SERIE PERSPECTIVAS CRISTIANAS
- F I L O S O F I A -
PANORAMA DE LA
HISTORIA DE LA FILOSOFIA
Dr. Juan Van Dyk
VOLUMEN I
Traducción por el
Prof. Jorge Ramírez Catalán
SEMINARIO TEOLÓGICO JUAN CALVINO
PROGRAMA DE MAESTRIAS
Viena 99, Coyoacán, D.F. 04100 México.
SERIE “PERSPECTIVAS CRISTIANAS”
y SERIE “UNIVERSITARIA”
La Serie “Perspectivas Cristianas” (libros) y Serie “Universitaria” (ensayos)
son estudios sobre la Soberanía de Dios en los cielos y en la tierra; el Señorío
de su Hijo Jesucristo, a través de la historia; y el poder de su Espíritu Santo,
para renovar todas las cosas. Estos temas, elaborados sistemáticamente por
el Apóstol Pablo y después por San Agustín llegaron a ser denominados
“Calvinistas” por la arrolladora fuerza intelectual con la cual los desarrolló en
Ginebra el gran reformador Juan Calvino.
Hoy en día son muchos en Europa, Sudáfrica, Asia, Norte América y en
América Latina quienes intentan mostrar el dominio de Dios en la creación,
siguiendo las directrices de los grandes reformadores holandeses Abraham
Kuyper y Herman Dooyewerd, dentro de un marco denominado simplemente
“cosmovisión bíblica”. Nuestra meta es traer así todas las cosas a los pies de
Jesucristo, a quien todas las cosas pertenecen, como Rey de reyes y Señor de
señores.
Ambas series son redactadas por miembros del cuerpo docente del
Seminario Teológico “Juan Calvino”.
i
PANORAMA DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA
- UN MANUAL PARA ESTUDIANTES CRISTIANOS -
VOLUMEN I
Primer período principal La historia de la filosofía antes del
surgimiento de la síntesis
Dr. Juan Van Dyk Profesor de Filosofía
Universidad Dordt College
ii
PANORAMA DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA UN MANUAL PARA ESTUDIANTES CRISTIANOS
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
¿Es posible una crítica distintivamente cristiana en el análisis de la historia de
la Filosofía?
Un obstáculo preliminar 2
El postulado de la neutralidad del pensamiento teórico 2
Una crítica inicial de la pretendida objetividad del historiador de la Filosofía 3
La triste historia del pensamiento cristiano en decadencia 5
Nuestra esperanza reengendrada: el llamado de Abraham Kuyper a contrarrestar
el sincretismo espiritual
5
Análisis de la crisis actual del pensamiento teórico por el Profesor Herman
Dooyeweerd
6
El reto planteado por el Profesor Evan Runner 8
Los inicios del trabajo por delante: El método “Probleem-historische” del
Profesor D.H. Th. Vollenhoven
11
La contribución realizada por Dooyeweerd: Un fundamento subyacente pre-
teórico sostiene y dirige la Filosofía
12
El motivo-base religioso “materia/forma” 12
El motivo-base religioso bíblico: “Creación, Caída y Redención” 13
El motivo-base religioso “naturaleza/gracia” 14
El motivo-base religioso “naturaleza/libertad” 15
Nuestro uso de los términos “Historia de la Filosofía” 15
Nuestro compromiso cristiano 16
Un obstáculo final 16
iii
PRIMER PERÍODO PRINCIPAL
La historia de la Filosofía
Antes del surgimiento de la síntesis
Introducción 19
División I: Filosofía griega antes del 320 a. C. 21
Subdivisión I: Los pre-platónicos 22
Capítulo 1: El subjetivismo en la filosofía griega temprana 24
Capítulo 2: El objetivismo en la filosofía griega temprana 29
Subdivisión II: El Realismo (incluyendo la etapa final no realista de
Aristóteles
24
Capítulo 1: Platón 25
Capítulo 2: Aristóteles 27
División II: Filosofía helenista 41
Subdivisión I: Continuación de la filosofía pagana no-sintética 42
Capítulo 1: Los estoicos y epicúreos 44
Capítulo 2: La Academia y el Liceo 46
Subdivisión II: Síntesis filosófica Judía 49
iv
INTRODUCCIÓN A LA VERSIÓN EN ESPAÑOL
Damos gracias al Señor por tener en nuestras manos la traducción en español de este
manual titulado Panorama de la historia de la filosofía del Dr. Van Dyk.
Definitivamente como se nos informa en su Introducción, y lo comprobamos a lo largo
del texto, nosotros los cristianos que confesamos el Señorío de Cristo en cada área de la
vida, incluyendo el pensamiento y la investigación filosófica, no debemos aceptar análisis
de hombres no comprometidos con la “Revelación-Palabra”. Ya que no existe tal cosa
como el llamado punto de vista “objetivo” (en otras palabras “neutral”), ni en la filosofía
ni en las ciencias, término tan alabado desde los inicios del filosofar griego hasta nuestros
días.
La tesis planteada en este estudio la expone el autor en el siguiente párrafo: “Los
criterios que el historiador de la filosofía usa son determinados no por un análisis teórico,
sino por un compromiso anterior que precede a todas las actividades teóricas, y gobierna
a ambos análisis y evaluación. Este compromiso no es teórico o analítico, sino demuestra
un carácter confesional”. En su excelente análisis el Dr. Van Dyk a la luz de la Relevación
escritural comprueba el carácter confesional de todo el pensamiento occidental. Carácter
de confesión apóstata a la “Palabra-Ley” de Dios.
Este manual representa un esfuerzo, y un llamado al estudio de la filosofía para
plantear con claridad la “tesis de Dios”, rechazando el pensamiento apóstata, por medio
de la redirección de una materia tan crucial como lo es la filosofía. “Derribando
argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” (2ª. Co. 10:5).
Quiera nuestro gran Dios que este manual en español sea el inicio de una serie de
trabajos de lo que es realmente una filosofía cristiana, con el fin de que esta área de
conocimiento la gobierne la Palabra de Dios y así sea traía al Señorío de Cristo.
Jorge Álvarez Maldonado.
1
INTRODUCCIÓN
¿ES POSIBLE UNA CRÍTICA DISTINTIVAMENTE CRISTIANA EN
EL ANÁLISIS DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA?
2
Un obstáculo preliminar
Comenzar un estudio de la filosofía y de su desarrollo a lo largo de la historia es
emprender una tarea difícil. Por un lado, la historia de la filosofía no sólo es larga, también
es complicada, y los filósofos tienden a ser notoriamente oscuros. Por otra parte, la
mayoría de los libros de texto no son de mucha ayuda. De hecho una breve mirada a
través de algunos textos sirve para convencer al estudiante novel, que lo más que ha de
esperar son algunas migajas de información acerca de lo que ciertos eruditos de la
filosofía han dicho. El estudiante serio pronto se verá frustrado por el hecho de que con
frecuencia aparecen más desacuerdos entre los historiadores de la filosofía, que entre los
mismos filósofos.
Mezclado con este estado de cosas de por sí ya deplorable, está el hecho de que los
historiadores cristianos de la filosofía con frecuencia han adoptado, sin criterio, métodos y
resultados de análisis filosófico no cristianos. Por lo tanto la tarea del estudiante cristiano
de filosofía es aún más difícil.
En vista de esta situación deberá estar claro que no podemos simplemente elegir
cualquier tomo y proceder con nuestro estudio. Si seleccionáramos un texto, pronto
descubriríamos que la perspectiva del autor está coloreada de ciertos prejuicios. Una obra
por ejemplo, presentará la historia de la filosofía a la luz del racionalismo, y así los varios
conceptos e ideas de los filósofos allí descritos serán juzgados por un patrón racionalista.
El historiador católico romano, a la vez, juzgará en términos del tomismo, mientras un
autor existencialista describirá, no hemos de dudar, la historia de la filosofía desde un
punto de vista existencialista.
El postulado de la neutralidad del pensamiento teórico
“Pero”, alguno preguntará, “¿no puede la historia de la filosofía ser descrita de una
forma objetivamente pura, fría, científica?” “¿No puede uno poner temporalmente a un
lado sus presuposiciones y prejuicios?” Para responder a esta pregunta, veamos un
importante trabajo histórico, el famoso “Fragmentos de los presocráticos” (Fragmente der
Vorsoktratiker) de Diels-Kranz (Trad. Esp. J.D. García Bacca; Fragmentos filosóficos de los
presocráticos; México 1953 F.C.E.) Este libro consiste en una colección de fragmentos y
citas directas de los así llamados filósofos presocráticos. Las obras completas de estos
pensadores antiguos se perdieron, de ahí que los fragmentos sean importantes en
extremo, porque constituyen el único acceso directo que poseemos hacia estos
tempranos pioneros de la filosofía. Diels, un gran clásico alemán, erudito del siglo XIX, se
propuso la tarea de coleccionar de la literatura griega y romana todas las citas y dichos
presocráticos. Más tarde Kranz suplementó, revisó y editó el trabajo de Diels.
3
La pregunta surge ahora, ¿puede la obra de Diels-Kranz ser legítimamente llamada
una “historia de la filosofía”? ¿Puede el solo hecho de coleccionar los dichos de filósofos, y
colocarlos en alguna forma de orden cronológico, constituir una verdadera historia de la
filosofía?
Parece ser bastante obvio que la historia de la filosofía es más que simplemente una
colección cronológica de pronunciamientos filosóficos. Pues estas afirmaciones fueron
expresadas por hombres – hombres, precisamente, quienes buscaron entender de qué se
trata la vida. Estas reflexiones filosóficas fueron hechas dentro de un contexto histórico,
unidas por membranas complejas de acciones y reacciones. Los filósofos no viven como
individuos aislados en “compartimentos históricos” separados. Por el contrario, el filósofo
“B” reacciona positivamente al filósofo “A”, y forma una escuela; pero el alumno “C”
rechaza las opiniones del maestro, mientras que el alumno “D” sólo las modifica. Cada
uno de estos estudiantes adquieren entretanto sus propios discípulos. Por ende la historia
de la filosofía llega a ser un proceso activo, capaz de cambio y desarrollo. Los movimientos
crecen y declinan, son absorbidos por otros movimientos, o estimulan aun el nacimiento
de otros. Desenredar la complejidad de este proceso filosófico es la tarea del historiador
de filosofía. Y precisamente aquí se manifiesta su propio prejuicio: enfrentando con una
masa de escritos filosóficos, el historiador debe analizar, deducir, explicar y evaluar.
Mientras lo haga, hace juicios; y cada juicio demanda un criterio. ¿Qué criterio usar?
Una crítica inicial de la pretendida objetividad del historiador de la filosofía
Los criterios que el historiador de filosofía usa son determinados no por su análisis
teórico, sino por un compromiso anterior que precede a todas las actividades teóricas, y
gobierna a ambos análisis y evaluación. Este compromiso no es teórico o analítico, sino
demuestra un carácter confesional.
Un ejemplo aclara esto: un historiador cristiano empezará su análisis de, por ejemplo,
los filósofos griegos, con el reconocimiento de que le hombre pagano suprime la verdad
de una manera perversa e injusta (Rom. 1:18). El cristiano comprometido está,
precisamente, comprometido con la luz de la “Revelación-Palabra”. El sabe o debe saber
el verdadero estado de los asuntos, y por tanto deberá reconocer las distorsiones paganas
de Platón y Aristóteles. Su análisis de la filosofía griega será - por lo menos debe ser -
decididamente cristiano, es decir, un análisis que destape y demuestre el carácter
apóstata del pensamiento pagano.
El humanista racional, por el otro lado, analizará los filósofos griegos en una manera
completamente diferente. Su análisis será determinado por la creencia de que la esencia
4
del hombre es su racionalismo. El está comprometido con la presuposición de que el
hombre es esencialmente un ser racional “autónomo”, sin necesidad de Dios ni de
redención. Para él, Platón y Aristóteles no son pensadores apóstatas, sino luces
resplandecientes en el firmamento de una supuesta “Razón”.
Observemos que el compromiso del cristiano, como el del humanista racionalista, no
es el resultado del análisis. Al contrario, el análisis presupone confesión. El cristiano
confiesa la soberanía de Dios y el estado caído de las criaturas como también la radical
redención en Jesucristo, mientras que el humanista confiesa la autonomía y racionalidad
del hombre. Para ambos, análisis y evaluación siguen sus respectivas confesiones sobre la
esencia del hombre y la realidad que lo rodea.
Aquellos que creen en la así llamada objetividad, o sea una evaluación
presumiblemente neutral de supuestos “hechos”, no puede escapar de esta misma
situación de seguir a una u otra confesión, ya que ellos también comienzan con un
compromiso (precisamente con la presuposición de la “neutralidad”). La creencia en el
ideal de la “objetividad” llega así a ser nada más que un prejuicio colosal.
5
La triste historia del pensamiento cristiano en decadencia
Parecería que en los prácticamente 2000 años de cristiandad suficiente atención se
hubiera dado ya al desarrollo de una filosofía cristiana integral, a un sistema de referencia
en el cual pudiéramos apoyarnos, para que hoy en día hábilmente la utilizáramos en
nuestras investigaciones históricas. Desafortunadamente, no es así. Durante los primeros
quince siglos y medio, la cosmovisión del cristianismo llegó a ser completamente infectada
y contaminada por el pensamiento pagano, hasta el punto en que a veces es difícil
determinar qué es de Aristóteles y qué es de Cristo. La Reforma del siglo XVI, aun cuando
logró romper el estrangulamiento de que era perpetradora la Iglesia Católica Romana,
fracasó en iniciar una reforma radical de acceso a toda la vida, incluyendo la actividad
filosófica.
En los siglos que siguieron a la Reforma, empero, surgió (si bien en muy pocos
lugares) el discernimiento de que “toda la vida es religión”, y empezó a madurar esta
confesión radical hasta cuando Abraham Kuyper pudo proclamar públicamente el llamado
para llevar a cabo “la antítesis”. Mientras tanto, prácticamente toda la civilización
occidental continuó estando dominada en forma muy estrecha por el humanismo y
secularismo. El Evangelio continuó siendo acosado en, y extirpado de, todas las áreas de la
vida. Así el cristianismo llegó a ser una religión personal y privada: limitada a las paredes
de la iglesia, a la vida privada en el hogar y al esfuerzo misionero. Este impotente y
decadente cristianismo, que observamos en nuestro presente mundo occidental, es
simplemente la conclusión de un largo proceso histórico. Hoy vemos que no sólo la
actividad científica, el mundo de la política y el trabajo, así como también la educación,
están dirigidos y determinados por el espíritu del humanismo apóstata, aún la iglesia y la
teología misma están siendo secularizadas. Sólo hemos de pensar, por ejemplo, en los
teólogos de la “muerte de Dios”, o el libro de Havey Cox, La ciudad secular, para discernir
“la escritura en la pared”.
Nuestra esperanza reengendrada: el llamado de Abraham Kuyper a contrarrestar el
sincretismo espiritual.
Sin embargo, el llamado de Abraham Kuyper no fue despreciado. Dios mismo levantó
hombres en estas horas críticas. Llevando hacia adelante el trabajo de Juan Calvino, ellos
proclamaron la soberanía de Dios y el reinado de Jesús sobre la vida total, incluyendo la
filosofía. La Reforma del siglo XVI fue puesta en camino otra vez, con el resultado de que
hace alrededor de cuarenta o cincuenta años, una filosofía decididamente cristiana fue
surgiendo. Los instrumentos en este brotamiento fueron los profesores Dooyeweerd y
Vollenhoven de la Universidad Libre (Reformada) de Ámsterdam, Holanda. Estos hombres,
y creciente número de seguidores de ellos, en su lucha por reformar toda la vida se
6
adhirieron al conocimiento bíblico de Agustín, Calvino y Kuyper. La filosofía cristiana que
surgió de este esfuerzo la llamaron “Filosofía de la Idea Cosmonómica”, o simplemente,
“Filosofía de la Idea de la Ley”.
Hoy la Filosofía de la Idea Cosmonómica es la única filosofía integralmente cristiana
accesible a la comunidad cristiana. En esencia, esto quiere decir que ahora la comunidad
de los redimidos está equipada, filosóficamente hablando, para romper las ataduras del
escolasticismo y humanismo que han estorbado y restringido los intentos de desarrollar el
pensamiento y teorías claramente redirigidas por el Espíritu del Señor, no sólo en la
filosofía, también dentro de todas las esferas de la vida en sus respectivas ciencias.
Análisis de la crisis actual del pensamiento teórico por el Profesor Herman
Dooyeweerd.
La importancia de esta situación no puede ser sobreestimada. La presente comunidad
cristiana se encuentra en una posición crucial en su historia, no sólo porque el ataque de
la apostasía sobre la Iglesia está siendo más intenso, como hemos observado, sino porque
las fuerzas humanísticas que controlan nuestra civilización están empezando a
desplomarse. El Profesor Dooyeweerd ha descrito la situación como sigue:
“Desde las últimas décadas del siglo pasado, tres fenómenos han principiado a
enunciarse a sí mismos en la filosofía occidental, de cuyo significado y mutua conexión
nosotros en el siglo XX podemos gradualmente formarnos una mejor opinión. En primer
lugar, vemos el asentamiento del proceso decadente de la filosofía humanística, la cual
desde el Renacimiento había ganado por sí misma una posición dominante en el
pensamiento occidental y había alcanzado su cenit en el idealismo alemán; después del
colapso de ese idealismo, gradualmente se enredó en una crisis de fundamentos, de la
cual hasta el momento parece no poderse recobrar”.
“En segundo lugar, en los círculos católicos romanos el gran renacimiento de la
filosofía escolástica, particularmente tomista, tiene su principio en este período, siendo
introducida por la encíclica Aeterni Patris, la cual el Papa León XIII promulgó en 1879.”
“En tercer lugar, en ese mismo período debe de notarse el crecimiento de la reflexión
filosófica independiente en los círculos protestantes que han permanecido leales a los
fundamentos de la Reforma. Aquí, sin embargo, el esfuerzo de llegar a una reforma
esencial del pensamiento filosófico permanece limitado al movimiento moderno calvinista
al cual el hombre del Dr. Abraham Kuyper está indisolublemente atado. Este movimiento
espiritual en el período más reciente ha llevado fruto en el surgimiento de una filosofía
reformada independiente, la cual tomó el nombre de ‘Filosofía de la Idea Cosmonómica’
(Wijsbergeerte der Wetsidee)”.
7
“La cercana interconexión de estos tres fenómenos no puede ser negada.
Subrayándolos está la crisis de la moderna cultura occidental, ya que los principales
patrones espirituales, o factores-raíz (de la antigua civilización, -del cristianismo, y del
humanismo-) habían permanecido en constante tensión uno con otro”.
“Esta tensión no puede ser removida por alguna clase de mecanismo de ‘balanceo de
fuerzas’. Para una dirección firme en el desarrollo cultural, una fuerza controladora es
necesaria”.
“En la civilización griega clásica, esta era la polis, o ciudad-Estado que fungía como
portador de la nueva cultura-religión; en tiempos clásicos romanos, la república y,
después, el emperador como portadores del religioso ‘idea del imperium’. Este ideal sigue
en el período bizantino, en el cual la idea del santo imperio (sacrum imperium)
externamente es reconciliado con un cristianismo perseguido, un conflicto que había
significado para toda la antigua cultura una crisis en los fundamentos”.
“Después de la Edad Media, durante la cual la Iglesia Católica Romana había visto la
posibilidad de tomar el papel directivo, la siguiente gran crisis aparece con el surgimiento
del moderno movimiento renacentista, preparado para el nominalismo del antiguo
escolasticismo; en este movimiento el factor de la antigua cultura (su significado
esencialmente cambiado por el creciente humanismo) comienza a romper el control
eclesiástico, a la vez que el gran movimiento de la Reforma se levanta, aunque desde otro
punto de vista, para también militar contra la cultura eclesiásticamente unificada del
romanismo”.
“Mientras tanto, en las tierras que permanecieron leales a la Iglesia Católica, el
catolicismo romano una vez más se concentra sobre la Contrarreforma y definitivamente
prepara el camino para la recepción de la cultura renacentista; en tierras protestantes el
control de la cultura está por corto tiempo en las manos del movimiento de la Reforma.
Vemos, gradualmente, la aparición del nuevo movimiento en el desarrollo de la
civilización occidental, en el cual el romanismo y la Reforma son forzados hacía atrás, por
el humanismo moderno, como fuerzas controladoras de la cultura. No fue que las
primeras dos con eso fueran eliminadas como fuerzas-raíces del desarrollo histórico del
occidente. Más bien, ellas permanecieron indestructiblemente trabajando -en parte,
como antítesis a la nueva concepción del mundo y de la vida (cosmovisión que había
logrado secularizar el cristianismo en una ‘religión racional de la personalidad’), en parte,
en una aparente síntesis en muchos aspectos con las nuevas ideas humanísticas, que
ahora salen a escena como formadoras de la historia. Pero ya no, como antes, pueden
poner -el romanismo y la Reforma- su estampa sobre la civilización occidental; en el
8
esfuerzo histórico por controlar el espíritu de la cultura ellos han sido puestos a la
defensiva por dos siglos; el papel de control ha pasado por ahora al humanismo.
“Sin embargo, desde las últimas décadas del siglo anterior vemos acentuándose el
proceso general de deteriorización de la cosmovisión humanística, la cual gradualmente
está siendo puesta a la defensiva, de la misma manera, por las nuevas fuerzas culturales,
ahora anti-humanistas, que están surgiendo. Junto con esto un período de transición en la
historia mundial, imponente y enorme, se ha enunciado, en el que una lucha temible pero
aún indeterminada, por el control de nuestra cultura occidental, está siendo llevada a
cabo”.
“En este aparente estado de transición caótico aquellas antiguas fuerzas culturales del
occidente ya espiritualmente consolidadas, el catolicismo rumano y la Reforma, están
también una vez más empezando a surgir, y ahora con armas modernas, en la gran lucha
espiritual, no solamente para defender los fundamentos cristianos de la moderna
civilización, sino para demandar una vez más el liderazgo, una sí y otra no, en la batalla
por el futuro -aún tan oscuro- del occidente”.
El reto planteado por el Profesor Evan Runner.
El Dr. Evan Runner, respondiendo a esta inquietante advertencia sobre la
incertidumbre moderna, escribe de la actitud que deberíamos guardar en estos
momentos “oscuros y terribles”:
“Debemos dar gracias a Dios y tomar aliento. Nadie podrá ya dudarlo: se multiplicaran
casi diariamente las señales indicando que, aunque en grandes extensiones de la
cristiandad la Causa cristiana languidece y se debilita por causa de una determinación
(debido siempre, por supuesto a falta de fe) para vivir íntegramente a la luz de la Palabra
de Dios, y por razón de acomodarse hasta con afán (en pensamientos y acción) con el
mundo que nos rodean sin embargo, Dios ha querido empezar a realizar una poderosa
obra en medio de nosotros. En estas conferencias estamos experimentando una
rehabilitación de la Palabra de Dios en su significado integral, como principio director de
toda nuestra vida, de nuestro ‘andar’ en la vida, o sea, como la dinámica de nuestra vida.
Específicamente, como estudiantes hemos sido traídos a observar la totalidad de la
empresa científica como un ‘momento’ de nuestra religión, como una particular manera
de que todo nuestro corazón responda a Dios quien se dirige a nosotros por su Palabra”.
“Por todas partes del mundo hay multitud de cristianos que han aprendido a usar las
Sagradas Escrituras para ‘probar’ este o aquel punto de la teología católico romana,
arminiana, luterana o calvinista. Hay asimismo un gran número de estudiantes cristianos
que parecen contentarse con memorizar más o menos los materiales de sus diversas
9
ciencias, en cualquier forma que estos materiales han venido a asumir en el desarrollo
histórico de la mente moderna secular -así como si el pensamiento científico (y el
resultado de ahí obtenido), fuese algo autónomo, p.e., desintegrado de la ‘visión-raíz’, la
‘experiencia-raíz’ de hombres religiosos. En el mejor de los casos, han intentado enmarcar
las áreas del pensamiento científico aún (escrituralmente) no-reformadas, con algunas
proposiciones prestadas de la ciencia teológica (más o menos escrituralmente dirigida) -la
llamada theologische Lehnsatze- en un desafortunado esfuerzo por limitar el alcance de la
motivación apóstata, poderosa y religiosa, que opera entre ellos”.
“Son, ciertamente, pocos los que han venido, como nosotros lo estamos haciendo
aquí, a la experiencia del poder integral impulsivo de la divina Palabra en la más íntima
raíz (el corazón) de nuestra existencia, de modo que nuestra entera ‘expresión-de-la-vida’
(todos nuestros actos, tanto los así llamados ‘teóricos’ como ‘prácticos’) sea dirigida por la
misma Palabra. ¿Y qué es esta cosa bendita que hemos experimentado aquí, en este lugar,
si no un redescubrimiento del ‘oír y hacer’ bíblico, un recobrar la más profunda intención
del movimiento reformador de Lutero y Calvino? Pues para estos reformadores también,
la vida es religión, o sea, respuesta. Entendieron bien que Dios es el primero, y que llamó
al hombre a ‘andar’ delante de sí como siervo suyo, en amante obediencia; que le
adorasen y sirviesen en la administración de la tierra en una variedad de oficios. Este es el
coram Deo vivere de la Reforma. Que Dios haya tenido a bien abrir nuestros corazones
para entender una vez más este sentido integral de la divina Revelación-Palabra, nos
impulsa, de cierto, a darle gracias de todo corazón”.
“Pero también a tomar aliento. Somos llamados a vivir nuestras vidas en tiempos
oscuros y terribles. Desde el tiempo de la Revolución Francesa nuestros días han estado
llenos de creciente confusión por todos lados, con revoluciones y actos de violencia que
parecen sólo ir en aumento, en importancia e intensidad. Para más y más personas la vida
parece falta de significado. Aún en la Iglesia, gran número de gente se ha acomodado a los
caminos seculares en el vivir y pensar, de modo que el poder engañoso de Satanás está
obrando poderosamente en el mundo. Podemos entender bien las palabras de Groen Van
Pristerer, que dijo: ‘La sociedad moderna, con todas sus excelencias, habiendo caído en la
esclavitud de la teoría atea está siendo seducida, más y más, a una negación sistemática
del Dios viviente”.
“Sin embargo, es a este mundo que Dios entró en la persona de su Hijo. La Palabra
renovadora, restauradora, reconciliadora y redentora de Dios ha llegado a este mundo y
ha vencido el poder del rebelde engañador y su destructora revolución nihilista. ¡Cristo es
victorioso! El ha hecho todas las cosas nuevas; las fuerzas del mal están derrotadas
¡Aunque ellas no se den cuenta del hecho! Dios nos ha dado su Palabra, no solamente
10
para ser nuestra Luz, sino también nuestro consuelo y promesa. La Palabra de Dios es para
la renovación y cura de las naciones (Ap. 21:24 y 22:2). Y si nosotros continuamos
creyendo -con una fe viva; ya lo comprenderéis que no sea un esperar pasivamente en un
acto de Dios- entonces Cristo, quien conquistó hasta lo sumo y ha empezado una buena
obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día de su venida en poder y gloria. Esto es
siempre nuestro ‘único consuelo, tanto en la vida como en la muerte’”.
“Si nosotros continuamos tan sólo creyendo. Pero la fe es obediencia. ‘La fe’, leemos
en el libro The Bible and the Life of the Christian p. 77, ‘es obediencia a la revelación, es
escuchar de buena voluntad la Palabra de Dios, lo que produce actos de fe adecuados a
nuestro tiempo y situación (Sal. 81:12-15). La fe que vincula obediencia es la victoria que
vence al mundo. El texto de Proverbios 3:5,6 puede ser traducido así: ‘confía de todo
corazón en Aquél cuya palabra es fiel… y Él aclarará tú camino’. Hay aparentemente
obstáculos imposibles y barreras infranqueables que las ‘huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes’ ponen a nuestro paso, pero Dios abrirá el camino. Nuestra obra
es significativa y será efectiva, si nosotros sólo continuamos creyendo. Confiemos y
obedezcamos, y Dios derramará sobre su pueblo aquí todas las múltiples bendiciones que
se desprenden de su redención cósmica. De este modo podemos levantar confiadamente
nuestros ojos esperando que las montañas sean removidas, que los impedimentos
espirituales en las regiones celestes sean restringidos, y veremos dibujarse en lontananza
el Reinado de justicia de Cristo, apareciendo acá y allá en la tierra. El Señor ha tenido a
bien empezar la renovación de toda nuestra vida. Apelamos a esta promesa; creamos;
resistamos al maligno y huirá de nosotros. La Palabra de Dios, y ella solo -pero
seguramente- nos ofrece perspectivas a la vida humana. Por cierto, podemos dar gracias a
Dios y tomar aliento”.
El mismo Dr. Runner en otros de sus escritos -tomamos el primer ensayo de su libro,
tan altamente recomendable, Religión escritural y tarea política (T.S.E.L.F., y Vida 1972)-,
nos ofrece la conclusión más adecuada para nuestro estudio; su punto de vista,
vigorizante y alentador, es precisamente la perspectiva robusta que buscaremos utilizar
en nuestro análisis adelante:
“Debemos hacer una pausa para agradecer a nuestro Dios traernos al Reino en un
tiempo como éste: un tiempo en el cual podamos utilizar al máximo la luz que Dios, en las
Escrituras, ha arrojado sobre nuestra existencia humana para que nosotros podamos
llegar a una explicación filosófica verdaderamente cristiana -una interpretación del
mundo, del hombre y de la vida ¡Tocada por la Palabra de Dios! La luz que el Dios
revelador ha derramado sobre nosotros y nuestro mundo es urgentemente necesaria en
este día de aparente caos y de adiestramiento de fuerzas para lo que, indudablemente
11
será una lucha cultural gigantesca. Se necesita de una luz en ‘las tinieblas de la oscuridad’,
en la cual nuestros propios compatriotas están intentando resolver los muchos problemas
distorsionados de la civilización. ¿Quién puede decir si el Espíritu de Dios nos usará para
realizar la tarea de volver a nuestros compañeros de la oscuridad a la luz de la vida? (Est.
4:14). El Señor sólo requiere de nosotros que seamos fieles testigos. ¿No deberemos
nosotros creer, estudiar y trabajar?”.
Si, estudiaremos y trabajaremos. Y para comprender la naturaleza de esta gigantesca
lucha cultural, de la que Dooyeweerd y Runner están hablando, se necesita el estudio de
la Historia de la Filosofía. Nos limitaremos a la historia de la filosofía en el contexto
cultural de la civilización occidental. Hacemos esto no porque juzguemos la filosofía hindú
o china sin importancia, sino porque el tiempo y el espacio nos limitan a las más
importantes influencias sobre nuestra situación actual, como partícipes de la historia
occidental. Debemos de considerar estas influencias y trazarlas de regreso a su origen.
Como vimos, no podemos ir a cualquier libro de texto. Tampoco ninguna comunidad
cristiana ha producido hasta el momento una gran abundancia de análisis filosóficos.
Los inicios del trabajo por delante: el método “Probleem-Historische” del Profesor
D. H. Th. Vollenhoven.
A la vez, estamos agradecidos que un trabajo pionero sí se está llevando a cabo por
los de la Filosofía de la Idea Cosmonómica. En particular, el Profesor D. H. Th. Vollenhoven
ha dedicado mucho de su vida al análisis de la historia de la filosofía. Sus logros son
realmente impresionantes; han preparado, junto con los trabajos hechos por
Dooyeweerd, la posibilidad de un relato plenamente sistemático de la historia de la
filosofía desde una perspectiva cristiana.
El método utilizado en la formulación del informe sistemático originado por
Vollenhoven, y cuyos resultados analíticos han sido tan altamente satisfactorios, es
denominado por el autor mismo como el método “probleem-historische” (o, más amplio:
consequen probleem-historische methode; la traducción es difícil: “método histórico-
problema consistente”). Este método de Vollenhoven provee una vista panorámica de las
concepciones filosóficas basadas en tipos de ontología y movimientos históricos sucesivos.
De esta manera no solamente está orientado hacia la construcción de los conceptos
sistemáticos de una filosofía cristiana (la de la Idea Cosmonómica), sino que también
aclara la inmensa confusión que los historiadores seculares han logrado crear. Es de
esperarse que este sumo esfuerzo de Vollenhoven, a la vez metódico y penetrante, pueda
hallar la debida y entusiasta recepción entre un creciente número de eruditos cristianos y
estudiantes de filosofía.
12
La contribución realizada por Dooyeweerd: Un fundamento subyacente pre-teórico
sostiene y dirige la filosofía.
El Profesor Dooyeweerd en sus escritos ha llamado nuestra atención hacia otro
aspecto de la historia de la filosofía. En vez de analizar las concepciones filosóficas en
término de métodos rígidos, como el que usa Vollenhoven, él se ha enfocado en sus obras
más sobre las condiciones universales del pensamiento filosófico; ha puesto, de esta
manera, al descubierto los compromisos religiosos de los filósofos, así como los límites del
pensamiento teórico. Dooyeweerd ha seguido a Calvino en expresar el compromiso de
que “la religión define al hombre”. “Esta convicción”, nos dice el Dr. Seerveld, “de que
toda la vida humana, incluyendo el pensamiento, es una operación religiosa con el
hombre en camino hacia la vida eterna o en el camino hacia la muerte -tal como
Deuteronomio 30 lo pondría-, es, me parece, que sea una afirmación determinante para el
estudio de la filosofía, marcada por discernimiento bíblico”. Según Dooyeweerd, entonces,
toda actividad filosófica -en realidad toda la vida humana-, es impulsada por una fuerza
motriz la cual él llama, por su naturaleza propia, un “motivo-base religioso”. ¿Qué significa
esto? El Dr. Seerveld lo explica como sigue:
“Por ‘motivo religioso’ (religieuze drijfkracht) Dooyeweerd quiere decir la efectiva
δυναμις trascendente, la cual agarra el corazón de una persona, llegando a dominar y a
llenar -consciente o inconscientemente- todas sus acciones. El motivo religioso es el poder
que nos mueve -la obra dinámica del Espíritu de Dios, o de un espíritu idólatra, en la mera
raíz del hombre, quien tan embebido se mueve (¡motivado!) con temor, temblor y
curiosidad”.
Dooyeweerd ha encontrado cuatro de estas fuerzas motrices o “motivos-base
religiosos”, cada una de las cuales identifican la naturaleza comprometida de la actividad
filosófica en el mundo occidental. Tres de los cuatro motivos-base, apóstatas en su
carácter, exhiben una tensión interior la cual ninguna cantidad de teoría podrá disolver.
El motivo-base religioso “materia/forma”.
Al primero de los cuatro motivos-base Dooyeweerd le llama el motivo religioso de
materia y forma. La dialéctica materia/forma caracterizó toda la filosofía griega pagana, y
no debe ser de inmediato identificada con el concepto materia y forma en la filosofía
aristotélica. Para comprender lo que quiere decir Dooyeweerd debemos considerar
brevemente el trasfondo mitológico de la civilización griega.
Durante el período temprano de la historia griega la adoración se centraba
esencialmente alrededor de poderes naturales. La religión griega era en esta condición
una “religión de la naturaleza”. Estos primeros griegos adoraban una “corriente-de-vida”
13
sin forma, y de la cual, periódicamente, generaciones de seres surgían (todos sujetos al
destino, a la podredumbre y la muerte). Les parecía a ellos que las cosas cobraban vida
por medio de esta continua, perpetua corriente-de-vida, y luego eran tragados de nuevo.
Hay un continuo proceso de llegar-a-ser y desaparecer. La corriente-de-vida solamente
puede continuar si los individuos al final de su tiempo asignado son absorbidos de nuevo.
De aquí que los hombres individuales y las cosas están condenados a morir y deteriorarse,
de manera que el círculo pueda continuar. Sobre todo, están unas fuerzas ciegas e
indeterminadas, por ejemplo, ανανκη (necesidad) y μοῖρα (destino).
En un período de desarrollo más tardío un nuevo tipo de religión surgió, a saber, una
“religión de la cultura”, representada por los dioses homéricos (los mismos que vivían en
la cima nevada y resplandeciente del monte Olimpo). Estos dioses habían dejado la Tierra-
Madre con su ciclo eterno de vida y muerte, y adquirieron una forma personal e inmortal
de espléndida belleza. Se convirtieron de esta suerte en dioses de forma, medida y
armonía permanente.
Estas dos religiones se combinaron para hacer surgir a la dialéctica interior del motivo
materia/forma griego. La religión de la naturaleza contribuyó con el principio de la
“materia”, es decir, mortalidad y cambio: los elementos de misterio y oscuridad sin forma.
De la religión de la cultura, el motivo-base griego heredó la “forma”, es decir, el ser
permanente: fijeza, luz y esplendor celestial, así como la razón. Estos dos principios,
mutuamente exclusivos, controlaban, dice Dooyeweerd, todo el pensamiento griego. Por
ejemplo, el “todo es flujo” de Heráclito de Éfeso está claramente orientado al motivo
“materia”, mientras que las formas permanentes de las matemáticas de Pitágoras reflejan
el principio de “forma”. Platón postuló las ideas permanentes (forma) enfrente de un
mundo cambiante y de primer plano (materia). Aristóteles intentó colocar un puente
sobre el abismo así expuesto sobre la materia y forma, inventando para tal caso la relación
entre “potencia” y “acto”.
El motivo-base religioso bíblico: “Creación, Caída y Redención”.
Dentro del mundo griego de forma y materia el Evangelio inyectó el radical motivo-
base bíblico: Creación, Caída y Redención. Este tema central de las Escrituras constituye el
punto de Arquímedes, el “compromiso-de-corazón” que determina toda la actividad
cristiana. Es el poder que controla, que gobierna una vida dirigida por el Espíritu Santo. Es
el motivo-base religioso del cristianismo: más allá del alcance de la investigación teórica o
de la exégesis.
En su discusión sobre la relación entre filosofía o teología y este motivo bíblico pre-
teórico, Dooyeweerd pone al descubierto lo siguiente:
14
“…por lo tanto el tema central de la Sagrada Escritura, específicamente, la creación, la
caída en el pecado y la redención por Cristo Jesús en la comunión del Espíritu Santo, tiene
una radical unidad de significado, la cual está relacionada con la unidad central de la
existencia humana. Realiza el verdadero conocimiento de Dios y de nosotros mismos, si
nuestro corazón se encuentra verdaderamente abierto por el Espíritu Santo de tal modo
que esté colocado en el puño de la Palabra de Dios y se haya convertido en un prisionero
de Jesucristo. Mientras este significado central de la Revelación-Palabra esté en disputa
estamos más allá de los problemas científicos, tanto de teología como de filosofía. Su
aceptación o rechazo es para nosotros un asunto de vida o muerte, y no una cuestión de
reflexión teórica. En este sentido, el motivo central de las Sagradas Escrituras, es el común
punto de partida supra-científico de una teología realmente bíblica y de una filosofía
realmente cristiana. Es la ‘llave del conocimiento’ de la cual Jesús habló en su discusión
con los escribas y abogados. Es la presuposición religiosa de cualquier pensamiento
teórico que justificadamente afirme un fundamento bíblico. Pero, como tal, nunca puede
transformarse en objeto teórico de la teología; de la misma manera que ni dios, ni el yo
humano, pueden convertirse en tal objeto”.
El motivo-base religioso “naturaleza/gracia”.
La síntesis filosófica medieval está caracterizada por un tercer motivo-base:
naturaleza y gracia. Las implicaciones de este motivo han de ser tratadas más adelante. En
esencia, el motivo naturaleza/gracia es el producto de una mentalidad de síntesis, la cual
adoptó el motivo antiguo y cargado de tensión de los griegos (materia/forma), y la
incorporó como “naturaleza” en el nuevo motivo medieval. De la misma manera, redujo el
motivo radical bíblico a una mera presencia de “gracia” sobrenatural, impuesta sobre la
naturaleza. El carácter dialéctico del motivo naturaleza/gracia es, por lo tanto, compuesto:
un dualismo fundamental.
Es instructivo el observar cómo el discernimiento de Dooyeweerd con respecto al
carácter de este motivo-base sincrético clarifica problemas tradicionales. Las pruebas de
Dios postuladas por Tomás de Aquino, por ejemplo, han estado sujetas a una variedad de
críticas, mayormente de naturaleza lógica. Sin embargo, Dooyeweerd demuestra el
carácter religioso de estas pruebas, señalando que la “teología natural” de Tomás -un
habitante del mundo de “naturaleza”- está orientada al motivo base griego de
materia/forma. Siendo que en la filosofía griega la “forma” ganó la ventaja y fue deificada
tanto por Platón como por Aristóteles (hemos de recordad que el dios de Aristóteles es
“pura forma”), Tomás pudo argumentar como sigue: vemos cambio y movimiento en
todas partes, y siendo que una serie infinita no es posible, debe de haber un primer
motor, un ser no movido que ha producido el cambio -y este ser no cambiante es Dios.
15
Esta “prueba”, señala Dooyeweerd, presupone las primicias de la “forma”. Pero
supóngase, continúa Dooyeweerd, que yo argumentaría: En todas partes veo formas
terminadas de plantas, animales, hombres y así por el estilo. Veo como estas formas
llegan a ser y como mueren, un ciclo continuo (la corriente-de-vida sin forma es la religión
griega), el cual evidentemente causa que las formas lleguen a existir, de hecho el ciclo de
cambio es la condición para la forma. Por lo tanto el proceso de cambio de llegar-a-ser y
de morir (no un motor no movido) es la causa de toda forma ¡y ese proceso de cambio es
Dios! Nótese que este argumento hipotético de Dooyeweerd es tan válido como las
“pruebas de Dios” de Aquino; sólo depende de cuál polo de la dialéctica religiosa
materia/forma el controversista haya absolutizado.
El motivo-base religioso “naturaleza/libertad”.
Ya en nuestra discusión de Kant nos familiarizaremos con el cuarto motivo, el de
naturaleza/libertad. En breve, tan pronto como la “gracia” fue eliminada, la “naturaleza”
es un universo mecánicamente determinado, como demanda el renacimiento y los
racionalistas tempranos, entonces ¿Qué lugar hay para la (supuesta) libertad autónoma
humana? Los racionalistas estaban fuertemente orientados hacia la “naturaleza”, aun
algunas veces llegando a excluir la “libertad” (p.e., Hobbes). El irracionalismo
contemporáneo se ha ido al otro extremo: la “libertad” es enfatizada al punto de que
prácticamente no queda ninguna “naturaleza” (p.e., el existencialismo).
Nuestro uso de los términos “Historia de la Filosofía”.
Ahora que estamos listos para comenzar nuestro estudio de la historia de la filosofía,
hacemos bien si mantenemos en mente la ambigüedad que encontramos en los mismos
términos “historia” y “filosofía”.
Primero que todo, examinemos sucintamente la palabra “historia”. Los griegos
usaban este término para significar “buscar”, “indagar” o “investigar”. Podemos
fácilmente distinguir dos significados: (1) Primero, los eventos o hechos actuales. Por
ejemplo, cuando Bruto apuñaló a Cesar, ocurrió un evento actual; o también, nosotros
decimos “los titulares de la prensa de hoy hacen historia”; o alguien hace algo singular, y
por ese mismo hecho él hace historia. (2) En segundo lugar, la investigación científica (o
sea el informe) de estos eventos. Esto claramente es distinto a los propios eventos: el
evento actual no es la misma cosa que el punto de vista (o sea, la interpretación de lo que
de veras ocurrió en el evento) de alguien humanamente limitado. Esto es así, ya que el
historiador ve los eventos como hombre. Siendo que los hombres “ven” los eventos
distintamente, no es de maravillarse que “historia” en el segundo sentido (segunda
definición) tenga una variedad de contenido. Historia en este último sentido involucra
16
teoría, y con esta distinción en mente, recordemos lo que dijimos respecto al inescapable
compromiso pre-teórico del investigador filosófico.
Una similar ambigüedad reside en el término “filosofía”. “Filosofía” se deriva de dos
palabras griegas: “” y “”, que se combinan para significar “amante de la
sabiduría”. Aquí, otra vez, fácilmente distinguimos dos significados, a saber: (1) Primero, la
actividad humana de filosofar. Es decir, el actual compromiso de los seres humanos en
una búsqueda del conocimiento y de la sabiduría. (2) En segundo lugar, el producto del
hecho de filosofar. En este renglón distinguimos el cuerpo de juicios y criterios que
articula el filósofo como resultado de la actividad filosófica.
Debe ser inmediatamente evidente que la expresión “historia de la filosofía” utiliza a
ambos términos, “historia” y “filosofía”, en un segundo significado. En otras palabras,
habremos de investigar científicamente el cuerpo de juicios del pasado (historia) que
resultaron de la búsqueda del hombre de lo que es sabiduría con respecto al sentido de la
vida y nuestra razón de ser (filosofía).
Nuestro compromiso cristiano.
No hemos de ocultarlo: deseamos llevar a cabo esta investigación cristianamente.
Esto quiere decir que debemos dejar que la luz de la Palabra de Dios alumbre la historia de
la filosofía. Los métodos y criterios que usamos deben de estar de acuerdo con nuestro
compromiso cristiano. Consecuentemente, en la historia de la filosofía vemos a hombres
buscando, a tientas, un entendimiento de lo que nosotros ya sabemos es un cosmos
regido por ley. Las Escrituras nos hablan acerca de Dios, acerca de la ley de Dios y acerca
de la creación. Dios soberano dador de la ley, creó el cosmos por su Palabra: su Palabra es
Ley. Momento a momento el universo es sostenido por su fidelidad, a través de Cristo
Jesús. El hombre debía de verter la creación, en servicio amante y obediente, a los pies de
su Señor y Creador. Después de la Caída, sin embargo, el hombre apóstata busca utilizar
precisamente a esta creación, o una parte de ella, como el punto de apoyo en su rebeldía
contra el Creador. Pero al intentar hacer esto, continuamente es enfrentado por las
ordenanzas de la creación -es decir, la Ley- de Dios. Debemos mantener esta situación
continuamente en mente al aproximarnos a la historia de la filosofía.
Un obstáculo final.
Una última pregunta permanece para ser considerada en esta introducción. ¿Cómo
debemos de dividir la historia de la filosofía? ¿En qué períodos? Aquí de nuevo debemos
de permitir que las Escrituras jueguen un papel determinante. Debemos preguntar: ¿Qué
efecto tuvo la Palabra de Dios en el filosofar del hombre?
17
Ahora bien, en vista del hecho de que, en los siglos antes de Cristo, la Palabra-
Revelación estaba restringida a Israel, las antiguas filosofías griegas y helenísticas estaban
privadas de esta gran luz, y por lo tanto tenían un decidido carácter pagano. Cerca del 40
d. C., cuando el Evangelio otra vez fue conocido fuera de Israel, la filosofía fue confrontada
con el poder de la Palabra divina, como ha expuesto Dooyeweerd. Este evento la llamó,
como hemos visto, la era de la síntesis filosófica -un período caracterizado por los intentos
de reconciliación y unión, de la filosofía pagana, con el cristianismo. Esta filosofía jugó un
papel predominante hasta aproximadamente 1550, cuando el surgimiento del Calvinismo
(y del humanismo) empezó a atacar la mentalidad sintética. En vista de estas distinciones
fundamentales hechas por Dooyeweerd, podemos hoy en día dividir a la historia de la
filosofía en tres períodos principales:
(1) Antigüedad - hasta 40 d. C.: Filosofía antes de la síntesis.
(2) 40 d. C. - 1550 d. C.: Filosofía de la síntesis.
(3) 1550 d. C. - hasta el presente: Filosofía anti-síntesis.
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PRIMER PERÍODO PRINCIPAL
LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
ANTES DEL SURGIMIENTO DE LA SÍNTESIS
19
INTRODUCCIÓN
El hecho de que la Palabra-Revelación no estuviera disponible al antiguo mundo
helénico conllevó serias consecuencias. Por un lado, en su filosofar los griegos no podían
reconocer a la Palabra creadora como la orden-de-Ley fundamentando al cosmos, bajo la
pavorosa soberanía de Dios. Como se habría de esperar, surgieron como resultado
inescapable de una infinita variedad de opiniones distorsionadas con respecto a lo que
constituía la realidad. Por otro lado, una segunda consecuencia fue que los griegos no
podían entender qué es el hombre. Sabemos que sin tener a la Palabra-Revelación para
que nos instruya, permanecemos sin esperanza y en la oscuridad. Al verdadero
autoconocimiento no se puede llegar por análisis o reflexión teórica: depende justamente
del poder de la Palabra de Dios, que nos revela a nosotros lo que somos, a saber, criaturas
hechas a la imagen de Dios, hechas para servir al Creador en amante obediencia. El
hombre fue creado para caminar en comunión-de-pacto con su Hacedor. Las Escrituras
hablan del hombre como poseedor de un “corazón”. Esto le diferencia de otras criaturas.
El hombre, como corona de la creación, dirige su corazón, es decir, su ser total, hacia Dios
su hacedor -o en apostasía se vuelve hacia algún ídolo. Este estado de cosas era
desconocido para los griegos de esta época. Como resultado, en ninguno de los conceptos
griegos encontramos el discernimiento religioso que el hombre es “corazón”, criatura de
Dios, a quien es dirigido el mandamiento central del amor. En vez de ello, la filosofía
griega demuestra solamente un conocimiento dualista del hombre. Este “hombre” es
dividido, variablemente, en dos partes: una parte más alta, consistiendo de mente
racional, y una parte más baja, hecha de un cuerpo mortal. En palabras resumidas, la
unidad más profunda del hombre, como criatura íntegra rindiendo la totalidad de su
servicio a Dios, estaba perdida para los griegos de la antigüedad.
El período de la filosofía pagana pre-sintética puede ser dividido de la siguiente
manera: (1) Primero, la filosofía griega y, (2) en segundo lugar, la filosofía de la edad
helénica. La filosofía griega se desarrolló en Grecia y sus colonias, mientas la filosofía
helénica se dispersó por una gran parte del mundo antiguo, en vista de la difusión de la
civilización griega después de las campañas de Alejandro el Grande. Otra diferencia
importante marca la distinción entre la filosofía griega y la helénica. La primera tiende a
ser predominantemente interesada en la ontología, o “estudio del ser”. Preguntas
ontológicas son cuestionamientos acerca de la estructura de la realidad, por ejemplo: ¿Es
la realidad básicamente una? ¿O una colección de partes? ¿Hay un elemento básico en el
universo del cual todos los otros elementos son solamente manifestaciones? La filosofía
griega se destacaba en plantear tales preguntas. Por otro lado, la filosofía helénica
despliega un carácter fuertemente epistemológico. La palabra “epistemología” se deriva
de su misma lengua, e indica “el estudio del conocimiento”. Considera así preguntas y
20
teorías de esta índole: ¿Cómo llegamos a conocer? ¿Qué es el conocimiento? ¿Cómo
sabemos que podemos conocer? Preguntas como éstas demuestran el interés
epistemológico de la filosofía helénica.
21
DIVISIÓN I
FILOSOFÍA GRIEGA ANTES DEL 320 a. C.
Este período representa la etapa más antigua de la filosofía occidental. Es un período
crucial para la comprensión de la historia de la filosofía, no solamente porque cuenta con
Platón y Aristóteles entre sus más ilustres ejemplos, sino especialmente porque nos
proporciona la oportunidad de estudiar la formulación de preguntas filosóficas a un nivel
relativamente simple. En estos tempranos tiempos los problemas todavía estaban exentos
de complejidades que habrían de surgir más adelante al pasar el tiempo. Además, la
misma filosofía contemporánea debe su carácter, en gran parte, a la combinación de
problemas que surgieron ya en la antigüedad.
Estos tempranos pensadores paganos fueron confrontados por el Orden de la
creación de Dios, como aún nosotros lo estamos. Así los griegos se tropezaron
inescapablemente con las leyes de la creación, y el entender esta estructura-de-ley que
gobierna al cosmos se convirtió en el problema principal para los filósofos que ahora
consideramos. Principalmente se preguntaban: ¿Cuál es el principio que ordena, el
elemento determinante que hace las cosas lo que son? En otras palabras, ¿Cuál es la
relación entre la ley estructural (de la creación) y el cosmos? Aquí el énfasis ontológico es
evidente. Siendo así, recordemos otra vez que los griegos paganos no tenían la luz del
Evangelio y por lo tanto simplemente no podían entender a la razón del por qué las cosas
son lo que son, descansa en la Ley soberana de Dios, quien hizo las cosas en forma
ordenada, cada una según su especie (Génesis 1). No obstante, impulsados por el
mandato cultural, los griegos intentaron dar razón a este orden-de-Ley cósmico, conforme
a lo que ellos experimentaban.
Cuando estudiamos las fuentes y los escritos de los filósofos en este tiempo,
encontramos que dos soluciones básicas eran proporcionadas a estas preguntas que ya
hemos visto: ¿Dónde está el principio que ordena, dónde se encuentra la ley? La primera
respuesta es: La Ley se encuentra dentro del cosmos. Esta solución es típica de los no-
realistas. Los realistas, por otro lado, colocaban la ley en algún lugar fuera del cosmos. La
respuesta de los no-realistas era la dominante, hasta que fueron promulgados los
conceptos de Platón, alrededor del año 380 a. C. En consecuencia, podemos tratar la
filosofía griega antes del 320 a. C. en dos subdivisiones: Subdivisión I: Los pre-platónicos y,
Subdivisión II: Realismo.
22
SUBDIVISIÓN I
LOS PRE-PLATÓNICOS
Todos los filósofos griegos antes de Platón eran no-realistas. En otras palabras, todos
colocaban la ley estructural en algún lugar dentro del cosmos. Efectivamente, esto quiere
decir que todos ellos concluyeron que la explicación final, de la forma en que son las
cosas, descansa en algún lugar dentro de las cosas mismas. Sin embargo, había extenso
desacuerdo en cuanto al lugar exacto en dónde este principio de orden debía de ser
buscado. Algunos de ellos creían que la ley se encontraba en el sujeto, otros postulaban
que la ley se hallaba en los objetos, con el resultado de que podemos hablar de un
temprano subjetivismo y objetivismo griego. Estos términos requieren alguna explicación.
Subjetivismo/Objetivismo
“Subjetivismo” y “objetivismo” son palabras con muchos significados. Aquí de nuevo,
el compromiso pre-teórico determina el contenido. En mucho del uso moderno, por
ejemplo, “subjetivismo” tiene un significado restringido a: “juicio personal, prejuicio
basado en sentimientos en vez de hechos objetivos”. Desde un marco o punto de vista
cristiano, tal uso de la palabra no es aceptable, porque asume un mundo “objetivo”
independiente de la consideración “subjetiva” humana. Por el momento, echemos un
vistazo, con enfoque cristiano, a los términos “sujeto” y “objeto”.
Un “sujeto” es simplemente una criatura activamente existiendo sujeto a las leyes de
Dios. Por ejemplo, los hombres son sujetos. También lo son los animales y las plantas, o
cualquier cosa. Alguno sujetos, por ejemplo, pueden llegar a adorar, amar, buscar justicia,
crear formas artísticas, etc., así como actuar en forma subjetiva dentro de todas las demás
áreas de la vida (los hombres); otros sujetos activamente pueden sentir, ver, comer,
caminar (los animales), mientras algunos operan en forma subjetiva en sus procesos
bióticos (las plantas). Aun las cosas más simples (p. ej., las piedras) expresan su carácter
de sujeto en su funcionamiento activo dentro de las funciones más elementales de la
creación, tales como son los funcionamientos físico-químicos, espaciales y numéricos. Los
sujetos son lo que son porque su estructura está sujeta a, y determinada por la Palabra-
Ley a tales y cuales caminos estructurados para su desarrollo como criaturas de Dios.
¿Qué queremos decir con la palabra “objeto”? En breve, puede ser comprendido a
través de algunos ejemplos. Cuando miramos un pájaro entonces ese pájaro -en sí, un
sujeto- se convierte en objeto para nuestra percepción subjetiva. En otras palabras, un
sujeto puede funcionar como objeto. De nuevo, podríamos decir que ese pájaro tiene
“visibilidad”, puede ser visto. Tal “visibilidad” es una cualidad del objeto, o, utilizando el
término que nos proporciona Dooyeweerd, una “función-de-objeto”: funciona como
23
objeto a un sujeto, debe ser “activado” por un sujeto. Para activar la “visibilidad” del
pájaro (como objeto), alguien (un sujeto) lo tiene que ver.
En pocas palabras, el “subjetivismo” es la posición que coloca el elemento
determinante de todo lo que es, en el sujeto, en vez de en las leyes de Dios. El
“objetivismo”, por otro lado, es la posición que encuentra el elemento determinante de la
realidad en las funciones-objetos de las cosas, en vez de en las leyes divinas. Ambos,
subjetivismo y objetivismo ocurren en los primeros siglos de la filosofía griega.
Cronológicamente, el subjetivismo fue el primero en surgir. Podemos tratar ambos
movimientos en dos capítulos.
24
CAPÍTULO 1
EL SUBJETIVISMO EN LA FILOSOFÍA GRIEGA TEMPRANA
Los libros de texto tradicionalmente confieren el mismo comienzo de la filosofía a
Tales de Mileto. Esto es hecho bajo la influencia del racionalismo. Como se puede ver,
Tales había más o menos rechazado los mitos en su explicación del mundo.
Supuestamente él fue el primer filósofo en usar la “razón” sin “fe” en la mitología. Así que
es fácil ver por qué los racionalistas ven a Tales como el primer “filósofo real”. Sin
embargo, el aceptar esta interpretación del comienzo de la filosofía es completamente
ignorar la verdad de que la reflexión filosófica se llevó a cabo mucho antes de Tales. Y
estos primeros pensadores habían utilizado el mito para explicar de qué trata el mundo.
Por lo tanto, podemos decir que sus pensamientos desplegaron un pronunciado carácter
mitológico. Dos de las figuras más tempranas son Musaeus (fecha desconocida, antes del
1000 a. C.) y Hesíodo (c. 800 a. C.).
Musaeus
Musaeus creía que la tierra estaba rodeada por una esfera (orbe) giratoria, que por
una parta da luz, y por otra oscuridad. De esta forma el explicaba la sucesión del día y la
noche. Arriba de la esfera hay un reino trascendente donde se encuentran los dioses más
grandes, Cronos y Zeus.
Hesíodo
Las obras de Hesíodo son bastante conocidas para nosotros. Él postuló que todo lo
que es ha brotado de una original “apertura”, la cual llamó, en griego, un “χάος”. (Los
eruditos de hoy todavía batallan sobre lo que Hesíodo quiso decir por este “caos”). Pero,
¿por qué Musaers y Hesíodo son subjetivistas? Esto es así, porque Musaeus explicó al
mundo, y las cosas en el mundo, en términos de una esfera y, por otra parte, en términos
de los dioses menores y mayores, mientras que Hesíodo interpreta la realidad en
contorno al “caos”. No obstante, son personajes (en el caso de Musaeus) o poderes
(Hesíodo) activamente produciendo, y por lo tanto son sus funciones como sujetos las que
son sobrestimadas por estos dos filósofos pioneros del occidente.
Monismo/Dualismo
A la vez, los conceptos de Musaeus y Hesíodo difieren uno de otro en un aspecto
importante. Musaeus, por su parte, concibió toda la realidad básicamente en dos: un
mundo trascendente con ciertos dioses arriba, y un mundo no-trascendente, el de la
tierra, producto de los dioses menores y el cual, con el hombre, es rodeado por el “orbe”
ya mencionado. Por lo tanto decimos que Musaeus era un dualista. Por su parte, Hesíodo
25
afirma que todas las cosas son originalmente derivadas de una fuente, el “caos”. Esto le
hace a él un monista. Notemos, brevemente, el significado de estos términos.
En el monismo, todo es derivado de una fuente original; en el dualismo, al contrario,
ambas fuentes son originales. No hemos, sin embargo, de confundir los términos
“dualismo” y “dualidad”. Una dualidad es cualquier asunto, cosa, elemento o clasificación
que tenga dos facetas -por ejemplo, los sexos. El hecho de que estamos conscientes de los
dos sexos no nos hace dualistas. Sin embargo, cuando una dualidad es elevada a un
principio originario, el resultado entonces sí es el dualismo.
Tales de Mileto y el pensamiento mitologizado/no mitologizado
Muchos de los tempranos filósofos utilizaban, como ya hemos visto, un pensamiento
mitologizado para argumentar su posición filosófica: las historias y fantasías más antiguas
del pueblo eran tomadas como la base para sus concepciones del mundo y de la vida. Pero
algunos de los posteriores pensadores rechazaron el mito como fuente para interpretar la
realidad; su pensamiento es, por lo tanto, no-mitologizado. Ya hemos mencionado a Tales,
quien vivió cerca del 600 a. C., y cae dentro de este grupo. El dijo que “todo es agua”, y
por lo tanto muy claramente buscó una explicación no-mitologizada para entender el
mundo que le rodeaba. A la vez, Tales es un subjetivista monista: el “agua”, como su único
sujeto activo, no permite entender una doble fuente (trascendente/no-trascendente)
original.
Heráclito
Heráclito (c. 536 - 470 a. C.) también era un subjetivista monista. El declaró que el
origen de toda la realidad era el fuego. Este fuego se vuelve hacia su contrario, el agua, de
donde regresa a su original fuego. En otras palabras, las cosas que vemos alrededor de
nosotros están en algún estado entre el fuego y el agua. Puede usted haber oído algún
dicho famoso de Heráclito, tal como “todo es fusión”, o “usted no puede meterse en el
mismo río dos veces”. Heráclito es conocido por sus muchas expresiones proverbialistas, y
a menudo oscuras. Aún en la antigüedad era difícil entenderlo, ya que sus
contemporáneos le llamaban “El Oscuro de Éfeso”.
Cosmológicos y Cosmógono-Cosmológicos
Hay una importante distinción entre la posición de Tales y de Heráclito. A pesar de
que ambos son subjetivistas y monistas, Tales restringe su descripción a lo qué es,
mientras que Heráclito habla acerca de cómo las cosas llegan a ser. En otras palabras,
Tales parece estar interesado estrictamente en la estructura cosmológica; Heráclito, por
otro lado, incorpora el génesis del cosmos en su pensamiento. Esta distinción está
26
indicada por los términos “puramente cosmológico” (Tales) y “cosmógono-cosmológico”
(Heráclito).
Empédocles
Un famoso filósofo en la antigüedad griega es Empédocles (c. 490 -430 a. C.). Su
concepto era muy parecido al de Heráclito, subjetivista y cosmógono-cosmológico, pero
difiere en que Empédocles era un dualista, no un monista. Él postuló un mundo
trascendente derivado de un fuego igualmente trascendente, y un mundo más bajo no-
trascendente, éste derivado de un fuego inferior que se combina con sus famosos “cuatro
elementos”, o sea, aire, fuego, agua y tierra, para producir las cosas que vemos.
Empédocles creía, además, que el desarrollo y el cambio podían ser explicados en
términos de dos fuerzas: la fuerza combinante del amor, y la fuerza desintegradora del
odio, por las cuales las cosas llegan a ser y desaparecen.
Dicotomía/no dicotomía en la antropología
Hay un nuevo factor en el pensamiento de Empédocles que debemos de notar. Como
vimos, el dualista, distinguiendo dos principios originadores, específicamente un fuego
trascendente y otro no-trascendente. Empédocles declaró que ciertos hombres capaces,
líderes en la comunidad, poseían un pedacito, por decirlo así, del divino fuego
trascendente. Consecuentemente, Empédocles postuló una dicotomía en su teoría del
hombre, es decir, en su antropología. En palabras resumidas, algunos hombres son la
combinación de lo trascendente y de lo no-trascendente. Empédocles tuvo cuidado en
sostener que las mujeres no eran igualmente bendecidas por esta trascendencia, y que
solamente hombres importantes poseían una chispa del fuego divino. Naturalmente, con
su humildad característica, él se contó a sí mismo ¡como uno de los que habían merecido
un pedacito de lo divino!
Universalismo/individualismo
Los pensadores griegos hasta aquí discutidos tienen, aparte de su subjetivismo, algo
más en común: todos ellos están preocupados por el mundo en general, el mundo sin
limitación, por así decirlo. Ellos no hablan mucho acerca de la importancia de hombres
individuales y cosas individuales. Los hombres individuales, hasta donde les concierne a
estos filósofos, son vástagos de un universo más grande, un todo cósmico, tal como el
fuego universal de Heráclito. Por tanto podemos llamarles subjetivistas universalistas.
Sin embargo, encontramos otro tipo de subjetivismo, el cual está caracterizado por el
individualismo. Los subjetivistas individualistas no tienen visión por lo universal, por el
alcance cósmico de las cosas. Al contrario, ellos se concentran en el individuo. Dicen que
27
el mundo es la colección de cosas y personas individuales. Para ellos no hay “humanidad”,
sino sólo “humanos individualistas”. No hay montaña, sino sólo una colección de granos
de arena y piedra.
Notemos aquí varias cosas al respecto. Primero que todo, en una terminología a la
que le falte precisión, con frecuencia el “individualismo” es identificado con el
“subjetivismo”, como por ejemplo, cuando se suele hablar de un “juicio subjetivo
individual”. Esta es una confusión contra la cual debemos vigilar continuamente. El
subjetivismo es el que contesta a la pregunta: ¿Dónde está la ley, el principio del orden
para todas las cosas? Y el individualismo sólo contesta a la pregunta: ¿Cuál es la relación
entre lo universal y lo individual, cuál es lo principal? Puede verse entonces que
subjetivismo e individualismo tratan con cuestiones muy diferentes.
En segundo lugar, vimos hoy en día en una era de mucho individualismo, y tal
individualismo presenta un gran peligro al cristianismo. Pablo habla muy claramente
acerca del cuerpo de Cristo, la comunidad de los creyentes
(, 1ª. Co. 10:16, etc.). Esto no le hace un
universalista: él ve claramente la responsabilidad individual. Sin embargo, el asunto es
otro: que debido a una influencia individualista, el cristianismo se ha convertido en mucho
lugares en una “religión personal”, es decir, privada, la cual sólo se permite expresarse en
términos de “comunidad” en los cultos dominicales, y en aquellas actividades relacionadas
a los mismos. Bajo este punto de vista, el peso ha venido a caer en la conversión
individual, en la salvación del “alma individual”. Pero guardemos un criterio y panorama
más amplio de lo que está sucediendo entre el cielo y la tierra: el cristianismo significa
precisamente la comunidad de creyentes frente a, y haciendo batalla contra, la
comunidad de incrédulos (Ef. 6:12). Por cierto, nunca hemos de olvidar la suma
importancia de la responsabilidad “Individual” de la persona ante Dios, siempre y cuando
recordemos que fue como su pueblo que nos escogió (Ex. 6:7, Deut. 14_2), nos estableció
(Deut 29.13) y salvó (Jer. 7:23, Ezeq. 11:20, Mt. 1:12, etc.).
Sofistas y cínicos
Regresamos a la filosofía griega y al subjetivismo individualista. Esta corriente está
representada principalmente por los sofistas y los cínicos. Los sofistas eran maestros que
pretendían enseñar la verdadera “”, la verdadera sabiduría. Forman un grupo algo
complicado de filósofos. Sin entrar en detalles, que sea suficiente decir que en el sofismo
los prototipos del comunismo, socialismo y anarquismo pueden ser hallados. Por ejemplo,
varios de los sofistas enseñaban que las leyes de la ciudad-Estado están en conflicto con
las leyes de la naturaleza. Ellos predicaban que no debía haber ni gobierno ni estado.
28
Los cínicos, por otra parte, son un grupo más tardío de filósofos (después de
Sócrates), que estaban muy inclinados al hedonismo. Enseñaban que no hay una
diferencia esencial entre hombre y animal; por lo tanto, el hombre debía de vivir como un
animal. Ellos predicaban un “evangelio” de autosuficiencia: “Yo no necesito de nadie”.
Aquí vemos en relieve a la manera de pensar del subjetivismo individualista.
29
CAPÍTULO 2
EL OBJETIVISMO EN LA FILOSOFÍA GRIEGA TEMPRANA
El objetivismo, igual que el subjetivismo, coloca la ley dentro del cosmos. En cierta
forma, el objetivismo representa un afilamiento del discernimiento griego, ya que sus
adherentes han visto que en verdad hay funciones-objetos. (Sin embargo, ellos se van por
mal camino cuando declaran que las funciones-objetos son la ley del sujeto). El objetivista
se ha dado cuenta correctamente de que las funciones-objetos sí determinan, en alguna
forma, a los sujetos. Por ejemplo, las diferencias entre blanco y negro son cualidades del
objeto. Este avance en el discernimiento de estos pensadores ayuda a explicar el
surgimiento del “objetivismo”.
Objetivismo no-matemático y matemático
Entre el objetivismo podemos detectar dos tipos diferentes, objetivismo no-
matemático y matemático. La diferencia entre estos dos es fácil de comprender. A saber,
fácilmente podemos percibir que le negro no es blanco. Ningún análisis de tipo
matemático está involucrado en tal juicio. No obstante, si volvemos a preguntarnos: “¿Es
esto más blanco que aquello?” o “¿Cuán blanco es esto?” eventualmente terminamos con
nociones de grados y medidas, que involucran las mensuraciones precisas o
“matemáticas”. Si nosotros consideramos tales “preguntas de grados y medidas” como
importantes, arribamos a un objetivismo matemático.
En el campo del objetivismo no-matemático y matemático podemos distinguir varias
posiciones, tales como el monismo y dualismo, los puramente cosmológicos y cosmógono-
cosmológicos, así como el pensamiento mitologizado y no-mitologizado. Nos
concentraremos a una breve mención de algunos bien conocidos objetivistas.
Anaximandro
Anaximandro (c. 575 a. C.), el objetivista no-matemático más temprano, era un
monista quien creía que toda la realidad había brotado de lo que él llamó el ἄπειρον:
“ilimitado infinito”. Pero, ¿Qué es este ἄπειρον? Es un “almacén” de cualidades ilimitadas,
tales como el calor, el frío, lo húmedo, lo seco -es decir, todas las formas objetivas del ser
por el cual, según Anaximandro, la naturaleza de los dioses, del hombre y de las cosas es
determinada.
Parménides
Otro muy conocido objetivista fue Parménides (c. 500 a. C.). Con frecuencia
Parménides es identificado como el fundador de la escuela eleata (Elea era una colonia
30
griega al sur de Italia). Era un realista cosmológico puro, ya que hablaba acerca del ser
trascendente y no trascendente. Este ser es el objeto del pensamiento. El ser
trascendente es estático e inmóvil. El pensamiento de Parménides es todavía muy
discutido por estudiantes de filosofía, ya que su interpretación es algo difícil de asegurar.
En la misma antigüedad sus opiniones causaban un vasto debate y fueron defendidas por
Zenón, quien, precisamente, postuló las famosas paradojas.
Demócrito y el materialismo
Una tercera figura entre las líneas del materialismo objetivismo no-matemático es
Demócrito (c. 460 - 360 a. C.), también conocido como el padre de la teoría atomista.
Demócrito postulaba que habían dos principios, específicamente, lo lleno y lo vacío, los
cuales se interpretan uno al otro. El ser de lo “lleno”, entonces, consiste en “átomos” (del
griego ἄτομον, es decir, indivisible), los cuales se mueven en el extendido “vacio” infinito.
Todas las cosas son producidas por combinaciones de estos átomos. Demócrito es, pues,
un materialista: aún lo espiritual consistiría en alguna combinación de estos supuestos
“átomos”.
Hipócrates: su universalismo parcial y empirismo
Hipócrates (c. 400 a. C.), representa un importante tipo de objetivismo no-
matemático. El está considerado como el “Padre de la Medicina”. Dos puntos de la
filosofía de Hipócrates deben ser notados.
Universalismo parcial con macro/microcosmos
En primer lugar, Hipócrates llegó con una nueva solución al problema de la relación
entre lo universal y lo individual. Ya hemos visto que algunos filósofos eran universalistas,
otros individualistas. Una tercera posibilidad también ha sido postulada, la cual todavía no
hemos discutido, debido a que surgió primero entre escuelas relativamente oscuras de la
filosofía griega. Esta tercera “solución” no enfatiza ni lo universal, ni lo individual; en vez
de ello, da igual valor a ambos. El resultado es el universalismo parcial. El universalismo
parcial había dicho que lo universal y lo individual están relacionados con el concepto de
macrocosmos y microcosmos. Por ejemplo, el inmenso mundo es esencialmente en su
estructura igual que cada hombre individual: esto es, el hombre es “un pequeño mundo”,
un microcosmos, y, el mundo es “un gran hombre”, un macrocosmos. Ahora bien, todo lo
que se encuentra en el macrocosmos está igualmente presente en el microcosmos, y todo
lo que ocurre en el microcosmos se dice que se encuentra en el macrocosmos. De esta
manera podemos entender a los griegos cuando hablan, por ejemplo, acerca del
“ombligo” de la tierra (su parte interior, como si fuera algo humano). En la filosofía griega
31
temprana, el universalismo parcial está caracterizado por este tema del
macrocosmos/microcosmos.
Sin micro/macrocosmos
Es aquí que Hipócrates intenta introducir otra solución al problema de la relación
entre lo universal y lo individual. Su solución era también una de “universalismo parcial”,
pero sin el tema de macro/microcosmos. En otras palabras, él también creía que ni lo
universal ni lo individual era primario, sino que ambos existen al mismo tiempo uno al
lado del otro, pero no en una relación de semejanza del microcosmos al macrocosmos,
sino dentro del único y el mismo. El hombre, por ejemplo, posee una parte universal, lo
que lo hace pertenecer a la humanidad, y una parte individual, que lo hace ser el individuo
personal que es. Cada cosa es parte universal y parte individual. Esta opinión puede
caracterizarse por el término Universalismo parcial sin macro y microcosmos.
Según Hipócrates, la parte individual en el hombre es su alma, su espíritu viviente.
Todo hombre tiene alma individual, única. Eso individual, el alma, es superior a la parte
universal baja, el cuerpo. Hipócrates, siendo médico, creyó que todos los cuerpos son
esencialmente semejantes, consistiendo de cartílagos, sangre y bilis, en más o menos
variadas combinaciones.
Empirismo temprano
Un segundo punto importante en la filosofía de Hipócrates atañe a su epistemología.
Hipócrates se adhirió a la “teoría de las impresiones”: en nuestro cerebro hay una “talilla
de cera” sobre la cual las impresiones del exterior se imprimen por sí. Esta opción, -
empirismo- más tarde llegó a ser una fuerza poderosa en la filosofía.
Sócrates: Objetivismo no matemático
Finalmente debe ser considerado uno más de los objetivistas no matemáticos, el más
famoso de todos: Sócrates (469 -399 a. C.), maestro de Platón. Aunque al principio fue un
universalista parcial, su concepción final fue el individualismo. El “método socrático” ha
decaído en la historia; pretendiendo ignorancia, pregunta sobre asuntos orientados a
desenmascarar al oponente. Finalmente Sócrates provocó la ira de los atenienses a tal
grado que fue condenado a la muerte bajo el pretexto de corromper a los jóvenes. El
objetivismo de Sócrates se entiende cuando recordamos que para él por ejemplo, el
resultado es lo más importante. Veamos, ¿Qué hace que el zapatero sea un buen
zapatero? Respuesta: cuando produce buenos zapatos. Es decir, cuando los objetos
(zapatos) de sus actos subjetivos (hacer zapatos) son buenos. La calidad del objeto es
primero y determina al sujeto.
32
Sócrates estaba convencido de que si una persona tiene un entendimiento correcto
de una situación, actuará con propiedad, y moralmente correcta. La comprensión de lo
propio y lo correcto automáticamente conducirán a acciones propias y correctas. A esta
opinión la llamamos practicalismo. Ciertamente Sócrates no había advertido el poder del
pecado, ya que mantuvo tal posición.
Sócrates junto con Platón y Aristóteles, tradicionalmente son los más famosos de
todos los filósofos griegos.
Pitágoras: Objetivismo matemático
Brevemente ahora el objetivismo matemático. Dentro de este campo hay muchos
tipos. Discutirlos sería ir más allá del propósito de este Panorama. Mencionaremos sólo
una figura que representa toda una escuela en la filosofía griega. Pitágoras (c. 553 a. C.)
podría ser considerado el padre del objetivismo matemático. Para él las cualidades del
objeto son medibles en términos de las matemáticas. Esto es, las cosas no son meramente
calientes o frías, o húmedas o rojas; en lugar de ello, intentó determinar cuán calientes o
frías, húmedas, o rojas son en términos de números. Los pitagóricos han llegado a ser
famosos por sus contribuciones en el campo de las matemáticas.
33
Repaso de la subdivisión I
En este período temprano de la historia de la filosofía occidental hemos conocido
algunas de las cuestiones básicas de la filosofía. Hemos visto que la cuestión primaria --
¿En dónde yace la ley?-- fue contestada en el período no-realista por medio del
subjetivismo y el objetivismo. Desde un punto de vista cristiano ambas respuestas están
distorsionadas. Porque la ley no yace ni en el sujeto ni en el objeto. La relación sujeto-
objeto es una situación creacionalmente sometida a la Ley de Dios.
Las permanentes problemáticas que hemos observado igualmente proceden de una
distorsionada observación de la realidad. Por ejemplo, tómese el problema del monismo
contra el dualismo. Claramente el cristiano no es dualista: No hay dos fuentes originarias
independientes. Tampoco podemos ser monistas: La creación no es una emanación de
Dios; ella, la creación, continúa sujeta a la Ley. Dios continúa siendo el dador de la ley.
Para resumir, la creación no es derivada de, sino creada por Dios.
Igualmente, las problemáticas que envuelven a los primeros mitológicos, los
puramente cosmológicos, y los cosmológicos/cosmogónicos, se deben a un deficiente
marco de referencia. La filosofía cristiana confiesa y afirma el Acto Creador de Dios, un
acto que no se somete a análisis filosófico, y sin embargo presupone todo nuestro
filosofar.
Es importante recordar que esta etapa inicial de filosofía fue determinante para las
edades subsecuentes. A través del desarrollo de la civilización occidental, las variaciones y
combinaciones de respuestas a un creciente número complejo de problemas, tal como las
que hemos visto, siguió caracterizando a la historia de la filosofía.
34
SUBDIVISIÓN II
EL REALISMO (INCLUYENDO LA ETAPA FINAL NO REALISTA DE ARISTÓTELES)
INTRODUCCIÓN
Dos grandes figuras encumbradas sobre toda la filosofía griega son Platón y
Aristóteles. Ellos representan el realismo, una posición que coloca la ley fuera del cosmos.
Este parecería ser un mejoramiento en comparación a las previas soluciones subjetivistas
y objetivistas. Los realistas en verdad vieron agudamente que el factor determinante en el
cosmos no podía encontrarse en algún lugar dentro del cosmos mismo. Sin embargo, la
distorsión penetró otra vez cuando ellos omitieron ver a Dios como el dador de la ley,
quien mantiene fielmente su creación en orden. En lugar de ello los realistas postularon
las “esencias-ley” a las que Dios mismo estaba sujeto.
Platón y Aristóteles han legado a la posteridad una cantidad de escritos. Hoy
poseemos todos los escritos de Platón y la mayoría de los de Aristóteles. Por estos escritos
es evidente que no hay tal cosa como la filosofía de Platón y la filosofía de Aristóteles.
Ambos hombres experimentaron un largo proceso de desarrollo. Sus vidas filosóficas
están marcadas por ciertos cambios algo drásticos. Consideremos a Platón y Aristóteles en
dos breves capítulos.
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CAPÍTULO 1
PLATÓN (427 -347 a. C.)
Platón nació en una familia ateniense rica e importante. En un principio fue atraído
por la política y las artes. Después de viajar a Sicilia (quizá también a Egipto y Norte de
África) regresó de Atenas para fundar la famosa Académica, donde enseño hasta su
muerte.
Platón fue un alumno devoto de Sócrates. Por lo que no es de admirar que
inicialmente Platón fuera influenciado fuertemente por su maestro.
El desarrollo del pensamiento filosófico de Platón puede dividirse más
convenientemente en tres etapas: 1) la no realista, 2) la semirealista, 3) la realista. La
primera etapa, la no realista, puede entenderse fácilmente como el resultado de la
enseñanza de Sócrates. De hecho Platón mantuvo inicialmente, como Sócrates, una
posición de objetivismo individualista. Sin embargo, hasta en sus años no realistas, Platón
llegó a desencantarse con el individualismo. Quizá este desencanto provino por razón de
los sofistas -recordemos que fueron subjetivistas individualistas- quienes estuvieron
atacando continuamente el objetivismo de Sócrates. En alguna medida, Platón llegó a
aceptar el universalismo parcial con el tema de macro/microcosmos --una posición que
retuvo toda su vida. Al cambiar de objetivismo individualista no matemático (a lo
Sócrates), arribó a la aceptación de objetivismo matemático (a lo Pitágoras). Es
importante recordar que la influencia pitagórica se mantuvo en Platón en los
subsiguientes pensadores platónicos.
En su segunda etapa de desarrollo, Platón llegó a ver que la ley no yace en el objeto.
En consecuencia postuló las Ideas del Bien, la Verdad y la Belleza como “leyes esenciales”
detrás del cosmos. ¿Qué significa esto? Significa que todo lo que es bueno y malo,
verdadero y falso, bello o feo, es juzgado en términos de un modelo ideal de bondad,
verdad y belleza. Estas ideas-modelo no están dentro del cosmos, sino que se encuentran
más allá del cosmos, en el “mundo de las Ideas”, en donde existen eternamente. Este
“mundo de las Ideas” es un “mundo inteligible”, es decir, los modelos eternos, las “leyes
esenciales” sólo pueden ser conocidas por el intelecto.
Vemos, entonces, que Platón claramente distinguió entre ley y cosmos. Como dijimos
hace poco, esta parecería ser una superación las posiciones no realistas. Debemos
recordar, sin embargo, que estas leyes esenciales no son Mandamientos --en el sentido de
que la Ley de Dios, como tal, debe obedecerse. Las Ideas de Platón no son mandamientos,
sino modelos, “ejemplos” de lo cual la bondad, la verdad y la belleza terrenales son sólo
reflejos y participaciones. Entendamos esto claramente: un modelo, un ejemplo, es algo
36
muy diferente a un mandamiento. Un ejemplo, a diferencia de la ley, nunca es una norma.
(Ni aún el ejemplo de Jesús Cristo como hombre, puede ser normativo. ¡De aquí que la
pregunta, “¿En este caso, qué haría Jesús?”, pierde sentido!).
En su periodo final, plenamente realista, Platón extendió su mundo de las Ideas para
incluir las cantidades matemáticas. Es evidente la influencia pitagórica. Más aún, las Ideas
llegaron a ser construidas en una manera jerárquica de modo que al fin, cada cosa en el
“mundo del primer plano”, o sea, el mundo como lo experimentamos (el mundo
“sensible” contra el “inteligible”) refleja el “mundo de los orígenes”.
La influencia de Platón es incalculable. El cuadro se hace aún más complicado cuando
recordamos que tuvo discípulos a través de su carrera filosófica. Algunos de estos alumnos
retuvieron conceptos que Platón mismo ya había descartado. Las escuelas de
pensamiento platónico resultantes, por consiguiente, no son asunto fácil de entender.
37
CAPÍTULO 2
ARISTÓTELES (384 -322 a. C.)
Aristóteles nació hijo de médico, cerca de la frontera de Macedonia al Norte de
Grecia. Al llegar a Atenas ingresó a la Académica de Platón. Su ingenio fue reconocido aun
en tierras extranjeras, ya que fue nombrado tutor del hijo de Filipo de Macedonia,
Alejandro, el que llegaría a ser “el Grande”. Aristóteles, un brillante filósofo, comenzó su
propia escuela en Atenas llamada El Liceo.
Como era de esperarse, al principio se adhirió a la enseñanza de su maestro. Hasta
cerca del 353 a. C., sus puntos de vista coincidían estrechamente con los de Platón.
Después de esa fecha se hizo pensador independiente. Es interesante notar que desde
entonces su desarrollo fue a la inversa de Platón. Aristóteles comenzó plenamente
realista, luego sufrió una etapa semirealista, y finalmente rechazó el realismo. De hecho
llegó a ser anti-realista. Note la importancia de esto: los pre-platónicos fueron no-
realistas, luego Aristóteles llegó a ser anti-realista. Deliberadamente rechazó el realismo.
Al igual que Platón, los estudiantes y las posteriores escuelas de filosofía estuvieron
orientados según las diferentes etapas del desarrollo de Aristóteles, una situación que
produjo efectos muy complicados. Nos ocuparemos de su posición final anti-realista, ya
que mostró ser la de más influencia.
Como pensador independiente, Aristóteles eliminó el Mundo de las Ideas, y retornó a
una posición ampliamente objetivista. Además, rechazó el carácter cosmógono-
cosmológico del pensamiento de Platón, y adoptó una posición puramente cosmológica.
Creyó que el mundo existía desde la eternidad. Dicho sea de paso, la idea de Creación es
totalmente extraña a todo el pensamiento griego.
La doctrina más conocida de Aristóteles es su teoría del hilemorfismo. Del griego ὕλη
=materia y μορφή= forma. Puede entenderse más fácilmente esta teoría en términos del
universalismo parcial de Hipócrates, hacia quien llegó a orientarse Aristóteles. Recuerden
que Hipócrates había declarado que el hombre estaba compuesto de una superior “alma”
individual, y un cuerpo inferior, lo universal. Por medio de esta clase de universalismo
parcial Aristóteles aplicó a todas las cosas la teoría del hilemorfismo. Cada una consiste en
dos principios: materia y forma. En el caso del ser humano, la materia es el cuerpo y la
forma es el alma. Los animales poseen materia (cuerpo) y forma (la habilidad de sentir y
moverse). Aún así debemos precavernos de no identificar materia como la sustancia
físico-química. Los términos forma y materia tienen un significado mucho más amplio, que
se nos hace claro cuando consideramos el ejemplo que Aristóteles mismo usa. Dice: Un
barco, cuando está anclado es “materia”. Cuando se pone en movimiento por medio del
38
navegar, se muestra su “forma” misma. El navegar, es la forma. Por este ejemplo es
evidente que el término “forma” incluye la noción de propósito. De acuerdo a Aristóteles,
el propósito del hombre es pensar, expresar plenamente su racionalidad. De aquí que la
forma del hombre es su “alma racional”.
El binomio forma-materia hace juego con otro: acto-potencia. El ejemplo del barco
nos ayuda a entender esto. El barco es materia, o sea, potencia, cuando no está en
movimiento, cuando no está en acto. La forma es la actuación de la potencia, la actuación
de la materia.
Forma y materia, entonces, son dos principios eternos de los que se compone toda la
realidad. Así se hace claro que Aristóteles era un dualista.
Al principio Aristóteles adoptó la concepción de Hipócrates: lo superior es lo
individual, el acto, la forma, de ahí que lo inferior es lo universal, la potencia, la materia.
La descripción anterior es alterada en cierto grado en su posición final. Ahora Aristóteles
relega la materia y la forma a lo individual y lo potencial, luego lo universal llega a ser un
espíritu de pensamiento “supra-personal”, el νούς griego. Este Nous activa la forma del
hombre, es decir, su alma racional. Incidentalmente el hombre se coloca en lo más alto de
la jerarquía de los seres, donde la materia de lo superior es la forma de lo inferior. Esto
llega a ser desde luego un asunto complicado. En cierto grado, en lo que se relaciona con
el hombre, tiene el potencial para pensar, pero lo hará sólo cuando este potencial se pone
en efecto por el Nous universal. Los hombres particulares mueren y desaparecen, pero
queda el agente de pensamiento universal supra-personal. El siguiente diagrama nos da
un cuadro más claro sobre esta situación
Monarquianismo
En este contexto podemos considerar al dios de Aristóteles, el “Motor Inmóvil”. Este
Motor Inmóvil eternamente existente, atrae hacia sí mismo, como un magneto, a un
mundo existente eternamente. Como Acto Puro -no hay materia en el dios de Aristóteles-
el Motor Inmóvil es la causa final hacia la cual se dirige todo acto. Note que Aristóteles no
habla de un originador, de un creador en ningún sentido. Al contrario: su dios es
pensamiento puro, “pensándose a sí mismo eternamente”. Cada cosa en este mudo se
Nous Universal } Universal y Actual
Alma racional = forma Cuerpo = materia
} Individual y Potencial
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esfuerza por ser conocida por aquel Pensamiento. Este esfuerzo -expresado en todo
proceso de actualizar la materia- nunca culmina en unión actual con el Motor Inmóvil. A
este concepto, el de un ser superior con el que no es posible ninguna unión, le llamamos
monarquianismo. Es una hebra importante en la histórica telaraña de la filosofía.
La epistemología de Aristóteles fue empirista. La adquisición del conocimiento no
comienza con la actividad pensante humana, sino con la realidad externa que envía
impresiones a nuestro pasivo poder de percepción.
Es difícil de entender la filosofía de Aristóteles. En este breve capítulo ni siquiera
hemos comenzado a rozar la superficie de la complejidad de su pensamiento. En parte las
dificultades se deben al problema de sus escritos: por más de dos mil años se creyó que la
filosofía de Aristóteles era un sistema de pensamiento unificado y coherente, expuesto en
una variedad de libros. Durante siglos los filósofos trataron de reconciliar las muchas
afirmaciones contradictorias que pueblan los escritos de Aristóteles. Es hasta el siglo
veinte que los estudiosos de los clásicos han comenzado a ver que los libros de Aristóteles
presentan diferentes etapas de desarrollo. Este entendimiento ha contribuido a aclarar
muchos de los problemas. Actualmente los filósofos, historiadores, y eruditos clásicos de
todos los estilos de vida y confesión están trabajando para resolver el rompecabezas
aristotélico. También los cristianos tienen que involucrarse. Ya hemos hecho espléndidos
progresos, gracias a la obra del profesor Vollenhoven, quien ha dedicado años de su vida
al estudio de Platón y Aristóteles. Mucho queda por hacer. Así que, toda la historia de la
filosofía es un campo abierto para los filósofos cristianos, los historiadores cristianos -- así
como todos los estudios cristianos de los clásicos. Hay una urgente necesidad para los
jóvenes cristianos comprometidos para prepararse y enfrentar los numerosos problemas
que aún quedan sin abordar.
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Repaso de la subdivisión II
Es importante observar el carácter intelectualista de la filosofía de Platón y
Aristóteles. El pensamiento teórico, abstracto y científico juega un papel muy amplio en el
resultado de pensar. Las Ideas de Platón y las formas de Aristóteles sólo pueden
conocerse por reflexión teórica. El mundo según lo experimentamos, de acuerdo a estos
dos grandes filósofos paganos, es más apariencia que realidad. Lo real es aquello que no
cambia y se sostiene por sí mismo. Un punto de vista similar prevalece hoy en aquella
noción de que el método y los “hechos” científicos aportan conocimiento “objetivo”,
constante y verdadero. Estemos alerta, para que no seamos víctimas de tal intelectualista
punto de vista. La verdad no consiste de “hechos objetivos recolectados por medio del
pensamiento científico”. ¿Qué es la verdad? Simplemente esto: caminar humilde y
obedientemente ante el Rostro de nuestro Hacedor, a través de Jesús, quien nos liberta
de las cadenas platónicas y de la esclavitud aristotélica. Por incidencia, tal como hemos
heredado una tradición que contiene mucho platonismo y aristotelismo, así ambos
filósofos elaboraron su filosofía dentro de un contexto histórico, determinados por las
problemáticas de preguntas y respuestas previamente postuladas.
El carácter intelectualista de la filosofía de Aristóteles y Platón es un producto de su
distorsionada manera de entender al hombre. El hombre no es una combinación de un
alma racional y un cuerpo mortal, sino un ser integral que vive delante de Dios (coram
Deo) --ya sea en obediencia, o en apostasía. Los cristianos de hoy, con toda frecuencia
leen las Escrituras con los lentes aristotélicos y platónicos. Es vital que seamos
reorientados a una antropología dirigida por la Escritura. Si permitimos que le
pensamiento griego nos siga manipulando, continuaremos minimizando el Poder de la
Palabra de Dios.
Ya hemos llegado al fin de la División I: La Filosofía Griega antes del 320 a. C., lo cual
nos lleva a la División II: La Filosofía de la Época Helenista, que completará el tema de la
parte Uno: La Historia de la Filosofía antes del surgimiento de la Síntesis.
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DIVISIÓN II
FILOSOFÍA HELENÍSTICA
INTRODUCCIÓN
La época helenista comienza con las conquistas de Alejandro el Grande. La cultura
griega ya no sería confinada a Grecia y sus colonias. En lugar de ello, un sello griego
virtualmente se imprime en todas partes del Mundo Mediterráneo. Este evento anuncia
una nueva era: atrás quedaron las pequeñas ciudades-Estado: son ahora suplantadas por
un mundo helenista ampliamente cosmopolita. En tal mundo el hombre llega a sentirse
perdido.
Al fin del período helenista encontramos en círculos judíos el primer ejemplo de la
sintetización del pensamiento. En consecuencia podemos tratar la filosofía helenista en
dos subdivisiones: en primer lugar, la continuación de la filosofía pagana no sintética; en
segundo lugar, la filosofía sintética judía.
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SUBDIVISIÓN I
CONTINUACIÓN DE LA FILOSOFÍA PAGANA NO SINTÉTICA
INTRODUCCIÓN
Ya señalamos en un contexto anterior que la filosofía helenista difiere de la
filosofía griega en que el énfasis cambia de la ontología a la epistemología. Este cambio
trae importantes consecuencias. Por un lado, ya que el acento primario comienza a recaer
en el problema del conocimiento subjetivo, es decir, en la actividad cognoscitiva de un
sujeto, el objetivismo mismo se encuentra en problemas.
Escepticismo
Muy pronto después de la muerte de Aristóteles, entra a escena una mentalidad de
escepticismo. “Escepticismo” proviene de un verbo griego que significa “mirar
críticamente”, y se desarrolla en dos etapas: 1) ¿Podemos tener conocimiento filosófico,
por ejemplo, de las Ideas de Platón, o lo podemos tener de las cualidades del objeto
matemáticamente determinado? 2) ¿Podemos conocer siquiera algo al fin de cuentas? El
escepticismo se transforma en una poderosa fuerza helenista, y es la principal causa de su
carácter generalmente subjetivo.
Una consecuencia posterior al énfasis en la epistemología se refiere al contenido del
conocimiento. Más que intentar entender la naturaleza de la realidad (ontología), la
mente helenista enfatiza la filosofía ética y práctica. El problema primario llega a ser:
Cómo vivir y hacer frente al mundo el cual cambia tan rápidamente.
Surgieron varias escuelas de filosofía en esta importante etapa de la historia. Todas
estas escuelas se inclinaron hacia el subjetivismo y escepticismo. Las diferencias entre
estas escuelas se debieron a las diferentes orientaciones de sus predecesores.
El a priori
En el período helenista tuvo lugar un desarrollo de la importancia crítica, a saber, el
surgimiento de la teoría del a priori. Este desarrollo puede entenderse en el contexto del
cambio del objetivismo al subjetivismo, que ya hemos notado. Para la mente escéptica, el
objeto, el cual no puede ser conocido por ningún modo, no determina al sujeto. La ley,
entonces, reside en el sujeto, pero ahora en un modo muy especial, propiamente, en la
mente del hombre. Según la teoría del a priori, la mente del hombre está constituida de
tal modo que ya tiene nociones comunes válidas universalmente, como por ejemplo, de lo
correcto y lo erróneo, bien y mal, así como de los dioses. Este conocimiento innato, a
priori, universalmente válido es la última base para la certeza. Note el significado del
término a priori: previo a toda experiencia. Aquí la estructura de nuestra mente determina
43
el carácter de nuestra experiencia. En otras palabras, la ley, el principio ordenador, no
reside en los sujetos externos, ni en los objetos, ni en el mundo de las ideas, sino en la
mente del hombre. Nótese que el aspecto subjetivo de la realidad (hombres, animales,
plantas, y las cosas) ha sido reducida a los procesos de pensamiento subjetivo del hombre.
Efecto de la Edad Media
Los efectos de la teoría del a priori en la civilización occidental posterior, fueron
enormes. En la Edad Media produjo la noción de “la luz natural de la razón”, una supuesta
luz interior común a todo el género humano. En la filosofía racionalista moderna el a priori
se transformó en el concepto de razón, enfatizando presuntuosamente que ella era una
posesión común de todos los hombres (razonables), y la creyeron ser la última corte de
apelación. En cierto modo indefinido, esta Razón llegó a ser considerada como una
entidad constitutiva del hombre. El hecho de que en nuestras comunidades cristianas
todavía hay debates acerca de la relación entre la fe y la “razón”, demuestra que la
mayoría de los cristianos de hoy están influenciados profundamente por aquellas
nociones paganas.
En mayor o menor grado el tema del a priori fue incorporado prácticamente por todas
las escuelas de la filosofía helenista. En dos breves capítulos trataremos algunas de las
más importantes.
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CAPÍTULO 1
LOS ESTOICOS Y LOS EPICÚREOS
El Estoicismo constituye uno de los más importantes desarrollos de la época
helenista. Su fundador fue Zenón (c. 300 a. C.). (No debe confundirse con Zenón el
Eleático, famoso por sus paradojas, quien fue un universalista y monista cosmógono-
cosmológico). Desde los comienzos con Zenón, el estoicismo se esparció en todo el mundo
helenista y después a través del imperio romano (Marco Aurelio, el emperador romano
desde el año 161 hasta el año 180 de la era cristiana, fue un estoico). Según creció y se
esparció, cambió de sistema filosófico a una mera guía de conducta. Sin embargo,
prácticamente retuvo en todas sus formas un carácter decididamente subjetivista.
El “logos” de los estoicos
Los estoicos hablaron de un logos, de un espíritu cósmico, es decir, de Dios concebido
como un fuego viviente (influencia de Heráclito). Este logos se expresa en los hombres y
en los animales como alma, en el reino vegetal como crecimiento, y en las cosas
inorgánicas como cohesión. De aquí que los estoicos fueron esencialmente panteístas:
Dios, el logos, está difundido a través del Universo como Razón (en griego “λóγος” es igual
al latín “razón”). De hecho para los estoicos, Dios es tanto la sustancia de la cual vienen
todas las cosas como el poder que las creó.
Su practicalismo
Los estoicos predicaron una vida de virtud, es decir, una vida de acuerdo con la razón
divina, la razón natural. El vicio consistía de ignorancia y falso juicio. Ellos fueron
practicalistas como Sócrates: buen entendimiento garantiza buena acción. Su ideal fue el
ser sabio, un hombre calmado y no impulsado por la pasión. El sabio entiende su
verdadera naturaleza. No le desequilibran los acontecimientos externos.
El estoicismo fue el intento de dar certeza al hombre, alguna base sólida en un mundo
caótico, en un mundo cambiante. En el estoicismo podemos ver claramente la condición
religiosa del hombre, su necesidad desesperada en un mundo entenebrecido por el
pecado.
Epicuro
Epicuro, el fundador del epicureanismo, nació cerca del 340 a. C. Su escuela estuvo
fuertemente orientada hacia el atomismo de Demócrito. Sin embargo, bajo la influencia
del escepticismo, los epicúreos interpretaron a Demócrito de modo subjetivista. Epicuro
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mismo fue uno de los fundadores del tema subjetivista del a priori al reclamar que muchas
de nuestras experiencias están determinadas por presuposiciones.
El aspecto dominante de su filosofía es la Ética: ¿Cómo debe vivir el hombre? Observe
el carácter religioso de esta pregunta. ¿En qué modo el hombre puede ser plenamente
hombre? Epicuro mismo no sabía la respuesta. Su sistema de placer como ausencia del
dolor combinado con la eliminación del temor de la muerte constituye su método de
salvación. Los epicúreos, como los estoicos, fueron practicalistas.
La escuela epicureana se mantuvo dentro del imperio romano. Lucrecio el romano,
fue el más importante propagador del epicureanismo. En su poema “Sobre la naturaleza
de las cosas” explicaba el mundo en términos del atomismo, e intenta exponer que la
“religión” y el temor de la muerte son la fuente de todos los males del hombre.
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CAPÍTULO 2
LA ACADEMIA Y EL LICEO
La historia de la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles es tal larga y complicada,
que va más allá del intento de este Panorama. Por lo tanto nos confinaremos a algunos
puntos generales.
Surgimiento del eclecticismo y Neo-platonismo
En lo que respecta a la Academia en la época helenista, se pueden discernir varias
etapas sucesivas, comúnmente llamadas la Antigua, la Media y la Nueva Academia. Quizá
la característica más pronunciada de estas etapas fue el escepticismo, el cual produjo al
platonismo en las Academia sufrir algunos cambios profundos --especialmente en vista de
las tendencias eclécticas crecientes. El eclecticismo significa simplemente la selección y la
asimilación de varias doctrinas de varias fuentes. El viejo platonismo desembocó en el
platonismo Medio y con el tiempo, durante los primeros cuatro siglos después de Cristo,
en el Neo-platonismo. Indaguemos algo sobre el Neo-platonismo, tan influyente en la
Iglesia de los Padres.
Plotino y la “emanación”
La más grande figura del Neo-platonismo fue Plotino (204 -270 d. C.). Para él la
filosofía era el medio para el conocimiento de Dios. Dijo que la meta del hombre, es llegar
a ser uno con Dios en el aspecto místico. El dios Neo-platónico es el “Único Absoluto”, una
unidad perfecta, inmóvil, acerca de la cual uno ni siquiera puede hablar. Este “Único” es la
fuente de todo. A través de un proceso de emanación proviene la “Mente universal” (el
Nous), el cual es el principio de la pluralidad y contiene las ideas, y un “alma del mundo”
que produce a los dioses y a los hombres. Esta emanación realmente es un proceso
peculiar: significa un proceso de continuo fluir sin disminuir, sin agotar de ningún modo a
la fuente. Aún más, sólo el “Único”, la fuente de toda emanación es perfecto
absolutamente. Los siguientes “Unos” proceden del “Único”, los menos perfectos que
conocemos. Finalmente lo más bajo de esta emanación es la materia pura, la cual es el
principio de la imperfección y de las deficiencias, y es por consiguiente, el principio del
mal.
La “unión mística”
Todo lo que ha sido emanado, regresa al Único. Los hombres, también tienen que
saber encontrar su camino de regreso al Único. Plotino presentó un programa de cuatro
pasos para obtener la unión mística con ese dios. Primero el hombre debe purificarse de
toda materia, es decir, de todo el mal. Por lo tanto debe hacerse un asceta (se
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consideraba al cuerpo que contenía mucha materia). El segundo paso es el camino de la
filosofía, donde el alma se levanta más allá de la percepción de los sentidos para
contemplar intelectualmente la Mente universal, la que contiene las Ideas eternas. En la
tercera etapa está la unión con el Nous universal, y, en cuarto lugar, la unión mística con el
Único.
Monarquianismo Platonizante y No-Platonizante
El Liceo de Aristóteles no continuó sin cambio en la época helenista. La escuela de los
“peripatéticos” sufrió fuerte influencia platónica. De hecho, se dice comúnmente que el
aristotelismo con el tiempo se fusionó con el Neo-platonismo. Sin embargo, esto no es
exactamente correcto. Todavía continuó una fuerte corriente de Monarquianismo
aristoteliano. Recordemos que caracterizamos a la etapa final de Aristóteles como
Monarquiana, es decir, no había lugar para el misticismo, ninguna unión mística con el
Único se puede obtener. Sin embargo, algunos movimientos dentro de la escuela
peripatética adoptaron los temas platónicos y Neo-platónicos, tal como aquel de la
emanación. En consecuencia, detectamos en la filosofía pagana helenista lo que podemos
llamar el Monarquianismo Platonizante y el Monarquianismo No-Platonizante.
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Repaso de la subdivisión I
La Filosofía pagana helenista era una continuación de la filosofía griega, como el título
de esta subdivisión lo indica. Ya los primeros griegos y especialmente Platón y Aristóteles,
había adoptado un acercamiento intelectualista. Este énfasis en los poderes racionales del
hombre se hizo mayor cuando la filosofía helenista atribuyó a priori al intelecto del
hombre, y con ello desarrolló la idea de la Razón. Incluso, este concepto de Razón ha sido
un lazo efectivo que ha conectado la filosofía griega con el racionalismo moderno.
Distorsionamiento continuo del paganismo
El término “continuación”, en el párrafo anterior, implica además que las
problemáticas de la filosofía griega continuaron elaborándose en el pensamiento
helenista. Ya hemos notado que los problemas surgieron de un punto de vista
distorsionado de la realidad, un punto de vista pagano. En otras palabras, los griegos no
sólo presentaron respuestas incorrectas, sino también hicieron preguntas equivocadas.
Tenemos que ver esto agudamente: Sólo la luz de la Palabra-Revelación podemos
discernir la verdadera estructura de la realidad. El paganismo, con toda su ingenuidad,
está enraizado en una interpretación del cosmos netamente apóstata. Esto se vuelve de
importancia crucial según nos acercamos al tiempo cuando el Evangelio irrumpe en la
escena. La pregunta será: ¿El Cristianismo con su mensaje radical reformará el
pensamiento filosófico, o sucumbirá ante el poder de siglos de influencia pagana? Ya en la
época helenista descubrimos el primer ejemplo de síntesis filosófica. Este será el tema de
la siguiente división.
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SUBDIVISIÓN II
SÍNTESIS FILOSÓFICA JUDÍA
La Síntesis filosófica simplemente significa la combinación de conceptos no-
Escriturales con temas Escriturales. Entre los judíos expatriados, viviendo en un ambiente
helenista, esta síntesis se restringió al Antiguo Testamento. Estos Judíos fueron agobiados
entre el deseo de retener la Revelación y el de adoptar la cultura helenista. Como
resultado perdieron la visión de la distancia entre la Palabra-Revelación y la filosofía
griega, por lo que recurrieron a una síntesis.
La síntesis pareció ofrecer varias ventajas. En primer lugar, al adoptar temas paganos,
los judíos podrían hacer aceptable su propia creencia a los no-Judíos. En segundo lugar,
dentro de los círculos Judíos los conceptos filosóficos griegos podrían ser santificados por
la autoridad divina del Antiguo Testamento.
Filón de Alejandría
El más ingenioso de los sintetizadores Judíos fue Filón de Alejandría (25 a. C. - 40 d.
C.). Filón, aunque reconoció el Antiguo Testamento como la Palabra de Dios, caminó en el
Platonismo y en el Estoicismo. Él usó el método alegórico de exégesis. Esta clase de
exégesis asume que el sentido literal de la Escritura es para la gente común, la no
educada, mientras que el filósofo ve en las Escrituras un significado más profundo. Por
ejemplo, cuando leemos que el maná cayó del cielo, la gente común interpreta el hecho
literalmente: Dios alimentó a su pueblo. Pero, el filósofo ve más: el maná no es solamente
pan, sino conocimiento filosófico que desciende del logos divino. Este método de exégesis
(no bíblico) fue empleado libremente en toda la Edad Media.
Pérdida de la fuerza directriz escritural
Filón combinó muchos temas Platónicos y Helenistas con su fe del Antiguo
Testamento, tales como la Teoría de las Ideas, y la teoría del a priori. Al adoptar tales
nociones paganas, Filón sacrificó la autoridad de la Escritura. Como en todas las síntesis
sucede, se pierde el poder direccional de la Escritura: ¡Las Escrituras no se prestan para
acomodarse a otras ideas! Sin embargo, el Cristianismo medieval encaminó sus pasos a la
síntesis, y este será el asunto en nuestro siguiente Período Principal.