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Septiembre 2015 - Nº 20 Patrimonio y expoliación
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Septiembre 2015 - Nº 20

Patrimonio y expoliación

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PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO

HISPANIA NOSTRA

Órgano oficial de la Asociación Hispania Nostra para la defensa y conservación del Patrimonio Cultural y Natural de España

c/ Manuel, 5-1ºB, 28015 Madrid Tel: 91 542 41 35 [email protected] www.hispanianostra.es

edita

Asociación Hispania Nostra

presidenta de honor

S.M. la Reina

vicepresidentes de honor

Carlos Fitz-James StuartÁlvaro Fernández-VillaverdeSantiago de Ybarra y Churruca

presidenta

Araceli Pereda Alonso

vicepresidente ejecutivo

Carlos Morenés y Mariá[email protected]

directora de la revista

Isabel Ordieres Díez [email protected]

secretaría de redacción

Bárbara Cordero Bellas [email protected]

consejo de redacción

Araceli Pereda Alonso Carlos Morenés y MariáteguiIsabel Ordieres Díez

producción

Bárbara Cordero Bellas Tel: 91 542 41 35

diseño y maquetación

Manuel García Alfonso [email protected]

imprime

Timber Press, S.L.

portada: Interior de la ermita de San Baudelio de Berlanga, Soria.

Depósito legal: M. 24196-1978 ISSN: 1578-4908

Quedan hechos los depósitos que marca la ley. Se prohíbe la reproducción total o parcial del material gráfico y literario que incluye la revista, salvo por autorización escrita.Hispania Nostra no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores.

editorialNº 20 - SEPTIEMBRE 2015

El expolio patrimonial es un tema especialmente doloroso e indignante sobre el que está aflorando una enorme cantidad de información por haberse puesto en los últimos años en el punto de mira de numerosos investigadores. Lentamente se va descorriendo el velo acomodaticio y comprensivo que nos ocultaba la realidad sobre el azaroso devenir de nuestro patrimonio en los últimos doscientos años. Aunque la realidad que se pone de manifiesto es cada vez más triste e inaudita, creemos que ser conscientes de ella puede ser la terapia de choque que necesitamos para salir de nuestro espacio de confort cultural y darnos cuenta de la patética decadencia sufrida durante décadas, del daño irreversible que ello supuso y, quizás, supone todavía.

Sólo podemos argüir para consolarnos el hecho de que el saqueo y expolio a partir del siglo XIX fue la forzada manera por la cual nuestro riquísimo patrimonio llegaría a ser conocido en el extranjero. Recordemos que España no entraba en el Gran Tour y que fuimos destino de toda clase de persona-jes excéntricos, generalmente literatos o arqueólogos, que circularon a su aire por la Península.

Salvo los tópicos culturales al uso, se menciona poco a España en los libros generales de Historia del Arte de autores internacionales. De este ostracis-mo nos sacaría ese variopinto cuerpo de especialistas, llamados hispanistas. Cuando vinieron de fuera para estudiarnos en el siglo XIX y principios del XX, la mayoría sacó la conclusión de que gran parte de nuestro patrimonio estaba casi absolutamente desprotegido y en trance de desaparición. Por desgracia, los más taimados, entendieron también que podían avasallarnos sacando un sustancioso beneficio. Podemos achacar aquella situación a toda clase de causas pero la principal fue la falta de sensibilidad cultural y de aprecio por nosotros mismos en uno de nuestros momentos de mayor depresión colectiva. No nos respetábamos, y estábamos ansiosos de que nos valorasen “los de fuera”. Todo ello fue percibido muy rápidamente por los oportunistas de turno que actuaron en consecuencia.

El fenómeno del expolio generalizado que ha sufrido España, se ha entendi-do desde la posición de prepotencia y falsedad de los que se acercaron como amigos y terminaron saqueándonos, pero también fue la manifestación de las más íntimas debilidades de nuestra sociedad, que, no sólo prefirió igno-rarlo o no darle importancia sino que, en ocasiones, ayudó a que se produ-jera. El patrimonio utilizado como cantera para el tráfico y beneficio propio, o su permisividad, son los exponentes de una preocupante falta de patrio-tismo e insolidaridad con nuestro propio pueblo. Goya tuvo la clarividencia de dedicar algunos grabados geniales en su terrible serie de Los Desastres de la Guerra para denunciar este aspecto no menor del saqueo a una nación. Se debería profundizar más en este autodestructivo proceso en nuestro país; intentar descubrir no solo lo qué se llevaron y cómo lo hicie-ron, sino también por qué pudo y puede seguir produciéndose.

sum

ario Noticias

La actualidad sobre el Patrimonio Cultural y Natural de España, publicada en los medios de comunicación.

6 Opinión/Tribuna• Expolio y expoliación del PHE.

javier garcía fernández

• Patrimonio Cultural ¿Razón de Estado?

carlos morenés y mariátegui

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ActualidadEntrega de los Premios UE de Patrimonio Cultural/Premio Europa Nostra 2015 a la Catedral de Tarazona y al Valle Salado de Añana.

12 Actualidad• Concierto por el 200 Aniversario

de la Fundación de Nuevo Baztán.

• Visitas: Guarrazar y el Temple en Toledo; Hayedo de Montejo.

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Actualidad• Visita: Recópolis en Guadalajara.

• AICTEH.

• Nuevo proyecto de crowdfunding en “Todos A Una”.

16 Patrimonio y expoliaciónLas sinrazones del expolio del patrimonio artístico español.

isabel ordieres díez

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Patrimonio y expoliaciónOtro nazi protagonista del expolio patrimonial de España.

francisco fernández pardo

26 EntrevistaEntrevista al capitán Javier Morales. Jefe del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.

isabel ordieres díez

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Patrimonio y expoliación¿Expolio o patrimonio común? El Patrimonio americano español.

paz cabello carro

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Lista Roja del PatrimonioCiudad antigua de Lacimurga. Puebla de Alcocer - Navalvillar de Pela. Badajoz. Extremadura

52 Patrimonio en el tiempoEl asunto van der Goes en la prensa de 1909-1913. Una exportación legal que se pudo impedir.

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Puntos cardinalesEl Botín de Aranjuez.

alfonso segovia montoya

59 Hispania jovenUna mirada al patrimonio desde el exterior. Experiencia de un “Au Pair” en Reino Unido.

igor cacho ugalde

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AsociacionesAsociación Urbs Regia. Orígenes de Europa. Los godos.

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Patrimonio y expoliaciónMaridaje decimonónico entre coleccionismo y expolio arqueológicos.

ignacio rodríguez temiño

AgendaReuniones, congresos, debates sobre patrimonio, convocatorias, exposiciones, etc.

noti

cias

Denuncian a la UNESCO la remodelación de la plaza del Grano (León)Ecologistas en Acción se ha dirigido al Comité de la UNESCO encargado de velar por la conservación de los monumentos y sitios históricos (ICOMOS España) pidien-do a esta institución que se pronuncie sobre el proyecto de remodelación de la Plaza del Grano. El proyecto sustituye el actual empedrado, colocado sobre el terreno natural, por un pavimento al uso donde las piedras irán sentadas sobre losa de hormigón. El empedrado de la plaza del Grano ha resistido hasta nuestros días la presión urbanizadora, convirtiéndose en un bien residual quizá único en toda Europa. Su valor histórico, etnológico, arqueológico y como atractivo turístico es incalculable. Su sencilla belleza sorprende al visitante.

Tercera Información.es, 11 de noviembre de 2015

Iba a ser subastado en Sotheby's Londres el Cantoral del siglo XVI desaparecido de la catedral de Palencia

Gracias a la colaboración de agentes de la Metropolitan Police, a través de Interpol, se pudo certificar que la obra que iba a ser subastada era la perteneciente a la diócesis de Palencia. La obra, del siglo XVI y letras iniciales mudéjares, se encuentra en buen estado aunque faltan las 15 primeras páginas y algunas del final. El Cantoral había sido depositado para su subasta por una persona residente en Washington quien manifestó que el libro había sido adquirido por su padre en el Rastro madrileño y que él lo heredó al morir éste.

Revista de Arte-Logopress, 11 de noviembre de 2015

Presentación del cuarto santuario romano en El Molinete (Cartagena, Murcia)«Según los indicios encontrados, po-demos pensar que estamos ante un santuario dedicado al dios Serapis y a la diosa Isis, dos divinidades orientales

egipcias con gran calado en Cartagena». Estas palabras del director de las excavaciones del Foro Romano, en el Molinete, José Miguel Noguera pueden suponer un antes y un después en la arqueología de la ciudad. Y es que, el santuario hallado en el yacimiento está entero prácticamente.

Terrae Antiquae, 11 de noviembre de 2015

Las obras en el Templo de Diana y en la entrada al Teatro Romano de Mérida deben acabar este mesEl director gerente del Consorcio de la Ciudad Monu-mental de Mérida, Javier Jiménez Ávila, ha indicado hoy que está previsto que este mes finalicen las obras de consolidación del Templo de Diana y la renovación de la entrada del Teatro Romano. No obstante, ha precisado que la “previsión fáctica posiblemente no coincida”.

Hoy.es, 9 de noviembre de 2015

Diez iglesias protegidas de Burgos en estado de riesgoCon las mismas necesidades que la de Villegas se en-cuentran otras nueve iglesias de la diócesis. Templos especialmente castigados en su techumbre, elemento esencial para la conservación de cualquier inmueble, y acechadas por otros males. No son iglesias cualquiera: todas ostentan el reconocimiento BIC, esto es, que su importancia trasciende más allá del ámbito litúrgico y han de ser protegidas porque sus características artísti-cas las avalan.

Diario de Burgos, 12 de noviembre de 2015

Un palacio entre óxido y puntales (El Puerto, Cádiz)A nadie se le hubiera ocurrido meter ahora en la actual La Casa Vizarrón también llamada Casa de las Cadenas a Felipe V. Pero hace dos siglos si ocurrió. El monarca pasaba un verano en la ciudad y se decidió que el lla-mado Palacio de Vizarrón era el sitio que se merecía un rey. Lustroso, grande, limpio, armonioso en sus formas, cómodo... Era un lugar para presumir y sacar pecho. Ahora, no. Tanto es así que hasta entrar cuesta. Dece-nas de puntales se cruzan en una casapuerta oscura, sin

luz y donde un paso en falso puede ser peligroso. La Casa de las Cadenas, tiene un gran patio de arcadas y colum-nas, parte típica del diseño de una casa de cargadores a Indias. El elemento más destacado es la galería de arcos de medio punto del patio, que presentan las características cadenas colgantes que dan popularmente nombre a la Casa. En el fondo del patio una lápida recuerda las estancias de Felipe V e Isabel Farnesio en los años 1729 y 1730. Pero ya poco queda de eso. Ni tampoco de los balcones voladizos, ni de los posamanos de acaná, ni de nada. Ahora, sólo se ven entre puntales, moho y verdín los vestigios del palacio que fue.

lavozdigital.es, 9 de noviembre de 2015

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OPINIÓN

El Diccionario de la Lengua Española, de la Real Aca-demia, define la acción de expoliar como “despojar algo o a alguien con violencia o con iniquidad”. Esa defini-ción ha pasado al mundo del Derecho español si bien de manera parcial. El Derecho español ha acogido par-cialmente esta acción porque sólo la emplea en el ámbi-to de los bienes culturales y porque además sirve para describir una nuda acción de despojo, sin el concurso de otras acciones como la violencia o la iniquidad. Y aún podríamos señalar que el lenguaje jurídico español distingue dos conductas conectadas pero no iguales y ni siquiera próximas, que son la acción de poner en peligro de pérdida o destrucción los valores que inte-gran el Patrimonio Histórico Español o perturbar su función social y, en segundo lugar, los actos de expolio en yacimientos arqueológicos.

La acción de poner en peligro de pérdida o destrucción los valores que integran el Patrimonio Histórico Espa-ñol o perturbar su función social está tipificada en la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, y, en aplicación de ésta, en el Real Decreto 111/1986, de 10 de enero, de desarrollo parcial de la misma. En cambio, los actos de expolio en yacimientos arqueológicos constituyen un delito novísimo pues ha aparecido en el Código Penal en la reforma aprobada por Ley Orgánica en 2015. Son dos supuestos jurídicos muy diferentes aun cuando se refieren por igual a los daños que sufren los bienes culturales.

Este artículo es de gran importancia. Ofrece una noción amplia de expoliación que va más allá de la destrucción o de los daños físicos del bien al tiempo que prevé que puede haber expoliación si se perturba su función social. Es valioso este precepto además porque se refie-re a cualquier bien integrante del Patrimonio Histórico Español aunque no haya sido incluido en alguna de las categorías de protección que establece la legislación estatal o autonómica.

Posteriormente, por medio del Real Decreto 64/1994, de 21 de enero, se modificó el citado Real Decreto de 1986, a fin de regular con precisión el procedimiento para declarar la existencia de expoliación. Este procedi-miento es correcto salvo en un punto pues deja a la dis-crecionalidad de la Administración la incoación de un expediente si se produjera una denuncia cuando al menos debería incoarse un expediente mínimamente contradictorio.

No se puede negar que es una noción amplia, acorde con el mandato constitucional de conservar y enrique-cer el Patrimonio Histórico. Sin una noción extensa y jurídicamente densa, ese mandato quedaría en una mera proposición sin eficacia. Por eso las Comunidades Autónomas que recurrieron por inconstitucionalidad la Ley del Patrimonio Histórico impugnaron su artículo 4º por considerar que invadía competencias autonómi-cas. El Tribunal Constitucional, en su Sentencia 17/1991, de 31 de enero, declaró la plena constituciona-lidad de este precepto porque desarrolla la competencia exclusiva del Estado conforme a la Constitución.

La acción de poner en peligro de pérdida o destrucción los valores que integran el Patrimonio Histórico Espa-ñol o perturbar su función social trae causa de la misma Constitución que contiene un artículo, el 149.1 que describe las competencias exclusivas del Estado y entre las mismas aparece la defensa del Patrimonio cultural, artístico y monumental español contra la expoliación (artículo 149.1.28). Este precepto es de gran importancia porque configura una competencia exclusivamente estatal que no se comparte con las Comunidades Autónomas.

A partir de esta competencia exclusiva la Ley del Patri-monio Histórico Español de 1985 configuró la siguiente figura que merece reproducirse literalmente: “A los efectos de la presente Ley se entiende por expoliación toda acción u omisión que ponga en peligro de pérdida o destrucción todos o alguno de los valores de los bienes que integran el Patrimonio Histórico Español o perturbe el cumplimiento de su función social” (artículo 4º).

Si se produjera una situación de este tipo, la Adminis-tración del Estado (es decir, el Ministerio de Cultura o Departamento que asuma las atribuciones en materia de cultura) pedirá a la Comunidad Autónoma donde radique el bien en peligro que adopte con urgencia las medidas conducentes a evitar la expoliación. Si el requerimiento fuere desatendido, la Administración del Estado dispondrá de lo necesario para la recupera-ción y protección legal y técnica del bien expoliado.

Para acabar estas breves referencias a la figura de expo-liación conforme a la Constitución y a la Ley hay que recordar que sólo una vez se ha declarado una situación de expoliación. Fue mediante Orden CUL/3631/2009, de 29 de diciembre, que resolvió el procedimiento por expoliación del conjunto histórico del Cabañal que se dictó en ejecución de una Sentencia del Tribunal Supremo que ordenó incoar expediente para dilucidar si era cierta la denuncia que habían presentado unas asociaciones de vecinos del barrio valenciano.

Al lado de esta figura legal de la expoliación, la recien-te reforma del Código Penal de este mismo año ha creado el delito de expolio de yacimientos arqueológi-cos, terrestres o subacuáticos (artículo 323.1) que se castiga con pena de prisión (de seis meses a tres años) o multa. La reforma es poco afortunada porque se carece de un concepto penal de expolio y hay que acu-dir a la noción de expoliación de la Ley del Patrimonio Histórico, lo que es muy discutible. Además, el expolio parece referirse sólo al Patrimonio Arqueológico como si el resto de los bienes que se mencionan en el mismo artículo (bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental) no fueran suscep-tibles de una acción expoliadora. En suma, una refor-ma penal que introduce más confusión que claridad y que, como ocurre con otros tipos penales relacionados con el Patrimonio Histórico (prevaricación de autori-dad o funcionario público ex artículo 322), será de aplicación difícil o, quizá, ineficaz para defender los bienes culturales.

Expolio y expoliación del Patrimonio Histórico español

javier garcía fernándezCatedrático de Derecho Constitucional Universidad Complutense de Madrid

Tapiz La Virgen y el niño con San Vicente, del siglo XVI, robado en diciembre de 1979 por Erik “El belga” en la catedral de Roda de Isábena y que recuperó la Guardia Civil en Houston (Estados Unidos) en 2012.

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La custodia del patrimonio cultural de un país debiera estar por encima de los vai-venes políticos, de los rifirrafes entre partidos y de su utilización con fines electora-listas o de cualquier otro tipo inapropiado. Es un bien común fundamental, un valor excepcional, sobre el que debieran existir unos acuerdos de Estado que evitaran esa manipulación política que lamentablemente se da. El patrimonio es del más alto interés comunitario y conlleva una gran responsabilidad para todo aquel servidor público involucrado en la materia. La Constitución española en su artículo 46, obli-ga a los poderes públicos a garantizar la conservación y a promover el enriqueci-miento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. Se sobreentiende que esta norma nace de un profundo respeto al legado histórico y los ciudadanos son cada vez más conscientes de ello. No ocurre igual en nuestra clase

política, que más bien que mostrar respetos campan por ellos. Su efecto ejemplarizante en este terreno es prácticamente nulo y la sociedad valora muy negativamente su actitud. Ellos caen en el descrédito y los ciudadanos en la desafección hacia sus repre-sentantes. Está claro que no hablamos de restaurar y conservar sino de mostrar la deferencia que el patrimonio merece.

Todos los que trabajamos para el patrimonio cultural, sea de forma altruista o remunerada, sabemos que nuestro patrimonio es utilizado con los fines antes citados, a veces de forma escandalosa. No existe diálogo entre partidos políticos en esta materia e incluso la llevan al degradante campo de las armas arrojadizas institucionales. Es un quebrantamiento de su responsabilidad institucional y un flagrante menosprecio tanto al patrimonio en sí mismo como a la sociedad en general que es su propietaria moral y su beneficiaria.

Vemos continuamente como unos partidos políticos se niegan a asistir a las convocatorias sobre patrimonio de otros, aún siendo de interés general, sea por cobardía, soberbia o desinterés. Vemos como quienes manejan las arcas públicas en sus distintos niveles, no financian restauraciones de monumentos bajo el poder de enemigos políticos. Vemos agresiones, incluso insultos entre unos y otros. También, como decíamos, presenciamos su desacertada e improcedente manipulación como arma ofensiva frente a los contrarios, tanto en sede parlamentaria como en otros lugares. Y siempre la negativa a las propuestas públicas, por razonables que sean, que pueda formular el opositor.

Recordamos la época de la Ilustración que estuvo presidida por el triunfo de la razón y de la tolerancia. Fue una corriente brillan-te y creativa donde el diálogo y el interés por el patrimonio y su entorno filosófico se desarrollaron de forma considerable. Hoy se reflexiona mucho sobre el tema, se promulgan innumerables leyes de protección pero, a la vez, se degrada la intención que encie-rran llevando el patrimonio a la peor arena del enfrentamiento político partidista. Es una grave responsabilidad de quien lo hace, cuanto más siendo su obligación garantizar su reconocimiento y respeto en la sociedad. Es obvio que el patrimonio es mucho más que un valor material. Como venía a decir el preámbulo del Real Decreto Ley de 9 de agosto de 1926, hace posible el disfrute espiritual de los pueblos en los que se radica. Trasladar un valor de esta naturaleza al campo de batalla partidista y vulgar es matar esa espiritualidad que a todos nos beneficia.

Es hora de un poco de sensatez en la clase política y de mirar mucho más a los intereses generales que a los de partido, porque nuestro patrimonio sufre y mucho con este tratamiento público.

Los ciudadanos contemplan esta situación con asombro y preocupación. Se preguntan qué es lo que respetan los políticos, cuan-do todo vale en sus alborotadas contiendas. De la sociedad civil ha de nacer la exigencia a la clase política de una consideración superior a nuestro legado histórico. Su utilización como recurso educativo nos daría en pocos años unos servidores públicos conscientes de su responsabilidad, pero tampoco vamos por buen camino en el terreno de la enseñanza. A pesar de contar con excelentes leyes se progresa lentamente si éstas no se cumplen o se perjudican por otras vías. De poco sirven las normas, si quie-nes están en su origen no las respetan, rebajando en su trato al patrimonio, primando en épocas todavía muy recientes a la espe-culación urbanística o como ha ocurrido en un reciente caso con el BIC Antiguo Hospital Militar de Santoña, salvado de la piqueta política por la fuerza de los ciudadanos.

El patrimonio es representación de nuestra historia pasada, que conservamos en el presente y que se proyecta al futuro. No tiene colores ni pertenece a bandos. Es un valor colectivo muy superior a otros coyunturales. Por esas razones debiera tratarse por la clase política como razón de Estado en el sentido más noble de la expresión. Como decía un autor italiano, la razón de Estado es ”un principio superior a todos los principios, una razón superior a la misma razón, para elevarse por encima de todos los gobiernos”. Es lo que necesita nuestro patrimonio y lo que pedimos y exigimos los ciudadanos. ¡Caveant consules!

TRIBUNA

Patrimonio Cultural ¿Razón de Estado?

carlos morenés y mariátegui

Vicepresidente ejecutivo de Hispania Nostra

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ACTUALIDAD

El pasado lunes 5 de octubre tuvo lugar el acto de entrega del Premio Unión Europea de Patrimonio Cul-tural/Europa Nostra 2015 a la Re-habilitación de la Catedral de Tara-zona. Durante la ceremonia, José María Ballester, en representación de Europa Nostra, y Manuel Gra-cia, en representación de Hispania Nostra, descubrieron la placa de bronce que se colocó en la fachada de la Catedral.

Asistieron, además, a la ceremo-nia el Presidente del Gobierno de Aragón, Excmo. Sr. D. Javier Lam-bán Montañés, acompañado por la Consejera de Educación, Cultura y Deporte, Excma. Sra. Dª María Teresa Pérez Esteban; el Alcalde

La Recuperación Integral del Valle Salado de Añana recibió el pasado sábado 3 de octubre el Premio Unión Europea de Patrimonio Cul-tural/ Premio Europa Nostra 2015 en una ceremonia local en las Sali-nas de Añana, Álava, en la que se hizo entrega, por parte de represen-tantes de Europa Nostra e Hispania Nostra, de la placa correspondiente al premio. Este galardón está dota-do con 10.000 euros en metálico.

Una amplia representación institu-cional encabezada por José María Ballester, miembro del Consejo de Europa Nostra, y Araceli Pereda, Presidenta de Hispania Nostra, ha hecho entrega del premio y el diplo-ma que acreditan que el Valle Sala-do y su recuperación han sido reco-

de la ciudad de Tarazona, Ilmo. Sr. D. Luis María Beamonte Mesa.

El acto se inició con unas palabras de bienvenida del Sr. Obispo de Ta-razona, que mostró su reconoci-miento a todos los que han hecho posible los trabajos y expresó su deseo de que este clima de colabo-ración entre diversas institucio-nes públicas y privadas se manten-ga, a partir de este momento, con el propósito de culminar la completa rehabilitación de la catedral.

Seguidamente, el Sr. Alcalde de Tarazona puso de manifiesto la repercusión de una actuación que no sólo ha servido para la recupe-ración del monumento más emble-mático de la ciudad, sino que ha

nocidos con el “Grand Prix”, es decir, como uno de los siete mejores proyectos entre los 28 a los que se ha concedido este año el Premio Unión Europea de Patrimonio Cul-tural/Premio Europa Nostra 2015.

El premio ha sido recibido por la comunidad local y los miembros del Patronato de la Fundación Va-lle Salado de Añana, encabezados por Ramiro González, presidente del patronato y Diputado General de Álava.

En su valoración, el jurado de expertos independientes ha desta-cado la “impresionante magnitud del proyecto que abarca su paisaje, su arquitectura, su medioambien-te, la actividad salinera y sus tra-diciones, pero también de forma

tenido una profunda incidencia en la economía local, favoreciendo el turismo y la revitalización del sec-tor de servicios.

El Presidente del Gobierno de Ara-gón destacó los aspectos cultura-les de la misma, sin olvidar el sig-nificado de todo monumento de carácter religioso.

Finalmente, el arquitecto D. Fer-nando Aguerri efectuó una síntesis del proceso de restauración desde el momento en que se hizo cargo del mismo, comentando los proble-mas encontrados, las soluciones aplicadas y la labor llevada a cabo por ese equipo de especialistas en las distintas disciplinas implicadas en el proceso de recuperación de la Catedral de Tarazona.

Ya en el exterior de la catedral, D. José María Ballester resaltó, en un breve parlamento las razones por las que Europa Nostra había concedido el Premio, haciendo hin-capié en el cuidadoso proceso de restauración y a la colaboración de las diferentes entidades para que ello fuera posible y destacando el espíritu que impregna todo monu-mento de estas características, al que es preciso acercarse desde una visión que supera, con creces, el mero concepto esteticista.

También intervino el Presidente de la Fundación Tarazona Monu-mental que tan importante labor viene desarrollando para la con-servación y difusión del Patrimo-nio Artístico de la ciudad.

global al conjunto del territorio me-diante iniciativas culturales y tu-rísticas que están siendo motor de desarrollo social, cultural, eco-nómico y turístico”. En este senti-do, ha subrayado que el Valle Sala-do es “un ejemplo muy importante de creatividad e innovación en el trabajo por el Patrimonio Cultural Europeo”.

Otro de los aspectos destacados por el jurado es la proyección internacional que ha adquirido el Valle Salado gracias a su recupera-ción integral y a la exportación de Sal de Añana –se comercializa en más de 25 países–, “siendo recono-cida no sólo en las cocinas más prestigiosas del País Vasco, sino a nivel internacional”.

Europa Nostra entrega a la Catedral de Tarazona el Premio Unión Europea

de Patrimonio Cultural/Premio Europa Nostra 2015

Europa Nostra entrega al Valle Salado de Añana el Premio Unión Europea

de Patrimonio Cultural/Premio Europa Nostra 2015

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ACTUALIDAD

Urbs Regia, socio de Hispania Nos-tra, organizó para los demás socios y amigos una visita al yacimiento ar-queológico de Guarrazar, Toledo, que guió el director de las excavacio-nes. Como complemento, comida en una localidad cercana y visita en la ciudad a un antiguo palacio musul-mán, propiedad luego del Temple.

Juan Manuel Rojas informó sobre el yacimiento que, entre otras, cumple con una normativa de accesibilidad –rampas, asientos, aseos...– y, ya en el centro de acogida, explicó las coronas votivas visigodas del tesoro de Guarrazar y la historia de su hallazgo. Explicó detalles de cada lugar: la gran basílica de tamaño similar a las romanas tardoimperia-les señala la presencia de un rey visigodo y su corte, al igual que las coronas de consagración, que ha-brían sido ocultadas con prisa en el muro del probable palacio. Mientras que unos remates cruciformes del edificio derrumbado señalarían al monasterio asociado al palacio e

iglesia. El yacimiento de Guarrazar debió ser un complejo palaciego y administrativo con su monasterio, un retiro próximo a Toledo. Su aban-dono y ruina, y el escondite de un tesoro con gran carga simbólica que se pensaba recuperar, indicarían las luchas de facciones visigodas y la invasión musulmana.

Por la tarde, el socio Amador Valdés abrió el palacio del Temple, un edifi-cio particular e incógnito para la mayoría, próximo al antiguo palacio y fortaleza real, el Alcázar. En res-tauración con premio de Europa Nostra en 2009, el inmueble conser-va el patio central y estancias adya-centes de un palacio musulmán de los siglos XI o XII, con sus arquerías, yeserías y con las vigas y artesona-dos labrados originales.

Agradecemos la organización a Pilar Tormo, premio Europa Nostra en 2012 por, entre otros, la asociación Urbs Regia, Toledo, y su itinerario cultural europeo Al Alba de Europa, Francos y Visigodos.

Visita a las excavaciones de Guarrazar y el Temple

en Toledo

El pasado sábado 10 de octubre se celebró el Concierto de la Agrupa-ción de Cámara ARLU, en el marco de las Fiestas del Doscientos Ani-versario de la Fundación de Nuevo Baztán, al que fueron invitados re-presentantes de Hispania Nostra. Tuvo lugar en el palacio de Goye-neche, edificio de principios del siglo XVIII, bajo el patrocinio de la Asociación del Patrimonio Histó-rico de Nuevo Baztán.

El concierto, en el que se pudo dis-frutar de piezas de Domenico Scar-latti, Antonio Soler, Luigi Bocche-rini, Manuel Moreno-Buendía y Claudio Prieto, estuvo muy concu-rrido por personas de diferentes edades, llenando la sala asignada. Fue por ello que se habilitaron las salas laterales con un sistema de vídeo y sonido que reproducían el concierto en directo, para llegar a todo el público asistente.

Además del programa musical pre-parado, la Agrupación ARLU sor-prendió con un bis del Fandango, que encantó al público. Después del concierto, se invitó a los asis-tentes a un vino español.

Concierto por el 200 Aniversario

de la Fundación de Nuevo Baztán

El Colegio de Ingenieros de Mon-tes junto con Hispania Nostra or-ganizó el pasado jueves 15 de octu-bre, una excursión al Hayedo de Montejo guiada por don Antonio López Lillo y su hijo Antonio, in-mejorables guías y compañía, y acompañados asimismo de un maravilloso día soleado.

Declarado hace 40 años como Sitio Natural de Interés Nacional abar-caba el monte “El Chaparral y La Solana” y protege 250 hectáreas. Se trata del único bosque de hayas de la Comunidad de Madrid, uno de los más meridionales de Europa y goza de un elevado nivel de protec-

ción. En el Hayedo se lleva a cabo una labor de investigación ininte-rrumpida, desde 1992, a cargo de un equipo multidisciplinar en colabo-ración con la Universidad Politéc-nica de Madrid, con especialistas en ecología, genética, bioquímica o selvicultura para conocer mejor la dinámica de este bosque singular. Es, probablemente, el bosque más estudiado de España.

Pocos árboles como el haya tienen una elegancia tan admirada. Su tronco fuerte, su copa equilibrada donde ramas y hojas se reparten el terreno en capas horizontales es una visión única para el disfrute

del Hayedo y su colorido… Algunos amarillos, algunos verdes, algunos rojizos y anaranjados nos mues-tran la variedad de sus hojas, que hacen que destaque aún más la figura señorial de este árbol.

Complementando felizmente al ha- ya tenemos a su compañero insepa-rable, el roble, con porte rotundo al igual que éste, y pieza básica de este pequeño ecosistema que es el Ha-yedo de Montejo.

La presencia del río Jarama ayuda a ensalzar aún más la belleza del paisaje, con esas aguas claras y li-bres, que fluyen y dotan de vida al Hayedo.

Visita al Hayedo de Montejo para los socios de Hispania Nostra

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ACTUALIDAD

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La plataforma de micromecenazgo de Hispania Nostra “Todos a Una” ha registrado un nuevo proyecto para restaurar la Logia del Palacio de los Ribera en Bornos (Cádiz).

El promotor de este proyecto es el Ayuntamiento de Bornos, que re-quiere 34.700€ para abordar la recu-peración de este edificio ornamental único en España, conocido po-pularmente como “las Cuevas del Castillo”. Si se logra alcanzar esa cantidad el Ministerio de fomento aportará los 97.439,09€ restantes para la ejecución de la restauración.El Ayuntamiento de Bornos tiene

un período de 55 días (hasta el 14 de diciembre próximo) para la recau-dación. La logia estaba concebida como una galería de arte al aire libre para albergar la exposición de parte de la colección escultórica adquirida en Italia por Per Afán de Ribera III, Primer Duque de Alcalá y Virrey de Nápoles, para esta Casa de Bornos y para su Casa de Pilatos en Sevilla. El Castillo de Fontanar o Palacio de los Ribera se encuentra inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

La finalidad principal del proyecto es detener el proceso de deterioro

en el que se encuentra la logia. Este conjunto patrimonial, que pasó a manos del ayuntamiento en 1949, forma parte de la vida de vecinos de Bornos y de todos los visitantes que lo disfrutan cuando entran al jardín del “Castillo”. El jardín del Palacio es el principal espacio verde de la localidad y el más visitado diaria-mente.

Les invitamos a realizar sus aporta-ciones entrando en este enlace www.todosaunacrowdfunding.es

¡Restauremos la logia entre todos para que siga siendo un patrimo-nio vivo!

Nuevo proyecto de crowdfunding en “Todos A Una”

El sábado 31 de octubre visitamos el parque arqueológico de Recópo-lis, Guadalajara, como continua-ción de la excursión al yacimiento visigodo de Guarrazar, Toledo, or-ganizados por Urbs Regia, socio de Hispania Nostra.

Parque arqueológico por su rele-vancia con vestigios del antiguo paisaje agrícola, iniciamos la visita en el centro de interpretación guia-dos por Lauro Olmo, catedrático de arqueología medieval de la Uni-versidad de Alcalá y autor del pro-yecto del parque y director de las excavaciones.

Fundada por el rey visigodo Leo-vigildo como cabecera adminis-trativa de la antigua Celtiberia, emisora de moneda junto a Tole-do, Recópolis fue la única ciudad europea creada en el siglo VI, indi-cativo de la pujanza del reino en una época de recesión y de desur-banización. Ciudad musulmana luego integrada en el Al-Andalus, continuó con la capitalidad de la

región hasta las incursiones cris-tianas y reconquista.

Ciudad amurallada en un saliente sobre el Tajo, recorrimos la vía de entrada y la calle de tiendas y talle-res que da acceso al conjunto palati-no, sede de la administración, en-riscado sobre el río. Desde éste di-visamos, en otro saliente similar, Zorita de los Canes con su castillo calatravo, continuadora de Recópo-lis y levantada con los sillares extraí-dos de sus ruinas. Mientras, los niños de la expedición recorrían a su manera las ruinas.

Con comida en Pastrana para los que quisieron continuar –Conven-to de San Francisco–, hubo una propina con la visita a la Colegiata y su museo con los tapices flamenco-portugueses, sorprendentes. Acom-pañados por Lauro Olmo que nos fue haciendo la transición desde la Edad Media al Renacimiento, aca-bamos en la cripta donde yacen el marqués de Santillana y la princesa de Éboli.

Visita a Recópolis con propina en Pastrana

El pasado sábado 14 de noviembre nuestra Coordinadora General, Bárbara Cordero, asistió a la Solem-ne Ceremonia de Investidura y En-trega de Reconocimientos Acade-mia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humani-dades (AICTEH), donde recogió el Reconocimiento otorgado a la Aso-ciación Hispania Nostra por la De-fensa del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural en España.

Los asistentes pudieron disfrutar de la actuación musical de la Cola-boradora de la Academia y Violon-chelista Elisa Covadela, que inter-pretó la Suite No.1 i-Prelude de J.S. Bach.

Ceremonia de Investidura y Entrega de

Reconocimientos de AICTEH

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Las causas de que el patrimonio haya sufrido verdaderos desastres expoliadores a partir del siglo XIX están magistralmente resumidas en el texto anterior. A ello podría-mos añadir, solo como una mínima eximente, la decadencia económi-ca de nuestro país en esa época y la consecuente parálisis cultural de-bida a numerosos factores interco-nectados, aunque todos ellos es-tuvieran provocados por un mismo leitmotiv: la falta de una legisla-ción adecuada y claramente explí-cita en lo concerniente al comer-cio ilegal de bienes artísticos, al menos hasta el primer tercio del siglo XX, concretamente hasta las Leyes de 1926 y 1933 que vincula-ron claramente los bienes históri-co-artísticos al suelo de la Nación.

Sin embargo, no sólo fue la caren-cia legislativa la causante directa del desastre sino que tendríamos que achacar nuestros males, y esto es más triste aún, a la acepta-ción de este nefasta actividad por parte de especialistas, funciona-rios y poseedores de colecciones que en muchos casos aceptaron sobornos, ya fueran en metálico o en prebendas y honores, y que se justificaron diciendo que con este tipo de componendas estaban evi-tando “males mayores” provoca-dos por nuestro propio subdesa-rrollo económico y social.

A pesar de que también hubo eru-ditos e historiadores que lucharon en contra como Torres Balbás o Elías Tormo, hubo que esperar a

un personaje apartado del mundo académico por su pasado republi-cano como fue el brillante histo-riador y crítico de arte Juan Anto-nio Gaya Nuño para que se escri-biese La pintura española fuera de España. Historia y Catálogo, de 1958, centrada en comentar la existencia de pintura española en museos extranjeros y en el que dedicó un capítulo de gran impac-to que llamó el “Museo Imagina-rio”, en realidad un catálogo de miles de fichas donde se concreta-ba casos de la pintura española en el exilio. Luego vendría un segun-do libro, su famosísimo La arqui-tectura española en sus monumen-tos desaparecidos, publicado en 1961, un verdadero mazazo por la disección sobrecogedora que hizo

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“El desprecio de todo cuanto ostenta una intrínseca nobleza, el continuado afán de lucrarse con lo que está al alcance de la mano –aunque no nos haga falta–, la indiferencia de sello oriental, esa irresponsabilidad de nuestro pueblo, sólo seguro de sí mismo cuando puede solventar una disputa –internacional o municipal– con las armas en la mano, todo eso actuó sin freno. Pobreza, miseria, pero, muy sobre todo, mala educación, analfabetismo. Cuando decimos esto, no andamos echando de menos un conocimiento detallado de la historia de la arquitectura por parte del pueblo español, lo que sería, más que pueril, ridículamente pedantesco. Pero sí deploramos esa ausencia de respeto para con lo antiguo, respeto que no se derivaría precisamente de ninguna clase de sapiencia, sino de la elemental educación de que siempre se ha procurado privar al pobre pueblo español”.

Antonio Gaya Nuño, 1961

Las sinrazones del expolio del patrimonio

artístico español

Francisco de Goya y Lucientes. Serie Desastres de la guerra: “Así sucedió”, estampa 47, 1810 -1814. “Esta no lo es menos”, estampa 67, 1814 -1815. © Museo del Prado.

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del gran problema hasta entonces acallado: la pérdida de nuestro pa-trimonio artístico en gran medida por efecto del expolio continuado desde hacía más de un siglo, toman-do como punto de partida la Guerra de la Independencia.

Entonces Gaya hizo un terrible diagnóstico que los investigadores posteriores no han hecho más que tristemente ratificar: nuestro ex-polio era producto de la codicia y mala fe, de la especulación y de una ignorancia, en muchos casos rayana en inaudita estupidez. Hoy la investigación sobre el tema está centrada de manera prioritaria en desentrañar las complejas made-

jas de estas tramas expoliadoras, dando a conocer a los protagonis-tas más significativos de esta fraudulento quehacer, tanto com-pradores como vendedores o cóm-plices de dichos procesos. Queda un gran camino por recorrer por lo dificultoso que es en sí mismo este tipo de estudio, opacado siempre por el deseo de los propios intere-sados en disimular u ocultar las circunstancias de sus actividades.

Si muchos de estos expolios se die-ron por motivos bélicos, tanto en la etapa francesa napoleónica como en la posterior Guerra Civil, aun más indignantes fueron aquellos que se produjeron por la actuación

prepotente de agentes provenien-tes de países económicamente más poderosos que España que se apro-vecharon del estado de marasmo moral y económico de nuestro país. Resulta desalentador descubrir los vericuetos por los cuales se salieron con la suya estos depre-dadores patrimoniales extranje-ros. Constatar la aquiescencia de muchos españoles de gran rele-vancia intelectual, que tuvieron que haberse opuesto frontalmente a esta sangría patrimonial y de-nunciarla públicamente, nos re-mite a una especie de complejo nacional, arrastrado desde el 98, realmente humillante.

Hay que reconocer que España desde el siglo XIX sufrió el terrible mal del elginismo, manifestación particular dentro del fenómeno ex-poliador. En el elginismo, una na-ción rica, aprovechándose de sus influencias de todo tipo, incluidas las políticas, y, sobre todo, de sus mayores posibilidades económi-cas, logra saquear con impunidad bienes especialmente representa-tivos de la identidad nacional de otro país más débil por estar sumi-do en una etapa histórica de deca-dencia. El termino elginismo tiene su origen en el caso de los mármo-les del Partenón, arrancados entre 1801 y 1805 para ser trasladados a Londres por Lord Elgin, de ahí el epónimo que ideó el poeta román-tico y filoheleno Lord Byron el cual, muy al contrario que su com-patriota, llegaría a involucrarse de tal manera durante la guerra de liberación griega frente a los tur-cos, que terminaría perdiendo su vida en plena juventud en esa amada tierra.

En España la veda expoliadora se abrió cuando los asesores de Napo-león se aprestaron a sistematizar el saqueo de los tesoros artísticos que iban encontrando en los países inva-

didos. Los especialistas consideran hoy que este tipo de acción organi-zada solo es comparable histórica-mente con la llevada a cabo por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. De entre todos los dignata-rios, militares y embajadores que se llevaron obras artísticas españolas serían el general Soult y el propio José Bonaparte los que acopiaron obra para sí mismos, ni tan siquiera para los museos nacionales, aunque finalmente este proceso lograría en parte abortarlo Wellington.

El hispanista Jonathan Brown ha reconocido recientemente que el tesoro artístico acumulado por la monarquía española no se debió, por el contrario, al pillaje o a mani-pulaciones torticeras, sino a suce-sivas encargos y compras directas de la Casa Real y, a pesar de las numerosas pérdidas sufridas por incendios y otros desastres, no fue el conjunto de esta colección real el que más mermó si se compara con el desbaratamiento de muchas grandes colecciones de la más ran-cia aristocracia española en el si-glo XIX, cuando fue haciéndose palpable la ruina de estas casas nobiliarias, en parte por los cam-bios traídos por el nuevo modelo económico capitalista y especula-tivo y en parte debido a los resulta-dos “colaterales” de la propia aboli-ción de los mayorazgos, institución del Antiguo Régimen que hasta entonces había conseguido anclar el acervo patrimonial de estas fa-milias sin desmembrarse.

Como resultado de las revoluciones liberales, en España concretamente, el proceso desamortizador de los bie-nes de la Iglesia, iniciado ya con los franceses, pero incrementado a par-tir de 1835 con Mendizábal, tuvo un arranque caótico, lo que generó una etapa desastrosa para nuestro patri-monio, sobre todo de origen religio-so, tanto mueble como inmueble.

La prensa conservadora y proca-tólica del momento dirigió duras críticas a Mendizábal al que con-sideraron culpable de los efectos secundarios tan negativos de la incautación de los bienes de la Igle-sia, quejas, quizás las más efectis-tas, que vinieron de las propias filas liberales de una pionera ge-neración de jóvenes románticos que lograron entrever en este pa-trimonio que se estaba desgua-zando la materialización del espí-ritu de nuestro pueblo más que el recuerdo de caducas instituciones que se deseaban abolir.

Sin embargo, el absoluto descono-cimiento sobre la historia de nues-tra arquitectura y arte medieval, debido a una, todavía, casi inexis-tente historiografía artística, que no arrancaría con sentido moderno positivista al menos hasta media-dos del siglo XIX, hará que las críti-cas iniciales se centrasen en decla-matorios lamentos sobre la deca-dencia de la grandeza de nuestra nación, sin lograr presentarse en dicha prensa coetánea casos con-cretos tratados con un mínimo rigor analítico que permitiesen evaluar el verdadero alcance de los

desmanes acontecidos desde el punto de vista histórico-artístico.

Sólo a partir de la creación de las Comisiones Provinciales de Monu-mentos en 1844 empezaron muy lentamente a elaborarse descripcio-nes y juicios justificados de los desastres que estaban acontecien-do, y ello esporádicamente y con grandes lagunas, porque nunca se quiso formar un verdadero cuerpo especializado dedicado a este me-nester como los hubo desde comien-zos del siglo XIX en países como Francia. En España los miembros de las comisiones encargadas de esta labor fueron siempre cargos honoríficos no retribuidos.

No fuimos capaces de dotar y or-ganizar ni siquiera someros inven-tarios de la riqueza patrimonial de nuestro país, ni tan siquiera de lo que se estaba incautando y ven-diendo a particulares o demolien-do, hasta principios del siglo XX y ya sabemos que con muy serias limitaciones. De hecho el catálogo del patrimonio español es una la-bor que aún no ha culminado, pese a los medios actuales, y mucho me-nos el catálogo de bienes muebles de propiedad privada, cuya mate-

Cecilio Pizarro. Ruinas de San Juan de los Reyes de Toledo, 1846. Museo del Romanticismo de Madrid. Estado en el que quedó el claustro después de pasar los franceses tras la Guerra de la Independencia.

Caricaturas de Juan Álvarez Mendizábal en la prensa de la época.

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rialización es considerada una ver-dadera entelequia.

Este descontrol que inauguramos con la desamortización, eso sí, se tradujo en una práctica que desde entonces ha sido canalizada con gran provecho propagandístico en la prensa, la de utilizar la destrucción y el expolio como eficaz arma arroja-diza contra el adversario político.

Muchos de esos edificios enajena-dos, vacios y degradados que sufrie-ron durante décadas un cruel aban-dono, se convirtieron a lo largo de las décadas siguientes en pasto fácil del afán expoliador mediante robos o compras por ínfimas canti-dades de dinero, afán depredador que fue despojando paulatinamente nuestros monumentos de muchos de sus elementos arquitectónicos como techumbres, columnas, capi-teles, pinturas, bibliotecas, archi-vos, retablos…

Será entonces, con nuestro patri-monio en pleno colapso, cuando se consolide la figura del marchante más profesionalizado, la cual, sin ser nueva, tomó otras dimensiones al calor del desorden legislativo e institucional reinante para entrar a saco en un país que, al dicho de los pocos coetáneos que lo supieron ver, se convirtió en barata almone-da al capricho de los foráneos. En España los que se aprestaron a tra-ficar con estos extranjeros fueron los que entendían, los que podían hacerlo, es decir pintores, historia-dores y funcionarios de museos.

Estuvimos a merced de las modas, de las tendencias del gusto de los coleccionistas de otros países. Así, en Inglaterra, los pintores como el Greco o Murillo fueron los más valorados. De este último hubo tal demanda que llegó a ser un lucrativo negocio también las falsificaciones para compradores de menor vuelo.

Pero con ser importante el tráfico de objetos de arte español entre los europeos, éste no tuvo parangón con el coleccionismo norteameri-cano. La nueva burguesía industrial y capitalista estadounidense, cada vez con más poder adquisitivo desde las últimas décadas del siglo XIX, terminará por adoptar los modos de vida de la antigua aristo-cracia europea y verá en la adquisi-ción de objetos de arte antiguos la vía más rápida para adquirir presti-gio social. Al mismo tiempo que el coleccionismo de esta nueva clase social, se empezarán a crear las ins-tituciones culturales de la joven nación que necesitarán obras atractivas para sus proyectos expo-sitivos. Debió contribuir de manera eficaz a la profusión del tráfico ar-tístico el que el gobierno de los Estados Unidos aprobase normati-vas para que no hubiera que pagar aranceles por la importación de este tipo de bienes, e incluso gene-rasen exenciones fiscales.

Si Italia sufrió la primera oleada en este sentido, España captaría el interés de los agentes artísticos so-bre todo a raíz del gran esfuerzo que

se hizo por mostrar nuestra mejor cara al extranjero en la Exposición Universal organizada en Sevilla en 1929, que tuvo el efecto perverso de convertirse en gran escaparate para los ansiosos coleccionistas y sus marchantes del momento, poten-ciando especialmente en la zona más sureña de Norteamérica la moda decorativa denominada Spa-nish Style, verdaderamente desas-trosa para España, pues provocó una sangría de objetos centrados sobre todo en los siglos XV y XVI que terminó, de nuevo, por inundar además el mercado de falsificacio-nes, incapaces de responder a las demandas de la clientela.

El conocido hispanista Hunting-ton, fundador de la Hispanic Socie-ty, se sintió muy vinculado al am-biente cultural noventayochista, aunque terminaría por plantearse con el tiempo el reto de mostrar una nueva imagen de España más opti-mista y modernizada a través del famoso encargo que realizó a Soro-lla con el apoyo del rey Alfonso XIII. Este gran coleccionista ha quedado como el hispanista “bueno”, dedica-do solo a rescatar obras de arte español que ya estuviesen a la venta en el mercado internacional. En los últimos años se está revisando su figura porque, como tantos otros, cedió en ocasiones a la tentación de utilizar agentes interpuestos para lograr adquirir algunos bienes que deseaba como apasionado colec-cionista que siempre fue.

Si estos agentes comerciales llega-ron a ser grandes especialistas en arte español fue gracias a la colabo-ración de estudiosos del arte y la arqueología españoles, los mismos que debieron de ser la principal barrera infranqueable como guar-dianes de todo ello. Sin embargo éstos entraban en el proceso expo-liador en algunas de sus etapas como la autentificación, la locali-

zación o la intermediación con los propietarios. Los investigadores citan algunos nombres impensa-bles dado el gran prestigio del que aún hoy gozan y que parecería increíble si no se hubiera estudiado caso por caso y se tuvieron los do-cumentos, facturas y cartas escri-tas. Tanto Merino de Cáceres como Martínez Ruiz, García Felguera, Francisco Fernández Pardo, Inma-culada Socías y tantos otros, han ido descubriendo en estos años ese entramado de estos españoles co-laboradores que mientras que pa-recía que salvaban obras vendían otras en un extraño círculo vicioso, vender para poder adquirir otras o para restaurar y crear colecciones, a veces solo por el puro beneficio.

El expolio siempre ha sido un tema muy complejo, porque implica un tipo de investigación más cercano a la labor detectivesca y hay que hacerlo simultáneamente en el país de origen y en el de llegada. Uno de los primeros en enfocar este estu-dio así fue Merino de Cáceres que ha buceado desde hace décadas en diversos archivos de Estados Uni-dos hasta conseguir poner de mani-fiesto documentalmente los mane-jos de los más importantes colec-cionistas norteamericanos que tra-ficaron con obras de arte españolas de manera ilegal, centrándose sobre todo en la figura de poderoso mag-nate de la prensa amarilla William Randolph Hearst, personaje que como es sabido inspiró la magistral película Ciudadano Kane donde se hacía un retrato magistral de su peculiar perfil psicológico.

El principal agente de Hearst fue el falsario Arthur Byne, un verdadero depredador como justamente se le ha denominado, que trabajó inten-samente para localizar y comprar objetos de primera calidad de arte español trasladándose a vivir a Es-paña, amparado en un supuesto dis-

fraz de gran amante del arte español. Se recorrió el país junto a su mujer, reconocida hispanista, y adonde fue logró ser bien recibido, incluso la humillación llegó al punto de ser elogiado y galardonado en todas las esferas tanto por parte de los espe-cialistas como de la aristocracia española. Tras la ruina de Hearst

pasaron a engrosar las colecciones de numerosos museos norteameri-canos, por ello algunos claustros y ábsides románicos, como los del monasterio de Santa María de Óvila están hoy en un museo de Califor-nia, o el de Sacramenia en otro de Miami y patios platerescos enteros, como los de Vélez Blanco, expuesto

Montaje en agosto de 1952 del monasterio de Sacramenia, comprado por Hearst, en Miami. La estatua es de Alfonso VII. © BETTMANN/CORBIS

Página del fascículo de la revista Le Tour du Monde, de 1864, donde se insertó el dibujo de Gustavo Doré sobre “Les vouleurs d'azu-lejos, à la Alhambra”.

William Raldolph Hearst con Arthur Byne en Toledo, 1934. © Hearst Castle/CA State Parks.

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con orgullo en el Metropolitan Mu-seum de Nueva York.

Hubo casos especiales, pero muy significativos, como el de la Casa Zaporta en Zaragoza, comprado por el anticuario parisino Ferdi-nand Schultz tras ser derribado el edificio, después de sufrir toda clase de calamidades y degrada-ciones, a principios del siglo XX, y que terminaría volviendo a Espa-ña al ser recomprado esta vez por la Caja de Ahorros Ibercaja en

1957 para terminar instalándolo en 1980 en su nueva sede central.

Agentes artísticos importantes como la familia Harris, con gale-ría en Londres, acostumbraron a organizar exposiciones durante décadas de los más importantes pintores españoles, contando con la asistencia de destacados políti-cos españoles, aunque era eviden-te que estas muestras servían en realidad como plataforma para sus futuras ventas.

Un nuevo factor indirecto vino a coadyuvar en la reactivación de este tipo de mercado en la segunda mitad del siglo XX. El Concilio Vaticano II y su llamada a volver a la pobreza y sencillez evangélica fue la nueva coartada para este tipo de tráfico artístico puesto que muchos objetos de culto, incluso retablos enteros, se retiraron fuera de las miradas de los fieles, lo que facilitó estas transacciones. Mar-tínez Ruiz ha demostrado que algunos obispos animaron a reali-zar estas ventas, y si algunas las paralizaron fue debido a que los precios no se ajustaban a lo desea-do –aunque dichos precios eran frecuentemente rayanos en la estafa– y en ningún caso por moti-vos de protección patrimonial. El producto de las ventas se dijo que fue destinado a financiar obras de mantenimiento o modernización de los edificios eclesiásticos. Algu-nos agentes, como los anticuarios Ruiz, utilizaron la estrategia de cambiar objetos de culto nuevos y de poco valor por otros, con fun-ción parecida, pero de gran calidad y antigüedad. Lo nuevo por lo “viejo” ante un clero rural con poca preparación. En otras ocasiones se llevaban bienes a restaurar… que nunca volvían a su destino.

En este contexto de falta de con-trol y protección del arte religioso, sobre todo en los pequeños núcleos aislados, abandonados a su suerte por la gran oleada de emigración vivida en el mundo rural, aparece la figura del llamado Erik el Belga. Se ha detectado que el incremento de robos al patrimonio religioso tuvo su pico mayor de 1975 a 1981 cuando él pululó a sus anchas por España, aunque ya había iniciado sus actividades en España en 1966 siendo detenido con intención de robar en la catedral de Burgo de Osma. Quizás este saqueo y expo-lio haya sido el escándalo de mayor

envergadura en la etapa democrá-tica y está pendiente aún de escri-birse la verdadera historia de cómo discurrieron las correrías de este personajes astuto, ambiguo y engatusador.

Como ha contado con desparpajo el propio Erik en los medios de comunicación, nuestra fama de descuidada ignorancia y codicia nos precedía, solo hubo que acudir a los ambientes adecuados para que la máquina volviese a ponerse en marcha a pesar de la legislación especializada vigente y estar ya en plena democracia: la misma com-plicidad y silencio. Una vez deteni-do en 1982 y ya en la cárcel Modelo de Barcelona, llegó a un acuerdo con las autoridades del Gobierno de Felipe González para lograr su libertad provisional a cambio de colaborar en la recuperación de las piezas robadas. Después de casi tres años, y habiendo conseguido que fueran devueltas más de un millar y medio de obras, salió de la cárcel en 1985 quedando absuelto de sus numerosos juicios pendien-tes por robos contra el patrimonio histórico artístico debido a la pres-cripción de los delitos.

Resulta indignante la popularidad que llegó a alcanzar en los años noventa habiendo intentado, por ejemplo, ganarse las simpatías con acciones tan absurdas como donar cuadros pintados por él mismo a la misma catedral de Roda de Isábe-na, en Huesca, que años antes ha-bía expoliado, jugando a mecenas con un cinismo que debería produ-cir un más hondo rechazo social. Ya antes se había ofrecido al obis-pado de Gerona para ayudar a la localización de los cuadros que había robado, previo pago de 40 millones de pesetas según la pren-sa del momento, lo que afortunada-mente fue rechazado dignamente por el obispado en este caso con-

creto. Hoy Erik sigue viviendo con tranquilidad en la Costa del Sol de las rentas de sus expolios.

El problema existente hoy en día de esta clase de expolio por robo y sali-da ilegal es que las piezas llegan a los anticuarios sin que se revele su ori-gen, de ahí pasan a los coleccionistas que siempre pueden presentar fac-tura de adquisición legal en el caso de que se inicie el trámite de recupe-

rar el objeto y tras haber logrado por parte de las autoridades competen-tes acreditar documentalmente el origen de la pieza. La legislación es bastante permisiva lo que propicia una gran impunidad tanto para los anticuarios como para los coleccio-nistas y subastadores. Para recupe-rar las obras antes había que pagar en concepto de compensación eco-nómica al comprador y nuevo dueño. Parece que a partir de 1993 el arte robado puede ya recuperarse sin dicha compensación, incluso aun-que el nuevo propietario alegue des-conocimiento del robo. La mayor dificultad es que, según los especia-listas, el derecho europeo sobre esta materia es confuso y farragoso por los propios intereses de cada país en conservar dichos bienes dentro de sus fronteras.

Si ya los trámites del procedimien-to de restitución del bien se dilata-ban interminablemente durante décadas cuando todavía se com-pensaba al nuevo propietario, po-demos imaginarnos con la nueva normativa en la que se exige la reintegración sin indemnización las dilaciones interminables a que ello da lugar.

Isabel Ordieres Díez

Patio de la Casa de Zaporta o de la Infanta, entre 1874 y 1877, Jean Laurent. Fondo Documental Histórico de las Cortes de Aragón.

Claustro desmantelado del Monasterio de Santa María de Óvila en los años treinta. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara.

Infografía de cómo sería San Baudelio desde el presbiterio con todo el esplendor de sus pin-turas, antes de ser arrancadas por expolio. © Félix Hernández (Flas Marketing)

Arqueta de Sant Martirià del Monasterio de San Esteban de Bañolas. En 1980 fue des-montada y sus figuras robadas por la banda de Erik el Belga. En 2009 fue recuperada la práctica totalidad de los relieves.

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Con motivo de la presentación en Barcelona de mi extensa investiga-ción “Dispersión y destrucción del patrimonio artístico español” (seis

tomos) ante mis colegas de la Real Academia Catalana de Bellas Ar-tes de San Jordi, presenté en el año 2007 un interesante vídeo donde

recogía un enigmático repertorio de fotografías con riquísimas obras de arte de origen desconocido que, por su misterioso origen y su misma

Otro nazi protagonista del expolio patrimonial

de Españafrancisco fernández pardo

Historiador Académico C. de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jordi

excepcionalidad, yo interpreté que se trataba de un depósito oscuro y posiblemente europeo expoliado o robado, cuyas piezas se habían fotografiado con el fin de divulgar-las entre marchantes para su liqui-dación.

Ninguno de los asistentes dijo ha-ber visto antes dichas obras en su larga experiencia y sólo al salir del acto, don Santiago Alcolea, a la sa-zón director del Institut Amatller d´Art Hispánic, me confesó que bien pudieran pertenecer a cierto individuo de origen alemán que, residiendo enfrente del Institut, concretamente en el hotel Majestic del Paseo de Gracia, frecuentaba con asiduidad el despacho de su an- tecesor, don Josep Gudiol i Ricart, sobrino del ilustre investigador mo-sén Josep Gudiol Cunill. Aquel era un conocido experto cuyas inter-venciones en peritajes, en oscuras compras y ventas de bienes artísti-cos y como intermediario en nom-bre de terceros, tiene el ingrato honor de haber contribuido a la pérdida del patrimonio artístico de España. Del personaje extranjero se decía que poseía una colección riquísima en Barcelona en la que no faltaban obras de Juan de Flandes, Murillo, Zurbarán, el Greco o Goya, pero también bocetos de Cellini y pinturas de Gérard David, Gerard Dou, Crivelli, Bellini, Rubens o Watteau, etc., e incluso aseguraba que poseía la auténtica Mona Lisa...

Sin duda hemos de desconfiar de tales atribuciones y aún suponer que menudeaban en aquel tesoro las réplicas y obras de taller. Al parecer tal extranjero no era nin-gún experto en arte y sí un sujeto petulante, gran especulador dado al trapicheo. Su estrecha relación con traficantes, marchantes y expertos obedecía al deseo de asegurarse las atribuciones de las obras y conocer su mejor valor de mercado, pero

también buscaba su colaboración en la búsqueda de clientes. Con este fin recurrió a César Pemán, a la sazón director del Museo de Cádiz, y también a un falsificador como Amadore Porcella y a distintos co-merciantes y académicos. Añadió don Santiago que semejante colec-cionista, de imponente estatura, al- go encorvado, nervioso y muy char-latán, padecía alguna dolencia res-piratoria, carecía de pareja, vivía solo, no tenía hijos y mantenía ex-celentes relaciones con la policía y el servicio de información español, pese a lo cual trataba de pasar inad-vertido. Su mayor empeño era ven-der una a una las excelentes piezas de aquella colección, propósito harto difícil en medio de la triste situación económica en la que vivía España tras nuestra guerra civil.

Me pareció muy interesante el re-lato de don Santiago, pero no cum-plí mi promesa de seguir aquella pista y por eso el nombre de tal extranjero no aparece en el largo relato de las actividades de los ale-manes nazis en España tras la Segunda contienda mundial, cuyas atribuladas andanzas describo en el capítulo II del sexto volumen de mi publicación. Sin embargo algu-nas fructíferas indagaciones em-prendidas en los últimos años (véase las referencias ofrecidas al final de este artículo) han permiti-do esclarecer que tal extranjero era Ludwig Losbichler Gutjahr, un aus-triaco nacido en Waidhofen en 1898, el cual durante el año 1929 había viajado por Francia, Argelia y Túnez antes de establecerse en Casablanca como representante de una empresa alemana. Aquí no estuvo más de dos años ya que des-pués se instaló en Tánger y Tetuán donde conecta y se vincula a la Ges-tapo. Asentado en Barcelona al es-tallar la Guerra Civil española se ve implicado en el conflicto y en 1944 figura en una lista de más de cien

espías y policías nazis que los alia-dos envían al dictador para obligar-le a expatriarlos a Alemania. Fran-co los confina en un balneario de Caldes de Malavella (Girona) y Losbichler es investigado, deporta-do y encarcelado en Alemania por unos meses. Tuvo suerte porque en 1948 lo vemos otra vez ejerciendo la compra y venta de pinturas defini-tivamente en la Ciudad Condal.

¿Pertenecían las fotografías pro-yectadas en la Academia a la colec-ción de Losbichler almacenadas en algún local barcelonés? No pode-mos estar seguros. Quizás pertene-cían a otro rico tesoro extranjero introducido en España por los gru-pos emigrados nazis con los mis-mos propósitos de venta. Estos gru-pos, durante y tras la Segunda Gue-rra Mundial al tiempo que creaban negocios de importación-exporta-ción y laboratorios del sector quí-mico y farmacéutico (se integraron y camuflaron en un gigantesco grupo llamado “Sofindus”), dejaron honda huella en la ciudad por sus manejos en el campo del arte, ya que trasladaron cientos de bienes artísticos aprovechando la protec-ción de las autoridades del régimen español y su libertad para traspasar nuestras fronteras, por más que funcionara rigurosamente la ley de represión del contrabando y de-fraudación, verdadero azote del pueblo. Como digo, lo permitió la extrema tolerancia y protección del Gobierno franquista con los evadi-dos nazis, algunos de los cuales lograron la nacionalidad española, pero también el consentimiento de Vichy, que, tras el caos de la derrota, buscaron sobrevivir gozando de los ingentes tesoros robados e incauta-dos. Estos envíos a España protago-nizados por altos funcionarios y militares alemanes tuvieron un carácter clandestino y eran fondos derivados del botín obtenido de los expolios emprendidos sobre los

Los aliados descubren piezas robadas por los nazis y muestran un grabado de Goya. La fotografía muestra al sargento Harold Maus mirando el grabado El buitre carnívoro de Francisco de Goya encontrado en abril de 1945 en una mina de potasio en Merkers, Alemania. © United States Holocaust Memorial Museum.

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marchantes y coleccionistas fran-ceses y europeos en su mayoría de origen judío, como Max Steinthal, Herzog, Pierre-David Weill, Gouds-tikker, Rosenberg y tantos otros, cuyos bienes artísticos almacena-ron en minas de sal y potasa.

De ese gran botín y de sus estrechas relaciones con los implicados en los criminales estragos justificados por la guerra europea, es como úni-camente puede explicarse la forma-ción de aquel tesoro clandestino en manos de Ludwig Losbichler, esti-mado entre 70 y 120 piezas de gran mérito artístico. Los recelos que inspiró Losbichler y su colección, al ignorarse el origen de semejante tesoro, son aspectos que revelan su pasado oscuro, muy vinculado a grupos nazis asentados en Barcelo-na. Si al ser investigado por los alia-dos sólo dijo ser propietario de tres cuadros, bien cabe deducir de dónde provenía el ingente cúmulo de obras que después acabó ofer-tando. Como él mismo confiesa, logró conseguir piezas españolas excelentes y a bajo precio, pero la mayor parte procedían de ciertos “amigos” y en depósito, con lo que se presume que actuaba en su nom-bre como intermediario en vista de obtener alguna comisión. Al pare-cer esos “amigos” tampoco debie-ron encontrar fácil su venta por la desastrosa situación de hambre y miseria de España y confiaron en él para su liquidación o bien para su evasión y traslado a otros países donde existieran postores o colec-cionistas más ricos. Y así lo hicie-ron al decidir trasladarlos a la Costa del Sol buscando la ocasión de su envío a América. Eran unos bienes altamente comprometidos porque en su mayoría prevenían de robos y de unas incautaciones violentas e ilegales, de aquí sus cautelas si per-dían el favor de Franco.

Y no era para menos. Para contri-buir a la restitución de los bienes expoliados a sus legítimos dueños, la declaración 18 de las Naciones Unidas (5 de enero de 1943) ame-nazó seriamente a las personas y regímenes que contribuyeran al encubrimiento de los culpables, sin vacilar en congelar sus bienes y de-clarar nulas todas las operaciones y transferencias que realizaran. De-rrotada Alemania, el Consejo Alia-do de Control (CAC) integrado por las cuatro naciones vencedoras se encargó de descubrir el paradero y la devolución de los bienes a resti-tuir (se estimaban en 203 coleccio-nes esquilmadas y un montante de 200.000 obras de arte) y extendió una red de agentes para atrapar a los expoliadores.

En los últimos años la desclasifica-ción de los documentos del “Secret Intelligence Service” británico y el “Office of Military Government for Germany”, órgano creado por los norteamericanos en 1945, ha per-mitido descubrir las andanzas de los adictos al Reich y cuanto se ha dicho de las actividades de Losbi-chler en Marruecos, así como sus estrechas relaciones con significa-dos miembros del partido nazi an-tes de instalarse en Barcelona. Así hemos sabido, por las confesiones de los interrogados, que Losbichler, al tiempo que representaba a diver-sas empresas judeo-polacas y tam-bién japonesas y checas, actuaba como un agente de la Gestapo encargado del reclutamiento y del pago a confidentes y espías. Sin duda en Barcelona aparecía tan sospechoso como su misma colec-ción cuya calidad y posible ilegali-dad levantó grandes prevenciones sobre todo en marchantes tan avi-sados como Arturo Ramón. Este junto a los esposos Ronstige, refu-giados judíos y conocidos del pres-tigioso marchante catalán, fueron los que primero tomaron concien-

cia del pasado nazi de Lobischler y sus relaciones con los grupos nazis que pululaban en Barcelona, cuya suma se estimaba en unos 500 refugiados.

No contando con la colaboración española que los protegía, pronto fueron investigados comenzando por el cónsul alemán, Kart Resen-berg (radicaba en el hotel Ritz), y el destacado miembro nazi H.A. An-drés Mosser en cuyos laboratorios de medicamentos se reclutaban y preparaban los agentes del Abwehr (servicio de contraespionaje ale-mán). Ambos mezclados en los tur-bios negocios de los depósitos de arte incautados, concurrían a las tertulias que se celebraban en el hotel Colón y quizás aquí decidie-ron utilizar la empresa “Bakumar” en operaciones tan principales co- mo las de un señalado Autorretrato de Rembrandt, robado por los na-zis. Pero en las operaciones de venta y traslado de bienes artísti-cos a través de Irún, Canfranc y la Junquera, inmediatamente escon-didos en distintas madrigueras, intervinieron igualmente un enjam-bre de sujetos como Otto Lutz, H.T. Mueller Fiedler, Berthe, Ernest Hammes (jefe de la Gestapo) y otros que utilizaron una agencia de aduanas “Baquera, Kusche y Mar-tín SA” y ciertos negocios de tapa-dera para sus fines. No pocos de aquellos nazis refugiados fueron condecorados por Franco con la Medalla de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas.

Así pues, conociendo como opera-ban aquellos nazis en el mercado del arte español y sus estrategias para vender el botín expoliado, no podemos dudar de que tan sorpren-dente catálogo de piezas en poder de un secuaz de la Gestapo provi-niera de las incautaciones y sa-queos forzosos en Europa. Por ello Losbichler se mostró cauteloso al

no ignorar la procedencia de las obras que ofertaba y las secretas actividades del espionaje judío para denunciar a los expoliadores. Esas cautelas quedan expresadas en su misma conducta huidiza y desconfiada, en sus constantes cambios de domicilio, primero en el hotel Majestic, luego en una modesta pensión de la calle Punxet, nº 43 (El Bosque); en los enlaces que establece a través de cierto ale-mán, un tal Antón Oboril (dirigía una empresa de audífonos alema-nes en la calle Caspe, nº 12), o bien en las referencias de un apartado de Correos, decisiones que expli-can su interés por despistar, man-tener en secreto el paradero de su tesoro y pasar desapercibido para no ser descubierto.

Quizás para reforzar sus relaciones con el régimen fascista de Franco o bien bajo el pretexto de dar a cono-cer sus obras y venderlas, aquel tra-ficante convertido en honesto mar-chante, aunque ayuno en arte, ofre-ció un gran lote de pinturas que se exhibió durante 1952 en la “Mostra dei Primitivi Mediterranei” promo-vida por Jacques Chaban Delmas, por entonces alcalde de Burdeos, y por otras altas autoridades france-sas como Robert Schuman o Alcide De Gasperi, a la sazón ministro de Asuntos Exteriores de Italia. Tenía sentido la aportación de España ya que la muestra transitó por Bur-deos, Génova y Barcelona, en cuya ciudad fuimos representados por nuestro ministro Alberto Martín Artajo, gran protector de ciertos expoliadores a comerciantes judíos tan notorios como Medl y otros que yo menciono en mi investigación.

Así fue como la “colección Losbi-chler” consiguió celebridad y se introdujo en el mercado del arte sin que nadie se interrogara sobre el origen y la legalidad de las piezas. Sin embargo hoy conocemos que

algunas tablas de las exhibidas en el Salón del Tinell en la capilla de Santa Ágata como las dos atribui-das a Pere García de Benavarre, años antes se encontraban en poder del conocido marchante Hugo Hel-bing, establecido en Múnich, el cual resultó herido de muerte en la “noche de los cristales rotos” no sin que antes fuera requisado su nego-cio por los nazis. El infortunado ju-dío tuvo ocasión de adquirirlas co- mo consecuencia del desmembra-miento en un gran retablo (6,5 x 4m) vendido por el párroco de una igle-sia de Peralta de la Sal y desmem-brado en los años treinta por el tra-ficante Celestino Dupont, alguna de cuyas tablas tras los manejos del Losbichler recayeron en el Museo de Cleveland y otras en el coleccio-nista Matias Muntadas (hoy se

conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña).

No fueron ésas las únicas pinturas españolas que introdujo en su catá-logo de ventas ya que incluyó en la lista de 1969 El encuentro en la puer-ta dorada, tabla concedida a Jaume Huguet procedente de una venta ile-gal de algún clérigo, pintura colgada en un altar de San Pedro de Villama-yor. Mas el expolio español tampoco quedó aquí, pues con el nº 26 apare-cen obras de otro pintor gótico famoso, Jaume Jacomart (San Juan, nº 6 y San Roque, nº 27), así como las tablas salidas de los pinceles del Maestro de Enguera (Santa Trini-dad con San Bernardo) y del mismo Maestro de San Nicolás de Burgos, pintor igualmente gótico de gran calidad, tal y como puede compro-barse en el Museo de Bilbao. Tam-

Correspondencia que mantuvo Ludwig Losbichler Gutjahr con el marchante parisiense Germain Seligmann. © Archives of American Art.

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PATRIMONIO Y EXPOLIACIÓN

bién nos sorprende que allí apare-ciera nada menos que La Virgen y el Niño entronizados y rodeados de ángeles músicos del gran Lluís Borrassà, exquisito pintor real que trabajó con Alfonso “el Magnánimo” en Valencia y Nápoles, o el presunto original de Juan de Flandes (Prendi-miento de Cristo), un día expuesto en el oratorio de Isabel la Católica de cuya autenticidad dudo, ya que el original de aquel hermosísimo y despedazado políptico que constaba de cuarenta y siete pequeños cua-dros se conserva en el Palacio Real. Fue, en suma, una aportación de España a aquella exposición inter-nacional excepcionalmente repre-sentada por los mejores pintores góticos españoles.

Pero la cosecha española recaída en aquella colección del agente de la Gestapo encargado de su venta, no sólo se limitó a los primitivos sino a nuestros mejores pintores como Goya (poseía el cuadro titulado El cojo de Remolinos), José Benlliure o el mismo Sorolla (Bueyes arras-trando una barca a la playa), pero sobre todo traficó con pinturas notables de pintores barrocos como el Greco (Crucifixión y el Calvario), Ribera (El apostol Santiago), Muri-llo (La Sagrada Familia), Velázquez (Retrato de Felipe IV), y otro lienzo que podría representar a don Balta-sar Carlos, o con lienzos del mismo Zurbarán del que tenía dos pinturas soberbias: San Francisco y Virgen con el Niño, ésta derivado del sa-

queo francés en el monasterio sevi-llano de San Alberto.

Al observar el carácter de las obras parece obligado aceptar que tanto Losbichler como sus “amigos” ha-bían aprovechado sus tratos con el clero español para cosechar despo-jos tan valiosos, vendidos por pá-rrocos y monjas ignorantes a pre-cios ínfimos, sin discriminación ni control alguno. Las fecundas rela-ciones políticas con el régimen español y con la Iglesia católica facilitaban a aquella cohorte de na-zis operaciones tan insólitas como la proyectada por Lobischler, al ofrecerse como intermediario ante el omnipotente marchante Selig-mann de Nueva York, para que éste pudiera adquirir la Adoración de

los pastores del Greco que se en-contraba en la iglesia de Santo Domingo el Antiguo de Toledo.

Que Losbichler llegara a nutrir su colección con buena parte del pa-trimonio pictórico español enton-ces en plena almoneda, debemos colegirlo cuando sabemos que ad-quirió y comerció pinturas de cata-lanes de su tiempo pertenecientes a Ignacio Mallol o Isidro Nonell, sin desperdiciar la ocasión de adquirir obras tales como el San Juan Bau-tista del Maestro Burham, tabla que formaba parte de la ermita de la Virgen de la Carrasca y que parece había logrado vender puesto que hoy se exhibe en el Museo de Arte de Barcelona... Menos suerte tuvi-mos con otras pinturas evadidas gracias a sus manejos y gatuperios, ya que llegó a ofrecer a Seligmann y Cía., famoso marchante internacio-nal incautado por los nazis en París, multitud de piezas entre ellas la Santísima Trinidad con San Ber-nardo pintada por el Maestro de Esguera. Especuló pues con nues-tro mejor patrimonio y lo hizo sin prevención alguna, prevalido de que tenía las espaldas guardadas por la complicidad del régimen fas-cista español, aunque no de los ser-vicios secretos aliados ya que lo tenían fichado, sin que les importa-ran demasiado sus enredos comer-ciales con el arte.

Si la representación española en aquella enigmática colección era importante, no era menor el acopio de obras maestras europeas, porque en la lista de obras con las que trafi-có Losbichler figuran entre otros artistas notorios, pintores como Durero, Bellini, Gozzoli, Gerard David, Memling, Piazzeta, Rubens, Georges de la Tour, Jan van Dyck (cuyo cuadro fue expertizado por Friedlaender), Jan Cornelisz, Ra-fael y el mismo Rembrandt de quien poseía un controvertido autorre-

trato. Gran parte del inventario de obras que cayeron en las garras de Losbichler nos es conocido a partir de la correspondencia que mantu-vo con el marchante Germain Seligmann, hijo del célebre Jac-ques Seligmann con galerías de venta en Nueva York y París, cuyo gran archivo recientemente ha sido investigado. Por la corresponden-cia cruzada entre ambos conoce-mos que el bagaje de objetos de arte en su poder no podía ser más colo-sal porque además de grandes pin-turas, reunía códices y miniaturas exquisitas, bronces, dibujos y es-culturas.

Para entender la procedencia de aquel inopinado y sorprendente tesoro, del que Losbichler aparenta-ba cumplir la función de un simple agente o administrador, es menester conocer la ubicación en Barcelona de un nido de nazis que dispersados tras su derrota, se aglutinaron y unieron sirviendo a empresas adic-tas a su gobierno, algunas de origen suizo como Sandoz o Ciba (unidas originaron “Novartis”, las cuales desplazaron a sus directivos por otros más confiables y de “origen

ario”...) o bien organizando nego-cios de importación y exportación, casi siempre ligados al sector industrial, químico y sobre todo farmacéutico, en cuya área adqui-rieron un gran predominio. No debemos olvidar que el apartado 706 de Barcelona que indica Losbi-chler coincide con el de la empresa Sandoz durante trece años... Estos negocios se vincularon al tráfico de obras de arte que adquirieron en España, a cuyos fondos unieron los depósitos incautados, los cuales habían hecho propios grandes mandos militares, ricos burgueses nazis huidos y agentes de la Gesta-po, los cuales, prevalidos de la pro-tección de Franco, habían almace-nado en España tratando de ven-derlos. Presumo que la conducta de Losbichler discurre paralela con la del oficial alemán Erich Tilmann quien, en connivencia con falangis-tas y militares franquistas y bajo instrucciones del poderoso M. Bor-mann (escabullido a Sudamérica en 1945 tras el caos de Berlín), se ocupó de trasladar un cargamento de 624 cuadros en camiones oficia-les hasta Zahara de los Atunes

Soldados estadounidenses ante el cuadro de Edouard Manet Wintergarden en las minas de Merkers, Alemania, en abril de 1945". © NARA National Archives and Records Administration.

Brigitte Monti, del Musée d'art et histoire de Ginebra, junto a las obras de Rodrigo de Osona y Francisco de Osona, y Pedro García de Benavarre, conservadas en los almacenes de la pinacoteca y depositadas por Ludwig Losbichler Gutjahr en 1969. Foto: Georges Cabrera.

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PATRIMONIO Y EXPOLIACIÓN

(Cádiz) con el fin de trasladarlos a Estados Unidos buscando mejores postores. Es muy posible que la nutrida colonia formada por resi-dentes nazis en la Costa del Sol (Playa de los Alemanes, Urbaniza-ción Atlanterra...), muchos de ellos traficantes con bienes artísticos, obedeciera al reclamo del jefe de la Gestapo, influyente cónsul honora-rio en Marbella llamado Hans Hoff-man. También conocemos la gran ayuda que recibieron en el traslado de su botín a Argentina por parte de cierto político y diplomático fran-quista, el conde de Navascués, cón-sul en Tánger y luego embajador en Buenos Aires, al que se atribuye la gestión de negociar con los aliados los bienes alemanes.

¿Cómo se dispersó aquel depósito de obras conservadas por Losbi-chler en Barcelona? Por lo que se desprende de una entrevista y el modo mísero en el que vivía en 1978, el tesoro que manejaba era soberbio pero también los precios, muy altos en consonancia con su carácter hiperbólico y la exagerada importancia que concedía a sus fondos. Si a esto añadimos la esca-sez de compradores, comprendere-mos el cambio de signo en los nego-cios del austriaco. Y es que en Espa-ña se encontraban expertos pero no se encontraban divisas, ni grandes coleccionistas, ni especial apetito por el arte en plena crisis política, económica y alimenticia. Por eso el negocio del austriaco se fue poco a poco enturbiando y mientras mu-chos de sus compatriotas buscaban mayor seguridad y situaban sus depósitos artísticos en la Costa del Sol utilizando a España como mero camino de tránsito hacia diferentes mercados, Losbichler por el contra-rio dirigió sus pasos en otra direc-ción y se esforzó en emprender amplias gestiones que le llevaron a mantener correspondencia con galerías de arte, algunas tan noto-

rias como la de Neupert en Zúrich, el cual fue denunciado por traficar con bienes expoliados por los nazis. También lo hizo con casas como Christie´s a la que remitió su catá-logo con ánimo de incluir sus obras en alguna subasta; también mantu-vo correspondencia con museos como el Cleveland Museum of Arts, el Philadelphia Museum of Art o el Kunsthaus de Zúrich; e igualmente con coleccionistas notables como el magnate Nelson A. Rockefeller y el mismo Georg Smidt, conserva-

dor en el Kunstmuseum de Basilea, el cual, unido al mejor conocedor del arte flamenco, Friedlander, cer-tificó la pintura del Mendigo de Callot antes de que Losbichler se la vendiera al acreditado marchante judío Seligmann. Tampoco vaciló al solicitar los servicios de otros ex-pertos de la talla de Golscheider de Londres o del restaurador Arturo Cividin. Con estos esfuerzos pre-tendió acreditar más sus piezas, asegurarse y certificar las dudosas atribuciones que se concedían a sus

cuadros y, sobre todo, trató de bus-car alguna oportunidad de venta para extraer mayores beneficios. Hoy sabemos que sus esfuerzos no siempre cuajaron quizás por las hondas sospechas que motivaban sus cuadros, pero como el mundo del arte desconoce la ética y los escrúpulos, muchas de sus pintu-ras, aún sospechosas de ilegalidad, logró filtrarlas y sirvieron para equipar no pocos museos y colec-ciones norteamericanas.

¿Cómo se agotó un tesoro pictórico semejante? Lobischler había vivido largo tiempo opíparamente en ho-teles de gran lujo a costa del arte, pero presumo que los malos mo-mentos del austriaco llegaron mu-cho antes de 1974, año en que fue entrevistado por cierto periodista de La Vanguardia a raíz de un sona-do escándalo originado por una de sus representantes en Zúrich, la señora Domenica Rettner, la cual confesó haber vendido un cuadro de Losbichler expuesto en la galería Limmat en la mitad del precio tasa-do, sin duda para apropiarse de la suma obtenida. A instancias de su dueño intervino la policía de Barce-lona e incluso la Interpol, pero ya tarde porque el presunto delito se dio por prescrito y el depositario perdió el dinero.

El mal momento de Lobischler se revela también en 1978 a partir de sus insólitas ofertas y relaciones con La Caixa de Pensions y sobre todo del proyecto planteado ante el Ayuntamiento de Barcelona al sugerirle una pensión vitalicia de ¡quinientas mil pesetas mensua-les! a cambio de ceder en propie-dad las piezas que restaban de su colección. Tal proposición fue pu-blicada en el Diari de Barcelona (5 de abril de 1978) sin que tuviera el menor éxito.

Tenía entonces el austriaco ochen-ta años y la impresión que ofrece al

periodista su aspecto y situación no puede ser más deplorable, pues aparte de calificarle como “un mi-llonario pobre” dice que “las pasa moradas en ocasiones para afron-tar sus morigerados gastos”, cuan-do meses antes aseguraba engreído que “todas las escuelas y épocas se mezclaban en su colección, la cual guardaba en cajas fuertes y gale-rías de arte suizas y alemanas”. Todo viene a incidir en su declive económico pero también en la cer-teza de su impotencia para liquidar lo que restaba de aquel tesoro pic-tórico en su poder, tras sus intentos para trasladarlo a entidades y mu-seos europeos de su mejor confian-za. Quizás por ello resultan explica-bles sus estancias en distintos ho-teles de Zúrich, Lausanne y Basilea. Buen conocedor de las estrategias del contrabando, así fue cómo am-parado en la clandestinidad y el secreto, por el derrumbadero de una evasión secreta e ilegal, tan fre-cuente, vergonzosa y fácil como otras muchas en aquella época, e infringiendo todas las leyes en vigor, desapareció de España otro ingente tesoro artístico de imposi-ble recuperación.

Tras los episodios narrados, la vida privada de aquel traficante austriaco está llena de brumas. Sólo sabemos que llegó a vivir 91 años y que murió en 1989 en una cama del Institut Frenopátic de las Corts, acaso afectado por alguna enfermedad mental, sin que llega-ra a redactar testamento. El certi-ficado de defunción no ofrece tam-poco datos sobre su estado civil y si tenía hijos o descendientes. Las brumas alcanzaron también al lugar donde almacenaba los restos de su tesoro y se extienden a las personas que a su muerte pudieron hacerse cargo de él. Posiblemente fueron las mismas que se ocupa-ron de pagar su enterramiento en el cementerio de Collserola.

Sólo recientemente cierta colabo-radora científica del Musée d’art et histoire de Ginebra, Brigitte Monti, al decidir la investigación para es-clarecer el origen o la propiedad dudosa de cuatro cuadros conser-vados en sus almacenes, halló la pista de Ludwig Losbichler Gutjahr como depositario de las tablas de Benavarre desmembradas del reta-blo de Peralta de la Sal, junto con otra de Osona y un lienzo de Luca Giordano, operación que efectuó durante los años 60. Al tiempo se descubrió que otro “grand musée de Suisse alémanique” que rehusó co-laborar en la investigación empren-dida..., poseía en sus peines o depó-sitos hasta siete cuadros propiedad del citado depositario.

Creo que Losbichler, al fracasar sus planes de negocio y cambiar la situación política española, qui-zás temió que se descubriera el origen y la madriguera de su teso-ro y para sacar mayor beneficio de él decidió la dispersión de sus cua-dros, incluso concediendo obras en fingido depósito, como parece que lo hizo en el caso del Carnaval de Venecia de José Benlliure, con-cedido a un centro tan inapropia-do como el Museo Arqueológico de Barcelona. Al margen de las que “colocó” en Europa, fueron mu-chas las pinturas ofrecidas y acep-tadas por la Galería Seligmann de Nueva York por lo que se dispersa-ron por Estados Unidos vendidas entre coleccionistas y museos. Es muy probable que a medida que se investiguen los archivos y depósi-tos ocultos en esos museos nor-teamericanos y otros europeos, así como en colecciones privadas y traficantes desaprensivos, venga-mos a conocer dónde pararon al final muchas de las piezas de aquel colosal tesoro ilegalmente evadido, cuya pérdida contribuyó a la merma de nuestro patrimonio artístico.

Una prueba documental de la protección franquista a los nazis. Visado español de Otto Skorzeny, bajo el nombre de Rolf Steinbauer, firmado en septiembre de 1950 por el entonces cónsul español en Frankfurt, Jorge Spottorno.

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ENTREVISTA

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Jefe del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil

Entrevista al capitán Javier Morales

¿Cuándo se fundó el Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil?

A finales de la década de los años 70 y debido al consi-derable incremento de los robos de bienes culturales, que afectaban sobre todo a centros religiosos, surgió en la Dirección General de la Guardia Civil la necesi-dad de establecer una serie de medidas que paliaran en cierta medida esta plaga. Por este motivo, se asignó a la Unidad de Servicios Especiales dependientes de la Segunda Sección de Estado Mayor la dirección de las investigaciones que fuese necesario llevar a cabo, así como la centralización de la información en todo lo relativo a robos cometidos, archivo de obras sustraí-das y personas detenidas.

Posteriormente, con la creación de las Unidades de Policía Judicial en el año 1987, estas funciones pasa-ron a ser realizadas por la Unidad Central Operativa dependiente del Servicio de Policía Judicial, uno de cuyos grupos de investigación está dedicado con carácter exclusivo a estas funciones. En el reglamento de desarrollo de la Ley 16/1985 del Patrimonio Histó-

- Centralización de toda la información que remiten las distintas unidades del Cuerpo, referidas a los hechos delictivos que puedan incidir sobre el Patri-monio Histórico Español (robos de obras de arte, expolios arqueológicos, contrabando de bienes cultu-rales, daños a esta clase de bienes históricos, etc.), así como de los detenidos e implicados en estos hechos y el modus operandi empleado.

- Colaboración en el desarrollo de las instrucciones y normas que dicta la Dirección General de la Guardia Civil encaminadas a mejorar la protección del Patri-monio Histórico y/o Cultural, así como el asesora-miento a todas las unidades sobre las disposiciones legales que regulan este tipo de bienes y los apoyos de tipo técnico que puedan necesitar.

- Relaciones con las Autoridades del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, las Comunidades Autó-nomas, Delegados Diocesanos para el Patrimonio Eclesiástico, Asociaciones de Anticuarios, Profesores Universitarios, Revistas especializadas, etc. Igual-mente, se asiste a las reuniones del Consejo de Patri-monio Histórico, organismo presidido por el Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales y Archi-vos y Bibliotecas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y al que asisten los Directores Generales de Cultura de todas las Comunidades Autónomas y Ceuta y Melilla. Además, los miembros del Grupo de Patri-monio Histórico de la Guardia Civil asisten como participantes y/o conferenciantes a numerosas Jor-nadas, Seminarios y Cursos organizados por distintas instituciones Públicas y Privadas.

- Coordinación con las Unidades Especializadas de las Policías de otros países, ya que con frecuencia son descubiertas en el extranjero obras robadas en Espa-ña, siendo necesario un intercambio ágil de informa-ción que permita resolver las diferencias de legisla-ción y procedimentales entre países. En este aspecto, son esencialmente intensas las relaciones con la Poli-cía Judiciaria Portuguesa, el Comando para la Tutela del Patrimonio Artístico de los Carabinieri italianos así como con la Oficina Central de Bienes Culturales (OCBC) francesa.

Entre los delitos que se previenen e investigan diaria-mente de manera conjunta por parte de la Guardia Civil con carácter general, y por el Grupo de Patrimo-nio Histórico más específicamente, se encuentran los siguientes:

• Sustracciones de bienes culturales: Entre estos deli-tos se encuentran los robos de obras de arte, apropia-ciones indebidas, hurtos, etc.; en definitiva, todos

rico Español (Real Decreto 64/1994, Disposición Adi-cional 2ª) se contemplan la existencia y misiones de este Grupo: “el Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa del Servicio de Policía Judi-cial de la Guardia Civil actuará, dentro de su respectivo ámbito territorial de competencia, en colaboración directa con el Ministerio de Cultura y con los órganos de las Comunidades Autónomas encargados de la ejecu-ción de la Ley de Patrimonio Histórico Español en la investigación y persecución de las infracciones que contra ésta se realicen”.

¿Cuál es su cometido? ¿Qué tipos de delitos relacionados con el patrimonio son los más habituales en su labor?

La actividad principal del Grupo de Patrimonio Histó-rico Español es la investigación de aquellos delitos que afecten al Patrimonio Histórico y/o Cultural y que no pueda ser realizada por las Unidades Territoriales de la Guardia Civil por su complejidad o porque exceda de su ámbito de actuación. No obstante también se llevan a cabo otros cometidos entre los que se destacan:

aquellos hechos y tipos penales que suponen una sustracción de bienes muebles integrantes del Patri-monio Histórico Español.

• Estafas: En este tipo delictivo se encuadran todos los hechos que suponen un engaño en la adquisición de bienes culturales haciendo pensar al comprador que se trata de bienes de un autor u origen falso, y por tanto, se puede relacionar con las falsificaciones de bienes culturales.

• Receptación: Los delitos de receptación son aquellos relativos a la adquisición de bienes, en nuestro caso bienes culturales, siendo conocedor o teniendo sufi-cientes indicios o datos para suponer la procedencia ilícita de los mismos.

• Contrabando: Los delitos de contrabando son los que se refieren a la exportación ilícita de bienes cultura-les, ya que los mismos precisan de un permiso de exportación emitido por la Junta de Calificación, Valoración y exportación de bienes culturales. Igual-mente, aquellos bienes culturales procedentes de otros países que debieran poseer el correspondiente permiso de exportación de sus respectivos países, son objeto de control por parte de la Guardia Civil (dentro de sus cometidos como resguardo fiscal del estado) para le prevención de los delitos de contra-bando y el impulso del cumplimiento de los acuerdos internacionales.

• Expolio de yacimientos arqueológicos: Esta tipología delictiva, tipificada específicamente en el Código Penal, ocupa gran parte de los esfuerzos de la Guar-dia Civil en la protección de los bienes culturales ya que no solo hay que considerar los miles de yaci-mientos arqueológicos terrestres que existen en España, sino también el abundante número de yaci-mientos arqueológicos subacuáticos, los cuales han de ser protegidos por la Guardia Civil en el marco de las competencias exclusivas en esta materia que tiene el Cuerpo.

¿Con qué medios cuentan para las funciones que les tienen asignadas?

Para el desarrollo de la labor intrínseca del Grupo de Patrimonio Histórico se cuenta con todos los medios propios de las unidades de investigación de Policía Judicial, los cuales aportan una gran flexibilidad y capacidades muy adaptables a las circunstancias con-cretas de cada investigación.

Por otra parte, dentro del Plan para la Defensa del Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, se cuenta

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ENTREVISTA

con el apoyo del resto de unidades del Cuerpo, inclu-yendo los medios de que estas unidades disponen. Así pues, se dispone de personal de apoyo especializado y medios de carácter técnico aportados por el Servicio de Criminalística de Policía Judicial, los propios del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) u otros tan sofisticados y versátiles como pueden ser las patrulleras del Servicio Marítimo, los aviones o helicópteros del Servicio Aéreo entre otros.

¿Ha evolucionado de alguna manera el estilo o modus operandi de la delincuencia especializada en el expolio patrimonial?

En relación al modus operandi empleado en el expolio arqueológico podemos decir que la delincuencia avanza al mismo ritmo, o un poco más rápido incluso, que la tecnología, ya que cada vez se emplean medios como detectores de metales, detectores de huecos, etc. con más capacidad de penetración en el suelo así como incluso distinción de los diferentes materiales. Además de ello, se ha notado un incremento en las medidas de seguridad tanto para evitar la actividad concreta del expolio durante el momento en que se produce así como para la ocultación de los bienes culturales obtenidos ilícitamente, lo cual se puede considerar una adapta-ción de modus operandi de otros tipos delictivos.

¿Qué tipo de bienes culturales son los que habitualmente sufren mayor presión expoliadora? ¿Alguna época histórica en especial?

En España, el mayor número de bienes que sufren la presión expoliadora son los bienes culturales de carác-ter arqueológico, y más concretamente los proceden-tes de yacimientos arqueológicos terrestres. Esto es así principalmente por tres motivos.

- El primer motivo es el elevadísimo número de yaci-mientos catalogados como tal que existen, sin despre-ciar todos aquellos que fruto de las investigaciones de carácter policial son descubiertos y reseñados como el lugar donde se está produciendo la actividad delictiva. En estos casos, la ubicación concreta de estos yaci-mientos arqueológicos no catalogados es comunicada a las diferentes autoridades competentes para que lleven a cabo el correspondiente informe pericial y, en caso de considerarlo pertinente, procedan a su catalogación.

- En segundo lugar, el expolio de este tipo de bienes culturales es tan elevado como consecuencia de que se lleva a cabo, en parte, por personas que han hecho de la búsqueda de restos arqueológicos su afición, siendo que en muchos de estos casos la afición por crear sus

propias colecciones deriva en el intercambio a diferen-tes escalas de algunas de las piezas halladas, lo cual es el paso previo a llevar a cabo la actividad delictiva más dañina y con búsqueda de lucro fruto de los bienes cul-turales expoliados en los yacimientos arqueológicos.

- En tercer lugar, el hecho de que los bienes que son expoliados de los yacimientos arqueológicos no estén catalogados ni se tenga conocimiento previo de su existencia facilita la sensación de seguridad por parte del infractor de la norma frente a la actuación policial.

¿Cómo está repartido el porcentaje entre españoles y extranjeros dentro de los individuos o bandas que se dedican al expolio del patrimonio cultural en España?

En lo que se refiere a las nacionalidades que intervie-nen principalmente en el expolio de patrimonio cultu-ral Español es difícil de cuantificar, si bien se puede decir que cuantitativamente son los españoles los que

más intervienen en la comisión material del hecho delictivo que da lugar a la obtención ilícita del bien cultural (Expolio arqueológico, falsificación de obra de arte, sustracción de bienes culturales, etc.), en lo relativo a las piezas de más importancia cabe destacar la participación de extranjeros sobre todo en lo relati-vo a los delitos de contrabando; lo cual parece lógico al suponer la comisión de este tipo delictivo la salida o entrada de obras de arte desde o hasta España en rela-ción con el resto de países.

¿Se están utilizando medios tecnológicos por los ex- poliadores?

Como se mencionaba anteriormente, la manera en que se cometen los delitos evoluciona con el tiempo y de la mano de la tecnología, lo cual se comprueba en el empleo de medios como detectores de metales o detectores de huecos cada vez más avanzados, así como el perfeccionamiento de las vías para poder lle-var a cabo el comercio ilícito de bienes culturales difi-cultando la detección por parte de las Guardia Civil y el resto de Fuerzas de Seguridad del Estado.

En la cuestión tecnológica, sin lugar a duda los medios más avanzados son los empleados en el expolio arqueológico subacuático, en el que la tecnología no solo es básica, sino también puntera a nivel mundial en el caso de los grandes expoliadores. Así pues, según se ha demostrado en las investigaciones llevadas a cabo por parte del Grupo de Patrimonio Histórico de la UCO, los vehículos operados remotamente (ROV), los sonar de barrido lateral (SBL) o las sondas y pro-gramas empleados son realmente avanzados y costo-sos, lo cual da una idea del gran beneficio que se obtie-ne con esta actividad ilícita.

¿Podría comentarnos, si le es posible, algunas de las actuaciones más destacadas del Grupo de Patrimonio Histórico de la UCO desde su creación?

Sin lugar a dudas, se puede decir que hay tres investi-gaciones que ponen de manifiesto las grandes capaci-dades y medios con los que cuenta la Guardia Civil para conseguir esclarecer las circunstancias en las que un bien cultural ha sido expoliado, sustraído o, en definitiva, privado de la finalidad de divulgación de la cultura a todos los ciudadanos.

Por un lado, en lo relativo al patrimonio documental y bibliográfico es destacable la recuperación, en el marco de la Operación “Cosmografía”, de la mayor parte de los mapas de Ptolomeo sustraídos de la Biblioteca Nacio-nal de España mediante la mutilación de los documen-

tos que los contenían. Este hecho, puso de manifiesto las vulnerabilidades existentes en el patrimonio cultu-ral de esta tipología, las cuales se pueden resumir en la gran dificultad del control no solo de los documentos concretos, sino de cada una de las páginas que lo inte-gran. Fruto de esta investigación llevada a cabo por el Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil se intervinieron y fueron devueltos a su lugar de origen mapas recuperados en lugares tan dispares como Nueva York, Sidney o Buenos Aires.

Por otra parte, uno de los delitos contra el patrimonio histórico español que más repercusión mediática tuvo fue el expolio del buque Nuestra Señora de las Merce-des por parte de la empresa “Odyssey Marine Explorer”, siendo el volumen de los bienes expoliado de tal magni-tud que no es comparable a cualquier otro expolio ocu-rrido en este ámbito en nuestro país. En este sentido, la Operación “Casiopea” permitió la total identificación de todos los presentes en el buque durante el expolio, pudiendo demostrarse no solo los hechos que tuvieron lugar, sino el papel de cada uno de los participantes y las diferentes funciones que tenían asignadas, propia cabe destacar de una red organizada internacional dedicada profesionalmente al expolio de yacimientos subacuáti-cos. Finalmente, la recuperación de los bienes fue fruto de la colaboración entre diversos órganos de la admi-nistración española, produciéndose la restitución de los bienes con motivo del procedimiento penal abierto en Estados Unidos (país donde fueron depositados los bienes culturales tras el expolio) por parte del Ministe-rio de Educación, Cultura y Deporte español.

En el marco de la recuperación de bienes robados cabe destacar la Operación “Telar” mediante la cual fue po-

Operación Casiopea. Actuación de la Guardia Civil en la investigación tendente a la recuperación de los efectos expoliados por la empresa Odyssey Marine Exploration en el pecio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. Llegada de las monedas a España.

Operación Cosmografía. Láminas sustraídos en la Biblioteca Nacional, todas ellas de gran valor, recuperadas por el Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en colaboración con Interpol.

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ENTREVISTA

sible la recuperación del Tapiz sustraído por Erik “El belga” de la antigua catedral de Roda de Isábena. Esta investigación no solo deja de manifiesto que no impor-ta cuánto hace que se cometió el delito, hace más de 35 años en este caso, ya que la titularidad es imprescrip-tible y el empeño del Grupo de Patrimonio Histórico en llegar a la restitución de los bienes integrantes del patrimonio histórico español inagotable. Durante la investigación se llevaron a cabo actuaciones coordi-nadas, en el marco de las correspondientes comisio-nes rogatorias internacionales emitidas por la autori-dad judicial, con los cuerpos policiales en Bélgica, Alemania, Italia, Francia y, finalmente, en Estados Unidos, donde se encontraba el último poseedor del tapiz de procedencia ilícita. Finalmente, a día de hoy el tapiz puede ser visitado en el museo de Huesca, donde se puede decir que ha terminado una historia más de las ya vividas por este tapiz desde que fuera tejido en el siglo XVI.

¿Cuál es la relación con cuerpos especiales como el suyo en otros países extranjeros?

En relación a la cooperación policial con otras fuerzas policiales en el plano internacional, se puede decir no solamente que existe un contacto fluido cuando se requiere por parte de la autoridad judicial en el marco de una Comisión Rogatoria Internacional, sino que existe un constante intercambio de información ope-rativa así como apoyos en lo relativo a gestiones poli-ciales de investigación, todo ello por ser una de las claves de la lucha contra el comercio ilícito de bienes culturales con los que se comercia en gran cantidad de ocasiones en terceros países.

Prueba de esos cauces internacionales de cooperación es la incorporación de la Guardia Civil como asesor de la UNESCO, lo cual hace que junto con las otras dos

unidades de Italia y Francia, sea la referencia para el resto de organizaciones de lucha contra el tráfico ile-gal de patrimonio histórico. Esta gran visibilidad y exigencia diaria que conlleva encontrarse en esa posi-ción privilegiada hace que constantemente se estén renovando y detallando los procedimientos de preven-ción e investigación de los delitos contra los bienes culturales, compartiendo los resultados en jornadas formativas tanto a nivel nacional como internacional.

En el plano de la especialización que requiere a la Guardia Civil ser el responsable de la prevención e investigación de los delitos ocurridos en nuestro mar territorial, se puede decir que el patrimonio cultural sumergido en nuestras costas es el más protegido del mundo. Esto es así por el concepto de protección glo-bal, el cual se desarrolla bajo el agua mediante ins-pecciones periódicas de los pecios conocidos por parte del Grupo Especial de Actividades Subacuáti-cas (GEAS), sobre el agua a través de la prevención que ejerce el Servicio Marítimo y la implantación de zonas de control en el sistema de radares de la Guar-dia Civil a lo largo de la gran mayoría de la costa espa-ñola (Sistema Integral de Vigilancia Exterior-SIVE), en la costa mediante el control en los puertos por parte del Servicio Fiscal y de Fronteras y, por último, en aquellos lugares que por su distancia a la costa o por las necesidades de información así se requiera, mediante el control a larga distancia mediante las cámaras instaladas en los helicópteros y aviones del Servicio Aéreo de la Guardia Civil. Sin lugar a dudas, este despliegue de medios y capacidades son de gran interés para muchos otros cuerpos policiales de otros países, especialmente los países de Iberoamérica como consecuencia de la gran riqueza de patrimonio sumergido que existe en sus aguas, al considerarlos como el modelo al que se debe tender.

¿Hasta qué punto considera fundamental la necesidad de disponer de una catalogación actualizada en la lucha contra el expolio patrimonial?

La necesidad de disponer de una catalogación actuali-zada de los bienes culturales que forman parte de nuestro patrimonio cultural es una realidad que pare-ce incuestionable, ya que desde el punto de vista de las investigaciones llevadas a cabo por parte de las Fuer-zas y Cuerpos de Seguridad lo principal es conocer el bien objeto de la actividad delictiva, como punto de partida para dirigir la investigación hacía las vías correctas de comercio tanto legal como ilícito según el tipo de bien cultural, el estado en que se encuentra, el dictamen de posibles informes periciales, etc.; por otra parte, esta catalogación no solo atañe al plano de la investigación, sino que desde el punto de vista de la prevención integral de la delincuencia que se preten-de llevar a cabo por parte de la Guardia Civil mediante la coordinación de las capacidades de las diferentes especialidades del cuerpo, resulta vital conocer el tipo de bien cultural así como la ubicación y condiciones de custodia en que se halla.

¿Considera que hay alguna carencia legislativa que debería intentar desarrollarse para combatir de una manera más eficaz esta clase de delitos?

La principal problemática con la que nos encontra-mos en el código penal, todo ello desde el punto de vista de la experiencia del Grupo de Patrimonio His-tórico de la Guardia Civil, es la falta de tipificación específica de conductas delictivas vinculadas a los bienes culturales, como puede ser la relativa a la falsi-ficación de obras de arte. Por otra parte, el escaso o leve reproche penal que tiene estas conductas provo-ca situaciones paradójicas como que ante alguna actuación de los agentes, en la que se observa la con-ducta delictiva por ejemplo consistente en la búsque-da de efectos arqueológicos mediante el uso de detec-tores de metales, por parte del infractor se solicite al agente el empleo de la vía penal en lugar de la admi-nistrativa, todo ello en virtud de la cuantía de las multas impuestas por parte de determinadas normas autonómicas y la escasa pena que acarrean estas acti-vidades desde el punto de vista penal.

¿Cuáles son a su criterio los principales retos a los que se va a tener que enfrentar el patrimonio español en un futuro próximo?

En relación a protección de nuestro patrimonio histó-rico mirando a medio y largo plazo desde el punto en

que nos encontramos, parece que la catalogación de los bienes culturales existentes y conocidos es uno de los grandes retos que se han de superar. La Guardia Civil es consciente de ello, y por eso la base del Plan para la Defensa del Patrimonio Histórico es precisamente la colaboración con todos los implicados en esta labor, quienes abarcan desde la propia administración en sus distintos niveles, las confesiones religiosas, las organi-zaciones y asociaciones hasta los particulares que dis-ponen de bienes culturales en su posesión.

¿Qué colaboración pueden ofrecer los ciudadanos y las asociaciones de defensa del patrimonio al Grupo? ¿Ha notado alguna evolución positiva en el campo de la colaboración ciudadana?

En lo que se refiere a la colaboración tanto de los ciu-dadanos a nivel particular como de diversas asocia-ciones, se puede decir que resulta básica para conse-guir realmente una protección integral del patrimonio cultural español, ya que la prevención de los delitos no se circunscribe únicamente al ámbito policial sino a la custodia y conservación correcta de todos, evitando no solo el deterioro fortuito o fruto del paso del tiem-po, sino aquel que es intencionado o interesado en algunos casos. Por otra parte, qué duda cabe que una vez que se produce el hecho delictivo la mayoría de las piezas pasan por diversas manos antes de llegar al coleccionista que las conservará un largo periodo de tiempo, por lo que en muchas ocasiones los bienes culturales de procedencia ilícita se incorporan en relativamente poco tiempo al comercio legalmente establecido, y es aquí donde la colaboración ciudada-na y de las diferentes asociaciones vinculadas al co-mercio de obras de arte cobra también una gran rele-vancia al aportar datos que puedan esclarecer la real procedencia de esos bienes culturales.

A este respecto, cabe mencionar que a raíz de la implantación en el año 2012 del Plan para la Defensa del Patrimonio Histórico, en el cual se establecían entre otras muchas directrices la de implementar el contacto tanto institucional como con el resto de per-sonas vinculadas, de un modo u otro, a los bienes cultu-rales que conforman el patrimonio histórico español, se ha notado un incremento de las comunicaciones recibidas por diferentes vías sobre la comisión de posi-bles hechos delictivos, la aparición de piezas ofertadas en internet con dudosa procedencia, etc., que son de gran utilidad para la labor diaria del Grupo de Patrimo-nio Histórico de la Guardia Civil así como para el resto de unidades del Cuerpo dentro de los cometidos espe-cíficos en este campo.

Operación Telar. La Guardia Civil logra recuperar un tapiz elaborado en el siglo XVI que había sido sustraído en el año 1979 en Roda de Isábena, Huesca. El tapiz, después de haber sido subastado en diversos países europeos, había sido vendido a una empresa ubicada en Estados Unidos.

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que las distancias en el tiempo configuran diferencias de valora-ción. Lo que hoy apreciamos como arte tiene una cotización en el mercado y que en otras épocas no se valoró de la misma manera. El gusto de la Europa del Antiguo Régimen por la pintura hizo de ésta el principal objeto de encargo y coleccionismo, lo que generó no-tables artistas. Excepto los de la Antigüedad clásica, los objetos del pasado interesaban poco.

Sabemos que la Corona española tuvo colecciones americanas hoy desaparecidas. Cortés remitió di-rectamente a Carlos V objetos me-xicanos regalo del tlatoani azteca pretendiendo justificar su actua-ción, ya que carecía de los permisos necesarios, y buscando la aproba-ción del emperador por someterle un nuevo y rico reino. Los objetos pasaron enseguida a la corte de Bruselas donde quedaron al rega-lárselos el emperador a su tía y regente de los Países Bajos, Marga-rita de Austria. Por ello Cortés re-mitió otros más que fueron consi-derados como prendas de vasallaje y como tal guardadas. Otro tanto sucedió con los vestidos incas que el Emperador guardaba junto a los vestidos del rey de Túnez, tomada en las mismas fechas. Los dibujos de los reyes incas, cada uno con un atuendo diferente que vemos en la portada de la Década V (1615) de Antonio de Herrera, un historiador que nunca estuvo en América, pa-recen indicarnos que tomó como mo-delo los vestidos incas de Carlos V.

Las colecciones hoy conservadas proceden de unas expediciones científicas y excavaciones arqueo-lógicas realizadas bajo las innova-doras ideas de la Ilustración a par-tir de mediados del siglo XVIII has-ta el inicio del XIX. La misión inte-lectual de estas expediciones era ahondar en el conocimiento de una

naturaleza y de unas gentes cuya historia y antigüedades eran desco-nocidas. Las colecciones resultan-tes de las indagaciones se destina-ban a un Gabinete de Historia Na-tural que propiciaría dicho estudio.

Destacamos las prospecciones ar-queológicas que hizo Antonio de Ulloa cuando participaba en la ex-pedición de La Condamine para la medición del meridiano terrestre

(1735-1746). Publicó en 1748 varias láminas y una reseña de las excava-ciones, las primeras realizadas en América. En 1772, en Noticias Ame-ricanas describió los yacimientos y excavaciones de Perú, país con el que tuvo intensas relaciones, inclui-das las de matrimonio. En 1752, el año de creación de la Real Acade-mia de Bellas Artes de San Fernan-do, y a instancias de Ulloa, se formó

Los bienes culturales de proceden-cia foránea ¿son patrimonio del país que los acoge o son expolio? Una parte del Patrimonio Cultural español son las colecciones ameri-canas que, en su mayoría, residen en el país desde hace mucho y fue-ron recogidas en unas circunstan-

cias que las convierten en una parte de la historia que España comparte con América. Fueron el resultado de unos trabajos ilustra-dos hechos en común en el siglo XVIII y rematados con donaciones realizadas en torno a las celebra-ciones de 1892.

Hay ciudadanos iberoamericanos que, al contemplar las colecciones americanas españolas, acusan a los españoles de expolio de su patrimonio arqueológico pensan-do que fueron robadas en la época de la conquista y primer contacto, sin darse cuenta ni unos ni otros

¿Expolio o patrimonio común?

El Patrimonio americano españolpaz cabello carro

Exdirectora del Museo de América

El llamado penacho de Moctezuma, en realidad el tocado de un guerrero águila. El rey azteca usaba uno triangular como el que aparece en los códices realizados tras la conquista. Museo de Etnología, Viena.

Portada de la Década V de Antonio de Herrera y Tordesillas, 1615, con los reyes Incas.

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el Real Gabinete de Historia Natu-ral, con Ulloa como director.

Sabemos que el Gabinete tuvo co-lecciones americanas, pero descono-cemos cuales fueron estas piezas. Cambios políticos hicieron langui-decer al Gabinete hasta que sus co-lecciones se fundieron con las de un nuevo Gabinete de Historia Natural creado por Carlos III en 1771 a partir de las colecciones del naturalista Pedro Franco Dávila, nacido en Gua-yaquil y residente en París. El rey incluyó otras colecciones america-nas que se habían acumulado en el palacio del Buen Retiro, originadas por las instrucciones para coleccio-nar y hacer excavaciones arqueoló-gicas que había redactado Ulloa y luego complementó Dávila.

Las colecciones peruanas fueron las más numerosas: Como conti-nuadores de Ulloa quedaron Miguel Feijóo de Sosa, Corregidor de Truji-llo del Perú y luego Baltasar Jaime Martínez Compañón, obispo tam-bién de Trujillo. Feijóo escribió un libro sobre la historia natural de la zona que publicó en 1763 el virrey conde de Superunda que había te-nido contactos con Ulloa durante su viaje científico. El volumen se estructuró siguiendo el modelo de

Ulloa en su mencionada publica-ción de 1748.

El siguiente virrey, Amat, remitió en 1765 para su estudio al Gabine-te una colección de unos 300 obje-tos arqueológicos de la misma zona. La existencia de un plano del yacimiento, con un corte estrati-gráfico de una tumba fechado en 1765, indican que fue una mente conocedora la que dirigió las exca-vaciones, aparentemente Feijóo.

Con el tiempo, estas piezas se con-fundieron con la siguiente remisión de piezas excavadas cuando Martí-

nez Compañón, obispo de Trujillo entre 1782-1794 estaba haciendo una historia natural en dibujos de su diócesis que probablemente debía complementar la obra de Feijóo que carecía de ilustraciones. Cuando Feijoo era ya Contador en Lima, coincidió con un joven Martínez Compañón recién llegado a las ofici-nas del obispado limense. La ex-pedición botánica de Ruiz y Pavón (1777-1788) recogió objetos e hizo excavaciones para el Gabinete. Ob-servamos el esfuerzo mancomuna-do de varias personas ilustradas por conocer el pasado usando el método arqueológico todavía en sus inicios.

Algo similar ocurrió en México un poco más tarde cuando los miem-bros de la expedición científica alrededor del mundo dirigida por Alejandro Malaspina (1789-1794), estuvieron en la ciudad en 1792. Ese año, el naturalista mexicano José Mariano Mociño dejó la Real Expedición Botánica en la Nueva España en la que trabaja con Sessé para viajar en la expedición de Límites de 1792 dirigida por el ilustrado marino limeño Francis-co de la Bodega y Cuadra a la re-cién descubierta Nutka, en la isla de Vancouver, recogiendo las co-

lecciones más antiguas y escri-biendo las primeras noticias sobre los Nuu-chah-nulth.

El contacto de los expedicionarios con los eruditos locales y el Cues-tionario redactado por Antonio de Ulloa y remitido en 1777 solicitan-do antigüedades, propiciaron estu-dios y publicaciones como las de Antonio León y Gama que, por en-cargo del virrey conde de Revillagi-gedo (1789-1794), estudió la colo-sal estatua de Coatlicue y la gran piedra llamada calendario solar az-teca, halladas en 1790.

José Antonio de Alzate, dudando del trabajo de León y Gama, inició una disputa en su revista la Gazeta Literaria, obligándole a estudiar la gran piedra de Tízoc y otras piezas que habían aparecido en los años siguientes junto a las ya menciona-das. Lo que le llevó a escribir una obra que, debido a su muerte en 1802, no se publicó hasta 1832. También movido por el menciona-do cuestionario de 1777, Alzate pu-blicó ese mismo año las ruinas de Xochicalco que acababa de locali-zar y en 1785 las ruinas de El Tajín.

Hubo otros más que exploraron, recogieron e hicieron prospeccio-nes, como las excavaciones efec-tuadas en la ciudad maya de Palen-que en 1784, 1785 y 1787, las prime-ras científicamente documenta-das, cuyos objetos fueron enviados al Real Gabinete de Madrid, o las siguientes expediciones encarga-das a Dupaix. En cualquier caso, se trató de una obra colectiva para el impulso del conocimiento. Los bie-nes culturales resultantes son ya tan patrimonio americano como español y patrimonio de la Huma-nidad en tanto que esfuerzo colec-tivo en su apertura hacia el mundo.

La invasión francesa y las indepen-dencias americanas cortaron el proceso. Colecciones como las reu-nidas en la expedición Dupaix no

llegaron a viajar al Gabinete madri-leño, siendo saqueadas parte por coleccionistas y tratantes, quedan-do otras preservadas al formarse un museo en México tiempo des-pués. La desconexión con América y el hundimiento del Estado espa-ñol pararon el proceso de investi-

gación americanista ilustrado. El expolio, venta y exportación de bie-nes culturales hispánicos, las desa-mortizaciones de bienes de la igle-sia y el proceso de nacionalización de parte de los bienes de la Corona con los que se formaron las colec-ciones públicas españolas y sus

Lámina que ilustra las excavaciones de Antonio de Ulloa, publicada en la Relación histórica del viage a la America meridional, 1748 (Tomo I, p. 624).

Acuarela mostrando un enterramiento. Trujillo del Perú, vol. IX, pp. 12-13 (1782-1794). Real Biblioteca, Madrid.

Sombrero de plumas recogido por la expedición botánica de Hipólito Ruiz y José Pavón a Perú y Chile, 1777-1888. Museo de América.

Antonio de Ulloa (1716-1795). Palacio de San Telmo, Sevilla.

Vaso de madera procedente de las excava-ciones en la Huaca de Tantalluc, aparente-mente dirigidas por Feijóo en 1765. Museo de América.

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museos, relegaron cualquier inte-rés por el coleccionismo y los obje-tos americanos.

Durante la invasión francesa el Gabinete fue saqueado. Las colec-ciones históricas restantes, en des-orden y sin documentación, se in-ventariaron en 1850 para pasar al

Museo Arqueológico Nacional al crearse éste en 1867. A finales del siglo, ya restablecidas las relacio-nes con América y aprovechando la exposición del Cuarto Centenario del descubrimiento, algunos go-biernos americanos donaron al es-pañol las colecciones arqueológi-cas que habían expuesto en un intento por afirmar la identidad nacional asociando antigüedad histórica con una mayor relevan-cia. Las colecciones se usaron co- mo escaparate hacia el mundo y para la forja de identidad común: los antiguos linajes americanos y los ibéricos están relacionados y se exhiben juntos en el mismo museo.

Se donó entonces el Tesoro de los Quimbayas, el más completo ajuar funerario en oro encontrado. Esta-dos Unidos también contribuyó donando la colección lítica que ex-puso. Y otros países como Costa Rica o Perú continuaron esta polí-tica de donaciones.

Observamos esta nueva valoración identitaria de las antiguas colec-ciones indígenas alejada de la valo-

ración como instrumento de cono-cimiento de un siglo atrás en la Ilustración. No se buscaba al prin-cipio el refuerzo de la identidad nacional y el orgullo de su pobla-ción como ha acabado sucediendo, sino que se pretendía la proyección hacia el exterior de países reciente-mente independizados y “sin histo-ria”, que demostraban así tenerla. De alguna manera, las colecciones, su exhibición y donación, pasaban a constituir un acto de afirmación frente al mundo.

Una vez consolidada la valoración, cuya mayor prueba era su exhibi-ción en museos foráneos de presti-gio, las piezas todavía in situ entra-ron en fase de destrucción. Con el asentamiento de una burguesía que podía permitirse pagar lo que aún respondía a un cierto esnobismo no demasiado costoso, empezó a fraguarse el negocio del saqueo sis-temático de las tumbas y la des-trucción de los yacimientos. Coin-cidía con el momento en que la arqueología se consolidaba como medio para conocer el pasado. Fue el momento de la formación de las grandes colecciones privadas en Norteamérica y algunos países eu-ropeos. Las burguesías nacionales también excavaron y colecciona-ron: las piezas quedaban en el país aunque no se evitaba la destruc-ción de yacimientos.

En España las cosas sucedieron de manera diferente. Las independen-cias de las últimas colonias en 1898 llevaron a una segunda etapa de desinterés por lo americano hasta que en los años veinte del siglo XX, con la Generación de 1927, renació un interés americanista que inten-tó dar coherencia a las colecciones reunidas en 1892, aumentarlas con otras, y crear un museo de Indias, luego Museo de América. Fue en-tonces cuando el poeta Juan Larrea exhibió y luego donó su colección

de arte inca, siendo la primera vez que se elevaron a la categoría de arte objetos de estética no occiden-tal. Este movimiento se frenó al iniciarse en 1936 la guerra civil.

Empobrecido el país tras la con-tienda y aislado internacionalmen-te, se buscaron los valores de los bienes culturales de pasadas épo-cas gloriosas. Basándose en las pie-zas ya expuestas, y en otras ya exis-tentes en España, se dio impulso a un coleccionismo de arte virreinal en un intento de afirmación de un pasado colonial y, también, en un intento de acercamiento a los paí-ses americanos, los únicos –junto con algunos árabes– con los que podía mantener relaciones diplo-máticas. Eran unos bienes cultura-les considerados como menores por la historia del arte y más acce-sibles económicamente.

Poco a poco se fue valorando lo virreinal entre coleccionistas y mu-seos, fundamentalmente norteame-ricanos, que encontraban de más fácil adquisición el arte barroco ibe-roamericano, cuya abundancia en

unos países entonces empobrecidos facilitó su demanda. También lo favoreció el que en los países de ori-gen se había obviado la cultura material virreinal haciendo un puente entre los indígenas prehis-pánicos y los estados modernos, dejando los tres siglos en que Amé-rica se incorporó al resto de los con-tinentes en un vacío desvalorizado.

Cuando el mercado precolombino se hizo poco accesible, comenzó el mercado de piezas indígenas tradi-cionales en la segunda mitad del XX. El mejor exponente son las pie-zas de vestuario indígena, fáciles de localizar, aunque estos viejos textiles fueron pronto museados y estudiados, considerándose su ex-portación expolio.

Queremos con todo lo dicho expre-sar la variabilidad del Patrimonio Cultural en tanto que objeto de pro-tección ante el expolio. En lo que concierne al cumplimiento de la normativa que ha definido clara-mente los objetos a defender, no hay problema, como tampoco lo hubo en su momento con las colecciones reseñadas. El problema que se sus-cita es ético, y los criterios éticos, como vemos, pueden cambiar.

Finalmente, la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, que re-fleja la normativa internacional y las recomendaciones de la UNESCO, ha sido útil y ha impedido situacio-nes que sin este texto legal pudie-sen haber llegado a ser farragosas jurídicamente.

Antonio León y Gama, Descripción histórica y cronológica de las dos piedras descubiertas en 1790 durante la reconstrucción de la Plaza Principal en México. Lámina I, México, 1792.

Los mulatos de Esmeraldas, óleo sobre lienzo obra del pintor mestizo Andrés Sánchez Gallque, Ecuador, 1599. Depósito del Museo del Prado en el Museo de América.

Estela de Madrid, pata del trono maya de Palenque recogida en las excavaciones de 1787. Museo de América.

Página del Códice Tudela, códice azteca del siglo XVI, localizado en La Coruña en 1947. Museo de América.

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El siglo XIX español ha merecido siempre la calificación de funesto en lo que respecta a la conservación de los bienes incluidos en lo que ac-tualmente denominamos Patrimo-nio Cultural. Acontecimientos his-tóricos de todo tipo tuvieron una incidencia negativa en la conserva-ción de ese tipo de bienes. Si a esto se añade que este piélago de calamida-

miento jurídico especializado, hu- bo de hacerse hueco en el marco de un Estado burgués vertebrado por el recién estrenado derecho a la propiedad y el respeto a la iniciati-va privada.

Con un bagaje intelectual de corte erudito y anticuario, arqueólogos profesionales y aficionados, colec-cionistas y agentes comerciales, cuando no coincidían en las mis-mas personas, fueron recorriendo el país en busca de codiciadas pie-zas, ya fuesen para colecciones públicas ya privadas. Existe en la época una enorme presión comer-cial sobre los poseedores de obje-tos o colecciones e incluso sobre los propietarios de los terrenos donde se localizan los yacimien-tos. El valor comercial de los obje-tos, incrementado por la presencia directa de agentes en busca de pie-zas para sus museos nacionales, desató una auténtica fiebre que cebó la codicia de muchos propie-tarios que prefirieron el dinero contante y sonante ofertado por las instituciones extranjeras al de las españolas, del que se sospe-chaba que no fuera tan inmediato. El creciente interés internacional sobre los hallazgos ibéricos atrajo la presencia de estudiosos de otros países (Francia, Reino Unido y Ale-mania, singularmente) con intere-ses investigadores, pero también ávidos de adquirir para sus institu-ciones museísticas cuanto objeto de interés relevante pudiesen aca-parar, en reñida competencia con los esfuerzos desplegados por otras instituciones extranjeras o el pro-pio gobierno español. El relato de Pierre Paris sobre la compra de la Dama de Elche contiene claras re-ferencias a esa competitividad.

Los hallazgos casuales podían dar lugar a la realización de rebuscas del entorno para la localización de nuevas piezas, como aconteció tras

des trató de combatirse mediante una legislación “buenista”, cuya rei-teración a lo largo del siglo solo sirve para dar cuenta de su inoperancia, y una administración escasamente profesionalizada repleta de nom-bramientos honoríficos, no extraña pues esa percepción negativa.

En este escenario, la colección de bienes constituyó la principal medi-

la aparición de las primeras piezas del tesoro de Guarrazar o las es-culturas del Cerro de los Santos (Yecla, Murcia), u Osuna, donde el hallazgo de unos relieves ibéricos, adquiridos por Engel para el Mu-seo del Louvre, animó a la realiza-ción de excavaciones por éste y Paris a comienzos del siglo XX, que fueron acompañadas por otras rebuscas emprendidas por parti-culares. Este movimiento de exca-vaciones y compras generó un co-mercio local interesado en las anti-güedades, como muestra un anun-cio aparecido en El Paleto –periódi-co local de Osuna– en 1903, donde se publicita la compra de “monedas y objetos antiguos de cualquier clase que sean y que procedan de excava-

da adoptada para amparar los bie-nes históricos necesitados de ella, ya fuesen los arqueológicos ya los artísticos o bibliográficos. Aunque resulte habitual dividir el coleccio-nismo de antigüedades decimonó-nico entre público y privado, el al-cance de uno y otro no se entendería bien sin explicar que el primero, aunque protegido por un ordena-

ciones como piedras con letras, esta-tuas, figuras de bronce, etc.”, advir-tiéndose que “[n]o se desean cua-dros, muebles, armas, tejidos, ni fi-guras de madera”.

Otro aspecto a resaltar es la paula-tina incorporación de objetos pro-cedentes de excavaciones arqueo-lógicas en las colecciones privadas de quienes las realizan o las finan-cian. Entre los promotores de ex-cavaciones que reunieron colec-ciones arqueológicas con el pro-ducto de lo hallado destacan las figuras del marqués de Salamanca y las actividades arqueológicas promovidas en Italia, Regla Man-jón y las realizadas en Itálica y el propio marqués de Cerralbo, que

Maridaje decimonónico entre coleccionismo y expolio arqueológicos

ignacio rodríguez temiñoConsejería de Cultura. Junta de Andalucía

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Los arqueólogos franceses Arthur Engel y Pierre París (detrás Yani su hijo), en 1903, en la época de las excavaciones en Osuna (Sevilla). Su trabajo en el sur y en el levante español sería de gran valor para el conocimiento del mundo ibérico. © Archivo J. Blanc, París.

Una de las facetas a destacar en George E. Bonsor es la de coleccionista. La compra del castillo de Mairena del Alcor tuvo como finalidad la de albergar su colección de antigüedades procedente de sus excavaciones en Los Alcores, c.1915. © Archivo General de Andalucía.

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usó este medio cuando ya no pudo seguir excavando.

A finales del ochocientos y comien-zos de la centuria siguiente, mu-chos profesionales y amateurs de la arqueología estuvieron significati-vamente encuadrados en los tra-mos más conservadores de espec-tro ideológico y político, sesgo transmitido a las instituciones donde desarrollaron su labor: uni-versidades, museos, reales acade-mias, asociaciones o comisiones de monumentos. Casos señeros de personas que obraron acorde con estos principios fueron Antonio Delgado, quien prefirió vender su colección numismática, aunque el Gabinete Numismático de la Real Academia de la Historia esperaba su donación, habida cuenta de su larga trayectoria como anticuario perpetuo de la institución. Antonio Vives, célebre numismático y aca-démico, representa un ejemplo paradigmático de esa filosofía de recelo y desprecio de la actuación estatal, a pesar de que su carrera profesional se hizo al amparo de organismos públicos, como el Mu-seo Arqueológico Nacional o la Universidad Central, donde obtuvo la cátedra de Epigrafía y Numis-mática a propuesta del propio Mi-nisterio de Instrucción Pública, el mencionado museo y la Real Aca-demia de la Historia. Su amigo Guillermo de Osma y Scull, conde consorte de Valencia de Don Juan, diplomático y ministro de Hacien-da en dos ocasiones con gobiernos presididos por Maura, representa otro caso paradigmático. Como Guillermo de Osma y su mujer no tuvieron descendencia, decidieron de común acuerdo crear una Fun-dación para conservar reunidas las colecciones que poseían, naciendo así el Instituto de Valencia de Don Juan. Ambos compartían el deseo de no legarlas al Estado, del que no se fiaban en absoluto. En una me-

moria inédita fechada en 1916, Osma reflejaba que el Instituto debía tener como misión “servir a los que fuesen a sabiendas y con vo-luntad” y no al público en general. Osma no concebía el Instituto “en manera alguna como labor de vul-garización, sino, en cierto modo, todo lo contrario”. Para él la misión del Instituto era estar al servicio de la investigación y el estudio y “que cuando haya de servir al público, (y por público se entiende la muche-dumbre), ha de ser sin reconocerle a la muchedumbre derecho alguno a ser servida”. Si no cumplía tales deseos, el Instituto pasaría a la

Universidad de Oxford, que podría vender sus fondos si así lo creyese conveniente.

Las figuras de Juan Fernández Ló-pez y George E. Bonsor ameritan un tratamiento singular. El prime-ro, sin duda peor conocido que el segundo, fue un farmacéutico lo-cal, erudito y coleccionista que ex-cavó y fundó con Bonsor la Necró-polis Romana de Carmona. Sobre Bonsor, pintor de origen anglo-francés llamado a convertirse en una de las figuras señeras del dile-tantismo arqueológico tan carac-terístico del momento, ha sido ob-

George E. Bonsor con su primo Ralph Batley en una pose fotográfica muy al estilo de los viajeros ingleses del siglo XIX. © Archivo General de Andalucía.

Carta manuscrita de George E. Bonsor a Pere Bosch i Gimpera, en la que el primero remite el precio de los cuadros de Valdés Leal, procedentes del convento de Santa Catalina de Carmona, para que el relevante arqueólogo y profesor de la Universidad de Barcelona le localice un posible comprador. © Archivo General de Andalucía.

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PATRIMONIO Y EXPOLIACIÓN

jeto de amplios estudios. Ellos fue-ron los artífices de uno de los pro-yectos culturales más interesantes que afectaron al patrimonio ar-queológico. La Necrópolis Roma-na de Carmona fue el primer yaci-miento y museo de sitio abierto a la visita pública en España y uno de los primeros en Europa. Su vo-cación como una especie de recur-so cultural privado, aunque de vocación pública, no se extendía al resto de bienes procedentes de otros lugares o hallazgos casuales, como acreditan los tesorillos de monedas que llegaron a sus manos aparecidos en las proximidades de Carmona, que fueron vendidos sin ningún tipo de reserva o escrúpulo. Habrá que considerar por tanto este caso como el de un interés en preservar una empresa particular y especialmente querida y no un precoz posicionamiento ideológi-co sobre la función social del patri-monio arqueológico.

Las consideraciones sobre George E. Bonsor adquieren, además, ma-tices distintos. Su faceta de colec-cionista, actividad a la que se de-dicó con fruición, constancia y ostensible ánimo de lucro, sobre-pasó los campos de la arqueología y la pintura. Sin duda, el principal cliente de Bonsor fue Archer M. Huntington. Bonsor le ofreció su colección en 1904, con la excusa de que una inminente ley prohibi-ría las exportaciones arqueológi-cas, consumándose esta primera venta al año siguiente. A partir de entonces, Bonsor le envió (no sin arduas discusiones con su socio Juan Fernández López) los mosai-cos existentes en el museo de la Necrópolis procedentes de Alco-lea del Río, así como diversos do-cumentos antiguos. En los años sucesivos parece que su único pro-pósito para excavar fue vender los hallazgos a Huntington, al que informa de sus progresos, dándole

cuenta además de si ha aparecido algo de interés o no en ellas.

Bonsor también se convirtió a co-mienzos del siglo XX, época de fra-gor comercial alimentado por la presencia de coleccionistas extran-jeros, en un agente que buscaba denodadamente cuadros que pu-diesen interesar a Huntington. Sus inversiones en compras de pintura representan un monto monetario superior al que destinó en sufragar excavaciones arqueológicas o a la compra de antigüedades.

Compartió esta dedicación con otros agentes comerciales que tra-bajaron en esas fechas al servicio de coleccionistas extranjeros, co- mo Arthur Byne, su mujer Mil-dred Stapley Byne, José Pijoan Soteras o José Gestoso Pérez. Si bien Bonsor nunca gozó del reco-nocimiento ni de los contactos de los que disfrutaron ellos.

Sin embargo, ello no fue óbice para la paulatina aceptación de la fun-ción pública de las antigüedades, que contribuyó a garantizar no solo la unidad y perdurabilidad de

las colecciones privadas tras el fallecimiento de sus propietarios, sino también su institucionaliza-ción y apertura al público, pero el posicionamiento ideológico rece-loso del aumento de competencias del Estado sobre el patrimonio arqueológico, practicado por mu-chos de quienes coparon cargos y puestos representativos en las instituciones competentes en esta materia, provocó la preterición de los intereses públicos a favor de los personales o corporativos. Ello se notó especialmente en la pro-ducción legislativa, sobre todo la Ley de Excavaciones Arqueológi-cas de 1911, tardía y poco compro-metida con las funciones tuitivas del Estado.

La defensa del derecho de propie-dad fue consustancial al surgimien-to del Estado liberal, producto de la revolución burguesa; defensa que, con el tiempo, intentó conciliarse con la protección del interés común representado por el patrimonio his-tórico, al margen de su régimen do-minical. España tampoco fue una excepción en esta materia en el marco internacional. Sin embargo, es plausible hablar de peculiarida-des hispanas en la respuesta dada a esta problemática, que vuelven a ser reflejo de los rasgos idiosincrá-ticos del ochocientos español.

De un lado, la posible inadecuación de identificar burguesía y progre-sismo, al estilo de como se hace en Francia. La revolución burguesa española no propició una transfor-mación social que afectase a las capas medias y bajas, sino que se resolvió como una asimilación len-ta pero inexorable de las élites em-presariales con lo que resistió de la nobleza señorial del Antiguo Ré-gimen. De otro, la debilidad del pro-pio Estado y del sistema político li-beral debido, entre otras causas, a la ausencia de un proyecto nacional

en el que la historia jugase un papel destacado, fracaso retroalimentado por el corto alcance de la reforma educativa liberal y la débil profesio-nalización de la historia.

Entre las peculiaridades del mode-lo elegido en España para solven-tar la tensión entre la intervención pública y las facultades dominica-les de los propietarios de antigüe-dades, destaca su opción por un sistema singularmente regresivo en lo tocante al interés general, manifestado tanto en la legisla-ción como en la ausencia de una administración profesionalizada (al margen de los museos), sistema

coherente, sin duda, con los intere-ses particulares de quienes ejer-cieron presión suficiente en la toma de decisiones en esta mate-ria, cuya esfera ideológica era com-partida de forma mayoritaria por la élite culta relacionada con los estudios arqueológicos.

Esta opción no dinamitó el avance de las facultades públicas en la gestión del patrimonio arqueoló-gico, pero el proceso se vio ralenti-zado a causa de la extraordinaria longevidad de las normas, vigen-tes incluso cuando los modelos so-ciales ya habían cambiado de for-ma drástica.

George E. Bonsor firma la Cesión de la Necrópolis de Carmona. Fotografía de C. Sánchez de Pando, 1930.

Pequeña cámara, que a su vez se encuentra dentro de un gran recinto funerario en la necró-polis de Baelo Claudia, 1919. © Archivo General de Andalucía.

Invitación de Juan Fernández López y George Edward Bonsor a una reunión arqueológica en la necrópolis romana de Carmona, 1886. © Archivo General de Andalucía.

Archer M. Huntington, fundador de la Hispa-nic Society of America, financió el proyecto de George E. Bonsor de localizar la antigua ciudad de Tartessos.

LISTA ROJA DEL PATRIMONIO

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ciudad antigua de lacimurgaextremadura. puebla de alcocer - navalvillar de pela. badajoz

El hallazgo a mediados del siglo XIX de un epígrafe dedicado al Genius Lacimurgae en las proximidades del “Cerro del Cogolludo”, al este de la actual provincia de Badajoz, ha generado durante más de un siglo un inten-so debate centrado en la identificación del núcleo roma-no emplazado en este lugar: la Lacimurga Constantia Iulia de Plinio el Viejo o, por el contrario, la Lacimurga o Lacinimurga de Ptolomeo. Mientras que algunos auto-res situaban aquí la primera, descrita en la Bética por Plinio el Viejo, la mayoría de los estudios establecían en este yacimiento la segunda. Hoy día está totalmente probada la ubicación de Lacimurga en el lugar descrito, ya que ha podido constatarse la ubicación mencionada por Plinio que, en su descripción de la Baeturia, la con-figura dividida entre los Celtici, dependientes de Hispalis y los Turduli, dependientes de Córdoba, incluyendo a Lacimurga entre los primeros. Descubierta, al parecer, a mediados del siglo XIX, y excavada a comienzos de los

años 90 del pasado siglo, este importante yacimiento arqueológico, cuyos vestigios abarcan desde la época prerromana hasta el medievo, con predominio de las construcciones datadas bajo la dominación romana de la Península Ibérica, está considerado como uno de los más destacados de la región, sin embargo se encuentra en completo abandono. El oppidum prerromano, del que se han rescatado joyas orientalizantes datadas en los siglos VI-V a.C., daría paso a una ciudad romana convertida en municipio en época de Augusto, o según otros investigadores bajo la dinastía flavia. De esta manera se reaprovechaba un asentamiento desde el que se dominaba uno de los vados del Guadiana y zona de paso entre la Bética y la Lusitania, erigiéndose Lacimurga como la ciudad desde la cual controlar una extensa zona rural de desconocidos límites, cuyas villas y explotaciones se pudieron servir de las vegas del Guadiana y Zújar.

ÉPOCA

Época prerromana (siglos VI-V a.C.), época romana (siglos I a.C. a I d.C.) y Edad Media.

DesCriPCión

De las excavaciones efectuadas en los años 90, resultaron de las mismas cuatro sectores diferenciados en la zona más meridional del Cerro del Cogolludo. El sector sur, dominando el desfiladero, correspondería con los vestigios romanos más antiguos, datados entre los siglos II-I a.C. y consistentes en un edificio de carácter monumental, posiblemente público, para cuya construcción se aprovechó una plataforma natural del terreno rodeándola de un fuerte amurallamiento. En el sector oriental, se conservan ruinas de viviendas y edificios de almacenaje, mientras que en el sector occidental se enclavan los restos más destacados del lugar, fechados entre los siglos I a.C. y I d.C., identificados con una vivienda con baños o bien un edificio de termas públicas, elevado sobre mampostería, sillares graníticos y ladrillo, y donde destacan el pequeño caldarium, con labra u honda bañera, el tepidarium rodeado de banco corrido, y el frigidarium o gran piscina para el agua fría enlucida con opus signinum. El sector noroccidental estaría presidido por un gran depósito de agua, bajo el cual se conservan grandes sillares que indicarían la posible presencia de un edificio público, mientras que en las inmediaciones del propio risco multitud de bancales y muros de aterrazamiento de mampostería, aún por excavar, podrían señalar la presencia de viviendas y sistemas de defensa prerromanos en la parte más elevada del yacimiento.

estADO

Yacimiento en completo abandono. Las intervenciones arqueológicas fueron interrumpidas, quedando los sectores excavados sin cubrir propiciando que la maleza vegetal los cubra e inunde, mientras que los muros sufren las inclemencias del tiempo; la zona suele ser utilizada por algunos visitantes del embalse de Orellana para efectuar sus deposiciones o dejar basura. La valla que cerraba el yacimiento está medio hundida y el ganado entra y pisotea el yacimiento. Expoliadores provistos de detectores de metales lo visitan a menudo.

GrADO De PrOteCCión

Sin protección.

CAráCter Del riesGO

Importante deterioro por abandono, las inclemencias del tiempo y la acción devastadora de la vegetación; riesgo de desplomes y desgaste de los muros descubiertos; desprotección frente al expolio y el vandalismo.

54 55

PATRIMONIO EN EL TIEMPO

El asunto van der Goes en la prensa de 1909-1913

Una exportación legal que se pudo impedirUn caso verdaderamente triste para nuestro patrimonio pictórico fue la exportación en 1913 de uno de sus mejores cuadros: la Adora-ción de los Reyes Magos, de Hugo van der Goes. Era la tabla central de un tríptico, cuyos desapareci-dos laterales aún existían a princi-pios del siglo XIX. No se trata de un caso de expolio estricto pues la salida de la obra fue autorizada nada menos que por una Real

Orden que se ve obligado a firmar el rey después de una larga e inten-sa polémica pública. La belleza del cuadro y el hecho de no contar el Museo del Prado con obras de este pintor, avivaron la controversia.

Los periódicos de la época se ocu-paron día a día de las noticias sobre el proceso de exportación y eso nos permite reconstruir los avatares de su pérdida a través de aquellas crónicas, siempre redac-

tadas bajo el prisma de la adscrip-ción política del medio. El gobier-no del conservador Antonio Maura había caído a consecuencia de la Semana Trágica de Barcelona y estaba en el poder el Partido Libe-ral de Canalejas. Los conservado-res defendieron la venta del cua-dro, alegando el lamentable estado del colegio donde se hallaba, mien-tras que los liberales y otras fuer-zas políticas intentaron impedirla.

La noticia saltó a los medios que organizaron un notable revuelo. La pintura, hasta entonces casi desco-nocida, había salido a la luz de manos del crítico de arte Méndez Casal que fue el primero en atribuir su autoría1. Desde que se hizo públi-ca la oferta de venta, se disputan la compra belgas, ingleses, alemanes y norteamericanos con ofertas real-mente altas. España era entonces una mina para museos y coleccio-nistas extranjeros.

El cuadro se encontraba en la igle-sia del Colegio de los Padres Esco-lapios de Monforte, bajo el patro-nazgo del duque de Alba. Este co-legio, originalmente de Jesuitas, fue ocupado por los Escolapios muchos años después de la expul-sión de España de aquéllos. El her-moso edificio herreriano se encon-traba en pésimas condiciones y se tomó la decisión en 1909, con auto-rización de Alba que, además, de-cidió el destino del dinero2, de ven-der el cuadro para atender a sus reparaciones y a mejorar y ampliar sus enseñanzas.

El duque comunicó la intención de venta al ministro de Instrucción Pública, el conde de Romanones, ofreciendo derecho preferente al Estado. En ese momento la oferta por el cuadro era de 23.500 libras esterlinas. “De dónde saco yo un millón de pesetas, que a esa cantidad llegarán seguramente las pujas”, dijo con desesperación Romano-nes, “¡Un millón! ¡Imposible!”. La prensa comienza una campaña contra los patronatos, pues recien-temente habían desaparecido, sien-do propiedad de uno de ellos, tres excelentes tablas de Memling de un convento de Sevilla. Otro patronato de Toledo había vendido por tres-cientas mil pesetas dos de los mejo-res cuadros de El Greco, de la Igle-sia de San José. En esos momentos el patronato del Hospital de La

Latina ponía también en venta la portada y escalera del edificio. Ahora se trataba de una pintura de Hugo van der Goes, la única de ese autor existente en España. Ante la alarma ocasionada, el entonces mi-nistro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Faustino Rodríguez-San Pedro ordenó la suspensión de la venta en tanto no se acreditara la propiedad del cuadro.

El patronazgo del Colegio de Nues-tra Señora de la Antigua, que así se llamaba, fue heredado por la Casa de Alba del conde de Lemos, cuya

casa y título pasaron a los duques. Fue el cardenal-arzobispo de Sevi-lla, Rodrigo de Castro, hijo de los III Condes de Lemos, quien dejó el cuadro en su testamento, otorgado en 1600, al entonces Colegio de Jesuitas, que él había fundado, construido a sus expensas e insti-tuido el patronato de los condes. La prensa llega a poner en duda el cargo de Alba e incluso la propie-dad del cuadro. El argumento que esgrimían era que en los siglos XV y XVI se consideraba nula la trans-misión de obras de arte que no

Adoración de los Reyes Magos, Altar de Monforte, de Hugo van der Goes, c. 1470. Gemäldegalerie de Berlín.

La revista Nuevo Mundo recoge en su número 861, del 7 de julio de 1910, la noticia de la venta del cuadro de Hugo van der Goes al Museo de Berlín.

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PATRIMONIO EN EL TIEMPO

fuese hecha por cédula. Por tanto, de existir ese documento debería encontrarse en el rico y bien custo-diado archivo de los Alba.

El duque de Alba pasó una tempo-rada en Inglaterra y a su vuelta la oferta alemana había subido a un millón ciento ochenta mil francos que fue aceptada en principio. La prensa de izquierdas forzó la cam-paña en contra de la exportación mientras que los conservadores elogiaban al duque de Alba, expo-nían la urgente necesidad de obras en el Colegio y defendían la propie-dad de la Fundación. Finalmente, la venta se cierra con Alemania. Des-

tino: el Museo Imperial de Berlín. Intermediarios: Míster Harris, de Londres y Enrique Trauman, “que viene dedicándose de largos años a esta clase de tráfico”. Los periódicos insisten sin éxito en que el duque de Alba presente los títulos de pro-piedad. El 6 de septiembre de 1909, el entonces ministro de Instruc-ción Pública y Bellas Artes, Faus-tino Rodríguez-San Pedro ordenó la suspensión de la venta en tanto no se acreditara la propiedad del cuadro.

El duque de Alba presiona al mi-nistro. Si no permite la exporta-ción, que lo compre el Estado. El

nuevo ministro, Julio Burell, con-testa: “¿Y cómo va a adquirir el Ministerio un cuadro en un millón de pesetas, si para adquisición de cuadros no tiene consignadas más que 20.000?”. El derecho de tanteo era inútil ante la falta de fondos. Burell ordena al gobernador de Lugo que impida la salida del cua-dro, que fue custodiado por la Guardia Civil.

El asunto llega al Senado, donde Burell, que se estrena ese día como ministro, asegura que el cuadro no saldrá de España. Burell explica que en todos los países de Europa se ha adoptado un criterio, refleja-

do en una ley italiana que prohibía la exportación de objetos artísti-cos. Manifiesta que el asunto se reduce a la cuestión legal de si el patronato tiene derecho o no a ena-jenar. Los Escolapios formulan una reclamación “en términos intolerables”, según el ministro, amenazando con la intervención del Gobierno alemán. En efecto, la amenaza fue cierta y el embajador de Alemania recibe la orden del Káiser, que aspiraba a tener dos de los tres cuadros entonces conoci-dos del pintor flamenco, para que presione al Gobierno visitando al presidente Canalejas.

Los periódicos conservadores se preguntan con qué derecho y en base a qué leyes los políticos pueden impedir la venta del cuadro. Otros, de signo contrario, dicen que hay suficientes disposiciones legales para impedir la salida de obras de arte al extranjero, entre otras las pragmáticas de Carlos III, aún vigentes, en las que prohibía la emi-gración de obras de arte antiguo bajo fuertes sanciones. Algún medio llega a afirmar que el cuadro de Hugo van der Goes es hermosa obra de arte, pero no puede tener para nosotros españoles la importancia de un Velázquez o de un Murillo.

Entidades como la Asociación de Pintores y Escultores promueven una recaudación para adquirir el cuadro que no llegaría muy lejos. Entre otros, participan Mariano Benlliure, Joaquín Sorolla o Aure-liano Beruete. No hacen falta sus-cripciones, dice el periódico repu-blicano El País, basta con revocar la Real Orden. El duque de Alba, ante la presión política y popular, revoca la escritura de autorización de venta que como patrono había otorgado, y prohíbe la enajenación al padre Santonja, superior de los Escolapios. La orden de suspen-sión cautelar seguía en vigor.

La Abogacía del Estado emitió un informe contrario que pasó al Con-sejo de Ministros, que a su vez, lo remitió al Consejo de Estado. El dictamen de este alto organismo fue favorable a la venta y la exporta-ción quedó expedita.

Después de estos y otros avatares, el 6 de febrero de 1913 se levanta por Real Orden la suspensión del permiso de exportación. En octu-bre se firmó la escritura de venta. Alemania se llevó definitivamente el cuadro.

A raíz de este asunto, el senador y catedrático de Historia del Arte, Elías Tormo, invitó al ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes a redactar una ley que impidiera la

exportación de obras de arte anti-guo. Las primeras normas regula-doras no llegaron hasta la dictadura de Primo de Rivera con el Real Decreto de 16 de febrero de 1922, que sería perfeccionado por Ley durante la Segunda República.

Carlos Morenés

1 Méndez Casal, A. “La tabla flamenca de Monforte”, en La Ilustración Española e Iberoamericana. Núm. XXXIV, 15 de septiembre de 1910.

2 Realmente el precio del cuadro excedía con mucho al de las obras presupuesta-das en el colegio, puesto que Alba reser-vó un millón de pesetas para invertir en renta fija cuyos réditos servirían para mejorar la enseñanza.

El megalómano Guillermo II, Káiser de Alemania, que presionó con insistencia al Gobierno español. © Library of Congress USA.

Julio Burell y Cuéllar, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, que intentó impedir la venta del cuadro.

Faustino Rodríguez-San Pedro, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, que suspendió la venta del cuadro.

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PUNTOS CARDINALES

El Botín de Aranjuezalfonso segovia montoya

Arquitecto

La Historia de la Humanidad ha venido confirmando lo que ya dijo Plauto hace 2.200 años: que “el hombre es un lobo para el hombre”, con lo que no solo nos incluyó den-tro del grupo de depredadores del mundo animal, sino que nos distin-guió con la particularidad de serlo con nuestra propia especie. Pero no somos depredadores convenciona-les, sino, como argumentó el antro-pólogo Marvin Harris, formamos la especie más peligrosa del mundo, pues sabemos disponer de armas e instrumentos mucho más eficaces que cualquier mecanismo anató-

mico. “Nuestra forma principal de adaptación biológica es la cultura, no la anatomía”.

Esa adaptación biológica cultural nos ha llevado a desarrollar una ca-pacidad muy específica: la de des-truir y arrebatar. Una manera alter-nativa de quitar vida, eliminando o apropiándose del entorno vital de la presa; un paso más allá del instinto que nos sitúa en un rango superior: el de depredadores estrategas. El máximo exponente de esa forma de actuar se produce, en gran medida, del hombre hacia el hombre. Cruel-dad, codicia y lucha por el poder, en

todas sus variantes imaginables, han sido la causa original de estos comportamientos. Religión y polí-tica, las banderas que han servido como justificación. Invasiones, ma-sacres, asedios, saqueos y esclavi-tud, los medios usados para ejercer el dominio y consolidarlo. Ninguna nación, imperio o civilización se libra de representar el papel de depredador o de víctima, en dis-tintos momentos de su historia. Y siguen vigentes esos roles, con distintos instrumentos e intér-pretes, pero idéntico objetivo fi-nal: el expolio.

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PUNTOS CARDINALES

Desde nuestra actual perspectiva democrática occidental –tan mejo-rable– y para el caso concreto de los expolios de Patrimonio Cultu-ral cometidos desde el siglo XVIII para acá, la justificación esgrimi-da por unos y otros ha sido la nece-sidad de salvaguardar esos bienes y conservarlos adecuadamente. Nadie está dispuesto a asumir el papel de depredador y sí el de víc-tima, cuando el caso concreto le afecta negativamente. Así, los an-tiguos botines de guerra preten-den reconvertirse ahora en estan-dartes ejemplares del desarrollo cultural. El Museo del Louvre, el Museo Británico, la Isla de los Museos de Berlín, la Gliptoteca de Múnich o el Museo Metropolitano de Nueva York son algunas insig-nes instituciones beneficiadas por esta rapiña acaparadora del patri-monio cultural ajeno.

España, que se considera actual-mente como expoliada, no debería olvidar el papel que jugó durante su dominio en América, pues no solo truncó el desarrollo de culturas milenarias, al arrasar ciudades y personas, sino que utilizó los recur-sos del nuevo continente para sos-tener las guerras en el antiguo, lo

haciendo y deshaciendo sin consi-deración hacia la ciudadanía, rele-gada al papel de mero receptor de la información que interesa hacerle llegar y, con más frecuencia de lo deseable, bajo la teoría de los he-chos consumados. Así las cosas, un paseante de los Jardines de Aran-juez podrá creer que está contem-plando la escultura en piedra de Apolo, un bronce del Niño de la Es-pina o la imagen de la reina-niña Isabel II, cuando son copias sinté-ticas, pues los originales se lleva-ron a otros palacios o museos, a veces muy alejados, como ocurrió con el Grupo de Amorcillos del Jar-dín del Rey, trasladados a los jardi-nes de La Moncloa, o la estatua de Felipe II y los medallones de sus padres, Carlos I e Isabel de Portu-gal, que pasaron de ese mismo Jar-dín al Museo del Prado, quizás para acompañar a las estatuas en bron-ce de Adán y Eva, que daban entra-da al Jardín de la Isla.

Es posible que la cercanía de la capitalidad suponga para Aranjuez un inconveniente, más que una ventaja, y que sea tentador dispo-ner de algunos de sus bienes para ornamentar otros Sitios Reales con mayor afluencia de visitantes, co-

que propició el enriquecimiento de los banqueros europeos y de una nueva clase burguesa que, en su afán coleccionista, no dudó en comerciar con la cultura.

Pero, puede reseñarse otro tipo de expolio, más doméstico, que solo atraviesa las fronteras locales o que, incluso, se queda dentro de las propias instituciones. Bienes públi-cos (tanto civiles como eclesiásti-

mo el Palacio Real de Madrid, don-de no hace mucho se llevó el “Des-sert” de la Casa del Labrador: mag-nífica colección de miniaturas ar-quitectónicas construidas en pie-dras semipreciosas, diseñadas por el arquitecto Isidro González Ve-lázquez para la mesa del comedor de ese edificio, situado en el Jardín del Príncipe. Seguía la estela del traslado de la Fuente de los Trito-nes del Jardín de la Isla de Aranjuez al Jardín del Campo del Moro, rea-lizada a mediados del siglo XIX y de la que, para más inri, no puede dis-frutar el ciudadano, al estar situada en zona restringida.

Por si no bastaban estos “movi-mientos”, se reduce el capital hu-mano indispensable para el mante-nimiento de este Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad y se expolia su principal fuente de ali-mentación, trasvasando las aguas del río Tajo hasta convertirlo en una lámina de agua semiestanca-da, incapaz de cubrir el mínimo caudal ecológico. Incluso la natu-raleza se sumó recientemente a la debacle con una “tormenta perfec-ta”, que echó por tierra una gran cantidad de árboles (244 ejempla-res) –algunos de ellos centenarios–

cos) que han sido traspasados a manos privadas por decreto ley o por intermediación de comisionis-tas; traslados de una iglesia a otra, desnudando a un santo para vestir a otro; archivos documentales que se desmembran sin el adecuado con-trol; y obras de arte vinculadas a espacios concretos que, sacadas de contexto, pasan a engrosar el patri-monio de otros lugares bajo diver-sas excusas, que van desde el falso proteccionismo al cuestionable in-terés de completar una colección o museo temático. Justificaciones que derivan en estafa, cuando se sustituyen obras originales por ré-plicas sin valor alguno, ni histórico ni material, a modo de consuelo ornamental para “el turista acci-dental”. Existen numerosos ejem-plos de este tipo de trucos y true-ques patrimoniales, pero, por reu-nir varias de estas circunstancias, puede exponerse el caso concreto del Real Sitio de Aranjuez.

El “pecado original” de su vincula-ción a la realeza se remonta a los Reyes Católicos, pero la denomi-nación de Real Sitio fue cosa de Felipe II y cinco siglos después sigue conservándola, aunque ma-tizada por sucesivas iniciativas del Estado –limitando el libre albedrío en el uso y disfrute de ese patrimo-nio, por parte de la Casa Real– que nos han llevado hasta la situación actual, en la que las posesiones Reales están en manos de Institu-ciones Públicas, herederas de la administración cotidiana pero no del privilegio real para decidir, arbitrariamente, el destino de los bienes patrimoniales, por mucha oligarquía cultural que esté al fren-te de las mismas.

Sin embargo, la terca realidad nos confirma que aún permanecen cier-tos hábitos autoritarios, proclives a considerar el Patrimonio Real bajo el prisma del despotismo ilustrado,

y dejó otros muchos dañados, de-rribando varios tramos del vallado histórico del Jardín del Príncipe. La tragedia se cebó de nuevo en este Real Sitio, que ha venido sien-do el “patito feo” de nuestro Patri-monio Nacional desde la desapari-ción de las Jornadas Reales, que atraían visitantes e inversiones.

Un símbolo de su abandono institu-cional es el Museo de las Falúas, indigno en su ubicación y valora-ción, como representación de una época de la Historia de España muy vinculada a este Real Sitio, y duran-te la cual se desarrolló una peculiar sofisticación en el mundo de las artes. Aunque las falúas no puedan navegar de nuevo por el Tajo, debe-rían volver a disfrutar de sus orillas y servir para divulgar el Patrimonio Cultural de Aranjuez. Existen los lugares adecuados para su reubica-ción, solo se precisa algo de sensibi-lidad e inteligencia emocional para entender que este bien patrimonial no merece estar descontextualiza-do y, menos aún, pretender elevarlo a las alturas de la cornisa madrile-ña, en un Museo ajeno y distante, donde la que fuera “Escuadra del Tajo” pasaría a ser exhibida como un nuevo Botín de Aranjuez.

Réplica de la escultura de la Reina-Niña Isabel II. Jardín de la Reina. Aranjuez.

Réplica de la escultura de Apolo. Fuente de Apolo. Jardín del Príncipe. Aranjuez. El original se encuentra en el Palacio de La Granja.

Réplica sintética de la escultura del Niño de la Espina o Fuente de las Arpías. Jardín de la Isla. Aranjuez.

Dessert. Conjunto decorativo de gala, utilizado para adornar la mesa de una personalidad de alto rango. Diseñado por el arquitecto Isidro Velázquez para la Real Casa del Labrador, de Aranjuez, y trasladado al Palacio Real de Madrid.

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HISPANIA JOVEN

Una mirada al patrimonio desde el exteriorExperiencia de un “Au Pair” en Reino Unido

igor cacho ugaldeLicenciado en Historia

Desde hace varios meses me encuen-tro cerca de Londres trabajando de “Au Pair” para mejorar mi nivel de inglés. El trabajo consiste en el cui-dando de los niños de una familia a cambio del alojamiento, la manuten-ción y una pequeña paga semanal. Junto a ello tengo tiempo libre para estudiar inglés, viajar o salir con los amigos. Para aquellos que nos gusta viajar es una magnífica oportunidad para conocer nuevos sitios si encima nos dejan un coche.

Al margen del conocido Londres, en mi caso me he movido en la zona de East Sussex y a nivel patrimonial, he podido constatar algunas caracterís-ticas comunes. Primero, el predomi-nio del gótico y el neogótico en todos las localidades del interior salvo en la costa, algo que entiendo como una desventaja monótona frente a la di-versidad artística de España (renaci-

miento, barroco, etc.). Segundo, la importancia de la arquitectura tradi-cional tal y como se puede ver en East Grinstead, Alfriston, etc. En España hay un buen ejemplo en Calatañazor (Soria) aunque las casas de allí tienen más vida, están mejor conservadas y en los comercios es visto como un valor añadido. Tercero, la realización de numerosas actividades didácticas (disfraces de época, actuaciones, re-creaciones de sistemas defensivos, etc.) en los monumentos históricos como los castillos de Lewes o Hever. Algo que atrae a las familias con niños para pasar un día de ocio. Cuar-to, el prestigio de los pueblos costeros con antigua presencia de los reyes como Brighton, Hastings o Royal Tunbridge Wells, parecido a San Sebastián en España aunque allí son bastante más valorados. Y quinto, la importancia que dan los ingleses de

cualquier clase y condición al disfru-te, el respeto y la conservación de la naturaleza tal y como podemos ver en Seven Sisters Cliffs o Ashdown Forest. En internet podéis encontrar información de estos lugares.

En todo ello se puede ver cómo valo-ran los ingleses el patrimonio quizás al entenderlo como un elemento iden-tificador de su cultura colectiva. Y no porque sea mejor al de otros. Muchas veces lo que en España es un conjunto de ruinas fruto de la desidia y el aban-dono allí es un monumento digno de la mejor visita, como las ruinas de antiguos monasterios abandonados tras la disolución de Enrique VIII. Algo que también vi en Irlanda donde estuve hace tres años y entre enero y marzo de este. En las zonas en que me he movido he visto un uso más racio-nal del gasto público, un hecho que si bien en algunos sitios les puede llevar

al descuido en algunos detalles, por otro lado les evita el gasto en aquellas grandes infraestructuras que en España tanto abundan y muchas veces tan poco se usan. De manera indirecta esto se traduce en una mayor reutilización del patrimonio en detrimento de la piqueta. Un buen ejemplo lo tenemos en la Tate Modern de Londres, donde han reutilizado una antigua central eléctrica.

Como idea de fondo cabe señalar que no hay como viajar para darse cuenta de lo que uno tiene en casa. Un mensa-je que transmití en varias de las visitas guiadas que realicé en el mes de “vaca-ciones” en que estuve en España y que incluso llevaron a un asistente desco-nocido a la publicación de una carta en prensa y la realización de un reportaje en televisión1. Si comparamos el patri-monio que tienen el Reino Unido y España llama poderosamente la aten-ción el enorme potencial de España. Tengo la impresión de que allí con menos obtienen más y eso a pesar de que tienen más inconvenientes (en-tradas de pago, peor tiempo, menos luz del día, etc.).

En España, tal y como expuse en un artículo anterior en esta revista2, mi experiencia personal con el patrimo-nio ha girado en torno a mi localidad natal, Larraga (Navarra). Hasta la sali-da al extranjero colaboré con el ayun-tamiento y un año antes de salir, en el 2014, se llevaron a cabo una batería de proyectos de mejora del patrimonio histórico. Unos meses antes había estudiado la situación de los olivos centenarios del campo y su problemá-tica de conservación, al entenderse desde el gobierno como un patrimonio meramente agrícola y no histórico o ambiental3. El mes de enero comenzó con la realización de un reportaje en televisión sobre el patrimonio, la his-toria y las costumbres de la localidad4. Sin embargo, el primer proyecto de envergadura fue la creación de la Ruta del Renacimiento de la Navarra Me-

dia, un itinerario turístico-cultural que discurre por varias localidades y que pretende poner en valor un patri-monio que hasta ahora ha pasado prácticamente desapercibido en una comunidad muy vinculada a lo me-dieval por razones históricas5. En East Sussex sería muy difícil de llevar a cabo por su limitación artística.

En segundo lugar, el ayuntamiento acometió la primera fase de restau-ración del antiguo hospital y conver-sión en futuro centro cultural con una inversión de 222.786 euros. En East Sussex hay ejemplos similares. En tercer lugar, el ayuntamiento trasladó y reconstruyó una abejera de piedra del campo a la entrada de la localidad para que se conozcan mejor. En el campo de East Sussex no he visto el patrimonio popular (cabañas, abejeras, corrales, etc.) que tenemos aquí. Y en cuarto lugar, la Asociación Musical Diego Gó-mez6, una entidad con la que colabo-ro voluntariamente llevando la ges-tión administrativa, promovió la restauración de la fachada barroca del órgano parroquial en colabora-ción con el Gobierno de Navarra. Una obra que costó 20.470 euros. Asimismo, desplegó un amplio pro-grama de actividades a nivel institu-cional, popular y académico en ho-menaje a un musicólogo-compositor y expuso su experiencia en un curso de verano de la UPNA. Aunque esta asociación organiza un ciclo de órgano, con algunos instrumentos de East Sussex menos interesantes, he visto bastante más actividad. Junto a estos proyectos, el ayunta-miento puso las bases de otros cuyo desarrollo podrá tener lugar en el futuro (restauración de dos puentes, protección de los restos de una ermita, propiedad de un regadío antiguo, etc.).

Antes de terminar, quisiera señalar cuatro últimos apuntes desde Lon-dres. Primero, frente a todas las no-ticias negativas que llegan de Espa-

ña, en este momento está teniendo lugar en la National Gallery una exposición temporal de retratos de Goya que está levantando una gran expectación. Segundo, en una visita que hice al Buckingham Palace pude comprobar que la entrada al Salón del Trono se hace bajo un retrato de Isabel Clara Eugenia y Catalina de Austria de Sánchez Coello, en un lugar más que honorífico. Tercero, la sede de la prestigiosa Wallace Co-llection es la antigua embajada es-pañola. No pregunten por la proce-dencia de la colección del duque de Wellington en Apsley House... Y cuarto, la plaza más importante de Londres está dedicada a la batalla de Trafalgar que tuvo lugar en aguas españolas. Si vamos a Winchester y visitamos la catedral nos dirán que allí contrajeron matrimonio el futu-ro Felipe II de España con María I de Inglaterra. Así es como se valora el patrimonio y la cultura española en la capital de la Commonwealth. ¿Lo vemos igual en casa?

1 Diario de Navarra. El ejemplo de Larraga, 28/07/2015, p. 17 e Informativo Territorial Te-lenavarra (TVE), Reportaje sobre el ciclo de ór-gano Diego Gómez y las visitas guiadas. 19/08/2015, 14:06:20-14:10:03 min.

2 Cacho Ugalde, I. Historia de la familia. Una interesante forma de acercarse al pasado. His-pania Nostra, 12, 2013, pp. 60-63. Al artículo le falta la referencia al estudio de la historia de la salud y las enfermedades hereditarias.

3 Diario de Navarra, Larraga estudia redactar una norma para proteger los olivos, 06/11/2013.

4 Navarra Televisión. Reportaje de Larraga. Pro- grama Tiramillas, 23/01/2014, 22:00 h.

5 En enero de este año fue presentada en Fitur con un enorme interés. Se puede encontrar más información en la página web http://www.turismo.navarra.es/esp/organice-viaje/recurso/Rutas/6527/Ruta-del-Renacimien-to-en-la-Navarra-Media.htm y en Cacho Ugalde, I., Presentación del Ciclo de Conferen-cias de la Ruta del Renacimiento, Memoria 2014 de la Cátedra de Patrimonio y Arte Nava-rro, 2015, pp. 135-136.

6 Se puede encontrar más información sobre esta asociación en Cacho Ugalde, I., La Aso-ciación Musical Diego Gómez y el ciclo de órgano de Larraga (Navarra), TK, 25, 2013, pp. 105-108.

Opera House de Royal Tunbridge Wells (Reino Unido), una antigua casa de ópera cuyo escenario y patio de butacas se han reutilizado como cafetería. Si tomamos un café pasaremos un magnífico momento disfrutando del patrimonio.

ASOCIACIONES

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La Asociación Hispania Nostra tiene como objeto la defensa y promoción del Patrimonio Cultural y Natural español en toda su integridad conceptual y geográfica. Para cumplir su objetivo de forma eficaz, la Asociación necesita contar con una amplia base de asociados sean personas físicas o jurídicas, públicas o privadas.

Suscripción gratuita Revista trimestral Hispania Nostra.• Tarjeta personal de socio con los siguientes beneficios:

- Entrada gratuita a museos estatales (en gestión).- Libre acceso a todos los contenidos de nuestra página web mediante con-

traseña de asociado.- Reducción del 15% en el precio de adquisición de la publicación anual Pa-

trimonio Cultural y Derecho.- Cuantas ventajas puedan establecerse en adelante.

• Suscripción gratuita a la revista trimestral Hispania Nostra.• Reducción en el precio de publicidad en la revista Hispania Nostra (consultar

tarifas).• Colaboración en la revista Hispania Nostra en la sección de “Asociaciones”.• Apoyo expreso en sus acciones y reivindicaciones sobre el Patrimonio.• Difusión de sus actividades en la revista Hispania Nostra y en redes sociales.• Inscripción gratuita y derecho preferente de comunicaciones en la Reunión

Anual de Asociaciones, con 13 minutos de tiempo de exposición (5 minutos suplementarios respecto al tiempo general establecido).

• Socios Protectores: Son aquellas personas físicas, instituciones o entidades que financien, en todo o en parte, los programas de la Asociación con una cuota igual o superior a 4.000€.

• Socios Patrocinadores: Son aquellas personas físicas, instituciones o entida-des que financien a la Asociación Hispania Nostra mediante una cuota entre 300 y 3.999€, sin adscribirla a un programa concreto o, en su caso, adscribiéndola.

HISPANIA NOSTRA - INSCRIPCIÓN DE SOCIOS

CUOTAS ANUALES DERECHOS Y BENEFICIOS

Socios Patrocinadores

De 300 a 999€

De 1.000 a 1.999€

De 2.000 a 2.999€

De 3.000 a 3.999€

De 4.000 adelante

Socios Protectores

• Además de los derechos y beneficios del tramo anterior, difusión de sus actividades culturales en las redes sociales de Hispania Nostra.• Descuento del 50% en la inserción de una página de publicidad o publi-reportaje anual en la revista Hispania Nostra.• Difusión de la entidad en los carteles, folletos, etc. de los programas de Hispania Nostra que, en su caso, patrocine.• Invitación a las Jornadas académicas organizadas por Hispania Nostra.

• Además de los derechos y beneficios de los tramos anteriores, cesión gratuita de una página anual de publicidad o publi-reportaje de sus actividades culturales en la revista Hispania Nostra.

• Invitación a la entrega de los Premios Hispania Nostra y Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural/Premios Europa Nostra.

Además de los derechos y beneficios de los tramos anteriores, cesión gratuita de dos páginas anuales de publicidad o publi-reportaje en la revista Hispania Nostra.

Además de todos los derechos y beneficios anteriores, cesión gratuita de tres páginas anuales de publicidad o publi-reportaje en la revista Hispania Nostra.

• Suscripción gratuita a la revista trimestral Hispania Nostra.• Posibilidad de incluir anuncios o publi-reportajes en la Hispania Nostra.• Enlace en la web de Hispania Nostra a la página Web de la entidad.

MECENAS

ASOCIACIONES CULTURALES

CUOTAS ANUALES Básica: 100€ Otras (a señalar por el asociado)

PERSONAS FÍSICAS

DERECHOS Y BENEFICIOS

DERECHOS Y BENEFICIOS

CATEGORÍAS

CUOTAS ANUALESBásica: 75€

Sugerida: 100€

Desempleados y menores de 25 años (acreditación necesaria): 25€

Miembro de la Junta Directiva: 200€

Otras (a señalar por el asociado)

Desgravación fiscal. Al tratarse de una asociación declarada de utilidad pública, las cuotas de socio y aportaciones a Hispania Nostra tendrán una deducción del 30% en el IRPF. (Ley 27/2014, de 28 de noviembre.) con los límites señalados en la Ley. Una cuota de 100€ quedaría reducida a 70€ después de la desgravación fiscal.

• Derecho preferente de asistencia y de presentación de comunicados en todos los congresos y jornadas promovidos por la Asociación, siempre que se ajus-ten al nivel exigido y a la temática tratada a juicio de Hispania Nostra.

• Acceso a nuestra biblioteca.• Asistencia en temas de Patrimonio Cultural.• Certificado de las aportaciones realizadas, a efecto de las deducciones en

el IRPF.

• Inclusión en el listado abierto de Asociaciones vinculadas a Hispania Nostra con enlace a su página web.

• Acceso al listado general de Asociaciones de la web de Hispania Nostra, de uso restringido.

Entidades no asociadas a Hispania Nostra

• Participación en la Reunión Anual de Asociaciones con una cuota de inscip-ción de 75€, con opción a presentar comunicaciones de 8 minutos.

Desgravación fiscal. Las cuotas de socio y aportaciones a Hispania Nostra tie-nen una deducción del 40% en el Impuesto de Sociedades (Ley 27/2014, de 28 de noviembre) y del 30% en el IRPF (Ley 27/2014, de 28 de noviembre.), con los límites señalados en la Ley. Una cuota de 4.000€ quedará reducida a 2.400€ después de la desgravación fiscal.

Urbs Regia es una asociación cul-tural española de ámbito nacional sin ánimo de lucro, miembro de Hispania Nostra, fundada en 2008, con los objetivos de:

• Estudiar, proteger y divulgar el patrimonio y la historia de los visigodos.

• Desarrollar un nuevo itinerario turístico-cultural: Orígenes de Eu-ropa. Los Godos, basado en el patri-monio y la historia de los pueblos que dieron origen a diferentes na-ciones europeas. Pretende contri-buir a la conservación del patri-monio mediante el turismo cultu-ral de calidad, que genera recursos económicos y contribuye al desa-rrollo de las localidades en las que se encuentra, muchas de ellas en el medio rural.

• Promover: El turismo sostenible y accesible. La arqueología como recurso cultural. El desarrollo local vinculado al valor del Patri-monio Cultural.

• Colaborar en la construcción de la nueva Europa mediante, ya que la

implementación de esta ruta ba-sada en la cultura y el turismo, promueve el conocimiento mu-tuo, la creación de nuevos intere-ses comunes, el desarrollo de las localidades, el intercambio de ideas y el diálogo, fuentes de paz.

“Los godos fueron testigos de un periodo asombroso de la crónica histórica mundial, vieron caer im-perios como el romano, levantarse otros como el musulmán y, mien-tras tanto edificaban un Estado en Hispania, en el contexto de la lla-mada Era Oscura europea, prólogo de la Edad Media española. Dejaron atrás el ancestral paganismo para enarbolar la bandera cristiana, ora arrianos, ora católicos.“ (Juan An-tonio Cebrián. La aventura de los godos. 2002, pags. 13 y 14).

Características:

1. Cultural, porque se refiere a un conjunto de recursos heredados del pasado que las personas consi-deran, más allá del régimen de propiedad de los bienes, como un reflejo y una expresión de sus va-

lores, creencias, saberes y tradi-ciones en continua evolución, pues la prioridad del Consejo de Europa es el vínculo que une el patrimo-nio y la comunidad, por su impor-tancia como recurso de desarrollo sostenible.

Cada vez son más quienes se inte-resan por los restos de lo acaecido en otras épocas. “Ahora son muchos los que vuelven su vista al pasado en busca de anclajes emocionales más sólidos que los que le puede ofrecer la coyuntura actual”.

2. Turístico porque es una inicia-tiva de promoción del turismo sos-tenible, accesible y con atención a nuevos públicos, que considera la arqueología como recurso cultu-ral y el desarrollo local vinculado al valor del Patrimonio Cultural. El turismo se entiende como ins-trumento de promoción del patri-monio cultural material e inmate-rial, en torno a la ruta y como me-dio para trabajar en la cohesión social y el desarrollo sostenible de las regiones implicadas.

Entre las actividades de Urbs Regia se encuentran:

- Visitas guiadas al reino visigodo de Toledo.

- Visitas guiadas al reino visigodo de Tolosa.

- Ciclos de conferencias, edición de folletos, publicaciones, revista.

- Proyecto “Cultura y Aventura” y “Aula de educación para la paz”

Pilar Tormo Martín de VidalesPresidenta de Urbs Regia

Asociación Urbs RegiaOrígenes de Europa. Los godos

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AGENDA

CONGRESOS y SEmiNaRiOS

II Congreso Internacional Científico-Profesional de Turismo Cultural

Córdoba, del 14 al 15 de abril de 2016

Organiza: Universidad Loyola Andalucía, Universidad de Córdoba, Imanagement and Tourism, Ayuntamiento y Diputación de Córdoba

El tema elegido para discutir se centrará en el papel de la civilizaciones, el turismo emergente y de países lejanos, y como estas tipologías de Turismo Cultural pueden aportar crecimiento económico a las regiones o ciudades donde se desarrolla. Teniendo por objetivo presentar los avances actuales en investigación en el área turística y proporcionar un foro de debate y diálogo entre académicos y profesionales de todo el mundo. Su finalidad es mejorar y compartir conocimientos, explicar experiencias y promover la cooperación entre el mundo académico y el profesional, lo que permitirá establecer contactos de colaboración y fomentar la creación de redes entre investigadores y mundo empresarial a nivel nacional e internacional.

www.congresointernacionalturismocultural.

com/congreso

profesores de historia una clara visión de la relación existente entre el patrimonio y la enseñanza de la historia.

https://casiopea.um.es/

Arte transparente: Obras maestras de la talla del cristal en el Renacimiento milanés

El Museo del Prado expone una selección de 14 piezas talladas en cristal procedentes del Tesoro del Delfín (parte de la herencia de Felipe V de Borbón), junto a otras tallas de Florencia y París, auténticas obras maestras que gozaron de gran admiración. Desde mediados del siglo XVI, los artistas y talleres de Milán despuntaron en la talla de este tipo de cristal que consiguió tener un valor económico superior al de las grandes obras pictóricas de la época. Sus creadores tenían un gran conocimiento del mundo clásico y destreza en la talla del mineral.

Madrid. Museo del Prado Hasta el 10 de enero de 2016

www.museodelprado.es

International Conference on Islamic Heritage Architecture and Art

Valencia, del 17 al 19 de mayo de 2016Organiza: Wessex Institute (UK)

La reunión tratará el diseño de muchos tipos de edificios en los países islámicos, incluyendo no sólo los edificios públicos más conocidos, tales como mezquitas, mausoleos, ciudadelas y fortalezas, pero también casas y jardines, obras de ingeniería como puentes y presas, sistemas de riego y muchos otros que también han tenido un profundo impacto en la sociedad.

www.wessex.ac.uk/conferences/2016

EXPOSiCiONES

Arte y Naturaleza en la Prehistoria. La colección de calcos del MNCN

La colección de arte rupestre está constituida por varios miles de ejemplares de diversa naturaleza realizados en distintos soportes de papel, tanto a mano alzada como a través de la copia directa o calcos de las mismas, después en el trabajo de laboratorio se llevaron a cabo los dibujos, más o menos interpretativos y en distintos soportes, a distintos tamaños y colores según su finalidad.

Madrid. Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) Hasta el 19 de mayo de 2016

www.mncn.csic.es

I Congreso Internacional Creando ciudadanos, construyendo identidades. El uso del patrimonio material e inmaterial en la enseñanza de la historia

Murcia, Del 26 al 28 de Abril del 2016Organiza: Universidad de Murcia

Con este congreso pretendemos aunar educación, patrimonio y formación de identidades, teniendo como objetivo último ofrecer a la comunidad científica y

Las mujeres en la Prehistoria

Esta exposición itinerante, producida por el Museu de Prehistòria de Valencia, propone la recuperación del papel de la mujer en las sociedades prehistóricas, formando parte de esos grupos humanos que se unieron para buscar mejores condiciones de vida. Desde la caza y la recolección hasta la creación de ambientes domésticos, las imágenes o los enterramientos femeninos, se reflejan en una serie de bloques temáticos materializados en paneles y reproducciones de piezas del Paleolítico y Neolítico levantinos.

Sevilla. Museo Arqueológico Hasta el 3 de abril de 2016

www.museosdeandalucia.es/cultura/

museos/MASE/

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