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COMPILADO MITCHELL (S. León)

Date post: 19-Oct-2015
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  • FUNDAMENTOS TERICO-CLNICOS DEL PSICOANLISIS RELACIONAL

    INTRODUCCIN A LA OBRA DE STEPHEN MITCHELL

    ____________________________________________

    Sebastin Len, PhD

    [email protected]

    Seleccin Bibliogrfica

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    Ser humano significa estar relacionado

    con los dems.

    S. A. Mitchell

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    NDICE

    I) PRINCIPIOS DEL PSICOANLISIS RELACIONAL 4

    - Relaciones Objetales en la Teora Psicoanaltica. (1983, con J. Greenberg). 4

    - Conceptos Relacionales en Psicoanlisis: Una Integracin. (1988).. 6

    II) PSICOANLISIS RELACIONAL Y PENSAMIENTO DIALCTICO... 8

    - Esperanza y Temor en Psicoanlisis. (1993). 8

    - Influencia y Autonoma en Psicoanlisis. (1997).... 10

    III) SISTEMATIZACIN DEL PSICOANLISIS RELACIONAL. 12

    - Freud y Ms All: Una Historia del Pensamiento Psicoanaltico. (1996; con M. Black)... 12

    - Psicoanlisis Relacional: La Emergencia de una Tradicin. (1999; co-ed. con L. Aron)... 14

    IV) RELACIONALIDAD Y AMOR EN PSICOANLISIS... 16

    - Relacionalidad: del Apego a la Intersubjetividad. (2000)... 16

    - Puede Durar el Amor? El Destino del Romance en el Tiempo. (2002, pstumo). 18

    Ideas principales.............. 20

    Sntesis.. 21

    Referencias bibliogrficas........ 22

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    PPRRIINNCCIIPPIIOOSS DDEELL PPSSIICCOOAANNLLIISSIISS RREELLAACCIIOONNAALL - Relaciones Objetales en la Teora Psicoanaltica. (1983, con J. Greenberg) - Conceptos Relacionales en Psicoanlisis: Una Integracin. (1988)

    RELACIONES OBJETALES EN LA TEORA PSICOANALTICA

    1. PARTE UNO: LOS ORGENES. RELACIONES OBJETALES Y MODELOS PSICOANALTICOS. MODELOS CONCEPTUALES EN TEORA PSICOANALTICA. La tensin ms significativa en la historia de las ideas psicoanalticas ha sido la dialctica entre el modelo freudiano original, que toma como punto de partida las pulsiones instintivas, y un modelo comprensivo alternativo iniciado con la obra de Fairbairn y Sullivan, que sostiene que las estructuras psicolgicas evolucionan solamente a partir de las relaciones del individuo con otras personas. De acuerdo con esto, designamos el modelo original como el modelo pulsional / estructural y la perspectiva alternativa como modelo relacional / estructural (Mitchell & Greenberg, 1983, p. 20).

    2. SIGMUND FREUD: EL MODELO PULSIONAL / ESTRUCTURAL. La visin fundamental de Freud acerca de la condicin humana est encarnada en lo que hemos llamado el modelo pulsional / estructural. Como el trmino sugiere, el concepto nuclear del modelo es el de pulsin. En la definicin ms ampliamente utilizada por Freud, pulsin es un concepto fronterizo entre lo psquico y lo somtico, una fuente endgena de estimulacin que impacta a la mente en virtud de la conexin mental con el cuerpo. () Si Freud invent el modelo pulsional / estructural, tambin invent, al interior del psicoanlisis, la estrategia de acomodacin terica, y la tercera fase de su carrera se puede comprender mejor en trminos de estrategias de acomodacin (op. cit., p. 21-25).

    3. PREMISAS FUNDAMENTALES DEL MODELO PULSIONAL / ESTRUCTURAL Y SUS APLICACIONES. La unidad de estudio del psicoanlisis [freudiano] es el individuo, visto como entidad discreta. () La sociedad es impuesta en un individuo ya completo para su proteccin, pero al costo de renunciar a muchas de sus ms importantes metas personales. Es posible e incluso necesario hablar de una persona divorciada de su contexto interpersonal. () En trminos del modelo pulsional, los vnculos son secundarios; son contingentes respecto a la capacidad de otras personas para facilitar la descarga de las necesidades derivadas de la pulsin (op. cit., p. 44-46).

    4. PSICOANLISIS INTERPERSONAL. No fue sino hasta avanzada la dcada de 1930 que una amplia tradicin alternativa empez a emerger, derivada en parte de los defectos anteriores y rompiendo explcitamente con las premisas bsicas del modelo pulsional / estructural de Freud. () Las figuras claves de este movimiento -Harry Stack Sullivan, Erich Fromm, Karen Horney, Clara Thompson y Frieda Fromm-Reichmann- se conocan entre s y trabajaban juntos, y sus contribuciones individuales reflejan una considerable fertilizacin cruzada. Ellos comenzaron de un punto de partida comn: la conviccin de que la teora pulsional clsica estaba fundamentalmente equivocada en sus premisas bsicas concernientes a la motivacin humana, la naturaleza de la experiencia y las dificultades de la vida, y por tanto, que la teora pulsional provee un fundamento inadecuado y esencialmente desorientador para la teorizacin psicoanaltica y la tcnica clnica. Tambin compartan una creencia comn respecto a que la teora freudiana clsica restaba nfasis al vasto contexto social y cultural que debe figurar prominentemente en cualquier teora que pretenda dar cuenta de los orgenes, desarrollo y deformaciones de la personalidad. Este nfasis en las contribuciones culturales a la personalidad los separa de la otra gran fuente del modelo relacional / estructural, a saber, la escuela britnica de la teora de relaciones objetales. () [El psicoanlisis interpersonal] enfatiza la importancia de las relaciones personales y sociales con otros (). Comprende el contenido de las pasiones y conflictos no como derivados de la presin y regulacin de pulsiones, sino de configuraciones en tensin y constante movimiento compuestas de relaciones entre el s mismo y los otros, reales e imaginarios (op. cit., p. 79-80).

    5. LOS MODELOS COMPARADOS. La distincin entre el apuntalamiento pulsional / estructural de la teora freudiana y el apuntalamiento relacional / estructural de la teora sullivaniana concierne a los constituyentes bsicos de la experiencia; se trata de la diferencia entre una teora de la mente como

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    compuesta de derivados pulsionales y una teora de la mente como compuesta de configuraciones relacionales. La teora de Sullivan ha sido tambin comparada con la teora clsica sobre la base de la distincin entre un enfoque interpersonal versus uno intrapsquico. Esta distincin, importante por derecho propio, no est en un nivel paralelo, sino que est secundariamente relacionada a la distincin ms bsica entre los modelos pulsional / estructural y relacional / estructural. Mientras que esta ltima distincin concierne a los elementos constituyentes, la distincin entre teoras intrapsquica e interpersonal concierne al origen de aquellos elementos constituyentes de la experiencia y a la esfera predominante de exploracin de su funcionamiento (op. cit., p. 101).

    6. PARTE CUATRO: IMPLICANCIAS. DIAGNSTICO Y TCNICA: UNA DIVERGENCIA MS PROFUNDA. Ha habido dos grandes estrategias para reconciliar la primaca clnica de las relaciones objetales con la primaca terica de la pulsin. La estrategia de acomodacin intenta estirar el modelo pulsional original, asignando ms peso al rol de las relaciones tempranas con otros, a la vez que reteniendo la pulsin en su posicin motivacional central. La estrategia de alternativa radical sita a las relaciones con otros en el centro de la teora, construyendo un modelo que hace derivar toda motivacin, incluyendo los deseos sexuales y agresivos, de las vicisitudes de la bsqueda y conservacin de relacin. En este modelo, el concepto de pulsin es abandonado por completo. () [No obstante], hay un acuerdo fundamental entre todos los modelos psicoanalticos que nos lleva a sugerir una definicin para el elusivo trmino psicoanlisis. Cada uno de los tericos discutidos abraza una perspectiva dinmica de los procesos de la vida humana, considerando a nuestras vidas determinadas por el complejo interjuego de una variedad de fuerzas motivacionales que pueden operar de manera concordante o conflictiva. Cada uno cree en un concepto del inconsciente (), sosteniendo la idea de que muchos o la mayora de los motivos que nos mueven funcionan fuera de nuestra conciencia habitual. Cada uno cree que las maneras ms efectivas de estudiar al ser humano son por la va de la exploracin colaborativa e intensa que define la situacin psicoanaltica (op. cit., p. 379-382).

    7. LOS MODELOS: UNA DIVERGENCIA MS PROFUNDA. El modelo pulsional / estructural y el modelo relacional / estructural encarnan dos grandes tradiciones al interior de la filosofa occidental (). El modelo pulsional de la mente, as como el modelo estatal de libertad negativa [Hobbes], asumen como premisa fundamental que () la organizacin social es esencial para supervivencia, pero que se logra al precio de una renuncia instintiva masiva. . () La realizacin humana es pensada en un nivel individual, en la satisfaccin de deseos personales. El modelo relacional / estructural de la mente, as como el modelo estatal de libertad positiva [Rousseau, Marx] asumen como premisa fundamental que () la naturaleza misma del ser humano sita al individuo al interior de relaciones con otros, y es slo en estas relaciones donde el ser humano deviene en aquello que consideramos humano. El ser humano individual es inconcebible. () La mezcla de modelos es insostenible, porque las premisas subyacentes sobre las cuales se basan los dos modelos son fundamentalmente incompatibles. (op. cit., p. 402-403).

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    CONCEPTOS RELACIONALES EN PSICOANLISIS: UNA INTEGRACIN

    1. INTRODUCCIN. Empleo el trmino matriz relacional tratando de superar la desafortunada tendencia a dicotomizar algunos conceptos, por ejemplo los de las relaciones interpersonales y las objetales, o de lo interpersonal y lo intrapsquico, como si al considerar cualquiera de ellos por fuerza se negara o restara importancia a los otros. No creo que las interacciones interpersonales sean meramente la actuacin de un mundo (psicolgicamente ms fundamental) de relaciones o representaciones objetales internas; tampoco creo que la experiencia subjetiva sea slo el registro de las transacciones interpersonales reales. La interpretacin ms til de la realidad psicolgica es la de que opera dentro de una matriz de relaciones que abarca los terrenos intrapsquico e interpersonal. La mente opera con motivaciones que se refieren tanto a la autorregulacin como a la regulacin del campo de las relaciones. Igual que las Manos que se dibujan de Escher, los terrenos interpersonal e intrapsquico se crean, penetran el uno en el otro y se transforman de manera mutua, sutil y compleja (Mitchell, 1988, p. 20-21).

    2. Uno de los propsitos ms amplios de este libro es el de establecer una perspectiva panormica de los problemas de la teora y la tcnica psicoanalticas, perspectiva que ofrece una tercera opcin aparte del modelo pulsional y el modelo de la detencin del desarrollo. El modelo pulsional concede gran importancia al conflicto entre las defensas y los impulsos instintivos; despus, la teora estructural destaca la importancia del conflicto entre las entidades psquicas del ello, el yo y el supery. El modelo de la detencin del desarrollo resta importancia al conflicto para drsela a la expresin de las necesidades de desarrollo y de provisiones ambientales que se consideran imprescindibles para el crecimiento psicolgico. La tercera opcin () es la del modelo del conflicto relacional que, al igual que el modelo pulsional, considera que la pugna psicodinmica esencial de la experiencia humana implica conflictos entre fuertes deseos, anhelos y temores. Empero, como el modelo de la detencin del desarrollo, considera que los elementos bsicos de la mente son configuraciones de relaciones, no derivados pulsionales. En el modelo del conflicto relacional, los antagonistas de los conflictos psicodinmicos medulares son las configuraciones de las relaciones, las inevitables pasiones conflictivas que surgen en cualquier relacin y las exigencias contrarias, por fuerza incompatibles, de las diferentes relaciones e identificaciones significativas (op. cit., p. 21-22).

    3. PARTE I: LOS LMITES. LAS PULSIONES Y LA MATRIZ RELACIONAL. UN MODELO RELACIONAL INTEGRADO. Prefiero emplear el concepto de matriz relacional, pero no en un sentido motivacional estrecho y limitado, sino en un sentido amplio y paradigmtico que abarque la relacin innata (como los esquemas de reaccin de Bowlby y las preferencias y capacidades de percepcin de los recin nacidos), el propsito motivacional (como la bsqueda del objeto de Fairbairn y la pulsin de Klein hacia la reparacin) y los procesos interpersonales implcitos que intervienen en la autodefinicin (como el medio facilitador de Winnicott, y las relaciones entre el self y el objeto, de Kohut). La naturaleza social del hombre lo lleva a buscar muchas formas de relacin, familiaridad, seguridad, dependencia, fusin, proteccin, placer, validacin, conocimiento mutuo, etc. Qu dimensiones de la infinita variedad de relaciones humanas llegan a ser centrales dinmicamente y conflictivas para cualquier persona, depende fuertemente de las particularidades del contexto cultural y familiar y la constelacin especfica de talentos, sensibilidades y ritmos que el individuo descubre en s mismo dentro de ese contexto (op. cit., p. 78-79).

    4. PARTE II: LA SEXUALIDAD. LA TEORA DEL SEXO SIN PULSIN. LA METFORA DEL ANIMAL. El concepto de pulsin y la materializacin de la metfora del animal pueden emplearse como recurso para opacar la estructura y la calidad de nuestros propios esquemas de relaciones, y la manera en que nuestra sexualidad expresa o desafa las configuraciones relacionales. () La importancia de la sexualidad no disminuye cuando se considera dentro de un contexto interactivo y relacional; ms bien, su importancia se comprende mejor (op. cit., p. 146).

    5. PARTE III: EL INFANTILISMO. CONSECUENCIAS CLNICAS DE LA ORIENTACIN DEL DESARROLLO. LA DETENCIN DEL DESARROLLO Y EL CONFLICTO EN LAS TEORAS RELACIONALES. La teora de la pulsin, que en buena medida se basaba en la metfora del beb como algo animal,

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    colocaba el factor causal de la neurosis en la naturaleza inherente del nio, y los padres sencillamente le proporcionaban la materia prima para sus elaboraciones inevitables. La teora de la detencin del desarrollo, que en buen parte se apoya en la metfora del beb moderno, ha hecho oscilar demasiado al pndulo; considera que la neurosis constituye una parlisis del desarrollo y que durante la infancia se careci de ciertas experiencias y los padres presentaron fallas, todo lo cual predispuso la experiencia y la psicopatologa del adulto. () La perspectiva integrada de las relaciones y los conflictos permite tomar en cuenta la importancia decisiva del carcter de los padres, y al mismo tiempo considera que el analizando desempea un papel ms activo en su psicopatologa. No somos vctimas pasivas de la experiencia; ms bien creamos activamente y perpetuamos fielmente- los esquemas de los conflictos interactivos en un mundo de relaciones que, si no es seguro, por lo menos es conocido (op. cit., p. 201-202).

    6. PARTE IV: EL NARCISISMO. UN DELICADO EQUILIBRIO: EL JUEGO CLNICO DE LA ILUSIN. UN MODELO RELACIONAL INTEGRADO. Si el narcisismo se considera una defensa, est indicada una actitud activa e interpretativa; si se considera una forma fallida de la vida mental, est indicada una postura clida y receptiva. He afirmado que no es til considerar a las ilusiones narcisistas slo como la solucin defensiva ante una amenaza psquica interna, ni slo como un mero florecimiento de la vida mental infantil, sino sobre todo como una forma de interaccin y participacin con los dems. Desde este punto de vista, la ampulosidad y la idealizacin a veces tienen fines defensivos y a veces representan necesidades de desarrollo insatisfechas; pero cuando ocurren de manera estereotipada en la situacin analtica, su funcin medular es la de un subterfugio: son la invitacin a una forma particular de interaccin. Lo ms importante, como dijo Schwartz (1978, p. 8) es la peticin en la repeticin. () Cuando las ilusiones narcisistas se consideran defensivas, se destaca su papel en la conservacin del equilibrio interno y en las limitaciones del vivir. Cuando se considera que ayudan al crecimiento se destaca su papel potencial de enriquecer la experiencia del self. Los rasgos defensivos y constructivos de las ilusiones narcisistas pueden integrarse; ambos se enriquecen considerablemente cuando se perciben en el contexto de una matriz de relaciones, como medios interactivos para apegarse a personas significativas y como esquemas caractersticos de integracin personal (op. cit., p. 236; 268).

    7. PARTE V: LA CONTINUIDAD Y EL CAMBIO. EL PROBLEMA DEL ALBEDRO. El paciente est conectado de ciertas maneras, funciona dentro de un contexto ambiental, es el recipiente inevitable de las experiencias e influencias de terceras personas. Con todo, estas materias primas de la experiencia se conforman, ordenan y arreglan en una matriz de relaciones idiosincrtica, inevitablemente conflictiva. () Al adquirir una mayor conciencia de s mismo como el plan y como quien hace el plan, el analizando logra una experiencia ms rica de la vida (op. cit., p. 308-309). EL TELAR DE PENLOPE: LA PSICOPATOLOGA Y EL PROCESO ANALTICO. La infinita variedad de las psicopatologas refleja nuestro compromiso inconsciente con la estasis, nos quedamos incrustados en una profunda lealtad a lo conocido. () Mientras ms rgido es el contacto establecido con los padres, ms obligado est el hijo a elegir entre las formas limitadas de relacin o el aislamiento total, y ms influyen los residuos de estas relaciones. Empero, el apego conflictivo a las identificaciones con los objetos arcaicos es universal. La modificacin de estos vnculos es lo que constituye la base de la accin teraputica del proceso analtico. El que se analiza inevitablemente busca algo nuevo a la manera de antes. () El proceso analtico puede considerarse un ensanchamiento de la matriz relacional para permitirle al self nuevas experiencias en su relacin con los dems (). El papel de la relacin analtica es clave pare que se d este cambio (op. cit., p. 312; 317-318; 333; 344).

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    PPSSIICCOOAANNLLIISSIISS RREELLAACCIIOONNAALL YY PPEENNSSAAMMIIEENNTTOO DDIIAALLCCTTIICCOO - Esperanza y Temor en Psicoanlisis. (1993) - Influencia y Autonoma en Psicoanlisis. (1997)

    ESPERANZA Y TEMOR EN PSICOANLISIS

    1. INTRODUCCIN. LA TRADICIN ANALTICA EN NUESTROS TIEMPOS. Este libro est basado en la premisa de que el psicoanlisis ha cambiado desde los tiempos de Freud a los nuestros mucho ms radicalmente de lo que es generalmente reconocido. (...) En Relaciones Objetales en la Teora Psicoanaltica (1983), Jay Greenberg y yo sostuvimos que el psicoanlisis, en el curso de su desarrollo, se ha orientado y ha sido enriquecido por una dialctica entre dos modelos de la mente bsicos e irreconciliables: 1) un modelo pulsional, en el cual la mente es vista como construida a partir de impulsos sexuales y agresivos y sus derivados, y 2) un modelo relacional, en el cual la mente es vista como construida a partir de configuraciones interaccionales del self en relacin con otros. En Conceptos Relacionales en Psicoanlisis (1988), explor variadas tradiciones del modelo relacional en sus teorizaciones acerca de problemas y preocupaciones psicoanalticos fundamentales, y suger maneras por las cuales dichas tradiciones pueden ser desarrolladas e integradas en un modelo relacional comprehensivo, en lugar del modelo pulsional clsico. Este libro es una continuacin de ese proyecto. El hilo conductor central de Conceptos Relacionales en Psicoanlisis fue el concepto de la matriz relacional, una nocin metapsicolgica amplia (Mitchell, 1993, p. 7-9).

    2. Los hilos conductores centrales de este libro son las experiencias de esperanza y temor tanto en el analizando como en el analista, y las tensiones y reconciliaciones entre ambas a lo largo del proceso analtico. El psicoanlisis es un proceso que involucra, de la manera ms fundamental, las esperanzas y los temores de sus dos participantes (...); anhelos expectantes y optimistas, as como terrores atemorizantes y paralizantes. (...) Espero retratar el psicoanlisis como una operacin al interior de la compleja tensin generada por el encuentro profundamente personal entre analista y analizando, y entre las esperanzas y los temores de cada uno (op. cit., p. 9).

    3. Prestando una atenta consideracin a la naturaleza interactiva de la relacin analtica (...), demuestro que conceptos tales como deseos y necesidades, formalmente pensados como residiendo dentro del paciente y revelados por la va de las interpretaciones del analista, son mejor concebidos como co-creados y negociados en la interaccin entre el self y el otro. Esto requiere del examen de los propios deseos y necesidades del analista y de su interaccin con los del analizando. Exploro la manera en que se engranan dos conjuntos de esperanzas y temores, los del analizando y los del analista, y la manera en que sus tensiones y reconciliaciones se transforman en el medio por el cual tiene lugar lo esencial del cambio (op. cit., p. 10).

    4. LA SITUACIN ANALTICA. QU NECESITA EL PACIENTE? UNA REVOLUCIN EN LA TEORA. DEL MUNDO DE FREUD A NUESTRO MUNDO. [Para el psicoanlisis clsico] tanto las esperanzas como los temores que el paciente trae a la situacin analtica son revelados como basados en fantasas infantiles inconscientes, de ilusiones de un tipo o de otro. Las esperanzas derivan de impulsos infantiles por acceder a gratificaciones orales y anales, as como a triunfos edpicos. Los temores derivan de castigos fantaseados (particularmente castracin) por deseos prohibidos. Esperanzas y temores son transformados, a travs del proceso analtico, en comprensin racional. () La esperanza inspirada por el psicoanlisis en nuestro tiempo est fundado en el significado personal, no en el consenso racional. El puente que sostiene las conexiones con otros no est construido a partir una racionalidad que suplanta a la fantasa y a la imaginacin, sino de sentimientos experimentados como reales, autnticos y generados desde el interior -en lugar de impuestos externamente-, en relacin cercana con la fantasa y la imaginacin (op. cit., p. 15; 21).

    5. EL PROBLEMA DE LA ANALIZABILIDAD. Las voces revolucionarias que lideran la teorizacin acerca de lo que el paciente necesita, son a veces comprendidas como abogando por un giro en la comprensin de la accin teraputica del psicoanlisis, desde un nfasis en el insight como curativo hacia un nfasis en la relacin analtica como curativa. () Pero la revolucin ac delineada

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    conlleva un cambio que es a la vez ms sutil y ms abarcador, un cambio en la manera misma en que hemos llegado a pensar acerca de lo que significa la cura o un anlisis exitoso. En el mundo de Freud, la racionalidad -la capacidad para pensar con claridad y sin ilusin- era la mejor esperanza de conocimiento, progreso y felicidad para la humanidad. En nuestro mundo, la racionalidad puede todava ser nuestra mejor esperanza, pero sus ambiciones se han vuelto ms humildes, su brillo de algn modo se ha deslustrado. Ha tomado su lugar la bsqueda de un dominio seguro al interior del cual el analizando pueda buscar una experiencia personal autntica (op. cit., p. 39). QU CONOCE EL ANALISTA? UNA REVOLUCIN EN LA METATEORA. EL ESPECTRO DEL RELATIVISMO. La revolucionaria reexaminacin actual del fundamento del conocimiento psicoanaltico y de la autoridad del analista de ningn modo ha llevado a una anarqua terica o a un subjetivismo irreflexivo. Ms bien, hemos presenciado el desarrollo de una forma ordenada y disciplinada de teorizacin racional que toma en cuenta la participacin del analista (op. cit., p. 66).

    6. LAS DOS REVOLUCIONES JUNTAS. He delineado dos importantes desarrollos en la historia reciente de las ideas psicoanalticas. A nivel de la teora clnica, ha habido un marcado giro en el nfasis desde la clarificacin de y la renuncia a las fantasas infantiles, hacia la revitalizacin y elaboracin del sentido de significado personal del paciente. A nivel metaterico, ha habido una redefinicin fundamental de nuestra comprensin acerca de qu es la teorizacin psicoanaltica, desde una representacin y reflejo de la estructura subyacente de la mente del paciente, hacia una construccin o interpretacin de la experiencia del paciente (op. cit., p. 67).

    7. LA SITUACIN ANALTICA. LA DIALCTICA DE LA ESPERANZA. IMAGINACIN Y DIALCTICA DE LA ESPERANZA. Me parece ms til pensar en las esperanzas del paciente en anlisis, particularmente al comienzo, como ni puramente regresivas (en el sentido de la esperanza como asfixiando la posibilidad para el deseo) ni puramente progresiva (en el sentido que propone Balint de la esperanza como nuevo comienzo o la nocin de Winnicott de un proceso natural de autosanacin). Las esperanzas iniciales del paciente pueden ser comprendidas y usadas de muchas maneras diferentes. Como la mayor parte de la experiencia humana, son fundamentalmente ambiguas y proveen el potencial para muchos modos diferentes de organizacin. Lo que resulta ms teraputico es la habilidad del analista para encontrar oportunidades para un nuevo crecimiento anclado en las viejas esperanzas, ver en la esperanza del paciente una relacin dialctica entre lo familiar y esttico, por una parte, y la aoranza de algo ms cabal y gratificante, por otro (op. cit., p. 221).

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    INFLUENCIA Y AUTONOMA EN PSICOANLISIS

    1. PRLOGO: LA INTERACCIN Y EL PROBLEMA DE LA TCNICA. El concepto de tcnica en psicoanlisis es generalmente asociado con los tres pilares fundamentales de la ortodoxia americana clsica: neutralidad, anonimato y abstinencia. () Estos principios son generalmente comprendidos como requerimientos contra la participacin imprudente del analista en el proceso analtico. Advierten acerca de una restriccin: mantenerse calmo e imparcial; permanecer escondido; no gratificar. Con el amplio movimiento en direccin a una perspectiva didica e interactiva del proceso analtico, estos principios han perdido reputacin. Incluso en los recintos ms conservadores, estn siendo radicalmente transformados. Muchos de nosotros ahora consideramos que el analista est inevitable y fructferamente embebido en el proceso. Porque no hay donde esconderse, la gratificacin y el partidismo del analista, de una u otra forma, son inevitables. Con el desvanecimiento del modelo clsico, el concepto mismo de tcnica tambin ha cado en desprestigio. El nfasis ahora est puesto en la interaccin, el enactment, la espontaneidad, la mutualidad y la autenticidad; la tcnica se asocia con la ilusin anacrnica de que el analista puede permanecer fuera del proceso, por la va de mantener un comportamiento rgido y mecnico. En el entorno analtico actual, el trmino tcnica se ha vuelto casi una expresin de abuso. () La tcnica en psicoanlisis est asociada precisamente con el modelo cientificista e impersonal que imprimi la formacin de muchos de nosotros, que consideramos inadecuado y que hemos dejado atrs (Mitchell, 1997, p. ix-x).

    2. Dado que los principios clsicos de la tcnica estaban tan estrechamente ligados a restricciones en el potencial sobreinvolucramiento emocional y conductual del analista con el paciente, el desvanecimiento de estos principios ha estado acompaado por miedos de que ahora todo vale. () El miedo es que el abandono de principios tcnicos tales como la neutralidad, el anonimato y la abstinencia nos conducir () a un desenfreno irresponsable e imprudente. El hecho () es que el psicoanlisis es practicado hoy con tanta disciplina y responsabilidad como en los tiempos en que la teora clsica de la tcnica serva de marco. Pero en el psicoanlisis contemporneo, la disciplina, o la tcnica, operan de una manera diferente. El nfasis est puesto no en las conductas sino en el pensamiento riguroso, no en restricciones sino en el involucramiento emocional auto-reflexivo, no en la aplicacin de verdades generales sino en la participacin imaginativa. Esto sugiere una forma muy diferente de tcnica. La disciplina no est puesta en los procedimientos, sino en la sensibilidad con la cual participa el analista (op. cit., p. xi).

    3. INTRODUCCIN: DE LA HEREJA A LA TRANSFORMACIN. LA HEREJA DEL INTERACCIONISMO. Ha habido un aspecto largamente ignorado en el corazn del psicoanlisis clnico desde su misma concepcin (): su naturaleza interactiva, [que involucra] la importancia de la participacin del analista en el proceso analtico. () La naturaleza interactiva de la situacin analtica () ha sido dejada de lado () y calificada con palabras terrorficas: sugestin, apoyo, () ambientalista (). Y la ltima y final desestimacin: Esto no es psicoanlisis. Pero, como todo contenido mental suprimido y proyectado, la naturaleza interactiva de la relacin psicoanaltica contina retornando (op. cit., p. 2-3). OBJETIVIDAD CIENTFICA, IDENTIDAD NEGATIVA Y FRONTERAS. La desmentida de los componentes interactivos del proceso analtico ha servido a muchos importantes propsitos: ha mantenido la filosofa de los principios cientficos del siglo XIX a la que Freud estaba atado; ha sostenido la contraidentificacin con el hipnotismo respecto al cual el psicoanlisis se defini a s mismo tempranamente como disciplina; y ha permitido que los clnicos analticos preserven la ilusin de que es posible evitar el enmaraado lo emocional que emerge en la relacin analtica en la medida en que el proceso se compromete con los asuntos ms centrales y profundos del paciente (op. cit., p. 12).

    4. EL MITO DEL ANALISTA GENRICO. El mito del analista genrico es la estrategia central por medio de la cual la historia de las ideas psicoanalticas ha evitado una apreciacin de la naturaleza interactiva del proceso analtico. Si el proceso analtico pretende liberar el material previamente reprimido del paciente por medio de la interpretacin, las caractersticas personales, subjetividad e idiosincrasias del analista no deben importar. Los ideales de neutralidad, abstinencia y anonimato pilares de la tcnica clsica- refuerzan este mito haciendo parecer posible que el analista no est

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    realmente presente y visible. () Son los terapeutas no psicoanalticos quienes se vuelven visibles y se hacen conocer, no los verdaderos analistas. El ideal del analista genrico () hizo posible pensar en la buena tcnica analtica como estndar, esto es, como volviendo invisibles las caractersticas y dinmicas personales del analista (op. cit., p. 12-13).

    5. INTERACCIN HACIENDO FRENTE O ABORDANDO EL PROBLEMA? Dar cuenta de la interaccin desde el marco de una psicologa unipersonal es una contradiccin. () El marco de la psicologa de dos personas () sita a la interaccin en el centro de sus preocupaciones en lugar de la periferia. () La autonoma personal no es algo que anteceda a la interaccin con otros, sino una propiedad emergente de los procesos interaccionales; no es algo que pueda resguardarse de la influencia, sino algo que crece a travs de la influencia. En este sentido, el tipo de autonoma que vale la pena no es algo separable de la experiencia analtica y de la influencia del analista, sino una importante dimensin de la experiencia analtica (op. cit., p. 19-22).

    6. El analista inevitablemente tiene, y se esfuerza por tener, una profunda influencia en el paciente. () La influencia del analista es necesaria (). La autonoma del paciente no es algo que deba ser protegido de la influencia del paciente. () La contraparte de la habilidad para influir constructivamente es la capacidad de estar disponible a la influencia, de estar abierto a la transformacin por la va del impacto de un otro. () Los analistas suelen crecer () por medio de rendirse a la influencia de pacientes cuya experiencia de vida, talentos y recursos pueden ser diferentes de los suyos. As, la idea tradicional de la autonoma, redefinida como un emergente en lugar de una propiedad preexistente, puede ser reconciliada con una comprensin del proceso psicoanaltico como fundamentalmente didico, que requiere la transformacin de dos personas en su vnculo comprometido con el otro. Esta reconciliacin conlleva una profundizacin de nuestra comprensin de la relacin analtica y de sus duraderos efectos, que reconoce su naturaleza profundamente interactiva en lugar de desmentirla (op. cit., p. 25-26).

    7. GNERO Y ORIENTACIN SEXUAL EN LA ERA DEL POSTMODERNISMO: EL APRIETO DE LOS CLNICOS PERPLEJOS. La gua ms comn a los problemas de la influencia en la literatura analtica ha sido la neutralidad: mantente fuera de la influencia y deja que el paciente encuentre su propio camino. Esa gua ya dej de ser til. En la medida en que virtualmente todas las escuelas de pensamiento analtico contemporneas se han movido en direccin a una comprensin del psicoanlisis en trminos interaccionales, se considera ahora que el analista tiene un impacto considerable en el proceso, tanto de manera consciente como inconsciente, tanto de modo intencionado como no intencionado. () Las preferencias y valores propios del analista deben ser tomados en cuenta, reflexionados y sopesados (op. cit., p. 235).

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    SSIISSTTEEMMAATTIIZZAACCIINN DDEELL PPSSIICCOOAANNLLIISSIISS RREELLAACCIIOONNAALL - Freud y Ms All: Una Historia del Pensamiento Psicoanaltico. (1996; con M.B.) - Psicoanlisis Relacional: La Emergencia de una Tradicin. (1999; con L. Aron)

    FREUD Y MS ALL: UNA HISTORIA DEL PENSAMIENTO PSICOANALTICO

    1. PREFACIO. Responder a la pregunta Qu es el psicoanlisis? es ms complicado de lo que sera en otros casos a causa de cuatro grandes mitos sobre el psicoanlisis que han tenido gran acogida tanto en las esferas populares como en las acadmicas. Los mismos psicoanalistas han contribuido a perpetuar estas equvocas nociones. Primer mito: el psicoanlisis es en gran medida obra. () A partir de 1939, no ha habido ya ningn Freud al que adjudicar la competencia del verdadero pensamiento psicoanaltico. En consecuencia, se lo dej fluir en forma ms natural. Donde antes haba un nico canal, ahora hay muchos. Donde haba una nica tradicin, ahora hay ya mltiples escuelas, terminologas tcnicas y formas de prctica clnica. El psicoanlisis ya no es ms la obra de una nica persona (Mitchell & Black, 1995, p. 18-19).

    2. Segundo mito: tanto en su teora como en la prctica clnica, el psicoanlisis contemporneo es virtualmente lo mismo que en la poca de Freud. () Los principios tcnicos bsicos de Freud la neutralidad analtica, la frustracin sistemtica de los deseos del paciente, una regresin a una neurosis infantil- han sido reconceptualizados, revisados y transformados () por los clnicos actuales. La imagen popular del paciente aislado, recostado de espaldas, dedicndose a dejar volar sin fin su asociacin libre y entregndose a la autoridad superior del analista, ha evolucionado hacia versiones revisadas del tratamiento psicoanaltico que incluyen una flexibilidad tanto de la forma (en el divn o sentado) cuanto del proceso. Las mismas basan su impacto no en la presuncin de autoridad del analista, sino en el desarrollo de una bsqueda realizada en colaboracin por el analista y el analizando. Pero, con una comprensin ms profunda de la naturaleza subjetiva de la experiencia, el analista de hoy no presupone ingenuamente ser el rbitro de la realidad como tampoco el gua en un viaje emprendido en comn (op. cit., p. 19).

    3. Tercer mito: el psicoanlisis ha pasado de moda. Este mito se basa en una verdad parcial. Realmente, el psicoanlisis freudiano clsico est pasando de moda. Esto se debe a que el psicoanlisis ortodoxo no es de nuestro tiempo: sus mtodos y su comprensin fueron configurados hace casi cien aos. As como el mundo en torno al psicoanlisis ha cambiado, l mismo ha cambiado en cuanto a los marcos en los que se aplica, a las formas en las que se lo practica y a las comprensiones que genera. () Las preocupaciones dominantes que se presentan en la literatura psicoanaltica contempornea y en la prctica analtica actual -la naturaleza de la subjetividad, la creacin de sentido y la creatividad personal, la insercin del sujeto en el contexto cultural, lingstico e histrico- son, de hecho, las preocupaciones predominantes de nuestro tiempo (op. cit., p. 21-25).

    4. Cuarto mito: el psicoanlisis es un culto esotrico que requiere tanto una conversin cuanto aos de estudio. () Las ltimas dos dcadas han sido testigo de una revolucin social en la prctica y el entrenamiento del psicoanlisis en Estados Unidos. Nunca antes haban proliferado y florecido en tantas ciudades institutos que formaran psiclogos y trabajadores sociales cuyo currculum no estuviese limitado por la poltica de lealtad a Freud o por el modelo mdico. Tales institutos ensean en forma ms directa y abierta la vigorizadora introduccin en las ideas de escritores ms contemporneos en las exploraciones conceptuales y en la prctica clnica del psicoanlisis. Un juicio por restriccin de actividad comercial iniciado con xito contra la Asociacin Psicoanaltica Americana, dominada por mdicos, logr imponer que los institutos formalmente mdicos se abrieran a profesionales de formacin no mdica. Todo esto ha comenzado a revertir el tradicional elitismo y artificial oscurantismo del estilo literario psicoanaltico. El psicoanlisis se encuentra en proceso de modernizacin: es preciso que sus ideas se hagan accesibles a todos lo que estn interesados en l (op. cit., p. 25-26).

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    5. CONTROVERSIAS EN LA TCNICA. PASADO O PRESENTE. En los ltimos aos ha ido ganando creciente relieve un enfoque alternativo del proceso analtico y de la transferencia centrado en la interaccin. En lugar de considerar la situacin analtica solamente como un teatro para representar el pasado (a travs del presente), el modelo centrado en la interaccin coloca al paciente en un compromiso igualmente firme con el presente. () En el enfoque contemporneo basado en la interaccin se supone que el paciente vive en el presente de acuerdo a estrategias que ha aprendido en el pasado. (op. cit., p. 363-365).

    6. INTERPRETACIN O RELACIN. TRANSFORMACIONES EN LA RELACIN ANALTICA. Lo curativo en la relacin analtica es el hecho de que el analista ofrece cierta forma de sensibilidad parental bsica cuya ausencia el paciente ha padecido en una fase ms temprana. () El analista () est siempre (legtimamente) preocupado en no traumatizar de nuevo al paciente. () Lo curativo en la relacin analtica, lo que se internalizar de una forma liberadora, es precisamente la capacidad para una honestidad y compromiso ms autntico (op. cit., p. 370-372).

    7. CONTRATRANSFERENCIA. [En el] marco bipersonal dentro del cual opera la mayor parte del pensamiento terico analtico contemporneo () la contratransferencia es una herramienta valiosa. () La experiencia del analista es de gran relevancia para lo que l y el paciente estn luchando por entender. Por eso, la discusin contempornea acerca de la revelacin de los sentimientos del analista refleja nuevas preocupaciones y niveles de complejidad. Una preocupacin comn es que el centro focal siga siendo siempre la experiencia del paciente, no la del analista. () Los analistas que ha adoptado un estilo ms expresivo y abiertamente interactivo tienden a enfatizar que el desarrollo, por parte del paciente de una nueva relacin objetal con el analista es una condicin necesaria para abandonar la antigua relacin de tipo transferencial. Mientras que Strachey pensaba que, para llegar a ser un nuevo objeto, el analista slo necesita hacer interpretaciones, muchos analistas piensan ahora que, a menudo, el analista necesita hacer algo en forma ms activa y directamente comprometedora para lograr que su presencia sea ms palpable y su implicacin emocional ms efectiva (op. cit., p. 376-384).

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    PSICOANLISIS RELACIONAL: LA EMERGENCIA DE UNA TRADICIN

    1. PREFACIO. UNA TRADICIN RELACIONAL. A lo largo de las ltimas dos dcadas, una tradicin nueva y distintiva, generalmente asociada con el trmino psicoanlisis relacional ha emergido al interior del psicoanlisis americano, a travs de la convergencia de una serie de importantes factores. El psicoanlisis interpersonal haba tenido una presencia amplia e invisible en la escena del psicoanlisis americano por varias dcadas. Sus principales fundadores tericos, Harry Stack Sullivan, Erich Fromm y Clara Thompson, hicieron importantes contribuciones durante los aos treinta y cuarenta. () Pero los tericos interpersonales, en su viraje dialctico lejos de la teora intrapsquica clsica, tendi a restar nfasis al mundo interno y a las estructuras psquicas internas. Este cambio de nfasis volvi al psicoanlisis interpersonal fcil de desechar por parte de formas ms tradicionales de pensamiento psicoanaltico. Aunque la teora interpersonal contena dentro de s las semillas de una teorizacin de lo intrapsquico diferente del modelo estructural freudiano basado en la teora pulsional, esas semillas tenan todava que germinar (Mitchell, 1999, p. x).

    2. La teora de relaciones objetales haba empezado a tener presencia en los Estados Unidos en los aos setenta, con la popularizacin de las contribuciones de Fairbain realizada por Guntrip y el impacto creciente del trabajo de Winnicott. La teora de Klein era todava estigmatizada en ese tiempo, marcada como anatema [objeto maldito] por la americana psicologa freudiana del yo; pero algunos de los principales conceptos de Klein estaban empezando a encontrar aqu una audiencia interesada. El trabajo de Bowlby haba tambin comenzado a tener impacto, engendrando lo que llegara a ser una tradicin investigativa destacable y altamente influyente., pero no dentro del propio psicoanlisis. La teora de relaciones objetales, en ese entonces, pareca ser un puado de innovaciones tericas no relacionadas entre s. Aunque salidas de la teorizacin intrapsquica freudiana, tenan implicaciones para enfatizar las relaciones actuales con otros significativos. Fue en los tardos setentas cuando el trabajo de Kohut sobre el narcisismo (1977, 1984) rompi con la psicologa del yo americana que haba alojado sus inicios y se ampli hacia la propia psicologa del self. La psicologa del self tuvo una poderosa presencia dentro del psicoanlisis americano (op. cit., p. x-xi).

    3. Finalmente, fue en los tardos setenta y en los tempranos ochenta cuando una distintiva rama americana del feminismo psicoanaltico empez a hacer sentir su presencia. Dado que el feminismo, como el psicoanlisis, ha tratado centralmente con asuntos de sexo y gnero, y porque sexo y gnero estn relacionados tan estrechamente con fuerzas sociales de diversos tipos, la rama del feminismo que se ha desarrollado en una localidad cualquiera tiende () a reflejar una casta fuertemente nacional o cultural. () Este grupo [de Nancy Chodorow a Jessica Benjamin] ha liderado el camino hacia un feminismo psicoanaltico y un psicoanlisis feminista distintivamente americanos, influidos conjuntamente por las tradiciones relacionales y por un compromiso profundo con la crtica social (op. cit., p. xi).

    4. Fue a partir de esta rica mezcla de influencias [psicoanlisis interpersonal, teora de las relaciones objetales, psicologa del self y feminismo psicoanaltico] que se desarroll el psicoanlisis relacional. Greenberg & Mitchell (1983) usaron intencionadamente el trmino relacional para tender un puente sobre las tradiciones de las relaciones interpersonales, tal como fueron desarrolladas dentro del psicoanlisis interpersonal, y las relaciones objetales, tal como fueron desarrolladas al interior de la teorizacin britnica contempornea. Pero el trmino creci y empez a atraer hacia s muchas otras influencias y desarrollos: avances posteriores de la psicologa del self, particularmente la teora intersubjetiva; el constructivismo social en sus variadas formas; ciertas corrientes dentro de las hermenuticas psicoanalticas contemporneas; desarrollos ms recientes en teora de gnero; las importantes contribuciones de Merton Gill sobre la centralidad de la interaccin transferencia-contratransferencia; y, con la traduccin inglesa en 1988 de su Diario Clnico, el legado redescubierto de Sndor Ferenczi (op. cit., p. xii-xii).

    5. PSICOANLISIS RELACIONAL Y TEORA CLSICA. Un modelo relacional en psicoanlisis [es] fundamentalmente alternativo a la teora pulsional clsica. () El rasgo ms significativo de la emergencia del modelo relacional [es el hecho de que] los conceptos relacionales no proveen

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    comprensiones de fenmenos diferentes de aquellos explorados por el modelo pulsional-defensivo; los conceptos relacionales proveen comprensiones alternativas de los mismos fenmenos. () La tradicin relacional ha generado nuevas comprensiones de precisamente aquellos fenmenos que los tericos pulsionales han considerado como fundacionales: el cuerpo, la sexualidad, el placer, la agresin, lo constitucional, las asociaciones libres del paciente. En nuestra mirada, posicionar los desarrollos relacionales como aditivos en lugar de alternativos hace perder el punto central. () La sexualidad y la agresin adquieren significado en contextos relacionales (op. cit., p. xiii- xiv; xvi).

    6. PSICOANLISIS RELACIONAL Y CONSTRUCTIVISMO. Hay muchos tipos diferentes de constructivismo (as como hay muchas formas de su pariente cercano, el post-modernismo), algunos ms radicales que otros (). El pensamiento relacional y algunas formas de constructivismo han sido estrechamente hermanados; ambos fueron prefigurados en las contribuciones formativas de Sullivan. Sullivan argumentaba que la mente acontece en lo que l llamaba patrones yo-t, un precursor de formulaciones posteriores de las configuraciones relacionales. l tambin retrat al analista como un observador-participante, un precursor de consideraciones constructivistas contemporneas acerca del analista embebido en una matriz transferencial-contratransferencial. El principio bsico subyacente en ambos aspectos del pensamiento de Sullivan es la idea de que la mente siempre emerge y se desarrolla contextualmente, en campos interpersonales (op. cit., p. xiv; xv).

    7. La poderosa afirmacin de Winnicott (1960), No hay tal cosa como un infante slo la unidad nio-infante (), fue una afirmacin dramtica de lo que podramos denominar relacionalidad en trminos evolutivos. Pero esta comprensin es tambin extensible a la relacin analtica como tal, en torno a la cual podramos decir, No hay tal cosa como paciente ni como analista slo la unidad paciente-analista. La experiencia del paciente sobre el analista y la experiencia del analista acerca del paciente son construidas entre ambos. As, la relacionalidad adquiere rpidamente la tonalidad del constructivismo, una forma particularmente psicoanaltica de constructivismo. () Los analistas relacionales, al hablar de una psicologa de dos personas, nunca han intentado negar que hay dos individuos distintos. () Las propiedades emergentes de la dada existen en relacin dialctica con las subjetividades individuales del paciente y del analista (op. cit., p. xv).

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    RREELLAACCIIOONNAALLIIDDAADD YY AAMMOORR EENN PPSSIICCOOAANNLLIISSIISS - Relacionalidad: del Apego a la Intersubjetividad. (2000) - Puede Durar el Amor? El Destino del Romance en el Tiempo. (2002, pstumo)

    RELACIONALIDAD: DEL APEGO A LA INTERSUBJETIVIDAD

    1. PREFACIO. Los seres humanos () no nos encontramos en aislamiento, no somos posibles en aislamiento. Las mentes humanas son fundamentalmente fenmenos sociales que se vuelven () secundariamente elaboradas por individuos. () Los seres humanos devienen seres humanos por medio del apego a y la internalizacin de sus cuidadores y de la cultura particular que ellos encarnan. () El psicoanlisis siempre ha tenido como preocupacin central las relaciones humanas. () De igual modo, el proceso clnico del psicoanlisis ha sido siempre fundamentalmente relacional. () Aun cuando la relacionalidad fue sobresaliente en psicoanlisis desde su mismo comienzo, tanto en la teora como en la prctica clnica, hubo largos tramos en la historia de las ideas psicoanalticas en los cuales la relacionalidad humana no fue directamente estudiada ni teorizada. () Durante las ltimas dcadas hemos sido testigos de lo que puede ser considerado un giro relacional en psicoanlisis, en el cual la mente ha pasado de manera creciente a ser estudiada ms fundamental y directamente- en trminos de configuraciones s mismo-otro, tanto a nivel intrapsquico como interpersonal, en el presente y en el pasado, en la actualidad y en la fantasa. () Al interior de la mayora de las escuelas tericas de pensamiento analtico, ha habido un giro marcado hacia conceptos relacionales (Mitchell, 2000, p. ix-xiv).

    2. En la teora de la tcnica clnica, los conceptos relacionales tambin han estado crecientemente en evidencia. Los principios clsicos tradicionales de neutralidad, abstinencia y anonimato, fabricados para proteger la integridad del paciente en tanto sistema unipersonal gondico, en general han sido ya sea abandonados o reformulados en trminos ms blandos y menos impersonales, enfatizando los aspectos contenedores o sostenedores del campo paciente-analista. Los trminos interaccin, intersubjetivo y enactment se han convertido virtualmente en la jerga de moda que permea la literatura analtica, desde las revistas ms tradicionales y establecidas hasta las ms recientes e innovadoras. Y el estudio de la variedad de interacciones paciente-analista, asociadas de manera variable con los trminos contratransferencia, enactment e identificacin proyectiva, se ha vuelto, quizs, el foco dominante de los artculos y libros recientes sobre tcnica analtica (op. cit., p. xiv).

    3. Existe una confusin considerable, sin embargo, acerca de la relacin entre estos diferentes conceptos y lneas de pensamiento interaccionales: qu tienen en comn entre ellos? () El marco de trabajo que empleo est basado en la premisa de que las mentes humanas interactan entre s de muchas maneras diferentes, y que la variedad de conceptos relacionales que permean la literatura analtica reciente se puede comprender mejor no como representando teoras competitivas, sino como abordando dimensiones diferentes y entrelazadas de la relacionalidad (op. cit., p. xiv-xv).

    4. NIVELES DE ORGANIZACIN. UNA JERARQUA INTERACCIONAL. Propondr cuatro dimensiones interaccionales, cuatro modos bsicos a travs de los cuales opera la relacionalidad. () Los modos que estoy distinguiendo y delineando aumentan, progresivamente, en grados de sofisticacin organizacional. El Modo 1 [Conducta de Apego] concierne a lo que las personas en efecto hacen entre s, estos es, a la conducta pre-simblica y no reflexiva, a las maneras en que los campos relacionales son organizados en torno a la influencia recproca y a la regulacin mutua. El Modo 2 [Experiencia Afectiva] es la experiencia compartida de afecto intenso a travs de fronteras permeables. El Modo 3 [Patrn Relacional] es la experiencia organizada en configuraciones s mismo-otro. El Modo 4 [Relacin Intersubjetiva] es la intersubjetividad, el reconocimiento mutuo entre personas agentes y auto-reflexivas. Diferentes autores relacionales tienden a poner nfasis, a colocar sus centros de gravedad conceptuales, en una u otra de estas dimensiones. () El marco de trabajo relacional sugerido () es ofrecido como un aparato heurstico o herramienta de investigacin para localizar, yuxtaponer e integrar diferentes formas de exploracin de diferentes dimensiones de la relacionalidad. () Es til para una sntesis crtica de conceptos relacionales, para

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    analizar las implicaciones clnicas de la interaccin al interior de la situacin analtica, y para explorar algunas de las elecciones que realizan diariamente los clnicos en torno a qu decir o no decir acerca de lo que estn sintiendo y de lo que estn haciendo (op. cit., p. 58-59).

    5. As, por ejemplo, Bowlby se interes principalmente por la conducta: lo que madres y nios realmente hacen entre s. Ciertamente, tambin le preocupaba el afecto, las configuraciones s mismo-otro y la intersubjetividad, pero estos eran derivados de lo que consideraba como los patrones conductuales de apego instintivos y fundamentales. [Daniel Stern se interes principalmente por la experiencia emocional implcita de los momentos de encuentro en psicoterapia y en la vida cotidiana, sin desconocer las otras modalidades de la relacionalidad.] Fairbairn se interes principalmente en las configuraciones s mismo-otro: egos libidinales y antilibidinales en relacin con objetos. l tambin tena bastante que decir acerca de conductas, afectos e intersubjetividad, pero estos eran comprendidos como derivados de las relaciones objetales internas subyacentes. Benjamin est principalmente interesada en la intersubjetividad: el desarrollo de un sentido del s mismo como sujeto personal y agente en relacin con otros sujetos personales y agentes. Tambin le concierne las conductas, los afectos y las configuraciones s mismo-otro, pero contextualiza estas otras dimensiones en una trayectoria por medio de la cual la intersubjetividad emerge (op. cit., p. 59).

    6. INTERSUBJETIVIDAD. ENTRE LA EXPRESIVIDAD Y LA RESTRICCIN EN LA RELACIN ANALTICA. Uno de los componentes ms impactantes de la literatura postclsica es que ha sido a veces dramticamente emancipatoria en su tono. Esto, en contraste con la teora clsica de la tcnica, que con sus prcticas antispticas, fue fundamentalmente prohibitiva. El analista en formacin en la era clsica era bien preparado para una actitud de restriccin general y ubicua. La neutralidad, el anonimato y la abstinencia son todos esencialmente principios negativos describen lo que no hay que hacer. Ante la duda, no respondas, no hables, no te expreses, no autodeveles. El silencio y la planura emocional son seguros. Uno de los componentes ms dramticos de la literatura postclsica del ltimo par de dcadas ha sido un sentimiento de liberacin. Mira lo que hice y lo til que fue: autodevelamiento, un amplio surtido de rupturas del as llamado marco, y un compromiso emocional profundo con el paciente. () As, con frecuencia la primera reaccin a artculos relacionales innovadores que incluyen el autodevelamiento de material personal a veces es Eso fue muy valiente de tu parte (op. cit., p. 126).

    7. Esta caracterstica del modo en el cual la literatura postclsica ha sido a veces comprendida ha hecho fcil para las crticas ms conservadoras encender la voz de alarma respecto a que, con el abandono de los principios clsicos, todo vale. Los clnicos de orientacin relacional son no pocas veces retratados como analistas salvajes, que dicen y hacen cualquier cosa que se les ocurra de manera desatada. Esta crtica es entendible, pero infundada. En mi experiencia, los clnicos relacionales tienden a ser bastante reflexivos, muy cuidadosos, y provistos de una gran medida de restriccin en su labor. Y una lectura cuidadosa de la literatura relacional sugiere un nfasis considerable en la auto-reflexin disciplinada, o lo que Hoffman llama ritual, como soporte para la espontaneidad (op. cit., p. 127).

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    PUEDE DURAR EL AMOR? EL DESTINO DEL ROMANCE EN EL TIEMPO

    1. INTRODUCCIN. El psicoanlisis contemporneo es muy diferente al psicoanlisis clsico del pasado. () Freud nunca es tomado como la ltima palabra, aunque es a veces tomado como la primera palabra. () El amor romntico no es un fenmeno puramente natural. () Aunque ciertamente usa y se apuntala en procesos corporales y biolgicos, el amor es una construccin compleja, tanto de una cultura histrica particular como del amante individual () El esfuerzo por comprender lo que est involucrado en la experiencia y conservacin del romance nos conduce a una maraa de asuntos y dialcticas que conciernen a la fantasa y la actualidad, la similaridad y la otredad, cuerpos y emociones, amor y odio, lo controlado y lo incontrolable, padecimiento y culpa, seguridad y riesgo. El romance [amor y pasin] es una condicin frgil y en riesgo permanente. El romance pareciera un estado simple y natural. Pero el romance y su lugar en nuestras mentes y vidas son para nada simples (Mitchell, 2002, p. 28-29; 132).

    2. SEGURIDAD Y AVENTURA. CONSTRUYENDO SEGURIDAD Y DESEO. Porque estamos siempre cambiando, el amor nunca permanece igual. Y por consiguiente el amor romntico es, por su misma naturaleza, desestabilizador. Nos vuelve insatisfechos con lo que ya tenemos, por la va de apuntarnos siempre hacia algo que no tenemos, o no tenemos suficientemente, o no tenemos con suficiente seguridad. () Cada una de las grandes dimensiones de la pasin romntica sexualidad, idealizacin y agresin- socava nuestra seguridad y sentimiento de ser (). Esa misma desestabilizacin eleva la apuesta y vuelve al amor romntico peligroso y significativo (op. cit., p. 57).

    3. LAS EXTRAAS VUELTAS DE LA SEXUALIDAD. LA RESBALOSAS LADERAS DE LA PASIN. El amor y el deseo son difciles de sostener en la misma relacin (). Nos orientan hacia metas muy diferentes. El amor busca el control, la estabilidad, la continuidad, la certeza. El deseo busca la entrega, la aventura, la novedad, lo desconocido. En el amor buscamos los puntos de apego, de ancla, algo en lo cual sepamos que podemos contar. En el deseo buscamos las piezas faltantes y desconocidas de nosotros mismos, as como algo ms all de nosotros, fuera de los bordes de nuestro propio reconocimiento, algo que bajo condiciones ordinarias protegemos con fiereza. () Sostener la tensin inestable del romance y recobrar estados de romanticismo a lo largo del tiempo en la misma relacin, requiere [renunciar a] controlar estas experiencias y a los otros que las inspiran. () En la dialctica del erotismo que constituye la extraa vuelta de nuestra sexualidad, nuestro viaje en la otredad del otro suele sorprendernos con aspectos desconocidos de nosotros mismos, y nuestra exploracin de nuestra interioridad, de la inefable privacidad de nuestro ser, suele sorprendernos con la presencia de otros (op. cit., p. 91-92).

    4. IDEALIZACIN, FANTASA E ILUSIONES. FANTASA Y EROTISMO. La pasin surge en la tensin entre realidad y fantasa. () La idealizacin es desestabilizadora: hace cambiar nuestros valores, nuestras prioridades, nuestros propsitos; socava el enfoque utilitario hacia las realidades prcticas que requieren nuestras vidas la mayor parte del tiempo. Cayendo [del anglicismo falling in love, cuya traduccin literal es cayendo en el amor] no es una manera viable de vivir, y por tanto nos decimos a nosotros mismos que la transicin desde caer en el amor a estar enamorado [being in love] o a un ms sobrio me gusta, representa una disipacin de la fantasa, un aterrizaje en tierra slida. Tratamos de mantener nuestros pasos seguros degradando la idealizacin en trminos de mera ilusin intoxicante; ahora somos ms sabios y conocemos mejor las cosas. Sin embargo, no es en absoluto claro que la tierra slida que perpetuamente buscamos sea ms real que la idealizacin que inspira la pasin. Sirven, ms bien, a diferentes propsitos (op. cit., p. 116-118).

    5. LA AGRESIN Y EL PELIGRO DEL DESEO. El romance es frgil porque los seres humanos somos naturalmente agresivos: la contaminacin del amor por el odio es inevitable. () Un amor que ha sobrevivido a la agresin episdica tiene una profundidad y una resiliencia que no se obtiene por ninguna otra va. Dados los profundos riesgos del amor, el odio es su compaero inevitable, y paradjicamente- la sobrevivencia del romance depende no de la habilidad en evitar la agresin, sino de la capacidad para contenerlo junto al amor. Observamos que las inhibiciones en odiar a un potencial objeto de deseo pueden servir como obstculo para el desarrollo de la pasin romntica

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    (op. cit., p. 120). DESEO, DEPENDENCIA Y AGRESIN. Construir la pasin romntica de un modo que admita sus riesgos y su fragilidad requiere aceptar la dependencia y la agresin que son sus necesarios compaeros (op. cit., p. 140). ESTRATEGIAS DE CONTROL. El amor es necesariamente peligroso, porque genera esperanza, aoranza y dependencia, y porque la esperanza, la aoranza y la dependencia siempre exponen al riesgo de la humillacin. La agresin es la sombra del amor, un acompaante inextricable y un constituyente necesario de la pasin romntica. La degradacin del romance no se debe a la contaminacin del amor por la agresin, sino a la inhabilidad para sostener la necesaria tensin entre ellos. () La capacidad para amar a lo largo del tiempo conlleva la capacidad para tolerar y reparar el odio (op. cit., p. 120-144).

    6. CULPA Y AUTOCOMPASIN. Ninguna narrativa romntica, si pretende evitar degenerar en un cuento de hadas (y vivieron juntos para siempre), es sin pena, dolor y prdida. () En las narrativas del romance y los reportes de los propios destinos en el amor, la auto-compasin toma la forma de la victimizacin: Ella me hizo mal es el tema central. La auto-compasin organiza historias de relaciones tanto pasadas como presentes: amores en lo cuales uno ha sido traicionado o abandonado, y relaciones presentes en las cuales uno vive con un permanente sentimiento de desilusin y renuncia. En otras narrativas del romance, la culpa sugiere una traicin no del otro sino de uno mismo: Fui un tonto es el tema central. La culpa suele organizar historias de relaciones pasadas: la infidelidad de uno mismo o la falta de devocin condujo a que el propio amor verdadero se esfumara. Y la culpa suele organizar historias de relaciones presentes: uno vive con un perpetuo sentimiento de no ser merecedor o ser indigno de un amor que est a la mano pero no puede ser disfrutado (op. cit., p. 146-147).

    7. CONTROL Y COMPROMISO EN EL AMOR ROMNTICO. CASTILLOS DE ARENA PARA DOS. En materias de amor, es posible hacer y mantener compromisos ms profundos y autnticos slo teniendo conciencia del cambio y la transformacin que ocurren fuera de nuestro control agente. Los compromisos romnticos en el amor implican no una devocin a lo esttico sino una dedicacin al proceso de cara a la incertidumbre. La pasin genuina, en contraste con sus formas degradadas, no est escindida del anhelo por seguridad y predictibilidad, sino que est en relacin dialctica continua con ese anhelo. Para que el involucramiento romntico permanezca vital y robusto en el tiempo, es crucial que el compromiso no sea tan rgido como para hacer caso omiso de la espontaneidad, y que la espontaneidad no sea tan rgida como para excluir el compromiso (op. cit., p. 199).

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    IIDDEEAASS PPRRIINNCCIIPPAALLEESS

    I) PRINCIPIOS DEL PSICOANLISIS RELACIONAL

    - Relaciones Objetales en la Teora Psicoanaltica. (1983, con J. Greenberg). El conjunto de teoras psicoanalticas se pueden dividir en dos grandes grupos: el modelo pulsional clsico y el modelo relacional actual.

    - Conceptos Relacionales en Psicoanlisis: Una Integracin. (1988). El modelo relacional ofrece una comprensin alternativa de problemas clsicos como la sexualidad, la infancia, la fantasa y el cambio.

    II) PSICOANLISIS RELACIONAL Y PENSAMIENTO DIALCTICO

    - Esperanza y Temor en Psicoanlisis. (1993). La psicoterapia es una experiencia relacional donde la esperanza y el temor compartidos se encuentran en tensin dialctica.

    - Influencia y Autonoma en Psicoanlisis. (1997). El cambio teraputico es el logro de autonoma va influencia mutua, dilogo y participacin autntica del terapeuta como persona.

    III) SISTEMATIZACIN DEL PSICOANLISIS RELACIONAL

    - Freud y Ms All: Una Historia del Pensamiento Psicoanaltico. (1996; con M. B.). El psicoanlisis actual difiere de la teora pulsional y de la prctica neutral freudiana.

    - Psicoanlisis Relacional: La Emergencia de una Tradicin. (1999; co-ed. con L. Aron). El psicoanlisis relacional es una tradicin que emerge del cambio de paradigma que deja atrs el modelo clsico pulsional y neutral.

    IV) RELACIONALIDAD Y AMOR EN PSICOANLISIS

    - Relacionalidad: del Apego a la Intersubjetividad. (2000). Del apego a la intersubjetividad, el psicoanlisis actual remite a la relacionalidad como dimensin fundamental de lo humano.

    - Puede Durar el Amor? El Destino del Romance en el Tiempo. (2002, pstumo). El amor y romance de pareja es frgil: supone sostener la dialctica entre amor y pasin, seguridad y aventura, realidad y fantasa.

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    SSNNTTEESSIISS

    El conjunto aparentemente disperso de teoras psicoanalticas se puede dividir en

    dos grandes grupos: el modelo pulsional clsico y el modelo relacional actual. El

    psicoanlisis relacional es una tradicin que emerge del cambio de paradigma que deja

    atrs el modelo freudiano clsico, su teora pulsional y su prctica presuntamente neutral.

    El psicoanlisis actual difiere de la teora pulsional y del supuesto freudiano de

    neutralidad, remitiendo a la relacionalidad (del apego a la intersubjetividad) como

    dimensin fundamental de lo humano. As, el modelo relacional ofrece una comprensin

    alternativa de problemas clsicos como la sexualidad, la infancia, la fantasa y el cambio.

    Un aspecto central del psicoanlisis relacional es el pensamiento dialctico, a saber,

    la consideracin de la tensin entre dimensiones opuestas de la experiencia. En la vida

    cotidiana, por ejemplo, la durabilidad del amor y del romance de pareja supone sostener la

    dialctica entre amor y pasin, seguridad y aventura, realidad y fantasa.

    En el horizonte clnico, la psicoterapia es concebida por el modelo relacional como

    una experiencia bipersonal donde se pone en juego una dialctica entre influencia y

    autonoma, esperanza y temor, continuidad y cambio. En efecto, el cambio teraputico

    aparece como el logro de autonoma por la va de la influencia mutua, el dilogo

    interaccional y la participacin autntica del terapeuta como persona.

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    RREEFFEERREENNCCIIAASS BBiibblliiooggrrffiiccaass

    Greenberg, J.; Mitchell, S. (1983). Object relations in psychoanalytic theory. Cambridge: Harvard University Press.

    Mitchell, S. (1988). Conceptos relacionales en psicoanlisis. Una integracin. [Traduccin de 1993]. Mxico, D.F.: Siglo XXI Editores.

    Mitchell, S. (1993). Hope and dread in psychoanalysis. New York: Basic Books.

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    Mitchell, S. (1997). Influence and autonomy in psychoanalysis. New Jersey: The Analytic Press (Relational Perspectives Book Series).

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