Ascension Fumero Carlos Santama - El Psicoanalisis !Vaya Timo!

8/20/2019 Ascension Fumero Carlos Santama - El Psicoanalisis !Vaya Timo!

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En las cien páginas de la versió

mpresa, que se leen de una

sentada, los psicólogos Carlo

Santamaría y Ascensión Fumero se

han atrevido a decir públicamente lo

que muchos colegas suyos callan

rente a lo que se vende

habitualmente, el psicoanálisis e

erróneo en su concepto, se da deortas con todo lo que sabemos de

a mente y la conducta humanas. A

pesar de lo popular que es el divánesa imagen del paciente contando

neuras y del analista tomando nota

más o menos preocupado, resulta


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una terapia ineficaz. No sirve para lo

que afirman que sirve, porque ha

quien dice que aunque responda a

una visión caduca y errónea de l

psique humana, el psicoanálisis, po

o menos, ayuda. Nones. Y, para

acabar de golpearnos con la cruda

realidad, demuestran que puede se

dañino para la salud (alguno

podrían pensar que aun no siendocierto, ni funcionar, por lo menos no

hace mal… pues tampoco).

Comentan los autores: «alguno

conceptos del psicoanálisis son ta

conocidos como los de


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cristianismo». Es cierto y vivimos e

una sociedad en la que el imaginario

ncluye esa teoría psicoanalítica

según la que los pobrecito

humanos somos víctimas sexuale

de las frustraciones que tuvimo

cuando éramos tiernos infantes

queriendo matar a nuestro papá

acostarnos con nuestra mamá, o

peor aún todas las mujeres sufredeseando ocultamente tener u

pene para ser como ellos…

Resulta curioso que Papá Freud

siga siendo el personaje que no

viene a la cabeza al pensar en la


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psicología, aunque haya pasado ya

un siglo en el que la ciencia

abandonó la elucubración freudiana

afortunadamente. Por más que a

Woody Allen le haya servido par

escribir películas gloriosas, lo de

diván es un timo.


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Carlos Santamaría

Ascensión Fumero

El psicoanálisis

¡vaya timo!ePUB v1.0

LeoLuegoExisto

07.06.12


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Título original: El psicoanálisis ¡vaya

timo!

© Carlos Santamaría, Ascensión Fumero,

2008

Editor original: LeoLuegoExisto (v1.0)

ePub base v2.0


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—¡Válgame Dios! —dijo

Sancho—. ¿No le dije yo a vuestra

merced que mirase bien lo quehacía, que no eran sino molinos de

viento, y no lo podía ignorar sino

quien llevase otros tales en lacabeza?


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Introducción

Si a finales del año 2007 buscamos e

érmino «psicoanalista» en las página

amarillas de Internet, obtenemos 185

entradas, en comparación con 90 par«astrólogo», 39 para «vidente» y 1

para «adivino». Si usted elige una de la

res últimas categorías, es probable qudé con un profesional que le diga cosa

agradables. Por ejemplo, que usted e

una persona sensible, que piensa en lo

demás, que es amante de su familia y d

sus amigos, etc. Si, por el contrario

elige acudir a la consulta de u


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psicoanalista, se expondrá a escucha

as cosas más desagradables sobre s

mismo que haya oído nunca. Po

ejemplo, que siempre deseó matar a s

padre para poder acostarse con s

madre o, si es una mujer, que su vida h

estado marcada por la envidia hacia lo

varones por no tener pene. En este libr

rataremos de transmitirle algo d

ranquilidad, pues tanto fundamentcientífico tienen las afirmacione

psicoanalíticas como las de lo

astrólogos y videntes. Por tanto, puestoa elegir, si está buscando que l

engañen, es preferible acudir a quien l

diga que usted es una buena persona.


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Empezaremos con un breve resume

de los presupuestos del psicoanálisis, e

particular de su concepción más genera

aceptada por la mayor parte de lo

psicoanalistas: las principales ideas d

Freud. En el siguiente capítul

aportaremos argumentos contrarios

que las teorías del psicoanálisis sea

dignas de crédito. En concreto

ntentaremos demostrar que epsicoanálisis no es una disciplin

científica, aunque se haga pasar por ta

que sus principales elementos ddoctrina son arbitrarios, cuando n

directamente falsos.

El criterio de validez científic


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usado en dicho capítulo podría se

suficiente para muchos para desechar e

psicoanálisis, pero podría resultarl

demasiado estricto a un lector má

ndulgente. En efecto, alguien podrí

pensar que, aunque los presupuestos de

psicoanálisis no provengan de l

nvestigación científica, o incluso s

basen en fenómenos inexistentes, l

práctica psicoanalítica podría tenealguna utilidad. Es decir, que hurgar e

a mente de las personas en busca d

ocultos y desagradables pensamientoprobablemente ficticios puede tener un

utilidad terapéutica o de otro tipo

Veremos que esto no es así: e


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psicoanálisis, además de erróneo, e

neficaz.

Aunque esperamos que el lector est

de acuerdo con nosotros en estos punto

—en resumen, que el psicoanálisis e

una disciplina pseudocientífica y si

aplicación práctica—, podría pensar n

obstante que, aunque el psicoanálisis n

sea una disciplina científica, conteng

una buena proporción de elementofalsos y carezca de utilidad, tal vez n

haga daño a nadie. El último capítul

ratará de minar dicha condescendencipresentando algunas de la

consecuencias negativas que pued

ener, y ha tenido, la práctic


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psicoanalítica. Con ello intentaremo

demostrar que, además de no habe

razones científicas o utilitarias par

creer en los presupuestos de

psicoanálisis, su uso puede se

perjudicial.


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1. ¿Qué dice el

psicoanálisis?

Poca gente ha leído la obra de Freu

pero, por así decir, casi todos hemo

visto la película. En la socieda

occidental algunos conceptos de

psicoanálisis son tan conocidos com

os del cristianismo. No es necesari

haber leído a Freud para esta

familiarizado con nociones como e

complejo de Edipo o de represión, comno hay que haber leído la Biblia par

conocer la historia de Adán y Eva y e

pecado original. Son ideas que nuestr


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cultura transmite como propias y qu

cualquiera da por supuestas al escribi

un texto o incluso al contar un chiste.

En este libro no examinaremos e

detalle la teoría psicoanalítica, per

antes de entrar en materia convien

hacer un breve repaso. En el prime

apartado revisaremos los elemento

eóricos freudianos; en el segundo

algunas de las principales aportacionede otros psicoanalistas, que en uno

casos se opusieron a ciertos aspectos d

a doctrina de Freud y en otrodefendieron una vuelta a la obra de

maestro.


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Lo que dijo Freud

Esta historia, la historia depsicoanálisis, empezó una tarde de

siglo XIX en la consulta del docto

Joseph Breuer en Viena. El doctoBreuer tenía como paciente a una muje

oven e inteligente con persistente

síntomas de una enfermedad menta

entonces conocida como histeria. Po

aquellos años la histeria se considerab

odavía como una afecció

exclusivamente femenina derivada d

ciertos desarreglos relacionados con e

sistema reproductor de la mujer. E

ratamiento, en consecuencia, se hallab


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relacionado con dicha concepción de l

enfermedad y las histéricas recibía

baños calientes o fríos, descarga

eléctricas de diversa intensidad,

ncluso en ocasiones sus órgano

genitales eran manipulados de form

prolongada por parte de un médico o un

comadrona. Dicha manipulación la

levaba en algunos casos a lo que lo

doctores de la época llamabaaroxismo histérico, lo cua

probablemente, no era otra cosa que l

que hoy en día llamaríamos orgasmo. Nenemos razón alguna para dudar de l

palabra de aquellos médicos qu

nformaron de que las pacientes s


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mostraban notablemente relajadas tra

dicha manipulación.

Anna O., como se conoce a l

paciente de Breuer, había pasado po

ratamientos muy variados pero su

síntomas histéricos no remitían. Co

Breuer comenzó una terapia basada e

as últimas investigaciones que llegaba

de Francia: la hipnosis. Pero tampoc

parecía que la hipnosis fuera muy útil eel caso de Anna O. Aquella tarde

durante una sesión de hipnosis, Anna s

dirigió al doctor Breuer y le dijo algasí como: «Doctor Breuer, si usted m

dejara contarle el origen de las cosa

que me preocupan, tal vez recordarl


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podría ayudarme». En cierto modo

había nacido el psicoanálisis.

Pronto se unió a Breuer, en su

nvestigaciones y en el tratamiento d

Anna O., un joven y ambicioso médic

vienes que llegaría a convertirse en un

de los más famosos del mundo y d

odos los tiempos: Sigmund Freud

Juntos, Breuer y Freud desarrollaron un

eoría sobre la histeria y un método parsu tratamiento: el método catártico. L

dea principal y bastante novedosa en s

momento era la siguiente: las histéricasufren a cuenta de su pasado y no po

algún desarreglo fisiológico. E

mportante tener presente que e


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psicoanálisis surgió a partir de un

eoría de la histeria, es decir, a partir d

una explicación sobre una enfermeda

mental, y además, sobre una enfermeda

mental ligada al sexo.

Posteriormente, Freud cambio s

método y su objeto de estudio. Su

ntereses empezaron a apuntar much

más alto que en el pasado, ya no querí

desarrollar una teoría de la histeria sinodo un sistema explicativo de l

personalidad humana. En cuanto a

método, abandonó definitivamente lhipnosis y tomó como vía fundamenta

para acceder a la información que l

nteresaba la asociación libre


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escuchaba al paciente mientras ést

hilaba unas ideas con otras si

restricciones. Tal información era de un

naturaleza muy especial y, al parecer, e

sujeto no tenía acceso a ella de maner

directa y consciente. Precisamente po

eso, este conjunto de informació

recibió el nombre de inconsciente.

Freud no fue el descubridor de

nconsciente ni la primera personnteresada en investigarlo, pero fue si

duda el mayor impulsor que haya tenid

el estudio de dicho concepto. Enconsciente, según Freud, est

compuesto por todo aquello a lo que l

persona no tiene acceso


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fundamentalmente se trata de materia

reprimido, es decir, el conjunto d

experiencias que, por su carácte

doloroso o indeseable, han sid

expulsadas fuera de la conciencia,

menudo desde los primeros momento

de la infancia. El inconscient

representa el conjunto de impulso

primitivos (hasta cierto punto, lo

nstintos del animal que todos llevamodentro) que han sido inhibidos durant

nuestro desarrollo hacia la edad adulta.

No es fácil, desde luego, pensar eun método para investigar precisament

aquello a lo que no tenemos acceso

Freud propuso, por tanto, la utilizació


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de una metodología totalmente indirecta

En primer lugar, como hemos dicho

empezó a usar la asociación libre. L

dea le vino también de su

observaciones de una sesión d

hipnosis, pues después del tranc

hipnótico parecía producirse un

amnesia de todo aquello que hubies

sucedido durante la sesión (al menos

eso era lo que sostenían algunonvestigadores de la época). Si

embargo, se había descubierto que, si s

pedía al paciente que dijese lo primerque le viniera a la mente, diría algun

palabra relacionada con lo que le habí

sucedido durante el trance. Es decir, la


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personas no tenían conciencia de ell

pero existía un trazo de memoria. Freu

pensó inmediatamente que esta mism

écnica podría utilizarse con personas n

hipnotizadas: si pregunta directamente a

paciente por el motivo de s

preocupación, el analista chocará con s

resistencia a manifestar la verdader

causa del problema; sin embargo, si l

deja que hable en libertad, esta personasin darse cuenta, dará las claves par

acceder a su inconsciente.

Freud recogió también datos dotros actos en los que no participa l

voluntad humana. Su idea era l

siguiente: nuestra conciencia trat


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continuamente de ocultar aquello qu

nos resulta doloroso o inaceptable; s

pedimos simplemente a un paciente qu

nos diga lo que le preocupa, har

referencia solamente a sus síntomas

amás llegará al fondo del problema. Si

embargo, los actos fallidos y los lapsu

ingüísticos nos podrán dar idea de qu

es lo que afecta realmente al paciente.

En la teoría de Freud casi no quedugar para la casualidad. Si olvidamo

un objeto, tal vez nos queríamo

desprender de él o que llegase a manode otra persona. Entre estos acto

fallidos los más relevantes son lo

apsus lingüísticos, esos errores que no


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comprometen a veces y que con ciert

frecuencia ponen en evidencia a lo

políticos ante los medios d

comunicación. Un político conocido po

su tendencia a cometer este tipo d

errores es George W Bush. Preguntado

por ejemplo, por la aplicación de l

pena capital como gobernador de Texas

dijo: «Creo que no condenamos a muert

a ningún culpable… quiero decirnocente». En otra ocasión, Bush afirm

que su gobierno no dejaba de pensar e

cómo causar «daño a nuestro país y nuestro pueblo». Estos comentario

provocan la risa de los asistentes a su

conferencias, pero si a ellas acudies


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algún psicoanalista sacaría además un

conclusión adicional: en sus errore

George W. Bush estaría comunicand

sus verdaderas intenciones, tal com

están registradas en su inconsciente. E

decir, en las adecuadas circunstancias

podría inferirse que Bush pensaba en e

fondo que ningún condenado merecí

serlo y que su gobierno era dañino par

el pueblo americano.El método propuesto por Freu

consistía, por tanto, en analizar lo

contenidos del inconsciente en cadpersona. Junto con la asociación libre

a observación de los lapsus y acto

fallidos, otra vía de acceso a


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nconsciente es la interpretación de lo

sueños. Durante el sueño, e

nconsciente se expresa sin la

restricciones impuestas por la volunta

durante la vigilia. Por tanto, en lo

sueños cumplimos simbólicamente lo

deseos que no podemos satisface

cuando estamos despiertos. Todos lo

sueños serían, según Freud

realizaciones de deseos. Si noacostamos con hambre, tal vez soñemo

que comemos; si por la mañan

deseamos seguir durmiendo, es posiblque soñemos que nos levantamos

vamos al trabajo o al centro de estudi

mientras permanecemos en la cama. Po


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supuesto, otras necesidades fisiológica

nos harán soñar en consecuencia.

Freud planteaba que no sólo est

ipo de sueños consisten en l

satisfacción de nuestros deseos, sino qu

odos los sueños tendrían esa finalidad

La clave es que los deseos que s

satisfacen no son habitualment

conscientes sino inconscientes. Po

anto, alguien puede soñar con efallecimiento de un ser querido y vers

en el sueño sumido en una profund

risteza. Esto podría significarsencillamente, que para esta person

dicho familiar está suponiendo u

obstáculo para sus intereses y en ciert


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modo le gustaría que desapareciese d

su vida. Así, en la teoría de Freud, lo

contenidos inconscientes son los qu

ienen mayor interés para el analista.

En un principio Freud propuso qu

a mente se compone de tres niveles

consciente, preconsciente

nconsciente. La conciencia est

relacionada con la percepción de

mundo exterior. Si alguien nos pregunten qué estamos pensando podemo

nformarle de ello sin dificultad. E

preconsciente es aquello que no sencuentra directamente en la concienci

pero que puede llegar a ella en cualquie

momento por mediación de la volunta


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de la persona. La informació

nconsciente, por el contrario, tien

vedado el acceso a la conciencia porqu

ha sido relegada por efecto de l

represión.

Para Freud, el inconsciente es l

nstancia más relevante del aparat

psíquico. El hecho de que cualquiera d

nosotros demos cotidianamente mayo

mportancia a los contenidos de lconciencia que a los inconscientes s

debe simplemente a la dificultad d

acceder a éstos. Es frecuente utilizar lmetáfora de un iceberg para expresar l

organización del aparato psíquico. L

conciencia sería sólo la punta de es


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ceberg que sobresale por encima de

nivel del mar. Como todos podemo

verla, es probable que le atribuyamo

gran importancia, a pesar de que la mas

oculta del iceberg que se halla bajo e

nivel del mar —el inconsciente— se

mucho mayor.

Posteriormente, Freud estableció un

nueva distribución u organización de

aparato psíquico en tres instancias: eEllo (Id), el Yo (Ego) y el Supery

(Superego). El Ello es el component

original de nuestra mente, lo único quse encuentra ya allí cuando nacemos

Está orientado a satisfacer la

necesidades propias y se rige por e


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principio del placer. Así, el recié

nacido se preocupa exclusivamente po

sí mismo. Llora cuando tiene hambre

cuando tiene sed y no le importa si ha

comida o agua a mano o si sus padre

ienen algo mejor que hacer en es

momento. Es decir, el Ello no particip

del principio de realidad (es decir, n

admite que el mundo exterior limite, n

siquiera momentáneamente, sus deseos)El Yo se conforma en los tres primero

años de edad. En ese momento el niñ

empieza a establecer un compromiscon la realidad: una especie de pugn

con el exterior. Se da cuenta de que n

siempre puede satisfacer su


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necesidades y deseos, y de que otro

ambién pueden tener deseos

necesidades.

La más tardía de las instancia

psíquicas, según Freud, es el Superyó

que empieza a desarrollarse a partir d

os cinco años. El Superyó es l

nteriorización de las normas de nuestr

sociedad tal como nos las transmite

nuestros padres o cuidadores. En ciertforma, el Superyó sustituye el papel d

estas personas dentro de nuestra mente

es lo que hace que podamos sentir questá mal hacer ciertas cosas aunqu

nadie nos observe. Si los niño

empiezan a cumplir las normas cuand


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nadie los mira, es por la presencia de

Superyó dentro de ellos.

La labor del Yo es bastant

complicada: tiene que satisfacer, en l

medida de lo posible, los impulsos

deseos del Ello sin caer en l

reprobación del Superyó. Desde luego

el Yo pasará por muchas dificultades e

esta tarea. Para resolverla, desarrollar

una serie de mecanismos de defensa que permitan enfrentarse a los conflicto

más comunes de la vida. Supongamos

por ejemplo, que una persona tienproblemas con su jefe. Evidentemente

no buscará soluciones que tal vez l

leven a perder el trabajo y tratará d


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salir de la situación de la forma meno

dolorosa recurriendo a diverso

mecanismos de defensa. Por ejemplo

negar que exista algún problema con s

efe o desplazar la ira que le produce l

situación y pegarle a su perro cuand

legue a casa. También podr

ntelectualizar la situación habland

continuamente de la complejidad de la

relaciones laborales, como si fuese algabstracto que a él no le afecta. Tambié

podrá proyectar sus propios impulsos e

otra persona, explicando lo mal que slevan algunos compañeros de trabaj

con su jefe, o racionalizar el conflict

buscando una causa lógica de s


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disconformidad en el trabajo qu

sustituya a la real (por ejemplo, que e

una persona que merece un trabaj

mejor y que por esta razón no est

satisfecha en el suyo). Utilizará l

formación reactiva si, por ejemplo, lleg

un día diciendo que su jefe es un

persona magnífica y un verdader

amigo, es decir, adoptando la creenci

contraria a la que le produce ansiedadTal vez vuelva a estadios má

elementales de su desarrollo vital y s

comporte en la oficina como un niño dparvulario (lanzando papeles, etc.); e

este caso se dirá que ha utilizado e

mecanismo de regresión. También pued


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reprimir algunos de sus recuerdo

rasladándolos así al inconsciente (s

esto se hiciera de forma voluntaria, s

habla de supresión), o sublimar eso

recuerdos apuntándose a un gimnasi

para sudar su agresividad al salir de

rabajo.

Una de las ideas más famosas d

Freud es que el desarrollo de l

personalidad humana pasa por distintoestadios. El primero de ellos es la etap

oral, que cubre aproximadamente e

primer año y medio de vida del niñoComo hemos visto, a esa edad el niño s

rige por el principio del placer y l

busca especialmente a través de la boca


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mediante la succión nutritiva y otra

actividades orales. La resolució

nadecuada de esta etapa puede llevar

una fijación o a que presente un

personalidad oral en su edad adulta. La

fijaciones orales se manifiestan e

costumbres como morderse las uñas

fumar o comer compulsivamente. L

personalidad oral se caracteriza, segú

Freud, por una extremada dependencide los otros o, por el contrario, por un

notable agresividad.

Durante el siguiente año y medio, edecir, hasta los tres años de edad, e

niño focaliza su búsqueda del placer e

a retención y expulsión de sus heces: e


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a etapa anal. Dado que el asunto de la

heces cae muy directamente bajo e

control paterno (los padres procuran qu

a partir de cierta edad los niños haga

sus necesidades como es debido), no e

nfrecuente que las fijaciones de est

etapa den lugar a personalidade

perfeccionistas y obsesionadas con l

impieza: son los anales retentivos. Si

embargo, también es posible quaparezcan sujetos con fijaciones anale

expulsivas, los cuales so

desorganizados y, tal vez, poco limpios.La etapa más importante es, quizá, l

que transcurre aproximadamente entr

os tres y seis años: la etapa fálica. E


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esta etapa, la zona erógena (principa

fuente del placer sexual) se traslada

os genitales. Como es sabido, Freu

defendió que durante esa etapa los niño

desarrollan un importante impuls

sexual hacia sus madres conocido com

complejo de Edipo. La resolución d

este complejo es, según Freud, u

momento crucial en el desarroll

nfantil. El niño varón se enfrenta a unbatalla necesariamente perdida, en l

que el padre saldrá vencedor debido

su superioridad física. El deseo dmatar al padre para eliminar a un riva

ncomodísimo habrá de ocultars

necesariamente mediante la represión,


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el niño albergará un persistente temor

que descubran sus deseos y se vengue

de él mediante la castración. De l

adecuada resolución de este conflict

depende en gran medida que la vid

adulta sea la de una persona equilibrada

ormalmente, los niños reconocen s

derrota frente a sus padres y tratan d

dentificarse con ellos, desarrolland

comportamientos masculinos. Lresolución inadecuada del conflict

puede llevar a todo tipo de perversione

sexuales, desde la erotomanía (obsesión por el sexo) a la inapetencia

a homosexualidad. Alguno

psicoanalistas consideraron que u


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proceso semejante podría producirse e

as niñas hacia sus padres y llamaron

este proceso complementario complej

de Electra. Sin embargo, Freud rechaz

siempre esta idea. Según él, las niña

ambién se sienten inicialmente atraída

por sus madres y sólo posteriorment

por sus padres; y aun entonces, de un

forma mucho más recatada que lo

varones.Después de esta etapa tan agitad

aparece lo que se conoce como períod

de latencia, en que el deseo sexual estclaramente reprimido. Es esa época

usto hasta la pubertad, en que los niño

niñas prefieren pasar la mayor part


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del tiempo con miembros de su propi

sexo.

La última etapa, a partir de l

pubertad, es la que se conoce com

etapa genital. En ella, el adolescent

dirige su deseo generalmente haci

miembros del sexo opuesto y elige lo

genitales como zona erógena principal.

Tanto la práctica como l

nvestigación psicoanalítica surgen de lsituación clínica, es decir, del encuentr

entre el paciente y el analista, relació

que es uno de los fenómenos máestudiados dentro del psicoanálisis. S

supone que durante el análisis e

paciente proyecta inconscientement


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sobre su analista gran cantidad d

sentimientos, deseos y pensamientos

que en ocasiones pueden habe

permanecido ocultos desde la infancia

se trata del fenómeno de l

ransferencia. En el mejor de los casos

el paciente transfiere al analista el pape

de la figura paterna, es decir, aquell

que posteriormente se integrará en s

Superyó. A través del análisis, eerapeuta puede utilizar esta posició

para reconducir adecuadamente e

Superyó del paciente y tratar de librarlde las neurosis producidas por l

nadecuada resolución previa de su

conflictos. En otros casos se producir


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un fenómeno de contratransferencia

donde es el terapeuta quien transfier

sus sentimientos hacia el paciente. L

obligación de que el propio analista s

haya sometido previamente a un riguros

psicoanálisis tiene como objet

controlar este tipo de fenómenos.

Lo que dijeron después de

Freud

Al fundar el psicoanálisis, Freud rompi


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con todos sus maestros y con lo

compañeros de su primera época

Particularmente, rechazó los métodos d

Charcot y se enfrentó violentamente

Breuer. En su última época volvió

romper con sus más importante

discípulos. Freud no admitió nunca la

críticas que algunos de sus seguidore

vertieron sobre su teoría. Así surgiero

as principales escuelas psicoanalíticade la primera época. Más que u

proceso de evolución científica fue un

especie de cisma entre distintas sectasAlfred Adler y Cari Jung fueron lo

principales discípulos directos. Mucho

habían pensado que uno de los dos, ta


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vez especialmente el segundo, debí

heredar el trono del imperi

psicoanalítico, pero los dos s

enfrentaron a Freud al tratar d

ntroducir matices teóricos más o meno

amplios en el psicoanálisis.

Adler siguió a Freud en la idea d

que las experiencias de la primer

nfancia marcan el desarrollo de l

personalidad. Al igual que Freud, Adleconcedía gran importancia a la

motivaciones inconscientes y se valía d

a interpretación de los sueños. Siembargo, quitó importancia a l

sexualidad, y la libido dejó de ser l

principal fuente de energía del cambi


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evolutivo. De este modo, rechazó la

etapas del desarrollo psicosexua

propuestas por Freud y negó l

universalidad del complejo de Edipo. A

cambio, el principal motor de

desarrollo humano pasó a ser social má

que biológico. Desde la infancia, segú

Adler, todos estamos dominados po

sentimientos de inferioridad qu

ratamos de compensar a veces codemostraciones de superioridad. Lo qu

en Freud era un impulso biológico qu

surge del interior del individuo, lenergía sexual, en Adler adquiere u

carácter sociocultural: el niño se sient

nferior a los demás y esto le marcar


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para siempre. La lucha contra est

complejo de inferioridad lleva, segú

Adler, a la paradójica consecuencia d

que las personas con defectos visuale

pueden llegar a ser grandes pintores, lo

sordos grandes músicos y los tartamudo

excelentes oradores.

En 1910 Freud fundó la Asociació

Psicoanalítica Internacional y pus

como presidente a Cari Gustav JungCuatro años después, éste abandonó l

presidencia y se dio de baja com

miembro de la sociedad, pues había rotdefinitivamente con Freud. Como Adler

Jung restaba importancia a la libid

como energía sexual. Por el contrario


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abogaba por la existencia de un

«energía de los procesos de la vida

que podía manifestarse tant

sexualmente, como planteaba Freud

como a través del complejo d

nferioridad, como proponía Adler, o d

otras formas. Curiosamente, una de la

principales críticas de Jung hacia Freu

es que éste daba escasa importancia a

nconsciente. Para Jung, el inconscientes el verdadero objeto de estudio de l

psicología, y en su análisis deb

evitarse en la medida de lo posible lparticipación de la conciencia. Toda l

cultura y hasta la historia de l

humanidad penetra en nosotros a travé


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del inconsciente, un inconscient

colectivo donde residen los arquetipos

Estos son ideas globales, comunes

oda la sociedad y que nos sirven par

entender el mundo, similares a la

pautas de comportamiento que, según l

etología, comparten los miembros d

una misma especie. Aunque so

nconscientes, pueden fundamenta

conceptos generales, como la asociacióentre vejez y sabiduría. Las imágene

arquetípicas, según Jung, afloran a vece

en los sueños y otras manifestacionedel inconsciente. Por una parte, Jung es

quizá, entre los psicoanalistas de lo

primeros tiempos, el más cercano a l


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psicología científica de la personalidad

para la cual acuñó conceptos com

ntroversión y extraversión. Por otra

fue un claro defensor de la

nterpretaciones místicas obtenidas d

fuentes tan diversas como las filosofía

orientales o la alquimia.

Otros de los primeros discípulos d

Freud también se le enfrentaron po

asuntos diversos. Por ejemplo, MelaniKlein, quien había empezado a realiza

nvestigaciones con niños, plante

algunos cambios en el desarrollpsicosexual infantil. Afirmab

principalmente que el Superyó no es un

consecuencia de la resolución de


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complejo de Edipo, sino que est

presente en los niños con anterioridad

esa etapa. Sus ideas recibieron una clar

reprobación por parte de Freud

originaron una larga polémica con l

hija de éste, la también psicoanalist

nfantil Anna Freud.

Para Otto Rank, el complejo d

Edipo fue también motivo de polémica

Según este peculiar autor, el momentmás relevante de la formación de l

personalidad no es dicho complejo sin

el trauma del nacimiento. Por su parteKaren Horney rechazó la idea freudian

de que la envidia del pene constituía e

principal motor de la personalida


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femenina. Por el contrario, lo que la

mujeres envidian es, según ella, el pode

que nuestra sociedad otorga al varón.

Entre los psicoanalistas posteriores

el más influyente ha sido, sin duda

Jacques Lacan, quien, a diferencia d

discípulos directos de Freud, reivindic

a figura de éste. Lacan consideraba qu

os psicoanalistas debían volver a l

ectura de la obra de Freud, a la que éhace simplemente algunos añadidos

Lacan se vale de la lingüístic

estructural de Saussure para analizar enconsciente. En este sentido, e

psicoanálisis debía entregarse a l

prospección de los significados oculto


58/347

en los significantes que pueblan lo

sueños y el mundo. Durante el análisis

el paciente utiliza cadenas de sonido

las palabras tal como las oímos) y le

atribuye un cierto significado, pero e

analista deberá revelar los significado

desconocidos para el paciente. Laca

añade también a la explicació

psicoanalítica conceptos de la topologí

otras áreas de la ciencia. El principaañadido de Lacan a la teoría de Freud e

a inclusión del estadio del espejo

durante el cual (entre los seis y lodieciocho meses de edad) el niñ

reconoce su propia imagen en el espejo

por lo que empieza a identificarse a s


59/347

mismo (su Yo). La experiencia del Y

nos vendría, por tanto, del exterior; po

esto dice Lacan que todo Yo es u

«Otro».

A pesar de las diferencias entre lo

distintos enfoques o escuela

psicoanalíticas, el cuerpo de la doctrin

puede tomarse como un todo y así l

haremos en este libro para someterlo

prueba. En general, podemos decir quos principales conceptos de Freud y la

características esenciales de s

metodología son respetados pocualquiera que se consider

psicoanalista. La propia forma d

discrepar, basada más en credos


60/347

deologías que en los datos de un

nvestigación, nos hará ver, com

comprobaremos a lo largo del libro, qu

hablamos de psicoanalistas genuinos.


61/347

2. El psicoanálisis no

es una teoría científica

de la mente

Supongamos que usted se encuentra couna amiga a la que no ha visto desd

hace algún tiempo y que le dice esta

muy contenta porque ha encontradrabajo como cajera en u

supermercado. El sueldo es bueno y e

primer mes se ha comprado u

reproductor de música portátil (po

ejemplo, un iPod). Seguramente usted s

alegrará de esa información y no l


62/347

pondrá en duda. Pero imaginemos que s

amiga le dice que con su primer sueld

como cajera se ha comprado no un iPo

sino un piso de lujo en la zona más car

de la ciudad. Esta afirmación, sin duda

e dejará perplejo, aunque no tuvies

ningún interés en dudar de la palabra d

su amiga. Al menos le pedirá má

nformación, o incluso dudará de habe

entendido bien lo que quería decirle…Simplemente, solemos creer la

afirmaciones que no contradicen nuestr

conocimiento general del mundo. Nrequerimos pruebas especiales par

creerlas. Pero el sentido común no

dicta que, si alguien hace una afirmació


63/347

extraordinaria, algo que realment

cambia nuestra concepción del mundo

debemos solicitar pruebas ta

extraordinarias como la propi

afirmación. Por ejemplo, si alguien no

dice que el sueldo mensual de una cajer

de supermercado puede pagar el valo

otal de un piso de lujo nos costar

creerlo, a menos que nos lo demuestr

de forma muy palpable.Hemos visto que el psicoanálisi

está repleto de afirmacione

extraordinarias. Freud nos dice cosacomo que los bebés tienen una vid

sexual muy activa, o que la mayor part

de los niños a la edad en que empiezan


64/347

acudir al colegio están enamorados d

sus madres y desean matar a sus padres

o que las niñas envidian el pene y lo

niños temen ser castrados. Se trata d

afirmaciones realmente extraordinarias

Y desde luego, las cosas extraordinaria

son más interesantes que lo

descubrimientos cotidianos: por est

razón Freud se convirtió en el psiquiatr

más famoso de todos los tiempos (pesar de que su especialidad era l

neurología). Así, decir que la Tierra gir

alrededor del Sol y no a la inversdebió de ser en algún momento un

afirmación extraordinaria, y lo

científicos que la demostraron y l


65/347

hicieron de forma inequívoca ha

pasado a la historia.

Muchas personas creen que la

afirmaciones del psicoanálisi

pertenecen al campo de la ciencia y qu

debemos creerlas, por extraordinaria

que nos resulten, porque han sid

científicamente demostradas. Si

embargo, ni Freud ni sus seguidore

demostraron jamás ese tipo dafirmaciones, ni con prueba

extraordinarias ni con indicio

relativamente razonables. Epsicoanálisis ha lanzado al mundo la

deas tal vez más sorprendentes sobre l

psicología humana, pero no lo ha hech


66/347

ras considerarlas probadas.

En este capítulo daremos argumento

al lector para mostrar que no ha

razones para creer que las afirmacione

del psicoanálisis sean ciertas. Esta

afirmaciones son a veces simplement

falsas y otras simplement

ndemostrables.

Breve historia de lo que noes ciencia


67/347

Probablemente usted ha oído alguna ve

el enunciado de algún principi

científico o ley. Por ejemplo, e

principio de Arquímedes es uno de lo

más conocidos y puede enunciarse, má

o menos, en estos términos: un cuerp

sumergido en un fluido experimenta u

empuje vertical y hacia arriba igual a

peso del fluido que desaloja. Lo

principios científicos acotan el númerde explicaciones posibles para u

fenómeno determinado y eligen una d

ellas. Por ejemplo, Arquímedes podríhaber enunciado su famoso principio d

a siguiente manera: un cuerp

sumergido en un fluido experimenta u


68/347

empuje vertical u horizontal, haci

arriba o hacia abajo, o puede ser que n

experimente empuje alguno y tambié

que dicho empuje tenga relación con l

cantidad de fluido desalojado o no

adie podrá decir que este segund

enunciado del principio de Arquímede

sea falso. Al menos, no podrá serlo si e

verdadero el principio original, puest

que este segundo principio se cumple eodas las situaciones en que lo hace e

original y en muchas otras. Es decir, l

que podríamos llamar el «principiambiguo de Arquímedes» podrí

explicar más situaciones o más estado

del mundo que el principio origina


69/347

¿Por qué debemos preferir entonces l

formulación de Arquímedes

Precisamente porque no todos lo

fenómenos concuerdan con l

explicación, sino que el principi

establece cuáles deberían satisfacerlo

cuáles no.

Una de las críticas realizadas má

frecuentemente al psicoanálisis e

precisamente que dicha disciplina nhace lo que el principio original d

Arquímedes, sino lo que el «principi

ambiguo». El psicoanálisis no exhibe lvalentía que debe caracterizar a la

eorías científicas, que deben esta

dispuestas siempre a que los datos la


70/347

contradigan. El psicoanálisis se escuda

por el contrario, en tal cantidad d

principios que evita la posibilidad d

definir el conjunto de observaciones qu

demostraría su falsedad. Nos hemo

referido en el capítulo anterior a l

presunta existencia de personalidade

anales retentivas. Según e

psicoanálisis, hay personas que en ciert

momento de su infancia mantuvieron uncuriosa relación con el cuarto de baño

el cual usaban para buscar el place

mediante la retención y expulsión de laheces. Dicha práctica anómala er

causa, y tal vez consecuencia, de cierto

desarreglos psicológicos que han d


71/347

pagar el resto de su vida. Esto

rastornos se advierten en el adulto po

una excesiva propensión al orden, l

minuciosidad, la limpieza… Los anale

retentivos son esas personas que alinea

cuidadosamente los bolígrafos en e

escritorio, ordenan sus libros po

colores y tamaños y no soportan el má

mínimo desorden en sus costumbres. S

usted ha quedado con un anal retentivo as cinco en punto, no ha de preocupars

porque pueda hacerle esperar.

Algunas investigaciones hademostrado cierta relación entr

diversas características que acabamo

de mencionar. Las personas ordenada


72/347

suelen ser puntuales, minuciosas, etc

pero nadie ha demostrado jamás que e

ciertos momentos de su más remot

nfancia tuvieran una relació

estrambótica con el cuarto de baño

Usted podrá preguntarse entonces cóm

hace el psicoanálisis para llegar a ta

extraordinaria conclusión.

Podríamos plantear, tal vez, e

siguiente tipo de investigaciónestudiemos minuciosamente el contro

de esfínteres efectuado por niños de l

edad prevista. En nuestra muestra habralgunos que retengan los esfínteres má

iempo que otros (estas medicione

habrán de realizarse con lo


73/347

nstrumentos adecuados y, en cualquie

caso, el investigador no estará recié

comido). Deberemos esperar unos año

para comprobar si verdaderamente lo

niños identificados de aquella form

ienen unas características d

personalidad más cercanas a l

descripción propuesta por Freud que e

resto de los niños de la muestra. Tras u

rabajo de este tipo, y si encontrásemoa esperada relación, podríamo

plantearnos sostener las afirmaciones d

Freud. Pero Freud no hizo nada de estoPara ello hubiese tenido que dedicar un

considerable cantidad de esfuerzo

recursos (y también estómago) y espera


74/347

unos años a que los niños creciera

antes de publicar sus conclusiones. Per

o más importante es que se habrí

arriesgado a encontrarse con que n

enía razón, es decir, tal vez no hubies

hallado relación alguna entre el contro

de esfínteres durante la infancia y l

personalidad adulta. La vía elegida po

Freud fue mucho más rápida y efectiv

para sus intereses. Bastaba con enunciasus ideas tal como se le ocurrían o, en e

mejor de los casos, fundamentarlas e

observaciones clínicas de adultos. Freuamás observó la retención anal o e

complejo de Edipo: los infirió de

análisis de los pacientes que acudían y


75/347

crecidos a su consulta.

Hay varios problemas par

considerar las observaciones clínica

realizadas por Freud como e

fundamento de una teoría de l

personalidad o de la mente. En prime

ugar, es evidente que los pacientes qu

acuden voluntariamente —y pagando—

a consulta de un analista no son un

muestra representativa de la población.De entrada, con seguridad tendrá

algún tipo de preocupación que les llev

a acudir a la consulta. Una teoríaplicable a toda la población no pued

surgir de observaciones realizada

exclusivamente sobre estas personas. E


76/347

segundo lugar, las observacione

clínicas no son más que colecciones d

anécdotas sobre casos particulares. E

el mejor de los casos, algún paciente e

el que hayamos observado u

comportamiento excesivament

minucioso y ordenado nos informar

sobre ciertos problemas tenidos en s

nfancia en relación con sus propio

excrementos. Aunque éste fuera el casoendríamos que calcular cuánta

personas exhiben ese comportamient

adulto sin tales problemas infantiles viceversa, y cuántas otras no presenta

ninguna de las dos características

Decimos que éste sería el mejor de lo


77/347

casos, pero ni siquiera la prueb

completa así hallada podrí

convencernos inequívocamente de l

efectividad de la teoría. Sencillamente

estaríamos pidiendo a un grupo d

adultos que recuerde hechos sucedido

en etapas muy tempranas de su infancia

Además, el psicoanálisis lo hace en un

situación calificable, cuando menos, d

atípica para la investigación, pues unfigura con poder, como el analista

puede sugerir al paciente ciertas forma

de comportamiento y ciertos recuerdovolveremos sobre este asunto en e

capítulo 4).

Tal vez se pregunte si los dato


78/347

clínicos han de estudiarse con igua

atención en el campo del psicoanálisi

que en otros ámbitos de investigación

Desde luego, los ensayos clínicos s

utilizan con frecuencia en medicina. Po

ejemplo, cuando va a introducirse u

nuevo medicamento en el mercado s

requiere la aportación de ensayo

clínicos que demuestren su eficacia

Pero estos ensayos se realizan dmanera muy diferente a lo que s

observa en la práctica psicoanalítica. S

un laboratorio quiere comercializar ecompuesto químico X en forma d

pastillas para el dolor de cabeza, deber

aportar ensayos clínicos en los que l


79/347

eficacia de dicho compuesto s

compare, al menos, con otras pastilla

que tengan el mismo aspecto pero qu

carezcan del principio activo X (lo qu

se llama un control placebo). E

algunos casos, se puede incluir en l

comparación otros medicamentos que y

están comercializados para curar e

mismo problema. Pero, además, es mu

mportante que se lleve a cabo uprocedimiento en el que ni el pacient

sometido al tratamiento o al placebo, n

el propio médico que administra emedicamento sepan si lo que est

omando y administrando contiene o n

el principio activo (lo que se conoc


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como procedimiento de doble ciego).

Nada parecido a esto se da en e

psicoanálisis. El psicoanalista carece d

grupo de control sin tratamiento y, po

supuesto, conoce perfectamente la

hipótesis que desea comprobar antes d

someterlas a prueba. Este conocimient

previo puede llevar con frecuencia a

analista a buscar pruebas que confirme

as propias hipótesis. Numerosoestudios realizados en psicología ha

demostrado esta tendencia humana a l

confirmación. Si un analista encuentra eun paciente ciertos rasgos relacionado

con la personalidad anal retentiv

enderá a buscar otros que le confirme


81/347

su diagnóstico más que a fijarse e

aspectos que podrían hacerle desecha

su primera impresión. En este sentido, e

psicoanalista tiene un comportamient

más parecido al de un curandero o u

echador de cartas que al de u

científico.

La tendencia a la confirmació

parece ser una inclinación natural en e

ser humano. No debemos suponer quos psicoanalistas están exentos de ella

no los criticamos por eso. Es natura

que, a la hora de contrastar hipótesis, lapersonas empecemos dándolas po

ciertas y buscando pruebas que la

confirmen, en lugar de fijarnos en lo


82/347

casos que van en contra de tale

hipótesis o demuestran su falsedad. S

as personas tuviéramos siempre un

racionalidad impecable, tal vez e

método científico no fuese necesari

porque, al fin y al cabo, equivaldría a

sentido común. Sin embargo, al no se

así, el método sirve para establecer la

condiciones en que debemos comproba

os enunciados antes de sacar laconclusiones. Por ejemplo, si alguie

piensa que una determinada marca d

champú es buena para su cabellbasándose, por ejemplo, en l

publicidad o el prestigio de una marca

acudirá a comprar ese champú. Si le v


83/347

bien, es muy probable que lo sig

comprando y que piense que es e

champú más adecuado para su cabello

o es probable que esta persona busqu

o contrario probando las demás marca

de champú, y tampoco debemos espera

que lo haga. Sin embargo, su conclusió

sobre la calidad del champú no pued

considerarse científica. Es posible qu

otras marcas que no ha probado seamejores, e incluso más baratas. N

podemos ser perfectamente racionale

en todas nuestras decisiones y, por lmismo, nadie se considera un científic

en todos los campos del saber y en todo

sus comportamientos cotidianos


84/347

Precisamente por ello, el métod

científico sirve para evitar que en e

campo de la ciencia se produzcan lo

mismos errores que cualquier person

comete en su vida cotidiana.

Por el contrario, la teorí

psicoanalítica parece especialment

diseñada para fomentar la tendenci

natural a la confirmación más que par

ntentar prevenirla. En el capítulanterior nos hemos referido a lo

mecanismos de defensa del Yo, que l

permiten a éste enfrentarse a loconflictos cotidianos. Podríamos deci

que estos mecanismos son tambié

defensores de la propia teorí


85/347

psicoanalítica y permiten a los analista

enfrentarse a los conflictos teóricos qu

es pueden surgir en su práctica clínica.

Supongamos que un analista tiene l

hipótesis de que un paciente suyo sufr

precisamente de un trastorno ana

retentivo de la personalidad. Dada est

situación, puede tratar de confirmar s

diagnóstico preguntando al paciente, po

ejemplo, si se considera una personextremadamente ordenada. Desde luego

si el paciente responde afirmativamente

el analista dará por confirmado ediagnóstico pero, contra lo que dictarí

el sentido común a la mayor parte de la

personas (al menos a las que no ha


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recibido instrucción psicoanalítica), s

el paciente lo negase es posible que e

analista diese también por confirmado e

diagnóstico. Esto se debe a que l

negación del síntoma puede haber sid

motivada por la represión, uno de lo

mecanismos de defensa del Yo —y de

psicoanálisis—. Podría suceder tambié

que el paciente dijese: «Yo no, pero m

mujer sí es extremadamente ordenada»en cuyo caso el analista podría recurri

al mecanismo de defensa de proyecció

para salvaguardar su diagnóstico, y aspuede actuar ante casi cualquie

respuesta que reciba por parte de

paciente. Si el método científico h


87/347

surgido especialmente para evitar l

propensión humana a dejarse llevar po

ciertos engaños e ideas previas, e

método psicoanalítico parece habe

surgido para fomentar dicha tendencia.

Una consecuencia de esta manera d

proceder es que las hipótesi

psicoanalíticas tienen un ámbito d

comprobación muy amplio: no e

nfrecuente que una observación y scontraria vengan a confirmar incluso l

misma hipótesis. Además, el propio afá

confirmatorio que todos padecemos noleva a interpretar las afirmacione

amplias y generales como si fuesen mu

específicas. En psicología se conoc


88/347

este fenómeno como efecto Barnum y e

el que explica, por ejemplo, que la

descripciones vagas y ambiguas qu

suele hacer la astrología nos parezcan,

veces, descripciones exactas de nuestr

personalidad. Para darnos cuenta de qu

no se nos está diciendo nada si alguie

nos dice: «Es usted una persona sensibl

que unas veces se encuentra de mejo

humor que otras», tenemos que pensarldos veces. De igual forma, u

psicoanalista podrá encontrar indicio

de complejo de Edipo en un hombre qumanifiesta querer mucho a su madre

odiarla, haber sentido atracción por ell

o repugnancia, etc. Es decir


89/347

prácticamente cualquier informació

confirma la existencia del complejo

ninguna demuestra su inexistencia.

Desde luego, no es así como s

forma el conocimiento científico. Ta

vez Freud tuvo buenas intuiciones qu

dieron lugar a párrafos coherentes,

ncluso brillantes, pero eso no la

convierte en teorías científicas. L

ciencia se caracteriza por lprovisionalidad de las teorías

Cualquier científico tiene en su man

elementos para refutar una teoría en scampo de especialización. Por e

contrario, la intención de lo

psicoanalistas parece ser que nadi


90/347

pueda refutar sus teorías, ni como u

odo ni en alguna de sus partes. A pesa

de ello, algunas propuestas de

psicoanálisis parecen susceptibles d

contrastación empírica y muchas ha

sido, efectivamente, sometidas a prueba

En este libro veremos varias de esa

comprobaciones. Sin embargo, l

respuesta del psicoanálisis ha sid

generalmente recurrir a sus propiomecanismos de defensa; respuestas de

ipo: «Pero eso no es verdader

psicoanálisis». Este tipo de respuestarecuerdan el «argumento del verdader

escocés» que podemos ejemplificar e

este diálogo:


91/347

—El whisky no se debe tomar co

hielo porque los escoceses no lo toma

con hielo. —Pues yo tengo un amigo escocé

que siempre bebe el whisky con hielo.

—Bueno, pero un «verdaderescocés» nunca tomaría el whisky co

hielo.

En este argumento, el «verdader

escocés» se define por su tendencia

beber el whisky sin hielo, y est

endencia se ve corroborada por lexistencia de esos «verdadero

escoceses» definidos por ella: es decir

el argumento es claramente circular


92/347

Este tipo de argumentos es mu

frecuente en el psicoanálisis; e

consecuencia, normalmente, de que tant

os datos como sus explicacione

provienen de la misma situación: l

situación clínica analítica. Si u

psicólogo científico pretende investigar

por ejemplo, el efecto del autoritarism

paterno sobre el comportamiento de lo

hijos, tratará de medir, por una partedicho autoritarismo en los padres y, po

otra, el estilo del comportamiento de lo

hijos. Una vez medidandependientemente ambas cosas podr

determinar si existe o no la relació

predicha. Pero un psicoanalist


93/347

enfrentado al mismo problema analizar

generalmente sólo a una de las parte

por ejemplo, al hijo) e inferirá de

mismo conjunto de observaciones tant

os problemas del hijo como el presunt

autoritarismo paterno. Esta forma d

proceder conduce continuamente a l

circularidad: el propio Freud explicó

veces sus fracasos terapéuticos por un

necesidad del paciente de estar enfermoDicha necesidad, desde luego, la habí

dentificado él mismo a partir de s

fracaso terapéutico.El filósofo Mario Bunge no duda e

ncluir el psicoanálisis entre su

ejemplos favoritos de pseudociencias —


94/347

es decir, falsas ciencias— junto a l

astrología, el creacionismo, la urología

etc. Como esas otras pseudociencias, e

psicoanálisis reúne las característica

de ser, en sus palabras, «un montón d

macanas que se vende como ciencia»

Entre esas características incluye la

siguientes: invocar entes inaccesible

como el Superyó; no poner a prueba su

especulaciones (no existen laboratoriopsicoanalíticos); ser dogmático (e

decir, no cambia sus planteamiento

eóricos a partir de datos adversos)rechazar la crítica; mantener idea

ncompatibles con algunos de lo

principios más seguros de la cienci


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por ejemplo, según el psicoanálisis, l

forma en que se adquieren las neurosi

viola las leyes de aprendizaje má

claramente constatadas, no sólo en l

especie humana sino en muchas otras)

no interactuar con las ciencias realment

existentes (no muestra interés por lo

resultados de la psicologí

experimental, y sus supuestos hallazgo

no se publican en revistas científicaque sigan criterios estrictos); y n

requerir un largo aprendizaje (para deci

que la búsqueda del placer obedece a«principio del placer» no son necesario

argos estudios psicobiológicos).

Algunos eminentes psicoanalista


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han respondido a argumentos como lo

anteriores afirmando que e

psicoanálisis posee una naturalez

distinta de las disciplinas científicas y

no tiene por qué someterse a sus reglas

métodos. A pesar de haber tenido un

formación científica, el propio Freu

desdeñó en ocasiones los trabajo

experimentales sobre concepto

psicoanalíticos que llegaron a sumanos. Su planteamiento era que poc

podía aportar ese tipo de trabajo a

conocimiento del psicoanálisis ya queen sus propias palabras, «la riqueza d

as observaciones sólidas sobre la

cuales descansan mis afirmaciones la


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hacen independientes de la verificació

experimental». Es como si alguien no

dijese que sus sólidas observaciones l

hacen concluir que un kilo de mader

pesa menos que un kilo de hierro, lo qu

hace su afirmación independiente de l

báscula.

Si Freud hubiese pretendido que la

aportaciones de su trabajo se valorase

exclusivamente en el ámbito de literatura, nada tendría la ciencia qu

objetar. De hecho, en dicho camp

iterario su obra fue galardonada con lconcesión del prestigioso premi

Goethe. Pero Freud pretendi

desarrollar, y así lo han hecho lo


98/347

psicoanalistas posteriores a él, un

eoría sobre la personalidad y la mente

en este campo existen otras teorías qu

sí se someten a las restricciones de

método científico. No hay por qué trata

al psicoanálisis con mayo

benevolencia, y en este libro n

pretendemos otra cosa que aplicar lo

criterios científicos a los concepto

psicoanalíticos en la misma medida qua cualquier otra propuesta psicológica.

El sueño de la


99/347

interpretación

Una tarde, una chica adolescente lcontó a un señor de edad avanzad

varias historias. La chica se habí

golpeado con la araña del techo de scasa haciéndose sangre. Además, habí

enido una conversación con su madr

sobre cómo se le estaba cayendo e

pelo. Su madre decía que a ese paso l

cabeza se le quedaría monda como u

rasero. También dijo haber observado

mientras paseaba por el campo, el huec

de un árbol arrancado. Por último, l

chica se había fijado en el cajón de s

escritorio, tan familiar para ella qu


100/347

hubiese advertido cualquier cambio e

su contenido.

Por su parte, el señor de eda

avanzada dijo que la araña del techo er

un inequívoco símbolo del pene, qu

produce el sangrado de la menstruació

precisamente en una zona cercana a

rasero mencionado por la madre. E

árbol arrancado es una clar

representación de la nostalgia por lpérdida de los genitales masculinos, d

os que la chica podría haber gozado s

fuese varón. El cajón, como cualquierecipiente, no es sino la vagina de l

propia chica, en la que alguien podrí

advertir de algún modo la intervenció


101/347

ajena.

Tal vez encuentre la narració

primera un tanto extraña. Las historia

referidas por la adolescente son alg

peculiares pues no se trata de suceso

reales sino de sueños. Mucho má

lamativos son, sin duda, lo

comentarios del señor de eda

avanzada, que no era otro que Sigmun

Freud.Uno de los aspectos más conocido

del psicoanálisis es la interpretación d

os sueños. Su fama no es injusta pueFreud le dio siempre bastant

mportancia: los sueños eran para él un

ventana abierta al inconsciente. Aunqu


102/347

os sueños están hechos generalmente d

recuerdos del día anterior, en ellos la

personas satisfacemos nuestros deseo

sin que la realidad o nuestra propi

conciencia nos lo impida. Además, par

el analista resulta muy útil que e

paciente cuente sus sueños ya que a

contarlos lleva a cabo una segund

elaboración de su contenido, es decir, n

os cuenta tal como sucedieron sincomo son elaborados en la sesión d

análisis.

Los sueños han sorprendidseguramente a las personas desd

iempos remotos y no han sido poco

quienes se han visto tentados a buscarle


103/347

alguna interpretación, a menudo com

premoniciones de lo que podría sucede

o incluso como vía de comunicación co

a divinidad o con entes de otro mundo

Freud no atribuyó a los sueños esta

propiedades, pero no por ello lo

abordó de manera menos mitológica. L

razón para ello es que el inconsciente n

se expresa en el sueño de una maner

directa y simple sino a través de uenguaje metafórico. Estudios reciente

ndican que menos del 10% de lo

sueños tiene contenido sexual; siembargo, el psicoanálisis interpreta l

mayor parte de los sueños com

relacionados íntimamente con el dese


104/347

sexual. Esto no es una contradicció

para el psicoanálisis, precisament

porque los sueños no hablan claro. E

ninguno de los sueños que aquell

adolescente contó a Freud hay referenci

directa al sexo; sin embargo, todos ello

fueron interpretados por él com

expresiones de clara referencia sexua

El problema con este tipo d

nterpretaciones es que cuesta establecesi la orientación hacia la sexualidad est

en la mente de la paciente o en la de

analista. No existen pautas generales para l

nterpretación de los símbolos qu

aparecen en los sueños, pero alguno


105/347

resultan inequívocos para u

psicoanalista. Por ejemplo, los objeto

alargados suelen representar el órgan

sexual masculino, mientras que lo

redondeados y huecos representan e

femenino. Esta interpretación metafóric

no es, desde luego, exclusiva del trabaj

de Freud. El lenguaje cotidiano suel

emplear metáforas de este tipo par

referirse, indirectamente, a los genitaleo para evitar palabras malsonantes

ncluso algunos estudios lingüístico

recientes indican que el génergramatical masculino se aplica e

castellano, por regla general, más bien

objetos puntiagudos y angulosos


106/347

mientras que el femenino tiende

aplicarse a objetos redondeados (po

ejemplo: el tenedor y la cuchara).

Pero las metáforas son amiga

desleales para los científicos. Cualquie

sueño puede incluir objetos alargados

redondeados, sobre todo si el criterio e

an amplio que incluye una lámpara d

araña entre las posible

representaciones del pene. Usted puedhacer el ejercicio de mirar a s

alrededor y pensar cuántos de lo

objetos que ve podrían interpretarscomo símbolos sexuales en caso de qu

soñara con ellos… ¡y con algo hay qu

soñar! Además, el sueño pasa por varia


107/347

reinterpretaciones entre la cama de

paciente y el informe del psicoanalista

En primer lugar, Freud, a diferencia d

otros investigadores anteriores qu

habían trabajado en la interpretación d

os sueños —y, desde luego, todos lo

científicos posteriores—, nunca s

preocupó por recoger la información de

sueño tan pronto como tenía lugar. E

paciente no tiene una libretita en lmesilla de noche para anotar sus sueño

nada más despertarse, sino que se lo

cuenta al analista durante la sesión, díasmeses o años después. La memori

humana no es una cinta de grabación

Cada vez que traemos un suceso a l


108/347

conciencia lo reinterpretamos de algun

manera, especialmente cuando el suces

recordado no es especialment

coherente, y ése es el caso de lo

sueños. Al recordarlos, les aportamo

una coherencia de la que probablement

carecían en origen. Y al referirlos a

analista, volvemos sobre este proces

de elaboración. Hay que tener en cuenta

por otra parte, que la mayoría de lopacientes que acuden a las sesiones d

psicoanálisis ha leído algo sobre teorí

freudiana, lo que les llevará seleccionar unos materiales oníricos

no otros en función de las expectativa

atribuidas al analista.


109/347

El estudio de los sueños es un bue

ejemplo de la diferencia de ritmo entr

a investigación científica y l

pseudocientífica. En su extensa obra de

año 1900, La interpretación de lo

sueños, Freud tuvo oportunidad d

elaborar una explicación bastant

completa sobre los sueños. Por e

contrario, la ciencia sigue actualment

sin tener demasiado clara la función dos sueños y el origen de su contenido

Eso sí, desde aquella obra de Freud e

psicoanálisis apenas ha añadido otraaportaciones que notas a pie de página

A partir del descubrimiento de las fase

del sueño REM y no REM, en la décad


110/347

de 1950, se han producido numeroso

avances tanto en el campo de l

neurociencia como de la psicología

Pero como la ciencia no es dogmática,

diferencia de la pseudociencia, aún n

existe acuerdo sobre algunos puntos.

La investigación de los sueños e

compleja. Para realizarla en situacione

controladas es necesario disponer d

aboratorios en los que las personapuedan dormir. Además, los sueños so

relativamente espontáneos y lo

nvestigadores pueden tener dificultadepara establecer el momento de s

aparición. Sin embargo, algo se h

avanzado. Parece que durante el sueñ


111/347

existe cierta desconexión entre distinta

zonas del cerebro. En concreto, las qu

almacenan los recuerdos de los hecho

vividos durante el día, las imágene

observadas, etc., quedan aisladas hast

cierto punto de las áreas de la cortez

cerebral relacionadas con l

planificación y la interpretación. Un

hipótesis sobre la experiencia onírica e

que en nuestro cerebro se activamágenes y experiencias de una maner

bastante descontrolada y casi azarosa

uestra mente, privada en gran parte da estimulación sensorial externa y d

os parámetros temporales y espaciales

recibe una serie de datos inconexos


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os que trata de dar sentido de algun

manera. Desde luego, esta visión de

mundo de los sueños es menos atractiv

que la que proponía que durante ello

as personas tratan de satisfacer sus má

oscuros deseos. Sin embargo, est

atractiva hipótesis —la psicoanalítica—

es una pura elucubración sin fundament

científico alguno. Además, tampoc

queda claro cuál es el propósito de quen los sueños nuestro cerebro represent

simbólicamente realizaciones de deseos

Deberíamos pensar entonces que durantmiles de años, en las frías noches de l

sabana africana, los seres humanos ha

estado produciendo una serie d


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mensajes en clave que habían de espera

al feliz descubrimiento del psicoanálisi

para ser descifrados.

Desde el punto de vista de

psicoanálisis no queda claro el objetiv

de los sueños: ¿por qué soñamos? E

principio, cabría plantear do

posibilidades: o bien la mente obtien

algún beneficio de la realización de lo

deseos no satisfechos durante la vigiliao bien no lo obtiene. En caso d

obtenerlo, tales realizaciones se haría

de forma inteligible para el sujeto. Edecir, si una persona saca algú

provecho de soñar con los genitale

masculinos, no soñaría con una lámpar


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de araña. Si no obtuviera un beneficio

¿qué objeto tendría soñar con elemento

en clave que habrían de esperar hast

finales del siglo XIX para cobra

sentido?

Nada es lo que parece: elinconsciente

Con cierta frecuencia, en realidad cas

odos los días, María pasa un rat

dedicada a una curiosa actividad. Ell


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no lo recuerda pero cuando tenía cinc

años la realizó por primera vez junto

su padre. María ni siquiera sabe cóm

es capaz de hacerlo. Podría decirse qu

algunas de las cosas que hace durant

ese rato son totalmente inaccesibles a s

conciencia. Si le preguntamos e

procedimiento que sigue, le costar

bastante darnos una explicación. Es más

según los hallazgos de lneuropsicología moderna, si Marí

uviese una lesión en ciertas zonas de

cerebro, ni siquiera sería capaz dnombrar esa actividad ni de recorda

haberla realizado alguna vez en su vida

pero sería capaz de seguir haciéndol


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exactamente de la misma forma. Tal ve

usted se sienta defraudado al saber qu

a actividad a la que nos referimos es l

de montar en bicicleta.

Todos realizamos diariament

actividades de las que no recordamos e

momento en que las aprendimos y qu

realizamos de forma automática y si

conciencia expresa del procedimiento

Tal vez por ser evidente, este hecho nha recibido una especial atención en l

historia del pensamiento, aunque mucho

autores se han referido a él. Spinozapor ejemplo, decía que «los hombre

creen ser libres simplemente porque so

conscientes de sus acciones


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nconscientes de las causas por la

cuales están determinadas esta

acciones». Pero todo el mundo asocia e

descubrimiento del inconsciente con l

figura de Sigmund Freud. Quizá l

principal razón sea que nunca emple

ejemplos tan triviales como montar e

bicicleta.

La actual psicología cognitiva h

estudiado muy extensamente gracantidad de procesos inconscientes

pero nunca ha especulado con l

existencia de una entidad casi con vidpropia, como una especie d

hombrecillo que vive dentro d

nosotros, como hace el psicoanálisis, u


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hombrecillo pícaro y egoísta que busc

el placer por encima de todo y que

menudo nos juega malas pasadas, com

en lapsus lingüísticos como éste:

—¿Estado civil?

—Cansado.

Freud trató de explicar errores d

este tipo al suponer que en ello

emergen elementos reprimidos d

nuestra conciencia. Cuando alguiecomete un lapsus como el anterio

estaría abriéndonos una ventana a s

nconsciente, es decir, a sus verdaderodeseos ocultos. Por ejemplo, la person

que responde «cansado» a la pregunt

por su estado civil estaría expresando e


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realidad algo que es incapaz d

reconocer conscientemente: que s

encuentra harta de su matrimonio. E

este sentido, el lapsus freudiano es u

acto impúdico: nudismo mental. Quie

comete uno de estos lapsus est

mostrando algo que le gustaría ocultar

ncluso que él mismo desconoce. L

explicación de los lapsus lingüísticos e

un buen ejemplo de la concepción depsicoanálisis de la estructura de l

mente como una especie de campo d

batalla con tres bandos: el Yo trataría dexpresarse de una forma más o meno

razonable, el Superyó procuraría evita

que se dijesen cosas inapropiadas


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contrarias a las convenciones sociales,

el Ello, el hombrecillo malicioso, s

colaría por las rendijas para hacer ver

odo el mundo sus verdadera

ntenciones. Como un exhibicionista

aprovecharía cualquier descuido de

hablante para proclamar: «No soporto

mi mujer», y salir corriendo.

El estudio de los errores es un

buena fuente de información sobre efuncionamiento de cualquier proceso. L

forma como se producen los olvidos no

dice mucho sobre el funcionamiento da memoria y las falacias en qu

ncurren las personas nos hablan d

cómo hacen para razona


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cotidianamente. En el estudio de l

producción del lenguaje, una de la

fuentes de información más utilizada h

sido tradicionalmente la de los lapsu

ingüísticos. Las explicaciones de l

psicología científica no son aqu

ampoco tan llamativas como las de

psicoanálisis, pero son la base d

algunos de los principales modelo

eóricos sobre producción del lenguajees decir, sobre cómo hacemos par

hablar. En estos modelos se contempla

varios niveles o subprocesos que operade modo más o menos independiente

dan lugar a interesantes influencia

mutuas. Por ejemplo, en la producció


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errónea de la palabra «cansado

nfluiría especialmente el nive

fonológico, puesto que esta palabra s

parece mucho a «casado», que sería l

producción correcta. Evidentemente, un

persona soltera, por más harta que est

de su soltería, no dirá que su estad

civil es «cansado» en lugar d

«soltero». El parecido entre el sonid

de las palabras tiene una gran relevancien los lapsus lingüísticos y así se h

demostrado en numerosos estudios (es

sí, estudios que emplean un adecuadcontrol experimental y que no se basa

en meras intuiciones realizadas en u

despacho o junto a un diván).


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Esto no quiere decir que el nive

fonológico sea el único que intervien

en los errores lingüísticos. También l

hace en gran medida el nivel semántic

o del significado. Por ejemplo, s

manipulamos adecuadamente el context

de una frase, puede suceder qu

cualquier palabra introducida en dich

contexto adquiera el significado qu

propicia la frase. Si decimos: «Entre lomilagros de Jesucristo se encuentr

hacer hablar a los ciegos», usted se dar

cuenta de que es necesario pensar doveces esta frase para advertir que e

hecho de que hablen los ciegos no es u

fenómeno particularmente milagroso. E


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os errores de comprensión

producción del lenguaje participan, po

anto, elementos relacionados con e

contexto y éste se ve influido por la

ntenciones del hablante, pero esto n

significa que los lapsus sea

manifestaciones de una voz oculta dentr

de nosotros. Muy recientemente, l

ministra de Agricultura y Pesca de

gobierno de España tuvo la triste misióde decir unas palabras sobre uno

pescadores desaparecidos en el mar. E

al circunstancia cometió un lapsus adecir que aún se albergaban esperanza

de «encontrar con vida a los cinc

cadáveres» de los marinero


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desaparecidos. Evidentemente, en est

apsus influye su propio pensamient

sobre la dureza de la situación (factore

semánticos y de expectativas), pero e

ningún modo se le puede atribuir algú

ipo de intención oculta y maligna sobr

el destino de los pescadores.

Como hemos dicho,

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Ascension Fumero Carlos Santama - El Psicoanalisis !Vaya Timo!

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