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El Independiente Domingo 12 de Febrero de 2012

Date post: 23-Mar-2016
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Domingo 12 de Febrero de 2012
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DOMINGO 12 DE FEBRERO DE 2012 n SUPLEMENTO MENSUAL INFORMACION - INVESTIGACION - OPINION - ANALISIS Cero migración Declive de la migración internacional y el reto del empleo nacional w Rodolfo García Zamora r7 ¿En la antesala de políticas de control totalitarias? w José Villagrana Albino r11 Migrantes centroamericanos: Hacia el sueño americano a través de la pesadilla mexicana w Patricia Hernández y Jocellyn Ramírez r14
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Page 1: El Independiente Domingo 12 de Febrero de 2012

DOMINGO 12 DE FEBRERO DE 2012 n SUPLEMENTO MENSUAL

I N F O R M A C I O N - I N V E S T I G A C I O N - O P I N I O N - A N A L I S I S

Cero migraciónDeclive de la migración internacional y el reto del empleo nacional

wRodolfo García Zamora r7

¿En la antesala depolíticas de control totalitarias?

wJosé VillagranaAlbino r11

Migrantes centroamericanos:Hacia el sueño americano a través de la pesadilla mexicana

wPatricia Hernándezy Jocellyn Ramírez r14

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DOMINGO 12 • FEBRERO • 20122:

EDITORIAL

CONTENIDO

DIRECTORIO

DIRECTORA GENERALCarmen Lira Saade

DIRECTORRaymundo Cárdenas Vargas

[email protected]

COORDINADOR EDITORIALMarco A. Torres Inguanzo

JEFATURA DE REDACCIONJorge Alejandro Vázquez Valdez

[email protected]

JEFATURA DE INFORMACIONHugo Zendejas Montaño

[email protected]

JEFATURA VERSION DIGITALAraceli Rodarte Solórzano

EDITORESHeraclio Castillo Velázquez

Sonia Ibarra Valdez

ARTE Y DISEÑOEnrique Martínez BecerraRoberto Castruita Reyes

[email protected]

SISTEMASCarlos I. García Sánchez Joaquín Zamora García

[email protected]

COORDINACIONES

ADMINISTRACIONCarlos Saucedo Chávez

[email protected]

PUBLICIDAD Y VENTASMarcela Acevedo Delgado

[email protected]

DISTRIBUCIONAlfredo Ortiz Medina

distribució[email protected]

PRODUCCIONAna M. Ortiz Medina

[email protected]

TELEFONO Y FAX:01 492 9237440 01492 7684996

PÁGINA WEB:www. ljz.mx

Publicación diaria de Información parala Democracia, S.A. de C.V., bajo

licencia otorgada por Demos,Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.

Calle SCT No. 100 B Zona Industrial, Guadalupe, Zacatecas, C.P. 98604

Licitud de título 14404 del 25/03/09 y de contenido 11977 del 25/03/09,

otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas

de la Secretaría de Gobernación

Distribuido e Impreso por Información para la Democracia, S.A. de C.V.

Prohibida la reproducción total oparcial del contenido de esta

publicación, por cualquier medio,sin permiso expreso de los editores

Junto al proceso de globalización, es la amplia movilidad de población la otra gran característica de este fin de milenio. Y hay una visión negativa

de los gobiernos de la región en América Latina y Estados Unidos que complica el manejo de dicho asunto en perjuicio de los derechos humanos y de ciudadanía de los migrantes. Coincidimos con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en el sentido de que es justamente la información y la ilustración analítica de los derechos y aportes de los migrantes, lo que contribuirá a cambiar la percepción negativa que parte de la opinión pública y los gobiernos en particular tienen de las migraciones; a la que culpan falsamente del desempleo, inseguridad o fragmentación social. Por el contrario, estar informado a partir de estudios serios y confiables permitirá avanzar a propuestas que lleven al reconocimiento efectivo de los derechos humanos de los migrantes y concebir la ciudadanía de los mismos sin que se limite a las fronteras nacionales, sino impulse una ciudadanía trasnacional; es decir, el reconocimiento de derechos sociales y civiles de las poblaciones en movilidad a través de nuestros países. Eso justo hacemos aquí: contribuimos con información ilustrada sobre los tópicos más relevantes del fenómeno migratorio para madurar nuestra visión y acción sobre el tema.

Abrimos con el artículo del maestro Juan Manual Padilla relativo al panorama demográfico de Zacatecas de los últimos años. Nos ubicamos al final de la Transición Demográfica, que arroja una población más madura con notorias disminuciones de población infantil. Sin embargo, la tendencia de disminución demográfica se vio afectada visiblemente por la reducción de pérdida migratoria causada por la crisis del 2008. En el 2010 hay un aumento de la población junto al incremento de la pobreza. Este dato lo analizan los dos artículos que siguen: es muy relevante y se convierte en el centro del análisis de Moctezuma y García Zamora. Ese aumento de población del 2010, producto

de la retención de la expulsión motivada por la recesión económica de Estados Unidos de Norteamérica, ¿es un proceso coyuntural y pasajero o es, por el contrario, un rasgo estructural, y por tanto permanente? Sobre esta pregunta, los dos académicos mencionados establecen un estimulante debate sobre el mismo. Para Miguel Moctezuma es un proceso coyuntural y para Rodolfo García es estructural. Ambos ofrecen argumentaciones interesantes que usted podrá constatar en la lectura de los artículos.

Moctezuma, además del debate mencionado, ofrece tanto el panorama del retorno —el cual provoca la necesidad de programas específicos de atención de la población infantil repatriada—; como los circuitos zacatecanos de migración internacional. En el contexto del debate, por su parte, García Zamora, tomando como base los datos del Pew Hispanic Center, da cuenta del quiebre histórico en las tendencias migratorias, resultado de cambios en la estructura demográfica, lo cual hace pensar en el carácter permanente de dicha disminución: ¿el fin de la emigración mexicana? En el artículo, que justo se titula Cero Migración, Rodolfo García explora esa hipótesis.

Fernando Robledo brinda un cuadro de las políticas públicas del Estado mexicano en las últimas décadas respecto al tema migratorio. Desde el programa Bracero, hasta la llamada “responsabilidad compartida ”. Expone los diferentes giros que el gobierno mexicano ha formulado para plantear la relación con los mexicanos que viajan a Estados Unidos en busca de trabajo, desde la no intervención, hasta el fomento de los clubes y acciones cada vez más interventoras. Al final nos describe las características que deben tener las acciones gubernamentales para ser tipificadas como política pública, en las que es esencial que los propios migrantes participen en el diseño de éstas.

José (Milton) Albino, ofrece un texto que pasa revista a los diferentes momentos y cuerpos legales norteamericanos que

pretenden regular, legalizar o impedir la inmigración a Estados Unidos. Los momentos y características de la legislación de inmigración es determinada por las necesidades de empleo: de estímulo en las construcciones de ferrocarril y restrictiva en la gran depresión. Así se explican las actuales leyes antiinmigrantes de fuerte corte racista. Este artículo nos sirve de transición para el caso centroamericano. El papel vergonzoso del gobierno mexicano en el trato de los centroamericanos que cruzan por nuestro territorio.

El sacerdote Alejandro Solalinde expone el caso de una experiencia altamente peligrosa en la defensa de la integridad de los migrantes centroamericanos internados en México. Policías y delincuentes asociados para sacar dinero a esta población. Narra los horrores de enfrentarse a la corrupción de las instancias de los gobiernos federal y estatal. El artículo de este valiente activista social cristiano es vital para urgirnos en pensar las modificaciones legislativas e institucionales suficientes para detener esta situación que es inaceptable. En el mismo sentido, damos espacio a voces centroamericanas: Patricia Hernández y Jocellyn Ramírez, académicas salvadoreñas, en una excelente contribución, nos muestran las cifras y situación del paso de salvadoreños, hondureños o guatemaltecos por “la pesadilla mexicana. Ponen de relieve la necesidad de un convenio de libre circulación México-Centroamérica, la ampliación de redes de cooperación entre estos países y la corresponsabilidad de la sociedad civil, instituciones de educación superior e Iglesias, en la ejecución de programas y proyectos que garanticen la seguridad y derechos humanos de las personas que cruzan por territorio mexicano.

En suma, tenemos un panorama completo sobre el tema de la migración. Esperamos contribuir, como lo dijimos al inicio, a la ilustración de los lectores de la sociedad civil y clase política, que conduzca a pensar y gestionar soluciones en este tema.

Vale

Padilla

Moctezuma

Fernando Robledo

Solalinde

Patricia Hernández

García Zamora

José Villagrana

La Demografía en Zacatecas

Nuevos Signos de la Migración

Cero Migración

Las Políticas Públicas

¿En la Antesala de Políticas de Control?

La Transmigración del Sur

Migrantes Centroamericanos

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Marco A. Torres Inguanzo

Page 3: El Independiente Domingo 12 de Febrero de 2012

DOMINGO 12 • FEBRERO • 20123:

w Juan Manuel Padilla

Introducción

Este documento presenta un panorama general de la demografía del estado de Zacatecas en los inicios del siglo 21. Para empezar, es necesario recordar

que el objeto de estudio de la demografía es la población, específicamente de los procesos que determinan su dinámica, o sea, la fecundidad, la mortalidad y la migración, de cuyas combina-ciones depende su crecimiento y estructura por edad y sexo.

Para el estudio del cambio demográfico se em-plea frecuentemente la llamada teoría de la transición demográfica, la cual refiere el paso de un régimen de altos a otro de bajos niveles de mortalidad (M) y fecundidad (F). Asumiendo que la F es alta igual que la M, el proceso inicia con el descenso de esta última, que junto a la permanencia de la F alta, conduce a un alto crecimiento poblacional. Véase el caso de Zaca-tecas entre 1940 y 1970. En una segunda fase la F también desciende, y la baja de ambos compo-nentes se traduce en un decreciente aumento de la población. Caso de Zacatecas de 1970 al 2000. En la última fase los valores de la M y la F son bajos y en equilibrio, dando lugar a un bajo aumento demográfico. Zacatecas de 2000 en adelante1. Vale decir que estos cambios ocasio-nan baja en el grupo de menores de 15 años y alza en los de 15 y más, esto es lo que se conoce como maduración y envejecimiento demográfi-cos2. En este trabajo la atención se centrará en la última fase.

Este documento se compone de tres partes: la dinámica demográfica y sus componentes, la estructura por edad y la distribución territorial de la población.

1 .Crecimiento demográficoy sus componentes

Zacatecas se dirige hacia la última etapa de la transición demográfica, proceso en que ingresó su población al siglo 21, con una tasa de creci-miento total promedio anual de 1.8 por millar

para 2005. Habíamos visto su descenso cons-tante desde 1980 que para 2010 esperábamos una tasa negativa, aunque algunos señalamos antes del Censo que la política restrictiva ame-ricana estaba inhibiendo la emigración hacia Estados Unidos, y que la población a censar iba a resultar superior3.

Había datos preocupantes, por ejemplo, el que el número de municipios con tasa negativa pa-sara de 34 a 41 entre 2000 y 2005, pero súbi-tamente desciendiera a seis en 2010: Atolinga, El Plateado de Joaquín Amaro, Jiménez del Teul, Momax, Moyahua y El Salvador4. Se trata de municipios menores a 5 mil habitantes.

La TCT disminuye entre 1980 y 2005 de 17 a 1.8 por cada mil, promedio anual, para repuntar sorpresivamente a 18.7 en 2010. La TCN pasa en los mismos años de 31.5 por millar a 20.3 y a 18.7, mientras la social lo hace de -14.5 a -18.6 y a cero, respectivamente. Este equilibrio migra-torio no se debe a un repunte del crecimiento natural, éste siguió descendiendo, sino al alto crecimiento total; este punto se retoma poste-riormente. Por lo pronto, veamos rápidamente los componentes

Crecimiento naturalEl descenso del crecimiento natural ya apun-tado es consecuencia de los programas de pla-nificación familiar implementados desde los 70, ocurriendo en grado distinto en el territorio; sobre todo en los municipios de mayor nivel de bienestar social es donde se reduce más la fe-cundidad, Zacatecas, por ejemplo. Los datos dis-ponibles sobre fecundidad permiten afirmar que se cumple la tesis clásica de que a mayor nivel de bienestar social menor fecundidad y al contrario, aunque no puede concluirse tajantemente.

La mortalidadEntre 1940 y 2000 su rasgo esencial fue el descenso de su nivel y a partir de 2005 está creciendo moderadamente, por la estructura etérea madura y envejecida de la población. Está aumentando sobre todo en las regiones de mayor tradición migratoria a EU, por su carácter selectivo involucra esencialmente a los jóvenes.

Emigración. Un rasgo común a todas las regio-nes es el predominio de la emigración; sólo en el caso de Zacatecas se observa una tenden-

La demografía de Zacatecas al inicio del siglo 21

SUPLEMENTO MENSUAL

ZACATECAS: POBLACIÓN, CRECIMIENTO NATURAL Y SOCIAL 1990-2005

Indicador 1990-1995 1995-2000 2000-05

Población censada al 30 de junio del primer año 1,279,344 1,331,343 1,354,611

Nacimientos durante el quinquenio 204,717 193,690 180,672

Defunciones durante el quinquenio 30,394 32,039 33,723

Crecimiento natural quinquenal 174,323 161,651 146,949

Crecimiento natural promedio anual 34,865 32,330 29,390

Población censada al 30 de junio del segundo año 1,331,343 1,354,611 1,366,847

Población inicial más crecimiento natural (esperada) 1,453,667 1,492,994 1,501,560

Diferencia entre población censada y esperada -122,324 -138,383 -134,713

Saldo neto migratorio promedio anual -24,465 -27,677 -26,943

Fuente: propia con base en los XI y XII Censos generales, los Conteos y los Anuarios

Estadísticos de Zacatecas. Ediciones 1991-2006. Inegi.

Cuadro 1

1 - Ver Padilla J. Manuel (2009), Síntesis del cambio demográfico de Zacatecas, siglo XX, en Zacatecas Desarrollo Económico Regional. Coordinador Burnes O. Arturo, UAZ,

2009.

2 - Valdés Luz Ma. (2000), La población a inicios del siglo XXI Curso interactivo de De-mografía. Ed. UNAM y Porrúa.

3 - Es menester definir algunos términos demográficos. La tasa de crecimiento total (TCT) es la suma de la natural (TCN) y la social (TCS). La TCN es, a su vez, la diferencia

entre la tasa de natalidad (TN) y la de mortalidad(TM), mientras la TCS resulta de com-parar la tasa de inmigración con la de emigración, o bien, a falta de datos, sería la dife-

rencia entre la TCN y la TCT, bajo el supuesto de equilibrio migratorio.

4 - Cabe agregar que los municipios que en 2010 tuvieron la tasa de crecimiento mayor fueron: Guadalupe con 4.68% promedio anual, en tanto parte de la zona metropolitana;

Noria de Ángeles (3.68) y Tlaltenango (3.6) por la inmigración y la política disuasiva americana; y Mazapil (2.9) por la explotación minera. Los tres últimos habían tenido

dato negativo en 2005.

cia al equilibrio migratorio. Para 2008, según cálculos preliminares propios, se aprecia una disminución de la “pérdida” migratoria, incluso en la región Zacatecas la migración neta es positiva, mientras la de Sombrerete es la de mayor tasa negativa; (cabe decir que la primera es la de mayor índice de desarrollo humano y la segunda la de menor desarrollo en 2005, según datos del PNUD 2008). La relación entre tasa de crecimiento demográfico e índice de inten-sidad migratoria es negativa, con un grado de correlación de -0.51, indicando que entre menor crecimiento demográfico mayor es el número de emigrantes.

En términos absolutos tenemos que el saldo neto

migratorio era de -24 mil 465 personas en 1990, y de -26 mil 943 en 2005, según cálculos propios con base en datos del Inegi. Véase cuadro 1. De este modo, el crecimiento social negativo ero-siona el crecimiento natural de la población esta-tal: el saldo neto migratorio negativo representa para 1990 70 por ciento del crecimiento natural, pasando a 91.7 por ciento en 2005. En otras pa-labras, si en 1990 Zacatecas tenía la capacidad de retener 30 por ciento del crecimiento natural, para el 2005 esa capacidad se había reducido a sólo 8.3 por ciento de tal aumento. Muchos esperábamos que el saldo neto migratorio de la entidad en 2010 superara al crecimiento natural y que, por ende, la población de tal año fuese inferior a la de 2005; nos equivocamos.

A tono con la emigración a Estados Unidos de México, la zacatecana estuvo aumentando hasta 2005, aproximadamente: de 1990 al 2000 pasó de 350 mil 276 a 513 mil 810 personas según el Conapo, Coepo y Fnuap (2006), y creció en 65 mil 631 entre 2000 y 2005, según el Inegi (2007) llegando a 579 mil 441 en el segundo año. Si agregamos que entre 2005 y 2010 el flujo fue de 31 mil 817 y descontando los migrantes de retorno (10 mil 388), según el Censo general del 2010, tendríamos para el último año 600 mil 870 zacatecanos inmigrantes de Estados

Unidos. También el flujo indocumentado está disminuyendo. Así nos encontramos en 2010.

De esta forma, puede afirmarse que la disminu-ción de la tasa de emigración a EU es el factor que determina el alto crecimiento demográfico. En efecto, los datos disponibles indican que el stock de mexicanos residentes de dicho país ha-cia 2008 había llegado a su punto máximo, casi 12 millones, y que el flujo indocumentado ha de-crecido notablemente por la política disuasiva, la crisis económica y el desempleo.

Ha habido un aumento importante en deportaciones y retornos voluntarios de los migrantes indocumentados FOTO: LA JORNADA ZACATECAS

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DOMINGO 12 • FEBRERO • 2012 4:SUPLEMENTO MENSUAL

Ciertamente ha habido un aumento en las de-portaciones, retornos voluntarios y se ha inhi-bido la migración sobre todo de aquellos que carecen de experiencia migratoria, todo lo cual ha atado a la población migrante potencial o real a sus comunidades de origen. El Censo encontró aquí a toda esa gente.

Respecto del origen de los emigrantes según ta-maño de localidad puede afirmarse que 62.9 por ciento salía de comunidades menores de 5 mil habitantes, esto es, la emigración sigue teniendo esencialmente un carácter rural.

Puede ser paradójico el alto crecimiento demo-gráfico para 2010 en medio del aumento que registra la pobreza, que afecta al 65.2 por ciento de la población estatal en el mismo año. Aunque el peso estadístico entre ambas variables sea insignificante.

2. Estructura por edadDecía que el estado de Zacatecas está inmerso en el inicio de la última fase de la transición de-mográfica, cuando la fecundidad y la mortalidad alcanzan valores bajos y en equilibrio, dando lugar a cambios sustanciales en la estructura por edad y a un bajo crecimiento demográfico. Al igual que al país su recorrido le llevará hasta mediados del siglo 21.

En 1970 la población menor de 15 años ascen-día a 50.5 por ciento de la total, la de entre 15 y 59 años a 43.3 por ciento y la de 60 y más años a 6.2 por ciento, mientras que en 2010 los datos son 30.6, 58.3 y 10.1 por ciento, respectiva-mente, según el Inegi (2011). Vivimos, pues, un proceso de maduración demográfica, más que de envejecimiento.

Tal proceso está ocurriendo de manera desigual por región y/o municipio. Para 2010 Zacatecas y Guadalupe son los municipios de mayor porcen-taje de población de entre 15 y 60 años de edad, lo cual refleja la atracción que ejercen sobre la gente de otros, porque concentran las insti-tuciones de educación superior y los diversos servicios, además de los establecimientos co-merciales trasnacionales y la burocracia federal y estatal. En cambio, las regiones históricas de migración internacional son las de mayor nivel relativo de población de 60 y más años, pues quienes emigran son, esencialmente, jóvenes. El dato relativo de población estatal de 60 y más años pasa de 7.2 a 10.1 por ciento entre 1990 y 2010.

De cara al futuro podemos decir que se pro-fundizarán los cambios mencionados. Primero, el grupo de población menor de 15 años conti-nuará a la baja hasta 2030; segundo, el grupo de 15 a 59 años crecerá hasta 2015 para luego disminuir; finalmente, el grupo de 60 y más crecerá consistentemente durante el tiempo proyectado, empatando hacia 2030 el nivel de menores de 15 años de edad. Esto según las proyecciones del Conapo.

Lo anterior implica enormes retos en los planos económico, social y político. En lo económico será inviable seguir sosteniendo la seguridad social por ser pocos los que cotizamos y por ser pequeña nuestra aportación. Si los problemas de empleo persisten será alto el número de personas de avanzada edad sin alguna seguridad social. Se debe de fortalecer la política de apo-yos a ese segmento poblacional si no queremos llegar a “viejos” además de pobres.

3. Distribución territorialde la población

El patrón de poblamiento de Zacatecas, igual que el del país, muestra dos características: por un lado, una alta dispersión en cientos de locali-dades, y por la otra, su concentración en pocos centros urbanos. Empecemos descomponiendo la población según tipo de residencia

La población rural, la residente de localidades menores de 5 mil habitantes, ha crecido a una tasa menor a la estatal; decrece en los últimos años, incluso, para crecer al 0.9 por ciento pro-medio anual entre 2005 y 2010. Con todo, la población rural sigue siendo predominante en la población total: en el 2010 48.5 por ciento es rural, 11.3 mixta y 40.2 por ciento urbana. Lo anterior no es ajeno a la debilidad de nuestra economía regional dentro de la nacional, 0.8 por ciento en el 2008, igual que hace 30 años, según datos del Inegi (2010).

La población mixta, la residente de localidades de entre 5 mil y 14 mil 999 habitantes, parece tener una contribución relativa constante. Es un tanto irregular por la reclasificación de localida-des mixtas a urbanas o de rurales a mixtas. En las localidades de entre 5 mil y 9 mil 999 personas reside 7.7 por ciento de la población estatal, entre ellas a Villa de Cos, Juchipila, Pinos, Vi-lla García, Francisco. R. Murguía y Tacoaleche. Mientras en las de 10 mil y 14 mil 999 reside 4.5 por ciento, las cuales son: Miguel Auza, Villa-nueva, Trancoso, Jalpa y Valparaíso.

La población urbanaEl crecimiento demográfico que vive Zacatecas es, fundamentalmente, el urbano, o sea el de las localidades de 15 mil y más habitantes, 12 en total en 2010, y que fue del orden de 3.65 por ciento, promedio anual, claramente supe-rior al estatal. De ese total de 12, Zacatecas, Guadalupe y Fresnillo tienen más de 100 mil habitantes, y las demás son de menos de 50 mil: tres entre 30 mil y 49 mil 999, tres entre 20 mil y 29 mil 999, y tres entre 15 mil y 19 mil 999. En todas ellas vive 40.15 por ciento de la población estatal.

Los datos disponibles permiten afirmar que el proceso de urbanización es débil en la mayoría

de las regiones, con localidades urbanas pe-queñas, que apenas crecen; vemos esto en el noroeste y suroeste, Nochistlán y Sombrerete, por ejemplo.

Vivimos un proceso de urbanización polarizado fundamentalmente en la zona metropolitana Zacatecas-Guadalupe, lugar que concentra la tercerización que registra nuestra economía, aportando 32 por ciento del producto estatal en 2004; aquí vive en 2010 20 por ciento de la población estatal. Permítanme una breve refe-rencia en torno al municipio de Guadalupe:

Este municipio es el que registra el mayor pro-ceso de urbanización, lo cual se relaciona con la conurbación de la localidad de Guadalupe con la de Zacatecas, constituyéndose de esta forma la primera zona metropolitana estatal. Real-mente, el alto crecimiento demográfico que caracteriza al municipio es el experimentado por la localidad de Guadalupe, cuya población entre 1980 y 2010 pasa de 25 mil 395 a 124 mil 623 habitantes, esto es, casi se multiplica por cinco veces. Si esta localidad continúa cre-ciendo con la intensidad que lo hizo entre 2005 y 2010, 5 por ciento, promedio anual, para 2024 tendríamos que construir otro Guadalupe; pero limitémonos a 2015, seríamos 162 mil 489 per-sonas, lo cual implica 9 mil 895 viviendas más, 30 por ciento de las existentes ahora, siendo el reto anual la construcción de 2 mil viviendas y lo que esto supone: agua, de la cual ya ca-recemos frecuentemente; transporte público suficiente y eficiente, seguridad pública, entre otras cosas. Otro reto de igual importancia es el empleo. El requerimiento adicional promedio anual sería de casi 3 mil 700 para absorber labo-ralmente a los nuevos ingresantes al mercado laboral, esto es 18 mil 500 son los que deben crearse de 2010 y hasta 2015. De no ocurrir esto estaremos favoreciendo la informalidad laboral y la frustración, que pueden contribuir a una mayor violencia. Esto podría ser válido para otros municipios.

Queda claro que el proceso de urbanización se concentra en el centro de la entidad. En el resto del estado como que nada pasa. Sería deseable un proceso de urbanización menos inequitativo, territorialmente hablando.

El crecimiento demográfico diferenciado se re-fleja en variaciones en la aportación relativa por municipio o región respecto de la población

estatal. En el primer plano sobresalen Fresnillo con 14.3 por ciento, Guadalupe 10.7, Zacatecas 9.3, Pinos 4.7 y Río Grande 4.2 por ciento. Cote-jando con los datos de 2005 destaca Guadalupe que “arrebata” a Zacatecas el segundo lugar. Por región, la de Fresnillo le cede en 2010 el primer sitio a la de Zacatecas. Otras que vieron dismi-nuida su contribución son: Jalpa, Jerez, Ojoca-liente, Río Grande, Sombrerete y Tlaltenango; mientras dos la mantuvieron: Pinos y Mazapil.

Respecto a cómo se distribuye la población por el territorio se sigue apreciando una alta disper-sión, además de un proceso de concentración urbana. Lo primero continuará complicando de manera extraordinaria el acceso a los servicios, mientras lo segundo seguirá mostrando la pro-blemática propia de la urbanización.

ConclusionesLos datos del conteo de 2005 permiten confir-mar algunas características y tendencias de la población zacatecana de finales del siglo 20: un nivel menor de crecimiento que tiende al estan-camiento; un aumento en el despoblamiento; un decrecimiento en el grupo de menores de 15 años de edad y un aumento en los demás, lo cual muestra una estructura etérea más ma-dura y envejecida; crecimiento de la población urbana, esencialmente en torno a las ciudades de Zacatecas y Fresnillo, y una disminución de la rural; una creciente concentración en la región de Zacatecas, especialmente en los municipios de Zacatecas y Guadalupe, lo cual refleja la desigualdad del cambio económico que vive la entidad.

Los determinantes del despoblamiento son un decreciente aumento natural y un incremento de la emigración neta, particularmente la diri-gida a Estados Unidos. Parece que el stock de zacatecanos residentes en dicho país había lle-gado a su punto máximo hacia 2008, y que el flujo migratorio indocumentado ha decrecido notablemente por la política disuasiva, la crisis económica y el desempleo, entre otros factores. Una menor tasa de emigración externa es lo que explica la alta tasa de crecimiento demográfico de 2010, además de la activación minera en algún municipio. Los datos disponibles sobre el crecimiento natural no validan, al parecer, el au-mento de la fecundidad como factor relevante del crecimiento aludido.

Como resultado de los cambios en la fecundidad, la mortalidad y la migración, vivimos el inicio de la última fase de la transición demográfica, o sea, un proceso de maduración y envejecimiento demográfico. Las condiciones de vida de los adultos mayores deben mejorar con programas de apoyo universal. El envejecimiento demográ-fico es inevitable pero la pobreza sí la podemos evitar o moderarla, al menos.

Finalmente, seguimos observando una alta dis-persión de la población por el territorio. Po-dría implementarse políticas de focalización en comunidades dispersas, que incluyen servicios locales concentrados como agua, luz, salud y vivienda, en busca de estimular economías de escala en la concentración de servicios públi-cos que favorezcan una mejor calidad de vida, complementando la política de combate a la pobreza. También vivimos un proceso de urba-nización polarizado. Sería deseable un sistema de ciudades más equitativo, territorialmente hablando. Además de programas de combate a la pobreza urbana.

Referencias

Conapo, Coepo Y Fnuap, Reporte de volúmenes de migrantes temporales y permanentes. 2006.

Inegi (2010), Anuario estadístico Zacatecas Edición 2010.

Inegi (2011), Censo general de población y vivienda 2010. México 2011.

Padilla Juan Manuel (2008), Cambio demográfico y desigualdad social en Zacatecas. Poder Judicial del Estado de Zacatecas, 2008.

PNUD (2008), Informe sobre el desarrollo humano municipal.

Si los problemas de empleo persisten será alto el número de personas de avanzada edad sin alguna seguridad social FOTO: MIGUEL ANGEL NUÑEZ

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DOMINGO 12 • FEBRERO • 20125: SUPLEMENTO MENSUAL

Nuevos signos de lamigración internacional de

Zacatecas: 2007-2010

w Miguel Moctezuma L.1

L a migración internacional que caracte-riza a México ha tenido un viraje drástico a partir de la crisis que vive la economía estadunidense, pero ese viraje es coyun-

tural y nada tiene que ver con “el principio del fin de la migración” tal y como se aduce de un artículo publicado por el columnista Damien Cave (The New York times, Tuesday, August 23, 2011). La reducción del concepto de migración suele generar distorsiones teóricas cuando se le concibe únicamente como salida de un flujo de personas de un país a otro, es decir, como expul-sión. Aun pensando sólo en los países de origen, la migración también incluye el establecimiento en el destino y éste hace posible el retorno en ambas direcciones, por tanto, se equivocan ro-tundamente quienes señalan que la migración México-Estados Unidos desapareció.

Hoy en día se vive un retorno de migrantes que abarca repatriaciones, retornos voluntarios individuales y retornos de tipo familiar; éstos últimos son los que constituyen la novedad. Asi-mismo, no existe fundamento al señalar que los migrantes regresan al país porque se habrieron nuevas oportunidades para la movilidad social como también se dice respecto de los que ahora no emigran (“Cae migración a EU, dice Segob”, Reforma, 12 de julio de 2011), cuya verdadera explicación se encuentra en la crisis económica de Estados Unidos; por tanto, una vez que ésta sea superada, independientemente de todas las dificultades, el flujo continuará.

En lo que sigue se presenta un análisis sintético de las tendencias que al borde de la crisis esta-dunidense presenta la migración de Zacatecas a Estados Unidos, y cómo esto se relaciona con un crecimiento inesperado de la población de la en-tidad; enseguida se identifica y se buscan medir las magnitudes de la migración de retorno.

1. La población de ZacatecasEn 2010 el inesperado crecimiento del número de habitantes que experimenta la entidad se explica por cuatro factores, a) el freno que expe-rimentó la emigración en los últimos años, b) el retorno de un flujo de población que años antes había emigrado, c) la inmigración de los descen-dientes de migrantes zacatecanos que nacieron en Estados Unidos y que llegaron a la entidad con sus padres, y d) el impacto positivo que tuvo el retorno de migrantes en la natalidad.

En el estado de Zacatecas se observa un exce-dente de población equivalente a 10 mil 163 en el grupo de edades de 30-39 años y un segundo excedente de 11 mil 291 habitantes en el grupo de edades que abarca 05-14 años (Inegi, II Con-teo de Población 2005, Inegi, Censo General de

Población 2010). Ambos excedentes de pobla-ción refieren claramente a retornos de familias, ya que se corresponden los grupos de edades, en el primer caso, de quienes son los padres, y en el segundo, de quienes son sus descendientes. Con base en su población, los municipios que en Zacatecas en 2010 se vieron mayormente im-pactados por el retorno de migrantes acompa-ñados de sus descendientes fueron: Huanusco, Trinidad García de la Cadena, Villa Hidalgo, Apozol, Juan Aldama y Saín Alto.

De manera similar, si se compara la población de 00-04 años en 2010, se registra una población superior equivalente a 8 mil 207 respecto de 2005. Por tanto, algunos de los migrantes retor-nados a Zacatecas debido a que se encuentran en plena capacidad reproductiva, impactaron directamente en el crecimiento de la población en ese primer grupo de edades.

Paradójicamente, en Zacatecas se produjo un déficit de mujeres localizado en las edades de 20 a 29 años. Con base en este resultado es pro-bable que se estén produciendo nuevos arreglos familiares que abarcan una emigración feme-nina hacia Estados Unidos en búsqueda de pa-reja, además de mantenerse en la migración do-cumentada el proceso de reunificación familiar.

1.1 El proceso de despoblamientoA diferencia del pasado reciente (2000-2005) en que el despoblamiento de Zacatecas alcanzó a 42 municipios de la entidad, en el 2010 y

comparándolos con 2005 en el se registraron solamente 6 municipios con despoblamiento, estos son: Atolinga, El Plateado, Jiménez del Teul, Momax, Moyahua y El Salvador; sin em-bargo, ese es un análisis de tiempo corto que oculta el proceso que se vive desde dos décadas atrás. En efecto, en 2010 de los 58 municipios que contempla la entidad zacatecana, 30 de ellos aún presentan una población menor a la de hace 20 años (53.8 por ciento), 28 respecto de la población de 15 años atrás (50 por ciento) y 25 en relación a la población de hace 10 años (43.9 por ciento). Entonces, lo que en el fondo persiste es un despoblamiento acumulado.

Congruente con lo anterior, los municipios que en Zacatecas siguen despoblados en compa-ración con la población existente en 1990 son básicamente los que corresponden a la región de la migración histórica, ubicados en el sur y occidente del estado; en cambio, los munici-pios despoblados del semidesierto, ubicados al norte, como: El Salvador, Melchor Ocampo, Concepción del Oro y Mazapil su despobla-miento está vinculado más con la migración interna con destino a los estados vecinos de Coahuila y Nuevo León.

Con relación al proceso del despoblamiento acumulado que experimenta Zacatecas se ob-serva asimismo un fenómeno que afecta de manera dramática a los grupos de edades ma-yormente impactados por la emigración inter-nacional. En efecto, en 2005 en el grupo de eda-des de 25-29 años, Apulco tenía solamente 49 varones por cada 100 mujeres, Susticacán 53, Concepción del Oro 56, Nochistlán y Valparaíso 59; es decir, en estas municipalidades existía un déficit de varones que ya indicaba que la re-producción de la población se había convertido en un problema para la sustentabilidad social y reproductiva, pues encontrar pareja entre las jóvenes de algunas localidades se convirtió en una seria dificultad. En 2010, como se ilustra en el cuadro siguiente, con todo y el retorno de migrantes, aún aparecen con un alto déficit de varones ubicados en las edades señaladas los municipios de Apulco, Tabasco, Mezquital del Oro, Nochistlán y Valparaíso.

2. La migración internacional de Zacatecas Históricamente, desde el Porfiriato, la Región Centro Occidente de México ha sido provee-dora de fuerza de trabajo para Estados Unidos. Los estados pertenecientes a esta región se caracterizan por ser los de más larga tradición migratoria, son los que a lo largo del tiempo han contribuido de manera permanente a incremen-tar el número de mexicanos que residen en el vecino país del norte. Durante los últimos 20 años la población radicada en Estados Unidos originaria de esta región creció en 96 por ciento al pasar de 2.7 millones en 1990 a 5.3 millones en 2010. Actualmente cuatro de cada 10 mi-

grantes mexicanos que viven en la Unión Ame-ricana son originarios de Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas en ese orden. El Con-sejo Nacional de Población (Conapo) también estimó que en 2005 vivían 10.6 millones de migrantes mexicanos de manera permanente en Estados Unidos, de los cuales 509 mil proce-dían del estado de Zacatecas. Por otra parte, de acuerdo con la Current Population Survey (CPS) se estima que el número de mexicanos nativos que vivían en Estados Unidos alcanzó los 11.9 millones en 2010; con base en esta última cifra y de Conapo se estima que en 2010 había aproxi-madamente 572 mil zacatecanos nacidos en la entidad residiendo en Estados Unidos.

Entre 2005 y 2010, el número de migrantes establecidos en Estados Unidos que nacie-ron en Zacatecas creció aproximadamente en 63 mil personas: 12 mil 600 zacatecanos por año. Esta cifra resulta reducida si comparamos la pérdida anual estimada por Conapo entre 2000 y 2005 la cual fue del orden de 16 mil, es decir, el número de migrantes de Zacatecas que se establecieron anualmente en Estados Unidos en los últimos cinco años se redujo 21.3 por ciento.

Como se sabe, el peso relativo de los migrantes radicados en Estados Unidos con respecto a la población que reside en la entidad de origen, constituye un indicador que revela el impacto demográfico de la migración internacional. Así, los migrantes zacatecanos establecidos en Es-tados Unidos en 2005 representaron 36 por ciento de la población y 38.4 por ciento en 2010; sólo Michoacán se le aproxima de lejos con el 26.8 y 27.5 durante los mismos años de referencia.

Haciendo una comparación con los promedios nacionales, se tiene que la tasa de emigración quinquenal 1995-2000 para el conjunto del país fue de 17 emigrantes por cada mil residentes. En el ámbito estatal, Zacatecas destaca por regis-trar tasas de emigración quinquenal del orden de 49.5. Es decir, en ese quinquenio Zacatecas mostró una tasa de emigración casi tres veces mayor que la media nacional, seguido muy de cerca por Michoacán con una tasa de emigra-ción de 42.4. A su vez, la información nacional derivada del Censo de Población y Vivienda de 2010 da cuenta de una tasa de emigración quin-quenal del periodo 2005-2010 de 10 personas por cada mil habitantes, mientras que Zacate-cas presenta una tasas de 21.3 y nuevamente Michoacán le sigue de cerca con una tasa 20.2 por cada mil personas. Cabe señalar que estas cifras indican una reducción en la emigración internacional, tanto en el concierto nacional como estatal.

En Zacatecas 58 por ciento de la migración in-ternacional se origina en poblaciones menores a 2 mil 500 habitantes y 76.6 por ciento proviene de poblaciones menores a 15 mil habitantes; por tanto, la migración internacional de la entidad presenta un sello fuertemente rural. Este es un aspecto que gravita en la fuerza que exhiben la cultura comunitaria y las redes sociales, ya que en el medio rural, la interacción directa y permanente entre sus habitantes es más intensa que en las ciudades; de ahí que este sea uno de los aspectos que en Estados Unidos de origen a la permanente formación de asentamientos de población provenientes de una misma matiz comunitaria y cultural.

Un aspecto complementario y vinculado a la for-mación de comunidades filiales en el extranjero es el hecho de que los migrantes que provienen del medio rural tienden más a quedarse a re-sidir en Estados Unidos, lo que seguramente está relacionado con la fuerza que tienen sus redes sociales, la formación y la antigüedad de asentamientos poblacionales en aquel país, pero también debe estar asociado a las bajas opor-tunidades laborales y de movilidad social que brindan las comunidades rurales o semiurbanas de Zacatecas.

Independientemente de la crisis, el flujo migrante continuará FOTO: LA JORNADA ZACATECAS

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Región de transición (centro)La región centro del estado conforma un espacio de transición entre la región histórica de la mi-gración internacional y la región intermedia; por lo que presenta características de ambas, aunque tienden a predominar los rasgos de la primera sobre la segunda: data de 1960 en adelante y sus destinos son los tradicionales: Illinois, Texas y California. Esta región es la menos estudiada y no experimenta despoblamiento debido a que en ella se localizan las ciudades de Fresnillo, Zacatecas y Guadalupe. Su migración internacional es sólo manifiesta en las poblaciones rurales y no en las poblaciones urbanas.

Cabe hacer mención que esta región es la única de la entidad que se caracteriza por ser de atracción de inmigrantes procedentes del estado, predominando el desplazamiento de jóvenes que se dirigen a las ciudades de Zacatecas, Guadalupe y Fresnillo con la intención de cursar estudios superiores. Existe asimismo inmigración de tipo laboral para sectores como los servicios. Un caso particular es el municipio de Calera, que desde 1997 ha atraído inmigrantes laborales procedentes del estado y de otras entidades para satisfacer la demanda de trabajo que generara la Compañía Cervecera de Zacatecas SA de CV, filial de Grupo Modelo ubicada en ese municipio, por lo que en conjunto en esta región es donde se registra un mayor crecimiento poblacional.

Región reciente (sureste)La región reciente de la migración data de 1990 en adelante y es la más dispersa en sus destinos. Su flujo se dirige principalmente hacia Texas, California, Idaho, Carolina del Norte, Illinois y Georgia. En este caso, aunque tienen presencia los dos patrones migratorios, existe una tendencia fuerte de migración circular, la que con el tiempo habrá de transformarse en migración establecida.

Su carácter reciente indica que los flujos tienden a coincidir más con los viejos y nuevos destinos.

Un segundo rasgo característico de esta región es que a pesar de que la emigración acumulada es relativamente reducida, también es un proceso muy intenso, de ahí que rápidamente se hayan for-mado comunidades filiales y que, a pesar de su dispersión, ya se pueda hablar de un circuito regional con destinos focalizados. Empero, esta es una característica que se combina con su fragilidad.

Como corolario, cabe señalar que la migración de retorno ha afectado de manera general a toda la entidad, pero hay indicios de que los migrantes que están retornando son los de más reciente migración, particularmente aquellos que emigraron entre el 2000 y 2010, su mayoría son menores de 40 años y muchos de ellos resultan ser más vulnerables debido a su estatus de indocumentados.

Finalmente, resulta claro que las políticas públicas de Zacatecas sobre la migración internacional deben avanzar en la creación de empleos y atender a la población de retorno, priorizando la pobla-ción de sus descendientes, facilitando la inserción social de los menores, abriendo programas de educación primaria y secundaria con un enfoque trasnacional e intercultural. Este podría ser un pro-grama piloto capaz de generalizarse nacionalmente, ya que el Censo de Población de 2010 reportó un excedente de población para el país de un millón 289 mil 493 en los grupos de 5-9 y 10-14 años; obviamente, con una alta presencia de menores precedentes de EU.

2.1 Circuitos zacatecanos de la migración internacional Conceptualmente, un circuito migratorio lo constituye el conjunto de establecimientos poblaciona-les de migrantes que mantienen y reproducen sus vínculos trasnacionalmente a pesar de la distancia (Rouse, 1991). Su análisis implica reconocer teóricamente que las comunidades de origen y destino constituyen una misma unidad, separada por la distancia pero que reproduce sus relaciones sociales más allá del espacio inmediato.

Región histórica (sur-occidente)Esta es la región más antigua en el estado de Zacatecas que data desde 1930-40, identificada con los destinos tradicionales hacia Estados Unidos: California, Texas, Illinois y Oklahoma. En este circuito predomina el patrón de la migración que tiende a establecerse en el destino con todo y su familia, desde donde se producen nuevos desplazamientos entre las comunidades de destino. Esta caracte-rística, junto con el liderazgo ha sido decisiva para el surgimiento de las asociaciones de migrante, donde en el concierto nacional destaca Zacatecas, mostrando su mayor grado de madurez en los estados de California, Illinois y Texas.

Región intermedia (norte)Esta es la segunda región en importancia de la migración internacional. Temporalmente data de la década de 1960 y tiene como principales destinos las entidades de Texas, California, Illinois, Wis-consin y Luisiana; es decir, comparte destinos tradicionales y recientes, lo que indica un cierto grado de concentración-dispersión. En esta región se combina los patrones migratorios de la migración establecida y circular.

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1 - Profesor-Investigador de tiempo completo en Programa de Doctorado en Estudios del Desarrollo de la UAZ, miembro del SNI, Nivel 2,

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w Rodolfo García Zamora*

Diversas publicaciones sobre migración in-ternacional de México a Estados Unidos y fuentes oficiales sobre estadísticas de población de México dan cuenta de un

quiebre histórico en las tendencias migratorias entre ambos países, inédito en los últimos 40 años en térmi-nos de una reducción sustancial de esa migración. Un estudio de la Universidad de Princeton reveló que la migración mexicana a Estados Unidos frena su ritmo de crecimiento debido a la débil situación económica estadunidense, al control fronterizo y a los cambios demográficos, sociales y económicos por lo que pasa México.

Según el Proyecto de Migración Mexicana, “la migra-ción de connacionales hacia la Unión Americana ha caído hasta sus niveles mínimos desde 1950, ya que muchas familias encuentran más atractivo desarro-llarse en México, la situación macroeconómica es fuerte y pueden desarrollarse en el seno de su propia cultura”, (El Universal, México, 7 julio 2011).

De acuerdo con las cifras del Pew Hispanic Center, menos de 100 mil inmigrantes indocumentados se trasladaron a Estados Unidos en 2010, mucho menos de los 525 mil connacionales anuales que se estable-cieron en la Unión Americana entre 2000 y 2004. El New York Times asegura que las razones para este descenso en la migración irregular se deben a que ser “espalda mojada” se ha vuelto mucho más caro y peli-groso por la presencia de los cárteles de la droga en los estados fronterizos”. El diario también señala el in-cremento de las oportunidades educativas y laborales en México como una de las causas de esa tendencia.

El estudio de la Universidad de Princeton agrega que en los últimos 15 años México se ha fortalecido en política, la clase media aumenta y los ingresos crecen de manera lenta, pero constante. Además, los inmi-grantes están cada vez menos dispuestos a soportar las difíciles condiciones de vida que enfrentan en el vecino país del norte, donde en algunos estados se ha criminalizado la migración irregular (El Universal, México, 7 de julio 2011).

La tendencia hacia la migración internacional de México a Estados Unidos es captada por el Censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que señala que producto de la crisis económica internacional y el endurecimiento de la condición de los mexicanos en Estados Unidos, el número de con-nacionales que migró al extranjero registró una caída de casi 27 por ciento en la última década. Mientras que en el Censo 2000 se resalta que los mexicanos que migraron al extranjero fueron más de 1.5 millo-nes, en 2010 se contabilizaron 1.1 millones de perso-nas que salieron del país en busca de mejores oportu-nidades. Para Inegi, al momento de realizar el Censo, 723 mil 310 personas aún permanecían en el exterior y 350 mil 719 ya habían regresado al país (http://www.cnnexpansión.com/economía/26/08/2011).

El centro Pew Hipanic señala que tras una caída con-tinua de los flujos migratorios en los últimos dos años, la población indocumentada en Estados Unidos se es-tancó en los 11.2 millones. Esta cifra supone una caída de casi un millón en relación con 2007, cuando la inmi-gración indocumentada alcanzó los 12 millones. El im-pacto de la crisis económica y un control más estricto de la frontera se perfilan como las principales causas de esta estabilización entre la población indocumen-tada en 2010. Aun así, la población indocumentada representa el triple de la que se calculaba en 1990 y, entre ella, la de origen mexicano es la más numerosa con poco más de 6.5 millones de inmigrantes.

Los responsables del estudio coincidieron en señalar que los flujos de inmigración indocumentada desde México, que más inciden en las cifras y estadísticas a nivel nacional, “han caído drásticamente” en los últimos 5 años. Los mexicanos indocumentados alcan-zaron su máximo nivel en 2007, con 7 millones, y para 2010 la población bajó a 6.5 millones, y constituye 58 por ciento del total de inmigrantes indocumentados.

“Al parecer, aunque la gente en México considera que

aún sigue habiendo mejores oportunidades de trabajo en Estados Unidos, el riesgo y el precio de cruzar una frontera cada vez más vigilada y con mayores peligros parecen haber sido los principales factores de esta disminución”, aseguró Jeffrey Passel, uno de los res-ponsables del estudio de Pew Hipanic. “Esta realidad refleja hoy además menores cifras de captura de la patrulla fronteriza. (http://www.informador.com.mx/primera/26/08/2011).

El pasado 10 de julio el New York Times destacó que la disminución reciente del flujo migratorio de mexi-canos hacia Estados Unidos podría ser resultado de una serie de cambios en la estructura demográfica junto con mejoras de tipo socio–económico y político en México, especialmente en los últimos 15 años. Lo anterior podría llevar a imprimir un carácter perma-nente a tal reducción de este flujo laboral, e incluso podríamos presenciar el fin de la emigración mexi-cana, al menos en las dimensiones y características que presentó desde los años 60.

Según Douglas Massey, en el artículo de ese diario,

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Cero Migración

Declive de la migración internacional y el reto del empleo nacional

SUPLEMENTO MENSUAL

la consolidación democrática en México, con un cre-cimiento económico modesto pero sostenido en los últimos 15 años, familias de menor tamaño y mayores oportunidades para educación, así como la violen-cia desatada en las ciudades fronterizas con Estados Unidos y las políticas antiinmigrantes en dicho país, podrían generar una serie de factores que en conjunto desincentivan la salida de mexicanos en busca del “sueño americano”.

De acuerdo con lo anterior, para muchos mexicanos resulta más conveniente quedarse en el país que aventurarse de forma indocumentada en Estados Uni-dos. Massesy sintetiza sus reflexiones de la manera siguiente: “Nadie quiere oírlo pero el flujo (de indo-cumentados mexicanos) se ha detenido. Por primera vez en 60 años el saldo neto migratorio se ha ido a cero, e incluso podría ser ligeramente negativo”. Esto es, según Massey, podríamos estar ante el fin de la emigración mexicana.

Para apoyar su alegato, el artículo del New York Ti-mes incluye entrevistas a familias jaliscienses, algunas

cuyos integrantes han retornado de Estados Unidos, y encuentran más conveniente quedarse en México, ya sea para estudiar, trabajar o iniciar algún negocio, que padecer la recesión económica y el recrudecimiento de la política antiinmigratoria en el país vecino. Por cierto, el fenómeno de la migración de retorno en Mé-xico también se ha reflejado en el Censo de Población y Vivienda 2010, que da cuenta de casi un millón de mexicanos que hace 5 años vivían en Estados Unidos y ahora se ubican en territorio mexicano.

¿Han hecho menos atractiva la migración hacia Esta-dos Unidos los cambios en México? Como se muestra en Situación Migración México (noviembre de 2010), aunque la falta de oportunidades en México es un factor que incentiva la migración, es menos relevante que el ciclo económico en Estados Unidos. La migra-ción mexicana no necesariamente se reduce cuando mejoran las condiciones en México. Ello se puede ver históricamente, pues los migrantes no se mueven con el ciclo del empleo en México. Por ejemplo, en la primera mitad de los años 90 el desempleo en México mostró un comportamiento ascendente, pero a inicios de ese periodo la migración se redujo

Desde 1996 y hasta 2000 el desempleo en México mantuvo una tendencia decreciente; en esos años la migración no se detuvo, sino que registró una ten-dencia opuesta. Posteriormente, la tendencia del des-empleo en México ha sido creciente, no obstante, la migración tiende a aumentar hasta 2006 y luego presenta una tendencia decreciente. Es decir, si bien la falta de oportunidades en México es un factor impor-tante en la migración hacia Estados Unidos, es menos relevante que el ciclo económico en México. Mientras el empleo y los salarios no aumenten relativamente respecto a Estados Unidos, la migración no dejará de ser atractiva para muchos mexicanos.

Si bien en México ha habido condiciones que han mejorado y han permitido a los hogares una mayor posesión de bienes y mejores oportunidades de edu-cación, que se han traducido en un mayor nivel de es-colaridad promedio de la población mexicana que en 1960 era de 2–6 grados, en 2000 de 7.5 y en 2010 de 8.6 grados; lo cierto es que estas mejoras no han sido suficientes para reducir la brecha salarial respecto a Estados Unidos. Cifras de la Organización para la Coo-peración y el Desarrollo Económico (OCDE) muestran que en 1995 la diferencia en la compensación laboral por empleado en el sector industrial entre Estados Unidos y México era cercana a 30 mil dólares al año, para 2002 esta diferencia era de 40 mil dólares y para 2009 se amplió a cerca de 50 mil dólares.

Aunque la migración de México a la Unión Americana no es reciente, ha ocurrido desde inicios del siglo anterior, desde la década de los 90 se ha dado un mayor dinamismo en los flujos migratorios. En este proceso han existido diferentes fuerzas que atraen y expulsan a los migrantes, las cuales se encuentran en ambos países. El análisis de su comportamiento nos ayudará a responder cuáles factores influyen más en el comportamiento actual de los flujos migratorios y presentar algunas perspectivas de futuro.

En primer lugar, históricamente los flujos migrato-rios documentados hacia Estados Unidos han sido fluctuantes; ha habido épocas de gran crecimiento y otras con reducciones. En general, las primeras se han presentado durante las expansiones económicas, mientras que las disminuciones se han registrado pre-cedidas de recesiones económicas en Estados Unidos, como sucedió tras las crisis de 1873, 1982,1914, 1923, 1929, 1991, 2001 y recientemente en 2007. Así, una primera hipótesis es que la recesión econó-mica reciente principalmente ha detenido la migra-ción mexicana hacia Estados Unidos.

Para fortalecer la hipótesis anterior, de que el estado de la economía estadunidense es la principal determi-nante de la inmigración mexicana a aquel país, en Si-tuación Migración México se menciona que la variable con la que mayor relación tiene la migración mexicana hacia Estados Unidos es el empleo en dicho país, por encima de la falta de oportunidades en México y de los diferenciales salariales entre ambos países. De esta forma, cuando el empleo en Estados Unidos aumenta, la migración mexicana también lo hace y lo contrario ocurre cuando el empleo disminuye. Es decir, el princi-

Para muchos mexicanos es más conveniente quedarse en el país que aventurarse de forma indocumentada en Estados Unidos

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pal motor es la demanda de empleo hacia los trabaja-dores mexicanos. En las crisis económicas la demanda de empleo se reduce y al haber menos puestos de tra-bajo disponibles los incentivos a emigrar se reducen.

Una semana después del 10 de julio, cuando apareció el polémico reportaje de Damien Cave en el New York Times planteando la posibilidad de que la migración de mexicanos a Estados Unidos haya llegado a su fin como fenómeno masivo y creciente, Jorge Durand, colega de Douglas Massey e integrante fundador del Mexican Migration Project, participa en el debate con su artículo Migración a la baja (La Jornada, México, 17 julio 2011). Primero destaca que la migración indocu-mentada en Estados Unidos llegó a su punto más alto en 2007, cuando el Pew Hipanic Center estimó el total de mexicanos irregulares en 7 millones. Y luego, por tres años seguidos ha bajado a 6.8 millones en 2008, 6.7 en 2009 y 6.5 en 2010. Esta tendencia coincidió con la crisis financiera y en un comienzo se interpretó como una consecuencia directa. Sin embargo, señala Durand, en migración siempre hay que considerar múltiples factores.

Para él, el tema ha salido del ámbito académico a par-tir del artículo publicado el 10 de julio en el New York Times, en el cual se hace referencia a un conjunto de factores sociales, económicos, políticos y demográ-ficos que explican esta tendencia a la baja. También se hace referencia directa al trabajo del Mexican Migration Proyect (MMP), que durante 25 años han realizado las universidades de Princeton y Guadala-jara en más de 200 comunidades rurales de México y otros países de Centroamérica y el Caribe.

En las encuestas del MMP realizadas en 2010 en Guanajuato y San Luis Potos, dos estados de amplia y añeja tradición migratoria, se constató, por primera vez en 25 años, que ningún migrante había realizado su primer viaje el año 2009. Es decir, el flujo de salida se había detenido. Por eso se dice que es equivalente a cero en lo que respecta a esas comunidades. Esta ten-dencia, según Durand, se puede constatar en muchas comunidades de la región Centro–occidente, donde los habitantes reportan que ya nadie ha podido pasar la frontera. Incluso los deportados, que conocen los vericuetos y las diferentes modalidades para cruzar, se han tenido que regresar.

Al mismo tiempo reportan que los que han podido irse a Estados Unidos lo han hecho con visas H2A y H2B para el trabajo agrícola y los servicios. En otros tér-minos, la migración indocumentada ha bajado, pero ha crecido notablemente la migración legal, lo que evidencia un cambio de actitud y de política migrato-ria en Estados Unidos. En el año 2004, por ejemplo, se concedieron 109 mil visas H2 para trabajadores temporales, y en 2009, en plena crisis, se otorgaron 206 mil 144, un incremento del 100 por ciento que no responde a causas económicas, sino políticas. En efecto, este cambio también se puede apreciar en el índice de accesibilidad a visas, que en 1999 era de 0.024 y en 2009 de 0.173. Una primera explicación de por qué baja la migración irregular es porque la migración legal se incrementa. En 1999 se admitió a 86 mil mexicanos con contrato laboral, con varios tipos de visa, y 10 años después, en 2009, se admitió a 301 mil 558.

Otro elemento a tomar en cuenta en el declive formal de la migración mexicana son las deportaciones, que en 2009 sumaron 973 mil, de las cuales técnicamente fueron deportados 393 mil y retornados 580 mil. Lo que se ha incrementado son las deportaciones forma-les, muchas de migrantes con problemas legales. Pero el cambio fundamental se ha dado entre los migrantes deportados, que por lo general no regresan a Estados Unidos porque se pueden enfrentar a la cárcel y a medidas coercitivas severas. Eso de que “hoy me deportan y mañana me vuelvo a cruzar” es un asunto del pasado.

Las medidas disuasivas emprendidas de manera explí-cita por Estados Unidos contemplaban incrementar los costos y riesgos del cruce fronterizo. Y lo logra-ron. Ahora cuesta 60 mil pesos cruzar la frontera y eso equivale a mil días de salario mínimo, por lo que quedan descartados de la aventura migratoria todos aquellos que ganan el mini–salario mexicano de 59 pesos diarios, incluso aquellos que ganan dos, tres o

cuatro salarios mínimos. El cálculo costo–beneficio ya no sale a cuenta.

Durand destaca, por otra parte, que también se ce-rró la fuente de financiamiento. Antes los migrantes financiaban el cruce subrepticio, pagaban al coyote e incluso el viaje del pariente. Pero con la crisis esa remesa a la que llama “sistémica”, porque mantenía el sistema migratorio en movimiento, se redujo sen-siblemente. Ahora el migrante en Estados Unidos tiene que velar por sí mismo, tiene menos horas de trabajo y necesita cuidar sus recursos. Ya no se puede financiar la aventura migratoria del hijo, del hermano, del ahijado, si el mismo migrante está en situación precaria. El riesgo es mayor porque ya no se trata sólo de cruzar la frontera, ahora hay que llegar sano y salvo a ella. Y el riesgo de que los migrantes puedan ser extorsionados por las mafias, coyotes y delincuentes se ha incrementado exponencialmente. Ahora llevar un celular o una dirección de un pariente radicado en Estados Unidos pone en peligro al migrante y su familia. Finalmente, para él.

Hay dos factores estructurales a tomar en cuenta para que baje la migración: un decremento significativo de la tasa de natalidad y un crecimiento económico sostenido. Ambos factores son claves y afectan de manera directa el flujo migratorio. En términos demo-gráficos México ya no es el mismo. Se ha pasado de una familia promedio de siete hijos en 1970 a una de de dos en 2010. Para las familias numerosas la salida migratoria era la fórmula perfecta. La presión demo-gráfica que tenía su válvula de escape en la migración internacional cambió sustancialmente. Todavía te-nemos un remanente de bono demográfico, pero la presión es diferente.

El siguiente factor es el crecimiento económico, que tiene que operar de manera simultánea con la baja de la natalidad. México ha crecido a un ritmo mínimo, mientras otros países de América Latina han crecido dos o tres veces más. Han mejorado las condiciones generales de México, pero no al ritmo que se espe-raba. No se pude considerar que esta variable haya jugado un papel fundamental en la tendencia general a la baja del fenómeno migratorio indocumentado (La Jornada, México, 17 julio 2011).

A diferencia del documento de BBVA que plantea que la situación de crisis económica en Estados Unidos, la caída del empleo y la menor demanda para el tra-

bajador migrante provocan la tendencia a una caída sustancial de la migración mexicana en los últimos cuatro años, Duran introduce el tema de deportados y retornados, los programas de trabajadores tempora-les y el cambio demográfico en las familias mexicanas. Indirectamente reconoce los impactos negativos de la crisis económica estadunidense sobre el nivel de des empleo de los migrantes documentados, sus pro-blemas de empleo, ingreso y la sobrevivencia como prioridad. Reconoce la militarización de la frontera norte y la violencia creciente en el tránsito migrante que eleva los riesgos y costos de la migración.

La parte ambigua y débil del artículo de Duran y del artículo del New York Times es el crecimiento econó-mico social del país como elemento que hace menos atractivo emigrar al país vecino. La información oficial refuta tal argumento. El Inegi informa que entre 2008 y 2010 no hubo hogar en el país que no padeciera un desplome en sus ingresos, periodo en el que se presentó la peor crisis económica internacional de los últimos 70 años. El ingreso promedio de los hogares se desplomó 12.3 por ciento en ese periodo (La Jornada, México, 16 julio 2011). En tanto, el Consejo Nacio-nal de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informa que de 2008 al 2010 el número de personas en situación de pobreza en México subió de 48.8 a 52 millones, es decir, 46.2 por ciento de la población se encuentra en esta situación (http://www.cnnexpansión.com/economía, 29/7/2011).

Para José Luis Calva, integrante del Instituto de In-vestigaciones Económicas de la UNAM, desde 1982, cuando empezó a aplicarse el modelo neoliberal, Mé-xico ha crecido a tasas promedio de 2.1 por ciento anual, con lo que el país se ha reafirmado como el de peor desempeño económico de América Latina. Consideró que los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares realizada por el Inegi, que demuestra que todos los hogares del país perdieron ingresos en los últimos años, “es un botón de muestra de lo que ocurre en el país, con funciona-rios más preocupados por mantener el balance fiscal sacrificando el crecimiento y el empleo”.

Calva estima que el deterioro en los ingresos de los hogares mexicanos se acentuará este año, sobre todo

para los más pobres, debido al repunte en el precio de los alimentos, materias primas y energéticos, dado que los pobres deberán destinar una mayor propor-ción de sus bajos salarios para la compra de alimentos. El investigador señala que el salario mínimo ahora puede comprar menos de una tercera parte de lo que se podía adquirir en 1982, mientras que los salarios de los trabajadores con prestaciones contractuales tam-bién perdieron la mitad del poder de compra. A partir de ese año, cuando inicia la aplicación del modelo neoliberal, la incapacidad de la economía nacional para absorber a casi un millón de jóvenes que al año se integran a la fuerza laboral provocó la masificación de la migración internacional a Estados Unidos.

A diferencia de años anteriores, cuando los migrantes eran jornaleros, la tendencia cambió y cada vez más mexicanos con estudios medios y superiores prefie-ren emigrar al extranjero ante la falta de oportunida-des en su país, “con lo que transferimos nuestra mayor riqueza, es decir, los recursos humanos capacitados”. La falta de oportunidades en México, resalta, provocó que 12 millones de personas emigraran y produzcan una riqueza equivalente a 600 mil millones de dóla-res anuales, lo que significa un desperdicio del bono demográfico. En contraste, el narcotráfico ha creado unos 600 mil empleos, convirtiéndose en el mayor generador de puestos de trabajo.

“Es triste que no tengamos una gestión de la econo-mía mexicana que permita a los mexicanos producir y generar esa riqueza en su tierra”. En contraparte, hay funcionarios, como los secretarios de Hacienda y Economía, que declaran que “México ya no es un país de pobres” o que “la caída en los ingresos sea sólo una percepción. Estas declaraciones de autoelogios, agrega, lo único que muestran es una visión lamen-table de autoengaño porque el país no comparte esa visión de bonanza. Lo graves es que esos funcionarios, quienes conducen la política económica del país, no conocen la realidad, entonces no van a poder cumplir su misión. Para ellos, lo importante es mantener la ortodoxia del control fiscal a toda costa y el control de la inflación, ante lo cual no importa el bienestar de 112 millones de mexicanos. En tres décadas de aplicación del modelo neoliberal, éste ha mostrado su fracaso, ya que el Producto Interno Bruto apenas creció 0.5 por ciento” (La Jornada, 17 julio 2011).

2010 marca un quiebre histórico en el comporta-miento de la migración internacional de México a Estados Unidos, que llega a equilibrar el monto de la migración irregular con la cantidad de deportados y retornados. A diferencia del 2000 al 2005, cuando los flujos migratorios mexicanos eran cercanos a 500 mil anuales, del 2006 al 2010 se reducen hasta estimarse en el último año en 100 mil. Por lo anterior, queda claro que la principal variable que determinará si la tendencia a la baja se mantiene es la posibilidad de la recuperación de la economía norteamericana. Elemento que no se ve claro a corto plazo, ya que su desempleo promedio sigue por encima de 9 por ciento para este año.

Lo anterior muestra que la migración internacional dejó de ser la válvula de escape que durante más de 40 años palió la ausencia de desarrollo económico y social del país, la incapacidad de la clase gobernante para promover políticas sectoriales y regionales que produjeran los empleos e ingreso necesarios para su población. En los últimos cuatro años en promedio, sólo se han generado 222 mil nuevos empleos anua-les, ante la necesidad de 800 mil nuevos puestos para los jóvenes que se integran al mercado laboral (La Jornada, 15 septiembre 2011).

Ante la crisis multidimensional que padece el país, ante el fracaso del Estado mexicano en términos de crecimiento económico, de generación de empleos y bienestar; ante la guerra contra el narco y sus asocia-dos, que ha costado más de 55 mil muertos en cinco años del gobierno calderonista, urge un cambio en la conducción del país: más que una política de Estado militarizada se requiere una política de Estado de Se-guridad Humana que ponga en el centro el empleo, el ingreso, el bienestar y la seguridad ciudadana.

* - Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Muchos deportados deciden no regresar a Estados Unidos por miedo a ser encarcelados FOTOS: LA JORNADA ZACATECAS

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El propósito del presente trabajo es explorar de manera sucinta el impacto de la migración mexi-cana hacia Estados Unidos, en

la conformación de las políticas públicas del Estado mexicano en las décadas re-cientes.

La migración México-Estados Unidos presenta una tradición centenaria, que ha dejado su impronta en los ámbitos demográfico, económico, político, social, cultural, sicológico y sobre los derechos humanos de la población que se ve in-mersa en este fenómeno, lo cual ha gene-rado problemas de corte socioeconómico, político y cultural que requieren medidas institucionales de creación de políticas públicas para enfrentar dicha problemá-tica.

A lo largo de la relación histórica entre México y Estados Unidos se han presen-tado encuentros y desencuentros de dis-tinta magnitud y consecuencias entre los gobiernos de ambas naciones (Schuma-cher, Ma. Esther, Comp. 1994). El Estado mexicano se ha caracterizado por seguir una actitud, por lo general, reactiva en lo referente al fenómeno migratorio. No obstante, ha emprendido acciones de ca-rácter bilateral y unilateral para enfrentar algunos aspectos de la migración laboral hacia el vecino país. En el caso de Esta-dos Unidos se trata, en lo general, de una política basada en el control, gestión y aprovechamiento de la fuerza de trabajo migrante desde una posición de poder y a través de un modelo paradigmático que le permite a esa nación administrar los impactos de su implementación.

Migración mexicana transfronteriza La migración mexicana hacia Estados Unidos, de acuerdo con los datos del reporte 2008, realizado por el Pwe His-panic Center, es de 12.7 millones de mexicanos, un incremento de 17 veces desde 1970, esta población constituye cerca del 32 por ciento del total de los inmigrantes que viven en el vecino país del norte. Más de la mitad (55 por ciento) de los inmigrantes son indocumentados, e integran 59 por ciento de los 11.5 mi-llones de inmigrantes no autorizados en Estados Unidos. Lo que los constituye como el grupo de migrantes más grande en el vecino país.

El número de mexicanos que viven en Estados Unidos es elevado desde la perspectiva mexicana también, cerca del 11 por ciento de los nacidos en México viven en ese país. Esta escala de trasferencia de la población ha su-cedido en un tiempo relativamente rá-pido en términos demográficos. Desde 1970, 760 mil inmigrantes mexicanos, 1.4 por ciento del total de población mexicana vivía en Estados Unidos. Para 1980, México tenía la población más numerosa en la Unión Americana, con 2.2 millones de personas. El número de mexicanos migrantes en Estados Uni-dos se duplicó para 1990 y se volvió a duplicar de 1990 al 2000. Mientras que el grado de crecimiento de la población migrante se ha reducido considerable-

mente desde el 2006.

Periodos de la migración mexicana hacia los Estados Unidos.

Rafael Alarcón afirma que: “Jorge Du-rán considera que ha habido cinco fases a lo largo de 100 años de desarrollo de una política de emigración por parte de México. En los inicios del siglo 20, esta política estaba dirigida a disuadir a los mexicanos de emigrar a Estados Unidos. Durante y después de la Segunda Guerra Mundial hubo una política de negociación a través del Programa Bracero. Posterior-mente, entre las décadas de los 60 y los 80, Jorge Durand denomina como una “política de laisses faire” a lo que Manuel García y Griego (1988:147) designa como una política de no tener política. En los 90 se tuvo una política de control de daños que tuvo que ver con la oposición de la diáspora mexicana al establecimiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Finalmente, en la etapa actual, según Durand, se están dando propuestas que apuntan hacia una política de “respon-sabilidad compartida” con el gobierno de Estados Unidos”. (Alarcón, 2006: 158-9).

Formas de intervención del Estado mexicano orientada hacia los migrantes

transfronterizos Alarcón (2006: 159), señala que el cambio más radical se inició en el sexenio del Pre-sidente Carlos Salinas de Gortari (1998-1994) que continuó en la administración del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000) y ha llegado a un alto grado de de-sarrollo bajo la presidencia de Vicente Fox (2000-2006). También establece que dos factores o procesos propiciaron el acerca-miento con la población mexicana en Esta-dos Unidos: la crisis del fraude electoral y la búsqueda de la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Cabe señalar que desde la década de los 90 inició un proceso de creación de instituciones, legislación y programas, que tuvieron por objeto el acercamiento del gobierno mexicano con su diáspora allende la frontera norte. Délano, Alexan-dra en González, Gutiérrez (2006b), se-ñala que “como respuesta a este nuevo contexto interno, trasnacional y bilateral, en la década de 1990, la política migratoria del gobierno mexicano tuvo un giro impor-tante basado en un mayor acercamiento con la comunidad mexicana y mexicano-americana por medio del fortalecimiento

de la actividad consular, un mayor apoyo a la creación y consolidación de clubes de oriundos y federaciones de estados, la creación del Programa de Acercamiento a las Comunidades Mexicanas en el Exterior -PCMC o Comunidades- (González Gutié-rrez y Shummacher, 1999) una respuesta más activa a las iniciativas ciudadanas y las leyes relacionadas (como fue el caso de la propuesta 187) (García y Griego y Verea 1998) y la “institucionalización del dialogo migratorio” (Alba, 2004) con Esta-dos Unidos por medio de mecanismos de consulta, memorandos de entendimiento,

mecanismos de enlace fronterizo y el in-tercambio constante de información so-bre migración y asuntos fronterizos entre secretarías, gobiernos locales y consula-dos. Estos cambios implican una nueva interpretación del principio “no interven-ción” en el ámbito de la política migratoria. A diferencia de la idea tradicional de no intervenir en la política interna de Esta-dos Unidos evitaría que este país interfi-riera en los asuntos de México.” (Délano, 2006b: 146).

De las políticas públicas, acciones, programas, legislación y creación de ins-tituciones durante la década de los 90, en relación a la apertura del Estado mexi-cano hacia los migrantes, destacan los si-guientes: i) los Informes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) sobre las Violaciones a los Derechos Hu-manos de los Trabajadores Migratorios Mexicanos en su Tránsito hacia la Frontera Norte, al Cruzarla y al Internarse en la Franja Fronteriza sur Norteamericana, el primero de ellos publicado en 1992 y el segundo en 1996; ii) la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994; iii) el voto de los mexicanos en el exterior, en virtud de la reforma al artículo 36 Consti-tucional, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 de Agosto de 1996; iv) la entrada en vigor de la Ley de Nacionalidad de México, el 20 de marzo de 1998. Ade-más hay que considerar las implicaciones del aumento de la población migrante de origen mexicano en Estados Unidos, y el incremento e impacto de las remesas en el país, que intensificaron la atención de gobierno mexicano con la comunidad mi-grante radicada en Estados Unidos.

En lo que respecta a la década del 2000, cabe señalar que las acciones to-madas por los gobiernos de este periodo

La migración a Estados Unidos es un fenómeno que ha generado problemas socioeconómicos, políticos y culturales FOTO: LA JORNADA ZACATECA

Las políticas públicas en materia de migración México-Estados Unidos.

DOMINGO 12 • FEBRERO • 2012 9:SUPLEMENTO MENSUAL

Fernando Robledo Martínez

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DOMINGO 12 • FEBRERO • 201210: SUPLEMENTO MENSUAL

en particular, tienen la característica de profundizar y ampliar la relación con los migrantes. Entre las acciones destacadas se encuentran las siguientes: a) el estable-cimiento de la Oficina Presidencial para la Atención de las Comunidades en el Extranjero en el 2000; b) Gobierno fe-deral puso en marcha el Programa 3x1 para migrantes en el 2002 (Fernández de Castro et al, 2006), con la participación de 60 clubes; c) la creación del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), en 2003, que incluye la creación del Con-sejo Consultivo del IME; que incorpora a destacadas personalidades México-ame-ricanas, académicos, profesionistas, em-presarios y líderes migrantes de distintas entidades federativas; c) la creación de la Comisión de Atención a Migrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) en el mes de junio de 2003; d) se estableció el Fondo de Apoyo a Migrantes en 2009, el cual opera en 24 entidades federativas, en el primer ejercicio contó con un presupuesto de 300 millones, para el 2011, solamente se destinó un tercio, esto es 100 millones de pesos; y e) Ley de Migración, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25 de mayo de 2011. En el Artículo 2, esta Ley establece que “la polí-tica migratoria del Estado Mexicano es el conjunto de decisiones estratégicas para alcanzar objetivos determinados que con fundamento en los principios generales y demás preceptos contenidos en la pre-sente Ley, se plasman en el Reglamento, normas secundarias, diversos programas y acciones concretas para atender el fe-nómeno migratorio de México de manera integral, como país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes”.

De lo anterior se desprende que es necesario dilucidar y explicar cuál es la dinámica del proceso de formulación y establecimiento de las políticas públi-cas en materia de migración, particular-mente en el marco de la interrelación del Estado y la sociedad civil, mediada ésta por el entorno político. De lo anterior se pueden desprenden algunos cuestiona-mientos: ¿Cómo se pueden caracterizar los mecanismos de intervención -políti-cas públicas- que ha desarrollado última-mente el Estado mexicano en relación al fenómeno migratorio? ¿Quiénes son los actores clave que participan en el pro-ceso de formulación de políticas públicas y qué poderes tienen y qué papel desem-

pañan? Scartascini, Carlos et. al. 2011.

La categoría de de políticas públicas La categoría de políticas públicas es fun-damental para explicar la dinámica de in-tervención de los diversos actores que inciden en nuestra temática. Sin duda, existen distintos modelos paradigmáticos y diversos enfoques al interior de estas visiones. Con el objeto de ilustrar lo ante-rior apuntaremos algunas consideracio-nes realizadas por Luis Fernando Aguilar Villanueva.

Las políticas del gobierno, relativas a asuntos específicos de intenso interés pú-blico de los grupos y comunidades, se han vuelto el lugar crítico del consenso y con-flicto, porque ellas cristalizan o malogran la representatividad, constitucionalidad, publicidad, racionalidad de los gobiernos. En el fondo, el sentido y la función social del gobierno. (Aguilar, Villanueva, Luis F. 1992: 15-40).

Recurriendo a las diferentes defini-ciones que se dan de la política pública en la ciencia política, se pueden deducir los siguientes componentes comunes: Institucional, la política pública es elabo-rada o decidida por una autoridad formal legalmente constituida en el marco de

competencia y es colectivamente vincu-lante; Decisorio, la política pública es un conjunto-secuencia de decisiones, relati-vas a la elección de fines y/o medios, de largo o corto alcance, en una situación específica y en respuesta a problemas y necesidades; Comportamental, implica la acción o inacción, hacer o no hacer nada; pero una política pública es, sobre todo, un curso de acción y no sólo una decisión singular; Causal, son los productos de ac-ciones que tienen efectos en el sistema político y social.

Tenemos pues, en primer término que la política es un comportamiento propo-sitivo, intencional, planeado. Se pone en movimiento con la decisión de alcanzar ciertos objetivos a través de ciertos me-dios: es una acción con sentido. Por su carácter propositivo, la política pública denota las intenciones de las fuerzas po-líticas, particularmente las acciones de los gobernantes, y las consecuencias de sus actos, aunque en su uso normal tienda a significar intenciones más que conse-cuencias, situaciones que se desean más que resultados de hecho. En segundo tér-mino, se tiene que la política pública, así como realmente se decide y efectúa es el resultado de toda una serie de deci-

siones y acciones de numerosos actores políticos y gubernamentales, por lo cual no es una decisión deliberada del actor gubernamental.

En efecto, una política pública es un doble sentido, un curso de acción: es el curso de acción deliberadamente dise-ñado y el curso de acción efectivamente seguido. No sólo lo que el gobierno decide y quiere hacer. También lo que realmente hace y logra, por sí mismo o en interrelación con actores políticos y sociales, más allá de sus intenciones. Por lo cual, la política pública es más un proceso que una acción única, decidida de una vez por todas.

Conclusión A manera de colofón, podemos señalar que no obstante el avance que se ha re-gistrado a nivel internacional en materia de derechos humanos a favor de las y los migrantes y sus familias, así como el for-talecimiento institucional de organismos y entidades de apoyo al migrante, tanto nacionales como internacionales, en nuestro país falta mucho para desarrollar una política integral e institucionalizada a favor de los migrantes. En virtud de lo anterior, sería importante: a) estimular la

participación de los migrantes organiza-dos en el diseño de las políticas públicas; b) participación de los distintos órdenes de gobierno en la implementación, de las políticas públicas y desarrollo de progra-mas generales y sectoriales; c) estimular la coordinación de los actores políticos e instituciones que inciden en el proceso de conformación de las políticas públicas; d) establecer mecanismos para que la co-laboración y propuestas de la academia y la sociedad civil puedan cristalizar en políticas públicas; y d) establecer equi-pos especializados multisectoriales para o realizar foros de evaluación y segui-miento de las políticas públicas en materia de migración.

En la Unión Americana se han recrudecido las medidas para controlar el flujo migrante FOTOS: LA JORNADA ZACATECA

En México aún falta por avanzar en políticas públicas sobre el tema

Bibliografía

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*Maestro en Ciencias, profesor investi-gador de la Unidad Académica de Eco-nomía de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

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Podemos decir que hay tres mo-mentos en la política de migra-ción o antiinmigración de Esta-dos Unidos; más precisamente,

que hubo momentos históricos en los que se legisló para regular y legalizar la migración, y en el presente cercano se legisla para controlarla, prohibirla. El pri-mer momento se extiende de los siglos 17 (desde la Independencia misma), hasta comienzos del 20 (los momentos poste-riores a la Primera Guerra Mundial son claro ejemplo del cierre de esta fase). El segundo momento atraviesa la Primera y Segunda guerra mundiales y se extiende hasta comienzos del siglo 21, con las fa-ses específicas que significaron 1986 y 1996, y una fase especial y más reciente (momento tres) que se prolonga del S11 a la Ley Arizona y las vertientes similares (al-gunas más agresivas) que se han agregado en tiempos recientes, con sus complemen-tos externos como ciertos elementos del Plan Mérida.

En la fase reciente es la Ley Apoye Nuestras Fuerzas de Orden Público y los Vecindarios Seguros, o Ley SB1070 o Ley del Odio, la primera legislación respecto a inmigración abiertamente agresiva y to-talizadora en la historia del movimiento social-económico de la mano de obra de los migrantes de América Latina hacia Es-tados Unidos. Lo es sólo en tanto efecto lógico de una política histórica general de

apertura-expulsión, correlativa a estra-tegias de expansión territorial primero, consolidación luego y de resguardo ac-tualmente. Históricamente tiene que ver con determinantes estructurales referidas esencialmente a cuestiones económicas y culturales internas y en tiempos actua-les, con la llamada Crisis del Modelo de Acumulación dominante hasta estos días. Es asimismo componente de la coyuntura electoral en ciernes.

Aquellos añosEn 1821, hace casi 200 años, el Congreso norteamericano legisló por primera vez respecto a cuestiones de inmigración. Se establecieron entonces limitaciones suaves al libre flujo para algunas naciona-lidades, marcadamente las europeas. Se dejaba puerta franca a los asiáticos que se ocuparían de las vías férreas hacia el oeste americano. Ya antes, en 1790, se había acordado un periodo de gracia de dos años (Regla de Naturalización Uniforme) para la regularización de inmigrados blancos.

Es hasta 1924, con la Ley de Origen Nacional, que se establece en 2 por ciento el límite del conjunto de inmigrantes sus-ceptibles de regularización en el contexto del total de la población americana de aquellos días. Esa situación de apertura controlada se mantiene hasta la Gran Depresión de 1929, cuando no sólo se restablecen medidas restrictivas y po-

líticas discriminatorias que abarcan a la migración latina en general, sino que se obliga la repatriación de los inmigrantes a sus lugares de origen, en el contexto de una situación interna general de rechazo de los extranjeros a la luz de la carencia del empleo y el argumento de que el que había era ocupado por ellos. Esta fase se prolonga hasta 1942.

Posteriormente, en 1952 se aprueba la Ley de Nacionalidad e Inmigración de McCarran-Walter, que por un lado esta-blece la política de cuotas por país con una continuada exención para aquellos de origen asiático, y por el otro, elimina las restricciones raciales y de género vigen-tes. Por el mismo acto, otorga poder para deportación al INS, creado en 1906.

Este enfoque (la posibilidad de depor-tación policiaca discrecional), puesto en marcha al nivel macro ya en 1917, de-jaba de lado definitivamente la política de migración casi abierta característica de Estados Unidos hasta ese momento, y para los solicitantes de regularización implicaba nuevas condicionantes de ca-rácter sicológico, moral, físico y educativo. No obstante, ninguna restricción especí-fica se había establecido hasta entonces para los latinos o ninguna que señalase específicamente a los mexicanos (si no consideramos como tales aquellas de he-cho desarrolladas entre 1842-1846, y que tuvieron que ver con el expansionismo

norteamericano sobre territorio mexi-cano y no mexicano hacia el sur y el oeste del norte del continente, que encontraron (casi) brazos tendidos en el periodo de la Primera Guerra Mundial, cuando también se formula por vez primera un programa de braceros con carácter unilateral.

En 1965 (había tenido lugar la Se-gunda Guerra Mundial con su apertura a otra gran oleada de inmigrantes, un segundo acuerdo de migración y nueva-mente su clausura unilateral), la Ley de Reforma de Inmigración y Naturalización de Hart y Celler abole la política de cuota por país y establece algo que llaman Cuota Hemisférica, en cuyos límites se busca regularizar la situación de familiares de otras nacionalidades emparentados con ciudadanos estadunidenses y de inmigran-tes con habilidades laborales allí donde la economía americana presentase déficits. Una posterior reforma sufrida por esta ley busca incrementar las restricciones de las Cuotas Hemisféricas: pasa así a establecer en 290 mil el total de inmigrantes suscep-tibles de regularizarse; vía visa, por año. De esta suerte, se incrementan los riesgos,

las amenazas y la presión sobre los niveles salariales de todos aquellos que por diver-sas circunstancias están imposibilitados para regularizarse. La legalización alcanza a pequeños grupos focalizados; quedan siempre afuera los que son millones.

El número de los admitidos vía legali-zación se reduce con frecuencia. En 1980, la cuota hemisférica se cae a 27 mil. Son los días de la Ley de Refugiados Perma-nentes, que en el texto debería amparar a 10 millones de ilegales del conjunto de las nacionalidades; hoy en día el total sólo de los latinos ronda los 25 millones, a pesar de las restricciones, la creciente deporta-ción y los regresos voluntarios.

Así, hasta 1986, con la Ley de Re-forma y Control de La Inmigración o Ley Simpson-Rodino, firmada por Reagan el 6 de Noviembre de 1986, que otorgaba amnistía a todos aquellos que demostra-ran residencia desde cuatro años atrás y establece, entre otras novedades, las cuotas de trabajador temporal por país. Además, y por primera vez formula meca-nismos de sanción para aquellos emplea-dores que contraten a trabajadores indo-cumentados: que aunque son sanciones más simbólicas que trascendentes y que en todo caso dejan intocado al gran capital americano sí impactan en la pequeña y mediana empresa, según algunos estudio-sos del tema.

Estábamos en la antesala de acciones

Número de admitidos vía legalizacióN se

reduce coN frecueNcia

Millones de paisanos están sujetos a la discriminación FOTO: LA JORNADA ZACATECA

¿En la antesala de polIticas de control totalitarias?

DOMINGO 12 • FEBRERO • 2012 11:SUPLEMENTO MENSUAL

José Villagrana Albino (Milton)

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DOMINGO 12 • FEBRERO • 201212: SUPLEMENTO MENSUAL

más restrictivas, que actualmente se de-sarrollan como políticas antinmigrantes con dos caras, la de motivación econó-mica y la de motivación racial. O políticas de una cara visible y otra oculta. La racial-xenofóbica ¿acaso se presenta con tinte económico, es a la inversa o son ambas en diferentes contextos?

De cualquier manera, el auge actual de la oleada antiinmigrante con tufo racista comenzó en la zona de predominio repu-blicano, donde por ejemplo, en Virginia del Sur la cifra de crímenes de esta índole llegó a 341 en 2006. Si exceptuamos a In-diana, con predominio demócrata (lo que no necesariamente significaría que su par-tido no tenga ciertas tentaciones antiinmi-grantes, recuérdese a Clinton) en Texas, Utah, Alabama, Georgia, Carolina del Sur y Arizona; además de otros estados con iniciativas al respecto, en esta cruzada hay un claro predominio de congresos republicanos, con iniciativas de sanción pecuniaria diversas, cobijando prácticas policiacas racistas e intimidatorias de las comunidades latinas.

La Ley de Inmigración (IMMACT 1990) con George Bush padre, que regula el asilo político y sistemas de apoyo en el interior a raíz de desastres naturales por ejemplo, termina por establecer límites fuertes y más amplios a la regularización en el futuro cercano. Se mueve en el marco de los lineamientos de la reaganiana de 1986, y prepara el terreno para la clin-toniana de 1996: la Ley de Reforma a la Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Migrante, firmada en septiembre de 1996.

Esa ley destaca por el despliegue tec-nológico-militar y policiaco que posibilita en las fronteras el incremento sustancial del número de agentes y funcionarios que suma y el conjunto de restricciones, cas-tigos y multas que ampara respecto a los inmigrantes ilegales, y sobre todo por el énfasis que vuelve a poner en la fiscali-zación y el castigo a los empleadores de mano de obra ilegal, que luego del derribo de las Torres Gemelas serán la punta de lanza en la fiscalización y denuncia de inmigrantes recién llegados. De aquí a la Ley SB 1070 sólo hay un paso, otorgado y matizado por los acontecimientos del

S11, como arriba adelantamos.

Estos tiemposNo obstante las percepciones, y a pesar de las apariencias que en cada momento se perciben en ángulos que parecen no tener qué ver, en el fondo, como se ha dicho, la cuestión económica parece ser la plata-forma determinante del desplazamiento de toda una serie de otras intenciona-lidades. La racial, la antiterrorista y la de control del tráfico de estupefacientes hallan en la marcha de la economía real su verdadero sustento y sus reflujos:

Lo hallan así la Ley SB1070, La S20 (o 2000), la HB 56, la HB 87, la HB 497, la Iniciativa Texana y la SEA 590 de Indiana, destacadas porque logran superar una se-rie de obstáculos legales y del entorno, en un conjunto, de más de 600 iniciativas de ley antinmigrante entre 2010 y 2011.

Leyes, fechas y personajesLa ley SB 1070, concebida por Ruseell y Pearce y firmada por la gobernadora Brewer en la línea de la ex gobernadora Napolitano, actual secretaria de Seguri-dad nacional de Estados Unidos, crimi-naliza a los inmigrantes sin documentos y considera sospechosos de crímenes a todos los que por su aspecto puedan pa-recerlo. Aprobada el 23 de abril de 2010, entraría en vigor el 29 de julio del mismo año. No obstante, ya en julio 28 se en-frenta a la primera iniciativa limitante de sus aspectos más negativos, y en abril del 2011 a la iniciativa opositora del propio Obama. A pesar de todo, el sheriff Arpaio tuvo en esta la cobertura suficiente para la política de razzias que se prolongó por varios meses durante 2011.

Ley S 20 (o S 2000) para Carolina del Sur, promulgada por la gobernadora Nikky Haley el 27 de Junio de 2011 para entrar en vigor el primero de enero de 2012, y que igual que la Ley Arizona faculta a los agentes policiales para detener e indagar respecto a la situación migratoria de cual-quiera que resulte “sospechoso”, atenta además contra los derechos humanos y civiles tutelados por la propia Constitución Norteamericana en tanto interfiere con le-yes federales de rango mayor y promueve

la discriminación racial. En ese espíritu, or-dena la creación de una unidad policiaca es-pecializada en combatir la migración ilegal.

En la oleada de protestas al interior de Estados Unidos, esta ley propició la primera respuesta latinoamericana con-junta. En ella se agruparon los gobiernos de México y los del cono sur al lado de to-dos los centroamericanos, e incluso países como Colombia y República Dominicana, una vez entrevistas las implicaciones para las economías del continente, sobre todo en cuanto a empleo, de darse un regreso masivo de connacionales.

La Ley SB 56 de Alabama o Ley Bea-son-Hammon, que entró en vigor el 28 de septiembre de 2011 y considerada la más dura hasta ahora, prohíbe a los no regularizados las transacciones y contra-tos comerciales con entidades del sector público y exige dilucidar el estatus de los alumnos en las escuelas públicas.

Como todas las otras leyes, sufrió mo-dificaciones en su aplicación y enfrenta seria oposición. La Unión de Libertades Civiles de América, el Centro legal para la pobreza del Ser, la liga Antidifamación, la asociación estadunidense de Abogados de inmigración, el Consejo Nacional de La Raza, Human Rights Watch e incluso ACNUR se han sumado a las marchas y boicots comerciales organizados por algunos actores económicos de Estados Unidos (destacadamente los de Los An-

geles), pero sobre todo, sostenidos por los barrios, regiones y asociaciones lati-noamericanas allá, una buena parte de su prensa y un buen número de estaciones de radio, agrupadas en el espíritu general de la llamada campaña de Reform Inmi-gration for America.

La Ley SB 87 de Georgia, aprobada en mayo de 2011 y promovida por el go-bernador Nathan Deal, entra en vigor el primero de julio de 2011, acotada por la justicia federal en sus intenciones más duras. Esta ley propone considerar delin-cuentes a quienes transporten u ofrezcan ayuda y refugio a inmigrantes indocumen-tados, plantea igualmente, que los trabaja-dores aprehendidos con documentación falsa puedan recibir sentencias de hasta 15 años de prisión y multas de hasta 250 mil dólares.

La Ley HB 497 en Utah, promulgada en marzo de 2011, y la Ley SEA 590 de Indiana, aprobada en mayo 10 del año próximo-pasado, están ambas congeladas. La primera por la corte federal; como con-secuencia se dice de la protesta conjunta de los gobiernos latinoamericanos y del Caribe, y la otra por la corte del propio estado de Indiana. De ésta destaca la intención de prohibir a los indocumenta-dos el pago de la matrícula de residente. Igual que la Ley Arizona, están sujetas a la determinación de preminencia legal, la Ley Texas, en realidad una iniciativa del

Senado local, que al estilo de la original de Arizona, pero actualizando iniciativas his-tóricas propias, busca indagar el estatus migratorio de cualquier detenido indepen-dientemente del motivo de su detención. Promovida originalmente por la republi-cana Debbie Riddle, ha recibido fuertes críticas de la contraparte demócrata y suscitado una oposición amplia entre los liderazgos latinos y propios agentes eco-nómicos en el estado. Denominada inicia-tiva HB 1202, propone penas de cárcel a quien ofrezca trabajo a indocumentados, excepto si el trabajo es de categoría se-cundaria. Las multas alcanzarían los 10 mil dólares y una pena de cárcel de hasta dos años. Se sanciona así una situación de hecho, puesto que de un millón 600 mil indocumentados indocumentados que se supone viven en el estado, la gran mayoría trabaja como jardinero, sirviente o niñero

Nebraska. Apenas ahora, recién enero de 2012, la población de un lugar llamado Fremont se unifica en el espíritu de las Le-yes Arizona y Alabama, según lo denuncia el Fondo de Defensa Legal y Educativo México-Americano: el mecanismo racista y xenofóbico está bien aceitado.

Las cifras; las estadísticas En este marco han crecido los protocolos de control, la denuncia y la colaboración de diversos actores en las campañas an-tiinmigrantes; de manera señalada luego del 2001. Según el Programa de Verifica-ción del Derecho a trabajar del Servicio de Ciudadanía e Inmigración del Departa-mento de Seguridad Interior del gobierno de Estados Unidos, entre 1986 y 1996 el número de empleadores participantes no supera los 12 casos acumulables, y el de los casos de derecho al trabajo verifi-cados, igual, se mantiene en 12, con una caída a tres en el 97. Se restablecen los niveles en 1998 y comienzan a crecer en 1999, cuando alcanzan la cifra de mil 64 empleadores participantes y 559 mil 815 los casos verificados. A partir de entonces, y no obstante los altibajos, el resultado general es de avance del control sobre la base trabajadora inmigrante.

A partir de 2005 y a lo largo de todo el periodo de xenofobia y los Minuteman, el incremento es dramático año con año, destacando sobre todo la cifra de casos verificados, que por un lado indica pres-teza del empleador y por otro eficiencia y control electrónico y administrativo del gobierno norteamericano.

Por otro lado, crecen los recursos y se elevan los indicadores de éxito del aparato policiaco-antiinmigrante norteamericano:

Datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), la agencia de deportación más grande de Estados Unidos, perteneciente al Instituto de Seguridad Interna, la depen-dencia federal con el mayor número de empleados, que también tiene el record de la población de inmigrantes detenidos más grande del mundo.

Las Leyes antiinmigrantes también generaron problemas para las familias binacionales y para empresarios que contrataban mano de obra migrante FOTO: LA JORNADA ZACATECA

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w José Alejandro Solalinde Guerra

La barbarie

Cuando inicié el trabajo pastoral con migrantes, en el Istmo de Tehuantepec, algunos vecinos me contaron los horrores que

sufren los ilegales, víctimas de policías y agentes de Migración. Pero lo que yo viví, sobre todo en 2006, fue indecible. ¡No podía creer tanta barbarie, tanta corrup-ción, tanto cinismo! Era como si el trato cruel y humillante contra los hermanos y hermanas trasmigrantes fuese lo más normal. Todo mundo quería sacar dinero de esta población, de esta población em-pobrecida y obligada a abandonar sus lu-gares de origen. ¡Triste condición de las personas migrantes!: sin oportunidades en sus comunidades, desprendimiento de sus familiares, peligros de todo tipo en el camino, carencias e incertidumbre de sus lugares de destino.

Los policías y delincuentes (que para el caso eran lo mismo) acuñaron un término para sacar dinero violentamente de los mi-grantes: cachuquear. De: Ca, centroame-ricano, y Chuco, cochino, sucio: “cochino centroamericano”

Cachuquear consistía en extorsionar a estos hermanos y hermanas del sur. Los policías de antes, peor pagados que los de hoy, necesitaban dinero para sus che-las, para el almuerzo, para lo que fuera. Ellos aprendieron a sacar dinero a como diera lugar: en seco, o con sangre. Desde ese momento, la población migrante se convirtió en botín de todo mundo; ya no eran seres humanos, sino mercancía. Los abusos fueron creciendo, del mismo ta-maño que la impunidad. No había piedad para nadie. Los defensores y defensoras de los Derechos Humanos (DDHH) de migrantes en el sur y sureste de México, supimos de golpes, cárcel, amenazas de muerte, linchamientos, intentos de que-mar el albergue y quemarnos a nosotros. Sentimos todo el peso de la corrupción y la obstinación de Gobierno estatal y municipal para lucrar con las personas trasmigrantes y quitar de en medio a los que les estorbáramos para este gran negocio. Fue una lucha sin cuartel, una lucha desigual en la que les falló todo intento de eliminarme a mí y al alber-gue. Casi nadie entendía lo que estaba pasando. Nosotros mismos ignorábamos con quién estábamos luchando. Era un monstruo con muchas cabezas, pero una sola intención: hacer del Istmo y de Ixte-pec, el negocio más jugoso con los clien-tes cautivos: migrantes del sur.

Se intentó por todos los medios impe-dir la compra de un terreno para el alber-gue, y una vez que se obtuvo, la obsesión fue impedir su construcción. Una vez que se empezó su edificación (no con permiso de autoridades municipales, incondiciona-les del gobernador Ulises Ruiz Ortiz, sino de las autoridades agrarias), Gobierno es-tatal luchó hasta el último momento de su gestión por quitarlo. Pero no lo consiguió.

La misma Ley General de Población (LGP) de 1974, tan obsoleta y despro-vista de una visión de Derechos Huma-nos, consideraba a la transmigración como un delito. Perseguir, maltratar a migrantes; aprehenderlos, era lo común,

¡lo legal! Los que observaban los operati-vos del Instituto Nacional de Migración, ayudado por las diferencias corporacio-nes policíacas, el Ejército o la Marina, entendieron que eso era lo debido y que lo merecían por no tener documentos. Pocos vecinos se atrevían a levantar la voz y defenderlos.

La presión internacional, encabezada por la ONU, era expresa e insistente sobre el Estado mexicano para que modificara la LGP en la parte que consideraba a la migración como un delito. Pero no fue sino hasta julio de 2007 cuando fue pu-blicada en el Diario Oficial la enmienda de ley correspondiente, reconociendo que migrar no es un delito y que constituye so-lamente una irregularidad administrativa. En marzo de ese mismo año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió un pronunciamiento de ley, afirmando que la ayuda humanitaria no era tampoco un de-lito, siempre y cuando no hubiese un lucro ilícito con los servicios que se brindasen a personas migrantes.

No obstante, a pesar de ese pequeño cambio, las prácticas inhumanas continua-ron sin alteraciones. Al contrario, creció la ambición por el dinero y aparecieron nuevas asociaciones delictivas, al mismo tiempo que la procuración de justicia en el Istmo continuaba cerrada. En 5 años de in-terponer denuncias penales y quejas ente la entonces Comisión Estatal de Derechos Humanos, ¡no hubo un solo caso en el que se hiciera justicia contra servidores públi-cos que cometían delitos contra migran-tes!, ¡todos los casos se iban a reserva! Y es que ellos mismos eran juez y parte. ¡Todo quedó en la impunidad! Cada día nos tragábamos la rabia y la impotencia.

Riesgos, obstáculos y retosLos riesgos del camino se multiplicaron desde los países de origen, continuando en los de tránsito y destino. No era cuestión de hambre, sed o cansancio, sino, y sobre todo, del asecho constante de asaltantes, extorsionadores y secuestradores.

Los obstáculos principales eran: la in-consciencia de la sociedad civil, la baja autoestima de migrantes, quienes creían justo merecer este trato de delincuentes,

por ser indocumentados. Ellos mismos se decían ilegales. No existían leyes que re-conocieran los Derechos Humanos como eje transversal de políticas públicas, ni po-líticas públicas migratorias que reconocie-sen e incluyesen esos derechos. La misma Iglesia católica se vio sobrepasada por tantos atropellos; ella misma no estaba preparada para afrontar tal situación. Sus viejas estructuras instaladas le impedían comprender la dinámica del flujo migrato-rio y caminar con él.

Los retos eran enormes: abrir más es-pacios de refugio como los iniciados por los Padres Scalabrinianos, o como la Casa del Migrante de Saltillo, del padre Pedro Pantoja, o alguna otra. ¡Se requería una red de albergues y casas del migrante! Ur-gía hacer incidencia política para generar nueva legislación migratoria y de DDHH. No había dinero, ni mucha simpatía para captar donaciones para nuestras casas. La Dimensión Pastoral de Movilidad Humana del Episcopado Mexicano había estado en condiciones menos extremas y se veía obligada a buscar nuevas respuestas, más comprometidas y arriesgadas; nuevas es-trategias, capaces de superar la asistencia y tocar la conciencia nacional, haciendo visible la problemática que sufrían los migrantes. El reto era hacer que los mi-grantes pasaran de objetos a sujetos de sus propios procesos, de la asistencia, a la promoción humana.

El desafío más grande, la situación de fondo, era la devaluación del ser humano en estos tiempos en que el dinero se ha constituido en el ídolo de la generación presente. La gente, frente a él, vale nada. El poder se enfoca a conseguir dinero y más dinero. Los valores, la honestidad, pueden esperar ante la obsesión de lo material. ¡Hoy casi todo tiene precio! Casi todos tenemos un precio. ¡Somos mercancía! Somos secuestrables.

Toda esta crisis es el resultado de gra-ves omisiones en la educación humana y cristiana.

El México católico y guadalupano se ha desnudado frente a los migrantes como un pueblo que no lee la Biblia, los evange-lios; que desconoce el Reino de Dios. Jesús no se ve plasmado en este país hundido en

la corrupción, la violencia y la injusticia. Un pueblo religioso en el culto, pero des-creído en muchos espacios su vida diaria, porque ha hecho compatible la religión y la injusticia social; porque se puede ser cristiano y corrupto a la vez. La mayoría de los policías judiciales son el paradigma de lo más corrupto y a la vez son devotí-simos de San Judas Tadeo. Constituyen el sector más desprestigiado, pero son muy religiosos.

La corrupción, la impunidad y la vio-lencia sin precedentes que vivimos actual-mente, es fruto de la omisión de institucio-nes que abandonaron la misión de servir a la gente y acabaron sirviéndose de ella, mirándola como clientela. La familia, la es-cuela y la Iglesia católica, perdieron fuerza en su vocación de formar personas con va-lores humanos y cristianos. Los gobiernos tampoco han cumplido con su misión, más allá de sus intereses económicos y políti-cos de partido. No se han comprometido con la ciudadanía.

Del sistema neoliberal capitalista no podemos esperar valores, ni ética, desde el momento que fue hecho para permitir la acumulación del capital en manos de unos cuantos, a costa de la explotación del trabajador. ¿Se puede esperar algo de un sistema económico que justifica que uno por ciento de la población mundial se adueñe de casi 80 por ciento de la riqueza del planeta, que corresponde al 99 por ciento?, ¿podemos hablar de va-lores morales de un sistema depredador y ecocida?

En medio de esta crisis generalizada los más vulnerables han sido las personas migrantes, a quienes yo llamo población migrante, un sector empobrecido en el cual se ha ensañado la ambición capita-lista. Las limosnas y las dádivas son única-mente un paliativo. Se requieren transfor-maciones estructurales profundas, desde la conciencia social, tendientes a ofrecer oportunidades de desarrollo integral para todos los seres humanos, remunerando justamente a los trabajadores y acotando la concentración de la riqueza. Tenemos que luchar por sistemas alternos más justos, incluyentes y respetuosos de la ecología. No se vale que se pague a un

trabajador para conseguir sólo un nivel de subsistencia, sin tener acceso a un desa-rrollo integral más digno.

El equipo de la Dimensión Pastoral de Movilidad Humana, coordinado por una mujer, la hermana Leticia Gutiérrez Val-derrama, junto con las casas y albergues del migrante y muchas organizaciones de la sociedad civil, dentro de los cuales hay cientos de defensores y defensoras, todas, todos, hemos formado una comunidad de-fensora de los Derechos Humanos de las personas migrantes. Juntos hemos cam-biado las leyes, sumando esfuerzos con legisladores de todos los partidos.

Actualmente enfrentamos ataques di-rectos a nuestros albergues y casas, pero también a los defensores y defensoras de los Derechos Humanos. Nos han inves-tigado minuciosamente, a ver de qué pie cojeamos. Y como no nos han encontrado nada grave, ya encontraron un modo de ir minando nuestra autoridad moral usando a los mismos migrantes para acusarnos del delito llamado: “abandono de persona”, o si no, nos acusan de malos tratos y omi-siones. La idea es que nosotros, que tanto defendemos a los migrantes, somos acu-sados por ellos mismos, dejando ver que no los queremos, ni atendemos como de-cimos. Entonces, por ahí pretenden hacer pedazos nuestro servicio.

El Instituto Nacional de Migración me acusó en dos ocasiones: la primera, por tráfico de menores, la cual mereció una recomendación de la CNDH, y la segunda, por abandono de persona.

Como a nosotros no han conseguido callarnos y como estamos estorbando enormes intereses económicos, políticos y estratégicos, todo parece indicar que ellos no van a descansar hasta eliminarnos o quitar los albergues.

Pendientes más urgentes en la atención y defensa de migrantes

El haberse logrado una nueva Ley Migra-toria no significa que las cosas para los mi-grantes van a cambiar automáticamente. La ley es importante, pero es sólo un paso. Es preciso ahora generar políticas públicas integrales, una reforma de las institucio-nes, una coordinación de instancias pú-blicas en la aplicación de dichas políticas y su marco normativo, incluyendo los tres poderes en sus tres niveles.

Se impone un plan transicional para la aplicación de las disposiciones en la nueva ley, así como la valoración del Reglamento de Ley, o Ley Secundaria. Cuidar que el Reglamento sea fiel al espíritu de la ley plasmada por los legisladores.

Intensificar las presiones para la trans-formación del INM en alguna subsecre-taría dependiente de Gobernación, pero con la participación de la sociedad civil, así como la revisión y, en su caso, la desapari-ción del Plan Mérida.

Todo esto en una coyuntura preocu-pante como la de 2012. La tirada, dicen los analistas y observadores, es sobrevivir este año.

Defender los Derechos Humanos de las personas migrantes no es simpatizar con ellos y darles algo de nuestro bolsillo. Significa definirnos a luchar por todo ser humano. En esto, todos tenemos partici-pación. Es tiempo de irle bajando al dinero y preocuparnos más por la gente. La lucha es de todos. Admirar a los luchadores y darles premios no sustituye la responsabi-lidad y el compromiso de cada uno.

Nuestra mayor aportación al cambio de visión y trato a las personas migrantes tiene que ser fruto de procesos de educa-ción por parte de todos aquellos que po-demos y debemos reducar las relaciones de todos con todos, pero sobre todo, de todos con nuestros hermanos y hermanas migrantes.

Para los migrantes, los riesgos del camino se multiplicaron. No era cuestión de hambre, sed o cansancio, sino, y sobre todo, del asecho constante de asaltantes, extorsionadores y secuestradores FOTO: LA JORNADA ZACATECA

La transmigración del sur Negocio y tragedia 2005-2012

DOMINGO 12 • FEBRERO • 2012 13:SUPLEMENTO MENSUAL

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Migrantes centroamericanos:Hacia el sueño americano a través de la pesadilla mexicana

Patricia Hernández y Jocellyn Ramírez

“Welcome to Intipucá”, es el mensaje que se lee en un rótulo a la entrada de este municipio situado en La Unión, en el oriente de El Salvador,

y consiste en un ejemplo emblemático de la transculturación sufrida en las últimas décadas, un fenómeno que ha transfor-mado, entre otras cosas, la imagen urbana en muchos sitios del país. Enormes casas con estilo norteamericano representan el tan anhelado “sueño americano”.

Intipucá es un municipio que se ha trasformado a través de la influencia y capital de las remesas. Sitios como éste, donde el migrante es visto como héroe y no como víctima, impiden comprender la cruda realidad que se halla detrás de las migraciones. Y esta invidencia es la razón por la que se olvida que esta clase de mi-gración es un verdadero riesgo. Un riesgo que ha costado la vida de miles, pero que, sin embargo, para las nuevas generaciones se sigue viendo como la única salida del lastre de la pobreza.

Una situación similar ocurre en el resto de los países centroamericanos, aunque distinta en un sentido: Guatemala, Honduras y El Salvador emigran hacia el norte, mientras que en Nicaragua el mayor flujo es hacia Costa Rica y desde Costa Rica principalmente hacia el sur.

Aunque se han hecho estudios, no se ha logrado obtener una cifra exacta de la cantidad de personas que salen diaria-mente desde la región centroamericana, y esto se debe principalmente al estado de ilegalidad con el que parten desde los distintos países. No obstante, según la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación de México, al año presentan un registro de ingreso con un aproximado de 150 mil migrantes indocumentados y la mayor parte de éstos son de Centroa-mérica.

Es necesario tener presente que esta cantidad resulta ser únicamente la cifra que se logra registrar, pero sin duda se halla también un elevado flujo migrato-rio que con dificultad se puede registrar. No obstante, según el documental María en Tierra de Nadie, dirigido por la salva-doreña Marcela Zamora, se calcula que unas 400 mil personas salen anualmente de la región centroamericana. Asimismo, se estima que desde El Salvador a diario salen unas 500 personas rumbo a Estados Unidos y desde Honduras se calcula que unas 300 personas emigran a diario.

Alrededor de 3 millones de cen-troamericanos residen en Estados Unidos, de los cuales el mayor volumen de perso-nas procede de El Salvador, Guatemala y Honduras. Según el Instituto de Política Migratoria de Estados Unidos, dos de cada cinco inmigrantes centroamericanos no posee un estatus migratorio legal y los destinos de los inmigrantes centroameri-canos son principalmente los estados de California, Texas, Florida y Washington.

Por otro lado, según estadísticas publi-cadas por el Ministerio de Relaciones Ex-teriores de El Salvador, los salvadoreños se establecen principalmente en estados como California, Washington, Nueva York, Houston, Boston, entre otros.

Lo que pretendemos en este artículo es dar un punto de vista de nuestro sentir hacia el trato que se da a nuestros herma-nos centroamericanos en tierras mexica-nas, es un pronunciamiento de indignación que respalda a los sin voz, aquellos más vulnerables que no son vistos como seres humanos, sino como mercancía, como un número o una noticia más, sin rostro, sin nada.

Son muchas las causas por las cuales los centroamericanos deciden emprender este viaje: la escasez de empleo o, cuando lo hay, las malas condiciones de trabajo necesarias no suelen generar las condicio-nes para gozar una vida digna; la extrema pobreza; la inexistencia de oportunidades

en lo rural y que decanta, por ende, en el abandono del sector agrícola; así como la violencia e inseguridad que se sufre en especial en países como El Salvador y Guatemala.

Lo que existe detrás de este fenómeno es un panorama desesperanzador, de miedo, de mucho dolor. La migración ilegal es un sufrimiento constante que se en-cuentra implícito dentro de la travesía de los migrantes. Aunque es sencillo transitar por territorio centroamericano gracias al CA–4, que permite la libre circulación de los oriundos de la región únicamente portando su documento de identidad, el verdadero infierno inicia al pasar la fron-tera entre Guatemala y México. Entonces inicia la peligrosa ruta del migrante.

De acuerdo a uno de los esfuerzos realizados por el gobierno salvadoreño, se ha elaborado el Primer Informe sobre violaciones de los Derechos Humanos y Delitos Graves en perjuicio de personas salvadoreñas migrantes en tránsito por México 2010. Dentro de este Informe se ha logrado identificar los puntos críticos donde los migrantes corren mayor riesgo, entre los que se puede mencionar los es-tados de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, la frontera norte que in-cluye los estados de Tamaulipas, Sonora,

Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja Cali-fornia Norte.

En la ruta de los migrantes se identi-fica como una de las más importantes la ruta del Pacífico. Según algunas investi-gaciones, las personas deben caminar un poco más de 200 kilómetros desde Tecun Uman en Guatemala, hasta Ciudad Hi-dalgo en México, lo cual es sólo el principio de dicho trayecto. Uno de los obstáculos que se encuentran en este punto son las amenazas generadas por la mara salvatru-cha, que opera en esa zona. Los atropellos realizados por esta gente sólo son equi-parables a los que realizan los zetas, otra banda de crimen organizado que controla en la actualidad el movimiento migratorio en México.

Según información expuesta en el do-cumento Memoria de la Sexta Semana del Migrante, de la Universidad Tecnológica de El Salvador, nadie puede operar como coyote desde la frontera de Guatemala

hacia cualquier otro punto si no va au-torizado por los zetas. Esta organización ha llevado a cambiar también esta forma de trabajo, ya que hoy existe una red de coyotes organizados que no garantizan la seguridad de las personas, pues de terri-torio en territorio cambia el coyote. Como consecuencia, las personas se convierten más fácilmente en una mercancía.

Es penoso cómo la mayoría de estos migrantes desconoce que durante este ca-mino hacia el mal llamando “sueño ameri-cano”, los sueños se convierten en pesadi-llas. Los peligros a los que se enfrentan en estas rutas son incontables: robos, ame-nazas, torturas, secuestros, extorsiones, violaciones sexuales son el pan de cada día durante el trayecto. Las vejaciones de los derechos humanos realizadas tanto por bandas delincuenciales como los maras o por las autoridades son incontables. Es importante mencionar que 6 de cada 10 mujeres que emprenden este viaje son violadas durante su trayecto, y muchas son también asesinadas.

La defraudación de los coyotes, la de-tención, los maltratos y el hacinamiento dentro de las estaciones migratorias del Instituto Nacional de Migración, vehículos que los transportan a oscuras en espacios muy reducidos o en contenedores, son

La migración ilegal es un sufrimiento constante implícito en su travesía FOTO: LA JORNADA ZACATECA

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sólo algunos otros obstáculos que se su-fren diariamente, aunado a la trata de per-sonas, los eventuales ataques de animales en el desierto, las mutilaciones causadas por el tren en el que suelen transitar los migrantes o las largas caminatas sin comer ni beber, lo que nos hace pensar cómo es posible que el flujo de inmigrantes se mantenga incluso al alza. Todo esto es un triste misterio.

Las posibilidades son tan pocas en los países de origen que a pesar del peligro los migrantes ven en el horizonte una espe-ranza. Lo que tienen que pasar para llegar a destino es algo no sólo inhumano, sobre-pasa los límites para convertirse en ani-malidad o algo peor aún. Sólo el índice de muertes debería bastar para hacer retro-ceder ese flujo, pero no es así, la pobreza y la inseguridad siguen llenando el desierto de aquellos que buscan realizar un sueño.

Lo más difícil de esta situación es que las personas indocumentadas no poseen la libertad de denunciar los abusos come-tidos debido al miedo que les produce el riesgo de ser deportados. Por otro lado, existe el temor hacia las mismas autori-dades que se encuentran ligadas con los grupos criminales. Según la investigación realizada por el documental María en Tie-rra de Nadie, más de 51 por ciento de los abusos contra los migrantes centroame-ricanos son cometidos por las autoridades públicas.

Un ejemplo reciente de los atropellos que se dan en contra de los migrantes cen-troamericanos fue lo ocurrido en el año 2010 en Tamaulipas, México, cuando se registró la masacre de 72 migrantes origi-narios de la región. Estos acontecimientos han hecho que muchos países empiecen a tomar iniciativas para tratar de garantizar

la seguridad de sus compatriotas.

Según el Informe de Violaciones a los Derechos Humanos 2010 del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, a pesar de todas las dificultades que se han dado en los últimos años en la ruta del mi-grante, ellos continúan migrando debido a la situación difícil que se vive en cada uno

de los países de Centroamérica. Si bien es-tos migrantes en su mayoría son hombres, también las mujeres lo hacen.

Actualmente, de acuerdo a las estadís-ticas presentadas en el informe, del total de víctimas salvadoreñas, 78 por ciento son hombres y 22 por ciento mujeres, por-centaje significativo si se toma en consi-deración que por su paso en la frontera de México las féminas se exponen más a la violación, trata y comercialización para prostituirse. Si bien de esta práctica no se escapan los hombres, siempre la población femenina y los jóvenes, niños y niñas que realizan la ruta del migrante, se ven más afectados con estos acontecimientos.

Dicho informe también revela que dentro de los casos colectivos de viola-ción de derechos de los migrantes están implicados los agentes del Gobierno: funcionarios de la Policía Federal, Policía Municipal y Marina, entre otros. Algunos de los estados en los cuales se realizan estas violaciones son Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Oaxaca y Puebla. Entre las violaciones que se cometen ha-cia los migrantes de manera individual se encuentran las siguientes: privación arbi-traria de la libertad, negación a asistencia médica, robos, trata y agresión sexual, vio-lación al derecho de igualdad ante la ley, entre otras.

A su vez, entre los delitos que se rea-lizan de forma grave a nivel colectivo se pueden mencionar: secuestro, homicidio, robo, extorsión y trata. Estos se mencio-nan dentro del Informe como delitos que se cometen hacia los migrantes salvadore-ños, sin mencionar los que se dan hacia el resto de migrantes de los demás países de Centroamérica. Por dicha razón es nece-sario poner un alto a esta situación, que se detengan las violaciones hacia ellos.

Para el caso de México, es de consi-derar que muchos mexicanos se encuen-tran fuera de sus fronteras y el gobierno de México aboga por un trato justo ha-cia los migrantes mexicanos residiendo en el exterior, lo mismo que hacen los gobiernos de Centroamérica, que piden que los migrantes centroamericanos sean tratados de una manera justa, pues no son delincuentes ni asesinos, sino personas que salen de sus fronteras buscando una oportunidad para mejorar su condición de vida y la de sus familias.

Si bien se han dado avances de los go-biernos de Centroamérica en la búsqueda del respeto de los derechos humanos de los migrantes, de nada servirá que se fir-men convenios y acuerdos entre estos gobiernos y el de México, pues si no se cumplen, únicamente quedan plasmados en papel, por lo que es necesario trascen-der hacia la acción y empezar a cumplir los derechos que como seres humanos poseen los migrantes.

Se trata de garantizar las condiciones mínimas de seguridad, ya que es imposible pensar en la posibilidad de que las perso-nas dejarán de emigrar; por lo tanto, se ne-cesita tener voluntad política para generar una solución a este problema complejo. Primero es preciso generar una reforma legislativa en México, que coadyuve a un cambio con respecto a la política migra-toria, donde se establezca un convenio de libre circulación de centroamericanos por tierras mexicanas y viceversa, portando algún documento de identidad similar al CA–4, con esto se logrará que los mi-grantes cesen de tomar rutas peligrosas donde no busquen evadir las autoridades públicas por el temor a ser devueltos de inmediato a su país de origen.

Asimismo, es primordial ampliar la ar-ticulación de redes de cooperación entre los países centroamericanos y México, a fin de reforzar la seguridad en los puntos que se han identificado como críticos y fortalecer los mecanismos de capacitación al equipo que brinda la protección a los migrantes, concientizando sobre los dere-chos que poseen los mismos.

Por otro lado, es necesario que se ge-nere la corresponsabilidad desde el sec-tor civil como las redes de instituciones de educación superior, la Iglesia, organiza-ciones no gubernamentales, organismos internacionales, entre otros, que deben actuar en la generación de iniciativas que contribuyan a insertar esta demanda en el sistema político para que puede final-mente encontrarse como un tema impor-tante de agenda nacional e internacional.

Sin embargo, es también responsabi-lidad de los gobiernos de Centroamérica asumir la tarea de generar oportunidades desde lo local para las personas, ejecu-tar iniciativas que aumenten la calidad de vida; de esta manera se podrá reducir de forma significativa el flujo migratorio, pues las personas ya no verán como única opción la migración.

En su trayecto, los migrantes centroamericanos son tratados como mercancía y se deben enfrentar a grupos criminales que controlan las fronteras FOTOS: LA JORNADA ZACATECAS

Quienes más se ven afectados en la ruta del migrante son los niños y las mujeres

Lo más difíciL es que Losindocumentados no pueden

denunciar Los abusos poreL miedo de ser deportados

deL totaL de saLvadoreñosvíctimas de vioLación a

derechos humanos, 78%son hombres y 22% mujeres

hay que garantizar Laseguridad y estabLecer una

nueva poLítica migratoriade Libre circuLación

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