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Hacia una filosofía de la tecnología - inif.ucr.ac.cr de Filosofía UCR/Vol. XXXIV... ·...

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Luis Camacho Hacia una filosofía de la tecnología Sununary: Two are the main purposes of this paper: (a) To assess in a global fashion what the Philosophy ofTechnology has accomplished since its inception, and (b) To explore the conditionsfor a "philosophy of..." Langdon Winner' s statement in The Whale and the Reactor that the Philosophy of Technology does not exist is taken as the cha- llenge to be met . Resumen: dos son los objetivos principales de este trabajo: (a) valorar los resultados de lafilo- sofia de la tecnología desde sus inicios, y (b) ana- lizar las condiciones para una "filosofía de... ". La afirmación de Langdon Winner (El reactor y la ballena) , según la cual lo más notable de la filo- sofía de la tecnología es que no existe, se asume como un reto que debe ser tomado en serio. 1. La filosofía de la tecnología como un nuevo campo en la filosofía.· 1.1 La filosofía de la tecnología es una de esas "filosofías de ..." que son tan típicas de la escena filosófica de los siglos XIX y XX. En particular, parece ser una de las últimas (en sentido institu- cional) en una larga serie que incluye las filosofías de la ciencia, de la historia, del arte, de la cultura, de la religión, del lenguaje, etc. Como es el caso cuando un campo de estudio particular llega a ser una disciplina con cierto grado de reconocimiento, la existencia de una "filosofía de ..." en nuestros días tiene un carácter institucional, en el sentido de ocupar un lugar en el currículo universitario, contar con publicaciones especializadas, asociacio- nes internacionales con congresos y reuniones,etc. Tal es el caso de la filosofía de la tecnología des- pués de los esfuerzos de autores como Carl Mit- cham y el mismo Langdon Winner. Los programas universitarios y gubernamentales con el título de "Ciencia, tecnología y sociedad" en los Estados Unidos y con el nombre de "Ciencia.tecnología y desarrollo" en América Latina han jugado un papel muy importante en esta institucionalización. En la obra conjunta reciente titulada Estudios sobre so- ciedad y tecnología 2 se incluye una lista de los cen- tros universitarios norteamericanos y europeos don- de se investiga y enseña sobre la relación entre ciencia, tecnología y sociedad. Según dicha lista, en los Estados Unidos hay 18 universidades con cen- tros de investigación, 51 ofrecen programas de maestría y 43 de doctorado. En Europa hay por lo menos 19 centros de estudio de este tipo. Este volu- men no recoge información sobre América Latina, donde la conexión de la ciencia y la tecnología es más bien con programas de desarrollo, y donde hay algunos centros de investigación y programas de estudio tan importantes como el GRADE (Grupo de Análisis para Desarrollo) de Perú. Una lista de estos grupos, probablemente incompleta, se en- cuentra como anexo al volumen que recoge las par- ticipaciones en el 2° Seminario "Jorge Sabato" de Política Científica y Tecnológica, celebrado en 1986. Allí aparecen 19 centros dedicados a la rela- ción entre ciencia, tecnología y desarrollo, inclu- yendo organismos nacionales. 3 Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIV (83-84),337-347, 1996
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Luis Camacho

Hacia una filosofía de la tecnología

Sununary: Two are the main purposes of thispaper: (a) To assess in a global fashion what thePhilosophy ofTechnology has accomplished sinceits inception, and (b) To explore the conditionsfora "philosophy of... " Langdon Winner' s statementin The Whale and the Reactor that the Philosophyof Technology does not exist is taken as the cha-llenge to be met .

Resumen: dos son los objetivos principales deeste trabajo: (a) valorar los resultados de lafilo-sofia de la tecnología desde sus inicios, y (b) ana-lizar las condiciones para una "filosofía de ... ".La afirmación de Langdon Winner (El reactor y laballena) , según la cual lo más notable de la filo-sofía de la tecnología es que no existe, se asumecomo un reto que debe ser tomado en serio.

1. La filosofía de la tecnología como unnuevo campo en la filosofía.·

1.1 La filosofía de la tecnología es una de esas"filosofías de ..." que son tan típicas de la escenafilosófica de los siglos XIX y XX. En particular,parece ser una de las últimas (en sentido institu-cional) en una larga serie que incluye las filosofíasde la ciencia, de la historia, del arte, de la cultura,de la religión, del lenguaje, etc. Como es el casocuando un campo de estudio particular llega a seruna disciplina con cierto grado de reconocimiento,la existencia de una "filosofía de ... " en nuestros

días tiene un carácter institucional, en el sentidode ocupar un lugar en el currículo universitario,contar con publicaciones especializadas, asociacio-nes internacionales con congresos y reuniones,etc.Tal es el caso de la filosofía de la tecnología des-pués de los esfuerzos de autores como Carl Mit-cham y el mismo Langdon Winner. Los programasuniversitarios y gubernamentales con el título de"Ciencia, tecnología y sociedad" en los EstadosUnidos y con el nombre de "Ciencia.tecnología ydesarrollo" en América Latina han jugado un papelmuy importante en esta institucionalización. En laobra conjunta reciente titulada Estudios sobre so-ciedad y tecnología 2 se incluye una lista de los cen-tros universitarios norteamericanos y europeos don-de se investiga y enseña sobre la relación entreciencia, tecnología y sociedad. Según dicha lista, enlos Estados Unidos hay 18 universidades con cen-tros de investigación, 51 ofrecen programas demaestría y 43 de doctorado. En Europa hay por lomenos 19 centros de estudio de este tipo. Este volu-men no recoge información sobre América Latina,donde la conexión de la ciencia y la tecnología esmás bien con programas de desarrollo, y donde hayalgunos centros de investigación y programas deestudio tan importantes como el GRADE (Grupode Análisis para Desarrollo) de Perú. Una lista deestos grupos, probablemente incompleta, se en-cuentra como anexo al volumen que recoge las par-ticipaciones en el 2° Seminario "Jorge Sabato" dePolítica Científica y Tecnológica, celebrado en1986. Allí aparecen 19 centros dedicados a la rela-ción entre ciencia, tecnología y desarrollo, inclu-yendo organismos nacionales. 3

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIV (83-84),337-347, 1996

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cas y las fallas en las capas; en cambio, muchos fi-lósofos siguen atribuyendo los estados mentales auna entidad que consideran esencialmente ajena alas leyes de la materia y superior a ésta por másque los progresos de la ciencia hayan mostradouna estrecha correlación entre estados mentales yestados físicos del cerebro.

Iniciada la filosofía con el planteamiento de al-gunos problemas básicos y con la formulación delas primeras posiciones al respecto, estos proble-mas y posiciones surgen de nuevo una y otra vezde modo que la noción de progreso en filosofía esdiferente a la correspondiente en ciencia, si es quese puede hablar de progresos en filosofía. En éstase da una defensa explícita de valores muy varia-dos vinculados con la posición social del filósofo(aunque no determinados por ésta), que difiere dela relación con valores que se da en el caso delcientífico, más bien de carácter implícito y limita-da - en cuanto científico- a los valores epistémicos(verdad o verosimilitud, fecundidad explicativa,capacidad predictiva, etc).

LUIS CAMACHO

Sin embargo, los logros teóricos de esta disci-plina no se pueden comparar con los de otras filo-sofías de ..., en particular la filosofía de la ciencia.Particularmente en los últimos años se nota unagotamiento prematuro: las publicaciones tiendena ser repetitivas, los congresos atraen menos gentey menos trabajos originales.' Al mismo tiempo,los problemas planteados por la tecnología- enparticular en relación con la ecología, la ética y lafilosofía de la mente- siguen siendo importantespara todos, aunque no siempre se ventilan dentrode la filosofía de la tecnología.

¿Qué ha fallado en la trayectoria de esta disci-plina, para que se llegue a dudar ahora incluso desu existencia- así lo afirma Langdon Winner re-cientemente- 5 después de un comienzo tan prome-tedor? Tres estrategias parecen útiles para contes-tar la pregunta:(a) Analizar lo ocurrido desde autores como Kapp .

y Butler en el siglo XIX.(b) Señalar condiciones para que tengamos una fi-

losofía de la tecnología.(c) Buscar en autores recientes (Mitcham, San-

martín, Fuller, Mayz Vallenilla) alguna res-puesta al reto de Winner.

Nuestro énfasis en este trabajo está puesto en(b), aunque con algunas incursiones en (a). El ter-cer punto será objeto de un estudio detallado en untrabajo futuro.

1.2. Una de las señales de vitalidad de un nue-vo campo dentro de la filosofía es la posibilidadde replantear dentro de él los más importantesproblemas filosóficos surgidos desde hace siglos,tales como la existencia y naturaleza del conoci-miento, el carácter de la realidad, la distinción en-tre lo universal y lo particular y entre lo abstractoy lo concreto, la relación entre individuo y socie-dad y entre la libertad y el poder, y otros pareci-dos. Estos problemas, planteados por primera vezen los albores de la filosofía, tienen la característi-ca de que nunca se resuelven de una vez por todasy para siempre para satisfacción de todos los inte-resados. En esto difieren de la ciencia, donde se daun progreso en la medida en que teorías más com-plejas subsumen por lo menos parcialmente otrasque resultan ser casos particulares, y donde innu-merables problemas quedan resueltos por lo me-nos negativamente. Así, nadie atribuye hoy los te-rremotos únicamente a la presencia de volcanes,después de que se descubrieron las placas tectóni-

1.3. Este replanteamiento debe hacerse de nue-vo cada vez en un terreno en el que no se habíahecho antes porque aún no existían las condicio-:nes prácticas y teóricas. Así, las discusiones acer-ca de la naturaleza de las matemáticas a partir deFrege a finales del siglo pasado volvieron a actua-lizar las controversias entre realistas y nominalis-tas, y la disputa entre Lenin y los seguidores deMach sirvió para replantear el tema de la relaciónentre los sentidos y el conocimiento, tema tan an-tiguo por lo menos como Platón. Pero las condi-ciones eran nuevas: las matemáticas de que habla-ba Frege eran ya muy diferentes a las conocidasen la Edad Media, y el contexto o marco en que sehablaba de sensaciones en la controversia entre le-ninistas y seguidores de Mach presuponía muchosavances de la ciencia que para Locke eran inima-ginables. Lenin en su Materialismo y Empiriocri-ticismo (cap. 1) acusó a Mach de repetir sin mayororiginalidad lo dicho por Berkeley siglos antes,pero el hecho es que Berkeley nunca llevó a cabouna reconstrucción de la mecánica de acuerdo consus principios filosóficos, como si lo hizo Machcon notable éxito. 6

En los casos anteriores el motivo de la discu-sión también era nuevo: para Lenin lo importanteera hacer la revolución, y la discusión filosóficaiba orientada a la sustitución de la filosofía por lanueva ciencia de la economía política; para Frege

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lo importante era la fundamentación lógica de lamatemática, desarrollando para ello una nueva ló-gica que Kant no pudo prever cuando en el prefa-cio a la segunda edición de su Crítica a la razónpura (1787) afirmó con gran atrevimiento y muymala suerte que la lógica había nacido perfectacon Aristóteles. En ambos casos que hemos to-mado como ejemplo hubo premoniciones: la nece-sidad de fundamentar las matemáticas, cuyoasombroso crecimiento desde el siglo XVII la ha-bía dejado con ropajes que le resultaban pequeños,aparece ya en obras como Ensayo sobre la teoríade los números de Dedekind, donde el autor men-ciona en las primeras líneas que en 1858 - muchoantes que Frege- el deseo de fundamentar la mate-mática lo llevó a redactar el folleto que constituyóla base para ese libro, publicado en 1887.

Para Frege mostrar cómo la matemática era po-sible, a pesar de los problemas que en esos mo-mentos tenía y a los que intentó dar solución, eraun valor importante. Para Lenin era importante se-ñalar cómo la revolución era necesaria y por tantoposible a pesar de las señales contrarias.

Los ejemplos anteriores nos muestran que una"filosofía de ..." es ante todo una filosofía, es de-cir, una explicación racional de cómo algo es posi-ble a pesar de las objeciones en contrario, y cuyopunto de partida por parte del filósofo es la defen-sa de un valor que se ha vuelto socialmente impor-tante (y que es de esperar sea además un valor co-rrecto). Debería ser obvio, por ser tautológico,que la filosofía de la tecnología es una filosofía.No parece serio, sin embargo, para numerosos fi-lósofos que bajo ese nombre incluyen sus reaccio-nes puramente subjetivas y externas ante teoríascientíficas que no conocen por dentro (sobre todoaquellas más controversiales y controvertidas en-tre los mismos científicos, como la sociobiología),ni para los que piensan que cualquier crítica socialque rriencione a la tecnología por ese mismo he-cho se convierte en una filosofía de la tecnología.Como es frecuente, la tentación del filósofo es do-ble: afirmar como conocimiento universalmenteválido 10 que solo es creencia subjetiva suya, ycriticar 10 que no conoce suficientemente. Lo pri-mero hace de la filosofía una pseudociencia y 10segundo hace de ella una pseudocrítica.

Ambas tentaciones son corrupciones de dosfunciones apropiadas para la filosofía que JeanPiaget en su Sabiduría e ilusiones de la filosofía 7

llama "matriz de conocimientos" y "coordinaciónde valores". Cuando la tarea del filósofo se cum-

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pie adecuadamente, sus esfuerzos pueden abrir elcamino de nuevas ciencias, o quizá ayudar a cam-biar la orientación de ciencias ya establecidas.

Puesto que a su vez el filósofo defiende valo-res, sus críticas se orientan hacia la eliminación deposiciones intelectuales o pseudo-intelectualesque considera nocivas para la sociedad, como porejemplo el racismo o el fundamentalismo religio-so. Pero si el filósofo no se toma la molestia dehacer su trabajo bien, la matriz de conocimientosse convierte en fuente de mitos y la coordinaciónde valores se transforma en ataque ciego a 10 des-conocido. Cuando esto ocurre todo 10 que el filó-sofo hace se reduce a una defensa, tal vez incons-ciente, de su situación puramente personal. Enotras palabras, la filosofía se convierte entoncesen la justificación abstracta de los privilegios dequien la practica. Así, solo vemos en muchos filó-sofos bien colocados socialmente una defensa desu mediocridad o de su vagancia bien pagadas.Althusser en otros tiempos había relacionado la fi-losofía con la lucha de clases, y había acuñado lafamosa frase "la filosofía es la lucha de clases enla teoría." Hoy nadie defiende semejante mecani-cismo, entre otras cosas porque no explica la dife-rencia entre filósofos que difieren en sus filosofíaspero no en la clase social a que pertenecen, o quecoinciden en su filosofía pero no en la clase so-cial. Tampoco explica, por supuesto, los criterioscompartidos sobre cómo distinguir entre hacer lafilosofía bien en cuanto diferente de hacerla mal.Pero la frase de Althusser apunta en una direcciónen la que podemos encontrar correlaciones menosmecanicistas: el mal filósofo no pasa de ser un de-fensor en la teoría de sus privilegios personales,mientras el buen filósofo supera esta correlaciónentre creencias y posición individual. Es curiosonotar la coincidencia entre este problema y elplanteado por Hume: ¿qué es antes, la creencia oel deseo? ¿Queremos algo porque tenemos creen-cias acerca de ello o tenemos creencias acerca dealgo porque 10 deseamos? Parecen ciertamentedarse los dos casos, pero el filósofo debería evitarcreer en algo simplemente porque conviene así asus deseos.

Se puede decir, por supuesto, que es tarea delfilósofo tratar de entender la realidad, sobre todocuando ésta es alarmante, chocante, o aparente-mente incomprensible. En tales casos la filosofíapuede ser la alternativa a la desesperación queresulta de la suma de la incomprensión más laimpotencia que se siente ante una situación que

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ni siquiera se entiende. Así, los genocidios come-tidos en Bosnia y Ruanda en nuestros días (enBosnia sobre todo por las milicias serbias en con-tra de los musulmanes, y en Ruanda por las mili-cias hutus en contra de los tutsis), mueven a la de-sesperación cuando no se consiguen explicar, peroesto no es excusa para evadir la tarea de explicarlo ocurrido. De manera semejante, la continuaciónde la situación de opresión en América Latina, quehace de muchos de sus ciudadanos individuos sinesperanza, exige una respuesta del filósofo que so-lo se puede dar si se superan los límites del interésestrictamente egoísta. "¿Cómo es posible que xocurra?" - es entonces la primera pregunta, que seconvierte en reto particularmente difícil en mu-chos casos en nuestros días. "¿Cómo defender x apesar de y ? es la siguiente.

Sin embargo, tratar de entender la realidad estarea tanto del filósofo como del científico. Lo quedistingue al primero respecto del segundo pareceser doble:(a)El filósofo intenta explicar cómo algo es posi-

ble porque parte de una valoración importantepara él y trata de refutar las objeciones que po-nen en peligro dichos valores .8

(b)El filósofo trata de responder ante todo las pre-guntas de segundo nivel, es decir, preguntasque presuponen respuestas a las preguntas quehabitualmente se hacen los individuos en su vi-da cotidiana y los científicos en su práctica ha-bitual.?Si se combinan (a) y (b) tenemos entonces que

el filósofo con frecuencia se enfrenta a las res-puestas de sentido común o de los científicos, ennombre de un análisis racional más fino que justa-mente se emprende en defensa de valores impor-tantes.

1.4. La tecnología se ha convertido en objetode reflexión filosófica, en parte por la magnitud dealgunos de los hechos monstruosos del siglo XXque han sido posible gracias a ella. Las dos gran-des guerras, con los hechos sociales y políticosque condujeron a las mismas, no hubieran sido po-sibles sin la tecnología reciente. Auschwitz es qui-zá el mejor símbolo: la gigantesca máquina dematar gente combina dos aspectos: el mayor ce-menterio sobre la tierra y una de las empresas tec-nológicas más eficientes del siglo. Hiroshima yNagasaki solo difieren en detalle comparadas conlos campos de eliminación nazis, pues respondenexactamente a la misma lógica: el estado conside-

ra que todo está justificado contra sus enemigos, yconsidera enemigos que se pueden eliminar inclu-so a los civiles totalmente indefensos que al azarse encuentran en el bando opuesto.

Desgraciadamente, medio siglo después lasmasacres en Ruanda pusieron en evidencia otroaspecto de la tecnología: no es tanto el avance deésta lo que facilita el exterminio, sino el deseo deusar en contra de los demás en forma sistemáticaaún los instrumentos más sencillos. Los miles -quizá millones- de muertos en Ruanda no perecie-ron a consecuencia del empleo de alguna armaparticularmente moderna, sino que en su mayoríafueron víctimas de instrumentos tan triviales comomachetes, cuchillos y rifles viejos. Años antes, enCambodia, otro gran número de muertos habíanperecido víctimas de instrumentos también muysimples. En Cambodia fue el régimen del KhmerRojo el que se convirtió en una máquina de matar,y para ello utilizó con gran eficiencia instrumentossencillos. En Ruanda las milicias hutus tambiénactuaron como una máquina de matar. La idea deMumford de que hay que "mirarno solo la máqui-na sino también - y ante todo- el comportamientomecánico de la sociedad (la sociedad-máquina, laMegamáquina) resulta particularmente útil en elanálisis de los fenómenos mencionados. Las'mili-cias hutus en Ruanda dedicadas sistemáticamentea asesinar tutsis actuaron con la eficiencia e indi-ferencia de una máquina.

Pero por otra parte, la tecnología también hallegado a ser tema de reflexión filosófica porquehay algo que es importante defender contra lasamenazas en contrario, y porque en esta defensa latecnología está de por medio. Al hacerlo, el filóso-fo manifiesta sus valores e intenta generar nuevoscampos de conocimiento científico. Pero hastaahora esto no está claro en las reflexiones sobre latecnología -aunque algunos autores como CarlMitcham y Frederick Ferré 10 transitan a mi juiciopor el camino acertado- y tal vez sea porque taldisciplina aún no encuentra su enemigo apropiado.El escepticismo ha sido el aguijón para la episte-mología, así como el determinismo para la ética, yambas tienen que luchar día a día contra el relati-vismo que les niega validez. ¿Cuál sería entoncesel enemigo adecuado para la filosofía de la tecno-logía? Si uno lee lo escrito hasta ahora no es fácilencontrar una respuesta clara, mucho menos defi-nitiva. Pero sin duda un candidato con posibilida-des es la tecnocracia, que amenaza con subordinar

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FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA

todo a la aparente conveniencia de las máquinasen perjuicio de la conveniencia de los seres huma-nos (aparente, porque detrás de las máquinas estánotros seres humanos con sus propios intereses).Solo que mientras el escepticismo, determinismo yrelativismo son enemigos bien caracterizados ycon aspectos reconocibles, la tecnocracia no parecetener aún un perfil universalmente aceptado. Quizála destrucción ecológica sea un mejor candidato,aunque no se excluyen: uno de los aspectos de loque entendemos por tecnocracia es la actitud mer-cantilista que transforma la naturaleza en recurso yle niega valor intrínseco. En todo caso, no basta lalucha contra la tecnocracia o contra la destruccióneco lógica para tener una filosofía de la tecnología:ésta debe ser un esfuerzo teórico capaz de explicar,y con fuerza interna para motivar.

De modo que parte del problema de la configu-ración de la filosofía de la tecnología es la ausen-cia de una adecuada caracterización del adversariocontra el que lucha. Uno de los retos más novedo-sos contra la filosofía provino por algún tiempo delas exageradas pretensiones de los partidarios dela inteligencia artificial en sentido fuerte, quienes-basados en el éxito prodigioso de las máquinaspara procesar información- quisieron convencer-nos contra toda evidencia no solo de que las com-putadoras actualmente existentes piensan en elmismo sentido en que lo hacemos los seres huma-nos (y, por tanto, se dan cuenta de lo que hacen),sino también de que los seres humanos no tene-mos la conciencia que decimos tener, pues si la tu-viéramos tendríamos acceso directo a las opera-ciones del cerebro o de la mente (por lo cual algu-nos de estos autores relegan la noción de "inten-cionalidad" a lo que llaman "psicología popular",supuestamente inferior a la científica). Normal-mente no incluimos estas opiniones dentro del tér-mino "tecnocracia" y por esa razón no es fácilotorgarle a la tecnocracia el carácter de villanoelegante que se le puede atribuir al escepticismo yal relativismo. Por otra parte, tampoco solemosconsiderar que la así llamada "inteligencia artifi-cial" sea una posición suficientemente difundida yrespetable como para otorgarle la categoría oficialde enemiga de la filosofía; más aun, es frecuenteoir ahora que las pretensiones de la inteligenciaartificial son cosa del pasado. 11

De modo que estamos ante una doble ausencia:de una caracterización más adecuada de la nociónde tecnocracia, y de un término con un significadosuficientemente preciso como para que asuma el

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carácter de nombre propio de un enemigo identifi-cable. Para que se cumpla la famosa frase atribui-da a Etienne Gilson, "la filosofía siempre entierraa sus enterradores", es preciso que el supuesto en-terrador exista, que sea fácilmente reconocible,que la filosofía se de por aludida, que el enterra-dor muera sin enterrar a la filosofía, y que ésta en-tierre a aquél, casi todo esto metafóricamente, porsupuesto.

Si suponemos entonces que la tecnocracia -en-tendida ahora muy ampliamente, para incluir lasopiniones de la inteligencia artificial en sentidofuerte- 12 es lo que ha llevado a los filósofos a re-flexionar sobre la tecnología en las últimas déca-das, o podría llevarlos en el futuro, lo siguienteque tenemos que preguntarnos es cuál valor o va-lores antagónicos a la tecnocracia defiende la filo-sofía cuando ésta engendra desde su interior ydesde su propia tradición y métodos la filosofía dela tecnología como respuesta a la nueva situación.Siguiendo con los ejemplos mencionados antes,en el caso de la lógica contemporánea y la filoso-fía de las matemáticas el valor era la validez de lasmatemáticas; en el caso de la filosofía social y po-lítica, la necesidad -y, por tanto, posibilidad- delcambio; en el de la epistemología, el conocimien-to, y en el de la ética, la libertad del ser humanofrente a los constantes intentos de esclavizarlo enla práctica o de convencerlo teóricamente de queno es libre.

En el caso de la filosofía de la tecnología pare-ce que nos encontramos con una situación menosclara: los valores que defiende esta nueva rama dela filosofía parecen ser los que han hecho posiblela existencia del ser humano sobre el planeta, yque ahora la tecnocracia amenaza. Cuáles seanesos valores no está claro, y de nuevo parte de latarea por hacer es precisarlos.

Por otra parte, para poder despejar un trilloen el matorral de opiniones, y poder así caminarcon seguridad por un bosque que uno pueda con-templar con tranquilidad, hay que empezar eli-minando obstáculos. Enumero algunos cuya re-moción urge:

(a) Ante todo deben identificarse como tales lasconsideraciones puramente subjetivas que preten-den pasar por filosofía, e incluso por filosofía dela tecnología como un campo nuevo. Entendemosaquí por puramente subjetivas aquellas opinionesque hacen afirmaciones empíricas o de primer or-den sin el correspondiente fundamento empírico, olas que se proponen como dogmas cuando apenas

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tos de partida para construir un sistema cuasi- opseudo- formalizado, que a veces incluso tienepretensiones de sistema axiomático. Esto transfor-ma un tema vivo en un esqueleto incapaz de servirde herramienta para resolver problemas urgentes.

(b) Tampoco parece conveniente hacer de la fi-losofía de la tecnología la suma resultante de laaplicación de cada una de las ramas tradicionalesde la filosofía a la tecnología, preguntándose suce-sivamente por los problemas epistemológicos, éti-cos, ontológicos y político-sociales de la tecnolo-gía. Aquí "tecnología" se convierte meramente enuna caracterización accidental del tema propio delas ramas filosóficas ya existentes, y el resultadono es algo nuevo. Es muy dudoso que la filosofíade las matemáticas o de la ciencia se hubieranconstituido siguiendo este procedimiento, y parecemás probable que llegaran a existir porque habíaproblemas reales nuevos que exigían solucionescon instrumentos conceptuales nuevos, y porquehabía autores que estaban dispuestos a dar la luchapor valores importantes que se veían amenazados.

(e) Aunque más útil que los caminos anterio-res, tampoco parece suficiente el método que con-siste en tomar un sistema filosófico ya existente(aristotelismo, hegelianismo, pragmatismo o cual-quier otro) y tratar de construir una posición a par-tir de las categorías filosóficas centrales del siste-ma, al estilo de la aplicación que hizo FriedrichDessauer de algunas ideas tomadas de la filosofíade Kant. Si bien este intento es más fructífero queel anterior, y puede resultar conveniente comoejercicio académico, hay que tener en cuenta queesos sistemas no trataron de resolver los mismosproblemas que nos aquejan, ni se forjaron dentrodel mismo marco en que estamos. Por otra parte,enfrentados a un problema urgente relacionadocon la tecnología, y en el contexto de una discu-sión en que cada parte se juega su destino, un tra-bajo de este estilo puede ser útil y quizá el únicoposible en ausencia de nuevas categorías de análi-sis que la filosofía de la tecnología requiriría peroque aun no tendría.

¿Cuál puede ser entonces el método de la filo-sofía de la tecnología? Difícilmente podríamos ha-blar ahora de un método único, determinado y apriori. Lo más que podemos hacer aquí es señalarcuáles serían los primeros pasos a seguir, en nues-tra concepción:(a)Identificar con más precisión cuál es el proble-

ma o problemas típicos de la tecnología que re-quieren un esfuerzo de los filósofos.

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podrían ser hipótesis cuyo fundamento requiereexamen. Por supuesto que los filósofos tenemosderecho a opinar, siempre y cuando quede claroque se trata de opiniones. Y cuando se hagan afir-maciones fácticas, obviamente es obligación indi-car las pruebas. Lo que no es válido es usar la au-toridad de la filosofía para hacer afirmacionescontundentes que no caen dentro del control de lafilosofía.

(b) En segundo lugar y en conexión con lo an-terior hay que identificar también la larga serie deconsideraciones sobre la tecnología que uno en-cuentra bajo el rubro de filosofía de la tecnologíay que más bien deben colocarse, por su objeto for-mal y por su método, en otras disciplinas tales co-mo la historia, sociología o economía. La filosofíano puede ser un sustituto de las ciencias, aunque síun estímulo para hacer ciencia y un acicate paraque la ciencia que se hace sea buena.

(e) Asimismo, hay que analizar las considera-ciones sobre la tecnología que, por el método se-guido, parecen derivarse de una supuesta revela-ción que no se pone en duda. La filosofía no pue-de aceptar sin más el método de otras actividades,en particular de aquellas que en principio exclu-yen la crítica de sus propios postulados y que mi-ran con recelo el razonamiento, frente al cual unotiene la obligación de seguirlo "hasta donde noslleve", como dijo Platón.

1.5. Removidos los obstáculos, ahora hay quepreguntarse por el método o métodos. Y de nuevoconviene empezar rechazando los que han condu-cido a los primeros intentos de esta nueva rama dela filosofía a caminos sin salida.

(a) Definir un conjunto de términos (ciencia,técnica, tecnología, máquina, aparato, etc.) es unatarea importante y conveniente, pero no pareceútil al comienzo de una disciplina. Cuando se pro-cede de este modo, se crea artificialmente un usoque restringe los usos variados, complejos y a ve-ces contradictorios que caracterizan el lenguajeordinario, y al hacerlo, se inhibe la filosofía depronunciarse sobre las implicaciones de dichosusos cotidianos al dejarse seducir prematuramentepor la elegancia de los sistemas formalizados sinhaber usado antes otros instrumentos menos lla-mativos pero igualmente útiles de la lógica. Mu-cho mejor es analizar dichos usos cotidianos sinimponerles externamente un significado.

Peor aun resulta la tendencia de algunos de to-mar sus propias definiciones arbitrarias como pun-

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FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA

(b)Identificar con detalle cuál es el valor o valo-res que intentamos defender racionalmentefrente a un enemigo que los amenaza, y alque hay que describir con la mayor precisiónposible.

(c)Argumentar en defensa de esos valores amena-zados utilizando para ellos los recursos acumu-lados en la historia de la filosofía.

Sigamos con nuestras analogías. Las objecio-nes del escepticismo a las posiciones dogmáticasson muy valiosas para evitar lo que pretende pasarpor conocimiento sin serIo; las objeciones relati-vistas a la moral convertida en instrumento de vio-lencia son my importantes para liberarnos ética-mente de morales restrictivas. De modo que losenemigos de la epistemología y de la ética sonenemigos muy convenientes y que merecen ser to-mados con todo respeto y consideración. Su papeldentro de las disciplinas, cuando éstas se constitu-yen sólidamente, es más bien el de una oposiciónresponsable. Constantemente necesitamos tomardosis de escepticismo y de relativismo para librar-nos del dogmatismo y del absolutismo o, para ha-cer la analogía más gráfica, siempre debemos te-ner a mano el alfiler del relativismo (del cual elescepticismo es una clase) para desinflar el globodel dogmatismo, que amenaza con aplastarnos.Domesticado, el virus del relativismo aplicado endosis controladas sirve como una vacuna contra laenfermedad mayor y al mismo tiempo actúa comoantibiótico para las infecciones contrarias de dog-matismo. Así, podemos decir que el relativismocon minúscula nos previene contra el Relativismocon mayúscula. 13

¿Podríamos igualmente contar con dosis meno-res de tecnocracia para luchar contra la Tecnocra-cia? No parece a simple vista, quizá solo porqueseguimos sin lograr fijar mejor el vocabulario.Puesto que la tecnología nos permite vivir perotambién nos amenaza con la destrucción, algo enella debe ser rescatado como instrumento de su-pervivencia al mismo tiempo que luchamos pornuestra propia existencia como seres humanosamenazada por otras manifestaciones o formas dela misma tecnología. Parecería menos confuso de-cir que podemos usar dosis menores de tecnologíapara evitar la tecnocracia.

Pero también podemos ver el asunto desdeotra perspectiva: puesto que vivimos en un mun-do cada vez más alterado por la acción humana,el contexto en que se plantea el problema filoso-

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fico del conocimiento ha variado. Esto nos lle-va a la siguiente consideración, más propia dela filosofía.

2. De las formas platónicasa los objetos tecnológicos

2.1 Los objetos tecnológicos han fascinadosiempre a la mayoría de los seres humanos, y sonpocos los que se escapan de su embrujo. Ademásde la experiencia habitual, en la que nos constacómo los últimos modelos de cada línea de obje-tos despierta siempre admiración y envidia, haydos maneras de ver en contraste esta fascinación:

(a) Cuando culturas con tecnologías diferentesse encuentran, casi siempre es para desgracia deuna de ellas, que puede ser por otra parte muchomás sabia. Los indígenas americanos quedaron ca-si inmovilizados ante los arcabuces y cañones delos españoles. Los nativos de las islas del PacíficoSur, que tuvieron contacto con aviones durante laSegunda Guerra Mundial, llegaron incluso a desa-rrollar un culto religioso en torno al avión venidodel cielo cargado de alimentos y toda clase de ob-jetos que nunca antes habían visto." Los ejemplosse pueden multiplicar y se podrían resumir de lasiguiente manera: una tecnología totalmente nove-dosa para un pueblo, y que lo afecta, no puede pa-sar desapercibida sino que provoca reacciones quepueden llegar hasta el extremo de dar lugar a nue-vas religiones.

(b) Podemos hacer el experimento mental deimaginar a algún personaje famoso del pasado ypreguntarnos qué pensaría y haría si resucitase yviese la tecnología del presente. ¿Qué pensaríaLeibniz - inventor de una máquina de calcular - siviera las computadoras de nuestros días? ¿Cómohubiera reaccionado Aristóteles si hubiese podidover por televisión la llegada del Apolo XI a la lunaen 1969? ¿Qué dirían los hermanos Wright ante unBoeing 747, o un Concorde? En todas las respuestasque encontremos a este experimento mental la sor-presa ocuparía lugar destacado. A veces sorpresagrata (si Hipócrates viese tratamientos recientes pa-ra la epilepsia) o ingrata (si Francis Bacon viese laexplosión de bombas atómicas sobre la poblacióncivil de dos ciudades indefensas de Japón, próximoa rendirse en 1945). Puesto que el grado de sorpresaante un hecho es un indicador del compromiso conla creencia contraria, la sorpresa supuesta en estosexperimentos mentales indicaría la ausencia de lacreencia correspondiente.

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exagerada pero tiene la ventaja de apuntar haciaun hecho fácilmente detectable: lo único que habi-tualmente importa del objeto tecnológico es quefuncione- es decir, que se pueda usar para aquellopara lo que fue diseñado - y normalmente solo haydos posibilidades muy claras: o funciona o no fun-cíona."

El comportamiento de la naturaleza y de la so-ciedad que nos rodea tiene amplios márgenes quese resisten a la expansión del conocimiento. Nadiepuede predecir con exactitud que clase de tiempoatmosférico hará dentro de un año, ni quién serápresidente del país a mediados del próximo siglo.Es mucho más fácil controlar un proceso artificial-mente que dejarlo sin tocar en la naturaleza y tra-tar de predecir su comportamiento. Quizá algúndía sea posible controlar y por tanto predecir eltiempo atmosférico en toda la tierra, algo que encambio es imposible predecir más allá de una po-cas horas en el futuro. Que semejante cosa sea de-seable, es otro problema diferente y apunta en ladirección de otra preocupación muy importante enla filosofía de la tecnología: la discrepancia entrelo tecnológicamente posible y lo moralmente de-seable.

LUIS CAMACHO

2.2 Platón insistió en que el conocimiento es deobjetos eternos, inmutables y perfectos, que noforman parte del mundo asequible a los sentidossino que se encuentran en otra realidad, más sólidaque y fundamento de la sensible." Aristóteles nollega a exigir tanto, pero en su Analítica Posterior,libro 1, capítulo 2, coloca entre las condicionesdel conocimiento científico el estar seguros de quelas cosas no puedan ser de otro modo.

Ninguno de los dos tenía en mente a los objetostecnológicos cuando habló del conocimiento per-fecto. Sin embargo, es nuestra opinión que nada seaproxima tanto a los requisitos que dichos filóso-fos exigieron al objeto del conocimiento como losobjetos tecnológicos de nuestros días, productosen buena medida de la ciencia natural que empie-za en el siglo XVII. El tecnólogo, sobre todo el in-geniero, sabe en nuestros días cómo funciona elaparato al que su tecnología ha dado existencia,sabe por qué no funciona cuando deja de funcio-nar, sabe cómo hacer que vuelva a funcionar y nose le admite ignorancia al respecto, ni jurídica nisocialmente. Prueba de ello es que cuando ocurreun accidente siempre se busca la explicación y seexige que se produzca una (como en el caso de laexplosión del Challenger); por la misma razón,cuando llevamos un electrodoméstico a reparar noadmitimos que en el taller se excusen de no poderarreglarlo diciendo que su funcionamiento o faltade funcionamiento es un misterio aún no resueltopor la ciencia. No creo que nos atrevamos a mane-jar un automóvil nuevo que haya sido promocio-nado sobre la base de que su funcionamiento esaún un misterio. Queremos misterio en otras áreas,pero no en el de la tecnología. Lugares exóticoscalificados de misteriosos pueden ser muy atracti-vos para los turistas, pero éstos querrán viajar enaviones, barcos y otros vehículos cuyo funciona-miento no encierre ningún misterio.

El fundamento profundo de esta situación tanpeculiar es que el objeto tecnológico es a la vezproducto del conocimiento de las leyes (conoci-miento que puede ser ordinario), encarnación deuna metodología particular, y respuesta a una ne-cesidad percibida y concretada. Todo lo anterioropera como condiciones necesarias; si no se dan,el aparato simplemente no funciona. La opiniónde Friedrich Dessauer, según la cual el funciona-miento correcto de un objeto tecnológico solo sepuede explicar por el descubrimiento por parte deltecnólogo de una solución previamente existenteen algo así como una mente divina, parece muy

3. De la tecnología a la tecnocracia

Si la tecnología es lo más exitoso que conoce-mos, ¿ no deberíamos concebir la sociedad y el in-dividuo como máquinas que eventualmente po-dríamos reparar, de tal modo que las ciencias so-ciales sean una forma de ingeniería? La tentaciónes tan poderosa que hasta filósofos y científicosnormalmente muy inteligentes han caido en ella.Así, es posible que la insistencia en que no hay di-ferencias importantes entre computadoras y sereshumanos responda en el fondo a la misma motiva-ción: puesto que las computadoras siguen una pro-gramación, también los seres humanos. En el pri-mer caso la conocemos; en el segundo aún no.

El atractivo del programa de la inteligencia ar-tificial en sentido fuerte en años anteriores pareceser a veces simplemente la expresión más sofisti-cada de dos manifestaciones muy antiguas delpensamiento: el animismo (otros seres tienen ca-racterísticas estrictamente humanas) y el fetichis-mo ( los productos del ser humano son más valio-sos que su hacedor). En los años -ya por dicha pa-sados- en los que los partidarios de la inteligenciaartificial en sentido fuerte prometían toda clase demaravillas, estuvo de moda afirmar que debíamos

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FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA

acostumbramos a la idea de que estamos rodeadosde otros seres inteligentes iguales a nosotros, a sa-ber, computadoras. Quienes así se manifestabanno parecían interesados en explicitar las conse-cuencias de sus afirmaciones.

4. Programa ético versusprograma tecnocrático

Se insiste mucho en que los seres humanos de-ben modificar el entorno porque no nacen dotadosde lo necesario para sobrevivir sin más en mediode una naturaleza hostil y que, por tanto, la pro-ducción de utensilios e instrumentos es la primeratarea para sobrevivir. Afirmado esto, es lógicoconcluir que la invención es un proceso que notiene término por dos motivos:(a)porque las necesidades de los seres humanos no

están totalmente determinadas de una vez portodas y para siempre, sino que más bien evolu-cionan;

(b)porque el medio en que estas necesidades se sa-tisfacen varía constantemente y, consecuente-mente, los utensilios e instrumentos tambiénvarían.La visión anterior lleva a la valoración de la

tecnología como único medio para enfrentarse a lanaturaleza. Y así parecen confirmarlo los hechos:sin los cohetes y el módulo lunar, sin computado-ras de inmensa capacidad, sin combustibles apro-piados e innumerables artefactos, los tres astro-nautas que descendieron sobre la luna en 1969 nolo hubieran podido hacer. Sin sueros antiofídicos,o las hierbas conocidas por los nativos para esteefecto, la supervivencia en una selva tropical llenade serpientes venenosas resulta muy difícil, ycuando no existen los medios para la curación po-co sI?puede hacer ante la mordedura de muchos deestos reptiles.

En esta visión solo tenemos tres aspectos: (a) elser humano necesitado; (b) la naturaleza hostil, y(e) los artefactos creados para que el ser humanosobreviva en la naturaleza. Millones de años des-pués de los primeros artefactos, la visión se con-creta hoy en dos aspectos: el ser humano y sus ar-tefactos, ahora inmensamente complejos y varia-dos. En los países industrializados la naturaleza haquedado casi totalmente olvidada, y solo muestrasu poder en calamidades. El paisaje en esos paísesse parece más a los circuitos electrónicos de unacomputadora que a la naturaleza en estado libre.

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Quienes viven en el primero encuentran amena-zante la segunda.

Se supone, entonces, que el progreso de la es-pecie depende de una tecnología cada vez máscomp leja y capaz; una mejor relación entre el serhumano y la naturaleza, y de los seres humanosentre sí, no parece importante en esta visión. Losproblemas sociales (pobreza, drogas, etc.) caendentro de las situaciones que la tecnología -y laciencia cada vez más subordinada a ella- puedeanalizar y resolver.

El otro camino, el de la modificación del serhumano para encajar mejor en el conjunto de losseres naturales, muy rara vez ha sido intentado.Supone la adquisición de hábitos que lo haganmás responsable con una naturaleza mínimamentemodificada y con los demás seres humanos. Envez de modificar lo más posible la naturaleza, co-mo ha ocurrido por ejemplo en los Estados Uni-dos, lo que se hace es modificarla lo mínimo quese requiere para la supervivencia de la especie hu-mana. En vez de exterminar muchos millones debisontes en el siglo pasado, hubieran debido loscolonizadores acostumbrarse a matar únicamentelos necesarios, como lo hacían los indígenas. Envez de hacer que el campo se parezca cada vezmás a las ciudades, habría que conservar lo máxi-mo posible del paisaje original.

5. Metodología para la reconstrucciónde la filosofía de la tecnología

Un camino que parece promisorio para cons-truir la filosofía de la tecnología sería asumir algu-nas de las ideas profundas que han resultado de ladiscusión sobre técnica y tecnología, sistematizar-las y construir a partir de ahí una teoría más am-plia. Algunas de las ideas prometedoras que hansurgido de la discusión son las siguientes:

(a) Los objetos tecnológicos reúnen las caracterís-ticas del conocimiento apodíctico exigido porPlatón y Aristóteles.

(b) Para efectos de corroboración, es preferible laformulación tecnológica de las teorías científi-cas. Las leyes científicas se convierten enton-ces en prohibiciones tecnológicas: establecenlos límites de lo que se puede hacer. Este es elenfoque de Karl R. Popper.

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- Winner, Langdon The Whale and the Reactor. ASearch for Limits in an Age of High Technology(Chicago and London: The University of ChicagoPress, 1986)

LUIS CAMACHO

(e) La ciencia formula teorías, la tecnología elabo-ra diseños. Las teorías explican la realidad ypredicen a partir de lo conocido; los diseñosson punto de partida para modificar la realidad.

(d) La metodología científica se puede ver comouna técnica. 17

Estas cuatro ideas apuntan hacia la sobrevalo-ración de la tecnología y de la técnica sobre el co-nocimiento abstracto. Reflexionar filosóficamentesobre esta tendencia es una tarea aún no realizadacon éxito. El valor que está en juego es el conoci-miento teórico en cuanto tal, y no únicamente encuanto reducible a sus aplicaciones o derivable dediseños. Tal parece ser el principal reto de lo quepodemos llamar filosofía de la tecnología, y en élreside su justificación como empresa filosófica.

Bibliografía:

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-Mitcham, Carl ¿Qué es lafilosofía de la tecnología?(Barcelona: Anthropos, 1989)

-Mitcham, Carl Thinking Through Technology . ThePath Between Engineering and Philosophy (TheUniversity of Chicago Press, 1994)

- Mitcham, Carl - Peña Borrero, Margarita M . (comp.,con la colaboración de Elena Lugo y James Ward) ElNuevo Mundo de la Filosofía y la Tecnología, (ThePennsylvania Sate University: STS Press, 1990) .

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-Sanmartín, José- Cutcliffe, Stephen H.- Goldman, Ste-ven L. y Medina, Manuel (comp.) Estudios sobre so-ciedad y tecnología (Barcelona: Anthropos, 1992)

-Winner, Langdon Autonomous Technology. Technics-out - of - control as a Theme in Political Thought(Cambridge, Mass.-London:MIT Press, 1977)

Notas

l. Este trabajo es el primer resultado del Proyecto deInvestigación 743-95-297, inscrito en la Vicerrectoríade Investigación de la Universidad de Costa Rica bajoel título "Tendencias recientes en la filosofía de la tec-nología."

2. Editada por José Sanmartín, Stephen H.Cutclif-fe, Steven L. Goldman y Manuel Medina (Barcelona:Anthropos, 1992). La lista aparece en las páginas 78y 79.

3. Alider Cragnolini, compilador Cuestiones de polí-tica científica y tecnológica. Segundo Seminario "JorgeSabato" ( Madrid: Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas, 1987). Véanse las páginas 639-646 para lalista citada.

4. Un indicio de esta situación se puede obtenercomparando los dos congresos interamericanos de la fi-losofía de la tecnología celebrados en la Universidad dePuerto Rico en Mayagüez, organizados por el Centro deFilosofía e Historia de la Ciencia y la Tecnología de di-cha institución. En el primero, celebrado entre el 5 y el9 de octubre de 1988, la financiación fue generosa, lasponencias abundantes (54) y en general muy interesan-tes. En el segundo, celebrado entre el 3 y el 5 de marzode 1991, la financiación no fue tan abundante, las po-nencias menos numerosas (26) y, a juicio puramentepersonal de quien escribe, menos interesantes. Amboscongresos fueron posibles gracias a los incansables es-fuerzos de la Dra. Elena Lugo, Directora del Centro, cu-ya labor en estos campos en América Latina es excep-cional. Las ponencias del Primer Congreso se encuen-tran recogidas en el volumen El Nuevo Mundo de la Fi-losofía y la Tecnología, compilado por Carl Mitcham yMargarita M. Peña Borrero, con la colaboración de Ele-na Lugo y James Ward (The Pennsylvania State Uníver-sity: STS Press, 1990). Las del segundo aparecen en elvolumen Actas del 2do. Congreso Interamericano deFilosofía de la Tecnología, compilado por Dra. ElenaLugo, Dr. Héctor José Huyke y Dr. William Frey (Puer-to Rico: Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, sinaño). .

5. The Whale and the Reactor. The Searchfor Limitsin an Age of High Technology (University of ChicagoPress, 1986) En la página 4 dice Winner •• at this latedate in the development of our industrialltechnologicalcivilization the most accurate observation to be madeabout the philosophy of technology is that there reallyisn't one."

6. Nos referimos a su obra Mechanik in ihrer Ent-wicklung historisch-kritiscñ dargestellt (Leipzig, 1883)

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traducida al inglés con el título The Science of Mecha-nics, (Chicago 1893).

7. Página 11 de la versión en español (Barcelona:Ediciones Península, 1970). La versión original en fran-cés es de 1965 y fue editada por P.U.F.

8. Esta es la posición de Robert Nozick en Philosop-hical Explanations (The BeIknap Press of Harvard Uni-versity Press, 1981), sobre todo pp.8-9.

9. La distinción se debe a Carl Mitcham y RobertMackey en la Introducción a su obra conjunta Philo-sophy and Technology. Readings in the philosophicalproblems of technology (New York: The Free Press,1972), p. 1.

10. Ver Carl Mitcham ¿Qué es lafilosofia de la tec-nología? (Barcelona: Editorial Anthropos, 1989) ; Fre-derick Ferré Philosophy of Technology (New Jersey:Prentice Hall, 1988).

11. Así lo considera Hubert L. Dreyfus en su obrareciente What Computers Still Can 't Do. A Critique ofArtificial Reason (The MIT Press, 1994), p. ix. Se tratade una edición revisada de su obra de 1979 What Com-puters Can 't Do, que fue muy mal recibida y ridiculiza-da entre los partidarios de la inteligencia artificial ensentido fuerte, que entonces no parecían conocer la pru-dencia . Ejemplo de la crisis actual de la disciplina es losiguiente: cuando la Sociedad para el Estudio de la Inte-ligencia Artificial y simulación del Comportamientoconvocó el 10 Congreso Bianual sobre Inteligencia Ar-tificial y Ciencias Cognoscitivas en DubIín, Irlanda enel verano de 1995, la convocatoria decía lo siguien-te:"The assumption underlying this workshop is that CSis in crisis." Se citaba el Buffalo Summer Institute cele-brado previamente, en el que hubo completa falta deconsenso incluso entre los más famosos representantesde la disciplina sobre si ésta debía tener o no su propioobjeto, y cuál podría ser. Continuaba diciendo la convo-catoria: "Though academic programs in CS have in ge-neral settled into a pattern compatible with classicalcomputationalist CS (Pylyshyn Computation and Cog-nition, MIT 1984, Von Eckardt, What ls CognitiveScience, MITl 993), including the relegation from focalconsideration of consciousness, affect and social fac-tors, two fronts have been opened on this classical posi-

tion. Searle (1992) and Edelman (1992) refuse to grantany special status to information-processing in explana-tion of mental process. Focus on Neuroscience andConsciousness is a solution. The other front is from in-side CS ." Y se citan como dentro de este segundo fren-te a Dennett (Review of Searles The Rediscovery oftheMind, in The Joumal of Philosophy 1993, pp.193-205)NualIain (in press) Me Kevitt and Partridge (1991). MeKevitt and Guo (1994). El tema central de la conferen-cia era: Hybrid Problems, Hybrid Solutions. Finalmen-te, la convocatoria añade: ••The tension which riddlesCS today is this: CS, which gained its initial capital byadopting computational metaphor, is being constrainedby this metaphor as it attempts to become an encompas-sing Science of Mind." (Subrayado añadido).

12. Ver Scientific American, Jan. 1990. John R. Sear-le arguye que los programas de computación simple-mente manipulan símbolos, sin referencia alguna al sig-nificado. Paul M. Churchland y Patricia Smith Church-land sostienen que nuevas clases de sistemas (tales co-mo conexiones neuronales artificiales) podrían teneréxito en generar inteligencia en las máquinas.

13. La distinción imita la de Hilary Putnam entreRealismo y realismo en su obra Realism With aHumanFace (Harvard University Press, 1990), p. xv y siguien-tes. El primero consiste en afirmar que la verdadera rea-lidad está constituida por las entidades no observablesde la ciencia; el segundo se basa en un sistema de cate-gorías menos pretencioso.

14.El culto a los aviones de carga surgen en las islasdel Pacífico Sur después de la Segunda Guerra Mun-dial, cuando los aviones militares que traían toda clasede comidas y objetos exóticos desaparecen del aire. ¿Nohabrá algún hecho parecido en el origen de todos los ri-tos, o por lo menos en el de algunos?

15.Por ejemplo en el Fedón, 65a- 66a..16. Friedrich Dessauer, capítulos 1-3 de Philosophie

der Technik (Bonn: Friedrich Cohen Verlag, 1927). To-mado de Carl Mitcham, obra citada, pp.317ss.

17. Tal es la posición de Carl Mitcham en ¿Qué esla filosofia de la tecnología? (Barcelona: Anthropos,1989), p. 106.

LuisCamachoApartado388-2050

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