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GUENON La Esfinge-Escritos en La France Antimaçonnique

Date post: 25-Dec-2015
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GUENON La Esfinge-Escritos en La France Antimaçonnique
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ESCRITOS EN LA FRANCE ANTIMAÇONNIQUE LA ESFINGE (LE SPHINX)
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ESCRITOS EN LA FRANCE

ANTIMAÇONNIQUE

LA ESFINGE

(LE SPHINX)

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Escritos en La France

Antimaçonnique atribuidos a RENÉ

GUÉNON

Escritos de LA ESFINGE (LE SPHINX) publicados en «La France

Chrétienne» (1909), convertida en «La France Chrétienne antimaçonnique» (junio de 1910) y después en «La France

Antimaçonnique» (1911-1914).

“Cada vez que me he servido así de otras firmas, ha habido para ello razones

especiales, y eso no debe ser atribuido a R. G., no siendo tales firmas simplemente ‘pseudónimos’ a la manera literaria, sino que representan, si así puede decirse,

‘entidades’ realmente distintas”

Carta de René Guénon a Luc Benoist del 17 de junio de 1934

ÍNDICE

-Una Vertiente poco conocida de la Obra de Dante (no firmado). En La France Antimaçonnique, el 5 de octubre de 1911.

-La Iniciación Masónica del H∴ Bonaparte. En La France Antimaçonnique, 31 de julio de

1913. -Los Siete Hermanos. El Brahma-Samâj. El Arya-Samâj. Artículos sin firma aparecidos en La France Antimaçonnique, 31 de julio y 11 de diciembre de 1913. -El Régimen Escocés Rectificado de 1776 a 1815. En La France Antimaçonnique, el 14 de agosto de 1913 (no firmado) y también 19 de enero y 26 de enero de 1914 (firmado Le Sphinx). -Los adversarios del simbolismo (no firmado). En La France Antimaçonnique, 14 de agosto de 1913. -Masonería Operativa. Traducción de un ritual masónico operativo. En La France Antimaçonnique, 16 de octubre de 1913. -La Estricta Observancia y los Superiores Incógnitos. En La France Antimaçonnique, 20 de noviembre y 4 de diciembre de 1913. (no firmado).

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-Acerca de los Superiores Incógnitos y del Astral. En La France Antimaçonnique, 18 de diciembre de 1913. (firmado Le Sphinx). -Bergson y la «Libre Parole». En La France Antimaçonnique, 1 de enero de 1914. (firmado Le Sphinx). -El Enigma. En La France Antimaçonnique, 19 de enero de 1914. (firmado Le Sphinx). -Respuesta al Sr. Nicoullaud. En La France Antimaçonnique, el 12 de febrero de 1914. (firmado Le Sphinx). -El Esoterismo de Dante. En La France Antimaçonnique, el 5 de marzo de 1914. (firmado Le Sphinx). -El Sr. Nicoullaud reincide. En La France Antimaçonnique, el 19 de marzo de 1914. (Le Sphinx). -Algunos documentos inéditos sobre la Orden de los Elegidos Coen. En La France Antimaçonnique, 23 de abril, 28 de mayo, 4 de junio y 9 de julio de 1914. (Le Sphinx). -Última respuesta al Sr. Gustave Bord. En La France Antimaçonnique, el 7 de mayo de 1914. (Le Sphinx). -Reflexiones a propósito del “poder oculto”. En La France Antimaçonnique, 11 de junio y 18 de junio de 1914. (Le Sphinx).

ANEXO DOCUMENTAL: ARTÍCULOS DE T PALINGÉNIUS (DIRECTOR DE LA GNOSE)

PUBLICADOS PREVIAMENTE EN LA GNOSE Y QUE SE REPRODUJERON EN LA FRANCE ANTIMAÇONNIQUE POR INICIATIVA DEL DIRECTOR, A. CLARIN DE LA RIVE: -Los Altos Grados Masónicos: Clarin de la Rive reproduce el artículo de Palingénius aparecido en La Gnose en mayo con ese título. La France Chrétienne Antimaçonnique, 7 de julio de 1910. -Observaciones sobre la producción de los Números: Clarin de la Rive reproduce este artículo aparecido en La Gnose, en junio de 1910. En La France Chrétienne Antimaçonnique, 28 de julio y 29 de septiembre de 1910. -Lo que nosotros no somos. Reproducción de la declaración publicada en enero de 1911 en La Gnose y firmada “La Direction”. En La France Antimaçonnique, el 4 de mayo de 1911.

CINCO CARTAS DE T PALINGÉNIUS PUBLICADAS EN LA FRANCE ANTIMAÇONNIQUE -Disensión entre los Gnósticos. Reproducción de una carta de T Palingénius al Sr. Director. En La France Chrétienne Antimaçonnique, 3 de noviembre de 1910. -Entre los Gnósticos. Reproducción de una carta de T Palingénius al Sr. A. Alhaiza, Director de La Rénovation. La France Chrétienne Antimaçonnique, 3 de noviembre de 1910. - Tribuna para todos. Reproducción de una carta de T Palingénius al Sr. Alhaiza, Director de La Rénovation. La France Chrétienne Antimaçonnique, 24 de noviembre de 1910.

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- Tribuna para todos. Reproducción de una carta al Sr. A. Clarin de la Rive, Director de La France Antimaçonnique, con relación al Sr. Devillère, “pastor gnóstico”. En La France Antimaçonnique, 29 de abril de 1911. - Tribuna para todos. Reproducción de una carta de T Palingénius al Director de La France Antimaçonnique, con relación al Sr. Albert Jounet. En La France Antimaçonnique, el 31 de agosto de 1911. -Fragmento de T Palingénius. En La France Antimaçonnique, el 5 de octubre de 1911.

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UNA VERTIENTE POCO CONOCIDA DE LA OBRA DE DANTE*

Se sabe que existe una medalla en la cual la efigie de Dante está acompañada por las letras F.S.K.F.T. Se ha intentado dar de esas iniciales interpretaciones diversas, pero la más verosímil es la siguiente, que se aproxima mucho a la que ha indicado Aroux1, si es que no le es idéntica: ”Fidei Sanctæ Kadosch, Frater Templarius”. En efecto, la asociación “della Fede Santa”, a la cual pertenecía el poeta, era una Orden Terciaria de filiación Templaria, y era bastante análoga, en esa época, a lo que fue más tarde la “Fraternidad de la Rosa-Cruz”. Al principio de su Divina Commedia, Dante cuenta que descendió a los infiernos el Viernes Santo del año 1300, a la edad de Treinta y tres años; es la edad del Rosa-Cruz2, que retoma así sus trabajos, simbólicamente, el viernes a las tres horas tras el mediodía, y que, en el curso de su iniciación, debe atravesar primero la “Cámara Infernal”. Dante recorrió todos los círculos infernales en veinticuatro horas, y alcanzó entonces el centro de la Tierra, que atravesó contorneando el cuerpo de Lucifer. ¿No habría alguna relación entre ese cuerpo de Lucifer, emplazado así en el centro de la Tierra, es decir, en el centro mismo de la pesantez, “simbolizando la atracción inversa de la naturaleza”3, y el de Hiram, emplazado igualmente en el centro de la “Cámara del Medio”, y que hay que franquear también para llegar a la Maestría? El conocimiento de esta relación misteriosa ¿no podría ayudar a descubrir la verdadera significación de la letra G? Recordaremos solamente por otra parte, sin insistir en ello, la Cruz que vio Dante en la Esfera de Marte, así como el Águila en la Esfera de Júpiter y la Escala mística en la de Saturno. Esta Cruz ¿no debe compararse con la que sirve de emblema a varios grados masónicos, cuyas leyendas quieren vincular su origen a las Cruzadas? En cuanto a los otros dos símbolos, es demasiado fácil reconocer en ellos los de “Kadosh Templario”: se llega al pie de la Escala mística por la “Justicia” (Tsedakah), y a su cumbre por la Fe (Emunah). Aquellos que se dieran a investigaciones profundas sobre esta vertiente poco conocida de la obra de Dante, harían ciertamente muy curiosos descubrimientos. Un estudio de ese género ¿podría interesar quizás a los Sres. Copin-Albancelli y Louis Dasté, que se dedican en particular a descubrir los lazos que les unen a través del tiempo y el espacio?

* En La France Antimaçonnique, sin firma; se sabe ser de Le Sphinx, porque así lo dice en artículos posteriores. 1 En una obra titulada Dante hérétique et albigeois (Dante herético y albigense).

2 El autor se refiere el grado masónico de tal nombre en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Nota del

Traductor). 3 Simon y Théophane, Les Enseignements secrets de la Gnose, p. 42.

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LA INICIACIÓN MASÓNICA DEL H.·. BONAPARTE* 1

Los principales documentos masónicos que representan a Bonaparte en F∴ M∴ son

bastante raros. Provienen, en parte, del H∴ Kiener, y consisten en un cuadro alegórico bajo

forma de carta publicado a cargo del G∴ O∴ de Francia y citando:

3 – Berceau Historique des Mystères de la Franc-Maçonnerie ou des Souverains ou Chefs d’États affiliés à la Maçonnerie (Hemos estudiado antaño cuidadosamente ese cuadro en La France Antimaçonnique). Bonaparte es transportado por un águila y elevado al cielo

de los HH∴. Con vestimenta de general, con botas y espuelas, sostiene al águila por el

cuello. Esta águila sostiene en sus garras una escuadra, una regla y una llave, que nos parece realmente sospechosa. El precitado H.·. Kiener, nos ha dejado dos pequeños cuadros que adornan el museo de la France Antimaçonnique. Uno de ellos, titulado los CINCO TÍOS, reproducido en una especie de Cruz de la Legión de honor. Esta cruz es portada, simbólicamente en las garras de un águila con esta leyenda:

RÉPUBLIQUE FRANÇAISE 1792. En el centro, el H∴ Kiener ha medido, en esas dos

cruces, una estrella flamígera de cinco puntas, adornada con la letra capital y rituálica G,

rodeada por las cuatro iniciales tradicionales J∴ B∴ M∴ B∴

1. Napoléon Bonaparte (Primer Cónsul y Emperador), Protector de la Orden de los

F∴ M∴, nacido el 15 de agosto de 1769.

2. Joseph-Napoléon Bonaparte (Ex-Rey de España), Gran Maestre de la Orden de los F.·. M.·., nacido el 7 de enero de 1768. 3. Louis-Napoléon Bonaparte (Ex-Rey de los Países Bajos), nacido el 1 de septiembre de 1784. 4. Jérôme-Napoléon Bonaparte (Ex-Rey de Westfalia), nacido el 15 de diciembre de 1784. 5. Lucien-Napoléon Bonaparte (Presidente del Consejo de los Quinientos), nacido en 1775. Joseph Kiener, R.·. C.·., Éditeur, Place Maubert, 41. El segundo cuadro se reproduce también en una Cruz de la Legión de Honor y con el título los CINCO SOBRINOS; es igualmente sostenido por un águila con la divisa: RÉPUBLIQUE FRANÇAISE 1848. 1. François-Charles Joseph (hijo de Napoleón). Nacido el 20 de marzo de 1811.

* Artículo firmado Clarin de Rive que apareció en La France Antimaçonnique, el 31 de enero de 1913.

Es un artículo redactado (al menos en parte) por Le Sphinx según la introducción de su artículo posterior “El Régimen Escocés Rectificado”. 1 «Acuérdate de nunca cambiar el sombrero de la Libertad por una Corona.» Con esas proféticas

frases el Recipiendario Iluminado acogía, según el texto mismo del cliché de la época, al H.·. Bonaparte, durante la ceremonia de su Iniciación. No escuchando más que su ambición culpable y desordenada, Bonaparte cambiaba, en efecto, el sombrero de la Libertad por una Corona Imperial y terminaba, tras una epopeya mundial y sanguinaria, en Santa Elena, prisionero de esos mismos ingleses a los que había engañado durante su estancia en Toulon, no siendo aún más que oficial de la Guardia Nacional Corsa.

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2. Napoléon Bonaparte (hijo de Jérôme). Nacido el 9 de septiembre de 1822. 3. Charles-Louis-Napoléon Bonaparte (hijo de Louis). Nacido el 20 de abril de 1808. 4. Lucien Murat (hijo de Joachin Murat). Nacido en 1803. 5. Pierre Bonaparte (hijo de Lucien). Nacido el 11 de octubre de 1815. ~~~~~~~~~~ Las vitrinas de las Colecciones de reliquias napoleónicas reunidas por el Príncipe Víctor Napoleón y la Princesa Clementina, en Bruselas, reúnen cordones y un mandil de maestro

con las iniciales S∴ B∴. Encontramos verdaderamente extraño que esos príncipes hayan

reunido en esas vitrinas unos oropeles francmasónicos que su familia no se ufana en conservar. ~~~~~~~~~~ Creyendo Bonaparte consolidar su trono imperial, arribó al campo de Boulogne, para distribuir la ejército la Cruz de la Legión de Honor. En el centro del campo se emplazó el antiguo asiento del rey Dagoberto, que sirvió de trono al Emperador. Las decoraciones que debían distribuirse a los Legionarios, habían sido colocadas en el casco de Duguesclin (en medio de los accesorios recogidos en el Museo del Gran Oriente, se ve un casco de Rosa-

Cruz, casco que servía, durante las tenidas de R∴ C∴, de casco de beneficencia, de

proposición, etc.). ~~~~~~~~~~ Hemos anteriormente reproducido (año 25, nº 6, p. 65), un artículo de L’Acacia titulado:

La visita de Bonaparte a l’O∴ de Nancy, que no dejaba ninguna duda sobre la cualidad

masónica de Napoléon I. Una nueva prueba nos es proporcionada por los documentos que Benjamin Fabre acaba de publicar en su muy interesante obra sobre Franciscus, Eques a Capite Galeato. He aquí lo que dice a este respecto (p. 250): “Es seguro que Bonaparte era Masón. Pyron, un verdadero jefe de la Masonería, lo afirma, o más bien lo recuerda de pasada. Él no pretende anunciar nada nuevo, nada sobre todo que pudiese sorprender al Eques a Capite Galeato, su corresponsal. El Emperador había sido antaño admitido en un Régimen Escocés. ¿En qué lugar y cuándo? Bonaparte habría sido iniciado en Malta, tras la toma de esta isla. El historiador Clavel ha recogido esta tradición. Y por tanto los Hermanos del Régimen Escocés eran los Hermanos de su Majestad el Emperador.” He aquí el pasaje de la carta del H.·. Pyron a la cual se alude aquí, y que se encuentra reproducida un poco después (pp. 256-257): “El Gran Oriente buscó salir de su letargia, nombró un Gran Maestro, grandes oficiales de honor; nosotros hicimos otro tanto. Él tomó de los nuestros. Nosotros tomamos de los suyos. Y nuestras baterías eran en presencia, cuando Su Majestad el Emperador y Rey, miembro de nuestro Rito, deseó la reunión de esos dos Ritos en un solo cuerpo masónico”. Ese proyecto de unificación de los diversos Ritos, bajo los auspicios del Gran Oriente, debía ser retomado más tarde por el H.·. Napoleón III, cuando quiso imponer al mariscal Magnan como Gran Maestro a la Masonería toda entera, lo que provocó la protesta bien conocida del H.·. Viennet, Gran Comendador del Supremo Consejo Escocés. Pero volvamos a la iniciación de Napoleón I. El H.·. Clavel, en su Histoire Pittoresque de la Franc-Maçonnerie (p. 242), dice que “el Emperador había sido recibido Masón en Malta, durante la estancia que hizo en esta isla, trasladándose a Egipto.2”

2 Sobre ese asunto, he aquí lo que precisa René Guénon en una carta a Lovinescu fechada en noviembre de

1930: «Napoleón había sido iniciado en Malta (en 1798 si no me equivoco) en la Masonería y puede

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Él relata seguidamente la visita que Napoleón hizo de incógnito a la Logia del suburbio de Saint-Marcel. Esta historia ha sido ya recordada por La France Antimaçonnique a propósito del artículo antes citado. La fecha de iniciación de Napoleón, o más bien del general Bonaparte, es precisada por el H.·. J. T. Lawrence, Pasado Asistente Gran Capellán de la Gran Logia de Inglaterra, que, en una obra titulada By-Ways of Freemasonry (p. 171) cita, entre los soberanos que han pertenecido a la Masonería a “Napoleón Bonaparte, iniciado en Malta en junio de 1798”.

Sin embargo, según el artículo de L’Acacia, la visita al O∴ de Nancy “se hizo el 3 de

diciembre de 1797”; esta contradicción aparente se explica si se admite que Bonaparte, que por entonces “no era más que Maestro”, recibió en Malta, al año siguiente, los altos grados de un Régimen Escocés. Los HH.·. Clavel y Lawrence parecen pues haber cometido una confusión, y esta cuestión resta por resolver: ¿dónde Bonaparte había recibido los grados simbólicos? Quizás en una Logia militar, pero nada hemos encontrado que pueda afirmarlo. Como quiera que sea, señalemos todavía otro documento que se encuentra en el Miroir de la Vérité, dédié à tous les Maçons (Espejo de la verdad, dedicado a todos los masones), publicado en 1800 por el H.·. Abraham3. Este volumen termina por dos escritos en verso del

H∴ Boisson-Quency4.

El primero (pp. 372-379) porta el siguiente título: “Veni, vidi, vinci: Oda al M.·. Q.·. y M.·. R.·. H.·. Bonaparte, Primer cónsul, sobre el paso del Mont Saint-Bernard y la batalla de Marengo.” El segundo (pp. 380-386) es un “Poema sobre los éxitos militares, las virtudes sociales y masónicas (sic) del M.·. Q.·. y M.·. R.·. H.·. Moreau, General en jefe, miembro de la R.·. L.·.

de la Perfecta Unión, al O∴ de Rennes.”

que también en alguna otra cosa más; cuando llegó aquí (Egipto), se adhirió al Islam y tomó el nombre de Alí, hecho que parece bastante poco conocido. Las Logias militares que existían en la mayor parte de sus regimientos parecen haber jugado, sobre todo en Alemania, en sus conquistas, un papel quizá mayor que el de las propias batallas; la rendición de las poblaciones se trataba bien a menudo entre estas Logias militares y las Logias locales. – Su función habría debido ser la de realizar una especie de unificación, que tendría incluso un lazo con Oriente (a través de Egipto si la cosa hubiera triunfado por ese lado). Es difícil decir con exactitud cuándo comenzó su "desviación", pero lo cierto es que ésta había llegado a ser definitiva cuando su divorcio y segundo matrimonio.» [N. del

Traductor]. 3 Ese H.·. Abraham se titula “M.·. E.·. T.·. G.·. (Maestro en todos los grados), Miembro del G.·. O.·. de

Francia, Primer Fundador y Venerable de la R.·. L.·. de los Alumnos de la Naturaleza”; pero el H.·. Clavel (op. cit., p. 242) lo trata de “hombre tarado y alma de la disidencia escocesa”; según Benjamin Fabre (op. cit., p. 249) “ese judío se daba al tráfico de los altos grados masónicos”. He aquí lo que se encuentra al respecto en Thory (Acta Latomorum, tomo I, p. 249): “SUPREMO CONSEJO DEL GRADO 33º -2 de diciembre de 1811.- El Consejo fulmina contra algunos establecimientos irregularmente formados, y declara nulos y abusivos todos los Breves, pretendidamente escoceses, librados por el nombrado Antoine-Firmin Abraham, como miembro de la Logia de los Alumnos de Minerva, en París (Ver 1803, p. 214, artículo ESCOCIA.)” En este sitio, leemos lo que sigue: “ GRAN LOGIA DE SAN JUAN.- Se da lectura, en la Gran Logia, a una carta de Louis Clavel, Gran Maestro Provincial de la Orden de San Juan de Edimburgo a la Gran Logia de Rouen, pidiendo ser autorizado a constituir una Logia escocesa en Marsella. A esta petición se añadía un escrito atribuido a la Gran Logia de Escocia, por el cual esta última parecía dar, a una logia de París denominada Los Alumnos de Minerva, el derecho a librar constituciones. La Gran Logia declaró que jamás ha concedido semejantes poderes (Lawrie, The History of Freemasonry, p. 292.) ”. Hay probablemente identidad entre esta Logia de los Alumnos de Minerva y la de los Alumnos de la Naturaleza. 4 El H.·. Boisson-Quency, “Ayudante-Comandante, Miembro de varias Academias y Sociedades

literarias”, era “Vice-Orador de la R.·. L.·. de los Alumnos de la Naturaleza”.

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El parangonar esos dos nombres es bastante singular, cuando se piensa en el papel que

debía desempeñar, apenas cuatro años más tarde, ese mismo H∴ Moreau en el complot

formado contra el H.·. Bonaparte por el jefe realista George Cadoudal5. Ahora ¿cuál es el Régimen Escocés (de altos grados) al cual fue afiliado Bonaparte,

verosímilmente durante su estancia en Malta? El H∴ Hiram (Ch. M. Limousin), en su

Résumé de l’Histoire de la Franc-Maçonnerie (p. 359) dice que “Napoleón parece haber sido el encargado de negocios de la Estricta Observancia”, pero La France Antimaçonnique ha reproducido (año 25, n° 40, pp. 434-437), un artículo de L’Acacia, relativo a la L.·. El Centro

de los Amigos (G∴ O∴ D∴ F∴), y en el cual el H∴ E. de Ribaucourt se levanta contra esta

afirmación y parece dar a entender que el Rito al cual pertenecía Bonaparte no era otro que el Régimen Escocés Rectificado. Los Directorios de ese Régimen estaban desde hacía largo tiempo en estrechas relaciones con el Gran Oriente de Francia, como lo muestran estas indicaciones dadas por Thory en sus Acta Latomorum: “13 de abril de 1776. – Tratado de unión entre los comisarios respectivos del Gran Oriente y de los Directorios Escoceses establecidos (en 1774) según el Régimen de la Masonería Reformada de Dresde (datando de 1755), en Lyon, Burdeos y Estrasburgo”. “31 de mayo. – Ese tratado es adoptado y sancionado en una asamblea extraordinaria”. (Tomo I, p. 119.) « 6 de marzo de 1781. – El Directorio Escocés de Septimania, con sede en Montpellier, habiendo presentado, el 22 de enero precedente, una demanda de agregación (sic) al

G∴ O∴ conforme al tratado firmado con los Directorios Escoceses en 1776, considera que

ese mismo concordato será común a los Directorios impetrantes.» (Ibíd., p. 147.) Napoleón, favoreciendo al Gran Oriente, no habría pues hecho más que seguir la política adoptada por el Régimen Escocés Rectificado; pero puede que haya sido también afiliado, seguidamente, al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, aportado de América a Francia por el

H∴ de Grasse-Tilly, en 1804, pues es sin duda de éste del que habla el H∴ Pyron, 33º,

secretario de la gran Logia General Escocesa. La actitud de Napoleón era sin duda contraria a los intereses de este último Rito, tanto como a los del Rito Escocés Filosófico (cuya Logia Madre había sido fundada en 1776); pero ¿no sería precisamente porque esas organizaciones hacían concurrencia al Régimen Escocés Rectificado? Considerando la cuestión bajo este aspecto, se podría quizás aclarar un poco este curioso punto de la historia.

5 Exiliado tras ese complot, el General Moreau se trasladó primero a América; regresado a Europa,

fue muerto en Dresde, en 1813, combatiendo contra su patria en las filas de los rusos. Se ve lo que hay que pensar de las “virtudes sociales” que celebraba el Hr.·. Boisson-Quency.

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LOS SIETE HERMANOS. EL BRAMÂ-SAMÂJ, EL ARYA-SAMÂJ * La Brahma-Samâj Se ha señalado la presencia, en el reciente Congreso del Progreso Religioso de París, de Rabindra Nâth Tagore, de Calcuta. Algunos admiradores de este gran poeta moderno de Bengala pueden, con alguna apariencia de razón, sorprenderse de verlo figurar así entre representantes confesados de todos los matices del Protestantismo más o menos liberal, y no solamente inglés, sino sobre todo alemán, lo que no vale mucho más1. De ordinario, en efecto, esas tendencias se armonizan muy poco con el carácter oriental en general e hindú en particular; pero tal vez no se recuerda lo suficiente que Rabindra Nâth Tagore, cuya buena fe, por lo demás, no está en cuestión aquí, es uno de los hijos de Dêvendra Nâth Tagore, y el nieto de Dwârka Nâth Tagore, uno de los sucesores del famoso Râm Mohun Roy a la cabeza de la Brahma-Samâj. Vamos ahora a ver lo que es, o más bien lo que fue esta asociación, que contó entre sus protectores al difunto H.·. Maharajá de Cooch-Bihar, Past Senior Grand Warden de la Gran Logia de Inglaterra, y miembro de la Sociedad Teosófica. Para evitar todo reproche de parcialidad con relación a la Brahma-Samâj y al espíritu que animaba a sus fundadores y sus propagadores, citaremos, señalando algunos pasajes, lo que escribía, hace algunos años, L. de Milloué, conservador del Museo Guimet2. Este autor no es sin duda sospechoso: él es claramente favorable a los intentos de implantación en India de la influencia europea de inspiración protestante. Añadamos que sus concepciones teológicas y metafísicas no se extienden apenas más allá de las de su correligionario Salomon Reinach y de las demás ilustraciones de esta pretendida "ciencia de las religiones", ciencia totalmente moderna... y modernista, del pastor Réville y del ex -abate Loisy a los HH.·. Goblet d'Alviella3, Jeanvrot llamado Malvert4, y otros. He aquí pues lo que dice L. de Milloué5 sobre el origen de la Brahma-Samâj (o, en bengalí, Bramo-Somaj): «A nuestra época pertenece elevarse más alto (¿?) y extender las reformas, hasta ahora puramente de orden religioso y filosófico, a la condición moral, intelectual y física de la población6. Es cierto que el contacto con los europeos, la experiencia de sus instituciones, la

* Les Septs Frères. Le Brahma-Samâj. L´Arya-Samâj. Artículos no firmados aparecidos en La France Antimaçonnique, 31 de julio y 11 de diciembre de 1913. De nuevo publicados en Études Traditionnelles, números de octubre-noviembre y de diciembre de 1952 con el título “Las influencias modernistas en India”. Retomado en René Guénon, Sobre la Metafísica Hindú, Sanz y Torres/Ignitus, Madrid, 2009 (agotado) y en René Guénon, Recueil, Rose-Cross Books, Toronto, 2013. 1 Se ha quizás olvidado señalar, como uno de los síntomas de esta influencia germánica o al menos

germanizante, la convocatoria a este Congreso de Edouard Schuré, representante del grupo de Steiner en Francia con exclusión de los teosofistas fieles a la dirección inglesa de la H.·. Annie Besant. 2 En una obra sobre Le Brahmanisme, editada en 1905.

3 El H.·. Globlet d'Alviella, Soberano Gran Comendador General del Supremo Consejo de Bélgica,

estaba presente también en el Congreso del Progreso Religioso. Según la reseña que daba la Revue Internationale des Sociétés Secrètes (nº del 20 de agosto de 1913, pág. 282), ha concluido "sosteniendo la imposibilidad de una religión universal" aunque "creyendo que se podrá llegar a un entendimiento y que el deber hacia la humanidad será su base". 4 Con este seudónimo de Malvert, el difunto H.·. Jeanvrot, que fue miembro del Consejo de la Orden

del Gran Oriente de Francia, publicó una obra de vulgarización titulada Science et Religion. 5 Páginas 227-234 de la obra citada.

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infiltración, por superficial que haya podido ser7, de sus ideas en las clases altas en relaciones frecuentes8 con ellas, la ambición de elevarse a su nivel9, sobre todo la fundación de escuelas, de colegios y de universidades donde jóvenes hindúes recibieron la instrucción de maestros europeos10, han estado mucho en la extensión de ese movimiento de reforma, que el gobierno de la India11 ha apoyado por otra parte con todo su poder. El honor (¿?) del primer paso en esta vía va al ilustre Râm Mohun Roy12 (1774-1833). Nacido en Râdhânagar, en el distrito de Murshidâbâd, de una gran familia de Brahmanes, fue educado en el Vishnuismo ortodoxo más ferviente13, lo que no le impidió rebelarse, desde su juventud, contra las supersticiones y las prácticas cultuales de sus correligionarios. A los dieciséis años, publicaba un opúsculo contra la idolatría que levantó un gran escándalo entre sus próximos y le obligó a dejar por un tiempo la casa paterna, tiempo de exilio que aprovechó para ir a estudiar la literatura persa y árabe en Pâtna, el Brahmanismo sabio en Benarés, y el Budismo en el Tíbet. Se dice incluso que aprendió el griego, el latín y el hebreo a fin de poder leer todos los libros sagrados de las otras religiones en su lengua original14. La muerte de su padre, sobrevenida en 1803, le liberó de los miramientos que había debido guardar hasta entonces, y se hizo cada vez más osado en sus controversias, aunque evitando cuidadosamente todo paso susceptible de hacerle perder su casta, lo que no solamente le hubiese privado de la gran fortuna que debía ser una de sus armas más poderosas, sino que le hubiese quitado toda consideración y autoridad entre sus compatriotas15. Tuvo sin embargo el coraje16 de aceptar funciones de gobierno17, y

6 Las reformas de las que se trata, no son quizás tan beneficiosas como querrían hacer creer, en

India como en Francia, los defensores de la instrucción... protestante y obligatoria. Hemos además de notar que los budistas habían intentado desde hacia tiempo, por su cuenta y riesgo, poner en acción ciertas reformas de orden social, yendo incluso, desde el rechazo de las distinciones de castas establecidas por las Leyes de Manú, hasta el repudio de toda jerarquía regular. Señalamos, a este propósito, un ejemplo de la ignorancia de los teosofistas respecto a todo lo concerniente a la India: en un artículo titulado "Kshattriya", publicado por Le Théosophe (nº del 16 de agosto de 1913), cierto Léon Moreau afirma que ¡"las castas han sido instituidas por el Señor Buda"! 7 Señalemos esta confesión de pasada.

8 ¡Pero no siempre lo agradables que se querría!

9 ¿No piensa más de un hindú que esto sería más bien "rebajarse"?

10

Como el Central Hindu Collège de Benarés, fundado por la H.·. Annie Besant y que ha tenido, hasta nuestros días, como Principal, al H.·. Georges Arundale. 11

Se trata, entiéndase bien, del gobierno británico. 12

En sánscrito Rama Mahâ Râja, "el gran rey Râma". 13

Es de subrayar que es entre los Vishnuitas con quienes los ingleses encontraron más frecuentemente, por las necesidades de su dominación, algunas complicidades a veces inconscientes. Antes de prestar su apoyo a movimientos como aquel del que hablamos y a otros que ya hemos designado, el Maharajá de Cooch-Bihar, aunque muy joven en esta época, habría debido reflexionar sobre el significado eminentemente shivaíta del sable y de la brizna de hierba, que aparecen en los escudos de armas de su familia y en los estandartes de sus Estados. 14

Puede ser también que haya llegado a conocer mejor esas otras religiones que la suya propia, y creemos sin dificultad a sus admiradores cuando nos dicen que "él había comprendido bien al Occidente"; pero ¿qué vale este elogio para un oriental? 15

Admiremos por lo menos la habilidad muy diplomática de esta conducta; no es sorprendente que haya atraído la atención del emperador de Delhi, que juzgará seguidamente a Râm Mohun Roy perfectamente apto para defender sus derechos ante el Parlamento británico, sin sospechar que tal

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desempeñó durante varios años el cargo de Dêvân o consejero de los jueces y los recaudadores de impuestos de los tres distritos de Rangpur, Bhâgalpur y Râmgard, función en la cual supo rendir señalados servicios a su país18, En ese momento, hizo aparecer un nuevo libro sobre La idolatría de todas las religiones19. Preso de deseo por hacer volver a sus compatriotas a la doctrina pura de los Vedas20, había fundado en Calcuta, en 1816, la Atmîya-Sabhâ o “Sociedad Espiritual”21, para la discusión de las cuestiones de filosofía y de religión22. La admisión de europeos a esas reuniones, y la publicación, en 1820, de su libro de los Preceptos de Jesús, llevaron a acusaciones a Râm Mohun Roy de haberse convertido al Cristianismo, acusación totalmente gratuita, pues siempre permaneció profundamente hindú23 y no tuvo otro objetivo que una tentativa de reconciliación entre las religiones24. Las relaciones amistosas que había anudado con el misionero anglicano W. Adam, le sugirieron la idea de organizar, sobre la plantilla de los servicios protestantes25, unas asambleas semanales dedicadas a la lectura de los textos védicos, acompañada de sermones y de cantos de himnos26, y a las cuales eran admitidas las mujeres; lo que le llevó, en 1830, a fundar con el nombre de Brahma-Sabhâ o Brahmîya-Samâj la primera Iglesia hindú reformada27, en un edificio construido y mantenido a sus expensas, “donde hindúes,

embajador, aunque tuviese en cuenta ante todo, las susceptibilidades orientales, podía en realidad servir sobre todo, a los intereses occidentales. 16

Otra palabra, un poco más... discreta, ¿no hubiese sido quizás más apropiada, si se considera que Râm Mohun Roy tenía su gran fortuna como una de sus armas más poderosas? No somos nosotros quienes se lo hemos hecho decir a L. de Milloué, para quien la política es probablemente, como para algunas otras autoridades científicas (¿?) que nosotros podríamos nombrar, menos oscura que la teogonía y la cosmogonía... o incluso que un simple texto escrito en turco antiguo. 17

¿De cuál? ¿Del de Delhi o del de Londres? 18

¿Se trata de su patria, o del Imperio del que era el súbdito, o al menos el protegido? 19

Los protestantes ¿no tratan también a los católicos de idólatras? 20

Así como el Protestantismo pretende hacer volver al Cristianismo a la doctrina pura de la Biblia y del Evangelio. 21

En esta ocasión, dirigió una apelación a "todos los creyentes en un solo y verdadero Dios". 22

Admitía pues el principio protestante del libre examen, olvidando que hay, en Oriente, como en Occidente, cuestiones que se estudian, pero no se discuten. 23

¿Hasta qué punto? ¿No habría más bien que admitir que, en su personalidad sutil y compleja, el cristiano (protestante) y el hindú formaban dos partes bastante distintas, pero de las que una no podía apenas desarrollarse más que en detrimento de la otra? 24

Exactamente como los promotores del Parlamento de las Religiones de Chicago y de los Congresos del Progreso Religioso. 25

He ahí la inspiración del movimiento bastante claramente definida. 26

Como la "lectura de los textos bíblicos", a la cual están parecidamente dedicados, en general, los servicios protestantes de los que acaba de tratarse. 27

Aquí, el paralelismo querido con la Iglesia cristiana reformada toma verdaderamente un carácter un poco forzado, pues el Hinduismo ortodoxo, ya sea por lo demás vishnuita o shivaíta, no constituyó jamás una Iglesia, en el sentido, en que esta palabra es tomada en Occidente.

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cristianos y musulmanes puedan venir a orar juntos28”. Entretanto el emperador de Delhi le confirió el título de Rajá o príncipe29, y le envió como embajador a Inglaterra para defender sus derechos ante el Parlamento30, viaje en el curso del cual Râm Mohun Roy murió en Bristol, en 183331. Pero su obra no pereció con él. Tras haber vegetado algún tiempo bajo los dos sucesores de Râm Mohun Roy, Dwârka Nâth Tagore y Râmachandra Vidyâbâgish, la Brahma-Samâj tomó un nuevo impulso tras la fusión con ella de la Tattwa-Bodhini-Sabhâ o “Sociedad para la Enseñanza de la Verdad”32, que Dêvendra Nâth Tagore, hijo del precedente, había fundado con algunos jóvenes hindúes. Tomó entonces el nombre de Adhi-Brahma-Samâj33, y en fin, en 1844, el de Brahma-Samâj de Calcuta, para distinguirla de algunas otras Brahma-Samâjs instituidas en otras localidades. El programa de esta religión puede resumirse en “adoración de un Dios único por un culto de amor y de buenas obras”34. Progresó tan rápidamente que, en 1847, contaba con 777 Iglesias35 en las diferentes partes de la India. Con todo, divergencias de puntos de vista se habían producido entre los miembros de esta Iglesia36, Dêvendra Nâth Tagore se separó de ella en 185037, y se puso a

28

¿Por qué no los parsis y los hebreos? Pero los hindúes, por su parte, no tardaron en darse cuenta de que un sermón sobre una moral más o menos evangélica, pero sobre todo y siempre puritana, no podía, aunque sazonado con una lectura védica, constituir para ellos más que un alimento intelectual de la mediocridad más deplorable. 29

Este título habría sido ciertamente más apropiado para un Chatria de valía que para un Brahmán como Râm Mohun Roy, que sin embargo él lo tenía por otro lado como muy importante, si no precisamente a causa de su casta, al menos por las ventajas muy apreciables que podía procurarle. Esta debilidad muy humana se encuentra por lo demás con frecuencia, hasta en Europa, entre quienes reclaman con la mayor insistencia la abolición de todos los privilegios cuya razón de ser más o menos profunda escapa a su entendimiento; se podrían sin dificultad encontrar ejemplos de ello entre los más famosos políticos de todos los tiempos y de todos los países, incluso cuando están disimulados bajo una máscara pseudo-religiosa o pseudo-científica. 30

Eso daba al mismo tiempo a Râm Mohun Roy una ocasión para ir a ese país, como lo deseaba, sin comprometerse a los ojos de sus compatriotas, puesto que no franqueaba así el mar sino por orden del Soberano reconocido (el Emperador de las Indias, al menos nominalmente) protector e intérprete del Dharma (la Ley). 31

Como se ha visto en otra parte, el H.·. Maharajá de Cooch-Bihar murió, también él, en Inglaterra, cuando acudió allí para asistir a la Coronación de Jorge V. Se diría verdaderamente que hay una especie de potencia maléfica inherente al cumplimiento de ciertos actos de fidelidad hacia el Imperio que tiene su centro en Londres, y sobre el cual el sol luce siempre, y hacia su Gracioso Soberano, aquel que los verdaderos hindúes llaman con desprecio el Mléchha-Râja, el rey bárbaro. 32

Tattwa es propiamente la Verdad considerada bajo el punto de vista de la Esencia, (Tat), mientras que Satya es la misma Verdad considerada bajo el punto de vista de la "Existencia" (Sat). 33

Adhi significa Supremo. 34

Este programa no comprende pues nada más que las dos formas preparatorias de Yoga que son designadas por los nombres de Bhakti-Yoga y Karma-Yoga; pocos hindúes podrían contentarse con eso, y habría hecho falta añadir al menos una parte intelectual (Jnana-Yoga), igualmente preparatoria para el Raja-Yoga. 35

Hubiese sido más interesante estar informado sobre el número de los fieles que sobre el de las Iglesias. 36

Hay que decir también que, desde esta época, los Pietistas (este nombre, que se da a los hindúes protestantizados y a sus inspiradores europeos, había sido atribuido antaño, en Alemania sobre todo, a un movimiento protestante al cual se vinculó, entre otros, el demasiado célebre filósofo Emmanuel Kant), los Pietistas, decimos, eran casi tan mal vistos en la India como lo son hoy los Teosofistas; y eso no es decir poco, pues la impopularidad de Annie Besant igual casi a la que disfrutó el H.·.

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la cabeza de una nueva comunidad que se denominó Brahma-Dharma o ”Religión de Brahma”38. Ésta proclamaba que su finalidad era, no destruir, sino purificar la antigua religión y las costumbres, para corregir los vicios y los abusos de la sociedad, todo ello teniendo en cuenta el carácter y el temperamento del pueblo39. Entretanto, la Brahma-Samâj recibió un impulso nuevo por el acceso a sus filas de un joven entusiasta y pletórico de ideas generosas, Kehab Chander Sen (1838-1884), que, durante algunos años, desempeñó tan gran papel en la sociedad india por la energía y el desvelo con los cuales prosiguió las dos reformas de las que se había hecho el campeón: la prohibición de los matrimonios de niños y el derecho de las viudas a casarse de nuevo40. Con todo, su carácter entero y autoritario a ultranza le creó bastantes dificultades con los otros jefes de la comunidad, de la que se separó en 1866 para fundar una nueva Iglesia llamada de la “Nueva Dispensación”41. La historia de esta Iglesia abarca enteramente la de Chander Sen mismo; no prosperó apenas y no sobrevivió sino penosamente a la muerte del fundador, que, en vida, se había enemistado con los más fieles a causa de su autoritarismo, sus tendencias hacia el Cristianismo protestante, y la contradicción en que incurrió con respecto a sus propias doctrinas, uniendo en matrimonio a su hija, de sólo catorce años, con el Maharajá de Cooch-Bihar, el cual a su vez sólo tenía dieciséis años42. Actualmente, el movimiento de reforma provocado por la Brahma-Samâj está cada vez más fuertemente arrastrado hacia el Cristianismo43, y abiertamente animado por el gobierno y las sociedades de misiones anglo-indias».

Rudyard Kipling en Lahore, su ciudad natal, impopularidad tal que el gran hombre anglo-indio ha juzgado prudente refugiarse en Belait..., perdón, en Inglaterra, bajo la protección directa de S. M. el Emperador y Rey y de su policía metropolitana. Por lo demás, Rabindra Nâth Tagore debe menos que nadie ignorar esta historia verídica del autor de Kim, bien conocida en los medios literarios hindúes donde él mismo ocupa un lugar de los más distinguidos, con una reputación incomparablemente más honorable que la del H.·. Rudyard Kipling. 37

Indudablemente se perciben entonces tendencias que hacían actuar a los Pietistas, aunque rechazó conscientemente ser su auxiliar, lo cual le honra. 38

Más exactamente Ley de Brahma. 39

Para ser totalmente justo hacia Dêvendra Nâth Tagore, conviene añadir aquí que, a continuación, se convirtió en un verdadero Sannyasi y pasó doce años en un retiro del Himalaya; ¿veremos algún día a su hijo seguir este ejemplo? No desesperamos de ello, tras haber visto (esto no es para establecer una comparación) al Swâmî Vivêkânanda mismo, el discípulo infiel del ilustre Râmâkrishna, del cual tendremos ocasión de hablar de nuevo, terminar su vida a pesar de todo como un verdadero hindú. 40

Aquellos que, en la India, reclaman esas reformas y otras semejantes, esperando tal vez obtener, por la acción de la Co-Masonería (Masonería mixta), la introducción del divorcio y del sufragio de las mujeres, no pueden ciertamente colocarse entre los que, aunque reformistas en cierta medida, quieren, como Dêvendra Nâth Tagore, tener en cuenta el carácter y el temperamento del pueblo. 41

Se ve hasta qué punto ese movimiento estaba, como el protestantismo del que seguía el espíritu, sujeto a todas las disensiones que son una consecuencia fatal de la admisión del libre examen. 42

Él mismo por tanto se resignaba, en caso necesario, a adoptar la costumbre política, que consiste en sacrificar los propios principios a cambio de algunas ventajas sociales. Con todo, nos permitimos sonreír por el hecho de querer considerar como niños en India, a jóvenes de dieciséis y catorce años... -Como el Maharajá de Cooch-Bihar tenía 49 años cuando murió en Bexhill-on-Sea, en 1911, esto nos lleva al 1878. 43

Sobreentendido protestante. Por otro lado, se sabe cómo los protestantes de toda especie gustan definirse como Cristianos sin otro epíteto, para poderse insinuar más fácilmente en todos los ambientes.

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Con este ejemplo, vemos claramente una vez más, cómo la infiltración protestante actúa por todas partes, bajo formas múltiples y a veces difíciles de aprehender; pero la India es ciertamente, en razón de la mentalidad y de las condiciones de existencia misma de su pueblo, uno de los terrenos menos favorables para esta acción. Por ello el reciente proceso de Madrás no nos ha sorprendido en absoluto; había que temer bastante la posible parcialidad del juez inglés en favor de la M.·. Il.·. H.·. Annie Besant y del Reverendo C. W. Leadbeater, pero no es menos cierto que el "asunto Alcyón" debía necesariamente volverse contra ellos44. Otra conclusión a extraer de cuanto se ha leído, es que ciertas personalidades, por notables que puedan ser en aspectos diversos, no tienen sin embargo ningún título para ser calificados de "jefes de las religiones orientales"45, o incluso designados como sus representantes autorizados, y que su participación en un Congreso cualquiera, no comprometiendo sino a ellos mismos, no tienen en resumen sino una importancia muy relativa46.

44

Desde el inicio de 1912, el Doctor C. Nanjunda Rao, profesor en la Escuela de Medicina de Madrás, escribía lo que sigue en el Arya-Bala-Samâj Magazine de Mysore: "Las actuales actuaciones de los teosofistas constituyen una severa condena de los métodos adoptados para glorificar a este joven Krishnamurti ("Alcyón") como un segundo Cristo que viene a salvar a la humanidad afligida". -La Arya-Bala-Samâj (Sociedad de la Fuerza Aria) no debe ser confundida con la Arya-Samâj (Sociedad Aria) de la que hablaremos más adelante, ni tampoco con la Arya-Bala-Bodhinî (Educación de la Fuerza Aria). Esta última organización no fue más que una de las numerosas creaciones de la Sociedad Teosófica (véase Le Lotus Bleu, nº del 27 de abril de 1895, págs. 95-96). Había una "Asociación de los Jóvenes Hindúes", un poco demasiado similar, en ciertos aspectos, a la Y.M.C.A. (Young Men Christian Association), "Asociación cristiana de jóvenes"), que los protestantes establecieron en cada país, y en la cual todos son admitidos sin ninguna distinción confesional, lo que naturalmente proporciona, a los promotores más o menos reconocidos de la institución, excelentes ocasiones para dedicarse a la propaganda evangélica y bíblica. 45

Revue Internationale des Sociétés Secrètes, nº del 20 de agosto de 1913, pág. 2807, nota 1. Por otra parte, no pueden confundirse las religiones orientales auténticas con ciertas pseudo-religiones que simulan un carácter orientalizante, como el Budismo ecléctico, o el Budismo Esotérico (¿?) de los fundadores de la Sociedad Teosófica. Es bastante curioso señalar que siempre se refieren al Budismo preferencialmente los orientalistas, sea oficiales u oficiosos, sin duda porque esta doctrina, que ellos toman, por otra parte sin conocerla perfectamente, como la expresión más alta del espíritu oriental, no es en realidad sino una desviación, ya similar en esto, a pesar de las diferencias de tiempo y de lugar, muchos siglos más tarde, a la religión reformada en el mundo católico del Occidente. 46

Recordamos que en el Parlamento de las Religiones, reunido en Chicago en 1893, y prototipo de todos los demás congresos del mismo género, se vea comparecer al mongol hinduizado (¿?) Gyanendra Nâth Cakravarti, fundador de la Yoga-Samâj de Allahâbâd y uno de los "instructores" de la H.·. Annie Besant (véase La France Antimaçonnique, año 25, nº 44, pág. 481); el Swâmî Vivêkânanda, que desnaturalizó al Vedanta americanizándolo, pero que los teosofistas consideraron como "uno de sus Hermanos de la raza primigenia" y "un príncipe entre los hombres" (Le Lotus Bleu, nº del 27 de enero de 1895, págs. 540-541); en fin, el Angarika H. Dharmapâla, "misionero laico" de la Maha-Bodhi-Samâj, (Sociedad de la Gran Sabiduría) de Colombo (Ceylán), presidida por el Sumo Sacerdote de la Iglesia Budista del Sur (¿?), H. Sumangala, "bajo los auspicios de S. S. Lozang Thub Dan Gya-Tcho, Gran Lama del Tíbet” (¿?), pero también, más directamente, por el Coronel Olcott, el redactor del Catecismo Budista, que se ufanó de haber operado la reconciliación de los Budistas del Sur, con los del Norte (Le Lotus Bleu, nº del 27 de septiembre de 1894, pág. 347-350). -En el Congreso del Progreso Religioso de París asistía igualmente un budista, D. B. Jayatilaka, al que los informes califican simplemente como "profesor"; ¿es quizás un "nuevo misionero laico" del mismo origen?

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La Arya Samâj

En 187047, el Swâmî Dayânanda Saraswatî fundó con el nombre de Arya-Samâj, o Sociedad Aria, una sociedad religiosa que tenía por finalidad "reconducir a las religiones y al culto a la simplicidad védica primitiva"48. El autor que ya hemos citado, de Milloué, dice a este respecto49: "La Arya-Samâj admite la existencia y la adoración de un solo Dios único (sic); y una especie de Brahmanismo filosófico, basado en los cuatro Vedas, con la exclusión de los Brâhmanas y de los Purânas50. Ha escrito en su programa la prohibición de matrimonios entre niños, la mejora de las condiciones de la mujer y la instrucción del pueblo51; obra a la cual Swâmî Dayânanda Saraswatî ha dedicado mediante testamento su entera fortuna52”. Lalchand Gupta, en un reciente artículo sobre esta sociedad, publicado en la Indian Review, habla en los siguientes términos del Swâmî Dayânanda Saraswatî: "Instituyendo la Arya-Samâj, Swâmî Dayânanda no solamente quería despertar a la India de su largo sueño, sino también conducir a la humanidad hacia el bien común y la vida comunitaria. Los dones maravillosos y las simpatías cosmopolitas del Swâmî son cosa bien notoria. Hasta sus críticos admiraban su fuerza de carácter. Él era un patriota del mundo y nunca se dejó encerrar en los límites artificiales de un estrecho nacionalismo. Era, sin embargo, un verdadero nacionalista, porque se complacía siempre en aconsejar a los hindúes desarrollarse según su propia línea evolutiva. Prefería la cultura indígena a la imitación de los ideales extranjeros; pero, al mismo tiempo, no se oponía nunca a las relaciones con los extranjeros. Consideraba de buena gana a la humanidad como una sola familia, de la cual cada hombre es miembro. Fue él quien, por vez primera, afirmó que la India puede dar el Espiritualismo a Occidente, y que toda otra fe difundida en el mundo debe su origen al Veda eterno. Por diversas razones, el teísmo ha tenido su declinar en el mundo civilizado, y la misión del Swâmî Dayânanda era hacer teístas de los escépticos, o incluso de los materialistas. Su aspecto era fascinante y al mismo tiempo expresaba su fuerza de voluntad. Era, quizás, uno de aquellos hombres que en general son incomprendidos por el pueblo. Sobre este punto, podría decirse que el país no estaba avanzado lo suficiente para asimilar, o para seguir sus enseñanzas. No es en absoluto una cosa fácil comprender bien a un profeta, porque tal vez él está anticipado un siglo con respecto al pueblo. Las motivaciones del Swâmî no han recibido su justa interpretación porque eran, y son todavía, demasiado buenas para ser aceptadas por la masa débil e ignorante. Pero estoy seguro que, si sus obras son traducidas al inglés, será sin duda bien comprendido por la élite del

47

Es decir, solamente cinco años antes de la creación de la Sociedad Teosófica en los Estados Unidos y la introducción del nuevo Sat Bhai en Inglaterra. 48

Precisamente como los protestantes pretenden volver a la "simplicidad evangélica primitiva". 49

Le Brâhmanisme, pág. 233. 50

Esto es suficiente para caracterizar la tendencia modernista de este nuevo movimiento. 51

Siempre hay las mismas reivindicaciones que formulan todos estos reformadores; y, razonablemente, esto no permite en absoluto presentar, como hace Milloue, a la Arya-Samâj como nacida de "la reacción contra las tendencias cristianas (léase protestantes) de Chander Sen y de las numerosas Brahma-Samâj independientes”. 52

Esta fortuna sirvió, entre otras cosas, para fundar el Dayânanda Anglo-Vedic College de Lahore.

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mundo occidental culto53. Puesto que el Swâmî Dayânanda era un auténtico amigo de los hombres, no soportó nunca que alguien se desviase del sendero de la virtud. No conocía compromisos entre la verdad y el error. Para él, la verdad era la única vía digna de seguirse, y, por consiguiente, debió medirse con innumerables dificultades en el curso de su obra de reanimación. Él fue literalmente el Lutero de la India. La obra por él emprendida fue proseguida con ardor por la Arya-Samâj por cierto tiempo, pero, pasados diez años, fue un alarde de espíritu demasiado grande entre los jefes de la organización titulada Guru-Kula (Confraternidad de los Instructores) y en las secciones del Colegio de la Arya-Samâj establecidas en esta parte del país (es decir, en el sur, estando editada la Indian Review en Madrás)... Aquello que el Swâmî combatía más enérgicamente, era la esclavitud intelectual y espiritual en la cual las masas son mantenidas por las clases privilegiadas; pero los jefes del movimiento parecen difundir el mal ¡una vez más con el pretexto del control!" Hemos reproducido este fragmento a título documental y sobre todo por sus rasgos característicos que pueden destacarse y que hemos subrayado; pero, entiéndase bien, avanzamos todas las reservas, también y sobre todo desde el punto de vista hindú, sobre los elogios dirigidos al Swâmî Dayânanda Saraswatî, el Lutero de la India, y a su Arya-Samâj, cuyas relaciones con los fundadores de la Sociedad Teosófica son más que sospechosas. Los "compromisos entre la verdad y el error", mientras que favorecen ciertos intereses y ciertas combinaciones más o menos... diplomáticas ¿no habrían sido pues tan extrañas como nos asegura Lalchand Gupta, a aquel a quien el Coronel Olcott definía como "uno de los más nobles Hermanos vivientes"?

Los Siete Hermanos (Sat Bhai) Esta Sociedad fue introducida en Inglaterra, hacia 1875, por oficiales del ejército de las Indias. Usó una serie de apelativos, de palabras de paso y de divisas simbólicas tomadas en préstamo a las tradiciones y a las lenguas hindúes. El Secretario actual para Londres es el H.·. A. Cadbury Jones, 8, Golden Square, (Revue Internationale des Sociétés Secrètes, nº del 15 de noviembre de 1912, pág. 1108). Se encuentran curiosas informaciones sobre este asunto en la novela del H.·. Rudyard Kipling titulada Kim, que puede considerarse en gran parte, como la autobiografía del autor en lo concerniente a la primera parte de su vida. Libro muy interesante para leer desde este punto de vista, sobre todo cuando se conocen al menos un poco los acontecimientos a los que hace alusión. Según lo que ahí leemos (pág. 245 de la traducción francesa, ed. del Mercure de France, 1907), la antigua sociedad llamada Sat Bhai y cuyos miembros se denominan también "Hijos del Encanto", es "hindú y tántrica". "Se supone entre el público que es una sociedad extinta, pero yo he confirmado mediante algunas comunicaciones que aún existe", dice Babu Hurree, que añade además: "Comprenderéis que todo esto es invención mía". Lo que se comprende bastante bien, en efecto, es que, si existen todavía miembros auténticos de la antigua sociedad, no pueden tener ninguna relación con la pretendida que fue reconstituida por los ingleses y por individuos que calificaremos simplemente como "anglófilos", para evitar aplicarles un epíteto más duro, y cuyos semejantes se encuentran también en las filas de la Sociedad Teosófica. Nos limitamos a señalar, entiéndase bien, cierta similitud entre los elementos que componen estas dos organizaciones, sin pretender con esto conectar ambas mediante una filiación más o menos indirecta; y, con todo, examinando ciertos detalles, y estudiando más de cerca ciertos procedimientos y ciertos modos de actuar que se encuentran siempre iguales, se estaría tentado a creer en un origen común. Hemos visto que hacia 1875, que es también, recordemos, la fecha de fundación de la Sociedad Teosófica, cuando la nueva Sat Bhai fue introducida en Inglaterra por oficiales del Ejército de las Indias, entre los cuales se debían verosímilmente contar algunos de aquellos "coroneles sin regimiento" (pág. 158) que rindieron al gobierno británico servicios tan

53

Esto hay que remitirlo a lo que decíamos de Râm Mohun Roy.

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importantes y en tan variados empleos como los de jefes de los servicios de inspección etnológica, topográfica, etc., y también en la Masonería de importación europea (pág. 152), en la cual se encontraron con HH.·. hindúes como Sus Altezas el Maharajá de Kapurthala y el de Cooch-Bihar54, y el H.·. Durga Charan Banerjee, jefe de la policía indígena, que fue, en 1910, Gran Maestro Diputado de la Gran Logia del Distrito de Bengala. Señalemos a este propósito que J. C. Chaterjee, el escritor teosofista bien famoso55, ha sido nombrado recientemente Jefe del Servicio Arqueológico de Cachemira; tal vez él tiene, como Babu Hurree, la ambición laudable de convertirse en F. R. S. (p, 232-233). No olvidemos que hemos visto, a la cabeza de la Sociedad Teosófica, a un "coronel" un poco del género de aquellos de los que hemos hablado. Es cierto que éste era americano, pero ¿la Sra. Blavatsky misma no se había convertido ella misma en "ciudadana americana"... tras haber sido "garibaldina"? Y además, si el gobierno inglés ha apoyado, como afirman personas bien informadas, los gastos de sus viajes al Tíbet o al Himalaya, su origen ruso y la rivalidad de Inglaterra y de Rusia (ver pág. 317 y siguientes) precisamente en estas regiones inducen a pensar que estos desplazamientos no tenían como fin exclusivo el ir a la búsqueda de los inaccesibles Mahâtmâ. Aunque suponiendo que éstos hubieran realmente existido, corrían así el riesgo de jugar, en más de una circunstancia, un papel casi análogo al del viejo Lama rojo del cual Kim fue el chela. Tenemos buenas razones para creer que, hoy como entonces, "el Gran Juego, no se ha nunca detenido de un extremo al otro de la India" (pág. 234), particularmente entre Adyar y Benarés, y que, en esta última ciudad, éste no se juega en torno al templo jainista de los Tirthankara. Sea como fuere, señalamos todavía el singular proceso de educación, o si se quiere de iniciación, que consiste en buscar "hacer ver cosas" (pág. 204-207 y 230); se sabe cómo la Sra. Blavatsky ha hecho uso de este método con relación a sus discípulos, sin duda para ver, ella misma, "si tenían pajitas en los ojos"; y, ciertamente, ha debido encontrarlas en abundancia, a juzgar por los relatos que podemos leer en las obras de Sinnet, El Mundo Oculto y El Budismo Esotérico. Será curioso saber si Leadbeater ha intentado las mismas experiencias sobre su pupilo Alcyón; si lo ha hecho, ¿ha logrado quizás más que el "médico de las perlas" con Kim? Se podría suponer, dados los altos destinos que se predicen al joven iniciado... a menos que se pretenda hacerle jugar un simple papel de fachada, lo que, después de todo, es verdaderamente muy probable. En diversas sociedades más o menos esotéricas hay, en efecto, iniciados e iniciados; sería así en particular en la Sat Bhai renovada, si se quiere creer al H.·. Rudyard Kipling, que da sus signos de reconocimiento y las palabras de paso (sin duda transformándolas), junto a las secretas diferencias que permiten distinguir a los miembros de las dos categorías (pág. 244-246). Hay también una notable analogía entre la turquesa de los Hijos del Encanto y el famoso anillo de los grados 33, y sin duda, todo esto parece digno de algunas reflexiones.

54

El Maharajá de Cooch-Bihar, muerto en octubre de 1911 en Inglaterra, adonde había ido para los festejos de la Coronación, fue, desde 1887, Past Senior Grand Warden o Primer Gran Vigilante Honorario de la Gran Logia Unida de Inglaterra; había sido también Diputado Gran Maestro de la Gran Logia del Distrito de Bengala (The Freemason, 21 de octubre de 1911). En 1890 había fundado en sus Estados una rama de la Brahma-Samâj, organización de la cual hemos hablado antes (ibid., 24 de junio de 1911). Fue miembro también de la Sociedad Teosófica, de la cual organizó igualmente una sección en su capital, el 6 de agosto de 1890, con la autorización del Coronel Olcott (Le Lotus Bleu, diciembre de 1890); en 1893 es elegido presidente de la sección de Darjeeling (ibid., marzo de 1893): -Su sucesor, el actual Maharajá, es el H.·. Râj Râjendra Narâyan, que fue investido de las funciones de Gran Porta-Estandarte de la Orden del Secret Monitor, en el Gran Festival que tuvo lugar en Londres el 23 de mayo de 1911 (The Freemason, 20 de mayo y 3 de junio de 1911). 55

Es autor de la Filosofía esotérica de la India y de la Visión de los Sabios de la India; está por publicar una nueva obra, El Realismo Hindú (Le Théosophe, 1 de agosto de 1913). Todos estos escritos, a pesar de sus títulos y de sus pretensiones, están inspirados con bastante frecuencia en la filosofía evolucionista (y poco esotérica) de Herbert Spencer más que en la antigua doctrina oriental.

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EL RÉGIMEN ESCOCÉS RECTIFICADO*

I En nuestro artículo sobre “La Iniciación masónica del H.·. Bonaparte”, hemos hablado del tratado de unión completado, en 1776, entre el Gran Oriente de Francia y los Directorios del Régimen Escocés Rectificado (por entonces Rito de la Masonería Reformada de Alemania),

y hemos citado a tal propósito un pasaje de las Acta Latomorum del H∴ Thory (Tomo I, p.

119). Nos ha parecido interesante, como continuación a ese artículo, reunir aquí los diversos extractos de la misma obra relacionados con la historia general de ese Rito en el curso de los años que siguieron a dicho acontecimiento.

* * *

1777. – Suiza. – En esa época, sectarios de todo tipo de habían apropiado de las Grandes Logias de Alemania1, y todas, o al menos la mayor parte, se habían desviado de la finalidad de la primitiva institución: había ahí escisiones, odios, divisiones; el mismo espíritu ganaba los Talleres de su constitución; pero Suiza sabe prevenirse de esos desórdenes. Los Hermanos de la Helvetia romanche, que trabajaban bajo la constitución inglesa, se aproximan a los de la Helvetia alemana, que se habían sometido a la constitución germánica. Reunidos en Zurich, sienten la necesidad de reunir las diferentes Logias suizas, que hasta entonces, habían existido aisladas e independientes, e instituyen un centro nacional para dirigirlas. Se establecieron conferencias ese año, y los confederados estipularon, en 1778, que siguiendo la división natural en dos lenguas, Suiza sería masónicamente gobernada por dos Directorios Escoceses, a saber: el Directorio Helvético Alemán, bajo la Gran Maestría del Doctor Lavater2, en la residencia de Zurich, y el Directorio Helvético Romanche, bajo la Gran-Maestría de ………3, en la residencia de Lausana. Estos Directorios tomaron parte en los Conventos reunidos ese año en Alemania, y en el que tuvo lugar en Lyon el año siguiente. (pp. 130-131.) 1778. – Francia. –El Directorio Escocés de Estrasburgo funda una renta perpetua para educar, instruir, mantener y establecer cuatro orfanatos, a saber: dos católicos y dos luteranos. (p. 136.) Suiza. -17 de marzo.- El Directorio Escocés Helvético Romanche publica sus Constituciones; su Rito era puramente filosófico y no hermético. Las Logias de su agregación (sic) estaban gobernadas por Maestros instruidos, la elección de los cuales

*

Aparecido en la France Antimaçonnique, el 14 de agosto de 1913 (no firmado), y en 19 y 26 de febrero de 1914 (firmado Le Sphinx).]. Recopilado en René Guénon, Recueil, Rose Cross Books, Toronto, 2012. 1 Alusión a los Iluminati y a organizaciones más o menos análogas y animadas del mismo espíritu.

2 El Dr. Lavater era, según el H.·. Thory, el hijo del teólogo del mismo nombre, Jean-Gaspard Lavater,

que rechazó participar en el Convento de París en 1785. Ese mismo Dr. Dietholm Lavater, de Zurich, era miembro de la Estricta Observancia, con el nombre característico de Eques ab Æsculapio (Ibíd., Tomo II, pp. 137 y 344). – Según las fichas manuscritas remitidas por el H.·. Savalette de Langes al Eques a Capite Galeato en la víspera del Convento de Wilhelmsbad (1782), el Dr. Lavater sería, no el hijo, sino el hermano del teólogo (véase pp. 96-97 de la obra ya citada de Benjamin Fabre). No sabemos cual de las dos aseveraciones es cierta. 3 No hemos podido encontrar el nombre de ese personaje; ignoramos pues la razón por la cual el H.·.

Thory ha juzgado bueno reemplazarlo por puntos suspensivos.

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pertenecía al Directorio. Estos Maestros permanecían en funciones durante tres años, (Const. del D. E. H. R., 4 vol. in-4°, Ms., T. I.) (p. 137.) 1779. – Suiza.- 1 de abril.- Tratado de unión entre los comisarios del Gran Oriente de Ginebra y los del Directorio Helvético Romanche. Este tratado fue ratificado el 29 de marzo de 1780. (P. 142.) 1782. – Suiza – Los dos Directorios Helvéticos envían diputados al Convento de Wilhelmsbad4. El Doctor Lavateur, Gran Maestro, es nombrado para presidir la diputación. Noviembre. – El Consejo de Berna prohíbe el ejercicio de la Franche-Maçonnerie (sic) en los Estados de su dominio. El Directorio Helvético Romanche, para conformarse a esas prohibiciones, pronuncia la disolución de todas las Logias del cantón; él mismo da ejemplo de sumisión disolviendo sus asambleas; pero prevé el mantenimiento de sus relaciones exteriores regulando un comité de tres miembros, investidos de los poderes necesarios, y que no podían firmar la correspondencia más que en caracteres simbólicos; aún toma otras medidas para la dirección de las Logias de su constitución fuera del territorio de Berna, nombrando para ellas unos Grandes Inspectores investidos de poderes suficientes. (p. 154.) 1785. – Suiza –Enero –Conferencia de los Masones suizos, en la ciudad de Zurich, para deliberar sobre las respuestas a dar a las propuestas del Convento de París. Señalan que no tomarán parte en las operaciones de esta asamblea5. Tras la clausura del Convento de París, la comisión intermediaria, persuadida de que la asamblea había sido poco numerosa porque el lugar de la convocatoria (París), no había agradado a la mayor parte de los invitados, encarga al Sr. Tassin de l´Etang, en Lausana, para que se comprometan los Masones de esta ciudad a dar asilo al Convento de los Filaletos en su reanudación, habiendo parecido Suiza, para la mayoría, el lugar más conveniente6. 16 de julio – El comité directorial delibera que no puede consentir en esta petición; persiste en su primera resolución, dejando sin embargo a sus miembros la facultad de tomar parte aisladamente en las nuevas operación del Convento, sea que se reúna en Prusia o en otra parte de Alemania (p. 168.) 1788. – Italia. – El rey de Cerdeña da orden al directorio Masónico de Lombardía de disolverse; éste transfiere, por acta auténtica, todos sus poderes a la Gran Logia Escocesa de La Sinceridad, en Chambéry. (p. 181.) 1789. – Suiza – Este año, el Directorio Helvético Romanche firma un tratado de alianza y de amistad con la Gran Logia de Inglaterra. 9 de junio – El mismo Directorio pierde a su Gran Canciller, a quien se lleva una muerte súbita; él era depositario de los archivos de la Orden, encerrados en tres cajas. El

4 Es en ese Convento, donde la Masonería Reformada se convirtió en el Régimen Rectificado,

cuando fue instituido, se dice, su cuarto y último grado o “grado del interior”, el de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa. (Ibíd., p. 299.) 5 Se sabe que el Gran Oriente de Francia no había sido invitado a enviar representantes a ese

Convento, reunido por iniciativa de los miembros de la clase XII del Régimen de los Filaletos (Logia de los Amigos Reunidos), y presidido por el H.·. Savalette de Langes, (1784: Ibíd., p. 160.) 6 Quizás de ahí ha nacido cierta leyenda, según la cual el régimen de los Filaletos se habría

conservado en Suiza hasta nuestros días; pero la respuesta del comité directorial quita toda verosimilitud a tal aserción.

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magistrado, encargado del precintado de los sellos, salvó dos; pero el tercero, que contenía los papeles más importantes, habiendo caído en manos de un funcionario tímido, el Directorio no puede conseguir que se le remita: esta circunstancia ocasiona una pérdida irreparable a la Sociedad. Se ha presumido que esta porción de los archivos había sido quemada7. (p. 183.) 1790. – Saboya -11 de enero. –La Gran Logia Escocesa de Chambéry habiendo sido forzada a suspender sus trabajos por orden del gobierno, las Logias de su jurisdicción se dividen, y pasan, unas bajo el régimen del Gran Oriente de Francia, y las otras bajo el del Gran Oriente de Ginebra; pero la mayoría se agrupa bajo las insignias del Gran Directorio Helvético Romanche (p. 185.) 1793. – Suiza- El Directorio Helvético Romanche suspende sus trabajos. Las Logias de Lombardía agregadas a ese cuerpo cierran sus talleres. El Directorio Helvético Alemán hace otro tanto. Éste, cuyos trabajos se desarrollaban en Zurich, los ha retomado posteriormente y trasladado a Basilea, bajo el magister (sic) de M. Burkart, antiguo landamann y sucesor del Dr. Lavater. El Directorio Helvético Alemán profesa el Régimen Rectificado, según la doctrina del Convento de Wilhelmsbad. (pp. 193-194.) 1794. – Saboya.- 20 de mayo. – Victor-Amédée-Marie de Saboya, rey de Cerdeña, emitió un edicto por el cual suprime la Franche-Maçonnerie (sic) en los Estados sometidos a su dominio. (p. 195.) 1808. – Francia. – Junio. – El Directorio de Borgoña (Régimen Rectificado), cuya sede había sido anteriormente transferido de Estrasburgo a Besançon, nombra al príncipe Cambacérès a la dignidad de Gran Maestro Nacional de la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa. (p. 239.) 1809. – Francia. – Marzo. – El Directorio de Auvernia (Régimen Rectificado), con sede en Lyon8, nombra al príncipe Cambacérès Gran Maestro Nacional del Rito de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, en Francia. Mayo. – El Directorio de Septimania, con sede en Montpellier, hace otro tanto; el príncipe acepta la dignidad, y presta juramento en esta cualidad. Se establece un consejo alrededor del Gran Maestro Nacional; está compuesto por el Sr. Fesquet, canciller de la Orden, del Sr. Caballero de Aigrefeuille9, diputado del distrito de París, representando al Directorio de la 5ª instancia (Borgoña), por el Sr. Lajard, representando a los Directorios de las instancias 2ª y 3ª (Auvernia y Septimania), finalmente por el Sr. Monvel, secretario nacional de la Orden. (pp. 242-253.) 1810. – Suiza. – 15 de octubre. – Fundación, en Lausana, del Gran Oriente Helvético Romanche10. El caballero Maurice Glaise es nombrado Gran Maestro Nacional. (p. 247.)

7 Es singular que se encuentren historias de ese género en buen número de Ritos masónicos; ésta

nos recuerda la de la pérdida y el descubrimiento de los archivos del Rito Primitivo, imaginada por el Eques a Capite Galeato (pp. 30 y 54-56 de la obra de Benjamin Fabre). 8 Se sabe que esta ciudad era la residencia del H.·. Willermoz.

9 Remitiremos aún al libro de Benjamin Fabre para lo que concierne a ese H.·. Charles d’Aigrefeuille,

primo del Eques a Capite Galeato. 10

El Régimen profesado por esta organización no se indica; pero parece que sea una continuación del antiguo Directorio Helvético Romanche.

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1811. – Francia. – 24 de junio. – El tratado firmado con el Régimen Rectificado, por los comisarios respectivos del Gran Oriente de Francia y de los Directorios Escoceses, es sancionado por la mayoría de dieciocho votos contra siete. (pp. 247-248.)

* * *

En el Tomo II (pp. 206-220), el H.·. Thory da el texto de los tratados concluidos, en 1776 y 1781, entre el Gran Oriente de Francia y los Directorios Escoceses.

* * *

No se hace ninguna mención, en las Acta Latomorum, de cuerpos del Régimen Escocés Rectificado que hayan existido en Malta, donde habría sido iniciado el general Bonaparte; pero ello no puede ser considerado como una prueba suficiente de que nunca los haya habido: Por lo demás, sobre los Ritos de altos grados que han podido practicarse en esa isla hacia finales del siglo XVIII, no encontramos en esta obra más que una sola indicación, que es la siguiente: 1771. – MALTA. – El llamado Kolmer, marchante jutlandés, uno de los emisarios de los Clérigos de la Estricta Observancia, estableció en Malta, en el interior de una Logia de francmasones, un Rito fundado sobre la magia, la kabalá, la adivinación y las evocaciones. El gobierno de la isla lo hace expulsar. Ese Kolmer se relacionó después, se dice, con Weishaupt, y lo ayudó a componer los Ritos del Iluminatismo (sic). (Tomo I, pp. 99-100.) Se sabe que los Clérigos de la Estricta Observancia eran una escisión de la Orden del mismo nombre, formada con la intención de rivalizar con ésta. Los Clerici pretendían poseer ellos solos los secretos de la asociación; enseñaban, como Kolmer, la alquimia, la magia, la kabalá, etc. (Ibíd., pp. 300 y 329.) Como es poco probable que el Rito establecido en Malta en 1771 haya estado aún en actividad en 1798, la cuestión de la iniciación de Bonaparte en los altos grados resta todavía por dilucidar definitivamente; como para su iniciación en los grados simbólicos, es verdaderamente llegar a alguna precisión sobre este punto. Se observará por otro lado que el H.·. Thory no hace mención ninguna del Régimen Escocés Rectificado de 1794 a 1808, y es precisamente en este intervalo cuando el H.·. Bonaparte debió de ser ahí admitido.

II Si la historia del período que va de 1794 a 1808 es muy oscura, hay que decir, por otra parte, que los orígenes mismos del Régimen Rectificado apenas lo son menos; lo que lo prueba es que los Directorios de Auvernia (Lyon), de Occitania (Burdeos) y de Borgoña (Estrasburgo), así como el de Septimania (Montpellier), son con frecuencia designados como habiendo sido establecidos bajo el régimen templario de la Estricta Observancia. No obstante, en lo que concierne a los tres primeros, el tratado de unión de 1776 especifica claramente que habían sido establecidos “según el Rito de la Masonería Reformada de Alemania”; en cuanto al cuarto, ese mismo tratado no le fue aplicado más que en 1781, y parece haber sido en el Convento de Lyon (1778) su adhesión a la rectificación que, tras el de Wilhelmsbad (1782), debía reemplazar en todas partes a la Estricta Observancia. Quizás se han identificado erróneamente las Provincias en las cuales ésta estaba dividida11 con los

11

Esas provincias eran: 1. Aragón; 2. Auvernia; 3. Occitania o Languedoc; 4. Lyon; 5. Borgoña; 6. Gran Bretaña; 7. Baja Sajonia, Elba y Oder, la Polonia prusiana, Livonia y Curlandia; 8. Alta Alemania, el Po, el Tíber, Italia y Sicilia; 9. Grecia y el Archipiélago. – Tras la reforma de Wilhelmsbad, la repartición de las Provincias pasó a ser la siguiente: 1. la Baja Alemania con Polonia y Prusia (se le dio ese rango porque fue la primera en actividad); 2. Auvernia con Lyon; 3. Occitania; 4. Italia y Grecia; 5. Borgoña y Suiza; 6. Alta Alemania; 7. Austria y Lombardía; 8. Rusia; 9. Suecia. (Acta Latomorum, Tomo II, pp. 134-135. – Cf. Notice historique sur le Martinésisme et le Martinisme, p. 43.)

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Directorios Escoceses teniendo la misma jurisdicción; pero eso no quiere decir que no haya habido, como en otra parte hemos indicado, relaciones más o menos directas entre esos diversos regímenes, al menos hasta el momento en que los partidarios de la reforma repudiaron oficialmente toda vinculación con los misteriosos Superiores Incógnitos, cualesquiera que hayan podido ser los verdaderos motivos de esta determinación quizás tan grave como la supresión más reciente del G.·. A.·. D.·. U.·. por el Gran Oriente de Francia. Por otra parte, lo que dificulta también la aclaración de los orígenes, es que hubo en realidad varias rectificaciones diferentes, al menos antes del Convento de Wilhelmsbad. En la Notice historique sur le Martinésisme et le Martinisme, por “Un Caballero de la Rosa

Creciente” (el H∴ Abel Thomas), que sirve de prefacio a las Enseignements secrets de

Martinès de Pasqually, y que ya hemos tenido varias ocasiones de citar12, leemos esto (p. 74): “Entre los sistemas escoceses rectificados, los más conocidos son: el Escocés Rectificado de Dresde, practicado en Alemania antes de establecerse la Estricta Observancia13; el Escocés Rectificado llamado de Swedenborg14; el Escocés Rectificado de De Glayre15; el Escocés Rectificado de Tschoud16; y el Escocés Rectificado de Saint-

12

Véase La France Antimaçonnique, año 25, n° 40, pp. 434-435, a propósito de un artículo del H.·. E. de Ribaucourt sobre “La L.·. el Centro de los Amigos” (reproducido en pp. 435-437). – Ver igualmente nuestros recientes artículos relativos a la cuestión de los Superiores Incógnitos (año 27, n

os 47, 49 y

51). 13

La reforma de Dresde data en efecto de 1755, y no es sino en 1763 cuando el barón de Hundt fue reconocido Gran Maestro provincial de la Masonería rectificada en Alemania (Acta Latomorum, Tomo I, p. 82). Los estatutos de la Orden Ilustre de la Estricta Observancia fueron publicados en 1767, época en la que se pretende, pero sin dar por otro lado la menor prueba, que el barón de Hundt se hizo católico para ser admitido en la Lata Observancia (Ibíd., Tomo I, p. 91, y Tomo II, p. 127). Es en 1754 (y no en 1743) cuando el barón de Hundt había recibido los altos grados templarios en el Capítulo de Clermont, instalado el 24 de noviembre de ese año por el caballero de Bonneville; pero, si “es ahí donde impulsó los principios y la doctrina de la (futura) Estricta Observancia”, no es sino a continuación, ciertamente después de 1756, cuando “se hizo el apóstol de ella en Alemania” e intentó realizar, en una organización superpuesta a la Masonería, el sistema que él había imaginado (Ibíd., Tomo I, pp. 68 y 71-72). – Cf. La France Antimaçonnique, año 27, n° 25, p. 292. Esta cuestión es particularmente interesante; volveremos pues a ella para tratarla aparte y con más detalles, en un estudio dedicado a la Estricta Observancia, como ya hemos anunciado (año 27, n° 47, p. 560). 14

El H∴ Thory menciona el Rito de los Iluminados Teósofos, fundado para la propagación del sistema

de Swedenborg, por Bénédict Chastanier, que lo estableció en Londres en 1767, y que consta de varios grados, entre otros el de Sublime Escocés de la Jerusalén Celestial (Acta Latomorum, tomo I, pp. 89, 308 y 318). El Rito de los Iluminados de Aviñón fue fundado por el benedictino Dom Pernéty (y no Pernetti), que compone el grado hermético de Caballero del Sol o Príncipe Adepto (convertido en el 28º Escocés); se introdujo en ese Rito la enseñanza de la doctrina del Martinismo (¿?) y del Swedenborgismo (Ibíd., pp. 297 y 339), lo mismo que en el Régimen de los Filaletos, instituido en

París, en 1773, por el H∴ Savalette de Langes, y “practicado en el interior de la Logia de los Amigos

Reunidos” (ibid., pp. 110 y 332). – Nos preguntamos hasta qué punto esos diversos regímenes pueden ser calificados de escoceses, pero lo que hay de cierto, es que eran todos diferentes del Rito

Swedenborgiano “restaurado” por el difunto H∴ John Yarker (cf. La France Antimaçonnique, año 27,

n° 25, p. 298, y también pp. 292-293). Lo que es no menos cierto, es que Swedemborg mismo jamás fundó ni Iglesia ni Rito masónico. 15

Como ese régimen es también llamado Escocés rectificado suizo, y como el nombre de De Glayre

no es mencionado por el H∴ Thory, nos preguntamos si ese nombre no sería el del Gran Maestro del

Directorio Helvético Romanche (1778: Tomo I, p. 131); pero no vemos por cuáles razones lo ha ocultado más bien que otros nombres que escribe con todas las letras (véase La France Antimaçonnique, año 27, n° 33, p. 386). 16 El barón de Tschoudy era miembro del Consejo de los Caballeros de Oriente, “establecimiento

fundado (en 1762) por el llamado Pirlet, sastre, en rivalidad con el Consejo de los Emperadores de Oriente y de Occidente” (Acta Latomorum, p. 80). Autor de L’Étoile Flamboyante (La Estrella Flamígera), quiso fundar una Orden con ese nombre, en 1766, en París, donde murió en París, en

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Martin17… En ese último sistema, se trata de una leyenda cristiana, la del Caballero Bienhechor (el caballero romano que, con sus espada, cortó en dos su manto y dio una mitad a un pobre, y que fue canonizado con el nombre de Saint Martin) de la Ciudad Santa (Roma)18, leyenda que es una suerte de adaptación de las virtudes caritativas del Hospitalario de Palestina19 y que, en esa circunstancia, presentaba la gran ventaja de escapar a las sospechas de los gobiernos20.” Esto se dice, a propósito del Convento que llevaron a cabo en Lyon, en 1778, los Directorios de Occitania, de Borgoña y de Septimania21, bajo la presidencia del H.·. J.-B. Willermoz, “con vistas a examinar los diversos medios que permitan una utilización

1769 (pp. 94-95, 312 y 360). Él fue uno de los apóstoles de la doctrina de Ramsay, compuso el grado de Escocés de San Andrés de Escocia (convertido en el grado 29º Escocés. N. del T.: Del Rito

Escocés Antiguo y Aceptado) (pp. 305-306 et 307). “Al morir legó varios manuscritos a los archivos del

Consejo de los Caballeros de Oriente, de los que era miembro, y entre otros la obra titulada “El Escocés de San Andrés”, a condición de no hacerlos imprimir; pero el Consejo no lo tuvo en cuenta; publicó (en 1780) y vendió esta última obra”, “conteniendo el desarrollo total del Arte Real de la Franche-Masonería” (pp. 95 y 367). Encontraremos el grado de Escocés de San Andrés, que “pertenece a varios regímenes”; ése es también el nombre del grado 2º del Rito de los Clérigos de la Estricta Observancia (pp. 300, 305 et 329). – En su obra sobre Le Symbolisme Hermétique (El

Simbolismo Hermético) (pp. 115-156), el H∴ Oswald Wirth ha reproducido con el título Un Catéchisme

hermético-maçonnique, el “Catecismo o Instrucción para el grado de Adepto o Aprendiz Filósofo sublime y desconocido” que se encuentra en L’Étoile Flamboyante del barón de Tschoudy (Tomo II, pp. 234 y siguientes). – Subrayemos, a propósito de todos esos grados y sistemas más o menos herméticos, que el rito practicado por el Directorio Helvético Romanche en 1778 “era puramente filosófico y no ya hermético” (Acta Latomorum, Tomo I, p. 137; citado en La France Antimaçonnique, año 27, n° 33, p. 386). 17

El “Caballero de la Rosa Creciente” añade: la mayor parte de los autores que han hablado de este último lo han atribuido falsamente, a causa de una homonimia, a Louis-Claude de Saint-Martin, y Papus no ha dejado de reeditar un error que le parecía servir para su tesis. Veremos por otra parte que Saint-Martin se ha tomado la molestia de refutar una leyenda que se había extendido en los diversos medios masónicos y que es reproducida sin examen en las obras de la mayor parte de los historiadores franceses y extranjeros.” 18

¿O Jerusalén? Los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa son también llamados Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén en Palestina (véase más adelante). 19

El grado 9º de la reforma de Saint-Martin llevaba primero el nombre de Caballero de Palestina o de la Aurora (Acta Latomorum, Tomo I, pp. 330-331). – En L’Étoile Flamboyante del barón de Tschoudy, se trata de cierta Orden de Palestina, “que habría existido en tiempos de Ramsay, y en los dogmas de la cual ese innovador habría impulsado una parte de su sistema” (Ibíd., p. 331). 20

Contra el sistema templario. –Según el “Caballero de la Rosa Creciente” (p. 75), “Bode ha pretendido que la policía lionesa pidió la supresión de la fábula templaria (sobre Pierre d´Aumont y sus compañeros) como atentatoria contra la seguridad del Estado, y que había amenazado con cerrar las Logias del Directorio, si éstas no renunciaban al sistema templario, que el gobierno consideraba como una especie de conspiración permanente contra los sucesores de Clemente V y de Felipe el

Hermoso”. Es ese mismo sistema el que el H∴ Starck iba a denunciar, en 1780, “como contrario a los

gobiernos y como sedicioso” (año 27, n° 49, p. 287) 21

Esos Directorios son aquí calificados de templarios, y el H∴ Willermoz de Gran Maestro provincial

de Auvernia; es posible que ese H.·., miembro del Rito de los Elegidos Cohen, haya estado igualmente afiliado a la Estricta Observancia, pero no hemos podido encontrar en ninguna parte el “nombre característico” que habría debido tener en esa cualidad (véase el cuadro, por lo demás

incompleto, dado por el H∴ Thory en la obra ya citada, Tomo II, pp. 135-138). – Destaquemos que,

según el mismo autor de la Notice historique “el papel de Hundt había terminado” desde 1775, tras el Convento de Brunswick (pp. 58-61; cf. Acta Latomorum, Tomo I, p. 117). Murió además poco después, el 8 de noviembre de 1776, a la edad de 54 años (Ibíd., pp., 122-123).

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inmediata del tratado concluido (en 1776) con el Gran Oriente de Francia” (p. 73)22. Se preconizaron allí diferentes sistemas, entre otros el Escocés Rectificado suizo de De Glayre, y aquel del que hacían uso, desde 1770, la Logia y el Capítulo de Saint-Théodore de Metz, con el nombre de Escocés reformado de Saint-Martin” (p. 74), sistema del que acaba de tratarse. El primero era presentado “por las Logias de la Suiza francesa” (o romanche) y el segundo por “los diputados de la Provincia de Borgoña”. “Tras el examen de esos sistemas, la asamblea elaboró el grado de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa (llamado también Caballero de la Beneficencia), que participa un poco de los dos23, limitándose a establecer la conexión con la Orden de los antiguos Templarios por una enseñanza histórica24 en el último de los grados que constituían la Orden interior, el de Eques Professus o de Gran Profeso25” (p. 76). “La Estricta Observancia se aproximaba a su fin”, que las maniobras de los Filaletos contribuyeron a apresurar, pues “fueron los afiliados de la Provincia de Borgoña los primeros en demandar la pronta reunión de un Convento encargado de resolver definitivamente la cuestión templaria” (p. 110). Ese Convento se abrió en Wilhelmsbad, el 16 de julio de 1782, bajo la presidencia del duque Ferdinand de Brunswick (Eques a Victoria), y, tras haber “renunciado a todos los Superiores Incógnitos”, como hemos ya dicho, tuvo que estudiar esta cuestión que era su principal objeto: “¿La Orden de la Estricta Observancia desciende de los Templarios”? “Esta cuestión agitó la asamblea durante cerca de veinte sesiones. El H.·.Ditfurth de Wetzlar declaró totalmente insuficientes las pruebas presentadas con el fin de establecer que la Orden descendía de los Templarios… El H.·. Bode (Eques a Lilio Convallium), hombre de inteligencia muy activa, al cual la Estricta Observancia debía la mejor parte de lo que había de bueno en ella, proponía, por sus lado, que se rehicieran todos los grados distintos a los tres primeros en un sentido más liberal, y que se pusiese fin a fábulas que no tenían ningún fundamento… Casi todos los Hermanos fueron de la opinión de que era preciso efectivamente reformar los altos grados y la organización general de la Orden, pero diferían sobre el sentido de esta reforma. De Beyerlé (Eques a Fascia) pedía que se anularan todos los grados superiores a los tres primeros, comprendida la Orden interior Templaria, y que las Logias fueran libres de administrarse como mejor les pareciera y de disponer de sus dineros; Ditfurth, que se añadiera simplemente a los tres primeros grados un cuarto grado en el que se enseñaría todo lo relacionado con la Francmasonería; también

22

“Ese Convento fracasó por las maniobras de los Filaletos en el entorno de la Gran Logia de Lyón y del Directorio mismo de Borgoña” (ibid.). Cf. Acta Latomorum, Tomo I, pp. 135-136. 23

El autor añade en una nota: “Ese grado se aproxima por otro lado más al de Hospitalario Templario que al de Caballero Bienhechor del Escocés de San Martín; pero, tras el Convento de Wilhelmsbad, se inclinará hacia el Escocés de San Andrés.”– Parece haberse confundido, pues el Escocés de San Andrés y el Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa, son dos grados distintos en el Régimen Escocés Rectificado. Como quiera que sea, el grado de Caballero de la Beneficencia fue, si no

instituido (como lo dice el H∴ Thory), al menos transformado en el Convento de Wilhelmsbad, donde

vamos a reencontrarlo (cf. La France Antimaçonnique, año 27, n° 33, p. 387, note 1). 24

Véase el Rituel publicado por Jean Kostka (el H∴ Jules Doinel) en Lucifer Démasqué (pp. 276-295).

25

Según nuestro autor, “esas decisiones explican las sospechas de los historiadores masónicos que concluyeron que las actuaciones del Convento de Lyón que la negación del sistema templario había sido más aparente que real. Sus sospechas son tanto más fundadas cuanto que las Provincias francesas, y en particular la de Auvernia, recibieron, como en el pasado, sus instrucciones y sus

órdenes de la Gran Maestría de Brunswick” (pp.76-77). – No obstante, el H∴ de Ribaucourt, en su

artículo ya citado, dice que “la Estricta Observancia no existió ya en Francia a partir de 1778”, es decir, desde el Convento de Lyón (ver La France Antimaçonnique, año 25, n° 40, p. 436). Puede añadirse que cesó incluso de existir en Alemania, según toda apariencia, a partir del Convento de Wilhelmsbad (1782).

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pedía que los judíos fuesen admitidos en el futuro26. Sus propuestas fueron apoyadas por Knigge. Willermoz era de la opinión de que se mantuviera la Orden interior, pero legitimando las rectificaciones del Convento de Lyon aceptando de manera general el Caballero de la Beneficencia; Moth y Dietholm Lavater (Eques ab Æsculapio), que se cuidara a las diversas confesiones cristianas, etc., etc… Como había que llegar a una solución y la discusión amenazaba con eternizarse, el H.·. Bode propuso abandonar el fondo de la cuestión27 y contentarse con decidir modificaciones en el espíritu del siglo y ventajosas para todas las religiones. Esta proposición fue la señal para una suerte de transacción,… por la cual se intentó contentar a todo el mundo, sin llegar por otro lado a satisfacer a nadie. Se acordó, en favor de Bode, de Knigge y de Beyerlé, que las Logias guardarían su administración interior; pero se decidió, en favor de Ditfurth, que los tres grados simbólicos trabajarían bajo la vigilancia del cuarto grado, el de Maestro Escocés28, que, para contentar a Willermoz y a Dietholm Lavater, se transformó en el de Caballero de la Beneficencia, practicado en Francia y en Suiza desde 1778, decretando no obstante que, si lo requirieran motivos particulares, sería permitido a todas las Provincias y Prefecturas no hacer uso de ese grado. Finalmente, la dirección central, (de Brunswick) y los partidarios templarios recibieron satisfacción, en que el grado de Caballero de la Beneficencia comportó en adelante una enseñanza histórica29 en la cual se establecía la conexión de los tres primeros grados con la Orden templaria, representada por la Orden interior y sus dos grados: el Novicio y el Caballero Templario, (este último) subdividido en cuatro grados: Eques, Armiger, Socius y Profeso” (pp. 114-117). Lo que se indica en la capitulación siguiente, que firmó el duque Ferdinand de Brunswick, tomado el título de Eminencia en su cualidad de Gran Maestro: “A los tres grados simbólicos de la Masonería, no se añadirá más que un solo grado, el de Caballero de la Beneficencia. Este grado debe ser considerado como el puente de comunicación entre la Orden exterior y la Orden interior. La Orden interior debe componerse de los dos grados de Novicio y de Caballero30. Los oficiales de la Logias pueden formar el comité de la Logia, y preparar allí los temas a tratar. No se examinará si están investidos de los grados escoceses. En cada distrito, la Logia escocesa debe ejercer una vigilancia inmediata sobre las Logias simbólicas. Las decoraciones de la Orden interior deben ser conservadas31” (pp. 117-118).

26

Esta última demanda hay que relacionarla con lo que decíamos, con respecto a los judíos, en nuestro anterior artículo sobre “Estricta Observancia y los Superiores Incógnitos” (año 27, n° 47, p, 564, y n° 49, p. 585). 27

Luego, en realidad, la cuestión del origen de la Estricta Observancia, no fue resuelta, como tampoco la de la existencia y atribuciones de los Superiores Incógnitos; prudentemente, se atuvo a medidas de alcance práctico inmediato, y que, como quiera que se haya dicho, no prejuzgaban ninguna solución definitiva, pero suprimían para sus adherentes toda posibilidad de relaciones directas con los Superiores Incógnitos. 28

Parece que se trate aquí del Escocés de San Andrés, cuyo nombre, retomado luego, habría desaparecido por entonces reemplazado totalmente por el de Caballero de la Beneficencia; si es así, esa grado era diferente a pesar de la similitud de nombres, (y contrariamente a lo que antes ha dicho el autor), del grado interior de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa, el mismo precisamente que es designado un poco después como el Caballero Templario. 29

Esta enseñanza no existía antes más que en el último grado de la Orden Interior, como antes hemos visto. 30

Señalamos que la designación de Templario no figura en ese texto. 31

El autor remite a Sindner, Widekind, Beyerlé, Paganucci, etc. – En una nota (p. 119), él señala el hecho siguiente, que ya hemos mencionado según Thory: “Este mismo año (1783), el Directorio Helvético Romanche fue disuelto por la autoridades de la República de Berna.”

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29

“Así, como ha señalado Eckert, el resultado del Convento de Wilhelmsbad fue una transacción intermedia entre los diversos sistemas; pero “varias Provincias rechazaron adoptar las conclusiones del Convento” y la rectificación que había elaborado. “Las Logias de Polonia y de Prusia practicaron, las primeras, el Rito Escocés rectificado de De Glayre, las segundas, los sistemas de Zinnendorf (Eques a Lapide Nigro) o de Wœllner (Johannes, Eques a Cubo). Las Logias de Hamburgo y de Hanover adoptaron el sistema de Schrœder32, las de la Alta Alemania se alinearon en el sistema ecléctico establecido por Ditfurth33 o contrajeron alianzas con los Iluminados de Weishaupt.” (p. 120). En suma, el nuevo Régimen Rectificado “no fue realmente adoptado en el extranjero más que por la Provincia de Lombardía (1783-1784), por los dos Directorios Helvéticos (1783)34, por el de Hesse-Cassel y por una Logia de Dinamarca (1785); pues tenemos motivos para creer que la Logia central de Brunswick (Carlos en la Columna Coronada), la de Dresde, la de Praga y la de Bayreuth continuaron con el sistema antiguo35. “En Francia, solamente las Provincias de Auvernia y de Borgoña practicaron el nuevo sistema. De las otras dos Provincias, la de Occitania no existía ya; en cuanto a la otra, la de Septimania, reducida a los ocho miembros de la Logia de Montpellier, que, en 1781, había concluido un tratado con el Gran Oriente de Francia, aparenta, según los documentos que nos quedan, no practicar ya ni el antiguo ni el nuevo sistema” (pp. 121-122). En cuanto a la causa del debilitamiento y desaparición de los Directorios, una de ellas no era otra que “la lucha sostenida por los Filaletos por la autonomía de la Masonería nacional (en Francia) contra la hegemonía de la Logia directorial de Brunswick, lucha que, en razón de la poca importancia de los Directorios franceses, debía fatalmente llevar a su fusión con el Gran Oriente”. En el extranjero, “la verdadera causa de la caída de los Directorios reside en el descrédito que la Orden de los iluminados debía lanzar sobre esos territorios (sic) tras los escándalos de 1784 y las investigaciones de 1785” (p. 124); pero no tenemos que entrar aquí en los detalles de esta historia, además bastante conocida, y que nos llevaría demasiado lejos de nuestro tema. Nos bastará decir que, tras esos acontecimientos, “los gobiernos comenzaron a inquietarse”, y que los Directorios, de los que se había señalado las numerosas afiliaciones en la Orden de los Iluminados, fueron los primeros perseguidos (tras las Logias de Baviera y de Baden). El Directorio Helvético estaba ya cerrado cuando, en 178636 una ordenanza del rey de Cerdeña provocó la clausura del Directorio de

32

Véase año 27, n° 49, p. 586, nota 4. 33

El autor añade aquí una nota: “Nos ha sorprendido no poco leer en Papus: ‘Es Willermoz el único que, tras la Revolución, continuó la obra de su iniciador (léase Martinès) amalgamando el Rito de los Elegidos Cohen con el Iluminismo del barón de Hundt para formar el Rito Ecléctico.’ Frase que contiene tantos errores como palabras”. 34

“Debemos todavía decir que la adaptación no tuvo ningún efecto para uno de esos Directorios, puesto que el Helvético Romanche acababa de ser disuelto”. –Sin embargo, había establecido un comité encargado de mantener sus relaciones exteriores; además, las Logias de Lombardía agregadas a ese cuerpo, no fueron definitivamente cerradas más que en 1793. 35

No obstante, ninguna razón se indica para justificar esta aseveración. –Por otro lado, sería interesante saber qué Régimen se adoptó por el Gran Oriente de Polonia y del Gran Ducado de Lituania, fundado el 27 de febrero de 1784 (Acta Latomorum, Tomo I, p. 161) 36

Como hemos visto, Thory asigna por otra parte a ese hecho la fecha de 1788 (Acta Latomorum, Tomo I, p. 181). Recordemos que el Directorio de Lombardía transfirió sus poderes a la Gran Logia Escocesa de Chambéry, que debió ella misma suspender sus trabajos en 1790 por orden del gobierno (ibid., p. 185).

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Lombardía y la clausura para siempre de todos las Logias de su competencia en la séptima Provincia” (p. 131). Volviendo a Francia, vemos que en 1793 “el Directorio de Auvernia era el único que aún tenía una logia en actividad, la de la Beneficencia, en Lyon”, que era siempre dirigida por Willermoz37, pero que por otro lado “estaba atrapada por todos los horrores de un asedio inmisericorde (p. 163). Es cierto que la situación de los otros Cuerpos masónicos era entonces la misma, y que “estaban obligados a suspender sus asambleas”; el Gran Oriente mismo “veía sus archivos dispersados” *, y una sola de esta poderosa asociación continuaba sus reuniones, la Logia del Centro de los Amigos” (p. 162). Es precisamente esta última Logia la que debía “en su calidad de Logia reorganizadora del Gran Oriente de Francia ocuparse en 1808 de obtener para los Directorios franceses la protección del príncipe Cambacérès” (p. 175, en nota). En efecto, “esos tres Directorios (Besançon, Lyon38, y Montpellier) se despertaron de nuevo sucesivamente de 1805 a 180839, y se reclamaron casi enseguida del Gran Oriente; pero éste estaba poco deseoso de renovar los tratados anteriores, y acordó un reconocimiento entero de las Logias directoriales cuando estas últimas escogieran un Gran Maestro nacional… En junio de 1808, el príncipe Cambacérès, Gran Maestro adjunto del Gran Oriente, aceptó, con el título de Eques Joanes (sic) Jacobus Regis a Legibus, este cargo de Gran Maestro nacional para la Provincia de Borgoña. En marzo de 1809, Willermoz obtuvo el mismo favor para la Provincia de Auvernia (de la que era Gran Maestro)40, y, en mayo de 1809, fue el turno de la Provincia de Septimania. Pero ello no impidió a los Directorios desaparecer poco después, tras la muerte de Willermoz” (pp. 142-143). Aún los vemos, el 14 de junio de 1811, renovar el tratado de unión de 1776 con el Gran Oriente, pero parece que sea ése el último acto de su existencia**.

37

En 1790, “Saint-Martin, por completo dedicado a sus estudios de mística, había resuelto separarse definitivamente del Régimen Rectificado, en el cual no figuraba ya más que por amistad por Willermoz”, y había enviado a éste su dimisión de la Orden Interior (pp. 156-159). * (Cabe recordar que, contrariamente a la leyenda, el nuevo Régimen republicano prohibió todas las

actividades masónicas durante varios años. Nota del T.). Véase: http://www.uned.es/dpto-

hdi/museovirtualhistoriamasoneria/6historia_%20masoneria_paises/M%20y%20Rev%20Francesa%20mi

to%20y%20realidad.htm

38

“La Logia de la Benevolencia ¿(o de la Beneficencia)? Fue de nuevo despertada el 24 de septiembre de 1806”. 39

Según eso, el H∴ de Ribaucourt cometería un error diciendo, según Galiffe (Chaîne Symbolique),

que los Directorios “tomaron parte, en 1804, en el concordato que reunió en un mismo haz todos los Ritos practicados en Francia”. 40

El autor añade aquí en nota: “Cosa extraña, el Sr. Papus, que menciona este hecho relatado en una carta de Willermoz al príncipe Charles de Hesse (Gran Maestro general del Régimen Rectificado desde 1792), lo atribuye a la Orden de los Elegidos Cohen añadiendo que eso le permitió continuar esta Orden hasta 1810”. – Willermoz otorgó a la Logia del Centro de los Amigos, como intercambio de

sus servicios, el título de Prefectura. Según el H∴ de Ribaucourt, esta Logia, que habría trabajado

hasta 1838, “había pasado al Rito Rectificado”; pero el autor de la Notice historique dice solamente que ella “continuó hasta 1829 practicando ese Rito junto con el Rito Francés y el Rito Escocés Antiguo y Aceptado” (p. 175, en nota). ** (El 14 de diciembre de 2013 ha despertado un llamado “Directorio Nacional Recificado de Francia-

Gran Directorio de las Galias”, escindiéndose del Gran Priorato de las Galias. N. del T.).

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“En 1810, en la víspera de extinguirse por falta de miembros, el Directorio de Borgoña transmitió sus poderes a una Logia de Ginebra, la Unión de los Corazones41, y, gracias a este artificio, el Directorio Helvético, que acababa de despertar de nuevo en Basilea, pero que el Gran Oriente de Francia rechazaba reconocer, pudo permanecer en relaciones con ese Gran Oriente por intermedio de la Unión de los Corazones. “En 1811, el Directorio Helvético nombró para Gran Maestro provincial a Pierre Burkhard42. En 1812, el Gran Oriente Helvético Romanche43 hizo una tentativa para reunir todas las Logias de Suiza bajo su autoridad suprema; pero esta tentativa fracasó porque, por un lado, el Directorio Helvético hizo de la aceptación del Rito Rectificado la condición sine qua non de su unión, y que por otro lado, la Logia de la Esperanza de Berna, que encontraba ese sistema tan poco en relación con la pura enseñanza primitiva de la Masonería como su constitución misma lo estaba con la libertad que se deseaba, creyó no poder entrar en esos puntos de vista44. En 1816, hubo una nueva tentativa de fusión que fracasó como la primera, porque el Directorio Helvético rechazó declarar su completa independencia con respecto al Gran Maestro alemán, el príncipe de Hesse, sucesor del duque de Brunswick. El Directorio Helvético continuó vegetando hasta 183045. No había ya entonces Directorios ni en Francia, ni en Alemania, ni en Rusia46; y, a partir de 1836, ya no se nombró Gran Maestro general de la Orden, ni Grandes Maestros provinciales, ni incluso Gran Prior Helvético47. También el movimiento unionista suizo ganó terreno. Sin embargo, no fue más que el 22 de enero de 1844 cuando el Directorio Helvético se decidió a fusionar48. “Desde entonces, Dinamarca fue el último reducto del Rito Rectificado, y de sus Caballeros Bienhechores refugiados en la Logia Estrella Polar de Copenhague; lo fue hasta el 6 de enero de 1855, fecha en la cual el rey de Dinamarca abolió definitivamente ese sistema para reemplazarlo por el de Zinnendorf” (pp. 173-175).

41

Sin embargo, ese Directorio tomó parte, como los otros dos, en el tratado de 1811; hay que concluir pues que no estaba todavía totalmente extinguido. 42

Éste es el que Thory designa como “el Sr. Burkart, antiguo landamann y sucesor del doctor Lavater” (Acta Latomorum, Tomo I, p. 193); pero seguramente se equivoca cuando lo califica de “Gran Maestro de las Logias de Suiza en 1793” (ibid., Tomo II, p. 297). 43

Fundado en Lausana el 15 de octubre de 1810 (Acta Latomorum, Tomo I, p. 247), y cuya creación había sido autorizada por el Gran Oriente de Francia. Su Gran Maestro nacional era el “caballero Maurice Glaise, literato, autor de varios escritos didácticos” (ibid., Tomo II, p. 326). 44

La Logia de la Esperanza pasó a ser después Gran Logia Provincial bajo la obediencia de la Gran Logia de Inglaterra; después aprovechó la disolución del Gran Oriente Helvético Romanche para formar, en 1822, la Gran Logia Nacional Suiza. 45

Proclamado de nuevo en 1823 en Basilea y en Zurich, estaba por entonces compuesto de los miembros de las Logias Amistad y Constancia y Modestia cum Libertate. 46

“A decir verdad, el Directorio de Brunswick desapareció en julio de 1792, a la muerte del duque. El último Directorio de la Provincia de Rusia desapareció el 12 de agosto de 1822, tras el ukase del emperador Alejandro”. 47

Parece, no obstante, que haya que hacer reservas sobre este último punto, el Gran Priorato Helvético (o mejor de Helvetia) habiéndose mantenido activo hasta nuestros días (véase más adelante). 48

Es en 1844, en efecto, cuando fue fundada la Gran Logia Alpina, que tuvo por primer Gran Maestro

al H∴ J.-J. Hottinguer, anteriormente Canciller del Directorio Escocés. – Sin embargo, hay que

preguntarse si, en ese momento, hubo fusión o simplemente unión.

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Eso parecía terminar la historia del Régimen Rectificado, al menos en el pensamiento de nuestro autor; pero no es así en la realidad puesto que ese sistema se ha conservado, si no en Dinamarca, al menos en Suiza, y que el Supremo Consejo actual de este último país se

afirma, como lo dice el H.·. de Ribaucourt, “el continuador del Directorio Helvético Romanche”. Este último no habría pues desaparecido en 1844, cuando fue constituida la Gran Logia Suiza Alpina; pero, tras haber adoptado, en una época no determinada “los cuatro órdenes de la Masonería roja del Rito Francés”, se habría finalmente “pasado al Rito Escocés Antiguo y Aceptado en 1873” 49. “En cuanto al Gran Priorato Independiente de Helvetia, dice aún el H.·. de Ribaucourt50, es la Potencia Templaria más antigua existente y cuya existencia no haya sufrido ninguna interrupción. Unido a la Estricta Observancia durante un tiempo, y habiéndola precedido51, esta Potencia de Altos grados antaño formaba parte de la quinta Provincia (Borgoña). Sus Logias azules fueron numerosas; también ella (como el Directorio, convertido en Supremo Consejo) debió abandonar a la Alpina sus tres primeros grados. También extrajo sus elementos en las Logias rectificadas de la Alpina52, que es así conservadora de su Orden interior. El grado de Escocés de san Andrés hace de puente entre las Logias azules y su Orden Templaria (o sea, la Orden Interior, o de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa).” Es por tanto, en definitiva, el Gran Priorato de Helvetia el único que ha conservado el Régimen Rectificado en sus grados interiores, y cuyos miembros han recientemente de nuevo “despertado” ese mismo Régimen en el seno del Gran Oriente de Francia. En efecto, “en 1910, algunos franceses poseedores de los altos grados del Régimen Escocés

rectificado de Ginebra (y entre los cuales estaba el H∴ de Ribaucourt, del cual tomamos esta

cita) fundaron en París una Logia azul y una Logia de Escocés de san Andrés, bajo la obediencia del Gran Oriente de Francia, Gran Directorio Escocés Rectificado (sin duda en virtud del tratado de 1811). Esta Logia, que fue instalada en la primavera de 1811, ha tomado como título distintivo el de Centro de los Amigos, en recuerdo de la antigua Logia del mismo nombre, que había conservado la “luz” durante la Revolución, y por deferencia hacia la última Logia rectificada de Francia”. En esta circunstancia, el Gran Priorato Independiente de Helvetia y el Gran Oriente de Francia concluyeron, el 18 de abril de 1911, un tratado53 al cual el H.·. Bertholon, miembro del Gran Colegio de Ritos, hizo alusión en estos términos en un discurso que pronunció, el año último, en el International Masonic Club de Londres: “El Gran Oriente ¿no acaba de probar que no es ateo en principio, autorizando a unos Masones a retomar, en Francia, el antiguo Rito Rectificado, que es un Rito cristiano (léase protestante)54, y contrayendo una

49

Esta fecha es la de la constitución del Supremo Consejo de Suiza; el tratado que rige sus relaciones con la Gran Logia Alpina se firmó en 1876. 50

En el artículo que ya hemos citado. 51

Sería interesante saber a qué Régimen se vinculaba primitivamente; pero no creemos que se puedan encontrar pruebas seguras de su actividad ininterrumpida remontándose más allá de 1769. En todo caso, es perfectamente admisible que hayan podido existir, incluso en esa época, Potencias templarias no pertenecientes al Régimen de la Estricta Observancia. 52

El Régimen Rectificado se ha pues mantenido, para los grados simbólicos, en el seno mismo de la Alpina, que, como el Gran Oriente de Francia, admite perfectamente la diversidad de Ritos practicados en sus Logias. 53

Por este tratado, las dos Potencias establecieron así la equivalencia de sus grados respectivos: el

18º del G∴ O∴ (Rosa-Cruz) equivale al 4

º del G∴ P∴ (Escocés de San Andrés); el 30

º del G∴ O∴

(Caballero Kadosch) al 5º del G∴ P∴ (Escudero Novicio); el 33

º del G∴ O∴ al 6

º del G∴ P∴ (Caballero

Bienhechor de la Ciudad Santa). 54

Señalemos, a este propósito, que el H∴ de Ribaucourt es pariente próximo del H∴ Ferdinand

Buisson.

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alianza con la sola Potencia existente de ese Régimen en Suiza?” Se ve aquí todo el partido que el Gran Oriente de Francia ha buscado sacar de este acontecimiento en sus tentativas por aproximarse a la Masonería protestante de los países anglosajones; y eso era tanto más lógico, además, cuanto que el Gran Priorato de Helvetia, con el cual el Gran Oriente había así “contraído una alianza”, está él mismo en relaciones con las Potencias Templarias de lengua inglesa55 desde el 12 de mayo del mismo año 1911. En efecto, en una reunión mantenida en Londres en esta fecha56, El Gran Priorato de Inglaterra y de Gales ratificó, tras el informe del Consejo del Gran Maestro, el reconocimiento del Gran Priorato de Helvetia, Cuerpo templario con sede en Ginebra y existente de manera ininterrumpida desde 1769, como Cuerpo soberano con el poder de conferir las Órdenes de Escudero Novicio y de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa, y rigiendo la Orden del Temple para Suiza. El Consejo había designado un comité que, tras profunda investigación, reconoció que las pretensiones de ese Cuerpo estaban fundadas, y que una de las Logias de Ginebra trabajando bajo su obediencia había, en 1791, iniciado en la Masonería a S. A. R. El príncipe Eduard, más tarde duque de Kent, que fue seguidamente admitido en todos los grados y se convirtió en Gran Patrón de los tres grados superiores57.” Los Grandes Prioratos de Irlanda y de Escocia adoptaron poco después mociones semejantes a la del Gran Priorato de Inglaterra y de Gales58. Sería interesante tener más amplios detalles sobre la historia del Gran Priorato de Helvetia, y particularmente sobre su actividad en el período en que los otros Cuerpos practicantes del Régimen Rectificado habían desaparecido o habían caído “en sueños”59. Lo que nos parece bastante singular es el silencio que guardan a este respecto los escritores masónicos; ésa es, en nuestra opinión, una razón más para otorgarle alguna importancia60.

III Según lo que acabamos de decir, puede entreverse, como consecuencia del nuevo “despertar” del Régimen Rectificado en Francia, la posibilidad de una aproximación entre el Gran Oriente de Francia y la Masonería inglesa; pero… el Masón propone y el Gran Arquitecto dispone, y, en efecto, precisamente con relación al “Gran Arquitecto” acaba de

55

Esas Potencias, unidas entre sí por un concordato, son: el Gran Priorato de Inglaterra y de Gales, el Gran Priorato de Irlanda, el Gran Priorato de Escocia, el Gran Priorato de Canadá, y el Gran Campamento de los Estados Unidos. 56

A esta reunión asistía el H∴ W. B. Melish, Gran Maestro del Gran Campamento de los Estados

Unidos. 57

The Freemason, números del 29 de abril y del 3 de junio de 1911. – El duque de Kent convirtióse, en 1813, en Gran Maestro de la Gran Logia de Inglaterra. 58

The Freemason, n° del 6 de enero de 1913. – Vemos también ahí que el H∴ Frédéric Amez-Droz,

Gran-Cruz del Gran Priorato de Helvetia, asistía a la reunión del Gran Priorato de Inglaterra de diciembre de 1911, y que la Orden de Malta le fue conferida en el curso de esta reunión. En ese momento, se podría esperar ver un día a esa misma Orden cristiana conferida a algún miembro eminente del Gran Oriente de Francia, Gran Directorio Escocés Rectificado y “aliado” del Gran Priorato de Helvetia: pero, desde entonces, esta “alianza” se ha roto, como luego se verá. 59

Es decir, como hemos visto, entre 1794 y 1808 aproximadamente. 60

Añadamos aquí que se ha fundado recientemente en Genval (Bélgica), una logia de San Juan del Régimen Escocés Rectificado, con el título distintivo de Pax et Concordia. Esta Logia tiene por

Venerable al H∴ G. Smets-Mondez; la consagración de su templo ha tenido lugar el 30 de octubre de

1913. Los trabajos se desarrollarán ahí “según las reglas seguidas en las Logias que se reclaman de la Masonería regular del Reino Unido”.

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estallar un cisma que anula todas esas combinaciones. Este acontecimiento se ha reportado en un artículo del Sr. Albert Monniot, aparecido en La Libre Parole del 10 de enero de 1914, bajo el título: “Una nueva Obediencia: Escisiones en la Francmasonería”, y que creemos bueno reproducir aquí íntegramente. “Hemos ya tenido que ocuparnos de las virulentas campañas impulsadas contra el Gran Oriente de Francia por un grupo masónico denominado “Los Amigos de la Verdad” 61. Se

denuncian en ella los escándalos del G∴ O∴, su acción exclusivamente política y “plato de

mantequilla”, su miserable reclutamiento, las tenidas deplorables de sus Logias, y se llega hasta a negar la validez de los grados que confiere, hasta su existencia misma con relación a la Masonería universal. “Parece que esos ‘Amigos de la Verdad’ se reclutan sobre todo en la Gran Logia de Francia (Rito Escocés), y que así se acusa el antagonismo entre las dos grandes Obediencias francesas. “Pero he aquí que las disensiones se agravan, que un nuevo grupo se levanta frente a la omnipotencia demasiado manifiesta del Consejo de la Orden del Gran Oriente, y el “Gran Arquitecto del Universo” -¿quién lo hubiera creído?- es la causa inicial de este nuevo conflicto. “Se sabe que la Francmasonería fue deísta, al menos en apariencia, hasta finales del último siglo. Se limitaba a llamar a Dios el Gran Arquitecto del Universo, y se pretendía trabajar a su gloria62. “Unos francmasones se consideran tradicionalistas a su manera, y, en el último Convento, planteaban un conflicto que la Libre Parole*** ha reportado así:

La segunda pregunta es así planteada por el H∴ de Ribaucourt (Ferdinand Fréderic-

Édouard), doctor en ciencias, ayudante en la Sorbona, grado 33º y Venerable de la Logia de San Andrés “El Centro de los Amigos” (Rito Escocés Rectificado). El H.·. de Ribaucourt querría saber por qué razón (¡el curioso!) el Consejo de la Orden ha

suprimido la fórmula A∴ L∴ G∴ D∴ G∴ A∴ D∴ L∴ U∴ (A la Gloria del Gran Arquitecto del

Universo) que él había, por un compromiso solemne, tolerado en el Capítulo de San Andrés, denominado “El Centro de los Amigos”. Él hace el elogio del principio del “Gran Arquitecto”, que significa Dios y que es el único que puede moralizar los talleres superiores (Capítulos y Consejos). El H.·. Boulay, industrial en París, miembro del Consejo de la Orden, responde al H.·. de Ribaucourt que toda tolerancia tiene un límite y que la fórmula del “Gran Arquitecto” es muy chocante para los miembros del Consejo de la Orden. (¡Siempre la omnipotencia! Sólo cuenta la opinión del Consejo de la Orden). El H.·. Gauthier, en medio de un tumulto infernal (hay que decirlo), toma a su vez la palabra a favor de la fórmula del “Gran Arquitecto” y de la tesis espiritualista. Pide a sus HH.·. que prueben la inexistencia de Dios (¡a ti, Sebastián Faure!) y recuerda que sin Dios la Francmasonería no habría podido atravesar los siglos.

61

Es bastante curioso señalar, aunque pudiese no ser sino una simple coincidencia, que esta denominación de Amigos de la Verdad no es sino la traduccción del nombre griego Philalethes. Sin embargo, es bueno, para no exagerar nada, decir que no se trata aquí, en realidad, ni de un Régimen, ni incluso de una Logia (ha habido varias con ese nombre), sino de un simple “grupo” masónico-profano. 62

Esto no es quizás del todo exacto, pues estimamos que la noción de Dios y la concepción masónica del “Gran Arquitecto del Universo” pueden ser muy diferentes en principio, incluso si no lo son siempre de hecho en el espíritu de todos los Masones. ***

La Libre Parole era un periódico católico antimasónico. N. del T.

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35

“Pretendéis ser ateos, les dice, ¡y tenéis miedo de Dios! Vuestras fórmulas están vacías de sentido; no sois más que hombres sin principios que se lanzan al asalto del poder”.

Un tumulto espantoso acogió este final. Los HH∴ están furiosos. Comprendo eso. No gusta

oír esas cosas, sobre todo por uno de los suyos. Bien se sabe que es cierto, pero no hace falta que el público lo sepa.

Eso es también lo que piensa el H∴ doctor Sicard de Plauzolles, orador del Convento,

que se opone a dar voz en el orden del día a los HH∴ de Ribaucourt y Gauthier.

“Los protestatarios no se dieron por vencidos, como lo testimonia este documento:

A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo

GRAN LOGIA INDEPENDIENTE Y REGULAR PARA FRANCIA Y LAS COLONIAS FRANCESAS

SABIDURÍA, BELLEZA, FUERZA63.

Sola Obediencia de Francia reconocida como justa y regular por la “Gran Logia de

Inglaterra” En el nombre de la Orden Manifiesto O. de París, el 27 de diciembre de 1913. Bien Amados Hermanos64, Nos complace llevar a vuestro conocimiento que, en virtud de nuestros plenos poderes del 29 de septiembre de 1910, que han retomado fuerza y vigor, hemos sido llevados, para salvaguardar la integridad de nuestros Rituales Rectificados y salvar en Francia la verdadera Masonería de Tradición, única mundial a constituirnos en Gran Logia Nacional Independiente y Regular para Francia y las Colonias francesas. Nuestra Gran Logia Nacional Independiente y Regular acaba, además, de ser reconocida oficialmente, el 20 de noviembre de 1913, por la Gran Logia de Inglaterra, nuestra madre de todos, y el anuncio ha sido hecho oficialmente el 3 de diciembre de 1913 por el M. R. Gr. Maestro en su Mensaje del centenario de la G. L. de Inglaterra65, y por el M. R. Pro-Gran Maestro Lord Ampthill, que ha desarrollado amistosa y fraternalmente sus consecuencias para el mayor bien de las relaciones masónicas entre nuestros dos países66.

63

Los dos últimos términos de ese terciario están aquí invertidos con relación al orden observado anteriormente. 64

Esta apelación, en lugar de “Muy Queridos Hermanos”, es particular del Régimen Rectificado. –Se observará también, en las abreviaciones, la supresión de los tres puntos, que tampoco son usados en la Masonería inglesa. 65

O más bien de la unión de las dos Grandes Logias de los Antiguos y de los Modernos, en 1813, para formar la Gran Logia Unida de Inglaterra, bajo la Gran Maestría del duque de Sussex. 66

Véase más adelante la traducción de los documentos de los que aquí se trata.

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Nuestra Gran Logia Nacional Independiente y Regular adoptará el principio de la descentralización administrativa, reservándose los Altos Poderes en cuanto al ejercicio del Rito, en cuanto a las relaciones del exterior y del interior. Ella practicará el Viejo Rito Rectificado y se mantendrá en el eje de la Francmasonería universal. Tenemos pues toda autoridad: 1° Para fundar, tras consultas, Grandes Logias Provinciales en las grandes ciudades de Francia y en las principales colonias; 2° Para otorgar constituciones de Logias Regulares Rectificadas y para regularizar todo título masónico, según la previa opinión de los Grandes Maestros Provinciales. Recibid, Bienamados Hermanos, la expresión de nuestros sentimientos más fraternales. En el nombre de la Gran Logia Nacional Independiente y Regular para Francia y las Colonias francesas, E. de Ribaucourt, Gran Maestro, 86, Boulevard de Port-Royal, París. En el nombre de la Gran Logia Provincial de Neustria (R. Logia “El Centro de los Amigos” de París) Charles Barrois, Pro-Gran Maestro. En el nombre de la Gran Logia Provincial de Aquitania (R. Logia Inglesa n° 204 de Burdeos)67, C. Duprat, Gran Oficial Delegado. “Es, como se ve, un nuevo grupo masónico68 que se constituye, conforme a los principios generales de la Francmasonería universal, aunque se califique de nacional, en oposición con ese Gran Oriente al que las otras Masonerías han casi expulsado. “No tenemos más que constatar esas profundas divergencias. “Pero ¿no es notable que, incluso en ese medio gangrenado, y por iniciativa de científicos, renazca la idea de Dios?”69

67

Esta Logia, que pertenecía anteriormente al Gran Oriente, es una de las más antiguas de Francia; en efecto, su fundación, según el anuario oficial, se remontaría al 27 de abril de 1732. 68

En nuestra opinión, un “Régimen” es incluso algo más que una “agrupación”; hay que decir también que no se trata, propiamente hablando, más que de una “reconstitución”, aunque bajo una “Obediencia” nueva. 69

Por la razón que hemos indicado en una nota precedente, no podemos asociarnos enteramente a esta conclusión; comoquiera que sea, sería interesante, desde este punto de vista, seguir la orientación “filosófica” de la nueva Obediencia.

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Tal es, al menos, la razón aparente de ese cisma; pero muy bien podría haber otra cosa

de orden político o, si se quiere, diplomático. El H∴ Bouley, que había sin embargo presidido

la instalación de la Logia “El Centro de los Amigos”, y que fue llamado después, tras el

deceso del H∴ Blatin, a la dignidad de Gran Comendador del Gran Colegio de los Ritos, el

H.·. Bouley, decimos, es manifiestamente más inclinado a mantener cordiales relaciones con la Masonería alemana que con la Masonería inglesa. Ello podría quizás explicar muchas cosas: si el Gran Oriente, a pesar de sus anteriores compromisos, da prueba de tanta mala voluntad con respecto al Régimen Rectificado, era tal vez a fin de tener un pretexto confesable para romper con este último. Como quiera que sea, el reconocimiento de la nueva Obediencia francesa por la Gran Logia Unida de Inglaterra, tras haber encontrado, según parece, muchas dificultades, es un hecho concluido, y ello, como se ha visto antes, desde la reunión de la Gran Logia que tuvo

lugar en el Freemasons’ Hall de Londres el 3 de diciembre de 1913. El Gran Maestro, el H∴

duque de Connaught, había enviado en esta ocasión el mensaje siguiente: “Con una profunda satisfacción, me encuentro pues en la posibilidad de destacar la feliz ocasión del Centenario de la Unión con un anuncio que, estoy convencido, causará verdadera alegría en la entera Orden. Un cuerpo de francmasones de Francia, encontrándose en presencia de una defensa positiva, por parte del Gran Oriente, de trabajar en el nombre del Gran Arquitecto del Universo, ha, para permanecer fiel a sus compromisos masónicos, resuelto mantener los verdaderos principios y doctrinas de la Orden, y ha reunido varias Logias bajo el título de ‘Gran Logia nacional Independiente y Regular de Francia y de las Colonias Francesas’. Este nuevo cuerpo me ha dirigido una petición a fin de ser reconocido por la Gran Logia de Inglaterra, y, habiendo recibido la plena seguridad de que se ha comprometido a adherirse a esos principios de la Francmasonería que consideramos como fundamentales y esenciales, he consentido con alegría en establecer relaciones fraternales y en el intercambio de representantes. Podemos así celebrar el centésimo aniversario de esta Unión que fue la fundación de nuestra solidez y de nuestra influencia mundial, por el cumplimiento de un voto que ha sido ardientemente formulado, durante muchos años, por los Francmasones ingleses, y nos encontramos en la feliz circunstancia de poder gozar de relaciones masónicas con hombres pertenecientes a la gran nación francesa. Tengo confianza en que el lazo establecido fortificará y favorecerá en buen entendimiento que existe ya fuera de la esfera de la Francmasonería.” El Pro-Gran Maestro, Lord Ampthill, tras haber dado lectura a este mensaje, lo comentó en estos términos: “El feliz anuncio que acabáis de oír se os ha hecho bajo la forma de un Mensaje del Trono, en conformidad con los precedentes, y a fin de destacar su gran importancia. No encontrareis inoportuno, estoy seguro, de que añada algunas palabras explicativas. El acuerdo concluido con ese cuerpo constituido de Francmasones franceses es el resultado

de negociaciones prolongadas y difíciles, en las que dos HH∴ bien conocidos han sido los

intermediarios devotos y hábiles. Es muy justo mencionar sus nombres, puesto que no ocupan posiciones oficiales, y han cumplido su tarea, no como un deber, sino por dedicación

desinteresada hacia la Orden. Son el H∴ Edward Rœhrich, P. D. G. D. C.70, que desempeña

un papel tan eminente en el trabajo de las Logias anglo-extranjeras de Londres, y el H∴

Frederick J. W. Crowe, P. G. Org.71. Es a su abnegación, no menos que a la iniciativa y a la

generosidad de otros HH∴, a la que debemos el poseer esta preciosa colección de

documentos que ahora está expuesta en la biblioteca. La Logia que, en Francia, ha tomado la cabeza del movimiento de resistencia a la defensa del Gran Oriente, es la Logia El Centro

de los Amigos, cuyo inspirador ha sido el H∴ Dr. de Ribaucourt. El H∴ de Ribaucourt ha sido

70

Pasado Diputado Gran Director de Ceremonias. 71

Pasado Gran Organista.

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elegido Gran Maestro de la ‘Gran Logia Independiente y Regular de Francia’ nuevamente constituida, y que, tenemos buenas razones para contar con ello, recibirá la adhesión de numerosas Logias expandidas en toda Francia”. Finalmente, he aquí el enunciado de las obligaciones que serán impuestas a todas las Logias francesas emplazadas bajo la nueva Constitución: “1º. Durante los trabajos de la Logia, el Volumen de la Ley sagrada estará siempre abierto72. “2º. Las ceremonias serán reguladas de una manera estrictamente conforme al Régimen Rectificado que es seguido por esas Logias, ritual que fue establecido en 1778 y sancionado en 1782, y que sirvió para la iniciación del duque de Kent en 179273. “3º. La Logia será siempre abierta y cerrada en el nombre del Gran Arquitecto del UniversoS74. Todas las planchas emanantes de la Orden y de las Logias llevarán los símbolos del Gran Arquitecto del Universo. “4° Ninguna discusión religiosa o política será permitida en la Logia. “5° La Logia, como tal, no tomará jamás parte oficialmente en ningún asunto político, pero cada H.·., individualmente, guardará su completa libertad de opinión y de acción. “6° Sólo serán recibidos en Logia los HH.·. que son reconocidos como verdaderos HH.·. por la Gran Logia de Inglaterra”. Tales son, en su texto completo, los documentos más recientes que se relacionan con la restauración del Régimen Escocés Rectificado y su entrada en una nueva fase; su historia, en adelante, deberá continuarse por la de la “Gran Logia Independiente y Regular de Francia.”75.

72

Sobre la cuestión del V. L. S., véase el artículo relativo a la Co-Maçonnerie (año 27, n° 46, pp. 551-552). – Aquí, queda bien entendido que se trata exclusivamente de la Biblia (protestante). 73

O 1791, según otras informaciones antes reportadas, con respecto al Gran-Priorato de Helvetia. 74

Debemos señalar la diferencia que existe entre la fórmula inglesa, adoptada aquí: “en el nombre del Gran Arquitecto del Universo”, y la antigua fórmula francesa: “a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo”. 75

Como primer efecto del establecimiento de relaciones fraternas entre esta Obediencia y la Gran

Logia de Inglaterra, el H.·. Ribaucourt, acompañado de varios grandes Oficiales y de otros HH∴, ha

sido recibido por las Logias anglo-francesas de Londres (“Francia y la Entente Cordiale”), con ocasión de la instalación de los oficiales de la Logia La Francia, en el Café Royal, el 19 de enero de 1914.

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LOS ADVERSARIOS DEL SIMBOLISMO* En la última parte de la conferencia de Émile Janvion reproducida últimamente por La France Antimaçonnique (año 27, n° 29, p. 345), destacamos el pasaje siguiente de una Apelación a los F. M. sindicados confederados: “ … Trabajar en la simplificación de las formas de nuestra Orden, hasta que no subsista más del ritual y del vocablo (sic) que lo estrictamente indispensable.” Así, para los adherentes al Grupo fraternal cuyos fines son expuestos en ese documento, el ritual, y por consiguiente, el simbolismo, debe ser reducido al mínimo estricto, es decir, sin duda, a los medios exteriores de reconocimiento, esperando que sea posible desprenderse de ellos totalmente. ¿Qué piensa de eso el H. Oswald Wirth? Y uno de los firmantes de esta apelación es el H.·. Augustin Chaboseau, antiguo dignatario de la Orden Martinista, y autor de un Essai sur la Philosophie Bouddhique, publicado en 1891, que puede ser considerado como la respuesta de los ocultistas franceses a las publicaciones teosofistas concernientes al Budismo. Pero, desde esa época, el H.·. Augustin Chaboseau ha entrado en el G.·. O.·., después en la C. G. T.; ha hecho política; incluso ha presentado su candidatura socialista al Consejo Municipal de París. Todo ello explica bien los cambios: nosotros conocemos otros ejemplos.

* En La France Antimaçonnique, el 14 de agosto de 1913 (no firmado).

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RITUAL DE MASONERÍA OPERATIVA* “Damos a continuación la traducción de un interesante documento relacionado con la antigua

Masonería Operativa: es el ritual de apertura de la Logia en el primer grado, tal como existía ya en

1620, 1663 y 1686, según manuscritos de fechas diferentes y de los que algunos se encuentran en el

British Museum y también como están todavía en uso en las Logias Operativas de Inglaterra.

Debemos destacar que hay tres maestros Masones, y que nada puede hacerse sin el consentimiento de

los tres. Sólo el tercero es reemplazado cada año; los Maestros y antiguos Maestros constituyen el

séptimo y último grado de la Orden. Además, hay un Diputado Maestro Masón, que gobierna la Logia

en ausencia de los Maestros. Hay tres Diáconos, en lugar de solamente dos como en las Logias

Especulativas anglosajonas. El capellán es designado por el nombre de Jachin. Los lugares ocupados

por los Maestros y los Vigilantes son opuestos a los que ocupan en las Logias especulativas: así

pueden dar la cara al sol y verlo en los diferentes puntos principales de su carrera. En el Templo, el

Rey Salomón, se dice, se sentaba al Occidente, de cara al Oriente; los maestros Operativos hacen aún

lo mismo (Bruno Hapel).

Apertura de la Logia en el primer grado 1er Maestro Masón. –Hermano Segundo Maestro Masón, ¿os place que abramos la Logia en el primer grado? 2º Maestro Masón. -Sí 1er Maestro Masón. –Hermano Tercer Maestro Masón, ¿os place que abramos la Logia en el primer grado? 3 er Maestro Masón. -Sí 1er Maestro Masón. –Hermanos, asistidnos para abrir la Logia en el primer grado, -Hermano Guardia Interior1, ¿cuál es el primer cuidado de todo Francmasón? Guardia Interior.- Es vigilar que la Logia esté convenientemente a cubierto. 1er Maestro Masón. – Hermano Guardia Interior, ¿la Logia está convenientemente a cubierto? Guardia Interior.- Lo está, Venerable Maestro 1er Maestro Masón. –Hermano Guardia Interior, ¿cuál es a continuación nuestro cuidado? Guardia Interior.- Es vigilar que nadie más que Francmasones y Aprendices Comprometidos (Indentured Apprentices) esté presente. 1er Maestro Masón. –Hermano Guardia Interior, ¿queréis hacer entrar al Guardia Exterior2? –Hermano Guardia Exterior ¿cuál es vuestro lugar?

* Texto publicado en el nº 42, 16 de octubre de 1913, de La France Antimaçonnique. Traducción no firmada. Retomado en Bruno Hapel, René Guénon et le Roi du Monde, Trédaniel, París, 2001, según el cual la traducción es de René Guénon. 1 O Guardatemplo Interno en la terminología actual.

2 O Guardatemplo Externo.

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Guardia Exterior. –A la puerta de la Logia, en el exterior 1er Maestro Masón. -¿Cuál es vuestro deber? Guardia Exterior. –Es, armado de una espada, descartar a los profanos (cowans) e intrusos en la Francmasonería, y vigilar que los candidatos estén convenientemente preparados 1er Maestro Masón. –Hermano Guardia Interior ¿cuál es vuestro lugar? Guardia Interior.- A la puerta de la Logia, en el interior 1er Maestro Masón. -¿Cuál es vuestro deber? Guardia Interior. –Es admitir a los Francmasones y a los Aprendices tras haberlos probado, recibir los candidatos según la forma antigua, y ejecutar las órdenes. 1er Maestro Masón. –Hermano Diácono del Segundo Vigilante ¿cuál es vuestro lugar? Diácono del 2º Vigilante. –A la derecha del Segundo Vigilante 1er Maestro Masón. -¿Cuál es vuestro deber? Diácono del Segundo Vigilante. –Es llevar todos los mensajes y comunicaciones del Segundo Vigilante al Primer Vigilante, y esperar el regreso del Diácono del Primer Vigilante. 1er Maestro Masón. –Hermano Diácono del Primer Vigilante ¿cuál es vuestro lugar? Diácono del Primer Vigilante. –A la Derecha del Primer Vigilante 1er Maestro Masón. -¿Cuál es vuestro deber? Diácono del Primer Vigilante. –Es llevar todos los mensajes y comunicaciones del Primer Vigilante al Diputado Maestro Masón, y esperar las órdenes de los Maestros Masones. 1er Maestro Masón. –Hermano Diácono de los maestros Masones ¿cuál es vuestro deber? Diácono de los Maestros Masones. –A la derecha o cerca del Diputado Maestro Masón 1er Maestro Masón. -¿Cuál es vuestro deber? Diácono de los Maestros masones. –Es llevar todas las órdenes de los Maestros Masones del Diputado Maestro Masón al Primer Vigilante, y vigilar que estas órdenes sean puntualmente ejecutadas. 1er Maestro Masón. –Hermano Segundo Vigilante ¿cuál es vuestro lugar? 2º Vigilante. –Al Norte 1er Maestro Masón. -¿Por qué estáis así emplazado? 2º Vigilante. –Para ver el sol en su meridiano, para llamar a los Hermanos del trabajo a la recreación y de la recreación al trabajo a las horas convenientes. 1er Maestro Masón. –Hermano Primer Vigilante ¿cuál es vuestro lugar?

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1er Vigilante. –Al Oriente 1er Maestro Masón. -¿Por qué estáis así emplazado? 1er Vigilante.- Para ver el sol poniente, para pagar a los Masones sus salarios, y para vigilar que los planes de trabajo se hagan con garantía. 1er Maestro Masón. –Hermano Diputado Maestro masón ¿cuál es vuestro lugar? Diputado Maestro Masón. –A vuestros pies 1er Maestro Masón. -¿Cuál es vuestro deber? Diputado Maestro Masón. –Es establecer proyectos, trazar planos, y vigilar que el trabajo de los Maestros Masones sea convenientemente ejecutado; es también abrir, gobernar y cerrar la Logia cuando es dada la orden por los Venerables Maestros Masones. 1er Maestro Masón. –Hermano Diputado Maestro Masón, ¿cuál es el lugar de los Maestros Masones? Diputado Maestro Masón. –Sobre el trono al Occidente 1er Maestro Masón. -¿Por qué están así emplazados? Diputado Maestro Masón. –Para ver el sol levante, para abrir la Logia, y para vigilar que los Hermanos estén ocupados e instruidos en la Francmasonería. 1er Maestro Masón.- Estando la Logia convenientemente formada, antes que la declaremos abierta, Hermano Jachin… Jachin. –Santísimo y glorioso El Shaddaï (Dios Todopoderoso), Gran Arquitecto del Cielo y de la Tierra, Tú que eres el dispensador de todos los dones y de todas las gracias, y que has prometido que, allá donde dos o tres estén reunidos en Tu Nombre, Tú estarás en medio de ellos; en Tu Nombre juntamos y nos reunimos, SuplicandoTe muy humildemente bendecirnos en todas nuestras empresas, darnos Tu Espíritu Santo, iluminar nuestros espíritus por la sabiduría y el entendimiento de este venerable y digno Arte de los Francmasones que es el nuestro, a fin de que podamos conocerTe y servirTe justamente, que todas nuestras acciones puedan tender a Tu Gloria y a la salvación de nuestras almas. Es lo que humildemente pedimos en Tu Nombre, ¡oh El Shaddaï! Todos. –¡Así sea (so mote it be), El Shaddaï! –En el Señor está toda nuestra confianza 1er Maestro Masón. –En el nombre del Rey Salomón, declaramos la Logia abierta para el trabajo en el primer grado.”

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LA ESTRICTA OBSERVANCIA Y LOS SUPERIORES INCÓGNITOS* Nuestras investigaciones sobre el Régimen Escocés Rectificado, nos han conducido a emprender, como indispensable complemento, un estudio sobre la Estricta Observancia, tan profundamente como lo permite un asunto tan oscuro, y que propició tantas controversias. Mientras se publica dicho estudio, consideramos interesante ofrecer los documentos que aparecieron en otra parte sobre el tema, relacionándolos con los que ya conocíamos. En primer lugar destaquemos en La Bastille del 6 y del 13 de septiembre de 1913, un notable artículo titulado “Algunos impostores F.·. M.·. : Strack y Coucoumous” de Benjamin Fabre, autor de la reciente obra sobre Franciscus, Eques a Capite Galeato. Se habla ahí especialmente de los Clérigos de Lata Observancia, sobre lo cual dijimos algunas palabras a propósito del Rito fundado en Malta en 1771 por el mercader jutlandés Kolmer. He aquí en qué términos Eques a Capite Galeato habló “como uno de los comisarios de los Archivos de los ‘Philatethes’”1 acerca de los Clérigos de Lata Observancia2: “Estos ‘Clérigos’ constituyen todavía un problema para quien sea observador imparcial. Se ha dicho que fueron los Jesuitas(!) quienes, queriendo perpetuarse secretamente, formaron la clase eclesiástica del orden interior del Régimen de la Estricta Observancia”3. Se ha dicho que se trató de una Confederación nueva que, impulsada por motivos de orgullo y de codicia, quería dominar en dicho Régimen por medio de algunas formas y algunas ideas científicas recogidas de los manuscritos y de los raros libros de los Rosa-Cruz del siglo XVII4.

* Publicado en Études Traditionnelles, junio de 1952. (Nota de Éditions Traditionnelles: Este artículo fue publicado originalmente, sin firma, en La France Antimaçonnique, números del 20 de noviembre y 4 de diciembre de 1913. Había estado precedido en esa misma revista, el 14 de agosto de 1913, del artículo titulado “El Régimen Escocés Rectificado”, que no hemos creído deber reproducir, pues dicho artículo no era sino la reunión de extractos de las Acta Latomorum de Thory). 1 Él mismo fue secretario general de la “Asamblea General de Paris” en 1785, y en tal oportunidad fue

encargado, en primer lugar a él solamente y luego junto con el H.·. barón de Gleichen, de iniciar contactos con Cagliostro para sondear sus intenciones. Sin embargo es importante observar que partió precipitadamente no bien se le encargó de escribir cierta carta a la “Logia Madre del Rito Egipcio”, y se lo tuvo que reemplazar por el H.·. de Beyerlé (Eques a Fascia en la Estricta Observancia). Los documentos relativos a este asunto de Cagliostro en la “Asamblea General Masónica de Paris” fueron publicados por el H.·. Thory en sus Acta Latomorum, tomo II, págs.102-127. 2 O “de la Alta Observancia”(¿?) según Thory (ídem, tomo I, pág. 103).

3 El H.·. Ragon y varios otros autores masónicos, inclusive el H.·. Limousin, se encargaron de

propagar esta leyenda, así como aquella otra que atribuye a los jesuitas la creación de la “Estricta Observancia”. El H.·. de Ribeaucourt se refiere también a los “Superiores Incógnitos”, de “jesuítica memoria”. En efecto se ha pretendido que las iniciales S. I. (o S. J.) (N. del T. “Supérieurs Inconnus” en francés), deberían interpretarse por “Societas Iesu”, y hasta se llegó a crear una especie de juego de palabras, probablemente a sabiendas, sobre “Clerici”, término que hubiera debido interpretarse más bien en el sentido de “sabios”, poseedores de ciertos conocimientos particulares, en lugar de aquel de “eclesiásticos”. Algunos llegaron hasta ver igualmente a los jesuitas en el origen del “Gran Oriente de Francia”. En verdad parece tratarse de una verdadera obsesión. 4 Se trata de los “Rosacrucianos” que publicaron hacia 1610 la Fama Fraternitatis, seguido por otros

varios manifiestos, que Descartes buscó vanamente por toda Alemania. Muchas sociedades modernas con pretensiones iniciáticas, no se fundamentan más que sobre el estudio de las doctrinas y de las teorías contenidos en tales escritos. Sus adeptos (¿?) creen de esta manera vincularse “místicamente’ con quienes fueron sus autores. Las tendencias de éstos fueron muy claramente “protestantes” y “antipapistas”, hasta tal punto que Krauzer interpretó las tres letras F. R. C. (“Frater Rosae-Crucis”) por “Frater Religionis Calvinistae”, “puesto que decoran sus obras con textos apreciados por los Reformistas” (citado por Sédir, Histoire des Rose-Croix, pág. 65). Tal explicación puede ser, si no más exacta literalmente, al menos más adecuada que aquella otra que identifica a

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Se ha dicho que era el Clero de la Orden de los Antiguos Templarios que se habrían perpetuado (sic), y que, con exclusión de los simples caballeros, poseían la doctrina y la práctica de las Ciencias Ocultas, de las que cada uno extendía el catálogo según el alcance de sus ideas, y según sus propios gustos5. En realidad estos Clérigos favorecían cualquier opinión que uno quisiera formularse sobre ellos, dada la ambigüedad de sus respuestas, de su constitución y de la astucia de su conducta”. Y Benjamín Fabre agrega: “La finalidad que perseguían, habría sido la de ‘superponerse’ al Régimen de la Estricta Observancia6 para asumir la dirección de sus Logias establecidas en toda Europa, e incluso en el Nuevo Mundo. Exigían de sus adeptos que poseyeran todos los grados otorgados por la Estricta Observancia’”. Fue en 1767 cuando dicha escisión, “que parecía haber suscitado un Poder Oculto”, y que se manifestó primeramente en Viena, ocurrió en el Régimen de la Estricta Observancia. A partir de entonces “parece que por una u otra razón el barón von Hundt, Eques ab Ense7, perdió su preeminencia y, lo que hasta ese momento había constituido su fuerza, es decir, la comunicación con los Superiores Incógnitos”. Cuando se reunió la Asamblea General Masónica de Brunswick, en 1775, “el barón von Hundt, representante del Gran Maestre Eques a Penna Rubra8, ...ya no era más que ‘la sombra de una sombra’”. Es posible que la desgracia haya golpeado más allá del jefe de la “Estricta Observancia”, y haya alcanzado a este mismo Gran Maestre, intermediario entre von Hundt y los verdaderos Superiores Incógnitos9. Uno de los jefes del cisma fue el H.·. Starck, predicador de la corte de Prusia, doctor en teología (protestante) ...y en ciencias masónicas, en las cuales tuvo como maestros a Gugumus y al tabernero Schroepfer. El primero (cuyo nombre también se escribe Gugomos, Gouygomos, Kukumus, Cucumus, etc., ya que la ortografía es muy incierta), figura en la lista

los “Superiores Incógnitos” con los jesuitas, o que la opinión del H.·. Ragon que atribuye a los mismos jesuitas la invención del grado masónico que lleva precisamente el nombre de “Rosa-Cruz”. 5 Queremos destacar este pasaje por ser particularmente importante en lo que concierne a la

“adaptación” de la enseñanza iniciática a las capacidades, intelectuales u otras, de cada uno de aquellos que eran admitidos. Ciertos ocultistas contemporáneos, perseguidos siempre por la misma obsesión, sostienen que los verdaderos sucesores de los “Templarios” en esa época fueron los “Jesuitas”, que habrían retomado por su cuenta el plan de venganza contra la Realeza, y cuyos agentes más activos en tal empresa habrían sido Fénelon (!) y Ramsay (ver Papus, Martinésisme, Willermosisme, Martinisme et Franc-Maçonerie”, pág. 10-11). Bajo la influencia de semejantes ideas se llegó, contra toda verosimilitud, a convertir a los Jesuitas en los inspiradores y jefes secretos de las “Iluminados de Baviera”. Es cierto por otra parte que ni siquiera se vacila en presentar al barón von Hundt como “el creador de la Alta Masonería alemana” o “Iluminismo alemán” (ídem, pág. 67). ¡Singular manera de escribir la historia! 6 Como este último a su vez se “superponía” como todos los demás “sistemas de altos grados” a la

organización exterior de la “Masonería Simbólica”. 7 N.del T.: “Caballero por la espada”.

8 N.del T.: “Caballero de la pluma roja”.

9 El misterioso Gran Maestre del que se trata y que no debe ser confundido con el “Superior General”

oficial de las Logias de la Estricta Observancia es el duque Federico de Brunswick-Oels, “Eques a Leone Aureo” (N. del T: “Caballero del León de Oro”) ascendido a tal dignidad en 1772 en la Asamblea General de Kohlo, cerca de Pforten, en la Baja-Lausitz (Acta Latomorum, t. I, pág. 103 y t. II, pág. 296). Tampoco se trata del “Gran Maestre de los Templarios” reconocido oficialmente por la Estricta Observancia después de la “Reforma de Wilhelmsbad”: este último personaje fue de 1743 a 1788 el pretendiente Carlos Eduardo Estuardo, “Eques a Sole Aureo”. (N. del T. “Caballero del Sol de Oro”), quien tuvo como sucesor al duque Fernando de Brunswick, “Eques a Victoria”, de 1788 a 1792, después a partir de esa fecha el príncipe Carlos de Hesse, “Eques a Leone Resurgente” (Ídem, t. I, pág. 283, y t. II págs. 295, 333 y 384).

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de los miembros de la Estricta Observancia con el nombre de Eques a Cygno Triomphante10, y con el título de ‘lugarteniente al servicio de Prusia”. Según una carta del H.·. príncipe de Carolath al H.: marqués de Savalette de Langes11, “Coucoumus (sic) o Kukumus, proveniente de una familia procedente de Suabia, pasa por casi todos los servicios de Alemania, tanto militares como civiles, fue admirado por su talento, pero al mismo tiempo también despreciado por su inconstancia y su mala conducta ..., fue chambelán del duque de Wirtemberg”. “Gugomos”, cuenta el H.·.Clavel12, “había aparecido en la Alta Alemania y se había dicho enviado desde Chipre13 por los Superiores Incógnitos de la Santa Sede (¿?). Él se asignaba los títulos de gran sacerdote, de caballero, de príncipe. Prometía enseñar el arte de fabricar oro, de evocar a los muertos, y de indicar el sitio de ocultos tesoros de los Templarios. Pero bien pronto se le desenmascaró; cuando quiso huir lo arrestaron y obligaron a retractarse por escrito de todo lo que había afirmado, y confesar que no había sido más que un simple impostor14”. Lo que veremos más adelante, no nos permite compartir plenamente la conclusión siguiente: Gugomos en efecto pudo muy bien haber sido un impostor, pero también debió haber sido otra cosa, al menos durante parte de su carrera. Por lo menos así nos parece que se desprende de la continuación de la carta, ya citada, del H.·. príncipe de Carolath: “Hacía ya largo tiempo que profesaba las Ciencias Ocultas, pero fue en Italia donde se formó sobre este asunto. Por lo que se asegura, volvió a su patria poseedor de los más extraordinarios conocimientos que no dejó de practicar. Por medio de ciertos caracteres, que sin embargo no eran los verdaderos, y de sahumerios, convocaba a los espíritus, a los espectros. Se asegura incluso que tenía una especie de rayo bajo su control”. Ahora bien, de acuerdo a testimonios que no tenemos ninguna razón para poner en duda, todavía existen en África del Norte ciertos rabinos15 que precisamente tienen “una especie de rayo bajo su control”, y que por medio de “caracteres” o de figuras cabalísticas producen, en la sala donde llevan a cabo tal “operación”, una especie de tormenta en miniatura, con formación de nubes, relámpagos, truenos, etc.16 Poco más o menos esto era lo que hacía Gugomos, y dicha semejanza, significativa desde el punto de vista de ciertas influencias judías, nos hace recordar por otro lado a ese “misterioso adepto oculto bajo el nombre de Valmont, que frecuentemente viajaba desde África a Italia y Francia, y que inició el H.·. barón de Waechter”17.

10

Thory (Obra citada, tomo II, págs. 136 y 328) escribió “Cyano” en lugar de “Cygno”, sin dudas se trató de un error. (N.del T.: “Caballero del Cisne Triunfante”). 11

Citado en el artículo de Benjamin Fabre. 12

Histoire pittoresque de la Franc-Maçonnerie, pág. 187. 13

Sería tal vez un error tomar al pie de la letra esta designación de “Chipre”, ya que la Alta Masonería del siglo XVIII tenía toda una geografía convencional sobre la que volveremos oportunamente. 14

El H.·. Clavel tomó casi textualmente este pasaje de las Acta Latomorum de Thory (tomo I, págs. 117-118, año 1775). 15

Los judíos de África del Norte son “Sefardíes”, es decir descendientes de judíos españoles y portugueses, y pretenden poseer la “tradición” (Kabalá) mucho más pura que la de los “Ashkenazim” o judíos alemanes. 16

Recordemos al respecto la existencia de los “hacedores de lluvia” en gran cantidad de pueblos, y particularmente entre los negros de África, donde son contados entre los miembros más influyentes de las diversas sociedades secretas. 17

”El barón de Waechter, embajador danés en Ratisbona, ardiente custodio del Sistema de la Estricta Observancia, en donde era conocido con el nombre de ‘Eques a Ceraso’” (Thory, ob. cit., t. II, pág. 392). Benjamin Fabre había consagrado otros artículos al personaje.

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Hubiera sido interesante contar con información un poco más puntualizada acerca de los “caracteres” de los que se servía Gugomos en sus “operaciones”. Además, tanto entre los “Philalethes” como entre otros HH.·. de “Regímenes” diversos y rivales, que se esforzaban con mucho fervor y tan poco éxito en hacer surgir “la luz de las Tinieblas” y “el Orden del Caos” ¿quién podría haberse jactado, sobre todo en tal época18, de poseer los “verdaderos caracteres”, vale decir en suma, de remontarse a la emanación de una “Potencia legítima” ante los ojos de los verdaderos Superiores Incógnitos? A veces eran destruidos o desaparecían archivos muy oportunamente, demasiado oportunamente incluso como para no despertar sospechas. La Gran Logia de Inglaterra ¿no fue acaso desde sus comienzos (1717-1721) y por inspiración del Rev. H.·. Anderson (ex capellán de una logia operativa) la primera en dar ejemplo de semejante proceder?19 Pero continuemos la cita: “la noticia de tantas cosas maravillosas llamó la atención de todo el mundo, es decir del mundo masónico, ya que se le debe reconocer que jamás se dirigió a los profanos”. Se trataba por parte de Gugomos de una conducta conforme a las reglas de la más elemental prudencia. De todos modos, incluso en ambientes masónicos, debería haberse mostrado más circunspecto, en su propio interés y en el de su “misión”; y la ostentación que hizo de sus “conocimientos” y poderes posiblemente fue una de las causas de la desgracia que le esperaba, como veremos dentro de poco. “Muy pronto, confiado en sí mismo, tuvo el coraje de convocar un Congreso General, donde debía propalar sus raros conocimientos. Pero prodigiosamente sus fuerzas le abandonan. Ya no estuvo en condiciones de producir las cosas de que se había jactado. En consecuencia, fue expulsado de la Orden por su mala conducta. Hoy en día su estado es el de un continuo errar, a pesar de que se asegura recobró parte de sus conocimientos. Se ignora su actual paradero”. Entonces Gugomos, manifiestamente abandonado por aquellos Superiores Incógnitos de los que no había sido más que un instrumento, perdió todos sus poderes justo en el momento que más los hubiera necesitado. Es muy posible que recurriera entonces a ciertas supercherías con el intento de sostener la credibilidad de aquellos títulos que ya no podía justificar por poderes verdaderos, de los cuales no había sido más que el depositario momentáneo; dichos títulos no eran de los que pudieran comprobarse con algún documento escrito, el cual por otra parte no hubieran sido capaces de descifrar aun aquellos HH.·. de los Altos Grados20. En tales circunstancias, Gugomos, presionado por cuestiones indiscretas, no pudo sustraerse de ellas sino declarándose “impostor”, y fue “expulsado de la Orden”, es decir, de los Altos Grados conocidos, organización interior con relación a la de la Masonería Simbólica, pero todavía exterior con relación a otras, a aquellas a las que el mismo Gugomos podría haber estado vinculado, bien que más como simple auxiliar que como verdadero iniciado. Tal desventura no debe sorprendernos, tanto menos cuanto la historia de la Alta Masonería de entonces proporciona otros varios ejemplos: más o menos lo mismo le sucedió al barón von Hundt, a Starck, a Schroepfer, etc., sin hablar de Cagliostro. Además, sabemos que aún en nuestra época algo parecido sucedió a algunos enviados o agentes de ciertos Superiores Incógnitos, verdaderamente superiores y verdaderamente desconocidos: a aquellos que se han comprometido, e incluso sin cometer otra falta, fracasan en su misión,

18

La carta del príncipe Carolath data de 1781, el año previo a la reunión de la Asamblea General en Wilhelmsbad. 19

Podríamos agregar que este ejemplo todavía se sigue, cuando cabe la ocasión, aún en nuestra época, por varias obediencias Masónicas. 20

El mismo barón von Hundt no podía explicar su propia carta patente cifrada. Más tarde, los miembros del Gran Oriente de Francia tuvieron que renunciar a leer las dos columnas de signos convencionales que figuraban sobre el “título constitutivo” del “Rito Primitivo” (ver el Cap. V de la primera parte de la obra de Benjamín Fabre). Subrayamos lo que a este respecto dijo Eques a Capite Galeato: “... que tales columnas se encuentran ante una de nuestras Logias, visto que no llevan consigo por otra parte ningún certificado, ni indicio de su cualidad” (pág. 63).

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inmediatamente se les retiran todos los poderes21. La desgracia, por lo demás, bien puede ser solamente temporal, y tal fue posiblemente el caso de Gugomos; pero el corresponsal del H.·. Savalette de Langes se equivoca o se expresa mal al escribir que, acto seguido, “recobró parte de sus conocimientos”, ya que, si bien los “poderes” pueden siempre arrebatarse o devolverse conforme a la voluntad de los “Superiores Incógnitos”, evidentemente no podría suceder lo mismo con respecto a los “conocimientos” adquiridos de una vez para siempre en la iniciación, por más imperfecta que hubiera sido. El príncipe de Carolath, tan severo con Gugomos, vacila sin embargo en acusarlo de impostor. Bien que evita pronunciarse, pareciera más bien dudar de la calidad de tales “conocimientos” que de su misma realidad, pues dice: “En ese Congreso Masónico (de 1775), Waechter termina por confundir a Kukumus22. Parecería que Kukumus no poseía la ‘verdadera luz’, y que persistiendo en la conexión que posiblemente tuviera con algunos ‘espíritus impuros’, contribuyera así a aumentar su propia perversidad y la de los demás, y a crearse nuevos encadenamientos en lugar de liberarse de ellos”. En efecto, parece que Gugomos seducía sobre todo por la posesión de ciertos poderes de orden muy inferior y se habría dedicado casi con exclusividad a practicarlos. Es posible que esto fuera una de las causas de su desgracia, ya que podría muy bien no concordar con las determinaciones de sus “Superiores Incógnitos”23. En otra carta dirigida también al H.·. Savalette de Langes, en referencia a Gugomos o Kukumus, el H.·. barón de Gleichen llega a declarar que “es un impostor”, pero se apresura a agregar: “Pero nada sé de su ‘doctrina’”, lo que tal vez le resultara menos interesante, pero no obstante constituía un “conocimiento” más real, como sin duda terminó por comprender a sus propias expensas. ¿De quién pudo recibir dicha “doctrina”? La pregunta, mucho más importante que el tema del valor moral, eminentemente sospechoso, de Gugomos, se reduce exactamente a lo siguiente: ¿quiénes fueron sus Superiores Incógnitos? Y por cierto que no podemos aceptar la solución que propone el barón de Gleichen, atormentado por la obsesión de la que ya conocemos ejemplos: “La mayoría creería que fue un enviado de los Jesuitas(¡!) quienes verdaderamente intentaron varios veces unirse a la Masonería”. Intento de igual tenor pudieron realizarse, en el caso, por otros que no fueran jesuitas; los judíos por ejemplo estaban excluidos de una parte de la Masonería, y por lo demás aún lo están en Suecia y en varias Grandes Logias de Alemania. Justamente fue en este país donde vieron la luz la mayoría de los “Regímenes” cuyo prototipo fue la Estricta Observancia, lo cual no quiere decir desde luego que todos hayan tenido el mismo origen “de hecho”, lo que nos parecería poco verosímil. Pero se comprende fácilmente cómo, al apoderarse de los Altos Grados por intermedio de emisarios carentes de todo mandato oficial, se pudiera llegar a

21

Ciertamente todo lo dicho parecerá fabulador a ciertos antimasones, historiadores escrupulosamente fieles al “método positivista”, para quienes la existencia de los Superiores Incógnitos no es sino una “pretensión masónica concluyentemente falsa”. Pero tenemos nuestras razones para no suscribir tal juicio demasiado... definitivo, y tenemos plena conciencia de no proponer aquí nada que no sea rigurosamente exacto. Los que no quieran remitirse sino a documentos escritos, ¡son dueños de defender todas sus “convicciones”... negativas! 22

En esta fecha, después de hablar de Gugomos (quien recordemos había recibido por lo menos una parte de su iniciación en Italia) Thory agrega: “El barón de Waechter (Eques a Ceraso) era diputado en Italia por la antigua Gran Logia Escocesa de la Franconia. El motivo oculto de este viaje fue el de reunir a los masones italianos con los de Franconia; el motivo aparente fue buscar el secreto de la Orden, que se decía conocido en tales parajes. Instituyó algunos Capítulos”(obra citada, t. I, pág. 118). 23

Citaremos sólo una frase de una segunda carta del príncipe de Carolath, que revela inclusive la inspiración judía de Gugomos: “En el Congreso de Wiesbaden, Kukumus pretendió realizar un sacrificio que sería consumido por el fuego del cielo en el ardor de su plegaria”. En un orden similar de ideas podrían hallarse curiosas enseñanzas estudiando a los “Elegidos Cohen”, tanto como en el rito “egipcio” de Cagliostro.

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dirigir “invisiblemente” toda la Masonería, lo cual basta a los efectos de explicar la multiplicidad de los intentos realizados para lograrlo24. Abramos ahora un paréntesis: se ha reprochado a veces a algunos el querer ver en todas partes la influencia de los judíos. Puede ser que no se la deba ver en forma exclusiva, pero hay otros que, cayendo en el extremo contrario, no quieren verla en ninguna parte. Esto es lo que ocurrió particularmente respecto del misterioso Falc (así lo escribe el H.·. Savalette de Langes) que algunos “creían que era el jefe de todos los judíos”25. Se quiso identificarlo ya no con Falk-Scheck, gran rabino de Inglaterra, sino con el H.·. Ernest Falcke (Epimenides, Eques a Rostro), burgomaestre de Hannover, lo cual no explicaría en lo más mínimo los rumores que, acerca de él, corrieron en su época. Por otra parte, quienquiera que haya sido el enigmático personaje, su papel, como el de muchos otros, está esperando aclaración, lo que parecería un tema todavía más difícil que el caso Gugomos. Por lo que se refiere a Falk-Scheck, encontramos en una “Noticia histórica sobre el Martinesismo y Martinismo”, sobre la cual volveremos más adelante, un hecho que merece citación: “La Sra. de la Croix, exorcista de poseídos, y a su vez ella misma demasiado frecuentemente poseída, se jactaba sobre todo de haber destruido un talismán de lapislázuli que el duque de Chartres (Philippe-Egalité, más tarde duque de Orleans, y Gran Maestre de la Masonería francesa) había recibido de Inglaterra de parte del célebre Falk-Scheck, gran rabino de los Judíos, un talismán que debería haber conducido al príncipe hasta el trono, y que, según ella decía, fue destruido sobre su pecho en virtud de sus rogativas”. Tuviera o no justificación tal pretensión, no es menos cierto que la historia resulta singularmente esclarecedora de algunas influencias ocultas que contribuyeron a preparar la Revolución Francesa. Benjamin Fabre dedica la continuación de su artículo26 al H.·. Schroepfer, “que tuvo una agitada carrera” que terminó en suicidio27 y “que, en un aspecto muy curioso, nos la ofrece la correspondencia de Savalette de Langes”. El H.·. Bauer describe así una de sus evocaciones, de la cual había sido testigo él mismo: “En una asamblea de HH.·., tanto en Leipzig como en Frankfurt, compuesta de gente de letras, ciencias, etc. Después de haber cenado en una Logia ordinaria, hizo que nos despojáramos de todos los metales, y él se preparó una mesita aparte sobre la cual había una tarjeta pintada (sic), con todo tipo de figuras y caracteres, desconocidos para mí. Hizo que recitáramos una oración bastante extensa y muy eficaz, y nos encerró en un círculo. A eso de la una de la mañana, escuchamos un ruido de cadenas, y poco después los tres grandes golpes de manera asombrosa, en la misma sala, donde estábamos

24

Para acabar con Gugomos anotemos todavía que, según Eques a Capite Galeato, Gugomos exigía “pruebas” de todos sus discípulos: tales “pruebas” consistían principalmente “en grandes ayunos y en proporcionar solución a problemas muy sutiles”. Hay que recordar la aplicación de estos dos procedimientos iniciáticos, pues permite establecer analogías instructivas sobre las cuales tendremos ocasión de volver. Parecería que, como dice el barón von Hundt, “Kukumus mostró una patente extraordinaria”, lo cual como vimos anteriormente, nada prueba en favor o contra de la realidad de su “misión”, de igual modo que la negativa esgrimida por los HH.·. de los Altos Grados de reconocer a los Superiores Incógnitos y de comprometerse a someterse a ellos (sin conocerlos), no implica forzosamente la negación de su existencia, a pesar de lo que pudieran decir los historiadores “positivistas”. 25

Ver pág. 84 de la obra de Benjamín Fabre. 26

La Bastille, numero del 13 de septiembre de 1913. 27

Thory dice lo siguiente: “1768, 29 de octubre, Schroepfer se establece como cafetero y abre su café en Leipzig. En una Logia de la ciudad instituye su sistema, fundado en evocaciones y magia. A continuación fue perseguido y denunciado como impostor y estafador. Seis años más tarde (el 8 de octubre de 1774) se salta la tapa de los sesos en el ‘Rosenthal’, cerca de Leipzig, a la edad de 35 años”. (Ob. Cit., tomo I, pág.94)

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tendidos en el piso. Después comenzó a recitar una especie de oración con su segundo en un lenguaje que yo no comprendía. Luego por la puerta, que antes había estado cerrada con cerrojo, entró un fantasma negro que él llamaba el espíritu malvado y con el cual habló en el mismo lenguaje. El espíritu le contestó a su vez, y se retiró a su orden. A eso de las dos, apareció otro con las mismas ceremonias, esta vez blanco, diciendo (sic) el buen espíritu y al que despidió igualmente. Después de todo ello, cada uno se marchó a su casa ensimismado, la cabeza llena de quimeras...” Eques a Capite Galeato declara que otro testigo le “dio a entender que todos estos hechos, de tanto renombre, no eran sino resultado de prestidigitaciones físicas, con la ayuda de la prevención la o credulidad de los espectadores”. Sin embargo, el Dr. Koerner confiesa “no haber logrado todavía conciliar los relatos contradictorios que se hicieron acerca de este hombre”, y el H.·. Massenet asegura que “fue este mismo hombre quien lo mostró ante el príncipe Carlos de Curtlandia28, el mariscal de Sajonia29, en presencia de seis testigos que, en su totalidad, declararon las mismas circunstancias, y aseguraron el hecho, a pesar de que antes no habían tenido ninguna propensión a creer nada semejante”. Por nuestra parte ¿qué debemos creer de todo esto? Sin duda nos resulta todavía más difícil que a sus contemporáneos formarnos una idea clara y definida sobre la naturaleza de las “obras pneumatológicas” de Schroepfer, cuyos mismo alumnos, como el barón de Benst, chambelán del Elector de Sajonia, aún se encontraban, de creer a Savalette de Langes, “en el mismo punto” que los “Filaletos” en la búsqueda de la “verdadera luz”. Luego de “vistos tantos doctores, Teósofos, Herméticos, Kabalistas, Pneumatólogos”, se trata en realidad de un muy mediocre resultado!30. Todo lo que puede decirse con certeza es que, si en algún momento Schroepfer poseyó algunos poderes reales, tales poderes fueron de un orden más inferior que los de Gugomos. En suma, personajes como éstos no fueron evidentemente iniciados sino muy imperfectos, y de una u otra manera desaparecieron sin dejas huellas, luego de jugar un papel efímero como agentes subalternos, y posiblemente indirectos, de los verdaderos “Superiores Incógnitos”31 Como dijo muy justamente Benjamin Fabre, “Kabalistas judaizantes y magos ‘al mismo tiempo’ impostores y bribones, tales fueron los maestros de Starck”. Y agrega “De tan buena escuela este inteligente discípulo supo sacar provecho, como ya lo veremos”. El siguiente artículo32, consecuentemente, está consagrado al H.·. Starck (Archidemides, Eques a Aquila Fulva), al cual encontramos en la Asamblea General de Brunswick (22 de mayo de 1775) enfrentándose con el barón von Hundt (Eques ab Ense), fundador de la

28

“Carlos, duque de Curtlandia, miembro de la Estricta Observancia con el nombre característico de Eques a Coronis (ibidem, t. II, pág. 304). 29

El hecho debió de ocurrir entre 1768 y 1774. El mariscal de Sajonia, muerto en 1750, también fue masón y obtuvo (al igual que el príncipe de Conti) numerosos votos para la Gran Maestría (de la Masonería Francesa) en la asamblea de elección del conde de Clermont en 1743 (ibidem, tomo II, pág. 378). 30

Puede lograrse un juicio por medio de las cuestiones (“Proponenda”) sometidas a la Asamblea General de Paris, convocada en 1785 por los “Philalèthes” (ver Thory, o.c., tomo II, págs. 98-99). En nuestros días, ciertos ocultistas trataron de la mismas cuestiones de manera demasiado fabuladora, lo que prueba además que ellos también se encuentran “en el mismo punto”. 31

Parece que lo mismo pudiera aplicarse a Kolmer, ya mencionado, e inclusive a Schroeder, maestro de los Rosa-Cruz de Wetzlar, a veces confundido por error con Scroepfer, y que Thory describe simplemente con estas palabras: “Schroeder, apodado el Cagliostro de Alemania, introdujo en la Logia de Sarrebourg, en 1779, un nuevo sistema de magia, teosofía y alquimia” (O.c., tomo I, pág. 141, y t. II, pág. 379). 32

La Bastille, número del 20 de septiembre de 1913.

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Estricta Observancia, y contra quien “contribuyó para alejarlo de la presidencia de la Orden”, bien que sin lograr que sus propias pretensiones prevalecieran. Como volveremos sobre este punto más adelante, no insistiremos por ahora en el tema. Indiquemos que en 177933 Starck promovió otro intento que tampoco resultó, y que Thory refiere en estos términos: “El doctor Stark (sic) convoca en Mittau a los ‘Hermanos’ y a los ‘Clérigos de la Estricta Observancia’. Pese a que trató de conciliar sus debates, fracasó con este proyecto34. “Eques a Capite Galeato” relata así el final, real o supuesto, de los “Clérigos de la Lata Observancia”: “En una de las ‘Asambleas Generales Provinciales’ en Alemania del ‘Régimen de la Estricta Observancia’, se presionó a los miembros con cuestiones que no supieron o no quisieron contestar. Por lo que se dice, dos de ellos (Starck y el barón de Raven), que dijeron ser los últimos (de estos ‘Clérigos’ o ‘Clerici’) se presentaron al dimisión el uno al otro, y renunciaron totalmente a propagar su Orden secreta. Algunos consideran que tal dimisión fue simulada, y que, no habiendo encontrado en la ‘Estricta Observancia’ propagadores de su agrado, fingieron renunciar con objeto de que no se siguieran sus huellas y se los pudiera olvidar. De todos modos, el H.·. Starck, sabio masón y sabio ministro del Santo Evangelio, quien por lo que se me asegura fue uno de los ‘Clerici’, publicó gran cantidad de obras, en las cuales no es imposible dejar de apreciar, hasta cierto punto, los conocimientos y el objetivo de su Orden secreta. Las obras de las que tuve conocimiento son: La apología de los F.·. M.·., La finalidad de la Orden de los F.·. M.·.35, Sobre los Antiguos y los Nuevos Misterios. Hay traducciones de las dos primeras”36. Hay que agregar que en 1780 “atacó públicamente el ‘sistema de los Templarios’, como contrario a los gobiernos y sedicioso, en un folleto titulado: ‘La piedra que obstaculiza y la piedra del escándalo’”37 Es posible que los “Clerici” se hayan perpetuado secretamente; en todo caso, Starck no desapareció de la escena masónica, pues vemos que lo convocaron a la “Asamblea General Masónica de Paris” en 178538. A pesar de su desventura conservaba una gran autoridad. ¿Debemos acaso sorprendernos cuando vemos que, al fallecer el barón von Hundt, se mandó acuñar una medalla en honor de este otro “sabio Masón”39 que por su lado fue por lo menos sospechoso de impostura y mistificación? En cuanto a los conocimientos particulares que los “Clerici” pretendían poseer exclusivamente, citaremos lo que dijo al respecto el H.·. Meyer40, en carta a Savalette de

33

Precisamente el año que apareció Schroeder o al menos su sistema. Tal vez no sea sino una coincidencia, aunque también es posible que hubiera una vinculación entre todos estos personajes, e incluso, sin ser conscientes de ello. 34

Ob. cit., tomo I, pág. 141. 35

Uber den Zweck des Freymauser Ordens, 1781 (Thory, o.c., t. I, pág. 368) 36

Thory cita además las siguientes obras: Saint-Nicaise, ou Lettres remarquables sur la Franc-Maçonnerie”, Leipzig, 1785-1786 (Idem, pág. 373); Sur le catholicisme caché des Jesuites, et leurs machinations pour faire des prosélytes” (“über Kripto-Katholicismus etc.”), Frankfurt, 1787-1789 (ídem. Pág. 376). 37

Der Stein des Antosses.. etc. (Thory o. c., t. I, págs 146 y 367). 38

Ver el listado proporcionado por Thory (o. c., t. II, pág. 95) 39

”Thory (o. c., tomo I, pág. 123) agrega que dicha medalla “tiene un retrato muy parecido del célebre masón”. 40

Ese H.·. Meyer fue convocado a la Asamblea General de París en 1785, y Thory lo designa de este modo: “de Meyer, mayor ruso, de Estrasburgo” (o. c., tomo II, pág. 95). El mismo autor lo identifica, quizá erróneamente, con el escritor que tradujo del inglés al alemán una obra titulada La Francmasonería no es más que un camino al infierno (ídem, t. I, pág. 153, y t.II, pág. 354)

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Langes de 1780: “Vos sabéis que hubo ‘Clerici’ en el Capítulo de cierta Orden que no nombro41, y se pretende que fueron los únicos depositarios de la ciencia o del secreto. Esto no conforma a los Masones modernos que sienten carcomerse de curiosidad: luego de haber sido armados “Caballeros” piden, además de la espada, el incensario. La facilidad con que se comunica este grado no previene por cierto en su favor; además los que lo poseen no saben sino algunas palabras enigmáticas extras”. Por lo tanto los HH.·. ya admitidos a Altos Grados que ingresaban en este “sistema”, más “interior” o que así se autotitulaba, no encontraban mayormente sin duda el “secreto de la Masonería”, y no se transformaban todavía en “verdaderos iniciados”. Lo verificado nos recuerda estas palabras del H.·. Ragon: “Ningún grado conocido enseña ni desvela la ‘verdad’. Solamente ‘aligerará’ el velo... Los grados que se practican hasta hoy produjeron Masones y no ‘iniciados’42. Por lo tanto sólo más allá de los diversos “sistemas”, y de ningún modo en uno u otro de ellos, puede descubrirse a los “Superiores Incógnitos”. No obstante, en lo que concierne a las pruebas de su existencia y de su acción más o menos inmediata, no son difíciles de hallar sino para quien no quiere verlas. Esto es lo que más especialmente queríamos resaltar, y al menos por el momento nos abstendremos de formular otras conclusiones.

41

Se trata evidentemente de los Templarios. 42

Ritual del Grado de Maestro, pág. 34. Ragón cita a continuación las muy conocidas palabras del H.·. J.-J. Casanova sobre “El secreto de la Masonería”, que no hacen sino confirmar tal declaración.

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ACERCA DE LOS SUPERIORES INCÓGNITOS Y DEL ASTRAL* Cuando escribíamos nuestro anterior artículo sobre “La Estricta Observancia y los Superiores Incógnitos”, señalando en él la singular obsesión que, para ciertos escritores masónicos y ocultistas, hace ver por todas partes la acción de los jesuitas en la Alta Masonería del siglo XVIII y en el Iluminismo, no pensábamos ciertamente tener que comprobar semejante obsesión entre los antimasones mismos. Ahora bien, he aquí que se nos ha señalado un artículo aparecido en la Revue Internationale des Sociétés Secrètes, en la sección “Antimasónica” del Índice Documental1, bajo la firma de A. Martigue, artículo en el cual leemos esta frase verdaderamente sorprendente: “No hay que olvidar, cuando se estudia a los Iluminados, que Weishaupt ha sido alumno, después profesor, con los Jesuitas, y que se ha inspirado mucho en ellos, deformando, entiéndase bien, para hacerlos servir al mal, métodos que los R. Padres de Ingolstadt aplicaban al bien con tanto éxito... ¡salvo cuando se han servido de ellos para formar a Weishaupt y sus primeros discípulos!” He ahí insinuaciones que, a pesar de todas las precauciones de las que se han rodeado, revisten un carácter particularmente grave bajo la pluma de un antimasón; el Sr. Martigue ¿estaría en disposición de justificarlas? ¿Podría explicarnos en qué los R. Padres del siglo XVIII pueden ser responsables, incluso indirectamente, de las doctrinas revolucionarias del H.·. Weishaupt y de sus adeptos? Para nosotros, hasta que tal demostración se haga, nos parece que es un poco como si se hiciera responsable a los Padres del siglo XIX de las teorías anarquistas desarrolladas en nuestros días ¡por su ex alumno y ex novicio, el H.·. Sébastien Faure! Se podría sin duda ir muy lejos en ese sentido, pero ello no sería ni serio ni digno de un escritor que afirma poseer “métodos rigurosos y exactos”. He aquí, en efecto, lo que escribe Martigue, un poco antes de la frase ya citada, respecto a un estudio titulado “Las Trampas de la Secta: el Genio de las Conspiraciones”, publicado en los Cahiers Romains de la Agencia Internacional Roma: “El autor no parece conocer más que las obras del P. Deschamps, de Barruel, de Claudio Janet y de Crétineau-Joly. Esto es mucho, pero no es suficiente, y si esos excelentes trabajos, que deberán, ciertamente, ser siempre consultados con fruto por los estudiantes en antimasonería, han sido escritos por maestros respetables, cuyos esfuerzos todo el mundo debe alabar y reconocer, es imposible, sin embargo, no dar fe de que datan de una época en la cual la ciencia y la crítica históricas no habían avanzado hasta el punto donde nos encontramos hoy. Nuestros métodos, que tienden a perfeccionarse cada día, son más rigurosos y exactos. Por ello, es peligroso, desde el punto de vista de la exactitud científica, desdeñar los trabajos más modernos; aún es más inoportuno el desdeñarlos a priori.” Es preciso estar muy seguro de sí mismo y de todo lo que se dice, para permitirse reprochar una falta de “exactitud científica” a cuatro autores que están entre los maestros más incontestados del antimasonismo. Sin duda, el Sr. Martigue tiene confianza en el “progreso de la ciencia y de la crítica”; pero, como esos mismos “progresos” sirven para justificar cosas tales como la exégesis modernista y la pretendida “ciencia de las religiones”, nos es difícil considerarlos como un argumento convincente. No esperábamos ver al Sr. Martigue haciendo una declaración tan ... “evolucionista”, y nos preguntamos si los métodos que preconiza, y que él opone “ a los métodos y a los hábitos defectuosos de algunos” (¿a quién hace alusión?), no se aproximan singularmente al “método positivista” del que ya hemos hablado... en fin, si él conoce “los papeles de Weishaupt mismo”, como lo da a entender, esperamos que no tardará en comunicarnos los descubrimientos que ahí ha

* Publicado originalmente en La France Antimaçonnique, París, 18 de diciembre de 1913, firmado Le Sphynx. Retomado en Études Traditionnelles, París, septiembre de 1952. 1 Nº de octubre de 1913, páginas 3 725 a 3 737

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debido hacer, especialmente en lo que concierne a las relaciones de Weishaupt con “los RR. Padres de Ingolstadt”; nada podría probar mejor el valor de sus métodos. Pero, sin embargo, ¿no valdría más detenerse con preferencia sobre el papel que los judíos han podido desempeñar en el origen del Iluminismo bávaro, así como tras ciertos “sistemas” de la Alta Masonería? Citemos, en efecto, esta frase del estudio de los Cahiers Romains: “Las combinaciones de este genio (Weishaupt) fueron sin duda ayudadas por judíos, herederos de los odios implacables de la vieja sinagoga, pues el famoso Bernard Lazare no ha retrocedido ante esta confesión: “Hubo judíos alrededor de Weishaupt” (L´Antisémitisme, son histoire et ses causes, páginas 339-340). Señalamos esto porque hemos ya tenido ocasión de hablar de esta influencia de los judíos, pero habría muchas otras cosas interesantes que señalar en este trabajo, contra el cual el redactor de la Revue Internationale des Sociétés Secrètes da prueba de una prevención que raya en la parcialidad. Tras haberle reprochado “la ausencia de variedad en la documentación”, aunque reconociendo su “valor real”, añade: “Hay otra laguna muy lamentable, cuando se quiere estudiar el Iluminismo, y es la ignorancia de la mística y del ocultismo”. Volveremos un poco después sobre este punto; por el momento, solamente subrayaremos que la mística, que procede de la teología, es una cosa, y que el ocultismo es otra totalmente diferente: los ocultistas son, en general, profundamente ignorantes de la mística, y ésta nada tiene que ver con su seudo misticismo. Desgraciadamente, algo nos hace temer que los reproches de Martigue sean causados por un movimiento de malhumor: y es que el artículo de los Cahiers Romains contiene una crítica, muy justa en nuestra opinión, de la reseña dada por Gustave Bord en la misma Revue Internationale des Sociétés Secretes2, sobre el libro de Benjamin Fabre, Un Initié des Societés Secrètes supérieures: Franciscus, Eques a Capite Galeato. Hablando de algunos aventureros masónicos que procuraban imponerse a los “memos” de las Logias, haciéndose notar como mandatarios de los misteriosos S. I. (Superiores Incógnitos), centro cerrado de toda la Secta, Bord comprueba que esos aventureros se jactaban; de donde él deduce que esos S. I. no existían. La deducción es muy arriesgada. Si los aventureros en cuestión se han presentado falsamente como missi dominici de los S. I., no solamente nada indica que estos últimos no existían, sino que sobre todo, ello muestra la convicción general de la existencia de tales S. I., pues habría sido bien extraño que esos impostores hubiesen inventado completamente al mandante, además del mandato. Su cálculo de resultados debía, evidentemente, basarse sobre esta convicción, y ello no es prueba contra la existencia de los Superiores Incogniti, evidentemente”. En efecto, ello es la evidencia misma para quienquiera que no esté cegado por la preocupación de sostener a cualquier precio la tesis opuesta; pero ¿no sería Bord mismo el que, poniéndose en contradicción con los maestros del antimasonismo, niega la evidencia, y desconoce absolutamente (según sus propias expresiones) “el emplazamiento, la táctica y la fuerza del adversario”?... Hay antimasones muy extraños”. Y añadiremos aquí que es precisamente a esta reseña de Gustave Bord, tan poco imparcial como las apreciaciones de Martigue, en la que pensábamos cuando hacíamos alusión al “método positivista” de ciertos historiadores. He aquí ahora que Martigue, a su vez, reprocha a Benjamin Fabre y Copin-Albanceli “el deseo de aportar un argumento a una tesis preconcebida sobre la existencia de los directores desconocidos de la Secta”; ¿no es más bien a Bord al que se podría reprochar una “tesis preconcebida” sobre la no-existencia de los Superiores Incógnitos? Veamos pues lo que responde al respecto el Sr. Martigue: “En cuanto a la tesis opuesta al Sr. Bord a propósito de los Superiores Incógnitos, es necesario distinguir: si el director de los Cahiers Romains entiende por tales a hombres en carne y hueso, nosotros creemos que está en el error y que Bord tiene razón”. Y, tras haber enumerado algunos de los jefes de la

2 Nº del 5 de septiembre de 1913, páginas 3 071 y siguientes.

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Alta Masonería del siglo XVIII, continua: “... Si fueran presentados como mandatarios de hombres vivos, como se tiene el derecho de hacer en nuestros días, por ejemplo, para H. P. Blavatsky, Annie Besant y otros jefes de la Teosofía, cuando nos hablan de los Mahâtmâs, viviendo en una logia del Tíbet”. A ello, se puede muy bien objetar que los sedicentes Mahâtmâs han precisamente sido inventados sobre el modelo, más o menos deformado, de los verdaderos Superiores Incógnitos, pues hay pocas imposturas que no reposen sobre una imitación de la realidad, y es además la hábil mezcla de lo verdadero y de lo falso lo que los hace más peligrosos y más difíciles de desenmascarar. Por otra parte, como hemos dicho, nada nos impide considerar como impostores, en ciertas circunstancias, a hombres que sin embargo han podido ser realmente agentes subalternos de un Poder oculto; hemos dicho las razones de ello y no vemos la necesidad de justificar a tales personajes de esta acusación, incluso por la suposición de que los superiores Incógnitos no fueran hombres de carne y hueso”. En ese caso, ¿qué eran pues según el Sr. Martigue? La continuación de nuestra cita va a enseñárnoslo, y no será, en su artículo, nuestro motivo menor de sorpresa. “Pero eso no es de eso de lo que se trata (sic); esta interpretación es totalmente exotérica para los profanos y los adeptos no iniciados”. Hasta aquí, habíamos creído que el “adeptado” era un estadio superior de la “iniciación”; pero sigamos. “El sentido esotérico ha sido siempre muy diferente. Los famosos Superiores Incógnitos, para los verdaderos iniciados, existen perfectamente, pero ellos viven... en el Astral. Y es de ahí de donde, por la teúrgia, el ocultismo, el espiritismo, la videncia, etc., dirigen a los jefes de las Sectas, al menos al decir de éstos”. Luego ¿es a concepciones tan fantásticas a lo que debe conducir el conocimiento del ocultismo, o al menos el de cierto ocultismo, a pesar de todo el “rigor” y de toda la “exactitud” de los “métodos científicos y críticos” y de las “pruebas históricas indiscutibles que se exigen hoy (!) por los historiadores serios y los eruditos? De dos cosas una, o Martigue admite la existencia del “Astral” y de sus habitantes, Superiores Incógnitos u otros, y entonces estamos en el derecho de admitir que “hay antimasones muy extraños” distintos a Gustave Bord; o él no la admite, como queremos creerlo según la última restricción, y, en ese caso, no puede decirse que los que la admiten son “los verdaderos iniciados”. Pensamos, al contrario, que no son más que iniciados muy imperfectos, e incluso es demasiado evidente que los espiritistas, por ejemplo, no pueden de ningún modo ser considerados como iniciados. Tampoco habría que olvidar que el espiritismo no data sino de las manifestaciones de Hydesville, que comenzaron en 1847, y que era desconocido en Francia antes del H.·. Rivail, llamado Allan Kardec. Se pretende que éste: “fundó su doctrina con ayuda de las comunicaciones que había obtenido, y que fueron recogidas, controladas, revisadas y corregidas por “espíritus superiores”3 ello sería, sin duda, un notable ejemplo de la intervención de Superiores Incógnitos según la definición de M. Martigue, si no supiéramos desgraciadamente que los “espíritus superiores” que tomaron parte en ese trabajo no estaban todos “desencarnados”, e incluso no lo están todavía: si Eugène Nus y Victorien Sardou han, desde esta época, “pasado a otro plano de evolución”, para emplear el lenguaje espiritista, Camille Flammarion continúa celebrando siempre la fiesta del Sol cada solsticio de verano. Así, para los jefes de la Alta Masonería en el siglo XVIII, no podía tratarse de espiritismo, que no existía todavía, como tampoco de ocultismo, pues, si había por entonces “ciencias ocultas”, no había ninguna doctrina llamada “ocultismo”; parece que sea Eliphas Lévi el primero en haber empleado esta denominación, acaparada, tras su muerte (1875), por cierta escuela de la cual, desde el punto de vista iniciático, lo mejor es no decir nada. Son esos mismos “ocultistas” los que hablan corrientemente del “mundo astral”, del cual pretenden servirse para explicar todas las cosas, sobre todo las que ignoran. También es Eliphas Lévi quien ha extendido el uso del término “astral”, y, bien que esta palabra se remonte a Paracelso, parece haber sido casi desconocida de los Altos Masones del XVIII, que, en todo caso, no la habrían sin duda entendido totalmente de la misma manera que los ocultistas

3 Dr. Gibier, Le Spiritisme, páginas 136-137.

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actuales. ¿Está Martigue, del cual no contestamos sus conocimientos en ocultismo, bien seguro de que sus conocimientos mismos no le llevan a “una interpretación “totalmente exotérica” de Swedenborg, por ejemplo, y de todos los demás que cita asimilándolos, o casi, a los “médiums” espiritistas? Citamos textualmente: “Los Superiores Incógnitos, son los Ángeles que dictan a Swedenborg sus obras, son la Sophia de Gichtel, de Boehme, la Cosa de Martinez Pasqualis (sic), el Filósofo Incógnito de Saint Martin, las manifestaciones de la Escuela del Norte, el Gurú de los Teósofos, el espíritu que se encarna en el médium, levanta el pie de la mesa parlante o dicta las elucubraciones de la oui-ja, etc, etc.” No pensamos, por nuestra parte, que todo eso sea lo mismo, incluso con “variaciones y matices”, y eso es quizás buscar a los Superiores Incógnitos allá donde es inútil. Acabamos de decir lo que hay de los espiritistas, en cuanto a los “Teósofos”, o más bien teosofistas, se sabe bastante bien lo que hay que pensar de sus pretensiones. Notemos además, a propósito de estos últimos, que anuncian la encarnación de su “Gran Instructor” (Mahâguru), lo que prueba que no es del “plano astral” de donde cuentan con recibir sus enseñanzas. Por otra parte, no pensamos que Sophia (que representa un principio) se haya jamás manifestado de manera sensible a Boehme o a Gichtel. En cuanto a Swedenborg, él ha descrito simbólicamente unas “jerarquías espirituales” de las que todos los escalones podrían muy bien estar ocupados por iniciados vivos, de manera análoga a lo que encontramos, en particular, en el esoterismo musulmán. En lo concerniente a Martinez de Pasqually, sin duda es bastante difícil saber exactamente lo que él llamaba “la Cosa”; pero, por todas partes donde hemos visto esta palabra empleada por él, parece que no haya querido designar así otra cosa que sus “operaciones”, o lo que se entiende más ordinariamente por el Arte. Son los modernos ocultistas quienes han querido ver ahí “apariciones” pura y simplemente, y ello conforme a sus propias ideas; pero el H.·. Franz von Baader nos previene que: “sería erróneo pensar que su física (de Martinez) se reduce a los espectros y a los espíritus”4. Había ahí, como por lo demás en el fondo de toda la Alta Masonería de esta época, algo mucho más profundo y más verdaderamente “esotérico”, que el conocimiento del ocultismo actual no basta de ningún modo para poder penetrar. Pero lo que es quizá más singular, es que Martigue nos habla del “Filósofo Incógnito de Saint-Martin”, mientras que Saint-Martin mismo y el Filósofo Incógnito eran el mismo, no siendo el segundo más que un seudónimo del primero. Conocemos, es cierto, las leyendas que circulan al respecto en ciertos medios; pero he aquí cómo pone admirablemente las cosas en su punto: Los Superiores Incogniti o S. I. han sido atribuidos, por un autor fabulador, al teósofo Saint-Martin, quizá porque este último firmaba sus obras: un Filósofo Incógnito, nombre de un grado de los Filaletos (régimen del que por otro lado nunca formó parte). Es cierto que el mismo fabulador ha atribuido el libro Des Erreurs et de la Verité (De los Errores y de la Verdad), del Filósofo Incógnito, a un Agente Ignoto; y que se titula él mismo como S. I. Cuando uno se engancha a lo incógnito ¡no se podría enganchar demasiado!”5 Se ve así bastante bien cuán peligroso es quizás el aceptar sin control las afirmaciones de ciertos ocultistas; en semejantes casos conviene sobre todo mostrarse prudente y, según el consejo de Martigue mismo, “no exagerar nada”. Así, sería muy equivocado el tomar a esos mismos ocultistas en serio cuando se presentan como los descendientes y los continuadores de la antigua Masonería; y sin embargo encontramos como un eco de tales aserciones “fantásticas” en la frase siguiente de Martigue: Esta cuestión (de los Superiores Incógnitos) plantea problemas que estudiamos en el ocultismo, problemas de los cuales los Francmasones del siglo XVIII perseguían con ardor la solución” sin contar que esta misma frase, interpretada demasiado

4 Les enseignements secrets de Martines de Pasqually, pág. 18

5 Notice historique sur le Martinesisme et le Martinisme, páginas 35-36, en nota.

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literalmente, podría hacer pasar al redactor de la Revue Internationale des Sociétés Secrètes por un “ocultista” a los ojos de “los lectores superficiales que no tengan tiempo de profundizar en esas cosas”. “Pero, continúa él, no se puede ver claro en esta cuestión más que si se conocen a fondo las ciencias ocultas y la mística”. Tal es lo que quería probar contra el colaborador de la Agencia Internacional Roma; pero ¿no ha probado sobre todo, contra sí mismo, que este conocimiento debería extenderse aún más lejos de lo que había él supuesto? “Es por lo que tan pocos antimasones llegan a penetrar esos arcanos que no conocerán nunca los que pretenden permanecer en el terreno positivista”. Esto es, en nuestra opinión, mucho más justo que todo lo que precede; pero ¿no está un poco en contradicción con lo que Martigue nos ha dicho de sus “métodos”? Y entonces, si no se adhiere a la concepción “positivista” de la historia, ¿por qué toma frente a y contra todos la defensa de Gustave Bord, incluso cuando éste es menos defendible? “Es imposible comprender los escritos de hombres que viven en lo sobrenatural y se dejan dirigir por él, como los teósofos swedenborgianos o martinistas del siglo XVIII, si uno no hace el esfuerzo de estudiar la lengua que hablan y la cosa de la que tratan en sus cartas y en sus obras. Todavía menos si, de antemano, se pretende negar la existencia de la atmósfera sobrenatural en la cual estaban sumergidos y que respiraban cada día“. Sí, pero, además de que eso se vuelve contra Bord y sus conclusiones, no es una razón para pasar de un extremo a otro y atribuir más importancia de la que conviene a las “elucubraciones” de las tablillas espiritistas o a las de algunos seudo-iniciados, hasta el punto de remitir todo lo “sobrenatural” en cuestión, cualquiera que sea por otro lado su cualidad, a la estrecha interpretación de lo “Astral”. Otra observación: Martigue habla de los “teósofos swedenborgianos o martinistas”, como si esas dos denominaciones fueran casi equivalentes; luego ¿estaría tentado de creer en la autenticidad de cierta filiación que está sin embargo muy alejada de todo “dato científico” y de toda “base positiva”? “A este respecto, creemos deber decir que, cuando Papus afirma que Martinez de Pasqually ha recibido la iniciación de Swedenborg en el curso de un viaje a Londres, y que el sistema propagado por él con el nombre de rito de los Elegidos-Cohen no es más que un Swedenborgismo adaptado, este autor abusa o busca abusar de sus lectores en interés de una tesis muy personal. Para librarse a semejantes afirmaciones no basta, en efecto, haber leído en Ragon, que él mismo había leído en Reghelini, que Martinez ha tomado el rito de los Elegidos-Cohen al sueco Swedenborg. Papus habría podido abstenerse de reproducir, amplificándola, una afirmación que no reposa sobre nada serio. Habría podido buscar las fuentes de su documento y asegurarse de que hay muy pocas relaciones entre la doctrina y el rito de Swedenborg, y la doctrina y el rito de los Elegidos-Cohen... En cuanto al precedente viaje a Londres, no tuvo lugar más que en la imaginación de Papus”6. Es enojoso, para un historiador, dejarse atrapar por su imaginación... “en Astral”; y, desgraciadamente, las mismas observaciones pueden aplicarse a muchos otros escritores, que se esfuerzan en establecer las comparaciones menos verosímiles “en interés de una tesis muy personal”, ¡frecuentemente incluso demasiado personal! Pero volvamos a Martigue, que nos advierte aún una vez más que, “sin el socorro de esas ciencias, llamadas ocultas, es del todo imposible comprender la Masonería del siglo XVIII e incluso, lo que sorprenderá a los no iniciados, la de hoy”. Aquí, uno o dos ejemplos nos habrían permitido aprehender mejor su pensamiento; pero veamos la continuación: “De esta ignorancia (del ocultismo), compartida no solamente por profanos, sino también por Masones, incluso revestidos de los altos grados, provienen errores como aquel del que nos ocupamos. Este error ha lanzado a la antimasonería a la búsqueda de Superiores Incógnitos que, bajo la pluma de los verdaderos iniciados, son simplemente manifestaciones extranaturales de seres vivientes en el Mundo Astral”. Como hemos dicho, no creemos por nuestra parte, que los que puedan sostener esta tesis sean “verdaderos iniciados”; pero, si Martigue, que lo afirma, lo cree verdaderamente, no vemos demasiado por qué motivo se apresura a añadir: “Lo que no prejuzga nada de su existencia (de esos Superiores

6 Notice historique sur le Martinesisme et le Martinisme, página 17, en nota.

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Incógnitos), como tampoco, además, de dicho Mundo Astral”, sin parecer darse cuenta de que pone así todo en cuestión. Incluso “no pretendiendo indicar más que lo que pensaban los Altos Masones del siglo XVIII” ¿está bien seguro de interpretar fielmente su pensamiento, y de no haber simplemente introducido una complicación nueva en uno de los problemas de los cuales esos HH.·. “perseguían con ardor la solución”, porque esta solución debía ayudarles a devenir los “verdaderos iniciados” que aún no eran, evidentemente, en tanto que no lo hubieran encontrado? Y es que los “verdaderos iniciados” son todavía más raros de lo que se piensa, pero eso no quiere decir que no los haya, o que no existan más que “en Astral”; y ¿por qué, bien que viviendo sobre tierra, esos “adeptos”, en el sentido verdadero y completo de la palabra, no serían los verdaderos Superiores Incógnitos? “Por consiguiente (¿?), escribiendo las palabras Superiores Incógnitos, S. I., los Iluminados, los Martinistas, los miembros de la Estricta Observancia y todos los Masones del siglo XVIII hablan de seres considerados como teniendo una existencia real superior, bajo la dirección de los cuales cada Logia y cada adepto iniciado (sic) están colocados”. Haber hecho de los Superiores Incógnitos unos “seres astrales”, después asignarles tal papel de “ayudas invisibles” (invisible helpers), como dicen los teosofistas ¿no es querer aproximarlos un poco demasiado a los “guías espirituales” que dirigen igualmente desde “un plano superior”, a los médiums y los grupos espiritistas? Luego no es quizás totalmente que “en ese sentido escriben Eques a Capite Galeato y sus corresponsales”, a menos que se quiera hablar de una “existencia superior” pudiendo ser “realizada” por ciertas categorías de iniciados, que no son “invisibles” y “astrales” más que para los profanos y para los seudo-iniciados a los cuales hemos ya hecho algunas alusiones. Todo el ocultismo contemporáneo, incluso añadiéndole el espiritismo, el teosofismo y los otros movimientos “neo-espiritualistas”, no puede con todo, diga lo quiera Martigue, conducir más que a “una interpretación totalmente exotérica”. Pero, si es difícil conocer exactamente el pensamiento de los Altos Masones del siglo XVIII, y, por consiguiente, “interpretar sus cartas como las comprendían ellos mismos”, ¿es indispensable que tales condiciones sean cumplidas íntegramente para no equivocarse completamente prosiguiendo esos estudios, ya tan difíciles, incluso cuando se está en la buena vía”? Y ¿Hay alguien, entre los antimasones, que se pueda decir que está “en la buena vía” con exclusión de todos los demás? Las cuestiones que han de estudiar son demasiado complejas para eso, incluso sin hacer intervenir el “Astral” allá donde nada tiene que hacer. Por ello es siempre “fastidioso desdeñar a priori”, incluso en nombre de la “ciencia” y de la “crítica”, unos trabajos que, como lo dice muy bien el redactor de los Cahiers Romains, “no son definitivos, lo que no impide que sean muy importantes, que lo son”. Sin duda, Gustave Bord tiene pretensiones de imparcialidad; pero ¿posee verdaderamente esta cualidad en el grado que debe necesitarse, suponemos al menos, para realizar el ideal de Martigue, “el historiador advertido que sabe encontrar lo mejor en todas partes, y a quien la sana crítica permite juzgar el valor de los documentos”? Aún más, puede haber varias maneras de estar “en la buena vía”, y basta estar en ella, de una u otra manera, para no “equivocarse completamente”, sin incluso que sea “indispensable iluminar la buena ruta a las tenebrosas luces (? !) del ocultismo”, ¡lo que está desde luego muy claro! El Sr. Martigue concluye en estos términos: “En la espera, reconocemos de buena gana que, si comprende el poder oculto en el sentido que acabamos de indicar, el redactor de los Cahiers Romains tiene razón al escribir, como lo hace: “Comprobamos que ningún argumento probatorio ha sido presentado, hasta aquí, contra el poder central oculto de la Secta”. Pero, si entiende por tales palabras, contrariamente a los Francmasones iniciados del siglo XVIII, un comité de hombres de carne y hueso, estamos obligados a redargüir: “Comprobamos que ningún documento probatorio ha sido presentado hasta ahora, a favor de ese comité director desconocido. Y corresponde a los que afirman esta existencia el aportar la prueba decisiva. Nosotros esperamos. La cuestión permanece pues abierta”. En efecto, está siempre abierta, y es cierto que “es de las más importantes”; pero ¿quién ha pues jamás pretendido que los Superiores Incógnitos, incluso “de carne y hueso”, constituían un “comité”, o incluso una “sociedad” en el sentido ordinario de la palabra? Esta solución parece muy poco satisfactoria, al contrario, cuando se sabe que existen ciertas

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organizaciones verdaderamente secretas, mucho más próximas al “poder central” de lo que está la Masonería exterior, y cuyos miembros no tienen ni reuniones, ni diplomas, ni medios de reconocimiento. Es bueno tener respeto por los “documentos”, pero se comprende que sea más difícil descubrirlos “probatorios” cuando se trata precisamente de cosas que, como escribíamos anteriormente, “no son de una naturaleza que pueda ser probada por un documento escrito cualquiera”. Ahí también, es preciso pues “no exagerar”, y hace falta sobre todo evitar dejarse absorber exclusivamente por la preocupación “documental”, hasta el punto de perder de vista, por ejemplo, que la antigua Masonería reconocía varios tipos de Logias trabajando “sobre planos diferentes”, como diría un ocultista, y que, en el pensamiento de los Altos Masones de entonces, ello no significaba en modo alguno que las “tenidas” de algunas de esas Logias tuvieran lugar “en el Astral”, cuyos archivos, por lo demás, apenas son accesibles más que a los “estudiantes” de la escuela de Leadbeater. Si hay hoy S. I. “de fantasía” que pretenden reunirse “en Astral”, es para no confesarse simplemente que no se reúnen, y, si sus “grupos de estudios” han sido, en efecto, transportados “a otro plano”, no es más que de la manera común a todos los seres “en sueño” o “desencarnados”, ya se trate de individualidades o de colectividades, de “comités” profanos o de “sociedades” sedicentemente “iniciáticas”. Hay, en estas últimas, muchas gentes que querrían hacerse pasar por “místicos” mientras que no son más que vulgares “mistificadores”, y a quienes no importa juntar el charlatanismo al ocultismo, sin incluso poseer los “poderes” ocasionales que han podido exhibir a veces un Gugomos o un Schoepfer. También, quizá valdría más estudiar un poco más de cerca las “operaciones” y la “doctrina” de estos últimos, por imperfectamente iniciados que hayan sido, que las de los pretendidos “Magos” contemporáneos, que no son del todo iniciados, o al menos que no lo son en nada serio, lo que viene a ser lo mismo. Todo ello, entiéndase bien, no quiere decir que no sea bueno estudiar y conocer incluso el ocultismo “vulgarizador”, pero no dándole más que la importancia muy relativa que merece, y mucho menos para buscar en él lo que no se encuentra, que para mostrar si hay ocasión toda su inanidad, y para poner en guardia a los que estuvieran tentados a dejarse seducir por las tramposas apariencias de una “ciencia iniciática” totalmente superficial y de segunda o de tercera mano. No hay que hacerse ninguna ilusión: si la acción de los verdaderos Superiores Incógnitos existe un poco, a pesar de todo, hasta en los movimientos “neo-espiritualistas” de que se trata, cualesquiera que sean sus títulos y sus pretensiones, no es más que de una manera tan indirecta y lejana como en la Masonería más exterior y más moderna. Lo que acabamos de decir, lo prueba ya, y tendremos ocasión, en próximos estudios, de aportar al respecto otros ejemplos no menos significativos.

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BERGSON Y LA LIBRE PAROLE* El 30 de diciembre último se ha celebrado, en el Collège de Francia, el centenario de Claude Bernard. En esta ocasión, fueron pronunciados discursos por los Sres. Maurice Croiset, administrador del Collège de Francia, Henri Bergson, Dastre, Henneguy, d’Arsonval,

y el H∴ Viviani.

La Libre Parole ha dado, de esta ceremonia, en su número del día siguiente, una reseña donde nos ha sorprendido leer lo que sigue: “La clausura de la sesión ha sido el discurso del Sr. Henri Bergson. La filosofía ha tomado así el rango que merecía en la conmemoración de un gran sabio: y eso, puede decirse, es un signo de los tiempos, pues comenzamos felizmente a estar de vuelta de la miserable concepción positivista que pensó en deponer la filosofía para el provecho exclusivo de las especialidades científicas.” ¡Hola! La filosofía de Bergson es, en efecto, un “signo de los tiempos”, pero no en el sentido optimista en que lo entiende el redactor de La Libre Parole. Nuestros lectores saben ya lo que deben pensar de ello (véase “El Bergsonismo”, en La France Antimaçonnique, año 27, n° 38, p. 450, y n° 42, p. 499). “Lo que la filosofía debe ante todo a Claude Bernard, ha dicho primero el Sr. Bergson, es la teoría del método experimental…” Nos parece, precisamente, que el “método experimental” no puede de ningún modo, por su naturaleza misma, sacarnos de esta “miserable concepción positivista”, de la cual algunos comienzan a estar “de vuelta” ahora… para dirigirse a la “filosofía de la intuición”. Tras haber citado un pasaje del discurso en cuestión, relativo a ese primer punto, el autor de la reseña continúa: «Hablando a continuación de la “metafísica de la vida”, que se ha querido en ocasiones desprender de la obra de Claude Bernard, Bergson ha mostrado que, si se puede, apoyándose sobre la distinción muy clara que el ilustre fisiólogo hacía, desde el punto de vista científico, entre la vida y la no-vida, sugerir una concepción filosófica del vitalismo, no es menos cierto que “Claude Bernard no nos ha dado, no ha querido tampoco darnos, una metafísica de la vida”. No es la vida misma lo que ese sabio, tan riguroso y tan atento a no sobrepasar los límites de su saber, ha intentado definir, sino que es, mucho más modestamente y útilmente, la ciencia de la vida o biología. En fin, el filósofo ha, muy oportunamente, recordado la aversión tan fuerte manifestada por Claude Bernard contra el espíritu de sistema, tan caro a los sabios mediocres. ¡Y la sombra de Berthollet ha debido estremecerse un poco…! » Está muy bien reducir el “espíritu de sistema” a su justo valor; pero no olvidemos, por otro lado, que el “vitalismo” es una de las “concepciones científicas y filosóficas” sobre las cuales el ocultismo se apoya más de buen grado para edificar sus propias teorías. Además, “la idea orgánica y creadora” de Claude Bernard no deja quizás de presentar algunas relaciones con la concepción masónica del “Gran Arquitecto del Universo”, que se pretende, también ella, “rigurosamente científica”, incluso en el sentido “positivista”. Pero lo que queremos señalar sobre todo, son esas apreciaciones con las que termina la parte de la reseña relacionada con el discurso de Bergson:

* Artículo firmado Le Sphinx que apareció en La France Antimaçonnique, el 1 de enero de 1914. Recopilado en René Guénon, Recueil, Toronto, 2012.

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«Si se compara ese bello discurso con aquel que impartió Bergson, hace dos años, sobre “El Alma y el Cuerpo”, donde denunciaba las peticiones de principio inherentes al materialismo, hay que agradecerle haber aportado hoy una vez más su alta autoridad y la contribución de su elevado saber a esta conclusión en adelante ya adquisición del pensamiento contemporáneo, que el materialismo no es científico. Y, sobre este punto, el cristiano que fue Claude Bernard no hubiese desaprobado su panegírico.» No podemos dejar de señalar todavía que la “conciencia claramente cristiana” de Claude Bernard no sentía rechazo ninguno ante las peores atrocidades de la vivisección. ¿Habría que pensar, pues, que, como tantos otros, el célebre fisiólogo abandonaba un poco su “conciencia”, incluso simplemente “moral”, a la puerta de su laboratorio, con los “prejuicios” indignos de un sabio (es lo que se llama, en Masonería, el “despojamiento de los metales”)? Pero, dicho esto, lo que encontramos mucho más grave y absolutamente estupefaciente, son los “agradecimientos” dirigidos por el colaborador de la Libre Parole al señor Bergson, del que alardea el “elevado saber” y la “alta autoridad”. Sería sin duda mucho más natural ver a ocultistas y teosofistas agradecer a Bergson, que tiene con ellos muchos más puntos de contacto de lo que se podría creer, por el apoyo que presta, voluntariamente o no, a algunas de sus doctrinas. Si es bueno combatir el materialismo, no por ello hay que olvidar que cierto espiritualismo o pretendido tal es aún más peligroso, en razón misma de sus apariencias seductoras. Que un periódico que se dice católico se de así a un elogio tan pomposo como exagerado de un filósofo que acaba de ser condenado por Roma, eso se pasa un poco de la raya, y no podríamos dejar hacerlo sin protestar. Está muy bien “estigmatizar” como convienen, y como lo ha hecho el redactor de la misma reseña, la odiosa “arenga” del H.·. Viviani; pero eso no basta, y los políticos no son los únicos sobre los cuales debemos prestar una atención a veces carente de benevolencia. Para terminar, recordaremos a nuestro colega antisemita que el Sr. Bergson, aunque “no profesando ninguna religión positiva”, no deja de ser de origen judío. Ello hace la actitud de La Libre Parole a su respecto, todavía más incomprensible.

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EL “ENIGMA”* En la Revue Internationale des Sociétés Secrètes (número del 5 de enero de 1914, (Index Occultiste, pág. 141), leemos lo que sigue, bajo la firma N. Fomalhaut, pseudónimo astrológico del Sr. Charles Nicoullaud: “La France Antimaçonnique, del 18 de diciembre de 1913, publica un largo estudio titulado “A propósito de los Superiores Incógnitos y del Astral”, que es una discusión de diferentes artículos aparecidos en la Revista. Este estudio está firmado “Le Sphinx”. La Esfinge es un animal fabuloso que tiene partes a la vez de hombre, de águila, de toro y de león. Antes de responder, nos gustaría saber con cuál de esos cuatro términos (sic) estamos tratando. Es siempre muy difícil y delicado discutir con desconocidos”. La Esfinge no es del todo lo que piensa el Sr. Nicoullaud: ese pretendido “animal fabuloso” es en realidad un símbolo, y en lugar de “tener” simplemente los cuatro componentes enumerados antes, es su síntesis. Sus elementos no se disocian a voluntad, y, si uno cualquiera de entre ellos viniera a quedar aislado de los otros, no sería ya la Esfinge, evidentemente, con lo que nos encontraríamos; es preciso pues resignarse a aceptar la complejidad de este compuesto, por fastidioso que pudiese ser. Bromas aparte, es enojoso cuando se quiere penetrar la naturaleza de los misteriosos “Superiores Incógnitos”, parecer ignorar tanto como un simple ocultista, la teoría de la multiplicidad de los estados del ser y de su simultaneidad, no solamente en la Esfinge, sino incluso, más simplemente, en el compuesto humano. Dicho esto, el asunto del que se trata podría impulsarnos a pensar que, si Nicoullaud no gusta de discutir con desconocidos, es quizá porque teme encontrarlos superiores... y también estar obligado, para ponerse en presencia de sus adversarios, a afrontar los terrores de esos “viajes en astral”... que se llaman vulgarmente pesadillas. En cuanto a nosotros, no conocemos en absoluto al Sr. Martigue, ignoramos todo de él y ello no nos molesta de ningún modo para discutir algunas afirmaciones… audaces que han aparecido bajo su pluma. Y es que, en una obra o un artículo cualquiera, la personalidad de su autor nos deja perfectamente indiferente; lo que nos interesa, son únicamente las ideas que expone, y éstas que el Sr. Martigue ha extraído el ocultismo nada tenían de “desconocido” para nosotros. Las que nosotros le hemos opuesto, han podido parecer nuevas y … más embarazosas al Sr. Nicoullaud, que parece querer sustituir a su colaborador, lo que, por otra parte, es asunto suyo más que nuestro. Puesto que Martigue o Nicoullaud, como se quiera, no parece dispuesto a respondernos le dejaremos libre más de buena gana cuanto que el Sr. Gustave Bord se ha encargado, por otra parte, de redactar en su lugar una respuesta, o al menos lo que quiere ser una respuesta. Este artículo, titulado “El Enigma” y aparecido en el mismo número de la Revue Internationale des Sociétés Secrètes (pp. 60—63), ¿responde verdaderamente, incluso en parte, a lo que nosotros hemos dicho? Se juzgará. Debemos hacer resaltar, ante todo, que es principalmente al Sr. Martigue al que se dirigían nuestras observaciones, y que no es sino de pasada que hayamos sido impulsado a hablar del Sr. Bord. Es pues de temer que este último haga desviar un poco el debate con su intervención. Pero, aparte de eso, poco nos importa tratar con el águila, el toro o el león … queremos decir con el Sr. Nicoullaud, el Sr. Martigue o el Sr. Bord. He aquí cómo comienza el artículo en cuestión: “No está en mis hábitos responder a los ataques personales; ello no prueba nada, y con frecuencia se hace el juego a los adversarios engatusándose con el cambiazo. Sin embargo, hay un caso donde creo deber

* En La France Antimaçonnique, París, 29 de enero de 1914 (firmado Le Sphinx). Retomado en La polémique sur les “Supérieurs Inconnus”, Arché, Milán, 2003.

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romper el silencio: cuando el ataque contra mi persona es al mismo tiempo un ataque contra la idea que yo defiendo”. Hasta aquí, está muy bien, pero vamos a ver si el Sr. Bord sabrá mantenerse mucho tiempo en el terreno de la idea pura. Por otro lado, si alguien se ha librado a unos “ataques personales” contra él, no somos ciertamente nosotros, y eso justamente porque pensamos, como él mismo, que “eso no prueba nada”. Entonces, ¿sería él pues quien querría “darnos el cambiazo”? En ese caso, a nuestra vez, nosotros no le “engatusaremos”, y sabremos aprovechar su advertencia. “No se lanzan piedras más que al árbol que lleva frutos, dice un proverbio árabe que me consolaría de esos cantos lanzados en mi jardín, diciendo que se reconoce al árbol por sus frutos”. Este examen ha sido hecho por otros antes de nosotros, y de una manera mucho más completa de lo que pretendemos hacer, puesto que, una vez más, no es sino muy accesoriamente que hemos puesto en causa al Sr. Bord. Nos acordamos especialmente de haber leído, al respecto, cierto estudio de los Cahiers Romains cuyas conclusiones son bastante poco halagüeñas para él; se comprenderá que las suyas si quiere a su vez un juicio sobre sus propias obras… que no podría ser imparcial, difieren notablemente de las de sus “adversarios”. “Desde hace casi un año, bajo una influencia que desenmascararé en unos días, una campaña abominable se ha emprendido contra mis obras, y contra mí, a fin de arruinar la obra desacreditando al autor”. ¿Por qué no “desenmascara a continuación esta “influencia”? Nos lo preguntamos; pero, por viva que sea nuestra curiosidad a ese respecto, tendremos toda la paciencia necesaria para esperar todo el tiempo que plazca al Sr. Bord, pues sus revelaciones no pueden dejar de ser sensacionales. Lo que no podía faltar tampoco, es que encontrase “abominable” una “campaña” que cree emprendida contra él; pero, si se lo toma en ese tono, muy poco “objetivo”, ¿por qué comienza defendiéndose de levantar cuestiones “personales”? He ahí la distracción que nos temíamos, y, verdaderamente, ha venido aún más pronto de lo que habríamos imaginado, puesto que han bastado para ello algunas líneas, por desgracia… para la causa de nuestro nuevo “adversario”. “Para emplear expresiones moderadas, se reprocha a mi árbol el portar frutos envenenados, y se encuentra mi actitud ‘extraña’, eufemismo que quiere hipócritamente decir que yo traiciono la causa que parezco defender”. Es el redactor de los Cahiers Romans quien había así calificado de “extraños” al Sr. Bord y su actitud, y, cuando nosotros hemos retomado esta misma expresión, para aplicarla por otra parte al Sr. Martigue, estábamos lejos de pensar que quería decir “hipócritamente… otra cosa que lo que ella dice. Por tanto, es contra nosotros con quien la emprende el Sr. Bord, pues continúa en estos términos: “Dios mío, o mi Diablo, no sé bien cuál es la exclamación, que más agradará mi adversario, a ojos de mi Esfinge, para hablar claro, yo soy un traidor. ¿Traidor a qué y por qué? Yo no lo sé”. Lo sabe tanto menos, en efecto, cuanto que hemos releído bien lo que habíamos escrito y nada semejante hemos podido descubrir. El Sr. Bord es muy libre de tener “una concepción positivista de la historia” y una “tesis preconcebida sobre la inexistencia de los Superiores Incógnitos”; pero nosotros somos libres también, por nuestra parte, de criticar esta concepción y esta tesis, y tal crítica no implica que quien ha dado lugar a ella sea un “traidor” a lo que fuere… pero ¿se nos permitirá observar que desdeña demasiado fácilmente las verdades que pueden apurarle? Por otra parte, no vemos por qué razón el Sr. Bord se enoja al ser considerado como “un antimasón bien extraño”, cuando escribe él mismo, un poco después, en una nota: “Yo empleo esta expresión (de antimasón) con disgusto, pues si soy, como historiador, un

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adversario de la Masonería y de la Revolución, siento cierta repugnancia al servirme de una palabra que apunta más a las personas que a las ideas…” Lo dudamos un poco, pero, además de que la razón alegada para justificar esa “repugnancia” encierra una inexactitud, en el sentido de que un antimasón ataca necesariamente a las personas, nos parece que es precisamente como “historiador”, teniendo pretensiones de imparcialidad como el Sr. Bord, para ser lógico, debería no ser el “adversario” de nadie. En cuanto a su broma sobre “su Dios o su Diablo”, confesamos que no la comprendemos mucho y, como nos parece de un gusto bastante dudoso, preferimos pasarla bajo silencio para leer la continuación de esta apología personal: “Como desde hace unos cuarenta años he hecho profesión, cada vez que he podido, de defender la misma causa, de ocupar cierto rango, pongamos de cabo, en el ejército que defiende la realeza francesa y la religión católica; como no se puede presentar contra mí una sola palabra, un solo acto de contradicción con esas ideas que me son queridas, hay que confesar que, si yo soy un ‘Traidor Incógnito’ (!), lo soy desde hace tanto tiempo que mi traición se asemeja singularmente a la fidelidad”. El Sr. Bord, deseando adjudicarse un grado cualquiera, ha elegido el de “cabo”; sin duda no se podría ser más modesto, y seríamos desagradecidos no reconociéndoselo, aunque señalando con todo que la “realeza francesa” no tenía nada que ver en el asunto. Y tras haber proclamado así su “fidelidad”, que no habíamos puesto en duda, y que no atenúa en nada el alcance de nuestras críticas, él añade: “Si se pusiera orden ahí, algún nuevo Benjamín (sic) me trataría de ‘Superior Incógnito’. Es verdaderamente demasiado honor o demasiada indignidad”. ¡Oh! No, ciertamente el Sr. Bord “no tiene nada de un Superior Incógnito”, pues incluso no sabe lo que es eso, como tampoco el Sr. Martigue, y, en todo momento cada vez muestra más claramente su ignorancia sobre este punto. Por otra parte, ¿por qué esa alusión irritada dirigida al Sr. Benjamin Fabre, que sin duda no está para nada en nuestro artículo, como tampoco en los Cahiers Romains? No es fallo de este autor si Bord, reseñando su libro, se ha salido de los límites que habrían debido imponerle ciertas conveniencias, y ha impulsado así los justos reproches de todos aquellos que no tenían ninguna razón especial para compartir su manera de ver. “Yo voy, como se ve, deliberadamente por delante de los ataques, y llamo sin temor por su nombre a las insinuaciones pérfidas de adversarios personificados hoy por una Esfinge, venida de no se sabe qué ribera, dado que incluso no navega bajo su pabellón”.1 Si quisiéramos responder a nuestro contradictor en el mismo tono, le diríamos que esa Esfinge, en todo caso, no viene ciertamente “de su borde”; pero, para no detenerse más de lo conveniente en tan miserables retruécanos, hay que estar bien escaso de argumentos serios. Además, si dicha Esfinge “no navega bajo su pabellón”, hay probablemente para ello unos motivos que el Sr. Bord deberá resignarse a ignorar. Ahora, hay un punto sobre el cual debemos tranquilizarlo: no “personificamos de ningún modo a “sus adversarios”, por la buena razón de que su propia importancia, a nuestros ojos, es mucho menor de la que él cree, y no nos habríamos incluso ocupado de él si no hubiera juzgado bueno atraer de nuevo nuestra atención con su “respuesta”. En lugar de “ir por delante de los ataques” más o menos reales, sería mucho mejor que desconfiara un poco de él mismo, pues, a fuerza de ver por doquier “sus adversarios”, es de temer que termine por ser alcanzado por un verdadero delirio persecutorio. Somos incluso tan poco el “adversario del Sr. Bord, que nos hemos voluntariamente abstenido hasta ahora de hablar de lo que consideramos una mala acción por su parte, es decir, la divulgación del nombre profano del Eques a Capite Galeato. Nuestro contradictor alega, para su defensa, que ese nombre ha sido indicado por Thory; eso es exacto, pero… ¿por qué ese mismo Thory no ha dado ningún nombre cuando habla

1 Juego de palabras entre “rive” (“ribera” en francés) y “Rive”, apellido del director de la revista, Clarin

de la Rive. Nota del T.

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de la fundación del Rito Primitivo, y por qué, en todo lo relacionado con el Convento de París, reemplaza ese mismo nombre por iniciales? Además, si Thory es bien conocido de los antimasones profesionales, lo es mucho menos del gran público; ahora bien, es a éste solamente, entiéndase bien, al que convenía dejar ignorar el nombre del Eques (del que nadie, por otra parte, ha pretendido hacer un “Superior Incógnito”), y ello, no en interés de no se sabe qué “argumentación de fantasía” que sin duda jamás ha existido más que en la imaginación del Sr. Bord, sino simplemente (y tanto más cuanto que ese nombre en suma, importaba poco) por deferencia a los deseos de la familia que ha puesto los documentos a disposición del Sr. Benjamin Fabre. Todavía una observación a propósito de esos documentos: el Sr. Bord ha creído hacer bien reproduciendo el texto de los dos documentos cifrados contenidos en la patente constitutiva del Rito Primitivo, y divirtiéndose en contar las letras y las cifras para probar la falsedad de la traducción proporcionada por el Eques mismo. Quizás habría hecho mejor todavía si, en lugar de eso, hubiera intentado dar una traducción más exacta; pero no le pedimos demasiado, y volvemos a nuestro “enigma”. “Y por qué todos esos villanos procedimientos, esas calumnias contra las personas y esos desafíos a la verdad histórica? Pues el conflicto ha nacido a propósito de hechos históricos”. He ahí palabras mayores, pero que desgraciadamente nada prueban, no más que los “ataques personales”. En cuanto a los “hechos históricos”, los hay de diferentes órdenes, y el Sr. Bord admitirá que pueden existir los que sobrepasen su competencia, incluso si no comprende que la cuestión de los “Superiores Incógnitos” no puede ser enteramente resuelta por aquellos que pretenden atenerse exclusivamente al dominio de los hechos pretendidamente “positivos”, es decir, susceptibles de ser probados por documentos escritos. “Los antimasones están hoy divididos en dos campos principales: los que creen en el poder oculto de la F.·. M.·. universal representada por algunos jefes llamados ‘Superiores Incógnitos’ o miembros de las trans-logias; y los que creen que la Francmasonería está conducida por una idea general nefasta, y que el “Superior Incógnito” es el Espíritu del mal. Yo pertenezco a este último campo”. El Sr. Bord nos incluye naturalmente en “el primer campo”, sin preocuparse de saber si la hipótesis así enunciada corresponde realmente a nuestra concepción de los Superiores Incógnitos”, cuya existencia, por otra parte, no excluye de ningún modo la de “una idea general nefasta”. Las trans-logias no son más que una convención, creada por los antimasones, para designar los talleres de altos grados, superpuestos a las Logias de la Masonería simbólica. Ahora bien, como hemos dicho en un estudio anterior, “no es más que detrás de los diversos sistemas (de altos grados), y no en tal o cual de entre ellos, donde es posible descubrir a los ‘Superiores Incógnitos’ mismos”; no se podrá pues encontrar, entre “los miembros de trans-logias”, más que algunos de sus agentes más o menos indirectos. Además, la cuestión de los “Superiores Incógnitos”, no está circunscrita a la Masonería, incluso “universal”, sino que se extiende a todas las organizaciones iniciáticas, cualesquiera que sean; he ahí todavía una complicación más en la cual el Sr. Bord no ha reflexionado sin duda. En cuanto a su conclusión relativa al “Espíritu del mal”, le señalaremos que sobrepasa muy sensiblemente la concepción “positivista” de la historia; no sabemos pues cómo la justifica, pero, en todo caso, no es por las consideraciones que siguen. “Ahora bien, en ese campo, yo figuro en el regimiento de los obreros de historia y jamás he pretendido formar parte del regimiento de los obreros de la política y menos aún del de los novelistas. No niego la utilidad ni la gracia de mis co-combatientes; pero compruebo que, para formar parte del mismo ejército que yo, ellos no son del mismo ejército”. No vemos muy bien a ese “defensor de la realeza francesa” que rechaza hacer política; y sobre lo que dice de “los novelistas”, ello podría apuntar sobre todo a su colaborador Sr.

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Nicoullaud, que, en efecto, cometió antaño algunas novelas de tendencias… “ocultistas” y sobre todo anticlericales. “Como obrero de historia, me creo obligado a seguir las reglas de mi arte y dejarme guiar por verdades ciertas, no por opiniones; una verdad e impone incluso a unos adversarios; una opinión sirve para convencer a amigos ya convencidos, aparte de hacerse enemigos, si se busca imponérsela con demasiado autoridad y desdén, o si vuestra opinión difiere una coma de la suya”. Entendido, el Sr. Bord es un “obrero de historia”, y queremos incluso creer que es, por su parte, un obrero muy concienzudo, aunque la imparcialidad le falta un poco a veces… lo que, después de todo, quizá no es falta suya. Solamente que ¿dónde ha podido encontrar un criterio para reconocer las “verdades ciertas” en materia de hechos? Sería verdaderamente muy amable compartiendo este descubrimiento. Por otra parte, su competencia especial en lo que concierne a la “documentación” no le confiere, por desgracia, ninguna autoridad para tratar de los problemas como el de los “Superiores Incógnitos”, del que no parece comprender incluso todo el alcance ¡Ne, sutor, ultra crepidam! “ “Algo interesante (sic) que ello pudiera ser para la causa que yo defiendo, jamás consentiría servirme en mis argumentaciones de una documentación sospechosa o de una hecho materialmente falso. ¿Ésa es mi traición? Convengo en ello”. Sí, pero el Sr. Bord ¿no confiesa, por ello mismo, que nada tiene que hacer en unas “argumentaciones” en las que toda “documentación” está ausente… y con razón? Y entonces, ¿qué significa su intervención actual? Es de temer, por esta vez, que se deje no guiar sino extraviar, por “opiniones”, las de los Sres. Martigue y Nicoullaud, a quienes ha querido rendir un servicio acudiendo tan prontamente en su socorro. En cuanto a nosotros, si no tenemos más que “opiniones”, no pretendemos de ningún modo “imponerlas” a nadie, contrariamente a lo que nuestro “adversario” no dudaría ciertamente en calificar de “insinuaciones pérfidas”, e incluso no buscamos, porque sería verdaderamente inútil, “convencer”… ¡a los que están ya convencidos! “Yo pretendo haber concienzudamente estudiado la Francmasonería de 1688 a 1815 e incluso, desde hace dos años, hasta 1830, en Francia y en el extranjero; hasta aquí, ningún adversario ha desconocido la extensión de mi labor, y frecuentemente, demasiado frecuentemente, han venido a tocar a mi puerta. Como debía esperar, me he hecho más enemigo entre los primeros que entre los segundos. El reconocimiento es penoso de soportar; eso es muy humano”. Estas recriminaciones, por justas que pudiesen ser en sí mismas, se equivocan evidentemente de dirección, pues, por nuestra parte, no hemos ido jamás, ni en sentido figurado, a “golpear a la puerta” del Sr. Bord, de suerte que no le debemos ningún “reconocimiento”. A pesar de eso, no hemos pensado ni un solo instante en contestar su valor… relativo, no más que el de otro historiador cualquiera; no queremos concederle mayor importancia de la que merece desde nuestro punto de vista, que no es el suyo, y he ahí todo. Si es eso lo que nos reprocha, por nuestra parte lo admitimos. “Ahora bien, tras haber estudiado concienzudamente la Francmasonería de 1688 a 1815, no solamente no he encontrado ninguna huella susceptible de ser seguida por un historiador, de directores supremos de toda la Francmasonería; pero, mucho mejor, he constatado la existencia de lo contrario”. Esta vez, he ahí el “conflicto” claramente definido, pues afirmamos, por nuestro lado, que esos “directores supremos” han dejado “huellas” muy caracterizadas de su acción en varias circunstancias; si un historiador “positivista” no puede seguir esas “huellas”, eso prueba, muy simplemente, la insuficiencia de sus “métodos” en semejante materia, y eso no lo objetaremos. En cuanto a la pretensión de haber “comprobado la existencia de lo contrario (¿?)”, vamos a ver sobre qué se funda.

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“Por ejemplo, durante el curso del siglo XVIII, tanto en Francia como en Inglaterra, en Alemania, en Italia, etc., encuentro regímenes masónicos que difieren en más que matices, entre los que hay luchas perpetuas; ¡y como! La Gran Logia y el Gran Oriente, la Estricta Observancia y los Filaletos; el régimen filosófico del Contrato Social, los Iluminados y los Rosa-Cruz, etc. Que cada uno de esos regímenes haya tenido uno o dos fundadores, es cierto; con todo, esos fundadores no son “Superiores Incógnitos”, sino personajes cuyos nombres se encuentran en todas las obras relativas a la Masonería, por o contra ella”. Todo eso, lo sabemos tan bien como nuestro contradictor, y nos parece no haber dicho cosa diferente nosotros mismos, pues hemos tenido el mayor cuidado de no confundir a los “Superiores Incógnitos” con los miembros de las “trans-logias”, es decir, de los múltiples regímenes de los que aquí se trata, ni inclusive con sus “fundadores” aparentes y conocidos. Solamente que no nos creemos obligado a sacar de ahí las mismas conclusiones que el Sr. Bord: ¿Ha meditado éste aunque sea un poco sobre el sentido profundo de la divisa Ordo ab Chao? ¿Y no sabe que los principios más elementales de toda iniciación enseñan cómo es posible resolver “la antinomia de los opuestos” y reencontrar “la unidad en la diversidad”? Por otra parte, no pretendemos del todo que la acción de los “Superiores Incógnitos” haya existido de la misma manera y en el mismo grado en todos los “regímenes”, de los que algunos no tenían más que la sombre de la verdadera regularidad. “¿Quién pues, escribíamos anteriormente, podía ufanarse, en esta época sobre todo (la del Convento de Wilhelmsbad), de poseer los verdaderos caracteres, es decir, en suma, de vincularse a la emanación de una Potencia legítima a ojos de los verdaderos Superiores Incógnitos?”. El Sr. Bord habría hecho bien en releer este pasaje y algunos otros antes de respondernos; ello le habría evitado hacerlo… al lado. Otra cosa aún: hemos dicho que “creemos poco verosímil que todos los “regímenes” (e incluso aquellos cuyo prototipo fue la Estricta Observancia) hayan tenido el mismo origen de hecho”, y que especialmente, “no habría que ver por todas partes la influencia de los Judíos de una manera exclusiva”, lo que no significa que no haya que verla en ninguna parte. ¿Habría pues varios tipos de “Superiores Incógnitos”, representando iniciaciones diferentes, en la “masonería universal” y en otras partes? En eso tampoco, evidentemente, el Sr. Bord no había pensado. “El argumento, dice él, es breve e irrefutable”; es sobre todo, ¡hola! Un poco demasiado “simplista”. “La Esfinge plantea y resuelve un enigma. Hay ‘Superiores Incógnitos’. Yo respondo: yo no he encontrado e incluso he hallado hechos que se oponen a eso; a la Esfinge compete jugar el papel de Edipo. Que me diga pues, con pruebas en su apoyo: ‘Los Superiores Incógnitos existieron…’ y ya veremos”. ¡Bien está! No, hace falta que el Sr. Bord tome partido, incluso si la cosa sobrepasa su entendimiento: un “Superior Incógnito”, no fue y no existe…”Señor de tal”, ni incluso “el H.·. tal”; si así no fuera, eso sería verdaderamente demasiado cómodo… para los “obreros de historia”. Es una singular manía, y demasiado común, la que consiste en querer siempre y ante todo saber “los nombres”, como si esos nombres significaran o probaran algo. Incluso nos preocupamos muy poco por saber si lo “Superiores Incógnitos” tienen nombre propiamente hablando, otros al menos que los puramente convencionales, que a veces les gusta tomar para desempeñar un papel determinado. Las individualidades, aquí, revisten un carácter esencialmente simbólico; no son nada por ellas mismas, fuera de lo que ellas representan, y ello hasta tal punto que no tienen incluso una fisonomía que les sea propia. Así, existe en la India toda una categoría de hombres bastante extraños (no traducir por “traidores”), que portan en la mano, como signo de reconocimiento, un largo cuerno de antílope, y que, además, presentan esta particularidad de que todos tienen exactamente los mismos rasgos. Nadie conoce los nombres de esos hombres, y nadie piensa en preguntárselos, porque todo el mundo sabe muy bien que están liberados de las limitaciones exteriores del nombre y de

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la forma, esos dos elementos constitutivos de la individualidad vulgar. El tipo que les es común se encuentra figurado en las esculturas de los más antiguos monumentos de la India, y, cosa quizá más curiosa aún, hemos reconocido ese mismo tipo hasta en Europa, en otros hombres que eran, si no precisamente “Superiores Incógnitos”, al menos agentes bastante importantes de un “poder oculto” ejerciendo su acción mucho más allá de las “trans-Logias” de la “Masonería universal”. Ahora, si G. Bord quiere, a falta de otra cosa, que le citemos al menos un nombre convencional, le recordaremos al famoso conde de Saint-Germain, del que sin duda ha oído hablar alguna vez. Quizás, es cierto, él considera como “leyenda” todo lo que se dice en las Memorias más auténticas de la época; pero… ¿no se ha tratado también de “leyenda”, e incluso de “mito solar” (¡con pruebas en apoyo!), la historia de Napoleón mismo? Y, por otra parte, toda “leyenda” ¿no reposa en hechos reales? Puede muy bien, tras lo que acabamos de decir, que ese nombre del conde de Saint-Germain no haya servido a un solo personaje, aunque siempre se le ha conocido la misma figura; ello ayudaría quizás a explicar algunas particularidades de su historia. Puede igualmente que la misma... “entidad”, aun habiendo abandonado ese nombre prestado cuando no tuvo ya razón de ser, continúe, incluso en nuestros días, jugando un papel más o menos oculto, y ello, entiéndase bien, sin haber tenido necesidad de “reencarnarse” como lo pretenden ciertos teosofistas. Para mantenerse así a través del tiempo, le habrá bastado, en el intervalo de sus “misiones”, ponerse a los pies de lo Eterno”, según la expresión de uno de esos agentes del “poder oculto” al cual hacíamos alusión antes, o “bajo el ojo del Polo” como dicen, exactamente en el mismo sentido, los iniciados musulmanes”. Todo eso, sin duda, es también muy “enigmático”; pero, si lo decimos aquí, es porque para ello tenemos excelentes razones, y no, se quiera creerlo o no, con la única finalidad de intrigar al Sr. Bord o al Sr. Martigue. Por lo demás, nuestros lectores comprenderán, incluso si nuestros contradictores no lo comprenden, que no tenemos que hacer intervenir en esta controversia, citándolos como testimonio, a personas que son perfectamente extrañas a ella, hasta tal punto que ignoran muy probablemente hasta la existencia del Sr. Bord. Admitimos pues que tenemos una convicción fundada sobre razones puramente personales, y que, por consiguiente, ni soñamos en compartir con otros; pero lo que podemos decir sin inconvenientes, o, si se prefiere, sin inconveniencia, quizás es suficiente, sin embargo, para ayudar a los que no tienen prejuicios para formarse una “opinión”, y, sobre todo, lo que todavía vale más, para incitarlos a buscar por sí mismos…en otra parte que “en astral”. Dicho esto, no nos resta, al menos por el momento, gran cosa que decir al Sr. Bord. Sin embargo, para que éste no pueda reprocharnos tal vez haber eludido algún punto embarazoso pasando bajo silencio algo de su “respuesta”, tenemos que reproducirla íntegramente hasta el final. “Supongamos que admito por un instante, supongamos que he buscado mal o malinterpretado los hechos y que ha habido en todo tiempo ¿Superiores Incógnitos? De la F. M. universal. Tendría seguramente cierta importancia desde el punto de vista de la lucha emprendida contra la Masonería el saberlo”. Está ya muy bien, por parte de nuestro “adversario”, querer reconocer esta “importancia”, incluso en una frase poco correcta, sin estar, más de lo que está, al corriente de la cuestión. “Pero ¿no debemos luchar sobre todo contra las ideas que son pregonadas por las sectas masónicas, mucho más que contra los Masones, conocidos o desconocidos? Yo pretendo que es perder el tiempo atacar contra (sic) tal o cual persona, y que la sola lucha eficaz contra la Francmasonería consiste en desenmascarar sus doctrinas y sus consecuencias”. Tal es también nuestra opinión, y, si damos, no solamente “cierta importancia”, sino una importancia muy grande, al enigma de los “Superiores Incógnitos”, es porque las cuestiones

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muy complejas que plantea no son de ningún modo (hemos dicho el porqué) cuestiones “de personas”, sino más bien de “ideas”, o mejor aún de “principios”. “No he cesado jamás de combatir en ese terreno”, añade el Sr. Bord, del que habríamos creído, como “obrero de historia” debería estar más vinculado a los “hechos” que a las “ideas”. “Es a golpe de verdades como hay que abatir a nuestros adversarios, y no aflorando opiniones demasiado semejantes a argucias, si es que no son las traiciones que se nos achacan, quizás por divertir”. No somos nosotros, sin embargo, los que hemos “divertido” en el caso actual, y, a ojos de un observador imparcial, no es probablemente de nuestro lado donde se hallarían las “insinuaciones pérfidas” de las que se trató antes. “Me es igualmente reprochado atacar a Barruel, a Crétineau-Joly, a Deschamps y a Claudio Jannet”. Destacaremos que, por nuestra parte, es al Sr. Martigue al que hemos hecho ese reproche, y que son los Cahiers Romains quienes lo habían dirigido al Sr. Bord. Este último se ve tan rodeado de “adversarios” que parece perder un poco la cabeza, al punto de no distinguir ya muy claramente de dónde le vienen los golpes. “Aunque la acusación sea de hecho inexacta, pues desafío a que se señale una palabra mía en el sentido incriminado, no dudo en manifestar nítidamente mi opinión sobre esos historiadores. Los considero como predecesores muy respetables, habiendo planteado muchas ideas, habiéndolas expuesto con sinceridad y talento. Sus obras contienen numerosos hechos a retener y que comportan el máximo de exactitud que le permitía (sic) el estado de los estudios históricos y masónicos de su tiempo. Yo deseo que, más tarde, se dé un juicio semejante sobre mí”. Si somos nosotros quienes hemos provocado esta declaración, nos felicitamos por ello, y el Sr. Bord es verdaderamente muy amable de conceder a sus “predecesores” el testimonio de su “respetabilidad”. Qué lástima, sin embargo, que esté tan infatuado por los “progresos de la ciencia”… ¡casi tanto como un profesor de la Sorbona! “¿Eso significa que todas las afirmaciones de esos autores deben ser artículos de fe; que ninguno de ellos se ha equivocado; que sus obras son la última palabra sobre la cuestión y que sus conclusiones son definitivas? Ciertamente no. Pero si, en unos y otros, se destacan errores, pueden señalarse sin atacar la memoria de esos autores y sin correr el riesgo de ser acusado de traición”. Nos parece, por nuestra parte, que esos autores pueden muy bien haber formulado “conclusiones definitivas” sobre algunos puntos y, al mismo tiempo, haber tratado de ellos incompletamente, o incluso haberlos dejado totalmente de lado. La cuestión no se agota tan rápidamente como eso, y esta simple consideración habría permitido atenuar el “rigor” (¿?) de la conclusión siguiente: “Si fuera de otra forma, el papel de todos los antimasones debería limitarse a reeditar indefinidamente y exclusivamente las obras de esos cuatro evangelistas de la antimasonería, y, en ese caso, ni los Sres. colaboradores de la revista, ni yo, tenemos ninguna razón de ser; a eso yo me resignaría. Pero como no estoy incluso muy convencido de la utilidad de la Esfinge…, eso sería verdaderamente una lástima. Como jamás hemos tenido la menor intención de ser “útil” al Sr. Bord, esta malicia cae en falso... eso también es una pena. “Me atendré por hoy a esta advertencia bonachona (¡!), reservándome desvelar en su momento, que será próximo, la ignominia de los procedimientos empleados a mi respecto dándole las continuaciones judiciales u otras que convengan”.

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Si nuestro “adversario” ha querido darnos miedo, ha perdido el tiempo; sus amenazas no podrán conmovernos, y esperaremos las “continuaciones”, con la mayor tranquilidad del mundo. Y, puesto que el Sr. Bord ha comenzado su “respuesta”… que no responde a nada citándonos un proverbio árabe, nos complace, para terminar la nuestra, citarle uno a nuestra vez: “Los perros ladran, la caravana pasa”… y la Esfinge permanece impasible.

* * *

A pesar de nuestro designio de no alargar desmesuradamente el presente artículo, no podemos impedirnos añadir todavía una última observación: en otra parte de la Revista (“Francmasonería Iniciática”, p. 139), un poco antes del suelto concerniéndonos y que hemos reproducido en el debate, el Sr. Nicoullaud-Fomalhaut retoma por su propia cuenta, más o menos, algunas de las afirmaciones anteriores del Sr. Martigue, al cual parece verdaderamente vinculado por lazos muy estrechos. “Los demonios, escribe él en efecto, se ocultan esotéricamente, para los verdaderos iniciados, bajo los nombres de Superiores Incógnitos empleados por el Martinismo, de Mahâtmâs o Gurúes de los que se sirven los teósofos, de espíritus de los muertos que invocan los espiritistas, de Sephiroths (sic) y de misteriosa Schekhina (sic) de los que hace uso, de manera aún más secreta, la Kabalá judía, etc.” La sola diferencia, en suma, es que ya no trata de “seres astrales”, sino de “demonios”; eso valdría tal vez más, pero no vemos bien a los Kabalistas evocar y consultar, a la manera espiritista, ¡esos principios metafísicos que son los Sephirot y la Shekina! Nos equivocamos no obstante diciendo que es la única diferencia, pues hay, además, una contradicción muy caracterizada, en lo que concierne a los Mahâtmâs, con lo que escribía Martigue: “Si ellos (los jefes de la Alta Masonería del siglo XVIII) se hubieran presentado como mandatarios de hombres vivos, se podría con razón, tratarlos de impostores como se tiene el derecho de hacerlo en nuestros días, por ejemplo para… los jefes de la teosofía, cuando nos hablan de los Mahâtmâs viviendo en una logia del Tíbet”. Que comprenda quien pueda; no es a nosotros a quien pertenece conciliar esas dos “opiniones”. Añadamos, para nuestros contradictores que sin duda lo ignoran, que un Gurú es, para los Hindúes, si no para los teosofistas, lo que es un Sheij para los Musulmanes, es decir, muy simplemente, un “instructor espiritual”… que nada tiene de “astral” Finalmente, habría sido bueno saber de cuales “Martinistas” se trata en la frase que acabamos de citar; si son lo de hoy, son ellos mismos quienes se autotitulan “Superiores Incógnitos”… lo que está lejos de ser una razón para tomarlos en serio; si son los del siglo XVIII, que, por lo demás, no portaban ese nombre de “Martinistas”, venido del mundo profano, sino más bien aquel, claramente judaico, de Elegidos Cohens (o Coens, como se escribía por entonces, es de subrayar que, precisamente, ellos jamás han empleado la denominación de “Superiores Incógnitos”. Todo eso se complica aún, en Nicoullaud, con una confusión, muy singular (no osamos decir “extraña”) entre los “místicos” y los “iniciados”, volveremos quizá sobre ello en otra ocasión.

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RESPUESTA AL SR. NICOULLAUD* El Sr. Nicoullaud, que, ahora, se identifica totalmente con el Sr. Martigue, publica una larga “Respuesta a La Esfinge”, con respecto a los “Superiores Incógnitos”, en la Revue Internationale des Sociétés Secrétes (número del 5 de febrero de 1914. pp. 257-270). ÉI había sin embargo declarado, el mes anterior, que no discutiría con nosotros sin saber “con quien trataba”; hay que creer que ha cambiado de opinión tras la reflexión, pero no nos da los motivos de ello. Tras habernos tratado de “animal fabuloso”, como hemos dicho, nos califica ahora de “monumento egipcio”; poco nos importa, y no tenemos suficiente tiempo que perder para detenernos en todas sus facetas. Solamente que, ¿dónde nuestro contradictor ha podido descubrir que la “Esfinge” es un “pseudónimo astrológico”? Por parte de un autor que a veces firma Fomalhaut, he aquí una crítica bastante singular. Como Nicoullaud es un escritor muy prolijo, no creemos necesario retomar aquí sucesivamente todos los puntos de su artículo; y, para empezar, le dejaremos ahora muy de buen grado, como nos pide, “explicarse con los Jesuitas”, a los cuales no tenemos jamás la ridícula pretensión de “sustituir”. Sin querer de ningún modo “formar parte” en no sabemos cuál “cacofonía de coligados para malos chismes calumniosos” (?!), hemos dicho allí lo que teníamos que decir, y no volveremos sobre ello. Nicoullaud pretende que las palabras “adeptos no iniciados” constituyen una “expresión absolutamente justa, regular y gramatical”. Es cierto que sería igualmente correcto, desde el simple punto de vista de la gramática, hablar de un “cuadrado redondo”, por ejemplo; pero esta expresión no por ello sería más “justa”, porque, para dar esta cualidad al lenguaje, hay que añadir la lógica a la gramática. Ahora bien, es perfectamente inexacto sostener que “la palabra adepto quiere decir aquel que forma parte de una secta, e iniciado aquel que conoce todos los secretos”. Un “iniciado” es muy simplemente, al contrario, aquel que ha entrado en la vía que lleva hasta un determinado fin, que él no puede todavía discernir, si no es en cuanto a los primeros estadios; esta definición puede aplicarse, por ejemplo, a un vulgar aprendiz masón. Un “adepto” es aquel que, para emplear el lenguaje hermético, ha llegado a la realización de la “Gran Obra”; tal es el sentido de ese término en los escritos rosacrucianos, en particular, y no solamente “en las obras de Madame Blavatsky o de M. Annie Besant”. Sin duda, se puede “leer mucho a los teósofos”, sin que ello sea “una razón para intentar imponer equivocadamente y a través de la terminología de esta secta”; pero, si les ocurre por azar a esos mismos teosofistas emplear un término exacto (cosa bastante rara, por otra parte), ésa no es razón para evitar servirse de él. Además, Nicoullaud mismo ¿no declara que, hablando del “Astral”, él ha “empleado la terminología ocultista para mejor expresar su pensamiento”? Entonces ¿qué tiene que reprocharnos? Que sepa bien, por otra parte, que jamás hemos ni soñado en “dar prueba de erudición”; Es ésa una vanidad intelectual que le dejamos, teniendo generalmente algo mejor que hacer, por nuestra parte, que hojear en las bibliotecas para de ellas extraer esos “documentos escritos” que están lejos de ser, desde nuestro punto de vista, la base única de toda certidumbre. Y puesto que se trata de “erudición”, nuestro adversario ha creído sin duda deslumbrarnos citándonos a Matter, que, ciertamente, “no es nada ocultista”; pero, por desgracia, este autor protestante y universitario es también de los que no tienen, a nuestros ojos, más que un valor muy mediocre. Por lo que se refiere al “Astral”, Nicoullaud, esta vez, dice claramente que “él no cree en eso”, y le felicitamos por ello; pero entonces, ¿por qué ha querido emplazar ahí a los “Superiores Incógnitos”? Y ¿cómo ha podido afirmar que ese término expresaba el pensamiento de los “verdaderos iniciados? Además, ¿es exacto decir que “los Altos Masones del siglo XVIII lo empleaban para designar la fuente de las

* En La France Antimaçonnique, 12 de febrero de 1914 (firmado Le Sphinx). Retomado en La polémique sur les “Supérieurs Inconnus”, Arché, Milán, 2003.

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manifestaciones del más allá a los cuales asistían o creían asistir”? En todo caso, habría quizás que establecer una distinción precisa entre la “luz astral”, expresión que se remonta a Paracelso, como hemos señalado, y que Saint-Martin ha empleado después de otros, y el “mundo astral” donde los modernos ocultistas se complacen en situar sus fantasías. En cuanto a Martinès de Pasqually (preferimos la ortografía que él daba a su nombre frente a la que da Matter), conocemos perfectamente los dos pasajes de sus cartas que se nos citan con respecto a “la Cosa”. Incluso hemos cuidado de buscarlas y releerlos, así como varias otras que serían un poco más embarazosas para nuestro contradictor, antes de escribir lo que nos reprocha; baste con decir que su crítica no podría modificar en nada nuestra interpretación. Mantenemos igualmente, según el testimonio contemporáneo de Franz von Baader, que la “física” de Martinès no se reducía a las “visiones” y a las “apariciones”, tanto más cuanto que los fenómenos de ese orden nunca han sido juzgados dignos de retener la atención de los “verdaderos iniciados”. Si “Kirschberger se atenía a las manifestaciones exteriores”, eso nada prueba en su favor, y es probable que el abad Fournier deba ser colocado en la misma categoría; ello permite explicar mejor la “discreción” de Saint-Martin a este respecto. Cuando se dan a esas fantasmagorías más importancia de la que conviene, hay el riesgo de confundir la “inspiración” (cualquiera que sea su fuente) con las “visiones”, y extraviarse en la interpretación demasiado literal de un lenguaje simbólico, como aquel que emplean Boehme y Gichtel hablando de “Sofía”; y eso es lo que Nicoullaud no ha dejado de hacer. Ahora, sobre la pretendida iniciación de Martinès por Swedenborg, no basta destacar que “no se aporta ninguna prueba fuera de la tradición”; habría que añadir que esta “tradición” (?) no remonta… más que a Papus, lo que es bastante insuficiente para conferirle la menor autoridad. Por otro lado, es Matter el responsable de la invención del término “Martinezismo”, adoptado por el mismo Papus (que ha añadido el de “Willermozismo”) para designar la “Orden de los Elegidos Cohen” (era un “sistema” y no un “grado”), distinguiéndolo de cierto “Martinismo” que siempre permanece mal definido. No podemos sino repetir que hay bien pocas relaciones entre el “Swedenborgismo” y los “Elegidos Cohen”; poseemos sobre estos últimos algunos documentos inéditos que publicaremos un día u otro (se trata, por esta vez, de “documentos escritos”), y que permitirán juzgar sobre ello. En fin, como Saint-Martin nunca fundó ningún “Martinismo”, sus relaciones personales con el sobrino de Swedenborg no prueban gran cosa hasta nueva orden. Queremos perfectamente “dar crédito” al Sr. Nicoullaud mientras haga falta; pero se nos permitirá sorprendernos de que, sabiendo perfectamente que el “Filósofo Desconocido es el pseudónimo de Saint-Martin”, haya hablado sin embargo, como lo ha hecho, del “Filósofo Desconocido de Saint-Martin”: admitamos con todo que no hay ahí sino un simple “lapsus calami”. Nicoullaud, por otra parte, tiene a veces distracciones lamentables; así, se pregunta “cómo sabemos leer un texto”, y “dónde hemos visto que él ha dicho que haya que buscar Superiores Incógnitos allí donde no podría ser cuestión, es decir, en astral”. Más bien nos toca hacer al respecto las mismas preguntas, pues eso de “allí donde no podría ser cuestión”, significaba, en nuestro pensamiento: entre los espiritistas, los teosofistas y los ocultistas contemporáneos. Eso era no obstante bastante nítido, dado que acabábamos de citar el pasaje donde se colocaba entre los Superiores Incógnitos “al espíritu que se encarna en el médium, levanta el pie de la mesa giratoria o dicta las elucubraciones de la oui-ja”. Añadamos, a este propósito, que no habría que confundir la “teúrgia” con el ocultismo, y que, si los antiguos han “evocado a los muertos”, no es precisamente a la manera que los espiritistas pretenden hacerlo; nuestro adversario puede ignorar lo que “ellos evocaban”, pero ellos sabían muy bien que no eran “espíritus”. Sin duda, tenemos “sobre las manifestaciones del más allá, de las cuales todos los teósofos u ocultistas se pretenden favorecidos, unas ideas particulares”, muy particulares incluso; pero, como tenemos que mantenernos aquí fuera de toda cuestión “personal”, no tenemos que explicar al Sr. Nicoullaud cómo hemos podido ser conducidos a ellas.

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Comoquiera que sea, no hemos interrogado a ningún “sacerdote de Isis y Osiris”, ¡aunque se llamara Mac-Gregor! Es cierto que tampoco hemos tenido necesidad de recurrir a un teólogo de profesión para recordarnos la distinción entre “la mística divina, la mística diabólica y las analogías humanas”, pero no se trataba de eso. Nicoullaud ¿querría investigar en cuál de las dos últimas categorías pueden entrar, por una parte, las alucinaciones de un maníaco, y, por otra, los camelos de un charlatán? Él sabrá entonces exactamente cómo clasificamos a lo que hemos llamado “las elucubraciones de los pseudo-iniciados”, pues podríamos citar aquí varios ejemplos de ello que se relacionan perfectamente con uno y otro de esos dos tipos; una vez más, todo eso es muy poco serio. Lo que apenas lo es más, es echarnos en cara haber suprimido, en una cita, una corta frase sobre el “Apostolado de la Oración”, que hemos omitido simplemente porque no tenía nada que ver con nuestra discusión. ¿Nunca le ha ocurrido al Sr. Nicoullaud el hacer, en los numerosos textos que reproduce cada mes en el curso de sus “índices”, cortes menos inofensivos que ése? Se lo deseamos. Y qué pensar de una crítica como ésta: “¿Qué hay de las colectividades, de los comités, de las sociedades en sueño o desencarnadas? Edipo mismo no habría sabido decírselo a la Esfinge”? Hará falta pues que sea la Esfinge quien se lo diga a Edipo, es decir, en este caso, al Sr. Nicoullaud. Éste parece no haber oído jamás hablar de “Logias en sueños”; y sin embargo ésa es una expresión masónica de las más corrientes, para designar a las Logias que ya no están en actividad. Tampoco ha comprendido la intención irónica que dábamos a la palabra “desencarnado”, tomada de la ridícula terminología de los espiritistas; ¿no se dice con frecuencia, bromeando, que tal asociación está “difunta”, lo que es la misma cosa? Faltándonos la pretensión de “erudición”, tenemos la de “escribir en francés” tan bien y tan claramente como el S. Nicoullaud, al cual debemos por otra parte rendir justicia (aunque hable en algún sitio de “hacer una insinuación a un juicio”) pues su estilo es habitualmente más correcto que el de su colega, Sr. Gustave Bord. Podemos hacer esas observaciones sin “darnos los aires de maestro de escuela”, como tampoco de “jefe de escuela”; este último título es de aquellos a los que nunca aspiraremos, por muchas razones, y nuestros contradictores, que parecen tenerle gran aversión, sin duda estarán contentos de saberlo. Otra cosa: El Sr. Nicoullaud tiene evidentemente alguna dificultad para concebir lo que puedan ser “unas organizaciones verdaderamente secretas que no son sociedades”; ¿qué diría si además ocurriera que semejante organización no tenga incluso nombre? Si hubiera tenido la paciencia de esperar nuestra respuesta al Sr. Bord, se habría evitado quizás el esfuerzo de formular algunas preguntas que él cree probablemente indiscretas, pero que sobre todo están mal planteadas. En cuanto a su afirmación de que “no está permitido a la Esfinge guardar su secreto”, le haremos cortésmente observar que eso no le concierne. Con todo, si quiere “darnos crédito”, también él, podemos asegurarle que decimos lo suficiente para permitirle adquirir sobre algunas cosas, nociones más precisas que las que actualmente posee…a menos (dicho sea sin la menor intención hiriente) que su horizonte intelectual sea tan limitado como el de algunos escritores que comete el gran error de considerar como “autoridades”. Para terminar, Nicoullaud querría persuadirnos de que estamos, en el fondo, casi de acuerdo con él; por lo demás, eso es lo que hace también con la Agencia Roma, a la cual dirige después “corteses observaciones” (pp. 270-282). Por nuestra parte, a pesar de nuestro deseo de ser lo más conciliador posible, no podemos verdaderamente consentir en ello, y no estimamos lo bastante el “eclecticismo” como para permitir que se deforme demasiado nuestra “manera de ver”, hasta el punto de dejar decir, por ejemplo, que “la Esfinge presenta la idea de que las Sectas son inspiradas y guiadas por grandes iniciados que viven aisladamente y actúan por influencia mística”. Eso no así del todo; ¿Será necesario, también para nosotros, “poner los puntos sobre las íes, hasta romper nuestra pluma”? No, nos bastará con completar la cita: “Esa es la cita que yo he siempre sostenido con el apoyo de documentos, en mis estudios sobre la Iniciación, y, aún el mes último, en las páginas que he dedicado a este tema en el Índice ocultista, al artículo Francmasonería iniciática”. Estas páginas son aquellas justamente de las que hemos señalado últimamente una deplorable confusión entre los “místicos” y los “iniciados”; como entonces dijimos,

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volveremos quizás sobre ello, pero no será aún por esta vez, pues no pretendemos rivalizar en… longitud con el Sr. Nicoullaud.

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EL ESOTERISMO DE DANTE* En un artículo titulado “Una vertiente poco conocida de la obra de Dante” (La France Antimaçonnique, año 25, nº 40, pp. 433-434), hemos hecho alusión a una obra de E. Aroux, Dante hérétique et albigeois. El mismo autor ha publicado (en 1856) La Comédie de Dante, traduite en vers selon la lettre et commentée selon l´ésprit, suivie de la Clef du langage symbolique des Fidèles d´Amour. He aquí cómo resume Sédir estas obras en su Histoire des Rose-Croix (Historia de los Rosa-Cruz) (pp. 16-20): “Resulta de los concienzudos trabajos del Sr. Aroux que Dante ha vivido en relaciones íntimas con sectas gnósticas de Albigenses; es en su enseñanza donde ha impulsado su odio contra el Papado y la Iglesia de Roma, así como las teorías ocultas que se encuentran en cada línea de su epopeya. El mismo erudito nos deja entrever los profundos movimientos que los restos de la Orden del Temple provocaban en el pueblo. “El Infierno representa el mundo profano, el Purgatorio comprende las pruebas iniciáticas, y el Cielo es la morada de los Perfectos, en quienes se encuentran reunidos y llevados a su cenit la inteligencia y el amor… “Los Cátaros tenían, desde el siglo XII, signos de reconocimiento, palabras de paso, una doctrina astrológica: realizaban sus iniciaciones en el equinoccio de primavera; su sistema científico estaba fundado sobre la doctrina de las correspondencias: a la Luna correspondía la Gramática, a Mercurio la Dialéctica, a Venus la Retórica, a Marte la Música, a Júpiter la Geometría, a Saturno la Astronomía y al Sol la Aritmética o la Razón iluminada”. Así, a los siete cielos o esferas planetarias, correspondían las siete artes liberales, precisamente las mismas cuyos nombres vemos figurar también sobre los siete escalones del montante de la izquierda de la Escala de los Kadosch (grado 30 de la Masonería escocesa). El orden ascendente, en este último caso, no difiere del precedente más que por la inversión, por una parte, de la Retórica y de la Lógica (que sustituye aquí a la Dialéctica), y, por otra, de la Geometría y de la Música, y también en que la ciencia que corresponde al Sol, la Aritmética, ocupa el rango que pertenece normalmente a este astro en el orden astrológico de los planetas, es decir, el cuarto, el medio del septenario, mientras que los Cátaros la colocaban en el escalón más alto de su Escala mística, como lo hace Dante para su correspondiente del montante de la derecha, la Fe (Emunah), es decir, esa misteriosa Fede Santa de la que él mismo era Kadosch1. Continuamos nuestra cita: “La ronda celestial que describe Dante (Paraíso, canto VIII) comienza en los más elevados Serafines, alti Serafini, que son los Príncipes celestiales, Principi celesti, y acaba en los últimos rangos del Cielo. Ahora bien, ocurre que algunos dignatarios inferiores de la Masonería escocesa, que pretenden remontarse a los Templarios, y de los que Zerbino, el príncipe escocés, el amante de Isabel de Galicia, es la personificación en el Orlando Furioso de Ariosto, se titulan igualmente príncipes, Príncipes de la Merced; que su asamblea o

* Artículo firmado Le Sphinx que apareció en La France Antimaçonnique, el 5 de marzo de 1914. 1 Sobre la Escala misteriosa de los Kadosch, que trataremos más adelante, ver el Manuel

Maçonnique del H.·. Vuilliaume, pl. XVI y págs. 213-214. Citamos esta obra según la 2ª edición (1830).

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capítulo se nombra el Tercer Cielo; que tienen por símbolo un Paladium, o estatua de la Verdad, revestida como Beatriz de los tres colores verde, blanco y rojo; que su Venerable (cuyo título es Príncipe excelentísimo), que lleva una flecha en la mano y sobre el pecho un corazón en un triángulo2, es una personificación del Amor; que el número misterioso nueve, por el que ‘Beatriz es particularmente amada’, Beatriz ‘a quien hay que llamar Amor’, dice Dante (Vita Nuova), es también atribuido a este Venerable, rodeado de nueve columnas, de nueve candelabros con nueve brazos y con nueve luces, en fin de la edad de 81 años, múltiplo (o más exactamente cuadrado) de nueve, cuando se supone que Beatriz muere en el año 81 del siglo”3. Este grado de Príncipe de Merced, o Escocés Trinitario, es el grado 26 del Rito Escocés; he aquí lo que dice de él el H.·. Bouilly, en su Explicación de los emblemas y de los símbolos de los doce grados filosóficos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (del grado 19 al 30): “Este grado es, según nosotros, el más inextricable de todos los que componen esta docta categoría: también (¿?) toma el sobrenombre de Escocés Trinitario. En efecto, todo ofrece en esta alegoría el emblema de la Trinidad: ese fondo a tres colores [verde, blanco y rojo], abajo esta figura de la Verdad, en fin, por todas partes este indicio de la Gran Obra de la Naturaleza [a las fases de la cual hacen alusión los tres colores], de los elementos constitutivos de los metales [azufre, mercurio y sal], de su fusión, de su separación [solve et coagula], en una palabra, de la ciencia de la química mineral [o más bien de la alquimia], de la que Hermes fue el fundador entre los egipcios, y que dio tanta potencia y extensión a la medicina [espagírica]. Hasta tal punto es verdad que las ciencias constitutivas de la felicidad y de la libertad se suceden y se clasifican con este orden admirable que prueba que el Creador ha proporcionado a los hombres todo lo que puede calmar sus males y prolongar su paso sobre la tierra4. “Es principalmente en el número tres, tan bien representado por los tres ángulos del Delta, del que los Cristianos han hecho el símbolo llameante de la Divinidad; es, digo, en este número tres, que se remonta a los tiempos más lejanos5, donde el sabio observador descubre la fuente primitiva de todo lo que sacude al pensamiento, enriquece la imaginación, y da una justa idea de la igualdad social… “Así pues, no cesemos, dignos Caballeros, de permanecer Escoceses Trinitarios, de mantener y de honrar el número tres como el emblema de todo lo que constituye los deberes del hombre, y recuerda a la vez la querida Trinidad de nuestra Orden, grabada sobre las columnas de nuestros Templos: la Fe, la Esperanza y la Caridad”.6 Volvamos a Dante y a su comentador: “Aroux señala entre los nueve Cielos que Dante recorre con Beatriz y ciertos grados del Escocismo, una perfecta analogía.”

2 A estos signos distintivos, hay que añadir “una corona de puntas de flechas de oro”.

3 Cf Light on Masonry, pág. 250, y el Manuel maçonnique del H.·. Vuilliaume, págs. 179-182.

4 El grado precedente (grado 25), el de Caballero de la Serpiente de Bronce, era presentado como

“encerrando una parte del primer grado de los Misterios egipcios, de donde brota el origen de la medicina y el gran arte de componer los medicamentos”. 5 El autor quiere decir sin duda: “cuyo empleo simbólico se remonta a los tiempos más remotos”, ya

que no podemos suponer que haya pretendido asignar un origen cronológico al número tres mismo. 6 Las insignias de este grado de Príncipe de Merced son: un mandil rojo, en medio del cual hay

pintado o bordado un triángulo blanco y verde, y un cordón con los tres colores de la Orden, colocado en aspa, del que hay suspendido como joya un triángulo equilátero (o Delta) de oro (Manuel maçonnique del H.·. Vuilliaume, pág. 181).

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He aquí las correspondencias indicadas para los siete Cielos planetarios: a la Luna corresponden los profanos (¿?); a Mercurio, el Caballero del Sol (grado 28); a Venus, el Príncipe de la Merced (grado 26, verde, blanco y rojo); al Sol, el Gran Arquitecto (grado 12) o el Noaquita (grado 21); a Marte, el Gran Escocés de San Andrés o Patriarca de las Cruzadas (grado 29, rojo con cruz blanca); a Júpiter, el Caballero del Águila blanca y negra o Kadosch (grado 30); a Saturno, la Escala de oro de los mismos Kadosch7. “Según Dante, el octavo cielo del Paraíso, el Cielo estrellado (o de las estrellas fijas), es el Cielo de los Rosa-Cruz: los Perfectos están allí vestidos de blanco; exponen un simbolismo análogo al de los Caballeros de Heredom8 y profesan “la doctrina evangélica”9, la misma de Lutero, opuesta a la doctrina católica romana. Igualmente, los Rosa-Cruz de comienzos del siglo XVI eran francamente antipapistas. Para hacer comprender mejor cuál es el simbolismo de que se trata en esta última cita, he aquí la descripción de la Jerusalén Celestial, tal como figura en el Capítulo de los Soberanos Príncipes Rosa-Cruz, de la Orden de Heredom de Kilwinning u Orden Real de Escocia, llamados también Caballeros del Águila y del Pelícano: “En el fondo (de la última estancia) hay un cuadro donde se ve una montaña de donde brota un río, a la orilla del cual crece un árbol que lleva doce tipos de frutos. Sobre la cima de la montaña hay una peana compuesta de doce piedras preciosas en doce pasamentos. Encima de esta peana hay un cuadrado de oro, sobre cada una de cuyas caras hay tres ángeles con los nombres de cada una de las doce tribus de Israel. En este cuadrado hay una cruz, sobre el centro de la cual está tumbado un cordero”10. “En los cantos XXIV y XXV del Paraíso, se encuentra el triple beso del Príncipe Rosa-Cruz, el pelícano11, las túnicas blancas, las mismas que las de los ancianos del Apocalipsis, las barras de lacre, las tres virtudes teologales de los Capítulos masónicos (Fe, Esperanza y Caridad); ya que la flor simbólica de los Rosa-Cruz (la Rosa candida de los cantos XXX y XXXI) ha sido adoptada por la Iglesia de Roma como la figura de la Madre del Salvador12, y por la de Toulouse (los Albigenses) como el tipo misterioso de la asamblea general de los Fieles de Amor. Estas metáforas ya eran empleadas por los Paulicianos, predecesores de los Cátaros en los siglos X y XI”. He aquí ahora, sobre el mismo tema, un pasaje de la Histoire de la Magie de Éliphas Lévi, igualmente citado por Sédir: “Se han multiplicado los comentarios y los estudios sobre la obra de Dante, y nadie, que sepamos, ha señalado su verdadero carácter.

7 Véase lo que decimos respecto a esos diversos símbolos en el artículo que hemos recordado al

comienzo (p. 434). 8 La Orden de Heredom de Kilwinning es el Gran Capítulo de los altos grados vinculados a la Gran

Logia Real de Edimburgo, y fundada, según la tradición, por el rey Robert Bruce (Thory, Acta Latomorum, t. 1, p. 317). La palabra inglesa Heredom significa “Herencia” (de los Templarios); sin embargo, algunos derivan esta designación del hebreo Harodim, titulo dado a los que dirigían a los obreros empleados en la construcción del Templo de Salomón 9 Se sabe que los protestantes se sirven habitualmente de esta expresión para designar su propia

doctrina. 10

Manuel maçonnique del H.·.Vuilliaume, págs. 143-144. — Cf. Apocalipsis, XXI. 11

Sobre el pelícano, véase al artículo titulado “Simbolismo Masónico y Teosofía” (La France Antimaçonnique, año 28, pp. 143-144). 12

Véase el portal izquierdo de Notre Dame de París.

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“La obra del gran Gibelino es una declaración de guerra al Papado por la revelación atrevida de los misterios. La epopeya de Dante es johanita (sic) y gnóstica; es una aplicación atrevida de las figuras y de los números de la Kabalá a los dogmas cristianos, y una negación secreta de todo lo que hay de absoluto en estos dogmas. Su viaje a través de los mundos sobrenaturales se cumple como la iniciación a los misterios de Eleusis y de Tebas. Es Virgilio quien le conduce y le protege en los círculos del nuevo Tártaro, como si Virgilio, el tierno y melancólico profeta de los destinos del hijo de Polión, fuera a los ojos del poeta florentino el padre ilegítimo, pero verdadero, de la epopeya cristiana. Gracias al genio pagano de Virgilio, Dante escapa de ese abismo sobre cuya puerta había leído una sentencia de desesperanza; y escapa de allí poniendo su cabeza en el lugar de sus pies y sus pies en el lugar de su cabeza, es decir, tomando el contrapié del dogma, y entonces remonta a la luz sirviéndose para ello del demonio mismo como de una escala monstruosa; escapa a lo espantoso a fuerza de espanto, a lo horrible a fuerza de horror. El Infierno, parece, no es un atolladero más que para aquellos que no saben darse la vuelta; Dante toma al diablo a contrapelo, si me es permisible emplear aquí esta expresión familiar, y se emancipa por su audacia. Es ya el protestantismo rebasado, y el poeta de los enemigos de Roma ya ha descubierto a Fausto al subir al Cielo sobre la cabeza de Mefistófeles vencido13”. “Observemos también, continúa Éliphas Lévi, que el Infierno de Dante no es más que un Purgatorio negativo. Nos explicamos: su Purgatorio parece haberse formado en su Infierno como en un molde, es la cubierta y como el tapón del abismo, y se comprende que el titán florentino, al escalar el Paraíso, quisiera arrojar de un puntapié el Purgatorio en el Infierno. “Su cielo se compone de una serie de círculos kabalísticos divididos por una cruz como el pantáculo de Ezequiel; en el centro de esa cruz florece una rosa, y vemos aparecer por primera vez, expuesto públicamente y casi categóricamente explicado, el símbolo de los Rosa-Cruz”. Por lo demás, hacia la misma época, este mismo símbolo aparecía también, aunque quizás de una manera un poco menos clara, en otra obra poética célebre: el Roman de la Rose. “Éliphas Lévi, dice todavía Sédir (pp. 25-26), piensa que el Roman de la Rose y el poema de Dante son dos formas opuestas14 de una misma obra: la iniciación a la independencia del espíritu, la sátira de todas las instituciones contemporáneas y la fórmula alegórica de los grandes secretos de la sociedad rosacruciana.” “Estas importantes manifestaciones del ocultismo15, dice Éliphas Lévi, coinciden con la época de la caída de los Templarios, puesto que Jean de Meung y Clopinel (sic), contemporáneo de Dante, florecían en la brillante corte de Felipe el Hermoso16. El Roman

13

Este pasaje de Éliphas Lévi, como muchos otros, ha sido reproducido textualmente por el H.·. Albert Pike (Morals and Dogma of Freemasonry, pág. 822. 14

(sería más justo decir complementarias). 15

No es inútil repetir aquí que hacemos nuestars más expresas reservas para todo lo que es anterior a Éliphas Lévi mismo.- Véase al respecto nuestro precedente artículo “ A propósito de los Superiores Incógnitos y del Astral” (La France Antimaçonnique, año 27, nº 51, p. 604). 16

Jean de Meung y Clopinel no son en realidad sino un solo y mismo personaje: la primera parte del Roman de la Rose tuvo por autor a Guillaume de Lorris (muerto hacia 1230), y la segunda fue escrita medio siglo más tarde, por Jean de Meung, llamado Clopinel (1250-1305, aprox.); este último es quien fue en efecto contemporáneo de Dante (1265-1321) y de Felipe el Hermoso (rey en 1285, muerto en 1314). –La continuación de esta obra por un segundo autor tan alejado cronológicamente del primero, muestra bien que uno y otro debían ser representantes de una misma tradición.

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de la Rose es el poema épico de la antigua Francia; es una obra profunda bajo apariencias triviales17, es una exposición de los misterios del ocultismo tan sabia como la de Apuleyo. La rosa de Flamel, la de Jean de Meung y la de Dante han nacido sobre el mismo árbol”. Por consiguiente, desde el siglo XIII, había ya, tanto en Francia como en Italia, una tradición secreta18, la misma que debía llevar más tarde el nombre de tradición rosacruciana19. Esta doctrina era conservada por asociaciones como las de Fede Santa y la de los Fieles de Amor, y esta Massenie du Saint Graal de la que el historiador Henri Martin habla en estos términos, precisamente a propósito de las novelas de caballería20, que son también una de las grandes manifestaciones literarias del esoterismo en la Edad Media: “En el Titurel, la leyenda del Grial alcanza su última y espléndida transfiguración, bajo la influencia de ideas que Wolfram21 parecía haber impulsado en Francia, y particularmente en los Templarios del mediodía de Francia. Ya no es pues en la isla de Bretaña, sino en Galia, cerca de los confines de España, donde el Grial está conservado. Un héroe llamado Titurel funda un templo para depositar en él el santo Vaso, y es el profeta Merlín quien dirige esa construcción misteriosa, iniciado como ha sido por José de Arimatea en persona en el plano del Templo por excelencia, es decir, del Templo de Salomón. La Caballería del Grial deviene aquí la Massenie, es decir, una Francmasonería ascética, cuyos miembros se llaman Templistas, y se puede entender aquí la intención de religar a un centro común, figurado por este Templo ideal, la Orden de los Templarios y las numerosas cofradías de constructores que renovaron entonces la arquitectura de la Edad Media. Se entrevén en eso muchas aberturas sobre lo que se podría llamar la historia subterránea de aquellos tiempos, mucho más complejos de lo que se cree generalmente. “Lo que es muy curioso y de lo que apenas sí se puede dudar, es de que la Francmasonería moderna se remonta de escalón en escalón hasta la Massenie del Santo Grial”. Sería quizás imprudente adoptar esta opinión de una manera demasiado exclusiva, pero es bueno tenerla muy en cuenta, pues ello puede ayudar a aprehender la oscura filiación de las sociedades secretas en curso en la Edad Media, época en la que fueron verdaderamente secretas, mucho más de lo que han sido desde entonces, incluso la Rosa-Cruz de 1610, y sobre todo la Francmasonería moderna.

17

Se puede decir lo mismo, en el siglo XVI, de las obras de Rabelais, que encierran también una significación esotérica que podría ser interesante estudiar de cerca. 18

(“oculta” si se quiere, pero no “ocultista”). 19

La denominación de Fraternitas Rosae-Crucis aparece por vez primera en 1374; el símbolo de la Rosa-Cruz es ciertamente muy anterior, pero la leyenda de Christian Rosenkreuz no fue constituida enteramente sino a finales del siglo XVI. (Cf. Sédir, Histoire des Rose-Croix, pp. 34-35). 20

Citado por Sédir en la misma obra (pp. 21-22). 21

“El Templario suabo Wolfram d´Eschenbach, autor de Parceval, e imitador del benedictino satírico Guyot de Provins.”

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EL SR. NICOULLAUD REINCIDE* El Sr. Nicoullaud exhala aún su malhumor contra nosotros en la Revue Internationale des Sociétés Secrètes del 5 de marzo de 1914 (índice ocultista, articulo “Antimasonería oculta”, pp. 502-503). La razón de ello es que, en nuestra respuesta al Sr. Bord, hemos hecho alusión, en términos que le han disgustado, a las “algunas novelas”, de las que es el autor. Nos hace observar que sólo ha escrito dos novelas “L’Expiatrice y Zoé la Théosophe à Lourdes”. Ya es quizá demasiado, sobre todo cuando se trata de novelas “clave”, extremadamente malintencionadas para algunas personas y para ciertas instituciones frente a las cuales un “escritor católico” se cree ordinariamente obligado en muchos aspectos, o al menos con más miramientos. Para que se pueda juzgar el espíritu que anima esas dos obras, vamos a reproducir in extenso las noticias que les han sido dedicadas por el Sr. Dujols (Bibliothèque des Sciences Esotériques, abril de 1912, pp. 39-40), del cual el Sr. Nicoullaud no podrá sin duda recusar el testimonio, puesto que le ha llamado él mismo “el más fino joyero de los Bibliófilos ocultistas”. (Bibliographie Maçonnique du F. Peeters-Baertsoen, p. 365, en la Revue del 5 de enero de 1914). 229. NICOULLAUD (Charles). L’Expiatrice, París, 1909. — Aquí, Ch. Nicoullaud no es una fisionomía desconocida de los amigos de lo Oculto. ¿Quién no ha oído hablar del sabio Manuel d’Astrologie sphérique et judiciaire de Fomalhaut? Los dos son el mismo, y el personaje es verdaderamente curioso en su doble avatar. Aquí, la astrología se borra ante la mística, pues bajo la forma atrayente de la novela, L’Expiatrice es una obra de alto misticismo, lo es incluso más, si como nos parece se puede leer la picante autobiografía del autor bajo el personaje afable de Pierre Valrnary. Ahora ¿la mística de Nicoullaud es de la escuela teutónica o de la escuela española? El escritor no disimula su simpatía por esta última. San Juan de la Cruz, en efecto, es un gran maestro, y apasionante incluso para aquellos que, por sofoco, como este excelente Padre Guissin, no están en estado de intentar la ruda escalada del Carmelo. Con todo, con la guía del Sr. Nicoullaud, se puede al menos seguir la ascesis con los ojos. Y ese papel de simple “veedor” está lejos de ser banal. Aparte de la heroína, que tiene la blancura y el perfume del lis, se encuentra, en el campo visual, cierto Padre Jesuita que no se revuelca precisamente en espinas, y una señorita Heltrude de Bois-Loudun cuya piedad ardiente tendría alegremente necesidad del apagavelas del… sacristán. Parece que eso no es una carga, sino más bien una fotografía postnaturista. El autor lo dice, o, si se quiere, lo deja entender. Ahora bien, en su calidad de católico practicante, él debe estar bien informado. Igualmente, se creía que el H.·. Eugène Sue había dicho todo lo malo posible de los Jesuitas. Pues bien, no; restaba, parece, alguna cosa todavía, ¡puesto que el Sr. Nicoullaud ha juzgado necesario añadir ese mordiente codicilo al Judío Errante! 230. NICOULLAUD (Charles), Zoé la Théosophe à Lourdes. Etude de psychologie mistique. Paris, 1911. — Había toda la razón para creer que el R. P. Dagobert Guissin, la Srta. Heltrude de Bois-Loudun, y tutti quanti, no se habrían jamás recuperado del rudo bastonazo lanzado contra ellos en L’Expiatrice: pero, según una frase célebre, hay muertos que hace falta matarlos, y el Sr. Nicoullaud no está ahí para hacer reir, puesto que hace falta terminar con ellos. Ahora bien, entre tanto una tal Flavienne d’Hérectine — un nombre predestinado y no mal hallado en este caso — inspirándose en la Escritura, que recomienda no aplastar la mecha que aún humea, alumbra en su corazón de brasa viva la llama vacilante de la pobre Heltrude, mientras que ese buen Padre Guissin sopla encima con un piadoso celo, para activar la llama. Ocurre que la Sra. Flavienne d’Hérectine es esta singular Superiora de una

* En La France Antimaçonnique, 19 de marzo de 1914 (firmado Le Sphinx). Retomado en La polémique sur les “Supérieurs Inconnus”, Arché, Milán, 2003.

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orden erótico-mística que saltó a los titulares, hace algunos años, de la crónica escandalosa de París. Se recuerda incluso que tras un sonado proceso, donde la pólvora y la sal no actuaron con moderación, todo se extinguió rápidamente, como si se hubiera apagado esta hoguera roja bajo una ducha abundante. Pero las apariencias son a veces engañosas, y los volcanes adormecidos tienen a veces despertares terribles. He aquí cómo el autor nos introduce en los entresijos de lo que se ha convenido en llamar el gran mundo, y los anteojos tienen mucho que hacer ahí. Decir eso no es nada, ¡hay que verlo! Sin embargo, la pobre Expiatrice continua la ascensión dolorosa del Carmelo; ella conoce las dos noches oscuras de San Juan de la Cruz, y, llegando finalmente a la cumbre, gusta las alegrías celestiales del éxtasis y de los estigmas divinos. Hacía falta nada menos que esta visión pura para borrar las sombras satánicas que habían ensuciado las lentes de nuestros gemelos, tanto que ya no queda nada de eso sobre el cristal limpio. Pero la Teosofía, Lourdes, ¿que hay de todo eso en medio de esas atractivas peripecias? La Teosofía –así lo querrían la tesis y las opiniones del autor- ha sido vencida por Lourdes, necesariamente; pero más bien por concesión sentimental que por obra de la razón. Y sin embrago, el escrito místico era de talla como para no retroceder ante tarea sin duda más ardua. Pero quizá también al Teosofía no ha intervenidomás que para servir de pompón al libro, pues es casi la que sale sin demasiados estragos. En resumen, el Sr. Nicoullaud ha querido, en una serie de volúmenes, esperamos que éste no sea el último- mostrarnos la buena y la mala mística: la blanca y la negra. Ahora bien, las circunstancias quieren, en esas aventuras, que la negra esté representada por los Jesuitas. No sé yo cómo el Padre Barbier tomará la cosa, pero podría ver ahí todavía una nueva infiltración masónica; y entonces, como tiene brazos largos -de París hasta Roma- El Sr. Nicoullaud, astrólogo confeso, místico audaz, no tendrá suficiente, para blanquearse, con las 96 páginas de la Revue Internationale des Sociétés Secrètes. ¿Qué debe pensarse de obras susceptibles de dar lugar a apreciaciones como ésas? Se desprende incontestablemente de esas novelas una impresión penosa y malsana; por más que el autor ha hecho un gran despliegue de erudición, e incluso de “alta misticidad”, lo bien cierto es que siempre quedará algo de las “sombras satánicas” que imprudentemente ha evocado. Puede preguntarse, por otra parte, por qué razón solo la Teosofía “sale adelante sin demasiado mal”; es sin embargo bastante fácil, en realidad, mostrar toda la inconsistencia de esa pretendida doctrina. El Sr. Nicoullaud la cree tal vez más temible de lo que es, y le concede una importancia exagerada en detrimento de algunas otras más serias, mientras que, por ejemplo, piensa salir adelante con algunas bromas fáciles para refutar a Swedenborg, que, a pesar de algunas extravagancias al menos aparentes, merecía algo mucho mejor. Volviendo a la cuestión principal, nuestro contradictor podría sin duda objetarnos que “antijesuitismo” no es forzosamente sinónimo de “anticlericalismo”. Sea; pero, puesto que parece desafiarnos a “citar una frase anticlerical sacada de sus obras”, he aquí una que extraemos de Zoé la Théosophe à Lourdes (p. 204), y que es muy clara desde este punto de vista: “Y si hubiera que discriminar sobre el comienzo de Lourdes, tal como ha salido de mano de los hombres, habría que deajr a als autoridades eclesiáticas, a los obispos, a los Peyramade a los Sempé y a los grandilocuentes Lasserrey cía. Sus monumentos, sus construcciones, su lujo ostentosos, sus novelas históricas; y dar a la humilde Bernadette el soplo de caridad que, solo él, preserva a Lourdes”. Aquí, el Sr. Nicoullaud no la toma contra los Jesuitas sino contra “los obispos” y “las autoridades eclesiáticas”; y, tras eso, cuando declara, como lo hace de tan de buena gana, que “los verdaderos místicos siempre permanecen sometidos a la dirección de Iglesia”, ¿no debería, para ser consecuente consigo mismo, hacerle casi un reproche por su falta de independencia, o al menos lamentarlo? Las cosas irían tan bien, en Lourdes, si Bernadette hubiera consentido encargarse ella misma de toda la organización, rogando a “las autoridades eclesiáticas” ¡no mezclarse en sus asuntos!... En cuanto a lo que el Sr.

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Nicoullaud llama las “novelas históricas” de Lasserre, podríamos muy bien, a este propósito, decirle por nuestra parte: “Cuando se lanza una acusación como ésa sobre un escritor católico”, o sobre no importa cuál escritor reptuado como serio, cualesquiera que sean sus opiniones, “debe uno mismo apoyarse en un texto” e incluso en varios. Ahora, si nuestro “adversario” se mantiene firme todavía, podremos citar varios otros pasajes de sus novelas, que bastarán para edificar plenamente a nuestros lectores sobre la mentalidad bastante especial de este “escritor católico”… y “realista” Esta mentalidad se traiciona hasta en su libro reciente sobre “La Iniciación Masónica”, del cual nos reprocha no haber hablado en su tiempo; sin embargo, valía más para él que no fuese así, dada la crítica que, con toda sinceridad habríamos estado obligado a hacer. Nos hemos visto impulsados también, por esas consideraciones, a preguntarnos si no es debido a su “realismo”, a veces verdaderamente excesivo, que el Sr. Nicoullaud acoge cierats fantasías pseudo-kabalísticas, un poco fuera de lugar en una revista que se respete, como aquella que vemos precisamente extenderse, durante 30 páginas, en ese mismo número del 5 de marzo. Hace mucho tiempo que nos hemos fijado en el valor de ese género de trabajos, pues conocemos muy bien su origen y sus inspiración, mejor quizás que los conoce el Sr. Nicoullaud mismo; y no deseperamos de ver aparecer un día de estos, comentado según todas las reglas de la “iniciación verbal” y “literal” ¡al fabuloso “Gennaith-Menngog del Rabino Eliéze Hakábit”! Habría sin duda mucho que decir… y volver a decir sobre todo eso: pero, no obstante, no tenemos que extendernos más de la cuenta pues no estamos dispuestos a dejar que el debate se desvíe enteramente a ese terreno “personal” adonde nuestro contradictor parece querer llevarlo preferentemente. No tenemos inclusive la intención de volver sobre su “anti-jesuitismo”, si él no nos hubiera provocado; solamente que, puesto que es él quien nos ha forzado a precisar, tanto peor si lo que él llama una “leyenda bufa”, recibe una vitalidad creciente. Dicho esto, hace falta que el Sr. Nicoullaud sepa bien que su personalidad, como la del Sr. Bord, no tiene la suficiente importancia a nuestros ojos como para absorber la cuestión de los “principios” que ha dado lugar a esta discusión, e incluso, aunque sufra su amor propio, nos es en el fondo, bastante indiferente… El Sr. Nicoullaud escribe aún, a propósito de nuestra respuesta al Sr. Bord: “En cuanto a las otras partes del artículo que me conciernen, esperaría para hablar de ello que la “Esfinge” se haya explicado, si lo juzga a propósito, sobre mi respuesta del 5 de febrero último”. Eso es lo que hemos hecho en La France Antimaçonnique del 12 de febrero, de suerte que, ahora, nos toca a nosotros esperar que nuestro “adversario” la conozca. Él podrá, en el futuro, evitarse la molestia de hablar de nuestro “método de maestro de escuela”, puesto que también ahí le hemos contestado; pero, entiéndase bien, ésas no son observaciones “caritativas” (¿?) las que nos harán cambiar este ‘método’”.Continuaremos pues “poniendo sic”, y “no”, siempre que haga falta, en todas partes que bien nos parezca, como es nuestro derecho incontestable, y sin tener que pedirle permiso. Por lo demás, puede estar bien tranquilo de que nunca será “fuera de lugar”, pues, cuando ponemos un sic, sabemos muy bien la razón de ponerlo; si el Sr. Nicoullaud no lo ve, desgracia para él. Con todo, hay casos en los que debemos reconocerle una excusa: por ejemplo, si él ha visto que autores como Papus hablaban de los Sephirots, ha podido imaginarse que esta duplicación del plural debía ocultar alguna cosa “profundamente iniciática”; y, en resumen, esta ilusión es perdonable por parte de alguien que cree encontrar una “iniciación”…¡hasta en los espiritistas! Solamente que, si el Sr. Nicoullaud hubiera comprobado como nosotros que hay, entre los ocultistas, ilustres “doctores en Kabalá” que incluso no conocen el alfabeto hebreo, estaría quizá menos presto a entusiasmarse por sus faltas de ortografía. Sin duda hay otros que, no siendo ocultistas, tampoco están al abrigo de tan pequeñas desventuras; es bien fácil afirmar que se conoce a fondo “el Zohar y el Talmud de la Kabalá judía” (¡!), pero sería tal vez más difícil dar de ello pruebas suficientes. Nicoullaud termina diciendo que somos “demasiado sabio para que nadie sueñe en atribuirnos la paternidad de lo que él escribe”. No comprendemos bien lo que quiere decir, pues tenemos el hábito de colocar entre comillas “los textos que reproducimos”, y nos

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parece que ello debe bastar para que a nadie le venga la idea de “atribuirnos su paternidad”. Ciertamente, tampoco querríamos ser tan “sabio” como el Sr. Nicoullaud; pero, si estamos muy lejos de tener tal pretensión, podemos incluso tener alguna vez la de conocer cosas que él ignora, lo que es muy diferente. En todo caso, nunca podrá decirnos que “son siempre los mismos Claudio Janet, Deschamps, Crétineau-Joly y Barruel que se reencarnan(¡!) para profesar” en nuestros artículos. Hay, como hemos dicho, puntos que ellos han podido tratar incompletamente o dejar de lado, y a los cuales vale más, por consiguiente, tratar con preferencia, más bien que “reeditar indefinidamente a esos cuatro evangelistas de la antimasonería, según la feliz (¿?) expresión del Sr. Bord. Por otra parte, si ocurre que nos encontremos en un autor masónico una relación de hechos determinados que (dejando aparte las apreciaciones) concuerda enteramente con la que ha dado Barruel, veremos ahí una confirmación de la veracidad de este último y, naturalmente, nos alegraremos de ello. En lo que jamás hemos pensado, en semejante caso, es en decir, como claramente lo ha hecho últimamente el Sr. Bord, que el autor masónico en cuestión ha hablado “según Barruel”; verdaderamente, ¡eso sería un poco ridículo para alguien que tenga la posibilidad de remontarse a fuentes originales! Puesto que hablamos del Sr. Bord, constatamos que guarda en adelante, con respecto a nosotros, un silencio que nunca habría debido dejar. No tenemos sino que felicitarle por esta nueva actitud, pues es indicio de una prudencia que, en él, muy bien podría ser un comienzo de sabiduría. Habrá sin duda comprendido que imaginándose sin cesar que está rodeado de “adversarios” y actuando en consecuencia, se acaba por creer en ello realmente; he ahí una verdad de la cual el Sr. Nicoullaud podría sacar igualmente provecho.

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ALGUNOS DOCUMENTOS INÉDITOS SOBRE LA ORDEN DE LOS ELEGIDOS COHÉN*

Hemos hecho alusión, en diversas ocasiones, a la Orden de los Elegidos Cohen,

fundada por Martinès de Pasqually. En su prefacio al Traité de la Réintegration des Êtres, el “Caballero de la Rosa Creciente”, ya frecuentemente citado por nosotros, escribe:

“Este hombre (Martinès), de un desinterés y de una sinceridad por encima de toda

sospecha, se esforzó por remitir a los principios esenciales de la Masonería a ciertas Logias que se habían distanciado de ellos muy sensiblemente en esta época (es decir, en la segunda mitad del siglo XVIII), tras una serie de acontecimientos que es inútil relatar aquí.

“La tarea de Martinès era difícil: recorriendo sucesivamente, de 1760 a 1772, las principales ciudades de Francia, seleccionó en el seno de los talleres masónicos lo que juzgó oportuno que podía servir para la constitución de un núcleo, un centro para sus operaciones ulteriores. Librando en nombre de su Tribunal Soberano, establecido en París desde 1767, patentes constitutivas a las Logias clandestinas de provincias, no dudó en reclutar también fuera aquellos hombres que le parecieron dignos del ministerio que habrían de ejercer1.

“Así se formó lo que M. Matter llama justamente el Martinismo2, y que, con el nombre de Rito de los Elegidos Cohen, no es otra cosa que una rama muy ortodoxa de la verdadera Francmasonería, injertada sobre el antiguo tronco y basada sobre un conjunto de enseñanzas tradicionales muy precisas, transmitidas siguiendo exactamente la potencia receptiva adquirida por sus miembros por medio de un trabajo enteramente personal. La teoría y la práctica se mantenían estrictamente”.

Hemos citado este extracto para fijar el verdadero carácter de los Elegidos Cohen. He

aquí ahora algunos detalles con relación al papel desempeñado en esta Orden por Louis-Claude de Saint-Martin, y que es bueno igualmente para disipar ciertas confusiones:

“Pocos años después de la partida de Martinès de Pasqually para las Antillas (1772), una escisión se produjo en la Orden que había tan penosamente formado, quedando ciertos discípulos muy ligados a todo lo que les había enseñado el Maestro, mientras que otros, impulsados por el ejemplo de Saint-Martin, abandonaban la práctica activa para seguir la vía incompleta y pasiva del misticismo3. Ese cambio de dirección en la vida de Saint-Martin podría sorprendernos si no supiéramos cuánto, durante los cinco años que pasó en la Logia de Burdeos, el discípulo había estado alejado de las operaciones exteriores del Maestro...

“La enseñanza de Rodolphe de Salzmann contribuyó mucho a dotar a Francia de un místico notable, pero esta enseñanza no pudo abrir a Saint-Martin la doctrina del eminente teúrgo de Burdeos (es decir, de Martinès)...

“No nos hemos extendido sobre las particularidades de la vida de Saint-Martin más que para mostrar que es muy erróneamente como historiadores mal informados atribuyeron al teósofo de Amboise la sucesión del teúrgo de Burdeos, y que otros, aún peor

* Publicado originalmente en La France Antimaçonnique, 23 de abril, 21 de mayo, 25 de mayo y 9 de julio de 1914, con la firma Le Sphinx. 1 Se trataba, en el pensamiento del fundador, de un verdadero ministerio sacerdotal, pues la palabra

Cohen, en hebreo, significa sacerdote; sería pues, en cierto modo, un intento de restauración del sacerdocio judaico en la Masonería interior. 2 No podemos, por nuestra parte, encontrar que esta apelación sea justa; sólo lo sería si el sistema

de los Elegidos Cohen tradujera solamente ideas personales de Martinès, lo que no es el caso, según la continuación misma de nuestra cita; pero el autor tenía razones particulares para dar prueba de benevolencia con respecto a Matter. 3 Esto señala claramente la oposición, ya señalada por nosotros, entre la vía de los “místicos” y la de

los “iniciados”.

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documentados, han hecho de aquel el fundador de una Orden del Martinismo. Saint-Martin no fundó nunca ninguna Orden; no tuvo nunca esta pretensión, y el nombre de Martinistas designa simplemente a los que habían adoptado una manera de ver conforme a la suya, tendiendo sobre todo a librarse del dogmatismo ritual de las Logias y a rechazarlo como inútil4.”

Así pues, todo lo que concierne a los Elegidos Cohen debe ser relacionado exclusivamente a Martinès5, y es un sinsentido atribuir a esta Orden o a la doctrina que profesaba, el nombre de Martinismo: eso es lo que debíamos hacer resaltar ante todo. Los documentos que han sido publicados sobre la Orden de los Elegidos Cohen son bastante escasos; los más importantes son aquellos de los que ya hemos hablado, y que forman dos volúmenes de la Bibliothèque Rosicrucienne, publicada bajo los auspicios del Rito de Misraïm. El primero es la obra de Martinès mismo, titulada Traité de la Réintégration des Êtres dans leurs premières propriétés, vertus et puissance spirituelles et divines (Tratado de la Reintegración de los seres en sus primeras propiedades, virtudes y potencia espirituales y divinas)**. El segundo contiene las Enseñanzas secretas de Martinès de Pasqually, tal como han sido recogidas y expuestas por Franz von Baader.

Por otra parte, la obra de Papus sobre Martinès de Pasqually contiene cartas de diversas procedencias, de las que algunas son interesantes, pero que no son siempre presentadas de manera perfectamente inteligible. A esta misma obra se añaden, en apéndice, los catecismos de los grados siguientes: 1º Aprendiz Elegido Cohen; 2º Compañero Elegido Cohen; 3º Maestro Particular Elegido Cohen; 4º Maestro Elegido Cohen; 5º Gran Maestro Cohen, por sobrenombre Gran Arquitecto; 6º Gran Elegido de Zorobabel, llamado Caballero de Oriente6. En esta nomenclatura, bastante corta como se ve, no pensamos haber omitido nada importante; los menores fragmentos auténticos relativos a los Elegidos Cohen, son pues interesantes en razón de su rareza misma. Los documentos que vamos a publicar aquí consisten en una serie de Instrucciones dadas, a principios del año 1774, a los Elegidos Cohen de Lyón. Estos pertenecían a la Logia La Bienfaisance, presidida por Willermoz; pero esta Logia, en su conjunto, nunca ha practicado el Rito de los Elegidos Cohen, como algunos han pretendido equivocadamente. A este propósito, el “Caballero de la Rosa Creciente” escribe aún7: “Haremos observar a Papus, que habla de una Logia de Elegidos Cohen con sede en Lyón, a partir de 1765, bajo la presidencia de Willermoz, que todavía no había en Lyón, a principios de 1770, más que seis Elegidos Cohen, entre ellos Willermoz, apenas iniciados”. En esta época, hicieron propuestas a Martinès para obtener la fundación de un establecimiento regular; pero no parece que tales iniciativas hayan sido coronadas con éxito.

Luego es muy probable que nunca haya habido en Lyón una organización completa de

4 Señalamos muy particularmente este pasaje a los que pretenden, por ejemplo, que “la introducción

de las Logias Martinistas en Rusia data de saint-Martin (sic) mismo”. Les remitiremos igualmente a la Notice historique sur le Martinésisme et le Martinisme, del mismo autor, págs. 175-192. Nunca ha habido “Logias Martinistas” más que en la imaginación de los ocultistas contemporáneos. 5 Lo que no quiere decir, insistimos en ello, que se trate de una obra personal, puesto que, al

contrario, estaba basada sobre un conjunto de enseñanzas tradicionales muy precisas». ** Tratado de la Reintegración de los Seres, Cárcamo, Madrid, 2002. N. del T.

6 Falta en esta colección el Catecismo del séptimo y último grado, el de Rosa-Cruz, que, por otra

parte, era en realidad el décimo, contando los “grados del pórtico”, es decir, los tres grados simbólicos ordinarios que preceden necesariamente a todos los demás. 7 Notice historique sur le Martinésisme et le Martinisme, pág. 33, nota 2.

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los Elegidos Cohen, tanto más cuanto que Saint-Martin, que pasó precisamente en esta ciudad el año 1774, y que allí escribió entonces su libro Des Erreurs et de la Vérité (De los Errores y de la Verdad), habla simplemente de un círculo al que él instruía en casa del Sr. Villermas (sic)8, expresión que no podría aplicarse a una Logia regular “justa y perfecta”. Por otra parte, tras el Convento de Lyón, en 1778, la Logia La Bienfaisance adoptó definitivamente el Régimen Escocés Rectificado, que Papus “ha juzgado útil bautizar como Willermozismo”9, pero que nunca tuvo nada en común con la Orden de los Elegidos Cohen. La mayor parte de los archivos de Lyón, hoy dispersados, se relacionaba naturalmente con ese mismo Régimen Rectificado; la ignorancia al respecto de ciertos autores, les ha hecho cometer a veces singulares confusiones10.

Volviendo a nuestras Instrucciones no pensamos que hayan sido redactadas por Martinès mismo, que, partiendo a Port-au-Prince el 5 de mayo de 1772, murió allá el 20 de septiembre de 1774. Sin embargo, es cierto que están directamente inspiradas por sus enseñanzas, pues presentan especialmente, en diversos lugares, analogías flagrantes con ciertos pasajes del Traité de la Réintégration des Êtres, escrito en Burdeos corriendo el año 1770. Reproduciremos íntegramente las seis Instrucciones11 que poseemos, respetando escrupulosamente todas las particularidades de lenguaje, de estilo e incluso de ortografía del manuscrito original. Nos limitaremos a añadir, cuando sea preciso, algunas notas muy breves, reservándonos el comentar ulteriormente los puntos más interesantes. INSTRUCCIONES SOBRE LA CREACIÓN UNIVERSAL MATERIAL TEMPORAL Y EL NÚMERO SENARIO QUE LA PRODUCE Y SUS RELACIONES CON EL HOMBRE

1ª Instrucción12 Queriendo el Creador formar este Universo físico de materia aparente para la manifestación de su Potencia, de su Justicia y de su Gloria, el plano que concibió se presentó a su imaginación divina bajo forma triangular, casi como el plano o diseño de un cuadro se presenta a la imaginación del pintor que la emprende antes de comenzar la ejecución. Este plano, siendo triangular, la obra que de él ha provenido debía llevar su impronta y ser triangular o ternaria como él, y lo es en efecto13. Yo digo que la Creación universal material ha sido operada por el Creador por la manifestación de su Potencia, de su Justicia y de su Gloria; su Potencia se ha manifestado, en efecto, por el acto mismo de la Creación, que ha sido producida de nada por su propia voluntad; su justicia lo ha sido por la punición de los primeros espíritus prevaricadores que ha expulsado de su presencia. Siendo el Creador inmutable en sus decretos, no ha podido privarlos de las virtudes y potencias que eran innatas en ellos por su principio de emanación divina, pero ha cambiado su Ley de acción espiritual, ha formado este Universo material

8 Ibid., páginas 41-42.

9 Ibid., págs. 175-176.

10

Ibid., páginas 177-178, nota. 11

Nota de Éditions Traditionnelles: La 6ª instrucción nunca ha sido publicada, tras cesar de publicarse La France Antimaçonnique. 12

Esta primera Instrucción es la única que no lleva fecha en el manuscrito; como se verá después, es del 7 de enero de 1774. 13

Luego se trata esencialmente, en estas instrucciones, del “plan del Gran Arquitecto del Universo”, realizado por la Creación. –Sin embargo, se verá seguidamente que las dos expresiones de “Creador” y de “Gran Arquitecto” no son sinónimas.

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adonde los ha relegado para ser un lugar de privación y para que ejerciesen durante una eternidad su acción, Potencia y Voluntad malvadas en los Límites que él les ha fijado; de esta manifestación de Potencia y de Justicia del Creador resulta sin contradicción la de su Gloria, este Universo debía servir todavía para la manifestación de su Bondad infinita y de su misericordia, lo que será explicado a su tiempo. Por el número senario ha sido operada la Creación Universal, así como Moize (sic) lo da a entender por los seis días de los que habla en el Génesis, que no son más que un velo que ha empleado para expresar lo que quería decir. El Creador es un espíritu puro, el simple eterno que no puede ser sujeto al tiempo, por otra parte el tiempo no ha comenzado más que en la Creación universal de la que hablamos, no pudiendo ser temporal todo lo que la ha precedido. No puede pues tratarse de seis días ni de ningún lapso de tiempo determinado de lo que Moize ha querido hablar, sino más bien de seis pensamientos divinos que han obrado realmente la Creación; aprendemos a conocerlos por la adición misteriosa que la Orden enseña de las tres facultades divinas que son el pensamiento, la voluntad y la acción o en otro sentido, que explicaremos cuando sea el momento, la intención, el Verbo y la operación. El Pensamiento es uno, simple, indivisible como el Espíritu que lo ha producido, él es el principio de todo acto espiritual libre y por ello ostenta el primer rango entre las tres facultades espirituales de las que hablamos; y por ello lo contamos como 1. Engendra la Voluntad sin la cual todo pensamiento sería nada y nada produciría; por su rango binario vale Dos, y añadiendo el pensamiento del cual proviene, la contamos como 3, lo que completa14 el primer ternario espiritual. Pero el pensamiento y la Voluntad serían nulos y no producirían ningún efecto si no fueran puestas en acto. Es esta facultad productora del efecto la que denominamos acción; esta acción por su rango ternario vale 3, y añadiéndole el ternario precedente del pensamiento y de la Voluntad del cual procede, ella completa el número senario que ha operado la creación universal. El cuadro de las tres facultades poderosas innatas en el Creador nos da al mismo tiempo una idea del misterio incomprehensible de la Trinidad, el Pensamiento dado al Padre 1, el Verbo o la intención atribuida al Hijo 2, y la operación atribuida al Espíritu 3. Como la voluntad sigue al Pensamiento, y como la acción es el resultado del pensamiento y de la voluntad, igualmente el Verbo procede del Pensamiento, y la operación procede del pensamiento y del Verbo, cuya adición misteriosa de esos tres números da igualmente el número senario principio de toda Creación temporal. Reconocéis por este examen tres facultades realmente distintas y procedentes unas de las otras y productoras de resultados diferentes, y sin embargo reunidas todas en él solo, el mismo ser único e indivisible.

Se os ha enseñado que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. El Creador siendo puro espíritu, no es por su forma corporal que el hombre puede ser su imagen y su semejanza sino por sus facultades espirituales, puesto que el ser espiritual menor o el hombre es una emanación de la divinidad y debe participar en la esencia misma de esta divinidad y en sus facultades. Tenemos de ella una muy débil imagen pero sensible en la reproducción diaria de todos los seres temporales, pero el ser produce, aunque en similitud del ser productor mismo; igualmente, el hombre viene de Dios, participa en su esencia y en sus facultades sin ser Dios mismo; sin destruir la imagen y la semejanza que ligan a ambos, habrá siempre la inmensa diferencia que debe haber entre el Creador y la Criatura. Así pues, como el hombre siente en él la Potencia o las facultades distintas del Pensamiento, de la Voluntad y de la acción, podemos decir con verdad que él es realmente por esas tres facultades que están unidas él, la verdadera imagen del Creador, como es su semejanza por las tres facultades poderosas que son al mismo tiempo innatas en él, el Pensamiento, el Verbo o la intención, y la operación, de los que hablaremos en otro

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El manuscrito lleva la palabra “forma” añadida por encima de “completa”.

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momento y que no hay que confundir con el pensamiento, la voluntad y la acción. Tras haber explicado el número senario por la virtud del cual se ha obrado la Creación,

voy a hablar del número ternario productor de las formas y del número novenario que atribuimos a la materia, pues no hay que confundir tampoco esta materia aparente y palpable que golpea nuestros sentidos con los principios impalpables que la constituyen; es la unión de esos principios puestos en acción que componen los cuerpos.

Notas de las cosas tratadas en la primera instrucción en asamblea general del 7 de enero de

177415

Sobre la Creación Universal material temporal operada por la virtud del número senario de los pensamientos divinos velados en el Génesis por los seis días de Moyze.

Adición misteriosa de las tres facultades divinas, Pensamiento, Voluntad, Acción.

Plan de la creación presente en la imaginación del Creador bajo una forma e. Impronta de ese triángulo en todos los productos de la Creación. Número ternario de las esencias espirituosas productoras de las formas llamadas

misteriosamente azufre, sal y mercurio. Esencias principios de los elementos, elementos principios de los cuerpos. Producidas por los espíritus del eje, fuego central o fuego increado. Esencias espirituosas al respecto unas de otras. En su estado de indiferencia teniendo su vitriol innato sin acción forman el Caos. Envoltura del Caos formado por los espíritus del eje. Ancianos en la infancia, su ser espiritual algunas veces ocupado en otra parte. Círculo sensible terrestre al oeste, visual al norte, racional al sur, sensible en el seno de

la madre, visible durante la vida, racional durante la Reintegración, sensible de la tierra a la luna, visual de la luna al Sol, racional del Sol a Saturno.

Seres espirituales menores conducidos y accionados por los mayores en esos tres círculos.

Libre arbitrio destruido por la función del mayor, felix culpa. Espíritus menores ternarios son corporales sin inteligencia. El eje ordinario es la línea horizontal que sostiene y atraviesa la Creación. El eje fuego increado es a la vez la envoltura, el sostén y el centro de la Creación, y es

increado porque los espíritus ternarios que lo producen son emanados y no creados. El hombre destinado a la molestia de los espíritus perversos. Descompone la obra del Creador atentando contra su vida, haciendo excesos. Su cuerpo es su templo. Los ayunos debilitan los ataques del enemigo. Los cinco

sentidos son las puertas del enemigo y del guardián. El alma corporal o vehículo reside en la sangre, el alma espiritual igualmente acciona

sobre la sangre o vehículo adherido16

2ª Instrucción del Lunes 20 de enero de 177417

15

Esta nota contiene, en forma de sumario, la continuación de la primera instrucción, que no parece haber sido enteramente redactada. Pensamos que la expresión “asamblea general”, debe entenderse de una reunión común a todos los grados. 16

Atraeremos la atención sobre el papel que se atribuye aquí a la sangre: es la indicación de una teoría de origen esencialmente judaico. 17

Esta fecha, indicada en el manuscrito, es ciertamente errónea; comparándola con las otras es fácil ver que la fecha verdadera es la del 10 de enero. –Había dos reuniones cada semana, el lunes y el viernes.

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Emanación cuaternaria del hombre proviniendo de la cuádruple esencia divina representada por el pensamiento (1), la voluntad (2), la acción (3), y la operación (4), cuya adición

misteriosa completa el número denario 10 o , es decir, a la circunferencia que es el emblema de la potencia eterna y de la creación universal y su centro que representa la unidad indivisible de donde todo ha provenido y en la cual todo será reintegrado.

* * *

Emanación cuaternaria y potencia privilegiadas del hombre representada por los 4 signos o caracteres aplicados sobre él en la recepción a los primeros grados de la orden, el 1º sobre el corazón recuerda su existencia espiritual misma, el 2º sobre el costado derecho el buen compañero que le es dado para dirigirlo, el 3º sobre la cima de la cabeza, el espíritu mayor de doble potencia que acciona y domina las otras dos18, y en fin, el 4º por la perpendicular sacada desde la cumbre de la cabeza hasta el estómago, representa la divinidad misma que preside, dirige y gobierna, y de donde toda potencia proviene. Los tres primeros formando un triángulo representan la potencia del hombre sobre la creación universal desde su principio de emanación cuaternaria donde recibe las leyes, preceptos, y mandamientos, que ha perdido por la prevaricación y que no puede reconquistar más que poniéndose de nuevo en correspondencia directa con su número cuaternario figurado por la perpendicular que constituye el centro del triángulo, ese triángulo representa aún la potencia ternaria que le ha sido devuelta tras su reconciliación sobre los tres horizontes terrestres oeste, norte y sur, y sobre las tres partes de la creación universal, terrestre, celeste y supraceleste, pero potencia inútil y sin acción si no obtiene la potencia cuaternaria divina figurada por la perpendicular.

* * *

Correspondencia cuaternaria del hombre, a saber: El hombre o el ser espiritual menor 1, El espíritu buen compañero 2, El espíritu mayor de doble potencia 3, El Creador 4-10-

* * *

El hombre estaba emanado y emplazado en el centro de las seis circunferencias o pensamientos divinos para mandar, dirigir, conservar y defender la creación universal, tenía una potencia proporcionada a esos actos, pero tras la prevaricación ha hecho falta que el Creador lo reemplace por un ser revestido de doble potencia mucho más considerable, puesto que tenía que operar todos los mismos actos para los cuales el hombre había sido destinado, y además dirigir sea directamente sea por sus agentes, a conservar, sostener y defender al ser espiritual menor y su forma contra los embates y los ataques diarios de los espíritus perversos a los cuales está sujeto por la prevaricación.

* * *

Figura triangular del hombre formada por la extremidad de las manos los brazos

extendidos hasta la de los pies dominados por la cabeza o la perpendicular celeste que forma el centro.

* * *

División ternaria: los huesos de los ...19, la Pelvis o el vientre 1, los costados o capacidad del pecho 2, la cabeza 3, forman tres partes que no pueden ser separadas sin destruirse; los

18

El manuscrito incluye la palabra “dirige” añadida por encima de “dominio”. 19

En el manuscrito hay aquí una palabra en blanco.

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4 miembros son adherencias de la parte vegetativa, forman un receptáculo del cual el busto es el centro, su Reunión repite el número septenario que dirige la Creación.

3ª Instrucción del Viernes 14 de enero de 177420

Apertura de las 4 puertas del Templo y de las 3 puertas del Pórtico. Los 3 círculos sensible, visual, racional, y sus 3 relaciones. El septenario de la creación y su duración. El número binario oposición de dos potencias. El número quinario división del denario. El cuaternario Bueno opuesto al pensamiento e intelecto malos. El menor deviene un intelecto malo y pervierte a sus semejantes. El novenario, tres esencias, tres elementos, tres principios corporales. El novenario por multiplicación de los tres mixtos. El novenario por el número senario de factura, de creación y las tres esencias creadas. Espíritus superiores 10, mayores 8, inferiores 7, menores terrestres 3 o dº superiores 10,

mayores 8, inferiores 3, menores hombre 4, o todo ha sido hecho por el senario y es dirigido por el 7º.

La unión del espíritu mayor se hace a 7 años. Los hombres y la Religión no castigan antes de los 7 años. Productores. Vehículo insertado en el Caos desarrolla el reaccionado por el descenso del Espíritu

agente superior, no hay acción sin reacción. Explosión del caos por el retiro del agente mayor Divino. Extensión del caos, Límites de la Creación fijados por los espíritus del eje, ellos

mantienen los límites de la Creación. Ella sirve de barrera a la mala voluntad de los prs espíritus perversos. Ellos ejercen su malicia y buscan sin descanso degradarla. Ternario de los tres fuegos del eje, de la tierra y del Sol. Efectos de esos tres fuegos accionando los unos sobre los otros. Mercurio pasivo y activo, sal sensitivo21.

4ª Instrucción del Lunes 17 de Enero de 1774

Proviniendo todos los seres del creador, son templos. Hay que distinguir las diferentes puertas del templo.

* * *

Templo material, el más pequeño átomo de materia es uno, puesto que tiene su vehículo que lo anima.

* * *

Templo espiritual de los seres que accionan y dirigen la creación temporal sin estar sujetos al tiempo, tal como era Adán en su primer principio.

* * *

20

Aquí tampoco tenemos más que una especie de sumario, cuyas indicaciones demasiado breves no son siempre comprehensibles. 21

Como ya se ha podido observar, el lenguaje alquímico es empleado aquí de vez en cuando, pero no de manera constante como en los Ritos propiamente herméticos; la primera plaza es reservada al simbolismo de los números y a su interpretación kabalística.

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Templos espirituales temporales elevados visiblemente sobre esta superficie durante la duración de los tiempos para la Resurrección.

* * *

Los 7 principales días, el de Adán, de Enoch, de Melquisedec, de Moyse, de Salomón, de Zorobabel y del Cristo, tipos de liberación y de resurrección.

* * *

Los otros, como Noé, Abraham, etc., día de los tipos diferentes. *

* * El cuerpo del hombre es una logia o un templo, que es la repetición del Templo general,

particular y universal. *

* * La masonería consiste en elevar edificios sobre sus bases. Somos pues masones espirituales.

* * *

La masonería apócrifa derivada de la orden llama a sus asambleas logias y nosotros templo. Ellos se denominan masones, y nosotros hoy, para distinguirnos, nos decimos Filósofos elegidos Cohen.

* * *

El Templo de Salomón sobre el cual está fundada toda la masonería tiene entre los siete principales templos espirituales temporales, un rango notable por sus alusiones infinitas en la Creación universal.

* * *

Relaciones de la división ternaria: el pórtico donde se reunía la multitud de los levitas para asistir a los sacrificios, el Templo donde se reunían los Sacerdotes que ayudaban al Gran Sacerdote en sus funciones, el Santo de los Santos donde el Gran Sacerdote entraba para hacer sus trabajos particulares. --Relaciones con la parte terrestre, celeste y supraceleste de la creación, y con el vientre, el pecho, o sede del alma por la sangre, y la cabeza del hombre.

* * *

Las vestiduras del G. S. eran alegóricas a sus funciones o trabajos particulares. Corría el riesgo de muerte si se presentaba impuro o mal preparado en el Santo de los Santos; portaba campanillas en la parte baja de su ropa, para señalar su inacción si era de duración demasiado larga; entraba con cordones muy largos arrastrando por detrás y cuya extremidad quedaba en el Templo, éstos servían a los sacerdotes que no podían entrar en el Santo de los Santos para retirar su cuerpo en caso que hubiese sucumbido.

* * *

Los Sacerdotes de nuestros días han conservado esos cordones, la estola o receptáculo, el alba, mitra, etc.

* * *

Todos los templos espirituales han sido fundados sobre siete Columnas que son alegóricas a los siete dones del Espíritu concedidos al hombre en su principio y de los cuales la facultad de acción no se puede desarrollar en él más que por adición de la correspondencia directa con su cuaternario de emanación divina.

* * *

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Esas siete Columnas estaban representadas en el Templo de Salomón por el candelabro de 7 brazos que portaban siete estrellas o lámparas iluminadas y figuraban los siete planetas que son las siete columnas de la Creación universal. El G. S. transportaba este candelabro según las diferentes partes sobre las cuales quería operar.

* * *

El hombre fue creado a las 3 horas, número de las esencias espirituosas que han cooperado a la formación de los cuerpos; prevaricó a las 5 horas, número de la unión de su cuaternario divino a la pretendida unidad malvada, y fue incorporizado a las 6 horas, número de la factura del Universo sobre el cual debía mandar, y fue expulsado a las 9, número de la materia de la que fue revestido.

* * *

Tres palabras poderosas. Mor. Ya. In.22, por las cuales debía operarse su potencia, que son figuradas por esas palabras, leyes, preceptos y mandamientos, en virtud de los cuales él opera, dirigido por el Creador, los tres actos de potencia que eran innatos en él sobre lo general, lo particular y lo Universal, o terrestre, celeste y supraceleste; pero quiso también contra el deseo de su creador operar sobre lo divino, y perdió el uso de sus tres potencias. Ellas le han sido devueltas por la Reconciliación; pero esas tres facultades que están en él quedan sin acción y sin vida, si no son reaccionadas por la potencia cuaternaria Divina que cada uno debe trabajar en obtener.

Esas tres potencias, palabras o facultades son representadas al Candidato en sus

primeros grados por los tres signos colocados sobre él en sobre el corazón, el lado derecho y sobre la cabeza; la línea perpendicular trazada de la frente al estómago representa la potencia Divina cuaternaria que forma el centro de las otras tres y sin la cual ellas son nulas.

El Templo de Salomón fue construido (sobre) la Montaña del Monte Mor.23, tierra

elevada por encima de todo sentido que corresponde al Jardín de Edén, o paraíso terrestre, en el cual el primer hombre fue creado24, fue levantado sin ningún útil de metal para representar que la creación universal había provenido de la sola voluntad y potencia del Creador, y que de materia sólo aparente, para figurar también que el cuerpo de materia del primer hombre así como el de Cristo ha sido formado sin acudir a ninguna operación física material. Fue construido en seis años y dedicado el 7º, para figurar los seis días o los seis pensamientos divinos que han obrado la factura del Universo, y el 7º que es la bendición del Creador para su obra, la presentación que se le hace por el G. A. y la incorporación temporal de los agentes mayores emanados para mantenerlo y dirigirlo bajo la dirección del Espíritu mayor o G. A.25

*

* * Orígenes del Sabbath, necesidad de observarlo, manera de hacerlo, todos los días y a toda hora mereciendo la protección de los 7 agentes principales26 y de su jefe 8º. El 8º dirige y 22

La primera de esas tres palabras es Moriah (véase más adelante); la segunda es verosímilmente Jéhovah, pero no sabemos con qué ortografía; la tercera debe de ser Inri. 23

Moriah, que Martinès, en su Traité de la Réintegration des Êtres, escribe Morija: “Esta palabra, dice él, se divide en dos partes: la primera, mor, significa destrucción de las formas corporales aparentes, e ija significa Visión del Creador” 24

La significación simbólica que aquí se da del monte Moriah recuerda notablemente la del Mêru hindú. 25

Aquí se hace una distinción entre el “Creador” y el “Gran Arquitecto”, pero la manera como se expresa es más bien oscura; luego este punto necesitaría un estudio más profundo.

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gobierna la obra de creación senaria, igualmente el senario será destruido por el retiro del 7º, tras lo cual el 8º reintegrará todo lo que ha formado.

* * *

Los siete sellos del Libro del Apocalipsis sobre el cual está recostado el Cordero u 8º único que tiene la llave.

* * *

En el Templo de Salomón había cuatro jeroglíficos cada uno de un número.

5ª Instrucción del Viernes 21 de Enero de 1774

A la entrada del Templo de Salomón había dos columnas iguales de 18 codos de alto. La

de la derecha se llamaba Jak.27, que significa el establecerá; la de la izquierda se nombraba Bo.28, que significa confusión29; la primera hacía alusión a la incorporación del hombre en su cuerpo de naturaleza, la segunda a la de la mujer. Eran iguales porque el ser espiritual menor del hombre y de la mujer, habiendo tenido el mismo origen, la misma emanación, son iguales y tienen el mismo acto que cumplir. Se dividían en tres partes, a saber: 10-4-4, lo que representa en 10 la correspondencia del menor con la Divinidad, de la circunferencia al centro; en 4, de la superficie terrestre a la parte celeste, y por el otro cuatro, de la parte celeste a la supraceleste. La palabra Jak., el establecerá, anuncia la potencia de mandamiento que estaba reservada al hombre en su principio. La palabra Bo., confusión, expresa la que ha resultado de la prevaricación del primer hombre que fue una repetición de la de los primeros Espíritus que debía contener, molestar, y podía sólo servirles de intelecto bueno, y por su comunicación con ellos inspirarles el arrepentimiento, y desde entonces hacer cesar el mal; pero arrastrando al hombre ellos se han privado de este único recurso.

A pesar de su caída el hombre tiene siempre la misma obra que cumplir, para la cual ha sido destinado, y debe por tanto trabajar en la Reconciliación, único medio de readquirir sus tres potencias sobre el Oeste, Norte y Sur, que representa lo terrestre, celeste y supraceleste, y ponerse de nuevo en correspondencia con su cuaternario, molestar sin cesar a los espíritus perversos rechazando sus trampas, destruyendo sin cesar sus proyectos malvados, y, en fin, retomar sobre ellos la autoridad que les estaba reservada, porque si la misericordia divina quiere alguna vez obrar algún Bien en su favor, será sólo por la comunicación del hombre, con los que puedan concebir el deseo de ello, puesto que el hombre ha sido establecido a este fin y que los decretos inmutables de Dios deben tener su cumplimiento.

El hombre que les libra su voluntad contraría a los designios del Creador y renuncia a lo

que en él corresponde a su destino primero; por la unión de voluntad y de acción que forma con su jefe, deviene uno con él y deviene inferior a él y su objetivo; queda provisto de un intelecto demoníaco para seducir y pervertir a sus semejantes por su ejemplo, y se torna más culpable que ellos mismos y debe por consiguiente esperar una suerte peor que la

26

Es bastante curioso observar que la palabra agens puede, por anagrama, leerse “anges” (“ángeles” en francés) 27

Jakin. 28

Boaz o Booz. 29

No sabemos de donde puede venir esta interpretación, pues la significación literal de esta palabra es “en la fuerza”.

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suya, puesto que refuerza el partido que está encargado de destruir. El número de confusión de la segunda columna es designado por el rango binario que

tiene la primera letra de la palabra Booz en el Alfabeto hebreo. Esas dos columnas tenían todavía otra aplicación, designando la del mediodía el alma

del hombre o el menor, la del norte el espíritu bueno que le es dado para dirigirla; si la parte del mediodía en la Creación universal es aquella donde los espíritus perversos están más especialmente relegados, la del norte debe estar habitada por seres capaces y encargados de contenerlos, lo que la Escritura santa da frecuentemente a entender sea hablando del Demonio del Mediodía sea hablando del Espíritu Santo al que siempre hace venir de la parte del Aquilón31.

Esas cosas habían sido igualmente figuradas por las dos columnas, una de piedra o de ladrillo, que había sido levantada en la parte del norte por la posteridad de Seth, la otra por la de la tierra que había sido levantada en la parte del mediodía por la de Caín. La primera anunciaba la fuerza y la sutilidad de las obras espirituales. Buena, resistió a las inundaciones del diluvio y fue conservada largo tiempo después. La otra anunciaba la debilidad de la corrupción de las obras de materia, lo que era incluso designado por el número de la confusión de sus proporciones. También fue totalmente destruida por las aguas del diluvio. Estaba vedado a los hijos de Dios aliarse con los hijos de los hombres32. Esta prohibición no debe entenderse materialmente. Los hombres de ese tiempo no pudiéndose multiplicarse más que según las leyes físicas de la naturaleza a la cual estaban sujetos como todos los demás animales, debían ser libres de ir indistintamente con las mujeres de las dos razas; pero estaba prohibido a los hijos de Dios, es decir, a los que observaban las leyes, preceptos y mandamientos de Dios, ir con mujeres que los habían olvidado o los despreciaban, por temor a dejarse pervertir y arrastrar en el mismo olvido por su ejemplo. Desde Adán hasta el diluvio no ha habido más que dos naciones: la de los Hijos de Seth establecidos al Norte llamados Hijos de Dios, porque su ley se ha conservado allí, y la de Caín llamada los Hijos de los Hombres relegados al mediodía. Las dos naciones por el lugar de su morada figuraban los espíritus perversos relegados al mediodía de la Creación y el espíritu bueno en la parte del Norte. No se cuentan más que dos naciones venidas de Adán porque Abel su segundo hijo no dejó posteridad material. Él no ha venido más que para operar por su muerte la reconciliación de su padre Adán y ser el tipo de la Regeneración universal. Caín y su posteridad constituye el tipo de los espíritus perversos primeros emanados de sus jefes; Seth y su posteridad constituye el tipo de los menores o del hombre segundo emanado, pero convertido en primogénito en el orden espiritual. Hay que señalar que es en esta posteridad de Seth y de Enós su hijo, donde han pasado todos los tipos espirituales sobrevenidos entre los hombres por su instrucción hasta Noé. En el origen se ve a Adán padre temporal de toda su posteridad, siendo el tipo del Creador, Abel siendo el tipo del Regenerador, y Seth el del Espíritu que instruye y dirige. Aunque todos los hombres tienen la misma obra de molestación que cumplir, no se sigue una necesidad absoluta para el cumplimiento de los decretos del Creador y el bien de la Creación que todos la cumplan, un pequeño número o uno solo incluso puede bastar para eso, lo que es probado en varios lugares de la escritura, donde para salvar una parte considerable, se contenta con encontrar diez Justos e incluso uno. La posteridad de los hombres es salvada por Noé, único encontrado justo a los ojos del Creador. Noé, cuando el diluvio, tenía 600 años, siendo el tipo del Creador, flotando sobre

31

De ordinario, la correspondencia indicada en el simbolismo masónico es totalmente distinta, el Norte siendo designado, al contrario, como la región tenebrosa y el Mediodía como la región iluminada. 32

Enfrente del comienzo de este parágrafo, el manuscrito porta una cruz al margen.

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las aguas y conservando en el arca el germen de todas las reproducciones animales. Las dimensiones del arca tienen todavía una relación sensible con la Creación universal, lo que recuerda las tres esencias espirituosas de las que han provenido todas las formas corporales. Por sus dimensiones de longitud –300 codos-, de anchura –50-, de altura –30- se reconoce ahí el número de la Creación, y por el producto total, el de confusión proviniendo de dos potencias en contradicción para sostenerla de una parte y liberarla de la otra. Por 5 el número que ha ocasionado la construcción. El Templo de Salomón tenía 60 codos de largo, 20 de ancho y 30 de alto. El arca tenía 20 codos de largo, de ancho y de alto33. El Templo tenía 40 codos de largo34 y 20 de ancho. Ante el Templo, un vestíbulo de 20 codos de largo por 20 de ancho. Mismas relaciones en las dimensiones del Templo de Salomón, ancho de 20, largo de 60, alto de 30, dividido en tres pisos o partes distintas, el pórtico, el Templo, el Santuario en el cual anuncia la correspondencia de la inmensidad divina con la tierra figurada por el pórtico por medio por medio del celeste y...35 Desde Noé ha habido 3 naciones, sab. Cam, Sem y Jafet. Cam el primogénito, relegado en la parte del mediodía, representa el tipo de Caín y de los primeros espíritus emanados prevaricadores. Sem, padre de la posteridad de los Israelitas por Abraham, es el tipo de la de Seth. Jafet es el padre de la tercera nación que es la de los Gentiles entre los cuales la luz ha sido transportada por el desprecio que de ella han hecho los Hebreos descendientes de Sem en castigo por su abandono de la ley divina, y los cristianos de hoy o los Gentiles procedentes de Jafet han devenido, por la pura misericordia del Creador, los primogénitos en el orden de la Gracia de los descendientes de Sem; pero como esos descendientes de Sem han sido el pueblo escogido por el Creador para ahí manifestar sus maravillas y su gloria y que sus decretos deben siempre cumplirse, reentrarán al fin de los tiempos en sus derechos, y, por una reconciliación entera, volverán a ser los primogénitos de los Gentiles, que, por el abuso de sus luces, conocimientos y socorros, merecerán ser privados de ellos a su vez, lo que comienza ya en el Siglo presente a manifestarse.

Los egipcios procedentes de Cam figuran con su Rey en todo lo que se cuenta a su respecto en las Santas Escrituras, los Espíritus perversos demoníacos y su jefe. La tierra de Egipto representa la parte de la Creación adonde han sido relegados por obrar sus malas voluntades, lo que ayuda a explicar muchos pasajes. Privados de toda luz celestial, sus ojos oscurecidos por la nube tenebrosa que les oculta la columna de fuego que ilumina a los justos, siguen como ciegos la ruta que está abierta ante ellos, son deglutidos por las aguas, y el mismo pasaje que ha puesto a los Israelitas a salvo, precipita a sus enemigos en los abismos. Los diversos campamentos que forman en el desierto tras ese pasaje parecen anunciar los trabajos penosos del menor en el círculo sensible. La ley que él recibe en la falda del Sinaí no anunciaría su retorno a su potencia primera en el círculo visual, y en fin, la entrada de los Israelitas en la Tierra prometida, la entrada del menor en el lugar de la Reintegración espiritual o el ejercicio entero de su potencia en el círculo racional36.

33

Estas dimensiones son evidentemente falsas, y además en contradicción con lo que precede. 34

Sin el porche o vestíbulo. 35

Sin duda “de lo sobreceleste”; este final de frase está dejado en blanco en el manuscrito. 36

El manuscrito lleva aquí tres “etc.”, seguidos de la mención: “Notas a revisar”.

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ÚLTIMA RESPUESTA A GUSTAVE BORD* El Sr. Gustave Bord persiste en creerse “atacado” por nosotros, mientras que no hemos hecho sino criticar algunas de sus ideas, como era nuestro derecho, sin tomarla de ningún modo con su persona. Él dice que “las polémicas personales no tienen ningún interés general”; y ésa es totalmente nuestra opinión, pero entonces, ¿por qué ha querido llevar el debate sobre ese terreno? Si le hemos respondido largamente, no es por consideración de sus mayores o menores “méritos personales”, sino únicamente porque había ahí una ocasión de explicarnos sobre ciertas cuestiones de “principios”. En cuanto a haberle acusado de querer “hacerse publicidad en la France Antimaçonnique”, jamás hemos dicho nada semejante, y ello por una razón bien simple: y es que la “publicidad”, si “publicidad” hay, somos nosotros mismos quienes la hacemos sin problema ninguno, reproduciendo íntegramente su artículo y comentándolo. Además, como jamás habríamos tenido el pensamiento de dirigir una respuesta a la Revue Internationale des Sociétés Secrètes, no podíamos ni soñar en que el Sr. Bord, por su lado, hizo insertar en la France Antimaçonnique; pero que quede claro que ello no nos molesta en absoluto. No hemos “triunfado de su silencio”, que poco nos importaba, lo hemos constatado pura y simplemente, y, si lo “esperábamos definitivo”, era para el Sr. Bord y no para nosotros. No está en nuestros hábitos el “cantar victoria”, pues, de todas maneras, la “victoria” no es para nosotros, sino para las ideas que consideramos como verdaderas; no buscamos de ningún modo “recoger aplausos”, lo cual, por lo demás, nunca nos ha ocurrido. Es cierto que, si nuestra intención no es “complacer” a quienquiera que fuere, incluso a nuestros mejores amigos, en detrimento de una idea, tampoco deseamos, por nuestra parte, “reclutar entre los indiferentes y en el campo opuesto”, pues el proselitismo, en todas sus formas, repugna a nuestra naturaleza. Hemos tenido que decir todo esto para mostrar cuán inexacto es interpretar nuestra actitud como lo hace el Sr. Bord. ¡Cuando se me busca, se me encuentra! Proclama éste; si no “encontramos” nunca de cara a nuestros adversarios más temibles, estamos muy tranquilos, pues nada es menos de temer que aquel que no se emplaza en el mismo terreno: sus golpes no pueden alcanzar… más que el vacío. Para mostrarnos que no está “alcanzado por el delirio de persecución”, Bord comienza

por citarnos una pretendida carta del H.·. Debierre, dirigida contra él, y de la cual conoce por lo demás al verdadero autor. Este asunto totalmente personal que ignoramos completamente, no nos interesa de ningún modo, y no sabemos cuáles pueden ser los “complots organizados” de los que habla a este propósito nuestro contradictor. Si semejante aventura nos hubiera ocurrido, habríamos estimado que tratábamos con malas bromas, y eso es todo; no habríamos sido más afectados. Si el Sr. Bord se conmueve hasta ese punto por la malicia de la gente… pero hablemos de otra cosa. Debemos declarar a nuestro “adversario” que se equivoca totalmente atribuyendo el origen de la actual polémica a su reseña del libro del Sr. Benjamin Fabre. No tenemos ninguna razón especial para tomar la defensa de éste, a quien no conocemos; solamente que, hemos leído atentamente su obra, y la hemos encontrado muy interesante; el Sr. Bord ¿puede seriamente reprocharnos no ser de su opinión al respecto y haberlo dicho?… La única causa de toda la discusión, en la cual el Sr. Bord además no ha intervenido sino después, ha sido y es aún la de los Superiores Incógnitos y ninguna otra; ése es un punto que teníamos que precisar bien. Ahora, Bord nos reprocha haberle tratado de “positivista”, mientras que “no ignoramos que es católico”, y quiere protestar contra lo que él llama “insinuación calumniosa”. Podríamos preguntar a este realista lo que piensa de la Action Française, donde se alían de bastante buena gana el catolicismo y el positivismo; pero como las “opiniones políticas” nos son más bien indiferentes, tenemos algo mejor que responderle. Y es que hay que distinguir

* En La France Antimaçonnique, 7 de mayo de 1914. Retomado en La polémique sur les “Supérieurs Inconnus”, Arché, Milán, 2003.

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en el positivismo dos cosas esencialmente diferentes: por una parte, una doctrina, que comprende a la vez una “filosofía” y una “religión” (o, si se prefiere, una pseudo-religión “humanitaria”), y, por otra parte, un método que, en sí mismo, es independiente de toda doctrina; ahora bien, solamente hemos hablado del método. Se puede pues ser “positivista” en historia, lo que es asunto de método, sin serlo en filosofía, lo que sería asunto de doctrina; el método que cada uno adopte depende de su educación, de sus aptitudes, etc., en una palabra, de su mentalidad, y se puede muy bien, aun siendo católico, poseer, incluso a pesar de ello, una mentalidad “positivista”. Si tal es el caso del Sr. Bord, se tiene el derecho a constatarlo, para situar sus trabajos en su verdadero dominio, sin agraviarle por algo que puede ser perfectamente involuntario. Dicho esto, vamos a la cuestión principal, la de los Superiores Incógnitos, que es, para nosotros, más que una “hipótesis”. Ciertamente, querríamos “saber agradecer” al Sr. Bord, como él nos pide, por el “trabajo muy penoso y muy largo” al cual se ha dedicado; pero al menos habría podido evitarse el esfuerzo de transcribir largos extractos de nuestro artículo, al cual nuestros lectores habrían sabido bien remitirse ellos mismos, y, por otro lado, esforzándose por “recortar todas las frases incidentales”, a veces se le ha ido la mano. En efecto, queriendo “no conservar más que las frases esenciales”, ha precisamente suprimido algunas de las que contenían la clave de todo el resto; en tales condiciones, le era difícil comprender nuestra exposición. Así, tras haber escrito: Las individualidades, aquí, revisten un carácter esencialmente simbólico”, nosotros añadíamos: “Ellas no son por sí mismas nada, fuera de lo que representan, y ello hasta tal punto que incluso no tienen una fisionomía que les pertenezca propiamente”. Y entonces hemos citado un ejemplo; entiéndase bien que eso no era más que un ejemplo, y no una definición como parece creerlo el Sr. Bord. Sería mucho más difícil, evidentemente, dar una “definición” que se aplicara a todos los casos, y no solamente a un caso particular como aquel del que se trataba en nuestro ejemplo; y, por otra parte, estimamos que no podría haber más que inconvenientes en querer reducirlo todo a fórmulas estrechas… Pues…, hemos hablado de ciertos hombres, que no solamente “han existido antaño en la India”, sino que ahí existen actualmente todavía, lo que nuestro contradictor no parece haber comprendido; tras haberlos descrito, hemos dicho esto, que él ha omitido en su cita, y que era sin embargo lo esencial: “Nadie conoce los nombres de esos hombres, y nadie sueña ni en preguntárselos, porque todo el mundo sabe muy bien que están liberados de las limitaciones exteriores del nombre y de la forma, los dos elementos constitutivos de la individualidad vulgar”. El Sr. Bord no ha visto que “individuos de un tipo uniforme”, allí precisamente ¡donde la individualidad ya no es nada! Sin duda, tiene derecho a ignorar lo que es un jîvanmukta1, pero no puede por lo tanto exigir que se lo expliquemos en unas líneas; si hubiésemos debido exponer la teoría completa de los dos tipos de mukti (jivan y vidêha), mostrar después que sólo la primera se relaciona con la cuestión que tratamos, y finalmente indicar las cualificaciones requeridas para llegar a esta mukti, así como las diferentes vías por las que se alcanza, no hubiéramos necesitado diez páginas, sino un volumen entero. Sin duda, eso habría sido necesario para constituir “una demostración más precisa”, pero no pensamos que eso sea “mofarnos del público” dispensarle de ciertas consideraciones puramente metafísicas, que, dada su aridez y los conocimientos que presuponen para ser comprendidas, no pueden interesar más que a especialistas. Lo que es bien cierto, por otra parte, es que todas esas explicaciones no tienen absolutamente nada de “simbólico”; y es de metafísica de lo que se trata, y no de simbolismo, aunque éste último sea un modo de expresión más preciso de lo que se imagina el Sr. Bord. No porque algunos pseudo-iniciados hayan abusado del simbolismo y lo hayan interpretado a la inversa, se le puede hacer responsable de sus procedimientos “rocambolescos”, para hablar como nuestro “adversario”; es un poco como si se imputara a la ciencia histórica, por ejemplo, la responsabilidad de los procedimientos del Sr. Aulard. Por

1 Por lo demás, no todos los jivanmuktas responden a nuestra descripción, que no se aplica más que

a cierta categoría de entre ellos; sus marcas exteriores dependen necesariamente de la vía iniciática a la cual se vinculan.

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otro lado, cualesquiera que sean los peligros que pueda presentar la Masonería desde muchos puntos de vista, no pensamos que haya tenido jamás el de “desquiciar” a nadie; ésa es una triste especialidad que hay que dejar al ocultismo, al espiritismo y a otras cosas de ese género, pues se debe ser justo en las críticas y dar a cada uno lo suyo. Pero no se trataba precisamente de eso: no hemos tenido que introducir el simbolismo allá donde no había que hacerlo2; solamente que no se trataba solamente de “hacer simplemente física”, pues, si así hubiese sido, no nos habríamos jamás ocupado de ello, no siendo la física asunto nuestro. Ahora, ¿cómo el Sr. Bord puede saber si tal orden de consideraciones está “por encima de nuestros medios”, mientras lo declara “ciertamente por encima de los suyos”? En cuanto a hablar de “locuras metafísicas”, se trata de dos palabras que rechina verlas así reunidas, y que, aunque disguste a nuestro contradictor, no lo están habitualmente más que en el lenguaje positivista; y, para colmo de desgracia, el Sr. Bord, sin duda por inadvertencia, ha empleado un lenguaje claramente materialista hablando, en la frase precedente, de Superiores Incógnitos que “existen en nuestro cerebro”, ¡en el cual no hay sin embargo nada más que células nerviosas y movimientos moleculares! Volviendo a los hechos, Bord tiene obviamente alguna dificultad en concebir que el conde de Saint-Germain haya podido ser “varios personajes sucesivos”… e incluso simultáneos; ciertamente, eso trastoca un poco la economía de su “biografía”, de la cual ignorábamos por lo demás su existencia. Incluso creíamos que el sorprendente privilegio de escribir esta “biografía” (¿?) de alguien que no tuvo ni nacimiento ni muerte había sido reservada en exclusiva a Madame Cooper-Oakley, una de las discípulas de esta Madame Blavatsky que algunos consideran precisamente como ¡la “reencarnación” del conde de Saint-Germain mismo! … En fin, hay una satisfacción que lamentamos no poder dar al Sr. Bord, y es la de indicarle “las memorias más auténticas que ha podido omitir” a ese respecto, y ello por dos razones: una es que no tenemos tiempo actualmente para hacer las necesarias investigaciones, y la otra que, no teniendo a mano su Histoire de la Franc-Maçonnerie en France, no sabemos cuáles son los documentos de los que ha hecho uso. Queremos incluso admitir que los ha conocido todos; ello no quiere decir que los haya interpretado exactamente, como tampoco el hecho, por parte de los contemporáneos, de habernos transmitido el relato de algunos acontecimientos prueba que hayan comprendido algo de ellos. Por lo demás, si hemos citado al conde Saint-Germain era únicamente, también esta vez, a título de ejemplo3; también habríamos podido hablar del misterioso Althotas de Cagliostro, o del no menos misterioso Valmont al cual hemos hecho alusión en otra parte4, o también de Gualdo, el alquimista de Venecia. Habríamos podido también, remontándonos a época más lejana, recordar el nombre puramente simbólico de Christian Rosenkreuz, que, si es seguramente legendario en tanto que “personaje”, lo es quizás mucho menos si se lo considera desde otro punto de vista… Solo hay dificultad para escoger; los ejemplos importan poco, y, una vez más, los nombres no prueban nada, y si se trata de “nombres profanos”, incluso no significan nada; podríamos dar a ese respecto unas precisiones bien curiosas, pero hay que saber limitarse.

2 Cuando hablamos del “carácter simbólico” de algunas individualidades, eso quiere decir que tales

individualidades, en tanto que tales, no son más que símbolos, y eso mismo es una realidad; decir que algo es un símbolo, es constatar un hecho, y no es dar una “explicación simbólica”, que consistiría al contrario en no dejar entrever la realidad más que a través del símbolo. 3 Sin embargo, entiéndase bien que, si hemos hablado, de la posibilidad de un papel desempeñado,

aún en nuestros días, por la misma entidad “compleja”, es porque teníamos razones particulares para hacerlo. 4 “La Estricta Observancia y los Superiores Incógnitos”, en La France Antimaçonnique, Año 27, n° 47,

p. 562.

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Todas esas cuestiones no son del dominio de las ciencias llamadas “positivas”, y no se tratan ya “en la Sorbona”, ni en el Collège de France, como tampoco se enseñan ya allí, por lo demás, le teología, la filosofía escolástica, etc., que el Sr. Bord dudaría ciertamente en calificar de “sueños”. Ello prueba solamente que esos establecimientos sólo están adaptados a cierta mentalidad, la más generalmente extendida en el Occidente moderno, y por tanto hay que hacer remontar el origen al pretendido “Renacimiento”, que no fue en realidad más que una muerte para muchas cosas; de eso también, Bord, que se ha especializado en el estudio del período revolucionario, tiene el derecho a no saber nada. En cuanto a “apelar al simple buen sentido”, que frecuentemente no es llamado así más que por antífrasis, y que hablando propiamente, no es más que el “sentido común”, ¡qué de cosas sobre las cuales ese sedicente “buen sentido” nada puede decir, porque sobrepasan enteramente su competencia restringida, y que no por ello dejan de existir! Habríamos querido saber cuáles han sido, en la Masonería del siglo XVIII, “los adeptos teniendo la misma mentalidad” que nosotros; quizás hubiera sido bueno precisar… En todo caso, sin duda que no se encuentran entre los que buscaban las “manifestaciones del más allá”. Como dice otro de nuestros contradictores, pues no damos a las fantasmagorías más que interés muy escaso; además, hemos ya dicho nuestro pensamiento al respecto. Añadiremos solamente, para evitar en el porvenir toda interpretación de fantasía, que no tenemos nada de un “soñador”, y que incluso, si hay una facultad de la que estamos bastante desprovisto, es justamente la “imaginación”… Por otro lado, nos preguntamos por qué el Sr. Bord continúa hablando de “existencia astral”, después de que hemos explicado largamente las razones por las cuales esta expresión ocultista no podría tener para nosotros ningún sentido; ése fu incluso el punto de partida de toda la polémica. Otra cosa todavía: Bord de lamenta de haber sido “atacado” por antimasones profesando precisamente las mismas doctrinas” que nosotros; hay, ciertamente, con quienes tenemos muchos puntos en común, pero tenemos buenas razones para creer que hay ni uno solo que “piensa exactamente como nosotros” sobre todas las cuestiones, o al menos que las considera totalmente como nosotros, y ello simplemente porque no hay ninguno cuyos estudios hayan impulsado a dirigir sus investigaciones del mismo lado. Comoquiera que sea, no nos hacemos de ningún modo “partidario de doctrinas imprecisas”; si a veces puede haber alguna “imprecisión” en nuestras exposiciones, se debe a nosotros, y no a las doctrinas, que, contrariamente a lo que piensa nuestro “adversario”, no valen más que por sí mismas, independientemente de toda consideración de personas, y no “por la autoridad de aquel que las proclama”. Un autor sólo vale por sus obras; si fuera de otra manera, ningún hombre habría podido jamás adquirir la menor “autoridad” en lo que fuere, pues es bien evidente que aquellos que se han hecho los más célebres seguidamente, han comenzado todos por ser perfectamente desconocidos; ¿cómo pues sus primeras obras habrían podido tener el valor que ha justamente conducido a esos autores a la celebridad?… Pero pasemos de eso; nos basta haber señalado ese “círculo vicioso” a la sagacidad de nuestro contradictor. Si “la Esfinge” quiere mantenerse como “la Esfinge”, es porque estima que su personalidad, tanto como la de sus “adversarios”, no podría tener la suficiente importancia para ponerse por delante, sobre todo en cuestiones que deben permanecer esencialmente impersonales; el papel de “jefe de escuela” nada tiene que nos seduzca, ya lo hemos dicho. Se puede ser “el más humilde servidor de lo que se cree ser la verdad” sin sentir por ello la necesidad de nombrarse y de hacerse conocer, y sin hacer alarde de “opiniones políticas”5 que uno puede muy bien dispensarse de tener (y que entonces no tiene que “ocultar”, puesto que no existen), porque ellas nada tienen en común con “los derechos de la verdad”.

5 Nos guardamos bien de añadir: “y religiosas”; hay ahí dos dominios que siempre deberían

permanecer clara y profundamente separados, como lo son por otra parte por su naturaleza misma; asimilar, incluso indirectamente, la religión a una cosa tan contingente e ilusoria como la política, nos hace casi el efecto de una especie de sacrilegios.

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Finalmente, desde otro punto de vista, si no podemos decirlo todo, no es quizá tanto porque “nos inquietemos por las consecuencias inmediatas que puede tener la divulgación” de tal o cual cosa (aunque esa “divulgación” pudiera ser inoportuna), como por diversas razones de orden muy distinto. Por una parte, en efecto, no disponemos de una espacio ilimitado, y hay muchas consideraciones que estamos obligados a descartar porque no entrarían en el cuadro que debemos imponernos; un artículo, o incluso una serie de artículos, no puede equivaler a un tratado completo sobre un tema dado. Además, debemos confesar que hay muchas cosas que no hemos encontrado el medio de expresarlas de una manera clara y precisa, sobre todo en un lenguaje tan poco “metafísico” como el francés; eso puede parecer totalmente sorprendente a nuestros contradictores, pero sin embargo es así. En cuanto a la manera de terminar su respuesta el Sr. Bord, hay una reflexión que le someteremos muy cortésmente, rogándole que no se ofenda para nada, y simplemente para mostrarle qué peligro puede haber en hablar de cosas que se conocen demasiado imperfectamente. Atribuyéndonos una intención mucho más “descortés” de lo que en realidad había sido, ha querido hacer una comparación que él creía no menos “descortés”. “En una caravana no hay sólo caballeros”; así es, hay también camellos, para llamarlos por su nombre. Solamente que, lo que importaba en el asunto, no era la opinión que el Sr. Bord pueda tener sobre los perros y los camellos; era la de los Árabes, evidentemente, puesto que se trataba de proverbios árabes. Ahora, por desgracia ocurre que los Árabes tienen una profunda veneración por el camello6, mientras que consideran al perro como un animal impuro… Eso es bastante fastidioso; pero, entiéndase bien, no hemos tenido ese pensamiento haciendo nuestra cita, y sólo la “comparación” del Sr. Bord nos la ha sugerido. Esta pequeña digresión comporta una moraleja: ¡y es que jamás se es demasiado prudente en materia de citas, sobre todo cuando se toman de los Orientales! Ahora ¿cuál será el resultado de nuestra polémica? Será, naturalmente, el de todas las polémicas, es decir, que cada uno de los adversarios permanecerá en sus posiciones. Es cosa de nuestros lectores el juzgar si el Sr. Bord ha, como él lo cree, “resumido muy fielmente nuestras opiniones”; hemos dicho lo que teníamos que decir, y, puesto que eso nos ha proporcionado la ocasión de precisar ciertos puntos “enigmáticos”, ése es un resultado con el que nos contentaremos muy de buena gana. “¿Perseguimos solamente la misma finalidad?” se pregunta nuestro contradictor, (no sin inquietud)”; y él responde: “A veces lo dudo…” Pero nosotros, “con toda sinceridad”, y sin poner en causa su “buena fe”, hacemos más que dudar de ello, pero no es totalmente en el sentido en que él lo entiende, ni por las mismas razones que él. Él es bien libre, ciertamente de “considerar nuestros artículos como réplicas sin alcance y no como respuestas concluyentes”, pero también somos libres, por nuestro lado, de considerar los suyos exactamente igual cuando él mismo se declara “inhábil para concebir” ciertas cosas, haríamos mal en insistir para hacerle comprender; que no nos quiera más de lo que nosotros lo queremos, eso es todo lo que le pediremos, y ahí detendremos esta última respuesta.

6 Señalaremos a este propósito un hecho bastante curioso y poco conocido de la reciente historia de

las sociedades secretas musulmanas: la fatwa (decreto) de excomunión que fue lanzado, hace algunos años, contra los Sennusis, no fue motivado más que por una acusación: la de haber dejado morir de inanición, en el desierto, a un respetable número de camellos.

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REFLEXIONES SOBRE EL “PODER OCULTO”*

Se ha podido leer aquí, la pasada semana, el notable artículo de Copin-Albanceli titulado "Los Ojos que se abren": se ve ahí que nuestro colega no teme, a propósito del socialismo, considerar claramente una acción de los Superiores Incógnitos "de los cuales la Francmasonería no es más que el instrumento", o incluso un instrumento entre muchos otros, y "a las sugestiones de los cuales obedecen los Francmasones", inconscientemente en su mayor parte. Ésta es una nueva ocasión para nosotros de volver sobre ciertos puntos de esa cuestión, tan compleja y tan controvertida, del "Poder Oculto", sobre la cual no se ha dicho la última palabra y quizás no lo será durante mucho tiempo aún, lo que no es una razón para desesperar de ver la luz hacerse poco a poco. Primero, es necesario decir que hay "poderes ocultos" de diferentes órdenes, ejerciendo su acción en dominios muy distintos, por medios apropiados a sus fines respectivos, y de los cuales cada uno puede tener sus Superiores Incógnitos. Así, un "poder oculto" de orden político o financiero no podría ser confundido con un "poder oculto" de orden puramente iniciático, y es fácil comprender que los jefes de este último no se interesarán en las cuestiones políticas y sociales en tanto que tales; podrán incluso no tener más que una mediocre consideración para los que se dedican a ese género de trabajos. Para citar un ejemplo, en el mundo musulmán, la secta de los Senusis, actualmente al menos, apenas persigue más que un fin casi exclusivamente político; ella es, en razón mismo de eso, generalmente despreciada por las otras organizaciones secretas, para las cuales el panislamismo no podría ser más una afirmación puramente doctrinal, y que no pueden admitir que se acomode el Djefr a las intenciones ambiciosas de Alemania o de alguna otra potencia europea. Si se quiere otro ejemplo, en China, es muy evidente que las asociaciones revolucionarias que sostuvieron al H.·. Sun Yat Sen1, concertadas con la Masonería y el Protestantismo anglosajón, no podían tener relaciones de ningún tipo con las verdaderas sociedades iniciáticas, cuyo carácter, en todo el Oriente, es esencialmente tradicionalista, y eso, cosa extraña, tanto más cuanto que están más exentas de todo ritualismo exterior. Aquí, pensamos que es bueno abrir un paréntesis por lo que concierne a esas sociedades iniciáticas extremo-orientales: ellas jamás se pondrán en relación, no solamente con grupos políticos, sino con ninguna organización de origen occidental. Eso corta de raíz, en particular, con ciertas pretensiones ocultistas, que sería totalmente erróneo tomar en serio en los medios antimasónicos; he aquí, en efecto, lo que una pluma autorizada ha escrito a este respecto: "Como tampoco antaño -menos todavía que antaño- no hay fraternidad posible entre colectividades amarillas y colectividades blancas. No puede haber más que afiliaciones individuales blancas a colectividades amarillas... Pero no hay terreno de entendimiento práctico entre las sociedades colectivas de esas dos razas; y si, por imposible que sea, por medio de una organización cuyos medios se nos escapan, ese terreno de entendimiento práctico llegara a existir, las colectividades amarillas rechazarían descender a eso. Por ello es imposible dar fe a una información ya antigua -y de la que ciertamente no habríamos hablado, si su repetición en el volumen L´Invasion Jaune (La Invasión Amarilla), por el Sr. comandante Driant, no hubiera llamado la atención sobre ella- información según la cual una sociedad secreta amarilla y un grupo ocultista europeo habrían unido fraternalmente sus fines y sus símbolos. Nos alegra mucho saber, dice

* Publicado originalmente en La France Antimaçonnique, París, 11 y 18 de junio de 1914 (firmado Le Sphinx). 1 Véase en La France Antimaçonnique, "Sun Yat Sen contra Yuan Shi Kai" (año 27, nº 37, pp. 440-

441) y "El Protestantismo y la Revolución" (año 28, nº 1, pp. 11-12).

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L´Initiation de marzo de 1897 (y el comandante Drian lo repite en La Invasión Amarilla, p. 486), en el Supremo Consejo, la creación en San Francisco de la primera Logia martinista china, sobre la cual fundamos grandes esperanzas, para el entendimiento de nuestra Orden con la Sociedad de Hung. Y el comandante Drian añade: "La Sociedad de Hung es la sociedad-madre de los Boxers chinos. Esas relaciones de sectas parecerán inverosímiles a numerosos lectores, que no ven el progreso de las sociedades ocultas apuntando al internacionalismo. Ellas son rigurosamente verdaderas". Tales afirmaciones son rigurosamente una fábula. "Yo no sé si los chinos ni qué género de chinos se han introducido en la Logia martinista de San Francisco, ni incluso si ha habido una Logia martinista en San Francisco. Lo que yo sé y afirmo, es que jamás la Sociedad de Hung -puesto que Sociedad de Hung hay, y que parece considerarse una sociedad entre otras, y el nombre especial y temporal de una secta de esta sociedad- se ha afiliado al Martinismo; y es que jamás la Sociedad de Hung, ni cualquier otra sociedad secreta china, ha mantenido la menor relación, incluso epistolar, con el Martinismo, ni con cualquier otra sociedad secreta occidental. Para actuar así, los chinos conocen demasiado bien el temperamento de los blancos, y cuán poco secretas son sus sociedades ocultas2". No se podría decir otro tanto de las organizaciones iniciáticas hindúes y musulmanas, que, de manera general, son casi tan cerradas como las de Extremo-Oriente, y tan desconocidas como éstas por los occidentales. Ahora, entiéndase bien que todo eso no prejuzga nada contra la existencia, para Occidente, de un "Poder central" compatible con las condiciones de una pluralidad de organismos distintos y jerarquizados (no podemos ya decir aquí "superpuestos" como en las esferas inferiores). Si se admite esta existencia, habrá ciertamente que asignar, en la constitución de ese "Poder central", un papel importante al elemento judaico; y, cuando se sabe lo que sienten con respecto al judío los orientales en general y los musulmanes en particular, está permitido preguntarse si la presencia de tal elemento no contribuye a hacer imposibles las relaciones directas entre las sociedades secretas orientales y occidentales. Hay pues ahí, desde el punto de vista del "poder oculto", unas barreras que la influencia judía no podrá franquear; por lo demás, incluso en Occidente, con seguridad no hay sólo esta influencia a considerar con exclusión de cualquier otra, aunque ella parezca ser de las más poderosas. En cuanto a las comunicaciones indirectas posibles, a pesar de todo, entre el "Poder oculto central de Occidente" y ciertos poderes más o menos análogos que existen en Oriente, todo lo que puede decirse, es que no podrían resultar más que "de una organización cuyos medios se nos escapan". Volviendo a nuestra distinción entre diferentes órdenes de "poderes ocultos", debemos añadir que no suprime la posibilidad de cierta interpenetración entre esos diferentes órdenes, pues nunca hay que establecer categorías demasiado absolutas; decimos interpenetración, porque ese término nos parece más preciso que el de confusión, y porque deja mejor entrever la jerarquización necesaria de los organismos múltiples. Para saber hasta dónde se extiende esta jerarquización, hay que preguntarse si existe todavía, en el Occidente contemporáneo, una potencia verdaderamente iniciática que haya dejado otra cosa que vestigios bastante incompletos; y, sin querer exagerar nada, se está obligado a convenir que no hay apenas, aparentemente, sino el Kabalismo que pueda contar en ese dominio, y también que los judíos lo reservan celosamente para ellos solos, pues el "neo-kabalismo" ocultizante no es sino una fantasía sin gran importancia. Todas las otras corrientes, pues las ha habido3, parecen estar perdidas de vista hacia finales de la Edad Media, si se exceptúan algunos casos aislados; seguidamente, si su influencia ha podido, hasta cierto punto, transmitirse más allá de esta época, no es sino de una manera indirecta y que, en amplia medida, escapa forzosamente a nuestra investigación. Por otra parte, si se consideran las tentativas que se han hecho recientemente en el sentido de una "contra-

2 Matgïoi, La Voie Rationnelle, capítulo X, páginas 336-338.

3 Véase "El Esoterismo de Dante", en La France Antimaçonnique, año 28, nº 10, páginas 100-113.

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Kabalá" (y que se basaban principalmente sobre el Druidismo), no se puede decir que hayan desembocado en una realización cualquiera, y su fracaso es una prueba más de la fuerza incontestable que posee el elemento judío en el seno del "poder oculto" occidental. Planteado esto, es muy cierto que el Kabalismo, como todo lo que es de orden propiamente iniciático y occidental, es, en sí mismo, perfectamente indiferente a toda acción política; en el terreno social, sus principios no pueden ejercer más que una influencia puramente refleja. El socialismo, que ciertamente, nada tiene de iniciático, no puede proceder más que de un "poder oculto" simplemente político, o político-financiero; es verosímil que ese poder sea judío, al menos parcialmente, pero sería abusivo calificarlo de "kabalista". Los hay que no saben guardarse suficientemente de toda exageración a este respecto, y por ello hemos creído bueno precisar en qué condiciones es posible considerar a Jaurès, por ejemplo, como "el servidor de los Superiores Incógnitos", o más bien de algunos Superiores Incógnitos. Ahora, que Jaurès "sea apenas Francmasón", no es una objeción seria contra esta manera de considerar su papel, como lo hace muy justamente observar M. Copin-Albanceli. Ignoramos incluso, debemos confesarlo, si Jaurès ha recibido jamás la iniciación masónica; en todo caso, no es ciertamente un Masón activo, pero eso no viene al caso, y puede incluso muy bien no formar parte de ninguna "sociedad secreta" en el sentido propio del término; es hasta un mejor agente para los Superiores Incógnitos que se sirven de él, porque esta circunstancia contribuye a descartar las sospechas. Lo que decimos de Jaurès, porque nuestro colega lo ha tomado como ejemplo, podríamos decirlo también de otros políticos que están casi en el mismo caso, pero el ejemplo es lo bastante típico para contentarnos. Otro punto a retener, es que los Superiores Incógnitos, de cualquier orden que sean, y cualquiera que sea el dominio en el cual quieren actuar, no buscan nunca crear "movimientos", según una expresión muy de moda hoy; crean solamente "estados de espíritu", lo que es mucho más eficaz, pero quizás un poco menos al alcance de todo el mundo. Es incontestable que la mentalidad de los individuos y de las colectividades puede ser modificada por un conjunto sistematizado de sugestiones apropiadas; en el fondo, la educación misma apenas es otra cosa que eso, y no hay ahí ningún "ocultismo". Por lo demás, no puede dudarse que esta facultad de sugestión pueda ejercerse, en todos los grados y en todos los dominios, por hombres "de carne y hueso", cuando se ve, por ejemplo, una masa entera ilusionada por un simple fakir, que no es sin embargo más que un iniciado del orden más inferior, y cuyos poderes son bastante comparables a los que podía poseer un Gugomos o un Schroepfer4. Ese poder de sugestión no es debido, en suma, más que al desarrollo de ciertas facultades especiales; cuando se aplica solamente al dominio social y se ejerce sobre la "opinión", es asunto sobre todo de psicología: un "estado de espíritu" determinado requiere condiciones favorables para establecerse, y hay que saber, o aprovechar esas condiciones, si ya existen, o provocar uno mismo su realización. El socialismo responde a ciertas condiciones actuales, y eso le da todas sus ocasiones de éxito; que las condiciones vengan a cambiar por una u otra razón, y el socialismo, que no podrá jamás ser más que un simple medio de acción para unos Superiores Incógnitos, deberá rápidamente transformarse en otra cosa de la que no podemos incluso prever el carácter. Es tal vez éste el peligro más grave, sobre todo si los Superiores Incógnitos saben, como es el caso admitir, modificar esta realidad colectiva que se llama "la opinión"; es un trabajo de tal género el efectuado en el curso del siglo XVIII y que condujo a la Revolución, y, cuando estalló ésta, los Superiores Incógnitos no tuvieron ya necesidad de intervenir, pues la acción de sus agentes subalternos era plenamente suficiente. Es necesario, antes que sea demasiado tarde, impedir que semejantes acontecimientos se renueven, y por ello,

4 Ver "La Estricta Observancia y los Superiores Incógnitos", en La France Antimaçonnique, año 27, nº

47, páginas 560-564, y nº 49, páginas 585-588. (Recopilado en Études sur la Franc-Maçonnerie Tome II, París, 1964.

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diremos con Copin-Albancelli, que "es muy importante iluminar a la gente sobre la cuestión masónica y sobre lo que se esconde dentro". La Bastille del 23 de mayo de 1914 ha reproducido una nota de los Cahiers Romains titulada "Los cursos populares de antisectarismo", nota en la cual se formula, como dice nuestro colega, "el plan de estudios de conjunto sin los cuales no habría victoria definitiva contra la Masonería y lo que se esconde dentro de ella". Este plan, por lo demás bastante vasto, es presentado como un simple "bosquejo" para un "curso práctico antisectario"; es decir, que no es definitivo en todas sus partes, pero, tal como está, no deja de presentar un interés capital. Ante todo, los Cahiers Romains dividen la "ciencia antisectaria" en tres partes, que definen de la manera siguiente: "Primera parte.- Nociones técnicas sobre la Secta y sobre las sectas. Su organización. Su acción. Su finalidad. Segunda parte.- La observación metódica aplicada a la información y a la acción antisectarias. Tercera parte.- Cultura y acción antisectaria. Ensayos históricos sobre la secta y sobre las sectas. Examen práctico de los hechos sectarios y antisectarios del día". Esta división tiene el mérito de ser muy clara, y su valor práctico es evidente; ahí está lo esencial, dada la finalidad que se propone. Sin duda, puede ocurrir que algunas cuestiones no entren enteramente y exclusivamente en una u otra de esas tres partes, y que así se está obligado a volver en varias ocasiones sobre esas mismas cuestiones para considerarlas desde diferentes puntos de vista; pero, cualquiera que sea la división adoptada, ése es un inconveniente imposible de evitar, y no habría que exagerar su gravedad. La primera parte se subdivide en dos: "1º La cuestión fundamental: las sectas forman la Secta. (Poder sectario central; Israel y la Secta). 2º Sectas principales: a) Francmasonería; b) Carbonarismo; c) Martinismo; d) Iluminismo; e) Teosofía; f) Ocultismo variado; g) Sectas locales o de raza”. Debemos felicitarnos grandemente por ver aquí planteada, en primer lugar, la verdadera "cuestión fundamental", la del "Poder Oculto", a pesar de aquellos que pretenden resolverla con una negación pura y simple. Para precisar más lo que nos es indicado en ese programa, habría lugar a ocuparse aquí de la pluralidad de los "poderes ocultos", de sus atribuciones respectivas, de su jerarquización y de las condiciones de su coexistencia, cosas todas de las cuales hemos hablado algo anteriormente. En cuanto a las relaciones indeclinables que existen entre "Israel y la Secta", habría que ver si no entrañan, en correlación por otra parte a otras circunstancias étnicas, una limitación de la influencia de ciertos "poderes ocultos", como lo hemos dicho igualmente, y si este hecho no debe conducir a dar a esta expresión general: "la Secta", un significado más restringido del que se podría suponer a priori, y también más preciso por ello mismo. Añadamos que esta restricción no modificará en nada, prácticamente, las conclusiones a las cuales se estará conducido por lo que concierne al Occidente moderno; solamente que esas conclusiones no serían ya enteramente aplicables, incluso para el Occidente, si se remontara más allá del Renacimiento, y aún lo serían menos si se tratara del Oriente, incluso contemporáneo. Dicho esto, por lo referente al estudio de las "sectas principales", nos permitiremos formular algunas observaciones que tienen su importancia; es evidente, en efecto, que este estudio podría subdividirse indefinidamente si se tuviera cuidado de agrupar todas las sectas alrededor de cierto número de entre ellas, cuya elección aunque encerrando forzosamente

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una parte arbitraria, debe ser ante todo, el de los tipos más "representativos". Se puede muy bien, desde ese punto de vista comenzar por el estudio de la Francmasonería, sobre todo porque, de todas esas sectas, es la más generalmente conocida y la más fácilmente observable; sobre este punto, no hay ninguna contestación posible, nos parece solamente que la historia de la Masonería moderna, para ser perfectamente comprendida, debería lógicamente estar precedida por una exposición, tan sucinta y tan clara como es posible, de sus orígenes, remontándose, por una parte, a las diversas corrientes herméticas y rosacrucianas, y, por otra parte, a la antigua Masonería operativa5, y explicando a continuación la fusión de esos diversos elementos. Además, es necesario resaltar que la Masonería moderna, surgida de la Gran Logia de Inglaterra (1717), es esencialmente la "Masonería simbólica" a la cual, después, se han venido a superponer los múltiples sistemas de altos grados; entre éstos, cada uno de los más importantes podría ser objeto de un estudio especial, y entonces habría ocasión para investigar a qué orden de influencias ocultas se vincula su formación. Esta investigación sería facilitada por una clasificación en sistemas herméticos, kabalísticos, filosóficos, etc.; el orden rigurosamente cronológico no puede ser seguido más que en una primera visión de conjunto. Sería bueno mostrar muy particularmente el papel jugado por el Kabalismo en la constitución de un gran número de esos sistemas, sin desdeñar por ello tener en cuenta otras influencias, de las que algunas han podido incluso, en su principio y su inspiración al menos, no pertenecer al mundo occidental. Es decir, que los cuadros de tal estudio deben ser tan amplios como es posible, si no se quiere exponerse a dejar fuera ciertas categorías de hechos, y precisamente de aquellos que, ordinariamente, parecen los más difícilmente explicables. Ahora, entre las organizaciones superpuestas a la Masonería ordinaria, no están sólo los sistemas de altos grados; hay también sectas que no forman parte integrante de la Masonería, bien que reclutándose exclusivamente entre sus miembros. Tales son, por ejemplo, ciertas "Órdenes de Caballería" que todavía existen en nuestros días, especialmente en los países anglosajones; pero, ahí también, habría que distinguir entre las organizaciones de que se trata, según que presenten un carácter iniciático, o político, o simplemente "fraternal". Las sectas de tendencias políticas o sociales merecen un estudio particular; desde ese punto de vista, se pueden tomar como tipos, en el siglo XVIII, el Iluminismo, y, en el XIX, el Carbonarismo. Hasta aquí, hemos tenido que considerar la Masonería y lo que a ella se vincula directamente; pero este estudio no comprende más que las secciones a, b, y d del programa de los Cahiers Romains. En cuanto a la sección c, es decir, al Martinismo, habría que entenderse sobre el sentido de esa palabra, y ya nos hemos explicado a este respecto; recordaremos pues solamente que los "Elegidos Cohen" tienen su lugar marcado entre los sistemas masónicos de altos grados, y, en cuanto a Saint-Martin, lo encontraremos en todo momento. No resta pues más que el Martinismo contemporáneo, que debe lógicamente figurar en el capítulo del Ocultismo (sección f), entre el "neo-kabalismo", y el "neo-gnosticismo". Por contra, reservaríamos de buena gana una sección aparte al Espiritismo con sus numerosas variedades, y también con las sectas más o menos religiosas a las cuales ha dado nacimiento, como el Antoinismo, el Fraternismo, el Sincerismo, etc. Para la Teosofía (sección e), se debería primero distinguir cuidadosamente las dos acepciones de ese término, de las cuales la primera se aplica, de manera general, a un esoterismo más bien místico, contando entre sus principales representantes a hombres de concepciones bastante diversas por otra parte, tales como Jacob Boehme, Swedenborg, Saint-Martin, Eckartshausen, etc. La otra concepción, muy especial y mucho más reciente, es la que designa lo que llamaríamos de buena gana el "Teosofismo", es decir, las doctrinas propias de la "Sociedad Teosófica"; al estudio de esta última se une naturalmente el de los cismas de ella surgidos, como la "Antroposofía" de Rudolf Steiner.

5 Sobre esta Masonería operativa y sobre sus rituales, se han publicado bastante pocos documentos;

hemos dado nosotros en La France Antimaçonnique (año 27, nº 42, páginas 493-495), la traducción completa de la apertura de la Logia de primer grado.

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No queda ya más que la sección g, que contiene elementos bastante diversos, y para la cual propondremos una subdivisión, poniendo aparte, en primer lugar, las sectas que deben su existencia a la influencia del Protestantismo: en este grupo se encontrarán el Orangismo y el Apaismo, citados por los Cahiers Romains, así como un buen número de las sociedades secretas americanas que estudiamos, desde hace ya largo tiempo, en La France Antimaçonnique, y en fin, ciertos "movimientos" religiosos como el Salutismo, el Adventismo, la "Christian Science", etc. En un segundo grupo figurarían las asociaciones que presentan un carácter más propiamente nacional o "de raza", como los Fenianos, los Hibernianos, etc.; se podría añadir el Drudismo, aunque su carácter artificial le asigne un lugar un poco aparte. Un tercer capítulo estaría reservado a las sectas de tendencias esencialmente revolucionarias: habría que mostrar las influencias respectivas del socialismo y del anarquismo en el Internacionalismo, en el Nihilismo, y en algunas organizaciones secretas obreras de Europa y de América. Hecho esto, restaría aún cierta cantidad de sectas diversas, que no entran en ninguna de esas categorías, y escapan incluso a toda clasificación. En todo esto, hemos dejado completo de lado la última parte de la sección g, es decir, las “sectas secretas orientales", porque éstas no pueden remitirse al mismo cuadro que las otras, y porque sería verdaderamente difícil estudiarlas de una manera satisfactoria en un "curso popular", que debe forzosamente quedar casi incomprensible sin una preparación especial. Lo más que se puede hacer, en tales condiciones, es dedicar a esas organizaciones orientales algunas indicaciones muy sumarias, y ello en una sección totalmente aparte, estableciendo por otra parte tres grandes divisiones muy diferentes, según que se considere el mundo musulmán, o el mundo hindú, o el mundo extremo-oriental6. Es cierto que todas esas organizaciones, sin poder entrar en la definición precisa de "la Secta" en el sentido que hemos indicado, presentan sin embargo, con algunos elementos de ésta una suerte de paralelismo y de analogías bastante notables, procedentes sobre todo de los grandes principios generales comunes a toda iniciación; pero su estudio, desde este punto de vista, encontrará mejor su lugar en la segunda parte de la "ciencia antisectaria". Esta segunda parte está subdividida en dos como la primera; aquí, citaremos íntegramente los Cahiers Romains: "1º.- La ‘observación’, está hecha de intuición, de atención, de experiencia. Presupone un espíritu inteligente y atento, una buena memoria, una cultura competente sobre la materia a observar. Se nace buen observador, pero una formación racional vuelve excelente al observador nato, y lo bastante apto a aquel que no ha nacido observador. 2º.- Aplicaciones generales y particulares de esas comprobaciones a nuestra materia. Atención especial a los ‘misterios’ de la Secta y de las sectas, comenzando por su simbolismo (fónico, mímico, gráfico: jerga, gestos, figuras)." Lo que importa resaltar, es primero que "la observación", tal como es aquí comprendida y definida, está lejos de limitarse a la búsqueda de "documentos" en la cual pretenden confinarse muchos antimasones de visión corta; después, que los "misterios" merecen una "atención especial", y, por "misterios", se debe entender evidentemente todo lo que tiene un alcance propiamente iniciático, y cuya expresión normal es el simbolismo en todas su formas. Este estudio puede, según las circunstancias, estar limitado a nociones más o menos extensas, o al contrario, ser impulsado muy lejos; y aquí es el lugar de hacer intervenir lo que podríamos llamar el "simbolismo comparado", es decir, el examen de las analogías que señalábamos un poco antes. En este orden de ideas, hay dos estados de espíritu de los que importa desconfiar muy particularmente: y es, por una parte, el desdén que profesan, por ignorancia la mayor parte de los Masones actuales con respecto a sus propios símbolos,

6 No se trata, entiéndase bien, más que de organizaciones verdaderamente orientales, y no de las

que, en Oriente, son de importación europea o americana.

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vestigios de una iniciación que es para ellos letra muerta, y, por otra parte, la seguridad plena de mala fe con la cual los ocultistas, no menos ignorantes, dan de todas las cosas las explicaciones más de fantasía y a veces las más absurdas; de donde la necesidad de una extrema prudencia cuando se quieren consultar los trabajos corrientes sobre el simbolismo y cuestiones conexas. Ahí más aún que en cualquier otra materia, hay que hacerse convicciones que sean el fruto de un trabajo personal, lo que es sin duda mucho más difícil, pero también mucho más seguro, que aceptar opiniones ya hechas; la comprehensión y la asimilación de esas cosas no se adquieren en un día, y piden ante todo "intuición, atención, y experiencia". En cuanto a la tercera parte de la "ciencia antisectaria", es, también ella, susceptible de recibir tantos desarrollos como se quiera; pero nos limitaremos a reproducir las subdivisiones generales. Si ponemos aparte, por las razones que hemos dicho, los estudios que conciernen a la antigüedad y a la Edad Media (y que se podrían resumir brevemente en una especie de introducción a esta tercera parte), esas subdivisiones, en número de tres, serán las siguientes: "1º.- Ensayos históricos sobre la Secta y sobre las sectas, desde el Renacimiento hasta nuestro tiempo, antes y después de la Revolución, hasta 1870. 2º.- Ensayos prácticos sobre los hechos sectarios y antisectarios contemporáneos (desde 1870). 3º.- Bibliografía antisectaria". Si tal programa se cumpliera en todas sus partes, estamos persuadido que se llegaría a desprender de ahí un conjunto de nociones muy exactas sobre el "Poder Oculto" y las condiciones de su funcionamiento, y ello sin que sea necesario encerrarse en una sistematización demasiado estrecha. Esperando tal realización, deseamos que las reflexiones que preceden contribuyan, modestamente, a aportar a esas cuestiones tan complejas un poco de orden y claridad.

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ANEXO DOCUMENTAL: ARTÍCULOS DE T PALINGÉNIUS (DIRECTOR DE LA GNOSE) PUBLICADOS PREVIAMENTE EN LA GNOSE Y QUE SE REPRODUJERON EN LA FRANCE ANTIMAÇONNIQUE POR INICIATIVA DEL DIRECTOR, A. CLARIN DE LA RIVE:

-LOS ALTOS GRADOS MASÓNICOS: Clarin de la Rive reproduce el artículo de Palingénius aparecido en La Gnose en mayo con ese título* Hemos visto, en un precedente artículo, que comportando la iniciación masónica tres fases sucesivas, no puede en ella haber más que tres grados, que representan esas tres fases; parece resultar de ahí que todos los sistemas de altos grados son completamente inútiles, al menos teóricamente, puesto que los rituales de los tres grados simbólicos describen, en su conjunto, el ciclo completo de la iniciación, Sin embargo, de hecho, siendo simbólica la iniciación masónica, forma unos Masones que no son sino el símbolo de los verdaderos Masones, y ella les traza simplemente el programa de las operaciones que tendrán que efectuar para llegar a la iniciación real. Es a este último fin al que tendían, al menos originariamente, los diversos sistemas de altos grados, que parecen haber sido precisamente instituidos para realizar en la práctica la gran Obra de la cual la Masonería enseñaba la teoría. Con todo, hay que reconocer que bien pocos de esos sistemas alcanzaban realmente el fin que se proponían; en la mayor parte, se encuentran incoherencias, lagunas, redundancias, y algunos rituales son de muy débil valor iniciático, sobre todo cuando se los compara con los de los grados simbólicos, Estos defectos son, por otra parte, tanto más sensibles cuanto que el sistema comprende un mayor número de grados; y, si es ya así en el Escocismo de 25 y 33 grados, ¿qué será en los Ritos de 90, 97, o incluso 120 grados? Esta multiplicidad de grados es tanto más inútil cuanto que se está obligado a conferirlos por series. En el siglo XVIII, cada uno quiso inventar un sistema para él, siempre injertado, entiéndase bien, sobre la Masonería simbólica, de la cual no se hacía más que desarrollar los principios fundamentales, interpretados demasiado frecuentemente en el sentido de las concepciones personales del autor, como se ve en casi todos los Ritos herméticos, Kabalísticos y filosóficos, y en las Ordenes de Caballería y de Iluminismo. De ahí nació, en efecto, esta prodigiosa diversidad de Ritos, de los que muchos no existieron jamás más que sobre el papel, y de los cuales es casi imposible desembrollar la historia; todos los que han intentado poner un poco de orden en ese caos han debido renunciar a ello, a menos que, por una razón cualquiera, hayan preferido dar de los orígenes de los altos grados explicaciones más o menos fantásticas, a veces incluso totalmente fabuladas. No señalaremos, a tal respecto, todas las aserciones sedicentemente históricas que hemos encontrado en diversos autores, pero, en todo caso, lo que es cierto, es que, contrariamente a lo que se ha pretendido frecuentemente, el caballero Ramsay no fue el inventor de los altos grados, y que, si es responsable de ellos, no es más que indirectamente, porque los que concibieron el sistema del Escocismo se inspiraron en un discurso que él había pronunciado en 1737, y en el cual relacionaba a la vez la Masonería a los Misterios de la Antigüedad y, más inmediatamente, a las Órdenes religiosas y militares de la Edad Media. Pero Ramsay es tan poco autor de los rituales de los grados escoceses como Elías Ashmole lo es de los grados simbólicos, como lo querría una opinión bastante generalmente admitida, reproducida por Ragon entre otros historiadores. "Elías Ashmole, sabio anticuario, adepto del hermetismo y de los conocimientos secretos entonces en boga,

* [En La France Chrétienne Antimaçonnique, 7 de julio de 1910.]

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fue recibido como Masón el 16 de octubre de 1646, en Warrington, pequeña ciudad del condado de Lancaster. No reapareció en Logia más que pasados 35 años, el 11 de marzo de 1682, por segunda y última vez en su vida, como lo testimonia su diario, que nunca cesó de llevar día tras día con escrupulosa minuciosidad”1. Por otra parte, pensamos nosotros que los rituales iniciáticos no pueden ser considerados como la obra de una o de varias individualidades determinadas, sino que son constituidos progresivamente, por un proceso que nos es imposible precisar, que escapa a toda definición. Por el contrario, los rituales de aquellos de entre los altos grados que son casi insignificantes presentan todos los caracteres de una composición ficticia, artificial, creada en todas sus piezas por la mentalidad de un individuo. En suma, sin detenernos en consideraciones sin mucho interés, basta considerar todos los sistemas, en su conjunto, como las diversas manifestaciones de la tendencia realizadora de hombres que no se contentaban con la pura teoría, sino que queriendo pasar a la práctica, olvidaban demasiado frecuentemente que la iniciación real debe ser necesariamente en gran parte personal. Hemos simplemente querido decir aquí lo que pensamos de la institución de los altos grados y de su razón de ser, nosotros los consideramos como teniendo una utilidad práctica incontestable, pero a condición, desgraciadamente muy pocas veces realizada, sobre todo hoy en día, que cumplan verdaderamente el fin para el que han sido creados. Para eso, haría falta que los Talleres de los altos grados fuesen reservados a los estudios filosóficos y metafísicos, demasiado descuidados en las Logias simbólicas; jamás se debería olvidar el carácter iniciático de la Masonería, que no es ni puede serlo, quienquiera que lo haya dicho, ni un club político ni una asociación de socorros mutuos. Sin duda, no se puede comunicar lo que es inexpresable por esencia, y por ello los verdaderos arcanos se defienden por sí mismos contra toda indiscreción, pero se puede al menos dar las claves que permitirán a cada uno obtener la iniciación real por sus propios esfuerzos y su meditación personal, y se puede también, según la tradición y la práctica constantes de los Templos y de los Colegios iniciáticos de todos los tiempos y de todos los países, emplazar a aquel que aspira a la iniciación en las condiciones más favorables de realización, y proporcionarle la ayuda sin la cual sería casi imposible completar esta realización. No nos extenderemos más tiempo sobre este asunto, pensando haber dicho lo suficiente para hacer entrever lo que podrían ser los altos grados masónicos, si en lugar de querer suprimirlos pura y simplemente, se hiciera de ellos unos centros iniciáticos verdaderos, encargados de transmitir la ciencia esotérica y de conservar el depósito sagrado de la Tradición ortodoxa, una y universal.

1 Oswald Wirth, Le Livre de l´Apprenti, página 30 de la segunda edición.

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OBSERVACIONES SOBRE LA PRODUCCIÓN DE LOS NÚMEROS. Clarin de la Rive reproduce este artículo aparecido en La Gnose, en junio de 1910* "Al principio, antes del origen de todas las cosas, era la Unidad", dicen las teogonías más elevadas de Occidente, aquellas que se esfuerzan en llegar al Ser más allá de su manifestación ternaria, y que no se detienen nunca en la apariencia universal del Binario. Sin embargo, las teogonías de Oriente y de Extremo Oriente dicen: "Antes del principio, incluso antes de la Unidad primordial, era el Cero", ya que saben que más allá del Ser está el No Ser, que más allá de lo manifestado está lo no-manifestado que es el principio, y que el No-Ser no es en modo alguno la Nada, sino que es, al contrario, la Posibilidad infinita, idéntica al Todo universal, al mismo tiempo que la Perfección absoluta y la Verdad integral. Según la Kabalá, el Absoluto, para manifestarse, se concentró en un punto infinitamente luminoso, dejando las tinieblas a su alrededor; esta luz en las tinieblas, este punto en la extensión metafísica sin límites, esta nada que lo es todo en un todo que no es nada, si se puede expresar así, es el Ser en el seno del No-Ser, la Perfección activa en la Perfección pasiva. El punto luminoso, es la Unidad, afirmación del Cero metafísico que se representa mediante la extensión ilimitada, imagen de la Posibilidad universal infinita. La Unidad, desde que se afirma, para convertirse en el centro de donde emanarán como múltiples rayos las manifestaciones indefinidas del Ser, está unida al Cero que la contenía en principio, en estado de no-manifestación; aquí aparece ya el Denario en potencia, que será el número perfecto, el desarrollo completo de la Unidad primordial. La Posibilidad total es al mismo tiempo la Pasividad universal, ya que contiene todas las posibilidades particulares, algunas de las cuales se manifestarán, pasarán de la potencia al acto, bajo la acción del Ser-Unidad. Cada manifestación es un rayo de la circunferencia que representa la manifestación total; y esta circunferencia, cuyos puntos son indefinidos en número, es todavía el Cero en relación a su centro que es la Unidad. Pero la circunferencia no estaba en absoluto trazada en el Abismo del No-Ser, y marca solamente el límite de la manifestación, del ámbito del Ser en el seno del No-Ser; es pues el Cero realizado, y, por el conjunto de su manifestación según esta circunferencia indefinida, la Unidad alcanza su desarrollo en el Denario. Por otra parte, desde la afirmación de la Unidad, incluso antes incluso de toda manifestación, si esta Unidad se opusiera al Cero que en principio la contiene, se vería aparecer el Binario en el seno del Absoluto mismo, en la primera diferenciación que conduce a la distinción del No-Ser y del Ser; pero hemos visto en nuestro estudio sobre el Demiurgo lo que es esta distinción. Hemos indicado entonces que el Ser, o la perfección activa, Khien, no es nada realmente distinto del No-Ser, o de la Perfección pasiva, Khouen, y que esta distinción, punto de partida de toda manifestación, sólo existe en la medida en que nosotros mismos la creamos, porque no podemos concebir el No-Ser más que a través del Ser, lo no-manifestado más que a través de lo manifestado; luego la diferenciación del Absoluto en Ser y No-Ser no expresa sino el modo en que nosotros nos representamos las cosas, y nada más. Además, si se consideran las cosas bajo este aspecto, se puede decir que el Absoluto es el principio común del Ser y del No-Ser, de lo manifestado y de lo no-manifestado, aunque en realidad se confunde con el No-Ser, ya que éste es el principio del Ser, siendo a su vez él mismo el principio primero de toda manifestación. Luego, si se quisiera considerar aquí el Binario, se llegaría inmediatamente a la presencia del Ternario; pero, para que hubiera verdaderamente un Ternario, es decir, ya una manifestación, haría falta que el Absoluto fuese la Unidad primordial, y hemos visto que la Unidad representa únicamente al Ser,

* La France Chrétienne Antimaçonnique, 28 de julio y 29 de septiembre de 1910. Recopilado en René Guénon, Mélanges, París, 1976.

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afirmación del Absoluto. Es este Ser-Unidad el que se manifestará en la multiplicidad indefinida de los números, el que los contiene a todos en sí, como potencia de ser, y que los emanará como otros tantos submúltiplos de sí mismo; y todos los números están comprendidos en el Denario, que se realiza mediante el recorrido del ciclo de la manifestación total del Ser, y cuya producción consideraremos a partir de la Unidad primordial. En un estudio precedente, hemos visto que todos los números pueden considerarse como emanados por parejas de la Unidad; estas parejas de números inversos o complementarios, que se pueden enfocar como simbolizando la unión de los Eones en el seno del Pleroma, existen en la Unidad en estado indiferenciado o no manifestado:

1 = 1/ 2 x 2 = 1/ 3 x 3 = 1/ 4 x 4 = 1/ 5 x 5 = . . . = 0 x Cada uno de estos grupos, 1/ n x n, no es en modo alguno distinto de la Unidad, ni distinto de los otros en la Unidad, y no lo será más que en tanto que se consideren separadamente los dos elementos que lo constituyen; es entonces cuando nace la Dualidad, distinguiendo uno de otro ambos principios, en absoluto opuestos como se dice de ordinario equivocadamente, sino complementarios; activo y pasivo, positivo y negativo, masculino y femenino. Pero estos dos principios coexisten en la Unidad, y su indivisible dualidad es ella misma una unidad secundaria, reflejo de la Unidad primordial; así, con la Unidad que los contiene, los dos elementos complementarios constituyen el Ternario, que es la primera manifestación de la Unidad, ya que el dos, nacido del uno, no puede existir sin que el tres sea de inmediato, por esto mismo: 1 + 2 = 3. Y, así como no podemos concebir al No-Ser más que a través del Ser, no podremos concebir al Ser-Unidad más que a través de su manifestación ternaria, consecuencia necesaria e inmediata de la diferenciación o de la polarización que nuestro intelecto crea en la Unidad. Esta manifestación ternaria, bajo cualquier aspecto en que se considere, es siempre una Trinidad indisoluble, es decir, una Tri-Unidad, ya que sus tres términos no son distintos en absoluto, sino que son la misma Unidad concebida como conteniendo en sí misma los dos polos mediante los que se producirá toda manifestación. Esta polarización reaparece enseguida en el Ternario, pues si se consideran los tres términos de éste con existencia independiente, se obtendrá por ello mismo el número senario, implicando un nuevo ternario que es reflejo del primero:

1+ 2 + 3 = 6. Este segundo ternario no tiene ninguna existencia real por sí mismo; es al primero lo que el Demiurgo es al Logos emanador, una imagen tenebrosa e invertida, y veremos en efecto a continuación que el Senario es el número de la creación. Contentémonos, por el momento, con observar que este número lo realizamos nosotros, en tanto que distinguimos los tres términos de la Tri-Unidad entre sí, en lugar de considerar sintéticamente la Unidad principial, independientemente de toda distinción, es decir, de toda manifestación. Si se considera el Ternario como manifestación de la Unidad, es necesario considerar al mismo tiempo la Unidad en tanto que no manifestada, y entonces esta Unidad, junto al Ternario, produce el Cuaternario, que se puede figurar aquí por el centro y los tres vértices de un triángulo. Puede decirse también que el Ternario, simbolizado por un triángulo cuyos tres vértices corresponden a los tres primeros números, supone necesariamente el Cuaternario, cuyo primer término, no expresado, es entonces el Cero, que en efecto no puede ser representado. De este modo se puede, en el Cuaternario, considerar al primer término, sea como el Cero, sea como la Unidad primordial; en el primer caso, el segundo término será la Unidad en tanto que ésta se manifiesta, y los otros dos constituirán su doble manifestación; por el contrario, en el segundo caso, estos dos últimos, los dos elementos

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complementarios de los que hemos hablado anteriormente, deberán preceder lógicamente al cuarto término, que no es otro que su unión, realizando entre ellos el equilibrio en el cual se refleja la Unidad principial. Por último, si se considera el Ternario, en su aspecto más inferior, formado por los dos elementos complementarios y el término que los equilibra, siendo éste la unión de los dos anteriores, participa del uno y del otro, de manera que se le puede considerar como doble, y, aquí aún, el Ternario implica inmediatamente un Cuaternario que es su desarrollo. De cualquier modo que se considere el Cuaternario, se puede decir que él contiene todos los números, pues, si consideramos sus cuatro términos como distintos, se ve que contiene el Denario:

1 + 2 + 3 + 4 = 10. Por ello todas las tradiciones dicen: el uno ha producido el dos, el dos ha producido el tres, el tres ha producido todos los números; la expansión de la Unidad en el Cuaternario realiza inmediatamente su manifestación total, que es el Denario. El Cuaternario es representado geométricamente por el cuadrado, si se lo considera en estado estático, y por la cruz, si se lo considera en estado dinámico; cuando la cruz gira alrededor de su centro, engendra la circunferencia, que, con el centro, representa al Denario. Esto es lo que se llama la circulatura del cuadrante, y es la representación geométrica del hecho aritmético que acabamos de enunciar; inversamente, el problema hermético de la cuadratura del círculo se representará mediante la división del círculo en cuatro partes iguales por medio de dos diámetros rectangulares, y se expresará numéricamente por la ecuación precedente escrita en sentido inverso: 10 = 1 + 2 + 3 + 4. El Denario, considerado como formado por el conjunto de los cuatro primeros números, es lo que Pitágoras llamaba la Tetraktys; el símbolo que la representaba era en su conjunto de forma ternaria, comprendiendo cada uno de sus lados exteriores cuatro elementos, y compuesto de diez elementos en total. Si el Ternario es el número que representa la primera manifestación de la Unidad principial, el Cuaternario figura su expansión total, simbolizada por la cruz cuyos cuatro brazos están formados por dos rectas indefinidas rectangulares; éstas se extienden así definitivamente, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales de la indefinida circunferencia pleromática del Ser, puntos que la Kabalá representa por las cuatro letras del Tetragrama. El Cuaternario es el número del Verbo manifestado, del Adam Qadmon, y se puede decir que él es esencialmente el número de la Emanación, ya que la Emanación es la manifestación del Verbo; de él derivan los otros grados de la manifestación del Ser, en sucesión lógica, mediante el desarrollo de los números que contiene en sí mismo, y cuyo conjunto constituye el Denario. Si se considera la expansión cuaternaria de la Unidad como distinta de esta Unidad misma, ésta produce, por su propia suma, el número cinco; esto es aún lo que simboliza la cruz con su centro y sus cuatro brazos. Por otro lado, ocurrirá lo mismo para cada nuevo número, cuando se le enfoque como distinto de la Unidad, aunque realmente no lo sea en absoluto, ya que no es sino una de sus manifestaciones; este número, añadiéndose a la Unidad primordial, dará origen al número siguiente; habiendo señalado de una vez por todas este modo de producción sucesiva de los números, no tendremos en adelante que insistir más sobre ello. Si el centro de la cruz se considera como el punto de partida de los cuatro brazos, representa la Unidad primordial; si por el contrario se lo considera únicamente como su punto de intersección, no representa más que el equilibrio, reflejo de esta Unidad. Desde este segundo punto de vista, está representado cabalísticamente por la letra Shin, que, situándose en el centro del Tetragrama יהוה cuyas cuatro letras figuran sobre los cuatro

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brazos de la cruz, forma el nombre pentagramático ,יהשוה sobre cuya significación no insistiremos aquí, queriendo solamente señalar este hecho de pasada. Las cinco letras del Pentagrama se emplazan en las cinco puntas de la Estrella Flamígera, figura del Quinario, que simboliza más particularmente el Microcosmos o el hombre individual. La razón es la siguiente: si se considera el cuaternario como la Emanación o la manifestación total del Verbo, cada ser emanado, submúltiplo de esta Emanación, se caracterizará igualmente por el número cuatro; se convertirá en un ser individual en la medida en que se distinga de la Unidad o del centro emanador, y acabamos de ver que esta distinción del cuaternario con la Unidad es precisamente la génesis del Quinario. Hemos dicho, en nuestro estudio sobre el Demiurgo, que la distinción de la que nace la existencia individual es el punto de partida de la Creación; en efecto, ésta existe en la medida en que el conjunto de los seres individuales, caracterizados por el número cinco, se considera como distinto de la Unidad, lo que da nacimiento al número seis. Este número puede, como ya hemos visto anteriormente, considerarse como formado por dos ternarios de los que uno es el reflejo invertido del otro; esto es lo que representan los dos triángulos del Sello de Salomón, símbolo del Macrocosmos o del Mundo creado. Las cosas son distintas de nosotros en la medida en que nosotros las distinguimos; en esta misma medida devienen exteriores a nosotros y al mismo tiempo devienen también distintas entre sí; aparecen entonces como revestidas de formas, y esta Formación, que es la consecuencia inmediata de la Creación, se caracteriza por el número que sigue al Senario, es decir, por el Septenario. No haremos más que indicar la concordancia de lo que precede con el primer capítulo del Génesis: las seis fases de la Creación, y el papel formador de los siete Elohim, representando el conjunto de las fuerzas naturales, y simbolizados por las siete esferas planetarias, que también se podrían hacer corresponder a los siete primeros números, designándose la esfera inferior, que es la de la Luna, como el Mundo de la Formación. El Septenario, tal como acabamos de considerarlo, puede ser representado, ya sea por el triángulo doble con su centro, o por una estrella de siete puntas, alrededor de la cual están inscritos los signos de los siete planetas; es el símbolo de las fuerzas naturales, es decir, del Septenario en el estado dinámico. Si se lo considera en el estado estático, se lo podría ver formado por la unión de un Ternario y de un Cuaternario, y estaría entonces representado por un cuadrado rematado por un triángulo; habría mucho que decir sobre el significado de todas estas formas geométricas, pero estas consideraciones nos llevarían demasiado lejos del tema del presente estudio. La Formación desemboca en lo que puede denominarse la realización material, que marca para nosotros el límite de la manifestación del Ser, y que estará entonces caracterizada por el número ocho. Éste corresponde al Mundo terrestre, comprendido en el interior de las siete esferas planetarias, y que debe ser considerado aquí como simbolizando el conjunto del Mundo material en su totalidad; quede bien entendido además que cada Mundo no es en absoluto un lugar, sino un estado o una modalidad del ser. El número ocho corresponde también a una idea de equilibrio, porque la realización material es, como acabamos de decir, una limitación, de algún modo un punto de parada en la distinción que nosotros creamos en las cosas, distinción cuyo grado mide lo que se designa simbólicamente como la profundidad de la caída; ya hemos dicho que la caída no es sino un modo de expresar esta distinción misma, que crea la existencia individual separándonos de la Unidad principial. El número ocho se representa, en el estado estático, por dos cuadrados, uno inscrito en el otro, de manera que los vértices de uno sean las mitades de los lados del otro. En el estado dinámico, es figurado por dos cruces que tengan el mismo centro, de manera que los brazos de la una sean las bisectrices de los ángulos rectos formados por los brazos de la otra. Si el número ocho se añade a la Unidad, forma el número nueve, que, limitando así para nosotros la manifestación del Ser, ya que corresponde a la realización material diferenciada

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de la Unidad, estará representado por la circunferencia, y designará la Multiplicidad. Hemos dicho, por otra parte, que esta circunferencia, cuyos puntos en número indefinido son todas las manifestaciones formales del Ser (no decimos aquí todas las manifestaciones, sino solamente las manifestaciones formales), puede ser vista como el Cero realizado. En efecto, el número nueve, añadiéndose a la Unidad, forma el número diez, que resulta también de la unión del Cero con la Unidad, y que se representa por la circunferencia y su centro. Por otra parte, el Novenario puede aún ser considerado como un triple Ternario; desde este punto de vista, que es el punto de vista estático, es representado por tres triángulos superpuestos, de manera que cada uno es el reflejo del inmediatamente superior, de donde resulta que el triángulo intermedio está invertido. Esta figura es el símbolo de los tres Mundos y de sus relaciones; por ello el Novenario es considerado a menudo como el número de la jerarquía. Por último, el Denario, correspondiente a la circunferencia y su centro, es la manifestación total del Ser, el desarrollo completo de la Unidad; se lo puede ver entonces como no siendo otra cosa que esta Unidad realizada en la Multiplicidad. A partir de aquí, la serie de números empieza de nuevo para formar un nuevo ciclo: 11 = 10 + 1; 12 = 10 + 2; ... 20 = 10 + 10; y después viene un tercer ciclo, y así indefinidamente. Cada uno de estos ciclos se puede considerar como reproduciendo al primero, pero en otro estadio, o, si se prefiere, en otra modalidad; se los simbolizará entonces por otros tantos círculos situados paralelamente unos a otros, en planos diferentes; pero, como en realidad no hay ninguna discontinuidad entre ellos, es preciso que estos círculos no sean cerrados, de modo que el final de cada uno sea al mismo tiempo el comienzo del siguiente. Entonces no son ya círculos, sino espirales sucesivas de una hélice trazada sobre un cilindro, y estas espirales se encuentran en número indefinido, siendo el propio cilindro indefinido; cada una de estas espirales se proyecta sobre un plano perpendicular al eje del cilindro siguiendo un círculo, pero, en realidad, su punto de partida y su punto de llegada no están en el mismo plano. Tendremos por lo demás que volver sobre este asunto cuando, en otro estudio, consideremos la representación geométrica de la evolución. Ahora nos haría falta considerar otro modo de producción de los números, la producción por la multiplicación, y más particularmente por la multiplicación de un número por sí mismo, dando lugar sucesivamente a las diversas potencias de este número. Pero aquí la representación geométrica nos llevaría a consideraciones sobre las dimensiones del espacio, que es preferible estudiar separadamente; tendremos entonces que considerar en particular las potencias sucesivas del Denario, lo que nos conducirá a enfocar bajo un nuevo aspecto la cuestión de los límites de lo indefinido, y del paso de lo indefinido al Infinito. En las observaciones anteriores, hemos querido simplemente indicar cómo la producción de los números a partir de la Unidad simboliza las diferentes fases de la manifestación del Ser en su sucesión lógica a partir del principio, es decir, del Ser mismo, que es idéntico a la Unidad; e incluso, si se hace intervenir el Cero precediendo a la Unidad primordial, se puede remontar así más allá del Ser, hasta el No-Ser, es decir, hasta el Absoluto.

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LO QUE NOSOTROS NO SOMOS. Reproducción por Clarin de la Rive de la Declaración publicada en enero de 1911 en La Gnose y firmada “La Direction” *

Al comienzo de nuestro segundo año, nos parece necesario, para descartar todo equívoco del espíritu de nuestros lectores, y para cortar de antemano posibles insinuaciones, decir muy claramente, en algunas palabras, lo que nosotros no somos, lo que no queremos y no podemos ser. Ante todo, como ya hemos declarado, (véase año 1º, n° 5, "A nuestros lectores"), nunca nos situamos en el terreno de la ciencia analítica y experimental, que no se propone como finalidad más que el estudio de los fenómenos del mundo material. Tampoco nos colocamos en el terreno de la filosofía occidental moderna, de la cual nos reservamos por otra parte el demostrar algún día toda su inanidad. No ocupándonos en absoluto de las cuestiones de orden moral y social, nuestro dominio no tiene ningún punto de contacto tampoco con el de las religiones exotéricas, con las cuales, por consiguiente, no podemos encontrarnos ni en concurrencia ni en oposición. Por otra parte, no somos ni ocultistas ni místicos, y no queremos tener, ni de cerca ni de lejos, ninguna relación, de la naturaleza que sea, con las múltiples agrupaciones que proceden de la mentalidad especial designada por una u otra de esas denominaciones. Pretendemos pues quedar absolutamente ajenos al movimiento llamado espiritualista, que además no puede en la actualidad ser tomado en serio por ningún hombre razonable; entre la gente que sigue ese movimiento o que lo dirige, no podemos sino lamentarlo por los que estén de buena fe, y despreciar a los otros. Después, otro punto que nos importa tanto como el anterior establecer, es que no somos y no queremos ser innovadores de ningún modo y en ningún nivel. Nada tenemos del carácter de los fundadores de nuevas religiones, pues pensamos que hay ya demasiados en el mundo; firme y fielmente vinculados a la Tradición ortodoxa, una e inmutable como la Verdad misma de la que ella es la más alta expresión, somos los más irreductibles adversarios de toda herejía y de todo modernismo, y reprobamos por completo las tentativas, sean cuales fueren sus autores, que tienen por finalidad sustituir la pura Doctrina por sistemas cualesquiera o concepciones personales. Nos reservamos el derecho de denunciar a la luz pública tales desmanes intelectuales y espirituales, cada vez que lo juzguemos útil por la razón que fuere; pero de nuevo recordamos que jamás emprenderemos ningún tipo de polémica, pues detestamos profundamente la discusión, tanto más cuanto que estamos convencidos de su perfecta inutilidad. De lo que acabamos de decir, resulta que no podemos ser eclécticos; no admitimos más que las formas tradicionales regulares, y, si las admitimos todas del mismo modo, es porque no son en realidad sino vestiduras diversas de una sola y misma Doctrina. Finalmente, enteramente desinteresados de toda acción exterior, no pensamos de ningún modo dirigirnos a la masa, ni hacernos comprender por ella. No nos preocupamos en absoluto de la opinión del vulgo, despreciamos todos los ataques, de cualquier lado que puedan venir, y no reconocemos a nadie el derecho de juzgarnos. Declarado esto de una vez por todas, proseguiremos nuestra obra sin preocuparnos por los ruidos de fuera; como dice un proverbio árabe: “Ladran los perros, la caravana pasa”.

* Publicado en La Gnose, nº 13, enero de 1911, firmado La Direction.

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CINCO CARTAS Y UN FRAGMENTO DE T PALINGÉNIUS

Respuesta al artículo “Disensión entre los Gnósticos”* Al Señor A. C. de la Rive, Director de La France Chrétienne Antimaçonnique. París, el 1 de noviembre de 1910 Señor Director, Veo, en uno de los recientes números de vuestra revista, bajo el título: “Disención entre los Gnósticos”, la reproducción parcial de un artículo aparecido en la revista falansteriana La Rénovation. Como sus lectores podráin ser inducidos a error, por esta cita, sobre algunos puntos de la doctrina gnóstica, os envío una copia de la carta rectificativa que he dirigido a este respecto al Sr. Alhaiza, director de La Rénovation, rogándoos publicarla si pensáis que la cosa sea digna de interés. Quiera recibir, Señor Director, la expresión de mis sentimientos distinguidos Τ Palingénius, Director de La Gnose.

* Carta firmada T Palingénius que apareció en la France Chrétienne Antimaçonnique, el 3 de

noviembre de 1910.

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ENTRE LOS GNÓSTICOS. Reproducción de una carta al Sr. Alhaiza, Director de La Rénovation*. París, 15 de septiembre de 1910. Señor Director, Leo en vuestro número de julio-agosto de 1910, un artículo titulado “Los Gnósticos”, artículo por lo demás muy amable para nosotros, pero en el cual os pediría permiso para señalar, para rectificar y precisar, una frase que podría dar lugar a interpretaciones inexactas y a confusiones lamentables. Esta frase es la siguiente: “Lo que nosotros sabemos, a tenor de la boca del Patriarca, es que Synesius es de los nuestros, tanto por el principio del doble apostolado –Masculino y femenino- como lo preconizaba Saint-Simon con su pareja-sacerdocio, como por la glorificación del trabajo y el abandono del Jehovismo hebreo. Para él, Jehová no es más que un Eón de orden muy inferior”. Importa primero hacer una distinción esencial, y sobre la cual no se podría insistir demasiado: que el Sr. Fabre des Essarts sea de los vuestros en más de un aspecto, eso es muy posible, y es su perfecto derecho como individualidad; pero S. G. Synésius, Patriarca de la Iglesia Gnóstica de Francia, no puede ser otra cosa que gnóstico, ni, por consiguiente, vincularse a una escuela filosófica cualquiera que sea. Por respetables que sean las convicciones personales de cada uno, la Gnosis no puede de ninguna manera ser influida por eso, pues ante la Doctrina, las individualidades no cuentan, incluso debería decir que no existen. –Por otra parte, como falansterianos, os emplazáis en el terreno sociológico, mientras que la Gnosis es puramente metafísica; no puede haber ningún punto de contacto entre esos dos dominios, que, por su naturaleza misma, están profundamente separados. Por otra parte, el autor del artículo parece entender el “doble apostolado masculino y femenino” en un sentido dualista que sería totalmente contrario a la ortodoxia gnóstica. Yo comprendo la pareja-sacerdocio en ritos de carácter especial, y es así como Saint-Simon lo entendió, en efecto; pero no es de eso de lo que se trata del todo. Sin insistir sobre ese punto, diría simplemente que la Iglesia Gnóstica admite a la mujer a las funciones sacerdotales del mismo modo que el hombre, lo que es muy diferente de la concepción de Saint-Simon. En cuanto a la “glorificación del trabajo”, si se quiere hablar del trabajo espiritual, está muy bien; pero se podría creer que se trata del trabajo material, y, en ese caso, sería totalmente antignóstico. En efecto, la Gnosis no venera y no glorifica más que la Idea pura, y no puede conceder la menor importancia a cosas que pertenecen al mundo hílico. Finalmente, habría cosas que decir con relación al “Jehovismo hebreo”; me limitaré a subrayar que, si rechazamos naturalmente el sentido exotérico y vulgar de la Biblia, sentido que los traductores han alterado y falseado hasta la absurdidad, por contra, admitimos la Biblia hebrea verdadera del mismo modo que las Escrituras sagradas de todos los demás pueblos.- Por lo que se refiere a la aserción de que “Jehová es un Eón”, debo declarar que es totalmente de fantasía, y que nada en la tradición gnóstica permite justificarla. Con nuestros agradecimientos anticipados para la publicación de la presente carta en vuestra estimable revista, os ruego recibir, Señor Director, la seguridad de nuestros sentimientos distinguidos. Τ PALINGÉNIUS, Secretario General de la Iglesia Gnóstica de Francia.

* Carta firmada T Palingénius que apareció en la France Chrétienne Antimaçonnique, el 3 de noviembre de 1910.

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TRIBUNA PARA TODOS. Carta al Sr. Alhaiza, Director de La Rénovation*

París, el 15 de noviembre de 1910. Señor Director, Os agradezco haber querido insertar en vuestro número de septiembre-octubre mi carta rectificativa, y voy a recurrir todavía a vuestra cortesía para añadir a eso algunas palabras que, como espero, pondrán fin, esta vez, a discusiones siempre enojosas. No conozco al autor del artículo que ha dado lugar a la rectificación, pero, cualquiera que sea, gnóstico o no, no puede pretender sustituir la doctrina por sus “visiones personales”; y, además, si es gnóstico, no puede más que reconocer las inexactitudes que yo he señalado. No podría pues tratarse de una divergencia cualquiera entre él y yo, tanto más cuanto que yo no he intervenido más que de manera puramente impersonal, como era mi deber hacerlo: ante la Doctrina, los hombres no tienen más que inclinarse. Veis así cuán poco nos interesan las “cuestiones de personas”; así como el Sr. Bricaud y otros hacen lo que quieren fuera de nosotros, ello no nos importa de ningún modo y tampoco nos molesta. El Sr. Bricaud quiere instituir una nueva religión, es su perfecto derecho, y no veo por mi parte en ello ningún inconveniente (aunque, en mi humilde opinión, hay ya demasiadas religiones en el mundo); solamente que no comprendo por qué razón persiste en denominarse Gnóstico, mientras que, por otra parte, él declara a quien quiera oírlo, que no tiene nada en común con la Gnosis. En cuanto a nosotros, no queremos hacer ningún tipo de innovación, pues nos vinculamos a una Tradición que es mucho más antigua que todas las religiones, y que no tiene que plegarse en absoluto a las exigencias de la mentalidad especial de cada siglo y de cada país. Los “progresos de la ciencia moderna” no nos conciernen en nada, pues el mundo material no existe para la Gnosis, y descartamos igualmente toda consideración sentimental, para mantenernos sobre el terreno de la metafísica pura. No queremos de ninguna manera mezclar cosas del mismo dominio, y que no tienen ningún punto de contacto; eso sería uno de los más graves errores que las religiones hayan cometido. Desinteresados de toda acción social, no pretendemos hacer la Gnosis “accesible a todos”, pensamos que la Verdad no puede ser puesta al alcance de la masa sin sufrir alguna deformación, y consideraríamos como un sacrilegio rebajar la Doctrina al nivel de las intelectualidades vulgares. Esta simple declaración bastará, pienso, para mostrar lo que nosotros no somos, y para evitar fastidiosas confusiones que habrían podido producirse en el espíritu de vuestros lectores. Quiera recibir, Señor Director, la expresión de mis sentimientos distinguidos. Τ PALINGÉNIUS, Secretario General de la Iglesia Gnóstica de Francia.

* Carta firmada T Palingénius que apareció en la France Chrétienne Antimaçonnique, el 24 de noviembre de 1910.

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TRIBUNA PARA TODOS. Carta al Sr. A. C. de la Rive, Director de La France Antimaçonnique*. París, 23 de abril de 1911. Señor Director, Habéis señalado, en el número 15 de vuestra revista, un artículo publicado en L’Exode por el Sr. H. Devillère, Pastor gnóstico. Permitidme una observación a ese respecto: El Sr. Devillère es libre sin duda de escribir, en su nombre personal, lo que quiera o le plazca; pero, si ha juzgado bueno insertar su prosa en una hoja protestante (incluso redactada por antiguos sacerdotes católicos), habría al menos debido no hacer ahí seguir su firma por el título de pastor gnóstico, pues ni él ni otros han sido jamás encargados de representarnos en ese medio, que no nos interesa para nada. Por otra parte, no sé hasta qué punto la cualidad de pastor gnóstico es compatible con las funciones de secretario general de una pretendida Iglesia de Cristo, que acaban de ser confiadas al Sr. Devillère; ésa es una cuestión que pertenecerá al Santo Sínodo resolver, pero no soy ciertamente el único en pensar que nada es tan profundamente antignóstico como la mentalidad protestante y modernista. En cuanto a los ataques del Sr. Devillère contra el Catolicismo, debo declarar igualmente que hay que dejarle toda la responsabilidad de ello; yo estimo, en efecto, que no tenemos que tomar partido a favor ni contra una religión exterior, cualquiera que sea. Sobre este punto, os rogaría remitiros a la declaración publicada por la Dirección de La Gnose, en la cabecera del n° 1 del año 2º (enero de 1911), con el título: “Lo que nosotros no somos”. Si queréis reproducir esta carta para la edificación de vuestros lectores, os estaría muy agradecido por hacérsela llegar al Sr. Devillère, a fin de que no la ignore, un ejemplar del número de La France Antimaçonnique conteniéndola, pues me gusta actuar abiertamente, y no detesto nada tanto como las maquinaciones más o menos ocultas, …¡por no decir ocultistas! Con mis agradecimientos anticipados, quiera recibir, Señor Director, la seguridad de mis mejores sentimientos. Τ PALINGÉNIUS, Secretario General de la Iglesia Gnóstica de Francia, Director de La Gnose.

* Carta firmada T Palingénius que apareció en la France Antimaçonnique, el 29 de abril de 1911.

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TRIBUNA PARA TODOS. Carta de T Palingénius al Señor Director de La France Antimaçonnique con respecto al Sr. A. Jounet * París, el 26 de agosto de 1911. Señor Director, El desmentido del Sr. Albert Jounet a una carta que habéis publicado anteriormente (carta a la cual por lo demás soy completamente extraño, y de la cual ignoro incluso al autor), prueba simplemente su poca memoria. En efecto, él ha pertenecido a la Iglesia Gnóstica de Francia en la época que S. G. Valentin II (Jules Doinel) era su Patriarca, y ha sido “Obispo elegido” de Montélimar, pero la verdad es que jamás ha sido consagrado. Él ha dimitido en 1894 o 1895; tampoco puedo precisar la fecha sin investigarla, pero sería fácil encontrar las huellas de esta dimisión y del brusco cambio de orientación que la siguió (¿o la precedió?) en L’Étoile, revista de la cual el Sr. Jounet era por entonces director. Dicho esto únicamente para reivindicar la personalidad del Sr. Albert Jounet (o Alber Jhouney), que, en todo caso, en su actual evolución neoespiritualista, no es de los nuestros desde ningún punto de vista, y no tiene absolutamente nada en común con nosotros. Por otra parte, no somos tampoco “neognósticos”, como nos califica el Sr. Jounet, y la mayor parte de nosotros (yo el primero) no tienen más que éste que “enclaustrarse en una capilla particular” ni vincularse a un sistema cualquiera o a una doctrina especial con exclusión de las otras formas tradicionales; nuestra Vía es mucho más amplia aún que la del Cristianismo, incluso “central”, y, en cuanto a aquellos (si los hay) que pretendan atenerse a solo el Gnosticismo greco-alejandrino, no nos interesan de ningún modo. Quiera recibir, Señor Director, la seguridad de mis distinguidos sentimientos. Τ PALINGÉNIUS, Director de La Gnose P.-S. – Encontraréis en el número de agosto de La Gnose, y bajo mi firma, un artículo sobre “Los Neoespiritualistas”, que os aclarará plenamente nuestros sentimientos al respecto.

* Carta firmada T Palingénius que apareció en la France Antimaçonnique, el 31 de agosto de 1911.


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