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Bruno Voituriez Guy Jacques - UNESDOC Database |...

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Bruno Voituriez Guy Jacques Foro de los océanos | Ediciones UNESCO
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Bruno Voituriez Guy Jacques

Foro de los océanos | Ediciones UNESCO

El Niño: realidad y ficción

ElNiñoRealidad y ficción

B R U N O V O I T U R I E Z G U Y J A C Q U E S

Colección COI, Foro de los océanos | Ediciones UNESCO

Publicado en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura7, place de Fontenoy, 75352 París 07 SP, Francia

Composición Nicole Valentin, 19 av. de Clichy 75017 ParisImpreso por Jouve, 18, rue Saint-Denis, 75027 París Cedex 01

ISBN 92-3-303649-9

© UNESCO 2000

AgradecimientosQuisiéramos expresar nuestro agradecimiento a los científicos del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, ex ORSTOM) que nos ayudaronen las diferentes etapas de este trabajo: Philippe Cury, Philippe Hisard, Luc Ortlieb, Yves du Penhoat y Joël Picaut. Esta obra debe muchoa su pragmatismo fecundo que, gracias a sus cabales conocimientos de terreno, sabe confrontar de manera crítica los enfoques teóricos a la realidad de las observaciones.

Las ideas y las opiniones expresadas en esta obra son las de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de la UNESCO. Los términos empleados en esta publicación y la presentación de los datos que en ella aparecen no implican, de parte de la UNESCO, toma alguna de posición en cuanto al estatuto jurídico de los países, territorios, ciudades o regiones, ni respecto de sus autoridades, sus fronteres o límites.

Traducido del francés por Rodrigo Figueroa SaintardSupervisión científica de John Celecia

Prefacio

El Niño de los años 1997-1998 llegó a ser, sin lugar a dudas, un aconteci-miento periodístico de primera categoría e incluso se convirtió en unaapelación familiar. Las noticias sobre inundaciones, incendios forestales,sequías, colapso de la actividad pesquera, con sus secuelas de daños mate-riales y pérdidas humanas, ocuparon la primera plana de diarios y revistasen todo el mundo. Muchos pensaron que se trataba de un fenómenonuevo, de una amenaza hasta entonces inédita relacionada con los cambiosdel clima. Sabemos, sin embargo, que no es así. El Niño es un antiguo yrecurrente fenómeno climático de nuestro planeta. Pero, a diferencia de lasestaciones, que ocurren a intervalos regulares, El Niño es irregular y multia-nual, lo cual explica la dificultad para comprender sus caprichos.

El hecho de que la sociedad continúe interrogándose y buscandorespuestas capaces de explicar las diversas catástrofes asociadas con estefenómeno es motivo de profunda reflexión. Esta indagación prosigue, aundespués de varias décadas de progresos científicos sobre la compresión delNiño, avance realizado principalmente mediante la cooperación interna-cional en los ámbitos de la oceanografía y la investigación climatológica.

La difusión de los resultados de la investigación es importante, no sólopara mejorar la comprensión de la ciencia por parte del público, sinotambién para mejorar la formulación de políticas públicas. Los vínculosentre la manera de producir y aplicar el conocimiento científico consti-

tuyen un fenómeno sociológico interesante. En este sentido, la cuestióncrítica es la siguiente: ¿qué fracción del conocimiento disponible utilizaactualmente la clase política para tomar decisiones?

La UNESCO, a través de la Comisión Oceanográfica Interguber-namental, ha participado activamente en el desarrollo de los conocimientosy en las observaciones indispensables para explicar éste y otros fenómenosnaturales, y poder asesorar así a los Estados Miembros sobre la posibilidadde mitigar su impacto. Lo logrado hasta ahora es sólo una mínima parte delo que se debe conocer si deseamos contribuir cabalmente a un uso genui-namente sostenible del océano.

Para asegurar el éxito de este empeño, debemos prestar todo el apoyoposible a las instituciones responsables de generar el conocimiento cientí-fico y aconsejar a las autoridades. Al mismo tiempo, necesitamos respondera la demanda pública de información. Esta publicación es un esfuerzoorientado a satisfacer esas necesidades en lo que al Niño se refiere.

Índice

Prólogo 9

Mensaje de los copatrocinadores:Comprender y prever los océanos

Ralph Rayner, Fugro Global Environmental and Ocean Sciences, Ltd. 13

El océano y la predicción climática Antonio Divino Moura, IRI 15

La Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) y esta publicaciónFabián Valdivieso Eguiguren 17

Introducción 23

C A P Í T U LO 1 ¿Porqué varía el clima? 27Los climas pasados revisitados 27La máquina climática 28Las variaciones del sistema climático 30

C A P Í T U LO 2 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera 35

El Niño: ¿ángel o demonio? 35La oscilación austral y el monzón índico 40El Año Geofísico Internacional en 1957-1958 42

C A P Í T U LO 3 La pareja océano-atmósfera 47La rotación de la Tierra y la fuerza de Coriolis 47El ecuador meteorológico y la circulación meridiana:

las células de Hadley 49Un toque de complejidad: la circulación de Walker 53

La termoclina oceánica 55La circulación oceánica: corrientes y contracorrientes 57Alisios, afloramientos costeros y divergencia ecuatorial 58Las ondas en el océano 60

C A P Í T U LO 4 ¿Cómo funciona ENSO? 63La pareja océano-atmósfera y el esquema de Bjerknes 63Índices y anomalías 65El Niño, la fase cálida de ENSO 66La Niña, la fase fría de ENSO 67¿Existe un modelo “tipo” de ENSO? 69El oscilador atrasado 71

C A P Í T U LO 5 A escala del planeta 75El planeta en una sola mirada 75Del lado del Atlántico tropical 76El parentesco del Niño con el monzón índico 79Teleconexiones planetarias: el Pacífico norte y

el resto del mundo 92

C A P Í T U LO 6 ¿Se puede prever ENSO? 97Éxitos y fracasos de la previsión 97Un optimismo moderado 99Las irregularidades del Niño 103El pasado y la previsión a largo plazo 105

C A P Í T U LO 7 El Niño al banco de acusados… 111La dificultad del enfoque socioeconómico 111El Niño, el Pacífico y sus cercanías 112El Niño, estrella de los medios de comunicación 114Consecuencias económicas y humanas 116

C A P Í T U LO 8 Perspectivas 127

Para saber más 133

Glosario 135

Prólogo

Por lo menos dos veces por década se precipitan en el altiplano andinoimportantes lluvias, inhabituales por su violencia, que inundan los valles,aumentando los riesgos de avalanchas de barro. Se trata de los tantemidos “huaicos” (probablemente “wykos” en lengua quechua), que traencomo consecuencia un cortejo de desastres y de pérdidas humanas.Mucho antes de que se llegara a bautizar “El Niño”, la civilización inca,enclavada en los Andes, se había adaptado a este recurrente fenómenonatural. En una zona extremamente árida del norte del Perú, los incashabían construido una extensa red de acueductos con un asombrososistema de asamblaje de piedras. En algunas partes de la red, las piedrasse remplazaban por estructuras de cañas entrelazadas. Cuando éstascedían al paso de las aguas de las inundaciones provocadas por El Niño,otros canales alternativos reorientaban el exceso del flujo hacia las laderasde la montaña, evitando así la destrucción de la obra. A pesar de losesfuerzos del gobierno peruano para sacar provecho de esta antigua expe-riencia, creando durante El Niño ocurrido en los años 1997-1998 doslagos artificiales capaces de captar el excedente de agua, la mayoría de lassociedades modernas aún no han logrado adaptarse a este antiguo fenó-meno climático.

Actualmente sabemos que El Niño es una manifestación de unfenómeno climático mundial. Al fenómeno oceánico corresponde un

desplazamiento de los principales sistemas meteorológicos. Así, zonashabitualmente lluviosas conocen la sequía y los desiertos las inundaciones,con toda una gama de consecuencias para la agricultura, la pesca y la saludde la población. Sin embargo, incluso si el fenómeno es mundial, susefectos se hacen sentir localmente, sin que todos ellos sean necesariamentenegativos o catastróficos.

Bruno Voituriez y Guy Jacques nos ofrecen una apasionante descrip-ción del Niño: su historia, su dinámica y sus consecuencias prácticas. Sinperder rigor en su análisis científico, logran transmitir al lector la comple-jidad y las limitaciones que la ciencia afronta ante la comprensión delsistema climático. Evocando las limitaciones propias a la previsión de unfenómeno climático no-lineal como es El Niño, los autores nos conducenhacia la puerta de la teoría del caos, una de las más recientes de las mate-máticas modernas.

El océano juega un papel fundamental en tanto que detonador,influenciando este tipo de anomalías climáticas. Para comprender el climay los caprichos del tiempo en diferentes escalas espaciales y de tiempo, esnecesario estudiar y comprender el océano.

El trabajo de investigación realizado sobre El Niño ha abierto la víade la integración de la oceanografía y de la meteorología, culminando conel desarrollo de un Sistema Mundial de Observación de los Océanos(Global Ocean Observing System, GOOS) y de un Sistema Mundial deObservación del Clima (Global Climate Observing System, GCOS),que trabajan con un alto grado de interacción y coordinación. Ambossistemas fueron creados sobre la base de otros tres anteriores: el SistemaMundial Integrado de Servicios Oceánicos (Integrated Global OceanServices System, IGOSS), el Programa de Buques de Oportunidad(Ships-of-Opportunity Programme, SOP) y el Panel de Cooperaciónsobre Boyas de Acopio de Datos (Data Buoy Co-operation Panel,DBCP). Su objetivo es seguir la evolución del nivel del mar y los cambiosque se operan –en tiempo real– en los principales parámetros del océano.Estos sistemas de observación se desarrollaron gracias a los resultadosobtenidos por el Programa Mundial de Investigación sobre el Clima (elWorld Climate Research Programme, WCRP), conducido bajo elauspicio conjunto de la Organización Meteorológica Mundial (OMM),del Consejo Internacional de la Ciencia (ICSU) y de la ComisiónOceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO.

10 Prólogo

La capacidad de previsión del último episodio El Niño contó en sufavor con la instalación de un sistema de observación del océano Pacíficoecuatorial. Setenta plataformas flotantes equipadas con instrumentos demedición meteorológica y oceanográfica, tal verdaderas islas artificiales enminiatura, se anclaron en el fondo oceánico y se mantienen en su lugargracias a una boya flotante. Algunos de estos instrumentos tomaronmuestras del océano hasta unos 2.000 metros de profundidad, y lograroncaptar por primera vez y de manera inequívoca la señal del nacimientodel último episodio del Niño (1997-1998). Este sistema, llamadoTropical Atmosphere-Ocean (TAO), forma parte actualmente delSistema Mundial de Observación de los Océanos, el Global OceanObserving System (GOOS).

Tras 30 años de un fructífero trabajo conjunto, estamos en condi-ciones de extender nuestra capacidad de previsión a los fenómenos oceá-nicos de diferentes escalas temporales y espaciales. Haciendo una simpleanalogía entre el océano y el dial de un aparato de radio, se podría decir queel estudio de los eventos El Niño, que surgen con una periodicidad de 3 a5 años, se parece a una sintonización de una o dos estaciones, sin escucharnada en el resto del dial. El GOOS desarrolla actualmente una capacidadde observación que debería permitir sintonizar todas la “estaciones deradio” con las que cuenta el dial oceánico. En este sentido, la ComisiónOceanográfica Intergubernamental (IOC) está cumpliendo su misión, osea contribuyendo al desarrollo del conocimiento de base y a la realizaciónde las observaciones que se requieren para una utilización inteligente delocéano.

Quisiera expresar nuestro aprecio y satisfacción por el apoyo prestadopor Fugro GEOS (Global Environmental and Ocean Sciences Ltd.), unode nuestros copatrocinadores, en los esfuerzos de la Comisión. A través dela colección COI - Foro de los océanos, la bibliografía sobre la problemá-tica del océano destinada a la comunidad internacional se enriquece. Talesgestos en favor del público resultan preciosos y contribuyen al logro denuestra misión educativa.

Para las versiones en inglés y en español de este libro, la UNESCO hacontado además con el copatrocinio del Instituto Internacional deInvestigaciones para la Predicción Climática (IRI), con sede en elObservatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia(Estados Unidos). Hago propicia esta ocasión para expresar también mi

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apreciación al IRI por su oportuno apoyo al desarrollo del Sistema Mundialde Observación de los Océanos (GOOS) COI/OMM/PNUMA. Parahacer posible la presente versión castellana me complace agradecer tambiénel apoyo prestado por la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS),con la cual la COI ha colaborado durante muchos años.

Pa t r i c i o A . B e r n a lSecretario EjecutivoComisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO

12 Prólogo

Comprender y prever los océanos

Las descripciones hechas por los medios de comunicación sobre el impactodel último evento El Niño han aumentado el grado de conciencia delpúblico sobre el hecho de que las variaciones del clima, a escala local yglobal, dependen de interacciones indisociables entre el océano y la atmós-fera. Esto ha conducido a una creciente toma de conciencia sobre la impor-tancia de una comprensión cabal del medio ambiente marino y de laprevisión de su evolución.

Conocer el comportamiento de los océanos y de los mares del mundoha sido siempre primordial en la aventura humana a lo largo de toda lahistoria. Sin información marina, habría sido imposible desarrollar elcomercio, conducir batallas navales, protejerse contra las inundacionescosteras o explotar los recursos del mar.

Actualmente, se reconoce que la actividad humana es frecuentementeun factor de degradación del medio marino y de sus recursos que, comosabemos, son limitados. Por ello, una mejor gestión y protección de esosrecursos se hace imperiosa, pero este objetivo no podrá lograrse mientrasno se disponga de informaciones indispensables sobre el océano.

En el presente milenio que acaba de comenzar, las demandas sobre elmedio oceánico tenderán a aumentar rápidamente. El uso y la explotaciónsostenible de los recursos marinos y la protección de los entornos locales

14 Comprender y prever los océanos

dependerán en gran medida de la capacidad de prever el comportamientode los océanos y de la atmósfera.

Liderando a nivel mundial la “oferta” de observaciones meteorológicasy oceanográficas, así como algunos servicios aferentes, el Global Environ-mental and Ocean Sciences (GEOS) saca provecho de la comprensión cien-tífica de estos fenómenos para resolver problemas prácticos de protección delmedio marino. Buena parte de nuestro trabajo tiene que ver con la transfe-rencia de los conocimientos oceanográficos y meteorológicos hacia especia-listas de otros campos. Estamos por ende muy complacidos de asociarnos aesta obra, que busca mejorar la comprensión de los no-especialistas sobre ElNiño como fenómeno oceanográfico y meteorológico, ofreciéndoles de estamanera una mejor percepción del interés de reforzar la investigación sobreel funcionamiento del océano y la previsión de su comportamiento.

R a l p h R a y n e r, DirectorFugro Global Environmental and Ocean Sciences Ltd

Fugro GEOS LimitedGemini houseHargreaves Road, Swindon(Wiltshire) SN2 5 AZReino UnidoTel: (+ 44) 1793 72 57 66Fax: (+ 44) 1793 70 66 04E-mail: [email protected]

Fugro GEOS LimitedSouthampton Oceanography CentreEmpress DockSouthampton SO14 3ZH,Reino UnidoTel: (+ 44) 1703 59 60 09Fax: (+ 44) 1703 59 65 09E-mail: [email protected]

Fugro GEOS IncorporatedP.O. Box 7400106100 Hillcroft (77081)Houston, Texas 77274,Estados UnidosTel: (+ 1) 713 773 56 99Fax: (+ 1) 713 773 59 09E-mail: [email protected]

Fugro GEOS Private LimitedBox 5187 Loyang CrescentSingapur 508988Tel: (+ 65) 543 44 04Fax: (+ 65) 543 44 54E-mail:[email protected]://www.geos.co.uk

Principales oficinas de GEOS:

El océano y la predicción climática

Hacia fines de la década de los 80, los científicos de mundo entero comen-zaron a reconocer el enorme impacto del fenómeno denominado “El Niñoy la Oscilación Austral” (ENSO). Sus efectos son particularmente críticosen los países en desarrollo.

Los avances logrados en los sistemas de observación del océano y dela atmósfera, la interpretación teórica del fenómeno ENSO y la elaboraciónde modelos del sistema acoplado océano-atmósfera condujeron a la crea-ción del Instituto Internacional de Investigaciones para la PredicciónClimática (IRI). Esta iniciativa surgió de la toma de conciencia por partede la comunidad científica de su responsabilidad, no sólo en cuanto a sucontribución al progreso de la predicción climática, sino también sobre lanecesidad de poner los conocimientos adquiridos a la disposición de lasautoridades en los países afectados. Esta idea surgió de discusiones soste-nidas en el curso de la implementación del estudio sobre el OcéanoTropical y la Atmósfera Mundial (TOGA), llevado a cabo de 1985 a 1994.

A principios de los años 90, los trabajos piloto del IRI en el campode la predicción y en la formación ya estaban encaminados. El éxito delos mismos condujo a una evolución del IRI en dicho decenio, con ellanzamiento de un instituto destinado a fomentar el mejoramiento, laproducción y el uso de predicciones de variabilidad climática estacional ainteranual de alcance mundial para beneficio explícito de la humanidad.

16 El océano y la predicción climática

Con un sistema operacional de predicción ya establecido, el Institutoha franqueado el milenio haciendo hincapié en las aplicaciones concretasde la información relativa a la predicción climática. Se han comenzadoproyectos y programas en sectores del mundo donde la predicción de lavariabilidad climática afecta a la sociedad humana en forma significativa,particularmente en ciertos países en desarrollo, más vulnerables.

Desde sus comienzos el IRI participa en el Sistema Mundial Integradode Servicios Oceánicos (IGOSS), programa conjunto de la COI-OMM,manteniendo un sistema abierto de utilización de archivos de datos (véasehttp://iri.Ideo.columbia.edu). Ademas, debido al papel que desempeña elocéano mundial y, en particular, el Atlántico tropical, y para establecer unsistema de predicción climática de gran alcance, los científicos del IRI hanparticipado en el diseño e implementación científica de PIRATA (PilotMoored Research Array in the Tropical Atlantic), programa afiliado alSistema Mundial de Observación de los Océanos (COI-OMM-PNUE).

En base a lo antedicho, el IRI apoya con satisfacción a la ComisiónOceanográfica Intergubernamental de la UNESCO en la publicación delpresente libro.

A n t o n i o D i v i n o M o u r a Director del International Research Institute for Climate PredictionLamont-Doherty Earth Observatory Columbia University61 Rt. 9W, Palisades, N.Y. 10964-8000, Estados Unidos de América

La Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) y esta publicación

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La CPPS es el organismo intergubernamental constituido por Colombia,Chile, Ecuador y Perú para coordinar regionalmente la política marítima,proteger y aprovechar los recursos marinos de la zona, resguardar yconservar el medio marino, promover la investigación científica, velarpor la transferencia de tecnología marina e incentivar la cooperacióninternacional.

La CPPS nació en 1952 y en la actualidad se ha convertido en elbaluarte del Pacífico del sudeste para el estudio del mar y sus variabilidades,el desarrollo pesquero en la región y la difusión del nuevo derecho marí-timo.

En 1976, la CPPS inició el Programa de Estudio Regional delFenómeno El Niño en el Pacífico del Sudeste (ERFEN) con la finalidad deevaluar permanentemente el clima marino en la región, con especial énfasisen sus variabilidades climáticas extremas como los eventos ENSO, El Niñoy La Niña.

En más de dos décadas de actividades, y a través de las investigacionesde más de un centenar de científicos directamente vinculados con el temay pertenecientes a veinte instituciones técnicas de los países miembros, elERFEN ha logrado importantes avances en el conocimiento del origen,desarrollo y disipación del fenómeno El Niño y de sus impactos socioeco-nómicos.

18 La Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) y esta publicación

Los gobiernos de Colombia, Chile, Ecuador y Perú han utilizado losresultados de dicho trabajo para mejorar las medidas de previsión condu-centes a reducir los daños y a aprovechar los beneficios del fenómeno ElNiño en las diferentes actividades humanas económicas y sociales deproducción de bienes y servicios y, entre ellas, principalmente las agrope-cuarias, pesqueras, de vialidad, transporte, salud, etc.

En el marco del Programa ERFEN se han realizado las siguientesimportantes actividades orientadas a mejorar la capacidad regional deobservación y monitoreo del Pacífico del sudeste:– La publicación mensual del Boletín de Alerta Climática (BAC) que, desde1990, se difunde permanentemente por vía electrónica y por correo tradi-cional, y que contiene información en forma de texto, tablas y gráficossobre el clima marino y sus alteraciones, como los fenómenos El Niño y LaNiña, anticipando su evolución en los meses subsiguientes.– La realización de cruceros regionales oceanográficos en el Pacífico delsudeste con científicos y buques de Colombia, Chile, Ecuador y Perú.Dichos cruceros, inéditos en la región por su carácter simultáneo, la ampliacobertura geográfica y el intercambio de científicos de un país en el buquedel otro, permiten obtener la imagen sinóptica del Pacífico del sudeste paradiversas aplicaciones. El primer crucero se llevó a cabo en mayo de 1998con motivo del Año Internacional de los Océanos y permitió conocer lascondiciones marinas en pleno desarrollo del Niño de 1997-1998. Elsegundo crucero se efectuó en mayo de 1999, esta vez en las condicionesinversas, es decir durante el episodio frío La Niña. El tercer crucero se reali-zará en mayo del 2000 (en el momento de enviar esta publicación a laimprenta), época en que se espera que las condiciones climáticas seannormales. Así se completará el valor referencial de dicha exploración en trescondiciones definidas y distintas:– Reuniones periódicas del Grupo Mixto COI-OMM-CPPS sobre inves-tigaciones del fenómeno El Niño. El Grupo Mixto es la plataforma regionalampliada para dichas investigaciones, entre la CPPS como organismoregional del Pacífico del sudeste y las agencias especializadas del Sistema delas Naciones Unidas: la Comisión Oceanográfica Intergubernamental(COI) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM).– Trabajo conjunto entre la CPPS, la COI y la OMM en la preparación deun proyecto para instalar una red de boyas en el Pacífico del sudeste yorientar su financiación hacia organismos especiales como el GEF, con la

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finalidad de mejorar la capacidad de observación y monitoreo climático dela región, que conducen al pronóstico anticipado del fenómeno El Niño yLa Niña, y para hacer más viable el diseño de medidas de mitigación quepermitan la reducción de los daños y el aprovechamiento de los beneficios.

En lo que se refiere al presente libro, El Niño – Realidad y Ficción, laCPPS expresa su satisfacción por la iniciativa de la COI de ofrecer alpúblico general una obra sobre este complejo y difícil tema, tratado de unamanera conceptual, directa y clara. Leyéndola, millones de personas podráncomprender el fenómeno El Niño con propiedad e integrarse así a unmovimiento, no para enfrentarse a él en una postura a veces paralizante,sino para convivir con el problema de manera inteligente y aprovechartodas las energías y capacidades posibles para reducir sus efectos perjudi-ciales y potenciar sus efectos benéficos.

Estamos seguros de que esta publicación, técnica y divulgadora a lavez, tratada desde una perspectiva global pero sin perder la precisiónconceptual, será un texto valioso y de referencia obligada, especialmente enel ámbito de la educación ambiental, tratando de conciliar ciencia consociedad y haciendo girar dicha temática en torno al ser humano, centrode gravedad de todos nuestros esfuerzos y espectativas.

¡Enhorabuena!Embajador Fa b i á n Va l d i v i e s o E g u i g u r e nSecretario General, Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS),Avenida Coruña, 31-83 y Whymper,Quito, Ecuador

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“Viene corriendo El Niño desde la isla de Pascua, tibio y malsano, el infante de la muerte por agua, azotado contra las costas del Perú, sofocando en su abrazo caliente las anchoas y lasalgas, secuestrando la frescura vital de los nitratos y fosfatos ecuatoriales,rompiendo la vasta cadena trófica y la procreación de los grandes peces del océano: pesado y sudoroso nada El Niño, arrojando pecesmuertos contra las paredes del continente, adormeciendo y pudriéndolotodo, el agua hundiendo el agua, el océano asfixiado en su propia marea muerta, el océano frío ahogado por el océano caliente, los vientosenloquecidos y desplazados: El Niño destructor, El Niño criminal arrasa las costas de California, seca las planicies de Australia, inunda delodo los declives del Ecuador.”C a r l o s F u e n t e s , Cristóbal Nonato

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Introducción

Inmediatamente antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1998,amenazados por fuertes precipitaciones de nieve, el director del Comité deOrganización, M. Kobayashi, declaraba: “una vez el problema del descensoresuelto, sólo El Niño me impedirá dormir”. Felizmente, los Juegos seefectuaron sin incidentes; pero ¿quién es este “Niño” malévolo, acusado asíde querer sabotear los Juegos?

En los años 1997-1998, El Niño apareció regularmente en la primeraplana de la prensa. Fue considerado responsable de las inundaciones acae-cidas en los países andinos y en California, así como de la sequía enIndonesia, acompañada de gigantescos incendios desde las Filipinas hastaMalasia que se extendían en una espectacular chimenea de humo muy bienmostrada por las imagenes vía satélite. También le fueron atribuidos lasequía en Brasil, en África del Sur y en Zimbabwe, las inundaciones enKenya, los ciclones en Polinesia, y otras catástrofes. Ninguna calamidadparecía poder escapar a la todapoderosa fuerza del Niño o de su hermanaLa Niña, más recientemente conocida y antitética del primero, pero tanpeligrosa como él. Se le atribuyeron también, en 1998, el reforzamientode la actividad ciclónica en el Caribe (Mitch, durante el verano) y lasinundaciones en China.

Hay algo de irracional en la manera en que los medios de comunica-ción, a veces con la complicidad de los científicos, explotan esta personifi-

24 Introducción

cación de un fenómeno natural. Si sus consecuencias son a menudonefastas, a veces también son benéficas, ya que se trata en realidad de unaperturbación climática entre otras y que se desarrolla en una escala detiempo (de la estación a algunos años) a la cual los seres humanos son parti-cularmente sensibles. En un coloquio realizado en la UNESCO en 1999,un premio Nobel de física declaraba que la ciencia, lejos de aportar certezas,destruye los mitos pero crea misterios. Podría haber agregado que losmisterios engendran mitos y que la ciencia contribuye, contra su voluntad,a crear nuevos.

Podemos preguntarnos si acaso el frenesí de los medios de comunica-ción por la pareja El Niño-La Niña no es el resultado del pensamientomítico, traduciendo el hecho de que, para la mayoría de nuestros contem-poráneos, los cambios climáticos guardan todo su misterio, a pesar de losesfuerzos de previsión y de explicación de meteórologos y climatólogos. Talcomo comunicado por la prensa, El Niño podría ser una encarnación o unsubstituto de Tlaloc, dios azteca que, según su deseo, producía la lluvia oel buen tiempo. ¿Capricho del cielo? ¡Capricho de los dioses! Esta es la ideaque el ser humano se ha hecho, desde siempre, de la variaciones del tiempoy del clima. La ilustración más universal es incontestablemente la delDiluvio, medio radical utilizado por el Creador para deshacerse de una cria-tura que no parecía agradarle. Existe sin lugar a dudas todavía, y de manerareprimida, algo de esta percepción en la idea que se tiene de los caprichosdel tiempo a los cuales estamos sometidos y en nuestro escepticismo persis-tente sobre las previsiones meteorológicas.

No obstante, nuestro conocimiento del sistema climático y nuestracapacidad de previsión han progresado mucho en estos últimos decenios,gracias a los programas internacionales de investigación que se realizandesde los años 70. Pero, toda previsión comporta un riesgo de error queaumenta cuanto más temprana es en el tiempo. Después que los científicosfueran acusados de un cientismo estrecho y totalitario, y al abandonar elanuncio de certezas, se les critica nuevamente por falta de esa certitud quese les reprochaba entonces. Debemos aprender a vivir con la incerti-dumbre que el progreso de la investigación no cesa de reducir, al tiempoque aleja los horizontes de las previsiones, sin lograrlo acabadamente.

La “reputación mediática” del Niño resulta de progresos científicosque evidencian la existencia de relaciones físicas entre las perturbacionesclimáticas de regiones tan alejadas como Kenya y el noroeste de América,

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o entre el monzón índico y las precipitaciones en el Perú. El Niño no es,evidentemente, el diabolus ex-machina de las variaciones climáticas, perocristaliza este descubrimiento esencial sobre las relaciones que conectan lasperturbaciones climáticas de las diversas regiones tropicales entre ellas, porun lado, y al resto del mundo, por otro. Este es un avance importante quepermite mejorar los modelos de previsión del clima y probar sus aciertos,puesto que la previsión se puede verificar sólo algunos meses después. Unconocimiento acabado de la pareja El Niño-La Niña, manifestación en unlapso de algunos años de las variaciones de un sistema climático que evolu-ciona a todas las escalas de tiempo, deja esperar progresos en la previsiónde las fluctuaciones del clima y de su evolución a largo plazo frente a laamenaza de otra perturbación: el aumento de los gases con efecto de inver-nadero en la atmósfera.

La historia y los resultados de esta aventura científica es lo que sepropone al lector en esta obra.

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¿Porqué varía el clima?

1

LOS CLIMAS PASADOS REVISITADOS

Es difícil destronar el mito del paraíso terrestre destruido por la acciónmaligna del ser humano, mito que se evoca al hablar de una hipotética edadde oro o de un equilibrio natural muy apreciado por ciertos ecologistas,para quienes todo iría mejor en el mejor de los mundos si no fuera por lapresencia humana. Pero, el equilibrio natural no existe. El clima, los ecosis-temas evolucionan permanentemente, con o sin intervención humana.Desde hace más de un millón de años, la Tierra oscila entre episodioscalientes, como es el caso actualmente, y períodos glaciales, durante loscuales la temperatura media es 3 a 4 grados inferior.

El último período glacial remonta a 20.000 años atrás. Glaciaresanálogos al de la Antártida actual recubrían entonces la Escandinavia, elnorte de Alemania, el Canadá y el norte de los Estados Unidos. Los habi-tantes de Europa occidental, geniales decoradores de cavernas, conocían enesa época un clima y un entorno parecidos al de la Escandinavia de hoy.Nada impide pensar que en los próximos milenios la Tierra conocerá otrosepisodios glaciales. Los “óptimos climáticos”, que son los períodos máscálidos como el que vivimos actualmente, son breves. Los optimistaspiensan que el aumento de los gases a efecto de invernadero acarrearía unrecalentamiento global, lo cual convendría justamente para evitar a lahumanidad tener que confrontarse con una nueva glaciación. ¿Quién sabe?

28 ¿Porqué varía el clima?

Estas oscilaciones entre períodos glaciales y fases interglaciales sonrecientes en la historia de la Tierra (2 a 3 millones de años) y típicas delcuaternario. Si nos remontamos más lejos, a la época del cretáceo (entre135 y 65 millones de años), vemos que en la Tierra no existe ninguna zonaglacial. La temperatura del aire es más o menos 5 grados superior a laactual, y la de las profundidades del océano, allí donde ahora es próximaa cero, no desciende por debajo de los 10°C. Hace 57 millones de años,en pleno paleoceno, la temperatura de las costas de la Antártida avecinaba,en verano, los 20°C. El casco glaciar de este continente comenzó a formarsehace solamente 10 o 15 millones de años.

Entre los siglos XVI y XIX Europa conoce, por su parte, un período rela-tivamente frío, conocido como “la pequeña era glacial”, cuando la tempe-ratura era más de un grado inferior a la actual. El 26 de junio de 1675, lamarquesa de Sévigné escribe a su hija, que pasa una estadía en el sur deFrancia, y le dice: “Hace un frío horrible. Nosotros nos calentamos y voso-tros también”, y agrega el 24 de julio: “Tenemos un frío extraño. El procesodel sol y de las estaciones está todo cambiado.” Sobre el Támesis, entre1607 y 1813, se solían organizar ferias sobre su capa helada de hasta 20 cmde profundidad. Éste, y la retirada de Rusia en 1812-1813, durante la cualNapoleón perdió 450.000 hombres, son otros tantos ejemplos de esteperíodo.

A la inversa, en los siglos X y XI, las condiciones climáticas másclementes permitieron a los vikingos establecer colonias en Groenlandia(Greenland = tierra verde) y en América del Norte (Vineland = tierra deviña). Esta colonización duró hasta que el clima se enfrió, dificultando lanavegación entre Islandia y Groenlandia. Más atrás en el tiempo, al finaldel último episodio glacial hace 8 a 10 mil años, el Sáhara conoció unperíodo lluvioso y la selva amazónica, emblema de la ecología actual eincluso calificada erróneamente como el pulmón del planeta, se limitaba aalgunos islotes en medio de una vasta savana.

LA MÁQUINA CLIMÁTICA

El sistema climático es una máquina que convierte y distribuye la energíaque la Tierra absorbe del Sol, es decir, más o menos 240 watts por metrocuadrado. Para el planeta, este aporte representa diez mil veces la produc-ción mundial de calor y de electricidad. Una parte (30%), reflejada por laatmósfera, es devuelta al espacio y el sistema climático la pierde. Otra

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parte (20%) es absorbida por la atmósfera, la que es calentada por ella. Latercera parte de esta energía (50%) llega a la superficie de la Tierra y a subiosfera y es absorbida por los continentes (18%) y por los océanos (32%).Esta última juega un papel esencial en la regulación del clima, ya que elsuelo, y sobre todo los océanos, devuelven a la atmósfera una parte de laenergía recibida de tres maneras:

➝ por irradiación, ya que todo cuerpo emite una irradiación característicarelacionada con su temperatura. La irradiación que la Tierra recibe del Soles característica de un cuerpo a 6.000°C. La superficie de la Tierra , cuyatemperatura media es de 15°C, irradia en el infrarrojo. Esta irradiación esabsorbida por la atmósfera y constituye el efecto de invernadero natural;

➝ por conducción, o sea por transferencia directa de calor por contacto delcuerpo mas caliente hacia el más frío;

➝ por evaporación, que es la modalidad más importante. La evaporaciónconfiere al océano un papel preponderante, pues por evaporación éste seenfría y la atmósfera recupera esa energía cuando el vapor de agua secondensa.La atmósfera es, así, esencialmente “calentada por debajo”. En las regionestropicales los océanos y los continentes reciben el máximo de energía solary el océano es más generoso con la atmósfera. El océano tropical es la“caldera” del sistema climático.

Así alimentada, la atmósfera se pone en movimiento y transfiere laenergía recibida hacia las regiones mas frías de las latitudes altas. En razónde la rotación terrestre, este transporte de energía se efectúa en forma demovimientos en torbellino a escalas variadas: anticiclones, depresiones,ciclones y otros fenómenos. Las corrientes marinas nacen también de estarepartición térmica desigual y se organizan a partir de movimientos entorbellino, transportando hacia los polos la misma cantidad de calor quela atmósfera. Sus desplazamientos son acelerados por los vientos, lo cual espara la atmósfera una manera de restituir, mecánicamente, una parte de laenergía térmica extraída del océano por evaporación. La corriente delGolfo, rama occidental de un vasto torbellino oceánico, es una manifesta-ción de este transporte de calor efectuado por el océano.

Existe, entonces, un estrecho acoplamiento entre el océano y la atmós-fera para repartir la energía solar sobre el planeta y asegurar el funciona-miento del sistema climático. Los continentes y su vegetación juegantambién su papel a través de sus intercambios energéticos con la atmósfera,

30 ¿Porqué varía el clima?

aunque de manera más limitada y estática, y, en efecto, insignificantes enla escala de tiempo que nos preocupa. La criosfera (cascos glaciales, bancosde hielo, glaciares), tienen también un rol importante en la dinámica delclima. Dotada de un fuerte poder reflejante, devuelve a la atmósfera lamayor parte de la energía recibida. Cuanto más importante es la superficiehelada, menor es el calor que la Tierra absorbe. La criosfera constituye unainmensa reserva de agua dulce. En un período glacial, el nivel del mar esaproximadamente 120 metros más bajo que el nivel actual.

LAS VARIACIONES DEL SISTEMA CLIMÁTICO

La “máquina climática” es un sistema complejo con múltiples actores: elSol, la órbita de la Tierra alrededor del Sol, los continentes, el océano, laatmósfera, la criosfera, la biosfera. Todos estos elementos evolucionanpermanentemente a velocidades que les son propias y muy diferentes. Todavariación o perturbación en uno de ellos repercute sobre los demás, y cadauno a su vez reacciona a su propio ritmo. El sistema climático tiende a unequilibrio que no logrará jamás.

Tomemos un ejemplo: la Tierra gira en torno al Sol recorriendo unelipse cuya forma y posición varían en el tiempo. Por otro lado, la energíarecibida del Sol y su repartición en la Tierra fluctúa en escalas de tiempode 10 a 100.000 años, lo cual explica la sucesión de períodos glaciales einterglaciales.

Otro ejemplo a una escala de tiempo más larga aún sería la tectónicade placas1, que no es ajena al clima particularmente caliente del cretáceo ya su evolución ulterior. En efecto, la repartición de los continentes en elglobo modifica considerablemente el transporte de calor que efectúan lascorrientes marinas y los intercambios con la atmósfera.

A una escala de tiempo más próxima a las preocupaciones humanas,podemos tomar el ciclo de las estaciones, con el cual estamos bien fami-liarizados. Nos inquietamos por sus variaciones y nos gustaría poderpreverlas. Al mismo tiempo, nos interrogamos sobre el impacto delaumento de los gases con efecto de invernadero sobre el clima del presentesiglo. En realidad, entre la duración de una estación hasta los millones de

1. La tectónica de placas es la teoría científica actualmente aceptada sobre el origende los continentes y del fondo del mar, que explica al mismo tiempo el movimientopermanente de los continentes, la creación de las nuevas cuencas oceánicas y el origende los terremotos.

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años se entremezclan toda una serie de causas de variabilidad de diferentesmedidas de tiempo, haciendo imposible todo equilibrio. De allí que laprevisión climática sea un arte sumamente delicado. A la escala de tiempoque nos interesa, la “pareja” océano-atmósfera es la que aparece como elregulador principal de las variaciones climáticas, y merece por lo tanto lapena detenernos en este tema.

L A A T M Ó S F E R A

Puede parecer inútil preocuparse por el clima de los próximos meses o años,cuando la experiencia repetida demuestra la capacidad limitada de la previ-sión meteorológica. Actualmente, los servicios meteorológicos sólo anun-cian previsiones a siete días; una previsión más allá de quince días pareceimposible. La previsión se basa, en efecto, sobre modelos construidos apartir de las leyes físicas que gobiernan la dinámica de la atmósfera. A partirdel estado de la atmósfera en un momento dado, y según las medicionesde las estaciones meteorológicas a través del mundo y de los satélites deobservación de la Tierra, el modelo calcula el estado de la atmósfera y, porlo tanto, el tiempo que hará uno, tres o siete días más tarde. La previsióncombina así observaciones y modelos, pero es casi seguro que el estado dela atmósfera en un momento dado es independiente de lo que era 15 díasantes. Por otra parte, sea cual fuere la calidad de las observaciones y de losmodelos, conocer la situación actual no nos informa nada sobre cómo seráen 15 días. Toda previsión de este tipo es imposible.

La imagen del meteorólogo Edward Lorenz, que se conoce como el“efecto mariposa”, es muy ilustrativa: un movimiento de alas de una mari-posa en China puede ser responsable, algunos días después, de un ciclónen las Antillas. Dicho de otra manera, una previsión más allá de 15 díasnecesita conocer, en un momento dado, el estado de la atmósfera en todossus puntos con una precisión equivalente a lo que representa un aleteo demariposa, lo cual es estrictamente imposible. En otras palabras, la atmós-fera no tiene ninguna memoria; la información de hoy habrá totalmentedesaparecido dentro de 15 días.

E L O C É A N O

El océano, que tiene un tiempo de evolución más lento y por lo tanto unamejor memoria, cumple un doble papel: entrega una fracción de su energíaa la atmósfera y distribuye la otra a todo el globo directamente a través de

32 ¿Porqué varía el clima?

las corrientes. En un punto dado, la cantidad de energía intercambiada conla atmósfera depende de la temperatura de la superficie del océano y, porlo tanto, de la cantidad de calor que éste ha transportado hasta ese punto.La parcela de océano a considerar en los procesos climáticos depende de laescala de tiempo elegida. Si se desean previsiones meteorológicas sólo hasta2 semanas, los modelos necesitan solamente conocer la temperatura de lasuperficie del océano para determinar los intercambios de energía entre éstey la atmósfera. En ese lapso, la evolución de las temperaturas de la super-ficie del mar es demasiado pequeña como para tener un impacto signifi-cativo en estos intercambios, y sería inútil complicar los modelos haciendointervenir la dinámica oceánica.

Por el contrario, a nivel de las escalas climáticas es necesario considerarla siguiente dinámica: el océano es el componente más lento e impone supropio ritmo a la variabilidad climática. Si se desea conocer la evolución deun mes a otro, de un año a otro (El Niño, por ejemplo) los primeroscientos de metros del océano ecuatorial son preponderantes. Más allá deesta escala de tiempo, debe considerarse la totalidad de la circulación oceá-nica, de la superficie hasta el fondo; y este ciclo se demora varios siglos encompletarse. En efecto, el océano guarda en memoria durante cientos deaños la “huella digital” de los sucesos climáticos anteriores. Hasta ciertopunto, el clima actual depende del enfriamiento de la Tierra durante lapequeña era glacial evocada anteriormente. Si bien el océano amortigua lasvariaciones climáticas, restituye también los efectos decenas de añosdespués o incluso siglos más tarde.

E L N I Ñ O

Los océanos tropicales son los principales proveedores de energía a laatmósfera. El más grande de ellos, el Pacífico, que en su parte ecuatorialcubre casi la mitad de la circunferencia terrestre, tiene un papel prepon-derante en la regulación del clima. Toda perturbación de su intercambiocon la atmósfera tiene repercusiones sobre el clima del conjunto delplaneta.

El Niño es la manifestación tangible de la variabilidad interanual delclima (de la estación a algunos años), característica de la pareja atmósfera-océano en el Pacífico tropical. Y es a esta escala que los seres humanos sonparticularmente sensibles.

El hecho de que podamos a priori ligar eventos meteorológicos tan

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diferentes como las inundaciones en el Perú y en África oriental, la sequíaen Australia, en la India y en Brasil o la disminución del número deciclones en el Caribe a un mismo fenómeno que se comienza a comprendery predecir, constituye un descubrimiento esencial que dejaría esperar queuna previsión climática fuera posible. Esto explica el “éxito” del Niño enlos medios de comunicación, presentado como un mago maléfico, cuandoen realidad se trata solamente de un componente natural de la variabilidaddel clima. Para los investigadores, es un estudio de caso ideal para probarla posibilidad de predecir el clima y de verificar la validez de los modelos,en la medida en que el efecto, es decir la verificación experimental, siguede cerca la previsión. No obstante, antes de llegar allí, se ha recorrido unlargo camino que el lector merece conocer.

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EL NIÑO: ¿ÁNGEL O DEMONIO?

Desde hace algunos decenios, el fenómeno del Niño hace irrupción enlos medios de comunicación, que le otorgan un lugar cada vez más desta-cado. Tal importancia parecería indicar una agravación del fenómeno, locual repercute necesariamente en otra de las “estrellas” climáticas de losmedios de comunicación: el aumento del efecto de invernadero. Uno delos primeros efectos de este último podría ser, justamente, el reforza-miento del Niño. De ese punto de vista, los años 1997-1998 han sidoparticularmente interesantes, en la medida en que hubo una conjunciónde los dos fenómenos. Micrófonos y cámaras se orientaron hacia Kyoto,donde se desarrollaba la conferencia internacional sobre los cambiosclimáticos, cuyo objetivo era reducir las emisiones de gases con efectoinvernadero. En ese mismo momento, El Niño, presentado como ElNiño del siglo, llegaba a su apogeo con su cortejo de catástrofes: sequíae incendios en Indonesia, inundaciones en América del Sur y en el cuernode África.

L O S P E S C A D O R E S D E P A I T A

O E L N I Ñ O D E L P R I M E R T I P O

El Niño es el nombre afectuosamente dado en castellano al niño Jesús (elniño Dios). Extrañamente, parecería una blasfema que los cristianos

Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera

36 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera

asocien el nombre del Salvador a una avalancha de catástrofes. ¿Cómo sellegó a tal asociación “contra natura”?

El Niño hace su entrada en el ámbito científico en 1891 gracias a lajoven Sociedad Geográfica de Lima. Muchos de sus miembros habíanquedado muy impresionados por la amplitud de la época de lluvias, que eseaño se extendió desde febrero a abril. Lluvias diluvianas cayeron en laregión costera desértica del norte del Perú, produciendo estragos en Piuray en el puerto de Paita. El puente sobre el río Piura, construido en 1870,sucumbe a la creciente excepcional, tras haber resistido a cuatro grandescrecidas desde su creación. Estos geógrafos son los primeros en asociar lasprecipitaciones excepcionales con la presencia simultánea, a lo largo de lacosta, de aguas anormamente calientes. Traídas por una corriente marinade norte a sur, estas aguas son fácilmente identificables por los restos queacarrean desde el golfo de Guayaquil: hojas de palmera, plátanos, troncosde árboles, cadáveres de caimanes, etc. El capitán Camilo Carrillo, unexperto marino, vincula estas observaciones a una corriente costera cono-cida por los pescadores de Paita como “la corriente del Niño”, simplementeporque esa corriente aparece casi anualmente en la época de Navidad. Ellacoincide con la época de las lluvias y es bienvenida en la región árida, espe-cialmente para la ganadería y el cultivo del algodón. Los pescadores, quepractican una pesca artesanal, aprovechan esta corriente caliente pues les daacceso a especies tropicales muy apreciadas: dorados, albacoras y bonitos,pulpos, langostinos y otros peces. Para ellos, El Niño es una bendición, opaganamente hablando, el Papá Noel… A veces, sin embargo, su genero-sidad es tan desbordante que provoca estragos, como en 1891. Los incon-venientes no conciernen los recursos propiamente dichos (pesca,agricultura, ganadería), sino las infraestructuras. Es el desarrollo de lasactividades económicas e industriales de la población y su inserción en elcircuito comercial que van progresivamente a “diabolizar” el niño Dios, yaque la disminución de la biomasa de anchovetas no tuvo ningún efectonegativo mientras su explotación permaneció muy inferior a su potencial.

A L F O N S O P E Z E T O E L N I Ñ O D E L S E G U N D O T I P O

En nombre de la Sociedad Geográfica de Lima, Alfonso Pezet vuelve atomar los datos de sus colegas para presentar en Londres en 1895 unaponencia: “The Countercurrent El Niño on the Coast of Northern Peru”.Es una fecha histórica. Primero, porque marca el reconocimiento científico

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de la corriente El Niño y segundo porque pone de manifiesto su variabi-lidad con la aparición de crecidas excepcionales como la de 1891. Pezetescribe: “A pesar de que aquí o allá se encuentran cada año evidencias deuna corriente que viene del norte a lo largo de la costa, este año, ésta fueparticularmente visible y sus efectos particularmente sensibles, sobre todoen las temperaturas de esta región del Perú, en razón de la corriente calienteque bañaba la costa”. Por último, Pezet vincula El Niño con el clima yescribe: “Que esta corriente caliente sea la causa de abundantes precipita-ciones en una región árida del Perú, aparece como un hecho”. Los estudiosposteriores indican que no existe una relación directa entre las lluvias y lacorriente caliente, pero sí que ambos resultan de un mismo fenómeno aescala del Pacífico ecuatorial. Sin embargo, el artículo de Pezet planteabaya la cuestión de las relaciones entre el océano y la atmósfera en el sistemaclimático. La respuesta será dada 70 años más tarde por Jacob Bjerknes.

Consciente del carácter excepcional del Niño en 1891, VíctorEguiguren investiga en los archivos de las misiones españolas para encon-trar la traza de episodios lluviosos análogos. Sus investigaciones loconducen hasta 1578, año particularmente devastador. Establecer un censosobre diez años de lluvias extremadamente copiosas en los cien años quepreceden a 1891: 1790, 1804, 1814, 1828, 1845, 1864, 1871, 1877,1878, y 1884. Para Víctor Eguiguren, estos años lluviosos se deben alavance inhabitual de las aguas calientes de la corriente El Niño, como en1891, ¡y tiene razón! A tal punto, que la apelación El Niño quedará reser-vada solamente para los eventos excepcionales, desposeyendo de esa maneraa los pescadores de Paita de su relación particular con un dios más bienbondadoso. De esta manera, se puede decir que le debemos a los honora-bles miembros de la Sociedad Geográfica de Lima, y gracias a lo ocurridoen 1891, la aparición de un segundo tipo de El Niño, visto esta vez comoun fenómeno oceánico excepcional y amenazador.

E L N I Ñ O D E L A A B U N D A N C I A

Si bien es cierto que desde esa época los investigadores han buscado en elpasado, lo hacen para tratar de predecir los futuros El Niño. El biólogonorteamericano Robert Murphy fue testigo de la “cosecha 1925”, queconsidera como la más productiva desde 1891 y que describe como “ElNiño de la abundancia”. Cita además otros escritos de testigos del eventode 1891, que lo describen como un paraíso totalmente opuesto a la presen-

38 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera

tación apocalíptica que de él se hace actualmente: “ El mar está lleno demaravillas y la tierra más aún. El suelo está cargado de agua por las fuerteslluvias y en algunas semanas toda la región está cubierta de abundantespraderas. El crecimiento natural de los rebaños es de casi el doble y elalgodón puede plantarse donde en años pasados la vegetación parecíaimposible.”

Es la explotación del guano y luego de ciertos recursos marinos queensombrecerá esta reputación, haciendo del Niño una catástrofe econó-mica, a veces con razón, otras no, especialmente en lo que concierne a lapesca, donde sirve de chivo expiatorio para ocultar los efectos de la sobre-explotación del recurso.

L A E X P L O T A C I Ó N D E L G U A N O

El guano es un abono producido por los excrementos de miles de avesmarinas que se concentran en las islas frente a la costa del Perú. Esta proli-feración de aves se explica por la abundancia de sus presas, las anchovetasque, por su parte, se alimentan de plancton, abundante en esas aguas fértiles.En efecto, igual que en la tierra, ciertas regiones del océano constituyenverdaderos desiertos, mientras que otras se benefician de aportes masivos denutrientes, ofreciendo buenas condiciones para la floración planctónica.Estas regiones constituyen verdaderas “praderas” marinas, donde los pecesencuentran una alimentación abundante. Las zonas oceánicas fértiles sonaquéllas en las que las aguas profundas, frías y ricas en elementos minerales,suben a la superficie. Esto es lo que se produce en el Pacífico frente a lascostas del Perú y California y, en el Atlántico, frente a la costa occidental deÁfrica : Mauritania y Senegal al norte, Namibia y África del Sur al sur. Alo largo de estas costas, los vientos alisios llevan las aguas de superficie haciaalta mar, creando un “vacío” de agua en el mar costero, que se llena por elascenso de aguas profundas. Este fenómeno es conocido con el nombre de“upwelling”, que en inglés significa “afloramiento” o “surgencia” de aguas(ver el capítulo 3, figura 3.6). En el Perú, las anchovetas representan unverdadero festín para los millones de pájaros marinos que anidan y viven enlas islas, donde producen el precioso guano. Su exportación ha constituidouna fuente importante de divisas para el Perú.

La explotación del guano se intensificó hacia finales del siglo XIX y, en1909, el gobierno peruano creó una empresa nacional encargada delcontrol de esta actividad. El guano llegó a ser un recurso de primera impor-

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tancia y, consecuentemente, quienes lo explotaban constituyeron un grupode presión para quien El Niño llegó a ser un enemigo. Primero porque laslluvias abundantes lavaban los excrementos de las aves marinas, disminu-yendo así el recurso. Luego, porque la invasión de aguas calientes obligabaa las anchovetas a emigrar hacia el sur o hacia aguas más profundas paraencontrar un biotopo favorable. Las aves marinas se veían de esta maneracondenadas, en el mejor de los casos, a un régimen alimenticio más biensevero y, en el peor, a una hambruna mortal. Son las grandes víctimas delNiño… El episodio de 1957-1958 provocó una disminución de la mitadde la población de aves y 15 millones desaparecieron. Por otra parte, estasituación inspiró a algunos recién llegados a escena: los pescadores indus-triales.

L A P E S C A I N D U S T R I A L Y L A H A R I N A D E P E S C A D O

Después de la segunda guerra mundial, dos factores pusieron término a lapresión del grupo del guano, que bloqueaba el desarrollo de la pesca indus-trial suceptible, por su lado, de reducir la alimentación de las aves marinasproductoras de guano. El primer factor fue la competencia con el salitre deChile: la producción de guano disminuye y con ella el ingreso de divisas;naturalmente, la fuerza del grupo de presión decrece. Por otra parte,aparece el consumo de la harina de pescado. En efecto, la cría de pollos yla ganadería norteamericanas llegaron a transformarse –forzadas por laambición y la rentabilidad– en aficionados obligados de la harina depescado. La producción de sardinas de California se había desplomadodurante la guerra, cuando las cuotas de pesca dejaron de ser respetadas. Ensu novela Sweet Thursday, John Steinbeck escribe con humor: “Las conser-veras participan en la guerra al no respetar la reglamentación y capturandotodos los peces. Lo hacían por patriotismo, pero eso no resucitó los peces.Como las ostras de Alicia en el país de las maravillas : ‘nos habíamos comidotodo’.” Las miradas se dirigen entonces hacia el Perú . El gobierno peruanolevanta las medidas de protección impuestas por el grupo de presión delguano y la pesca industrial toma auge: las capturas pasan de menos de100.000 toneladas a principios de los años 50 a más de 10 millones en1970-1971. Para evitar una competencia “desleal”, algunos proponenincluso, en los años 60, exterminar las aves marinas a fin de mantener supoblación al nivel más bajo posible –compatible con la conservación de labiodiversidad– y aumentar así la producción de harina de pescado. En

40 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera

1970, ésta representaba más de un tercio de la producción mundial. Fueentonces cuando surgió El Niño y, en 1973, la captura descendió a unmillón y medio de toneladas, para regocijo esta vez de los productores desoja, que tomaron el relevo de la harina de pescado en el mercado. No sebuscaba saber a quién beneficiaba el crimen, sino solamente designar elculpable: El Niño, chivo expiatorio que ocultaba la responsabilidad de lapesca industrial que, de 1962 a 1971, capturó en promedio 9 millones detoneladas por año en una biomasa evaluada en 20 millones de toneladas.

El impacto del Niño es doble. La masa de agua caliente que trae cubrelas aguas frías y fértiles, hábitat natural de la anchoveta, que se ve obligadaa emigrar, escapando así a las redes pesqueras. La captura disminuyó demanera importante (en 1982-1983 fue inferior a 100 mil toneladas), lo quepermite proteger el stock. No obstante y en contrapartida, las condicionesnecesarias para la reproducción del stock son menos favorables: las larvasy los juveniles encuentran dificultad para sobrevivir a causa de la dismi-nución de la producción primaria resultante de la invasión de aguascalientes poco fértiles. Sin embargo, después del Niño histórico de 1982-1983 y del más moderado de 1986-1987, el stock logró reconstituirse y lacaptura volvió a aumentar, superando los 6 millones de toneladas entre1992 y 1996 y alcanzando los 10 millones en 1994 (e ignorando sobera-namente el evento del Niño, versión 1992-1994). Esto indica que la pescano está únicamente regulada por El Niño, sino también por otro tipo devariable climática que actúa a escala del decenio, y, evidentemente, por laactividad pesquera. Las consecuencias del suceso 1997-1998 son particu-larmente interesantes (ver el capítulo 7).

LA OSCILACIÓN AUSTRAL Y EL MONZÓN ÍNDICO

Paralelamente al descubrimiento del Niño, percibido como un fenómenomarino local, existe otro fenómeno atmosférico: la “oscilación austral”.

Los avances del conocimiento deben mucho a la curiosidad de algunossúbditos de Su Majestad Británica, que desarrollaron en todo el mundo unaserie de observatorios, especialmente meteorológicos, particularmente inte-resantes. La historia comienza en 1877, año en que la fragilidad delmonzón provoca una terrible sequía en la India, causando una hambrunaque provoca la muerte de varias decenas de miles de personas. Ese mismoaño, un período de “seca” se abate sobre el noreste brasileño, resultado enla muerte de 500.000 personas, de las cuales 100.000 en Fortaleza. Al año

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siguiente, la sequía que afecta la Nueva Caledonia se considera como unade las causas de la gran revuelta canaca.

En ese entonces, la meteorología era todavía una ciencia balbuceante.Henry Blanford, “el primer periodista meteorológico del mundo”,nombrado en la India, llama la atención entonces sobre el hecho de queeste suceso corresponde a una elevación anormal de la presión atmosférica.Aunque el suspenso de la historia se rompa, hemos de notar que 1877 esuno de los años particularmente lluviosos en el Perú, repertoriado comoaño del Niño por Eguiguren. Utilizando las observaciones de la zona indo-pacífica (isla Mauricio, Australia , Nueva Zelandia), Blanford demuestraque la anomalía de la presión constatada en la India se extiende a toda laregión y que la sequía castiga también a Australia. El propio Blanford y sussucesores tratan de relacionar este descubrimiento con otros eventos precur-sores del monzón. Intentan, sin mucho éxito, establecer una relación conla manchas solares y con las precipitaciones de nieve en el Himalaya en losmeses precedentes al monzón.

Gilbert Walker, director de los observatorios de la India de 1904 a1924, logra dar el paso decisivo, gracias a sus conocimientos en matemá-ticas. Aunque sin disponer del menor computador, Walker se beneficia deuna mano de obra pletórica que transforma en “calculadores” humanos ybusca sistemáticamente las correlaciones entre el monzón y las observa-ciones meteorológicas en todo el mundo. Establece así en 1909 la primerafórmula de predicción del monzón:

precipitaciones del monzón índico = – 0.20 (precipitaciones en elHimalaya) – 0.29 (presión en la isla Mauricio) + 0.28 (presión mediaen América del Sur) – 0.12 (precipitaciones en Zanzíbar).

Walker procede de la misma manera para prever las crecidas del Nilo, asícomo las precipitaciones en Australia. Sintetizando estas relaciones esta-dísticas, pone en evidencia tres oscilaciones coherentes de parámetros de laatmósfera entre las grandes regiones de la superficie de la Tierra. Define laoscilación austral como un movimiento de báscula entre presiones y preci-pitaciones de la zona indo-pacífico (desde Egipto hasta Australia) y lapresión en la región del Pacífico. A un aumento de la presión y a una dismi-nución de las precipitaciones en el océano Índico corresponde una dismi-nución de la presión en el Pacífico y recíprocamente. Para América del Sur,Walker dispone de datos de Chile, Argentina, Brasil y Paraguay. Si hubieratenido información sobre el Perú, habría probablemente relacionado la

42 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera

oscilación austral con El Niño. Define también el mismo tipo de oscila-ciones en el Atlántico norte, entre las Azores e Islandia (North Atlantic osci-llation), y en el Pacífico norte, entre Hawaii y Alaska (North Pacificoscillation). Sobre la base de relaciones estadísticas establece además unÍndice de Oscilación Austral (South Oscillation Index), definiendo el juegode báscula de la atmósfera entre el Índico y el Pacífico, lo cual ofrece unaherramienta de previsión del monzón. Actualmente se utiliza un índicesimplificado: la diferencia de presión atmosférica entre Tahití y Darwin (verÍndice de Oscilación Austral, capítulo 4, figura 4.1). Walker, que echa deesta manera las bases de una previsión meteorológica a largo plazo, no lograsin embargo convencer a sus conciudadanos. La capacidad predictiva de susrelaciones era modesta y las propias relaciones algo heteróclitas. Además,eran puramente estadísticas, sin que ningún mecanismo físico o hipótesisle dieran un sentido.

La pérdida de interés por la oscilación austral dura hasta 1957-1958,Año Geofísico Internacional (IGY). No obstante, la polémica hubierapodido surgir nuevamente en 1933, si los trabajos de John Leighlyhubieran tenido mejor eco. Leighly asocia las diferencias de presión entrelas dos riberas del Pacífico ecuatorial con las condiciones oceánicas y mete-orológicas del Pacífico tropical, y observa que, mientras más fuerte es elgradiente de presión atmosférica entre el este y el oeste en el Pacíficocentral, los alisios soplan con más fuerza, las temperaturas del mar son másbajas, las precipitaciones son menos abundantes y viceversa. En realidad,Leighly está describiendo ENSO. Walker se interesa por el monzón delocéano Índico, Leighly por el clima de las islas Marquesas, y ambos hablandel mismo mecanismo, la oscilación austral. Pero en aquella fecha nadiehabía hecho todavía la conexión.

EL AÑO GEOFÍSICO INTERNACIONAL EN 1957-1958

La intuición de Leighly resulta aún más sorprendente si se considera quedispone de pocos datos sobre la temperatura de la superficie océanica.Porque el problema está ahí; el océano que los navegantes conocen tanbien, es para los investigadores una verdadera terra incognita, si cabe utilizaresta expresión. La exploración de la atmósfera se ha ido haciendo natural-mente: vivimos inmersos en ella y medimos directamente sus caprichoscuando sufrimos sus efectos en las actividades agrícolas, económicas o deesparcimiento.

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La meteorología llegó a ser considerada como una ciencia en elsiglo XVII, con el desarrollo de los instrumentos para medir la temperatura,la presión, la humedad, la velocidad y la dirección del viento y con la crea-ción de los observatorios meteorológicos. A Ferdinando II de Médicis se ledebe la primera red meteorológica. A partir de 1653, financia la construc-ción de termómetros, barómetros e higrómetros para beneficio de sabiosreputados de 11 ciudades de Europa. Esta red funciona hasta que elVaticano, desconfiado y celoso de las iniciativas del Gran Duque, lo obligaa disolver en 1667 La Academia del Cimento, fundada diez años antes paraestudiar los fenómenos naturales. Su red de observaciones meteorológicasno pudo sobrevivir este golpe.

Durante largo tiempo, la meteorología se mantuvo como una ramamenor de la física. El Observatorio Real de París, creado en 1670, se preo-cupó más por la nobleza del movimiento de los astros que por las peripe-cias caprichosas de este mundo sublunar. Sin razón aparente, lasobservaciones meteorológicas se interrumpieron entre 1754 y 1785.Utilizando la terminología actual, se podría decir que para los físicos, lameteorología era una “ciencia blanda”, comparada con la astronomía que,gracias a Isaac Newton y a Simon Laplace, era tratada matemáticamente,permitiendo calcular con precisión la trayectoria de los planetas. La físicatraía orden en el universo, mientras que la meteorología ofrecía, a priori,una imagen de desorden, a tal punto que Auguste Comte la excluyó de suclasificación de las ciencias, por indisciplinada, podría decirse…

Cien años más tarde, sin embargo, la ciencia de los sistemas dinámicosno lineares o “sistemas caóticos” popularizados por Lorenz y su célebreefecto mariposa nace de la meteorología. No es extraño entonces que seaun naturalista, Jean-Baptiste de Monet, Señor de Lamarck, y no un físicoquien publique un Annuaire météorologique a partir de 1799 y queproponga en 1807, sin éxito, la creación de una Oficina CentralMeteorológica.

El detonador aparece en 1850 con la creación de sociedades eruditasde meteorología, con la utilización del telégrafo eléctrico de Morse para latransmisión de observaciones y “gracias” a la destrucción de la flota aliadaque asediaba Sebastopol durante la guerra de Crimea, provocada por unatempestad el 14 de noviembre de 1854. Según Urbain Le Verrier, directordel Observatorio de París, esta derrota podría haber sido evitada si sehubiese dispuesto de una red internacional de observaciones meteoroló-

44 Historia de un encuentro entre el océano y la atmósfera

gicas. A partir de 1858, el Observatorio de París publica cotidianamente unBulletin météorologique international, y cada país crea sus propios serviciosmeteorológicos. La cooperación internacional se organiza (congresos inter-nacionales en Leipzig en 1872, en Viena en 1873 y en Roma en 1879) parallegar, en 1879, a la creación del Comité Internacional de Meteorología,antecesor de la actual Organización Meteorológica Mundial (OMM). Así,en 1877, cuando comienza la historia de la oscilación austral, ya existe unaciencia meteorológica y un conjunto de redes de observación.

En lo que respecta el océano, nada equivalente existía en ese entonces.El océano no constituye un objeto de investigación. La circular enviada el17 de agosto de 1852 por los fundadores de la Sociedad Meteorológica deFrancia a los eruditos de la época resulta significativa. “De las tres grandesramas del campo de la física terrestre, sólo la geografía y la geología hanlogrado hasta el presente crear en Francia un centro donde converjan todaslas informaciones resultantes del estudio de estas ciencias, para luego irra-diarlas al exterior gracias a una gran publicidad. Situada entre ellas, ysirviéndoles de enlace natural, la meteorología carece aún de ese poderosomedio de acción y de progreso.” El océano, por su parte, que cubre 70 %del planeta, no tiene derecho a pertenecer a la física terrestre… En elsiglo XIX, el océano es exclusivamente una base desde donde se ejerce elpoder para la conquista y el comercio.

Las primeras campañas oceanográficas, como la de la embarcaciónbritánica Challenger, que recorre los océanos de 1873 a 1876, respondenmás a una vocación marítima y colonial que a una preocupación científica,incluso si al final la cosecha científica fuera fructuosa. Alemania y Holandaorganizan también campañas similares, contribuyendo así a la explora-ción de sus respectivas colonias. Hasta la segunda guerra mundial, la inves-tigación oceanográfica es de tipo nacional: la competencia es másimportante que la cooperación internacional. Solamente en 1960 se creaen el seno de la UNESCO la Comisión Oceanográfica Intergubernamental(COI): 80 años después del primer Comité Internacional deMeteorología… Ochenta años que dan una idea de la distancia existentehasta esa fecha entre el conocimiento de la atmósfera y el desconocimientodel océano. Durante el Año Geofísico Internacional de 1957-1958 sereconoce la oceanografía física como una rama de la física terrestre. Estaexploración del planeta se organiza en un momento de actividad solarmáxima, actividad que es la fuente de diversos fenómenos magnéticos

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contrastados. Sesenta y siete países, cubriendo todas las disciplinas de lasciencias de la tierra, se reunieron entonces y, por la primera vez, los océanosson objeto de observaciones sistemáticas, simultáneas y coordinadas. Lazona ecuatorial del Pacífico, las islas Galápagos hasta Nueva Guinea recibenuna atención especial. El Niño, magnánime, se manifiesta con una viru-lencia inusitada y desconocida desde 1941. La comunidad científicadescubre así que la invasión de aguas calientes cubre el conjunto de laregión ecuatorial hasta el meridiano 180°. El Niño ha cambiado deescala… Los investigadores descubren también que los alisios son reducidosy que las precipitaciones son abundantes en el Pacífico ecuatorial central,confirmando así el resultado olvidado de Leighly. Ya no se puede eludir másla cuestión: ¿existe una relación de causa a efecto entre el océano, con susanomalías cálidas (El Niño) y la atmósfera, con sus perturbaciones a escaladel Pacífico (la oscilación austral)?

Recapitulemos. La oscilación austral pone en evidencia un juego debáscula de la atmósfera en la región indo-pacífico, que se puede resumir dela siguiente manera: mientras más elevada es la presión en el Pacífico, másdisminuye en el océano Índico y recíprocamente. El monzón índico es afec-tado por esta oscilación puesto que a presiones elevadas en el océano Índicocorresponde un decaimiento del monzón, que puede tener consecuenciasextremadamente importantes. Las mediciones efectuadas durante el AñoGeofísico Internacional 1957-1958 muestran que este programa, identifi-cado como IGY, se desarrolló en el curso de una fase de baja presión en elPacífico, por lo tanto de alta presión en el Índico. Este valor bajo del índicede oscilación austral corresponde a un episodio del Niño que no se confi-naba únicamente a las costas de América del Sur. Partiendo de los resul-tados confirmados por El Niño de 1965-1966, Bjerknes propone unesquema simple de interacción entre el océano y la atmósfera asociando losdos fenómenos, El Niño y de la oscilación austral. Para comprender bienesta interacción es necesario conocer las grandes líneas de la circulaciónatmosférica y oceánica en la región tropical.

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3

LA ROTACIÓN DE LA TIERRA Y LA FUERZA DE CORIOLIS

El océano y la atmósfera, los dos principales actores de la aventura climá-tica, son dos fluidos cuya dinámica está regida por las mismas fuerzas: lafuerza de gravedad y la presión. Si la Tierra no girara sobre ella misma, losvientos soplarían directamente desde las altas presiones polares hacia lasbajas presiones ecuatoriales (y lo mismo ocurriría con las corrientesmarinas), mientras que el aire caliente se elevaría por encima del Ecuador,volviendo hacia los polos por la parte alta de la troposfera, evacuando deesa manera una parte del exceso de calor.

Nuestros sentidos no nos ofrecen ningún indicio de esta rotación quenos lleva, sin embargo, a 1.700 kilómetros por hora. Resulta más naturalimaginar que son los astros los que se desplazan alrededor de una Tierrainmóvil. El astrónomo polaco Nicolas Copérnico publicó en 1542 suconcepción de un sistema en el que la Tierra no es el centro del mundo,sino un simple satélite que gira en torno al Sol como un trompo.Trescientos años serán necesarios para que la rotación de la Tierra sobre sueje quede demostrada experimentalmente. En 1851, el físico francés LeónFoucault suspende de la cúpula del Panteón, en París, un péndulo de 28kilos de un hilo de 67 metros de largo. Una daga marca su trayectoria enla arena. El observador constata que el plano de oscilación del pénduloefectúa una vuelta completa en el sentido de las agujas del reloj en 32 horas.

La pareja océano-atmósfera

48 La pareja océano-atmósfera

Esta experiencia, realizada con un péndulo de menor importancia, se puedeobservar actualmente en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios deParís.

Quedó así demostrada la rotación de la Tierra, y su efecto en el movi-miento de los cuerpos: aquí, el plano de oscilación del péndulo parecierarotar en relación a la Tierra, mientras que en realidad es la Tierra la que giraen torno al plano del péndulo. En mecánica, un movimiento se asociageneralmente con la fuerza que lo genera. Así, una manzana que cae de unárbol se asocia con la fuerza de gravedad, y lo mismo para los satélites quegiran en torno a la Tierra. Por analogía, se “inventó” una fuerza paratraducir la influencia que la rotación terrestre ejerce sobre los movimientosde los cuerpos: la fuerza de Coriolis, llamada así por el matemático francésGaspard Coriolis que, en 1836, le da su explicación matemática. Estafuerza, que se aplica a todo cuerpo en movimiento sobre un sólido en rota-ción, desvía el cuerpo en movimiento hacia la derecha en el hemisferionorte y hacia la izquierda en el hemisferio sur. Máxima en los polos y nulaen el ecuador, esta fuerza es casi insignificante en la superficie de la Tierra,comparada con otras fuerzas. Si bien en la autopista estamos sometidos aella, sin darnos cuenta, no es responsable en caso de accidente, comotampoco si se falla al tiro al blanco disparando con una carabina… Sinembargo, la fuerza de Coriolis es importante en trayectorias largas y enmovimientos lentos y continuos como son las corrientes atmosféricas ymarinas. Tres ejemplos nos permitirán ilustrar mejor el efecto Coriolis.

A principios de les siglo XX, el noruego Fridtjof Nansen observó,durante su periplo por el océano Ártico, que los bancos de hielo no derivansiguiendo la línea de la dirección del viento, sino hacia la derecha delmismo. Por su parte, el sueco Walfrid Ekman propuso las bases teóricas deesta observación mostrando que una corriente de superficie se desplaza ala derecha de la dirección del viento en el hemisferio norte y a la izquierdaen el hemisferio sur.

Imaginemos ahora un objeto lanzado desde lo alto de la torre Eiffel.Éste no toca el suelo a la vertical del punto de partida, sino que aterriza unadecena de centímetros más al este. ¿Por qué? Simplemente porque elextremo superior de la torre describe en 24 horas un círculo más grandeque el descrito por su base; el extremo superior se desplaza, por lo tanto,más rápidamente. El objeto así lanzado “sin velocidad inicial” aparentetiene, en realidad, una velocidad en relación al suelo dirigida hacia el este.

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Durante los 8 segundos de su caída, el objeto continúa desplazándosehacia el este en relación al suelo.

El lanzamiento de un cohete desde el ecuador en dirección al polonorte nos ofrece un último ejemplo. Cuando el proyectil deja su base, a suvelocidad de tiro hacia el norte se superpone un desplazamiento hacia eleste. A pesar de que la velocidad hacia el este de la superficie de la Tierrasea máxima en el ecuador, el cohete parece ir en línea recta puesto que allíva a la misma velocidad. Desplazándose hacia el norte conserva esa velo-cidad de origen mientras que, a sus pies, la Tierra gira a una velocidaddecreciente. En relación a la Tierra, el cohete se desplaza no solamente haciael norte, sino también hacia el este a una velocidad cada vez mayor.

Las grandes líneas de circulación atmosférica y oceánica resultan delequilibrio entre las fuerzas de presión y la fuerza de Coriolis. Este equili-brio, llamado “geostrófico”, implica que estas dos fuerzas tienen en unmomento dado intensidad igual y dirección opuestas. La fuerza de presiónsiempre está orientada desde las altas hacia las bajas presiones, mientras quela fuerza de Coriolis es perpendicular a la velocidad. En un punto de equi-librio, la velocidad es necesariamente perpendicular al gradiente de presión(tangente a las isobaras) y no en el sentido de las variaciones de presión,como sería si la Tierra no girara (ver figura 3.1). De esta manera, en elhemisferio norte, el viento gira en el sentido de las agujas del reloj alrededorde los anticiclones –centros de alta presión atmosférica– y en el sentidoinverso alrededor de las depresiones. En el hemisferio sur se produce locontrario. Y lo mismo ocurre con las corrientes oceánicas.

EL ECUADOR METEOROLÓGICO Y LA CIRCULACIÓN

MERIDIANA: LAS CÉLULAS DE HADLEY

A ambos lados del ecuador existen anticiclones o zonas de alta presiónatmosférica permanentes. Su posición e intensidad varían con las esta-ciones: se refuerzan y suben en latitud durante el verano del hemisferiodonde se encuentran. En el Atlántico, se trata del anticlón de las Azores,que origina el buen tiempo de verano en Europa occidental, y en el hemis-ferio sur del anticlón de Santa Helena. Otras estructuras equivalentesexisten en el Pacífico produciendo las altas presiones de California, alnorte, y las de la isla de Pascua, al sur.

Los vientos giran alrededor de estos anticiclones. La vertiente ecuato-rial constituye los alisios del sector, cuya constancia fuera muy apreciada

50 La pareja océano-atmósfera

D960 hPa

985 Pa

Fuerza de Coriolis

Fricción del viento

Fuerza de presión

Figura 3.1Campo de presión, fuerza de Coriolis y vientos en el hemisferio norte Sin la rotación terrestre, los vientos soplarían desde las altas hacia las bajas presiones (D). Pero, la fuerza de Coriolis debida a la rotación de la Tierra desvía los vientoshacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur. A causa del equilibrio geostrófico, la fuerza de presión iguala la fuerza de Coriolis y el viento estangente a los isobaras. En el hemisferio norte, los vientosgiran en el sentido de la agujas del reloj alrededor de las altas presiones y en sentido inverso alrededor de lasbajas presiones. En el hemisferio sur sucede lo contrario.

por los navegantes durante en sus viajes por el mundo. Los ingleses, prag-máticos y buenos marinos, bautizaron estos vientos como “trade winds” ovientos del comercio. Los alisios del norte y del sur convergen en unalínea denominada zona de convergencia intertropical (ZCIT) o “ecuadormeteorológico” (ver figura 3.2). Se trata del famoso “pot au noir”, angustiano sólo de los navegantes, pues podían quedarse detenidos e inmóviles enaquella zona durante varias semanas, sino también de los pioneros de laaviación transoceánica que encontraban fuertes turbulencias, particular-mente peligrosas para sus frágiles aparatos. A lo largo de esta ZCIT, elencuentro de los alisios, cargados de humedad océanica, produce movi-mientos ascendentes de masas de aire que generan turbulencias y precipi-taciones intensas cuando el vapor de agua se condensa, a medida que el aireascendente pierde presión a mayor altitud. Los alisios transforman su

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ZCIT verano boreal

ZCIT invierno boreal

ecuador

Trópico de Cáncer

Trópico de Capricornio

60° N

60° S

150° O150° E

90° O 30° O 90° E30° E0°

Figura 3.2Posición de la zona de convergencia intertropical (ZCIT) o “ecuador meteorológico” durante las dos estaciones Los alisios del noreste en el hemisferio norte, y del sureste en el hemisferio sur, desviados por la fuerza de Coriolis, soplanhacia el oeste. Ambos confluyen hacia una zona de calmasecuatoriales, “ecuador meteorológico”, llamado “pot au noir”en la época de la navegación a vela, debido al tiempo cubiertoy a la ausencia de viento experimentada por los marinos.

energía cinética horizontal en energía cinética vertical, de modo que en lasuperficie oceánica –y en detrimento de los navegantes– los vientos en estasregiones donde el aire asciende son reducidos.

En altitud, este flujo ascendente diverge hacia el norte y hacia el sur.Una vez enfriado y seco, el aire vuelve a descender (subsidencia) a lasregiones subtropicales, a la altura de los 30° de latitud, provocando situa-ciones anticiclónicas (zonas de altas presiones atmosféricas). Este anillo decirculación meridiana que se establece entre el ecuador meteorológico(zona de baja presión) y el corazón de los anticiclones, tanto al norte comoal sur, recibe en el nombre de “célula de Hadley” (ver figura 3.3). Aunqueperturbado por los monzones, este esquema de circulación se producetambién sobre los continentes en todo el globo. Las zonas de subsidenciacorresponden a climas secos, que originan los grandes cinturones desérticosde ambos hemisferios, tales como el Sáhara y el Mojave, al norte, y elKalahari y el Atacama, al sur.

52 La pareja océano-atmósfera

Célula de Hadley

Célula de Walker

ZCIT

Figura 3.3Circulación atmosférica intertropical de Hadley y de Walker En la región subtropical, la circulación atmosférica a granescala puede ser descompuesta en una circulación meridiana(norte-sur o sur-norte), con dos “células de Hadley” (una al norte y la otra al sur del ecuador) y una circulaciónlongitudinal (este-oeste o oeste-este) con, por encima de los océanos, las células de Walker. Esta es una manerasimple de presentar la misma circulación tridimensional de Hadley-Walker, que se caracteriza por zonas de ascenso, por lo tanto de lluvias, cerca del ecuador y al oeste de los océanos (Indonesia, Amazona) y zonas de descenso deaire seco en la región tropical al este de los océanos y sobrelos continentes vecinos. Estas zonas están marcadas por la cintura de los grandes desiertos: en el hemisferio norte,los desiertos de México-Texas-Arizona, del Sáhara, Mojave y de Gobi (de origen más complejo debido a su proximidad al Himalaya) y, en el hemisferio sur, los desiertos del altiplanoandino, el de Kalahari y el desierto australiano.

Los navegantes supieron siempre sacar buen partido de esta configu-ración de vientos. A la cabeza de una flotilla portuguesa, Vasco de Gamabusca la ruta de las Indias entre 1497 y 1499 y demuestra contar yaentonces con un excelente conocimiento del régimen de los vientos delAtlántico. En lugar de seguir una ruta directa y permanecer inmóvil porfalta de viento frente a las costas de África en el “pot au noir”, navega endirección a Brasil a partir de las islas del Cabo Verde empujado por losalisios de noreste. Luego, desciende hacia el sur por las costas de Américadel Sur, desviando su ruta hacia el Cabo de Nueva Esperanza después decruzar la latitud 30°S para beneficiarse de los vientos del oeste. Los espa-

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ñoles harán lo mismo en el Pacífico algunas décadas más tarde. Partiendode México en 1527, Alvaro de Saavedra se deja empujar por los alisios delnoreste hasta las Filipinas, abriendo así la ruta de Acapulco a Manila paralos galeones españoles. Si bien el viaje de ida se efectuaba entre los 5° y10°N, la ruta de regreso, reconocida por Andrés de Urdaneta en 1565, sesituaba 30 grados más al norte para captar los vientos dominantes deloeste en la frontera norte del anticiclón. La navegación en bajas latitudesestaba condicionada por dos imperativos: evitar el “pot au noir” y aprove-char los vientos portantes, ya sea los del oeste entre 30° y 40°N, o los alisiosen la zona tropical. En nuestros días, la elección de la mejor ruta meteo-rológica para que los veleros remonten mejor el viento en las grandesregatas transoceánicas es siempre el tema clave, lo que se demuestra por elapoyo logístico que ofrecen los meteorólogos “ruteros”.

La posición del ecuador meteorológico no coincide con el ecuadorgeográfico, sino que varía con las estaciones, siempre “atraída” hacia elhemisferio de verano. Aún así, casi siempre se sitúa al norte del ecuador,incluso durante el verano austral, en razón de la asimetría en la reparticiónde los océanos y de los continentes entre en los dos hemisferios.

UN TOQUE DE COMPLEJIDAD: LA CIRCULACIÓN DE WALKER

La circulación atmosférica es en realidad más compleja. Los alisios quesoplan del sector este al oeste arrastran las aguas cálidas de la superficie enla misma dirección. Este desplazamiento en superficie es compensado aleste por el ascenso de aguas más frías, o afloramiento. Aparecen así dife-rencias de temperatura entre las dos riberas de los océanos tropicales y,evidentemente, entre los continentes y los océanos. Esto es particular-mente así en el Pacífico occidental, donde se constituye una vasta reservade agua del mar con una temperatura que sobrepasa los 28-29°C. Esta esla región del mundo donde el océano transfiere la máxima cantidad deenergía a la atmósfera; la convección es allí muy intensa. El aire se eleva,recalentado y cargado de humedad por el contacto con el océano. En elcurso de esta ascención, el vapor de agua se condensa, dando lugar a laformación de sólidas nubes cumulo-nimbus, que llevan la lluvia que caerágenerosamente en Indonesia. Esta convección es la rama ascendente (bajapresión atmosférica) de una célula de circulación de la atmósfera a lo largodel ecuador (ver figura 3.3). La rama descendente de esta célula, ligada ala rama ascendente por un viento de altitud que corre de oeste a este, se

54 La pareja océano-atmósfera

El ciclón es un fenómeno meteorológicoespectacular, tanto en sí mismo como por sus consecuencias cuando golpea las costas. Se habla de ellos sobre todo cuando la parejaEl Niño-La Niña hace su aparición, pero toda ocasión es propicia para comprenderlos e introducir ciertas nociones sobre losintercambios océano/atmósfera y sobre el transporte de calor, esenciales para la cabalcomprensión de ENSO.

Un ciclón es una perturbación meteorológica en las zonas tropicales, conocida desde antaño y bautizada con diferentes apelaciones según la región dondese sufren sus estragos. En el Pacífico oriental,en México, California y en el Atlántico occidental se le conoce como huracán (hurricane en inglés), según el dios maya delviento, Hurraken. En el océano Índico se hablade ciclón, del griego kuklos “que se enrollacomo una serpiente”, término generalmenteutilizado también en francés. Cerca de lascostas septentrionales de Australia es llamadowilly willy y, por último, en el Pacífico noroccidental se utiliza el término tifón, de etimología discutida entre posiblemente el portugués tufao, el árabe tufán, que significa “torbellino”, o el chino tai-fung, “gran viento”.

Verdadera válvula de seguridad, tal unabomba de energía, el ciclón permite al océanoevacuar hacia la atmósfera y hacia las regionestempladas el exceso de calor acumulado en lostrópicos. Las estadísticas de la trayectoria delos ciclones en el Atlántico norte muestran quese originan aproximadamente a los 10°N delatitud para desvanecerse entre los 30° y 40°N,algunos terminando su recorrido en forma detempestad en las costas occidentales deEuropa.

Un ciclón no puede nacer si la tempera-tura de los 50 metros superiores del océano nosupera los 27°C. Tal temperatura permite unaevaporación intensa y la transferencia dehumedad del océano hacia la atmósfera.

Varias centenas de ciclones se forman poraño en el océano tropical y la actividad ciclónica es máxima cuando la temperatura delagua de la superficie alcanza los 28 a 29°C.Aunque necesarias, estas condiciones no sonsuficientes para la formación de tempestadestropicales y de ciclones. La existencia devientos fuertes en altitud, por ejemplo, impidela formación de ciclones. Esto explica la

ausencia de actividad ciclónica en el Atlánticocuando el Pacífico está en período El Niño. Porotra parte, los ciclones no pueden nacer sino a una cierta distancia del ecuador, en latitudesdonde la fuerza de Coriolis es lo suficiente-mente fuerte como para causar torbellinos enespiral de las masas de aire. Aproximadamente10% de las torbellinos atmosféricos así creados se transforman en ciclones.

Esta transformación de energía térmica en energía cinética representa un caso extremode intercambio entre entre el océano y laatmósfera y pone en evidencia un hechofundamental: la absorción de la energía solar.O sea, en la atmósfera donde vivimos, latroposfera, de unos 15 kilómetros de espesor ytransparente a las irradiaciones solares, son lasmasas de tierra y el océano los que absorbenla mayor parte de los 240 watts por metrocuadrado de energía solar recibida. Ellos cons-tituyen el “radiador” de la atmósfera que, deesta manera, se calienta por debajo. Un ciclónilustra, y clarísimamente, el carácter dinámicode la atmósfera. El aire confluye de todaspartes hacia el centro de baja presión; esteflujo contínuo hacia el ojo del ciclón puede solamente escaparse hacia arriba, formandoinmensas nubes del tipo cumulo-nimbus.

Esa liberación de calor latente del ciclónaumenta la inestabilidad y los movimientosascendentes violentos. El ciclón renueva su alimentación de energía en la medida enque sigue en contacto con masas de aguacaliente, puesto que el calor y la humedad son vitales para su supervivencia. Cuando lamasa de agua caliente del Pacífico se desplazahacia el este, los ciclones siguen el mismocamino y no se producen en el oeste delocéano. Su frecuencia es máxima en el Pacíficocentral, en la región de la Polinesia, Hawaii, lasIslas Cook, y algunos nacen al este, tocando la América Central, generalmente afectadamás bien por los ciclones de origen atlántico.El huracán Paulina, que afectó duramente en México a Acapulco y a Oaxaca en el otoñode 1997, fue el más violento en los últimos 35 años, y nació en el Pacífico. Cuando elciclón llega a las costas frías o a zonas oceá-nicas insuficientemente calientes, la energía producida por el calor latente llega a ser infe-rior a la energía cinética disipada y el ciclón sedesvanece; la temperatura de superficie del océano constituye en efecto un parámetrocrítico de la alimentación de calor del ciclón.

Virtudes pedagógicas de los ciclones

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sitúa en el este, a nivel de las aguas oceánicas más frías y se corresponde conpresiones atmosféricas elevadas y a un aporte de aire seco. Las precipita-ciones son en efecto muy poco frecuentes en las costas del Perú y en el nortede Chile. Los alisios, que soplan de este a oeste en la superficie del océano,cierran esta célula de circulación que Bjerknes llamó de Walker, en honoral descubridor de la oscilación austral. Existe, en efecto, una relacióndirecta entre esta circulación y la oscilación austral. La intensidad de losalisios es proporcional a la diferencia de presión atmosférica entre el este yel oeste del Pacífico. Tanto es así, que el índice que especifica esta diferenciaconstituye también la medida de intensidad de la circulación de Walker. Aun índice elevado corresponden alisios intensos y recíprocamente.

Una célula análoga, aunque de menor dimensión, se observa sobre elAtlántico. La situación es más compleja en el océano Índico, el cual sepuede calificar de medio-océano en la medida en que, por la presencia dela imponente masa continental asiática, su extensión hacia el norte selimita a 25°N. De esta manera se establece, a lo largo de la cintura ecua-torial, una serie de células donde alternan zonas de convección (bajaspresiones atmosféricas, transferencias de calor importantes hacia la atmós-fera, precipitaciones abundantes), como en el Pacífico occidental, en Áfricaecuatorial y en el Amazonas, y zonas de subsidencia o de altas presionesmucho más secas.

En realidad, estas dos células no son independientes. El aire es afec-tado simultáneamente por las circulaciones de Hadley y de Walker, las querepresentan la descomposición meridional y zonal de los movimientos deaire, tal como ocurre en física con el paralelogramo de las fuerzas. De estamanera, durante un episodio El Niño, que corresponde a un debilita-miento de la circulación de Walker, la repartición de las aguas cálidas haciael Pacífico central y oriental aumenta los intercambios térmicos con laatmósfera e intensifica la célula de Hadley y, por lo tanto, la transferenciade calor hacia latitudes altas. Así se inicia la cadena que explica porqué lasconsecuencias del Niño no se limitan a las regiones tropicales, incluso si esallí donde son más fácilmente identificables.

LA TERMOCLINA OCEÁNICA

Como el océano recibe su energía “por arriba”, la temperatura decrece dela superficie hacia el fondo con gradientes verticales muy diferentes segúnla región. En las regiones polares, las temperaturas superficiales bajas,

56 La pareja océano-atmósfera

incluso en verano, no permiten la existencia de un gradiente térmicomarcado. En bajas latitudes sucede todo lo contrario. En la región tropical,la temperatura, muy elevada en la superficie (25 a 30°C), disminuye muybruscamente con la profundidad. Esta capa de cambio rápido de la tempe-ratura se denomina termoclina (ver figura 3.4). Por debajo, la variación esnuevamente muy lenta, con una temperatura inferior a los 5°C en lascapas intermediarias y profundas. En la zona templada se forma una termo-clina en período estival.

La termoclina separa, entonces, una “esfera caliente” superficial de una“esfera fría” más profunda. A escala del océano, esta esfera caliente repre-senta un volúmen muy reducido comparado con la esfera fría. En general,

160°E

160°180° 140° 120° 100°

Perú

26 °C 24 °C 22 °C28 °C

Indonesia

0

100 m

300 m

500 m

Afloramiento del Perú

14 °C

12 °C

10 °C

8 °C

Corriente ecuatorial sud

Corriente de Cromwelltermoclina

O O OO

Figura 3.4Corte de temperatura en el Pacífico ecuatorial y termoclina En régimen de vientos alisios, la distribución de la temperaturamuestra una profunda disimetría, con una acumulación de aguas cálidas hacia Indonesia, donde sobrepasa los 28°C de temperatura y, por compensación, un afloramiento de agua“fría” o upwelling al este en la costa del Perú, donde es inferior a 22°C. La termoclina, que separa la capa cálidasuperficial de la capa fría profunda, se localiza por lo tanto a una mayor profundidad al oeste de la cuenca. En lacapa cálida de la superficie, la corriente ecuatorial sur corre hacia el oeste. En el centro de la termoclina, la corrientede Cromwell se dirige hacia el este. Se observa de esta manera en el océano una célula de circulación simétrica a la de Walker en la atmósfera.

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el océano es frío y su temperatura media es del orden de los 2°C. La termo-clina, sin embargo, es también un gradiente vertical de masa voluminosa,que modera los movimientos verticales de agua y la difusión. Al hablar delfenómeno del Niño se hace frecuentemente referencia a la termoclinaporque marca la base de la capa de aguas cálidas y porque sus variacionesde inmersión constituyen un índice de la evolución del fenómeno.

LA CIRCULACIÓN OCEÁNICA:

CORRIENTES Y CONTRACORRIENTES

Como podemos constatar, el océano no es un medio homogéneo. A unaprofundidad dada existen, como en la atmósfera, diferencias de presión queinducen la creación de corrientes para reducir las diferencias. La topografíade la superficie del mar es una medida de la presión oceánica: mientrasmás elevado es el nivel del mar, más fuerte es la presión y viceversa. Elviento en la atmósfera se puede deducir con un buen grado de aproxima-ción a partir de la observación de los campos de presión. En el océano,como en la atmósfera, también se pueden estimar las corrientes a partir dela topografía de la superficie marina, aplicando la hipótesis del equilibriogeostrófico. Pero las diferencias del nivel del mar son muy reducidas y porlo tanto difíciles de medir. Por ejemplo, la corriente del Golfo, que es unade las corrientes más intensas, tiene un desnivel de aproximadamente 1metro por cada 100 kilómetros. Solamente con la observación desde elespacio se ha podido superar esta dificultad. Las primeras medidas delnivel del mar por satélite se hicieron a principios de los años 70. Desdeentonces, no han cesado de progresar y, actualmente, el satélite franco-americano Topex/Poseidon, lanzado en 1992 y que sobrevuela la casi tota-lidad de los océanos, es capaz de detectar diferencias de nivel del órden delcentímetro, lo que expresado en presión representa un hectopascal. Algenerar las corrientes de superficie, el viento produce diferencias en lapresión y en el nivel de la superficie del oceáno.

En el Pacífico (la situación es parecida en el Atlántico), los alisiosgeneran de un lado y del otro del ecuador meteorológico dos poderosascorrientes de superficie, que se desplazan a una velocidad media de 60 kiló-metros por día. Se trata de la corriente ecuatorial norte (de 10°N a 25°N)y de la corriente ecuatorial sur (de 2°N a 20°S) (ver figura 3.5). Ambasfluyen hacia el oeste, acumulando aguas cálidas en la parte occidentalde los océanos y creando una neta elevación del nivel del mar en la zona

58 La pareja océano-atmósfera

de aguas cálidas del Pacífico, donde la elevación es aproximadamente de1 metro superior a la de la ribera opuesta. De ahí parten una serie decorrientes para restablecer el equilibrio de presión. Primero están laspotentes corrientes dichas del “borde occidental ”: la corriente del Golfoen el Atlántico norte y el Kuroshio en el Pacífico norte, que constituyen lasramas occidentales del gran círculo oceánico, réplica de la circulación anti-ciclónica de la atmósfera. Este círculo se completa con las corrientes ecua-toriales norte y sur entre las cuales se insinúa, a lo largo del ecuadormeteorológico, la contracorriente ecuatorial que fluye hacia el este y quemarca el ecuador oceánico. Este gradiente de presión este-oeste es el inversodel gradiente atmosférico; esta pendiente de la superficie oceánica induceigualmente a lo largo del ecuador geográfico una corriente de compensa-ción importante, que corre por debajo de la corriente ecuatorial sur en latermoclina, pero en sentido inverso, a profundidades que van de 250metros en el oeste a menos de 100 metros en el este, en donde alimenta elafloramiento ecuatorial. Esta es la corriente de Cromwell, que lleva elnombre del oceanógrafo norteamericano que la descubrió en 1954. En elplano ecuatorial, por lo tanto, el océano presenta una circulación análogaa la circulación de Walker en la atmósfera, con variaciones simétricas de loscampos de presión, verdadera “huella digital” del acoplamiento de ambosfluidos.

ALISIOS, AFLORAMIENTOS

COSTEROS Y DIVERGENCIA ECUATORIAL

Un mapa de las temperaturas de la superficie del Pacífico ecuatorial (verfigura D en p. 82) muestra, primero de todo, temperaturas relativamentefrescas en el Perú: de 16 a 17°C a la latitud 8°S. En el curso de su viaje alas “regiones equinoxiales del nuevo continente” de 1799 a 1804,Alexandre von Humboldt fue el primero en constatar el contraste entre lasaguas costeras anormalmente frías en una zona donde la temperatura delaire es elevada, y las de mar adentro, que sobrepasan los 23°C. Humboldtatribuyó esta anomalía al transporte de agua de origen ártico por lacorriente que desde entonces lleva su nombre: la corriente de Humboldt.En realidad, esta corriente que va hacia el norte por las costas de Américadel Sur tiene, en razón de la fuerza de Coriolis, un componente hacia suizquierda que arrastra las aguas de superficie hacia mar adentro. Estasaguas son remplazadas en la costa por aguas “profundas” (que se originan

59

a unos 200 a 300 metros), frías y ricas en nutrientes (ver figura 3.6). Se tratadel afloramiento (upwelling) costero. El mismo fenómeno se produce en lascostas de California y en África (en la costa de Marruecos y de Mauritaniaen el norte y de Namibia en el sur). Todas estas regiones, fertilizadas así porlos afloramientos costeros, se encuentran entre las mejores zonas pesquerasdel mundo.

Los alisios arrastran la corriente ecuatorial sur hacia el oeste, “a caballo”sobre el ecuador. La situación que se presenta aquí respecto de la fuerza deCoriolis es original, ya que las aguas de superficie son arrastradas hacia la

30° N

10° N

ecuador

10° S

30° S

Corriente ecuatorial norte

Corriente ecuatorial sur

Contracorriente ecuatorial

Convergencia

Divergencia

Alisios del noreste

Alisios del sudeste

Ecuador meteorológico (ZCIT)

Vientos del oeste

Figura 3.5Circulación en la capa superficial del océano tropicalEste esquema muestra las relaciones entre vientos, corrientes de superficie y transporte de agua (flechas negras)en la capa de arrastre del viento. Los flujos de agua se dirigen hacia la derecha del viento y de la corriente de superficie en el hemisferio norte y hacia la izquierda en elhemisferio sur, debido a la rotación terrestre. Esto provocadivergencias y convergencias en la superficie del océano.

60 La pareja océano-atmósfera

derecha (hacia el norte) al norte del ecuador y hacia la izquierda (hacia elsur) al sur del ecuador. Así, en el ecuador aparece por lo tanto una diver-gencia de las aguas de superficie y una atracción de las aguas profundas,como en las costas del Perú. En el seno de esta lengua de agua fría ecuato-rial, la temperatura pasa de 19°C a 20°C cerca de las Galápagos a más de26°C a 180° de longitud. El enfriamiento superficial debido a la subidaeventual de aguas profundas se hace más difícil al oeste de los océanosdebido a que la capa superficial cálida arrastrada por la corriente ecuato-rial sur se espesa al oeste. Esto dificulta la surgencia de capas de aguas fríasdesde la base de la termoclina.

LAS ONDAS EN EL OCÉANO

El término “onda” está estrechamente asociado con el océano: significa aguaen un francés poético, ola (wave) en inglés y ola en español. Aún en nuestra

PerúPendiente de la superficie

Termoclina

AfloramientoFlujo medio del agua

Tensión del viento

Norte

(a)

Mar adentro

(b)

Figura 3.6Afloramientos de aguas costeras o upwellings(a) En el hemisferio sur, un viento soplando paralelamente a la costa crea, por fricción, un transporte medio a suizquierda, en ángulo derecho a la dirección hacia la cual sopla.De esta manera, al llegar a la zona de los alisios frente a lascostas del Ecuador y del Perú, la corriente de Humboldt, que sedirige hacia el norte, es desviada hacia el este.(b) En estas condiciones, las aguas de superficie son empujadas hacia mar adentro, de allí que se produzca unapendiente del mar positiva a partir de las costa. Paracompensar este déficit, las aguas subyacentes, más frías y ricas en nutrientes, suben hacia la superficie.

61

era de televisión, de fibras ópticas y de radio, las ondas más fáciles deobservar son siempre las que se forman sobre la superficie del agua alarrojar una piedra y las que hacen “danzar” el flotador del pescador. Comola mayoría de los sistemas físicos, el océano y la atmósfera propagan susperturbaciones por intermedio de ondas.

Cuando la Luna y el Sol atraen las masas de agua, una onda de mareanace, se propaga por el océano y se amplifica, subiendo por la plataformacontinental para penetrar en los mares litorales. Toda onda se acompaña demovimiento de las partículas del fluido en el que se transmite. En el casode una ola de mar, el movimiento es circular en el plano vertical, sindesplazamiento de masa. En el caso de ondas con una longitud de ondaamplia, los movimientos horizontales efectúan un cierto desplazamiento demasa, de modo que se comportan como verdaderas corrientes.

Debido a la reducida desviación de las trayectorias en bajas altitudes,al cambio de sentido de la fuerza de Coriolis en el ecuador y a la presenciade la termoclina en algunas decenas de metros bajo la superficie, el océanoecuatorial constituye un excelente “guía de ondas”, facilitando la propaga-ción de una perturbación o de una vibración. Este es el caso de ondas deuna longitud de onda de varios cientos de kilómetros. Una tensión provo-cada en la superficie, por ejemplo debida a una variación del viento alre-dedor del ecuador, genera dos tipos de ondas:

➝ Las ondas ecuatoriales de Kelvin (así llamadas según el físico Sir WilliamThomson, Lord Kelvin), que son ondas planetarias, cuya longitud de ondaes muy amplia en relación con la profundidad del mar. Se propaganúnicamente hacia el este a velocidades del orden de los 200 kilómetros pordía y quedan atrapadas en el ecuador por la fuerza de Coriolis, que resistea toda tendencia de desvío que puedan tener. Tomemos el ejemplo de unreforzamiento de los alisios. Esto intensifica la divergencia de las aguas yprovoca el ascenso de la termoclina. Esta perturbación desencadena unaonda de Kelvin de afloramiento, que sigue el curso dado por la ondaecuatorial y el ascenso de la termoclina se propaga hacia el este. Una ondade Kelvin generada en el centro del Pacífico llega a la costa de América delSur en dos meses. Inversamente, un debilitamiento de los alisios o ungolpe de viento del oeste generan una onda de Kelvin de bajada o dedownwelling y el hundimiento de la termoclina se propaga hacia el este,provocando la acumulación de agua cálidas.

➝ Las ondas de Rossby, descritas en 1939 por el meteorólogo Carl-Gustav

62 La pareja océano-atmósfera

Rossby, son ondas planetarias de gran longitud de onda que existen entodas las latitudes y se propagan únicamente hacia el oeste. Su velocidad dedesplazamiento depende de numerosos factores, entre los cuales seencuentran la longitud de onda, la estratificación del océano, la velocidadde las corrientes sobre las cuales las ondas de Rossby se superponen y,sobre todo, la latitud. Tales ondas se desplazan rápidamente en la regiónecuatorial, aunque dos a tres veces más lentamente que las ondas de Kelvin.Atraviesan el Pacífico en más o menos un año. Así como las perturbacionesatmosféricas generan las ondas de Kelvin, éstas producen también,simultáneamente, ondas de Rossby en sentido contrario, o sea hacia eloeste. A una onda de Kelvin de upwelling corresponde una onda de Rossbyde downwelling y viceversa.

Cuando estas ondas llegan a la orilla de una cuenca oceánica, sereflejan sobre las costas cambiando de naturaleza puesto que cambian desentido de propagación. En el este, la ondas de Kelvin reflejadas vuelven apartir hacia el oeste en forma de ondas de Rossby y, recíprocamente, en eloeste de las cuencas, las ondas de Rossby vuelven a partir hacia el este comoondas de Kelvin (ver figura A en p. 81).

El desplazamiento vertical de la termoclina, que se produce al paso deestas ondas tiene una amplitud de unas decenas de metros, lo que setraduce en una variación del nivel del mar de una decena de centímetros,perfectamente detectable por los satélites (ver figura B en p. 81).

En resumen, la atmósfera transmite al océano perturbaciones que sepropagan hacia el este y hacia el oeste en forma de ondas de dowwelling yde afloramiento, que se reflejan luego en las riberas de las cuencas oceá-nicas. A diferencia de las perturbaciones atmosféricas, que se desvanecen alcabo de algunos días, la respuesta oceánica, gracias a este juego de ondas,dura varios meses. Es el océano el que, al fin de cuentas, pilotea la pertur-bación. De esta manera se pueden proponer diversos “guiones” para esce-nificar las diferentes fases del Niño siguiendo el recorrido complejo de estasondas (ver capítulo 4, figura 4.3).

63

4

LA PAREJA OCÉANO-ATMÓSFERA

Y EL ESQUEMA DE BJERKNES

Todo lo que gravita en torno al Niño ilustra a la perfección la noción desistema acoplado que forman el océano y la atmósfera, cada uno con sudinámica propia. La fluctuación de uno de ellos perturba al otro que, amodo de respuesta, acentúa o por el contrario estabiliza las fluctuacionesdel primero. Bjerkness, al describir los intercambios entre océano y atmós-fera en el Pacífico indica:

A un aumento del gradiente de presión en la base de la célula de Walker corres-ponde un reforzamiento de los vientos ecuatoriales del este y, en consecuencia, unaumento del afloramiento y una agudización del contraste de las temperaturas desuperficie entre el este y el oeste del Pacífico ecuatorial. Esta reacción en cadenamuestra que la intensificación de la célula de Walker genera un aumento delcontraste térmico oceánico que, a su vez, activa aún más la circulación atmosfé-rica. Lo inverso se produce si se toma como punto de partida la disminución dela circulación de Walker.

Aquí nos encontramos en el corazón de un sistema de retroacciónpositiva que gira en círculos hasta que una perturbación lo haga cambiar,sin que se sepa si es el océano o la atmósfera el que origina esta perturba-ción. Como lo describe Bjerknes, este es un “pas-de deux” entre la célula deWalker y su contraparte oceánica que liga la oscilación austral al gradiente

¿Cómo funciona ENSO?

64 ¿Cómo funciona ENSO?

térmico este-oeste del Pacífico ecuatorial, y que se denomina ENSO: ElNiño-Southern Oscillation. Se consagra así el matrimonio entre la atmós-fera y el océano.

Todo índice que caracteriza a uno de los dos sistemas, caracterizatambién al otro. El índice de la oscilación austral, o SOI (diferencia depresión atmosférica entre Tahití –17.5°S, 149,6°O– y Darwin, en Australia

3210

– 1– 2– 3

1970 1975 1980 1985 1990 1995

3210

– 1– 2– 3

1970 1975 1980 1985 1990 1995

Índice de la oscilación austral (SOI)

Índice El Niño: desviación térmica de la superficie del océano hacia el este del Pacífico (°C)

Figura 4.1Evolución de ENSO puesta de manifiesto por el índice de la oscilación austral y el índice El Niño de 1968 a 1998La evolución de estos dos índices muestra que el “ciclo ENSO” tiene un período de 2 a 7 años, con una mediade 4. Los años 1980 y 1990 presentan una actividad intensa, con 5 episodios El Niño (1982-1983, 1986-1987,1991-1993, 1994-1995 y 1997-1998) y tres episodios La Niña(1984-1985, 1988-1989 y 1995-1996). Durante esos 15 añosse produjeron los dos El Niño más importantes del siglo (1982-1983 y 1997-1998), así como un episodio El Niño casicontinuo de 1991 a 1995.El índice de la oscilación austral es la diferencia de presiónatmosférica a nivel del mar entre Tahití y Darwin. El índice El Niño es la diferencia en grados de la temperaturamedia de la superficie al este del Pacífico.

65

–12,4°S, 130,9°E–) es el que tiene mayor “ancianidad” y por lo tanto se usapara describir el estado del sistema. Su evolución es, en términos generales,la réplica perfecta de la anomalía de temperatura de superficie al este delPacífico: a las máximas positivas de la oscilación corresponden las tempe-raturas más frías de las aguas de superficie, y recíprocamente (ver figura4.1). Se toma también como índice oceánico la anomalía de la temperaturade superficie del Pacífico este entre 5°N y 5°S y 170°O y 120°O. Ahora queel satélite Topex/ Poseidon permite medir con apenas algunos centímetrosde error el nivel del mar, la diferencia de nivel entre las dos riberas delPacífico podrá también utilizarse como índice de ENSO.

ÍNDICES Y ANOMALÍAS

Como ocurre a menudo en meteorología, se llama anomalía al desvío delpromedio (medido normalmente sobre los últimos 30 años), que ademássirve de referencia. Se trata entonces de un promedio “móvil”, que evolu-ciona en función de las fluctaciones climáticas a estas mismas escalas detiempo. Cuando un periodista presenta en la televisión el boletín meteo-rológico, generalmente indica si las temperaturas son conformes, supe-riores o inferiores a las medias “normales” estacionales y en que orden demagnitud. Al proceder así, el periodista está dando una indicación deanomalía. Los valores se sitúan en general por encima o por debajo de lanormal; lo cual reposa en el hecho de que el clima, definido sobre la basede un promedio en 30 años, representa un promedio de diferentes tiposde tiempo y no corresponde obligatoriamente con el tiempo real. Esmejor hablar de valor promedio en lugar de norma. Sin embargo,anomalía no debe ser confundida con anormalidad. Anormal es aquelloque es aberrante, contrario a las leyes y a las teorías reconocidas. Laanomalía por el contrario, puede ser excepcional, pero “conforme a la ley”.Con el transcurso del tiempo, la ciencia transforma en simple anomalía,e incluso en normalidad, lo que antes era considerado como anormal. Loanormal no existe para el científico, que conoce solamente los límites delsaber hoy, límites que empuja sin cesar, hasta que se encuentra frente anuevos fenómenos aleatorios que las leyes estadísticas le permiten norma-lizar. A ese respecto, El Niño, sea cual fuere la anomalía que le corres-ponda, no es anormal; es un componente natural del sistema climático.La evolución de la oscilación austral de 1968 a 1998, o más exactamentede su anomalía, presenta una sucesión de máximas positivas y negativas

66 ¿Cómo funciona ENSO?

que justifican muy bien la expresión de “oscilación”, elegida por Walkerpara designar este juego de balanceo entre el océano y la atmósfera. Estasoscilaciones se encuentran en las temperaturas de la superficie del mar ypueden servir como índice climático con tres situaciones tipo calificadasEl Niño, La Niña y “normal”, esta última correspondiente a un valor dela anomalía del índice de la oscilación austral cercano a cero (ver figura Den p. 82).

EL NIÑO, LA FASE CÁLIDA DE ENSO

Para describir El Niño partiremos del índice de la oscilación austral, sin queesto signifique que tenga un papel de desencadenante atmosférico.

Cuando el valor del índice de oscilación austral disminuye, el conjuntoconstituido por la célula de Walker y su equivalente oceánico se debilita:la intensidad de los alisios, la corriente ecuatorial, los afloramientos costerosy la divergencia ecuatorial disminuyen (ver figura C en p. 82). La situaciónpuede incluso invertirse: vientos del oeste y una corriente oceánica hacia

1905 1910 1915 1920 1925

0.4

0.2

0

1,011

1,010

1,009

Precipitación en la isla de Cantón (metros por año)

Presión atmosférica en Darwin(hPa)

Figura 4.2Evolución comparada de las lluvias en la isla de Cantón (2°S, 175°E) en el archipiélago de Kiribati yla presión atmosférica en DarwinEn un año del Niño, la “piscina de agua cálida”, y por lo tanto la convección atmosférica asociada, se desplazan hacia el este. Las precipitaciones son importantescuando la presión atmosférica es alta al norte de Australia,signo del Niño.

67

el este que aparecen en el ecuador hacen desvanecer los afloramientoscosteros. Si nada retiene las aguas cálidas acumuladas en la región indoné-sica, éstas fluyen hacia el este, arrastrando con ellas la zona de convecciónatmosférica y, por lo tanto, las lluvias (ver figura 4.2).

La pendiente de la superficie del mar también disminuye. El nivel subeen el este y baja en el oeste (ver figura B en p. 81). Este es El Niño, cuyasmanifestaciones descritas en el Perú y en Ecuador por Pezet o Murphyconstituyen solamente su identidad local. Como habrían podido decir losmarxistas, se trata de un “salto cualitativo brusco” que hace pasar de unsistema al otro.

El contraste con la situación habitual se ilustra bien en el mapa detemperaturas de superficie del mar (ver figura D en p. 82): no hay ya unmínimo térmico a lo largo del ecuador y, en el Pacífico este, las tempera-turas suben de 4 a 5 grados. Los intercambios entre los dos fluidos seencuentran trastornados. La circulación de Walker queda así dislocada y lanoria oceánica debilitada: la corriente de Cromwell puede desaparecer,parando así la divergencia ecuatorial. Esta situación ocurrió en los años1972, 1977, 1983, 1986, 1992 y 1998, para limitarnos solamente alpasado reciente. Todos estos años corresponden a anomalías positivas detemperatura oceánica y negativas de la oscilación austral. La extensión delas aguas cálidas a lo largo del ecuador aumenta la evaporación y la trans-ferencia de energía hacia la atmósfera: la célula de Hadley se refuerza y,consecuentemente, la transferencia de calor hacia latitudes más altas, espe-cialmente en el hemisferio norte, también. La ZCIT, que está asociada a lazona de máximo térmico oceánico, sigue el movimiento y se desplaza haciael ecuador.

LA NIÑA, LA FASE FRÍA DE ENSO

Incluso si los apogeos positivos del diagrama de evolución del índice de laoscilación austral son tan netos como los negativos y corresponden aanomalías negativas de temperatura en el Pacífico central y en el Pacíficooriental, tanto los científicos como la prensa se interesan mucho menos porla fase fría. Es verdad que durante los últimos 20 años han sido menosfrecuentes que las fases cálidas. El término La Niña, introducido porGeorges Philander en 1986, se popularizó solamente en 1997-1998cuando se comenzaron a utilizar expresiones tales como: “siniestra hermanadel Niño”, “la pareja infernal El Niño-La Niña” o “los niños terribles”.

68 ¿Cómo funciona ENSO?

Algunos han propuesto otros términos tales como “El Viejo”, no muyestético o el “Anti-Niño”, poco elegante y además irreligioso, si se piensaen el origen mismo de la apelación El Niño.

Este interés reducido es, en definitiva, muy lógico, puesto que, cuali-tativamente, la situación climática de La Niña no es diferente de la situa-ción calificada de normal, como lo demuestran los mapas de temperaturasde superficie: en ambos casos el afloramiento ecuatorial es manifiesto, consu mínimo térmico a lo largo del ecuador. La única diferencia es que lastemperaturas de superficie son significativamente más frías en la fase LaNiña, lo cual acentúa la tendencia habitual, con una intensificación delfuncionamiento de la célula de Walker: reforzamiento de los alisios, acumu-lación de aguas cálidas al oeste del Pacífico, afloramiento de aguas costerasfrente al Perú, divergencia ecuatorial. La Niña provoca por lo tanto unaumento de las lluvias en el Pacífico occidental y en el “continente marino”entre el Pacífico y el océano Índico. El gradiente térmico entre las dosriberas del Pacífico se acentúa y aparecen temperaturas significativamentemás bajas a la altura del ecuador, de donde surge el calificativo de “episodiofrío”. La Niña es una fase de activación máxima de ENSO, que acentúa losrasgos climáticos dominantes, mientras que El Niño puede ser consideradocomo un “desperfecto” de ENSO, en la medida en que se produce uncolapso de la célula de Walker del Pacífico y del gradiente oceánicoacoplado. En otros términos, no se puede dar razón a ninguno de los dosfenómenos, puesto que El Niño destruye o invierte los rasgos climáticosdominantes y La Niña empuja el sistema a sus límites. Los modelos queexplican la cronología de ENSO evidencian una sucesión de episodioscálidos y de episodios fríos, con defasajes más o menos importantes.Tampoco sería más justo decir que La Niña de 1996 precedió al Niño de1997-1998 ni que siguió al Niño de 1995.

La transición entre El Niño y La Niña es a menudo muy rápida. Esefue el caso en 1998-1999, con una baja de la temperatura de superficie delPacífico ecuatorial en mayo-junio de 1998. La evolución fue similar ysimultánea en el océano Índico, lo que produjo una disminución de laslluvias en la mitad sur de esta región y un aumento en la mitad norte. Ensólo algunos meses Indonesia pasó de sequía e incendios forestales a fuerteslluvias que acarrearon inundaciones y avalanchas de barro.

69

¿EXISTE UN MODELO “TIPO” DE ENSO?

Para que un fenómeno sea previsible es necesario que sea recurrente y quese reproduzca de manera idéntica para que las reglas que lo rigen puedandeterminarse. En laboratorio se puede repetir experiencias, establecer leyesy verificar su validez, haciendo variar, de manera controlada, los paráme-tros del fenómeno. ENSO no puede, evidentemente, reproducirse en unlaboratorio, a pesar de que los tests de los modelos alimentados por unnúmero creciente de datos de terreno y realizados con ordenadores cons-tituyen también una aproximación experimental del fenómeno.

La meteorología ha progresado gracias a una red de observacionesorganizada en los últimos 150 años. Tal como hemos visto en capítulos ante-riores, no existe para el océano un sistema internacional análogo a laOrganización Meteorológica Mundial (OMM), capaz de garantizar unaindispensable continuidad de las mediciones. Las que existen provienen deprogramas internacionales de investigación de corta duración y de redesmeteorológicas que reúnen principalmente datos de la temperatura desuperficie. Hace solamente unos 10 años que se han llevado a cabo ciertasiniciativas para instalar una verdadera red de observación de los océanos alargo plazo. La Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de laUNESCO se esfuerza en convencer a sus Estados Miembros sobre la nece-sidad de contar con una observación continua del océano, tanto para laprevisión climática a escalas estacionales y plurianuales, que conciernen aENSO, como para la evolución climática a largo plazo, especialmente la quese refiere al aumento del efecto de invernadero. Pero no es tarea simple. Enprimer lugar, por el costo inherente a tales observaciones, porque los paísesmás ricos se estiman menos vulnerables a la suerte del clima. Luego, porquelas decisiones políticas dependen más directamente de los plazos electoralesque de la evolución del clima. Por último, porque no estando demostradoel realismo de una previsión climática, los políticos no manifiestan un senti-miento de urgencia. Se debe admitir, sin embargo, que es difícil hacer lademostración sin un sistema de observación sistemática del conjunto climá-tico. La red de observaciones meteorológico-oceánicas del programa deinvestigación TOGA es el comienzo de una tal red y es actualmente lafuente principal de los progresos de nuestro conocimiento de ENSO.

El análisis comparado de la evolución de seis episodios cálidosocurridos entre 1949 y 1980 (1951, 1953, 1957, 1965, 1969, 1972) hapermitido elaborar la versión “canónica” del Niño, en un intento de norma-

70 ¿Cómo funciona ENSO?

lizar el fenómeno, basando su desarrollo en una evolución anual “normal”,y poder así mejorar la previsión. Es como una obra de teatro en cinco actos,repartidos a lo largo de dos años, de junio del año que precede el evento ajunio del año que le sigue:

Acto 1. Preliminares. Los vientos alisios se refuerzan en el ecuador, aloeste de la línea de cambio de fecha, acentuando la pendiente del océanoy la acumulación de aguas cálidas en el Pacífico occidental. Esto era – antesque recibiera este nombre – una situación tipo La Niña. Esta situaciónextrema, necesariamente inestable, era considerada como particularmentesensible a las perturbaciones atmosféricas.

Acto 2. Punto de partida. En octubre-noviembre del año que precedeel acontecimiento, aparecen vientos del oeste en la parte occidental de lacuenca, provocando anomalías de temperatura de la superficie del mar aproximidad del meridiano 180. Paralelamente, una anomalía positiva detemperatura de superficie se observa cerca de las costas de América del Sur.

Acto 3. Apogeo. Las anomalías de temperatura aumentan a lo largo delas costas del Perú y de Ecuador, culminando entre abril y junio. De allí enadelante, éstas se propagan hacia el oeste a lo largo del ecuador paraalcanzar su nivel máximo en el Pacífico central entre agosto y diciembre.Al mismo tiempo, y en relación con el reforzamiento de la circulación deHadley, la ZCIT se desplaza hacia el sur.

Actos 4 y 5. Transición y fenecimiento. Comenzando en el mes deseptiembre siguiente, el sistema alcanza su madurez en el primer trimestredel año siguiente. Las temperaturas de superficie retornan a sus valoreshabituales al oeste, aunque se mantienen elevadas en el Pacífico central yoriental. Es en este período que los intercambios con las regiones extra-tropicales del hemisferio norte alcanzan su intensidad máxima. La anomalíaluego decrece y el sistema vuelve a la normal en el segundo trimestre.

Esta escenificación presenta una cronología de los eventos establecidaa partir de las observaciones oceánicas y atmosféricas disponibles. Permitepor lo tanto una previsión desde el momento en que se detectan los signosprecursores, pero no prejuzga ni sobre los mecanismos, ni sobre la amplituddel fenómeno. Se puede decir, por lo tanto, que este modelo no es expli-cativo y que su capacidad de predicción depende de su estabilidad y de surespeto por la pareja océano-atmósfera. Esta cronología de los eventos,publicada en 1982, fue ampliamente aceptada como una descripción fiablecapaz de explicar la emergencia de un episodio cálido. Pero la naturaleza es

71

multifacética y a veces tiene un humor cruel. Al mismo tiempo que sepublicaba esta cronología nacía el episodio que, por su amplitud y susconsecuencias, sería “El Niño del siglo” (nadie imaginaba entonces que elepisodio de 1997-1998 le quitaría el título de ganador). Algunos signospodrían haber alertado los eruditos, pero ninguno lo previó dado su carácteratípico. Por lo menos tres razones deben citarse para explicar su carácterextraordinario: primero, el fenómeno no fue precedido por un reforza-miento de los alisios ni por la acentuación correlativa de la pendiente oceá-nica; segundo, no se desarrolló acorde con el ciclo estacional y, por último,el calentamiento del océano no se propagó de este a oeste a partir de lascostas de América del Sur, sino de oeste a este a partir del Pacífico central.

¿Cuál fue entonces la singularidad del suceso de 1982-1983? Sinremontar demasiado atrás en el tiempo, vemos que el episodio cálido de1940-1941 fue similar al de 1982-1983. Los episodios siguientes (1986-1987, 1992-1995, 1997-1998) fueron evidentemente estudiados minu-ciosamente, gracias a los nuevos sistemas de observación instalados en laregión intertropical bajo el programa internacional TOGA. El análisisconfirma que la construcción de un modelo tipo es un espejismo… Laúnica constante es la manifestación local, que justamente originó elnombre, y el calentamiento del mar frente al Perú y a Ecuador, tal comose manifiesta siempre en la misma época.

Esta constatación origina un nuevo interrogante: ¿qué relación existeentre el ciclo estacional y El Niño? La versión canónica constituyó larealidad entre 1950 y 1975. ¿Por qué no siguió siéndolo después? Y estoconduce a su vez a una última pregunta suplementaria: ¿cuáles son las rela-ciones entre ENSO y las variables climáticas a largo plazo? En efecto, nose puede considerar a ENSO como un fenómeno autónomo, con unadinámica independiente del resto del sistema climático al cual impondríasu ley. Para responder a estos interrogantes, es necesario conocer losprocesos que gobiernan el fenómeno ENSO, que ni el esquema de Bjerknesni la versión canónica, en tanto que simple cronología estandarizada,permiten.

EL OSCILADOR ATRASADO

Bjerknes elaboró un marco coherente para las interacciones entre el océanoy la atmósfera a gran escala. Este marco constituye la base de todos losesquemas de previsión del Niño. No obstante, en sí mismo, no indica

72 ¿Cómo funciona ENSO?

cómo se desencadena, ni cómo cesa de existir o evoluciona hacia la situa-ción inversa que es La Niña. Además, se trata de un sistema sincrónico enel cual todos los elementos del sistema varían correlativamente: el debili-tamiento de los alisios en las costas de América del Sur y en todo el Pacífico,así como el calentamiento oceánico en la costa y a lo largo de la línea delecuador. Es como si, para ENSO, la superficie del océano fuese un sistemarígido, análogo a un balancín hecho de una tabla de madera en el que cadaextremo sube y baja, o como el astil de una balanza. Una descripción másrealista es que la transmisión de las perturbaciones atmosféricas al océanopor medio de las ondas de Kelvin y de Rossby, que recorren el ecuador, sereflejan y se interfieren, una pudiendo cancelar los efectos de la otra. Estees el modelo del oscilador atrasado (ver figura 4.3). La gran extensión delPacífico tropical permite en efecto el desarrollo completo de este modelo,que depende de la velocidad de estas ondas. Así considerado, ENSO

La previsión del Niño - El programa TOGA(ver figura E en p. 83)

Lanzado en 1985 por un período de 10 años, el programa TOGA (Tropical Ocean Global Atmosphere) se propone asumir uno de los desafíosmayores de nuestros tiempos: la previsiónclimática. TOGA se ha fijado tres objetivos:➝ describir la evolución del sistema océ-

ano-atmósfera en la zona tropical y comprender los mecanismos que originan las fluctuaciones de un año a otro;

➝ elaborar modelos de previsión de loscambios en una escala de varios mesesa varios años;

➝ concebir un sistema de observación yde transmisión de datos para estableceruna previsión climática eficaz.

TOGA realiza diversas campañas oceanográficas internacionales y se apoyaen diversas redes, a saber:➝ de boyas derivantes emisoras, capaces

de medir la temperatura del océano en los 20 primeros metros y describir

las corrientes superficiales.➝ de 70 boyas ancladas en el Pacífico

tropical entre 8°N y 8°S, que repertorían permanentemente y transmiten por satélite las condiciones meteorológicas de lasuperficie (viento, presión, temperatura del aire, irradiación) y las condiciones oceánicas hasta los 500 metros (temperatura y, a veces, salinidad y corrientes);

➝ marégrafos para el seguimiento del nivel del mar;

➝ barcos mercantes que miden la salinidad de la superficie y la temperatura hasta 500 metros deprofundidad mediante sondas introducidas en el agua regularmente.

El programa TOGA utiliza además observaciones por satélite de la temperaturade la superficie marina, la velocidad y dirección de los vientos y la topografía delos océanos.

73

deviene prácticamente un modo de oscilación propia del Pacífico ecuato-rial y, en este sentido, es previsible. Esto sería así, sin duda, si acaso sepudiese considerarlo aislado del resto del sistema climático. Pero este no esel caso (ver capítulos 5 y 6), lo cual explica porqué no existe un modelo“tipo” o una versión “estandarizada” de ENSO.

74 ¿Cómo funciona ENSO?

Figura 4.3El ciclo ENSO explicado por la teoría del oscilador atrasadoUn esquema simétrico, a partir de un reforzamiento de los alisios,daría cuenta del nacimiento, vida y desaparición de La Niña.

agua cálida

Oeste Este

alisios

alisios

límites de la piscina de agua cálida

termoclina

desplazamiento hacia el este de las aguas cálidas

onda de Rossby

onda de Kelvin

vientos del oeste

onda de Rossby

segunda onda de Kelvin

Los alisios se debilitan a veces en el Pacífico central y las aguas cálidas se desplazan hacia el este.

Esta perturbación engendra una onda de Kelvinque se desplaza hacia el este, que en dos mesesllega frente a las costas de América del Sur.Dicha onda induce al mismo tiempo una onda de Rossby que se aleja hacia el oeste tres vecesmás lentamente que la precedente, llegando a la ribera oeste del Pacífico seis meses después.

A su paso, la onda de Kelvin hace subir el nivel del mar y bajar la termoclina, mientrasque la onda de Rossby produce el efecto inverso.Esto conduce a la situación El Niño, donde la superficie del mar y la termoclina estánhorizontales. La zona de evaporación se encuentra hacia el centro del Pacífico.

La onda de Rossby se refleja en el ribera oceánica indonesia, lo cual genera una segundaonda de Kelvin.

Al desplazarse, esta onda hace subir la termoclina hacia el este y pone fin al episodioLa Niña. Si es lo suficientemente intensa, por el contrario, lo inicia.

Los alisios acumulan habitualmente las aguascálidas al oeste, donde la evaporación es intensa,lo cual desencadena convección atmosférica y lluvias. La termoclina está más próxima a la superficie al este que al oeste.

A escala del planeta

75

5

EL PLANETA DE UNA SOLA MIRADA

Si pudiésemos abarcar de una sola mirada la banda comprendida entre lostrópicos de Cáncer y de Capricornio, observaríamos, por un lado, treszonas de ascendencia de aire en la ribera occidental de los océanos tropi-cales, verdaderas calderas que desencadenan el ascenso del aire húmedo consu cortejo de cúmulo-nimbus y, por otro, tres zonas de descenso de aireseco, correspondientes a los grandes desiertos. Cada rama ascendente odescendente se vincula, así, con dos células de circulación adyacentes comoverdaderos engranajes del sistema. Toda modificación de una de ellas reper-cute en las otras. Existe, por lo tanto, un lazo entre los tres océanos, aunquecada uno posea sus propias características. El calentamiento de la atmós-fera que producen los continente es insignificante en el Pacífico pero másimportante en el Atlántico. El océano Índico, sometido por su parte a laalternancia de los monzones, se cierra hacia la latitud 25°N, donde expe-rimenta los efectos de la cadena del Himalaya.

Para establecer el impacto que las fluctuaciones de la circulaciónatmosférica y oceánica del Pacífico a escala de algunos años, del tipo deENSO, tienen sobre el planeta, es necesario tomar en consideración lasvariaciones a otras escalas de tiempo (ver capítulo 6). Las células de circu-lación atmosféricas siguen primero un desplazamiento estacional quecorresponde al máximo de insolación, lo que explica la alternancia de una

76 A escala del planeta

estación húmeda y de una seca en los trópicos. Se han observado tambiénotras variaciones a más largo plazo. Por ejemplo, en los años 20, mientrasla presión promedio del anticiclón de las Azores registraba un aumento de7 hectopascales, en el Pacífico sur bajaba de 2. Acompañando esta últimamodificación, se registró un desplazamiento de los centros de altaspresiones de los 115°O en 1915 a los 105°O en 1945, para estabilizarseactualmente alrededor de los 95°O. Esto produjo una disminución en lafrecuencia de los huracanes en el mar Caribe, y un reforzamiento simul-táneo de los alisios a lo largo de las costas de Venezuela y de Colombia. Lamenor frecuencia de los ciclones, por su lado, trae consigo una reducciónde los vientos dominantes del sur y del oeste que llevan a América Centralla humedad del Pacífico. Así, las precipitaciones en Costa Rica se redujeronen un 70%…

Cuando se tiene una cierta perspectiva es efectivamente posibleanalizar los cambios climáticos planetarios que acompañan el movimientode balanceo de la oscilación austral y que caracterizan sus episodios cálidos(El Niño) o fríos (La Niña). Los que están relacionados con El Niño sonmás fáciles de demostrar en la medida en que este evento se manifiesta amenudo por un cambio radical del clima, mientras que durante La Niñase asiste más bien a un reforzamiento de los rasgos habituales.

DEL LADO DEL ATLÁNTICO TROPICAL

Las regiones tropicales del Pacífico y del Atlántico presentan ciertas carac-terísticas comunes, a saber:

➝ presencia de una zona de convergencia intertropical, en la cual los alisiosdel norte y del sur confluyen;

➝ una circulación atmosférica vía las células de Hadley y de Walker;➝ la misma repartición de las temperaturas del océano con afloramiento en

la costa, en su flanco oriental y en el ecuador;➝ una circulación oceánica similar.

La totalmente diferente morfología de las cuencas de ambos océanos losdiferencia en cuanto a sus relaciones con la atmósfera, así como en suvariabilidad climática. El océano Pacífico es enorme. Con un ancho de17.000 kilómetros a la altura del ecuador, está separado del Ártico por elestrecho de Bering y las islas Aleutianas. Mucho más esbelto, y con sólo6.000 kilómetros de ancho en el ecuador, el Atlántico está no solamenteabierto totalmente sobre el Ártico, sino también sobre la Antártida. Esta

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vasta extensión norte-sur del Atlántico le confiere un papel preponderanteen las variaciones climáticas a largo plazo (a escala del decenio al milenio),que no analizaremos aquí.

A pesar de estas analogías, no existe en el Atlántico el equivalenteexacto del sistema ENSO del Pacífico, por dos razones: la estrechez de lacuenca y el impacto, en su flanco oriental, del continente africano queprovoca un régimen de monzón en el golfo de Guinea. Entre las zonas deconvección sobre la selva amazónica y la selva ecuatorial africana, la célulade Walker no tiene casi espacio para desplegarse. La rama ascendente sesitúa sobre la Amazonia y la rama descendente sobre toda la porción delAtlántico que se extiende del noreste brasileño hasta sudoeste de África, ylas variaciones climáticas de ambos lados están en correlación. La situacióndel Pacífico es inversa, ya que en sus dos riberas las variaciones climáticasestán en fases opuestas. Puesto que las distancias entre uno y otro lado delAtlántico son más bien cortas, no puede desarrollarse un mecanismoanálogo al del “oscilador atrasado” para generar oscilaciones análogas a lasde ENSO en el Pacífico. En efecto, la variabilidad de las temperaturas desuperficie es dos veces más reducida en el Atlántico ecuatorial que en elPacífico.

En consecuencia, las variaciones interanuales del calentamiento delAtlántico no provienen principalmente de un desplazamiento hacia el estede la masa de aguas cálidas a lo largo del ecuador, como en el Pacífico, sinode una respuesta del océano a un forcejeo atmosférico: el cambio de posi-ción de la ZCIT. Las variaciones de la temperatura de la superficie delocéano, ligadas a un desplazamiento del ecuador meteorológico, son porlo menos tan importantes como las que se producen a lo largo del ecuadorgeográfico. Se observa una buena correlación entre las anomalías de tempe-ratura al norte y al sur del ecuador (señas de las anomalías de posición dela ZCIT) y las fluctuaciones pluviométricas en el noreste brasileño. Es eldescenso hacia el sur de la ZCIT durante el invierno boreal, lo que aportageneralmente la lluvia en el noreste brasileño, región conocida por suaridez con sequías extremas denominadas “secas”. ¿Quiere esto decir queel régimen hídrico del noreste brasilero es independiente del Niño?Ciertamente que no. Recordemos al respecto que en 1877, año del Niño,se produjo una total ausencia de lluvias. En efecto, si bien no existenverdaderos El Niño atlánticos, los episodios conocidos como El Niño-LaNiña del Pacífico desencadenan eventos similares en el Atlántico pero en

78 A escala del planeta

las fases opuestas. Cabe señalar, a título de ejemplo, la secuencia de lossucesos en el Atlántico en 1983-1984, ligados con El Niño de 1982-1983,seguido por un episodio frío en el Pacífico en 1984. Al contrario de loocurrido en el Pacífico, 1983 fue un año particularmente frío en elAtlántico; el afloramiento ecuatorial fue allí muy activo, mientras que en1984, año cálido en el Atlántico, éste prácticamente se desvaneció.

En período El Niño (1983), la zona de convección del Pacífico sedesplazó hacia el este, con los vientos del este y del oeste convergiendo enella. Al este de esta zona, los vientos del este se reforzaron y, por consi-guente, los alisios del Atlántico fueron atraídos por la proximidad inhabi-tual de esta zona de convergencia. Este reforzamiento activó la pequeñacélula de Walker atlántica y su rama descendente sobre el océano Atlánticoy el noreste brasileño, que sufrió, consecuentemente, un período de seca.La situación se invirtió en 1984. La Niña dominaba en el Pacífico y, en suextremo oriental, la zona de subsidencia de la célula de Walker se trans-formó, más bien, en una zona de divergencia de los vientos, lo que produjoun efecto repulsivo de los alisios del Atlántico. Éstos se debilitaron; elAtlántico pasó a una fase cálida favorable al descenso hacia el sur de laZCIT, lo que favoreció las precipitaciones en el noreste brasileño, como asítambién en las regiones desérticas de la costa africana, debido a la estrechezde la cuenca.

En resumen, ENSO hace sentir su influencia en el Atlántico, espe-cialmente en el noreste brasileño. En esta región, la mayoría de los episo-dios del Niño coinciden con años secos; no obstante, han habido años secose incluso muy secos, fuera de los episodios del Niño. Un análisis estadís-tico muestra que El Niño del Pacífico explica solamente el 10% de lavariancia de las precipitaciones en el noreste. Esto es poco, pero suficientecomo para hacer pasar la situación de una sequía ordinaria a una aridezexcepcional. La correlación entre el índice ENSO y las precipitaciones enel noreste brasileño es mucho más baja que la que existe entre la pluvio-sidad y la posición de la ZCIT.

Por comodidad se habla del Niño y de La Niña atlánticos, pero enrealidad estos episodios no corresponden a una oscilación propia delAtlántico, sino que están gobernados por ENSO. A una marcada situaciónEl Niño en el Pacífico corresponde una situación tipo La Niña en elAtlántico; y en el Atlántico se produce un episodio cálido cuando elPacífico entra en fase fría. Esta relación no tiene nada de sistemático,

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porque solamente se han registrado tres episodios del tipo del Niño en elAtlántico en este último cuarto de siglo: en 1963, 1968 y 1984.

Este contraste de fases entre los dos océanos se materializa también demanera espectacular en la frecuencia de los ciclones. Durante un períodocálido en el Pacífico, la actividad ciclónica es reducida o casi nula en elAtlántico. Esto se debe a la modificación del trayecto de las corrientes dealtitud, las “corrientes-jet” (jet stream), que soplan hacia el este a una altitudde 10 kilómetros y que son responsables de la hora de atraso de los avionesque atraviesan el Atlántico de esta a oeste. Una cizalladura se produceentonces entre esta corriente-jet y los alisios que soplan hacia al oeste, loque impide la extensión vertical de la convección, condición indispensablepara la maduración del ciclón. En período La Niña, por el contrario, la acti-vidad ciclónica aumenta en el Atlántico. Caso excepcional, el 24 deseptiembre de 1998 se produjeron tres ciclones simultáneamente.

EL PARENTESCO DEL NIÑO CON EL MONZÓN ÍNDICO

La señal climática dominante en el océano Índico es estacional. Se trata delrégimen alternado del monzón, piloteado por las variaciones estacionalesde presión sobre el continente asiático. El término monzón viene del árabemausim, que significa “estación” pero también “viento de las especias y dela fecundidad”. Si no hubieran aprovechado los monzones, los romanos nopodrían haber jamás mantenido desde el comienzo de la era cristiana rela-ciones comerciales permanentes con la India y con China. Las especias(pimienta, nuez moscada, clavo de olor, jengibre, canela), traídas deInsulandia, eran productos familiares para los Romanos. De China, deCeilán y de la India venían las mercancías en navíos indios o persas queutilizaban el monzón hasta la entrada del Mar Rojo. Transportadas por víaterrestre hasta Antioquía o Alejandría, atravesaban luego el Mediterráneohasta Ostia. Necesitaban un año entero para realizar este periplo, muchomenos que los viajes de los portugueses que, tomando la vía marítima porel Cabo de Buena Esperanza, multiplicaban el trayecto por tres. Estalentitud relativa era compensada por la importancia de la flota, compuestapor más de un centenar de naves. Los romanos habían incluso abierto unenclave comercial en Virampatnam, cerca de Pondichery, al sur de la India.Esta ruta marítima suplantará más tarde la ruta terrestre de caravanascontrolada por los partos. Después de la caída del Imperio Romano y elauge del islam, la ruta de la India cayó, en el siglo VII, en manos de los

80 A escala del planeta

árabes, quienes fundaron enclaves comerciales en la India y hasta en China.En el siglo XV, el cierre de la ruta terrestre de la seda por la dinastía Mingofrece a los moros el monopolio del comercio entre el extremo oriente yEuropa. Sin el monzón, estos navegantes no habrían podido atravesar elmar de Omán a bordo de rápidos veleros que les permitían, en verano,cruzar hacia la India para buscar las especias en la costa de Malabar, y luegovolver en invierno. Cabe señalar que hubo que esperar hasta 1786 para que,por la primera vez, Antoine d’Entrecasteaux logre, contra el monzón,realizar el viaje marítimo entre Ceilán y la China.

En 1686, el astrónomo inglés Edmond Halley indicó, con razón, queesta inversión de dirección es debida a las diferencias de variación detemperatura entre el océano, donde la amplitud térmica es reducida, y elcontinente, donde es muy amplia (ver figura 5.1). Para ser más exactoshemos de decir que la verdadera causa son las diferencias de presión indu-cidas por las variaciones de temperatura. Mientras que la presión atmos-férica varía poco en el océano, las variaciones entre el verano y el inviernoson considerables en el continente. Durante el verano del hemisferionorte, las tierras de Asia se calientan considerablemente, creando uncentro de muy baja presión relativa, hacia el cual afluye el aire oceánicocargado de humedad , dispensando generosas lluvias. La llegada de estemonzón del sudoeste es muy celebrada, ya que marca el fin de un períodode fuerte calor y de sequía. El relieve del Himalaya constituye una barreraque permite hacer beneficiar de abundantes lluvias a las regiones del nortede la India. La región de Cherrapunji recibe más de 11metros por año.Estas lluvias persisten hasta la llegada del invierno en el hemisferio norte.El enfriamiento invernal crea, por su parte, un vasto anticiclón en elcentro de Asia, que es extremadamente potente y que genera una especiede gigantesca y muy seca “brisa de tierra” desde el continente hacia elocéano. Aquí, el aire se carga de humedad y de ella se beneficia el nortede Australia.

En capítulos anteriores partimos del mortal “fracaso” del monzón de1877 y de la preocupación de Blanford y de Walker por establecer ciertasrelaciones capaces de preverlo. La oscilación austral nos trajo más tardehacia el Pacífico, principal motor de ENSO, relegando de esta manera lasvariaciones del monzón índico a la frontera de un fenómeno centrado enel Pacífico, considerado entonces como el verdadero director de orquestade la variabilidad estacional interanual. Entre el índice de oscilación austral

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Figura A Propagación de una onda de Kelvin a lo largo del ecuador,observada por el satéliteTopex/Poseidon, encargado de medir la altura del nivel del marAquí se muestran las anomalías de la altura de la superficieoceánica, expresadas en centímetros y representadassegún la escala situada a la derecha.Una anomalía positiva de unos 16 centímetros (en rojo) se desplazade oeste a este a lo largo del ecuador. Próxima a las costasindonesias el 22 de marzo de 1997,esta anomalía llegó al centro de la cuenca pacífica el 11 de abril y a la costa americana el 30 de esemismo mes.

Figura BAnomalías del nivel del mar en elPacífico, observadas por el satéliteTopex/PoseidonLas anomalías positivas (sobre-elevación) aparecen en rojo y las negativas en azul violeta, según la escala a la derecha.El contraste entre las dos situacionesresulta notorio en la zona ecuatorial,donde las anomalías positivas ynegativas se invierten, con diferenciasdel nivel del mar superiores a los 30 centímetros, tanto al estecomo al oeste.

Cortesía del Laboratorio de EstudiosGeofísicos y Oceanográficos Espaciales(Unidad Conjunta de la CNES, el CNRS y la Université Paul Sabatier de Toulouse).

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Figura CEvolución de la pareja océano-atmósfera en el PacíficoecuatorialHabitualmente, los alisios inducen un afloramiento de aguas frías frente al Perú y una acumulación de aguascálidas al oeste de la cuenca, haciendosubir el nivel del mar de 50 centímetros a 1 metro. En consecuencia, la termoclina aflora a la superficie en la región del afloramiento y se sitúa a más o menos 200 metros frente a Indonesia. La circulación atmosférica se caracteriza por una fuerte ascendenciasobre Indonesia, donde se producenentonces fuertes precipitaciones,mientras que el descenso del aire acarreacondiciones áridas entre la Isla de Pascua y el continente sudamericanoen la región entre el ecuador y el norte de Chile. En años El Niño, la reducciónde los alisios acarrea un desplazamientode la masa de aguas cálidas y de la circulación atmosférica asociadahacia el centro del Pacífico. La termoclinasube al oeste y desciende a las profundidades al este.

Cortesía de la NOAA/PMEL/TAO ProjectOffice. Michael J. McPhaden, Director.

Figura DMapas de las temperaturas de superficie del océanoPacífico ecuatorialLa escala coloreada de temperaturas se indica a la derecha de cada mapa.Cualitativamente, existeuna similitud entre La Niñay las condiciones normales,con un mínimo térmico a lo largo del ecuador queprolonga el afloramientocostero. Nada similar ocurredurante un episodio El Niño, donde se observauna banda de aguas cálidasa lo largo del ecuador, de una ribera a la otra delPacífico.

Cortesía de laNOAA/PMEL/TAO ProjectOffice, Michael J. McPhaden,Director.

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Figura ESistema de observación in situde los océanos tropicales durante el programa TOGA (Tropical Oceanand Global Atmosphere)Rombos rojos = boyas ancladasPuntos amarillos = instalaciones

para medición del nivel del maren islas y continentes

Flechas rojas = boyas derivantes en superficie

Líneas azules = rutas de navegaciónde navíos mercantes que efectúan medicionessistemáticas de temperatura ysalinidad

Los datos son transmitidos porsatélite, los que además constituyenun poderoso medio para medir los principales parámetrosmeteorológicos y oceánicos, asícomo el nivel del mar. Lasobservaciones son particularmenteintensas en el Pacífico, con ENSOcomo el “jugador líder” de la variabilidad climática plurianual.

Cortesía de la NOAA/PMEL/TAO Project Office, Dr. Michael J. McPhaden,Director.

Figura FMachu Picchu: terrazas para el cultivoconstruidas por los incaspara retener el agua de lluviaLas antiguas civilizacionessupieron adaptarse de diferentes maneras a los caprichos del clima ya las dificultades del medio. Los vestigiosarqueológicos ilustran aquí las técnicas de hidráulica agrícoladesarrolladas por los incaspara acomodarse e incluso sacar provechode las lluvias diluvianasque a menudo acompañanal Niño.

Foto : UNESCO/RoqueLaurenza.

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Figura GEl huracán Mitch observado por el satélite GOES 8 el 27 de octubre de 1998Después del Niño de 1997-1998, caracterizado por una reducida actividad ciclónica en el Atlántico durante elverano de 1997, el sistema evolucionó muy rápidamente haciauna situación La Niña en el verano de 1998, con un repunteespectacular de los ciclones. La imagen muestra el ciclón Mitch,uno de los más violentos del siglo, llegando a América Central.Los vientos superaron los 300 km/h.

Cortesía de la NOAA, Satellites Services Division.

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Figura HLa pesca de la anchoveta frente al PerúDurante los episodios El Niño, la pesca industrial se ve muyafectada por la creciente escasezdel recurso.

Fotos: cortesía de Jürgen Alheit.

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Figura JSistema de observación in situde los océanos tropicales durante elprograma TOGA (Tropical Oceanand Global Atmosphere)Una de las boyas ancladas en Pacífico ecuatorial para medirpermanentemente los parámetrosmeteorológicos (instrumentos sobrela boya) y oceanográficos, hasta 500 metros de profundidad(instrumentos colocados a lo largo de un cable suspendido a la boya).

Cortesía de la NOAA/PMEL/TAO ProjectOffice, Michael J. McPhaden, Director.

Figura IEfectos climáticos del Niño a escala planetariaLa temperatura y lapluviosidad del planeta enterosufren numerosasmodificaciones, simultáneas o no, durante un episodio El Niño. Entre los efectos másconstantes, especialmentenotorios en el invierno boreal,se pueden citar:• sequía y ondas de calor al oeste del Pacífico(“continente marino”,Australia), en América Central,en el noreste brasileño y al sur de África;• calor y fuertesprecipitaciones en las zonascosteras de América del Sur y en el sudeste del Brasil;• desplazamiento de la actividad ciclónica de la región indonesia hacia el triángulo Hawaii-Polinesia-Cook y reducción de la actividad ciclónica en el Atlántico tropical;• reducción del monzóníndico.

Cortesía de la NOAA/PMEL/TAOProject Office, Michael J. McPhaden, Director.

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Figura KResultado del paso del ciclón Fifi en 1974 en Honduras(período La Niña). Una de las consecuencias del cambio climático podría ser una mayor frecuencia y un aumento de la intensidad de tales fenómenosextremos. Para comprender mejor los procesos climáticos y oceanográficos, los climatólogos no cejan en su esfuerzopor dilucidar la complejidad de las relaciones entre el océano y la atmósfera.

Foto : UNESCO/Michel Guiniès.

(a) Arriba: Una viviendadesplazada.(b) Abajo: Autobuses atascados en una ruta inundadapor las lluvias.

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Figura LEn período El Niño la crecidade los ríos inunda grandessuperficies, creando por un tiempo nuevos lagos o ampliandoconsiderablemente losexistentes.

Fotos: cortesía de MiguelCarrillo/El Comercio (Perú).

(a) Vista aérea del lago que se formótemporalmente en el desierto de Sechura,departamento de Piura (norte del Perú), tomadael 28 de febrero de 1998 (episodio El Niño).

(b) Visita del Presidente del Perú Alberto Fujimori adicho lago ese mismo día.

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y las anomalías de las precipitaciones en la India durante el monzón deverano existe una correlación estadística significativa. Se asocian El Niño(índice bajo) con monzones deficitarios y La Niña (índice elevado) conmonzones excedentarios. De esto resulta una oscilación de las cosechas dearroz de más o menos un 20%. Curiosamente, la abundancia de las lluviasdel monzón está más fuertemente correlacionada con la temperatura desuperficie del Pacífico ecuatorial central que con el índice de oscilaciónaustral.

Entre los dos fenómenos existe, por lo tanto, una relación muy clara.Es precisamente en este sentido que se organizó, bajo el auspicio de laOrganización Meteorológica Mundial (OMM), de la ComisiónOceanográfica Intergubernamental (COI) y del Consejo Internacional dela Ciencia (ICSU) el programa internacional TOGA (ver recuadro, p. 72),cuyo objetivo es establecer las bases para una previsión climática interanual.Este programa se dedicó prioritariamente al estudio del Pacífico tropical yera lógico, considerando la necesidad de disponer, para un período sufi-cientemente largo en relación con las fluctuaciones de ENSO, las medidasnecesarias para comprender sus mecanismos.

Desde este punto de vista “centrado en el Pacífico”, los resultadoshan sido fructuosos. ¿Puede decirse lo mismo respecto del objetivo inicial,la previsión climática plurianual a escala del planeta y no solamente de lasriberas del Pacífico? En otras palabras, formulando la pregunta de otramanera, ¿qué aporta un mejor conocimiento del funcionamiento de ENSOen el Pacífico a la previsión del monzón? El trabajo de TOGA no mejorólas correlaciones estadísticamente significativas entre ENSO y la variabi-lidad del monzón, aunque tampoco son lo suficientemente elevadas comopara que sirvan como una herramienta de previsión. Durante el período1870-1991 se han registrado 22 años de monzón deficiente, de los cualessolamente 11 corresponden a un episodio El Niño. A la inversa, en los 18años que fueron netamente excedentarios, sólo 7 son años de La Niña. Estefracaso relativo recuerda el de las complicadas fórmulas de previsión deWalker, a pesar de los progresos de la modelización y de que actualmentese dispone de un conocimiento mucho más elaborado de la física de losfenómenos. Es menester reconocer la evidencia: ENSO se encuentra en laincapacidad de explicar la totalidad de la variancia del monzón a escalasinteranuales. No es suficiente prever ENSO para predecir la variabilidad delclima en general y del monzón en particular.

90 A escala del planeta

ZCIT o ecuador meteorológico

ecuador geográfico

monzón del noroeste

monzón del sudeste

monzón de África occidental

monzón del sudoeste

Enero

Juliomonzón del noroeste

Figura 5.1El fenómeno del monzónLa inversión estacional de los vientos caracteriza al monzón, sobre todoalrededor del océano Índico. Los alisios, arrastrados por la migración de lazona de convergencia intertropical, cambian de dirección atravesando el ecuador, donde la fuerza de Coriolis se invierte.Durante el verano boreal, el ecuador meteorológico y los vientosasociados emigran al norte del ecuador geográfico, siguiendo el Sol.Cargándose de humedad y de calor sobre el océano Índico, producenprecipitaciones importantes, especialmente en la India y en Indonesia. El fenómeno del monzón evoca la alternancia cotidiana brisa de tierra-brisa de mar, porque está acentuado por la diferencia térmicaentre continente y océano, particularmente marcada en el Índico por la presencia al norte de la cadena del Himalaya.

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En lo que respecta a la variabilidad interanual del clima para elAtlántico y para el Pacífico, por nuestra parte nos hemos interesado casiexclusivamente en el océano y en la atmósfera. Es imposible razonar de estamanera en lo que respecta al océano Índico, que es un semi-océano, cerradoa partir de los 25°N por la impresionante masa asiática que se imponecomo un actor de peso en el juego climático y que impone sus propiasreglas y escalas características de variabilidad al sistema. Así, se pasa de dosa tres jugadores, lo que hace la partida diferente y más compleja. Paracomprenderla cabalmente es necesario saber de qué manera la atmósfera,el océano y los continentes comunican entre sí. Lo hacen intercambiandocalor, humedad y cantidad de movimiento. Los principales puntos decomunicación son las interfaces entre el océano y la atmósfera, por unaparte, y entre los continentes y la atmósfera, por otra. La atmósfera sirvede agente de contacto, de mensajero, entre el océano tropical y el conti-nente: sus movimientos y sus propiedades (el mensaje que transporta, esdecir el monzón) dependen de esos dos polos (es decir, sus informantes) yde su variabilidad respectiva. Se puede decir que la atmósfera es un buenmensajero, en la medida en que su tiempo de respuesta, que es breve, reac-ciona rápidamente a las fluctuaciones de sus “informantes”. Como para elAtlántico, las variaciones interanuales de la temperatura de la superficie delÍndico tropical son mucho más reducidas que las del Pacífico ecuatorial.Pero, a diferencia del Atlántico, varían en el mismo sentido en todos losaspectos considerados, siguiendo de muy cerca la variación del índiceENSO. A escala plurianual, el océano Índico es solamente un anexo delPacífico, que sigue el ritmo de las variaciones de la reserva de aguas cálidasdel Pacífico occidental. Las variaciones de intensidad de las lluvias delmonzón, por otra parte, se correlacionan mucho mejor con las variacionesde temperatura de la superficie del Pacífico ecuatorial que con las delocéano Índico. Estas correlaciones son, sin embargo, insuficientes parauna previsión eficaz, a causa del tercer jugador: el continente asiático,sometido a las influencias climáticas extra-tropicales que obligan a salir dela visión regional del monzón que prevalecía y a tomar en cuenta, para suprevisión, el sistema climático en su conjunto y en sus diversas escalas devariabilidad. El monzón y ENSO tienen en común la reserva de aguascálidas de la zona indo-pacífico, la cual alimenta por convección a la vez lacélula de Walker del Pacífico y los flujos del monzón. Este es el rasgocomún que explica las correlaciones significativas entre los índices ENSO

92 A escala del planeta

y el monzón. Tal correlación subraya la existencia de una relación, pero noexpresa necesariamente una relación de causa a efecto. Se vuelve a caer enel problema del huevo y de la gallina, pues debemos admitir que, si bienlas fluctuaciones de ENSO se encuentran en las del monzón, también lasvariaciones de éste tienen una influencia sobre ENSO. Compartimentar elsistema climático, ENSO por un lado, monzón por otro, es útil paraanalizar la física de los fenómenos, pero, aunque etapa necesaria para laelaboración científica, es un enfoque reduccionista e insuficiente pararesolver la variabilidad del sistema climático que depende, también, eincluso tal vez más aún, de la interactividad entre los dos sistemas y de lainfluencia de las regiones extra-tropicales.

Normand escribía en 1953:

Resulta notable que las precipitaciones del monzón índico estén mejor relacionadascon los eventos que le siguen que con los que le preceden. Desgraciadamente parala India, la oscilación austral entre junio y agosto, en el punto máximo delmonzón, tiene numerosas correlaciones significativas con los eventos ulteriores yrelativamente pocas con los eventos anteriores. El monzón índico aparece entoncescomo un elemento activo y no simplemente pasivo del clima mundial, más eficazcomo herramienta de previsión que como evento a prever. En su conjunto, eltrabajo de Walker ha abierto más perspectivas de previsión en otras regiones queen la propia India…

Dicho de otra manera, una vuelta al punto de partida, o más o menos, trasun rodeo por ENSO y el programa TOGA.

TELECONEXIONES PLANETARIAS:

EL PACÍFICO NORTE Y EL RESTO DEL MUNDO

La “teleconexión” refleja los vínculos existentes entre anomalías climáticasque se producen a gran distancia entre sí. ENSO es, en su base, una tele-conexión que vincula las anomalías de presión atmosférica entre Tahití yDarwin vía la célula de Walker. Poco a poco, como hemos visto prece-dentemente, se puede también hablar de teleconexión entre ENSO, poruna parte, y el monzón índico o la pluviosidad en el noreste brasileño, porotra. Las teleconexiones se traducen necesariamente por correlacionesestadísticamente significativas entre las anomalías en cuestión. La exis-tencia de tales correlaciones entre dos fenómenos no es suficiente, sinembargo, para hablar de teleconexión. Hace falta, además, un mecanismoexplicativo.

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El término “teleconexión”, introducido por Anders Angström en1935, cayó más tarde en desuso debido a una utilización abusiva. Siemprese pueden buscar correlaciones entre todo y cualquier cosa, y resultatentador deducir automáticamente que ellas corresponden a un vínculofísico, incluso si no se lo conoce, siendo que la correlación puede haber sidopuramente fortuita. La correlación simple corría el riesgo de remplazar elrazonamiento, por eso, todo aquel que utilizaba esta palabra era sospechosode pereza intelectual. Aunque sin utilizar la expresión, en las páginas prece-dentes hemos analizado las teleconexiones entre ENSO y las regionestropicales de los océanos Índico y Atlántico, sobre todo las que están trans-mitidas por las células de Walker.

Esta apelación se ha reservado en general para las interacciones conlas regiones extra-tropicales. La correa de transmisión de las perturba-ciones es la célula de Hadley, que funciona en un plano meridiano (norte-sur). Un episodio El Niño que provoca una repartición de la reserva deaguas cálidas a lo ancho del Pacífico ecuatorial provoca también undescenso de la ZCIT hacia el ecuador, un aumento de la convecciónatmosférica y, por lo tanto, una activación de la célula de Hadley que pocoa poco transfiere más energía hacia las altas latitudes. La temperatura delaire en la troposfera aumenta y también el gradiente térmico del ecuadorhacia las altas latitudes.

E N E L P A C Í F I C O N O R T E

La transferencia de energía de la célula de Hadley hacia las altas latitudesse efectúa también en forma ondulatoria, lo cual, periódicamente, aumentao disminuye las presiones atmosféricas hacia el norte. Durante un El Niño,esto resulta, por ejemplo, en un refuerzo de la zona de baja presión delPacífico norte (Aleutianas) y una más fácil entrada de aire marino al noro-este de los Estados Unidos y de Canadá, que viven entonces inviernosmoderados y húmedos. El aporte de energía suplementaria en la célula deHadley se evacúa también en parte en la alta troposfera por el reforza-miento y la extensión hacia el este de la corriente-jet subtropical que se esta-blece en la zona de gradiente térmico (también reforzado), limitando lacélula de Hadley por su flanco norte. Esta corriente-jet se acompañada degranizo y borrascas en California y México en invierno. Y su extensiónhacia el este es también la que limita la génesis de ciclones en el Atlántico.Durante La Niña, la corriente-jet subtropical se debilita, provocando sequía

94 A escala del planeta

en México y en el golfo de México, y el aumento de la frecuencia de losciclones atlánticos.

El ejemplo del sur de los Estados Unidos muestra, sin embargo, quehace falta mucha precaución antes de vincular una modificación en zonatemplada con la oscilación austral. El rudo invierno que conoció el sudestede los Estados Unidos en 1976-1977 fue de esta manera atribuido al Niño.En Florida colgaban naranjas cubiertas de hielo de las ramas de losnaranjos. Durante el episodio de 1982-1983, por el contrario, el inviernofue el más clemente de los últimos 25 años: el consumo de energía dismi-nuyó y las cosechas de cereales fueron pletóricas. Esto muestra la necesidadde fundar las teleconexiones sobre bases físicas.

La transferencia de energía hacia las altas latitudes se efectúa igual-mente por la vía oceánica, mucho más lenta y por ende menos conocida.Efectivamente, en 1993 se detectó un recalentamiento del Pacífico a laaltura de los 40°N y numerosos oceanógrafos estuvieron de acuerdo que seestaba en presencia de uno de los efectos del Niño de 1982-1983. En lasección “El Niño, fase cálida de ENSO” (ver capítulo 4) solamente nos refi-rimos a la banda intertropical, pero el tema no se detiene allí. Así, cuandoel recalentamiento llega a las costas de América del Sur, como en 1982-1983, la onda cálida de Kelvin recorre la costa de América Central y luegola de América del Norte, para llegar, tres meses más tarde, al paralelo40°N. La elevación del nivel del mar desencadena entonces una onda deRossby que se desplaza hacia el oeste en profundidad, muy lentamente, yaque su velocidad es inversamente proporcional al cuadrado de la latitud.

En 1991-1992, esta onda llegó a la región del Kuroshio y fue empu-jada hacia el norte, lo que trajo como consecuencia un recalentamiento demás de un grado y que perduró hasta 1992-1993. Esta perturbación serepercutió en la atmósfera y, por lo tanto, en las condiciones meteoroló-gicas. Aquí aparece un nuevo componente del complejo edificio climático:¿habrá habido una relación entre las crecidas del Mississipi de 1993 y ElNiño de 1982-1983?

E N E L R E S T O D E L M U N D O

En realidad, y para ir más lejos, es difícil emplear el término “teleconexión”en el sentido físico que le hemos dado. Los conocimientos actuales nopermiten, en efecto, vincular eventos climáticos que se desarrollan enEuropa y en Medio Oriente con la oscilación austral. No se puede conta-

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bilizar como efectos del Niño, como ocurrió durante el episodio de 1997-1998 (inundaciones en Europa occidental con 25 muertos y 200 millonesde dólares de daños, o la ola de frío en Medio Oriente, con 65 muertos y50 millones de dólares de pérdidas), cuando nada ha demostrado hasta eldía de hoy una vinculación con El Niño. Si bien es cierto que pueden haberefectivamente correlaciones más o menos significativas y fortuitas con elresto del mundo, hay que evitar interpretarlas como consecuencias deENSO. Cualquier anomalía climática que se produzca en el mundo en unperíodo El Niño no debe sistemáticamente imputarse al Niño que, a pesarde su nombre, no tiene por qué jugar el papel del chivo expiatorio.

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ÉXITOS Y FRACASOS DE LA PREVISIÓN

Para ser eficaz en términos socioeconómicos, la previsión del Niño o de LaNiña debe hacerse con varios meses de anticipación. Los científicos siemprehan tenido la tentación de prever El Niño, pero, inevitablemente, con unaprobabilidad de error, que esta anticipación no hace sino acrecentar. Unfolleto australiano aparecido en 1991 indicaba: “Podemos anunciar laprobabilidad de que en un mes determinado las precipitaciones excedan undeterminado límite. Pero el 66% de probabilidad de que las precipitacionessobrepasen, digamos, los 100 mm significa que en un año de cada treshabremos errado la previsión.”

La historia de las tentativas de previsión del Niño ilustra la dificultadque tal ejercicio implica frente a los caprichos de un fenómeno climáticocaótico. Se trata de una historia reciente, que comienza en 1982 con laversión canónica, inmediatamente contradicha por el evento de 1982-1983, que la hizo “saltar”. Este es sólo un ejemplo entre otros. Un cate-drático de una universidad norteamericana, basándose en una correlaciónestrecha entre El Niño y las cosechas de trigo en el estado de Illinois,predijo una cosecha abundante para 1983, anuncio que tuvo incluso ecoen la prensa. Desafortunadamente, la cosecha sólo alcanzó la mitad de lonormal, lo cual evidentemente no hizo mejorar la reputación de los inves-tigadores.

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Unos pocos años más tarde, Stephen Zebiak y Mark Cane de laUniversidad de Columbia obtuvieron gran éxito –restituyendo la imagende los científicos– cuando anunciaron El Niño de 1986-1987 con variosmeses de anticipación, basándose para ello en un modelo océano-atmós-fera simple. Algunas autoridades, como las de Etiopía, tomaron ciertasmedidas en consecuencia. Convencido por los meteórologos, el gobiernoetiopiano adaptó la producción agrícola a un año El Niño caracterizado porun reforzamiento de la época de lluvias corta (mediados de febrero amediados de mayo) y una escasa pluviosidad durante la época de lluviaslarga (junio a septiembre). El gobierno estimuló así al campesinado asembrar y a fertilizar al máximo durante la primera, para compensar laspérdidas que resultarían de la sequía del verano. Para ésta última, aconse-jaba limitar las superficies sembradas y sembrar plantas de crecimientorápido. Este mismo modelo predijo también el comienzo del evento de1991. Por su parte, el gobernador del estado de Ceara, en el noreste delBrasil, tomó en cuenta la previsión y decidió aplicar ciertas medidas paralimitar los efectos de la sequía. Se transmitió una consigna a los campe-sinos, incitándoles a sembrar plantas de crecimiento rápido en entorno secoy, desde la capital, Fortaleza, se tomaron medidas para economizar agua. Apesar de que las lluvias se redujeron en un tercio, la producción de cerealessuperó el 80% de la normal en un año lluvioso. Confortados por estoséxitos, los autores sugirieron en 1991, y no sin razón, que el mecanismo delNiño sería simple: “El grado de precisión obtenido por la previsión, y apesar del carácter rústico del modelo, es significativo. Este sugiere que elmecanismo responsable del Niño y, por extensión, de ENSO, es robusto ysimple. Si fuera complejo, delicado o dependiente de detalles a pequeñaescala, este modelo no funcionaría.”

La Naturaleza quizás se haya sentido ofendida por esta simplificacióny se vengó en la primera ocasión posible. La fenecencia del Niño, esperadapor los científicos para fines de 1992, no se produjo. El evento cálido duróprácticamente cuatro años, lo cual es todo salvo canónico y, al mismotiempo, poco compatible con la hipótesis del oscilador atrasado. A pesar deque las regiones frente al Perú y Ecuador experimentaron tres El Niñosuaves a principios de 1992, de 1993 y a fines de 1994, la temperaturaoceánica de alta mar entre los 150 y 160°O se mantuvo constantementepor debajo del promedio. En realidad se puede decir que este episodio ElNiño fue continuo desde 1990 hasta 1995. El Servicio Nacional del Clima

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de los Estados Unidos, cuya previsión a largo plazo privilegia los cambiosde temperatura del Pacífico, reconoció la dificultad de su misión: “El fenó-meno El Niño que se desarrolla actualmente vino como una verdaderasorpresa... Es el tercero en cuatro años y las previsiones no lo vieron llegarhasta entrado el verano de 1994.” Este modelo se equivocó igualmente en1997 y la esperanza que había inspirado impidió que se prestara suficienteatención a ciertas señales detectables 6 meses antes y a los resultados deotros modelos que tomaban mejor en cuenta la complejidad de las rela-ciones entre el océano y la atmósfera.

Definitivamente, a la Naturaleza no le agrada la simplificación y, a lainversa de la citación precedente, ella es compleja, delicada y sensible a lospequeños detalles. Sin embargo, el evento de 1997-1998 fue una verda-dera suerte para los científicos, en la medida en que es el primero de estaintensidad que se ha beneficiado de una red tan completa y densa deobservaciones que permitieron seguir su evolución día a día. A falta deuna correcta previsión en la fase original, ¿qué se puede aprender de estaexperiencia?

UN OPTIMISMO MODERADO

Los resultados de los modelos que acoplan el conjunto de la circulaciónatmosférica y la dinámica oceánica muestran que el Pacífico tropical es“previsible” un año antes si los modelos se ajustan periódicamente usandolas mediciones producidas por las diferentes redes de observación. Lacomparación realizada entre la evolución de las temperaturas de superficiedel Pacífico ecuatorial y las que predecían los modelos muestra, retros-pectivamente, que el calentamiento que comienza a principios de 1997,para culminar a fines del mismo año, había sido previsto ya en noviembrede 1996.

El respeto escrupuloso del método experimental es lo que ha inhibidoa los científicos: esperaron hasta que los resultados del modelo simple, quehabía funcionado bien anteriormente, fueran completamente descalifi-cados por las observaciones. A partir de abril de 1997, las previsiones detemperaturas de superficie para los meses siguientes fueron satisfactorias.¿Se trataba en este caso de un progreso decisivo o, por el contrario, de unnuevo giro del fenómeno que demuestra, cada vez que aparece, que esimprevisible? A pregunta embarazosa, respuesta prudente. Los modelos hanindiscutiblemente progresado, pueden tomar en cuenta toda la comple-

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jidad del sistema océano-atmósfera y los medios ahora disponibles notienen punto de comparación con los que existían antes de TOGA.

Estos modelos han ofrecido efectivamente un panorama satisfactoriode lo que ocurriría en 1997, incluso si subestimaron la amplitud del fenó-meno. Paralelamente, las observaciones de la red mostraron que al oeste delPacífico la transferencia de calor de oeste a este a lo largo del ecuador sehabía ya iniciado a 150 metros de profundidad en septiembre de 1996, sintrazas aparentes en la superficie. En otras palabras, el fenómeno había sinduda ya comenzado desde hacía algunos meses cuando los modelizadoresentregaron sus primeras previsiones en noviembre de 1996. Las anomalíasde temperatura de la superficie del océano, firma típica de El Niño, apare-cieron solamente en marzo de 1997. ¿Habría sido posible predecirlas unaño antes con estos mismos modelos? Por el momento, la respuesta es nega-tiva y no es imposible que lo siga siendo en la medida en que una simplemodificación de las condiciones iniciales puede cambiar la evolución delsistema. Ahora bien, todo modelo no hace más que extrapolar, con técnicasnuméricas sofisticadas, la dinámica del sistema. Si éste casi no evoluciona,se habla entonces de una situación de “bloqueo” y el previsionista quedaparalizado.

¿Cómo se podría prever que una situación calificada de normal yaparentemente estable en el Pacífico ecuatorial evolucionara hacia unepisodio El Niño antes de haber detectado las premisas? O bien, y más deli-cado aún, ¿cómo prever, en pleno auge hacia El Niño, que el sistemaevolucionará algunos meses más tarde hacia La Niña, e incluso a la inversa?Esto nos conduce al problema no resuelto de los mecanismos que desen-cadenan El Niño y de los diversos índices que los ponen en evidencia. Cadaevento tiene su propio carácter que lo distingue de los demás. ¿Cabría talvezdeducir que se trata de mecanismos desencadenantes diferentes? Talvez,pero por lo menos deberíamos admitir que su éxito depende ampliamentede las condiciones climáticas en el momento de su aparición: variacionesestacionales, variaciones decenales, ruido de fondo atmosférico, influenciade las regiones extratropicales que hacen que El Niño esté inextricable-mente ligado al conjunto del sistema climático, de donde la dificultad desu previsión.

De esta manera, aunque el esquema del oscilador atrasado describa lamanera en la que el océano propaga en forma de ondas la energía mecánicaque recibe de la atmósfera, el esquema es en sí a su vez descalificado por

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exceso de simplificación. Es como una suerte de figura que se impone a laNaturaleza que, como los patinadores, se complace mucho más cuandoejecuta figuras personales y libres. La versión canónica de 1982 era unacronología única y que seguía el calendario. La del oscilador corresponde–y ya es un progreso– a un proceso único indiferente al calendario pero querefleja un modo propio de oscilación de la cuenca oceánica con un períodode alrededor de los 18 meses. Los tres eventos sucesivos de 1991 a 1995 noentran manifiestamente en este esquema. Las observaciones de 1997-1998validaron el proceso de base, la propagación de las ondas de Kelvin, peroéste no correspondía con la secuencia ideal del oscilador atrasado. Enefecto, en el oeste de la cuenca, la atmósfera fue la sede de oscilacionescon un período de 40 a 50 días, induciendo golpes de viento del oeste.Cada ventarrón se acompañaba de una onda de Kelvin de “bajada” (down-welling), cuya progresión se pudo seguir gracias al satélite Topex/Poseidony a la red instalada bajo el programa TOGA. Tales eventos se produjeronen diciembre de 1996, febrero, mayo, agosto, octubre y noviembre de1997. Esta sucesión de ondas Kelvin no permitieron que el esquema deloscilador atrasado funcionara, en la medida en que cada dos a tres mesesel “partido” volvía a empezar con un nuevo ventarrón del oeste. Cuando,a partir de mayo de 1998, la situación se invirtió hacia una La Niña mode-rada, nadie pudo decir si esto correspondía al esquema del oscilador atra-sado después de un último golpe de viento del oeste.

Con el riesgo de que el próximo episodio lo desmienta, El Niño, o almenos la aparición de anomalías de temperatura de superficie que lo carac-terizan, y su evolución, puede preverse con varios meses de anticipacióngracias a los modelos numéricos que acoplan océano y atmósfera y a lasobservaciones in situ que permiten recalibrar regularmente los modelosrespecto del océano real. No obstante, esto no responde a la expectativa deuna previsión sobre la amplitud de las perturbaciones climáticas que afec-tarán tal o cual parte del mundo. Las relaciones estadísticas entre los índicesde ENSO y el tiempo que hará en las regiones tropicales no son suficien-temente poderosas como para hacer de ellas instrumentos de previsiónoperacionales. Los ejemplos del noreste brasileño y del monzón índico noshan dado una buena lección al respecto. De esta manera, en lo que se rela-ciona con los índices de la oscilación austral y de la temperatura de la super-ficie del océano, los eventos de 1982-1983 y de 1997-1998 son de unaimportancia comparable, aunque no tuvieron las mismas consecuencias.

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En 1997-1998 Australia experimentó efectivamente un déficit pluviomé-trico, pero nada comparable con la severa sequía de 1982-1983. El monzónen la India, por su parte, fue prácticamente normal durante el verano de1997. Inversamente, en Kenya y en el sur de Somalia se produjeron deoctubre de 1997 a enero de 1998 las más abundantes lluvias desde por lomenos 1961.

La perspectiva de una previsión de las variaciones climáticas regio-nales ligadas a ENSO, hecha a partir de índices simples como la presiónatmosférica o la temperatura de la superficie del océano, corresponde auna idealización del fenómeno que “dicta” la variabilidad climática sin queningún elemento del resto del sistema climático lo perturbe. Esta ideadebe abandonarse. El Niño y La Niña deben acomodarse a la irremediablecomplejidad del sistema climático, que no puede reducirse a algunas pocasrecetas simples ni ser descrito a partir de algunos índices, por muy inte-gradores que sean. Para predecir los impactos climáticos no hay otra solu-ción que la de recurrir a los modelos que acoplan el océano y la atmósferay que han permitido, retroactivamente, prever el evento de 1997-1998con algunos meses de anticipación, y que, además, están siendo probadosactualmente para la previsión de la variabilidad del clima en cualquieraregión del mundo. Estos modelos minimizan la importancia de ENSO,cuya única singularidad reside en que la amplitud de la variabilidad esparticularmente acentuada y que puede, por lo tanto, preverse más fácil-mente en las regiones tropicales que en el resto del mundo. Resultaentonces impropio hablar de las “consecuencias “ del Niño, en la medidaque él mismo es el resultado de esta variabilidad, que, como el monzón,no determina. Todos estos eventos son interactivos y el índice de oscila-ción austral es un indicador de la variabilidad del conjunto del sistemaclimático. Frente a esta complejidad, hablar de los mecanismos quegeneran El Niño es una comodidad que nos permite, en una cronologíade eventos, detectar los índices anunciadores. Esto no prohibe sinembargo la previsión, ya que los modelos son ellos mismos construc-ciones dinámicas que simulan la evolución de la pareja océano-atmósferaa partir de una situación inicial a la cual aplican las leyes de la dinámicade fluidos para determinar los estados siguientes. Para funcionar, no tienennecesidad de cadenas causales explícitas.

En conclusión, la previsión de ENSO con algunos meses de anticipa-ción es realista, pero, en razón de las múltiples interacciones y de su carácter

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altamente caótico, esta predictibilidad no puede ir más allá de un ciclo. Laprevisión de las variaciones climáticas sigue siendo embrionaria y dependedel mejoramiento de los modelos. Pero estos modelos son inútiles si noestán alimentados por datos de observación del mundo real. Si bien existensistemas operacionales de observación de la atmósfera para la previsiónmeteorológica, nada comparable existe para el océano, pieza maestra en laescala de tiempo de las variaciones climáticas. Las redes experimentales deobservación (TOGA) han demostrado su eficacia y los satélites de obser-vación como Topex/Poseidon han dado pruebas de sus cualidades. Es nece-sario ahora darles una continuidad operacional, sin la cual no podremosjamás pretender contar con una previsión climática. Es verdad que llevara cabo observaciones oceánicas permanentes in situ no es tarea simple. Enel caso de la atmósfera es más fácil, porque los principales parámetrosnecesarios a las previsiones (temperatura, presión, humedad, viento) sonmedidos en plataformas estables como los continentes y las islas. Parapenetrar el océano y realizar las medidas necesarias (temperatura, sali-nidad, corrientes) se requieren plataformas muy variadas: barcos, boyas coninstrumentos, dispositivos automáticos, flotadores derivantes en la super-ficie y en las capas más profundas, capaces de transmitir las informacionespor satélite, etc. Dado el costo de estas instalaciones y de su reemplazo ymantenimiento en un medio hostil como es el océano, pasar a la faseoperacional implica disponer de medios a otra escala. Es precisamente esolo que pretende la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y laComisión Oceanográfica Intergubernamental (COI), que se esfuerzan enconvencer a los Estados Miembros sobre la necesidad de crear un SistemaMundial de Observación de los Océanos (GOOS).

LAS IRREGULARIDADES DEL NIÑO

Existen dos causas principales de irregularidad que hacen de ENSO unfenómeno oscilatorio rebelde a toda tentativa de normalización: el ciclo delas variaciones estacionales y el ruido de fondo atmosférico. La versióncanónica de ENSO traza el desarrollo de un evento El Niño en el ciclo esta-cional. El oscilador atrasado produce un modo de oscilación propio alPacífico ecuatorial en dónde, una vez desencadenado, su desarrollo es inde-pendiente del ciclo estacional. Las observaciones del programa TOGAdemuestran, sin embargo que, ni la sumisión al ciclo estacional, ni la inde-pendencia total respecto a él corresponden con la realidad.

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Es verdad que el desarrollo de ENSO depende de las variacionesestacionales, lo que explica en parte su comportamiento caótico y limitasu predictibilidad. En el análisis precedente de ENSO, fenómeno pluria-nual de gran amplitud, hemos descuidado las variaciones estacionales porser demasiado leves en la banda ecuatorial. La diferencia de temperaturade superficie entre un evento cálido y uno frío sobrepasa a veces en elPacífico los 6°C, mientras que esta diferencia es, en circunstancias habi-tuales, inferior a 2°C en un ciclo anual “normal”. Incluso cuando estánocultas en períodos extremos (El Niño, La Niña), estas variaciones semantienen.

En el invierno y en la primavera del hemisferio norte, los alisios dismi-nuyen a lo largo del ecuador, la intensidad del afloramiento ecuatorialdisminuye también y la temperatura de superficie, agente del acoplamientoentre el océano y la atmósfera, y motor de ENSO, aumenta. Lo contrariose produce en la estación opuesta. De esta manera, el ciclo estacionalmodula a ENSO y puede incluso destabilizarlo y hacer su evolucióncaótica.

El diferente tiempo de reacción de los dos componentes del sistemaclimático también juega un rol. A escalas meteorológicas, la atmósfera escasi indiferente al océano. Lo contrario no es cierto, sin embargo, y elocéano, que maneja variaciones a escalas climáticas, no es indiferente a lasfluctuaciones de la atmósfera a escalas meteorológicas más cortas. Estas sonlas fluctuaciones calificadas de “ruido”, como el ruido de fondo que en unaasamblea un poco agitada el orador debe dominar. En un período sufi-cientemente largo, el ruido atmosférico parece aleatorio. Puede, sinembargo, devenir suficientemente fuerte para poder transmitir al océanouna señal que se propaga en forma de ondas y desencadenar un evento ElNiño, o perturbar su evolución. Así sucede con aquellos ventarrones deloeste que aparecen a veces al oeste del Pacífico ecuatorial y que se hanpropuesto como iniciadores del Niño y que, habiéndose repetido en 1996-1997, contribuyeron a la originalidad del fenómeno.

El propio efecto del ruido atmosférico varía con las estaciones, y losventarrones de oeste tienen por su parte más posibilidades de desenca-denar un ENSO en un momento del ciclo estacional que en otro. Estasdos fuentes de irregularidad están por lo tanto ligadas, lo cual refuerza lano-linearidad del sistema y el riesgo de una evolución caótica menospredecible.

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EL PASADO Y LA PREVISIÓN A LARGO PLAZO

Las temperaturas de superficie del Pacífico ecuatorial fueron particular-mente elevadas en el decenio 1980-1990. Correlativamente, los valoresnegativos del índice de oscilación austral dominaron durante el mismoperíodo. Calculadas durante el período 1950-1988, las anomalías delíndice de oscilación austral fueron negativas durante 36% del tiempo entre1950 y 1975 y un 62% del tiempo de ahí en adelante. La magnitud de loseventos de 1982-1983 y de 1997-1998, así como la duración anormal delevento de 1991-1995, constituyen signos incontestables de un cambio derégimen, ya notado con el paso de la versión canónica característica delperíodo 1945-1975 a la variabilidad de las situaciones ulteriores. ¿Es ésteel signo de una variabilidad decenal normal o bien debemos ver en él lamarca del aumento del efecto de invernadero y del calentamiento globalque se observa desde hace un centenar de años, con una elevación detemperatura del orden de los 0.6°C? Este calentamiento tuvo una pausaentre 1940 y 1975, para retomar su curso y de manera continua poste-riormente (0.3°C desde 1975). ¿Se trata de una pura coincidencia? Algunosafirman que la elevación de la temperatura del aire sería inducida por elcalentamiento del océano, provocado por el cambio de régimen. Otros, ala inversa, ven este cambio de régimen como una consecuencia del cambioglobal. La cuestión no está resuelta y no puede resolverse si no se conocela variabilidad de ENSO a escala decenal. Solo el análisis de la historia deENSO en el curso de los siglos pasados puede aclararnos. Ahora bien, estareconstitución es ardua y difícil, incluso contando actualmente con trestipos de información:

➝ las medidas directas de los parámetros característicos (presión atmosférica,temperatura de la superficie, precipitaciones) o “medidas instrumentales”;

➝ una evaluación indirecta de estos parámetros a partir de las propiedades delentorno, cuya evolución o crecimiento dependen de las propiedadesclimáticas locales: corales, árboles, glaciares que registran esta variabilidadclimática;

➝ las informaciones documentales dejadas por quienes fueron testigos,víctimas o a veces beneficiarios de estos fenómenos.William Quinn elaboró la primera cronología completa, utilizando infor-maciones acumuladas desde la llegada de los españoles a América del Sur.Con sus colaboradores, Quinn publicó en 1992 una cronología de loseventos El Niño desde 1497, clasificados según su intensidad: moderada,

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fuerte, muy fuerte. Lograron así registrar 124 eventos hasta 1987, es decir,aproximadamente un evento cada cuatro años. Posteriormente seampliaron estas observaciones con información pasada que llegaba altiempo de la conquista árabe en 622, usando análisis de las crecidas anualesdel Nilo, registradas en El Cairo y presuponiendo que estas crecidas estabanampliamente determinadas por el Nilo Azul y el río Atbara que venían delos montes de Etiopía, ambos dependientes de los flujos del monzón y, porlo tanto, de la oscilación austral.

Gracias a esta reconstrucción, El Niño se mezcla ya en las peripeciasmás o menos anecdóticas de las conquistas españolas. Por ejemplo, bajardesde Panamá hasta Lima no era un asunto fácil, a causa del viento y de lascorrientes contrarias. Se necesitaban varios meses, incluso más de un año.En todo caso, la duración del trayecto había de alguna manera dejado unafuerte impresión, como testimonia el informe de un capitán de navío quese embarca en 1748 en Paita con su jóven esposa con destino al Callao,donde llega padre de un niño nacido durante el viaje y que, además, yasabía leer… Es posible que la extensión del viaje se explique más porrazones comerciales que meteorológicas, ya que a veces era muy rápido. Elpadre Ruiz Portillo puso apenas 26 días para ir de Panamá a Lima en1568, aprovechando los vientos que, de manera inhabitual, soplaban haciael sur. William Quinn clasifica precisamente ese año como un períodofuerte del Niño. Encontramos también huellas de ENSO en las peripeciasde los galeones españoles que, tras un encuentro con naves procedentes deCalifornia y Perú, desplegaban velas de Acapulco a Manila empujadas porlos alisios.

El viaje de regreso se efectuaba por latitudes templadas, dondedominan vientos y corrientes del oeste. Los archivos del puerto de SanFrancisco revelan, sin embargo, que ciertos viajes terminaban en catástrofe:un galeón que venía de Lima podía de pronto toparse con un tiemponublado y una corriente cálida del norte (El Niño) y así faltar a su cita.Otros navegantes, en lugar de beneficiarse de los alisios, debían afrontarvientos del oeste, contrarios. Los víveres escaseaban y las tripulaciones erandiezmadas por el escorbuto. Alexandre von Humboldt cuenta la malaven-tura de un capitán de galeón, Don Josef Arosbide que, preocupado porevitar las emboscadas de los corsarios británicos, intenta navegar por la rutadirecta de Manila al Callao. La suerte lo acompañó de tal modo que notuvo que luchar contra los alisios, que habían sido remplazados por vientos

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más suaves pero favorables; el viaje lo realizó en noventa días gracias alNiño, el de 1791, que fuera calificado como fuerte por Quinn.Desafortunadamente, el mismo Arosbide quiso renovar la hazaña en el viajesiguiente, pero, después de luchar en vano contra los alisios, se vió obligadoa subir hacia el norte para retomar la ruta normal. Sin víveres, abandonaen el puerto de San Blas, donde muere de fatiga y de pena.

Para la historia, la pregunta siguiente es más importante: ¿tuvoFrancisco Pizarro al Niño como aliado? Es lo que piensa Quinn a la lecturadel informe de Francisco Xeres, Secretario de Pizarro durante la expediciónde 1531-1532, que lo conduciría a la conquista del imperio inca, y a lamuerte de su jefe, Atahualpa. Primeramente, Quinn nota que, habiendopartido de Panamá en enero de 1531, Pizarro llega a San Mateo, cerca delecuador, en trece días, mientras que el viaje precedente había durado dosaños… Habiendo partido de San Miguel de Piura, al norte del Perú enseptiembre de 1532, llega a Cajamarca, donde preparó la emboscada aAtahualpa en noviembre de 1532, luego de haber atravesado sin dificultaduna región de ríos crecidos, fenómeno inhabitual en esa estación. Estaversión romanesca ha sido refutada a partir del análisis crítico de los textosoriginales y de una reconstitución más exacta de las referencias geográficas.Luc Ortlieb concluye en 1999: no, no hubo El Niño en 1531-1532. Sihemos insistido en este ejemplo, es porque ilustra la dificultad de recons-truir una cronología fiable de eventos climáticos a partir de documentossalpicados de la subjetividad del autor y del propio lector. Ortlieb pone asíen duda la cronología de Quinn, de la cual excluye 25 eventos e introduceotros 7. Es difícil en estas condiciones llevar a cabo un estudio fiable de lavariabilidad del Niño a través de la historia.

¿Puede esperarse algo mejor de métodos científicos más rigurosos quepermiten una evaluación indirecta de los parámetros climáticos? Cadaanillo de crecimiento de los árboles representa un año, la evaluación de suedad es evidente y permite remontar el tiempo de la periferia hacia elcentro. Ciertas coníferas del oeste de los Estados Unidos permiten asíremontar 300 a 400 años; se puede incluso remontar hasta 1.000 años conlos árboles muertos, gracias a la arqueología. El crecimiento anual es repre-sentativo de las condiciones climáticas locales; éste aumenta con la tempe-ratura y la humedad. Se puede por lo tanto analizar el grosor de los anillosy obtener informaciones sobre las variaciones climáticas anuales durante lavida del árbol. Esta dendrocronología es aún más sensible cuando las varia-

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ciones climáticas son más contrastadas, como es el caso en las zonas semi-áridas. Estos estudios han sido realizados sobre todo en el suroeste de losEstados Unidos y en el norte de México, zonas ligadas a ENSO por tele-conexión.

Los corales permiten también un estudio comparable, puesto que suesqueleto calcáreo comporta estrías de crecimiento que permiten remontarel tiempo en centenares de años, e incluso a veces con una resolución esta-cional. La presencia de ciertos elementos químicos del esqueleto o sucomposición isotópica dependen de la temperatura del mar, de las preci-pitaciones y de la productividad. Los análisis químicos e isotópicos de loscorales permiten así una reconstitución del medio que los acoje. Las islasy los atolones del Pacífico, de las Galápagos a Indonesia, permiten jalonarel Pacífico ecuatorial, dominio de ENSO. Se ha podido confirmar que lasvariaciones de temperatura de superficie al este no eran más que parcial-mente representativas de ENSO. En otras palabras, El Niño original, talcomo se manifiesta en las costas sudamericanas, no es completamenterepresentativo de ENSO. Las anomalías significativas de temperatura desuperficie al oeste y del índice de oscilación austral no siempre guardan rela-ción con datos térmicos en las costas americanas del Pacífico.

Los glaciares, por su parte, constituyen un tercer archivo. Las preci-pitaciones crean en ellos un nuevo estrato cada año, cuyas propiedades(grosor, contenido de partículas, composición isotópica del oxígeno) sonigualmente características de las condiciones climáticas presentes en elmomento de la formación de cada capa. Muestras cilíndricas de casi 200metros extraídas de los glaciares de los Andes, sometidos a la influenciaconjunta del Pacífico y del Atlántico, cuentan la historia del clima desdehace 1.500 años.

El conjunto de estas informaciones, más la historia de la crecidas delNilo, ofrecen una cantidad preciosa de archivos climáticos, aunque esdifícil interpretarlos si se desea utilizarlos cuantitativamente para evaluar lavariabilidad de un fenómeno climático como El Niño. Las dificultades sonmúltiples y comunes a estos diferentes tipos de registros. Primero, se ha depasar de los archivos a los parámetros climáticos (temperatura, precipita-ciones), lo cual implica establecer una relación sólida entre los primeros ylos segundos. Ahora bien, esta relación, que traduce los procesos físicos,químicos y biológicos, no es ni simple ni inequívoca: diversos estadosclimáticos diferentes pueden dejar la misma huella en los archivos. Además,

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es necesario realizar marcas comparando los datos de los archivos con lasmedidas instrumentales de los parámetros climáticos que les sean contem-poráneos. Este marcado se puede llevar a cabo solamente para períodosrecientes (después de 1850), para lo cuales existen tales medidas. Por otraparte, cada archivo tiene una significación esencialmente local y se ha deestar seguro que todavía representa cabalmente el clima regional respectodel presente. Por último, y suponiendo que los problemas evocados sepuedan resolver, un archivo determinado cuenta su propia versión de lavariabilidad local del clima y revela una faceta particular, aunque incom-pleta de ENSO. Las marcas, por su parte, plantean implicitamente la hipó-tesis de que las relaciones entre ENSO y los climas locales son constantes.Sabemos que este no es el caso y que ese es precisamente uno de losaspectos de la variabilidad de ENSO que deseamos conocer. Existe por lotanto una cierta contradicción entre la hipótesis de base que implica unacierta constancia de los fenómenos y el objetivo, o sea, determinar su varia-bilidad. Es por eso que las conclusiones de estos estudios son general-mente prudentes. Así, de un análisis comparativo de informaciones dedocumentos históricos, de los resultados de la dendrocronología en Méxicoy Nuevo México y de los análisis de una muestra cilíndrica extraída delglaciar de Quelcaya en los Andes peruanos, Joël Michaelsen y LonnieThompson se contentaron de concluir que, desde 1600, es posible que lavariabilidad de ENSO no haya casi cambiado y que existe una ciertaevidencia de períodos de fuerte actividad de ENSO, a principios de lossiglos XVIII y XX, y de menor actividad a principios del siglo XIX. Paraprogresar hemos de encontrar cómo sintetizar los diferentes registros afinde restituir en su totalidad la complejidad de ENSO. No hemos avanzadolo suficiente como para explicar la variabilidad de ENSO y deducir si latendencia actual, es decir la acentuación de los episodios El Niño, resultade un calentaminto global. Menos aún, estamos en condiciones de jugar alos profetas extrapolando su evolución.

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7

LA DIFICULTAD DEL ENFOQUE SOCIOECONÓMICO

Trataremos aquí sobre las consecuencias socioeconómicas de las perturba-ciones climáticas que están incontestablemente asociadas con la variabi-lidad interanual del Pacífico. Para determinar objetivamente estasconsecuencias, y su costo, habría que establecer un balance global de costosy beneficios que corresponde a esta anomalía climática y definir la“anomalía económica” en relación a una norma, tal como se ha hecho paralos parámetros climáticos. En efecto, la excesiva atención que la prensaotorga al Niño conduce a atribuirle las consecuencias nefastas de un buennúmero de anomalías climáticas. Sin embargo, existen también “anomalíaseconómicas positivas” derivadas del Niño, como por ejemplo la clemenciadel clima y las lluvias que caen en las costas de América del Sur, favore-ciendo la vegetación (crecen flores en el desierto de Atacama…), la dismi-nución de la actividad ciclónica en Nueva Guinea, en las Filipinas, enJapón, así como en la zona del golfo de México, la clemencia del climainvernal en América del Norte, etc. Pero esta visión objetiva es utópica pordiversas razones. Nadie puede o tiene interés de contabilizar los efectosbenéficos de las variaciones climáticas. Recordemos el conocido principiode la prensa, según el cual las buenas noticias no siempre son “útiles”.Además, las poblaciones que sufren los daños no se benefician al mismotiempo de los efectos positivos. Por último, las compañías de seguros,

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fuentes de información interesantes, sólo contabilizan las catástrofes. Elexamen de las consecuencias de la variabilidad climática a través del únicoprisma de las catástrofes, más allá del interés periodístico que representa,corresponde en sí a una realidad económica. Pero se ha de tener cuidadode no confundir los costos engendrados por estas catástrofes con las reper-cusiones económicas reales globales de la variabilidad del clima.

Una dificultad adicional del enfoque económico es que, en efecto, losbalances consideran solamente los costos de reemplazo de lo destruido operdido. Estos costos son por lo tanto incomparablemente más elevados enlos países industrializados que en los países en desarrollo, y no reflejan,consecuentemente, la totalidad de los perjuicios.

Para poder aprovechar la información fiable de la que se disponeactualmente, nosotros también hemos debido en parte practicar esteenfoque de “catástrofes naturales”. En este aspecto, el riesgo y su costodependen de dos factores: el fenómeno en sí, más o menos intenso (elriesgo), y la vulnerabilidad, es decir el grado de fragilidad de las infraes-tructuras y de las organizaciones económicas y sociales existentes donde seproduce la catástrofe. Así, se puede constatar que un terremoto de la mismaintensidad produce pocas víctimas en California pero miles en El Cairo oen Armenia. Cuando la catástrofe ocurre, su costo es automáticamenteimputado al riesgo, y se olvida la vulnerabilidad. Entre los numerososejemplos se pueden citar las construcciones en zona inundable arrasadas ala primera crecida, o las prácticas forestales y agrícolas en Indonesia quefavorecen los incendios cuando la sequía debida al Niño los atiza. Hay porlo tanto que cuidarse de concluir que el aumento del costo de las catástrofesnaturales corresponde a un incremento de su frecuencia y de su intensidad.

EL NIÑO, EL PACÍFICO Y SUS CERCANÍAS

Ciertos eventos climáticos planetarios son sistemáticamente asociados conel Niño (ver figura G en p. 84) porque están directamente ligados a modi-ficaciones de la circulación atmosférica del Pacífico, a saber:

➝ sequía y ola de calor al oeste del Pacífico intertropical, cuando a menudo estaregión recibe fuertes precipitaciones. Se trata del “continente marino”(Indonesia, Malasia, Nueva-Guinea) y de Australia oriental (el norte delestado de Victoria y las ciudades de Melbourne y Sydney, el estado deQueensland, el estado de Nueva Gales del Sur, región de producciónagrícola importante, y una parte de los Territorios del Norte);

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➝ calor y copiosas precipitaciones que producen inundaciones en las zonascosteras de América del Sur, generalmente secas, incluso áridas (sobre todoen el Perú y en Ecuador, y también en la parte amazónica de Bolivia, en lacosta pacífica de Colombia y en el norte de Chile);

➝ actividad ciclónica que se desplaza del oeste de la cuenca pacífica hacia eltriángulo Hawaii-Polinesia-Islas Cook, que está a menudo al abrigo deellos, así como una mayor frecuencia de ciclones originarios del Pacíficoque afectan a América Central, especialmente a México.El continente marino, zona generalmente de ascendencia del aire y de lasprecipitaciones que a ello se asocian, sufre sequía durante El Niño. Enfebrero de 1983, El Niño reforzó un período de sequía en el sudeste austra-liano, produciendo incendios de matorral. Una enorme nube de polvocubrió la ciudad de Melbourne. “Llegó silenciosamente y, de pronto,unaoscuridad invadió la ciudad; algunos creían que era el fin del mundo. Laatmósfera inmediata estaba perfectamente calma y la terrible nube depolvo, de 1.000 metros de altura y de medio millón de toneladas de polvo,duró más de media hora: Melbourne no respiraba más.” En 1997-1998,nada equivalente sucedió en esta parte de Australia. Esta misma sequíaafecta también a Indonesia, facilitando el avance de incendios e incidiendoen la agricultura. En 1983, esta sequía llegó justamente en el momento enque este país lograba la autosuficiencia alimentaria y comenzaba incluso aexportar arroz. El ejemplo indonesio ilustra muy bien la idea citada másarriba de que una catástrofe nace de la conjunción de riesgos naturales y delas inconsecuencias humanas. La sequía extrema que conoció Indonesia enel otoño de 1997 y en la primavera de 1998 explica la amplitud de losincendios de bosques y turba que envenenaron el aire de una parte delsudeste Asiático, de Malasia, de Filipinas, pasando por Singapur eIndonesia misma. Pero nunca se hubiesen quemado 2 millones de hectá-reas de bosques si no fuera por la anarquía que reinaba en la explotaciónforestal. Las grandes compañías forestales abren con bulldozers verdaderas“avenidas” para las llamas e incendian parcelas para plantar copra, queproduce un aceite muy apreciado.

Sobre la otra ribera del Pacífico, la posición particularmente baja dela ZCIT durante El Niño acentuó las precipitaciones en Ecuador, Perú yen los países vecinos. Lluvias incesantes llegaban a veces a niveles de 15centímetros por día, provocando inundaciones y avalanchas de barro enel Perú. El 15 de febrero de 1998, el río Piura, ya destacado en 1891(ver

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capítulo 2.1), se desbordó, saturando la tierra circundante. “De repente,nos vimos rodeados por todas partes. Entonces, mi casa se derrumbócompletamente”, declaraba Ipanaqué Silva, campesino del pueblo deChato Chico. Las aguas de la inundación pasaron al desierto costero deSechura, formando un lago de 160 kilómetros por 40 y con una profun-didad de 3 metros, el segundo en importancia en el Perú… (ver figura Len p. 88) Estos episodios húmedos afectaron también a una parte deAmérica del Sur en Uruguay, Paraguay y Argentina. A la inversa, toda laAmérica Central sufrió de un período de sequía.

Bolivia y Colombia, que se encuentran en una posición intermediariaentre estas áreas climáticas experimentan efectos mixtos. En Bolivia, lastierras altas y sus valles son afectados por la sequía durante la primeracosecha de cereales, mientras que intensas precipitaciones se abaten en lasáreas amazónicas. En Colombia, calor y sequía persistentes afectan el noro-este de los Andes, lo cual acarrea incendios forestales y un racionamientode energía hidroeléctrica. Al mismo tiempo, algunas regiones de la costa delPacífico y, en el interior, las provincias de Caqueta y Putumayo sufrenintensas lluvias e inundaciones.

EL NIÑO, ESTRELLA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La erupción del volcán mexicano El Chichón en 1982, el episodio ElNiño de 1982-1983, la catástrofe nuclear de Tchernobyl en 1986 handemostrado, en pocos años, que los fenómenos naturales o los causados porintervención humana no conocen fronteras. La nube radioactiva deTchernobyl tuvo consecuencias en Europa, las cenizas de la erupción delChichón, como las del Agung indonesio en 1963 o del Pinatubo filipinoen 1991, provocaron un descenso de un cuarto de grado de la temperaturamedia del planeta porque redujeron el flujo solar sobre los océanos y loscontinentes.

Recientemente, la atención periodística se ha focalizado en la parejaEl Niño-La Niña, sobre todo cuando, en algunos casos, la política tambiénentra en el debate. En el Perú por ejemplo, los opositores del presidenteAlberto Fujimori le reprochan utilizar este cataclismo para ganar puntos depopularidad (ver figura L en p. 88). El año 1997 fue en California el mejoraño en términos de calidad del aire. Este hecho es interpretado de diferentesmaneras. Para el San Francisco Chronicle, se debe a que El Niño permitióun verano fresco y ventoso, evitando la formación de neblina. La visión del

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Mercury News difiere; sin negar el efecto benéfico del Niño, este diario delSilicon Valley pone el acento en los esfuerzos desplegados por el gobiernodel estado para reducir la contaminación, especialmente el uso de un nuevocombustible. Los títulos de la prensa que se citan a continuación muestranque estos eventos se asocian con la idea de catástrofe, y que a menudo losefectos benéficos son omitidos:

• Los climatólogos comprenden mejor el ‘enfant terrible’ del Pacífico (Le Monde)

• Lluvias locas en los trópicos (Le Nouvel Observateur)• ¿Hasta dónde irá El Niño? (VSD)• El calamitoso retorno de “El Niño Jesús” (Le Figaro)• El Niño ha provocado una de las más grandes catástrofes naturales del siglo

(Le Monde)• El Niño atiza el fuego de Asia (Libération)• El Niño incendia el Pacífico (Le Point)• Después del Niño, La Niña. Los gemelos temibles del clima (Sciences &

Avenir)• Enfermedades transmisibles podrían desarrollarse en el Pacífico

(Le Quotidien du Médecin)• El Niño, la corriente díscola que desarregla el clima (Science & Vie)• El Niño, La Niña: el ciclo vicioso de la Naturaleza (National Geographic)

Internet permitió seguir día a día la aventura de 1997-1998. El apogeo delíndice de oscilación austral, alcanzado en febrero de 1998, corresponde aun máximo de 120 artículos en Internet en un mes. La evolución delepisodio cálido también se subraya en los títulos, que muestran, asímismo,un anuncio demasiado precoz del fin del Niño:

• El Niño incuba en el Pacífico tropical (ENN, 18 de junio)• Prepárese para el infierno del Niño (ABC News, 14 de octubre)• ¿Se desvanece El Niño? (CNN, 9 de diciembre)• El Niño no irá más lejos (MSNBC, 14 de enero)• El Niño culminará en las próximas semanas (The Irish Times, 4 de febrero)• Continúa su progreso (ABC News, 1° de marzo)• El Niño perdura como una fiebre ligera (San José Mercury News, 3 de

mayo)• Adiós El Niño, hola La Niña (Los Angeles Times, 27 de junio)

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CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y HUMANAS

En su obra consagrada a los impactos del Niño sobre el clima y la sociedad,Michel Glantz entrevista a algunos científicos, entre los cuales se encuentraCésar Caviedes, oriundo de Valparaíso. Su primer recuerdo del Niño es elestado de salud catastrófico de miles de aves marinas privadas de alimentodurante el episodio de 1957. Sólamente un puñado de iniciados relacio-naban entonces esta situación con una anomalía oceánica frente a las costasdel Perú. Para Caviedes, quién más tarde será oceanógrafo, El Niño signi-fica: variaciones de la temperatura de superficie, anomalías de la pluvio-sidad, reducción o aumento de los campos de presión, índice de laoscilación austral, teleconexión, etc., sin olvidar los impactos humanos delfenómeno, que afecta a los más defavorecidos: pescadores y acuacultores delPerú, poblaciones rurales de los sertaos o zonas semi-áridas del norestebrasileño, ganaderos de llamas del Altiplano, agricultores y ribereños delParaná, pastores del África subsahariana o de la lejana Australia.

L Á G R I M A S P O R L A S A N C H O V E T A S D E L P E R Ú

La pesca de anchovetas y El NiñoEn términos de impacto climático, los episodios El Niño se suceden perono se parecen. Lo mismo sucede con la pesca de la anchoveta (ver figura7.1), cuya baja espectacular después del evento de 1972-1973 originó la“diabolización” del fenómeno. Efectivamente, la captura se desplomó desdemás de 10 millones de toneladas en 1973 (casi el cuarto de la pescamundial) a un millón y medio en 1973. El Niño fue designado culpable,no sin argumentos, por cierto, ya que atenúa o detiene el afloramientocostero, fuente de alimentación de las anchovetas. No obstante, no todo estan simple y cabe detenerse en los detalles de la cadena trófica paracomprender mejor.

Cuando el ser humano pasa de la caza y la recolección a la agriculturay a la ganadería, se interesa solamente en los vegetales o en los animalesherbívoros. Todo eslabón suplementario de la cadena trófica representa, enefecto, una pérdida del 90 % de la materia orgánica: una tonelada deforraje produce 100 kilos de carne, etc. La pesca se practica esencialmenteen busca de proteinas marinas, y la acuacultura es todavía marginal. Unabuena parte de las especies que se capturan se sitúa en el tercero o en elcuarto nivel trófico. Por ejemplo, el atún se alimenta de pequeños peces que

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han consumido zooplancton, este último a su vez alimentado de planctonvegetal. En las regiones de afloramiento, los peces pelágicos, planctófagos,dominan. A diferencia de las sardinas, que consumen exclusivamente elzooplancton, las anchovetas se alimentan, al menos en su fase juvenil,directamente del fitoplancton, de allí el elevado rendimiento de la redtrófica peruana.

En el afloramiento del Perú se producen en un año cerca de 27 tone-ladas de anchovetas por kilómetro cuadrado. Esta eficiencia presenta unincoveniente mayor: una sensibilidad extrema de la cadena trófica a las fluc-tuaciones del entorno. Cuando el aporte de nitratos y de fosfatos se detiene,la producción primaria y luego la de los peces que se alimentan parcial-mente de fitoplancton, como la anchoveta, cae considerablemente. Otrasespecies, como la sardina, toman su lugar, de allí la disminución del rendi-miento. El ecosistema de las costas peruanas produce en este caso apenasuna tonelada de pescado por kilómetro cuadrado. De aproximadamente 4millones de toneladas entre 1974 y 1976, la captura bajó a un millón ymedio hasta 1985. Después de esta fecha, volvió el crecimiento y se alcan-zaron cifras comparables al período anterior a 1972 (cerca de 10 millonesde toneladas en 1994), a pesar de los episodios cálidos de 1986-1987 y de1992-1995. Incluso El Niño del siglo (1982-1983), que en 1984 indujouna reducción de la captura a su mínimo (23.000 toneladas solamente), nopudo impedir, dos años más tarde, el aumento de la pesca a 3,5 millonesde toneladas.

La pesca y las fluctuaciones a largo plazo¿Y si acaso El Niño no fuera más que un epifenómeno que se injerta a unavariabilidad a más largo plazo reforzando o limitando sus efectos? Volvemosa la misma interrogación que nos hacíamos antes a propósito de las inte-racciones entre las diferentes escalas de variabilidad y, particularmente, lainfluencia de las variaciones decenales sobre la extraña variabilidad delNiño. Este fenómeno, relativamente constante en los años 1945 hastamediados de los años 70 (la versión canónica), se transforma después enalgo mucho más caótico. Es tentador relacionar el estancamiento delvolumen de las capturas de anchovetas de mediados de los años 70 a prin-cipios de los años 90 a este cambio de régimen de ENSO que, durante elmismo período, conoció una predominancia de anomalías negativas delíndice de oscilación austral (ver capítulo 6). Es esto lo que hacen Eleuterio

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Índice El Niño Anchovetas Sardinas

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Capturas anuales (millones de toneladas)

Norte de ChilePerú

Figura 7.1Efectos del Niño sobre la pesca de la anchoveta y de la sardina en las costas de América del Sur La muerte de bandadas de aves marinas que se alimentan de anchovetas constituye la imagen mítica del Niño. La bajaespectacular de las capturas después del evento de 1972-1973ha confirmado esta idea, científicamente fundada, porquedurante un episodio cálido el afloramiento fertilizante disminuye, y hasta se detiene, lo cual afecta efectivamente la cadena trófica.La evolución comparada del índice El Niño y de las capturas de anchovetas (Engraulis ringens) y de sardinas (Sardinops sagax) de 1950 a 1992 muestra, sin embargo, que este cuadro necesita ser matizado. En efecto, la pescadepende también de las variaciones a largo plazo del ecosistema, de la intensidad de la actividad pesquera y de losprogresos espectaculares de las técnicas de captura. La anchoveta, cuya población juvenil consume directamente el fitoplancton, abunda con una activación del afloramiento. La captura de la sardina, por el contrario, consumidora exclusiva de zooplancton, es óptima cuando las aguas sonmenos frías. Si bien El Niño penaliza la pesca, supone por otrolado un aumento de la biodiversidad con la aparición de nuevas especies tropicales. Se observa igualmente uninterés creciente por la captura de la sardina en el Perú, pero sobre todo en Chile, donde hacia 1985 alcanzó un volumen de 8 millones de toneladas/año.

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Yañes y sus colaboradores que observan, durante el mismo período, un levecalentamiento de la temperatura en las costas del Perú y del norte de Chiley un aumento importante de las capturas de sardinas. De menos de 100 miltoneladas anuales hasta 1975, las capturas de sardinas en el Perú pasan amás de un millón de toneladas a partir de 1978, para sobrepasar los 3millones entre 1988 y 1991. Resulta notable que en 1984, luego del Niñode 1982-1983, en un momento en que las capturas de anchovetas alcan-zaban su mínimo (25.000 mil toneladas), las de las sardinas se duplicabanpara llegar a casi 3 millones de toneladas.

Es perfectamente lógico hablar de una competencia entre la ancho-veta, favorecida por una activación de los afloramientos de aguas frías, y deespecies, principalmente la sardina, cuya presencia es óptima cuando lasaguas son más cálidas y el afloramiento menos intenso. Para la pesca indus-trial, sin embargo, el resultado, evidentemente, no es idéntico, puesto quelos períodos “fríos” con predominio de anchovetas son económicamentemucho más rentables que los de la sardina y de otras especies más elevadasen el rango trófico. De esta manera, el afloramiento costero de Perú-Chiledepende ampliamente de las fluctuaciones climáticas a escalas decenales, yes necesario tomar esto en cuenta para comprender el impacto real delNiño sobre la pesca.

Durante un período “frío” el ecosistema es más rentable puesto que lacadena trófica es corta. El reverso de la medalla es que estos períodos sonmucho más frágiles porque prácticamente monoespecíficos. Cuando ElNiño aparece, las anchovetas se ven obligadas a encontrar un biotopo másfavorable, huyendo de la invasión de aguas cálidas o bien sumergiéndosehacia aguas más frías. En todo los casos, escapan a las redes pesqueras y lascapturas se desploman. Por otra parte, el agotamiento del afloramiento creacondiciones delicadas para el desarrollo de larvas y de juveniles; el volúmende pesca disminuye y, por un tiempo, también las reservas. Las conse-cuencias económicas no son desdeñables, pero la situación se restablecebastante rápidamente. Miguel Carranza, por su parte, ha notado que desde1998, en el período post-El Niño, se ha constatado una población notablede jóvenes anchovetas, prueba de la velocidad a la cual el sistema biológicoreacciona.

Durante un período “cálido”, la pesca es menos rentable pero existeuna mayor diversidad de especies pelágicas y demersales. Puesto que no sonfitoplanctívoras, estas especies dependen menos directamente de las fluc-

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tuaciones de la producción primaria y del afloramiento, y pueden por lotanto amortiguar más fácilmente las perturbaciones que El Niño aporta alecosistema. Esto quedó demostrado por la poca sensibilidad de las capturasde sardinas en el Perú frente a un evento tan marcado como El Niño de1982-1983.

Sin embargo, la Naturaleza no gana en todos los terrenos. A unsistema productivo y rentable corresponde un riesgo elevado; un sistemamás diversificado y menos rentable equivale a un riesgo mucho menor.Incluso si esto no satisface los criterios actuales de rentabilidad, se puedeafirmar que El Niño compensa la pérdida temporaria de productividad,gracias a un aumento de la diversidad biológica. Es esta diversidad reno-vada la que permitió descubrir y pescar nuevas especies tropicales, y que lospescadores de Paita celebraron bautizando el fenómeno con su nombre, ElNiño, hoy famoso. De todas maneras, El Niño, que no puede considerarseresponsable de la baja persistente de las capturas después de 1973, es talvezindispensable para asegurar la buena salud del ecosistema. Este último,demás está decirlo, tendría mucha dificultad de mantenerse, en un contextode pesca intensiva, en la casi mono-especificidad característica de períodosfríos si, de vez en cuando, una cierta diversidad no le fuera aportada porEl Niño.

E N S O Y E L C I C L O D E L A G U A

La oscilación austral acarrea, ante todo, modificaciones importantes delciclo del agua. Y el agua, tanto cuando escasea como cuando sobreabunda,provocando inundaciones, es la calamidad mayor, por sí misma o por lasenfermedades que con ella se asocian.

El IRI (International Research Institute for Climate Prediction) hallevado a cabo, usando datos que cubren 100 años (1890-1989), un análisisde las anomalías de la precipitación durante los 20 años más cálidos (ElNiño) y los 20 más fríos (La Niña), comparándolos con 20 años“normales”. Se tomaron registros en una decena de sitios en el mundo,algunos de los cuales no están ligados, en nuestra opinión, de un modoincontestable con la zona de influencia de ENSO. Nos limitaremos por lotanto a tomar algunos ejemplos claramente relacionados con este fenó-meno.

En lo que se refiere a la región indonesia, muy vasta, ya que cubre másde 7 millones de kilómetros cuadrados (de 10°S a 5°N y de 10°E a 150°E),

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los resultados no dejan lugar a la duda. Nueve veces de cada 10, la pluvio-sidad entre junio y noviembre es deficitaria en año El Niño. En 4 casos de20, este déficit alcanza o sobrepasa 6 centímetros al mes, en 7 otros casossobrepasa 3 centímetros. Los datos son aún más significativos para LaNiña, porque en todos los casos las lluvias son excedentarias: una de cadados veces el excedente sobrepasa los 3 centímetros al mes. De la zonatropical, África se ve esencialmente afectada por la sequía al oeste, en elSahel y en el sur. En el Sahel, El Niño de 1982-1983 y, sobre todo elepisodio de 1972-1973, agravaron una sequía recurrente desde 1968. En1982-1983, la sequía afectó especialmente a África del Sur y a Zimbabwe,países exportadores de cereales; África del Sur tuvo que importar de losEstados Unidos 1,5 millón de toneladas y Zimbabwe se vió obligado a soli-citar ayuda internacional para evitar la hambruna. Ambos países hubierandeseado más bien un año La Niña…

Por regla general, las regiones afectadas por la sequía durante El Niñoreciben lluvias copiosas durante La Niña. Las que se benefician de inviernosclementes durante el episodio cálido, sufren situaciones rigurosas duranteLa Niña, etc. La Niña, episodio “frío”, contrabalancea los efectos del Niñosobre el ciclo de la energía. La Niña trae un aumento de pluviosidad en elsudeste asiático, especialmente durante el monzón de sudoeste, y tambiénen el norte y el noreste de Australia, en el sur de África, en el norte deAmérica del Sur (especialmente en el noreste brasilero), en América Centraly en las islas Hawaii. Inversamente, La Niña genera un clima más seco queel habitual en las islas ecuatoriales del Pacífico central, en el este de Áfricadurante la pequeña época de lluvias, a lo largo del golfo de México, en elsudoeste de los Estados Unidos y al norte de México, así como en ciertasregiones del sur de América del Sur.

Particularmente sensibles a los efectos devastadores de los ciclones, losestadounidenses invierten mucho en su previsión, particularmente en losde origen atlántico, que son los más frecuentes. Esto les conduce a intere-sarse en La Niña, que favorece la actividad ciclónica en ese océano. En1995, ocurrieron 11 ciclones en el territorio norteamericano, de los cualesMarilyn devastó las Islas Vírgenes y Opal la Florida. El ciclón Linda, quellegó a México en septiembre de 1997 con vientos que superaban los 300kilómetros por hora, fue uno de los más importantes en términos deenergía transportada, récord nunca alcanzado anteriormente. Los datos dela NOAA, registrados a lo largo de 98 años, de los cuales 23 años El Niño

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y 15 La Niña, son significativos: en promedio, 1,04 ciclón llega a losEstados Unidos en período cálido; 1,61 en año neutro y 2,23 en año LaNiña.

Las perturbaciones del ciclo del agua provocan también en el serhumano y en los animales problemas de salud, tales como las afeccionesrespiratorias. Las consultas médicas se multiplicaron por 10 en Malasiadespués de los incendios gigantescos de la selva indonesia. La mayoría delas enfermedades son infecciosas, transmitidas por insectos (paludismo,fiebre del valle del Rift) o diarreicas (cólera y ciguelosis), que “estallan” enla medida en que el desarrollo larvario de los vectores es mayor en lasregiones inundadas. Algunos datos de la Organización Mundial de la Salud(OMS) nos incitan a una cierta reserva, sin embargo, respecto de estosestudios epidemiológicos. La OMS indica por ejemplo que durante elepisodio de 1997-1998, los casos de paludismo alcanzaron valores muyelevados en Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y que se multi-plicaron por 4 a 5 en Pakistán y en Sri Lanka. Ahora bien, en estas últimasregiones de monzón, un año El Niño se caracteriza generalmente por unabaja de las precipitaciones y, por lo tanto, del paludismo. En 1997-1998se reprochó al Niño no haber producido, a priori, una baja del monzóncomo debiera haberlo hecho…

Se puede también citar la enfermedad del valle del Rift, que afecta alganado y a los humanos en el cuerno de África. Toda inundación acarreala eclosión de mosquitos del género Aedes, infectados por el virus. En1997-1998, 90.000 personas fueron infectadas y más de 200 decedieronal noreste de Kenya y al sur de Somalia, además de producirse pérdidas deganado muy elevadas. Las epidemias de cólera y de otras enfermedadesdiarreicas se agravan tanto con las inundación como con la sequía, pues sonmuy sensibles a la contaminación del agua. El Perú contó cerca de 17. 000casos, de los cuales 150 decesos, durante El Niño de 1997-1998, pero estebalance es aún más dramático en el cuerno de África (40.000 casos y másde 2.000 muertos en Tanzania en 1997). Los otros países de esta regiónfueron igualmente afectados, habiéndose registrado 17.200 casos (con 555decesos) en Kenya y 6.814 casos (con 252 decesos) en Somalia. En elprimer trimestre de 1998, Kenya había ya registrado más de 10.000 casos,con 507 decesos y Uganda 110.335 casos con 525 decesos.

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D A T O S S O C I O E C O N Ó M I C O S S O B R E

L O S E P I S O D I O S D E 1 9 8 2 - 1 9 8 3 Y D E 1 9 9 7 - 1 9 9 8

Los dos episodios cálidos de 1982-1983 y de 1997-1998 han suscitadoestudios intensivos sobre sus respectivos impactos socioeconómicos, espe-cialmente llevados a cabo por los organismos internacionales vinculadoscon la UNESCO. Las compañías de seguros jugaron igualmente un papelimportante. Pero el esfuerzo no condujo a un balance científico objetivo:primero, porque las consecuencias positivas no fueron tomadas en cuenta,y luego porque estos balances incluyeron eventos cuya relación con ENSOparece discutible o, al menos, insuficientemente probada.

El evento de 1982-1983, calificado a veces de “anomalía anormal”debido a que la rama ascendente de la célula de circulación atmosférica sedesplazó 8.000 kilómetros, causó 2.000 víctimas y sus daños se estimaronen alrededor 10 mil millones de dólares de los Estados Unidos. El Niñoprovocó, en efecto, ciclones en Polinesia y Hawaii, produjo inundacionesen Bolivia, Ecuador, norte del Perú, Cuba y en los Estados Unidos (golfode México). Por último, fue la causa de sequías, responsables de una reduc-ción de las cosechas (de maíz en Zimbabwe) y de gigantescos incendios queafectaron a África del Sur, al sur de la India, Sri Lanka, las Filipinas,Indonesia, Australia, sur del Perú, oeste de Bolivia, México y AméricaCentral.

El episodio cálido de 1997-1998 causó más de 2.000 muertos yprovocó daños estimados en 27 mil millones de dólares de los EstadosUnidos. No es seguro que este costo sea comparable al de 1982-1983, pueslas bases de cálculo eran diferentes. Para situar su importancia, vale indicarque el costo promedio del impacto del riesgo climático es del orden de los40 mil millones de dólares de los Estados Unidos. Algunos expertos consi-deran sin embargo estas cifras inferiores a la realidad. Para poner el costodel Niño de 1997-1998 en perspectiva, podemos indicar que las inunda-ciones excepcionales en China, que se toman en cuenta en este balance, yaque su relación con la oscilación austral queda todavía por demostrar, hancausado, ellas solas, daños por más de 30 mil millones de dólares.

Los reembolsos de las compañías de seguro constituyen otra manerade abordar las catástrofes naturales. En 1998 se batieron todos los récords:350 eventos, más de 22.000 víctimas, cerca de 5 millones de personas sintecho y alrededor de 25 mil millones de dólares de pérdidas. Pero lasempresas de seguros reaccionan más rápido que los científicos. Para estos

124 El Niño al banco de acusados…

últimos, este El Niño fue menos devastador que el de 1982-1983, que siguesiendo el evento del siglo. Además, el aumento de la frecuencia de losfenómenos devastadores con el calentamiento climático global es ineluc-table.

Un paréntesis se impone a propósito de las catástrofes “naturales”. Losfenómenos geológicos producen el 40% de la mortalidad (los sismos 34%,las erupciones volcánicas 5%, los deslizamientos de terreno 0.08%, lostsunamis 0.001%). El resto es debido a los caprichos climáticos y, sobretodo a los ciclones, responsables del 60% de las víctimas. Los otros fenó-menos meteorológicos (inundaciones no causadas por los ciclones, tempes-tades y tormentas, olas de frío o de calor) tienen un impacto menor.

El término “catástrofe natural” es ambiguo. Primero, porque las acti-vidades humanas influyen en el desencadenamiento de fenómenos que secalifican de “naturales”. El calentamiento climático global constituye unbuen ejemplo. Segundo, y principal, porque la gravedad de los impactossociales depende del nivel de vulnerabilidad social. Los países industriali-zados y los países en desarrollo no están en igualdad de condiciones. La vida“no tiene precio” en los países pobres, como lo ilustran las dos primeraslíneas del cuadro 7.1 referido al episodio de 1997-1998. El costo de losdaños se ha estimado en unos 5 mil millones de dólares en los EstadosUnidos y en menos de 166 millones de dólares en África. Por el contrario,en este último continente las víctimas se estimaron en 13.000, mientrasque en los Estados Unidos fueron menos de 600.

Cuadro 7.1Consecuencias socioeconómicas del Niño de 1997-1998

África Asia Indonesia América América Centraly Australia del Norte y del Sur

Costo1 0.1 3.3 4.45 5.5 15.0

Mortalidad 13.325 5.648 1.316 559 858

Morbilidad 107.301 124.647 52.209 no estimado 25.696

Desplazados 1.357.000 2.555.000 1.443.000 410.000 363.000

Superficies

afectadas2 190.755 1.544.701 2.812.480 12.315.600 5.640.876

1.En miles de millones de dólares de los Estados Unidos

2. En hectáreas

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De los 10 siniestros más costosos desde 1995, 9 conciernen los paísesindustrializados de América del Norte y de Europa: los Estados Unidos(huracán Fran en septiembre de 1996, la tempestad de nieve y hielo (“bliz-zard”) en el noreste en enero-febrero de 1996 y en enero de 1998, tornadosen el Medio Oeste en mayo de 1998); el Reino Unido (inundaciones enabril de 1998, tempestad en diciembre de 1997, nieve e inundaciones enenero de 1998); Canadá (lluvias heladas en enero de 1998); y Europacentral (inundaciones en julio y agosto de 1997). Una sola excepciónconcierne a países no industrializados, y es el caso de la inundación enChina durante el verano de 1998.

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8Perspectivas

Todo a lo largo de nuestro análisis paralelo del Niño y de la oscilaciónaustral nos hemos encontrado con la previsión del clima, previsión cuyacalidad no cesa de progresar a pesar de sus fracasos o, más bien, a causa deellos. Mientras más progresa la ciencia del clima, más exigente se torna su“clientela”. Lo mismo sucede con la previsión meteorológica. El juicio quelos agricultores franceses hicieron contra los servicios de meteorología,acusados de no haber sabido prever la intensidad de una tormenta ¿no esacaso una suerte de homenaje al know-how habitual de Météo France, elservicio meteorológico francés?

El reto que representa formular una previsión fiable con varios mesesde anticipación para cada región del mundo es difícil de asumir, en lamedida en que el clima de la Tierra se acomoda mal a un estudio separadode sus componentes: la atmósfera, el océano, los continentes y los ríos, lacriosfera y la biosfera, incluido el ser humano. Cada uno de ellos tiene suspropiedades físicas, químicas y biológicas propias, así como su propia diná-mica. Pero, al mismo tiempo, ignoran las fronteras.

El agua, principal agente de transferencia de la energía, pasa a laatmósfera por la evaporación que se produce en la superficie de los océanosy de los continentes y por la evapotranspiración de las plantas. Su conden-sación da nacimiento a las precipitaciones, que alimentan los océanos, loscontinentes, la fauna, la flora, los glaciares y los cascos polares. El dióxido

128 Perspectivas

de carbono, que permite la elaboración por fotosíntesis de la materia viva,es al mismo tiempo un gas con efecto de invernadero producido abun-dantemente por la actividad humana, lo que puede causar un recalenta-miento del planeta. Este gas se intercambia, gracias a procesos físicos,químicos y biológicos, entre todos los medios ambientales, donde seencuentra ya sea en forma disuelta, gaseosa, o en forma de partículas mine-rales u orgánicas.

Prever el clima implica no solamente el conocimiento de la dinámicapropia de cada uno de los compartimentos climáticos, sino también el desus interacciones, fenómeno que se conoce como “acoplamiento”. Elmodelo ideal de previsión del clima debe, por lo tanto, vincular los dife-rentes compartimentos sin olvidar las actividades del ser humano, actorimportante del cambio climático. Tampoco se debe olvidar el Sol, fuenteinicial de la energía, cuya intensidad varía, ni las interacciones de la Tierracon los otros componentes del sistema solar que perturban su trayectoria.

El estudio de objetos complejos depende de las herramientas de las quedispone la ciencia. El ser humano, en su concepción del mundo y sobretodo del planeta que lo alberga, es esclavo de sus sentidos y de las exten-siones de los mismos que elabora vía los medios de observación. El cientí-fico privilegia por lo tanto los fenómenos que se desarrollan en escalastemporales y espaciales accesibles a los medios disponibles, en un procesoa menudo calificado con desprecio de “reduccionista”. Aún a disgusto delos paladines de la complejidad, es por medio de la observación y delanálisis de los mecanismos simples que se identifican los sistemas complejosen tanto que objetos de ciencia y no de mitología. No obstante, estosmedios de observación, que imponen sus propias escalas de espacio y detiempo, funcionan también como “anteojeras” para los científicos, quesuelen tomar por errores de la medición lo que viene a contrariar suspropios conceptos. El paso del Niño de los pescadores de Paita a ENSO yal conjunto del sistema climático planetario, en todas sus escalas de varia-bilidad, es un ejemplo de esta complejidad creciente que, más que haberliderado ha acompañado los progresos de las técnicas de observación directahasta la propia revolución espacial.

La historia de ENSO, en cada una de sus etapas, nos remite indefec-tiblemente al interrogante: ¿es el sistema climático previsible? La respuestaconduce irremediablemente a una segunda interrogación: ¿contamos conlos medios necesarios para conocer el sistema climático suficientemente,

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simular su evolución en las diversas escalas de tiempo y de espacio yelaborar así un sistema de previsión operacional? En respuesta, los investi-gadores construyen modelos que, antes de ser herramientas de previsión,constituyen instrumentos de experimentación del funcionamiento delsistema climático. Construidos sobre la base de “leyes” que gobiernan ladinámica de los compartimentos climáticos y sus intercambios, estosmodelos permiten, a partir de una situación dada del sistema, simular suevolución. Con tal tipo de herramienta, el investigador puede poner aprueba el comportamiento del sistema océano-atmósfera, después de haberintroducido, por ejemplo, una modificación de la temperatura de la super-ficie del Pacífico ecuatorial, del índice de oscilación austral. Puede tambiénelaborar casos climáticos posibles si el volúmen de los gases con efecto deinvernadero se duplicara de aquí al final del siglo, etc.

Para que este juego resulte productivo, es necesario conocer las leyesque sirven para su elaboración. El término “ley” indica solamente las rela-ciones matemáticas entre los parámetros, deducidas de las medidas delaboratorio o de observaciones in situ, que se mejoran a medida que lastécnicas progresan. Las simulaciones realizables a partir de los modelospermiten, por otra parte, evaluar el impacto de estas mejoras en la calidaddel modelo. La única verdadera validación de las simulaciones es laconfrontación con la realidad, que implica contar con una red de obser-vación adaptada a las escalas espacio-temporales consideradas. Los modelosy los sistemas de observación son, por lo tanto, indisociables.

Cabe señalar que los modelos climáticos que acoplan la atmósfera y elocéano existen actualmente. Su extensión a otros elementos del sistema,como la criosfera y la superficie terrestre, depende principalmente de lacapacidad de cálculo de los ordenadores. Puesto que la capacidad de estosúltimos no cesa de progresar, esta condición no representa en sí un obstá-culo a corto plazo. En lo que respecta a las redes de observaciones, se trata“simplemente” de un problema de costo. Los satélites han revolucionadola observación de la Tierra y, particularmente, del sistema climático. ¿Quiénno ha sentido la unicidad de este sistema al observar las imágenes de saté-lites meteorológicos y las animaciones de esos sistemas nubosos o torbe-llinos entrelazados que se forman y se deshacen en su movimiento por elglobo? A partir de instrumentos en los satélites se puede medir, en elconjunto del planeta, lo esencial de los factores climáticos: temperatura yhumedad del aire, velocidad y dirección del viento, temperatura de la

130 Perspectivas

superficie océanica, variaciones de las corrientes marinas (altimetría sate-lital), temperatura y humedad de los suelos, producción primaria marinay terrestre, extensión y poder reflectante de los hielos del mar, etc. Además,la localización precisa y la transmisión de datos vía satélite permiten multi-plicar en el mundo entero las estaciones automáticas de medición de losfactores climáticos: estaciones fijas o móviles (a bordo de navíos o aviones)e incluso derivantes, que siguen las corrientes marinas de superficie o deprofundidad.

Estos sistemas han sido experimentados desde los años 80 en el marcodel Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (World ClimateResearch Programme, WCRP) con el enfoque analítico del clima de aquelentonces. Algunas de las operaciones se limitaban a uno de los comparti-mentos del sistema, por ejemplo la circulación oceánica, en el marco delExperimento Mundial sobre la Circulación Oceánica (World OceanCirculation Experiment, WOCE), o bien a una escala temporal de varia-bilidad determinada (el caso de TOGA evocado anteriormente). La mode-lización posible del sistema climático y los nuevos medios de observaciónpermiten al Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (WCRP)pasar a un nivel de complejidad superior, por medio de un estudio de lavariabilidad climática a escalas decenales en el marco de una iniciativadenominada Variabilidad y Predictibilidad del Clima (Climate Variabilityand Predictibility, CLIVAR), que acopla, conjuntamente, océanos, atmós-fera, tierra y criosfera, para culminar en una previsión operacional. Escierto que no se trata todavía de un sistema climático único, en la medidaen que las sutiles interacciones de la biosfera y del clima quedan aún a cargode otros programas. Se trata, sin embargo, de una etapa importante en lamedida en que este programa asocia las actividades de investigación y laspreocupaciones operacionales de previsión. Por otra parte, es así como haprogresado la meteorología para lograr una previsión a siete días y experi-mentar actualmente con previsiones a dos semanas. La clave reside en lacreación de un sistema de observación a largo plazo, particularmente parael océano: detección a distancia vía satélite, boyas derivantes, giras ocea-nográficas repetidas, etc.

¿Qué queda de ENSO con sus episodios paroxísmicos El Niño y LaNiña en esta globalización del sistema climático? Primeramente, queda unmejor conocimiento de una escala de variabilidad climática acorde con elritmo de las actividades humanas, lo cual es crucial. Privilegiar esta escala

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de tiempo entra también en la lógica científica. En efecto, mientras máslejanos son los plazos, más largas deben ser las series de observaciones; pormuy interesantes que sean, los datos paleoclimáticos (anillos de árboles,glaciares, sedimentos, corales), que permiten reconstituir los climaspasados, no pueden paliar la ausencia de series actuales de observación alargo plazo. La escala de tiempo de ENSO permite al científico controlarrápidamente la calidad de las previsiones derivadas de modelos y así mejo-rarlas. Por último, por la amplitud de las perturbaciones climáticas que leson asociadas ENSO, incluso integrado a la complejidad del sistema climá-tico, afecta tanto las actividades humanas que es difícil olvidarlo. El Niñoy La Niña harán lo necesario para que se siga hablando de ellos…

133

Para saber más

Anónimo. 1998. Les humeurs de l’océan. Pour la science (París), octubre.——. 1999. El Niño, La Niña – Nature’s Vicious Cycle. National Geographic

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D.F., Fondo de Cultura Económica. 312 p. (También publicado en alemán, verabajo.)

——. 1991b El Niño – Klimaaxperiment der Natur. Phisikalische Ursachen und biologischeFolgen. Basilea, Birkhaüser-Verlag. 264 p. (También en español, ver arriba).

Bigg, G. R. 1998. The oceans and climate. Cambridge, Cambridge University Press.Chapel, A. et al. 1996. Océans et atmosphère. París, Hachette.Fierro, A. 1991. Histoire de la météorologie. París, Denoël.Gautier, Y. 1995. Catastrophes naturelles. París, Presses Pocket.Glantz, M. 1996. Currents of Change: El Niño’s Impact on Climate and Society. Cambridge,

Cambridge University Press.Glantz, M.; Katz, R.; Nicholls, N. 1987. The Societal Impacts Associated with the 1982-

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Scientific American Library.Jacques, G., 1996. Le cycle de l’eau. París, Hachette.Kandel, R. 1998. Les eaux du ciel. París, Hachette.The Open University. 1989. Ocean Circulation. Oxford, Pergamon Press.Organización Meteorológica Mundial. 1999. The 1997-1998 El Niño Event: A Scientific

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Mass.), n.° 27.Rasmussen, E.; Wallace J.M. 1983. Meteorological Aspects of ENSO. Science

(Washington, D.C), n.° 222.Rochas, M.; Javelle, J.-P. 1993. La météorologie, la prévision numérique du temps et du

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n.° 191.

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Glosario

Afloramiento o surgencia de aguas frías ver upwellingAlisios

Componente de la circulación atmosférica que se produce alrededor de los anti-ciclones subtropicales. Centrados alrededor de los 15° de latitud, estos vientossoplan del NE en el hemisferio norte y del SE en el hemisferio sur. Los alisios deambos hemisferios confluyen en la zona de convergencia intertropical (ZCIT) oecuador meteorológico.

AntrópicoResultante de la actividad humana.

AnticiclónZona de alta presión atmosférica.

AnticiclónicoCalifica un movimiento horizontal huracanado de la atmósfera o del océano, enel sentido de las agujas del reloj en el hemisferio norte y en el sentido contrario enel hemisferio sur, alrededor de zonas de alta presión.

AtmósferaCapa gaseosa que rodea los planetas. La atmósfera de la Tierra se compone denitrógeno (77 %), de oxígeno (21 %), de argón (1 %), de vapor de agua, dedióxido de carbono y de otros gases en muy bajas concentraciones. Los fenómenosmeteorológicos y climáticos tienen lugar en las capas bajas de la atmósfera: latroposfera (de la superficie de la Tierra hasta una altura de 7 kilómetros en los polosy de 20 kilómetros en el ecuador), y en la estratósfera que culmina a unos 50 kiló-metros por encima de la superficie terrestre.

136 Glosario

AutótrofoOrganismo que elabora su propia materia viva solamente a partir de elementosinorgánicos, por quimiosíntesis o fotosíntesis.

BénticoQue vive en el fondo de los océanos.

BiocenosisComunidad de organismos vegetales y animales que ocupan una superficie o unvolumen dados, es decir un biotopo. Se puede por lo tanto considerar que bioce-nosis + biotopo = ecosistema.

Biodiversidad ver Diversidad específicaBiomasa

Cantidad de materia viva presente en un instante dado en un espacio o en unvolumen dados.

BiotopoSuperficie (o volumen) con características físicas y químicas uniformes, ocupadapor una especie o, más generalmente, por una comunidad (biocenosis) particular.

Cadena tróficaConjunto de organismos de un ecosistema, desde los productores primarios hastalos niveles más elevados de la red alimenticia. Flujo de materia y de energía entreestos diferentes estadios, desde el nivel autotrófico a los herbívoros y a los dife-rentes niveles de carnívoros.

Cantidad de movimiento (momento cinético o angular)Valor físico (producto de la masa por la velocidad) que se conserva en los inter-cambios de energía cinética entre cuerpos que se interfieren. El arrastre decorrientes marinas por el viento corresponde a una transferencia de cantidad demovimiento de la atmósfera al océano.

Casquete glaciarGrandes glaciares polares que cubren actualmente Groenlandia y la Antártida. Enperíodo glaciar, en el hemisferio norte, el casquete glaciar cubre Canadá, el nortede los Estados Unidos y Eurasia.

CarnívoroAnimal que depende principalmente o únicamente de otros animales para sualimentación.

Célula (o circulación) de HadleyCirculación atmosférica meridiana caracterizada por el ascenso de aire caliente yhúmedo (convección) por encima de la zona de convergencia intertropical y porsu subsidencia por encima de la zonas de alta presión subtropicales donde se sitúala cintura de los grandes desiertos.

Célula (o circulación) de WalkerCirculación atmosférica de la región ecuatorial caracterizada por el ascenso de aire

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caliente y húmedo (convección) por encima de las zonas de baja presión situadasal oeste de los océanos en zona intertropical y por su subsidencia por encima delas zonas de alta presión áridas al este de los océanos.

Contra corriente ecuatorialCorriente marina que se dirige hacia el este, situada entre las corrientes ecuato-riales norte y sur, a lo largo del ecuador meteorológico.

ConvecciónMovimiento vertical de una masa de aire o de una masa de agua resultantes de unainestabilidad de densidad, en general de origen térmico. En un fluido recalentado,la parte más caliente sube, la más fría baja, creando una célula de circulación. Losmovimientos de convección engendran convergencias y divergencias.

Convergencia y divergenciaLa convergencia es una zona de confluencia, la divergencia es una zona de separa-ción entre dos masas de aire o dos masas de agua. Desarrollándose en un plano hori-zontal, convergencias y divergencias acarrean movimientos verticales decompensación. En la interface océano-atmósfera, una convergencia de vientos(ZCIT, por ejemplo) implica un ascenso del aire en la base de la célula de circula-ción. Una convergencia de aguas superficiales acarrea, por el contrario, un descensode las aguas puesto que se sitúa al tope de la célula de circulación oceánica.

CoralesAntozoarios bénticos que existen ya sea en forma individual o en colonias y queacumulan carbonato de calcio en su esqueleto. En ciertas condiciones, estos orga-nismos forman arrecifes en asociación con algas calcáreas.

Corriente de Cromwell o subcorriente ecuatorialCorriente que se dirige hacia el este a lo largo del ecuador dentro de la zona degradiente térmico (termoclina) y en sentido inverso a la corriente ecuatorial surde superficie.

Corriente de HumboldtNombre dado a la corriente marina que va del sur hacia el norte a lo largo de lascostas de América del Sur (también llamada corriente del Perú).

Corriente ecuatorial norte Corriente marina empujada hacia el oeste por los alisios del hemisferio norte.

Corriente ecuatorial surCorriente marina empujada hacia el oeste por los alisios del hemisferio sur.

Corriente-jet o jet-streamCorrientes violentas que se propagan en las capas superiores de la troposfera.Ciclón

Zona de baja presión poco extensa de las regiones tropicales, en la cual el airepenetra en torbellinos con vientos que sobrepasan los 200 kilómetros por hora (verciclónico).

138 Glosario

CiclónicoCalifica un movimiento horizontal huracanado que se produce en el sentidoinverso de las agujas del reloj en el hemisferio norte (y en el sentido de las agujasdel reloj en el hemisferio sur), alrededor de zonas de baja presión.

DendrocronologíaMétodo de datación a partir de los anillos de crecimiento de los árboles. Las varia-ciones de grosor de estos anillos permiten reconstituir las variaciones climáticas.

Divergencia ver ConvergenciaDiversidad específica

La diversidad específica corresponde al número de especies encontradas en unasubdivisión del medio ambiente, o a un índice que expresa el tipo de reparticiónde los individuos dentro de las especies. Se habla también de diversidad biológicao, más recientemente, de biodiversidad, para expresar la variedad de formas de viday de entornos.

DownwellingDescenso de aguas de superficie, especialmente en la zonas oceánicas de conver-gencia.

EcosistemaUnidad funcional formada por organismos (biocenosis) y por factores del medioambiente (biotopo) de una zona o de un volumen específico.

Efecto de invernaderoCalentamiento de la atmósfera terrestre resultante de la absorción, por compo-nentes como el vapor de agua o el dióxido de carbono, de los rayos infrarrojosemitidos por la superficie de la Tierra. Este efecto natural asegura a la Tierra unatemperatura media de 15°C. Las actividades humanas aumentan el efecto deinvernadero y pueden de esta manera modificar el clima. (Ver gas con efecto deinvernadero.)

El NiñoInicialmente, corriente marina cálida superficial que se dirige hacia el sur produ-ciéndose a veces frente a las costas de América del Sur (Ecuador-Perú).Actualmente, este término designa el episodio “cálido” de ENSO, caracterizadopor un índice de oscilación austral fuertemente negativo y temperaturas oceánicasanormalmente cálidas en el ecuador y al este del Pacífico, así como de una dismi-nución de la célula de Walker.

ENSO = El Niño / Southern OscillationOscilación de la presión atmosférica entre la zona de alta presión del Pacíficocentral y la zona de baja presión de la región indo-pacífica. Esta oscilación estáacoplada a las variaciones de temperatura de la superficie del océano Pacíficoecuatorial.

Ecuador meteorológico ver zona de convergencia intertropical

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EcuatorialRelativo al ecuador, región vecina al ecuador.

FitófagoAnimales consumidores de vegetales. Término empleado sobre todo para losanimales acuáticos consumidores de fitoplancton (fitoplanctívoros), tales como elzooplancton, peces e incluso mamíferos como la ballena a valvas.

FitoplanctonPlancton vegetal formado por organismos microscópicos fotosintéticos cuyotamaño está comprendido entre menos de un milésimo de milímetro (micrón) aun milímetro.

Floración planctónicaDe talla microscópica, el fitoplancton se desarrolla muy rápidamente en condi-ciones favorables. Tiene la capacidad de duplicar su biomasa cada día, alcanzandoconcentraciones de varios millones de células por litro de agua de mar que colo-rean las aguas.

Fuerza de CoriolisFuerza de desviación ejercida sobre todo cuerpo en movimiento. Generada por larotación de la Tierra alrededor de los polos, la fuerza de Coriolis se ejerce perpen-dicularmente a la velocidad del cuerpo móvil, hacia la derecha en el hemisferionorte y hacia la izquierda en el hemisferio sur.

Gas con efecto de invernaderoCualquier gas (vapor de agua, dióxido de carbono, etc.) que, en razón de su fuertecapacidad de absorción de la radiación infrarroja, contribuye de manera impor-tante a la producción del efecto de invernadero Las actividades humanas producentales gases, especialmente el dióxido de carbono, el metano, los clorofluorocar-bonos y aumentan de esta manera el efecto de invernadero.

GeostróficoCalifica la aproximación según la cual el gradiente horizontal de presión equilibrala fuerza de Coriolis. El método geostrófico es un método de cálculo de lascorrientes, basado en esta aproximación.

Glaciar (episodio, período)Período durante el cual las latitudes altas y medias están cubiertas de glaciarescontinentales. El pleistoceno, que es la más reciente de las divisiones del cuater-nario, representa el último período de glaciación. Los períodos glaciares duran alre-dedor de 100.000 años y desde hace por lo menos un millón de años se hanrepetido cada 120.000 años.

GuanoDel peruano huano. Materia constituida por la acumulación de excrementos deaves marinas. Es un fertilizante nitrogenado muy eficaz.

140 Glosario

IntertropicalQue pertenece a la zona comprendida entre los dos trópicos (de Cáncer yCapricornio), incluyendo la zona ecuatorial, de allí la ambigüedad del término.

Interglaciar (episodio, período)Breves períodos del cuaternario, de 15 a 25.000 años, que separan dos períodosglaciares y durante los cuales la Tierra conoce un clima más cálido.

La NiñaEpisodio “frío” de ENSO durante el cual el índice de oscilación austral es alta-mente positivo. Paralelamente se observa una activación de la célula de Walker delPacífico y un enfriamiento marcado de las aguas de superficie en el Pacífico orientaly cerca del ecuador. Esto corresponde a una activación del afloramiento de aguascosteras y de la divergencia ecuatorial.

ModeloSimulación de un fenómeno natural. Puede ser físico (modelo reducido) o mate-mático, utilizando ecuaciones para traducir los fenómenos. En meteorología yoceanografía se utilizan modelos matemáticos que se resuelven gracias a simula-ciones numéricas.

MonzónNombre dado a los vientos estacionales (derivado del árabe mausim = estación).Este término fue aplicado en su origen a los vientos que soplan sobre el mar deArabia, del sureste en verano y del nordeste en invierno.

Nivel tróficoNivel de alimentación de la cadena trófica. Los vegetales constituyen el nivel infe-rior (producción primaria), seguido por los herbívoros y luego por una serie decarnívoros en los niveles superiores.

Onda Perturbación que se desplaza en la superficie o dentro de un medio dado, a unavelocidad que depende de las propiedades de este último.

Ondas de KelvinOndas oceánicas generadas por perturbaciones atmosféricas y que se propagan deoeste a este a lo largo del ecuador.

Ondas de RossbyOndas que se propagan de este a oeste en la atmósfera y en el océano. Su velocidaddepende de la estratificación del medio y disminuye al mismo tiempo que lalatitud aumenta.

Oscilador atrasadoTeoría propuesta para explicar el desarrollo de los episodios El Niño-La Niña apartir de interferencias, a lo largo del ecuador, entre las ondas oceánicas de Kelviny de Rossby.

Oscilación austral ver ENSO

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PelágicoCalifica al medio marino de aguas libres y la vida que allí se desarrolla, el “pelagos”,que comprende el plancton y el conjunto de organismos que nadan en el agua onecton (cefalópodos, peces, mamíferos, etc.).

PlanctonOrganismos que viven en suspensión en las aguas libres (medio pelágico) y cuyodesplazamiento, comparado con el de las masas de agua, es muy reducido (ver fito-plancton y zooplancton).

Producción primariaCantidad de materia viva producida por organismos autotróficos (productoresprimarios) por unidad de superficie marina (o de volumen) y unidad de tiempo.

ReclutamientoEs el nombre dado en una pesquería a la fase y a la cantidad de peces que alcanzanun cierto nivel de desarrollo como para que su explotación sea posible.

Sales nutritivas o nutrientesElementos químicos indispensables a la fotosíntesis en medio acuático. El términoes a menudo reservado a los elementos cuya concentración en medio acuático,cuando es baja, puede limitar la fotosíntesis. El término es por lo tanto sinónimo,en el agua, del conjunto de formas inorgánicas del nitrógeno, del fósforo y delsilicio.

Southern Oscillation Index (SOI)Índice que caracteriza la evolución de la oscilación austral (ver ENSO). Se trata dela diferencia de presión atmosférica a nivel del mar entre Tahití y Darwin(Australia).

SubtropicalSe localiza alrededor de los 30° de latitud, justo al norte del trópico de Cáncer yal sur del de Capricornio.

SobrepescaPesca excesiva, a tal punto que los juveniles no logran reconstituir la reserva.

Tectónica de placasTeoría según la cual la litosfera (cresta terrestre) está fracturada en placas que sedesplazan unas en relación a otras, arrastradas por las corrientes de convección delmanto terrestre. La mayor parte de la actividad sísmica y volcánica se sitúa en laszonas fronterizas entre las placas.

TeledetecciónEtimológicamente “detección a distancia”. Término utilizado actualmente paradesignar los métodos que utilizan captores a bordo de aviones o más frecuente-mente de satélites (teledetección espacial).

TermoclinaEl sufijo clina designa una capa, cuyas propiedades físicas o químicas presentan un

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fuerte gradiente. La termoclina es por lo tanto la zona de fuerte variación de latemperatura del mar en función de la profundidad; ella separa la capa homogéneacálida de la superficie de la capas profundas frías.

TOGA = Tropical Ocean Global AtmospherePrograma de investigación internacional llevado a cabo de 1985 a 1994 para estu-diar los procesos que vinculan los océanos tropicales, particularmente el Pacífico,con el clima del planeta.

Topex/PoseidonSatélite franco-norteamericano lanzado en 1992 para medir las variaciones delnivel del mar con una precisión próxima a un centímetro.

Topografía de la superficie del marMapa del nivel del mar en relación a una superficie geométrica de referencia. Elaltímetro de Topex/Poseidon se utiliza para la elaboración de estos mapas.

Transmisión vectorial (enfermedades a)Enfermedades transmitidas al ser humano por organismos (como los insectos, porejemplo), que le inyectan virus o parásitos. El paludismo, la oncocercosis y la tripa-nosomiasis son ejemplos de enfermedades transmitidas por vectores.

TropicalQue pertenece a las regiones vecinas de los trópicos, situados a 23, 27° de latitud.

Upwelling = afloramiento o surgencia de agua fríasFenómeno oceánico de surgencia de agua. Sinónimo de “subida de agua”, estetérmino se utiliza sobre todo, en francés, para designar el fenómeno costero dondelas aguas de superficie son empujadas hacia mar adentro y reemplazadas, en lacosta, por aguas “profundas”, relativamente frías y ricas en nutrientes. Mar adentro,cuando los vientos o las corrientes provocan un ascenso de aguas de profundidad,generalmente se prefiere el término divergencia. (Ver downwelling).

ZCIT = Zona de Convergencia Intertropical = ecuador meteorológicoZona donde confluyen los alisios de los dos hemisferios. Se sitúa en promedio aunos 5° al norte del ecuador geográfico. Su posición varía con las estaciones, en lamedida en que se desplaza hacia el norte durante el verano boreal. En un planonorte-sur, la zona de convergencia intertropical corresponde también a unmáximo de temperatura de la superficie del mar.

ZooplanctonPlancton animal compuesto por organismos cuyo ciclo de vida se desarrolla total-mente en medio pelágico y otros que pasan en él solamente la fase larvaria.


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