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Salvador Osnaya Velázquez, mj - MOVIMENTO GIUSEPPINO · El padre Vilaseca al narrar la vida de...

Date post: 15-Oct-2018
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1 San José, llama de amor ardiente, en el p. Vilaseca Salvador Osnaya Velázquez, mj Introducción El padre José María Vilaseca (1831- 1910), movido por su gran amor a san José y el deseo de darlo a conocer, fundó en la ciudad de México las Obras de san José: El Propagador de la devoción al señor san José en 1871, la Asociación universal de san José, el Colegio Clerical del Señor San José, las Hermanas Josefinas y los Misioneros de San José en 1872. Apenas iniciadas sus obras, en mayo de 1873 es apresado como “extranjero pernicioso” y es expulsado del país en octubre de 1873. Vilaseca veía este acontecimiento como una oportunidad de sufrir algo por Jesucristo. En el tiempo del destierro su confianza y amor a san José se afianzan; su regreso a México se veía como imposible, él por su parte, confiaba que san José le haría el milagro; se da cuenta que tiene que aporvechar la oportunidad para profundizar en la figura y misión del amado patriarca, siempre con el pensamiento de contribuir a difundir su amor y conocimiento, su culto y devoción. Aprovecha las grandes bibliotecas de París y Roma, y del 25 de marzo al 19 de junio de 1874, pone manos a la obra y escribe una obra a la que denomina: Las glorias del divino José, o sea, la vida del santísimo Patriarca. A su regreso a Mésxico La publicará por partes (1875-1883) en su revista El propagador. Entre sus fuentes principales se cuentan: Suma de los dones de san José, de Isidoro de Isolano; Glorias y excelencias de san Joseph, de Francisco García; La gloria de san José, de Jean Jacquinot; San José merecedor del culto de protodulía, de Francisco Ragusa; El poder de señor san José, de Jean Joseph Huguet. Las citas de los padres de la Iglesia las toma de estas obras. El estudio de estos autores le ayuda a ampliar su conocimiento de los temas josefinos de su tiempo. Sin pretender decir nada nuevo, retoma a estos autores y elabora una vida de san José con un esquema y unas perspectivas propias. Al final presenta diversas devociones a san José y ejemplos de casos milagrosos atribuidos al Patriarca de Nazaret. Una de las perspectivas en la que ve a san José en esta obra, es la del amor. José aparece envuelto en el misterio del amor de Dios y más tarde envuelto en el amor de Jesús y de María. Por su parte, José es el hombre que corresponde al amor de Dios en su vida personal y en su relación con el prójimo. Es el amor el que lo hace asumir su vocación de esposo y de padre, su vida familiar en Nazaret y sus relaciones con otras personas; su muerte es enfocada desde el amor y la creencia en su resurrección se explica desde esta óptica; el amor de José sigue vivo y se manifiesta en su protección sobre la Iglesia y las personas en las diversas situaciones y estados de vida.
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San José, llama de amor ardiente, en el p. Vilaseca

Salvador Osnaya Velázquez, mj

Introducción

El padre José María Vilaseca (1831- 1910), movido por su gran amor a san José y el deseo de darlo a conocer, fundó en la ciudad de México las Obras de san José: El Propagador de la devoción al señor san José en 1871, la Asociación universal de san José, el Colegio Clerical del Señor San José, las Hermanas Josefinas y los Misioneros de San José en 1872. Apenas iniciadas sus obras, en mayo de 1873 es apresado como “extranjero pernicioso” y es expulsado del país en octubre de 1873. Vilaseca veía este acontecimiento como una oportunidad de sufrir algo por Jesucristo.

En el tiempo del destierro su confianza y amor a san José se afianzan; su regreso a México se veía como imposible, él por su parte, confiaba que san José le haría el milagro; se da cuenta que tiene que aporvechar la oportunidad para profundizar en la figura y misión del amado patriarca, siempre con el pensamiento de contribuir a difundir su amor y conocimiento, su culto y devoción.

Aprovecha las grandes bibliotecas de París y Roma, y del 25 de marzo al 19 de junio de 1874, pone manos a la obra y escribe una obra a la que denomina: Las glorias del divino José, o sea, la vida del santísimo Patriarca. A su regreso a Mésxico La publicará por partes (1875-1883) en su revista El propagador.

Entre sus fuentes principales se cuentan: Suma de los dones de san José, de Isidoro de Isolano; Glorias y excelencias de san Joseph, de Francisco García; La gloria de san José, de Jean Jacquinot; San José merecedor del culto de protodulía, de Francisco Ragusa; El poder de señor san José, de Jean Joseph Huguet. Las citas de los padres de la Iglesia las toma de estas obras. El estudio de estos autores le ayuda a ampliar su conocimiento de los temas josefinos de su tiempo. Sin pretender decir nada nuevo, retoma a estos autores y elabora una vida de san José con un esquema y unas perspectivas propias. Al final presenta diversas devociones a san José y ejemplos de casos milagrosos atribuidos al Patriarca de Nazaret.

Una de las perspectivas en la que ve a san José en esta obra, es la del amor. José aparece envuelto en el misterio del amor de Dios y más tarde envuelto en el amor de Jesús y de María. Por su parte, José es el hombre que corresponde al amor de Dios en su vida personal y en su relación con el prójimo. Es el amor el que lo hace asumir su vocación de esposo y de padre, su vida familiar en Nazaret y sus relaciones con otras personas; su muerte es enfocada desde el amor y la creencia en su resurrección se explica desde esta óptica; el amor de José sigue vivo y se manifiesta en su protección sobre la Iglesia y las personas en las diversas situaciones y estados de vida.

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Vilaseca no busca satisfacer una mera inquietud intelectual, sino que está convencido que el conocimiento de José, hará que aumente su amor y devoción, pero ha de ser un amor efectivo a José que se traduzca en trabajar para conocerlo, amarlo y darle culto.

1. Abrasado en las llamas del amor

a) El amado de Dios

Decir José es decir el nombre del que fue tan amado de Dios (Glorias 60). El padre Vilaseca al narrar la vida de José se hace eco de san Juan que dice Dios nos amó primero (1Jn 4, 10) quiere hacernos ver que ésta es una historia en la que el amor de Dios y el amor del hombre se entrelazan profundamnte. Dios llena el corazón de José y él se abre y responde con la única respuesta grata a Dios: el amor.

Vilaseca lee el relato de José de Egipto a la luz de lo que Dios ha hecho en José de Nazaret. Si José de Egipto fue amado por el faraón y recibió su autoridad, José fue mil veces más amado de Dios y recibió una autoridad toda mayor; si el primero recibió el anillo, José no sólo el sello, sino su Unigénito y la purísima Madre suya; en Egipto José es el mayordomo del palacio, José es señor verdadero de su divina casa; ante aquel doblaban la rodilla, José será honrado en cielo y tierra; el primero es llamado salvador del mundo, José ha salvado al Salvador mismo; el id a José y haced lo que él os diga del faraón resuena en el id a José de la Iglesia; el nuestra salud está en tus manos (Gn 47, 25) se aplica a José, el protector de la iglesia universal (Glorias 165)

La vida de José es una historia entretejida por el amor de Dios, José era el objeto de amor especialísimo de la Santísima Trinidad… y le dio pruebas tan inequívocas de este amor que no podía dárselas mayores. Le manifestó un amor infinito haciéndole padre de su Unigénito y dándole por esposa a su Madre. (Glorias 60. 71)

Cada una de las tres divinas Personas muestra su amor a José: El Padre le entrega como esposa a su hija primogénita y le concede llamarse padre de su Hijo amado, objeto de sus complacencias; el Hijo lo hace dueño de su queridísima Madre y lo llama padre suyo y José; el Espíritu Santo lo admite como esposo de la destinada a ser Madre de Dios y quiso que José ocupase todas sus veces. ¿Puede darse mayor fineza de amor? (Glorias 71)

b) José ama a Dios

Vilaseca quisiera mostrar el corazón de José a todos los hombres, ya que es un corazón abrasado en las llamas del amor divino. Muestra cómo José amó a Dios con todo su corazón, lo amó con todas sus fuerzas; amó a Jesús con el amor más tierno, amó a María con el amor más respetuoso; su amor lo hizo el hombre de la conformidad, del recogimiento y de los padecimientos. (Glorias 33. 117. 180, 3).

Compara el amor de José a Dios con el de los ángeles, los serafines, los grandes santos. A todos los supera, ya que José lo amó con todo su corazón y con todas sus fuerzas, lo amó de un modo tan semejante a María que hizo decir a Isolano: Ante el amor de san José a Dios, calle la lengua.1 (Glorias 150c)

                                                                                                               1  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.3,  c.22,  p.618.  

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El amor ocupaba el primer lugar en el corazón de José, y Dios se complacía en manifestar su continuado crecimiento en el nombre que le fue impuesto. José se abrasaba todos los días más y más en el amor de Dios, porque era como una necesidad ocasionada por el fuego de los más tiernos y ardorosos misterios de Jesús. (Glorias 117)

El amor de José a Dios es semejante al de María; por esto se siente impulsado como ella a a expresar su amor a Dios con el voto de virginidad. (Glorias 80)

Hablar de la santidad de José es hablar de la santidad de aquel que vive en medio de dos corazones de los que brota el amor, de aquel cuyo corazón ardía en el amor de Dios y amaba al prójimo según la más inefable piedad; de aquel cuyos actos, como provenientes del amor más inflamado, eran todos los días más perfectos; una santidad fruto de un corazón inflamado en el amor de la caridad2. (Glorias 47. 57. 151)

c) Voto de amor

Vilaseca enfoca la santidad desde la doctrina de la perfección. Señala que ha habido santos que en ciertas épocas de su vida han hecho lo más perfecto y se han consagrado a tan divino y heroico ejercicio por medio de un voto, y concluye que esta perfección se le ha de conceder a José. Vilaseca da la propia perspectiva del voto de perfección o voto del amor que él denominó como el voto de hacer siempre y en todo lo mejor y lo aplica a José, el cual alcanzó la cumbre de la perfección y del amor, por haber siempre obrado el bien, haber obrado lo mejor y haberlo obrado del mejor modo posible hasta el último momento de su vida; por haber hecho en Dios, por Dios y para Dios no sólo lo bueno sino lo mejor, y no sólo lo mejor en sí mismo, sino también lo más perfecto de lo mejor. (Glorias 57. 139)

d) El amor hermoso

La vida de José es un sumergirse en ese misterio del amor hermoso: Jesús es el amor hermoso; María, la madre del amor hermoso; José, su padre; y como María fue entre todas las criaturas la única que amó a Dios con todo su corazón, así José, desde su santificación, comenzó su vida de amor poniendo, por decirlo así, sus pasos en las divinas huellas que había dejado María; por esto pudo afirmar que, juntamente con la primera gracia, había sido encerrado en su corazón el divino fuego que reconcentrándose en sus huesos los liquidaba (Jr 20).

José es el padre del amor hermoso, es el altar vivo donde se coloca el fuego, es la tierra bendita donde el Verbo encarnado lo prendió y es el primero y el único redimido que después de María ha recibido todo el amor, porque, si Jesús que es todo caridad estaba en sus brazos, claro está que se unieron ambos corazones, que ambos corazones se liquidaron y que el corazón de José estaría... dejémoslo decir a Isolano: Ni la lengua puede decir el amor de José para con Dios.3 (Glorias 117)

e) José ama al prójimo

Vilaseca no presenta un José ensimismado, sino un José atento a las necesidades de los que lo rodean. El amor a Dios lo impulsa amar al prójimo de manera concreta: El señor san José no sólo

                                                                                                               2  SAN  BERNARDINO  DE  SIENA,  Sermón  sobre  san  José,  art.2.  3  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.3,  c.22,  p.  618.  

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amaba a Jesús y a María como debe ser amado Dios y su madre, es decir, con todo su corazón, sino que también amaba al prójimo por amor de Dios, formando dichos amores el torrente infinito de la caridad de José; él amaba al prójimo con todo su corazón en Dios y por Dios, mostrándole su amor con toda clase de beneficios. José, en fuerza de su amor, deseaba enjugar las lágrimas de todo el género humano, socorrer a los necesitados, alegrar al triste y desconsolado y trabajar por la salvación de todos. Por esto, en Belén no se queja de los desprecios, vive con los pastores, los introduce a Jesús y hace a los reyes magos reyes de sí mismos y de su gloria. Por esto, con su bondad, gana en Egipto el corazón de sus habitantes, arranca a muchos de sus supersticiones, les alcanza gracias admirables para que adoren a un solo Dios verdadero y, con sus palabras de sabiduría, puso los cimientos de la vida santísima que se estableció en aquellas regiones después de algunos años. José en su patria hacía para su prójimo las más heroicas obras del más perfecto israelita, ni podía ser de otro modo como formado en la escuela de Jesús y de María. José amó al prójimo haciéndole todos los bienes que podía, entregándole al hijo y a la madre para su redención y continuando él poniendo su dulzura inalterable a los malos tratamientos, un perfecto silencio a injurias horribles, una paciencia a toda prueba a los desprecios y el mayor sufrimiento a sus penas. (Glorias 129)

2. El esposo del amor

El amor de José adquiere matices especiales, el primero es el de esposo de María. José es el amado de María; María es la amada de José; José es el esposo del amor. El amor es el motivo de unión de los esposos. Este amor surge del interior de sus corazones y se manifiesta en muchos signos exteriores.

a) El amado de María

Dios da al marido una mujer buena, cuando lo merece así por sus obras Si a José le tocó como esposa María, la más santa entre todas las mujeres, esto es signo de su grandeza y de su santidad. (Glorias 161)

Vilaseca no duda en afirmar: José es el amado de María ya que, después de Cristo, a ningún hombre o criatura alguna amo tanto María como a José4. (Glorias 4. 154)

Es tanto el amor de María a José, que, a su vez, se pregunta: ¿Por qué no he de amar yo con un amor santísimo, ardentísimo, justísimo y vehementísimo al esposo que Dios me ha dado?5 (Glorias 154)

Ciertamente María encuentra muchos motivos para amar a su esposo. María ama a José porque:

♠ fue elegido juntamente con ella para el gran misterio de la encarnación; ♠ es el ministro de la encarnación y el representante del eterno Padre; ♠ los dos han sido llamados para formar una sola persona, ambos son los padres de Cristo; ♠ es su pariente, descendiente de David; ♠ es virgen como ella;

                                                                                                               4  BERNARDINO  DE  BUSTOS,  Marial,  p.4,  sermón  12,  en  VIVES,  Summa  959.  5  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.2,  c.9,  p.478.  

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♠ también ella se siente amada de él; ♠ recibe de él muchos servicios, él es el que la conduce a todas partes;

♠ veía que José amaba a Jesús, era su salvador y su defensor; lo conducía, lo alimentaba y lo enseñaba; lo llamaba hijo, y era llamado padre por Jesús;

♠ siente que todo lo debe a José; ♠ toda la vida la sirve, la defiende, la guarda, la ampara, la ama. (Glorias 33. 154)

Si los motivos para amar a José son abundantes, las características del amor de María a José reflejan muchas aristas, cada una de ellas con nuevos resplandores. Vilaseca abunda en superlativos con los que describe las características de este amor.

El amor de María a José es un amor que: ∗ supera a todo amor humano; ∗ se nutre de la convivencia en Nazaret, la familiaridad, la comunicación viva y afable con su

conversación, con su voz y aun con su rostro;6 ∗ corresponde al amor de su esposo con todo el afecto de su corazón; ∗ es ardentísimo;7 ∗ reconoce y agradece los beneficios que recibía de José; ∗ es sobre todo otro amor y lo ama tanto más, cuanto que las operaciones de José penden como las

suyas del amor a Jesús; ∗ se expresa interior y exteriormente, y que le dirige los obsequios que se merece como padre de

Jesús; ∗ es singularísimo por el vínculo que entraña su matrimonio;8 ∗ como esposa sobresale en el amor a su esposo;9 ∗ es espiritual, ya que está fundado en la caridad más acendrada; ∗ comparte los torrentes del amor de su corazón con José; ∗ es fiel y efectivo, ya que si la mujer fiel puede salvar al hombre infiel, ¿qué hará la mujer

fidelísima para con el hombre más fiel y más bien dispuesto?; ∗ comunica abundantemente a José todo el tesoro de gracia de su corazón; de su plenitud, de la

virtud y santidad que hay en ella y que José recibe según toda su capacidad y responde con una vida de santidad y perfección. (Glorias 33, 98, 110. 154). Las palabras se quedan cortas para describir y expresar este amor, de aquí su expresión de

admiración: ¡Cuánto amor el de María para José! ¡Cuánta correspondencia de José para con María! (Glorias 110)

                                                                                                               6  GERSON  Juan,  Semón  de  Navidad,  5.  7  CARTAGENA  Juan  de,  Homilías,  l.4,  hom.8,  en  VIVES,  Summa  664.  8  SUÁREZ  Francisco,  Misterios  de  la  vida  de  Cristo,  d.8,  s.1,  n.6.  9  Ib.  

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b) La amada de José

¿Quién podrá, se pregunta Vilaseca, ni siquiera barruntar algo de la estima que José hacía de María? Las palabras se hacen cortas, sin embargo, se ariesga a la empresa de hablarnos de este amor. Expresa los motivos del amor de José y trata de explicar la riqueza de las manifestaciones de este amor.

José queda prendado de María porque vio en ella:

♠ a la escogida por Dios Padre, Hijo y Espíritu, a la llena de gracia que tenía consigo al Señor, a la bendita entre todas las mujeres;

♠ a la santísima madre de Dios, la única a quien todas las naciones habían de apellidar la Bienaventurada;

♠ a la virgen inmaculada de Isaías, toda adornada de virtud y con todos los privilegios y prerrogativas para dar a luz al redentor de los hombres;

♠ a la esperada en todos los siglos, la que tenía por padres a patriarcas, reyes y profetas y la única saludada siempre a través de todos los siglos;

♠ su virginidad, y esta virtud formaba el objeto de sus complacencias, que había de ser divinamente desposada y que él era el venturoso varón de aquel enlace que, siendo entre los judíos natural y común, era, no obstante, ante Dios todo espiritual, todo divino. (Glorias 128) La riqueza del amor de José a María llena su corazón de esposo y va más allá de las expectativas

que pudiera tener. Lo hace crecer como persona y como creyente, lo colma de felicidad. José ama a María con un amor rico de expresiones y de significados:

♠ amor que es un don infundido por Dios en el corazón de José;

♠ amor de esposo, Dios le manda acercarse a ella y recibirla por esposa suya y como Madre de Dios;

♠ amor en el que cada día conoce más a su esposa, cada día la veía más santa, cada día le profesaba un amor más acendrado;

♠ amor que marca los momentos fuertes de su vida: la recibió como esposa, la condujo a Belén, es testigo del nacimiento de Dios hecho hombre; conduce a Jesús y a su Madre por el espacio de treinta años; su casa es la casa de Dios, sus trabajos son para Dios y el sudor de su rostro es para alimentar al Dios hecho hombre;

♠ amor afectivo y efectivo ya que emplea en ella y por ella todos sus cuidados y toda la aplicación de que era capaz;

♠ amor de entrega total, José era de María, ésta le seguía como la luna sigue al sol y en todas sus necesidades encontraba en él su socorro;

♠ amor providente, ya que José era como la providencia de María, y María acudía a José en todos sus negocios.

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♠ amor fiel, José fue fidelísimo en su juventud, más fiel ya desposado con la santísima Virgen María, porque esta soberana Señora trabajaba sin cesar por verlo más santo. (Glorias 33. 128. 154. 156)

De aquí que José sea llamado el esposo del amor, como afirmaba San Francisco de Sales, el gran Patriarca de la antigua Ley y de la nueva, el santo padre nutricio de Jesús y el escogido entre millares. (Glorias 158)

José encuentra con María la felicidad más grande y profunda. Vilaseca exclama: ¡Feliz José!, que has encontrado la mujer fuerte, a pesar de ser en la apariencia la misma

delicadeza. ¡Feliz José!, porque cien veces brotaron de tus labios en su favor las alabanzas que ella se

merece. ¡Feliz José!, porque tu esposa será para ti una corona de predilección, virtud y valor. ¡Feliz José!, tú eres por tu virginidad el varón de las gracias y conoces que eres aquel joven que

debía habitar con la Virgen de Isaías, Virgen bendita que te ha sido dada por tus buenas obras y Virgen que cual místico libro tiene escrito por el dedo del mismo Dios el nombre del Verbo encarnado y los nombres de todos los redimidos. (Glorias 76)

3. El padre del amor

En esta faceta del amor paternal de José, Vilaseca se explaya y se goza al ver las muestras de la ternura de José hacia su hijo y en el afecto que Jesús le manifiesta. Jesús ama a su padre José; José ama a su hijo Jesús. José es signo de la paternidad del Padre; José participa de la paternidad de una manera semejante a la maternidad de María, ambos son padres de Jesús.

a) Éste es mi Hijo amado

Vilaseca no teme en poner en labios del José las palabras del Padre eterno: Este es mi Hijo amado en quien tengo todas mis complacencias, ya que toda paternidad viene de Dios y la paternidad de José la realiza nada menos que en la persona del Hijo de Dios: El Eterno es el Padre del Verbo, José es el padre del Verbo hecho carne; el Eterno obra sobre su Unigénito por oficio y lo envía al mundo, José obrando por oficio sobre Jesús dispone que haga éste lo que él determina; el Eterno ama eternamente a su Hijo y lo declara el objeto de sus complacencias, José lo ama tanto que muestra que sólo en él se complace; el Eterno cuida la obra de su enviado, José lo cuida con una solicitud admirable; el Padre manda la muerte a su Hijo y éste la sufre en el Calvario, José lo ofrece para el sacrificio cuantas veces lo recibe en sus brazos. (Glorias 97)

Los calificativos no alcanzan a explicar la paternidad de José. Vilaseca recuerda algunos: padre putativo, ya que Jesús era tenido por hijo de José; padre nutricio, porque educaba, nutría y defendía al hijo de Dios; padre adoptivo, que expresa el sumo amor y la más profunda humildad; padre matrimonial, pues su paternidad, es la más semejante a la maternidad divina de María; padre legal, ya que se le entrega Jesús según la ley (Glorias 96, 110)

Así como la maternidad es por obra del Espíritu Santo, también la paternidad de José es por obra del Espíritu Santo, ya que es el Espíritu Santo el que al obrar la encarnación del Verbo no sólo dio el

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Hijo a María, sino que lo dio también a José descansando en su propia justicia. Dios comunicó a José la paternidad haciendo a su esposa fecunda por obra del Espíritu Santo. (Glorias 94, 110)

b) El amor del hijo

Para describir el amor de Jesús a José, Vilaseca recurre a la Historia de José el Carpintero en la que bellamente se pone en labios de Jesús una descripción de su relación filial con María y José y cómo consideraba y amaba a José a quien llama la niña de sus ojos: Yo me comportaba con José en todas las cosas como si fuese su hijo. Y en todo me asemejaba a él, excepto en el pecado. Le llamaba padre y él me llamaba hijo suyo. Obedecía a mi Madre y a José en todo, y nunca dejé de cumplir sus órdenes: les estaba sumiso, como un hijo lo está a sus padres. Y amaba a José extraordinariamente, como a la niña de mis ojos.10 (Glorias 8).

Jesús ama a José:

♠ como a su nutricio, a su tutor y a su padre;11

♠ por los trabajos y dolores de José por el amor que le profesaba; ♠ de tal modo que en el primer instante después de su nacimiento, en su primera mirada le

hirió el corazón con una inmensa llaga de inmenso amor. Por su parte, José hirió el corazón de Dios y el de su Madre;

♠ depositando en el corazón de José corazón nuevos torrentes de amor; ♠ y se dio a José todo entero, se dio innumerables veces, se dio como un hijo se da a su

padre, y José lo recibió en todas ellas con inmenso amor;

♠ Jesús era de José por gracia, por privilegio, por amor y según la ley del matrimonio virginal celebrado con María. ¡Jesús pendiente de José! ¡José mandando a Jesús! (Glorias 5. 37. 46. 97. 149a. 153)

c) El amor del padre

Por su parte, José corresponde como padre lleno de ternura al amor de su hijo. José ama a Jesús:

♠ como a hijo suyo, como a hijo que lo llamaba su padre, con un torrente de amor que brota de su corazón al adorar a Jesús;

♠ con todo su corazón, con todos sus afectos y aun con todas sus fuerzas, operando éstas ardentísimamente, como dice Isolano: Creemos que san José hizo por Cristo todas estas cosas con un amor ardentísimo;12

                                                                                                               10  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.4,  c.9,  p.648-­‐649;  cf.  Historia  de  José  el  carpintero  11.  11  NAVEO  Matías,  Alabanzas  de  san  José…,  Oración  1.  12  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.2,  c.15,  p.513.  

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♠ con sus servicios continuos, con sus cuidados inexplicables, con sus obras las más perfectas, con un corazón que era todo amor;

♠ cuando daba de comer a Jesús, lo vestía, lo visitaba, lo salvaba a Egipto y lo conducía donde era necesario;

♠ aunque José no había estudiado como san Pablo, con todo ello, es cierto que cuando hablaba del Mesías, según la expresión del mismo Jacquinot, el amor lo hacía elocuentísimo;13

♠ al cuidar de su vida, ya que por el amor a Jesús defendió victoriosamente al Salvador del mundo contra los ataques del poder de reyes soberbios y deseosos de darle la muerte y, lo que es más, lo conservó perfectamente contra las asechanzas del diablo, cuyo poder, dice el santo Job, supera al de los hombres (Jb 41);

♠ por este amor tiene la fuerza para abandonar su patria y sus bienes a media noche para huir a un país extranjero, salvando en él al Salvador del mundo, sin espantarse por los trabajos, ni temer los peligros, ni haber hecho caso de las más arduas dificultades;

♠ por este amor todo lo emprendió para salvarlo y dio por él su vida, su tranquilidad, su patria y el amor de su corazón. (Glorias 5. 89. 108. 125. 149a)

d) La ternura de José

La paternidad de José no es solamente una paternidad legal, sino una fuente de amor y de ternura que brota del corazón de José y lo hace crecer como persona y como padre. José es un padre tierno y amoroso, fuerte y servicial.

El Espíritu Santo no solamente dio a José el don de la paternidad, sino que también le dio un corazón tan tierno y tan amoroso para con Jesús, que él solo lo amó más que todos los padres a sus hijos. José fue más padre de Jesús que los demás padres lo son de sus hijos. (Glorias 94)

La ternura y el amor paterno y filial que se comjnican entre José y Jesús hacen que Vilaseca goce una y otra vez al contemplarlo:

♠ José amaba a Jesús con inmensa ternura.14

♠ ¿Qué pasaba en el corazón de José cuando vestía a Jesús, lo acostaba, pasaba las noches contemplándolo, lo colocaba en sus brazos, lo reclinaba sobre su pecho, lo entregaba a su Madre?

♠ Dejemos a José con Jesús niño, con Jesús balbuceando las primeras palabras de padre, con Jesús en sus brazos, con Jesús hablándose corazón con corazón, para fijarnos en Jesús ya grande, ya de doce años, ya creciendo todos los días en gracia y en virtud, ya sujetándose a José, ya aprendiendo lo que José le enseñaba.

                                                                                                               13  JACQUINOT  Jean,  La  gloria  de  san  José.  14  CRISTÓFORO  A  CAPITEFONTIUM,  La  virginidad  de  María.  

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♠ Vio a Jesús con sus ojos, lo tocó con sus manos y lo llevó en sus brazos; porque lo vio recién nacido, lo adoró en los brazos de su Madre, lo contempló celebrado de los ángeles, venerado de los pastores y glorificado de los magos, admirado de los doctores, siendo además el testigo ocular de su niñez y juventud.

♠ Y durante los treinta años de la vida de Jesús, ¿qué hizo José? No, no hablemos de tanta ternura y amor, ni de caridad tan ardiente, ni de un corazón tan divinizado, porque nuestro corazón frío y nuestros helados labios no son dignos ni siquiera de pronunciarlo.

♠ José, al ver a Jesús recién nacido, lo amó cuanto de él quiso ser amado, y en vez de acostarlo en la finísima cuna que le había labrado en Nazaret, lo coloca en su corazón y allí nada le niega, todo se le entrega con todos sus cuidados, fatigas y vigilias y los afectos todos de su corazón.

♠ Como el divino Niño crecía en gracia y en virtud, así crecía el amor de José para con Jesús, y cuanto más crecía elaboraba sus afectos con mayor generosidad, con más pureza y con duplicado ardor. Jesús niño fue, por decirlo así, todo de María, pero Jesús adolescente pasó a ser todo de José, y José se declaraba su maestro, José le daba lecciones, José le enseñaba, José le advertía los momentos de hacer las cosas, José le arreglaba su trabajo y el empleo del tiempo y José, en cada uno de dichos actos, le ofrecía los afectos más heroicos del más puro amor. Pidamos a José un nuevo corazón, un corazón amante de Jesús, un corazón que lo ame con toda ternura y lo ame con obras manifiestas de verdadero amor. (Glorias 97. 106. 117. 126. 127).

a) Dos esposos: un solo corazón y un mismo amor

El vínculo que une legalmente a María y a José es el matrimonio, el vínculo que une sus corazones es el amor que ambos se tuvieron.

José y María que eran dos en un mismo corazón, en un mismo espíritu, en un solo deseo y en un mismo modo de pensar y de ver las cosas, porque uno y otro no tenían otra voluntad, ni deseo, ni inclinación, que el hacer en un todo la voluntad de Dios. (Glorias 74)

María y José eran dos corazones hechos el uno para el otro, es cierto que formaban una familia verdaderamente divina, es cierto que José disponía y María volaba a su ejecución y es cierto que José adoraba al Hijo y a la Madre. (Glorias 98)

José y María, en su matrimonio, se unen en un amor virginal. El Espíritu Santo realiza la unión de dos corazones. Una paloma, signo del Espíritu y del amor, se posa sobre la cabeza del esposo. José consumó la ceremonia cubriendo con su manto nupcial a su desposada en señal visible de que la recibía. (Glorias 76)

José y María son tan semejantes al celebrar su matrimonio que forman el dúo más perfecto y concertado. Dos personas las más bellas, santas, perfectas, acordes, amantes, fidelísimas y, lo que es más raro y jamás oído, entre dos vírgenes por voto y por estado, de cuerpo y de alma, de pensamiento y de deseo, porque, como dice Ruperto: Fue un matrimonio tan verdadero como santo, todo celestial y no terreno.15 (Glorias 74. 76)

                                                                                                               15  RUPERTO  DE  DEUTZ,  Comentario  a  Mateo,  l.1;  PL  168,  1319.  

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María y José viven plenamente su amor esponsal en el que hay una mutua correspondencia. Sabían que Dios los había elegido para conservar entre ellos el amor divino.16 ¿Qué torrentes de amor parten del corazón de María para precipitarse sobre el corazón de José? Y José, ¿cómo amaría a la Reina de los cielos? Confesamos no saberlo explicar, ni decirlo, ni pensarlo. (Glorias 154)

José y María se amaban mutuamente, con un amor virginal, el más puro, el más ardiente, el más semejante al que une a las tres divinas Personas y amor que hacía de dos corazones un solo corazón y de dos almas una sola alma.17 (Glorias 74)

Consecuencia de ese amor recíproco, José amaba a María más que a sí mismo y su amor estaba correspondido por María, que amaba a José más que a sí misma.

María y José se tratan con amor y respeto, se sirven mutuamente, son afables el uno con el otro, se comunican sus secretos, viven unidos en los dolores y en las alegrías (cf Glorias 74)

Frecuentemene se pregunta Vilaseca: ¿Cómo amaba María a José? ¿Cómo amaba José a María? Ambos se veían escogidos por Dios, ambos con una carne que carecía de concupiscencia, ambos de la noble descendencia y casa de David, ambos amando la virginidad hasta haberla consagrado a Dios, ambos unidos con los sagrados lazos del divino desposorio, ambos llenos del Espíritu Santo para obrar todo bien, ambos profesándose el más puro y acendrado amor y ambos dando a luz al divino esposo. (Glorias 154)

Tal pareciera que después de haber vislumbrado algo del amor de María y José, Vilaseca siente la grandeza de este misterio. Por esto exclama: ¡Ah!, somos indignos de conocer semejante amor; jamás nuestro corazón podrá ni siquiera barruntarlo, pero meditémoslo al menos con esta sentencia de Isolano: Éste es aquel amor divino, aquella suprema caridad, que pudo dar al mundo al Dios verdadero, alimentarlo y vestirlo.18 (Glorias 154)

Vilaseca quisiera quedarse contemplando el amor de estos dos esposos, escuchar sus diálogos. Varias veces hace alusión a que algunos padres han aplicado los diálogos del Cantar de los cantares a José y María. José puede decir a María: Eres toda hermosa, esposa mía.19 María puede decir a José: Eres todo hermoso, mi amado... eres el más hermoso entre todos los hijos de los hombres.20 (Glorias 68, 74, 82, 98).

Algunos años después, inspirado en estos escritos, Vilaseca publicará su Comentario al Cantar de los cantares aplicado a María y José.

b) Dos padres: arden en el mismo amor

                                                                                                               16  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.2,  c.9,  p.480.  17  PETITALOT,  Coronilla  mariana.  18  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.2,  c.9,  p.480.  19  PETITALOT,  Coronilla  mariana.  20  PETITALOT,  Coronilla  mariana.  

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María y José comparten un mismo amor maternal y paternal a su hijo: El corazón de María y de José ardían por el amor a Cristo; ambos con el mismo afecto nutrían a Jesús; ambos ardían en el más inflamado amor de su hijo Jesús.21 (Glorias 26, 37. 124)

María como deudora en cierto modo de José del Hijo que le ha nacido atribuyendo su nacimiento a la piedad y caridad de José: Y sin embargo, el Hijo de la Virgen María, el mismo Hijo de Dios, nació para la veneración y el amor de José.22 (Glorias 24)

Jesús es el fruto virginal del matrimonio de José y María vírgenes. Los dos sos esposos, los dos son padres: Los dos sagrados esposos, José y María vírgenes, obrando virginalmente en su purísimo matrimonio, son los venturosos padres de Jesús. Jesús es la descendencia directa, y el piadoso Cardenal Victoria afirma tan delicado pensamiento diciendo que Cristo fue el fruto nupcial de los dos esposos, José y María.23 Como si dijera que Jesús, la hermosa flor del campo, habría brotado de las dos azucenas, José y María. (Glorias 82)

El amor de María y de José a su hijo Jesús es un amor que los asemeja cada vez más. José amó a Jesús a semejanza de María, porque la pureza de ambos corazones era la más semejante, y no podía ser de otro modo, ya que ambos a dos fueron predestinados desde toda la eternidad y ambos, con la misma vocación eterna, con la misma elección en el tiempo, con los mismos oficios, con el mismo objeto en sus operaciones y con el mismo Jesús. (Glorias 89)

Jesucristo quiso ser tenido como el Hijo de tanto amor: Por este amor el mismo Dios se mostró al mundo como hijo de este santísimo matrimonio.24 (Glorias 154)

4. La Familia del amor

La Familia de Nazaret es una familia donde el amor es el centro. Es el amor el que ha unido dos corazones en un solo corazón y en un mismo amor. Son dos padres que arden en el mismo amor: Jesús, el hijo dado a los dos.

El niño de la mano de sus padres María y José, los quehaceres diarios, la comunicación, la unidad y el amor son las características la vida de la Familia de Nazaret.

José es el compañero inseparable de Jesús y de María,25 es todo amor para ellos, los ama infinitamente y su amor no le permite separarse de ellos ni por un instante. Entre ellos siempre hubo suma paz, sumo amor, correspondencia suma. (Glorias 29. 57. 86. 93),

José vive con su familia en Nazaret una vida oculta a los ojos de los hombres, pero que era ante Dios una ferviente vida, de tal manera que el cielo mismo envidiaba a la tierra la posesión de semejantes habitantes, cuyo jefe era el señor san José (Glorias 106)

José y María perdieron a Jesús, y viven el dolor, la ansiedad y la agonía. Jesús les premió el amor que le manifestaron, declarándose públicamente hijo suyo. La escena de María que tiene con la

                                                                                                               21  NAVEO  Matías,  Alabanzas  de  san  José…,  Oración  1.  22  SAN  AGUSTÍN,  Sermo  51,  Concordancia  de  los  evangelios,  20,  30;  PL  38,  350-­‐351.  23  CARDENAL  DE  VICTORIA,  Sermón  en  la  vigilia  de  la  Natividad.  24  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.2,  c.9,  p.480.  25  SAN  BERNARDO,  Homilía  2,  Super  missus  est.  

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mano derecha a Jesús y a José con la izquierda, de camino a Nazaret, es la familia que recobra la alegría y la admiración de aquel Jesús niño a la edad de doce años era queridísimo, gratísimo y la misma alegría para sus divinos padres26. (Glorias 105)

José platicaba con María y con Jesús con frecuencia y sus conversaciones eran más íntimas, más repetidas, más familiares, más amorosas, más consoladoras. (Glorias 109)

José con su trabajo muestra el amor por su familia: todo dado al trabajo por Jesús y María, enseñándonos la manera de trabajar para la salvación de las almas (Glorias 106).

Ya que es un trabajo motivado por el amor, es a la vez un trabajo que lo realiza como persona, que lo colma de felicidad: Feliz trabajo el de José que tuvo por espectador a Jesús y a María, feliz sudor derramado para alimentar creaturas tan sagradas, feliz trabajo santificado con la intención más pura, feliz sudor ofrecido al eterno Padre por la conservación del Verbo encarnado, feliz trabajo interrumpido por los abrazos amorosos que recibiera de Jesús, feliz sudor enjugado cuidadosamente por las manos divinas de María inmaculada y, sobre todo, feliz sudor y feliz trabajo que le mereció el glorioso título de corredentor de los hombres. (Glorias 66)

Comunícame una parte de tu bendición, dame el amor de María tu esposa, el amor de Jesús tu hijo, para que amándote como a padre mío, logre un día la bienaventuranza del cielo. (Glorias 159)

5. Murió de amor

Al presentar los últimos días de José en este mundo, Vilaseca parte de la idea que la enfermedad es efecto del pecado, y ya que en José no hubo pecado ni imperfección, sino que sus obras fueron óptimas y perfectas, José no pudo haberse enferemado. José no podía trabajar porque las fuerzas del cuerpo lo habían abandonado, aunque esto era dulce efecto del amor divino que de tal suerte había agrandado su llaga que moría de amor. José vio cumplir sus días sin la enfermedad natural, enfermó sólo de amor, como asegura san Francisco de Sales. (Glorias 135, 136)

Los últimos días de José son un cuadro de amor y ternura en la familia de Nazaret: José fue asistido por Jesús en aquella última hora, y Jesús le tornó cuanto de él había recibido en cuidados, tiernas caricias y dulces afectos. Jesús lo ponía en sus brazos cuando María lo curaba. Jesús enjugaba el sudor de aquella frente tres veces venerable. Jesús acercaba los alimentos a aquella boca que tantas veces lo había besado con el más acendrado amor. Jesús sostenía con sus divinas manos aquella cabeza ya desfallecida. Jesús infundía en su corazón todo el amor de que era capaz, amor que fue el instrumento, que cumplió sin duda con el ministerio de quitarle la vida, liquidando su corazón como la cera en el fuego. (Glorias 136).

El amor lo enfermó, el amor extinguió sus fuerzas y el amor trasladó su bella alma al seno de Abraham. José murió de amor.27 En la muerte de José estuvieron presentes Jesucristo y la santísima Virgen su esposa.28 (Glorias 29. 117. 137)

                                                                                                               26  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.2,  c.14,  p.510.  27  SAN  FRANCISCO  DE  SALES.  28  SAN  BERNARDINO  DE  SIENA,  Sermón  sobre  san  José,  art.2,  en  VIVES,  Summa,  17-­‐18.52.  

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Entretanto los habitantes de Nazaret lloraban por haber perdido a José; lloraban los ancianos que veían en él su modelo, lloraban los jóvenes que habían aprendido de él toda clase de buenos consejos, lloraban sus parientes que lo habían apreciado como el justo, lloraba la Virgen María por el acendrado amor que siempre le había profesado y Jesús, que no pudo contener su sentimiento, lo lloró también aplicando su dolor y el de su Madre en favor de todos los que habían de invocarlo para tener una buena y santa muerte. (Glorias 137)

Vilaseca, en el cuadro de esta vida envuelta en el amor, no puede ni siquiera imaginar que José se hubiera quedado en el sepulcro, sino que, fundado que que Jesús amaba a José, a José su padre según la ley, a José a quien había honrar como el mejor de los hijos, aplica inmediatamente a José lo que dijera san Bernardo sobre la muerte de María: No convenía que dejara humillado en la tierra el cuerpo de su Madre Aquel que impuso el precepto de honrar al padre y a la madre.29 (Glorias 142)

Y si José fue resucitado, porque el amor de José fue grande y ferevorosos, por el amor que Jesús le tenía, así, correspondiente a ese amor debió de ser el trono de su gloria. (Glorias 166)

6. José ama a la Iglesia

Esa historia de amor de la vida de José no concluyó con la partida de José al cielo, sino que continúa con su intercesión y ayuda. Vilaseca ve en la protección de san José un signo de su amor. Quiere invitar a todos y cada a que se sientan amados de José, los niños, los agonizantes, los atribulados, los consagrados, los pecadores.

♠ José ama a los niños desde su concepción, los defiende de las acechanzas del demonio. José ama a los niños, les prepara toda suerte de bienes, tanto los de la naturaleza como los del orden de la gracia.

♠ José ama a los agonizantes, y los ama tanto que la Iglesia lo ha declarado su protector.

♠ José ama a las almas atribuladas, es su protector, las asiste con muy singular amor. ¿Cuántos al postrarse a los pies de sus altares han encontrado un bálsamo divino que sane todas sus heridas?, ¿cuántos, después de una oración fervorosa por algunos días, han encontrado el término dichoso de sus angustias?

♠ José ama a las almas consagradas a Dios con un amor más tierno, más extendido y más heroico, porque él fue pobrísimo, castísimo y obedientísimo. No dudemos de su extraordinario amor, acudamos a él cuanto mayores sean nuestras necesidades y acordémonos en semejantes casos que somos de José, de José que ama singularmente a las almas que se han consagrado a Dios. (Glorias 130. 131. 132. 134)

♠ José ama a los pecadores, son el objeto de su amor, ama más a aquellos que son más endurecidos, desde el momento que quieren reconciliarse con Dios y convierte aun a los más obstinados y rebeldes. (cf Glorias 133)

7. Amar a José                                                                                                                

29  SAN  BERNARDO,  en  ISOLANO  Isidoro  de,  Suma,  p.4,  c.3,  p.629.    

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Vilaseca no se limita a describir las relaciones de amor de José con Dios, con María, con Jesús, con el prójimo, sino que en todo momento insiste en que tanto el escritor como el lector son invitados a su vez a amar a José y trabajar para que los conozcan y lo amen. Es necesario conocerlo para amarlo, y amarlo para honrarlo y darlo a conocer.

Vilaseca se pregunta: ¿Cómo debemos nosotros amar a José? María conocía a José y lo amaba como acabamos de decir, y nosotros que ya lo conocemos, ¿cómo lo amaremos en adelante?, ¿qué pruebas prácticas de amor le daremos? (Glorias 154)

Para responder señala tres momentos: conocerlo, amarlo, honrarlo. Si conociéramos a José, cuánto lo amaríamos. Si lo amáramos, cuánto haríamos por extender su culto. ¿Por qué, pues, hacemos tan poco por él? Reflexionemos pues sobre el señor san José para que lo conozcamos, conociéndole para que le amemos, y amándole para que le tributemos el culto y honor que se merece. (Glorias 163)

Vilaseca nos anima a que amemos a José:

♠ con un corazón filial, ♠ con un gran respeto, ♠ con una vida devota y santa, ♠ con verdaderas obras, ♠ con una devoción en espíritu y verdad, ♠ con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas, ♠ con singular predilección sobre todas las creaturas. (Glorias 157. 161)

Amémosle nosotros también; amémosle con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas; amémosle con singular predilección sobre todas las creaturas; amémosle no por un momento, sino siempre y en toda ocasión; amémosle no sólo nosotros, sino trabajando según los resortes de cada uno para que sea amado de los demás; amemos, en suma, al divino José, porque será muy grande nuestra dicha si, después de Jesús y de María, empleamos a su honra y gloria todo nuestro amor. (Glorias 71)

Vilaseca se explaya en las motivaciones para amar y dar a conocer a José. Su obra es un ejemplo de trabajo y de estudio para conocer al santo Patriarca. El destierro lo ha visto como una oportunidad para profundizar en el conocimiento de san José y este conocimiento lo hace crecer en el amor a san José. Continuamente ve el amor de María a su esposo e invita a imitar este amor. Probablemente tenga muy presente aquella experiencia en la que la gracia que Ella, amorosa y como agradecida, nos concediera, y que ha sido para nosotros de las más queridas, fue, sin duda alguna, el habernos comunicado un grande amor hacia su purísimo y virginal esposo el señor san José y, juntamente con él, haber sentido dentro de nosotros mismos grandes deseos de darlo a conocer a todos los habitantes del mundo si esto nos fuese concedido. (Pequeña historia, c.5)


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