo que debería intentar
buscar esta asociación también en jugadores profesionales. De hecho, en el único
estudio que se llevó a cabo en jugadores profesionales, los niveles de correlación entre
sRPE y TRIMP fueron altos (r = 0.70), pero sólo en 4 de los 12 jugadores participantes
(Wilke et al., 2016). Estos resultados sugieren la necesidad de nuevos estudios en fútbol
sala que corroboren la correlación entre la sRPE y la carga calculada en base a las zonas
de intensidad de la FC, como ya han sido corroboradas en otros deportes (Haddad et al.,
2017).
Por otro lado, existe controversia con la correlación entre las cargas estimadas
por parte del cuerpo técnico y la expuesta al final de la sesión por los jugadores. En un
estudio con un equipo brasileño profesional, se encontró que la estimación de la carga
de RPE del entrenador era significativamente superior a la indicada por los jugadores al
finalizar las sesiones de entrenamiento (Rabelo et al., 2016).
Sin embargo, otra investigación muy similar, pero realizada con un equipo
español de Primera División, detectó una correlación alta entre ambas escalas (r = 0.74)
(Álvarez Medina & Murillo Lorente, 2016). En esta publicación se aplicó la escala
original de Borg (6-20), mientras que en el estudio con deportistas brasileños se empleó
la modificada (0-10). Se necesitan nuevos estudios que realicen la comparación entre
cargas estimadas y reales para saber si ésta puede ser una herramienta útil para los
cuerpos técnicos.
Por otro lado, en fútbol sala femenino todavía existen pocos estudios que hayan
analizado algún parámetro de la carga de entrenamiento. Así, en la Tabla 8 se exponen
los principales resultados de las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre control
de la carga en fútbol sala femenino.
Tabla 8. Estudios sobre control de la carga en fútbol sala femenino.
Autores N Competición Duración Variables analizadas Principales resultados
(Milanez, Ramos, Okuno,
Boullosa, & Nakamura,
2014)
8
Primera
División
Brasileña
5 semanas
45 ent
VO2max
VT
RCP
sRPE
Monotonía
Strain
TWTL
TL óptimo (343-419 AU)
S3>S1-4-5 TL
Asociación entre TL y SIgA
TL> 435 AU <SIgA
(Da Rocha, Nunes, &
Venera, 2015) 12
Primera
División
Brasileña
40 semanas
4 bloques (PP-
PC-FPC-PT)
Test condicionales
Parámetros
bioquímicos
Capacidades condicionales se mantienen
Parámetros bioquímicos se mantienen
(Clemente & Nikolaidis,
2016) 10
Liga amateur
Portuguesa 4 semanas PC FC (Z1, Z2, Z3, Z4, Z5) Carga similar a los jugadores
(Barth, Ribeiro, Picanço, &
Del Vecchio, 2016) 10
Liga regional
Brasileña
3 ent
RSA-SSG
SSG-RSA
Partido
RPE (6-20) post serie
RPE sesión (0-10)
sRPE
RSA-SSG = 103 AU
SSG-RSA = 156 AU
Match = 222 AU
Match > SSG- RSA > RSA-SSG (sRPE)
(Pascual, Verdú, Estruch
Llorca, Carbonell Martínez,
& Pérez-Turpin, 2016)
12
Primera
División
Española
8 ent
T-T
Fís
Partido
Modificado
RPE (0-10)
FC (Z1, Z2, Z3)
sRPE
E T-T = 381.07±67.87 AU
E F 534.38±39.34 AU
PM = 531.31±50.99 AU
FC: PM>EF>ET-T
sRPE PM=E T-T > E VT: umbral ventilatorio; RPE: percepción subjetiva del esfuerzo; sRPE: session-RPE; TWTL: carga de entrenamiento total de la semana; FC: frecuencia cardíaca; PP: período preparatorio; PC: período competitivo;
FPC: Final del período competitivo; PT: período transitorio; RSA: repeated sprint ability; SSG: small sided games; T-T: sesión técnico-táctica; Fís: sesiones físicas
Págin
a 52
Carlo
s Lago
Fu
entes
Carlos Lago Fuentes Página 53
Como se puede comprobar, existen muy pocos estudios que analicen la gestión y
el control de la carga en fútbol sala femenino. Tres de las cuatro investigaciones
realizan un análisis a corto plazo, con una intervención de 3 días comparando la
influencia en el orden de las tareas condicionales (Barth et al., 2016), un estudio de
cuatro semanas de período competitivo donde se comparaban las cargas con otros
equipos de fútbol sala masculino y fútbol masculino y femenino (Clemente &
Nikolaidis, 2016), y otra intervención de cinco semanas en las que se realizaron
controles hormonales en un período de alta densidad de entrenamiento (Milanez et al.,
2014).
Hasta la fecha, sólo existe un estudio longitudinal en esta modalidad deportiva,
realizado a lo largo de 40 semanas, donde se realizaron diferentes evaluaciones en los
períodos propios de la temporada para analizar la evolución de los parámetros
bioquímicos y capacidades condicionales (Da Rocha et al., 2015). Su principal
conclusión fue que existe bastante estabilidad en los niveles bioquímicos y las
capacidades condicionales analizadas. Sin embargo, no se describe con detalle cómo se
controló la carga de entrenamiento a lo largo de las 40 semanas, habiendo grandes
lagunas en este estudio. Por último, sólo existe un estudio en la liga española que
analizó la carga a través de sRPE y zonas de a FC para comparar la carga de sesiones
con distinto perfil durante el período competitivo (condicionales, técnico-tácticas y
partido) (Pascual et al., 2016), pero el tiempo de intervención fue de ocho sesiones.
Por tanto, a pesar de existir algunas investigaciones que han registrado el control
de la carga (especialmente en fútbol sala masculino), no existe ningún estudio
longitudinal que haya controlado la carga de entrenamiento a lo largo de una temporada
en un equipo profesional de fútbol sala femenino.
Página 54 Carlos Lago Fuentes
1.8. Optimización del rendimiento físico-deportivo en fútbol sala
Como se ha mencionado en los apartados anteriores, el principal objetivo dentro
del rendimiento físico-deportivo es poder disponer en el mejor estado posible el mayor
número de deportistas para cada competición. Por tanto, la herramienta por excelencia
para alcanzar un rendimiento óptimo en competición se basa en la correcta gestión del
entrenamiento y el descanso. El entrenamiento se ha asociado la preparación del
deportista para que sea capaz de soportar las demandas competitivas de su deporte. Esto
ha hecho que muchas veces se malinterprete, entrenando a los deportistas realmente por
debajo de sus posibilidades (Gabbett & Whiteley, 2017). Por ello, es fundamental que
se verifique a través de investigaciones que los métodos de entrenamiento generen las
adaptaciones óptimas a corto (agudas) y largo plazo (crónicas) para que el deportista
pueda soportar las cargas de entrenamiento y de competición a lo largo de una
temporada.
A este respecto, otros deportes colectivos como el fútbol, baloncesto o rugby
disponen de una vasta evidencia científica con numerosos estudios de intervención que
ponen su foco en optimizar alguna o varias capacidades condicionales para optimizar el
rendimiento físico-deportivo. Así, existen ya algunas revisiones sistemáticas en estos
deportes que han analizado la efectividad de los métodos de entrenamiento más
empleados en la literatura científica. Por ejemplo, se han publicado dos recientes
revisiones sistemáticas sobre la efectividad de los juegos en espacios reducidos (small
sided games) en fútbol en las que resumieron las diferentes variables empleadas para
manipular estas tareas y sus efectos en el rendimiento físico-deportivo tanto
adaptaciones agudas como crónicas (Bujalance-Moreno, Latorre-Román, & García-
Pinillos, 2019; Sarmento et al., 2018); y otra revisión analizó los efectos del programa
de entrenamiento preventivo FIFA 11 en la prevención de lesiones y el rendimiento
deportivo, en 11 estudios con un total de 4700 futbolistas (Gomes Neto et al., 2017).
En otro deporte de gran repercusión mundial como el rugby existen varias
revisiones que han analizado los efectos de las intervenciones físicas o psicosociales
sobre las adaptaciones agudas y las modificaciones en las concentraciones de
testosterona y cortisol (Strahorn, Serpell, McKune, & Pumpa, 2017), la relación entre
Carlos Lago Fuentes Página 55
diferentes métodos de recuperación y la recuperación de fatiga post-entrenamiento o
competición (Tavares, Smith, & Driller, 2017) o la gestión de la carga en jugadores
profesionales y su implicación en lesiones (Quarrie et al., 2017).
Por último, en baloncesto se han publicado tres revisiones sistemáticas en los
últimos 3 años, una también relacionada sobre las estrategias de recuperación post-
entrenamiento y competición (Calleja-González et al., 2016), y otras dos sobre las
mejores herramientas para monitorizar el trabajo (Fox et al., 2017) y la fatiga (Edwards
et al., 2018) de los jugadores.
Sin embargo, como se ha comentado previamente, el número de publicaciones
en fútbol sala es mucho menor. Como ejemplo, esto se ve reflejado en la revisión
sistemática sobre la agilidad en deportes colectivos, que analizó los principales test,
métodos para entrenarla y factores que influyen en el rendimiento en numerosos
deportes colectivos, como fútbol, rugby, baloncesto, beisbol, entre otros (Paul, Gabbett,
& Nassis, 2016). Dentro de los 42 artículos incluidos en dicha revisión, sólo uno analizó
la agilidad en fútbol sala, específicamente en jugadoras de fútbol sala comparándolas
con jugadoras de fútbol (Benvenuti et al., 2010).
En la modalidad masculina existen varios estudios de intervención que han
planteado diferentes estrategias para mejorar los niveles de fuerza y aceleración (Paz-
Franco, Rey, & Barcala-Furelos, 2017; Sánchez-Sánchez et al., 2017; Yanci, Castillo,
Iturricastillo, Ayarra, & Nakamura, 2016), capacidad para repetir sprints (Soares-
Caldeira et al., 2014; Torres-Torrelo et al., 2018), la variabilidad de frecuencia cardíaca
(Oliveira et al., 2013), o la condición física global (Reis, Rebelo, Krustrup, & Brito,
2013). En relación a estos estudios, existen pequeñas revisiones bibliográficas que han
analizado el estado de arte de la bibliografía científica en fútbol sala masculino (Beato
et al., 2016; Moore et al., 2014; Naser et al., 2017), en las que se destaca que no existen,
por ejemplo, estudios que comparen métodos de entrenamiento para la mejora del
VO2máx (Beato et al., 2016). No obstante, estas revisiones analizaron el fútbol sala de
forma global, no se centraron sólo en las estrategias de entrenamiento, pues no hay
suficiente evidencia científica para plantearlas como en otros deportes colectivos citados
previamente.
Página 56 Carlos Lago Fuentes
Con todo esto, en fútbol sala femenino existen todavía menos investigaciones
que hayan analizado los efectos de algún programa de entrenamiento para la mejora de
la condición física de las jugadoras (Palazón et al., 2015). Gran parte de los estudios
realizados en esta modalidad deportiva se han centrado en analizar los factores de
rendimiento clave, la epidemiología lesional y, algunos, controlar las cargas de
entrenamiento como se han expuesto en apartados anteriores. Así, pocos estudios han
planteado intervenciones para optimizar alguna o varias capacidades condicionales en
este deporte.
En la Tabla 9 se exponen los estudios de intervención encontrados en la
literatura científica. Dentro de estos, gran parte han sido realizados con jugadoras
amateur de equipos universitarios, o incluso en tres de ellos no se declara la categoría
competitiva a la que pertenecen. Sólo dos estudios han planteado intervenciones con
muestras de élite de Primera División, en los que han encontrado el rendimiento en RSA
mejoró tras cinco semanas de entrenamiento específico con cambios de dirección en
jugadoras brasileñas (Teixeira et al., 2017), y el aumento del ROM de cadera (tanto
flexión como extensión) tras 8 semanas de intervención con 6 series x 30’’ de
estiramiento activo tres días a la semana en un equipo español (Ayala, Sainz De
Baranda, & De Ste Croix, 2010).
Analizando todos los estudios, independientemente de la categoría competitiva,
se observan tres grupos de intervención: entrenamiento a través de diferentes métodos
condicionales (pliometría, sprint, COD, HIIT) para la mejora del rendimiento,
entrenamiento de aspectos complementarios o preventivos (estiramientos activos y
trabajo propioceptivo) y aplicación de ayudas ergogénicas para la mejora del
rendimiento deportivo.
Tabla 9. Estrategias para la optimización del rendimiento físico-deportivo en fútbol sala femenino (1/2).
Autores N Competición Duración Intervención Principales resultados
(Neves da Silva et al., 2017) 20 Liga universitaria
brasileña
4 semanas
(2/semana) 3-4 x 8-15 rep/ses
>Salto Horizontal
> Flexibilidad
(Karavelioglu, Harmanci,
Kaya, & Erol, 2016) 20
Liga interuniversitaria
turca
8 semanas
(3/semana) 30’ Pliometría
>Potencia de pierna (absoluta
y relativa)
>Salto vertical
>Sprint 30m
(Teixeira et al., 2017) 16 Primera División
Brasileña
5 semanas
en PP
(2/semana)
7.5-7.5 (1 COD)
15-15(3 COD)
4x4’-3’R
15-15 más efectivo en RSA
Ambos mejoraron PS,
velocidad, LT y RSA
(Beyranvand, 2017) 16 Equipo iraní (no
declarado)
4 semanas
(2/semana) 3-6 x 5 x 40m 10’’rec)
>VO2máx y vVO2máx
> PPO y MPO
(Zar, Ahmadi, Miri, Abedi, &
Salesi, 2016) 12 Liga universitaria iraní 2 días
30’ x 60-65% FC
30’ 76-80% FC
Int. Moderada modifica
patrón de citoquinas
(Da Costa, Palma, Pedrosa, &
Pierucci, 2012) 8
Liga universitaria
brasileña 1 día LIST 15’ 55-95% FCMáx)
> Marcadores lipídicos en
sangre (MDA y LOOHs)
>CK
(Karahan, 2012) 12 Liga universitaria iraní 8 semanas
(4/semana)
Programa técnico a alta
intensidad
>Rendimiento anaeróbico
>VO2máx
<Fatiga Rep/ses: repeticiones por cada serie; COD: cambios de dirección; PP: período preparatorio; RSA: repeated sprint ability; PS: peak speed; LT: lactate threshold; PPO: Potencia anaeróbica pico; MPO: Potencia
anaeróbica media; MDA:malondialdehido; LOOHs: lípidos hidroperóxidos ;CK: creatinkinasa; SEBT: Star excursion balance test
Carlo
s Lago
Fu
entes
Págin
a 57
Tabla 9. Estrategias para la optimización del rendimiento físico-deportivo en fútbol sala femenino (2/2).
Autores N Competición Duración Intervención Principales resultados
(Ribas, Schedler, Pacheco, &
Pacheco, 2017) 20
Liga universitaria
brasileña
4 semanas
(2/semana)
Entrenamiento
propioceptivo
Entrenamiento de fuerza
Ambos > SEBT
(Ayala et al., 2010) 10 Primera División
Española
8 semanas
en PC
(3/semana)
6x30’’ estiramiento activo >ROM Cadera
Efecto residual-2 semanas
Atakan, Karavelioğlu,
Harmancı, Cook, & Bulut,
2018)
30 Equipo turco (categoría
no declarada) 1 semana
Ingesta de maltodextrina
(0.25g/kg de peso/día)
> Sprint 10, 20 y 30m
> Agilidad
> Fuerza isométrica piernas
(Karavelioglu, 2014) 29 Equipos turcos (no
declarado)
1 día, final
PP
Ingesta de Bicarbonato
sódico (0.3 g/kg peso)
Bicarbonato aumenta la
distancia en test Yo-Yo1
(Saeedy, Bijeh, & Moazzami,
2016) 32 Liga local iraní
6 semanas
(3/semana)
4 grupos
Zinc (30mg)-diario
HIIT: 6-10x30’’-4’R
>VO2máx
> MPO
Rep/ses: repeticiones por cada serie; COD: cambios de dirección; PP: período preparatorio; RSA: repeated sprint ability; PS: peak speed; LT: lactate threshold; PPO: Potencia anaeróbica pico; MPO: Potencia anaeróbica media; MDA:malondialdehido; LOOHs: lípidos hidroperóxidos ;CK: creatinkinasa; SEBT: Star excursion balance test; ROM: range of motion
Págin
a 58
Carlo
s Lago
Fu
entes
Carlos Lago Fuentes Página 59
Con respecto al grupo de estudios sobre mejora del rendimiento (primer grupo
de estudios), se ha observado que el entrenamiento pliométrico puede ser efectivo para
la mejora de la explosividad y aceleración con intervenciones entre cuatro y ocho
semanas (Karavelioglu et al., 2016; Neves da Silva et al., 2017), así como el
entrenamiento de cambios de dirección favorece la capacidad para repetir sprints en tan
sólo cinco semanas (Teixeira et al., 2017). Si el objetivo es mejorar la potencia aeróbica,
el entrenamiento de alta intensidad puede ser clave. Tanto el entrenamiento analítico
con series de sprint de 40 metros como el entrenamiento técnico con tareas de alta
intensidad (entrenamiento integrado) obtuvieron mejoras en el VO2máx en cuatro y ocho
semanas, respectivamente (Beyranvand, 2017; Karahan, 2012). Con respecto a este
parámetro, dos estudios destacan la necesidad de controlar la intensidad de
entrenamiento, pues un esfuerzo de 30 minutos continuos entre 60-65% FCMáx modificó
el patrón en la concentración de citoquinas con respecto al entrenamiento a intensidades
entre el 75-80% FCMáx (Zar et al., 2016), así como tan sólo 15 minutos de
entrenamiento progresivo (de 55 a 95% FCMáx), provocó un aumento de marcadores
lípidicos y de la concentración de la creatinkinasa en sangre (Da Costa et al., 2012).
Con respecto al trabajo preventivo, hasta la fecha no existen estudios que hayan
evaluado el riesgo lesional o planteado estrategias para reducir la probabilidad de
lesiones, a excepción de una investigación que planteó un protocolo de entrenamiento
propioceptivo y de trabajo de fuerza para mejorar la estabilidad del tobillo en jugadoras
de fútbol sala durante 4 semanas, obteniendo mejoras significativas en el SEBT test
(Ribas et al., 2017). Otro estudio, también relacionado con un factor tradicionalmente
preventivo como es la flexibilidad, obtuvo un aumento del ROM de cadera (tanto en
flexión como extensión) tras ocho semanas de intervención con 6 series x 30’’ de
estiramiento activo tres días a la semana en jugadoras de Primera División Española
(Ayala et al., 2010).
Por último, existen varios estudios que plantearon el uso de ayudas ergogénicas
para la mejora del rendimiento deportivo en jugadoras de fútbol sala, tanto pautas
agudas como crónicas. Con respecto a estos estudios, parece que la ingesta de
bicarbonato sódico (0.3g/kg de peso) previo al entrenamiento mejora el rendimiento
aeróbico (Karavelioglu, 2014), así como la ingesta de maltodextrina (0.25 g/kg de
peso/día) durante siete días consecutivos provocó mejoras en el rendimiento de
Página 60 Carlos Lago Fuentes
parámetros clave en el fútbol sala, como son el sprint o la agilidad (Atakan et al., 2018).
Por último, sólo un estudio planteó una intervención de larga duración (6 semanas),
mostrando como la ingesta de zinc (30 mg/día) durante un programa de entrenamiento
de HIIT fue la más efectiva para la mejora del VO2máx y la potencia anaeróbica media
en el test de Wingate, en comparación con el grupo que sólo ingirió zinc o el que sólo
realizó el protocolo de entrenamiento HIIT sin ingesta de zinc (Saeedy et al., 2016).
Como se puede observar, pocos estudios han sido publicados sobre la mejora del
rendimiento deportivo en fútbol sala femenino. Además, unido a la escasa evidencia
científica, hay gran desconocimiento de los métodos de entrenamiento empleados por
los equipos de fútbol sala, tanto las estrategias para mejorar el rendimiento deportivo
como las estrategias preventivas empleadas a lo largo de la temporada. En otros
deportes como fútbol o baloncesto, existen numerosos estudios que han analizado las
estrategias preventivas más empleadas, así como las percepciones existentes sobre los
factores de riesgo clave en su deporte (McCall et al., 2014; Meurer, Silva, & Baroni,
2017; O’Brien & Finch, 2016; Wilke, Niederer, Vogt, & Banzer, 2018; Zech &
Wellmann, 2017). Esto ayuda a conocer la realidad aplicada en el mundo del
rendimiento deportivo, guiando los nuevos estudios hacia las necesidades de la práctica
deportiva diaria, reduciendo así la distancia entre ambos ámbitos que deben estar unidos
para la optimización del rendimiento deportivo (Eisenmann, 2017).
Teniendo en cuenta el reducido tiempo que se dispone para entrenar a lo largo de
la semana en los equipos profesionales y la cantidad de aspectos que se deben incluir
(condicionales, técnico-tácticos, estratégicos, complementarios, etc.), se hace necesario
gestionar de forma óptima el tiempo dedicado a cada tarea y objetivo. Por ello,
cualquier estrategia de intervención, cualquier tarea de entrenamiento debe ser eficiente:
obtener beneficios con el menor tiempo de intervención posible, basadas en la evidencia
científica y que faciliten la mejora del rendimiento así como que esto ayude a reducir el
riesgo de lesiones.
Carlos Lago Fuentes Página 65
Una vez analizada la evidencia científica hasta la fecha sobre el rendimiento
físico-deportivo en fútbol sala femenino a lo largo del marco teórico que sostiene esta
tesis doctoral, a continuación se procede a delimitar la problemática identificada en el
objeto de estudio, así como las preguntas que surgen para dar solución a los problemas
planteados.
Por último, se definen el objetivo general de la tesis doctoral y los objetivos
específicos derivados de los cuatro problemas delimitados, así como las hipótesis
asociadas a dichos objetivos.
2.1. Origen de la problemática del objeto de estudio
A pesar del crecimiento progresivo a nivel mundial del fútbol sala durante las
últimas décadas, la producción científica no ha crecido a la par. Para comprender la
diferencia con su deporte más similar, el fútbol, el primer artículo científico indexado
sobre fútbol sala en la base de datos PubMed es del año 2007, indexando un total de 163
artículos hasta el año 2018. En este mismo período, existen cerca de 7000 artículos
indexados relativos al fútbol (PubMed, 2018). Si realizamos esta misma comparación en
la base de datos Scopus, se publicaron 376 artículos en el período 2007-2018, mientras
que en fútbol la cifra alcanza las 15000 investigaciones (Scopus, 2018). Esto supone un
ratio aproximado de un artículo de fútbol sala publicado por cada 40 investigaciones en
fútbol.
En los primeros años de investigación en este deporte, hace algo más de una
década, los investigadores se centraron en definir los parámetros de rendimiento de los
jugadores, atendiendo a las variables internas (FC) y externas (distancias, velocidades y
tiempo de participación) tanto en competición (Barbero Alvarez et al., 2008; Castagna
et al., 2009; Rodrigues et al., 2011) como en entrenamiento (FC, VO2máx, lactacidemia,
parámetros bioquímicos, entre otros) Barbero Álvarez, D’ottavio, Granda-Vera, &
Castagna, 2009; Castagna & Barbero Alvarez, 2010; Cuadrado-Peñafiel, Párraga
Montilla, Ortega-Becerra, & Jiménez-Reyes, 2014).
Página 66 Carlos Lago Fuentes
De forma resumida, los hallazgos de estos estudios indicaron que la distancia
cubierta en competición oscila entre los 3-6 km (Matzenbacher, Pasquarelli, Rabelo, &
Stanganelli, 2014), recorriendo unos 120 m/min, y ejecutando un cambio de dirección
cada 8-10 segundos (Barbero Alvarez et al., 2008). Por tanto, el fútbol sala ha sido
definido como un deporte intermitente de acciones a alta intensidad y constantes
cambios de dirección (Beato et al., 2016; Matzenbacher et al., 2014). Todas estas
investigaciones corresponden al análisis competitivo en fútbol sala masculino, en
diferentes categorías, especialmente con jugadores profesionales tanto españoles como
brasileños.
Por otro lado, el fútbol sala femenino ha incrementado su relevancia, nivel y
número de competiciones, así como el número de jugadoras federadas, aumentando un
35,5% en los últimos 10 años (RFEF, 2018). Esta evolución y crecimiento ha llevado a
una mejora de la profesionalización de las jugadoras, firmando recientemente el primer
convenio colectivo de fútbol sala femenino (Burela, 2018).
Sin embargo, hasta la fecha, existen pocos estudios relativos al fútbol sala
femenino (Ramos-Campo et al., 2016). Las investigaciones realizadas se han centrado
en analizar el perfil competitivo (Beato et al., 2017), o las capacidades condicionales
determinantes como la potencia aeróbica máxima (VO2máx) (Barbero-Alvarez et al.,
2015), el perfil de fuerza-velocidad y la aceleración (Jiménez-Reyes et al., 2019;
Ramos-Campo et al., 2016) o el rango de movimiento (Ayala, Sainz de Baranda, De Ste
Croix, & Santonja, 2011; Cejudo et al., 2019).
En los últimos años, se han publicados algunas investigaciones que han
planteado estrategias enfocadas en la optimización del rendimiento y control de la
carga. Sin embargo, estos estudios se han realizado con intervenciones de corto plazo,
entre 4 y 5 semanas (Clemente & Nikolaidis, 2016; Milanez et al., 2014), y sólo un
estudio longitudinal que analizó los parámetros bioquímicos en un equipo brasileño a lo
largo de una temporada, donde no se declaró un análisis detallado de las cargas de
entrenamiento (Da Rocha et al., 2015). Por esto, se hace necesario realizar estudios de
mayor duración que analicen la evolución de la carga de entrenamiento a lo largo de una
temporada.
Carlos Lago Fuentes Página 67
Por otro lado, existen varios estudios que han analizado la epidemiología
lesional en fútbol sala femenino, realizadas en diferentes ligas, tanto europeas, como
sudamericanas y asiáticas. Dichos estudios, aunque aportan información relevante para
conocer la realidad de esta problemática, tienen algunos de los principales sesgos
señalados en la literatura científica (Phillips, 2000). Uno de los aspectos principales en
el que coinciden estos estudios es la alta incidencia del esguince de tobillo en jugadoras
de fútbol sala. Sin embargo, existe controversia sobre la lesión muscular más común, la
duración de las lesiones o, especialmente, qué etiología es la más frecuente en este
deporte, si las lesiones con o sin contacto.
Unido a esto, existe un gran desconocimiento sobre los factores de riesgo
específicos del fútbol sala, más allá de los mencionados estudios sobre epidemiología
lesional. Además, no hay ninguna investigación que analice o profundice cuáles son las
mejores estrategias preventivas para reducir la incidencia lesional, así como no se
conocen las estrategias aplicadas por los equipos profesionales, si están basadas en la
evidencia científica o existe una distancia entre ésta y la práctica diaria en el fútbol sala.
Por último, el entrenamiento de la zona central (core) ha demostrado una
correlación positiva con la mejora del rendimiento de acciones explosivas (Prieske,
Muehlbauer, & Granacher, 2016) y la reducción del riesgo de lesiones (Borghuis, Hof,
& Lemmink, 2008) en diferentes estudios. En relación al uso de plataformas inestables,
se ha observado que genera una mayor activación de la musculatura central (Prieske et
al., 2015), aunque hoy en día no existen muchos estudios que comparen el
entrenamiento del core con y sin superficies inestables y su influencia en el rendimiento
deportivo.
Por tanto, surge la necesidad de profundizar sobre elementos clave en la
optimización del rendimiento deportivo en el fútbol sala femenino como son: el análisis
riguroso sobre la epidemiología lesional, el conocimiento de las estrategias preventivas
más comunes, la gestión y control de cargas de entrenamiento a lo largo de una
temporada, así como la aplicación de nuevas estrategias de entrenamiento que persigan
el doble objetivo: optimizar el rendimiento de las jugadoras así como incidir en la
reducción del riesgo lesional.
Página 68 Carlos Lago Fuentes
A continuación se presentan los cuatro problemas que centran la presente tesis
doctoral, junto con las principales preguntas de investigación asociadas.
Carlos Lago Fuentes Página 69
2.2. Problema de la investigación 1
En fútbol sala masculino, existen diferentes estudios que abordan la
epidemiología lesional en poblaciones de élite, como selecciones nacionales
participantes en campeonatos del mundo (Junge & Dvorak, 2010; Van Hespen et al.,
2011), la selección española a lo largo de 5 temporadas (Martinez-Riaza et al., 2017), o
equipos de élite de la Liga Nacional Brasileña (Ribeiro & Costa, 2006), donde se
muestran las lesiones de tobillo como las más frecuentes.
En fútbol sala femenino, hay mayor dispersión en las investigaciones, con
muestras de menor nivel y con diseños de estudio poco rigurosos. Éstos destacan la alta
incidencia también de esguinces de tobillo, aunque hay controversia en la relevancia de
las lesiones con o sin contacto, entre otras cuestiones. Además, dadas las características
propias de las mujeres, existe la necesidad de conocer y analizar la influencia del ciclo
menstrual sobre las lesiones en fútbol sala femenino, así como ya se ha observado en
otras modalidades una mayor incidencia de lesiones de ligamento cruzado anterior
(LCA) durante la fase folicular. Por tanto, el problema se plantea en cuatro cuestiones
más específicas:
¿Cuál es la incidencia lesional en equipos de fútbol sala femenino españoles?
¿Existe una alta incidencia de lesiones por contacto?
¿Cuál es la lesión más común en esta modalidad deportiva?
¿Hay mayor incidencia lesional en función de la fase del ciclo menstrual?
Página 70 Carlos Lago Fuentes
2.3. Problema de la investigación 2
En otras modalidades deportivas se han investigado qué tipo de estrategias
preventivas se emplean para reducir el riesgo lesional, controlar la carga de
entrenamiento, entre otras medidas (McCall et al., 2014; McCall, Davison, et al., 2015;
Wilke et al., 2018), encontrando resultados contradictorios, incluso mostrando que los
cuerpos técnicos de equipos profesionales emplean herramientas preventivas con escasa
evidencia científica.
Sin embargo, en fútbol sala, no existe ninguna investigación que analice las
pautas llevadas a cabo por los cuerpos técnicos, a excepción de un estudio que evaluó
los modelos de planificación aplicados en diferentes deportes colectivos masculinos, en
la temporada 2003/2004, entre los que se encontraba el fútbol sala (Moliner et al.,
2010). En dicho estudio se observaron diferencias en el modelo de planificación con
respecto a otros deportes como balonmano, baloncesto, fútbol o hockey. Teniendo en
cuenta esto, pueden existir también diferencias en las estrategias preventivas así como
en la delimitación de los factores de riesgo propios de la modalidad deportiva. Por tanto:
¿Delimitan correctamente los cuerpos técnicos los principales factores de riesgo
lesionales en fútbol sala?
¿Se emplean estrategias preventivas basadas en la evidencia científica en el
fútbol sala?
Carlos Lago Fuentes Página 71
2.4. Problema de la investigación 3
Debido al crecimiento exponencial del fútbol sala femenino asociado a su mayor
repercusión mundial con la aparición de nuevos torneos como los Juegos Olímpicos de
la Juventud en 2018, el Europeo de Fútbol Sala en 2019, o la futura creación de
competiciones oficiales entre clubes a nivel europeo, surge la necesidad de gestionar
con mayor rigor la carga de entrenamiento dado el aumento de competiciones a lo largo
de una temporada, y la exigencia de las mismas.
Además, teniendo en cuenta la calendarización de estos torneos internacionales
así como sus competiciones preparatorias, se hace necesario optimizar el registro y
control de la carga de entrenamiento y competición durante toda la temporada. Sin
embargo, hasta la fecha, sólo se han publicado investigaciones relativas al control de la
carga y optimización del entrenamiento en períodos de corto-medio plazo (Clemente &
Nikolaidis, 2016; Milanez et al., 2014; Neves da Silva et al., 2017; Ribas et al., 2017;
Zar et al., 2016), salvo el estudio ya mencionado con jugadoras brasileñas a lo largo de
una temporada, focalizado en la evolución de parámetros bioquímicos (Da Rocha et al.,
2015). Dada la escasa evidencia científica sobre esta temática, surge la necesidad de
conocer en profundidad cómo se distribuye la carga a lo largo de una temporada y si se
cumplen los principios de periodización del entrenamiento, haciendo especial énfasis en
conocer la gestión de las cargas durante el período preparatorio, clave en las primeras
fases de la temporada. Por ello, el problema que planteado se define en las siguientes
preguntas:
¿Existe una distribución homogénea de la carga a lo largo del período
competitivo?
¿Hay diferencias en la distribución de la carga semanal en función del período
de la temporada?
Página 72 Carlos Lago Fuentes
2.5. Problema de la investigación 4
En la literatura científica, existen numerosas estrategias de intervención para
optimizar el rendimiento deportivo, tanto en deportes individuales como colectivos. Sin
embargo, dado que el objetivo fundamental de un cuerpo técnico debe ser disponer de
las jugadoras en el mejor estado de forma el mayor número de partidos posible, es
necesario plantear propuestas de intervención eficientes que ayuden a optimizar el
rendimiento y reducir el riesgo lesional. En esta línea, el FMS es una batería de pruebas
que evalúa la calidad del movimiento, siendo ésta un factor limitante del rendimiento y
que puede incrementar el riesgo de lesiones (Bonazza, Dhawan, Smuin, Onks, & Silvis,
2017).
Por otro lado, el core es uno de los pilares de entrenamiento, dada su conexión
con las extremidades superiores e inferiores y su influencia demostrada en el
rendimiento deportivo por la transferencia de fuerzas entre extremidades y
estabilización del tronco en acciones explosivas (Borghuis et al., 2008; Prieske,
Muehlbauer, & Granacher, 2016). Además, se ha observado que el uso de superficies
inestables favorece una mayor activación de la musculatura implicada en la zona central
(Prieske et al., 2015).
En vista de lo comentado, se podría considerar el entrenamiento del core con
superficies inestables como una estrategia óptima para la mejora del control motor y la
calidad del movimiento, así como para la optimización del rendimiento deportivo en
acciones explosivas, claves en el fútbol sala. Sin embargo, a día de hoy no se ha
analizado si este tipo de entrenamiento es eficiente y provoca mayores beneficios
comparados con el entrenamiento sobre superficies estables. Por tanto, surge la última
cuestión a resolver:
¿El empleo de superficies inestables en el entrenamiento del core aumenta el
rendimiento físico-deportivo y mejora la puntuación en la batería FMS en
jugadoras de fútbol sala?
Carlos Lago Fuentes Página 73
2.6. Objetivos
En base a los cuatro problemas de investigación planteados previamente, surge
la necesidad de formular los objetivos que conforman esta tesis doctoral, tanto general
como específicos. Así, se indica a continuación el objetivo general de la presente tesis
doctoral:
Analizar las diferentes variables relacionadas con la optimización del
rendimiento físico-deportivo en jugadoras profesionales de fútbol sala femenino.
Consecuentemente, dicho objetivo general se subdivide en cuatro objetivos
específicos que pretenden ser alcanzados a través de las cuatro investigaciones
presentadas en este documento:
Describir la epidemiología lesional en jugadoras profesionales de fútbol sala a lo
largo de una temporada.
Detallar el conocimiento sobre las percepciones sobre las lesiones, factores de
riesgo lesionales y estrategias preventivas empleadas por cuerpos técnicos de
fútbol sala profesional.
Controlar y monitorizar la carga de trabajo a lo largo de una temporada en
jugadoras profesionales de fútbol sala.
Analizar la eficacia del entrenamiento del core sobre superficie estable e
inestable sobre la batería FMS y rendimiento en jugadoras profesionales de
fútbol sala.
Página 74 Carlos Lago Fuentes
2.7. Hipótesis
En base a los estudios precedentes presentados a lo largo del marco teórico de la
presente tesis y teniendo en cuenta los cuatro objetivos planteados previamente, surge la
necesidad de formular las hipótesis asociadas. Así, se indican a continuación:
Hipótesis 1:
La etiología lesional más común en jugadoras profesionales de fútbol sala se
debe a incidentes lesionales provocados por acciones con contacto.
Hipótesis 2:
Las estrategias preventivas empleadas por los cuerpos técnicos de equipos
profesionales de fútbol sala están apoyadas por evidencia científica contrastada.
Hipótesis 3:
La distribución de las cargas durante una semana tipo en el período competitivo
es diferente con respecto al período preparatorio en un equipo de fútbol sala
femenino profesional.
Hipótesis 4:
El entrenamiento del core sobre superficie inestable aumenta el rendimiento y la
puntuación en la batería FMS más que sobre superficie estable en jugadoras
profesionales de fútbol sala.
Carlos Lago Fuentes Página 77
En el presente capítulo se expone un resumen del diseño metodológico llevado a
cabo en cada una de las cuatro investigaciones que conforman la presente tesis doctoral.
Así, se pretende aclarar a través de una tabla explicativa el hilo conductor ejecutado
durante el presente proyecto.
De esta forma, en la Tabla 10 se presenta la información metodológica más
relevante de dichas investigaciones, incluyendo la muestra, el diseño metodológico y
las principales variables analizadas. Posteriormente, en los siguientes capítulos, se
describe la metodología de cada investigación de forma pormenorizada.
De forma resumida, las cuatro investigaciones presentadas a continuación
combinan tres tipos de diseños metodológicos distintos: estudio descriptivo transversal
(Capítulo 5), dos estudios longitudinales, uno de cohortes descriptivo (Capítulo 4) y
un estudio de caso (Capítulo 6), y en tercer lugar, un estudio de medidas repetidas
(Capítulo 7). Esta combinación favorece el alcance del objetivo general de esta tesis,
esto es, analizar las diferentes variables relacionadas con la optimización del
rendimiento físico-deportivo en jugadoras profesionales de fútbol sala.
La investigación 1 (Capítulo 4) busca alcanzar el primer objetivo específico de
esta tesis doctoral a través de un estudio prospectivo de cohortes de corte longitudinal
con 89 jugadoras de 7 equipos de fútbol sala. Durante la temporada, se recogieron los
datos de cada lesión relativos a un total de 12 variables epidemiológicas. Todos los
datos se incluyeron en una hoja de registro preprogramada y facilitada a los cuerpos
técnicos con un dossier explicativo para resolver las posibles dudas relativas a cada una
de las variables implicadas. Además, se mantuvo contacto mensual con cada uno de los
cuerpos técnicos implicados para conocer el grado de avance del proyecto y resolver
cuestiones puntuales que surgiesen a lo largo de la temporada.
La investigación 2 (Capítulo 5) analiza en profundidad las percepciones sobre
las lesiones más comunes, los principales factores de riesgo, las estrategias preventivas
más eficaces y aquellas más empleadas. Se llevó a cabo a través de un estudio
descriptivo de corte transversal con un cuestionario facilitado a los cuerpos técnicos de
equipos de élite de fútbol sala. En primer lugar, se realizó una adaptación del
cuestionario original publicado por Meurer et al. (2017), por un grupo de expertos, para
Página 78 Carlos Lago Fuentes
posteriormente derivarlo a todos los equipos que aceptaron participar en el estudio a
través de un software online específico para el empleo de cuestionarios.
En tercer lugar, la investigación 3 (Capítulo 6) intenta dar respuesta al tercer
objetivo específico, a través de un estudio descriptivo de corte longitudinal con un
equipo de fútbol sala femenino a lo largo de una temporada, esto es, un estudio de caso.
Antes del inicio de la temporada, las jugadoras ya estaban familiarizadas con la escala
de esfuerzo modificada de Borg (0-10). Durante 43 semanas se recogieron los datos
individuales de las jugadoras pertenecientes al equipo a través del método sRPE, así
como los contenidos de entrenamiento y el tiempo de dedicación asociado, clasificados
en base a investigaciones previas.
Por último, en cuanto a la investigación 4 (Capítulo 7), se trata de un estudio de
medidas repetidas con una propuesta de entrenamiento de la zona central. En esta
investigación se planteó un protocolo de intervención durante 6 semanas con tres
sesiones por semana con el empleo de 4 ejercicios fundamentales del trabajo de core. El
tiempo de intervención fue el mismo para ambos grupos, sólo se modificó la superficie
sobre la que se aplicaba. Se aplicaron diferentes pruebas para evaluar el efecto del
protocolo de intervención, como son CMJ, test de 10 metros, test RSA 6x25 y la batería
FMS.
En los próximos capítulos se desarrollan de forma detallada las investigaciones
mencionadas en los anteriores párrafos y esquematizadas en la Tabla 10.
Tabla 10. Diseño metodológico de las investigaciones que conforman la tesis doctoral (1/2).
Investigación Diseño del estudio Participantes Protocolo ejecutado Variables medidas
Capítulo 4 Corte longitudinal
n = 89 jugadoras
de 1ª y 2ª
División Nacional
Duración: 42 semanas
Contacto directo con los cuerpos
técnicos a lo largo de la
temporada
Utilización de plantilla en Excel
unificada para todos los cuerpos
técnicos
Registro individualizado de cada
lesión ocurrida durante la
temporada
Posición de juego
Dominancia
Día de la semana conforme al
partido (MD)
Tipo de sesión
Momento de la sesión
Semana
Región corporal
Tipología de lesión
Etiología
Fase del ciclo menstrual
Duración de la lesión
Tiempo de exposición
Capítulo 5 Corte transversal
n =32 cuerpos
técnicos de 1ª y 2ª
División Nacional
masculinas y
femeninas
Utilización de cuestionario
adaptado
Estudio piloto
Difusión a través de diferentes
asociaciones y contactos directos
con clubes
Registro a través de plataforma
online (SurveyMonkey)
Entrenamientos en pretemporada y
temporada
Lesiones en pretemporada
Miembros del cuerpo técnico,
formación y funciones
Factores de riesgo específicos
Test más empleados
Frecuencia de trabajo preventivo
Estrategias preventivas más
eficaces
Estrategias preventivas empleadas GC: grupo control; GE: grupo experimantal; RPE: rate of perceived exertion; sRPE: session-RPE; FMS: Functional Movement Screen; CMJ: Countermovement jump
Carlo
s Lago
Fu
entes
Págin
a 79
Tabla 10. Diseño metodológico de las investigaciones que conforman la tesis doctoral (2/2).
Investigación Diseño del
estudio Participantes Protocolo ejecutado Variables medidas
Capítulo 6 Corte
longitudinal
n = 13 jugadoras de 1ª
División
Duración: 43 semanas
RPE de la sesión 30’ después
Registro a lo largo de toda la
temporada
RPE
sRPE
Monotonía
Strain
Volumen de la sesión
Contenido de la sesión
Perfil de mesociclo
Capítulo 7 Medidas
repetidas
N = 14 jugadoras de 1ª
División
Duración: 6 semanas - 3
días/semana
4 ejercicios de CORE
3x30’’- 40’’- 50’’/ ejercicio
GC plataforma estable
GE plataforma inestable (Togu®
Dyn-Air)
FMS
FMSmove
FMSstab
FMSflex
CMJ
Test 10m
Test RSA GC: grupo control; GE: grupo experimantal; RPE: rate of perceived exertion; sRPE: session-RPE; FMS: Functional Movement Screen; CMJ: Countermovement jump
Págin
a 80
Carlo
s Lago
Fu
entes
Carlos Lago Fuentes Página 81
Capítulo 4
Investigación 1. Epidemiología
lesional en fútbol sala femenino
profesional: un estudio de cohortes
prospectivo
Carlos Lago Fuentes Página 83
4.1. Resumen
El fútbol sala femenino es un deporte en constante crecimiento, así lo demuestran las
estadísticas del número de licencias y competiciones. No obstante, existe mucha
controversia sobre las lesiones en esta modalidad deportiva. Además, no se ha analizado
la distribución de las lesiones en función del ciclo menstrual, a pesar de su demostrada
asociación con algunas lesiones como el LCA en otros deportes. En base a esto, el
objetivo de este estudio fue describir la epidemiología lesional en jugadoras
profesionales de fútbol sala durante una temporada, atendiendo a diferentes variables
lesionales así como a los tiempos de exposición. Para alcanzar este objetivo, se diseñó
un estudio longitudinal prospectivo de cohortes. La muestra fue de 89 jugadoras de siete
equipos de fútbol sala participantes en Primera y Segunda División Española. Se
recogieron todas las lesiones durante la temporada 2017-2018 usando una hoja de
registro programada. Los ratios lesionales se calcularon para la gravedad de lesión y
ciclo menstrual. Por otro lado, se exponen las frecuencias absolutas del resto de
variables. Por último, se realizó el test de χ2 de Pearson para comprobar la correlación
entre las fases de ciclo menstrual y otras variables epidemiológicas. Los resultados
mostraron un total de 90 lesiones, afectando a 54 de las 89 jugadoras (60.6%), con una
incidencia de 4.24 lesiones/1000h de exposición, siendo la gravedad moderada la más
frecuente (0.88/1000h) y ocurriendo durante la fase folicular con mayor frecuencia
(2.02/1000h). El cuádriceps y el tobillo fueron las regiones corporales con mayor
incidencia lesional, mientras que las lesiones por contacto, aun siendo menos frecuentes,
tuvieron mayor recurrencia durante la competición que durante los entrenamientos. Por
último, la mayoría de las lesiones ocurrieron hacia el final de las sesiones y con una alta
concentración durante el primer cuarto de la temporada. En conclusión, la incidencia
lesional fue alta, siendo de las lesiones más frecuentes: esguince de tobillo y distensión
muscular en cuádriceps con gravedad moderada, ocurriendo al final de las sesiones,
especialmente durante los partidos. Además, la fase folicular presentó la mayor
acumulación de lesiones, especialmente lesiones ligamentosas. Teniendo en cuenta
estos resultados, parece que los cuerpos técnicos deben diseñar estrategias preventivas
que focalicen su objetivo en reducir la incidencia lesional de cuádriceps y tobillo, así
como controlar las cargas durante el período preparatorio y durante la fase folicular de
las jugadoras.
Página 84 Carlos Lago Fuentes
4.2. Introducción
La lesión es uno de los principales factores limitantes en el rendimiento
deportivo de los deportistas durante su carrera deportiva. Además, cada lesión implica
un gran coste económico para los clubs deportivos y la sanidad pública (Marshall,
Lopatina, Lacny, & Emery, 2016). Por ejemplo, en deportes colectivos, un estudio con
futbolistas no profesionales suizos reportó un gasto aproximado de 4030€ por lesión,
4179€ por jugador y 1743€ por jugadora (Gebert et al., 2018).
Teniendo en cuenta estos gastos, numerosos estudios han planteado diferentes
estrategias preventivas para reducir la incidencia lesional (Faude et al., 2017), las cuales
pueden ser categorizadas por el foco principal en el que se centran. Por ejemplo,
algunos estudios apuestan por monitorizar la carga interna y externa a través de los
ratios de carga aguda:crónica (ACWR) (Windt & Gabbett, 2017), gestionar los niveles
de fatiga (Thorpe, Atkinson, Drust, & Gregson, 2017), aplicar programas preventivos
multimodales (Faude et al., 2017), o analizar factores biomecánicos (Edwards, 2018)
entre otros.
En este contexto, el sexo también ha sido definido como otro factor determinante
(Capranica et al., 2013; Sandbakk, Solli, & Holmberg, 2018). Afortunadamente, la
aceptación cultural de la mujer en el ámbito deportivo y el incremento considerable de
las licencias deportivas están favoreciendo que su participación en el ámbito deportivo
incremente (Sandbakk et al., 2018). Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de París en
1900 sólo el 2.2% de los deportistas fueron mujeres, mientras que en Londres 2012 ya
representaron el 44.2% (Costello et al., 2014). Esta evolución ayudó a mejorar los
métodos de entrenamiento para optimizar el rendimiento deportivo, teniendo en cuenta
las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, así como las diferentes respuestas a
las cargas crónicas de entrenamiento (Sheel, 2016). Sin embargo, la literatura científica
relativa a la mujer es todavía escasa, representando menos del 40% de las muestras de
estudios en las revistas de ciencias del deporte más reconocidas en el ámbito (Costello
et al., 2014). Esto es, a pesar del incremento de la producción científica sobre la mujer y
el deporte, especialmente en deportes colectivos como el fútbol, hay muchos aspectos
específicos relativas a la fisiología y biomecánica y su efecto sobre el rendimiento
Carlos Lago Fuentes Página 85
deportivo y la incidencia lesional que todavía permanecen desconocidos (Costello et al.,
2014; Julian et al., 2017), así como lo relativo al ciclo menstrual.
El ciclo menstrual es uno de los principales factores que influyen en el
rendimiento deportivo (Bruinvels, Burden, Brown, Richards, & Pedlar, 2016; de Jonge,
2003; Frankovich & Lebrun, 2000; Reilly, 2000). Por ejemplo, un estudio reciente con
atletas británicas de élite y no-élite mostró que el sangrado menstrual fuerte (HMB,
heavy menstrual bleeding) es común en atletas de alto nivel, y que la mitad de ellas
percibieron que el ciclo menstrual les afectaba en su entrenamiento y rendimiento
(Bruinvels et al., 2016). Las diferencias en las distribuciones hormonales durante cada
fase parecen causar algunas alteraciones en algunos factores de rendimiento, como el
stiffness tendinoso y ligamentoso (Bell et al., 2009; Chidi-Ogbolu & Baar, 2019),
equilibrio (Dos Santos Andrade et al., 2017), laxitud articular (Balachandar et al.,
2017), u otros factores como la retención de líquidos, cambios en la temperatura
corporal o el metabolismo energético (Constantini et al., 2005).
En relación a esto, algunos estudios han mostrado diferencias en las lesiones de
acuerdo con la fase menstrual (Balachandar et al., 2017; Herzberg et al., 2017; Hewett,
Zazulak, & Myer, 2007; Shultz et al., 2011), destacando un mayor riesgo de lesión
durante la fase folicular, debido al incremento de la laxitud articular, los cambios en el
control neuromuscular asociados al aumento de la concentración de estrógenos
(Balachandar et al., 2017; Herzberg et al., 2017), equilibrio estático (Lee, Cho, & Lee,
2017), y la influencia de factores motivacionales (Cook, Kilduff, & Crewther, 2018),
entre otros. Otros autores mostraron un mayor riesgo de lesión traumática durante la
fase premenstrual y menstrual (Moller-Nielsen & Hammar, 1989). Sin embargo, la
mayoría de estas investigaciones se han focalizado en analizar la relación entre el ciclo
menstrual y lesiones de LCA (Balachandar et al., 2017; Herzberg et al., 2017; Hewett et
al., 2007), incluyendo un reciente estudio que diseñó un algoritmo para predecir la fase
del ciclo en la que se produjo la lesión (Tourville et al., 2016), dejando de lado otro tipo
de lesiones y regiones corporales. Además, diferentes estudios han mostrado resultados
contradictorios en relación al ciclo menstrual, rendimiento deportivo y riesgo de
lesiones (Balachandar et al., 2017; Hewett et al., 2007; Julian et al., 2017; Saeki, Ikezoe,
Yoshimi, Nakamura, & Ichihashi, 2019; Tounsi et al., 2018).
Página 86 Carlos Lago Fuentes
El fútbol sala es un deporte de acciones intermitentes a alta intensidad con
constantes cambios de dirección (Beato et al., 2016; Naser et al., 2017). Su popularidad
está creciendo (Martinez-Riaza et al., 2017; Naser et al., 2017), de tal forma que lo
practican más de 12 millones de deportistas en más de 130 países, así como el mundial
de Fútbol sala de Tailandia de 2012 fue visto por más de 140 millones de personas en
todo el mundo (Moore et al., 2018). Además, el fútbol sala femenino está creciendo de
igual manera, celebrándose recientemente el primer Europeo de Fútbol Sala, en febrero
de 2019, organizado por la UEFA. De forma particular, en España, las licencias
incrementaron más de un 35% en los últimos 10 años (RFEF, 2018). Sin embargo, el
número de investigaciones relativas a este deporte sigue siendo bajo (Beato et al., 2016;
Matzenbacher et al., 2014; Naser et al., 2017), especialmente en mujeres (Beato et al.,
2017; Palazón et al., 2015; Ramos-Campo et al., 2016).
Las lesiones en fútbol sala han sido poco estudiadas, especialmente en fútbol
sala femenino (Angoorani et al., 2014; Gayardo et al., 2012; Moraes et al., 2016;
Nemčić et al., 2016; Serrano et al., 2013; Uluöz, 2016; Varkiani et al., 2013). Dentro de
estas investigaciones, dos estudios se llevaron a cabo en equipos brasileños, uno con
jugadoras profesionales (Gayardo et al., 2012) y otro con amateurs (Moraes et al.,
2016), y otras dos investigaciones con jugadoras de fútbol sala iraníes (Angoorani et al.,
2014; Varkiani et al., 2013), mientras que un estudio analizó las lesiones en jugadoras
universitarias turcas (Uluöz, 2016). Finalmente, solo dos estudios registraron las
lesiones en países europeos. Por un lado, Nemčić et al., 2016) analizó las lesiones en
cuatro ligas italianas diferentes, pero sólo 50 de las jugadoras competían en la Serie A.
Por otro lado, Serrano et al., (2013) registró las lesiones en 127 jugadoras portuguesas a
lo largo de una temporada. Sin embargo, solo 17 jugadoras competían en la Primera
División y 9 de ellas formaban parte de la Selección Nacional. A pesar de que existen
algunos estudios sobre la epidemiología lesional, la mayoría de ellos aplicaron un
diseño retrospectivo y sólo algunos analizaron a jugadoras de fútbol sala de élite
Angoorani et al., 2014; Gayardo et al., 2012; Nemčić et al., 2016; Serrano et al., 2013).
Además, ninguno de los estudios anteriores consideraron la relación entre el tiempo de
exposición y la incidencia lesional, así como ninguno tomó en consideración el análisis
de la fase del ciclo menstrual en la que se produjo la incidencia lesional.
Carlos Lago Fuentes Página 87
De forma resumida, las investigaciones previas sobre las lesiones en fútbol sala
femenino presentaron algunas de las principales debilidades en los estudios de
epidemiología lesional deportiva, como son el diseño retrospectivo, recogida de sólo
una sección de la temporada, estudios con sólo un equipo o estudios sin tener en cuenta
el tiempo de exposición de entrenamiento o competición (Phillips, 2000). Hasta la
fecha, no se ha llevado a cabo ningún estudio longitudinal que haya analizado la
epidemiología lesional en jugadoras profesionales de fútbol sala incluyendo los tiempos
de exposición ni las fases del ciclo menstrual. Por estas razones, el objetivo principal de
esta investigación fue describir la epidemiología lesional de las jugadoras de fútbol sala
durante una temporada, atendiendo a diferentes variables epidemiológicas y tiempos de
exposición. En base a lo anterior, se sugiere la siguiente hipótesis: la etiología lesional
más común en jugadoras profesionales de fútbol sala se debe a incidentes lesionales
provocados por acciones con contacto.
4.3. Método
Participantes
Un total de 17 equipos de Primera y Segunda División Nacional de Futbol sala
femenino fueron invitados a participar en el estudio. Finalmente, siete equipos
aceptaron participar de forma voluntaria en la investigación durante la temporada 2017-
2018. 89 jugadoras profesionales de fútbol sala formaban parte de los equipos y se
mantuvieron a lo largo de toda la temporada (59.5±7.4kg; 164.4±5.7cm; IMC:
22.1±2.05; 11.5±4.7 años de práctica). Dentro de éstas, había un total de 12 porteras, 23
cierres, 34 alas y 20 pívots.
Procedimiento
Esta investigación consistió en un estudio prospectivo longitudinal durante la
temporada 2017-2018 con una cohorte de jugadoras de fútbol sala. Antes del inicio, los
equipos fueron invitados a participar con un primer contacto con los presidentes de los
clubs o las directivas a través de una carta de presentación (Anexo III). Posteriormente
se contactó con los entrenadores y preparadores físicos de los equipos para explicarles
los objetivos, la estructura y el funcionamiento del proyecto en profundidad.
Página 88 Carlos Lago Fuentes
Se diseñó un dossier técnico (Anexo IV) en el que se explicaba con detalle cada
una de las variables a recoger en el estudio, así como se creó una hoja de registro
programada para facilitar la selección de las variables en cada uno de los incidentes
lesionales a lo largo de la temporada. Además, se proporcionó el contacto del
investigador principal para resolver cualquier tipo de duda y evitar errores de
interpretación o registro, quien se mantuvo en contacto con el responsable de cada
cuerpo técnico del registro de los datos a lo largo de la temporada. Por último, los
cuerpos técnicos explicaron a sus jugadoras los objetivos y el funcionamiento del
estudio, así como todas las jugadoras firmaron el consentimiento informado de acuerdo
con la Declaración de Helsinki (Anexo V), así como el estudio fue aprobado por el
comité de ética de la universidad.
Una lesión se definió como: “el incidente que ocurre durante un entrenamiento o
partido y que causa que el deportista no pueda finalizar la sesión y tenga que estar fuera
del siguiente entrenamiento o competición” (Hagglund, Walden, Bahr, & Ekstrand,
2005). Se consideró que una jugadora estaba completamente recuperada de una lesión
cuando el responsable médico indicaba que estaba preparada para participar de nuevo en
un entrenamiento o competición de forma completa (Hagglund et al., 2005). Para cada
una de las lesiones sucedidas, se registraron un total de 12 variables (ver Anexo IV):
Posición de juego.
Dominancia con el balón.
Tipología: clasificación del tipo de incidencia lesional en función del tejido
afectado.
Región corporal.
Etiología: se recogió la descripción del incidente lesional para su posterior
categorización en lesiones de contacto y no contacto.
Fase del ciclo menstrual: señalada por la jugadora en función de la clasificación
explicada en base a diferentes autores (de Jonge, 2003; de Moraes, de Oliveira,
Alexandre, Fernandes, & Fulaz, 2008; Hamilton, 2012; Reilly, 2000). Se
clasificó en cinco subfases para aumentar la precisión de la selección, para
posteriormente agruparlas en las tres fases principales: folicular (días 1-12),
ovulatoria (días 13-15), lútea (días 16-28), considerando que las jugadoras
tenían un ciclo menstrual regular de 28 días.
Carlos Lago Fuentes Página 89
Día de la lesión en relación con el día de partido (Akenhead, Harley, &
Tweddle, 2016).
Tipo de sesión, en función del objetivo principal de la misma.
Momento de la sesión en la que se produjo la lesión.
Semana de la temporada.
Duración de la lesión en días.
Gravedad de la lesión en función de los días de baja (Hagglund et al., 2005).
Además, los cuerpos técnicos registraron el tiempo de exposición a lo largo de
toda la temporada, dividido entre tiempo de entrenamiento y competición, calculado a
través del “método de atletas en riesgo” o “athletes at risk method” (Stovitz & Shrier,
2012). En primer lugar, el tiempo total de entrenamiento fue calculado como la suma
del número de entrenamiento multiplicado por la duración media y, a su vez,
multiplicado por el número de jugadoras de cada equipo, incluyendo tanto la
pretemporada como la temporada (Jones et al., 2018). En segundo lugar, el tiempo de
exposición en competición se calculó como la duración total de los partidos oficiales
multiplicado por el número de jugadoras presentes a la vez en la pista (Stovitz & Shrier,
2012). En relación a los partidos amistosos, también se incluyeron como tiempo de
exposición en competición (Hollander et al., 2018). Además, la prevalencia de las
lesiones también fue calculada (Knowles, Marshall, & Guskiewicz, 2006), esto es, el
número de jugadoras afectadas por alguna lesión a lo largo de la temporada. Por último,
las ausencias debido a enfermedad u otras razones no fueron recogidas (Jones et al.,
2018).
Análisis estadístico
Todos los datos se unificaron en una misma base de datos, registrando las
lesiones de cada uno de los siete equipos participantes (Excel para Windows). Después,
los datos fueron unificados, categorizados y codificados para su análisis con SPSS para
Windows (20.0, Chicago, IL, USA), considerando nivel de significación como p<0.05.
La normalidad fue verificada a través del test Kolmogorov-Smirnov. Las variables
cualitativas se expusieron como frecuencias absolutas y porcentajes (Martinez-Riaza et
al., 2017). Por último, los ratios lesionales se calcularon incluyendo el 95% de intervalo
de confianza (IC) para la gravedad de lesión y para la fase del ciclo menstrual,
Página 90 Carlos Lago Fuentes
siguiendo investigaciones previas sobre el abordaje estadístico en estudios lesionales
(Hopkins, Marshall, Quarrie, & Hume, 2007; Knowles et al., 2006). Por último, se
realizó el test de χ2 de Pearson para comprobar la correlación entre las fases de ciclo
menstrual y otras variables epidemiológicas, como tipología, región corporal, gravedad
de la lesión, lugar y momento de la sesión.
4.4. Resultados
Tiempos de exposición y ratios lesionales
La duración media de las lesiones fue de 23.2±4.5 días, perdiendo 2121 días por
lesiones entre todos los clubs. 54 de 89 jugadoras (60.6%, 95% CI: 50.5%, 70.8%)
sufrieron, al menos, una lesión durante la temporada, reportando un total de 90 lesiones.
El ratio lesional de la temporada fue de 4.24/1000 horas (95% CI: 4.10, 4.38). En la
Tabla 11 se exponen otros ratios lesionales con mayor detalle.
Tabla 11. Tiempo de exposición, gravedad de lesión y fase del ciclo menstrual.
Entrenamiento Competición Total
Tiempo de exposición
Horas totales 20357.67 873.33 21231
Gravedad de la lesión/1000h (95% IC)
Mínima 0.59 (0.26-0.92) 1.15(0.01-3.39) 0.61 (0.54-0.68)
Suave 0.59 (0.26-0.92) 14.89 (6.79-22.98) 1.18 (1.11-1.25)
Moderada 0.88 (0.48-1.29) 21.76 (11.97-31.54) 1.74 (1.66-1.82)
Grave 0.15 (0.01-0.31) 13.74 (5.97-21.51) 0.71 (0.67-0.74)
Total 2.21 (1.56-2.85) 51.53 (36.47-66.58) 4.24 (4.10-4.38)
Fase del ciclo menstrual/1000h (95% IC)
Folicular 1.08 (0.63-1.53) 24.05 (13.76-34.33) 2.03 (1.93-2.12)
Ovulatoria 0.39 (0.12-0.67) 10.31 (3.57-17.04) 0.8 (0.74-0.86)
Lútea 0.74 (0.36-1.11) 17.18 (8.48-25.87) 1.41 (1.33-1.49)
IC: intervalo de confianza
Tabla 12. Epidemiología lesional a lo largo de la temporada.
Región corporal N (%) Tipo de lesión N (%) Gravedad N (%) Tipo de sesión N (%)
Cuádriceps 20 (22.2) Distensión muscular 34 (40.0) Mínima 13 (14.6) MD-4 4 (4.5)
Tobillo 18 (20.0) Esguince 24 (26.7) Suave 25 (27.8) MD-3 5 (5.6)
Rodilla 14 (15.6) Rotura tendinosa 7 (7.8) Moderada 37 (41.1) MD-2 6 (6.7)
Cadera 7 (7.8) Rotura de fibras 4 (4.5) Grave 15 (16.7) MD-1 0 (0)
Hombro/brazo 5 (5.6) Contusión 12 (13.3) Lugar N (%) MD 45 (50.0)
Isquiosurales 5 (5.6) Otro 9 (10.0) Entrenamiento
condicional 7 (7.8) MD+1 1 (1.1)
Espalda 5 (5.6) Fase de la
temporada N (%)
Entrenamiento
táctico 38 (42.2) MD+2 7 (7.8)
Tríceps sural 3 (3.4) S 1-10 42 (46.7) Competición 45 (50.0) MD+3 4 (4.5)
Pie 2 (2.2) S 11-20 15 (16.7) Etiología N (%) MD+4 1 (1.1)
Cabeza 2 (2.2) S 21-30 22 (24.4) Contacto 23 (25.6) No MD 17 (18.8)
Otro 9 (10.0) S 31-40 11 (12.2) No Contacto 67 (74.4)
S: semana; MD: match day
Carlo
s Lago
Fu
entes
Págin
a 91
Página 92 Carlos Lago Fuentes
Tipología, región corporal y mecanismo de lesiones
La mayoría de las lesiones afectaron a los miembros inferiores, principalmente al
cuádriceps (n = 20, 22.2%), tobillo (n = 18, 20.0%) y rodilla (n = 14, 15.6%) (Ver
Tabla 12). Además, los principales tipos de lesión fueron distensiones musculares (n =
32, 40.0%) y esguinces (n = 24, 26.7%), en comparación con otros tipos como las
contusiones (n = 12, 13.3%), entre otros. Un total de 37 lesiones (41.1%) fueron
moderadas, esto es, con un tiempo de baja entre 8 y 28 días, seguido por lesiones
menores (n = 25, 27.8%) (Ver Figura 6).
Figura 6. Tipología lesional y región corporal de acuerdo a la etiología (contacto-no
contacto).
Lugar y distribución temporal de las lesiones
0% 10% 20% 30% 40%
Distensión muscular
Esguince
Rotura (tend/lig)
Rotura muscular
Contusión
Otro
Contacto No Contacto
0% 10% 20% 30%
Cuádriceps
Tobillo
Rodilla
Cadera/ Ingle
Hombro/ brazo
Isquiosurales
Espalda
Tríceps sural
Pie
Cabeza
Otro
Contacto No Contacto
Carlos Lago Fuentes Página 93
La mitad de las lesiones (n = 45, 50.0%) ocurrieron durante la competición (19
por mecanismos de contacto, 26 sin contacto), mientras que el otro 50% de las lesiones
sucedieron durante las sesiones de entrenamiento (4 por mecanismos de contacto, 41 sin
contacto), especialmente en MD-2 (n = 6, 6.7%) y MD+2 (n = 7, 7.8%). Además, el
18.8% (n = 17) de las lesiones ocurrieron en semanas sin partido (ver Figura 7).
Figura 7. Tipo y momento de la sesión de acuerdo a la etiología (contacto- no contacto).
Por otro lado, el 48% de las lesiones sucedieron en la segunda mitad de la sesión
(ya fuese entrenamiento o competición), destacando que el 14% de las lesiones
ocurrieron en la fase final (últimos minutos), y todas estas fueron por mecanismo sin
contacto (ver Figura 7).
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60%
Calentamiento
1ª Mitad
2ª Mitad
Final
Contacto No Contacto
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60%
Partido
Entren Téc-Tác
Entren Fís
Contacto No Contacto
Página 94 Carlos Lago Fuentes
En relación a la distribución de las lesiones a lo largo de la temporada, se puede
observar en la Figura 8 que Septiembre fue el mes con mayor incidencia lesional (23
lesiones), seguido por Agosto y Enero (11 y 12, respectivamente).
Figura 8. Distribución mensual de lesiones (n) y por cuartiles (%) de acuerdo a la
etiología.
Realizando un análisis de la temporada por cuartiles, se observa como la
distribución de las lesiones a lo largo de la temporada no fue uniforme, localizando 42
(46.7%) durante las primeras 10 semanas. Además, en este primer cuartil, 34 lesiones
fueron causadas por acciones sin contacto, por sólo 8 provocadas por contacto con una
rival o compañera. Por último, se registró que cuartil con menor incidencia lesional
corresponde a las últimas diez semanas de la temporada.
Lesiones a lo largo del ciclo menstrual
En cuanto a la distribución de las lesiones en función de la fase del ciclo
menstrual, se observó una mayor incidencia de lesiones moderadas durante la fase
folicular, mientras que en esta misma fase se registraron las mayores frecuencias de
distensiones musculares y esguinces (ver Tabla 13).
Por otro lado, las regiones corporales no presentaron grandes diferencias en base
a este criterio, observándose una gran heterogeneidad, destacando de forma contraria un
0% 10% 20% 30% 40% 50%
Semanas 1-10
Semanas 11-20
Semanas 21-30
Semanas 31-40
Contacto No Contacto
Carlos Lago Fuentes Página 95
66.66% de lesiones de tobillo en la fase folicular, mientras que el 50% de lesiones de
rodilla ocurrieron en la fase lútea.
Teniendo en cuenta la alta incidencia en el estudio de las lesiones sin contacto,
se registró una mayor incidencia de estas lesiones durante la fase folicular (34 de 90),
pero sin presentar diferencias significativas.
En relación a la tipología de lesión, se registraron 16 distensiones musculares
(57.14%) en la fase folicular, al igual que también hubo mayoría de esguinces en esta
fase (52.94%).
Por último, tampoco se observaron diferencias en la incidencia lesional en el tipo
de sesión, día de la semana ni la fase de la temporada en relación al ciclo menstrual.
Tabla 13. Epidemiología lesional en base a la fase del ciclo menstrual (1/2).
Fase del ciclo
menstrual
Folicular
N (%)
Ovulatoria
N (%)
Lútea
N (%)
Total
N (%)
Fase del ciclo
menstrual
Folicular
N (%)
Ovulatoria
N (%)
Lútea
N (%)
Total
N (%)
Gravedad Lugar
Mínima 5 (38.46) 2 (15.38) 6 (46.16) 13 (100)
Entrenamiento
condicional 3 (42.86) - 4 (57.14) 7 (100)
Suave 11 (44) 4 (16) 10 (40) 25 (100)
Entrenamiento
táctico 19 (50) 8 (21.05) 11 (28.95) 38 (100)
Moderada 22 (59.46) 6 (16.22) 9 (24.32) 37 (100) Competición 21 (46.67) 9 (20) 15 (33.33) 45 (100)
Grave 5 (33.33) 5 (33.33) 5 (33.33) 15(100)
Tipo de lesión
Distensión muscular 16 (57.14) 5 (17.86) 7 (25) 28 (100) Rotura de fibras 2 (50) - 2 (50) 4 (100)
Esguince 18 (52.94) 6 (17.65) 10 (29.41) 34 (100) Contusión 2 (16.67) 4 (33.33) 6 (50) 12 (100)
Rotura tendinosa 1 (33.33) - 2 (66.66) 3 (100) Otro 4 (44.44) 2 (22.22) 3 (33.33) 9 (100)
Págin
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Carlo
s Lago
Fu
entes
Tabla 13. Epidemiología lesional en base a la fase del ciclo menstrual (2/2).
Fase del ciclo
menstrual
Folicular
N (%)
Ovulatoria
N (%)
Lútea
N (%)
Total
N (%)
Fase del ciclo
menstrual
Folicular
N (%)
Ovulatoria
N (%)
Lútea
N (%)
Total
N (%)
Etiología Momento de la temporada
Contacto 9 (39.13) 7 (30.43) 7 (30.43) 23 (100) Pretemporada 10 (43.48) 6 (26.09) 7 (30.43) 23 (100)
No Contacto 34 (50.75) 10 (14.93) 23 (34.33) 67 (100)
Período
competitivo 33 (49.25) 11 (16.42) 23 (34.33) 67 (100)
Región corporal Tipo de sesión
Cuádriceps 11 (55) 4 (20) 5 (25) 20 (100) MD-4 1 (25) 3 (75) - 4 (100)
Tobillo 12 (66.66) 1 (5.55) 5 (27.78) 18 (100) MD-3 3 (60) - 2 (40) 5 (100)
Rodilla 4 (28.57) 3 (21.43) 7 (50) 14 (100) MD-2 3 (50) 2 (33.33) 1 (16.66) 6 (100)
Cadera 3 (42.86) 2 (28.57) 2 (28.57) 7 (100) MD 21 (46.66) 9 (20) 15 (33.33) 45 (100)
Hombro/brazo 3 (60) 0 2 (40) 5 (100) MD+1 1 (100) - - 1 (100)
Isquiosurales 1 (20) 2 (40) 2 (40) 5 (100) MD+2 5 (71.43) - 2 (28.57) 7 (100)
Espalda 2 (40) 0 3 (60) 5 (100) MD+3 2 (50) - 2 (50) 4 (100)
Tríceps sural 2 (66.66) 0 1 (33.33) 3 (100) MD+4 - 1 (100) - 1 (100)
Pie 0 1 (50) 1 (50) 2 (100) No MD 7 (41.18) 2 (11.76) 8 (47.06) 17 (100)
Cabeza 5 (45.45) 4 (36.36) 2 (18.18) 11 (100)
MD: Match day
Carlo
s Lago
Fu
entes
Págin
a 97
Página 98 Carlos Lago Fuentes
4.5. Discusión
El objetivo principal de este estudio fue describir la epidemiología de lesiones en
jugadoras profesionales de fútbol sala a lo largo de una temporada, atendiendo a
diferentes variables y tiempos de exposición. Nuestros principales hallazgos fueron: a)
más de la mitad de las jugadoras sufrieron, al menos, una lesión a lo largo de la
temporada con 4.24 lesiones/1000h de tiempo de exposición; b) la gravedad más
frecuente de las lesiones fue moderada; c) las lesiones de cuádriceps y esguince de
tobillo fueron las más comunes; d) las lesiones por contacto fueron más recurrentes
durante los partidos que durante los entrenamientos; e) la fase folicular presentó el
mayor ratio lesional así como la duración de baja más prolongada, y la mayor
frecuencia de esguinces con respecto a las fases ovulatoria y lútea; f) no se observaron
diferencias en la incidencia lesional en función de la fase del ciclo menstrual para el
resto de variables; f) las lesiones ocurrieron principalmente al final de las sesiones, así
como tuvieron mayor incidencia en el primer cuarto de la temporada..
La incidencia lesional es una de las variables más estudiadas en la epidemiología
deportiva. Se registraron 4.24 lesiones/1000h de exposición en este estudio, mostrando
grandes diferencias entre las ocurridas durante los entrenamientos (2.21, 95% CI: 1.56,
2.85) y partidos (51.53, 95% CI: 36.47, 66.58). Nuestros datos coinciden con los
reportados en la selección nacional iraní (4.17 general, 3.11 entrenamiento, 10.75
partidos) (Angoorani et al., 2014). Sin embargo, otros dos estudios se alejan bastante de
éstos, como son las 1.4 lesiones/jugadora en universitarias turcas, así como las
12.4/1000h con deportistas iraníes de todas las categorías (Varkiani et al., 2013). En
relación a otros deportes, nuestros resultados son muy similares a otros deportes
colectivos como hockey sobre hierba (3.3, 95% CI: 2.2, 4.4) (Hollander et al., 2018).
Dada la heterogeneidad de incidencia lesional en función de la liga o categoría, se
necesitan nuevos estudios internacionales que estandaricen el registro lesional y ayuden
a comparar los resultados obtenidos.
Además, el 60.6% de las jugadoras sufrieron, al menos, una lesión durante la
temporada, parecido a un estudio previo con jugadoras brasileñas de Primera División
(Gayardo et al., 2012). Sin embargo, otras investigaciones han registrado peores datos,
Carlos Lago Fuentes Página 99
entre 80 y 90% de las jugadoras lesionadas durante una temporada Nemčić et al., 2016;
Serrano et al., 2013). Estas diferencias pueden ser debidas al nivel competitivo,
presentando mayor condición física en categorías profesionales que en menores
(Ramos-Campo et al., 2016). Los días de ausencia también son una variable crítica para
valorar la relevancia e incidencia de las lesiones en un deporte (Phillips, 2000). La
gravedad más común de lesión fue de duración moderada (23.2±4.5 días), esto es, entre
8 y 28 días de baja, muy similar a otros estudios en esta modalidad deportiva
(Angoorani et al., 2014; Gayardo et al., 2012; Uluöz, 2016).
Los miembros inferiores fueron los más afectados a lo largo de la temporada,
destacando la afección muscular en el cuádriceps y el esguince de tobillo. Nuestros
datos son muy similares a estudios previos en fútbol sala femenino, donde más del 50%
de las lesiones ocurrieron en las piernas (Angoorani et al., 2014; Gayardo et al., 2012;
Moraes et al., 2016; Serrano et al., 2013; Uluöz, 2016; Varkiani et al., 2013). La lesión
de cuádriceps tuvo mayor incidencia que de los isquiosurales, como ya se reportó en
otros deportes como el fútbol femenino (Östenberg & Roos, 2000). Los desequilibrios
musculares se han observado en jugadoras de fútbol sala analizando el ratio H:Q
(Rodrigues et al., 2017), lo que puede implicar un mayor riesgo de lesión, esto es, puede
ayudar a explicar la mayor incidencia lesional en el cuádriceps.
El esguince de tobillo se ha revisado en la literatura dada su relevancia y
recurrencia, particularmente en jugadoras de deportes en pista interior (Doherty et al.,
2014), como el fútbol sala. Finalmente, las lesiones de rodilla son una de las más graves
en deportes colectivos (Monajati, Larumbe-Zabala, Goss-Sampson, & Naclerio
Naclerio, 2016), especialmente en el LCA (Stojanovic & Ostojic, 2012). En nuestra
investigación, el 15.6% de las lesiones fueron en la rodilla, similar a otros estudios en
fútbol sala, donde se ha encontrado un rango entre el 15 y 25% (Angoorani et al., 2014;
Gayardo et al., 2012; Nemčić et al., 2016; Uluöz, 2016). A pesar de su relativa baja
incidencia en este estudio comparada con otras regiones corporales, estas lesiones tienen
un período de recuperación mucho más largo (Monajati et al., 2016). Por estas razones,
se deben diseñar programas preventivos y programas de entrenamiento individualizados
de acuerdo a los patrones lesivos en cada modalidad deportiva.
Página 100 Carlos Lago Fuentes
Las lesiones por contacto fueron más frecuentes durante los partidos que durante
los entrenamientos, pero sólo el 25.6% de todas las lesiones fueron provocadas por
mecanismos por contacto, como en investigaciones previas (Angoorani et al., 2014;
Uluöz, 2016). Sin embargo, otros estudios reportaron mayores porcentajes de lesiones
por contacto en equipos de fútbol sala femenino brasileños e italianos (Gayardo et al.,
2012; Nemčić et al., 2016) y en selecciones masculinas (Martinez-Riaza et al., 2017;
Van Hespen et al., 2011). Para resolver estos datos contradictorios, es necesario plantear
nuevos estudios que incluyan el registro de las selecciones nacionales, así como un
estudio internacional con equipos de diferentes ligas durante el mismo período,
diferente nivel competitivo así como diferente modelo competitivo.
La fase folicular ha sido señalada como la más propensa a sufrir una lesión en
estudios previos (Balachandar et al., 2017; Chidi-Ogbolu & Baar, 2019; Herzberg et al.,
2017; Hewett et al., 2007; Tourville et al., 2016). Nuestros datos están en esta línea,
teniendo un mayor ratio lesional global, así como presentando una gravedad de lesión
mayor, con respecto a las fases ovulatoria y lútea. Por otro lado, uno de los principales
efectos del ciclo menstrual es la modulación de las concentraciones hormonales,
especialmente estrógenos y progesterona (de Jonge, 2003; Reilly, 2000; Slauterbeck et
al., 2002). En nuestro estudio también encontramos mayor número de lesiones
articulares en la fase folicular, aunque, al igual que los datos anteriores, sin diferencias
significativas. De hecho, dos de cada tres esguinces ocurrieron en esta fase. En este
sentido, la fase folicular presenta bajas concentraciones de progesterona, y un aumento
de la concentración de estrógenos en la fase preovulatoria, provocando una mayor
laxitud articular, elemento vinculado a una mayor incidencia de lesiones articulares en
dicho período (Chidi-Ogbolu & Baar, 2019; Hewett et al., 2007; Slauterbeck et al.,
2002; Tourville et al., 2016). Por este motivo, esta distribución debe ser tenida en
cuenta para diseñar y planificar estrategias preventivas que optimicen el control motor,
respuesta neuromuscular y el stiffness ligamentoso durante esta fase y contrarrestar los
efectos fisiológicos de la fase folicular dentro de un ciclo menstrual regular (Dos Santos
Andrade et al., 2017; Julian et al., 2017; Vescovi, 2011).
A pesar de la mayor incidencia lesional durante la fase folicular, todavía hay
mucha controversia en la literatura científica sobre la influencia del ciclo menstrual en
las lesiones, especialmente cuando no se trata de lesiones articulares. En consonancia
Carlos Lago Fuentes Página 101
con esto, los datos de nuestra investigación no presentan relación relevante entre la fase
del ciclo menstrual y otras variables como: tipo de sesión, día de la semana o fase de la
temporada, entre otras. Por tanto, se necesitan estudios con mayor tamaño muestral para
poder analizar en mayor profundidad la posible correlación entre ciertas variables, en
caso de existir.
En relación a la distribución temporal, el 64.4% de las lesiones ocurrieron en la
segunda mitad o al final de las sesiones de entrenamiento o partidos. La fatiga es uno de
los factores de riesgo más importantes, que además puede ser un factor limitante del
rendimiento deportivo (Thorpe et al., 2017). La fatiga durante los entrenamientos y
partidos debe ser controlada para reducir el número de lesiones hacia el final de las
sesiones, así como optimizar la condición física para manejar mejor la fatiga propia de
la práctica deportiva, y poder estar disponibles para entrenar y competir en el mayor
número de sesiones y partidos durante la temporada (Thorpe et al., 2017). A pesar de la
relevancia de la fatiga en el rendimiento y la incidencia lesional, se necesitan futuros
estudios que analicen con mayor control la carga de entrenamiento, el tiempo de
exposición individual y los niveles de fatiga para poder asociar con mayor rigor la fatiga
al nivel de rendimiento y riesgo de lesión (Jones, Griffiths, & Mellalieu, 2017).
La periodización del entrenamiento ha sido definida como otro de los factores de
riesgo lesional (Mallo & Alexandre, 2012). Por ejemplo, los períodos con mayor carga
de entrenamiento han mostrado mayor cantidad de lesiones en deportes colectivos
(Jones et al., 2017). En nuestro estudio, el 46.2% de las lesiones ocurrieron durante las
primeras diez semanas de la temporada incluyendo el período preparatorio, de forma
similar a otro estudio anterior en fútbol sala (Uluöz, 2016). Por estas razones, tanto las
lesiones a final de cada sesión como en la época de mayor carga de entrenamiento, se
debe optimizar la periodización y control de cargas de entrenamiento para gestionar
mejor las adaptaciones y optimizar la condición física y, a su vez, mantener la mayor
disponibilidad de las jugadoras para competir a lo largo de la temporada (Hollander et
al., 2018; Jones et al., 2017).
Por último, esta investigación tiene algunas limitaciones que deben ser
señaladas. En primer lugar, el tiempo de exposición se calculó multiplicando el número
de sesiones por el número de jugadoras de cada equipo, sin registrar el tiempo de
Página 102 Carlos Lago Fuentes
intervención de forma individualizada. Sin embargo, este sesgo está generalmente
aceptado en los estudios epidemiológicos debido a la dificultad de registrar el minutaje
exacto de entrenamiento o competición por cada jugadora a lo largo de una temporada
(Stovitz & Shrier, 2012).
En segundo lugar, el número de equipos fue menor de lo esperado (41% de los
equipos invitados), lo que dificulta la transferencia de estos datos al resto de equipos
participantes en las ligas de Primera y Segunda División Española. Sin embargo,
nuestra muestra fue mayor que en la mayoría de los estudios previos sobre lesiones en
fútbol sala, a excepción de la investigación ejecutada con jugadoras de Primera División
Brasileña a través de un estudio retrospectivo (Gayardo et al., 2012).
En tercer lugar, algunas variables interesantes que podrían arrojar datos
importantes para el diseño de programas preventivos más adecuados no fueron
recogidas. Algunas de estas variables fueron: la recidiva, el consumo de anticonceptivos
orales o los contenidos de entrenamiento de cada equipo. Además, el ciclo menstrual
fue controlado en base al registro de las jugadoras, sin un análisis de las concentraciones
hormonales en el momento de la lesión para comprobar fehacientemente la fase del
ciclo menstrual. Por estas razones, los resultados de nuestra investigación deben ser
analizados con cautela.
No obstante, a pesar de las limitaciones señaladas, la presente investigación
aporta algunos hallazgos importantes sobre la epidemiología lesional en jugadoras
profesionales de fútbol sala femenino que deben ser tenidas en cuenta por los cuerpos
técnicos en el diseño de estrategias preventivas, el control de las cargas de
entrenamiento y competición, así como también pueden ser útiles para los cuerpos
técnicos de otros deportes colectivos femeninos.
Futuros estudios en esta línea de investigación deben incluir el tiempo de
exposición individual, el tiempo de contenidos de entrenamiento para comparar los
ratios de lesión de acuerdo a las estrategias preventivas planteadas, registrar otras
variables epidemiológicas relevantes como la recidiva o los anticonceptivos orales, así
como aumentar el tamaño muestral para realizar un estudio comparativo de las lesiones
en función de la categoría competitiva (Primera vs Segunda División) para clarificar si
Carlos Lago Fuentes Página 103
las diferencias en la condición física (Ramos-Campo et al., 2016) también implican
diferencias en la tipología lesional en función de la categoría.
Carlos Lago Fuentes Página 105
Capítulo 5
Investigación 2: Estrategias para la
prevención de lesiones en las ligas de
fútbol sala nacionales de España:
percepciones de los cuerpos técnicos
de equipos profesionales
Carlos Lago Fuentes Página 107
5.1. Resumen
Las lesiones son uno de los principales factores limitantes de rendimiento, tanto a nivel
individual como colectivo. Por ello, se hace necesario detectar los principales factores
de riesgo de una modalidad deportiva y plantear las estrategias preventivas en base a
ellos. En este sentido, hasta la fecha no existen investigaciones en fútbol sala que
analicen esta información. Por tanto, el objetivo de este estudio fue describir las
percepciones actuales de los cuerpos técnicos sobre los factores de riesgo lesionales, los
test empleados para evaluar dichos factores de riesgo, las estrategias preventivas más
eficaces y las empleadas por los equipos de fútbol sala femenino y masculino
nacionales. En base a esto, se diseñó un estudio transversal con el uso de un
cuestionario online estructurado. 32 equipos que competían en Primera y Segunda
División Española masculina y femenina durante la temporada 2017-2018
cumplimentaron el cuestionario sobre factores de riesgo, test de evaluación y estrategias
preventivas a través de una plataforma online, formado por 19 preguntas. Para el
análisis de las diferencias en los datos cuantitativos de la pretemporada, se empleó una
prueba t para muestras independientes, mientras que el resto de variables se expusieron
en modo de frecuencias relativas y porcentajes. En líneas generales, los equipos
masculinos presentaron un mayor número de sesiones que los equipos femeninos
durante la pretemporada (41.3±8.7 y 20.6±7.3, respectivamente). La mayoría de los
equipos indicaron que no tenían recursos materiales y temporales suficientes. Los
principales factores de riesgo detectados fueron: lesión previa, déficit de fuerza,
hidratación y desequilibrios musculares (51, 51, 49, 48 de 64 puntos, respectivamente),
mientras que los patrones de movimiento (81%) y la flexibilidad (63%) fueron los test
más comunes para detectar riesgo de lesión. Finalmente, las principales estrategias
preventivas aplicadas coincidieron con los ejercicios mejor valorados para prevenir
lesiones. Los cuerpos técnicos fueron consecuentes en los programas preventivos de
acuerdo con sus percepciones sobre los mejores ejercicios para prevenir lesiones. Sin
embargo, algunas de estas estrategias no están respaldadas por la evidencia científica.
Por tanto, se sugiere el diseño de programas preventivos multimodales basados en los
datos expuestos anteriormente, así como se insta a buscar una estrategia para acercar
más la evidencia científica a la práctica diaria en equipos profesionales de fútbol sala.
Página 108 Carlos Lago Fuentes
5.2. Introducción
Las lesiones son uno de los peores escenarios para un deportista en su carrera
deportiva. Además, estos hechos implican un gasto económico importante para los
sistemas sanitarios y los equipos (Marshall et al., 2016). Los estudios epidemiológicos
son el primer paso para analizar el tipo y la gravedad de las lesiones de cada deporte.
Además, es necesario determinar todos los factores relacionados con las lesiones
específicas en cualquier modalidad deportiva para diseñar programas preventivos
eficientes, lo cual puede implicar una reducción en los costes económicos para los
equipos (Marshall et al., 2016). Desafortunadamente, la evidencia científica en fútbol
sala sobre este ámbito es escasa (Beato et al., 2016; Naser et al., 2017).
El fútbol sala es un deporte intermitente de alta intensidad con acciones
explosivas y numerosos cambios de dirección, así como constantes aceleraciones y
deceleraciones (Beato et al., 2016; Naser et al., 2017). Debido a estas características, el
fútbol sala reporta altos ratios de lesión, como en otros deportes colectivos (Junge &
Dvorak, 2010). Por ejemplo, Junge and Dvorak (2010) reportaron 1.3 lesiones por
partido y 195.6 lesiones por cada mil horas de exposición por jugador en dos copas
mundiales. Otros estudios con jugadores de la selección española y la liga portuguesa
reportaron que los jugadores sufrieron, al menos, una lesión a lo largo de la temporada
(Martinez-Riaza et al., 2017; Serrano et al., 2013). En relación al fútbol sala femenino,
tres investigaciones mostraron que entre el 50 y 80% de los jugadores sufrieron
igualmente, al menos, una lesión durante la temporada, con especial incidencia en los
miembros inferiores Gayardo et al., 2012; Nemčić et al., 2016; Serrano et al., 2013).
Por esta razón, se han propuestos algunas estrategias de intervención para
reducir el riesgo de lesión en la literatura. La evidencia científica ha mostrado que los
programas de prevención de lesiones tienen una correlación directa con una reducción
de la incidencia lesional en varios deportes (Faude et al., 2017). La mayoría de los
programas preventivos en deportes colectivos están compuestos con intervenciones
multimodales, incluyendo trabajo de fuerza, equilibrio o agilidad, entre otras
capacidades (Emery, Roy, Whittaker, Nettel-Aguirre, & van Mechelen, 2015). Por
ejemplo, el FIFA 11+ ha mostrado que reduce el riesgo global de lesión sobre un 39%
Carlos Lago Fuentes Página 109
en futbolistas amateurs y sub-élite (Thorborg et al., 2017). El FIFA 11+ también ha sido
aplicado a jugadores juveniles de fútbol sala, indicando mejoras en los parámetros
condicionales como CMJ, sprint, agilidad o rendimiento en el slalom (Reis et al., 2013).
Sin embargo, en este estudio los autores no analizaron su efecto sobre el ratio lesional
de los deportistas.
Otros programas preventivos mostraron una reducción de la incidencia lesional
en rugby, baloncesto, fútbol, etc. (Al Attar, Soomro, Pappas, Sinclair, & Sanders, 2017;
Brown, Verhagen, Knol, Van Mechelen, & Lambert, 2016; Owen et al., 2013; Pollard,
Sigward, & Powers, 2017). Sin embargo, hasta la fecha, no hay otros programas
preventivos específicos aplicados en fútbol sala, excepto el estudio indicado
previamente de Reis et al. (2013) , que empleó el FIFA 11+ con juveniles.
Considerando el alto número de lesiones en fútbol sala y su impacto, es necesario
incrementar el conocimiento sobre esta problemática.
En fútbol, McCall et al. (2014) estudió las estrategias preventivas que empleaban
los cuerpos técnicos de los mejores equipos europeos (participantes en competiciones
europeas) y lo replicó con las 32 selecciones nacionales que compitieron en el Mundial
de Fútbol de 2014, destacando que las percepciones sobre riesgo de lesión, los test a
emplear y los ejercicios preventivos fueron muy variados. En esta línea, Meurer, Silva,
& Baroni, (2017) diseñaron un cuestionario para conocer en profundidad las estrategias
preventivas específicas utilizadas por los cuerpos técnicos de los equipos que compiten
en la Primera División de fútbol brasileña. En dicho estudio, descubrieron que había
estrategias preventivas similares empleadas por los diferentes equipos de fútbol. Sin
embargo, tanto este como otros estudios encontraron una distancia importante entre las
prácticas preventivas aplicadas y las que cuentan de evidencia científica contrastada
(Meurer et al., 2017; Wilke et al., 2018; Zech & Wellmann, 2017).
Tras revisar la literatura científica, no se encontró ningún estudio que analizase
las estrategias preventivas empleadas por los cuerpos técnicos de los equipos de fútbol
sala. Por tanto, el objetivo de esta investigación fue describir las percepciones actuales
de los cuerpos técnicos sobre los factores de riesgo lesionales, los test empleados, las
estrategias preventivas más eficaces y aquellas que son empleadas por los cuerpos
técnicos de los equipos de fútbol sala que compiten a nivel nacional en España. De
Página 110 Carlos Lago Fuentes
forma particular, los objetivos fueron: 1) conocer si hay homogeneidad en las
percepciones de los cuerpos técnicos a la hora de reconocer los factores de riesgo
lesionales y las medidas preventivas aplicadas; 2) conocer si hay diferencia entre las
estrategias preventivas aplicadas y aquellas que tienen mayor soporte científico; y 3)
identificar el nivel académico más común en los cuerpos técnicos. En base a la
bibliografía revisada, se postula la siguiente hipótesis: las estrategias preventivas
empleadas por los cuerpos técnicos de equipos profesionales de fútbol sala están
apoyadas por evidencia científica contrastada.
5.3. Método
Participantes
110 equipos de fútbol sala que participaban en Primera y Segunda División
Nacional en la temporada 2017-2018 fueron invitados a participar en esta investigación.
59 equipos confirmaron la recepción del cuestionario, y 32 de ellos la completaron
(29.1% de la población, 12 equipos masculinos y 20 femeninos), similar a otros estudios
previos McCall, Carling, et al., 2015; McCall et al., 2014; O’Brien & Finch, 2016;
Read, Jimenez, Oliver, & Lloyd, 2017; Wilke et al., 2018). Estos participantes fueron
siete equipos de Primera División y cinco de Segunda División Masculina, así como 11
equipos de Primera División y nueve de Segunda División Femenina.
Procedimiento
Se aplicó un diseño de estudio transversal observacional. Se seleccionó y tradujo
al español el cuestionario utilizado por Meurer et al. (2017), y se adaptó al fútbol sala
mediante un grupo de expertos, tanto en metodología cualitativa como en fútbol sala.
Después, se realizó un estudio piloto con cinco equipos profesionales (Read et al.,
2017). Tras este estudio piloto, se realizaron algunas modificaciones al cuestionario
para mejorar su calidad y reducir el tiempo necesario para completarlo. En este proceso
se incluyó una nueva pregunta sobre el control de los parámetros de la carga.
Finalmente, el cuestionario oficial estuvo compuesto por un total de 19 preguntas (14
preguntas cerradas y 5 abiertas), divididas en cuatro secciones (Anexo VI):
Información sobre pretemporada y temporada.
Carlos Lago Fuentes Página 111
Cuerpos técnicos, grado académico y participación en el programa
preventivo.
Valoración de los factores de riesgo.
Test para evaluar el riesgo de lesión, percepciones y estrategias preventivas.
Este cuestionario se envió a los 110 equipos de fútbol sala a través de diferentes
medios: contacto telefónico, email o a través de las asociaciones nacionales de clubs y
jugadores y jugadoras de fútbol sala. En el primer contacto, se explicó el objetivo del
estudio a la persona responsable de cada cuerpo técnico, así como se recalcó la
privacidad de los datos. Luego, una vez que los cuerpos técnicos aceptaron participar, el
cuestionario se administró a los preparadores físicos a través de un software online
diseñado para este fin (SurveyMonkey, http://www.surveymonkey.net), siendo
cumplimentada con el consenso de todos los miembros del cuerpo técnico, como se
realizó en otros estudios similares (McCall, Davison, et al., 2015; Read et al., 2017). En
dicha herramienta aceptaban el consentimiento informado al inicio del cuestionario
(Anexo VII). Todos los datos de la presente investigación fueron recogidos entre
octubre de 2017 y febrero de 2018. Posteriormente, los datos fueron descargados del
software, codificados e incluidos en el SPSS para Windows (20.0, Chicago, IL, USA)
para su posterior análisis.
Análisis estadístico
En primer lugar, se realizó un análisis descriptivo de los datos calculando las
medias y desviaciones típicas (M ± DT), así como las frecuencias relativas y los
porcentajes (%) para las variables cualitativas. La normalidad de los datos fue
confirmada con el test de Shapiro-Wilk, cumpliéndola todas las variables, a excepción
del número de partidos.
En segundo lugar, las diferencias en la frecuencia de entrenamientos y lesiones
entre equipos masculinos y femeninos fueron analizadas con un test para muestras
independientes y, en el caso de la variable “número de partidos”, con el test de Mann-
Whitney U. Posteriormente, se aplicó la corrección de Bonferroni. El nivel de
significancia se estableció el p-valor en <0.05. El tamaño del efecto (d de Cohen) (ES)
para identificar las diferencias estadísticas fue también aplicado. Los tamaños del efecto
Página 112 Carlos Lago Fuentes
fueron categorizados como pequeño (>0.2), moderado (>0.5) y grande (>1.2)
(Batterham & Hopkins, 2006).
Para calcular la relevancia de cada factor de riesgo, se asoció una puntuación a
cada respuesta. Así, las opciones “muy importante”, “importante” y “no importante”
fueron puntuadas con 2, 1 y 0 puntos, respectivamente. Después, se sumaron los puntos
y categorizados de mayor a menor puntuación para indicar su importancia. Además, los
ejercicios más efectivos aplicados en los programas preventivos fueron puntuados en
una escala de Likert de 5 puntos como en estudios previos (McCall et al., 2014; Meurer
et al., 2017), donde 5 indicaba el ejercicio más importante y 1, el menos importante. Se
empleó SPSS para Windows (20.0, Chicago, Il, USA) para analizar todos los datos.
5.4. Resultados
32 cuerpos técnicos cumplimentaron de forma correcta y completa el
cuestionario. El número de sesiones efectuadas, tanto en pretemporada como
temporada, fue estadísticamente diferente entre los equipos masculinos y femeninos
(p<0.05, ES= 2.6, 1.2), realizando más entrenamientos los equipos masculinos en ambas
fases de la temporada (ver Tabla 14).
Tabla 14. Datos descriptivos del volumen de entrenamiento y competición durante el
período preparatorio y competitivo
Femeninos Masculinos Muestra total Tamaño
del efecto M±DT
(95% IC)
M±DT
(95% IC)
M±DT
(95% IC)
Días de entrenamiento
pretemporada 27.9±5.1a (25.5-30.2) 35.8±9.3 (29.8±41.7) 30.1±7.8 (28.0-33.6) 1.1
Sesiones pretemporada 20.6±7.3a (17.1-24.0) 41.3±8.7 (35.7-46.7) 28.3±12.8 (23.7-32.9) 2.6
Días de entrenamiento en período
competitivo 3.5±1.1a (2.9-4.0) 4.5±0.7 (4.1-4.9) 3.8±1.1 (3.5-4.2) 1.1
Sesiones de entrenamiento en
período competitivo 3.7±1.6a (2.9-4.5) 5.6±1.6 (4.5-6.7) 4.4±1.9 (3.7-5.1) 1.2
Partidos en pretemporada 4.3±1.4 (3.6-4.9) 6.2±1.5 (5.3-7.2) 5.0±1.7 (4.4-5.6) 1.3
M: Media; DT: Desviación típica; a Diferencias significativas (P < 0.05).
Carlos Lago Fuentes Página 113
En relación al número de lesiones (Tabla 15), se reportaron casi 60 lesiones
entre los 25 equipos que indicaron haber sufrido, al menos, una lesión durante el
período preparatorio, con un período de recuperación desde la lesión a la vuelta al
entrenamiento con el equipo de media entre 4 y 7 días (44%).
Tabla 15. Frecuencia y duración de las lesiones durante el período preparatorio.
Lesiones durante período
preparatorio Frecuencia (%)
Sí 25 (78.1)
1 7 (21.9)
2 9 (28.1)
3 5 (15.6)
4 2 (6.3)
5 1 (3.1)
>5 1 (3.1)
No 7 (21.9)
Duración media Frecuencia
1-3 días 5 (20)
4-7 días 11 (44)
8-28 días 5 (20)
>28 días 4 (16)
Los cuerpos técnicos estuvieron compuestos entre 2 y 6 miembros, teniendo todos,
como mínimo, primer y segundo entrenador, así como el 87.5% de ellos preparador
físico y fisioterapeuta. Dentro de los diferentes miembros, la mayoría de ellos
participaron de forma activa en las diferentes fases de los programas preventivos, esto
es, en el diseño del programa, en la evaluación de los deportistas y, por último, en la
aplicación de los programas preventivos. En este sentido, la mayoría de los equipos
estaban satisfechos con los recursos humanos (71.9%), pero no con los recursos
materiales (37.5%) ni temporales (40.6%)(ver Tabla 16).
Tabla 16. Miembros del cuerpo técnico implicados en los programas preventivos.
Medico Preparador
físico Fisioterapeuta
Especialista
en lesiones
Primer
entrenador
Segundo
entrenador Asistente Psicólogo
N 16 28 28 12 32 32 20 9
Grado académico más alto
Sin estudios 0 1 (3.6%) 0 2 (16.7%) 4 (12.5%) 4 (14.3%) 8 (40%) 2 (22.2%)
FP 0 3 (10.7%) 1 (3.6%) 1 (8.3%) 11 (34.4%) 10 (35.7%) 6 (30%) 0
Grado universitario 5 (31.3%) 8 (28.6%) 17 (60.7%) 4 (33.3%) 11 (34.4%) 12 (42.9%) 6 (30%) 2 (22.2%)
Máster 2 (12.5%) 16 (57.1%) 10 (35.7%) 5 (41.7%) 6 (18.8%) 2 (7.1%) 0 4 (44.4%)
Doctorado 9 (56.3%) 0 0 0 0 0 0 1 (11.1%)
Roles en los programas preventivos
Diseño 1 (9.1%) 2 (7.1%) 2 (7.7%) 2 (16.7%) 2 (10%) 1 (6.7%) 1 (25%) 3 (50%)
Evaluación 8 (72.7%) 0 2 (7.7%) 0 2 (10%) 3 (20%) 0 1 (16.7%)
Aplicación 0 2 (7.1%) 4 (15.4%) 1 (8.3%) 5 (25%) 5 (33.3%) 3 (75%) 1 (16.7%)
Implicado en dos fases 2 (18.2%) 4 (14.2%) 5 (19.2%) 1 (8.3%) 2 (10%) 1 (6.7%) 0 1 (16.7%)
Implicado en tres fases 0 20 (71.4%) 13 (50%) 8 (66.7%) 9 (45%) 5 (33.3%) 0 0
FP: Formación profesional
Págin
a 11
4
C
arlos L
ago F
uen
tes
Carlos Lago Fuentes Página 115
Los cuerpos técnicos percibieron que los principales factores de riesgo para
sufrir una lesión fueron: tener una lesión previa, déficits de fuerza, deshidratación y
desequilibrios musculares (Tabla 17). En contraste, los marcadores sanguíneos fueron
los que presentaron menor importancia por parte de los cuerpos técnicos.
Tabla 17. Importancia de los factores de riesgo específicos para lesiones sin contacto en
fútbol sala.
Factores de riesgo No importante Importante Muy importante Puntuación acumulada
(puntos máximos = 64)
Lesión previa - 13 (40.6%) 19 (59.4%) 51
Déficit de fuerza - 13 (40.6%) 19 (59.4%) 51
Deshidratación 1 (3.1%) 13 (40.6%) 18 (56.3%) 49
Desequilibrios
musculares
1 (3.1%) 14 (43.8%) 17 (53.1%) 48
Dieta - 17 (53.1%) 15 (46.9%) 47
Sueño / descanso 1 (3.1%) 15 (46.9%) 16 (50%) 47
Condición física - 17 (53.1%) 15 (46.9%) 47
Fatiga 1 (3.1%) 17 (53.1%) 14 (43.8%) 45
Tipo de superficie 2 (6.3%) 17 (53.1%) 13 (40.6%) 43
Anatomía /morfología 2 (6.3%) 22 (68.8%) 8 (25%) 38
Flexibilidad 7 (21.9%) 15 (46.9%) 10 (31.1%) 35
Genética 4 (12.5%) 22 (68.8%) 6 (18.8%) 34
Factores psicológicos 4 (12.5%) 24 (75%) 4 (12.5%) 32
Calzado 8 (25%) 16 (50%) 8 (25%) 32
Temperatura 6 (18.8%) 23 (71.9%) 3 (9.4%) 29
Marcadores sanguíneos 12 (37.5%) 18 (56.3%) 2 (6.3%) 22
En relación a estos factores de riesgo, en la Figura 9 se exponen las principales
pruebas de evaluación aplicadas por los equipos con el fin de identificar tales factores
de riesgo. Dentro de los principales test, destacan el uso de herramientas para evaluar
los patrones de movimiento por parte del 81% de los cuerpos técnicos, seguido de la
evaluación de la flexibilidad en el 63% de los equipos. Por otro lado, sólo un 9%
emplearon la dinamometría isocinética, junto con un 13% los marcadores bioquímicos.
Página 116 Carlos Lago Fuentes
Figura 9. Test usados para identificar riesgos lesionales
31 cuerpos técnicos afirmaron que los programas preventivos pueden reducir el
número de lesiones (97% de los equipos), pero sólo 25 (78%) de los mismos realizaban
un programa preventivo. De este porcentaje, 17 (68.8%) de los cuerpos técnicos
aplicaban programas preventivos individualizados y colectivos, 6 (25%) lo hacían sólo
con un programa global para todas las jugadoras y sólo 2 (6.3%), individualizados. La
frecuencia de aplicación de estos programas se expone en la Tabla 18.
Tabla 18. Frecuencia semanal del programa preventivo durante la temporada.
<1x/semana 1x/semana 2x/semana 3x/semana >3x/semana
Pretemporada 3 (9.7%) 7 (22.6%) 10 (32.3%) 4 (12.9%) 7 (23.6%)
Temporada: 1 partido/ semana 7 (19.4%) 11(35.5%) 9 (28.1%) 3 (9.7%) 2 (6.4%)
Temporada: 2 partidos /semana 2(14.3%) 8 (57.1%) 2 (14.3%) 2 (14.3%) -
Además, variables como la intensidad (94%), la variedad de ejercicios
empleados (91%) o el volumen de entrenamiento (84%) fueron controlados o
modificados por los cuerpos técnicos durante las sesiones a lo largo de la temporada.
Finalmente, la mayoría de los equipos emplearon un programa preventivo
durante la temporada, incluyendo trabajo funcional, propiocepción, core y ejercicios
excéntricos como los más comunes (Figura 10).
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Dinamometría isocinética
Marcadores bioquímicos
Ortopédicos
Asimetría de miembro inferior
Repetición máxima (RM)
Cuestionario
Flexibilidad
Patrones funcionales de movimiento
Porcentaje de clubs
Carlos Lago Fuentes Página 117
Figura 10. Frecuencia de uso de los diferentes ejercicios en los programas preventivos
Estos resultados coinciden, en líneas generales, con sus percepciones al respecto
de los ejercicios más eficaces en los programas preventivos (Figura 11).
Figura 11. Percepciones de los cuerpos técnicos sobre los mejores cinco ejercicios
preventivos
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Pilates
Otros
Foam rolling
Tareas específicas en pista
Pliometría
Flexibilidad
Fuerza (gimnasio)
Core
Excéntricos
Entrenamiento Funcional
Equilibrio / propiocepción
Porcentaje de clubs
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80%
Hipopresivos
Yoga
Velocidad de reacción
FIFA 11+
Aterrizajes y CDD
Calentamiento óptimo
HIIT
Tareas específicas en pista
Patrones de movimiento
Pliometría
Activación de glúteo
Ejercicios unilaterales
Flexibilidad / movilidad
Equiibrio / propiocepción
Fuerza complementaria
Core
Excéntricos
Porcentaje de clubs
Página 118 Carlos Lago Fuentes
5.5. Discusión
Hasta la fecha, éste es el primer estudio que analiza las percepciones sobre las
lesiones y las estrategias preventivas en equipos de fútbol sala profesionales. El objetivo
de esta investigación fue describir las percepciones actuales y las estrategias relativas a
los factores de riesgo, test de evaluación y estrategias preventivas dentro de equipos de
fútbol sala masculinos y femeninos. En este sentido, éste es el primer estudio que
analiza las percepciones y estrategias preventivas en equipos profesionales de fútbol
sala. Los principales resultados de esta investigación fueron: a) casi el 80% de los
equipos sufrieron alguna lesión durante la pretemporada, la mitad de ellas de gravedad
moderada; b) la mayoría de los equipos indicaron que disponían de suficientes recursos
humanos, sin embargo, mostraron insuficientes recursos materiales y temporales; c) los
principales factores de riesgo de lesión señalados fueron la existencia de una lesión
previa, déficits de fuerza, deshidratación y desequilibrios musculares; d) los test para
evaluar los patrones de movimiento y la flexibilidad fueron los más empleados para
detectar posibles riesgos lesionales en sus jugadores y; e) las principales estrategias
preventivas empleadas coincidían con los ejercicios mejor valorados por los cuerpos
técnicos para prevenir lesiones.
Estos datos mostraron que 25 de 32 equipos (78%) sufrieron, al menos, una
lesión durante la pretemporada, cuya duración media estuvo entre 4-5 semanas, tanto en
equipos masculinos como femeninos. Este resultado es muy similar a los reportados por
Meurer et al. (2017) en equipos de fútbol de Primera División Brasileña. La
pretemporada parece ser un periodo con un alto riesgo de lesión para los deportistas,
donde la carga de entrenamiento debe ser controlada de forma cuidadosa para reducir
este riesgo, ya que el principal objetivo en esta etapa es preparar a los deportistas para
competir al mayor nivel durante el periodo competitivo (Vanrenterghem et al., 2017).
Sobre los cuerpos técnicos, 23 (71.9%) señalaron que el tamaño del mismo era
suficiente (entre 2 y 6 miembros), pero con un nivel académico bajo (sólo 10 doctores, 9
de ellos en medicina). Estos números son bajos, al igual que en otros estudios similares
en fútbol (McCall, Carling, et al., 2015; Zech & Wellmann, 2017), lo que hace más
complicado reducir la distancia entre la evidencia científica y la práctica diaria.
Carlos Lago Fuentes Página 119
Además, más del 50% de los equipos reportaron que disponían de material
insuficiente y falta de tiempo para entrenar, lo que puede significar que pueden
necesitarse más recursos materiales y temporales para invertir en el proceso de
entrenamiento y la optimización de las estrategias preventivas. Por estas razones, hay
una necesidad urgente para incrementar el número de doctores y especialistas en el alto
rendimiento para reducir dicha distancia entre ciencia y práctica y, así, poder diseñar
mejores estrategias preventivas basadas en la evidencia científica, ajustándolas a los
recursos materiales y temporales de cada equipo.
Los cuerpos técnicos destacaron, de forma común, la existencia de una lesión
previa, el déficit de fuerza, la deshidratación y los desequilibrios musculares como los
principales riesgos para la aparición de lesiones sin contacto, similar a los resultados de
otras investigaciones con cuerpos técnicos de fútbol (McCall, Carling, et al., 2015;
Meurer et al., 2017), e incluso con las percepciones que tienen de esto los jugadores de
fútbol (Zech & Wellmann, 2017).
La lesión previa es normalmente considerada como un factor de riesgo de lesión
muy importante en los deportes, confirmado por una amplia evidencia científica
(McCall, Carling, et al., 2015). Así, aquellos jugadores que sufren una lesión tienen una
alta probabilidad de sufrir una nueva lesión en la misma temporada. Este factor, al igual
que el resto de los señalados, deben ser controlados por los cuerpos técnicos para
diseñar protocolos preventivos individualizados basados en los diferentes mecanismos
lesionales de cada lesión (Meurer et al., 2017).
Los déficits de fuerza y desequilibrios o asimetrías musculares están
relacionadas con la aparición de lesiones en otros estudios anteriores (Meurer et al.,
2017; Wilke et al., 2018), lo que demuestra la importancia de diseñar un buen programa
de entrenamiento basado en el entrenamiento neuromuscular con, al menos, 20 sesiones
para mejorar la potencia muscular y, especialmente, reduzca los desequilibrios
musculares. Sin embargo, en otros estudios anteriores este factor de riesgo no ha sido
señalado (McCall, Carling, et al., 2015).
Algunos estudios publicados en los últimos años señalaron la deshidratación
como un factor crítico en el rendimiento deportivo en fútbol sala (Garcia-Jimenez ,
Página 120 Carlos Lago Fuentes
Yuste, Garcia-Pellicer, Perez-Jorge, & Lopez-Roman, 2011; Jiménez, Yuste, Pellicer, &
Hellin, 2015), por lo que aumenta la relevancia de incluir estrategias para acelerar la
hidratación durante los entrenamientos y partidos, como dejar acceso libre al agua o
bebidas deportivas comerciales, reduciendo de esta forma el riesgo de lesión con un
aumento de hidratación de los tejidos (Wilke et al., 2018). Por esta razón, tener agua u
otras bebidas deportivas disponibles durante las sesiones de entrenamiento y
competiciones es esencial para reducir el riesgo de deshidratación (Garcia Jimenez et
al., 2011; García Jiménez et al., 2015).
La fatiga ha sido señalada también como uno de los factores de riesgo lesionales
más importantes en estudios previos (McCall, Davison, et al., 2015; Meurer et al.,
2017), aunque presenta, asimismo, resultados contradictorios (McCall, Carling, et al.,
2015). Sin embargo, en nuestra investigación, este factor no fue valorado como uno de
los principales, alcanzando el octavo puesto en el ranking resultado de las respuestas de
los cuerpos técnicos. Esto puede ser explicado debido a una de las características
específicas y propias de este deporte, el número ilimitado de cambios durante el partido.
Esta particularidad permite mantener un ritmo de competición muy elevado a la vez que
los deportistas pueden descansar, hidratarse y recuperar energías con infinitas
sustituciones (Naser et al., 2017). A pesar de esto, la fatiga es un factor que siempre ha
de ser tenido en cuenta durante cualquier proceso de entrenamiento (Meurer et al.,
2017) y, ciertamente, ha sido infravalorado por estos cuerpos técnicos.
Los test más comunes para identificar posibles riesgos que favorezcan la
aparición de lesiones fueron aquellos que evalúan los patrones de movimiento (FMS,
SEBT, Y-Test, etc.) y la flexibilidad. Los resultados de nuestra investigación están
alejados del estudio de Meurer et al. (2017) con clubs de fútbol brasileños, donde los
marcadores bioquímicos y la dinamometría isocinética fueron los dos principales test
empleados, mientras que la evaluación de los patrones de movimiento y la flexibilidad
ocuparon el cuarto y quinto puesto, respectivamente. En este sentido, nuestros
resultados son más parecidos a los expuestos por McCall, Davison, et al. (2015) con 44
equipos de fútbol profesionales que competían a nivel europeo, mostrando el test para
evaluar patrones de movimiento (en este caso, FMS), y los cuestionarios como las
herramientas más usadas por los cuerpos técnicos. Esto coincide también con los
Carlos Lago Fuentes Página 121
resultados observados en equipos de baloncesto alemán, donde el test más común fue el
análisis de los patrones de movimiento (Wilke et al., 2018).
En general, excepto el estudio con equipos brasileños (Meurer et al., 2017), el
test para identificar déficits en los patrones de movimiento ha sido el más común en la
literatura científica, debido a la importancia de analizar cuán bien o mal se mueven los
deportistas (McCall et al., 2014; McCall, Davison, et al., 2015; Read et al., 2017; Wilke
et al., 2018). Sin embargo, los cuerpos técnicos han de ser conscientes de las
limitaciones de este tipo de test para predecir el riesgo de lesión en relación a la
puntuación final obtenida (McCall, Carling, et al., 2015). De forma interesante, los test
bioquímicos fueron escasamente empleados en nuestro estudio (13%), de forma similar
a los estudios con equipos europeos y contrastando con los altos porcentajes de uso por
los equipos brasileños (McCall et al., 2014; Meurer et al., 2017; Wilke et al., 2018). Por
último, el test de flexibilidad fue el segundo más común en nuestra muestra, similar a
los estudios con cuerpos técnicos de baloncesto y de selecciones nacionales de fútbol
(McCall, Davison, et al., 2015; Wilke et al., 2018). Este test no es el más apoyado por la
evidencia científica, pero, sin embargo, es fácil de emplear y aporta interesantes datos,
por lo que puede ser una de las razones de que sea tan común (McCall, Davison, et al.,
2015).
En resumen, no hay evidencia sobre qué test o batería de pruebas son los más
adecuados y deben ser usados (McCall, Carling, et al., 2015; Wilke et al., 2018). Sin
embargo, parece que evaluar los patrones de movimiento es una de las estrategias más
comunes, independientemente del deporte, así como la flexibilidad podría ser más
frecuente en deportes colectivos de interior. Estas diferencias pueden ser explicadas
debido a una de las principales razones para seleccionar las pruebas, el balance costo –
beneficio. Esto es, los cuerpos técnicos deben hacer valoración entre el tiempo y dinero
que requiere ejecutar estos test, el nivel de evidencia científica que los apoye y, por
último el nivel de aceptación de cada test por parte de los jugadores (McCall et al.,
2014; McCall, Davison, et al., 2015).
Los cuerpos técnicos usaron las mismas estrategias preventivas que percibían
como las más eficientes para reducir el riesgo de lesión. No obstante, el orden de
importancia no fue el mismo como la frecuencia de uso en los programas preventivos.
Página 122 Carlos Lago Fuentes
Las principales estrategias preventivas aplicadas fueron: equilibrio/propiocepción,
entrenamiento funcional, ejercicios excéntricos o de estabilización central, entre otros.
La mayoría de estas estrategias coinciden con los resultados de estudios previos
(McCall et al., 2014; McCall, Davison, et al., 2015; Meurer et al., 2017; Wilke et al.,
2018). De forma interesante, la evidencia científica ha observado como una
combinación apropiada de diferentes ejercicios preventivos es la mejor estrategia para
prevenir lesiones (Faude et al., 2017). Este metaanálisis reciente mostró la relevancia de
diseñar programas preventivos multimodales para mejorar la capacidad neuromuscular
y reducir el riesgo lesional con deportistas jóvenes (Faude et al., 2017). Estos programas
deben incluir un énfasis especial en el entrenamiento neuromuscular, incluyendo trabajo
de equilibrio, agilidad y fuerza, entre otras medidas preventivas (Emery et al., 2015). A
pesar de que este cuestionario preguntó por las medidas preventivas a nivel individual,
las principales herramientas empleadas coinciden con otros estudios similares en fútbol
o baloncesto (Meurer et al., 2017; Wilke et al., 2018).
Por otro lado, en cuanto a las estrategias preventivas individuales, los cuerpos
técnicos señalaron los ejercicios excéntricos como la mejor estrategia preventiva y la
tercera más usada, de forma muy parecida a estudios previos (McCall et al., 2014;
McCall, Davison, et al., 2015; Meurer et al., 2017). La evidencia científica apoya este
tipo de ejercicio dado su rol preventivo, siendo los nórdicos el ejercicio más común
(McCall, Carling, et al., 2015). Esta herramienta fue ser especialmente interesante para
equipos masculinos debido a la mayor incidencia de lesiones de isquiosurales
(Martinez-Riaza et al., 2017), que no ha sido reportada con tal relevancia en fútbol sala
femenino Gayardo et al., 2012; Nemčić et al., 2016; Serrano et al., 2013).
La segunda estrategia preventiva con mayor efecto preventivo fue el
entrenamiento de core, muy similar igualmente a estudios anteriores (McCall et al.,
2014; Meurer et al., 2017). Una baja estabilidad del tronco ha sido asociada como un
factor de riesgo en lesiones de los miembros inferiores (Meurer et al., 2017). Los
ejercicios de la zona central tienen el objetivo de mejorar la estabilidad del tronco y
optimizar la coordinación de movimientos entre los miembros superiores e inferiores en
acciones a alta intensidad (Meurer et al., 2017). Curiosamente, esta herramienta no fue
destacada por los cuerpos técnicos de los equipos alemanes de baloncesto (Wilke et al.,
Carlos Lago Fuentes Página 123
2018). A pesar del argumento mencionado, se necesitan más estudios para evaluar la
asociación entre una buena estabilidad central y un riesgo bajo de lesión.
El tercer lugar en el ranking de mejores ejercicios preventivos lo ocupó el
trabajo de propiocepción y equilibrio. Estos ejercicios parecen ser efectivos para
prevenir una de las lesiones más comunes en el deporte, y especialmente en fútbol sala,
el esguince de tobillo. Sin embargo, hay mucha controversia sobre su influencia en otro
tipo de lesiones (McCall, Carling, et al., 2015; Wilke et al., 2018).
Finalmente, los cuerpos técnicos incluyeron en el ranking de ejercicios
preventivos efectivos otras estrategias como los hipopresivos. En esta línea, otros
estudios señalaron el empleo de estrategias “preventivas” con falta de evidencia
científica en la prevención de lesiones (Martín-Rodríguez & Bø, 2017; Wilke et al.,
2018; Zech & Wellmann, 2017). Esto puede ser explicado dada la baja calidad de
algunos estudios sobre prevención de lesiones que hace más difícil conocer qué
estrategias son mejores usar en función del contexto (McCall, Carling, et al., 2015). Por
estos motivos, así como también al bajo porcentaje de doctores en los cuerpos técnicos
de fútbol sala, es necesario la aparición de un perfil científico en los staffs para poder
transferir la evidencia científica a la práctica diaria en fútbol sala. Esto es, hay una
necesidad de diseñar estrategias que incluyan propuestas preventivas basadas en la
evidencia científica para uso por los cuerpos técnicos y, como fin último, por los
deportistas (Wilke et al., 2018).
Además, estas estrategias preventivas no pueden ser comunes, sino que deben
ser adaptadas a las características específicas del deporte, sexo, edad y nivel competitivo
para asegurar el cumplimiento del principio de especificidad en los programas
preventivos (Faude et al., 2017; McCall, Carling, et al., 2015; Meurer et al., 2017;
Wilke et al., 2018; Zech & Wellmann, 2017).
Por último, la mayoría de los equipos trabajaban los programas preventivos una
o dos veces a la semana durante el período preparatorio y, una o menos de una vez por
semana durante el período competitivo, siendo así esta frecuencia menor que otras
investigaciones (Read et al., 2017). Sin embargo, la frecuencia del programa preventivo
durante la semana dependerá de las características del equipo, la densidad competitiva,
Página 124 Carlos Lago Fuentes
la duración y tipo de desplazamientos, entre otros factores. Por tanto, futuras
investigaciones deben comparar la eficiencia del programa preventivo en función de su
frecuencia semanal.
Carlos Lago Fuentes Página 125
Capítulo 6
Investigación 3. Monitorización de la
carga de trabajo de un equipo de
fútbol sala femenino profesional a lo
largo de una temporada: estudio de
caso
Carlos Lago Fuentes Página 127
6.1. Resumen
La monitorización de las cargas de entrenamiento es fundamental para gestionar y
optimizar el rendimiento a lo largo de una temporada. A día de hoy, ningún estudio ha
analizado y publicado el comportamiento de las cargas de entrenamiento en un equipo
de fútbol sala femenino profesional a lo largo de una temporada. Por tanto, el objetivo
de esta investigación fue describir la carga interna y externa en un equipo de fútbol sala
profesional durante una temporada y, a su vez, comparar las cargas de entrenamiento
durante los diferentes períodos de la misma. Para alcanzar dicho objetivo, 13 jugadoras
(edad 22.8±4.3 años; 5.1±2.4 años de experiencia) participaron voluntariamente en este
estudio, registrando su carga interna a través del método session-RPE (sRPE). Además,
la carga externa fue medida a través del volumen de entrenamiento a lo largo de 43
semanas. Para comprobar la distribución de cargas en cada mesociclo, se aplicó un
ANOVA de medidas repetidas, así como se calculó la correlación de Pearson para
comprobar la correlación entre variables de carga interna y externa. De forma resumida,
la media de RPE de la temporada fue de 5.70±0.64 y 319.9±127.1AU de sRPE. Las
cargas de entrenamiento más elevadas se registraron durante el período preparatorio, en
comparación con los otros mesociclos (p<0.05), mientras que los mesociclos del
período competitivo mostraron un patrón oscilatorio. Además, se observó una fuerte
correlación negativa entre el microciclo y mesociclo con la carga total de entrenamiento
semanal (r: -0.634; p<0.001 y r: -0.615; p<0.001, respectivamente). Sin embargo, no se
encontraron correlaciones relevantes entre el volumen semanal y el RPE (r: 0.06; p=
0.704). Estos hallazgos sugieren el uso de la sRPE como una herramienta útil para el
control de las cargas a lo largo de la temporada, así como para la gestión de las mismas
en cada microciclo, con una orientación descendiente en el período competitivo para
alcanzar la competición en óptimas condiciones.
Página 128 Carlos Lago Fuentes
6.2. Introducción
El fútbol sala es un deporte intermitente de alta intensidad, con acciones
explosivas y múltiples cambios de dirección (Barbero Álvarez et al., 2015). En este
sentido, las jugadoras profesionales de fútbol sala presentan un VO2max alrededor de 45
ml/kg/min, así como una velocidad aeróbica por encima de 12 km/h (Barbero Álvarez et
al., 2015). La distancia recorrida en una competición (simulada) alcanza los 3000m,
unos 60 m/min y entre 30 y 40 aceleraciones y deceleraciones por jugadora (Beato et
al., 2017). Además, los valores de frecuencia cardiaca (FC) oscilan entre 80 y 90%
(Beato et al., 2017). Por tanto, las capacidades fundamentales en esta modalidad son la
aceleración, la fuerza para golpear el balón, la capacidad para repetir sprints (RSA) y la
potencia aeróbica (Barbero Álvarez et al., 2015; Beato et al., 2017; Ramos-Campo et
al., 2016).
La duración de una temporada oscila entre 37 y 45 semanas en equipos de fútbol
sala (Álvarez Medina et al., 2009; Álvarez Medina & Murillo Lorente, 2016; Miloski et
al., 2012; Rabelo et al., 2016), variando de acuerdo a la fase competitiva alcanzada. Una
temporada de fútbol sala puede durar entre nueve y once meses, por lo que, se necesita
un rendimiento óptimo para competir a un nivel apropiado a lo largo de todo el período
competitivo (Vanrenterghem et al., 2017).
El proceso de entrenamiento es la mejor herramienta para modular el
rendimiento de un deportista (Vanrenterghem et al., 2017). Las adaptaciones obtenidas a
lo largo del proceso de entrenamiento pueden ayudar a incrementar los niveles de
fuerza, potencia, velocidad y resistencia, entre otros. Sin embargo, si se aplican cargas
excesivas de entrenamiento sin el correspondiente período recuperatorio puede afectar
al rendimiento, limitar las adaptaciones obtenidas y, especialmente, aumentar el riesgo
de lesión. Por otro lado, si las cargas de entrenamiento son insuficientes, pueden reducir
las capacidades desarrolladas de un deportista o todo el equipo (Vanrenterghem et al.,
2017), por lo que el control del entrenamiento es una pieza clave para optimizar el
rendimiento deportivo y reducir el riesgo de lesión (Bourdon et al., 2017).
Carlos Lago Fuentes Página 129
En este sentido, las cargas de entrenamiento y competición en deportes
colectivos se clasifican en dos grandes grupos: cargas internas y externas. Entre las
medidas de carga externa están: duración, distancia cubierta, umbrales de velocidad,
aceleraciones y deceleraciones. Por otro lado, las medidas de carga interna más
habituales son: consumo de oxígeno, frecuencia cardíaca, lactato en sangre, carga
muscular o escala de esfuerzo percibido (RPE) (Vanrenterghem et al., 2017). Algunos
estudios en este deporte analizaron las cargas de entrenamiento con algunas de las
herramientas anteriormente citadas, como FC, lactato, umbral ventilatorio o variabilidad
de frecuencia cardiaca en jugadores de fútbol sala (Da Rocha, Nunes, & Venera, 2015;
Nakamura et al., 2016). Sin embargo, la herramienta más empleada para el control de
las cargas en fútbol sala fue la session-RPE (sRPE) (Clemente & Nikolaidis, 2016;
Álvarez Medina, Lorente, Supervía, Mar, & Marqueta, 2016; Milanez et al., 2011;
Moreira et al., 2013; Nakamura, Pereira, Rabelo, Ramirez-Campillo, & Loturco, 2016;
Wilke et al., 2016).
Algunas investigaciones han observado una evolución descendente de la carga
de entrenamiento a lo largo de la temporada en jugadores profesionales de fútbol sala
(Freitas et al., 2012), o una respuesta oscilatoria, especialmente en la segunda mitad de
la temporada (Miloski et al., 2012). De forma parecida, otro estudio encontró una
correlación entre bajos niveles de RPE y elevados niveles de rendimiento en jugadores
sub-20 de fútbol sala (Moreira et al., 2013). Además, también se estudiaron las
diferencias entre las cargas de entrenamiento entre sexos y entre fútbol y fútbol sala,
mostrando que el proceso de entrenamiento en fútbol sala fue más intenso que en fútbol.
Sin embargo, no se reportaron diferencias entre los equipos masculinos y femeninos
(Clemente & Nikolaidis, 2016).
La popularidad y relevancia del fútbol sala está creciendo a nivel mundial
durante los últimos años, existiendo por ejemplo la Copa Mundial desde hace más de 30
años. De hecho, la FIFA y UEFA aprobaron recientemente la organización de dos
nuevos torneos internacionales, los Juegos Olímpicos de la Juventud en octubre de 2018
(con competición tanto masculina como femenina) y el primer Europeo Femenino de
Fútbol Sala, celebrado en febrero de 2019, para promocionar el desarrollo de este
deporte en todo el mundo y aumentar el nivel competitivo.
Página 130 Carlos Lago Fuentes
A pesar de esta proyección de crecimiento a nivel mundial, sólo existen algunos
estudios en fútbol sala, haciéndose necesario investigar de forma urgente sobre el
proceso de entrenamiento en fútbol sala femenino. Hasta la fecha, sólo existe un estudio
longitudinal en esta modalidad deportiva, realizado a lo largo de 40 semanas, donde se
realizaron diferentes evaluaciones en los períodos propios de la temporada para analizar
la evolución de los parámetros bioquímicos y capacidades condicionales (Da Rocha et
al., 2015). Por otro lado, ninguna investigación ha comparado el perfil de las cargas
durante una semana tipo en período preparatorio y competitivo. Sólo Clemente &
Nikolaidis (2016) estudiaron la carga de entrenamiento en un equipo de fútbol sala
femenino durante cuatro semanas en el período competitivo. Sin embargo, estas
jugadoras eran amateurs con sólo tres sesiones por semana. Por estos motivos, todavía
existen muchas preguntas sobre la distribución de las cargas de entrenamiento durante
una temporada, así como es necesario incrementar el conocimiento científico al respecto
del fútbol sala femenino.
Por tanto, los objetivos de esta investigación fueron, en primer lugar, analizar y
describir la carga interna y externa en jugadoras profesionales de fútbol sala durante
toda una temporada, en segundo lugar, comparar las cargas de entrenamiento en los
diferentes períodos a lo largo de la temporada y, por último, describir y comparar el
perfil de las cargas de una semana tipo durante el período preparatorio y competitivo.
En base a lo explicado en esta introducción, se formula la siguiente hipótesis: la
distribución de las cargas durante una semana tipo en el período competitivo es
diferente con respecto al período preparatorio en un equipo de fútbol sala femenino
profesional.
6.3. Método
Participantes
13 jugadoras profesionales de fútbol sala que compitieron en Primera División
Española participaron voluntariamente en este estudio durante la temporada 2013/2014
(edad 22.8±4.3 años; 5.1±2.4 años de experiencia; peso 61.9±7.1 kg; altura 1.66±0.06
m; índice de masa corporal 22.3±1.4 kg/m2). Este equipo jugó en esta división por
primera vez, terminando en noveno puesto al final de la temporada, y dos de sus
Carlos Lago Fuentes Página 131
jugadoras fueron convocadas para entrenar y competir con la Selección Nacional. El
equipo tenía entre 5 y 6 sesiones semanales durante el período competitivo (7.2±0.9
h/semana), además de jugar, por lo menos, un partido por semana.
Los criterios de exclusión fueron la pérdida de más de dos meses debido a una
lesión y participar en menos del 90% de las sesiones a lo largo de toda la temporada
(Nakamura et al., 2016). En base a estos criterios, tres jugadoras fueron excluidas del
análisis de datos para este estudio: una jugadora tuvo una lesión grave de más de dos
meses de duración, y dos jugadoras participaron en menos del 90% de los
entrenamientos.
Los datos de las jugadoras que realizaron una sesión individualizada en su vuelta
a la competición o por otros motivos fueron recogidos, pero excluidos del análisis dado
que no formaron parte de los entrenamientos del equipo. Todas las jugadoras fueron
informadas del objetivo del estudio y dieron su consentimiento informado, de acuerdo
con la declaración de Helsinki. El estudio fue aprobado por el Comité de Revisión Ética
de la facultad.
Procedimiento
Esta investigación siguió un enfoque descriptivo longitudinal durante 43
semanas. Para monitorizar la carga externa, se registró y midió el volumen de
entrenamiento de cada sesión de entrenamiento, así como la duración fue recogida
desde el inicio hasta el final de la sesión, incluyendo los minutos de recuperación
(Clemente & Nikolaidis, 2016), así como los minutos de participación individual de
cada partido (Wilke et al., 2016).
Además, se clasificaron los contenidos de entrenamiento de acuerdo a:
entrenamiento de fuerza, potencia y aceleración, resistencia específica, trabajo
preventivo (incluyendo flexibilidad y otras estrategias preventivas), tareas técnico-
tácticas y emotivo-volitivas, siguiendo estudios previos con metodologías similares
(Freitas et al., 2012; Matzenbacher et al., 2016).
Para monitorizar la carga interna, se empleó la sRPE. 30 minutos después del
final de cada sesión, las jugadoras tenían que responder a la pregunta: “¿Cómo fue tu
Página 132 Carlos Lago Fuentes
entrenamiento?”, indicando un número de 0-10 de acuerdo a la escala modificada de
Borg CR-10 (Borg, 1998), siguiendo protocolos similares aplicados en estudios en
fútbol sala (Álvarez Medina et al., 2016; Freitas et al., 2012; Miloski et al., 2012;
Nakamura et al., 2016; Wilke et al., 2016). Para reducir un posible sesgo, se tuvo mucho
cuidado a la hora de recoger las puntuaciones, hacienda la pregunta de forma individual
y sin cercanía del resto de compañeras (Mendes et al., 2018). Además, para no
modificar la rutina en las sesiones de entrenamiento y garantizar la validez ecológica de
los resultados se evitó intervenir durante las sesiones (Wilke et al., 2016).
De acuerdo con Milanez et al. (2011), las unidades arbitrarias (AU) se
calcularon multiplicando RPE por el volumen total de entrenamientos. Además, la
monotonía y el strain también se incluyeron en el análisis (Foster et al., 2001). La
monotonía se obtuvo dividiendo la media diaria de la carga de entrenamiento durante un
microciclo por su desviación estándar, y el strain se calculó como el producto de la
carga de entrenamiento y la monotonía (Foster et al., 2001). La carga total de
entrenamiento semanal (TWTL) fue obtenida sumando las AU de cada entrenamiento
de la misma semana (Milanez et al., 2014; Miloski et al., 2012; Nakamura et al., 2016).
Finalmente, la TWTL de cada mesociclo se obtuvo como la media de las TWTL de las
semanas de dicho período (Freitas et al., 2012; Miloski et al., 2012).
Los mesociclos se clasificaron de acuerdo a los criterios específicos del cuerpo
técnico en relación al perfil de la carga de entrenamiento. Así se dividieron en: carga
incremental (IL), carga de mantenimiento (ML) y carga decreciente (DL) (Álvarez
Medina & Murillo Lorente, 2016).
Análisis estadístico
Evaluamos la normalidad usando el test de Kolmogorov-Smirnov. Todas las
variables tuvieron una distribución normal, a excepción del strain. Los datos
descriptivos se presentan a través de medias (M) ± desviación típica (DT). Las
comparaciones entre las cargas de entrenamiento se realizaron a través de un análisis de
varianza (ANOVA), tanto en pretemporada como período competitivo.
Carlos Lago Fuentes Página 133
Las diferencias entre los mesociclos y la carga de los días de la semana lo se
calcularon usando un ANOVA de medidas repetidas, seguido de múltiples
comparaciones de las medias con la corrección de Bonferroni.
Finalmente, las correlaciones entre RPE y volumen de entrenamiento y TWTL,
se calcularon con el coeficiente de correlación de Pearson y se clasificaron siguiendo los
criterios de Evans (0.00 a 0.19: muy débil; 0.20 a 0.39: débil; 0.40 a 0.59: moderada;
0.6 a 0.79: fuerte; más de 0.80: muy fuerte) (Evans, 1996). Todos los datos fueron
analizados usando SPSS para Windows (20.0, Chicago, IL, USA), considerando un
nivel de significación de p < 0.05.
6.4. Resultados
El volumen total de carga durante toda la temporada fue de 17566 minutos,
siendo la media semanal alrededor de 480.2±121.7 min. El RPE medio fue de 5.70±0.64
y la sRPE de 319.9±127.1AU. Además, la TWTL estuvo en 2183.81±838.45AU, y la
monotonía y strain reportados fueron de 1.00±0.32 y 2419.75±1961.25AU,
respectivamente. La Tabla 19 presenta los datos medio de RPE, TWTL, monotonía y
strain de los 43 microciclos de la temporada.
La Tabla 20 ilustra el patrón oscilatorio a lo largo de la temporada comparando
los ocho mesociclos. La carga descendió de forma progresiva durante la temporada,
mostrando diferencias significativas entre la TWTL del primer mesociclo con respecto a
los otros siete (p<0.05). Además, se dieron diferencias entre el segundo y cuarto
mesociclo con el quinto, sexto y séptimo. También se muestra la distribución de los
tipos de contenidos, observando el carácter creciente de los contenidos técnico-tácticos
en contraposición con la reducción del volumen de entrenamiento condicional.
Tabla 19. Descripción de la carga interna en cada microciclo a lo largo de la temporada
Microciclo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
RPE
(M±DT) 7.8±0.2 7.1±0.6 6.5±0.9 6.5±0.6 6.5±1.0 5.4±0.8 6.7±1.6 5.8±0.5 5.7±0.6 5.7±0.3 5.6±0.8 5.4±0.8 5.7±0.4 5.2±0.8 5.6±0.9
TWTL
(M±DT) 1792±518 5068±325 3912±434 4041±364 4127±400 2483±356 2179±420 2359±323 2441±336 2730±252 2180±317 2376±311 2410±323 1785±251 2217±308
Monotonía 1.2 2.2 1.3 1.6 1.5 1.0 0.7 1.0 1.0 1.5 1.0 1.1 1.1 1.0 1.0
Strain 2067 11265 5027 6408 6076 2470 1616 2459 2532 4218 2136 2594 2563 1813 2272
Microciclo 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 37
RPE
(M±DT) 5.8±0.4 5.1±0.6 5.2±0.5 5.3±0.4 6.7±0.9 6.3±0.9 5.4±1.3 6.1±0.1 5.6±0.4 5.6±0.5 5.1±0.4 4.8±0.5 5.7±0.4 5.4±0.7 4.9±0.6
TWTL
(M±DT) 1786±333 2050±285 1559±300 1602±300 3570±345 3145±294 1494±292 1162±306 1554±286 2404±318 1804±245 1951±263 1779±332 2150±299 1471±278
Monotonía 0.8 1.0 0.7 0.8 1.5 1.5 0.7 0.5 0.8 1.1 1.0 1.1 0.8 1.0 0.8
Strain 1369 2106 1156 1220 5275 4793 1091 630 1204 2592 1891 2063 1363 2206 1110
Microciclo 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43
RPE
(M±DT) 4.7±0.3 5.5±0.8 5.7±0.2 5.0±0.8 5.6±0.5 5.1±0.7 5.3±0.7 4.9±0.6 5.9±0.9 5.4±0.6 6.1±1.0 6.4±1.0 5.5±1.1 4.9±0.2
TWTL
(M±DT) 1849±245 1648±323 1753±321 1518±292 1765±331 1959±259 1632±306 1471±278 1907±414 1421±261 2028±271 1953±382 1673±333 1199±219
Monotonía 1.1 0.7 0.8 0.7 0.8 1.1 0.8 0.8 0.7 0.8 1.1 0.7 0.7 0.8
Strain 1988 1200 1365 1128 1342 2109 1243 1110 1255 1104 2166 1427 1198 939
RPE: rate of perceived exertion; TWTL: total weekly training load (en Unidades Arbitrarias); M: Media; DT: desviación estándar.
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Tabla 20. Descripción de la carga interna y características generales en cada mesociclo durante la temporada.
Mesociclo 1 2 3 4 5 6 7 8
Tipo de mesociclo IL ML DL IL DL IL ML ML
Nº semanas 6 5 7 5 4 5 5 6
Partidos 7 5 6 1 4 5 5 6
Periodo PP PC PC PP PC PC PC PC
TWTL 3570.93±1202.82 2378.17±227.46* 2104±278.03* 2274.24±1001.1* 1731.34±520.76*∆⌠ 1876±188.95*∆⌠ 1725.66±164.56*∆⌠ 1664.97±312.78*
Fuerza 315 60 70 22 20 30 10 0
Potencia 95 105 100 85 85 75 70 60
Resistencia específica 585 145 270 290 80 210 160 125
Preventivo 490 480 415 235 245 260 205 305
Técnico-Táctico 1620 915 1165 775 860 935 815 1090
Emotivo-volitivo 655 430 515 200 225 275 350 270
Monotonía 1.47±0.42 1.04±0.28 1.00±0.11 1.04±0.42 0.85±0.26^ 0.94±0.18 0.84±0.15^ 0.8±0.14^
Strain 5552.1±3333.52 2592.16±977.98 2119.47±469.66† 2707.14±2131.41 1579.38±849.6† 1764.06±451.1† 1437.34±387.18† 1314.1±404.48†
IL: carga creciente; ML: carga de mantenimiento; DL: carga descendiente; TWTL: total weekly training load (en Unidades Arbitrarias); PP: periodo preparatorio; PC: periodo competitivo.
*Diferencias significativas de TWTL del 1º mesociclo entre el resto; ⌠ Diferencias significativas entre TWTL del 2º mesociclo entre el resto; ∆ Diferencias significativas de TWTL entre l 4º
mesociclo y el resto; ^ Diferencias significativas en monotonía entre el 1º mesociclo y el 5º, 7º y 8º; † Diferencias significativas en el strain entre el 1º mesociclo y el 3º, 4º, 5º, 6º, 7º y 8º.
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Página 136 Carlos Lago Fuentes
En la Figura 12 se presenta la media de la carga interna (AU) de los días de la
semana, observando la periodización semanal en función del período preparatorio y
competitivo. La periodización semanal es diferente en ambos períodos, mostrando una
mayor ondulación de las cargas durante el período competitivo. En el período
preparatorio, las cargas de entrenamiento fueron similares durante los días de la semana,
siendo el sábado el día de mayor carga, registrando sesiones en seis de los siete días de
la semana. Por otro lado, en el período competitivo, se observa un perfil de carga
decreciente, observando diferencias significativas entre las cargas de entrenamiento del
lunes y martes con el jueves, última sesión previa a la competición.
Figura 12. Carga de trabajo semanal durante periodo preparatorio y competitivo
La Figura 13 muestra las diferentes correlaciones entre los parámetros de carga
interna y externa. En este sentido, la correlación positiva entre el volumen semanal y el
TWTL fue fuerte, mientras que ésta con las unidades arbitrarias (AU) fue moderada. Sin
embargo, no se observó una correlación relevante entre el volumen semanal y el RPE (r:
0.06; p= 0.704). Por último, se encontró una correlación negativa entre el microciclo
con el TWTL.
Página 138 Carlos Lago Fuentes
6.5. Discusión
Hasta la fecha, ésta ha sido la primera investigación que analiza la carga interna
y externa durante toda una temporada en jugadoras profesionales de fútbol sala. Los
objetivos del estudio fueron: analizar y describir la carga interna y externa de
entrenamiento en jugadoras profesionales de fútbol sala durante toda una temporada, en
segundo lugar, comparar las cargas de entrenamiento en los diferentes períodos a lo
largo de la temporada y, por último, describir y comparar el perfil de las cargas de una
semana tipo durante el período preparatorio y competitivo.
Respecto a éstos, los principales hallazgos fueron: a) el volumen de los
contenidos técnico-tácticos incrementó a lo largo de la temporada, disminuyendo de
forma inversa el tiempo dedicado al entrenamiento condicional; b) la carga interna
mostró un patrón oscilatorio durante el período competitivo; c) el TWTL en el primer
mesociclo fue mayor que en el resto de la temporada, seguido del segundo y cuarto
mesociclo; d) la carga de entrenamiento mostró una periodización semanal durante el
período competitivo, y e) la carga de entrenamiento y el volumen semanal no mostraron
una correlación significativa.
El volumen total de la temporada fue de 17566 minutos, esto es casi 300 horas,
con un volumen semanal medio de 8 horas. Este volumen es mayor que las 5.7 horas
por semana registradas en un estudio con 13 jugadores semiprofesionales brasileños
durante doce semanas por Barbieri et al.,(2016). Sin embargo, el volumen durante la
temporada fue considerablemente menor que en el estudio de Álvarez-Medina et
al.,(2004) con un equipo de fútbol sala profesional, con 27060 minutos durante 38
semanas y 12 horas por semana. Estas diferencias pueden ser debidas al diferente nivel
de profesionalismo entre los equipos masculinos y femeninos y sus ligas en España.
El RPE medio en nuestro estudio fue de 5.70±0.64 a lo largo de toda la
temporada. Este dato es muy similar al estudio de Matzenbacher et al., (2016) con
jugadores juveniles de élite de fútbol sala, con un RPE of 5.5±1.7 durante 31 semanas.
Milanez et al., (2011) estudiaron la carga en jugadores profesionales de fútbol sala
comparando distintos tipos de sesiones. Los entrenamientos condicionales y técnico-
Carlos Lago Fuentes Página 139
tácticos reportaron un RPE de 5.1±0.7 y 5.7±0.8, respectivamente. Rabelo et al., (2016)
observó el RPE entre 4 y 6 puntos durante 45 semanas, comparando la carga
intencionada y percibida, también con jugadores profesionales. Sin embargo, todos
estos datos son más elevados que los observados por Freitas et al., (2012) con jugadores
brasileños profesionales durante 14 semanas (3.3-4.3). Quizás, con la excepción del
último estudio, el RPE medio entre 5 y 6 puntos pueda ser el valor de referencia a lo
largo de una temporada en jugadores y jugadoras de fútbol sala de alto nivel.
La sRPE es la herramienta más empleada para controlar la carga de
entrenamiento en fútbol sala (Álvarez Medina et al., 2016; Clemente & Nikolaidis,
2016; Milanez et al., 2011; Moreira, McGuigan, Arruda, Freitas, & Aoki, 2012;
Nakamura et al., 2016; Wilke et al., 2016). En relación a los valores de sRPE, la carga
de entrenamiento media fue de 319.9±127.1 AU. Comparando nuestros datos con otros
deportes, Scott et al., (2013) encontraron valores similares en futbolistas profesionales
australianos durante 29 sesiones de entrenamiento (297±159 AU). Sin embargo,
Casamichana et al., (2013) registraron valores más altos en jugadores
semiprofesionales, con 462.4±237.9AU a lo largo de 44 entrenamientos, similar a los
datos con jugadores profesionales de fútbol, con cerca de 500AU (Milanez et al., 2011).
No obstante, en relación al fútbol sala femenino, nuestros datos son muy parecidos a
anteriores estudios, en los que se registraron valores entre 350 y 450 AU (Milanez et al.,
2014; Wilke et al., 2016). Por tanto, podría decirse que existen diferencias en las cargas
de entrenamiento en función del sexo, siendo menores en jugadoras que en jugadores de
fútbol sala.
Hablando sobre la carga total de la semana, el TWTL es una herramienta
importante para comparar la evolución durante la temporada, teniendo en cuenta dos
parámetros fundamentales, el volumen y la intensidad. El TWTL medio fue de 2183.81
±838.45AU durante la temporada. Miloski et al., (2012) observaron unos valores
similares (1879±754AU) durante 37 semanas con jugadores de alto nivel. Además,
también fueron similares a otros estudios con jugadores profesionales de fútbol sala en
otras dos investigaciones de Milanez et al. (2014)(1500-3000 AU) y Barbieri et al.,
(2016), entre 1600-3200AU. Sin embargo, todos fueron menores a los valores de
Moreira et al., (2013) y Nakamura et al., (2016) con juveniles y profesionales, quienes
registraron un TWTL entre 2000-6000AU y 3455-5243AU, respectivamente. Estas
Página 140 Carlos Lago Fuentes
diferencias pueden ser debidas a que estos últimos estudios registraron un total de 8 a 10
sesiones semanales, comparadas con las 5-7 sesiones de nuestro estudio. Por otro lado,
Flatt & Esco, (2015) encontraron un TWTL de 2200-3000AU en jugadoras de fútbol,
con 6 sesiones semanales, muy parecidos a nuestros hallazgos. Por tanto, parece que
hay diferencias en la carga semanal asociadas a cada sexo. A pesar de esto, se necesitan
más estudios para validar nuestros datos como valores de referencia en fútbol sala
femenino. Finalmente, de acuerdo con Foster, (1998), el sobreentrenamiento es más
probable en semanas con cargas de entrenamiento, monotonía y strain sobre 4400, 2.2 y
6000 AU, respectivamente. En nuestro estudio, sólo el segundo microciclo superó los
valores de esta línea de corte, perteneciente al período preparatorio. Esto refleja la
importancia de controlar las cargas de entrenamiento con diferentes parámetros para
reducir el riesgo de lesiones y optimizar el rendimiento deportivo (Vanrenterghem et al.,
2017).
Los contenidos de entrenamiento mostraron una distribución lógica a lo largo de
la temporada en base a los principios de periodización, teniendo más importancia los
contenidos condicionales en el período preparatorio que en el resto de mesociclos. De
forma inversa, las tareas técnico-tácticas adquirieron mayor relevancia durante el
período competitivo, al igual que en otros estudios, en torno al 60-70% del tiempo total
de entrenamiento (Freitas et al., 2012) o incluso más del 90% (Matzenbacher et al.,
2016). El entrenamiento de fuerza fue uno de los contenidos más importantes durante el
período preparatorio, reduciéndose de forma drástica durante el resto de mesociclos,
coincidiendo con otras investigaciones previas (Freitas et al., 2012; Lago-Penas, Rey,
Lago-Ballesteros, Dominguez, & Casais, 2013; Matzenbacher et al., 2016). Finalmente,
el trabajo específico (entrenamiento técnico-táctico y resistencia específica) parecen ser
los contenidos más importantes a lo largo de la temporada, especialmente durante el
período competitivo (de Freitas et al., 2017; Matzenbacher et al., 2016),
independientemente de que sea modalidad masculina o femenina.
En relación a la distribución de cargas a lo largo de los diferentes mesociclos,
ésta sufrió un descenso paulatino, siendo el primero el de mayor carga. Estos datos
coinciden con un estudio con 19 jugadores profesionales de baloncesto preparando un
campeonato internacional (Nunes et al., 2014). Además, el segundo y cuarto mesociclo
presentaron mayores niveles de carga con respecto al 5º, 6º y 7º. Estos resultados
Carlos Lago Fuentes Página 141
pueden ser explicados en base a las teorías de periodización deportiva, siendo los
primeros meses los que deben presentar mayores niveles de carga, así como el 4º
mesociclo está asociado a un segundo período preparatorio en medio de la temporada
(Nunes et al., 2014). Sin embargo, otro estudio encontró resultados contrarios en
jugadoras profesionales de waterpolo, registrando mayor carga en el último período de
la temporada, en comparación con los otros tres mesociclos (Varamenti et al., 2013).
Esto puede deberse a que la última fase de la temporada incluyó los partidos más
intensos, dado que el equipo tenía competiciones nacionales y a nivel europeo. Por esta
razón, el control de las cargas es fundamental para gestionar el rendimiento de las
deportistas dependiendo de los objetivos y períodos a lo largo de la temporada.
Durante el periodo preparatorio, la sRPE no mostró diferencias significativas
entre los días de la semana, observando sólo mayor carga los sábados (habitualmente,
partidos amistosos) y los martes. Esto puede ser explicado dada la gran variabilidad a lo
largo del período preparatorio, con contenidos ajustados constantemente para equilibrar
la balanza entre entrenamiento y recuperación para optimizar el rendimiento físico
(Mendes et al., 2018; Rabelo et al., 2016). Durante el periodo competitivo, sin embargo,
la distribución de la carga a lo largo de la semana sí que tuvo un comportamiento muy
parecido a otros estudios (Impellizzeri, Rampinini, Coutts, Sassi, & Marcora, 2004;
Mendes et al., 2018; Wrigley, Drust, Stratton, Scott, & Gregson, 2012). Esto es, la sRPE
disminuyó a lo largo de la semana, siendo el lunes la sesión con mayor nivel de carga,
después de un día de descanso completo (domingo), y planteando el jueves como sesión
más suave, previa al partido oficial de los sábados, aplicando una estrategia de tapering
(Impellizzeri et al., 2004; Mendes et al., 2018). Esta estrategia intenta asegurar una
adecuada recuperación fisiológica de cara a la siguiente competición (Wrigley et al.,
2012).
Por último, se observó una correlación positiva entre el TWTL y el volumen
semanal, lo cual parece lógico si tenemos en cuenta que el TWTL es el resultado de
multiplicar el RPE por el volumen de entrenamiento, y sumar las sesiones de toda la
semana. Sin embargo, no existió una posible correlación entre el volumen semanal y el
RPE (r=0.06). Una correlación positiva moderada sí que se observó entre RPE y TWTL,
teniendo en cuenta el mismo criterio que con el volumen semanal y el TWTL.
Finalmente, existió una correlación negativa importante entre el mesociclo y microciclo
Página 142 Carlos Lago Fuentes
con respecto al TWTL (r= -0.615, p<0.001 y r= -0.634, p<0.001, respectivamente), esto
es, la carga interna descendiendo a lo largo de la temporada.
Carlos Lago Fuentes Página 143
Capítulo 7
Investigación 4: Entrenamiento de
fuerza de la zona central usando
superficies estables e inestables en
jugadoras de fútbol sala
Carlos Lago Fuentes Página 145
7.1. Resumen
En la actualidad existen muchas herramientas que buscan ayudar a optimizar el
rendimiento de una capacidad condicional específica o de la condición física en general.
No obstante, dado su coste económico y la cantidad de instrumentos que existen, se
hace necesario evaluar su idoneidad y sus efectos contrastados en comparación con
otras herramientas más sencillas. Además, esto tiene especial relevancia en deportes con
menos recursos económicos como es el fútbol sala femenino. Por tanto, el objetivo de la
presente investigación fue evaluar el efecto del entrenamiento de la zona central en
superficie estable (CTS) comparado con otro grupo en superficie inestable (CTU) en la
condición física (rendimiento del salto, sprint y capacidad para repetir sprints (RSA)) y
la calidad del movimiento (Functional Movement Screen) en jugadoras profesionales de
fútbol sala. Para satisfacer dicho objetivo, 14 jugadoras (edad media: 23.7 ± 5.1 años,
rango de edad: 18-28 años) fueron asignadas de forma aleatorizada al grupo CTS (n=7)
o CTU (n=7). El programa de intervención se llevó a cabo tres veces a la semana
durante seis semanas. Las jugadoras de ambos grupos ejecutaron los mismos cuatro
ejercicios de fortalecimiento del core. La única diferencia entre ambas intervenciones
fue que el grupo CTU realizó todos los ejercicios (shoulder bridge, side bridge, prone
plank y crunch) en una superficie inestable (Togu® Dyn-Air). Para comprobar el efecto
de la intervención, se planteó un MANOVA de dos factores (intervención y grupo). De
forma resumida, el análisis intragrupo mostró mejoras significativas (p < 0.001) en el
sprint de 10m del pre al postest en los grupos CTS (+4.37%) y CTU (+5.00%). Las
jugadoras en ambos grupos también mostraron mejoras significativas en la puntuación
total del FMS (CTS (+10.39%) and CTU (+11.10%). Además, se observó un efecto
significativo del grupo CTU en la puntuación del test de RSA, descendiendo del pre al
postest (-30.85%). En el análisis intergrupos, no hubo diferencias significativas en
ninguna variable. En base a los principales hallazgos, parece que el rendimiento en el
sprint y el FMS mejoró tras la aplicación del protocolo de entrenamiento de core con
superficie estable e inestable, combinado con el entrenamiento habitual de fútbol sala en
período competitivo. Además, el uso de superficie inestable obtuvo un beneficio
limitado en el rendimiento de RSA comparado con superficie estable, por lo que se
sugiere el uso de buenas estrategias de progresión de ejercicios de core, orientados hacia
la especificidad de la modalidad deportiva, antes que el uso de superficies inestables.
Página 146 Carlos Lago Fuentes
7.2. Introducción
El fútbol sala está caracterizado por ser un deporte de alta intensidad con
constantes acciones intermitentes (Barbero Álvarez et al., 2009; Dogramaci et al.,
2011). El análisis de los desplazamientos en competición han mostrado que los
jugadores de fútbol sala recorren más de un 22% de la distancia con carreras de alta
intensidad (Barbero Alvarez et al., 2008). Debido a las pequeñas dimensiones de la pista
comparadas con el fútbol, el número ilimitado de sustituciones y la realización de
acciones constantes de ataque y defensa, los jugadores de fútbol sala necesitan realizan
un alto número de sprints en diferentes direcciones a lo largo del partido (Dogramaci et
al., 2011). Además, como en fútbol, las acciones decisivas en los partidos de fútbol sala
ocurren en acciones de alta intensidad (Barbero Álvarez et al., 2009; Dogramaci et al.,
2011). Por ello, se puede argumentar que el rendimiento anaeróbico en el fútbol sala es
crucial, especialmente para jugadoras de alto nivel.
Es bien conocido que el rendimiento anaeróbico puede ser mejorado a través del
entrenamiento de fuerza (Bompa & Haff, 2009). Como consecuencia, los programas de
entrenamiento que se focalicen en la mejora de los niveles de fuerza deben ser
priorizados (Paz-Franco et al., 2017). En este sentido, el entrenamiento de fuerza de la
zona central (core strength training) ha sido definido como un medio para prevenir y
rehabilitar lesiones, y como una estrategia para incrementar el rendimiento deportivo
(Akuthota & Nadler, 2004). Sin embargo, una reciente revisión sistemática y
metaanálisis ha observado que el entrenamiento de fuerza de core está asociado con sólo
unas limitadas ganancias de la condición física y del rendimiento deportivo (Prieske,
Muehlbauer, & Granacher, 2016). Funcionalmente, el entrenamiento de la zona central
puede ayudar a transmitir la energía de forma eficiente de los miembros inferiores a los
superiores y viceversa, además de mejorar el control corporal, equilibrio y eficiencia en
la transmisión de movimientos que es de vital importancia para las actividades físico-
deportivas específicas (Akuthota & Nadler, 2004; Granacher et al., 2014).
De forma notable, el rendimiento en muchas acciones de fútbol sala a menudo
ocurre en situaciones y acciones inestables (por ejemplo, golpear el balón mientras un
rival intenta evitarlo a través del contacto). De esta forma, de acuerdo con el principio
Carlos Lago Fuentes Página 147
de especificidad de entrenamiento (Behm, Drinkwater, Willardson, & Cowley, 2010), el
entrenamiento de core debe intentar trabajar las demandas de las acciones específicas
sobre superficies inestables (Behm, Muehlbauer, Kibele, & Granacher, 2015). Está bien
documentado que la actividad muscular del tronco es mayor cuando se emplean
superficies inestables durante la ejecución de ejercicios de core (Vera-Garcia, Grenier,
& McGill, 2000). Por consiguiente, la integración de las superficies inestables en el
entrenamiento de fuerza de core podría generar unas adaptaciones neuromusculares
superiores comparado con el entrenamiento sobre superficies estables (Behm et al.,
2010). Sin embargo, hasta nuestro conocimiento, sólo se ha publicado un estudio que
haya analizado el efecto del entrenamiento de fuerza de la zona central en superficies
estables e inestables en atletas de deportes colectivos, en este caso, futbolistas juveniles
(Prieske, Muehlbauer, Borde, et al., 2016). El principal resultado encontrado por los
autores fue que la fuerza muscular de la zona central, sprint y rendimiento en el golpeo
de balón mejoraron tras 9 semanas de entrenamiento de la zona central en superficies
estables e inestables, pero sin diferencias entre grupos (Prieske, Muehlbauer, Borde, et
al., 2016).
Tradicionalmente, el entrenamiento de la fuerza central se usa de forma
frecuente como estrategia profiláctica en un intento para mejorar el control
neuromuscular y los patrones de movimiento poco efectivos (Huxel Bliven &
Anderson, 2013). Sin embargo, no hay una evidencia científica clara hasta la fecha que
apoye la relación entre la fuerza en la zona central y el dominio del movimiento. Así,
los ejercicios de core se implementan de acuerdo al marco teórico de que estos
ejercicios pueden mejorar los nieles de fuerza y resistencia muscular, contribuyen a la
correcta postura con un óptimo equilibrio a través de la regulación del sistema de
control neuromuscular y la mejora global de su función (Huxel Bliven & Anderson,
2013). En este sentido, el Functional Movement Screen (FMS) es un test que se
desarrolló con el objetivo de identificar limitaciones o asimetrías en la fuerza del core,
coordinación, equilibrio, rango de movimiento y la calidad del movimiento general que
puede predisponer al atleta a una lesión durante su actividad deportiva (Cook, Burton, &
Hoogenboom, 2006).
Algunos estudios sugieren que el FMS demuestra una excelente fiabilidad inter e
intra sujeto (Bonazza et al., 2017), y que es una herramienta de evaluación que se usa de
Página 148 Carlos Lago Fuentes
forma habitual tanto en el ámbito clínico como deportivo (McCall et al., 2014). Sin
embargo, aunque la capacidad del protocolo de FMS para determinar la efectividad de
las intervenciones de entrenamiento han sido examinadas (Bodden, Needham, &
Chockalingam, 2015; Kiesel, Plisky, & Butler, 2011), ningún estudio ha evaluado si
existen cambios o no en la puntuación del FMS individual tras la aplicación de un
programa de entrenamiento empleando superficies estables e inestables.
Por tanto, el objetivo de este estudio fue examinar los efectos de un
entrenamiento de core empleando superficies estables (CTS) e inestables (CTU) cuando
se aplican en combinación con el entrenamiento de fútbol sala durante el período
competitivo en la condición física y la puntuación del FMS en jugadoras profesionales
de fútbol sala. En este sentido, planteamos la hipótesis que el CTU proporcionaría
mayores beneficios en la condición física (velocidad, fuerza y capacidad de repetir
sprints) y rendimiento funcional (FMS) que el CTS.
7.3. Método
Se diseñó un estudio controlado aleatorizado longitudinal cuyo objetivo fue
determinar los efectos del entrenamiento de fuerza en core sobre superficies estable
(CTS) e inestable (CTU), en combinación con el entrenamiento regular del equipo
durante período competitivo, sobre el rendimiento físico y la puntuación sobre FMS.
El programa de intervención de cada grupo fue añadido a la rutina de
entrenamientos diaria de la muestra (Figura 14). La intervención experimental consistió
en:
1 sesión de evaluación donde se realizó el pretest.
6 semanas de entrenamiento supervisado con 3 sesiones semanales.
3 días de descanso (tapering).
1 sesión de evaluación donde se realizó el postest.
Carlos Lago Fuentes Página 149
Figura 14. Representación esquemática del diseño de investigación.
Durante las sesiones de valoración, se solicitó a las participantes que llevasen la
misma equipación. Asimismo, las mediciones fueron realizadas a la misma hora del día
para minimizar los efectos de las variaciones diurnas en los parámetros seleccionados,
durante ambas sesiones de valoración. Con el fin de reducir la influencia de las
variables no controladas, se instruyó a las jugadoras a mantener sus hábitos de vida
habituales, así como no realizar cambios en sus hábitos alimentarios ni cantidad en la
ingesta calórica, antes y durante el estudio. Ambas sesiones de valoración y recogida de
datos se llevaron a cabo en el interior de un pabellón con una temperatura ambiente
entre 17-22ºC.
Participantes
14 jugadoras profesionales de fútbol sala que compiten en la Primera División
Española Profesional de Fútbol Sala participaron en este estudio. Las jugadoras
realizaban de forma regular entre 5 y 6 entrenamientos por semana con su equipo, con
una media de horas dedicadas a los entrenamientos de 10.3±0.9h/semana en su ciclo de
entrenamiento normal. El equipo también competía de forma regular en un partido
oficial por semana.
Los criterios de inclusión fueron:
Participar de forma regular en más del 90% de las sesiones de entrenamiento
durante el periodo de investigación.
Página 150 Carlos Lago Fuentes
No presentar lesiones durante este mismo periodo.
Como criterios de exclusión, se emplearon los siguientes:
Haber tenido alguna lesión que provocase perderse una o más sesiones de
entrenamientos o partidos en los 3 meses previos a la inicio del estudio.
Todas las jugadoras fueron informadas del propósito del estudio y firmaron un
documento de consentimiento informado de acuerdo a la Declaración de Helsinki. El
estudio fue aprobado por el Comité de Revisión Ética de la facultad.
Las jugadoras fueron asignadas de forma aleatoria por un coautor de la
investigación, el cual no estaba directamente relacionado con la realización de los test ni
de la intervención. Así, se generaron dos grupos, el CTS (n=7) y CTU (n=7). La
aleatorización fue realizada con un software informático. Las características físicas de
las jugadoras se muestran en la Tabla 21, con la edad, altura y peso, divididas en los
dos grupos de intervención. Tras la asignación aleatoria, no se encontraron diferencias
significativas en ambos grupos en relación a edad, peso corporal, altura ni IMC.
Tabla 21. Estadística descriptiva de la muestra
Grupo N Edad (añosDT) Estatura (cmDT) Masa Corporal (kgDT)
CTS 7 23.44.4 170.46.6 67.78.2
CTU 7 24.86.5 173.66.1 70.17.8
DT: desviación típica
Variables
A continuación se presentan las variables analizadas en la investigación, siendo
clasificadas:
Functional Movement Screen. El FMS consiste en una batería de 7 patrones de
movimiento que incluyen las siguientes valoraciones (Cook, Burton,
Hoogenboom, & Voight, 2014)(ver Figura 15):
o Squatting
o Stepping
o Lunging
Carlos Lago Fuentes Página 151
o Reaching
o Leg raising
o Push up
o Rotary stability
La administración del FMS fue llevada a cabo siguiendo las guías publicadas
previamente, usando el kit de FMS (Functional Movement Systems, Chatham,
VA). Las jugadoras se familiarizaron con los movimientos antes de la sesión de
test. Todos los patrones de movimiento fueron puntuados en una escala de 0-3
puntos, siendo así la máxima puntuación a alcanzar de un total de 21 (Anexo
VIII). Cada test fue realizado 3 veces, y el mejor valor de cada intento fue
registrado, mientras que en los test bilaterales se utilizó el valor más bajo.
Figura 15. Batería de pruebas del FMS (Cook et al., 2014).
Página 152 Carlos Lago Fuentes
En los test bilaterales (stepping, lunging, reaching, leg raising y rotary stability),
el menor valor de las dos puntuaciones (derecha o izquierda) fue recogido para
contribuir a la puntuación global del FMS.
Tabla 22. División de pruebas FMS.
FMSmove FMSflex FMSstab
Squatting Reaching Rotary stability
Stepping Leg raising Push-up
Lunging
Las jugadoras completaron el FMS con la guía de un investigador entrenado en
su uso. Sólo se dio la instrucción verbal de inicio, sin ningún tipo de feedback o
frase motivacional durante el procedimiento de registro. Para aumentar la
fiabilidad de la medición, los test FMS fueron grabados en vídeo y analizados
con un software de análisis de vídeo (Shultz, Anderson, Matheson, Marcello, &
Besier, 2013). Tres evaluadores revisaron y analizaron todos los vídeos y
realizaron la puntuación de forma individual.
Test de salto vertical (CMJ): el test CMJ se llevó a cabo con una plataforma de
contacto portátil (Ergo Jump Bosco System, Globus, Treviso, Italy). Las
jugadoras tuvieron dos intentos, con 1 minuto de recuperación entre ambos. Se
registraron ambos datos, seleccionando el mejor resultado para el posterior
análisis estadístico (CV<0.5). Las instrucciones dadas para llevar a cabo el salto
fueron las siguientes:
o Posición inicial: planta de los pies en contacto con el tapiz, rodillas
completamente extendidas, manos en la cintura y tronco recto.
o Ejecución: después de estar más de 2-3 segundos en esta posición, y
realizando una fuerte flexión de piernas (hasta 90º, después de tanteo y
ajuste motor individual del propio sujeto), y extensión consecutiva de
piernas, se impulsa verticalmente para iniciar el salto vertical. Las manos
se mantuvieron en la cadera con el fin de reducir cualquier ayuda por el
efecto del balanceo de brazos.
Carlos Lago Fuentes Página 153
Se instruyó a las jugadoras para mantener su cuerpo lo más vertical y
elevado posible durante el salto, evitando cualquier movimiento frontal o
lateral indebido que pudiese distorsionar la potencia de salto.
o Posición final: caída con los pies y rodillas totalmente extendidos (igual
que al abandonar el suelo), rebotando ligeramente. Cualquier salto que
no se ajustase a las indicaciones técnicas fue repetido por las jugadoras.
Test de velocidad: el test de 10 metros fue medido a través de fotocélulas
infrarrojas con una regulación de bloque entre impulsos de 1/100 s hasta 2 s
(DSD Laser System, León, España). Con el objetivo de minimizar en la medida
de lo posible errores metodológicos que pudiesen alterar los resultados, se
presenta a continuación la estandarización del protocolo para la realización del
test:
a) Al contar con fotocélulas de haz simple, la cabeza de éstas se situará
aproximadamente a la altura de la cadera e inicio del tronco (0.9 m);
b) Posición de salida estandarizada, planta del pie totalmente apoyada
inmediatamente detrás de la línea de salida (1 m por detrás de la primera
barrera de fotocélulas), empleando el pie que prefiera la jugadora, sin
despegarlo en ningún momento previo a la salida, dando libertad en la
colocación del otro pie, brazos y tronco.
Las normas para la realización del test de 10 m sprint fueron las siguientes:
a) Se realizan tres intentos de carrera, tomando como resultado el mejor de
ellos en segundos y centésimas de segundo;
b) Que las jugadoras pongan el máximo empeño en correr durante todo el
recorrido;
c) Animar/motivar durante el desarrollo de la prueba.
Las jugadoras tuvieron dos intentos, con un período de 2 minutos de descanso
entre ambos. El mejor intento fue empleado para el posterior análisis estadístico
(CV<0.5).
Test RSA: El rendimiento en RSA fue evaluado utilizando Fotocélulas
infrarrojas con una regulación de bloqueo entre impulsos de 1/100 s hasta 2 s
(Chronojump Boscosystem, Barcelona, España). El protocolo de RSA consistió
en la realización de 6 sprint máximos de 25 metros. Después de cada sprint,
Página 154 Carlos Lago Fuentes
había un período de recuperación activa de 25 segundos, en los cuales la
jugadora volvía a la posición inicial. La recuperación fue medida con
cronómetro para asegurar que las deportistas volvían al punto inicial entre los
segundos 23 y 24. Se dio un feedback verbal a los 5, 10. 15 y 20 segundos de
recuperación.
El tiempo medio (AT), el tiempo más rápido (FT) y el tiempo total (TT) se
registraron durante el test RSA de acuerdo a estudios previos (Wong, Chan, &
Smith, 2012). El porcentaje de reducción entre series (%Dec) se calculó
posteriormente, empleando la fórmula propuesta por Fitzsimons et al., (1993),
que ha sido demostrada como el método más válido y fiable para cuantificar la
fatiga en un test de sprints repetidos (Glaister, Howatson, Jpattison, & Mcinnes,
2008):
Donde el tiempo ideal de sprint = 6 × FT
Procedimiento
Procedimiento en los test
Para determinar los efectos de entrenamiento, se llevaron a cabo los test
anteriormente explicados: FMS, CMJ, sprint 10m y test RSA. Todos los test se llevaron
a cabo después de 72 horas de descanso y en el mismo lugar, bajo condiciones idénticas
y supervisados por los mismos investigadores.
Se indicó a las jugadoras realizar su última comida al menos 3 horas antes del
inicio de los test. Después de realizar la batería FMS, todas las deportistas realizaron un
calentamiento estandarizado de 10 minutos con dos minutos de estiramientos estáticos
suaves (10 repeticiones de isquiosurales, cuádriceps y tríceps sural), 5 minutos de
carrera suave seguidos de aceleraciones en distancia corta (3 sprints submáximos,
progresando hasta el 90% de su velocidad máxima para la distancia objetivo). Esta
rutina de calentamiento fue guiada y supervisada por el preparador físico del equipo
antes de los test.
Programas de intervención
Carlos Lago Fuentes Página 155
Después de realizar la evaluación de pretest, las deportistas empezaron un
protocolo de intervención de 6 semanas, unido a su programa de entrenamiento habitual
de fútbol sala. Las jugadoras de los grupos CTS y CTU realizaron los mismos 4
ejercicios de fortalecimiento de CORE. La única diferencia entre ambos grupos de
intervención fue que el grupo CTU ejecutó todos los ejercicios bajo condiciones
inestables, empleando un Togu® Dyn-Air. Cada jugadora del grupo CTU fue instruida
para familiarizarse con los ejercicios de estabilización.
El programa de intervención fue realizado 3 veces por semana (ver Tabla 23),
en días no consecutivos (48 horas de descanso). Las sesiones de entrenamiento del
programa de intervención duraban alrededor de 20 minutos y se llevaron a cabo antes
del entrenamiento en pista. La intensidad y volumen de entrenamiento fueron
incrementados de forma progresiva cada dos semanas.
Tabla 23. Protocolo específico de la intervención de core sobre superficie estable e
inestable.
Ejercicios Semanas 1-2 Semanas 3-4 Semanas 5-6
Side bridge
3 series x 30
segundos
3 series x 40
segundos
3 series x 50
segundos
Prone bridge
3 series x 30
segundos
3 series x 40
segundos
3 series x 50
segundos
Supine bridge
3 series x 30
segundos
3 series x 40
segundos
3 series x 50
segundos
Crunch
3 series x 30
segundos
3 series x 40
segundos
3 series x 50
segundos
La ejecución correcta de los ejercicios fue cuidadosamente supervisada por un
preparador físico y un fisioterapeuta deportivo. Para mejorar la calidad de la
Página 156 Carlos Lago Fuentes
supervisión, el ratio de vigilancia y corrección era de un supervisor por cada cuatro
deportistas, durante todas las sesiones de entrenamiento.
Análisis estadístico
Todas las variables analizadas mostraron distribución normal tras superar el test
Shapiro Wilks. Los datos se presentan como medias con su desviación típica (DT). Se
realizó un análisis de varianza de medidas repetidas (MANOVA) de 2 factores:
intersujeto (grupos: CTS y CTU) e intrasujeto (tiempo: pre, post) para cada uno de los
parámetros analizados en esta investigación. Se calculó el tamaño del efecto “partial eta
squared” (ηp) para la interacción momento por grupo. Así, un valor de ηp2:
≥ 0.01 indica pequeño,
≥ 0.059 mediano,
≥ 0.138 gran efecto.
Además, se determinó el tamaño del efecto de Cohen para las diferencias
estadísticas. Tamaños del efecto con valores de >0.2 (pequeño), >0.5 (moderado), y
>1.2 (grande) se consideraron como diferencias pequeñas, medias y grandes
respectivamente (Batterham & Hopkins, 2006). Además de este test, se calculó la
diferencia de porcentaje en la puntuación entre CTS y CTU de pre a postest con un
intervalo de confianza 90%. Las posibilidades de que las diferencias en el rendimiento
fuesen mejores, similares o peores fueron calculadas. Las posibilidades cuantitativas de
un efecto beneficioso o perjudicial se midieron como se expone a continuación (Muller
& Cohen, 1989):
<1%, prácticamente improbable;
1% a 5%, muy poco probable;
5% a 25%, poco probable;
25% a 75%, posible;
75% a 95%, probable;
95% a 99%, muy probable;
>99%, prácticamente cierto.
Si los cambios en ambos grupos fueron mayores de 5%, la diferencia real fue
marcada como “poco claro”.
Carlos Lago Fuentes Página 157
7.4. Resultados
El grupo CTS completó 98.7 ± 2.9% de las sesiones de entrenamiento a lo largo del
período de entrenamiento de 6 semanas, mientras el grupo CTU completó el 99.3 ±
1.7%. Los valores absolutos de cada variable del pretest y postest, junto con los
resultados de la ANOVA se exponen en las Tabla 24 y Tabla 25.
Tabla 24. Cambios en CMJ, sprint de 10m y RSA tras 6 semanas de intervención.
CTS (n = 7) CTU (n = 7) ANOVA P values (d)
Pre Post Δ (%)
Pre Post Δ (%)
time group time
group
CMJ (cm) 25.24 3.53 25.57
3.49
1.40 25.89
2.51
26.78 2.77 3.44 .060
(1.457)
.584
(0.320)
.157
(0.869)
10 m sprint (s) 1.98 0.05 1.880.07 4.37 1.94 0.08 1.85 0.09 5.00 <.001
(3.175)
.330
(0.577)
.671
(0.246)
RSA
AT(s) 4.30 0.20 4.22 0.18 1.63 4.20 0.16 4.16 0.17 0.82 .165
(0.859)
.395
(0.418)
.618
(0.285)
FT(s) 4.17 0.22 4.05 0.14 2.76 4.06 0.16 4.06 0.12 0.40 .259
(0.677)
.569
(0.339)
.158
(0.859)
TT(s) 25.80 1.24 25.35
1.10
1.63 25.22
0.99
25.01 0.77 0.82 .167
(0.856)
.388
(0.509)
.618
(0.285)
%Dec 2.97 1.23 4.22 1.37 -75.31 3.53 1.69 2.26 1.35* 30.85 .987
(0.063)
.281
(0.648)
.014
(1.656)
D = effect size i.e., Cohen’s d). *Significantly different from the pre-test (p < .05). + Significantly different from CTS (p < .05).
Tiempo medio (AT), tiempo más rápido (FT), tiempo total (TT), y porcentaje de descenso (%Dec)
En el análisis intragrupo, se observaron mejoras significativas en el sprint de 10
m en el grupo CTS (+4.37%; d = 1.64) y CTU (+5%; d = 1.05) con respecto al pretest.
Las jugadoras obtuvieron también mejoras en ambos grupos en la puntuación total del
FMS (+10.39%; d = 0.73 and +11.10%; d = 1.50, para los grupos CTS y CTU,
respectivamente), FMSmove (+15.40%; d = 0.86 and +19.49%; d = 1.12, para los grupos
CTS y CTU, respectivamente), y FMSstab (+14.76; d = 0.64 and +12.13; d = 1.00, para
los grupos CTS y CTU, respectivamente) del pretest al postest. Además, el efecto
significativo del tiempo también se observó (d = 0.84) para el grupo CTU en la variable
del % de descenso (%Dec) en RSA del pretest al postest (-30.85%).
Página 158 Carlos Lago Fuentes
Tabla 25. Cambios en la puntuación de FMS tras 6 semanas de intervención.
CTS (n = 7) CTU (n = 7) ANOVA P values (d)
Pre Post Δ %)
Pre Post Δ %)
time group time
group
Total FMS score 15.85
2.11
17.42
2.14
10.39 16.00
1.15
17.7 1.11 11.10 <.001
(2.549)
.802
(0.126)
.851
(0.089)
FMSmove 7.00 1.15 8.00 1.15 15.40 7.00 1.29 8.14 0.69 19.40 .002
(2.229)
.892
(0.063)
.801
(0.141)
Deep Squat 1.71 0.48 2.28 0.75 35.71 1.85 0.37 2.28 0.48 28.57 .004
(2.020)
.784
(0.155)
.626
(0.278)
Hurdle Step
Right 2.44 0.53 2.71 0.48 9.52 2.57 0.53 2.85 0.37 9.52 .049
(1.259)
.539
(0.357)
.989
(0.063)
Left 2.14 0.37 2.71 0.48 19.04 2.14 0.69 2.72 0.49 21.42 .002
(2.298)
.999
(0.033)
.999
(0.033)
In-line Lunge
Right 2.85 0.37 3.00 0 4.76 2.57 0.53 3.00 0 14.28 .040
(1.328)
.271
(0.659)
.271
(0.659)
Left 2.85 0.37 3.00 0 7.14 2.42 0.53 3.00 0 28.56 .014
(1.438)
.109
(1.000)
.109
(1.000)
FMSflex 5.75 1.13 5.75 1.13 0 5.85 0.37 5.71 0.48 -2.38 .337
(0.569)
.645
(0.263)
.337
(0.569)
Shoulder Mobility
Right 2.71 0.75 2.71 0.75 0 2.85 0.37 2.71 0.48 -4.76 .337
(0.536)
.828
(0.126)
.337
(0.536)
Left 2.71 0.75 2.85 0.37 14.28 2.71 0.48 2.57 0.53 -4.76 .889
(0.109)
.619
(0.285)
.183
(0.826)
Straight Leg Raise
Right 2.85 0.37 2.85 0.37 0 3.00 0 3.00 0 0 --- --- ---
Left 2.85 0.37 2.85 0.37 0 3.00 0 3.00 0 0 --- --- ---
FMSstab 3.42 0.78 4.00 1.00 14.76 3.71 0.48 4.14 0.37 12.13 .035
(1.368)
.508
(0.386)
.740
(0.190)
Rotary Stability
Right 1.85 0.37 2.14 0.37 21.42 2.00 0 2.14 0.37 7.14 .091
(1.059)
.594
(0.306)
.552
(0.345)
Left 1.85 0.37 2.00 0 14.28 1.85 0.37 2.14 0.37 21.42 .091
(1.059)
.594
(0.306)
.552
(0.345)
Push-up 1.57 0.53 1.85 0.69 21.42 1.71 0.48 2.00 0.57 21.42 .049
(1.259)
.619
(0.285)
.991
(0.063)
D = effect size i.e., Cohen’s d).
Los resultados de las diferencias entre los grupos se muestran en la Figura 16 y
la Figura 17. No hubo diferencias entre ambos grupos, a excepción de la variable
%Dec.
Carlos Lago Fuentes Página 159
Tiempo medio (AT), tiempo más rápido (FT), tiempo total (TT), y porcentaje de descenso (%Dec).
Figura 16. Comparación de la efectividad entre CTS y CTU para CMJ, sprint de 10m y
RSA.
Figura 17. Comparación de la efectividad entre CTS y CTU en las variables de FMS.
7.5. Discusión
Éste es el primer estudio que analizó los efectos del entrenamiento CTS
comparado con CTU en combinación con el entrenamiento regular durante el período
competitivo y sus efectos sobre la condición física y la puntuación de FMS en jugadoras
Página 160 Carlos Lago Fuentes
profesionales de fútbol sala. Los principales hallazgos de nuestra investigación fueron
que: a) el rendimiento en el sprint de 10 metros mejoró significativamente para ambos
grupos tras un período de intervención de 6 semanas; b) la puntuación total de FMS,
FMSmove (DS, HS, y IL), y FMSstab mejoraron también de forma significativa en ambos
grupos; c) se produjo un mejor rendimiento en el %Dec para el grupo de CTU con
respecto al grupo CTS.
La velocidad de ejecución de un sprint es un componente fundamental en el
fútbol sala (Castagna et al., 2009). Nuestros hallazgos mostraron mejoras significativas
en el tiempo de sprint de 10 metros en jugadoras profesionales de fútbol sala tras 6
semanas de intervención, tanto con superficies estables como inestables. Este efecto
positivo del entrenamiento de core en el rendimiento del sprint puede ser explicado,
probablemente, por el rol específico del tronco como transmisor entre las extremidades
superiores e inferiores que facilitan una mejor transferencia y momento angular durante
la ejecución de movimientos complejos, como el sprint (Behm et al., 2010; Granacher et
al., 2014). Estos resultados son consistentes con los de Prieske et al., (2016) quien
encontró mejoras significativas en el sprint de 10-20m tras 8 semanas de intervención,
también en dos grupos de trabajo de CTS y CTU durante el período competitivo.
De forma adicional, estos resultados están parcialmente en línea con la literatura
que investiga los efectos del entrenamiento de core usando superficies estables en
acciones específicas con futbolistas juveniles (Hoshikawa et al., 2013), que reportaron
mejoras significativas en el rendimiento del sprint de 15m (ES= 1.12) después de 6
meses (4 sesiones/semana) de trabajo combinado de CTS y entrenamiento de fútbol. En
contraste con nuestros hallazgos, Granacher et al., (2014) encontraron mejoras en los
niveles de fuerza muscular del tronco, test de salto y equilibrio, pero no en el
rendimiento del sprint tras 6 semanas de CTS y CTU en sujetos sanos. Teniendo en
cuenta estos hallazgos inconsistentes entre nuestro estudio y las investigaciones
mencionadas, se puede especular que el nivel de entrenamiento de nuestros participantes
(jugadoras profesionales vs jóvenes sanos) o las diferencias en la frecuencia de
entrenamiento (3 sesiones/semana vs 2 sesiones/semana) pueden haber contribuido a los
hallazgos de las diferentes mejoras según la aplicación de CTS y CTU en el tiempo de
sprint de 10m del presente estudio (Granacher et al., 2014).
Carlos Lago Fuentes Página 161
Durante los períodos más intensos de un partido de fútbol sala, las constantes
secuencias de sprint cortos con pequeños períodos de recuperación sugieren que el RSA
debe ser considerado como una capacidad específica del deporte (Castagna et al., 2009).
Por tanto, las intervenciones de entrenamiento con el objetivo de mejorar el RSA deben
ser una prioridad para entrenadores de fútbol sala. Diferentes aproximaciones de
entrenamiento han mostrado efectos positivos en el RSA de jugadores de deportes
colectivos (Rey, Padrón-Cabo, & Fernández-Penedo, 2017; Viaño-Santasmarinas, Rey,
Carballeira, & Padrón-Cabo, 2017).
Sin embargo, la influencia del entrenamiento de core sobre el RSA no se han
estudiado todavía. En el presente estudio se observó una importante mejora en el %Dec
en el grupo CTU comparado con el CTS. No obstante, no hubo diferencias en los
grupos tras el período de intervención en AT, FT y TT. Estos resultados sugieren que el
CTU puede contribuir a mejorar la capacidad de recuperarse entre sprints, pero no la
capacidad de incrementar el rendimiento global del sprint. Es difícil poner este hallazgo
en comparación con lo escrito en la literatura, ya que no hay ningún estudio que haya
analizado los efectos del entrenamiento de core en RSA. Sin embargo, los resultados de
este estudio están parcialmente de acuerdo con los obtenidos en un reciente metaanálisis
sobre el entrenamiento de fuerza con superficies inestables, ya que tenía efectos
adicionales sobre el rendimiento físico comparado con los niveles de fuerza en
superficies estables (Behm et al., 2015).
Además, la racionalidad para incorporar superficies inestables en ejercicios de
fuerza es que provocan mayores niveles de actividad muscular (Behm et al., 2015;
Vera-Garcia et al., 2000). Por tanto, la integración de superficies inestables en el
entrenamiento de core puede generar mayores adaptaciones neuromusculares y ayudar a
transmitir la energía de forma más eficiente entre las extremidades superiores e
inferiores comparadas con el entrenamiento bajo superficies estables. Dada la
importancia del RSA en fútbol sala y el hecho de que el %Dec fue mejorar en CTU, los
entrenadores deben considerar la posibilidad de aplicar entrenamiento de core en
superficies inestables para optimizar esta cualidad además del entrenamiento regular.
Sin embargo, nuestros datos sugieren que se requieren estrategias de entrenamiento más
específicas que las empleadas en este estudio para mejorar la capacidad de repetir
sprints (RSA).
Página 162 Carlos Lago Fuentes
La evaluación del movimiento es un tipo de valoración frecuentemente usada
con deportistas profesionales con el objetivo de evaluar la calidad del movimiento e
identificar los factores de riesgo lesiones (Bonazza et al., 2017). El FMS es una batería
de evaluación ampliamente utilizada con el objetivo de identificar déficits en
movimientos que pueden predisponer a una futura lesión. Además, el entrenamiento de
core se usa de forma habitual como una estrategia profiláctica en un intento de mejorar
el control neuromuscular y los patrones de movimiento poco efectivos (Huxel Bliven &
Anderson, 2013). Sin embargo, no hay evidencia hasta la fecha de la capacidad de
cambiar las puntuaciones en el FMS basadas en programas de entrenamiento del core
durante el período competitivo, usando superficies estables e inestables. Los resultados
de este estudio apoyan que tanto el CTS y CTU pueden mejorar de forma significativa
las puntuaciones en el FMS, así como la puntuación en FMSmove y FMSstab.
Es difícil comparar nuestros resultados con otras investigaciones pues no somos
conocedores de ningún otro estudio publicado hasta la fecha que evalúe los cambios del
FMS después de programas de entrenamiento del core. Sin embargo, nuestros resultados
son similares a los reportados por Bodden et al., (2015) y Kiesel et al., (2011) que
revelaron que los programas de entrenamiento basados en ejercicios correctivos para el
FMS pueden mejorar la puntuación sobre el mismo en luchadores de artes marciales
mixtas semiprofesionales y jugadores de fútbol americano, respectivamente.
Los ejercicios que mejoran tanto la fuerza como la estabilidad de los músculos
del core pueden afectar a la capacidad del jugador de activar los músculos de una forma
más coordinada o generar más fuerza (Willardson, 2007). Los cambios en la
coordinación, incrementos en la generación de la fuerza o en ambos pueden mejorar la
propiocepción y el control motor en los movimientos deportivos. Esto puede explicar
las mejoras en la puntuación del FMS, especialmente en FMSmove y FMSstab, después del
período de entrenamiento. Basados en los presentes resultados, la implementación de
programas de entrenamiento con el objetivo de mejorar la puntuación sobre el FMS a
través del fortalecimiento del core pueden ser útiles en deportistas. Los resultados de
este estudio sugieren que el CTU y CTS pueden contribuir a incrementar la calidad del
movimiento en jugadoras de fútbol sala femenino de élite.
Carlos Lago Fuentes Página 163
Mientras el estudio tuvo algunos aspectos únicos (nivel profesional de las
jugadoras), es importante señalar algunas limitaciones. La ausencia de un grupo control,
teniendo en cuenta que los entrenadores son reacios a crear grupos control en busca de
mejorar la funcionalidad lo más rápido posible, es el mayor punto a tener en cuenta.
Aunque el número de participantes en esta investigación fue similar a otros estudios que
han evaluado métodos de entrenamiento de fuerza en deportes colectivos, nuestra
muestra fue relativamente pequeña. Finalmente, incluso siendo la duración similar a
otros estudios, el programa de entrenamiento de 6 semanas puede ser ligeramente corto
para inducir y provocar cambios significativos en jugadoras de fútbol sala femenino de
élite. Futuros estudios deben usar muestras más grandes y protocolo de intervención
más largos para poder obtener resultados más concluyentes.
Carlos Lago Fuentes Página 167
El fútbol sala es un deporte que se encuentra en una etapa en constante
crecimiento, tanto a nivel deportivo, con la aparición de nuevas competiciones
internacionales o el asentamiento de campeonatos ya existentes, como científico, con un
aumento de las investigaciones publicadas en los últimos 5 años (Beato et al., 2016;
Naser et al., 2017). No obstante, todavía quedan muchas incógnitas por resolver a nivel
científico. Así, en esta tesis doctoral se han planteado cuatro investigaciones que
pretenden aportar conocimiento científico y resolver algunas cuestiones planteadas para
poder aplicarlas a la realidad del rendimiento deportivo de este deporte. En este capítulo
se discuten los principales hallazgos de las cuatro investigaciones expuestas en los
capítulos anteriores.
Las acciones explosivas y constantes cambios de dirección que caracterizan este
deporte, junto con el espacio reducido de interacción entre compañeros y rivales,
favorece el aumento del número de contactos durante la competición. Estas
características intrínsecas del fútbol sala provocan que la incidencia lesional del mismo
sea elevada. En el estudio prospectivo longitudinal se observó una incidencia lesional de
4.24/1000h, siendo 2.21 lesiones/1000h en entrenamientos y 51.53/1000h en
competición así como sufriendo 6 de cada 10 jugadoras, al menos, una lesión a lo largo
de la temporada. En comparación con otros deportes de prestación similares, la
incidencia parece haber sido algo menor que en baloncesto NCAA con 6.54
lesiones/1000h (Zuckerman et al., 2018) y jugadoras de fútbol de Primera División
Española con 6.3 lesiones/1000h (Larruskain, Lekue, Diaz, Odriozola, & Gil, 2018),
muy similar a jugadoras de balonmano en la liga brasileña, donde se registraron 4.1
lesiones/1000h en entrenamiento y 17.9 lesiones/1000h en competición (Giroto,
Hespanhol Junior, Gomes, & Lopes, 2017), y mayor que en jugadoras de hockey hierba
con 2.4-3.3lesiones/1000 horas en entrenamiento, pero sólo entre 5.8 y 17.1 lesiones/h
de competición (Hollander et al., 2018). Por tanto, parece que la incidencia lesional en
deportes colectivos femeninos es muy similar, situándose el ratio de lesiones en los
entrenamientos en fútbol sala como de los de menor incidencia, y la competición como
una de las mayores.
Dentro de este perfil lesional, un dato muy relevante es la alta incidencia de
lesiones en el cuádriceps por encima que en los isquiosurales, mayor en la modalidad
masculina (Martinez-Riaza et al., 2017). En fútbol femenino, la incidencia registrada
Página 168 Carlos Lago Fuentes
también fue mayor en cuádriceps que en isquiosurales (Larruskain et al., 2018), aunque
la diferencia no fue no tan acentuada como en nuestra investigación. En los estudios
mencionados de otros deportes en el anterior párrafo no se registraron de forma
diferenciada ambos grupos musculares, por lo que no se puede valorar si esta diferencia
también se puede asociar a otros deportes colectivos o sólo a los que basan sus acciones
motrices con el dominio del balón con el tren inferior.
Por otro lado, el esguince de tobillo fue la lesión más frecuente en la modalidad,
al igual que se reportó también en baloncesto y balonmano femenino (Giroto et al.,
2017; Zuckerman et al., 2018), siendo una de las más habituales también en fútbol y
hockey sobre hierba femenino (Hollander et al., 2018; Larruskain et al., 2018). Esto
coincide con los datos de una revisión sistemática sobre las lesiones de tobillo en más
de 40 deportes, donde se concluyó que la incidencia de estas lesiones era alta,
especialmente en deportes colectivos, tanto de juego en exterior como fútbol o rugby,
como en interior como voleibol, baloncesto o balonmano (Fong, Hong, Chan, Yung, &
Chan, 2007), así como otra revisión más reciente reportó que las jugadoras tenían mayor
incidencia que los jugadores (Doherty et al., 2014). Curiosamente, uno de los
principales focos en la investigación científica sobre lesiones en deportes colectivos es
la musculatura isquiosural, que no tuvo prácticamente incidencia en nuestro estudio
prospectivo de cohortes. Esto muestra una vez más la necesidad de individualizar las
medidas preventivas en función de la modalidad deportiva, sexo y nivel competitivo.
A pesar de lo comentado sobre el alto número de contactos y enfrentamientos
entre jugadoras durante un partido en futbol sala, la mayoría de las lesiones sucedieron
en acciones sin contacto (75,4%), aunque en competición fueron más recurrentes que en
entrenamiento. Siguiendo el análisis comparativo con otras modalidades femeninas
colectivas, los datos en fútbol fueron muy similares (Larruskain et al., 2018) con 4 de
cada 5 lesiones provocadas en acciones sin contacto. De forma interesante, tanto en
baloncesto, balonmano como hockey sobre hierba destacaron más las lesiones por
contacto (Giroto et al., 2017; Hollander et al., 2018; Zuckerman et al., 2018). De forma
específica, en el estudio de hockey sobre hierba destacan las lesiones por contacto con
el stick, implemento propio de la modalidad deportiva. Estas diferencias pueden ser
debidas a la mayor retención del móvil en baloncesto y balonmano, lo que aumenta las
Carlos Lago Fuentes Página 169
posibilidades de contacto y, a su vez, acciones más agresivas que en deportes de menor
retención del móvil y mayor desplazamiento sin balón.
En cuanto al ciclo menstrual, como se indicó en la primera investigación, una de
cada dos lesiones ocurrió durante la fase folicular, por encima de las fases ovulatoria y
lútea, además de que el 70% de las lesiones moderadas o graves sucedieron antes de la
fase ovulatoria. Esta mayor incidencia está apoyada por la evidencia científica, dado que
otros estudios ya reportaron que las lesiones de mayor gravedad, especialmente de
incidencia ligamentosa, se produjeron en la primera fase del ciclo menstrual
(Balachandar et al., 2017; Chidi-Ogbolu & Baar, 2019; Herzberg et al., 2017; Hewett et
al., 2007; Tourville et al., 2016). Como se comentó anteriormente, esto puede deberse a
que la fase folicular presenta bajas concentraciones de progesterona y alta concentración
de estrógenos, implicadas en una mayor laxitud articular, elemento vinculado a una
mayor incidencia de lesiones articulares en dicho período (Chidi-Ogbolu & Baar, 2019;
Hewett et al., 2007; Slauterbeck et al., 2002; Tourville et al., 2016). Esto, unido a las
acciones propias del fútbol sala ya comentadas, favorece que la incidencia lesional sea
elevada. Por todo esto, urge la necesidad de plantear estrategias preventivas enfocadas
en contrarrestar los efectos negativos de la fase folicular en la laxitud articular y el
rendimiento neuromuscular (Chidi-Ogbolu & Baar, 2019).
En cuanto al análisis temporal, casi una de cada dos lesiones sucedió en el
primer cuarto de la temporada, esto es, las primeras 10 semanas (46,4%), por lo que se
requieren mejores estrategias para controlar la carga y reducir esta incidencia durante
las primeras semanas del período preparatorio y competitivo. Estos datos van en línea
con los resultados del cuestionario con los cuerpos técnicos encuestados en la segunda
investigación, donde casi el 80% de los mismos reportaron al menos una lesión durante
el período preparatorio en sus respectivos equipos. Una vez definidas las fases 1 y 2 del
algoritmo para la prevención de lesiones de van Mechelen et al., (1992), el siguiente
paso en futuras investigaciones debe ser diseñar medidas preventivas de acuerdo a los
datos destacados en esta investigación para reducir la incidencia y gravedad de las
lesiones en jugadoras profesionales de fútbol sala y posteriormente evaluar su
efectividad. Por último, estos datos pueden ser muy útiles para los cuerpos técnicos ya
que pueden tener en cuenta las principales lesiones y diseñar estrategias
Página 170 Carlos Lago Fuentes
individualizadas para reducir el riesgo de lesión y, principalmente, aumentar la
disponibilidad de las jugadoras de fútbol sala a lo largo de toda la temporada.
Ante esta alta incidencia, surge la necesidad de evaluar la efectividad de las
estrategias preventivas que emplean los equipos de alto nivel de fútbol sala. Los
resultados iniciales de nuestra segunda investigación aportan una visión amplia de las
percepciones y las estrategias empleadas.
En primer lugar, los cuerpos técnicos destacaron algunos factores de riesgo que
están asociados a las principales lesiones registradas en la primera investigación
(cuádriceps y esguinces de tobillo): recidiva, déficit de fuerza, falta de hidratación y
desequilibrios o asimetrías musculares. Sin embargo, destaca la ausencia de la fatiga
como uno de los principales factores de riesgo (8º puesto), asociada especialmente a las
lesiones musculares (McCall, Carling, et al., 2015). Esto puede ser debido al número
ilimitado de sustituciones en competición, que favorece la recuperación durante el
partido, pero que no hace que la incidencia lesional sea menor, incluso supera las 50
lesiones/1000 horas de competición. Esto hace reflexionar sobre la gestión de la fatiga
de las jugadoras a lo largo de los partidos, así como la necesidad de plantear estrategias
que vayan en la línea de reducir esta alta incidencia en competición, así como mejorar la
tolerancia la fatiga, por ejemplo, en la capacidad para repetir sprints.
En segundo lugar, los cuerpos técnicos emplearon diferentes test para evaluar a
sus deportistas, destacando especialmente el análisis de diferentes patrones de
movimiento (FMS, Y-Test, SEBT, entre otros) y de la flexibilidad, junto con el uso de
cuestionarios. Estas tres herramientas de bajo coste van en línea con las denuncias de
los cuerpos técnicos sobre la escasez de recursos materiales y temporales. Por tanto,
parece que un deporte con bajos recursos económicos en comparación con otras
modalidades (fútbol, baloncesto, hockey sobre hierba o balonmano), se adapta para
evaluar a los deportistas con herramientas de bajo coste.
Una vez conocidos los factores de riesgo, el siguiente paso es analizar las
estrategias preventivas empleadas, su frecuencia de uso y las percepciones existentes al
respecto. Las herramientas más empleadas fueron: trabajo propioceptivo, funcional,
ejercicios excéntricos y trabajo de core. Recientes investigaciones apuntan al desarrollo
Carlos Lago Fuentes Página 171
de modelos preventivos multimodales como los más efectivos (Faude et al., 2017), con
especial foco en el trabajo neuromuscular. En este sentido, parece que el trabajo
pliométrico, con evidencia científica contrastada y también recomendado en los
programas multimodales en jóvenes deportistas (Sugimoto, Myer, Foss, & Hewett,
2015), no se emplea tanto por los cuerpos técnicos (7º lugar). Aun así, es necesario
profundizar en la combinación de dichas estrategias preventivas, junto con un aumento
en la frecuencia del trabajo preventivo.
Con respecto a la percepción sobre estrategias preventivas, algunos cuerpos
técnicos reportaron que consideraban efectivas estrategias como el yoga o los ejercicios
hipopresivos. Estas estrategias carecen de evidencia científica contrastada sobre su
efecto en la prevención de lesiones (Martín-Rodríguez & Bø, 2017). En otros deportes
como el baloncesto, también se emplearon medidas sin evidencia científica (Wilke et
al., 2018), lo cual aumenta la urgencia de eliminar la distancia entre la práctica
deportiva y la evidencia científica. Efectivamente, hay que hacer distinción entre ciencia
y práctica, puesto que los estudios científicos buscan entornos controlados, que no
siempre se dan en la práctica real, y menos en entornos profesionales donde las
necesidades competitivas hacen modificar constantemente lo planificado (Delfino
Barboza, Rössler, & Verhagen, 2018). Esto reafirma la necesidad de un especialista en
ciencias del deporte, que se encargue de transmitir la evidencia científica al cuerpo
técnico, optimizando los escasos recursos materiales y temporales denunciados en el
cuestionario.
Basado en esto, se hace necesario plantear estrategias para optimizar el
rendimiento y reducir el riesgo de lesiones con una balanza positiva entre el beneficio y
el coste, adaptándose a la realidad de los clubes de fútbol sala que denunciaron escasez
de recursos materiales y temporales. A este respecto, el control de la carga a través del
método sRPE se ha mostrado como válido, fiable, replicable y de muy bajo coste
(Haddad et al., 2017). Por todo esto, se llevó a cabo la tercera investigación, cuyo
objetivo fue monitorizar el control de la carga de entrenamiento durante una temporada
a través de esta herramienta.
De forma resumida, el control de la carga a través de sRPE se observó como
herramienta útil y registró una óptima distribución de las cargas a lo largo de la
Página 172 Carlos Lago Fuentes
temporada. La carga de entrenamiento mostró una periodización semanal distinta en
función de la fase de la temporada. Durante el período preparatorio, el microciclo tipo
tuvo un comportamiento más lineal y la carga diaria presentó mayores niveles. Por otro
lado, durante el período competitivo, el microciclo reportó una reducción progresiva de
la carga a lo largo de la semana para alcanzar la mayor carga el día de competición
(sábado), junto con un comportamiento ondulatorio de la carga durante todo el período
competitivo.
A pesar de presentarse como una buena herramienta para el control de la carga a
lo largo de la temporada, la sRPE debe acompañarse en futuros estudios con otras
herramientas, también de bajo coste, como el perfil de estados de ánimo (POMS) o
escala de bienestar (Wellness scale), para tener un feedback del nivel de recuperación
previo al inicio de las sesiones de entrenamiento y competiciones (Clemente et al.,
2018; Govus, Coutts, Duffield, Murray, & Fullagar, 2018; Shearer et al., 2015; Watson,
Brickson, Brooks, & Dunn, 2017). Además, estas herramientas tienen especial interés
durante el período preparatorio, dada la elevada carga reportada en esta investigación y
las numerosas lesiones registradas en los dos primeros estudios.
No obstante, existe variabilidad a lo largo de la temporada y ésta se ve reflejada
en las cargas, por lo que el control de las cargas en cada microciclo en el contexto de
todo el período competitivo es fundamental para mantener el estado de forma óptimo de
las jugadoras en cada competición. Algunos estudios controlados han evidenciado una
mejora del rendimiento, especialmente cuando son de corta duración (Freitas et al.,
2012; Milanez et al., 2011; Nogueira et al., 2018). Sin embargo, cuando se realiza un
seguimiento longitudinal en un equipo profesional, se encuentran modificaciones de la
carga propias de las necesidades competitivas, lejos del diseño planificado previo a la
competición (Da Rocha et al., 2015; Miloski et al., 2012; Oliveira et al., 2013; Rabelo et
al., 2016). Así, en nuestro estudio se encontraron diferencias entre la pretemporada y el
período competitivo, pero pocas diferencias entre los distintos mesociclos. Incluso,
observamos comportamientos de la carga “no lógicos” dadas las necesidades del equipo
durante el período competitivo (ganar, rachas positivas y negativas, etc.). Sin embargo,
a pesar de esta distancia, el control de la carga a través de sRPE ha mostrado ser una
herramienta útil para reducir cambios drásticos en la carga durante el período
Carlos Lago Fuentes Página 173
competitivo, por lo que la microestructuración sí que siguió un patrón lógico de
microciclo competitivo.
Por último, las intervenciones en el día a día deben seguir el mismo modelo:
generar beneficios en el rendimiento físico-deportivo con bajo tiempo de intervención y
coste de material, en consonancia con las denuncias reportadas en la segunda
investigación. En la línea de buscar estrategias para optimizar el rendimiento, controlar
la carga y reducir el riesgo de lesiones de forma eficiente (Delfino Barboza et al., 2018),
el core se encuentra como una de las estrategias más empleadas en la planificación de
entrenamiento deportivo para la reducción de riesgo lesional (McCall et al., 2014). Es la
musculatura estabilizadora y encargada de transmitir fuerzas desde el tren superior a
inferior y viceversa, y su entrenamiento parece ser clave en la optimización de
rendimiento y prevención de lesiones (Akuthota & Nadler, 2004; Huxel Bliven &
Anderson, 2013; Peate, Bates, Lunda, Francis, & Bellamy, 2007; Prieske, Muehlbauer,
Borde, et al., 2016; Prieske, Muehlbauer, & Granacher, 2016). De hecho, los cuerpos
técnicos destacaron esta herramienta como una de las más efectivas (segundo puesto) y
dentro de las cuatro herramientas más empleadas. Este método se suele incluir en los
calentamientos de los equipos o bien en los circuitos preventivos específicos.
A este respecto, en la última investigación se observó que más complejo no es
mejor. Esto es, una buena progresión de trabajo de core manejando otras variables en
una superficie estable aporta más beneficios que el uso de superficies inestables. Su uso
puede tener alguna aplicabilidad mayor por su mayor fatiga generada para las acciones
repetidas de sprint (%Dec), que quizá pueda tener utilidad en la gestión de la fatiga y las
lesiones producidas en la última parte de las sesiones, reportadas en la primera
investigación. Por otro lado, se encontró que el protocolo aplicado obtuvo mejoras en la
puntuación de la batería FMS, la cual ha sido señalada como posible herramienta
predictiva de lesiones (Bonazza et al., 2017), aunque todavía hay controversia al
respecto. No obstante, este no es el único objetivo de la batería, sino que busca también
conocer las asimetrías o disfunciones de los deportistas, igualmente en línea con los
principales factores de riesgo señalados por los cuerpos técnicos en la segunda
investigación. Esto es, el FMS debe emplearse como una herramienta para evaluar la
calidad del movimiento y tratar de corregir las asimetrías o elementos débiles
Página 174 Carlos Lago Fuentes
observados tras el screening, pues éstos pueden ser claves en las acciones de alta
intensidad que pueden favorecer la aparición de una lesión.
En este sentido, también se encontraron mejoras en cada puntuación tras la
aplicación de un programa de 6 semanas. Esto coincide con otros estudios que han
planteado protocolos de entrenamiento para obtener mejoras en la puntuación de FMS
(Bagherian, Ghasempoor, Rahnama, & Wikstrom, 2018; Dinc, Bulat, Bayraktar, Erten,
& Kilinc, 2017; Frost, Beach, Callaghan, & McGill, 2012; Song et al., 2014; St Laurent,
Masteller, St Laurent, Alhassan, & Sirard, 2016). Además, la aplicación de este
protocolo provocó también mejoras en otras variables fundamentales en fútbol sala,
como son CMJ, sprint en 10 metros y en RSA, sin diferencias entre ambos protocolos a
excepción de %Dec como se mencionó previamente. Esto hace pensar que dominar las
variables para intervenir sobre el core a lo largo de la temporada puede favorecer una
mayor estabilidad, fuerza y transmisión de fuerzas entre miembros superiores e
inferiores, mejorando la eficiencia de las jugadoras. Además, estos ejercicios deben
semejarse a las demandas específicas de cada deporte, suponiendo una potencial
estrategia preventiva basada en las mejoras observadas en la puntuación de la batería
FMS. Cabe destacar la relevancia de este estudio de intervención por ser el primero,
hasta la fecha, en jugadoras profesionales de fútbol sala.
En resumen, la presente tesis doctoral muestra cómo pequeñas herramientas de
bajo coste (sRPE y Core) pueden ser de gran utilidad para optimizar el rendimiento y
favorecer la reducción de riesgos lesionales, especialmente en un deporte que, a pesar
de su alto nivel competitivo, tiene menos recursos económicos, materiales y temporales
como es el fútbol sala, como fue señalado en la segunda investigación.
No obstante, aun quedan muchas incógnitas por resolver que, unido a las
limitaciones propias de las investigaciones realizadas, hacen que se deban tomar con
cautela los resultados de la presente tesis doctoral. Asimismo, este documento abre
nuevas líneas de investigación para optimizar el rendimiento físico-deportivo y reducir
el riesgo lesional en jugadoras de élite de fútbol sala.
Carlos Lago Fuentes Página 177
La presente tesis doctoral está formada por un total de cuatro investigaciones.
Este hecho, a pesar de intentar facilitar una comprensión del objeto de estudio con
mayor amplitud, no deja de ser una limitación en sí misma, pues son investigaciones,
aunque relacionadas, ejecutadas de forma separada. Además de esto, se exponen a
continuación una serie de limitaciones que han de ser tenidas en cuenta para la
consideración de los principales hallazgos la presente tesis doctoral:
El estudio epidemiológico contó con un total de 7 equipos de 17 que fueron
contactados. Si bien es una muestra de élite, sólo uno de los equipos pertenecía
a la Segunda División, por lo que se hace necesario plantear un estudio
epidemiológico de mayor tamaño muestral para poder definir el perfil lesional
en función de la categoría.
En dicho estudio epidemiológico, no se recogieron algunas variables
importantes para comprender en mayor profundidad las lesiones sucedidas,
como son: el uso o no de anticonceptivos orales, la recidiva en caso de suceder,
y la carga de entrenamiento individualizada asociada al momento de la lesión.
Además, el minutaje registrado se calculó a través de las medias de los equipos
facilitadas por los cuerpos técnicos, no se pudo registrar el tiempo individual de
cada jugadora, especialmente durante el entrenamiento.
En el cuestionario se recogieron un total de 32 respuestas. Si bien es una muestra
importante (casi el 30% de la totalidad), no es una cifra suficiente para plantear
un análisis estadístico adecuado en función de categoría y género, teniendo en
cuenta las diferencias relativas al género y categoría competitiva. No obstante,
es un paso inicial para conocer las percepciones y estrategias sobre la prevención
de lesiones de los equipos de élite en fútbol sala.
Por otro lado, se obtuvieron datos de las estrategias preventivas empleadas, pero
no de cómo fueron combinadas a lo largo de la temporada. Se necesita conocer
la composición de los programas preventivos multimodales por equipos, en caso
de que existan.
El estudio longitudinal de control de la carga es pionero en el fútbol sala
femenino. Aun así, sólo participó un equipo de élite por lo que se deben valorar
los resultados con cautela. Esto es, las metodologías de entrenamiento pueden
ser muy dispares entre los diferentes equipos, por lo que es probable que estos
resultados no sucedan en equipos de la misma categoría.
Página 178 Carlos Lago Fuentes
En dicho estudio se emplearon dos variables para controlar la carga, el volumen
y tipo de contenido de entrenamiento y la carga a través de sRPE. Esto dificulta
también conocer el comportamiento de las adaptaciones de las deportistas
durante la temporada, pues se hace necesario registrar otras variables relevantes
como: frecuencia cardíaca, distancias y tipo de desplazamientos.
Además, no se registraron tampoco datos sobre los niveles de recuperación
preentrenamiento, como escalas de bienestar o niveles de daño muscular, así
como no se incluyó información sobre la evolución de parámetros condicionales
claves en el fútbol sala a lo largo de la temporada, como niveles de fuerza
explosiva, aceleración, cambios de dirección, capacidad para repetir sprints o
VO2máx.
Por último, el estudio de intervención arrojó interesantes datos sobre la utilidad
de las superficies estables e inestables en el entrenamiento de la zona central. Sin
embargo, la muestra fue relativamente pequeña (n= 14). Al igual que la tercera
investigación, esta muestra pequeña puede ser un sesgo, por las dificultades de
transferir estos resultados al resto de deportistas de la misma categoría.
Carlos Lago Fuentes Página 181
Tras la exposición de las cuatro investigaciones entre capítulos 4 y 7, así como
las limitaciones en las páginas previas, en este capítulo se exponen las principales
conclusiones asociadas a cada una de las investigaciones llevadas a cabo que culminan
esta tesis doctoral.
En relación a la primera investigación titulada “Epidemiología lesional en fútbol
sala femenino profesional: un estudio de cohortes prospectivo”, las conclusiones del
estudio fueron:
Las lesiones en fútbol sala femenino tuvieron una alta incidencia,
afectando al 60.6% de las jugadoras a lo largo de la temporada. Las lesiones más
frecuentes fueron las afecciones musculares de cuádriceps y el esguince de
tobillo, de gravedad moderada y por acciones sin contacto. En cuanto a la fase
del ciclo menstrual, la fase folicular presentó el mayor índice de lesiones
acumuladas por encima de las fases ovulatoria y lútea. Por último, gran parte de
las lesiones ocurrieron en la fase final de las sesiones y en el primer cuarto de
temporada.
En relación a la segunda investigación titulada “Estrategias para la prevención
de lesiones en las ligas de fútbol sala nacionales de España: percepciones de los
cuerpos técnicos de equipos profesionales”, las conclusiones fueron:
Los cuerpos técnicos participaron de forma activa en las diferentes fases
del trabajo preventivo, aunque reclamaron la escasez de recursos materiales y
temporales. Los factores de riesgo lesionales más importantes en jugadores y
jugadoras de fútbol sala que destacaron los cuerpos técnicos fueron la existencia
de lesión previa, déficit de fuerza, deshidratación y desequilibrios o asimetrías
musculares. En base a ello, los cuerpos técnicos aplicaron como test más
comunes para evaluar a los deportistas: evaluación de patrones de movimiento,
análisis de la flexibilidad y uso de cuestionarios. Finalmente, los equipos fueron
ciertamente coherentes con sus percepciones sobre el trabajo preventivo,
coincidiendo éstas con casi los mismos ejercicios empleados. Sin embargo,
todavía existe una gran distancia entre la evidencia científica y las prácticas
preventivas aplicadas en el contexto real dadas algunas prácticas declaradas.
Página 182 Carlos Lago Fuentes
Con respecto a la tercera investigación, titulada “Monitorización de la carga de
trabajo de un equipo de fútbol sala profesional a lo largo de una temporada: estudio de
caso”, las conclusiones del estudio fueron:
La sRPE mostró ser una herramienta útil para controlar las cargas a lo
largo de una temporada en un equipo de fútbol sala femenino. Las mayores
cargas se registraron durante el primer mesociclo, asociado al período
preparatorio. Después, se observó un patrón oscilatorio de las cargas a lo largo
del período competitivo, con cargas de entrenamiento similares, tanto a nivel de
microciclo como mesociclo. Además, la distribución de la carga semanal tuvo
una tendencia descendiente para que las jugadoras estuviesen plenamente
recuperadas el día del partido.
En último lugar, las conclusiones de la investigación titulada “Entrenamiento de
fuerza de la zona central usando superficies estables e inestables en jugadoras de fútbol
sala” fueron:
El entrenamiento del core con superficies estables e inestables sugieren
que seis semanas de entrenamiento combinados con la programación de
entrenamiento de fútbol sala durante el período competitivo parecen ser
efectivas para mejorar el rendimiento del sprint y la calidad del movimiento
basado en las puntuaciones del FMS. En segundo lugar, el uso de superficies
inestables puede favorecer el rendimiento en la repetición continuada de sprints.
Carlos Lago Fuentes Página 185
Tras la realización de la presente tesis doctoral y haber alcanzado las
conclusiones mostradas en el anterior capítulo junto con las limitaciones citadas
previamente, surge la necesidad de plantear futuras líneas de investigación que
continúen profundizando en la optimización del rendimiento físico-deportivo en
jugadoras profesionales de fútbol sala. En este sentido, en base al trabajo realizado a lo
largo de esta etapa, tanto como doctorando como preparador físico en este deporte, se
han detectado una serie de lagunas en la evidencia científica de fútbol sala femenino que
deben ser cubiertas para dar respuesta a nuevas cuestiones sin responder. Así, a
continuación presento las futuras líneas de investigación que seguirán el camino
iniciado con esta tesis doctoral:
Plantear un nuevo estudio epidemiológico que tenga en cuenta variables como:
recidiva, el uso de anticonceptivos orales y las posibles alteraciones en cada
ciclo menstrual, los contenidos de entrenamiento y el volumen individualizado
de trabajo por cada jugadora.
Diseñar un estudio de medidas repetidas que analice el control motor del tren
inferior y un test isocinético en cada una de las tres fases del ciclo menstrual,
para profundizar en las posibles causas de la elevada incidencia lesional en el
tobillo y cuádriceps.
Llevar a cabo una investigación de medidas repetidas que analice el rendimiento
en las capacidades condicionales clave (fuerza explosiva, sprint de 10 metros,
test de cambios de dirección y RSA) en fútbol sala en cada una de las tres fases
del ciclo menstrual de las jugadoras, para comprender la variabilidad que puede
existir a lo largo del ciclo.
Aplicar un cuestionario a las jugadoras de fútbol sala sobre los efectos del ciclo
menstrual en los parámetros psicológicos y su influencia en el rendimiento
durante los entrenamientos y competiciones.
Analizar la evolución de la sRPE a lo largo de una temporada y la variación de
la puntuación en función de la fase del ciclo menstrual con el fin de generar
perfiles de fatiga según la fase.
Desarrollar estudios longitudinales de control de la carga de entrenamiento que
incluyan las fases del ciclo menstrual de las jugadoras junto con indicadores
específicos de la carga interna (FC), así como de carga externa (distancias
Página 186 Carlos Lago Fuentes
recorridas en función de las intensidades, aceleraciones y deceleraciones, entre
otras).
Realizar un análisis sobre la asociación de la carga de entrenamiento y los
niveles de recuperación a través de escalas RPE y Wellness o POMS,
respectivamente para evaluar los niveles de recuperación en microciclos
competitivos tipo.
Plantear un protocolo de intervención enfocados en la reducción de lesiones
articulares, especialmente de tobillo, que incluya un enfoque completo con
trabajo de control neuromuscular, propioceptivo, fortalecimiento de la
musculatura intrínseca del pie y mejora del ROM en dorsiflexión del tobillo
(Kaminski et al., 2013).
Diseñar una propuesta de intervención enfocada en las lesiones musculares,
especialmente cuádriceps, que combine el aumento del ROM de flexores de
cadera y extensores de rodilla, trabajo excéntrico de cuádriceps y el
entrenamiento del core en el patrón motor de acción de golpeo (Mendiguchia,
Alentorn-Geli, Idoate, & Myer, 2013).
Desarrollar un protocolo preventivo específico para fútbol sala femenino de
carácter multimodal con enfoque en el entrenamiento neuromuscular. Dicho
protocolo debe incluir elementos como: trabajo excéntrico de cuádriceps, mejora
de la movilidad de tobillo y cadera, activación de glúteo medio, entrenamiento
del core en diferentes planos, aterrizajes monopodales y bipodales y trabajo
pliométrico con cambios de dirección (Rodríguez, Echegoyen, & Aoyama,
2018).
Diseñar protocolos de intervención con el foco de optimizar las capacidades
condicionales clave en fútbol sala femenino (fuerza explosiva, sprint de 10
metros, test de cambios de dirección y RSA) con una duración mínima de 6
semanas y un retest, entre 2 y 4 semanas después, para evaluar la capacidad de
retención de las adaptaciones obtenidas. Algunos de los posibles protocolos a
realizar pueden ser:
o Comparación del método integrado (SSG 3x3) y analítico (RSA 4-
8x30m) para la mejora de la capacidad para repetir sprints.
o Comparación del entrenamiento de aceleración entre un circuito lineal y
un circuito con cambios de dirección.
Carlos Lago Fuentes Página 187
o Comparación de dos métodos de trabajo de fuerza para la mejora del
perfil fuerza-velocidad.
o Comparación de dos protocolos de entrenamiento pliométrico para la
mejora de la fuerza explosiva y aceleración.
o Comparación de dos protocolos de entrenamiento con lastre sobre la
aceleración y la capacidad para repetir sprints.
Evaluación de los efectos fisiológicos de las diferentes situaciones simétricas en
competición a través de juegos reducidos: 1x1, 2x2, 3x3, 4x4 y 5x5,
especialmente en el nivel de lactacidemia, respuesta cardíaca y marcadores de
daño muscular, así como el registro de las acciones motrices ejecutadas en
función del número de jugadoras.
Carlos Lago Fuentes Página 191
En este capítulo se expone el informe científico derivado de la presente tesis
doctoral, que se compone por una serie de artículos científicos aceptados o sometidos a
diferentes revistas internacionales, así como de numerosas comunicaciones y pósters
presentados en diversos congresos, tanto nacionales como internacionales:
Listado de artículos científicos derivados de las investigaciones que componen
esta tesis doctoral:
o Lago-Fuentes, C., Rey, E., Padrón-Cabo, A., Sal de Rellán-Guerra, A.,
Fragueiro-Rodríguez, A. & García-Núñez, J. (2018). Effects of core
strength training using stable and unstable surfaces on physical fitness
and functional performance in professional female futsal players. Journal
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Factor de Impacto = 1.174; posición 61/81 (cuartil 4); Categoría
de Sports Sciences.
o Lago-Fuentes, C., Jiménez-Loaisa, A., Padrón-Cabo, A., Mecías-Calvo,
M., García-Pinillos, F. & Rey, E. Epidemiology of injuries in
professional female futsal players: a prospective cohort study. En
revisión.
o Lago-Fuentes, C. Does menstrual cycle influence on the prevalence of
injuries in female futsal players? En redacción.
o Lago-Fuentes, C., Jiménez-Loaisa, A., Padrón-Cabo, A., Mecías-Calvo,
M. & Rey, E. Strategies for injury prevention in Spanish national futsal
leagues: perceptions of technical staffs of professional teams. En
revisión.
o Lago-Fuentes, C., Jiménez-Loaisa, A., Padrón-Cabo, A., Fernández-
Villarino, M., Mecías-Calvo, M. & Rey, E. Monitoring workloads of a
professional female futsal team over a season: a case study. En revisión.
Otros artículos científicos relacionados con la línea de investigación:
o Lago-Fuentes, C., Bores-Cerezal, A., López-Nieto, M., Paz-Franco, A.,
Mecías-Calvo, M., Abelairas-Gómez, C., Barcala-Furelos, R. & Rey-
Eiras, E. (2016). Análisis fisiológico de las tareas de entrenamiento en
Página 192 Carlos Lago Fuentes
fútbol sala. Aceptado en la Revista Brasileira de Educação Física e do
Esporte (Anexo II).
o Lago-Fuentes, C., Rey, E., Padrón-Cabo, A., Prieto-Troncoso, J. &
García-Núñez, J. The relative age effect in professional futsal players. En
revisión.
o Lago-Fuentes, C., Pérez-Celada, S., Prieto-Troncoso, J. & Rey, E.
Anthropometric profile and conditional performance in semiprofessional
futsal players: differences between sexes. En revisión.
o Rey, E., Padrón-Cabo, A., Costa, P.B. & Lago-Fuentes, C. Effects of
different repeated sprint-training frequencies in youth soccer players. En
revisión.
Listado de comunicaciones defendidas en congresos nacionales e
internacionales:
o Lago-Fuentes, C. Jiménez-Loaisa, A., Velarde-Sotres, A. & Mecías-
Calvo, M. (2019). Epidemiología lesional en fútbol sala femenino:
¿Existen diferencias en función del período de la temporada? V
Congreso Internacional de readaptación y prevención de lesiones en la
actividad física y el deporte. III Congreso de Salud y ejercicio físico, 25-
27 Enero de 2019 (Valencia, España).
o Lago-Fuentes, C. Jiménez-Loaisa, A., Velarde-Sotres, A. & Mecías-
Calvo, M. (2019). Lesiones en fútbol sala femenino profesional: ¿Influye
el nivel competitivo en la incidencia lesional? V Congreso Internacional
de readaptación y prevención de lesiones en la actividad física y el
deporte. III Congreso de Salud y ejercicio físico, 25-27 Enero de 2019
(Valencia, España).
o Velarde-Sotres, A., Mecías-Calvo, M., Bores-Cerezal, A., Muñoz-Pérez,
A., Lago-Fuentes, C. & Calleja-González, J. (2019). Valoración de la
capacidad contráctil muscular en atletismo, en diferentes momentos de la
temporada. V Congreso Internacional de readaptación y prevención de
lesiones en la actividad física y el deporte. III Congreso de Salud y
ejercicio físico, 25-27 Enero de 2019 (Valencia, España).
o Velarde-Sotres, A., Mecías-Calvo, M., Lago-Fuentes, C., Muñoz-Pérez,
I. & Bores-Cerezal, A. (2018). Valoración de la capacidad contráctil
Carlos Lago Fuentes Página 193
muscular en jugadores profesionales de rugby. X Congreso Internacional
de la Asociación Española de Ciencias del Deporte, 21-23 Noviembre de
2018 (A Coruña, España).
o Lago-Fuentes, C. & Jiménez-Loaisa, A. (2018). Incidencia lesional en
fútbol sala femenino profesional: ¿influye el puesto específico? XIV
Congreso Internacional de Ciencias del Deporte y la Salud, 3-5 Mayo de
2018 (Pontevedra, España).
o Lago-Fuentes, C. & Jiménez-Loaisa, A. (2018). Carga interna y externa
en jugadoras profesionales de fútbol sala: análisis del período
preparatorio. XIV Congreso Internacional de Ciencias del Deporte y la
Salud, 3-5 Mayo de 2018 (Pontevedra, España).
o Lago-Fuentes, C. & Jiménez-Loaisa, A. (2018). Prevención de lesiones
en el fútbol sala español: Adaptación del Cuestionario de Meurer para el
análisis de las percepciones de los cuerpos técnicos. IV Congreso
Internacional de readaptación y prevención de lesiones en la actividad
física y el deporte. II Congreso de Salud y ejercicio físico, 26-28 Enero
de 2018 (Valencia, España).
o Lago-Fuentes, C. & Jiménez-Loaisa, A. (2018). Epidemiología lesional
en fútbol sala femenino profesional a lo largo del período preparatorio.
IV Congreso Internacional de readaptación y prevención de lesiones en
la actividad física y el deporte. II Congreso de Salud y ejercicio físico,
26-28 Enero de 2018 (Valencia, España).
o Lago-Fuentes, C. & Fragueiro-Rodríguez, A. (2017). FMS en
adolescentes: valores normativos y propuesta de intervención correctiva.
XII Congreso Internacional de Educación Física y Deporte Escolar, 12-
15 Octubre de 2017 (Villena, Alicante, España).
o Lago-Fuentes, C. & Penedo-Jamardo, E. (2017). Análisis de patrones de
movimiento en jugadoras profesionales de fútbol sala a través del FMS.
XII Congreso Internacional de Educación Física y Deporte Escolar, 12-
15 Octubre de 2017 (Villena, Alicante, España).
o Lago-Fuentes, C. & Fragueiro-Rodríguez, A. (2017). Entrenamiento de
core sobre superficie estable e inestable y su efecto en la batería FMS en
jugadoras profesionales de fútbol sala. XII Congreso Internacional de
Página 194 Carlos Lago Fuentes
Ciencias del Deporte y la Salud, 27-29 Abril de 2017 (Pontevedra,
España).
Listado de pósteres expuestos y defendidos en congresos internacionales:
o Prieto-Troncoso, J., Pérez-Celada, S. & Lago-Fuentes, C. (2017). Efecto
de la edad relativa en jugadores profesionales de fútbol sala por puesto
específico. XII Congreso Internacional de Ciencias del Deporte y la
Salud, 27-29 Abril de 2017 (Pontevedra, España).
o Lago-Fuentes, C., Padrón-Cabo, A. & Prietro-Troncoso, A. (2016).
Composición corporal y flexibilidad en jugadores semiprofesionales de
fútbol sala. XII Congreso Internacional de Ciencias del Deporte y la
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Carlos Lago Fuentes Página 229
A continuación se presenta el listado de documentos adjuntos. En primer lugar,
se presentan los certificados de los coautores y coautores no doctores.
En segundo lugar, se exponen los anexos que complementan la información
explicada a lo largo de la presente tesis doctoral:
1. Artículo publicado: Effects of Core Strength Training Using Stable and
Unstable Surfaces on Physical Fitness and Functional Performance in
Professional Female Futsal Players.
2. Carta de aceptación de artículo: Análisis fisiológico de las tareas de
entrenamiento en fútbol sala.
3. Carta inicial de contacto con los clubs, proyecto Lessfem.
4. Dossier técnico sobre registro de epidemiología lesional, proyecto Lessfem.
5. Consentimiento informado, proyecto Lessfem.
6. Consentimiento informado de la investigación con cuestionario.
7. Cuestionario sobre factores de riesgo, test para evaluar y estrategias preventivas.
8. Tablas de valoración de calidad del movimiento de cada prueba de la batería
FMS.
Carlos Lago Fuentes Página 233
Renuncia de coautores no doctores
D. Alejandro Sal de Rellán Guerra, Dña. Ana Fragueiro Rodríguez y D. Alexis Padrón
Cabo, autores junto con D. Carlos Lago Fuentes, de la siguiente publicación:
Effects of core strength training using stable and unstable surfaces on physical
fitness and functional performance in professional female futsal players.
Renuncian a la presentación de dicho trabajo como parte de otra tesis doctoral.
D. Alejandro Sal de Rellán Guerra Dña. Ana Fragueiro Rodríguez
D. Alexis Padrón Cabo
Journal of Human Kinetics volume 65/2018, 213-224 DOI: 10.2478/hukin-2018-0029 213Section III – Sports Training
1 - Faculty of Education and Sport Sciences, University of Vigo, Pontevedra, Spain. 2 - Faculty of Health Sciences, European Atlantic University, Santander, Spain. 3 - Faculty of Education Sciences, University of Vigo, Ourense, Spain. .
Authors submitted their contribution to the article to the editorial board. Accepted for printing in the Journal of Human Kinetics vol. 65/2018 in December 2018.
Effects of Core Strength Training Using Stable and Unstable Surfaces on Physical Fitness and Functional
Performance in Professional Female Futsal Players
by Carlos Lago-Fuentes1,2, Ezequiel Rey1, Alexis Padrón-Cabo1,
Alejandro Sal de Rellán-Guerra1, Ana Fragueiro-Rodríguez1, Javier García-Núñez3
The aim of this study was to assess the effect of core strength training performed on a stable surface (CTS) compared with core strength training performed on an unstable surface (CTU) on physical fitness (jump performance, sprint, and repeated sprint ability (RSA)) and quality of movement (Fundamental Movement Screen) in professional female futsal players. Fourteen professional female futsal players (mean age: 23.7 ± 5.1 years, age range: 18-28 years) were randomly assigned to a CTS (n = 7) or a CTU (n = 7) group. The intervention program was carried out 3 times a week over 6 weeks. Players of both groups performed the same four core-strengthening exercises. The only difference between the two interventions was that the CTU group performed all exercises (i.e., shoulder bridge, side bridge, prone plank, and crunch) on an unstable surface (Togu® Dyn-Air). Within-group analysis showed significant improvements (p < 0.001) in 10 m sprint performance from the pre- to post-test in the CTS (+4.37%) and CTU (+5.00%) groups. Players in both the CTS (+10.39%) and CTU (+11.10%) group also showed significant enhancement in the Functional Movement Screen total score, from the pre-test to post-test. In addition, a significant time effect was also observed for the CTU group in the relative score of the RSA test decreasing from the pre- to post-test (-30.85%). In the between-groups analysis, there were no significant differences between the core strength training groups (CTS vs CTU) in any variable. To conclude, sprint and Functional Movement Screen performance improved following CTS and CTU when conducted in combination with regular futsal training. In addition, CTU had limited benefit in RSA compared to CTS.
Key words: resistance training, trunk stability, Functional Movement Screen, explosive strength, repeated sprint ability.
Introduction Competitive futsal can be characterized as
an intermittent high-intensity strenuous sport (Barbero et al., 2009; Dogramaci et al., 2011). Time-motion analysis studies have demonstrated that professional futsal players spend >22% of total match time undertaking high-intensity running (Barbero et al., 2008). Due to the smaller court dimensions compared to soccer, the unlimited number of substitutions, and the inclusion of attacking and defensive tasks, competitive futsal
players are required to perform a great number of sprints throughout a game that are typically present in short bursts (Dogramaci et al., 2011). Moreover, as in soccer, decisive actions of futsal games occur during high-intensity activities (Barbero et al., 2009; Dogramaci et al., 2011). Thus, it can be argued that anaerobic performance is crucial in competitive futsal, particularly for elite players.
It is well known that anaerobic
ANEXO I
214 Effects of core strength training using stable and unstable surfaces .....
Journal of Human Kinetics - volume 65/2018 http://www.johk.pl
performance can be improved by means of strength training (Bompa, 1999). As a consequence, training programs to promote strength adaptations in futsal players should be prioritized (Paz-Franco et al., 2017), in this regard, core strength training has been advocated as a means to prevent and rehabilitate injuries, and as a way to increase athletic performance (Akuthota and Nadler, 2004). However, a recent systematic review and meta-analysis have showed that core strength training is associated with only limited gains in physical fitness and athletic performance (Prieske et al., 2016a). Functionally, core strength may help transmitting the energy efficiently from the lower to upper extremity and also the other way around, it improves body control, body balance and efficiency between movement transitions that is of vital importance for sport-specific activities (Akuthota and Nadler, 2004; Granacher et al., 2014).
Remarkably, performance in several futsal actions often occurs on relatively unstable surfaces (e.g. kicking a ball while being impeded by an opponent). Thereby, according to the training specificity principle (Behm et al., 2010), core strength training must attempt to closely address the demands of the respective sport-specific activity using unstable surfaces (Behm et al., 2015). It is well documented that trunk muscle activity is higher when using unstable surfaces during the execution of core exercises (Vera-García et al., 2000). Thus, the integration of unstable surfaces in core strength training could generate superior neuromuscular adaptations compared with training using stable surfaces (Behm et al., 2010). However, to the best of our knowledge, there is only one study available that has investigated the effect of core strength training on stable vs. unstable surfaces in team sport athletes (i.e. youth soccer players) (Prieske et al., 2016b). As a result, the authors found that trunk muscle strength, sprint, and kicking performance improved following 9 weeks of core strength training on unstable and stable surfaces, without differences between groups (Prieske et al., 2016b).
Traditionally, core strength training is frequently used as a prophylactic strategy in an attempt to improve neuromuscular control and ineffective movement patterns (Huxel Bliven and Anderson, 2013). However, there is no clear scientific evidence to date that supports the
relationship between core strength and effective movement proficiency. Thus, core exercises are implemented according to the theoretical framework that these exercises can restore as well as enhance muscle strength and endurance, contribute to regaining posture along with balance through the regulation of the neuromuscular control system for overall improvements in function (Huxel and Anderson, 2013). In this regard, the Functional Movement Screen (FMS) is a test that was developed with the goal of identifying limitations or asymmetry in core strength, coordination, balance, range of motion, and general movement proficiency that may predispose an athlete to injuries during activity (Cook et al., 2006). Previous studies suggest that the FMS demonstrates excellent interrater and intrarater reliability (Bonazza et al., 2016), and as a screening tool, is habitually used within both applied and clinical settings. However, although the ability of the FMS protocol to determine the effectiveness of training interventions has been examined (Bodden et al.,, 2015; Kiessel et al., 2011), no studies have assessed whether or not changes in an individual’s FMS score can be achieved with a core strength training program using stable and unstable surfaces.
Therefore, the aim of this study was to examine the effects of core training performed on stable (CTS) vs. unstable surfaces (CTU) when conducted in combination with regular futsal training on physical fitness and FMS scores in professional female futsal players. We hypothesized that CTU would provide greater improvements in physical fitness (i.e. speed, strength, and repeated sprint ability) and functional performance (i.e. FMS) than CTS.
Methods Participants
Fourteen female professional futsal players competing in the Spanish First Division Professional Futsal League participated in this study. The players regularly performed 5-6 weekly futsal sessions with their team and on average exercised 10.3 ± 0.9 h·wk-1 in their standard training cycle. The team also regularly played one official match per week. Only players who participated in full training were considered for inclusion. Exclusion criteria were injuries resulting in loss of one or more futsal matches/training sessions in the
by Carlos Lago-Fuentes et al. 215
© Editorial Committee of Journal of Human Kinetics
preceding 3 months prior to the initiation of the study. All the subjects were informed of the purpose of the study and gave their informed consent according to the Declaration of Helsinki. The study was approved by the Investigational Review Committee of the Department of Physical Education and Sport Sciences. The subjects were randomized by a co-author not directly involved in testing or the training intervention into one of the two groups, the CTS group (n = 7; age: 23.6 ± 4.8 years; body height: 166.5 ± 5.9 cm; body mass: 63.9 ± 7.5 kg) and the CTU group (n = 7; age: 23.8 ± 5.8 years; body height: 164.8 ± 4.8 cm; body mass: 63.9 ± 6.8 kg). No significant baseline differences were found between groups in terms of age, body mass, body height, body mass index, and performance measures. The randomization was computer generated. Design and procedures A randomized controlled trial design was used to determine the effects of core strength training performed on stable (CTS) and unstable (CTU) surfaces when conducted in combination with regular futsal training on physical fitness and FMS performance. The intervention program of each group was added to their daily training routines. The experimental intervention consisted of 1 session of the pre-test, 6 weeks of supervised training intervention, 3 days of rest and 1 session of the post-test (Figure 1). During testing sessions, the participants were required to wear the same athletic equipment and measurements were conducted at the same time of the day to minimize the effect of diurnal variations on the selected variables during the two experimental sessions. To reduce the influence of uncontrolled variables, all futsal players were instructed to maintain their habitual lifestyle and normal dietary intake before and during the study. All data collection and test sessions were performed in an indoor court where ambient temperature ranged from 18 to 21°C. Measures To determine training effects, the following tests were selected: (a) FMS, (b) countermovement jump (CMJ), (c) 10 m sprint, and (d) repeated sprint ability (RSA) test. All tests were performed after 72 hours of rest and at the same venue under identical conditions and supervised by the same test leaders. The subjects were told to consume their last (caffeine-free) meal at least 3 hours before the scheduled test time. After FMS, all participants
performed 10 min of a standardized warm-up comprising 2 min of light active static stretching (10 repetitions for hamstrings, quadriceps, and calf muscles) and 5 min jogging, followed by short distance accelerations (3 submaximal sprints, progressing to 90% of their maximal velocity for the shuttle distance [30 + 30 m]). This routine was supervised by the team’s physical coach before the tests. Functional Movement Screen. The FMS consists of 7 movement patterns that include an overhead deep squat, a hurdle step, an in-line lunge, shoulder mobility exercise, active straight leg raise, rotary stability exercise, and a push-up. Details of each task have been published previously (Cook et al., 2006). The administration of the FMS was carried out in accordance with previously published guidelines (Cook et al., 2006) using the FMS test kit (Functional Movement Systems, Chatham, VA). The players were familiarized with the movements required prior to testing. All movement patterns were scored on a 0-3 scale, and the maximal FMS score that could be achieved was 21. Each test was performed 3 times, and the best value of each attempt was recorded, while bilateral tests utilized lower score values. In the bilateral tests (hurdle step, in-line lunge, shoulder mobility, active straight leg raise, and rotary stability) the lesser of the two scores (right or left) was assigned to contribute to the FMS total score. To achieve a deeper understanding of where differences in the FMS total score existed between CTS and CTU, we separated the screen into 3 parts (Portas et al., 2016): FMSmove (overhead deep squat, hurdle step, in-line lunge); FMSflex (shoulder mobility, active straight leg raise) and FMSstab (rotary stability, push-up). Players completed the FMS with guidance from a researcher trained in using the FMS. Other than the verbal instructions, no additional coaching points were used during the screening process. In order to increase the reliability of measurement, FMS tests were recorded on video and analyzed using video analysis software (Shultz et al., 2013). Three raters reviewed all videos and scored each test individually according to the scoring criteria. Vertical-Jump Performance. The CMJ was performed on a mobile contact map (Ergo Jump Bosco System, Globus, Treviso, Italy). Players were allowed 2 trials, with a 1 min recovery period between the attempts. The best trial was used for subsequent
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analysis. From a standing position with the hands on the hips, the players were required to bend their knees to a freely chosen angle and perform a maximal vertical jump as high as possible. The hands were held on the hips during the jump to avoid any effect of the arm-swing. Participants were instructed to keep their body vertical throughout the jump, avoiding undue lateral and frontal movements, and to land with knees fully extended. Sprint test. The 10 m sprint test was measured by means of a measuring system that consisted of two double infrared reflex photoelectric cells (DSD Laser System, León, Spain). The photoelectric cells were attached to tripods, raised to a height of 0.9 m and placed in pairs 1 m apart. Players began from a standing start, with the front foot 0.5 m from the first timing gate. Players were allowed 2 trials, with a 2 min recovery period in-between. The best trial was used for subsequent analysis. Repeated Sprint Ability test. Photoelectric cells (DSD Laser System, León, Spain) were used to measure the futsal players’ performance and to increase test reliability. The RSA protocol consisted of six maximal 25 m sprints. Following each sprint, there was a period of active recovery (25 s), while the athlete positioned themselves for a new start. Recovery was measured (stopwatch) to ensure that subjects returned to the initial point of course between the 23rd and 24th second. Verbal feedback was given at the 5th, 10th, 15th, and 20th s of recovery. The average time (AT), fastest time (FT), and total time (TT) were recorded during the RSA test according to previous studies (Wong et al., 2012). The percentage of the decrement score (%Dec) was then calculated using the following formula proposed by Fitzsimons et al. (1993), which has been demonstrated as the most valid and reliable method of quantifying fatigue in multiple sprint tests (Glaister et al., 2008): 100 𝑥 𝑇𝑇 ÷ 𝑖𝑑𝑒𝑎𝑙 𝑠𝑝𝑟𝑖𝑛𝑡 𝑡𝑖𝑚𝑒 − 100
where ideal sprint time = 6 × FT Intervention programs After pre-testing, the subjects began one of the 6-week training protocols presented in Table 2 in addition to their usual futsal training. Players of the CTS and CTU groups performed the same four core-strengthening exercises. The only difference between the two interventions was that the CTU
group performed all exercises under unstable conditions (Togu® Dyn-Air). Each player of the CTU group was fully instructed to familiarize themselves with the stabilization exercises. The intervention program was carried out 3 times a week, on non-consecutive days (48 h rest). Training sessions lasted ~20 min and were conducted before field training. Training intensity and volume were increased progressively every two weeks (Table 1). The correct performance of the exercises was carefully supervised by an athletic coach and a sports physiotherapist. To improve the quality of supervision, a ratio of 1 athletic coach to 4 subjects was maintained during all the sessions. Statistical Analysis
All variables were normally distributed (Shapiro Wilks test). Data are presented as means with standard deviation (SD). A 2 (group: CTS and CTU) × 2 (time: pre, post) repeated measures analysis of variance (ANOVA) was calculated for each variable. Cohen’s d effect sizes for identified statistical differences were determined. Effect sizes with values of >0.2, >0.5, and >1.2 were considered to represent small, moderate, and large differences, respectively (Batterham and Hopkins, 2006). In addition to this testing, for each variable percentage difference in the change scores between the CTS and CTU groups from the pre- to post-test were calculated. The chances that the differences in performance were better/greater (ie, greater than the smallest worthwhile change [0.2 multiplied by the between-subjects SD, based on the Cohen d principle]), similar, or worse/smaller were calculated. Quantitative chances of beneficial/better or detrimental/poorer effects were assessed qualitatively as follows: <1%, almost certainly not; 1 to 5%, very unlikely; 5 to 25%, unlikely; 25 to 75%, possibly; 75 to 95%, likely; 95 to 99%, very likely; and >99%, almost certainly
(Cohen, 1988). A substantial effect was set at >75%. If the chances of having beneficial/ better and detrimental/poorer performances were both >5%, the true difference was assessed as unclear.
Results The CTS group completed 98.7 ± 2.9% of core
strength training sessions throughout the 6-week training period, while the CTU group completed 99.3 ± 1.7% of training sessions. Absolute values for each variable at the pre- and post-test, together with the ANOVA results are displayed in Tables 2 and 3
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Table 1
Intensity and volume progression during the 6 week core strength training program. Exercise Weeks 1 and 2 Weeks 3 and 4 Weeks 5 and 6
Shoulder Bridge 3 sets x 30 s 3 sets x 40 s With vertical arm reach
3 sets x 50 s With vertical arm reach and one leg reached out
Side Bridge 3 sets x 30 s 3 sets x 40 s With one arm reached out vertically
3 sets x 50 s With one arm reach and a lower leg lifted
Prone Plank 3 sets x 30 s
3 sets x 40 s With one arm reached out parallel to the floor
3 sets x 50 s With a contralateral arm and the ipsilateral leg reached out parallel to the floor
Crunch 3 sets x 30 s
3 sets x 40 s With a futsal ball in hands reached out over head
3 sets x 50 s With a futsal ball in hands reached out over head and one foot on the floor
Table 2 Changes in CMJ, 10 m sprint, and RSA performance following 6 weeks of core strength
training performed on stable (CTS) vs unstable surfaces (CTU) in female professional futsal players. CTS (n = 7) CTU (n = 7) ANOVA P values (d)
Pre Post
Δ (%)
Pre Post Δ
(%) time group
time × group
CMJ (cm) 25.24 ± 3.53
25.57 ± 3.49
1.40 25.89 ± 2.51
26.78 ± 2.77
3.44 .060 (1.457)
.584 (0.320)
.157 (0.869)
10 m sprint (s) 1.98 ± 0.05
1.88±0.07
4.37 1.94 ± 0.08
1.85 ± 0.09
5.00 <.001 (3.175)
.330 (0.577)
.671 (0.246)
RSA
AT(s) 4.30 ± 0.20
4.22 ± 0.18
1.63 4.20 ± 0.16
4.16 ± 0.17
0.82 .165 (0.859)
.395 (0.418)
.618 (0.285)
FT(s) 4.17 ± 0.22
4.05 ± 0.14
2.76 4.06 ± 0.16
4.06 ± 0.12
0.40 .259 (0.677)
.569 (0.339)
.158 (0.859)
TT(s) 25.80 ± 1.24
25.35 ± 1.10
1.63 25.22 ± 0.99
25.01 ± 0.77
0.82 .167 (0.856)
.388 (0.509)
.618 (0.285)
%Dec 2.97 ± 1.23
4.22 ± 1.37
-75.31
3.53 ± 1.69
2.26 ± 1.35*+
30.85
.987 (0.063)
.281 (0.648)
.014 (1.656)
D = effect size (i.e., Cohen’s d). *Significantly different from the pre-test (p < .05). + Significantly different from CTS (p < .05).
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Table 3 Changes in individual and total scores of the Functional Movement Screen (FMS)
following 6 weeks of core strength training performed on stable (CTS) vs unstable surfaces (CTU) in female professional futsal players.
CTS (n = 7) CTU (n = 7) ANOVA P values (d)
Pre Post Δ (%)
Pre Post Δ (%)
time group time × group
Total FMS score
15.85 ± 2.11
17.42 ± 2.14
10.39 16.00 ± 1.15
17.7 ± 1.11
11.10 <.001 (2.549)
.802 (0.126)
.851 (0.089)
FMSmove 7.00 ± 1.15
8.00 ± 1.15
15.40 7.00 ± 1.29
8.14 ± 0.69
19.40 .002 (2.229)
.892 (0.063)
.801 (0.141)
Deep Squat 1.71 ± 0.48
2.28 ± 0.75
35.71 1.85 ± 0.37
2.28 ± 0.48
28.57 .004 (2.020)
.784 (0.155)
.626 (0.278)
Hurdle Step Right 2.44 ±
0.53 2.71 ± 0.48
9.52 2.57 ± 0.53
2.85 ± 0.37
9.52 .049 (1.259)
.539 (0.357)
.989 (0.063)
Left 2.14 ± 0.37
2.71 ± 0.48
19.04 2.14 ± 0.69
2.72 ± 0.49
21.42 .002 (2.298)
.999 (0.033)
.999 (0.033)
In-line Lunge Right 2.85 ±
0.37 3.00 ±
0 4.76 2.57 ±
0.53 3.00 ± 0 14.28 .040
(1.328) .271
(0.659) .271
(0.659)
Left 2.85 ± 0.37
3.00 ± 0
7.14 2.42 ± 0.53
3.00 ± 0 28.56 .014 (1.438)
.109 (1.000)
.109 (1.000)
FMSflex 5.75 ± 1.13
5.75 ± 1.13
0 5.85 ± 0.37
5.71 ± 0.48
-2.38 .337 (0.569)
.645 (0.263)
.337 (0.569)
Shoulder Mobility
Right 2.71 ± 0.75
2.71 ± 0.75
0 2.85 ± 0.37
2.71 ± 0.48
-4.76 .337 (0.536)
.828 (0.126)
.337 (0.536)
Left 2.71 ± 0.75
2.85 ± 0.37
14.28 2.71 ± 0.48
2.57 ± 0.53
-4.76 .889 (0.109)
.619 (0.285)
.183 (0.826)
Straight Leg Raise
Right 2.85 ± 0.37
2.85 ± 0.37
0 3.00 ± 0
3.00 ± 0 0 --- --- ---
Left 2.85 ± 0.37
2.85 ± 0.37
0 3.00 ± 0
3.00 ± 0 0 --- --- ---
FMSstab 3.42 ± 0.78
4.00 ± 1.00
14.76 3.71 ± 0.48
4.14 ± 0.37
12.13 .035 (1.368)
.508 (0.386)
.740 (0.190)
Rotary Stability Right 1.85 ±
0.37 2.14 ± 0.37
21.42 2.00 ± 0
2.14 ± 0.37
7.14 .091 (1.059)
.594 (0.306)
.552 (0.345)
Left 1.85 ± 0.37
2.00 ± 0
14.28 1.85 ± 0.37
2.14 ± 0.37
21.42 .091 (1.059)
.594 (0.306)
.552 (0.345)
Push-up 1.57 ± 0.53
1.85 ± 0.69
21.42 1.71 ± 0.48
2.00 ± 0.57
21.42 .049 (1.259)
.619 (0.285)
.991 (0.063)
D = effect size (i.e., Cohen’s d).
by Carlos Lago-Fuentes et al. 219
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Figure 1
Schematic representation of the experimental protocol. FMS= Functional Movement Screen; CMJ= countermovement jump; RSA= repeated sprint ability;
CTS= core strength training under stable surfaces; CTU= core strength training under unstable surfaces.
Figure 2 Effectiveness of CTS in comparison to CTU in improving countermovement jump (CMJ)
and 10 m sprint performance and repeated sprint ability (RSA) average time (AT), fastest time (FT), total time (TT), and percentage of decrement (%Dec)
(bars indicate uncertainty in the true mean changes with 90% confidence limits). Trivial areas were calculated from the smallest worthwhile change (see methods).
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Journal of Human Kinetics - volume 65/2018 http://www.johk.pl
Figure 3
Effectiveness of CTS in comparison to CTU in improving the Functional Movement Screen total score (FMS), FMSmov, FMSflex, and FMSstab (bars indicate uncertainty
in the true mean changes with 90% confidence limits). Trivial areas were calculated from the smallest worthwhile change (see methods).
In the within-group analysis, significant
improvements in the 10 m sprint were found in CTS (+4.37%; d = 1.64) and CTU (+5%; d = 1.05) groups from the pre- to post-test. Players in both CTS and CTU groups also showed significant enhancements in the FMS total score (+10.39%; d = 0.73 and +11.10%; d = 1.50, for the CTS and CTU group, respectively), FMSmove (+15.40%; d = 0.86 and +19.49%; d = 1.12, for the CTS and CTU group, respectively), and FMSstab (+14.76; d = 0.64 and +12.13; d = 1.00, for the CTS and CTU group, respectively) from the pre- to post-test. In addition, a significant time effect (d = 0.84) was also observed for CTU in %Dec decreasing from the pre- to post-test (-30.85%). Results from between-group analyses are illustrated in Figures 2 and 3. There were no differences between the core strength training groups (CTS vs CTU) in any variable except for %Dec (Figure 2).
Discussion This is the first study that investigated the
effects of in-season CTS compared with CTU in
combination with regular futsal training on physical fitness and FMS scores in professional female futsal players. The main findings of our study were that: a) performance in the 10 m sprint significantly improved in both intervention groups over the 6-week training period; b) total FMS scores, FMSmove (DS, HS, and IL), and FMSstab significantly improved following 6 weeks in both the CTS and CTU group; c) a larger performance enhancement in %Dec for the CTU group compared to the CTS group was observed.
Sprinting speed is an essential fitness component in futsal (Castagna et al., 2009). Our findings showed significant improvements in 10 m sprint time in professional female futsal players after 6 weeks of CTS and CTU interventions. This positive effect of core strength training on sprint performance can, most likely, be explained by the specific role of the trunk as a linkage between upper and lower extremities that facilitates the torque transfer and angular momentum during the execution of whole body movements such as a sprint (Behm et al., 2010; Granacher et al., 2014). These results are consistent with those of Prieske et
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al. (2016b), who found significant improvements in 10-20 m sprint time after 8 weeks of CTS and CTU in elite young soccer players during the competitive season. Additionally, the present results are partly in line with the literature investigating the effects of core strength training using stable conditions on sport-specific skills in young soccer players (Hoshikawa et al., 2013), who reported significant improvements in 15-m sprint performance (ES = 1.12) after 6 months (4 sessions/week) of combined CTS and soccer training. In contrast to our findings, Granacher et al. (2014) found improvements in trunk muscle strength, jumping and balance tests, but not in sprint performance after 6 weeks of CTS and CTU in healthy subjects. Taking into account these inconsistent findings between our study and the aforementioned investigation, it can be speculated that training status of our subjects (professional female futsal players vs. young healthy subjects) or differences in training frequency (3 sessions/week vs. 2 sessions/week) may have contributed to the findings of additional enhancements following CTU and CTS in 10-m sprint time in the present study (Granacher et al.,, 2014).
During the most intense periods of a futsal game, the occurrence of short sprint sequences with brief recovery periods suggests that RSA may be considered as a futsal-specific capacity (Castagna et al., 2009). Therefore, training interventions aimed at improving RSA may be priority for futsal coaches. Different training approaches have shown positive effects on team sports players’ RSA (Rey et al., 2017; Viaño-Santasmarinas et al., 2017). However, the influence of periodized core strength training on RSA has not been studied yet. In the present study, a larger performance enhancement in %Dec was observed following CTU as compared to CTS. However, no significant within-group differences were found after any of the two core strength training programs in AT, FT, and TT. These results suggest that CTU may contribute to improving the ability to recover between sprints, but not the ability to increase the overall sprint performance. It is hard for this finding to be put into perspective with the literature, as no other study has investigated the effect of core strength training on RSA. However, the results of the present study are partially in agreement with those obtained in a recent meta-analysis that
concluded that strength training using unstable surfaces had limited additional effects on physical performance compared with strength training on stable surfaces (Behm et al., 2015). Functionally, the rationale for incorporating unstable surfaces in strength-training exercises is that high levels of muscle activity occur during training (Behm et al., 2015; Vera-García et al., 2000). Thus, the integration of unstable surfaces in core strength training could generate superior neuromuscular adaptations and help transmit energy in a more efficient form to upper and lower extremities compared with training under stable surfaces. Given the importance of RSA in futsal and the fact that %Dec was improved by CTU, coaches may consider conducting core strength training on unstable surfaces to improve this quality in addition to standard training. However, the present data also suggest that more specific training strategies than those employed in this study may be required to improve sprint capacities of RSA.
Movement screening is a type of assessment frequently used within professional players that aims to measure the quality of a movement pattern in order to identify injury risk factors (Bonazza et al., 2016). FMS is a screening tool that is widely used with the goal of identifying deficits in movements that may predispose to future injury. Moreover, core strength training is frequently used as a prophylactic strategy in an attempt to improve neuromuscular control and ineffective movement patterns (Huxel Bliven and Anderson, 2013). However, there is currently no evidence of the ability to change scores on the FMS based on an in-season core strength-training program using stable and unstable surfaces. The results of this study support that both CTS and CTU can significantly improve scores on the FMS. The data also indicated that both intervention programs significantly increased the score for FMSmove and FMSstab. It is difficult to directly compare our results to other research as we are unaware of any other study published to date, which has tested FMS changes after core strength training programs. However, our results are similar to those reported by Bodden et al. (2015) and Kiesel et al. (2011), who revealed that training programs based on FMS corrective exercises can improve scores of FMS in male semi-professional mixed martial arts athletes and professional American
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football players, respectively. Exercises improving both strength and stability of the core muscles may affect player’s ability to activate the muscles in a more coordinated way or generate more force (Willardson, 2007). Changes in coordination, increased force generation or in both of them might improve proprioception and motor control in athletic movements. This may explain the significant enhancement in FMS scores, especially in FMSmov and FMSstab, after the training period. Based on the present results the implementation of training programs aiming to increase FMS score via enhanced core strength and stability may prove valuable in such an athlete’s cohort. The results of this study suggest that CTU and CTS may contribute to increasing movement proficiency in elite female futsal players.
While the study had many unique aspects (professional level players), it is important to point out the limitations of the present study. The lack of a control group, even taking into account coaches are reluctant to create a control condition looking to improve the functionality as fast as possible, is a major issue to bear in mind. While participant numbers in this experiment were similar to other studies that have assessed strength methods in team sports, our sample size was relatively small. Finally, even being the duration similar to the one applied in other
studies, the 6 week core training program could be too short to induce significant changes in elite female futsal athletes. Future studies using larger sample sizes and longer intervention time may provide more conclusive results.
Conclusions Data from the current study suggest that 6
weeks of CTS and CTU combined with futsal training appears to be effective in improving sprint performance and quality of movement based on FMS scores. Training exercises have to resemble the sport-specific demands and core strength training using unstable surfaces should also be beneficial for reducing %Dec of RSA. The integration of these feasible exercises can be a potential preventive training modality based on the improvements observed in FMS scores. However, to date, the question regarding the contribution of core strength training on stable and unstable surfaces to reducing the injury incidence remains unanswered and future studies should investigate the manipulation of program variables and exercise selection. From a practical point of view, the advantage of the intervention programs is that they integrate exercises which are commonly used for injury prevention and performance enhancement: those exercises are oriented towards core strengthening in an ecological and real futsal team context.
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Corresponding author: Carlos Lago-Fuentes Faculty of Education and Sports Sciences, University of Vigo Campus A Xunqueira s/n, Pontevedra 36005, Spain, Phone number: +34 649145876 Fax: +34 986801701 E-mail: [email protected]
Carlos Lago Fuentes Página 249
ANEXO III
PROYECTO LESSFEM Estimado ______, Mi nombre es Carlos Lago Fuentes, doctorando en Ciencias de la actividad física, educación física y deporte de la Universidad de Vigo y miembro del grupo de investigación REMOSS de la misma. Una de nuestras líneas de investigación principales es la optimización del entrenamiento condicional en deportes colectivos. En mi caso particular, mi especialización es, por formación específica y experiencia profesional, la optimización del rendimiento y prevención de lesiones en el fútbol sala. En el contexto de las investigaciones que integran mi tesis doctoral, han surgido nuevas cuestiones que potencian futuras líneas de investigación como la que aquí se explica:
Dada la creciente profesionalización y mejora de las condiciones que rodean al fútbol sala femenino, surge la necesidad de mejorar cada vez más los medios para optimizar el rendimiento de las deportistas, así como reducir el riesgo de lesión que tanto perjudica a la dinámica de equipos, tanto al rendimiento individual como colectivo.
En la bibliografía actual, existen varios estudios sobre lesiones en fútbol sala femenino, pero, hasta la fecha, no existe ninguno que aborde en profundidad las lesiones en las ligas españolas durante una temporada, ya que sólo existen en ligas brasileña, italiana y turca.
Por ello, tras un año de recogida de datos en estudio piloto en un equipo de 1ª y otro de 2ª división, afrontamos la necesidad de desarrollar una recogida de datos mayor, con el fin de normalizar los datos en el fútbol sala femenino y encontrar las diferencias en frecuencias lesionales de las dos grandes categorías nacionales, sabiendo las diferencias condicionales entre ambas, como bien recoge Ramos Campo y colaboradores en su estudio del 2016 (archivo adjunto). De ahí, surge el proyecto LESSFEM (Lesiones en fútbol sala femenino):
Se plantea realizar la recogida de lesiones a lo largo de una temporada en diferentes equipos de Primera y Segunda División Nacional, siguiendo una tabla de registro estandarizada, basada en la evidencia científica, con el fin de obtener el screening de lesiones a lo largo de una temporada. Los objetivos que se persiguen en el presente proyecto son:
Caracterizar las lesiones más frecuentes en Primera y Segunda División nacional (en cuanto a etiología, tipología, región corporal y gravedad).
Analizar la evolución de las lesiones a lo largo de la temporada en función del calendario y fase de la misma.
Analizar la correlación entre lesiones sufridas y la fase del ciclo menstrual en la que se producen.
Estimar la duración aproximada de una lesión a lo largo de la temporada.
Analizar la frecuencia de lesiones en función del día del microciclo.
Analizar las lesiones más frecuentes por puesto específico. Así, agradecemos su colaboración, tanto de su figura como miembro del cuerpo técnico como de las jugadoras que forman parte del equipo, para poder llevar a cabo este ambicioso proyecto y, a futuro, poder devolver las conclusiones a los cuerpos técnicos y poder optimizar el rendimiento así como reducir el riesgo lesional en las jugadoras de fútbol sala. Quedo atento a su interés en el proyecto, para enviarle el resto de información y avanzar juntos en esta investigación. Un saludo,
Carlos Lago Fuentes
Carlos Lago Fuentes Página 251
ANEXO IV
PROYECTO LESSFEM- DOSSIER EXPLICATIVO
En el presente documento se procederá a explicar los objetivos del proyecto, los
criterios de inclusión y exclusión de las jugadoras, así como los pasos a seguir para
registrar cada una de las incidencias a lo largo de la temporada: Como se indica en la carta de presentación, el objetivo general del proyecto es:
Analizar la epidemiología lesional en el fútbol sala femenino a lo largo de una temporada atendiendo a factores intrínsecos y extrínsecos.
Asimismo, los objetivos específicos son: Caracterizar las lesiones más frecuentes en Primera y Segunda División
nacional (en cuanto a etiología, tipología, región corporal y gravedad). Analizar la evolución de las lesiones a lo largo de la temporada en
función del calendario y fase de la misma. Analizar la correlación entre lesiones sufridas y la fase del ciclo menstrual
en la que se producen. Estimar la duración aproximada de una lesión a lo largo de la temporada. Analizar la frecuencia de lesiones en función del día del microciclo. Analizar las lesiones más frecuentes por puesto específico.
En el presente estudio no se definen criterios de inclusión y exclusión. Únicamente
se reflejará en la hoja de registro la frecuencia con la que las jugadoras entrenan
con el primer equipo. Esto se indica para tener en cuenta, a la hora de realizar el
análisis estadístico, a las jugadoras de los equipos filiales o juveniles que entrenen y
compitan de forma esporádica con el primer equipo. De este modo: Aquellas jugadoras que participen menos de un 20% de los entrenamientos
mensuales se considerará que no pertenecen directamente al primer equipo. La planificación del presente proyecto de investigación es la siguiente:
Primera fase: o Toma de contacto con preparadores físicos y cuerpos técnicos. o Envío del presente dossier técnico, hoja de registro, consentimiento
informado para la firma por parte de las jugadoras y artículos relacionados.
Segunda fase: o Recogida de datos de lesiones durante el período preparatorio. o Recogida de datos sobre valoración antropométrica y condicional de las
jugadoras (opcional por parte de las posibilidades y estrategias de cada equipo).
o Recogida de datos sobre la carga total llevada a cabo durante el período preparatorio: número de sesiones, volumen en minutos, número de amistosos o torneos propios de este período.
o Primera semana período competitivo: al finalizar esta segunda fase, se llevará a cabo la primera recogida centralizada de datos y análisis estadístico de las mismas, intentando obtener un perfil de lesiones propio del período preparatorio.
Tercera fase:
o Recogida de datos durante primera fase del período competitivo o Navidades: al finalizar esta tercera fase, se llevará a cabo la segunda
recogida de datos y el primer análisis comparativo de las lesiones entre el período preparatorio y competitivo.
Cuarta fase:
Página 252 Carlos Lago Fuentes
o Recogida de datos durante el resto del período competitivo. o Junio-Julio: recogida final de los datos obtenidos a lo largo de la temporada, y se procederá al análisis estadístico completo, con el fin de alcanzar los objetivos propuestos en el proyecto.
Quinta fase: o Redacción y envío de las investigaciones resultantes del proyecto,
así como transmisión de un dossier resumen a cada club participante. Durante el estudio piloto, se estimó que cada incidente relativo a una lesión, llevó 4
minutos de registro en la hoja de registro. A continuación se detalla la
explicación de las variables a recoger en la hoja de registro adjunta (Excel
adjunto): VARIABLES GENERALES: A recoger en la pestaña “Jugadoras”
JUGADORA: o Nombre de la jugadora: se recomienda rellenar en la hoja
“Jugadoras”, luego sólo será necesario seleccionar de la lista desplegable.
POSICIÓN: o Se estandarizan los 4 puestos principales, ya que son los
recogidos principalmente en los estudios hasta la fecha (esto es, no se recogen ala-cierre ni ala-pívot):
Portera Cierre Ala
Pívot
DOMINANCIA: o Seleccionar la dominancia de la jugadora:
Diestra Zurda
VARIABLES ANTROPOMÉTRICAS Y FUNCIONALES: Se propone una
serie de pruebas de valoración antropométrica y funcional a realizar durante la
temporada, las cuales son las más habituales recogidas en diferentes artículos de
fútbol sala, así como algunas que sería deseable introducir. Esta valoración es TOTALMENTE VOLUNTARIA, ya que esta fase requiere de numerosos medios e implica una interrupción en la dinámica de entrenamiento que no se pretende, sabiendo las dificultades que esto supone. Si se realizan otros test a lo largo de la temporada que no sean los indicados, pueden sustituirse.
El estudio pretende influir lo menos posible en las dinámicas de entrenamiento de
cada club, simplemente recoger información que sucede habitualmente, pero que
puede ser registrada al final de los entrenamientos en los que existan lesiones. VARIABLES PROPIAS EN EL MOMENTO DE LESIÓN: A recoger en la
pestaña “Lesiones”
FASE MENSTRUAL: o Una de las variables más importantes en el estudio. Diferentes
investigaciones indican que aumenta la probabilidad de lesiones en
función de la fase del ciclo menstrual, dadas las variaciones hormonales y estructurales. Así, se solicita indicar a la jugadora la
fase en la que se encuentra en el momento de lesión. Una estrategia interesante es recoger la fase en el momento de analizar la
Carlos Lago Fuentes Página 253
percepción de esfuerzo de la sesión (escala RPE). Una vez
transcurridas 2 semanas entra a formar parte de la rutina de
entrenamiento y se normaliza. Así, las fases a recoger son:
Menstrual: días propios de la menstruación (días 1-6)
Postmenstrual: 5-7 días posteriores al período (6-12)
Ovulatoria: se estipulan los 3 días intermedios del período (días
13-15)
Post-ovulatoria: la fase más larga (días 16-26) Premenstrual: 2-3 días previos a la menstruación (días 26-28)
SEMANA DE TEMPORADA o Numerar el microciclo en el que suceda, indicando desde el 1 hasta
último. TIPOLOGÍA LESIONAL:
o Esguince/distensión ligamentos: aquellas lesiones que afecten a nivel ligamentoso, sin que haya rotura (ahí ya será por diagnóstico médico).
o Rotura de ligamentos: aquellas lesiones, por diagnóstico médico que hayan implicado fractura de algún ligamento.
o Afección muscular: se engloban las elongaciones, sobrecargas y contracturas musculares (para evitar el sesgo de equivocarse de diagnóstico entre las diferenciaciones de las tres posibilidades).
o Rotura de fibras: aquellas que supongan un hematoma, dolor irradiado y diagnosticado por cuerpo médico.
o Contusión (ósea): aquellos choques o caídas en los que se produce una contusión, golpe, principalmente de dolor en estructura ósea.
o Afección tendinosa: entiéndase aquí molestias en el tendón rotuliano, de Aquiles, etc.
o Otras: aquellas no que se engloban en esta clasificación. REGIÓN CORPORAL. En caso de que no sea ninguna de las expuestas en
el listado, se puede escribir en el cuadro: o Tobillo o Rodilla o Cadera o Hombro o Codo o Muñeca o Pie o Gemelo o Cuádriceps o Isquiotibiales o Aductores o Abdominales o Espalda o Cuello o Cabeza o Otra: La hoja de registro permite incluir otra región escribiendo el texto.
• LUGAR: Se recogerán sólo los sucesos que acontezcan durante el tiempo que estén entrenando o compitiendo. Esto es, se abstendrán las lesiones o incidencias sucedidas fuera del período de entrenamiento o partido (véase en la calle, trabajo, clases, etc.)
o Entrenamiento condicional: véase trabajo en sala, gimnasio, al aire libre, etc. o Entrenamiento técnico-táctico: véase como tal la fase de entrenamiento en pista con objetivo técnico táctico. o Competición: todos los partidos, ya sean amistosos u oficiales.
MOMENTO: o Calentamiento: ya sea de partido o entrenamiento. o Primera parte: correspondiente a la primera parte de partido, o hasta la
Página 254 Carlos Lago Fuentes
mitad de la sesión (aproximadamente). o Segunda parte: corresponde a la segunda parte del partido, o la
segunda mitad de la sesión (aproximadamente). o Vuelta a la calma: correspondiente a las tareas propias de
recuperación, ya sean estiramientos, tareas dinámicas, foam Rolling, u otras.
TIPO SESIÓN: o Siguiendo la nomenclatura actual, se busca analizar también si se
producen lesiones o incidencias en alguno de los días de la semana. Entiéndase MD como Match Day. Se especifican 9 opciones por la posible casuística de que se dé un partido un viernes y el siguiente un domingo:
MD-4: 4 días antes del partido
MD-3: 3 días antes del partido
MD-2: 2 días antes del partido MD-1: 1 día antes del partido MD: día de partido
MD+1: 1 día después de partido
MD+2: 2 días después de partido
MD+3: 3 días después de partido
MD+4: 4 días después de partido. No MD: aquellas semanas en las que no haya partido (ya
sean parones del campeonato, períodos preparatorios, etc.), por los que el partido más cercano esté a más de 5 días de distancia.
ETIOLOGÍA: o Explicación del hecho como se sucedió la lesión. Para un posterior
análisis, es importante emplear un mismo estilo de descripción. Véanse varios ejemplos:
Choque con jugadora rival disputando el balón.
Giro de pívot con fijación de rodilla.
Desconocida.
FECHA LESIÓN: o Día en el que se produce la lesión. En caso de que sea un incidente
que sólo impida finalizar el entrenamiento, también se debe recoger.
FECHA DE ALTA:
o Día en el que se reincorpora a los entrenamientos al 100%, esto es, el ALTA DEPORTIVA. En caso de que haya doble sesión, y ese mismo día pueda entrenar por la tarde, se recoge la misma fecha de alta. Como se puede observar en los niveles de gravedad, 0 días aparece contemplado como lesión muy suave.
DÍAS DE BAJA o Cifra que se calcula automáticamente al incluir la fecha de alta
deportiva. GRAVEDAD:
o Etiqueta que aparece de forma automática. Se emplea la clasificación de Álvarez Medina en su estudio con el DKV Zaragoza (archivo adjunto). Esta clasificación está basada en los baremos planteados por Injury Consensus Group a través de la F-MARC. Son los siguientes:
1 a 3 días: mínima 4 a 7 días: suave
8 a 28 días: moderada
Carlos Lago Fuentes Página 255
Más de 28 días: grave
Indefinida: final de carrera, retirada temporal del equipo, etc. En los documentos adjuntos, se presenta una fila del Excel completada para
poder ver un ejemplo. Se puede borrar, o iniciar el registro en la fila nº4. No dude en consultarme ante cualquier duda, principalmente en la toma de
contacto con la hoja de registro, ya que cualquier sugerencia puede hacer mejorar
la recogida de datos para todo el proyecto de investigación. Con la ayuda e involucración de todas las partes y clubs, buscaremos ayudar lo
máximo posible a este deporte.
Muchas gracias
Carlos Lago Fuentes Página 257
ANEXO V
Consentimiento Informado para Participantes de Investigación
El propósito de esta ficha de consentimiento es proveer a los participantes en esta investigación con
una clara explicación de la naturaleza de la misma, así como de su rol en ella como participantes.
La presente investigación es conducida por Carlos Lago Fuentes, de la Universidad de Vigo. La meta
de este estudio es analizar la epidemiología lesional en el fútbol sala femenino a lo largo de una
temporada atendiendo a factores intrínsecos, como la fase del ciclo menstrual en el momento de lesión
o la zona corporal afectada, y extrínsecos, como el momento del entrenamiento o el choque con un
rival, entre otros.
Si usted accede a participar en este estudio, se le pedirá responder a sencillas preguntas si sufre
alguna lesión a lo largo de la temporada. Esto tomará aproximadamente 3 minutos de su tiempo.
La información obtenida en esas preguntas se anotará en una hoja de registro de Excel para que el
investigador pueda, posteriormente, realizar un análisis estadístico de todas las incidencias lesionales.
La participación es este estudio es estrictamente voluntaria. La información que se recoja será
confidencial y no se usará para ningún otro propósito fuera de los de esta investigación.
Si tiene alguna duda sobre este proyecto, puede hacer preguntas en cualquier momento durante su
participación en él. Igualmente, puede retirarse del proyecto en cualquier momento sin que eso lo
perjudique en ninguna forma. Si alguna de las preguntas durante la entrevista le parecen incómodas,
tiene usted el derecho de hacérselo saber al investigador o de no responderlas.
Desde ya le agradecemos su participación.
Acepto participar voluntariamente en esta investigación, conducida por Carlos Lago Fuentes. He
sido informado (a) de que la meta de este estudio es analizar la epidemiología lesional en el
fútbol sala femenino a lo largo de una temporada atendiendo a factores intrínsecos, como la fase del
ciclo menstrual en el momento de lesión o la zona corporal afectada, y extrínsecos, como el momento
del entrenamiento o el choque con un rival, entre otros.
Me han indicado también que tendré que responder a preguntas en caso de sufrir alguna lesión a lo
largo de la temporada, lo cual aproximadamente tomará 3 minutos. Reconozco que la información que yo provea en el curso de esta investigación es estrictamente
confidencial y no será usada para ningún otro propósito fuera de los de este estudio sin mi
consentimiento. He sido informado de que puedo hacer preguntas sobre el proyecto en cualquier
momento y que puedo retirarme del mismo cuando así lo decida, sin que esto acarree perjuicio
alguno para mi persona. De tener preguntas sobre mi participación en este estudio, puedo contactar a
Carlos Lago Fuentes, al teléfono XXXXXXXXX.
Entiendo que una copia de esta ficha de consentimiento me será entregada, y que puedo pedir
información sobre los resultados de este estudio cuando éste haya concluido. Para esto, puedo
contactar a Carlos Lago Fuentes al teléfono anteriormente mencionado.
-------------------------------------------- ------------------------------------------------ ----------
Nombre del Participante Firma del Participante Fecha
Carlos Lago Fuentes Página 259
ANEXO VI
Consentimiento Informado para Participantes de Investigación
El propósito de esta información es proveer a los participantes en esta investigación con
una clara explicación de la naturaleza de la misma, así como de su rol en ella como
participantes.
La presente investigación es conducida por Carlos Lago Fuentes, investigador de la
Universidad de Vigo. La meta de este estudio es conocer las percepciones y estrategias
de los cuerpos técnicos para la prevención de lesiones en fútbol sala en España.
A continuación se presentarán un total de 20 preguntas para que sean respondidas por
consenso de todo el cuerpo técnico. Este cuestionario tomará aproximadamente 20
minutos de su tiempo.
La información obtenida en esas preguntas será trasladada a un programa estadístico
para que el investigador pueda, posteriormente, realizar un análisis estadístico de los
datos obtenidos.
La participación es este estudio es estrictamente voluntaria. La información que se
recoja será confidencial y no se usará para ningún otro propósito fuera de los de esta
investigación. Si tiene alguna duda sobre este cuestionario, puede contactar por correo
electrónico con el responsable del estudio: XXXXXXXXXXXXXXX
Desde ya le agradecemos su participación.
Carlos Lago Fuentes Página 261
ANEXO VII
ESTRATEGIAS PARA LA PREVENCIÓN DE LESIONES EN FÚTBOL SALA
ESPAÑOL: PERCEPCIONES DEL CUERPO TÉCNICO
1. Incluya los datos relativos al club y persona responsable de este cuestionario:
Nombre del club:
Ciudad: Provincia:
Categoría:
Nombre del responsable:
Teléfono:
E-mail:
Fecha:
Parte 1: Información relativa a pretemporada/temporada:
2. Responda a las siguientes preguntas relativas a la información sobre la
pretemporada y temporada
¿Cuántos días ha entrenado tu equipo en la pretemporada?
DÍAS
¿Cuántas sesiones de entrenamiento han realizado?
SESIONES
¿Cuántos días entrena tu equipo por semana durante la temporada?
DÍAS
¿Cuántas sesiones de entrenamiento realizan?
SESIONES
Página 262 Carlos Lago Fuentes
3. Complete la tabla que aparece a continuación con el número de partidos jugados
en cada competición a lo largo de la pretemporada.
COMPETICIÓN PARTIDOS
4. ¿El equipo sufrió alguna lesión durante los partidos de pretemporada?
SÍ
NO
Si es así, ¿cuántas lesiones se produjeron?
NÚMERO DE LESIONES
5. En promedio, ¿cuántos días estuvieron los jugadores lesionados antes de
incorporarse al grupo?
a. 0 días
b. 1-3 días
c. 4-7 días
d. 8-28 días
e. Más de 28 días
6. ¿Está satisfecho con las medidas empleadas para la prevención de lesiones en su
equipo?
SÍ
NO
7. ¿Cree que dispone de los suficientes recursos para medir/cuantificar con
precisión los factores de riesgo de sus deportistas?
SÍ NO
RECURSOS HUMANOS
RECURSOS MATERIALES
RECURSOS TEMPORALES
Carlos Lago Fuentes Página 263
Parte 2: Cuerpo técnico involucrado en el programa de prevención de lesiones:
8. Por favor, especifique cada profesional implicado en el programa de prevención
de lesiones (primero nombre o sólo un código de identificación), su posición
(por ejemplo: fisioterapeuta, médico, preparador físico, readaptador de lesiones,
segundo entrenador, entrenador de porteros, psicólogo, etc.), su grado académico
más alto (FP, graduado, postgraduado, doctor) y su involucración con cada fase
del programa de prevención (diseño, evaluación y aplicación).
PROFESIONAL GRADO DISEÑO EVALUACIÓN APLICACIÓN
Médico
Preparador físico
Fisioterapeuta
Readaptador de lesiones
Entrenador
Segundo entrenador
Auxiliar
Psicólogo
Otro:______
Observaciones:
Página 264 Carlos Lago Fuentes
Parte 3: Percepciones del preparador físico/fisioterapeuta de los factores de riesgo
de lesiones sin contacto:
9. Marque los factores de riesgo que aparecen en la tabla como: “muy importante”,
“importante” o “no importante”.
FACTOR DE RIESGO MUY IMPORTANTE IMPORTANTE NO IMPORTANTE
Lesión previa
Fatiga
Déficit de fuerza
Anatomía/morfología
Genética
Desequilibrios
musculares
Sueño/descanso
Flexibilidad
Psicológico
Condición física
Marcadores sanguíneos
Botas de fútbol sala
Hidratación
Dieta
Tipo de superficie
Temperatura
10. Incluya cualquier factor de riesgo percibido en su práctica que no esté incluido
en el listado anterior, y marque como: “muy importante”, “importante” o “no
importante”.
FACTOR DE RIESGO MUY IMPORTANTE IMPORTANTE NO IMPORTANTE
Observaciones:
Carlos Lago Fuentes Página 265
Parte 4. Test usados para identificar los riesgos de lesión de los deportistas:
11. En tu equipo, ¿cuándo fueron realizados las mediciones para evaluar el riesgo de
lesión en el pasado año?
Sólo durante pretemporada
Sólo durante temporada
Tanto en pretemporada como temporada
No se realizaron mediciones
12. Marque las mediciones para evaluar el riesgo de lesión empleadas este año:
Test funcionales/posturales
Dinamometría isocinética
Test ortopédicos
Flexibilidad
Marcadores bioquímicos
Cuestionarios
RM
Test asimétricos
Otros:________
Observaciones:
13. ¿Crees que un programa de prevención de lesiones reduciría el ratio lesional en
jugadores de fútbol sala profesionales?
SÍ
NO
Página 266 Carlos Lago Fuentes
14. En tu equipo, ¿los jugadores llevan a cabo un programa de prevención de
lesiones?
SÍ
NO
15. ¿Cómo se prescribió el programa preventivo a los deportistas?
Global (todos los jugadores siguen el mismo programa)
Individual (los jugadores siguen programas específicos)
Tanto globales como individuales
Otro:_______
16. ¿Con qué frecuencia se aplicó el programa de prevención de lesiones en las
siguientes situaciones?
Durante pretemporada:
<1 vez/semana 4 veces/semana
1 vez/semana 5 veces/semana
2 veces/semana >5 veces/semana
3 veces/semana Otro:_______
Durante la temporada, cuanto el equipo juega un partido por semana:
<1 vez/semana 4 veces/semana
1 vez/semana 5 veces/semana
2 veces/semana >5 veces/semana
3 veces/semana Otro:_______
Durante la temporada, cuando el equipo juega dos partidos por semana:
<1 vez/semana 4 veces/semana
1 vez/semana 5 veces/semana
2 veces/semana >5 veces/semana
3 veces/semana Otro:_______
Carlos Lago Fuentes Página 267
17. Indique cuál/cuáles de los siguientes parámetros programa a lo largo de la
temporada:
Velocidad de ejecución
Variedad de ejercicios
Volumen
Intensidad
Otros:______
18. Marque los ejercicios que actualmente emplea en el programa de prevención de
lesiones de su equipo:
Ejercicios de gimnasio
Ejercicios funcionales
Pliometría
Pilates
Core (estabilización central)
Excéntricos
Flexibilidad
Equilibrio/ propiocepción
Foam rolling
Específico en pista
Otros:______
19. Basado en su percepción, ordene por importancia los 5 ejercicios más efectivos
para la prevención de lesiones en fútbol sala.
CLASIFICACIÓN EJERCICIOS
1º
2º
3º
4º
5º
Test 1 DEEP SQUAT
Score 1 2 3
Posición
Características Tibia y parte superior del torso no son paralelas.
Fémur no está por debajo de horizontal.
Las rodillas no están alineados sobre los pies.
Flexión lumbar es notable.
Parte superior del torso quede paralelo a la tibia o hacia la vertical.
Fémur está por debajo de horizontal.
Las rodillas están alineados sobre los pies.
Pasador se alinea sobre los pies.
Talones son elevados
Parte superior del torso quede paralelo a la tibia o hacia la vertical.
Fémur debajo de la horizontal.
Las rodillas están alineados sobre los pies.
Pasador alineado sobre los pies
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Test 2 HURDLE STEP
Score 1 2 3
Posición
Características Se produce el contacto entre el pie y el obstáculo.
Se observa pérdida del equilibrio.
Se perdió la alineación entre las caderas, las rodillas y los tobillos.
Se observa movimiento en la columna lumbar.
Pasador y obstáculo no permanecen paralelos.
Las caderas, las rodillas y los tobillos permanecen alineados en el plano sagital.
No se observa ningún movimiento en la columna lumbar.
Pasador y obstáculo permanecen paralelos.
Test 3 IN-LINE LUNGE
Score 1 2 3
Posición
Características La pérdida del equilibrio es notable.
No se mantienen los contactos.
Pasador no permanece vertical.
Pasadores y los pies no permanecen en el plano sagital.
Rodilla no toca detrás del talón del pie delantero.
Contactos con los pasadores se mantienen.
Pasador permanece vertical.
Ningún movimiento del torso notable.
Pasador y pies permanecen en plano sagital.
La rodilla toca detrás del talón del pie delantero
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Test 4 SHOULDER MOBILITY
Score 1 2 3
Posición
Características Más de una mano y media de distancia
A una mano y media de distancia
Puños están dentro de una longitud de la
mano
Test 5 ACTIVE STRAIGHT-LEG RAISE
Score 1 2 3
Posición
Características Línea vertical del maléolo reside debajo de línea de la articulación no movible.
La extremidad permanece en posición neutra.
Línea vertical del maléolo reside entre mediados del muslo y línea de la articulación no movible.
La extremidad permanece en posición neutra.
Línea vertical del maléolo reside entre mediados del muslo.
La pierna de no movimiento permanece en posición neutra.
Carlo
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71
Test 6 TRUNK STABILITY PUSH UP
Score 1 2 3
Posición
Características Incapacidad para realizar una repetición con las manos alineadas con la barbilla.
El cuerpo se levanta como una unidad sin retraso en la espina dorsal.
Se realiza una repetición con los pulgares alineados con la barbilla.
El cuerpo se levanta como una unidad sin retraso en la espina dorsal.
Se realiza una repetición con los pulgares alineados con la parte superior de la cabeza.
Test 7 ROTARY STABILITY
Score 1 2 3
Posición
Características Incapacidad para realizar una repetición diagonal
Realizar una repetición diagonal correcta.
Realizar una repetición unilateral correcta.
Págin
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2
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