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3. La Caricatura Politica Bajo La Dictadura Militar

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    [REVISTA CONTEMPORNEA DOSSI CONVIDADO: CARICATURAPOLTICA EN EL CONO SUR]

    Ano 4, n 4 | 2014, vol.2ISSN [2236-4846]

    LA CARICATURA POLTICA BAJO LA DICTADURA MILITARARGENTINA (1976-1983)

    Mara Burkart

    Resumen

    Este trabajo analiza el despliegue de la caricatura poltica en la ltima dictadura

    militar argentina a partir de la obra y trayectoria de los dibujantes ms destacados de

    aquel entonces: Landr, Sbat y Cascioli. Se estudian las caricaturas de Landrpublicadas en las tapas de Ta Vicenta (1976-1979), las de Sbat publicadas en las

    secciones Poltica y Panorama Poltico del diario Clarnentre 1976 y 1983, y las de

    Cascioli, publicadas en la portada de HUM entre 1978 y 1983. Se distinguen tres

    dimensiones de anlisis, por un lado, las trayectorias y las caractersticas distintivas

    del trazo de cada uno de estos caricaturistas, por otro, los medios que fueron soporte

    de estas imgenes y su relacin con el rgimen, y por ltimo, las representaciones

    plasmadas en las imgenes cmicas producidas por cada dibujante y su relacin con lacensura.

    Palabras clave: dictadura militar- caricatura poltica- Argentina

    Abstact

    This article analyses the display of political caricatures during the last Argentine

    military dictatorship from the work and career of the most important cartoonist ofthose years: Landr, Sbat and Cascioli. We will study the caricatures of Landr

    published in the covers of Ta Vicentamagazine (1976-1979), of Sbat published in

    the Politics and Political Outlook of Clarnjournal between 1976 and 1983, and the

    caricatures made by Cascioli, published at the covers of HUM magazine between

    1978 and 1983. Three dimensions of analysis are distinguished, on one hand, the

    careers and the distinctive characteristics of the line of each cartoonist, on the other

    Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Investigadora del ConsejoNacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas en el Instituto de Estudios de Amrica Latina y elCaribe, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. [email protected]

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    hand, the media which was the material support of these images and their relationshipwith the military government, and finally, the representations capture in the comic

    images produced by each cartoonist and it relation with censorship.

    Key words:Military dictatorship- political caricature- Argentina

    La dictadura militar instaurada en Argentina en 1976 se caracteriz por haber

    llevado al paroxismo la violencia estatal a partir del plan sistemtico de desaparicin

    de personas que implic 30.000 desaparecidos, pero tambin el exilio de miles deargentinos y la imposicin del miedo y el terror. Ese plan se correspondi con el

    proyecto de desaparicin sistemtica de smbolos, discursos, imgenes y tradiciones

    (INVERNIZZI y GOCIOL, 2002, p. 23). Las consecuencias de esta poltica

    destructiva fueron nefastas para la sociedad y la cultura argentina. No obstante y a

    diferencia de la dictadura militar instaurada en 1966 y de otras dictaduras del Cono

    Sur, la caricatura poltica y el humor grfico no fueron prohibidos en su totalidad,

    solo ciertos tipos de risa y de publicaciones fueron censuradas y clausuradas

    (BURKART, 2012). La pregunta sobre por qu no hubo una prohibicin total no es

    ociosa como tampoco indagar en qu tipo de risa y en quines estuvieron autorizados

    y quines no para desarrollar el arte de la caricatura.

    Este trabajo analiza el despliegue que tuvo la caricatura poltica durante el

    rgimen militar a partir de la obra y trayectoria de los dibujantes ms destacados de

    aquel entonces: Landr, Sbat y Cascioli. En particular, analizar las caricaturas de

    Landr publicadas en las tapas de Ta Vicenta (1976-1979), las de Sbat, en las

    secciones Poltica y Panorama Poltico del diario Clarnentre 1976 y 1983, y las de

    Cascioli, en la portada de HUM entre 1978 y 1983. Distingo tres dimensiones de

    anlisis, por un lado, las trayectorias y las caractersticas distintivas del trazo de cada

    uno de estos caricaturistas, por otro, los medios que fueron soporte de estas imgenes

    y su relacin con el rgimen, y por ltimo, las representaciones plasmadas en las

    imgenes cmicas y su relacin con la censura.

    Una hiptesis que recorre este trabajo es que el despliegue de la caricatura y,

    muy especialmente, lo que determina su poder, su eficacia y su perdurabilidad en la

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    memoria colectiva no est determinado por quin es el primero en caricaturizar aquien detenta mayor poder, en este caso, al dictador Videla, sino ms bien por otras

    cuestiones que operan de modo combinado como ser: el lugar que ocupa el dibujante

    y el medio donde publica en el campo cultural, meditico y poltico; el lugar de la

    caricatura en el pacto de lectura de la publicacin que le es soporte, las caractersticas

    materiales, estilsticas y grficas de su edicin, el tipo de risa que dichas caricaturas

    provoca y la sensibilidad social predispuesta a identificarse con la propuesta

    elaborada por el dibujante. Asimismo, el despliegue de la caricatura est sujeto aldevenir poltico, en especial, bajo regmenes autoritarios marcados por el control

    estricto del espacio pblico.

    Tres dibujantes, tres tipos de caricaturas, tres medios de prensa

    A mediados de la dcada del setenta, los caricaturistas polticos ms

    destacados de la Argentina eran Landr, Sbat y Cascioli, dos generaciones se

    encontraban y se disputaban los espacios de prestigio en el campo periodstico y del

    humor grfico. Por un lado, la generacin representada por Landr y, por otro, la

    encabezada por Cascioli; en medio de ambos, se encuentra Sbat, uruguayo de

    nacimiento y argentino por opcin. Landr naci como Juan Carlos Colombres en

    Buenos Aires en 1923. En 1945 comenz a publicar chistes grficos en diversos

    diarios y revistas humorsticas, y su consagracin lleg con Ta Vicenta, la

    publicacin humorstica que supo condensar la modernizacin cultural promovida por

    el desarrollismo frondizista hasta que fue clausurada en 1966 por el dictador Ongana.

    Ta Vicentano slo fue un gran xito comercial sino que fue una gran innovadora del

    humor grfico. Tras su clausura, Landr intent reflotarla bajo otros nombres pero no

    pudo, y public en revistas de inters general y en el diario Clarn. En 1971, recibi el

    Premio Maria Moors Cabot que otorga la Escuela de Periodismo de la Universidad de

    Columbia, Estados Unidos; y en 1976, mientras colaboraba con Clarn, relanz a Ta

    Vicenta, la cual se edit hasta 1979.

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    Andrs Cascioli naci en 1936 en Avellaneda (Buenos Aires). En 1972, juntocon Oskar Blotta, fund la revista Satiricn, en la cual fue director de arte y a partir

    del sexto nmero ilustr la mayora de sus tapas. Satiricnllen el vaco que haba

    dejado Ta Vicentay encabez, junto a la cordobesaHortensiay el diario Clarn, una

    nueva renovacin del humor grfico. En 1974, fue clausurada y, en su lugar, Cascioli

    lanz Chaupinelapero sta debi cerrar en noviembre de 1975 por un conflicto con la

    presidente Isabel Pern. Si bien Satiricnfue un gran xito, la consagracin definitiva

    de Cascioli se produjo con la revista HUM que se edit entre 1978 y 1999. Casciolifalleci en junio de 2009.

    Hermenegildo Sbat naci en 1933 en Montevideo, Uruguay. En 1966 se

    instal en Buenos Aires y particip de la revista Primera Plana y del diario de la

    comunidad inglesa, TheBuenos Aires Herald. Su consagracin se produjo en 1971

    por su trabajo para el diario La Opinin de Jacobo Timerman. En 1973, dej La

    Opinin y se incorpor al diario Clarn, donde ya estaba Landr y donde an hoy

    sigue publicando sus caricaturas. En 1988, recibi el premio Maria Moors Cabot, al

    igual que Landr en 1971.

    Landr, Sbat y Cascioli se destacaron por su trazo nico, por recurrir a

    diferentes recursos del humor y por establecer una particular relacin entre texto e

    imagen. A fines de los aos cincuenta, Landr innov con el despliegue de un humor

    absurdo que estticamente pareca ingenuo, incluso infantil, tributario del dibujante

    rumano Saul Steinberg y que en Argentina lo tuvo entre sus mayores exponentes junto

    a Oski (Oscar Conti). En los aos setenta, este tipo de humor haba dejado de ser una

    novedad pero Landr tena el reconocimiento de sus pares y del pblico, y lo sigui

    abonando hasta su retiro hace apenas unos aos. La obra de Landr se caracteriza por

    incorporar la caricatura personal a la vieta humoristica (cartoon). Este aspecto

    tcnico implica una relacin texto-imagen en la cual el efecto cmico no est

    nicamente en el dibujo, que exagera los rasgos del caricaturizado o apela a su

    animalizacin, sino en el texto que, en forma de dilogo, acompaa a esa imagen. Es

    decir, la caricatura est al servicio del chiste.

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    En las antpodas de Landr est Sbat, en cuya obra la imagen es laprotagonista y la palabra est ausente, aunque los editores del diario agreguen la

    leyenda con los nombres de los retratados. El estilo de Sbat tambin se distancia

    sustancialmente del de Landr, siendo ms suelto y experimental en su trazo. Sbat se

    destaca por una sensibilidad casi surrealista que capta gestos y detalles invisibles para

    el comn de las personas: a los personajes retratados pueden aparecerle alas en la

    espalda, cornamentas faunescas en la frente o sus pies se dirigen hacia el rumbo

    opuesto al que lo hace el torso; o registra presencias no percibidas por la miradanormal as es que el retratado puede encontrarse con un nio, con Carlos Gardel o

    Discepoln, o en situaciones intranquilizantes como estar bajo una lluvia de tijeras o

    bajo la mirada parca y vigilante de un impertrrito Humphrey Bogart. La ausencia de

    palabras y la negativa de Sbat a explicitar algn significado a esos elementos que

    incorpora a sus dibujos tornaron a su obra, por momentos, crptica para el censor y

    para el lector medio de un diario masivo como era Clarn.

    Las caricaturas de Cascioli, a diferencia de las de Sbat, tienen un trazo bien

    definido e intensos colores que, abarrotados, refuerzan la potencia del dibujo al

    aparecer sobre fondo blanco. Tributarias de Abel Ianiro, son de estilo figurativo, son

    reconstrucciones barrocas (ABS, 2006, p. 7). Estas imgenes hablaban por s

    mismas, no obstante en muchos casos tienen un ttulo que ampla o limita sus

    posibles lecturas. Cascioli se destac por el ingenio para encontrar metforas burlonas

    en imgenes que remitan al repertorio iconogrfico de la cultura popular y masiva

    autorizada por el rgimen militar. Resignific en clave de stira poltica palabras,

    gestos y smbolos asociados, por un lado, a la cultura masiva que formaba parte de la

    cotidianidad de los lectores y, por otro, a personajes pblicos cuyas imgenes

    circulaban por los medios de comunicacin; y fue sumamente eficaz en las sntesis

    visuales que propuso. Asimismo, el uso del color sobre el fondo blanco hizo que las

    tapas de sus publicaciones sobresalieran en los puestos de venta de diarios y revistas,

    donde predominaba el blanco y negro para los primeros y las fotografas con fondos

    oscuros para los segundos.

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    Las imgenes de Cascioli y de Landr fueron tapa de revista y por lo tantoocuparon un espacio de privilegio a diferencia de las de Sbat que se publicaron en las

    pginas interiores del diario. Otra diferencia es que las caricaturas de Landr y

    Cascioli se publicaron en colores mientras que las de Sbat eran imgenes en blanco y

    negro el color an no haba llegado a los diarios, recortadas en medio de extensas

    notas periodsticas. Las caricaturas de Sbat se sucedan, por un lado, con los

    cartoonsde Landr en las secciones Poltica, Economa e Internacionales del diario y,

    a partir de 1981, acompaaron la columna Panorama Poltico que escriban losprincipales periodistas del matutino. Por otro lado, se alternaban con fotografas, las

    cuales entre 1976 y 1980 fueron, en general, retratos solemnes de las autoridades

    militares. A diferencia de las revistas de humor y de darle un lugar destacado a la

    caricatura, Clarnera un diario extremadamente serio, formal y aburrido hasta 1982.

    La pgina de humor al final del diario como las caricaturas de Sbat y las vietas

    humorsticas de Landr eran verdaderos oasis de distensin.

    El matutino fundado por Roberto Noble en 1945 era, a mediados de los aos

    1970, el referente de la clase media urbana y el de mayor tirada a nivel nacional

    (BORRELLI, 2010; LEVIN, 2013). En marzo de 1976, Clarnconsider inevitable al

    golpe de Estado, respald la restauracin del orden y a Videla como la persona

    indicada para tal empresa debido a su moderacin (Clarn, 24/03/1981); y se mostr

    anuente con la necesidad de refundar la sociedad argentina aunque a travs de

    soluciones desarrollistas (BORRELLI, 2010). Clarnejerci un rol de juez crtico

    a partir del momento en que el ministro no dej dudas sobre su poltica en perjuicio

    de la pequea y mediana industria y la entrada en un modelo de valorizacin

    financiera (BORRELLI, 2010, p. 4). No obstante, asumir esta postura crtica con

    respecto a la poltica econmica de la dictadura militar no impidi que en 1977 se

    asociara al Estado, junto a los diarios La Naciny La Razn, para producir de forma

    monoplica papel de diario en Papel Prensa S.A. La alianza entre Clarn y el

    desarrollismo se disolvi en 1981.

    A partir de mediados de 1978, Clarn comenz a publicar ciertas

    informaciones delicadas, () referidas a las presiones externas por la violacin de los

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    derechos humanos (BLAUSTEIN, 1998, p. 34), sin embargo celebr con entusiasmola celebracin del Campeonato Mundial de Ftbol. Clarnse caracteriz, durante la

    dictadura, por el vaciamiento de vida de las secciones duras del diario

    (BLAUSTEIN, 1998, p. 33), en cambio tuvieron ms sustancia y dinamismo la

    seccin Deportes, Espectculos y su famoso suplemento Cultura y Nacin, donde en

    agosto de 1979, Mara Elena Walsh public su carta Desventuras en el Pas-Jardn-

    de-Infantes. Tambin la seccin Humor y las vietas publicadas en el cuerpo del

    diario mantuvieron una autonoma relativa con respecto a la poltica editorial deldiario (LEVN, 2013).

    Ta Vicenta fue reeditada por Landr a diez aos de su clausura, con ella

    resurga, bajo la dictadura, la prensa de humor poltico. Apareci el 18 de julio de

    1976 con el nmero 370, continuando la numeracin de su edicin anterior, y como

    suplemento del diario Prensa Libre, versin en castellano del matutino alemn Freie

    Presse. Su formato consista en unas 16 pginas de 22 x 28, 5 cm., plegadas y sin

    costura, en papel de poco gramaje, a dos tintas, especialmente, en la tapa. El

    suplemento era semanal y era una versin econmica y reducida de la vieja Ta

    Vicenta: recuperaba su esttica sin incorporar ninguna innovacin tcnica, estilstica

    ni temtica. La nueva Ta Vicenta careca de publicidad y, en ella, Landr era la

    figura central, a l perteneca la mayora de los cartoonsy textos, aunque cont con la

    colaboracin de humoristas como Faruk, Vilar, Andrey y los periodistas Marcos

    Martnez, Pstumo Leonato y cido Ntrico. El cierre del diario llev al fin de esta

    experiencia pero, al poco tiempo, Landr la pudo reeditar.

    El 4 de noviembre de 1977, Ta Vicenta inici propiamente una nueva etapa.

    Con una periodicidad semanal, volvi la cuenta a uno y recuper su tradicional

    formato tabloide 28 x 34,5 cm. Sus tapas siguieron siendo a dos tintas, aument la

    cantidad de pginas a 24, las cuales abrochadas se mantuvieron sin numerar; mejor

    la calidad del papel y sum publicidad y colaboradores. Ta Vicentatuvo un stafffijo

    reducido y muchos colaboradores ocasionales, producto del predominio de una lgica

    de funcionamiento que extremaba las condiciones de trabajo freelance del humorista

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    profesional. La redaccin de Ta Vicentadist de ser la amplia y sociable redaccinque tuvoHUMen sus inicios.

    En consonancia con las metforas procesistas, Ta Vicentase defini como la

    revista del humor sanito. Si bien hizo humor poltico, no hubo caricaturas de

    militares reconocidos hasta mediados de 1978, cuando tambin, para competir con

    HUM, cambi su formato por uno magazine. En Ta Vicenta, el humor poltico se

    combin con el humor costumbrista y con el humor negro. A diferencia de otras

    publicaciones humorsticas que se editaban en aquel entonces y de su experiencia conla anterior dictadura, Landr no tuvo problemas con la censura portea ni con las

    autoridades del Proceso a pesar de que stas eran la materia prima de sus chistes

    grficos y textos cmicos. Las relaciones cordiales que Landr mantena con los altos

    funcionarios militares as como con la tecnocracia liberal, con la cual comparta la

    misma extraccin socio-econmica, le otorgaron inmunidad aunque no pudo evitar

    ocasionales protestas de algn funcionario que se senta ofendido por sus caricaturas

    (LEVN, 2013).

    Ta Vicentafue una revista humorstica, es decir, que se rea de otros y de s

    misma. Su propuesta se basaba en el disparate, la falta de solemnidad, ya se tratase

    de la poltica o de los hbitos sociales (RUSSO y LANDR, 1993, p. 23). En cierto

    modo Landr cumpli el papel de payaso o bufn de las clases dominantes al cual se

    le permitan ciertas licencias. En complicidad con las autoridades, Ta Vicenta

    ironizaba sobre las tareas an pendientes y sobre el rumbo de la economa, sus

    consecuencias sociales y sus responsables. Tambin se readel tema de los derechos

    humanos, cuestionando su relevancia. La amplitud de los temas de su comicidad se

    basaba en la definicin de humor defendida por Landr, para quien El profesional

    debe realizar la caricatura poltica no como militancia partidaria, sino con el fin

    exclusivo de hacer rer al lector, pese a quien pese (en VZQUEZ LUCIO, 1985, p.

    248), y agrega siempre descre del humor oficialista. Pienso que el humor es

    necesariamente crtico, y si es oficialista fracasa. (...) Yo no hago chistes ni a favor ni

    en contra, hago chistes sobre, reconociendo siempre los costados crticos como una

    condicin indispensable de su eficacia (RUSSO y LANDR, 1993, p. 20). Sin

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    embargo, Ta Vicentano logr ser lo suficientemente crtica y as fue que no tuvo elmismo xito que en los aos cincuenta y sesenta. Segn Sasturain se trat de una

    lavadsima Ta Vicenta[y] de un Landr blandito (1995, p. 22).

    Mientras Landr se esforzaba por conquistar ms lectores para Ta Vicenta,

    apareci HUM. La competencia entre ambas fue fuerte. Segn Cascioli, Landr

    intent impedir que saliera su revista. Mientras sta era an un proyecto, Landr le

    advirti a Cascioli que el ministro del Interior, general Albano Harguindeguy, no

    tolerara una publicacin parecida a Satiricno Chaupinela (Hn 221, junio de 1988,p. 60). HUM fue lanzada en junio de 1978 en medio de la euforia generada por el

    Campeonato Mundial de Ftbol; a fines de 1979 Ta Vicentacerr definitivamente.

    Durante los aos de la dictadura militar, HUM atraves un proceso de

    transformacin por el cual pas de ser una revista de humor grfico a convertirse, en

    aparente paradoja, en una revista satrica seria y polticamente comprometida

    (BURKART, 2012). La revista desbord los lmites que le imponan su gnero y, al

    hacerlo desde un sentido crtico, se transform en un prestigioso espacio meditico

    cuya relevancia consisti en colocar a la cultura en un lugar polticamente central

    entre las estrategias de disidencia y oposicin a la dictadura militar. La revista

    desenmascar los proyectos de orden que los militares y civiles a ellos aliados

    intentaron imponer, y contribuy a recuperar el campo de la gran produccin cultural

    a partir de estructurar sentimientos sociales dispersos en una posicin en el campo

    alternativa a la dominante. Desde esa nueva posicin, HUM socav la histrica

    legitimidad de las Fuerzas Armadas como actor poltico y erigi a la democracia

    como el mejor rgimen poltico posible y como todo un modo de vida. Para ello, los

    diversos recursos de lo cmico y del humor fueron elementos centrales por su carcter

    ambiguo y esquivo como as tambin por su capacidad agresiva, en el caso de la

    stira, y cohesiva.

    Cascioli y varios de los humoristas y periodistas que participaron en la revista

    haban participado en emprendimientos editoriales que haban sido clausurados por el

    poder poltico antes y durante la dictadura militar: Satiricn en 1974 y 1976,

    Chaupinelaen 1975,El Ratn de Occidenteen 1977. Toms Sanz, jefe de redaccin

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    de HUM, reflexiona al respecto: Nunca supe por qu insistamos en seguirhaciendo esto. Seguro que fue ms por ingenuos que por valientes. Y porque era lo

    nico que sabamos hacer (Pgina/12, 02 de julio de 2006). Y agrega Era el 78, y

    lo peor de la represin haba pasado. Pero tambin era andar por la cuerda floja,

    porque los nombres eran siempre los mismos, y en algn lado saltaban.

    Advirtiendo que an no estaban dadas las condiciones para una publicacin de

    humor poltico independiente, se decidi hacer una revista de humor a secas, y su

    nombre expona esa estrategia al sugerir algo as como: fjense, somos esto, sloesto y no mordemos, tenemos patente, chapa, registro de humoristas (SASTURAIN,

    1995, p. 23). Asimismo, sus editores haban decidido peinar bastante las notas,

    cuidndonos de alguna posible clausura (H n 221, junio de 1988: p. 60). En su

    primer nmero HUM llam a olvidar a sus antecesoras como estrategia dirigida a

    despegarse de aquellas ante la censura pero tambin como parte de la percepcin de

    que haba que comenzar a pensar para despus con respecto a la dictadura. Sin

    embargo, el producto que se ofreca, con las caricaturas de tapa, el estilo grfico,

    cierto sentido crtico y el equipo de colaboradores, remita indefectiblemente a las

    experiencias editoriales pasadas y se contrapona a dichas advertencias. Tambin

    evitaron hacer referencia a la Iglesia catlica lo cual haba motivado el secuestro y

    las agresiones que recibi el director de la franquicia argentina de MAD en febrero de

    1978 y a cuestiones sexuales para que la revista no fuera calificada de inmoral por

    pornogrfica, lo que podra implicar la clausura. La experiencia ya acumulada con

    Satiricny Chaupinelales haba enseado que frente a la censura legal era ms fcil

    defender y conseguir adhesiones para una publicacin poltica que para una calificada

    de pornogrfica. Y se evit desafiar abiertamente al rgimen, haba un reconocimiento

    tcito de que ste no estaba dispuesto a tolerar crticas directas y mucho menos la

    denuncia de las atrocidades represivas. Se saba que quienes se haban atrevido a

    hacerlo lo haban pagado con el exilio, la crcel o hasta con la vida. El hecho de que

    similar destino tambin tuvieron quienes se haban mostrado ms conformistas,

    dejaba en evidencia que los lmites y las reglas no eran claros.

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    A diferencia de Ta Vicenta, HUM fue una revista con lmites y con unafuerte impronta moral que apel a la stira poltica, esto es a usar lo cmico como

    arma. No promovi la burla a la inteligencia, salvo cuando sta se presentaban elitista

    y soberbia, y tampoco al compromiso ni a la buena conciencia. HUM construy un

    enunciador serio mas no solemne, que no se rea por cualquier cosa sino del enemigo

    blanco de su stira. Entre 1978 y principios de 1981, la trayectoria de HUM estuvo

    marcada por la experimentacin y la definicin de su contrato de lectura con un fuerte

    predominio del humor costumbrista. Entre 1981 y 1983, HUM se consolid en elcampo cultural y meditico, explcitamente se politiz y fue un xito en ventas.

    Caricaturas y dictadura

    El golpe de Estado signific el fin de Satiricny de la lnea irreverente que la

    caracterizaba pero esto no signific el fin de la prensa de humor grfico, las revistas

    que se editaron entre 1976 y 1977, con la excepcin de Ta Vicenta, se caracterizaron

    por replegarse en un humor costumbrista muy lavado y anodino, que deriv en su

    fracaso comercial. Para Clarnla situacin fue distinta. El diario sigui publicando su

    pgina de Humor en la contratapa y los humoristas mantuvieron sus fuentes de

    trabajo. No obstante, inmediatamente despus del Golpe, en el cuerpo del diario, la

    caricatura poltica se retir de la seccin Poltica y se aloj en las secciones

    Economa, Internacionales y en el suplemento Cultura y Nacin. Su retorno fue

    tmido, gradual, con marchas y contramarchas, como si los editores estuviesen

    buscando, con mucha cautela, establecer los mrgenes de lo permitido por un rgimen

    que jugo con la ubicuidad de la censura y de la represin al no explicitar las reglas del

    juego.

    El primero en retomar el humor poltico fue Landr, primero, en Clarn y,

    luego en Ta Vicenta. No obstante, en el matutino lo hizo sin recurrir a la caricatura

    personal sino ms bien a personajes estereotipados. La primera caricatura personal fue

    realizada por Sbat. Se public el 7 de abril de 1976 y el retratado fue Guillermo

    Bravo, flamante Secretario de Comercio; le sigui, al da siguiente, una de Mario

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    Crdenas Madariaga, secretario de Agricultura y Ganadera, y el 9 de abril, la primeracaricatura del ministro de economa, Jos A. Martnez de Hoz. En poco tiempo la

    galera se fue ampliando con caricaturas de funcionarios de segunda lnea del

    ministerio de economa y con los militares que ocupaban los ministerios de Trabajo,

    del Interior, de Educacin, con el intendente de la ciudad de Buenos Aires y el

    almirante Emilio Massera, miembro de la Junta Militar. Sin embargo, esta apertura

    inicial hacia la caricatura poltica fue rpidamente clausurada y fueron los miembros

    del equipo econmico los principales protagonistas de las caricaturas de Clarny TaVicentaentre 1976 y mediados de 1978.

    El desarrollo de la caricatura poltica bajo la dictadura militar tiene distintos

    momentos. Un primer punto de inflexin es el ao 1978, a partir de esa fecha el

    presidente de facto, general Jorge R. Videla, comenz a ser caricaturizado. Los

    lmites de esta primera distensin quedaron inmediatamente a la vista ya que no

    habilit las mismas posibilidades para todos los dibujantes. Sbat y Landr

    comenzaron a hacer imgenes cmicas de Videla; en cambio para Cascioli fue la

    coyuntura propicia para filtrar su nueva revista, HUM. Una segunda y ms profunda

    distensin ocurri en 1981, cuando el general Roberto Viola asumi la presidencia de

    la Nacin. Finalmente, fue durante la transicin a la democracia iniciada tras la

    derrota en la Guerra de Malvinas que la caricatura alcanz su mximo despliegue

    como arma de combate.

    Martnez de Hoz, el blanco predilecto de la stira

    Sin duda Martnez de Hoz fue la figura de la dictadura militar ms

    caricaturizada durante la vigencia de la misma. Sin contar con el beneplcito de toda

    la jerarqua castrense ni siquiera de todos los liberales (CANELO, 2008), la cuestin

    econmica se discuti abiertamente casi desde el inicio del Proceso, tanto dentro del

    gobierno como en el mundo empresarial e incluso, aunque en menor medida, en los

    partidos y los medios masivos de comunicacin (NOVARO y PALERMO, 2003, p.

    57-58). La crtica se vio facilitada por el hecho de que el ministro de economa y su

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    equipo eran civiles y no militares, se trataba del rea de gobierno que haba quedadopara sus aliados civiles y, por lo tanto, fuera del reparto equitativo de cargos que

    haban hecho las tres armadas al asumir el poder. Estos aspectos y el amplio y

    temprano rechazo a su poltica resultaron decisivos para convertir al ministro en el

    blanco predilecto de los caricaturistas.

    No obstante el hecho de que el ministro fuera un blanco fcil, las primeras

    caricaturas de Martnez de Hoz no sobresalen por su agresividad sino por el desafo

    mismo que su publicacin representaba. A travs de ellas dibujantes y editores fuerontanteando lo que se poda y no se poda hacer bajo el rgimen militar. La primer

    caricatura de Martnez de Hoz como se dijo fue realizada por Sbat y se public en

    Clarna quince das de producido el Golpe, ella alude al anuncio del plan econmico

    del autoproclamado Proceso de Reorganizacin Nacional: Martnez de Hoz, serio,

    con su largo y delgado cuello y sus enormes orejas, est ante una tarima gesticulando

    con sus dedos mientras eleva su ceja izquierda. A un costado, el nio fetiche de Sbat

    en aquellos aos lo toca con una varita mgica cargada de electricidad (Clarn, 09 de

    abril de 1976). La imagen representa el entusiasmo inicial que gener el plan

    econmico del ministro.

    Sbat, Clarn 9 de abril de 1976.

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    En Ta Vicenta, la primera caricatura de Martnez de Hoz realizada por Landrde la cual tenemos registro es de diciembre de 19761 (Landr, Ta Vicenta n 389

    dicimebre de 1976.), cuando ya haba cierta disconformidad con el rumbo de la

    economa. Un apesadumbrado Martnez de Hoz, en

    traje de bao en una playa, escucha la advertencia de la

    seora gorda, personaje clsico de Landr y

    encarnacin del sentido comn: No se meta, doctor

    Martnez de Hoz. Hoy hay mar de Fondo MonetarioInternacional (TV n 389, diciembre de 1976). Los

    rasgos fsicos del ministro son ridculamente

    exagerados: sus orejas, su largo y delgado cuello, su

    gran cabeza y su delgadez. Ms all de la deformacin

    tampoco no hay un trasfondo agresivo, el chiste es un

    juego de palabras que alude a una advertencia amigable

    ante el peligro de un mayor endeudamiento externo del

    pas. Sin embargo, al igual que en Clarn, con el

    tiempo y a medida que la crisis econmica no se resolva, las caricaturas se fueron

    tornando ms crticas. En efecto, las caricaturas del ministro realizadas entre 1976 y

    1978 tanto por Sbat para Clarn y por Landr para Ta Vicenta revelan el rpido

    desencantamiento que gener el ministro y su poltica econmica. El trazo de los

    dibujantes se fue soltando y fue adquiriendo rasgos ms agresivos las orejas de

    Martnez de Hoz se vuelven ms grandes, sus ojos ms ojerosos y su cuello ms largo

    y retorcido, representando dicho desencanto.

    La caricatura del primer nmero de HUM alude al ministro tanto como al

    director tcnico de la seleccin nacional de ftbol, Csar L. Menotti. La imagen,

    realizada por Cascioli, era una hibridacin visual de Menotti y Martnez de Hoz, los

    dos civiles en los cuales las Fuerzas Armadas haban depositado sus ms elevadas

    expectativas para llevar a cabo dos de sus proyectos ms inmediatos: la obtencin del

    Campeonato Mundial de Ftbol y la transformacin de la economa. El personaje

    1No ha sido posible conseguir la coleccin completa de la revista Ta Vicentay an ms difcil ha sidodar con los ejemplares que fueron suplemento del Freie Presse.

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    resultante de dicho cruce es Menotti de Hoz que posa para los fotgrafos y lascmaras de televisin, y a quien se le adjudica la frase El Mundial se hace cueste lo

    que cueste (Hn 1, junio de 1978). El ceo fruncido, la mirada de reojo y el gesto de

    acariciarse sutilmente un mechn de cabello lo hacen irradiar aires de altivez y

    arrogancia, como quien se siente superior. Y por qu no sentirse as si, como sugera

    la frase, contaba con las garantas totales de Videla para realizar sus objetivos.

    Menotti de Hoz representaba a quienes no toleraran obstculos a los proyectos del

    Proceso y si los hubiera, seran hechos a un lado tambin cueste lo que cueste. Estaedicin fue censurada por la Municipalidad de la Ciudad bajo el rtulo de exhibicin

    limitada (BOM n 15.792, 13 de junio de 1978) por el cual no poda exhibirse la

    portada en los escaparates exteriores de los puestos de diarios. Adems Cascioli tuvo

    que defender su proyecto editorial frente a la comisin de moralidad que funcionaba

    en el Centro Cultura General San Martn. Ese primer nmero, que no pudo exhibir la

    caricatura, vendi 22.478 ejemplares (MATALLANA, 1999).

    La primera caricatura protagonizada por Martnez de Hoz en HUM es de

    enero de 1979. El ministro, desesperada y ridculamente, huye de las fauces de la

    inflacin, representada por el tiburn asesino de la pelcula Jaws 2 de Steven

    Spielberg (H n 8, enero de 1979). La idea de caos que en 1976 haba servido de

    excusa para legitimar al golpe de Estado y al programa econmico patrocinado por el

    ministro era resignificada. En 1979, el caos no estaba asociado al gobierno peronista

    depuesto sino a la dictadura militar. No obstante esta cuestin, el poder de la imagen

    quedaba matizado por la representacin del ministro como vctima ms que como

    responsable de la inflacin y as, de la situacin catica. Pero Cascioli no fue el nico

    que apel a la metfora del caos ni al film estadounidense. En Ta Vicenta una

    caricatura de Landr muestra al ministro pedir desesperadamente: $O$! $O$!

    mientras se ahoga en el mar ante la mirada de dos impvidos baistas (TVn 63, enero

    de 1979). Pero lo ms llamativo fue que unas semanas antes que saliera el nmero de

    HUM antes mencionado, Clarn haba publicado una caricatura de Sbat muy

    parecida. En ella, Martnez de Hoz est en un estrado dando un discurso y por detrs

    se le viene encima el gran tiburn (Clarn, 21 de diciembre de 1978). Ante la

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    semejanza entre ambas imgenes la revista HUM se vio compelida a dar su versinde lo sucedido 2 porque es el nico medio que tenemos para conservar nuestra

    amistad con el maestro Sbat (Hn 8, enero de 1979, p. 11).

    Cascioli, HUM n 8, enero de 1979. Sbat, Clarn 21 de diciembre de 1978.

    La semejanza entre estas dos caricaturas nos permiten ejemplificar la

    diferencia de poder y eficacia de representaciones parecidas pero materializadas de

    distinto modo. Los llamativos colores y la centralidad que significa estar en tapa le

    imprimen un plusa la imagen de Cascioli que carece la de Sbat, cuyo efecto est

    matizado por el blanco y negro y por estar ubicada en una pgina interna del diario,

    rodeada de textos. La caricatura de Cascioli tambin se ve favorecida porque la

    ridiculez de ministro es mayor, ste est haciendo esqu acutico, no est serio dando

    un discurso como en la de Sbat. Sin estar a la vanguardia de la crtica, Cascioli logra

    que sus caricaturas no pasen desapercibidas.

    Hubo otros casos, menos resonantes, en los cuales los humoristas apelaron a

    metforas y recursos visuales similares aunque en general predominaron los recursos

    propios y particulares. En Landr sobresale la asociacin del ministro con la caza. La

    2Segn HUM cuando se public la caricatura de Sbat, la de Cascioli ya estaba en la imprenta (Hn8, enero de 1979, p. 11).

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    aficin de Martnez de Hoz por ese deporte y sus safaris por frica eran de pblicoconocimiento y los humoristas, no slo Landr, encontraron all materia prima para

    sus chistes. Landr retrat al ministro vestido para la ocasin, apuntando con un arma

    al referente del desarrollismo, Rogelio Frigerio, quien aparece con cuerpo de tapir (TV

    n 66, febrero de 1979). En la contratapa de ese mismo nmero, una caricatura

    realizada por Prctico, muestra a Martnez de Hoz descansando en un silln rodeado

    de sus trofeos de caza: las cabezas de una ama de casa, de un jubilado, de un obrero,

    de un maestro y de un empleado pblico, todos desahuciados y con la lengua afuera.La metfora no podra ser menos pertinente y hasta se le puede reconocer ribetes

    escabrosos si uno la asocia con el rgimen de violencia y represin clandestino que la

    dictadura impuso como as tambin el involucramiento que tuvo el ministro con la

    desaparicin de personas concretas3. Sin embargo, es poco probable que en aquellos

    aos se haya hecho esta interpretacin de las caricaturas. Ms posibles es que la

    metfora haya quedado en el plano de las consecuencias nefastas de la poltica

    econmica para el mundo del trabajo.

    La ruleta fue una metfora que us Sbat para representar la liberalizacin del

    mercado financiero local que permiti el ministro. A partir la sancin de la reforma

    financiera en 1977, varias de sus caricaturas son del ministro jugando a la ruleta: ese

    mismo ao, se lo ve apostar rodeado de grandes cantidades de fichas. Cuatro aos

    ms tarde, la ruleta aumenta de tamao y el ministro, demacrado y con su largo cuello

    levemente torcido, ya no tiene fichas para jugar porque ya las apost y las perdi. Su

    legado, ya que la caricatura se publica en el contexto en que Martnez de Hoz deja su

    cargo, es la ruleta misma (Clarn, 26 de marzo de 1981). En los aos siguientes sern

    sus sucesores en el ministerio quienes estarn buscando suerte en ella.

    En HUM, hubo chistes y comentarios irnicos y crticos sobre los safaris y

    sobre el clima de timba que implant el ministro; sin embargo, las representaciones

    que sobresalen son aquellas en las cuales Cascioli asoci a Martnez de Hoz con la

    muerte. HUM le dio la bienvenida al ao 1980 con una caricatura que ofrece un

    pronstico agorero: en ella, Martnez de Hoz es una parca cuya sombra proyecta un

    3Martnez de Hoz falleci en marzo de 2013 mientras cumpla arresto domiciliario ordenado por lajusticia que lo investigaba en tres causas por crmenes de lesa humanidad.

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    ave de rapia, que viene a llevarse consigo a la industria nacional y por extensinimplcita, a los trabajadores (Hn 26, enero de 1980). La prediccin no estuvo errada,

    en marzo de 1980 estall la crisis econmico-financiera que dej a los entusiastas

    consumidores de antao endeudados, a los empresarios quebrados y empobrecidos, y

    peor an a los trabajadores.

    El abanico de recursos iconogrficos que estos dibujantes desplegaron, su giro

    cada vez ms crtico y su permanencia en el tiempo, deja en evidencia el extendido

    rechazo que hubo hacia el plan econmico de la dictadura y hacia su principal mentor.Las crticas provenan desde diversos espacios pero mientras Ta Vicentase limit a

    plasmarlas en sus chistes; HUM las excedi y le dio un carcter militante. En

    sintona con Clarnse identificaba con los postulados desarrollistas, en particular, con

    la defensa de la industria nacional y es en este sentido que en 1979 se declar en

    lucha contra la importacin (Hn 24, diciembre de 1979) y Ediciones de la Urraca,

    la editorial que la editaba, lanz nuevos emprendimientos editoriales. HUM

    demostr una coherencia entre discurso y prctica que contrastaba con la de Clarn,

    que no slo abandon al desarrollismo sino que a pesar de sus crticas a la poltica

    econmica se haba asociado con el Estado en Papel Prensa S.A.

    Caricaturas del dictador

    En las antpodas de Martnez de Hoz, son pocas las caricaturas de Videla

    publicadas mientras detent el poder. La primera es obra de Sbat y se public en el

    diario Clarn el 30 de julio de 1978, en una coyuntura de distensin del rgimen

    (BURKART, 2012). En ella, el dictador est parado de perfil, firme, con una enorme

    cabeza, un cuerpo delgadsimo, una mano extendida hacia adelante y la otra, hacia

    atrs, entregndole el testimonio a Viola quien llega a la carrera como si fuera de

    relevos (Clarn, 30 de julio de 1978). En los das siguientes se publicaron otras en las

    cuales Videla y Viola comparten escena y refieren al traspaso de mando en el Ejrcito

    que se produjo en aquel entonces. Viola era el elegido, el sucesor. Otra imagen lo

    muestra tocando el violn mientras, a un costado, Videla, con una somera sonrisa, le

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    levanta los pulgares en gesto de aprobacin; entre ambos, el nio fetiche de Sbat conun pito con serpentina en su boca tambin levanta el pulgar, pero en este caso, hacia

    Videla (Clarn, 01 de agosto de 1978). Todo andaba bien en las altas esferas del poder

    y si el nio representa a la sociedad, sta estaba satisfecha por la designacin

    realizada. Igualmente, las caricaturas aludan a la centralidad poltica que an

    detentaba Videla pese a su

    alejamiento de la jefatura de las

    Fuerzas Armadas y a la continuidaddel rgimen ante el inicio de su

    segundo mandato. Son caricaturas no

    agresivas, que ms bien demuestran el

    fracaso de los intentos oficiales por

    evitar el personalismo en el ejercicio

    del poder poltico (Sbat Clarn 30 de

    julio de 1978).

    A las pocas semanas, Clarn dej de publicar caricaturas de Videla, quien

    recin volvi a ser retratado por los humoristas en 1980. Para esta fecha, Sbat

    incorpor a sus imgenes nuevos recursos visuales como los naipes franceses que

    armados como castillos representaban el poder y orden social que Martnez de Hoz y

    Videla estaban imponiendo. Al poco tiempo esos castillos comenzaron a derrumbarse

    en referencia a las crisis econmica y poltica que estallaron ese ao (Clarn, 01 de

    abril de 1980). El descontento fue en aumento como qued demostrado en las

    caricaturas de Sbat sobre el final de la gestin de Videla, ste ya no tiene los

    pulgares en alto, ha empequeecido y est ms orejudo sentado en un enorme silln

    de Rivadavia en alusin a que el cargo le queda grande; o aplaude con entusiasmo a

    Martnez de Hoz quien hace una reverencia como un director de orquesta al terminar

    la funcin, pero sta haba consistido en romper toda la vajilla (Sbat, 1984, p. 10 y

    11).

    Siguiendo la senda inaugurada por Clarn, en septiembre de 1978, Ta Vicenta

    public la primera caricatura de Videla: el dictador aparece junto a otros militares

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    Viola, el almirante Emilio Massera, y el brigadier Orlando Agosti como un topi

    (juguete infantil cuya base redondeada le permita balancearse sin perder la

    estabilidad) mientras le responde a un periodista: Le aseguro seor periodista que

    hay estabilidad poltica (TVn 43, septiembre de 1978). El Videla de Landr tiene

    una gran cabeza ovalada en la cual sobresale una nariz angular de gran tamao y

    grandes fosas nasales debajo de las cuales se recorta un tupido bigote de forma

    rectangular, viste de militar (pese a que en ese entonces vesta de civil), y aparece

    como el garante de una estabilidad estructural pese a la aparente inestabilidad quegeneraron los cambios en el esquema de poder.

    Fueron escasos los retratos cmicos de Videla en Ta Vicenta. Uno de ellos

    alude al apodo de Pantera rosa de Videla, tributario de su parecido fsico y de su

    personalidad (callado, misterioso) con el personaje de ficcin creado por Blake

    Edwards en 1963 y que en su versin dibujo animado se transmita en la pantalla

    chica argentina a travs de Canal 7 mientras que las versiones cinematogrficas se

    estrenaron en coincidencia con el ascenso de Videla a la jefatura de las Fuerzas

    Armadas y al poder. Antes del golpe de Estado Clarny Chaupinela haba publicado

    cartoonsque sugeran esta relacin, sin embargo, el dictador no fue sometido a una

    zoomorfizacin por parte de los humoristas ni siquiera por Landr quien haba echado

    mano a este recurso con regularidad en sus caricaturas polticas de los aos 1950 y

    19604. Si hubo por parte de Landr una referencia discursiva a dicha asociacin a

    partir de vincularlo con al estreno de la pelcula La venganza de la Pantera Rosa

    (1978). La imagen de Videla invitando a Viola a entrar al cine a ver la pelcula

    refuerza la idea de que Videla no estaba polticamente muerto, en sintona con las

    caricaturas de Sbat, pese a tener que haber cedido la jefatura del Ejrcito (TV, 8 de

    septiembre de 1978).

    4 La zoomorfizacin como recurso humorstico estaba en retirada pero adems es posible querepresentar a Videla como la Pantera Rosa fuera una audacia que nadie estaba dispuesto a llevaradelante. Tal vez an estaba presente el recuerdo de la clausura de Ta Vicenta en 1966, tras la

    representacin del dictador Ongana como una morsa. En cambio un recurso comn a Sbat y a Landrfue la macrocefalia tpica de la caricatura poltica del siglo XIX para caricaturizar a Videla y aMartnez de Hoz.

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    Landr, Ta Vicenta n 57, diciembre de 1978

    Otras caricaturas muestran a Videla como Papa Noel aunque con aires

    macabros, al mostrar unos dientes afilados (TVn 59, diciembre de 1978) o como un

    carnicero a punto de cortar un bacalao, y a un costado dos asesores comentan: -El es

    el que corta el bacalao/ -En semana santa?/ No Todo el ao! (TVn 75, abril

    de 1979). Si la primera es ambigua, la segunda es una caricatura laudatoria. El fondo

    fucsia y los dems colores, sumado al trazo limpio de Vilar, no transmiten agresividad

    alguna sino ms bien confirmacin de lo sentenciado en el texto. Esta ambigedad de

    Ta Vicenta impide considerar a la revista como promotora de un humor oficialista,

    aun cuando las manifestaciones laudatorias hayan sido frecuentes en sus pginas.

    Al igual que las imgenes cmicas de Martnez de Hoz, HUM public su

    primera caricatura de Videla cuando ya haban circulado caricaturas del dictador en

    los medios masivos de prensa. Y, precisamente, este fue el argumento utilizado por

    los editores de la revista para pedir autorizacin para su publicacin. Junto con la

    caricatura de Videla, HUM inaugur la seccin editorial donde reprodujo un

    supuesto dilogo en la redaccin sobre la concrecin de la tapa. All se evaluaban las

    diferencias entre ellos (HUM y Cascioli) y sus pares (Clarn, la revista Somos, los

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    humoristas Sbat, Landr y Tato Bores) a la hora depoder caricaturizar a Videla; la postura del gobierno

    militar ante la crtica humorstica y el grado de

    fealdad/distorsin que tena que tener una caricatura

    para que logre su efecto crtico. La caricatura de

    Videla de Cascioli criticaba las consecuencias

    polticas de las medidas econmicas adoptadas por

    Martnez de Hoz: la apertura de la economa habadado lugar a las piraas de la importacin las

    cuales estn dispuestas a devorarse a una

    enflaquecida industria nacional, encarnada en

    Videla (H n 24, diciembre de 1979). El

    economicismo y matiz de representar a Videla como vctima de Martnez de Hoz no

    impide entender su publicacin como una osada por parte de HUM (Cascioli,

    HUM n 24, diciembre de 1979).

    La revista no fue censura y signific un aumento en las ventas segn

    Matallana, el nmero 24 vendi 36.784 ejemplares (1999, p. 93). Pero Cascioli fue

    citado a Casa de Gobierno, donde fue recibido por un capitn que manejaba prensa en

    el Ministerio del Interior. En la reunin haba otros editores y nos dio una leccin de

    cmo deba tratarse el tema sexo (H n 221, junio de 1988, p. 61). Cascioli recuerda

    haber preguntado si yo estaba presente ah por la portada que habamos hecho de

    Videla, y l me dijo que tenamos total libertad de expresin; y que no era por eso

    sino porque era una revista considerada pornogrfica. Para los editores esta respuesta

    fue una confirmacin para avanzar en la consolidacin de su proyecto editorial y en

    una mayor politizacin de sus temas, no obstante, pasaron algunos meses para que

    Videla volviera a ser tapa de la revista y su presencia en ellas fue excepcional.

    Sin embargo, la caricatura que tuvo problemas fue la del ministro del interior,

    general Albano Harguindeguy a propsito de la poltica de dilogo poltico que

    encabezava (H n 39, julio de 1980). Previndolos, HUM haba publicado otro

    editorial con otra supuesta charla en la redaccin donde se discuta si realizar o no la

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    caricatura. Harguideguy intent impedir la circulacin de esta caricatura pero fracas,la Municipalidad desestim el pedido de censura como qued registrado en el Boletn

    Oficial (BOM n 16.364, 19 de septiembre de 1980). Es muy probable que la crtica

    satrica de HUM hacia la poltica de dilogo promovida por Videla y Harguideguy

    haya sido bien vista por los sectores de las Fuerzas Armadas que desde un inicio y por

    motivos diferentes a los de HUM, la boicotearon. Involuntariamente HUM se

    filtraba en la interna militar y eso le permita sobrevivir.

    Resumiendo, Videla fue caricaturizado espordicamente por los treshumoristas mientras estuvo en el poder. Podemos ampliar a todos ellos lo que

    Florencia Levn sostuvo al describir las caricaturas de Landr en Clarn: que los

    humoristas le prodigaron, posiblemente por diversos motivos, un cauteloso respeto

    al dictador (2013: 127).

    El largo adis al Proceso

    En marzo de 1981, la llegada de Viola a la Presidencia gener una nueva

    distensin del rgimen que tuvo efectos ms profundos que la de 1978. La vigencia de

    la crisis econmica, la interna militar y los intentos por recomponer el Proceso se

    articularon con importantes sectores polticos, sociales y culturales de la sociedad

    civil que, descontentos, comenzaron a organizarse y a desafiar al rgimen. Tampoco

    en este caso la distensin signific un cese total de la censura, de las amenazas,

    persecuciones, atentados o secuestros de quienes se mostraran disconformes con el

    estado de cosas impuesto por el rgimen. Pero si se registr, en cambio, una mayor

    audacia en desafiar al rgimen por parte de las clases subalternas de la sociedad civil.

    En este nuevo contexto y pese a que Ta Vicentaya no se editaba, la caricatura

    poltica registr un significativo despliegue que tuvo su clmax durante la transicin

    democrtica. Entre 1981 y 1983, no slo se publicaron ms caricaturas polticas sino

    que stas fueron ms audaces en sus crticas y, gracias a ello, ganaron prestigio como

    armas al servicio de las luchas simblicas contra la dictadura. Las imgenes cmicas,

    en particular las de la revista HUM, se sumaron a las luchas polticas que se estaban

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    librando fuera del papel y contribuyeron a reforzar el sentimiento antidictatorial y, enalgunos casos, antimilitar que se gest en la sociedad argentina. La mayor libertad que

    goz el arte de la caricatura se debe a la crisis en la que estaba sumido el rgimen y a

    que los sucesores de Videla Viola, Galtieri y Bignone no portaron el aura de

    respeto y temor que aquel infunda en los dibujantes y editores.

    Pero, publicar una caricatura segua siendo un riesgo. Esto qued demostrado

    con el nuevo intento de clausura que sufri HUM por parte del general

    Harguindeguy, en 1981 asesor presidencial de Viola, al sentirse ofendido por lacaricatura que lo retrataba como un gordito travieso, imagen inspirada en la frase

    con la cual el poltico conservador Francisco Marique se haba referido hacia el

    militar (Hn 68, octubre de 1981). Esta vez, los editores de HUM al enterarse de las

    intenciones de Harguindeguy, las denunciaron pblicamente desde un editorial

    titulado Siempre la intolerancia donde, sin dar nombres, decan saber de un asesor

    del gobierno que estaba haciendo lo posible para cerrar la revista. En su defensa,

    HUM se ubic en la larga tradicin de medios de comunicacin que por no ser

    complacientes con los gobiernos de turno deban caminar por dbiles alambres

    tendidos sobre el vaco (Hn 69, octubre 1981, p. 5). Los editores de HUM decan

    saber que en las altas esferas de poder consideraban a la revista transgresora de los

    lmites de la libertad de prensa y reconocan que recaa sobre ella la paradoja de ser

    considerada desde el extranjero un ejemplo de la libertad que haba en el pas para

    disentir pblicamente. Nuevamente, HUM sobreviva gracias a quedar involucrada

    en la interna militar pero esto no evit que la revista y sus periodistas recibieran

    amenazas ni que haya autos sin patente parados en la puerta de la redaccin.

    Caricaturizar a Harguindeguy era criticar al sector duro de las Fuerzas

    Armadas, pero Cascioli no pec de oficialista, tras la polmica tapa public una en la

    cual Viola, del sector blando, era humillado. No era la primera vez, a diferencia de

    Videla, Viola fue asiduamente retratado en caricaturas tanto por Cascioli como por

    Sbat. Su llegada al poder fue vista de distinta manera por los caricaturistas de

    HUM y Clarn. Mientras Cascioli resalt las continuidades entre Viola y Videla, y

    presentaba un panorama sombro para el futuro (H n 55, marzo de 1981); Sbat

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    remarc el distanciamiento entre uno y otro (Clarn, 29 de marzo de 1981). MientrasClarnabonaba las expectativas de cambios y de mayor libertad por parte del rgimen

    que Viola deca encarnar, HUM se mostraba incrdula ante dicha posibilidad. Pero

    aquellas expectativas se fueron disipando y Sbat se encarg de remarcar la soledad

    en la que sucumba Viola a travs de multiplicar su figura en una misma imagen

    (Clarn, 15 de mayo de 1981, 14 y 28 de junio de 1981).

    Los frentes de conflicto de Viola fueron varios: la crisis econmica y las

    dificultades de su ministro para resolverla, el sector duro de las Fuerzas Armadas ylos partidos polticos que haban tomado la iniciativa de conformar una

    multipartidaria. En relacin con esta ltima cuestin, nuevas instancias de dilogo se

    abrieron entre el gobierno y los mximos dirigentes partidarios y tanto Cascioli como

    Sbat las compararon con las entrevistas cmicas que hacan en el programa

    televisivo Operacin jaja los personajes Minguito Tinguitella (Juan Carlos

    Altavista) y el sopre (Vicente La Russa) como periodistas del diario La Voz del

    Rioba. Pero mientras Sbat mostr a Minguito, con alas de ngel sobre sus espaldas,

    entrevistando a Viola (Clarn, 20 de agosto de 1981); Cascioli represent al

    presidente como el sopre (inversin de slabas de preso), el torpe fotgrafo que

    acompaaba a Minguito. El juego de palabras entre presi, diminutivo de presidente,

    y preso completaban el efecto cmico de la imagen (H n 62, julio 1981, n 66,

    septiembre de 1981). El preso/presi no solo era un personaje secundario,

    pequeo, sino que en su sentido ms opaco aluda a un Viola preso de la coyuntura

    adversa que rpidamente se torn insostenible. Con la agudizacin de la crisis

    poltica, Sbat fue ms crtico en sus caricaturas de Viola y dos imgenes del dictador

    sirven de ejemplo. Una alude al intento oficial de censurar al clebre tango

    Cambalache y muestra a Enrique Santos Discpolo, autor del tango, caminar bajo

    una lluvia de tijeras ante la mirada impvida de Viola, que se resguarda bajo un

    paraguas. El segundo ejemplo es el empequeecimiento de Viola con respecto a sus

    colegas de armas o en relacin al silln presidencial, en alusin a la prdida de poder

    que sufra (Clarn, 04 de octubre de 1981, 1 de noviembre de 1981).

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    La crisis poltica que termin en noviembre de 1981 con el golpe palaciegoque desplaz a Viola del Poder Ejecutivo fue sintetizaba por Sbat en la figura del

    presidente; en cambio, Cascioli sugiri que afectaba a todo el rgimen. Apelando a la

    clsica metfora del naufragio, ilustr el hundimiento del barco El Proceso, cuya

    tripulacin estaba integrada por las principales autoridades del rgimen, mientras el

    almirante Massera, que en ese entonces intentaba armar su propio proyecto poltico, y

    la presentadora televisiva, Mirtha Legrand eran los nicos que abandonaban el

    barco (Hn 73, noviembre de 1981). Como en la caricatura de Harguindeguy antesmencionada, Cascioli llev al papel una frase dicha por una voz ms autorizada que la

    suya, en este caso, se trataba de Jos Antonio Menda, periodista del diario La

    Nacin, quien en una nota seal que haba

    personajes del periodismo y del espectculo que

    han decidido mostrar un disconformismo que

    sorprende [...] Este viraje indica en todo caso

    hasta qu punto han medido la conveniencia de

    abandonar el barco que suponen cerca del

    naufragio (LN, 28 de noviembre de 1981.

    Resaltado mo). La imagen de Cascioli, mucho ms

    potente y eficaz que las palabras de Menda en La

    Nacin, fue obsequiada a los lectores como un

    pster-almanaque cuatro veces su tamao de tapa

    (Cascioli, HUM n 73, diciembre de 1981).

    Hasta ese entonces, el Proceso haba sido representado a travs de la figura

    de Videla y con motivo de los aniversarios del golpe de Estado, la caricatura de

    Cascioli es la primera que represent al Proceso como un rgimen que trasciende a

    una persona concreta. La conmemoracin del Golpe fue iniciada por Landr en Clarn

    en 19775y Sbat se sum a partir de 1980. En 1979, Ta Vicentatambin public un

    5En los cartoonsde Landr est representado el desarrollo del Proceso a travs del crecimiento de

    un beb encarnado, a partir de 1979, en la figura de Videla. La excepcin corresponde a 1983 en el cualun militar de pie, ante la mirada de otros dos, anuncia en una cena la defuncin del rgimen: Se va acumplir el 7 aniversario del Proceso de Organizacin Nacional. Propongo un minuto de silencio

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    cartoonde Landr que por su similitud puede sumarse a la serie publicada por estehumorista en Clarn(TVn 73, 30 de marzo de 1979). Landr apel a la metfora de

    un beb que crece, en 1979, ese beb tena, de modo grotesco, la cabeza de Videla.

    Como seala Levn (2013), Videla es la encarnacin del Proceso, es l quien

    cumple aos. Tambin Sbat apel a la metfora del cumpleaos pero a partir de otro

    recurso visual: el acto de soplar y apagar las velas que decoran una torta (Clarn, 24

    de marzo de 1980 y 24 de marzo de 1981). HUM no hizo alusin a los aniversarios

    del Golpe salvo en 1983 con una caricatura que parodiaba la imagen de Videlasoplando las velitas: Videla junto a otros dos militares reciban un tortazo con motivo

    del ltimo cumpleaos de facto (H n 101, marzo de 1983). Sin embargo, las

    representaciones de la dictadura no fueron comunes sino hasta el inicio de la

    transicin democrtica, tras la derrota en la Guerra de Malvinas.

    Previo a ello, la designacin del general Fortunato Galtieri como Presidente de

    la Nacin desvi la atencin puesta en el Proceso para volver sobre quien ahora

    sera su principal figura. En este caso fue bien dispar la cantidad de caricaturas de

    Galtieri realizadas por Sbat de aquellas hechas por Cascioli. HUM lo tuvo en tapa

    en dos oportunidades: la ser designado Presidente de la Nacin y con motivo del gran

    asado que organiz en la localidad de Victorica, La Pampa, para buscar apoyo entre

    las fuerzas polticas conservadoras. Sbat tambin retrat los intentos del nuevo

    dictador por conseguir consensos y apoyos polticos. Un corpulento Galtieri ofrece

    aperitivos que son rechazados o aceptados por sus invitados, o es el anfitrin en la

    gran mesa de Victorica, donde de modo surrealista, una enorme vaca, servida al plato

    lo acorrala con la mirada. Pero Sbat da un paso ms y representa a Galtieri en

    relacin a un tema delicado para las Fuerzas Armadas como es la investigacin

    judicial por las violaciones de los derechos humanos que los organismos y familiares

    de las vctimas venan reclamando. La caricatura muestra a Galtieri personificando a

    una justicia que no es ciega y que lleva una espada bien afilada y una balanza bien

    pequea, es decir, bajo su mandato no iba a haber justicia (Clarn, 28 de febrero de

    1982).

    (Clarn, 24 de marzo de 1983). El Proceso estaba muerto pero no as las Fuerzas Armadas que lohomenajeaban. Un mayor anlisis en Levn (2013, pp. 128-134).

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    El anuncio de la recuperacin de la soberana sobre las Islas Malvinasrealizado el 2 de abril de 1982 fue una sorpresa para la mayor parte de la sociedad y

    gener un gran dislocamiento en las fuerzas opositoras al rgimen en general y en

    HUM, en particular (BURKART, 2012). La revista de Cascioli dej de publicar

    caricaturas de Galtieri no as Clarn que, a travs de la pluma de Sbat, difundi

    imgenes que exaltaban los gestos nacionalistas y populistas de Galtieri al mostrarlo,

    por ejemplo, con una gran sonrisa junto a Carlos Gardel y a Juan Domingo Pern

    (Clarn, 04 de abril de 1982). La imagen admite una lectura benevolente como unairnica y era el lector quien decida qu camino tomar. Cuando la recuperacin

    devino en guerra, Galtieri dej de ser retratado, si bien el show de imgenes impresas

    y audiovisuales fue vertiginoso. stas estuvieron al servicio de la propaganda

    nacionalista y triunfalista. En el campo de la prensa, sobresalieron las imgenes

    denigratorias de la Primer Ministro britnica, Margaret Thatcher en las tapas de la

    revista Tal Cual. Paradjicamente, la caricatura, clsica arma denigratoria, se repleg

    mostrndose ms moderada y sofisticada, incluso ms seria que aquellas otras

    imgenes.

    En Sbat sobresali la representacin de lo nacional a partir de la msica, en

    particular, del tango a pesar de que este gnero musical representa ms a los porteos

    que a los argentinos en su conjunto. Gardel fue la gran encarnacin de la argentinidad

    pero la galera inclua tambin a Celedonio Flores, Homero Manzi, Anbal Troilo,

    Astor Piazzolla, entre otros. Hacia el final de la guerra se sumaron a sus caricaturas

    exponentes de otros gneros musicales como la cantante popular Mercedes Sosa y los

    cantantes de rock Len Gieco y Charly Garca, cuyas canciones en aquellos meses

    movilizaron, seguramente ms que el tango, los sentimientos de argentinos y

    argentinas. Para HUM, la Guerra de Malvinas fue un momento crtico: en marzo

    haba recibido una visita sospechosa y amenazante, y durante el tiempo que dur el

    conflicto con Gran Bretaa cayeron sus ventas y varios anunciantes amenazaron con

    retirarse porque la revista no se pleg al unnime clima de exaltacin nacionalista y

    triunfalista sino que asumi un perfil ms moderado y distante (BURKART, 2012;

    2013).

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    Con la derrota, las autoridades militares volvieron a protagonizar lascaricaturas de Clarny de HUM. En ellas qued plasmado el complejo camino que

    llev al retorno a la democracia en diciembre de 1983. Con los militares sumidos en

    una profunda crisis poltica e institucional, los dibujantes soltaron sus plumas y sus

    caricaturas se volvieron polticamente ms directas y audaces. HUM adopt un

    carcter militante al pronunciarse explcitamente a favor de la democracia y fomentar

    el sentimiento antidictatorial y antimilitar que se haba gestado en sectores de la

    sociedad. Asumir esa postura implic llevar a la caricatura al punto mximo de suagresividad, es decir, usar lo cmico como un arma contra un enemigo en funcin de

    un programa establecido. Las tapas de HUM privilegiaron los temas de actualidad

    poltica y en de modo secundario, de economa dejando atrs los primeros aos de la

    revista cuando el tema poltico era la excepcin. Esta primaca de la poltica se

    registr en toda la revista y gener un efecto de aceleracin de los tiempos vividos en

    funcin del horizonte democrtico que se deseaba alcanzar.

    El pblico acompa la propuesta de HUM, la cual registr sus mximas

    ventas y se ubic segunda en el mercado detrs de Gente, revista que desde inicios de

    los aos setenta domin del mercado editorial (BURKART, 2012). La centralidad en

    el mercado y en el campo poltico no pas desapercibido para los militares, que la

    definieron como un enemigo e intentaron clausurarla. De este conflicto dos

    caricaturas de HUM se volvieron emblemticas, una es La ley en patineta: a la

    justicia no le dan corte de la portada del nmero 97 y la otra corresponde al siguiente

    nmero: Prohibido mirar, hablar, escuchar (Hn 97, enero de 1983; n 98, febrero

    de 1983). Estas portadas se hicieron clebres porque el nmero 97 fue secuestrado por

    el gobierno militar, el cual aleg en el decreto N 88/83 que estableca el secuestro

    que la revista era una amenaza para la democracia argentina (BURKART, 2012). En

    la primera imagen, la Justicia, representada en la clsica figura de una mujer, pierde el

    equilibrio al andar en patineta junto al general Cristino Nicolaides, miembro de la

    cuarta Junta Militar. La segunda caricatura fue en reaccin al secuestro de la anterior,

    y representa a los tres integrantes de la Junta Militar parodiando a los tres monos

    sabios agarrados de la rama de un rbol quebrada y a punto de caerse. Eran las

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    Fuerzas Armadas las que no vean, no escuchaban, no decan y por lo tantoignoraban los reclamos de la sociedad civil a favor del retorno a la democracia y la

    vigencia de sus instituciones.

    Cascioli consigui un amparo judicial que le permiti seguir editando la

    revista y a partir de entonces, las portadas de HUM fueron un ataque constante y

    feroz a las principales autoridades de las Fuerzas Armadas y de la dictadura. Fue el

    momento ms lgido de la lucha antidictatorial y HUM llev adelante su propio

    combate simblico con el objetivo de evitar la recomposicin del poder y lalegitimidad de los militares. Sus caricaturas desenmascararon las intenciones de estos

    por dejar su cua en la futura democracia: desvelaron a Massera y a su flamante

    partido poltico, para HUM era la punta de un iceberg que ocultaba a las figuras ms

    recalcitrantes del rgimen; denunciaron el pacto militar-sindical y rechazaron la Ley

    de Autoamnista que Bignone sancion en septiembre de 1983. El Proceso fue

    representado en retirada en una caricatura que combinaba la iconografa catlica con

    la republicana. La caricatura que muestra a Videla, Viola, Massera, Galtieri y

    Bignone vestidos con el uniforme del Ejrcito, menos Massera que estaba de traje

    despidindose del pblico como bailarinas de cabaret. En el fondo, una enorme cruz

    donde est crucificada La Repblica. El ttulo es fue un acto de servicio (Hn

    105, junio de 1983). A fines de 1983 HUM festej y se llen de expectativas con la

    asuncin del radical Ral Alfonsn al poder, era ste quien se quedaba con la

    Repblica, una morocha exuberante y provocativa con la cual vala la pena bailar y de

    quien no me importa tu pasado! (Hn 118, diciembre de 1983) y no esa obesa,

    torpe y harapienta que meses atrs representaba la herencia de los militares (Hn 107,

    julio de 1983).

    La sensacin de urgencia poltica que gener HUM no la provoc Clarn, las

    caricaturas de Sbat sobre temas polticos mantuvieron los mismos ritmos que antao,

    aunque s se registran cambios iconogrficos y una postura ms crtica y directa, y por

    lo tanto menos crptica. Tres elementos sobresalen en las caricaturas de Sbat de este

    perodo: por un lado, la permanencia de la figura de Carlos Gardel como encarnacin

    de la sociedad argentina; por otro, la incorporacin del retrato caricaturesco a un

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    formato secuencial propio de la historieta y, finalmente, la representacin de losdictadores como viudas que asisten a un funeral. Si durante la Guerra de Malvinas,

    Gardel represent a la argentinidad en su conjunto, incluyendo a los militares,

    despus de sta, se limit a representar, en trminos gramscianos, a la sociedad civil

    argentina en contraposicin a la sociedad poltica. Y la imagen de Gardel fue ms

    concreta y directa que la de aquel nio que Sbat sola incluir en sus caricaturas.

    Gardel era quien se jactaba de ignorar a un Galtieri incapaz de aceptar la realidad de

    su deteriorada imagen tras el fallido acto que intent hacer en Plaza de Mayo tras elrendimiento de las tropas argentinas en Malvinas (Clarn, 18 de junio de 1982); era

    quien convaleca en una cama y a quien el general Cristino Nicolaides, jefe del

    Ejrcito y nico miembro de la cuarta Junta Militar tras la desercin de la Aeronutica

    y la Marina, le encenda el termmetro como si fuese un cigarrillo (Clarn, 01 de

    agosto de 1982) y era quien en diciembre de 1983, radiante se sac el sombrero en

    gesto de afectuoso saludo y con su enorme y blanca sonrisa salud al flamante

    presidente de los argentinos, el radical Ral Alfonsn cuya toma de poder sellaba el

    retorno al Estado de derecho (Clarn, 11 de diciembre de 1983).

    En 1983, Sbat incorpor sus retratos en un formato secuencial. Sin abandonar

    sus ya clsicas caricaturas ni ampliar el espacio que Clarn le asignaba a sus

    imgenes, Sbat procedi a dividirlo con lneas horizontales para incorporar la

    dimensin temporal. A travs de estas historietas mudas y cargadas de retratos en

    movimiento, Sbat narr la historia del Proceso, en algunos casos incluso

    remitindose al gobierno de Isabel Pern, y de este modo, incentiv al lector a llevar

    adelante un ejercicio de memoria fuertemente inscripto en las luchas polticas que se

    sucedieron durante la transicin democrtica (Clarn, 10, 13, 24 y 27 de marzo de

    1983, 03 y 17 de abril de 1983, 12 y 29 de mayo de 1983, 16 de junio de 1983). En

    estas narraciones visuales, Sbat expone un total distanciamiento crtico con lo que

    fue la dictadura militar en una clara postura de mirar hacia adelante, siendo el

    horizonte la democracia que Gardel salud el 10 de diciembre de 1983, da en que

    Alfonsn asumi su cargo (Clarn, 11 de diciembre de 1983). Sbat recuper muchos

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    elementos de sus caricaturas anteriores pero en 1983 eran resignificados a la luz delcolapso del rgimen dictatorial.

    Sbat, Clarn 24 de marzo de 1983. Sbat, Clarn 23 de octubre de 1983.

    Por ltimo, entre las caricaturas que Sbat realiz entre 1976 y 1983 la ms

    emblemtica forma parte de la serie viudas y es aquella que representa a los

    presidentes de facto: Videla, Viola, Galtieri y Bignone como cuatro viudas que se

    dirigen en final a un funeral (Clarn, 23 de octubre de 1983). Publicada tras la

    eleccin que consagr a Ral Alfonsn como el presidente del retorno democrtico,

    Sbat anuncia la muerte del Proceso, el cual es llorado por esas cuatro viudas a

    quienes despus se sumaron los peronistas Herminio Iglesias, Lorenzo Miguel e talo

    Luder, cuya propuesta poltica haba sido la que mayor continuidades estableca con

    respecto a la dictadura (Clarn, 10 de noviembre de 1983), y los ministros de

    economa Jos A. Martnez de Hoz, Lorenzo Sigaut, Roberto Alemann, Jos M.

    Dagnino Pastore y Jorge Wehbe (Clarn, 16 de noviembre de 1983).

    Ms all de los diferentes modos en que se materializaron las caricaturas de

    Cascioli y Sbat ambos comparten el hecho que a partir de 1981 y ms enfticamente

    a mediados de 1982, sus imgenes cmicas dejaron de ser unipersonales para incluir a

    otros protagonistas. En Clarncomo en HUM se pas de los retratos caricaturescos,

    que en muchos casos parodiaban las fotografas serias de diarios y revistas, a

    imgenes cada vez ms pobladas con varios miembros del gobierno o del campo de la

    poltica nacional e internacional.

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    Conclusiones

    Bajo la dictadura militar que rigi en la Argentina entre 1976 y 1983, el

    despliegue de la caricatura poltica no fue uniforme pero s significativo como se

    desprende del recorrido, la caracterizacin y el devenir de la obra de sus tres

    principales figuras, Sbat Landr y Cascioli, y de los medios donde estos dibujantes

    publicaron. Si el golpe de Estado no signific el fin de este arte s constituy unrepliegue durante los primeros aos de dictadura en los cuales se redujo la galera de

    personajes polticos que podan ser retratados, la risa satrica se vio en retirada y el

    trazo de los humoristas que podan publicar sus trabajos se mostr constreido. A

    mediados de 1978 se produjo una distensin que permiti la caricaturizacin de

    Videla y el lanzamiento de la revista HUM. En 1981, un segundo clivaje ampli an

    ms la galera de retratos cmicos y la stira se potenci. Tras la derrota en Malvinas

    y con vistas al retorno de la democracia, la caricatura poltica tuvo su momento de

    mayor autonoma y despliegue, convirtindose en un arma ms en la lucha contra la

    dictadura.

    Pero no todo fue expansin, el cierre de Ta Vicentaa fines de 1979 da cuenta

    del retroceso de la risa absurda que promova Landr y de la poca aceptacin social

    que tuvo la propuesta de la revista a rerse de todo y mostrarse polticamente ambigua.

    Contrariamente, el crecimiento sostenido de HUM y el auge que tuvieron sus tapas

    muestra la existencia de una mayor identificacin del pblico con la stira y con el

    compromiso serio y coherente que la revista les propuso. Esta identificacin es

    producto de una percepcin cada vez ms generalizada de la realidad como una lucha

    entre dos polos contrapuestos, dictadura vs. democracia, militares vs. civiles, que no

    slo HUM reflej sino que contribuy a la conformar. Entre Landr y Ta Vicenta,

    por un lado, y Cascioli y HUM, por otro, est Sbat y sus caricaturas mudas

    publicadas en Clarn. Adems de haber sido el primero en caricaturizar a Martnez de

    Hoz y a Videla, su pluma discursivamente silenciosa se fue volviendo gradualmente

    ms filosa. Es difcil medir la recepcin de las caricaturas de Sbat por el pblico

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    lector debido al medio que las publica. Las caricaturas de Cascioli se anclaron en lamemoria de las clases medias urbanas, las de Sbat no comparten ese amplio

    reconocimiento aunque s el reconocimiento de sus pares, para quienes Sbat es un

    maestro.

    En este artculo mencionamos las diversas variables que posibilitaron o

    condicionaron el arte caricaturesco durante los aos de la dictadura. Estamos ante un

    rgimen que, por un lado, aniquil y oblig a ir al exilio a miles de hombres y

    mujeres, sustrajo bebs, elimin y cercen tradiciones, manifestaciones y artefactosculturales y artsticos, impuso la censura, el miedo y el terror pero al mismo tiempo

    dej un resquicio para la risa. Pudieron motivar esa decisin dar una imagen de

    libertad hacia el exterior y es probable que en un principio las autoridades creyeron

    tener control sobre esa risa pero con el tiempo y el aumento de la conflictividad en

    otros frentes del rgimen, sta adquiri mayor autonoma y audacia crtica. Por

    ltimo, HUM surgi en los mrgenes del campo cultural y meditico, no estuvo a la

    vanguardia de la crtica al rgimen pero se destac por ser efectiva a la hora de

    cohesionar y reunir sentimientos sociales dispersos, en particular, la disconformidad

    hacia el rgimen militar y sus proyectos de transformacin de la sociedad. Los

    humoristas pusieron la pluma al servicio de un contraproyecto: el retorno a la

    democracia, la defensa de la tolerancia y la igualdad. Las caricaturas de Cascioli

    fueron efectivas por su potencia visual, por sus fuertes colores y por sus excelentes y

    audaces metforas visuales y porque tuvieron ese contexto enunciativo que las

    potenci an ms. Adems, fueron caricaturas que, a diferencia de las de Sbat,

    ocuparon un lugar central en el pacto de lectura construido por la publicacin. Todo

    ello contribuy a determinar su poder, su eficacia, la reaccin de sus vctimas y su

    perdurabilidad en la memoria colectiva de la clase media urbana hasta hoy en da.

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