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Guenon, Rene - Los Estados Multiples Del Ser

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    ABD AL-WAHID YAHIA

    (REN GUNON)

    LOS ESTADOSMLTIPLES DELSER

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    NDICE

    Prefacio

    Captulo I.- El Infinito y la Posibilidad

    Captulo II.- Posibles y Composibles

    Captulo III.- El Ser y el No-Ser

    Captulo IV.- Fundamento de la teora de los estados mltiples

    Captulo V.- Relaciones de la unidad y la multiplicidad

    Captulo VI.- Consideraciones analgicas derivadas del estado de sueo con sueos

    Captulo VII.- Las posibilidades de la consciencia individual.

    Captulo VIII.- La mente, elemento caracterstico de la individualidad humana

    Captulo IX.- La jerarqua de las facultades individuales.

    Captulo X.- Los confines de lo indefinido.

    Captulo XI.- Principios de distincin entre los estados de ser.

    Captulo XII.- Los dos caos.

    Captulo XIII.- Las jerarquas espirituales.

    Captulo XIV.- Respuestas a las objeciones derivadas de la pluralidad de los seres.

    Captulo XV.- La realizacin del ser por el conocimiento

    Captulo XVI.- Conocimiento y consciencia.

    Captulo XVII.- Necesidad y contingencia.

    Captulo XVIII.- Nocin metafsica de la libertad

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    LES TATS MULTIPLES DE L'TRE, Vga, Pars, 1932, 1947, 1957. Guy Trdaniel & LaMaisnie, Pars, 1984, 1998. 106 pp., 21x14 cm.

    Traduccin italiana: Gli Stati Molteplici dell'Essere, Studi Tradizionali, Turn, 1965. Adelphi,Miln, 1996.

    Traduccin castellana de A. Lpez y M. Tabuyo: Los Estados Mltiples del Ser, Obelisco,Barcelona, 1987 (146 pp.) (agotado a fecha de 2001).

    Trad. inglesa de J. Godwin: MultipleStates of Being, Larson Publications, Burdet, Nueva York,1984.

    Traduccin hngara: A Lny sokfle llapotnak metafizikja, Farkas Lrinc Imre Kiad,

    Budapest, 1994 (en un tomo con el ttulo principal Metafizikai rsok I, trad. de Darabos Pl).

    Trad. alemana: Stufen des Seins, O u. R. Verlag, Andechs, 1987.

    Trad. sueca: I tjnst hos det enda, Estocolmo, 1977.

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    PREFACIO

    En un estudio precedente que lleva por ttulo Le Symbolisme de la Croix, expusimos, deacuerdo a los datos suministrados por las distintas doctrinas tradicionales, una representacingeomtrica del ser ntegramente basada en la teora metafsica de los estados mltiples. Elpresente volumen viene a constituir un complemento del citado texto, pues las indicaciones que

    all dbamos no bastan, quizs, para subrayar el alcance total de esta teora que debe serconsiderada como absolutamente fundamental; en efecto, en aquella ocasin debimoslimitarnos a lo que de forma ms directa se relacionaba con el objetivo claramente definido queentonces nos proponamos. Por este motivo, dejando ahora a un lado la representacinsimblica ya descrita, o al menos limitndonos a recordarla slo de forma incidental cuandohaya lugar a ello, consagraremos enteramente este nuevo trabajo a un ms amplio desarrollode la teora en cuestin, ya sea, y antes de nada, a su principio mismo, ya a algunas de susaplicaciones, en particular a aquellas que ataen ms directamente al ser considerado bajo suaspecto humano.

    En lo que a este ltimo punto se refiere, quiz no sea intil recordar desde ahora mismo que elhecho de detenernos en consideraciones de este orden no implica en modo alguno que elestado humano ocupe un rango privilegiado en el conjunto de la Existencia universal, ni que

    est metafsicamente diferenciado con relacin a otros estados por la posesin de unaprerrogativa cualquiera. En realidad, el estado humano no es ms que un estado demanifestacin como cualquier otro y entre una indefinidad (1) de otros; el estado humano sesita en la jerarqua de grados de la Existencia en el lugar que le es asignado por sunaturaleza, es decir, por el carcter restrictivo de las condiciones que lo definen, y este lugar nole confiere sin superioridad ni inferioridad absoluta. Si en tales condiciones debemos centrarnuestra atencin de forma particular en l, ello es debido nicamente a que se trata del estadoen que de hecho nos encontramos y a que, en consecuencia, adquiere para nosotros, peroslo para nosotros, una especial importancia; es ste, por tanto, un punto de vista totalmenterelativo y contingente: el de los individuos que somos en nuestro presente modo demanifestacin. Por esta razn, cuando hablamos concretamente de estados superiores y deestados inferiores, debemos efectuar esta diferenciacin jerrquica tomando siempre comotrmino de la comparacin el estado humano, puesto que es el nico que nos resultadirectamente aprehensible en tanto que individuos; y es preciso no olvidar que toda expresin,al ser envoltura en una forma, se lleva a cabo necesariamente de modo individual, de maneraque cuando queremos hablar de cualquier cosa que sea, incluso de las verdades de ordenpuramente metafsico, no podemos hacerlo sino descendiendo a un orden completamentediferente, esencialmente relativo y limitado, para traducirlas al lenguaje, que es el orden deexpresin propio de las individualidades humanas. Se comprender sin dificultad todas lasprecauciones y reservas que impone la inevitable imperfeccin de este lenguaje, tanmanifiestamente inadecuado a lo que en tales casos debe ser expresado; hay en ello unadesproporcin evidente y otro tanto se puede afirmar, por lo dems, para toda representacinformal, cualquiera que sea, comprendidas incluso las representaciones propiamentesimblicas, si bien stas son incomparablemente menos limitadas y constringentes que ellenguaje ordinario y, en consecuencia, ms aptas para la comunicacin de las verdadestrascendentes, y de ah la continua utilizacin que de ellas se hace en toda enseanza queposea un carcter verdaderamente "inicitico" y tradicional (2). Por este motivo y tal como yahemos recalcado en numerosas ocasiones, conviene, para no alterar nada de la verdad conuna expresin parcial, restrictiva o sistematizada, preservar siempre la parte de lo inexpresable,es decir, lo que no podra ser encerrado en ninguna forma y que, metafsicamente, es enrealidad lo ms importante, incluso -podramos decir- todo lo esencial.

    Ahora bien, si se quiere vincular -siempre en lo que concierne a la consideracin del estadohumano- el punto de vista individual con el punto de vista metafsico, tal como debe hacersesiempre que se trate de "ciencia sagrada" y no solamente de saber "profano", es precisosealar lo siguiente: la realizacin del ser total puede llevarse a cabo a partir de cualquierestado que se tome como base y punto de partida, en razn misma de la equivalencia de todoslos modos de existencia contingentes con relacin al Absoluto; puede, pues, ser realizada a

    partir del estado humano tanto como a partir de cualquier otro, e incluso, como ya hemossealado en otro lugar, a partir de toda modalidad de dicho estado, lo que implica que esparticularmente posible para el hombre corporal y terrestre, sea lo que fuere lo que puedan

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    pensar los occidentales, inducidos a error, en cuanto a la importancia que conviene atribuir a la"corporalidad", por la extraordinaria insuficiencia de sus concepciones sobre la constitucin delser humano (3).

    Puesto que ste es el estado en que actualmente nos encontramos, es desde l de dondedebemos partir si efectivamente nos proponemos alcanzar la realizacin metafsica, en

    cualquier grado que sea, y ah est la razn esencial de que este caso deba ser msespecialmente analizado por nosotros; habiendo, por otra parte, desarrollado estasconsideraciones en anteriores ocasiones, no insistiremos sobre ellas en lo sucesivo, tanto mscuanto que nuestra exposicin permitir comprenderlas con mayor claridad (4). Adems deesto y para evitar todo posible equvoco, debemos recordar desde ahora que cuando hablamosde los estados mltiples del ser, no nos referimos a una simple multiplicidad numrica, oincluso ms generalmente cuantitativa, sino a una multiplicidad de orden "trascendental" overdaderamente universal, aplicable a todos los dominios que constituyen los diferentes"mundos" o grados de la Existencia, considerados separadamente o en su conjunto, y por tantofuera y ms all del dominio especifico del nmero e incluso de la cantidad bajo todos susmodos. En efecto, la cantidad, y con mayor razn el nmero, que no es sino uno de sus modos-a saber, la cantidad discontinua- es solamente una de las condiciones determinantes deciertos estados, entre los cuales se encuentra el nuestro; no podra pues ser extrapolada a

    otros estados y todava menos ser aplicada al conjunto de todos ellos, que escapaevidentemente a tal determinacin. Por este motivo, cuando hablamos desde esta perspectivade una multitud indefinida, debemos siempre tener cuidado de reparar en que tal indefinidadsobrepasa todo nmero y tambin todo aquello a lo que la cantidad es ms o menosdirectamente aplicable, como la indefinidad espacial o temporal, que no pone de relieve msque condiciones propias de nuestro mundo (5).

    Una advertencia ms es necesaria en cuanto a la utilizacin que hacemos de la palabra "ser",que, rigurosamente hablando, no podra ser aplicada en su sentido propio cuando se trata deciertos estados de no-manifestacin de los que tendremos ocasin de hablar y que estn msall del grado del ser puro. Nos vemos sin embargo obligados, en razn de la propiaconstitucin del lenguaje humano, a conservar este trmino incluso en semejante caso porcarecer de otro ms adecuado, pero no atribuyndole entonces ms que un valor puramente

    analgico y simblico, pues de no hacerlo as nos resultara de todo punto imposible hablar deuna forma cualquiera del tema.

    NOTAS:

    (1). Se utilizan las palabras indefinidad e integralidad para traducir, respectivamente, indfinit eintgralit, que aparecern repetidas veces a lo largo del texto. Si bien ambas no son acadmicamentecorrectas en castellano, tampoco lo son sus equivalentes francesas. (N. del T.)

    (2). Sealaremos brevemente a este respecto que el hecho de que el punto de vista filosfico no hagajams apelacin a ningn simbolismo, bastara por s solo para poner de manifiesto el carcterexclusivamente "profano" y por completo exterior de este punto de vista especfico y del modo depensamiento al que corresponde.

    (3). Vase L 'Homme et son devenir selon le Vdnta, cap. XXIII.

    (4). Vase Le Symbolisme de la Croix, caps. XXVI a XXVIII.

    (5). Vase Ibidem, cap. XV

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    Captulo I: EL INFINITO Y LA POSIBILIDAD

    Para comprender correctamente la doctrina de la multiplicidad de los estados del ser, esnecesario remontarse,antes de cualquier otra consideracin,hasta la ms primordial de todaslas nociones, la del Infinito metafsico enfocado en sus relaciones con la Posibilidad universal.Infinito es, segn la significacin etimolgica del trmino que lo designa,lo que no tiene lmites;

    y para conservar el sentido que a este trmino le es propio ser preciso reservar rigurosamentesu utilizacin a la designacin de lo que no tiene absolutamente ningn lmite, con exclusin detodo aquello que solamente se encuentra sustrado a ciertas limitaciones particulares, peropermanece sometido a otras en virtud de su propia naturaleza, a la cual son esencialmenteinherentes, como ocurre, desde el punto de vista lgico, que no hace en definitiva ms quetraducir a su manera el punto de vista que podramos llamar "ontolgico", con los elementosque intervienen en la definicin misma de aquello de que se trata. Esta observacin esparticularmente aplicable, como ya hemos tenido ocasin de indicar en diversas ocasiones, alnmero, al espacio y al tiempo, incluso en las concepciones ms generales y ms amplias quesea posible formarse de estos tres elementos y que sobrepasan con mucho las nociones queordinariamente se tiene de ellos (1); en realidad, todo esto no puede nunca sino pertenecer aldominio de lo indefinido, ese indefinido al que algunos, cuando es de orden cuantitativo comoen los ejemplos que acabamos de mencionar, dan de forma completamente abusiva el nombrede "infinito matemtico", como si la agregacin de un epteto o de una calificacin determinantea la palabra "infinito" no implicara ya en s misma una contradiccin pura y simple (2). Dehecho, este indefinido, procedente de lo finito del que no es ms que una extensin odesarrollo, y en consecuencia siempre reductible a l, no tiene ninguna medida comn con elverdadero Infinito, anlogamente a cmo la individualidad humana o cualquier otraindividualidad, incluso comprendiendo la totalidad de las prolongaciones indefinidas de que seasusceptible, tampoco podra tener ninguna medida comn con el ser total (3). Esta formacinde lo indefinido a partir de lo finito, de la que tenemos un ejemplo muy claro en la formacin dela serie de los nmeros, slo resulta posible a condicin de que lo finito contenga ya enpotencia a lo indefinido y, an cuando los lmites se alejaran hasta que de alguna manera losperdiramos de vista, es decir, hasta que escapasen a nuestros ordinarios medios de medida,en modo alguno quedaran suprimidos por ello; es muy evidente, en razn de la naturalezamisma de la relacin casual, que "lo ms no puede proceder de "lo menos", ni lo Infinito de lofinito.

    No podra ser de otra forma cuando se trata, como en el caso que nos ocupa, de ciertosrdenes de posibilidades particulares que estn manifiestamente limitados por la coexistenciade otros rdenes de posibilidades, por tanto en virtud de su naturaleza propia, lo que hace queen ellos estn contenidas unas posibilidades determinadas pero no todas las posibilidades sinrestriccin. Si as no fuera, tal coexistencia con una indefinidad de otras posibilidades distintas,que no estn comprendidas en aquellas, siendo cada una de ellas similarmente susceptible deun desarrollo indefinido, sera una imposibilidad, es decir, un absurdo en el sentido lgico de lapalabra (4). El Infinito, por el contrario, para ser verdaderamente tal no puede admitir ningunarestriccin, lo que supone que debe ser absolutamente incondicionado e indeterminado, puestoda determinacin, sea cual fuere, es forzosamente una limitacin por el mero hecho de dejar

    algo fuera de s, a saber, todas las determinaciones igualmente posibles. La limitacinpresenta, por otra parte, el carcter de una verdadera negacin: poner un lmite es negar, paralo que permanece dentro de l, todo lo que dicho lmite excluye; en consecuencia, la negacinde un lmite es propiamente la negacin de una negacin, es decir, lgica e inclusomatemticamente, una afirmacin, de tal forma que la negacin de todo lmite equivale enrealidad a la afirmacin total y absoluta. Lo que carece de lmites es aquello de lo que nadapuede negarse, por tanto lo que contiene todo, aquello fuera de lo cual nada hay; y esta ideadel Infinito, que es por tanto la ms afirmativa de todas, puesto que comprende o envuelvetodas las afirmaciones particulares cualesquiera que stas puedan ser, no se expresa por untrmino de forma negativa sino en razn misma de su indeterminacin absoluta. En el lenguaje,en efecto, toda afirmacin directa es forzosamente una afirmacin particular y determinada, laafirmacin de algo, mientras que la afirmacin total y absoluta no es ninguna afirmacinparticular con exclusin de otras, puesto que las implica a todas por igual; y es fcil captar

    ahora la muy estrecha relacin que esto presenta con la Posibilidad universal que comprendede la misma forma todas las posibilidades particulares (5).

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    La idea del Infinito, tal como acabamos de exponerla aqu (6), desde el punto de vistapuramente metafsico, no es de ninguna forma discutible o impugnable, pues no puedeencerrar en s ninguna contradiccin, por el hecho mismo de no haber en ella nada denegativo; es, adems, necesaria en el sentido lgico de la palabra (7), pues es la negacin loque sera contradictorio (8). En efecto, si se considera el "Todo" en el sentido universal yabsoluto, es evidente que no puede ser limitado de ninguna forma, pues slo podra serlo por

    algo que le fuera exterior y si hubiera algo que le fuera exterior ya no sera el "Todo". Interesasubrayar, adems, que el "Todo" en este sentido en modo alguno debe ser identificado con untodo particular y determinado, es decir, con un conjunto compuesto de partes que estaran conl en una relacin definida; el "Todo" es, propiamente hablando, "sin partes", puesto que talespartes, debiendo ser necesariamente relativas y finitas, no podran tener con l ninguna medidacomn ni, en consecuencia, ninguna relacin, lo que equivale a decir que no existen para l (9);baste con esto para poner de relieve que no se debe pretender llegar a ninguna concepcinparticular del "Todo" (10).

    Lo que acabamos de decir del Todo universal, en su indeterminacin ms absoluta, le puedeser igualmente aplicado cuando se lo contempla desde el punto de vista de la Posibilidad; y, adecir verdad, no hay aqu ninguna determinacin, o al menos slo el mnimo de determinacinrequerida para hacerla actualmente concebible y sobre todo expresable en algn grado. Como

    hemos tenido ocasin de sealar en otra parte (11), una limitacin de la Posibilidad total es, enel sentido propio de la palabra, una imposibilidad, puesto que debiendo comprender laPosibilidad para limitarla, no podra estar comprendida en ella, y lo que est fuera de lo posibleno puede ser otra cosa que imposible; pero una imposibilidad, no siendo nada ms que unanegacin pura y simple, una verdadera nada, no puede evidentemente limitar nada, de dondese deduce directamente que la Posibilidad universal es necesariamente ilimitada. No obstante,es preciso tener muy en cuenta que lo que acabamos de decir no es naturalmente aplicablems que a la Posibilidad universal y total, que viene entonces a ser lo que podramos llamar unaspecto del Infinito, del que no es distinta de ninguna forma ni en ninguna medida; no puedehaber nada que est fuera del Infinito, puesto que eso sera una limitacin y en tal caso ya nopodra hablarse de Infinito. La concepcin de una "pluralidad de infinitos" es un absurdo, puestoque se limitaran recprocamente de forma que en realidad ninguno de ellos sera infinito (12);por tanto, cuando decimos que la Posibilidad universal es infinita o ilimitada, es preciso

    entender por ello que no es otra cosa que el Infinito mismo considerado bajo un determinadoaspecto, en la medida que se pueda afirmar que hay aspectos en el Infinito. Puesto que elInfinito es verdaderamente "sin partes", tampoco podra hablarse, en rigor, de una multiplicidadde aspectos existentes real y "distintivamente" en l; somos nosotros quienes, a decir verdad,concebimos el infinito bajo uno u otro aspecto, porque no nos es posible hacerlo de otra forma,e, incluso si nuestra concepcin no fuera esencialmente limitada, como lo es en tanto queestamos en un estado individual, debera forzosamente limitarse para hacerse expresable,puesto que para ello debe necesariamente revestirse de una forma determinada. Lo realmenteimportante es comprender bien el origen y el alcance de la limitacin, a fin de no atribuirla msque a nuestra propia imperfeccin, o ms bien a la de los instrumentos interiores y exterioresde que actualmente disponemos en tanto que seres individuales, no poseyendo efectivamentecomo tales ms que una existencia definida y condicionada, y no trasladar esta imperfeccin,puramente contingente y transitoria como las condiciones a las que se refiere y de las que

    deriva, al dominio ilimitado de la propia Posibilidad universal.

    Aadamos todava una ltima observacin: si se habla correlativamente del Infinito y laPosibilidad, no es con objeto de establecer entre ambos trminos una distincin que no podraexistir en realidad; ello significa simplemente que el Infinito es entonces contemplado msespecficamente bajo su aspecto activo, mientras que la Posibilidad es su aspecto pasivo (13);pero ya sea contemplado por nosotros como activo o como pasivo, es siempre el Infinito, queno puede ser afectado por estos puntos de vista contingentes, y las determinaciones,cualquiera que sea el principio por el que se las efecta, no existen ms que en relacin anuestra concepcin. Se trata pues, en suma, de lo mismo de que ya en otro lugar hemosdenominado, haciendo uso de la terminologa extremo-oriental, la "perfeccin activa" (Khien) yla "perfeccin pasiva" (Khuen), siendo la Perfeccin, en sentido absoluto, idntica al Infinitoentendido en toda su indeterminacin; y como entonces decamos, puede establecerse una

    analoga, pero en otro grado y desde una perspectiva mucho ms universal, con lo que son enel Ser, la "esencia" y la "substancia" (14). Es preciso comprender correctamente que el Ser no

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    encierra toda la Posibilidad y que, en consecuencia, no puede de ninguna manera seridentificado con el Infinito; por este motivo decimos que el punto de vista en el que ahora noscolocamos tiene un alcance mucho ms universal que aquel en que deberamos situarnos siquisiramos enfocar exclusivamente el Ser; nos limitamos a hacer esta breve indicacin paraevitar toda confusin, pues tendremos ocasin, de ahora en adelante, de explicarnos conmayor amplitud.

    NOTAS:

    (1). Es preciso subrayar que decimos "generales" y no "universales", pues slo se trata de condicionesespecficas de determinados estados de existencia, y nada ms; esta advertencia debe ser ya suficientepara comprender que no podra plantearse en este caso la cuestin de la infinitud, al ser estascondiciones evidentemente limitadas, lo mismo que los propios estados a los que se aplican y a cuyadefinicin contribuyen.

    (2). Si utilizamos en ocasiones la expresin "Infinito metafsico", precisamente para sealar de forma msexplcita que en modo alguno se trata del pretendido "infinito matemtico" o de otras "falsificaciones delInfinito", si se nos permite hablar as, tal expresin no cae de ninguna manera bajo la objecin que aquformulamos, puesto que el orden metafsico es realmente ilimitado, de forma que no hay all ningunadeterminacin, mientras que quien dice "matemtico", restringe por ello mismo la concepcin a un dominioespecfico y limitado, el dominio de la cantidad.

    (3). Vase Le Symbolisme de la Croix,captulos XXVI y XXX.

    (4). Absurdo, en el sentido lgico y matemtico, es lo que implica contradiccin; se identifica con loimposible, pues es la ausencia de contradiccin interna la que, tanto lgica como ontolgicamente, definela posibilidad.

    (5). Sobre la utilizacin de trminos negativos en su forma, pero cuyo significado real es esencialmenteafirmativo, vaseIntroduction gnral a l'tude des doctrines hindoues, 2 parte, cap. VIII y Lhomme etsondevenir selon le Vdnta, cap. XV.

    (6). No decimos de definirla, pues resultara obviamente contradictorio el pretender una definicin delInfinito; y hemos puesto ya de manifiesto que el propio punto de vista metafsico, en razn de su carcteruniversal e ilimitado, no es ya susceptible de ser definido. (Introduction g. a l'tude des doctrines

    hindoues, 2 parte, cap. V).

    (7). Hay que distinguir esta necesidad lgica, que es la imposibilidad de que una cosa no sea o de quesea diferente de lo que es, y esto independientemente de toda condicin particular, de la necesidadllamada "fsica" o necesidad fctica, que es simplemente la imposibilidad para las cosas o los seres de noconformarse a las leyes del mundo a que pertenecen, y que, en consecuencia, est subordinada a lascondiciones por las que este mundo est definido y no tiene validez ms que en el interior de ese dominioespecfico.

    (8). Ciertos filsofos, habiendo argumentado muy justamente contra el pretendido "infinito matemtico" yhabiendo mostrado todas las contradicciones que esta idea implica (contradicciones que desaparecen,por lo dems, desde que se cae en la cuenta de que no hay ms que infinito), creen haber demostradopor eso mismo, y al mismo tiempo, la imposibilidad del Infinito metafsico; todo lo que en realidaddemuestran con semejante confusin es su propia ignorancia en lo que a ste ltimo caso respecta.

    (9). En otros trminos, lo finito, an cuando sea susceptible de extensin indefinida, es siemprerigurosamente nulo respecto al Infinito; en consecuencia, ninguna cosa o ningn ser puede serconsiderado como "parte del Infinito", lo que constituye una errnea concepcin propia del "pantesmo",pues la misma utilizacin de la palabra "parte" supone la existencia de una relacin definida con el todo.

    (10). Es especialmente importante no concebir el Todo universal a la manera de una suma aritmtica,obtenida por la adicin de sus partes tomadas una a una y sucesivamente. Incluso cuando se trata de untodo particular, hay dos cosas que deben ser tenidas en cuenta: un todo verdadero es lgicamenteanterior a sus partes e independiente de ellas; un todo concebido como lgicamente posterior a suspartes,de las que no es ms que su suma, slo constituye en realidad lo que los filsofos escolsticosllamaban un ens rationis, cuya existencia, en tanto que "todo", est subordinada a la condicin de serefectivamente pensada como tal; el primero tiene en s mismo un principio de unidad real, superior a lamultiplicidad de sus partes, mientras que el segundo no tiene otra unidad que la que nosotros leatribuyamos por el pensamiento.

    (11). Le Symbolisme de la Croix, cap. XIV.

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    (12). Vase ibid., cap. XXIV.

    (13). Es Brahm y su Shakti en la doctrina hind (vase L 'Homme et son devenir selon le Vdnta,captulos V y X).

    (14). vase Le Symbolisme de la Croix, captulo XXIV.

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    Captulo II: POSIBLES Y COMPOSIBLES

    Tal y como decamos, la Posibilidad universal es ilimitada y no puede ser otra cosa queilimitada; pretender entenderla de otra forma es, en realidad, condenarse a no entenderla enabsoluto. Esta es la razn de que todos los sistemas filosficos del Occidente moderno seanigualmente impotentes desde el punto de vista metafsico, es decir, universal, y ello es debido

    precisamente a su carcter sistemtico, tal como ya hemos sealado en diversas ocasiones; enefecto, en tanto que sistemas, no son ms que concepciones restringidas y cerradas quepueden tener, merced a algunos de los elementos que los integran, un determinado valor en undominio relativo, pero que se tornan peligrosos y falsos desde el momento en que, tomados ensu conjunto, tienen ms elevadas pretensiones y aspiran a pasar por expresin de la realidadtotal. No hay duda de que siempre es legtimo contemplar de forma particular, si as seconsidera oportuno, ciertos rdenes de posibilidades con exclusin de otros y eso es endefinitiva lo que necesariamente debe hacer una ciencia cualquiera; pero lo que ya no eslegtimo es afirmar que ah est contenida toda la Posibilidad, negando cuanto sobrepase lacapacidad de la propia comprensin individual, ms o menos estrechamente limitada (1). stees, sin embargo, en uno u otro grado, el carcter esencial de la forma sistemtica que pareceinherente a toda la filosofa occidental moderna; y sta es tambin una de las razones por lasque el pensamiento filosfico, en el sentido ordinario de la palabra, no tiene ni puede tener

    nada en comn con las doctrinas de orden puramente metafsico (2).Entre los filsofos que, en virtud de esta tendencia sistematizadora y verdaderamente"antimetafsica", se esfuerzan o se han esforzado por limitar de una u otra forma la Posibilidaduniversal, algunos, como Leibniz (cuyos planteamientos son, en muchos aspectos, menoslimitados que los de la mayor parte de los filsofos), han querido apelar, en lo que a este temarespecta, a la diferenciacin entre "posibles" y "composibles"; pero es demasiado evidente quetal diferenciacin en la medida que es vlidamente aplicable, no puede de ninguna forma servira este fin ilusorio. En efecto, los composibles no son otra cosa que posibles compatibles entres, es decir, posibles cuya reunin en un mismo conjunto complejo no introduce en lcontradiccin ninguna; por consiguiente, la "composibilidad" es siempre esencialmente relativaal conjunto que se considera. Quede bien entendido, por otra parte, que este conjunto puedeser -ya sea el de los caracteres que constituyen todas las atribuciones de un objeto particular ode un ser individual, ya sea algo mucho ms general y ms extenso- el conjunto de todas las

    posibilidades sometidas a ciertas condiciones comunes y formando por eso mismo undeterminado orden definido, uno de los dominios comprendidos en la Existencia universal, peroen todos los casos es preciso que se trate de un conjunto siempre determinado, sin lo cual lacitada diferenciacin ya no se aplicara. Tomemos en primer lugar un ejemplo de ordenparticular y extremadamente simple: un "cuadrado circular" es una imposibilidad porque lareunin de los dos posibles "cuadrado" y "circular" en una misma figura conlleva unacontradiccin; pero estos dos posibles no dejan de ser igualmente realizables, y al mismo nivel,pues evidentemente, la existencia de una figura cuadrada no impide la simultnea existencia, asu lado y en el mismo espacio, de una figura circular, as como tampoco impide la existencia decualquier otra figura geomtricamente concebible (3). Estas consideraciones son tan evidentesque no parece pueda ser de utilidad insistir ms en ello; no obstante, un ejemplo de esta clase,en razn de su propia simplicidad, tiene la ventaja de ayudarnos a comprender por analoga loque se refiere a casos aparentemente ms complejos, como el que a continuacin vamos atratar.

    Si en lugar de un objeto o un ser particular, se considera lo que podemos denominar un mundo,de acuerdo al sentido que ya hemos dado a esta palabra, es decir, entendiendo por "mundo"todo el dominio formado por un determinado conjunto de composibles que se realizan en lamanifestacin, estos composibles debern ser todos los posibles que satisfagan determinadascondiciones, las cuales caracterizarn y definirn precisamente el mundo de que se trata,constituyendo uno de los grados de la Existencia universal. Los otros posibles, que no sondeterminados por las mismas condiciones y que, por consiguiente, no pueden formar parte delmismo mundo, no son evidentemente menos realizables por ello, pero, bien entendido, cadauno segn el modo que conviene a su naturaleza. En otras palabras, todo posible tiene suexistencia propia como tal (4), y los posibles cuya naturaleza implica una realizacin, en elsentido en el que habitualmente se entiende, es decir, una existencia en un modo cualquiera dela manifestacin (5), no pueden perder este carcter que les es esencialmente inherente yvolverse irrealizable por el hecho de que otros posibles sean actualmente realizados. Se puede

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    tambin decir que toda posibilidad que sea posibilidad de manifestacin debe necesariamente,y por ello mismo, manifestarse, y que, inversamente, toda posibilidad que no deba manifestarsees una posibilidad de no-manifestacin; expresado de esta forma, parece que se tratenicamente de una cuestin de simple definicin y sin embargo la afirmacin precedente nocomportaba nada ms que esta verdad axiomtica, que no es en modo alguno discutible. Si sepreguntara sin embargo por qu motivo no toda posibilidad debe manifestarse, es decir, por

    qu razn hay a la vez posibilidades de manifestacin y posibilidades de no-manifestacin,bastara responder que al estar limitado el dominio de la manifestacin por el hecho mismo deser un conjunto de mundos o estados condicionados (por otra parte en multitud indefinida), nopodra agotar la Posibilidad universal en su totalidad; excluye de s todo lo incondicionado, esdecir, precisamente lo que metafsicamente es ms importante. Preguntarse por qu motivouna determinada posibilidad no debe manifestarse al igual que otra, equivaldra simplemente apreguntarse por qu esa posibilidad es lo que es y no lo que otra es; viene a ser, porconsiguiente, lo mismo que preguntarse por qu un determinado ser es l mismo y no otro, loque sera sin duda un interrogante carente de todo sentido. Lo que en relacin a este tema espreciso comprender correctamente es que una posibilidad de manifestacin no tiene, en cuantotal, ninguna superioridad sobre una posibilidad de no-manifestacin; no es objeto de ningntipo de "eleccin" o "preferencia" (6), sino solamente una posibilidad de naturaleza distinta.Si se quisiera objetar, respecto al tema de los composibles, que, siguiendo la expresin de

    Leibniz, "no hay ms que un mundo", una de dos: o esta afirmacin es una pura tautologa o notiene ningn sentido. En efecto, si por "mundo" se entiende aqu el Universo total, o incluso,limitndose a las posibilidades de manifestacin, el dominio completo de todas estasposibilidades, es decir, la Existencia universal, la proposicin enunciada es demasiadoevidente, por ms que la manera en que se la expresa sea quizs impropia; pero si por"mundo" se entiende, como es habitual y como nosotros mismos acabamos de hacer, undeterminado conjunto de composibles, decir que su existencia impide la coexistencia de otrosmundos es tan absurdo como afirmar, para seguir con el ejemplo anteriormente propuesto, quela existencia de una figura circular impide la coexistencia de una figura cuadrada, triangular ode cualquier otra clase. Todo lo que puede decirse es que, as como las caractersticas de unobjeto determinado excluyen de l la presencia de otras caractersticas con las que aqullasentraran en contradiccin, las condiciones por las que se define un mundo determinadoexcluyen de dicho mundo los posibles cuya naturaleza no implica su realizacin bajo esas

    mismas condiciones; estos posibles quedan as fuera de los lmites del mundo considerado,pero no por ello se ven excluidos de la Posibilidad -puesto que se trata de posibles porhiptesis- ni siquiera, en casos ms restringidos, de la Existencia en el sentido propio deltrmino, es decir, entendida como comprendiendo todo el dominio de la manifestacinuniversal. Hay en el universo modos de existencia mltiples y cada posible tiene aqul queconviene a su propia naturaleza; hablar, como a veces se hace, y refirindose precisamente alpensamiento de Leibniz (apartndose sin duda de l en una medida muy notable) de unaespecie de "lucha por la existencia" entre los posibles, es echar mano de una concepcin que,con certeza, nada tiene de metafsica; tal tentativa de extrapolacin de lo que no pasa de seruna simple hiptesis biolgica (en conexin con las modernas teoras "evolucionistas" ) esincluso puramente ininteligible.La distincin entre lo posible y lo real, sobre la que tanto han insistido numerosos filsofos, notiene por tanto ningn valor metafsico: todo posible es real a su manera y conforme al modo

    que comporta su naturaleza (7); de otra forma, habra posibles que no seran nada y decir queun posible no es nada es una contradiccin pura y simple; es lo "imposible" y slo lo imposible,lo que, como ya hemos dicho, es una pura nada. Negar que haya posibilidades de no-manifestacin es querer limitar la Posibilidad universal; y negar que entre las posibilidades demanifestacin haya diferentes rdenes es querer limitarla ms estrechamente todava.Antes de seguir adelante, quisiramos sealar que, en lugar de considerar el conjunto decondiciones que determinan un mundo, como acabamos de hacer en las pginas precedentes,se podra, tambin, desde el mismo punto de vista, considerar de forma aislada una sola detales condiciones: por ejemplo, entre las condiciones del mundo corporal, el espacioconsiderado como el continente de las posibilidades espaciales (8). Es muy evidente que, pordefinicin misma, slo las posibilidades espaciales puedan realizarse en el espacio, pero no esmenos evidente que esto no impide que las posibilidades no-espaciales puedan realizarseigualmente (y aqu, al limitarnos a la consideracin de las posibilidades de manifestacin, la

    palabra "realizarse" debe ser entendida como sinnima de "manifestarse"), al margen de estacondicin particular de existencia que es el espacio. Sin embargo, si el espacio fuera infinito, tal

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    y como algunos pretenden, no habra lugar en el Universo para ninguna posibilidad no-espacialy, lgicamente, el propio pensamiento, por tomar el ejemplo ms comn y ms conocido, nopodra en tal caso ser admitido en la existencia ms que a condicin de ser entendido comoextensin, idea cuya falsedad reconoce sin paliativos incluso la psicologa "profana"; pero, bienlejos de ser infinito, el espacio no es ms que uno de los modos posibles de la manifestacin,manifestacin que de ninguna manera es infinita ni siquiera en la totalidad de su extensin,

    incluyendo la indefinidad de modos que comporta y siendo a su vez indefinido cada uno deestos (9). Observaciones similares podran aplicarse idnticamente a cualquier otra condicinespecfica de existencia; y lo que es cierto para cada una de estas condiciones aisladamenteconsiderada, lo es tambin para el conjunto formado por algunas de ellas, cuya reunin ocombinacin determina un mundo. Es evidente, por lo dems, la necesidad de que lasdiferentes condiciones as reunidas sean compatibles entre s, y su compatibilidad implicaevidentemente la de los posibles que ellas respectivamente comprenden, con la restriccin deque los posibles que estn sometidos al conjunto de las condiciones consideradas pueden noconstituir ms que una parte de los que estn comprendidos en cada una de las citadascondiciones consideradas aisladamente de las dems, de donde resulta que dichascondiciones, en su totalidad, comportarn, adems de su parte comn, prolongaciones endiversos sentidos, pertenecientes tambin al mismo grado de la Existencia universal. Estasprolongaciones, de extensin indefinida, corresponden en el orden general y csmico a lo que

    son, para un ser particular, las de uno de sus estados, por ejemplo, de un estado individualntegramente considerado, ms all de una determinada modalidad definida de este mismoestado, tal como la modalidad corporal en nuestra individualidad humana (10).

    NOTAS:

    (1). Es de destacar que todo sistema filosfico se presenta esencialmente como la obra de un individuo,contrariamente a lo que ocurre con las doctrinas tradicionales, para las que las individualidades carecende toda relevancia.

    (2). Vase Introduction gnral a l'tude des doctrines hindoues, 2 parte, cap. VIII; L 'Homme et sondevenir selon le Vdnta, cap. I; Le Symbolisme de la Croix, caps. I y XV.

    (3). De la misma forma, por tomar un ejemplo de orden ms amplio, las diversas geometras euclidianas y

    no-euclidianas no pueden evidentemente aplicarse a un mismo espacio; pero esto no podra impedir quelas diferentes modalidades de espacio a que tales geometras corresponden coexistan en la totalidad dela posibilidad espacial, donde cada una de ellas debe realizarse a su modo, de acuerdo a lo que acontinuacin explicaremos sobre la identidad efectiva de lo posible y lo real.

    (4). Debe tenerse muy en cuenta que no tomamos aqu la palabra "existencia en un sentido riguroso yconforme a su derivacin etimolgica, sentido que no se aplicara estrictamente ms que al sercondicionado y contingente, es decir, en definitiva, a la manifestacin; empleamos esta palabra, como loharemos tambin a veces con el trmino "ser", y tal como ya hemos advertido desde un principio, de unaforma exclusivamente analgica y simblica, puesto que nos ayuda en cierta medida para una mejorcomprensin, bien que, en realidad, tal uso sea extremadamente inadecuado (vase Le Symbolisme de laCroix, caps. I y II).

    (5). Es entonces la "existencia" en el sentido propio y riguroso de la palabra.

    (6). Tal idea es metafsicamente injustificable y slo puede proceder de una intrusin del punto de vista"moral" en un dominio en el que la moral nada tiene que hacer; tambin el "principio de lo mejor" al queLeibniz apela en relacin a este punto, es propiamente antimetafsico como ya hemos indicadobrevemente en otro lugar (Le Symbolisme de la Croix, cap. II).

    (7). Lo que queremos decir con esto es que no ha lugar, metafsicamente, a contemplar lo real como unorden diferente de lo posible; pero es preciso tener muy en cuenta que la palabra "real" es en s mismabastante vaga, si no equvoca, al menos en cuanto al uso que de ella se hace en el lenguaje ordinario eincluso por la mayor parte de los filsofos; si nos hemos sentido inclinados a utilizarla ha sido slo por lanecesidad de descartar la distincin vulgar entre lo posible y lo real; ms adelante, sin embargo, ledaremos un significado mucho ms preciso.

    (8). Es importante reparar en que la condicin espacial no basta, por si sola, para definir un cuerpo comotal; todo cuerpo est necesariamente extendido, es decir, sometido al espacio (de donde deriva, enparticular, su indefinida divisibilidad que ha dado pie al absurdo de la concepcin atomista), pero,

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    contrariamente a lo pretendido por Descartes y por otros partidarios de una fsica "mecanicista", laextensin no constituye toda la naturaleza o la esencia de los cuerpos.

    (9). Vase Le Symbolisme de la Croix, cap. XXX.

    (10). Vase ibid., cap., XI; L 'Homme et son devenir selon le Vdnta, cap. II y tambin caps. XII y XlII.

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    Captulo III: EL SER Y EL NO-SER

    En las pginas precedentes hemos sealado la diferencia entre las posibilidades demanifestacin y las posibilidades de no-manifestacin, estando unas y otras igualmentecomprendidas, y con el mismo rango, en la Posibilidad total. Esta distincin se nos imponeantes que cualquier otra de carcter ms particular como pueda ser la de los diferentes modos

    de la manifestacin universal, es decir, de los diferentes rdenes de posibilidades que talmanifestacin conlleva, repartidos segn las condiciones especficas a que estnrespectivamente sometidos y constituyendo la multitud indefinida de los mundos o grados de laExistencia.Bien sentado este punto, si se define el Ser, en el sentido universal, como el principio de lamanifestacin y considerando al mismo tiempo que comprende el conjunto de todas lasposibilidades de manifestacin, debemos decir que el Ser no es infinito, puesto que no coincidecon la Posibilidad total; efectivamente, el Ser, en tanto que principio de la manifestacin,comprende sin duda todas las posibilidades de manifestacin, pero solamente en tanto que semanifiestan. Ms all del Ser est, pues, todo lo dems es decir, todas las posibilidades de no-manifestacin con las propias posibilidades de manifestacin en tanto en cuanto estn enestado no-manifestado; y el propio Ser se encuentra incluido en ellas, pues no pudiendopertenecer a la manifestacin, por ser su principio, es en s mismo no-manifestado. Para

    designar lo que as est fuera y ms all del Ser, nos vemos obligados, a falta de otro trminomejor, a llamarlo No-Ser; y esta expresin negativa que para nosotros no es de ningn modosinnima de "nada", como parece ser en el lenguaje de algunos filsofos, adems de estardirectamente inspirada en la terminologa de la doctrina metafsica extremo-oriental seencuentra suficientemente justificada por la necesidad de emplear alguna denominacin parapoder hablar de ello, a lo que aadiremos la observacin, ya formulada en las pginasprecedentes, de que las ideas ms universales, siendo las ms indeterminadas, no puedenexpresarse, en la medida que son expresables, ms que en trminos negativos en su forma, talcomo acabamos de ver en lo que concierne al Infinito. Se puede decir tambin que el No-Ser,en el sentido que acabamos de proponer, es ms que el Ser o, si se quiere, superior al Ser,siempre que estas palabras sean entendidas en el sentido de que lo que el No-Ser comprendeest ms all de la extensin del Ser y contiene en principio al propio Ser. Ahora bien, desde elmomento en que se opone el Ser al No-Ser, o incluso desde el momento en que simplementese los distingue, ni uno ni otro pueden ser infinitos, puesto que, desde tal punto de vista, selimitan recprocamente de alguna manera; el Infinito no corresponde ms que al conjunto delSer y el No-Ser, puesto que tal conjunto es idntico a la Posibilidad universal.Podemos tambin expresarlo de la siguiente forma: la Posibilidad universal contienenecesariamente la totalidad de las posibilidades y se puede afirmar que el Ser y el No-Ser sonsus dos aspectos: el Ser, en tanto que la citada Posibilidad universal manifiesta susposibilidades (o, ms exactamente, algunas de ellas); el No-Ser, en tanto que no las manifiesta.El Ser contiene, pues, todo lo manifestado; el No-Ser contiene todo lo no-manifestadoincluyendo al propio Ser; pero la Posibilidad universal comprende a la vez el Ser y el No-Ser.Aadamos que lo no-manifestado comprende lo que podramos llamar lo no-manifestable, esdecir, las posibilidades de no-manifestacin, y lo manifestable, es decir, las posibilidades demanifestacin en tanto que no se manifiestan, no comprendiendo evidentemente lamanifestacin ms que el conjunto de estas mismas posibilidades en tanto que se manifiestan(1).En lo que concierne a las relaciones del Ser y del No-Ser, es esencial subrayar que el estadode manifestacin es siempre transitorio y condicionado, y que incluso para las posibilidadesque conllevan la manifestacin, slo el estado de no-manifestacin es absolutamentepermanente e incondicionado (2). Aadamos a este respecto que nada de lo que esmanifestado puede "perderse", apelando a una expresin muy frecuentemente utilizada, a noser por el paso a lo no-manifestado; y, quede claro, este paso (que cuando se trata de lamanifestacin individual es propiamente la "transformacin" en el sentido etimolgico deltrmino, es decir, el paso a lo que est ms all de la forma) no constituye una "prdida" msque desde el especfico punto de vista de la manifestacin, puesto que en el estado de no-manifestacin todas las cosas, por el contrario, subsisten eternamente en principio,independientemente de todas las condiciones particulares y limitativas que caracterizan los

    distintos modos de la existencia manifestada. Ahora bien, para poder decir propiamente que"nada se pierde", incluso con la restriccin concerniente a lo no-manifestado es precisoconsiderar todo el conjunto de la manifestacin universal y no simplemente uno de sus estados

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    con exclusin de los otros, pues, en razn de la continuidad existente entre todos estosestados, siempre puede haber un paso de uno a otro, sin que tal paso a travs de lacontinuidad entre los estados, que no es ms que un cambio de modo (implicando un cambiocorrespondiente en las condiciones de existencia), nos haga salir en absoluto del dominio de lamanifestacin (3).En cuanto a las posibilidades de no-manifestacin, stas pertenecen esencialmente al No-Ser

    y, por su propia naturaleza, no pueden entrar en el dominio del Ser, contrariamente a lo quetiene lugar para las posibilidades de manifestacin; pero, como ya hemos dicho anteriormente,esto no implica ninguna superioridad de unas sobre otras, puesto que tanto unas como otrasson solamente modos de realidad diferente y conformes a sus naturalezas respectivas; y lapropia distincin entre Ser y No-Ser es, en definitiva, puramente contingente, puesto que nopuede ser establecida ms que desde el punto de vista de la manifestacin, que esesencialmente contingente. Lo cual, por otra parte, no disminuye en nada la importancia queesta diferenciacin tiene para nosotros, dado que en nuestro estado actual no nos es posiblesituarnos en un punto de vista que no sea ste, que es el nuestro en tanto que pertenecemoscomo seres condicionados e individuales al dominio de la manifestacin y que no podemossobrepasar ms que liberndonos enteramente, mediante la realizacin metafsica, de lascondiciones limitativas de la existencia individual.Como ejemplo de posibilidad de no-manifestacin, podemos citar el vaco, pues tal posibilidad

    es concebible, al menos negativamente, es decir, por exclusin de ciertas determinaciones: elvaco implica exclusin, no solamente de todo atributo corporal o material, no solamenteincluso, de una forma ms general, de toda cualidad formal, sino tambin de todo lo que serelaciona con un modo cualquiera de la manifestacin. Es pues un disparate pretender quepueda haber vaco en lo comprendido por la manifestacin universal, bajo cualquier estado quesea (4), puesto que el vaco pertenece esencialmente al dominio de la no-manifestacin; no esposible dar a este trmino otra acepcin inteligible. Debemos limitarnos, en lo que a este temarespecta, a esta somera indicacin, pues no podemos tratar aqu la cuestin del vaco contodas las consideraciones que ello implicara y que nos apartara en exceso de nuestro temacentral; como es sobre todo en relacin al espacio en lo que la cuestin del vaco da pie, enocasiones, a confusiones graves (5), las reflexiones que con ello se relacionan encontrarn sulugar adecuado en el estudio que nos proponemos dedicar particularmente a las condicionesde la existencia corporal (6). Desde el punto de vista en el que ahora nos situamos, debemos

    simplemente aadir que el vaco, cualquiera sea la forma en que se lo contemple, no es el No-Ser, sino solamente lo que podramos llamar uno de sus aspectos, es decir, una de lasposibilidades en l contenidas y que son distintas a las comprendidas en el Ser, y por tanto almargen de ste incluso considerado en su totalidad, lo que demuestra claramente una vez msque el Ser no es infinito. Por otra parte, cuando decimos que tal posibilidad constituye unaspecto del No-Ser, es preciso reparar en que no puede ser concebida de modo distinto; modoste que se aplica exclusivamente a la manifestacin; y ello explica por qu, an pudiendoconcebir efectivamente la posibilidad del vaco u otra posibilidad del mismo orden, no podemosdar ms que una expresin absolutamente negativa de l; esta observacin, generalizable atodo lo que se relaciona con el No-Ser, viene de nuevo a justificar la utilizacin que de estetrmino hacemos (7).Consideraciones semejantes podran, pues, aplicarse a cualquier otra posibilidad de no-manifestacin; podramos tomar otro ejemplo, como el silencio, pero la aplicacin sera

    demasiado fcil como para que valga la pena insistir en ello. Nos limitaremos, por tanto, aobservar lo siguiente: as como el No-Ser, o lo no-manifestado, comprende o envuelve al Ser, oprincipio de la manifestacin, el silencio contiene en s mismo el principio de la palabra; enotros trminos, lo mismo que la Unidad (el Ser) no es ms que el Cero metafsico (el No-Ser)afirmado, la palabra no es ms que el silencio expresado; pero, inversamente, el Cerometafsico, al ser la unidad no afirmada, es a su vez algo ms (e incluso infinitamente ms), lomismo que el silencio, que es un aspecto del Cero metafsico en el sentido acabamos deprecisar, no es simplemente la palabra no-expresada, pues es preciso considerar como incluidoen l todo lo que es inexpresable, es decir, no susceptible de manifestacin (pues quien diceexpresin, dice manifestacin, e incluso manifestacin formal) ni por tanto de determinacin enmodo distintivo (8). La relacin as establecida entre el silencio (no-manifestado) y la palabra(manifestada) muestra cmo es posible concebir posibilidades de no-manifestacin quecorresponden, por transposicin analgica, a ciertas posibilidades de manifestacin (9) sin

    pretender con ello de ninguna manera, tampoco ahora, introducir en el No-Ser, una distincinefectiva que no podra encontrarse all, puesto que la existencia en modo distintivo (que es la

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    existencia en el sentido propio de la palabra) es esencialmente inherente a las condiciones dela manifestacin (no siendo forzosamente aqu "modo distintivo" sinnimo, en todos los casos,de "modo individual", e implicando sta ltima expresin de forma especial la distincin formal)(10).

    NOTAS:

    (1). Vase L'Homme et son devenir selon le Vdnta, cap. XV.

    (2). Debe quedar bien claro que cuando decimos "transitorio" no nos referimos exclusivamente, ni siquieraprincipalmente, a la sucesin temporal, pues ella slo es aplicable a un modo especfico de lamanifestacin.

    (3). Sobre la continuidad de los estados del ser, vase Le Symbolisme de la Croix,caps. XV y XIX. -Loque acabamos de decir debe poner de relieve que los pretendidos principios de la "conservacin de lamateria" y de la "conservacin de la energa", cualquiera sea la forma en que se los exprese, no son enrealidad ms que simples leyes fsicas completamente relativas y aproximativas y que, en el interiormismo del dominio especfico al que se aplican, no pueden ser verdaderas ms que bajo ciertascondiciones restrictivas, condiciones que subsistiran todava, mutatis mutandis, si se quisiera hacerlasextensibles, mediante una conveniente transposicin de los trminos, a todo el dominio de lamanifestacin. Los fsicos estn por otra parte obligados a reconocer que de alguna forma no se trata msque de "casos limites", en el sentido de que tales leyes no seran rigurosamente aplicables ms que a loque ellos denominan "sistemas cerrados", es decir, a algo que de hecho ni existe ni puede existir, pues esimposible concretar, y ni siquiera concebir, en el sistema de la manifestacin, un conjunto que estcompletamente aislado del resto sin comunicacin ni intercambio de ninguna clase con lo que permanecefuera de l; una solucin de continuidad tal sera una verdadera laguna en la manifestacin, siendo esteconjunto en relacin al resto como si no existiera.

    (4). Esto es lo que pretenden especialmente los atomistas.

    (5). La concepcin de un "espacio vaco" es contradictoria, lo que, dicho sea de paso, constituye unaprueba suficiente de la realidad del elemento etreo (Aksha), contrariamente a la teora de las diversasescuelas que, en la India y en Grecia, no admitan ms que cuatro elementos corporales.

    (6). Sobre el vaco y sus relaciones con la extensin, vase tambin Le Symbolisme de la Croix, cap. IV.

    (7).Vase Tao-te-King, cap. XIV.

    (8). Es lo inexpresable (y no lo incomprensible como vulgarmente se cree) lo que primitivamentedesignaba la palabra "misterio", pues en griego, (MYSTERION) deriva de (MYEIN), quesignifica "callarse", "estar en silencio". Con la misma raz verbal mu (de donde procede el latn mutus,("mudo") se relaciona tambin la palabra (MYTHOS), "mito", que antes de ser deformada en susentido hasta llegar a designar simplemente un relato designaba lo que no siendo susceptible de serdirectamente expresado, no poda ser ms que sugerido por una representacin simblica, ya fueseverbal o grfica.

    (9). De la misma forma se podran tomar en consideracin las tinieblas, en un sentido superior, como loque est ms all de la manifestacin luminosa, mientras que en su sentido inferior y ms habitual sonsimplemente, en lo manifestado, la ausencia o privacin de luz, es decir, algo puramente negativo;

    efectivamente, el color negro se relaciona simblicamente con este doble significado.

    (10). Se podr advertir que las dos posibilidades de no-manifestacin a que nos hemos referidocorresponden al "Abismo" (, BYTHOS) y al "Silencio" (, SIG) de ciertas escuelas degnosticismo alejandrino, y que son, en efecto, aspectos del No-Ser.

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    Captulo IV: FUNDAMENTO DE LA TEORA DE LOS ESTADOSMLTIPLES

    Lo expuesto en los captulos precedentes contiene en toda su universalidad el fundamento dela teora de los estados mltiples; un ser cualquiera considerado en su totalidad debe conllevar,al menos virtualmente, estados de manifestacin y estados de no-manifestacin, pues slo en

    este sentido se puede hablar verdaderamente de "totalidad"; de otra forma slo se estar enpresencia de algo incompleto y fragmentario que no puede constituir realmente el ser total (1).Slo la no-manifestacin -hemos dicho anteriormente- posee un carcter de permanenciaabsoluta; es pues de la no-manifestacin de donde la manifestacin, en su condicintransitoria, extrae toda su realidad; y de ah que el No-Ser, lejos de ser la "nada", seaexactamente todo lo contrario, a condicin de aceptar que la "nada" pueda tener un contrario, loque de hecho significara cierto grado de "positividad" cuando en realidad la "nada" no es msque "negatividad absoluta", es decir, pura imposibilidad (2).Aclarado este punto, se deduce de ello que son esencialmente los estados de no-manifestacinlos que aseguran al ser la permanencia y la identidad; y al margen de estos estados, es decir,si no se considera al ser ms que en la manifestacin sin ponerlo en relacin con su principiono manifestado, esta permanencia y esta identidad slo podrn ser ilusorias, pues el dominiode la manifestacin es propiamente el dominio de lo transitorio y de lo mltiple, lo que implicacontinuas e indefinidas modificaciones. Desde esta perspectiva se comprender fcilmente loque habra que pensar desde el punto de vista metafsico de la pretendida unidad del "yo", esdecir del ser individual, tan crucial en la psicologa occidental y "profana": por un lado, es unaunidad fragmentaria puesto que no se refiere ms que a una parte del ser, a uno de susestados considerado aislada y arbitrariamente entre una indefinidad de ellos (y an este estadoest lejos, ordinariamente, de ser examinado en su integralidad); por otra parte, esta unidad, alno ser considerada ms que en el estado especfico en que se encuentra, es todavacompletamente relativa, pues este estado se compone de una indefinidad de modificacionesdiversas y posee tanta menos realidad cuanto que se hace abstraccin del principiotrascendente (el "S" o la personalidad) que es lo nico que verdaderamente podra conferrselamanteniendo la identidad del ser de forma permanente a travs de todas estas modificaciones.Los estados de no-manifestacin pertenecen al dominio del No-Ser y los estados demanifestacin al dominio del Ser considerado en su integralidad; podemos decir tambin questos ltimos corresponden a los diferentes grados de Existencia y que no son otra cosa quelos diferentes modos, en multiplicidad indefinida, de la manifestacin universal. Para estableceruna clara distincin entre Ser y Existencia debemos, como ya hemos dicho, considerar el Sercomo principio mismo de la manifestacin; la Existencia universal ser entonces lamanifestacin integral del conjunto de posibilidades que el Ser comporta -que son todas lasposibilidades de manifestacin- lo que implica el desarrollo efectivo de dichas posibilidades enmodo condicionado. As pues, el Ser envuelve la Existencia y es metafsicamente superior asta al ser su principio; por consiguiente, la Existencia no es idntica al Ser, pues a stecorresponde un menor grado de determinacin y, en consecuencia, un mayor grado deuniversalidad (3).Si bien la Existencia es esencialmente nica, puesto que el Ser en s mismo es uno, no por ellodeja de comprender en s la multiplicidad indefinida de los modos de la manifestacin: los

    comprende igualmente a todos por el hecho de que todos son igualmente posibles, posibilidadque implica el que cada uno de ellos deba realizarse segn las condiciones que le son propias.Como sealbamos en otro lugar al hablar de esta "unicidad de la Existencia" (en rabeWahdatul-wujd) al hilo de las aportaciones del esoterismo islmico (4), resulta de lo dicho quela Existencia en su "unicidad" lleva implcita una indefinidad de grados, correspondientes atodos los modos de la manifestacin universal (que, en el fondo, es lo mismo que laExistencia); y esta indefinida multiplicidad de grados de la Existencia implica correlativamente,para cualquier ser considerado en el dominio total de dicha Existencia, una multiplicidadigualmente indefinida de posibles estados de manifestacin, cada uno de los cuales deberealizarse en un grado determinado de la Existencia universal. Un estado de ser es entonces eldesarrollo de una posibilidad particular comprendida en un determinado grado, estandodefinido este grado por las condiciones a que est sometida la citada posibilidad, en tanto se laconsidere en su realizacin en el dominio de la manifestacin (5).

    De esta forma, cada estado de manifestacin de un ser corresponde a un grado de laExistencia y este estado comporta adems modalidades diversas segn las diferentescombinaciones de condiciones de que es susceptible un mismo modo general de

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    manifestacin; en fin, cada modalidad comprende en s misma una serie indefinida demodificaciones secundarias y elementales. Por ejemplo, si consideramos el ser en este estadoparticular que es la individualidad humana, la parte corporal de esta individualidad no es msque una de sus modalidades y esta modalidad no es determinada por una condicin especficade existencias, sino por un conjunto de condiciones que delimitan sus posibilidades, siendo lareunin de estas condiciones lo que define el mundo sensible o corporal (6). Como ya hemos

    indicado (7), cada una de estas condiciones, aisladamente considerada de las dems, puedeextenderse ms all del dominio de esta modalidad y -bien sea por su propia extensin, bienpor su combinacin con condiciones diferentes- constituir entonces los dominios de otrasmodalidades que forman parte de la misma individualidad integral. Por otra parte, cadamodalidad debe ser considerada como susceptible de desenvolverse en el transcurso de undeterminado ciclo de manifestacin y, para la modalidad corporal en particular, lasmodificaciones secundarias que este desarrollo lleva consigo sern la totalidad de losmomentos de su existencia (considerndola bajo el aspecto de la sucesin temporal), o lo quees lo mismo, todos los actos y todos los gestos, cualesquiera que sean, que realizar en elcurso de esta existencia (8).Es casi superfluo insistir sobre el escaso lugar que ocupa el "yo" individual en la totalidad delser (9), pues, incluso en toda la extensin que puede adquirir cuando se lo examina en sutotalidad (y no solamente en una modalidad particular como es la modalidad corporal), no

    constituye sino un estado como los otros -y entre una indefinidad de ellos- y esto an cuandonos limitemos a considerar solamente los estados de manifestacin; si bien, por otra parte,stos son desde el punto de vista metafsico los menos importantes en el ser total, por lasrazones anteriormente expuestas (10).Existen otros estados de manifestacin, aparte de la individualidad humana, que pueden serigualmente estados individuales (es decir, formales), mientras que otros son estados no-individuales (o informales) estando determinada la naturaleza de cada uno -as como su lugaren el conjunto jerrquicamente organizado del ser- por las condiciones que le son propias,puesto que se trata siempre de estados condicionados; por el hecho mismo de sermanifestados; En cuanto a los estados de no-manifestacin, es evidente que no estandosometidos a la forma, como tampoco a ninguna otra condicin de un modo cualquiera deexistencia manifestada, son esencialmente extra-individuales; podemos decir que constituyenlo que de verdaderamente universal hay en cada ser y, por tanto, aquello por lo que todo ser se

    vincula en todo lo que es a su principio metafsico y trascendente, vnculo sin el cual no habramas que una existencia absolutamente contingente y en el fondo completamente ilusoria.

    NOTAS:

    (1). Como indicamos al principio, si se quiere hablar del ser total, es preciso, aunque en rigor este trminono le sea aplicable, llamarle analgicamente "un ser", a falta de otro ms adecuado.

    (2). La "nada" no se opone pues al Ser, en contra de lo que habitualmente se dice; es a la Posibilidad a loque se opondra, si pudiera entrar como trmino real en una oposicin cualquiera; pero no es as: nadapuede oponerse a la Posibilidad, lo que se comprende sin dificultad puesto que la Posibilidad es, enrealidad, idntica al Infinito.

    (3). Recordamos una vez ms que "existir", en la acepcin etimolgica de la palabra (del latn ex-stare),

    significa propiamente ser dependiente o condicionado; es pues, en suma, no tener en s mismo su propioprincipio o razn suficiente, lo que sin duda es el caso de la manifestacin, tal como lo expondremos acontinuacin al definir la contingencia de una forma ms precisa.

    (4). Le Symbolisme de la Croix,cap. I.

    (5). Es necesaria esta restriccin, puesto que, en su esencia no-manifestada, esta misma posibilidad nopuede evidentemente estar sometida a tales condiciones.

    (6). Es esto lo que la doctrina hind designa con el nombre de manifestacin burda; en ocasiones,tambin se le da el nombre de "mundo fsico", pero esta expresin es equvoca y, si bien puede

    justificarse por el sentido moderno de la palabra "fsico", que, en efecto, no se aplica ms que a loconcerniente a las cualidades sensibles, creemos que sera ms oportuno preservar para esta palabra susentido antiguo y etimolgico (de , FISIS, "naturaleza"); as entendida, la manifestacin sutil no es

    menos "fsica" que la manifestacin burda, pues la "naturaleza", es decir, hablando con propiedad, eldominio del "devenir", es en realidad idntico a la manifestacin universal en su conjunto.

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    (7). Le Symbolisme de la Croix, cap. Xl

    (8). ibid, cap. XII

    (9). ibid, cap. XXVII

    (10). Se podra, pues, decir que el "yo" con toda las prolongaciones de que es susceptible, tiene una

    importancia incomparablemente menor de la que le atribuyen los modernos psiclogos y filsofosoccidentales, aun teniendo posibilidades indefinidamente ms amplias de lo que ellos creen, posibilidadesque ni siquiera llegan a imaginar (vase L'Homme et son devenir selon le Vdnta, cap. II y tambin loque ms adelante expondremos sobre la consciencia individual).

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    Captulo V: RELACIONES DE LA UNIDAD Y LA MULTIPLICIDAD

    En el No-Ser no puede hablarse de una multiplicidad de estados, ya que es esencialmente eldominio de la indiferencia e incluso de lo incondicionado: lo incondicionado no puede estarsometido a las determinaciones de lo uno y lo mltiple y lo indiferenciado no puede existir demodo distintivo. No obstante, si hablamos de estados de no-manifestacin no es con objeto de

    establecer algo semejante a una simetra expresiva con los estados de manifestacin, lo quesera injustificado y a todas luces artificial, sino porque nos vemos forzados a introducir dealguna forma esta distincin, sin la cual nos resultara de todo punto imposible hablar de estetema; ahora bien, debemos ser perfectamente conscientes de que esta distincin no existe ens, de que somos nosotros quienes le otorgamos su existencia completamente relativa; puessolamente as podemos analizar lo que hemos denominado aspectos del No-Ser, advirtiendono obstante todo cuanto de impropio e inadecuado tiene tal expresin. En el No-Ser no haymultiplicidad y, en rigor, tampoco unidad, pues el No-Ser es el Cero metafsico, al que nosvemos obligados a atribuir un nombre para poder hablar de el, y es lgicamente anterior a launidad; sta es la razn de que la doctrina hind hable nicamente de "no-dualidad" (advaita),lo que debe relacionarse con lo que precedentemente dijimos sobre la utilizacin de trminosde forma negativa.

    Es esencial recalcar que el Cero metafsico no est relacionado con el cero matemtico, que noes ms que el signo de lo que podra llamarse una nada de cantidad, y que el Infinito verdaderotampoco lo est con lo simplemente indefinido, es decir, con la cantidad indefinidamentecreciente o decreciente (1); y esta ausencia de relaciones -si puede expresarse as- esexactamente del mismo orden en uno y otro caso, con la reserva, empero, de que el Cerometafsico no es ms que un aspecto del Infinito; al menos, nos est permitido considerarlocomo tal en tanto contiene en principio a la unidad y, por consiguiente, a todo lo dems. Enefecto, la unidad primordial no es otra cosa que el Cero afirmado, o, en otros trminos, el Seruniversal que esta unidad es, es el No-Ser afirmado en la medida que tal afirmacin seaposible, lo que supone ya una primera determinacin, pues no es sino la ms universal detodas las afirmaciones definidas y, por tanto, condicionadas; y esta primera determinacin,previa a toda manifestacin y a toda particularizacin (incluida la polarizacin en "esencia" y"substancia" que es la primera dualidad y, como tal, el punto de partida de toda multiplicidad)contiene en principio todas las dems determinaciones o afirmaciones distintivas -correspondientes a todas las posibilidades de manifestacin- lo que equivale a decir que launidad, desde el momento que es afirmada, contiene en principio a la multiplicidad o que ellamisma es el principio inmediato de dicha multiplicidad (2).Se pregunta con frecuencia, y bastante vanamente, cmo la multiplicidad puede surgir de launidad, sin advertir que el problema as formulado no tiene respuesta por la simple razn deestar mal planteado y de no corresponder, bajo esta forma, a ninguna realidad; en efecto, lamultiplicidad no surge de la unidad, como tampoco la unidad surge del Cero metafsico; o comotampoco surge cosa alguna del Todo universal o como ninguna posibilidad puede encontrarsefuera del Infinito o de la Posibilidad total (3). La multiplicidad est comprendida en la unidadprimordial y no deja de estar comprendida en ella por el hecho de desarrollarse en modomanifestado; esta multiplicidad es la de las posibilidades de manifestacin y no puede

    concebirse de otra forma que as, pues es la manifestacin lo que implica la existenciadistintiva; por otra parte, puesto que se trata de posibilidades, es necesario que stas existanen la manera que est implcita en su propia naturaleza. As, el principio de la manifestacinuniversal, aunque siendo uno, y siendo incluso la unidad en s, contiene necesariamente lamultiplicidad; y sta en todos sus desarrollos indefinidos y realizndose indefinidamente segnuna indefinidad de direcciones (4) procede enteramente de la unidad primordial en la quesiempre permanece comprendida, y que no puede verse en modo alguno afectada omodificada por la existencia en su seno de la multiplicidad, pues evidentemente no podra dejarde ser ella misma por un efecto de su propia naturaleza, y es precisamente en tanto que unidadque implica esencialmente las posibilidades mltiples de las que estamos hablando. Es portanto en la unidad misma donde existe la multiplicidad y puesto que sta no afecta a la unidad,no puede tener sino una existencia contingente en relacin a ella; podemos decir, pues, que laexistencia, en tanto no se la relaciona con la unidad tal como acabamos de hacer, es

    puramente ilusoria; es slo la unidad la que siendo su principio le confiere toda la realidad deque es susceptible; y la unidad, a su vez, no es un principio absoluto y que se baste a smismo, sino que es del Cero metafsico de donde extrae su propia realidad.

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    El Ser, al no ser ms que la primera afirmacin, la determinacin ms primordial, no es elprincipio supremo de todas las cosas; no es, repitmoslo, ms que el principio de lamanifestacin, y se aprecia aqu hasta qu punto es una restriccin la pretensin de reducir lametafsica a una mera "ontologa"; hacer as abstraccin del No-Ser significa excluir todo lo quees ms verdadera y puramente metafsico. Sealada esta circunstancia, concluiremos as en loque concierne al punto que acabamos de tratar: el Ser es uno en s mismo y,

    consiguientemente, la Existencia universal, que es la manifestacin integral de susposibilidades, es nica en su esencia y naturaleza ntima; pero ni la unidad del Ser ni la"unicidad" de la Existencia excluyen la multiplicidad de formas de la manifestacin y de ah laindefinidad de grados de la Existencia, en el orden general y csmico, y la de los estados delSer, en el orden de las existencias particulares (5).La consideracin de los estados mltiplesno entra en contradiccin, por tanto, con la unidad del Ser, como tampoco con la "unicidad" dela Existencia fundamentada en aquella unidad, pues ni la una ni la otra son afectadas en nadapor la multiplicidad; y de ah resulta que, en todo el dominio del Ser, la constatacin de lamultiplicidad, lejos de contradecir la afirmacin de la unidad o de oponerse a ella de algunaforma, encuentra ah precisamente el nico fundamento vlido que pueda drsele, tanto lgicacomo metafsicamente.

    NOTAS:

    (1). Estos dos casos de lo indefinidamente creciente y lo indefinidamente decreciente son lo que enrealidad corresponde a lo que Pascal ha llamado tan impropiamente "los dos infinitos" (vase LeSymbolisme de la Croix, cap. XXIX); conviene insistir sobre el hecho de que ni el uno ni el otro nos hacensalir en modo alguno del dominio cuantitativo.

    (2). Recordemos una vez ms, pues nunca se insistir bastante en ello, que la unidad que aquconsideramos es la unidad metafsica o "trascendental", que se aplica al Ser universal como atributo"coextensivo" a aqul, para emplear el lenguaje de los lgicos (si bien la nocin de "extensin" y la de"comprensin" que le es correlativa no sean ya propiamente aplicables ms all de las categoras o de losgneros ms generales, es decir, cuando se pasa de lo general a lo universal) y que, como tal, difiereesencialmente de la unidad matemtica o numrica, aplicable slo al terreno cuantitativo; lo mismosucede para la multiplicidad, segn la observacin que ya hemos hecho anteriormente en diversasocasiones. Hay solamente analoga, no identidad ni siquiera similitud, entre las nociones metafsicas de

    las que hablamos y las nociones matemticas correspondientes; la designacin de unas y otras mediantetrminos comunes no expresa en realidad nada ms que dicha analoga.

    (3). Por tal razn pensarnos que debera evitarse, siempre que sea posible, la utilizacin de un trminocomo "emanacin", que evoca una idea o mejor, una imagen falsa: la de una "salida" fuera del Principio.

    (4). Es evidente que la palabra "direcciones", tomada de la consideracin de las posibilidades espaciales,debe ser entendida aqu de manera simblica, pues, en sentido literal, no se aplicar ms que a unanfima parte de las posibilidades de manifestacin; el sentido que ahora le damos est en conformidadcon todo lo que ya expusimos en Le Symbolisme de la Croix.

    (5). No decimos "individuales", pues en lo que aqu tratamos quedan comprendidos igualmente losestados de manifestacin informal, que son supra-individuales.

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    Captulo VI: CONSIDERACIONES ANALGICAS DERIVADAS DELESTUDIO DEL ESTADO DE SUEO CON SUEOS

    Dejamos ahora el punto de vista puramente metafsico en el que nos hemos situado en elcaptulo precedente, para abordar la cuestin de las relaciones entre unidad y multiplicidad,pues seguramente la naturaleza de tales relaciones podr ser mejor comprendida por medio deconsideraciones analgicas, tradas aqu a ttulo de ejemplo, o mejor de "ilustracin" -si se nospermite usar este trmino (1)- y que aclararn en qu sentido y en que medida podemos decirque la existencia de la multiplicidad es ilusoria en relacin a la unidad, aunque teniendosiempre -quede claro- tanta realidad como su naturaleza comporta. Basaremos estasconsideraciones de carcter ms particular en el estudio del estado de sueo con sueos, quees una de las modalidades de manifestacin del ser humano, correspondiente a la parte sutil(es decir, no corporal) de su individualidad y en la que genera un mundo que procedentegramente de s mismo y cuyos objetos consisten de manera exclusiva en concepcionesmentales (por oposicin a las percepciones sensibles del estado de vigilia), es decir encombinaciones de ideas revestidas de formas sutiles, formas que, por otra parte, dependensubstancialmente de la forma sutil del propio individuo y del que los objetos ideales del soarno son, en suma, sino otras tantas modificaciones accidentales y secundarias (2).

    El hombre en el estado de sueo con sueos se sita en un mundo enteramente imaginado porl (3), todos cuyos elementos son, consecuentemente, extrados de s mismo, de su propiaindividualidad ms o menos extendida (en sus modalidades extracorporales) como otras tantas"formas ilusorias" (myvirpa) (4), y esto an cuando no posea actualmente una concienciaclara y distintiva de ello. Cualquiera que sea el punto de partida interior o exterior -pudiendo sermuy diferente segn los casos- que confiere al sueo una determinada direccin, losacontecimientos que se despliegan no pueden ser ms que el resultado de una combinacin deelementos contenidos, al menos potencialmente y en tanto que susceptibles de un determinadognero de realizacin, en la comprensin integral del individuo; y si estos elementos, que sonmodificaciones del individuo, son indefinidos en su nmero, la variedad de combinacionesposibles es igualmente indefinida. El soar, en efecto, debe ser considerado como un modo derealizacin para aquellas posibilidades que perteneciendo al dominio de la individualidadhumana no son susceptibles, por una u otra razn, de realizarse en modo corporal; tales son,

    por ejemplo, las formas de seres pertenecientes al mismo mundo que el hombre pero distintasa ste, formas que el ser humano posee virtualmente en s mismo en razn de la posicincentral que ocupa en este mundo (5). Evidentemente, estas formas no pueden ser realizadaspor el ser humano ms que en el estado sutil y los sueos constituyen el medio ms corriente -ms normal, podramos decir- de cuantos le posibilitan la identificacin con otros seres, sindejar por ello de ser l mismo en ningn momento, como indica este texto taosta: "Hacemucho tiempo -cuenta Chuang-ts- una noche, fui una mariposa que revoloteaba contenta desu suerte; despus me despert siendo Chuang-ts. Quin soy yo en realidad? Unamariposa que suea que es Chuang-ts o Chuang-ts que se imagina que fue una mariposa?Se trata de dos individuos reales? Ha habido una transformacin real de un individuo enotro? Ni lo primero ni lo segundo; ha habido dos modificaciones irreales del ser nico, de lanorma universal en la que todos los seres en todos sus estados son uno" (6).Si el individuo que suea toma parte activa en los acontecimientos que se desarrollan en el

    transcurso del sueo por efecto de su facultad imaginativa, es decir, si desempea una funcindeterminada en la modalidad extra-corporal de su ser que corresponde actualmente al estadode su consciencia (7) claramente manifestada, o a lo que podramos llamar la zona central deesta consciencia, no por ello podemos negar que simultneamente todas las dems funcionesson igualmente "activadas" por l, ya sea en otras modalidades, ya sea, cuando menos, endiferentes modificaciones secundarias de la misma modalidad, pertenecientes tambin a suconsciencia individual, si no en su estado actual y limitado de manifestacin en tanto queconsciencia, s al menos en alguna de sus posibilidades de manifestacin, las cuales, en suconjunto, abarcan un campo indefinidamente ms amplio. Naturalmente, todas estas funcionesaparecen como secundarias en relacin a la que para el individuo es la principal, es decir,aquella en la que su consciencia actual est directamente interesada, y puesto que todos loselementos del sueo no existen sino por l, puede afirmarse que no son reales sino en tantoparticipan de su propia existencia: es l mismo quien los realiza como otras tantas

    modificaciones de s mismo y sin dejar por ello de ser l mismo, independientemente de lascitadas modificaciones que no afectan en absoluto a lo que constituye la esencia propia de suindividualidad. Es ms, si el individuo es consciente de que suea, es decir, de que todos los

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    acontecimientos que se despliegan en ese estado no poseen verdaderamente ms realidadque la que l mismo les otorga, no se ver en modo alguno afectado por ellos, aunque sea almismo tiempo actor y espectador, y precisamente porque no dejar de ser espectador paraconvertirse en actor, no estando ya separadas concepcin y realizacin por su conscienciaindividual, toda vez que sta haya alcanzado un grado de desarrollo suficiente para abarcarsintticamente todas las modificaciones actuales de la individualidad. Aun no siendo as, las

    mismas modificaciones pueden todava realizarse, pero, al no establecer ya la conciencia unarelacin directa entre la realizacin y la concepcin -siendo aqulla un efecto de sta- elindividuo es inducido a atribuir a los acontecimientos una realidad exterior a s mismo y en lamedida que se la atribuye de manera efectiva se ve sumido en una ilusin cuya causa est enl, ilusin que consiste en separar la multiplicidad de estos acontecimientos de lo que es suprincipio inmediato, es decir, de su propia unidad individual (8).Es ste un ejemplo muy claro de una multiplicidad existente en una unidad sin que sta se veaafectada por aqulla; an cuando la unidad que consideramos no sea ms que una unidadcompletamente relativa, la de un individuo, no por eso deja de jugar en relacin a lamultiplicidad un papel anlogo al de la verdadera y primordial unidad con relacin a lamanifestacin universal. Por lo dems, habramos podido tomar otro ejemplo e inclusoconsiderar desde este punto de vista la percepcin en el estado de vigilia (9); pero el caso quehemos elegido tiene la ventaja de no dar pie a ninguna discusin a causa de las condiciones

    particulares del mundo del sueo, en el que el hombre se encuentra aislado de todas las cosasexteriores, o supuestamente exteriores (10), que constituyen el mundo sensible. Lo queconfiere realidad al mundo de los sueos es nicamente la consciencia individual consideradaen todo su desarrollo, en todas las posibilidades de manifestacin que abarca; y, por otra parte,esta misma consciencia, as tomada en su conjunto, comprende este mundo del sueo al igualque todos los dems elementos de la manifestacin individual, pertenecientes a una cualquierade las modalidades contenidas en la extensin de la posibilidad individual.Interesa subrayar ahora que, si queremos considerar analgicamente la manifestacinuniversal, slo podemos decir que as como la consciencia individual confiere realidad a estemundo especfico que est constituido por todas sus modalidades posibles, hay tambin algoque confiere realidad al Universo manifestado, pero sin que sea en modo alguno legtimo hacerde este "algo" el equivalente a una facultad individual o a una condicin especializada deexistencia, lo que constituira una concepcin eminentemente antropomrfica y antimetafsica.

    Este algo no es, por consiguiente, ni la consciencia ni el pensamiento, sino algo de lo que laconsciencia y el pensamiento no son sino modos particulares de manifestacin; y si hay unaindefinidad de tales modos posibles, que pueden ser considerados como otros tantos atributosdirectos o indirectos del Ser universal, anlogos en cierta medida a lo que para el individuo sonlas funciones desempeadas en el sueo por sus modalidades o modificaciones mltiples, ypor las que no se ve afectado en su naturaleza ntima, no hay razn alguna para pretenderreducir todos estos atributos a uno o varios de ellos, o, mejor dicho, no puede haber ms queuna y sa no es otra que la tendencia sistematizadora que ya hemos denunciado comoincompatible con la universalidad de la metafsica. Estos atributos, cualesquiera que sean, sonnicamente aspectos diferentes del principio nico que confiere realidad a toda lamanifestacin porque l es el Ser mismo y su diversidad no existe ms que desde el punto devista de la manifestacin diferenciada y no desde el de su principio o del Ser en s, que es laverdadera y primordial unidad. Esto es igualmente cierto para la distincin ms universal que

    podemos hacer en el Ser, la de "esencia" y "sustancia", que son como los dos polos de todamanifestacin; a fortiori vale tambin para aspectos mucho ms particulares, es decir, mscontingentes y de importancia secundaria (11): cualquiera sea el valor que puedan tomar a losojos del individuo cuando ste los considera desde su punto de vista especfico, no sonpropiamente hablando, ms que simples "accidentes" en el Universo.

    NOTAS:

    (1). En efecto, no hay ejemplo posible, en el sentido estricto de esta palabra, en lo que concierne a lasverdades metafsicas, puesto que por esencia son universales y no susceptibles de ningunaparticularizacin, mientras que todo ejemplo es forzosamente de orden particular en un grado u otro.

    (2). Vase L'Homme et son devenir selon le Vdnta, cap. XII.

    (3). La palabra "imaginado" debe entenderse aqu en su sentido ms exacto, pues el sueo esesencialmente una formacin de imgenes.

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    (4). Vase L 'Homme et son devenir selon le Vdnta, cap. X.

    (5). Vase Le Symbolisme de la Croix, cap. II.

    (6). Chuang-ts, cap. II.

    (7). El trmino "conscience", utilizado repetidas veces por Ren Gunon a lo largo del texto, podratraducirse tanto por "consciencia" como por "conciencia". Con objeto de eliminar la subjetividad de lainterpretacin, los traductores han optado por utilizar en todos los casos la palabra "consciencia", porcreer que, en la mayor parte de los casos, se ajusta mejor al concepto designado por Gunon con eltrmino "conscience". Para una mayor clarificacin sobre este punto, vase ms adelante los captulosVII, VIII y especialmente, XVI (N. del T.).

    (8). Las mismas observaciones son igualmente vlidas en el caso de las alucinaciones, en los que el errorno consiste, como se dice de ordinario, en atribuir una realidad al objeto percibido, pues seraevidentemente imposible percibir algo que no existiera en alguna forma, sino ms bien en atribuirle unmodo de realidad distinto al que es verdaderamente el suyo: es, en suma, una confusin entre el orden dela manifestacin sutil y el de la manifestacin corporal.

    (9). Leibniz ha definido la percepcin como la "expresin de la multiplicidad en la unidad" (multorum in uno

    expressio), lo que es correcto, pero a condicin de hacer las reservas que ya hemos indicado sobre launidad que se puede atribuir a la "substancia individual" (vase Le Symbolisme de la Croix, cap. III).

    (10). Con esta restriccin no pretendemos de ningn modo negar la exterioridad de los objetos sensibles,que es una consecuencia de su espacialidad; queremos solamente indicar que no entramos aqu en lacuestin del grado de realidad que pueda ser asignado a dicha exterioridad.

    (11). Hacemos aqu especial alusin a la distincin entre "espritu" y "materia", tal como la plantea, desdeDescartes, toda la filosofa occidental, empeada en querer abarcar con ello toda la realidad, sea en losdos trminos de esta distincin, sea solamente en uno u otro de ellos y por encima de los cuales esincapaz de elevarse. (Vase Introduction gnrale a l'tude des doctrines hindoues, 2 parte, cap. VIII).[Hay traduccin al castellano: Introduccin general al estudio de las doctrinas hindes, Ed. LC, BuenosAires, 1989, agotado].

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    Captulo VII: LAS POSIBILIDADES DE LA CONSCIENCIAINDIVIDUAL

    Lo que acabamos de decir respecto al estado de sueo con sueos nos lleva a formularalgunas breves consideraciones de carcter general sobre las posibilidades que el ser humanoconlleva dentro de los lmites de su individualidad y, ms particularmente, sobre las

    posibilidades de este estado individual considerado bajo el aspecto de la consciencia queconstituye una de sus caractersticas principales. Bien entendido que no es el punto de vistapsicolgico el que pretendemos adoptar, aunque tal punto de vista pueda quedar definidoprecisamente por la consideracin de la consciencia como caracterstica inherente a ciertascategoras de fenmenos que se producen en el ser humano o, si se prefiere una forma msgrfica de hablar, como el "continente" de los citados fenmenos (1). La psicologa no tiene queocuparse de investigar lo que pueda haber en el fondo de la naturaleza de la consciencia,como tampoco la geometra investiga la naturaleza del espacio, que toma como premisaincontestable y al que contempla nicamente como continente de todas las formas que estudia.En otras palabras, la psicologa no tiene por qu ocuparse de lo que podemos llamar"consciencia fenomnica", es decir, la consciencia considerada exclusivamente en susrelaciones con los fenmenos, exclu


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