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Todas las canciones de amor que siempre sonarán en la radio - Cristina Prada

Date post: 25-Apr-2023
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PortadaDedicatoriaCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24EpílogoNotasAgradecimientosBiografíaCréditos

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Ereslomejorquemehapasadoenlavidayporesocadacosaquehaga,cadapalabraqueescriba,mivoz,teperteneceránsiempre.

1

—Maddie,¿estáslista?—repiteLauren.—Nolosé—musito.Lauren y Álex me miran con los ojos como platos. Yo me siento

sobreeldelicadotaburetedeltocadorymellevolasmanosalacara.«¡Elmaquillaje!», me recuerdo en un grito mental y automáticamente lasseparo.

Afortunadamente,VeraHamiltonhaacompañadoalosestilistasalasalidayEvelynhasubidoaverapapá.Estamossolas.Paraasegurarsedequesigasiendoasí,Álexvacomounaexhalaciónhacialapuertayechaelpestillo.

—Explícanos ahoramismoqué quieres decir con eso de que no losabes—meapremiaLauren—.Vasacasarteenmenosdeunahora.

—Yalosé—respondoalzandolavoz.Estoynerviosísima.—Mealegraqueporlomenossepasalgo—replicadelmismomodo.Yolamirorealmentemalymelevantodeunsalto.Comienzoadar

breveseinconexospaseosyfinalmentemedejocaerenelinmensosofáblanco. De inmediato, Álex se sienta a mi lado y Lauren lo hace en elbrazodeltresillo.Nollevaniunsegundosentadacuandoselevantadeunbrincoycaminadecididahastaunapequeñayelegantecómoda.

—Loprimeroesloprimero—comentacontotalseguridad.Abreelprimercajón,sacasubolsoydelbolso,unapetaca.Seacerca

anosotrasdesenroscandoel pequeño tapónyme la tiende.Álexyyo lamiramoscomosilehubierasalidounasegundacabeza.

—Nome juzguéis—sequeja retirando su ofrecimiento—.SoyunamujerdemundoylapetacaestállenadeMartiniRoyale;esoesuncóctel,noesalcohol,loquemeconvierteautomáticamenteenalguienconmuchaclase.

Sin poder evitarlo, las tres rompemos a reír. Una risa catártica yliberadora que consigue que parte de la presión que siento en mispulmonesseevapore.

Lauren le da un trago a su petaca y me la pasa. Parecemos tresvaquerosdeunaviejapelículadelOeste.Sólonosfaltaunafogatayandarllevandoganadodeunlugaraotro.

—Deberías distraerte—me dice Álex—. Desconectar de todo esto,aunque sólo sea un segundo. Puede que simplemente estés un pocosuperada.

La miro confusa. ¿Cómo se supone que voy a desconectar de mipropiabodaaunahoradecasarme?

—¿Cómolohago?—inquieroexasperada.—Nolosé.Distráete—meapremia.—¿Conqué?—preguntoaúnmásnerviosa.Éstaeslaconversaciónmásridículaquehemantenidoenmivida.—Bentleyyyolohemosdejado—sueltaLaurenenungolpedevoz.Lasdosnosgiramosalavezylamiramosconlosojosmásatónitos

queestesalónprobablementehapresenciado.—¿Qué?—inquieropatidifusa—.¿Cómo?¿Cuándohapasado?Noséaquéquieroquemerespondaprimero.—Ayer.Mutuoacuerdoyestoybien,gracias.—Deesafraselaúnicapalabraqueesverdadesayer—comentaÁlex

robándomelapetacadelasmanos.LaurenlehaceunmohínyÁlexselodevuelve.—¿Por qué no nos lo has contado? —pregunto todavía muy muy

sorprendida.—Porquenoqueríaarruinartuboda…Seinterrumpeasímismayreflexionasobresuspropiaspalabrasun

instante.—En fin, que estaba buscando el momento adecuado —continúa

deslizándosedesdeelbrazodel tresilloalsofá,obligándonosaÁlexyamíamovernos.

Suspirosinpoderdejardemirarla.Nopuedocreerquehayanroto.—Me dais demasiado trabajo —se queja Álex a la vez que da un

trago.—Yonotedoytrabajo—protestaLaurenrecuperandosucóctelpara

llevar.—Yotampoco—comentoindignadísima.—Por favor... «odio aRyan,Ryanme gusta, quiero aRyan, odio a

Ryan otra vez, pero siempreme tiro aRyan»—me responde dejándose

caersobreelrespaldodelsofá.La miro aún más indignada pero inexplicablemente al borde de la

risa.Laurenintentadisimularunasonrisilla,peroÁlexsegirahaciaellayvuelveaquitarlelapetaca.

—Ytúereslapeor.«QuieroaJames,odioaJames,quieroaBentley,odioaBentley,quieroaBentleyperolesigohaciendoojitosaJames.»

—¿Porquénohablamosdeaquién lehaceahoraojitos James?—pregunta Lauren con la clara intención de escurrir el bulto de su vidasentimental.

Yolaasesinoconlamirada.Noeselmomento.—¿Terefieresala«nosésiquieroserlaseñoraRiley»?Laurenasiente.—¿Losabías?—inquieroabsolutamenteperpleja.—Claro que lo sabía —pronuncia con rotundidad—. Todos lo

sabíamos.Creoque lapenúltimapersonaendarsecuenta fueJamesy laúltima,tú.

Lasdos sonríende lomás impertinentesyyo frunzo los labios.Seestánriendoamicosta.Hoynomelomerezco.

—LaúltimaenenterarsefueLauren—comentosocarronarobándolelapetaca.

AhorasoyyolaqueseríeconÁlexyLaurenlaqueasesinaconlamirada.

—Puesnosédequé te ríes—continúaLauren, índiceenalto—.Tuhermano es algo así como un gigoló del amor en nuestra pequeñapandilla.

Álex cesa sus carcajadas por completo, se gira hacia Lauren y lagolpeaenelbrazo.Ellasequejaconun«ay»ylehaceunmohín.Yolasmirosinpoderdejardesonreíryalinstanteambashacenlomismo.

Lastresnosquedamosunossegundosensilencio.—SiJamesfueraungigoló,¿cuántocreéisquecobraría?—pregunta

Laurenabsolutamenteenserio.—Másdeloquetepuedespermitir—sentenciodándoleuntragoasu

petaca.Ella me hace un mohín y Álex aprovecha para robarme la petaca,

aunqueinmediatamenteLaurenselaquitadelasmanos.Suspirohondodenuevo.Noséquéharíasinlaschicas.Ahoramismo

me siento más relajada y, a pesar de todo, he podido desconectar. Sin

embargo,aunqueesloúltimoquequiero,todasmisdudassiguenestandoahí,clavadasenelfondodemiestómago.

—No sé qué hacer —confieso—. Creo que todo esto se nos estáyendodelasmanos.Nadievebienquenoscasemos.

—Esonoesverdad—meinterrumpeÁlex—.Haymuchagentequevebienqueoscaséis.

—¿Tú ves bien que nos casemos? —me apresuro a interrumpirlaexigente,mirándoladirectamentealosojos.

Porprimeravezennuestrarelación,laquepareceelmentalistasoyyo.

Álexabre labocamuyconvencidadispuestaadecir algopero, trasunossegundos,lacierrayresopla.

—Lauren—sequeja.Yosuspiroconfuerza.—¿Lo veis? Mi padre ha venido prácticamente obligado, y sigue

pensando que va a ser un desastre. El suyo está dispuesto literalmente atodocontaldeimpedirestaceremonia.

Quiero parar, pero las palabras atraviesan descontroladas migargantaantesdequepuedacontenerlas.

—Perolopeornoeseso—continúo—.Ryanyyonohemosdejadodediscutir.Avecescreoquenosabemosestarjuntos.

Mesientocomounaauténticaperradesagradecidaporestardiciendoestoenvozalta,peronopuedoevitarsentirmeasí.Estoyaterrada.

—Eso es una estupidez —me espeta Álex—. Puede que tenga misdudas sobre esta boda—se sincera—, pero tenéis que estar juntos, sólosoisfelicessiestáisjuntos.

—Jamás me alejaría de Ryan —sentencio, porque es la verdad—,peronosésipuedocasarmeconél.

Yesotambiéneslapuraverdad.En ese momento llaman con insistencia a la puerta. Las tres

decidimoshaceroídossordos.Seaquiensea,tendráquevolvermástarde.Esta crisis es nivel rojo intenso.Vuelven a golpear la puerta. Lauren selevanta,petacaenmano,dispuestaaecharaquienquieraqueestésiendotaninoportuno,perosefrenaensecoexactamenteenelmismomomentoenqueyodejoderespirar.

—Maddie,soyRyan.

2

Mirolapuertaymelevantosintiendocómometiemblanlasrodillas.Es la última persona que esperaba y esas tres palabras me han puestotodavíamásnerviosa.

—Maddie—vuelveallamarme.Meacercoalapuertaconelpasotímidoytitubeante.Apenasaunos

metros,mevuelvohacialaschicasylespidoconlamiradaquemedejensola.

Álexasientey,viendoqueLaurennosemueve,sinoqueseacomoda,lacogedelamanoylaarrastrahastaelbañomientrasellaselamenta.

Ya sola, suspiro hondo y cubro la distancia que me separa de lapuerta. El corazónme late tan de prisa ahoramismo que creo que va aescapársemedelpecho.

—¿Qué quieres, Ryan? —Obligo a las palabras a atravesar migarganta.

—Maddie,abrelapuerta.Éltambiénsuenanervioso.—Nopuedo.Traemalasuertequemeveasconeltrajedenoviaantes

delaboda.Leoigoresoplaralotrolado.Estámuyinquieto.—Esoesunaestupidez—sequeja—.Ábreme.—Después de todo lo que ha pasado, ¿quieres hacer esto con una

maldiciónencima?Sonrío suavemente. Aunque no lo veo, sé que él también lo está

haciendoalotroladoyautomáticamentemerelajo.Alzo lamanoy toco lapreciosamaderablanca.Enrealidad,quiero

tocarloaél.—¿Hastraídoamipadre?—murmuroconlavozadmirada.Aúnnopuedocreermequehicieraalgoasípormí.—Queríacompensarteporloqueocurrióayer—contestasindudar.—Siqueríashacerlo,sóloteníasquehaberhabladoconmigo.—Sabesquenosemedamuybienhablar.

Sonríoperoesunasonrisafugazyresignadaquenomellegaalosojos. A veces me siento mal pidiéndoselo, como si no fuese capaz deaceptarlotalycomoes,peroesquenopuededejarmesiemprealmargendetodo.

—Losé—susurrotriste—.Todosehacomplicadodemasiado.Ryansuspiraconfuerzaynotocómodejacaerelpesodesucuerpo

contra la puerta. Yo también lo hago. Ha llegado elmomento de ponertodaslascartassobrelamesaysincerarme.

—Cásate conmigo—me interrumpe Ryan como si fuera capaz deleermelamente,incorporándosedenuevo.

El aire se evapora enmis labios.Mehapillado completamenteporsorpresa.

—Séquetodohasidounalocuraytambiénquenotelopongofácil,perocadavezquetehedichoquenosévivirsintocartehasidoverdad,nena.

Suspirodenuevo.Mesientodesbordada.—Ryan…—No sé cómo seguir, así que me decidido por contarle

cómome siento. Llegados a este punto, creo que es lo mejor—. Ryan,estoymuertademiedo.Avecespiensoquetodostienenrazón.Follamoscomo locos y discutimos como locos —sentencio recordando suspalabras—,¿cuántovaadurareso?

—Duraráloquequeramosquedure—replicasinasomodedudas—.Maddie,yo…—sefrenaypuedonotarloinquieto,loaceleradoqueestá—. Joder, sería infinitamente más fácil si abrieras la maldita puerta—protesta—.¡Stevens!—grita.

Sobresaltada,megirohacialapuertadelbañosincomprendernadaymesorprendoaúnmásalencontrarlasalasdosbajoelmarco.Hanestadoescuchandotodalaconversación.

—Esecabronazoeselhombremásrománticodelmundo—comentaLauren secándose las lágrimas con un pañuelo de papel, con muchocuidadodenoestropearseelmaquillaje.

—¡Stevens! —vuelve a llamarla—. Mueve tu culo hasta aquí o tedespido.

Ellaponelosojosenblancoyrápidamentepasajuntoamíyagarrael pomo de la puerta.No entiendo nada.Me hace un gesto para quemeaparteysaleconelmáximocuidado,impidiendocualquierposibilidaddequeRyanveanada.

Les oigo murmurar y finalmente Lauren regresa a la habitación.Cierralapuertaycaminaconunasonrisadeorejaaorejahastamí.Llevaalgoalaespalda.

—¿Qué? —pregunto sin poder contener un segundo más ni misnerviosnimicuriosidad.

—Ryanmehapedidoquetedéestoyquetedigaqueteesperaenelaltar.

Sacasumanodelaespaldaymetiendelagrullaazuldeorigami.Eslamismaquemellevédelaazoteacuandomepropusomatrimonioy lamismaqueutilicéparapedirlequemeperdonara.Lacojoysonríocomouna idiota. Mi mente se pasea feliz por aquella azotea entre todas esasluces y grullas de colores. Suspiro.Ahoramismo sólo puedopensar encuántolequieroyenque,aunqueseacomplicado,pasarlavidaconélesloúnicoquedeseo.

—¿Hayonohayboda?—preguntaÁlexnerviosa.—Sí—respondofeliz.Lastressonreímosexaltadísimas.—Menosmal—comentaLaurenaliviada—.Notehacesunaideade

loguapísimoqueestá.Sillegasadecirqueno,cuandolohubiesesvisto,tehubieraspegadountiroporidiota.

Miamigaasientesupropiateoríaylastresnosechamosareír.EnesemomentoVeraHamiltonentraenlahabitaciónseguidademi

padre. Lomiro y no puedo evitar sonreír de nuevo. Él me devuelve elgesto.Supongoque,aunquenoestédeacuerdoconnadadeesto,verasuhijapequeñadeblancoyfelizlehaablandadounpoco.

—¿Maddie,estáslista?—quieresaberlaorganizadoradebodas.—Sí—contesto.Las chicas se apresuran a cogernuestros ramosde flores.Álexme

entrega elmío ymeguiña el ojo.Cojo la grulla y la escondo entre lasrosasdemiramo.Estoymásnerviosaqueentodamivida,peroalmismotiemposéquevaasalirbien.

Atravesamos la mansión de los Riley y nos detenemos justo en lasalidaaljardín.Veraseadelantaconlaschicasyalospocossegundosuncuartetodeviolinescomienzaa tocarunapreciosaversióndelCanonenRemayor,deJohannPachelbel.[1]

Vera nos hace un gesto y mi padre y yo cruzamos las elegantespuertasdemaderaycristalhaciaeldeslumbranteexterior.Enesepreciso

instantelamúsicacambiayempiezaasonarlaMarchanupcial.[2]Suspirosorprendidaypor unmomento soy incapazde echar a andar.Todo estásencillamenteprecioso.La enormepérgolaque siemprehevisto en estejardínhasidosustituidaporunaaúnmayorque,sinembargo,dejapasarlatenueluzdelamañanademediadosdeseptiembre.Todoestállenodefantásticasfloresblancasy,frentealoscentenaresdeinvitados,selevantaunapequeñatarimademaderaclaraelevadaunpardeescalonesdelsuelo.Como cenador, un juego de sábanas blancas cae desde la pérgola conpequeñas luces escondidas entre ellas.Bajo él estáRyan, y ya no puedomirarnadamás.Laurenteníarazón.Estáguapísimo.Llevauntrajenegrodecorteitalianodetrespiezas,unaelegantecamisablancayunacorbatanegra. Como perfecto remate, una rosa roja a punto de florecer brillaintensaensusolapa.

Cuandonuestrasmiradasseencuentran,mesonríedeesamaneraquecreoquereservasóloparamíymesientollenapordentro.

Al fin comenzamos a caminar. Siento todas las miradas de losinvitados sobremí,pero laúnicaqueme importaes ladeRyan.Aunospasosde la tarima,mipadresedetieneyyo lohagoconél.Ryansaleanuestro encuentro. Me giro despacio hacia mi padre y le sonrío,intentandotrasmitirlelofelizquemesientoenestemomento.

—Muchasgracias,papá—susurro.Élasienteymedaunbesoenlafrente.—Siemprevoyaestaratulado.Séqueconesafrasehaqueridodecirmuchomásqueunsimple«no

me hubiera perdido tu boda».Me está dejando claro que, ocurra lo queocurraconmimatrimonio,siemprepodrécontarconél.

Ryan llega hasta nosotros. Mi padre lo observa un segundo y, aregañadientes, suelta mi mano para ofrecérsela a él. No alarga más elmomento y camina hasta sentarse junto a Evelyn. Ryan me dedica suespectacularsonrisa.Tirasuavementedemimanoymellevaalcentrodelatarima.

—Queridoshermanos,noshemosreunidohoyaquí….Durantelaceremonia,todosonmiradascómplicesysonrisasconlas

chicas,conJamesy,sobretodo,conRyan.Laurennodejadellorar,yantelarisadetodosporlasentrecortadasdisculpasdemiamiga,Bentleyacabaacercándose a ella para darle el pañuelo que asomaba elegante yperfectamente doblado en su chaqueta. Esos dos aún están enamorados,

másdeloquesecreen.—Yo, Ryan Riley, te tomo a ti, Maddison Audrey Parker, como

esposayprometosertefielyrespetarteenlasalegríasyenlaspenas,enlariquezayenlapobreza,enlasaludyenlaenfermedadtodoslosdíasdemivida.

Sonrío como una idiota mirándolo mientras dice cada palabra. Elcorazónmelatetanrápidoquetemodesmayarmeencualquiermomento.Ryan tomamimano con cuidado y desliza sobremi dedo una preciosaalianzadeplatino.

—Yoosdeclaromaridoymujer.Toma mi cara entre sus manos y me besa con una sonrisa en los

labios,lamismaqueestoyseguraquereflejanlosmíos.Todoestoesunalocura,peroesnuestralocura.

3

CaminoentrelasmesasdispuestasalolargodetodoeljardíndelosRiley.Mispasosresuenansobreeleleganteyrelucientesuelodemadera.Miroamialrededordisfrutandodecadarincón.Nomecansoderepetirquetodoestáprecioso.Escomounsueño.

Mientrasloobservotodoconadmiración,sinquererlo,mimiradasecruza con la de Ryan. Está a unas mesas de distancia, charlando conSpenceryloschicos.Sujetaunacopadechampagnerosadoy,alllevárselaaloslabios,sumiradaazulatrapalamíaporencimadelcarísimocristal.

Sonríotímidaydecidoapartarlavista.Ahoramismoestádemasiadoguapocomoparadecirlequenoanada.

Aúnconlasonrisaenloslabios,llegohastalamesadondemipadreyEvelyncharlanconSam.

—Estáspreciosa—diceSamlevantándoseycaminandohaciamí—.Ven aquí y dale otro abrazo a este viejo pesado—añade estrechándomeentresusbrazos.

Meaprietatanfuertequemehacereír.—Déjamedeunapieza—mequejodivertida.Samsonríeymesueltaa lavezquemehaceungestoparaqueme

sientejuntoaél.—¿Adóndevaallevartetumariditodelunademiel?—mepregunta.—Nolosé.Esunasorpresa.Nopuedodisimularloencantadaqueestoyconlaidea.Meparecede

lomásromántico.Evelynsuspirafascinada.Claramente,aella también leparecede lo

másromántico.Seagarraalbrazodemipadrebuscandosucomplicidad,peroélnopareceestarporlalabor.Odioquenoestédisfrutandodeestedía.

—¿Quieresbailar,papá?—inquieroalavezquemelevantodispuestaaanimarlo.

Mipadre sonríe fugaz sinque le lleguea losojos.Vaaponérmelocomplicado.

—Vamos—gimoteo—.HehabladoconelgrupodemúsicayelchicodelpianosesabetodosloséxitosdeJourney.

Aunqueintentadisimularlo,susonrisaseensancha.Sédesobraquees su grupo favorito. De pequeña debo de haber escuchadoDon’t stopbelieving[3]alrededordeunmillóndeveces.

—Estábien—claudica.VamoshastalapistadebailemientrasempiezaasonarFaithfully.[4]

Medetengoenelcentroy,conunasonrisadeorejaaoreja,extiendolosbrazos.Mipadretomamimanoconlasuyaycomienzaamovernos.

—¿Recuerdascuandomesubíassobretuszapatosybailábamosenelsalóndecasa?

Quieroponerlodebuenhumorylosrecuerdosdemiinfanciasonmimejorarma.

—¿Cómovoy a olvidarlo?Te encantaba. Podíamos pasarnos horasasí.

—Peronuncamedejabaselegirlamúsica.—Eso era porque no quería acabar bailando alguna canción de

«BarrioSésamo»—sequeja divertidoypor primeravez en todo el díatengolasensacióndequesonríesincero.

—Graciasporvenir,papá—susurro.—Eresmihija.Haríacualquiercosaporti.Otra vez esas palabras ocultan mucho más sentimientos. Me está

diciendo que ha venido aquí pormí, pero también quiere que sepa queestará a mi lado cuando salga mal. Lo conozco. Está totalmenteconvencido.

—Ryanmehacefeliz.Mipadresuspirasuavemente.—Noquiero tener lamismaconversaciónotravez,pequeñaja,yno

quierotenerlaahora.—Peromegustaríaqueloentendieses—tratodeexplicarle.Necesitoquelocomprenda.Noquieroquepiensequetodoestonoha

sidomásqueunsimplecapricho.—Loentiendo—meinterrumpe.Sonríecondulzurayyoimitosugesto.—Nuncahedudadodequeosqueráis.Loquemepreocupaesquéva

apasarcuandotododejedeseremocionanteynuevoysevuelvareal.Yahíestáloqueverdaderamenteleinquieta.Siguepensandoquese

cansará de mí. Lo miro pero no sé qué decir. No voy a negar que yotambiénhesentidoesemiedo,quelosentíenlahabitaciónconelvestidode novia ya puesto; pero al mismo tiempo sé que Ryan hará todo loposibleporquesalgabien.

LarisadeLaurenaunospocosmetrosmesacademiensoñación.Mevuelvo justoa tiempodevercómoSamlahacegirarsobresímismaalritmodelamúsica.

—Erestodounconsumadobailarín,SamuelWoodson—lediceconsuvozmáspizpireta.

Elmejoramigodemipadrelesonríemásquesatisfecho.—¿Cambiodepareja?—proponemiamiga.Asiento ymiro ami padre. Él se separa demí pero rehúsa con un

levegestodemanolainvitacióndeLauren.—¿Vas a decirle que no?—pregunta Sam sorprendido—. ¿Cuántas

vecescreesquetevasaverenlasituacióndequeunachicadeveintipocostepidaunbaile?

—SeñorParker,mesientoofendidísima—protestaLaurendivertida.—Losiento,preciosa—sedisculpamipadre—.Quizádespués.Lostresobservamoscómosemarchadevueltaasumesa.Sampone

losojosenblancoyresopla.—Notepreocupes—medice—.Esungruñón.Selepasará.—¿Deveraslocrees?Odioverloasí.—Sólonecesitaacostumbraseaquesupequeñajayanoseasuya—

sentenciaconunasonrisacómplice.Yonopuedoevitarsonreírtambién.Apesardetodo,meesimposible

disimular lofelizquemehaceelsimplehechodepensarqueRyanyyoestamoscasados.¡Casados!

—Sam tiene razón —comenta Lauren mientras observamos cómoahoraélsealejatrasmipadre—.Acabaráentendiéndolo.

Asientoylacontemploaúnconlavistaperdidaenelfondodelasala.Enesteprecisoinstanterecuerdoquetengounasorpresagenialparaella;dehecho,meextrañaquenoselahayacruzado.Peroentoncescaigoenlacuenta de que tenemos un tema más importante que tratar. Puede queestuviera a punto de sufrir una crisis nerviosa, pero es imposible queolvidelabombaquesoltó.¡Bentleyyellahanroto!

—¿Ytúquetalestás?—pregunto.

Laurenmemirayresopla.—Apuntode rogarle al camarerootro trozode tartademousse de

chocolate,grosellasysavia.Sonríofugazyellatambiénlohace.—¿Quieresquehablemosdeloquehapasado?Niegaenérgicaconlacabeza.—No.QuizáenunosdíastellameborrachaconlamúsicadeBonnie

Tyler a todo volumen y tengas que venir a casa a impedir quemeta lacabezaenelhorno—bromea—,perodemomentoestoybien.

—Siemprehassidomuysentida—respondosocarrona.—Esmipartelatina.Lamiroconelceñofruncidomientrasella,comosinohubieradicho

nadafueradelocomún,sealisaelvestido.—Túnotienessangrelatina—mequejo.—¿Qué?—respondeindignadísima—.CuandolleguéaNuevaYork,

vivíenelHarlemhispanosietemeses—continúacomosiesoyalehicieramerecedora,porlomenos,deunGrammyLatino—ymivecinasiempreescuchaaPitbull.

No puedo evitarlo más y me echo a reír. A los segundos, ella mesigue.

—Tengo una sorpresa para ti —le comunico cuando nuestrascarcajadasserelajan.

Laurenmemiraextrañada.Yoechounrápidovistazoamialrededor,latomodelamanoylaobligoacaminar.

—¿Adóndevamos?—mepregunta.—Abuscartusorpresa.Atravesamoseljardínyllegamosalotroextremodelacarpa,donde

ungrupodeinvitadosdisfrutadeldeliciosochampagne.Lesueltolamanoy echo un nuevo vistazo, esperando encontrar a Thea. ¿Dónde se habrámetido?

—¿Sabes?Esciertoqueestoyalgodeprimida—comentaconlavistaclavadaensusManolosdeestreno—,perodespuésmiroestoszapatosysemepasa.

Ante eso no tengo más remedio que sonreír, aunque sigo muyconcentrada buscando la sorpresa. Cuando al fin la veo, doy unaspalmaditasymegirohaciaLauren.

—Quieroqueconozcasaalguien—ledigoconunasonrisaenorme.

—¿Ésa es mi sorpresa? —pregunta decepcionada—. No quieroconoceranadie—refunfuña.

—¿Sabesquepuedesquedarteloszapatos?Laurenlanzaunasonrisillayseolvidadesusreticencias.—Losé.Yotambiénsonrío.—Vamos—laanimo.Tiro de su mano y caminamos unos metros más hasta llegar a la

barra.—EsunconocidodeThea—leaclaro.Ella asiente sin prestarme atención, colocándose bien el fajín rojo

querecorrelacinturadesuvestido.Me giro emocionada y toco en el hombro del chico que habla con

Spencer.Élmesonríeyyoledevuelvoelgesto.—Gordon,tepresentoaLaurenStevens.Doy un paso atrás para que Lauren pueda verlo y se saluden, pero

ella, que sigue atareada con su vestido, no le presta la más mínimaatención.

—Lauren,élesGordonSumner,aunquequizátúloconozcasmejorporSting.—Concluyolapresentaciónmoviendolasmanoscomosifueralaasistentedeunmagodelosochenta.

Lauren alza lamiradaboquiabierta.Tratade articular palabra, peronoescapaz.Yosueltounarisilla.Sabíaquesequedaríaalucinada.Nolaculpo.EstamosdelantedelhombrequeescribióRoxanne.[5]

—Osdejarésolos—medisculpo.—Theameha comentadoque crees que estoydeprimido—leoigo

decirdivertidoanteunapetrificadaLauren.Mientras me alejo, tomo la falda de mi vestido y la levanto

delicadamente.Noquieroqueseensucie.—SeñoraRiley—mellamancuandosóloheavanzadounosmetros.Con sinceridad, me detiene su voz, no la manera en la que me ha

llamado.AúnnomeheacostumbradoaserlaseñoraRiley.MegiroconlasonrisapreparadayRyansaleamiencuentro.—SeñoraRiley—repitesatisfecho.—¿Sabes?—replicodejándomeenvolverporsusperfectosbrazos—,

creoquemegustabamásserlaseñoritaParker.Suenamáspervertido.Ryanme dedica sumedia sonrisa y se inclina sobremí. Su cálido

alientobañasuavementeellóbulodemioreja.—Esoesporqueaúnnotelohellamadocuandoestemosdesnudos—

mesusurrasensualypeligroso—.Créeme,vaahacerquetecorrassinnisiquieratocarte.

Ahogounsuspiroenunasonrisanerviosay,acambio,recibolasuyaabsolutamentepresuntuosayespectacular.

—Estáspreciosa.—Tú tampoco estás mal —comento acariciando con dulzura su

corbatanegra.Ryan alza lamano ymemete unmechón de pelo tras la oreja.Yo

sonríotímidaylomiroatravésdemispestañas.Nosésilasdoscopasdechampagnequemehe tomadoaescondidasencontrade laprescripciónmédica, verlo tan increíblemente guapo o el hecho de que acabemos deconvertirnosenmaridoymujer,perosientoquemicuerpobrillacomosiestuvierahechodelucesdeneón.

Sinapartarsumanodemimejilla,seinclinadenuevosobremí.—Nomelopongasmásdifícil—susurrasalvaje, indómito,sensual

—.Yameestácostandounmundonoabalanzarmesobreti.Memuerdoellabioinferior.Yomesientoexactamenteigual.Ryantirademimanoparaquelosiga.Creoquenosdirigimosala

pistadebaile,perolapasamosdelargo.—¿Adóndevamos?—preguntodivertidacuandosalimosdelacarpa

yentramosenlacasa.—AdesenvolvermiregalodeNavidad.Genial.Llegamosalapuertadelpequeñosaloncitodondemepreparéconlas

chicas.Ryannoshaceentrarycierralapuertatrasnosotros.Yoandounospasos y vuelvo a perderme en la elegancia de la habitaciónhasta que elsonido sordo del pestillo devuelve todami atención al señor Riley.Meobservasexy,hambriento,mientrascaminaconpasodecididohastamí.

Susojosazulesseoscurecenhastaparecercasinegros.Sinmediarpalabra,atraviesaladistanciaquenossepara,meestrecha

contrasucuerpotomándomeporlascaderasymebesaconfuerza.—Joder,llevoesperandoestemomentotodoelmalditodía.Alzalamanoylasumergeenmipelo.Sonríellenodesensualidady

tiraconfuerza,obligándomealevantarlacabeza.—Llevohorasviéndote conestevestido—susurra con sus labios a

escasos centímetros de los míos—, imaginando cómo voy a quitártelobotónabotón.

Mebesaintensounasolavezymegirabruscoentresusbrazos.Meaparta el pelo y lo deja caer hacia delante. Me da un dulce beso en elhombroysusuavealientocalientamipielbajolatela.

Suspirobajitoysusonrisavibraatravésdemicuerpo.Colocasusdedosenminucaylosbajaacariciandomiespalda.Una

corrienteeléctricameestremeceasupaso.Suspirodenuevoyélvuelveasonreír.—Ryan—susurro.Pero él no contesta. Sus hábiles dedos comienzan a desabrochar la

interminable filadediminutosbotones ami espalda.Desliza lasmangaspor mis hombros y el vestido cae a mis pies, dejando mi sugerentelenceríadenoviaaldescubierto.

Ryan exhala todo el aire de sus pulmones brusco y despacio. Meestrecha aún más contra su cuerpo y, lentamente, hunde su nariz en mipelo.

—Joder,eresunputosueño—murmuraconlavozmássensualqueheoídoenmivida.

Susmanosrecorrenávidasmiscostadosyseagarranconfuerzaotravezamiscaderas.SusdedossehundenenlasuavesedadelalenceríadeLaPerlayyogimoabsolutamenteextasiada.

Comienza a besarme el cuello... besos largos y húmedos quesensibilizanmipielymeexcitantodavíamás.Bajasumanopormivientrehastaesconderlaenla teladeencaje.Memuerdeconfuerzaydeslizaundedoenmiinterior.

—Ryan—vuelvoasusurrar.—¿Quéquieres?—preguntatorturadoramiespalda.Antes de que pueda responder, me embiste con los dedos y mis

palabrasseevaporanenunlargogemido.Suotramanosubehastamispechos.Sedeshacedelacopaytomaun

pezón entre sus dedos. Suspiro con fuerza tratando de controlar mirespiración.Literalmentemeestoyderritiendoentresusbrazos.

Mebesaelcuellosindejardetorturarmeconsusmanos.Gimodenuevo.—¿Quéquieres,Maddie?—repiteexigente.—Ati—musitoantesdequemimenteseesfumeporcompleto.

Ryanmegiraentresusbrazosymebesadesbocado.Yolerespondoynuestrasbocasseacoplanperfectamente,rápidasydesesperadas.

Nosllevahastaelsofáymeobligaatumbarme.Sinembargo,cuandocreoqueélvaahacerlosobremíycalmarmipielenllamas,mesonríeconmaliciaysequedadepie.

—Ryan—susurroconlavozquejumbrosa,rotadedeseo.—¿Qué?—respondearrogante.Eseldiosdelsexoyelreydelatorturamásexquisitaysensual.Involuntariamente,juntolosmuslosbuscandoladeseadafricciónque

él me está negando y mis manos acarician titubeantes y nerviosas miestómago.

—Ven—lepidoenunhilodevoz.Ryanniegadespacio con la cabeza conunapeligrosay sexymedia

sonrisa en los labios. Gira sobre sus pasos y camina hasta uno de losmuebles.Tomándosesutiempo,comosibuscasequeacabeardiendoporcombustiónespontánea,sequitalachaquetayelchaleco.Elgestohacequesuespaldaseestirebajolacamisaamedidayyopuedacontemplarcadaperfecto músculo que armoniza sus movimientos. Sin que esa mediasonrisa tan dura abandone sus labios, deshace el nudo de su corbata, sedesabrochalosprimerosbotonesdelacamisaysequitalosgemelos.Seguarda las carísimas piezas de platino en el bolsillo y, poco a poco,consciente de que no puedo levantarmis ojos de él ni unamilésima desegundo, se remanga las mangas dejando al descubierto sus perfectosantebrazos.Aúnnoestádesnudoyyasientoqueestoydelantedeunpurasangredelsexo.

Se sirve una copa de Dom Pérignon Rosé helado. Acariciasuavementemiveloy,conunamisteriosasonrisa,locoge.Conpasolentoymasculino,regresahastamí.

—Eresmiregalo—meadvierteconsus impresionantesojosazulesclavadosenlosmíos.

Yoasiento.Estoyhechizada.—Puesquierodisfrutardeti—concluye.Se sienta en la pequeña mesa de centro blanca. A poco más de un

metro demí. Sin liberarmimirada de la suya, da un nuevo sorbo a sucopayladejasobrelamadera.

Yo lo observo intentando adivinar qué es lo que está pensado, quétieneplaneadoparamí.

—¿Quieresquemetoqueparati?—preguntotímida.Élmededicasumediasonrisaalavezque,despacio,vareliandola

suaveteladetuldelveloensusdosmanos.—No—responde.No aparta sus ojos azules demí ni demi cuerpo. Sumirada es tan

intensaqueporunmomentosientoquesonsusmanosysuspirobajito.Ryanledaunnuevosorboasucopa.—Venaquí—meordena,ytodomicuerposerelame.Instintivamente sé que quiere queme arrodille y así lo hago. Ryan

sonríedenuevoduroysexy.Alzalasmanosypasaelvelopormicuello,empujándomesuavementehaciaél.Yosuspirootravez.Eldeseomeestáconsumiendo.

—Eres mía —me dice con sus ojos azules dominándolo todo—.¿Sabesloquesignificaeso?

Asiento.Significaquelequierocomonuncapenséquepodríaquereraalguien.

—Significaquetodoloquenecesitoerestú,Maddie.Suspalabrasrebosanseguridadymellenandeunamaneraaúnmás

completa.Mebesaconfuerza.Saboreoelchampagnedesuslabiosytodomedavueltas.

—Levántate—meordena.Sindudarlo,hagoloquemedice.Ryansueltaelvelodeunadesus

manosylatelaacariciamipielcalientehastaqueelextremocaealsuelo.Alzalacabeza.Sumiradametraspasaymedomina.Seinclinasobre

mi estómago. Estoy excitada y nerviosa. Ryan sonríe viendo cómo micuerporeaccionaalsuyoy,consuavidad,mebesajuntoalombligojustoantesdelevantarse.

Elevo la mirada y me relamo observándolo. Es un maldito diosgriego.

Tomaelveloymeloponesobrelacabeza.Mesorprendocuandosushábilesdedosvuelvenacolocármeloenuninstante.

Mededicaotravezsusonrisamáspeligrosa.Sumanobajadespacioacariciándome el cuello, la curva de mis pechos y mis costados hastallegaramiscaderas.

—Eres la novia perfecta —susurra con sus ojos azules llenos dedeseo.

Suspiro con fuerza. Todo esto es tan sensual queme abruma.Ryan

alzalasmanos,tiradelveloynoscubreconélalosdos.Sonríetraviesoysehumedeceloslabios.

—Tedeseo—sentencia.Toma mi cara entre sus manos y me besa desmedido. Nos tumba

sobre el sofá sin separar sus labios de los míos. Sus manos recorrenávidasmicuerpo.DeslizasusdedosentreladelicadalenceríaymipielybajamisbragasdeLaPerla.

Gimo.Elvelonosrodea.Memuerdeconfuerzaelcuello.Subocasepierde

enmipiel.Todomicuerposearquea.Siguebajando.Torturador,besamiestómagodejandoquesucálido

alientoysumiradamedominenporcompleto.—Ryan—susurro.Medaunbesoenelcentrodemisexo.Lapielmeardeylasangre

merecorreenterahúmedaycaliente.—Ryan—susurrounavezmás.Esmimantra,mipalabrasagrada,todomiplacer.Desliza dos de sus dedos y los introduce dentro demímientras su

lengua…joder,sulenguaeslomejordetodo.Gimoconfuerza.Susdedosbombeanenmiinterior.Sientocalor.Muchocalor.Sus besos son largos y húmedos. Me acarician suaves y salvajes,

haciéndomesentirplacerpuro,sinadulterar.Estoyenelparaíso.Ryanrodeamiclítorisconsuslabios,tirasuavementedeélytodomi

cuerposemecebajosuboca.Nopuedomás.Una corriente eléctrica me sacude, me recorre entera y me hace

explotar llena de amor, excitación y un deseo capaz de iluminar todoNuevaYork.

Abro los ojos justo a tiempo de ver cómo Ryan, destilando unalujuria cautivadora, avanza por mi cuerpo. Me mira directamente a losojos suspendido sobre mí y sólo puedo rendirme. Estoy hechizada.Levanto lamano despacio y aúnmás despacio le aparto el pelo castañoclarocasirubioquelecaedesordenadosobrelafrente.

—Ahora voy a follármela, señora Riley —murmura

amenazadoramentesensual.Yo sonrío abrumada. Tenía razón. He estado a punto de llegar al

orgasmosóloconlamaneraenlaquehapronunciadomireciénestrenadoapellido.

Dejaqueelpesodesucuerpocaigasobreelmíoyserecolocaentremis piernas. Tímida, extiendo mi mano y acaricio su perfecto torso.Continúobajando,dejandoqueeldeseomeguíe,yllegohastaelsensualmúsculoquenaceensucaderaysepierdebajosuspantalones.

Susojossevuelvenaúnmásazules,másbrillantes,comosi la solaidea de que vaya a volver a estar dentro demí consiguiese que toda lapasión y las emociones que siempre nos rodean se hiciesen aún másfuertes,másindomables.

Mueve su mano y la lleva a la mía, que torpe y nerviosa intentadesabrocharlelospantalones,ylohacemosjuntos.

Ungruñidosuaveymasculinoatraviesasugargantacuandocojosumiembroyloaprietoconsuavidad.

Mirespiraciónseacelera.Sumiradameabrasa.Sumanosobrelamíaguíasupoderosaerecciónhastamisexoyla

haceentrarentera,deungolpe,brusco,ytodomicuerposearqueacomorespuesta.

—Ryan—gimo.Comienza a moverse rápido. Me embiste con fuerza haciendo que

nuestros cuerpos acoplados a la perfección se deslicen el uno sobre elotrounayotravez.

Gimomásalto.Elritmoesdelicioso.Perturbador.Unalocuradesudoryplacerque

estáacabandoconmigo.Ryansehundecadavezmásprofundo.Girasuscaderascuandosaley

todoseintensifica.Gimo.Gruñe.Grito.Seaferraamiscaderasmientrasmebesael cuelloconveneración.

Memuerde.—¡Dios!—gritoextasiada.Ryan sonríe contra mi piel. Sin duda alguna, era la reacción que

esperaba.

Siguemoviéndose.Micuerposetensa.Cadavezmásfuerte.Yantesdequepuedacontrolarme, estalloenun increíbleorgasmo.

Mi cuerpo se llena de luz y se retuerce entre sus manos, su boca y suincreíble y fuerte polla que me trasporta a un mundo de placerabsolutamentedeslumbrante.

Ryan se agarra aún más posesivo, acelera el ritmo y, con unaestocada brillante y certera que vuelve a sublevar mi conmocionadocuerpo,sepierdeenmiinterior.

—Joder—gruñedejándosecaersobremí.Yosonríoenplenadichaposcoital.Nuestraprimera sesiónde sexo

desenfrenadocomoseñoryseñoraRileyhasidosublime.Nos quedamos unos minutos así. El velo está esparcido a nuestro

alrededor. Ryan hunde la nariz en mi cuello y aspira con suavidad.Finamente,alzalacabezaysusimpresionantesojosazulesseposansobrelosmíos.

—Parecequetehasdivertido—comentasocarrón.Imagino que mi cara de absoluta felicidad ha sido una importante

pista.Asiento con una sonrisa de oreja a oreja y mi gesto se contagia

automáticamenteasuslabios.Sinembargo,esteestadoderelaxabsolutonoduramucho.Ryanme

da un intenso beso en los labios, pero, antes de que pueda reaccionar yatraparloentremisbrazos,selevantadeunsalto.

—Vístete —me ordena dulcemente, recuperando sus bóxers y suspantalonesdelsuelo.

Me quedomirándolo boquiabierta. Nunca deja de sorprenderme suinconmensurableenergía.Esoyqueestágloriosamentedesnudo.

—Elaviónnosestáesperando.Sucomentariomesacadeungolpedemiensoñación.—¿Elavión?—planteosorprendida.Ryanme sonríe, divirtiéndose claramente ami costa, y yome doy

cuenta de lo tonta que soy. Hoy salimos de luna demiel. Al caer en lacuenta, me levanto de un salto con mi feliz sonrisa de vuelta. Estoydeseandosaberadóndevamos,ademásdequelaideadepasarquincedíasconRyan paramí solita, aunque fuese enmi apartamento, no puede ser

mássugerente.Recupero mi ropa interior y me la pongo rápidamente. Él ya ha

vueltoavestirse,sóloquehaprescindidodelacorbatayelchaleco,y,antesu divertida mirada, corro hacia la cómoda y busco la ropa que trajepuesta:mis vaquerosmás gastados, una camiseta de seda color vainillaconpájarosestampadosymisConverse.

Estoysentadaenelsofáanudándomelaszapatillascuandocaigoenlacuentadealgo.Notengoaquímiequipaje.Deacuerdoquenoséadóndevamos,pero,seadondesea,necesitaréropaymicepillodedientes.

—¿Vamosdirectamentealaeropuerto?—inquieroalgoconfusa.—Sí—respondesinmáscon lamiradaperdidaen lapantalladesu

iPhone.Selevetanconcentradoqueapuestoaqueestácomprobandoemail

de trabajo.Esperoqueennuestra lunademiel seacapazdedesconectar.Necesitadescansar.

—PerotengoquepasarporChelseayhacerlamaleta—replico.—Tus maletas ya están en el avión. La señora Aldrin preparó el

equipajedelosdos.¿En serio? Coloco las dos manos en el sofá y me apoyo en él

tensando los brazos. No sé si me siento del todo cómoda con eso. Mehubieragustadodecidirquéropallevarmeamipropialunademiel.

Ryanmeobservamientrasterminadecolocarsebienlachaquetaconesegestotanmasculinodedarseuntiróndelassolapas.Debeadvertirquealgonoterminadeconvencermeporque,altiempoquecaminahastamí,sequitalaflordelachaquetaylahacegirarentresusdedos.

Alzo la cabeza y sus ojos azulesme atrapan.Ryanmeda la rosa ysonríe.

—Nolopiensesmás.Notieneningunaimportancia—susurra.Supongo que tiene razón. Además, no pienso dejar que nada me

estropeeelbuenhumor.Tomamimano, salimos de la habitación yme guía a través de la

casa.—Espera—ledigotirandodesumanojustoantesdequecrucemos

lapuertaprincipal—.Nopodemosmarcharnossindespedirnosdenadie.Ryan sonríe dejándome absolutamente claro que sí, que podemos

hacerlo,ynoshaceseguircaminando.—Puedesmandarlesunmensaje—comentaburlón.

—¡Ryan!—mequejodivertida.Élsegiraytirademítomándomeporlascaderashastaquenuestros

cuerposchocan.Suspirobajito,sorprendidaporelcontacto,yRyanexhaladespaciotodoelairedesuspulmones.

—Noveoelmomentodealejarmedelmundoyllevarteconmigo—susurraconsuvozmásmasculinamientrassusojosincreíblementeazulesdominanlosmíos.

Sonrío nerviosa. ¿Qué puedo decir a eso? Acaba de dejarme sinargumentos.

Ryanseinclinasobremídispuestoabesarme.Involuntariamentemisojos bailan de los suyos a sus labios. Pero, en el último segundo, mededicasuespectacularsonrisayseseparademí.

—Vamos—dicetirandodenuevodemimano.Yoresoplomalhumoradacomounaniñapequeñaquesehaquedado

sincarameloyesosólohacequesusonrisaseensanche.Caminamosporelsenderodepiedraquellevaa laenormecancela.

De fondo se oyen risas y al grupo tocar grandes éxitos de los ochenta.Jamestienequeestarencantado.

EstamosyaaunospasosdelagrandiosaverjacuandoveoaÁlexyCharlie entrar de lo más acaramelados. Él se queda rezagadoabsolutamenteapropósito,tiradeellaylaestrechaentresusbrazos.Losdostienenunasonrisadeorejaaoreja.Debendehaberechadoelpolvodesusvidas.

Alvernos,Álexseseparaavergonzada.—¿Quéhacéisaquí?—preguntaalisándoseelvestido.—Podría preguntar lo mismo —respondo con una sonrisilla

impertinente—,perocreoquenoquierohacerlo.Me lo estoy pasando de cine haciéndole pasar un rato de lo más

bochornoso.MegirohaciaRyanbuscandounamiradacómplice,peroélestámuy

concentradoensuteléfono.—¿Yaosmarcháis?—inquieremiamiga.—Sí—respondoconfirmándolemirespuestaconunmovimientode

cabeza.Nopodríaestarmásnerviosayencantada.—Genial —continúa Álex tratando de tornar el foco de atención

descaradamente.

—Tenemos que irnos—nos interrumpe Ryan con un tono de vozimperturbable,obligándomeavolveraandar.

Sospecho que ahora mismo no quiere estar cerca de ningúnHannigan.

—Llámame cuando regreses —se despide Álex a mi espalda—.CelebraremosestabodacomoDiosmanda.

MegirosindejardecaminardelamanodeRyanysonrío.—Cuentaconello—casigritoparahacermeoír.AtravesamoslacancelayenseguidavislumbroeleleganteAudiA8

esperándonosapenasaunospasos.—Veoqueloteníastodocontrolado—comentoburlona.Ryansevuelvehaciamíconunasonrisadelomássexypreparaday

me guiña un ojo insolente. Está claro que no iba a permitir que se noshicieradenochebailandoenesacarpa.

Finn nos recibe con una discreta sonrisa y nos acomodamos en laparte de atrás del coche. El motor ruge suavemente y en unos pocosminutos nos incorporamos a la carretera principal. Suena una suavecanción.CreoqueesCoolkids,deEchosmith.[6]PorlaventanillaobservocómonosalejamosdelcarísimobarriodeGlenCove.Megirodenuevoymiro a Ryan. Sigue concentrado en su teléfono. Apoyo la cabeza en elrespaldodelelegantesillóngrisymepermitocontemplarlo.Mepreguntosialgunavezdejarédesentirtodoloquesientocuandolomiro.

—¿Hablastecontumadre?—preguntomuyresuelta.Notengoningunaintencióndediscutir,peronecesitosabercuálesla

situación.Noquieroquevuelvaaserunproblemaentrenosotros.Ryanexhalatodoelaireconfuerza.Noquieretenerquehablar.—Séquenotegustatenerquehablar,pero...—Novamosahablardeesto—meinterrumpearisco.Suspiroconfuerza.Nopuedocreermequesólollevemosunparde

horas casados y ya me esté chocando otra vez con la misma pared.Aunque,porotraparte,noséquéesperaba,¿quenosdeclararanmaridoymujerycambiaraporartedemagia?

Ryan me mira, vuelve a resoplar y, tomándome por sorpresa, meagarradelascaderasymecolocaensuregazo.Heperdidolacuentadecuántasveceshahechoesoenlapartedeatrásdeestecoche.

Meobservaunsegundoperonodicenada.—Ryan—mequejoantesusilencio—,estoesimportante.

—Maddie,noquierohablardeesetemaymuchomenosahora.Estácomenzadoacansarse, lo sé, asíque lomiro sopesandocómo

continuar.Tengoquehacerlapreguntaquerealmentemepreocupa.—¿Qué va a pasar con Miles Hannigan? —inquiero con la voz

tímida.Nosécómovaareaccionar,peronecesitoasegurarmedequenovaa

dejarloenlaestacada,aunquefrancamenteentenderíaquelohiciese.Ryanclavasusojosenlosmíos.Sumiradasehavueltocasimetálica.—Maddie—me llama con suvoz sensual ymasculina a la vezque

sumergesumanoenmipeloymeaproximaaúnmásaél,dejandoquesusojos azules se queden peligrosamente cerca de losmíos—, no vamos amalgastarunsolosegundohablandodeesto.

Mebesaconfuerzayyomedejobesar.Cuandoseseparademí,sumiradasigueatrapandolamía.

—Prométeme que no vas a dejar que lo pierda todo —le digoapartandomisojosde los suyosy clavándolos enmisdedos, quehacendibujosconcéntricosensuchaqueta.

Noquieromirarlo.Surespuestamedademasiadomiedo.Ryanmemeteunmechóndepelotraslaorejaydejaqueelreverso

desusdedosacariciemimejilla.—Ya hemos llegado al aeropuerto —susurra bajándome de su

regazo.Suvozhacambiado.Suspiro bajito y observo cómo el coche se detiene a unos pocos

metros del jet privado.Ryan se baja antes de quepuedadecir nadamás.Cuandolohagoyo,locontemplocaminarhastaelpiedelasescalerillas,donde lo espera el capitán.Despuésdehablar con él, lanza la vista a sualrededor y nuestras miradas se encuentran. La brisa revuelve su pelocastañocasirubio.

—LosHannigansonimportantesparamí.Séqueestádolidoytambiénséquetienemotivos,pero,aunasí,no

puedopermitirquehundaaMilesHannigan.Soncomomifamilia.—Créeme,losé—respondesinasomodedudas.Respiroaliviadamentalmente.Deformaegoísta,esperoque,aunque

sóloseapormí,ayudeaMilescomohabíapensadoyevitequecaigaenlaruina.

Ryanme tiende lamano.Yocaminohastaély,sindudarlo, lacojo.

Nopiensovolverasacarestetema.Confíoenél.Marienos saluda solícita encuantoentramosenel avión.Ryannos

guíahastalosmullidosasientoscolorcremaynosacomodamosenellos.Laazafataregresaunosminutosdespués.Nosdejasobrelaelegantemesade centro la prensa del día, varias revistas y dos botellas de agua SanPellegrino sin gas.Le doy las gracias y ella sonríe a la vez que asientesuaveyprofesional.

—Quetenganunbuenvuelo,señoresRiley—sedespide.Sonríocomounaidiota.¡SoylaseñoraRiley!Aúnnopuedocreerlo.Nosabrochamosloscinturonesyelavióndespegasuavemente.—¿Vasadecirmeyaadóndevamos?—preguntosinpoderdisimular

lafelicidadquemeinundaahoramismo.—Lacuriosidadmatóalgato—respondeRyanrevisandolasección

económicadelTimes.EsohasonadoaamenazamuyalestilodeRyanRiley.—¿Algato?—inquieroimpertinente.—Másbienalagatita—replicasocarrón.Lomiroboquiabierta,tanindignadacomodivertida.Estoyapuntode

decirle loqueestagatitapiensahacercuandomimóvilmeavisadequetengounnuevomensaje.

Tehasalvadolacampana,Riley.Ryansonríe.Apuestoaquesabeloqueestoypensandoahoramismo.Finalmentemirolapantalla.EsLauren.

Nopuedocreerlo.Stinghaidoabuscarmeunacopa.SonríoyRyanmemiracurioso.Nopiensodecirunapalabra.—¿Unmensaje?—pregunta.Asiento.Dondelasdan,lastoman.Ahoramismosonríoconmalicia

mentalmente.Éltambiénsonríey,ladeandolacabeza,seinclinaligeramentesobre

mí.—¿No tienes nada que decir? —susurra con esa voz tan

amenazadoramentesensual.—No,lagatitanotienenadaquedecir—replicoinsolente.Ryansehumedeceloslabiosyvuelveasonreírdeesaformatansexy,

peligrosa y descarada que cortaría la respiración a cualquier chica.Me

coge de lamanoy tira demí, obligándome a levantarme. Sin decir unapalabra,atravesamoseljet.Ryanabrelapuertadelbañoynosencierraalosdosenél.

Daunúnicopasoymeacorralacontralapuerta.—Talvezdeberíarecordarlealagatitaquiénmandaaquí.Colocasusmanosenmiscaderasyeliminacualquiercentímetrode

aireentrenosotros.Nuestroslabiosestánmuycercaysucálidoalientoseentremezclaconelmío.Tienelosojosmásazulesdelmundo.

Alzolacabezadispuestaabesarlo,peroenelúltimoinstanteRyanseaparta. Yo suspiro frustrada. Él me mira y sonríe arrogante. ¿Quién secreequees?Nopuedetratarmesiemprecomosimetuvieraenlapalmadelamanoyencimapresumirdeello.

EstoyapuntodelargarmecuandoRyanmetomadelasmuñecas,meempujadenuevocontralapuertaymelassujetaporencimadelacabeza.Mesonríeunavezmásymebesacon fuerza.Yoquieroprotestar,deciralgo,peroacaboirremediablementerendidaaél.

Sujetamisdosmuñecasconunasoladesusmanosa lavezquemeobliga a abrir las piernas con la suya. Baja su mano acelerada yhambrienta por mi costado. Desabrocha el botón de mis vaqueros y sedeslizaenmiinterior.

Deja caer su frente contra la puerta y los suspiros de los dos sesolapanenlapequeñahabitación.

—Mevuelvelocoquesiempreestéslista—gruñe.Seseparalosuficienteparaquesusojosatrapenlosmíosycomienza

amoversusdedos.—Ya es hora de que te vengas conmigo al Club de las Alturas—

comentasocarrón.Melevantaapulso,mesientaenellavaboy,consuscaderasentrelas

mías,sóloexistimoslosdos.

Mientrasnosarreglamoslaropa,medaunpocodevergüenzapensarqueMariepuedasaberexactamenteloquehemosestadohaciendo.Aunquelo cierto es que parece de lomás profesional, e imagino que no soy laprimera chica a la que Ryan echa un polvo entre las nubes. Sacudo lacabeza,nomehagustadonadaesaidea.

—El mensaje era de Lauren —comento para distraerme del

pensamientotanpocoagradablequeacabodetener.Ryansonríe.—Estáemocionadísima—continúo—.Graciasporhaberhechoque

conozca a Sting—añado dando un paso hacia él y colocando mis dosmanossobresupecho.

—SpencermecomentóqueTheaconocíaasumujer,asíquehasidorelativamente sencillo —contesta como si nada, pero de pronto parececaerenlacuentadealgoymemiraconexpresióndivertida—.¿RealmenteStevenscreequeestádeprimido?

Asientocontagiadadesuhumor.—Esehombresabepracticarsexotántrico.Moriráfeliz—sentencia.Yomeechoareír.Laverdadesqueesamodalidadsexualsiempreme

ha llamado la atención. No porque quisiera llevarla a cabo, sino comocuriosidadcientífica.

—¿Algunavezhasprobadoelsexotántrico?—pregunto.—Sí,y,laverdad,noesalgoquemevayamucho.Lo miro confusa. Al dios del sexo debería encantarle una práctica

sexualquehacequelospolvosdurenhorasyhoras.—Penséqueteencantaría—replicosincera.Ryan sonríe de esa manera tan dura y sexy, como si conociese un

secretoincreíblementedivertidoynoestuviesedispuestoacontármelo,yseinclinaunpocosobremí.

—Yononecesitoningunatécnicaparaaguantarmás—respondeconsu voz hecha de fantasía erótica—. Eso, a estas alturas, ya deberíassaberlo.

Sinmás,seseparademíyyosientoquemefaltaelaire.Estehombrees la sensualidad personificada. Suspiro bajito y Ryan vuelve a sonreír.Finalmente se apiada demí y de cuántome tiemblan las rodillas ahoramismoy,tomándomedelamano,nossacadelbañoynosllevadevueltaaloscómodossillones.

Creo que no ha pasado ni una hora cuando los ojos comienzan acerrársemesistemáticamente.Estoysentadade ladoenelcómodosillón,conlamiradaperdidaenlaventanilla;parecemosalejarnoscadavezmásdel sol, viviendo nuestro propio atardecer privado. Es un espectáculoincreíble,perolopocoquedormíayerytodalaintensidaddeldíadehoymeestánponiendomuydifícilpermanecerdespierta.

Meacomodoaúnmáscontraelelegantesillón.Alzolaspiernasy,en

un atrevido gesto, las coloco en el regazo de Ryan. Nunca tengo clarocómovaareaccionarconestascosas.Élsonríey,sinlevantarlavistadelosdocumentosquerevisa,comienzaahacercírculosconcéntricosconelpulgarsobremitobillo.Ahoralaquesonríesoyyo.

Hadichoqueterminarátodoeltrabajopendienteenelvuelo.Esperoqueseaverdad.Necesitadescansar.Conesaidearondandopormicabezaotravezylasincreíblesvistas,mequedodormida.

—Maddie…Refunfuñoyme acomodode nuevo en el sillón.Tengomuchísimo

sueño.—Maddie—repite.Esmimaridoylequiero,peronopiensoabrirlosojospornadadel

mundo.Estoydemasiadocansada.—Nena —vuelve a llamarme, hundiendo su nariz en mi cuello y

acariciándomedespacio—,yahemosllegado.Esas cuatro palabras llaman poderosamente mi atención. A

regañadientes,abrolosojos;lacuriosidadmepuede,ymeincorporoenelasientoanteladivertidamiradadeRyan.Intentoadivinaralgoatravésdelaventanilla,perolaoscuridadestotal.

Ryansequitalachaquetaymeayudaaponérmela.—Hace frío —dice escuetamente—. No quiero que pilles una

pulmonía.Yo sonrío encantada. No sólo porque que un chico le ponga la

chaquetaaunachicameparezcamuydecuento,sinoporquelaprendaestácalienteyhueleaél.¿Quémássepuedepedir?

Bajamosdel aviónyun eleganteMercedesE350nos espera a unosmetros. Es azul oscuro casi negro y, al igual que todos los coches queRyan ha compartido conmigo, tiene un aspecto reluciente. Parece reciénsalidodefábrica.

Miroamialrededorintentandoobteneralgunapista,porpequeñaquesea,quemedigadóndeestamos,peronada.Todoesasépticoeindustrialcomoencualquieraeropuerto.

Nosmontamosenelvehículo.TrasunlevegestodecabezadeRyan,el chófer se pone enmarcha.Durante unosminutos presto atención a laventanilla.Sipor lomenospudieseverelnombredelaeropuerto,sabría

dóndeestamos;perofinalmentemerindo;aunquecomienzaaamanecer,nosedistinguemásquecarreteraycampo.

Ryantirademibrazoymedejacaercontrasupecho.—Puedesdormirunpocomás—murmuracontramipelodespuésde

darmeunsuavebesoenlacabeza.No protesto.Me parece una idea fantástica.Aunque soy plenamente

conscientedequeRyanquierequevuelva adormirmeparaqueno sepadóndeestamosantesdequeél lodecida.Elbastardoquieremantenermeintrigadahastaelfinal.

Merodeaelhombroconsubrazoy tengo laoportunidaddever lahora en su sofisticado reloj. Es la una de lamadrugada, hora deNuevaYork. Con razón estoy tan cansada. Cuando nosmontamos en el avión,apenas eran las seis. Eso significa que hemos volado siete horas. Seadondeseaqueestemos,tambiénesdenoche,pero,claro,hayquesumarladiferencia horaria ¿o restarla? Con todas estas cavilaciones, yarrepintiéndome de no haber prestado más atención cuando James meexplicó qué era eso de la hora del meridiano de Greenwich, vuelvo aquedarmedormida.

Medespiertaelcochealdetenerse.Miroamialrededoradormiladaytambiénalgodesorientada.RyantirademíysalimosdelMercedes.

Alponerunpiefueradelelegantevehículo,suspiroboquiabierta.Lacalle, a pesar de no tener nada de extraordinario, es sencillamentepreciosa. Los adoquines de la calzada forman un bonito dibujoconcéntrico y, separando los dos carriles, una hilera de parterres conbrillantes flores rojasseextiendepor toda lacarreteraalbergadaporuncentenardeárboles.

Sigocaminandopor inerciayentoncesesun imponenteedificiodepiedracalizaelquellamatodamiatención.Esmaravilloso.Atravesamosunaenormecancelanegraydescubroquesetratadeunmajestuosohotel.Noesmuyalto.Sólotienesieteplantas.Peroestodoelegancia.

—Señores Riley—nos saluda un hombre impecablemente trajeadoquesalearecibirnosalapuertadelhotel.

Ryanasienteconlacabezayyosonríoamododesaludo.ElhombresepareceaJeanDujardin,elactordeesapelículamudaqueganóelÓscarhaceunosaños.Además,suacentomeresultafamiliar.

Pocoapocovoyatandocabos.Sinembargo,todasmiscavilacionesseevaporanenuninterminable

«ooohhh»cuandosubimoselpuñadodeescalonesdelapuertaprincipalyllegamosalhalldelhotel.

El suelo, el techo, las lámparas, cada mueble, incluso los jarronesconflores.Tododestilasofisticaciónyelegancia.ElhombrequeseparecealprotagonistadeTheArtist resulta ser el director del hotel.Durante eltrayectohastalosascensores,imaginoqueaexpensasdeRyan,elhombrenopronuncianiunasolavezlaciudadenlaqueestamos.Loúltimoquenosdice,enrealidadmelodiceamí,es«disfrutedelasvistasdelasuiteShangri-La». Su sonrisame confirma que, definitivamente, es cómpliceactivodemireciénestrenadomarido.

Subimosa la séptimaplantaycaminamoshastaunapreciosapuertalacadaenblanco.

—¿Todavía no vas a decirme dónde me has traído? —protestodivertida—.Yaestamosaquí.

—Siempreansiosaporsaber—replicaRyanconunamediasonrisa.Abrelapuertapero,antesdeentrar,segiray,torturador,secolocaa

miespalda.¡Vaadarmeunataque!Nuncamehabíasentidotannerviosa,emocionadaycuriosaalavez.

—Voyatapartelosojos—meanuncia.Una de sus suaves y grandesmanos cubremis ojos por completo.

Oigocómolapuertaseabreycomenzamosacaminar.Involuntariamentellevomismanossobrelasuya.

—Laúltima vez queme tapaste los ojosme pedistematrimonio enunaazoteallenadevelas.Tienesellistónmuyalto,Riley.

Leoigosonreíryyotambiénlohago.Trasunossegundos,nosdetenemos.Labrisafrescadeprimerahora

delamañanallegadesdealgúnpunto.—¿Lista?—susurraRyanamiespalda.Yoasiento.Estoytannerviosaeimpacientequeahoramismonosoy

capazdearticularpalabra.Ryanretirasumano.Abrolosojos.Ylavistamerobaelaliento.

4

—Ryan—susurrodeslumbrada—,esfantástico.LavistamásespectaculardeParísliteralmenteseextiendeamispies.

Veo preciosos edificios albergados por frondosos jardines. Todo delcolorperfectoenel lugarperfecto.Yenunextremodeestamaravillosapostal, la torre Eiffel se yergue dejándome sin palabras. El sol, quecomienzaadibujarseenelhorizonte,atraviesacada rincóndeacerodelmonumentoyloenvuelvedeunabellísimaluzgrisácea.

Nuncahabíavistonadaasí.—Ryan—repito,peronosécómoseguir.Notengopalabras.—SabíaquenohabíasestadoenParís—meexplica—,yqueríaque

laprimeravezqueloviesesfueraconmigo.—Es el mejor regalo que me han hecho nunca —respondo

girándomehaciaél.Ryanmededicasuespectacularsonrisaymeacaricialamejillacon

elreversodesusdedos.—Puessóloacabadeempezar.Mecogeenbrazos,atraviesa laenormesuite, cuyapared frontal, a

pesar de que cruzamos tres salas diferentes, sigue siendo un inmensoventanaldesdeelqueseveParís,ymetumbasobrelacama.Sospechoquenovaaserparadormir.

Así nos pasamos los cinco días siguientes con sus cincocorrespondientesnoches.Sólosalimosdelagigantescacamaparacomery siempre lo hacemos en la maravillosa terraza. No me canso decontemplarParísdedía,denoche,alamanecer,alatardecer.MegustalobulliciosaqueesytambiénloíntimaquesevuelvecuandolatorreEiffelseapaga,comosidiscretamentetodalaciudaddijera«eslahoradelamoryelsexodesenfrenado,nodesperdicieslaoportunidad».

Tampoco tengo quejas de la comida: crêpes, macaroons... Inclusocosastansimplescomoelpanyelquesoestánsencillamentedeliciosas.

Meestiroenelinmensocolchónysonríocomounaidiota.Nohemospuesto un pie fuera de la suite. Con Ryan ha sido complicado incluso

ponerlo fuera de la cama. Están siendo unos días de ensueño. Sinembargo,tumbadaendiagonalconlosbrazosextendidos,medoycuentadequeélnoestá.Melevantoymeenvuelvoenelsuavealbornozcortesíadelhotel.

Voy hasta el salón, esperando encontrarlo en la terraza, nuestrosegundo lugar preferido, leyendoLeMonde diplomatique con lamismafacilidadconlaqueleeelTimes,perotampocoestá.Suspiroextrañadaymiroamialrededor.MeresultamuyraroqueRyansehayamarchadosinavisarme.

Veounpequeñocuencoconframbuesasquenostrajeronayerconlacena y me abalanzo sobre él. Estoy hambrienta. En ese instante oigoabrirselapuertaprincipal.

—No, joder—sequejaRyanfurioso—.Sencillamentenomepuedocreerquetrabajerodeadodeinútiles.

Cierradeun sonoroportazoy atraviesa el arcodel salón comountorbellino.Estádeunhumordeperros.

—Spencer, es mi puta luna de miel. Quiero a ese gilipollas en lacalle...Claroquemeocuparé—respondeariscoyresignado.

Seda cuentademipresencia.Meobservaduranteunos segundosyfinalmenteresopla.

—¿Acasotengootraopción?—masculla.Porunmomentose leveexhaustoyfrustrado.Nadaqueverconel

Ryan que ha estado disfrutando de la cama king size y de las vistas deParís. Sin embargo, esos sentimientos duran poco en su mirada. Unachispadepuraarroganciabrillaenel fondodesusojosazulesyséqueacabaderecuperartodosuautocontrol.

—Mándame todos los archivos —continúa, caminando hacia losenormes ventanales—.Asegúrate de que están encriptados o te juro porDios que pongo a todo el departamento en la calle... No, joder,tranquilízatetú.Necesitáisunaputaniñerayyaestoyharto.

Ryan cuelga, lanza el teléfono demalosmodos sobre lamesa y sepasalasdosmanosporelpelo.Estámásqueenfadado.

DejodespacioelcuencodefrutasobrelaisladelacocinaintentadonohacerruidoycaminohaciaRyan.Aunospasosdeél,nosémuybienquéhacer.Nosécómoreaccionará,peroahoramismosólopuedopensarenintentarhacerquesesientamejor.

—Ryan—susurro.

No dice nada. Sigue con la vista clavada en la panorámica de laciudad.

—¿Estásbien?—pregunto.Resoplaylosmúsculosdesuespaldasetensan.—Nopasanada—respondeconlavozendurecida.—Ryan,noquieropresionarte.—Puesnolohagas,Maddie—meinterrumpegirándose.Unalucecitaenelfondodemicerebromedicequedeberíapararsi

noquieroqueacabemosdiscutiendo.—¿Eslaempresa?—inquieroconlavoztímida.Definitivamentedebosermasoquista.Ryanresoplaunavezmásy,resuelto,girasobresuspasosyrecupera

suiPhonedelamesa.—Tengoquetrabajar—meanunciaarisco.Estámuyenfadado.Unapartedemímegritaquedeberíadejarloque

se relajase, pero no quiero que se inunde de una montaña de trabajopensandoqueesesimplehechonosestáarruinandolalunademiel.

—El viaje está siendo fantástico —digo casi en un susurro perotratandodesonarllenadeseguridad.

Ryansegira.Parecequemicomentarioeraloúltimoqueesperaba.—Nopasanadasitienesquetrabajar.Loentiendo.Ryan lanza el teléfono otra vez contra la mesa y, tras farfullar un

juramentoininteligible,caminadecididohastamí,tomamicaraentresusmanosymebesaconfuerza.

—Joder, eres lo mejor que me ha pasado en la vida —murmuracontramislabios,peronosonpalabrascariñosas,sonduras,masculinas,comosilegolpearasentiralgoasíporotrapersona—.Nuncamecansaréderepetirlo.

Mebesaacelerado,condesesperación,yloacojodelamismaforma.Yamedijounavezqueyoeraloúnicocapazdecalmarloy,simenecesitadeesaforma,siemprevoyaestaraquíparaél.

—Esto no va a llevarme más de un par de días y después piensometerteenesacamaynovoyamovermedeencimadetihastaquepierdaselconocimiento.

Uau.Meapuntoaeso.Ryanmebesaconfuerzaunavezmásyfinalmenteseseparademí.

Con las rodillas temblándome, leobservovolverhasta lamesa.Cogesu

móvil y, sea quien sea a quien llama, ni siquiera le da oportunidad deresponderantesdepedirleunordenadorportátil.

También llama a Spencer y más tarde a Mackenzie y a Miller. Esfascinantevercómoenapenassegundostomaelcontroldelasituacióny,a pesar de estar a más de cinco mil kilómetros de distancia, consigueorganizar una cantidad de trabajo casi inimaginable para cualquier otrapersona.Nopodríaresultarmássexy.Estanbrillanteycapaz.

Yoaprovechoparadarmeunbaño.Elmaratóndecincodías,máslamañanadehoy, conel diosdel sexomehadejadoexhausta.Una sesiónrelajante me vendrá de perlas. Hay tantas esencias, chorros térmicos einclusolucesdecromoterapiaquemesientocomosiestuvieseenunspa.

Envueltadenuevoenelalbornozmáscómododelmundo,abromimaleta.Alvermiropaperfectamentedobladayordenada,medoycuentadequeeslaprimeravezquelaabroenseisdías.Sonríoymepongolosojosenblanco.EstarconRyanenunahabitacióndehoteltieneeseefecto.

«Enunahabitacióndehotelyencualquierotrositio.»Mepongomivestidodefloresymicazadoravaquera.EnParíshace

másfríoqueenNuevaYork,perotambiénesmenoshúmedo.Imaginoquedentro de poco más de un mes los parisinos estarán como losneoyorquinos,tapadosconlanahastalasorejas.

SiRyan tiene que trabajar, yo utilizaré estas horas para conocer unpocolaciudad.Mecompraréunaguíaenlatiendadelhoteleiréaverlosmonumentos más típicos. La vista es increíble, pero me apetece verlotodo: el arco del Triunfo, los campos Elíseos, laÓpera...Memuero deganas.

Salgodelahabitaciónrecogiéndomeelpeloenunacómodacoladecaballo.Ryanestádepiejuntoalamesa,conlavistafijadaenlapantalladeunMacBookProreluciente.

—Comotienesquetrabajar,voyabajaradarunavuelta—comentorastreandoelsalónconlamiradaenbuscademibolso.

Ryan alza la cabeza yme observa como si hubiese dicho lamayorinsensatezdemivida.

—No—respondetajante.—¿Porqué?Veo mi bolso sobre uno de los kilométricos sofás, pero ahora no

puedo entretenerme y desconcentrarme. Se avecina una batalla con elseñorirascible.Nopuedopermitirmeperderelhilo.

—Ryan,tútienesquetrabajar—tratoderazonarconél—.YonuncaheestadoParísy tengoganasdeconocer laciudad.Además—continúo,alzando lascejas—,esmásqueobvioque túno tienesningún interésenvisitarmonumentos.

Ryan intenta disimular una sonrisa por mi última frase. Sabe quetengorazón.

—Novasasalirsolaaconocerunaciudadcuandonisiquierahablaselidioma.¿Quéharássitepierdes?

—Memontaréenuntaxiylediréaltaxistaquemetraigaalhotel—contestoresuelta.

«Muy bien dicho, Parker. Déjale claro que eres una chica conrecursos.»

Ryanentorna lamirada.Unachispadepuraarrogancia reluceenelfondode susojos azules.Una sonrisade lomáspresuntuosa inunda suslabios.Involuntariamentetragosaliva.

—Dime cómo se dice en francés «por favor, lléveme al hotelShangri-La»ypodrásmarcharte.

¡Suciobastardo!Frunzoloslabiosylededicomipeormirada.Sabedesobraqueno

sé hablar francés. Intento buscar una respuesta queme dé la razón y lehagaquedarcomoelidiotaarrogantequees,pero,pormuchoquepienso,noencuentronada.

—Esopensaba—comentadelomásimpertinente.—Ryan—mequejoalbordedelapataleta—,ahoramismoteodio.—Me odias pero no puedes vivir sinmí—continúa burlón—. Eso

debeserdelomásfrustrante.¡Quécapullo!Cojo loque tengomásamano,uncojíndeesoscon

pintadevalerquinientosdólares,yselolanzoalacara.Élloesquivasinproblemasyyoresoplomalhumorada.Ahorasíqueleodio,aunque,enelfondo, muy muy en el fondo, me parezca tan encantador comoimpertinente.

—¿Ymeestápermitidobajaralvestíbulodelhotel,señorRiley?Sonríe.Estámásquesatisfechodehabersesalidoconlasuya.—Sivasairalvestíbulodelhotel,necesitarásesto.Se mete la mano en el bolsillo de sus vaqueros y me tiende una

tarjeta.Yocaminohastaélfingiéndomeabsolutamenteindignada.Cojolatarjeta con el gesto más displicente que soy capaz de esgrimir, pero,

cuando tirode ella,Ryanno la suelta.Alzo la cabezay élmededica susonrisadiseñadaparafulminar lencería.Yovuelvoaentornar lamirada,aunquenoaguantomucho,esimposible,yacabosonriendo.

—Nomehagasreír—protestodivertida—.Estoyenfadadacontigo.Ryansueltaelplásticoyalfincojolatarjeta.Lamirounsegundopor

inerciaymequedoboquiabierta.EsunaAmericanExpressnegra...¡¡aminombre!!Penséquemeestabadandolallavedelasuite.

—Ryan,estoes...—Otraveznosécómoseguir.Heperdidolacuentadecuántasvecesmehapasadoesodesdequeloconocí—...demasiado—aciertoapronunciar.

—Basta —me advierte tomándome por las caderas y llevándomehasta él. Suena tajante pero no enfadado—. No quiero tener la mismaconversación cada vez que te haga un regalo o me gaste dinero en ti.Pienso seguir comprándote todo lo que crea que va a hacerte feliz ypiensoseguirasegurándomedequenuncatefaltenada,yesoincluyeunatarjetadecrédito.

BajolamiradahastalaAmericanExpressNegraydespuésvuelvoaentrelazarlaconlasuya.Noquieroquesegastedineroenmí,pero,ahoraqueestamoscasados, supongoqueesdiferente.Avecescreoque ledoydemasiadaimportanciaaesto.Élnoselada.

Comosinotaraqueestoyapuntoderendirme,Ryanseinclinasobremíymedaunbesoenlapuntadelanariz.Yonopuedoevitarsonreír.

—Buenachica.Medaotrobeso,estavezenloslabios,yfinalmenteseseparademí.

Yosuspiromientrasleobservovolveraltrabajo.Esurgentequeencuentreunamaneradesalirmeconlamía.

«Llevasiendourgentedesdehacemeses.»El vestíbulo del Shangri-La no es como el de otros hoteles.

Normalmentesonlugaresbulliciososdondeloshuéspedesentrantesylosque abandonan el hotel se mezclan, y todo eso, unido a las visitas, losejecutivosdecaminoaalgunasaladeconferenciasyelpropiopersonaldelhotel,generanunambientefrenético.Sinembargo,aquíno.Todotieneotro ritmo, como si este hotel fuera el último pedacito desestresado delmundo.

Camino fijándome en cada elegante detalle. Es un sitio precioso.Todoslosempleadosconlosquemeencuentromesaludandiscretosconuna sonrisa que les devuelvo. Eso me intimida un poco. Siempre he

preferidopasardesapercibida.Supongoqueesotra cosa a laque tendréqueacostumbrarmeahoraquesoylaseñoraRiley.

—Bonjour—mesaludaladependientadelatiendaderegalos.—Bonjour—repitoautomática.Le devuelvo la sonrisa queme ofrece y rápidamenteme escabullo

hastaelfondodelatienda.Trasvariasvueltas,noséquecomprar.Cojounafiguritadelatorre

Eiffelylagiroentremisdedos.Miideaeraelegirregalosparalaschicas,peronohaynadaquemeguste.Quieroalgomásespecialqueunsouvenir.Quizá logre convencer a Ryan para que me lleve de compras cuandotermineeltrabajo.DeberíaponerenprácticalatécnicadeLaurenypedirlelas cosas cuando esté a punto de llegar al orgasmo. Asegura que asíconsiguió que James aceptara verQuerido John y que encima contaracomo regalo de aniversario de ella a él.Me pregunto vagamente si esofuncionaría con Ryan. Resoplo. Probablemente no. Seguro que hasta enesosinstantesescapazdemantenertodosuautocontrol.

Suspirodenuevo,dejo la figuritaenel estanteymedirijohacia lapuerta.

—Madame—mellamaladependientacuandoestoyaunospasosdelasalida.

Megiroyellasonríe.—Jepeuxvousaiderenquelquechose?—mepreguntaconexpresión

amable.Ledevuelvolasonrisaperonoséquédecir.Noheentendidounasola

palabra. Ella parece comprender en seguida mi problema y, con unasonrisa enorme, alza la mano pidiéndome un segundo. Parece hacermemoria.

—¿Puedoayudarlaenalgo?—demandadenuevo.Yosonríosinceraymeacercoaella.—No,muchasgracias.Peroentoncesrecapacitosobremispropiaspalabras.—Enrealidadsí,¿sabedóndepuedocomprarunaguíaparaaprender

francés?Siconsigomanejarmelosuficienteconelidioma,Ryanyanotendrá

ningunaexcusayalfinpodrésalirmeconlamía.«¿Enseriocreesquetienesalgunaoportunidad?»La dependienta se toma unos segundos. Creo que está traduciendo

mentalmenteloqueacabodepreguntarle.—Apprendrelefrançais?Sale de detrás delmostrador y camina hasta una de las estanterías.

Revisaunpardebaldasyfinalmentecogeunlibro.—Apprendrelefrançais—repitetendiéndomelo—.Aprenderfrancés

—meaclaraconunmelodiosoacento.MerecuerdaaldelaseñoraAldrin.Ellibroesunaguíarápidaparaaprenderelidioma.Nomevaadar

unmáster en filología francesa, perome servirá para aprender a decir«porfavor,puedellevarmealhotelShangri-La».

Asiento haciéndole ver que me lo quedo y niego con la cabeza eintento explicarle lo mejor que puedo que no necesito que lo envuelvapararegalo.

—Soncuarentayuneuros.VoyacogerlatarjetaquemedioRyan,peroenelúltimomomento

no me siento del todo cómoda. Cojo mi cartera y, al abrirla, me doycuentadequenohecambiadodemoneda.

—¿Puedopagarendólares?—Porsupuesto—contestasolícita.Haceunrápidocálculoy,paraagilizar lacomunicación,meenseña

el resultado en la calculadora. Son cincuenta y un dólares con nuevecentavos. Pago con tres billetes de veinte y resoplo.ARyan no le haríaninguna gracia verme ahoramismo. Soy plenamente consciente de que,mástardeomástemprano, tendréqueacostumbrarmeatenerunmaridomultimillonario,perodemomentonecesitounpocomásde tiempoparaaclimatarme.

Mientrasesperoelcambio,veounaspostalesdelafotodeElbeso,deRobertDoisneau,esafotografíaenblancoynegrodelaparejabesándosefrentealayuntamientodeParís.Cojounacomorecuerdoyresultaserelanunciodeunaexposicióndelaobradelartista.Meapetecemuchísimoir.

Me despido de la dependienta y camino de la suite ojeo la postal.Tuerzo el gesto cuando leo que hoy es el último día que la exposiciónestaráenParís.Mañanase trasladaaHolanda.Enelascensor leechounvistazoalaguía.Vieneconuncódigobidique,alleerloconelmóvil,tedescarga un podcast con un curso virtual. Es la versión moderna del«repitadespuésdemí».

EntroenlasuitebuscandoloscascosdeliPhoneenmibolso.Cierro

despacioyvoyhastaelsalón.RyansiguetrabajandoconlatorreEiffeldefondo.Aldarsecuentadequehe llegado, sonríeycontinúaconcentradoensusdocumentos.

—No le molesto, señor Riley —comento socarrona—. Me voy anuestragigantescacama—añadohaciendohincapiéenlodegigantescaytambiénunpocoenlodecama.

Sehumedece los labios rápidoy fugaz sinperder sumedia sonrisasexy,pero sigue sinmirarme.Caminode lahabitacióndecido enseñarlemisencantosquitándome lachaqueta,comoside repente trabajaraenelmejorlocaldeestriptisdeLasVegas.RyandejasucarísimaestilográficaMontblancsobrelamesayseacomodaensusillapresenciandosemejanteespectáculo. Cuando la prenda cae al suelo, me marcho corriendo. Dereojoveoqueyanoes capazdedisimularlomásy sonríe abiertamente.Misión cumplida. El señor irascible también necesita desestresarse enmitaddefusionesempresarialesyopashostiles.

DejomibolsoylapostaldeDoisneausobrelamesita.Mesientoenlacamaybuscolasinstruccionesyelcódigobidiparamandarelpodcastamimóvil.Meacomodoentreelmillóndealmohadonesyabroellibroporlaprimeralección.Echounrápidovistazo,mepongoloscascosyledoyalplay.Despuésdeunacanciónmuyparisina,creoquedeÉdithPiaf,unavozmuyamablemepidequerepitadespuésdeescucharcadafrase.

—Bonjour—susurro—.Jem’appelleMaddie—continúorepitiendo.Leolassiguientespáginasdellibroymirolasviñetas.Siempremeha

encantadoque loprimeroque te enseñen en los librosde idiomas sea ahaceramigos.

—Commentçava?...Çavabien,merci,etvous?No tengo ni idea de cómo sueno, porque llevo los cascos, pero en

actitudnomegananadie.Estoylanzada.Sonríocomounaidiotacuandopasolasiguientepágina.Laprimera

viñetahabladecómotomarlostransportespúblicos.Estoyadiezminutosdepodercogeruntaxi.

Chúpateésa,Riley.—Quelle...heure...?Metraboysoyincapazdeterminarlafrase.Deslizoelíndiceporla

pantalladelSmartphoneyvuelvoaescucharlafrase.—Quelleheure...letrain...?Resoplo.Estoesimposible.Vuelvoatenerquinceañosyapensarque

elfrancésmeodia.—Àquelleheureletrainarriveàlagare?La sugerente voz de Ryan me hace quitarme los cascos y alzar la

mirada.Estádepie, juntoa lacama,con sus impresionantesojosazulesposadossobremí.Tienelasmanosenlosbolsillosymeobservaconunamediasonrisaamenazadoramentesexyyllenadeunpeligrorebosantedeplacerydeseo.

—Creíqueteníasquetrabajar—murmuro.—Es muy difícil concentrarse cuando no paro de oírte susurrar

palabrasenfrancés.—Lo siento—me disculpo, pero lo cierto es que no lo siento en

absoluto.Meencantahaberledistraído.IntentodisimularunaincipientesonrisamientrasobservocómoRyan

sesientaenlacamafrenteamíycierraellibrosobreelcolchón.Alzalamano,meapartaunmechóndepeloyjuegaconélentresusdedos.

—Cheveux—pronuncia con la vozmás sensual que he oído enmivida.

Me mira esperando que lo repita, pero no soy capaz. Estoyabsolutamentehechizada.

—Cheveux—musitonerviosa.Ryansonríeybajasumano.Meacariciaelcuelloconelreversodel

índiceytodomicuerposeenciende.—Cou—susurramasculino—,beaucou.Trago saliva. Con esas dos últimas palabras he estado a punto de

derretirme.LamanodeRyansedeslizapormivestido.Loacariciasuavementey

suspirobajito.—Robe. —Su mano continúa bajando y acaricia mi estómago por

encimadelatela.—¿Esosignificavestido?Ryanasiente.Sumanopasaalotroladodelatela,meacaricialapiel

desnudademimusloynuevamenteestoyapuntodesuspirar.Sin decir una palabra, se inclina sobremí yme besa.Me obliga a

tumbarmeyrodeoinmediatamentesucuelloconmisbrazos.Sabedemaravilla.Ryan se separa lo suficiente para que nuestras miradas vuelvan a

encontrarse.Una vezmás estoy hechizada.A vecesme asusta cómome

sientocuandoestoyentresusbrazos.Todolodemásdejadeexistir.—Quierofollarte,muyduro,Maddie—susurraconsucálidoaliento

acariciandomislabios.Mi respiración entrecortada se frena de golpe y después se acelera

aúnmás.Todosycadaunodelosmúsculosdemicuerposehantensadodeliciosamente,expectantes.

—Muyduro—musito.Esasdospalabrassonelsímásentregadodelmundo.Susojosazulesseoscurecen.Sumiradaesintensa,brillante,llenade

lujuriaydeseo.Deja caer su cuerpo sobre el mío. Alzo las manos tímidamente y

acaricio sus brazos. Cuando nuestras bocas se vuelven más salvajes ydesenfrenadas,Ryanseseparadejándomeconganasdemás.

Todomicuerposerelame.Suspiroconfuerza,casigimo.Estoymuynerviosaperotambiénmuyexcitada,llenadeplaceranticipado.

Selevantadeungolpe.Metomabruscoporlascaderasytirademí,arrastrándomeporlacamahastaquemispiestocanelsuelo.

—Derodillas—meordenaconsuvozmásroncaysensual.Susojosazulesestánclavadosenlosmíosyésaessumejormanera

dedominarme.Hagoloquemediceymearrodillofrenteaél.Elfríodelaslosasde

mármolmeerizalapiel,peroprontoelcalordetodomicuerpoganalapartida.

Sinapartarsumiradadelamía,Ryansedesabrochaelcinturónyelbotón de sus vaqueros. Sus hábiles dedos se mueven despacio,torturándome,demostrándomeunavezmásquiéntieneelcontrol.

Sin llegar a bajárselos, libera su increíble erección y yo no puedoevitarquemisojosvuelengolososhaciaella.Es tangrandequeavecesmesorprendequenomehayapartidoendos.

Ryan se inclina sobre mí, toma mi cara entre sus manos y en unmovimientofluidomeobligaaestirarmicuerpoparapoderbesarme.Meestá diciendo que éste va a ser el último momento suave. El juego haempezado.

Dejaunadesusmanosenmimejillaymeacariciadulcemente.Conla otra se agarra con fuerza el miembro. En estos momentos sus ojosazulesbrillancontantafuerzanquepodríanabrasarme.

Despacio,posasupollasobremis labiosysigueelcontornodemi

boca con ella. Mueve con delicadeza el pulgar cerca de mis labios yautomáticamente sé que quiere que los abra.No dudo.Lo hago.YRyanentradentrodeunasolaembestida,brusco.

Digierolainvasiónymeacomodoaella.Nocierrolosojosyélnolosapartademí.

Enrollamipeloalrededordesupuñoymeobligaaladearlacabeza.Saledeltodoyvuelveaentrarporcompleto.

Gimo excitada. Ni siquiera entiendo por qué pero, estar así deexpuesta,absolutamenteensusmanos,mellenadeundeseohambrientoysordoydemuchísimoplacer.

Me embiste con fuerza, controlando el movimiento con su mano.Cuandoestáapuntodesalir,enseñolosdientesyaprietoconsuavidad.

—Joder—siseayporunsegundocierralosojos.Sureacciónmeenvalentona.Rodeosuglandeconlalenguayledoy

unbesohúmedoycalienteenlapunta.Ryanralentizasusmovimientosymedejadisfrutarde todasu longitud.La lamoconfuerza,besandocadacentímetro.

Un gruñido atraviesa su garganta y escapa de sus labios. Estádisfrutandoyyomesientopoderosa.

Pierdesusmanosenmipeloymeembistedenuevo...cadavezmásrápido, llegando cada vezmás profundo.Me roza el velo del paladar einvoluntariamentetragoconéldentro.

—Quieroqueentreentera,Maddie—meordena.Me mentalizo. Joder, es muy grande pero quiero hacerlo. Quiero

conseguirquesedeshagaentremislabios.Milibidoestádesatada.Ryanladeamicabezasindelicadeza,vuelveaembestirmeyyodejo

quelleguelolejosquedesee.—Sí,nena,así—sisea.Salepor completoyvuelvea entrarmásbrusco.Loacojootravez

entero,disfrutandodesusaborsaladoylimpio.Cuandosale,seagarralapollayseacariciaunpardeveces.Yoalzo

lamiradaydejoquemisojosseencuentrenconlossuyosazulesatravésdemispestañas.Gruñe.Laatmósferasecargadesumagnetismoanimalydetodasulujuria.

Suspirobajito.Nopodríaestarmásexcitada.Sindelicadeza,metomaporloshombrosymetumbabocabajoenla

cama.Tirademiscaderashastaquedoblolasrodillasymiestómagose

apoya en ellas. Oigo más que veo cómo se quita los pantalones y lacamisetaprácticamentetodoalavez.

Merompelasbragasdeuntirónymeembisteconfuerzaalavezquemedaunazoteeneltrasero.Lassensacionessesolapanynopuedoevitargemir,casigritar.

—Notecorrashastaquete lodiga—meadvierteagarrándomeporlascaderas—ovasameterteenunbuenlío.

Gimodenuevo.Estavezporsuspalabras.Mimenteentraenestadodeshockyseevapora.¿Cómosesuponequevoyahacereso?

Empiezaunritmoendiablado,salvaje.Mepenetraconfuerza,duro.Gimodescontrolada.Memuerdoel labio inferior intentandocontrolarme,perono tengo

ningúnéxito.Micuerposetensa.Joder,no.Y, sin quererlo,me corro y ademásmuy rápido. Cierro los ojos y

rezomentalmenteparaquenosehayadadocuenta,aunquealgodentrodemísabequeesoesabsolutamenteimposible.

Ryanralentizaelritmoy,despacio,sedejacaersobremí.—¿Qué voy a hacer contigo, señoraRiley?—susurra con una voz

hechadepurafantasíaerótica.Me besa bajo la oreja lentamente, dejando que su cálido aliento

enciendamipiel.Estoesunatortura.—No has sido una chica obediente —añade—, y eso tiene sus

consecuencias.Se yergue sobre mí y por un segundo nuestros cuerpos están

completamente separados,peroentonces sientouna fuertepalmadaeneltraseroydeinmediatoRyansehundeenmíaúnconmásfuerza.

Grito.Todomicuerposearquea.Ryansaleporcompleto.Vuelveaazotarme.Vuelveaembestirme.Gritootravez.Meazotadenuevo.Meembistedenuevo.—¡Ryan!—grito.Dios,esespectacular.Ycuandolosientoentrarduro,triunfal,maravilloso,porcuartavez,

un orgasmo increíblemente intenso me sacude de pies a cabeza,

arrollándomepordentro,asolándolotodo,haciendosentirlaobra,vidaymilagrosdeRyanRileyencadacentímetrodemicuerpo.

Élseaferraconmásfuerzaamiscaderasycontinúaembistiéndome,alargando susmovimientos.Todomiplacer se transformaypreparamicuerpoparaestallardenuevo.

Mirespiraciónseacelera.Seentrecorta.Gimo.Todomicuerposetensa.¡Vaapartirmeenpedazos!—¡Córrete,Maddie!Como una pruebamás de que le pertenezco,mi cuerpo obedece al

instante y una corriente eléctrica todavíamás intensa que la anteriormerecorrepordentroyalcanzoelorgasmoporterceravez.

Tiembloconsusembestidas.Loreciboylodespidoextasiadayalospocossegundossepierdedentrodemí transformandominombreenunalarido.

Nosdejamoscaeren lacama,exhaustos.SoyvagamenteconscientedequeRyanmeacomodaentrelosalmohadonesymetapaconlacolcha.

—Eres increíble, nena—susurra admirado justo antes de darme undulcebeso.

Quieropedirlequesequede,peronosoycapazdearticularpalabra.Estoycansadísima.

Medespiertodesorientada.Noséquéhoraes.Estoysolaenlainmensacama.Me levanto despacio yme paso lasmanos por el pelo intentandodespertarme.Yaesdenoche.Aúnadormilada,caminohastaelsalóndelaelegantesuite.

Alverme,Ryanlevantalacabezaymededicasumediasonrisa.Sinembargo,otravezpareceagotado.Suspiroymeapoyoenelmarcodelapuertauniendomismanosamiespalda.

—Hola—susurro.—Hola—responde.—Tienesquedescansar—musito,perolohagomuyseria.Tienequeentenderlodeunamalditavez.—Nisiquierasabesquéhoraes—comentasocarrón.

Está claro que, por mucho que lo intente, no le intimido lo másmínimo.Puedequetengarazónenquenoséquéhoraes,peroyolatengoen que necesita descansar, así que acabo dedicándole un mohín y susonrisaseensancha.

Me hace un gesto para que me siente en su regazo. No necesitarepetirlo.

Ryanrodeamicinturaconsusbrazos.Hundesunarizenmipeloyaspira suavemente. Ahora mismo estoy en el mejor lugar del mundo.Suspiro bajito yme acomodo contra él. Ryan desliza lasmanos pormiestómago y llega a la piel desnuda bajomi vestido, pero apenasme haacariciadounsegundocuandolassepararápidamentealtiempoquesonríeincréduloycreoquealgofrustrado.

—¿Quémehashecho?—farfulladivertido.Yosonríoencantada.Adorosersutentacióncomoéleslamía.—Deberías volver a la cama. Es muy tarde—susurra, pero no se

muevelomásmínimo.Deslizalanarizpormicuelloysucálidoalientomederritedespacio.—No voy a irme sin ti —murmuro con los ojos cerrados,

disfrutandodesucaricia.—Tengo mucho que hacer, nena. No puedo meterme en la cama

contigoaunquememueradeganas.Suspirobajito.Meencantacuandodiceeso.¡Suenatansensual!—Puesentonceslosdosnosquedaremosdespiertos—leanunciotras

pensarlouninstante—.Yotambiéntengocosasquehacer.Valoro la posibilidad de seguir con el curso de francés, pero,

sinceramente,enestosmomentosnomeveoconfuerzassuficientesparaasimilarotroidioma.Echounvistazoamialrededorbuscandounaexcusaparaquedarmedespierta.Deprontolarelucientecocinallamamiatenciónytengolaideamásestúpidadelmundo.

—Voyahacergalletas—sentenciomuyresueltaRyansonríe.Nomeestátomandoenserio.Noleculpo,peroyoestoy

decidida. Si él no piensa descansar, yo tampoco voy a hacerlo. Puedellamarlosolidaridadmatrimonial.Asíquizáentiendaquenopuedepasarselasnochesenvela.

Me levanto muy segura de mí misma y voy hasta la cocina.Obviamente no hay nada con lo que hacer galletas. Esta cocina estápensadaparaquefinjasquecocinas,noparaquelohagasdeverdad.

Suspiroycaminohastalamesitajuntoalsofá,dondehayunodelosmás de diez teléfonos repartidos por toda la suite. Marco el botón derecepciónyespero.Ryanselevantay,sindecirunapalabra,caminahastacolocarse frente a mí, dejándonos tan sólo separados por uno de loselegantessofás.

—Buenasnoches,lellamodelasuiteShangri-La—saludoalachicaalotroladodelalínea.Tengoqueseramable.Estoyapuntodeencargarlelalistadelacompra—.Necesitaríaquemesubieranalgunascosas.

—¿Enseriovasaponerteahacergalletasalascuatrodelamañana?—preguntaincrédulo.

Yomeseparoelauriculardelabocaaltiempoquelotapoconlaotramano.

—¿Vasaseguirtrabajando?Ryanasientealavezquesepasalalenguafugazysexyporellabio

inferior.—Puesyovoyacocinar.Además,ahorasoyunaRiley.Yaeshorade

queempieceahacerusodemiapellido—añadoburlona.En realidad, no me siento muy cómoda, pero esta noche es una

emergencia.Nome hace ninguna gracia imaginarme como una de esasmujeresdelaaltasociedadquesepaseandetiendaentiendaconcaradehabersepasadoconelbótoxelmismodíaquerenunciaronalsexo.

LasonrisadeRyanseensanchamientrasmeobservapedirtodoslosingredientesquenecesito:mantequilla,azúcar,huevos,esenciadevainilla,harinaderepostería,cacaoenpolvoychocolate.

La puerta no tarda en sonar. Voy a abrirla prácticamente dandosaltitos.Unchicoentraempujandounsofisticadocarritocontodoloquenecesito.Medespidoconunorgullosomerciyvoyhastalacocina.

Ryan me contempla con una media sonrisa en los labios y,nuevamente sin decir nada más, gira sobre sus talones y regresa a suescritorio.

Pongolosingredientesenlaencimeradelacocinaylosobservocondetenimiento.Notengonilamásremotaideadecómohacergalletas.Mesé los ingredientes por la cantidad de veces que Sam me mandó acomprarloscuandotrabajabaenelrestaurante.

Suspiro.Nopuedesertandifícil.—¿Algúnproblema,señoraRiley?—preguntaburlóndesdesumesa.Yoalzo lamiraday frunzo los labios.Él apoyaamboscodosen la

mesa y se lleva el reverso de sus dedos entrelazados a los labios,escondiendosuinsolentesonrisatrasellos.Nopodríasermássexy.

«Notedistraigas,Parker.»Interiormente me sigo llamando Parker. Me da más poder para

continuarsublevada.—Ninguno,señorRiley—replicoimpertinente.—Mealegro.¡Suciobastardo!Seloestápasandodecineriéndoseamicosta.Unahoradespués, estoy embadurnadadeharinaynohay rastrode

galletas. Como está claro que improvisar no me está dando ningúnresultado,cojomiiPhoneybuscounaaplicaciónderepostería.Porsuerteparamíhaymiles.

Conayudameresultamuchomássencillo.Consigohacerlamasayladividoenbolas.Laspongoordenadassobrelabandejaylasmetoenelhorno. Dentro de una hora podré decir algo tan francés como voilàcuandolassaqueterminadas.

Lodejo todomásomenosrecogido.Lehechounúltimovistazoalhorno y, como ya sólo me queda esperar, me voy al sofá. Estoycansadísima,peronopiensoreconocerlo.Novoyarendirme.Todoestoesparahacerlecomprenderquenecesitadescansar,aunqueahoramismonorecuerdeexactamentelalógicadelplan.Tengodemasiadosueño.

Miro el reloj. Todavía faltan más de veinte minutos. Pienso enencender la teleperonoquieromolestarlo.Meacomodounpocomásysubomispiesdescalzosaltresillo.Debensercasilasseis.Quieromirarelreloj,peroyasemehancerradolosojos.Sólocincominutos.

—Despierta,repostera.Tusgalletasestánlistas.Abrolosojosdesorientadaotravez.Porunsegundonorecuerdoqué

hago durmiendo en el sofá, pero entoncesme llega un aroma dulzón einmediatamenterecuerdomiaventuraenlacocina.

Me levanto y sigo con la mirada a Ryan. Lleva un traje de corteitalianogrismarengocomosucorbatayunaimpolutacamisablanca.Estáespectacular.RyanRiley,directorejecutivo,enestadopuro.

Caminahastalacocinaycogeunagalletadirectamentedelabandeja.Selapasadeunamanoaotraintentandonoquemarselosdedosyledaunbocado. Debe de estar muy caliente porque lanza un gruñido mitad

satisfecho,mitadprotesta.Memira,sonríedeorejaaorejayyonopuedoevitar imitar su gesto. Parece un niño en una tienda de caramelos. Nopuedo evitar reconocer que he fracasado un poco.Me quedé dormida yobviamente él no lo hizo. ¿Cómoes posible quenonecesite dormir?Y,sobretodo,¿cómoesposiblequesinhacerloestéasídeguapo?Avecescreo que es un robot preparado para el trabajo ejecutivo y el sexoalucinante.

Ryan se acerca a mí y, tomándome por las caderas, une nuestroscuerposhastaquenohayniunapizcadeaireentreellos.

—Llegaréaesodelasdos—mepromete.Medaunbesoquemedejacon las rodillas temblandoysemarcha

conlasonrisaenloslabios.Loobservohastaquelapuertasecierratrasélymepongolosojosenblancopornosercapazdedejardesonreírnisiquieraahoraqueyasehaido.

Caminoelúnicopasoquemeseparadelaisladelacocinaycojounagalleta.Mmm…Estoymuyorgullosa.Mehanquedadodemuerte.

Mepasotodalamañanaviendolateleenfrancés.Meautoconvenzodequeéseesunmétodotanválidocomocualquierotroparaaprenderelidioma.Despuésmedoyunaducha largayrelajante.Nosalgohastaquelosdedosdelasmanossemearrugan.

Cojootragalletayvoyhastalasofisticadaradiodelsalón.Tardomásdeloquemegustaríaadmitir,peroalfinlaenciendo.Comienzaasonarunacanciónmuypegadiza.Conelladefondo,abrolamaletaybuscoquéponerme.ParacuandoRyanregrese,quieroestarlistaparaquemelleveaalmorzarydespuésaverParís.AfortunadamentelaseñoraAldrinincluyómivestidodecócteldeValentino.Meencantayseráperfectoparapasearporlaciudaddelaluz.

Mecomootragalletayterminodeprepararlotodo.Sacoelvestido,busco los zapatos a juego ymi clutch vintage. Sólome falta la laca deuñas,asíquemepongomisvaquerosyunacamisetaybajoalatiendaderegalos.

Vuelvoapagarendólares.HedecididoquelaAmericanExpressserásólo para emergencias. En realidad, teniendo en cuenta cuánto meincomoda,ladejaréexclusivamenteparacasosdevidaomuerte.

Cuando estoy a punto de marcharme, comienza a sonar la mismacanciónqueescuchabaenmihabitación.Ésatanpegadiza.LepreguntoaladependientaymeexplicaqueesMiamor,[7]deVanessaParadis.

Comoprometió,Ryanvuelvesobrelasdos.Apesardelaprisaquehepretendidodarme,aúnnoestoylistacuandooigocerrarselapuertadelasuite.MesuborápidoamisManolosyvoyhastaelsalón.

—Hola—ledigoconunasonrisadeorejaaoreja.Loheechadodemenoscomounaidiota.Ryan me dedica su sexy media sonrisa como saludo mientras se

aflojasucorbatagrismarengo.—Habíapensadoquepodríamossaliraalmorzarydespuésdaruna

vueltaporelbarriodelospintores—comento.Sequitalachaqueta.—También podríamos ir al Louvre—continúo—, subir al Sacre

Coeur,pasearporloscamposElíseos.Ryancaminaconelpasodecididohastamí,metomaentresusbrazos

ymebesaconfuerzahaciendoqueolvidelosmonumentosdeParís.Suslabiossabenmejorquetodosycadaunodeellos.

Melevantalarodillaobligándomearodearsucaderaconellayhagolo mismo con la otra. Ryan nos lleva hasta la habitación sin dejar debesarnos. Nos deja caer en la cama y no puedo evitar sonreírabsolutamenteencantadacontrasuslabios.

—Hola —susurra separándose lo justo para que sus ojos azulesatrapenlosmíos.

—Hola—repitoextasiada.Eselhombremásguapoquehevistoenmivida.Sindesatarnuestrasmiradas, susmanosvuelany secuelanbajomi

vestidohastallegaralencajedemisbragasdeLaPerla.—Apuesto aquevanavolverme loco—comenta refiriéndose ami

lencería.Suvozesunauténticodelirio.—Deberían —contesto contagiándome de todo este ambiente tan

sensual—.Laselegistetú.Ryansonríelobunoyunbrillodepurodeseorefulgeenelfondode

sus ojos azules. Sé que ahora mismo está recordando cuando cerró laboutiqueparanosotros.

—Nunca vas a dejarme salir de este hotel, ¿verdad? —comentofingidamenteconsternada.

Élniegadespacio.—Tengootros planes para ti—respondedescarado—y, créeme, te

vanaencantar.Y aunque lo intento, no puedo disimularlo más y acabo sonriendo

como una idiota mientras Ryan se encarga de que no haya un solocentímetrodeaireentrenosotros.

Nos pasamos el resto de la tarde enredados, acariciándonos,besándonosyhablando.Bueno,hablandoyoyélescuchando.Nolosentíatan despreocupado y feliz desde que estuvimos en Santa Helena.Definitivamentesenosdanmuybienloshoteles.

—¿Quéeseso?—preguntacurioso,cogiendolapostaldelamesita.—EsunaexposiciónsobreRobertDoisneau,elautordeElbeso.Ryansonríe.ObviamenteélyasabíaquiénesRobertDoisneau.—¿Quieresverla?—inquieregirandolapostalentresusdedos.—Sí, pero el último día era ayer —respondo encogiéndome de

hombrospararestarleimportancia.Noquieroquepornadadelmundopienseque,quehaya tenidoque

trabajar,hasidounproblema.Ryanme sonríe y deja la postal de nuevo sobre lamesita.No dice

nadayporunmomentosólonosmiramos.Vuelveasonreírmeperonolellegaalosojos.Séqueahoramismoestápensandoexactamenteloqueyonoqueríaquepensara,quesutrabajohaestropeadonuestroviaje.Quierodeciralgoparaquitarleesaideadelacabeza,perolaarroganciairrumpeensusojosazulesysusonrisasevuelveincreíblementepresuntuosa.

—No te preocupes —comenta pícaro—. Si quieres ver besos, yopuedoenseñarteunpar.

Sonríoescandalizada.¿Sepuedesermásarrogante?—Eres…Peroantesdequepuedaprotestar,Ryanseinclinasobremíymebesa

acallandocadaunademisquejas.Esunauténticosinvergüenza.No sé cuánto tiempo pasamos besándonos, saboreándonos como si

nadamásimportara.FinalmenteRyanseseparadespacio,medaunnuevobesomáscortoydulceyacariciasuavementeminarizconlasuya.

Mmm…estoyenelparaíso.—¿CreesqueBentleyyLaurenharánlaspaces?—lepregunto.—No lo sé —responde mientras acaricia delicadamente mi sien y

sigue el contorno demismejillas, perdiendo lamirada en sus dedos—.

Bentleynohaqueridohablardeeso.—Nohaqueridohablar,¿eh?—comentosocarrona.Ryanresopladivertidoy,comocastigo,mepellizcalacadera,loque

hacequeprotestedivertida.—Eresinsufrible—sequejaconunasonrisa.—Bueno,ahorasoyunaRiley—respondoconotradeorejaaoreja

—.Serinsufribleespartedelencantodelapellido.—Perosepuedesermás...Ryannoterminalafrasey,silohace,nopuedooírleporquemehace

cosquillas de nuevo y mis gritos y mis súplicas para que pare tapancualquier otro sonido. En un ágilmovimiento,me inmoviliza sujetandomismanoscontraelcolchónaambosladosdemicabeza.Susojosazulesestán clavados en los míos. Nuestras respiraciones jadeantes dejan deestarlopor lascosquillasycomienzanaestarlopornuestraproximidad.Su olor me envuelve y tengo la tentación de alzar la cabeza y olerlodirectamentedesdesucuello.

—Siempre hueles tan bien —musito absolutamente perdida en sumirada.

Ryansonríe.Despacio,sedejacaersobremíyhundesunarizenmicuello.

—Notanbiencomotú—murmuracontramipiel—.Cuandoestamosjuntos,tuolorsequedaimpregnadoenmiropaydespuésnopuedodejardepensarenti.

Entreabre los labios y deja que su cálido aliento soliviantemi piel.Sonríoymerevuelvobajoél.Esdelicioso.

—¿Tehacesunaideadelocomplicadoquemeponesconcentrarmeenotracosaquenoseastú?—añade.

Memuerde y gimo.Antes de que el sonido se evapore,Ryan lamesensuallapielquehanmarcadosusdientesymedaunsuavebeso.

—Te tengoenmicabeza todoelmalditodía, imaginando loque teharéycómotedesharásentremisbrazos.

Cubreconsubocacadacentímetrodemicuelloyyosólopuedoserconsciente de su voz, de sus labios, de su miembro fuerte y durodespertándosecontramivientre.

Siguebajando,subocaacariciamipecho,mispezones.Losendurececonsucálidoalientoyestremecemipiel.

Cierrolosojosyhecholacabezahaciaatrás.Estoyperdida.

Ryanmesujetalasdosmanosconunadelassuyas.Oigomásqueveocómocogelasábanaconlaquelequedalibreydeuntirónlaseparadelcolchón.

Sus labios se deslizan por la piel de mi estómago, me besa, meestimula. Todomi cuerpo se arquea bajo su boca.Me estoy derritiendolentamente.

Ryanseseparademíyúnicamenteconsumiradameordenaquemequedemuyquieta.Suspirohechizadaporcompletoysinperdermeniunosolodesusmovimientosleobservoretorcerlasábana,enrollándolaentresusmanos,ydespuésinclinarsedespaciosobremí.

Mirespiraciónseaceleracuandomecubrelosojosconlatela.—Ryan—pronuncio en un murmuro evaporado en mi respiración

másconvulsa.Sientoelnudotensarsealrededordemicabeza.Todoes tansensual

quemedejasinaliento.—Confíaenmí—susurraaescasos,escasísimos,centímetrosdemis

labios.Yoasiento.Nopuedohacerotracosa.Estoyrendidaaélentodoslos

sentidos.—Unelasmuñecasporencimadelacabeza.Obedezcoy,noséconqué,Ryanlasataytambiénalcabecero.Cuandoyametieneexactamentedondequiere,dejaquetodoelpeso

de su cuerpo caiga sobre elmío. Su olorme sacude yme inunda ymeestremezcodeplaceranticipadobajoél.

Mirespiraciónestádesbocada.Ryan me besa. Sus labios exigen que me concentre sólo en ellos.

Gimo contra su boca. Es delicioso. Pero entonces se separa dejándomeconganasdemás.

Suspirodenuevodeseosadequeregrese,peroélparecetenerotrosplanes.Bajapormicuerpo torturándomedespacio.Primeromispechos.Toma mi pezón entre sus labios. Lo endurece aún más con su lenguamientras su mano avanza por mi costado hasta tomar mi otro pezón.Perfectamente sincronizado, tira de ellos y mi espalda se arquea,acercándomemásaélyasushabilísimosdedos.

Siguehaciaabajo.Sucuerpoeseldueñodelmío.Sucálidoalientoimpregna la piel de mis costillas, mi estómago, mi ombligo. Una levesúplica se escapa de mis labios. Me estoy consumiendo en un mar de

excitaciónydeseo.Ryanbajaunpocomás.Sussensualeslabiossepierdenenmiinterior

máshúmedo.Gimoymicuerposeinundadeexcitación,sudoroso,llenodetantoplacerytantodeseoquetemodesintegrarmeenlosbrazosdeestediosdelsexo.

Susdedosseunenatodomiplacerysuscariciasmeerizanlapiel.Gimodenuevo.Másfuerte.Me penetra con dos dedos. Todo mi cuerpo se tensa. Tiro de las

ataduras y todas las sensaciones se multiplican por mil. Estoysobreestimulada y soy aún más consciente de todo lo que Ryan estáprovocandoenmí.

Muevo las caderas de forma inconexa tratando de escapar de susbesosobuscándolostodos,quiénsabe.Sólosoyplacer,placer,placer.

Ryanañadeuntercerdedo.Susbesossehacenmásprofundos.Gimomásfuerte.Lasatadurasmeaprietan.Meduele.Megusta.

¡Dios!Medeshagoentre susmanosy suboca.Grito sunombre.Elplacer

brilla,metraspasa,meiluminaymehacealcanzarunorgasmoincreíble.Mi cuerpo se tensa y se mueve, disfrutando del placer que lo

atraviesa. Ryan se separa demí. No soy consciente de dónde está, peroentoncesmetomaporlascaderasyexactamenteenelmismoinstantemeembisteconfuerza.

—¡Ryan!—gritodesbordada.Tirodemismuñecas.Elplacermehatraspasado,arrollándolotodoa

supaso.Sin salir de mí, se inclina hasta que puedo sentir su cálido aliento

sobremislabios.—Tranquila, nena—me pide con su voz más dulce tras chistarme

suavemente.Mi respiración está completamente desorbitada. Ryan me besa con

suavidad.Tengolatentacióndepedirlequemesuelte.Todoesdemasiadointenso.Ryanvuelveabesarmeyconsiguequeporunsegundosólomeconcentreensuslabios.Lohacedespacio,tranquilizandomicuerpo.

Esperaaqueaquemecalmedeltodoyvuelveaembestirme.—¡Joder!—gritodenuevo.El placer me está superando. Mi piel está sensibilizada y

sobreestimuladahastaelúltimocentímetro,ymimente,privadadepoder

ver,detocarlo,estáaúnmásatrapadayalavezmásliberadaportodoloqueRyanmehacesentir.

—Nena—mellama.Asiento. No puedo hacer otra cosa. Ryan me embiste de nuevo. El

placermeasola.Nopuedomás.—Ryan—gimoteo.Él vuelve a embestirme y, sin darme oportunidad a asimilar la

descarga de excitación y deseo en mi interior, comienza a bombearconstante,intenso,profundo.

Esdemasiado.Joder.Joder.Joder.Tirodelasmuñecashastaquelasatadurasmecortanprácticamentela

circulación.Yentoncessucedequetodomicuerpotiembla,seconvulsionaypaso

unanuevafronterallegandoaunplacerpuro,sinedulcorar,almejorsexoquehetenidoenmivida.

—¡Ryan!—grito.Cadaterminaciónnerviosademicuerpo,cadacentímetrodemipiel,

espuroplacer,excitaciónydeseo.Mesientomásllena,másfuerte,¡másviva!

—¡Dios!¡Ryan!Todomi cuerpo estalla inconmensurable, ardiendo.Es un orgasmo

que me atraviesa y me parte en dos, que me destruye para volver areconstruirme alrededor deRyan, de susmanos, de su voz, pero, sobretodo, de su increíble polla, dura, fuerte, fabricada a partir de fantasíaerótica,puroaceroytodoelplacerypecadodelmundo.

Ryansepierdeenlomásprofundodemiinteriorconunmasculinoalaridoyconlosdedosclavadosenmicadera,marcandomipielytodomiplacer.

Simurieraahora,moriríafeliz.Dejoquetodomicuerposerelajeymesumoenlaoscuridadqueme

proporcionalasábana.Ryan se coloca a horcajadas sobre mí y, hábil, desata el nudo,

privándome de mi escondite. Parpadeo un par de veces por la luz y loprimeroconloquemeencuentroesconsubellorostro,queaúnloestámás concentrado en liberarme las muñecas. Cuando lo hace, lasinspecciona con cuidado para asegurarse de que no he sufrido ningún

daño.—Hasidoincreíble—murmuro.MispalabrashacenqueRyanpose sus increíblesojos azules en los

míos y otra vez me deja sin aliento. Lentamente sube su mano por micostadohastaacomodarlaenmicuelloy,despacio,seinclinasobremíymebesallenodefuerza,intenso.

—Ver cómo te has corrido conmi nombre en los labios—susurraconnuestrosalientosentremezclándose—,esosíquehasidoincreíble.

Suspalabrasmerobanporcompleto la reacción.Ryandejaquesusojosmeatrapenunavezmásyvuelveabesarmeantesdesalirtriunfaldelahabitación.

Yomequedoenlacama.Necesitounsegundo.Coneseúnicobesoyesamiradahaconseguidovolveraponermeelcorazónamil.

Finalmente suspiro con fuerza, absolutamente encantada, y voy albaño.Cuando salgo,medetengobajo el umbral y estiro los brazos porencimadelacabeza.Estoyexhausta.Ahoramismosólopuedopensarendormir diez horas seguidas. Bueno, quizá, primero coger un par degalletasydespuésdormirdiezhorasseguidas.

Sexo espectacular, galletas caseras y una cama con un millón dealmohadones... quien afirme tener un plan mejor, está mintiendodescaradamente.

Apenas he dado unos pasos en dirección a la cocina de la suitecuando Ryan aparece frente a mí. Ya se ha vestido de nuevo con unosvaqueros,unacamisetademangalargablancayotra igualdecolorgrisencima. De las dos se ha remangado las mangas y desabrochado losbotones del cuello. Es curioso cómo con algo tan sencillo estáespectacular.

—Hola—losaludosorprendidaalverlotanllenodeenergía.Avecescreoqueelsexolerecargalaspilas.—Vístete—meapremia—.Tenemosalgoquehacer.Sindarmetiempoadecirnadamás,girasobresuspasosyvahastael

escritorio,dedonde recupera su teléfono.Aldarsecuentadequenomemuevo,alzasuvistadelSmartphoneymededicasumediasonrisa.

—¿No me has oído, Maddie? —pregunta con ese tono de jefeexigente y tirano que hace queme tiemblen las rodillas.Yo asiento.Nopuedohacerotracosa—.Vístete—repitey,nosécómo,consiguequeesasimplepalabrasuenepeligrosa,amenazanteyabsolutamenteexcitante.

Ahora estoydispuesta amovermeperomi cuerponome responde.Suspiro bajito y mentalmente me pongo los ojos en blanco. No puedodejarlesiempretanclarocuántomeafecta.

Al finconsigomandarelansiado impulsoeléctricoamispiernasyregreso a la habitación. De pasada echo un vistazo al reloj. Es más demedianoche.¿Adóndevamosair?

Sacounbonitovestidoazulmarinoconpequeñosestampadosdemimaleta y la cazadora vaquera que llevaba ayer. Me calzo mis botas ycaminodelsalónmesacudounpocoelpeloeintentoordenarmisondascastañas con los dedos. Sólo espero que no esté hecho un completodesastre.

—Lista—digodeteniéndomeen el centrodel salóny chocando laspalmasdemismanoscontraloscostados.

Ryansonríeyyoimitosugesto.¿Quéestaráplaneando?Metienedelomásintrigada.

—¿Vasadecirmeadóndemellevas?—preguntodivertida.Su sonrisa se ensancha. Anda hasta mí a la vez que niega con la

cabeza,metomadelamanoysalimosdelahabitación.Ryancaminadecidido.Asílohacemientrascruzamoselvestíbulodel

hotelytambiéncuandosalimosalacalle.—Ryan, ¿adónde vamos? —pregunto sin poder evitar sonreír

mientrasavanzamosporunParísperfectamenteiluminado.Puedoversumediasonrisaperonodicenada.Cruzamos una calle decorada con unos bonitos adoquines y nos

encontramos en la ribera del río Sena. La brisa soplamás fuerte ymásfría.Tengolatentacióndeabrazarmeamimismapararepelerelviento,pero me contengo. No quiero que exagere y se ponga de mal humorpensandoquevoyapillarunapulmonía.

Sin embargo, Ryan parece darse cuenta, porque se gira hacia mí,chasquealalenguamolestoysinsoltarmelamanomerodealoshombros.Sucuerpocálidocalmainmediatamentecualquiersensacióndefrío.Estoyenelcieloconacentofrancés.

—Yacasihemosllegado—comentaalavezquesuslabiosacaricianmisien.

LatorreEiffelalotroladodelríollamamiatención.Esincreíble.Daigualtodaslasvecesquelahabíavistoenfotosoenlatele,jamásimaginéquefuesetanespectacular.

Estoy tan ensimismada que ni siquierame doy cuenta cuandoRyannos hace girar a la altura de uno de los fastuosos puentes.Me obligo amirarpordóndemehacecaminaryboquiabiertameencuentrorodeadadeunospreciososjardines.Estáncuidadoshastaelmásmínimodetalleyhayunamajestuosafuentecondecenasdechorrosenelcentro.Desdeluegoenestaciudadelsentidodellujotomauncarizabsolutamentediferente.

—Son los jardines del Trocadero—me explica Ryan—. Ésa es lafuentedeVarsovia.

Estoyapuntodepedirlequeralenticeelpasoparapoderadmirarlosjardinescomosemerecen,peroentoncesmedoycuentadeadóndevamosrealmente.Unpreciosopalacioformadoportresedificiosselevantaantenosotros. Es de piedra caliza y unos juegos de columnas blancas ybrillanteslopresiden.

Ryan se separa de mí pero sigue manteniendo nuestras manosentrelazadas.Medaunsegundoparaquesuspiremaravilladaytirademíparaquesubalaimpolutaescalinata.

—YésteeselpalaciodeChaillot.De reojo veo cómo hace un levísimo gesto con la cabeza y mi

atención se centra donde él mira. Hay un hombre a unos metros denosotros,quetrasasentirligeramentesemarcha.Deprontolocomprendotodo. Lo ha preparado para que nos dejen entrar en este horario tanpeculiar.

Cuandollegamosaloaltodelaescalinata,Ryanmesueltadelamanoy yo paseo impresionada, girando sobre mis pies, tratando de asimilartodosycadaunodelosdetalles.Élmeobservadivertidoyyonopuedoentendercómoprefieremirarmeamíenvezdeaestelugardeensueño.

—Estoesfantástico—murmurodeslumbrada.Elvientovuelveasoplar,peronomeimporta.—Ryan,esincreíble.—Yaúnnohasvistolomejor—meadvierteconunasonrisa.Caminahastamí,metomadelamuñecayguíamicuerpohastaque

supechoenvuelvemiespalda.LatorreEiffelselevantaalotroladodelSena.Lasvistasdesdeaquí

son impresionantes… Y entonces un golpe de luz me roba toda laatención. Elmonumento se apaga un segundo y, tras él, se ilumina porcompletoyporunmomento tengolasensacióndeque toda laciudad lohace con él. Una preciosa coreografía de luces se desata y me deja

boquiabierta. Los destellos blancos recorren la torre de arriba abajo.Desaparecenyvuelvenaentrarenescenaformandodibujosconcéntricos.Esmaravilloso.

—Ryan—susurroconlamiradaperdidaalfrente,llenadeluz.—Cadanocheapaganlatorreasíyésteeselmejorsitioparaverlo.Sonrío,casirío.Nuncaimaginéveralgoasí.Sacándomedemi ensoñación,Ryanme gira entre sus brazos yme

besa.Yo lo recibo encantada y disfruto de él y de toda esa luz que nosbaña.Mehatraídoalaciudaddelamorylahapuestoamispies.

Elrestodenuestralunademielnoslopasamosencerradosenlasuite.Porsupuestonoconsigovisitarunsolomonumento,peroelrecuerdodelosjardinesdelTrocaderoyelpalaciodeChaillotesinmejorable.

Son tres días perfectos de sexo pervertido y alucinante entre lassabanas más suaves del mundo; pero también nos reímos y consigohacerlehablar,aunquemeveoobligadaarecurriralasdosúnicascosasdelasqueséquenopuedeevitarhacerlo:laarquitecturayelsurf.Nuncapenséqueseríandos temasquemeacabaríanresultandotan interesantes,pero ver a Ryan hablando absolutamente entregado, disfrutando, meresultafascinante.

—¿Yaestáslista?—preguntaasomándosealdormitoriodelasuite.Yo estoy peleándome con la maleta, sentada sobre ella, intentando

cerrarla.NoessóloquelaseñoraAldrinlodoblótodoconunexquisitocuidadoqueyo,aunqueloheintentado,noheconseguidoimitarylaropaahoraocupeprácticamenteeldoble,sinoquepretendocerrarlahabiendoguardadotodoslosregalosquehecompradoparaJamesylaschicas,mifamilia,losRiley,Bentley,inclusoparalaseñoraAldrinyFinn.

Ryancabeceasinperderlasonrisayseacercaamí.Seacuclillajuntoa lamaleta,colocasuenormemanosobreelequipajey,presionando lojusto, comienza a cerrarla. Yo aprovecho para contemplarlo. Estáguapísimo.Supelosehasecadoalaireylecaeindomablesobrelafrente.Nosécómo,peroparecemásrubio,comosihubieseabsorbidoelsoldecadadesayunoquehemostomadoenla terraza.Hacetresdíasquenoseafeitayunasexybarbalerecorre lamandíbula.Llevapuestaunacamisa

de cuadros de la que se ha desabrochado los primeros botones,remangado las mangas y dejado por fuera de sus vaqueros. Tiene unaspectorelajadoyjovial.Meencantaverloasí.

Ryanresoplay,sorteándome,cierralamaletadefinitivamente.—Hascompradodemasiadascosas—protestadivertidoalavezque

selevanta.Alverquenomequejo,mebuscacon lamirada.Mepillade lleno

contemplándolo embobada, pero no me importa. Estoy disfrutando, ymucho,deloquetengodelante.

—¿Qué?—preguntaconunamediasonrisaenloslabios.Sabesperfectamentecuáleslarespuestaaesapregunta.—Nada —respondo imitando su gesto—. Tienes un aspecto muy

diferente—comentosocarrona—,muyeuropeo—añado.Ryansehumedeceellabioinferiory,antesdequemedécuenta,me

tomadelasmanosytirademíhastacogermeenbrazos.Automáticamenterodeosucinturaconmispiernas.Enredasumanoenmipeloytiradeélparaobligarmeaecharlacabezahaciaatrás.Mebesaconfuerzay,llenodeesamasculinaseguridad,mellevacontralapared.

—Podríamosquedarnosotrosquincedíasaquí—susurrocontrasuslabios.

—Nometientes—replicasonriendocontralosmíos.Sus manos bajan hasta anclarse en mi culo y las mías suben hasta

rodearsucuello.Podríaquedarmeavivirenestahabitacióndehotelparasiempre.

En ese instante llaman a la puerta.Desde el descansillo, el botonesnosanunciaquevieneabuscarnuestrasmaletas.Ryanresoplacontramislabios,mebesaunavezmásymedeslizadespacioporlaparedhastaquemispiesenfundadosenmisbotaspreferidastocanelsuelo.Parecequeéltambiénestabadispuestoaquedarseaviviraquí.

Malhumorado, comienza a caminar hacia la puerta, pero, antes deabrir,serecolocasuvisibleerección.Noséporqué,esemovimientomeexcitatodavíamásynopuedoevitarmordermeellabioinferioralavezquesonrío.

«Probablementetengaqueverconqueseasadictaalsexo.»Mientraselbotonescomienzaasacarlasmaletasconsumocuidado,

puedo notar la mirada de Ryan llena de un salvaje deseo y como medesnudayenciendeencadacentímetro.Daigualquesehayaalejadounos

pasosprudenciales.Sinpoderniquerercontenerme,alzolacabezaysusojosazulesmeatrapansinremedio.Involuntariamentemellevolauñadelpulgar a los dientes y la araño con delicadeza. Ahora mismo siento eldeseo y la sangre húmeda y caliente latiendo descontrolados por misvenas.Laatmósferahaidocargándosesuavementeysóloelbotonesestáimpidiendoquenosabalancemoselunosobreelotro.

FinalmenteRyanresoplamientrassegiraysealejaotropardepasoscabeceando divertido. Es increíble cómo nuestros cuerpos estánconectadosdeunamaneraqueseescapaporcompletoanuestrocontrol.

Bajamosalvestíbulo.Estamosapuntodemarcharnosperorecuerdoque quiero hacer una última compra en la tienda del hotel. Ryan meobservaresignadoydivertidoapartesiguales.

—Bonjour,madameRiley—mesaludaladependientaconunasonrisaalvermeentrar.

Es lamisma chica queme atendió los primeros días. Cuando ayerarrastréaRyanacomprar todos los regalos,noestabaynosatendióunchico con la piel aceitunada y un curioso acento. Al final acabóexplicándonosquehabíanacidoenArgelia,peroqueahoravivíaenParís.

Ledevuelvolasonrisaycaminodecididaporlatiendahastallegaraunaestanteríallenadecedés.Ayerrecorrílaboutiquetantasvecesqueyamelaconozcocasi tanbiencomoelsupermercadoD’Agostinode la14Oeste.

Reviso la segunda fila de discos y rápidamente localizo «LoveSongs»,deVanessaParadis.LogiroentremismanosysonríoalverqueMi amor[8] es la tercera canción del segundo cedé. Llevo tarareándoladesdequelaoíenlaradioynoquiereirmesinella.PodríaencontrarloenNuevaYorksinproblemas,peromehaceilusióncomprarloaquí.

Coneldiscoenlamano,meencaminoalmostrador.Ryansaleamiencuentro y yo le devuelvo una sonrisa de oreja a oreja a la suyaexasperada.Cadavezqueseponeasí,nopuedoevitarrecordarlafrasedeTess cuando me dijo aquello de que el señor Riley no es un hombrepaciente.Desdeluegonopodríatenermásrazón.

DoyelpasodefinitivohaciaelmostradoryRyansecolocaamilado.—¿Pagaráendólarescomolaúltimavez?—mepreguntasolícitala

dependienta.¡Mierda!«¡Mierda!»

5

YolamiroconlosojoscomoplatosrezandoparaqueRyannolehayaprestadoatención.Sinembargo,por lamaneraen laquesehumedeceellabioinferioryseapoyadespacioenelmostrador,comosifueraunleónacorralandoaunpobrecervatillo,medoycuentadequenovoya teneresasuerte.

—¿Dice que la última vez pagó en dólares? —pregunta Ryandedicándole su sonrisa diseñada para fulminar lencería. Ese gesto es sumejorsuerodelaverdad.

Ahora rezo para que la dependienta entienda milagrosamente misituacióno,mejoraún,seaunalesbianamilitanteylaúnicamujerinmunea los encantos de mi novio, quiero decir, mi marido, pero otra vezsospechoquenotendréesasuerte.

—Madamepagóendólareslaguíaparaaprenderfrancésytambiénlalacadeuñas.

Ryan vuelve a sonreírle como agradecimiento y puedo verperfectamentecómoellasederriteporcompleto,tratandodedisimularlosinningúnéxito.Leagradezcoqueporlomenosintenteserdiscreta.

Quierodeciralgoparaaliviarlatensiónqueahoramismoserespiraenestaelegantetienda,peronoséelqué.Cuandoestoyapuntodeabrirlaboca,Ryanmequitaeldiscodelasmanosyseloentregaalachicajuntoconunbilletedecincuenta euros.Ladependienta cobra todo lodeprisaquepuedeymeteelcedéenunacoquetabolsadepapel.

Sindecirnadamás,Ryanmetomadelamanoysalimosdelatienda.Medespidodelachicaconunasonrisa.Alfinyalcabo,ellanotienelaculpa del lío en el que me he metido. Bueno, un poco sí, pero parecesentirsemuyculpablepor ladecenadepensamientosmuypocodecentesquedebedehabertenidoconmonsieurRileydelantedemadameRiley.Ensu defensa diré que, aunque haya suplicado por ello, no haymujer quepuedaresistirse.

Enelcoche,caminodelaeropuerto,latensiónsaturacadaátomodeaire vacío. Ryan no ha vuelto a decir una palabra y parece de lo más

pensativo. Es obvio que está enfadado, así que por primera vez decidohacercasoalavocecitademiconcienciaymequedocalladayenmiladodelasiento.

Intento distraerme contemplando a través de la ventanilla cómoatravesamosParís,perono loconsigo.Laverdadesquemesientomuyculpable.Miro sumano descansando sobre la tapicería crema entre losdosysuspirobajito.Fingiéndomedesinteresada,colocolamíamuycercade la suya, esperando que el que estén tan próximas lo ablande losuficienteparaquemelacoja,peronolohace.

Soyunaestúpidapornohaberusadolamalditatarjetadecrédito.Llegamosa loshangaresprivadosdelaeropuertodeParís-Orly.De

nuevosindecirnada,Ryansebaja,esperaaqueyolohagaymetomadelamano.Noesungestocariñoso.Siguetensoymuyfrío.

Me llevahastaelpiede lasescalerillasy, trashablarconelcapitánunossegundos,subimosdefinitivamente.

—Señores Riley, bienvenidos de nuevo —nos recibe Marie—.¿Deseantomaralgoantes...?

Ryan niega con la cabeza interrumpiéndola y ordenándole con lamiradaquesemarche.Yosuspirodenuevo.Lasituacióncadavezesmásincómoda.

Espero hasta queMarie desaparece al fondo del avión y, al tiempoquesuspiroparacogerfuerza,alzolacabezaparabuscarsumirada.

—Sientoloquehapasado.—Y,exactamente,¿quésientes,Maddie?—preguntaarisco.Porunmomentonoséquécontestar.Mentiríasidijeraquesientono

haberusadolatarjeta,tengomismotivosparacomportarmecomolohice,perolociertoesqueodioqueestemospeleados.

—Quehayamosdiscutido—musitoapartandomimiradadelasuya.Ryanresoplaconfuerza.—¿Te haces una idea de lo jodidamente complicado que me lo

pones?—inquieremalhumorado—.Eresmimujer—sequejaexasperado—.Quierocuidardeti.

—Puedescuidardemí.Clava sumetálicamirada en lamía y resopla brusco una vezmás.

Estáapuntodeestallar.—Es sólo que no quiero que te gastes dinero—intento explicarme

conunhilodevozperotratandodesonartodoloseguraquepuedo.

—Puesyoquieroque,cuando lohaga, te limitesa sonreírydarmelasgracias, asíqueestá claroqueningunode losdosva a conseguir loquedesea—replicapresuntuosoyaúnmásarisco,dejándosecaersobreelmullidoasientocolorcrema.

Hausadountonotanarrogante,inclusoexigente,que,sinquepuedacontrolarlo, mi enfado se transforma en pura dignidad y orgullosobulliciosos. No tengo por qué sentirme culpable con respecto a esteasunto.Llevolarazón.

—Noquierotudinero.—Tratodesonartodolotajantequesoycapaz—. No necesito tarjetas de crédito exclusivas, ni que me compresapartamentos.Yotequieroati,Ryan.Siempremehevalidopormímismay no pienso dejar que eso cambie.Me gusta ganar mi propio dinero ytambiéngastarlo,ytútienesqueentenderlo,porfavor.

Añadoese«porfavor»enunintentodesuavizarmidiscurso.Ryannoapartasufríamiradademíperonodicenadayyocadavez

mesientomás intimidada.Nohedichonadaquenoquisieradecirymegustaríaquefuerarazonable,loentendieseynodiscutiésemosmás.

Su silencio me está matando y no sé cómo actuar, así quesimplemente hago lo que quiero hacer y, tomándolo por sorpresa yrezandoporquenomerechace,mesientoahorcajadasensuregazo.Ryanexhalatodoelaireconfuerza,consusojostodavíaposadosenlosmíos,intentandomantenersefrío,peroalgomedicequelobienqueseacoplannuestroscuerposleafectatantocomoamí.

—No quiero que discutamosmás—susurro rompiendo el contactocon sus impresionantes ojos azules y centrando la vista en mis manossobresupecho.

Ryanvuelvearesoplar,apoyaelreservodesuíndiceenmibarbillaymeobligaaalzarlahastaquenuestrasmiradasseencuentrandenuevo.

—Vasavolvermecompletamenteloco,losabes,¿verdad?Unaincipientesonrisasecuelaenmislabios.—¿Significaesoqueestoyperdonada?—pregunto.Aunque intenta disimularlo, sus labios se curvan hacia arriba. Sus

manossesumergenenmipeloymeatraehaciaél.—Deesonada—respondesinasomodeduda,justoantesdebesarme

confuerza.Elavióndespegasuavementeyvolvemosaestarenlacamakingsize

denuestrasuitedehotelconvistasalatorreEiffel.

Siete horas después aterrizamos en el JFK. He dormido la mayorpartedelviaje,asíqueahora,aunquesonlascincodelamañana,estoydelomásdespejada.

—SeñoresRiley—nos saludaFinn junto alAudiA8—, espero quehayantenidounvueloagradable.

—Fantástico,Finn—respondeRyan llevándonoshasta el cocheconpasodecidido.

Nos acomodamos en la parte trasera. Estoy a punto de ponerme elcinturón cuando Ryan me toma por las caderas y me acomoda en suregazo.

—Megustatenerteexactamenteaquí—murmurahundiendosunarizenmicuello.

Yosonríoymedejohacer.Finn arranca el coche y, tras un fuerte pero armónico rugido del

motor,comienzaasonarSupersoaker,[9]deKingsofLeon.El sonido metálico del iPhone de Ryan rompe la armonía de la

canciónylasuavecariciadesunarizcontralapielbajomioreja.Ponelosojosenblancomalhumoradoy,sinbajarmedesuregazo,sesacaelmóvildelbolsillointeriordelachaquetadecuero.

—Riley... —responde resoplando—... El seis por ciento en unintervalodedosnoessuficiente.

Desconecto de la conversación y pierdo mi vista en la ventanilla.París me ha encantado, pero no cambiaría Nueva York por nada delmundo.Adorocadacalle.

Llegamos a Chelsea relativamente pronto. Aún esmuy temprano yapenas hay tráfico. De la mano de Ryan, subimos las inconfundiblesescalerasdeaceroamarilloyaccedemosprimeroalvestíbuloydespuésalascensor. Estoy concentrada contemplando la increíble bóveda del hallmientrasRyanmarcaelcódigodeaccesoen lapuertadeentrada.Nuncadejadesorprenderme ladecoracióndeeste techo,esdeslumbrantementeminuciosa,peroentonces,sacándomedemispensamientos,Ryanmepasaunbrazoporlaespalda,otropordetrásdelasrodillasymelevantacomoelpríncipealaprincesaenlaspelículasdeDisney.Chilloporlasorpresayrompoareírmientrasporinerciameagarroasucuello.

—¿Quéhaces?—mequejodivertida.Ryancaminahastalasescalerasylassubesinaparenteesfuerzo.—Eslaprimeravezqueentramosencasadesdequenoscasamos.Es

latradición—respondesinasomodeduda.Atraviesaelsalónynossubealaprimeraplanta.—Bájame—lepidoentrerisas—.Yahemospasadoelumbral.—No quiero correr ningún riesgo —comenta socarrón—. Las

tradicionessonmuyimportantesparamí.Abro la boca escandalizada por semejante mentira, pero vuelvo a

romperenrisascuandomedejacaerenlacamaeinmediatamentelohacesobremí.

—Bienvenidaacasa,señoraRiley—mediceconsuespectacularvoz,apartándomemiindómitopelodelacara.

—Bienvenidoacasa,señorRiley—respondocuandomiscarcajadassecalman.

Todavíatengolarespiraciónagitada.Su cuerpome envuelve y me besa con fuerza. Sus manos avanzan

desde detrás de mi rodilla por debajo de mi vestido hasta llegar a micadera.Yomerevuelvobajoél.Estoydescansadayquieroamidiosdelsexo.

—Joder—masculla contra mis labios—, te echaría el polvo de tuvida,perotengoqueiralaoficina.

—Sólosonlasseis—murmurorodeandodenuevosucuello.Meniegoasoltarlo.—Llevo tres días sin quitarte las manos de encima—continúa sin

dejardebesarme—.Tengomuchotrabajo.—En Nueva York aún no ha amanecido —contraataco—.

Técnicamenteseguimosdelunademiel.Ryan frena nuestro intenso beso, me da unomás corto amodo de

despedidaysonríemientrasresoplomalhumoradacomolaniñaalaquelehanquitadoloscaramelos.

Se levanta y se queda al borde de la cama, observando lleno deautosuficiencia cómo me ha dejado hecha una maraña de excitación ydeseo. Yo le dedico mi peor mohín y él sonríe encantado. Debe sermaravillosotenertodoeseautocontrol.

Finalmente se da media vuelta y entra en el baño. A los pocossegundosoigoelaguadeladuchacorrerymesientomásquetentadadeentrar.Sinembargo,aprendíhacemuchoque,cuandoelseñor irascible-sexoincreíblediceno,esno.

Tras un tiempo indeterminadomirando el techo, me levanto de un

saltodispuestaatomarlasriendasdelgrupodescontroladodehormonascalientes en el que se ha convertidomi cuerpoy salgode la habitación.Bajo las escaleras prácticamente dando saltitos e inspecciono la casa enbuscadeLucky.

NotardaenaparecercorriendodesdeelestudiodeRyan.Alverme,sueltaunladridoyagitalacolacontento.¡Estáenorme!Mearrodilloylorecibo con una sonrisa. Cojo su adorable carita de peluche entre mismanosyleacariciomientrashagomuecascomounaauténticaidiota.Nomeimporta.Esmicachorritoyhacedíasquenoloveo.

Después de acariciarlo y hacerlo rabiar un poco, me levanto ycaminohastalacocina.MeresultamuyextrañonoveralaseñoraAldrinporaquí.Supongoquedebedeestartodavíadurmiendo.

Abro laenormeneveraycojounabotellitadeaguaSanPellegrinosingas.Apenashedadounpardesorboscuandounruidoenelpisodearriba me hace alzar la mirada. Ryan está bajando las escalerasajustándoselosgemelosdesuimpolutacamisablanca.Llevauntrajeazuloscuroyunafantásticacorbataazuleléctrico.Sehaafeitadoyhavueltoapeinarsedeesamaneratanperfectamentecasual.Estáespectacular.

Yo apoyo la botella sobre el elegante mármol italiano. En estosmomentos las piernas me flaquean. Estaba guapísimo con el aspectodespreocupadoquetraíadeParís,peroahoraestásencillamenteincreíble.Ryan Riley, director ejecutivo, es muchas cosas, pero la primera y laúltimaesqueeselatractivopersonificado.

Baja el último peldaño. Sus ojos recorren el espacio vacío entrenosotrosyfinalmenteatrapanlosmíos,sacándomedemiensoñación.

—Alfinalvoyapensarqueloquerealmentetegustademísonlostrajes—comentaburlón,acercándose.

—Pues yo estoy empezando a pensar que sólo te vistes así paraprovocaratodaslaspobresmujeresquesecruzanentucamino.

Ryanmededicasumediasonrisaydaelpeligrosoydefinitivopasoquenossepara.

—A todas, no—dice colocando su mano en mi cadera—. A ti—continúa tirando de mí hasta que nuestros cuerpos chocan—,probablemente—sentenciaenel susurromás sensualqueheoídoenmivida.

—Probablemente—repitosaboreandocadaletra.Mebesaconsuavidad,asegurándosedeencendercadarincóndemi

cuerpo.—Mimadrehallamadoparadecirquenosesperaacenarmañanaen

GlenCove.Asiento.Ahoramismopodríadecirquelacasaestáenllamasyaun

asínopodríadejardemirarlo.—¿Qué harás hoy? —inquiere a escasísimos centímetros de mis

labios.Quierocontestarperonecesitorecuperarlaconcentración.Esosojos

azulesmeloestánponiendorealmentecomplicado.—Llamaré aLaurenpara desayunar juntas—respondo en ungolpe

devoz.Carraspeoeintentorecuperarlacompostura.Ryansonríe.Estáclaro

que le divierte muchísimo lo que puede hacer conmigo con una solamirada.

—Despuésiréalaoficina—añado—.Noestoycansada.—¿Alaoficina?—inquieresinllegarabesarme.Inmediatamenteséaloqueserefiereyasientodivertida.—Cuandolleguesalaoficina—continúa—,venamidespacho.Hay

algunascosasquetengoquecomentarcontigo.—¿Ysinoquieroir?—preguntoimpertinente.—Querrás—sentenciaysuseguridadmederriteaúnmás.Mebesayyomedejobesarmásqueencantada.Sin embargo, cuando ya me tiene exactamente donde quiere, se

separademíysedirigehacialapuertadelsalón.—Eresuntorturador—mequejodivertida.Ryan se vuelve a la vez que se mete las manos en los bolsillos y,

caminando hacia atrás, me dedica su media sonrisa y se encoje dehombrosdespreocupado.

—Probablemente—respondeinsolente.Finalmente se da media vuelta y se marcha. Yo resoplo divertida.

¿Quéotracosapuedohacer?Resignadaytratandodecontrolarestealuvióndehormonascalientes,

otra vez, subo a darme una ducha y cambiarme de ropa. Aún no hellamadoaLauren.Quieroserbuenaamigaydarleunahoramásdesueño.

Conmivestidomarrónconpequeños lunaresblancospuestoy trascalzarme mis botas de media caña también marrones, me siento en elbordedelacamayllamoaLauren.

—Diga—responde una voz congestionada al otro lado de la líneatelefónica.

—¿Estásenferma?—preguntorealzandoloobvio.—Sí—contesta y comienza a toser como una loca durantemás de

treintasegundos—.Tengouncatarromonumental.—¿Peorquelafiebrede2011?Enel inviernode2011Laurentuvolagripe,quelecontagióJames.

Sólo era gripe, pero ella no paraba de gritar que era la antesala de lamuerte.Unanoche,llenadeantibióticosy,trashabersetomadoporcuartavez en el día un analgésico que sólo se podía tomar dos, nos reunió atodosalospiesdesucamay,almáspuroestiloElisabethTaylor,repartiósuspertenecías.Nopuedoquejarme, amíme tocaron todos suszapatos.Álexjuróquenuncaleperdonaríaesaafrenta.

—Peor—respondesinasomodeduda.Yo sonrío y voy hasta el vestidor en busca de mi inmensa rebeca

marrón.—Estaréallíenquinceminutos—replicodivertida.—Porfavor—gimotea.Cuelgo,cojomibolsoyvoyhastalapuertaprincipal.Estoyapunto

desalircuandooigolaprofesionalvozdeFinnllamarmeamiespalda.—¿Enquépuedoayudarte?—preguntoconfusa.CreíqueestaríaconRyan.—El señor Riley me pidió que regresara para llevarla a donde

desearair.Frunzoelceño.Adondedeseoir,deseabairenmetro.Enestosdías

en París había olvidado el hecho de que, según Ryan, necesitoguardaespaldas.

—Entonces...—meapremiaFinnamablementedejandoelrestodelafraseenelaire.

Resoploresignada.Noesconsuhombreparatodoconquientengoquehablardeesto.

—AcasadelaseñoritaStevens,al244dela14Este.Lobuenodequemelleveesquellegoamidestinoenunsantiamén.

Finnseofreceaesperarme,peroyo,armándomedepaciencia,leexplicoqueLaurenestáenfermayquepasarétodalamañanaconella.Aunasí,esunhombremuydurodepelarynoparecedispuestoamoversedelaacerafrentealbloquedeapartamentosdemiamiga.Mearmodepacienciade

nuevo y le prometo que, si decido volver a casa, lo llamaré para quevenga a buscarme. Finn me escucha, asiente profesional, pero mecomunica que no le está permitido moverse de aquí. Parece que lasórdenesdelseñorRileyhansidomuycontundentes.

Acabomarchándometrasresoplarenclaraseñaldeprotesta.TengoquehablarconRyanmuyseriamentesobreestetema.

Saludoa la camareradel restauranteWinslow,que se está fumandouncigarrilloenlapuerta,ysuboacasadeLauren.Cuandomeabre,meencuentro exactamente lo que me esperaba. Mi mocosa amiga estáenvueltaenunamantaybajoellasevislumbraunpijamadefranela.Conunamano sujeta un pañuelo de papel y con la otra, los extremos de lasusodichamanta.

Yo la empujo, entro, cierro la puerta tras de mí y continúoempujándola hasta que llega al sofá y ella sola se deja caer sobre eltresillo tan pesada y cansada como si viniera de luchar en la primeraguerramundial.

—Teprepararéun tazóndecereales—digoquitándomela rebecaydejándolajuntoamibolsoenelviejosillóndeRaymour&Flanigan, latiendademueblesmásfamosadetodaNuevaYork.

—Mejortostadasfrancesas—gimoteadesdeelsofá.Pongo los ojos en blanco divertida y voy hasta su frigorífico.

Mientras lepreparoeldesayuno,Lauren tosecomosiestuvieraalbordedelamuerteunadocenadeveces,sequejadefríoydeunintensodolor.Comienza a tener un aspecto realmente horrible. Tiene que verla unmédico.Absolutamente encontrade suvoluntad, le arranco lamantadelasmanos, laobligoacalzarseunasdeportivasyaponerseunabrigoysalimosdesuapartamento.

—Noquieroir—sequejaenmitaddelasescaleras.—Necesitasqueteveaunmédico.—ElpinchedelWinslowestáestudiandoenfermería.Pídelequesuba,

así no tendréque salir del edificio.Hacemucho frío—gimotea—ymehasquitadolamanta,perra—sentencia.

Yo le hagounmohínpor el cariñoso epíteto y la obligo a bajar elsiguientepeldaño.Ellahacepesomuertoconsucongestionadocuerpoyno consigo moverla. Finalmente me rindo, resoplo y Lauren sonríesatisfecha. Debería plantearme ir a un gimnasio. Mi fuerza esbochornosamenteridícula.

—Necesitas unmédico de verdad—trato de hacerle entender—, deesosquetrabajanenunhospital.Siportifuera,accederíasaquetevieraeldoctorNickRivieracontaldenosalirdetuapartamento.

Las dos sonreímos al visualizar al desastroso doctorNick de «LosSimpsons» peromi sonrisa dura poco y vuelvo a intentar hacerla bajar.Estavezloconsigo.

—Finn está abajo—comento—, así que no tienes que preocuparteporquealguienteveaconestemaravillosopijama.

Nopuedoevitarqueunasonrisillamaliciosasemeescape.Elpijamaes tremendo: rosa con estampados a medio camino entre ponis yunicornios.

—MeveráFinn—selamenta.—Finnesunprofesional—sentencio—.Estáporencimadelbieny

delmal.Ellaasientedándomelarazónyyoledevuelvoelgesto.Esehombre

eslaeficaciapersonalizada.Nos montamos en el Audi A8 y le indico a Finn que nos lleve al

Hospital Universitario Presbiteriano. Estámás al norte de Central Park,pero, aunque nos pille un poco lejos, es elmejor hospital de la ciudad.Además,Seantrabajaallí.

Atravesamoselvestíbuloatestadodegente.SientoaLaurenenunadelas sillas de plástico de la sala de espera y voy hasta el mostrador derecepción. Me sorprendo muchísimo cuando una simpatiquísimaenfermera,llamadaMolly,mecomunicaqueeldoctorSeanHanniganseha ausentado hoy del trabajo. Al explicarme que ha sido por motivospersonales, automáticamenteme preocupo. Continúa diciéndome que notengo por qué inquietarme y me refiere la lista de credenciales de ladoctoraquelosustituyealtiempoquemedalosformulariosdeadmisiónsujetos por el extremo superior a una carpeta de plástico transparente.Asiento pero lo cierto es que no le estoy prestando demasiada atención.Todoestomedamalaespina.

Mealejounospasosdelmostradormientrassacomiteléfonomóvily llamoaÁlex.Da líneahastaque finalmente salta el contestador.El deJames está directamente apagado. Mi preocupación adquiere nivel dealarma.Meniegoapensarloqueestoypensando.

RegresojuntoaLaurenymesientoasulado.—¿HashabladohoyconlosHannigan?—preguntotratandodesonar

despreocupada a la vez que desengancho el bolígrafo de la carpeta ycomienzoarellenarlosformulariosconlosdatosdeLauren.

Miamiganiegaconlacabeza.—Laúltimavezquelosvifuehacedosdías.Fuimosatomaralgoa

TheVitamin—meaclara—.ApostéconellosaqueosdetendríanenParíspor escándalo público.He perdido cinco pavos yme has decepcionado,MaddisonParker.

Lamiroboquiabiertaconlascejasenarcadas.¿Aquéhavenidoeso?Ella se sorbe los mocos y se encoge de hombros como si realmentehubieradadoporhechoqueungendarmefrancésnospillaríafollandoenloscamposElíseos.Mepreguntosideberíacontarlequesíhubosexoenpúblico,sóloqueRyanseencargodequenadienosmolestara.

—¿Porquémelopreguntas?—inquiere.—Pornada—meexcuso—.Curiosidad.NoquierodecirlequemepreocupaquelosHanniganhayancaídoen

la ruina. No sé si es verdad y, en cualquier caso, prometí no contarlo.Además, confío en Ryan y él sabe lo importantes que son para mí. Nopermitiríaquenadalespasase.

«¿Seguro?»Sacudodiscretamentelacabeza.Noquieropensarenotraposibilidad.

Tal vez Sean, al fin, se haya echado una novia y Álex y James esténtrabajando.

Antesdequepuedaseguirdivagando,unaenfermerallamaaLaurenynosguíahastaunodelosboxesdeexploración.Encuantovelacama,mi amiga se tumba en ella. Yo le doy un pellizco, por fastidiarbásicamente,mientrassueltounarisillamalvadaymequedodepiejuntoaella.

Unadoctorademedianaedad,conunandarmuydecididoyelegante,caminahastanosotrasycorrelascortinas.

—Buenosdías—nossaluda.—Buenosdías—respondemosalunísono.—Como les habrán informado en admisiones—dice abriendo una

carpetayojeandolainformaciónquecontiene—,hoymeencargodelospacientesdeldoctorHannigan.

Asiento.Laurenmemiraconfusayyovuelvoaasentirparaqueellatambiénlohaga.

—Por lo que leo aquí —continúa profesional—, tiene fiebre,

malestargeneralytosconmucosidad.¿Cuándoempezaronlossíntomas?—Ayer.—¿Tieneronchas?Miro extrañada a Lauren. ¿Ronchas? Ella le da un tímido sí y mi

confusiónaumenta.Ladoctoraasienteysesacaunbolígrafodelbolsillodesuimpoluta

batablanca.EstanperfectamenteblancaqueporunmomentomerecuerdalascamisasdeRyanynopuedoevitarsonreírcomounaidiota,aunquemerecompongorápido.

—No necesito más para saber que está atravesando un proceso devaricela,señoritaStevens.Tendráquetomarantibióticosdurantesietedíasy analgésicos mientras los síntomas persistan. Este año el virus esespecialmentevirulento, por loque le recetaréunadosisde amoxicilinabastante alta que le causará somnolencia. Sería conveniente que, paracontrolarlafiebre,alguiensequedaraconustedalmenosestanoche.Delocontrariotendríaquequedarseingresada.

Laurenmemiraconcaradeespanto.Piensoenhacerlasufrirunpocoperoalfinalintervengo.

—Yolacuidaré—comento.—Perfecto. —La doctora recapacita un segundo—. ¿Usted está

vacunadacontralavaricela?—mepregunta.—No—contestodespreocupada—,perolapasedepequeña.Ladoctoramemiraconautosuficiencia,diciéndomesinpalabrasque

soyunapobreconfiada.—Esonolasalvaalcientoporciento—sentencia—.Lomejorserá

quelavacunemos.Asiento.No era el plan que tenía pensadopara hoy, pero si nohay

másremedio...Ladoctoravuelveaanotaralgoenlosdocumentosdelacarpeta.—¿Algunadelasdoscreeestarembarazada?—preguntasinlevantar

suvistadelospapeles.—No—respondetajanteLauren—.Nohetenidorelacionessexuales

desde mi última regla —comenta igual de resignada que si estuvieraadmitiendoquecaesobreellaunamaldiciónegipcia.

—No—respondotambién—.Tomolapíldora.Ladoctoravuelveamirarmede lamismamanera.Debepensarque

soylapersonamásingenuasobrelafazdelatierra.

—Esonoesunnorotundo.Noesunno rotundo,perosíunmétodoanticonceptivoconcasiun

noventaporcientodeefectividad.—Paraasegurarnos,leharemosuntestdeembarazo.Inspeccionauncarritojuntoalacama,abreunodeloscajonesyme

entregaunvasitoparamuestrasdeorinasenunpaqueteesterilizado.Abrolosojoscomoplatos.Nopuedeestarhablandoenserio.—Silavacunamoscontralavaricelayestáembarazada,losdañosal

bebé, independientemente de las semanas de gestación, seríanirreversibles.

Sus palabras me asustan a pesar de que es imposible que estéembarazada, así que cojo el vasito con manos titubeantes y salgo endirecciónalbaño.

Deregresoalbox,unaenfermeraafroamericanaconunsensacionalcortedepeloafromequitalamuestradelasmanosymepidequeesperejuntoaLauren.

—Esto es surrealista —me quejo al llegar a la cama donde siguetumbada.

—Losurrealistaesquenomehayandado todavíaningunaclasededrogasyquellevediecisietedíassinecharunpolvo.

Alzolamiradaconunasocarronasonrisamientrashagocuentas.—¿NoechasteunpolvodedespedidaconBentley?—No—responderesignada—ydebíhaberlohecho.—Esospolvossonlosmejores—sentencio.—Losmejoressonlospolvosfuriososdereconciliación.Yofrunzoelceño.—¿Cómopuedeserfuriosoydereconciliaciónalmismotiempo?—

preguntoconfusa.—Chica, los que echas porque, a pesar de cuánto lo odias, está tan

bueno que se te caen las bragas y te autoconvences de que ya lo hasperdonado. Creí que eran la especialidad del señor irascible—continúaburlona.

No pienso admitir que en esos somos unos auténticos expertos, asíque le dedicomimohínmás indignado y ella, que no necesita ningunaconfirmación,ríeencantada.

—¿Asíquediecisietedías?—preguntosocarrona.Larisaselecortadegolpeyahoralaqueestallaencarcajadassoy

yo.Lauren abre la boca dispuesta a responderme, pero en ese preciso

instanteregresaladoctora.Sonríemuysatisfechaconsuprofesionalidadantesdelevantarlavistadelacarpetaquellevaenlasmanos.

—SeñoraRiley—mellama—,estáustedembarazada.

6

Nisiquieraoigolavozdemiconciencia.Sehadesmayadoyenbreveyo seguiré su mismo camino. ¿Embarazada? ¿Cómo es posible? ¿Quépasaconlapíldora?Laspreguntasseagolpanenmigargantasinqueseacapaz de pronunciar ninguna. No sé cómo reaccionar. Sonrío perorápidamentese transformaenungestonervioso.Estoyfelizyaterradaapartesdemasiadoiguales.

—No lo entiendo —musito faltándome el aire en cada palabra—.Tomolapíldora.Sesuponeque...Esimposibleque...

—Follantodoeldía,doctora—meinterrumpeLaurenresignadísima—,atodashoras.Ynadadepolvosdemalamuerte.Estamoshablandodecaídademuebles,orgasmosmúltiples,esascosas.

Lamirosinpodercreermeloqueacabadedecir,aunqueenrealidadeselmenordemisproblemas.¡Estoyembarazada,joder!

—SeñoraRiley—mellamaladoctorasacándomedemiensoñación—, sería conveniente que se marchara—me apremia—. No debe estarexpuestaalavaricela.Recuerdeloquelehecomentadoantes.

Asientoyalgodentrodemíseactiva.«Reacciona,Parker.»Asientodenuevoydoyunpasohacialacama.Laurenestáenferma.

Novoyadejarlatiradaenelhospitalsinmás.—Alguien tiene que cuidar de ti—le digo—.Le pediré a Finn que

vayaabuscaraLindaalaredacciónylatraigahastaqueencontremosaÁlexoaJames,¿deacuerdo?

—Deacuerdo.—Erescontagiosa—comentoburlonayellamehaceunmohín—,así

que,hastaquevenga,esperaréenlasaladeespera,¿vale?Ahoraesellalaqueasiente.Trasunossegundos,caigoenlacuentadealgo.—¿Porquénoestássorprendida?—preguntoconfusa.Yoestoyalbordedelcolapso.—Telohedicho—sedefiende—.Folláiscomosisefueraaacabar

elmundo.Era cuestión de tiempo—añade con una sonrisa—. ¿Tú estásbien?

Pienso la respuesta pero lo cierto es que ni siquiera sé cómo mesiento,asíqueacaboresoplando,encogiéndomedehombrosysonriendonerviosatodoalavez.¿Quévoyahacer?

—Nolosé—mesincero.—De momento nos conformaremos con eso —responde Lauren

tranquilizadora.—SeñoraRiley—meapremialadoctora.Yolamiroyasientounpardeveces.Tengolasensacióndequenohe

dejadodehacerloenlosúltimosminutos.LelanzoaLaurenunbesoysalgoendirecciónala inmensapuerta

deadmisióndeurgencias.PorsuerteFinnestáexactamentedondelodejé,apoyadoenelcoche

aparcado en la zona de acceso al hospital, ignorando por completo laadvertenciadequeesunáreareservadaaambulancias.

Al verme, se incorpora y entrelaza las manos por debajo de lacintura.

—Finn—lollamo—,necesitounfavor.—Porsupuesto.¿Enquépuedoayudarla?—TienesqueiraSpaces,recogeraLindaJacobsytraerlaaquí.Yola

llamaréporteléfonoparaqueteespereenlapuerta.Élasienteyyoregresoalhospitalantesdequesemontedenuevoen

elcoche.TratodellamaraÁlexyaJames,peronoconsigoponermeencontactoconninguno.SílogrohacerloconCharlie.MeexplicaqueÁlexdurmióensucasaperoquesedespidierontempranoporqueél teníaqueestudiaryquedesdeentoncesnolahavistonihabladoconningunodelosdos.Cadavezestoymáspreocupada.

«Ynoesporloúnicoquedeberíasestarlo.»Sacudodiscretamente lacabezaydeforma involuntariamemiro la

barrigacomosiesperaraquehubieseengordadoyaveintekilosdesdequemeenteré.

Todoestoesunalocura.Decidoconcentrarmeenlosproblemasunoauno.LlamoaLindayle

explicoquetienequeveniracuidaraLauren.Lógicamentemeguardoelpequeño secretito del embarazo y le digo que no puedo hacerlo porquetambién estoy enferma y la doctora considera que, si Lauren pillase la

gripeenestosmomentos,podríaserinclusopeligrosoparaella.Enlasaladeesperanopuedodejardepensarenlanoticiabombaque

tengo entre mis manos o, mejor dicho, en mi vientre. ¿Cómo voy adecírseloaRyan?Dios,¿cómovaatomárselo?Nuncahemoshabladodetenerniños.Nisiquierasésiquiereserpadre.NopuedoevitarpensarenLauren, en lo mal que reaccionó Bentley cuando le dijo que estabaembarazada. ¿Y si aRyan le pasa lomismo?Suspirohondo.Tengoquetranquilizarme, decidir la mejor manera de decírselo y hacerlo cuantoantes.

Afortunadamente Linda no tardamucho en llegar. Para no levantarsospechas,tosounpardevecesmientrasmepreguntaquétalestoyymemarcho.

Decidoprepararelescenarioidealparadarlelanoticia.Harélacena,pondrévelitasymúsica suave,ydejaré lagrullaazulamanopor simeveoobligadaarecurriralchantajeemocional.

LepidoaFinnquenosdetengamosenelmercadodeChelsea.EsunodelosmejoresdelaciudadyestáapocomásdediezmanzanasdelacasadeRyan.

Me bajo antes de que Finn lo haga. No es necesaria toda estaceremonia.Séquenolehaparecidobien,peronohadichonada.

Ya en la acera de la Novena Avenida, contemplo el edificio delmercado.Comotodoenestebarrio,esridículamentepijo.Deuncuidadoladrillovistoconunenormeparasoldehierroycristaltemplado.Desdelapuertayapuedenverselaslámparasdediseñoquecuelganporcentenaresdeltecho.Nopuedoevitarsonreírcuandoveoelescaparatedeunatiendademodamuyexclusivaenelpropiomercado.Lagenteprimerosegastamiles de dólares en un bolso y después se va a comprar manzanasecológicas.EstosólopuedepasarenNuevaYorky,másconcretamente,enestebarrio.

Estoyaunpardemetrosdelaentradacuandomedoycuentadequesólo llevo veinte dólares. Miro a mi alrededor y en seguida diviso uncajerodelNationalBankenlaaceradeenfrente.

—Voy a sacar dinero—le comunico a Finn desde el otro lado delcoche—.Notardaré.

Echoaandaryéldaunpasoalfrente,oteatodalacalleymesiguecon lamirada.SinceramentecreoqueRyanestáexagerandocon todoeltemademiseguridad.

Miroaambos lados, cruzodesafiandoel tráficodeManhattanynopuedo evitar sonreír cuandounmensajero enbicimeobserva de arribaabajo y, divertido, me ofrece llevarme al fin del mundo sentada en sumanillar.

Sinembargo,lasonrisadesaparecedemislabioscuando,trasteclearminúmerosecreto,elcajeromeindicaquenotengofondosdisponibles.Frunzo el ceño. Deberían quedarme cien dólares. Pienso en usar laAmerican Express negra, pero, antes de recurrir a la tarjeta «sólo paraemergencias de vida o muerte», opto por entrar en el barco e intentaraveriguarquéhapasado.

Esperouna cola casi interminable en el aparentemente interminablevestíbulo.Apesardelocontrariadaqueestoy,nopuedodejardeadmirareste sitio. Es uno de esos bancos que conservan las estructuras de losedificiosdeprincipiosde siglo, conenormesmostradoresdemármolyrejas de cuidadohierro forjado que se levantan hasta los dosmetros dealtura.

Cuandoalfinllegoalaventanilla,unaseñoracongafasdemonturametálicamesonríeconcaradepocosamigos.Sospechoqueeslamismacaraqueponeacualquierchicaochicodemenosde treintaañosqueseacercaporaquí.

—Verá—comienzoaexplicarmeamablemente—,heintentadosacardinerodelcajeroydebedehaberalgúnproblemaconmi tarjetaporquemedicequenotengosaldo.

Ellanodicenada.Memiraduranteunossegundos,quesemehaceneternos,yfinalmente,llenadedesgana,llevasuvistahaciaelordenadorytecleaalgo.

—Nombreynúmerodecuenta—mepide.Tras unos minutos de infinitas comprobaciones, su rostro cambia

imperceptiblemente.Sindecirnada,selevantaycaminahastaelfondodelaestancia.Lasigoatravésdelaornamentadarejayobservocómollamaa una puerta con un cartelito de «Privado» y entra. A los segundos,reapareceencompañíadeunhombrequeseajustaatropelladolacorbata.

—SeñoraRiley—mesaludasolícitotendiéndomelamano.Yopongolosojosenblancomentalmente.Sisoyunachicanormaly

corriente,merezcoquemetratenconlapuntadelpie,perosisalearelucirmi recién estrenado apellido, me atiende el director de la sucursal enpersona.Ryanteníarazóncuandodijoquehaymuchagentepredispuestaa

hacerlefeliz.—Permítamepresentarme—continúaelhombre—.SoyTomCaddie,

eldirectordeestasucursal.—Encantada—respondo algo incomoda por tantas atenciones a la

vezqueleestrecholamano.—Mecomentabanquetienealgúnproblemaconsucuenta.Yo miro de reojo a la mujer con gafas de montura metálica que

desaparece tras el mostrador. Apuesto a que ahora mismo está rezandoparaquenolecuenteasujefe,oamimarido, loantipáticaquehasido.Finalmentesuspiroymeobligoasonreír.Sóloquieromisciendólaresymarcharmedeaquí.

—Sí,mitarjetaparecequenofunciona.Enesemomentomisssimpatíaleentregaunpapel.Élloleeyenarca

lascejassorprendido.—Susciendólareshansido transferidosaotracuenta—meexplica

sinperderlasonrisa.—¿Yquiénhahechoeso?Lo pregunto pero creo que tengo una ligera sospecha de quién ha

sido.Élvacilaynohayunarespuestamásclara.—El señor Riley ordenó que se realizaran los trámites hace unas

horas.¡Suciobastardo!¡Nomelopuedocreer!Quiero gritar de rabia pero decido fingir que la noticia no me

sorprendelomásmínimo.NomegustaríaqueelseñorCaddienotasequeestoycontrariadayavisaseamiqueridomaridito.Quieroversucaradesorpresacuando,dentrodeunmomento,letireotrocarísimopisapapelesporrobarmemiscienpavos.

Me despido con una forzada sonrisa y salgo a paso acelerado delbanco.

Vuelvoacruzarlacalleycamino,casicorro,hastaelcoche.Poruninstantepiensoensalirdisparadahacialaparadademetro,queesloquememueroporhacer,peronoquieroperdertiempodiscutiendoconFinn.Además,estoytanfuriosaque,sialguienmellevalacontraria,explotaré,y verme estallar es un espectáculo que quiero reservar para el bastardopresuntuoso de mi marido. ¡No puedo creer lo que ha hecho! ¡Es un

gilipollas!Menos de diez minutos después estoy atravesando las puertas de

cristaldelRileyGroup.Benmesaludacomosiempre,peropuedonotarcómocuadraloshombrosyseretocalacorbata.Decidopasarloporaltocomotambiénlohagoconlasmiraditasdelosejecutivosconlosquemecruzoenelascensor.SielambienteestabaenrarecidolamañanadespuésdequeRyananunciaranuestrocompromiso,ahoraestanextrañoqueporunmomentotengolatentacióndepalparmeelcuelloporsimehasalidounasegundacabeza.

Aunasí,loignorotodo;soyunamujerconunamisión.CruzolaredacciónyvoyhastaeldespachodeRyan.—Hola,Tess—lasaludoconunasonrisadepurotrámite.—Hola,Maddie.Sospecho que pretendía tener una amable charla conmigo sobre la

lunademielyesascosas,perolatensiónquedesprendemicuerpodebehaberlehechoentenderquenoeselmejormomento.

Llamoalapuertadesuoficinaesperandoaquemedépaso.Trasunmicrosegundo,mepongo losojos enblanco e irrumpoen sudespacho.Tengotodoelderechodelmundoamontarunaescena.

Voyatomarmeunalicenciaenorme.—¿Quéhashecho,Ryan?—lepreguntoentornandolamirada.Novoyagritar.Novoyagritar.Ryan se recuesta sobre su elegante sillón de ejecutivo y clava su

arrogante mirada azul en mis furiosos ojos verdes. Está guapísimo,aunqueahoramismonomepuedopermitirfijarmeenesedetalle.

—¿Quéhehechoconqué?Esuncapullo.Suimpertinentesonrisamaldisimuladalodelata.Sabe

perfectamenteaquémerefiero.—Micuentadelbanco—respondolacónica—.Estávacía.—Ah,terefieresaeso—contestainsolente,comosiacabaradecaer

enello.Estoy a punto de saltar su elegante mesa de Philippe Starck y

estrangularloconsupreciosacorbata.—Hehechonúmeros—añadesindarlemayorimportancia.Surespuestamepillafueradejuegoeinvoluntariamentemimirada

lorefleja.Noentiendonada.—¿Quéquieresdecir?—inquieroconfusa.

—A que, en el avión, diste un discurso muy digno sobre que noquerías mi dinero y lo entendí. Así que he dado por hecho que esosignificaquequieresquecompartamosgastos.

Sonríe con malicia y me dedica una mirada que hace que unacorriente eléctrica, fría y aguda, me recorra la columna. De pronto loentiendotodoalaperfección.Hacogidomidineroportodaslascosasqueyahapagadoél.¡Malditocabronazo!

Ahogounarisanerviosaenunsuspiroylaarroganciaensumiradaseintensifica.

—Eres un capullo —protesto—. En mi cuenta había ciento dosdólares.Esperoquehayasllenadolanevera.

Noesmucho,peropensabaaguantarconesohasta lanóminade lasemanaquevieneytambiéncomprarmeunvestido.

—Concientodosdólaresnopagasnitumitaddelvinodelacenadeayer.

Abrolabocaindignadadispuestaallamarlodetodo.—Yteadvierto—meinterrumpeconunapresuntuosamediasonrisa,

comosiyasupiese todo loquepensabadecirle—que tusnóminasestánsecuestradashastanuevaorden.

¡¿Qué?!—¿Porqué?—mequejoconlavozmásagudadeloquemehubiese

gustado.Tienequeserunamalditabroma.—VivesenChelsea,enunacasadediseñoconservicioychófer.El

aguaSanPellegrinosingasnoesbarata,nena.Seacomodaaúnmásen su sillón,dejándomeclaro lo cómodoque

estáconlamismasituaciónquehacequeamímeestéhirviendolasangre.Elmuy gilipollas está disfrutando con esto y,maldita sea, pienso hacerquemelaspague.

—LalunademielenParís—continúa—ylosvestidosdeValentino,incluidoelqueStevensamenazóconquemarantesquedevolver...—ésaesmi amiga—... voy a seguir considerándolos un regalo. Tampoco quieroquetengasquepedirunpréstamo.

—Ryan...—lollamoconuntonodevozfabricadodepurarabia.—¿Qué?—me interrumpe presuntuoso, seguro que para no darme

tiempoapensar.Quiero decirle tantas cosas que no sé por dónde empezar. Las

palabrasbullenenmigargantadescontroladas.—¿YporquéhasenviadoaFinnaquemellevaradondequisieraesta

mañana?—preguntoexasperadacasienungrito.—Meparecióundetalledebuennovio.—Querrásdecirbuenmarido—replicodisplicenteymuycabreada.LaarrogantesonrisadeRyanreluceensusperfectoslabios.—Tútehasempeñadoenqueseaasíyasíserá—sentencia.Sumirada se intensifica sobre lamía y suspiro con fuerza. ¿Cómo

pudesertanilusadepensarque,porunavez,mehabíaentendido?Enestemomentoleodio.

Giro sobremispasosvalorando todavía la ideade tirarle algoa lacabeza.

—¿Adóndevas?—pregunta.—Amipuestodetrabajo—respondoarisca,aunqueesonohaceque

su sonrisadesaparezca—.Nopuedopermitirmeperderundíade sueldoahoraquetengoquepagarporelsitioenelquevivo.

No le doy oportunidad a responderme y me marcho dando unportazo.

Cruzolaredaccióncomounaexhalacióny,conmienfadoentodasuplenitud,entroenmioficina.

Dejo el bolso con fuerza sobre mi mesa y me quito la rebecapeleándomeconcadacentímetrodeprenda.

—Buenosdías,señoraRiley.LavozdeBentleyamiespaldamehacedarunrespingo.Mepasolas

manosporlacarasuavementetratandodeapaciguarme.—Mimaridoesuncapullo—respondogirándome.Estáclaroquenoheconseguidoapaciguarme.Bentleysonríesincero.—Creoqueya loeraantesde irosde lunademiel.Hayquiendiría

quehastahamejorado—sentenciaburlón.Yo entorno la mirada, no estoy de humor para bromas, pero sólo

consigoquelasonrisadeBentleyseensanche.—¿Qué ha hecho esta vez? —pregunta sentándose en mi mesa y

observandocómomegiroparatenerlodenuevodecara.—¿Quénohahecho?—Estallo—.Estoymuycabreada.Creíquepor

unamalditavezhabíasidorazonableyhabíaentendidocómomesientoyde prontome doy cuenta de que no.—Bentley está a punto de volver a

sonreír pero, tras fulminarlo con lamirada, intenta contenerse—.Comono quise usar su estúpida American Express negra, el irracional de tuamigo ha decido coger todo el dinero de mi cuenta y secuestrar minómina.He tenido una locura de día acompañando a Lauren al hospitaly…—Mefrenoamímisma.

NopuedocontarleaBentleylanoticiaestrella.Noantesdecontárselaal sucio bastardo que tengo por marido. Finalmente resoplo y miro altecho.¿Cómohapodidocomplicarsedesemejantemaneraeldía?

—¿Laurenestáenferma?—preguntaconlavozagravada.Noeshastaqueleoigopronunciarsunombrequemedoycuentade

loinsensiblequeestoysiendo.Lomiroymesientoaúnpeor.Estáhechopolvo.Hacemásomenosquincedíasquehanrotoyyomencionoquelahe llevadoalhospital como si fuera lomásnormaldelmundo.Avecespuedollegaraserrematadamenteidiota.

—Tienevaricela—leexplicoamable—.Lindaestáconella.—¿Linda?—preguntaconfuso.Leentiendo.SuenadelomásraroqueseaellaquienestéconLauren

ynoyo.—Yo no he pasado la varicela —una mentirijilla piadosa— y la

doctoranomehapermitidoquedarme.Bentleyasientepensativoytambiénalgotriste.—¿Túestásbien?Mispalabrashacenqueinmediatamenteseobligueasonreír.—Estoybien—sentencia.Peroesmásqueobvioquenoloestá.—Siquiereshablar...—Lo sé —me interrumpe—, pero ahora tenemos que volver al

trabajo.Asiento y observo cómomi jefe se levanta y entra en su despacho.

Estáabatidoymiqueridísimaamiga,pormuchoqueintentedisimularloyecharlelaculpaalavaricela,tambiénloestá.¿Porquéhabránroto?

Me dejo caer en mi silla y, mientras espero a que se encienda elordenador,nopuedoevitar recordar loenfadadísimaqueestoy.Estavezsehasuperado.Joder,sehasuperadoinclusotratándosedeélyel listónestababienalto.

Cruzo los brazos sobre la mesa y hundo mi cabeza en ellos. Misentido común regresa en esepreciso instantepara comunicarmeque es

másqueprobablequeestéexagerandocontodoesto.Estamoscasados.Siquieredarmeunamalditatarjetadecrédito,deberíaaceptarlayyaestá.Sinembargo,cuandoestoyapuntodesucumbir,merecuerdoqueestovadeotras muchas cosas y la más importante es que tiene que aprender arespetar mis decisiones. Vamos a ser padres. Necesito algo, porinsignificante que sea, que me diga que entiende que no puede salirsesiempreconlasuya.

Saco la cabeza de mi nido de avestruz y vuelvo al mundo. Tengorazón.Nopiensoclaudicar.

Melevantodeunsaltoycomienzoatrabajar.Elplanesmuysencillo:hoy no existen trajes italianos a medida, ni oficinas con escritorios dePhilippeStarck,niojosazules.Hoysóloestamosyo,miprofesionalidadymiorgullo(enprocesodeser)fiero.

Alahoradelacomida,Bentley,quenohasalidodesudespachoentoda lamañana,seplantadelantedemimesaconunasonrisadeorejaaoreja. Yo se la devuelvo por inercia, aunque inmediatamente frunzo elceño.¿Porquéestarátancontento?

—Memarcho—me anuncia—. Ya he revisado todos los artículos.Sólotienesqueentregarlos.DileaDilsonquemañanaquierohablarconél,asústalounpoco.

Meguiñaunojodivertidoporsuúltimoencargoy,sinmás,seva.Yo lo observo cruzar la redacción y prácticamente acabo tumbada

sobrelamesa,poniendoenpeligromiintegridadfísica,contaldepoderversihablaconalguiencaminodelosascensores.Estecambiodeactitudes,cuantomenos,sospechoso.

Hago un mohín al aire y me prometo estar atenta ante próximosacontecimientos.

Aprovechando esta parada, hago la misma ronda de llamadas quellevo haciendo prácticamente cada hora desde que llegué. Linda meexplica que Lauren sigue durmiendo. Lleva así desde que salieron delhospital. En esta ocasión tampoco consigo hablar ni con James ni conÁlex.Empiezoapreocuparmedeverdadymepongounplazomáximo.Siparaestanochenoconsigohablarconningunodelosdos,iréabuscarlosasuapartamento.

Enunprimermomentooptopornobajaracomer,perolaredacciónsequedaprácticamentedesiertay,yaquenisiquieratengoaBentleycomocontención,medoycuentadequeaquísoyunapresademasiadofácilpara

elseñorRiley.Sinembargo,tampocosésiélhabajadoono,asíquemedecido por la ideamás segura: bajaré a comer pero lo haré en elTangPavillion.Siempremehaparecidoqueirsolaaunrestaurantechinoesunpoco deprimente, pero opto por no pensar en ello. Tengo problemasmuchospeores.

Salgo del restaurante asiático relativamente pronto, pero locompensoconunpasopasmosamentelentodevueltaalaoficina.

Yaenmimesa,terminotodoeltrabajoquemehaencargadoBentley,incluidolodeasustaraDilson.Aunquesuenehorrible,hedeconfesarqueme divierto un poco haciéndolo.Después pienso que estoy demuymalhumor,que tengounmaridomuypoco razonableyquememerezcounrespiroytambiénqueDilsonesunpocogilipollas,asíqueyamesientounpocomejor.

Alascincoenpuntopongofinamijornadalaboral.Estoyrevisandoquelollevotodoenelbolsoantesdesalirdefinitivamentedemioficinacuandomedoycuentadeun ínfimodetalle:nohavenidoabuscarmenime ha llamado ni me ha mandado un mísero mensaje en todo el día.Normalmente,cuandomeenfado,Ryanselasapañaparaquenosveamosinclusoencontrademivoluntadyenestaocasiónnisiquierahahechoelintento. ¿Qué demonios le pasa? ¿Y qué demonios me pasa a mí? Noquieroverloy,siélporunaveznosecomportacomounadolescenteymedejaestarenfadada,muchomejor.Mellevolapalmadelamanoalafrente y cabeceo.Debería empezar a grabarme con elmóvil para oír loridículaquepuedollegaraser.

«Niquelodigas.»IréaveraRyanparainformarledequememarcho.Noquieroverlo,

pero tampoco me parece bien largarme sin más. Sólo quiero llegar aChelsea antes que él, meterme en la cama y suplicar para que este díatermine de una maldita vez. Lo cierto es que me gustaría irme a miapartamento, pero no puedo esconderme allí cada vez que discutamos.Además,nopiensodarlelaoportunidadaRyandeechármeloencara.

«Esosíqueesmaduro.»Mepongolarebecamientrascruzolaredaccióncaminodeldespacho

deRyan.EnsuantesalamesorprendenoveraTess. Imaginoqueestarábuscandoalgúndocumentooconcretandoreunionesencualquieradelasotrascuarentaynueveplantasdeledificio.

Delante de su puerta, con la mano levantada dispuesta a llamar,

resoploymepreparomentalmenteparaunnuevocombate conel señorirascible.Latácticaesladesiempre:nosucumbiraesosojosazules.Sóloesperotener,porunavez,lafuerzanecesariaparallevarlaacabo.

Asiento para infundirme más valor y, cuando mis nudillos están apuntodetocarlamadera,tomándomeporsorpresa,lapuertaseabre.

—Hola—murmuroalveraRyanantemíajustándoselachaqueta.Inmediatamente me siento como una idiota por saludarlo y, sobre

todo,porloadmiradaquehasonadoesaúnicapalabra.Élmededicasumediasonrisayseapoyaenelmarcodelapuertaa

lavezquesecruzadebrazos.Merecorreconlamiradallenodedescarohasta que sus impertinentes y espectaculares ojos azules se posan en losmíos.

—¿Quéquieres?—pregunta.Nosésilohaceonoapropósito,perosuvozsuenaincreíblemente

sensual.Además,estámuycerca.Deberíahuiroacabaréaprisionadaentreélylaparedmáspróximaantessiquieradequemedécuenta.

—Memarcho—digoenungolpedevoz.Medoylavueltay,sindespedirme,meencaminohacialapuerta.—Yotambiénmemarchoya—comenta.Genial, justo loquenecesitaba,estarencerradaa solasconélensu

coche durante veinte minutos. Ese Audi es como el batmóvil del sexodescontrolado.

Me giro despacio intentando discernir una escapatoria y, cuando alfinnuestrasmiradasvuelvenaencontrarse,todasmisalarmassuenanalavez.Tieneuna sonrisa tanpresuntuosa comopeligrosay traviesa en loslabios.Esesasonrisalaquemedicequesetraealgoentremanos.

Sabeexactamenteloqueestoypensando,porquesugestoseensanchay yo involuntariamente trago saliva. Me espera un viaje de lo másinteresante.

—NosvemosenChelsea—comentaalfinconunamediasonrisaenloslabios,caminandohacialasalida.

Misalarmasyanosuenan,ahoragritandesbocadas.—¿CómoquenosvemosenChelsea?—musitonerviosayconfusa.Mispalabraslehacendetenersecuandoyaestabaapuntodealcanzar

lapuertaygirarsedespacio.—Yo me voy en coche —responde presuntuoso—. Tú te vas en

metro.Ciendólaresnotedanderechoatrasporteprivado.

Entorno lamirada. Nome puedo creer que vaya a ser tan capullo.Ryansonríedenuevoysumirada,todasuarroganciaysumagnetismodemachoalfasensualysalvajemesacuden.

—Tendrías que haber venido a disculparte —comenta sin que lamalditasonrisaloabandoney,sinmás,saledelaoficina.

Estádisfrutandoconesto.Yoestoypetrificada,procesandosuspalabrasypreguntándomepor

quénoletiréelpisapapelesalacabezacuandotuvelaoportunidad.Másenfadadadeloquelleguéestamañana,salgodelRileyGroupy

prácticamentecorrohastalaparadadela59conColumbusCircus.Nomepuedo creer que se esté comportando así. ¡Pretendía que le pidiesedisculpas!

Memontoenelvagóny,malhumorada,meescabulloentrelanubedeejecutivosyneoyorquinosengeneralhastaelfondodeltren.Mecruzodebrazos, clavo mi vista en el techo y resoplo. No me lo puedo creer,sencillamente nome lo puedo creer. Ahoramismo estoymuy cabreadacon él por comportarse exactamente como siempre y lo estoy aúnmásconmigomisma por ser tan ilusa de pensar que por primera vez habíaentendidocómomesentía.

Enmitaddemispensamientos,sinningúnmotivoenespecial,pierdomivistaenelvagónynopuedoevitarfruncirelceñocuandoclaramentedistingo a Finn en mitad de la gente que lo llena. Aunque intentedisimularlo,esaperchadeexSEALcontrajecaroesindisimulable.

Entornolamiradayrápidamentelaaparto.Elmuycapullomemandaacasaenmetro,perosuparteirracionalyposesivanopuedepermitirquelohagasola.

Ahorasíqueacabadesuperarse.El tren está a punto de detenerse en la estación de la 28 Oeste, la

paradaChelsea.DereojopuedovercómoFinnsepreparaparasalir,peroyo,lejosdehacerlo,meacomodocontralapared.Aunquenopuedoverlo,puedo notar su confusión, más aún cuando las puertas se cierrandefinitivamenteyelmetroreanudasumarcha.SielseñorRileypiensaquesoy sumuñequita, estámuy equivocado. Esta vez no voy a rendirme y,comoélmismosehaencargadodedejarmesublevadaysola,notienelaposibilidaddeengatusarmeconelsexoparahacermecambiardeopinión.

DosparadasdespuésmelevantotomándomemitiempoyesoactivaaFinn,quetambiénseacercaalaspuertas.Mebajoenlaparadadelacalle

18 sin saber exactamente adónde ir. Aun así, recorro el andén a pasoligero. Estoy muy furiosa. Soy plenamente consciente de que Finn mesigueaunadistanciaprudencialyesomeenfada todavíamás.Odioestasituación.

Sindudarlo,medetengoensecoymegiro.—Finn—lollamo.Él me mira confuso, como si hubiera traspasado una frontera

imaginaria.—¿Sí,Maddie?—respondeprofesional.—No quiero que camines detrás de mí —le digo con total

convencimiento—.Sivasaacompañarme,acompáñame.La gente que pasa junto a nosotros en dirección a las escaleras de

salidanosobservaintrigada,peronomeimporta.—Maddie,elseñorRiley...—ElseñorRileynoestáaquí—lointerrumpomuyresuelta.Quizá no pueda luchar con el loco de mi novio, quiero decir mi

marido, y su necesidad de protegerme, pero sí puedo hacer que miguardaespaldasseparezcamenosaunguardaespaldasymásaunamigo.

Finn me mira sopesando opciones y yo me cruzo de brazosindicándole que no voy a cambiar de opinión. Estoy furiosa y piensosalirmeconlamía.

Finalmenteasienteycaminahastamí.Yosonríodeorejaaorejaymegiroparareanudarlamarcha.Alzolamanoylaentrelazoconsubrazo.Élse pone tenso al instante y creo que me he pasado, pero aun así no losuelto.Esunadeclaracióndeintencionesynopuedoflaquear.

Salimos de la boca de metro y automáticamente decido que meapetecemuchísimotomarunperritocaliente.Miroamialrededory,porsuerte,veounapequeñacafeteríaexactamenteaunamanzana.

Mimóvilcomienzaasonarenmibolsoperoyodecididoignorarlo.SéqueesRyanyahoramismonomeapetecehablarconél.

—Comamosalgo—propongoseñalandolacafetería.Finnnocontesta,peroyofinjoquemehadadoelsímásgrandedel

mundoytirosuavementedesubrazoparaquenosdirijamosalpequeñorestaurante.

Apenasaunpasodelapuertadellocal,miiPhonevuelveasonar.Nopienso cogerlo. De reojo puede ver cómo Finn me mira con el ceñofruncido. Probablemente le parezca una insensatez que no le coja el

teléfonoalseñorirascible,peronohaceelmásmínimocomentario.Se adelanta para abrirme la puerta y yo le devuelvo una sonrisa.

Mentalmente le agradezco que no haya intentado convencerme para quevolvamos a casa. Supongo que es parte de su profesionalidad. Nuncacuestionaraljefe,yahoralajefasoyyo.

Nosinstalamosenunamesaaltajuntoalenormeventanal.LaSéptimaAvenida se expande ante nosotros con un tráfico endemoniado. Yo mequitolarebecayladejojuntoalbolsoenunodelostaburetes.MealisoelvestidoymiroaFinndispuestaapreguntarlequéleapetececomer,pero,alcomprobarquenisiquierasehadesabrochadounmíserobotóndesueleganteabrigonegrodepaño,frunzoloslabios.

—¿Qué quieres tomar?—pregunto intentando que se relaje. Él noresponde y yo opto por un cambio de estrategia—. Pediré perritoscompletossincebollaparalosdos.

Cuandovoyaecharaandar,Finnmeadelantadeunazancada.—Sinoleimporta,Maddie,iréyo—pronunciaeseMaddiecomosi

fueraunprofesionalseñora.Supongoquenopuedopretenderuncambioradicalenunsolodía.

Loobservodesaparecer esquivandomesashasta llegar a la barra yyo cojomi teléfono. Por unmomento pienso en enviarle unmensaje aRyan comentándole dónde estoy y las pocas ganas que tengo de volver,peromecontengo.Tampocoquierodespertaralleón.

Finn regresa a los pocos minutos con dos perritos con una pintadeliciosa.Sólolehedadounbocadocuandomimóvilvuelveasonaryyovuelvoa ignorarlo.Finnmemiraconciertoairecómpliceymuchísimaadvertencia,comosituvieramásclaroqueyoenellíoenelquemeestoymetiendo. Decido ignorar la segunda parte y quedarme con sucomplicidad.Meconvienetenerlodemilado.

Nohanpasadoniunparde segundosdesdequemiSmartphonehadejado de sonar cuando comienza a hacerlo el de Finn. Se lo sacainmediatamentedelbolsilloy,sinnisiquieramirarlapantalla,selollevaa la oreja. Yo lo miro suplicándole mentalmente que no le diga dóndeestamos.

—Sí,señor...—respondeytodosucuerposecuadracomorespuesta.Parece que la ira del señor Ryan Riley se trasmite a través de la líneatelefónica—...Enla17esquinaconlaSéptima.

Cuelga y por un segundo evita mi mirada. Puede que yo haya

despertadoalleónnegándomeairacasayacogerleelteléfono,peroesplenamente consciente de que ha sido él quien acaba de permitir que elleónacorralealapobreratoncita.

No sé qué veo llegar antes a la acera al otro lado del inmensoventanal,laesteladepurarabiadeRyanosuflamanteBMW.

Entraenel localcomounciclóny, conuna solamirada, fulminaaFinn,queasienteysaleendirecciónalcoche.Sindecirnada,metomaconbrusquedad de la mano y tira de mí hasta llevarme al mostrador. Cadacentímetro de su piel destila una furia ensordecedora, pero, por muyintimidadaquemesienta,piensomantenermeenmistrece.

—Lacuenta—ladramásquepidealpobrecamarero.Ryansesacaunbilletedeveintedelbolsilloylotiraariscosobrala

barra.—Queríapagaryo—mequejo.Se vuelve y clava su metálica mirada en la mía. Sus ojos brillan

azulesyfuriosos.—Nomeprovoques—masculla.Y, pormuy sublevada que esté, nome atrevo a contradecirlo.Creo

quepodríatraspasarmeconesamirada.Ryan tira de mí y me saca del restaurante tan de prisa que

prácticamente me cuesta seguirle el paso. Ya junto al coche, me abrebrusco la puerta del copiloto, pero yome zafo de su brazo dispuesta aoponerresistencia.¿Ahorayanoquierequevayaenmetro?

Debeadvertirqueestoyapuntodeprotestar,porquesegiraalavezque resopla yvuelve a atraparmimirada con la suya, queyaparecedepuroacero.

—Entraenelputocoche,Maddie—rugeconunavoztansuavecomoamenazadoraalmismotiempoquetragosalivainstintivamente.

Conrapidez,merecompongoyfrunzoloslabiosenunpobreintentode demostrarle lo furiosa que estoy, aunque finalmente entro en elvehículo.

Ryan se sienta al volante y, veloz, Finn lo hace detrás. Arranca elBMW,elmotor rugey enunpar de segundos alcanzaunavelocidaddevértigo,algobastantepeligrosoykamikazeteniendoencuentaeldelirantetráficodeManhattanaestahora.

No dice una palabra. De reojo puedo ver cómo tiene lamandíbulatensísimayaprietaelvolantecontantafuerzaquelapieldesusdedosestá

blanca.Noapartasumiradadelacalzadayyodecididoperderlamíaenmi ventanilla a la vez que me cruzo de brazos. Puede que me hayamontadoenelcoche,peronopiensocederenesteasunto.

Llegamos a Chelsea en tiempo récord. Finn se baja del BMWprácticamente enmarcha.Ryan lo detiene junto a las escaleras de aceroamarillo, sale todavía más malhumorado y le entrega las llaves a suhombreparatodo.

Yo tambiénme bajo. Pretendomantener una distancia de seguridadcon él, peroRyan atraviesa la distancia que nos separa y, con lamismabrusquedadqueantes,metomadelamanoyvuelveatirardemí.IntentosoltarmeperoRyannomelopermite.

Ni siquiera tiene la paciencia suficiente para esperar el ascensor yacabamos subiendo por las escaleras. No protesto porque sólo son dosplantas.Además,mipartemáscuriosame recuerdaquenuncaheestadoaquí.

—¿Quédemoniostecreesqueestáshaciendo?—farfullaabriendodeunmanotazolapuertadelvestíbulo.

Lamaderachocaviolentamentecontralaparedyestoycasiseguradequehahechounamellaenlaimpolutapintura.

—No lo sé. Se me ocurrió en el vagón de metro —respondoimpertinente.

Ryanmefulminaconlamirada,peroyonomeamilano.¡Éltienelaculpadetodo!

Atravesamoslapuertadelsalónyalfinmesueltalamano.—¿Te haces una idea de lo preocupado que estaba?—me pregunta

casienungrito.Se pasa las dos manos por el pelo a la vez que esboza un casi

ininteligible «joder» entre dientes. Está intentando controlar su enfado,peroestáapuntodefracasar.

—Puesnoentiendoporquésimandasteatugorilaparaasegurartedequenodieraunpasosintuconsentimiento.

Ryan ahoga un suspiro de pura rabia en una sonrisa acelerada yfugaz.Algodentrodemímedicequenodeberíaseguirprovocándoloasí.Esunaollaapresiónyvaaestallarmeentrelasmanos.

—¿Cuántotiempovaaduraresto?—preguntotratandodenosonarexasperada.

Yosíquefracaso.

—No lo sé —responde presuntuoso y lleno de rabia—. ¿Cuántotiempovasaseguircomportándotecomounacría?

Nopuedocreerquehayadichoeso.¡Esungilipollas!—No lo sé. ¿Cuánto tiempo vas a seguir siendo tú un capullo

presuntuoso?Ryanmemira y puedo notar cómo el brillo de sus ojos azules se

intensificatodavíamásmetálicoyfurioso.Sindecirnadaysinlevantarsumiradademí, atraviesa ladistanciaquenos separaymecarga sobre suhombrotomándomeporsorpresa.Yocomienzoapatalearyagolpearlo,peronoleafectalomásmínimoysubelasescaleras.

—¡Ryan,bájame!—gritofuriosa.¡Notieneningunagracia,joder!Me lleva hasta el dormitorio a grandes zancadas y sin ninguna

delicadezamedejacaersobrelacama.Yomerevuelvoymelevantoporelotroladodelmueble,dejandoqueelcolchónylacarísimaestructurademaderanosseparen.

—Vas a quedarte aquí—masculla haciendo un furioso hincapié encadaletra.

—¡Nopiensoquedarmeaquí!—replicoinsolente.Esungilipollas.—Síquevasahacerlo,joder—meinterrumpedenuevoconsuvoz

fríaycalmada,esaqueesmilvecespeorqueungrito—.Vasaquedarteenestamaldita habitación porque ahoramismo te juro porDios que no séquéhacercontigo,Maddie.

Su mirada me intimida de una manera tan intensa que tengo lasensacióndequehadesaparecidoelaireamialrededor.Ryansepasalasmanos por el pelo, gira su perfecto cuerpo y comienza a caminar endirecciónalapuerta.

Deprontomiroamialrededoryreparoenunascajasapiladasenlaentrada del vestidor. Por un segundo me quedo boquiabierta pero enseguidaresoploaúnmásenfadada. ¡Sonmiscosas! ¡Ha traídomiscosasdemiapartamentosinnisiquieraconsultármelo!

—Nomelopuedocreer—mequejocasienungrito.Ryan se para en seco y se gira de nuevo. Por una milésima de

segundoparececonfuso,perono tardaencaeren lacuentadeaquémerefieroeinmediatamentevuelveaponerseenguardia.

—Perdonaporhabertefacilitadolavida—replicamordaz—.Sóloes

unamalditamudanza,joder.—¡Sonmiscosas!—grito—.¡Noteníasningúnderecho!Ryan, furioso, exhala todo el aire de sus pulmones y se lleva las

manos a las caderas. Todo su cuerpo está tenso, preparado para elcombate.Elleónenestadopuro.

—¿Se puede saber qué demonios te pasa? —pregunta tratando desonarcalmadoaunquesuvozsigasiendoamenazadoramentesuave.

Estásacandotodosuautocontrolarelucir.Yoresoplo.Noséquécontestar.Soyplenamenteconscientedequeel

hechodequehayamandadotraermiscosasnoesparatanto,perotambiénséquenoestoyenfadadasóloporeso.Vamosaserpadresyvamosaserlojuntos.Necesitosaberquepuedeserrazonableyceder.Seríamásfácilsipudiesesincerarmeycontárselotodo,peronoquierohacerloenmitaddeunadiscusión.Asíque,sinsaberquéotracosahacer,resoplodenuevoeintentollegaralapuerta.

—¿Adónde tecreesquevas?—preguntamalhumorado, tomándomedelamuñecayobligándomeagirarme.

—Estoycansadadediscutir,Ryan—replicozafándomedesumanoydandounpasoatrás—.Sólohaceundíaquehemosvueltoymíranos.

Deprontomedescubroapuntodellorar.Eldíadehoyhasidocomounamontañarusaycreoquenosoycapazdedigerirlotodo.Además,nohedichonadaquenofueraverdad.NollevamosniveinticuatrohorasenNuevaYorkyyaestamosdiscutiendo.¿Quéclasedepadresvamosaser?

Él parece darse cuenta, porque también resopla con fuerza.Alza lamanoy,despacio,lacolocasobremicadera,atrayéndomedenuevohaciaél.Yosigoenfadadaytriste,perodejoquelohaga.

—Maddie—me llama y algo en la calidez de su vozme llena pordentro.

Suspirobajitoyporunmomentodejoqueeltactodesusdedossobremipielmetranquilice.

—Loúnicoquequieroescuidardeti—susurra.Repitelasmismaspalabrasqueenelaviónycomienzoapensarque

todoesteataquededignidadesunsinsentido.Estamoscasados.Lequiero.Si quiere cuidar de mí, debería dejarle hacerlo. Sin embargo, tambiéntengolasensacióndequenopuedorendirmesinmásasusdeseos,yano.

Ryan se inclina sobremí y yo tomo aire para decir lo que quierodecirantesdequeconsigaquemeolvidedetodo.

—Yo no necesito una American Express Negra —musitoreafirmándome.

—Peroyoquieroque la tengas—replicadejandoque su aliento seentremezcleconelmío.

Suspiro una vez más con la respiración acelerada y el corazónlatiéndome con fuerza en el pecho. Ryan sonríe. Sabe que estáconsiguiendoquemederritapocoapoco.Soyconscientedequenomebesaráhastaquemerinda.Negarmesusperfectoslabiosessumejorarma.

—Sólo para emergencias... —casi tartamudeo—... por favor —prácticamentegimoteo.

Necesitoquecedaaunquesóloseanunosinsignificantescentímetros.—Dejarás que te compre todo lo que quiera —contraataca— y lo

aceptarás.—Loaceptaré.Sonríe y me besa calmando con su boca toda la ansiedad que él

mismohacreado.—Y me lo agradecerás —añade presuntuoso contra mis labios,

volviéndomeabesarantesdequepuedaprotestar.—Yteloagradeceré.Ryanmeestrechacontrasucuerpo.Inmediatamentesusmanosvuelan

hasta anclarse en mi trasero y me levanta para que yo sólo tenga querodearsuscaderasconmispiernas,volviendoasíanuestrolugarfavoritoenelmundo.

—Nada de apartamentos en el Village —le advierto divertida,separándomeapenasunosmilímetros.

—Nosoyquisquillosoconelbarrio—replicasocarrón.Atrapamibocadenuevoymemuerdeellabioinferioraltiempoque

sonríeencantado.Cuandonosdejacaerenlacama,misonrisaseunealasuyayanuestrosbesos.

—Deberíamosirnosotravezdelunademiel—bromeo.EnParístodoerasexo,mássexoydesayunosenlaterraza.Nohabía

tiempoparadiscutir.—¿Ytenerteotrosdocedíasenunacamadehotel?Eligedestino.Sonrío de nuevo y Ryan aprovecha para hacer sus besos más

profundosydeliciosos.Seledademasiadobien.—LaexposicióndeRobertDoisneausetrasladabaaHolanda.Esuna

penaquetúyahayasestadoallí.

Ryan se separa hasta que sus preciosos ojos azules me miranconfusosdesdearriba.

—YonoheestadoenHolanda.Ahoralaquelomiraconfusasoyyo.—Cuando volví de los Hamptons, Bentley me dijo que estabas de

viajedenegociosenHolanda.Ryanlopiensaunsegundoyfinalmentesonríealcaerenlacuentadel

malentendido.—NoestuveenHolanda—meexplica—,estuveenLuxemburgo.

7

¿Luxemburgo?Laexpresiónmecambiaporcompleto,aunquetratodedisimularlorápidamente.Nuncaimaginéqueunpaístanpequeñopudierahacermesentirunmalestartangrande.

—¿Estás bien, nena? —pregunta Ryan y sus ojos se tiñen depreocupación.

Asientodeprisasinsaberquéotracosahacer.Meobligoasonreírya olvidar todo estos estúpidos temores. Supongo que si SavannahSandford no fuera un metro setenta de pura elegancia, me preocuparíamenos en qué parte de los Países Bajos Ryan hizo negocios cuandoestábamosseparados.

—Estoybien—respondo.Esunaestupidez.Queestuvieraenelmismopaísqueellanoimplica

quelaviese,yquelaviesenoimplicanadamás.«Ahorasólohacefaltaquetelocreas.»Ryanmeobservaunsegundo,selevantasindudarloytirademíhasta

quequedosentadaensuregazo.—¿Tienesalgoquecontarme?—inquiere.Susojosazulesmeescrutanintentandoleerlosmíos.Yoreprimoel

movimientovoluntariodellevarmelamanoalvientre.Noquierocontarlelo del bebé ahora con Luxemburgo y Savannah Sandfordsobrevolándome.Optoporlomásfácil.Niegoconlacabezaymeobligoaesbozarmimejorsonrisa.

—Ha sido un día raro, nadamás—contesto alzando lamano parametermeunmechóndepelo tras laoreja—.He tenidoqueacompañaraLaurenalhospitalyestoycansadadelviaje.

Siendotécnicos,nohementido.Eldíahasidomásqueraro.—Bentleymehadichoquetienevaricela.Asiento.Ryancolocasumanoenmimejillayhundelaspuntasdesusdedos

enmipelo.—Necesitasdormir—susurra.

Peropor la formaen laquememiraypor lafuerzaque irradiasucuerpo,séqueesoes loúltimoen loqueestápensandoahoramismoy,consinceridad,yomesientoexactamenteigual.Quiero,necesito,quemehagaolvidartodoloquehapasadohoy:lasvisitasahospitales,abancos,lamalditaAmericanExpressnegraylaspeleas.

—Necesito distraerme —murmuro mordiéndome el labio inferiorparatratardetentarlo.

Ryan me dedica su media sonrisa y alza una mano para liberarsuavementemilabiodemisdientes.Sabequeheintentadoprovocarlodeformadeliberada.

—¿Estássegura?—pregunta.—Sí—musitollenadeconvicción.Eselefectoqueprovocansusmanosenmipiel.Ryanmueve su mano y la sumerge enmi pelo. Deja que sus ojos

azules se claven en los míos y, despacio, me acerca hasta que nuestroslabios chocancon fuerza.Suboca tomacondecisión lamíayme rindeporcompletoaélyatodoelmagnetismoanimalquedesprende.

Cuandoyahaconseguidoquetodomicuerposuspire,medejasobrelacamahechaunmanojodedeseodescontroladoyselevantaágil.

—Vuelvo en seguida —me anuncia—. Cuando lo haga, quieroencontrarteexactamenteasí.

Utiliza su voz de jefe exigente y tirano y todo mi cuerpo sube alsiguienteescalóndeplacer.

Saledelahabitaciónyregresaunosminutosdespués.Yanollevalacorbata y se ha desabrochado los primeros botones de la camisa. Sedetiene a los pies de la cama y su mirada salvaje y azul recorre cadacentímetro demi cuerpo hasta clavarse enmis ojos.No necesita hablarparahacermeentenderquequierequemelevanteyvayahastaélyquierequelohagaya.

Sin romper el contacto visual,me incorporoy avanzopor la camahastaquedarderodillasfrenteaél.

—Quítateelvestido—meordena.Suespectacularmiradasehaoscurecido.Susojosazulesmeexcitan

másqueningunaotracosa.Otravezsindesatarnuestrasmiradas,mellevolasmanoshastaelbajodelvestidoy lenta,casiagónicamente, tirode laprendahastasacármelaporlacabeza.

Ryan sonríe de esa manera tan dura y sexy, satisfecho de que,

mientras que él sigue elegantemente vestido, yo ya sólo lleve ropainterior. Me recorre con un deseo indomable en la mirada. Lograprovocarmi piel y siento que susmanosme tocan allá donde sus ojosazules se posan. Involuntariamente me muerdo el labio inferior paracontener todo el deseo, la excitación y el placer anticipado que estallandentrodemí,arrollándomepordentro.

Seinclinasobremíysequedacerca,muycerca,aunquesinllegarabesarme.

—Vamosa jugar—meadvierte enun susurrocon suvozhechadefantasíaerótica.

Ryan semete lamano en el bolsillo de sus pantalones y saca unasrelucientesesposas.Alza lamanoy suavementeacaricia lapartebajademicuelloconelfríometaldeunadelasargollas.Sinningunaprisa, lasbajahastallegaramiombligo.Elfríodelacerochocacontramipiel,queya arde por este dios del sexo. La explosión de sensaciones me hacesuspirar bajito, despacio, pero llena de una intensidad desbordante,exactamentecomoessucaricia.

—Datelavuelta—meapremiaconsuvozmássensual.Avecescreoquepodríahacertodoloquemepidieraconesavoz.El ruido de las esposas al cerrarse sobremismuñecasme corta la

respiración.—No te muevas —me advierte en un susurro impregnado de un

deseosalvaje.Dejamismuñecasesposadasdescansar sobreel finaldemiespalda

mientrassumanosubepocoapocopormicostadohastacolocarseenmigarganta.Meobligaaecharlacabezahaciaatrássinningunadelicadezayyosuspiro,casigimo.Estoydemasiadoexcitada.Ryanmededicasumediasonrisa.Mis ojos ascienden y se encuentran con los suyos, tan azules eintensos,quemehechizan.

—Eresmía—vuelveaadvertirmeacariciandomilabioinferiorconsu pulgar, haciéndome sentir cada letra que pronuncia—. Despiertas elanimalquellevodentroysólopuedopensarentocarte,morderte,follarte.

Suotramanoavanzatortuosadesdemicaderahastaelcentrodemivientre.Mirespiraciónsedesboca.Mipielardepordondesumanopasa.Suslabiosestánmuycercadelosmíos,peronomebesa.Quierequemederritaenmipropiaexcitaciónyloestáconsiguiendo.

—¿Tehacesunaideadecuántotedeseo?—preguntaconsuvozmás

roncaymasculina,esaquemehaceperderlacorduraporcompleto.Yoasientotímidamenteporqueséqueesloqueélquierequehaga.Ryan sonríe satisfecho, se inclina un poco y al fin me da mi

recompensa.Sumano sehacemásexigenteenmicuelloymebesaconfuerza. Muevo mi boca para tratar de atrapar la suya, pero no me lopermite.Seapartaapenasunoscentímetros,memuerdeellabioinferiorytiradeélhastaquetodoelplacerseentremezclaconunfinohilodedolor.

GimoyRyanpasadespacio su lenguapormi labio, calmándomeysoliviantándomealmismotiempo.

Antesdequepuedapensarlo,mismanosserevuelvenenbuscadesupoderosaerección.Sonríocuandolaatrapodurayconganasdejugaralotroladodesuspantalonesamedida.

Ryangruñecontramibocayseseparademí.—Te dije que no te movieras —me recuerda con sus ojos azules

clavadosenlosmíos.Nopodríaescapardeesamiradaaunquemefueralavidaenello—.Ahoravoyatenerquecastigarte.

Mirespiraciónseaceleraaúnmás.Lapromesadeesacastigohasidodemasiado.

Ryanbajasumanoysinprevioavisomeembistecondosdedos.Elplacerme recorre entera como un rayo. Sonríe contramis labios justoantes de volver a tomar mi boca para acallar todos y cada uno demisgemidos.

Sus dedos semueven expertos, entran y salen,me acarician, hacenquemeestremezcasinremediopresadelplacermásinfinito,mientrassubocaposee lamíay sumanoacariciamigarganta.Ni siquiera entiendopor qué es precisamente sumano enmi cuello, esamuestra perfecta deposesión,loquemásmeexcitadetodo.

Misgemidossehacencadavezmásfuertes.Muevesushábilesdedosytirademiclítoris.Elplacermeatraviesadenuevoysinpoderevitarlotodomicuerposeconvulsiona.

Ryan se separa lo suficiente para que su cálido aliento bañe mislabios.

—Hasvueltoamoverte.Suvozessalvaje,masculina,sensual.Meempuja suavementeycaigo sobre la cama.Tomándomepor las

caderas,megirahastadejarmebocarribay,sinperderunsegundo,avanzasobremíhastaquesusojosincreíblementeazulesdominanlosmíos.

—¿Quévoyahacercontigo?—susurra.Y su maravilloso cuerpo de dios griego enfundado en uno de sus

maravillosostrajesamedidamecubreporcompleto.Estoyenelparaíso.Mebesacon fuerzamientras sumanosedeslizadenuevobajomis

bragasymeembisteconsushábilesdedos.Nuestraspiernasseenredan.Mirespiraciónseacelera.Quierogemir,

gritar,peroRyancontinúabesándomeyacabojadeandocontrasuslabiosllenadeplacer.

Aceleraelritmoyyomerevuelvobajosumano.Todomicuerposetensa.Nosedetiene.Semueveaúnmásrápido,mejor.

Gimomásfuerte.Susojosazulessonloúltimoqueveoantesdecerrarlosmíos,antes

dequeelplacermásasombroso,salvajeydelirantenazcaensusperfectosdedosytraspasetodomicuerpo.

¡Joder!Ryan ralentiza el ritmo hasta detenerse por completo y sacar sus

dedosdemí.Hipnotizada,observocómopintamislabiosconlosrestosdemipropioplaceryacontinuaciónse inclinasobremíparabesarmeconesmero,saboreándomeatravésdemiboca.

Medaunbesomáscortoamododedespedidayselevanta.Todomicuerpo protesta por su marcha. Quiero incorporarme para observarlo,pero tener las manos esposadas a la espalda me dificulta demasiado latarea.

Mirespiracióncomienzaaacelerarsedenuevoyelcorazónmelateaúnmásdeprisa.Micuerpohavueltoaencendersecomosielhechodenoverloimplicaraqueestápreparandoalgosensualysexy.Unjuegoconelqueestoyseguradequemeharáverelcielo.

Muevo las caderas inquieta, impaciente, tratando de calmar todo eldeseoquesehadespertadoenmicuerpocomounhuracán.

Ryan aparece de nuevo en mi campo de visión y tira de mí sinningunadificultadhastavolvermeaponerdepiesobreeleleganteparqué.Estágloriosamentedesnudoynopuedoevitarquemimiradahambrientay golosa lo recorra como si estuviera fabricado de agua fresca y yoestuvieramuertadesed.

Sonríe.Sabe sin asomodedudaenquéestoypensando.Elperfectosonidodesuslabiosmehacereconducirmimiradahastaposarlaenellos,peroRyan coloca el reverso de sus dedos enmi barbilla yme obliga a

alzarlasuavementehastaquenuestrasmiradasseencuentran.Lasuyaesdedominaciónabsoluta.Eljefefueraydentrodelacama,eldiosdelsexo,eldueñodelcontrol,delmundo,demí.

—Enloúnicoenloquepuedopensarcuandotemiro—subesumanoy sus dedos acaricianmi labio inferior— es en tenerte exactamente así,cadadía,Maddie,cadamalditodía,nena.

Despacio, introducesupulgarenmibocayyo lochupo lentamentesindesunirnuestrasmiradas.

—Cuidarte me hace feliz, tocarte me hace feliz —Ryan aparta supulgaryseinclinasobremí—,peroestardentrodeti—susurraaescasos,escasísimoscentímetrosdemislabios—mevuelveloco.

Sonríoabsolutamenteextasiadajustoantesdequemebese.Ryanbajarápido sus manos por mis costados, soliviantándome. Las ancla en mitraseroymelevantadeunsolomovimiento.Yorodeosucinturaconmispiernasyotravezvuelvoalúnicolugardondequieroestar.

—SeñoraRiley—susurracontramislabios.Enmi mente le digo que vamos a tener un bebé y el momento es

perfecto.Nosbesamosconunafuerzadesmedida,acelerados.Ledeseo.Ryan

apartalatelademisbragasyconuncerteromovimientoentraenmí.Grito.Lagravedadsealíaconélparavolvermecompletamentelocayllega

profundo,casiinvencible.Esmaravilloso.Se mueve cada vez más rápido pero sin disminuir un ápice su

intensidad.Gimoconfuerza.Gruñesalvaje.Mis caderas se mueven acompasadas a las suyas. Las esposas lo

vuelventodomássensual,másíntimo,comosimeunieranmásaél,comosimedejarancompletamenteensusmanos.

Sigobajoelhechizodetodasusensualidadymicuerporespondeacadaunodesusdeseos.

Meembisteaúnmásintenso.Elcalormequema.Micuerposetensa.Grito.

—¡Dios!Unplacer insaciable,demoledor, recorrecon fuerzacada rincónde

micuerpohastaestallarenmismuñecas,enmisesposas.Esunorgasmopuro,fabricadodeunplaceraúnmáspuro.Lamarcadelacasadelseñorirascible-sexoincreíble.

Ryanmeestrechaaúnmáscontrasucuerpo.Susbrazossetensanamialrededor y, tras una espectacular embestida, se pierde en mí con minombreensuslabios.

MirespiracióntodavíaesunsinsentidojadeantecuandoRyansaledemí y me baja, deslizándome por su cuerpo hasta que mis pies tocan elsuelo.Megiraentresusbrazosy,mientrasmedauncálidoysensualbesoenelcentrodelanuca,mequitalasesposas.

Yomellevolasmanosalasmuñecasymegiroconlasonrisaenloslabios.Ryanrápidamentetomaelrelevoenmitareay,conelmismogestoensuperfectaboca,inspeccionamismuñecasasegurándosedequenomehahechoelmásmínimodaño.

Loobservoconcentradoenmipiel.PorDios,creoqueeselhombremásguapoquehevistoenmivida.

Cuandosequedasatisfecho,mesuelta.Yocojosucamisadelsueloyme la pongo mientras camino con el paso acelerado hasta el baño.Siemprebajosuatentamirada.

Memiroenelenormeespejoysonrío.Tengolasmejillasbrillantesyelpelorevuelto.Nohabríamaneradenegarquehetenidounasesióndesexo alucinante. Mi sonrisa se ensancha aún más pero poco a poco vatransformándoseenotrodetipodesonrisa.HallegadoelmomentodequeleechevalorylecuenteaRyanqueprontoseremostres.

Meremangolasmangasporencimadelasmuñecas,merefrescolacara y me recojo el pelo en un moño con un par de horquillas. Estoytratandodeganartiempoinútilmente.Suspirodenuevo.

«Noteacobardes,Parker.»Agarro con fuerza el pomo con una mano y me llevo la otra al

vientre.—Avercómoselotomapapá—murmuro.Resoplo conmás fuerza que ninguna otra vez y finalmente abro la

puerta.Atraviesoelumbralconunasonrisa,peroelgestodesaparecedemis labios cuando veo a Ryan hablando con Finn en la puerta deldormitorio.Lohacencontantadiscreciónquenopuedooírloquedicen.

Sin embargo, la situación me preocupa al instante. Ryan sólo lleva lospantalones, es más que obvio que no ha sido él quien ha llamado a suhombreparatodo,yFinnjamásseatreveríaasubirabuscarlosinofuesealgorealmenteimportante.

Doy un paso hacia ellos.Elmovimiento alerta a Finn, que lleva suvistahaciamí,haciendoqueRyansegireparamirarmetambién.Susojosazulesseclavanenlosmíosyloqueveoenellosnometranquiliza.Estánendurecidosy toda suexpresión luce tensísima.Sindecirnada,vuelveaprestarle toda su atención a Finn, le hace un último comentario casiinaudible y, tras observar cómo se marcha, camina hacia mí. Por unmomento lamanera tan sexy en la que le caen sus pantalones sobre lascaderasmedistrae.

—ÁlexHanniganestá abajo—medicecon lavoz imperturbable—.Estámuynerviosayquierehablarcontigo.

Suspalabrasmereactivanporcompletoyelmalpresentimientoquellevosintiendodesdeestamañanasematerializa.YatengoclaroporquéSeannoestabaenelhospitalestamañana.

Caminodeprisahastaelvestidor,tirodelosprimerosvaquerosqueveoymelospongoapenasenunsegundo.

Tendríaquehaber idoasuapartamentoaasegurarmedequeestababienantesdeveniraquí.Soyunaamigahorrible.

Yadesdemitadde lasescaleraspuedoverlanerviosadarvueltasdeun lado a otro. Está llorando como una magdalena y tiene aspecto dehaberlohechodurantehoras.

—Álex—lallamoconlavozllenadepreocupación—,¿quéocurre?Alverme,salecorriendohaciamíysetiraenmisbrazos.Creoque

nolahabíavistonuncatanasustada.—Álex,¿quépasa?—repito.—Vamosfuera—replicaacelerada,separándosedemí.—Pero¿quépasa...?—Maddie, por favor, vamos fuera —me interrumpe demasiado

inquieta.Yoasientoy, sinpensar siquiera enquevoydescalza, la cojode la

mano y la llevo hasta la puerta principal. Ella sale, da unos pasos y sesientaenelprimerescalón.Noesungestorelajado,másbienescomosisesentaraporqueelcorazónlelatedemasiadodeprisaparamantenerseenpie.

Cierrodespacioymesientojuntoaella.Laobservounossegundosyabrolabocadispuestaapreguntarunavezmásquépasa.

—Estamosarruinados—meinterrumpey,aunqueyalosospechaba,elcorazónmedaunvuelco.

8

—Álex —susurro intentando tranquilizarla, pero no encuentro laspalabrasparahacerlo.

UnapartedemínoparadepensarqueRyanestádetrásdetodo.—Mipadrenoslohacontadoestamañana.Hizounasinversionesen

elextranjeroquenofueronbien.Pensóquetodosehabíaarreglado,perohaceunosdíasalgosaliómal.Lohemosperdidotodo—sesinceraconelllantotomandocadaunadesuspalabras—.MipadrecreequenisiquierapodremosconservarlacasadeGlenCove.

Elestómagosemecierradegolpe.Sientonáuseas.QuieroconfiarenRyan.Necesitoconfiarenél.

LeaprietolamanoaÁlexparaintentartransmitirleunatranquilidadqueenelfondoyotampocosiento,peroellaselevantadegolpe,bajalosseis escalonesque la separande la acera comoun ciclóny segiraparamirarme.

—Ryanpuedeayudarlo,¿verdad?—preguntadesesperadaytambiénmuy esperanzada —. Él es el dueño del mundo. Seguro que conoce aalguienenalgúnsitioquepuedaayudaramipadre.

—Sí,sí,claro—contestosindudarporquequieroquesesientamejor—.Élloarreglará.

Yesastrespalabrasmellenandeunaincreíbledesazón.—¿Por qué no entras? —le pido bajando los escalones y

reuniéndome con ella. Miro mis pies descalzos y me sorprende loimpolutoqueestán losescalones,casi relucientes—.Hacefrío.Podemosentrarytomaralgocalienteypuedesquedarteadormir.

—No —responde sorbiéndose los mocos—. Voy a volver a GlenCove.Mimadreestámuynerviosa.

Asiento.Entiendoquequieraestarconsufamilia.—Dameunsegundo.LepediréelcocheaRyanyyomismatellevaré.Álexvuelveanegar,estavezconlacabeza.—No te preocupes. Le he pedido a Charlie que venga a buscarme.

¿HablarásconRyan?—vuelveapreguntarmeyamásserena.

—Sí—contestosinvacilar.JamáspodríadejaralosHanniganenlaestacada.Subimosdenuevoynossentamosotravezenlosescalones.—Todo se va a arreglar —le digo pasándole el brazo por los

hombros,yporunmomentonosésipretendoconvencerlaaellaoamí.Álexasienteyduranteunosminutosnosquedamosensilencio.Ella

poco a poco va tranquilizándose, pero yo, aunque consigo disimularlo,cadavezestoymásinquietaintentandonopensarentodoloquenoquieropensar.

Miamigasuspirahondo,miraasualrededorydeprontosecentraenmispies.

—Nollevaszapatos,idiota—comenta.—Noesperabavisitasaestashoras—sueltosocarrona.—No sabía a quién más recurrir —se sincera—. No me ha dicho

nada,pero séde sobraque Jamesnoqueríaqueviniera.Creoque sigueestúpidamenteenamoradodeti.

Suspiroincomoda.Laverdadesquenoséquécontestaraeso.—James y yo sólo somos amigos —afirmo con total

convencimiento.—Y Lauren y James también son sólo amigos —replica con una

mediasonrisa.Yo la miro con el ceño fruncido, pero rápidamente mi gesto se

transformaenuna expresiónboquiabierta. ¿Acaso esosdos sehan liadomientrasyoestabaenParís?

—¿Hanvuelto?—preguntosorprendida.—No—respondeyrompeareírcomosisupieraalgoqueyonosé.Lamiroesperandoaquecontinúe,peroellaseencogedehombros

sinquelasonrisalaabandoneysequedacallada.Enesemomentovemosunosfarosdecochegirarporlaesquinadela29conlaOctavayenunossegundos el Mini color vainilla de la propia Álex se detiene frente anosotras. En cuanto ve a Charlie bajarse del vehículo, se levantacorriendo,setiraensusbrazosyrompeallorardenuevo.

Yotambiénmelevantoycaminodespaciohastaellos,dejándolesunpoco de intimidad. Charlie le acaricia rítmicamente el pelo tratando decalmarla y le da un beso en la frente. Los observo y sonrío fugaz. Alverme,élhacelomismo.MealegraqueÁlexyCharlieseencontrasen.Sequierendeverdad.

—No llevas zapatos—comentaCharliemirándome los pies con elceñofruncido.

Misonrisaseensancha.—Esunalargahistoria—contesto.Charlie asiente, sonríe débilmente de nuevo y obliga a su novia a

girarseyacaminarhaciaelcoche.—Llámameencuantosepasalgo—mepideÁlexjustoantesdesubir

alasientodelcopiloto.Asiento una vez más y, antes de que el vehículo desaparezca calle

arriba, salgo disparada hacia las escaleras. Estoy muy nerviosa, muyinquieta.Tengodemasiadomiedodeque, todo loquemeempeñoennopensar,seaverdad.

Cierro la puerta principal y subo al dormitorio. Me apoyo en elmarcoy echounvistazo.Al no encontrar aRyan, vuelvo al salónymedirijohaciasuestudio.Tengoquehablarconélinmediatamente.

Aunospasosde la puerta,misnervios creceny todomi cuerpo setensa.Nuncahabíaestadotaninquietaentodamivida.

Golpeosuavementelamaderayentroconpasotitubeante.Ryanestásentadoasueleganteescritorio.Cuandoveosucamisetablanca,metocolacamisaquevisto,tambiénblanca,comoactoreflejo.Hacemenosdeunahoraestabanerviosaporqueibaadecirlequevamosaserpadres.Ahoraloestoyporunmotivocompletamentediferente.

Alverme, alza lavistade losdocumentosque revisaymeobservaconlaexpresióncauta,endurecida.Nomegustaesamirada.

—LosHanniganlohanperdidotodo—digoenungolpedevoz.Susojossemuestranimperturbables.Élyalosabía.—Elarbitrajeinternacionalharechazadoelacuerdoentrelaempresa

deMarisayMilesHannigan—responde.—Perotúpuedesarreglarlo,¿no?Ryanasientedespacioyyosuspiroaliviada.Nuncamehesentidotan

agradecidadequeseaeldueñodelmundo.—Novoyahacerlo,Maddie.Lasonrisadesapareceautomáticamentedemislabiosymiestómago

vuelvenacerrarsedegolpe.Suenademasiadoconvencido.—Ryan—susurro.Nosécómocontinuar.Entiendolaposturaqueestátomandoy,sino

habláramosdeMilesHannigan,ni siquierase lopediríadosveces,pero

necesitoquelosalve.Abrolabocadispuestaadeciralgoperolacierrodenuevo.Apremio

amicerebroparaquebusquealgunarazónconlaqueconvencerloyquelohagarápido,peronosemeocurreninguna.

Laslágrimascomienzanaquemarmedetrásdelosojos.—Hazlo por mí—le pido con la voz entrecortada—. Nunca te he

pedidonada,Ryan,asíquehazlopormí,porfavor.Ryanresoplayapartasumiradadelamía.Estáfuriosoytienerazón,

peronopuedodejarloestar.—Sé que estoy siendo muy egoísta.—Sin que pueda evitarlo, mis

palabrasseinundanconmislágrimas—.Séqueesehombrehizodañoatupadre,pero,porfavor,hazlopormí.

—Maddie—masculla.Sepasalamanoporelpeloalavezqueselevantacomounresorte.

Yonodigonada.Sóloloobservoacelerado,tenso,llenoderabia.Cuandonuestrasmiradasvuelvenaencontrarse,labatallainternaqueveosalpicarelazuldesusojosmedaunvuelcoelcorazón.Leestoyponiendoenunasituacióndemasiadodifícil.

—MilesHannigandestrozómifamilia.Quiero decirle que Miles Hannigan no destrozó su familia, que

fueron decisiones que él y su madre tomaron y que Carson pareceentender,peroseríaunadiscusióninútil.Paraél,Milesdestrozósufamiliaporque bajó a su padre del pedestal al que él y una vida de esfuerzo lohabíansubido.

—PuedequeMilesnohicieralascosasbien,perosufamilianotieneporquépagarporeso.

—Lamíalohahecho—respondesindudar.Lomiroconfusa.¿Aquéserefiere?Sufamiliaestábien.Suspadres

están bien. Abro la boca dispuesta a inquirir, pero Ryan niega con lacabezacomositambiénmeestuvieranegandolaposibilidaddepreguntar.Deprontoestoy todavíamás inquietay todosmismiedosse recrudecen.¿Y si con su familia se refiere a él y a mí? ¿Y si ha sido él quien hahundidoaHannigan?

—¿Túhastenidoalgoquever?—preguntoconlavozprácticamenteevaporada.

Estoymuertademiedo.—No —responde tajante y molesto. Mi pregunta parece haberle

enfadado aúnmás—. ¿Crees que no lo pensé?En cuanto salí de casa lanoche que mi padre estuvo aquí, llamé a Lawson para decirle que locancelaratodo.Queríavercómoesehijodeputasehundía.Nolohiceporti—sentenciasinasomodedudayyomesientotodavíamásculpable—,yahoratúmepidesquevuelvaasalvarlo.

No soy capaz de mantenerle la mirada y acabo clavándola en mismanosmientrasnotonuevaslágrimascaerpormimejilla.

—Porfavor—suplicodenuevosinnisiquieramirarloporquenoséquéotracosadecir.

Ryanmeobservaduranteunossegundosyfinalmenteleoigoexhalarbruscoydespaciotodoelairedesuspulmones.

—Tengoqueirme.Sinesperarreacciónpormiparte,caminahastalapuertadelestudio.

Lo observo, tratando de no romper a llorar. Otra vez sin tener la másremotaideadequédecir.

—Ryan—lollamo.Noquieroquesevaya.—Maddie —contesta girándose—, has tenido que elegir entre los

Hanniganyyo,ynomehasescogidoamí.—No—meapresuroa replicarle,peroenel fondonoestoysegura

dequenoestésiendoasí.Ryannodicemásyfinalmentesemarcha.—¿Adóndevas?—lepreguntosiguiéndolealsalón.Otravezbuscoatodavelocidadunarazón,daigualcuál.Sóloquiero

quesequedeconmigo,salvealosHanniganynomeodieporello.Piensoendecirlelodelbebé,peroutilizarunanoticiaasíenestemomentoseríamezquinoycruel.

Ryan cruza la estancia con el paso decidido y se pierde escalerasabajo.

Asolasenelinmensosalón,notengoniideadequéhacer.Mesientoenel sofáy suspirocon fuerza.Ni siquiera sé siRyanayudaráono losHannigan.Me levanto de nuevo. Estoy demasiado nerviosa. Por inercia,voyhasta lacocinaymesirvounacopadelprimer licorqueencuentro,lógicamenteesbourbon.

No es hasta que el líquido ambarino toca mis labios que me doycuentadequenodeberíabeber.¡Estoyembarazada!Escupoellicorenelvaso, deunpaso lo vacío en el fregaderoy lo dejomalhumorada en la

pila.¿Cómo voy a contárselo a Ryan? Ni siquiera estoy segura de que

ahoramismoquisiesehablarconmigosiselopidiese.Me paso las dos horas siguientes dando vueltas por esta casa

ridículamentegrande.Cadaminutosemeestáhaciendoeterno.Noquieropensar en la última vez que estuve en este mismo salón, de noche,esperandoaqueRyanregresaray,sobretodo,noquieropensarenloquepasódespués.

Intento leer,ver la tele,dormir,peronosoycapazdeconcentrarmemás de cincominutos en lomismo.Al final opto por salir a la terraza.Hacealgodefríoperonomeimporta.EstáamaneciendoenNuevaYorkylavisión,porprimeravezenhoras,consiguecalmarmeunpoco.

No quiero por nada delmundo que Ryan piense que elegiría a losHanniganantesqueaél,perotampocopuedodejarquetodosellossufranporloqueMilesyMeredithhicieron.Nadiedeberíapagarporloserroresdeotrapersona.

Miro el reloj. Ya son casi las seis. Observo por última vez el solbordeando despacio el edificioChrysler y entro en casa. En esemismoinstante oigo la puerta principal abrirse. El corazón comienza a latirmemuydeprisa.

Ryanentraenelsalón.Tieneaspectodehaberestadotrabajandotodalanocheyaunasíestáguapísimo.Inmediatamentesumiradaseencuentraconlamía.Quierosalircorriendoaabrazarlo,peronosésiélquierelomismo,asíquemecontengo.

Ryandejaescapardespacioycontroladotodoelairedesuspulmonesymeobservaen silencio.Odioqueestemospeleados,peroodiomuchomás que estemos así, como si un precipicio empedrado y tortuoso nosseparase.

Camina seguro y decidido y se detiene a unos pasos.Alza lamanodispuesto a tomarme por la cadera y acercarme a él y yo suspiroencantada por el inminente contacto. Sin embargo, apenas a unoscentímetros,dejasumanosuspendidaenelairey,comosifueraelgestomáscomplicadodesuvida,ladejacaerdenuevojuntoasucostado.

—Ryan…—susurro.Misojossellenanotravezdelágrimas.—Labolsa abrirá enpocashoras—me interrumpecon lavoz fría,

inexpresiva—.EntoncestodoslosacuerdosquedaránregistradosyMiles

Hanniganseráindemnizadoconelochentaporcientodeloqueinvirtió.GraciasaDios.Estánasalvo.Suspiro de nuevo luchando por contener las lágrimas que se hacen

aúnmásintensas.Nopuedoaguantarmemásycubroladistanciaquenosseparadispuestaaabrazarlo,peroRyandaunpasohaciaatrásyreabreunabismoaúnmásprofundoentrelosdos.

—Maddie,ahoramismonopuedoestarcontigo—murmuraytengola sensación de que son las palabras más duras que ha tenido quepronunciarentodasuvida.

Intentobuscarsusojos,peroRyannomelopermitey,conelmismopaso decidido con el que se acercó a mí, ahora se aleja camino de sudespacho.

Yo me quedo en mitad del salón sintiéndome demasiado mal ydemasiado culpable.Me llevo lamanoal vientreypormillonésimavezsuspirohondo.Noquierollorar.Novoyallorar.Perolaverdadesqueseme está haciendo muy difícil. Ryan y yo hemos discutido mucho. Noshemosgritado,hellorado,inclusoleheabofeteado,pero,desdequenosconocemos,nunca,jamás,mehabíapedidoquemealejaradeél.

Unaideacruzamimentecomounciclón.Tomoaireyechoaandar.Novoyarendirme.Tienequecomprenderporquélohehecho,saberquenuncaescogeríaalosHanniganporencimadeél.

Miseguridadsevaesfumandoconformemeacercoasuestudio.Yabajoelumbral,leveohablandoporteléfono.Estádepie,deespaldasalapuerta,alotroladodesuescritorio,conlamanodescansadoensucadera.Cuandocuelga,tirasuiPhonesobrelamesaalavezqueresoplaysepasalamanoquelehaquedadolibreporelpelo.Estámásquefurioso,parecedolidoyesomerompeelcorazón.

Ryan se gira, nuestras miradas se encuentran y todo el dolor y latensiónque reflejaba supostura ahorame lo confirman susojos azules.Hago el ademán de entrar, pero Ryan niega con la cabeza y desunenuestrasmiradas.Definitivamentenoquieretenermecerca;pero,sinuncaantesmerendíconRyanRiley,directorejecutivo,conelseñorirascible-sexoincreíble,conelbastardoirracionalycontrolador,nopiensohacerloahoraconelpadredemihijo.

Suspiro hondo una vez más y entro con el paso decidido hastacolocarmefrenteaél.Ryanalzalacabezayfrunceelceño.Creoquelehasorprendido que lo desobedezca, aunque rápidamente el desconcierto

desaparecedesusojosazulesysumiradaserecrudece.—Ryan, yo te quiero—digo tratando de demostrar convicción en

cada sílaba—. Nunca, jamás, elegiría a los Hannigan por encima de ti.Nunca elegiría a nadie por encima de ti y pensé que, después de seguiradelante connuestra boda cuandomipadre estaba en contra, te lo habíadejadoclaro.

Élnolevantalosojosdelosmíosperotampocodicenada.—Nodebendesermásdelasseisymedia—continúo—.Labolsano

abre hasta las nueve y media. Si es lo que quieres, rompe todos losacuerdosydejaqueMilesHannigansehunda,pero,aunquecreasqueno,te conozcoynovasa sentirtemejorviendocómouna familia entera lopierdetodoporlasdecisionesquetumadretomóhacemásdeveinteaños.Yoseguiréaquí,decidasloquedecidas.

Mesientoentrelaespadaylapared.Ryansigueensilencioyyodecidoqueahoraletocamoverfichaaél.

Yahedichotodoloqueteníaquedecir.Asientoparadarmeconvicciónymeencaminohacialapuerta.Nohe

dadomásqueunpardepasoscuandoleoigofarfullaruncasiininteligible«joder»ysaliratropelladotrasdemí.Metomadelamuñeca,meobligaagirarme y rápidamente toma mi cara entre sus manos y me besa confuerza.

—Haríacualquiercosaporti,Maddie—susurracontramislabiosYosonríocomounaidiotaymederritoporcadaunadesuspalabras.Ryan sube susmanoshasta hundirlas enmipeloyme estrecha aún

máscontraél.Nosbesamosaceleradosylapasióntomacadacentímetrodeaireentrelosdosytodoanuestroalrededor.

Lequiero.Lequiero.Lequiero.

Tengolasensacióndequesólohedormidounsegundo,pero,cuandoabrolosojos,elsolentraconfuerzaporlaventana.Yadebendesermásdelasdiez.Merevuelvoenlacamayhundolacaraenlaalmohada.Tengomuchísimosueño.Noquierolevantarme.Además,esdomingo.

Sinembargo,mimóviltieneotrosplanesparamí.Comienzaasonarsobrelamesitaynotengomásremedioqueabrirlosojos.Meincorporoaregañadientesymirolapantalla.EsÁlex.

—¿Di...?

—¡Todosehaarreglado!—meinterrumpeenungritoalotroladodela línea. Yo sonrío de oreja a oreja—.Mi padre acaba de volver de laoficina de Regulación del Ejercicio Bursátil o qué sé yo y todo estáarreglado.¡Ryanlohaarreglado!

—Mealegromucho.Másqueeso.Estoypletórica.—Maddie,nosécómoagradecértelo.—Notienesqueagradecérmelo—meapresuroaresponder—.Yono

hehechonada.HasidoRyan.—Ryaneselmejor—sentencia.Misonrisaseensancha.Estoycasadaconelhombremásmaravilloso

delmundo.—Ahoratengoquecolgar—meavisa—.Creoquemimadreestáaún

másnerviosaqueantes.—Lasdosnosechamosareír—.Tellamaréestatarde.

—Mástevale.Laoigoreírdenuevoantesdecolgary,cuandolohagoyo,pataleo

felizsobrelacama.¡Todosehaarreglado!Mebajodeunsaltodelacamaycorrohastalacómoda.Sacounode

mispijamasymelopongorápidamente.Memuerodehambre.Ryandebede estar en su estudio. Iré a buscarlo, le preparé un desayuno digno delmejor hotel deManhattany le contaré quevamos a ser padres.Todo loquehapasadoestasúltimashorasmehademostradoquenotengoningúnmotivoparadudardeél.

Llamo suavemente a la puerta abierta de su despacho y echo unvistazo.Alver queno está, frunzo los labios.Anoche estuvo trabajandohasta más de las seis y apenas son las diez. No creo siquiera que hayallegado a dormir algo. Probablemente se levantó en cuanto me dormí.¿Cuándovaaentenderqueéltambiénnecesitadescansar?

Regreso al dormitorio y me meto en la ducha. Gracias al mandomágico You’re nobody ‘til somebody loves you,[10] de James Arthur,comienzaasonaratodovolumen.Meencantaestacanción.

Me pongo algo cómodo, mis vaqueros más gastados y una viejacamiseta deRyan. Tiene el símbolo de laUniversidad deNuevaYork einmediatamente recuerdo que es lamismaquemepuso comopijama aldesvestirme a traición cuando acabé borracha tirando piedrecitas a suventana. Sonrío como una idiota pensando en ese día. Me puso muy

complicadoseguirresistiéndome,peroentoncesteníademasiadomiedoapasarlomal.Aunasí,cadavezqueveníaabuscarme,volvíaacaerporquehabíaestadosinélyloodiabaysólopodíapensarencuántoloechabademenos.

Nomemolestoenponermezapatos.Aunqueyaempiezaahacerfrío,latemperaturadentrodecasasiguesiendodeunosperfectosveinticuatrogrados.Además,meencantaeltactodelparquéenmispiesdescalzos.

Me llevo las manos a las caderas delante de mis decenas de cajasapiladasenlaentradadelvestidor.Comienzoaarrepentirmedehabermepuesto tandignaconel temade lamudanza.Bueno,por lomenosahorasólotengoquedesempaquetar.

Finalmenteme resigno y abro la primera.No puedo evitar sonreírcuando compruebo lo cuidadosamente embaladas que están cada una demispertenencias.Estátanperfectoqueresultacasiridículo.

Comonosépordóndeempezar,decididoque,alestarenelvestidor,lomásfácilseráquecomienceporlaropa.Además,esmuyespacioso.Notendréningúnproblemaencolocarlotodo.

Menos de una hora después, cojo la caja sobre la que han escrito«Libros»cuidadosamenteyvoyhastalabiblioteca.Empiezoaaburrirmeymucho.Preferiría estar trabajandoyesoqueesdomingo.DeberíahabertenidolaboquitacerradayhaberdejadoqueRyanordenaraaquienquieraqueseencargaradeempezarmimudanzaquelaterminara.

Dejolapesadacajajuntoamispiesyabrolapuerta.Conelprimerpaso pierdo mi vista en las estanterías. Me encanta esta biblioteca. Serespiracalmaytranquilidad.Ryandeberíapasarmástiempoaquí.

Tiene una colección de libros increíble. Además de un centenar detratados sobre arquitectura, hay clásicos como Matar a un ruiseñor,grandeséxitoscomo lasnovelasdeKenFollettyotrosquenuncapenséqueencontraríaaquí,comoHojasdehierba,deWaltWhitman.

SonríocomounaidiotacuandoveounejemplardeElgranGatsby,deFitzgerald.Nosoycapazde resistirmey locojocuriosa.Parecemuyantiguo. ¡Joder! ¡Es una primera edición!Lo devuelvo con cuidado a labalda y lo observo, admirada, un poco más. Debe valer una pequeñafortuna.

Despuésdeperder algomásde tiempo,decididoqueya eshoradeterminar de ordenar estas cajas.Recupero elmandomágico del baño y,tras trastear un poco con él para averiguar cómo hacer que la música

suene en la biblioteca, comienzo a escucharMi amor,[11] de VanessaParadis.EsacanciónmerecuerdaaParís,anuestracamakingsize,a lasvistasdelatorreEiffely,entodasycadaunadeellas,alamanodeRyanenmicadera.Insuperable.

Voycolocandomislibrossindejardecantar.ElprimeroquesacodelacajaesellibrodeestilodelNewYorkTimes.Esmitesoroliterario.

EstoyapuntodeacabarcuandomedoycuentadequemiejemplardeLoque el viento se llevo tiene un poco rota la tapa.Tuerzo el gesto.Letengomuchocariñoaestelibro.Erademimadre.Necesitoencontrarunpocodecintaadhesivaparaarreglarlo.

Todavíacanturreando,bajoalaplantaprincipal.—Buenosdías,mapetite—mesaludamelodiosalaseñoraAldrin.Inmediatamente le devuelvo la sonrisa queme tiende y comprendo

que está tan exultante porque es la primera vez que nos vemos desde laboda.

—¿Qué tal el viaje? —me pregunta—. Espero que mi país laenamorara.

Asientosinpoderdejardesonreír.—Parísesprecioso.—Nopodréolvidarlojamás.—C’est merveilleux —responde encantada—. ¿Puedo ofrecerle un

café?—añadeamablemente.—No,muchasgracias.—¿Quizácrêpes?Niego pero automáticamente vuelvo a sonreír. Evidentemente un

clarogestodeduda.Deprontorecuerdoelhambreconlaquemelevanté.—Me encantaría, pero primero tengo que terminar algo en la

biblioteca. —Y eso me recuerda por qué he bajado—. ¿Dónde puedoencontrarcintaadhesiva,señoraAldrin?

Lacocinerahacememoriaunossegundos.—EnelestudiodeRyan,enalgúncajóndesuescritorio.Hace el ademánde rodear la isla de la cocinapara ir ellamisma a

buscarla,peroladetengoalzandolamanosuavemente.—Nosepreocupe,señoraAldrin,yomismalabuscaré.Me siento rara estando en el despacho de Ryan sin él, como si

estuvierahaciendoalgoquenodebo.Caminodeprisahastasumesaymesientoensuelegantesillón.

—Desdeaquísecontrolaelmundo—murmuroconunatenuesonrisa

a lavezqueacariciocondelicadeza lamadera—aunquenosiempreseaunaposiciónfácil.

Suvidaesmuchomásduraycomplicadadeloquedejaver.Muyresuelta,comienzoaabrirloscajones.Eldemásabajoeselmás

grande, una especie de fichero lleno de documentos. En el segundo hayalgunas tarjetas, unas llaves y una caja de lápices Derwent Graphic. Elmetalestágastadoylasesquinasdelacaja,algoromas.Esobvioqueesunpequeñotesoroparaél.

Por fin abro el primer cajón y me encuentro con todo tipo dematerial de oficina: bolígrafos, tijeras, clips y, por supuesto, cintaadhesiva.

Justoantesdecerrarelcajónporcompleto,algobrillante llamamiatención.VuelvoaabrirloyveounaestilográficaMontblancguardadaenun precioso estuche. Acaricio con suavidad la tapa trasparente con losdedos.Esdecolorgrisclaro,casiblanco,conalgunosdetallesenungrismás oscuro.No es tan bonita como la estilográfica de platino que llevahabitualmente, pero ésta también es elegante y sofisticada. Perfecta paraRyan.

Con la sonrisa en los labios y la cinta adhesiva en la mano, medispongoacerrardenuevoelcajóncuando,otravez,algobrillantellamamiatención,estavezalfondodelcompartimento.Meinclinocuriosa.Sealoquesea,tambiénesplateado,peroelcajónestanlargoyestátanatrásque apenas puedo verlo. Meto la mano. Lo rozo con los dedos. Esmetálico.Tratodetirardeélperoparecequesehaenganchadoconalgo.Mearrodillo juntoal cajónpara tenermejor accesoy tirounpocomásfuerte.Seoyealgotambiénmetálicocederyalfinatrapoelobjeto.Sacolamano y compruebo que es una pulsera de platino demujer.No tieneningún adorno, únicamente un pequeño círculo con un diamante en elcentro.Noessimple.Essobriaymuyelegante.

Aunqueesmuybonitayestáperfectamenteconservada,estáclaroqueno es nueva y ni siquiera hay rastro del estuche. Esome hace torcer elgesto de inmediato. Es como si alguien se la hubiera devuelto. No megustanadaesaidea.

Oigo pasos acercándose. Observo un segundo más la pulsera yrápidamentemelaguardoenelbolsillo.Cierroelcajóndeungolpeymelevantocomounresorte.

EstoyaunospasosdelapuertacuandolaseñoraAldrinseacerca,a

puntodeentrarenlaestancia.—¿Lahaencontrado?—inquiereconunasonrisa.Supreguntamedejaenblancoymepongoincreíblementenerviosa,

hastaquecomprendoqueserefierealacintaadhesiva.—Sí—respondo monosilábica alzando el pequeño rollo entre mis

dedos.Asienteysusonrisaseensancha.—Lascrêpesestánlistas—añadedándosemediavueltaycaminando

denuevohastalainmensacocina.Yosuspiroaliviada.Siemprequemientotengolasensacióndequese

acabadedibujarunneónenmifrenteconlapalabramentirosa.Sihubiesesidoespía,habríamuertoenlaprimeramisión.

Regreso a la biblioteca, arreglo el librodemimadrey terminodevaciarlacaja.Pocodespuésestoydevueltaenlacocina.Mesientoenunode los taburetes y, aunque me esfuerzo en sonreír, no puedo dejar depensar en la pulsera.Claramente es demujer y claramente esmuy cara.¿QuéhacíaenelcajóndeRyan?Lascrêpesestándeliciosas,peroapenaspruebobocado.LaseñoraAldrinmemiraperspicazyyoleecholaculpaaljetlag.Ellaasienteydecidehacermeelfavordecreerme.

Finalmentepongouna tontaexcusaysuboconelpasoaceleradoaldormitorio.SacoeliPhoney,aunquedudo,acabollamando.

—¿Diga?—merespondenalotrolado.—¿James?—preguntoconelceñofruncido.Antesdeescuchar su respuesta,me separoel teléfonode laorejay

miro la pantalla. No me he equivocado de número. Estoy llamando aLauren.

—DocedíasenParísyyanome reconoces. ¡Quédeprimente!—sequejadivertido.

—¿Qué haces ahí? —demando contagiada de su humor—. ¿EstáscuidandoaLauren?

—Esunapesadilla—protesta.InmediatamenteoigofarfullaraLaurensobreloenfermaqueestá,lo

pocoqueaélpareceimportarleycuántapulpatienesuzumodenaranja.Alo que James responde que le doblará los analgésicos en cuanto tengaocasión.

Yosonrío,casirío,mientraslosoigodiscutir.—Riley—mellamaalfin.

—¿Sí,Hannigan?Mealegraoírlodebuenhumordespuésdeloquehapasado.—Esta noche ceno con mis padres en Glen Cove. He pensado que

quizáteapeteceríavenir.—Nopuedo.TengocenaconlosRiley.—Esosuenadivertido—respondesocarrón.Creoquemitonodevozmehadelatado.Nomeapeteceenabsoluto

cenarconlosRiley,sobretodoconCarsonRiley.—Serámuydivertido—replicosinasomodeduda.«Ahorasólohacefaltaquetelocreas.»NotoaJamessonreíralotro lado,peronohacemás leñadelárbol

caído.—Oye,idiota—sédesobraquecadavezquemellamaasíesporque

pretendeparecerdesinteresado—,queríaagradecerte…—Notienesnadaqueagradecerme—lointerrumpo.—¿Quétienesqueagradecerle?—oigoaLaurendefondo.—Nadaqueatiteimporte—lerespondeJames.Les oigo discutir e incluso forcejear, pero decido mantenerme al

margen.SoycomoSuiza.—¿Quétienequeagradecerteelenfermerodelamuerte?—pregunta

finalmenteLaurenconlavozjadeante.Labatallaporelteléfonohasidoardua.Porunmomentomequedocallada.ElasuntodelosHanniganesalgo

quetienequecontarleunHannigan.—Mehapasadoalgo—contestoignorandosupregunta.Ellapiensaenreplicarme,peromifraselaintriga.—¿Quéhaocurrido?—quieresabercuriosa.Caminodecididahastaelvestidorantesdedecirunapalabra.Séque

esunaabsolutaestupidezporqueestoysolayRyantardaráhorasenllegar,peronomesientocómodahablandode loquequierohablarenun sitiodondepuedanoírme.

—HeencontradounapulserademujerenelescritoriodeRyan.—Mellamasparapresumirderegalos.MaddisonRiley,esonoesde

buengusto—sequeja.—Nosetratadeeso…—Yestoyenferma—meinterrumpe—ysinnovio.Tratodedefendermeperonisiquierameescucha.Pongolosojosen

blancodivertidaycontinúoescuchandosuretahíladeprotestasqueacabaconun«ysinsexo».Yofrunzoloslabios.Noséhastaquépuntoesoseráverdadconsuenfermerodelamuerteparticularrondadoporallí.

—Quierescallartedeunavez—lepidocasienungritodelquemearrepientoinmediatamente.Estaconversacióntienequequedarcatalogadacomodiscreta,muydiscreta—.Nosetratadeeso—continúoenvozbaja—.Lapulseranoesnueva.

Laurensequedacalladaalotroladodelalínea.Pasatantotiempoensilencioqueporunmomentocreoquelallamadasehacortado.

—Ysinoesunregaloparati,¿dequiénes?—No lo sé —confieso y estoy comenzando a ponerme un poco

nerviosa.—¿Dóndelahasencontrado?—Atascadaenelfondodeuncajóndesuescritorio.—¿Ycómoes?Measomoaldormitorioparaasegurarmedequenohaynadieyme

la saco del bolsillo de los vaqueros.Vuelvo a observarla.Ahora sí queestoyverdaderamentenerviosa.

—Creoquedeplatino.Muyeleganteymuysobria.Notieneningúndibujo,niningúnadorno.Sólounpequeñocírculoconundiamanteenelcentro.

Conmisúltimaspalabras,aLaurenparececortársele la respiracióndepuraexpectación.

—Esunapulseradesumisa—mediceysuenacasiemocionada.—¿De qué estás hablando? —pregunto confusa—. Y deja de

emocionarteconlaposibilidaddequemimaridoseaunmultimillonariodominantecomoenlasnovelasrománticas—mequejodenuevo.

Nolaveoperoséacienciaciertaqueacabadehacermeunmohín.—Telodigoenserio.LovienundocumentaldeDiscoveryChannel.Suspiroconfuerza.Tienequeserunabroma.—¿Estáshablandodesumisaenplansado?—preguntollevándomeel

pulgaralabocayarañándomelauñasuavementeconlosdientes.—Enplanloquetudueñoquiera—contestacontotalconvencimiento

—. Si un hombre te compra una pulsera de ésas y te la pones, leperteneces.Noenplanmetafórico,sinodeverdad.Silegustaelsado,atitendráquegustarteelsado,ysiloqueleponeesqueselachupesmientrasrecitas el juramento de la bandera en sueco, pues, chica, tendrás que

apuntarteaunaescueladeidiomas.Yo sonrío por la explicación, pero no me está haciendo ninguna

gracia.Sideverdadesunapulseradesumisa,¿quéhaceRyanconella?¿Yaquiénpertenecía?PorDios,¿teníaunasumisa?¿Quiénera?Creoquemefaltaelaire.

Suspiro con fuerza y estallo en risas. Ryan no ha tenido, ni tiene,ningunasumisa.Esridículo.

—TienesquedejardeverDiscoveryChannel—mequejodandoporconcluidalaconversación.

—Puedeser,peroelplaceryeldolorsonlasdoscarasdeunamismamoneda—meadviertecontotalseguridad.

—Ytambiéntienesquedejardeleerlibrosdenovelaromántica.—Eso jamás —rechaza—. Christian Trevelyan Grey es mi único

amor.Lodicetanconvencidaquevuelveadejarmealbordedelarisaypor

unmomento consigo relajarme.Oigo de nuevo a James de fondo ymedespidodeellaantesdequeseponganadiscutirotravez.

ContemplounavezmáslapulseraydescartoporcompletolaideadequeRyantengaohayatenidounasumidaymedoycuentadequelaúnicapersona que puede aclararme a quién pertenece es él. Asiento parareafirmarestaideaylaguardoenunodelosbolsosqueacabodecolocarenelarmario.Lepreguntaréantesdeiracenaracasadesuspadres.NoesuntemaquemeapetezcatratarrodeadadeRileys.

Salgodelvestidoryterminodeordenarmiscosas.Tomoeldeliciosoalmuerzo queme prepara la señora Aldrin y, como no tengo nada quehacer, aunque me cuesta un mundo convencerla, consigo que me dejeayudarla a fregar los platos. Me cuenta más cosas de Ryan y, cuandovuelveamencionarmequeelratatouilleessuplatofavorito,lepidoquemeenseñeacocinarlo.Esunamujergenial.

Amedia tarde subo a prepararme para la cena.Me doy una nuevaducha,muyrápida,sinmojarmeelpelo,lojustoparaquitarmelapesadezde la mudanza de encima y, sobre un bonito conjunto de lencería azulmarino,mepongomivestidoskaterdelmismocoloryloadornoconuncinturóndelgadorojoyunosbonitossalonesrojos.

Mealisoelpeloyme lo recojoenunacoladecaballo.Apenasmemaquillo,peromepinto los labiosconmicarmín rojopin-up. NecesitousartodaslasarmasdelasquedispongoparahacerhablaraRyan.

Estoy retocándome el pintalabios con los dedos cuando oigo lapuertaprincipal.Ryanhallegado.Suspirohondoycierroelmaquillaje.Elpensaren lapulserayelestaraunashorasde lacenacon losRileymeponedemasiadonerviosa.

«Vamos,Parker.Túpuedes.»Séquesuenaridículo,perotodavíanomeacostumbroaserlaseñora

Riley.Mesonríoparadarmevaloryconcuidadoabrolapuertadelbaño.Recuperomipequeñobolsorojodelacamaymeasegurodequela

pulseraestádentro.Bajolasescalerasdespacio,tratandodeencontrarunpocodeseguridadacadapaso.

Desde los primeros peldaños puedo ver a Ryan en la barra de lacocina sirviéndose un bourbon. Lleva su preciosa corbata azul marinoaflojada y los primeros botones de su impoluta camisa blancadesabrochados.Esobvioquenohatenidounbuendía.

Aldarsecuentademipresencia,alzalacabezadespacioysumiradase encuentra con la mía. Está furioso, enfadado, cansado. Una vez mepregunté cuánto pesa la corona. Cuando lo veo así, y son demasiadasveces,medoycuentadequepesamuchísimo.

—Hola—losaludocaminandohastaél.Ryannodicenada.Sindesatarnuestrasmiradas,se llevaelvasode

bourbon a los labios y da un trago. Su mirada brilla metálica, azul eintensa.¿Quéhabrápasado?

—Parece que no has tenido un buen día—comento colocandomismanossobrelaencimera.

Laeleganteisladelacocinanossepara.Ryan deja el vaso sobre el mármol y, sin mediar palabra, camina

hastamí,sumergesumanoenmipeloymebesabrusco,confuerza.Yosuspirocontrasuslabios.Elleónseestádespertandoyestállamandovozengritotodomicuerpo.

—Nena—susurrayyomederritounpocomás.Misentidocomúnestáapuntodeevaporarse.Malditasea,estosele

dademasiadobien.—Ryan—casi jadeo—. Ryan—repito tratando de recordar lo que

quierodecir—.Ryan,tenemosqueiracenaracasadetuspadres.Me estrecha aúnmás contra su cuerpo.Me siento envuelta por sus

brazosynopuedoevitargemir.

—Notenemosqueiraningunaparte—meanuncia.Suspiro.Meloestáponiendomuycomplicado.—Sí,síquetenemos.Sacandofuerzasnoséexactamentededónde,consigosepararmede

él.—Estás tratando de despistarme con el sexo—murmuro intentando

quenoseademasiadoobviohastaquépuntoloestáconsiguiendo.Ryansehumedeceellabioinferiorfugazyalzalamano,lacolocaen

micaderaytirademíhastaquenuestroscuerposchocandenuevo.—No—respondecon total seguridad—.Ahora teestoydespistando

conloguapoquesoy.Sitellevoalacama,tefollaréhastaquesalgaelsolyentoncestehabrédespistadoconelsexo.

Ahogounarisanerviosaenunsuspiroaúnmásnervioso.¿Sepuedesermásdescarado?

—Ryan—digo,peronotengonilamásremotaideadecómoseguir.Ahoramismo sólo puedo pensar en que quiere follarme hasta que

salgaelsol.—¿Qué?—respondeapremianteparanodejarmetiempoparapensar.Estádemasiadocercayhueledemasiadobien.—Tenemosqueiracenar—tratodeconvencerloynisiquierasépor

quélohago.Quieroquemefollesobrelacarísimaencimerademármolitaliano.—Yo no tengo que ir a ningún sitio—sentencia—. Tengomi cena

justodelante.Mebesaconfuerzayconunsolomovimientomesubealaencimera

de la cocina. Exactamente donde quería estar. Coloca susmanos enmisrodillas y, ávidas, recorrenmis piernas,mis costados ymi cuello hastahundirseenmipeloyestrecharmeaúnmáscontraél.

Mirespiraciónseaceleracadavezmás.Subocaexpertaytorturadorabaja besándome y mordiéndome en dirección a mi cuello. Enrolla micoletaensumanoytiradeellaparaobligarmealevantarlacabezaydarleplenoaccesoamipiel.Gimo.Eseldueñodelaperversión,elpecadoyelplacermásexquisitosdelmundo.

—Heencontradounapulseraentuescritorio—musitoconlosojoscerrados,apuntodederretirme.

Ryansedetieneenseco.Deprontomesiento igualdenerviosaquecuandolaencontré.

9

Elhechodequenohayanecesitadomásdatosparasaberaquépulseramerefieromepreocupaalinstante.

—Fue por casualidad. Necesitaba cinta adhesiva y la señoraAldrinmedijoquepodríaencontrarlaentumesa.Abríelcajónylavi.

Estoy dando tantas explicaciones porque no quiero que piense queestabaregistrandosuscosas.

Ryan se separa despacio. Su mirada ha cambiado por completo.Vuelveaestarenfadado,furioso,pero,sobretodo,estáenguardia,yesomeinquietatodavíamás.

—¿Dequiéneslapulsera?—pregunto.Ryansealejaunospasos.—No tiene ninguna importancia—comenta rodeando la isla de la

cocinayrecuperandosucopa.Yo suspiro y me bajo de la encimera. A pesar de llevar tacones,

consigoconservartodamielegancia.Laurenestaríamuyorgullosademí.—Sinolatiene,cuéntamelo—contraataco.—Maddie,déjaloestar—meadvierte.Resoplofuriosaymecruzodebrazos.Nomepuedocreerquevayaa

tomaresaactitudunavezmás.—Cuéntamelo—leexijo.MitonodevozhacequelamiradadeRyanserecrudezca.—No—replicasinmás.¡Estoesincreíble!Independientementedelaimportanciaquetengala

pulseraono,memerezcoquealgunavezcontesteaunamíserapregunta.Ryandejaelvasosobrelaislayseparasumanodeél,pocoapoco.

Esesimplegestohacequetodamiatenciónsecentreensusdedos,quevandesdeelcristalhastasus labiosenesegestoreflexivoqueadoro.Exhalatodoelaireaúnmáslentamenteyyocontinúoobservándolo,comosiesepuñadodepequeñosgestosmetuvieranhipnotizada.

Sinembargo,cuandodaunpasohaciamí,todomicuerporeacciona.—No,Ryan—leindicodandounohaciaatrás.

Nopiensopermitirquemetoque.—¿No,qué?—preguntapresuntuoso.Odio que tenga tan claro que puede hacer conmigo lo que quiera.

Puedequetengarazón,peronotieneporquévanagloriarse.—Nopiensodejar que te acerques si nome lo cuentas—murmuro

tratandodesonartodoloseguraquesoycapaz.—¿Meestáschantajeando?Me parece ver una incipiente y arrogante sonrisa asomando en sus

labios y automáticamente recuerdo lo agotador que es discutir con elseñorirascible.

—Heaprendidodelmejor—respondosinamilanarme.Su sonrisa se hace definitiva. Es media, dura y sexy. Se está

divirtiendo.—¿Dequiéneslapulsera?—preguntodenuevo.Cualquier rastro de que esto le estuviera haciendo la más mínima

graciadesaparece.—Maddie,joder—sequejapasándoselasmanosporelpelo.—Quierosaberlo—protestoexasperada.Malditasea.Noestoypidiendotanto.—Y yo no quiero contártelo —sentencia y su voz vuelve a estar

bañadadeesetonodeadvertencia.Estoycansadadeesto,dequeéldecidaquépuedosaberyquéno,de

que suprimera respuestacadavezquehagounapreguntaque tengaquever con su trabajo o con su vida sea no, de que me haya puesto unguardaespaldas sin consultármelo, de que trajera mis cosas, de que nisiquieramedejarahacermimalditamaletapara la lunademiel.Somosdos y ahora que vamos a ser tres necesito saber que él y yo estamos almismonivel.

—Mevoyacasadetuspadres—siseofuriosa.Noesmilugarfavoritoenelmundo,peronopiensoquedarmeaquí.Considéralaunadeclaracióndeprincipios,Riley.—Túnovasamovertedeaquí—masculla.Surostro,todasuexpresióncorporalenrealidad,medicenqueestáa

puntode estallar.Claramenteme estoy jugandoqueme cargue sobre suhombroymellevearastrasalahabitaciónotravez,peronomeimporta.

—Tehedichoquemevoyacenaracasadetuspadres—repito.—Yyotehedichoquetengomicenadelante.

—Niseteocurra.Lomiroytengoclarocuántoleodioahoramismo.Sinembargo,no

puedo evitar que todo mi cuerpo traidor se esté relamiendo, inclusollamándolo,disfrutandodetodoesemagnetismoquedesprendecuandolapuraarroganciadominasusojosazules.

—Noentiendoporquénopuedescontármelo—mesincero—.Sóloestásconsiguiendoquemesientaincreíblementemal.

—Teestássintiendoasíporquetúquieres.Yateheexplicadoquenotieneningunaimportancia.Nisiquierarecordabaqueestabaahí.

A pesar de lo furiosa que estoy, soy capaz de comprender que esotiene sentido. Estaba al fondo de un cajón, arrinconada. Si fuera algoimportanteparaél,lahabríacuidadomejor.

—EsdeMarisa,¿verdad?Necesitosaberlo.Yanopuedoconformarmeconverdadesamedias.Ryannodicenadayyolointerpretocomoelcristalinosíquees.—¿Se la compraste cuando estabais juntos y cuando rompisteis la

tiraste en un cajón y no volviste a pensar en ella nunca más? ¿Así fuecómopasó?—preguntoconrabia.

—Si lo tienes tanclaro—dicecon lavozamenazadoramente suave—,noentiendoporquétenemosqueseguirhablandodeesto.

Estáapuntodeestallarperoyotambién,malditasea.¡Estoycansadadedarmesiempreconlamismapared!

—Porque necesito que confíes en mí —replico absolutamenteexasperada,casidesesperada.

¿Porquénopuedeentenderlo?—Confío en ti—sentencia, pero no usa un tono para nada amable.

Estáfrustrado,furioso.Yo cabeceo ymemuerdo el labio inferior con fuerza a la vez que

clavomimiradaenelsuelo.Noestoypidiendonadaquenosearazonable.Elproblemaaquíesqueestoyhablandoconunhombrequeno loesenabsoluto.

Recupero mi bolso de la encimera y comienzo a andar hacia lapuerta.

—¿Adóndevas?—gruñe.—Acasadetuspadres—sentencioconlavozllenaderabia.Camino hasta la puerta del salón y me asomo en busca de Finn.

ObviamentenoestáynosécómoRyanlolocalizaporque,siemprequelo

ha necesitado, simplemente lo he visto a mi espalda, como si secomunicarantelepáticamente.

—Finn—lollamo—.Finn—repitoconunpocomásdeintensidad.—Novasair—meadvierteRyan.Me giro en total pie de guerra. Él no es nadie para decirme dónde

puedoirono.—Puedoiradondequiera—replicoinsolente.—Deesonada—sisea.Oigo un carraspeo a mi espalda y mentalmente sonrío victoriosa.

Finnestáaquí.Pero,antesdequepuedaindicarlequedeseoquemelleveaGlenCove,Ryandaunpasohaciamíydeinmediatocaptalaatencióndesuhombreparatodo.

—Notenecesitamos,Finn.Puedesretirarte.¿Peroquiénsehacreídoquees?—No,espera—lollamo.Finnsedetieneconfuso.—Tienesrazón,nena—meinterrumpedenuevoRyanconunamedia

sonrisa. En una discusión, esa sonrisa nunca esconde nada bueno—.Puedestomarteelrestodelanochelibre,Finn.

Elchóferasienteyse retira.Yomegirocon lamiradaentornadayfulminoaRyanconella.

—Eresungilipollas—mascullo.Éltuerceelgestofingidamenteofendido.Parecequeselohellamado

tantasvecesqueyanotieneningúnefectoenél.—Teodio,Ryan—siseo.Sin esperar respuesta por su parte, camino, casi corro, hasta el

dormitorio.Soyplenamenteconscientedequeesotambiénselohedichomuchasveces,peroahoramismo tengo tanta rabiadentroquenopuedopensarenotracosa.

Ya en la habitación, comienzo a dar vueltas como uno de esosratoncitos encerrados en un laberinto. Sencillamente no puedo creermecómo se ha comportado, aunque, por otra parte, tampoco sé de quémesorprendo.Hahechoexactamentelomismodesiempre.Nomehacontadonaday encima seha salido con la suyanoyendoni permitiéndome ir acasa de sus padres. Estoy segura de que vino de tal mal humor porquediscutióconCarsonenlaoficina.

Estoy a punto de rendirme pero entonces, por pura casualidad,

recuerdoelofrecimientodeJames.Rápidamentesacomimóvildelbolsoyconunasonrisillamarcosunúmero.PorsuerteaúnnosehamarchadoaGlenCoveyquedaenrecogermeendiezminutos.

Meretocoelpeloyelmaquillaje,mealisolafaldayvuelvoalsalón.NohayrastrodeRyan.Imaginoqueestaráensuestudio.Esomefacilitamucho las cosas. Prefiero estar a kilómetros de distancia de Chelseacuando se dé cuenta dequemehe ido.Si fuera posible, incluso enotrocontinente.

Voy hasta la puerta principal y salgo de casa prácticamente depuntillas.Unpardeminutosdespués,elviejoCamarodeJamessedetieneconsuavidadjuntoalaacera.

—Parecesunaniñabuena,Riley—comentasocarróncuandoentroenelcoche.

Lehagounmohínycambiolacanciónquesuenaenlaradio,loquehacequeinmediatamentememiremal.

—EstanochesoyParker—replicomalhumorada.Comienza a sonar Dangerous,[12] de David Guetta y Sam Martin.

Sonríofugaz.¡Quécanciónmásapropiada!—No pienso preguntar —me anuncia otra vez burlón mientras se

incorporaaltráfico.Hemos avanzado un par demetros por la Tercera Avenida cuando

nos detenemos en un semáforo. Yo continúo canturreando y pierdo mivistaenlaventanillaabsolutamenteapropósito.Noquierohablardeporquéestoytanenfadadayahoramismonosemeocurreningúnotrotemadeconversación.

—¿Vas a contarme ya por qué vas sola a casa de los Riley? —preguntaJamesconlavistaenelespejoretrovisor—.Porque,laestupidezquemehascontadoporteléfonodequeRyanteníatrabajo,noselacreenadie.

Esperoquememirepararesoplar.—Noquierohablardeeso.—Quémadura—replica.—Eres un capullo —me quejo más divertida que enfadada—.

Además, si quieres que hablemos, ¿por qué no lo hacemos de lo quequieraqueestépasandoentreLaurenytú?

James vuelve a mirar a la calzada ignorándome por completo.Frunzoloslabios.Parecequelastornasacabandecambiarse,Hannigan.

—Eldiscosehapuestoenverde—meinforma.Eslatécnicadedistracciónmásmalaquehevistoenmivida,aunque,

claro,yoestoycasadaconunexperto.—Eresuncobarde—meburlo.—Miraquiénhabla.—Yoestoycasadaconun lococontroladormuypoco razonable—

protesto—.Mividaescomplicada.—¿Tecreesquelamíano?¿ConocesaLauren?Lo miro boquiabierta. Ese «¿conoces a Lauren?» implica muchas

cosas.Sinembargo,antesdequepuedapreguntarnada,losdosrompemosareír.

—¿Estáisjuntos?—preguntocuandonuestrascarcajadassecalman.—No—respondesindudargirandoporla36Este.—¿Oshabéisacostado?—inquierocantarinaapuntodededicarleuna

canción de patio de colegio sobre que se besan y se dan lamano en elbancodelrecreo.

—Nocomotúcrees.¡¿Qué?!Meestásorprendiendodeverdadenesteviaje.Tengolosojoscomo

platos.Jamessegiraymemiradeigualforma,burlándoseclaramentedemí.

—¿Aquéterefieres?—preguntomáscuriosaqueentodamivida.Ya me estoy imaginando todo tipo de cosas y todas de lo más

truculentas.Jamesno contesta y yomepaso el resto del viaje hastaGlenCove

tratando de convencerlo para que me lo explique; aun así, no sueltaprenda.Olvidabalodiscretoqueessobresusconquistas.

—Nopuedocreermequenovayasacontármelo—mequejo.Mentalmente me apunto llamar a Lauren en cuanto tenga la más

mínimaoportunidady,porsupuesto,hacerlasufrirfísicamentecomoellahizoconmigocuandonolecontéqueRyanyyohabíamosvuelto.

—¿YtúvasacontarmeporquétehaspeleadoconelgranGatsby?Sonríoporquelehayallamadoprecisamenteasí,peronomellegaa

losojos.—Tieneunaprimeraedición—comento.—Nomeextraña—replica.A veces tengo la sensación de que hay cosas de Ryan que son

increíblementeobviasparatodoelmundomenosparamí.Atravesamos lamajestuosacanceladehierro forjadoy tomamosel

caminodepiedrahastalamansióndelosRiley.—Encontréunapulseraensuescritorio—mesinceromirandocómo

mis dedos juguetean nerviosos con la correa de mi bolso—. Era deMarisa. Se la regaló cuando estaban juntos y ella se la devolvió cuandorompieron.¿Deberíapreocuparme?

James frunce el ceño a la vez que detiene su Camaro frente a laspuertascolorcremadelgaraje.

—¿Laguardabacomountesoro?—No.—Niegoconlacabezacomosinegarátambiénlaposibilidad

—.Lateníatiradaenelfondodeuncajón,inclusoestabaenganchadaconalgo.

—Entonces no le des importancia, Parker, es obvio que él no se laestádando.

—Supongoquetienesrazón—musito.—Esquesoyunchicomuylisto—replicaconlaclaraintenciónde

hacermesonreíryyonopuedoevitarhacerlo.MebajodelcocheyobservocómoJamessealejaporelcaminode

gravilla. Sola, a punto de enfrentarme a una cena con los Riley, mepreguntosinoestaréexagerandounpococon todoestoyveniraquíhasidounaverdaderaestupidez.Cabeceoconfuerzaycuadroloshombros.«Lo estás haciendo para defender una idea, Parker. Tienes que echarlevalor.Novaasertancomplicado.»

Estoy a puntodegirar sobremis pasospara dirigirme a la entradaprincipalcuandounruidoque llegadesde laenormecancelamedistrae.PrácticamenteunsegundodespuéselBMWdeRyanapareceatravesandoelcaminodegravillaatodavelocidad.

Se detiene frente amí y baja del coche como un resorte.Nunca lehabía visto tan enfadado, ni siquiera la noche que se presentó en lapequeñacafeteríadespuésdemiviajeenmetro.

Tragosalivaymepreparomentalmentecomosifueraacombatirenlaguerradeloscienaños.

«ConRyanesbásicamentelomismo.»—¿Quécoñohacesaquí,Maddie?—ruge.Cierra de un portazo y camina hasta colocarse frente a mí. Los

primerosbotonesdesabrochadosde su camisamedistraen.Aún lleva la

chaqueta pero no la corbata. Apuesto a que salió disparado en cuantodescubrióquemehabíamarchadoynisiquierarecordócogerla.

—Tedijequeibaaveniracenaracasadetuspadres.—¿Cómohasllegado?—inquiereimpasible.—No es asunto tuyo —replico impertinente en parte para

mantenerme sublevada y en parte porque tengo la sensación de que larespuestanovaahacerleningunagracia.

—Maddie,contéstame.No grita. Tampoco lo necesita. Su mirada ahora mismo parece

fabricadadehieloazulyrabiaapenascontenida.—MehatraídoJames.HavenidoaGlenCoveaverasuspadres.Ryanahogaunasonrisanerviosaenunbufido.Estáallímite.Pierde

suvistaenelcaminoysepasalasmanosporelpelo.Descubrosusojosazulesllenosdeunaarroganciacristalinacuandovuelvenaposarseenlosmíosaltiempoqueserecolocalospuñosdelacamisa.ConesegestotanmasculinohavueltoRyanRiley,director ejecutivo,yun fríoglacialmerecorrelacolumna.

—Esperoquelopasesverdaderamentebienenlacena—sentencia.Sin esperar respuesta por mi parte, comienza a andar tomando el

camino que bordea la casa. Yo le sigo a una distancia prudencial. Deprontoestaraquíyanomeparecetanbuenaidea.

Cruzamoslainmensapuertaprincipalyunadelaschicasdelserviciose acerca a nosotros para recibirnos. Frunzo el ceño automáticamente.Nunca me había visto sorprendida por tanto protocolo en esta casa; dehecho,esoesunade lascosasquemegustade losRiley, lanormalidadqueserespiraaquí.

La chica coge mi abrigo con una sonrisa y nos guía a través delvestíbulohastauninmensosalón.Ryanpermaneceimpasible,peroyosoyplenamenteconscientedelofuriosoqueestá.

Laestanciaestállenadepersonasquenoreconozco.Penséquehabíavenidoaunacenafamiliaryahoramedoycuentadequemásbienesunaespecie de recepción.Miromi vestido a la vez quememuerdo el labioinferior.Nisiquieracreoquevayaadecuadamentevestidaparaunactoasí.Sospecho que podría encontrarme con un senador o el gobernador delestadoencualquiermomento.

Ryan camina decidido hasta la barra instalada al fondo del lujososalónypideunacopa.Consuprimertragodebourbon,nuestrasmiradas

seencuentranporencimadelcristalde suvaso,peroel contactoapenasdura un segundo. Estámalhumorado y arisco y esome indigna todavíamás.Soyyolaquetienetodoelderechodelmundoaestarenfadada.

Tenía muy claro por qué había decidido venir, pero ahora mismosóloquieroirmeacasa.

Seoyenpasosqueprovienendeunpasilloalfondodelasalayunossegundosdespuésunasrisasfrancasysincerasseabrenpasoatravésdelambienteylasuavemúsicaitalianaquesuenadefondo.

Carsonsaleacompañadodeunhombremayorconelpelofrondosoygris al que he visto alguna vez en las oficinas. Creo que es uno de losdirectoresdedepartamentodelRileyGroup.Estoytratandoderecordardecuál cuando veo unos altísimos Louboutin caminar tras ellos. Lleva unprecioso vestido negro y su interminable melena rubia recogida en unmoñoaltodecoradoconunúnicoalfilerdeplatinoydiamantes.

MarisaBorowestáaquí.Instintivamente llevo mis ojos de nuevo hacia Ryan y nuestras

miradas se encuentran de inmediato. Sabe perfectamente que la he visto.Malhumorado,alzacondiscreciónsucopayconesesimplegestomeestádiciendoqueélteníarazónennoquererqueviniésemosyqueyosoyunacría;pero,aunqueintentaseprotegerme,debióexplicarmesusmotivos.

Decidoquenoquieropasarmetodalacenaaguantandolasmiraditasque ella le echa ni lo furioso que él está conmigo cuando creo que nisiquieramelomerezco.QuizáfuimuyegoístapidiéndoleaJamesquemetrajera, pero James no esMarisa. Él jamás se ha interpuesto en nuestrarelación mintiéndome ni sigue merodeándome con una clara y únicaintención.

Deformainvoluntariameconviertoenespectadoradecómoellaloobserva totalmenteensimismada,acelerando ladespedidaconelhombredepeloplateadosóloparapodercorreralladodeRyan.

Yahetenidosuficiente.Giro sobremis talonesy salgo a la terraza.Conunpocode suerte

tendrá acceso al jardín y podré llegar a la enorme cancela. Desde allíllamaréauntaxi.Meniegoapasarunsolominutomásaquí.

Estoybuscandoelmóvilalavezquetratodeaveriguarcómollegaraljardíncuandooigounpardepasosdetenerseamiespalda.

—¿Tienesalgoquedecirme?—pregunta.Suvozsuenaendurecida,llenadelacalmaqueprecedealatormenta.

Yonisiquieramedoylavuelta.Noquierohablarconél.Sólomehahechoentrarenlamansiónparaquemesintieracomoélsehasentidoalsaber que me ha traído James y eso no es justo. Yo ya he tenido queenfrentarme demasiadas veces a la idea de que él pase tiempo con esaarpía.

—¿Algocomoqué?—planteoimpertinente.—Quétal«losiento»—replicapresuntuoso.Megiro hecha una verdadera furia. ¿Cómopuede atreverse a decir

algoasí?—¿Y por qué tendría que disculparme? —contesto con la voz

entrecortadaporlarabia.Esungilipollas.—Yo quería evitarte esto, pero tú te has comportado como una

malditacría,otravez,yhashechoqueel imbécildeHannigan te trajerahastaaquí.—Sumandíbulase tensaconsusúltimaspalabras,comosielsimplehechodeimaginarmeenuncocheconJamesleenfureciese.

—¿Porquénopudisteexplicármelo,Ryan?—Porqueaveces,sencillamente,tienesqueconfiarenmí—ruge.Sonrío nerviosa y fugaz a la vez que cabeceo. Que él hable de

confianzaeselmalditocolmodetodosloscolmos.—Quieroirmeacasa—gruñomalhumorada.—Pues,¿sabes?,creoqueyoquieroquedarmeunpocomás—replica

odioso—.Simelopidesporfavor,quizámelopiense.Resoplo.Está siendoun capullo insoportableyyouna estúpidapor

nodarmecuentadequenuncavaacambiar.Noquierecambiar.—Pormí,perfecto.Vuelvedentroydejaqueesazorra tecomacon

losojos—casigrito.Creoquenohabíaestadotanfuriosaentodamivida.Alfindivisola

escaleraycaminohaciaellatodolodeprisaquemistaconesmepermiten.Estoy a punto de pisar el primer escalón cuando Ryanme toma por elbrazoymeobligaagirarmesinningunadelicadeza.

—¿Se puede saber qué demonios te pasa? —farfulla furioso perotambiénsorprendido.

Le sorprende lo malhumorada y arisca que estoy siendo. Estáacostumbradoaquedémuchoantesmibrazoatorcer.

«¿Ylaculpadequiénes?»—Tienesquedejardetratarmecomosifueratumuñequita.—Estallo

—.Yo tambiéncuentoypuedo tomarmispropiasdecisiones,ynecesitosaberquetúpuedescederyquenotodoseráunordenoymando.

Ryanmemiraconelceñofruncido.Noleculpo.Todoestediscursonotieneningúnsentidosinolecuentolodelbebé.

—Contigo nunca es un ordeno y mando —masculla arisco yexasperado—.Túnuncaobedeces,joder.

Ahorasíquehetenidosuficiente.—Eresuncapullo—siseo.—Puede ser, pero eso no contesta mi pregunta —replica con su

metálica mirada clavada en la mía—. ¿Qué te pasa?—repite despacio,amenazadoramentesuave.

—Nomepasanada.—Maddie,contéstame.Me siento intimidada, furiosa, sobrepasada. Todo lo que Ryan me

hacesentirmástodoloquemehacesentircuandodiscutimosmultiplicadopormil.

—¡Contéstame!—¡Estoyembarazada!

10

Su mirada cambia por completo una decena de veces en un solosegundo. Hay tantas emociones en sus ojos azules que es imposibledistinguir una sola.Yome arrepientodehaberlo dicho justo ahoraydehaberlodichojustoasí.

Sureacciónmedademasiadomiedo,asíquesinesperarlallegoalfinalasescalerasylasbajotodolodeprisaquesoycapaz.ComienzaasonarEmozioni,[13] de Lucio Battisti. Gracias a Miles Hannigan podríareconocerlaencualquierparte.

Atraviesoelcuidadocésped.Ryansigueenlaterrazadepie,inmóvil.Séqueestoysiendomuyinjusta.Séquenopuedosoltarlealgoasídeestamaneraypretenderquetengalareacciónperfecta.Peroestoydemasiadoasustadadequeno sea loquequiere, dequemeculpe amí, dequenosdistancie.

Los ojos se me llenan de lágrimas que no me permito llorar. Lamúsica suena con más fuerza. Noto una mano tomar mi muñeca. Mirespiraciónseaceleradeinmediato.Megira.Susmanostomanmicaraysu preciosa sonrisa es lo último que veo antes de cerrar los ojos ydisfrutardesubeso.

—Maddie—susurrayapoyasuavementesufrenteenlamía.Nuestras respiracionesestánperfectamenteaceleradas.Sonríocomo

unaidiotayélimitamigesto.—Losiento—musito—.Sientohabértelodichoasí.—No te disculpes, no me gusta, y mucho menos si lo haces por

habermedichoqueestásembarazada.Alescucharesapalabra,losdosvolvemosasonreír.—Todovaasalirbien.Teloprometo,nena.Meestrechacontrasusbrazosymelevanta,obligándomearodearsu

cinturaconmispiernas.—Vámonosacasa—susurrasinperderesamaravillosasonrisa.Es

preciosaysincera.Eslamejorsonrisadelmundo.Yoasientoencantada.Nosemeocurrenadamejor.

Ryan me deja con cuidado en el suelo y me guía por el inmensojardínhastaqueregresamosalgaraje.Nonoshemosdespedidodenadieenlamansión,peronoseréyoquienlepidaquevolvamos.

NosalejamosdeGlenCoveyNuevaYorkcomienzaadibujarseenelhorizontemientrassuenamúsicadeBobDylan.

LlegamosaChelseaenpocomásdeunahora.Ryanme tomade lamanoyme llevaporelentramadodepasilloshastael sofisticadosalón.ApenashedadounospasosporelimpolutoparquécuandoRyanvuelveatirar demimanoyme estrechaotra vez contra su cuerpo.Mebesa confuerzayyomederritoliteralmente.

—¿Yquéhaydelsexo?—preguntasindejardebesarme.—¿Quéquieresdecir?—inquieroamivezdivertida.Ryannomecontesta.Subocadesciendepormimandíbulaymearaña

suavemente.Yogimobajitoyélsonríesatisfechocontramipiel.Continúabajando. Su cálido aliento se impregna enmi cuello yme enciende aúnmás.Ladeolacabezaymeagradecelasfacilidadesconunmordiscoqueenseguidaconsuelaconsuhábillengua.Estoyenelparaíso.

—Porejemplo,ahoranosésipuedohacerteloquequierohacerte—susurradejandoquesuslabiosacaricienellóbulodemioreja.

Se yergue hasta que sus espectaculares ojos azules se posan en losmíos.Sonlosojosmásincreíblesquehevistoenmivida.

—¿Y qué es lo que quieres hacerme? —musito absolutamentehechizadaporsumirada.

—Quierofollartehastaquetecuestetrabajorespirar,Maddie.Su voz es salvaje,masculina, sensual yme atrapa sin remedio, sin

dejarmeningunaescapatoria.Quierodeciralgoperomivozsencillamentesehaevaporado.Alza sumanoy la ancla enmi cadera.Observa cómo sus dedos se

aferran posesivos ami piel por encima del vestido. Suspiro tratando decontrolar mi propio cuerpo y él sonríe duro, sexy, absolutamenteencantado de cómome está dominando entera necesitando sólo que susdedosrocenesepuntoestratégicodemicuerpo.

Voluntariaoinvoluntariamente,memuerdoellabioinferior.Ryanseinclina sobre mí, dejando que sienta todo el calor que emana de él.Estrecha aúnmás nuestros cuerpos sin apartar sumirada de lamía, sinsepararsusdedosdemicadera,demostrándomeunavezmásquiéntieneel control aquí. Centra su atención en mis labios y yo me relamo

hambrienta.Quieroquemebese,lodeseomásquenada.Peroenelúltimosegundo vuelve a sonreírme, desliza su mano por mi cuerpo hastaalcanzarlamíaytirademíobligándomeacaminar.

Nos deja caer sobre la cama sin dejar de besarnos y lentamentesumerge su mano bajo mi vestido. Me acaricia. Me hace sentir la pielencendidadondeéllatoca.

Gimo contra sus labios yRyanmebesa con fuerza, dominandomiboca,milengua.

Ledesabrocholacamisaansiosa.Ryanseponederodillasydespaciose deshace de ella. Sabe perfectamente lo que está haciendo, lo que estáprovocandoenmí,ynoparecetenerningúnremordimiento.Balanceolascaderasanhelanteymeagarroelbajodelvestidoconlasdosmanos.Soypresa de un deseo infinito que él se ha encargado de hacermás loco ytemerariohastaconseguirquenopuedapensarennadamás.

Colocasusmanossobrelasmíasylentamentemeobligaasubirlas,arrastrandomivestidoconellas.

Cuandomisbragasquedanaldescubierto,Ryansedetieney,aúnmásdespacio,recorreconsuíndiceelbordedelaprenda.

—Ryan—gimo.Nopuedomás.—Megustatorturarte—comentasensual,arrogante—.Saberquete

mueresporloquesóloyopuedodarte.Susdedosacaricianmipelvisporencimadelatela.Comienzoajadearsuavemente.—Sóloyo,Maddie.Ryan desliza sumano yme acaricia hábil justo en el centro demi

sexo.Yogimoconfuerzaytodomicuerposearquea.Vuelve a subir su mano y, como un acto reflejo, mi respiración

vuelveaacelerarse.—¿Quéquieres?—Ati—respondosindudar.Sonríe.Eslarespuestaquequeríaoír.Seinclinasobremíybesamis

pechos por encima del vestido. Los impregna de su cálido aliento y elcalortraspasalatelayhacequemispezonesardan.

Gimodenuevotratandodecontrolarme.Juega con los dos. Humedece la tela con su boca y mi pezón se

endureceyyergueaúnmás.Lotomaentresusdientesytira.

Gimomásfuerte.Estoycercadecorrermeyapenasmehatocado.Ryanrepitesusmovimientos.Sientocalor.Muchocalor.Sin pedirme permiso, mi libido toma el control y mis caderas se

alzan buscando las suyas. Su poderosa erección choca contra la telahúmedademisbragasyunaoladeplaceratraviesamicuerpo.

Sí,joder,sí.Quiero más. Vuelvo a subirlas buscando más fricción. Alargo el

movimiento.Ryanmemuerdedenuevo.Todomedavueltas.Voyahacerlopor terceravez,peroRyanseadelantaymeembiste,

dejándomeclavadaenelcolchón.—Dios—gimo,casigrito.—¿Ansiosa?—preguntapresuntuoso.Sus ojos azules me dominan desde arriba mientras sus caderas

comienzan a moverse en delirantes círculos sin separarse un solocentímetrodemí.

Echo la cabeza hacia atrás sin poder dejar de gemir absolutamentedesbordada.Todomicuerposetensa.Estoyapuntodecorrerme.

Ryan se deshace de mis bragas de un acertado tirón, libera supoderosaerecciónyconunsolomovimiento,bruscoyperfecto,vuelveaembestirme,estavezentrandoenmiinterior,conquistándolo.

Grito.—Ryan—gimollenadeunplacerindomable.¡Esincreíble!Mi cuerpo sobreestimulado pasa al siguiente nivel y se acopla al

suyo,comosilonecesitarapararespirar.Me besa con fuerza, salvaje. Rodeo sus caderas con mis piernas,

dejándolollegartodololejosquequiera.Meembisteprofundo,indomable,rindiéndolotodoasupaso.Gritoaúnmásfuerte.Micuerposearqueacontraelsuyo.Meaferroasushombrosyvuelvoadejarcaerlacabezaalavezque

cierrolosojosabsolutamenteconsumidadeplacer.Grito.Gimo.Nocontrolomirespiraciónnimicuerpo.Todoestállenodeplacery

leperteneceaél.Seinclinadenuevosobremí.Medaunmordiscoenelcuello.Vuelvo

agritary,cuandoeldolorestáapuntodepesarmásqueelintensoplacer,Ryanseseparaylamemipielconveneración.

—Aúnquieromásdeti—susurraimpasibleeincreíblementesensual,comoeldiosdelsexoquees.

Megiraentresusmanosysuslabiosrecorrentodamicolumnahastallegaraminuca.

—Hasta que no puedas respirar, nena —me recuerda sexy yarrogante.Unacombinacióndemasiadoirresistible.

Seyergueamiespaldaymepenetraconfuerza.Elplacercrece.Micuerposehaceaúnmásadictoalsuyo,alplacer

quemeprovoca.Grito.Mis rodillas se rinden y me desplomo sobre la cama. Ryan se

acomodasobremíycontinúabombeandoenmiinteriormientrasyomeconsumolentamenteenelplacermásintensoqueheconocidoenmivida.

Mebesalanuca,elcuello.Estoymuycerca.¡Dios,esmaravilloso!Sonríecontramipiel,deslizasumanoentreelcolchónymicuerpoy

me acaricia el clítoris sólo una vez, fugaz, consiguiendo que todo micuerposerevolucioneapuntodeestallar.

—¡Ryan!—grito.Vuelveasonreír.Meembistemásfuerte.Alargasucaricia.Micuerposeagitabajoelsuyo.Elplacerlodominatodo.Crece.Me

arrolla. Lleva otra vez su mano hasta el vértice de mis muslos y meacariciarápido,deslizandosusdedosportodomisexo.

Tirademiclítoris.Meembiste.Nopuedomás.—¡Ryan!Yconsunombreenmislabiosalcanzoelclímaxsintiendosupolla

palpitanteembestirme,suscaderaschocarconfuerzacontramitraseroysus dedos mágicos deslizarse, volverme loca llenándome de un placersalvajemientraséltambiénsecorreynuestrosorgasmosseentremezclanhastaformarunosolo.

Uau.

Tengomuchased.Mmm…tengomuchasedperonoquieroabrirlos

ojos.Intentovolveraquedarmedormidaperotodoenloquepuedopensares en un vaso de agua fría, una botella de San Pellegrino sin gas concentenaresdegotitasdecondensacióndecorandoelcristal.Sonríodepurafelicidad.Agua.Agua.Agua…

Resoplo malhumorada y finalmente abro los ojos. Todavía es denoche.

AhoramegustaríatenerochoañosdenuevoylabotellitadeaguadeLaCenicienta quemi padre siempre dejaba enmimesita.Me encantabaesabotellita;enun ladosalía laCenicientayenelotro,elPríncipe.Losdosvestidoscomoenelbaile.Meparecíanmuyenamorados.

«Estuvistecondenadadesdeelprincipio.»Me deslizo bajo el brazo de Ryan, que descansa posesivo en mi

cadera, y salgo de la cama. Cuando nuestros cuerpos se separandefinitivamente, se vuelve y suspira. No sé por qué, me encanta verlodormir.Creoqueesporquetengomuypocasoportunidadesdehacerlooquizáporquesécuántonecesitadescansar.

Suspiro bajito, feliz de que ningún problema me ronde la mente.RescatolacamisadeRyandelsuelo,melapongoyvoyhasta lacocina.PorunmomentomesientocomoennuestralunademielenParís.

Enlaneveraobtengomirecompensayvuelvodeprisaaldormitorio.Alvolverametermeenlacama,Ryansuspiraunavezmásytirade

míhastaacomodarmecontrasucuerpo.—¿Dóndeestabas?—preguntaadormilado.—Teníased—respondohundiendolacaraensucuelloyaspirando

sudeliciosoaroma.Ryancolocasusmanosenmiscaderasy lasdeslizabajosucamisa

hastallegaralapartebajademiespalda.Yocierrolosojosysonríodejándomeenvolverporsucaricia,pero,

aunquelointento,yanoconsigovolveraquedarmedormida.Abro los ojos. La noche cerrada va abriéndose despacio a mi

alrededor, transformándose en una suave luz grisácea. Todo estátranquilo,encalma.Mepreguntocómoserácuandollegueelbebé.Algomedicequedeberíaapreciarestosmomentosdeabsolutaquietud.Sonríocomo una idiota y ruedo a mi lado de la cama. Ryan reaccionainmediatamenteysegirahastaquedardeladoparaacurrucarmedenuevo

contraél.—¿Adóndecreesquevas?—preguntaconlavozroncaporelsueño.Sumanovuelveadeslizarsepormicuerpohastaentrelazarseconla

mía,quedescansaenelcolchón.Abrelosojosysinceramentecreoquevoyadesmayarme.Bajoesta

luz, lucen oscurecidos pero al mismo tiempo increíblemente brillantes,comosifuerandosfarosguiandoaestaidiotaenamoradaalúnicolugardondequiereir.

—¿Nopiensasvolveradormirte?Niegoconlacabeza.—Prefieroimaginarcómoseránuestrobebé—respondo.Sonríe.—¿Creesque tendrá tucarácter...—hagounapausaabsolutamentea

propósito—...complicado?Ryan pone los ojos en blanco fingidamente exasperado y, antes de

quepuedahuir,medaunpellizcoenlacaderadelquemequejosinpoderparardereír.

—Eresinsufrible.—Espero que nuestra hija también lo sea. Quiero verte pasarlo

realmentemal—loamenazodivertida.Ryanasientediscretocon lamiradaclavadaenel techomientras se

humedece fugaz el labio inferiory, tras apenasun segundo, tomándomepor sorpresa de nuevo, se abalanza sobre mí. Me pellizca otra vez lacadera y comienza a hacerme cosquillas. Yo gimoteo entre risaspidiéndolequemesuelte,peronotienepiedad.

—Será un niño —comenta del todo convencido mientras observacómomiscarcajadassecalman.

Sonríoconsuavidadyalzo lamanoparaapartarel flequilloque lecaedesordenadoysexysobrelafrente.

—¿Yporquénounaniña?—preguntomuyresuelta.—Porquenoquierotenerquepasarmemediavidapegándolepalizas

a críos de quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte,veintiuno…

Misonrisasetransformaenrisa.Lotieneclarísimo.—¿Cuándopiensasdejarletenersuprimernovio?—lointerrumpo.Ryan frunce los labios sopesando mis palabras y finalmente la

arroganciainundasusojosazules.

—Nunca —responde sin más—. No pienso dejar que ningúndesgraciadotengalasuertedeponerlelasmanosencimaamipequeña.

Yolomiroboquiabiertaycompletamenteescandalizada.—¿Sabes?Mi padre estaríamuy de acuerdo con esa afirmación—

comentoinsolente.Sonríepresuntuoso.—Y tendría razón—replica justo antes de dejarse caer sobremí y

besarmecomosóloélsabehacerlo.Novolvemosadormirnos.Nospasamoslashorasriendo,charlando

yenredándonoselunoenelotro.Alassiete,Ryannomedaopciónynoslleva a la ducha. No me resisto mucho y, como no podía ser de otramanera,lopasorealmentebien.

Ryanrecibeunallamadaysaledelbañoconlatoallaalacinturayelpelo aún húmedo. Mis ojos lo siguen hambrientos. Creo que ningunamujersobrelafazdelatierrapodríanohacerlo.

Tras repetirme más o menos una docena de veces que no puedoconvertirmeenunaadictaalsexo,mequedoenelbañoembadurnándomedecremahidratantemientrascantoaplenopulmónelThisishowwedo,[14]deKatyPerry.

Cuando regreso a la habitación, Ryan ya no está. Una lástima.Fingidamenteresignada,caminohastaelvestidory,tarareandotodavíalacanción, busco qué ponerme. Me decanto por un vestido rojo conpequeñosestampadosblancos.Locombinoconmisbotaspreferidasymerecojoelpeloenunacómodacoladecaballo.

Antesdebajar,memaquillounpoco,algomuysuave,ysalgodelahabitaciónendirecciónalasescaleras.EstoytanconcentradaalisandolafaldademivestidoquenomedoycuentadequeRyanestáaunosmetrosdemíhastaqueenmicampodevisiónaparecenunosimpecableszapatosnegros.Creíqueyasehabíamarchadoatrabajar.

Alzo la cabeza con la sonrisa preparada, pero sin remedio seensancha cuandoveo lo increíble que está conun traje de corte italianonegro, una impoluta camisa blanca y su corbata negra con rayas grises,casiplateadas.

—Buenosdías,señoraRiley—mesaludasocarrón.—Buenosdías,señorRiley—lerespondoaúnconlasonrisaenlos

labios—.Penséqueyaestaríasenlaoficina.—Hoymehecogidolamañanalibre.Lomiro con los ojos comoplatos.El señor irascible no va a ir al

trabajounlunes.Ryaninterpretaenseguidamisorpresaymededicaunamediasonrisadelomássexy.

—Ytútambién—meanuncia.Frunzo los labios. No puedo faltar. Ya me estoy tomando con

demasiadorelaxmivueltaaltrabajo.—Tengoqueiratrabajar—replico.—Tengootrosplanesparati.Entreabro los labiosconfusa.¿Aquéserefiere?Sinembargo,antes

de que pueda llegar a alguna conclusión, mi imaginación comienza avolar librepensandoquequiere tenerme toda lamañana en su cama.Laverdadesqueesungranplan.

—¿Quieresquenosquedemosaquí?—preguntotratandodenosonardemasiadoesperanzada.

La sonrisa de Ryan se hace más peligrosa. De un paso cubre ladistanciaquenossepara,colocasumanoenmicaderaymellevacontralapared,aprisionándomeentreellaysucuerpo.

—Estaríametidocontigoenesacamahastaqueseacabaraelmundo—susurracontramislabios—,perotenemoscosasquehacer.

Mebesaconfuerzaunasolavezyclavasusojosazulesenlosmíosesperandoaque ledéalgunaseñaldeque leheentendido.Yo reúno laspocas neuronas que no están suspirando por él y asiento algoconmocionada. No es culpamía. Está demasiado cerca y con ese únicobesohaencendidomiadictocuerpo.

Ryan se separa despacio, me toma de la mano y me lleva hasta elsalón.Leesmuysencillo.Despuésdeesebesopodríaacompañarloporuncaminodebrasasardientesmezcladasconcristalesrotossiquisiese.

Eldeliciosodesayunosobrelaisladelacocinallamamiatención.Deprontomedescubrohambrientay,silavistanomefalla,sontortitasconbacón.

Me siento en un taburete y Ryan lo hace a mi lado. Él no pareceprestarlemuchaatenciónalacomidayseconcentraenleerelTimes.

—¿Y qué es eso que tenemos que hacer?—pregunto partiendo untrozodebacónypinchándolojuntoconuntrozodetortita.

Mmm. Está exactamente como prometía. El bacón, crujiente, y la

tortita,esponjosa.—Iralmédico.Heconcertadounacitaconlamejorobstetradetoda

laciudad.—¿Yvasaacompañarme?—preguntoconunaindisimulablesonrisa.DiporhechoqueRyannoibaatenertiempodeacudirconmigoalas

citasconelmédico.Inclusoestabadecidiendoquiénmeacompañaríaalasclases de preparación para estar presente durante el parto. Álex esresponsableypodríasolucionarcualquiercontratiempo,peroLaurennotieneningúnsentidodelridículonidelapropiedadprivaday,encasodeque hubiera que robar drogas para calmarme el dolor, ella sería laindicada.Después está James. Él podría ligarse a la enfermera, si fuesenecesario,yesoledamuchospuntos.

—Claro que voy a acompañarte —responde como si fuera obvio,sacándomedemisreflexiones.

Sonrío y me termino mi desayuno más contenta que una niña lamañanadeNavidad.

Finn nos lleva hasta el Hospital Universitario Presbiteriano. Esinteresantecómoestecentrohaidoconvirtiéndosepocoapocoenelmásimportante y respetable de la ciudad por encima de otros tan conocidoscomo elMonte Sinaí. Es un hospitalmoderno, funcional y con grandesprofesionales. El centro de referencia para las nuevas generaciones deempresariosdeNuevaYork.

Ryanme guía a través del enorme vestíbulo yme pide que esperemientrasélseacercaalmostradorderecepción.Laenfermeraalotroladole contesta su primera pregunta con total normalidad hasta que alza lavista, loveycae fulminada.Unamásen la larga listadechicasquehanentregadosuropainteriorcomoofrendaaRyanRiley.Lomáscuriosoesque parece haber pulsado alguna especie de alarma silenciosa y, encuestión de segundos, otra enfermera se sienta junto a ella dispuesta asuspirarporcadapalabraqueRyanpronuncie.

Finalmente, imagino que tras obtener la información que quería,regresahastamíymetomadelamanodenuevoparallevarmehastalosascensores.

Subimosalasegundaplantaycaminamoshaciaeláreadeconsultas.Unaenfermerasaleanuestroencuentroconunacarpetadeplásticoenlasmanos. Nos recibe con una sonrisa que se transforma en sonrisillanerviosa cuando Ryan asiente levemente a modo de saludo. Yo me

contengoparanoponerlosojosenblanco,divertida.Nopuedoculparla.Está arrebatador.Además, no sé si a la hora de la verdad ella tendrá lallavedelasdrogas.Prefieronocrearmeenemigosporaquí.

—La doctora los atenderá en seguida—comenta acompañándonoshastaunapuertaaunospocosmetros.

Entramosynossentamosfrentealamesa.Laconsultaesasépticayfuncional, como la de cualquier médico, pero a un lado hay un grancorcho con decenas de fotografías de bebés, algunos riendo, otrosllorando,durmiendo...todospareceninmensamentefelices.

Automáticamentemeimaginoanuestrobebé.Séqueesunaestupidezporqueapenashaceunpardedíasquehe sidoconscientedeque existe,peroyaloquierocontodomicorazón.EsunpedacitodeRyanydemí.

La puerta se abre robando toda mi atención. Una mujerafroamericanadeunoscincuentaañosentraconelpasodecidido.Esmuyaltayllevaelpelorecogidoenunimpecableyprofesionalmoño.

—Buenos días, señores Riley—nos saluda tendiéndonos la mano,primeroamíydespuésaRyan—.SoyladoctoraSanders.

Ambosledevolvemoselsaludoylostrestomamosasiento.—Bueno,señoraRiley…—Maddie—lainterrumpoconunasonrisa.—Maddie—rectificadevolviéndomela—,dígamecómoseencuentra.—Bien,comosiempre.Ellavuelveasonreír.—Sindudaésaeslamejorseñal.Teclea algo en su ordenador y me hace un gesto para que la

acompañe.—Lerealizaremosunaspruebasbásicas—meanuncia.Ryanselevantaconlaintencióndeacompañarme,peroladoctoralo

frenaconlamirada.—SeñorRiley,puedeesperaraquí.—Preferiría ir con ella—dice sin ningunapreocupaciónpor sonar

amable.—Yyopreferiríanotenerquerecomendarlesaotrocolegaparaque

lleveelembarazodelaseñoraRiley.La doctora sabe echarle valor.Acaba de convertirse enmi heroína.

Ryanlamirasopesandolasopcionesperonopareceenfadado.Sospechoquelehagustadoquelamujerquevaacuidardelasaluddesumujeryde

sufuturohijonoseamilane.—Tienequinceminutos—leadvierte.—Serámásquesuficiente.Salimos de la consulta y atravesamos la puerta contigua. Por un

momento tengo la tentacióndepreguntarle cómoha consigoesavisibleinmunidadasusencantos,peromecontengo.

Unaenfermeramesacasangreyladoctoramehaceunaexploraciónginecológicayotropuñadodepruebas.Despuésrespondoaunainfinidadde preguntas sobre mis hábitos alimenticios, laborales y de vida engeneral.

Devueltaenlaconsulta,nostocaresponderotratandadepreguntassobreantecedentesmédicosfamiliares.Lamismaenfermeraquemesacósangreregresaconlosresultadosdelosanálisis.Ladoctoralosrevisay,trasunosminutos,porfindejadeapuntaryrevisarpapelesysecruzadebrazossobresuescritorio.

—Maddieestáembarazadadedossemanas—nosanuncia.Sonríoencantada.Esosignificaquemequedéembarazadaennuestra

lunademiel.—Enprincipiotodopareceestarbien—continúa—,perohayunpar

decosasquemepreocupan.Tragosalivaymiexpresióncambiaporcompleto.Ryanhacegalade

todosuautocontrolpero,porlamaneraimperceptibleenlaquesetensansushombros,séqueesaspalabrasnolehangustadolomásmínimo.

—¿Aquéserefiere,doctoraSanders?—pregunta.—Maddie debe aprender a comer más y mejor. Sus hábitos

alimenticios no son precisamente saludables. Necesita coger peso ymejorar sus índices de vitaminas, proteínas y hierro. Además, deberáprescindirporcompletodelacafeína.

Ryan aprieta los labios hasta convertirlos en una fina línea. Ahoramismonoestánadacontento.

—Pierda cuidado, doctora, comerámás ymejor—responde omásbiensentencia.

—Nada de hacer esfuerzos innecesarios —me advierte— y, sobretodo,nadadeestrés,enningúnsentido.

Sonríonerviosa.Mividaesunamontañarusaemocional.Nosémuybiencómovoyasercapazdeevitarlassituacionesdeestrés.

—Deben tomarse estas indicaciones muy en serio —afirma—. Su

embarazoentradentrodelosqueconsideramosderiesgo,parasusaludyladelbebé.

Sientocómoelcolorhaabandonadomismejillas.¿Mibebéestáenpeligro?La doctora parece darse cuenta al instante y sonríe profesionalintentandotranquilizarme.

—Maddie, no se preocupe más de lo necesario —se apresura aaclararme—.Comamejor,ganepesoy,sobretodo,olvidecualquiertipodeestrés.Todoirábien.

Mesonríedenuevoyyomeobligoahacerlomismo.—Encuantoaltrabajo,dadoqueesunalaborbásicamentedeoficina,

no es necesario que lo deje, pero recomendaría un cambio a mediajornada.¿Creequesujefeloveríafactible?

Asiento nerviosa. A mi jefe lo tiene delante con cara de pocosamigos.

—Imaginoquenohabráningúnproblema—respondo.—Perfecto —dice levantándose. Ryan y yo imitamos su gesto—.

Evite las situaciones de estrés—me recuerda—. Debe estar tranquila yfeliz. Tendrá un bebé precioso.—Involuntariamente pierdo mi vista denuevo en el precioso mural de fotografías—. Le recetaré un complejovitamínicoyvolveréaverladentrodedossemanas.

Nos despedimos de la doctoraSanders y salimos de la consulta.Elpasilloestádesierto.Sóloseoyenalgunaspuertasabrirseocerrarseylagomadeloszapatosdeenfermerarechinarcontraelimpolutosuelo.

Ryannodicenada.Mellevadelamanoconelpasofirmeylavistaalfrente. De pronto me siento increíblemente culpable. Nunca he pensadoqueestuvieradescuidandomisalud,pero,vistolovisto,tengomuchoquemejorar.

Mientrasesperamoselascensor,puedonotarcómocadavezlecuestamástrabajocontrolarloinquietoqueestá.

Las puertas de acero se abren. Ryan espera impaciente, aunque sinresultarmaleducado,aquesalganunpardeenfermerasyconunaesquetamiradameindicaquepasedelante.

Encuantoelascensorcomienzaabajar,Ryansemueveágil,mellevacontralaparedymebesaconfuerzaaltiempoquesusmanosvuelanpormi cuerpo, se anclan enmi trasero yme levanta. Sin dudarlo, rodeo sucinturaconmispiernasyledevuelvocadaunodesusbesos.

Sin embargo, en seguida comprendo que no son besos llenos de

deseo, lo están de rabia, de frustración, creo que incluso con algo demiedo.

Ryan se separa de mí y, al abrir los ojos, los suyos ya estánesperándome. Todas las emociones que adiviné con sus besos las veoahoraenelazuldesumirada.

—Vasacomermejor—meanunciacon tanta rotundidadque suenacasicomounaamenaza.

—Voyacomermejor—respondo.—Yvasacuidarte.—Voyacuidarme.Sumiradaesdura,arrogante,peropuedoverunapunzadadetemor

enella.—Yatedijeunavezquenoestoydispuestoavolverasentirmecomo

lohicecuandotevitiradaenelsuelodetuapartamentodespuésdequeesemalnacidoteatacara.Queestésprotegidayasalvoesinnegociable.

Pronuncia esas frases conunaconvicción infranqueablequeaprietamiestómagoy tiradeél. Intentohablar,decirlequenosepreocupe,quemecuidaréyestarébien,peromispalabrasestánconmocionadascomoyoysólosoycapazdeasentirnerviosasindesatarnuestrasmiradas.Ahoramismonopodríaamarlomás.

Ryanmebesadenuevoacelerado,llenodeintensidad,yyolohagode la misma forma. Nos estamos diciendo sin palabras cuánto nosnecesitamos,ladiferencia,lasuerte,elmotorquesomosparaelotro,ynopodríamosexpresarlomejor.

Ryantomamilabioinferiorentresusdientesytiradeél.Yodisfrutodel dolor y del placer y vuelvo a acogerlo encantada cuando decidebesarmeotravez.

Ni siquiera nos separamos cuando un estridente pitido nos anunciaque las puertas van a abrirse, pero al oír un carraspeo y una sonrisaindulgente y cómplice no nos queda otro remedio. El ascensor se haabiertoyunpardemédicosbienentradosenloscincuentaesperanalotroladodelaspuertas.YonotocómomismejillassetiñendeunrojointensomientrasmeocultotrasRyan,quien,haciendogaladetodosuautocontroly parte de su arrogancia, los saluda con un gesto de cabeza y nos guíafueradelascensor.

Apenas hemos cruzado la puerta del salón de Chelsea cuando Ryanrecibe una llamada de la oficina y se va a su estudio. Yo, sin nada quehacermásqueesperarlo,decidosaliralaterraza.Caminohastalabarandade hierro negro y me cruzo de brazos sobre ella. Nunca me canso decontemplarestasvistas.

Unos quince minutos después, oigo pasos lentos y cadenciososacercarseamí.Sonríoperonomegiro.Ryanapoyasusbrazossobrelabaranda a ambos lados de los míos y suavemente se inclina sobre mí.Hunde su nariz en mi pelo y me acaricia con ella a la vez que gruñesatisfecho.

—Tengoquetrabajar—comentamalhumorado.Megiroentresusbrazosyrodeosucuelloconlosmíos.—Es lo complicado de ser el dueño del mundo, Riley—respondo

socarrona—,quetienesqueganártelo.Tuerceelgestoydisimulaunasonrisa.—Tambiéntienecosasbuenas—replica.—¿Comocuáles?—PuedoobligarachicasinocentesdeCarolinadelSuraquesecasen

conmigo.Entornolamiradafingiéndomeofendidísima.—No te preocupes. Tengo mucha práctica después de haber

desenvuelto tantos regalitos llegados del cálido sur —sentencia tanpresuntuosocomodivertido.

Yo lomiro boquiabierta y escandalizada, tratandode disimular queestoyalbordedelarisa.¡Sepuedesermáscabronazo!

Ryan sonríe encantando consigo mismo, me da un impresionantebesoysaledelaterrazadelomássatisfecho.

—Comeremos juntos —me anuncia girándose y caminando unospasosdeespaldasantesdevolverdefinitivamenteasuestudio.

Yosuspiroconunatontasonrisaenloslabios.Esunsinvergüenza.EneseinstantelaseñoraAldrinentraenlacocina.Ladeolacabezay

laobservocomenzarasacarverdurasdelfrigoríficoylatabladecortarmientrascanturreaalgoenfrancés.Sonríoyconpasodecididomeacercohastaella.

—Megustaríaayudarla,señoraAldrin.Ellame devuelve la sonrisa yme señala el taburete haciendo caso

omisodemipetición.

—Habloenserio—repitosinrendirme.Sinesperarrespuesta,pasoalotroladodelabarradelacocinayme

subolasmangasdelvestido.—Talvezpodría enseñarmea cocinarunode esosplatos franceses

quesabendemaravilla—comentoconlamismacaraqueleponíaaSamcuandoqueríaquemedejarasalirunahoraantesdelrestaurante.

Ella me mira perspicaz. Creo que se está planteando seriamentedarme con ese grueso trapo blanco en el trasero hasta echarme de lacocina.

—¿Quétalratatouille?—inquierodenuevo.Cojo las verduras y me las llevo hasta el fregadero. De reojo la

observosonreír.Fingenoverme,perosoyplenamenteconscientedequenopierdedetalledeloquehago.

—EselplatofavoritodeRyan.Seríagenialaprenderaprepararlo.Finalmentelacocinerasuspiraexasperada.IgualqueSam.Acabode

salirmeconlamía.—Ma petite, será un placer enseñarla —responde armándose de

paciencia—.Debesaberquesoymuyexigente.Dans lacuisine, toutdoitêtrefaitcommeilsedoit—sentenciasinasomodeduda.

Yolamiroconelceñofruncido.Noheentendidounasolapalabra.—Enlacocinatododebehacersecomodebehacerse—meaclara—,

yahoracortetodasesasverduras.Durante la hora siguiente me explica que este plato es más

complicadoquecortarverdurasycolocarlasenunrecipientedentrodeunhorno.Hayqueguisareltomateafuegolentoysellartodaslasverdurasenunasarténconaceitedeolivavirgenextraantesdehornearlas.

Estamos especiando el tomate cuando Finn aparece en busca de laseñoraAldrin. La necesita para algo importante en el piso de abajo. Lacocinera me da instrucciones muy precisas de cómo continuar y aregañadientesmedejaalmandodelacocina.

Como estoy sola, decido poner un poco de música. No quieromolestaraRyan,asíqueprescindodelmandomágicoyconectomiiPodalosaltavoces.Apesardequetengomásdesetecientascanciones,vuelvoaelegirMiamor.[15]Nomecansodeescucharla.

La señora Aldrin aún no ha regresado, pero lo tengo todo bajocontrol.Elratatouilleestáenelhornoyestoyaderezandounoslomosdesalmón.Unalmuerzodelomássaludable.

Me acuclillo para comprobar la temperatura del horno y, alincorporarme, veo a Ryan salir de su estudio y encaminarse hacia lacocina revisando su móvil. Me permito el lujo de contemplarlo. EstáconcentradoensuSmartphoneyenunmomentodeterminadosepasa lamano por el pelo hasta dejarla en su nuca en eso gesto reflexivo queadoro.Mepreguntosialgunavezmecansarédemirarlo.

—¿Nuncatecansasdeescucharesacanción?—mepreguntaconunasonrisa, guardándose elmóvil en el bolsillo y sentándose en el taburetefrenteamí.

Niegoconlacabeza.—Merecuerdanuestralunademiel—leexplico.Susonrisaseensancha.—Mmm... nuestra luna de miel. ¿Te gustó París? —pregunta

presuntuoso.Lehagounmohínqueélrecibeconunasonrisaaúnmásarrogante.

Mi opinión de París se limita a las increíbles vistas desde la suite delShangri-LayalosmaravillososjardinesdelTrocadero.Élseencargódequefueraasí.

—Esoesloquepasacuandonodejasquetumujersalgadelacamaen doce días, que la vida se abre paso—comento socarrona dándole lavueltaalsalmón.

Dereojoleveosonreírencantado.—¿Selohascontadoatupadre?—mepregunta.Yosuspirocomorespuesta.Noselohecontadoylaverdadesqueno

tengomuyclarocómovaatomárselo.—HabíapensandoquepodríamosiraSantaHelenaypasarelfinde

semanaallíparaqueveaquesoylachicamásfelizdelmundo.Ryansonríe.—Si quieres que vea lo feliz que eres, deberías invitarlo a venir.

Podráverdóndevives,dóndetrabajasyqueNuevaYorknoeslaciudadmáspeligrosadelmundo.

Ahora la que sonríe soy yo. Es una idea fantástica. Así mi padrepodrádejardeimaginarManhattancomounescenariodeunadelaspelisdeMadMax.

—Pueden quedarse en la habitación de invitados —añade— opodemosreservarlesunasuiteenalgúnhotel.

Evelynsemoriríadefelicidadsilaalojamosenunasuite.

—¿El Carlyle? —pregunto pícara dándole una nueva vuelta alsalmón.

Cuandoalzolamirada,lasuyameestáesperandoparaatraparlaalavezquemededicaunasonrisaduraperomuysexy.

—El Carlyle es sólo para nosotros —me informa en un susurroroncoysensual.

SonríonerviosayRyanmeliberadesuhechizo.Ahoramismosóloquieroreservarhabitaciónenesehotelparalostrespróximosmeses.

—¿QuétalelPlaza?—propongosinpoderdejardesonreír.—¿ElHilton?—¿ElFourSeasons?—¿Vamosaseguirhablandodehoteles?Porquesemeestáponiendo

dura.Yosonríodenuevoaúnmásnerviosaymemuerdoellabioinferior

al tiempo que decido volver a prestarle toda mi atención a la comida,dando laconversaciónporacabada.Estoypeligrosamentecercadedecirenvozaltalodelostresmeses.

Ryanme observa todavía con lamedia sonrisa en los labios. Sabeperfectamente en lo que estoy pensando.Abre la boca dispuesto a deciralgopero,antesdequepuedahacerlo,suiPhonevuelveasonar.Ponelosojosenblancoycogesuteléfonomalhumorado.

—Riley…—respondelevantándosedeunsalto.Mehaceungestoconlamanoindicándomequenotardaráysedirigedenuevoasuestudio—.No,eldieciochoaunabaseimponibledetres…QuierotodoelpapeleodeFisher listopara esta tarde.Comohayaelmásmínimoerror,Stevensonmelasvaapagarantesdequeacabeeldía.

Yofrunzoloslabiosalavezqueagitolamanoyobservoalsalmónquesedoraenlasartén.Elseñorirascibleestáenplenaforma.

Ryan regresa tras unos pocos minutos con el paso decidido y laexpresióntodavíamástensa.Dejodesalarelpescadoaldarmecuentadequellevapuestalachaqueta.

—Mevoyalaoficina—meanunciaarisco.Nohaydudadequeestáenfadado,ymucho.—¿Notienestiempoparacomer?Elsalmónsólonecesitaunparde

minutosmás.—No, no tengo tiempo para comer—replica acelerado con la voz

endurecida.

Yo asiento y doy un paso atrás al tiempo que me concentro encualquierotropuntodelacocina.Ryanmeobservaperoyomeesfuerzotodoloposibleenignorarlo.Odiolorápidoquepuedecambiardehumor.

Finalmenteleoigoresoplarydedoszancadassecolocafrenteamí.Yo sigo sinmirarlo. No puedo ser su daño colateral cada vez que estéenfadado.Ryanmesigueobservandoyyosigofingiendoquenisiquieraestá en esta habitación, aunque obviar lo rápido queme late el corazónahoramismoesmuchomáscomplicado.

Ryanse inclinasobremíymebesallenodeintensidad.Lohacesintocarme con ninguna otra parte de su cuerpo. No quiere que nada medistraigadesubocaylohaconseguido,porquemienfadosevadiluyendolentamenteensuslabios.

Seseparademí,sumiradaatrapadeinmediatolamíayfinalmentesemarcha.Nohadichonada.Sabequenonecesitabahacerlo.Subesomehacalmadoymehadevueltoasured.

Avecesmeasustaloenamoradaqueestoydeél.Cuandorecuperotodamiactividadcerebral,observoelsalmónyno

puedo evitar pensar que es una pena que se desperdicie. Por lo menosesperoqueRyanhagaunapausaparaalmorzar,aunquesinceramentenolocreo.

Mesirvounplatoderatatouilleyalgodepescadoyguardoelrestoconmimo en la nevera. La verdad es que ya no tengo hambre pero leprometíaRyanquemecuidaríaycomeríayvoyacumplirlo.

Cojo una botellita de agua y mi plato y me voy a la sala de latelevisión.Sivoyacomersola,porlomenosloharéviendolaHBO.

Meloestoytomandoconcalma.VeounpardecapítulosdeunpardeseriesdiferentesyunreportajeenlasnoticiassobreelnuevoespectáculodelCirqueduSoleil.MañanaanunciaránlasfechasdesunuevagiraenelNewYorkTimes.

Cuando termino, regreso a la cocina y friegomi plato.Me resultamuy extraño que la señora Aldrin no esté por aquí. Desde que Finn lepidióquebajasenohevueltoaverla.

Despuésdejugar,omásbientorturar,aLucky,medoycuentadequenotengonadaquehacer.Decidoiralarevista.Aúnpuedotrabajartodalatarde.EsciertoqueelcierredelnúmerosehizomientrasestabaenParísyque ahora están las cosas muy tranquilas, pero siempre puedo iradelantando trabajo. No quiero quedarme aquí, aburriéndome,

simplementeesperandoaqueRyanregrese.Antes de ponerme enmarcha, llamo aLauren.Quizá ya no sea tan

contagiosa y pueda pasarme a verla camino del Riley Group. Tengomuchaspreguntasquehacerle.

Alsegundotonoresponden.—¿Diga?Me separo el teléfono de la oreja ymiro la pantalla por si me he

confundidoalmarcar.Tengo lasensacióndequehagoesocadavezquellamoaLauren.

—¿Bentley?—preguntoconfusa—.¿Quéhacesahí?—CuidandoaLauren—respondecomosifueraobvio.Enarco las cejas. En realidad no lo es. Ayer quien la cuidaba era

James.Definitivamentenecesitotenerunacharlaconmiqueridísimaamiga

y,aesteritmo,llevarmeunalibretaytomarapuntes.—¿Quétalestá?—preguntocuandomerecuperodelasorpresa.—Durmiendocomoun tronco—meanuncia.Aunqueno loveo, sé

quehasonreído—.Casinotieneronchasnitampocofiebre.Creoqueenunpardedíasestarácompletamenterecuperada.

Mealegro.—Dilequeiréaverlaencuantodejedesercontagiosa—lepido—.

Ahoramemarchoalaoficina.Yanonecesitoelrestodeldíalibre.—No te molestes —comenta—. Antes de venir lo deje todo

solucionado.Lascosasenestenúmeroestánmuybienatadas.—Claro—respondoalgocontrariada.Pongo los ojos en blanco. No quiero quedarme aquí y aburrirme

comounaostra.Además,tengolaincómodasensacióndequedetrásdelaspalabras demi jefe están las queRyanhabrá tenido con él en cuantohapuestolospiesenlaoficina.Habrásidomásquerotundoconquenecesitodescansarycuidarme,trabajarpocoynadadeestrés.

«Teesperannuevemesesdelomásinteresantes.»—Genial—añadodesanimada.—Hayunpardecosasquepodríashacerdesdecasa.—Perfecto—meapresuroaaceptar.Nuevamenteséqueestásonriendo.—Necesito que reúnas información para un artículo que quiero

escribiryprepareslosdocumentosdeestemesparaAdministración.Entra

enlaintranetdelaoficinaatravésdeInternet.Sólonecesitastunombreytu códigodeempleado.Temandaréuncorreoelectrónicocon todas lasespecificaciones.

—Loestaréesperando—respondo.Novoyasalirdeaquí,peroporlomenostendréalgoquehacer.Medispongoacolgarcuandomedoycuentadequehayalgomásque

lequierodecir,aunquenosepamuybiencómo.—Bentley—lollamoconvozdudosa.—¿Sí,Maddie?En su tono hay cierto toque divertido pero también algo

condescendiente, como si supiera exactamente lo que pretendopreguntarle.

—¿Vatodobien?SabequeahoranomerefieroalavariceladeLauren.—Sí,vatodobien—respondesinasomodeduda.—Perfecto—repito, pero no estoy nada convencida—. Esperaré tu

correo.Nosdespedimosycuelgo.Nopuedoevitarsuspirarhondomientras

observomiiPhone.Noséquesetraenentremanosesostres.Sóloesperoqueellossílosepan.

Decidomontarmi campamento base en el precioso sofá del salón.Además,Luckyyasehatumbadoallí.Notengomuchasopciones.

La tarde pasa volando y antes de que me dé cuenta ya es hora decenar.Ryanaúnnoharegresado.Piensoenllamarlo,perocomosiempreacabo desechando la idea. No quiero que piense que no comprendo laatenciónquedebededicarlealaempresa.

Cumplo conmi palabra otra vez y, aunque sigo sin hambre y algopreocupadaporqueRyannohayavuelto,hagounesfuerzoymecomoeldeliciosoplatodepastaquemepreparalaseñoraAldrin.Porcuriosidadlepregunto dónde ha estado toda la tarde, pero esquiva hábilmente mispreguntas.Enestacasaparecequeanadielegustahablar.

Aesodelauna,despuésdehabermequedadodosvecesdormidaenelcómodosofá,mesuboalacama.

Me despierta la lluvia golpeando la ventana. Abro los ojos poco apocoyporunmomentosólocontemplo lasgotasdeaguacaersobreelcristal.SuspirobajitoysonríocomounaidiotaalsentirelbrazodeRyandescansarsobremicintura.Llevomimanosobreél,peroinmediatamente

frunzo el ceño al notar la tela de su camisa. Con cuidado de nodespertarlo, me giro y tuerzo los labios al comprobar que no se hadesvestido.

Miroelreloj.Sonmásdelascinco.¿Aquéhorahallegado?Resoplodespacio. Necesita descansar y, lo poco que lo hace, debe hacerlo bien.Sopesolaposibilidaddedesvestirlo,peroprobablementelodespertaríayeso es lo último que quiero. Me aseguro de que no tiene los zapatospuestosyquesehadesabrochadoelcuellodelacamisayconcuidadolotapoconlacolcha.

Me acurruco junto a su pecho y él, aún dormido, reaccionaestrechándome contra su cuerpo.Está lleno de calidez y el suave olor alavandameinunda.Cierrolosojos.Nohayunlugarmejorenelmundo.

Cuandovuelvoaabrirlos,yaesdedía.Llueveaúnconmás fuerza.Ryannoestáenlacama.Mirodesorientadaamialrededoryloveojuntoala cómoda. Está abrochándose el reloj. Ya se ha duchado y estáimpecablementevestidoconuntrajegris,unadelgadacorbatadelmismocolor y una de sus preciosas camisas blancas. Adormilada, trato deenfocarelreloj.Sonpocomásdelasseis.Estempranísimo.

—Ryan—murmuro.Mivozsuenaroncaporelsueño.Él se gira y sonríe, probablemente por la cara de sueño y el pelo

alborotadoquedebodetener.—Vuelvea lacama—lepido,aunqueséquees imposible.Yaseha

vestidoparadominarelmundo.Estáclaroquesemarcharáalaoficinaenunpardeminutos.

—Desayunaconmigo—contraataca.Yo lomirocomosi acabaradepedirmequedescifrara la teoríade

cuerdasalmismo tiempoque resuelvo la raízcuadradadeunaecuaciónconquinceincógnitas.

—Estantempranoquemiestómagoaúnnosehadespertado.Lequieroperoestoymuertadesueño.Apenassonlasseis.Metumbo

denuevoenlacamaymeacurrucosindejardemirarlo.La sonrisa deRyan se transforma en unamaliciosa y, antes de que

pueda hacer algo por evitarlo, me carga sobre su hombro sin ningunapiedad.

—¡Ryan!—mequejodivertida.—Resultaquemeprometistequeibasacomermásymejor,ynosési

sabes que el desayuno es la comida más importante del día —replicabajandolasescalerassinningúnesfuerzo.

Al fin llegamoshasta la islade lacocinaymesientaenunode lostaburetes.

—Ayer almorcé y cené comida muy saludable sin tu ayuda —comento muy digna, quitándome una goma del pelo de la muñeca yhaciéndomeunacola.

Ryansonríeysesientaamilado.—Puesentonceshazmefeliz—respondesinmásyporunmomento

suspalabrasmedesarman.Noséquécontestaraeso.Algomedicequetieneclarísimoquesólo

quierocomplacerloylociertoesquetienerazón.Inclusoahoramismolosiento como algo inalcanzable, como una especie de dios que me haconcedidolaoportunidaddeestarconél.

EnesemomentolaseñoraAldrinentraenlacocina.Memiraconunasonrisadeorejaaoreja.Creoqueyaséquévaadecirme.Sinembargo,cogeunodesusgruesostraposdecocinaycomienzaaprepararcafé.

—¿Quéquerrándesayunar?—pregunta.—Paramí, caféy tostadas francesas, señoraAldrin.Maddie tomará

tortitas,bacón,huevosrevueltos,algodefrutayunzumodenaranja.Yolomiroconlosojosmuyabiertos.¿Esquenomehaoídodecir

quemiestómagonisiquierasehadespertado?—¿Plátanoymanzana?—preguntalaseñoraAldrin.—Yfresas—añadeRyanconunasonrisadelomásimpertinentesin

levantarsusojosdelosmíos.Novoyapodercomermetodoeso.Apenas un par de segundos después, el olor a café recién hecho

inunda toda la estancia.La cocinera coloca frente aRyanun ristretto enunaeleganteyminimalistatacita.Yolomiroconcaradepocosamigos.

—Obligarmeadesayunaralasseisdelamañanaynodejarmetomarcaféesinhumano—mequejo.

—Pasearteporahíconesepijamaypretenderquenotefollecontralaprimeraparedqueveatambiénloes.

Observo confusa mi propia indumentaria. Un pantalón de pijamacorto morado y una camiseta blanca de algodón. No podría ser mássencillo.

—Mipijamanotienenadadeprovocativo—medefiendo.

—Te veo vestida y quiero desnudarte. Eso es provocarme —meadvierteconunamediasonrisa.

Ríoescandalizada.Ryanterminasucafé,selevantaycaminaelpasoquenos separa.Alza lamanoyacariciamipezónconel reversode susdedossuavementeporencimadelacamiseta.Yogimobajitoymicuerposomnolientosedespiertaalinstante.

—Y no llevas sujetador —susurra inclinándose sobre mí—. Laprovocaciónesdoble—sentenciaconsuvozfabricadadefantasíaerótica.

Sin más, se yergue, se saca el móvil del bolsillo y comienza acaminarhaciasuestudio.Yosuspiro.Ahoramismometiemblantantolasrodillasquecreoque,sihubieraestadodepie,habríaacabadocayendodebrucescontraelsuelo.

Con una sonrisa de oreja a oreja, la señoraAldrin coloca un platofrenteamícondos tortitas,huevos revueltosybacón.Añadeuncuencoconmacedoniade frutasyuna jarritaconsiropedearce.TienepintadeserunodeesossiropescarísimosquevienedegranjasecológicasalsurdeCanadá.Coronaelimpresionantedesayunoconungranvasodezumode naranja recién exprimido. Aquí hay comida para dos personas y, sitienentantosueñocomoyo,paracuatro.

Ledoyunsorboalzumo.Estáaunatemperaturaperfectaytieneunsabordelicioso.Miestómagogruñeyempiezoaverlastortitasconotrosojos.EstoyapuntodedarelprimerbocadocuandoRyansaledelestudio.Sólonecesitomirarlounsegundoparadarmecuentadequeirradiarabiaporcadacentímetrodesuarmónicocuerpo.Estámásqueenfadado.

—Tengoquemarcharme—medicesinmás.Frunzo el ceño. Nome puedo creer que vaya a dejarme comiendo

solaotravez,másaúncuandoliteralmentemehasacadodelacamaparaque loacompañara.Pornohablardequeestoyviviendoendirectootrocambiodehumordelseñorirascible.

—Ryan,¿quéhapasado?—No ha pasado nada, Maddie —contesta con la voz

amenazadoramentesuaveysumiradaazulendurecidaporcompleto.Meestádejandoclaroque,aunquehayapasado,tampocoentradentro

desusplanescontármelo.Yoromponuestrasmiradasy,furiosa,cojoeltenedorycomienzoa

marearlacomida.Mepareceincreíblequeseestécomportandoasí.Finn entra en el salón y se detiene en el umbral de la puerta.

Inmediatamente Ryan se acerca a él. Imagino que le está dandoinstruccionessobremí,sobrequemellevealtrabajocuandoestélista,queno me deje sola y, ya puestos, que me termine el desayuno. Es ungilipollas.

Tiroeltenedorsobreelplato,mebajodeunsaltodeltabureteymedirijohaciaelpisodearriba.

—¿Adóndevas?—preguntaRyansinningunaamabilidad.—Mevuelvoalacama—respondoarisca.Nuncavaacambiar.Entro en la habitación, me tumbo en la cama y me meto bajo las

sabanas.Si llegaadecirmealgosobrequeme terminaraeldesayuno, lehabría tirado el sirope a la cabeza. No entiendo por qué tiene quecomportarsesiempreasí.Todoseríainfinitamentemássencillosihicieraalgotanfácilcomohablar.

Despuésdeunaporcióndetiempoindefinido,decidoqueyaeshoradesalirdemirefugioparticularyprepararmeparairatrabajar.Novoyapermitirqueelseñorirasciblemearruineeldía.

Me doy una ducha prácticamente interminable cantando a plenopulmón todo el disco de Franz Ferdinand «You could have it so muchbetter»,y,másqueningunaotra,Wellthatwaseasy.[16]

Camino hasta el vestidor de mejor humor porque, aunque sigaenfadadaconRyan,entrelacancióncuatroylacinco,hedecididopensarmenosycantarmás.Seacabóelmartirizarme.

Busco algo para ponerme queme devuelva el buen humor, así queelijo uno de mis vestidos favoritos. Es azul Klein con pequeñosestampados en color vainilla y tangerina.Me calzomis botas demediacañamarrónycontachasymeabrigoconmicazadoravaquera.

Girosobremisbotaspreferidasdelantedelespejoysonrío.Conestaropanadapuedesalirmal.

Bajoplenamenteconscientedequevoyatenerqueenfrentarmeamidesayuno.Loquemeapeteceesmarcharmedirectamentealtrabajo,perolas palabras de la doctora Sanders fueron muy claras. No quiero serirresponsable.

Termino de arreglarme en un tiempo récord y, antes de las siete ymedia,estoycruzandoelgarajehastaelAudiA8encompañíadeFinn.

—¿Puedes parar en la siguiente esquina? Necesito ir al kiosco deprensa—le pido cuando nos detenemos en uno de los semáforos de la

Octava.Quiero comprar el nuevo número de New Yorker. Que rechazara

seguirtrabajandoallínosignificaquenomegusteleerlo.Además,tengocuriosidadporaveriguarcómosemaquetófinalmentelarevista.

El chófer asiente con cara de susto. Supongo que lo hace porquesigue lloviendo a mares y a Ryan no le hará ninguna gracia vermeaparecercaladahastaloshuesos.

Alcabodeunosmetrosdetieneelcochejustoenlaesquinaopuestaaunodeesoskioscosdeprensatantípicamenteneoyorquinos.

Miroporlaventanillaytuerzoelgesto.Lluevemuchísimo.—Si no es mucha indiscreción —me pregunta uniendo nuestras

miradasatravésdelespejoretrovisor—,¿quédeseacomprar?—ElNewYorker—respondoapesadumbrada.—Puedoiryo—seofrece.Lopiensounsegundoperonopuedoaceptar.Estamosadosnubesy

unaráfagadevientodeldiluviouniversal.—Nopasanada,Finn,llévamealaoficina.Puedocomprarloenotro

momento.TardamosmásdelohabitualenllegaralRileyGroupporculpadel

tiempo,peroaunasínolohagotarde.Saludo a Ben y corro para coger el ascensor. La veintena de

ejecutivos que ya está dentro me saluda prácticamente al unísono. Yosonrío y clavo la mirada en las puertas de acero. Odio todas estasatenciones,hacenquemesientacomounmonodeferia.

—Buenos días, jefe —saludo a Bentley dejando mi bolso en elperchero.

—Buenosdías,empleada—merespondedesdesumesa.En ese momento oigo a alguien entrar en el despacho. No tengo

tiempo de girarme para ver quién es cuando me coge en volandasdándomeunabrazodeoso.

—¡Felicidadescuñada!—gritaSpencerconsuvozdeleñador.Rompoareír.Estehombreescomountorbellino.—¿Quécoñopasa?—preguntaBentleycuriosoydivertidosaliendo

desudespacho.Spencermedejaenelsueloylemuestraasuamigounasonrisade

orejaaoreja.—Elcarácterdemierdademihermanovaaperpetuarse—anuncia

ceremonioso.—Esperemosqueno.Nomedoycuentadeloquehedichohastaquelohehecho.Losdos

memiranasombradosyyomesientoincreíblementemal,peroentoncesestallanenrisasyacabosuspirandoaliviadaysonriendotambién.

—Sí,mejorqueseparezcaati—confirmaSpencer.—Maddie, esgenial—añadeBentley al tiempoquecruza lospasos

quenosseparanymedaunfuerteabrazo.—Muchasgracias,chicos—respondoencantada.Bentleyme interrumpeseparándosecomounresorteydirigiéndose

hacialapuerta.—¿Adóndevas?—inquiereSpencerconelceñofruncido.—Apreguntarlealcapullodetuhermanoporquénomehacontado

nada.Estoyofendidísimo,joder—sentenciaconunasonrisa.Asolasdenuevo,Spencermesonríe,colocasusgrandesmanosen

mis hombros y me obliga a girarme a la vez que se inclina para quenuestrasmiradasesténalamismaaltura.

—Muchasgracias—medicecontotalconvencimiento.—¿Qué?¿Porqué?—preguntotímida.Notienenadaqueagradecerme.—¿Sabescuánto tiempohacíaquenoveíaamihermanofelizantes

deconocerte?Seisaños,Maddie.Spencersequedaunsegundocalladoyporunmomentolatristezase

posaensusojosazules.—Tuvo que renunciar a mucho —comenta apoyándose, casi

sentándose,enmimesa.Yo lo observo y me siento a su lado. No voy a desperdiciar la

oportunidaddesaberalgomásdelpasadodeRyan.—VivíaenunviejoapartamentoenelWestSide—continúadiciendo

mientrassecruzadebrazos—.Adorabaesesitio.Nuncapenséquellegaríaa venderlo. Pero, cuando entendió que ya no podría ser arquitecto, escomositodolodemáshubiesellegadoporinercia.

—¿Y por qué no trató de seguir diseñando además de dirigir laempresa?

Meagarrosuavementealbordedelamaderaalgonerviosa.NosésiaSpencerleparecerábienquepregunte.

Élseencojedehombros.

—Nolosé.Imaginoquesecansódeiracontracorriente.—Spencerasienteparasí,comosirecordaraunmomentoenconcreto—.Además—añade—,Ryanhacequedirigir todoestoparezcafácil,perono loes.Elesfuerzoquehacecadadíaesenorme.

Yoasientoytuerzoelgesto.Ahoramismomesientounpocoegoísta.Ryan parece tenerlo todo bajo control y a veces puede ser tan frío quesiempredoyporhechoqueestábien,queesunasituaciónfácilparaél,yesobvioquemeequivoco.

La puerta vuelve a abrirse y ahora es Bentley quien entra. Parecepreocupadoyesoautomáticamentemepreocupaamí.Spencertambiénsedacuentayselevantadelamesaconlamiradafijaensuamigo.Aldarsecuenta de que lo observamos, Bentley fuerza una sonrisa y da unapalmada.

—Vamosatrabajar.Tenemosmuchoquehacer.Ellos se miran durante un momento y parecen comunicarse

telepáticamente.¿Quéestápasandoaquí?—Bentley,¿todovabien?—pregunto.—Sí,claro—respondecomosinada.Frunzoelceño.Algonomecuadra.—¿TeimportasivoyaveraRyan?—lepregunto—.Notardarémás

decincominutos.—Ryan no está —se apresura a responderme—. Ha subido a una

reunión.—Venidundíaacasa—mepideSpencerdistrayéndome.—Sí,claro—respondoporinercia.Nos dedicamos una ronda de sonrisas pero ninguna es auténtica.

SpencersemarchayyoobservoaBentleyentrarensudespacho.Esobvioquehapasadoalgo.

—Agendaycorreoparaempezar—mepide—.Después,revisatodoslosdatosdeproducciónparaelúltimotrimestreylasespeculacionesparael siguiente.Lasemanaqueviene tengouna reuniónyseguroquevanaapretarmelastuercasconesetema.

Asientoperosigodesconfiada.Saliódeaquíconunasonrisayvuelvepreocupado. Aunque también puede ser que Ryan siga del mismo buenhumordeestamañanayhayandiscutido.Cuadroloshombrosydecidonodarlemásvueltas.Tengomuchoquehacer.

No salgo de la oficina en toda la mañana. Bentley me tiene muy

ocupada.Alaunaenpuntoestoyrevisandoelúltimoinformedegastosdelos

redactorescuandosuenaelteléfonodemimesa.Sinofueraporquetienevaricela, diría que es Lauren intentando convencerme de que bajemosmediahoraantesaalmorzar.

—¿Diga?—Maddie,soyTess.Suspirohondo.Sigosinquererverlo.—¿Enquépuedoayudarla?—ElseñorRileydeseaverla.Ahora que soy su mujer ya no necesita inventarse excusas para

hacerme ir a su despacho. Me pregunto seriamente si puedo decirsimplemente que no, pero entonces sé que la obligará a llamarme denuevo con algún pretexto, como que quiere ver la portada del nuevonúmero, y tendré que ir de todos modos. Resoplo. Ésta es una de lasrazonesporlasquenohayquecasarseconeljefe.

—Enseguidavoy—respondoalfin.Cuelgo y me levanto a regañadientes. Actualmente casi preferiría

continuar trabajando para Roy Maritiman. Me excuso con Bentley, quellevatodalamañanadelomásraro,yvoyhastaeldespachodeRyan.

La secretaria me indica con un gesto que pase, pero aun así medetengofrentealapuerta,llamoyesperoaquemedépaso.

Estoy enfadada y quiero demostrárselo, aunque las palabras deSpencerhayanmitigadopartedeeseenfado.

Caminohastacolocarmeenelcentrodesudespacho.Élestáalotrolado de su sofisticado escritorio, tecleando algo en suMac con la vistacentrada en la pantalla. Cuando alza la cabeza y comprueba que me hedetenidoenmitaddelaestancia,sugestosetuerce.Supongoqueesperabaquehubieraidohastaél.

Me niego a dejar que atrape mi mirada y mucho menos acontemplarlo embobada a pesar de lo guapísimo que está, así queprudentementeclavomivistaenmismanos.Ryanresoplaysedejacaersobresuelegantesillóndeejecutivo.

—Tienesqueirteacasa—dicesinmás.No me lo puedo creer. Alzo la mirada furiosa y la conecto

directamenteconsusojosazules.—¿No te molestas en intentar hablar conmigo en toda la mañana

despuésdeloquehapasadoeneldesayunoyahoramemandasacasa?—preguntoaceleradaymuymuyenfadada.

—LadoctoraSandersdijoquetrabajarasmediajornada,Maddie.Estáempezandoacansarse.—Tambiéndijoquenomeestresarayaquíestoy—replicosardónica

—,delantedemimayorcausadeestrés.Ryanmefulminacon lamirada.Micomentariono lehagustado lo

másmínimo.—Maddie,noquierodiscutir—masculla.Estáarisco,inquieto,enfadado.—Veteacasa—sentencia.Yosuspirohondo.Estáclaroqueaquíestáocurriendoalgo.—Ryan,¿quéestápasando?—Nada—respondeterco.—Nome lo cuentes si no quieres—protestomalhumorada—,pero

nometratescomosifueraestúpida.Odio que se comporte como si fuera una niña pequeña. ¡Tengo

veinticuatrosaños!—Noestápasandonada—meinterrumpeexasperado—.Veteacasa

deunamalditavez.Su mirada es fría, metálica, dura, y un reguero de emociones la

recorre. Por un segundome parece ver que también está asustado, peroesa emoción desaparece sumergida en toda la arrogancia que brilla confuerzaensusojosazules.Yolemantengolamiradayunsegundodespuéscabeceo.Noentiendoporquémeestátratandoasí,peroahoramismocreoquenisiquierameimportasaberlo.Sóloquierosalirdeaquí.

Furiosa, giro sobre mis pasos y me dirijo hacia la puerta. En esemismoinstanteRyanreacciona.Salecorriendo,merodealacinturaconsubrazoytirademíhastaquemiespaldaseacoplaasupecho.

—Venaquí—susurradejándosecaersobremí,hundiendosunarizenmipelo,haciendoquenoquedeuncentímetrodeaireentrenosotros.

Quieromarcharmeperosencillamentenopuedo.Lamañanahasidodemasiadogris.

—Todo esto lo estoy haciendo por ti—susurra de nuevo y toda lainquietudylatensiónqueantesviensuexpresiónahoratomansuvoz.

—¿Quéestápasando,Ryan?—preguntosinmovermeunápice.—Nadaquenopuedasolucionar—seapresuraaresponderconuna

seguridadaplastante.Me giro entre sus brazos despacio y sumirada vuelve a atrapar la

mía.Algodentrodemínoparadegritarmequenodeberíadejarlascosascomoestán,peronopuedoevitarquecadaunadesuspalabras,lamaneraen la quememira, me conmuevan. Todos necesitamos que nos den unpocodecuerdaalgunavez.

—Estábien—claudico.Ryansonríe,alzalamanoymeacariciasuavementeellabioinferior.—Nosiremosjuntos.TellevaréacomeraOfCourse.Asientoeimitosugesto.Creoquenecesitabaverlosonreír.Ryanmetomadelamanoysalimosdelaoficina.Megustaelhecho

de que ya no tengamos que escondernos o salir por separado, aunquereconozcoqueesotambiénteníasuencanto.

Llegamos al garaje y, como siempre, Finn nos espera junto aleleganteAudiA8.Ryanyyonosacomodamosen laparte trasera.Siguemuy callado y pensativo. Quiero ayudarlo, pero lo cierto es que no sécómo.

—Ryan—susurroquitándomeelcinturónyacercándomeaél.Su nombre en mis labios parece ser su particular pistoletazo de

salida.Me tomade las caderasyme sienta ahorcajadas sobre él.No loduday, acunandomicaraentre susmanos,mebesacon fuerza, intenso,casidesesperado.

—Quieroqueconfíesenmí—susurracontramislabios.Ynoesunapetición.Esunaordenllenadeunaimperiosanecesidad

porsercomplacida.—Confíoenti—respondosindudar,porque,almargendetodo,esas

trespalabrasnuncadejarándeserverdad.Sesepara.Sólolonecesarioparaquesusojosvuelvanaatraparlos

míos.Lossuyosbrillanconfuerza,llenosderabia,defrustraciónydeunsinfín de emociones que parecen quemarle por dentro. Pero, sin dejarescaparunsolosegundomás,vuelveabesarmeindomable.

Lachispaestallaentrenosotrosytodoarde.Nuestrosbesossehacenmásintensos.Ryanbajasusmanospormis

costadosylasdeslizabajomivestido.Gimocontrasuslabiosyélgruñecontralosmíos.Enrolla sumano enmi coleta y sin ninguna delicadeza tira de ella

para obligarme a alzar la cabeza y darle libre acceso a mi cuello. Me

muerde,melameyyogimomásfuerte.—Finn,lárgate—mascullajustoantesdevolverabesarme.Elchófernocontesta.Sientoelcochegirarunpardeveceshastaque

finalmentesedetiene.Ryansiguebesándomeyelmundoamialrededorsedifumina.Oigo una puerta cerrarse y automáticamente Ryan me lanza sin

ningunadelicadezasobreelasientoydeinmediatoéllohacesobremí.Yapuedonotartodolosalvajequevaaserytodoelplacerquevoya

sentir.

Cuandoterminaderecolocarselaropa,segirahaciamí,quetratodeponerme bien el vestido, ymemete unmechón de pelo tras la oreja altiempoquemedaunsuavebeso.

—Haestadobien—susurraconsumediasonrisa.—Haestadogenial—replicotímida.Nunca entenderé cómo logra conseguir que me siga sintiendo así

cuandoestácerca.La sonrisa de Ryan se ensancha a la vez que se deja caer sobre el

elegante sillón y se ajusta la chaqueta de un par de tirones. Coge misbragashechasañicosy, sinmediarpalabra, se lasmeteenelbolsillodesuspantalones.MeobservaporúltimavezparacomprobarqueyaestoylistaysacasuiPhone.

—Nosvamos—ordenasinmásaquienquieraquehayallamado.A los segundos, Finn vuelve a acomodarse tras el volante y de

inmediato yo me siento algo avergonzada. Si ha entrado tan rápido,significa que estaba relativamente cerca. ¿Y si lo ha oído todo?Automáticamentemeruborizo.

Ryan me observa un segundo, alza la mano y me acaricia condelicadezalamejilla.

—Vasa conseguirque sólopuedapensar en follarteotravez—meadvierte.

Yoapartomimiradadelasuya.Esosojosazulesestánfabricadosdepeligro y deseo y van a conseguir hechizarme de nuevo. Sin embargo,antesdequemedécuenta,comosimilibidohubieratomadoelcontroldecada uno demis actos, alzo lamirada y dejo que la suya la atrape porcompleto.Sonlosojosmásincreíblesquehevistoenmivida.

—Finn,acasa—leordenaRyan.—Creíquequeríasquecomiera.Ryanmededicasumediasonrisaalgoduraymuymuysexyyséque

losplaneshancambiado.FinndetieneelAudijuntoalasescalerasamarillasdeacceso.Saley,

profesional,meabre lapuertadelcoche.Cuandomebajo,Ryanmeestáesperandoaunospasos.Tomamimano irradiando todaesaseguridadyme guía a través del pasillo, el ascensor y las elegantes escaleras hastanuestrahabitación.

Nosdetieneenelcentrodelaestanciaydaelpasodefinitivoparaquenuestros cuerpos se toquen. Su mirada azul va haciendo que mirespiración se acelere despacio, dominándome, consiguiendo que merindaaél.

—Túmbate—meordena.Hago lo que me dice. Sus ojos me siguen ávidos y hambrientos.

Caminahastacolocarsefrentealacamaylentamentesellevalasmanosala corbata. La desliza por el cuello de su camisa sin dejar de mirarmearroganteyexigente,decidiendoquéharáconmigo.

Se desabrocha cada botón despacio, torturador, consiguiendo quesuspirebajitocuandosuimpresionantetorsosedescubreantemí.

Yanopuedomás, esunavisióndemasiado tentadora,y, comosi eldeseotomaraelcontroldemicuerpo,hagoelademándeincorporarme.

—Notemuevas,Maddie—vuelveaordenarme—,onodejaréquetecorras.

Tragosalivaymuydespaciovuelvoatumbarme.Suvozhasonadoronca,masculina,sensual.Lavozdequientieneel

control,delquejuegaconélydequiendecidecómomorimosdeplacerlaspobresmortales.

Ryan se desabotona sus elegantes pantalones a medida y deja quecaiganalsuelojuntoasusbóxerssuizosdedoscientosdólares.

Avanzapormicuerpohastaquesusojosvuelvenadominarmedesdearriba. Otra vez consigue que su mirada azul llena de lujuria, deseo ymuchísimo placer, me incendie por dentro.Mi respiración se agita aúnmásypuedonotarcómotodalacalidezdesucuerpotraspasamiropaycalientaelmío.

—¿Quierestocarme?—mepreguntaenunsalvajesusurro.—Sí—casisuplico.

Ryan me dedica su media sonrisa y, prácticamente en ese mismomomento,me tomapor las caderasymegirabajo sucuerpo.Medaunazote. Fuerte. Gimo y con un solo movimiento me penetra lleno deintensidad.

—¡Joder!—grito.Elplacermerecorreserpenteante.Mismanosymisrodillasflaquean.

Ryan se inclina sobremí, coloca susmanos sobre lasmías yme da unhúmedobesojustobajolaoreja.

—Tefollaríahastaqueseacabaraelmundo.Suspiro para ahogar el gemido que esas ocho palabras acaban de

provocarme.YaséqueotravezvoyaverelmaravillosoparaísodeplacerypurosexodeRyanRiley.

Me desperezo tumbada en el colchón con la sonrisamás grande delmundo. La segunda sesión de sexo salvaje ha sido aún mejor que laanterior.FrunzoelceñoaldarmecuentadequeRyannoestá.Extrañada,avanzoporlainmensacamahastalevantarme.Hacemenosdeunminutoestabaperdiéndoseenmiinteriorsobreestasmismassábanas.

Mepongosucamisay,conelpasotitubeante,noquieroquelaseñoraAldrinoFinnvuelvanapillarmesinbragas,bajohastaelsalón.

Yadesdelosúltimospeldañospuedoverlojuntoalaisladelacocina,bebiéndoseunabotellitadeSanPellegrinosingashelada.Sólo lleva lospantalonespuestos.Estádescalzoyconelpelorevuelto.

—Mealegraverqueporlomenosnecesitasagua—comentoconunasonrisilladelomásinsolenteacercándomeaél—.Creíquetealimentabasdesexo.

Ryanseparaelcristaldesusperfectoslabiossinapartarsusojosdemíydejalabotellasobrelaencimera.

—Ynoteequivocabas—replica.Me toma por la cadera, me lleva contra su cuerpo y me besa con

fuerza,desbocado.Meobligaalevantarlaspiernashastarodearsucinturay, sin separar nuestras bocas un solo instante, nos lleva de vuelta a lahabitación.

Entramosenelbañoydirectamenteenladucha.Abre el grifo y el torrente de agua cae a nuestro lado sin llegar a

tocarnos.Despacio,dejaquemispiestoquenelmármolyágilsedeshace

desuspantalones.Tienedemasiadaprisaparaquitarmesucamisabotónabotóny,sinmás,melasacaporacabeza.

Nosllevabajoelchorro.Mebesaconfuerzaymeempujacontralapared,aprisionándomeentreellaysucuerpo.Comohizoenlacama,megiraentresusbrazose inmediatamentenotosu inmensaerecciónchocarcontramitrasero.

—Ponlasmanoscontralapared—meordena.Hagoloquemediceygimocuandoserecolocaentremispiernas.—¿Quierestocarme?—vuelveapreguntarexigente,brusco,incluso

arisco,altiempoqueanclasusmanosenmiscaderas.—Sí—vuelvoasuplicar.Ryan baja una de susmanos pormi vientre y, experto, desliza dos

dedosenmisexo.—Puesentoncestendríasquehabersidounachicaobedienteyhaber

venidoacasacuandotelodije.Introduce susdedos enmi interiory cualquierprotestaquepensara

hacerseevaporaenunlargoyprofundogemido.Sacasusdedoseinstantáneamentesonreemplazadosporsuenorme

miembro.Grito.Elaguacaesobrenuestroscuerpos,sobremismanosqueluchanpor

mantenersepegadasalosazulejos.Ryan me embiste sin piedad. Sus dedos se deslizan sobre mi sexo

mientrassumiembromellenadeplacerestocadaaestocada.—Dios—gimo.El agua quema pero es mi propio cuerpo el que va a arder en

cualquiermomento.Ryanaprietaconmásfuerzasumanoenmicadera.Aceleraelritmo.Susdedosacaricianhastaelúltimorincóndemisexo.Grito.Micuerposetensa.Hacecalor.Hacemuchocalor.—¡Ryan!Un orgasmo acuciante, acelerado, fuerte, brusco, duro,me recorre

entera y se mezcla con cada gota de agua que acaricia mi piel hastahacermeverelcielodenuevo.

Ryanmeembisteunavez,dos, tresvecesy,a lacuartaestocada, sumano se agarra aún más posesivamente a mi cadera y se corre en miinteriorconunalaridocalienteysensual.

Nos quedamos quietos bajo el chorro unos minutos. El ruido denuestrasrespiracionessemezclaconelsonidodelaguaytodosetiñederelajación,dichapostorgásmicayvapor.

Ryan me ayuda a salir de la ducha y me envuelve con una toalla.Regresoalahabitación,perodeinmediato,comosiunafuerzapoderosaeindisolublemellamara,mevuelvoparaverlosalirdelbañoconunatoallainmaculadamente blanca rodeando su cintura. Al tiempo que levanta lacabezaseechaelpelohaciaatrás,ycreoquevoya tenerotroorgasmosóloconsemejantesvistas.

Ryannodicenada,caminahastamí,mequitalatoalladeuntirónymetumbasobrelacamahaciéndoloinmediatamentesobremí.

—Ryan —me quejo con una sonrisa nerviosa y absolutamentemaravilladaenloslabios.

—¿Qué?—pregunta presuntuoso, con susmanos a ambos lados demi cabeza y sus ojos, brillando más azules que nunca, dominando losmíosaunadistanciademasiadocorta.

Estádesatadoyyoestoyencantada.Me da un beso en los labios y sin más comienza a bajar por mi

cuerpo.Sus labios sedeslizanpormimandíbula,micuello,mispechos.Sucálidoalientosoliviantamipielhastallegaramiombligo.Mebesaelvientrede ladoa ladoypaseasunarizpormipelvisymisexoantesdedarmeunhúmedoyprofundobesojustoenelcentrodetodomiplacer.

—Ryan —gimo, pero cada letra se evapora en un suspiro largo,intenso,absolutamenteextasiado.

Mebesacomosóloélsabehacerlo, tomándosesutiempo,haciendoquemicuerposeretuerzadeplacer.

—Ryan—vuelvoagemir.Se arrodilla entre mis piernas, se deshace de la toalla y vuelve a

colocarseentreellas.Sumiembroduro,comosinohubieraestadodentrodemíyatresveces,acariciamisexohipersensibilizadoytodomicuerposearquea.

Sonríe presuntuoso, traviesoy satisfechoy se inclina sobremí.Mebesaparacalmarmeoquizáparasoliviantarmemás,quiénsabecuálessonsumalévolosplanes,y,tomandosupollaporlabase,laguíahastaquecon

unfluidomovimientoentramí.—¡Dios!—grito.Semuevedespacio,profundo,colmándomeunayotravez,llegando

máslejosconcadaempuje.Me aferro a sus hombros y Ryan reacciona hundiendo su perfecta

bocaenmicuello.Memuerde.Melame.Alcanzaunpuntoinexploradoenmiinteriorytodomicuerpovuelve

aarquearsebajoelsuyo.Nopuedomás.Aceleraelritmo.Grito.Gruñe.Meembiste.Mecorro.Dios…

Medespiertoconlasonrisaenloslabios.Meincorporosobrelacamaymiroamialrededor.Ahoramismoestoyenunanube.Estiroelbrazoatravésdelcolchónyllegohastasucamisa.Ryandebehaberladejadoahíparamí.Aldeslizarlasobremishombros,unsuavearomaalavandameinunda.Todavíahueleaél.Meabrocholosbotonesdespaciomientrasnopuedodejar de pensar que ha sido increíble.Nunca había dudadode lashabilidades deRyan para el sexo, pero es que hoy se ha superado. ¡Caídesmayada!Mefollóhastaqueperdíelconocimientoliteralmente.

Rompo a reír ymedejo caer sobre la camaotra vez.Estoy casadaconundiosdelsexo.

Enesemomentooigopasosacercarsealahabitaciónymeincorporodenuevo.Ryanentraenlaestanciaconunabandejaenlasmanos.Yasehaduchadoyllevasusvaquerosgastadosyunacamisetagrisdelaqueseharemangado las mangas. No entiendo cómo con algo tan sencillo puedeestartanespectacular.

—¿Quéesesto?—preguntodivertidacuandocolocalabandejaenlacamafrenteamíyveouncuencodefrutaperfectamentecortadaylavadaydosrebanadasdepanblancotostado.

Antesdequepuedacontestar,cojountrozodeplátanoymelollevoalaboca.

—Estoyhambrienta—medisculpo.Ryanmededicasumediasonrisa,comosituvieraclaroque,después

delmaratóndeorgasmosysábanasdediezmilhilos,meibaadespertarconunhambrevoraz.

Se saca algo del bolsillo trasero del vaquero y me lo tiende. Estáenrolladoynopuedoverbienloquees.

—Finnmedijoquequeríasleerlo—meanuncia.LocojoycomprendoqueserefierealNewYorker.Asientoencantada

conuntrozodefresaenlaboca.Estájugosaydeliciosa.Ryansonríe,perosugestosetransformaenunomásduroysensual

cuando apoya la rodilla en la cama y ágil, como un animal salvaje, seinclina sobre el colchón clavando los puños en él hasta que nuestrasmiradas están a la misma altura. Yo observo todo el movimientoabsolutamentehechizadaporsumagnetismo.

—Prométemequetequedarásenlacamaydescansarás—meordenasuavemente.

Otravezveoesapunzadade inquietuden susojos.Otravezquieropreguntarleporquéestátanpreocupado.Yotravezmecontengo.Prometíconfiar en él. Así que hago lo único que creo que puede tranquilizarlomínimamente.

—Sí,mequedaréaquíydescansaré.Su mirada se relaja y, dentro de mi preocupación, me siento

inmensamentefelizporhaberloconseguido.Ryancontinúaobservándome.Alargalamanoy,sindesatarnuestras

miradas,meacariciaellabioinferiorconelpulgar.Sipretendehacermearderporcombustiónespontánea,vaporelcaminocorrecto.Al finalseincorporaysemarcha,dejándomeabsolutamentesedientadeél.

Estehombrevaavolvermecompletamenteloca.Respirohondotratandodecalmarmishormonasborrachasdedeseo

y cojo una de las rebanadas de pan tostado.Hacía años que no comía amediatarde.Habíaolvidadolobienquesienta.

Rompo un trozo de pan con los dedos y me lo llevo a la bocamientras abro la revista sobre mi regazo. Sonrío al ver el editorial deSterlingsobrelacrisiseconómica.PasolaspáginasvelozhastallegaralartículodeAntónSmith.Laentradillasobrelaeconomíadeconsumopara

frenarlacrisisesbrillante.NomeextrañaríaqueselahubiesedictadoelpropioSterling.Talcomoordenó,elanuncioclásicodeCoca-Coladelamujer entrando en la fábrica luce a página completa. Sólo fueron unosdíasylamayoríadeellosresultaronhorribles,peroviendoesteartículomesientomuyorgullosademipasoporelNewYorker.

Medispongoaseguirleyendocuandorecuerdoqueaúnnohetenidooportunidad de ver el Times para averiguar cuáles son las fechas delCirqueduSoleil.

Mebajodelacamaycorrohastalacómodaparacogerunasbragas.Pellizcounnuevotrozodepanymelollevoalabocamientrasmedirijoalasescaleras.

VoyhastaeldespachodeRyan,peroaunospasosmedetengo.Estáhablando por teléfono y no quiero molestarlo.Me doy media vuelta y,camino de la cocina, inspecciono el salón. Frunzo los labios. Esperabaencontrar elperiódicoaquí.Normalmente suelehaberunejemplar en lamesitadecentroosobrelaisla.Meapoyoenlabarraymeinclinosobreella.Tampocoseveporlacocina.Quéextraño.

—¿Puedoayudarlaenalgo,Maddie?—LavozdeFinnmesobresalta.Megiroy lo saludoconunasonrisa,martirizándomepornohaber

recordado que Ryan tiene servicio cuando decidí bajar únicamente enbragasycamisa.

Piensoendecirquenoysalircorriendoescalerasarribapero...cincoacróbatassaltabana lavezsobreunbalóndehelioyseagarrabanaunaestructurametálicaquependíadeltechoyconlaqueformabanundragónchino.Noquieroperdermeeso.

—Buscabaelperiódico—respondotratandodenosonrojarme—.Noquiero entrar en el despacho de Ryan y molestarlo y pensé que quizáestaríaporaquí.

Su expresión cambia imperceptiblemente y juraría que ha sidocuandohedicholapalabraperiódico.

—AvisaréalseñorRiley—comentaandandohaciasudespacho.—Notepreocupes,Finn,puedoiryo.Comienzo a caminar hacia el estudio, pero el chóferme intercepta

cortándomeelpaso.—Séqueestátrabajando,perosóloseráunsegundo—alego.—Quizápreferiríaqueselosubieseyo—proponeprofesional.Lo miro confusa. ¿Qué le pasa? Estoy a un par de metros del

despacho, puedo entrar y coger el periódico yo misma. Sé que estátrabajando. No voy a entrar y revolver su estudio como si tuviera tresaños.

—Prefieroiryo—replicoconunasonrisa,peronoseaparta.En ese momento Ryan sale y, con el ceño fruncido, me observa

flanqueadaporsuhombreparatodo.—¿Qué está ocurriendo?—pregunta y claramente se ha puesto en

guardia.—Queríaentrarentudespacho—medefiendo—yFinnnomedeja.Hasidounchivatazoentodaregla,peroesquelasituaciónesdelo

másridícula.—Sóloquieroverelperiódico—protesto.LaexpresióndeRyancambia.Sumandíbulasetensaysumiradase

recrudece.—¿Quéestápasando?—murmuroy,másquepreocupada,creoque

ahoraestoyasustada.—Finn,puedesretirarte—lecomunicaRyansinlevantarlosojosde

mí.Yo tampoco desuno nuestras miradas y espero paciente a que el

chófersalgadelaestanciaparaobtenermirespuesta.Ryancierralosojosuninstanteybajalacabeza,comositodalasituaciónlosuperara.Cuandovuelve a alzarla, un reguero de emociones salpica el azul de sumirada.Estáenfadado,frustradoyotravezpuedovertodaesainquietud.

—Vuelvearriba—dicesinmás.¿Qué?—No—respondosindudar.—Vuelvearriba,Maddie—repiteconlavozaúnmásendurecida.—Novoyavolverarribahastaquemecuentesquéestápasando.—¡Joder!—mascullafurioso.Me doy cuenta de que, si él no va a darme las respuestas que me

merezco, tendré que buscarlas yo. Con paso decidido, camino hacia suestudio.Alpasarasulado,nomedetiene,perolatensiónqueemanadesucuerpoescasipalpable.Aunpardemetros,elestómagosemecierradegolpe. ¿Y si el periódico ha vuelto a publicar algo horrible sobre mí,sobremimadre?¿Ysihayalguienensudespacho?¿YsiesMarisa?

Tragosalivaeintentotranquilizarme.Sealoquesea,serámejorquequedarmealmargen.

Entroenelestudioyveoelperiódicoenelsofá.Locojoy,ceñuda,examinolaportada.Nohaynadaespecial.Loabroyvoypasandopáginatraspágina.Veo lanoticiadelCirqueduSoleil, peroyanome interesa.Sigo revisándolo y de pronto me parece una estupidez lo que estoyhaciendo.¿Quéesperoencontrar?Sinembargo,cuandoestoyapuntoderendirmeyvolveradejarelTimessobreel tresillo, loabrootravez.Esmásquecuriosidad,esunasensacióndedudaefervescentequebulleenlabocademiestómago.Continúopasandopáginasyentoncesmicorazónserompeenmillonesdepedazos.

11

Loreconozcotodo:laterrazadeChelsea,lasvistas,aRyan;aquiennoreconozcoesaella.Estámuycambiada,perolapulseraensumuñecaladelata. Es Marisa. Bajo el mordaz titular de «Nueva York para lasneoyorquinas», hay una foto a cinco columnas de Ryan besándose conMarisaen la terraza.Elartículo lo firmaLucasMcCallan.Debedeestardisfrutandomuchísimocontodoesto.

Dejocaerelperiódicoenelsofáymegirodespacio.Sientocomosihubierantiradodelaalfombra,delmundoentero,bajomispies.

Ryan está de pie justo en la entrada. Su mirada ahora mismo esimpenetrable.Yomesientoofendida,dolida,triste.

—Por eso no querías que viera el periódico—murmuro con tantarabiaenlavozqueapenasesaudible.Laslágrimascaenpormismejillasperomelassecobrusca—.Poresomehassacadodelaoficinaarastrasyporesomehasfolladohastaqueheperdidoelconocimiento.

Ryantuerceloslabiosunúnicosegundo,unaimperceptiblemuestradedolor.Esunhijodeputa.

—Noqueríaquevieraslafoto,peronoporlosmotivosquetúcrees.Sonríofugaz.Vaatratarmecomounacríahastaelfinal.—¿Ycuálessonesosmotivos?—replicollenadedesdén,conlavoz

entrecortadaluchandoparaquesuenefirme.—Noibasaentenderlo—respondeamenazadoramentesuave.Lomirosinpodercreerloqueestoyoyendo.Novoyasoportarniun

minutomásesteabsurdojuego.Mehaengañado.Mehatraicionado.—Eresunhijodeputa—siseo,antesdeirhastalapuertadispuestaa

marcharmedeaquídeunavezportodas.—Lafotoesantigua—diceenungolpedevoz.Meparoensecoconelceñofruncidoaunospasosdeél.—¿Creesquesoyidiota?—murmuro.—Teestoydiciendolaverdad.Ahogounasonrisafuriosaynerviosaenunsuspiroymeencamino

de nuevo hacia la puerta. No quiero volver a verlo. Pero, antes de que

pueda alcanzarla, Ryanme detiene cogiéndome por la cintura. Forcejeotratando de escapar. Las lágrimas casi no me dejan ver nada. Pataleo.Quierosalir,peroRyanmellevahaciadentroprácticamentesinesfuerzoyme sienta en su escritorio. Me revuelvo, pero él me mantieneperfectamente sujeta. Mi respiración está acelerada, es casi caótica. Noquieroestaraquí.Noquieroescucharlo.

—Lafotoesantigua—repitetomandomicaraentresusmanos.Algodentrodemímedicequenodeberíaescucharlo.—Nena,créeme—susurra.Despacio,muevesusmanosy,paciente,meapartaalgunosmechones

de lacaraymeseca las lágrimas.Yosuspiro intentando tranquilizarme,sintiendoenlapuntadesusdedosladulzuraconlaquemeestátratando.Aúnmáslentamente,seinclinasobremíymebesaunavez,unleverocede sus labios con los míos. Yo vuelvo a suspirar y aparto la cara,agachándola, casi escondiéndola. Ni siquiera soy capaz de comprendercómomesientoahoramismo.

—Nena—vuelveallamarme.Delicadamente me obliga a alzar la cabeza y sus ojos atrapan los

míosporcompleto.Unmillóndeemocionessiguencentelleandoenellos,pero la inquietud y un miedo sordo, casi helado, están ahí sin ningúnasomodeduda.

De nuevo despacio, vuelve a inclinarse sobre mí y, sin desatarnuestras miradas, me besa, y yo esta vez me dejo besar porque quierocreerlo, necesito creerlo. Ryan me estrecha contra su cuerpo y hace subesoaúnmásintenso.

Cuando nos separamos,me da uno nuevo, corto y dulce, y deja sufrente descansar sobre la mía. Estoy nerviosa, inquieta. Siento que lasituaciónestáapuntodepoderconmigo.

Oímosuntímidocarraspeoenlapuertaylosdosalzamoslamirada.Es Finn. Ryan le apremia con lamirada a decir lo que tenga que decir.Ahoracomprendomuchascosas:porqueRyansemarchóestamañanasindar explicaciones, que Finn se ofreciera a comprarme la revista o loextrañoquevolvióBentleydesudespacho.Suspiroporenésimavezymeesfuerzo en dejar de pensar en todo eso.Hace queme sienta como unapobretontaalaquesiempredejanalmargendetodo.

—SeñorRiley,laseñoritaBorowestáaquí.Todomicuerposetensaalinstante.

—Quesemarche—contestaRyansindudar.Porunmomentopierdomimiradaensumandíbulatensa,ensucara

deperdonavidas.Mepasolosdíasquejándomedequemevecomoaunacríaymuyenelfondopuedequelosea,peronosoyningunacobardey,sisiempredejoqueesamujermeveaescondidatrasRyan,esoserá loquecontinuarápensando.

—No,Finn,espera—lollamo.Losdosmemiransorprendidos.—Hazlapasar—leordeno.ApartoaRyan,quelohaceconelceñofruncidoyaregañadientes,y

mebajodelamesa.Finnnoreaccionayyoenarcolascejasapremiándolosinpalabras.FinalmentemiraaRyanyésteasientedesconfiado.Observocómosuhombreparatodogirasobresuspasosysemarcha.Cuandolohace,yotambiénsalgodelestudiobajolaatentamiradadeRyan.Creoquetodavíaestáasimilandoquequieraenfrentarmeaella.

Sinperder tiempo,voyhasta lahabitación.Buscoel pequeñobolsorojoquellevéalacenadelosRileyysacolapulsera.Piensotirárselaalacaraydejarleclaroquenoesbienvenidaenestacasa.

Antesdesalirdelvestidor,meveodepasadaenelespejoyrecuerdoque sólo llevo la ropa interior y la camisa de Ryan. Voy a coger unosvaqueros,pero,cuandomisdedosapenashanrozadolaprenda,mellevolamanoaloslabios.Prefieroqueesaarpíameveaexactamenteasí,comoellanuncapodráestar.

Salgodelahabitaciónyenfilolasescaleras.«Soyunachicavaliente,soyunachicavaliente.»—Hola, Ryan—la oigo saludarlo tan irritantemente solícita como

siempre.Aceleroelpasoyalfinllegoalsalón.Sólotengoquecomportarme

comoloharíaLaureno,mejoraún,comoharíaÁlex.Ellaseríacapazdeaprenderyudosóloparapatearleelculo.

—Hola,Marisa.Con desgana, deja de comerse a Ryan con la mirada y me presta

atención. Cuandome ve, sus ojos se llenan de sorpresa y entreabre loslabios.Claramentenomeesperabaymuchomenosasívestida.

—Hola,Maddie—respondetratandodedisimularqueestámolesta.Ahoraqueestoyaquí,nosémuybienquéhacer.«Piensa,malditasea,piensa.»

—¿Qué quieres, Marisa? —la interrumpe Ryan acelerando toda lasituación.

EllaseacariciaeltirantedesucarísimovestidosinlevantarlosojosdeRyan.

—Pasabaporaquíyqueríasaludarte.Además,enlacenaencasadetus padres no tuvimos tiempo de hablar y necesito comentar algunosnegocioscontigo.

—Siquiereshablardenegociosconmigo,nosveremosenmioficina—replicaarisco.

—Como quieras —responde, dándole carta blanca absolutamenteparatodoconsólodospalabras.

¿Acaso no ve que estoy aquí y prácticamente en bragas? ¡Es unazorra!

—Marisa—la llamo—, ya que estás aquí, por qué no aprovechasparallevartetuscosas.

Ella me mira confusa. Yo doy un paso adelante y abro la manomostrándolelapulsera.

—La encontré en el fondo de un cajón, enganchada con algo—leaclaro—.Seguroqueparatitienemásvalorsentimental.

Leentregolapulseraytengoquecontenermeparanodarungritodealegríaporhaberpuestoaestaarpíaporfinensusitio.

Ellaexaminalapulserayalossegundosunasonrisataimadaasomaen sus labios. Toda mi satisfacción se esfuma y, sin saber por qué, unescalofríofríoysordomerecorrelacolumna.

—Estapulseranoesmía—comentatendiéndomela.Frunzoelceñoconfusayporinerciaalzolamanoparacogerla.—Marisa,márchate.LavozdeRyanseabrepasoamiespalda.Aunquenoloveo,séque

estámásquefurioso.—DeberíaspreguntarleaSavannah.Esmásdesuestilo.—¡Marisa,largo!—ElgritodeRyancortaelambiente.Marisagirasobresuscarísimostaconesysemarcha.Yotragosaliva

eintentoordenartodaslas ideas,quehiervenenmimente.LapulseraesdeSavannahy,porlamaneraenlaqueMarisalohadicho,estáclaroqueconlapalabraestilosereferíaalomismodeloquemehablóLaurenyeldocumentaldelDiscoveryChannel.

PorDios,noentiendonada.

—Me has mentido —casi tartamudeo, volviéndome para tenerlofrenteafrente.

Ryanestáaunospasosdemí.Surostro, todasuexpresión,reflejanuna tensión indecible. Está furioso, nervioso. Su mirada está másendurecidaquenuncay todas lasemocionesqueviantes regresanaellacomosifueraunabombaderelojeríaapuntodeestallar.

—Yonotehementido—mascullaconlavozrecrudecida—.TúdisteporhechoquelapulseraeradeMarisa.

—¡Ytúdejastequelocreyera!—respondoalzandolavoz.—Maddie—mereprende.—Maddie, ¿qué? —replico. Estoy furiosa, dolida—. Quiero la

verdad,Ryan.Habloenserio.Nadadehistoriasamedias.SilapulseraesdeSavannah,ellaeslachicadelafoto.

—¿Porquétenemosquehablardeesto?—sequejaexasperado—.Notienenadaqueverconnosotros.

Cabeceo.Unmillardesentimientosdiferentestirandemicuerpoendemasiadasdirecciones.Quierotirarlealgoalacabeza,quieroromperallorar, quiero correr a sus brazos.Odio que haya tenido algo con ellas,peromeduelemuchomás laposibilidaddeque lasprefiera antesqueamí.

—Cuéntamelo—lepidotratandodesonarserena.—No—respondeterco.Unapalabratransformadaenunagigantescaadvertencia.—Cuéntamelo—repito.—Maddie,hedichoqueno.—¡Memerezcosaberlo!Y, aunque es lo último que quiero, comienzo a llorar. Estoy

desesperada.Me llevo las palmas de lasmanos a la cara en un estúpidointentodequenomevea.Esalgoabsurdo.Mis sollozosdescontroladosresuenanportodoelsalón.

—Estuveconlasdos—sesincera.¿Qué?—¿Untrío?Todomedavueltas.Nomepuedocreerloqueestoyoyendo.—No,salícon lasdosalmismotiempoy tambiénmeacostabacon

otraschicas.Nuncalasengañe.Lasdosteníanclaroloquehabía.—¿Cuándo?—pregunto.

—Hace seis años. Marisa y yo teníamos una relación normal,follábamosypocomás,peroconSavannaheradiferente.Amímegustaballevarelcontrolyaellaleencantabaquelohiciera.Alprincipiosóloeraenlacama,perodespuésfuecreciendo.

Calla un segundo. Yo estoy al borde de la conmoción. Ryan meobservayfinalmentesepasalamanoporelpelo.

—Siestábamosenunbar,ledecíaconquiénqueríaquebailara,quiénquería que se la tirara en el baño.Ella lo hacía para complacermey yoporqueenelfondoellameimportabaunamierda,peroteníaveinticuatroañosy teneresaclasedepodersobreotrapersonamevolvía loco.Si ledecíaquenocomiese,nocomía.Siledecíaquenodurmiese,nolohacía.

—¿Erassuamo?Sientonáuseas.Ryanniegaconlacabezayyosientounincreíblealivio.—Sersuamoimplicabaunascosasqueyonoqueríaaunqueellasí.

Me pidió que le comprara la pulsera y lo hice porque para mí nosignificabanada.Mecomportécomoungilipollas,Maddie,peromividase me estaba escapando entre los dedos y la relación que teníamos mehacíasentirquevolvíaatenerelcontroldelamalditasituación.

Unalágrimacaepormimejilla,peromelasecorápidamente.Noestristeza.Mesientosobrepasada.

—¿Porquéterminó?—Porqueparamíeraun juegoyparaellanoy,pormuypocoque

meimportase,eralahermanadeBentley.RompíconellaypocodespuéssefueaLuxemburgo.

Asientonerviosa.Porlomenosnuncaquisonadaserioconella.—¿Lepegabas?—inquieroconvoztemblorosa.Noséporquélohago.Creoquenecesitoespantartodaslasimágenes

deRyancomounamoenuncuartollenodefustasdecuero…conella.—No,Maddie.Megustafollarduro,peronolaatabaaunposteyla

azotaba con un látigo. —Tiene el valor de parecer ofendido—. Me lafollaba a ella igual que…—se frena amitad de frase y tuerce el gestocomosisearrepintieseporadelantado.

—¿Igualquemefollasamí?—preguntoeinvoluntariamentemivozsellenaderabiaydolorapartesiguales.

—Yonohedichoeso—sentenciahaciendohincapiéencadapalabra.Enrealidadsílohadicho.Otroaluvióndelágrimasinundamisojos,

pero nuevamente no me permito derramar ninguna. Ahora mismo mesientounamás.

Suspiro bajito tratando de contener el huracán que amenaza conasolarme por dentro. Sin dejar que vuelva a atraparmimirada, caminohastaélyletiendolapulsera.

—Deberíasguardarlatú—musito.Ryan coge la pulsera pero en el mismo instante, sin ni siquiera

mirarla,lalanzaalfondodelsalónymetomadelamuñecaantesdequepuedaescapar,acercándomeaél.

—Esapulseranoesnadaparamíyellatampoco.Nomeimportalomásmínimosi sehapasado losúltimosseisañosconunputocollardeperroalcuello.Savannahnosignificanadaparamí.

Necesitaqueloentienda,peroyonopuedoevitarsentirmecomomesiento.Esciertoquepertenecealpasado,perotodosalearelucirahora:lapulsera,lafoto.EstuvoenLuxemburgocuandoestuvimosseparados.¿Ysilavio?¿Ysi seacostaron?¿Ysicadavezquesumundosepongapatasarriba es a ella a quien va a necesitar? Sacudo la cabeza. No quieropensarlo.

—Ryan,suéltame—lepido.—No puedes enfadarte por algo que ocurrió antes de conocerte—

replicaexasperado.Tiene razón y sé que estoy siendo muy injusta, pero no puedo

evitarlo.—Ryan,necesitounmomento,porfavor.Tiro de mi mano tratando de soltarme. Al tercer tirón, Ryan, a

regañadientes,abre lasuyayme libera.Sindecirnadamás,caminoconpasoaceleradohastalasescalerasylassubodeprisa.

Hastaquenomesientoenelbordedelacama,nomedoycuentadecuánto me tiemblan las rodillas. Estoy nerviosa, inquieta, acelerada. Lacabezamedavueltasyelcorazónmelateamilkilómetrosporhora.Tuvoalgo conSavannahy, pormuchoque él digaqueno significónada, fuealgodiferentealoquetuvoconotraschicas.

Suspiro hondo y trato de recordar la foto. Él está igual pero... ellaparecetandiferentealaSavannahqueconozco.Llevaunvestidosencillo,elpelorecogidoenunacoletaaúnmássencilla.Intentorecordarunpocomás,enrealidadcadadetalle.QuierocreeraRyanypensarquelafotoesantigua. Igual que quiero creerlo y pensar que ella no significa ni

significónadaparaél.UnrayoatraviesaelcielodeManhattanymedistrae.Mirolaventana

y, a pesar de esperarlo, cuando suena el impactante trueno, doy unrespingosobreelcolchón.

Antesdequela ideacristaliceenmimente,melevanto,mequito lacamisadeRyanyvuelvoaponermemivestido,impecablementedobladosobrelacómoda.Necesitovolveravereseperiódico,peronoquieroirasu despacho.Quiero pensar, intentar racionalizar todo esto, y con Ryancercaesimposible.

Mepongolachaquetaymecalzomisbotas.Bajo al salón acelerada, exactamente como me siento. Por suerte

Ryanyano está. Imaginoque se habrá encerrado en su estudio.Suspirocon fuerza, conteniendo esa parte de mí que simplemente quiereacurrucarse en su regazo y fingir que nada ha pasado, y voy hasta lapuertaprincipal.

Llueveamares.Antesdeponerunpieenlaacera,hagomemoria.Elkioscodeprensaestáenlaesquinadela31conlaOctava,adosmanzanasdeaquí.Sicorro,llegarésinmojarmedemasiado.

Esquivo a los neoyorquinosmalhumorados que semojan de vueltadeltrabajoyalosque,porculpadelparaguas,tienenlavisiónreducida.Meencojobajomichaquetaymelacierroconfuerzajuntandolassolapasconlamanomásdeloquelohacenlosbotones.

El kiosco tiene un pequeño toldo, así que, por suerte, puedorefugiarmeenélmientrasunchicomásomenosdemiedadcompraunpaquetedechicles.

—El Times, por favor —pido al tiempo que me meto la manoempapadaenlachaquetaaúnmásempapadaysacounbilletedecinco.

Elhombremeentregalavueltay,aunquemiideaeraregresaracasayexaminarloallítranquilamente,ladesazónmepuede.Enunaesquinadelpequeño toldo abro el periódico y busco desesperada el artículo. Si nofueraimposible,diríaqueladelafotosoyyo.Inclusocreoquetengounvestido exactamente igual.La pulsera en sumuñecamehace apretar loslabios. Sigo observando. Quiero encontrar el detalle definitivo que mehagacreeraRyansinresquiciodeduda.Mirocadacentímetro.Mirocadamalditocentímetroy,entonces,obtengoexactamentelocontrario.

Elcorazónmedaunvuelcoydespuéssimplementecaedestrozado,comotodomimundo.Dobloelperiódicoconcuidadoyregresoacasa.

Caminoaceleradaperonocorro.Escomosideprontonotuvieraningunaprisaporllegar.

Porprimeravez recuerdoel códigode seguridadde lapuertaynonecesitollamar.Escuriosoqueseaprecisamenteahora.

Subocadapeldañocomosilospiesmepesarancienkilos.Alvermeentrarabsolutamenteempapadaensuestudio,suexpresión

cambia por completo. Ya no hay cautela en sus ojos. Sólo todo esedesahucio. El mismo sentimiento que veía en su mirada cuando no ledejabatocarme.Nodebíhaberdejadoquelohicierajamás.

—Lapiezaestáalrevés—musito.El frunce el ceño saliendo a mi encuentro. No entiende a qué me

refiero.—Si querías que te creyese, tendrías que haberte molestado en

cambiarlapiezasobreelinterruptordelaterrazamuchoantes—ledigocasigritandoconlacara,lavoz,llenasdelágrimas.

—Maddie—mellama.Alzalamanoperorápidamentedoyunpasoatrásantesdequepueda

tocarme.Novoyapermitirquelohaga.Esoseacabó.—¿Cuándo,Ryan?Aprietoelperiódicoconfuerza.—Joder—farfulla.Noquieretenerquecontestaryésaeslarespuestamásclaraparamí.—¿Cuándo?—repito.Quieroescucharlodesuslabios.—Dosdíasantesdenuestraboda,cuandomeemborraché.Asientoyrespirohondo.Meestoyrompiendopordentro.—Quieroirme—musito.Megiroydoyelprimerpasoparaalcanzarlapuerta,peroRyanme

loimpide.—No, no vas a irte —replica con la voz endurecida—. Vas a

escucharme.—Nomeinteresanadadeloquetengasquecontarme.Alzo la mirada y mis ojos se encuentran inmediatamente con los

suyos azules y furiosos. Sigue siendo una mirada arrogante, pero lainquietud,latristezayelarrepentimientolaempañan.Aunasí,lasoberbiaganalabatalla.AlfinyalcabosiguesiendoRyanRiley.

—Unosdíasantesdelabodaellasepresentóenmidespacho.Túte

estabas recuperandodespuésdeque esegilipollas te atacara, acababadediscutirconmipadreyeltuyonodabasubrazoatorcer.Ellamedijoquesabía lo que necesitaba, pero yo ni siquiera le presté atención. Cuandoinsistió,mepusefurioso.Ledijequeteteníaatiyquenonecesitabanadamás.Noqueríaseguiroyendomástonteríasymemarchéaunareunión.Justo antes de abrir la puerta, ella volvió a repetir que sabía lo quenecesitaba, a lo que respondí que pormí podía quedarse esperando ahítodala tarde.Joder,nolodijeenserio.Sóloqueríaqueselargara.Perocuandoregresémásdecuatrohorasdespués,ellaseguíaallí,exactamenteenelmismolugar.

Susumisa,porque,aunqueéldijeraqueno,erasuamo.Ellalosentíaasí. Los imagino a los dos en la misma habitación y tengo ganas devomitar.

—Ledijequeselargaraylohizo—continúa—.Perocuandoaquellanochemipadresepresentóaquí,joder,mevolvíloco.Loúnicoenloquepodía pensar era en hundir a Miles Hannigan. No lo hice por ti —sentencia.

Es un gilipollas y un sucio bastardo. Se está comportando como siencimatuvieraquedarlelasgracias.

—¿Y porque te diera cargo de conciencia hundir a una familia terevolcasteconella?

—Yonomeacostéconella,joder.Cabeceoalavezqueunasonrisafugazeirónica,quenisiquierame

llegaalosojos,asomaenmislabios.Novoyasertanestúpidadepensarquesólosebesaron.

—Fuiabuscarla,perosóloconverlamedicuentadequenoqueríaestarallíniconellaymefuiaunbarabeber.

Cabeceodenuevo.Sonsólomásmentiras.—Además,estonoessóloculpamía—sequejaarisco—.¿Porqué

nomedijisteque sabías lodeHannigan?Medejaste salvarlo—protestacasienungrito.

—Porque pasó hace más de veinte años y pensé que sólo te haríadaño—respondoconelmismotono.

—Creí que para ti lo más importante era la sinceridad —replicaodioso.

—Eresunhijodeputa—siseo,fulminándoloconlamirada.Agarroaúnconmásfuerzayrabiaelperiódico,noséporquénolo

suelto,yechoaandarhacialapuertaconelpasodecidido.Sinembargo,unavezmásRyanmeintercepta.

—¡Suéltame!—grito.Rompoallorar.Yanopuedomás.Intentoalcanzarlapuerta,peroa

Ryannolecuestaningúntrabajoretenerme.Deprontomesientocomosieltiemponohubierapasadoyvolvieraaestarenlamismadiscusiónquehaceunashorassóloquemásagotada,másfuriosa,másdolida.

—¡Suéltamedeunamalditavez!—gritodenuevo.Ryanmellevahastalapared.Meinmovilizaconlascaderaseintenta

agarrarmi caraparaobligarmeamirarlo.Yome revuelvo.Lo empujo.Me siento desbordada, con el corazón en la garganta y una rabia taninmensaquecasinomedejarespirar.

—¡Suéltame!—legritoporterceravez.—Escúchame.—Tehedichoquemesueltes—respondoterca.—¡Escúchame!—¡No!Nopiensohacerlo.Novoyaperderunsolosegundomásconél.—Maddie,joder,¡creíqueerastú!Mimentesehaevaporado.Ryan me mira con la respiración agitada y la expresión aún más

inquieta.—¿Qué?—Cuando te marchaste aquella noche, seguí bebiendo. Ella se

presentóaquí,dejéquesubieraperocuandoentrólaperdídevista.Estabatanborrachoqueaduraspenasmemanteníaenpie.Al regresar, llevabaunodetusvestidosysehabíarecogidoelpeloenunasencillacoleta.Creíqueerastú,joder,ylabesé.

Pestañeointentandoquelaslágrimasmedejenenfocarbiensurostro.Larespiraciónsemehaentrecortadoaúnmásyelcorazónmelatetodavíamásdeprisa.Todoestoesunapesadilla.

—¿Yquépasódespués?—preguntoconlavozentrecortada.—Quenoerastú.Esas cuatropalabrasme taladran el corazón.Su autocontrol se está

resquebrajandoysuvozsehallenadodetodaslasemocionesquereflejansumirada,detodoesedolor,deesedesahuciosordoyfrío.

—¿Teacostasteconella?

—No—respondesinasomodedudas.Lecreoperoeldoloreselmismo.Estosólomeconfirmaqueparaél

soyunamás,quecualquierchicasólonecesitaqueestélosuficientementeborrachoyponerseunodemisvestidosparaconseguirqueéllabese,y,sobre todo, me confirma la horrible idea de que, cuando se ha vistosobrepasado,haacudidoaellaynoamí.

—Quieroirme,porfavor—lepido.—No.—Niegatambiénconlacabeza—.Novoyadejarquetevayas

pensandotodoloqueestáspensandoahoramismo.Cometíunerror,peroesonocambialoquetenemos.

Teequivocas.Locambiatodo.—Quieroirme—repitoautomática.Sóloquierodejardellorar.Nopensarporunúnicosegundo.—Tehedichoquenovasamovertedeaquí.Yanopuedomás.—Ahoramismo teodio,Ryan.—Estallo—. ¡Sólopuedo imaginarte

conella!¡Suéltame!Ryanresoplabruscoy,comosifuerasurecursomásdesesperado,se

inclinasobremíymebesaconfuerza.Yoloempujo, tratodeapartar lacara, pero no me lo permite. Me odio a mí misma cuando mi cuerporeaccionaalsuyoyporunmomentotambiénsedejabesar.

Al fin se separaynuestras respiraciones jadeantes lo inundan todo.Apoyasufrenteenlamíayelespacioentrelosdossehacetodavíamásíntimo.

—Tequiero—susurracontramislabios.Sollozoylágrimasnuevasbañanmismejillas.Eslasegundavezque

medicequemequiere.Trato de calmarmis pensamientos, ordenarlos, pero no soy capaz.

Ahoramismonopuedotenerlocerca.Con el beso su cuerpo se relaja y, aprovechándolo, lo empujo

suavementeysalgocorriendo.Lasorpresamehaceganarunossegundos.Antesdealcanzarlapuertadesuestudio,leoigofarfullarunininteligiblejuramentoeinmediatamentesaletrasdemí.

—¡Maddie!—grita—.¡Maddie,joder!Llego al cuarto de invitados y milagrosamente consigo cerrar la

puerta y echar el pestillo antes de que me alcance. Creo que no habíacorridotantoentodamivida.

—¡Maddie!—gritadenuevogolpeandolapuerta—.¡Maddie,abrelamalditapuerta!

Yomealejounospasostratandodedejardellorar.Tengoquedejardellorar.RespirohondoymeconcentroencualquierotracosaquenoseaRyanalotroladodelapuerta.Entoncesmedoycuentadequeaúnllevoelperiódico. Mi parte más masoquista y autodestructiva quiere volver amirarlafoto,peronolohago.LoquesímegustaríahaceresquemarloydepasolanzaralgunadeesasmaldicionesindiasdeLauren.

He dejado de llorar. Mi pecho se convulsiona sin mucho sentidoarribayabajoperolaslágrimashanparado.Ryanyanogolpealapuerta,peroséquesiguealotroladodelamadera.

Noséquéhacer,perotengoclaroquenoquierollorarmás.Soyunachica fuerte y lo mantengo. Ahora sólo tengo que dormir, descansar ymañanatomarétodaslasdecisionesquetengaquetomar.

Mequitolacazadoraempapadayentroenelbaño.Delantedelespejocomprueboconsternadaquemivestidoymi ropa interior tambiénestánmojados. Suspiro de nuevo y echo un vistazo ami alrededor buscandoalgo que poder ponerme. No quiero coger una pulmonía. Tengo quecuidardelbebéyhoyprecisamentenoha sidoundía tranquilo llenodecomidasaludable.

Diviso el sofisticado toallero eléctrico y decido que es mi mejoropción.Medaréunaduchamientrasmivestidoymisbragassesecanenél.Despuésmemeteréenlacamay,aserposible,nosaldréentresdías.

«Notehundas,Parker.»Resoplo.Puedoconesto.Sólonecesitodejardepensar.Alsalirdelabañera,meenvuelvoenunatoallayconlaotrameseco

elpelo.Porsuertelaropayaestásecaypuedoponérmelaymetermeenlacama.Esloúnicoquequiero.

Apago la luz de un manotazo y me cubro con la colcha hasta lacabeza.Echodemenosmiapartamento.Vermása las chicasya James.Ryanmemintiócuandomedejócreerque lapulseraeradeMarisa,queellaeraladelafotoytambiénaldecirmequeeraantigua.Y,sinembargo,apesardetodo, lecreocuandomedicequenoseacostóconella.Deboser rematadamente idiota.Suspirohondo.Nopuedoquitarme lahorriblefotodelperiódicode la cabeza.Nopuedodejardepensar en elloshaceseisaños.

Meacurrucoaúnmásbajolacolcha.Sóloquieroqueseamañana.

Algomeatraviesaelvientre.Duele.Duele.DUELE.—Aaahh—intentogritarperomivozseevapora.Abro los ojosdegolpe.El dolor es abismal, como si unabarrade

acerofundidomeestuvieraatravesandoelcuerpo.Mellevolasmanosalvientre.Estoymojada.Lasalzo.Essangre.

Lacama.Mispiernas.Yo.Estoycubiertadesangre.Dios mío, mi bebé. Intento levantarme pero el dolor vuelve y me

inmoviliza.Esatroz.—Ryan —grito todo lo fuerte que soy capaz pero apenas es un

murmuro—.Ryan.—Hagounesfuerzosobrehumano—.¡Ryan!—¡Maddie!—leoigoresponderalotrolado.Quierolevantarme.Abrirlapuerta.Necesitoiraunhospital.Necesito

salvaramibebé.Porfavor,queestébienmibebé.Oigoungolpefortísimo.Unsegundoaúnmayor.Ylapuertaseabre

de golpe, estrellándose contra la pared. Ryan la ha tirado abajo y entracomounciclón.

—Maddie—susurraysuvozsediluye.Me ve y el temor más infinito se apodera de sus ojos azules. Sin

embargo,notardaniunamilésimadesegundoenreaccionar.Correhastalacamaymetomaenbrazos,levantándomesuavementedelcolchón.

—Tranquila, nena, voy a llevarte al hospital—susurra tratando decalmarme.

Yorodeosucuelloconmismanos.Estoymuyasustada.Ryansaledelahabitacióncomounrayo.—¡Finn!—grita—.¡Finn!Todomedavueltas.—¡Elcoche,ya!El dolor vuelve. Es insoportable.Me encojo sobre su regazo yme

llevolamanoalvientre.—Nena,notepreocupes.Bajamos las escaleras. El aire cambia. Estamos en el garaje. Oigo

unos neumáticos rechinar contra el asfalto.Ryan nosmete en el asiento

trasero.Elmotorruge.Todosemuevemuyrápido.Ryanmeacuna en su regazo.Depronto estoymuycansada.Él está

muynervioso.Intentoenfocarsurostroperonosoycapaz.—Mibebé—murmuro.Mivozapenasesunsuspiro—.Mibebé.Ryanbajalacabeza.Nuncalehabíavistotanasustado.Alzalamanoy

meacariciaelpelointentandoconsolarme.Sumanotambiénestámojada.—Notepreocupes,nena.Estamosmuycerca.Estáaterrado.Creoqueeslaprimeravezquenoveoniunrastrode

suautocontrol.Quiero mantener los ojos abiertos, pero no puedo más. Estoy

demasiadocansada.—No,nena,noteduermas—mepideRyan.Quieroobedecerlo,quierocomplacerlo,quierohacerlefeliz,perono

puedo,yanopuedo.—Maddie,no.Suena desesperado. Me acaricia la cara. Su mano también está

mojada.—¡Finn,joder,másdeprisa!Todoestáoscuro.Yanohaydolor.Mibebé.

12

Pestañeo.Porunsegundonosédóndeestoy.Lohagodenuevo.Eslahabitación de un hospital. Trago con dificultad. Tengo mucha sed.Torpementemellevolasmanosalvientre.Miropaestáseca.

Miro ami alrededor.No tardo en encontrarlo. Está sentado en unasillaaunospasosdemicama.Estáinclinadohaciadelante.Tienelacabezarecogidaenlaspalmasdesusmanosalaalturadelassienesyloscodosapoyadosenlasrodillasseparadas.Llevalamismaropa,aunquenosésiestamosenelmismodía.Nosécuántotiempohapasado.

Sepasalasdosmanosporelpeloyenunmovimientofluidolasdejasobre su nuca. Parece abatido. Al alzar la cabeza, nuestras miradas seencuentra y el aliviomás infinito recorre sus ojos azules, aunque es elúnicositioenelquesepermitemostrarlo.Comosilasensaciónfueraunincendio propagándose por su cuerpo, exhala todo el aire. Se levantadespacioycaminahastamí.

—Hola—murmura.Trata de sonreír pero se queda en un fugaz intento; aun así, sigue

siendounasonrisapreciosa.Suropaestámanchadadesangre.Tambiénsupelo.Sindudaalguna,

debiópasarselasmanosporlacabezacuandolasangreestabaenellas.Suropamanchadamehacepensareneldolor,peroyanolosiento.—¿Elbebéestábien?Me mira y en sus ojos descubro el arrepiento y el dolor más

cristalinosquehevistojamás.—Nena…—susurra,peronosabecómoseguir.Cadamúsculodemicuerposetensaymimenteseparaenseco.En ese momento la puerta se abre y la doctora Sanders entra con

expresiónprofesional,perotambiénalgoapesadumbrada.—¿Cómo se encuentra, Maddie? —me pregunta con una pausada

sonrisa.—Doctora,¿mibebéestábien?Necesitosaberqueestábien.

—Maddie—comienzacompasiva.NomegustaeseMaddie.OdioeseMaddie—,losientomuchísimo.Hasufridounabortoespontáneo.

Lasprimeraslágrimascaenpormismejillas.Mibebéyanoestá.Ryanestáimpasiblejuntoamicama.Surespiracióncadavezesmás

bruscaysusojosazulesestánvidriosos.—Como le expliqué —continúa la facultativa—, el suyo era un

embarazo de riesgo y cualquiera de los factores que le describí pudohaberlodesencadenado.

Recuerdo perfectamente esos factores. El estrés estaba entre esosfactores.

Lloroensilencio.Nohaysollozosni respiracionesconvulsas.Sólodolor.

—Lopositivoquepodemossacarde todoestoesque,apesarde lacomplicadahemorragiaquehasufrido,notendrásecuelasinternasy,unavezqueserecuperedelaoperación,podrávolveraquedarseembarazada.

Asiento.—Gracias,doctora—medespidoconlavistaclavadaalfrente.La pared me recuerda el mural de fotos de bebés felices de su

despacho.Cierrolosojos.—Descanse,Maddie—laoigodecir—.Vendréaverlaenunashoras

paradarleelalta.—Gracias—repiteRyan.Oigo la puerta cerrarse y vuelvo a abrir los ojos.Ryan sigue ami

lado.Memiracompasivo,peroeldolordesusojosazulespesamás.Yanoestá.Quitomimanodemivientreydespacioladeslizohastaquecaeenelcolchón.Mibebéyanoestá.Ryanalzalosdedosyacariciamimano.Sinquererlo,unalágrimavuelveacorrerpormimejilla.Apartolamanoytambiénlamirada.Noquieroquemeconsuele,élno.

Noto cómo se queda observándome unos segundos y finalmente seretiradelacamayvuelveasentarseenlasilla.

—¿Cuántotiempollevoaquí?—preguntoconlavistaaúnperdidaenelotroextremodelahabitación.

—Tetrajeayerporlamañanaantesdequeamaneciera—susurraconlavozendurecida,triste—.Soncasilasoncedelamañanadeljueves.

Asientoylaslágrimasvuelvenacorrerotravezensilencio.Ningunodelosdosdicenadamás.

El dolor regresa pero puedo soportarlo.Una punzada en el vientre

quemecortalarespiraciónunsegundoydespuésdesaparece.Trasunahoraodos,nolosé,unaenfermerallamadaRoseentracon

unabandejaconalgodefrutaygelatina.Apesardetodoloqueinsiste,nopruebobocado.

Eldolorcontinúaintermitente,peronodigonada.Latardeavanza.Nohedichounapalabra.Ryanestápendientedemí

en todo momento, pero yo no me siento con fuerzas ni siquiera parahablar.Mepreguntasitengohambre,frío,sed…Yolecontestounescueto«no»osimplementeniegoconlacabeza.

Elsolyanobrillacontantafuerza.Llamanalapuertaeinmediatamenteseabre.Noveoquiénes,perosí

cómo Ryan se levanta de un salto y su cuerpo se tensa al instante.ComprendoporquéhatenidoesareaccióncuandoveoaSeanentrarenlahabitación.

—Maddie—pronunciaminombrealarmado—,hevenidoencuantomeheenteradodequeestabasaaquí.

—Hola,Sean—losaludodesanimada.Noesporél.Notengoganasdeveranadie.—¿Cómo te encuentras? —me pregunta profesional, abriendo la

carpetaquetraeconsigo.Imaginoqueesmihistorial.—Estoybien—murmuro.Miento.—Voy a reconocerte —dice muy resuelto acercándose más a mi

cama.Inmediatamente Ryan también da un paso hacia mí. Ahora mismo

estoyflanqueada.—Si nos dejas solos, Ryan, empezaré el examen. No tardaremos

mucho.—Notepreocupespormí,Sean.Mequedaré.Laspalabrasysu tonodevoznocasanenabsoluto.Noestá siendo

amableniquiereserlo.—Sueloexaminaramispacientessolo—replicaSean.YoloobservoydespuésmiroaRyan,conlasmanosmetidasenlos

bolsillos pero todo su cuerpo tenso, en guardia, demostrando que nisiquieranecesitaseragresivoparatenertodoelcontroldelahabitaciónydecuantosestamosenella.Eslaarroganciapersonificada.

—Estoysegurodequepodráshacerunaexcepción—sentencia.

Seanasienteconloslabiosconvertidosenunafinalíneaysesientaamilado.

—¿Estásmareada?—mepreguntamientrasmeapuntaalosojosconunalinternita.

—No.—¿Náuseas?—No.—¿Hascomidoalgo?Piensoenmentirleperoesunaestupidez.Seenteraríaigualmente.—No.—Tienes que comer —me reprende—. Perdiste mucha sangre y

necesitasrecuperarfuerzas.Seanmequitalamantaconcuidadoycolocaunapalmasobreotray

lasdossobremiestómago.Ryanaprietalosdientes.Sabequesólomeestáexaminandoynopuedequejarse, pero, si dependiesede él, ya lehabríadadounapalizaporponermelasmanosencima.

Bajahastamiabdomenynopuedoevitarlanzarunpequeñogruñido.Observo de reojo aRyan. Sus ganas de darle una paliza han aumentadohastaelinfinito.

—¿Teduele?—mepreguntaseparandolasmanos.Asiento.—Podríamos repetir las pruebas, pensar cuál es el tratamientomás

adecuado,elmássuave,queterepongatodoslosnivelesdevitaminas.No quiero nada de eso. No quiero más doctores diciéndome que

prontoestarébienporquenoesverdad.Unasinmensasganasdellorarmeatrapandenuevo.

—Sólo quiero que este dolor se vaya, Sean—lo interrumpo en unsusurro con la voz entrecortada—. Por favor, haz que se vaya, porquecadavezquemeduelemerecuerdaquemibebéyanoestá.

Nuevas lágrimas bajan por mis mejillas pero me las secorápidamente.Losojosmeduelenymeescuecen,comosicadavezbajaranmássaladas.

Ryanmeobserva.Está llenodedolorcomoyo.Sumiradaazulestárepletadetristeza,vulnerable,arrepentida.

Mis palabras también tiene un eco directo en la expresión de Sean.Creoquenuncamehabíavisto llorar.Asientedespacioypulsaunbotónsobrelacabecerademicama.Inmediatamenteunaenfermerasepersona

enlahabitación.Nocreoquehayatardadomásdetreintasegundos.—Póngalealapacientecuarentamiligramosdefentanylintravenoso.

—Suvozhasonadoprofesional,perosobretodomuyseria.La enfermera asiente. Se acerca a uno de losmuebles, prepara una

jeringuillaymelainyectaenelgotero.—Tesentirásmejorenseguida—meanunciaSean.Yoasientoymesecolaslágrimas.Quierodejardellorar.ElbuscadeSeansuenaymedicequedebemarcharse.Yoasientouna

vez más. La medicina está empezando a hacer su efecto y comienzo asentiralgodesueño.

Noséexactamentecuándo,mequedodormida.Al despertar, ya ha anochecido.Ryan continúa sentado en lamisma

silla. Es obvio que necesita descansar y probablemente comer. No creoquesehayaapartadodemicamaniunsolosegundo.

La misma enfermera que me inyectó el fármaco regresa paraquitarmeelgoteroypocodespuésladoctoraSandersmedaelalta.Insisteenquedebodescansaryalimentarmebien.Merecetaunoscalmantesymerecuerdaquetengoquevenirarevisiónenochodías.Antesdeirse,vuelveadecirmequelosiente.YoahoramismosientotantascosasylaprimeraesnohaberhechocasoamisentidocomúnyalejarmedeRyan.

La doctora se encuentra con alguien en la puerta, o al menos esocreo, y Ryan se acerca a ellos. Hago un titánico esfuerzo y consigoincorporarme.Apesardequecontinúosentada,estoymuydolorida.

Ryan regresa un par deminutos después con dos bolsas negras depapel en las que creo leer Converse, pero no estoy segura. Al vermesentada,tuerceloslabiosenungestodedesaprobación,peronodicenada.

—Finnhatraídoalgoderopa—comentarebuscandoenlasbolsas—.La tuyaestaba llenade sangre.—Suvoz sehace inaudible al finalde lafrase.

Resoplabruscoy,tratandodedejaratrássuspropiaspalabras,segirahacia mí con un pantalón de chándal, una sudadera gris clara y otrasprendas de ropa que no puedo ver. Las deja sobre la cama y se colocafrente amí. Lentamente alza lasmanos y, dejándome claro lo que va ahacer,lasacercadespacioalbajodemipijamadehospital.

Yo quiero pararlo, pedirle que llame a una enfermera, pero no lohago.Losdossuspiramosalavezypocoapocomesacalaprendaporlacabeza.Mequedodesnudaperono es algo sensual, tampocopara él.Es

comosiRyanpudiesevereldoloratravésdecadacentímetrodemipiel.Sinprisas,paciente,mecubreconunacamiseta.Dejael sujetadora

unladoycogeunasbragastambiéngrisesdealgodón.Lasdeslizapormispiernas sin ninguna brusquedad. Apoyo las dosmanos en el colchón y,haciendo un increíble esfuerzo, me alzo lo suficiente para que puedaponérmelas.

Ningunodelosdosdicenada.Tomalospantalonesyrepiteelmismoproceso.Seacuclillafrentea

míy,llenodeternura,encajamispiesenunasConverseblancasnuevasylasanuda.

No puedo levantar mis ojos de él mientras lo hace. Está poniendotodalaatenciónqueescapaz,fingiendoquenadamásimporta.

Porúltimo,coge la sudadera.Alzo losbrazos, lapasaporellos, seinclina un poco más sobre mí y tira de la prenda. Mi cabeza asoma ypuedo ver a Ryan más cerca, concentrado, deslizando la sudadera concuidado pormis costados.Una incipiente barba comienza a recorrer sumandíbula.Susdedosrozanmiscaderasperonosedetiene.Loqueacabadehacernohasidoalgosensual,hasidoamorpuro,duro,triste.

—Esperaunsegundo—mepide.Vuelvealasillay,ágil,sellevalasmanosalaespalda,sedeshacede

sucamisetamanchadadesangreyseponeunalimpia.—¿Puedescaminar?—mepreguntaregresandoamilado.Asientoyconcuidadomebajode la camilla.Eldolor sehacemás

intenso pero, cuando me mantengo de pie, se diluye un poco. Ryan nolevanta los ojos de mí. Sé que ahora mismo lo único que quiere escogerme en brazos y sacarme de aquí, pero sabe que no quiero que lohaga.

FinnyelAudinosesperanenlamismaentradadeurgencias.Cuandome abre la puerta, el chófer me dedica una sonrisa discreta, sincera ytriste. Tengo ganas de volver a llorar perome contengo. Ya no quierollorarmás.

Alacomodarmeenelasientotrasero,vuelvoasentirdolor.Casienelmismo instante me doy cuenta de que no huele como siempre, a suaveambientadordelimón;ahorahueleacochenuevo.Miroamialrededoryme percato de que la tapicería lo es. Es el mismomodelo y el mismocolor,peroclaramentenueva.Supongoque laotrase llenaríadesangre.Involuntariamentelosdedosdelamanoquetengoapoyadaenelasientose

muevensuavemente.Ryanobservamigestosindecirunapalabra.Otraveztengoganasdellorar,perootravezmecontengo.Suena una canción muy triste. Creo que es Glacier,[17] de James

VincentMcMorrow.Ahoramismomesientopequeñaeinsignificanteyalmismotiempocomositodoestoleestuvierapasandoaotrapersonaynoamí.YosigofelizacurrucadaconRyanenlasuitedelCarlyle.Cierrolosojosymeconcentroenlasensacióndeserfeliz,deestarentresusbrazosenaquellacama.

Elvehículosedetienedespacio.Alabrirlosojos,medoycuentadequeyahemosllegadoaChelsea.Finnsaleprestoymeabrelapuerta.Haaparcado junto a la acera. Me imagino que siguiendo órdenes de Ryanparaahorrarmeuntrechodecamino.

Me resiento al salir del coche pero procuro que no se me note.Camino unos metros y me detengo frente a las escaleras. Creo quesubirlasvaasermáscomplicadoqueandarunpardepasos.

—¿Quieresquetelleve?—preguntaRyandeteniéndoseamiespalda.—Puedosola—respondo.Élaprietaloslabioshastaformarunafinalíneaperonodicenada.Yo

alzolamanoymeapoyoenlabarandilla.Duelemásdeloquepensaba.Cuando alcanzo el último, tengo la sensación de que, en vez de sieteescalones,hesubidodoscientos.

Caminamospausadamentepor el vestíbuloy tengoque contenerunsuspiro cuando veo las siguientes escaleras. Siempre me han parecidopreciosas y sofisticadas, pero ahora las veo como una tortura de unosquinceescalones.

—Maddie,puedollevarte—merecuerdaRyan.Niegoconlacabeza.—Puedosola—repito.Sin embargo, cuando no llevo más de unos cuantos peldaños, me

detengoexhaustaydolorida.Ryansubedeprisay,sindecirnada,metomaenbrazos.Abrolabocadispuestaaquejarmeperoélcomienzaasubir.

—Yalosé—meinterrumpe—,puedessola.Noseestá riendodemíni siendoarrogante.Sólomeestápidiendo

que ledejeayudarmey lohagoporqueestoyagotada,pero, sobre todo,porquemicerebroesincapazdeprocesarunnocuandolapreguntaessiquieroestarensusbrazos,aunqueésasealarespuestaquequierodarle.

Enelpasillonopuedoevitarfijarmeenlaentradadelahabitaciónde

invitados.NohayrastrodelapuertaqueRyantiroabajoyensulugarhayuna nueva, idéntica. Creo que, aunque estuviera horas buscando, nisiquieraencontraríaunaastillaenelsuelo.Conlatapiceríadelcoche, lapuerta,inclusomiropa,Ryanestáintentandoevitarmecualquierrecuerdodeloquepasó.Meencantaríaquefuesetansencillo.

Me lleva a la habitación y con cuidado me deja en la cama. Laestancia está en penumbra. La única luz que la ilumina es la que llegadesdeelpasillo.Yomecubrorápidamenteconlacolchay,noséporqué,tapadahastalabarbilla,vuelvoasentirmemínimamentesegura.

Ryanmeobservaduranteunmomento.Abrelabocadispuestoadeciralgo,peroenelúltimosegundonolohace.

—Descansa—susurraantesdesalirdelahabitación.Las ganas de llorar, que nunca se han ido del todo, se hacen más

intensascuandoloveomarcharse.Noquieroseguirpensando.No sé cuánto tiempo pasa, creo que poco más de unos minutos,

cuandooigopasos acercarse a lahabitación.Ryanentra en ella conunabandeja.Recuerdocuandometrajoesamismabandejaaestamismacamaconfruta,tostadasyelNewYorker.Sólohaceunosdíasdeaquello.

—Maddie,necesitascomeralgo.—Intentaquesuvoznosuenecomounaordenyesolohacetodomásextraño.

Nodigonada.Nisiquieralomiro.Deja la bandeja con cuidado sobre la mesita y abre el bote de

calmantes. Me deja dos pastillas junto al vaso de agua y se guarda elfrascoenelbolsillodelospantalones.

Meincorporodespacioymetomolaspastillas.Metumbodenuevo,me tapohasta lasorejasymevuelvo.Estoyapuntode rompera llorar.Serfríaconélmeestámatandopordentro,peroesquenoquieroverlo.Nopuedo.

Mesientodolida,triste,destrozada.Sola.Ryan resopla. Parece que otra vez quiere decir algo, pero en esta

ocasióntampocolohaceysaledelahabitación.Suspirohondoeintentotranquilizarme.Luchopordejarlamenteen

blancohastaque,pocoapoco,loscalmantesvanhaciendoefectoyporfinvuelvoaquedarmedormida.

Medespiertodegolpe.Hesoñadoquemecaíaporunasescalerasyhe abierto los ojos justo antes de tocar el suelo. Las escaleras se han

convertidoenmispeoresenemigas.Cuandomirespiraciónsetranquiliza,elruidodelaguacorrerenla

ducha atraviesa el ambiente. Cesa prácticamente al instante y casi en elmismomomentoRyansaledelbaño.Ahoraeslaluzqueprovienedeesaestancialoúnicoquealumbralahabitación.

Caminahastalacómodaconunatoallaalacinturamientrassesecaelpeloconotramáspequeña.

Seviste rápidamenteconunpantalóndepijamayunacamiseta.Lasdosentonososcuros.Nopuedodistinguirelcolor.Ryanapoyasusmanosenelmueblealavezqueseinclinaligeramentesobreélypierdesuvistaenlapared.Enunsolosegundotodasuexpresiónserecrudece.Labarbarasga con más fuerza su atractivo rostro y lo endurece aún más. Estátenso,enfadado,furioso,triste,dolido.Éltambiénestásolo,comoyo.

Finalmente agacha la cabeza y por un segundo parece suplicante,como si le pidiera a alguien o a algo que se llevara todo el dolor quesiente ahora mismo. Una parte de mí quiere levantarse y correr aconsolarlo,peromidolorpesamásysemezclacontodalatraiciónylamentira.Sinembargo,apesardetodo,siguesiendoélynopuedeevitarquemidestrozadocorazónsepartaenpedazosaúnmáspequeñosalverloasí.

Ryan exhala brusco todo el aire de sus pulmones y con ese gestoparece que recupera todo su autocontrol.Deja las toallas en el baño sinningúncuidadoyapagalaluz.Cuandoseacercaalacama,cierrolosojosy finjo estar dormida. No quiero pensar por qué lo hago. Sólo sé quenecesitohacerlo.

Elcolchónsehundecuandosetumbaenlacama.Suspiraconfuerza.Rodeamicinturaconsusbrazosymeestrechacontraélhastaqueunavezmásmiespaldaseacoplaperfectamenteasupecho.Hundesunarizenmipelo e inspira despacio. Yo quiero separarme de él, levantarme,marcharme,perosencillamentenopuedo.

—Losiento,nena,losientotanto.Suspalabrasmeparalizan.Estánrotasdedolor,comonosotros.No

puedoevitarqueunalágrimaseescapepormimejillamientrasluchoporcontenerunsollozo.

Mimundoestáhechopedazos.

Medespiertaelsonidodelabandejacontralamaderadediseñodelamesita.AbroloojosyobservoaRyandepie,juntoalacama.Llevaunosvaqueros, una simple camiseta azul con las mangas remangadas y susviejasAdidas.Siguesinafeitarse.LaúltimavezqueloviasífueenParís.

Parece agotado y aun así está guapísimo. Creo que lo estaría encualquiercircunstancia.Estámuyconcentradoenloquesusmanoshacen.Hábil,abreelbotedecalmantesyotravezdejadosjuntoalvasodeagua.

—Tienesquecomer—dice.Pero,comohiceayer,meincorporo,metomolaspastillaseignoro

por completo el desayuno que tengo delante. Tiene una pinta deliciosa,peromiestómagoestácerradoacalycanto.

Ryan aprieta los labios hasta convertirlos en una fina línea. Soyplenamenteconscientedequeahoramismoloúnicoquequierehaceressentarme a horcajadas en su regazo y hacerme entrar en razón comomejor sabe. Sin embargo, cabecea tratando de contenerse y sale de lahabitación.

Yomequedoconlavistaclavadaeneltecho.¿Quéestoyhaciendo?¿Qué hago todavía aquí? ¿De esta manera es como quiero que sean elrestodemisdíasapartirdeahora?Yonosoyasí.Nomegusta ser así.Quizá ahora no pueda decir que he salido de cosas peores, pero sí quesiempre me he recuperado y ésta no va a ser la primera vez quesimplementemequedeaunladollorando.

«Vamos,Parker.»«Estoymuyorgullosadeti.»Me incorporo con cuidado, aunque gracias a Dios ya no estoy tan

dolorida.MiroamialrededorynotardoenlocalizarmiiPhonejuntoalabandeja.SuspirohondoymarcoelnúmerodeLauren.Merecibeconungrito de alivio que después es una regañina en toda regla por no haberdadoseñalesdevidaendosdías.Cuando termina, tomoairey lecuentotodo lo quehapasado.Le cuentodequién era la pulsera en realidad, lafotodelTimes,larelaciónqueRyanySavannahtenían.Lecuentoquemeengañó.Lecuentoqueheperdidoamibebé.No tengoquecontarlequequieroirmeyquenecesitoquevengaabuscarme.Ella,probablementeconeltonodevozmásserioqueleheoídojamás,medicequeenmediahoraestaráaquí.

Me levanto despacio y voy hasta el baño. Me doy una ducha muyrápidaycaminotodolodeprisaquepuedohastaelvestidor.Mepongoel

primervestidoqueveoymerecojoelpeloaúnhúmedo.Bajolasescalerascondificultadperoeldolorsehatransformadoen

molestia y consigo encaminarme a la cocina sinmuchos problemas.Alverme,Ryanselevantadeunsaltodeltaburete.

—Maddie—susurraperplejo.ÉlylaseñoraAldrin,alotroladodelabarradelacocina,parecenno

podercreerqueestéjustamenteaquí.—Buenosdías—murmuro.No dejo que sumiradame atrape.No puedo permitir que sus ojos

azulesmehagandudardeladecisiónqueyahetomado.Mesientoenuntabureteperonolohagoenelqueestájuntoalque

Ryanocupabay dejo unovacío entre los dos. Suspiro hondo intentandocontrolarlodeprisaquemelateelcorazón.Estoydemasiadonerviosa.

LaseñoraAldrinreaccionayrápidamentecomienzaamoverseporlacocina.Sindejardeobservarme,Ryanocupadenuevosuasiento.Puedosentirsusojosazuleshacerardermipielypocoapocosurespiraciónseacelera imperceptiblemente. Me alegra no ser la única a la que estasituaciónleafecta.

Lacocineradejaunatazadecaféfrenteamíyporunmomentosólopuedomirarla,humeante.Yapuedovolverabebercaféporqueyanohayunbebéalquecuidar.Deprontonopuedopensarenotracosa.

—Perdóneme,Maddie—seapresuraadisculparse—.Soyunatorpe.Unalágrimaseescapapormimejilla.Ryanse levantaydaunpaso

haciamídispuestoaconsolarme,peronoledejoquelohagaymelimpiola cara rápidamente.Cometo el error demirarlo, sólo un segundo, y latristezaqueveoensumiradaazulescasiinfinita.

La señora Aldrin alza la mano para retirarme la taza pero yo meadelantoymelallevoaloslabios.Ledoyunsorbopequeño.Creoqueyanomegustaelsabordelcafé.

Dejo la taza despacio y trago saliva a la vez quemuevo los dedosnerviosasobrelaporcelana,suplicandoporquelosdosdejendemirarme.Gracias a Dios, Finn aparece bajo el umbral de la puerta. ImpacienteesperoaqueRyan llevesuvistahaciaélyme liberedesusojosazules,pero no lo hace. Al fin, armándome de valor, alzo la mirada y la unodirectamentea lasuya.¿Porqué tienequeser tan increíblementeguapo?Desdeluegoesosiempremehacomplicadolascosas.

—LaseñoritaStevensyelseñorSandfordestánaquí—nosanuncia

Finn.PeroRyansiguesinprestarleatención,sinrompernuestrasmiradas.

Inclusoahoraséquenuncapodréquereranadiecomolequieroaél.—No pienso esperar más. —La voz de Lauren llega contundente

desdelaescalera.UnospocossegundosdespuésaparecetrasFinnconelpasodecidido,

seguida deBentley.Ryan cierra los ojos un segundo.Está intentandonoestallar ante la interrupción de mi amiga. Cuando vuelve a abrirlos, sumiradaesincreíblementedura.Resultaríaintimidanteadiezkilómetrosdedistancia.

—¿Estás lista? —me pregunta fingiendo que Ryan y ella nocompartennisiquieracontinente.

—Sí —musito a la vez que asiento—. Sólo necesito recoger miscosas.

Ahoraesellalaqueasiente.—¿Recogertuscosas?—Lavoztantoincrédulacomoendurecidade

Ryanatraviesaelambientecomounestruendo.YonodigonadayLaurentampocomepermiteunatisbodeduda.Me

cogede lamanoy tirademíparaqueme levantedel taburetey la sigaescalerasarriba.

Ryan me mira perplejo. Camina hacia nosotras decidido, peroBentleylotomadelbrazoyleobligaagirarse.Ryanmascullaun«joder»entredientes,peronopuedooírnadamás.

—Vamosaserrápidas—meindicaLauren.Abre su maxibolso y saca dos bolsas de tela del supermercado

ecológicodela17.—Sólonecesitoalgoderopa—leinformo.Lauren asiente eficiente y ambas entramos en el vestidor. Sólo con

darunpardepasosenél,nopuedeevitarperdersuvistaenlostrajesdeRyanperfectamentecolgadosyensusimpolutascamisasblancas.

—¿Quemamossustrajesysuscamisas?—mepreguntaconvencida.Aunqueesloúltimoquequiero,nopuedoevitarsonreír,casireír.—Le haríamos un favor a todas las mujeres de la humanidad —

sentencia.Asiento.Tienerazón.Estotalmenteinjustoquelequedentanbien.No

nosdejaotraopciónquecaerrendidasasuspies.Llenamoslaprimerabolsaenunsantiamén.

—¿Quieres llevarte ése?—me pregunta señalando elValentino quellevéenlafiestadelMetropolitan.

Niegoconlacabeza.—No—añado—.Niése,ni losdeTommyHilfiger.Sóloquieromi

ropa.Noquierollevarmenadaquehayapagadoél.Llenamoslaotrabolsayregresamosa lahabitación.Laurenmiraa

su alrededor y va recogiendo y guardando en su bolso todas mispertenenciasqueencuentradesperdigadasporlaestancia.Yovoyhastalacómodaycomienzoaabrirysacaralgoderopadecadacajón.Alllegaral tercero, el corazónme da un vuelco cuando veo el disco deVanessaParadisylapostaldeDoisneau.HeperdidolacuentadecuántasvecesheescuchadolacanciónMiamor[18]desdequellegué.

—Vendremos en unos días y recogeremos todo lo demás —meanuncia.

Yoasientosaliendodemiensoñacióny,decidida,cojotodalaropaylapongoenunamochila,dejandoúnicamentelosdosobjetos,ycierroelcajón de golpe. No quiero llevarme recuerdos que sólo van a hacermedaño.

Estoy a punto de entrar en el baño a recoger mi maquillaje y micoloniacuandooímosvocescadavezmáscercanas.

—¡Déjame en paz, joder! —Es Ryan. Está furioso, acelerado,nervioso.

Laurenyyonosmiramosyenunamilésimadesegundolaexpresióndemiamigacambiaporcompleto.Estáclaroqueestácabreadísimaconél.

—¿Qué es eso de que te vas?—me pregunta con la inquietud y larabiainundandocadapalabra.

Yonocontesto.Noquierohacerloytampococreoqueéllomerezca.—Maddie,contéstame.—Sutonoesexigente,malhumorado.Suautocontrolseestáresquebrajando.Sigo en silencio.Yo nome voy. Élme echó hace tres días cuando

decidió mentirme o quizá fue dos días antes de nuestra boda, cuandodecidió irabuscarla.Cabeceo.Aúnsientonáuseassólocon imaginarlosjuntos.

—¡Maddie!—grita.Estáallímite.

—Sí, se va —le responde Lauren dando un paso hacia delante—.¿Quépensabasqueibaahacer?¿Quedarsecontigo?

Ellaleestáechandoelvalorqueyonosoycapazdedemostrar.—Noesasuntotuyo—gruñeRyan.Le habla a ella pero sus ojos están clavados en los míos. No me

puedocreerquealfinaltodovayaaacabarasí.—Claroqueloes—respondesindudar—.Maddieesmiamiga.No

sabescuántasvecestehedefendidoparaqueacabarascomportándoteasí.Eresunauténticohijodeputa.

RyanresopladespacioysevuelvelentamentehaciaLauren.Sifueraunhombre,probablementeyalahabríatumbadodeunpuñetazo.

Yo camino hasta mi amiga y me coloco entre los dos. La tensiónempiezaasertanintensaquepuedellegaraahogar.

—Lauren, por favor, espérame abajo —le pido tendiéndole lamochila.

Ella memira sopesandomis palabras y finalmente acepta. Ryan laobservahastaquesaleseguidadeBentley.

—¿Por qué te vas, Maddie? —pregunta tratando de sonar máscalmado.Fracasaestrepitosamente.

—Yalosabes—musito.MegustaríasonartanvehementecomoLauren,peronosoycapaz.—Estonotieneporquéacabarasí.—Estoyahaacabado,Ryan.Él niega con la cabeza nerviosomientras se pasa lasmanos por el

peloydejaunadeellasensunuca.—No pienso dejar que esto termine así —sentencia justo antes de

cubrirladistanciaquenosseparaytomarmicaraentresusmanos.Mi cuerpo traidor, kamikaze y estúpido, sale de su letargo y se

enciendeporél.—Dimequenoquieresestarconmigo—susurraconsumaravillosa

ysalvajevozysusespectacularesojosazulesdominandolosmíos.Peroporprimeraveznomesientohechizadayladeterminaciónque

sientonoseevaporaensumirada.—Noquieroestarcontigo.Noestoyenfadadanitriste.Estoydestrozada.

13

Esta vez el desahucio en su mirada azul es tan grande que ahogacualquier rastro de arrogancia. Ryan retira despacio sus manos de mismejillasy,cuandonuestroscuerposseseparanporcompleto,sientocómounvacíosordoeinmensoseinstalaenmiestómagoyloaprietatanfuertequecasinomedejarespirar.

Le estoy diciendo adiós a Ryan y da igual lo traicionada que mesienta,lodestrozada,todoeldolorsehamultiplicadopormil.

Obligoamispiesaquemesaquendelahabitaciónybajotodolodeprisa que soy capaz. A cada paso que doy hacia la puerta principal, eldoloresmayor,másduro,máscortante.Meestoyalejandodeél.

Intentonopensarloyaceleroelpaso.SalgoalaacerayllegoalviejoCamarodeJames.LaurensedespidedeBentleyysilbaaLuckyparaquesubaalasientodeatrás.

Ryanaparececonelpasolentoperomuyseguroysedetienebajoelumbral.Nosécómolohaconseguido,peroestáaúnmásguapoquehacecincomalditosminutos.Laropalesientamejor.Susojossonmásazules.Todo sumagnetismome desborda y mi mundo se desmorona un pocomás porque no le estoy diciendo adiós a cualquier hombre, se lo estoydiciendoaél,alodioso,arrogante,malhumoradoymujeriegoRyanRiley.Meestoydespidiendodelamordemivida.

Me monto en el coche y clavo mi vista en el salpicadero. Laurenarrancayrápidamentenosincorporamosaltráfico.

Nisiquierahemosabandonadola29cuandotengoquesuspirahondounpardevecesparanollorar.

—Si quieres ponerte a llorar como una magdalena—dice Laurencolocándose el bolso en el regazo y dejando de mirar la calzada enintervalosdeunsegundoparabuscarloscigarrillosensubolso—,hazlo.Estásentodotuderecho.

—Noquierollorar.LaurensacaalfinsupaquetedeMarlborolightycogeunpitillo.—Deberíasempezarafumar—comentamuyconvencida.

Yomevuelvohaciaellaylamiroconfusa.—Novaavalertedenada—continúarotunda—,peroporlomenos

va a hacer que te sientas un poco como Lauren Bacall, y eso siempreayuda.

Aunquesiguesiendoloúltimoquequiero,otravezvuelvoasonreír.Laurentieneeseefecto.

Aunosmetros demi viejo apartamento, puedover a James yÁlexsentadosenlasescalerasdeledificio,esperándonos.

—¿Leshascontadoalgo?Laurenniegaconlacabeza.—No,sólolesdijequequeríasmarcharte.Asiento. Aunque, en realidad, no sé para qué lo he preguntado. De

habérselocontado,tampocomehabríaimportado.Cuandoelvehículo sedetiene frente ami edificio, losHannigan se

levantan con la vista fija en el Camaro. Álex comienza a caminar y,cuando pongo un pie en la acera, ya está frente a mí. Sólo necesitamirarme un segundo a los ojos para saber que no estoy bien y, sindudarlo,meabrazaconfuerza.Yomenotorodeadaporsusbrazosyporprimeravezdesdeque estababajo el pequeño toldode aquelkioscomesientounpocomejor.Lauren rodea el cochey seune anuestro abrazo.Abro los ojos e inmediatamente me encuentro con los de James. Estáfurioso,losé,perotambiénséquenoesconmigo.Conelpasodecidido,caminahastanosotrasytambiénseunealabrazo.

Sigoestandodolida,triste,destrozada,peroyanoestoysola.Sacamos del coche lo poco que he traído y subimos a mi

apartamento.Aunqueseaelúnicolugardondequieroestarahoramismo,notengomuyclaroquevayaaquedarmeaquí.SiguesiendodeRyan,nomío.

Dejamos las cosas sobre la cama y nos acomodamos en los sofás.James va a su piso y regresa un par de minutos después con cuatroBudweiserheladasyuncigarrilloenloslabios.Mirolacervezapensativa;probablementenoseabuenaideaquebebaylamezcleconloscalmantes,pero justo en este preciso instante me doy cuenta de que, exactamentecomome pasó la noche que acabé en casa de Lauren, he olvidadomispastillasenChelsea.Resoplo.Novoyamartirizarme.Además,acabodeeliminarmiúnicomotivoparanobeber.

—Séquees lomásestúpidoquepodríadecir...—comentaÁlex—...

pero...¿estásbien?—mepregunta.Asiento.Unapartedenomartirizarseesnolamentarse.—¿Vasavolveraltrabajo?—Sí—respondojustoantesdedarleuntragoamicerveza.Novoyaescondermecomosifueraunacríaasustada.Yahedejado

quepienseesodemasiadasveces.Lauren me mira y asiente indulgente, pero a cada movimiento de

cabezavaganandoénfasiscomosisopesaralaidea.—Me parece genial—sentencia al fin—.Tú no has hecho nada. El

cabronazohasidoél.—¿Peroquéesloquehahecho?—inquiereÁlexsinpoderentender

micambiodeactitud.—Meengañó—digoenungolpedevoz.LosHanniganmemiranboquiabiertosyyoasientodenuevoalavez

quesonríofugazynerviosa.—Yyoestabaembarazada—continúoconlavozentrecortada—.Era

unembarazoderiesgoyperdíelbebé.Losojossemellenandelágrimasperonopiensoderramarninguna.Álexintentadeciralgoperonoaciertaaencontrarlaspalabras.Está

conmocionada. James comienza a mover la pierna nervioso, dandopisadasbreves,inquietasyaceleradasconlapuntadesuszapatillasdeLeCoqSportif.Ahoramismolarabialoestáconsumiendo.Noleculpo.Yomesentiríaexactamenteigualsiunachicalehubierahechoalgoparecidoaél.

Laurenobservasubotellínunpardesegundosyfinalmenteloponesobrelamesadandoungolpesecoquenossobresaltaatodos.

—Levanta —me dice muy seria—. Tú y yo nos vamos a dar unavueltaahoramismo—prácticamentemeordena—.Novoyaconsentirquetequedeslamentándoteenestesofániunsegundomás.

Yo lamiro con el ceño fruncido y abro la boca dispuesta a poneralguna excusa, pero rápidamente la cierro. Tiene razón.Quedarme aquírecordando cadaminuto de la vida que pasé conRyan es lo último quenecesito.

Melevantoyellaasientesatisfecha,inclusounpocosorprendida.—Hasidomásfácildeloquepensaba,MaddisonParker.Estoymuy

orgullosadeti—comentaconunasonrisa—.Yvosotrosdos—continúarefiriéndosealosHannigan—,atrabajar.Nosveremosaquíparacenary

emborracharnoscuandosalgáis.LostresobedecemossinrechistaryLaurenyyosomoslasprimeras

ensalirdemiapartamento.—¿Puedescaminar?—Eso tendrías que habérmelo preguntado antes, ¿no te parece?—

comentosocarrona.—Tusentidodelhumorhavuelto—replicaburlona—.Nosésireíro

llorar.Lehagounmohínyellamedevuelveotro.Siquierovolveraestar

bien,estarconLauren,ÁlexyJameseslomejorquepuedohacer.Damos una vuelta por la calle Perry y la tarde se nos va entre

escaparates y un trozo de tarta de calabaza que compartimos en elSaturdaySally.

Devueltaalapartamento, tengoquedescansarunpardevecesantesdesubiralcuartopiso,peroconsigollegarentera.

—¡Eresunasádica!—gritaJames.Lauren y yo nos detenemos en elmismomicrosegundo y a la vez

llevamosnuestrasmiradashacia lapuertaabiertadelapartamentode losHannigan.

—No sé si quiero o no que le esté dando al BDSM con la puertaabierta —comenta Lauren mientras avanzamos sigilosas hacia suapartamento.

Yosonríoalavezquepongolosojosenblanco.¿Aquiénpretendeengañar?Estádeseandoqueestépasandoexactamenteeso.

—Sinodejasdemoverte,nopodrécurartelaherida.Eresungallina.LafrasedeÁlexhacequevolvamosamirarnosatónitasy,denuevoa

la vez, dejemos de andar como dos ladronas de guante blanco ycomencemosahacerloconelpasodecidido.¿Quéestápasando?

Entramos en el apartamentoynos encontramos a James sentado enunodelostaburetesjuntoalabarradelacocina.Tieneunacejapartida,unpómuloamoratadoydosalgodonesenlanariz.Álexleestácurandoellabio,quetambiéntienepintadeestarroto.Enresumidascuentas,acabandedarleunabuenapaliza.

—¿Quédemonioshapasado?—preguntoacercándomeaél.—ElnoviodeSandy,Dylan—respondeescuetoJamesjustoantesde

gritar un sonoro «¡au!» cuando Álex vuelve a acercarle el algodón allabio.

Mirapordónde,porfinmeheenteradodecómosellama.—¿Y por qué te ha pegado? —pregunta Lauren adelantándose un

pasoycruzándosedebrazos.Laconozco.Estácelosa.—CreequeSandyyyoestamosliados.—¿Yestáisliados?—inquieremiamigaalavelocidaddelrayo.—Claroqueno—respondeindignado—.¿Quécoñotepasa?Lauren frunce los labios, pero no puede evitar que una sonrisilla

llenademaliciaseleescapecuandoJamesvuelveagritar.—Me rindo —se queja exasperada Álex y le tiende el algodón a

Lauren—.Seguroquecontigosehaceelvaliente.Ella acepta gustosa el algodón. Va a torturarlo. Álex se sacude las

manos,peronosequedasatisfechayvaalavárselasalbaño.Yocaminohastaelcongelador,sacounpaquetedeguisantes,meacercoalabarrayconcuidadoselopongoaJamessobreelpómulo.

—Joder,estáfrío—sequeja.—¿Sandyeslachicarubia?—preguntaLaurenhaciendomemoria.Jamesasiente.Laurenvuelveafruncirloslabiosyaprietaelalgodón

conmásfuerzadelanecesariasobrelaherida.—Joder—vuelveaquejarse.—¡Esachicaestábuenísima!—protestaella.—Meimportaunamierda—replicaél.Lauren lomiraysuspiraencantadísimacon laefusividadqueacaba

dedemostrarJamesparaexplicarlopocoqueleinteresaSandy,unachicaque, por lo que he oído, es algo así como una mezcla de lasreencarnacionesdeMarilynMonroeyCleopatra.

—Vosotros dos estáis liados —comento como quien no quiere lacosa,poniéndolelosguisantesdenuevoenelpómulo.

—No,noloestamos—respondeLauren.—Claroquenoloestamos—añadeJames.Parece que la seguridad de su contestación vuelve a molestar a

Lauren,queentreabreloslabiosindignada.—Teestaríatocandolalotería—sequeja.Y llena de esa maldad que sólo sabe despertar en ella James, le

aprietaelalgodóncontraellabio.—Duele—laregaña.—PuesveapedirleaSandyquetecure.

—Muchas gracias, Parker —protesta James intentando desviar suatenciónhaciamí.

Yo pongo los ojos en blanco divertida y dejo los guisantescongeladossobresucara,concretamentesobresupómuloyojo,loquelehacevolveraquejarse.

—No quiero quedarme a ver una pelea de enamorados—comentodirigiéndomealsofá.

Álex regresa, observa durante unos segundos a esos dos discutir ydefinitivamentesesientaamilado.Abrelabolsadeplásticoqueestáenlapequeñamesitadecentroysacaunpackdeseiscervezasheladas.

—Venidaquí—lesllamatendiéndomeuna.Laurenleponeunatiritaenelcortedelacejaylosdosseacercan.

Ellacogesucervezaysesienta,peroJames toma lasuyaysequedadepie.Lomiramoscuriosasy él nosobserva a todasparaque sigamos suejemploynoslevantemos.Laurenrefunfuñaunpoco,pero,unasegundamirada,mássignificativa,porpartedeJames,laconvence.Hanniganalzala botella y carraspea esperando a que alguien se anime a lanzar unbrindis.

—Por los regresos triunfales —dice Álex alzando también subotellín.

Yolamiroboquiabiertapero,poralgunainexplicablerazón,tambiénapuntodeecharmeareír.

—Porque, si no te ves obligada a salir huyendo con tus traposmetidosenbolsasdesupermercado,nohasvivido intensamente—añadeLauren.

Yome giro hacia mi otra amiga y la miro igualmente divertida yofendida.Sonunoscabronazos.Peroantesdequepuedaprotestar,rompoareíry,trasunossegundos,tambiénalzomibotellín.

—Porlosamigos,elmejortesoroqueunopuedetener—digo.—Por las chicas increíblemente cursis de Carolina del Sur —se

apresuraaañadirJames—.¡PorMaddieParker!—¡PorJamesHannigan!—respondemoslastresalunísono.Nohayqueperderlasviejascostumbres.Pasamos el resto de la tarde y parte de la noche en casa de los

Hannigan.Jamespreparalacena.Nomeapetececomer,peroentrelostresmeconvencenyacabo tomando lamitaddemihamburguesacaseraconqueso y bacón. Vemos La pantera rosa, de Peter Sellers. Normalmente

LaurenyÁlexsehabríanpuestoaprotestarsóloconverloscréditos,perosabenqueesunademispelispreferidasylasdosfingenestarencantadas.

Laureninsisteenquedarseadormiryaesodelasoncenosvamosamiapartamento.

—¿Qué tal te encuentras? —me pregunta mientras atravesamos elrellano.

—Novoyanegarquemevendríanbienunpardecalmantes.—Puestómatelos—respondecomosifueraobvio.Nolaculpo.Loes.—LosolvidéencasadeRyan—digoencogiéndomedehombros.Ellafrunceloslabios.—Siquieres,puedoirabuscarlos—seofrece.Niegoconlacabeza.NoquieroquevuelvaadiscutirconRyan.—Puedoaguantar.Entramos en mi apartamento y buscamos en las bolsas algo que

ponernosparadormir.Me resultaextrañoverlo tanvacío.Aunquequizásealomejor.Notengoclaroqueseabuenaideaquevuelvaaencariñarmeconél.Aúnnohedecididosimequedaréaquíono.

Estoy lavándome los dientes cuando llaman a la puerta.Será JameshuyendodeÁlexoÁlexhuyendodeJames.

—Yavoyyo—meanunciaLauren.Termino de cepillarme y me seco con una toalla prestada de los

Hannigan. Oigo a Lauren hablar apenas un minuto, aunque no logrodistinguir loquedice,y luego lapuerta cerrarse.Miamiga regresa conunaexpresióntreintaporcientoconfusa,setentaporcientoatónita.

—¿Quépasa?—preguntoacercándomeaella.Parecequehayavistounfantasma.

—EraRyan.Sóloconoírsunombremicuerposetensaalinstante.—¿Estáaquí?—inquierodenuevoconlavoztemblorosa.—No—seapresuraaresponderme.Aunqueesaideadeberíahabermerelajado,noséporqué,micuerpo

entraenunadoble tensión.Todoes tanextrañoqueni siquiera sécómodeboreaccionar.

—Hadichoquemejornoteavisara,aunque,laverdad,nolohabríahecho—continúamuydigna—.Queríatraerteesto.

Laurenmetiendeelbotedecalmantesycadadiminutotrocitodemi

destrozadocorazóndaunvuelco.Cojoelbotey,girándoloentremismanos,voyhastalaventanademi

habitación.Measomoyveo aRyan saliendodemiportal y abriendo lapuerta de su BMW. Justo antes de montarse, alza la cabeza y nuestrasmiradas se encuentran. Cuatro plantas nos separan y aún así puedo vertodalaintensidaddesusojosazules.Finalmentedesatanuestrasmiradasysemeteenelcoche.Elpoderosomotoralemán rugeydesparecea todavelocidadporla10Oeste.

¿Cómoesposiblequeestétanenamoradadeélymesientatandolidaydestrozadaalmismotiempo?

Corrolacortinaymequedoconlavistaperdidaenella.—Méteteenlacamaydejadepensar—diceLauren—.Esdemasiado

guapoydespuésdemirarloporlaventanaaloRomeoyJulietanoibasasacarnadabuenoenclaro.

Sopesosuspalabras.Tienerazón.Girosobremispiesymemetoenlacama.Laurenapaga la luzyse tumbaami lado.Yacomienzaahacerfrío, así que nos tapamos con el nórdico que, afortunadamente, Finn oquienquieraquehizomimudanzadejóenelarmario.

Intentoconciliarelsueñoperonosoycapaz.Tengodemasiadascosasenlacabezaenlasquemeniegoapensar,másqueenninguna,enRyan.Sinoqueríaverme,¿porquénohamandadoaFinnatraermelaspastillas?Resoploymerevuelvoenlacama.¡Todoestanconfuso!

—¿Estásdormida?—lepreguntoaLauren.—Sitedigoquesí,¿tecallarás?Lepongomipieheladosobreelsuyoyellamedevuelveunapatada

delaquemequejofrotándomeenellugardelataque.—Nopuedodormir—confieso.—Tomateunpardecalmantes.Cuandoelefectoseunaaldelasdos

cervezasquehasbebido,caerásredonda.Yporlamañanaquerréquemehaganunalobotomíaparacombatir

laresaca.—MejorcuéntamequetetraesconBentleyyJames—lepropongo.—NometraigonadaconBentleyyJames—respondemuyresuelta.—Yseturnabanparacuidartepor…Dejolafraseenelaireinvitándolaacontinuar.—Porquesoyincreíblementeatractivayloshombresquepruebanmi

amornuncameolvidan—contestatotalyabsolutamenteconvencida.

Yo suelto una risilla y ella vuelve a darme una patada. Esta vez hasidoenlaespinilla.Hadolido.

—Sólosomosamigos—comentacuandodejodequejarme.—¿Lostres?—preguntoincrédula.—Másomenos—respondemisteriosa—.Digamosque losdosson

amigosmíos.Enarcounaceja.Esosuenaacallarparanotenerquementir.—¿TeestásacostandoconJames?—pregunto.—No.—¿TeestásacostandoconBentley?—No.Ahora frunzo los labios. Si no están teniendo sexo, ¿qué demonios

estánhaciendo?—¿Vasacontarmeloqueestápasando?—preguntoexasperada.—No hay nada que contar. —Más que una respuesta parece una

protesta—.Duérmete.Decido fingirquemecreoese«nohaynadaque contar»ydejode

preguntar,peroesobvioqueestostressetraenalgoentremanos.Tardo en dormirme una eternidad. La última vez que miro el

despertador son casi las dos. En lo último que pienso es en un críoguapísimo,rubioconlosojosazules,alquetengoquedecirleadiós.

El despertador suena a las siete en punto. Creo que no he llegado acogerelsueñoprofundoporque,alprimerbip,abrolosojos.ZarandeoaLauren hasta que se despierta. Adormilada y malhumorada, se ofrece aprepararcafémientrasmeducho.

Quieroponermúsicaparaanimarme,peronotengonilamásremotaideadedóndeestánmi iPodysusaltavoces.EchounrápidovistazoporlasbolsasylamochilaycomprendoquemelohedejadoencasadeRyan.Resoplo.Necesitomúsica.Vaaserundíaduro.

Yalotengoclaroynosonmásdelassietedelamañana.«¡Quédeprimente!»Me llevo lamano a la barbilla buscando una solución a la vez que

miroamialrededor.Entoncesrecuerdomiviejaradioque,silamemorianomefalla,desterréaalgúncajóndemicómoda.

Me arrodillo frente a ella y voy mirando en cada cajón hasta que

finalmente,enelpenúltimo,laencuentro.AlcomprarlosaltavocesparaeliPod, dejé de utilizarla, pero me dio pena tirarla. La traje desde SantaHelena.MecostóunasemanadesúplicasydosdíasdepropinasqueSammedejarallevármeladesubar.

La enchufoy, tras unaminiplegaria, giro el botóndel volumen.Laradioseenciendeconunchirridoyyosonrío feliz.Muevoeldialhastaque localizo el 100.3. Está sonandoChanging,[19] de Sigma y PalomaFaith.

Corro hasta la ducha y abro el grifo. El agua cae helada y doy unrespingo,perorápidamentesetempla.Laurenmegritaquenotengocafé,quevaarobarlealosHannigan,aloquerespondoquenoespíeaJamesmientrasduermeporqueesdemasiadocursi.Creoquecomorespuestamellama perra, pero no estoy segura. Nome entusiasma la idea de tomarcafé,peronopiensodarlemásvueltas.

Meconcentroenlacanción.Habladecómopodemospretenderquepasencosasnuevassiseguimosjugandodelamismamanera.Deque,sienlavidanoestásucediendoloquequieresquesuceda,noteconformes.Nopodríadescribirmemejor.Estacanciónhasidolapatadaenelculoquenecesito.Toméladecisióncorrectaynomartirizarmehasidolasegundadecisióncorrecta.

Puedovolveraestarbien.Salgo de la ducha con las energías renovadas. Pretendo vestirme,

pero la ropa que metimos en las bolsas no da para dos conjuntos detrabajo, más hoy que la temperatura parece haber bajado un puñado degrados,asíque,despuésdebebermemi tazadecafé, soyyo laquevaacasa de los Hannigan, esta vez a robarle algo de ropa Álex.Afortunadamenteelcaféyyohemoshecholaspaces.

Lasdosacabamosbastantecontentasconelresultado.Lauren,conunsobriotrajeazulmarinodefaldalápizyunachaquetagrismarengo,yyo,con una falda marrón por las rodillas, con medias tupidas del mismocoloryunbonito jerseycremaconeldibujodeunbúho.Además,Álexme ha prestado un precioso fular en losmismos tonos que sumadre letrajodeunviajeaLondres.

LlegamosalaoficinabastanteprontoyLaurenproponeque,antesdeentrar,desayunemosenelMarchisio’s.Aceptoencantadaaunquenocomonada. Sólome pido una botellita de agua yme tomo los calmantes.Noquieroqueeldolormejuegueunamalapasadaenmitaddelajornada.

AlasochomenostresminutosentroenelvestíbulodelRileyGroupy,alasochosmenostresminutosexactamente,meenfrentoaunmontóndesentimientosencontrados.Elespíritudelacanciónperviveenmíymesiento fuerte, pero no puedo evitar que las piernas me flaqueen con laposibilidad de que acabe encontrándomelo. Creo que incluso toda laatmósferaaquímecondicionaunpoco.Es imposiblenopensarenéleneste lugar. Cada centímetro cuadrado de perfecto diseño elegante yfuncionalgritasunombre.

«Ánimo,Parker.Túpuedes.»Enmidespachomesientounpocomássegura.Sinembargo,apenas

he dejado mi bolso en el perchero cuando el teléfono de mi mesacomienzaa sonar. Instantáneamentemepreocupaquehayadadoordenaseguridaddequeleavisaranencuantomevieranllegaryquieraverme.Elteléfono sigue sonando. Me obligo a reaccionar. Descuelgo despacio,como si al hacerlo pudiera hacer estallar una bomba de hidrógeno, ytemblorosamellevoelauricularaloído.

—DespachodeBentleySandford.Enlossiguientescincosegundosnadiecontesta.—¿Maddie?—oigoalfinpreguntarconeltonosorprendido.EsunRiley,peronoelquemetemía.—Sí,Spencer,soyyo.Hevueltoaltrabajo.Otroscincosegundosdeconfusiónseapoderandeél.—Mealegro—respondesincero—.LlamabaparadecirleaSandford

quelareuniónsehaadelantadoaprimerahora.¿Estáporahí?Sinsoltarelauricular,doyunpasohaciaeldespachodeBentley.La

puertaestáabiertaynohayrastrodeél.—No,aúnnohallegado.—¿Podríasllamarloasumóvilhastaquelolocalices?—mepide—.

Yoyaloheintentadovariasveces.Necesitoqueestéenestareunión.Vanadiscutirse cosas con el departamento de Producción que le conciernendirectamente—sentencia.

—Pierdecuidado,allíestará.Me despido de Spencer y marco el número de Bentley. Mientras

esperoaqueresponda,rodeomimesa,mesientoenlasillayenciendoelordenador. Salta el contestador. Vuelvo a intentarlo. Vuelve a saltar elcontestador.Alcuartointento,porfindescuelga.

—¿Qué?—contestaadormilado.

—Bentley,soyMaddie.—¿Maddie?¿Estásbien?—pregunta.Juraría que tiene los ojos cerrados y se está dando la vuelta en la

camaalavezquesellevaelnórdicoalasorejas.—Yo sí, pero creo que tú te has quedado dormido —respondo

socarrona.Nodicenadaydeprontooigounestruendoalotroladodelalínea.—¡Joder!—sequeja.Sonríoyleoigoseguirprotestando,imaginoquemientrasselevanta

ybuscasuropa.—Estaréallíenunahora.Tuerzoloslabios.—LareuniónconSpencersehaadelantadoaprimerahoraydiceque

tienesqueestar.Bentleyresopla.—No tengo que estar —replica convencido—. Ese hombre es un

alarmista.Déjamehablarconélyvolveréallamarteparadecirteconquéquieroqueempiecesestamañana.

Deprontosedetieneyparecerecapacitarsobresuspropiaspalabras.—¿Hasvuelto?—preguntasorprendido.—Sí.Nonecesitodescansarmás.—Perfecto—responde.Aunquenoloveo,séqueestásonriendo.Colgamos y comienzo a revisar su agenda y el correo. No han

pasadonidosminutoscuandoelteléfonovuelveasonar.—DespachodeBentleySandford.—Tengoqueestar—comentamalhumorado.Sonrío.ParecequeSpencerhasidoinflexible.—Vaasercasiimposiblequellegueatiempo,dadoquelareuniónya

haempezado,asíquenecesitoquevayastú.Deprontosemeencogeelestómago.¿YsiRyanestáenesareunión?—EsunareunióninterdepartamentalconProducciónyContabilidad

—me explica como si sólo hacerlo ya le aburriese soberanamente—.Querrán recortarnos gastos y apretarnos con que somos muy pocoproductivos.Lodesiempre.Túniégateatodoylisto.

—Deacuerdo—contestoconmuypocaseguridad.—Maddie —me llama—. Es una reunión pequeña. Dirección no

estará.Mentalmentesuspiroaliviada.Necesitounpocomásdetiempoantes

deenfrentarmeaélenestaoficina.—Gracias,Bentley.Le agradezco queme haya avisado pero, sobre todo, le agradezco

quelohayahechoconuncomentarioprofesionalynodirectamenteconun«Ryannoestará».Séqueesunaabsolutaestupidezaestasalturas,peroquieroynecesitorecuperaralgunasfronterasprofesionales.

Cuelgo, cojomi móvil del bolso y subo a la planta veintisiete. LasecretariadeSpencermeexplicaquelareuniónesenlasaladejuntasdeestamismaplanta.

Cuandoentro,Cohen,elsubdirectordeContabilidad,estáexplicandolanecesidaddeacometermássinergiasentre losdistintosdepartamentosdelaempresa.Alegaquegastamosmuchoycompartimospoco.

Alverme,SpencerfrunceelceñopreguntándosedóndesehametidoBentleyymeseñalaconlacabezaelasientolibrejuntoaél,quepresidelamesa.

—Los gastos deSpaces son altos—continúa—, pero gran parte esresponsabilidad de Producción al no saber fragmentar y administrarmejorsusrecursos.

Un hombre con el pelo canoso tira suavemente sobre su carpeta laplumaquellevabaenlosdedosysonríearisco.

—No estoy en absoluto de acuerdo —protesta—. Todo esto seresolveríasiSandfordnotuvieracartablanca.

Spencertuerceelgestoysecruzadebrazos.—Unadefensaunpocopobre,¿noteparece,Stan?—replicaSpencer

yelhombreparece relajarseunpoco—.QueSandford tengaonocartablancanoesloquehemosvenidoadiscutiraquí.PorDios,decidmequenohemosorganizadoestareuniónalasochodelamañanadeunsábadoparaqueosechéismierdaunosaotros.

Losdosnieganconlacabeza.—Perfecto—añade—.Pues,entonces,¿quéosparecesivamospunto

por punto? Maddie—me llama—, en la carpeta tienes una relación degastosquenosgustaríaquenosexplicaras.

Asiento.SpencertieneunestilocompletamentediferentealdeRyan.Pareceunpacificador.

Abrolacarpetayechounrápidovistazo.

—Los tres primeros son los gastos de los redactores a los queenviamos a cubrir la feria de arquitectura de Shanghái. Los dossiguientes…

El ruido de la puerta abriéndose me distrae. Pretendo seguirhablando, peromi cuerpo se niega a apartar lamirada de la entrada y,cuando lo veo, entiendo exactamente por qué. Está guapísimo. Lleva unprecioso traje de corte italiano gris marengo, una camisa blanca y sucorbata azul eléctrico.Así vestido, sus ojos resaltan aúnmás azules. Supeloperfectamentepeinadoysucaradeperdonavidashacenelresto.

Caminaconelpasodecidopero,cuandomeve,algoensumiradasetransforma.Estáclaroquenomeesperaba,perotambiénestáclaroquesuautocontrolnovaadejarquenadiesedécuentade loqueestásintiendoahoramismo,nisiquierayo.

Sehumedeceloslabiosdiscretoyfugazyllegahastasuhermano.Meniegoaseguirmirándolo,perounoscortesensumanoderechay

una casi imperceptible herida en su pómulo llaman mi atención.Automáticamente todas laspiezasencajanenelpuzle.JamesnosepeleóconelnoviodeSandy,sepeleóconRyan.

Pestañeoincrédulaymeobligoaapartar,deverdad,mimiradadeél.Esonosignificaquenosientalasuyaabrasadoraclavadaenmí.Apoyasumano en la mesa y se inclina sobre Spencer para comentarle algo. Elmovimientohacequelachaquetaseciñasobresuespaldaysusperfectoshombrosyesonoesnadabuenoparamí.

—Losdossiguientes—continúopararecuperarelhilo—songastoscomunesdelosredactoresquesemuevenporNuevaYork.

Cohenme interrumpe para explicarme que no le parece sensato lacantidad de gastos que tienen nuestros redactores incluso sin salir de laciudad. Sin embargo, no tengo oportunidad de contestarle. Su últimoapunte es que no entiende cómo Producción puede aceptarlo y es StanMatelquienseencargadereplicarle.

Ryan asiente a lo que le contesta su hermano y se incorpora. Micuerpoymicorazónsonplenamenteconscientesdequesiguemirándome,pero mi sentido común se mantiene en sus trece. No voy a mirarlo.Mirarlo siempre es un error. Además, estoy furiosa con él. No puedocreermequelepegaraaJames.

Ryaneselmotivoporelquenofuicapazdecogerelsueñoy,cuandolo hice a las tantas de la madrugada, ni siquiera llegó a ser profundo.

Aunquetambiénséquenohasidoporningunadelascosashorriblesquehanpasado.Nopodíadormirporqueélnoloestabahaciendoamilado.Asídeestúpidapuedollegaraser.

Pienso en la canción. Intento recuperarmi convicción, pero con éldelanteesmuchomásdifícil.Finalmenteleoigoresoplarysemarchadelasala.

Yanisiquieraséenquépuntodelaconversaciónestamos,perocomonadiememiraesperandoaquehable,doyporhechoqueCohenyMatelsiguenenzarzadosenlamismadiscusión.

La reunión no se alarga más de media hora. Como me encargóBentley,hedichoquenoatodoloquesehapropuesto,incluyendoquelosredactoresnoacudanaacontecimientosfueradelestado.Detodasformas,no ha sido algo muy peliagudo. Supongo que es difícil echar balonesfueradetutejadocuandotuúnicasalidaestirarlosaldelmejoramigodeljefe,representadoporlamujerdeljefe.

De vuelta a mi despacho, lo primero que hago es comprobar siBentleyhallegado.Alverqueno,meencierroensuoficinaparaobtenerunpocomásdeintimidadyllamoaJames.NecesitosaberquéesloquepasóconRyan.Nomelocoge.

Mellevoelmóvilaloslabiosyvalorolasituación.Notengoniideadeporquésehanpeleado,peromepreocupaquehayasidopormí.Siesasí,tengoquepararestasituacióncuantoantesytengoquepararlaconelqueprobablementelaempezara,yéseesRyan.Asíque,dudándolo,peroconlafirmeideadequenopuedopermitirquelepegueunapalizaamimejoramigo,respirohondoymeencaminoasudespacho.

Tessnoestá.Mejorasí.Noquierotenerquefingirquetodoestábien.Torpemente llamo a la puerta y de inmediato me obligo a volver arespirarhondoyrecuperaralgodeseguridad.

—Adelante—leoigodarmepasoalotrolado.Giroelpomoyempujolapuertasuavemente.Depronto,elhechode

saber que estoy a punto de ver a Ryan hace que todo mi cuerpo seencienda.Mepreguntocuántotiempotendréqueestarseparadadeélparaqueestedeseoinconscienteseapague.

Ryanestádepiealotroladodesuescritoriorevisandounospapeles.Mispasosllamansuatenciónyalzalacabeza.Porunmomentosusojosazulesme recorrenentera antesdeposarseen losmíos.Ningunode losdosdicenaday simplementenosquedamosasí,mirándonosensilencio.

Degolpenoshemostrasladadoalprincipiodenuestrahistoria,comosiélvolviera a ser el jefe arisco y distante y yo la chica que no tiene clarocómocomportarsenitodoslossentimientosquehayentrelosdos.

«¿Algunavezdejódeserasí?»—¿Quéquieres,Maddie?Suvozsuenatensa,algodura,imperturbable.Yoasientoconsuavidadmientras luchoporordenar laspalabrasen

micabezayhacerlassalir.¿Porquéverloestanincreíblementedifícil?—NovuelvasatocaraJames—mearmodevalorparadecir.Ryansehumedeceellabioinferiordiscretoyfugaz.Sumandíbulase

tensaalinstante.—HannigansepresentóenChelseaexigiéndomequetedejaraenpaz.Odiaque ledigan loque tienenquehaceryalgomediceque,sise

tratademíyelquelohaceesunHannigan,losoportamuchomenos.Detodasformas,esonoesexcusa.—Casileparteslanariz—lerecrimino—.Noteníasningúnderecho.—¿Y él sí lo tenía? —me interrumpe furioso—. Ese tío está

enamoradodeti.Quiereloqueesmío.—Yoyanosoynadatuyo,Ryan.Mis propias palabras me llenan de tristeza, pero no me permito

demostrarlo.El azul de los ojos de Ryan se llena de algo que no soy capaz de

descifrar. Rompe nuestras miradas y pierde la suya en el cielo deManhattan. Cuando volvemos a encontrarnos, sus ojos brillan másintensos, más presuntuosos y comprendo que el director ejecutivo havueltoyconéltodasuarrogancia.

—Creíquenunca,jamás,elegiríasalosHanniganporencimademí.Utilizalasmismaspalabrasqueyoledijeensuestudio.Nomepuedo

creerquehayasidotanmezquino.Deprontotodaesarabiaeindignaciónquesóloélsabesacardemímesublevanaúnmás.

—Yyocreíquetúnunca,jamás,elegiríasaotramujerporencimademí.

Enun solo segundoel dolormás sincero cruza lamiradadeRyan,aunque su escudo se recompone rápido.Automáticamenteme arrepientodeloquehedicho.Esinjusto.ÉlnuncaeligióaSavannahporencimademí.

—¿Quieresalgomás?—pregunta.

Suenfadohacambiado.Parecemásserenoperomásprofundo,comosilaheridafueramayor.

—No.Niegotambiénconlacabezay,avergonzada,clavolamiradaenmis

manos.—Esmiamigo.Sólointentaprotegerme—tratodehacerleentender

justoantesdegirarsobremispasosyencaminarmehacialapuerta.Ryannodicenadayyosalgodeldespacho.Yaasolas juntoa lamesadeTess,meobligoa respirarhondoya

tratarde frenarel aluviónde lágrimasqueamenazacon inundarlo todo.Lacabezamevaamilkilómetrosporhora.Desdeluegolascosasnohansalidocomoesperaba.

RegresoamioficinayBentleyaúnnohallegado.Meresultaextrañoque no esté. Ya han pasado casi dos horas desde que hablamos porteléfono.

Cuandoconsigolocalizarlo,medicequehatenidoqueiralmédico.Esquiva todas mis preguntas y no me da muchas explicaciones. Sóloinsiste en que es una tontería y que llegara en seguida.Mepide quemeencargue de algunos asuntos y me agradece que haya decidido volverjustohoy.

El resto de lamañana es bastante tranquila.Me la paso archivandodocumentosyordenandoelcorreoylamesadeBentley.NovuelvoaveraRyanycreoqueeslomejor.Aunquedeberíaentendercuantoantesque,sivoyaseguirtrabajandoaquí,yparasumejoramigo,lomásseguroesquemeloencuentreacadamomento.

QuedoparacomerconLauren.Sigosinhambre,asíquemiplanespedirmeunaCoca-Colalightysonsacarleinformaciónsobresutruculentavida sentimental. Sin embargo, cuando estoy despejando mi mesa parabajaralMarchisio’s,unosgolpesenlapuertademidespachomedistraen.

—Adelante.—Doyunpasosinmirarsiquieraquiénes.Eleleganteypausadosonidodelostaconesalchocarcontraelsuelo

llamainmediatamentemiatención.EsMeredithRiley.

14

—Buenosdías,Maddie—mesaludaconunaamablesonrisa.—Buenosdías,señoraRiley—casitartamudeo.¿Quéestáhaciendoaquí?—Megustaríaqueaceptarascomerconmigo.Miestómagosecierradegolpe.Meredithesunamujermuyamable,

pero lo último que quiero es comer con ella, con cualquier Riley enrealidad.MerecuerdandemasiadoalRileyconelqueyanopuedoestar.

—Señora Riley—la llamo a la vez que me levanto—, Bentley noestá, así que no puedopermitirme perdermucho tiempo a la hora de lacomida.

—Pero,aunasí,pensabascomer,¿no?Enrealidadno.—ElPlaza está sólo a dosmanzanas de aquí y el cochenos espera

abajo.Parecequenoestádispuestaaaceptarunno.—Estábien—musito.Recojomi bolsomientras ella sale del despacho y acelero el paso

paraalcanzarla.Mientras atravesamos las majestuosas puertas del Plaza, no puedo

evitar sentirme un poco intimidada. De reojo veo el impecable vestidocereza deMeredith yme doy cuenta de que el búho demi jersey y yoestamostotalmentefueradelugar.

Elmaîtrenossientaenunapreciosamesa.Estamosenelmismosalóndelavezanteriorytodoesigualdeelegante.Inclusojuraríaquelachicaqueestátocandoelarpaeslamisma.

—¿Quétomarán?—preguntaantesderetirarse.—Vino blanco.Gran reserva.Uva californiana—responde llena de

elegancia.—Aguasingas,porfavor—añado.Definitivamentenopodríasentirmemásincómoda.RecuerdoqueLaurendebeestaresperándomeyrápidamentesacomi

móvildelbolsoyleescribounmensaje.—Habíaquedadoconunaamigaparacomer—leexplico.—Parece, entonces, que sí esperabas invertir algo de tiempo en el

almuerzo.Culpable,clavolamiradaenlapantallademiSmartphone,aunqueel

mensajeyasehaenviadohaceunossegundos.Hasidounasuaveregañina,peroregañinaalfinyalcabo.

—Lo siento—me disculpo alzando la cabeza de nuevo—. Es sóloque…

—Notedisculpes,cielo—meinterrumpecolocandosumanosobrelamía—.Tienestodoelderechoanoquerercomerconmigodespuésdeloquehapasado.Teagradezcoquehayasaceptado.

Instantáneamentemepongoaúnmásnerviosa.¿Losabetodo?—Ryan,¿selocontó?—preguntoincrédulaconlavozevaporada.—Ryannuncacuentaloqueleocurre.Sonríollenadetristeza.Eslapuraverdad.—Perounamadretienesuspropiosmediosparaenterarsedeloque

pasaenlavidadesushijos.Asientoeinstintivamentetragosaliva.Noquierohablardenadadelo

quehapasadoymuchomenosconella.—Losientomuchísimo,cielo.Aprietamimanocon lasuyayesesimplegestoacabaconpartede

lasdefensasquetantomeheesforzadoenlevantar.—Noquierohablardeeso,señoraRiley.—Ryansehaequivocado—continúaignorandomispalabras—ysé

quecreesquenovasasercapazdeperdonarlo,peropodrás,Maddie.Mezafodesumanoconlaexcusadeguardarmiteléfonoenelbolso.

EntiendoquequieradefenderaRyan,alfinyalcaboessuhijo,peronopuedehablarmeasí,comosisóloestuvierateniendounarabietaporalgosinimportancia.

—Todoscometemoserrores—sentencia.Yanopuedomás.—Séque lavidadeRyanesmuyduraymuycomplicada—replico

tratando de no parecer una chica débil y asustadiza—, pero no teníaningúnderechoahacerloquehizo.Yosiempreselohepuestofácil.Lohequeridoapesardesucarácter,deltrabajo,delodifícilqueélsímelohapuestoamí.Élsóloteníaquequerermeynolohahecho.

Veoalcamareroacercarse,perocomeresloúltimoenloquepuedopensar.Necesitosalirdeaquí.

—Señora Riley —comento levantándome—, no quiero sermaleducada,perotengoquevolveralaoficina.

Meredith se levanta y me observa coger mi bolso y mi pañueloacelerada.

—Me gustaría comer contigo cualquier otro día que no estés tanocupada—mepide.

—Lo intentaré —respondo, porque no quiero sonar como unadesagradecida,peronocreoquevuelvaaalmorzarconella.

Sonríoaunquenomellegaalosojos.Doyelprimerpasodispuestaamarcharme, peroMeredithme toma suavemente por los hombros ymeobligaadetenerme.

—Cielo,Ryan te quieremás que a su propia vida.Eso no lo dudesnunca.

Sonrío otra vez, pero es un gesto demasiado triste.No tendría quehabervenido.

MedespidodeMeredithycaminotodolodeprisaquepuedohastalacalle.Noechoacorrer.LlamaríademasiadolaatenciónenelPlaza.

Cuando noto el viento fresco golpearme, al fin consigo volver arespirar. Involuntariamentemi cuerpo había retenido todo el aire desdequesalídelelegantesalón.

No necesito queme diga que Ryan está destrozado. Yo también loestoy.Ladiferenciaesqueyonoheprovocadonadadeesto.

RegresoalRileyGroupcaminando.Nosonmásdedosmanzanasynecesitorelajarmeunpoco,obligarmeadejardepensareintentarvolvera sentirme como esta mañana mientras escuchaba música en la ducha.Aunqueahorameparecedemasiadocomplicado.

Nada más poner un pie en mi oficina, oigo un ruido seco y unjuramentoininteligible.Doyunpequeñorespingoyfrunzoelceñoconlavista clavada en la puerta entreabierta de mi jefe. Automáticamentecomprendoqueesprecisamentemi jefe,queyaharegresado,quienestáarmandotantoalboroto.

MeacercoalapuertaperonotengotiempodellamarcuandoseabredegolpeyBentley salede sudespacho.Tieneunmoratónenormeenelmentón,lacejapartida,unojoligeramentehinchadoyunamanovendada.

—¿Quétehapasado?—preguntoperpleja.

¿Esqueayerfueeldíadelaspeleasalestilobillares?—Mehepeleado—contestamalhumorado.Yo lo miro y tengo que esforzarme muchísimo en disimular una

sonrisilladelomásimpertinente.Esmásqueobvioquesehapeleadoy,porelaspectoquetiene,parecequenoganólacontienda.

—Elmuygilipollas…—farfullafurioso—.Casimerompolamano.JamesHanniganesuncapullo.

La frase de Bentley se queda sobrevolando mi cabeza como si mimente se negara a procesarla. ¡Soy una idiota!Maldita sea, Ryan no sepeleóconJames,fueBentley.

Ahoramismomesiento todavíamásculpablequecuandoestuveensudespacho.¿Porquénomedijolaverdad?Sacudolacabezaeintentonodarle importancia.Siélnomedijo laverdad, fueunadecisiónsuya.Nopiensoseguirdándolevueltas.

«Esonotelohascreídonitú.»Intento concentrarme en el trabajo el resto de la tarde pero no lo

consigo.Nopuedodejar depensar en la conversaciónquemantuve conRyanensudespachoyenlaquetuveconMeredithenelalmuerzofallido.Noentiendoporquémemintió.¿QuésacaéldejándomecreerquelediounapalizaaJames?

A las cinco en punto Laurenmemanda unmensaje avisándome dequemeesperaenelvestíbulo.Eldíaquehagaunahoraextra,Miller,sujefededepartamento,morirádeuninfartoporlasorpresa.

Despejomimesa,medespidodeBentleyycruzolaredacciónconelpaso lento. Sigo muy pensativa. Pulso el botón del ascensor y esperopaciente a que las puertas se abran. Apenas han pasado unos segundoscuandonotounospiesdetenerseamiespalda.Nonecesitogirarmeparasaberquiénes.Algunascosasnuncacambianyquemicuerporeconoceríaelsuyoencualquiercircunstancia,aunqueahoraseaalgoqueodie,esunadeellas.

Las puertas se abren y entro con paso decidido. Hay un par depersonas en el ascensor y las dos cuadran los hombros y saludan alinstantecuandoRyanentra.Yomeescabulloalfondoypiensocuántomegustaríatenerlahabilidaddehacermeinvisible.Porlomenosnoestamossolos.

Ryansedejacaercontraelinmensoespejoamilado.Nodicenada,ni siquieramemira. Tiene el pelo revuelto como si hubiese pasado las

manosporélunadocenadeveces.Parececansado.El ascensor se detiene en la planta diecisiete. Yo miro a los dos

ejecutivosylessuplicomentalmentequenosevayan,peronofuncionayambosabandonanelelevador.Observolaspuertascerrarseymicorazónseaceleraacadacentímetroqueavanzan.Noquieroquedarmeasolasconél.Eslapeorideadelmundo.

Comenzamosabajar.Ryansigueensilencioyyomesientocadavezmásnerviosa.Nisiquieraséquéhacerconmismanos.

—YaséquefueBentleyquiensepeleóconJames.Ryan se humedece los labios breve y fugaz y continúa con la vista

clavadaalfrente.Tengo la sensación de que está enfadado conmigo y, aunque no

deberíaimportarme,nopuedoevitarsentirmeculpable.—Siento todo loquedijeen tudespacho—medisculpo—,perono

entiendoporquénomecontastelaverdad.Ryancontinúaensilencio.Yomemuerdoellabioinferiornerviosay

clavo mi mirada inquieta en mis dedos, que retuercen la correa de mibolso.Yoyahedicho todo loque teníaquedeciryestáclaroqueélnopiensamolestarseencontestarme.

El pitido del ascensor anunciando que las puertas van a abrirsemereactiva.Doyunpasoalfrenteysalgodeélencuantomeesposible.

—Maddie—mellama.Suvozmasculinaeindomablemedetieneensecoyhacequemegire.

Élsigueconlaespaldaapoyadaenelespejoylasmanosenlosbolsillos.Eselmagnetismopersonificado.Susespectacularesojosazulesvuelvenaatraparlosmíosymicorazónseaceleraaúnmás.

—Esmejorquealgunascosasvuelvanasercomosiempre tendríanquehabersido.

Sus palabrasme dejan inmovilizada.No sé qué decir. La sensaciónque tuve esta mañana de que hemos vuelto a ser el señor Riley y laseñorita Parker se intensifica. Otra vez me siento abrumada, tímida y,ahora,extrañamente,tambiénperdida.

Sólo cuando las puertas se cierran pierdo el contacto con susmaravillososojosazules.Tengoclaroquenopuedoestarconél.Sólomegustaría que mi cuerpo y mi aniquilado corazón lo entendiesen de unamalditavez.

Suspirohondoyal fin logrocaminarhaciaelvestíbulo.Laurenme

esperaalotroladodelaspuertasdecristalfumandouncigarrillo.—¿Quétaleldía?—mepreguntamientrascomenzamosacaminaren

direcciónalaparadademetrodeColumbusCircus—.¿Ypuedesdecirmeyaporquémehasdadoplantónparacomer?

Suspirodenuevoalavezquedecidoignorarlaprimerapreguntaymecentrodirectamenteen la segunda.Noesque sea fácilde responder,peroporlomenosnoeshorriblementedifícil.

—MeredithRileyhavenidoabuscarmealaoficinaparacomer.Laurenmemiraboquiabiertayalossegundossonríeperpleja.—Debedehabersidounacomidadelomásinteresante.Le hago unmohín y ellame lo devuelvemientras se apoya en una

farola, levanta uno de sus carísimos Louboutin, apaga su cigarro en lasuelaytiralacolillaenlapapelera.

—Ahoramevaesodelmedioambiente—medicesinmás.Sesacudelasmanosymemiraimpacienteesperandoaquecontinúe.—Nopasónadaemocionante—comento,ysuenacomounadisculpa.No quiero hablar de la seguridad con la queme dijo que acabaría

perdonandoaRyan.Bajamos las escaleras de la boca demetro y, como un centenar de

neoyorquinosmás,esperamoseltren.—¿Hasvistoal señor irascible?—mepreguntaLauren torciendoel

gesto.Séquenomelopreguntaporsimplecotilleo.Estápreocupada.—Sí—musitoypierdomivistaenelandénalotroladodelasvías—

yhemetidolapata.—¿Cómo?—inquiereconfusa.—DiporhechoquehabíasidoélquiensehabíapeleadoconJames.—ElnoviodeSandysepeleóconJames—replicaaúnmásconfusa.—BentleysepeleóconJames.Megiroparaversureacciónyesexactamentelaqueesperaba.Está

alucinando.—¿Qué?—aciertaapreguntar.Asientoamododerespuesta.—Sondosgilipollas.—¿Sabes?Esmuycuriosoque,paraser sólo tresamigos, sehayan

partidolacara—comentosocarrona.—Yoahoramismoquieropartírtelaatiysomosamigas.

—Quéviolenta—protestoburlona.Lauren comienza a farfullar que no puede creerse que esos dos se

hayan peleado. Los llama insensibles, imbéciles y capullos mientrasfrenéticamentebuscaelpaquetedeMarlborolightensubolso.

—¿Quiénganó?—demandamalhumoradallevándoseelcigarrilloaloslabios.

—¿No irá a encenderse el cigarrillo aquí? —pregunta un hombrealarmadoalaespadadeLauren.

Mi amiga se gira y lo fulmina con lamirada. El pobre tipo no haelegidoeldía.

—¿Me ha visto encendérmelo? —inquiere molesta—. Cuando lohaga,quéjese,amigo,porqueasimplevistayopodríadecirqueustedvaacolocarse detrás de alguna veinteañera y esperará a que el vagón de unfrenazo para tocarle el culo, pero, hasta que no lo vea, no le llamarépervertido.

El hombre lamira indignadísimo, recoge sumaletíndel sueloy sepierdeentrelanubedepersonasandénadelante.

Yonopuedoevitarqueunasonrisillasemeescape,perorápidamenteladisimulo.Noquieroecharmásleñaalfuego.

—¿Quiénganó?—vuelveapreguntarme.Meencojodehombros.Notengoniidea.Noestabaallí.—Vamosaver—medicearmándosedepaciencia—,túloshasvisto

alosdos.Elquetuvieramejorpintaclaramenteganó.Hagomemoria.Losdosteníanlanarizcasirota,cortesenelpómulo,

moratones.—Porpoco,creoqueganóJames.Lauren asiente pero no dice nada más. Claramente está en pie de

guerra.Noentramosenmiapartamento,sinoquevamosdirectamenteacasa

delosHannigan.TengolasensacióndequeLaurensóloquiereasegurarsedequeÁlexestáypuedehacermecompañía,porquenollevamosmásdeun par deminutos en su casa cuando nos dice que tiene quemarcharseperoqueregresaráparadormir.ApostaríaelpocodineroquetengoaquesehaidoaveraBentleyoaesperaraJamesalasalidadeltrabajo.

ÁlexyyovamosadarunavueltaconLuckyalparquedelmercadoJefferson.Compramoscomidachinaderegresoacasaynoslacomemos,yomásbienhagoelintento,viendo«TheBingBangTheory».

Laurennovuelvehasta casi lasoncey,quécasualidad, lohaceconJames.Ningunodelosdosdicenada,peroesobvioque,seadedondesea,vienenjuntos.Álexyyonosmiramoscómplices.

—Me da igual lo que sea, no quiero saberlo —dice socarronalevantándoseyalzandolasmanosalavezquesevaasuhabitación.

—Yosíquiero—comentoburlona.—Noshemosencontradoenelportal.Findeltelegrama—mereplica

Lauren.—¿Aqueyanohacediecisietedías?—lepreguntodivertidaconlos

ojos entrecerrados. Ahora mismo soy Colombo dando el nombre delasesinoalfinaldelcapítulo.

Todavía recuerdo lo indignada que estaba mientras reconocía eltiempoquellevabasinsexo.

Ellamehaceunmohínymisonrisaseensancha.—Vamosadormir—meapremia.Decididonotorturarlamásconlaclaraintencióndehacerlocuando

estemosenmipiso.—Parker, eresunachivata—sequeja Jamescuandopaso juntoaél

caminodelapuerta.Sonríodenuevoymeencojodehombros.Éltambiénsonríeperoes

sumedia sonrisa, esa que siempre significa queme la va a devolver encuantopueda.

—ElnoviodeSandyteenvíarecuerdos—comentosocarrona.Élmehaceunmohínyyomeechoareír.Enmiapartamentovolvemosaponernoselpijamaynosmetemosen

la cama con Fallon en el pequeño televisor de mi habitación y Luckytumbadoanuestrospies.

—Asídebede ser lavidadeunapareja lesbianade setenta años—comentaLaurencruzándosedebrazos.

—Sólonosfaltacolgadoenlaparedungranmarcoconuncollagedetodaslasmanifestacionesproderechosalasquehabremosacudido.

Lasdossonreímos.—Cuandotehasmarchado,hasidoaverlosalosdos,¿verdad?Laurensopesamispalabras.Creoqueenrealidadestádecidiendosi

mecuentalaverdadovuelveamentirmealacaradescaradamente.—Sí, primero a Bentley y después a James. Has sido muy poco

objetiva—añadecambiandoeltonodevoz—.NocreoqueganaseJames.

Másbienhasidounempatetécnico.Sonríodenuevo.Ellanoesnadaimparcial.—¿Yquéfueloquepasó?—pregunto.—¿Seguroquequieresquetelocuente?Séquemehaceesapreguntaporquelahistoriatienealgoquevercon

Ryan.Yaloimaginoy,aunasí,quierosaberlo.—Sí—respondosinmás.—James sepresentó en casadeRyanhechouna furiapor loque te

habíahecho.NoentiendocómoRyannolediolapalizadesuvida.Laverdadesqueyotampoco.—Discutieron—continúa—.Bentleyestabaallí.Entróenladiscusión

a defender a Ryan y al final acabaron ellos dos peleándose. Ryan losseparó.

Asiento.Esoexplicalamínimaheridaqueteníaenelpómulo.—Cuandoestabasaliendodelaoficina,meencontréconRyanenel

ascensorymedijoqueeramejorquealgunascosasvolviesenasercomosiempretendríanquehabersido.

Mivozsuenatriste,exactamentecomomesiento.—¿Ytúquécrees?Mequedocallada.Noséquéresponder.Estoyhechaunverdaderolío.

Jimmy Fallon, con gorro de marinero incluido, anuncia una guerra deHundirlaflotaconSteveCarellynopuedoevitarsonreírfugaz.

—Nolosé—respondoalfin—,peronopodríavolverconél.Tengodemasiadomiedo.Laurenasiente.—Loúnicoqueimportaesquetúestésbien—sentencia.Suspiroypresto todamiatencióna la tele.Es loúnicoquequiero,

estarbien…sinRyan.Esoactualmentemepareceunimposible.

El despertador suena infatigable a las siete de lamañana.No sé porqué,hoynoquierosalirdelacama;enrealidad,sílosé,peromeniegoaempezar a martirizarme incluso antes de abrir los ojos. Además, esdomingo.Esinhumanoquenoshagantrabajarendomingo.

Laurenselevanta.Yosuspiroymeenvuelvoaúnconmásfuerzaenelnórdico.Mepareceunabrillanteideaquehayadecididoducharseprimero.La oigo trastear en su pequeñamaleta y la puerta del baño. Tengo diez

minutosmás.Peroentoncesunacancióncomienzaa sonara todovolumen.Abro

losojosdispuestaa llamarlaperrasinsentimientos,perome interrumpesubiéndosedeunsaltoamicamaycomenzandoacantar:

—Dime,cariño,¿quépiensashacer?Te lopondré fácil,haymuchoqueperder.Miraelsolbrillar.Abrelaventana,déjalopasar.

—Pero¿quéhaces?—mequejodivertida.Ellanomecontesta.Tomaelnórdicoporunextremoymedestapa

sin piedadmientras sigue cantando el I will never let you down,[20] deRitaOra.

—¡Lauren!—¡Venacantar!—dicevozengritoabsolutamentedespeinada.Yo rompo a reír. No me resisto más y me pongo de pie sobre el

colchón.—Cuandodicesquehastenidosuficienteyestásapuntoderendirte

—cantamosalunísono—.Oh,oh.Yonuncadejaréquetevengasabajo.El ritmo cambia y, lo que empieza siendo un tímido baile, se

convierteensaltossobrelacamacomosituviéramoscincoaños.—¡Ey!—gritamosconpalmadaincluida—.Oh,oh.Yonuncadejaré

quetevengasabajo.Las dos vociferamos moviendo la cabeza y alzando los brazos.

ParecequeestamosenunconciertoenelMadisonSquareGarden.—¡Ey!Oh,oh.Yonuncadejaréquetevengasabajo.Estallamosenrisasdenuevoy,cuandonuestrascarcajadassecalman,

Laurensebajadeunsalto.—Espero que hayas captado el mensaje, chica —me dice

fingidamenteseriaantesdeentrarenelbaño.Yomeechoareírunavezmásycontinúocantando.Elmensajeestá

clarísimo.Lauren ha traído de su apartamento unamochila con algo de ropa.

ConesoyloquetrajimosdecasadeRyan,deberíamospoderaguantarunpardedías.Aunasí,empiezaaserurgentequevayaaporelrestodemiscosas. No tiene ningún sentido que alargue más la agonía. Tengo quepensarcuáleslamejormaneradehacerlo.

Al final acabo poniéndomemi falda de la suerte, conmedias claroestá, una nadadora azul ymis botas color camel sin tacón y con tachas.Para combatir el frío, tomo prestado de la ropa de Lauren un jersey

blanco de punto bastante ancho que deja un hombro al descubierto. Yotengounomuyparecido,peroestáconelrestodemiscosas.

LlegamosalRileyGrouppuntualescomounreloj.Laurenvaaentrarconmigoenmioficina,peroaunospasossearrepienteysemarchaasudepartamento.Yolaobservoalejarseconelceñofruncido.Voyatenerqueponermeenserioainvestigarsobreestaespeciedetríosentimental.

—Buenosdías,jefe—saludoaBentleyalavezquecuelgomibolsoenelperchero—.¿Quétalesamano?

—Buenosdías.Podríaestarpeor—selamentaresignado—.Agenda,correoyesascosas,paraempezar.DespuésquieroquevayasarecogerlamaquetaenblancoalagujerodeMax.Hoytenemosreuniónderedactores.Noestoynadacontentoconalgunascosas.

Asiento.Parecequenoestádemuybuenhumor.Durante las siguientes horas me convierto en la eficiencia

personalizada. Como no quiero tener tiempo para pensar, agradezcomuchísimoestartanocupada.

La reuniónde redactoresse llevael restode lamañana.Bentley lesponelaspilas,advirtiéndolesdequenoserelajen,quesipiensanque,alrecibirtantospremiosyelogiosporelartículodeFrankGehryylamadrede Queens, todo está hecho, están muy equivocados. Ahora es cuandotenemosquedemostrarquenohasidoungolpedesuerte.

Bajo a comer con Lauren al Marchisio’s. Tengo que hacer unesfuerzotitánicoparacomermemediaensaladadepavo.Miestómagoestáenpiedeguerrayhacequecadabocadomesupongaunmundo.

A media tarde todo está más tranquilo. Estoy revisando algunosdocumentos cuando oigo pasos acercarse a mi puerta y a los pocossegundos Ryan entra en la oficina. Al verlo, no puedo evitar quedarmeembobadaymilagrosamenteconsigocontenerunsuspiro.Estáguapísimo.Llevauntrajeazulmarino,unadesuscamisasblancasyunacorbataazul.Llamarlodiosgriegoseríaquedarsecorta,demasiadocorta.

Élmemiraytengolasensacióndequequieredeciralgo,pero,trasunossegundos,continúasumarchahastaeldespachodeBentley.

Cuando me siento libre de su mirada, respiro hondo intentandotranquilizarme. Sabía que esto podía pasar. Es más, creo que ha estadoevitandoquepase.

Decidoconcentrarmeentodoloquetengoquehaceryfingirqueélno está aquí, pero cada vez que oigo su voz todo mi cuerpo tiembla,

echándolodemenosdeunamaneracasitemeraria.Resuelta, me levanto casi de un salto y cojo las carpetas de

Administración, lasmásaburridascondiferencia,ycomienzoa trabajar.Necesito estar concentrada y olvidarme de él. Ryan Riley no está en lahabitacióncontigua.RyanRileynoestáenlahabitacióncontigua.

—Maddie—mellama.Eluniversodebeodiarmemuchísimo.Porunmomentosopesosipuedo fingirqueno leheoído,pero, si

quieromantenerunaactitudprofesional,nomepuedopermitirignoraraldueñodetodoesto.

A regañadientes, me levanto y camino hasta colocarme bajo elumbraldeldespachodeBentley.

—¿En qué puedo ayudarte? —respondo tratando de sonarprecisamenteeso,profesional.

Decidoobviar lode«señorRiley».Noquieroque loconsidereunaprovocaciónde las suyasy laverdadesquemesientounpocoestúpidallamandoasíalquetodavíaesmimarido.

—NecesitoquemetraigaslascarpetasdelasinversionesFoster.Tessnoestá—meaclara—.Lasencontrarássobremiescritorio.

Suenafrío,imperturbable.Noestájugando.Yporunmomentocreoqueesomehacesentirtodavíapeor.

Asiento y salgo en dirección a su despacho. La última vez querompimos,él se las ingenióparaponermecontra lascuerdasunayotravez.Ahoranoloestáhaciendo.Parecetenerclarísimoquesehaacabado.Suspiro frustrada y cabeceo. ¿Y acaso no es lo que quiero? ¿Lomejorparamí?Odionosabercómosentirme.Siahoramismomellamaracría,tendríatodalarazón.

Comomedijo,Tessnoestá.Meacercohasta lapuertay laempujoconsuavidad.Creoquedejoderespirareneseprecisoinstante.Estotienequeserunamalditabroma.

15

El estómago seme cierra de golpe y un nudo de nervios y rabia seforma en mi garganta. Ella me ve e inmediatamente gira sobre suscarísimostaconesydaunpasohaciamí.

—Hola, Maddie —me saluda con la sonrisa más taimada ymalévolamentesatisfechaquehevistoenmivida.

Yonodigonada.Notengoporquéhacerlo.Noquierohacerlo.Medoylavueltaysalgoatodavelocidaddeldespacho.Cuandopaso

juntoalamesadeTess,Ryanentra.Elcorazónmedaunvuelcoytodomicuerpoentraenundolorosoletargoalimaginarlosjuntos.

—Maddie,tambiénquieroelinforme…Nomedetengo,nisiquieralomiro.Estoyapuntoderomperallorar

ynoquierohacerlodelantedeningunodelosdos.—¿Qué pasa? —me pregunta Ryan tomándome del brazo y

obligándomeafrenar.Buscamimiradaconlasuyae inmediatamentesuexpresiónseendurece—.¿Quéocurre,Maddie?—inquieredenuevo.

Sigo sin hablar, aunque tampoco hace falta que lo haga. Oigo losmismospasosacercándoseylarabiameinundapordentro.Loprefiero.Larabiaesmuchomejorquelatristeza.Novoyllorar.

CuandoRyanlave,todosucuerposetensa.—¿Qué haces aquí, Savannah? —demanda con la voz

amenazadoramentesuave.—Sólo quería saludarte, que charláramos un rato —responde ella

encantada.—Lárgate—ruge.—Comoquieras.Suvozessolicita,entregada,yyodecidoqueyahetenidosuficiente.

Si quieren montar aquí un espectáculo amo-sumisa, me parece genial,peronopiensoquedarmeaverlo.

—Malditasea,noestoyjugando—replicaRyan.Mezafodesubrazoyavanzohacialapuerta.—Maddie,joder.—Segirahaciamíymedetienedenuevo.

Vuelvoadeshacermede su agarreymealejounospasosde él.Mimiradaseanegaderabia.Noquieroverlo.Noquieroestaraquí.Cadavezquemeacercoaélsóloconsiguehacermedaño.

Laarroganciaylafuriasehacenaunladoysusojosazulessellenandedolor.Sabeperfectamentecómomesientoahoramismo.Alzalamanopero,antesdequepuedaalcanzarmimejilla,doyunnuevopasoatrás.Sumiradaserecrudeceyundesahuciotancristalinoquepuedosentirloenmipropiocorazóninundatodoelespaciovacíoentrelosdos.

—Deja que se marche, Ryan, ella nunca va a entender lo que túnecesitas.

—¡Cállate,Savannah!—brama.Está furioso, a punto de estallar, y ella sonríe como si estuviese

consiguiendo exactamente lo que quiere. Su expresión está llena dealevosía. No entiendo qué jueguecito pervertido es éste o qué esperaconseguir,peronovoyaquedarmeaaveriguarlo.

Salgo disparada del despacho. Cruzo la redacción como unaexhalaciónyllegoalasescaleras.Nisiquieraesperoelascensor.Apenashebajadounpardetramoscuandooigolapuertaabrirseatropelladaamiespaldayunaspisadasaceleradasbajartrasdemí.

—¡Maddie!—mellama—.¡Maddie!Noquieroverlo.Noquieroquemesiga.Noquieroqueestéaquí.Sus pasos suenan más cerca. Apenas he puesto un pie en la planta

diecisietecuandonotosubrazoagarrarmeconfuerza.—Maddie,noséquécoñohaceaquí.Nodigonada,nisiquieradejoqueatrapemimirada.Sóloquieroque

medejemarcharmeyllorar.—Maddie,escúchame.Esoesalgoquenopiensovolverahacernuncamás.—EstuvisteconellaenLuxemburgo,¿verdad?—No—respondesinasomodeduda.—¡Nomemientas!—gritodesesperada,soltandolágrimasllenasde

rabia,demasiadoheridaparapodercontenerlas.—Noteestoymintiendo.Niegoconlacabezaaúnmásnerviosa.Noquierocreerle.Noquiero

seresaestúpidallenadeilusionesnuncamás.—Maddie,joder.¡Escúchame!—¡No tengo nada que escucharte!—estallo zafándome de su brazo

unavezmás.—¡Yosólotequieroati!Él tampoco puede más, pero ahora mismo todo en lo que puedo

pensaresenSavannahSandfordensudespacho,enlaterrazadeChelsea.—Dejadedecireso.Noesverdad.Simequisieras,habríashablado

conmigo,podríashaberconfiadoenmí.Túnomequieresporquepiensasdeverdadtodoloquedijisteborracho.—Unapunzadadedoloratraviesasumirada azul—. Porque, a pesar de todo lo que ha pasado,me siguesviendo como la cría de veintitrés años a la que tuviste que pagarle lasfacturas para que no se quedara en la calle… Porquemataste a nuestrobebé.

Misúltimascincopalabrasnossilencianalosdos.Todoelairesehacargadodedolor.

—Losé—respondeconsuvozmasculinaentrecortadaporprimeravez.

Ryanmantiene sumirada sobre lamía y da un paso haciamí paraabrazarme.Yoniegocon lacabezaperonomemuevo.Sinembargo,encuanto siento sus brazos rodeándome, toda la rabia se recrudece ycomienzoagolpearsupechoconmispuños.Ryannoseaparta,aguantacadatiro,cadasollozo,alavezquemeabrazaconmásfuerzaintentandoconsolarme.Yentoncesrompoallorar.Lohagodeverdad,comonomepermití hacerlo en el hospital ni todos los días que han venido después.Lloro triste, furiosa, dolida; lloro herida, lloro por todo lo que heperdido.Lloroporélypormí.

Ryanmemueveconsuavidadynossientaenelsuelo.Meacomodaensupechoyéllohacecontralapared.Nodejadeacariciarmeelpelo,debesármelosuavementemientras,paciente,esperaaquedejedellorar.

Poco a poco voy tranquilizándome y, casi sin darme cuenta, laslágrimas paran. Aun así, ninguno de los dos nos movemos. Todo estásiendo triste, íntimo, y al mismo tiempo por fin siento que me hedespedidodenuestrobebé.

—¿Teencuentrasmejor?—inquiereenunsusurro.Yoasientosuavementea lavezqueapoyo lasmanosensupechoy

meseparodespaciodeél.—Sí—murmuro.Mivozseveinundadapornuevossollozos.Ryanalzalamanoy,condulzura,lacolocasobremimejillasecando

consuavidadmislágrimasconlapuntadesusdedos.—¿Quieres que te lleve a tu apartamento? —susurra de nuevo—.

HablaréconBentley.Niegoconlacabeza.—No—murmuro.Noquierodesaparecerenmitaddelajornada.Meimportamitrabajo

y no me gustaría descuidarlo más de lo que ya lo he hecho. Además,tampocoquieroirmeacasaypasarmehoraspensandoentodoesto.

—Entoncesserámejorquevayasalbañoyterefresquesunpoco.Asiento.Nisiquieraquieroimaginarelaspectoquedebotener,conla

narizylosojosrojosylacaracubiertadelágrimas.Ryanselevantaymetomadelasmanosparaincorporarme.Mirala

placa de la planta en la que estamos y después pierde su vista escalerasabajo.

—Las obras están ahora en la planta doce. Como es domingo, nohabránadie.Allípodrásarreglartetranquila.

Asientodenuevoydejoquemecojadelamanoymeguíehastaelpisodoceydespuésdentrodeél.Estádesierto.Sólohaymaterialdeobrayescombros.Ryannosllevahastaelfondodelaplantayentramosenlosservicios.

Miraasualrededorhastaquepareceencontrar loestábuscando.Sesube ágil al mármol de los lavabos y, estirando su perfecto cuerpo,alcanza la llavedepasodel agua.Sebajadeun saltoyapartaelgruesoplástico,dejandoalfinloslavabosaldescubierto.

—Esperaréfuera—comentadirigiéndosehacialapuerta.—Gracias—respondo.Mi única palabra detiene en seco aRyan, que se gira despacio.Ese

sentimientoquenoséidentificarvuelveasumiradayelazuldesusojosbrillaconfuerza.

—Despuésdetodoloquehapasado,¿todavíamedaslasgracias?Otra vez vuelvo a sentirme tímida, abrumada, nerviosa. No sé qué

contestar a eso. Puede que lo nuestro no terminara bien, pero no puedoborrar de un plumazo todo lo que despierta en mí o el hombremaravilloso que sé que esconde bajo su traje de ejecutivo. Yo lo sigoviendo,aunqueyanopuedaestarconél.

—Supongoquesigocreyendoenti—murmuroyalfinmeatrevoalevantarlamiradayunirlaalasuya.

Ryan exhala todo el aire de sus pulmones, brusco, sin desunirnuestrasmiradas.Denuevocreoquevaadeciralgo,perofinalmentegirasobresuspasosysemarcha.

Yasola,suspiroconfuerzaymeacercoallavabo.Laverdadesqueme gustaría odiarlo con todomi corazón, ser capaz de borrarlo demivida,perocreoquenuncaloconseguiré.

Cabeceointentandodejardepensar.Novoyasacarnadaenclaroyesloúltimoquenecesito.

Abro el grifo de agua helada y coloco las manos bajo el chorro.Durante unos segundosme quedomirándola chocar contrasmis anillospero, sobre todo,misojossepierdenenelextremode lacinta rojaqueasomatímidobajoeldecompromiso.Lodaríatodoporvolveraaquellahabitacióndehotel.

«Bastaya,Parker.»Meobligoavolvera la realidad.Merefresco lacaraydespuésme

froto con las palmas de las manos para eliminar cualquier rastro demaquillaje.Merecojoelpeloenunacoletay,cuandotermino,suspirounavezmásdelantedelespejo.

—Ánimo, Parker —me arengo—. Puedes enfrentarte a esto y acualquierotracosa.

Ryanmeesperaapoyado,casisentado,enunadelasmesasdetrabajo.Agarraelbordedelamaderaconfuerzaysucamisablancasetensasobresuarmónicopecho.Estápensativo,conlamiradaperdidaenelsuelo.Lamenteparecetrabajarleamilkilómetrosporhora.

Doy un paso al frente y él repara en mí. Alza la cabeza y susespectacularesojosazulesmetomanporsorpresa.Elcorazóncomienzaalatirmeconfuerzayporunmomento temoquepuedaoírloenmitaddeestaplantavacía.

Ryan se levanta con un grácil movimiento y camina hasta mí. Yosuspiroymementalizotratandodeevitarquesudeliciosoolor,sucalidezosimplementeesamiradameafectendemasiado.

«Unabatallacompletamenteperdida.»Sedetieneaunospasosdemíy,despacio,alzalamano.Creoqueva

tocarmi caderay, aunque séque es algoquenodebería sentir, todomicuerposetensayseenciendepreparadopararecibirlo.Mirespiraciónseaceleraaúnmásnerviosaycaótica.Quereresto,desearesto,nomeharáningúnbien.

PerotodosediluyecuandoRyanvuelvearesoplarbruscoytomamimano,obligándomeaandar.

Nisiquierasécómomesientoahoramismo.Laspuertasdelascensorseabren.Entroy,algirarme,medoycuenta

dequeélnomesigue.—¿Nosubes?—lepregunto.—Mejorno,Maddie—respondesinapartarsumiradaincreíblemente

azuldelamía.Asiento con una sonrisa que no me llega a los ojos. Ha vuelto a

decidirporlosdos,peroenestaocasiónnomeimporta.Yotambiéncreoqueeslomejor.Necesitocreerlo.

Mientrascruzolaredacción,lamarañadepensamientosquetengoenla cabeza se hace más intensa. Tengo la sensación de que todo lo quesiento por él tira de mí en dos direcciones a la vez. Es agotador yfrustrante.Sóloquieropoderolvidarlo.

Me siento a mi mesa y continúo trabajando. Bentley no me haceningunapreguntayyoseloagradezco.SéquelasituaciónparaélesmáscomplicadaqueparaLaurenoSpencer.Al finyal cabo,esaarpíaes suhermana.

AlascincoenpuntodespejomimesaycorroalvestíbuloareunirmeconLauren.

En el ascensor, rodeada de ejecutivos, intento mantener todos mispensamientos a raya, pero antes de queme dé cuenta estoy jugueteandoconmis anillos y todos vuelven como un ciclón. Por suerte el trayectodurapocoy,encuantopongounpieenlaplantabaja,recuperolacorduraydejodemartirizarme.

Laurenmeavisadequenovamosacasa.HallamadoalosHanniganyaCharlieycenaremostodosenelSaturdaySally.

Apenas como, perome ríomuchísimo. Jameshadecididovolver ainventarsesuspropioschistesysonmalísimos.

Aunqueinsisteenquenoleimporta,liberoaLaurendesupromesade amiga para que pueda ir a dormir a su apartamento. Me cuestaconvencerla,peroal final loconsigo.Sí lepidoquemedejesuropaunpardedíasmás.Sigosintenerquéponerme.

MientrasatravesamoselcruceconlaSéptimacaminodelVillage,medescubrojugandoconmisanillosdenuevo;enrealidadllevohaciéndolotoda la noche. Es duro pero comprendo que, si quiero volver a

comportarmecomolachicalistaquesolíaserynovolveracometerlosmismos errores, hay algo que debo hacer. Hoy he estado a punto deolvidarmede todosmismiedos y concentrarme sólo en lo bien quemesientocuandoestamoscerca.Esonopuederepetirse.

—¿Laúltima,Parker?—preguntaJamesabriendolapuertadelportalysacándomedemisacuciantespensamientos.

Lemiroconfusa.Noleestabaprestandoatención.Jamesmeponelosojosenblancoyconunasonrisamerepitelapregunta.

—No, gracias —respondo—, pero tengo algo que hablar contigo,Charlie.

LosHanniganyelpropioCharliememiranconelceñofruncido.—Unaconsultalegal—aclaro.Charlieasiente.—Claro—respondeconvencido.Subimos al piso de losHannigan y,mientras ellos se sientan en el

sofáyenciendenlatele,Charliemeseñalaunodelostaburetesdelaisladelacocinayéllarodeahastaquedarfrenteamí.

—Pasaamidespacho—medicedivertido.Yosonrío,peronosoycapazdedisimularlonerviosaqueestoy.—¿Enquépuedoayudarte?—mepreguntaprofesional.Porunsegundomequedocallada.Nisiquierasécómoplantearlo.—Quierodivorciarme—sueltoenungolpedevoz.Charlie enarca las cejas y frunce los labios. No se lo esperaba.

Finalmentecarraspeaal tiempoquedaunosgolpecitosconlasyemasdelosdedossobrelaencimera.

—¿Firmasteis un acuerdo prematrimonial? —me preguntarecuperandoalabogadoimplacable.

—Yolleguéafirmarlo,peroRyannoquisohacerlo,asíquesupongoque no tiene valor. De todas formas —interrumpo cualquier cosa quefueraadecirme—,nomeimporta.Noquieronadadeél.

—Maddie, te engañó. ¿Sabes lo que eso significa? Podrías sacarlemuchísimodinero,tenertuvidaresueltaparasiempre.

Charlie no es ningún buitre. Sé que lo hace con la mejor de susintenciones,peronuncaestuveconRyanporsudineroyesotampocovaacambiarennuestrodivorcio.

—Lo sé, pero no quiero nada—me reafirmo—. Sólo me gustaríaconservarmiapartamento,pagarunalquilerporél.

—¿Estás segura? —inquiere una vez más. Yo asiento—. Es tudecisión—sentencia—.Sinoquieresnada,vaaserunademandasencilla.Mañanalatendrélista.

Hablamosdealgunosdetallesmás.Sobretodo,decómoquieroquequeden las cosas respecto a mi apartamento. Charlie me explica que esmás que posible que nos pidan que firmemos algunos acuerdos deconfidencialidadsobreporquéterminóelmatrimonioylosacuerdosquehemosalcanzadoeneldivorcio.Nomeimportatenerquehacerlo.

—Puescreoqueyaestátodo—meanunciacerrandolaagendadesuSmartphone.

Me bajo del taburete dispuesta abandonar el «despacho» deCharlieSaxs cuando caigo en la cuenta de algo. Los acaricio en mi anular unsegundoyfinalmentemelosquito.

—Losanillosdecompromisoydepedidaquierodevolvérselos—ledigoponiéndolossobrelaencimera.

Charlie los mira un segundo, después me mira a mí y finalmenterodealaislaysesientaenuntaburete,obligándomeaqueyolohagaasulado.

—Maddie,¿deverdadesestoloquequieres?Séqueestásenfadada,no te culpo, pero son tus recuerdos. Nadie pensaría que eres unaaprovechadaporquedártelos.

Sonríoperonomellegaalosojos.—No losdevuelvoporeso—mesincero—;quieropasarpáginay,

viéndolosenmidedocadadía,nopuedo.—Comoquieras—repite—.Losllevaréauntasadorparaincluirlos

enlademanda.—Tambiénestáesto.Cojo con cuidado el extremo de la pequeña tira roja y deshago el

nudo.Memuerdoellabioinferioryporunsegundolaacaricioentremisdedos.Mevaacostarmássepararmede lapequeñacintaquede losdosanillosdeplatinoydiamantes.

—Quieroquelaincluyas—continúodiciendomientrasladejojuntoalosanillos—.Obviamentenotendrásquellevarlaaltasador.

Vuelvoasonreírperootraveznomellegaalosojos.Charlieimitamigestollenodeempatía.

—También una pulsera. No tiene ningún valor. Sólo costó seisdólares.

Charlieasienteycogesumochilaparaguardarlosanillos.Comosientendieraexactamenteelvalordecadapieza,eslacintarojalaquetrataconmáscariño.

Loobservoabrirlabolsaycerrarladespués.Imaginarmicintarojaen el fondo de la desvencijada mochila de Charlie significa quedefinitivamenteseacabó.

Giro sobre mis pasos y me dirijo a la puerta. Los chicos intentanconvencermeparaqueveaunapeliydespuéselprogramadeFallon,perosóloquierometermeenlacamaydormirsietedíasseguidos.

Mividaesunasco.

Eldespertadorsuenaperoloapagodeunmanotazoymequedoenlacama con la vista clavada en el techo. No puedo creer cómo se hacomplicadotodoestosdías.Mellevolaspalmasdelasmanosalosojos,peroacabosuspirandodesilusionadaalnoencontrarmeconmianillodecompromisoniconeldeboda.Aunque,comoyavislumbrequepasaría,loquemásechodemenoses la cinta rojade la chocolatina.Suspirodenuevoymiromidedoanular.Ojalápudieradecirqueesacintaesloúnicoqueechodemenos.

Mientras me estoy compadeciendo, oigo un portazo en el piso dearribayamivecinaSandygritarcomounaloca.Estácansadadequesunovionorespetelaintegridadartísticadesutrabajo,aloqueélrespondeque, aunque no le guste, eso fue lo primero que le atrajo de ella. NoentiendolafraseycomienzoatenerverdaderacuriosidadporsaberaquésededicaSandy.

Enmitad de la discusión, oigo un golpe seco, como si unmueblehubiesecaídoalsuelo.Meincorporoyagudizoeloído,preparadaporsitengoque llamara lapolicía,peroapenasun segundodespués todosongemidos y el rítmico golpeteo del cabecero de la cama contra la paredmientrasellanoparadegritarquelequiere.

—Gracias,Sandy—digoseñalandoel techoconel índiceal tiempoqueguiñounojoychascoloslabios—,acabasderecordarmeesoquenoechodemenosenabsoluto.

Pura ironía y frustración sexual a las siete de la mañana. Eso nopuedeserbueno.

Me levantoydesganadamemetoen laducha.Ni siquierapongo la

radio. Con mi suerte, acabará sonando una canción increíblementeromántica,deesasdegentequeencuentrasualmaalosdieciséisy,cuandomueren,setransformanendosestrellasfugacesquesurcanparasiempreel universo. Yo necesito una que hable de cambios a mejor, de cosasnuevas o, en su defecto, a alguien que cante que entiende que estoy tandeprimidaquequieropasarmetodoeldíaenelsofáenpijamacomiendocereales.MepreguntosiLeonardCohentendráunacanciónsobreeso.

EnlamochiladeLaurenencuentrounvestidovaqueroabotonadoenlapartedelantera.Locomplementoconunasmediasnegrasymisbotinestambiénnegros.Merecojoenpeloenunmoñodebailarinay,aunquenopensaba maquillarme, tras una noche prácticamente en vela no puedopermitirme ir con la cara lavada. No desayuno pero me bebo una tazatamañoXXLdecafé.

Cojo un pañuelo ymi abrigo yme llevo aLucky a dar una vuelta.Paseandoyobservandoa lagente irdeun ladoaotro,mesientomejor,inclusomeanimoacomeralgoymecomprounpretzel enelpuestoalfinaldemicalle.

Me entretengomás de la cuenta y, después de dejar aLucky en miapartamento, tengo que salir disparada a la parada de metro.Afortunadamenteno llegodemasiado tardeyBentleynoparecedarsenisiquieracuenta.

Enciendo el ordenador y, cuando la agenda se carga, verifico lasreuniones del día.Resoplo al comprobar que la reunión de grupo se hatrasladadoaestamañana.Definitivamentedebodehabersidounapersonahorribleenotravida.Estoyentreelqueinventólamúsicadiscooelquepusodemodalashombreras.

Me levantodeun saltoyvoyhasta la estantería roja.Lomejorquepuedo hacer es mantenerme ocupada. No me queda otra que ir a esareunión.Loúltimoquenecesitoesestarmartirizándometodalamañana.

Consigomantener el tipo hasta las oncemenos cinco, pero cuandoveoaBentleysalirconunpardecarpetasenlamanodispuestoaquenosvayamosalareunión;miconvicciónflaquea.

—Maddie,notienesquevenirsinoquieres—mediceconunasuavesonrisallenadeempatía.

Yoasientoyledevuelvoelgesto,aunqueelmíoesmásnervioso.Séquelodicepormí,perolaideaderecuperarmividaprofesionalsigueenpieyesoincluyelasreunionesdegrupo.

—Estoybien—respondo—.Sóloesperoquenoseamuyaburrida—añadoresuelta.

La sonrisa deBentley se ensancha y salimos los dos del despacho.Llegamosalasaladeconferenciasconlareuniónapuntodeempezar.Sinembargo, es obvio queRyan aún no ha hecho acto de presencia porquetodos los ejecutivos están todavía charlando en corrillos en la entrada.Bentley y yo los esquivamos y nos acercamos a la mesa. Mentalmentesuplicoparaquenomepidaquemesienteasuladoy,silohace,quenomereservelasillaentreélyRyan.

Losejecutivosseapresuranaentrarytodomicuerposetensa.Ryanestá aquí.Bentley señala el extremo de lamesa. Parece que la conexióntelepáticahafuncionadoamediasporque,aunquetengoquesentarmeconél,esmijefequienlohacejuntoalapresidencia.

Aliviada,ocupomisillay,eficiente,cojolacarpetaquemetiende.—Este artículo ya está corregido—me anuncia—, pero quiero una

segundaopinióndelostresúltimospárrafos.Nomeconvencelamaneraen la que expone las conclusiones de las jornadas y creo que deberíamencionaraSheldonMemphismuchoantes.

Asientovariasvecesycomienzoaexaminarelartículo.QuealguiencomoBentleymepidaamíunasegundaopinión,mehalagamuchísimo.Además,estarocupadamevienedecine.

Todos los ejecutivos y los ayudantes están sentados cuando unosrápidos tacones atraviesan el ambiente de la habitación. Unos segundosdespués, Lauren entra casi derrapando en la sala de conferencias y dejafrentealsillóndeRyanuniPadyvariascarpetas.

Suspiraaliviada llevándose lasmanosa las caderascuando lo tienetodo listo. Nuestras miradas se cruzan y pronuncia un «cabronazo» sinemitir sonido alguno al tiempo que agita la mano. Después le hace unmohín a la silla, como si se lo hiciera a Ryan. Está claro que el señorirascibleestáenplenaforma.

Nopuedoevitarsonreír,casireír,perolarisasemecortadegolpecuandoloveoentrar.Estámásqueguapo,guapísimo.Llevaunincreíbletrajegrismarengoqueseajustaasuperfectocuerpo,unacamisablancayuna corbata delgada y gris. Su pelo castaño claro luce en un peinadocasual, delicioso, espectacular y, por algún extraño fenómeno de lanaturaleza,susojosbrillanaúnmásazules.

Caminahastasusillóndejandoembobadosahombresymujerespor

igual, aunque obviamente por motivos diferentes. El magnetismo quedesprende, esa actitud de macho alfa, está dominando por completo lasala,dejandoclaroquiéntieneelcontrolaquí.

—Stevens, no quiero perder el tiempo—le dice a Laurenmientrastomaasiento.

Ella asiente convertida en perfecta eficiencia y toma un pequeñomando de un extremo de la mesa. Al pulsar un botón, las pantallas sellenan de gráficos y ella empieza un discurso muy elaborado sobrenúmeros,opcionesdeventasyproductividad.

—PeroesosnúmerosdanporhechoqueelRileyEnterprisesGroupcrecerá a un ritmo del veintiséis por ciento —la interrumpe alarmadoMoore, un director de departamento, aunque no sé de cuál—. Ningunaempresadelpaísescapazdecreceraesavelocidad.Deberíahacermejorsusdeberes.

Lauren por un momento no sabe qué decir y Moore parecevanagloriarse de ello. Yo no entiendo mucho de números, pero meparecenunas ideasmuy competitivas, quizá arriesgadas, pero en ningúncasoestúpidas.

—Márchese.La voz de Ryan, que ni siquiera ha levantado la vista de los

documentosquerevisa,atraviesalasala.Laurentragasalivaysedisponeadejarelmandoenlamesaantela

sonrisatriunfalysatisfechadel imbécildeMoore.Yoquierodefenderla,peronosécómo.

RyandejacaersuestilográficaMontblancdeplatinodecuarentamildólaressobrelosdocumentosyalzalentamentelacabeza.

—SeñorMoore,¿nomehaoído?—diceclavandosumiradaenél—.Márchese.

Todoslosejecutivossequedanboquiabiertos.—El Riley Group crecerá al veintiséis por ciento porque tiene el

potencial suficiente para hacerlo. Le aconsejo que vaya preparando sucurrículumparaentrara trabajarencualquieradeesasempresasquenopuedenllevaresteritmo.

Ryannonecesitagritar,nisiquieralevantarse.Susimpleexpresiónytodoesepoderqueirradialesonsuficientes.Vuelveasusdocumentossininmutarse. Ahora mismo es la fotografía perfecta de la tenacidad, labrillantez,eléxito;esNuevaYork.

—Stevens,continúe.Miamiga,conunasonrisadeorejaaoreja,giraelpequeñomando

entre susdedosy sigue con su explicaciónmientrasMoore abandona lasala.

Aunquenoeraelplan,nopuedoevitarcontemplarlo.Hanacidoparaocupar esa silla. Es tan brillante, tan capaz, un auténtico líder. En eseprecisoinstante,Ryanalzalacabezaynuestrasmiradasseencuentran.Lamíallenadeadmiración,lasuyaderrochandotodoeseatractivo,todoesecontrol.

Ahoramismoelcorazónmelateridículamentedeprisayesoestodolo que necesito para darme cuenta de la estupidez que estoy haciendo.Quedarme contemplándolo embobada y después dejar que su miradaatrapelamíanoesalgobuenoparamí.

Finalmentemeobligoaapartarlavistaylaconcentroenelbolígrafoque tengo entre las manos. Suspiro bajito intentando controlarme, perotodavíapuedosentirsusojosazulessobremí.

—Stevens,creoquehaquedadoperfectamenteclaro—lainterrumpeRyanliberándomedesumirada.

Ella asiente y se sienta en la fila de sillas junto al resto de losasistentes.

—SeñorMorgan—lellamaRyan—,losastilleros.La reunión acaba relativamente rápido. En cuanto la da por

terminada,melevantodemisillaysalgodelasalamezclándomeconelrestodeejecutivos.Noquierodarnoslaoportunidaddequedarnossolos.

Loquequedadedía,melasarregloparanopararunsoloinstante.Eltrabajosehaconvertidoenmimejormedicina.Inclusopierdolanocióndeltiempo.Cuandosalgoallevarunospapelesaunodelosredactoresymedoy cuentadeque apenasquedanunpar, comprendoque eshorademarcharseacasa.Sonmásdelasseisymedia.

Me despido de Ben con una sonrisa y salgo del Riley Group. Latemperaturahabajadounpardegrados.Meabrochohastaelúltimobotóndelabrigoyaceleroelpasohacialaparadademetro.

MientrasesperoenelsemáforodeBroadwayconColumbusCircus,mi móvil comienza a sonar. Miro la pantalla y suspiro cuando veo elnombre de Charlie parpadear en ella. No creo que me llame parainvitarmealcine.

—Hola,Charlie.

—Hola,Maddie.¿Tepilloenmalmomento?Inconscientemente miro a mi alrededor buscando una excusa. No

quierohablardeestoperotampocopuedohuirdemipropiodivorcio.—No,cuéntame—respondoalfinalgoenfurruñada.Avecesparezcounacría.«¿Quiénestaríamuydeacuerdoconeso?»—HehabladoconWyattLawson,elabogadodeRiley.Haceunapequeñapausayyotengounaligerasospechadeloqueva

adecirme.—Seniegaafirmarlospapeles—sentencia.Memuerdoel labioinferiorsinsaberquédecir,aunqueenrealidad

algodentrodemíyasabíaquenomelopondríafácil.—Sisigueasí,tendremosqueiranteeljuez.Asientosinserconscientedequenopuedeverme.Undivorcioenlos

tribunalesqueseconviertaenunabatallacampalesloúltimoquequiero.—Seacabaráarreglando—tratadeanimarmeantemisilencio.—Losé—respondoautomática,perotengomisdudas.Nocreoque

Ryandésubrazoatorcer.—¿Yahabéisacabado?—oigoaÁlexpreguntardefondo.Miro el disco del semáforo. Sigue en rojo.Oigo un leve rumor al

otroladodelalínea.Elteléfonoestácambiandodemanos.—Vámonosalcine.—EsÁlex.Meequivocaba.Alfinalheconseguidounainvitaciónalcine.—Nomeapetecesalir—medisculpo.—Tevasaaburrirsola.Jameshaquedadoconlaquesesuponeque

no queda —comenta socarrona y automáticamente sé que se refiere aLauren.

—No,gracias.—Noteloestabapreguntando—measegura.Suvehemenciamehacesonreír.—Ya lo sé, pero paso de ver cómo os metéis mano en cuanto se

apaguenlasluces.—MeconfundesconlaquenohaquedadoconJames—replicayyo

sonrío.¿Quése traeránesosdos(tres)entremanos?—.Yonohagoesascosas.

Mi sonrisa se ensancha. El disco cambia de color y comienzo acaminar.

—Nosdivertiremos—intentaanimarme.—Osloagradezco,perono.—¡Maddie!—protesta.—Álex, voy a entrar en elmetro, la co… nicación se p… erde—

respondoburlonafingiendointerferencias.—Noteatrevasacolgarme—mereplicamuyseria,peroséqueestá

apuntoderomperareír.—Secor…talosi…to—continúoalbordedelarisa.Loúltimoqueoigoantesdecolgarescómomellama,ofendidísima,

porminombrecompleto.CaminodemiapartamentomeparoenlatiendadelseñorAhmedani

ycompropandemoldeyalgúnqueotroalimentobásico.Apenas tardodiezminutos,aunquedetodasformasnotengoprisa.Jamestampocoestá,asíquehoymeesperaunanochedelomástranquila.

Enciendolatelealentrar.Noquierovernadaenparticular,peroasíestarédistraída.Memetoenmihabitaciónymepongounpijama;nadadelotromundo,pantalonesverdesyunacamisetablancaanchaycómoda.

Es invierno pero sigue gustándome demasiado andar descalza, asíque no me preocupo en buscar las zapatillas. Cuando regreso al salón,están entrevistando a unos de los cuidadores del zoo de Central Park,quienaseguraqueunodelosmonosbajosucuidadoescapazdetocarenunpianodejugueteunapiezadeVivaldi.

Esunmonoalascuatroestaciones.Por Dios, tengo que dejar de pasar tiempo con James. Se me está

pegandosuhumor.Con la sonrisa en los labios, voy hasta la cocina.Abro la bolsa de

papelycomienzoasacarloquehecomprado.GuardolosCapitánCrunchenelarmarioy,cuandomegiroparahacerlomismoconalgodeverduraen el frigorífico, me encuentro de cara con el pequeño dibujo delrascacielosdeWhitePlainsqueRyanhizoparamí.Loacariciodespacio.¿Cómo es posible que no lo haya visto antes? Frunzo el ceño alcomprobarquenollevaelimándeIloveNYCconelqueloteníasujeto.Mirohaciaelsueloylodivisoentrelaneveraylapared.Probablementeel dibujo se cayó, James o las chicas lo encontraron y volvieron acolgarlosinsaberquiénlohizo.Suspiroconelimánenlamano.Deberíatirareldibujo.Nohetenidonadamásclaroentodamivida.Pero,enlugarde eso, cambioel imányvuelvo aponerle el del logode la ciudad.No

estoy preparada para deshacerme de este recuerdo. Significa todos lossueñosdeRyan,cómoesenrealidad.Nopuedotirarloalabasurasinmás.

Decidida,guardolasverdurasenunabaldacualquieraymegirootravezhacialaisla.

«Nadademartirizarse,Parker.»Notengohambre,peromeempiezaapreocuparquenuncalatenga.

Además de ser muy irresponsable, Sean dijo que debía comer pararecuperarmedeltodo.

Abrodenuevolabolsadepapelysacoelpaquetedepanblanco,lamermelada de arándanos y la mantequilla de cacahuete. No es lo mássaludable,peroapuestoaquelamermeladatienemuchasvitaminas.

AcabodedejarmisándwichreciénhechoenunodemisplatosazulesdeIkeacuando llamana lapuerta. Imaginoque serán JamesoLaurenoJamesconLauren,encuyocasotendránqueexplicarmededóndevienenjuntos.Mefrotolasmanosconunasonrisillamalvada.Nopiensovolveraconformarmeconlapobreexcusadequeseencontraronenelportal.

—Voy—respondoaunospasosdelapuerta.Abro con la sonrisa preparada, pero se me borra de golpe en el

mismoinstanteenquemidevastadocorazónseacelerasinremedio.—Hola—mesaludaconsusojosazulesatrapandoporcompletolos

míos.—Hola—musito.Llevalamismaropaqueenlareunión,sóloquesehadesabrochado

losprimerosbotonesdelacamisaysehaquitadolacorbata.Elextremolesobresaledelbolsillodesupantalón.Parececansado,unanovedad,pero,sobretodo,parecemalhumorado,otranovedad.

—¿Puedopasar?—mepregunta.Laprimerarespuestaquesemevienealoslabiosesquenotienepor

quépreguntar,dadoquelacasaessuya,peromecontengo.Noséquéhaceaquínitampocoelmotivodelofuriosoqueestá,asíquenoquieroecharleñaaunfuegoquetodavíanopuedoverporcompleto.

Finalmenteasientoymehagoaunladomoviendolapuertaconmigo.Ryanentraconelpaso lento,noporquedude, sinoporqueesobvioqueestáenguardia.

Deprontomedescubro increíblemente nerviosa y esa sensacióndeque volvemos al principiome atrapa por completo.No tengo ni lamásremotaideadeenquéestápensandoahoramismo.

—¿Quieres beber algo?—le pregunto, aunque no estoy segura detener Jack Daniel’s. Supongo que podría ir a buscarlo a casa de losHannigan.

—¿Yatehasinstaladoaquí?—inquieremirandoasualrededor.Noséquécontestaraeso.Nomeheinstaladotodavíaaquíporqueno

sé si va a aceptar el divorcio y que le pagueun alquiler.Conociéndolo,seguramentelarespuestaseanoyesosignificaquedeberébuscarmeotroapartamento.

—Aúnloestoypensando—contestotímida.Ryanasiente.Clavasuvistaenunsobreblancoyalargadoquetiene

entresusmanosaltiempoquesehumedeceellabioinferiorbreveyfugaz.—Novoyafirmarlo,Maddie—afirmadejandocaerelsobreenmi

mesitadecentro.Sonlospapelesdeldivorcio.—Teagradeceríaquelohicieras—murmuro.LamiradadeRyanserecrudecey,acelerado,sepasalamanoporel

pelo.—Sé que me equivoqué, pero no puedes pedirme que firme los

papelesdeldivorcioymeolvidedeti.Suspalabras salen con tanta fuerzade sus labiosquemedesarman.

Eso es lo último que quiero, pero también sé que es lo que más meconviene.

—Ryan,tenemosqueseguiradelanteconnuestrasvidas.Tengolasensacióndequeseloestoysuplicando.—Maddie,nopiensoperderte—sentenciafurioso.Suvozsuenamasculina,casidesgarradora,ysusojosbrillanazulese

intenso.Ahoramismoestoymásconfusaquenunca.Fueélelquevinoynisiquieraintentóverme,elquedejóquepensaraquelehabíapegadounapaliza amimejor amigo.No quiere perderme pero tampoco hace nadaporrecuperarme.Élnoeselúnicoqueestáenfadado.

—¿Yporquémedijistequeeramejorquealgunascosasvolviesenasercomosiempretendríanquehabersido?—replicollenaderabia.

Creoquenopodríaolvidaresafraseaunquequisiera.Ryannodicenada.Sellevalasmanosalascaderasysusendurecidos

ojos azules se clavan en losmíos.Estámuy enfadado, frustrado, con labatallainternaaflordepiel.

—Porqueeslomejor—contestaexasperado.

Cabeceonerviosa.Novoyavolverapasarporesto.Noquiero.—Te das cuenta de que has venido aquí a decirme que no vas a

perderme,peronisiquieraahoraerescapazdehablarconmigo—replicoconlavozentrecortada.

Ryanresoplaarisco.Estáallímite.—Sóloquieroprotegerte—respondecasienungrito.—Puesyonoquieroquelohagas—contestoenelmismotono.Nodiceunapalabraperosusojosazulesparecendecirlastodas.Ese

sentimiento que no sé identificar vuelve y por un segundo parecevulnerable. Eso me desarma. Sin embargo, como tantas veces, laarroganciavuelveaganarlapartidaybrillaintensaensumirada.Novaahablarconmigo.

Hartadequetodoseaasí,girosobremispiesymedirijoalpasillo.Noquieroverlo.Noquiero seguirconestaagoníaquenonos llevaráaningunaparte.

—Yahassufridobastante,Maddie—susurraconsuvozmásroncaymasculina.

Suúnicafrasemedetieneensecoyunalágrimacaepormimejilla.Megirodespacioaltiempoquemelasecorápidaybruscaconeldorsode la mano. Él sigue en el centro de mi salón, injustamente guapo,mirándome,consiguiendoquesóloquieracorrerasusbrazos.

—Acabé haciéndote daño —continúa—, ¿no lo entiendes? Pasóexactamenteloquesiempresupequepasaría.Asíquemehejuradoamímismoquememantendréalejadodeti.

Bajotodosuautocontrolsuspalabrasestánllenasderabiaydedolor.Misojosse inundande lágrimas.Noquierooírledecirque luchará

pornoestaramilado.—Pues vete—murmuro con la voz entrecortada por el llanto y la

rabia.—¿Crees que no sé que eso es lo que tendría que hacer?—replica

arisco.—¡Hazlodeunamalditavez!—grito.Estoycansadadetodoesto.—¡No puedo! —contesta absolutamente exasperado. Calla unos

segundos, tratandodeencontrar lamaneradecalmarse,denosonarcasidesesperado—.Joder,nopuedoynosabescómomeodioporello,peroesqueyanosévivirsintocarte.

Suspalabrasnos silenciana losdos.Eldueñodelmundonopuedevivir sin la pobre chica deCarolina de Sur.Mi corazón revive con esafrase,perovuelveacaerfulminadoporquenosdejaotravezenlacasillade salida. No puede vivir sin tocarme, pero se ha jurado no volver ahacerlo.¿Enquéposiciónmedejaeso?

—Ryan,noséquéhacer—mesincero.Ahoramismoestoysobrepasadaportodoloquesentimos.—¿Deverdadquieresquefirmeesospapeles?—mepreguntayalgo

ensuvozhacambiado.—Ryan—lollamoclavandomimiradaenelsuelo.Nisiquieraséquéleestoypidiendo.—¿Esloquequieres?No contesto. No sé qué decir. No puedo estar con él, pero no he

dejadodequererloniunsolosegundodesdelaprimeravezquelovi.—¡Contéstame!—meapremiaconsuvozdejefetiranoyexigente.—¡Nolosé!—respondofuriosa,alzandolacabezaydejandoqueal

fin su mirada atrape mis ojos vidriosos—. No lo sé —repito en unmurmuro.

—Maddie—susurrasalvaje,sensual.Cruzaladistanciaquenosseparay,comohahechotantasveces,toma

micaraentresusmanosymebesa.Sinembargo,estaveznopuedodejarque lo haga. No sé lo que quiero, pero tengo demasiado miedo. Estoyinmovilizada,asustada,demasiadoenfadadaytriste.

Sin que pueda evitarlo, una lágrima cae pormimejilla y vuelvo aagachar la cabeza. No quiero que me vea llorar, pero Ryan no me daopciónymeobligasuavementeaalzarladenuevo.Sumiradasellenadeundolorfríoysordoalencontrarseconlamía.

Une nuestras frentes. Mi respiración se acelera. La suya se agitadespacio.Lequiero,peronopuedoestarconél.

Finalmentemebesaenlafrenteysealejademí.—Ryan,porfavor—lollamo.Peronomeescuchay,sinmiraratrás,saledemiapartamento.Yo me quedo de pie en el centro de mi salón.Me siento aún más

vacía.Nuncapodréquereraotrohombre.Nuncapodréolvidarmedeél.Noquieroolvidarmedeél.

Suspiro hondo y me seco las lágrimas con rabia. Odio toda estamalditasituación.

Cojoelmóvildelaisladelacocinaytiroelsándwich.Yanopodríacomeraunquequisiera.Apagolaluzdeunmanotazoycaminoaoscurashastamihabitación.EstoyaunospasosdemicamacuandomiiPhoneseilumina.Mirolapantalla.EsuncorreoelectrónicodeCharlie.

De:CharlieSaxsEnviadoel:06/10/201419.47Para:MaddieParkerAsunto:Reunión

¡Hola!AcabadeponerseencontactoconmigoelabogadodeRyanRiley.Haaccedidoalafirmadeldivorcio.ElactodeconciliaciónseráelpróximoviernesalasdiezdelamañanaeneldepartamentojurídicodelRileyGroup.Nosvemosmañana.Charlie.

Mequedomirandolapantallacomounaidiotay,antesdequemedé

cuenta,estoyllorandodenuevo.Memetoenlacamaymetapohastalasorejas.Nuncaloheechadotantodemenoscomoenelmomentoenelquelohevistomarcharse.Memuerdoellabioparacontenernuevaslágrimas.Noquiero llorar.Hadebidodar laordende la firmacuandoacababadesalirdeaquí.Sollozo.Todosehaacabado.Memuerdoel labioaúnmásfuerte. El sabormetálico de la sangre semezcla conmi saliva. Suspirohondoymeacurrucocontralaalmohada.Todosehaacabadodeverdad.

Cuandosuenaeldespertador,creoquenohedormidomásdemediahora seguida. Lo apago de unmanotazo y, exhausta, ruedo por la camahasta hundir la cara en la otra almohada.Me arrepiento al instante.Estáheladapero,sobretodo,nohueleageldeafeitadonialavandafresca.

¡Joder!¡Mierda!¡Malditasea!Resoplo con fuerza y comienzo a patalear con furia contra el

colchón.Yonosoyasí.Quierodejardellorar.Quierodejardeestartriste.Me levanto de un salto y enciendo la vieja radio suplicando por unacanciónqueseacomounterremotodebuenrollo.Melomerezco.

—Vamos,vamos—gimoteoimpacientemoviendoeldial.Y entonces oigo los primeros acordes de Not giving in,[21] de

Rudimental,JohnNewmanyAlexClare.—¡Sí!—gritoalzandolosbrazos.

Estacanciónesjustoloquenecesito.Medesvistodeprisaymemetoenladucha.Elaguatardaenponerse

calienteperonomeimporta.Novoyarendirme.Puedequehayasidounasemanadura,perohoy

nadaninadievaa robarme la sonrisade lacara,da igualcuántos trajesitalianosamedidatenga.

SalgodeladuchaenvueltaenunatoallayabrolamochiladeLauren.Sin embargo, antes siquiera de revisarla, la cierro de golpe. Cojo lasbolsasdeteladelsupermercadoquetodavíacontienenmiropaylasvacíosobre la cama. Quiero ponerme uno de mis vestidos. No quiero llevarnadaprestado.Quieroseryosinresquiciodeduda.

Me pongo mi vestido color vino tinto con pequeños estampadosrosas y blancos yme anudomis Converse también blancas. No las queRyanmecomprócuandoestuveenelhospital, lasmías,lasquevinieronenmimaletadesdeSantaHelena.

Me seco el pelo con secador yme lo dejo suelto.Memaquillo unpoco y me pinto los labios. Necesito un look divertido. Me pongo micazadoravaqueraysacoaLucky.Algorápido.Nopuedollegartarde.

Después,comounaneoyorquinamás,corrohastaelmetroyllegoalRileyGrouppuntualcomounreloj.

Lamañanasemepasavolando.Eficienteyprofesional,hagotodoloqueBentleymemandaeinclusotengounratoparacharlarconLindaensu mesa. Esto de no pasarme las horas mirando las musarañas,conteniendoelllantoomartirizándome,mehadadomuchotiempoextra.

AlaunaenpuntosoyyoquienllamaaLaurenparairacomer.Sigosin hambre, pero me he propuesto recuperar la normalidad y piensohacerloentodoslossentidos.EnelMarchisio’sséqueLaurenhanotadomicambiodeactitud.Nomehadichonada,peromehafrenadocuandoibaapedirunaensaladadepavoyhaordenadohamburguesasconquesoyCoca-Colalightparalasdos.Tirarladietaporlaventanaessumaneradedecirmequeeldíavaasergenial.

MesientotanmotivadaquelepidoaLaurenquenohagaplanesymeacompañe a buscar el resto de mis cosas a Chelsea. Ella asienteentusiasmada. Iremos en cuanto salgamos de trabajar. Ryan nunca semarchaalascinco.Esohacepocoprobablequecoincidamosallí.

No lo hevisto en todo el día y lo prefiero.Se acabó el llorar y seacabóelpensarenél.

Alascincoenpuntosalgodisparadade laoficina.Siquieroseguiradelanteconmiplan,nopuedopermitirmeperderunminuto.

Alreencontrarnosenelvestíbulo,Laurenmesonríeencantadayagitaunasllavesdecoche.

—Tenemos las llaves de un Camaro —comenta fingiéndosepeligrosa—.Somosunaschicasduras.

Sonrío y la sigo hasta el parking, donde en seguida distingo elvehículodeJames.Laúnicacondiciónquehapuestoparaprestárnosloesque no podemos tocar la radio. Sin embargo, aún no hemos salido delgarajecuandoLauren resoplaaloírel iniciodeunacanciónelectrónicaalternativaymueveeldialsinningúnremordimientohastaqueempiezaasonarComegetitbae,[22]dePharrellWilliamsyMileyCyrus.

EstavezsomosmásprevisorasyparamosenelmercadodeChelseaapedirunascuantascajasdecartón.

Alentraren lacalledeRyan,hedeadmitirquemepongounpoconerviosa,pero,recordándometodoloquemedijeestamañana,meobligoasonreír.Laurenmemiradereojo.

—Yo,MaddieParker…—diceenvozaltaconlavistaclavadaenlacalzada.

Yo,laauténticaMaddieParker,lamiroconfusa.Ellamedevuelvelamiradaincitándomearepetir.

—Yo,MaddieParker…—…prometosolemnemente…—…prometosolemnemente…—… seguir comportándome como si tuviera clarísimo lo que

quiero…Le dedico mi mejor mohín indignadísima por sus palabras, pero,

comotienerazón,lasacaborepitiendo.—… seguir comportándome como si tuviera clarísimo lo que

quiero…—…porque,alfinal,sabréloquequiero.Nopuedoevitarsonreír.Ellatambiénlohace,pero,trasuninstante,

memirainstándomearepetir.—…porquealfinalsabréloquequiero.—Y entonces nos emborracharemos como si nos acabáramos de

escapar de una reunión deAlcohólicosAnónimos—añade a la vez quedetieneelcocheyechaelfrenodemano—.MaddisonParker, laesencia

delsaborestáenlasburbujas—sentencia.Yofrunzoelceñoylamiroaúnmásconfusaqueantes.—Seteestánacabandolasfrasesbuenas.Ésanisiquieratienesentido

—mequejobajándomedelcoche.—Tienes que pensarla —me replica haciendo lo mismo— y

encontrarelsignificado,pequeñosaltamontes.Lasabiduría tienequeserconquistada,noexpuesta—añademuyespiritual.

—Sting estaría orgulloso de ti —comento socarrona rodeando elcocheyacercándomeaella.

—Losé—respondemuysatisfecha,cogiendolascajasdelapartedeatrásyrepartiéndoselasconmigo.

Nopuedoevitarloyacabosonriendo.Sinembargo,encuantodoyunpasoylasescalerasdeRyanentranen

micampodevisión,meamilanounpoco.—Nolopienses—meaconsejaLaurenadelantándomeycomenzando

asubirlasescaleras.Suspiroylasigo.Unavezmás,tienerazón.LaurenllamayalospocossegundosFinnabre.Lasorpresainvadela

expresióndelhombreparatododeRyan,peroenseguidaserecompone.—Buenas tardes —nos saluda profesional—. ¿En qué puedo

ayudarlas?Yoquierohablar,peromivozparecehaberseevaporado.Laurenme

mirauninstanteysegiradenuevohaciaFinn.—VenimosarecogerlascosasdelaseñoritaParker.Elchóferaprietaloslabioshastaconvertirlosenunafinalínea.Está

claroquenoquieretenerquedejarnosentrarconesefin.ProbablementeaRyannoleharáningunagracia.

—Porsupuesto—comentaechándoseaunlado.Laurencruzaelumbralconelpasoenérgicoyyolasigootravez.Al

pasarjuntoaFinn,lesonríofugazyalgotristeyélmedevuelveelgesto.—Hola,Finn.—Hola,Maddie.Meobligoasonreírdeverdadyentrodefinitivamente.Estovaaser

duro. No puedo bajar las defensas tan pronto. Sin embargo, apenas hedadounpardepasoscuandonopuedoevitarqueelcorazónsemeencojaun poco. La canción Mi amor,[23] de Vanessa Paradis, parece estarsonandoatodovolumenenelpisodearriba.

Lauren me mira extrañada y yo miro a Finn, que mantiene laexpresión imperturbable. Sea lo que sea lo que está ocurriendo, tengoperfectamenteclaroquenovaacontármelo.

Lasdosavanzamoshastaelpisosuperior.Cuandoabrimoslapuertadelsalón,elsonidosehaceensordecedor.Dejamoslascajasenelprimerescalónyentramosconelpasotímido.Laurentropiezaconalgotiradoenel suelo e inmediatamente da un paso atrás. La canción suenamuy alta,perosehaoídoclaramenteunasbotellastintinearcontraotras.Albajarlavista, descubrimos con qué ha chocado. Es un caja llena de botellas deJackDaniel’squehanabiertoconprisasydelaquefaltanalmenosdos.

Lacanciónterminayautomáticamentecomienzaasonardenuevo.Avanzamos hasta la cocina y vemos a Ryan junto a los inmensos

ventanales.

16

Llevaeltrajeconelqueimaginoquefuealaoficina,sóloquesehaquitadolachaquetaylacorbata.Sehadesabrochadolosprimerobotonesdelacamisayseharemangadolasmangas.Tieneunabotelladebourbonenlamanoenlaqueapenasquedaunpardededos.Estáborrachísimo.Elcorazónsemeencogeaúnmásymepreocupoalinstante.

Ryan se da la vuelta en ese preciso momento y por un instantenuestrasmiradasseencuentran.Estádestrozado,triste,hundido.

—Nena—susurraconunavozenronquecidaapenasaudible.Hasonadoconadoración,comounasúplica,comosifueraloúnico

enloquepuedepensar.Misojossellenandelágrimasy,comounaidiota,alzo la mano suavemente tratando, a pesar de la distancia, de llegar atocarlo.

Oímos unos pasos acelerados y dejo caer lamano. Pestañeo y unalágrima baña mi mejilla, aunque me la seco antes de que nadie puedaverla.InmediatamenteSpenceryBentleypasananuestrolado.

—Otra vez esa puta canción —se queja exasperado Spencercaminando hacia Ryan—. Te juro que voy a quemar elmaldito disco ytodoelsistemademúsica.

Su hermano llega hasta él y sólo necesita darle un toquecito en elpecho para que Ryan se desplome sobre su hombro. La botella quesosteníacaeyestallaenpedazoscontraelsuelo.Elruidoresuenaportodala casa mezclado con la música, pero no me sobresalto. Estoyconmocionada.ObservocómoSpencerlollevaescalerasarriba,cargadosobresuhombro,absolutamenteinmóvil,yunescalofríoheladoeintensomerecorretodoelcuerpo.Nuncapenséqueveríaaldueñodelmundoasí.Ahora mismo no parece arrogante, ni malhumorado, ni odioso, nimujeriego.Ahorasólopareceestardestrozado.

Bentley masculla un juramento ininteligible que me saca de miensoñación.Cogeelpequeñomandodelsistemademúsicayloapagaconrabia.Deprontoelsilenciosehacecasiinsoportable.

—Todos los putos días lo mismo —farfulla muy enfadado, pero

también desesperado, como si no soportara ver a su amigo así y nosupiera qué hacer para ayudarlo—. Todos los días venimos aquí,apagamos lamalditacanción, lometemosen lacamaalbordedelcomaetílicoytiramoselbourbon.

Bentleydeja la caja sobre elmármol sin ningún cuidado, cogeunabotellayempiezaavaciarlaenelfregadero.

Estárealmentepreocupado.—Peroaldíasiguientesiemprehayunamalditacajaesperándoleen

lapuerta.Hemos intentandoqueno le sirvan,pero lógicamentenadie seatreve a decirle que no aRyanRiley.No come, no duerme, ¡sólo bebe,joder!Vaaacabarenunmalditohospital.

Unnudodeauténticainquietudmeatrapalagargantaynosoycapazde respirar. No puede ser verdad. La mirada de Ryan cuando hapronunciadoese«nena»semezclacontodoslosrecuerdosdeParís,conla cancióndeVanesaParadis, con todo el dolor.Nopuedopermitir quesigaasí.Novoyadejarqueseacabematando.

Sin pronunciar una palabra pero llena de seguridad, camino hastaBentley,cojounabotellaycomienzoaverterlaenelfregadero.Laurenyel propioBentleymemiran, pero ellos tampoco dicen nada.Apenas unsegundo después, Lauren también se acerca, rebusca en la cocina hastaencontrarunaescobayrecogelabotellarota.

Todavía estamos deshaciéndonos del bourbon cuando baja Spencer.Tieneelsemblanteapesadumbrado.Noleculpo.

—Lohellevadoalcuartodeinvitados—meinformaelmayordelosRiley—,asípodrásrecogertuscosassinproblemas.

Yo asiento, aunque recogermis cosas es lo quemenosme importaahora mismo. Suspiro hondo y, nuevamente sin decir palabra, abro elfrigorífico y comienzo a sacar verduras.Voy a losmuebles y cojo unatabladecortaryuncuchillo.Medaigualquelehayapedidoeldivorciohace un par de días, me da igual que ya no podamos estar juntos. Menecesitayesopesamásquetodolodemás.

Comienzoalavarlasverdurasantelaatentayconfusamiradadelostres.

—Voyahacerratatouille—lesexplicosinlevantarlamiradademismanos, que limpian un tomate rojo intenso—. Es el plato preferido deRyan.

Laurenasienteyseacercaamíconelpasodecidido,remangándose

lasmangas.—Esperoquetengasclaralareceta,porquenohepreparadocomida

francesaenlavida—comentaparaintentarhacermereír.Lohagoperonomellegaalosojos.Laurenmequitaeltomatedelas

manosparacontarloymedaunbesoenlamejilla.—Lacocinaquenoesfrancesatampocoesquesetedémuybien—

comenta Bentley socarrón mientras se acerca a nosotras y comienza aabrirlosarmariosdelacocinaenbuscadeunasartén.

Ellalehaceunmohíndelomásinfantilyélsonríeencantado.—¿Enquépuedoayudar?—preguntaSpencer.—Hayquecortartodasesasverduras—respondo.Spencerasiente,sequitalachaqueta,quedejaconcuidadosobreuno

delostaburetes,yrodealacocinahastallegaranosotros.Unahoradespuésyalotenemostodolisto.Sólofaltaquelasalsade

tomate con cebolla caramelizada terminede cocerseparapodermeterlotodoenelhorno.

Dejamos a Spencer a cargo de la salsa ante la incrédulamirada deBentley,quesequeja indignadísimodequeno lepongamosalmando,ysubimosparaempezararecogermiscosas.

Justo antes de entrar en la habitación, no puedo evitar quedarmemirando la puerta del cuarto de invitados. Pienso en entrar, enacurrucarme junto a él, pero rápidamente sacudo la cabeza y sigo aLaurenaldormitorio.

Ésaseríaunamalaidea.«Peroquemuymala.»—¿Estásbien?—preguntamientrasllenamoslaprimeracaja.—Sí—mientoconpocaconvicción.—Te dije una vez que tenías que aprender a mentir —comenta

socarronadoblandomivestidovaqueroymetiéndoloenlacaja.Sonríofugazyabroelcajóndemiropainterior.Voylevantandolas

prendasconcuidadohastaquedarmeexclusivamenteconlasquecompréyo.TodaslasquesequedanenelcajónsondeLaPerla.Tomoelextremodeunsujetadoryporunmomentodisfrutodeltactodelasedaentremisdedos.Nopuedoevitarrecordarcuandolacerróparanosotros.Resoplo,cierroelcajóndeungolpeymeobligoavolveralarealidad.

Me arrodillo para tener mejor acceso a los cajones siguientes.Aunquedebería,nosoycapazdeesquivarelqueséquesólocontiene la

postaldeRobertDoisneauyeldiscodeVanessaParadisy,armándomedevalor,acaboabriéndolo.Sinembargo,compruebosorprendidaquenohaynada. Está vacío. Reviso frenética los cajones que me quedan y no hayrastrodeningunadelasdoscosas.Apesadumbrada,meapoyosobremistalonesysuspiro.Noqueríallevarmeesascosas.Nodeberíaimportarmequéha sidode ellas, pero soy tan estúpiday sigo tan enamoradaque lociertoesquesí,me importa. Igualqueme importaRyan.Poresomehequedado preparando ratatouille cuando tendría que haber cogido miscuatrotraposysalirhuyendosinmiraratrás.

Bentleyvieneabuscarnosparaavisarnosdequelasalsaestálista.Leindicocómodebemeterloenelhornoynosotrasaceleramoselritmo.PorsuertenotardamosmuchomásyloschicosseencargandellevartodaslascajasalCamaro.

Lauren ayuda a Spencer a poner la mesa mientras Bentley saca elratatouilledelhornoyyocolocolosplatossobrelarejillaparaquevayancalentándose.

Estamos sirviendo cuando unos pasos nos distraen. A los pocossegundos,Ryansedetieneenmitaddelasescaleras.Sehaduchado,sehapuestosusvaquerosgastadosyunpoloazulmarino.Estádescalzoyconelpeloaúnhúmedoqueclaramentesehaechadohaciaatrásconlamano.

Mesorprendelacapacidadquetienepararecuperarse.Cualquierotrapersona,despuésdebeberseunabotelladebourbon,necesitaríadosdíaenlacamayotrosdosde resaca.Él,encambio,despuésdesólounpardehorasdesueñoyunaducha,estátanincreíblecomosiempre.

—¿Qué estáis haciendo? —le pregunta con el ceño fruncido aSpencer.

—Lacena—respondocomosinotuvieraimportanciamientrasdejounplatoenlamesa—.Ratatouille.

Ryan me mira pero no dice nada. Ese sentimiento que no séidentificar vuelve a sus ojos azules y su mirada brilla increíblementeintensa.Exhaladespaciotodoelairedesuspulmonesybajahastareunirseconnosotros,queyanosestamosacomodandoenlassillas.

—Siéntate—leapremiaBentleyseñalandoconlacabezalasillaasulado,frenteamí.

PorunmomentoRyanmeobservaaúndepie.Yointentofingirquesentir susojosazulesnomeestán removiendopordentro,pero,cuandoalzo la cabeza y nuestras miradas se encuentran, algo intenso y

maravillosoprendeunamechadentrodemí.Ryansonríefujazperoessusonrisamássinceray,antesdequemedécuenta,estoydevolviéndosela.Daigualtodoloquehayapasado,nuncadejarédequererle.

Finalmente toma asiento y el aire vacío entre los dos se llenairremediablementedeunasuaveelectricidad.

—Maddie—mellamaBentleyrompiendoelmomento—,ayúdameaconvenceraLaurenparaquemeacompañeaunacomidaeljueves.

—Nopiensoir—sentenciaLauren.SonríoalgonerviosaymeobligoapartarlamiradadeRyan.—¿Y dónde es ese almuerzo?—pregunto intentando fingir que les

prestabaatención.—Encasademispadres—intervieneSpencer—.Cada9deoctubre

toda la familia se reúne para comer.Celebramos que ese díami abuelovolviódelaguerraen1945.

Sonrío.Mepareceunmotivopreciosoquecelebrar.—Sandford quiere llevar a Stevens —continúa— y Stevens, que

claramenteesmáslistaqueél,noquiereacompañarlo.Bentleybufaindignadísimoyloscuatrosonreímos.Después de lo que nos ha contado Bentley, me alegra ver a Ryan

comer y creo que a los chicos también porque, aunque no dicen nada,parecenmuchomásaliviados.

YonopuedoevitarquedarmeembobadaconRyanmásvecesde lasquemegustaríaadmitir,peroesqueparecerelajado,mínimamentefeliz,yesenloúnicoenloquepuedopensar.Tambiénnotosumiradasobremíymicorazón,todomicuerpoenrealidad,seacelera.

Terminamos de cenar y algo perezosos recogemos entre todos lamesa. Cuando llevamos el último plato a la pila, Lauren me hace unadiscreta señal indicándome que deberíamos marcharnos ya. Yo asiento,tambiéndiscreta,ylasdosnosencaminamosalapuerta.

—Nosotrasnosvamosya—anunciaLauren.Los chicos, que charlaban junto a la barra de la cocina, dejan de

hacerlo.Ryandaunpasohacianosotras.—Estarde.Finnosllevará—nosdicealasdos,perosólomemiraa

mí.—No es necesario—respondo algo nerviosa—. Hemos venido en

coche.Estáaparcadofuera.Ryan asiente al tiempo que aprieta sus labios hasta convertirlos en

unafinalínea.Séquenolehaceningunagraciaqueandeaestashorasporlacalle.

—Tendremoscuidado—añado.Noquieroquetengamáscosasenlasquepensar.Él asiente y yo también lo hago. Otra vez nuestras miradas se

entrelazancomosiestuviesenconectadasdeunamaneraqueningunodelosdosentiende,yotravezmesientotímida,nerviosa,comocadavezquelotengocerca.

—Vamos—murmuraLaurenreanudandolamarcha.Vuelvoaasentirylasigo.Leagradezcoquemehayarecordadoque

teníamos que irnos. Hoy han pasado demasiadas cosas, está demasiadoguapo y yo he estado demasiado cerca de sencillamente olvidarme detodo.

Bajolossieteescaloneshastalaaceraconlamiradaconcentradaencadapasoyasícaminohastaelcoche,pero,justoantesdemontarme,nopuedoevitaralzarlacabezaymirarlapreciosafachadafrenteanosotras.Me encantaría no tener un intenso momento que recordar con cadacentímetrocuadradodeella.Meencantaríanoecharlodemenos.

Laurenarrancayesmiparticularllamadaalarealidad.Memontoenelvehículoyellaseincorporaaltráfico.SuenaHabits(stayhigh),[24]deToveLoyHippieSabotage.

—Eres la mejor persona que conozco —me dice Lauren con lamiradafijaenlacalzada.

—Éllohabríahechopormí—respondoencogiéndomedehombros.Ella no dice nada más y yo tampoco. Las dos sabemos que tengo

razónyporesotodoestoesaúnmástristeycomplicado.Subimoslascajasylasapiloenmihabitación.Novoyaponermea

desempaquetarjustoahora,perosírebuscoenlascajashastaencontrarlapequeñacajitademaderadondeguardomispulseras.Afortunadamentenotardo mucho en dar con ella. Necesito coger la que me regaló Ryan yllevarlaalaoficina.Toméladecisióndedevolvérselajuntoalosanillosyla cinta roja, y tengo la sensación de que, si no lo hago ahora, acabaréechándomeatrás.

Por un momento sólo la observo entre mis dedos. Recuerdoperfectamenteeldíaquemelaregaló,cómomesentí.Esmuchísimomásque una simple baratija de seis dólares. Por eso regresé a la mañanasiguienteabuscarla,poresoRyanselallevócuandolatiréllenaderabia,

yporesotambiéntengoquedevolvérsela.Sindarmemásoportunidadesdeseguirpensándolo,cruzoelrellano

yllamoalapuertadelosHannigan.Comoimaginaba,Charlieestáallí.Ledoy lapulseray, aunque insisten enquemequedeyveamosunpoco latele,prefieromarcharme.

De vuelta ami apartamento, enmi habitación,metida enmi cama,estiro los brazos y las piernas y formando una equis gigante clavo mimirada en el techo. Recuerdo cómo Ryan pronunció ese «nena» y elcorazónvuelveadarmeunvuelco.Éltambiénestásufriendocontodoestoy la estúpida enamorada y kamikaze sólo puede pensar en correr aconsolarlo.

Laalarmasuenayotravezestoydespiertaantesdequelohaga.Tengoqueempezararesignarme.Nuncavoyavolveradormircomoenunodeesosanunciosdecolchones.

Medoyunaduchaymearreglotomándomemitiempo.Sentadaenelbordedelacama,meanudomisOxfordazules.Cuandotermino,caminohastaelespejoyobservocómoquedanconmivestido tambiénazulconpájarosblancosestampados.Mealisolafaldaalavezquememuerdoellabioinferior.Nopuedodejardepensar.TodoloquepasóayerencasadeRyansobrevuelaenmimentedesdequepuseunpiefueradeChelsea.

En la oficina todo es bastantemonótono y aburrido y, después deldescansoparacomer,loesaúnmás.

No dejo de pensar un solo segundo en Ryan. Me preocupa que,cuandosalgadeaquí,hagalomismoquellevahaciendotodosestosdías.¿Y siBentleyoSpencer esta vezno llegan a tiempo? ¿Y si acaba enunhospital?

Cabeceo y lanzo un profundo suspiro a la vez que miro a mialrededor.Quenopuedaestarconélno significaquenome importe loquelepase.

Me levanto como un resorte y con una pobre excusa salgo de mioficinaendirecciónasudespacho.Séquenoesunabuenaidea,perolaspalabras de Bentley me taladran la mente: «No come, no duerme, sólobebe».

Nosédondesehametidolachicalista.Otraabsolutamentekamikazelahasustituido.

SaludoaTessconungestodemanoyunasonrisanerviosaeinquietayllamoalasenormespuertasdoblesdecaoba.Suspirohondoy,cuandooigo cómome da paso, agarro el pomo con fuerza y entro dejandomisentidocomúnsentadoenlasaladeespera.

Con el primer paso, alzo la cabeza y me detengo en seco,conteniéndomepornolanzarunsuspiro.Ryanestádepiejuntoalenormeventanal de su despacho y la luz dibuja su rostro y su perfecto cuerpohastahacerbrillarsusmasculinoszapatosdeCesarePaciotti.Sealisaconlapuntadesushábilesdedoslacorbatanegraalolargodesuarmónicopechoy se colocabien los puños de la camisa blanca que le sobresalenelegantemente de su chaqueta negra. Por un solo instante puedo ver supreciosorelojdeaceroadornarsumuñecasofisticadoysobrio.Tomalassolapasdesuchaquetaydeuntirónterminadeajustársela.Estárodeadode un aura de atractivo realmente espectacular. Es imposible escapar deellaoignorarladealgúnmodo.Desdeluego,Laurenteníarazóncuandodijoquepodríaprotagonizarsupropioanunciodecolonia.Seríaunadeesas caras con el nombre de un diseñador italiano de renombre en elfrasco.

Al fin él también alza la mirada y me ve. Su mirada cambiaimperceptiblementeporunsolosegundoyactoseguidorecuperatodasuimpenetrabilidad.

—Hola—mesaludaconesavoztanincreíblementemasculina.Definitivamentenohasidobuenaideaveniraquí.—Hola—musito.Ryanmeobservayyomedoy cuentadeque tengoquedecir algo,

explicarleporquéhevenido,perolaspalabrassenieganaabandonarmigarganta.

—¿Enquépuedoayudarte?—preguntaamableperotambiénfrío.Lamismapreguntaqueleharíaacualquierpersona.

Odiocuandomehablaasí.Pestañeo y vuelvo a la realidad. Sigo sin saber qué decir y, por

muchoqueapremioamicerebro,nosemeocurrecómoexplicarlequecasi no puedo respirar cada vez que pienso que puede acabar en unhospital.

—¿Por qué cambiaste de opinión con lo del divorcio?—preguntomuyresuelta,tratandodesonarmínimamentesegura.

Otravezsumiradacambia.Sellenadetodoesesentimientoquenosé

identificar,peroesloúnicoquemuestrayapenasduraunossegundos.Suautocontrolhahechoactodepresencia,tomandolasriendasporcompleto.

—Yatelodijeentuapartamento.Quieroquedejesdesufrir,Maddie—respondeconsusojosinfinitamenteazulessobrelosmíos—,ysiloquetengoquehaceresalejarmedeti,loharé.

No hay un resquicio de duda en su voz y esome destroza enmássentidosdelosquenisiquierasoycapazdeentender.

—¿Yemborrachartecadanoche?—replico.Nolohagoenfadada.Estoytriste.Ryan exhala todo el aire de sus pulmones despacio, sin desatar su

miradadelamía.—Cadaunosobrellevaeldolorcomopuede—contesta.Aunque séquenoha sido su intención, su respuestamehace sentir

pequeña.Él tambiénestá sufriendocon todoesto, aunqueyoavecesmeempeñeenpensarquenoesasí.

—Ryan—lollamoenunsusurroentrecortado.Mesientosobrecogidaotravez.—SeñorRiley, le esperan en la sala de juntas.—La voz deTess al

otroladodelintercomunicadornosdistraealosdos.Ryan me observa en silencio. Me gustaría que las cosas fuesen

diferentes, dejar de sentirme dolida, dejar de tener miedo, encontrar lasolución perfecta que lo arreglara todo, pero no puedo. Es demasiadocomplicado.

Finalmenteapartasumiradademí,recogeunacarpetadelamesaysedirigehacialapuerta.

—Ryan—lollamodenuevocuandoestáapuntodecruzarelumbral.Élsedetieneysegira.Nuestrasmiradasseencuentranysimplemente

vuelvo a entender que pertenezco a esos ojos azules. Eso no podrácambiar jamás. Pero otra vez no soy capaz de decir nada y Ryan,entendiendoperfectamentecómomesiento,hacelomejorparamí,loqueyoparezconosercapazdehacer,ysemarcha.

Me quedo en su despacho como si mis pies estuvieran unidos concemento al suelo. No quiero volver con él, la simple idea me asustademasiado, pero el que no vaya a volver a acercarse a mí me asustatodavíamás.

¡Todoestanfrustrante!Cuando reúno las fuerzas suficientes, regreso a mi oficina y me

entierro hasta las orejas en trabajo. Quizá debería marcharme de larevista, de la ciudadomejor aúndelpaís.MudarmeaBrasil y empezaruna nueva vida. No hablo portugués, pero eso son pequeños detallescomparadosconloquemeesperaaquícadadía.

Meobligoadejardemartirizarme.Siacabovendiendococosen laplaya de Ipanema, lo haré con una sonrisa, pero ahora estoy en NuevaYork y tengo que empezar a vivir mi vida. Sin embargo, por muyelocuente que seami discurso, no puedo dejar de pensar que en ningúnmomentoRyanhadichoquevayaadejardebeber.Laideadequepuedaocurrirlealgometaladralamentesindescanso.

¿Porqué simplementenopuedoentenderquepensar enRyan, estarmínimamentecercadeél,nomeconvieneenabsoluto?

Mientrascojomibolsodelpercheroymetomimóvildentro,tratodeautoconvencermedeque,enrealidad,loquesoyesunabuenasamaritana.Guardo los archivos administrativos que revisaba para terminarlos encasa y me acerco al despacho de Bentley. No me pone ningúnimpedimentoy,aunqueapenassonlascuatro,dejaquememarche.

Talycomomepasóayer,conformemáscercaestoydeChelsea,másnerviosamepongo.Además,eltrayectodesdelaparadademetrohastasucasaestállenoderecuerdosacadacualmáscomplicadodepasarporalto.Cuando cruzo una esquina cualquiera, y la pequeña pastelería dondemellevóadesayunarydespuésmefollóenlasescalerasaparecefrenteamí,tengo que suspirar un par de veces para poner en orden mi caóticarespiración.

Porunmomento,serunabuenasamaritanayanomepareceunaideatanbuena.

Delantedesupuertatengounúltimoataquededudas,perofinalmentellamo. Otra vez dejomi sentido común en la sala de espera. Un día deéstosvaabuscarseotrachicaquelehagaunpocomásdecaso.

—Buenastardes,Maddie—mesaludaseriocomodecostumbre,peroconlasombradeunasonrisaensuslabios.

—Hola,Finn,¿puedopasar?Elchóferasienteysehaceaunlado.Sospechoqueloúnicoqueleha

impedido poner los ojos en blanco por mi pregunta ha sido suinquebrantableprofesionalidad.

Sólo necesito dar un paso sobre este parqué, que siempre parecesalidode una revista de decoración, para que los recuerdosme sacudan

aúnmásintensos,peromemantengofirme.Seríaunaestupidezdeleitarmeenlofelizquefuiaquí,porqueacabaríarecordandoquetambiénfuimuydesgraciadaynoestoyaquíporningunodeesosdosmotivos.

—ElseñorRileyaúnnohallegadodelaoficina—meinforma.—Lo sé —respondo con una sonrisa, esperando que evite futuras

preguntas.Noquierotenerqueexplicarelmotivodemivisita.—Lo esperaré en el salón—añado resuelta, subiendo los primeros

escalones.—Simenecesita,sólotienequellamarme—merecuerda.—Muchasgracias,Finn—contestoyaalcanzandolapuertadelsalón.Entro y con lo primero queme encuentro es con una caja de Jack

Daniel’s.Todomicuerposetensaalinstante.Eslaconfirmaciónperfectadequehehechobienenpresentarmeaquí.

Sindudarlo,girosobremispasosydesde loaltode laescalerameasomoalpisodeabajo.

—Finn—lollamo.Unos segundos después aparece desde una de las puertas junto a la

inmensacristaleradelpatio.—¿Enquépuedoayudarla,Maddie?—Sube,porfavor—respondocontotalconvencimiento—.Necesito

quetellevesalgo.Sinesperarrespuesta,vuelvoalsalónycomienzoaempujarlacaja.

Tienedocebotellas,asíquepesabastante,ademásdequenomeencuentroenmimejorestadofísico.

«Será que ya no tienes a nadie que se encargue de que hagasejercicio.»

Finnsefrenaensecoalvermeyyomeincorporo.—Quieroquetedeshagasdeesto—leinformoseñalandolacaja.Elchófermemiraconciertoresquemor.Noleculpo.ARyannovaa

hacerleningunagracia,peronomeimportalomásmínimo.Creoqueélparece adivinarlo en mi mirada porque, disimulando una incipientesonrisa,seacuclillaycogelacaja.

—Seráunplacerayudarla,Maddie.Ledevuelvolasonrisa,tambiéndiscreta,yobservocómosemarcha.

MepreguntosiRyantendráideadecuántoleaprecianlaseñoraAldrinyFinn.

Suspiro yme llevo lasmanos a las caderas. ¿Qué hago ahora?Nodebendesersiquieralascinco.Antesdequelodecida,mispiessehacencargode la situacióny comienzo a andar por la casa.Aunque todo estálimpio y ordenado, tengo la sensación de que lo está de una maneradiferente.

Subo a la planta de arriba y despacio camino por el pasillo hastadetenermefrentealahabitacióndeinvitados.Alzolamanoyacariciolamaderaconlapuntadelosdedos.Ryanlatiroabajopormí.Misojossepierdenenelsuavecolorcrema.Nohayunsolorastrodeaquellanochesalvonosotros.

Suspirohondoymealejounpardepasos.Lomejorseráquevayaaalgúnlugarneutral,comolabiblioteca,y

esperarallí.Alpasarjuntoalahabitación,nopuedoevitarfijarmeenquelacamaestásinhacer.LoprimeroquepiensoesquelaseñoraAldrinestáenferma,perocasiinmediatamentecomprendoquenosetratadeeso.LomásprobableesqueRyanhayadadoordendequenosuba.

Observo la estancia conmás detenimiento yme doy cuenta de quehaymásdeunadecenade fotografíasesparcidas sobre lacamadesecha.Curiosa,meacerco,peroboquiabiertamedetengoaunospasosalverquesonlasfotosquenoshicimosenlasuitedelCarlyleconmimóvil.

Me arrodillo en la cama sin poder ocultarmi sorpresa y cojo una.Las recuerdoperfectamente.Están todas.Misdedos junto amiombligo.Sumano sobremi pecho sintiendomi respiración.Enmi cadera.Gimobajitoaúnmássorprendidaalencontrar,entretodas,lafotoqueunavezlemandéporerrorcuandoapenasnosconocíamos.ÉsaenlaquesalgoenlaplayadeSantaHelena.

Suspirodenuevoyobservolafotosinsaberquéhacerniquédecir.Está destrozado como lo estoy yo y eso rompe un poco más mi yamaltrechocorazón.Ningunodelosdossemereceestarasí.

Me levanto de un salto y con cuidado recojo todas las fotos,intentando no deleitarme en ninguna. Sin embargo, cuando tomo delcolchón la quemuestra su cabeza de pelo castaño entremis piernas,micuerpo brilla de puro placer. Son demasiados recuerdos esparcidos poresta cama y éste en particular es demasiado intenso. Extasiada, alzo lamanoylapasoporlafotografía,comosiesosignificaraacariciarloaél,aesemomento.

Resoplo absolutamente exasperada conmigo misma y me obligo a

dejarlasfotossobrelamesita.Hagolacamasinperderunsolosegundoysalgodelahabitación.

CuandomisOxfordazulestocandenuevoelparquédelsalón,echounvistazoalaescalerayexhalotodoelairedemispulmones.Sindarmecuenta,habíacontenidolarespiraciónhastallegaralugarseguro.Aunquenosésiesmuyacertadollamaraestesalónlugarseguro.

Mepongolosojosenblancoyabandonolaestancia.Decidoquelomejoresesperarloenlasescaleras.Noesterritorioprecisamenteneutral,peroporlomenosaquínomehafolladosalvajementecontralapared.

Vuelvo a ponerme los ojos en blanco por estar a punto deimaginarmeexactamenteesoymesientoamitaddeescalera.Mirolahoraenmimóvil.Soncasilascinco.

Aprovechando que tengo que ocupar algo de tiempo, saco losdocumentos queme llevé de la revista y comienzo a revisarlos. Son elaburrimientohechopapel.

Sin embargo, apenas llevo unos minutos cuando mi cuerpo seenciendeyalzolacabezasinnisiquierasaberporqué.

17

Ryan está al pie de las escaleras, observándome. Sus ojos azules sellenan de todo ese sentimiento que no sé describir y por un segundosencillamentedisfrutodesumiradasobremí.

Sin decir nada, comienza a subir las escaleras. Sumagnetismomearrolla.Escomounencantadordeserpientesquemetieneporcompletoatrapadaensured.Alllegaramialtura,sedetieneymetiendelamano.Tampoconecesitadecirnadaahora.Lepertenezcoysusojosazulessonlosencargadosderecordármelo.Levanto lamanodespacioyélsaboreaunmomentoeltactodenuestrosdedosentrelazadosantesdealzarmesinesfuerzo.Nosquedamoscerca,muycerca,y todoanuestroalrededorsedesvanece.

Ryan continúa subiendoy tira demí para que lo siga.Cruzamos elumbral del salón y de pronto la estancia deja de parecerme diferente,comosisupresenciaenunahabitaciónfueratodoloquenecesitoparaqueseaexactamenteloquetienequeser.

Segiraparaquequedemosfrenteafrente,posalamiradaennuestrasmanosydespaciolassepara.Micuerpotraidorlanzaunsollozoquesuenacasiinaudibleperoqueretumbaenmiinterior.

Alzalacabezaysusojosazulesycastigadoresatrapandeinmediatolosmíos.Otravezmesientotímidayabrumada.Puedellegaraparecertaninalcanzable. Ese halo de puro misterio y magnetismo, sensualidadmasculinapura,sinendulzar,meatrapayhacequemicuerpoarda.

Labuenasamaritanasehaesfumadoysóloquedaeldeseo.—¿Quéhacesaquí?—susurraconsuvozroncaysalvaje.Mimenteestáevaporadaensumirada,en lamaneradedominarme

sin ni siquiera tocarme. Suspiro de nuevo y trato de recuperar algo delucidez.

—He venido para decirte que, si vas a beber, quiero que lo hagasdelantedemí—tratodesonartodoloseguraquesoycapaz.

La mirada de Ryan se llena de todo ese sentimiento que no séidentificarydaunpeligrosopasohaciamí,elúltimoquenosseparaba.

—Sibeboesporque,cadavezquemiroamialrededorytúnoestás,mecuestatrabajorespirar.

Sus palabras me rompen por dentro. Están llenas de dolor perotambiéndeamor.

—Sóloquierosaberqueestásbien,quenobebestanto,queduermes.Necesitosaberquenovaaocurrirlenadamalo.—Siquieresqueduerma, tendrásquehacerlo conmigo—pierde su

mirada en su mano, que avanza por el aire vacío hasta anclarse en micaderaysuavementetirademí—.Nopuedodormirsinti.

Yotambiénobservolosdedossobrelatelademivestidoenesepuntoexactodemicuerpo.Despacio,muevomimanohastacolocarlasobrelasuya.Entrelazonuestrosdedosy,comoélhizoenlasescaleras,saboreoeltactodenuestrasmanosjuntas.Cuandoseacoplanalaperfección,alzolamiradaydejoquelasuya,queseguíamismovimientoscomolohacíayo,meatrape.

Por un instante sólo me mira. Entiende perfectamente que le estoydiciendoquesí,que,siloquenecesitaesqueduermaconél,loharé.

Ryan tira de mí y nos lleva hasta las escaleras. Cada peldaño quesubimosnossumergeenestaespeciedeneblina llenade treguaycalmadonde no parece importar ninguno de los problemas que nos hanseparado.NohayfotosdelTimes,ninuestrospadres,nimiropamanchadadesangre.Sóloestamosnosotros,necesitándonosycurándonos.

Cuando entramos en la habitación, una pequeñamueca de sorpresaatraviesasurostroalverlacamahechaylasfotossobrelamesilla.

—Yotambiénteechodemenos—susurro.La mirada de Ryan brilla más azul que nunca y en un rápido

movimientotirademíhastaquemicuerpochocaconelsuyoy,ágil,melevantaobligándomearodearsucinturaconmispiernas.Sinnisiquierapensarlo, hago lomismo conmis brazos en su cuello y nos quedamosincreíblementecerca.Suspiroalsentirmeperfectamenteacopladaaél,alentenderelgritoensordecedordemicuerpoquemedicequeestoyenelúnicolugardondequieroestar.

Nosécuántotiemponosquedamosasí.Ningunodelosdossemueve.Ningunodelosdosdicenada.

Despacio,Ryannos tumbaen lacamade lado,asegurándosedequemispiernassiguenenredadasensucintura.

Vuelveacolocarsumanoenmicadera,aunquelentamenteladesliza

hastallegaramivientre.Involuntariamentecontengolarespiración.—¿Algunavez llegastea sentirlodandounapatada?—mepregunta

conlavozgrave,triste.Suspalabrasme tomanporsorpresaymicorazónpierdeun latido.

Sinembargo,casienesemismoinstantemedoycuentadequequienmásnecesitalarespuestaaesapreguntaesél.

—No—musito.—Mejorasí—respondeconlamiradaperdidaensumano,queaún

meacariciasuavementeporencimadelvestido.Alzo lamía y le acaricio lentamente, casi efímera, su desordenado

flequillo castaño claro. Al notar el contacto, Ryan cierra los ojos confuerzaycomprendoquenosoylaúnicaquenecesitadejardepensar.

Sindudarlo,escondolacabezaensucuelloymeacurrucocontraél.Todo su cuerpo se tensa pero inexplicablemente también se relaja. Merodeaconsusbrazosymeestrechaaúnmáscontraél.Sientocómoexhalatodo el aire que contenían sus pulmones, como si al fin pudiera estartranquilounsolosegundo.

Mequedodormidaencuestióndesegundosynotengoningunadudadequeaéllepasalomismo.

Unaplácidayserenasonrisa llenamis labios.Elsuaveolorageldeafeitadoylavandafrescainundaminariz.Noquieroestarenningúnotrolugar.Abro losojosdespacioymeencuentroconelmaravilloso rostroque ha marcado cada uno de mis días desde que los obreros de lacooperativadetransportesdeNuevaYorkdecidieronponerseenhuelga.

Estáprofundamentedormidoyesomehacefeliz.Alzo la mano, sumerjo mis dedos en su flequillo y se lo parto

suavemente. Adoro hacer eso. Bajo despacio y le acaricio la sien, lamandíbula. Es demasiado guapo. Siempre supe que eso me traeríaproblemas.Sonrío fugaz. ¿Porqué le estoydando tantasvueltas a todo?¿Porquésimplementenoleperdonoymequedoaquíenestacamatodalavida? Pero en ese preciso instante la única idea que me hace feliz semezclaconunapunzadadedolorquemeparteendos.Nuncasaldríabienyyonoestoypreparadaparapasarlomalotravez.

Lentamentemeseparodeél.Ryangruñedormidoygiralacabeza.Yoloobservounmomentoparaasegurarmedequenosehadespertadoycon

elpasosigilosorodeolacama.Estoy a punto de marcharme cuando reparo en las fotos sobre la

mesita. Me atraen como el imán más potente del mundo. Las acariciodelicadamenteylasdesperdigodespaciohastaqueapareceladesumanoenmicadera.Meencantaesafotografía.Antesdequepuedadecidirsiesunabuenaideaono,melaguardoenelbolsillodemivestidoysalgodelahabitación.

El enorme ventanal del salón roba mi atención. Ya es de noche,aunquenotengolamásremotaideadequéhoraesexactamente.

Llegoalasescalerasyrecojomibolsoylascarpetasdeunodelospeldaños.MiroelteléfonomóvilycomprueboquetengovariasllamadasperdidasdeLaurenyÁlex.Sonmásde lasdiez.Sonríosorprendida.Yotambiénhesidocapazdedormirprofundamente.

Concuidado, abro lapuertaprincipal, comosi el hechodehacerlobruscamentepudieradespertaraRyandosplantasmásarriba.

—Maddie—mellamaFinncuandoestoyapuntodesalir.Doyunrespingo.Noesperabaanadie.—¿Si,Finn?—preguntoconlarespiraciónacelerada.Mehadadounsustodemuerte.—¿Mepermitellevarlaasuapartamento?Tuerzoelgesto.—Cogeréelmetro,Finn,perogracias.Ahoraelque tuerceelgestoesél.Séquesóloseestápreocupando

pormí,yporRyan,perononecesitounguardaespaldasymuchomenosahoraquetodosehaacabado.Tragosaliva.Odioesapalabra.

—Permítame el atrevimiento, pero no creo que al señor Riley leguste.

Probablementeno,peroélyatampocotienequepreocuparsepormí.—PuesentoncesesunasuertequeyanoseanadadelseñorRiley.LaexpresióndeFinncambiaporcompletoenunsoloinstante,pero

no es la única. No sé por qué he dicho eso, pero soy plenamenteconscientedeldolorquehesentidoalpronunciarcadapalabra.

Me despido del chófer y prácticamente corro hasta la parada demetro.

Mientras cruzomi calle, lemando unmensaje a Lauren diciéndolequeestoybienyapuntodemetermeenlacama.DecidonocontarlequeheestadoencasadeRyan.Yaestán losuficientementepreocupadospormí.

Además, seguro que no me creerían cuando les dijese que sólo queríaasegurarmedequenobebiese.

Su respuesta no se hace esperar. Me pregunta que en qué clase deneoyorquinameheconvertido sipienso irmeadormir tan tempranounmiércolesporlanoche.YolerespondoqueunaconmuchaclaseyLaurenme replicaqueno juegue esa cartaporque toda la clase se la llevó ella.Después de unos diez mensajes en menos en dos manzanas, acabóclaudicando,girandosobremispasosyvolviendoalmetroparareunirmeconellaylosdemásenTheVitamin.

Vamos por la segunda ronda deMartini Royale cuando el tono dellamada entrante de mi móvil, Roar,[25] de Katy Perry, se mezcla conStolendance,[26]deMilkyChance,quesuenaenel local.DoyunnuevotragoyestoyapuntodeespurrearlosobrelamesacuandomirolapantallademiiPhoneyveoelnombredeMeredithRileyescritoenella.

—¿Yesacara?—preguntaÁlex.—EsMeredith,lamadredeRyan—respondoagitandosuavementeel

teléfonoenmimano.LosHannigan,CharlieyLaurenmemiransorprendidosyconfusos

almismo tiempo.Supongoqueesunaversión light de la expresiónquedebodeestarluciendoyo.

—¿Novasacogerlo?—preguntaJames.Niegoconlacabeza.Noquierohacerlo.Aunqueloúnicoqueganaría

seríacomportarmecomolacría inmaduraquemeempeñoengritarquenosoy.Losadultossoncapacesdemantenerconversacionestelefónicas.

—Claroquesí—respondomuysegura.Cojo el iPhone a la vez queme levanto y deslizo el pulgar por la

pantallamientrasmeencaminoalapuertadellocal.—Buenasnoches,señoraRiley.—Buenasnoches,Maddie—contestaamable—.Disculpaquetellame

aestashoras,¿puedorobarteunosminutos?Empujo lapuertay salgo a la calle.Megiro echandodemenosmi

abrigo,pero,cuandomealejounospasos,medoycuentadequeapenashacefrío.

—Claro.¿Enquépuedoayudarla?Meesfuerzomuchoparaquemitonodevoznoreflejelonerviosae

incómodaquemesiento.SóloesperoquenoquieravolverahablardeloquehapasadoconRyan.

—Verás... mañana es un día muy importante para la familia.Celebramos el aniversario del regreso del frente del padre de Carson,Elliott.

Asiento.RecuerdocuandoSpencerlomencionóenlacena.—Megustaríamuchoqueasistieras—añade.Tragosalivainstintivamente.¿Meestápidiendoquevayaaalmorzar

aGlenCove?—SeñoraRiley…—Meredith—merecuerda.—Meredith —rectifico nerviosa—, le agradezco mucho su

invitación,perotengoquerechazarla.No quiero ser maleducada, pero no puedo sentarme a comer con

elloscomosinadahubierapasado.—Entiendotusreticencias—comenta.Enrealidadcreoquenolasentiende.Silohiciese,nomeinvitaría.—Mealegraquelohagayporesocomprenderáquenoacepte—me

reafirmo.—Maddie, todavía eres una Riley —replica llena de una elegante

seguridadquenoofreceposibilidaddedudas—ylosRileypasamosestedíaenfamilia.

Sus palabras me silencian de golpe. Ha borrado de un plumazocualquierexcusaquepudiesedarle.

—Allíestaré,señoraRiley—musito.—Mealegraoíreso,cielo.TeesperamosenGlenCovealasdoce.CuelgoysuspirohondomirandomiiPhonecomosifueramimayor

enemigo.NomepuedocreerquemañanavayaaalmorzarconRyanysufamilia.Mellevoelteléfonoalafrenteycabeceoexasperada.Desdeahorasoyplenamenteconscientedequevaaserunabsolutodesastre.

Regresoalbary,trassoportarunadecenadechistesyburlassobrelacomida de mañana en particular y mi vida en general, pedirle el MiniprestadoaÁlexparallegaraGlenCoveybebermeotroMartiniRoyale,memarchoacasa.Loúltimoquenecesitomañanaestenerresaca.

Yaenmicama,conlamiradaclavadaeneltecho,nopuedodejardedarlevueltasatodoloquehapasadohoyy,porsupuesto,amiplanparamañana.Luckycaminaperezoso,sesubealcolchónysetumbaamilado.AvecescreoqueéltambiénechademenosaRyan.

«Yhoyhasdejadoclaroquenoeselúnico.»

Después de una hora de reloj con los ojos como platos, decidolevantarmeyhaceralgodeutilidad.Luckyalzalacabeza,memiraduranteunsegundoyvuelveaacomodarlasobresuspatas.Parecequeélnotieneningunaintencióndemoverse.

AbroelarmariodegolpeconlaideaderevisarmiropaybuscarquéponermemañanaparairacasadelosRiley.Sinembargo,elarmarioestávacío. Todo sigue aún en las cajas. Me dejo caer sobre la puerta delmuebleyapoyolafrentecontralamadera.Nisiquieradeberíair.

—¡Eresimbécil!—lavozdeSandysuenacristalinaatravésdeltecho—.¡Esmitrabajo!¡Nosoyyo!

Mirohaciaarribaytuerzoloslabios.SandyyyodeberíamosponeramediaselpuestodecocosenIpanema.

Resignada,llevomivistahacialascajasycomienzoaabrirlas.Esunmomento tan bueno como cualquier otro. En la primera encuentro mivestidogris.Esunodemispreferidos.Muysencillo,cortadoalacinturaycon un precioso encaje en la parte superior. Quedará de cine con missalonesnudeconunpocodeplataforma,probablemente loszapatosmáselegantesquetengo.

Miro el reloj. Esmás de la una, pero sigo sin una pizca de sueño.Muy resuelta, voy hasta el baño, cojo mi esmalte Rouge Cinema y mesiento en el centro de la cama. Es unmomento ideal para pintarme lasuñas.Sinembargo,estoysoplandolapinturasobreelsegundodedodemipiederechocuandocaigoenlacuentadeque,simepintolasuñasdelospiesderojo,tendréquepintarmelasdelasmanosy,simepintolasdelasmanos, tendré que pintarme los labios.Resoplomalhumorada. Por nadadelmundopiensopintarmeloslabiosderojo.Esecolorestávetado.Sólomehatraídoproblemas.

Vuelvoalbañoenfadadísima,cojoelquitaesmaltey la lacadeuñasmásneutradelmundo,rosaclaro,yregresoalacama.

Cuando al fin me obligo a tumbarme, cerrar los ojos e intentardormirsonmásdellastres.

Abro losojosyme incorporocomoun resortepensandoquemehequedadodormida,peroapenassonlasseis.Respirohondoymedejocaerdenuevosobrelacama.

Yaqueestoydespierta,decidodarmeunaducharelajanteytomarme

untazóndecerealesconsiropedearce,aunquelociertoesquenotengohambre. Intento recordar la última vez que comí de verdad, no dosbocados con desgana de una ensalada de pavo, y creo que fue elratatouilleencasadeRyan.Frunzoelceño.Noesalgodeloquemesientaorgullosa.Estoysiendomuyirresponsable.

Melevantodeunsaltoyvoyhastalacocina.Preparocaféenmiviejacafetera italiana y saco varias piezas de fruta. Me tomo mi tiempo enlavarlas, pelarlas y cortarlas.Sigo sin hambre, peronopuedo continuarasíymeobligoacomerhastaelúltimotrozo.

Meduchoymepreparoconcalma.Mesecoelpeloconelsecadorymeordeno lasondascon losdedos.Cadavezestoymásnerviosa.Luckyentra en el bañomientrasmemaquilloy sepasea entremispiernas.Mepinto los labiosprestándole atención ami cachorro envezde al espejo.Seguramente quiere salir a jugar. Cierro el carmín, lo dejo sobre elmuebleymeagachoaacariciarlo.EldomingoconvenceréaJamesparaquelollevemosajugaralfrisbeeaCentralPark.

Cuando me incorporo, me miro al espejo y frunzo el ceño alcomprobarquemi subconsciente,o simplementeeluniverso,que séyo,me han jugado una mala pasada y sin darme cuenta me he pintado loslabios de rojo. Enfadada, me los limpio y, aún más molesta, cojo elcarmínyloguardoenunodemisbolsos.Conunpocodesuerteolvidaréencuál.

Termino de maquillarme, me subo a mis tacones y salgo de miapartamento. Nada más poner un pie en la acera, miro al cielosorprendida. Hace un sol de justicia. Una sorpresa de lomás agradableteniendoencuentaqueyaestamosenoctubre.Mequitoelabrigoymelocuelgodelbrazo.Estáclaroquenovoyanecesitarlo.

Voy hasta el Riley Group en el Mini de Álex. Así podré salirdirectamentehaciaGlenCovedesdelaoficina.

Bentleyyyonosdamosbastanteprisaparasacaradelanteeltrabajode todo el día en estas cuatro horas escasas. Estamos a punto deconseguirloyapenasdejamosporhacerunpardecosas.Hemossidodelomáseficientes.

Bajamosjuntosalparking.Bentleymerecuerdaquepuedellevarme,pero rechazosuofrecimiento.Prefiero irenmipropiocochepor simeveoobligadaasalirhuyendodespavorida.

«Esloquecomúnmenteseconocecomounavíadeescape.»

NohearrancadotodavíacuandorecibounmensajedeLauren.EsunenlaceaunalistadeSpotifyquehatitulado«Paraquesigasconlasbragaspuestas».No puedo evitar sonreír, sobre todo cuando veoLike a virgin,[27] de Madonna. Lauren Stevens es única enviando mensajessubliminales.

Conlasonrisaenloslabios,conectoeliPhonealsistemadesonidodel coche yme paso todo el camino aGlenCove cantando los grandeséxitosdeBonnieTyleraplenopulmón.Estoymuynerviosa,asíquecantarcomosisefueraaacabarelmundomeayudamucho.

Sinembargo,cuandotomoelsenderoquellevaalapropiedaddelosRiley,nisiquieraelGirlsjustwanttohavefun,[28]deCyndiLauper,quesuenaatodovolumen,meayuda.Respirohondoymedetengofrentealaenormecancela.Nodeberíaestaraquí.Meagarroalvolanteydejocaerlacabezasobreél.Estoesunerrordemanual.

«Del manual de la tonta enamorada que no comprende que, estarcercadelchicoguapísimo,complicadoyatractivocomosinohubieraunmañana,noleconviene;paraserexactos.»

Podría salir huyendo. Alzo la mirada y la pierdo al frente hastadivisarlapreciosamansión.Silohiciera,sóloestaríaaceptandoquesoylacríaquemeempeñoendemostrarquenosoy.Meincorporoy,antesdeque pierda el poco valor que he conseguido reunir, meto primera yatraviesolacancela.

«Ánimo,Parker.Túpuedes.»Metosegundayacelerosuavemente.Claroquepuedo.Sólotengoque

creérmelo.Aparcoelcochejuntoalasenormespuertascolorcremadelgaraje.

No es hasta que me bajo, aún tarareando la canción para combatir lonerviosaqueestoy,quemedoycuentadequeelBMWdeRyanestáaunospasosdemí.Élyaestáaquí.Dejodecantardegolpe.Ahorasíqueestoynerviosa.

Rodeo la casa por el camino de piedra y subo las majestuosasescaleras intentandovolvera infundirmevalor,peronosoycapaz.Todoloquepasóayerfuedemasiadointensoentodoslossentidos.Nisiquierasé exactamente cómo me siento y estoy completamente segura de queverloaquí,enelmismojardíndondenoscasamos,novaaayudar.

—Memarcho—susurroparamí.Giro sobre mis pasos y regreso a las escaleras. He pedido el

divorcio, técnicamente ya no soy una Riley. Apenas he alcanzado elprimer escalón cuando Bentley aparece por el camino de piedra y mededicaunasonrisa.

—¿Tehasperdido?—mepregunta.Yomeobligoasonreír.«Tehapilladoenplenafuga,Parker.Hayqueverquépatéticaeres.»—Sí—respondoapuntodereírnerviosa—.Estacasaestangrande

queesmuyfácildespistarse.—No tepreocupes—responde llegandohastamí—.Me la conozco

comolapalmademimano.Me hace un gesto para que pase primero y yo asiento. A

regañadientesvuelvoadirigirmealvestíbulo.AhoramismoBentleynoesmipersonafavoritaenesteuniverso.

Nohemospuestomásqueunpieenlacasacuandooigopasosvenirennuestradirección.

—Cielo —me llama una suave voz y automáticamente sé que esMeredithRiley.

Suspirohondoporúltimavezymealisoinquietalafaldadelvestido.—Estáspreciosa—comentaaunpardemetrosdemí.—¿Y yo no lo estoy? —pregunta Bentley socarrón—. Son mis

vaquerosmáselegantes.Meredithladealacabezayloregañadivertidaconlamirada.—Loschicosestáneneljardín—leinforma.Es decir, queRyan está en el jardín.Las burbujas en la boca demi

estómagoacabandemultiplicarsepormil.Bentley me guiña un ojo cómplice y se dirige al jardín con paso

ligero.AlpasarjuntoaMeredith,sedetieneyledaunbesoenlamejilla.Estáclaroqueenestacasaesunhijomás.

—Graciasporvenir—medicedándomeundelicadoabrazo.—Graciasaustedporinvitarme—musito.Me gustaría ser una de esas mujeres que son toda seguridad en

cualquier circunstancia, porque en estos momentos me tiemblandemasiadolasrodillas.

—Acompáñame al jardín—me anima haciéndome un gesto con lamano para que camine con ella—. Hemos decidido aprovechar elexcelentedíaquehaceycomerfuera.

Acadapasoquedoy,merecuerdounayotravezqueno tengopor

qué estar tan nerviosa. Soy una mujer adulta, maldita sea. Además, losRileyyanosonnadamío.Odioestaúltimaidea,peroeslaverdad.

Mentalizada,avanzolosúltimosmetrosyatraviesolapreciosapuertade cristal y madera hasta el jardín. Unas chicas del servicio riendo ycharlandoentreellasconvariosmantelesdelinoperfectamentedobladosentrelasmanosentranenlacasaenesemomento.Susanimadasrisasmedistraeny,cuandodevuelvomimiradaalpatio,unatenuebrisalevantaelextremodeunmantel idénticoya colocadoen lamesa.Un suaveolor aazaharloinundatodoyseentremezclaconlosrayosdesolquelapérgoladejaavanzararbitrariamente.PorunsegundocreoquemehetrasportadoalacampiñadealgúnpaísdelsurdeEuropa.Estacasaescomounsueño.

Involuntariamente,unasonrisasedibujaenmis labios,perocuandoalzo la mirada y lo veo, sin quererlo, se ensancha aún más. Estácaminando por el cuidado césped, charlando con su padre, Spencer yBentley, algo lejosde lapérgolaperono lo suficiente comopara evitarque susojos azuleshaganquemicorazón sedispareencuantonuestrasmiradas se encuentran. Exhala el aire de sus pulmones despacio sinlevantarlavistademíy,otravez,porunsolosegundo,tengolasensacióndequetodoanuestroalrededorserelativizayahoraRyanformapartedemisueñodemantelesdelinoybrisastenuesconoloraazahar.

Finalmentepestañeayapartasumiradademí.Tengolasensacióndeque su batalla interna ha vuelto, pero por unos motivos completamentediferentes a los que nos mantuvieron separados al principio de nuestrahistoria.

—Hola,Maddie.—LavozdeTheamedevuelvealarealidad.—Hola —respondo obligándome a sonreír y, sobre todo,

obligándomeadejardemiraraRyan.—¿Te apetece venir conmigo a la cocina? —pregunta risueña—.

Estamospreparandoelpostre.Asientoylasigoalinteriordelacasa.Alejarmedeélmepareceuna

ideagenial.Thea me guía hasta la cocina mientras me cuenta que están

preparandocrèmebrûléeyquenopuedoperderdevistaaOliviaporqueestá intentando echarle smarties. En esemomentomimóvil comienza asonar.Mirolapantalla.EsLauren.LehagoungestoaTheaparadecirlequenecesitocogerlo.Ellasonríe.

—Notepreocupes—medisculpa—.Allíestálacocina—meindica

señalando una puerta a la derecha del pasillo a la vez que comienza aandarhaciaella.

Asiento y, llevándome el teléfono a la oreja,me alejo endireccióncontraria.

—¿Cómo va el almuerzo? —pregunta curiosa—. Espero que aúnlleveslasbragaspuestas—continúaamenazante.

—Sí,notepreocupes,conlacuartacancióndeBananaramacaptéelmensaje—replicosocarrona.

Miroamialrededorbuscandoalgúnsitiounpocomásprivadoparapoder hablar. Sé que vamos a acabar haciéndolo deRyan y nome haceninguna gracia que alguien pueda oírme. Camino un par de metros yvuelvoaecharunvistazoaamboslados.Estacasaesenorme.Notengonilamásremotaideadedóndeestoy.Nisiquieracreoquepudieravolveraljardínsoladesdeaquí.Alfinaccedoaunbonitosalónyalfondohayuninmensoventanal.Aceleroelpasoysalgoalaterraza.Yaestoyasalvo.

—¿Siguesahí?—preguntaLauren.—Sí—respondoescueta.—¿Ybien?¿Notienesnadaquecontarme?—¿Quéquieresquetecuente?—¿Lehasvisto?—inquiereexasperada.—Claroque le hevisto—respondo,poniéndomemásnerviosapor

segundos.—¿Y?—¿Yqué?PorDios,estaconversaciónesabsurda.—Maddie—sequejaalfin.—Notengonadaquecontar.—¿Como tampoco tenías nada que contar ayer? —me suelta de

repente—. Hablamos por teléfono, hablamos en el bar... y en ningúnmomentoseteocurriócontarmequefuisteaveraRyan.

¡Mierda!¿Cómoconsiguenenterarsesiempredetodo?—Nofuiasucasaparaloquetúpiensas—medefiendo.—Esquecreoquesífuisteaverloparaloqueyopienso—replica—.

Maddie—continúatrasunamínimapausa—,sihubiesesidoaecharleunpolvo, podría incluso entenderlo, pero tú fuiste a consolarlo, a impedirquebebiera,yesoesmuchomáspeligrosoparati.

—Noestoydeacuerdo.

Mis palabras salen veloces. No puede pedirme que me sientetranquilamenteavercómoacabaenunhospital.

—Puesdeberías—sentencia—.Loqueestáshaciendoesloquehaceunachicaenamoradaytúloestásdelchicoequivocado.

Trago saliva.Tiene razón,pero ahoramismoesto es loúltimoquenecesito.

—Lauren,¿teníasquellamarmejustoahoraparadecirmeesto?—Hepensadoquenecesitaríasquetelorecordaran.Resoplo.—No voy a volver conRyan—sentencio—, pero eso no quita que

estéhechaunverdaderolío—mesincero.Ahoralaqueresoplaesella.—Esnormaltenerdudas—meanima.—¿Túlastienes?—Todoeltiempo—contestaexagerandocadaletra.—Respóndemeaunapregunta:¿lasdudas las tienesconJames,con

Bentleyoconlosdos?—inquieroburlona.—Ja, ja —se apresura a replicar sardónica—. ¿Sabes? Tengo que

colgar. Tú respira hondo y sé la nuera perfecta. Demuéstrale a CarsonRileyloquesehaperdido.

Su última frase me hace sonreír pero, cuando pienso en todas lasdemás,elgestoseapaga.Tienerazón.TengoquedejardehacercosastanestúpidascomoiraChelsea.Esoseacabó.

Siguiendo las instrucciones de Lauren, respiro hondo y contemplolas increíblesvistasdesdeesta terraza.Estos jardines sonkilométricosyrealmente preciosos. Debería dejar de darle tantas vueltas a todo. Lascosas acabaran calmándose y mejorarán. Van a mejorar. Tienen quemejorar.Mellenodeesteairepurodelsurdelestadoyconunasonrisa,mitadobligada,mitadsincera,girosobremispasosdispuestaaencontrarlacocinayaprenderaprepararcrèmebrûlée.

Sinembargo,nadaenabsoluto,nilasvistas,nitodoeloptimismoyel valor autoinfundido, ni siquiera una charla de horas con Lauren,podríanprepararmeparaenfrentarmeaél.

Estádepie, frenteamí.Consusespectacularesojosazulesposadosenlosmíosverdesynerviosos.Sucamisablancaseadhiereperfectamentea su cuerpo, lo armoniza, lo realza y me tortura. Tiene los primerosbotonesdesabrochadosylasmangasremangadasexactamentecomoenel

jardín y, también como en el jardín, sus pantalones de traje le caenseductoramente sexies sobre las caderas. Es el atractivo, el deseo, lasensualidad,elcieloyelpecado,fundidosenunsolohombre,yesonoesjusto,nadajusto.

—¿Qué haces aquí, Maddie? —pregunta con su voz tanincreíblementeroncaymasculina.

—Nolosé—musito.Y es la verdad, porquemi sentido común no para de gritarme que

deberíasalircorriendosinmiraratrás.Ryan ladea la cabeza sin apartar sumirada de lamía, como si esa

respuestafueseexactamentelaquedeseabaescucharyalmismotiempolaqueodiahaberescuchado.

Yomegiro abrumadapor todo loquemeestáhaciendo sentir, portenerlotancerca,porquerercorreratirarmeasusbrazosyalaveztenerque hacer un esfuerzo titánico para frenar mi cuerpo sublevado. No setratadenoquerer,sinodenopoder.

Ryancubreladistanciaquenosseparaysedetieneamiespalda,tanpeligrosamentecercaquepuedonotarlacalidezdesucuerpotraspasarsuropaylamíaycalentarmipiel.

—Quiero mantenerme alejado de ti —susurra con la voz rota dedeseo.Sumanoavanzadesdemicostadohastaelcentrodemivientreyme atrae hacia él—. ¿Cómo crees queme siento cuando te veo en estamalditaterrazaconesevestido?

Susdedossehacenmásposesivossobremipielyyogimobajito.—Vasavolvermeloco—sentenciahundiendosunarizenmipelo.Sus palabras retumban dentro de mí y hacen que mi corazón lata

desbocado.—Ryan—susurro.Mis labios pronuncian su nombre como la plegaria que es. Podría

pasarmetodalavidallamándolo.Pero,entonces,elqueparecerecuperarelsentidocomúnesél.Deslizasumanopormicuerpohastasepararnossuavementeydaunpasoatrás.

—Theateestáesperandoenlacocina.Su cuerpo ya no toca el mío y me descubro vacía, triste y, como

siempre, demasiado abrumada por sentirme así. Es el efectoRyanRileysobrelapobreMaddieParker.Eldelvientohaciendovolarlahoja.

Asientoygirosobremispiesparamarcharme,aunquefrancamente

nisiquieratengoclaroquemispiernasvayanasostenerme.Al mismo tiempo que doy un paso hacia el interior, Ryan lo hace

haciaelexteriorydereojoveocómosepasalamanoporelpelo.Antesdemarcharmedefinitivamente,cometoelpeorerrordetodosymevuelvoparamirarlo.Lavisiónmesobrecogeunpocomás.Tiene lasmanosenlosbolsillos,todosucuerpoarmónicamentetenso,comoeldeunleón,yensusojosazuleslabatallainternarelucecontantafuerzaquenosciegaalosdos.Asuespaldaseextiendeelmaravillosojardínymedoycuentadequeeselmejorescenarioposibleparaelmejorhombreposible,y todoparamíessencillamenteinalcanzable.

Tratando de reanimar mi corazón, regreso a la cocina.Sorprendentementenotardoenencontrarla,pero,encuantolohago,Theame explica con una sonrisa que ya nos esperan en la mesa. Aturdidatodavía por lo que acaba de pasar, sigo su animado paso hasta el patio.Necesitounmomento,peroobviamentenolotengo.

Cuando llegamos, los Riley ya están sentados a la mesa. Carson,presidiéndola,yRyan,enlaotracabecera.SuspiroaliviadaalverquemehanreservadoelsitioalladodeBentley.NopuedopermitirmepasartodaunacomidajuntoaRyan.

Sinembargo,supresenciaeslosuficientementeembriagadoracomoparaquecasimecuestetrabajorespirar.Veniraquíhasidounalocurayelmomentoquehemosvividohaceapenasunosminutoslohasidoaúnmás.Intento concentrarme en cosas pequeñas, como mi copa llena de unperfectovino francésoelprotocolodistendidoperoconcisoconelquelaschicassirvenelfricasséedecorderocontrufas.

Quierorelajarme,pero,cuandokamikazellevomivistahaciaélysumiradayameesperaparaatraparlamía,sientodenuevoloslatidosdemicorazón húmedos y calientes luchar contra mi pecho. Parece enfadado,arisco, como si una parte de él siguiese en esa terraza y hubieseinventandounfinaldiferenteque,alnopodervivir,leenfurece.

Meobligoaapartarlamiradaybebodemicopadevino.Megustaríaapurarla hasta el final, pero me contengo. Puede que no pare de hacerestupideces,perotodavíatengoconcienciadedóndeestoy.

—Y,cuéntanos,Maddie...—mepideMeredithtrashacerleunpequeñogestoalaschicasparaqueseretirendespuésdeservirelúltimoplato—,¿tegustóParís?

Sonríonerviosa.Hablardemilunademielesloúltimoquenecesito.

—Sí. Es precioso—musito y le doy un nuevo sorbo ami copa devino.

Noquieroparecernerviosa,perosoyplenamenteconscientedequeestoyfracasando.

—Parísmeencantó—intervieneTheayseloagradezcomuchísimo.—¿Hasestadoallí?—inquiero tratandodeque laatenciónsecentre

enellaynoenmí.—Sí—respondefeliz—.Spencermellevó.Fuenuestroprimerviaje

romántico. Dios, fue hace una eternidad —recuerda con cariño—. Nisiquieraestábamoscasados.

TodosmenosRyan,quesiguepensativoydistante,sonreímos.—Quizá... Maddie también habría preferido conocer París así —

intervieneCarson.Lomiroconelceñofruncido.¿Aquéserefiere?Peroentoncesme

doycuentadequenoestáhablandoconmigo,sinoconRyan.—Noenunalunademielprecipitada—sentencia.—Déjaloestar—replicaRyan.Deprontoelambientesevuelveincreíblementetenso.Losruidosde

los tenedores contra los carísimos platos poco a poco van deteniéndosehastacasidesaparecer.Yocuadroloshombros,peroalmismotiempomesiento extraordinariamente pequeña. Es obvio que esta conversación noacabadeempezaraquí.Lasmiradasendurecidasdepadreehijohacenmásquepatentequeyahandiscutidoestetemaantes.

—Te advertí que pasaría esto —continúa Carson visiblementemolesto.

—Déjanos en paz, joder —responde Ryan con la furia apenascontenidaensuvoz—.¿Porquénopodéisdejarnos todosenpazdeunamalditavez?

Estáapuntodeestallar.Nuncalohabíavistotanfurioso,tandolido,tanallímite.

—Porquetúnuncaescuchasanadie—añadesupadresindudar—yesapobrechicaeslamejorpruebadeello.

Tragosalivadispuestaaintervenir.Meniegoaquemeutilicecomoarmaarrojadizaparahacerledaño.Éltambiéntienemuchaculpadeloquepasó,peroRyan,levantándoseydominandoporcompletolasituación,medistrae.

—Noteatrevasahablardeella—mascullaconlavozincreíblemente

segura, exigente y a la vez serena porque sabe que tiene el control. Unleónquevuelvearugirparadefenderloqueessuyo—.Eslomejorquemehapasadoenlavida.

—¿Ytehaspreguntadoalgunavezsi túhassidolomejorquelehapasadoaella?

LavozdeCarson está teñidadel cansancioy la compasióndel quesabecómoibanaacabarlascosasyaúnasísesientetristeporello.

LamiradadeRyancambiaporcompletoyeldolor,aúnmásintenso,vuelveainundarsusojosazules.Nopuedemásyyotampoco.

—Lo es—respondo levantándome, intentando acariciar aunque seaun poco de la seguridad que él ha demostrado. Creo que lo consigo.Defenderloquetuvimos,aunqueacabaradestrozándome,tieneeseefecto—.Aunqueya nopodamos estar juntos, siemprevoy a querer aRyanysiemprevoya estar tan enamoradade él quemecueste trabajo respirar.Nopodemosvolverporquehanpasadodemasiadascosasy lorealmentetristeesque lamayoríadeellasni siquierahansidoculpanuestra.Peroesonocambialoquesiento,loquesentimos.

Una lágrima se escapa por mi mejilla y me obligo a sonreír paradisimularla.

—Tengo que irme —musito moviendo la silla y recuperando mibolsoprácticamentealavez.

No quiero romper a llorar delante de todos los Riley, que parecenhaberenmudecidopormispalabras.

Salgocorriendohaciaelinteriordelacasayenesemismoinstanteoigootrasillamoverseruidosacontralasimpolutaslosasdelpatio.

—Maddie—mellamaRyan,peronopuedodetenerme.Ahorano.Cruzolacasacomounaexhalación.—¡Maddie!Alcanzoelcaminodepiedraandandotanrápidocomopuedoyalfin

llegoalcoche.AbrolapuertaperolapalmadeRyancontralaventanillavuelveacerrarla.Suspiroderrotada,conmocionadadenuevo.

—Maddie—vuelvea llamarmea lavezquemeobligaagirarmeytomamicaraentresusmanos—.Maddie—pronunciaminombreunavezmás, llamándome pero también calmándome, encendiéndome, haciendoque no me arrepienta de una sola de las palabras que acabo de decir,queriendo que me bese a pesar de lo asustada y herida que me siento,haciendoquevuelvaarecordarqueesRyan,miRyan,elamordemivida.

¿Porquétengolasensacióndeestarperdidasinél?Sus ojos se vuelven aúnmás azules y brillan todavíamás intensos.

Nuestrasrespiracionesseaceleraninconexas.Nodeberíaestaraquí.Nohetenidonadamásclaroentodamivida.Susdedosavanzanpormimejillahastaesconderseenmipelo.Todosucuerpoesmuestrade la luchaquesientepordentro.Estanintensaqueapostaríaqueinclusolapuedenotarfísicamente.

—Notendríasquehabervenido—susurra.Y losdos sabemosquepormuchoquequeramosbuscaruna salida

diferentenolahay.—Losé.Meseparosuavementeyentroenelcoche.Ryannodicenada,sólo

meobservaconlaexpresiónendurecida,luchandopornosalircorriendotrasdemícomohahechotantasveces,enrealidadcomoacabadehacer.La gravilla retumba bajo las ruedas. Lamúsica suena.Miro aRyan unaúltima vez y por un instante sólo lo observo, olvidando todo a nuestroalrededor.Mismanos parecenmoverse por voluntad propia y apago elmotordelvehículo.Tengotanclaroloquequierohacerytambiénlopocoquemeconvienehacerlo.Seguimosmirándonos.Todoestoesunalocura.Mebajodelcocheymequedo juntoa lapuertaabierta.Susojosazulessiguen sobre los míos y todo mi cuerpo se enciende y me gritaexactamentedóndequieroestar.Creoquehedejadoderespirar.

18

VoyadarelprimerpasohaciaRyan,peroéldesunenuestrasmiradas,pierde la suyaal fondodel jardínporun instantey finalmente, sindecirnada, dejándome totalmente perdida, confusa y sobrepasada, gira sobresuspasosysedirigedenuevoalacasa.

Yo suspiro hondo y sin quererlo una nueva lágrima cae por mimejilla.Séquesemarchapormí,paracumplirsupromesaymantenersealejadodemí,yesohacequetododuelatodavíamás.

Vuelvoametermeenelcocheyrápidamentesalgodelapropiedaddelos Riley yme incorporo a la carretera. Las lágrimas nome dejan vernadaytengoquedetenerelvehículoenelprimercaminodeservicioqueencuentro. Apago la música de un manotazo y suspiro con fuerzaintentandocontrolarelllanto.Noquierollorar.Estoyhartadellorar.

«Seacabó,Parker.»Mesecolaslágrimasconelreversodelamanoydoyunabocanada

deairedispuestaatranquilizarmedeunamalditavez.Heestadoapuntodecometer la mayor estupidez de todas. Me tiro a los brazos de Ryan ydespués,¿qué?Nopuedovolverconél.Noessóloloquepasó,estodoaloquetendríamosqueenfrentarnosdenuevo:nuestrospadres,laprensa,las peleas. Cada vez que he dicho que le quiero ha sido verdad, perotambiénlohasidocuandohedichoquenopodemosestarjuntos.

Respirohondootravez.Yaestoymáscalmada.Miroamialrededory,aunqueenunprimermomentonomedicuenta,ahoracomprendoqueestoyenelmismocaminodeserviciodondeRyanyyofollamossobreelcapodesuBMW.

—Joder—murmuroydejocaermicabezasobreelvolante.Mividaesunauténticoasco.Cuandoconsigosalirdeminidodeavestruz,mepongodenuevoen

marchayregresoaNuevaYork.Yaenmiapartamento,mequitoloszapatoscaminodelahabitacióny

memetoenlacama.Soyplenamenteconscientedequenisiquierasonlasdos, pero no quiero hacer nada ni quiero ver a nadie. Mi cama es mi

fortín.Enciendolapequeñatelevisióny,trasunrápidozapping,dejounadeesaspelisenblancoynegrosobreamoresimposibles.Mevienecomoanilloaldedo.

No llevonicincominutos lamentándomedemisdesgraciascuandollaman a la puerta. No pienso abrir,me da igual que sea elmismísimopresidente,perounossegundosdespuésoigolacerradurayalinstanteunmurmulloqueesmuyfamiliar.

—¡Llavederepuesto,Parker!—canturreaJames.Uninstantedespués,losHanniganyLaurenentranenmihabitación.

Traen Martini Royale y platos de espaguetis boloñesa. Desoyendo misquejasy,mientrascontinúancharlandodesuscosas,semetenenmicama.LaurenmepasaunplatodepastayÁlex,amiotrolado,levantauncóctelhasta que se asegura de que lo veo y después lo deja sobre la mesita,indicándomequeéseeselmío.

—¿Quéestásviendo?—preguntaJamesrobándomeelmando.—PonlaABC,estánponiendoTootsie—lepideLauren.—No, mejor la CBS —interviene Álex—. Echan un maratón de

«Cómoconocíavuestramadre».Yo protesto pero nadie me escucha y Cary Grant desaparece de la

pantallaparadarpasoaBarney,TedyMarshallsentadosenelMcLaren.Al final nomequedamás remedioque sonreír y empezar a comer

espagueti.—¿TehasacostadoconRyan?—mepreguntaLauren.—No—respondoyomitoel«porqueélnohaquerido».Lauren,conunasonrisa,alzalasmanosparadarmeunabrazo,pero

enelúltimoinstantesefrenaasímisma.—¿Sexooral?—inquieremuyseria.Notengomásremedioqueecharmeareír.—No—respondo.Lasonrisavuelveasuslabiosyfinalmentemeabraza.—Estoymuyorgullosadeti—sentencia.Nos pasamos el resto del día en mi fortín conmi pequeña tele de

fondo. Jugamos a las cartas, a Operación, bebemos los suficientesMartinis Royale como para tener resaca y en un alarde decorativoacabamoshaciendoguirnaldasdepalomitas.

Cuandoeldespertadorsuenaalassietedelamañana,sientocomosi,en vez de una simple alarma, hubiese un obrero picando con unataladradora neumática en el suelo demi habitación.Vuelvo a cerrar losojosunsegundo,oporlomenosyocreoqueloes,porquecuandovuelvoaabrirlossonlasochomenoscinco.

ÁlexyLaurenestándurmiendoconmigoytodalacamaestállenadepalomitasaméndelasguirnaldasqueÁlexllevacolgadasyelintentodefaldahawaianadeLauren.Me levanto de un salto e intento despertarlas,pero no es hasta que pronuncio las palabras «ocho de la mañana» quemuevenelculodemicama.

Memetoenladuchaymearregloenunsantiamén.Estantardequeni siquiera puedo preocuparme del dolor de cabeza que tengo o de quetodas mis pertenencias sigan en cajas como si viviera sumida en unamudanzapermanente.

Las tres salimosdisparadashacia elmetroyLaurenyyo llegamosbochornosamentetardealaoficina.

Bentleymerecibeconunasonrisallenadeempatíaquenoentiendodemasiado bien. Son las nueve menos cuarto, debería estar echandochispas.

Noeshastaquemesientoamimesayabrolaagendaparacomenzaratrabajarquemedoycuentadequeesviernes.HoyalasdiezvoyafirmarmidivorcioconRyan.Elmundosemevieneencimaenunsolosegundo.ÉseeraelmotivodelaactitudcomprensivadeBentley.

Deprontosientoquemefaltaelaireysalgodisparadahaciaelbaño.Me aseguro de que no hay nadie y echo el pestillo. Respiro hondo unadocenadevecesyacaboabriendoelgrifoycolocandomismanosbajoelagua.Estoesloquedebohacer.Asusta,peroeslomejor.Elprimerpasoparavolveraestarbien.Asientoymemuerdoellabioinferior.

«Hoymásquenuncatienesqueecharlevalor,Parker.»Regresoamimesaytrabajo,oporlomenoslointento.Aesodelas

diez menos diez me levanto con poco convencimiento y cruzo laredaccióncaminodelascensor.Mientras loespero,valoroseriamente laposibilidad de decirle a Charlie que no puedo ir y darle plena potestadpara que firme cualquier papel en mi nombre, pero casi en el mismoinstante me doy cuenta de que lo que tuvimos, independientemente decómoacabara,fuepreciosoysemerecequedélacarahastaelfinal.

NotardoenveraCharlie,conlasmanosmetidasenlosbolsillosde

su pantalón de traje, de pie en la pequeña sala de espera junto a la dereunionesdeldepartamentojurídico.Sonríofugaz.Siempremesorprendeverlo con traje teniendo en cuenta quehacemenosdeun año asegurabaquesuprendaderopamáseleganteerasucamisetadeBlackSabbath.

—Hola,Maddie.—Abogado—bromeoconunasonrisaenloslabiosquenomellega

alosojos.Necesitoreírmeovoyaempezarallorar.Charliemedevuelvelasonrisa.—Yaestátodolisto—mecomunica.Suspirohondo.—Eslaúltimavezquevoyapreguntártelo—continúamuyserio—:

¿Seguradequeestoesloquequieres?¿Querer? No, pero sí tengo claro que divorciarme es lo que debo

hacer.—Sí—respondoalavezquesuspirohondoporenésimavez.Charlie asiente, se inclina para coger el maletín que había dejado

sobreunodelosmullidossilloncitosycomenzamosacaminar.Abrelapuertadelasaladejuntasymehaceungestoparaquepase

primero. Inmediatamente veo a Ryan sentado a uno de los lados de lamesa.Semehaceraronoverloenlacabecera.Tieneuncodoapoyadoenla madera y los dedos índice y corazón sobre los labios. Estámalhumoradoyariscoyestaveznotengoquepreguntarmeporqué.

Cuando me ve, su mirada se recrudece pero no dice nada y algodentrodemísedeshacedecepcionado.Creoqueenlomásprofundodemiinterior sehabía anclado la esperanzadequeélharíaodiría algoymeconvencería de que he tenido la peor idea del mundo y esto es untremendoerror.

Me sientodondeCharlieme indica sin dejar de sentir lamiradadeRyansobremí.Estanazulytienetantafuerzaquepodríamantenermeenestahabitacióndurantehorassinnisiquieradecirunapalabra.

—Silesparece,podríamoscomenzar—proponeCharliesacandounacarpetadesumaletínydejándolasobrelamesa.

—SeñorSaxs,creoqueserámuyrápido—comentaWyattLawson,elabogadodeRyan.

Recuerdo cuando estuvo enChelsea para que firmara el cambio detitularidad de mi apartamento y acabé firmando el acuerdo

prematrimonial.—ElseñorRileyestádispuestoadarlealaseñoraRileytodoloque

pida—añade.Charliesonríeprofesionalycreoquetambiénsorprendido.—Puesmetemoquesí,serámuyrápido—respondemiabogado—.

LaseñoraRileynoquierenada.Ryanseincorporaypuedonotarcómo,bajotodosuautocontrol,su

cuerpoya tenso seaceleraaúnmás.Sabíaqueno legustaría,pero tienequeentenderlo.Nuncameinteresósudinero.

—¿La señora Riley sabe que, de hacer efectivo el acuerdoprematrimonial que ellamisma firmó y, dadas las causas que provocanestedivorcio,lecorrespondenoncemillonesdedólaresmásunapensiónmensualdequincemil?—contraatacaLawson.

Parece que estoymarcando un hito en la historia de los divorcios.Supongoquenoserechazanoncemillonesdedólarestodoslosdías.

—LaseñoraRileyestáalcorrientedelmismomodoqueyoloestoydelhechodequeelseñorRileynuncallegóafirmareseacuerdo,asíquenotienevalidezalguna.

Ryan aprieta los labios en una fina línea y yo resoplo exasperadamentalmente.¿Cómopudopensarqueaceptaríatodoesedinero?

—Lo único que la señora Riley pide —continúa Charlie— es elapartamentositoenel222delacalle10Oeste,enelVillage.

LawsonmiraaRyanyésteasienteimperceptiblemente.—Por supuesto. De hecho podemos dejar firmados los papeles del

cambiodetitularidaddelapartamento.Charliealzalamanoconlaquesostieneelbolígrafoentreelíndicey

elcorazón.—LaseñoraRileynoquierelapropiedaddelinmueble.Quierepagar

un alquiler por él similar al que le pagaba al señor Stabros, el anteriorpropietario.Asímismo,deseaqueelapartamentopaseaformarpartesdelas inmobiliarias delRileyEnterprisesGroupy sea con ellos conquientenga que tratar todos los asuntos derivados del contrato dearrendamiento.

Lawson vuelve a mirar a Ryan, que esta vez se humedece el labioinferiorbreveyfugazantesdeasentir.Noleestágustandonadadeloqueestá ocurriendo. Yo, por mi parte, soy plenamente consciente de que,aunqueelpisopasea formarpartede las inmobiliarias,podríapasarme

quince años sin pagar el alquiler que ni siquiera llamarían pararecordármelo,peropor lomenosno tendréqueenfrentarmeaRyanunavezalasemanaparaconseguirqueaceptemicheque.

—Porsupuesto—claudicaLawson.—Asímismo,laseñoraRileydeseadevolverlealseñorRiley,yque

así se haga constar en los acuerdos de divorcio, los anillos decompromiso y boda —comenta Charlie inclinándose sobre su maletín,trasteandounossegundosenélysacandofinalmenteunapequeñabolsitadepapelquedejasobrelaelegantemesa—.Estánvaloradosen381.000y524.000dólares,respectivamente.

Cuandooigoloquevalen,hedeadmitirquememareounpoco.Notenía ni idea. Me encantaban porque me los regaló Ryan, por lo quesignificabanyporqueeransencillosypreciosos.Ahoramesientounpocoestúpidaporhabermeestadopaseandoconcasiunmillóndepavoseneldedosinnisiquierasaberlo.

—Además de una cinta roja y una pulsera de bisutería sin valornominalperoque,insisto,laseñoraRileydeseadevolver.

Ryan busca inmediatamentemimirada con la suya. Sus ojos azulesestán llenos de rabia y también de dolor. Podemos poner sobre lamesaapartamentosoanillosdediamantes,peronadasignifica tantocomoesapulseray,sobretodo,comoesapequeñatiraroja.Élsientelomismo,poresoestandifícil.

Charlie y Lawson continúan hablando de aspectos legales ydocumentosmientrassusojosincreíblementeazulessiguenatrapandolosmíos.Lequiero.Ésaeslaverdad.Creoquevoyahacerlosiempre.Perolachicalistaqueundíafuihavueltoyestáponiendoordenenmivida.Estarcon él era la sensación más maravillosa del mundo, pero también erademasiadocomplicadoeintenso.Ahoraestoyhaciendolomejorparamí.

Charlie coloca un dosier frente amí yme saca demi ensoñación.Aturdida,desunonuestrasmiradasyprestoatenciónalosdocumentosquemetiende.Eselacuerdodedivorcio.Sólotengoquefirmarlo.

Me ofrece un bolígrafo y lo cojo. Tengo la sensación de que todoestápasandoacámaralenta.Mimanoesincapazdesostenerelbolígrafoconlasuficientefuerzacomoparapoderfirmar.Parecequemicuerposeniega a hacer lo que mi sentido común le ordena porque eso significaalejarsedeRyan.

Finalmentefirmoysoyplenamenteconscientedecadarasgoque la

punta del bolígrafo araña en el papel. Cuando termino, observo cómoCharlie recoge el documento, se lo entrega aLawsony éste aRyan.Yosigo lashojascon lamiradayquierogritar aplenopulmónqueme lasdevuelvan, que las rompan y que después quemen en un cenicero losrestos. Quiero gritarle a Ryan que no firme, que soy una idiota, que lequiero,peroparecequemisentidocomúntambiénseniegaahacerloquemicuerpolepide.

Ryanfirmalosdocumentosyprácticamenteenelmismoinstantequela estilográfica cae sobre ellos, se levanta y sale del despacho comounciclón,sinmiraratrás.

Charlieobservallenodeempatíacómotengolamiradaperdidaenlapuertaqueaúnnohavueltoacerrarse.Sehaacabado.Definitivamentesehaacabadoy,aunquehehecholoquedebía,mesientodemasiadovacía.

Los abogados se levantan y por inercia yo también lo hago. Seestrechanlamanoprofesionalesysalimosdelasala.AcompañoaCharliehastaelvestíbulo.Nodejadedecirquetodohaidodefábulayquepuedoestar muy contenta. Sé que sólo lo hace para animarme, pero aún asípreferiríaquenolodijera.Meofrecetomaruncafé,peronomeapeteceypongocomoexcusaeltrabajopararechazarsuinvitación.

Vuelvoalascensordispuestaaregresaramimesayhundirmeenunamontaña de trabajo para olvidar el sabor amargo que tengo en la boca,peroentoncesrecuerdoquehoyhaceochodíasquemedieronelaltaenelhospitalytengoquevolverparalarevisiónconladoctoraSanders.

Bentleynoponeningún tipodereticenciay, trascogermiabrigoymibolso,salgodelRileyGroupy tomoun taxiendirecciónalHospitalPresbiterianoUniversitario.

Losprimerosminutostodovabien,peropocoapocounasensaciónde tristeza absoluta va inundándome por dentro.Ya no habrámás risas,másbesos,yanomedespertaréenunacamaquehuelaaél,yanopodréapartarsuflequillodesordenadodesufrente,noleverétrabajarpensativoen su estudio, vestirse para conquistar elmundo, soñar despierto con laarquitectura,yano losentirémás.Todosehaacabadodefinitivamente yesedefinitivamenteessóloculpamía.

Sin quererlo, comienzo a llorar y otra vez vuelvo a sentir quemefalta el aire. Echo la cabeza hacia atrás hasta hacerla chocar con latapiceríayrespirohondotratandodetranquilizarme.

«Eslomejor,Parker.Tienesqueolvidartedeél.»

Porsuerte larevisiónconladoctoraSandersesbastanterápida.Mehacevariaspreguntasacercadecómomehesentidoestosúltimosdíasyme realiza un par de pruebas. Se alegra de que ya no esté tomando loscalmantesy,trasunaexploraciónginecológica,meanunciaqueyapuedomantener relaciones sexuales con normalidad, aunque mi sistemareproductivonovolveráafuncionarconregularidadhastadentrodedosmeses.Meexplicaqueesosignificaquenopodréquedarmeembarazadahastaentonces.Yoasientoymeobligoasonreír.Noentraenmisplanesvolveratenersexonuncamásymuchomenosquedarmeembarazada,porloquedosmesesnomesuponenningúnproblema.

Para la hora del almuerzo estoy de vuelta en el Riley Group. Sinembargo, no bajo a comer a pesar de la insistencia de Lauren. Soyplenamenteconscientedequeprometísermásresponsableconlacomida,pero hoy estoy en mi derecho a saltarme esa promesa y no sentirmeculpable.

Vuelvoamiplanoriginaldeenterrarmeenunamontañadetrabajo.Teniendoencuentaquelosarchivosadministrativossiguendandovueltasde lamesadeBentleya lamíasinqueningunode losdossedecididaaacabar con ellos, no me cuesta mucho trabajo encontrar algo largo ytediosoquehacer.

AlascincoenpuntoBentleysaledesuoficinaymemandaacasa.Yole agradezco el ofrecimiento, pero le digo que quiero quedarme paracompensar las horas que he perdido entre abogados y médicos estamañana.Élfrunceelceñoymedacincominutosparadespejarmimesaoatenerme a las consecuencias. No imagino cuáles podrían ser esasconsecuencias,pero,teniendoencuentaquehasidonoviodeLaurenyquetodolomalosepega,prefieronoarriesgarmeyobedezcosinrechistar.

No he vuelto a ver a Ryan desde que salió de la sala de juntas deldepartamentojurídico.Mejorasí.

MedespidodeBeny, con el primerpiequepongoen la acera, lasgotascomienzanacaer.Pongolosojosenblancoymirohaciaarriba.Nopuedotenertanmalasuerte.

«¿Seguro?»Un relámpago cruza el cielo de Manhattan, suena un trueno y de

prontolasinofensivasgotasseconviertenenunaauténticatormentaque,para cuando consigo alcanzar la puerta de mi apartamento totalmenteempapada,haadquiridolacategoríadecasidiluvio.

Caminodemihabitaciónmequitoloszapatosysindudarlometiroenlacama.Todavíaestállenadepalomitas.Conlosbrazosextendidosylamiradaclavadaeneltecho,mepreguntositodoslosdíasapartirdeahoraseránasídeinsulsos.Vuelvoaponermelosojosenblanco.Meniegoenrotundoamartirizarme,malditasea.

Me levantodeun salto,mequito la ropamojaday rápidamentemepongo un pijama seco y me recojo el pelo. Saco un pack de seisBudweiserheladasdelaneverayatraviesoelrellanodescalza.Yaaunosmetros de la puerta puedooír como suenaFancy,[29] de IggyAzalea yCharliXCX.

Llamo y a los segundos me abre James con un cigarrillo en loslabios. Me observa intentado descubrir qué vengo a decirle o, por lomenos,jugandoaadivinarsiestoymástristeoenfadada.Yoalzoelpackdecervezasyélmehaceungestoparaqueentre.Cuandopasoasulado,medaunsonoroybabosobesoenlamejillaeinvoluntariamenterompoareír.Asímedoycuentadequeestoydondetengoqueestar,porquees laprimeravezquemeríodeverdadentodoeldía.

No regreso a casa hasta que tengo tanto sueño que apenas puedomantenerlosojosabiertos.

Cuandosuenalaalarmayallevounpardehorasdespierta.Sandyllevallorandomásdeuna.Sunoviosemarchódandounportazoynohavuelto.Nosésiessimpleempatíaoelsentirmeexactamenteigualqueella,pero,cadavezquelaoigosollozarcomosifueraaacabarseelmundo,semeencogeunpocoelcorazón.

Decidohaceralgoporlasdos.BuscoeliPodentrelascajasqueaúnsigosindesembalary, trasconectar losaltavoces,pogoStronger,[30]deKelly Clarkson. Está claro que ella necesita tanto como yo mi canciónliberadora.

Canto a pleno pulmón esperando que mi vecina coja la indirecta.Somoschicasfuertes.Losuperaremos.

Elijomi vestido azul y lo combino conmis botas favoritas. Comovoyalgodesabrigada,mepongounacamisacelestecasigrisyencimaunarebecablanca,ademásdeunfulartambiénazul.

Medejoelpelosueltoyapenasmemaquillo,sólountoquedecolorenlospómulosyloslabios.

Salgo de mi casa con una manzana en la mano, pero tengo queacelerarelpasoparallegaratiempoalmetroyacaboguardándomelaenelbolso.

Consigoentrarcasipuntual.Cuandocruzoelumbraldemioficina,me sorprende ver a Bentley en la suya hablando por teléfonomalhumorado,conunamontañadedosieresenunextremode lamesayuna chica, que nunca había visto antes, sentada al otro lado de suescritorio.Mijefefirmaunadocenadepapelesyselosentrega.Ellaloscuadra, losmeteenunacarpetayse levantadiligente.Aldarse lavuelta,nosencontramoscaraacaraysonríe.Parecesimpática.

—Estela, Producción—se presenta tendiéndome lamano—. Soy lanuevaayudantedelseñorMatel.

Selaestrechoyledevuelvolasonrisa.—SoyMaddie, la ayudante de ese gruñón—continúo socarrona—,

quenormalmentenoloes.—No te preocupes —responde divertida—. No se ha portado

demasiadomal.Ambas sonreímos y la chica se marcha. ¿Me pregunto qué habrá

pasado con su antiguo ayudante? Seguro queMatel lo tiró a un volcáncomopartedeunsacrificiohawaianoparaconseguirque lecuadren losnúmeros.

CuelgomibolsoenelpercheroyesperopacienteenlapuertaaqueBentleycuelgue.Cuandolohace,suspirabruscoyprofundoysefrotalosojosconlaspalmasdelasmanoscasidesesperado.

—¿Todobien,jefe?—No—respondesincerodejándosecaer sobre su silla—.Tenemos

muchísimotrabajo.Cuadro loshombrosprofesionale internamenteencantada.Necesito

estardistraídayqueeltiempopasevolando.—Resulta queMatel quiere que nos reunamos otra vez—se queja

exasperado—.Hayquerevisartodoslosgastosdeestenúmero.Además,tengo que preparar el editorial y estoy pendiente de una llamada de laConcejalíadeUrbanismoparaunodelosartículosprincipales.

Lamañanaprometeserinteresante.—¿Conquéquieresqueempiece?¿Tuagendaycorreo?—No,primerollamaaMaxydiletextualmenteque,sinoquiereque

ledispare,quesecomporteyhagamejorsutrabajo.

—Oído, jefe—respondo girando sobremis botas y ocultando unaincipientesonrisa.

Me siento ami escritorio y,mientras espero a que el ordenador seencienda,llamoaMax.ResultaqueéltambiénaseguratenermotivosparadispararaBentleyymepidequelepaseconél.

Llevan más o menos diez minutos discutiendo cuando suena elteléfono de mi despacho. Es la llamada de Urbanismo que Bentleyesperaba.

—Bentley—lollamotapandoelauricularconlamano—,sonlosdeUrbanismo.

Mi jefe asiente.Rellama aMax con sumóvil y coge la llamada deUrbanismoporelteléfonofijodesumesa.Justocuandodejoelauricularsobreelaparato,vuelveasonar.Descuelgoy resultaserMatel,aúnmásenfadadoque laúltimavezque lovi.El sacrificiohawaianonodebedehaberlefuncionado.NoaceptaquelepongaenesperaymeveoobligadaavolverallamaraBentley.

—Jefe,esMatel.Estámuycabreado.Bentleyponelosojosenblancoyselevantadeunsalto.Traspedirle

alhombredeUrbanismoqueespere,pulsaunbotónde su teléfonoy suexpresiónseendureceautomáticamente.

—¿Quéquieres?...Másbienme importapoco…Joder,Matel,noesmi problema. Además, estos gastos están aprobados personalmente porRiley.Notienesnadaquedecir.

Resoplaabsolutamenteexasperado.LepideaMaxqueesperey,antesde escuchar una respuesta por su parte, deja su Samsung Galaxy Notesobre la mesa y tapa el auricular del teléfono fijo con la mano que lequedalibre.Ahoramismoestáagobiadísimo.

—Maddie—susurra. Obviamente va a decirme algo que no quierequeMateloiga—,porfavor,necesitoquellevesestosinformesdegastosaRyanparaquelosfirme.

Miexpresióncambiaporcompleto.Noquieroverlo.Bentleysedacuentayabrelabocadispuestoadisculparse,peroyo

cojolascarpetasinterrumpiendocualquiercosaquepensaradecir.Tengoveinticuatros años. Soy una profesional. En estos momentos Bentleynecesitaqueleresuelvaproblemas,noquelecreeotrosnuevos.

—Cuentaconello—respondorebosandofingidaseguridad.GirosobremispiesyyadeespaldasaBentleysuspiroconfuerza.La

verdadesquenoesperabatenerqueverlo.Caminohasta sudespachoconel paso inseguro aunque tratandode

disimularlo. Tess me recibe con una sonrisa y me sigue con la miradahastaquemecolocofrenteaella.

—Buenosdías,Maddie—mesaludaamablemente.—Buenosdías,Tess.¿PodríaveralseñorRiley?Ella asiente y yo, dispuesta a hacer esto lo más rápido y aséptico

posible, avanzo hasta la puerta de su despacho y llamo suavemente.Cuandomedapaso,agarroelpomoconfuerzaysuspirounaúltimavezantes de hacerlo girar. Va a salir bien. Sólo tengo que ser fuerte,profesional y, por muy guapo que esté, no quedarme mirándoloembobada.Esonuncameayuda.

Entroensudespachoyconelprimerpasoyasoyconscientedequeestá sentado a su elegante mesa de Philippe Starck, concentrado en lapantalladesuordenador.Sinembargo,enelmismoinstantemerecuerdomiplanyapartomimiradadeél.

—Buenosdías,Ryan.Nopronuncioningún«señorRiley».Los«señorRiley»siempreme

metenenlíos.Ryanalzalamiradaapenasunsegundo.Susojosazulesmerecorren

dearribaabajoyfinalmentevuelvenaposarseen loquequieraqueestéhaciendo en su ordenador. No dice nada y eso hace que la situación sevuelvaaúnmástensa.

Yosuspirobajitoydiscreta.Esobvioqueestáenfadadoy,aunqueesloúltimoquequiero,nopuedoevitarquesuactitudmeintimide,asíque,másnerviosadeloquemegustaría,fijomimiradaenlacarpetaquellevoenlamanoydoyunpasomáshaciaél.

—Bentleynecesitaquefirmesestosinformesdegastos.Meenvalentono,doyunpasomásylosdejoenlamesabajosufría

mirada.Cuandoalzomisojos,lossuyoshanviajadodelospapelesalosmíosy la intensidade impenetrabilidadquesientoapartes igualesensumiradamederritepordentro.

Siguesindecirnadayyonoséquéhacer.Tengolasensacióndequeni siquiera quiere tenerme cerca. Poco a poco, esa indignación y eseorgullo que sólo él sabe provocarme me llenan por dentro. Si estáenfadado,yo tengomásmotivosparaestarlo.Enningúncaso tengoporquéaguantarquenisiquieraquieradirigirmelapalabra.

Girosobremispasosymeencaminohacia lapuerta.Elcorazónseme parte al pensar que todo esté acabando así, pero obviamente nodependesólodemí.

Estoy a punto de alcanzar la puerta cuandooigo su carísimo sillónarrastrarseporelaúnmáscarísimosuelo.

—¿Pasearte por mi despacho fingiendo que no ha pasado nadatambiénlohacesparacastigarme?

Suenamalhumorado,arisco,furioso.Sientocomosihubierantiradodelaalfombrabajomispies.—¿Qué?—preguntoconlaconfusióninundandomivoz—.Yonunca

hequeridocastigarte—medefiendo.Ryansonríe fugaze irónicoyactoseguido laarroganciay la rabia

máspurasvuelvenarelucirconfuerzaensusojosazules.—Por el amor de Dios, Maddie —protesta—. Ni siquiera pudiste

aceptarelmalditoapartamento.Cabeceo nerviosa. ¿Acaso nunca va a entenderlo?No quise hacerle

daño,peronoquierosudinero.—Joder,locompréparati—sentencia.—Yyotedijequenoloquería—replicoexasperada—.Noqueríatu

dinero cuando estábamos casados y muchos menos pienso aceptarloahora.

Nomepuedocreerqueestemosteniendoestaconversaciónotravez.Estoy muy cabreada. No quiero su dinero ni las cosas que puedacomprarmeconélytienequeentenderlodeunamalditavez.

—Vasacomportartecomounacríahastaelfinal,¿verdad?¿Qué?Esungilipollas.—Túereselquenisiquieramehamirado—mequejocasialzandola

voz.—Porquenoqueríahacerlo—respondeéldeigualforma.Porunsegundonosmiramosalosojos,peroyoacaboclavandolos

míosenmismanosalavezquememuerdoellabioinferiorconfuerza.Sospechabaquenoqueríatenermecerca.Ahoralotengoclaro.

—Perfecto—musito.Despacio,meencaminodenuevohacialapuerta.Leoigo farfullarun furioso«joder»ydeunazancadame tomadel

brazoymeobligaagirarme.

—Noquieroquetevayas—sentencia.—Ryan,déjame—intentozafarme.Noquieroescucharle.Ryanmesueltamalhumoradoysepasalasmanosporelpelo.—¿Tehacesunaideadecómomesiento?—mepreguntafurioso.Nomepuedocreerquesehayaatrevidoadecirmeeso.—No, no lo sé —protesto casi en un grito—. Tú jamás te has

molestadoencontarmenada.Estoyfuriosa,indignada,dolida.—¿Ydequéhubiesevalido?—replicallenoderabia—.Maddie,esto

haacabadocomoteníaqueacabar.Nosoycapazdemantenerlelamirada.Nonecesitoquemedigaque

fuiunaestúpidaporpensarqueteníamosunaoportunidad.—Ynuncavoyaperdonarmeeldañoquetehehecho—añadeymi

corazóndestrozadosehaceañicosaúnmáspequeños.Ryansuspirahondoytomamicaraentresusmanos.Yomantengomi

miradaenelsuelo.Nosoycapazdealzarla.Nopuedo.—Maddie —me llama tratando de que su voz suene más serena,

llenándoladecompasiónyternura—,tevoyaquerertodalavida,peronovoyapermitirquenadatehagadañoyesomeincluyeamí.

Sumiradaestállenadedolorperotambiéndeconvencimiento.Vaaprotegermedetodoydetodosy,queesapromesaleincluyaaél,meduelemásdeloquenadamehadolidoentodamivida.Yosóloquieroserfelizconél.Sólopodréserfelizconél.

—Esmejorquetevayas—susurra,peronosemueveniunápice.Yotampocoquierohacerlo.Finalmentebajasusmanosdespacioydaunpasoatrás,liberándome

desuhechizo.Regresaasumesa,firmalospapelessinnisiquieraleerlosymelostiende.

Yome siento como sime hubieran sacado de una burbuja. Quieroobligaramismanosacogerlacarpetayamispiernasacaminar,asalirdeaquí.Lachicalistavuelvejustoatiempoymediceagritosqueésteesuno de esos momentos en los que tengo que demostrarle que soy másfuertedeloqueparezco.

Cojo la carpeta, giro sobre mis pies y finalmente salgo de sudespacho con el paso acelerado, sintiendo cómo sumirada indomable yazulnosehaseparadodemíunsoloinstante.

Cuandosalgo,descubroqueTessnoestá.Debedehaberidoaporuncaféalasaladedescanso.Mejorasí.Siemprequesalgodeestedespachotengolasensacióndequehaoídotodoloquehemoshabladoylaideameavergüenzabastante.

Estoyapuntodereanudarlamarchaysalir,perounfuertegolpeeneldespachodeRyanhacequemicuerposetensealinstante.Nonecesitomásqueunsegundoparaadivinarquedebedehabertiradoalgocontralapared.Ryanestárotocomoyoylopeordetodoesqueningunodelosdosvaaconseguirsentirsemejor.

Me obligo a salir de su despacho y cruzo la redacción como unaexhalaciónhastallegaramimesa.Notendríaquehaberidoasuoficina.Aveces creo que ni siquiera debería seguir trabajando aquí. Resoplo confuerza y, apoyada en el borde de mi mesa, me llevo las palmas de lasmanosalosojos.Todoestoesunsinsentido.

Oigo la puerta de Bentley a punto de abrirse e inmediatamentemeincorporoycuadroloshombros.Noquieroquemeveaasí.Estoycansadade que todos me dediquen una sonrisa compasiva como si acabara deperdermicasaenunhuracán.

Bentley sale concentrado en su teléfonoy farfullandoun juramentoininteligiblesobrequemareldespachodeMatel.Cuandoalzalacabeza,alencontrarmefrenteaél,daunrespingosorprendidoyyonopuedoevitarsonreír.Voyatenerquededicarmeaasustarlomásamenudo.

A eso de las dos, Bentley me pide que vaya a buscar un par desándwiches para que almorcemos en la oficina. Todo el asunto deUrbanismo,máslosproblemasdeMaxyMatel,letraendecabeza.Séqueno debería, pero sólo compro uno para él. Desde que estuve en eldespachodeRyantengoelestómagocerradoacalycanto.

Estoy esperando a que el disco del semáforo cambie de colorrodeadadeunanubedeejecutivosqueacabandesalirdelMarchisio’sysedisponen a volver a sus respectivos despachos.Estoy repasando todo loquemequedaporhaceralllegaralaoficinacuandooigounavozdelomásfamiliarllamarme.Megiroperonoveoningunacaraconocidaentreladocenadeenchaquetados.

—Maddie—repite.Curiosa, vuelvo a mirar a ambos lados y al fin lo veo. Es Sean

Hannigan.—Hola—mesaludacuandonosencontramos.

—Hola,Sean.¿Quéhaceaquí?Sonríeyyoledevuelvoelgestoporinercia.Ningunodelosdosdice

nadaylasituaciónvavolviéndosemásincómodaporsegundos.—¿Cómotúporaquí?—meanimoapreguntar.—HecomidoconLaurenyconJamesenunrestauranteaunparde

manzanas.Asientoymeobligoavolverasonreír.Seancomienzaahablarmede

que le sorprendió que James se llevara a Lauren al almuerzo, que legustaría que volverían, queLauren es una chica genial.Mientras, yo nopuedo dejar de pensar en lo que pasó con Ryan en su despacho. Nuncavamos a dejar de hacernos daño. Necesito algo que nos alejedefinitivamente,quemeobligueaseguiradelanteconmivida.

—Ya sé que es un poco precipitado, pero creo que te vendría biensalir, así que había pensado que quizá te apetecería cenar conmigomañana.

—Sí—respondoantesdequelaideahayacristalizadoenmimente.¿Quéhehecho?¿Quéhehecho?¡¿Quéhehecho?!Seanmemirasorprendidoyyosóloquieroquelatierrametrague.—Genial—aciertaaresponderalfin.Mirasurelojalgonervioso—.

Tengo que irme. Mi turno comienza en media hora, pero te llamarémañana,¿deacuerdo?

Asiento de nuevo y Sean se marcha pletórico calle arriba. ¿Quédemonioshehecho?Eldiscodelsemáforocambiadecolorylanubedeejecutivos se mueve haciendo que yo me mueva con ellos. EsprácticamenteimposibleestaralbordedeunpasodecebraenNuevaYorkynocruzarlocuandocambiaeldisco.

En el ascensor respiro hondo tratando de ordenar mis ideas. Heaceptado una cita con Sean sólo para convencerme de que tengo queseguiradelante.¿Quéclasedemotivoesése?Noquierotenercitas.Parasersinceros,todavíatengoqueconvencermedeesodeseguiradelante.

«Erespatética,Parker.»YaenmioficinaledoysusándwichysurefrescoaBentley,queme

miraextrañadoalnoverelmío.Lesueltounamentirijillapiadosasobrequeme locomímientrasesperabaaqueprepararanel suyo.Mi jefemeobserva perspicaz un segundo, pero decide creerme y, la verdad, se loagradezco.Ahoramismotengoproblemasmuchomásgraves.Tengouna

citaconSean.¡Joder!Le mando un mensaje a Lauren y le pido que nos veamos en el

archivo.Nollevomásdeunpardeminutosallícuandooigounostaconesacelerados llegarhasta lapuerta.Nadamásentrar,miamigasequita loszapatosylosdejasobreelmuebleenelqueseapoya.

—Sonnuevos—meexplicamonosilábicaantemiconfusamirada—.¿Quéhapasado?

Suspirohondo.Nisiquieraquierodecirloenvozalta.—Mehe encontradoconSean,meha invitadoa salir y lehedicho

quesí—sueltodeuntirón.Laurensonríedeorejaaorejaycomienzaadarpalmaditas.—Genial—comentafeliz.—Noesgenial—replico—.Lauren,notendríaquehaberaceptado—

gimoteoantesdedejarcaermicabezacontraelmueble.Odiomivida.«Deberíasempezarapreguntartesituvidateodiaati.»—¿VerdadoRogerH.Prick?—mepreguntaLauren.—Verdad.—Hashecholoqueteníasquehacer—dicesinmás.YomelamentoyLaurenmedaunapatada.—Au—me lamento de nuevo, esta vez conmotivos, al tiempoque

mellevolamanoalaespinillayalzolacabeza.—¿Cuántosañostienes?—Losabesdesobra.Losmismosquetú—contestodemalagana.¿Aquévieneesto?—Quiereshacerlefavordecolaborar.Voyadarteeldiscursodetu

vida.—Veinticuatro—respondoaregañadientes.—¿Yconveinticuatrosañosyaquieresrenunciaratodo?Creoqueesapreguntaesdemasiadoprofunda.—Tehasdivorciadoylashaspasadoputasy,sí,elbastardodeRyan

es tan guapo que resulta casi injusto, pero tienes que seguir adelante.InclusoMeryl Streep siguió adelante con su vida en esa película de lospuentes y eso que eramayor, vivía en una granja y sólo se ponía esosvestidosdemujerdeanunciodetrigotandeprimentes.

—Creoquenoentendistelapelícula—respondosocarrona.Ellamehaceunmohín.

—Vasateneresacitayvasadivertirtemuchísimo.Seanesguapoymédico. Puede que no sea el hombremás atractivo que conozcas, perosalvavidas.Sóloporesosemereceunaoportunidad.

NopuedoevitarsonreírporladefensaquehacedeSean.—¿Quémedices,MaddisonParker?Suspiroalavezquemeencojodehombros.—Supongoquetienesrazón—claudico.Ellasonríeyrecuperasuszapatosdelmueble.—Menosmal,porquefuiyolaqueleconvencióparaqueteinvitaraa

salir —comenta mitad satisfecha, mitad aliviada, mientras se pone susJimmyChoo.

—¡Lauren!—protestodivertida.Malditarubiaentrometida.—Notequejes—mereplica—.Mehacostadounalmuerzocon los

hermanosHanniganfingiéndomelacuñadaperfecta.—No tequejes tú—replicoburlona—.Te encantavivir rodeadade

Hannigans.Le hago unmohín para reafirmar cada una demis palabras ymis

protestaspor ser lamujerquemueve loshilos enmivida sentimentalyellamelodevuelve.Alfinal,comonopodíaserdeotromodo,lasdosnosechamosareír.

De vuelta amimesa,me hago el firme propósito de no pensar ennadade loquehaocurridohoy:niencitas,niendespachoselegantesysofisticados, ni en ojos azules, sobre todo en esto último, y mi mejoropciónparaconseguirloesllenarmedetrabajo.Algoque,porotraparte,Bentleyyateníaenmente.Además,sospechoquenecesitaráquemequedeun par de horas después de las cinco y venga mañana a pesar de serdomingo.

Laurensepasapormimesaantesdemarcharseacasa.MeproponequerealmentequememoseldespachodeMatelydespuésnosvayamosdecopas a The Vitamin. Le agradezco la idea y prometo pensármelo.Después de habérselo comido literalmente con la mirada durante tresminutos, mi queridísima amiga se despide de Bentley con un gesto demano que él le devuelve encantado.Yo pongo los ojos en blanco ymeentranganasdedecirlesquelespagounhotelyquemandoaJamesentaxihastaallí,peromecontengo.Estoy realmente intrigadaporsaberquesetraenestosdos(tres)entremanos.

Poco después, la redacción ya está prácticamente desierta. Estoyrepasando las últimas peticiones a Producción de los redactores cuandooigopasosacercarseamioficina.Seráalgúnrezagado.Muerdoel lápizquetengoenlamanoypasolahojamuyconcentrada.Sinembargo,noséporqué,alzolacabezaylohagojustoatiempodeveraRyanentrarenlaoficina.Porun instante la sorpresa cruza sumirada; sindudaalgunanoesperabaqueestuvieseaquítantarde,yyotengoquecontenermeparanosuspirar.Empiezaaparecermemezquinologuapoquees.Aunquenoséaquiénpretendoengañar.Nosóloesloguapoquees,tambiénloatractivo,creo que incluso la formade andar tanmasculina que tiene, como si seestuvierapreparadoparaganarunapeleadebarencualquiermomento.

Ryandesunerápidamentenuestrasmiradasyconpasodecididoentraen el despacho de Bentley y deja una carpeta sobre sumesa. ComentanalgoquenologroentenderyRyansaledeldespacho.Noquieroquemepillemirándoloyrápidamentebajolacabezayfinjoleercualquieradelospapelesquetengodelante.Dereojopuedovercómoélsímeobservaunsegundo mientras sale de la oficina con el paso seguro, decidido yatractivoconelqueentró.

Mepreguntosisiemprevaaserasí.Laideadebuscarmeotrotrabajotienecadavezmássentido.Tengoqueaprendercómosediceenportugués«aquítienesucoco,gracias».

MeconcentroeneltrabajoquetengodelanteylemandounmensajeaLaurenparaquedeje loqueestéhaciendo, secuestrea losHanniganymeesperentodosenTheVitamin.Estáclaroquevoyanecesitarunacopa.

A las ocho y media creo que Bentley y yo somos los únicospringadosquequedamosentodoeledificio.InclusoBensehamarchadoyha llegado Stuart, el guardia de seguridad nocturno, que nos saludamientraspasaporlaredacciónhaciendolaronda.

Cuandosemarchahaciendogirarlalinternaentresusdedos,miroaBentleyconcaradepena.Seguireneltrabajodespuésdelcambiodeturnode seguridad es muy deprimente. Mi jefe me sonríe mordiendo surotuladorrojo,dejaladiapositivaqueobservasobrelamesayselevantadeunsalto.

—Hemosacabadoporhoy—comentaenérgico.Sonríoencantadaymelevanto.MemueroporunMartiniRoyale.Mientrasesperamoselascensor,Bentleyrecibeunallamada.Mirala

pantallaydescuelga.Noséquéledicesuinterlocutor,peroresoplay,tras

despedirsedemíconlamanoyunasonrisa,caminahacialasescaleras.Yo miro las puertas de acero y suspiro hondo. Ha sido un día

larguísimoentodoslossentidos.Estoyapuntodeempezaranadarenmiautocompasión,peromefrenoenseco.Esoseacabó.Porlomenoshastaquenomehayabebidounpardecopas.

Mecuelgomibolsocruzadoyrevisoquelollevotodocuandooigoun ruido. En el instante en el que lo hago, como siempre pasa en estassituaciones,comprendoqueestoysolaeinquietamegirobuscandoquéhaprovocadoelsonido.Entoncesnotoquealgometocaenelhombroporelotro ladoydoyun respingoconel corazónapuntodeescapársemedelpecho.SólorecuperoelairecuandomedoycuentadequehasidoStuart.

—Mehasdadounsustodemuerte—mequejo.Élsonríesatisfechoconsucararedondaysufrondosabarbacastaña

yyonotengomásremedioquehacerlomismo.—Yaeshoradequesevayaacasa.Hayquedescansar—medicecon

laexpresiónafable—.DeberíadecirlealseñorRileyquehagalomismo.Asiento y sonrío, pero la verdad es que hago las dos cosas por

inercia. ¿Sigue aquí?Aunqueporotro ladono sédequéme sorprendo,seguroquenoeslaprimeravezquesequedatrabajandohastatardeestosdías.

Stuartmedicealgomásysemarchaparaseguirconsuronda.Lo observo alejarse y tras unos segundos miro en dirección al

despacho de Ryan. Necesita descansar. ¿Acaso nunca va a entenderlo?Resoploymellevoelpulgaralosdientes.Nisiquieradeberíapensarenlo que estoy pensado. Las puertas del ascensor se abren. Tiene quedesconectarydormir.Unestridentepitidomeanunciaquevanavolveracerrarse.Finalmentemepongolosojosenblancoycomienzoacaminarhacia suoficina.Soy rematadamente imbécil.Tendría que estarmontadaeneseascensor.Peroalgodentrodemí, todomicuerpoenrealidad,noparadegritarmequemenecesita y, como si nadahubiesepasado, es loúnicoquetengoquesaberparaquemispiescobrenvidayvayanhastaél.

Obviamente Tess no está y la puerta del despacho de Ryan estáentreabierta. Cuando sólo me separan unos pasos, le oigo hablar porteléfono. Es justo el final de la conversación y no es una despedidaamable.UnsonidosecoymetalizadomehacecomprenderquehatiradosuSmartphonesobrelamesanodemuybuenasmaneras.

Doyunpasomásymeasomoconcautela.Ryantienelasdosmanos

apoyadas en su escritorio, echado hacia delante, tenso, arisco,malhumorado. Imagino que ha tenido otra discusión con su padre.Otrodíacomplicado.Recuerdo laspalabrasdeSpencer:«Élhacequeparezcafácil,peronoloes».

Todosuatractivosehaceaúnmayorrodeadodetodaesaexigencia.Eselleónsalvajequenuncapermitiráquelodomen.

Suspiro bajito y todo lo que siento por él semultiplica hasta hacerquemecuestetrabajorespirar.Meenvalentono,otravezsinsabercómonipor qué, y entro en su despacho. El rechinar del parqué bajo mis piesresuenapor toda laestanciayalmismo tiempohaceque todosevuelvamásíntimo.

Me detengo a su espalda. Ryan alza sumirada y la clava al frente.Sabequesoyyo.Muevolamanolentamenteyaúnmásdespaciolallevohastaél.Nopuedoevitartemblarsuavemente.Nosécómoreaccionaráyesomeasusta.

Cuando al fin toco su espalda, noto cómo su cuerpo se relaja y setensa a la vez. Sigue luchando, una batalla interna que traspasa cadacentímetro de su piel y arde entre los dos. Me acerco un poco más ycolocomi otramano junto a la primera. Sólo quiero consolarlo, hacerquesesientamejoryalmismotiempoconsolarmeamí.

19

—Ryan—susurro.Ynopuedemás.Suspirabrusco,segiray,tomandomicaraentresus

manos,comohahechotantasveces,mebesaconfuerza.Yogimocontrasubocayporunmomentomedejollevarporlobienquesabensuslabiosytodoloqueloechodemenos.

Losdoshemosperdidolabatalla,perocreoqueaningunodelosdosnosimporta.

Ryannosmuevehastalaparedágilybrusco.Seseparaunsegundodemí y vuelve a besarme, tomando mi labio inferior entre sus dientes ytirandoconfuerzahastavolverahacermegemir.

Estoyexactamentedondequieroestar,peromisentidocomúnapuntodeevaporarsemerecuerdaqueacabamosdedivorciarnos,queéstenoeraelplan.

—Ryan—susurro contra sus labios haciendo elmayor esfuerzo detodamivida.

Él nota que algo en mi voz ha cambiado y se separa despacio,apoyandosufrenteenlamía.

—Nopodemoshaceresto—musito.Ynomeheequivocadoalelegir laspalabrasporque,querer,síque

quiero.Ryannodicenadaydaunpasohaciaatrás.Yoloobservouninstante

y todomi cuerpo traidor me grita queme deje de estupideces, quemeolvidedeldivorcio,detodoloquehapasadoyquesimplementemetireentresusbrazos.

Todomedavueltasahoramismo.Él se pasa las manos por el pelo y se gira; tiene la respiración

acelerada,casidesbordada,comolamía.Sindecirnadamás,desandomispasosysalgodeldespachoprácticamentecorriendo.

Nerviosa comohe estado pocas veces enmi vida, espero a que laspuertasdelelevadorseabran.Unavezmássinsaberporqué,megiroyelcorazónmedaunvuelcocuandoveoaRyanalotroladodelaredacción.

Está de pie, con las manos en los bolsillos, mirándome, dejándomemarchar, y algo dentro de mí se rompe un poco más. Incluso a estadistancia puedo ver unmillón de emociones disputarse sus ojos azules.Las puertas se abren y yo, como la tonta enamorada que soy, vuelvo adudar. Ahora mismo es la arrogancia personificada, pero también latentaciónpersonificada,yséque,sinomemontoeneseascensor,caerédenuevo.

Suspiroconfuerza.Éltampocomehapedidoquemequedeyéseesel último empujón que necesito para entrar en el elevador y alejarmedefinitivamentedeél.Yaenelpequeñocubículo,megiroyalzotímidalacabeza.Sumiradameesperaparaatraparlamíayotravez,apesardeladistancia,todoestanintensoquepuedosentircómomeenvuelve.

Ni siquiera cuando las puertas se cierran soy capaz de apartar mivistayahorasimplementeseclavaenelacero.Hevueltoachocarconuntrendemercancías.Hevueltoasentir la intensidadmásdesbordantequeheconocidojamás.

MedespidodeStuart conuna sonrisaquenome llegaa losojosysalgo del Riley Group. En la acera, suspiro con fuerza intentandorecuperarelaire.Mispiernas,todomicuerpo,tiemblan.Nisiquieraahoraconsigo que mi corazón deje de latir desbocado. Sé que he hecho locorrecto marchándome, pero no puedo evitar pensar que durante unsegundomehesentido feliz,protegida,amada,a salvo,encasa.Suspirohondo e involuntariamente me llevo los dedos a los labios. Nunca hetenido tan claro como ahora que, sea lo que sea lo que aúnqueda entrenosotros,noacabarábienparamí.

Meobligoacaminarhasta laparadademetroresistiéndomeacadapasoagirarmeyvolveraldespachodeRyan.Estoyfrustradaconmigoyconestedeseoqueparezconosercapazdecontrolar.

Montadaenelmetronopuedodejardepensarenélunsolosegundo.Memuerdoellabioinferiorycomienzoaretorcerlacorreademibolso.EncimaheaceptadounacitaconSean.Novasalirbien.Nisiquieraquierohacerlo. Va a ser un error y Sean no se lo merece. Instintivamentecomienzoapensarunalistadeexcusasqueponerlemañana.Enlateoríaseríaidealqueempezaraasalirconotrochico,quedisfrutaraestandoconél,peroenlaprácticaséquevaaserunabsolutodesastre.

Llego a The Vitamin justo antes de que comience a llover. Mepropongo divertirme y desconectar. Necesito dejar de pensar. Gracias a

losMartiniRoyaleyaloschistesmalosdeJames,meconcedounsesentaporcientodeéxito.

Regresamosacasacuandoyaestamoslosuficientementeborrachoscomoparanosercapacesdeandarenlínearectamásdediezmetros.Alprincipiodemicalle,ÁlexdecidequeeselmejormomentoparajugaralTú la llevas. Idea que, por supuesto, aplaudimos de inmediato.Más aúncuandoLaurenemprendelacarreraescapandodeJamesy,alesquivaruncocheaparcado,acabaconsuculoenfundadoenunabonitafaldalápizenel suelo. Nos perseguimos calle arriba y abajo hasta que James ve alvendedordepretzelsydeclaraunatreguamientraspidecuatrocondobledeazúcar.

Amitadde rellanomedoy cuentadequeLaureny Jamesno están.MiroaÁlexyellaponelosojosenblanco.Laagarrodelbrazoytiroparaquenosdemos lavueltaydescubramosdóndesehanmetido.Noesquetengaespecialinterésporespiarlos,perosímuchacuriosidadporloquese traen entre manos. Álex se niega, pero no me cuesta mucho trabajoconvencerla.

Bajamossigilosas,oporlomenospensandoqueloestamossiendo,losprimerosescalonesynotardamosenverlos.LaurenestáapoyadaenlaparedconsumejorcaradeniñabuenayponiéndoleojitosaJames,queestáamenosdeunpasodeella.

—Vamos,sube—lepideél—.Serádivertido.Ellasonríe,sospechoquesabequeloserá,yalossegundosapartasu

miradadeladeél.—Ésenoeseltrato.—¿AhorayanopodemosestarjuntossinlaaprobacióndeBentley?Jamesvuelveabuscarsusojosy,cuandoellaalzalacabeza,labesa.Álexyyonosmiramos sorprendidas.Acabandeconfirmarse todas

missospechasdequeestostressonmásquetresamigos.Además,hemosvisto al gran J. Hannigan en directo. El cabronazo es muy bueno. Sinembargo, en cuanto oímos a Lauren gemir, las dos ponemos la mismacaradepuraaversiónynoslevantamosdeunsalto.

Prefieronomirarelrelojcuandomemetoenlacama.

Peroélsímemira;esmás,creoqueinclusoseríedemícuandoalassiete suena impasible recordándomeque tengoque trabajar.Me arrastro

hastaelbañoyme tomodos ibuprofenosantesdemetermeen laducha.Mientrasmeenjabono,medoycuentadequetengoundolorfortísimoenelcodoyautomáticamenterecuerdolabrillanteideaquetuvimosanochedejugaralTúlallevas.

Mepongounbonitovestidoconpequeñasflorecillasestampadas,micazadoravaqueraymisConverseblancas.Merecojoelpeloydelantedela nevera me obligo a desayunar. Me siento fatal recordando que loprimero que comí ayer fue un sándwich de queso en The Vitamin y,ademásdeeso,sólounpretzel.

A las ocho menos cuarto salgo disparada a la oficina. Tengo latentaciónde llamar a casade losHanniganpara recoger aLauren,peromecontengo.Noquieromolestaralostortolitos.

Mientras espero a que el ascensor me lleve a la planta veinte, nopuedo evitar estar algo nerviosa. Cabeceo y me obligo a no seguirdándolevueltasaloqueocurrióymuchomenosaquí.Nodebiópasar.Nohaynadamásquepensar.

Entro en mi oficina y me asomo al despacho de Bentley. No está.Debedehabersemarchadoaunareunión,porquesuscosasestánsobrelamesa.

VuelvoamiescritorioyenciendoelMac.Mientrasesperoaque laagendadeBentleysecargue,vuelvoapensaren la listadeexcusasparadarle a Sean. Cojo mi móvil y miro la pantalla. Es un buen tío, no semerecequeloutilicenyyainclusoahoraséquenopodríatenernadaconél.Lamera ideahacequeunsaboramargose instaleenel fondodemigarganta.AvecescreoquenopodréestarconotrochicoquenoseaRyan.

¡Quédeprimente!ResoploybuscoelteléfonodeSeanenlaagenda.Lomejoresacabar

conestocuantoantes.—Deja ese teléfono—me espeta Lauren sentándose enmimesa—.

Novasacancelarlacita.Prácticamente grita la palabra cita girándose hacia el despacho de

Bentley, buscando que él la oiga. Imagino que para que se lo cuente aRyan.

—Noestá—lecomunicofrustrandosusintentos.—Unalástima—protestahaciéndomeunmohín.—¿Nohabláiscuandoestáisenlacama?—preguntosocarrona.—Chica, con tantos brazos y piernas… —se excusa, jugando

fingidamente distraída con los bolígrafos de mi lapicero—… se meolvida.

Frunzoelceñoboquiabiertasinpoderdejardemirarla.Ellanisehainmutado,comosilafrasequeacabaradepronunciarnosignificasenada.

—¿Tantosbrazosypiernas?¿Peroquéesloquehacéis?—mequejo—.Enserio,cuéntamelo—casilesuplicomitaddivertida,mitadmuymuycuriosa.

SeoyenpasosacercándosealaoficinaylasvocesdeBentleyyMaxcadavezmáscercanas.

Yoleapremioconlamiradaparaquehabledeunavez,peroellamechistaysebajademimesa.

—Voyavengarmedeesto—musitoconmivozmásamenazadora.Ella me hace un mohín y yo se lo devuelvo. Le encanta tenerme

intrigada.Bentley la contempla alejarse como si estuviera hipnotizado y

finalmenteentraenlaoficinacabeceando.Yoloobservoconunasonrisadelomássocarronaenloslabios.Bentleymeveyrápidamenteapartalamiradaalgoavergonzado,loquehacequemisonrisaseensanche.

—Maddie,prepárate—meavisaentrandoensuoficinayrecogiendounascarpetas—.NosvamosaunareuniónconMatel.

Ya nos esperan en la sala de juntas Spencer, Cohen y elmultimencionadoStanMatelconcaradepocosamigos.Bentleysesientaymeseñalalasillaasulado.Nisiquieratenemostiempoaabrirlascarpetascuando el jefe del departamento de Producción empieza con el mismodiscurso de la última vez que estuve aquí. Al cabo de unosminutos, lareunión ya se ha convertido en una auténtica batalla campal. Eso sí, alestiloejecutivo.

—Si tienes tan claro que Riley aprobará futuros gastos, dejémoslodichoporescrito.Yahepreparadoelinforme.Sólotienequefirmarlo.

Matel rebusca entre sus carpetas hasta que saca un dosier con laportada trasparente.Esepapel eselSantoGrialparaél.Significaque seahorrafuturasdiscusionesconCohensobreporquénoadministramejorlosrecursos.

—Maddie—mellamaMatel—,¿te importaría llevarleestospapelesalseñorRileyysubirlosfirmados?

AsientoporinerciaysinquererlomiroaBentley.ÉltuerceelgestoysumiradaseencuentraconladeSpencer.

—No es necesario que interrumpamos la reunión por esto —seapresuraadecirmi jefe—.Yomismorevisaré ladocumentaciónyte laenviaréfirmada.

—Quiero dejarlo cerrado ahora, Sandford. Ya le hemos dadodemasiadasvueltasaestetema.

—Meparecelomejor—añadeCohen.LosdosejecutivossemiranentreellosydespuésaBentleyySpencer.

LógicamentenoentiendenquéproblemahayenquevayaaldespachodeRyanymefirmeunossimplesdocumentos.

Lasituaciónseestávolviendomásviolentaporsegundos,asíquemelevantoytomolospapelesquetodavíametiendeMatel.

—Regresoenseguida—musitosaliendodelasaladejuntas.Verlo es lo último que necesito, pero tampoco puedo permitir que

Bentley o Spencer me saquen las castañas del fuego con alguna excusaestúpidaque,porotraparte,niMatelniCohenseibanacreer.

—Túpuedeshacerlo,Parker.Eresunaprofesional—meanimoenunsusurro.

Además, con un poco de suerte podré dejarle los papeles a Tess yhacer que ella consiga la firma. Puede que ni siquiera esté. Contemplotodaslasposibilidadesmientrascaminohaciasudespacho,pero,cadavezquemeveoobligadaadescartaralguna,comoquehayadecididotomarseel domingo libre,me pongomás ymás nerviosa. Ahoramismo soy elvivoejemplodeporquénohayque liarse conel jefey,muchomenos,descubrir que es el amor de tu vida, casarse y besarse con él un díadespués de haber firmado los papeles del divorcio. Desde luego podríaacabarprotagonizandouna seriededocumentales sobre relacioneseneltrabajoparaRecursosHumanos.

CuandoveoaTesstaneleganteyeficientealotroladodesumesa,nopuedo evitar sonreír. Buscaré alguna excusa, como que Bentley me hapedidoquelesubaundosierurgente,ylepediréqueseaellaquienentre.CuandomediceamablementequeRyanestáreunidoensudespachoconlos responsables de las empresas filiales en Boston, mi sonrisa seensanchaaúnmás.Mehelibrado.

—Entonces vendré más tarde—me despido desandando mis pasoshastaregresaralapuerta.

—No,Maddie—mellama—,elseñorRileyterecibirá.Sonríe afable yme hace un gesto para que pase.Yo le devuelvo la

sonrisa,pero,teniendoencuentalosnerviosquehanvueltoaapoderarsedemí,nocreoqueparezcamuyanimada.

CaminohastalapuertadeRyanyllamosuavemente.—Adelante—contestaalgosorprendidodesdeelotrolado.Imaginoqueestáenunadeesasreunionesenlasquesesuponeque

notienequesermolestado.Entroconelpasoinquietoycierrolapuertatrasdemí.Encuantolo

hago,seisparesdeojosseposansobremí,perosólounosincreíblementeazulesme ponen todavíamás nerviosa. Está reunido con tresmujeres ydos hombres en lamesa que para tal fin tiene al fondo de su despacho.Todos van impecablemente vestidos con los colores reglamentarios deejecutivo, negro y gris marengo, pero ninguno está ni la mitad deatractivoqueél.

Ryanme observa con la mirada impenetrable, fría, y yo no puedoevitar fijarme en lo guapo que está con su traje de corte italiano y sucorbataroja,mipreferida.

Al darme cuenta de que no soy capaz de decir cuánto tiempo llevocontemplándoloembobada,meobligoaapartarmimiradadelasuyayarecuperarunpocode cordura.Si loquepasóayer enestedespacho fueuna pésima idea, quedarme observándolo como si no pudiese dejar dehacerlonoesmuchomejor.

—El señor Matel me envía para que firme estos documentos. Sonurgentes.ElseñorSandfordysuhermanoyaloshanaprobado.

Ryanasienteperonodicenadayyotampocosoycapazdemoverme.Los ejecutivosmemiran extrañados, preguntándose en silencio por quénocojolosdocumentosyselosllevoaRyanparaquelosfirme.

Suspiro bajito yme armo de valor. Está claro que no voy a poderlibrarme. Suplicando porque mis piernas no me fallen, rodeo la mesa.Creoqueenestosmomentossólomemantienenenpielaadrenalinayelnerviosismopurocorriendopormisvenas.Ryannoapartasusojosdemíy su envidiable autocontrol brilla con más fuerza que nunca. Seríafantásticoqueahoramismoyotambiéntuvieraesahabilidad.

Llegohastaél.Meinclinointentandomantenerlasdistancias,perosubrazo rozami cadera y el calor de su piel traspasa su ropa y lamía yenciendemicuerpo.

—Tienequefirmarentodoslashojas—leinformo.Su olor a gel de afeitado y lavanda frescame envuelve. ¿Cómo es

posiblequehuelatanrematadamentebien?Ryanfirmadeprisa,cierra lacarpetabruscoymelaentrega.Yola

tomodispuestaamarcharme,peronuestrasmanosseencuentransobreelpapelytodosevuelveeléctrico.Tengoquecontenermeloindecibleparanosuspirar.Ryantragasalivayapartasumiradadelamía,centrándoladenuevo en los ejecutivos que le esperan. Sin embargo, antes de desunirnuestras manos por completo, alza su dedo índice prolongando elcontacto, derritiéndome aún más, demostrándome que le sigoperteneciendo.

Cojo la carpeta y de prisa camino hacia la puerta, rezando porqueningunodelosejecutivossehayapercatadodenada.MedespidodeTessconunasonrisa,peronisiquieradisminuyoelpaso.Noeshastaqueestoya unos metros de su oficina cuando puedo soltar todo el aire de mispulmones.Habíaestadoconteniendolarespiraciónynisiquieramehabíadadocuenta.

VuelvoalareunióntratandodequenosenoteelhuracánquesientopordentroyaguantoeltipohastaqueSpencerladaporfinalizada.Nuncapensé que me sentiría tan abrumada, tan tímida, tan sobrepasada.Definitivamente ese beso ha sido un error que no podemos volver apermitirnos.

Elrestodeldíapasalentoeincómodo.Estoyapuntodecancelarlacitaunadocenadeveces,peroen todasycadaunadeellasmerecuerdoque empezar a salir con otros chicos es lo mejor. Tengo que seguiradelante con mi vida, aunque no tenga muy claro cómo o si quierohacerlo.

A las cinco en punto salgo de la oficina como una exhalación.ParezcoLaurenhuyendodelseñorMiller.

En mi apartamento me tomo las cosas con calma. Sean me hamandado unmensaje diciéndome queme recogerá a las siete para ir acenarydespuésiremosaunconciertoenunclubcercadelparque.

Memetoenladuchaycreoquemepasohorasbajoelagua.Envueltaen la toalla caminohasta el armarioesquivando las cajasqueaúnnohedesempaquetado y entonces me doy cuenta de la estupidez que estoyhaciendo.Yonosoyasí.Nosoyasí. ¡Malditasea!Estoycansadade todoesto,deparecerunpersonajedenovela romántica.Esagotadorynomellevaaningunaparte.

Rebuscoenlascajasatodaprisahastaqueencuentromivestidorojo.

MaddieParkerhavuelto.MaddieParkervaapasárselobien.«YMaddie Parker necesita urgentemente dejar de hablar de ella en

tercerpersona.»Me pongo el vestido, es sencillo y muy bonito, y me subo a mis

salonescolornude.Mellenolamuñecaconcuatropreciosaspulserasdemadera labradas para sustituir la única que de verdad quiero llevar yregresoalbaño.Medejoelpelosueltoymemaquillomuysuave.

Salgodelahabitaciónrepitiéndomequevaaserunanochefantásticayquevoyareírmemuchísimo.

Meanudomigabardinadelmismocolorqueloszapatosjustoantesdeabrirlapuertaylacruzodecidida.

Seanllegapuntual.Aparececaminandopor la10Oestey,encuantomeve,esbozaunasonrisadeorejaaoreja.

—Estáspreciosa—medicedeteniéndosefrenteamí.Sonrío.—Tútampocoestásmal.Yrealmentenoloestá.Llevaunosvaqueros,unacamisagrisclaray

unachaquetagrismarengo.Comenzamosacaminar.Intentodisimularlo,perolaverdadesqueno

mesientomuycómoda.—¿Prefieresquecojamosuntaxi?—mepreguntaamable.Éltambiéntratadedisimularqueestánervioso.Niegoconlacabezaymerecuerdoquedebosonreír.Continuamosandandoensilencio.Ningunodelosdossabequédecir.

Cuando Sean parece animarse, mi móvil comienza a sonar,interrumpiéndolo.Yomeencojodehombrosdisculpándomealavezqueabro mi clutch y saco mi iPhone. Miro la pantalla y automáticamentefrunzoelceño.EsBentley.

—¿Diga? —pregunto mitad intrigada y, para qué negarlo, mitadpreocupada.

—Maddie,necesitounfavorenorme—mepide.Estoyseguradeque,si lo tuviesedelante,meestaríaponiendo losojosdelgatitodeShrek—.Aún estoy atrapado en una reunión en elWest Side y he olvidado unosinformesmuyimportantesenmiordenador.Heintentadoaccederatravésdelaintranet,perodebenestarhaciendogestionesdemantenimientoynoconsigo entrar. Nadie me coge el teléfono en la oficina. —Calla unsegundo—.Séquesoyunjefehorrible.

Sufrasemehacesonreír.—Notepreocupes—respondoalfin.—Gracias,Maddie.Eresunsol.—Esoyamelohasdicho—mequejosocarrona.—Seguro que también te lo merecías—replica—. Sólo tienes que

enviarlo desde mi ordenador a mi propio correo electrónico. Es elinforme de Marshall Andrews sobre los dispositivos biomecánicos enrotativas industriales.Asegúratedequeestá incluidoeldocumentoExcelcontodaslascifras.

—Intentaréllegarloantesposible.MedespidodeBentley y resoplomientras guardo el teléfono en el

bolso.MesabefatalporSean.—¿Eradeltrabajo?—pregunta.Asiento.—Mijefenecesitaquevuelvaalaoficina.Ahoraesélquienasiente.—¿Tardarás mucho? Porque podemos ir en taxi y, de allí,

marcharnosalclubdejazz—continúasindarmetiempoacontestar.Porunmomentonoséquédecir.Eslaexcusaperfectaparadejarla

citaaquí,peromehepropuestopasármelobien,seguirconmividay,sialasprimerasde cambiomemarchoconel rabo entre laspiernas, nuncaconseguiréestarmejor.

—Sí—musitoconpocaconvicción—,estaríagenial—meobligoaañadirconmásentusiasmo.

Seanasienteconunasonrisamientrasmiracallearriba,imaginoqueenbuscadeun taxi.Finalmentealza lamanoyunChevroletamarilloseparafrenteanosotros.Seanmeabrelapuerta,peronopuedoevitardarmecuentadequeesungestoforzado.Lohahechoporquequiereagradarme,noporqueseaalgointrínsecoenél.

Notardamosmásdeunosminutosenllegarala58.Aunquelosdosnosbajamosdeltaxi,lepidoaSeanquemeespereaquí.

Alentrar,saludoaBen,queestámuyatareadofirmandolashojasderelevo.Stuartdebedeestarapuntodellegar.

Suboenelascensorycruzoladesiertaredacciónapasoligero.Mequito la gabardina y me acomodo en la silla de Bentley. En seguidaencuentrolosdocumentosymásrápidoaúnlosenvío.Measegurodequelo he hecho todo correctamente y apago el ordenador. No debo haber

tardadomásdequinceminutos.Sin embargo, cuando llego al vestíbulo, ni Ben ni Stuart están.

Caminohastalapuertay,alintentarabrirla,frunzoelceño.Estácerrada.Tirodeellaunpardeveces,peronada.MiroamialrededoryentoncesmedoycuentadequeprobablementeStuartestéhaciendolaronda.Estoyatrapadaaquíhastaqueregrese.

Resoplo.Mecambiolagabardinademanoyabromibolsodispuestaa coger el teléfonoymandarleunmensaje aSean,peroun ronroneantepitido me indica que las puertas del ascensor van a abrirse. Me giroesperandoveraStuart,peromicorazóndaunvuelcoconél,conRyan.

Salecolocándose lachaqueta.Estáaúnmásguapoqueestamañana.Elflequillorevueltolecaesobrelafrente.Alverme,sedetieneensecoysusojosazulesdeinmediatoatrapanlosmíos.Mirespiraciónseaceleraysencillamentenoséquéhaceroquédecir.Ryanmemiradearribaabajoysuspirabrusco.Permitequeelambientequenosrodeasellenedetodosumagnetismoyundeseolocoquenosataytiradenosotrossinimportarlequeyanoestemosjuntos.

—¿Qué haces aquí, Maddie? —pregunta dejando que susespectacularesojosazulesmedominen.

Yomemuerdoellabioinferiornerviosayclavomivistaenelsuelo.—Bentley necesitaba unos documentos—me disculpo—y ahora la

puertaestábloqueadaynoconsigosalir.Mivozsuenainsegura,tomadaporelhuracánqueRyandespiertaen

miinterior.Élnodicenada.Semeteelmóvilenelbolsillode lospantalonesy

comienza a caminar. Pasa a mi lado y no sé cómo soy capaz demantenermeenpiecuandosuolorsumadoa lacalidezdesucuerpomeinvadeporcompleto.

Ryan llega hasta la puerta, marca un código en una sofisticadaconsolajuntoalpomoy,trasunpequeñopitido,lasalidasedesbloquea.

—Yapuedessalir—meinformaabriendolapuertaymanteniéndolaasí.

Comienzo a caminar y cometo el error de mirarlo de nuevo. Surostro, su expresión corporal son puro atractivo y arrogancia,hermetismo y una actitud innata de macho alfa que irradian un auraindomable.

Tengoquesalirdeaquí.

Obligo a mis pies a moverme y atravesar la puerta, pero, justocuandopasoasulado,Ryanalzalamanoyacariciasuavementeelbajodemivestidosinllegaratocarmipiel.

—Estáspreciosa—susurraconsuvozsalvaje,ronca,masculina.Son las mismas palabras que usó Sean, pero tienen un efecto

completamentediferente.Mellenanpordentroymecolocanalbordedelabismo al hacer que mi corazón vuelva a sentirse grande porque unhombrecomoélveapreciosaaunachicacomoyo.

Alzolamiradaydeinmediatomeencuentroconlasuya.Suspirobajitotratandodeseguirteniendoelcontrolsobremímisma,

peroesdemasiadodifícil.Loquequieroestirarmeentresusbrazos,dejarque me lleve a su apartamento, a su cama, y sentir todo ese placeranticipadorecorriendocadacentímetrodemicuerpocuandomedigaquenopiensadejarmesalirdeallíjamás.

—Tengo que irme —musito reuniendo las pocas fuerzas que sumiradamedejaysalgodeledificio.

Exactamentecomomepasóestamañana,cuandoconsigoescapardesu hechizo, por fin soy capaz de volver a respirar. Mi corazón lateabsolutamente desbocado y un deseo sordo, temerario y kamikaze merecorreentera,llenándomedecalor.

—Novasairteconél.—LavozdeRyanvuelveadetenermeenseco.Me giro despacio. Sus ojos atrapan de inmediato los míos y su

metálicamiradaseintensificamásazulquenunca.—Ryan,loquehagayanoesasuntotuyo.Suexpresiónsetensaaúnmás.—Claroqueesasuntomío—sentenciasinelmásmínimorastrode

dudaensuvoz—.TúeresasuntomíoNoséquédecir.Sigoqueriendoserasuntosuyo,quieroserlotodala

vida, pero ya es demasiado tarde para los dos. Han pasado demasiadascosas.

—Yano—musitoenunhilodevoz,pero intentandosonar todo loseguraquesoycapaz.

Ryanentornalamirada.Estáfurioso.—Tú fuiste el que dijo que lo nuestro había terminado como tenía

que terminar.Yosólo intentoseguiradelanteconmivida—mesincero,disimulandotodoslossentimientosquedecirleesaspalabrasprecisamenteaéldespiertanenmí.

Alzo la cabeza y al fin me atrevo a volver a conectar nuestrasmiradas.Susojosdescribenunmillóndeemocionesytengolasensacióndequecadaunadeellasesmáscomplicadayleestádoliendomás.

—Maddie—mereprendeomellama,nolosé.—Dijistequenuncameharíasdaño.Demuéstramelo.Ryan cierra los puños junto a sus costados lleno de rabia. Todo su

cuerpo, sumirada, demuestran una tensión indecible, titánica, y una vezmáslabatallainternavuelveasusojosazules.

No quiero alagarmás la agonía y, aunque es lo último que deseo,girosobremispasosymemarchodefinitivamente.Nuncahetenidotantasdudasentodamivida.

Sean, que debe de haber observado toda la escena, me sonríenervioso y yo me siento miserable. Estoy dándole esperanzas cuandojamáspodrémirarlodelamaneraqueélquierequelomire.

Meabrelapuertadeltaxiyyoledevuelvolasonrisa,aunquenomellega a los ojos. Apoyo mi mano en la carrocería y, justo antes demontarme,llevomivistahacialapuertadelRileyGroup.Ryansigueallí,conteniéndose, luchando por no venir hasta aquí, cargarme sobre suhombroyllevarmeconél,pero,malditasea,unapartedemíquierequehagaexactamenteeso.

Me obligo a apartarmimirada de él y doy el paso definitivo parasubiraltaxi.Seanapoyasumanocasialfinaldemiespaldaenungentilgesto para animarme a entrar, pero todomi cuerpo se tensa y repele elcontacto.Noquieroquemetoque.

—Quítalelasmanosdeencimaamimujer.

20

LavozamenazadoramentesuavedeRyanseabrepasotrasSeanhastadominarlotodo.Enellahayfuria,rabia,pero,sobretodo,hayarroganciayuninstintodeposesióncasiinmenso.Daigualtodoloquehayapasado,sigosiendosuyaylosdoslosabemos.

Sean se aparta algo conmocionado y yo, que no había llegado aentrareneltaxi,mealejounospasosdelvehículo.

—Ryan—lollamo.Nopuedehaceresto.Nonoshacebienaningunodelosdos.—Medaigualloquedije,Maddie.Medaigualloquesesuponeque

es mejor para nosotros. Puede que me esté comportando como unauténticohijodeputa,peronohetenidonadamásclaroentodamivida.

Otra vez toda esa seguridad queme arrasa por dentro, otra vez sumiradarebosaarrogancia,control,rabia.EsRyanRileyenestadopuro.

—Riley…—lollamaSean.—No te metas en esto, Hannigan —le responde a él pero sigue

mirándomeamí,hechizándome,inmovilizándome.Seansequedacalladounsegundo,perotitubeantedaunpasoalfrente

alavezquetragasaliva.—Claroquevoyameterme.Yanopuedesdecirleesetipodecosas.—Niseteocurradecirmeloquepuedoonopuedohacer—replica

girándosehaciaél.Suvozhasonadoaúnmássuave,másamenazadora.Sean no dice nada más. No le culpo. Ryan ha resultado de lo más

intimidanteynisiquierahanecesitadogritarotocarlo.Suvozyesacaradeperdonavidaslehandemostradoquiéntieneelcontrolaquí.

Yo miro a Sean realmente avergonzada, después a Ryan, y acaboclavandomivistaenelsueloalavezquesuspirohondo.Nonecesitoesto.NonecesitoqueRyansecomportecomoelcontroladorobsesivoquees.Nonecesitoquesepeleenporverquiénsequedaconelpremio.Malditasea,nisiquieraquieroserelpremio.Todoestoesridículo.Antesdequemedécuenta,midignidadymiorgulloseponenenpiedeguerra.Estoy

cansadadeél,deesto.—Sean—alescucharmellamarlo,lamiradadeRyanserecrudece—,

sientotodoesto.Notendríaquehaberaceptado.Perdóname.Ahoramismomesientomiserable.Seanquieredeciralgo,peronosésinoseatreveosimplementesabe

que,digaloquediga,noconseguiráquecambiedeopinión.Miro a Ryan pero no digo nada. En estos momentos le odio. No

puede decir que va a luchar para mantenerse alejado de mí y despuéscomportarseasí.

Éltampocodicenada.«Nolonecesita.Yasehasalidoconlasuya.»Cojomi bolso del asiento del taxi yme alejo de ellos. Por suerte,

otroaparececallearriba.Lollamoyrápidamentememontoenél.Cuando el taxi tomami calle, estoy tan furiosa que casi no puedo

pensar.Nomepuedocreerquesehayacomportadoasí.Antesdeque la ideacristaliceenmimente, tengomi iPhoneen las

manosyloestoyllamando.—Dijistequeibasamantenertealejadodemí—lerecriminollenade

rabia.—¿Ycreesquenoestoyluchandoporeso,joder?—ruge.—Dijistequeibasadejarmeserfeliz—casigrito.Nopuedejugarconmigodeestaforma.Alejándomeyacercándomea

suantojo.—¿Dóndeestás?—respondeariscoyexigente.Eselcolmoqueencimaseatrevaaestarenfadado.—¿Y a ti que te importa, Ryan?—replico llena de rabia—.Nome

puedocreerquemehayashechoesto.—¿Dóndeestás?—meapremiadenuevoaúnmásfurioso.Está acelerado,malhumorado,peronome importa.Mienfadopesa

más, mucho más. ¡Me parece increíble que se haya comportado asídespuésdetodoloquehapasado!

El taxi se detiene frente a mi edificio y le pago con un billete deveinte.

—Estoyregresandoamiapartamento.Esloquéquerías,¿no?¡Malditasea!¡Estoymuycabreada!Abroelportalpeleándomeconlacerraduraysubolosescalonesde

prisa.

—Que me pase otra noche sin poder dormir pensando en ti —continúosindarletiempoaresponder—.Eresunegoístademierdayungilipollas.Sóloquierescontrolarmeparasaberquesiemprevasateneraunapobretontaenamoradadeti.

—Lascosasnosonasí—replicaaúnmásenfadado.De fondo se oyen ruidos de claxon que por un momento logran

distraerme.Entro en mi apartamento y empujo la puerta con fuerza, pero el

pestillo se ha encasquillado y no se cierra. La observo un segundo ydecido automáticamente que una puerta abierta es el menor de misproblemasahoramismo.

—Puede que esta vez te haya salido bien —comento resignada yfuriosa entrando en mi habitación—, pero vas a tener que empezar aacostumbrarte.Habrámáscitas,porquelonuestrosehaacabado.

Cuelgo el teléfono sin esperar respuesta y lo lanzo sobre la cama.Estoy enfadada porque se haya comportado como siempre, porque unavezmás no haya aceptadomis decisiones.Memuerdo el labio inferiorintentandocontenerelaluvióndelágrimasqueinundanmisojos.Daigualtodoloquenosqueramos,nuncapodremosestarjuntosytodoloquehapasadohoyeslamayorpruebadeello.

Oigo la puerta abrirse de golpe, chocar contra la pared y cerrarseconunestruendoaúnmayor.Unospasosaceleradoscruzanmisalón.Sinembargo,séquenotengoqueestarasustada.Todomicuerpolosabe.

Ryan entra enmi habitación y por unmomento sólo nosmiramos.Estáfurioso,malhumorado,arisco,perosusojosazulesbrillanporalgocompletamentediferente.Undeseosordoydesesperadoinundasumirada.Yo camino hasta quedar al otro lado de la cama. Ese mueble,irónicamente,sehaconvertidoenmiúnicadefensa.

Ryan me mira y sólo puedo ver al majestuoso león delante de lagacela.

—Lonuestronosehaacabado—sentenciaconlavozsalvaje, llenadeunaarroganciayunmagnetismoincreíbles.

Susojosazulesdominantodalahabitación,medominanamí.Yonoapartomimiradadelasuyaytodalaelectricidadquesiemprenosrodeasehaceaúnmásfuerte,másintensa,atándonosyenredándonosalosdos.

—Noseacabarájamás.Cruza la distancia que nos separa y, tomando mi cara entre sus

manos,mebesaconfuerza.Estodalalocurayeldeseoquesiemprenoshan unido elevados a la enésima potencia. Sus labios son exigentes,suaves, losmejoresdelmundo,y simplementedejodepensarporque lequiero,porqueloechodemenosyporquemividasinélestávacía.

Bajasusmanospormiscostadosy,cuandolasanclaenmiscaderas,losdosgemimos al unísono contra la bocadel otro.Hevuelto al únicolugardondequieroestar.

Seguimosbesándonossalvajes,casidesesperados.Ryantomaelbajode mi vestido y me lo saca por la cabeza. Nuestros besos se veninterrumpidos pero, apenas la tela descubre mis labios, Ryan vuelve aatraparlos acelerado, brusco. Él también ha vuelto al único lugar dondequiereestar.

Meempujadelicadamenteynosdejacaersobrelacama.Mismanostorpessedeshacendesucorbataydesabrochanaceleradascadabotóndesu carísima camisa. No puedo evitar sonreír cuando las coloco en sucálido y armónico pecho y las subo hasta sus perfectos hombros paradeslizarlacamisaylachaquetaporellos.

Toma mi labio inferior entre sus dientes y tira de él. El dolor semezclaconelplacer,coneldeseo,contodasusensualidad,yungemidoseescapademiboca.Ryanme libera,mededicasumediasonrisaymerecompensaconmásbesos.

Bajasusmanosy toscoaparta lacopademisujetador.Mipechoseacoplaasumanoalaperfección.Mirespiraciónseaceleraaúnmás.

Nodejamosdebesarnosunsoloinstante.Desabrochosucinturónysuspantalones.Ryandeslizasusdedosbajo

lacinturademisbragasylaretuerce.Tiraylateladealgodónsedeshaceentresusmanosymipielytodomicuerposearqueabajoelsuyo.

Misgemidoscadavezsonmáslargos.Susgruñidos,mássalvajes.Se deshace de sus pantalones y de sus bóxers y, con un solo

movimientobruscoydelicioso,entraenmí.Involuntariamentecierro losojos.Mi respiraciónseevaporacontra

suslabios.Unsuavegemidoatraviesamigargantaysediluyeensuboca.Ryansequedadentrodemí,disfrutandodelamaravillosasensación

deestarperfectamenteencajados.Me obligo a abrir los ojos con la respiración caótica. Me siento

febril.Desbordada.Llena.Sumirada está esperandopara atrapar lamía.Susojosazulesbrillanconmásfuerzaquenuncamientrassurespiración

aceleradaycálidainundamislabios.Lasbatallassehanperdido.Eldeseodesesperadohaganado.Saledemídespacioyentragrande,triunfal.¡Grito!Apoya las manos a ambos lados de mi cabeza y comienza a

embestirme lenta y profundamente, haciéndome sentir toda su longitud,provocándomemásymásplacer.

Jadeo.Tratodecontenermeperomeestoyderritiendopocoapoco.Continúa moviéndose inquebrantable, controlándose. Sus manos se

clavanenelcolchóntodavíaconmásfuerzaylosmúsculosdesusbrazossetensan.

Estodounespectáculo.—Ryan —gimo con un tono de voz casi inaudible, absolutamente

inundada de placer y deseo, cuando una de sus estocadas llega hasta laúltimafronterademiinterior.

La única palabra que he pronunciado le desboca. Ryan comienza amoversecadavezmásrápido,másbrusco,másduro.

Gimodenuevo.Grito.Notienepiedad.Eldeseo,elplacer,elfuegopuroardenenmisvenas.Lasabrasan.Me

dominan.Mequeman.Meencanta.—¡Dios!—grito.Miespaldasearquea.Ryanbajasumanohastaanclarladenuevoamicadera,al trozode

micuerpoquesiempreloechademenos.Elcorazónmelatedesbocado.Micuerposetensa.¡Joder!Todo el placer estalla en un orgasmo liberador, maravilloso,

auténtico, que me recorre como si estuviera fabricado de fuegosartificialesquesóloRyansabehacerestallar.

Aceleraelritmo.Lovuelvedelirante.Micuerpotiembla.Grito.Grita.Tododavueltas.YRyansepierdeenlomásprofundodemiinteriorconminombre

trasformadoenunsensualalaridoqueinundaporcompletolahabitación.Salelentamentedemíytodomicuerposeestremece.Sedejacaera

miladoyenelmomentoenquesucuerpoyanotocaelmío,mimentesesaturahastaelúltimomilímetrodeunamarañadepensamientoshaciendoque ladichaposcoital seesfume.¿Quéhemoshecho?¿Cómohepodidodejarquepasara?Estoyinquieta,acelerada.Hasidounerror.Hasidountremendoerror.

Meincorporo,recojomivestidoymelopongoatodaprisa.—Serámejor que te vayas—susurro intentando que no se note lo

nerviosaqueestoy.—Sí, será lomejor—contesta sin asomo de duda, incorporándose

ágilyprácticamenteponiéndoselospantalonesylosbóxersenelmismomovimiento.Nomemira.

La situación es demasiado extraña. Soy una idiota y tengo lasensacióndequeestoyjugandoaalgomuypeligrosoquenovaaacabarbienparamí.

SuspirohondoalavezqueRyantomasucorbatarojadelacamayselamete en el bolsillo.Siempreha sidomi corbatapreferida.Sepone lachaquetaycomienzaaajustarselospuñosdelacamisaquelesobresalenelegantemente.

Noquiero,peronopuedoevitarquedarmecontemplándolo.Yaestamosenmitaddeunasituaciónmuycomplicada;añadirelsexo

cuandohacedosdíasquehemosfirmadolospapelesdeldivorciosólolohace todomásdifícil.Sinembargo,porunpequeñoinstante todoparecediluirseenlamaneratanmasculinaenlaquesushábilesdedosrecolocansus gemelos de platino. Ryan alza la cabeza y nuestras miradas seencuentran. Está enfadado, frustrado. Las mismas emociones que estoyseguraquetambiéndemuestranmisojos,sóloqueenmicaso,además,mesiento débil y pequeña. Odio que, cuando se trate de él, mi fuerza devoluntadsimplementeseevapore.

Notendríaquehaberdejadoqueestopasara.Termina de recolocarse la ropa y, sin desatar nuestras miradas un

solosegundo,dejacaersusbrazosjuntoaloscostados.Estáesperandoaquereaccione.Yomeobligoahacerloyrodeolacamaendirecciónalapuerta.AunospasosdeRyan,medetengoy, tímida, señalo la salida.Esalgo ridículo, sobre todo después de lo que ha pasado, pero no quierodarmelaoportunidaddeestarotravezcercadeél.

Ryan se humedece el labio inferior breve y fugaz al tiempo quepierde su vista en mis cajas aún sin desembalar. Tras unos segundos,vuelve a mirarme directamente a los ojos y algo en los suyos hacambiado.Ahora está aúnmás enfadado,más arisco, y lo cierto es quelograintimidarmeunpoco.

Finalmente me hace un gesto para que pase primero. Yo asientonerviosa,nopiensodiscutirporeso,yechoaandar.

Entrelazolasmanosdelanteylaspegoamivestidorojo.Noséquéhacerconellas.Noentiendoporquévuelvoasentirmeasídetímidaotravez, como si me hubiese trasladado a la primera vez que estuvo enmiapartamento.

MegiroyobservocómoRyanmesigue.Mispasossontitubeantesencontraposiciónalossuyos,quelehacencaminargrácilymasculino.

Al llegar a la puerta, agarro el pomo con fuerza y me muerdo ellabioinferior.Lacabezamevaamilkilómetrosporhora.

Abroymehagoaunladoconlamadera.Ryancruzaelumbralysegira para que quedemos frente a frente. Yo, como medida prudencial,decido clavar mi mirada en el suelo. Ha sido por las malas, pero heentendidoquemiraresosojosazulesnuncavaatraermenadabueno.

—Maddie,mírame—meordenasuavemente.Megustaríapoderignorarsuvoz,peronosoycapaz.Esotambiénlo

he aprendido por las malas. Alzo la cabeza y su mirada atrapa porcompleto la mía. Sus ojos están endurecidos. Está todavía más furioso.Tengolasensacióndequevaadeciralgo,perofinalmenteexhalatodoelairedesuspulmonesdespacioysemarcha.

Yotampocodigonada,porquesencillamentenoséquédecir,ycierrolapuertadespacio.Conelclicdelpomoalquedarselladoporcompleto,suspiroconfuerzayapoyomifrenteenlamadera.Hasidounerror.Hasidounmalditoerror.Deprontotodaslasalarmasenmicabezasuenanala vez, advirtiéndome de que no hemos usado condón.Me separo de lapuertacomounresorte.Yanotomolapíldora.Recuerdolaspalabrasdeladoctora Sanders y sé que no puedo estar embarazada, pero no usarprotecciónnodejadeserotrairresponsabilidadquesumaralalista.

Arrastrandolospies,caminohastalacamaymedejocaerenella.Nosésiélsehaacostadoconotrachicaenestosdías.QuizálohahechoconMarisa,conSavannahopuedequeconlasdosalavez.Lasimpleideamehace sentir náuseas.Me tapo los ojos con mi antebrazo y me obligo a

dejar de pensar en eso. Tras unos segundos, lo muevo saliendo de miesconditeysintiéndomemuyculpable.Estoysiendomuyinjusta.Pormuyenfadadaqueesté,séqueRyannosehaacostadoconningunaotrachica.

Resoplo. He sido una estúpida. Siendo precisos, una estúpidaenamoradaquenosedacuentadequeestátropezandoexactamenteconlamisma piedra, pero es que, cuando la piedra sonríe, a la estúpidaenamoradaselecaenlasbragas.

Me paso el resto de la noche pensando en lo idiota que soy, en elerrorquehecometidoyenquenovolveráapasar;perocadavezquemegiro,elolorageldeafeitadoylavandafresca,eloloraRyan,meinvadeyporuninstantesiempredudodesiestoyenelparaísooenuncentrodetorturaschinas.

A las tres de lamadrugadame levantomalhumorada y cambio lassábanas. No soy una estúpida enamorada. Soy la reina de las estúpidasenamoradasydeberíaprenderlefuegoalamalditapiedra.

A las siete de la mañana, como cada día, suena mi despertador. Loapagodeunmanotazoy,perezosa, revuelvo lacaracontra laalmohada.Creoquenohedormidomásdeunpardehoras.Mimóvil comienza asonarenalgúnpuntobajomicama.Meagarroalaestructuraymeinclinohasta encontrarlo. Por suerte no está muy lejos y puedo alcanzarlo sinsalirdelacama.

Enlossegundosquetardoengirarloentremismanosparapoderverlapantalla,medoycuentadequeesmuytempranopararecibircualquierllamada a no ser que sea una emergencia o que sea… él. Las dosposibilidadeshacenqueelcorazónmedéunvuelco.Inclusomiroelrelojdeldespertadorparaasegurarmedequesonlassiete.

Enelmismo instanteenquealcanzoaver lapantalla, reconozco lacanciónycomprendoquesetratadeLauren.Resoploaliviadaymedejocaerdenuevocontralacama.QuerrásabercómofuemicitaconSeanyesdemasiadotempranoparainventarmeunamentiraocontarlaverdadyescuchar la bronca de mi vida, así que, ante tal panorama, silencio elmóvilydejoquesalteelcontestador.

La veré en el trabajo y ya habré decidido cómo me siento y quécontarrespectoa loquepasó,aunquetratándosedeLaurenpuedequesepresenteaquícontaldetenerdetalles.Nolegustaestarintrigada.Enese

sentidonopuedonegarquelaentiendo.Yotambiénsoymuycuriosa.Sinembargo,acaboderecordarqueellanohatenidoningunapiedadconminecesidaddeinformaciónrespectoaeseménageàtroisdelamor,elsexoy la amistad que se trae con James yBentley. Ja, acabo de encontrar laexcusa perfecta para tener el pico cerrado. Si estuviera más animada,incluso juntaría los dedos en una pose malvada y diría aquello deexcelente.

Remoloneo unosminutosmás y finalmenteme levanto.Lucky estáconJames,asíquepuedotomarmelascosasconmáscalma.EnciendolaradioysuenaGeronimo,[31]deSheppard.Megustaestacanción.

Después de darme una ducha,me seco el pelo con la toalla y, traselegir un bonito conjunto de ropa interior de algodón tangerina y cian,esquivolascajasdemivergüenzayvoyhastaelarmarioparacogermifaldadelasuerte.Séquehoyvaaserundíacomplicado,asíque,cuantamásayudatenga,muchomejor.

Apenasmemaquilloymerecojoelpeloenunasencillacoleta.Apesardetodalacalmaconlaquemehetomadolamañana,llegoal

RileyGroupantesdetiempo.Tratodenopensarlo,perolociertoesqueestoymásnerviosaqueningúnotrodía.Tengomuyclaroquenoquieroqueloquepasóayerinfluyaenmitrabajo,perotambiénsoyplenamenteconscientedequenoeslaprimeravezquemepropongoalgoasíyacabofracasandoestrepitosamente.

Yasentadaamimesa,enciendomiMacyrevisomimóvil,quenohaparadodesonarentodalamañana.TodossonmensajesdeLauren.Enlosprimerosmepreguntaqué talme fuemicitaconSeanyen losúltimos,sobretodoenelúltimo,meamenazaconmandaruncorreoelectrónicodeempresaconmishistoriasmásbochornosasdelauniversidadsinoselocuento.

Yolerespondoque,dondelasdan,lastoman,yque,siquierehablar,estaré encantada de escuchar lo que se trae entre manos con James yBentley.Alenviarelmensaje,sonríoconmalicia.Estoydeseandosaciarmicuriosidad.

Bentley llega pocos minutos después y el día da el pistoletazo desalida. Tenemos reunión de redactores y mucho que hacer. Desde queMatel está fiscalizando los gastos, nos pasamos medio día rellenandopapeleo.Afortunadamente,lacartablancaquefirmóRyanparaSpacesnoshafacilitadomucholavidaysólotenemosqueinformar,ynoconvencer,

a Producción de los gastos. Aunque el problema principal sigue siendoqueelcambioderotativasquehapedidoBentleytieneaMatelenpiedeguerra.

—¿Lo tienes todo?—mepreguntami jefe revisando la carpeta quellevaenlasmanos.

—Sí —respondo monosilábica, levantándome y cogiendo de unaesquina demi escritorio los dosieres que he estado preparando para lareuniónderedactores.

EstamosapuntodesalircuandoMatelysuayudanteentranennuestraoficina.Bentleyresoplaysedetieneenseco.

—¿Qué?—preguntamalhumorado.—Tenemosquehablar—respondeMatel.—No pienso volver a hablar de esto, Stan —se queja Bentley—.

Empiezasaparecertemuchoaunaexnoviapesada.—Es inviable, Bentley. Es demasiado dinero —afirma tendiéndole

unacarpetaqueBentleycogedemalosmodos.Automáticamenteséqueestánhablandodelasnuevasrotativas.—¿Sabes? —dice Bentley revisando el dosier fingidamente

interesado.Sutonodevozhacambiado—.Sitanclarotienesqueesunamalaidea,¿porquénovasaldespachodeRyanRileyyleexplicasquenopuedehacerse?

LaspalabrasdeBentleyhacenquelaexpresióndeMatelcambieenunmicrosegundo.Vaadeciralgo,peroprácticamenteacabatartamudeando.

—Peroavísame—leinterrumpeBentley—.Joder,quieroestarallíyvercómo te lasapañasparaexplicarlequenoestásdispuestoapermitirque se usen técnicas menos contaminantes, más competitivas y de uncomerciomásjusto.Rileyvaaestarencantado.

Intento ocultar una incipiente sonrisa. Todos en este despacho,incluido Matel, sabemos que, si se atreviera a hacer algo parecido, lomejorquepodríapasarleesquesóloledespidiera.

EldirectordedepartamentoresoplaexasperadoylequitalacarpetaaBentleyde lasmanos, que sonríemásque satisfecho.Sabeque acabadesalirseconlasuya.

—Está bien, joder —claudica Stan Matel—, pero por lo menoséchameuncableyvenalareuniónquetengoconCohen.Esedesgraciadole pondría un candado al cajón de los bolígrafos con tal de ahorrar.¿Cómopretendesquejustifique2,7millonesdedólaresenrotativas?

Bentley lomiraun segundoy lepone losojosenblancoal tiempoquesegirahaciamí.Yaséloquevaadecirme.

—Maddie…—Notepreocupes—lointerrumpo—.Meocuparédetodo.Losdossonreímos.—RecuerdacomentarleaLinda loscambiosensuartículoyquiero

que mandes a Bass en lugar de Garrison a la exposición de losdiseñadoresescandinavos.

Asientoylossigohastaelascensor.—¿Dónde es la reunión? —le pregunta Bentley—. ¿En su

departamentooeneltuyo?—Enla26Este.Cohenquiereverlasmalditasrotativas.BentleysedetieneensecoenmitaddelaredacciónyMatel lomira

comosinoentendiesenada.—Comoacabasdeoír,pasarélamañanafuera—mediceconlavoz

cargadade ironía.—.Cuando termines la reunión,pontecon todo lodeAdministración. Si ves que no llegas, que te ayude algún redactor y, sitienesalgúnproblema,llámameohablaconSpencer.

Meda lasúltimas instruccionesal tiempoquenodejadequejarseaMatel por la reunión.Sospechoque lo seguirá haciendodurante todo elcaminohastala26.

Nada más regresar a mi mesa, recibo un correo de TessinformándomedequelareuniónconDirecciónparaplanificarelcambioderotativasprevistaparadentrodeunasemanaseadelantaamañana.Lereenvío el correo aBentleyyme concedounminuto de autocompasiónpor tenerqueverloenveinticuatrohorasenesa salade juntasen laquesiemprepareceaúnmásguapo.

La reunióncon los redactores sedesarrolla sinproblemas,peronopasa lo mismo con los archivos de Administración. Cada uno es máscomplicado que el anterior. Le pido ayuda a un par de redactores, peroellosestántodavíamásperdidosqueyo.

No quiero llamar a Bentley. Seguro que la reunión está siendo uninfierno.Odiatodoslostrámitesburocráticosodeempresaquenotienenqueverconsutrabajocomoeditor,muchomássilesacandelaredacción.

Tratode localizar aSpencer, pero su secretariame informadequeestáenunareuniónfueradelaciudad.

A la hora de comer aún sigo enterrada en unamontaña de papeles.

Llevo horas con esto sin ningún resultado, así queme rindo y llamo aBentley.Sinembargo,mi faldade la suerteparecenoestar funcionandohoy,porquenomecogeelteléfono.

Resignada, resoplo y me doy cuenta de que sólo me queda unapersonaalaqueacudir.Melevantolentamente,mentalizándome,y,conlascarpetasquellevantorturándometodalamañana,voyhastasudespacho.

Sólo hay un par de personas dando vueltas por la redacción. Casitodoshanbajadoacomer.

Al llegar a su oficina, nome sorprendeno encontrar aTess.Estoydemasiado nerviosa. La verdad es que lo último que pensaba hacer estamañanaeraveniraestedespacho.

Depie,delantede laelegantepuertadecaoba, suspiroconfuerzayme aliso la falda como si pretendiera activar el campo de fuerza quesiempre me ha dado esta prenda. Creo que voy a necesitarlo más quenunca.Finalmentellamoyalospocossegundosmedapaso.Nisiquierahabíapensadoenlaposibilidaddequenoestuviese.

Abro y cierro tras demí. Ryan está sentado frente a su sofisticadoescritorioy,comocadadía,estáinjustamenteguapo.Llevauntrajenegro,unaimpolutacamisablancaysucorbatatambiénnegra.Laluzqueentraporlaventanaacentúacadaunodesusarmónicosrasgosydeprontoyanorecuerdoporquéteníatantomiedodevenirasudespacho.

«Precisamenteporeso.»Ryan alza la mirada y sus ojos azules me encienden en el preciso

instanteenqueseencuentranconlosmíos.Mimentemejuegaunamalapasadayme regalauna imagendeél sobremí, con susbrazos tensosyperfectosapoyadoscontramicolchónaambosladosdemicabeza.

Losmúsculosdemivientresetensanyseestirandeliciosamente.«Novasavolveraacostarteconél,Parker.»Mipropio recordatoriomehace reaccionar.Contengoun suspiroy

meobligoacaminarhastaél.Tengoquesalirdeaquíloantesposible.—Hola—susurro.—Hola—respondeélconsuvozimperturbable.Su mirada sigue sobre mí. Tengo la sensación de que me está

escrutando, estudiando cada una de mis reacciones para averiguar quéestoypensado.

—Queríapedirteunfavor.

Mifraseparecetomarloporsorpresa,peroenseguidaserecompone.—¿Enquépuedoayudarte?—preguntaacomodándose.Apoyasucodoenelbrazodelsillónysellevaelreversodelíndicea

sus sexies labios. Sigo todo elmovimiento y, al llegar a su boca, tengoquecontenerotrosuspiro.

«Concéntrate,Parker,porelamordeDios.»—Bentley me ha pedido que rellene estos informes de

Administración, pero sonmás complicados de lo que creía y no logroentenderlos.

Ryan mira la carpeta que tengo entre las manos y comprendo quequiere que se los enseñe. Se la tiendo y él se incorpora para cogerla.Involuntariamentenuestrosdedosserozanysientounacorrienteeléctricainvadirmedepiesacabeza.

¿Peroquémepasa?—BentleyestáenunareuniónconMatel—continúoconlaintención

de distraerme de cómo mi cuerpo está reaccionando al suyo—. IntentélocalizaraSpencer,perotambiénestáreunido.

Ryanalzalacabezadelosdocumentosymemiradirectamentealosojos.Tengolasensacióndequenolehahecholamásmínimagraciaquerecurriera a ellos antes de venir a verlo a él. Yo me muerdo el labioinferiornerviosa,perolemantengolamirada.Porunmomentohacemossóloeso,mirarnos,ytodoanuestroalrededorseintensifica.

—Si estás muy ocupado—musito—, puedo esperar a que Bentleyregrese.

¿Porquéestoytannerviosa?—Siéntate—meordenaconsuavidadmirandolasillaalotroladode

sumesa.Dudopero finalmente lohago.Creoquenopodríanegarmeanada

quemepidieraconesavoz.Ryanrepasalospapelesyyomepermitoobservarloaél.Mefijoen

pequeñosdetalles, como lamanera en la que frunce el ceño suavementecuando algo parece no cuadrarle o cómo sus ojos azules devoran cadalínea,concentradosytenaces.

—Elproblemaestáaquí—dicesacándomedemiensoñación.Asiento nerviosa y rápidamentemiro el documento queme señala,

suplicando porque no se haya dado cuenta de cómo lo contemplabaembobada.Sinembargo,lamediasonrisaquemededicamehacepensar

quenovoyateneresasuerte.—Estásusando las tasasvariablesequivocadas—meexplica—.Los

porcentajes que tienes que justificar con Cohen y los que tienes quejustificar conMatel sondiferentes.Si aplicas lamisma fórmula, al finaldelbalance, eldineroque tienesqueexplicar anteMately elqueCohenaprobaríanoseríanlosmismos.

Asientodenuevoyleagradezcolopacientequeestásiendo.Imaginoqueparaélhasidodelomásobvioencontrarelfallo.

—¿Lohasentendido?Ryanmemiraesperandoaqueconteste.Quiero decir que sí y presumir de ser más inteligente de lo que

realmentesoy,perolociertoesquelomíonosonlosnúmeros.—Laverdadesquenomucho—mesincero—,peromelasapañaré

—añadoparanoquedarcomounaabsolutainútil.Ryanmemira un segundo y a continuación su sofisticado reloj de

pulsera.—Esperaaquí—meordenasuavementedenuevomientrasselevanta

ysaledeldespachosindarmásexplicaciones.Yome quedo sentada al otro lado de sumesa de lomás intrigada.

¿Adóndehabráido?Regresa a losminutos, hablando por teléfono. Con el primer paso

que da en su oficina se deshace de la llamada. Ahora que ha vuelto,tampocomedaexplicaciónalgunay,resuelto,sesientaensusillón.

—Venaquí—mellama.Esasdospalabrasporunmomentomeparalizan.Lashe escuchado

muchasvecesysiemprehansignificadounaúnicayexclusivacosa.Alverquenomemuevo, llevasuvistahaciamíy,cuandonuestras

miradas se encuentran, toda la atmósfera del despacho se electrifica degolpe.MirespiracióncomienzaaentrecortarsesuavementeylosojosdeRyan se oscurecen hasta parecer casi negros. No ha pronunciado esaspalabras con la intenciónque todosmis recuerdoshanpretendidodarle,peronuestroscuerpossehandespertadollamándoseelunoaotrocontansólooírlas.

—Venaquí,Maddie—repiteysuvozsuenamásronca.Me levanto despacio, con las piernas temblándome, y lentamente

caminohastaél.Nolevantasusespectacularesojosdemí.Surespiracióntambién se ha acelerado. Me detengo frente a él y Ryan me observa,

incendiando con su mirada cada centímetro de mi piel donde sus ojosazulesseposan.

Estoyapuntodedeciralgo,notengomuyclaroelqué,peroentoncesRyancierra losojosy, cuandovuelveaabrirlos, todosuautocontrolharegresadoyséquehadecididoporlosdosqueelmomentotermine.

—Quiero que entiendas cómo funciona el programa de ordenadorquegeneralasfórmulas—comentaconsuvozmásimpasible.

Definitivamentetenertodoeseautocontroldebeseralgomaravilloso.Yodoyelsuspiromentalmás largode lahistoria,y trasordenarle,

casisuplicarle,atodomicuerpoquesecalme,asiento.Ryanmeseñalalamesaconlacabezayentiendoquequierequeme

siente enella.Tardoun segundoen reaccionarpero finalmente lohago.Mejorenlamesaqueensuregazo.Suregazoeslafrutaprohibidaparamí.

«¿Sólosuregazo?»Gira el monitor del Mac y sus ágiles dedos teclean algo. En la

pantalla se abre un documento lleno de algoritmos. Ryan comienza aexplicarme cómo funciona el programa. Me esfuerzo muchísimo yrescatodealgúnrincóndemimentelopocoquerecuerdodelasclasesdeestadística del instituto.Más omenos consigo seguirle el ritmo, aunquetambiénsoyplenamenteconscientedeque loha ralentizadobastantepormí.

—Entonces,¿sólotengoqueaplicarlatasaalresultadodelafórmulay sumarla a la cantidad filtrada? —pregunto señalando con el lápiz lasegundacolumnadelahojadecálculo.

—Exacto.Ryan sonríe satisfecho y yo apunto el resultado en la solicitud de

producciónapoyandolacarpetaenmiregazo.—Eres muy inteligente —susurra recostándose sobre su sillón de

ejecutivo.Sonríoirónica.Séperfectamentequehasidodelomásconsiderado.

Jamáspodríallevarsuritmo.—Peronotanbrillantecomotú—replicoaúnescribiendoenelpapel

—ymenosconlosnúmeros.Noloveo,peroséquevuelveasonreírytambiénqueesunasonrisa

diferente.—Noestoydeacuerdoconeso.Eresincreíble,Maddie.

Medetengoensecoyalzolacabezadespacio.Noesloquehadicho,escómolohadicho.Ladealacabezaysumiradaatrapaporcompletolamía.

—Nosoylaúnicaqueseinfravaloraaquí—musito.Ryanahogaunsuspiroenunamordazsonrisa.—Noescuestióndeinfravalorarse—diceechándosehaciadelante—.

Setratadeconocersebien.Alzalamanodespacioyjugueteaconelbajodemifaldasinllegara

tocar mi piel. El corazón vuelve a latirme deprisa y no sé si es por laconversación,porlacalidezquedesprendensusdedosoporlamaneraenla que sus ojos azules me mantienen exactamente aquí, en todos lossentidos.

—Eresmejordeloquecrees—murmuroenunhilodevoz.—No,nolosoy,Maddie—seapresuraareplicarme.Sonríeparaendulzarsuspalabras,peronolellegaalosojos.Odiola

opiniónquetienedesímismo.—Ryan—susurro.Otravezesanecesidaddeconsolarlomeaprietaelestómagoytirade

él.Élvuelveamirarmedirectamentealosojosysusdedossedetienen

comosiseestuvieraplanteandopasardelatelaamipiel.Laelectricidadvuelvehastasaturarlotodo.Nuncahetenidotanclaroquenecesitosalirdeaquí.

21

Sóloseoyennuestrasrespiracionesaceleradas.—Serámejorquemevaya—musitoreuniendolaspocasfuerzasque

esosojosazulesmedejanybajándomedeunsalto,torpeyacelerada.Comolabuenapatosaquesoy,albajar tirounade lascarpetasque

Ryan tenía sobre la mesa y una decena de papeles se dispersan por elsuelo.

—Lo siento —me disculpo agachándome inmediatamente arecogerlos.

Mearrodillofrenteaélymuevolasmanostodolodeprisaquesoycapaz, aunque para mi desgracia también todo lo torpe. Alzo la cabezadispuesta a disculparme de nuevo, dejar los papeles sobre la mesa ymarcharmeabochornada,pero,cuandolohago,elcorazónmelatetandeprisaquecreoquevaaescapársemedelpecho.

Ryan me está observando. Su mirada ha vuelto a oscurecerse,seduciéndomeenunsolosegundo,siendolatentación,elpecado,todoelplaceryeldeseo.Sucuerpoestátenso,apuntodesaltarsobresupresa.Eleléctricoambientejuegaenmicontra,tirademíymeataaél,siempreaél.

Lequiero.Quieroquemetoque.Quemebese.Quemefolle.—Tengo que irme —susurro nerviosa, levantándome y saliendo

prácticamentedisparadadesudespacho.Cuandolapuertasecierra trasdemí,meapoyoenellay tomouna

bocanada de aire tratando de ordenar mi respiración. Ahora mismo elcorazónmelatetandeprisaquetengoseríasdudasdequenovayaasufriruncolapsonerviosoencualquiermomento.

Mirohaciamipechoyobservolacarpetaquemismanosnerviosasaprietan contra él. Dios, soy una idiota. ¡Me he llevado también suspapeles!Cierrolosojosavergonzadademímismaydeparecerunsacodedeseoconpiernasyecho lacabezahaciaatráshastagolpearlacon lamadera,melomerezco,peroentoncesrecuerdoqueRyanestáalotroladoypuedeoírmeymeseparorápidamente.

Acelerada,caminohastalamesadeTess,ordenolospapelesdeRyany losdejo sobreel escritoriode su secretaria. Imaginoque, cuandoellalosvea,selosllevará.Yonopuedopermitirmeellujodevolveraentrarahí.

Corro y me refugio en la seguridad de mi oficina. No piensomarcharmedeaquíhastaquedenlascincoyentoncessaldrédisparadaalaseguridaddeestarenmicamatapadahastalasorejasconelnórdico.Esunplanperfecto.

Se acabó, Parker, me ordeno con mi mejor voz de sargento deartillería.Hayqueempezara tomarbuenasdecisiones,norepetir la listadefracasos.

Más motivada que convencida, consigo mi propósito de (casi) nopensar en Ryan. Termino todos los archivos de Administración y mesiento increíblemente orgullosa.Después de comprender cómo funcionaelprograma,hasidomuchomássencillo.

«¿Yquiéntedioesasexplicaciones?»Oh,cállate.Estoy despejando mi mesa cuando oigo algo de revuelo en la

redacción.Measomocuriosaycontemplocómodosejecutivosconpintadebrokersdebolsade losochentaseríencreyéndosemejoresde loqueson.Nisiquierasécómosellaman,peroesmásqueobvioquesólosondosengreídossoberbiosymaleducados.

Ryan aparece caminando desde su despacho junto a Tess. Va muyconcentrado, imagino que comentando con su secretaria los últimosdetallesdealgoquequierequesehaga.

Al ver a los dos hombres, todo su cuerpo se tensa poniéndose enguardiaysuexpresiónseendurece.Resultahipnóticoverleconvertirseendirectorejecutivoenunabrirycerrardeojos.LosdostiposdejandereíralinstanteyseacercansolícitosaRyan.Ledicenalgo,peroélnisiquieraresponde. Uno de ellos, con una sonrisa taimada, comenta cualquieridiotezdelaqueríesatisfechoycolocalamanoenelhombrodeRyan.Él,que en ningún momento ha sonreído, lo fulmina con la mirada y elhombre,totalmenteconmocionado,laaparta.

Es obvio que Ryan los ha calado inmediatamente. Nunca haríanegociosconpersonasasí.

Losejecutivossiguenhablando,peroRyanpasa juntoaellos, llamaal ascensor y, cuando las puertas se abren, entra con el paso seguro y

decidido,manteniéndoleslamiradahastaquevuelveacerrarse.Hasidounaexhibicióndepoderentodareglay,porelamordeDios,

nopodríahaberresultadomásatractiva.Regreso a mi oficina con el paso titubeante. Nunca he estado tan

confusa en todami vida.Me encantaría poder hacermeuna lobotomíayolvidarme de Ryan, especialmente de las últimas veinticuatro horas. Siestofuerauntelefilmedesobremesa,podríadarmeungolpeenlacabezayperderlamemoria.MeimaginodespertándomeenunacamadehospitalconLaurentratandodeconvencermedequetengomaridoyseishijosenLuisiana. Sería muy capaz. Aunque creo quemerecería la pena. Nomeacostaríacadanochepensandoencómomesientocuandoestoyentresusbrazosoque loecho tantodemenosquemecuesta trabajo respirar.Meolvidaría de los trajes italianos amedida, de su voz, de sus ojos azules.Suspirocon fuerzayapoyo la frente contra lapared. ¿Aquiénpretendoengañar?OlvidaraRyanseríacompleta,totaleinjustamenteimposible.

Termino de recoger y salgo de la oficina. En el camino hasta laestación,enelandénysentadaenelvagón,nopuedodejardepensarenél.Lamaneraenlaquesehadeshechodeesosdosejecutivosestágrabadaafuegoenmimente.Estanarrogante,tanodioso,tanfrío,peronosécómoconsiguequetodasesasactitudesenélresultenincreíblementeatractivas,comosifueraexactamenteasícomotienequeser.

Saludo al vendedor de pretzels, que siempre me mira como si noaprobara mi estilo de vida, y continúo andando hacia mi apartamento.Anochefue increíble.Estarconél fue increíble.Porunmomentopiensoen la ideadequevolvamosyun escalofríome recorre la columnay elairedesapareceamialrededor.Nopuedovolverconél.Nopuedovolveraenfrentarmeatodoloquesuponeestarconél,alaprensa,asupadre…Tengodemasiadomiedo.

Medetengoensecoysuspiroconfuerza.Perotambiénloechodemasiadodemenos.Sinsaberexactamenteporquéytampocosinquererpreguntármelo,

giro sobremis botas y camino de vuelta a la boca demetro de la calleChristopherconlaplazaSheridan.Tambiénmeniegoarecapacitarenlastresparadashastalaestacióndela23,enelcentrodeChelsea.

Cuandollamoalapuerta,Finnmeabreprácticamentealinstante.Memirasorprendidoperosereponeconrapidez.Avecestengolasensacióndequetieneclarísimotodoloquepasaentrenosotrosperoesdemasiado

profesionalparacomentarlo.—Buenastardes,Maddie.—Hola,Finn.—Medetengounsegundoymeesfuerzomuchísimoen

sonartranquila—.¿PodríaveralseñorRiley?Finnasienteyseechaaunladoparaquepase.Yoseloagradezcocon

unatímidasonrisaylesigoescalerasarriba.El chófer me deja en el centro de salón y, tras excusarse

amablemente,sedirigealestudiodeRyanparaavisarlo.A solas, pierdo la mirada en la inmensa estancia. Siempre me ha

parecidounlugarprecioso.Elegante,sofisticadoytambiénalgofrío.Conesabellezainnataquetienenciertaspersonasycosas.Esaqueparececalarmásalládeloqueseempeñanendecirohacer.Sonbellosporqueloson,porquenacieronsiéndolo.

—Hola,Maddie.Hablandodeciertaspersonas.Megirohaciaelestudioy loveodepie,aunospasosde lapuerta,

vestido con el mismo traje de esta mañana, que nueve horas despuéscontinúaperfectoeimpecable.Sehaquitadolacorbataylachaqueta.Lasmangas perfectamente dobladas dejan al descubierto sus masculinosantebrazos,aligualquelosprimerosbotonesdesabrochadoslohacenconsusensualgarganta.Lospantaloneslecaensexiessobrelascaderasyotravez la idea de que podría protagonizar su propio anuncio de coloniavuelveamonopolizarmimente.

Estáincreíbleyyoporuninstanteheolvidadoaquéhabíavenido,oquizáloestoyrecordandodemasiadobien,¿quiénsabe?

—Hola—musitoynerviosamemuerdoellabioinferior.Ryanmeobservatratandodeaveriguarquéestoypensandooporqué

estoyaquí.—¿Quieresbeberalgo?—pregunta.—Sí,porfavor.Creoquemevendríadeperlas.Estoytaninquietaquenisiquierasoy

capazdearmarunafraseconsentidoenmicabeza.RyanvaconsolturahastalacocinaysirvedosJackDaniel’sendos

minimalistas,pero seguroquecarísimos,vasosdecristal.Regresahastamíymetiendeuno.Yolocojodecidida,pero,alllevármeloaloslabios,recuerdo que no he comido nada en todo el día yme siento de lomásirresponsable.Aúnasí,ledoyunsorbo,pequeño;necesitounempujón.

Ryan camina hasta el kilométrico sofá y se sienta esperando a quehagalomismo,peronolohago.Tengoquedecirloquehevenidoadecir.

—¿Quéquieres,Maddie?Memuerdoellabioinferiorotravezymiroacualquierotracosaque

noseaél.Esunapreguntademasiadocomplicada.—Quería hablar contigo, Ryan. —Hago una pequeña pausa. Los

nervioscasimeimpidenrespirar—.Loquepasóayerfueunerror.Mearmodevalorylomirodirectamentealosojos.Necesitoversu

reacción.Élmemantienelamiradaconlasuyadurayfría.Nopronunciaunapalabrayesomehacepensarquesabequenohevenidoadecirsóloeso.

—Peroquieroquevuelvaapasar—mesincero.Ryanexhala todoelairedesuspulmonesdespacio, sin levantarsus

ojosdemí.Suautocontrolahoramismoesmimayorenemigoyningunaemocióncruzasuatractivorostro.

—Noquierovolver—continúoconlavozentrecortada.Elnosabersiestáfelizoenfadado,oporlomenosdeacuerdoono,

hacequemepongatodavíamásnerviosa.Apartomimiradadeesosojosazules indescifrables y la concentro enmis dedos, que juegan inquietosconelvaso.

—Te dije que me mantendría alejado de ti —me advierte con sumasculinavoz—.¿Quétehacepensarquequieroesto?

Sumiradaestáendurecida,inclusoconunpuntodeexigencia.—Esloquequieroyo—susurrotratandodesonarfuerteysegura.Ryanselevanta,caminahastamíytodomicuerposetensa.Despacio,

me quita el vaso de las manos y lo deja junto al suyo en la mesita decentro.Simplementememiraysusojosmeabrasanpordentro.

—Nopiensofollarteyvercomotevas—sentenciaindomable.—Nopuedoofrecerteotracosa.No es una respuesta arrogante, en realidad es una súplica casi

desesperada,yéllohaentendidoalaperfección.Ryanentornalamiradaunúnicoeimperceptiblesegundoydespués

resoplabruscoyprofundosinlevantarsusojosdemí.—Tengomiscondiciones—añadoenunsusurro.Necesitodecirtodoloquetengoquedecir.Élmemiraesperandoaquecontinúe.Yo vuelvo a suspirar hondo para infundirme una última oleada de

valor.Decirletodoloquellevopensandodesdequemedimediavueltaaunosmetrosdemiedificioesmuydiferenteaimaginarlo.

—Soyyo laquedecidevenirono.—Tratodesonardecidida,peronosésiloestoyconsiguiendo—.Esaelecciónesmía.

Sehumedeceellabioinferior.Suexpresiónlucetensaysumandíbulaapretada.Leestánponiendonormasyesolodetesta.

—Quieroqueusescondón—continúo—.Dejédetomarlapíldoraynoquierovolveraquedarmeembarazadadeti.

Ryanhaceunaimperceptiblemuecadedisgusto.Mispalabraslehandolido.

Soy plenamente consciente de que podría haberme ahorrado el «deti»,peromipartemásvengativanecesitabapronunciarlo.

—¿Algomás?—preguntaconlavozylamiradafabricadasdefríoacero.

—No—musitoclavandolamíaenelsuelo.Quieroparecervaliente,perocadavezmecuestamástrabajo.Ryancaminaelpardepasosquenosseparan,tomamicaraentresus

manoscomohahechotantasvecesymebesaconfuerzaaltiempoquemehacecaminarhaciaatrásyacabatumbándonosenelsofá.

—Vamos a dejar las cosas claras —susurra con su voz de jefeexigenteytirano,consusojosincreíblementeazulesdominándomedesdearriba—. Puede que tú decidas venir o no, pero una vez que cruzas esapuerta,eresmíayelcontrollosigoteniendoyo.

Dios,acabadeconseguirquemicuerposerindaporcompleto.—Novoyaacostarmecontigosincondón—mereafirmoconlavoz

entrecortadaporeldeseo.—Esoyalohasdejadoclaro—respondeimpasible.Selevantaymelevantaamíenelmovimiento.Mellevadelamano

hastaelcentrodelsalón.—Quítateelvestidoydescálzate—meordena.Nerviosa,alzolasmanos,peroescomosinosupieraquéhacercon

ellas.Suactitudtandominante,tandemachoalfa,estáhaciendoquetodomicuerposólopuedarelamerseenvezdeactuar.

—Maddie,nomehagasesperar—meadvierte.Asientoymeesfuerzoenmandarlasencillaordenamismanos.Las

bajoaceleradahastaalcanzarelbordedemivestidoymelosacoporlacabeza.Despacio y rezando paramantener el equilibrio cuando estoy al

bordedelcolapso,mequitolasbotas.Ryanresoplabruscoypierdesuardientemiradaencadacentímetro

demicuerpo.Regresaalamesitadecentroycogealgodeella,aunquenopuedo ver lo que es. Apenas un segundo después, comienza a sonarCertainthings,[32]deJamesArthuryChasingGrace.

Respiro hondo tratando de controlar mi agitado corazón. De entretodaslascancionesdelmundo,¿cómoesposiblequehayaelegidolaquedescribeexactamentecómomesiento?

—Quierobailar—susurra salvajey sensual, colocandosumanoenmicaderaytirandodemíhastaquenuestroscuerpossetocan.

Me siento envuelta por sus brazos y de pronto todo vuelve a tenersentido.Elrocedesucamisaamedidaenmipieldesnudametrasportaaununiversoparalelo,dondetodosalvonosotrosylasuavevozdeJamesArthurdejadeexistir.

Nosmuevepor su salónperfectamente acompasados con lamúsicamientras una de susmanos se ancla enmi cadera y la otra sube pormicostadoyseescondeenmipelohastallegaraminuca.

Mipielarde.Lodeseocomonuncahabíadeseadonadaentodamivida.Cierrolosojosymedejoguiar.Quieroquemelleveadondequiera

llevarme.Quierovolverasentirqueyanoestoyperdida,nisola,nitriste.Quierosentirquehellegadoacasa.

—¿Quéquieres,Maddie?—preguntaenunsusurro,dejandoque suvozysucálidoalientoinundenmislabios.

—Ati—murmuro,perolohagollenadefuerza.Ryanmeestrechaaúnmáscontrasucuerpoy,sindejardemecernos

al ritmo de lamúsica,me besa intenso, desbocado.Yo respondo a cadaunodesusbesosentregada,clamandopormás,deseándolos.

Deslizasumanoalfinaldemiespalday,sininterrumpirnuestrobesoun solo segundo,me tomaenbrazosynos llevahacia las escaleras.Yorodeosucuelloconlosmíosymeacomodoensuregazo.AsíescomoelpríncipedeCenicientalacogíaenmitazadeprincesas.Gimocontrasuslabiosymeestrechocontrasucuerpo.Esmipríncipesalvaje,arrogante,ymedoycuenta,enestepreciso instante,dequenonecesitonadamás,noquieronadamás.

Ryanmellevahastasuhabitaciónymuydespaciomedejaenelsuelo.Nopermitequeuncentímetrodeairesecueleentrenosotrosymicuerpo

encendido,casialbordedelfuego,serelameencadatrozodepielquesusmanosacarician.

Lentamentesedeshacedemisujetador.—Notemuevas—meordena.Asiento con la boca seca de pura expectación y observo cómo

desaparece en el vestidor. Tras un puñado de segundos oigo su pasodecididodevueltayuninstantedespuéstodoslosmúsculosdemivientresetensancuandoveolacuerdaroja.Hábil,laestiraylaretuerceentresusmanos. Recuerdo perfectamente esa cuerda y el placer desbocado yhúmedoquemeprovocó.

Ryancaminahastaquedarfrenteamí.Sumiradaatrapalamíaymederrite.Mirespiraciónseacelera.Estoyapuntodearderporcombustiónespontánea.

Lacuerdaseseparaendosensusexpertasmanos.Seinclinasobremíydejaunadeellasenlacama.Susuaveolorageldeafeitadoylavandafrescame envuelve por completo y todome da vueltas. Es el olormásmaravillosodelmundo.

—Datelavueltayjuntalasmanosdetrás—meordena.Inmediatamentehagoloquemedice.Ryanrodeamismuñecasconla

cuerday las atahasta inmovilizarlas.Para asegurarsedeque el nudohaquedadoperfecto,dauntirónbruscoytodoeseplaceranticipadovuelve.Gimobajitoylonotosonreírsexyamiespalda.

Instintivamenteséquequierequemedélavueltayasílohago.—Buenachica.Alalzarmimirada, laduraysexysonrisaquemehabía imaginado

sigueahíytieneunecodirectoenmisexo.Ryanseinclinaparacoger lacuerdaquedejósobreelcolchóny la

tortura de tenerlo tan cerca y no poder tocarlo se repite. Sumiradamedicequesabeexactamentetodoloqueestoysintiendoahoramismoyestádisfrutandoconeso.

Trabajaen lacuerda.Quieroadivinarquéestápreparando,peromicerebroseniegaacolaborar.Finalmentealzalasmanoshastamicabezayyoinvoluntariamentedejoderespirar.Novoyasercapaz.

Ryan da un paso hacia mí y coloca su mano suavemente en mimejilla. El calor de sus dedos y toda la proximidad de su cuerpo mecalmanalinstante.

Lacanción,quesuenalejanaenelpisodeabajo,empiezadenuevo.

—Confíaenmí—susurra.Tomoaireyalgodentrodemíbrillaconfuerza.Asientodespacioy,

comorecompensa,Ryanvuelveasonreírmedeesamaneratanpeligrosa.Lentamentealzalasmanosdenuevoypasalacuerdayaanudadapor

mi cabeza. La circunferencia es grande y lejos de apretarme el cuellosimplemente descansa sobre él. El corazón me late muy deprisa. Estoydemasiado nerviosa. Uno de los extremos de la cuerda se pierde en elnudoyelotromáslargodescansaenlamanodeRyan.

Sigo lacuerdacon lamiradahasta fijarlaensumano.Ryan levantaprecisamenteesamanoy laescondeenmipelo,obligándomeaalzar lacabezaparaquesusojosazulesatrapenunavezmáslosmíos.Mesonríesatisfechoymebesacalmandocualquieransiedad.

—Siéntateenlacama.Suvozesexigenteysensual.Andodespaciohacia lacama.Lacuerdacorresuavementeentresus

dedosacadapasoqueavanzo.Susojosazulesestánconectadoscontodomicuerpo.

Cuandomesiento,mededicasumediasonrisaycomienzaacaminar.Yonopuedoapartarmimiradadelasuya.Estoyensured,completamenteasumerced.

Ryanseinclinasobremíeinmediatamenteyoalzolacara.Susonrisasevuelvemásoscura,mássexyytambiénmásdura.Colocasumanoenmicuelloymebesaconfuerza,intenso,unasolavez.Despacio,bajapormi mandíbula, mi garganta, creando un camino de besos cálidos ycalientesasupaso.

Pasa su lengua torturador sobre mi pecho. Gimo y mi cuerpo searquea.Ryanobservami reacción satisfechoyvuelve a tomarmipezónconlabocamientrascolocalapalmasobreelotro.

Lafriccióncalientamipielyelplacercomienzaaarremolinarseenmi vientre, peroRyan tiene otros planes paramí.Medeja con ganas demásycontinúabajando.

Deja caer la cuerda entre mis muslos y pierde los dedos bajo lacinturademisbragas.Sumiradanoliberaunsolosegundolamía.Deslizala prenda lentamente por mis piernas al mismo tiempo que araña consuavidadmipiel.

Cuando se deshace de ella, me obliga a separar las piernas y searrodillaentreellas.Recuperaelextremodelacuerdaylaenrollaensu

mano.Lo observo anhelante, expectante. Ryan me mira con los ojos

cargados de deseo y seducción a partes iguales y lentamente se inclinasobremí.Mebesaelombligoydejaque sucálidoaliento impregnemipielmientrasdesciendehastallegaralvérticedemismuslos.

Sus labios me acarician suaves y expertos, despertando hasta laúltimaterminaciónnerviosademicuerpo.

Aceleraelritmo.Mirespiraciónseentrecorta.Gimo.Esincreíble.Su lengua acaricia cada rincón de mi interior mientras su aliento

expande el calor y el placer por todomi cuerpo desde esemaravillosopuntoenconcreto.

Gimo.Echolacabezahaciaatrás.Tomamiclítorisentresusdientesytiradeél.Gimoaúnmásfuerte.Ryan tira de la cuerda, que se cierra suavemente sobre mi cuello

apenasunsegundoytodoelplacersemultiplicapormil.Lasensacióndeestarcompletamenteasumercedcrecehastacegarlo todoyelplacerseintensificaymesacudedeunmillóndemanerasdiferentes.

Continúabesándome,acariciándome.Tengo la tentación de echarme hacia atrás, pero entonces abro los

ojos y la visión de su cabeza castaña entre mis piernas es demasiadodeliciosacomoparaapartarmimiradadeellaunsolosegundo.

Medaunbesolargoyprofundojustoenelcentrodemisexoytodomicuerposetensa,manteniéndosemilagrosamenteenequilibrioalavezqueunlargogemidoseescapademislabios.

Ryanalzasusespectacularesojosazulesysinsepararlosdelosmíos,absolutamenteextasiados,repitesubesoalmismotiempoquetiraotravezdelacuerda.

Un rayodeplacer eléctricoe indomableme recorre entera, saledemicuerpojadeanteysiguelacuerdarojahastaesconderseensumano,enlamanoquetirademí.

—Ryan—gimocasigrito.Élsonríecontramipiel.Acelerael ritmo.Mebesamás fuerte,más

intenso, más salvaje. Mi cuerpo se arquea. Comienzo a temblarsuavemente.Vuelveatomarmipuntomássensibleentresusdientes.

Tiradeél.TensalacuerdaElaireseevapora.Lepertenezco.Micuerposellenadeplaceryestallaenunorgasmomaravillosoque

mesacude,meatrapa,meliberayhacequesóloexistamosRyanyyoylamaravillosacuerdaroja.

Abrolosojosdespacio,jadeante.Ryansuelta lacuerdapocoapocoyatléticose levantahastaquedar

depie frenteamícomoelmaravillosodiosdel sexoquees.Semete lamanoenelbolsilloy sacaalgoque tiraen lacama.Nomevuelvoparaaveriguar qué es.Nome interesa.No apartaría lamiradade superfectocuerpoysusojosazulespornadadelmundo.

Sedesabrochalenta,casiagónicamente,cadabotóndesucamisayladesliza por sus hombros.Con lamisma tortuosa lentitud se deshace delcinturónysueltaelúnicobotóndesuspantalonesamedida.

Cuandosequedagloriosamentedesnudofrenteamí,nopuedoevitarcontemplarlosinningúndisimuloy,antesdequemedécuenta,meestoymordiendoellabioinferior.

Ryanmededicasumediasonrisaunavezmásyrecogeloquehabíatirado sobre la cama.Apartomivista incómoda al comprobar que es elpaquetitoplateadodeuncondón.

—Maddie,mírame—meordena.Respirohondoymeobligoaobedecerlo.Hasidomidecisión.Ryan rompe el envoltorio con los dientes y hábil se coloca el

preservativocubriendosuenormeerección.Yo suspiro y alzomimirada hasta dejar que la suyame atrape. Él

cubreladistanciaquenosseparaconunsolopasodecididoyfirmeymebesaconfuerza.Metumbasobrelacamayéllohacesobremí,pero,antesdequepuedaacomodarme,Ryannosgiraymedejaahorcajadassobreél.Sehumedeceel labio inferiorantesdesonreírpresuntuosoydeunsolomovimientomeinsertasobresupoderosomiembro.

Gritoporlainvasiónytodomicuerpoardedegolpe.Colocasumanoenmicuelloyvabajandopormipielsiguiendola

esteladelacuerdahastavolveracogerelextremoyenredarloensumanounavezmás.

Eljuegosereanuda.Me dedica una mirada rebosante de lujuria y deseo y otra vez de

forma instintivaséexactamente loquequierequehaga,comosiel sexonoshicieraentenderperfectamentecadadeseodelotro.

Anclo las rodillas en el colchón y comienzo amoverme despacio,deslizándomeporsuperfectalongitudarribayabajo.

Gruñe.Gimo.Mi respiración se transforma en un suave mar de jadeos y mis

caderassubencadavezmásrápidas,másdesbocadas.Ryanmechistaconunasexysonrisaenloslabiosalavezquetensa

condelicadezalacuerdaysusojossevuelvenaúnmásazules.Todomicuerposearqueadeliciosamente.Con ese simple gesto acaba de decirme que el control lo sigue

teniendoél.Vuelvoa subirdespacio, tomándomemi tiempo, comosinpalabras

me ha ordenado que haga. Ryan sonríe satisfecho y, tomándome porsorpresa, alza las caderas cuando las mías bajan, regalándome unapoderosaembestida.

—¡Joder!—grito.Micuerposetambaleasobreelsuyo.Hasidoalucinante.Asimilotodoelplacerymeconcentroenvolveramoverme.Arriba

yabajo.Despacio.Gimo.Cierrolosojos.Trato de controlarme, de controlar todo mi placer, pero Ryan me

embistedenuevoconunafuerzaatronadora.¡Dios,esmaravilloso!AbrolosojosatiempodevercómoRyansellevalacuerdaalaboca

ylaagarraconlosdientes.Micuerposeestremeceylaluzquerebosademi interiorbrillaaúnmás.Es la imagenmássensualquehevistoenmivida.

Susmanoslibresvuelanamiscaderasytodoelplaceryeldeseosehacen movimiento. Acompasa nuestros cuerpos y acelera el ritmo,marcándoloconsusmanosyconsuincansablepolla.

Gimoconfuerza.Saleyentra.Medeslizosobreél.Lodisfruto.Espurosexoyplacer.

EsRyanRileymoviéndosedebajodemí,marcandomiscaderasconsusdedos.

Aceleraelritmo.Grito.Elplacermetraspasa.Susembestidassoncadavezmásduras,másfuertes,másbruscas.Ryanrecuperalacuerdaylaenrollaentresusmanos.Tira.Cierrolosojos.Gritoaúnmásfuerte.¡Esmaravilloso!Micuerposetensa.Meolvidodelmundoycaigoenunespectacular

orgasmoquemearrollapordentroyseentremezclaconeldeRyan,queconunaprofundaembestidaalcanzaelclímax.

Acabodeverelparaíso.Abrolosojosconlarespiracióndesbocadayunavezmássumirada

meestáesperando.Tirasuavementedelacuerdaymeobligaainclinarmesobreélhastaquesubocaencuentralamía.

Alzasumanolibreylacolocaenmimejilla.Ladeslizacondulzurayla punta de sus dedos se hunde en mi pelo. El contacto me gusta perotambiénmedespierta.MitiempoenestacamayconRyanyahaterminado.

Meseparodespacioyporunsegundosimplementeloobservo.Eselhombremásguapoqueconoceréjamás.Losé.

—Tengoqueirme—murmuromuypococonvencida.No puedo permitirme pasar un segundomás con él o las fronteras

queestoyintentandomarcarentrenosotrosseesfumarán.Su mirada se endurece, pero no dice nada. Sólo asiente frío y

hermético.Yomeincorporodespacioytratandodemantenerelequilibriosalgodeél.Ryanselevantaágily,sinniquieranecesitarmirarme,tiradeunodelosextremosdelnudodemismuñecasylasatadurassedeshacenalinstante.

Me llevo las manos delante y froto una muñeca con otra parasuavizar la piel enrojecida por las cuerdas, pero Ryanme detiene y lastoma entre sus propiasmanos.Comienza a acariciarme el interior de lamuñeca con el pulgar a la vez que revisa concienzudo que no tenganinguna herida. Es lomismo que ha hecho tantas veces, pero ahoramepareceungestodemasiadoíntimoquetraselsexonomepuedopermitirtener.

—Estoybien—musitoalavezqueapartomismanosdelassuyas.

Ryanaprieta los labioshasta convertirlos enuna fina líneaperonodice nada. Toma con cuidado la cuerda del cuello y me la saca por lacabeza. Nuestras miradas vuelven a encontrarse y algo dentro de mísuspiraconfuerza.Nuncamehabíasentidotanexpuestaaotrapersona.

Sin embargo, otra vez tengo miedo de alargar el momento, desucumbir, y me aparto de él. Ryan parece entender cómo me siento,porquetiradelacolchaymecubreconella.Seloagradezco.Noleestoyponiendo enunaposición fácil, pero sencillamentenopuedodarle nadamás.

—Bajaréaporturopa—meanuncia.Asientoymeenvuelvoconcienzudaenlacolcha.Ryan se levanta se quita el condón y lo anuda hábil. Se pone los

pantalonesysaledelahabitación.Observolapuertaynisiquierasécómomesiento.¿Quieroquesólo

tengamossexo?¿Puedoconformarmeconeso?¿Esunamaneradeseguiradelante? Son demasiadas preguntas y no quiero tener que responderlasahora. Vine porque lo echaba de menos y, aunque ahora esté hecha unauténtico lío de nuevo, mientras sus manos estaban en mi piel volví asentirqueeraexactamentecomoteníaqueser.

Ryanregresaalospocosminutosconmivestido,micazadoraymibolsoentrelasmanos.Meloentregay,envueltaenlacolcha,melevanto.Lotímidaquesiempremehahechosentirseentremezclacon lamarañadepensamientosqueinundamimenteahoramismo.

Recojomi ropa interior del suelo y, sin volver a mirarlo, caminohasta entrar en el baño. Ya a solas, dejo la ropa sobre el mármol dellavabo y suspiro con fuerza, pero casi en el mismo instante cabeceo ycomienzoavestirme.Novoyaempezaramartirizarmeencerradaensubaño.Loquetengoquehaceresponermelasbragasysalirdeaquí.

«Lo que tendrías que haber hecho es no venir y dejar que te lasquitara.»

Medoytodalaprisaquepuedo.Merefrescolasmanosymerecojoel pelo en una coleta algo desordenada con una goma que,afortunadamente,encuentroenmibolso.Doblolacolchalomejorqueséyagarrocondecisiónelpomodelapuerta.Eshoradesalirydeciradiós.

Mementalizo,resoployabro.Perotododaigual.Elpasoseguroconelquepretendíaregresarala

habitación se vuelve torpe y creo que sencillamente dejo de respirar

cuando lo veo. Está sentado en el borde de la cama con los codosapoyados en sus rodillas entreabiertas y las manos entrelazadas. Se hapuestounasimplecamisetadealgodónblancaysigueconlospantalonesde traje negros. Está descalzo, con el pelo alborotado y esa mezclaperfectadearroganciaydurezainundasusojosazules.

No sé qué extraña disfunción cerebral me hace sorprendermeconstantementedeloguapoquees,comosienalgúnmomentolohubiesepodidoolvidar.Avecescreoqueesalgomuchomásmezquino,queestádiseñadoparadeslumbrarcadavezquelosojosdeunachicaseposanenél. En cualquier caso, es una malísima noticia para mí. Despedirte delhombre al que quieres es complicado, despedirte cuando dicho hombreparece haberse caído en la marmita de la que salen los actores deHollywood,loestodavíamás.

Sonríofugazantemipropiaocurrenciaymeapoyoenelmarco.Élcontinúamirándomeynopuedoevitarpensarque,entre losmásde tresmilmillonesdemujeresquehayenelmundo,meestámirandoamí.Algosedespiertaenmiinterior,llamándomeestúpidaycobarde.

Suspirobajitosinapartarmisojosdelossuyos.—Memarchoacasa—musito.Tengoqueapartarlamiradadeélonoserécapazdeirme.Suspirode

nuevo.Empiezoapensarqueestonovaaacabarbienparamí.Ryan,unavezmás,parececomprenderexactamenteloquemepasay,

haciendo gala de toda esa seguridad que siempre le rodea, se levantadesuniendonuestrasmiradas.

—Te acompaño a la puerta—me dice haciéndome un gesto con lamanoparacedermeelpaso—.Finntellevará.

Asiento y comienzo a caminar.Bajamos las escaleras en silencio yllegamos a la puerta principal. Finn, que nos espera allí, la abreprofesionaly,trasunlevegestodeRyan,saleyseadelantahastaelAudiA8aparcadojuntoalaacera.

Yomedetengojustoantesdecruzarelumbral.Nisiquierasécómosesuponequedeberíamosdespedirnos.Decidoque lomás inteligenteesno alargar la agonía y, a ser posible, nomirarlo.Mirarlo nunca es unabuenaidea.

—Adiós, Ryan —murmuro y, esforzándome en no volver la vistaatrás,comienzoabajarlosescalones.

—Adiós,Maddie.

Su vozme detiene en seco y recorremi cuerpo haciéndolo vibrar.Estáconectadaamiinterioryloenciendedeunamaneraquenisiquieraentiendo.

Megiroencontrademisentidocomúnyloobservounaúltimavez.Todomi cuerpome suplica que nome vaya.Mi corazón ha renacido ytodavía convaleciente alza tímido la mano pidiéndome que le dé otraoportunidad,peronopuedo.

Meobligoaseguircaminandohaciaelcocheymilagrosamentemispiernasobedecen.EstoyalejándomedeRyan.Nosésidarmeunbofetadaporidiotaopalmaditasporhaberhecholocorrecto.

PrudentementeclavomivistaenmismanoshastaqueFinnarrancayenfilala29Oeste.Siloechotantodemenoscomoparavenirhastaaquíytirarmeensusbrazos,tengoqueserlosuficientementefuertecomoparamarcharme.

—¿Leapeteceescucharalgodemúsica?—preguntaFinnamable.—Sí,porfavor.Cualquiercosaquemedistraigaserábienvenida.Elchóferasienteypulsaunode losbotonesdelvolante.Al instante

comienza a sonarAngie,[33]de los Rolling Stones, y yo me contengoparanoponerlosojosenblanco.

Muchas gracias, Finn, realmente necesitaba escuchar la canciónfavoritadeRyanjustamenteahora.

Afortunadamente no tardamosmucho en llegar. Le doy las graciasportraermeymeobligoasonreír,aunquenomellegaalosojos.

En el tramo de escaleras entre el segundo y el tercer piso de miedificio,mimóvilcomienzaasonar.Losacodelbolsoymirolapantalla.Automáticamentedejocaerlacabezacontralapared.Esmipadre.Ahorano puedo cogerle el teléfono. Rechazo la llamada y me lo guardo denuevo,estavezenelbolsillodemicazadora.Noquieropreocuparlo,perotampocopuedosentarmetranquilamenteenunescalónyexplicarlequemimatrimonio seha idoalgareteexactamentecomoélvaticinó.Leestaríaponiendoenbandejael«telodije»mássonadodelahistoriay,laverdad,noestoypreparadaparaoírlo.

Trasunossegundosdeautocompasión,sigosubiendolasescalerasyllego hastami apartamento. Pienso en ir a ver a los chicos, pero ahoramismo lo único que quiero es meterme en mi cama y saliraproximadamentecuandovuelvanadespertarselosdinosaurios.

Sinembargo,cuandoestoyapuntodeentrarencasa,lapuertadelosHanniganseabreysaleLauren.

—¿Dónde estabas? —me pregunta sorprendida al verme—. Estardísimo.

Frunzo el ceño. No quiero hablar y, muchos menos, de dónde heestadoyconquiénheestado.Nolegustaría.

—He estado dando un paseo —comento con muy pococonvencimiento.

Laurenmehaceunmohínysecruzadebrazosalavezqueseapoyaenlaparedjuntoamipuerta.

—Nomemientas—sequejadivertida.—No te estoymintiendo.Me apetecía pasear y he salido a dar una

vuelta.Noestoydehumor.—¿Pordónde?—preguntaperspicaz.—CercadelparqueJefferson.—¿Aestashoras?—Sí,aestashoras—respondoexasperada.Estoyempezandoacansarmedequesiempremeinterroguen.—Meestásmintiendo—sentencia.—Basta ya, Lauren —protesto casi en un grito—. No te estoy

mintiendo —añado tratando de que mi tono suene más relajado yconciliadorparacompensarelanterior.

Ella me mira a los ojos pero yo no soy capaz de mantenerle lamirada.

—¿Cuántasvecestehedichoquetienesqueaprenderamentir?—Muchas—respondoarmándomedepaciencia.—¿HasestadoconRyan?—inquieresinpañoscalientes.Suspirohondo.Metolallaveenlacerraduraperonoconsigohacerla

girar.Noestoypreparadaparaexplicaralgoquenisiquierayoentiendo.—NoheestadoconRyan.Laurenenarcalascejas.—Contéstametúaalgo—meapresuroainterrumpirla—:¿quéhaces

encasadeJames?—Nada.—Porsupuesto—replicosardónica—,yyoestabapaseando.Alfinabrolapuertademiapartamentoyentro.

—Noquiereshablar,¿eh?—preguntacolocándosebajoelumbral.—Loquenoquieroesquemeinterroguen—mequejomalhumorada

—,sobretodocuandotúnomecuentasnada.Mequitoelbolsoylotiroenelsillón.Nosmiramosporuninstantey

finalmenteagarraelpomodelapuerta.—Serámejor que esta noche duerma conÁlex—comenta a la vez

quecierralapuerta.Cuando oigo la madera encajar en el marco, resoplo con fuerza.

Odiodiscutirconella,perononecesitootracharlasobrequelomíoconRyannofuncionaría.Hoyno.

Dudo si ir a buscarla a casa de losHannigan una docena de veces,pero finalmente me quito los zapatos camino del dormitorio y, trasponermeelpijamaprácticamenteentiemporécord,memetoenlacama.

Estar con él ha sido excitante, increíble, pero, en cuanto se haacabado, todo ese miedo ha vuelto a llenar mis pulmones. No quieropasarlomalotravez.

Suspirohondoymellevolaalmohadaalacara.Siselocontaraalaschicas, con toda seguridad Álex me daría la paliza que me merezco yLauren me echaría una de sus maldiciones indias para que dejara degustarmeelsexo.

Sonríofugaz.Seguroque,sihayunamaldiciónparaeso,Lauren laconoce.

Mequitolaalmohada.Reíresmejorquellorar.Mi móvil vuelve a sonar dentro de mi cazadora. Reconozco la

canción. Es mi padre. No puedo cogérselo. Tendría que mentirle. Laverdad incluye que me he divorciado después de menos de un mes dematrimonio,queherenunciadoaoncemillonesdedólaresyqueahorahedecididoquenopuedodejardeacostarmeconél,aunquesea incapazdeperdonarlodeverdadyregresardondeestábamos.

Sí,definitivamenteeslallamadasoñadaporcualquierpadre.Optopordejardepensarytratardedormir.Enciendolatelevisióny

cambio hasta que Jimmy Fallon aparece enmi pequeña pantalla. Por lomenosséquemereiréunpardevecesantesdequeelsueñomevenza.

Eldespertadorsuenainjustamentetemprano.Estoycansada,aunqueheconseguidodormiralgo.Me levantodecididapero,cuandodejoatrásel

nórdico,notengomásremedioquesalirdisparadahacialaducha.¡Haceunfríoquepela!Latemperaturadebehaberbajadovariosgrados.Enmihuidame choco con una de las cajas que aún no he desembalado ymehagoundañoterribleeneldedopequeñodelpie.Gimoteoycojeoelrestodelcaminohaciaalbaño,perolomerezco.Noséaquéestoyesperandoparaordenarmiscosas.

Me visto de prisa, repitiéndome que tengo que recordar pedirle aJamesquemeenciendalacalefacción.Lallavedelradiadorserompióelinviernopasadoyéleselúnicoquesabeencenderlo.

Mepongounbonitovestidocon lapartedearribanegray la faldacrema con pequeños estampados. Añado una rebeca vino tinto y misbotines marrones de cordones. Ahora que estoy calentita y llevo unpreciosovestido,empiezoamirareldíaconotrosojos.

He sido rápida y eficiente para poder tener tiempo de hacerme unbuendesayuno.Mientrasmeduchaba,medicuentadequeayernocomínadaentodoeldía.Nopuedoseguirasí.

Despuésdelasseisparadasreglamentariasdemetro,saludopuntualaBen y cojo el ascensor gracias a que un ejecutivo de las inmobiliariasmantiene el sensor bloqueado. Se lo agradezco con una sonrisa y meescabulloalfondo.

Hoy va a ser un gran día. Hoy va a ser un gran día. Llevorepitiéndomelo toda la mañana. Se acabó el martirizarse y se acabó laautocompasiónalotelefilmedesobremesa.

Mientras reviso el correo y la agenda de Bentley, él entra en laoficina.

—Buenosdías,ayudante—mesaludadejandounadecenadecarpetassobresuescritorio.

—Buenosdías,jefe—respondoconunasonrisa.Obligarmeasonreíreslasegundapartedemiplanparamotivarme.—Maddie—mellama.Alzo la cabeza de los documentos que reviso y lo observo al otro

ladodemimesarascándoselabarbilla.Parecemuypensativo.—¿Laurendurmiócontigoanoche?—mepreguntaalfin.¡Mierda!—Sí—respondosindudarnivacilarunsoloinstante—.Yoselopedí

—añado—.Necesitabacompañía.Bentleyasientealiviadoyyomesientoincreíblementemal.

—¿Estásbien?—inquiere.Ahora que ya se ha quitado ese peso de encima parece otra vez el

Bentleydesiempre.—Sí—contestodenuevorápidamente—.Sólonecesitabacharlar.Asientesatisfechoysevaasudespacho.Yomeasegurodequeyano

meestáprestandoatenciónylemandounmensajeaLaurenparaquenosveamosenelarchivo.

Tengodos llamadas perdidas demi padre.Me siento fatal, pero nopuedohablarconél.

Con elmóvil todavía en lamano, le pongo una pobre excusa amijefeysalgodisparadaalapequeñahabitación.Laurennotardaenllegar.

—¿Quéquieres?—mepreguntatodadignidadcruzándosedebrazos.Frunzo los labios. Había olvidado que estaría enfadada por lo de

anoche.—Tenemosquehablar—lepidoconciliadora.—¿VasacontarmecómollegastepaseandoaChelsea?Lamiro boquiabierta.Me parecemuy injusto que tome esa actitud.

Acabodesalvarleelculo.—¿YtúvasacontarmeenlacamadequéHannigandormiste?—Esohasidoungolpebajo—sequejamalhumorada.—Lauren,Bentleyacabadepreguntarmesidormisteconmigo.Su expresión cambia en una milésima de segundo, pero

automáticamente sabe que le he cubierto las espaldas. Jamás latraicionaría.

—Noteníaporquépreguntarteeso—protesta.—Lauren, dime que no lo estás engañando con James —casi le

suplico.—NoleestoyengañandoconJames.Yonoestoyengañandoanadie.

Yélnodeberíaintentarcontrolarme,porquenoesminovio.—¿YJamessí?Esa historia va acabar muy mal. Se ve el cartel de peligro a diez

kilómetrosdedistancia.«Noereslamásadecuadaparahablar.»—¿YRyaneseltuyo?—Lauren—mequejo.Noquierohablardeél.—Maddie,estáscometiendounerrortremendo.

—Lauren,porfavor…—Ryannovaacambiar—meinterrumpe—.Vasavolverapasarlo

mal—insiste.—¿Tecreesquenolosé?—replicoarisca,casialzandolavoz—.Lo

tengoclarísimo.Nonecesitoquetúmelorecuerdes.Entiendo por qué se preocupa por mí. No soy ninguna estúpida ni

ningunadesagradecida,perotampoconecesitoescucharconstantementeelfracasoquefuemirelaciónconél.

Además,ellatampocoesquelleveunavidasentimentalejemplar.—Tengoqueirme—medisculpoacelerada—.Tengomuchotrabajo

quehacer.Sin esperar respuesta por su parte, salgo del archivo. Otra vezme

siento increíblemente culpable, pero ahora, además, estoy enfadada. Enalgúnmomento tiene que empezar a respetarmis decisiones, aunque noseanlasmejoresdelmundo.

No he vuelto amimesa cuandomi Smartphone comienza a sonar.Otra vez esmi padre.Genial, ahora ademásme sientomiserable. Tienequeestarrealmentepreocupado.

EntroenlaoficinadistraídaymetopodebrucesconBentleyapuntodesalirdeella.

—Losiento—medisculpo.—No te preocupes —responde con una sonrisa—. ¿Lista para la

reunión?¿Reunión?¿Quéreunión?¡Malditasea!¡Lareunióndelasrotativas!

Habíaolvidadoquesehabíaadelantado.—¿Lista?—vuelveainquiriry,alverquenocontesto,meprestamás

atención,comositrataradeaveriguarsiestoybien.Pienso en pasar cuarentaminutos en lamisma habitación queRyan

contemplando cómo es la erótica del poder hecha director ejecutivo ytodome da vueltas.Me pregunto si es demasiado tarde para fingir queestoyenferma.

—Bentley—lo llamo intentando sonar indiferente—, tengo muchotrabajo atrasado. Los archivos de Administración que me pediste queorganizara ayer eranmuycomplicadosymequitaronmucho tiempo—comento tratandodequesesientaculpabley,por la formaen laquememiracompasivo,creoqueloconsigo—.¿Teimportasinoteacompañoalareunión?

Mi jefe frunce los labios. Está claro que, si pudiese, él también sequedaríaenlaoficina.

—Estábien,perohazmeunfavor.ReúneaLinda,LewisyCelentanoy explícales los cambios en la maqueta que comentamos. Quiero quecomiencen a trabajar en ellos cuanto antes. Después puedes ponerte arecuperartrabajoatrasado.

Asientoconunasonrisa.Mehelibrado.Tras un par de minutos buscando la carpeta con la nueva

documentaciónyotroparordenandolasdiapositivasqueapareceránenelnuevonúmero, reúnoa los redactoresquemeha indicadoBentleyen lamesadeLinda.

Estoyexplicándolesquelamaquetaseharedistribuidoysusartículostendránunacolumnamáscadaunocuandoelmurmullodelosejecutivosentrandoenlasaladejuntasmedistrae.Lareunióndebeestarapuntodeempezar.

Alossegundos,Ryanaparecedesdesudespachoconelpasofirmeydecidido.Llevauntrajeazulmarino,unacamisaimpolutamenteblancaysucorbataazuleléctrico.Estásencillamenteespectacular.

Losigoconlamiradahastaquecruzalapuertaydespuésatravésdelainmensapareddecristalhastaquetomaasientopresidiendolamesa.

Todo loquedespiertaenmívuelvea encenderse.Nuestroscuerpossiempreestánconectados.Inclusoahora,separadospormesas,cristalesyunaveintenadepersonas,puedosentir todalacalidezylaseguridadqueirradia.

Mimóvilvibra sobre lamesaymedistrae.Otravezesmipadreyotravezvuelvoarechazarlallamada.

Decidoconcentrarmeenmipropia reunión,pero, sinquererlo,misojosvuelvenaviajara la salade juntas.Lohacen justoa tiempodevercómoRyansesacaelteléfonodelbolsillointeriordelachaquetayconelceño fruncido observa la pantalla. A continuación alza la mirada y mebuscaatravésdeloscristales,comosisiemprehubiesesabidoqueestabaaquí.

Tardounossegundosencomprenderlo,peroalfinmedoycuentadequequienlellamaesmipadre.Laconfirmaciónlaobtengocuando,trasanunciaralgoalosejecutivosquenologrooír,saledelasalaiPhoneenmano. Creo que va a venir hacia mí y automáticamente me pongoincreíblementenerviosa.Sinembargo,girahaciasudespachoysealejaya

hablandoporelmóvil.Regresaunpardeminutosdespués.Antesdeentrardenuevoensala

de juntas, vuelve a buscarme en la abarrotada redacciónyotra vez sabeexactamentedóndeestoy.Nodicenadayporunmomentosólomemiraconelsemblantepreocupado.Finalmentevuelvealareunión.

Nosésiprefieroquelehayamentidoylehayadichoqueseguimosbienoquelehayacontadolaverdad.

Meestoycomportandocomounacría.Lindamepreguntaalgosobrelamaquetaciónymeobligoavolvera

prestarleatenciónalareunión,queconsigoterminaraduraspenas.Enlarelativaseguridaddemioficina,nopuedodejardepensarque

lamañananoestáyendoenabsolutocomoesperaba.HevueltoadiscutirconLauren,nohe sidonadaprofesional escapándomedeuna reuniónysin estar muy atenta en otra y, por si fuera poco, mi padre ha acabadohablandoconRyanporqueyonohesidocapazdecogerleelteléfono.

Suspiro con fuerza, voy hasta la estantería roja y comienzo aordenarla.Ahoramismoestoy tan inquietaquenecesitomoverme,haceralgo,loquesea.

Apenashemovidounpardecarpetascuandooigopasosacercarsealapuerta.ImaginoqueseráBentleyymegiroparapedirlequemedémástrabajoquehacery,cuantomástediosoyaburrido,mejor.

Perono esBentleyy esapartedemíquevive llenadedeseoya losabía.

22

—Ryan,ahoramismotengomuchotrabajo—murmurosinnisiquieramirarlomientrascontinúollevandosintonnisoncarpetasdelaestanteríaalamesa.

Élresoplabrusco,cierralapuertaydaunpasohaciamí.—Maddie—mellamamientrasmeobservairdeunladoaotro.—Bentleyestáapuntodellegar—lointerrumpo.Ryan resopla de nuevo. Creo que está intentando mantener la

paciencia.—Maddie—vuelveallamarme.—Tenemosmuchotrabajo.Séloquevaadecirmeynoquieroescucharlo.—Maddie, para de una vez —gruñe tomándome de la muñeca y

obligándome a frenarme—. ¿Se puede saber qué pasa? ¿Por qué no lecogeselteléfonoatupadre?

Parece realmente preocupado, pero, cuando ayer dije que estabacansadadeinterrogatorios,tambiénloincluíaaél.

—Ryan,noeselmomentoparahablardeesto—mequejozafándomedesumano—.Bentleypodríaregresarencualquiermomento.

—Dejarderepetireso—meinterrumpeconlavozendurecida.Estáempezandoacansarse—.HemandadoaBentleyahablarconSpencer.Asíquecuéntamequéestáocurriendo.

No parece que vaya a rendirse. Yo acabo resoplando a la vez queapartomimiradaél.Noquierohablardeestetemaymuchomenosquierohablarlo con él. Me apoyo en mi mesa hasta casi sentarme. No tieneningúnderechoapreguntar.

—Maddie—me advierte Ryan dando un paso hacia mí, colocandosobre la mesa las manos a ambos lados de mis caderas e inclinándosehastaquenuestrosojosquedana lamismaaltura—.Estoyhaciendoestoporlasbuenas,pero,siquieres,puedohacerloporlasmalas.

Su voz se vuelve más ronca mientras pronuncia cada una de laspalabrasdeesaamenaza.

Trago saliva instintivamente. ¡A veces puede resultar tan frío eintimidante!

—Nopuedodecirleamipadrequenoshemosdivorciado—confiesodespuésdedarunprofundosuspiro.

—¿Porqué?—preguntaRyanimpasible.—Nolosé—musito—.Noquierodecirlequeteníarazónyquelas

cosashanacabadoexactamentecomoéldijoqueacabarían.Supongoquenoquierodecepcionarlo.

Ynoquieroqueledecepcionestú.Acabodecomprenderqueésees elprincipalmotivopor elqueno

quierocontarlenadadeloocurrido.ÉlnoconoceaRyanynoquieroquelaopiniónquetienedeélsedistorsioneaúnmás.Apesardetodoloquehaocurrido,nuncadejarédepensarqueesunhombrebuenoymaravilloso.Ésaeslaverdadynoquieroquenadielopongaenduda.

—Supongoqueal finalnoquieroquevengay tepegueesemalditotiro—sentencio fingiéndomemordazydivertida,pero la sonrisanomellegaalosojos.

Ryantambiénsonríeperotambiénesungestoforzado.Lamaneraenlaquemeobservamehacepensarquesabelosverdaderosmotivosdemisilencio.

Mimóvilvuelveasonarynosdistraealosdos.Nonecesitomirarlopara saber quién es. Lo cojo y apoyo lasmanos enmi regazomientrasclavomimiradaenlapantalla.Noparadeiluminarseconlapalabrapapáescritaenella.

—Nopuedo—murmuro.Ahoramismotengounasinmensasganasdellorar.Sientocomosiestuviesealejandoamipadredemivida,peronosoy

capazdehacerotracosa.Ryanmeobservaunossegundosyfinalmentemequitaelteléfonode

lasmanosalavezqueseincorpora.—SeñorParker…—responde.Graciasasuperfectoautocontrolnohayrastrodeemociónalgunaen

suvoz.Yolomirotratandodedescubrirquépiensahaceryalmismotiempo

extrañamente segura y protegida porque él se haya hecho cargo de lasituación.EsoesalgoquesiempreecharédemenosdeestarconRyan.Élmehacesentirasalvo.

—... séqueesperabahablarconMaddie,pero,como ledije,estáenuna reunión y ha olvidado su teléfono en sumesa…Señor Parker—suvoz se vuelve más seria y automáticamente sé lo que va a decirle—,¿podríallamarloenunosminutos?Megustaríahablarconusteddealgo…Gracias.Lellamaré.

Ryancuelga,se inclinadespaciosobremíyvuelveadejarelmóvilenmiregazo.

—Déjame cuidar de ti—susurra cuando, tímida y nerviosa, alzo lamiradayvuelvoaencontrarmeconsusincreíblesojosazules.

Me da un suave beso en la frente y, sin esperar respuesta, seincorporadenuevoysaledelaoficinadejándomeaúnmásaturdida.

Sóloquieroperdermeensusbrazosyolvidarmedelmundo.Elrestodelamañanaesincómodayextraña.Tratodeconcentrarme

enel trabajo,peronopuedodejardepensarenLauren,enmipadre,enRyan.

AlaunaymediadecidióbajaralMarchisio’s.Notengohambre,peroquierodespejarmeunpoco.En cuanto salgodel ascensor, veo aLaurenrebuscando en su bolso, imagino que los cigarrillos, antes de salir a lacalle.

Meacercoaellaconelpasotitubeanteymimejorsonrisa-disculpapreparada.

—Eslaprimeravezquenospeleamosdosvecesseguidas—ledigopararomperelhielo.

EllaalzalacabezasorprendidaconunMarlborolightenloslabios.Rápidamenteseloquitadelabocaylocogeentrelosdedoscomosiyaloestuvierafumando.

—2012. Madison Square Garden. Concierto de Maroon 5. Nospeleamostresvecesseguidas.

Hagomemoriarecordandoesedía.—Esonocuenta—replico—.DosdeellasfueronporculpadeJames.—Puesmásomenoscomoahora—seapresuraaresponder.Lasdossonreímos.—¿Entonces hacemos las paces? —le pregunto de nuevo con mi

ensayadasonrisa.—Sí—claudicatanresignadacomodivertida—.Lodequecadauna

tomesuspropiasdecisionesylaotralasrespeteesdelomásaburrido.Nosechamosareírynosdamosunabrazo.Nopuedoestarpeleada

conella.EnelMarchisio’snossentamosennuestramesadesiempre.Lauren

meobligaapedirmeunaensaladadepavo,perocuandolatengodelantenomeanimoadarbocado.

Estamoshablandode tonterías sin importancia cuando lapuertadelgastropub se abre e inmediatamente una franca risotada de Spencerresuenaentodoellocal.NosgiramoscuriosasylovemosentrarjuntoaMaxyBentley,quetambiénsonríen,y,porsupuesto,Ryan.Élestáserio,frío, con lamirada endurecida. Nada fuera de lo común, pero tengo lasensacióndequehoyesacaradeperdonavidastienequeverconmipadre.

Me permito observarlo un poco más. Se acomodan en la barra y,aunqueloschicoscontinúancharlando,élpareceajenoalaconversación.Cuando lo descubro a punto de lanzar su mirada al local sin ningúnmotivoenespecial,rápidamenteapartolamía.

LaurencontinúahablándomedenoséquéarchivoqueelseñorMillerlehaobligadoyaacambiartresvecesymedoycuentadequeyotampocoheestadoprestandomuchaatenciónamiconversación.

Terminamosdecomer,omejordichoterminadecomermientrasyoremuevo sin sentidomi ensalada, y regresamos a la oficina. Laurenmepreguntasinohecomidoporqueestoyhaciendoalgúntipodedieta,peroantes de dejarme contestar, me advierte que, si quiero parecer másdelgada,notengoqueperderpeso,sinohacerquelasdemásloganen.

Tratodeserunaasistenteeficienteelrestodela tarde,perofracasoestrepitosamente.Estoydistraída,confundounpardecorreoselectrónicosymásdeunaveztengoqueregresaralaoficinaporquenorecuerdoquées loqueBentleymehapedido.Asíquea lacincoenpunto,viendoqueestoymolestandomásqueayudando,memarchoacasa.

Estoy a punto de llegar al paso de cebra de la 58 con ColumbusCircus cuando el eleganteAudiA8 de Ryan se detiene junto a la acera.Dejodecaminarperonomeacerco.Enlugardeesomecruzodebrazosalgointimidadaylomirodesconfiada.

Finn se baja rápido y profesional, sin miedo a los coches queprácticamentepasanrozandosupuerta,yrodeaelvehículoparaabrirmeladeatrás.

—Buenastardes,Maddie—mesaluda.—Hola,Finn—lerespondo,peronomemuevo.Noséquéquiereymisentidocomúnmeestádiciendoagritosque,

sea loque sea, nodebería aceptar.Además, se suponeque soyyoquiendecideverloono.

Resuelta a averiguar qué ha venido a buscar,me inclino y nuestrasmiradasseencuentranatravésdelapuertaabierta.

—Sube al coche, Maddie —me ordena con su tono de vozimperturbable.

Vuelvo a incorporarme, me balanceo y resoplo, todo a la vezmientraspierdomivistaenlabulliciosacalle58.

Nodeberíasubir,pero,aunasí,lohago.Ryanestásentadoenelotroextremodelinmensoasiento.Tanfríoe

inaccesiblecomosiempre.SuenaRiptide,[34]deVanceJoy,mientrasFinndesafíaeltráficodeManhattan.

—Ryan,¿quéhagoaquí?—meatrevoapreguntar.—Tellevoacenar—contestaconlamiradaalfrente.La respuesta me pilla por sorpresa, pero rápidamente me

recompongo.—Noquieroiracenarcontigo—protesto.Ryan permanece impasible, arisco y furioso. Puedo notar su

monumentalenfadodesdeaquí.—Llévameamiapartamento—sentencio.Porlomenospodríadignarseamirarme.Hetenidoundíahorribley

tambiénestoymuycabreada.Perosiguesinpronunciarpalabraodirigirsuvistahaciamí.Esungilipollas.

—Noquieroestarcontigo.Malditasea,tienequerespetarmisdecisiones.—Vamos a ir a cenar, Maddie —masculla girándose al fin e

intimidándomeconsusmetálicosojosazules—,yyapuedesimaginartelopocoquemeimportaquequierasono.Vasacomer.

Sigofuriosaperoahoratambiéndemasiadoconfusa.—Notenecesitoparacomer—medefiendo.—Yaveo,y¿vasacomerigualquehascomidoestemediodíaenel

Marchisio’s?¿Ocomocomisteayer?Cadadíaestásmásdelgada,joder—gruñe.

De pronto me siento como si sólo midiese un par de centímetros.Tienerazónenqueestoysiendomuyirresponsableconlacomida,peroesmiproblema.Yodecidocómo resolverloyél tienequeentenderdeunavezquenopuedeentrar enmividacuando leplazcay reordenarla a su

antojo.—Noesasuntotuyo—susurroenfadada.Noentiendoporquésóloselosusurro.Deberíagritárseloalacara.Ryanresoplabrusco,sequitaelcinturónprácticamentedeuntiróny

sevuelvefuriosohaciamí.—Todoloquetienequevercontigoesasuntomío—mascullaconla

mandíbulatensaylaexpresiónrecrudecida—.Yatelodijeunavezymástevaleempezaracomprenderloporqueesonovaacambiarjamás.

Sus palabras, pero sobre todo la fuerza con la que las hapronunciado,mesilencian.

El coche se detiene e involuntariamente miro por la ventanilla.EstamosfrentealOfCourseyesedetallehacequelarabiamequemeenlagarganta. Puedo entender que esté preocupado por mí, pero no puedehacerlascosassiempredeestamanera,arrollándolotodoasupasocomosi fueraun trendemercancías. ¡Nisiquieramehapreguntadodóndemeapetecíacenar!

Finn se baja del vehículo y le abre la puerta a Ryan, pero, cuandohacelopropioconmigo,nomebajo.Noquiero.Séqueesunaactituddelomásinfantil,peroestoymuycabreada.

Ryan resopla exasperado en mitad de la acera. La idea de que nodeberíaprovocarloasícruzamimente,peromemantengoenmis trece.Seacercaalapuertaabiertay,brusco,metomadelamano.Sinningunadelicadezatirademíparaquesalga.Yomequejoeintentozafarme,peroRyan no me hace el más mínimo caso y continúa andando hacia elrestauranteobligándomeahacerloconél.

CruzamoslapuertadelexclusivolocalylamismamaîtredesiemprereparaenRyandesdeelprimerinstante.Salecomounrayodedetrásdesucoquetamesitaconlasonrisapreparada,peroélnisiquieralamiraynoshacecontinuarcaminando.Sigoenfadada,peronovoyanegarcuántomehagustadoesedetalleyunaindisimulablesonrisaapareceenmislabios.

EntramosenelreservadoyRyanalfinmesuelta.Aregañadientesmesientoenelsilloncitoquemeseparayéllohacefrenteamí.Séqueestámásque furioso, peroyo también.Sóloquieromarcharmede aquí y lomásfrustranteesquenisiquieraséporquénolohago.

Un camarero impecablemente vestido se acerca a nosotros y nostiendelascartas.Yocojounaylaojeoconlaesperanzadequelamediaclasequedidemicursodefrancéshayatenidoalgúnefecto.

—¿Puedopreguntarlesquédeseantomar?—EntrecotalpuntoconpatatasasadasySanPellegrinosingaspara

losdos—respondeRyanarisco.Porsupuestotampocopuedoelegirquéquierocomer.Es la personamásodiosa quehe conocido en todos los días demi

vida.—Yo tomaré vino, por favor —le comento al camarero con mi

sonrisamásinsolentemientrasleentregolacarta.Nisiquierameapeteceperoquieromolestarlo.Ryanmefulminacon lamiradayyomecruzodebrazosal tiempo

que me dejo caer contra el respaldo del sillón desprendiendo toda lahostilidadquesiento.

—¿Deseaver lacartadevinos?—preguntaelcamarerosacándomedemidemostracióndeiracontenida.

Malditasea,nocontabaconeso.Notengoniideadevinos.Deberíahaber pedido una cerveza. Sólo habría tenido que decir «Budweiser,gracias».

Ryan sonríe presuntuoso y yo me doy cuenta de que ahora no mepuedopermitirfracasar.Leheoídopedirvinosunmillóndeveces.Sólonecesitorecordarunnombre.

—Ausonedel2009—respondovictoriosatrashacermemoria.El camarero asiente y se retira y cualquier rastro de sonrisa

desaparecedeloslabiosdeRyan.Ja,estavezheganadoyo.—Novasabeberteesacopadevino—meadvierte.—¿Quépasa?¿Queelúnicoquepuedebeberhastacaerrendidoeres

tú?La mirada de Ryan se recrudece y ese sentimiento que no sé

identificar inunda sus ojos azules, aunque rápidamente desaparece bajotodosuautocontrolyarrogancia.

Yomearrepientoinmediatamentedehaberlodicho.Hasidoungolpebajodelomásinjusto.Sinembargo,nomedisculpo.Noselomerece.

El camarero regresa relativamente rápido. Deja dos botellines deaguasobrelamesajuntoalascopascorrespondientesymemuestraunabotelladevino.YolehagoungestoindicándolequenodeseodecantarlaymesirvedirectamenteunacopaantelametálicamiradadeRyan.Sospechoque está haciendo un esfuerzo titánico para no levantarse, quitarle labotelladelasmanosyestrellarlacontralapared.

Elhombredejalabotellasobrelamesayseretira.MiroaRyanconlasonrisamásimpertinentequesoycapazdeesgrimir,perojustoantesdequepuedaalcanzar la copa, él la cogey, con la arroganciabrillandoensusojosazules,extiendeelbrazoyladejacaeralsuelollenodealevosía.

¿Peroquécoño…?Lo miro boquiabierta un segundo y rápidamente me echo hacia

delante para ver los restos de vidrio y vino esparcidos por el elegantesuelo.Sencillamentenopuedocreermequehayahechoalgoasí.

Al volver a alzar la cabeza, sus ojosme están esperando. Está aúnmásfurioso,másarisco,másmalhumorado,mástodo.Sumiradapodríatraspasarmeencualquiermomento.

Eneseinstanteelcamareroregresarápidoyprofesionalacompañadode otromás joven que en cuestión de segundos vuelve a dejar el sueloimpoluto.

—Enseguidaletraeréotracopa—mecomunica.La mirada de Ryan se vuelve aún más azul pero también más

arrogante y dura. Me está diciendo sin palabras que estoy a punto demetermeenunbuenlíosiaceptoesacopa.

—No,muchasgracias—replicoaregañadientes—.Beberéagua.Elcamareroasienteyseretira.Yodecidodesunirnuestrasmiradasy

centrarlamíaenlostenedores,labotellitadeaguaocualquierotracosa.Aun así puedo sentir sus ojos azules todavía sobre mí. Me resulta tanintimidante.Creoquesiempremeloparecerá.

Finalmente nos sirven la comida. Tras murmurar un «gracias»,observo mi plato. Tiene una pinta deliciosa y la verdad es que inclusoempiezoatenerunpocodehambre,peronopiensoprobarbocado.Yaesunacuestióndeprincipios.Nopiensocomersóloporqueélhayadecididoquetengoquehacerlo.

Ryancortahábilyelegantesufileteysellevauntrozoasusperfectoslabios. Me observa y su expresión se endurece aún más. Estoycompletamenteconvencidadequeestásopesando la ideadesentarmeensuregazoyhacermecomeralafuerza.Estáapuntodeestallar.

Comienzoapensarqueestoyjugandoconfuegoy,siemprequelohehechoconRyan,heacabadoquemándome.

—¿Nopiensascomer?—No—musitosinlevantarlavistademismanos.Ryan resopla, pierde su vista al fondo de la estancia y cabecea un

momento.Apenas un segundo después, sin decir nadamás, se levanta ygrácilseabrochaelbotóndesuchaqueta.

Yoloobservoconfusa.¿Vaadejarmeganar?—Vamos—mereclamahaciendogaladetodosuautocontrolconuna

vozimpenetrablealverquenomemuevo.Me levanto despacio y camino hasta él, queme hace un gesto para

quepasedelante.Atravesamosel restauranteenelmásabsolutosilencio.Su cambio de actitudme descoloca por completo.Odio discutir con él,perocreoqueodiomuchomásquetengaestaactitudtanfríaconmigo.

Salimos del local. ElAudiA8 nos espera en elmismo lugar.Ryancamina hacia el coche, pero yo me detengo. Ahora mismo estoydemasiadoconfusa.Eldíahasidorealmentehorrible.Loúnicoquequieroes sentirme un pocomejor, volver al único lugar de la faz de la tierradondeconsigosentirmeasalvo.Esfrustranteymeenfadaaúnmásporqueme he convertido en una especie de yonqui que no es nada consecuenteconsigomisma,perosencillamentelonecesito.

Alverquenocontinúocaminando,Ryansegirahaciamíyseacercaunospasos.

—Tellevaréatuapartamento—meinforma.Respirohondoarmándomedevalor.—Noquiero irme a casa—murmuro—.Quiero queme lleves a la

tuya.Instintivamente mi voz se ha llenado de la seguridad que me da

pronunciaresaspalabras.Hahabladolapartedemíquesellenadedeseocadavezquesusojosmemiran.

Ryanmeobservaunmomentoy,comohizoenelrestaurante,pierdesumiradaasualrededor,estavezalfondodelacalleIrvingPlace.

—Subealcoche—meordenayalgoensuvozhacambiado.ObedezcoymesuboalAudi.Ryanrodeaelvehículoy,mientras lo

hace,dereojopuedovercómohaceunallamada.Nopuedooírquédicey,cuandoentraenelcoche,yahacolgado.

Atravesamoslaciudad,peroyosigosinsaberquéhadecididoRyanyesohacequeunsinfíndenerviosseconcentrenburbujeantesenlabocademi estómago. Cuando veo que el coche toma el desvió de la 34 y seadentra enChelsea, una tímida pero indisimulable sonrisa secuestramislabios.

El Audi se desliza suavemente por la rampa del garaje y Finn lo

detienejuntoenlasescalerasamarillasdeacceso.Ryansebajayrodeaelcocheparatomarmedelamanoencuantohagolomismo.

Todo el enfado que sentía se ha diluido en el deseo brillante ypoderosoquemerecorrepordentro.

Sinsoltarmelamanounsoloinstante,Ryanmeconduceatravésdelasofisticada casa hasta llegar a su habitación. Se detiene a los pies de lacamaytirademí,dejandoquemicuerposebalanceeenelabismodecasitocarelsuyo.

No puedo evitar fijarme en un bol lleno de fresas perfectamentecolocado sobre la cama.Son tan rojasyperfectasqueparecequehayansalidodelfolletodealgúnsupermercadogourmet.

Ryanmuevelamanoyrecuperatodamiatención.Comienzaadibujarconlapuntadesusdedoselcontornodelescotedemivestido.Estállenode una indomable sensualidad.Mi respiración se acelera y se entrecortainmediatamente. La simple promesa de todo lo que esté imaginandohacermemellenadeunhambrientodeseo.

Sindejardemirarme,escondesusmanosbajomirebecayladeslizapormis hombros.Laprenda cae al suelo y yonopuedo evitar suspirarbajitomientrassusojosazulessepierdenenmiboca.

Ryanseinclina.Sucálidoalientoinundamislabiosperonomebesa.Continúabajandodespacio,provocador;sunarizacariciamimandíbulaysubocabajapormicuellocalentandomipielycalentándomeamí.

—¿Quieresquetebese?—Sí—respondoconlavozrotadedeseo.Mededicasumediasonrisamássexyycogeunasuculentafresa.Sin

dejar de mirarme, le da un bocado y lo mantiene entre los dientes. Seinclina sobremíhastaquenuestros labioscompartenel trozode frutayconelbesoestallaentrelosdosjugosoysensual.

Me tumba sobre la cama y se coloca a horcajadas sobre mí. Meobserva desde arriba con sus impresionantes ojos azules dominando yencendiendo cadamúsculo demi cuerpo. Toma el bajo demi vestido yhábilmelosacaporlacabeza.

Alzasumanoycomienzaaacariciarmedespacio,exactamentecomohizo antes, dejando que sólo sean las puntas de sus dedos las que metoquenfugacesycálidas.

—Ryan—susurroconlarespiraciónentrecortada.Necesitosentirlodentrodemí.

—¿Qué?—preguntatorturador.Todoelcontrolquedesprendelehacepareceraúnmássegurodesí

mismo,másarrogante,mássensual,yhacequemideseocrezca todavíamás.

Ryan toma una fresa entre sus hábiles dedos y acaricia con ella elcentrodemicuello.

—No te muevas —me ordena clavando sus ojos azules sobre losmíos.

Asientonerviosa,llenadeunplaceranticipadoqueardebajomipiel.Despacio, comienza a bajar pormi cuerpo.Desliza la fresa pormi

pechoyrodeamipezón.Gimocuandolafrutafríaloendurece.Me concentro muchísimo en no moverme pero es realmente

complicado.Ryancontinúabajando,pasealafresapormiestómagoyralentizael

ritmo al llegar ami ombligo.Todo es tan sensual que un deseo puro ysalvaje va instalándose entre los dos e inundando cada gramo de aire anuestroalrededor.

Bajaunpocomás.Mi espalda se arquea.Gimodenuevo.Elplacermeseduce.

Milagrosamente recuerdo que no debo moverme y haciendo unesfuerzotitánicomequedoclavadaenelcolchón.

—Buenachica—susurraconunasonrisasatisfechaymuymuysexyenloslabios.

Lafresacontinúadescendiendoentresusexpertosdedosyalcanzalatelahúmedademisbragas.Ladeslizaaúnmástorturador,casisinllegaratocarme, y un gemido largo y lleno de placer se escapa demis labios.Ryanme observa de nuevo, otra vez con la expresión dividida entre eldeseo,elplacer,elcontrolytodasuarrogancia,yledaunmordiscoalafresa.

Nopuedoevitarquemisojossepierdanávidosensuboca.Hasidotansensualquehesentidoesemordiscoenmipropiapiel.

Ryanseinclinasobremíyhundesucaraenmicuello.—Sabeati—susurra.Sucálidoaliento impregnamipiely, tomándomepor sorpresa,me

muerde.Ahogoungritoenungemidoymedejollevarporlasensacióndelsuavedolorentremezclándosecontodoelplacer.Ryanaprietaunpocomás. Gimo más alto y digiero las emociones opuestas. Me gusta y me

duele, todo a la vez, y nunca pensé que sentir las cosas sin que fueranblancasonegrasenelsexoseríaalgotanincreíble.

—Pero tú sabes mejor —sentencia justo antes de calmar con sulengualasmarcasqueacabadefabricarenmipiel.

Cogeotrafresadelelegantebolylacolocasobremiombligo.Doyunrespingoyjadeosobresaltada.Nosésilafrutaestámuyfríaomipielmuycaliente,peroelenfrentamientohasidoalucinante.

Ryanrealizaelcaminoinversoyllegahastamicuellotrasperdersedeliciosamente en mis pechos. Sigue subiendo por mi mandíbula y lapaseapormislabiosdespacio,salvaje,torturador,envolviéndomeentodasusensualidad.Lamuerdoabsolutamentehechizadaporsumiradayestátanjugosaquemislabiossellenanalinstantedezumo.

Ryancolocasumanoenmicuello.Seinclinaymebesaconfuerza,saboreandolafresadirectamentedemislabios.

Tomaotrapiezayrealizaelmismojuegoconmiboca,peroestavez,cuandovoyamorderla,laapartayconunamediasonrisaenloslabiosselacome.

Colocasusbrazosaambosladosdemicabezayvuelveainclinarsesobremí.

—¿Laquieres tú?—preguntaconsusojosazules rebosantesdeunasensualidadindomable.

—Sí—contestoansiosa.Se inclina aúnmás, tensando sus perfectos brazos, armonizándolos

conunambientecadavezmássexyycadavezmásentregadoalparaísoyalpecado,ymebesadesbocadootravez.Elsabordelasfresassemezclaconeldesuslabiosyconeldelosmíos.Esdelicioso.

Ryanseincorpora,tomaotrapiezaymelada.Apenaslahemordidocuandomebesasaboreandoeljugoesparcidoenmislabios.Sinseparaseun centímetro demí, sumano sube pormi costado y sus hábiles dedostomanmipezónytirandeél.

GimocontrasuslabiosyRyantiraconmásfuerza,haciendoaúnmásfinalalíneaentreelplaceryeldolor,casi traspasándola, llenándomedeunindómitoplacer.

—¿Otra?—mepregunta—Sí—respondosindudar.Porque sé que después vendrá otro beso y todo lo que él decidida

darme.

Ryanmedaotrafresayvuelveabesarme.Unadesusmanosseajustaamicuelloy laotrabajadespacioporelcaminoinversodemicostadohasta llegar amis bragas.Esconde la punta de sus dedos bajo la tela dealgodónyapenasmeroza torturador,sensual,haciendoqueundelirantedeseocrezcaentremispiernas.

Pierdolacuentadecuántasfresascomo,decuántosbesosycariciasrecibo.Estoyenelparaíso.

—¿Otra?—Sí,porfavor,sí—respondoconelanheloseduciendomivoz,todo

micuerpo.Ryanrepitelaoperaciónunavezmás.Lafresa,suslabiosysusdedos

vuelven a perderse bajo mis bragas, pero cuando está a punto deacariciarmeporfin,enérgico,selevantadeunsalto.

—¿Quépasa?—preguntoconfusayjadeante.Sealejade lacamaysepasa lasmanosporelpeloa lavezquesu

expresiónseendurece.—Vístete—meordena—.Finntellevaráatuapartamento.¿Qué?Noentiendonada.—Ryan, ¿qué pasa? —pregunto de nuevo al tiempo que me

incorporo.Él gira sobre sus pasos y rápidamente apoya las manos sobre el

colchónaambos ladosdemispiernas, inclinándosehastaquesumiradaatrapalamía.Todalarabiadelcocheydelrestaurantevuelveasusojosazules.

—Pasa que yo no me voy a la cama con crías que son tanirresponsablescomoparanoentenderquenecesitancomer.

Su voz ha sonado exigente y arrogante. Automáticamente miro elcuencode fresasy, alverlovacío, el enfadomás intensoquehe sentidojamásme recorredepies a cabeza.Este juegode las fresasha sidounalección,unaamenazayuncastigotodoalavez.¡Sólomehatraídoaquíparahacermecomer!

—Eresungilipollas—siseo.Heperdidolacuentadecuántasvecesselohellamadoya.—Ytúunamalditacría,joder,yyameestoycansandodeesto.Sindecirnadamás,saledelahabitaciónyyomesientocomosime

hubiese dado una bofetada sin tocarme. He sido una irresponsable pordejardecomer,esolotengoclaro,perotampocohasidouncapricho.No

estoypasandopormimejormomentoyéleselúnicoculpable.Resoplo.Deprontomienfado resurgeconfuerza.Éleselculpable

de todas mis desgracias, de que probar bocado me suponga un mundoporquemiestómagoestácerradoacalycanto,yencimasepermiteellujodehacermesentirmalporello.

Melevantocomounresorteymepongoelvestidoobviandoelhechode lo pegajosa que estoypor culpa de las fresas.Recojomi bolso ymichaquetadelsueloysalgodelcuartoconelpasoacelerado.

Mientrasbajolasescaleras,yapuedodivisaraRyansentadoenunode los taburetes de la isla de la cocina con las manos apoyadas en laencimera. Su cuerpo está tenso, en guardia, y no deja de dar rítmicosgolpecitos con sus zapatos italianos sobre el reposapiés de metal. Estánervioso,acelerado,apuntodeestallar.

Haciendo un esfuerzo gigantesco, decido ignorarlo por completo.Puedoentenderqueestépreocupado,yotambiénloestabaporél,peronoloengañénileobligueahacernada.

LafiguradeFinndeteniéndoseenelumbraldelapuertamedistrae.Dudo, pero decido agarrarme con fuerza a la rabia que siento y

comienzoacaminarhacialapuerta.Mefaltanunpardepasosparallegarcuandooigounfuertegolpe.—Joder—mascullaRyanysaledespedidohaciasuestudiopasándose

lasdosmanosporelpelo.Nonecesitomuchoparacomprenderqueelgolpehansidosusmanos

pagandotodasufuriacontralaencimera.Lo observo marcharse y mis ojos se llenan de lágrimas que, por

supuesto,nomepermitoderramar.Losdosvamosaacabardestrozados.Camino hasta el coche y Finn me sigue, adelantándose sólo para

abrirmelapuertacuandoesnecesario.Llego a mi apartamento relativamente temprano y sin dudarlo me

metoenlacamaymetapoconlacolchahastalasorejas.Siayernoqueríasalir antesdeque sedespertaran losdinosaurios,hoynoquierohacerlohastaquesedespiertenyaprendanaresolverecuaciones.

Sin embargo, recuerdo que estoy pegajosa y llena de fresas y meobligo a darme una ducha. Bajo el aguame niego a pensar, porque yahemosllegadoalpuntoenquenopiensosinoquememartirizoconsaña.Estoyaunpasodeacabarcomoesasmujeresdelastelenovelasquemiranalinfinitomientrashablandesusproblemasymeniegoaseresaclasede

persona.Esunacuestióndeprincipios.Regresoalacamaymemetodentroaúnconelpelomojado.Nome

importa.Sóloquieroqueestedíaseacabe.

Me despiertan unos gritos. Pestañeo aturdida y tardo en comprenderquevienendelpisodeSandy.Noparaderepetirqueellanoessutrabajoyque se siente como Rita Hayworth cuando los hombres esperabanacostarseconsupersonajedeGildaenvezdeconella.Parecerealmenteabatida y, cuando la puerta de su apartamento se cierra de un portazo,rompeallorarabsolutamentedesconsolada.

Medamuchapenaymebajode lacamadispuestaa subirparavercómoestá.Talvezseasimplementeempatía,peroesellantosemerecequealguienlaconsuele.Estoyapuntodesalirdelahabitacióncuandovuelvoaoírlapuerta,oigovocesquenosédistinguireinmediatamentegemidosquesísédistinguir.

Pongo los ojos en blanco, me doy media vuelta y me meto en lacama.Me parece que están en vías de solucionar el conflicto o por lomenossehantomadounatregua.

¿DóndetrabajaráSandy?Metienedelomásintrigada.No consigo volver a quedarme dormida y, cuando el despertador

suenaalassieteenpunto,llevomásdedoshorasdespierta.Pongolaradioydelantedelespejomedoycuentadequemipelono

tienesalvación,asíquetengoquevolveraducharme.Mepongomivestidodecuadrosgrises,azulesyblancos,mirebecay

mis botasmarrones.Mientrasme coloco bien la pequeña hebilla demizapato derecho, comienza a sonar FourFive Seconds,[35] de Rihanna,KanyeWestyPaulMcCartney.

Meencaminohaciaelbaño,perolaletradelacanciónhacequemepareensecoyclavemimiradaenlaviejaradiodeSam.Habladequelasituación a veces nos supera y de que toda nuestra amabilidad setransformaenmalicia.

Apoyo lacabezaenelmarcode lapuertaymequedosimplementeescuchando.Measustaqueesosea loquemeestápasandoamí,quemeestétransformandoenotrapersona,quetodoeldolorquesiento,larabia,lafrustraciónytambiénelamor,meesténconvirtiendoenalguienquenosoy.

Suspirohondoymequedounossegundosmásapoyadaenlamadera.Necesitodesesperadamentequelachicalistavuelva.

Desayuno un café y tostadas francesas. No tengo hambre, peromeobligoacomer.

Llegoalaoficinanodemasiadoanimada,peromanteniendoeltipo.Cadahombreenchaquetadoqueveome recuerdaaRyanymienfadoserecrudece. Teniendo en cuenta que trabajo en uno de los gruposempresarialesmás importantesdel país y en el centrodeManhattan,meencuentro una docena de ejecutivos sólo en el ascensor. Al llegar a laplantaveinteestoytanfuriosaqueestoyapuntodeecharlesunacharladeesasqueacabanconotraeneldepartamentodeRecursosHumanos.

Bentleymeinformadequenosesperaundíatranquilo.Básicamentesólodebemos remataralgunosasuntosdeesta semanaypreparar laqueviene.Me anuncia con una sonrisa que, teniendo en cuenta todo lo quehemos trabajado estos días atrás, incluyendo dos fines de semanacompletos,mañanatendremoseldíalibre.Lewissequedaráalmandodelbarco.Lepreocupaunpocoque la redacciónacabeen llamas,peroestácompletamenteconvencidodequenosmerecemosundescanso.

Yoasientoencantada.Undíalibreparapasarloenpijamacomiendocerealesenelsofámeparecefantástico.

Estoyrepasandosucalendariodereunionesparalasemanaqueviene.Sujetoellápizentrelosdientesmientrasrevisounpardecarpetas.Quieroasegurarmedequecontienen toda la informaciónqueBentleynecesitaráparaelpróximo,yesperemosquedefinitivo,encuentroconMatel.

El teléfonodemimesa comienza a sonar.Con lamirada aún en lapantalla,meinclinosobrelamaderaycojoelauricular.

—Despacho…—medoycuentadequesigoconellápizenlabocayme lo quito rápidamente—. Despacho de Bentley Sandford—comienzodesdeelprincipio—,¿enquépuedoayudarle?

—Maddie,soyTess.Cadamúsculodemicuerposetensadegolpe.—¿Enquépuedoayudarla?—repito.Meniegoacreerquehayasidocapazdemandarmellamarcomosi

nohubieseocurridonada.—El señor Rileyme ha pedido que le diga que quiere verla en su

despacho.Ahogounarisaincreíblementeirónicaenunbruscoyfugazsuspiro.

Esunbastardopresuntuosoyvaaserlohastaelúltimodesusdías.—DígalealseñorRileyqueenestosmomentosestoymuyocupaday

meesimposibleabandonarmipuestodetrabajo.La secretaria guarda silencio un segundo. Supongo que no está

acostumbrada a que nadie mande esperar al señor irascible. Puede queinclusosealaprimeravezqueocurre.

—Selodiré—sedespideantesdecolgar.Nopiensoiraverlopornadadelmundo.Continúo trabajando, tratando de concentrarme, cuando el teléfono

vuelve a sonar. Lo miro como si mirara a mi peor enemigo y mementalizoparadecirleaTess lomáseducadamenteposibledóndepuedemandaralseñorRileydemiparte.

—DespachodeBentley…—Venahoramismoamidespacho—meinterrumpeRyan.Estátanfuriosoqueinclusoatravésdelalíneatelefónicalograsonar

intimidante.—Nopiensoir,Ryan—musito.Yotambiénestoyenfadada.—Mástevalevenir—replicaconuntonodevozamenazadoramente

suave.Lapieldelanucasemeeriza—.Créeme,Maddie,simehacesirabuscarte,vaasermuchopeor.

Cuelga sin darme oportunidad de responder. Yo también lo hago,pagandotodamirabiayfrustraciónconelauriculardelteléfono.

Valoro seriamente la posibilidad de desoír sus palabras ysimplementequedarmeaquí,peroaestasalturasloconozcolosuficientecomoparasaberque,si lohago,acabaráviniendoabuscarmeynoseráprecisamente el rey de la amabilidad. Además, no quiero que losredactores ni tampoco Bentley nos vean discutir. Ya hemos mezcladodemasiadasvecesloprofesionalconlopersonalenestaoficina.

Melevantoaregañadientesymedirijoasudespacho.Tessmerecibeconunasonrisaymeindicaquepuedopasar.Aunasí,llamoalapuertayesperoaquemedépaso.Nopiensodarleningunaoportunidaddediscutir.

Sinmirarlo,caminohastacolocarmeenelcentrodesudespacho.Mecruzodebrazosymalhumoradaalzolacabeza.Yasospechabaqueestaríamezquinamenteguapo,peroloquemeencuentro,paramidesgracia,medeja fulminada. Lleva uno de sus trajes negros, una camisainmaculadamenteblancayunacorbatadelgadaynegra.Estáligeramente

apoyadosobresumesa.Susmanosseagarrancon fuerzaa lamaderayprovocanquesussensualesbrazosseestirenarmónicosyperfectos.Estáenguardia,elleónfabricadodearroganciayatractivo.

Me pongo los ojos en blanco mentalmente y obligo a mi cuerpotraidor a contenerse de inmediato. No pienso dejar que me toque, nisiquieraquesemeacerque.Ahoramismoesmienemigonúmerouno.

—¿Quéquieres?—preguntosinningúninterésensonaramable.Ryanresopla,estáclaroquenimitononimiactitudleestángustando

lomásmínimoy,antesdequepuedareaccionar,caminahastamílanzandoun juramento ininteligible, tomamicaraentresusmanosymebesaconfuerzallevándomecontralapared.Suslabiosmellenandedeseo,peronopiensopermitirquehagaloquequieraunavezmás.Loempujo,tratodezafarme,peroRyaninmovilizamiscaderasconlassuyasymeaprisionacontralapared.

Cuandosesepara,memiraconunasonrisaariscaymalhumoradaenloslabios.

—Queríamibesodebuenosdías—comentaabsolutamentefuriosoeincreíblementepresuntuoso.

Unaarroganciaquehacequemehierva lasangrey,antesdeque laideasetransformeenunaintenciónfirme,alzolamanoparaabofetearlo.

Esunmalditobastardopresuntuoso.PeroRyanparamimano agarrandomimuñeca antes de quepueda

tocarlo.Susojosazulesseclavanenlosmíosyrápidamenteseoscurecen,llenándosedetodaesarabiaperotambiéndeundeseopuro,sinedulcorar.Mirespiraciónseentrecortasinremedioylasuyatambiénseacelera.Lasituación, la sensualidad, incluso la rabianosvanenvolviendohastaquenosatrapanporcompleto.

Esunamalditalocura.Ryanllevamimuñecacontralaparedyenelmismomovimientome

besa con fuerza. Le recibo encantada. Me siento desesperada, nerviosa,absolutamentellenadeundeseoensordecedor.

Con la mano libre se deshace de mis bragas, se desabrocha lospantalonesymeobligaalevantarlapiernayrodearsucadera.Yoimitoelmovimiento con la otra. Se recoloca entre mis muslos y mi sexo seencuentrainmediatamenteconsuerección.

Gimo.Ryanentrabrusco,duro,profundo.

Grito.—Notehaspuestocondón—mequejo.Tratodeapartarloconunasolamanoylavozllenadejadeos,pero

Ryanacallatodasmisprotestasbesándome,llegandoaúnmásprofundo.—Déjamesentirte,nena—susurracontramislabios.Ytodamiresistenciaseevapora.Semueve cada vezmás brusco,más acelerado, llegandomás lejos

embestidaa embestida, colmándomedeunamaneradelirantequenomedamásopciónquerendirmeporcompleto.

Mecorromuyrápidoyconmuchafuerza,comositodoelenfadoylatristezaquellevosintiendodesdeayerylarabiaporquemehayahechovenirasudespachoymehayarobadoesebesosehubiesetransformadoenunorgasmosalvaje,duro,fuerte,perosobretodoliberador.

Éleselúnicoquetienelallaveparahacerquetodomimundocobresentido.

Ryanme embiste desbocado y, hundiendo su boca enmi cuello, sepierdeenmiinterior.

Medeslizapor lapared lentamente.Nuestrasmiradasestánatadasynuestrasrespiracionesentrecortadas.Encuantomispiestocanelsuelo,loempujoysalgoprácticamentecorriendodeldespacho.Élnoprotestapormihuidaniintentadetenermedeningúnmodo.

Cierrolapuertatrasdemí,medespidodeTessconunasonrisaque,comoempiezaaserinjustamentehabitual,nomellegaalosojosycruzolaredaccióncomounaexhalaciónhastamioficina.

Afortunadamente Bentley no está y puedo cerrar la puerta ysimplementerespirar.Hasidounpolvofuriosoentodareglayahoramesientoaúnpeorquecuandosalídeestedespacho.

Aunquelointento,noconsigorelajarmeentodoloquequedadedía.AlascuatroymediaBentleymeofrecemarcharmeyayfrancamente

seloagradezco.NohevueltoaveraRyanyesotambiénloagradezco.Medispongoairmeacasa,peroentoncesmedoycuentadequeno

quiero hacerlo.No quiero pasarme toda la noche lamentándomeporquehaya vuelto a ocurrir, porque haya pasado sin condón o porque siga enmediodeesteremolinodeodio,amorysexodesenfrenado.Memerezcounrespiro.

CaminohastaelfondodelainmensaplantayllegoaldepartamentodeContabilidad.Avanzoentreloscubículosdecristalymetalyfinalmente

llego al de Lauren. Es el que está más cerca del despacho del jefe dedepartamento,elseñorMiller,porque,apesardetodoloquesequejadeella,esverdadquelaadorayprácticamentelaconsiderasumanoderecha.

—Alcohol—le digo con una sonrisa asomándome a su intento dedespacho.

—Paramí,unodoble—respondetecleandoalgoenelordenador.Mesientoenunaesquinadesumesayobservosuescritorio.Tiene

un Manolo Blahnik en miniatura que usa de pisapapeles y, junto a unlapicerollenodebolígrafos,todosazules,unafotodeChillie,superrodelainfanciaenMaine,yotradelosHannigan,ellayyo.

—James tiene razón. Acabaremos en un sótano de un centrocomunitario de Brooklyn en una reunión de Alcohólicos Anónimos—comentosocarronamientrascojonuestrafoto.

Sonríodeverdad.Sontresdelaspersonasquemásquiero.—LasreunionesdeAlcohólicosAnónimosmáscool se celebranen

lazonaoeste.NopiensoiraBrooklyn—protesta.Misonrisaseensancha.—¿Tenemos plan para esta noche?—planteo dejando de nuevo la

fotoensusitio.—¿Porqué?¿Hoynosalesapasear?—mepreguntaperspicaz.Levantasuvistade lapantallay la llevamordazhastamíal tiempo

quesereclinasobresusillaysecruzadebrazos.Yo pongo los ojos en blanco divertida. Le doy una patada y ella

gimotea.—Penséquealomejorestanochenoteníasningunaorgíaplaneada

—continúoburlona—yteapetecíaquefuéramosabailar.—No son orgías —se queja—. La palabra orgía tampoco es cool.

Ahorase llamansesiones—continúamuyorgullosade símismapor suculturasexual—.Yno,no tengoninguna,asíquepodemos iralElectricHouseofNatives.Losmiércoleseselmejorlocaldelaciudad.

Mesuenaesesitioperonuncaheestadoallí,creo.—¿El Electric House of Natives? ¿Ya hemos ido alguna vez? —

preguntotratandodehacermemoria.—EsdondeíbamosairlanochequeletirémiszapatosaBentleyya

titeatacóesegilipollas.Trago saliva.Lapiel semeeriza sólo con recordarlo.Nuncahabía

visto a Ryan tan asustado hasta que… Interrumpo mi propia línea de

pensamientos.NoquierovolverapensarenlanochequedescubrílafotodelTimes.

Laurenmeobservaunsegundoyseinclinahaciadelante.—Notecreasquenoséquesólolohicisteparallamarlaatención—

mediceconlaúnicaintencióndehacermereír—.Teencantaserlareinadeldramatismo.

Loconsigue.—CreíqueéseeraJames—replicosocarrona.—Yesoquetúnohastenidoqueromperconél.Lamiroescandalizadaunsegundoydespuéslasdosnosechamosa

reír.La apremio para que termine y podamos irnos de tiendas por la

QuintaAvenida.Ningunadelasdostieneunmíserocéntimoparagastarymuchomenos enuna tiendade ésas, pero, sólo conmirar escaparates yprobarnoslaropa,nosdivertiremos.

Regresoacasaaesodelasochoylaverdadesquebastantecansada,pero, sólo conmirar el vestidoquemehe compradogracias almétodoStevenspara laadquisicióndevestuario,meanimodenuevo.Esblanco,cortadoalacinturayconunafaldaporencimadelasrodillasconalgodevuelo.Ajustado, sinmangas y con un trasparencia también blanca en laparte baja del cuello. Pienso estrenarlo esta noche, adornándolo con unsencilloydelgadocinturónnegroymisbotinesdelmismocolor.

Unahoradespuésestoycorriendopor lacasa,soplándomelasuñasquemeacabodepintarderojoybuscandomimóvil,quesuenaenalgúnpuntodelsalón.Cuandoalfinloencuentrobajouncojín,cuelgan.Mirolapantalla.EsLauren.Imaginoquequieresabercómomequedaelvestidoocontarmecómolesientaelsuyo.Hablaréconellacuandohayaterminado.

Me recojo el pelo en unmoñode bailarinamás alto de lo normal,pero como tengo algode prisa nome lo puedo retocar todo lo quemegustaríayalgunosmechonesmecaendesordenados.

Llaman a la puerta. Atravieso el salón poniéndome los zapatos. EsJames.Estámásqueguapoconunosvaqueros,unacamisablancaconlasmangas remangadas y un chaleco de traje negro. Tiene absolutamentedominadoelestiloneoyorquinocasual.Sonrío.SeguroqueaLaurenselecaen las bragas cuando lo vea. Hoy se parece más que nunca a JamesFranco.

—¿Estáslistas,Parker?—preguntapacientesentándoseenunodelos

taburetesdelaislademicocina.Lapuntualidadnocturnanoesmifuerte.Éllosabe.—Dameunsegundo,Hannigan—gritoregresandoalahabitación.Necesito encontrar mi bolso. Miro por todos lados buscando mi

clutch negro vintage, pero parece habérselo tragado la tierra. Supongoquemeseríamuchomásfácildarconélsidesempaquetarayordenaradeunamalditaveztodasestascajas.

—ÁlexyCharlieyahansalidoyrecogeránaLaurendecamino—mecomentavozengrito.

Sonríocuandoalfinloencuentroyregresoatodaprisaalsalón.Sinni siquiera mirar, meto el móvil, las llaves y demás en mi bolso. MepongomiperfectodecueronegraymedetengodelantedeJamesconunasonrisaparaindicarlequeestoylistaypodemosmarcharnos.

Él me devuelve el gesto, se baja del taburete y salimos de miapartamento.

VamosentaxihastalaAvenidaAmsterdam.JamesnoquierecogerelCamaro,porque,segúnpalabrastextuales,«quierobeberhastaquemividasentimentalvuelvaaparecermeunabuenaidea».Yolesonríoperspicaz.Amínopuedeengañarme.Pormuchoquesequeje,estáencantadodevolveraestarenredadoconLauren,aunqueseadeestamaneratanpeculiar.

Llegamos al local y, como siempre, gracias a James entramos sinproblemas.Saludaalporterocomosiseconociesende toda lavidaynisiquieratenemosquemolestarnosenhacercola.Definitivamenteeselreyde losgaritos.Undía tengoqueproponerlequesalgamosdeManhattan.Tengocuriosidadporsaberhastadóndellegansusinfluencias.

Nadamás atravesar las puertas del club, comienza a sonarUptownFunk,[36]deMarkRonsonyBrunoMars.SonríodeorejaaorejaytirodeJamesparaquevayamosalabarra.

—Vamos—leanimo.—Cálmate—mepide divertido conuna sonrisa haciéndose oír por

encimadelamúsica.—Noquiero—respondoysusonrisaseensanchahastacasi reír—.

Quiero pasármelo bien y quiero olvidarme de todo lo que quieroolvidarme.

OlvidarmedeRyanRiley,CEOdelRileyEnterprisesGroupynaturaldeNuevaYork,habríasidolafrasemásexacta.

—Entoncesnecesitasunacopa—mesugieremiamigo.

Asiento encantada y él vuelve a sonreír. Me coge de la mano yatravesamosellocalhastalabarra.Jamesmiraaambosladosynotardaen ver a Charlie y Álex. Llegamos hasta ellos y rápidamente tengo unMartiniRoyaledelantedemí.

VoyadarlemiprimersorbomientrasBrunoMarscantaesode«Nome creas, sólo mira», cuando Lauren se acerca a mí con la expresiónseria,inclusoalgonerviosa.

—¿Por qué nome has cogido el teléfono?—pregunta con cara depocosamigos.

Mesientofatalyalinstantetambiénmepreocupo.Diporhechoquequeríahablardetrapitosyalomejorlehaocurridoalgo.

—Lo siento —me disculpo sincera—. ¿Estás bien? ¿Te ha pasadoalgo?

—Ryanestáaquí—meanunciasinpañoscalientes.

23

Trago saliva. No quiero verlo. Quiero olvidarme de él. Ésta era lanoche ideal para resurgir de mis cenizas bebiendo cócteles con misamigosenelclubdemodayescuchandobuenamúsica.

—Bentleymellamóparainvitarmeavenir—meexplica—.¿Quieresquenosvayamos?

Miro a los Hannigan y a Charlie ajenos a nuestra conversación.Parecen estar pasándolo muy bien. No quiero estropearles la noche.Además,ellocalesenorme.Notengoporquéencontrármelo.

«Esonoteloshascreídonitú.»—No —murmuro—. No —repito más convencida—. Vamos a

pasarlodeescándalo.—¿Segura?Asiento.—Segura—mereafirmo.Siquieroquedejedevermecomounacría,loprimeroquetengoque

haceresdejardecomportarmecomouna.Losadultosnosalenhuyendodediscotecas.Losadultossequedan,bailanybeben.

Laurenmesonríeymedaunapalmadaeneltrasero.—Ésaesmichica—meanimaconunasonrisa—.Pobre,divorciada,

perovalientecomounaardillahastaarribadespeed.Nopuedoevitarsonreírporlacomparaciónyellameguiñaunojo.Lanochevaasalirbien.Estoyconvencida.Intento olvidarme del hecho de que pueda ver a Ryan en cualquier

momento yme concentro en lamúsica, en bailar y en lo queme estoyriendoconloschicos.

Suena el Feel so close,[37] de Calvin Harris. Todos alzamos lasmanos al aire seducidos por el perfecto ritmo electrónico y nosmezclamosbailandoconloscentenaresdepersonasqueabarrotanlapista.

Cuandotermina,inclusoaplaudimos.Haestadogenial.YotomoaireconunasonrisaymeofrezcoairalabarraaporunacopaparamíyotraparaÁlex.

—DosMartinisRoyale—lepidoalcamarerolevantandodosdedos.Él asienteyme tiendeuna sonrisaprofesionalmientras comienzaa

prepararloscócteles.EmpiezaasonarLightyearsaway[38],deTiëstoyDBX.Esunacanciónincreíble.Porunmomentomequedoembobadaporla luz suaveyazulquedesprende lapropiabarrabajoungruesocristaltemplado.Meencantaestesitio.Escomosihubiesenconvertidoenclublamúsicaelectrónicamáseleganteysofisticada.

—Hola,guapa—mesaludauntipocolocándoseamilado.Lomiroapenasunsegundoymevuelvo.—Hola —respondo por compromiso, con la vista puesta en las

manosdelcamarero,queágilespartenunalimaengajos.—¿Quéhacesporaquí?No pretendo ser maleducada pero no quiero ligar y, puestos a ser

sinceros,tampocoesmitipo.Pareceunejecutivopasadodecopasquesehaequivocadodeclub.

—Yoestoyenunadespedidadesolteros—comienzaaexplicarme—.Lamúsicadeestesitoesunasco—selamenta.

Sonríomentalmente.Sabíaquehabíaacabadoaquíporaccidente.—Conozcounadecenadelocalesmejoresqueéste—añade—.¿Por

quénotevienesconmigo?Puedoenseñártelos.—No,gracias—meapresuroarespondersinasomodedudas.—Vamos, te gustarán —replica cogiéndome por la cintura e

intentandohacermecaminar.Yomezafoinmediatamentedesusasquerosasmanosydoyunpaso

atrás.—Notehagasladifícil—merecriminaelmuycapullo.—Ytúnoseastangilipollas.Reconoceríaesavozencualquierparte.Elhombresegirayllevasuvistadondeyaestálamía.Ryanestáde

pie a unos pasos. Parece sereno, tranquilo, con la calma que leproporcionaestarcompletamenteenguardia.Mesorprendequeno lleveunodesus trajesamedida,sólounosvaquerososcurosyunacamisadecuadrosconlosprimerosbotonesdesabrochados,lasmangasremangadasy por fuera de los pantalones. Incluso lleva puestas sus viejas Adidas.Parecemuchomásjoveny,apesardelasactualescircunstancias,tambiénmás relajado.Nohace falta conocermucho este clubo esta ciudadparadarse cuenta de que, de no ser quien es, probablemente no le hubiesen

dejadoentrarasívestido.—Méteteentusasuntos,capullo.Ryan sonríemordaz sólo un segundo.Le da un trago a su vaso de

bourbonybaja lamanohastaque lacopapendedesusdedos juntoasucostado.

—Resultaquehoyhetenidoundíademierda—leexplicaconsuvozamenazadoramentesuave—yestoyesperandoaquetúmeloalegres.

—Mira,tío.Tedoytressegundosparaquetelargues—replicaeltipollenodeautosuficiencia—.Uno…

—Dos—lointerrumpeRyandandounpasohaciaél.Sihayquiencreeque,sinunodesusperfectostrajes,Ryanintimida

menos, es que no está viéndolo en este momento. Es la arrogancia, ladureza,lavalentía,puedequeinclusolaimprudencia,personificadas.

El hombre traga saliva, coge su copa sinmirar atrás y se aleja denosotros.

Todavíaalgoconmocionada,loobservomarcharseeinmediatamentemiroaRyan.Susojosazulesyameestabanesperando.Noeslaprimeravez queme salva de un indeseable en un club y, exactamente comomepasó la primera, no puedo evitar que todomi cuerpo se encienda y lasmariposas de mi estómago revoloteen enloquecidas. Es mi versiónparticulardecaballeroandantey,pormuyenfadadaqueestéconél,esundetallequenopuedopasarporalto.

—Veteacasa,Maddie.Sinesperarrespuesta,girasobresuspasosysemarcha.Yomequedo

inmóvil, contemplándolo, sintiendo cómo la confusión devora cadacentímetrodemicuerpo.¿Porquéhaceesto?Nopuedeordenarmequememarcheacasacomosifueraalgodesupropiedad.

Prácticamente echando chispas, recojo las copas y regreso con loschicos.Quierovolverapoderconcentrarmesóloenreírybailar,peronosoy capaz. La frase de Ryan taladra mi mente. ¡No puede tratarme así,malditasea!

Con una pobre excusa me separo de los chicos. La discoteca esenorme y está prácticamente en el aforo máximo, pero sé que puedoencontrarlo.Durantevariosminutosmepaseosinmuchoéxitohastaquealfinlohago.Estájuntoaotradelasbarrasenlaparteopuestadellocal,hablandoconSpencer,MaxyBentley.Porunmomentomepermitoqueesacircunstanciametranquilice.Dehaberlovistoconalgunachica,creo

quehabríatenidounataquepsicóticooalgoporelestilo.Miprimerareacciónes irallíygritarlequeesungilipollasqueno

puededecirmeloquedeboonodebohacer,pero,cuandoapenashedadoun par de pasos,me detengo en seco. Lo que verdaderamente quiero esquemelaspaguey,montándoleunaescenitaqueprobablementeterminaráconunbesoa la fuerza,novoyaconseguirnada.Sonríoconmaliciaycambioelrumbohacialosbaños.Puedequelachicalistaestémásperdidaquenunca,perolavengativahareaparecidoyestáenpiedeguerra.

Delante del espejo me retoco el pelo. Me doy cuenta de que losmechonessueltosmedanunaspectoinocenteperotambiénsexyynomelosrecojo.Afaltadecolorete,mepellizcolasmejillascomoenlaspelisantiguas y ¡funciona! Sólo me falta el pintalabios. Abro el bolsoplenamente consciente de que no eché ninguno y miro de reojo a laschicasamialrededorporsialgunaparecemínimamentesimpáticacomoparapedirleelcarmínprestado.

Estoyapuntodeponermimejorsonrisaypedirelfavorcuandonotoalgo al fondo del clutch.Miromás concienzudamente y una sonrisa deorejaaorejainundamirostroalvermibarradelabiosroja,lapreferidadeesebastardopresuntuosoqueteníapormarido.Ahoraentiendoporquéelbolsoestabatanescondido.

Queridouniverso,tedebouna.Mepintoloslabiosyloschasqueosintiéndomepoderosaalavezque

girosobremisbotinesysalgodelbaño.Intentandoquemipasoresultedelomásdecididoysexy,voyhastala

barra,más concretamente hasta la esquina opuesta a donde se encuentraRyan.Mequedoallídepieconlasonrisapreparada,esperandoaquealcelacabezaporcualquierotromotivoymedescubraamí.

Notardaenpasarysusespectacularesojosazulesmeencuentran.SuenaBlame,[39]deCalvinHarrisyJohnNewman.Su mirada se oscurece al instante. El camarero se acerca y me

preguntaquéquierotomar.AntesderesponderqueunMartiniRoyale,memuerdoellabioinferiorabsolutamenteapropósitoylededicomimejorsonrisa.Misgestosnoparecenhaber tenidoelmásmínimoefecto enelchico, que me devuelve una sonrisa de compromiso y comienza aprepararmicopa,peroloquemeimportaesquealotroladodelabarrasíhahabidounareacción.TodalaexpresióndeRyansehaendurecidoysumandíbulasehatensando.

Éstaesmivenganza,señorRiley.Disfrútela.Recojo mi copa y me alejo de la barra. Sé que él continúa

mirándome, así que decido darme un paseo sin salir de su campo devisión. Noto cómo algunos chicos me observan, lo normal en unadiscoteca,ypordentrosonríomásquesatisfecha.

Sinembargo,cuandovuelvoamirarhacialabarra,medoycuentadeque Ryan ni siquiera está. De prontome siento increíblemente estúpida.¿Quéestoyhaciendo?¿Intentarponercelosoaalguienquenisiquierasehaquedadoamirar?Soyunaidiotaynuncavoyaaprenderqueconélnopuedojugar.

Ya no me apetece llevar este carmín. Iré a quitármelo y despuésbuscaréaloschicosymemarcharéacasa.Noquieroestaraquí.

Tratodellegaralosbañosdondeentréantes,peroestáncerradosporlimpieza.Miroamialrededoryunaseñalluminosaindicaquehayotrosen la planta de arriba. Subo con el paso apesadumbrado pero ligero.Cuantamásprisamedé,mejor.

Laplantadearribaesmáslaberínticadeloquemeesperabay,antesde que me dé cuenta, estoy caminando por un pasillo prácticamentedesierto.

Lacanciónsiguesonando.—Holaotravez,guapa.Me giro y todo mi cuerpo se tensa instantáneamente. Es el mismo

idiotade labarra.Sóloqueahorapareceque llevaunpardecopasmásencima.

—Hola—respondonerviosa.Miro a mi alrededor. ¿Dónde se ha metido todo el mundo? Debo

haberacabadoporerrorenalgúnpasillodelpersonaloalgoporestilo.—Tehevistopaseándoteporellocal.Séquemeestabasbuscando.Daunpasohaciamíyyolodoyhaciaatrás.—Te estás confundiendo. No te estaba buscando—trato de hacerle

entender.—¿Otravezteestáshaciendoladifícil?Novoyanegarqueesome

pone,peroyabasta.El tipo da un nuevo paso. Yo doy otro hacia atrás e

irremediablemente me encuentro con la pared. Él sonríe taimado y seacercaunpocomás.Ahora,ademásdeestarnerviosa,estoyempezandoaasustarme.

—Siesetíononoshubierainterrumpido,yaestaríamosenmicama.Losabestanbiencomoyo.

Vaatocarme.Micuerposetensaaúnmásymentalmentemepreparoparaquetodamifuerzasereúnaenmismanosypoderempujarlotodolofuertequeseacapaz.

—¿Cuántasjodidasveceshayquedecirtelascosas?Otra vez su voz resuena hasta quedarse con todo el control de la

habitación.EltiposevuelveyRyandaunpasohaciaél,peligroso,presuntuoso,

sinungramodemiedo.—Tío,lárgatedeaquí—leespetaeltiposinmuchoconvencimiento.Ryan no dice nada. Da un nuevo paso y, más rápido de lo que el

hombreescapazdever,locogeporlassolapasyestrellasucuerpocontralapared.

—Si tengoquevolveraasegurarmedeque temantienesalejadodeella,haréqueacabeslanocheenunputohospital.

LavozdeRyanha sonadoclaray amenazante.Ningunode los trestiene duda alguna de que, si lo ve siquiera mirarme, terminará en unaambulancia.

Eltipoasiente.Ryanlegolpeaotravezcontralaparedyfinalmentelosuelta.

Realmenteasustado,semarcharecolocándoseeltraje.En cuanto lo libera, Ryan clava sus ojos azules en los míos. Está

furiosoy séque lo está conmigopor intentarprovocarlo,por sonreír alos babosos quememiraban, pero yo también estoymuy enfadada. Notiene ningún derecho a aparecer de la nada, salvarme y después decidirquetengoqueirmeacasacomosituvieracincomalditosaños.

—¿Estoesloquequieres,joder?—preguntasinsuavizarunápicesutonodevoz—.¿Queungilipollasteacorraleenunpasillo?

Noséquédecir.Hejugadoconfuegoymehequemadodetodaslasmanerasposibles.

—¡Contéstame!—ruge.—¡Noesloquequiero!—gritollenaderabia,defuriaydetodala

frustración que siento porque me trate como si fuera su muñequita—.Quieroquetelargues.Quesalgasdemividadeunavez.

Ryanresoplabrusco.Estáapuntodeestallaryyotambién.—Pues para de comportarte como unamaldita cría. Come, deja de

intentar ponerme celoso y supéralo, joder—masculla antes de darse lavueltaypasarselasmanosporelpelo.

Loobservosinpodercreerlocruelquehasido.Yonotendríanadaquesuperarsiélnomehubiesehechotantodaño.

—¿Cómolohassuperadotú?—replicoconlavozentrecortada,peronodetristeza,sinoderabia.

Ryansegiradenuevoydaunpasohaciamí.—Yonolohesuperado,Maddie—contestaconlavozendureciday

al mismo tiempo llena de dolor—. Yo nunca voy a superarlo, joder,porqueyanosévivirsintocarte.

Sumiradaestállenademuchasemociones,peroelarrepentimientoysobretodounafuriafría,cortante,ladealguienqueestáheridodeverdad,destacanenella.Lohapasadodemasiadomal,comoyo,porquemequierecomoyoloquieroaél.

—Puesnolosuperes—musito.Mivozesdébilperomimiradaestállenadefuerza.—Maddie—mereprochaomellama,¿quiénsabe?Estátratandoserfuerteporlosdosymantenersealejadodemí,pero

yonoquieroeso.Esoesexactamenteloúltimoquequiero.—Ryan,nolosuperes.Yotampocoquierohacerlo.Caminodespacioperoconelpasosegurohastaél.Lequieroy,por

muyenfadadaqueesté,inclusopormuchoqueleodie,laideadealejarmedeélypasarpáginahacequemicorazónestalleenunmillóndepedazos.

Lentamentecolocomismanosensupechoymealzosobrelaspuntasdemispies.Lobesodespacio, retándolo,pidiéndole en silencioquemebeseélamí,quenoquieraquelosuperemoscomonoloquieroyo.

—Ryan —suplico en un murmuro contra sus labios—. Ryan, porfavor.

—Maddie—susurrajustoantesdebesarme,derendirse.Rodea mi cintura con su brazo y, ágil, me lleva hasta la pared.

Nuestrosbesossehacenmásprofundos,sellenandedeseo.Lequiero.Lequiero.Lequiero.Pierdo la noción de cuánto tiempo llevamos simplemente así,

besándonos,saboreándonossinmovernosdeestapared.Cuando han pasadominutos u horas, no lo sé, Ryan se separa. Sin

decir unapalabra, tomamimanoyde inmediato comprendoquequiere

que nos vayamos a Chelsea. Yo tampoco digo nada y sencillamentemedejollevar.

Salimosdelentramadodepasillosytomamoslasescalerasalaplantabaja.Noreconozcolacanciónquesuena.Ryanvaacruzarlapistadebaileendireccióna lasalidacuando tirodesumanoobligándoleadetenerse.Leexplicoquenecesitocogermicazadorayél,aregañadientes,miraasualrededor un segundo para orientarse y me lleva hacia la barra dondebailabaconloschicos.

Me suelto de su mano y él acepta otra vez malhumorado. Estoysegura de que, si Ryan llevara chaqueta, me la habría puesto y no medejaría separarme de él. Le pido que me dé un segundo. Ryan asiente,pero,cuandotansólohedadounpaso,tirademimuñeca,meatraecontrasucuerpoymebesaconfuerza.Quiererecordarmeunavezmáscómomesentirésimemarchoconél.Loquenosabeesquenonecesitahacerlo,esimposiblequepuedaolvidarlo.

Cuandomeliberadesusperfectoslabios,necesitounsegundoantesdegirarmeypoderecharaandar.Laspiernasmetiemblandemasiado.

Alfinconsigocaminaryllegohastalabarra.Enrealidadlacazadoraes lodemenos.Loschicosdebendeestarpreocupados.Quierodecirlesquememarcho,aunquevoyaobviareldetalledeconquién.

—Porfinapareces—sequejaLaurenalvermellegar.Estásolayesomepreocupaalinstante.—¿Dóndeestántodos?—¿Túdóndecrees?—mepreguntaalgomolesta—.Buscándotepor

todoelclub.Yomehequedadoaquíporsiregresabas.—Losientomucho,Lauren—medisculpoydeverdad lohago.Lo

últimoquequieroespreocuparlos—.Sóloveníaapormichaqueta—leanunciocogiéndola—.Mevoyacasa.

—¿Qué?—preguntaincrédula—.Novasairtesola.¿Quieresqueteatraquen?

—No,pero…—Espera a que vuelvan los chicos y nos iremos juntas —me

interrumpe.—Lauren,sientohaberospreocupado,peroquieromarcharmeacasa.—¿Porquétantaprisa?—inquiereaúnmásperspicaz.Sinningúnmotivoenespecial,alzalamiradamientrasmepongola

chaquetayveaRyanjuntoalapistadebaile.

—¿Tevasconél?Ahora no está incrédula ni sorprendida, ahora está enfadada, y

mucho.—Yo,losiento…—Deja de disculparte—me interrumpe una vez más—. No puedes

irteconél.—Losé—respondomecánicaporqueentiendoqueloquediceeslo

quedeberíahacer,peronoesloquequierohacer.—Pues,silosabes,quítateesachaquetayquédateaquí.Yolamiroytuerzoelgesto.Noquierodecepcionarlanipreocuparla

todavíamás,perovoyairmeconél.—Ryan nunca va a cambiar —sentencia— y, si tú tuvieras la más

mínimadudadeeso,volveríasconél.Cabeceonerviosayapartomimiradade la suya.Noquieropensar.

Terminodesubirmelacremalleraygirosobremispasos.—Maddie—mellamaLauren—.¡Maddie!Suvozsemezclaconlamúsica.CuandollegohastaRyan,élvuelvea

tomarmimanoycomenzamosacaminar.Yahedadolosprimerospasoscuando me giro hacia Lauren. Ella me observa preocupada y creo quetambiénimpotente.

Ahoramismomesientomuyculpable.Salimos del club. Sin soltar mi mano, Ryan se saca el iPhone del

bolsillodelosvaquerosconlaquelequedalibreypulsaunnúmeroenlamarcaciónabreviada.

—El221de laAvenidaAmsterdam—dicesinni siquiera saludaroesperaraquelohaganalotrolado.

ObservonuestrasmanosentrelazadasynopuedodejardepensarenLauren,enlodecepcionadaqueestaba,enloquemehadicho.¿Aesosereducetodoelmiedoquemeinmovilizacuandopiensoenvolverconél?¿Aqueséque,enelfondo,nuncavaacambiar?Cierrolosojosysuspirobajito. Si hablara, si fuesemás comunicativo, sentiría que por fin puedeconfiarenmíytodoseríadiferente.

—Nena, ¿qué ocurre? —pregunta con esa habilidad innata paraleermelamente.

Yo alzo la mirada y por un momento sólo observo su atractivorostro.Ryanme sonríe sincero, esa sonrisa que guarda sólo paramí, ysuavementemecolocaunmechóndepelotraslaoreja.

—Quieroquehablemos—confieso.—¿Hablardequé?—inquiereasuvez.Notocómoseestáponiendoenguardia.Realmentedetestatenerque

hablar.—Deti—susurro.Ryansehumedeceellabiobreveyfugazyfinalmenteresopla.—¿Quéquieressaber?Ahorasoyyolaquesuspirahondo.Haydemasiadascosasquequiero

saber.—¿Porquénoeresarquitecto?—Porquenopuedo—replicasinapartarsumiradadelamía.—¿Porquénopuedes?Nopiensorendirmealasprimerasdecambio.—Porqueenlavidanosiemprepodemostenertodoloquequeremos

—respondeconlavozendurecida.—¿Fuedecisióntuya?Ryanresoplaymiraaamboslados.Quiereterminarconestoya.—No—contestaalfin—.¿Algomás?—¿Yporquélohiciste?—Porlealtad,Maddie—respondeconunaseguridadaplastante—,y

porquenoteníanadaporloqueluchar.Suúltimafrasemesilenciaporcompleto.Estarensuposiciónnunca

hadebidodeserfácil.Suspiroymepreparoparacontinuar.—¿Porquénotegustahablardeti?—Porquesoyasí.—Tienequehaberunmotivo.Necesitorespuestas.—Basta—meinterrumpeconlapacienciaallímite.Otravezmeestoydandodebrucesconelmismomuro.Estoyharta.—Si quieres que lo nuestro tenga una posibilidad de volver a

funcionar, tendrás que hablar conmigo —me apresuro a decir einvoluntariamentesuenotanfuriosacomomesiento—.Novoyavolverapasar por lo mismo, Ryan. No voy a volver a sentir que soy la pobreenamoradaalaquedejasalmargendetodo.

—Yonohablo,Maddie—sentenciaariscoymalhumorado—.Noesalgoquemegusteytampocolonecesito,ynosetratadeti,setratademí,

joder.—Setratadelosdos—casigrito.Memiraperonodicenadamásyyo acabode entender de la peor

maneraposiblequeLaurentienerazón.RyanRileynuncavaacambiaryalomejornosetratadequenoquiera,comohepensadotantasveces,quizáse trata de que no puede y, eso, ¿qué opciónme deja amí? Empiezo apensar que otras personas también tienen razón, su padre, el mío. Lonuestronuncavaafuncionar.

—Memarchoamiapartamento—musito.Ryanunavezmásnodicenadaymedejamarchar.Antesodiabaque

mepersiguieraymehicieracambiardeopinión.Erauna idiota.Sólo lodecía porque no imaginaba cuántome dolería verlo de pie en la acera,observandocómomemontoenuntaxi,permitiendoquemealejedeél.

Llegoamipiso,cierrodeunportazoy,sinencenderniunasolaluz,voyhastamihabitaciónymemetoenlacama.Metapohastalasorejasycomienzoa llorardesconsolada.Estoy triste, rota, loechodemasiadodemenosynopuedoevitarodiarloaélperotambiénodiarmeamímismapornosercapazdeperdonarloysencillamentevolverdondeestábamos.Odioquererlecomolequiero.Odiohaberloconocido.Odiohaberdejadoquemebesaraporprimeravez.Odiohabermeenamoradodeél.Odioquemividayanotengasentidosinoesasulado.

Medespiertocon lacabezaembotadapor todo loque lloréayer.Mequitoelvestidoquenomequitéanocheymedoyunaducha.Enprincipiouna rápida, pero acaba siendo una larga y con demasiado tiempo parapensar.

Alsalir,mepongomisvaquerosmásgastadosylacamisetadeLosRamonesquemeregalóSam.Notengoganasdebajaralacalle,peromifrigorífico está prácticamente vacío y no quiero pasarme otro día enblancoconlacomida.Además,tengoquesacaraLucky.

Merecojoelpelocontaldenotenerquesecármeloymepongomiabrigo.Nadamás poner un pie en la acera,me doy cuenta del frío quehaceydequeprobablementesalirconelpelohúmedonohayasidomuybuenaidea,asíqueaceleroelpasohastaelsupermercadoD’Agostinoyloaceleroaúnmásdevueltaacasa.Haceunfríoquepela.

Abrolapuertaydoyunrespingoaloíraalguienhablarenmisalón.

Mequedomuyquietaconlallaveenlamano,pensandoenporquélehicecaso a Lauren y me apunté con ella a zumba cuando debí ir a defensapersonalconÁlex.

Al reconocer la voz de James, automáticamente me relajo, perocuandodistingo también lasdeÁlexyLauren, frunzoelceñoextrañada.¿Qué hacen todos aquí? Y, sobre todo, ¿qué hacen todos aquí tantemprano?Anochedebieronregresartardísimodelclub.

Caminomipequeñodescansilloyllegoalsalón.ÁlexyLaurenestánsentadas en mi sofá y James no para de dar paseos de un lado a otro.ReconozcoelpijamaquellevaLauren,esdeJames,yelhechodequeseadeJamesynodeÁlexmehacepensarquehadormidoconélynoconella.

—¿Qué hacéis aquí?—pregunto con la voz y la mirada inquietas,dejandolasllavessobrelaencimeradelacocina.

—¿Enseriotienesquepreguntarlo?—inquiereasuvezJames.Está enfadado pero también está dolido y, sobre todo, preocupado.

Nos conocemos desde hace seis años y nunca lo había visto así depreocupadopormí.

—Estamosmuypreocupadosporti—interfiereÁlexechándosehaciadelanteenelsillónycruzandosusmanossobrelasrodillas—.Maddie,noestásbien.Siempreestás triste,nocomesyhasvueltoa lasandadasconRyan.¿Enquéuniverso teparecióunabuena ideavolveraacostarteconél?—mereprendemásmolestaquecomoempezólafrase.

—Vosotrosnopodéisentenderlo—medefiendo.No pueden entender lo complicado que es querer a alguien y estar

total y absolutamente convencida de que, hagas lo que hagas, va a salirmalporqueyahasalidomalyesotehacambiadopordentro.

—Puesexplícanoslo—mereplicaLauren—,porqueestoydeseandoentenderporquétefuisteconélanochedespuésdequetepidiesequenolohicieras.

Laslágrimasseacumulanenmisojos.—Chicos,nonecesitoesto.—Sí lo necesitas —me interrumpe sin piedad— o vas a acabar

pasándolomalotravez.Tuerzoelgestoyacabosonriendofugazynerviosa.Estoyenfadada

conelmundoengeneraly,yapuestos,podríacomentardosotrescosillassobreellos.Mepareceelcolmoqueseatrevana juzgarmeamícuando

tampocollevanunavidasentimentalprecisamenteejemplar.—¿Yo voy a pasarlo mal? ¿Y qué hay de vosotros dos? —digo

refiriéndomeclaramenteaJamesyaLauren—.Nisiquierasabéisloqueestáishaciendo.

—Tútampoco—seapresuraarebatirmeella.—Porlomenosyoséconquiénloestoyhaciendo—sentencio.Unsilenciocasisepulcralseabrepasoenmisalón.—Notepases,Maddie—meadvierteJamesconlavozllenadeuna

tensacalma.Laurenagachalacabezayyomesientofatal.Notendríaquehaberlo

dicho.—Lo siento, ¿vale? —me disculpo—, pero tenéis que respetar mi

decisión.QuizátenéisrazónynoséquéestoyhaciendoconRyan,peronopuedodecirleadiósyyaestá,aélno—mesincero.

Estoy a punto de llorar perome contengo.No quiero llorar. Estoyhartadellorar.

—Maddie,claroqueteentendemos—mediceÁlexllenadeempatía—.Perotienesquepararconesto.Ryannoesbuenoparati.

Mienfadoregresa.EllosnoconocenaRyan.Sólosabendeélloqueél deja que la gente conozca y lo queme hizo a mí. Suspiro despacio.Entiendoque lovean comounbastardopresuntuosoque sóloha sabidohacermedaño,perotambiénmehahechomásfelizqueentodamividayelloshansidotestigos.

—TodavíarecuerdocuandomedijistequeRyaneraelmejordespuésdequesalvaraatupadredelaruina—sentencio.

Álexnocontesta.—No lo conocéis. No sabéis cómo es —lo defiendo. Siempre lo

defenderé—.Noestáissiendojustosconélytampococonmigo.Cojomis llaves de la encimera y salgo demi apartamento.Nome

puedocreerquemehayanpreparadoestaencerrona.PorelamordeDios,hasidounaintervenciónentodaregla.Sólolesfaltabalamalditapancarta.

Estoyapuntodealcanzarlasescalerascuandometopodebrucesconunachica.

—Losiento—medisculpohaciéndomeaunlado.Caminabatanconcentradaenloenfadadaqueestoyquecasiconsigo

quelasdosbajemosrodandoaltercerpiso.—Notepreocupes—responde.

Le dedico una sonrisa abochornada y vuelvo a tomar las escalerasdispuestaamarcharme.

—TúeresMaddieParker,¿verdad?Aloírminombre,medetengoensecoymegirohaciaella.Estode

que cada vez que me encuentre a alguien en un rellano sepa cómomellamocomienzaaserdelomásfrustrante.

—Sí—contestoalfinconelceñofruncido—.¿Túquieneres?Ella pone los ojos en blanco divertida al darse cuenta de que ni

siquierasehapresentadoydaunpasohaciamítendiéndomelamano.—SoySandyMorisson.Tuvecinadearriba.¡Sandy!¡Porfinlaconozco!—Encantada—respondoestrechándosela.—¿Tienesalgoquehacerahora?—seapresuraainquirir.Yomeencojodehombrosalgoextrañadaporlapregunta.—No—contestotímida.—Genial.Ven—meanimaempezandoasubirlosprimerosescalones

haciaelquintopiso—.Megustaríahablarcontigo.Asiento aún más confusa. Nos acabamos de conocer. ¿Qué puede

querercontarme?Llegamosasurellano.Sandyabrelapuertadesuapartamento,entra

yregresaalospocosminutos.—¿Te importa si nos sentamos en las escaleras?—me pregunta—.

Nomegustafumardentro—añadeenseñándomeuncigarrillo.—No, claro que no —respondo mientras nos acomodamos en el

primerpeldaño.Estoyrealmenteintrigadaconloquequieraquevayaacontarme.Desde suapartamentoempiezaa sonarLoveme likeyoudo,[40] de

EllieGoulding.—Séque es una canciónmuy cursi—se defiende encendiéndose el

pitillo—,peromeencantaEllieGoulding.Sonríoyasiento.Amítambiénmegustamucho.Sandymeofrecesucigarrillo,peroniegoconlacabeza.—Supongo que te estarás preguntando por qué te he pedido que

hablemos.—Sí,laverdadesquesí—confiesodivertida.Pareceunachicamuysimpática.—Queríapedirtedisculpas.

Lamirosorprendida.—Soy consciente de que últimamente he estado haciendo mucho

ruido—continúaalgoavergonzada—ytúvivesjustodebajo.—Notepreocupes—replicorápidamente—.Nopasanada.Ambassonreímos.—Es que, de un tiempo a esta parte, mi vida se ha complicado un

poco,¿sabes?Hombres—añadesinmás.Lasdosvolvemosasonreír.—Algunos pueden volverte completamente loca —sentencia sin

asomodeduda.Dímeloamí.—¿Tú estás con alguien ahora? ¿Quizá con James? —pregunta

pícara.—¿Qué?—inquieroamivezalbordedelarisa—.No.Ellasonríe.—Alprincipiodemudarmeaquí,coincidíconJamesunpardeveces

enelportal.Estabacoladísimaporél.Esmuyguapo.—Sí,laverdadesquesí.Estoyenfadadaconél,peronosepuedenegarlaevidencia.—Perodespuésmeenterédequeestabasaliendoconesaotraamiga

tuya,laquesiemprevistetanbien,ymeobligueasacármelodelacabeza.Sonrío.ALaurenlevaaencantarsaberloqueSandyhadichodeella.—¿Y cómo te lo sacaste de la cabeza?—pregunto tratando de no

parecermuycuriosa.Estetemapuederesultarmemuyútil.Quizádeberíatomarapuntes.—Cuandosólotecuelasporunchico,esfácildejardepensarenél

—respondehechatodaunaexperta—.Elproblemaescuandoteenamoras.Ahínotienesescapatoria.

Genial.AcabadeconfirmarmequenuncavoyaconseguirolvidarmedeRyan.¿Mepreguntosiperderíalamemoriarodandoporlasescaleras?

—¿Problemassentimentales?—preguntatrasdarunacalada.—Grandesproblemassentimentales.—¿Esguapo?—inquieredivertida.—Demasiado—respondosindudar.—Vaya—replicaasombrada—.Debeserunalocura.Nisiquierahas

tenidoquepensarlo.Meencojodehombrosdenuevo.Ésaesmicruz.

—¿Ytetratabien?—Sí—respondo.Eso tampoco tengo que pensarlo. Al margen de lo que ha pasado,

siemprehaintentandocuidarmeyprotegerme,aunqueseequivocaraenlamaneradehacerlo.

—Es complicado —trato de explicarme—. Él es un hombrecomplicado.

—Guapoycomplicado—comentasocarrona—.Tuvidatienequeserunauténticoasco.

Asientoylasdosrompemosareír.Creoqueyosólolohagopornollorar, peromevale.Necesitaba reírmedemi asco de vida aunque sólofueseunmomento.

—Bueno, por lo menos tienes a tus amigos —intenta animarmecuandolascarcajadassecalman—.Oshevistomuchasvecesysévequeosqueréisyoscuidáisdeverdad.

—Tienesrazón.Suspirohondoymedoycuentadequelesheacusadodeserinjustos

conmigooconRyancuandoyo loestoy siendoconellos.Sólo intentanprotegerme.

«MaddisonAudreyParker,lesdebesunadisculpa.»—Yconrespectoaesechico,daigualtodaslasvueltasqueledes.Si

lequieres,lequieres.Contraesonosepuedeluchar.Sino,mírameamí—añade con una resignada sonrisa— o supongo que debería decirescúchame.

Ríeavergonzada.Mecaerealmentebien.—Túestásbien,¿verdad?—Nosémuybiencómoseguir—.Aveces

—trato de buscar las palabras adecuadas— no pareces muy feliz —comentotímida.

Noquieroquepiensequemeestoymetiendoensuvida.Ellaseencogedehombros.—Estoyenamorada,contodoloqueesoconlleva.Hayrelacionesque

son apacibles y te llenan de serenidad y otras son como si un tren demercancíasloarrollaratodoasupaso.

Ahorasoyyolaquesonríeresignada;nopodríaentenderlamejor.—Mi relación con Dylan es de estas últimas —sentencia—. Pero,

contestandoa tupregunta, sí, estoymuybien.Élmehace feliz.Lagentecreequeelamorsedemuestracon losbesosocon laspalabras,yestán

muyequivocados.Elamorsedemuestraenlamaneraenqueteconsuelan.Siunhombreescapazdeabrazarteyhacertesentirqueseenfrentaríaalmundoenteroporti,esquetequieredeverdad.

Sonríoyasientosuavemente.Nuncalohabíapensando,perocreoquetiene razón. Eso es lo que hacen los príncipes por las princesas, ¿no?Protegerlasaellasysufelicidadantetodoyantetodos.

—Mehaencantadohablarcontigo,Sandy—comentolevantándome.Ellasonríeytambiénseincorpora.—Pues,cuandoquieras,repetimos—replicamuyresuelta.—Cuentaconello—respondobajandolosprimerosescalones.Entoncesrecuerdoalgo.—¿Puedohacerteunapregunta?—lepidojustoantesdequeregrese

asuapartamento.Sandyasiente.—¿Dóndetrabajas?—inquierocuriosa.Susonrisaseensancha.—SoybailarinaexóticaenelLustyLeopard—contesta—.Pasaospor

allícuandoqueráis.Estáisinvitadosaunacopa.—Claro,serádivertido.Regreso ami rellano con una sonrisamientras empiezo a entender

todoslosretalesdeconversaciónqueheescuchadoatravésdeltecho.Delante de la puerta de los Hannigan, suspiro hondo. Finalmente

reúnovaloryllamo.Álexabrelapuerta.Memiradearribaabajoconloslabiosfruncidos

yfinalmentemehaceunmohínymedaunabrazo.—Eres una idiota—me dice envolviéndome como un oso—. Sólo

queremosqueestésbien.—Loséylosiento.Laurenmeloponeunpocomásdifícil,pero,encuantolecuentoque

hehablado conSandyyque la ha definido como«la chica que siemprevistetanbien»,suenfadosedisipa.

IntentodisculparmetambiénconJames,perolaschicasmeexplicanquehasalidoyprobablementenovolveráhastalahoradecomer.

Aunque insisten, no me quedo a almorzar y regreso a miapartamento.Hedecididoquetengoquedesembalardeunavezmiscosasytengoquehacerlosola.Quizáasíentiendadeunavezqueestonoesunparón,quemividaenChelseajuntoaRyannovaareanudarse.

Mepasotodalatardesacandolascosasdelascajasyguardándolasenmiarmarioodondecorresponda.Noesunatareadivertidaytampocomeayudaadejardepensar,peroeraalgoqueteníaquehacer.

Aesode lassieteyahe terminadocontodo.LaschicasyJamesmehan llamado una docena de veces, pero no he querido salir.Ni siquieracuandohanintentadosobornarmecontartadecalabazadelSaturdaySally.

Aunquenotengohambre,decidoqueyaeshoradecenaryvoyalacocina. Preparo un emparedado de queso y lo meto en la sandwichera.Mientras espero a que se dore, regreso a la habitación revisando loscorreoselectrónicosenmiiPhoney,cuandoalzolacabeza,mimaltrechocorazóndaunvuelco.Mihabitaciónestáabsolutamenterecogida,sinunamíseracajapormedioy,noséporqué,mesientotodavíamástristequeantes.

EstoyunpasomáscercadevolveramividadeantesyunomáslejosdeChelseaydeRyan.

Yanoquierocomer.Desenchufo la sandwichera de un tirón y llena de rabia apago cada

interruptor de un manotazo hasta volver a mi habitación perfectamenteordenada.Memetoenlacamaymetapohastalasorejas.

MegustaríatantoqueRyanestuvieseaquí,quemeabrazara,quemehicierasentira salvo.Ahoramismorecuerdo laspalabrasdeSandy:«Siun hombre es capaz de abrazarte y hacerte sentir que se enfrentaría almundoenteroporti,esquetequieredeverdad».

Loechodemenos.Recuerdo cómo me consoló cuando acabé llorando en su ducha.

Recuerdo el tacto de su ropa empapándose poco a poco mientras susmanosmeacariciabanelpeloymecalmaban.Sentíqueseenfrentaríaalmundoenteropormí.Creoquehubieseconseguidoquedejaradegirarsihubiesesidonecesario.

Suspirohondoyclavomivistaeneltecho.Sóloquierosentirmeunpocomejor.

Antes de que pueda pensarlo con claridad, me levanto y cojo miiPhone.Vuelvoametermeenlacamaymetapoconlassábanascomosifueranelesconditeperfecto.

¿Estásdespierto?

Mando el mensaje igual que cogí el teléfono, sin darme tiempo apensar.

Elmóvilvibraentremismanosyeliconodemensajestiembla.

Sí.Nopuedodormir.

Duranteunossegundosreleocadaletraymicorazónmesuplicaquecorrajuntoaél.

Yotampoco.Teechodemenos.

Deslizoeldedoporelbotóndeenviarycreoquedejode respirar.

Noséquépretendoquecontesteoquehaga.Suspirohondo.Enrealidadsílosé,perotambiénsoyplenamenteconscientedequeseríaelmayorerrorquepodríamoscometer.

Deberíasintentardormir.

Su respuesta parte en dos mi maltrecho y estúpido corazón. Ni

siquieraahoraestádispuestoadecirmecómosesiente.Suspirofrenandoun sollozo y dejo elmóvil sobre lamesita.Un par deminutos despuéscomienzaasonariluminandotodalahabitación.Séqueesélynovoyacogerlo. No quiero oír cómo decide por los dos o cómo me deja almargen.Sollozodenuevoperootravezmeobligoano llorar.DeberíahacerlecasoaLauren,aÁlex,aJames,amímisma,inclusoaRyan.Élnomeconvieneyesonovaacambiarjamás.

Cuandosuenaeldespertador,yallevounpardehorasdespiertaconlamiradaclavadaeneltecho.NodebímandarleningúnmensajeaRyan.

—Eres idiota, Parker —me digo y ni siquiera tengo ánimos decontradecirme.

Piensoenllamarydecirqueestoyenferma,perotrassopesarlaideaacabo levantándome a regañadientes. La alternativa es quedarmecomiendocerealesylamentándomedemividaylaverdadesqueesomeapeteceaúnmenos.

Medoyunaducharápida,mepongoelprimervestidoquesacodelarmarioymerecojoelpeloenunasencillacoleta.

Paso por delante de la cocina fingiendo que ese puñado demetroscuadradoshadesaparecidodemiapartamentoporartedemagia.Noestoymuyorgullosademíahoramismo,peromiestómagoestácerradoacalycantoyseniegaporcompletoacolaborar.

Saludo a Ben y me meto en el ascensor sin cruzar la mirada connadie.Me pregunto cuánto tiempo tardarán en averiguar queRyan y yonoshemosdivorciado.Sóloesperoquesealomástardeposible.Siyamemiraban por ser su prometida y después sumujer, no quiero ni pensarcómosecomportaríansiseenterarandequenisiquierahemosduradounmescasados.

Cruzolaredaccióny,cuandopongounpieenmioficina,medetengoen seco sorprendida. Lauren está acomodada en mi silla y charlaanimadamente con Spencer, sentado en una esquina de mi escritorio, yBentley,apoyadoenelmarcodesupuerta.

Cuando me ven, los tres sonríen y yo frunzo el ceñoautomáticamente.¿Quéestápasandoaquí?

—¿Quéhacéisaquí?—preguntoextrañada.—Queríamoshablarcontigo,Maddie—merespondeSpencer.Yolosmiroperspicaz.Esperoquenoseaotraintervención.Noestoy

dehumor.—Loprimeroque tenemosquedecirte—comentaBentley—esque

estamosmuycontentoscontutrabajoaquí.Loobservoymiresquemoraumenta.Noséloquees,perohayalgo

quenoterminadegustarme.—Verás —continúa Spencer—, el Riley Group ha comprado una

revista, un semanario de actualidad enBoston. Su tirada es estatal, perocreemosqueconlareconversiónadecuadapodríaconvertirseennacional.

—UnarevistadelcortedeNewsweekoelNewYorker—lointerrumpeBentley—.Va a sermuy duro y no va a ser rápido.Yo seré el editor ydirigirélarefundación,peronecesitoaalguienallí.Unapersonaenlaquepuedaconfiarplenamenteyquesepacómo trabajo.Despuésdepensarlomucho,creemosqueesapersonapodríassertú.

Los tres me miran esperando a que reaccione, pero yo no sé quédecir.NoquierodejarNuevaYork.

«¿Seguroqueeslaciudadloquenoquieresdejar?»—Bentley,apenastengoexperiencia—murmurosorprendida.—Eresmuy buena,Maddie—me replica sin asomo de duda—. La

mejorayudantequehetenidoy,apesardelosaltibajosquehayaspodidotener, tienes talento, ilusión e instinto, y trabajasmuyduro.Yo tampocoteníaexperienciacuandoempecéaquí.

—Nosé—murmuro.Ahoramismolacabezamedavueltas.—La revista también necesitará un departamento de Producción y

alguienquelodirija—intervieneSpencer—.BajolasupervisióndeMatel,naturalmente. Hablamos con Miller y el propio Matel y los dos nosrecomendaronaLauren.

La miro boquiabierta y ella me devuelve la mirada fingiendosocarrona mi mismo gesto de sorpresa. No puedo creerme que hayaaceptadosinmás.

Resoploytratodeponerenordenmisideas.—Osloagradezcomuchísimo—digosindudar—,perolociertoes

quenolosé.NosésipodríamarcharmeaBoston.AdorovivirenNuevaYork.Nopodríaalejarmedelaciudad,delos

Hannigan,y,sobretodo,nosésiseríacapazdealejarmedeél.—Tenéis que ser nuestros ojos allí. La empresa correrá con los

gastos que os suponga la mudanza. Tendréis un apartamento y unincremento del sueldo del treinta por ciento por vuestras nuevasresponsabilidades.Peroqueosmarchéisallíesinnegociable.

Creo que es por lamanera en la que Spencer pronuncia la palabrainnegociableoquizáporcómosemiranélyBentleycuandolohace,perodeprontoentiendoexactamentetodoloqueestápasandoaquí.

—¿Meofrecéiseltrabajoparaalejarmedeaquí?—Esdecir,deRyan—.¿Hasidoideasuya?—inquieroenunhilodevoz.

Larespuestaaesaúltimapreguntamedademasiadomiedo.—Nosetratadeeso,Maddie—seapresuraaresponderBentley—o

por lomenosnosólodeeso—sesincera—.EsunagranoportunidadytambiénlomejorparatiyparaRyan.—Callaunsegundo—.Yno,nohasidoideasuya—confiesaalfin.

Yosuspiroyclavomimiradaenel techoa lavezqueme llevo lasmanosalascaderas.PrimeroelpadredeRyan,despuéselmío,loschicosyahoraellos.Tengolasensacióndequecadapersonaqueconozcotienealgoquedecirsobremividayyaestoyharta.

—No osmetáis en esto, por favor—susurro y en realidad casi losuplico.

Es mi vida. Soy plenamente consciente de que quizá no estoytomando las mejores decisiones, pero agradecería que en el algúnmomentoalguienlasrespetara.

—Si decides aceptar, éste será tu nuevo contrato —continúaamablemente Spencer, tratando de reconducir la conversación ytendiéndomeunosdocumentos—yésta laordende traslado.Sólo tienesquefirmarlos.

Cojo los papeles que me ofrece. En cada uno de ellos hay unapegatinade«firmeaquí»juntoaminombre.

Tratodeordenarmisideasunavezmás,peroentoncesmedoycuentade que en la orden de traslado falta todavía la firma de Ryan.Automáticamente decido que quiero saber qué opina él de todo esto.Necesitosabersi,comotodos,creequelomejoresquedesaparezcadesuempresa, de su vida e incluso de su ciudad. «Nueva York para lasneoyorquinas.»Recuerdoel titularde lafotodelTimesy tengoganasdevomitar.

Sin decir nada y con los papeles aún en la mano, voy hasta sudespacho.

Tessmerecibeconunasonrisaymepideunsegundolevantandoeldedoíndicealavezqueconelmismodedodelaotramanopulsaelbotóncentraldelmodernointercomunicador.

—SeñorRiley,MaddieRileyestáaquíydeseaverlo.Abro labocadispuestaacorregirlaydecirlequehevueltoa ser la

señorita Parker, pero no quiero tener que darmás explicaciones ni quemáspersonasmemirenconlástima.

Durante unos segundos no hay respuesta y la atmósfera se vuelveextrañamenteincómoda.

—Ahoranopuedorecibiranadie—contestaalfin.Usa su voz fría de director ejecutivo y un nudo de pura rabia y

tristeza se forma en mi garganta. No puedo creerme que todo vaya aterminarasí.

Tardounsegundoenreaccionar,pero,cuandoalfinlohago,obviocualquiercosaquefueraadecirmesusecretariaycaminodecididahacialapuertadeldespachodeRyan.

Tessselevantaymesigue,pidiéndomequemedetenga.Nollamoalapuerta.¡Nomedalagana!Abrodestilandounarabiamonumental.Ryan,depiealotroladode

suescritorio,alzasuincreíblemiradaazulatiempodevercómocaminohastaelcentrodesudespacho.

—Nomepuedocreerqueteestéscomportandoasí—siseo.—Lo siento, señor Riley —se disculpa Tess—. No he podido

detenerla.Ryanmiraasusecretariaordenándolesinpalabrasqueseretire.Su

aspectoporunmomentomedistrae.Estáguapísimocomosiempre,perotambiénparececansado,agotado,comosiestuviesehartodelucharcontraelmundo.

—¿Quéquieres,Maddie?—preguntatratandodesonarsereno.—Parece que, sea lo que sea, tú no quieres escucharlo—mascullo

furiosa.—Maddie—mereprende.—¿Maddie, qué? —me envalentono—. ¿Ni siquiera pensabas

recibirme?¡Estoymuyfuriosa!—No—responde llenode rabia rodeandosucarísimoescritorio—.

Nisiquierapensabahacerlo.Sédesobraloquevasadecirme.¿Creesqueparamínoesduro?¡Meestoymuriendo,joder!

Sus palabrasme silencian una vezmás y por unmomento sólo seoyennuestrasrespiracionesentrecortadasporeldolorylarabia.

—¿Yporquélohaces?—musitoconmisojosverdesprácticamentesuplicandoalossuyosazules.

—Porqueeslomejor,Maddie.Estoestáacabandocontigo.Suenadolido,preocupado,triste,sincero.—Jamesvinoavermeayer.Medijoque,sitequería,teníaqueparar

con todo esto y, aunque estuve a punto de partirle la cara, sé que tienerazón.Yomismomeloherepetidounmillóndeveces.

Lomiro absolutamente conmocionada.Noquieroque se acabe.Medaigualquenoseabuenoparamí.Nopuedoperderlo.

—Yo te necesito, Ryan —murmuro con la voz entrecortada,haciéndomeecodeloúnicoenloquepuedopensar.

Nuncahabíaestadotanasustada.—Simenecesitas,vuelveconmigo—replicasindudar.—No—contestoaterrada.Y elmiedo se transforma en otromás profundo.No puedo volver

conél.

Ryancabeceaalavezqueapartasumiradadelamíaylapierdeenelinmensoventanal.

—Estovaacabardestrozándote.—Yconsuúltimapalabraapartasuvista también de la ventana, como si el arrepentimiento le quemara pordentro.

—Yoyaestoydestrozada.Medestrozastetú.Mi comentario hace que vuelva amirarme directamente a los ojos.

PensarqueestoestásiendofácilparaRyanesserdemasiadoinjusta,peroaúnasíesélquienestáapartándomedesulado.

—Lo sé—contesta sin asomo de duda, como si fuera algo que serepite día tras día, segundo tras segundo—ypor esonovoy a permitirquetúmismaacabesconlopocoquequedadeti.

Losdosnosquedamosensilencio.Nopuedodejardepensarquevaacomportarse exactamente igual hasta el final, decidiendo por los dosinclusocuándotienequeacabarseloqueseaquequedaentrenosotros.

—¿Cuándofuelaúltimavezquecomiste?—inquiere.No quiero contestar a esa pregunta y él no tiene ningún derecho a

hacerla.—¿Cuándo?—repite.—Hacedosdías.Ryan resopla y lleno de algo que no sé si es dolor, frustración o

simplementerabia, firmalospapelesdemi traslado.Yoloobservo.Unafuerzamás potente que la gravedadme impide apartar la mirada de sumano.

—Yaloentiendo—digo.Una lágrima cae por mi mejilla pero me la seco con rabia. Ya he

lloradodemasiadoporél.—Ahoraqueyanotesirvo—continúodolidayenfadada—,porque

noescomoquierasycuandoquieras,tedeshacesdemí.Ryan me mantiene la mirada pero no dice nada. Por un momento

puedonotarquesusojosazulessellenandealgopeorquelarabiaymásprofundoquecualquierdolor.

—Porlomenostenelvalordedecírmelo—loprovocofuriosa.—Sí,eseso,Maddie—respondeconlavozserenaperoenabsoluto

fría.—¿Yquéhaydelos«nosévivirsintocarte»?Estoyapuntoderomperallorar.

—Aprenderé.

24

Asientonerviosaymástristedeloqueheestadoentodamivida.Sindecirnadaysinvolveramirarlo,caminohastasumesa,cojolospapelesysalgodesudespachobajosuatentamirada.

Havueltoaecharmedesuempresaydesuvidaotravez.Sonrío a Tess, ofreciéndole también una disculpa. Ella parece

entendermeymeladevuelvesinceraysinasomodedudas.Cruzo la redacción a paso ligero y regreso a mi oficina. Bentley,

Spencer y Lauren todavía me esperan allí. Están hablando, no logrodistinguirdequé,peroencuantoentrolostrescallanyrecibosuatenciónalinstante.

—Firmaré—digohaciendoesomismo tras apoyar losdocumentosenmimesa.

—Hastomadolamejordecisión—mediceSpencerllenodeempatía—.EndossemanastendréisqueestarenBoston.

—¿Podría ser antes?—pregunto tratandodequemi voz suenemásseguradecomoenrealidadmesiento.

—¿Unasemana?—inquiereelmayordelosRiley.—¿Qué tal dos días?—replico—. ¿Podrás tenerlo todo listo?—le

preguntoaLauren.—Sí,claro—respondesindudar.Me conoce demasiado bien. Sabe dónde he estado, sabe lo que ha

pasado y también sabe que no puedo permitirme pasar aquí un solo díamás.

—Perfecto,entonces—diceSpencer levantándose—.Aceleraré todoelpapeleoconRecursosHumanos.

Asiento.Spencercaminahacialapuertay,alpasarjuntoamí,sedetiene.—EsperoqueenBostonseasmuyfeliz.Me abraza con fuerza y por unmomento siento toda la calidez de

cuandomeabrazamipadreoSam.—Telomereces—mesusurra.

Asientodenuevotratandodecontenerlaslágrimas.Spencersemarchasinmiraratrásyyosuspirohondo.—Marchaos ya. Si os vais en dos días —comenta Bentley—,

necesitaréistiempoparaorganizarvuestrascosas.Lasdosasentimos.Bentleyselevantaycaminahastacolocarsefrenteamí.—VamosavernosporSkypeprácticamentetodoslosdías—medice

conunaenormesonrisaparaobligarmeaimitarlo—yvamosahablarporteléfono y a enviarnos correos electrónicos. No vas a librarte tanfácilmentedemí.

Alfinconsiguesuobjetivoysonrío,peronomellegaalosojos.—Todovairbien—meanima.Meabrazayyomedejoabrazar.Justoantesdesepararse,medaun

besoenlacabeza.Ahorasíquesonríoylohagodeverdad.Bentleyesuntíogenial.

Lauren seempeñaenacompañarmealvestíbuloapesardequeellatieneque regresarpara firmar sunuevocontratoydespedirsedel señorMiller.

Ninguna de las dos dice nada mientras cruzamos la redacción. Yoprefiero no despedirme de nadie. No quiero tener que contar lo queverdaderamente ocurre y ninguna de las explicaciones alternativas quepiensomeparecencreíbles,pormuyelaboradasquesean,sinoincluyenlapalabradivorcio.

Cuando las puertas de acero se cierran, clavo mi vista al frente yresoplobruscayprofundamente.

—Chica,eresmuchomásfuertedeloquepareces—mediceLaurenadmirada.

Y no sé por qué es precisamente eso, que alguien por fin me veacomo una persona fuerte y no como una cría asustada, lo que consigueque todosmissentimientossearremolinendentrodemíy, totalmenteencontrademivoluntad,rompoallorardesconsoladamente.

Laurenmeobservallenadeempatíaapuntodesollozarysindudarlometiroasusbrazos.

El pobre mensajero al fondo del ascensor nos mira con cara decircunstancia,rezandoparaquelospisospasenmásrápidos.

—Lo siento—musito sorbiéndome losmocos de unamaneramuypocoelegante.

—¿Quétienesquesentir?VanasubirmeelsuelountreintaporcientoypierdodevistaaMiller.

Sonríeymemira.Alverqueyonoledevuelvoelgesto,mantienelasonrisafingidamenteforzadaalavezqueselaseñala.Yonopuedomásyfinalmentesonrío,casirío,deverdad.

Mepasoel restode lamañanay la tarde comprandoalgunas cosasquenecesitaréparaelviaje.

Aesodelasseisloschicossepasanporcasa.NoestoyenfadadaconJames porque fuera a hablar con Ryan y, aunque así fuese, no podríaseguir estándolo sabiendo que no lo tendré a un rellano de distanciadurantemuchotiempo.

Nome libro de cenar un trozo de lasaña y, aunque al principio notengonipizcadehambre,miestómagoacabaagradeciéndomelo.

Estoycolocandoelúltimoplatoenelescurridorcuandollamanalapuerta.MesecolasmanosconunodelostraposdecocinaquetrajoJamesparasujetarlabandejadelalasañayvoyhastalapuerta.

Imagino que serán Lauren o Álex, pero, como siempre, no podríaestarmásequivocada.

«Deberíasdejardeimaginarquiénllamaatupuerta.Nuncaaciertas.»—Hola—me saluday, a pesar deque es una solapalabra, todomi

cuerpovibra.El día que dije que jamás podría olvidar su voz hablaba

completamenteenserio.—Hola—musito.—¿Puedopasar?—Sí,claro—respondoechándomeaunlado.Entrayyocierrolapuertadespacioantesdeseguirlo.Mi salón con él dentro parece extrañamente pequeño. Eso no ha

cambiadonunca.—¿Aquéhasvenido,Ryan?—melanzoapreguntarporquenecesito

saberlo.Yadejómuyclarasuposturaconrespectoamitrasladoyanosotros

estamañanaensudespacho.Él resopla y alza lamirada.Odia tener quehablar y estoy ante una

nuevapruebadeello.—Noqueríaquetefuesespensandoqueestoycontentoconesto.—Yalosé—susurro.

Pormuyfuriosaquesaliesedesudespacho,séqueestonoesloquequiere.

—EnBostonvasasermuyfeliz.Telomereces.Repite lasmismaspalabrasquedijoSpenceryentoncescomprendo

queestediscursonoessóloparamí.—Tútambiéntemerecesserfeliz,Ryan.Él me mira con toda esa ternura y toda esa condescendencia. La

mirada que siempre me dice que estoy equivocada, que me estoyimaginandoaunhombremejorde loquees.Nosehaceuna ideade loequivocadoqueestá.Esmaravilloso.

—Ryan, ¿por qué tienes esa idea tan equivocada de timismo?—lepregunto.

—¿Nohaspensadoquealomejorlaquetienelaideaequivocadademíerestú?

Niego con la cabeza. Puede que me haya equivocado en muchascosas,peroséqueéstanoesunadeellas.

—Eresmejordeloquecrees—sentencio.—Puedeser,perotútemerecesaalguienqueloseatodavíamás.Aunquesuenacalmado,suspalabrassalenllenasderabiaydolor.—Nonos fue tanmal—digoconuna sonrisa fugazdandounpaso

haciaél.—Habríasconseguidoqueacabaradándomeunataquealcorazón—

sequejaimitandomigesto—.Eresinsufrible.—Eso te pasa por ser un loco controlador y un celoso —replico

divertida.—¿Sabes que es lo mejor de todo? Antes ni siquiera era un tipo

celoso.Ambossonreímos.—Supongoquenunca encontré a una chicaqueme importara tanto

comomeimportastú.Estabadispuestoahacercualquiercosaporti.—Menoshablar—comentoburlona.LasonrisadeRyanseensancha.—Bueno,hablarnuncasemehadadomuybien.—Puesestoseleparecemucho.—Caminohaciaelfrigorífico,saco

doscervezasheladasyregresohastaél—.Asíselevaapareceraúnmás—leanuncio.

Ryan sonríe y yo le tiendouna cerveza.Cuando la coge, sus dedos

acarician losmíos y una corriente eléctrica atraviesami cuerpo.Por unmomento alzo la mirada y, por la forma en la que sus ojos azules meobservan,séqueéltambiénlohasentido.

—Sentémonos —murmuro algo nerviosa, desuniendo nuestrasmiradasaltiempoqueechoaandarhaciaelsofá.

Me siento en el tresillo e inmediatamente le doy un trago a micerveza.Todoel ambiente se está intensificandoyesonoesbuenoparamí.

Ryan también se acomoda en el sofá, pero se asegura de dejar unadistanciadeseguridadentrelosdos.

—Nuncamecontasteloqueledijisteamipadrecuandolollamasteporteléfono.

Sonríefugazyledauntragoasucerveza.Porunmomentopierdomimirada en lamanera tan elegante en la que los puños de su camisablancasobresalendesuchaquetanegra.Nuncaentenderécómoesedetalletanpequeñopuedeserunamuestradeatractivoymasculinidadtangrande.

—Sóloledijequenoteníadequépreocuparse—responde—,queyocuidaríadeti.

Ahorasoylaquesonríefugazalavezquetímidaapartomimiradadeél.Eselpríncipedemivasodeprincesas.

Suspirodiscretaydecidoquelomejorparalosdosesreconducirlaconversación. Por primera vez tengo la sensación de que estamoshablandoynoquieroestropearlo.

—¿Puedopreguntartealgo?—inquiero.Ryansonríesinceroyyosientoquealgoseiluminaenmiinterior.—¿Quéquieressaber?—¿Porquémetratabastanmalalprincipiodeconocernos?LasonrisadeRyansetransformaenunamásdura,perotambiénmás

pícara,mássexy.—Nomepuedocreerqueaúnnotehayasdadocuenta.Creíqueera

máslista,señoritaParker.Yo lomiro boquiabierta fingidamente ofendida y acabo haciéndole

unmohín,loquehacequesumaravillosasonrisavuelvaaaparecer.—Nomehascontestado—mequejo.Ryan resopla pero no lo hace enfadado, más bien parece estar

armándosedevalor.—Porquequería alejartedemí—respondeatrapandomimiradade

nuevo—.Cadavezquetemiraba,medescolocaba,ycuandolohacíastú,mevolvía loco.Nuncamehabía sentido así en todamivida, pero sabíaqueteharíadaño,ynomeequivoqué—sentenciallenoderabia,liberandomimiradayperdiendolasuyaalfrente.

Tengoclaroquenoestáenfadadoconmigo,sinoconsigomismo.—Esciertoquesufrí.Mispalabrashacenquevuelvaamirarme.—Perotambiénfuimuyfeliz,másqueentodamivida,másdeloque

soy ahora, y creo que más de lo que nunca seré y eso es muy triste,¿verdad? —Me detengo y suspiro con fuerza intentando contener laslágrimas—.Cuandotúmemirabas,eratodoloquenecesitaba.Eraamor,protección,deseo.Daigualquiénmemireapartirdeahora,séquenuncavolveréasentireso.

Mivozseevaporaalfinaldemispalabras.Dejoelbotellínsobrelamesa y rápidamente me seco las lágrimas que me esfuerzo en frenar,tratandodemirarhaciacualquierotroladoquenoseaaél.

—Serámejorquetevayas—musitolevantándomeycaminandohastamihabitación.

Noquieroquemeveallorar,pero,sobretodo,mevoyporqueahoramismonopuedovercómosemarcha.

Mesientoenmicamasollozando.Leoigolevantarseycaminarpormisalón.

Eslaúltimavezquevoyaverlo.Nopuedopensarenotracosa.Sin embargo, sus pasos no lo alejan hacia la puerta, sino que lo

llevanhastamicuarto.Ryan se detiene en el umbral ymeobserva. Puedonotar sumirada

sobremí,mi cuerpoencendiéndoseymi corazón rompiéndoseunpocomás.

—¿Quéquieres?—preguntoatreviéndomeaalzar lamiradaporfin—.¿Aquéhasvenido?

Ryancamina labrevedistanciaquenos separay sedetiene frente amí.Me toma suavemente de lasmanos y despaciome levanta hasta quequedamosfrenteafrente.Meapartaconsuavidadelpelodelacaraysusojos azulesme contemplan llenos de ternura a la vez que sus dedos sepaseanlentamentepormimejilla,comosiquisieranrecordarcadarasgodemicara.

—Adespedirmedeti—susurraacunandomicaraentresusmanos.

Despacio,seinclinasobremíymebesa.Yo le dejo que lo haga porque es el últimobeso que va a darmey

quierodisfrutarlo,sentirlo,llevármeloconmigo.Alzo las palmas de las manos y las coloco sobre su pecho. Su

corazón late acelerado como el mío y ese sonido hace que todo seaincreíblemente íntimo, como si de pronto hubiésemos vuelto a nuestraburbuja.

Sindejar debesarme,me inclina sobre la cama suavemente y él lohacesobremí.Susmanosmeacaricianpocoapoco,tratandodedibujarmicuerpo,derecordarlo.

Esta vez no hay prisas, ni besos descontrolados. Sólo somos dospersonasquesabenquesutiempohaacabadoyquedueledemasiado.

Me da un dulce beso. Se separa de mí y lentamente me quita elvestido.

Me observa unmomento desde arriba y despacio alza lamano. Lacolocaenmicuelloysinprisasbajahastaalcanzarmiestómago,dejandoqueelaireescapedespaciodesuspulmones.

Susojossiguenelmovimientodesumano.Porprimeravezparecetriste,abatido,yyosóloquieroconsolarlo.Levantomismanosyacariciosu cara. Con ese simple contacto Ryan vuelve a alzar la mirada y susespectacularesojosazulesatrapanlosmíoscomosinadahubierapasado,como si fuese la primera vez que hablamos en aquellas mesas deldepartamento deRecursosHumanos, como si no nos hubiésemoshechodaño, como si sóloquedará la perspectivadeun amor infinito entre losdos.

Me besa con fuerza y todo vuelve a empezar. Los cosquilleos, lasmariposas,todoelplacer,todoeldeseo,todoelamor.

Aflojo sucorbatadisfrutandodel tactode la sedaentre losdedosydesabrochocadabotóndesucamisa.Medeshagodeellasconsuayudaysupielcalientalamía.Estodoloqueadoroquesea,todoloquenecesitoquesea.

Contemplamisujetadorymisbragasdealgodónysonríefugazantesdedeshacersedeellos.Besacadacentímetrodepielqueacabadeliberary,seductor,sepierdeenmiscaderas,dejaquesucálidoalientoenciendamipielydespuéssulenguamecalmaymehacearderalmismotiempo.

Se incorpora y avanza por mi cuerpo una vez más, venerándome,llenándomededeseo.

Conmanos torpesyaceleradas,desabotonosuspantalones.Ryansedeshacedeellosydesusbóxersyserecolocaentremispiernas.

Entradentrodemí conun solomovimiento, profundo, acariciandohastaelúltimorincóndemiinterior.Micuerposearqueauniéndosemásalsuyomientrasungritoahogado,pleno,rebosantedeplacerseescapademislabios.

Comienza a moverse despacio, alargando sus movimientos,haciéndolosmásintensos,consiguiendoquelleguenmáslejos.

No se separa de mí un solo momento, no deja de besarme, detocarme,deamarme.

Micuerposetensa.Grito.Ryanaceleraelritmo.Meaferroasushombros.Quierosentirloaúnmáscerca.Noquiero

dejardesentirlojamás.—Ryan—gimo.Y todo mi cuerpo, mi piel, mi corazón se llenan de placer, se

encienden, explotan,mientras un orgasmomaravilloso, repleto de todaslasemocionesquesiemprenoshanrodeado,merecorreenteraymehacefelizcomocadadíaqueestuveasulado.

Nuestros besos se rompen pormis gemidos. Ryanme embiste confuerza y se pierde en mi interior con nuestras respiracionesentremezcladas.

Hevueltoalparaísoporúltimavez.Ryansaledespaciodemíy,sinnisiquieradejarsecaersobrelacama,

selevanta.Deespaldasamíseponelospantalonesyselosajustadandounpardesaltitos.Sepasalasdosmanosporelpeloyporunmomentosequedapensativo.Veolosmúsculosdesuespaldatensarse.Todosucuerpovuelve a un estado de guardia, de rabia. Yo también me levanto yterminamosdevestirnosensilencio.

Lo acompaño hasta la puerta. Ninguno de los dos dice nada. Nisiquiera me atrevo a mirarlo. Vamos a despedirnos de verdad, parasiempre.Ryanabrelapuerta,pero,trasdarunúnicopaso,segirahaciamíy,comosiyanopudiesecontenersemás,mebesaconfuerza,tomandomicaraentresusmanos,haciendoloqueadoroquehaga,demostrándomesinpalabrasquesoysuya.

Separanuestros labiosyyo abro losojos.Los suyosmeesperany

meatrapan.—Siento no haber sido lo suficientemente fuerte por los dos —

susurracontramislabios.Me da un beso corto y dulce y se marcha sin mirar atrás. Yo lo

observoalejarsedemíysólopuedopensarencuántolequiero,enquenoquieroqueestoseacabe.

Descalza,salgotrasél.BajolasescalerasdeprisaycruzolapuertaprincipaljustoantesdequeélentreeneleleganteAudi.

—¡Ryan!—lollamobajandolosescaloneshastalaaceraycorriendohaciaél.

Alzalacabezasorprendidoeinmediatamentecaminahaciamí.Haceunfríoquepelayelsueloestáhelado,peronomeimporta.

—Notevayas—lepido—.Estonotieneporquéacabarse.Dameunaseñal,loquesea,dequelascosasvanaserdiferentesyvolveremos.

Ryansonríefugazunsolosegundoydaunpasomáshaciamí.—Maddie,túnoquieresvolverconmigo.Sóloestásasustada—trata

dehacermeentender.—Haré lo que quieras—lo interrumpo casi desesperada—, lo que

Savannahhacía.—No,porDios—seapresuraareplicarme.Nopuedodejarquetodosetermineasí.Lequiero.—¿Yquéhaydeesodequesiemprecuidaríasdemí?—Estoycuidandodeti.Ryanexhalatodoelairedesuspulmonesbruscoaltiempoquealzala

manoymeacaricialamejillasuavementeconelreversodesusdedos.—Volvería contigo sin dudarlo, Maddie, pero, cuando prometí

protegerte,lodecíadeverdad.Se inclina sobre mí, creo que va a besarme, pero finalmente sus

labiosacaricianmi frentey semarcha.Yomequedodepieen la acera,contemplandocómoelAudi se alejademi calle, demi apartamento, demí.

Seacabó.Regresoamipisoymetumboenlacama.Asíterminanlashistorias

deamoroporlomenosasíterminalamía.ElpríncipenovaarescataraCenicienta. No habrá un «felices para siempre» ni sonará una bonitacanciónmientras pasan los créditos.Yo quería quemi vida fuera comoDescalzos en el parque y ha acabado siendo comoTal como éramos. El

chico con los ojos más bonitos del mundo, guapísimo, hermético ycomplicado, se ha marchado dejando a la pobre chica demasiadoenamorada.

Todos lo teníanclarodesdeelprincipio, inclusoyo;entonces,¿porquédueletanto?

Unalágrimaseescapapormimejilla,perodecidoqueeslaúltima.—Adiós,Ryan—murmuro.¿Algúndíadejarádedoler?

Medespiertocuandoyanopuedoignorarlaluzdelsolatravesandomiventana.Megiroenlacamayclavomimiradaeneltecho.

Respira,Parker—meordeno—.Eshoraderecuperartuvida.Melevanto,meduchoydesayunotostadasyalgodefruta.Trasponermemisvaquerosmásviejosyunacamisetaconellogode

launiversidad,merecojoelpeloconunpardehorquillasycomienzoaembalar,recogeryordenartodoloquemellevaréaBoston.Spencermemandauncorreodiciéndomequelaempresaponeanuestradisposicióneljetprivado.Quierehacerqueeltrasladonossealomáscómodoposibley,además, así Lucky no tendrá que hacerlo en la bodega. Yo pienso ennegarmeenrotundo,peromicachorromemiraladeandolacabeza,comosi pretendiese darme pena por adelantado por meterle en unportamascotas,yacaboaceptando.

Lamañanasemepasavolandoyocurre lomismocon la tarde.NomepermitopensarenRyanniunasolavez.Enestaocasiónlachicalistahavueltoparaquedarse.

Estoyponiéndomeelpijama,apuntodemetermeenlacama,cuandoLucky, repanchingado sobre el colchón, se levanta de golpe y suelta unladrido.Enesemismoinstantellamanalapuerta.Miroextrañadaprimeroamiperroydespuéshaciaelsalón.¿Quiénpuedeser?

El corazón se me encoge, como si algo me dijera que séperfectamentelarespuestaaesapregunta.

Suspirohondoycaminoconelpaso titubeantehaciaeldescansillo.Mirespiraciónyasehadesordenado,laspiernasyametiemblanytodomicuerpoestáencendido.¿Porquéhavuelto?

AbrolapuertaconlasmanostemblorosasymiexpresióncambiaporcompletocuandoveoaLaurenechaunamagdalenaalotrolado.

—¿Quéhapasado?—preguntosorprendida.—MehedespedidodeBentley—balbucea.Respira hondo, se seca las lágrimas con lamanga del abrigo y se

sorbelosmocos.—Ya he tenido suficiente—sentencia—. No pienso volver a llorar

porningúnhombre.Daigualloguapoquesea.Entraconelpaso firmeenmiapartamento,caminahastael frigoy

sacadoscervezasheladas.Laobservounmomentomientrassebajadesustaconesdefirmaysedejacaerenmisillón,ymedoycuentadequeyonosoylaúnicaqueestásufriendocontodoesto.Bentley,James,perosobretodoLauren,estánhaciendounsacrificioenorme.LostressabíanquelosuyoseacabaríaconlamudanzaaBostony,aunasí,noshanantepuestoaRyanyamí.

Lauren toma mi botellín ya abierto por el cuello y lo agitasuavementeparaindicarmequevayaacogerlo.Yolohagoymesientoeneltresillo.

—Losiento—digotrasdarleelprimersorbo.Ella, que aún bebía de su Budweiser, pone los ojos en blanco y

terminaeltrago.—¿Sepuedesaberporqué?—preguntaenfurruñada.—Poresto—digoseñalándolavagamenteconlamano—.Hastenido

que despedirte de Bentley y en algún momento tendrás que hacerlo deJames.

Lauren guarda silencio un momento y finalmente se encoge dehombros.

—Sinopuedes elegir entredospersonas, esporqueen realidadnoquieresaninguna—sentenciamuyconvencida.

—¿Yseguroquetúnopodíaselegir?—Cuando me estaba despidiendo de Bentley, estaba tan triste que

pensé que era porque cometía el mayor error de mi vida y tenía quevolver con él, pero entonces me di cuenta de que eso significaría novolveraestarconJamesymepuseaúnmástriste.

Tuerzoloslabios.Laurensíqueesunamujerfuerteydecidida.Estoymuyorgullosaporelvalorquesiempresabeecharlealavida.

—ParecesunacancióndeBarbraStreisand—comentosocarrona.Sóloquieroquesonría.—Nosoylaúnica—replicarápidamente.

Nuestras sonrisas se ensanchan y Lauren da un nuevo trago a sucerveza.

—Nomemalinterpretes—seapresuraacontinuar—.Lesquieroalosdos, pero es más cariño que amor. Yo quiero que me cueste trabajorespirar, pasión desenfrenada, quiero querer comoCarrie quiere a Big,malditasea—sentenciaalfin.

Sonrío.Laentiendoperfectamente.Laurenechalacabezahaciaatráshastaapoyarlaporcompletoenel

sillón.Porunmomentolasdosnosquedamosensilencio,pensativas.—A veces me siento un poco como Carrie —me sincero con la

miradaclavadaeneltecho.—¿Carrie, mato a todosmis compañeros de clase con lamente, o

Carrie Bradshaw, la de «Sexo en Nueva York»?—pregunta echando lacabezadenuevohaciadelante.

—Bradshaw.—Yategustaría—respondeconunbufido.Lededicomimejormohínyambassonreímos.Le doy un nuevo trago a mi cerveza mientras Lauren me mira

apremiándomeaquemeexplique.—Me refiero a eso de que a veces, en la relaciones, hay que

preguntarse si una ama con quién está o ama lo que siente tratando dealcanzaralgoqueenrealidadesinalcanzable.

Laurenmemiraconfusa.Nolaculpo.—¿YsinomeenamorédeRyan?,¿ysideloquemeenamoréfuedel

peligroemocionaldequeélfueratanhermético,tanautosuficiente?Algodentrodemísiempremehagritadoqueacabaríahaciéndomedaño,desdela primera vez que lo vi, y no pude apartarme de él. Soy una malditayonqui.

—Ryanestábuenísimo.—¡Lauren!—mequejo.Quemerecuerdenqueesundiosgriegoesloúltimoquenecesito.—No,habloenserio.Siungenioaparecieraderepenteyteofreciera

un millón de dólares, que todos los días fueran Navidad y que lashamburguesas conquesono engordarany al otro ladoRyan te sonrieracon esos ojos azules fulmina-bragas, todas lasmujeres de este universoelegiríanirseconél.Esoestámásclaroquelasmatemáticas.

—Graciasporlaaclaración—ledigodedicándoleunmohín.

¿Quétipodeapoyoeséste?Lauren parece averiguar lo que estoy pensando y pone los ojos en

blanco.—Noseasdramática—protesta—.Loquepretendodeciresqueera

muycomplicadomantenerse apartadade él, para ti y para cualquiera, y,además,atodoesotienesquesumarqueestálocoporti.

—Noestálocopormí—meapresuroarebatir.—Síloestá,Maddie.Noseasinjusta.Cometióunerrorimperdonable

peroesonosignificaquenotequiera.Frunzoloslabios.Tienerazón.—¿Ahora lo defiendes?—Lauren enarca las cejas y yo resoplo—.

Supongoquepartedeestaestupidezdecrecerysermaduro implicaverlascosasconperspectiva.

—Verlascosasconperspectiva,sí;sergilipollas,no.Ryantienequearreglar todassusmierdasparapoderser feliz.Esoes loquenopuedesolvidar. Por eso nos vamos a Boston, ¡qué asco! —Su queja me hacesonreír—.YporesoSpenceryBentleyhabránencerradoaRyanenalgúnsitiosinventanas.

Ahorasonreímoslasdos.—Aunquesospechoqueseríacapazdetirarabajocualquierpuerta—

añade muy pensativa—, lo que también me hace sospechar que estáacometiendounesfuerzoenormeporhacerloqueesmejorparati.

Sonríotristeyfugaz.Élmismomelodijo.—Estuvoaquíayerymedijoquehacíaestopormí,paracuidarde

mí.Laurenasientecompletamentedeacuerdoyledaunnuevotragoasu

cerveza.—Necesitáisolvidarosmutuamente—sentencia.Suspiroconfuerza.Esasimplefraseplanteademasiadaspreguntasy

cadaunamedamásmiedoquelaanterior.—¿Y si no consigo olvidarlo?—inquiero tratando de disimular el

temorquesólopronunciarestaspalabrasenvozaltameproduce—.¿Ysiélconsigueolvidarsedemíyyodeélno?

—Laclavesoncuatropalabras:otroshombresguaposyesculturales—responde Lauren como si lo estuviera leyendo de un enorme cartelllenodefotosdehombresdesnudos.

—Esosoncincopalabras.

—¿Cinco?¿La“y”cuenta?Volvemosareír.—No quiero salir con otros hombres —gimoteo cuando nuestras

carcajadassecalman.Laurencambiadepostura,cruzalaspiernascomosiestuvieraenuna

clasedeyogaymemiraparacaptartodamiatención.—Del uno al diez, ¿cómo de increíble dirías que era Ryan en la

cama?Quieromandarlaapaseo.Enserio,¿quéclasedeapoyodeamigaes

éste?Voyaacabarconganasdepegarmeuntiro.Ellamemiramuyseria.¡Quierequecontestedeverdad!

—Contéstame—meapremia.—Eres lopeor—mequejo,pero,antesdequepuedaevitarlo,hago

memoriaylosrecuerdosatraviesanmimenteytodomicuerpocomounciclón. No necesito mucho tiempo para saber que un diez no está nisiquiera próximo a avecinarse a estar remotamente cercano a lo que esRyanenlacama—.Unbillón.

Laurenmehaceunmohínyasientedisplicente.—Me lo imaginaba —aclara—. Pues ése es el motivo por el que

necesitasurgentementeotrohombreentretuspiernas.—Noentiendonada.—El primer hombre con el que te acuestes —prácticamente me

interrumpe— será un absoluto desastre. No te tocará como Ryan, no tebesarácomoélyvasaacabarhechapolvo.

—Lauren, te mereces un trabajo en el teléfono de la esperanza—comentosocarrona.

—Cállate—mereprocha—.Peroelsegundoserámejoryelterceromejor... y así sucesivamente. Si esperas a estar recuperada, a sentir algopor otro hombre, cuando te vayas a la cama con él, será un fiasco yvolverás a hundirte. Losmalos tragos esmejor pasarlos de un tirón—sentencia.

—Ytúhastragadomucho—replicoburlona—Perra—protesta.—Nohasidoapropósito—medisculposinpoderparardereír.—Ryan…—Está bien—digo interrumpiéndola a la vez queme levanto, cojo

los botellines vacíos y voy hasta el frigorífico para coger otros dos

nuevos—.Hecaptadoelmensaje.Hefingidotodalaconvicciónquehemostradoconmiúltimafrase,

peronecesitourgentementequedejedemencionaraRyan.—¿Sabes qué? —comenta muy segura dejándose caer de nuevo

contraelsillónycruzandolosbrazostrassucabeza—.Lomejoresquenosolvidemosdetíoshastaquelospersonajesdelasnovelasrománticascobrenvidayvenganabuscarnos.

Sonrío.Lepasounacervezaymesientodenuevoenelsofá.—MepidoaChristianGrey—seapresuraadecirmuyseria.Noestá

dispuestaadejarqueseloquiten.Frunzoloslabiosmientraspiensoenmielección.—Mmm…BennettRyan—digoantesdedarleuntragoamicerveza.—Porfavor,hastafantaseandoseteveelplumero—sequejaburlona

—.RyaneslapersonificacióndeBennett.Yoapartoelbotellíndemislabiosintentandodisimularunasonrisaa

lavezquemeencojodehombros.—Entoncesesqueesmuydemiestilo—medefiendo.—Yo quiero que venga a por mí Jesse Ward y me reserve una

habitaciónpermanenteensuhotel.Por cómo acaba de pronunciar esa frase, sé que la sola idea le ha

encantadomuchísimo.—WillSumner—propongo.—¡Québuenaelección!—replicaconunasonrisa—.Tevamucho.—

Lopiensaunmomento—.GideonCross.—GideonCrosstedestrozaríadeunpolvo—comentosocarrona.—Claro,porquetodolosdemásnosharíascosquillas.Lasdosnosechamosareír.Creoquelascervezasestánempezandoa

hacerefecto.—MillerHart—apuntocuandonuestrascarcajadassecalman.Sunombrenossilenciaunsegundoyfantaseamosalunísono.—Lohasclavado—mefelicita—.Nosmerecemosquenosveneren

—añadeextendiendosubotellínparaquebrindemos.—Coincido—respondohaciéndolo.Nos tomamos otro par de cervezas y nos vamos a la habitación.A

Laurenparecehaberleafectadoelalcoholunpocomásqueamí.AcabayéndosealacamagritandoquelacienciadeberíadejardeintentarllegaraMarte e investigar otros problemasmás importantes, como descubrir la

formadefusionaradoshombresparacrearunoperfecto.Sussujetosdepruebas,comonopodríaserdeotramanera,sonJamesyBentley.

Eldespertadorsuenainsistentemente.Ayer,enunataquedeeficienciatan optimista como innecesario, decidí ponerlo para que sonara prontopara tener el suficiente tiempo de terminar todas las cosas pendientes ypoderpasarunratoconlosHannigan.

Abroloojosymellevolasmanosalacabeza.Meduelemuchísimo.Mmm,noquierosalirdelacama.Eldespertadorvuelveasonar.Novaarendirse.

Finalmentemelevantomalhumoradaymemetoenladucha,quemesientademaravilla.Quinceminutosdespuésestoyenfundandomispiesenmis bonitas botas de media caña camel, sin tacón y con tachas. Me hepuestounanadadoraazul,mijerseyblancodepuntoquedejaunhombroal descubierto y mi falda de la suerte, porque este día va a ser muyimportanteparamí.AlascuatroestaremoscaminodeBoston.

Miro a Lauren durmiendo, tapada conmi nórdico hasta las orejas,cuandotengounaideabrillante.ConectomiiPodalosaltavocesy,antesde que la primera nota deFeel again,[41]deOneRepublic yHeartbeatscomience a sonar,me subo al colchón de un salto y, exactamente comoellamismahizoenestamismacama,empiezoabailarycantarcuandolamúsicaloinundatodo.

—Uuuhh, Uuuhh. Uuuhh, Uuuhh. Me siento mejor desde que meconoces.Eraunalmasolitaria,peroéseesmiantiguoyo...

—¿Quéhaces?—sequejaasomandosuresacosacabezaporencimadeledredón.

—Lomismoquetú—respondoconunasonrisaqueseborrademislabiosautomáticamentecuandoestoyapuntodecaerme.

Lauren comienza a reírse, pero entonces tiro del nórdico y la dejopresadeestefríocasicriminal.Ellagimoteaylaquesemuerederisasoyyo.Sinembargo,vuelveatirar,pierdoelequilibrioyacaboconelculoenelsuelo.

—Ereslopeor—protestoentrerisasacariciándomeeltrasero.Laurenseasomaenvueltaeneledredónyseríeconmaliciadesdemi

cama.Eltimbrecomienzaasonarenesemomento.Lasdosmiramoshacia

lapuertadelsalónyyomelevantoquejumbrosadelsuelo.—Voyavengarmedeesto—laamenazodivertidamientrassalgode

lahabitación.Caminohacialapuertarecogiéndomeelpeloenunacoleta.Eltimbre

vuelveasonarcuandoestoyaunospasosyresuenapor todamicabeza.NopiensovolverabebercervezasconlalocadeLaurennuncamás.

—Buenosdías—mesaludaunchicovestidocongorraychaquetadeFedEx—,¿laseñoritaParker?

Yo asiento confusa.Me tiende la carpeta de metal que lleva en lasmanosymeofreceunlápizparaquefirmeelalbarándeentrega.Mirolaordenyefectivamenteestáaminombre.¿Quéserá?Y,sobretodo,¿quiénmeloenvía?Noesperoningúnpedido.

Elchicomiraasuderechayasiente,imaginoqueaalgúncompañero.Mepreparopara recibirun sobreounacajapequeñacuandode repenteveolaesquinadeuncajóndemaderadealmenosmetroymediodealtopordosdeancho.

—Joder…—susurroasombrada.—Nospermite,señorita—mepideelchico.—Sí, claro —musito incrédula echándome a un lado sin poder

apartarmivistadelacaja.¿Quées?LosrepartidoresladejanenelsalónenelmismoinstantequeLauren

saledelahabitaciónenvueltaenelnórdico.Tras volver al rellano, uno de ellos regresa con un paquete

infinitamentemáspequeñoyprotegidoconpapeldeembalar.Concuidadolodejasobremimesitadecentro.En lapartesuperior tienepegadounaenormepegatinaqueavisadequeesmaterialfrágil.

Elrepartidorsequedadepiefrenteamíynoséquéestáesperandohasta que me doy cuenta de que aún no he firmado. Rápidamente, ypensando que debe creer que soy la chicamás idiota sobre la faz de latierra,firmoyledevuelvolacarpeta.

Lauren se acerca con la mirada dormida pero fija en la caja. Estáestupefactacomoyo.

Acompañoalosrepartidoresalapuertaytrasdarlesunapropina,esacajatienepintadepesarbastanteyvivoenuncuartosinascensor,cierromordiéndome el labio inferior. No tengo ni idea de qué es o de quiénpuedehaberlaenviado.

—¿Aquéestásesperando?—meapremiaLaurencuandoregresoalsalón.

—Nisiquierasécómoabrirlo—protestonerviosa.Lauren frunce el ceño. Sale disparada de mi apartamento y a los

pocosminutos regresa con un James somnoliento y con cara de pocosamigos.Noleculpo,esdomingo.

—¿Qué?—gruñecuandoLaurenlesueltalamanodejándolofrentealacaja.

Encuantolave,laexpresióndeJamescambiaporcompletoyparecedespertarsedegolpe.

—¿Quécoñoesesto?—Nolosabemos—sequejaLauren—.Poresotehetraído.Ábrelo.James pone los ojos en blanco. Gira sobre sus pasos, va hasta la

cocinaycomienzaarebuscarenmiscajones.—¿Qué pasa? —inquiere Álex entrando en mi apartamento—. La

puertaestabaabierta.Pero¿quéeseso?—preguntareparandoenlacaja.Esimposibleverlaynohacerseesamismapregunta.—Nolosé—respondo.Pormásquelamiro,notengoniideadeloquepuedeser.Mellama

laatenciónqueseademaderagruesa.Eseltipodecajaqueseutilizaparaenviarcosaspormensajeríaaéreadesdeelotroladodelmundo.

—Quieresdarteprisa—apremiaLaurenaJames.—AvecesmepreguntosiBostonestará lo suficientemente lejos—

murmuraHannigansardónicomientrascontinúarebuscando.Sacamipaladecocinamásgrande,tambiéndemadera,deunodelos

cajonesyseacercaanosotras.Lautilizaparahacerpalancaylamaderarechina.Repitelaoperaciónenvariospuntosdelacaja,haceunpocomásdefuerzayfinalmentelatapademaderacaealsuelohaciendomuchísimoruido.

Jameslanzalapalasobrelatapa,daunpasoatrás,tiradeungruesopapelacolchadoycreoqueloscuatronosquedamosboquiabiertosenelmismoinstantecuandovemosantenosotrosElbeso,deRobertDoisneau.

—Pero…—LafrasedeJamessequedainterrumpidaensuslabios.Esimpresionante.—Viene de Europa —sentencia James mirando las pegatinas de

embarquedelacajacuandoalfinconsiguereaccionar.Yomellevolamanoalabocaysuspirofeliz.Sólohayunapersona

quepodríahaberhechoalgoasí.—¿Y la pequeña? —pregunta Álex sacándome de mi ensoñación,

señalandolaotracajasobrelamesita.Estabatanensimismadaconlagrandequelahabíaolvidado.Laurencoge la cajay la sostieneparaquepuedaabrirla.Rompoel

papel de embalaje y encuentro una preciosa caja blanca donde puedeleerse«AtelierdeRobertDoisneau»enelcentro.

Laabroconcuidadoyotraveztengoquecontenerunsuspirocuandoveo la grulla azul. La cojo y la giro entre mis dedos a la vez que memuerdo el labio inferior para contener las lágrimas que amenazan coninundarlotodo.

Essencillamentemaravilloso.—¿Quéeseso?—preguntaLaurencasialarmada.Miro de nuevo en la pequeña caja y veo el negativo de la foto

enmarcadoenunpreciosoyperfectocuadrodecristal.Sencillamentenopuedocreerlo.—Eselnegativo—murmuromásqueasombrada.Lo tomo con sumo cuidado yme doy cuenta de que hay un sobre

debajo.LeentregoelnegativoaJamescasiacámaralentayéllorecogeatento. Cojo el sobre y conmanos temblorosas saco la notamanuscritaquecontiene.

EstimadaseñoritaParker:Ahoraustedposeenuestromayortesoro:losnegativosdelafotoquemipadre,Robert

Doisneau, realizó frente al Ayuntamiento de París para su serie «Besos», publicada enAmerica’sLifeen1950.Sabemosqueloscuidarácomosemereceysólolepedimosque,ensutestamento,seaseguredequelaobravuelveacasa.

Atentamente,FrancineyAnnetteDoisneau.

Miro la nota absolutamente conmocionada sin poder creer lo que

estoyleyendo.¡HacompradoElbesoparamí!Sindecirnadamás,dejoelsobreenlacajay,conlagrullaentrelas

manos,girosobremispiesysalgodemiapartamento.Bajo las escaleras como una exhalación y paro el primer taxi que

pasaporla10Oeste.Noséquépensar,tampocoquéledirécuandolovea,perohacompradoElbesodeDoisneauparamí,tengoqueirabuscarlo.

SuenaLostStars,[42]deAdamLevine.Meencantaestacanción.

Jugueteoconelorigamientremismanos.Estoynerviosa,acelerada,con las mariposas volando sin control en mi estómago y el corazónlatiéndomedemasiadorápido.Sigosinsaberquépensar,sinsaberquéledirécuandoloveapero,sóloporestagrulla,tengoqueirabuscarlo.

El tráfico se alía conmigo y llego al edificio del Riley Group encuestión de minutos. Saludo a Ben y rápidamente tomo el ascensor. Esdomingo,asíquelaredacciónestácompletamentedesierta.

Suspiro hondo y mi paso se ralentiza conforme me acerco aldespachodeRyanentotaloposiciónamirespiración,queseacelerasinremedio. He venido hasta aquí por instinto. Ni siquiera he pensado quepudieranoestar.

Su puerta está entreabierta. Camino despacio y aúnmás lentamenteempujo la madera de caoba. En el segundo que tarda en abrirse porcompleto,elcorazónmelatetanfuertequecreoquevaaescapársemedelpecho.

Sinembargo,Ryannoestá.Suspiro decepcionada y estoy a punto de marcharme cuando algo

llamami atención e inmediatamentemi corazón da un vuelco. Hay unapreciosamesadearquitectobajoelinmensoventanal.Noesnueva.Tengola sensacióndequees sumesadearquitectode siempre, laqueya teníacuandovivíaenelapartamentodelWestSidequedescribióSpencer.Unasonrisa inundamis labioscuando,en laesquinasuperior,desafiando losrayosdesolqueatraviesan laventana,veounpequeñocochede jugueterojo.

Meacercohastalamesaconelpasolentoperollenodeunasanadoraseguridad.Alzolamanoyacariciosuavementelacajadelápicesquehaysobreella,lamismaqueencontréenelcajóndesuescritorio.

Essusueñohechorealidadynopodríahacermemásfeliz.Enesemomentooigopasosamiespaldaeinmediatamenteséquees

él.—Hola—susurra.Yomegirodespacioymepermitoellujodeconstruirunafotografía

de lo guapísimo que ya sé que estará incluso antes de mirarlo. Sinembargo,cuandoalzolacabeza,todasmisfantasíasseelevanalaenésimapotencia.Estáespectacular.Llevasutrajegrismarengo,unacamisablancaysucorbataroja,mipreferida.

Suspiro al darme cuentadeque lleva lamisma ropaque el día que

nosconocimosynopuedoevitar sonreírnerviosacuando recuerdoqueyotambiénlallevo.

—Hola—musito.Ryanmemira.Suspreciososojosazulesseposansobre losmíosy

porunmomentotengolasensacióndequepuedeverenellostodoloquedesee,dequepuedevermeamí.Sinquererlo,vuelvoasentirme tímida,abrumada.TodasesasemocionesquesóloRyansabedespertar.

—Gracias por la foto deDoisneau—susurro—.No tenías por quéhacerlo.

—Queríaquelatuvieras.Pormiculpanopudisteverlaexposiciónyqueríacompensarte.Séquenotienesmuchosrecuerdosdenuestralunademiel.

—LaverdadesquelosúnicosrecuerdosquetengodeParíssonlasvistasdesdelaterraza,tuvoz,tusbesos,tú…

Susojosatrapandeinmediatolosmíosy,sinquererlo,unsuspiroseescapa demis labios. Son los ojosmás azules que he visto enmi vida.Milagrosamente contengo un nuevo suspiro y rápidamente trato dereconducirlaconversación.

—Laverdadesquenohaymuseosnicenas—añadodivertida.—¿Tehabríagustadoquehubiesesidodiferente?—No—respondosinasomodeduda—.Asíescomodeberíaser,que

una chica sólo recordara de su luna de miel el amor y la torre Eiffeliluminada.

Por primera vez desde que entré no parezco nerviosa ni acelerada.Esosdíasfueronlosmásfelicesdemividaporquefueronlosmásfelicesconél.

Ryantambiénsonríe.Susonrisamásbonita,mássincera,yquecreoqueguardasóloparamí.Conellatodoelambienteparececargarsedeunasuaveelectricidad.

Por un momento volvemos a quedarnos en silencio. Voy amarcharmeaBoston,peroanteshaycosasquequierosaberyporunaveznomedamiedopreguntar.Sinembargo,antesdequepuedahacerlo,Ryandaunpasohaciamírobandotodamiatención.

—Enlapuertadelclubmepreguntasteporquénomegustahablar—pronunciacadapalabracomosiquisierasoltarlomientrasestéconvencidodequehacerloesunabuenaidea.

Asientoylosnerviosseconcentranburbujeantesenmiestómago.

—Simplemente nome gusta—se sincera—, perome gusta muchomenoshacerlocontigo.

Enesteprecisoinstantesientocomosihubierantiradodelaalfombrabajomispies.Yanosólosetratadequenolegustehablar,sinodequesoylaúltimapersonaconlaquequierehacerlo.

—Quería construir un mundo perfecto para ti, Maddie. Dejarte almargendetodoparanopreocupartecontodaslascosasconlasquetengoqueenfrentarmedíaadía,paraquenodejarasdetenertumaravillosafeenelmundo.Queríaprotegertedetodoesoyacabéechándotedemivida.

Asientoy agacho la cabeza conteniendoel aluviónde lágrimasqueinundanmisojos.Lequiero,ésaeslaverdad,ytodoloqueacabadedecirnohacesinoquelequieratodavíamás.

—Esanochetambiénmepreguntasteporquénoeraarquitectoyyoterespondíquerenunciéaserloporquenoteníanadaporloqueluchar.

Una punzada de dolor atraviesa mi pobre corazón. Lo recuerdoperfectamente.

—Yllevodosmalditosdíassinpoderparardepensarenque,sinoshubiésemosconocidohaceseisaños,habríaluchadoportiynotehabríasoltado jamás, y ahora sería arquitecto, tendríamos críos y sería elhombrequetútemereces.

—Ryan,yo…—Laslágrimasinterrumpenmivoz.Noséquéesperaquediga,quehaga.Fueélquiendijoquedebíairme

aBoston.—Noséquéquieres…—Unsollozovuelveainterrumpirme.Ryan resopla. Camina decidido hasta mí, toma mi cara entre sus

manosysusojosincreíblementeazulesseclavanenlosmíos.—Esta vez pienso hablar—sentencia irradiando toda su seguridad,

todosumagnetismo—ypiensodecirtodoloquetengoquedecir.Ahogounsuspiroenunasonrisanerviosaymeobligoamantenersu

mirada.—Maddie,dejartemarchareselpeorerrorquepodríacometerenmi

vida.Mehacostadomucho,peroalfinhecomprendidoquenotengoquerenunciar a ti, que tengo que sermejor por ti.Voy a luchar para ser elhombrequetútemerecesyvoyahacerloporti,poresagrullaazul.

Laslágrimascomienzanacaersinremedio.—Ryan, no —musito colocando mis manos sobre las suyas y

obligándoleasoltarme—.VoyamarcharmeaBoston—susurrotratando

dellenarmedeunaseguridadquemeobligoasentiralavezquemealejodeél.

Lachicalistaestáaquíyporprimeravezpiensoescucharla.—TusitionoestáenBoston—replicaariscoacercándosedenuevoa

mí.—Síloestá,Ryan—sentencioconlavozentrecortada—.Túyyono

podemosestarjuntos.Túmismolodijiste.—Séloquedije—meinterrumpeexasperado.—Entonces,¿porquéhascambiadodeopinión?Yotambiénestoycansada.Mesientocomosienlosúltimosmesesmi

vidahubiesesidounaauténticabatallacampal.—Porque,siesofueraloquetenemosquehacer,nomesentiríavacío

cadavezquemelevanto—sentenciacasialzadolavoz,casidesesperado.Trago salivay siento cómomás lágrimas sedeslizancadavezmás

saladas.—Maddie, cuando te miraba, daba igual que hubiéramos estado

juntoshacíaquincesegundos,tedeseabahastavolvermelocoy,cuandotetocaba, no me calmaba, sólo sentía que algo perfecto se me estabaescapandoentre losdedosy loúnicoquepodíahacereraagarrarloconfuerza y rezar por tener la jodida suerte de que volviera a repetirse.Destrocé lomejorquemehabíapasadoen lavidaporqueestabamuertode miedo, pero eso no cambia que, cuando te miro, cuando oigo tunombre,cadahuesodemicuerpomegritaqueereslamujerdemivida.

Yo niego con la cabeza totalmente sobrepasada. No puede decirmetodoestoahora.Noesjusto.Yamehabíamentalizado.Yahabíaentendidoquelomejorparamíeraestarlejosdeél.

—¿Por qué has tenido que esperar hasta este momento? —Estoyenfadada,herida—.Yoestababien.Volvíaaestarbien.IbaamarcharmeaBoston.

Nopuededestruirmeyconstruirmeasuantojo.—¿Porquéhastenidoquehacerlo?—¡Porquetequiero!—gritallenoderabia—.Porquesigosiendoun

egoístademierdaquenotemereceperoquenoescapazdelevantarseunmalditodíamássintenerteamilado.Tequiero,Maddie.

—Ryan—susurroconlavoztomadaporelllanto.Nuncahetenidotantomiedo.—Tequiero,tequiero,tequiero.

Ryanatraviesaladistanciaquenossepara,tomaunavezmásmicaraentresusmanosymebesa.

—Vuelveaempezarconmigo—mepide—.Déjamelucharporti.Y simplemente ocurre que todo cobra sentido, que mi vida, mi

corazón,porfincobransentido.—Sí—susurroconlavozllenadelágrimasaunqueestaveztienenun

motivo diferente —, sí, sí, sí —sentencio sonriendo contra sus labios,sintiendosusonrisacontralosmíos.

YRyanRiley,elodioso,malhumorado,arroganteymujeriego,hizoexactamente lo que prometió, luchó por mí y no me soltó jamás,demostrándome que la vida puede ser como todas las canciones quesuenanenlaradio,quepuedeestarllenadeamor.

Epílogo

DejoeliPhonesobrelamesaysalgodelestudio.Seoyenvocesenlacocinay la risadel capullodemihermanoSpencer resuenapor toda lacasa.

Trasunpardepasos,puedoveraLaurenaun ladode la islade lacocina,trasteandomuyconcentradaconunascartulinasdecoloresyunastijeras,yalotro,sentadosenlostaburetes,aSpenceryaBentley.Élselasigue comiendo con los ojos. Han pasado ya seis años desde que lodejaronysiguevolviéndoleigualdeloco.

—Joder, ¿qué hacéis otra vez aquí? —me quejo divertido,sentándomejuntoaBentley—.Parecequenotenéiscasa.

—Noshainvitadotumujercita—mereplicamuyresueltaLauren—.Parecequeyanoereselreydetucastillo—añadeconunasonrisilladelomásimpertinentemientrasrecortaalgoparecidoaunaestrella.

Laobservoconlascejasenarcadas.Ellameaguantalamiradaconlamisma sonrisa, pero tras unos segundos baja la cabeza y suspiraexasperada.

—¿Aquiénpretendoengañar?—mascullaresignada.Sonrío,mimedia sonrisa.Mealegrodeque lo tengaclaro, aunque

tambiénmegustaquenolefaltenarrestosparaintentarplantarmecara.Alfinyalcabo,vaaconvertirseenminuevadirectoradeContabilidad.

Enesemomentooigoalosdosparesdepasosdemividabajandolasescaleras. Alzo la mirada y, aunque sé perfectamente quiénes son, nopuedoevitarquemicorazóncaigafulminadocuandoveoaMaddiebajarcon la sonrisamás increíble delmundo de lamano de nuestra pequeñaAudrey.

Vavestida conunos leotardos de rayas de colores, una falda de tulfucsia, una camiseta con otromillón de colores y unasConverse de unrosa tan intenso que parecen fabricadas de chicle. Le ha hecho doscoletitas y de pronto me siento como si estuviera dentro de mi propiosueño.

—Hola,pequeña—digolevantándomeyacercándomeaellas.

LaniñasueltalamanodeMaddieysalecorriendohacialaisladelacocina.Lascartulinasdecoloreslahanhipnotizado.Llevadíashablandodeesto.

CaminohastaMaddieycolocomimanoensuvientre.Siempreserálacosamásbonitaquehevistoenmivida,peroembarazadadenuestrosegundohijoloestáaúnmás.

La beso. En teoría un beso dulce y breve, pero sus labios meencienden.Joder,hueledemaravilla.Yantesdequemedécuenta,laestoyestrechando contrami cuerpoy besándola salvaje, casi desesperado.Mevuelvecompletamenteloco.

—Ey,ey,ey—oigoprotestarsocarrónaSpenceramiespalda—.Porfavor.

Me separo a regañadientes.Maddie esconde su preciosa cara enmipechoyyofulminoamihermanoconlamirada.

—Hay niños delante —continúa divertido tapándole los ojos aAudrey—,yporprimeraveznomerefieroaSandford.

Todos menos Bentley, que bufa resignado, estallamos en risas.Maddiealzalamiradayotraveznoexistenadamásenelmundoquenoseaella.Medanigualtodosestosgilipollasylabesodenuevo.

—¿Dequéosreís?—sequejamipequeña—.Nopuedovernada—añadealtiempoquetratadezafarsedelaenormemanazadeSpencerqueletapacasilamitaddelacara.

Maddie me empuja con una sonrisa en los labios y yo vuelvo asepararmemalhumoradodeella.

—Estanochenotevasaescapar—susurro.Eslapuraverdad.Piensofollármelahastaquesalgaelsol.Maddiemesonríe.Séelefectoqueesaspalabrashancausadoenella.

Nuncapenséquepodríaexcitarmetantotodaestaanticipación,elhechodesaber que está derritiéndose por dentro, que esmía y oír mi voz se lorecuerda cada jodida vez.Al fin semuerde el labio inferior tratandodeparar sus propios pensamientos y ese simple gestome la pone dura degolpe.Undíavaaconseguirqueacabedándomeun infartopor faltadesangreenelrestodelcuerpo.

Maddie se acerca a Audrey, la libera de Spencer y, cogiéndola enbrazos,selallevaalotroladodelaislajuntoaLauren.

—Hola,chica—saludamipequeñaaStevens.—Meencantaestacría—respondeellaconunasonrisa.

Audrey coge unas tijeras infantiles y, cómo no, la cartulina rosachicle.Estáobsesionadaconesecolor.

—¿Podéisexplicarmeunavezmásporquéelcumpleañosdelseñorsimpatíaesunafiestadeindiosyvaqueros?

ElapelativodeBentleymehaceponerlosojosenblanco,divertido.Deberíaagradecermequenosealapersonamásencantadorasobrelafazde la tierra.Denoserasí,nosehabría tiradoa todas laschicasquemedejaronporimposibleporquenisiquieramemolestéensaludarlas.

—Papi me dejó elegir la fiesta a mí —responde Audrey muyconcentradaenloquerecorta.

—¡Quétierno!—seinclinanparasusurrármeloBentleyySpenceralunísono.

—Yyotengoqueaguantargilipollecesenestéreo.Maddiememirayfrunceloslabios.Noquierequedigaesetipode

palabrasdelantedeAudreyycadavezquelohagomemiraasí,tratandodedemostrarmeloenfadadaqueestáconmigo.Sinembargo,nosabequefracasa estrepitosamente. Cada vez que lo hace, me entran ganas defollármelacontralaprimeraparedqueencuentre.Eslacosamásadorablequehevistoenmivida.

Acabo dedicándole una media sonrisa y ella, aunque intentadisimularlo,nopuedemásyterminasonriendotambién.

Lasmiroalasdosynopuedodejardepensarenlasuertequetengo.SiMaddiesehubiesemarchadoaBostonhaceseisaños,ahorayoseguiríasiendoungilipollasinfelizllenodesueños,perosinlucharporninguno.

Laprimeravezquepenséqueellaeraelmotordemiexistencia,nomeequivocaba.Creoquelofuedesdelaprimeravezquelavi,aunquefuitanestúpidodenoentenderlo.

MaddieledaunbesoenelpeloaAudreyy,cuandonuestrasmiradasse encuentran, me sonríe de nuevo. ¿A quién pretendo engañar? Si sehubiesemarchadoaBoston,habríasalidocorriendotrasellaynohabríaparado de besarla, de tocarla, de follármela hasta que la hubieraconvencidoparaquevolvieseconmigo.

Laquiero.Joder,laquiero.Nuncahetenidonadatanclaroentodamivida.

—¿Y yo qué soy, india o vaquera?—le pregunta Lauren aAudreysubiendoalaencimeraunacajallenadesombrerosdecowboysytocadosdeindios.

Bentleylamiraembelesado.Apuestoaqueaélleencantaríadarlelarespuestaaesapregunta.

—Túeresunavaquera,tíaLauren.—¿Yyosoyunindioounvaquero?—lepreguntaBentleyaLauren.Ella sonríe y se centra en rebuscar entre los sombreros. Está claro

quesabequetodavíalotieneenlapalmadelamano.—¿VerdadoRogerH.Prick?—inquierefinalmenteconunasonrisa.Éllamirasincomprenderquéquieredecir.—EligeRogerH.Prick—intervengo—.Noestáspreparadoparaque

terespondadeverdadaesapregunta.Laschicasmemiransorprendidasydespuéslohacenentreellasyse

sonríencómplices.Conozcodemasiadobienamimujercitacomoparanosaberlahistoriadeesegilipollas.

—¿Ypapá?—lepreguntoaAudrey.—Vaquero—respondesindudar.SonríoyLaurenmetiendeunsombrero.—¿Y mamá? —vuelvo a preguntar poniéndomelo e inclinándolo

haciaarribaconelíndice.—India.AhoraesMaddielaquesonríe.Laimaginovestidadeindiao,mejor

aún,deindiasexyosóloconlasputasplumasosinnada,desnudaenmicama,conlasmuñecasatadas.

Joder,otravezvaaestallarmeenlospantalones.Maddie me mira y vuelve a morderse el labio inferior. Sabe

exactamenteenloqueestoypensandoyesomevuelvetodavíamásloco.Finalmente cabecea tratando de eludir todo lo que está pasando por sumenteahoramismo.

Esjodidamenteperfecta.—¿Y quién será el sheriff?—pregunta tras dar una largo suspiro,

ofreciéndoleaAudreyunaestrellaamarillaperfectamenterecortada.Laniñafrunceloslabiosylopiensaunsegundo.—SeráFinn—sentencia.—¿Vamos a buscarlo? —le propongo quitándome el sombrero y

tendiéndolelosbrazos.Ellaasienteyconlaestrellaenlamanoyunasonrisaenormeenlos

labiosselanzaamisbrazos.Adoroaestacría.

—¡Finn!¡Finn!—lollamadesgañitándose.—Notienesquegritar—lerecuerdo,peronohaynadaquehacer.Es

unaniñaconunamisión.Alospocossegundos,michóferentraenelsalón.—¿En qué puedo ayudarla, señorita Riley?—pregunta profesional,

peroconuntrasfondodivertido.—Seráselsheriff,Finn—leinformamuyconvencida.—Encantado,señoritaRiley.Tratadeengancharlelaestrellaenelbolsillodelachaquetaconsus

pequeñasmanitas,peroobviamentenoloconsigue.—Necesitaspegamento—leaclaropaciente.—No,puedoasí—mereplicatozuda.—Audrey—tratodehacerlaentender.—Puedoasí—meinterrumpe.Resoplo.Eslaniñadecincoañosmástestarudaqueheconocido.En ese momento suena el timbre de la puerta principal.

Automáticamente Finn y yo nos miramos. Audrey se revuelve en miregazohastaquelabajoysaledisparadahacialaentrada.

Lasigoescalerasabajo.Eltimbrevuelveasonaryella,yajuntoalapuerta,memiraimpaciente.Sabequenopuedeabrirlasiestásola.Maddienoparaderepetirmequesoydemasiadoalarmistaconlaseguridaddelasdos,peronomeimportatenerunmillóndeveceslamismadiscusión.Nopiensopermitirquecorranelmásmínimopeligro.Sonmivida.

—Vamos,papá—meapremia.—Pero ¿qué pasa? —pregunto extrañado—. ¿Por qué estás tan

impaciente?Meretocoeldoblezdemicamisablancasobremiantebrazoyabro.

InmediatamenteAudreysortealapuertaysecolocadelantedemí.Alotroladohayunniñomásomenosdesuedad.Tieneelpelorubiorapadoylosojosgrandesymarrones.Llevauncamióndebomberosenunamanoysaluda a mi pequeña con la que le queda libre. Ella hace lo mismo altiempoque,nerviosa,seponedepuntillas.

—¿Túquiéneres?—preguntoarisco.—SoyOllie.VeníaabuscaraAudreyparairajugaralparque.—¿Qué?No—respondoporinercia.¿Dedóndehasalidoestecrío?OigopasosamiespaldayMaddiesecolocaamilado.

—Hola,Ollie—saludallenadedulzuraalniño—.Hola,Eve—añadellevando lamirada hacia unamujer que sale atareada de un SUVnegrobuscandoalgoensubolso.

—Hola,Maddie—respondeella—.Muchasgraciasporencargartedelosniños.

—Notepreocupes.Lamujer alza la cabezay reparaenmí,peroyonomemolestoen

saludarla.Estoydemasiadoocupadoahoramismo.—Regresaré a las cinco—prácticamente tartamudea informando a

Maddieyapartandoporfinlamiradademí.—Claro.Ledaunbesoasuhijo,alquelepidequeseportebien,yregresaa

sucochesindejarderebuscarensubolso.—Bueno,chicos,¿estáislistosparairalparque?Los dos asienten y bajan los primeros escalones. Él le enseña el

juguetequellevaentrelasmanosysesientanenunodelospeldaños.—Novaair—mequejo.Mi pequeña no va ir a ningún parque con ese crío.Quiero que ese

críoselarguedemicasa.—Claroquevaair—sentenciaMaddie.Memantiene lamirada y sé que no va a dar su brazo a torcer.Yo

aprieto los labios hasta convertirlos en una fina línea. Si va a ir, voy aencargarmedequeesecríonoseacerqueamenosdediezmetrosdeella.

—Finn—lollamoconlavozendurecida.Maddie sonríe escandalizada a la vez que se lleva las manos a las

caderas,tratandodedemostrarmeotravezloenfadadaqueestá.Siahoramismo no estuviera tan cabreado, me la llevaría arriba y le echaría unpolvoencimademicarísimoescritorio.

—No vas a enviar a Finn—me advierte—. Sólo va al parque. Nonecesitaunguardaespaldas.

Mehumedezcoellabiorápidoyfugaz.Debeestardebroma.—Además,yatengounacarabinapreparada—comentasocarrona.Oigo unos tacones repiquetear contra los escalones y a los pocos

segundosLaurenestájuntoanosotros.—Deesonada—protesto.Siempre sospeché que tendría que prohibirle a Stevens que se

acercaraamihijaeldíaquecumplieraquinceaños,peronuncaimaginé

quetuvieraquehacerloconcinco.—Muchas gracias, Lauren—comenta Maddie cuando pasa junto a

ellajustoantesdecruzarlapuerta.—No tepreocupes. IremosaChelseaParky los traerédevuelta en

una hora. ¿Preparados para el parque? —grita entusiasmada como sitrabajaraenunprogramainfantilalavezquebajalosescalones.

Maddiecierralapuertaconunasonrisayseencaminahaciaelsalón.YomiroaFinnyleindicoconunlevegestodecabezaquelossiga.

Maddiemecazaenplenaordenyregresaamilado.—MástevalequetuhombreparatodonoseacerqueaChelseaPark.

Si no, éste—dice señalando su vientre con ambos índices—va a ser elúltimohijoquetengamosporqueelsexoseacabóparati,Riley.

Sin esperar respuesta, gira sobre sus pasos y comienza a subir lasescalerasdevueltaalsalón.

Yoentornolamiradayladeolacabeza.Todavíanotengoclarosimegustaonoquemeplantecara.

MiroaFinndenuevo indicándolequeseolvidéde loqueacabodepedirleyseretire.Cuandolohace,observoaMaddiealejarseyaceleroelpaso hasta atraparla en mitad de las escaleras. La beso con fuerza y lallevo contra la pared. Ella gime contra mis labios y sube las manosrodeandomicuello.

Saco a relucir mi media sonrisa. Ya la tengo exactamente dondequería.

Meseparodeella,apartosusmanosdemíy,sujetandosusmuñecascontralaparedalladodesuscostados,laaprisionocontramicuerpo.

Meinclinosobreelladenuevoycreequevoyabesarla,peronolohago.Sólomequedomuycerca,dejandoquemialientoinundesuslabios,torturándola.

—Nodeberíashacerpromesasquenovasasercapazdecumplir—susurroconlavozroncayelanimaldespertándoseenmiinterior.

—¿Cómosabesquenoserécapazdecumplirla?Sonrío.Lotengoclarísimoynotienenadaqueverconseronoun

bastardopresuntuoso,essudeliciosocuerpoelquemedatodaslaspistas.Meinclinosobreellay,cuandoalzalos labiosdispuestaabesarme,

vuelvoasepararme.—Eso—respondoarrogante—,cómotetiemblanlasrodillas…Aprisionomicuerpoaúnmáscontraelsuyo.Mevuelvelococómo

reaccionacuandoestoycerca.Mevuelvelocosaberquemedesea,quemequiere.Mevuelvolocoqueseamía,joder,sólomía.

—…turespiraciónacelerada.Yanopuedomásylabesodesbocado.Liberosusmanosymeanclo

confuerzaasuscaderas.Joder,tocarlaeslomejordetodamimalditavida.—Ryan—susurraconlavozrotadedeseo—,nopodemoshaceresto

aquí.Finjo no oírla, la giro entre mis brazos y dejo que el peso de mi

cuerpolaconvenzadequesíquepodemos.Hundominarizensupeloe inspirosuavemente.Elmejorolordel

mundo. Es mi mujer, la madre de mis hijos y la chica que me siguevolviendotanlococomoparafollármelaenlasescalerassinimportarmequemihermanoymimejoramigoesténenlaotrahabitación.

CuandoregresamosalsalónyBentleyhaceuncomentariosobretodolo que hemos tardado, Maddie sonríe tímida y se escabulle hasta elfrigorífico.Yolomiroconunapresuntuosasonrisaenloslabioseignoropor completo su pregunta. Me he estado follando a mi preciosa mujercontra la paredporquemevuelve tan locoquenopuedopensar enotracosay,siahoramismonoestuvieraisaquí,melaestaríafollandosobrelaencimeradelacocina.

Maddiecomienzaaprepararalgodecomer.SonríoalverquesacaunachocolatinaHershey’sdelmueble, lamira, está apuntodeabrirlayfinalmente vuelve a guardarla. No tarda ni dos segundos en girarse denuevohaciaelmueble,coger lachocolatinaotravezy,al tiempoqueseapoyaenlaencimera,abrirelenvoltorioydarleunbocado.

Yocaminohaciaella,mecolocoentresuspiernasylatomoporlascaderas. Alza la mirada y, al comprobar mi sonrisa, me devuelve otratímida.

—Nohepodidoresistirme—sedisculpa.—Nosabescómoteentiendo—comentosocarrón.Hace una semana se le antojó una a las tres de lamañana. Era tan

tarde que incluso me pareció cruel despertar a Finn y acabé yendo yomismo.Alamañanasiguienteordenéquecompraranunacaja.

Ledoyunbocadoalachocolatinaymeseparodeellaporlasquejas

deSpenceryBentley.—Deberíamos grabarle en plan esposo tierno y adorable para la

próximavezquesaqueesecarácterdemierdaqueDioslehadadoenunareunión—comentaBentleyburlón—.Maddieestucriptonita.

—Porlomenosyopuedotirarmeamicriptonita,capullo—replicoconunasonrisa.

—Yonotengocriptonita—sedefiende.—Porque ellano sedeja, gilipollas—añadeSpencery los tres nos

echamosareír.MeterseconBentleydeberíaserdeportenacionalymeparecedelo

másdivertidohastaquemiroelrelojdelacocinaymedoycuentadequesonlascincoydiez.Laurendijoqueestaríadevueltaalascinco.

—Ya son las cinco y diez—le digo aMaddie a la vez que saco eliPhonedelbolsillodemispantalones.

TendríaquehaberenviadoaFinn,joder.Ellameponelosojosenblancoyseacercahastamí.Colocasumano

sobremiSmartphoneymeimpidellamar.—Relájate—mepideconsuvozmásdulce.Resoplo.Noquierorelajarme.Quieroqueyaesténaquí.Odiocuando

no sé dónde estánMaddie oAudrey. Siento que pierdo el control de lasituación.Séqueavecespuede resultar asfixiante,perome importaunamierda.Hanpasado seis añosy todavía recuerdocómomesentí cuandoese malnacido atacó aMaddie. Ellas son mi vida y asegurarme de queestánprotegidasyasalvoesinnegociable.

—Señor Riley —me llama al tiempo que me da un beso en lacomisura de los labios—, está bien, ¿vale? —murmura mirándome atravésdesusinmensaspestañas—.Lasdosestamosbien.

Medaotrobesoysientocómopartedelatensiónsedisipa.Resoploconfuerza.Alfinalvaaresultarserverdadesodequeesmicriptonita.

En ese preciso instante oigo la puerta principal y unos piececitossubir acelerados las escaleras. Maddie me mira y sonríe perspicaz altiempoquesealejaunospasos.Deunazancadamecoloco trasellay lepellizcolacadera.Daunrespingoyselamentadivertida.

—Notepases—leadviertocontagiadodesuhumor.Devezencuandomegustarecordarlequiénmandaaquí.AudreyentraenelsalónseguidadeLauren.—Papá—mellama.

Seacercamuynerviosaconunasonrisaenormeyacelerada tirademipantalónparaquelacojaenbrazos.

—¿Quépasa?—preguntohaciéndolo.—DespuésdedejaraOllieconsumamá,latíaLaurenmehallevado

a ver tiendas –me explica deslumbrada – y en una hemos visto unassandaliasdetacónrosa.¿Melascomprarás?

—No—respondosindudar.Porencimademicadáver, joder.Tienecincoaños.Nopiensodejar

quellevetacones.—Papá —protesta—. La tía Lauren dice que los zapatos son los

mejores amigos que una chica puede tener.—Dice lasmismas palabrasqueLaurenvocalizaorgullosaasuespalda.

VoyaasesinaraStevens.—Eresmuypequeña—tratodehacerlecomprender.—No—meinterrumpe.Se agita entre mis brazos hasta que la dejo en el suelo e

inmediatamentesaledisparadaendirecciónalasaladelatelevisión.—Nadievaadecirmeloquetengoquehacer—protestagirándosea

mitaddecaminoyechandoacorrerotravez.Resoplo y me froto los ojos con las palmas de las manos, pero

rápidamentelasbajohastallevarlasamiscaderasyfulminoaStevensconlamirada.

—Esa cría es tu peor pesadilla—me comenta socarrón Spencer—.Tiene lacaradeMaddiey tucarácterde…—Maddie lo reprendecon lamirada, con los labios fruncidos tratando de disimular una sonrisa—…complicado—sentenciaalzando lasmanosenseñalde treguay todosseechanareír.

Paracolmodemismales,nosoportoqueestéenfadadaconmigo.Noséaquiénmerecuerda.

Maddie deja un cuenco con nachos sobre la isla a la vez que meseñala ladirecciónqueha tomado laniña con la cabezaymededica susonrisamásdulce,serenaypreciosa.

Entrelasdosvanaacabarconmigo.Empujosuavementelapuertayentro.Audreyestásentadaenunode

los inmensos sillones con cara de pocos amigos viendo «Callie en elOeste».Esosmalditosdibujostienenlaculpadequemañanavayaatenerquedisfrazarmedevaquero.

Mesientoenelsillónasuladoyresoploconfuerza.Ellafingequenisiquierame ha visto entrar y no aparta sus preciosos ojos verdes de latelevisión.

—¿Estásenfadada?—pregunto.Ellaasienteperosiguesinmirarme.—¿Muyenfadada?—Sí.—¿Muymuyenfadada?—Sí—repiteynopuedeevitarqueunasonrisaseleescape.Yoaprovechoesemomentodedebilidad,lehagocosquillasylacojo

sinqueparedereírparasentarlaenmiregazo.Ella se acomodaydejaque supreciosa cabecitadescanse sobremi

pecho.Maddiemehizoelmejorregalodelmundo.—Sabesqueharíacualquiercosaporti,¿verdad?Ella asiente muy concentrada en la televisión. Por unmomento yo

tambiénpierdomimirada en la pantalla.Ríe cuando la gatita vestida desherifftiradeunacarretillayunalagartijaverdecongorrodevaqueroyespuelascaealsuelo.Aloírsurisa,nopuedoevitarsonreíryledoyunbesoenelpelo.

—¿Quétallohaspasadoestatarde?—lepregunto.—Muy bien—responde feliz revolviéndose enmi regazo para que

estemos frente a frente—. Ollie me ha dejado jugar con su coche debomberosydespuéslatíaLaurennoshallevadoaloscolumpios.

Tuerzoloslabios.¿DedóndecoñohasalidoeseOllie?—¿Ollieesunamiguitodeclase?Asiente.—VamosjuntosaclasedelaseñoritaJohnson.—Sonrío—.Perono

esminovio,eselnoviodeAmanda.Misonrisaseensancha.Éstaesmichica.Nadadenovios.Nunca.—YoquieroqueminovioseaMaverickHannigan.¡¿Peroquécoño?!Creoqueacabodeperderdiezañosdevida.—¿Maverick?¿ElhijodeltíoJames?—Sí —responde ella convencidísima y se echa a reír contra mi

pecho.Joder, tienequeserunaputabroma.¿ConunHannigan?¿Enserio?

Resoplo y dejo caer la cabeza contra el sillón mientras hago una listamentaldelospaísesconinternadofemeninodondepodríaenviarla.

Estacríavaaacabarconmigo.

Hayundeliciososilencioentodalacasa.EstoysentadoenmimesadearquitectoterminandolosplanosparaelproyectodelaremodelacióndelviejohotelArcadian.

Estoytanconcentradoquenolaoigollegar,peroalgodentrodemímepidequemehagaunfavoryalce lacabezayentonces laveodepiejuntoalapuerta.Notengoniideadecómolohace,perocadadíaquepasaconsiguequeestémáslocoporella.

—¿Trabajando?—mepreguntaconunasuavesonrisaenloslabiosyalgoenlasmanos.

Yolehagoungestoparaquesesienteenmiregazoyellaobedece.—¿Son los planos del Arcadian? —inquiere emocionada

acariciándolossuavementeconlapuntadelosdedos.Asiento y no puedo evitar sonreír al ver cómo, concentradísima,

pierdesuvistaenellos.—Vamos a conservar los frontones con las cabezas de león, le dan

mucha personalidad —le explico señalándolos en el dibujo—, peroreforzaremos las pilastras con dinteles tallados. La puerta será aúnmásgrandeyelatriopodráversedesdelacalle.

Maddiesemuerdeellabioinferiorconunasonrisa.—Estoymuyorgullosadeti—medicegirándosehaciamícomosi

yanopudiesecontenerniunsegundomásesaspalabrasensuslabios.Yo sonrío sincero porqueme llenanpor dentro de unamanera que

jamáspenséqueseríaposible.—Noesparatanto.—Claroqueloes—replica—.LajuntadearquitecturacivildeNueva

YorkyHarryMillstehanelegidoparaquerediseñesunodelosedificiosmásemblemáticosdelaciudad.Eresungranarquitecto,señorRiley.

Aunquequierofingirquesucomentarionomeafecta,misonrisaseensanchainvoluntariamente.Finalmentecabeceo.Nomegustasentarmeaescucharelogios.Esunaestupidez,peromeincomoda.

—Habloenserio—sequejaalverquenodigonada—.Tú…Labesopara interrumpirla.Ellaprotestaperoal finalsedejahacer.

Cuando sé que ya la tengo rendida por completo, me separo, pero nopuedoevitarloyvuelvoabesarlaotravez.Sabedemaravilla.Finalmentehagoacopiodetodomiautocontrolymealejodefinitivamente.

Maddiesonríeyseacomodaenmiregazo.—Tengo algo para ti —me anuncia dejando lo que llevaba en la

manosobremimesadearquitecto.Es una cajita blanca. Frunzo el ceño y la miro primero a ella y

despuéselpequeñopaquete.—¿Quées?—preguntocurioso.—Yasonmásdelasdoce—respondeignorandomipregunta—,así

que,felizcumpleaños,señorRiley.Abro la caja, aparto un pequeño papel de seda y sonrío como un

idiotaalverunaecografía.—Parecequehoysíhaqueridoenseñarnos lacarita—comentacon

unasonrisa.Acaricio el papel con la punta de los dedos. El mejor regalo de

cumpleañosquemehanhechoenmivida.—Yyasésiserániñooniña—añadeconvozrisueña.Automáticamentealzolamiradaimpaciente.—Seráunniño.Sonríoencantado.Labesoyrodeosuincipientetripaconmismanos.—Así que, ¿qué tenemos aquí?—pregunta divertida colocando sus

manossobrelasmías—¿Undirectorejecutivoounarquitecto?—Medaigual—respondosereno,feliz—.Loúnicoquemeimporta

esqueseafeliz.Ahoraesellalaquesegiraymebesa.—Si te parece bien —susurra separándose despacio de mí—, he

pensandocómopodríamosllamarlo.Lamiroesperandoaquecontinúe.—Elliott—diceenungolpedevozconunasonrisanerviosaytímida

esperandomireacción—,comotuabuelo.Yosuspiroconfuerzaysubomimanohastaperderlaensupelo.Es

jodidamenteperfectaynuncamecansaréderepetirmelasuertequetengoporconseguirmantenerlaamilado.

La beso y de nuevo me responde encantada. Otra vez pienso ensepararmedeella,peroentoncesgimeentregadacontramis labiosynosoycapazdeparar.Reúnotodomiautocontrol,meseparo,perovuelvoa

besarla.Ellasonríeymeacogeotravez.Repitolaoperacióny,haciendoun titánico esfuerzo, a la tercera ocasión soy capaz de alejarme de micriptonita.

Ellasonríetímidayyodecididoignorarlamaneraenlaquemeestámirandoporque,sino,voyaperderelpococontrolquemequedayvoyaacabar follándomela contra la mesa. Resoplo para reafirmarme y ellatambiénlohacealavezquecabeceaysonríe.Essorprendentelopocoquenecesitamosparaolvidarnosdelmundo.

Cojo la ecografía, lamiro una vezmás y la coloco en la parte dearriba de la mesa, junto a mi coche rojo de juguete. Ella sigue elmovimientodemimanoysonríedenuevo.

—¿Sabes?—llamamiatención—.Nuncamehasexplicadodedóndesacasteesecoche.

Sonríoyporunmomentohagomemoria.FuiabuscarloaGlenCoveelmismodíaquedecidíquemeconvertiríaenarquitectoy lucharíaporMaddie. Ella iba a marcharse a Boston al día siguiente. Hice que mispadrespusieranpatasarribaeltrastero,elcuartodeSpencerytambiénelmío,hastaqueloencontré.Esedíatambiénledijeamipadreque,aunqueseguiría al frente de la empresa, iba a comenzar a trabajar comoarquitecto.Él nodijo nada, pero, cuando llegué amioficina esamismatarde,habíaordenadoenviarallímiviejamesa.

—Es una larga historia—le explico—.Digamos que significa quenuncavoya rendirmenicontigonicon lavidaque tengoplaneadaparalosdos.

Ellasonríeencantadayyoledevuelvoelgesto.Piensohacertemuyfeliz,señoraRiley.Cojoellápizycontinúodibujando.Notengoniideadecuántashoras

pasamosasí.—Tupadrehallamadohaceunrato—comenta.—El tuyo también—respondohaciendoun suave trazo por encima

delacabezadeunode los leones—.¿Concuálempezamosprimero?—inquieroconlavistaconcentradaenelplano.

—Por el tuyo. Ahora que por fin le caigo bien, me gusta quehablemosdeél—respondetanimpertinentecomosocarrona.

Ledoyunpellizcoenlacaderayellaríedivertida.—Eres insufrible —me quejo—. Y mi padre te adora —añado—.

Todosenmifamilialohacen.Creoquetequierenmásatiqueamí.—Y

ahoramásbienprotesto,aunqueno losculpo.Nadiepodríaconocerlaynoquererla.

—Tu padre me cae bien—me confiesa—. Creo que me caía bieninclusocuandonoqueríaquenoscasáramos.

Sonríodenuevo.Hapasadounaeternidaddesdeaquello.Mipadrenohizolascosasbien,perosóloqueríaprotegernosaMaddieyamí.Eldíaque reconocióqueestabaequivocadoyqueestaba sabiendohacerloconMaddie, conAudrey, la empresaymi trabajo comoarquitecto,me sentícomosihubieraestadoluchandounabatallademásdecienañosyporfinhubieseganado.

—Tupadrevendráavernoslasemanaqueviene—comentocomositalcosaesperandosureacción.

Ellasegirarápidamenteenmiregazoysonríedeorejaaoreja.—¿Enserio?—preguntaentusiasmada.—Sí. Quiere enseñarme personalmente cómo van las obras que el

RileyGroupestáfinanciandoenelSound.No hice que la empresa invirtiera ese dinero para ganármelo. Se

tratabadeunabuenacausayelhogardelapersonamásimportantedemivida.VerfelizaMaddieeraelúnicomotivoquenecesitaba.

—Director ejecutivo de día —comienza a decir burlona como sileyeralasletrasenuncartelenormefrenteaella—,arquitectodenoche,perosiempresalvandoelmundo.

Alterminar,sueltaunarisilla,encantadaconsupropiabroma.Yolamiromientrasme humedezco el labio inferior. Cuando se da cuenta decómolaobservo,dejadereírseysemuerdeellabio.Tieneclarísimoqueacabademeterseenunbuenlío.

Me inclino sobre ella despacio y todo su cuerpo reaccionasuavemente.

—Acabadeganarseuncastigo,señoraRiley—susurrocontralapieldesumejilla—,ypiensodisfrutarlo,mucho.

Su respiración se acelera. Ahora mismo soy el dueño del malditomundo.

Laobligoalevantarseylatomodelamano.Salimosdelestudioylallevohastanuestrodormitorio.Nosdetengoenelcentrodelaestanciaymegiroparaqueestemosfrenteafrente.Lahabitaciónestáprácticamenteen penumbra, iluminada solamente por las luces que llegan desde laciudadyquehacenbrillarlagrullaazulenlamesitadeMaddie.

Alzolamanoyleacariciolamejillaconelreversodelosdedos.Ellasonríetímida,nerviosa,abrumada,yelleónquellevodentrosedespiertayrugeconfuerza.

—Tequiero,señoraRiley.—Tequiero,señorRiley.Nuncamecansarédeoírselodecir.Alzodenuevolamanoylacolocoensucadera.—Ven aquí —le ordeno atrayéndola hasta que nuestros cuerpos

chocan.Nuncamecansarédesentirmeexactamenteasí.SuenaUnconditionally,[43]deKatyPerry.

Notas

[1]CanonenDomayor,FOXESPAÑOLAyTCFMUSICPUBLISHING INC, interpretadoporJohannPachelbel.(N.delaE.)

[2]Marchanupcial,2007Tam-TamMedia,interpretadaporMendelssohn.(N.delaE.)

[3]Don'tstopbelieving,Columbia/Legacy,interpretadaporJourney.(N.delaE.)

[4]Faithfully,TWISTANDSHOUTMUSIC,CLIPPER'SS.L.EDICIONESMUSICALES,LOVEBATCHMUSICyUNIVERSALMCAMUSICESPAÑOLA, interpretada por Journey. (N. de laE.)

[5]Roxanne,A&MRecordsInc.,interpretadaporThePolice.(N.delaE.)

[6] Cool kids, ECHOSMITH SONGS, W B MUSIC CORP, WARNER BROSMUSIC,CANCIONES WARNER BROS, JEFFERY DAVID SONGS, REACH GLOBAL INC,CRANBERRY ROAD PUBLISHING y PEERMUSIC ESPAÑOLA S A, interpretada porEchosmith.(N.delaE.)

[7]Miamor,VANESSAPARADIS,ADRIENGALLO,UNIVERSAL,BARCLAY,interpretadaporVanessaParadis.(N.delaE.)

[8]Véasenota7.

[9]Supersoaker, BASSMANBOSSMANMUSIC, BMGFIREFLY,BMGBUMBLEBEE,BMGPLATINUMSONGSUS,COFFEETEAORMEPUBLISHING,PISTOLAPUBLISHING,BMGRIGHTS ADMINISTRATION SPAIN S L U BMG GOLD SONGS y SINDERELLA S GRASSSLIPPER,interpretadaporKingsofLeon.(N.delaE.)

[10]You'renobody'tillsomebodylovesyou,SONY/ATVMUSICPUBLISHING(UK)LIMITED,SONYATVMUSICPUBLISHING(SPAIN)LLCSENC,IRVINGMUSIC,RONDOR-MUSICINC, UNIVERSAL RONDOR ESPAÑOLA, UNIVERSAL MUSIC PUBLISHING LIMITED,UNIVERSAL MUSIC PUBLISHING INTERNATIONAL LTD y UNIVERSAL MUSICESPAÑOLA,interpretadaporJamesArthur.(N.delaE.)

[11]Véasenota7.

[12] Dangerous, BMG PLATINUM SONGS US, BAD ROBOT, BMG RIGHTSADMINISTRATION SPAIN S L U, WHAT A PUBLISHING LIMITED, CLIPPER S S LEDICIONES MUSICALES, HEY KIDDO MUSIC, KOBALT MUSIC SERVICES AMERICAINC, KOBALT MUSIC SERVICES LTD, KOBALT MUSIC PUBLISHING LIMITED, SAMMARTIN MUSIC PUBLISHING, WARNER BROS MUSIC, ARTIST PUBLISHING GROUPWEST, CANCIONES WARNER BROS y EDITOR DESCONOCIDO, interpretada por DavidGuettaySamMartin.(N.delaE.)

[13]Emozioni,ACQUAAZZURRAEDMUSSRL,interpretadaporLucioBattisti.(N.delaE.)

[14]This is howwe do,WHEN I'MRICHYOU'LLBEMYBITCH,WARNER-TAMERLANEPUBLISHING CO, WARNER BROS MUSIC, CANCIONES WARNER BROS, KLASAAHLUND PUBLISHING AB, LATERAL MGMT LONDON STOCKHOLM AB, KOBALTMUSIC SERVICES LTD, MXM MUSIC AB, PRESCRIPTION SONGS, KOBALT MUSICSERVICESAMERICAINCyKOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED, interpretadaporKatyPerry.(N.delaE.)

[15]Véasenota7.

[16] Well that was easy, FRANZ FERDINAND, RICH COSTEY, DOMINO RECORDS,DOMINO, ALEX KAPRANOS. NICK McCARTHAY, BOB HARDY, PAUL THOMSON,interpretadaporFranzFerdinand.(N.delaE.)

[17] Glacier, EMI MUSIC PUBLISHING LTD y EMI MUSIC PUBLISHING SPAIN S A,interpretadaporJamesVincentMcMorrow.(N.delaE.)

[18]Véasenota7.

[19] Changing, SIGMA, PALOMA FAITH, CAMERON EDWARDS Y JOE LENZIE, PETERKELLEHER, BEN KOHN, TOM BARNES, WAYNE HECTOR, TMS Y ELLA EYRE, RCA,EPIC,3BEATYALLAROUNDTHEWORLD,interpretadaporSigmayPalomaFaith.(N.delaE.)

[20]Iwillneverletyoudown,TSJMERLYNLICENSINGBV,EMIMUSICPUBLISHINGLTDyEMIMUSICPUBLISHINGSPAINSA,interpretadaporRitaOra.(N.delaE.)

[21] Not giving in, B UNIQUE MUSIC, KOBALT MUSIC COPYRIGHTS SARL, KOBALTMUSIC COPYRIGHTS (UK) LTD, KOBALT MUSIC SERVICES LTD, KOBALT MUSICPUBLISHING LIMITED, SONY/ATV MUSIC PUBLISHING (UK) LIMITED y SONY ATVMUSICPUBLISHING(SPAIN)LLCSENC,interpretadaporRudimentalyJohnNewmanyAlexClare.(N.delaE.)

[22] Come get it bae,MORE WATER FROM NAZARETH PUBLISHING INC, EMI APRILMUSICINCyEMIMUSICPUBLISHINGSPAINSA,interpretadaporPharrellWilliamsyMileyCyrus.(N.delaE.)

[23]Véasenota7.

[24] Habits (stay high), WOLF COUSINS, CANCIONES WARNER BROS,WARNER/CHAPPELL MUSIC SCAND AB, GREEN ROSE SONGS, EMI MUSICPUBLISHINGSCANDINAVIAAByEMIMUSICPUBLISHINGSPAINSA, interpretada porToveLoyHippieSabotage.(N.delaE.)

[25] Roar,WHERE DA KASZ AT, BONNIE MCKEE MUSIC, KOBALT MUSIC SERVICESAMERICA INC, KASZ MONEY PUBLISHING, KOBALT MUSIC SERVICES LTD,PRESCRIPTIONSONGS,ONEIROLOGYPUBLISHING,MXMMUSICAB,KOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED,WHENI'MRICHYOU'LLBEMYBITCH,WARNER-TAMERLANEPUBLISHING CO, WARNER BROS MUSIC, CANCIONES WARNER BROS y SONGS OFPULSERECORDING,interpretadaporKatyPerry.(N.delaE.)

[26] Stolen dance, SADNECESSARY PUBLISHING EDITION y SONY ATV MUSICPUBLISHING(SPAIN)LLCSENC,interpretadaporMilkyChance.(N.delaE.)

[27]Likeavirgin,WarnerBros,interpretadaporMadonna.(N.delaE.)

[28]Girlsjustwanttohavefun,SONY-ATVTUNESLLCySMPUSAESPAÑOLA,interpretadaporCyndiLauper.(N.delaE.)

[29] Fancy, LATERAL MGMT LONDON STOCKHOLM AB, KOBALT MUSIC SERVICESLTD,KOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED,ASTASIOMUSICLTD,PEBWORTHMUSICLTD, SONY/ATVMUSIC PUBLISHING (UK) LIMITED, SONY ATVMUSIC PUBLISHING(SPAIN) LLC S EN C, STELLAR SONGS LIMITED, EMI MUSIC PUBLISHING LTD, EMIMUSIC PUBLISHINGSPAIN SA,GRANDHUSTLEANTHEMS, SONY-ATVTUNESLLC,SMP USA ESPAÑOLA, TURN FIRST MUSIC PUBLISHING, SONY ATV SONGS LLC,SONY/ATVBALLADySONY/ATVALLEGRO,interpretadaporIggyAzaleayCharliXCX.(N.delaE.)

[30] Stronger (What doesn't kill you), UNIVERSAL/MGB SCANDINAVIA AB, UNIVERSALMGBINTERNACIONAL,BMGGOLDSONGS,BMGRIGHTSADMINISTRATIONSPAINSLU,PERFECTSTORMMUSICGROUPAB,SONYATVMUSICPUBLISHING(SPAIN)LLCSENC,EMIAPRILMUSICINC,EMIMUSICPUBLISHINGSPAINSAyKURSTINMUSIC,interpretadaporKellyClarkson.(N.delaE.)

[31]Geronimo,EMPIREOFSONG(AUSTRALIA)PTYLTD,MUSHROOMMUSICPTYLTDyCLIPPERSSLEDICIONESMUSICALES,interpretadoporSheppard.(N.delaE.)

[32] Certain things, B UNIQUE MUSIC, KOBALT MUSIC COPYRIGHTS SARL, KOBALTMUSIC COPYRIGHTS (UK) LTD, KOBALT MUSIC SERVICES LTD, KOBALT MUSICPUBLISHING LIMITED y EDITORDESCONOCIDO, interpretada por James Arthur y ChasingGrace.(N.delaE.)

[33]Angie,PROMOPUBBVyTROMUSICAESPAÑASL,interpretadaporTheRollingStones.(N.delaE.)

[34]Riptide,WBMUSICCORP,WARNERBROSMUSIC yCANCIONESWARNERBROS,interpretadaporVanceJoy.(N.delaE.)

[35] FourFive Seconds, DALLAS AUSTIN, MIKE DEAN, NOAH GOLDSTEIN, KIRBYLAURYEN,DAVELONGSTRETH,PAULMcCARTNEY,ELONRUTBERG,TYDOLLASIGNYKANYEWEST,UNIVERSALYVIRGINEMIyRIHANNA, interpretadaporRihanna,KanyeWestyPaulMcCartney.(N.delaE.)

[36]Uptown Funk,WAYABOVEMUSIC, SMPUSAESPAÑOLA, SONYATVSONGSLLC,THOU ART THE HUNGER MUSIC, CANCIONES WARNER BROS, NORTHSIDEINDEPENDENTMUSIC PUBLISHING LLC, SONY/ATVBALLAD,MARS FORCEMUSIC,BMG RIGHTS ADMINISTRATION SPAIN S L U, BMG GOLD SONGS, ZZR MUSIC LLC,UNIVERSAL MCA MUSIC ESPAÑOLA y EDITOR DESCONOCIDO, interpretada por MarkRonsonyBrunoMars.(N.delaE.)

[37]Feel so close,EMI PUBLISHINGLTD y EMI PUBLISHING SPAIN SA, interpretada porCalvinHarris.(N.delaE.)

[38]Lightyearsaway,MUSICALFREEDOMPUBLISHING,KOBALTMUSICSERVICESLTD,KOBALT MUSIC PUBLISHING LIMITED, TAPE MUSIC LTD, BMG RIGHTSMANAGEMENT(UK)LIMITED,BMGRIGHTSADMINISTRATIONSPAINSLUyEDITORDESCONOCIDO,interpretadaporTiëstoyDBX.(N.delaE.)

[39]Blame,B UNIQUE MUSIC, KOBALT MUSIC COPYRIGHTS SARL, KOBALT MUSICCOPYRIGHTS(UK)LTD,KOBALTMUSICSERVICESLTD,KOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED, TSJMERLYN LICENSING B V, EMIMUSIC PUBLISHING LTD y EMIMUSICPUBLISHINGSPAINSA,interpretadaporCalvinHarrisyJohnNewman.(N.delaE.)

[40]Love me like you do,MXMMUSIC AB, KOBALTMUSIC SERVICES LTD y KOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED,interpretadaporEllieGoulding.(N.delaE.)

[41]Feelagain, BUTTERFOOT,KOBALTMUSICSERVICESAMERICA INC,ACORNMANMUSIC, BLASTRONAUT PUBLISHING, SONGS OF PATRIOT GAMES, PATRIOTENTERTAINMENTLLC,KOBALTMUSICSERVICESLTD,KOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED, SONY-ATVTUNESLLC, SMPUSAESPAÑOLAyMIDNITEMIRACLEMUSIC,interpretadaporOneRepublicyHeartbeats.(N.delaE.)

[42] Lost Stars, EMI BLACKWOOD MUSIC INC, EMI MUSIC PUBLISHING SPAIN S A,MORE WHERE THAT CAME FROM, GROSSE POINTE HARLEM PUBLISHING, BMGRIGHTSMANAGEMENT(UK)LIMITED,BMGRIGHTSADMINISTRATIONSPAINSLUyEDITORDESCONOCIDO,interpretadaporAdamLevine.(N.delaE.)

[43]Unconditionally,MXMMUSICAB,KOBALTMUSIC SERVICESLTD, PRESCRIPTIONSONGS, KOBALTMUSIC SERVICES AMERICA INC, ONEIROLOGY PUBLISHING, KASZMONEYPUBLISHING,KOBALTMUSICPUBLISHINGLIMITED,WHENI'MRICHYOU'LLBE MY BITCH, WARNER-TAMERLANE PUBLISHING CO, WARNER BROS MUSIC yCANCIONESWARNERBROS,interpretadaporKatyPerry.(N.delaE.)

Nomepuedocreerqueyahayamosllegadoaltercerlibro.RecuerdoperfectamenteelprimerdíaquemesentéaescribirsobreelseñorRileyyla señorita Parker. Escribí lo que me gustaría leer y me enamoréperdidamentedeestahistoriaquesindudaalgunahamarcadounantesyundespuésenmivida.MeemocionaymehacesonreírdeorejaaorejacuandodefendéisaRyanycuandoosenfadatantoquequisieraisentrarenellibroygritarlequeesodioso.Locomprendéisalaperfecciónysabéisvermásalládeloobvio.MeemocionaqueosidentifiquéisconMaddieyqueencadalíneahayáissidocapacesdeentendercuántosequieren.Perosobre todomehace felizqueestahistoriaoshayaemocionado,oshayaarrancado un suspiro, una lágrima o una sonrisa porque la escribí paratodaslaschicasquecomoyoseenamorandeloschicosdeloslibros.

EstelibroestádedicadoaGiuseppe,elhombremásmaravillosoque

haysobrelafazdelatierrayqueda,comomínimo,paraunadecenadetrilogías.YamipequeñajoPasqualequeapesardesereso,unpequeñajo,siempre entiende quemamá está trabajando, perome deja comérmelo abesos.

Amifamilia,conlaquecompartopaísyconlaqueno.Discutamosmásomenos,nosllamemosunavezodiez,osquieromuchísimoatodos.

ACarmen.Ahora estás viviendo una nueva aventura y no podemosvernos tanto como antes. Las nuevas tecnologías también nos lo estánponiendo fácil, pero estoy completamente segura de que si podemosencontraruna terracitadondesentarnosacharlar,hayapasadoel tiempoquehayapasado,siempreseguirásiendoigual.

Amisamigos.Soislosmejores.ATiaré.¿Qué tedigoque túnosepasya?Tedebomuchoynome

voyacansarderepetirlo,comotampocomevoyacansardeagradecertetodo loquehacespormí.El stickerdel facebookde«You're the#1» sequedacortocontigo.Ereslamejor.

ASilvia,AroayMontse(yTiaréotravez).Haceprácticamentenada

nonosconocíamosyahoranos locontamos todo.Meríoconvosotras,meanimáis,meapoyáisysoisunadelasmejorescosasquehesacadodeestaaventura.¡Ametamorfosearse!

AEstherEscoriza.Entre todas las editoras delmundo creo quemetocólaloteríacontigo.Meapoyas,meescuchasyapesardequesiempremeretraso,dequesiempretengoalgoquecambiar,detodaslascosasdelas queme acuerdo en el últimomomento (o el día después del últimomomento), tú siempre estás ahí con una sonrisa para ayudarme.Muchasgracias.

AZafiroyatodoelgrupoPlanetaporconfiarenmí.YcomonopodíaserdeotramaneraaNacary,Jessi,Patri,Patricia,

Irene, Beatrice, Lau, Adeila, Mitera, Pamela, María, Loli, María Bella,Campanilla, Cecilia y todas las chicas del grupo de Facebook «AquímandaRyanRileychicas».Soisincreíbles.Osapuntáisaunbombardeoysiempre encontráis un huequito paraRyan yMaddie.Nada de esto seríaposiblesinvosotrasasíquesiempreosestaréagradecida.

MUCHASGRACIASATODOS.

Biografía

Cristina Prada tiene 30 años y vive en San Fernando, una pequeñalocalidadcosteradeCádiz.Casadayconunhijo,siemprehasentidounaespecial predilección por la novela romántica, género del cual devoratodos los libros que caen en sus manos. En la trilogía «Todas lascancionesdeamor»decidióunirtresdesusgrandespasiones:laescritura,laliteraturarománticaylamúsica.

Encontrarásmásinformacióndelaautoraysusobrasen:

www.facebook.com/todaslascancionesdeamor@everysongwhich

TodaslascancionesdeamorquesiempresonaránenlaradioCristinaPradaNosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal).DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.PuedecontactarconCEDROatravésdelawebwww.conlicencia.comoporteléfonoenel917021970/932720447.©delaimagendelaportada,AfricaStudioyOngsiriSubhayon-Shutterstock©CristinaPrada,2015©EditorialPlaneta,S.A.,2015Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)www.edicioneszafiro.comwww.planetadelibros.comLospersonajes,eventosysucesospresentadosenestaobrasonficticios.Cualquiersemejanzaconpersonasvivasodesaparecidasespuracoincidencia.Primeraedición:mayode2015ISBN:978-84-08-14116-7Conversiónalibroelectrónico:Àtona-VíctorIgual,S.L.www.victorigual.com


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