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sexagésima-homilía-

Date post: 04-Apr-2018
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    SUGERENCIAS PARA LA HOMILA

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    GLORIA IESU IN MARA!

    Estimados lectores del Rincn Litrgico:

    Ofrecemos a continuacin una seleccin de textos para ayudar a preparar la liturgia deldomingo segn la forma extraordinaria del Rito Romano. La liturgia de este domingo pone derelieve la Palabra de Dios. La semilla es la palabra de Dios, aquella palabra cuyo incensable

    sembrador fue Pablo, entre afanes y sufrimientos y hasta la muerte a filo de espada; aquellapalabra encarnada en Cristo, Verbo divino, centro de la Sagrada Escritura.Las grandes pginas de la Biblia, ledas en maitines, anuncian, una tras otra, el misterio

    pascual. No, el segundo padre del gnero humano, simboliza la renovacin de la humanidad:vea el mundo el levantarse de lo cado, el renovarse de lo envejecido, el retorno de todo a su

    prstina integridad por obra del mismo que lo creara. (Sbado Santo, oficio antiguo). En adelante,la salvacin se obrar en el seno de la Iglesia, cuya figura es el arca, y en ella sern regeneradas,no slo ocho personas, sino toda la multitud de los bautizados que salen de las aguas. (Epstoladel viernes de Pascua).

    Los cantos de la misa tienen el mismo acento que los del domingo anterior: llamamientopenetrante y confiado a Dios desde el seno de nuestra miseria. Desde el Introito la santa Iglesianos hace or la ferviente plegaria del Salmista implorando el auxilio del Altsimo en medio de lastribulaciones que le rodeaban. En la Colecta expresa su confianza en la intercesin del granApstol San Pablo, celossimo propagador de la divina palabra, de la divina semilla que haba derenovar la faz de la tierra. Y si es bien, observemos la ntima relacin que guarda la Colecta con laestacin que se verifica hoy en la Iglesia de San Pablo. A dnde podra dirigirse mejor laasamblea cristiana para impetrar la intercesin del Apstol de las Gentes, que al lugar en quedescansan sus preciossimas reliquias? La Epstola es uno de los ms bellos pasajes de los escritosde San Pablo en que enumera la multitud de trabajos soportados por la difusin del Evangelio.Por ella podemos comprender de algn modo las fatigas de cuantos propagaron la buena nuevaen los ridos pramos de la gentilidad. En el Gradual implora la Iglesia el socorro del Seor contra

    los que se oponen a la misin que ya ha recibido de suscitar por todas partes adoradores delverdadero Dios. El Evangelista refiere la parbola del sembrador, cuyo significado el mismodivino Maestro se dign explicar. Nosotros, por tanto, no tenemos que hacer ms que escuchary meditar religiosamente sus enseanzas. Esto inculca y repite la Iglesia en el Ofertorio; que enello nos afirme el vivificador Sacramento, pide en la oracin Secreta. La frecuente recepcin de laEucarista ser el medio que fertilizar y har fecundas nuestras almas. Por esto se invita en laComunin a acercarnos a la Sagrada Mesa, en la que recobramos nuevo vigor y nueva juventud,y pide en la Poscomunin que as sea por la prctica de actos santos y costumbres buenas.

    Esperamos que el material ofrecido os sirva para la preparacin de la homila; y tambin paravuestra meditacin y enriquecimiento espiritual.

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    TEXTOS DE LA SANTA MISA

    Introito. Ps. 43, 23-26.- Despertad, Seor!Por qu aparentis dormir? Despertad yno nos rechacis para siempre. Por qu

    escondis vuestro rostro y olvidis nuestratribulacin? Pegado est nuestro cuerpo ala tierra; despertad, Seor, ayudadnos ylibradnos. Sal. 43, 2.- Nuestros odos,Seor, lo oyeron; nuestros padres nos locontaron. Gloria al Padre...Oracin. - Oh Dios, que veis cmo noconfiamos en ninguna de nuestras accio-nes, concedednos propicio que seamosfortalecidos por la proteccin del Doctor delas gentes contra toda adversidad. Por N. S.

    J. C.Epstola. Cor. 11, 19-33; 12, 1-9.-Hermanos: Qu a gusto soportis a lostontos, vosotros los listos! Porque aguantisque esa gente os tiranice, os devore, osexplote, os humille, os abofetee. Me refieroa vuestra crtica de que hemos sido dbiles.Pero si hay que darse importancia, voy adisparatar y a drmela tambin yo. Quson hebreos? Tambin yo. Qu sonisraelitas? Tambin yo. Qu sondescendientes de Abraham? Tambin yo.Qu son siervos de Cristo? Voy a decir undisparate: Mucho ms yo. Yo les gano entrabajos, les gano en crceles, no digamosen palizas, y en muchos peligros de muerte.De los judos he recibido cinco veces lostreinta y nueve azotes de rigor; tres vecesme han azotado con varas, una vez me hanapedreado. He padecido tres naufragios,pasando veinticuatro horas en medio del

    mar. Siempre de viaje: En peligros de ros,en peligros de bandoleros, en peligros demis paisanos, en peligros de los gentiles,peligros de la ciudad, peligros endespoblado, peligros del mar, peligros defalsos hermanos. Trabajo y agotamiento, sinpoder dormir muchas veces; con hambre ycon sed en ayunos frecuentes, con fro y sinropa. Adems de estas cosas externas, lacarga de cada da: la preocupacin portodas las iglesias. Quin enferma, sin que

    yo enferme? Quin cae, sin que a m med fiebre? Si ahora toca presumir,

    presumir de mi debilidad. Bien sabe Dios,Padre del Seor Jess (bendito sea sunombre por siempre), que no miento: En

    Damasco, el gobernador del rey Aretaspuso guardia en la ciudad para prenderme:metido en un costal me descolgaron poruna ventana de la muralla y as escap desus manos. Hay que presumir? aunques que no est bien, pues paso a lasvisiones y revelaciones del Seor. Yo s deun cristiano que hace catorce aos nosabra decir si en el cuerpo o fuera delcuerpo, Dios lo sabe fue arrebatado hastael tercer cielo. Y puedo decir que este tal

    no sabra decir si en el cuerpo o sin l, Dioslo sabe fue arrebatado al Paraso y oypalabras arcanas que un hombre no puederepetir. De ste presumir; en cuanto a m,slo presumir de mis debilidades. Y si mediera por presumir, no sera disparatar,porque dira la verdad: pero lo dejo, paraque nadie me tenga por ms de lo que enm ve y oye. Y por la grandeza de estasrevelaciones, para que no tenga soberbia,me han metido una espina en la carne: unemisario de Satans que me apalea, paraque no sea soberbio. Tres veces le hepedido al Seor verme libre de l y me harespondido: Te basta mi gracia: la fuerza serealiza en la debilidad. Por eso, muy a gustopresumo de mis debilidades, porque asresidir en m la fuerza de Cristo.Gradual. Sal. 82, 19 y 14.- Reconozcan losgentiles que t, Seor, eres el nico excelsoen toda la tierra. Dios mo, hazlos ho-

    jarasca, vilanos frente al vendaval.Tracto. Sal. 59, 4 y 6.- Seor, has sacudidola tierra, y la has hendido: sana susquiebras, que se ha estremecido. Quepuedan huir de los arcos, y se salven tusescogidos.Evangelio. Luc. 8, 4-15.- En aquel tiempose reuna mucha gente en torno a Jess yal pasar por los pueblos, otros se ibanaadiendo. Entonces les dijo esta parbola:Sali el sembrador a sembrar su semilla. Al

    sembrarla, algo cay al borde del camino, lopisaron, y los pjaros del cielo se lo

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    comieron. Otro poco cay en terrenopedregoso, y al crecer se sec por falta dehumedad. Otro poco cay entre zarzas, ylas zarzas, creciendo al mismo tiempo, loahogaron. El resto cay en tierra buena, y al

    crecer dio fruto al ciento por uno. Dichoesto, exclam: El que tenga odos para or,que oiga. Entonces le preguntaron susdiscpulos: Qu significa esta parbola? Yl les respondi: A vosotros se os haconcedido conocer los misterios del Reinode Dios; a los dems, en parbolas, paraque viendo no vean y oyendo no entiendan.El sentido de la parbola es ste: La semillaes la Palabra de Dios. Los del borde delcamino son los que escuchan, pero luego

    viene el diablo y se lleva la Palabra de suscorazones, para que no crean y se salven.Los del terreno pedregoso son los que, alescucharla, reciben la Palabra con alegra,pero no tienen raz; son los que por elmomento creen, pero en el momento de laprueba fallan. Lo que cay entre las zarzasson los que escuchan, pero con los afanesy riquezas y placeres de la vida, se vanahogando y no maduran. Lo de la tierrabuena son los que con un corazn noble ybueno escuchan la Palabra, la guardan yperseveran hasta dar fruto.Ofertorio. Ps.16,5,6-7.- Asegurad mispasos en vuestras sendas, para que noresbalen mis pies; inclinad vuestros odos yescuchad mis palabras. Ostentad vuestramagnfica piedad, oh Seor, que salvis alos que esperanen Vos.

    Secreta. - El sacrificio, Seor, que osofrecemos, nos vivifique siempre y nosdefienda. Por nuestro Seor Jesucristo...Prefacio de la SantsimaTrinidad. Realmente es justo y necesario,

    es nuestro deber y salvacin, darte gracias,siempre y en todo lugar, Seor, PadreSanto, Dios Todopoderoso y eterno: Quecon tu nico Hijo y el Espritu Santo eres unsolo Dios, un solo Seor; no una solapersona, sino tres Personas en una solanaturaleza. Y lo que creemos de tu gloria,porque T lo revelaste, lo afirmamostambin de tu Hijo, y tambin del EsprituSanto, sin diferencia ni distincin. De modoque al proclamar nuestra fe en la verdadera

    y eterna divinidad, adoramos tres Personasdistintas, de nica naturaleza e iguales ensu dignidad; A quien alaban los ngeles ylos Arcngeles y todos los coros celestiales,que no cesan de aclamare con una solavoz: SantoComunin. Ps. 42, 4. - Me llegar al altarde Dios, que llena de alegra mi juventud.Poscomunin. - Humildemente os suplica-mos, Dios Todopoderoso, que, pues nos ali-mentis con vuestros Sacramentos nosconcedis serviros dignamente concostumbres agradables a Vos. Por N. S. J.C...

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    TEXTO I

    CATENAE AURAE(almudi.org)Teofilacto.- Lo que David haba predicho de la persona de Jesucristo "Abrir mi boca enparbolas" (Sal 77, 2), lo cumple aqu el Seor. Por esto se dice: "Y como hubiese concurrido uncrecido nmero de pueblo, y acudiesen solcitos a El de las ciudades, dijo por semejanza". ElSeor hablaba por medio de parbolas primeramente para que le oyesen con ms atencin,porque acostumbraban los hombres a ejercitarse en las cosas oscuras, menospreciando las msclaras. En segundo lugar, para que los indignos no comprendiesen lo que se les decamsticamente.

    Orgenes.- Por esto se dice terminantemente: "Y como hubiese concurrido un crecido nmero yacudiesen de las ciudades", etc. No son muchos, sino pocos, los que andan por el caminoestrecho y los que encuentran el camino que conduce a la vida. Por esto dice San Mateo ( Mt 13),que fuera de la casa enseaba por medio de parbolas, pero que explicaba estas mismas a susdiscpulos, cuando se encontraban dentro.

    Eusebio.- El Seor expone muy oportunamente esta primera parbola a la muchedumbre, noslo a la que estaba presente, sino tambin a la que despus de ella haba de venir, invitndolosa escuchar sus palabras, cuando dice: "Sali el que siembra, a sembrar su simiente".

    Beda.- No podemos entender que este sembrador sea otro que el Hijo de Dios, quien saliendodel seno de su Padre, a donde las criaturas no podan llegar, vino a este mundo, para dartestimonio de la verdad ( Jn 19).

    Crisstomo in Mat. hom. 45.- Sali el que est en todas partes y no en un solo lugar, pero seaproxim a nosotros por medio del vestido de la carne. Con razn Jesucristo designa su venidacon el nombre de salida, porque estbamos excluidos de Dios y como rebeldes condenados porel Rey. De esta manera el que quiere reconciliarlos, saliendo fuera hacia ellos, les habla hastaque, resultando dignos de la presencia del Rey, los introduce. As obr Jesucristo.

    Teofilacto.- Sale ahora no para perder a los labradores, ni a quemar la tierra, sino a sembrar;porque muchas veces el labrador que siembra, sale con otro fin, y no slo a sembrar.

    Eusebio.- Salieron tambin algunos de la patria celestial y bajaron a los hombres, no a sembrar,puesto que no eran sembradores, sino enviados a ejercer el oficio de ministros del Espritu.Moiss, y los profetas despus de l, no sembraron en los hombres los misterios del reino de loscielos; pero retraan a los insensatos del error de la maldad y del culto de los dolos. Cultivaban,por decirlo as, las almas de los hombres, y las convertan en campos nuevos. Slo el sembradorde todos, el Verbo de Dios, sali a evangelizar la nueva semilla, esto es, los misterios del reino delos cielos.

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    Teofilacto.- No cesa el Hijo de Dios de sembrar en nuestras almas, porque no solamente cuandoensea, sino tambin cuando crea, siembra en nuestras almas las buenas semillas.

    Tito Bostrense.- Sali a sembrar su propia semilla, porque no recibi la palabra como prestada,puesto que El es por naturaleza el Verbo de Dios vivo. La semilla de Pablo ni la de Juan son

    propias; la tienen porque la han recibido. Jesucristo, por el contrario, tiene su propia semilla,sacando de su naturaleza la doctrina. Por eso los mismos judos decan: "Cmo conoce ste lasletras, que no aprendi?" ( Jn 7, 15).

    Eusebio.- Ensea que hay dos grados entre aquellos que reciben la divina semilla. El primero secompone de aquellos que se hicieron dignos de la vocacin del cielo, pero que pierden la graciapor negligencia y tibieza. El segundo se compone de aquellos que multiplican la semilla pormedio de buenos frutos. Adems San Mateo establece tres diferencias en cada uno de estosgrados. Porque aquellos que sofocan la semilla no tienen igual modo de perderla y los quefructifican con ella, no reciben la misma abundancia. Por esto da a conocer las ocasiones en que

    se pierde la semilla. Los unos, sin haber pecado, pierden la semilla saludable que hay en susalmas, sustrada a su atencin y a su memoria por los espritus malignos y por los demonios quevuelan en el aire, o por los hombres engaosos y astutos, que llam voltiles. Por esto aade: "Ycuando sembraba, una parte cay junto al camino".

    Teofilacto.- No dijo que, el que siembra, arroj la semilla junto al camino, sino que la semillacay. El que siembra ensea buena doctrina, pero su palabra cae sobre los oyentes de diversamanera, de suerte que algunos de ellos se consideran como camino: "Y fue hollada, y las avesdel cielo la comieron".

    San Cirilo.- Todo camino es rido e inculto en cierto sentido, porque es pisado por todos yninguna semilla puede desarrollarse en l. As, en los que tienen su corazn indcil, no puedenpenetrar las divinas enseanzas ni germinar la alabanza de las virtudes. Estos son el caminofrecuentado por los espritus inmundos. Hay tambin algunos que reciben la fe de una manerasuperficial, como si sta slo consistiese en palabras. La fe de stos carece de raz. Y por estoaade: "Y otra cay sobre piedras, y cuando fue nacida, se sec, porque no tena humedad".

    Beda.- Llama piedra al corazn endurecido e indomable. Por el contrario, la humedad es aguapara la raz de la semilla, que en otra parbola est figurado por el leo, destinado a alimentarlas lmparas de las vrgenes ( Mt 25), y que representa el amor y la perseverancia en la virtud.

    Eusebio. -Hay tambin algunos que Cristo llama espinas, por la avaricia, por el apetito sensual ypor los cuidados del mundo. Sofocan la semilla que en ellos se sembr. Acerca de lo que dice: "Yotra cay entre espinas", etc.

    Crisstomo in Mat. hom. 4.- As como las espinas no permiten que nazca la semilla, sino que lasofocan por su espesor, as los cuidados de la vida presente, no permiten que fructifique lasemilla espiritual. Reprensible sera el labrador que sembrase sobre espinas punzantes, sobrepiedras y en el camino. Porque no es posible que la piedra se haga tierra, ni que el camino dejede ser camino, ni que las espinas dejen de ser espinas. Al contrario, no sucede lo mismo en las

    cosas espirituales, pues es posible que la piedra se convierta en tierra rica, que el camino no sepise y que las espinas desaparezcan.

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    San Cirilo.- Son tierra rica y frtil las almas humildes y buenas, que en su humildad reciben lasemilla de la palabra, la conservan y la hacen fructificar. Y en cuanto a esto se dice: "Y otra cayen buena tierra, naci y dio fruto de ciento por uno". Cuando se introduce la palabra divina enuna inteligencia limpia de los cuidados mundanos, echa races profundas, produce espigas y

    crece oportunamente.

    Beda.- El fruto centuplicado es el que llama fruto perfecto, pues el nmero diez expresa siemprela perfeccin, porque la custodia de la ley (esto es, su observancia) se contiene en diezpreceptos. El nmero diez multiplicado por s mismo, forma el nmero cien, y con este nmerose representa la gran perfeccin.

    San Cirilo.- Cul es el sentido de esta parbola, lo vamos a saber por Aquel que la compuso. Poresto sigue: "Dicho esto, comenz a hablar en alta voz diciendo: Quin tiene orejas de or, oiga".

    San Basilio.- Or pertenece al entendimiento. Por esto el Seor llama la atencin a los que looyen, para que comprendan bien lo que va a decir.

    Beda.- Cuantas veces se hace esta advertencia, ya en el Evangelio ya en el Apocalipsis de SanJuan. Anuncia que lo que se dice es misterioso y que debemos meditarlo con ms atencin. Poreso los discpulos, ignorndolo, preguntaban al Salvador. Sigue, pues: "Sus discpulos lepreguntaban qu parbola era sta". Sin embargo, no se crea que los discpulos le preguntaronal punto que termin la parbola, sino que, como dice San Marcos: "Le preguntaron estandosolo" ( Mc 4, 10).

    Orgenes.- La parbola es el relato de un hecho imaginario que no aconteci como se cuenta,pero que es posible, y que significa otra cosa por la aplicacin de lo que se refiera en la parbola.Un enigma es la consecuencia de una relacin imaginaria, que ni aconteci ni es posible, peroque tiene un sentido oculto, como aquello que se dice en el libro de los Jueces: "Que los rbolesse reunieron para elegir rey" ( Jc 9, 8). No aconteci a la letra como lo refiere el evangelista,aunque fue posible que se hiciese.

    Eusebio.- El Seor les dijo el motivo por qu hablaba a las turbas por medio de parbolas. Poresto aade: "Y les dijo: A vosotros es dado el saber el misterio del reino de Dios".

    San Gregorio Nacianceno.- Cuando oigas esto no introduzcas diferentes naturalezas, comociertos herejes, que piensan que la naturaleza de unos es de perderse, y la de otros de salvarse.Sin embargo algunos son de tal modo, que su voluntad los lleva a lo peor o a lo mejor. Peroaade a esto que se dice: "A vosotros es dado". Es dado a los que quieren y a los simplementedignos.

    Teofilacto.- A los que son indignos de tan grandes misterios, se les dice de un modo oscuro. Dedonde sigue: "Mas a los otros en parbolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan".Ellos creen que ven, pero no ven; y oyen ciertamente, pero no entienden. Jesucristo les haocultado esto para que no reciban un dao mayor si llegan a despreciar estos misterios divinos

    despus de conocerlos, pues el que primero entiende y despus desprecia, merece mayorcastigo

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    Beda.- As oyen slo en parbolas, cuando cerrados los sentidos de su alma, no se cuidan deconocer la verdad, olvidndose de lo que dijo el Seor: "Quien tiene orejas de or, oiga".

    San Gregorio in Evang. hom. 15.- El Seor se dign explicar lo que haba dicho para que sepamos

    buscar la significacin de todas las cosas, aun de aqullas que no nos quiso explicar. Porquesigue: "Es, pues, sta la parbola: La simiente es la palabra de Dios".

    San Eusebio.- Dice que hay tres causas por medio de las que se destruye la semilla que cae sobrenuestras almas. Unos destruyen la semilla escondida en sus almas, dando odos a todos los quequieren engaarlos. De stos aade: "Y los que junto al camino, son aqullos que la oyen; masluego viene el diablo y quita la palabra del corazn de ellos".

    Beda.- Estos son los que oyen la palabra divina sin fe, sin deseo de conocerla, sin ningunaintencin de sacar provecho de ella aplicndola a sus acciones.

    Eusebio.- Otros, no habiendo recibido la palabra de Dios en el fondo de su alma, la dejan perecercuando llega el da de la adversidad, acerca de los que dice el Seor: "Mas los que sobre piedra,son los que reciben con gozo la palabra cuando la oyeron, y stos no tienen races, porque atiempo creen y en el tiempo de la tentacin vuelve atrs".

    San Cirilo.- Cuando entran en la iglesia oyen la explicacin de los divinos misterios con pocavoluntad y cuando han salido de la iglesia se olvidan de los sagrados misterios. Y si la fe cristianaest en paz, perseveran. Pero si la persecucin la turba, su alma huye, porque su fe no tieneraces.

    San Gregorio, hom. 15, in Evang.- Muchos emprenden buenas obras y cuando empiezan a sermolestados por las adversidades o por las tentaciones, abandonan lo empezado. La tierrapedragosa de sus corazones no tuvo humedad suficiente para poder hacer germinar la semillaque recibi y que llegase a dar fruto.

    Eusebio.- Algunos, en verdad, sofocan tambin la semilla escondida en sus corazones con lasriquezas y con los placeres, como con espinas punzantes. Respecto de los que se aade: "Y laque cay entre espinas; stos son los que la oyeron, pero en quienes es sofocada por los afanes,por las riquezas y los deleites de la vida", etc.

    San Gregorio ut sup.- Es digno de admiracin el considerar cmo el Seor llam a las riquezasespinas, siendo as que stas punzan y aqullas deleitan. Y sin embargo, son espinas, porquehieren la inteligencia con las punzadas de sus pensamientos y cuando la conducen hasta elpecado, le infieren cruelmente una terrible herida. Las riquezas llevan consigo dos cosas: loscuidados y las satisfacciones; porque oprimen la inteligencia con el afn de los cuidados y ladisipan con su afluencia. Sofocan tambin la semilla, porque interceptan el camino de lainteligencia con vanos pensamientos, y no permitiendo que entre en el corazn ningn buendeseo, cierran la puerta a la inspiracin divina.

    Eusebio.- Todo esto fue predicho por el Salvador y ha sido demostrado por los hechos. No se hadado ninguna otra manera de culto divino, sino segn alguno de los modos predichos por El.

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    Crisstomo in Mat. hom. 45.- Y para compendiar esto en pocas palabras, diremos que stos noquieren orlo por negligencia, aqullos por cobarda o debilidad, los otros, en fin, porque se hanhecho como esclavos del placer y de las cosas del mundo. Bueno es el orden del camino, de lapiedra y de las espinas. Necesarias son, por consiguiente, en primer lugar la memoria y la

    cautela, despus la fortaleza y consiguientemente el menosprecio de las cosas presentes. Habladespus de la buena tierra, que hace lo contrario que el camino, la piedra y las espinas, cuandoaade: "Mas la que cay en buena tierra, stos son los que, oyendo la palabra con coraznbueno y muy sano, la retienen", etc. No la retienen los que estn junto al camino, porque eldiablo les roba la semilla; los que estn sobre la piedra no sostienen con paciencia el empuje dela tentacin por su imbecilidad; y los que estn sobre espinas, no fructifican, sino que sesofocan.

    San Gregorio ut sup.- La tierra buena produce el fruto por medio de la paciencia. Porque sonintiles todas nuestras buenas obras si no sufrimos con resignacin aun las malas acciones de

    nuestros prjimos. As producen frutos de paciencia, porque sufriendo humildemente todas lascontrariedades, son admitidos despus de las pruebas al gozo y al reposo.

    TEXTO IIDIOS VIENE AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

    LA REVELACIN DE DIOSCompendio del Catecismo

    6. Qu revela Dios al hombre? Dios, en subondad y sabidura, se revela al hombre. Pormedio de acontecimientos y palabras, se revela as mismo y el designio de benevolencia que lmismo ha preestablecido desde la eternidad enCristo en favor de los hombres. Este designioconsiste en hacer partcipes de la vida divina atodos los hombres, mediante la gracia delEspritu Santo, para hacer de ellos hijosadoptivos en su Hijo Unignito.

    7. Cules son las primeras etapas de laRevelacin de Dios? Desde el principio, Dios semanifiesta a Adn y Eva, nuestros primerospadres, y les invita a una ntima comunin conl. Despus de la cada, Dios no interrumpe surevelacin, y les promete la salvacin para todasu descendencia. Despus del diluvio, establececon No una alianza que abraza a todos los seresvivientes.

    8. Cules son las sucesivas etapas de laRevelacin de Dios? Dios escogi a Abram

    llamndolo a abandonar su tierra para hacer de lel padre de una multitud de naciones (Gn 17,5), y prometindole bendecir en l a todas lasnaciones de la tierra (Gn 12,3). Losdescendientes de Abraham sern los depositariosde las promesas divinas hechas a los patriarcas.Dios forma a Israel como su pueblo elegido,salvndolo de la esclavitud de Egipto, establececon l la Alianza del Sina, y le da su Ley pormedio de Moiss. Los Profetas anuncian unaradical redencin del pueblo y una salvacin que

    abrazar a todas las naciones en una Alianzanueva y eterna. Del pueblo de Israel, de laestirpe del rey David, nacer el Mesas: Jess.

    9. Cul es la plena y definitiva etapa de laRevelacin de Dios? La plena y definitiva etapade la Revelacin de Dios es la que l mismollev a cabo en su Verbo encarnado, Jesucristo,mediador y plenitud de la Revelacin. En cuantoHijo Unignito de Dios hecho hombre, l es laPalabra perfecta y definitiva del Padre. Con la

    venida del Hijo y el don del Espritu, laRevelacin ya se ha cumplido plenamente,

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    aunque la fe de la Iglesia deber comprendergradualmente todo su alcance a lo largo de lossiglos.Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que

    es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos

    lo habl junto y de una vez en esta sola Palabra,y no tiene ms que hablar (San Juan de la

    Cruz)

    10. Qu valor tienen las revelacionesprivadas? Aunque no pertenecen al depsito dela fe, las revelaciones privadas pueden ayudar avivir la misma fe, si mantienen su ntimaorientacin a Cristo. El Magisterio de la Iglesia,al que corresponde el discernimiento de talesrevelaciones, no puede aceptar, por tanto,aquellas revelaciones que pretendan superar ocorregir la Revelacin definitiva, que es Cristo.

    LA TRANSMISIN DE LA DIVINA REVELACIN

    11. Por qu y de qu modo se transmite ladivina Revelacin? Dios quiere que todos loshombres se salven y lleguen al conocimiento dela verdad (1 Tim 2, 4), es decir, de Jesucristo.Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado atodos los hombres, segn su propio mandato: Id

    y haced discpulos de todos los pueblos (Mt 28,19). Esto se lleva a cabo mediante la TradicinApostlica.

    12. Qu es la Tradicin Apostlica? LaTradicin Apostlica es la transmisin delmensaje de Cristo llevada a cabo, desde loscomienzos del cristianismo, por la predicacin,el testimonio, las instituciones, el culto y losescritos inspirados. Los Apstoles transmitierona sus sucesores, los obispos y, a travs de stos,a todas las generaciones hasta el fin de lostiempos todo lo que haban recibido de Cristo yaprendido del Espritu Santo.

    13. De qu modo se realiza la TradicinApostlica? La Tradicin Apostlica se realizade dos modos: con la transmisin viva de laPalabra de Dios (tambin llamada simplementeTradicin) y con la Sagrada Escritura, que es elmismo anuncio de la salvacin puesto por

    escrito.

    14. Qu relacin existe entre Tradicin ySagrada Escritura? La Tradicin y la SagradaEscritura estn ntimamente unidas ycompenetradas entre s. En efecto, ambas hacenpresente y fecundo en la Iglesia el Misterio de

    Cristo, y surgen de la misma fuente divina:constituyen un solo sagrado depsito de la fe, delcual la Iglesia saca su propia certeza sobre todaslas cosas reveladas.

    15. A quin ha sido confiado el depsito de lafe? El depsito de la fe ha sido confiado por losApstoles a toda la Iglesia. Todo el Pueblo deDios, con el sentido sobrenatural de la fe,sostenido por el Espritu Santo y guiado por elMagisterio de la Iglesia, acoge la Revelacin

    divina, la comprende cada vez mejor, y la aplicaa la vida.

    16. A quin corresponde interpretarautnticamente el depsito de la fe? Lainterpretacin autntica del depsito de la fecorresponde slo al Magisterio vivo de laIglesia, es decir, al Sucesor de Pedro, el Obispode Roma, y a los obispos en comunin con l. AlMagisterio, el cual, en el servicio de la Palabrade Dios, goza del carisma cierto de la verdad,compete tambin definir los dogmas, que sonformulaciones de las verdades contenidas en ladivina Revelacin; dicha autoridad se extiendetambin a las verdades necesariamenterelacionadas con la Revelacin.

    17. Qu relacin existe entre Escritura,Tradicin y Magisterio? Escritura, Tradicin yMagisterio estn tan estrechamente unidos entres, que ninguno de ellos existe sin los otros.

    Juntos, bajo la accin del Espritu Santo,contribuyen eficazmente, cada uno a su modo, ala salvacin de los hombres.

    LA SAGRADA ESCRITURA

    18. Por qu decimos que la SagradaEscritura ensea la verdad? Decimos que laSagrada Escritura ensea la verdad porque Diosmismo es su autor: por eso afirmamos que estinspirada y ensea sin error las verdades

    necesarias para nuestra salvacin. El EsprituSanto ha inspirado, en efecto, a los autores

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    humanos de la Sagrada Escritura, los cuales hanescrito lo que el Espritu ha querido ensearnos.La fe cristiana, sin embargo, no es una religindel libro, sino de la Palabra de Dios, que no esuna palabra escrita y muda, sino el Verbo

    encarnado y vivo (San Bernardo de Claraval).19. Cmo se debe leer la Sagrada Escritura?La Sagrada Escritura debe ser leda einterpretada con la ayuda del Espritu Santo ybajo la gua del Magisterio de la Iglesia, segntres criterios: 1) atencin al contenido y a launidad de toda la Escritura; 2) lectura de laEscritura en la Tradicin viva de la Iglesia; 3)respeto de la analoga de la fe, es decir, de lacohesin entre las verdades de la fe.

    20. Qu es el canon de las Escrituras? Elcanon de las Escrituras es el elenco completo detodos los escritos que la Tradicin Apostlica hahecho discernir a la Iglesia como sagrados. Talcanon comprende cuarenta y seis escritos delAntiguo Testamento y veintisiete del Nuevo.

    21. Qu importancia tiene el AntiguoTestamento para los cristianos? Los cristianosveneran el Antiguo Testamento como verdaderaPalabra de Dios: todos sus libros estndivinamente inspirados y conservan un valorpermanente, dan testimonio de la pedagogadivina del amor salvfico de Dios, y han sidoescritos sobre todo para preparar la venida deCristo Salvador del mundo.

    22. Qu importancia tiene el NuevoTestamento para los cristianos? El NuevoTestamento, cuyo centro es Jesucristo, nostransmite la verdad definitiva de la Revelacin

    divina. En l, los cuatro Evangelios de Mateo,Marcos, Lucas y Juan, siendo el principaltestimonio de la vida y doctrina de Jess,constituyen el corazn de todas las Escrituras yocupan un puesto nico en la Iglesia.

    23. Qu unidad existe entre el Antiguo y elNuevo Testamento? La Escritura es una porquees nica la Palabra de Dios, nico el proyectosalvfico de Dios y nica la inspiracin divina deambos Testamentos. El Antiguo Testamento

    prepara el Nuevo, mientras que ste dacumplimiento al Antiguo: ambos se iluminanrecprocamente.

    24. Qu funcin tiene la Sagrada Escrituraen la vida de la Iglesia? La Sagrada Escrituraproporciona apoyo y vigor a la vida de la Iglesia.Para sus hijos, es firmeza de la fe, alimento ymanantial de vida espiritual. Es el alma de lateologa y de la predicacin pastoral. Dice elSalmista: lmpara es tu palabra para mis pasos,luz en mi sendero (Sal 119, 105). Por esto laIglesia exhorta a la lectura frecuente de laSagrada Escritura, pues desconocer la Escrituraes desconocer a Cristo (San Jernimo).

    TEXTO IIICONSTITUCIN DOGMTICA DEI VERBUM

    SOBRE LA DIVINA REVELACIN

    PROEMIO

    El Santo Concilio, escuchando religiosamente la palabra de Dios y proclamndola confiadamente,hace cuya la frase de San Juan, cuando dice: "Os anunciamos la vida eterna, que estaba en el Padre yse nos manifest: lo que hemos visto y odo os lo anunciamos a vosotros, a fin de que vivis tambinen comunin con nosotros, y esta comunin nuestra sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn.,1,2-3). Por tanto siguiendo las huellas de los Concilios Tridentino y Vaticano I, se propone exponerla doctrina genuina sobre la divina revelacin y sobre su transmisin para que todo el mundo,oyendo, crea el anuncio de la salvacin; creyendo, espere, y esperando, ame.

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    CAPTULO I

    LA REVELACIN EN S MISMA

    Naturaleza y objeto de la revelacin 2. Dispuso Dios en su sabidura revelarse a S mismo y dar aconocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verboencarnado, tienen acceso al Padre en el Espritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina.En consecuencia, por esta revelacin, Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido porsu gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicacin consigo y recibirlos en sucompaa. Este plan de la revelacin se realiza con hechos y palabras intrnsecamente conexos entres, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvacin manifiestan y confirmanla doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman lasobras y esclarecen el misterio contenido en ellas. Pero la verdad ntima acerca de Dios y acerca de lasalvacin humana se nos manifiesta por la revelacin en Cristo, que es a un tiempo mediador yplenitud de toda la revelacin

    Preparacin de la revelacin evanglica 3. Dios, crendolo todo y conservndolo por su Verbo, da alos hombres testimonio perenne de s en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de lasalvacin sobrenatural, se manifest, adems, personalmente a nuestros primeros padres ya desde elprincipio. Despus de su cada alent en ellos la esperanza de la salvacin, con la promesa de laredencin, y tuvo incesante cuidado del gnero humano, para dar la vida eterna a todos los quebuscan la salvacin con la perseverancia en las buenas obras. En su tiempo llam a Abraham parahacerlo padre de un gran pueblo, al que luego instruy por los Patriarcas, por Moiss y por losProfetas para que lo reconocieran Dios nico, vivo y verdadero, Padre providente y justo juez, y paraque esperaran al Salvador prometido, y de esta forma, a travs de los siglos, fue preparando elcamino del Evangelio.

    En Cristo culmina la revelacin 4. Despus que Dios habl muchas veces y de muchas maneras porlos Profetas, "ltimamente, en estos das, nos habl por su Hijo". Pues envi a su Hijo, es decir, alVerbo eterno, que ilumina a todos los hombres, para que viviera entre ellos y les manifestara lossecretos de Dios; Jesucristo, pues, el Verbo hecho carne, "hombre enviado, a los hombres", "hablapalabras de Dios" y lleva a cabo la obra de la salvacin que el Padre le confi. Por tanto, Jesucristo -ver al cual es ver al Padre-, con su total presencia y manifestacin personal, con palabras y obras,seales y milagros, y, sobre todo, con su muerte y resurreccin gloriosa de entre los muertos;finalmente, con el envo del Espritu de verdad, completa la revelacin y confirma con el testimoniodivino que vive en Dios con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte yresucitarnos a la vida eterna.La economa cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva, nunca cesar, y no hay que esperar

    ya ninguna revelacin pblica antes de la gloriosa manifestacin de nuestro Seor Jesucristo (cf. 1Tim., 6,14; Tit., 2,13).La revelacin hay que recibirla con fe 5. Cuando Dios revela hay que prestarle "la obediencia de lafe", por la que el hombre se confa libre y totalmente a Dios prestando "a Dios revelador el homenajedel entendimiento y de la voluntad", y asintiendo voluntariamente a la revelacin hecha por El. Paraprofesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que proviene y ayuda, a los auxilios internos delEspritu Santo, el cual mueve el corazn y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da "a todosla suavidad en el aceptar y creer la verdad". Y para que la inteligencia de la revelacin sea msprofunda, el mismo Espritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones.

    Las verdades reveladas 6. Mediante la revelacin divina quiso Dios manifestarse a S mismo y loseternos decretos de su voluntad acerca de la salvacin de los hombres, "para comunicarles los bienes

    divinos, que superan totalmente la comprensin de la inteligencia humana".

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    Confiesa el Santo Concilio "que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido conseguridad por la luz natural de la razn humana, partiendo de las criaturas"; pero ensea que hay queatribuir a Su revelacin "el que todo lo divino que por su naturaleza no sea inaccesible a la raznhumana lo pueden conocer todos fcilmente, con certeza y sin error alguno, incluso en la condicinpresente del gnero humano.

    CAPITULO II

    TRANSMISIN DE LA REVELACIN DIVINALos Apstoles y sus sucesores, heraldos del Evangelio 7. Dispuso Dios benignamente que todo loque haba revelado para la salvacin de los hombres permaneciera ntegro para siempre y se fueratransmitiendo a todas las generaciones. Por ello Cristo Seor, en quien se consuma la revelacin totaldel Dios sumo, mand a los Apstoles que predicaran a todos los hombres el Evangelio,comunicndoles los dones divinos. Este Evangelio, prometido antes por los Profetas, lo complet Ely lo promulg con su propia boca, como fuente de toda la verdad salvadora y de la ordenacin de lascostumbres. Lo cual fue realizado fielmente, tanto por los Apstoles, que en la predicacin oral

    comunicaron con ejemplos e instituciones lo que haban recibido por la palabra, por la convivencia ypor las obras de Cristo, o haban aprendido por la inspiracin del Espritu Santo, como por aquellosApstoles y varones apostlicos que, bajo la inspiracin del mismo Espritu, escribieron el mensajede la salvacin.Mas para que el Evangelio se conservara constantemente ntegro y vivo en la Iglesia, los Apstolesdejaron como sucesores suyos a los Obispos, "entregndoles su propio cargo del magisterio". Porconsiguiente, esta sagrada tradicin y la Sagrada Escritura de ambos Testamentos son como unespejo en que la Iglesia peregrina en la tierra contempla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta que lesea concedido el verbo cara a cara, tal como es (cf. 1 Jn., 3,2).

    La Sagrada Tradicin 8. As, pues, la predicacin apostlica, que est expuesta de un modo especialen los libros inspirados, deba conservarse hasta el fin de los tiempos por una sucesin continua. Deah que los Apstoles, comunicando lo que de ellos mismos han recibido, amonestan a los fieles queconserven las tradiciones que han aprendido o de palabra o por escrito, y que sigan combatiendo porla fe que se les ha dado una vez para siempre. Ahora bien, lo que ensearon los Apstoles encierratodo lo necesario para que el Pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, y de esta forma laIglesia, en su doctrina, en su vida y en su culto perpeta y transmite a todas las generaciones todo loque ella es, todo lo que cree.Esta Tradicin, que deriva de los Apstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del EsprituSanto: puesto que va creciendo en la comprensin de las cosas y de las palabras transmitidas, ya porla contemplacin y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazn y, ya por la percepcinntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos que con la sucesin

    del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de lossiglos, tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan laspalabras de Dios.Las enseanzas de los Santos Padres testifican la presencia viva de esta tradicin, cuyos tesoros secomunican a la prctica y a la vida de la Iglesia creyente y orante. Por esta Tradicin conoce laIglesia el Canon ntegro de los libros sagrados, y la misma Sagrada Escritura se va conociendo enella ms a fondo y se hace incesantemente operativa, y de esta forma, Dios, que habl en otrotiempo, habla sin intermisin con la Esposa de su amado Hijo; y el Espritu Santo, por quien la vozdel Evangelio resuena viva en la Iglesia, y por ella en el mundo, va induciendo a los creyentes en laverdad entera, y hace que la palabra de Cristo habite en ellos abundantemente (cf. Col., 3,16).

    Mutua relacin entre la Sagrada Tradicin y la Sagrada Escritura 9. As, pues, la Sagrada

    Tradicin y la Sagrada Escritura estn ntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendoambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la

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    Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiracin delEspritu Santo, y la Sagrada Tradicin transmite ntegramente a los sucesores de los Apstoles lapalabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Seor y por el Espritu Santo para que, con la luz delEspritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicacin; de dondese sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las

    verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espritu de piedad.Relacin de una y otra con toda la Iglesia y con el Magisterio 10. La Sagrada Tradicin, pues, y laSagrada Escritura constituyen un solo depsito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia;fiel a este depsito todo el pueblo santo, unido con sus pastores en la doctrina de los Apstoles y enla comunin, persevera constantemente en la fraccin del pan y en la oracin (cf. Act., 8,42), desuerte que prelados y fieles colaboran estrechamente en la conservacin, en el ejercicio y en laprofesin de la fe recibida.Pero el oficio de interpretar autnticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiadonicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. EsteMagisterio, evidentemente, no est sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseando solamentelo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espritu Santo la oye con

    piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este nico depsito de la fe saca todolo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer.Es evidente, por tanto, que la Sagrada Tradicin, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia,segn el designio sapientsimo de Dios, estn entrelazados y unidos de tal forma que no tieneconsistencia el uno sin el otro, y que, juntos, cada uno a su modo, bajo la accin del Espritu Santo,contribuyen eficazmente a la salvacin de las almas.

    CAPTULO III

    INSPIRACIN DIVINA DE LA SAGRADA ESCRITURAY SU INTERPRETACIN

    Se establece el hecho de la inspiracin y de la verdad de la Sagrada Escritura 11. Las verdadesreveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron porinspiracin del Espritu Santo. la santa Madre Iglesia, segn la fe apostlica, tiene por santos ycannicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritosbajo la inspiracin del Espritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a lamisma Iglesia. Pero en la redaccin de los libros sagrados, Dios eligi a hombres, que utiliz usandode sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, comoverdaderos autores, todo y slo lo que El quera.Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagigrafos afirman, debe tenerse como afirmadopor el Espritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura ensean firmemente, con

    fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvacin.As, pues, "toda la Escritura es divinamente inspirada y til para ensear, para argir, para corregir,para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obrabuena" (2 Tim., 3,16-17).Cmo hay que interpretar la Sagrada Escritura 12. Habiendo, pues, hablando dios en la SagradaEscritura por hombres y a la manera humana, para que el intrprete de la Sagrada Escrituracomprenda lo que El quiso comunicarnos, debe investigar con atencin lo que pretendieron expresarrealmente los hagigrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos.Para descubrir la intencin de los hagigrafos, entre otras cosas hay que atender a "los gnerosliterarios". Puesto que la verdad se propone y se expresa de maneras diversas en los textos de diversognero: histrico, proftico, potico o en otros gneros literarios. Conviene, adems, que el intrprete

    investigue el sentido que intent expresar y expres el hagigrafo en cada circunstancia segn lacondicin de su tiempo y de su cultura, segn los gneros literarios usados en su poca. Pues para

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    entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus escritos, hay que atendercuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de pensar, de hablar o de narrar vigentes en lostiempos del hagigrafo, como a las que en aquella poca solan usarse en el trato mutuo de loshombres.Y como la Sagrada Escritura hay que leerla e interpretarla con el mismo Espritu con que se escribi

    para sacar el sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender no menos diligentemente alcontenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuanta la Tradicin viva de toda laIglesia y la analoga de la fe. Es deber de los exegetas trabajar segn estas reglas para entender yexponer totalmente el sentido de la Sagrada Escritura, para que, como en un estudio previo, vayamadurando el juicio de la Iglesia. Por que todo lo que se refiere a la interpretacin de la SagradaEscritura, est sometido en ltima instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divinode conservar y de interpretar la palabra de Dios.Condescendencia de Dios 13. En la Sagrada Escritura, pues, se manifiesta, salva siempre la verdad yla santidad de Dios, la admirable "condescendencia" de la sabidura eterna, "para que conozcamos lainefable benignidad de Dios, y de cunta adaptacin de palabra ha uso teniendo providencia ycuidado de nuestra naturaleza". Porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han

    hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada la carnede la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres.

    CAPTULO VILA SAGRADA ESCRITURA EN LA VIDA DE LA IGLESIA

    La Iglesia venera las Sagradas Escrituras 21. la Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escriturasal igual que el mismo Cuerpo del Seor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles elpan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la SagradaLiturgia. Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradicin, como laregla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre,comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espritu Santo enlas palabras de los Profetas y de los Apstoles.Es necesario, por consiguiente, que toda la predicacin eclesistica, como la misma religincristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por ella. Porque en los sagrados libros el Padreque est en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radicaen la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sushijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual. Muy a propsito se aplican a laSagrada Escritura estas palabras: "Pues la palabra de Dios es viva y eficaz", "que puede edificar y darla herencia a todos los que han sido santificados".

    Se recomiendan las traducciones bien cuidadas 22. Es conveniente que los cristianos tengan amplioacceso ala Sagrada Escritura. Por ello la Iglesia ya desde sus principios, tom como suya laantiqusima versin griega del Antiguo Testamento, llamada de los Setenta, y conserva siempre conhonor otras traducciones orientales y latinas, sobre todo la que llaman Vulgata. Pero como la palabrade Dios debe estar siempre disponible, la Iglesia procura, con solicitud materna, que se redactentraducciones aptas y fieles en varias lenguas, sobre todo de los textos primitivos de los sagradoslibros. Y si estas traducciones, oportunamente y con el beneplcito de la Autoridad de la Iglesia, sellevan a cabo incluso con la colaboracin de los hermanos separados, podrn usarse por todos loscristianos.

    Deber de los catlicos doctos 23. La esposa del Verbo Encarnado, es decir, la Iglesia, enseada porel Espritu Santo, se esfuerza en acercarse, de da en da, a la ms profunda inteligencia de las

    Sagradas Escrituras, para alimentar sin desfallecimiento a sus hijos con la divina enseanzas; por lo

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    cual fomenta tambin convenientemente el estudio de los Santos Padres, tanto del Oriente como delOccidente, y de las Sagradas Liturgias.Los exegetas catlicos, y dems telogos deben trabajar, aunando diligentemente sus fuerzas, parainvestigar y proponer las Letras divinas, bajo la vigilancia del Sagrado Magisterio, con losinstrumentos oportunos, de forma que el mayor nmero posible de ministros de la palabra puedan

    repartir fructuosamente al Pueblo de Dios el alimento de las Escrituras, que ilumine la mente,robustezca las voluntades y encienda los corazones de los hombres en el amor de Dios.El Sagrado Concilio anima a los hijos de la Iglesia dedicados a los estudios bblicos, para que la obrafelizmente comenzada, renovando constantemente las fuerzas, la sigan realizando con todo celo,segn el sentir de la Iglesia.

    Importancia de la Sagrada Escritura para la Teologa 24. La Sagrada Teologa se apoya, como encimientos perpetuos en la palabra escrita de Dios, al mismo tiempo que en la Sagrada Tradicin, ycon ella se robustece firmemente y se rejuvenece de continuo, investigando a la luz de la fe toda laverdad contenida en el misterio de Cristo. Las Sagradas Escrituras contienen la palabra de Dios y,por ser inspiradas, son en verdad la palabra de Dios; por consiguiente, el estudio de la SagradaEscritura ha de ser como el alma de la Sagrada Teologa. Tambin el ministerio de la palabra, esto

    es, la predicacin pastoral, la catequesis y toda instruccin cristiana, en que es preciso que ocupe unlugar importante la homila litrgica, se nutre saludablemente y se vigoriza santamente con la mismapalabra de la Escritura.Se recomienda la lectura asidua de la Sagrada Escritura 25. Es necesario, pues, que todos losclrigos, sobre todo los sacerdotes de Cristo y los dems que como los diconos y catequistas sededican legtimamente al ministerio de la palabra, se sumerjan en las Escrituras con asidua lectura ycon estudio diligente, para que ninguno de ellos resulte "predicador vaco y superfluo de la palabrade Dios que no la escucha en su interior", puesto que debe comunicar a los fieles que se le hanconfiado, sobre todo en la Sagrada Liturgia, las inmensas riquezas de la palabra divina.De igual forma el Santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos en particular a losreligiosos, a que aprendan "el sublime conocimiento de Jesucristo", con la lectura frecuente de lasdivinas Escrituras. "Porque el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo".Llguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, ya por la Sagrada Liturgia, llena dellenguaje de Dios, ya por la lectura espiritual, ya por instituciones aptas para ello, y por otros medios,que con la aprobacin o el cuidado de los Pastores de la Iglesia se difunden ahora laudablemente portodas partes. Pero no olviden que debe acompaar la oracin a la lectura de la Sagrada Escritura paraque se entable dilogo entre Dios y el hombre; porque "a El hablamos cuando oramos, y a El omoscuando leemos las palabras divinas.Incumbe a los prelados, "en quienes est la doctrina apostlica, instruir oportunamente a los fieles aellos confiados, para que usen rectamente los libros sagrados, sobre todo el Nuevo Testamento, yespecialmente los Evangelios por medio de traducciones de los sagrados textos, que estn provistas

    de las explicaciones necesarias y suficientes para que los hijos de la Iglesia se familiaricen sinpeligro y provechosamente con las Sagradas Escrituras y se penetren de su espritu.Hganse, adems, ediciones de la Sagrada Escritura, provistas de notas convenientes, para usotambin de los no cristianos, y acomodadas a sus condiciones, y procuren los pastores de las almas ylos cristianos de cualquier estado divulgarlas como puedan con toda habilidad.

    Eplogo 26. As, pues, con la lectura y el estudio de los Libros Sagrados "la palabra de Dios sedifunda y resplandezca" y el tesoro de la revelacin, confiado a la Iglesia, llene ms y ms loscorazones de los hombres. Como la vida de la Iglesia recibe su incremento de la renovacinconstante del misterio Eucarstico, as es de esperar un nuevo impulso de la vida espiritual de laacrecida veneracin de la palabra de Dios que "permanece para siempre" (Is., 40,8; cf. 1 Pe., 1,23-25).

    Todas y cada una de las cosas contenidas en esta Constitucin Dogmtica han obtenido elbeneplcito de los Padres del Sacrosanto Concilio. Y Nos, en virtud de la potestad apostlica

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    recibida de Cristo, juntamente con los Venerables Padres, las aprobamos, decretamos y establecemosen el Espritu Santo, y mandamos que lo as decidido conciliarmente sea promulgado para gloria deDios.

    TEXTO IVCOMENTARIO A LA EPSTOLA (1)

    19 Con gusto toleris a los insensatos, siendo sensatos vosotros. 20 Porque toleris sialguno os tiraniza, si os devora, si os explota, si os trata altivamente, si os abofetea.El apstol, irritado, ataca con duras palabras. Llama insensatos a sus adversarios, porque a estoles ha llevado su jactancia. Pero ocurre que, frente a estos insensatos, los corintios manifiestan unagran paciencia y los soportan con gusto. Con aguda irona llama Pablo a los corintios sensatos,pues se creen tan listos y no se dan cuenta de que estn siendo engaados.Pablo pone al descubierto lo que hay detrs de la prudencia de los corintios. En cinco cortas frases

    simtricas los fustiga como a latigazos. Lo aceptan y toleran todo, sin darse cuenta de que sonengaados. No advierten que son sojuzgados por falsos profetas, que les imponen leyes ypreceptos, y les arrebatan la libertad de los redimidos. Los corintios son explotados; ms, sondevorados, pues los enemigos de Pablo les exigen el sustento. Son atacados y hechos prisioneros,porque permiten que se les obligue a seguir a los falsos apstoles. Y, con todo, no aciertan areconocer la soberbia de estos apstoles, por los que se dejan dominar. Se dejan abofetear porellos, se dejan injuriar groseramente y soportan todos los ultrajes. Pablo lanza graves acusacionescontra los enemigos para abrir los ojos a los corintios. Estos adversarios no slo predican un falsoevangelio (11,4), sino que se presentan con un porte arrogante y dominador. Derriban todaoposicin sin consideracin alguna. En todo buscan explotar a las comunidades en su propioprovecho.

    21 Lo digo a deshonra, como si nos hubiramos mostrado dbiles. Pero en aquello en quealguno se atreve -hablo a la manera insensata-, me atrevo tambin yo.La breve afirmacin con que Pablo abre su lista de acusaciones est tan concisamente formuladaque su interpretacin es dudosa 82. Pablo quiere decir, desde luego, que debera conceder, paradeshonra propia, que es demasiado dbil para imponerse a una comunidad, como hacen susenemigos. Sigue hablando, pues, irnicamente. Lo que llama su deshonra es slo su desinters enel ministerio. Pero los corintios no saben reconocer la autntica realidad.Con esto cree Pablo que ya se ha disculpado y justificado lo suficiente como para dar comienzo alnecio discurso de su propia glorificacin: no hace sino lo que hacen aquellos otros a quienes loscorintios se lo consienten todo................82. Ya el Padre de la Iglesia, Juan Crisstomo, observaba en el siglo V: La frase es obscura. Pablo no explica a

    deshonra de quin debe ocurrir y debe decirse lo que l piensa. A deshonra suya o a deshonra de los corintios ?Adems de la interpretacin que se da en el comentario, se ha ideado otra, que concibe las cosas as: Para deshonravuestra lo digo. Afirmis de m que me presento en una apariencia demasiado dbil (10,10). Es que os impone laapariencia poderosa de los otros?..........

    22 Son hebreos? Tambin yo. Son israelitas? Tambin yo. Son del linaje de Abraham?Tambin yo.Ahora, por fin, comienza Pablo su insensato discurso de glorificacin propia. El discurso se divideen dos partes: 11,22-33 trata de cosas humanas y terrenas; 12,1-10, de revelaciones divinas ycelestiales. La exposicin va encuadrada en series homogneas, en las que Pablo enumera lasfatigas de su ministerio. Es un discurso superior a todos los dems por su riqueza, universalidad yvehemencia. Avanza con poderoso movimiento, bajo la impetuosa corriente de la excitacin. Se

    apoya en la elocuencia natural que brota del sentimiento autntico, pero se sirve tambin de lasformas y frmulas que proporciona el arte.

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    En 11,22s, Pablo comienza por enfrentarse a sus enemigos en algo de lo que ellos se jactan y queel mismo Pablo tiene. En 11,24-33 abandona las comparaciones. Ya no piensa en sus enemigos,sino en su propia vida personal, sobrecargada de fatigas y sufrimientos. Pablo comienza por losprivilegios externos de que sus enemigos se pavonean, privilegios de estirpe, de nobleza denacimiento. Oye las aclamaciones del partido de sus adversarios, que se gloran de talesprivilegios. Pablo replica aceradamente que l no va a la zaga en estas cosas y que aventajaincluso a sus enemigos.Las afirmaciones de un triple privilegio de nacimiento -hebreos, israelitas, linaje de Abraham- noson meras palabras ampulosas, sino que encierran un especial contenido. Hebreo es ladesignacin del pueblo que se distingue de los dems pueblos por su linaje, fe, lengua ycostumbres (Gn 11,14). La palabra alude a la pureza de la sangre, que los judos preservaban consupremo orgullo. Israel (es decir, fuerte contra Dios) es el nombre que Dios mismo dio al patriarcaJacob (Gen 32,28). El nombre contiene en s las promesas a Israel, sus esperas y sus esperanzas,as como su seguridad de pertenecer al pueblo elegido. Abraham es el padre de Israel y el portadorde las grandes promesas mesinicas (Gn 15,5). Pertenecer al linaje de Abraham es la garanta departicipar en la futura plenitud de salvacin mesinica. Al jactarse sus enemigos de todos estos

    privilegios, se describen como judos autnticos. Por otra parte, proclaman a Jess y el Evangelio asu propia manera (11,4). Los adversarios de Pablo son, pues, cristianos que proceden del judasmoy que se sienten orgullosos de l 84.Pablo afirma que en lo tocante a la pureza y nobleza de la sangre juda no cede absolutamente ennada a sus adversarios. Deja entender con suficiente claridad que tambin l, como autntico judo,est orgulloso de su linaje. Se glora de que su rbol genealgico puede remontarse hastaBenjamn, uno de los doce hijos de Jacob y, por tanto, hasta los santos patriarcas de Israel. As,dice: Yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamn (Rom 11,1). Y tambin: Sialgn otro cree tener razones para confiar en la carne, yo mucho ms. Circuncidado el octavo da,del linaje de Israel, de la tribu de Benjamn, hebreo e hijo de hebreos (Flp 3,4s). Pero, en todocaso, se trata slo de privilegios carnales, que ahora, en la salvacin donada por Cristo, carecen devalor y hasta son una prdida (Flp 3,7s). Por eso tuvo que enfrentarse Pablo al falso evangelio y a

    las funestas exigencias de los judaizantes................84. En la historia de los tiempos neotestamentarios se distingua entre judos, judeocristianos y judaizantes. Por judos seentendan aquellos israelitas que rechazaron a Jess como Mesas y se convirtieron inmediatamente en acrrimosadversarios de la Iglesia. Judeocristianos son aquellos israelitas que aceptaron el Evangelio. A stos se les planteaba elproblema de la postura que deban adoptar respecto de los numerosos preceptos del Antiguo Testamento, que habansido hasta entonces la norma de su vida y de la de todo su pueblo. Con mucha frecuencia adoptaron la decisin de seguircumpliendo con fidelidad estos mandamientos, aunque comprendan tambin que los gentiles que entraban en la Iglesia,los griegos y romanos por ejemplo, no estaban obligados a la observancia de los numerosos preceptos judos. Losjudaizantes son los judeocristianos que pretendan que todos los cristianos, tambin los procedentes de la gentilidad,estaban obligados a observar todos los mandamientos veterotestamentarios, es decir, tanto los diez mandamientos comotodos los dems preceptos. Segn ellos, los etnicocristianos no slo deban bautizarse, sino tambin circuncidarse.Deban someterse tambin a las numerosas normas del judasmo veterotestamentario, tales como las prescripcionessobre el descanso sabtico, las leyes sobre los alimentos, segn las cuales slo podan comer animales puros y

    ritualmente sacrificados, las leyes de la pureza, que prescriban que aquel que haba tocado algo impuro o muerto tenaque lavarse. Si estas exigencias se hubieran convertido en ley de la vida cristiana, la Iglesia hubiera quedado reducida auna secta juda,; nunca hubiera llegado a ser Iglesia universal. Pablo combati a los judaizantes con ms determinacinque ningn otro. Frente a la pretensin de que el hombre piadoso se justifica ante Dios mediante la observancia de lospreceptos mencionados, afirma Pablo con toda determinacin que ningn hombre puede observar tan gran nmero depreceptos. As pues, nadie puede merecer la justificacin ante Dios mediante la observancia de la ley. Al contrario, todohombre es pecador ante Dios, porque se niega a cumplir los preceptos. Pero Cristo ha satisfecho por la ley y el pecado,al hacerse sacrificio expiatorio entre el cielo y la tierra (Gl 3,13s). Ahora, la justificacin es un don de Dios a aquel que seadhiere a Cristo por la fe y, como pecador, se somete a la accin de la gracia (Rom 3,24; Gl 3,2). No se trata, pues, deconseguir, mediante las obras de la ley, algo que la fe no tendra. Pierde totalmente a Cristo aquel que se aparta de l amedias para conseguir otra justificacin mejor (Gl 3,5; 5,2)................

    23 Son servidores de Cristo? Lo dir como delirando: Mucho ms lo soy yo! Ms, en

    trabajos; ms, en crceles; muchsimo ms, en palizas, y, frecuentemente, en peligros demuerte.

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    Adems de los privilegios de nacimiento, los enemigos de Pablo reclaman otro ttulo de gloria, el deser servidores de Cristo. Y esto no simplemente en el sentido en que puede decirse de cualquiercristiano, sino que afirman ser servidores de Cristo en un sentido especial, en cuanto apstoles alservicio de la misin y, por tanto, del Seor. El tema se haba tocado ya antes (11,15). All Pablo noreconoci a sus adversarios este ttulo, y les marc a fuego como servidores de Satn. Aqu noexamina los derechos a semejante pretensin, pero declara que, en todo caso, l merece muchoms que ellos el ttulo de servidor de Cristo. Aqu Pablo no se contenta ya con afirmar y demostrarlos ttulos de nobleza de nacimiento. Afirma su absoluta superioridad sobre todos sus enemigos.Pero no lo hace sin antes pedir, por ltima vez, disculpas por su vanagloria: habla como delirando.Incluso frente a los doce primeros apstoles puede decir Pablo: Trabaj ms que todos ellos(lCor 15,10). Pero donde puede demostrar plenamente la verdad de esta afirmacin es frente a losfalsos apstoles de Corinto, Enumera, en primer lugar, con cuatro frases simtricas, situacionestpicas que se le han presentado repetidas veces y en las que Pablo ha demostrado ser unverdadero siervo de Cristo: fatigas del trabajo misional, crceles (6,5), procesos judiciales en losque tuvo que sufrir azotes (11,24s) y, finalmente peligros de muerte (1,9s; 4,11). Estas cuatroafirmaciones sumarias son ampliadas a continuacin, al narrar Pablo, con numerosos detalles,algunos de sus sufrimientos y peligros de su ministerio.

    24 De los judos recib cinco veces los cuarenta azotes menos uno.Pablo hace una larga enumeracin de acontecimientos y experiencias concretas de su vida comomisionero. Los intrpretes tienen que esforzarse mucho para determinar de qu manera ordenaPablo los hechos. Es evidente que no sigue un orden cronolgico, sino que agrupa las cosas segnsu afinidad de contenido. As, nombra aqu, en primer lugar, algunos graves contratiempos quepueden contarse con nmeros exactos. Menciona, para comenzar, los azotes que ha sufrido departe de las autoridades judas, Alude, pues, antes que a nadie, a los judos. Las autoridades judasse acomodaron, en el castigo de los azotes, a los cuarenta golpes menos uno fijados a base de laEscritura: Podr infligirle cuarenta azotes, pero no ms (Dt 25,3). Para no rebasar la prescripcinde la ley, se aplicaban slo treinta y nueve golpes. De acuerdo con las normas judas de laflagelacin, el condenado era atado a una columna y azotado con correas de cuero. Este castigo

    no slo era muy cruel -poda causar la muerte- sino tambin sumamente deshonroso. Pablo tuvoque soportar el duro castigo en un cuerpo dbil (12,7). Los judos imponan estos castigos a los queenseaban falsas doctrinas. Con seguridad se le impusieron a Pablo a causa de sus afirmacionesde que el Crucificado era el Mesas, que la salvacin pertenece a todos, judos y gentiles, queIsrael ha perdido sus prerrogativas y que la ley de la antigua alianza ya no obliga 85................85. Cf. Act 2l,20s.28. En los Hechos de los apstoles no se relata ninguno de estos castigos del Apstol, lo cual permiteconcluir, como en otros muchos casos, que los Hechos son incompletos. El autor de este libro hizo una pequeaseleccin de acontecimientos................

    25 Tres veces apaleado; una fui apedreado; tres naufragu: pas un da y una noche enmedio del mar.Pablo distingue entre los castigos recibidos de las autoridades judas y tres otros castigos convaras. Evidentemente, stos fueron ordenados por las autoridades romanas, acaso bajo laacusacin de que Pablo provocaba disturbios. Los Hechos de los apstoles nos informan de uncaso de castigo del apstol y de su compaero Silas en Filipos86. La lapidacin mencionada debeser la que se narra en los Hechos (Act 14,19), cuando Pablo fue apedreado en Listra por lamuchedumbre del pueblo, a instigacin de los judos. Normalmente la lapidacin acarreaba lamuerte, como en el caso de la lapidacin de Esteban (Act 7,60). Tambin en Listra arrastraron aPablo fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto. Pero Pablo volvi en s y pudo tenerse enpie.

    Los Hechos de los apstoles guardan silencio absoluto sobre los tres naufragios (de Malta, de Act

    27,9 44, aconteci aos despus de haber sido escrita la segunda carta a los Corintios). Nopodemos decir cundo ocurrieron estos naufragios, si en algunos de los viajes narrados en los

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    Hechos o en otros completamente distintos. Pablo menciona, aqu, un peligro de muerte realmenteextremo en el que tuvo que pasar largas horas sobre el abismo del mar................86. Los castigos con varas o palos decretados por las autoridades romanas contra Pablo constituan una infraccin legal,ya que Pablo era ciudadano romano y, como tal, no poda ser castigado con la vergenza en pblico (cf. Act 22,25). Peroel caso de Filipos, donde Pablo fue castigado a los azotes (Act 16 37) sucedi ms de una vez en diversos lugares.

    ...............

    26 En frecuentes viajes: peligros de ros, peligros de bandoleros, peligros de parte de miscompatriotas, peligros de parte de los gentiles, peligros en ciudades, peligros endespoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.La enumeracin sigue mencionando los peligros de los viajes misionales soportados por Pablo. Ala frase (como en 11,27) le falta un verbo. Hay que completarla con el pasaje anterior (11,23): hedemostrado ser un servidor de Cristo. Los peligros -puestos enfticamente ante los ojos medianteuna ctuple repeticin de la palabra- son, en parte, los normales de todos los viajeros de laantigedad, y, en parte, los peculiares de Pablo como mensajero del Evangelio.Vadear o atravesar corrientes de agua poda resultar peligroso, sobre todo en poca de lluvias.Pablo tuvo que atravesar innumerables veces grandes corrientes de agua, a lo largo de sus viajes,

    sobre todo en Asia Menor.Aparte los peligros provenientes de la salvaje naturaleza, amenazaban otros de parte de loshombres. Pablo menciona en primer lugar los bandoleros al acecho y despus las asechanzas quese le tendan como misionero del cristianismo. Tuvo que soportarlas de parte de los judos, de losgentiles y de los cristianos. Ha mencionado ya los peligros de parte de los judos, tales comoflagelaciones y lapidaciones. Sufri, adems, de parte de ellos, asechanzas, acusaciones ante lasautoridades romanas, las iras de los tumultos populares, expulsin de ciudad en ciudad 87.Tambin ha mencionado ya los peligros y sufrimientos de parte de los gentiles, cuando ha citadolos tres castigos con varas. Hubo, adems, crceles, juicios ante los tribunales y cosas semejantes(finalmente, Pablo fue decapitado por los gentiles en la va de Roma a Ostia). Pero incluso en suspropias comunidades amenazaban a Pablo peligros de parte de los falsos hermanos. Estospeligros eran mucho ms perniciosos porque Pablo viva, sin sospecharlo, en medio de ellos en la

    Iglesia y pasaba, acaso, mucho tiempo antes de que pudiera advertirlo. Podemos pensar en losfalsos apstoles, que tambin eran falsos hermanos, de que nos informa esta misma carta segundaa los Corintios. O en las dificultades que le haban preparado a Pablo los judeocristianos fanticosde Jerusaln (Act 21,20-22) o en la exacerbada hostilidad de los judeocristianos de Galacia, queexigan que tambin los cristianos procedentes del paganismo aceptaran la manera de vivir de losjudos (Gl 2, 4; 5,12; 6,3). Pablo sostuvo con estos enemigos una ruda batalla. As, se vio siempreen la precisin de rechazar los constantes ataques, calumnias y tentaciones que le amenazaban departe de los falsos hermanos. Es posible que en alguna ocasin llegaran a amenazarle de muerte.En la tercera serie enumera Pablo los peligros que vienen definidos por razn del lugar: en laciudad 88, en despoblado, en el mar. Son los mismos que se han mencionado antes, pero desdeotro punto de vista...............

    87. Cf. 1Ts 2,l4s; 2Ts 3,10s. 88. Cf. Hch 9,23.29; 13,50; 14,5; 23,12; 24,27................

    27 En trabajo y agotamiento; sin poder muchas veces dormir; en hambre y sed; confrecuencia, sin poder comer; en fro y desnudez.Tambin estas privaciones y trabajos soport Pablo en el ministerio apostlico. Tuvo que pasarnoches en vela, parte obligado por el trabajo pastoral que -ocupado durante el da en ganarse susustento- tena que desempear por la noche, parte porque las preocupaciones opresivas lequitaban el sueo. Hambre, sed y ayuno no eran penitencias elegidas por propia voluntad sino, confrecuencia, pura y lisamente hambre que pasaba el apstol, privado de recursos. Laspersecuciones y encarcelamientos eran nuevas fuentes de privaciones. Tambin tuvo que soportarPablo calor y fro bajo las azarosas circunstancias de sus viajes. Es seguro que hizo a pie la mayor

    parte de sus viajes terrestres; no poda ni pensar en viajar en carruaje. Pablo era un hombre pobre,que se vea privado de muchas de las comodidades posibles en aquel tiempo, porque no tena los

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    medios econmicos para procurrselas. Los adversarios de Pablo no sentan, en cambio,vergenza alguna en explotar a las comunidades (11,20).

    28 Adems de otras cosas, lo que pesa sobre m cada da: la preocupacin por todas lasIglesias.Pablo describe, finalmente, las cargas propias del llamamiento al ministerio apostlico. Lapreocupacin que pesaba sobre l cada da, por las personas y por las cosas. Cuntos hombres lebuscaban y le necesitaban! Cristianos que precisaban su consejo o su consuelo, su palabra dealiento o de amonestacin. Gentiles que buscaban ms amplia instruccin. Judos o cristianoslitigantes que se quejaban y desasosegaban al apstol. Tambin acosaba al apstol lapreocupacin por las cosas y por los hechos, las dificultades y apuros inacabables, que le cercabanpor todas partes, da tras da, o que le procuraban con toda intencin.A la preocupacin pastoral que le proporcionaba, a veces, la comunidad del lugar donde sehablaba, se aada la agotadora preocupacin por las comunidades fundadas por Pablo y cuyoulterior desenvolvimiento tena que dirigir. Todas las comunidades le mantenan en tensin ypreocupacin constante. Quera y tena que encontrarse al mismo tiempo en todas partes. Pero lamayora de las veces deba contentarse con prestarles su ayuda a travs de mensajeros y cartas.

    Llevaba sobre sus hombros una carga verdaderamente ecumnica, cada vez mayor. Qu sabande esto los malvolos adversarios de Pablo en Corinto? Lo saban, al menos, sus propiosamigos?

    29 Quin desfallece, sin que yo no desfallezca? Quin sufre un escndalo, sin que yo nome abrase?Pablo ha hablado hasta aqu de la extensin y amplitud de sus preocupaciones; ahora habla de suprofundidad y peso. La preocupacin universal por la Iglesia toda es, al mismo tiempo, unacoparticipacin en la vida y en los sufrimientos de cada uno. A cada uno en particular lleva Pabloen el corazn orando y preocupndose por ellos (Flp 1,7). Sufre dolores de parto hasta que Cristollora con los que lloran (Rom 12,15). Sufre en s mismo la tragedia de cada y la perdicin de todoslos pecadores. Se hizo dbil con los dbiles (lCor 9,22). Si alguno, escandalizado, acaba por caer,

    el mismo Pablo se abrasa de angustia, de dolor, de compasin y tambin, ciertamente, de clera,aunque siempre con la intencin de ayudar y salvar.

    30 Si hay que presumir, presumir de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Seor Jess -elque es bendito por los siglos- sabe bien que no miento.Pablo pone fin a esta parte de su discurso de alabanza de s mismo fundamentando y disculpando,una vez ms, su insensatez. Puesto que hay que presumir, puesto que otros lo hacen, lo ha hechoPablo. Pero aquello de que Pablo presume es algo completamente diferente de la soberbiajactancia de los adversarios, que se gloran de sus privilegios y sus obras. Pablo se glora de sudebilidad. Lo que ha narrado es, desde luego, tambin una manifestacin del poder, de laconstancia y de la fuerza del apstol. Pero es, asimismo, una descripcin de la debilidad en cuantoque descubre la constante insuficiencia de las fuerzas humanas. Y desde este punto de vista habla

    Pablo ahora. Frente a todos los obstculos y dificultades interiores y exteriores, frente a los peligrosde la naturaleza y la maldad de los hombres, el hombre se encuentra desamparado y desvalido, yadems de su desvalimiento debe tomar sobre s el de sus hermanos. Por eso es una descripcinde su debilidad. Por eso la conducta de Pablo es enteramente opuesta a la de sus enemigos deCorinto, que se gloriaban de sus privilegios y de sus trabajos. Ciertamente tambin Pablo se glorade la debilidad y en la debilidad, porque en la debilidad se descubre la fuerza de Dios, que est conel apstol y le acredita pblicamente ante la Iglesia y el mundo, pues, a pesar de toda su debilidad,no ha sucumbido hasta el momento. Esto insinan aqu las palabras del apstol, cuando dice quela fuerza se manifiesta en la flaqueza (12,9).Pablo pone el sello a la descripcin de sus trabajos afirmando que su discurso de alabanza de smismo es enteramente veraz. Emplea de nuevo (como en 1,23) una frmula de juramento ante elDios y Padre de Jess, a la que aade una alabanza a la divinidad.

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    32 En Damasco, el gobernador del rey Aretas tena puestos guardias en la ciudad deDamasco para prenderme, 33 y, por una ventana a travs del muro, fui descolgado, metidoen una cesta y escap de sus manos.Estos dos versculos constituyen, evidentemente, un parntesis, dentro del discurso deglorificacin. Mientras que en el discurso el estilo es conciso, rtmico y movido, la insercin esdeslavazada, prosaica, y cita nombres concretos de lugares y personas. Tambin en los Hechos delos apstoles (Act 9,24) se relata el episodio de la huida de Pablo de Damasco. Aretas IV, rey delos nabateos (9 a.C.-40 d.C.), era, en aquel tiempo, seor de la ciudad de Damasco, regida, en sunombre, por un gobernador. ste, instigado por los judos, quiso encarcelar a Pablo. El apstolesquiv el golpe descolgndose por el muro (desde una casa que estaba junto a la muralla) yescapndose. Es posible que al enumerar la larga lista de sus sufrimientos y trabajos se le hayavenido a Pablo a la memoria este episodio con especial viveza, como caso tpico de los peligros yde las amenazas mortales contra su vida. Y as lo insert al final de su discurso.

    1 Hay que gloriarse. Pues, aunque no es conveniente, vendr, sin embargo, a visiones yrevelaciones del Seor.La percopa 12,19a constituye la segunda parte del discurso en que Pablo se vanagloria. Hay que

    notar, en primer trmino, que ofrece un contraste con la primera parte. En la seccin anterior sehablaba de privilegios terrenos (11,22), pero, sobre todo, de trabajos, sufrimientos y flaquezas delapstol (11,23-33). Aqu, en cambio, Pablo descubre las extraordinarias revelaciones divinas conque Dios le ha honrado. Con todo, tambin esta gracia es una gloria de la debilidad, pues Pabloafirma que la gracia se concede a los que sufren y que, tambin aqu, el poder de Dios acta en ladebilidad. De este modo hay un punto de contacto entre las dos partes del discurso.Pablo insiste una vez ms en que l se glora slo porque se ha visto obligado. Sabe muy bien queno es conveniente. No es provechoso para el cristiano, para obrar segn el Seor (11,17). Sinembargo, l va a gloriarse de sus visiones y revelaciones. Slo porque se ha visto obligado hablaaqu Pablo pblicamente de ellas. Aparte esto, algunos otros lugares de sus cartas contienensomeras alusiones al hecho de que ha recibido revelaciones. As, en Rom 11,25 dice que le hansido descubiertas algunas cosas sobre la salvacin final de Israel, su pueblo; en lCor 15,51, sobre

    el misterio de la resurreccin de los muertos al final de los tiempos, y en lTes 4,15 sobre la nuevavenida de Cristo. Habla repetidas veces de la aparicin del Seor ascendido, que le fue concedidaen su viaje a Damasco 89. Los Hechos de los apstoles hablan de otras visiones misteriosas90................89. Cf. 1Cor 9,1; 15,8; Ga 1,15s. 90. Segn los Hechos 16,9, una noche Pablo vio a un macedonio que le instaba a pasara Europa. Segn Act 18,9, se le apareci el Seor durante la noche en sueos y habl con l. El mismo Pablo mencionaotra visin en Act 22,17 y 27-23. La exgesis se pregunta si Pablo enumera bajo el epgrafe de visiones y revelacionesde que habla en 12,1 todas estas gracias, de tal modo que las que menciona en 12,2-4 sean slo una pequea seleccin,o si, por el contrario, distingue las citadas en 12,2-4 de todas las dems y quiere hablar slo de stas, bien porque fueranrevelaciones de una especial profundidad, bien excepcionales por cualquier otro motivo. Es difcil hallar una respuesta aesta pregunta................

    2 S de un hombre en Cristo que hace catorce aos -si en el cuerpo, no lo s; si fuera delcuerpo, no lo s; Dios lo sabe- fue arrebatado al tercer cielo.Con un lenguaje extremadamente peculiar, solemne y misterioso habla Pablo de la supremaexperiencia de un viaje al cielo, hecho catorce aos antes. Se pasan en silencio los detalles msimportantes. No dice dnde aconteci, cmo hizo el viaje, qu es lo que vio, qu palabras oy,cmo regres a la tierra. Pablo comunica un misterio. Pero levanta el velo slo a medias. l mismose siente inseguro al dar estas noticias. Algunas cosas quedaron ocultas tambin para l. No los, reconoce l mismo. Lo que narra, lo hace porque se ve obligado a defender su ministerio. Lodems, lo que sinti, vio y oy, no lo cuenta, porque son cosas sobre las que, en cuanto misteriosde Dios, no le es lcito hablar y tambin porque el lenguaje humano es incapaz de describirlas(12,4).En todo este asunto parece como si Pablo no hablase de s mismo, sino de alguna otra persona

    conocida por l, de un hombre en Cristo. El mismo Pablo explica el motivo de esta manera denarrar: De ste me gloriar. En cuanto a m, no me gloriar (12,5). El apstol reconoce que no ha

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    merecido personalmente y por s mismo este favor y que l no vale tanto. As pues, no dice yo,sino que habla de un hombre en Cristo. El que ha vivido esta experiencia no es el hombrehumano y terreno, sino el salvado y santificado en Cristo.Pablo da una fecha exacta. Vivi esta experiencia del viaje al cielo hace catorce aos. Ha sido unaexperiencia absolutamente extraordinaria, que le ha sellado para siempre como una personaexcepcional. Estas experiencias se le conceden, incluso a un Pablo, muy raras veces y en modoalguno es algo de lo que puede disponer a voluntad. Lo constantemente presente son los trabajos ylas flaquezas, a las que casi sucumbe. Los xtasis son una excepcin, de ninguna manera la formay figura de su ser en Cristo 91.Pablo afirma que ignora las modalidades del arrobamiento y de las percepciones que recibi. Peros dice que el arrobamiento tuvo que ocurrir en una de las dos formas en que acontecen estosviajes celestes: o en el cuerpo, es decir, a modo de un arrobamiento del hombre total, con alma ycuerpo, o fuera del cuerpo, es decir, a modo de un viaje del alma sola, mientras que el cuerpopermanece en la tierra. Por los escritos de la antigedad, y especialmente por los del judasmo deaquella poca, podemos saber que un viaje al cielo, en una de estas dos formas, era unaeventualidad que se consideraba como posible y que incluso corran narraciones de algunoshombres, favorecidos por la gracia, que tuvieron experiencias de arrobamientos en una u otra de

    estas dos maneras. Pablo utiliza, pues, las ideas generales de su tiempo, para explicar y exponer alos dems sus vivencias extraordinarias. l sabe con absoluta certeza que ha recibido una graciaextraordinaria. Dios lo sabe cmo ocurri. Dios es quien sale garante por el apstol de que suviaje al cielo fue real y verdadero. A este Dios pone Pablo por testigo, cuando habla de este tema.Tambin se acomoda a las ideas del judasmo de su poca cuando habla del tercer cielo y delparaso en el cielo. Los telogos judos contemporneos admitan la existencia de varios cielos,colocados el uno junto al otro. Se enumeraban tres, cinco, siete o diez cielos. Los inferiores eran elcielo atmosfrico y el cielo de las estrellas; venan luego los cielos en los que habitaban losbienaventuradoss los ngeles y, finalmente, Dios. De acuerdo con esta concepcin del universo,Pablo habla del tercer cielo, que para l debe significar el cielo superior y supremo. Como supo quese trataba del tercero, no lo dice Pablo. Acaso lo supo por revelacin. Acaso lo supuso l as,siempre de acuerdo con las ideas, las imgenes y los clculos de su tiempo.

    ...............91. Se intenta fijar la fecha del viaje al cielo en la vida de Pablo siguiendo los datos proporcionados por l mismo. Si lasegunda carta a los Corintios ha sido escrita el ao 57 (cf. la introduccin, 1), entonces el viaje al cielo tuvo lugar el ao43. La conversin de Pablo en el camino de Damasco puede ser situada alrededor del ao 35. Despus predic algntiempo en Damasco y se retir a la Arabia. Emprendi un viaje a Jerusaln y luego vivi unos cuantos aos desconocidoen Tarso. All fue a buscarle Bernab, el verano del 43, y se lo gan para los trabajos misionales, primero en Antioquia(Act 11-2Ss). Segn esto, el viaje al cielo debi acontecer en los comienzos de su actividad misionera. Fue acaso estaexperiencia la que proporcion a Pablo aquel su poderoso impulso en la predicacin del Evangelio? Pueden barajarseestos clculos, pero no podemos establecer una respuesta segura. En todo caso, contienen cierta probabilidad................

    3 Y s que este hombre -si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo s; Dios lo sabe- 4a fuearrebatado al paraso...Con las mismas palabras que acaba de emplear hace un momento, describe Pablo de nuevo unarrobamiento. No puede decirse con seguridad si Pablo, en estos dos relatos simtricos, se refierea un mismo viaje al cielo o habla de viajes diferentes. Aunque la doble descripcin pudiera sugerirla hiptesis de que Pablo habla de dos experimentos diferentes, lo ms probable, con todo, es querelata un solo xtasis. Ambas descripciones ocurren en la misma fecha: hace catorce aos. En lapoca de Pablo se crea que, despus de la cada de Adn, el paraso fue trasladado de la tierra alcielo y se encuentra ahora en el tercer cielo, como lugar de la felicidad92. Parece que Pablo seacomoda a estas ideas cuando indica que su viaje le ha llevado al tercer cielo o, lo que es igual, alparaso. La prolijidad de la doble descripcin de un mismo viaje deba servir, pues, para expresar lamagnitud de la experiencia................92. As lo testifica, por ejemplo, la descripcin de un viaje al cielo del libro de Henoc eslavo 8,1. El origen del libro debesituarse hacia la poca de Pablo: Los dos varones (es decir, ngeles) me tomaron y me llevaron al tercer cielo, y me

    colocaron en medio del Paraso, en un lugar extremadamente hermoso................

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    4b, y oy palabras inefables que a un hombre no le es lcito proferir.Pablo no dice ni una sola palabra sobre lo que vio en el cielo. Las narraciones judascontemporneas sobre viajes celestes daban descripciones detalladas, para saciar la curiosidad.Pablo se diferencia -y esto es sintomtico- de todos aquellos escritos. No quiere alimentar lafantasa y la curiosidad. Pablo dice slo que oy palabras que no puede dar a conocer, porqueningn hombre las puede pronunciar. Son misterios de Dios, que no pueden descubrirse antes detiempo. El haber podido participar en ellos es la exaltacin suprema del apstol y una eleccin queno comparte con ningn hombre. De hecho, ste es su ms alto ttulo de gloria. Por eso habla aqude l.Con esto, Pablo corta el relato. Ya no dice nada de su bajada del cielo, de su despertar y volver ens despus del viaje, cosas todas que describan minuciosamente los escritos similares de aqueltiempo. Tampoco aqu quiere Pablo dar pbulo a la curiosidad. El apstol describe sus vivenciassirvindose de las ideas e imgenes que aquella poca pona a su disposicin, y con ayuda de lascuales se haba formado l, como telogo rabnico, su propia idea y concepcin del mundo. Elmismo Pablo sospecha la incertidumbre y discutibilidad de su descripcin, cuando aseverarepetidamente: no lo s, Dios lo sabe. Los hombres piensan y hablan siempre sirvindose de

    las ideas de su tiempo. Tambin nosotros lo hacemos as. En la medida en que Pablo utiliza ideasy conceptos condicionados por su poca, sus afirmaciones no son de fe y revelacin. Pero, contodo, estas formas condicionadas por el tiempo describen una experiencia de sublime revelacin.Nosotros no tenemos experiencia de estas cosas y no podemos, por tanto, seguir su pista. Pero nopor eso tenemos ya derecho a hacer de nuestra situacin de conciencia y de nuestras posibilidadesde experiencia la medida de todas las cosas en el cielo y en la tierra. No tenemos tampoco, portanto, ningn derecho a considerar las experiencias relatadas por Pablo como cosas ciertamentemuy ocultas y misteriosas, pero en ltima instancia, de psicologa natural. l est convencido ysabe que ha experimentado una suprema gracia divina. Acerca del modo, confiesa Pablo que sloDios lo sabe.

    5 De esto me gloriar. En cuanto a m, no me gloriar sino de mis debilidades.

    Pablo ha revelado todas estas cosas empujado por la necesidad de unas especialescircunstancias. Narra algo extraordinariamente glorioso. Pero no se alaba a s mismo. Alaba aaquel otro hombre que fue agraciado. No se glorifica a s mismo, sino a la gracia del Seor y alSeor que actu poderosamente en El. Aunque habla de s mismo, queda siempre en claro que nopuede gloriarse ms que de su debilidad.Tras largas vacilaciones, y slo porque se vea obligado, descubri Pablo sus ms altas vivencias.De otra forma, nunca hubiera hablado de ello, porque son revelaciones personales, sobre las queni est fundada ni puede edificarse la Iglesia. No son Evangelio de Cristo y, por lo mismo, tampocoson objeto de predicacin en la Iglesia. No debera ser esto una norma constante de la Iglesia, detal modo que no se predicaran las experiencias extticas y las visiones que se reciben a ttulo degracia personal?

    6 Y si quisiera gloriarme, no seria insensato, porque dira la verdad. Pero me abstengo, paraque nadie me estime en ms de lo que en m ve u oye, 7a o sea, a causa de la grandeza delas revelaciones.Pablo no quiere gloriarse, aunque bien pudiera hacerlo, apoyado en sus especiales gracias yrevelaciones. Piensa, al decir esto, en el viaje al cielo que acaba de describir, o en otrasrevelaciones que se le han hecho y de las que no quiere seguir hablando? En todo caso, si segloriara, dira la verdad. Pero renuncia a ello. l slo quiere se


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