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Mito CP LASA 2003 DALLAS - Latin American Studies...

Date post: 28-Sep-2018
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1 LATIN AMERICAN STUDIES ASSOCIATION XXIV International Congress Dallas 2003 University of Pittsburgh Pittsburg, Pensilvania, USA Lic. Marcelo L. Valko 1 “La Ciudad Perdida de Bañado del Pantano. Un mito centenario” “La Ciudad Perdida esta acá pero no la vas a encontrar” Introducción: una Ciudad Perdida muy bien ubicada El interés por la "Ciudad Perdida" (en adelante CP) surge durante una campaña de prospección y relevamiento arqueológico dirigida por la Prof. Lic. M Florencia Kusch en Bañado del Pantano al norte de la Provincia de La Rioja (Argentina) en noviembre de 1997. Me llamó la atención que la gente de Aimogasta, donde nos hospedamos, al enterarse de nuestra área de estudio, dio por hecho que estábamos buscando tesoros ocultos y nos previno sobre la inconveniencia de exponernos a su carga de maldición ya que una condena ancestral la protege, siendo especialmente efectiva contra forasteros. La escenografía en la que se encuentra inmersa la CP, el duro desierto que la rodea y que la traslada a una suerte de límite del mundo, me cautivaron. Comprendí que la sucesión de acontecimientos narrados por la leyenda consistía en algo más que ociosas conversaciones y que sería relevante complementar el estudio de un sitio arqueológico buceando en la actualidad mítica emanada del mismo. De esa forma emprendí el estudio del mito de la CP, del cual el presente trabajo, es continuidad de otros anteriores 2 . Así fue como por obra del azar y por la sospechosa resistencia de los habitantes de la zona nos lanzamos a levantar sus mitemas que en un Anexo, presentamos una selección de los más representativos. En nuestros dos estudios preliminares, la casuística se basó fundamentalmente en alumnos de la Escuela Provincial N° 256 de Aimogasta. Elegimos un establecimiento escolar ya que en virtud del escaso tiempo (que debíamos sustraer a la campaña arqueológica), la gran cantidad de alumnos del mencionado establecimiento reúne un conjunto heterogéneo y por tanto, representativo de las familias de la localidad. Nuestra propuesta los movilizó de tal modo, que numerosos niños que tenían parientes en poblaciones cercanas acudieron a ellos para ampliar aspectos de la historia de la CP y relatarla directamente con la voz de sus mayores “que la conocían mejor”. Además, relevamos numerosos ejemplos con informantes que se relacionaron con nosotros a raíz de los trabajos arqueológicos. Campesinos, chóferes, pastores, hoteleros, policías, mucamas, mozos, funcionarios municipales y bibliotecarios, todos sin excepción 1 Investigador del Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires. 2 Valko, Marcelo L.: “Mitología, Anclajes Concretos y Geografía Sagrada”, Jujuy, Actas V Congreso Internacional de Etnohistoria, 1998; Valko, Marcelo L.: “El Mito de la Ciudad Perdida”, Paleoetnografía N° 10, Publicación CAEL-CONICET-UBA”, (en prensa).
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LATIN AMERICAN STUDIES ASSOCIATION XXIV International Congress Dallas 2003 University of Pittsburgh Pittsburg, Pensilvania, USA Lic. Marcelo L. Valko1

“La Ciudad Perdida de Bañado del Pantano. Un mito centenario” “La Ciudad Perdida esta acá pero no la vas a encontrar”

Introducción: una Ciudad Perdida muy bien ubicada

El interés por la "Ciudad Perdida" (en adelante CP) surge durante una campaña de

prospección y relevamiento arqueológico dirigida por la Prof. Lic. M Florencia Kusch en Bañado del Pantano al norte de la Provincia de La Rioja (Argentina) en noviembre de 1997. Me llamó la atención que la gente de Aimogasta, donde nos hospedamos, al enterarse de nuestra área de estudio, dio por hecho que estábamos buscando tesoros ocultos y nos previno sobre la inconveniencia de exponernos a su carga de maldición ya que una condena ancestral la protege, siendo especialmente efectiva contra forasteros. La escenografía en la que se encuentra inmersa la CP, el duro desierto que la rodea y que la traslada a una suerte de límite del mundo, me cautivaron. Comprendí que la sucesión de acontecimientos narrados por la leyenda consistía en algo más que ociosas conversaciones y que sería relevante complementar el estudio de un sitio arqueológico buceando en la actualidad mítica emanada del mismo. De esa forma emprendí el estudio del mito de la CP, del cual el presente trabajo, es continuidad de otros anteriores2.

Así fue como por obra del azar y por la sospechosa resistencia de los habitantes de la zona

nos lanzamos a levantar sus mitemas que en un Anexo, presentamos una selección de los más representativos. En nuestros dos estudios preliminares, la casuística se basó fundamentalmente en alumnos de la Escuela Provincial N° 256 de Aimogasta. Elegimos un establecimiento escolar ya que en virtud del escaso tiempo (que debíamos sustraer a la campaña arqueológica), la gran cantidad de alumnos del mencionado establecimiento reúne un conjunto heterogéneo y por tanto, representativo de las familias de la localidad. Nuestra propuesta los movilizó de tal modo, que numerosos niños que tenían parientes en poblaciones cercanas acudieron a ellos para ampliar aspectos de la historia de la CP y relatarla directamente con la voz de sus mayores “que la conocían mejor”. Además, relevamos numerosos ejemplos con informantes que se relacionaron con nosotros a raíz de los trabajos arqueológicos. Campesinos, chóferes, pastores, hoteleros, policías, mucamas, mozos, funcionarios municipales y bibliotecarios, todos sin excepción 1 Investigador del Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires. 2 Valko, Marcelo L.: “Mitología, Anclajes Concretos y Geografía Sagrada”, Jujuy, Actas V Congreso Internacional de Etnohistoria, 1998; Valko, Marcelo L.: “El Mito de la Ciudad Perdida”, Paleoetnografía N° 10, Publicación CAEL-CONICET-UBA”, (en prensa).

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conocían la historia. Vale la pena consignar, que en uno de los viajes diarios de Aimogasta al yacimiento arqueológico recién el cuarto chofer, consultado aceptó llevarnos. Al caer la tarde cuando regresó a buscarnos y advirtió que solo retornaba mi colega y que yo me quedaría a acampar en el sitio, me aseguró que la CP me absorbería, que no pasaría la noche “porque acá hay fantasmas” e incluso me dio un abrazo de despedida, ya que daba por sentado que no volvería a verme al día siguiente.

La CP está enclavada al norte de la provincia de La Rioja, a 14 km. del caserío de Bañado

del Pantano y a 35 km. de Aimogasta, sobre las ruinas y adyacencias de la fortificación española levantada por Jerónimo Luis de Cabrera en 1633. A principios del siglo pasado, en 1914 el arqueólogo Eric Boman había dado a conocer estos vestigios por primera vez3. El “Fuerte” del que apenas sobreviven en pie un par de inmensas estructuras de adobe, se instaló en un sitio que presentó al menos desde 500 AC4 una ocupación permanente por numerosos grupos culturales que habitaron dicha porción del noroeste (Ciénaga, Saujil, Aguada hasta la ocupación hispánica). En la actualidad nuestro equipo de investigación prospectó once asentamientos precolombinos5 extendidos a lo largo de cinco kilómetros sobre la margen sur del Río Colorado, desde Los Hornillos hasta la confluencia del Río Tucusmayo. A cielo abierto, aun son visibles las plantas de viviendas indígenas, infinidad de restos cerámicos, morteros e incluso las bases de hornos para fundir metales. Antiguamente con mayor humedad, la zona estuvo surcada por ríos y arroyos permanentes y grandes bosques de algarrobo. Hoy en día, el cauce del río Colorado, también conocido como Mayu Puka o Abaucan, permanece seco gran parte de año, acarreando agua apenas entre mayo/agosto, episodio que origina los desbordes que le dieron fama a los asentamientos precolombinos de la zona como “culturas de los barreales”. Las planicies de inundación de los ríos están conformadas por superficies horizontales, donde las crecientes pierden velocidad por la poca pendiente de los terrenos, obligando a las aguas fangosas a extenderse formando lagunas temporariabs sobre suelos desnudos y erosionados. Dada la intensa evaporación, esos bañados se secan rápidamente y los sedimentos muy finos (limos, limos arcillosos y arcillas) forman las típicas grietas de desecación y una nueve blanca de polvo que se eleva con la mínima brisa. En ocasiones, cuando llueve en el norte, suele darse alguna crecida repentina durante el verano. La proximidad del salar de Pipanaco acentúa la pronunciada aridez, su elevadísima temperatura y profunda soledad. La vegetación es xerófila, escasa y achaparrada, donde sobreviven escasos algarrobos proporcionando una mínima y disputada sombra. Su fauna esta compuesta por zorros, inoportunas serpientes de cascabel, jotes, perdices, algún puma y hasta principios de siglo pasado eran muy comunes los guanacos. Existen infinidad de insectos, entre los que se destacan jejenes, moscardones, avispas, innumerables clases de hormigas, arañas y molestos alacranes que poco faltó para que se adueñen de nuestra carpa, que por tal motivo solo armábamos al caer la tarde.

A simple vista, nuestro caso pasaría por otra Ciudad Fantasma más, pero a poco de

indagar en los mitemas advertimos su distinción. La historia transita a plena luz en el lenguaje

3 Boman, Eric: “El Fuerte del Pantano”, Buenos Aires, La Nación, 9 de julio de 1914. 4 González, A. R. y Sempe, M. C. “Prospección arqueológica en el valle de Abaucan”. Revista del Instituto de Antropología, UNT, 3º serie, V 2, Tucumán, 1975, establecen un primer fechado para la zona de 460 AC. 5 Kusch, M. Florencia: “Investigaciones arqueológicas en la Localidad de Bañados del Pantano” -La Rioja-Actas y Memorias del XI Congreso Nacional de Arqueología Argentina Revista del Museo de Historia Natural , XXV, N 34, 1996.

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común y a la vez es una sabiduría heredada y secreta que no se brinda fácilmente a los extraños. A diferencia de la escurridiza ubicación de Eldorado, Paitity, Ciudad de los Cesares que sacó de quicio a los conquistadores al estar situado en todas partes y en ninguna, el caso que nos ocupa gira en torno a un sitio geográfico definido, nítido y delimitado por ejes temporoespaciales, acerca del cual, los informantes mantienen una unidad discursiva y estructural sumamente homogénea. En una amplia región que podemos establecer entre las capitales de La Rioja y Catamarca con Aimogasta como epicentro se conoce su leyenda, paradero y ubicación exacta.6

Estructura del mito de la Ciudad Perdida

Internarnos en esta leyenda nos deparó constantes sorpresas. Desde niños a antiguos lugareños, las personas con quienes tratamos la tenían fervorosamente presente. A lo sumo, algunos se disculpaban argumentando que conocían parcialmente el mito, o que tal o cual “la sabía mejor”, pero de todos modos la relataban con gusto. En las distintas narraciones obtenidas, y pese a las variaciones observadas en algunos de sus mitemas la leyenda de la CP mantiene una estructura que se reitera en forma constante y una organización de los enunciados que le otorgan homogeneidad al relato. A poco de indagar en los mismos advertimos cómo los ejemplos mantienen nexos cohesivos que unifican las secuencias discursivas y como cada uno de ellos va iluminando aspectos oscuros otorgando sentido y traduciendo un lenguaje ancestral. Nos habíamos topado con un mito que logra plasmar su propia ilusión de realidad incluso fuera de las categorías del lenguaje. Esta creencia, agazapada en el límite de lo temporoespacial asombra tanto por su compleja sencillez, como por su actividad y vigencia. Su espacio está custodiado por un desierto implacable. La Ciudad está Perdida pero todos los informantes conocen su paradero. Su soledad está habitada por el imaginario. Sus ruinas polvorientas encierran tesoros en metales preciosos imposibles de encontrar si alguien se adentra con intenciones de hallarlos. Quien la busca errará por siempre. La maldición elimina a los codiciosos. Su destrucción se explica como un castigo. De ese modo, el relato se corporiza y ancla el imaginario social a la tierra consiguiendo visibilidad.

A efectos de familiarizar al lector con el tema, me permito sintetizar los aspectos más

salientes del mito. Básicamente los informantes coinciden en hablar de una ciudad “que ahora se llama CP” (Ej.2) donde abundaba tal riqueza, "que ataban los caballos con pañuelos de seda" (Ej.2); "si una moneda de oro se caía al piso nadie se agachaba para juntarla" (Ej. 14). Casi sin excepción aseguran que poseían metales preciosos, incluso "puentes de oro" (Ej.2); “minas de oro y plata" (Ej.4) “cofres de oro” (Ej.22); y "hornillos para su fundición" (Ej.1, 4, 9, 13, 14) y “corría muy mucho el oro” (Ej.14). De acuerdo con algunos relatos los habitantes eran indios, "nuestros antepasados", "indios civilizados" (Ej.9) que se negaron a entregar la riqueza a los “españoles” (Ej.11), a los “alemanes” (Ej.4) o al "Rey de Buenos Aires” (Ej.8). En otra versión los habitantes son “corruptos” (Ej.20), “avaros” (Ej.17) o “vagos” (EJ.1). Poseía iglesias, en general los informantes hablan de 7.

Las causas de la destrucción son esencialmente sobrenaturales y varían desde la “la maldición” que en ciertos mitemas dicta “un cacique (Ej.11), un sacerdote (Ej.16, 18)” y que actúa a través de su poderosa "mirada” ya que "hasta donde alcance su mirada se secarían los campos”(Ej. 2,16,18), pasando por aluviones de lodo (Ej. 11,12,16) y lava originados por

6 La historia había llamado la atención de otros investigadores. Véase: Palleiro, María I.: “Estudios de narrativa folklórica”, Bs. As., Filofalsía, 1990.

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volcanes (Ej.4, 7,15). Otras causas de la desaparición son originadas por terremotos (Ej. 22), médanos (Ej. 2) que avanzan cubriéndolo todo, o diluvios (Ej.23) y supuestos diques (Ej.13) que reventaron. Resulta imposible acceder a la CP si se tiene intención de encontrarla, ya que la defienden una serie de pantallas mágicas ancestrales como por ejemplo “espíritus indígenas” (Ej.7), "los diablos te atrapan y no te sueltan más” (Ej. 19), “hay encantos” (Ej. 23) y remolinos de viento (Ej. 1,3,4,5,7,14,16,17,18,22) que impiden el paso de los intrusos o directamente borran las huellas de los curiosos que no pueden regresar a destino, extraviados en un enorme laberinto de arena: "el gran viento de polvo blanco te envuelve y uno no puede ver nada y termina perdido" (Ej.17). La destrucción de la CP también tiene relación con la corrupción (Ej. 2,12), la codicia (Ej.8, 11) interna de sus propios habitantes o externa de la gente venida de afuera: españoles, el Rey de Buenos Aires, extranjeros o incluso policías, que pretenden apropiarse de sus tesoros. Tal como está planteado nuestro relato presenta básicamente una serie de ítems recurrentes: - Ciudad Perdida: es el nombre que los habitantes adjudican a los vestigios del asentamiento ubicados en derredor del “Fuerte”. Otras denominaciones son Mundo Perdido o Los Hornillos. -Temática Sagrada/Sobrenatural. Estos aspectos complementarios son de suma relevancia y están evidenciados por numerosos elementos: las iglesias (la cantidad que oscila entre 6, 7 y 14 de fuertes vínculos con la numerología), el cura, el curandero y los espíritus de los muertos, sin olvidar la profunda soledad en la que está enclavada. - Tesoro de oro y plata: la supuesta mina está presente a través de los vestigios de los hornillos para fundición de metales7 y los bloques de escoria. - Viento: ráfagas constantes de polvo blanco y remolinos, visualizados como elementos defensivos de la CP frente a la irrupción de extraños o que incluso colaboraron en su destrucción. Es uno de los temas más recurrentes. - Causas de la destrucción: la maldición, la corrupción, la codicia. Otros motivos de la desaparición los encontramos en los elementos naturales. Entre ellos podemos mencionar: las crecientes inundando todo; el volcán y sus avalanchas de piedra pómez y lava (que en algunos casos se asimila al lodo). No quiero dejar de lado “la mirada que todo lo quema”, más adelante desarrollaremos la importancia de la percepción en relación con la geografía sagrada. Además resulta relevante el vínculo establecido entre el fuego purificador (que “limpia” la ciudad corrupta) con lo sagrado. El fuego es un signo dual que concilia en sí lo divino y lo maldito, lo celeste y lo diabólico. Tanto en América como en el Viejo Mundo, siempre está presente en los rituales y ofrendas propiciatorias sin olvidar que hablamos de una modalidad sobrenatural para ejercer el castigo, como en las bíblicas Sodoma y Gomorra destruidas por fuego celeste. La otra modalidad de destrucción relatada tiene que ver con una inundación8 causada por la rotura de cierto dique, o mencionan un aluvión, de fuerte asociación con el diluvio descripto por el Génesis.

7Se han encontrado objetos de cobre fabricados por los indígenas como cinceles, pinzas depilatorias, punzones y agujas. Todavía no hay certezas de donde obtenían el mineral. Actualmente a 80 kms al norte del salar de Pipanaco se encuentra el yacimiento de cobre Capillitas, el mas importante de la región. 8 Boman menciona que el rió Colorado causó una serie de inundaciones devastadoras en 1850, 1906 y otra en 1915 que destruyó el paraje denominado Bañado del Pantano cambiando a su actual emplazamiento. Boman, Eric: “Estudios arqueológicos Riojanos”, Bs. As., Anales Museo Nacional de Historia Natural, B. Rivadavia, T. IV - 1927/1932.Parte VI Pag 253

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Anclajes Concretos Antes de proseguir, y correr el riesgo de extraviarnos para siempre en los laberintos de la

CP, vale la pena consignar ciertos detalles singulares. Quizás una de las instancias de investigación más atrayentes, consista en comprender como nuestra historia se estructura en torno a una serie de anclajes concretos establecidos por grupos humanos que reocupan imaginarios vacantes. Entiendo por anclajes concretos aquellos aspectos del relato que logran dejar atrás el lenguaje, para corporizarse en objetos naturales o personas, y que vienen a confirmar y retroalimentar a modo de prueba incontrastable la veracidad del relato. En definitiva los anclajes concretos son residuos de significación humanizados que constituyen su andamiaje ritual. Observémoslos más detenidamente. a) Objetos naturales

Entre los objetos naturales que logran anclar al mito, cabe consignar una serie de elementos que pudimos constatar personalmente. En primer lugar sobresalen los vestigios del “Fuerte Español” construido en 1633 para “pacificar el valle de Pacipas”9. Estos dos grandes semicírculos de adobe que se divisan a kilómetros de distancia son naturalizados como campanarios de la “iglesia de la CP” y constituye su centro. Varios kilómetros al norte, en pleno desierto y casi sepultada por medanos, se encuentran las ruinas de las paredes de la verdadera iglesia del pueblo colonial. Los remolinos de viento y polvo blanquecino se alzan como custodios del lugar, un viento que proviene del fondo del tiempo y de la tierra es mencionado casi sin excepción en los mitemas como causa de la destrucción o como medio defensivo. Un atardecer presenciamos una increíble tormenta de viento que hizo llover un sedimento blanco sobre el campamento y oscureció medio horizonte.

Al sur del Fuerte y entre el montículo religioso que denominamos BAPAN 1, existe efectivamente una gran franja seca que se pierde en el horizonte. Se ven los arbustos y cardones achicharrados, quemados, como un inexplicable sedero de sequedad flanqueados por vegetación viva, mudo testigo de la maldición que “quemo todo hasta donde llegaba la mirada”. Esta creencia sobre la energía visual tiene tanta vigencia, que en una oportunidad al anunciarme ante una humilde casa, la joven que aparece en la puerta con un bebe en brazos antes de responder a mi saludo dice apremiada: “tóquemelo al bebé, tóquemelo, que si no me lo va a ojear”. Como en un circuito eléctrico circular, la supuesta fuerza de mi mirada depositada en el bebé, al tocarlo, regresa a mi y evita el “ojeo”.

También son visibles millares de fragmentos de cerámica10 indígena que afloran en la superficie y que son interpretados por los lugareños como tejuelas (tejas) de las casas de la CP. Al "perderse" la ciudad la techumbre de "tejuelas" se desplomo sobre las habitaciones aplastando a sus moradores. Es pertinente acotar que los aborígenes que habitaban la zona, enterraban a sus muertos en grandes urnas de cerámica debajo de las viviendas. Cientos de años de erosión eólica 9 Cabrera reunió de aquel valle 1200 indios y estableció un “presidio” con 35 españoles “que a ellos les sirviesen de freno y contra los demás rebeldes de defensa” Lozano, Pedro: Historia de la conquista del Paraguay, Rió de la Plata y Tucumán”, Bs. As. Ed. Lamas, 1874.T. IV pp. 456/457. Es llamativo que en semejante concentración poblacional Boman solo encontró 2 puntas de flechas suponiendo que esta carencia de armas se debería a una prohibición de los españoles para su utilización, o que usaran puntas de madera dura. Boman, Eric: “Estudios arqueológicos Riojanos”, Bs. As., Anales Museo Nacional de Historia Natural, B. Rivadavia, T. IV - 1927/1932, p. 153. 10“Hay espacios materialmente cubiertos por cerámica” Cáceres Freyere, Julián: “El Fuerte del Pantano”, Bs. As., Relaciones Sociedad Argentina de Antropología T.I, 1937, p. 114.

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y fluvial produjeron importantes perturbaciones postdepositacionales excavando capa por capa y poniendo al descubierto las vasijas11 funerarias junto a los restos esqueletarios que son reinterpretados por el registro mítico como los habitantes que murieron sepultados por el derrumbe de los techos causado por la maldición. Otros ejemplos advierten que la cerámica servía para enterrar indígenas, españoles o gente “de antes” que no logran identificar. Tejuela y maldición. Resulta mas que interesante el peligro derivado de la apropiación de las tejuelas. Llevarse un fragmento puede irritar al antiguo poseedor que alguna noche podría darse una vuelta para recuperarla "es malo traer la tejuela, a los espíritus no les gusta y a la noche van a ir a buscarla, para buscar lo que les pertenece" (Ej.14). De esa forma el contenido sagrado de la cerámica ritual “de varias variedades, hay una finitas con dibujos para enterrar a los que morían”.(Ej.22) se transfiere a los restos actuales. Lo sobrenatural es inspirador de temor. La síntesis romboidal Ciénaga y los delicados ceramios Aguada recuperan, desde otra posición y perspectiva, su potencialidad sagrada y consiguen significar sobre la realidad.

Así mismo, durante nuestra prospección, en el cauce del Abaucan y planicies aluviales,

encontramos numerosas rocas evaporitas (piedras pómez), que confirman la actividad volcánica mencionada en el mito "explotaron volcanes de tierra y agua, barro marrón que taparon todas las casas donde iba a ser Buenos Aires. (la CP)” (Ej. 4). Estos deshechos volcánicos provienen de la cuenca superior y son conducidos por las lluvias estacionales12. Los lugareños afirman que las crecientes arrastran animales, árboles, personas incluso puentes provocando un ruido temible. Estas apariciones de objetos tangibles, vinculados con circunstancias catastróficas mencionadas en el mito otorgan una inquietante veracidad al relato.

La zona también es conocida como “Los Hornillos” debido a los restos de las estructuras donde los indígenas fundían metales13. Es común encontrar objetos de cobre y ocasionalmente algún alfiler de plata. Los hornos y la escoria de la metalurgia indígena es reinterpretada como una prueba contundente de “las fundiciones de oro” y retroalimentan las numerosas versiones sobre la supuesta mina que abastecía de tesoros a la CP. Leyenda de la que inicialmente da cuenta Boman (1914) atribuyendo a “El Pantano” una mina enormemente rica en oro y plata, donde el Fuerte habría sido el horno donde fundían los metales. b) Dimensión humana: lo ancestral:

Como anticipamos más arriba, también las personas participan como anclajes concretos. Es interesante observar como los familiares incorporados en la leyenda se convierten en parte de la misma, “Mi marido fue hasta allá, yo no fui nunca” (Ej.24), “Mi papa sabía contar” (Ej.22) “Cuenta la leyenda y así la cuentan los bisabuelos” (Ej. 9) o informantes que para relatar la historia, se posicionan como continuadores de tradiciones orales que vienen de épocas de "los viejos más viejos que mi viejo" (Ej.18). “Según la leyenda que cuentan las personas mayores” (Ej. 11). Son los propios parientes incorporados en la historia quienes relatan el mito. Al contar la leyenda se relatan a sí mismos y asumen la voz de la comunidad. De este modo, descender de los ancestros legendarios robustece las relaciones de parentesco.“La gente” que ”supo la verdadera 11 “Es tan grande la acción de los vientos que suelen encontrase los cantaros y vasos completamente desenterrados en la superficie del yacimiento”. Cáceres Freyere, Julián: op. cit. Pag. 110. 12 Las evaporitas poseen diminutas celdillas que se llenan con aire, circunstancia que les permite flotar como cualquiera puede comprobar al sumergir una piedra pómez en el agua. 13 En una de nuestras campañas excavamos las bases de un horno prehispánico para fundir cobre.

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historia” son referentes del pasado, y están vinculados con el Registro Mitológico. Lo antiguo es sagrado y verdadero. Veamos otro caso “tenia una abuelita de 106 años que supo contarme muchas cosas de la Ciudad Encantada. Es una ciudad que viene de muy antiguo” (Ej.16). La relación "mi abuelita" y la edad "106 años" nos introduce en un tiempo sin tiempo, ancestral y primigenio: el tiempo de ñaupa “Eran de antes, eran los fundadores de Los Hornillos” (Ej.24). Una dimensión temporal que “viene de muy antiguo” Una presencia de lo que fue. La presentificación de su ausencia. Lo temporo/espacial esta diacronizado por los antepasados que le otorgan el sello de la autenticidad. El tiempo mítico avanza y regresa, es sincrónico y diacrónico.

Las relaciones de parentesco desempeñan en el relato una estructura organizativa y

fundacional. Los ancestros siguen conversando desde un instante primordial, hablan desde el espacio sagrado y atemporal. Los antepasados son el testimonio "vivo" de otra época “Es cosa que paso hace muchos siglos que se perdió” (Ej.23 ). “Cuando uno mira por ahí pareciera como que se hubiera perdido el mundo y que todo termino y hubiera una nueva generación” (Ej.22 ). Son una suerte de herencia generacional, un punto de partida y llegada al que se puede recurrir para buscar una explicación al orden de las cosas, o a su desorden, existiendo una clara relación entre el estado del mundo y las conductas de los hombres. La historia nace en un tiempo ancestral asociado con la veracidad: "cuenta la leyenda y así la cuentan los bisabuelos" (Ej.9); "según la leyenda que cuentan las personas mayores" (Ej.11) "Según comentarios de gente que por supuesto supo la historia verdadera" (Ej.12); "Me contó mi abuelo" (Ej. 6); "mi abuelita de 106 años" (Ej.16); "eso es lo que dicen los más viejitos" (Ej.20); "los viejos más viejos que mi viejo" (Ej. 18) Es interesante la equiparación “antiguos” con las leyendas. Son nexos veraces y absolutos con el pasado. No solamente son Mi pasado sino NUESTRO pasado. Un nosotros acotado por la vecindad de la CP. Ese significado que viene de épocas arcaicas "de los mas viejos que mi viejo" es una construcción social que se resignifica y posee plena vigencia.

Resumamos entonces estos puntos. La angustiosa polisemia de lo invisible se mitiga con un doble anclaje, humano/objeto que consigue reunir fragmentos dispersos articulando una Gran Historia donde lo ancestral humaniza los anclajes naturales. De esta forma lo infinitamente diverso y en eterna fuga del mito, consigue asirse a un paisaje concreto que se relata con la voz de los antepasados, otorgándole una solidez inusual. Posicionado de esta forma consigue desplazarse por categorías espacio/temporales en busca de orígenes ancestrales de abundancia y esplendor: “era una ciudad muy pero muy hermosa” (Ej.12), “donde iba a ser Bs. As.”(Ej.4) y “era una ciudad muy grande, grandísima y tenia mucha riqueza” Ej.14, “era una ciudad toda iluminada” (Ej.3). Las fuerzas de lo invisible, siempre amenazantes, son conjuradas mediante una serie de elementos que actúan como mediadores con las potencias sobrenaturales, una suerte de cable a tierra. Los objetos concretos y el aval de lo ancestral otorgan al relato el carácter de autoridad y autenticidad en tanto presenta evidencias tangibles de un tiempo primigenio. Nos habla de la vigencia del mito y su capacidad de resignificación. La CP en tanto anclaje del imaginario se asume como significado puro. M. Godelier (1985) tiene mucha razón cuando afirma "al mito le ocurren cosas". Nuestro caso incorpora hechos y evidencias asignándoles nuevos roles y ubicaciones. Lo arqueológico se enlaza con lo mítico conformando una realidad comprensible. Los shamanes/jaguares retornan a la vida con otro ropaje y otra voz, con una vestimenta y un decir que pese a ser distinto, continua siendo religioso. Interesa resaltar eso por ahora. El tiempo originario se presentifica en el aquí y ahora, lo invisible se corporiza en los

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antepasados y objetos concretos. Estos anclajes que discurren en torno a un punto preciso del paisaje nos enfrentan con otra cuestión: el problema del espacio sagrado.

Geografía Sagrada. Anclajes concretos de lo Invisible

Así como no existen dos individuos iguales, lo mismo acontece con el paisaje. El espacio

es único porque tiene memoria, está improntado por huellas mnémicas que le van dejando un residuo de significación particular. “No existe el espacio sino los espacios”, afirma Tilley (1994).Y en Bañado del Pantano nos topamos con un ejemplo ideal. El espacio univoco no existe. Su paisaje es el de una cultura diseñada por continuos reasentamientos. Su actualidad geográfica deviene del pasado. Su tiempo es el originario. Habitada por lo ancestral su límite es lo sobrenatural. El espacio de la CP no es el de las cartas topográficas que manejamos en Buenos Aires. Conceptos tan delicados como el espacio y el tiempo corren el riesgo de perder su esencia cuando son aplicados mecánica e indiscriminadamente de una cultura a otra. Estas nociones son complejas construcciones de los imaginarios culturales. No es ocioso recordar que ninguna percepción es objetiva y meramente neutral. El ojo no llega desnudo a su objeto, no se presenta de modo inocente, arriba cargado de saber, viciado de haber visto. Y aquí, la percepción de lo geográfico toma el partido de la memoria y de los recuerdos con los que cada generación tamiza y reconstruye su herencia espacio/temporal actualizándola con agregados, olvidos y sustituciones. “El espacio no reviste interés en tanto lugar en sí, sino en relación con el hombre, y por ello es un territorio de uso, de significación”14.

“El sitio sagrado es aquel lugar donde lo divino toca tierra” señala Gusdorf (1970) y lo

divino no desembarca al azar, cuando elige un punto es porque se trata de lugares que tienen una geografía única en el mundo, nada se le iguala. En todas las culturas, determinados puntos del paisaje son considerados sagrados. Sitios especiales que detentan la potencialidad de asumir la pesada carga de lo divino El noroeste esta plagado de rocas, algunas con fisonomía humana que heredan de las huacas una particular devoción como sucede con “Nuestro Señor de la Peña” o “La cabeza del Cacique”, por citar dos ejemplos riojanos muy próximos a nuestra CP. La geografía sagrada es un ámbito donde se instala la vida y la muerte y no se atiene a patrones fijos y preestablecidos. Lo verdaderamente trascendente, es que se trata de territorios especiales donde lo divino desciende y se instala. La sacralidad se origina en la historia del lugar y en sus particularidades geográficas que le otorgan una potencialidad perceptiva singular. Ello implica que el terreno en tanto construcción de la memoria visual, debe ser apto en la doble modalidad de ver y ser visto como un gran ojo. El paisaje sagrado detenta la capacidad de ver (hacia afuera) y ser visto (acaparando la atención de modo absoluto). Crece y se agiganta, existe para un otro que lo percibe y a su vez ejerce un vasallaje visual que contiene y concentra. Un referente que referencia. El mundo adquiere otro matiz desde ese centro sobrenatural. El cogito cartesiano “pienso luego existo” es reemplazado por “existo porque veo y soy visto”.

Los continuos reasentamientos de un grupo sobre el nicho cultural del anterior originaron

lo que damos en llamar un “residuo de sacralidad” que no solo se mantiene, sino que se acrecienta con el transcurso del tiempo por las distintas generaciones que se van sucediendo y

14 Kusch, M. F. - Valko, M. L.: “Los sistemas simbólicos y sus transformaciones: La Aguada después de la Aguada”, Actas XII Congreso Nacional de Arqueología, Tomo II, La Plata, 1997. pag. 109.

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configurando un territorio sobrenatural en el marco de una temporalidad que se temporaliza perpetua. Perdida la carne subsiste el esqueleto. Nuestra CP en el montículo denominado BAPAN 1 muestra evidencias de espacios públicos que fueron utilizados con clara finalidad religiosa. No tratamos con una caverna o un sitio cerrado, de acceso restringido destinado exclusivamente a la clase sacerdotal oficiante del rito. En el caso de la CP nos enfrentamos con un territorio abierto y extenso, enclavado en una escenografía de nítida expansión visual. Este espacio no segmentado es una forma particular de lenguaje, como diría Bajtin (1994) “es un tipo particular de comunicación” que se transforma en una propiedad comunal. El emplazamiento de La CP es de carácter ritual. Es una imagen que resume y limita al mundo, un territorio puntual y apoyatura para que lo sagrado se expanda en ondas concéntricas hacia la periferia constituyendose en un ámbito de exclusión, en una geografía de lo no habitable.

Mucho antes de la extinción de las culturas que habitaban el sitio, la muerte era uno de sus

habitantes más constantes. Debido a su modalidad funeraria los muertos anclan en la casa familiar, el espacio habitado en vida es el espacio para habitar en la muerte. Los ajuares funerarios dispersos nos recuerdan la vida que alguna vez exhibió el lugar hoy deshabitado “Cuando uno mira por ahí pareciera como que se hubiera perdido el mundo y que todo termino” (Ej.22). Los elementos que acompañan al muerto en su viaje al mas allá, adquieren para el mito un residuo de sacralidad especial, son mojones sobrenaturales que lo delimitan. La leyenda advierte una clara relación muerte/cerámica, aún dentro de su propia confusión de suponer (según otros casos) que la cerámica fuesen restos de tejas que se desplomaron por la maldición matando a los moradores de la CP. Nuestra ciudad en tanto sitio real y ubicable es una suerte de umbral, un punku, una puerta que separa el adentro (sagrado) del afuera (profano), un limite que separa a vivos y muertos y también a los codiciosos que erraran por siempre al querer apoderarse de sus riquezas y la gente que sin buscarla la encuentran. Vale la pena citar el ejemplo del puente de oro que en el relato aparece y desaparece, como un juego de espejos donde todo es significante y todo puede ser significado. Una relación danzable entre hombres, espacios e imaginarios.

Los pobladores, celosos custodios de los limites de la CP, aseguran que es imposible ubicarla, pero acto seguido, y como si hablaran de otro tema, nos indican en forma minuciosa como llegar a ella. Incluso el Comisario me comento que “A determinada hora de la tarde aparece la ciudad. Mande un patrullero. Fueron a verla pero no la encontraron, se ve que no era la hora y el lugar o capaz que no la vieron porque la querían encontrar”. Me resulto curioso que justamente la policía no consiguiera ubicarla, pero no carece de lógica cierto interés oficial no desprovisto de codicia, y a su vez la imposibilidad de dar un parte fehaciente de la misma. “La Ciudad Perdida esta acá pero no la vas a encontrar” me aseguraron. Ningún extraño la encontrara. Otros mitemas invierten la cuestión y añaden que incluso los “antiguos” debían trazar profundas huellas para que no se borrara el camino y terminaran extraviados. Tenemos entonces una Ciudad Perdida pero ubicada, forasteros que jamás darán con ella y lugareños que pueden vagar para siempre en el desierto. Esta curiosidad o aparente contradicción de una ciudad errante en su propia ubicación no es aleatoria. Es el emergente de una estructura compleja que nos habla con elocuencia de la lógica ilógica de la estructura mítica. Otras ciudades encantadas son completamente inasibles, siempre están “huyendo” siempre están más allá como “Eldorado”, siempre en otro espacio y tiempo. Este doble traslado temporoespacial trae aparejado lo que psicoanalíticamente llamamos “beneficio secundario”. El rédito de su no-ubicación ampara a las ciudades legendarias, imposibilitando situarlas en un punto del paisaje. De ese modo, la ilusión

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de realidad de aquellos relatos se mantiene vigente sin ninguna contradicción o verificación negativa que pudiese debilitarlos. Estamos en claro que para la vigencia de un mito la comprobación no es una condición necesaria ni mucho menos imprescindible. Su vigencia radica en el lenguaje y también mas allá del lenguaje de sus hablantes a quienes habita y expresa. Convengamos de todos modos, que para los usuarios del mito, que la CP se exprese y corporice de modo visible en un punto del paisaje, no es una circunstancia trivial o superflua, por el contrario, les brinda una seguridad y certeza en lo sucedido, que resiste airosamente dudas, discrepancias o sarcasmos. Que la CP “desista” del beneficio secundario de su no-ubicación posiciona a los hablantes del mito sólidamente frente a propios y extraños ya que se atreve a plantarse en un ámbito preciso. Aportes y perdiciones

Quizás algunos se sorprendan al intentar enlazar la arqueología con lo mítico. Mas allá de ciertas analogías obvias y elementales, estimamos sumamente productivo indagar por nuevos caminos metodológicos. Dejar atrás la obsesión por la racionalidad que se ha convertido en una anteojera que subordina y filtra una enorme porción de realidad e impide acceder a temáticas sociales desde otras lecturas. En uno de nuestros viajes de prospección decidimos probar suerte y seguir tras las huellas de uno de los relatos. Partiendo desde “El Fuerte” nos internamos varios kilómetros en el desierto siguiendo las pistas dadas por el mito. Nuestra sorpresa fue enorme al encontrar un sitio que no había sido relevado, con numerosos detalles marcados por el mitema15. “Al norte, se encuentra una plataforma con una canaleta, posiblemente era un horno para fundición de metales” (Ej.13). Fundamentalmente encontramos importantes restos de escoria de cobre (verdeazulada), también varias estructuras derruidas del período colonial, incluso algunas con tirantes de algarrobo y hasta un terraplén. Un sector donde emerge un paleosuelo que tenían formas que podría sugerir un horno y una canaleta. El mito se nos mostraba de manera inquietante y advertimos como ciertos aspectos arqueológicos emergían del silencio iluminados con la voz del mito a través de anclajes concretos. Pensamos que el plusvalor lingüístico emanado del mito, posibilita desde el campo de la etnografía una mayor comprensión a la problemática arqueológica de la zona, merced a los residuos de significación que vienen arrastrándose a lo largo de generaciones. Datos de la realidad que se incorporan en la leyenda. La CP se nutre de memoria social y circularidad cultural como la creencia del capiango16 o runa uturuncu (hombre tigre) que tienen un correlato arqueológico de 2000 años en los diseños cerámicos de los hombres jaguares que Alberto R. González (1983) denomina complejo de transformación felínica.

La historia de una CP de fabulosa riqueza en oro y plata en medio de la nada árida e inhóspita, que según los casos estuvo habitada por indios, españoles u otros extranjeros, entronca y hunde sus raíces en otros mitos arraigados muy profundamente por tradiciones orales como la Leyenda de Eldorado o la tradición de La Salamanca y su sustrato de creencias animistas (vientos y remolinos que atacan a los invasores, objetos que vuelven a introducirse dentro de la tierra etc.) y metamorfosis donde lo binario esta a la orden del día. Estos sistemas de creencias profundamente arraigadas en el inconsciente del noroeste, plantean al igual que nuestro caso una 15Este sitio ha sido delimitado para realizar futuros sondeos que determinen su valor arqueológico Al igual que este caso, me reservo otros ejemplos hasta que logre confrontarlos en una futura campaña. 16 Soldados de Facundo Quiroga con la virtud de transformarse en tigres durante el combate. Son mencionados en las Memorias del General José María Paz en un episodio antes de la batalla de Oncativo en febrero de 1830.

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serie de iniciaciones secretas, la presencia de la dualidad, tesoros sagrados que esperan a los elegidos y fantasmas que disuaden a los intrusos. Maldiciones peligros y una peculiar relación con la tierra. Coinciden también en narrar trasmutaciones de personas, objetos y espacios. Lo sobrenatural y su amplia gama de posibilidades sobrevuelan la zona en alas de la magia arcaica. La dualidad es una categoría ontológica de lo mítico y no estaría de mas explorar la utilización de la palabra “perdida”. Desde un principio se impone como un termino de una connotación sutilmente equivoca: alude simultáneamente a una ciudad “extraviada” imposible de hallar: “el mundo perdido”. Pero también podemos considerar “perdida” en su acepción de “perdición”, de “condenación”, que ajusta perfectamente con este sistema de creencia. Cada vez que los hablantes mencionan a la CP aluden a un sitio perdido y a la vez condenado: “un lugar errante y maldito”. Vemos como dicho termino tiene casi un sabor sobrenatural, un rostro visible en tanto ciudad perdida/extraviada y un semblante oculto al introducir la noción de condenación/perdición. En el caso particular del Ej.2 "que ahora se llama CP", equivale a que existía un antes. Antes poseía un nombre. Toda realidad existe a partir de la nominación. Paradójicamente su verdadero nombre yace en el fondo de los tiempos, jamas lo sabremos. Sigue la tradición de otras ciudadelas sagradas americanas como Machu Pichu, Chavin o Teotihuacan cuyos verdaderos nombres se perdieron para siempre en la historia. Regresando a la CP, advertimos que un nombre doble es un calificativo secreto. Habla de la copresencia, de realidades que coexisten en forma simultánea. Además nos introduce la posibilidad de perderse en la ciudad perdida. Quien intente encontrarla puede hallar su perdición. Esta advertencia no es nueva, a principios de siglo pasado el teniente de policía de Bañado de los Pantanos se negó a guiar al arqueólogo Boman17 a la “Iglesia Perdida” porque era imposible, y otros forasteros que lo intentaron habrían sido sepultados por arena movediza. Perderse en la ciudad perdida no es un juego semántico, se trata en realidad de compartir su mismo destino, de consustanciarse en su realidad y tener acceso a la llave de sus secretos. Es participar de un rito sagrado. Una equiparación de tiempo y espacio. Acceder a una suerte de puerta o iniciación. Otras relaciones similares se establecen con los vocablos cura/curandero. El cura, es el sacerdote de la maldición sagrada. Quien detenta la palabra y la mirada para condenar la Ciudad, en definitiva, la misma actividad sobre lo psíquico o corporal que puede realizar un curandero. La coparticipación Sagrado/Sobrenatural. Lo binario lo encontramos presente incluso, en los elementos que causan la destrucción de la CP mediante el agua y el fuego. Incluso en las cualidades de sus habitantes “había gente mala pero también buena”. Todas estas agrupaciones binarias que se reiteran una y otra vez, tienen la finalidad especifica de poner de manifiesto la estructura ultima del mito. La repetición lo desmenuza y transparenta, dice con acierto Levi-Strauss (1986). La reiteración comunica su intimo andamiaje.

En el caso de la CP, nos topamos con un mundo poblado de realidades imaginarias e

invisibles que paradójicamente dejan huellas de su presencia en sitios naturales. Estos asumen una condición de geografía sagrada y otros anclajes humanos que son presentificados mediante relaciones de parentesco incorporadas en el relato. Pese a la fuerza del “conjuro” la presencia de lo concreto no deja de inquietar, ya que persisten los signos de la tragedia que se abatió sobre la 17 Cumpliendo un encargo del Gobierno Nacional en 1914 Eric Boman exploró la zona durante cinco meses y en Bañado acampa durante 21 días. En este contexto, resulta aun más llamativa la negativa del policía de guiar a Boman desobedeciendo de alguna manera una orden que venía de muy arriba obedece a razones también muy profundas. Boman, Eric: “El Fuerte del Pantano”, Buenos Aires, La Nación, 9 de julio de 1914.

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CP. Señales preocupantes, elementos que de alguna manera amenazan desde el pasado, recuerdan que la perdición sigue al acecho, que todo puede volver a ocurrir. Para evitarlo se instauran ciertas conductas rituales. Bien señala Godelier (1985) que "el poder mágico se paga con alguna restricción". En nuestro caso tiene claras prohibiciones como por ej. evitar el sitio, temer su proximidad, no tocar ni levantar las tejuelas para no despertar el enojo de los espíritus, retransmitir la historia. En suma: mantener cierto comportamiento, un accionar que gira sobre el individuo para asumir una conducta ritual.

La repetición, que transparenta la historia de la CP y la cantidad de usuarios de los mitemas indican su plena vigencia y reactualización. Al hablar de reiteración temática, de inmediato se plantea otra cuestión: que sucede con las variaciones. Si bien en los numerosos ejemplos recolectados se advierten una serie de elementos residuales, también apreciamos un control en la desviación. Hay variaciones toleradas, ya que en caso de tratarse de desviaciones muy notables el mito corre el riesgo de dejar de ser lo que es y transformarse en otra cosa. Las variaciones discurren básicamente en torno al modo y causas de la desaparición de la CP. En algunos ejemplos asistimos a una clara divisoria de agua entre lugareños (usuarios habituales del mito) y no lugareños (ignorantes del mismo) donde se marca la relación entre un “nosotros” inclusivo (los lugareños) y un “Uds.” excluyente (los venidos de fuera). El extraño es subestimado: "la CP esta acá pero no la vas a encontrar”, o como le señalaron a Boman que es imposible que un forastero acceda a ella. El mito en tanto retaguardia simbólica, posiciona a sus usuarios en un territorio de resistencia aun no usufructuado por la modernidad, y en virtud de ello consigue comunicar una sabiduría secreta que jamás será compartida, ni siquiera al relatarla, porque el forastero (como es nuestro caso) aunque conozca, desmenuce y aprehenda la leyenda siempre será originario de otro lugar, de un no-lugar sagrado. El mito resignifica el espacio concreto y homogeneiza a sus hablantes frente a los “afuerinos” entendidos como extranjeros, como personas que no comparten la vecindad de lo sagrado.

El proceso de occidentalización que Bs.As. ejerce sobre el interior reajusta puntualmente

sus intereses obviando los objetivos y modos locales. Con relación a ello será interesante resolver como el mito, en tanto pre-categorial o prelógico según Godelier (1985), consigue alzarse en armas y resistir la invasión de la lógica porteña. El MCP en tanto “retaguardia simbólica” es una forma de dirimir las tensiones sociales, de resolver conflictos internos y posicionarse en tanto comunidad que comparte un secreto a voces, frente al exterior cambiante y hostil. La historia de la CP, recupera un contacto intimo mediante las relaciones de parentesco y brinda un territorio firme donde instalarse, un espacio que contiene a sus hablantes y los vincula con la tradición.

Conclusión

Como planteó Víctor Turner (1999), los símbolos no ocurren solos, existen símbolos dominantes que condensan, unifican significantes dispares y polarizan los sentidos, nos conducen como en este caso ante la presencia de una temática mágica, puntual y especifica. Los usuarios del mito advierten la vecindad de la CP, presienten que lo sagrado ancló en aquellas ruinas. En particular resaltamos la presencia de lo sobrenatural cuando los ejemplos hablan de las 7 iglesias (Ej.3; 4; 6; 8; 9; 15; 16, 17; 20), del cura (Ej.2; 3; 12; 16) que hecha la maldición (Ej. 6;8; 9; 12; 16), del curandero (Ej. 2), de los espíritus (Ej. 2; 14; 20), de los espíritus indígenas (Ej.7), del diablo (Ej.5,19), de los fantasmas (Ej. 19), del puente de oro (Ej. 2), etc. que configuran una pauta sobrenatural. La presencia del diablo que se transforma, los espíritus que no permiten el

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ingreso, el puente de oro que desaparece. La misma maldición es sagrada. Incluso constatamos la presencia de lo sagrado en la utilización de casos y ejemplos localistas (que además otorgan una conexión texto/contexto), teñidos de cotidianidad, como las personas que salieron a buscar algún animal perdido y que se toparon con alguna “aparición”. Las explicaciones individuales se colectivizan y lo publico se apropia del individuo, lengua y habla se potencian. Cualquier evento es susceptible de ser incorporado por el mito, como por ejemplo hechos policiales (asesinatos o accidentes): “que a tal o cual lo mataron porque conocía la ubicación de la mina de donde la CP sacaba el oro para fundir”. Los hablantes son hablados con la voz del mito. Actos rutinarios como instancias de acceso a los misterios. La excepcionalidad en la simpleza. Bien sabemos que la visión mítica es capaz no solo de convenientes distorsiones perceptivas, sino también de ensamblar con un conjunto de evidencias dispersas una secuencia de representaciones mentales hasta configurar una historia inteligible. No tratamos con ilusiones falsas o mentirosas, sino con peculiares traducciones de la realidad. La tierra de los mitos es redonda" afirma Levi-Strauss (1986). Es redonda pero no es una caja negra cerrada y anquilosada. Sus elementos no son signos estáticos sino símbolos flexibles que logran cargar el enorme peso del imaginario social sobre sus espaldas. El mito es historia y es presente.

Si intentamos una definición podríamos decir que los mitos son aquellas construcciones

simbólicas que utiliza un imaginario social para temporalizarse en sentido histórico (diacrónico), y para identificarse en el aquí y ahora (sincrónico). El rito es su tarjeta de presentación. Por lo tanto, el mito es una célula simbólica delimitada por una membrana de permeabilidad selectiva que privilegia el pasaje de ciertos contenidos, filtrando lo inconveniente y asimilando otros temas en virtud de sus propios intereses. El mito incorpora, deshecha y transforma. La CP digiere el registro arqueológico, se nutre en sus vestigios y da a luz una cosmovisión aprehensible que conlleva innumerables ventajas, entre las que se destaca su capacidad de conjurar el peligro confinándolo en un territorio especifico, y a su vez establece categorizaciones éticas y morales al recordar constantemente la maldición que destruyo la ciudad. Su historia constituye un signo de virtud mágica, secreta y trascendental, y por eso mismo consigue expresar lo inexplicable, capturar lo inasible.

En definitiva, esta “lógica ilógica comunica comunicación”. Y esa comunicación nos

instala en la magia de la “potencia de posibilidad” de lo mítico copulando en la habitualidad de la vida diaria. El mito es posibilidad absoluta y en nuestra América también es utopía y esperanza. Lo extraordinario habita en la rutina. Los vestigios cerámicos recuperan su voz sagrada que nos hablan en el idioma mítico. Aquí el acento debemos colocarlo no en lo que nos dice hoy un fragmento de cerámica convertido en tejuela, sino en su capacidad de volver a comunicar , no ya desde la aséptica vitrina de un museo que mata lo que muestra, sino desde la presencia de lo domestico.

El vínculo de este mito con el mundo concreto es muy complejo, mas aun cuando se trata

de un lugar socializado que cumple los roles de soporte simbólico del imaginario de la comunidad. Resultan sumamente ilustrativas las lecturas que se desprenden del anclaje geográfico de nuestra historia, llegando a configurar un espacio que resume lo publico y sagrado circunscripto en un ámbito especifico. Como ya vimos, la CP no es cualquier lugar. Es “el lugar”. Es un sitio desolado, deshabitado y a la vez social, donde subsisten vestigios de un pasado que se reconstruye y se reocupa en forma constante. La CP esta saturada de memoria. Y como vimos su

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acceso no es generalizado ni para lugareños ni forasteros. Encontrarla equivale a una trasmutación, a una suerte de iniciación. Es atractiva esta ciudad erigida en medio de la nada, es un axis mundi ejerciendo su influjo desde los vestigios arqueológicos para presentificarse en la leyenda. La sacralidad de los primitivos asentamientos retorna con otro vigor y nueva fuerza para instalarse en el terreno mítico. Lo que verdaderamente importa es la reocupación del imaginario con contenidos del mismo signo (en este caso religiosos). Eso lo apreciamos en la construcción de lo mágico/sobrenatural planteada por los usuarios del mito de la CP, donde consiguen traducir la realidad del registro arqueológico y mítico sosteniendo la vigencia de lo sobrenatural.

Antes de finalizar, hablemos un momento sobre el rito, rostro tangible del mito. El mito es un rito en acción y el rito es el mandato del mito, y por eso mismo también es comunicación y operatividad. Una comunicación funcional de la cultura. Entre otras consecuencias inmediatas, consigue mantener despoblado el sitio sagrado. La soledad, lo deshabitado inquieta y esta asociado a lo misterioso: “así es como los indios defienden sus lugares” (Ej.18). Otra consecuencia sumamente interesante es su capacidad de instaurarse como una forma de defensa frente a los extraños homogeneizando al pueblo mas allá de obvias diferencias socioeconómicas. La leyenda de la CP expresa y conserva lo vivo, la plena vigencia del mito habita en los relatos de los habitantes. Todos lo conocen, todos mantienen una estructura común y a su vez agregan aspectos, intercambian matices, permutan diferencias, cambios sutiles que comulgan en una realidad vigente y compacta manteniendo el control de las desviaciones. Aquí el rito esta dado por el relato mismo. Relatar el mito es un acto ritual. El registro arqueológico se convierte en una narración anclada en si misma, sin mayores variaciones desde que Boman la explora a principios de siglo pasado y deja los primeros testimonios escritos de la existencia de una ciudad de enorme riqueza y arenas movedizas que eliminan a los forasteros. No es ocioso recordar que el relato mítico es-relato-al-relatarse. Los habitantes de la zona mantienen una comunión en la leyenda que les posibilita regresar a los ancestros y a lo primigenio, reservorio de significación frente a la irrupción de una constelación de cambios. Es una nueva o distinta dimensión de lo real. Una participación del hombre presente y su articulación con un pasado vigente de cara al futuro. Un portal de ingreso a lo permanente, a lo seguro frente a la vorágine de los cambios que conlleva la vida moderna. Se trata además de un sistema de creencias que mantiene vigente la terapéutica de la palabra, pero no de cualquier palabra sino de la voz de la unidad grupal, de la unidad comunitaria mas allá de las evidentes desigualdades socioeconómicas y culturales. No solo media entre las tensiones grupales, sino que también traduce el pasado, explica la realidad y nos permiten rescatar ciertas continuidades del imaginario precolombino.

A esta altura es evidente la funcionalidad de nuestra historia y su doble corriente

comunicacional grupo-individuo-grupo y geografía-ancestros que se retroalimenta en forma constante. El mito sigue vivo porque es útil a la cultura de la que emerge. Es un hermoso modo de recuperar un contacto muy intimo y de compartir un imaginario no vulnerado desde el cual posicionarse. Todos comparten la historia y son poseedores de un valioso punto de inicio, de un origen del mundo y del ordenamiento del caos, que mas allá de los argumentos y circunstancias que se instituyen como veraces, el mito de la CP comunica una comunicación capaz de traducir la realidad. Y esta intra-comunicación homogeneiza a sus hablantes.

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Mucho tiempo transcurrió desde que Aristóteles sostuvo que "los que se valen del mito son indignos de que nos ocupemos de ellos seriamente", incluso en el siglo pasado, todavía Hegel afirmaba que "el mito en general no es un medio adecuado para la expresión del pensamiento". Nosotros en cambio, creemos que Lévi-Strauss acertó al preguntarse “Como dudar de que la clave de la interpretación de tantos motivos todavía herméticos se encuentra a nuestra disposición e inmediatamente accesible, en mitos y cuentos que se mantienen con vida?”18. Freud y sobretodo Jung nos advirtieron que la mitología comparte mecanismos y un idioma signico similar a los utilizados por el inconciente, y son la causa de temáticas que se reiteran una y otra vez en distintos lugares y tiempos. Quizás en un futuro consigamos elaborar una herramienta teórica/metodológica que permita complementar los registros arqueológicos y mitológicos de modo satisfactorio, por lo pronto debemos escuchar su voz y seguir las pistas que nos brinda como en el ejemplo de los restos de habitaciones y escoria de fundición que encontramos al norte del Fuerte siguiendo uno de los relatos. La finalidad de este trabajo esta cumplida si contribuye a demostrar que lo mítico forma parte de nuestra rutina diaria, conviven con nosotros de manera insoslayable, y es capaz de expresar contenidos arcaicos, tradiciones orales que pueden iluminar el presente. Habita y emerge entre la gente común y corriente que sueña y trabaja y es un modo inherente al pensamiento americano, es una suerte de transpiración cultural visible en nuestros pueblos. Rodolfo Kusch (1999) advirtió con una lucidez que no fue claramente comprendida que lo sustantivo de nuestra América es el hedor. Y América es ese hedor, es esa mezcla de olores rancios de sus calles y mercados. América transpira miserias, silencios, despojos e injusticias, pero también sus poros hieden antiguas verdades de permanente actualidad a través de sus voces míticas y sus luces y sombras de utopías.

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ANEXO DE MITEMAS Ej.1 “Bañados de los Pantanos esta ubicado al Norte de nuestra Ciudad, sus tierras son fértiles en donde se cultivan el comino, arroz, trigo etc. También hay parcelas donde se cultivan jojoba, vid etc. Bañados de los Pantanos se dice que era un ciudad en la cual fue tapada por un vendaval, después volvió a radicarse de nuevo la gente. Se habla de unos hornillos donde no puede llegar la gente debido a que esta remolineando y no permite la llegada de nadie”. Ej.2 Cuenta la gente que hace mucho tiempo existía una linda ciudad que ahora se llama "La Ciudad Perdida” porque solo hay mucho viento y médanos. Nos cuentan que era una ciudad que tenia mucho oro, que había gente adinerada que al bajar de los caballos los ataban con pañuelos de seda y luego los cortaban al marcharse. También dicen que hay un puente de oro. También cuentan que antes de perderse la ciudad había gente mala pero también gente buena. Un día 18 Lévi-Strauss, Claude: “Antropología Estructural” , Eudeba, Bs. As. 1984. Pag. 246.

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llegó un cura que les dijo en una misa que dejaran de hacer lo malo, porque hacían cosas perversas y algunos no les gusto y entonces lo hecharon, y él era un cura consagrado a Dios les dijo que él miraría los campos y hasta donde alcance su mirada se secarían los campos. Se enojaron mucho mas y lo apedrearon entonces él les dijo que los que querían salvarse que tomaran al santo y lo siguieran, que era el Santo San Blas porque esa ciudad se perdería. También nos cuentan que mucho después que se perdió la ciudad había un hombre que era curandero que siempre iba a ese lugar, luego llegan gente de otro lugar y le dijeron que querían saberlo que había pasado ahí. Entonces con la ayuda de ellos pudieron hablar con un espíritu de allí y les dijo que no sabían lo que había pasado porque empezó a correr viento hasta que la ciudad quedó tapada. También les dijo que si existe el puente de oro, pero que no debía decirles en que lugar se encontraba. También cuentan gentes que a ido a veces, pisaban algún hueco y al mirar eran cosas enterradas que se podía ver que tenían muchas cosas; también cuentan que encontraron monedas de oro, algunas bandejas de madera pintada, también cuentan que un hombre encontró una cadena que al tirarla hacia arriba salía, luego era como si alguien la tirara de desde abajo de la tierra para entrarla de vuelta”. Ej.3 “Según la leyenda cuenta de que en el Bañado de los Pantanos era una ciudad toda iluminada, y en esa ciudad existía un sacerdote que todo lo que tocaba lo desaparecía y también existían 14 iglesias hasta que fue desapareciendo de a poco hasta quedar una ciudad sin luz y sin habitantes. También se cuenta de que cualquier hombre que busque el tesoro que se encuentra bajo esas tierras el viento no le permite su paso si es que va para buscarlo. Si va solo sin intenciones de encontrar si, pero si van dos no lo van a encontrar. Tiene que ir solo”. Ej.4 “El mundo perdido. Ahí existían los indios y los alemanes los corrían a los indios porque tenían 3 hornillos. Los alemanes los corrieron 3 veces y cuando se iban los indios volvían de vuelta. Arriba del cerro había una mina de oro y plata, la fundían para hacer barro duro hace unos millones de años. Pero algo quedaron de las iglesias. Habían 7 iglesias y todavía queda algo. Y dicen las gentes: los que van con interés de encontrar algo el viento no lo deja entrar porque es muy fuerte, pero si pasa el viento le borra las huellas y algunos encuentran barros de oro, o algunos encuentran pedazos de plata y todavía queda algo de los hornillos. Y explotaron volcanes de tierra y agua, barro marrón taparon todas las casas donde iba a ser Buenos Aires y llegaron lluvias, viento con tierra fina o como médanos. Había un indio que no quería dejar la CP, lo han ahorcado y se llamaba Jorgelius Sintisis, por eso se llama el sitio es el sobrenombre del indio y ahora no es el tiempo para ir a la CP. Esto fue el día 2-6-72. Ej.5 “En los Bañados de los Pantanos se encuentra un lugar histórico llamado la CP. Dicen que se encuentran cosas antiguas por ej. ollas de barro, plata, oro, piedras pintadas de los indios y también dicen que el que va no puede llegar porque empieza a correr fuertes vientos. Y me contó mi abuela que por allí andaba un hombre a caballo pasando y en eso escucho un llanto, se acerco y vio que era un chiquito que lloraba. Lo subió al caballo y ahí noto que el chico estaba como cubierto de escamas, en realidad eran espinas. Entonces se dio cuenta que era el diablo”.

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Ej.6 “Historia de la CP Se comenta que esta ciudad se perdió por una maldición de un cura que no se llevaba bien con el pueblo. Al irse del pueblo, desde una cierta parte de distancia se dio vuelta y sé maldició hasta donde llegaba la mirada, así se perdió el pueblo. Unas de las historias que me contó mi abuelo dice que un señor en una pelea pegó una trompada en la nuca y la mató (a la mujer). Al comprobarle el crimen lo llevaron a la cárcel. Mientras estaba ahí, contaba una historia que al cruzar por las 7 iglesias perdidas encontró un fuentón muy pesado de color amarillo. Este señor lo levantó y lo llevo en un burro a su casa. Como este le resultaba pesado para el manejo de los chicos se lo llevaron al chiquero de los chanchos. En la cárcel contando esta historia al jefe de la cárcel le llamo la atención y le pidió que le volviera a contar de nuevo la historia. Y haciéndole una propuesta que si le diese ese fuentón que le comento, lo dejaría en libertad. Pero este señor le respondió que primero tendrían que venir a verlo, y así fue se vinieron todos a verlo. Al llegar a la casa, este señor lo hizo sacar del chiquero y al verlo en el estado que estaba, que brillaba y ardía tomo mucho interés, entonces llegaron a un acuerdo que él lo dejaba en libertad y ellos (los policías) llevaban el fuentón, porque el fuentón era de oro”. Ej.7 “Leyenda de Bañados de los Pantanos Según cuenta la leyenda de Bañados de los Pantanos se encuentra un cementerio indígena donde actualmente se pueden encontrar piezas arqueológicas indígenas de gran importancia. El acceso a este lugar es sagrado e inhóspito, a veces resistido por un fuerte viento zonda, que dice la leyenda, son los espíritus indígenas que resisten a curiosos profanadores y es por eso que nunca pueden llegar a ese lugar los que van con intenciones de extraer algo”. Ej.8 “Historia de la CP En la CP había 7 templos. Había oro, mucha riqueza, más grande que la Ciudad de Bs.As. El Rey de Bs.As. vino a pedirle riqueza al Rey de la CP y ‚ no quiso dar nada. Entonces fue una maldición y vino un volcán de barro, se seco todo, quedó únicamente el encanto de la CP. El Rey de la CP se llamaba Anquincruz (hablaba en quichua)”. Ej.9 “Cuenta la leyenda y así la cuentan los bisabuelos, que al norte de los Bañados de los Pantanos, en los Hornillos había una CP por una maldición. Ahí habitaban los indígenas ya civilizados. Había iglesias y existía un cementerio formado con tinajas ya tapadas por una capa de tierra. Algunas de estas tinajas fueron sacadas, y se encuentran pedazos de tejas para adornar. Todo esto fue producto de una maldición que la hecho un rey para que se perdiera la ciudad”. Ej.10 “Se cuenta que Bañado de los Pantanos era una hermosa ciudad, Había un lugar que se llamaba los hornillos donde se fundía el oro que traían del cerro Velazco. Actualmente en ese lugar se encuentran cosas antiguas como por ej. ollas de barros y pequeñas cosas de plata y de oro de nuestros antes pasados. También se dice que las gentes que la gente que hace excavaciones para buscar cosas antiguas nunca encuentra nada pero el que va únicamente para conocer siempre encuentra algo de valor”.

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Ej.11 “Según la leyenda que cuentan las personas mayores, dicen que hace muchos años existía un pueblo donde vivía una tribu de indios y que todo era de oro, tenían una mina en el cerro que transportaban oro. Pero luego llegaron los españoles y quisieron desalojarlos. Entonces el jefe indio deseo que todo se volviera de barro y es así que todo se perdió bajo el lodo y le quedo la CP”. Ej.12 “Según los comentarios de gente que por supuesto supo la historia verdadera, que era una ciudad muy pero muy hermosa, construida por casi todos los trabajadores mineros, que a su vez tenían un líder que era un cura cristiano que les enseñaba todo lo que la Biblia lo indicaba. Pero cierta vez el cura descubría que gente de la ciudad no hacían normalmente. Los aconseja 3 veces seguidas y al no obtener resultados positivos, maldijo a la ciudad y así se perdió la hermosa ciudad bajo una corriente de lodo”. Ej.13 “Existen dos versiones al respecto la CP. Una fue que un integrante sacerdote de allí fue excomulgado y que a su paso todo ardía en llamas. La otra versión más científica, argumenta "que como existía un lago o dique en Los Pozuelos (zona cercana a Bañados) que por alguna causa se rompió y arraso con la ciudad. Dicha Ciudad estaría situada al Norte de Los Bañados de los Pantanos aproximadamente 10 km. cruzando el Río Colorado, a los 200 m. se encuentran las ruinas de la CP. Debido a los elementos encontrados, en esa época constaba de un triángulo y en cada vértice de un mirador (fortín). Uno de los vértices apuntaba hacia el este. Otro hacia el oeste y el otro hacia el sur. Dentro de este triángulo se encontraron vestigios de españoles e indios. Hacia el sudeste de esta construcción habitaban los indígenas, al sudeste se encuentran los restos de construcciones de una iglesia construida con adobes a lo largo de 12 mts x 5 mts de ancho. Entre la iglesia y las viviendas indígenas se encontraba una pequeña laguna que posiblemente se almacenaba el agua para regar algunos cultivos que se realizaban. Encontrándose vestigios de surcos y melgas. Al noroeste del triángulo se puede observar viviendas de tipo coloniales construidas totalmente en adobes suponiéndose que habitaron los españoles. Fuera del triángulo al norte, se encuentra una plataforma con una canaleta, posiblemente era un horno para fundición de metales”. Ej. 14 “Era una ciudad muy grande, grandísima y tenia mucha riqueza, de todo tipo y corría muy mucho el oro. Era tanta la riqueza de la gente que si una moneda de oro se caía al piso nadie se agachaba para juntarla de tanta plata que tenían. Eran por demás vagos, y un sacerdote, viendo la avaricia de estos terratenientes, gente de mucho dinero el cura dijo que los va a castigar, así fue como los maldijo y se perdió la ciudad Cuando alguien extraño, que no es del lugar, entra no sale mas, porque no encuentra las huellas, el viento borra todos los rastros. Era una ciudad muy grande con muchas cosas: hasta tenia hornillos y si uno excava en esos hornillos encuentra tinajas, tejidos. Era una ciudad muy grande y todavía se la ve brillar por la noche. Pero es malo traer las tejuelas, a los espíritus no les gusta y a la noche lo van a ir a buscar para recuperar lo que les pertenece”. Ej. 15

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“Era un gran Imperio, tenia 7 iglesias todas revestidas de oro. Todas sus cosas eran de oro, tinaja con dibujos de oro, todo. Pero al final todo se perdió a causa de un volcán me contaron pero no sé muy bien, otros dicen que por la lluvia o un diluvio, así dicen. No hay que ir con intenciones de buscar porque no se encontrara nada, es una pena ver como una ciudad tan bien hechita esta toda con pozos de los ladrones Se perdió pero bien no se porque Unos estudiantes de arqueología que tienen casa acá en Aimogasta encontraron piedra pómez que son los restos de la explosión del volcán”. Ej. 16 “Yo sé de la Ciudad Perdida porque tenia una abuelita de 106 años que me supo contar muchas cosas de la ciudad encantada. Es una ciudad que viene de muy antiguo. Era una gran ciudad que tenia de todo, era grandísima. Por la ruta que va a Tinogasta mi padre me contó que se veían los pozos frente al cerro, era los túneles de donde sacaban el oro, se veían las herramientas y los grandes pozos. Ahora ya no se encuentra, se lo comió el monte y no se los puede encontrar donde estaban. Tenia 6 templos. Y resulta que había un matrimonio medio separado, medio peleado pero el hombre no quería cortar. Entonces el tipo insistía, insistía pero la mujer no quería saber nada. Así fue, que la mujer que se había cansado fue a hablar con el cura para que intervenga porque el marido era tan altanero y a ella no le hacia ningún caso. El cura fue y le hablo y le dijo que deje en paz a la mujer. Pero el tipo era muy soberbio y no quería entrar en razón Entonces el sacerdote lo maldijo y el tipo de fue de la ciudad y por donde iba caminando todo lo que miraba se secaba, todos los vegetales secos y todo se seco, nunca mas hubo vegetación. Hoy en día, por el puesto de Oriundi todavía se puede ver todo seco. En la CP se encuentran tinajas, cráneos hilos de llama, toda la gente de Bañado tienen cosas Una vez paso un hombre que había salido a buscar un burro que se le había perdido. Y vio un canal de metal, de oro, hizo la marca y cuando volvió con el burro había desaparecido. Yo estuve acá pero este no es el lugar. Cuando uno va caminando con interés de encontrar algo, por el lodo ya no esta la traza: lo ataca el viento blanco que no deja ver nada, uno se queda perdido”. Ej. 17 “Sé que era una ciudad muy rica, que tenia 7 iglesias que venían del tiempo de los indios, eran de oro y era gente que tenia una gran avaricia. Tenían una fundición de oro donde fabricaban todo. Algunos vieron los canales por donde corría el oro. La gente de Bañado encuentra montones de cosas, encuentra muertos vestiditos con la ropa bien conservadita se ven los hilos de llama y guanaco Encuentran las cosas cuando van a buscar animales que se perdieron o cuando van a cazar liebres o suris. Cuando uno va con intención no encuentra y el viento de polvo blanco te envuelve y uno no puede ver nada y termina perdido”. Ej. 18 “Es la ciudad perdida, así la conocen acá, los viejos mas viejos que mi viejo. Ahora el río no tiene agua, tiene de mayo/agosto, Cuando el río tiene agua, viene con un ruido feo, un ruido malo, y la ciudad esta del otro lado. Para acá no viene nadie, y no sé a donde va este camino. Es el camino de la Ciudad Perdida. Todas las tardes al caer el sol, aparece una ciudad con sus edificios, iglesias y gente, se ve perfectamente. Todo termino porque hubo un cura que maldijo la ciudad (no se porque) y que se fue de ahí, y todos los arboles y pastos se fueron secando ante su paso, eso todavía se puede ver. Hay oro enterrado mas allá... y al que lo quiere encontrar le

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aparecen vientos en remolinos y lluvias que solo caen en el lugar. Así es como lo indios defienden sus lugares donde están, y el que no lo quiere encontrar eso no le pasa”. Ej. 19 “Es la CP, existe pero no se la ve. La CP esta acá pero no la vas a ver ni encontrar. Yo acá no me quedo y menos a dormir. Acá no me quedo ni adentro de una casa. Acá hay fantasmas que aparecen. A la noche, en algunas horas se los ve a todos trabajando, haciendo sus cosas, todos en sus tareas. Hay fantasmas, ruidos de cadenas, todas esas cosas... La Ciudad Perdida terminó con una gran crecida. Por acá también hay diablos, al que Uds. le dicen "linyera" y se puede transformar en cualquier cosa, en personas, animales, plantas. Te atrapan y no te sueltan más”. Ej. 20 “Escuche decir que la CP era una ciudad muy grande que se perdió. Se encuentra oro, la gente era muy corrupta. Los antiguos cuando iban con una carreta por el lugar le tenían que poner una palos para arrastrar para ir dejando la huella, para no perderse. El gran viento todo lo borra. Dicen que se perdió porque había una fiesta del Santo Patrono y un hombre que siempre se llevaba mal con la mujer, la degolló delante de la imagen del Santo Patrono. El cura viendo eso maldijo la CP y así se perdió con todos sus habitantes. Eso es lo que dicen los mas viejitos”. Ej. 21 “De noche se sentía ruido de asfalto hermoso. Se llamaba... se llamaba. No es Londres, ya va a venir... No es Londres. Venían ruidos de carruajes, de autos, de animales, la gente que anda por ahí ve vestigios. Se encuentran todas cosas lindas de la ciudad, y cuando uno separa algo y lo deja al rato ya no esta más. Desaparecen. Se encuentran jarritas, caritas, piedras con forma de hombre. Todo el material que utilizaban, adornos de piedra. Era gente de antes de la colonización, no creo que eran indios. Los indios eran muy rústicos, por más inteligentes que eran, eran muy rústicos. Pero los que vinieron de otras naciones eran industriosos, tenían su cierta cultura. Sobre la perdición de la ciudad hay varios comentarios. Esta la Maldición. Dicen que fue una maldición. Tiene que ser alguna persona que lo hizo... Ej. 22 “Vivían los indios. Mi papa sabia contar que ha venido un volcán de barro, ha venido y... y todo eso se ha tapado. Hay mucha teja trabajada, mucho cobre...” Ej. 22 “Ud. quiere saber sobre la Iglesia de la Ciudad Perdida? En ese lugar vivían los indios o los españoles. Mas o menos por 1904 lo han descubierto a la ciudad que se perdió por algún terremoto. Eso se puede saber por ver como ha quedado el campo, los arboles secos, con las raíces al aire, como cavados por el viento. Tuvo que ser un volcán o alguna cosa. Se dicen anteriormente cuando la gente se iba a fuera, se dice que apenas estaban ahí, se asomaban los vientos blancos,

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dicen que eran vientos, que no loas dejaban sacar nada si te agarra no se sabe a donde vas a ir con los médanos y lodo, todo volando. En la ciudad perdida se encuentra cobre, cerámica de varias variedades, hay una finitas con dibujos para enterrar a los que morían, y otras que eran seguro para sus comidas. Se habla según la leyenda, dicen que los españoles tenían cofres de oro y los enterraron hay muchos cofres de oro. Cuando uno mira por ahí pareciera como que se hubiera perdido el mundo y que todo termino y hubieras una nueva generación. Cuando nos tape el Tata Dios, se van a decir, ahí vivían los indios. Así van a decir de nosotros. Así habrá sido y viene una nueva generación de nuevo. La ciudad se ve que era una ciudad muy muy grande. Hay muy muchos restos. Ej. 23 Sale oro en los hornillos, los que lo han encontrado lo han visto. Hay tinajas muy floreaditas y los ponían a los muertos con cenicita. Si ud. ve unos carboncitos ahí }hay que escarbar un poquito y va a encontrar. Es claro que a veces no se encuentra nada. Porque hay encantos. Ud por un suponer separa una jarritas para llevar y ya no están. Ya no se las pueden ver. Se los ve y después se desaparecen por los encantos. Ese es el asunto alla. Como sabia ser la gente de alli, no me recuerdo, no me recuerdo. Es cosa que paso hace muchos siglos que se perdió. Habrá sido maldición que dicen, todo se ha secado y perdido. Eran muchas las viviendas de ellos, digo, opino yo. EJ 24 “Eran de antes, eran los fundadores de Los Hornillos. No mucho me contaron. Mi marido fue hasta allá, yo no fui nunca. Lo que me contaron es que hasta las plantas venían de oro. Que nadie de afuera podía entrar, como que la guardaba un encanto, y cuando fue el diluvio hubo un indio.... que como se llamaba? No me acuerdo el nombre del indio... Pero el cura maldició al indio y ha quedado sin bautismo y por e}donde iba el indio se iban secando las plantas por la maldición que le echo el padre. Y por eso ha quedado todo seco. El maestro, el alma andaba perdida por eso se ha formado el Zonda. Gilanco era el nombre del indio, cuando venia el Zonda era su respiración que venia, el resuello de Gilanco, y yo le digo esto pero ni conozco Los Hornillos. Habrán sido indios nomás, por acá habían muchos ríos y cuando los indios peleaban con os españoles los caballos se empantanaban por eso le dicen bañado de los pantanos. Un diluvio tuvo que venir. Decían muchos que encontraban varias cosas de oro, pero después ya no. Sí Ud. cava sé encue4ntran los indios sepultados en sus tinajas. Hace unos años cuando preparábamos la tierra del comino mi marido vio como un poco en la tierra. Excavo alrededor y aparecieron tres tinajas muy grandes, una al lado de otra. Todas tenían indios, con unas trenzas nuevitas, los hilos de color verde, rojo o como recién teñido y unas cositas verdes, como unos collaritos, pero ya no tenían el hilo. Estaban las cabezas, sus huesos, todo enterito, pero cuando el aire le dio de golpe a las vasijas se partieron en muchos pedazos. Después sé que vinieron del Museo y los compraron y se los llevaron. No los vimos más”.

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Ej.25 En la Ciudad Perdida se ve que El Horno tenía 3 capas y no es de adobe. Y tenían las cositas ellos. Morteros de piedra. Y dicen que los enterraban con oro, pero los enterraban a los indios asi no mas, pobrecitos como nosotros, no tenían nada ellos. Pero en el Horno, que es la puerta de la mina, ahí tiene que estar la riqueza enterrada. Muchas veces la gente encuentra anillos, collares con virgencitas. Vaya uno a saber quien eran esos indios. Pero vino una ola de barro que lo ha tapado todo. Vino mucho agua y la ola de barro lo tapo todo, era muy grande, tenían 7 iglesias pero yo conozco 2 nomás. Todavía hay por ahí un montón de leña. Hace 40 años que ando por ahí pero nunca halle nada. Pero algo tiene que haber por ahí. Tengo un compadre que maneja una topadora, yo le pedí que me ayude a cavar con la topadora en la boca de la mina, a pala no se puede. De pedo uno encuentra algo, si lo busca uno no encuentra nada, es el encanto que le dicen”

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